[LIBRE; Ébano - Johannes] "Como último recurso...." -Continuación de quest; anteriormente mastereado-
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[LIBRE; Ébano - Johannes] "Como último recurso...." -Continuación de quest; anteriormente mastereado-
Off rol: abrí con ese título, que me pareció correcto. Cualquier cosas, me dicen y edito, espero haberlo ambientado bien. La imagen es orientativa.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] Omitan la vegetación tropical. Todo estaría rodeado de árboles de gran tamaño, frondosas copas y recias ramas que soportarían la construcción más arriba.
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"-Si buscas una esperanza de vida para ese hombre... Será mejor que te apresures a ir hasta Sandorai. En Lunargenta no hay antídotos. Puedo llevarte en mi caballo. Mi nombre es Risnel, apra servirle y si mi señor me permite. No puedo acompañarla me temo, pero os daré mi caballo y cuando regreses a Lunargenta, espero que te lleves a la joven Isell. Un orfanato no es para ella..."
Las palabas del elfo resonaban en la cabeza de Ébano mientras cabalgaba. Heral había comentado que el elfo Finrod había fallecido "Normal..." -pensó ella. Con todo el ajetreo de aquella movida noche hubiese sido raro que hubiese sobrevivido. Y el vil asesino había terminado por cobrarse las vidas del hijo del forense, la vida de Finrod.. Y la de su compañero...
Sacudió la cabeza para no pensar más aquello.
Tras escuchas a los guardias en el umbral de la cripta había tomado su decisión, apartó todo pensamiento ajeno y se centró en el cometido que ahora llevaba a cabo. Por si se daba la casualidad de ser un veneno extraño y encontrar una solución, había aceptado llevar a Johannes a Sandorai, aunque había asumido su fatal destino, muy a su pesar.
Un código de.. Moral u honor, al modo de Ébano era el que regía sus actos, y no cabía en su cabeza el hecho de dejar tirado así a un compañero, al igual que con la muchacha muda. No iba a dejarla en un orfanato después de saber que su protector falleció, de lo mal que lo estaría pasando por ello, y de que Ian podría reclamar su custodia. De modo que aquella noche, aceptó ante Risnel custodiar a Isell y llevar a Johannes al corazón de Sandorai.
Había cogido el caballo del elfo, había subido a Johannes a él, entre ella y las riendas, para que no se cayese. Sentía su cuerpo frío, y no era por la noche, aunque procuraba no pensar en ello. Había cogido también una recia capa que vio por la cripta
Emprendió su viaje al trote por las afueras, y cuando ya se alejó de las escasas viviendas y alderas, echó a galopar en la noche. El viento le revolvía el pelo, trataba de mantener a Johannes, y por suerte la Luna estaba alta aún en el cielo. Tenía unas horas para llegar.. Esperaba que fuesen suficientes.
Cabalgó atravesando colinas, montículos, alguna montaña... Y poco a poco comenzó la vegetación a verse más verde, más frondosa. Los escasos viajeros que vio el poco rato que siguió los caminos para evitar preguntas, comenzaron a ser de orejas picudas, lo cual le decía que llegaba a su destino. Estaba cansada y tenía sed, pero no quería detenerse.....
La Luna casi había desaparecido, pero por suerte se pudo internar ya en un bosque frondoso, el de Sandorai, esperaba. La vegetación al menos era la misma, según recordaba de su anterior visita. Súbitamente recordó su encuentro con el otro elfo, con Sydara, y recordó que se dirigía a estos parajes... Sacudió la cabeza y frenó un poco. Se acercaban por el camino y decidió preguntar, no estaba el momento para ser orgullosa llevando así a su compañero...
-Perdonen. ¿Estoy entrando a Sandorai? Me indicaron una sala de curas, ¿hospital? Es urgente. -dijo a unos guardias que patruyaban por allí al parecer. - Sí. Sigue el camino, pasa dos claros, te internarás en Sandorai.. Verás una plataforma central sobre un árbol. Es ahí. -dijeron sin mucho entusiasmo, supuso ella, extrañados de ver su situación allí en medio. Asintió y dio las gracias, y prosiguió su camino, adentrandose en los claros y buscando con la mirada la sala médica.
Todas eran similares, construcciones en madera en los árboles, todas de recursos naturales... Absorta como estaba, llegó en seguida, sin darse cuenta. Frenó casi de golpe y la miró en lo alto.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] Una construcción en madera, alta en un árbol, con faroles al fin de la escalera.. y gente arriba, de un lado para otro, pudo ver varias camas. "Ha de ser aquí.." - pensó.
Cogió a su compañero en brazos, haciendo acopio de la fuerza de su raza y subió hasta la primera puerta.
-Buenas noches.. Vengo desde Lunargenta. Risnel me aconsejó venir, porque creo que mi amigo puede estar envenenado y no... muerto. Es humano, no sé que veneno le dieron... Tienen que ayudarme, por favor. -dijo apresuradamente a una pareja de elfos que estaban junto a la entrada. Odiaba pedir ayuda, y era consciente de que su rostro era un completo croquis de "la necesidad" como concepto. Tragó salida y espero.
Última edición por Ébano el Lun Ago 11 2014, 16:56, editado 5 veces
Ébano
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Re: [LIBRE; Ébano - Johannes] "Como último recurso...." -Continuación de quest; anteriormente mastereado-
Aunque el mundo fuera de mi continuaba su marcha, yo no podía oír, escuchar o sentir nada. No tenia la idea del donde me encontraba o lo que había pasado conmigo en realidad. ¿Se trataba todo de una simple pesadilla..? una pesadilla de la cual no podía escapar por más que lo desease. Quizás había muerto después de los sucesos en el cementerio y ahora mi cuerpo inerte y en descomposición se encontraba tres metros bajo tierra, bajo una tonta lapida con tan solo mi nombre escrito en ella. Si realmente esta fuese "la otra vida" entonces seria mucho mas terrible de lo que hubiese imaginado.
Mis manos cubrían mi rostro y cerraban mis ojos por completo. Me encontraba arrodillado sobre algún charco pues podía sentir la humedad en mis pies y bajo mis rodillas. Retire las manos de mi rostro y abrí ampliamente los ojos ante tal sorpresa. La cristalina superficie del agua reflejaba mi imagen, pero no era la misma que siempre había visto o recordado. Toque mi rostro delicadamente para cerciorarme. Lo confirme. Aquel niño de cabellos oscuros y aparentes 8 años... era yo.
Levante la vista sumamente confundido. todo la superficie era solo agua cristalina y todo lo demás, mera oscuridad. Dirigí mi vista en diferentes direcciones para intentar encontrar algo visualmente pero parecía inútil, estaba totalmente solo. Una voz femenina parecía llamarme con desesperación. Aquel timbre de voz resonó fuerte sobre mi mente como un agudo dolor de cabeza. Comencé a correr hacia donde provenía dicho sonido.
Dentro de poco tiempo me tope con una pequeña y acogedora cabaña. Ya había estado ahí, algo me lo decía. Mi cabeza comenzó a retumbar como golpeada desde adentro por un martillo. Intente sujetarla con las manos para evitar que estallara. Cerré los ojos con fuerza e intente hacer llegar ese recuerdo reprimido. Ahora lo sabia, esa cabaña frente a mi, era donde había vivido. Donde me había desarrollado como un niño. Donde vivía con mis padre y mi pequeña hermana, justo antes de que aquella desgracia nos golpeara. Solté mi cabeza y abrí los ojos para después avanzar a pasos pequeños hacia la ventana de la casa.
La ventana emanaba un calido y vivas brillo tras sus lindas cortinas de seda bordadas detalladamente por algunas diestras manos artesanas y su aire desprendía un delicioso y reconfortable aroma de algún sabroso platillo recién preparado. Estaba entusiasmado, quería echar un vistazo al interior. Para mi desgracia, desgarradores gritos salían del interior de la cabaña, procedidos de un misterioso y abrumador silencio. Retrocedí un paso asustado y adelante mis brazos como protegiéndome de algo. De repente, la cabaña comenzó a arder de forma violenta y destructiva. Las llamas comenzaban a consumirlo todo. Quería hacer algo y evitar esta catástrofe, pero mis pies no respondían, estaba petrificado.
La puerta del hogar se abría lentamente. De las llamas aparecía una misteriosa y aterradora figura avanzando hacia mi. - ¿Que..? ¿Quien eres tu? Pregunte con una voz temblorosa. La figura se acerco cada vez más hacia mi y por fin pude verlo. Se trataba de mi, pero ese no era yo pues yo estaba frente a él, asustado y confundido. Su cabello blanco y desordenado. El resplandor carmesí de su maldita mirada tan fría como un tempano. Sus oscuras ropas adornadas por aquella brillante pero agresiva armadura recubriendo sus extremidades y aquellas afiladas armas, peligrosamente blandiéndose en sus manos, empapadas en sangre. - No lo entiendo... Soy yo, pero aun así, estas ahí, frente a mi. Dije con mi infantil y sollozante voz.
- Te equivocas... Yo no soy tu y tu no eres yo. Dijo el hombre frente a mi desinteresado, con un timbre tan despreciable como macabro. Mire a sus espaldas y como el que fue mi hogar, se quemaba. - Tu... has matado a mi familia... Las lagrimas comenzaban a correr por mis mejillas. Yo no quería permitirlo pero me fue imposible detenerlas. - No Johannes... Fuiste tu quien permitió eso. Mientras hablaba, se aproximaba cada vez mas hacia mi. Estaba aterrado, quería huir de él, pero algo sujetaba con fuerza mis pies al suelo. Mi respiración se agito súbitamente y mi corazón parecía intentar escapar por mi boca. - !Yo era solo un niño! Reclame en un intento por justificarme, mientras el llanto afloraba con mas fuerza.
El sujeto se detuvo a un par de pasos frente a mi. Me observo sin ninguna expresión aparente y dijo una frase más. - Descuida. No habrá más culpas. Acto seguido, el asesino clavo su katar sobre mi pecho. El dolor doblo mi espina de una forma casi improbable. Aquel sujeto retiro su arma de mi pecho pero no se detendría, continuo clavándola una y otra vez sobre mi carne. Quería gritar, quería caer, quería morir, pero nada de eso pasaba. El aire había abandonado mis pulmones. Mi vista se enfocaba en como el asesino apuñalaba mi pecho cada vez con mas furia y saña. Mi sangre teñía el agua de un intenso color rojo pero el consuelo de la muerte no llegaba.
La oscuridad se transformaba. Mutaba en formas de bestias con grandes fauces y ojos resplandecientes tales como los del asesino. Cada una se turnaba para arrancar un trozo de mi piel, mis músculos y mis extremidades. El sufrimiento, el dolor, no terminaban de ningún modo. Aun cuando cada uno de mis brazos y piernas hubiesen sido arrancados, estos parecían volver a crecer y todo se reanudaba.
Mis manos cubrían mi rostro y cerraban mis ojos por completo. Me encontraba arrodillado sobre algún charco pues podía sentir la humedad en mis pies y bajo mis rodillas. Retire las manos de mi rostro y abrí ampliamente los ojos ante tal sorpresa. La cristalina superficie del agua reflejaba mi imagen, pero no era la misma que siempre había visto o recordado. Toque mi rostro delicadamente para cerciorarme. Lo confirme. Aquel niño de cabellos oscuros y aparentes 8 años... era yo.
Levante la vista sumamente confundido. todo la superficie era solo agua cristalina y todo lo demás, mera oscuridad. Dirigí mi vista en diferentes direcciones para intentar encontrar algo visualmente pero parecía inútil, estaba totalmente solo. Una voz femenina parecía llamarme con desesperación. Aquel timbre de voz resonó fuerte sobre mi mente como un agudo dolor de cabeza. Comencé a correr hacia donde provenía dicho sonido.
Dentro de poco tiempo me tope con una pequeña y acogedora cabaña. Ya había estado ahí, algo me lo decía. Mi cabeza comenzó a retumbar como golpeada desde adentro por un martillo. Intente sujetarla con las manos para evitar que estallara. Cerré los ojos con fuerza e intente hacer llegar ese recuerdo reprimido. Ahora lo sabia, esa cabaña frente a mi, era donde había vivido. Donde me había desarrollado como un niño. Donde vivía con mis padre y mi pequeña hermana, justo antes de que aquella desgracia nos golpeara. Solté mi cabeza y abrí los ojos para después avanzar a pasos pequeños hacia la ventana de la casa.
La ventana emanaba un calido y vivas brillo tras sus lindas cortinas de seda bordadas detalladamente por algunas diestras manos artesanas y su aire desprendía un delicioso y reconfortable aroma de algún sabroso platillo recién preparado. Estaba entusiasmado, quería echar un vistazo al interior. Para mi desgracia, desgarradores gritos salían del interior de la cabaña, procedidos de un misterioso y abrumador silencio. Retrocedí un paso asustado y adelante mis brazos como protegiéndome de algo. De repente, la cabaña comenzó a arder de forma violenta y destructiva. Las llamas comenzaban a consumirlo todo. Quería hacer algo y evitar esta catástrofe, pero mis pies no respondían, estaba petrificado.
La puerta del hogar se abría lentamente. De las llamas aparecía una misteriosa y aterradora figura avanzando hacia mi. - ¿Que..? ¿Quien eres tu? Pregunte con una voz temblorosa. La figura se acerco cada vez más hacia mi y por fin pude verlo. Se trataba de mi, pero ese no era yo pues yo estaba frente a él, asustado y confundido. Su cabello blanco y desordenado. El resplandor carmesí de su maldita mirada tan fría como un tempano. Sus oscuras ropas adornadas por aquella brillante pero agresiva armadura recubriendo sus extremidades y aquellas afiladas armas, peligrosamente blandiéndose en sus manos, empapadas en sangre. - No lo entiendo... Soy yo, pero aun así, estas ahí, frente a mi. Dije con mi infantil y sollozante voz.
- Te equivocas... Yo no soy tu y tu no eres yo. Dijo el hombre frente a mi desinteresado, con un timbre tan despreciable como macabro. Mire a sus espaldas y como el que fue mi hogar, se quemaba. - Tu... has matado a mi familia... Las lagrimas comenzaban a correr por mis mejillas. Yo no quería permitirlo pero me fue imposible detenerlas. - No Johannes... Fuiste tu quien permitió eso. Mientras hablaba, se aproximaba cada vez mas hacia mi. Estaba aterrado, quería huir de él, pero algo sujetaba con fuerza mis pies al suelo. Mi respiración se agito súbitamente y mi corazón parecía intentar escapar por mi boca. - !Yo era solo un niño! Reclame en un intento por justificarme, mientras el llanto afloraba con mas fuerza.
El sujeto se detuvo a un par de pasos frente a mi. Me observo sin ninguna expresión aparente y dijo una frase más. - Descuida. No habrá más culpas. Acto seguido, el asesino clavo su katar sobre mi pecho. El dolor doblo mi espina de una forma casi improbable. Aquel sujeto retiro su arma de mi pecho pero no se detendría, continuo clavándola una y otra vez sobre mi carne. Quería gritar, quería caer, quería morir, pero nada de eso pasaba. El aire había abandonado mis pulmones. Mi vista se enfocaba en como el asesino apuñalaba mi pecho cada vez con mas furia y saña. Mi sangre teñía el agua de un intenso color rojo pero el consuelo de la muerte no llegaba.
La oscuridad se transformaba. Mutaba en formas de bestias con grandes fauces y ojos resplandecientes tales como los del asesino. Cada una se turnaba para arrancar un trozo de mi piel, mis músculos y mis extremidades. El sufrimiento, el dolor, no terminaban de ningún modo. Aun cuando cada uno de mis brazos y piernas hubiesen sido arrancados, estos parecían volver a crecer y todo se reanudaba.
Johannes
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Re: [LIBRE; Ébano - Johannes] "Como último recurso...." -Continuación de quest; anteriormente mastereado-
Una elfa de cabello dorado con un vestido de color grisáseo plateado se encontraba allí, y al observar a una joven llevara un sujeto herido que venía desde las sombras, encapuchada, llamó la atención de sus compañero, quien poseía una vestimenta de color similar. Tenía llamativos ojos de color azul verdoso. Se apresuraron a ir a ayudar a la que llegaba a pedir ayuda, antes de que comenzara a subir a escalera.
-Ve a preparar una habitación Rielsh-ordenó con una voz suave el elfo ayúdando a cargar con el peso del herido-Por aquí mucha... ¿Eres vampiro?-preguntó con una sorpresa divertida.
Pronto ingresaron a la casa de madera que no era muy grande hacia un gran hall donde habian grandes sillones y mesitas de té, velas arománticas y cosas de sanación y esos temas para los creyents de magia y buenas energías. El lugar sólo contaba con un par de habitaciones grandes y en cada una cuatro camas. Habían grandes ventanales y el lugar estaba iluminado con lámparas de aceite de colores extraños, pero inspiraban un ambiente de tranquilidad y armonía.
-Conozco, conocemos a Risnel... Antes sirvió acá y tiene suerte si reconoció que este joven ha sido envenenado. Cualquiera le hubiese enterrado con vida....-dijo el elfo y miró a su compañera que empezaba a buscar elementos entre frascos, hierbas de estantes y sacar pócimas de muebles. No había nadie en el cuarto.
No había nadie más que ellos en ese cuarto, y en otra de las tres habitaciones de cama, habían algunas personas, y otro trío más de médicos elfos.
-Mi nombre es Odeth-se presentó y supuso que había oído ya el nombre de su compañera-acomodó el cuerpo del peliblanco mientras esperaba que la vampira se presentara, y luego examinó los párpados del herido, revisando pulsos el tono de su piel con aire alarmado del lado opuesto de la cama donde ella se pondría-Dices que ha sido envenenado.. Tengo una noticia buena y otra mala....-dijo soltando un suspiro y miró a Reish, que acabó de terminar de colocar cosas en la mesa de cabecera de la cama-Por favor, trae Amodentri e infusión de Soyhia...-pidió y volvió la vista a la mujer-La buena es que podemos salvarlo, pero la mala, es que quedará ciego...-dijo bajando la vista un poco mientras pensaba como continuar.
-Acá está Odeth... debes apresurarte. Iré a ver cómo se encuentra mi paciente acá lado...-anunció la elfa y se retiró del cuarto mientras el elfo asentía. Alzó la vista a los cuencos y sustancias. que empezó empezó a tomar y hacer mezclas-Pero, descuida, no será algo permanente-agregó con una sonrisa a la joven e piel pálida-Durará como mucho una semana su ceguera, y la luz le será muy molesta. Es muy peligroso cuando se mezclan venenos de lo que le han dado...-
Terminó de mezclar tres sustancias, y alzó el rostro del joven un poco, para darle a beber unas tres gotas de la misma. Apartó el cuenco y lo dejó a un lado en la mesa y luego volvió a apoyarle la cabeza sobre la almohada.
Hecho esto, señaló una manta doblada a los pies del humano y luego la sustancia.
-Lo mejor es que esté como mínimo dos noches aquí. La sustancia reavivará la vitalidad de su cuerpo y disminuirá el veneno en su sangre. Pasadas unas horas despertará. SI te quedas, puedes correr las cortinas de la ventana. Cuando despierte, dale a que beba tres gotas de ese cuenco-indicó.
Esperó unos momentos en silencio, y e acercó a tomar el pulso del joven con una media sonrisa, contento de que la pócima funcionara.
-He de retirarme ahora. Estaré acá afuera por si necesitas algo. Deberías descansar-se incorporó secándose el sudor de su frente, y salió del cuarto sin esperar respuesta. Parecía agotado después de una dura jornada.
Mas tarde, Risnel ingresó a la habitación saludando con una leve inclinación a la vampira, y alternó la mirada al peliblanco, sin hacer gesto alguno, dando a entender que todo marchaba bien. Traía en sus manos una botellita con una sustancia de color sangre y al acercarse, guiñó el ojo y tendió a las manos de ella la bebida.
-Sé que los tuyos beben sangre, así que creo que esto te gustará.Tiene luna mezcla con una sustancia sana que da un buen sabor. Se asemeja al licor, pero no te producirá mareos ni nada-con una ultima mirada, sonrió y se retiró del cuarto.
Acá finalizo mi participación con master 2.
Johannes: sé que podrá bastarte un rol enceguecido. Se que podrás darle interés.
Un placer.
-Ve a preparar una habitación Rielsh-ordenó con una voz suave el elfo ayúdando a cargar con el peso del herido-Por aquí mucha... ¿Eres vampiro?-preguntó con una sorpresa divertida.
Pronto ingresaron a la casa de madera que no era muy grande hacia un gran hall donde habian grandes sillones y mesitas de té, velas arománticas y cosas de sanación y esos temas para los creyents de magia y buenas energías. El lugar sólo contaba con un par de habitaciones grandes y en cada una cuatro camas. Habían grandes ventanales y el lugar estaba iluminado con lámparas de aceite de colores extraños, pero inspiraban un ambiente de tranquilidad y armonía.
-Conozco, conocemos a Risnel... Antes sirvió acá y tiene suerte si reconoció que este joven ha sido envenenado. Cualquiera le hubiese enterrado con vida....-dijo el elfo y miró a su compañera que empezaba a buscar elementos entre frascos, hierbas de estantes y sacar pócimas de muebles. No había nadie en el cuarto.
No había nadie más que ellos en ese cuarto, y en otra de las tres habitaciones de cama, habían algunas personas, y otro trío más de médicos elfos.
-Mi nombre es Odeth-se presentó y supuso que había oído ya el nombre de su compañera-acomodó el cuerpo del peliblanco mientras esperaba que la vampira se presentara, y luego examinó los párpados del herido, revisando pulsos el tono de su piel con aire alarmado del lado opuesto de la cama donde ella se pondría-Dices que ha sido envenenado.. Tengo una noticia buena y otra mala....-dijo soltando un suspiro y miró a Reish, que acabó de terminar de colocar cosas en la mesa de cabecera de la cama-Por favor, trae Amodentri e infusión de Soyhia...-pidió y volvió la vista a la mujer-La buena es que podemos salvarlo, pero la mala, es que quedará ciego...-dijo bajando la vista un poco mientras pensaba como continuar.
-Acá está Odeth... debes apresurarte. Iré a ver cómo se encuentra mi paciente acá lado...-anunció la elfa y se retiró del cuarto mientras el elfo asentía. Alzó la vista a los cuencos y sustancias. que empezó empezó a tomar y hacer mezclas-Pero, descuida, no será algo permanente-agregó con una sonrisa a la joven e piel pálida-Durará como mucho una semana su ceguera, y la luz le será muy molesta. Es muy peligroso cuando se mezclan venenos de lo que le han dado...-
Terminó de mezclar tres sustancias, y alzó el rostro del joven un poco, para darle a beber unas tres gotas de la misma. Apartó el cuenco y lo dejó a un lado en la mesa y luego volvió a apoyarle la cabeza sobre la almohada.
Hecho esto, señaló una manta doblada a los pies del humano y luego la sustancia.
-Lo mejor es que esté como mínimo dos noches aquí. La sustancia reavivará la vitalidad de su cuerpo y disminuirá el veneno en su sangre. Pasadas unas horas despertará. SI te quedas, puedes correr las cortinas de la ventana. Cuando despierte, dale a que beba tres gotas de ese cuenco-indicó.
Esperó unos momentos en silencio, y e acercó a tomar el pulso del joven con una media sonrisa, contento de que la pócima funcionara.
-He de retirarme ahora. Estaré acá afuera por si necesitas algo. Deberías descansar-se incorporó secándose el sudor de su frente, y salió del cuarto sin esperar respuesta. Parecía agotado después de una dura jornada.
Mas tarde, Risnel ingresó a la habitación saludando con una leve inclinación a la vampira, y alternó la mirada al peliblanco, sin hacer gesto alguno, dando a entender que todo marchaba bien. Traía en sus manos una botellita con una sustancia de color sangre y al acercarse, guiñó el ojo y tendió a las manos de ella la bebida.
-Sé que los tuyos beben sangre, así que creo que esto te gustará.Tiene luna mezcla con una sustancia sana que da un buen sabor. Se asemeja al licor, pero no te producirá mareos ni nada-con una ultima mirada, sonrió y se retiró del cuarto.
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Ébano: He omitido a Isell, en todo caso te habrían dicho que regreses al día siguiente. Si decides adoptarla, puedes crear ficha de pnj. La joven te tendrá aprecio y te querrá como a una hermana mayor.Acá finalizo mi participación con master 2.
Johannes: sé que podrá bastarte un rol enceguecido. Se que podrás darle interés.
Un placer.
Ansur
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Re: [LIBRE; Ébano - Johannes] "Como último recurso...." -Continuación de quest; anteriormente mastereado-
El elfo mandó preparar una cama para Johannes, mientras le ayudaban con el peso de su compañero.
-Ve a preparar una habitación Rielsh. Por aquí mucha... ¿Eres vampiro? -dijo indicándole, y luego, sorprendido. -¿Tanto se nota...? -dijo ella con una sonrisa un tanto amarga de lado, mostrándole parte de sus colmillos.
Seguidamente y sin prestar atención a demasiadas cosas, se internaron en una de las salas con muchas camas. Abalorios, velas y aceites esenciales dotaban al lugar de un ambiente relajado, casi soporífero. Ella se dejó embriagar por los aromas y el calor hospitalario, le pesaban los párpados, llevaba... No sabía ni cuanto llevaba sin dormir, y encima empezaba a manecer, con lo que tenía aún más sueño. Pero en ese momento, daba igual, se frotó los ojos y suspiró mientras la elfa iba a buscar frascos a un estante.
-Conozco, conocemos a Risnel... Antes sirvió acá y tiene suerte si reconoció que este joven ha sido envenenado. Cualquiera le hubiese enterrado con vida....
-De modo que hay esperanzas.. -dijo medio en voz alta, medio para sí. Acomodó a Johannes en una cama y ella se sentó al borde de la misma.
-Mi nombre es Odeth. - dijo él. Ella le devolvió el saludo y presentación inclinando la cabeza un tanto y con media sonrisa- Me suelo presentar como Ébano, Odeth. Gracias a ambos por ayudar a mi amigo..
-Dices que ha sido envenenado.. Tengo una noticia buena y otra mala..Por favor, trae Amodentri e infusión de Soyhia..La buena es que podemos salvarlo, pero la mala, es que quedará ciego... -ella, que había estado observando a su compañero alzó el rostro de pronto. - ¿Ciego...? -se sintió palidecer, pensando que la culpa era suya por no haber llegado a tiempo a la cripta.
-Pero, descuida, no será algo permanente. Durará como mucho una semana su ceguera, y la luz le será muy molesta. Es muy peligroso cuando se mezclan venenos de lo que le han dado.. -ella asintió con la cabeza a las indicaciones- Lo mejor es que esté como mínimo dos noches aquí. La sustancia reavivará la vitalidad de su cuerpo y disminuirá el veneno en su sangre. Pasadas unas horas despertará. SI te quedas, puedes correr las cortinas de la ventana. Cuando despierte, dale a que beba tres gotas de ese cuenco.
Se levantó hacia las ventanas y corrió las cortinas, por si acaso se quedaba dormida. Se acercó al elfo, que terminaba de tomarle el pulso a Johannes, cuyo color empezaba a volver a la normalidad. -He de retirarme ahora. Estaré acá afuera por si necesitas algo. Deberías descansar.
-Gracias por todo, de verdad. -fue a decir algo, abrió la boca, pero el cansancio del elfo era patente, haciendo que se retirase. Ella se reclinó en la cama donde descansaba Johannes y durmió unas horas, y se despertó cuando el elfo entró de nuevo al cuarto.
-Sé que los tuyos beben sangre, así que creo que esto te gustará.Tiene luna mezcla con una sustancia sana que da un buen sabor. Se asemeja al licor, pero no te producirá mareos ni nada. -dijo tendiéndole una botellita con un guiño. Ella sonrió, dio las gracias y bebió un poco; se volvió a reclinar, esta vez sin dormir.
Cuando Johannes se despertara, ella se acercaría lentamente y pondría la mano en su frente, para evitar que se moviese demasiado o algo así. Vertiría tres gotas de aquella medicina que le indicaron, y llamaría a una enfermera, esperando que estuviese mejor..
-Ve a preparar una habitación Rielsh. Por aquí mucha... ¿Eres vampiro? -dijo indicándole, y luego, sorprendido. -¿Tanto se nota...? -dijo ella con una sonrisa un tanto amarga de lado, mostrándole parte de sus colmillos.
Seguidamente y sin prestar atención a demasiadas cosas, se internaron en una de las salas con muchas camas. Abalorios, velas y aceites esenciales dotaban al lugar de un ambiente relajado, casi soporífero. Ella se dejó embriagar por los aromas y el calor hospitalario, le pesaban los párpados, llevaba... No sabía ni cuanto llevaba sin dormir, y encima empezaba a manecer, con lo que tenía aún más sueño. Pero en ese momento, daba igual, se frotó los ojos y suspiró mientras la elfa iba a buscar frascos a un estante.
-Conozco, conocemos a Risnel... Antes sirvió acá y tiene suerte si reconoció que este joven ha sido envenenado. Cualquiera le hubiese enterrado con vida....
-De modo que hay esperanzas.. -dijo medio en voz alta, medio para sí. Acomodó a Johannes en una cama y ella se sentó al borde de la misma.
-Mi nombre es Odeth. - dijo él. Ella le devolvió el saludo y presentación inclinando la cabeza un tanto y con media sonrisa- Me suelo presentar como Ébano, Odeth. Gracias a ambos por ayudar a mi amigo..
-Dices que ha sido envenenado.. Tengo una noticia buena y otra mala..Por favor, trae Amodentri e infusión de Soyhia..La buena es que podemos salvarlo, pero la mala, es que quedará ciego... -ella, que había estado observando a su compañero alzó el rostro de pronto. - ¿Ciego...? -se sintió palidecer, pensando que la culpa era suya por no haber llegado a tiempo a la cripta.
-Pero, descuida, no será algo permanente. Durará como mucho una semana su ceguera, y la luz le será muy molesta. Es muy peligroso cuando se mezclan venenos de lo que le han dado.. -ella asintió con la cabeza a las indicaciones- Lo mejor es que esté como mínimo dos noches aquí. La sustancia reavivará la vitalidad de su cuerpo y disminuirá el veneno en su sangre. Pasadas unas horas despertará. SI te quedas, puedes correr las cortinas de la ventana. Cuando despierte, dale a que beba tres gotas de ese cuenco.
Se levantó hacia las ventanas y corrió las cortinas, por si acaso se quedaba dormida. Se acercó al elfo, que terminaba de tomarle el pulso a Johannes, cuyo color empezaba a volver a la normalidad. -He de retirarme ahora. Estaré acá afuera por si necesitas algo. Deberías descansar.
-Gracias por todo, de verdad. -fue a decir algo, abrió la boca, pero el cansancio del elfo era patente, haciendo que se retirase. Ella se reclinó en la cama donde descansaba Johannes y durmió unas horas, y se despertó cuando el elfo entró de nuevo al cuarto.
-Sé que los tuyos beben sangre, así que creo que esto te gustará.Tiene luna mezcla con una sustancia sana que da un buen sabor. Se asemeja al licor, pero no te producirá mareos ni nada. -dijo tendiéndole una botellita con un guiño. Ella sonrió, dio las gracias y bebió un poco; se volvió a reclinar, esta vez sin dormir.
Cuando Johannes se despertara, ella se acercaría lentamente y pondría la mano en su frente, para evitar que se moviese demasiado o algo así. Vertiría tres gotas de aquella medicina que le indicaron, y llamaría a una enfermera, esperando que estuviese mejor..
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Re: [LIBRE; Ébano - Johannes] "Como último recurso...." -Continuación de quest; anteriormente mastereado-
Después de la oscuridad, aquellas terribles pesadillas y el dolor ahogado que invadía mi cuerpo, todo parecía llegar a su fin. Aquellas imágenes parecían convertirse en cristal roto y caían fragmento a fragmento sobre el suelo, provocando un terrible y estruendoso sonido que resonaba en mi cabeza.
Después de esto, solo la nada.
Mi respiración se volvía cada vez mas notoria y profunda. El color regresaba a mi pálida piel y poco a poco recuperaba la sensación sobre mi cuerpo. Finalmente comenzaba a reaccionar. Mis parpados temblaron rápidamente ante un fuerte impulso eléctrico que recorría mi espalda. Moví un poco los dedos y sentí el suave tacto de algunas cómodas y exquisitas cobijas. Solté un poco de aire que se convirtió en un pequeño alarido. De a poco, comencé a recuperar cada imagen en mi mente sobre los hechos que habían precedido a este letargo.
Recordé los rostros de aquellos sujetos inocentes que habían perdido algo valioso ante nuestra imprudencia y también el de aquellos que nos habían ayudado. Ahora, repentinamente recordaba aquella ultima y borrosa escena. La llegada de la señorita Ebano y la terrible expresión en el rostro de Jorah.- ¿y Si aun continuáramos en ese lugar..? Pensé de muy mala gana en mis adentros. Me sobresalte ante la idea e intente incorporarme, pero la debilidad en mis músculos y un terrible mareo, acompañados por el tacto de una gentil mano, me lo habían evitado. Intente abrir los ojos y descubrir de quien se trataba. Podía sentir mis parpados moviéndose, esforzándose por abrirse, pero por algún motivo todo continuaba sumergido en la oscuridad.
- ¿Donde estoy? ¿Quien esta ahí? Pregunte tranquilamente intentando encontrar alguna respuesta. Gire la mirada en todas direcciones, intentando ver algo. Mi respiración se agito de forma súbita. Comenzaba a perder la paciencia ante no poder ver nada. - Mierda... ¿Porque este lugar esta tan oscuro? Apreté los dientes y empuñe ambas manos. No quería mostrarme de este modo, pero la impresión pasada mantenía el control sobre mi. Estaba muy confundido. Cabía la posibilidad de que realmente aun me encontrara o había pasado la antesala de la muerte.
Después de esto, solo la nada.
Mi respiración se volvía cada vez mas notoria y profunda. El color regresaba a mi pálida piel y poco a poco recuperaba la sensación sobre mi cuerpo. Finalmente comenzaba a reaccionar. Mis parpados temblaron rápidamente ante un fuerte impulso eléctrico que recorría mi espalda. Moví un poco los dedos y sentí el suave tacto de algunas cómodas y exquisitas cobijas. Solté un poco de aire que se convirtió en un pequeño alarido. De a poco, comencé a recuperar cada imagen en mi mente sobre los hechos que habían precedido a este letargo.
Recordé los rostros de aquellos sujetos inocentes que habían perdido algo valioso ante nuestra imprudencia y también el de aquellos que nos habían ayudado. Ahora, repentinamente recordaba aquella ultima y borrosa escena. La llegada de la señorita Ebano y la terrible expresión en el rostro de Jorah.- ¿y Si aun continuáramos en ese lugar..? Pensé de muy mala gana en mis adentros. Me sobresalte ante la idea e intente incorporarme, pero la debilidad en mis músculos y un terrible mareo, acompañados por el tacto de una gentil mano, me lo habían evitado. Intente abrir los ojos y descubrir de quien se trataba. Podía sentir mis parpados moviéndose, esforzándose por abrirse, pero por algún motivo todo continuaba sumergido en la oscuridad.
- ¿Donde estoy? ¿Quien esta ahí? Pregunte tranquilamente intentando encontrar alguna respuesta. Gire la mirada en todas direcciones, intentando ver algo. Mi respiración se agito de forma súbita. Comenzaba a perder la paciencia ante no poder ver nada. - Mierda... ¿Porque este lugar esta tan oscuro? Apreté los dientes y empuñe ambas manos. No quería mostrarme de este modo, pero la impresión pasada mantenía el control sobre mi. Estaba muy confundido. Cabía la posibilidad de que realmente aun me encontrara o había pasado la antesala de la muerte.
Johannes
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Re: [LIBRE; Ébano - Johannes] "Como último recurso...." -Continuación de quest; anteriormente mastereado-
Sumida en el sopor como estaba en aquel ambiente, en unos grandes cojines recostada junto a la cama de Johannes, Ébano dormitaba a ratos, y a otros contemplaba la sala, con el trasiego ocasional de enfermeras, enfermeros y médicos, elfos todos.
Se sentía un tanto extraña allí, sabía que los de su condición no eran del todo bienvenidos, y esperaba no ofenderles en nada, pues no todos eran iguales...
Como le habían indicado, había dado a Johannes tres gotas exactas de aquel cuento que permanecía en la mesita. Cada vez percibía más color en la tez de su compañero, sobre todo desde la última dosis de medicina. Se levantó y se quedó junto a él en la cama. Tocó su mano levemente; ya comenzaba a estar más tibio.
Allí mirándolo como estaba, se dio cuenta de que en realidad, no sabía nada de él, ni él de ella. El trabajo los había llevado a permanecer unos días prácticamente en constante conctacto, mas ninguno conocía demasiado del otro. Tragó y suspiró, y antes de poderse dar cuenta, él se estaba moviendo.
Se revolvía en su sitio, a pesar de la aparente debilidad que mostraba. Movía los párpados, cerraba y abría las manos. Se intentó incorporar, y Ébano posó la mano con suavidad sobre su torso, mientras con la otra sopesaba su temperatura en su frente, que había quedado estable y normal.
- ¿Donde estoy? ¿Quien esta ahí? Mierda... ¿Porque este lugar esta tan oscuro? -dijo apresuradamente, ella podía sentir la respiración acelerada en su pecho y su patente nerviosismo.
-Johannes. Soy.. Soy Ébano. Tranquilizate, todo está bien. -se giró y cogió un poco de agua fresca en un vaso de allí cerca. Se volvió hacia él y puso una mano en su hombro y otra en su brazo, invitándolo a sentarse. -Vamos, incorpórate, beber agua te vendrá bien. -mientras esperaba que lo hiciese, decidió contarle antes de que fuese peor- Hemos salido de la cripta. Estabas... Bueno. Pensé que estabas muerto. Hasta lo di por hecho, pero un soldado, elfo, me aconsejó venir. Estamos en Sandorai, te han curado, has estado bastantes horas inconsciente y, bueno... No puedes ver nada porque.. Durante una semana, según han dicho los médicos, no podrás hacer uso de la vista... Era el precio por tu vida. -dijo cogiéndole la mano. Se sentía realmente tonta, ridícula, no sabía consolar, hacía años que no hacía uso de los modales, sentimientos, de aquel modo. Trató de darle ánimos y quitarle peso al asunto.
-Bueno.. Podemos permanecer aquí unos días, el tiempo que necesites. Deberás confiar en que soy yo, a menos que quieras que te muerda para comprobarlo.. -dijo a modo de broma. Pensó que tal vez él no la quería ahí. Pero ella necesitaba una semana, necesitaba ese mismo tiempo para hacerse a la idea de qué haría a contiuación.
¿Seguir con su búsqueda de su familia? ¿Buscar un trabajo? ¿Una casa? No podía tener a Isell vagando como ella, y no podía dejarla en el orfanato. Sacudió la cabeza y pensó en enviarle una misiva a la muchacha. Miró a Johannes de nuevo y cogió algo de fruta que había allí.
-¿Necesitas algo? ¿Deseas comer? ¿Que llame a los médicos?
Se sentía un tanto extraña allí, sabía que los de su condición no eran del todo bienvenidos, y esperaba no ofenderles en nada, pues no todos eran iguales...
Como le habían indicado, había dado a Johannes tres gotas exactas de aquel cuento que permanecía en la mesita. Cada vez percibía más color en la tez de su compañero, sobre todo desde la última dosis de medicina. Se levantó y se quedó junto a él en la cama. Tocó su mano levemente; ya comenzaba a estar más tibio.
Allí mirándolo como estaba, se dio cuenta de que en realidad, no sabía nada de él, ni él de ella. El trabajo los había llevado a permanecer unos días prácticamente en constante conctacto, mas ninguno conocía demasiado del otro. Tragó y suspiró, y antes de poderse dar cuenta, él se estaba moviendo.
Se revolvía en su sitio, a pesar de la aparente debilidad que mostraba. Movía los párpados, cerraba y abría las manos. Se intentó incorporar, y Ébano posó la mano con suavidad sobre su torso, mientras con la otra sopesaba su temperatura en su frente, que había quedado estable y normal.
- ¿Donde estoy? ¿Quien esta ahí? Mierda... ¿Porque este lugar esta tan oscuro? -dijo apresuradamente, ella podía sentir la respiración acelerada en su pecho y su patente nerviosismo.
-Johannes. Soy.. Soy Ébano. Tranquilizate, todo está bien. -se giró y cogió un poco de agua fresca en un vaso de allí cerca. Se volvió hacia él y puso una mano en su hombro y otra en su brazo, invitándolo a sentarse. -Vamos, incorpórate, beber agua te vendrá bien. -mientras esperaba que lo hiciese, decidió contarle antes de que fuese peor- Hemos salido de la cripta. Estabas... Bueno. Pensé que estabas muerto. Hasta lo di por hecho, pero un soldado, elfo, me aconsejó venir. Estamos en Sandorai, te han curado, has estado bastantes horas inconsciente y, bueno... No puedes ver nada porque.. Durante una semana, según han dicho los médicos, no podrás hacer uso de la vista... Era el precio por tu vida. -dijo cogiéndole la mano. Se sentía realmente tonta, ridícula, no sabía consolar, hacía años que no hacía uso de los modales, sentimientos, de aquel modo. Trató de darle ánimos y quitarle peso al asunto.
-Bueno.. Podemos permanecer aquí unos días, el tiempo que necesites. Deberás confiar en que soy yo, a menos que quieras que te muerda para comprobarlo.. -dijo a modo de broma. Pensó que tal vez él no la quería ahí. Pero ella necesitaba una semana, necesitaba ese mismo tiempo para hacerse a la idea de qué haría a contiuación.
¿Seguir con su búsqueda de su familia? ¿Buscar un trabajo? ¿Una casa? No podía tener a Isell vagando como ella, y no podía dejarla en el orfanato. Sacudió la cabeza y pensó en enviarle una misiva a la muchacha. Miró a Johannes de nuevo y cogió algo de fruta que había allí.
-¿Necesitas algo? ¿Deseas comer? ¿Que llame a los médicos?
Ébano
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Re: [LIBRE; Ébano - Johannes] "Como último recurso...." -Continuación de quest; anteriormente mastereado-
El tiempo entre la pregunta y la respuesta, parecía algo eterno. Un momento congelado en el espacio donde obtendría algunas respuestas y el porque no podía ver absolutamente nada. Solo podía distinguir muy brevemente algunos tonos de luz, pero eso era todo. -Johannes. Soy.. Soy Ébano. Tranquilízate, todo está bien. Dijo una voz muy cerca de mi. - ¿Ebano? Pregunte apresurado. Me tranquilice por unos instantes y medite el timbre de su voz en mi mente. - Por supuesto, lo eres.
La dama me poso sus manos sobre mi hombro y mi brazo y me ayudo a sentarme. Me costo algo de trabajo el hacerlo pues me sentía débil y la cabeza no dejaba de darme vueltas, como si el mundo de repente hubiese comenzado a agitarse de forma violenta. Finalmente, lograba sentarme sobre la cama y recargue mi espalda a una mullida almohada en mi espalda. - Gracias... Respondí sobre su ofrecimiento del agua. Sujete el vaso como pude y bebí despacio para derramarla. No podía entenderlo. Sentía los ojos abiertos, pero aun así, no podía divisar ninguna imagen.
Escuche las palabras que la señorita Ebano tendría que decirme. Incluso yo había pensado en mi muerte, pero no era así. Quise imaginar que mi resistencia hacia los venenos me había ayudado de algún modo, pero como ella había dicho, las toxinas habían cobrado su precio. Aun así, me sentía satisfecho de saber que todo había terminado. Al parecer mi compañera esta integra y en un perfecto estado. Habíamos logrado detener al asesino e incluso yo había salido con vida. - Lo logramos. Dije con los ojos perdidos en la nada, no sé si para mi mismo o también para ella, pero era cierto, lo habíamos conseguido.
Sentí el suave tacto de la mano de la dama sobre la mía. No sabia como reaccionar ante el hecho. Nunca me gusto que se compadecieran por mi o establecieran algún tipo de contacto físico sobre mi cuerpo, pero no quería ser grosero. Me sentí en deuda con ella pues lo que había hecho por mi, para nada había sido poco. Sonreí sutilmente de lado para consentir su amable gesto. Guarde silencio por algunos largos minutos. Simplemente no podía acostumbrarme. Me sentía un verdadero inútil en ese estado.
-Bueno.. Podemos permanecer aquí unos días, el tiempo que necesites. Deberás confiar en que soy yo, a menos que quieras que te muerda para comprobarlo.. Dijo Ebano con un tono bromista. - No será necesario. Sonreí nuevamente mientras intentaba percibir algo más en el aire. El lugar poseía un aroma realmente especial. La atmósfera se mezclaba con un sutil pero penetrante aroma a hiervas y medicinas, aun así, también podría percibirse el fresco aroma de los árboles, las hojas y el fresco viento que se colaba por las hendiduras de las ventanas. No muy lejos de ahí, se escuchaba algún barullo en las inmediaciones. Pasos, voces, susurros. - ¿Es algún tipo de hospital? Pregunte arqueando la ceja.
Si así fuera, en este lugar podrían hacerse cargo de mi y luego podría pagar por las atenciones recibidas hasta mi recuperación. - No me gustaría retrasarla, señorita Ebano. Seguro tendrá mejores cosas que hacer que cuidar a un invidente. ¿Que ha pasado con la chica muda? seguro que ella necesitara mas su atención. Declare para ella. No quería sonar como un malagradecido o ser grosero, pero tampoco quería ser una carga para ella pues ya había hecho suficiente por mi. - Supongo que me quedare unos días... Después de todo, ¿que podría hacer o como podría ir a algún sitio en este estado? Mi tono de voz se mostraba un poco amargo, quizás melancólico. Me sentía como un ave a la cual, le habían sido arrancadas las alas. - Un solo favor. Venda mis ojos. Simplemente no soporto tenerlos abiertos y que ninguna imagen aparezca ante ellos.
Mas tarde pediría algunos alimentos pues me sentía hambriento, aunque me costaba admitirlo y asemejarme a la idea que durante algún tiempo, mis acciones dependerían parcialmente de otros.
La dama me poso sus manos sobre mi hombro y mi brazo y me ayudo a sentarme. Me costo algo de trabajo el hacerlo pues me sentía débil y la cabeza no dejaba de darme vueltas, como si el mundo de repente hubiese comenzado a agitarse de forma violenta. Finalmente, lograba sentarme sobre la cama y recargue mi espalda a una mullida almohada en mi espalda. - Gracias... Respondí sobre su ofrecimiento del agua. Sujete el vaso como pude y bebí despacio para derramarla. No podía entenderlo. Sentía los ojos abiertos, pero aun así, no podía divisar ninguna imagen.
Escuche las palabras que la señorita Ebano tendría que decirme. Incluso yo había pensado en mi muerte, pero no era así. Quise imaginar que mi resistencia hacia los venenos me había ayudado de algún modo, pero como ella había dicho, las toxinas habían cobrado su precio. Aun así, me sentía satisfecho de saber que todo había terminado. Al parecer mi compañera esta integra y en un perfecto estado. Habíamos logrado detener al asesino e incluso yo había salido con vida. - Lo logramos. Dije con los ojos perdidos en la nada, no sé si para mi mismo o también para ella, pero era cierto, lo habíamos conseguido.
Sentí el suave tacto de la mano de la dama sobre la mía. No sabia como reaccionar ante el hecho. Nunca me gusto que se compadecieran por mi o establecieran algún tipo de contacto físico sobre mi cuerpo, pero no quería ser grosero. Me sentí en deuda con ella pues lo que había hecho por mi, para nada había sido poco. Sonreí sutilmente de lado para consentir su amable gesto. Guarde silencio por algunos largos minutos. Simplemente no podía acostumbrarme. Me sentía un verdadero inútil en ese estado.
-Bueno.. Podemos permanecer aquí unos días, el tiempo que necesites. Deberás confiar en que soy yo, a menos que quieras que te muerda para comprobarlo.. Dijo Ebano con un tono bromista. - No será necesario. Sonreí nuevamente mientras intentaba percibir algo más en el aire. El lugar poseía un aroma realmente especial. La atmósfera se mezclaba con un sutil pero penetrante aroma a hiervas y medicinas, aun así, también podría percibirse el fresco aroma de los árboles, las hojas y el fresco viento que se colaba por las hendiduras de las ventanas. No muy lejos de ahí, se escuchaba algún barullo en las inmediaciones. Pasos, voces, susurros. - ¿Es algún tipo de hospital? Pregunte arqueando la ceja.
Si así fuera, en este lugar podrían hacerse cargo de mi y luego podría pagar por las atenciones recibidas hasta mi recuperación. - No me gustaría retrasarla, señorita Ebano. Seguro tendrá mejores cosas que hacer que cuidar a un invidente. ¿Que ha pasado con la chica muda? seguro que ella necesitara mas su atención. Declare para ella. No quería sonar como un malagradecido o ser grosero, pero tampoco quería ser una carga para ella pues ya había hecho suficiente por mi. - Supongo que me quedare unos días... Después de todo, ¿que podría hacer o como podría ir a algún sitio en este estado? Mi tono de voz se mostraba un poco amargo, quizás melancólico. Me sentía como un ave a la cual, le habían sido arrancadas las alas. - Un solo favor. Venda mis ojos. Simplemente no soporto tenerlos abiertos y que ninguna imagen aparezca ante ellos.
Mas tarde pediría algunos alimentos pues me sentía hambriento, aunque me costaba admitirlo y asemejarme a la idea que durante algún tiempo, mis acciones dependerían parcialmente de otros.
Johannes
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Re: [LIBRE; Ébano - Johannes] "Como último recurso...." -Continuación de quest; anteriormente mastereado-
Mantenía el gesto en cierto modo impasible, e intentaba atender las necesidades de Johannes, a pesar de la poca costumbre en cuidados al prójimo que tenía.
Tras beber y acomodarse bien entre cojines, ella se situó frente a él, en otra cómoda montonera mullida, para dejarle espacio. Supuso que si ya a ella no le gustaba depender de los demás... A su compañero tampoco, de modo que no quiso incomodarle.
- ¿Es algún tipo de hospital? -inquirió mirando el frente con una ceja elevada.
-Así es. Los elfos te han proporcionado una medicina que fui administrándote cuando estabas más consciente. Es como.. una gran sala algo mística en un gran árbol en Sandorai. Tenía entendido que son grandes sanadores aquí, y efectivamente lo son. -él siguió hablando, y Ébano se tomó tiempo para dejarle hablar y contestar pausadamente, no quería precipitarse.
- No me gustaría retrasarla, señorita Ebano. Seguro tendrá mejores cosas que hacer que cuidar a un invidente. ¿Que ha pasado con la chica muda? seguro que ella necesitara mas su atención. Supongo que me quedare unos días... Después de todo, ¿que podría hacer o como podría ir a algún sitio en este estado?
-He estado pensando sobre todo eso. Voy a enviar una misiva al orfanato, urgente. Avisaré de que iré a recogerla en unos días, esa chiquilla no puede estar sola, y, me comunicaron que Finrod finalmente falleció, y dudo que quiera quedarse con Dilimoris.. No es que quiera alejarme de ella, o evadir la responsabilidad.. Pero, sabes, no soy un buen ejemplo a seguir, no tengo un techo estable, ni un sustento seguro, y no puedo pedirle a la niña que vague constantemente. Así que.. me tomaré unos días para decidir qué hacer con el futuro próximo para que esté bien. Para eso, y para decidir cómo continuar mi búsqueda.. -dijo, ésto último casi, sin darse cuenta.
Levantó la vista y miró a su compañero.
-Un solo favor. Venda mis ojos. Simplemente no soporto tenerlos abiertos y que ninguna imagen aparezca ante ellos. -ella asintió y cogió unas vendas de lino que había cerca de la mesita, se acercó a él y le vendó con cuidado los ojos. -¿Deseas comer algo? Iré a enviar la misiva, puedo pedir algo de comida. -dijo ella, y se retiró, para enviar dicho mensaje a Isell, confiando en que sabría entenderla y esperar por unos días.
Tras beber y acomodarse bien entre cojines, ella se situó frente a él, en otra cómoda montonera mullida, para dejarle espacio. Supuso que si ya a ella no le gustaba depender de los demás... A su compañero tampoco, de modo que no quiso incomodarle.
- ¿Es algún tipo de hospital? -inquirió mirando el frente con una ceja elevada.
-Así es. Los elfos te han proporcionado una medicina que fui administrándote cuando estabas más consciente. Es como.. una gran sala algo mística en un gran árbol en Sandorai. Tenía entendido que son grandes sanadores aquí, y efectivamente lo son. -él siguió hablando, y Ébano se tomó tiempo para dejarle hablar y contestar pausadamente, no quería precipitarse.
- No me gustaría retrasarla, señorita Ebano. Seguro tendrá mejores cosas que hacer que cuidar a un invidente. ¿Que ha pasado con la chica muda? seguro que ella necesitara mas su atención. Supongo que me quedare unos días... Después de todo, ¿que podría hacer o como podría ir a algún sitio en este estado?
-He estado pensando sobre todo eso. Voy a enviar una misiva al orfanato, urgente. Avisaré de que iré a recogerla en unos días, esa chiquilla no puede estar sola, y, me comunicaron que Finrod finalmente falleció, y dudo que quiera quedarse con Dilimoris.. No es que quiera alejarme de ella, o evadir la responsabilidad.. Pero, sabes, no soy un buen ejemplo a seguir, no tengo un techo estable, ni un sustento seguro, y no puedo pedirle a la niña que vague constantemente. Así que.. me tomaré unos días para decidir qué hacer con el futuro próximo para que esté bien. Para eso, y para decidir cómo continuar mi búsqueda.. -dijo, ésto último casi, sin darse cuenta.
Levantó la vista y miró a su compañero.
-Un solo favor. Venda mis ojos. Simplemente no soporto tenerlos abiertos y que ninguna imagen aparezca ante ellos. -ella asintió y cogió unas vendas de lino que había cerca de la mesita, se acercó a él y le vendó con cuidado los ojos. -¿Deseas comer algo? Iré a enviar la misiva, puedo pedir algo de comida. -dijo ella, y se retiró, para enviar dicho mensaje a Isell, confiando en que sabría entenderla y esperar por unos días.
Ébano
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Re: [LIBRE; Ébano - Johannes] "Como último recurso...." -Continuación de quest; anteriormente mastereado-
- Seguro... Algo de comida me vendría bien.Ya con los ojos vendados, agradecí atentamente a la señorita por dicho gesto y me acomode sobre la almohada en silencio, mientras intentaba convencerme y aceptar finalmente mi estado. No habría remedio. Después de algunas palabras, Ebano se retiraba para enviar una misiva a Lunargenta. Seguramente donde encontraba aquella chica, Isell. Por algunos momentos intente imaginar que tipo de persona era Ebano. La mayor parte de la investigación, la habíamos llevado a cabo por separado. Tal vez lo habíamos hecho para no estorbarnos el uno al otro o simplemente porque preferíamos hacer las cosas por nuestra propia cuenta. ¿Seria esa la verdad o simplemente era lo que yo imaginaba? Me di cuenta de lo poco que le conocía pero aun así, creí que podía confiar en ella pues de haber sido de otra forma, me habría dejado morir en esa cripta.
Me sentía frustrado, enojado incluso al estar tendido sobre aquella pálida y fría cama, con un traje de muerto como si continuara en la sala de espera para ir a la muerte. No era así, había logrado evadirla y no pretendía quedarme todo el tiempo tendido como un perfecto inútil entre las sabanas. No tenia idea de la hora que era, aunque por la actividad de pasos y barullos, intuí que era de día. Esperaba que la señorita Ebano no tuviera problema con eso.
Me acerque al filo de la cama arrastrando mi cuerpo de una graciosa manera. Como si se tratase de un anciano que arrastrase las posaderas hasta la orilla para intentar levantarse. Así me sentí de momento. Mi cuerpo se sentía dolorido y mi cabeza producía el sonido de un gran numero de martillos golpeando en seco contra un gran metal cada vez que un fuerte sonido llegaba a mi oído. Incluso daba vueltas como si montase en el equino mas fiero y este tratara de arrojarme hacia el suelo. Finalmente llegue a lo orilla y me senté en ella. Apoye mis manos en la mullida superficie, comencé a aplicar algo de fuerza. Fruncí el seño mientras obligaba a responder a mis brazos. Estos temblaron sutilmente mientras comenzaban a sostener mi peso.
El trabajo pasó a mis piernas, mientras estas se extendían y tomaba el suficiente equilibrio para mantenerse firmes. Lo había logrado, me encontraba de pie, aunque no estaba seguro de lo bien que lo había hecho. Cualquiera me abría comparado con un torpe bebé quien intenta dar sus primeros pasos. Solté algunas bocanadas de aire, esta simple practica me había quitado el aliento pero quería seguir. Intente dar un paso hacia el frente pero todo fallo. Perdí el equilibrio y termine boca abajo en el suelo, golpeando mi frente, pues mis brazos no fueron capaces de amortiguar mi caída. - Maldición... Dije por lo bajo mientras empuñaba las manos.
Una señorita, quizás una enfermera, pasaba por ahí y pudo ver como terminaba en el suelo. Pude escuchar sus delicados, lentos y cuidadosos pasos acercándose. Cuando esta hablo, pude notar que no se trataba de Ebano. Su voz era mas apacible y chillon. Parecia pegar demaciado los labios antes de cada palabra, haciendole parecer demaciado cautelosa y reflexiba al hablar. - ¿Que cree que esta haciendo? Dijo retándome. - Debería usted estar descansando. cada vez estaba más cerca. A mi olfato llego el aroma de algun concentrado perfume, pero antes de que pudiera tocarme, intenté repelerla. - No se atreva a tocarme. Dije apretando los dientes. - Yo puedo hacerlo. Poco a poco, volví a reincorporarme, primero con las rodillas y codos, luego apoyándome en la cama pude ponerme de pie nuevamente. - Es usted muy obstinado. La dama, después de un suspiro de resignación, termino por abandonar la habitación luego de otra advertencia.
- Tonterías... Agregue seriamente a su salida. Estire un poco mi espalda pues estaba cansado de permanecer en aquella posición. Volví a escuchar algunos pasos aproximándole. Esta vez seguro se trataba de Ebano, pues pude percatarme de un delicioso y apetecible aroma. Gire para dirigirme hacia donde provenía el sonido. Ella confirmo mis sospechas con su voz y me entrego la comida. Volví a tomar asiento y comencé a engullir los alimentos con gusto. - Aún no sé lo que haré para agradecer todo esto. Me temo que por ahora solo puedo decir "gracias".
Me sentía frustrado, enojado incluso al estar tendido sobre aquella pálida y fría cama, con un traje de muerto como si continuara en la sala de espera para ir a la muerte. No era así, había logrado evadirla y no pretendía quedarme todo el tiempo tendido como un perfecto inútil entre las sabanas. No tenia idea de la hora que era, aunque por la actividad de pasos y barullos, intuí que era de día. Esperaba que la señorita Ebano no tuviera problema con eso.
Me acerque al filo de la cama arrastrando mi cuerpo de una graciosa manera. Como si se tratase de un anciano que arrastrase las posaderas hasta la orilla para intentar levantarse. Así me sentí de momento. Mi cuerpo se sentía dolorido y mi cabeza producía el sonido de un gran numero de martillos golpeando en seco contra un gran metal cada vez que un fuerte sonido llegaba a mi oído. Incluso daba vueltas como si montase en el equino mas fiero y este tratara de arrojarme hacia el suelo. Finalmente llegue a lo orilla y me senté en ella. Apoye mis manos en la mullida superficie, comencé a aplicar algo de fuerza. Fruncí el seño mientras obligaba a responder a mis brazos. Estos temblaron sutilmente mientras comenzaban a sostener mi peso.
El trabajo pasó a mis piernas, mientras estas se extendían y tomaba el suficiente equilibrio para mantenerse firmes. Lo había logrado, me encontraba de pie, aunque no estaba seguro de lo bien que lo había hecho. Cualquiera me abría comparado con un torpe bebé quien intenta dar sus primeros pasos. Solté algunas bocanadas de aire, esta simple practica me había quitado el aliento pero quería seguir. Intente dar un paso hacia el frente pero todo fallo. Perdí el equilibrio y termine boca abajo en el suelo, golpeando mi frente, pues mis brazos no fueron capaces de amortiguar mi caída. - Maldición... Dije por lo bajo mientras empuñaba las manos.
Una señorita, quizás una enfermera, pasaba por ahí y pudo ver como terminaba en el suelo. Pude escuchar sus delicados, lentos y cuidadosos pasos acercándose. Cuando esta hablo, pude notar que no se trataba de Ebano. Su voz era mas apacible y chillon. Parecia pegar demaciado los labios antes de cada palabra, haciendole parecer demaciado cautelosa y reflexiba al hablar. - ¿Que cree que esta haciendo? Dijo retándome. - Debería usted estar descansando. cada vez estaba más cerca. A mi olfato llego el aroma de algun concentrado perfume, pero antes de que pudiera tocarme, intenté repelerla. - No se atreva a tocarme. Dije apretando los dientes. - Yo puedo hacerlo. Poco a poco, volví a reincorporarme, primero con las rodillas y codos, luego apoyándome en la cama pude ponerme de pie nuevamente. - Es usted muy obstinado. La dama, después de un suspiro de resignación, termino por abandonar la habitación luego de otra advertencia.
- Tonterías... Agregue seriamente a su salida. Estire un poco mi espalda pues estaba cansado de permanecer en aquella posición. Volví a escuchar algunos pasos aproximándole. Esta vez seguro se trataba de Ebano, pues pude percatarme de un delicioso y apetecible aroma. Gire para dirigirme hacia donde provenía el sonido. Ella confirmo mis sospechas con su voz y me entrego la comida. Volví a tomar asiento y comencé a engullir los alimentos con gusto. - Aún no sé lo que haré para agradecer todo esto. Me temo que por ahora solo puedo decir "gracias".
Johannes
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Re: [LIBRE; Ébano - Johannes] "Como último recurso...." -Continuación de quest; anteriormente mastereado-
- Seguro... Algo de comida me vendría bien. -dijo su compañero. Ella también tenía hambre... Tras cavilar un poco, se levantó
Había salido a enviar una misiva. Era de día y Ébano no tenía pretensión aún de usar aquella capa. De modo que a la entrada de aquella estancia, pidió amablemente papel, pluma y tinta.
Esperó entre velas y cojines y cuando le trajeron lo que solicitó, se sentó a escribir.
"Isell,
me encuentro en Sandorai, mi compañero, Johannes, resultó gravemente intoxicado, y permanecerá aquí unos días. Decidí quedarme con él, para reponer fuerzas, y además, cavilar sobre el futuro próximo. Cuando vuelva, querré hablar contigo, sobre ti, y sobre lo ocurrido. Me haré cargo de tu cuidado, a no ser que rehuses, en cuyo caso.. Bueno, hablaremos igualmente.
Es por eso que me retrasaré unos días en llegar, debería pensar en qué hacer de aquí a un tiempo.
No desesperes, acude a la posada estrella si precisas de algo urgente, me haré cargo.
No se lo pensó mucho, ni quiso adelantar nada, no sabía qué ocurriría. Dobló el pergamino en un rollito y pidió que lo sellasen y avisasen a un mensajero, quien debería llevarlo al orfanato de Lunargenta, y darselo a Isell. Se acercó tras ello a una mesita cercana allí y cogió unos pasteles salados y frutas, con un par de vasos con té.
Volvió a donde estaba Johannes, pero se encontraba sumida en una especie de sopor en el que no sabía qué hacer con su porvenir en aquel momento. ¿Trabajar? ¿Buscar posada? ¿Casa? Por los dioses...
Cuando alzó el rostro, vio cómo una enfermera se alejaba airada del lado de Johannes, y cómo el, renegaba y se terminaba de incorporar del suelo. Alzó una ceja y se apresuró hacia él. Dejó la bandeja en la mesita de cama y se sentó a su lado.
-Traje un té, frutas, y unos pastelillos salados que encontré. Ten. -dijo poniendole una porción de cada y un vaso en las manos.
- Aún no sé lo que haré para agradecer todo esto. Me temo que por ahora solo puedo decir "gracias".
Guardó silencio unos minutos, y dió un trago al té. -Tranquilo, cuando duermas, me alimentaré de ti y, ¡deuda saldada! -dijo bromeando- No hace falta que agradezcas. Quiero pensar que tu, u otro en mi lugar hubiese hecho lo mismo. No te quiero agobiar, supongo que prefieres ir valiendote por ti mismo, pero creo que deberías descansar para que tu cuerpo recobre el estado natural y puedas valerte.
La vampiresa tiró hacia atrás y se recostó, mirando al techo. -Debería dormir, para mi, es tarde, por la noche me gustaría salir a los alrededores... No sé qué haré con la chiquilla.
Había salido a enviar una misiva. Era de día y Ébano no tenía pretensión aún de usar aquella capa. De modo que a la entrada de aquella estancia, pidió amablemente papel, pluma y tinta.
Esperó entre velas y cojines y cuando le trajeron lo que solicitó, se sentó a escribir.
"Isell,
me encuentro en Sandorai, mi compañero, Johannes, resultó gravemente intoxicado, y permanecerá aquí unos días. Decidí quedarme con él, para reponer fuerzas, y además, cavilar sobre el futuro próximo. Cuando vuelva, querré hablar contigo, sobre ti, y sobre lo ocurrido. Me haré cargo de tu cuidado, a no ser que rehuses, en cuyo caso.. Bueno, hablaremos igualmente.
Es por eso que me retrasaré unos días en llegar, debería pensar en qué hacer de aquí a un tiempo.
No desesperes, acude a la posada estrella si precisas de algo urgente, me haré cargo.
Ébano.
"No se lo pensó mucho, ni quiso adelantar nada, no sabía qué ocurriría. Dobló el pergamino en un rollito y pidió que lo sellasen y avisasen a un mensajero, quien debería llevarlo al orfanato de Lunargenta, y darselo a Isell. Se acercó tras ello a una mesita cercana allí y cogió unos pasteles salados y frutas, con un par de vasos con té.
Volvió a donde estaba Johannes, pero se encontraba sumida en una especie de sopor en el que no sabía qué hacer con su porvenir en aquel momento. ¿Trabajar? ¿Buscar posada? ¿Casa? Por los dioses...
Cuando alzó el rostro, vio cómo una enfermera se alejaba airada del lado de Johannes, y cómo el, renegaba y se terminaba de incorporar del suelo. Alzó una ceja y se apresuró hacia él. Dejó la bandeja en la mesita de cama y se sentó a su lado.
-Traje un té, frutas, y unos pastelillos salados que encontré. Ten. -dijo poniendole una porción de cada y un vaso en las manos.
- Aún no sé lo que haré para agradecer todo esto. Me temo que por ahora solo puedo decir "gracias".
Guardó silencio unos minutos, y dió un trago al té. -Tranquilo, cuando duermas, me alimentaré de ti y, ¡deuda saldada! -dijo bromeando- No hace falta que agradezcas. Quiero pensar que tu, u otro en mi lugar hubiese hecho lo mismo. No te quiero agobiar, supongo que prefieres ir valiendote por ti mismo, pero creo que deberías descansar para que tu cuerpo recobre el estado natural y puedas valerte.
La vampiresa tiró hacia atrás y se recostó, mirando al techo. -Debería dormir, para mi, es tarde, por la noche me gustaría salir a los alrededores... No sé qué haré con la chiquilla.
Ébano
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Re: [LIBRE; Ébano - Johannes] "Como último recurso...." -Continuación de quest; anteriormente mastereado-
Comía apaciblemente con un especial gusto por la comida. Había olvidado cuando fue la ultima vez que probé algo tan delicioso y satisfactorio, por lo que decidí tomarme mi tiempo. Entonces... Creo que no dormiré. Dije con gracia a las palabras de Ebano, esperando que realmente se tratara de una broma. - Claro, seguramente, yo habría hecho lo mismo. Dude un poco ante mi declaración en mis adentros. pero luego de un momento estaba seguro, yo también habría ayudado de esta forma a cualquiera que se tomara la molestia de fungir como uno de mis compañeros.
Termine los alimentos y puse a un lado de mi cama, en una mesita de noche, los utensilios. - Sobre Isell, ya encontraras que hacer con ella. Me parece muy noble de tu parte que hallas accedido a cuidar de ella. En realidad fue algo valeroso. Dije con un tono de voz tranquilo pero amigable. - Bien... Descansare. No quisiera prolongar mi estadía en este lugar y en cuanto pueda mantenerme firmemente de pie, quisiera que abandonáramos este lugar.
Al terminar de hablar, Me acomode nuevamente sobre la mullida cama y la comodidad de sus almohadas. Deje escapar algún suspiro por lo bajo mientras en mi mente surgían un sin numero de imágenes y recuerdos. - ¿Cuanto durara mi ceguera? Repetía esa pregunta una y otra vez. Tenia cosas que hacer, lugares a los que dirigirme y especialmente deseaba ver a una persona. Pero por ahora esa posibilidad se veía como siempre remota. Alce mis manos y apoye mi cabeza sobre ellos mientras mi respiración se tranquilizaba e intentaba entregarme a los dulces brazos del sueño, esperando que aquellas pesadillas fueran reemplazadas por algún evento agradable.
Termine los alimentos y puse a un lado de mi cama, en una mesita de noche, los utensilios. - Sobre Isell, ya encontraras que hacer con ella. Me parece muy noble de tu parte que hallas accedido a cuidar de ella. En realidad fue algo valeroso. Dije con un tono de voz tranquilo pero amigable. - Bien... Descansare. No quisiera prolongar mi estadía en este lugar y en cuanto pueda mantenerme firmemente de pie, quisiera que abandonáramos este lugar.
Al terminar de hablar, Me acomode nuevamente sobre la mullida cama y la comodidad de sus almohadas. Deje escapar algún suspiro por lo bajo mientras en mi mente surgían un sin numero de imágenes y recuerdos. - ¿Cuanto durara mi ceguera? Repetía esa pregunta una y otra vez. Tenia cosas que hacer, lugares a los que dirigirme y especialmente deseaba ver a una persona. Pero por ahora esa posibilidad se veía como siempre remota. Alce mis manos y apoye mi cabeza sobre ellos mientras mi respiración se tranquilizaba e intentaba entregarme a los dulces brazos del sueño, esperando que aquellas pesadillas fueran reemplazadas por algún evento agradable.
Johannes
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Re: [LIBRE; Ébano - Johannes] "Como último recurso...." -Continuación de quest; anteriormente mastereado-
Tema FINALIZADO. Pendiente de creación del siguiente, por favor, no cerrar hasta que esté creado y pueda poner aquí el enlace.
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Ébano
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