El tiempo y sus estragos [Quest] [Wallace + Ébano] PAUSADO
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El tiempo y sus estragos [Quest] [Wallace + Ébano] PAUSADO
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•Tener paciencia con el hombre, es viejo y terco. Procurar no hacerle enfadar mucho, ya que entonces no os dirá nada.
•Intentar convencerle para que os de la respuesta.
•Podéis metarolear a Rufus: os invita a casa, os ofrece algo de comer o beber, os habla bien/mal…(todo dependiendo de cómo seáis con él), pero no podéis da la información exacta, que es lo que vais buscando.
• ¿No os parece que las guerras son muy largas? Tregua, tregua entre Wallace y Ébano, ya que es lo mejor, dada la situación… aunque nadie prohíbe que la tregua se pueda saltar algunas veces, ¿no?
Hallie sonrió contra la piel de la vampira al ver que el brujo empezaba a despojarse de sus ropajes, imaginando lo bien que se lo podrían pasar los tres durante el día.
Tardó en llegar, pero los brazos del fuerte hombre las rodearon de manera posesiva. Sus manos se dirigieron a los pechos de Hallie, y esta se apartó un poco, para que pudiera besar a Ébano. Pero aquella caricia no llego, ni tampoco el beso.
Las cejas de la chica se alzaron, se iba. Tanto ella como la rubia se habían quedado paradas, al parecer ninguna de las dos esperaba aquella respuesta. La mirada del hombre era extraña, le hubiese constado mucho catalogarla, ya que no lo conocía, y apenas había visto aquella expresión.
Él no quería seguir, pero eso no quería decir que ellas pensaran lo mismo. Hallie miró los labios de la vampira, mordiéndose su propio labio, aun tenía hambre de ella, aun podían pasarlo bien. Las manos de la rubia se posaron sobre sus hombros.
Sonrió de lado mientras la escuchaba. Parecía que aquellos dos habían tenido…algo en el pasado, pero apenas quedaba nada de aquello, o eso intentaban aparentar ellos, porque Hallie podía verlo tan claro como si fuese agua.
Ébano también salió de la casa, quedaba poco para el amanecer, así que corrió todas las cortinas, no quería que uno de sus invitados sufriera con la salida del sol.
Para cuando la vampira entró de nuevo en la casa, Hallie había puesto sobre la mesa unas botellas de licor y tres vasos, como ella había pedido, aunque Ébano se fue hacia un rincón. Se coloco cómodamente en el sillón y se puso a dormir.
El ruido de golpes, proveniente del exterior, hizo que Hallie saliera al porte. Vio desde la puerta como el brujo entrenaba, pegando puñetazos a un árbol. Parecía que intentaba concentrarse, pero su mirada parecía perdida.
Había sido un día y una noche largos, así que la chica fue a su habitación y se tumbo a descansar, lo necesitaba realmente.
Dejó algo de comer sobre la esa, quizás alguno de los dos quería algo durante el día.
Abrió los ojos cuando los últimos rayos del rol se escondían detrás de las murallas de la ciudad, no tardaría mucho en anochecer.
Parecía que ambos estaban cansados, aunque la falta de sueño no lo era todo. Cuando ya no había rastro del sol, Hallie acompañó a la pareja a la puerta de la casa de Rufus.
- Es aquí…- susurro sonriéndoles a ambos. –Es un hombre… bueno, no le suele gustar tratar con la gente ¡así que no os sorprendáis si es borde! – pasó la mano por uno de los hombros de la chica. –No sé donde vais, pero tened cuidado.- besó la suave mejilla de la mujer. –Y tu cuida de ella, fortachón.- dijo melosa mirando de manera picarona la brujo. Hallie les dio la espalda mientras entraba a la ciudad, debía trabajar, aunque esperaba volver a verles, y que el día acabase mejor.
Rufus, un hombre alto y voluptuoso, aunque fuerte de brazos y hombros, pelo oscuro, almenas donde tenía, y una gran y cuidada barba y piel tosca de toda una vida de trabajo, abrió la puerta tras escuchar voces en su porche. Al parecer era dos jóvenes, un hombre de pelo rojo, con grandes cicatrices en la cara y un ojo pocho, y una mujer… una mujer de muy bien ver, con grandes atributos femeninos. Unos atributos femeninos que podrían parar batallones. De cara no estaba mal, aunque para el gusto de Rufus sus ojos estaban pintados de manera muy oscura. ¿Sería una cortesana? O… espero que sí sa eso, y espero que no esta muy cara… no me importara a mi pasar la noche co ella…
- ¿Quien sa supone que soy?- preguntó el hombre alzando el mentón, mirando más a la vampira que al brujo. Era viejo, así que ya no le importaba ser descarado. -¿Y porque vusotros astais en mi torchete?- preguntó de nuevo esta vez mirándole a ambos, podía ser una mujer preciosa, de cuerpo aun más precioso, pero no tenia derecho a estra en su propiedad sin permiso… a quizá me paga po ello… pensó el viejo Rufus para sus adentros.
Tardó en llegar, pero los brazos del fuerte hombre las rodearon de manera posesiva. Sus manos se dirigieron a los pechos de Hallie, y esta se apartó un poco, para que pudiera besar a Ébano. Pero aquella caricia no llego, ni tampoco el beso.
Las cejas de la chica se alzaron, se iba. Tanto ella como la rubia se habían quedado paradas, al parecer ninguna de las dos esperaba aquella respuesta. La mirada del hombre era extraña, le hubiese constado mucho catalogarla, ya que no lo conocía, y apenas había visto aquella expresión.
Él no quería seguir, pero eso no quería decir que ellas pensaran lo mismo. Hallie miró los labios de la vampira, mordiéndose su propio labio, aun tenía hambre de ella, aun podían pasarlo bien. Las manos de la rubia se posaron sobre sus hombros.
Sonrió de lado mientras la escuchaba. Parecía que aquellos dos habían tenido…algo en el pasado, pero apenas quedaba nada de aquello, o eso intentaban aparentar ellos, porque Hallie podía verlo tan claro como si fuese agua.
Ébano también salió de la casa, quedaba poco para el amanecer, así que corrió todas las cortinas, no quería que uno de sus invitados sufriera con la salida del sol.
Para cuando la vampira entró de nuevo en la casa, Hallie había puesto sobre la mesa unas botellas de licor y tres vasos, como ella había pedido, aunque Ébano se fue hacia un rincón. Se coloco cómodamente en el sillón y se puso a dormir.
El ruido de golpes, proveniente del exterior, hizo que Hallie saliera al porte. Vio desde la puerta como el brujo entrenaba, pegando puñetazos a un árbol. Parecía que intentaba concentrarse, pero su mirada parecía perdida.
Había sido un día y una noche largos, así que la chica fue a su habitación y se tumbo a descansar, lo necesitaba realmente.
Dejó algo de comer sobre la esa, quizás alguno de los dos quería algo durante el día.
Abrió los ojos cuando los últimos rayos del rol se escondían detrás de las murallas de la ciudad, no tardaría mucho en anochecer.
Parecía que ambos estaban cansados, aunque la falta de sueño no lo era todo. Cuando ya no había rastro del sol, Hallie acompañó a la pareja a la puerta de la casa de Rufus.
- Es aquí…- susurro sonriéndoles a ambos. –Es un hombre… bueno, no le suele gustar tratar con la gente ¡así que no os sorprendáis si es borde! – pasó la mano por uno de los hombros de la chica. –No sé donde vais, pero tened cuidado.- besó la suave mejilla de la mujer. –Y tu cuida de ella, fortachón.- dijo melosa mirando de manera picarona la brujo. Hallie les dio la espalda mientras entraba a la ciudad, debía trabajar, aunque esperaba volver a verles, y que el día acabase mejor.
Rufus, un hombre alto y voluptuoso, aunque fuerte de brazos y hombros, pelo oscuro, almenas donde tenía, y una gran y cuidada barba y piel tosca de toda una vida de trabajo, abrió la puerta tras escuchar voces en su porche. Al parecer era dos jóvenes, un hombre de pelo rojo, con grandes cicatrices en la cara y un ojo pocho, y una mujer… una mujer de muy bien ver, con grandes atributos femeninos. Unos atributos femeninos que podrían parar batallones. De cara no estaba mal, aunque para el gusto de Rufus sus ojos estaban pintados de manera muy oscura. ¿Sería una cortesana? O… espero que sí sa eso, y espero que no esta muy cara… no me importara a mi pasar la noche co ella…
- ¿Quien sa supone que soy?- preguntó el hombre alzando el mentón, mirando más a la vampira que al brujo. Era viejo, así que ya no le importaba ser descarado. -¿Y porque vusotros astais en mi torchete?- preguntó de nuevo esta vez mirándole a ambos, podía ser una mujer preciosa, de cuerpo aun más precioso, pero no tenia derecho a estra en su propiedad sin permiso… a quizá me paga po ello… pensó el viejo Rufus para sus adentros.
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•Tener paciencia con el hombre, es viejo y terco. Procurar no hacerle enfadar mucho, ya que entonces no os dirá nada.
•Intentar convencerle para que os de la respuesta.
•Podéis metarolear a Rufus: os invita a casa, os ofrece algo de comer o beber, os habla bien/mal…(todo dependiendo de cómo seáis con él), pero no podéis da la información exacta, que es lo que vais buscando.
• ¿No os parece que las guerras son muy largas? Tregua, tregua entre Wallace y Ébano, ya que es lo mejor, dada la situación… aunque nadie prohíbe que la tregua se pueda saltar algunas veces, ¿no?
Última edición por Wyn el Mar Jun 09 2015, 15:29, editado 1 vez
Wyn
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Re: El tiempo y sus estragos [Quest] [Wallace + Ébano] PAUSADO
La cairica de Ebano en su piel lo sacó de sus pensamientos. Miró de reojo como se sentaba, tapada con su capa. Era...realmente hermosa. La noche parecia darle un toque especial a su piel y a su rostro. El brujo estaba ensimsmado mirandola y su mente empezó a generar imagenes.
-...sueltame!....-gemia ella, apoyada contra la mesa, arañando sus brazos. El hombre la coge por la cintura y la mira a los ojos, entrando lentamente en ella, sonriendo ante la expressión de su rostro, su boca abierta de placer, sus colmillos afilados, sus uñas clavandose.-...te...odio....aaah....-el hombre sonrie mas y besa su cuello empezando su danza con las caderas, haciendola gemir en pequeños espasmos.
-Eres mia...para siempre...
-¿Qué ha pasado ahí dentro...?
La pregunta de ella lo sacó de esa fantasia, stubo que taparse con las manos disimuladamente por que el deseo era visible. Pensaba las palabras que podria decirle, pero no sabia como explicar que ahora ya no es como antes. Por suerte ella cambio de tema y eso ayudo a Wallace a concentrarse.
- Es muy sospechoso...que los hicieran minar sin ahber mineral...eh incluso que mineros novatos como ellos encontraran mineral tan rapido...-susurró moviendo una piedra con el pie. Se estemecio por el contacto de ella en su pelo pero se dejo, acomodando la cresta para que ella pudiera jugar mejor. Jamas dejaba que nadie le tocara el pelo pero Ebano....Ebano.
-...creo que el sigue vivio...espero eso...Elionore no soportaria la muerte de su marido...se lo que es ese sentimiento de perdida, te corroe por dentro...-susurró mirando la mano donde una cicatrizen forma de estrella parecia aun arder.-...pero debemos descansar...ve con ella mujer...vamos...-le dijo levantandose, crujiendose la espalda y paseando por la pequeña finca.
- Es aquí…- susurro Hallie, sonriéndoles a ambos. –Es un hombre… bueno, no le suele gustar tratar con la gente ¡así que no os sorprendáis si es borde! – pasó la mano por uno de los hombros de Ebano. –No sé donde vais, pero tened cuidado.- besó la suave mejilla de la rubia. –Y tu cuida de ella, fortachón...- dijo melosa mirando de manera picarona la brujo. Wallace no pudo evitar mirar a Ebano y sonreir, asintiendo. Hallie les dio la espalda en dirección a la ciudad. Cuando ya no estaba en su contacto visual Wallace se giro hacia la finca del hombre y suspiro.-...vamos rubita...la volveremos a ver..tranquila.
Un hombre alto y voluptuoso, aunque fuerte de brazos y hombros, pelo oscuro, almenas donde tenía, y una gran y cuidada barba y piel tosca de toda una vida de trabajo, abrió la puerta tras escuchar voces en su porche. Wallace se paro, mirandolo, estudiando aquel hombre que en su mirada contaba muchas aventuras de su juventud.
- ¿Quien sa supone que soy?- preguntó el hombre alzando el mentón, mirando más a la vampira que al brujo. Era viejo, y por lo que pudo adivinar el brujo ya no le importaba ser descarado. No le gustaba nada como miraba a Ebano. -¿Y porque vusotros astais en mi torchete?- preguntó de nuevo esta vez mirándole a ambos. Wallace se acercó apesar de que el hombre se movio, defensivo.
-Esta carta...es de la esposa de uno de tus mineros que hace meses incluso un año que desaparecieron..creo..que tiene derecho a saber que paso...y usted...buen señor, deberia ser un capataz responsable...-Rufus se puso rojo de enfado pero cogio la carta y empezo a leerla. Se rascó la barba y miro a los dos otra vez. Al brujo se lo quedo mirando, alucinando por la cnatidad de cicatrices sobre todo en el rostro.
-Puede qu si...qu se supiera que paso alli abaju...pero purque deberia contarsus...-Wallace sonrio ante aquello. La codicia de un viejo no conocia limites. El hombre miraba a la rubia pero Wallace se puso en medio. De ninguna manera ella seria un pago. Jamas. Asi pues, Wallace saco una ostentosa bolsa de aeros, una bolsa que hizo brillar los ojos del viejo.-...entrad entrad mesere..sinorina...porfavor...- Wallace guardó la bolsa y espero a que ella entrara.
-...sueltame!....-gemia ella, apoyada contra la mesa, arañando sus brazos. El hombre la coge por la cintura y la mira a los ojos, entrando lentamente en ella, sonriendo ante la expressión de su rostro, su boca abierta de placer, sus colmillos afilados, sus uñas clavandose.-...te...odio....aaah....-el hombre sonrie mas y besa su cuello empezando su danza con las caderas, haciendola gemir en pequeños espasmos.
-Eres mia...para siempre...
-¿Qué ha pasado ahí dentro...?
La pregunta de ella lo sacó de esa fantasia, stubo que taparse con las manos disimuladamente por que el deseo era visible. Pensaba las palabras que podria decirle, pero no sabia como explicar que ahora ya no es como antes. Por suerte ella cambio de tema y eso ayudo a Wallace a concentrarse.
- Es muy sospechoso...que los hicieran minar sin ahber mineral...eh incluso que mineros novatos como ellos encontraran mineral tan rapido...-susurró moviendo una piedra con el pie. Se estemecio por el contacto de ella en su pelo pero se dejo, acomodando la cresta para que ella pudiera jugar mejor. Jamas dejaba que nadie le tocara el pelo pero Ebano....Ebano.
-...creo que el sigue vivio...espero eso...Elionore no soportaria la muerte de su marido...se lo que es ese sentimiento de perdida, te corroe por dentro...-susurró mirando la mano donde una cicatrizen forma de estrella parecia aun arder.-...pero debemos descansar...ve con ella mujer...vamos...-le dijo levantandose, crujiendose la espalda y paseando por la pequeña finca.
- Es aquí…- susurro Hallie, sonriéndoles a ambos. –Es un hombre… bueno, no le suele gustar tratar con la gente ¡así que no os sorprendáis si es borde! – pasó la mano por uno de los hombros de Ebano. –No sé donde vais, pero tened cuidado.- besó la suave mejilla de la rubia. –Y tu cuida de ella, fortachón...- dijo melosa mirando de manera picarona la brujo. Wallace no pudo evitar mirar a Ebano y sonreir, asintiendo. Hallie les dio la espalda en dirección a la ciudad. Cuando ya no estaba en su contacto visual Wallace se giro hacia la finca del hombre y suspiro.-...vamos rubita...la volveremos a ver..tranquila.
Un hombre alto y voluptuoso, aunque fuerte de brazos y hombros, pelo oscuro, almenas donde tenía, y una gran y cuidada barba y piel tosca de toda una vida de trabajo, abrió la puerta tras escuchar voces en su porche. Wallace se paro, mirandolo, estudiando aquel hombre que en su mirada contaba muchas aventuras de su juventud.
- ¿Quien sa supone que soy?- preguntó el hombre alzando el mentón, mirando más a la vampira que al brujo. Era viejo, y por lo que pudo adivinar el brujo ya no le importaba ser descarado. No le gustaba nada como miraba a Ebano. -¿Y porque vusotros astais en mi torchete?- preguntó de nuevo esta vez mirándole a ambos. Wallace se acercó apesar de que el hombre se movio, defensivo.
-Esta carta...es de la esposa de uno de tus mineros que hace meses incluso un año que desaparecieron..creo..que tiene derecho a saber que paso...y usted...buen señor, deberia ser un capataz responsable...-Rufus se puso rojo de enfado pero cogio la carta y empezo a leerla. Se rascó la barba y miro a los dos otra vez. Al brujo se lo quedo mirando, alucinando por la cnatidad de cicatrices sobre todo en el rostro.
-Puede qu si...qu se supiera que paso alli abaju...pero purque deberia contarsus...-Wallace sonrio ante aquello. La codicia de un viejo no conocia limites. El hombre miraba a la rubia pero Wallace se puso en medio. De ninguna manera ella seria un pago. Jamas. Asi pues, Wallace saco una ostentosa bolsa de aeros, una bolsa que hizo brillar los ojos del viejo.-...entrad entrad mesere..sinorina...porfavor...- Wallace guardó la bolsa y espero a que ella entrara.
Wallace Mcgregor
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Re: El tiempo y sus estragos [Quest] [Wallace + Ébano] PAUSADO
La muchacha nos llevó hasta otra casa, un poco más alejada y desaliñada pero amplia...
Es aquí…Es un hombre… bueno, no le suele gustar tratar con la gente ¡así que no os sorprendáis si es borde!No sé donde vais, pero tened cuidado.Y tu cuida de ella, fortachón... -sonreí mirándola con picardía y acarcié su trasero antes de irse. Esperaba volver a ella algún día.. no me importaría nada. - Cuidate mucho - Dije, guiñándole un ojo y correspondiendo a su beso. Me quedé mirando su figura durante un rato, hasta que la voz del brujo me sacó de mi cabeza.
..vamos rubita...la volveremos a ver..tranquila. -me mordí el labio inferior y lo miré detenidamente- Siempre con eso de rubita... -murmuré refunfuñando. Que me excitase con cada movimiento o expresión me daba rabia. Yo no podía sentir nada así por él, y mucho menos importarme, estar cuidando de que no le ocurriese nada malo porque.. ¡No! Yo no me preocupaba. No. Solo me aseguraba.. Por.. Educación. Eso era. Pero a quien quería engañar... ¿Educación..? ¿Ébano..? No, no al menos como el resto de la gente.
Además sus palabras de la noche anterior resonaban aún en mi cabeza. Había.. evadido el tema. Y aquello del sentimiento de pérdida... Por alguna razón, él quería devolverle el marido a Elionor pasara lo que pasase. De modo que suspiré, tragué el orgullo y el odio hacia mi misma por que aquel arrogante redomado provocase tal torrente de pensamientos y...... se....sentimientos.. en mi. Pero no. No lo iba a admitir. Nunca.
¿Quien sa supone que soy? ¿Y porque vusotros astais en mi torchete?
El hombre estaba fuera. A la defensiva... Fuerte y mayor. Curtido y... descarado. Muy descarado. Aquello no me suponía un problema, de hecho... Nos daba una nueva baza para jugar. Sentí al brujo crispándose, tensándose, la sangre correr más rápido.
Buenas noches.. Ah.. - Fui a responder, abrí la boca, pero se quedó en eso. Wallace se adelantó con la carta. Endurecí el gesto y me adelanté mientras hablaba. No soportaba quedarme a un segundo plano.. Ni por protección, ni por ignorancia ni por nada. - Esta carta...es de la esposa de uno de tus mineros que hace meses incluso un año que desaparecieron..creo..que tiene derecho a saber que paso...y usted...buen señor, deberia ser un capataz responsable...- y el hombre la agarró para examinarla, aparentemente molesto también.
Puede qu si...qu se supiera que paso alli abaju...pero purque deberia contarsus.... -Cuadré los hombros mirándolo fijamente. Ya que tenía interés en mi, algún beneficio tendríamos que sacar de ello... Pero de nuevo, el brujo, el maldito brujo, en medio. Me crucé de brazos, enfadada, con el rostro crispado y consciente de que era la reacción de una niña pero nadie, NADIE, tiene que decirme qué hacer, qué no hacer y cómo hacer lo que normalmente era mi trabajo. Sacó una bolsa de dinero, y al hombre le cambió la cara..
Entrad entrad mesere..sinorina...por favor... -y se dio media vuelta, y entró, lentamente y retorciéndose las manos como quien va a darse un banquete. El brujo se echó a un lado y lo miré, fulminándolo con la mirada entrecerrada. Agarré su brazo y lo empujé con la otra mano- ¿Estás loco? ¡No puedes perder tal cantidad de aeros en un tipo que se lo gastará en furcias a la primera de cambio! Ambos hemos visto cómo me miraba, y no pienso dejar pasar esa oportunidad. -y viendo que iba a replicar añadí, más fuerte- Te guste, o no. Y más te vale no volver a dejarme en un segundo plano a la hora de trabajar.. No si valoras tus pelotas, "brujito" -dije, con énfasis especial en el diminutivo. Rubita, rubita.... Ohhg... Lo solté, la marca de las uñas estaba rojiza. Bajé el corpiño sacando más pecho mirándolo a los ojos y camié la expresión repentinamente, a una más dulce e inocente, y con las mismas subí los escalones del porche para pasar dentro.
El interior era un tanto escueto... Dos sillones, un mueble bajo con algunos libros y un rincón para herramientas de trabajo. En la otra sala, una cocina y una mesa de cocina algo desvencijada, pero firme, y algunas sillas en el mismo estado. Unas escaleras llevaban a un piso superior. El hombre estaba junto a un sillón, cruzado de brazos. Me seguía con la mirada. Más a mis atributos que a mi.
Disculpa a mi amigo. No ha sido de lo más cortés con usted.. ¿Rufus?
Se se, ehe soy yo
Le sonreí, y me acerqué un poco más. Wallace entró tras de mi, le escuchaba refunfuñar y resoplar... Gruñía. Esperaba que dejase de hacer eso porque.. porque.. me... Ohhhhg, ¡no! Ahora no, Ébano.
Verá... Como le ha dicho mi... amigo, -dije, asintiendo hacia Wallace para hacerlo notar- Elionore nos ha pedido ayuda.. Necesita recuperar a su marido. Y estoy segura de que un buen y capaz hombre como es usted podrá indicarnos a dónde debemos dirigirnos.. -moví las manos con fluidez mientras hablaba, en torno a mi torso. Esperaba engatusarlo en cierto modo para que no pensase demasiado sus respuestas- Quedaría en deuda con usted, y muy agradecida, tanto mi amigo... como yo. -finalicé, con la expresión de inocente gratitud vuelta hacia él, y rezando por que Wallace no explotase y me chillase allí mismo.
Es aquí…Es un hombre… bueno, no le suele gustar tratar con la gente ¡así que no os sorprendáis si es borde!No sé donde vais, pero tened cuidado.Y tu cuida de ella, fortachón... -sonreí mirándola con picardía y acarcié su trasero antes de irse. Esperaba volver a ella algún día.. no me importaría nada. - Cuidate mucho - Dije, guiñándole un ojo y correspondiendo a su beso. Me quedé mirando su figura durante un rato, hasta que la voz del brujo me sacó de mi cabeza.
..vamos rubita...la volveremos a ver..tranquila. -me mordí el labio inferior y lo miré detenidamente- Siempre con eso de rubita... -murmuré refunfuñando. Que me excitase con cada movimiento o expresión me daba rabia. Yo no podía sentir nada así por él, y mucho menos importarme, estar cuidando de que no le ocurriese nada malo porque.. ¡No! Yo no me preocupaba. No. Solo me aseguraba.. Por.. Educación. Eso era. Pero a quien quería engañar... ¿Educación..? ¿Ébano..? No, no al menos como el resto de la gente.
Además sus palabras de la noche anterior resonaban aún en mi cabeza. Había.. evadido el tema. Y aquello del sentimiento de pérdida... Por alguna razón, él quería devolverle el marido a Elionor pasara lo que pasase. De modo que suspiré, tragué el orgullo y el odio hacia mi misma por que aquel arrogante redomado provocase tal torrente de pensamientos y...... se....sentimientos.. en mi. Pero no. No lo iba a admitir. Nunca.
¿Quien sa supone que soy? ¿Y porque vusotros astais en mi torchete?
El hombre estaba fuera. A la defensiva... Fuerte y mayor. Curtido y... descarado. Muy descarado. Aquello no me suponía un problema, de hecho... Nos daba una nueva baza para jugar. Sentí al brujo crispándose, tensándose, la sangre correr más rápido.
Buenas noches.. Ah.. - Fui a responder, abrí la boca, pero se quedó en eso. Wallace se adelantó con la carta. Endurecí el gesto y me adelanté mientras hablaba. No soportaba quedarme a un segundo plano.. Ni por protección, ni por ignorancia ni por nada. - Esta carta...es de la esposa de uno de tus mineros que hace meses incluso un año que desaparecieron..creo..que tiene derecho a saber que paso...y usted...buen señor, deberia ser un capataz responsable...- y el hombre la agarró para examinarla, aparentemente molesto también.
Puede qu si...qu se supiera que paso alli abaju...pero purque deberia contarsus.... -Cuadré los hombros mirándolo fijamente. Ya que tenía interés en mi, algún beneficio tendríamos que sacar de ello... Pero de nuevo, el brujo, el maldito brujo, en medio. Me crucé de brazos, enfadada, con el rostro crispado y consciente de que era la reacción de una niña pero nadie, NADIE, tiene que decirme qué hacer, qué no hacer y cómo hacer lo que normalmente era mi trabajo. Sacó una bolsa de dinero, y al hombre le cambió la cara..
Entrad entrad mesere..sinorina...por favor... -y se dio media vuelta, y entró, lentamente y retorciéndose las manos como quien va a darse un banquete. El brujo se echó a un lado y lo miré, fulminándolo con la mirada entrecerrada. Agarré su brazo y lo empujé con la otra mano- ¿Estás loco? ¡No puedes perder tal cantidad de aeros en un tipo que se lo gastará en furcias a la primera de cambio! Ambos hemos visto cómo me miraba, y no pienso dejar pasar esa oportunidad. -y viendo que iba a replicar añadí, más fuerte- Te guste, o no. Y más te vale no volver a dejarme en un segundo plano a la hora de trabajar.. No si valoras tus pelotas, "brujito" -dije, con énfasis especial en el diminutivo. Rubita, rubita.... Ohhg... Lo solté, la marca de las uñas estaba rojiza. Bajé el corpiño sacando más pecho mirándolo a los ojos y camié la expresión repentinamente, a una más dulce e inocente, y con las mismas subí los escalones del porche para pasar dentro.
El interior era un tanto escueto... Dos sillones, un mueble bajo con algunos libros y un rincón para herramientas de trabajo. En la otra sala, una cocina y una mesa de cocina algo desvencijada, pero firme, y algunas sillas en el mismo estado. Unas escaleras llevaban a un piso superior. El hombre estaba junto a un sillón, cruzado de brazos. Me seguía con la mirada. Más a mis atributos que a mi.
Disculpa a mi amigo. No ha sido de lo más cortés con usted.. ¿Rufus?
Se se, ehe soy yo
Le sonreí, y me acerqué un poco más. Wallace entró tras de mi, le escuchaba refunfuñar y resoplar... Gruñía. Esperaba que dejase de hacer eso porque.. porque.. me... Ohhhhg, ¡no! Ahora no, Ébano.
Verá... Como le ha dicho mi... amigo, -dije, asintiendo hacia Wallace para hacerlo notar- Elionore nos ha pedido ayuda.. Necesita recuperar a su marido. Y estoy segura de que un buen y capaz hombre como es usted podrá indicarnos a dónde debemos dirigirnos.. -moví las manos con fluidez mientras hablaba, en torno a mi torso. Esperaba engatusarlo en cierto modo para que no pensase demasiado sus respuestas- Quedaría en deuda con usted, y muy agradecida, tanto mi amigo... como yo. -finalicé, con la expresión de inocente gratitud vuelta hacia él, y rezando por que Wallace no explotase y me chillase allí mismo.
Ébano
Aerandiano de honor
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Re: El tiempo y sus estragos [Quest] [Wallace + Ébano] PAUSADO
Los ojos del hombre se detuvieron en la bossa de aeros para volar después a los pechos de la vampira, apretados por el gesto que había adoptado. Y con una sonrisa felina los dejo entrar, sin perder la oportunidad de ver a aquella preciosidad por detrás, moviendo la sanos como una mosca.
Se sentó a esperarles en su viejo pero cómodo sillón. La casa no era gran cosa, nunca había tenido una mujer incordiándole para tener cosas bonitas, por lo que vivía con los mismos muebles que años atrás, mientras se aguantaran ¿para qué cambiarlos? Miró de nuevo la carta…Kenzo… sabia que aquella mujer suya no dejaría de darle dolores de cabeza, siempre llorando y preguntando.
Las palabras de la hermosa mujer lo saco de las líneas.
-Disculpa a mi amigo. No ha sido de lo más cortés con usted… ¿Rufus?-
-Se se, ehe soy yo- la mujer sonrió y se acerco más a él. Los ojos del hombre no podían separarse de sus atributos, que cada vez parecían rebosarse más de aquel apretado cor…como se llamase.
-Verá... Como le ha dicho mi... amigo, -miro al brujo que estaba algo más lejos, parecía enfadado. ¿Y como no lo iba a estar? La muchacha estaba dándole más atenciones a un viejo que a él, un joven fuerte y apuesto… Rufus…sonrió satisfecho de que aunque fuese algo mayor podía seguir gustando a las hembras. - Elionore nos ha pedido ayuda… Necesita recuperar a su marido. Y estoy segura de que un buen y capaz hombre como es usted podrá indicarnos a dónde debemos dirigirnos…- sus manos se movían acompañando sus palabras… que raras era las mujeres… pero al menos eso hacía que se le movieran los pechos. -Quedaría en deuda con usted, y muy agradecida, tanto mí amigo... como yo.- las manos del hombre estaban haciendo un gran esfuerzo por no arrancar aquel maldito cor…cor…corpeñote que aprisionaba lo que tanto estaba deseando.
Realmente aquella mujer sabía utilizar sus encantos, y menos mal que el brujo se mantuvo en un segundo plano, callado y sin alterarse, al menos no visiblemente, ya que si no hubiese sido así que hombre no hubiese dicho nada de importancia.
Rufus sonrió de manera que su barba se deformó de manera jovial. Sus mejillas estaban ligeramente sonrojadas cuando empezó a hablar.
-Buenu…a quizá si se den donde estais hablando vusotros…- las manos del hombre indicaron a la dama que se sentase junto a él. –Kenzo… este fue a un excalvacion no muy lejus de aca…si… ahí hubieron hombres algo estranios…- coloco la mano sobre la rodilla de la vampira, como quin no quiere la caso. - ¡Suelte que Rufus no palticipio en dichosas excalvaciones!... Solomente u hombre saliu de alla antes de que…de… la valancha…- miró ambos, esperando ver sorpresa después de decir lo de la avalancha. Si, aquellos dos no eran de la ciudad, ya que todos sabían que junto a esa “mina” había una casucha, en la que los mineros podían salir a descansar por la noche. Pero un día, sin saber cómo, hubo una avalancha, cubriendo toda la zona de rocas y arena, imposibilitando la entrada… y la salida. – Ahura solo aver muelte aha. Si…solo velse la puntuta de aquella casa fea, ahora no pariese tan altota…- dijo riendo un poco. – Si vusotros vais a aja a pol Kenzo… no creo que estos muchalvetes llegen…- dijo esto último para sí mismo. -… solo encuntraireis sus guesos…
La mano que aun estaba sobre la rodilla de la rubia empezó a subir por aquellas piernas de infarto, pretendiendo ganas algo por aquellas palabras.
Se sentó a esperarles en su viejo pero cómodo sillón. La casa no era gran cosa, nunca había tenido una mujer incordiándole para tener cosas bonitas, por lo que vivía con los mismos muebles que años atrás, mientras se aguantaran ¿para qué cambiarlos? Miró de nuevo la carta…Kenzo… sabia que aquella mujer suya no dejaría de darle dolores de cabeza, siempre llorando y preguntando.
Las palabras de la hermosa mujer lo saco de las líneas.
-Disculpa a mi amigo. No ha sido de lo más cortés con usted… ¿Rufus?-
-Se se, ehe soy yo- la mujer sonrió y se acerco más a él. Los ojos del hombre no podían separarse de sus atributos, que cada vez parecían rebosarse más de aquel apretado cor…como se llamase.
-Verá... Como le ha dicho mi... amigo, -miro al brujo que estaba algo más lejos, parecía enfadado. ¿Y como no lo iba a estar? La muchacha estaba dándole más atenciones a un viejo que a él, un joven fuerte y apuesto… Rufus…sonrió satisfecho de que aunque fuese algo mayor podía seguir gustando a las hembras. - Elionore nos ha pedido ayuda… Necesita recuperar a su marido. Y estoy segura de que un buen y capaz hombre como es usted podrá indicarnos a dónde debemos dirigirnos…- sus manos se movían acompañando sus palabras… que raras era las mujeres… pero al menos eso hacía que se le movieran los pechos. -Quedaría en deuda con usted, y muy agradecida, tanto mí amigo... como yo.- las manos del hombre estaban haciendo un gran esfuerzo por no arrancar aquel maldito cor…cor…corpeñote que aprisionaba lo que tanto estaba deseando.
Realmente aquella mujer sabía utilizar sus encantos, y menos mal que el brujo se mantuvo en un segundo plano, callado y sin alterarse, al menos no visiblemente, ya que si no hubiese sido así que hombre no hubiese dicho nada de importancia.
Rufus sonrió de manera que su barba se deformó de manera jovial. Sus mejillas estaban ligeramente sonrojadas cuando empezó a hablar.
-Buenu…a quizá si se den donde estais hablando vusotros…- las manos del hombre indicaron a la dama que se sentase junto a él. –Kenzo… este fue a un excalvacion no muy lejus de aca…si… ahí hubieron hombres algo estranios…- coloco la mano sobre la rodilla de la vampira, como quin no quiere la caso. - ¡Suelte que Rufus no palticipio en dichosas excalvaciones!... Solomente u hombre saliu de alla antes de que…de… la valancha…- miró ambos, esperando ver sorpresa después de decir lo de la avalancha. Si, aquellos dos no eran de la ciudad, ya que todos sabían que junto a esa “mina” había una casucha, en la que los mineros podían salir a descansar por la noche. Pero un día, sin saber cómo, hubo una avalancha, cubriendo toda la zona de rocas y arena, imposibilitando la entrada… y la salida. – Ahura solo aver muelte aha. Si…solo velse la puntuta de aquella casa fea, ahora no pariese tan altota…- dijo riendo un poco. – Si vusotros vais a aja a pol Kenzo… no creo que estos muchalvetes llegen…- dijo esto último para sí mismo. -… solo encuntraireis sus guesos…
La mano que aun estaba sobre la rodilla de la rubia empezó a subir por aquellas piernas de infarto, pretendiendo ganas algo por aquellas palabras.
**
La parte superior de una pequeña torre sobresalía de entre los escombros de un derrumbamiento, como había dicho el viejo Rufus. No había puerta, no hacían entrada a la mina, no había nada, solo el final de una construcción, una pequeña ventana y el destartalado techo. Todo lo demás eran rocas arena y polvo.
__________________________________
•Para el siguiente turno ya debéis estar en la zona de la mina, fuera o entrando en ella.
•Podéis hacer con el pobre Rufus lo que queráis, siempre que lo finalicéis en este turno.
•Recordad que no hay más formas de entrar (nada de inventar puertas secretas o algo así).
• Si entráis ya en este siguiente pos en el interior de la “mina”, no describáis el interior, ya que en el siguiente turno os facilitare un mapa que vosotros mismos iréis descubriendo a medida que lo completáis.
También habrán una serie de normal, que os explicare en el siguiente turno.
Wyn
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Re: El tiempo y sus estragos [Quest] [Wallace + Ébano] PAUSADO
Dichas esas palabras, el cerebro de Wallace pensó que ya podían dejar a ese hombre y pagarle pero una vez mas, su cuerpo era primero. De una patada tiro la mesa que se interponía entre ambos. Cogió al hombre con un simple brazo y lo aparto de ella. empotrandolo contra la pared lo miro a los ojos, muy fijamente, mortal, frió.
- Peru que haces so gorrinu! Suéltame!- gritaba el hombre, con los pies colgando.
-No vuelvas a tocar a mi mujer...gracias por la información....-le dio un cabezazo y lo dejo tonto en el suelo. Chasqueo la lengua y la miro. La rubia obviamente estaba enfada pero el brujo le iba a dejar una cosa clara. Se acerco a ella y apoyándola en la pared, la cubrió con todo su cuerpo. Y antes de alguna queja, antes de cualquier cosa atrapó esa boquita viperina con sus labios, besandola, profundamente mientras sus manos la cogían por la cintura, empotrandola contra la cadera de el. Ese acto no era mas que un acto animal de posesión y territorio. Se aparto de ella levemente, gruñendo pues no quería pero debía. Se acerco a su oreja y susurró.
- No vuelvas....a dejarte tocar....delante de mi...eres mía...-le gruño mientras la apretaba contra el.-...y no quiero que te hagan daño...-su voz tembló en esas ultimas palabras. Esa mujer le preocupaba? Wallace suspiró y se aparto, levemente enrojecido y no dudo en ponerse bien la entrepierna descaradamente delante de ella.
Al salir de la choza, respiro hondo y miró en dirección a la mina. Las cosas empezaban a encajar y el tiempo apremiaba, cada minuto podría ser mortal para Kenzo y el brujo no podía permitirse fallar. Aunque los labios de la vampira seguían en el, su olor, su delicioso sabor. Wallace agitó la cabeza y se centro.
La misión Wallace. La misión.
- Mujer que haces....-susurra el hombre mirando como la mujer se arrodilla ante el y desabrocha el pantalón. La mujer lo mira a los ojos sonriendo mostrando unos colmillos. El hombre suspira, satisfecho y se apoya en la pared mientras las manos de ella lo liberan, lo acarician, lo animan. El hombre cierra los ojos y se deja llevar, sintiendo los labios de ella en el, su lengua, su boca.
Wallace abrió los ojos y gruñó. Céntrate brujo.
offrol: lleva tu al brujo a las minas! haz con el lo que quieras...eue
- Peru que haces so gorrinu! Suéltame!- gritaba el hombre, con los pies colgando.
-No vuelvas a tocar a mi mujer...gracias por la información....-le dio un cabezazo y lo dejo tonto en el suelo. Chasqueo la lengua y la miro. La rubia obviamente estaba enfada pero el brujo le iba a dejar una cosa clara. Se acerco a ella y apoyándola en la pared, la cubrió con todo su cuerpo. Y antes de alguna queja, antes de cualquier cosa atrapó esa boquita viperina con sus labios, besandola, profundamente mientras sus manos la cogían por la cintura, empotrandola contra la cadera de el. Ese acto no era mas que un acto animal de posesión y territorio. Se aparto de ella levemente, gruñendo pues no quería pero debía. Se acerco a su oreja y susurró.
- No vuelvas....a dejarte tocar....delante de mi...eres mía...-le gruño mientras la apretaba contra el.-...y no quiero que te hagan daño...-su voz tembló en esas ultimas palabras. Esa mujer le preocupaba? Wallace suspiró y se aparto, levemente enrojecido y no dudo en ponerse bien la entrepierna descaradamente delante de ella.
Al salir de la choza, respiro hondo y miró en dirección a la mina. Las cosas empezaban a encajar y el tiempo apremiaba, cada minuto podría ser mortal para Kenzo y el brujo no podía permitirse fallar. Aunque los labios de la vampira seguían en el, su olor, su delicioso sabor. Wallace agitó la cabeza y se centro.
La misión Wallace. La misión.
- Mujer que haces....-susurra el hombre mirando como la mujer se arrodilla ante el y desabrocha el pantalón. La mujer lo mira a los ojos sonriendo mostrando unos colmillos. El hombre suspira, satisfecho y se apoya en la pared mientras las manos de ella lo liberan, lo acarician, lo animan. El hombre cierra los ojos y se deja llevar, sintiendo los labios de ella en el, su lengua, su boca.
Wallace abrió los ojos y gruñó. Céntrate brujo.
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Wallace Mcgregor
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Re: El tiempo y sus estragos [Quest] [Wallace + Ébano] PAUSADO
No podía creerme lo que estaba haciendo... Y todo por obtener la información necesaria sin problemas y... ¿por qué no? Pra demostrarle al brujo que podía apañarmelas yo sola, y para fastidiarlo, ya de paso.
Aunque no es que yo tuviese que demostrar nada... Llevaba ya muchos años sola y había aprendido a valerme por mi misma. Como en ese momento. Sus repelentes manos estaban sobre mi rodillay sus ojos, no paraban de mirarme.. Esperaba que Wallace se quedase con las palabras de Rufus porque en ese momento, no esaba prestando atención.
Me crecían los colmillos, y justo cuando finalizaba e iba a ladearme de él.... Wallace.
Serio, imponente, fuerte. Agarró a Rufus contra una pared. Siseé, echándome atrás y sacando los colmillos ante lo sucedido.
Peru que haces so gorrinu! Suéltame!
No vuelvas a tocar a mi mujer...gracias por la información....
Ooh... Serás.. -No me lo podía creer. Apreté los puños con fuerza. Sentía la sangre hervir dentro de mi. De excitación, por lo que acababa de hacer, y de ira, por lo que acababa de decir. Le dio un cabezazo y se volvió, tan cabreado como ya era costumbre en él. Lo miré desafiante y alcé la cabeza conforme me acercaba a él con el rostro crispado, alterada y los colmillos prominentes- ¿¡Cómo te atreves a...
Pero ahí quedó todo. Me apoyó en la pared, me presionó y me besó.
Fuerte. Intenso. Arrebatadoramente sensual y odioso.
Primitivo.. Como los gruñidos que emitía. Me retorcía y me movía debajo de él. Me agarró de la cintura, presionándome contra él, y mi cuerpo respondía erizándose y mojándose, mientras me esforzaba por soltarme inútilmente... Arañé su cuello en un intento de separarme y mordí su labio con fuerza cuando me soltó. Me había dominado, y no me había podido soltar ni tan siquiera. ¿Pero lo había intentado con todas mis fuerzas...? ¿A pesar de resistirme...?
Le crucé la cara, fuerte, de nuevo, como en la taberna. Estaba sonrojada, de ira, de deseo, mi pecho subía y bajaba, temblaba y él seguía cerca, muy cerca de mi. Tanto, que podía escuchar, oler su sangre... Y empezaba a sentirme hambrienta. ¿De sangre....?
No Ébano. Céntrate.
No vuelvas....a dejarte tocar....delante de mi...eres mía... ..y no quiero que te hagan daño... -y mientras hablaba. Había ido cabreándome más. Me daba órdenes, a mi. Me tenía por una posesión suya... Pero después, aquella frase.
Quería decirle de todo, quería hacerle de todo para hacerle entender, que no quería sentirme obligada, recluída, ordenada de nuevo. Que era libre, libre de pelearme con él, de gritarle, de follar con él, o de irme en cualquier momento.
Pero no podía. Me había quedado quieta, clavada en el sitio. Alcé las manos, temblorosas, para serenarlas, y abrí y cerré la boca repetidamente mirándolo. Cerré los ojos. En un esfuerzo. No podíamos destrozar más nada, bastante era la mesa y el aturdimiento de Rufus.
Me acerqué, todo lo veloz que pude a él, en un abrir y cerrar de ojos.
SOY mía. -lo empujé, varios pasos hacia atrás. Cogí mi capa y me pegué a él, a escasos milímetros de su boca, mientras se recolocaba la entre pierna y pegaba mis caderas a las suyas. Lo miraba fijamente, a los ojos, desafiante.- NO vuelvas a dejarme en segundo plano, te lo he dicho antes. -esbocé media sonrisa lisonjera, acostumbrada a mostrarlas con facilidad. Recorrí su torso, sin dejar de mirarlo hasta sus huevos y apreté, deliberadamente, entrecerrando los ojos,- y NO te atrevas, a subestimarme, mortal. - suavicé el rostro, solté y me dispuse a colocar bien mis pechos en el corpiño, tratando de imitar su orgullo. Me até la capa y me alejé unos pasos.
Ignoro qué cojones te ocurre, estás raro. Y me cuesta controlar mis ganas de morderte y absorber toda tu sangre mientras te cabalgo en cualquier parte. Tú lo sabes, y yo lo sé. Puedo ver tu odio, puedo oler tu deseo y puedo escuchar tu sangre correr cerca de mi. Así que.. te sugiero que tengas en cuentra que no soy una chiquilla cualquiera de una casa de citas. -y salí, escuchando sus pasos tras los míos, al exterior.- Y más nos vale centrarnos en lo que nos trae aquí, o de lo contrario habremos fracasado, y créeme que no me apetece nada. Resolveremos, nuestros.. Asuntos más tarde, si es verdad que tengo que acompañarte a tu estúpido Nido, pero no esperes de mi la docilidad de cualquier mujer.. -le guiñé un ojo.
Y... me temblaban las piernas. Él no dejaba de ser fuerte, fiero. Y yo no dejaba de ser una mujer pequeña, a pesar de mis dientes y de la fuerza adquirida... Y además, no dejaba de pensar en que, más allá del odio, y del deseo, algo más empezaba a surgir tras él alarde de él de protección. No sabía si enterrarlo o dejarlo salir.. Lo que estaba claro es que aún no era el momento de pensar en ello. Y solo esperaba que la situación entre ambos no cambiase.. Porque me gustaba realmente pincharle, que me pinchase, amenazarle, y que me besase.
Era la línea fina entre el control, la cordura, y el caos y el descontrol.. El deseo. Y era tan divertido caminar por ahí...
Me situé junto a él en la calle. Estaba levemente arrepentida por aquellas palabras. Tal vez había sido demasiado dura... Dura su... Joder. Me mordí el labio, caminaba en silencio. Podía escucharle gruñir, caminaba muy pegada a él, y estaba tenso. Normal...
Lo había empujado hasta un árbol, había peleado por coger sus muñecas mientras él sujetaba mis brazos. Dentelladas y mordiscos volaban, para encontrar los labios del otro y al final, se fundían en un beso con deseo, fuerza. Lucha. Él le había roto las ropas y ella estaba agitada, se retorcía, desataba los calzones de él y subía ambas piernas en torno a sus caderas, pidiéndole entrar al oído...
¿¡Qué!? ¡No! Me había sonrojado, por los dioses. Seguíamos caminando... Hasta un camino algo solitario. Podía ver al fondo los escombros... Los que había mencionado Rufus, un tejado desvaído se veía entre rocas y polvo.
Wallace. Gracias por lo de antes... Ya sabes, una tiene.. reputación. -dije, de pronto. ¡Eh, qué haces, necia? Cállate, tienes una reputación... No, joder. Merece saber.- No suelo verme en situaciones así. -lo miré de lado, escrutándolo, con media sonrisa sincera.. Pensativa. Su pelo.. Su cresta estaba preciosa a la luz de la Luna.. Como sus ojos... - Pero esto no cambia nada, ¿entendido?
"No vuelvas a tocar a mi mujer..." -me sonrojé y miré al frente, tratando de aparentar seriedad..
Aunque no es que yo tuviese que demostrar nada... Llevaba ya muchos años sola y había aprendido a valerme por mi misma. Como en ese momento. Sus repelentes manos estaban sobre mi rodillay sus ojos, no paraban de mirarme.. Esperaba que Wallace se quedase con las palabras de Rufus porque en ese momento, no esaba prestando atención.
Me crecían los colmillos, y justo cuando finalizaba e iba a ladearme de él.... Wallace.
Serio, imponente, fuerte. Agarró a Rufus contra una pared. Siseé, echándome atrás y sacando los colmillos ante lo sucedido.
Peru que haces so gorrinu! Suéltame!
No vuelvas a tocar a mi mujer...gracias por la información....
Ooh... Serás.. -No me lo podía creer. Apreté los puños con fuerza. Sentía la sangre hervir dentro de mi. De excitación, por lo que acababa de hacer, y de ira, por lo que acababa de decir. Le dio un cabezazo y se volvió, tan cabreado como ya era costumbre en él. Lo miré desafiante y alcé la cabeza conforme me acercaba a él con el rostro crispado, alterada y los colmillos prominentes- ¿¡Cómo te atreves a...
Pero ahí quedó todo. Me apoyó en la pared, me presionó y me besó.
Fuerte. Intenso. Arrebatadoramente sensual y odioso.
Primitivo.. Como los gruñidos que emitía. Me retorcía y me movía debajo de él. Me agarró de la cintura, presionándome contra él, y mi cuerpo respondía erizándose y mojándose, mientras me esforzaba por soltarme inútilmente... Arañé su cuello en un intento de separarme y mordí su labio con fuerza cuando me soltó. Me había dominado, y no me había podido soltar ni tan siquiera. ¿Pero lo había intentado con todas mis fuerzas...? ¿A pesar de resistirme...?
Le crucé la cara, fuerte, de nuevo, como en la taberna. Estaba sonrojada, de ira, de deseo, mi pecho subía y bajaba, temblaba y él seguía cerca, muy cerca de mi. Tanto, que podía escuchar, oler su sangre... Y empezaba a sentirme hambrienta. ¿De sangre....?
No Ébano. Céntrate.
No vuelvas....a dejarte tocar....delante de mi...eres mía... ..y no quiero que te hagan daño... -y mientras hablaba. Había ido cabreándome más. Me daba órdenes, a mi. Me tenía por una posesión suya... Pero después, aquella frase.
Quería decirle de todo, quería hacerle de todo para hacerle entender, que no quería sentirme obligada, recluída, ordenada de nuevo. Que era libre, libre de pelearme con él, de gritarle, de follar con él, o de irme en cualquier momento.
Pero no podía. Me había quedado quieta, clavada en el sitio. Alcé las manos, temblorosas, para serenarlas, y abrí y cerré la boca repetidamente mirándolo. Cerré los ojos. En un esfuerzo. No podíamos destrozar más nada, bastante era la mesa y el aturdimiento de Rufus.
Me acerqué, todo lo veloz que pude a él, en un abrir y cerrar de ojos.
SOY mía. -lo empujé, varios pasos hacia atrás. Cogí mi capa y me pegué a él, a escasos milímetros de su boca, mientras se recolocaba la entre pierna y pegaba mis caderas a las suyas. Lo miraba fijamente, a los ojos, desafiante.- NO vuelvas a dejarme en segundo plano, te lo he dicho antes. -esbocé media sonrisa lisonjera, acostumbrada a mostrarlas con facilidad. Recorrí su torso, sin dejar de mirarlo hasta sus huevos y apreté, deliberadamente, entrecerrando los ojos,- y NO te atrevas, a subestimarme, mortal. - suavicé el rostro, solté y me dispuse a colocar bien mis pechos en el corpiño, tratando de imitar su orgullo. Me até la capa y me alejé unos pasos.
Ignoro qué cojones te ocurre, estás raro. Y me cuesta controlar mis ganas de morderte y absorber toda tu sangre mientras te cabalgo en cualquier parte. Tú lo sabes, y yo lo sé. Puedo ver tu odio, puedo oler tu deseo y puedo escuchar tu sangre correr cerca de mi. Así que.. te sugiero que tengas en cuentra que no soy una chiquilla cualquiera de una casa de citas. -y salí, escuchando sus pasos tras los míos, al exterior.- Y más nos vale centrarnos en lo que nos trae aquí, o de lo contrario habremos fracasado, y créeme que no me apetece nada. Resolveremos, nuestros.. Asuntos más tarde, si es verdad que tengo que acompañarte a tu estúpido Nido, pero no esperes de mi la docilidad de cualquier mujer.. -le guiñé un ojo.
Y... me temblaban las piernas. Él no dejaba de ser fuerte, fiero. Y yo no dejaba de ser una mujer pequeña, a pesar de mis dientes y de la fuerza adquirida... Y además, no dejaba de pensar en que, más allá del odio, y del deseo, algo más empezaba a surgir tras él alarde de él de protección. No sabía si enterrarlo o dejarlo salir.. Lo que estaba claro es que aún no era el momento de pensar en ello. Y solo esperaba que la situación entre ambos no cambiase.. Porque me gustaba realmente pincharle, que me pinchase, amenazarle, y que me besase.
Era la línea fina entre el control, la cordura, y el caos y el descontrol.. El deseo. Y era tan divertido caminar por ahí...
Me situé junto a él en la calle. Estaba levemente arrepentida por aquellas palabras. Tal vez había sido demasiado dura... Dura su... Joder. Me mordí el labio, caminaba en silencio. Podía escucharle gruñir, caminaba muy pegada a él, y estaba tenso. Normal...
Lo había empujado hasta un árbol, había peleado por coger sus muñecas mientras él sujetaba mis brazos. Dentelladas y mordiscos volaban, para encontrar los labios del otro y al final, se fundían en un beso con deseo, fuerza. Lucha. Él le había roto las ropas y ella estaba agitada, se retorcía, desataba los calzones de él y subía ambas piernas en torno a sus caderas, pidiéndole entrar al oído...
¿¡Qué!? ¡No! Me había sonrojado, por los dioses. Seguíamos caminando... Hasta un camino algo solitario. Podía ver al fondo los escombros... Los que había mencionado Rufus, un tejado desvaído se veía entre rocas y polvo.
Wallace. Gracias por lo de antes... Ya sabes, una tiene.. reputación. -dije, de pronto. ¡Eh, qué haces, necia? Cállate, tienes una reputación... No, joder. Merece saber.- No suelo verme en situaciones así. -lo miré de lado, escrutándolo, con media sonrisa sincera.. Pensativa. Su pelo.. Su cresta estaba preciosa a la luz de la Luna.. Como sus ojos... - Pero esto no cambia nada, ¿entendido?
"No vuelvas a tocar a mi mujer..." -me sonrojé y miré al frente, tratando de aparentar seriedad..
Ébano
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Re: El tiempo y sus estragos [Quest] [Wallace + Ébano] PAUSADO
Rufus se sobresaltó por los actos el brujo, sin esperárselo venir. No sabía cómo, pero se encontraba con los pies alzados del suelo. Su… mujer.
De pronto, todo estaba negro. No veía nada. Sus oídos pitaban, el tiempo parecía no trascurrir.
Cuando abrió los ojos ya era de día. ¿Cuánto había dormido? Se llevó la mano a la cabeza, le dolía muchísimo, posiblemente del cabezazo o del golpe al caer al suelo.
Recogió la mesa, que estaba tirada por el suelo, empezando a recordar todo lo que había sucedido… suspiró viendo que la mesa se había roto.
-A tendre ca acel otra de nueva…- dijo sentándose en el sillón para descansar, la cabeza le martilleaba.
Elionore estaba muy nervosa ¿Cómo les iría a Wallace y Ébano? Todas las mañanas encendía una vela para ellos, esperando que les fuese genial.
-Elionore…vamos despierta…- pequeños besos fueron acariciando todo su rostro-…vamos pequeña, ya es hora de despertarse…- despertarse con las palabras de la dulce voz de Kenzo era lo que más le gustaba a la chica. Nunca había conocido a un hombre tan cariñoso… tenía tanta suerte de estar con él…
Sacudió la cabeza, recordando que aquel mismo día cogieron un caballo y se fueron a pasar el día al bosque, ellos dos solos… allí donde consumaron por primera vez su amor. Todos y cada uno de los recuerdos que tenia de su marido eran preciosos, y pagaría todo su oro por poder volver a vivirlos.
Limpiando sus lágrimas, Elionore se aseó y salió a la ciudad, era un día nuevo, y el sol relucía como nunca.
De pronto, todo estaba negro. No veía nada. Sus oídos pitaban, el tiempo parecía no trascurrir.
Cuando abrió los ojos ya era de día. ¿Cuánto había dormido? Se llevó la mano a la cabeza, le dolía muchísimo, posiblemente del cabezazo o del golpe al caer al suelo.
Recogió la mesa, que estaba tirada por el suelo, empezando a recordar todo lo que había sucedido… suspiró viendo que la mesa se había roto.
-A tendre ca acel otra de nueva…- dijo sentándose en el sillón para descansar, la cabeza le martilleaba.
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Elionore estaba muy nervosa ¿Cómo les iría a Wallace y Ébano? Todas las mañanas encendía una vela para ellos, esperando que les fuese genial.
-Elionore…vamos despierta…- pequeños besos fueron acariciando todo su rostro-…vamos pequeña, ya es hora de despertarse…- despertarse con las palabras de la dulce voz de Kenzo era lo que más le gustaba a la chica. Nunca había conocido a un hombre tan cariñoso… tenía tanta suerte de estar con él…
Sacudió la cabeza, recordando que aquel mismo día cogieron un caballo y se fueron a pasar el día al bosque, ellos dos solos… allí donde consumaron por primera vez su amor. Todos y cada uno de los recuerdos que tenia de su marido eran preciosos, y pagaría todo su oro por poder volver a vivirlos.
Limpiando sus lágrimas, Elionore se aseó y salió a la ciudad, era un día nuevo, y el sol relucía como nunca.
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La parte superior de una casucha se asomaba entre rocas y arena, claramente faltaba alzo, y ese algo era el resto de la construcción y la entrada a la mina, ahora muchos metros por debajo de la tierra.
Parecía que nadie se había acercado a aquella zona desde hacía mucho tiempo. ¿Quizás porque estaba un poco escondida?...
De entre la tierra, en uno de los extremos, a unos metros de la construcción de madera, sobresalía una especie de piedra de color blanca, pero desde la distancia a la que estaban Wallace y Ébano no se podía distinguir muy bien. ¿Qué habría causado aquella avalancha? Posiblemente causas naturales, pero eso ahora no era lo importante.
Parecía que nadie se había acercado a aquella zona desde hacía mucho tiempo. ¿Quizás porque estaba un poco escondida?...
De entre la tierra, en uno de los extremos, a unos metros de la construcción de madera, sobresalía una especie de piedra de color blanca, pero desde la distancia a la que estaban Wallace y Ébano no se podía distinguir muy bien. ¿Qué habría causado aquella avalancha? Posiblemente causas naturales, pero eso ahora no era lo importante.
- MINA:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Al entrar en el interior de la construcción, Wallace y Ébano se encuentran en una habitación prácticamente a oscuras, ya que solo una de las antorchas está encendida. El suelo está roto por algunos sitios, por lo que hay que andar con cuidado, en un extremo de la habitación, hay un armario, con la puerta medio abierta.
Hay una puerta, que posiblemente conduce a las escaleras, pero la puerta esta atrancada.
Hay una puerta, que posiblemente conduce a las escaleras, pero la puerta esta atrancada.
_______________________________
•Bueno chicos, hora de entrar a la “casa”. Recordad que no se pueden inventar puertas ni nada, solo lo que se os proporciona tanto por explicación como con el refuerzo del mapa.
-Voy a explicar un poco como ira esto: al principio de cada post mío, os pondré una imagen de la “mina” en la que os encontráis, como punto de referencia. Al principio estará todo negro, y a medida que vayais descubriendo sitios yo os los iré mostrando.
Si hay una bifurcación o una elección, se os marcaran como A ó B.
Recuerda que la mazmorra esta creada por mí mismo, por lo normalmente las cosas estarán puestas por algo… o no. En vuestras manos esta pasar de ellas o deteneros a mirar.
Podéis encontrar cosas como armas, pociones… todo puede ser recogido y utilizado en esta quest. FINALIZADA, ESTOS OBJETOS DESAPARECERAN. Los objetos no se podrán utilizar en otros roles, masterados, quets. etc.
Por el momento eso es todo, si hay cosas nuevas ya se os irán informando.
Wyn
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Re: El tiempo y sus estragos [Quest] [Wallace + Ébano] PAUSADO
El apretón de huevos lo dejo descolocado pero las palabras de ella se quedaron en su mente.
Cabalgarle, follarle. Esas palabras lo hacian sonreir. Oooh...mujer no solo eso. Estaba claro que esa mujer no sabia lo que Wallace seria capaz de hacer por pasar una sola noche entre sus piernas...
- Se muy bien que no eres cualquiera...si lo fueras, ya te habria matado...pero tu..eres...una elegida...y tu vida, esta en mis manos...-susurró mientras apoyaba las manos en el cinto, viril y masculino.
Wallace la miró mientras se movia y hablaba. Por que se snetia flotar cuando esa mujer estaba cerca de el? Al brujo le irritaba que esa mujer lo dejara sin pensamientos.
Pero lo habia dicho. Ella sabia que Wallace la deseaba con locura y ella no se quedo corta en decir lo mismo. El brujo gruñon no se lo podia creer. Eso significaba que...eran amantes? no, no habian yacido... pero tampoco debian! Wallace agitó la cabeza levemente. La misión. La puta misión.
Con las cosas claras y ella aun hablando, Wallace la seguia por aquel camino lleno de piedras y barro. La zona estaba desierta y el derumbe era claro. Wallace examinó la casucha con la mirada y carraspeó al ver que la puerta estaba seguramente atracanda por culpa del derrumbe.
Se acercó a la casucha y miró por la ventana que apenas se aguantaba. Se giró hacia ella y la miro a los ojos.
- No se por que te quiero proteger...-le dijo recordando sus palabras anteriores.-...pero siento que si no lo hago, perdere algo...y no me gusta perder aquello que me...me...-miró al suelo y luego a la ventana, acariciando el medallón.-...que me es importante....-dicho eso, sonrojado muy visiblemente, el brujo rompio la ventana con el codo. Entró con mucho cuidado y comprobó con el pie que el suelo era seguro. Apenas una antorcha iluminaba el lugar asi pues, con un solo movimiendo de la mano, una pequeña llama se separó del resto y flotó por la habitación, iluminando lo que la antorcha no podia. Wallace sonrio al ver que habian dos antorchas mas y condujo la llama a ellas, encendiendolas. La habitacion de ilumino y el brujo pudo ver dos agujeros bastante grandes en el suelo.-...hum...Ebano! es seguro...entra mujer...ven...-le dijo, ofreciendole ayuda para entrar. Tenian que estar en tregua, no pidian ir pinchandose de esa manera, si era para jugar vale si, pero no en una mision.-....siento....haber sido un imbecil..-le dijo mirandola a los ojos. Una vez dentro, el brujo examio el suelo cogiendo un poco de tierra, oliendola.
-Fue un buen derrumbe...-susurró mientras se ataba bien la mochila. Le llamo la atención el armario asi pues, se levantó lentamente, cuidando sus pasos y abrio el armario. La puerta chirrio bastante y el brujo examino lo que habia dentro.
Cabalgarle, follarle. Esas palabras lo hacian sonreir. Oooh...mujer no solo eso. Estaba claro que esa mujer no sabia lo que Wallace seria capaz de hacer por pasar una sola noche entre sus piernas...
- Se muy bien que no eres cualquiera...si lo fueras, ya te habria matado...pero tu..eres...una elegida...y tu vida, esta en mis manos...-susurró mientras apoyaba las manos en el cinto, viril y masculino.
Wallace la miró mientras se movia y hablaba. Por que se snetia flotar cuando esa mujer estaba cerca de el? Al brujo le irritaba que esa mujer lo dejara sin pensamientos.
Pero lo habia dicho. Ella sabia que Wallace la deseaba con locura y ella no se quedo corta en decir lo mismo. El brujo gruñon no se lo podia creer. Eso significaba que...eran amantes? no, no habian yacido... pero tampoco debian! Wallace agitó la cabeza levemente. La misión. La puta misión.
Con las cosas claras y ella aun hablando, Wallace la seguia por aquel camino lleno de piedras y barro. La zona estaba desierta y el derumbe era claro. Wallace examinó la casucha con la mirada y carraspeó al ver que la puerta estaba seguramente atracanda por culpa del derrumbe.
Se acercó a la casucha y miró por la ventana que apenas se aguantaba. Se giró hacia ella y la miro a los ojos.
- No se por que te quiero proteger...-le dijo recordando sus palabras anteriores.-...pero siento que si no lo hago, perdere algo...y no me gusta perder aquello que me...me...-miró al suelo y luego a la ventana, acariciando el medallón.-...que me es importante....-dicho eso, sonrojado muy visiblemente, el brujo rompio la ventana con el codo. Entró con mucho cuidado y comprobó con el pie que el suelo era seguro. Apenas una antorcha iluminaba el lugar asi pues, con un solo movimiendo de la mano, una pequeña llama se separó del resto y flotó por la habitación, iluminando lo que la antorcha no podia. Wallace sonrio al ver que habian dos antorchas mas y condujo la llama a ellas, encendiendolas. La habitacion de ilumino y el brujo pudo ver dos agujeros bastante grandes en el suelo.-...hum...Ebano! es seguro...entra mujer...ven...-le dijo, ofreciendole ayuda para entrar. Tenian que estar en tregua, no pidian ir pinchandose de esa manera, si era para jugar vale si, pero no en una mision.-....siento....haber sido un imbecil..-le dijo mirandola a los ojos. Una vez dentro, el brujo examio el suelo cogiendo un poco de tierra, oliendola.
-Fue un buen derrumbe...-susurró mientras se ataba bien la mochila. Le llamo la atención el armario asi pues, se levantó lentamente, cuidando sus pasos y abrio el armario. La puerta chirrio bastante y el brujo examino lo que habia dentro.
Wallace Mcgregor
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Re: El tiempo y sus estragos [Quest] [Wallace + Ébano] PAUSADO
Al abrir el armario cae sobre Wallace un cadáver. Está algo descompuesto, y la humedad del interior del armario ha hecho que tenga una textura como esponjosa. Tras el cuerpo hay una cuerda, bastante larga.
·Dentro del armario había una cuerda.
•Si en vuestros post realizáis una acción como podría ser abrir una caja, yo dejare un pequeño post en el que enumero lo que encuentras (haya o no objetos) + una pequeña explicación. Después de este, si habéis dejado vuestro post a medias para seguir con lo centrado, el pj tendrá que contestar de nuevo, sumando a su contenido el objeto.
Si el post estuviese cerrado, tras mi post con la información se seguiría de manera normal.
p.e: Master, Wallace sin terminar (objeto) Wallace terminando, Ébano, Master…
______________________
·Dentro del armario había una cuerda.
•Si en vuestros post realizáis una acción como podría ser abrir una caja, yo dejare un pequeño post en el que enumero lo que encuentras (haya o no objetos) + una pequeña explicación. Después de este, si habéis dejado vuestro post a medias para seguir con lo centrado, el pj tendrá que contestar de nuevo, sumando a su contenido el objeto.
Si el post estuviese cerrado, tras mi post con la información se seguiría de manera normal.
p.e: Master, Wallace sin terminar (objeto) Wallace terminando, Ébano, Master…
Wyn
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Re: El tiempo y sus estragos [Quest] [Wallace + Ébano] PAUSADO
Wallace saltó hacia atras al ver el cadaver, casi gritando. Gruño pues la mierda el muerto le habia dado un buen susto.
- Hideputa....no te rias rubia..-le dijo mientras tocaba el cadaver. Al ver la cuerda sonrio y la cogio.-..perfecto...
ACCION FINALIZADA
- Hideputa....no te rias rubia..-le dijo mientras tocaba el cadaver. Al ver la cuerda sonrio y la cogio.-..perfecto...
ACCION FINALIZADA
Wallace Mcgregor
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Re: El tiempo y sus estragos [Quest] [Wallace + Ébano] PAUSADO
Oh.. Mi vida en tus manos, cada vez que me acuerdo... -dije, negando con la cabeza pero con una sonrisa sincera. Habíamos llegado a la puerta... "puerta" de la casita hecha ya escombros, tal como habíamos visto de lejos. Miré al brujo, que aún me miraba.- No se por que te quiero proteger......pero siento que si no lo hago, perdere algo...y no me gusta perder aquello que me...me.....que me es importante.... -se sonrojaba.
Eso es... Bueno. Gracias. Tu tampoco eres alguien para perder. El mundo necesita gente fuerte y... -Y acto seguido rompió la ventana de la casa con el codo.- ..haaaala... Y bruta... ¡Adelante Wallace! Estás en tu casa..
Me acerqué hasta donde él estaba, dentro, traté de entrar por la ventana mientras lo veía deambular por ahí.
..hum...Ebano! es seguro...entra mujer...ven...... -me decía. Volví a asomar dentro la cabeza, por la ventana y traté de pasar. La maldita falda se estaba enganchando.... - Estúpida capa... Ohgg... - Cogí su mano y salté al suelo, maldiciendo la capa y la ropa. Me la solté del cuello y la dejé a un lado, haciendo lo propio, rajé la falda muy por encima de los muslos sacudiendo el polvo. Aseguré ambas dagas en sus sitios y lo miré de nuevo, me hablaba.- Siento....haber sido un imbecil..
Oh, descuida, a veces todos lo somos.. Lo mejor es asumirlo. Mírame a mi, yo soy un zorrón y me siento orgullosa.. -dije, con la expresión seria mirándolo, pero bromeando... Sonreía interiormente y corroboré a sus palabras asintiendo.- Fue un buen derrumbe...
Miré bien alrededor. Había tres antorchas encendidas.. Que supuso, había encendido él. Dos agujeros y un armario... El cual abrió y.... cayó un cadáver, bien muerto y podrido. Y gritó, saltó y yo no pude parar de reirme, acercándome a él- Hideputa....no te rias rubia...
Ay.. Es que... ¡Está muerto! Jajajaja.... Mmh.. Perdón.. Ejem. Ya paro.
Había cogido una cuerda, que había caído del armario. Me incliné sobre el cadáver. - En un armario.. No es muy.. Normal, ¿no crees? Al menos no lo es si has muerto por causas naturales...- Lo examiné.
Eso es... Bueno. Gracias. Tu tampoco eres alguien para perder. El mundo necesita gente fuerte y... -Y acto seguido rompió la ventana de la casa con el codo.- ..haaaala... Y bruta... ¡Adelante Wallace! Estás en tu casa..
Me acerqué hasta donde él estaba, dentro, traté de entrar por la ventana mientras lo veía deambular por ahí.
..hum...Ebano! es seguro...entra mujer...ven...... -me decía. Volví a asomar dentro la cabeza, por la ventana y traté de pasar. La maldita falda se estaba enganchando.... - Estúpida capa... Ohgg... - Cogí su mano y salté al suelo, maldiciendo la capa y la ropa. Me la solté del cuello y la dejé a un lado, haciendo lo propio, rajé la falda muy por encima de los muslos sacudiendo el polvo. Aseguré ambas dagas en sus sitios y lo miré de nuevo, me hablaba.- Siento....haber sido un imbecil..
Oh, descuida, a veces todos lo somos.. Lo mejor es asumirlo. Mírame a mi, yo soy un zorrón y me siento orgullosa.. -dije, con la expresión seria mirándolo, pero bromeando... Sonreía interiormente y corroboré a sus palabras asintiendo.- Fue un buen derrumbe...
Miré bien alrededor. Había tres antorchas encendidas.. Que supuso, había encendido él. Dos agujeros y un armario... El cual abrió y.... cayó un cadáver, bien muerto y podrido. Y gritó, saltó y yo no pude parar de reirme, acercándome a él- Hideputa....no te rias rubia...
Ay.. Es que... ¡Está muerto! Jajajaja.... Mmh.. Perdón.. Ejem. Ya paro.
Había cogido una cuerda, que había caído del armario. Me incliné sobre el cadáver. - En un armario.. No es muy.. Normal, ¿no crees? Al menos no lo es si has muerto por causas naturales...- Lo examiné.
Ébano
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Re: El tiempo y sus estragos [Quest] [Wallace + Ébano] PAUSADO
Pero no había muerto por causas naturales, en el estomago del cuerpo, prácticamente visible, ya que la piel blanda de la barriga había sido lo primero en desaparecer, había una especie de semilla, del tamaño de una moneda.
Era una especie de bola de color lila brillante, como de metal. Toda la piel a su alrededor estaba negruzca. Ébano debía de tener cuidado, ya que si no estaban muy al día de esas cosas venenosas, una larga exposición a aquella bola podría producirle daños en las capas más superficial de la piel.
Aquella “semilla” era un poco común…¿He estaría haciendo en aquel lugar?
• Dentro del cadáver has encontrado una semilla venenosa.
Era una especie de bola de color lila brillante, como de metal. Toda la piel a su alrededor estaba negruzca. Ébano debía de tener cuidado, ya que si no estaban muy al día de esas cosas venenosas, una larga exposición a aquella bola podría producirle daños en las capas más superficial de la piel.
Aquella “semilla” era un poco común…¿He estaría haciendo en aquel lugar?
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• Dentro del cadáver has encontrado una semilla venenosa.
Wyn
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Re: El tiempo y sus estragos [Quest] [Wallace + Ébano] PAUSADO
Uh... Una... Mira esto. Parece que ha desencadenado... La muerte. O al menos.. la podredumbre. -Rasgué otro trozo de la tela de la falda cada vez más inexistente para envolver la semilla, y cogí un trapo que había en el suelo del armario.- Trae aquí. No me fío. -la hice una bola entre las telas asegurándome de ocultarla y la puse dentro de la mochila de Wallace, atrayéndolo hacia mi.
Hay dos hoyos... Deberíamos bajar. Y no me rechistes, voy a bajar yo. Mis sentidos son más audaces, y peso menos. Si me pasa algo, tiro y.. me subes, fácil.
Y antes de que pudiese replicarme, cogí la cuerda de sus manos y la até a mi cintura, pasandola también por un hombro, pendiente de que no me la arrebatase. Me dirigí hasta un agujero, el más cercano a la puerta.- Bien... -dije sentándome- Voy a bajar, si tiro.. Ya sabes, aunque dudo que esté hondo, probablemente sera otro piso...
- - - -
Acción finalizada. Podéis bajarme y manejarla a placer ~
Hay dos hoyos... Deberíamos bajar. Y no me rechistes, voy a bajar yo. Mis sentidos son más audaces, y peso menos. Si me pasa algo, tiro y.. me subes, fácil.
Y antes de que pudiese replicarme, cogí la cuerda de sus manos y la até a mi cintura, pasandola también por un hombro, pendiente de que no me la arrebatase. Me dirigí hasta un agujero, el más cercano a la puerta.- Bien... -dije sentándome- Voy a bajar, si tiro.. Ya sabes, aunque dudo que esté hondo, probablemente sera otro piso...
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Acción finalizada. Podéis bajarme y manejarla a placer ~
Ébano
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Re: El tiempo y sus estragos [Quest] [Wallace + Ébano] PAUSADO
Y Ébano tenía razón, no había mucho trecho, pero si algo más de un piso. Pudo ver como bajaba por una plataforma, en la que estaban las escaleras que comunicaban las de la habitación superior, aquella sala estaba derrumbada, con vigas tiradas por el suelo y atravesando la estancia. Más abajo, se veía algo de luz… pero muy poca.
Cuando la vampira llegó abajo, pudo contemplar ya el interior de la mina. Ubicadas hacia el norte, estaban las camas, con un cofre a los pies de cada una. Enfrente, unos armarios con libros, herramientas, ropa de recambio… Al este, por donde se suponía que bajaban los mineros, un muro de rocas ocultaban lo que había sido la entrada, apenas pasaba un hilo de luz entre piedra y piedra. Hacia el oeste, un pasillo, poco iluminado, con unas vigas de piedra, a modo de sujeción, y al fondo del todo, unas escaleras. Unas grandes escaleras conducían a los interiores de la mina, a su corazón.
La cuerda parecía aguantar, y llegaba hasta el final… parecía ser útil. Aunque, ¿podría superar el peso del corpulento brujo?
Cuando la vampira llegó abajo, pudo contemplar ya el interior de la mina. Ubicadas hacia el norte, estaban las camas, con un cofre a los pies de cada una. Enfrente, unos armarios con libros, herramientas, ropa de recambio… Al este, por donde se suponía que bajaban los mineros, un muro de rocas ocultaban lo que había sido la entrada, apenas pasaba un hilo de luz entre piedra y piedra. Hacia el oeste, un pasillo, poco iluminado, con unas vigas de piedra, a modo de sujeción, y al fondo del todo, unas escaleras. Unas grandes escaleras conducían a los interiores de la mina, a su corazón.
La cuerda parecía aguantar, y llegaba hasta el final… parecía ser útil. Aunque, ¿podría superar el peso del corpulento brujo?
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- MINA:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
•Breve, si, pero quiero esperar a que estéis los dos en la planta de abajo.
•Wallace, Ébano, podéis hacer lo que queráis… pero con condiciones, como no.
- no podéis quitar las rocas de la entrada.
- no podéis bajar ya las escaleras.
-no, no hay más camino que ese.
•Cuando paséis por el pasillo, debéis mencionar que escucháis unos ruidos… (siendo en este turno o en el siguiente)
Última edición por Wyn el Miér Dic 03 2014, 00:03, editado 2 veces
Wyn
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Re: El tiempo y sus estragos [Quest] [Wallace + Ébano] PAUSADO
Wallace puso escuchar como su compañera llegaba hasta al final. Miró al rededor buscando un lugar donde sujetar la cuerda.
- Ahora bajo!...-gritó mientras se acercaba a unos barrotes de las ventanas. Cogio un barrote y con su fuego interno empezó a doblar el barrote. Ató la cuerda a este y acabo de cerrar el barrote creando una buena sujeción para la cuerda auqnue debai bajar rapidamente.
Se acercó al borde cogio una de las antorchas y la tiró contando que ella la veria. Y sin mas dilación se tiro pro el agujero, deslizandose por la cuerda. El objeto aguantaba pero a medio camino escucho el chasqueo de las fibras romperse.
-Mierda! -gruño al ver como la cuerda se rompia. Por suerte para el, no habia mucha altura y pudo caer cual gato aunque fue un buen golpe para su cuerpo. La cuerda se cayo encima de el mientras que el brujo respriaba lentamente, centrandose.-...bueno...ya hemos bajado...y...oh...- se quedó mirando las camas y no pudo evitar esbozar una sornisa ronca. Su mente empezaba a volar de nuevo pero debia concentrarse. Gruñendo todo el rato se acercó a la puerta bloqueada por las rocas y examino la situación. Estaba claro que no valia la pena empezar a mover rocas asi por que si. Asi pues, Wallace se sento en una de las camas y miró a la vampira.
- Antes de seguir quiero dejar algo claro Ebano...-la miró a los ojos y suspiro.-...creo que...me gustas lo suficiente como para luchar a tu lado pero tambien te odio. Y eso me gusta y no me gusta. Estoy hecho un lio mujer pero espero saberlo al terminar esto...-le dijo rascandose la barba, descansando un poco.
- Ahora bajo!...-gritó mientras se acercaba a unos barrotes de las ventanas. Cogio un barrote y con su fuego interno empezó a doblar el barrote. Ató la cuerda a este y acabo de cerrar el barrote creando una buena sujeción para la cuerda auqnue debai bajar rapidamente.
Se acercó al borde cogio una de las antorchas y la tiró contando que ella la veria. Y sin mas dilación se tiro pro el agujero, deslizandose por la cuerda. El objeto aguantaba pero a medio camino escucho el chasqueo de las fibras romperse.
-Mierda! -gruño al ver como la cuerda se rompia. Por suerte para el, no habia mucha altura y pudo caer cual gato aunque fue un buen golpe para su cuerpo. La cuerda se cayo encima de el mientras que el brujo respriaba lentamente, centrandose.-...bueno...ya hemos bajado...y...oh...- se quedó mirando las camas y no pudo evitar esbozar una sornisa ronca. Su mente empezaba a volar de nuevo pero debia concentrarse. Gruñendo todo el rato se acercó a la puerta bloqueada por las rocas y examino la situación. Estaba claro que no valia la pena empezar a mover rocas asi por que si. Asi pues, Wallace se sento en una de las camas y miró a la vampira.
- Antes de seguir quiero dejar algo claro Ebano...-la miró a los ojos y suspiro.-...creo que...me gustas lo suficiente como para luchar a tu lado pero tambien te odio. Y eso me gusta y no me gusta. Estoy hecho un lio mujer pero espero saberlo al terminar esto...-le dijo rascandose la barba, descansando un poco.
Wallace Mcgregor
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Re: El tiempo y sus estragos [Quest] [Wallace + Ébano] PAUSADO
Y efectivamente, era otro piso.
Esto está oscuro... Hay que iluminarlo. -Bajé de la cuerda y me froté las manos mirando alrededor mientras mis ojos se adaptaban a la luz de allí, escasa.- Vaya.. Curioso.- dije para mi, mirando lo que más cerca tenía, que veía levemente, ¿armarios?
Ahora bajo!...
Sí, descuida...
Bajaba, con la cuerda- Mmmh... ¿Estás seguro de que ag...
Mierda!
Y cayó. Me acerqué a él, le tendí el brazo y se levantó, como un gato.- Estás fino, ¿eh...? -me mordí el labio. Con la luz de la antorcha.. Su pelo era más... Naranja, su piel más curtida, y tan... atrayente...
Céntrate.
...bueno...ya hemos bajado...y...oh...
Me giré conforme él iluminaba con la antorcha y entonces, pudimos ver bien la estancia...- ¿No te parece una extraña.. distribución para un piso bajo tierra...? -suspire, puse los brazos en jarras y lo miré, con esa sonrisa de sorna mirando las camas. No, no, no. Tenía que centrarme y esta vez no iba a salirse con la suya. Lo vi dirigirse hacia ellas y sentarse. Giré sobre mi misma, mirándolo todo. Me acerqué a los cofres, tratando de abrirlos.
Esto está oscuro... Hay que iluminarlo. -Bajé de la cuerda y me froté las manos mirando alrededor mientras mis ojos se adaptaban a la luz de allí, escasa.- Vaya.. Curioso.- dije para mi, mirando lo que más cerca tenía, que veía levemente, ¿armarios?
Ahora bajo!...
Sí, descuida...
Bajaba, con la cuerda- Mmmh... ¿Estás seguro de que ag...
Mierda!
Y cayó. Me acerqué a él, le tendí el brazo y se levantó, como un gato.- Estás fino, ¿eh...? -me mordí el labio. Con la luz de la antorcha.. Su pelo era más... Naranja, su piel más curtida, y tan... atrayente...
Céntrate.
...bueno...ya hemos bajado...y...oh...
Me giré conforme él iluminaba con la antorcha y entonces, pudimos ver bien la estancia...- ¿No te parece una extraña.. distribución para un piso bajo tierra...? -suspire, puse los brazos en jarras y lo miré, con esa sonrisa de sorna mirando las camas. No, no, no. Tenía que centrarme y esta vez no iba a salirse con la suya. Lo vi dirigirse hacia ellas y sentarse. Giré sobre mi misma, mirándolo todo. Me acerqué a los cofres, tratando de abrirlos.
[Acción sin termiar]
Ébano
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Re: El tiempo y sus estragos [Quest] [Wallace + Ébano] PAUSADO
Los cofres no eran muy difíciles de abrir, ya que no tenían ni candado. Cuatro camas, cuatro cofres. De los cuales la mitad de ellos estaban vacios.
En los dos del medio, por suerte, o no, sí que había cosas. En el de mas a la derecha había ropas, ropas de trabajo, una carta, la cual era tan antigua que apenas se podían leer palabras, y una muñeca de trapo. En el de la izquierda, al abrirlo, a simple vista parecía que solo había ropas, igual que en el cofre anterior, pero en el fondo, una daga, afilada y por lo que parecía, prácticamente nueva.
En el armario de enfrente n había nada muy distinto, exceptuando de un par de libros sobre minerales.
En los dos del medio, por suerte, o no, sí que había cosas. En el de mas a la derecha había ropas, ropas de trabajo, una carta, la cual era tan antigua que apenas se podían leer palabras, y una muñeca de trapo. En el de la izquierda, al abrirlo, a simple vista parecía que solo había ropas, igual que en el cofre anterior, pero en el fondo, una daga, afilada y por lo que parecía, prácticamente nueva.
En el armario de enfrente n había nada muy distinto, exceptuando de un par de libros sobre minerales.
______________________________________
•Has encontrado ropas de trabajo, una carta vieja, una muñeca y una daga.
Wyn
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Re: El tiempo y sus estragos [Quest] [Wallace + Ébano] PAUSADO
Casi todos están vacíos... -dije, rebuscando arrodillada entre los cofres. Saqué una muñeca... Harapos, un papel... Y... - Oh... Una daga. Y está.. Nueva. Será mejor que la coja. Me parece extraño... - Me di la vuelta.
Miré por encima los armarios y caminé hasta la cama de nuevo. Me guardé la daga bien asegurada junto a la mía, en un cinto en el muslo y escuché sus.. curiosas y repentinas palabras.
Antes de seguir quiero dejar algo claro Ebano...creo que...me gustas lo suficiente como para luchar a tu lado pero tambien te odio. Y eso me gusta y no me gusta. Estoy hecho un lio mujer pero espero saberlo al terminar esto...
Abrí la boca un tanto incrédula de lo que decía. Había dejado la mano a medio camino de mi cabeza, me recoloqué el pelo y crucé los brazos.- Vale... Mmh.. ¿Y se puede saber.. a qué viene esto ahora? Quiero decir.. Primero, pensaba que había quedado claro que pelearíamos mano a mano estavez, POR esta vez al menos, por la chica. Segundo... No sé muy bien qué esperar de esta.. Misión, pero tal vez esos asuntos debas ponerlos en orden conmigo, si me atañen, más tranquilamente, no en una casa derrumbada con una extraña gruta debajo. Y tercero... ¿Se puede saber qué te he hecho yo para que me odies? -Había ido subiendo el tono, estaba alterada y trataba de decir cosas coherentes... Tenía que serenarme y sobrellevar su... Ohhgg... Estúpida y sexy arrogancia.
La mirada se me iba a las camas, a todas las camas juntas, pegadas y a nosotros dos encima, peleándonos a mano abierta y enzarzados entre besos. Cerré los ojos unos segundos y los abrí, suspiré y lo miré fijamente.- Vamos. Creo que no hay modo de mover esas rocas por ahora...
Dije, encaminándome a la gruta.- Y espero que me respondas, sinceramente. -Lo miré, por el rabillo del ojo. Me daba rabia,... me ponía a cien, y me molestaba su lengua audaz. Sus comentarios y sus ínfulas de grandeza. Sin embargo, me miraba como no lo hacía ningún otro hombre.- Quiero decir... Si he conseguido que me odies.. Me parece que voy a querer usar esa táctica más a menudo... Enfadarte tiene su encanto. Y me pone a mil hacerte rabiar... -dije, medio para mi, medio riendo, echando la vista al frente por el pasillo...
...con unos siniestros ruidos de fondo.
Miré por encima los armarios y caminé hasta la cama de nuevo. Me guardé la daga bien asegurada junto a la mía, en un cinto en el muslo y escuché sus.. curiosas y repentinas palabras.
Antes de seguir quiero dejar algo claro Ebano...creo que...me gustas lo suficiente como para luchar a tu lado pero tambien te odio. Y eso me gusta y no me gusta. Estoy hecho un lio mujer pero espero saberlo al terminar esto...
Abrí la boca un tanto incrédula de lo que decía. Había dejado la mano a medio camino de mi cabeza, me recoloqué el pelo y crucé los brazos.- Vale... Mmh.. ¿Y se puede saber.. a qué viene esto ahora? Quiero decir.. Primero, pensaba que había quedado claro que pelearíamos mano a mano estavez, POR esta vez al menos, por la chica. Segundo... No sé muy bien qué esperar de esta.. Misión, pero tal vez esos asuntos debas ponerlos en orden conmigo, si me atañen, más tranquilamente, no en una casa derrumbada con una extraña gruta debajo. Y tercero... ¿Se puede saber qué te he hecho yo para que me odies? -Había ido subiendo el tono, estaba alterada y trataba de decir cosas coherentes... Tenía que serenarme y sobrellevar su... Ohhgg... Estúpida y sexy arrogancia.
La mirada se me iba a las camas, a todas las camas juntas, pegadas y a nosotros dos encima, peleándonos a mano abierta y enzarzados entre besos. Cerré los ojos unos segundos y los abrí, suspiré y lo miré fijamente.- Vamos. Creo que no hay modo de mover esas rocas por ahora...
Dije, encaminándome a la gruta.- Y espero que me respondas, sinceramente. -Lo miré, por el rabillo del ojo. Me daba rabia,... me ponía a cien, y me molestaba su lengua audaz. Sus comentarios y sus ínfulas de grandeza. Sin embargo, me miraba como no lo hacía ningún otro hombre.- Quiero decir... Si he conseguido que me odies.. Me parece que voy a querer usar esa táctica más a menudo... Enfadarte tiene su encanto. Y me pone a mil hacerte rabiar... -dije, medio para mi, medio riendo, echando la vista al frente por el pasillo...
...con unos siniestros ruidos de fondo.
[Fin de la acción]
Ébano
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Re: El tiempo y sus estragos [Quest] [Wallace + Ébano] PAUSADO
Parecía que la relación de los “guerreros” iba cambiando según se iban introduciendo más y más en las profundidades de la cueva, aunque no se sabría decir se para bien, o para mal…
El pasillo que conducía hacia las escaleras era algo largo, apenas sin iluminar. Cada dos metros unas columnas se alzaban, a cada lado, como modo de soporte. En estas columna de piedra habían pequeñas ralladuras, hechas por los mineros, que intentaban apuntar los días que habían pasado allí abajo, ya que con la falta de sol era un poco difícil tener noción de tiempo.
Había muchas rayas… un que no las suficientes como para llenar todo un año… A penas había para marcar dos estaciones enteras.
En la oscuridad de pasillo apenas se podían distinguir la separación de las piedras, pero si se estaba atento, sí que se podía oír.
Plic.
Ploc.
Plic.
Ploc…
¿Agua?... Plic ¿allí dentro? El sonido era rítmico, parecía caer desde lo más alto del techo hasta las rocas que formaban el suelo. Ploc.
Si hubiese algo de luz, Wallace y Ébano se darían cuenta de que el goteo provenía de una pequeña gruta en las rocas de la pared. Plic. De unos diez centímetros. Ploc. Aquel liquido parecía resbaladizo, brillante… ¿aceite?
Un sonido metálico chocaba contra las rocas, incansable y leve… pero contante.
Las escaleras aún quedaban un poco lejos cuando los pies del brujo pisaron aquel líquido, haciéndole caer al suelo. Ébano, al estar un poco por detrás de él… ¿Sería prevenida, o también caería con él?
El pasillo que conducía hacia las escaleras era algo largo, apenas sin iluminar. Cada dos metros unas columnas se alzaban, a cada lado, como modo de soporte. En estas columna de piedra habían pequeñas ralladuras, hechas por los mineros, que intentaban apuntar los días que habían pasado allí abajo, ya que con la falta de sol era un poco difícil tener noción de tiempo.
Había muchas rayas… un que no las suficientes como para llenar todo un año… A penas había para marcar dos estaciones enteras.
En la oscuridad de pasillo apenas se podían distinguir la separación de las piedras, pero si se estaba atento, sí que se podía oír.
Plic.
Ploc.
Plic.
Ploc…
¿Agua?... Plic ¿allí dentro? El sonido era rítmico, parecía caer desde lo más alto del techo hasta las rocas que formaban el suelo. Ploc.
Si hubiese algo de luz, Wallace y Ébano se darían cuenta de que el goteo provenía de una pequeña gruta en las rocas de la pared. Plic. De unos diez centímetros. Ploc. Aquel liquido parecía resbaladizo, brillante… ¿aceite?
Un sonido metálico chocaba contra las rocas, incansable y leve… pero contante.
Las escaleras aún quedaban un poco lejos cuando los pies del brujo pisaron aquel líquido, haciéndole caer al suelo. Ébano, al estar un poco por detrás de él… ¿Sería prevenida, o también caería con él?
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•Wallace, como ya has leído, te caes al suelo. Explica como entras al pasillo.
•Ébano, puedes caer con él o no, como tú quieras, pero uno de los dos debe explicar cómo, sin darse cuenta (o conscientemente), rompe una especie de roca más o menos blanda…hueca.
•Aun no podéis bajar por las escaleras.
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Re: El tiempo y sus estragos [Quest] [Wallace + Ébano] PAUSADO
Wallace no dejo de mirar a la vampira mientras esta registraba los cofres. Al ver que sacaba una muñeca Wallace se acercó y la cogio mirandola detenidamente. Su mirada era en cierta forma, melancolica. El brujo guardó la muñeca en su mochila y siguió a la vampira.
Las palabras de la vampira hicieron reir al brujo. Al menos las cosas las tenian claras. Aunque, como explicarle que el odio que sentia por ella venia de los intimos sentimientos que escondia. El brujo no sabia asi pues decidio coger el camino del silencio.
Wallace, antorcha en mano, caminaba con cautela por aquel pasillo. El ruido de un goteo lo alerto. Agua. Los pasos del brujo se fortificaron pero ese liquido que teoricamente era agua izo resbalar al brujo. Y no solo eso, pues la antorcha cayo y rebeló que era ese condenado liquido.
Aceite, y mucho. El liquido empezo a arder amenzando la vida de la vampira. El brujo maldijo mientras se levantaba, ardiendo pues sus ropas habian quedado impregnadas por el aciete.
- Mierda! Ebano aparta! -la empujo para protegerla. El fuego le quemaba pero el estaba hecho del mismo. Con sus poderes de brujo pudo apartar el fuego y domarlo, reducirlo mientras el aceite se consumia rapidamente. Las pequeñas llamas que se habian generado parecian bailar bajo las ordenes de Wallace quien las exintiguia con su don natural hacia el fuego.-...mil demonios...-masculló mientras los ultimos restos de un fuego morian. El brujo escupio en el suelo y suspiro. Su piel humeaba por l atemperatura que habia llegado a tener en ese momento pero no habia ni una sola quemada. Mirando a la vampiresa se quito la camisa pues no era mas que trozos de ropa calcinados.-...sabia que en algun momento me iba a quemar...ya es costumbre...-susurró mientras se ponia bien los pantalones, que habian resistisdo al fuego al igual que las botas pues las habian protegido las placas de hierro que portaba encima. La armadura tambien habia quedado ilesa.
Ando hacia ella y la examino, acariciando sus mejillas, apartando su pelo por si acaso alguna llama rebelde la habia alcanzado.
-...estas bien Ebano?...-le preguntó, preocupado por ella.
Fue entonces cuando adivirtió que sus pies golpeaban algo. EL brujo miro hacia abajo y se dió cuenta que su caida de culo habia roto un par de piedras. Huecas... estas piedras estaban huecas. Wallace se agacho a comprobar eso tan extraño.
Las palabras de la vampira hicieron reir al brujo. Al menos las cosas las tenian claras. Aunque, como explicarle que el odio que sentia por ella venia de los intimos sentimientos que escondia. El brujo no sabia asi pues decidio coger el camino del silencio.
Wallace, antorcha en mano, caminaba con cautela por aquel pasillo. El ruido de un goteo lo alerto. Agua. Los pasos del brujo se fortificaron pero ese liquido que teoricamente era agua izo resbalar al brujo. Y no solo eso, pues la antorcha cayo y rebeló que era ese condenado liquido.
Aceite, y mucho. El liquido empezo a arder amenzando la vida de la vampira. El brujo maldijo mientras se levantaba, ardiendo pues sus ropas habian quedado impregnadas por el aciete.
- Mierda! Ebano aparta! -la empujo para protegerla. El fuego le quemaba pero el estaba hecho del mismo. Con sus poderes de brujo pudo apartar el fuego y domarlo, reducirlo mientras el aceite se consumia rapidamente. Las pequeñas llamas que se habian generado parecian bailar bajo las ordenes de Wallace quien las exintiguia con su don natural hacia el fuego.-...mil demonios...-masculló mientras los ultimos restos de un fuego morian. El brujo escupio en el suelo y suspiro. Su piel humeaba por l atemperatura que habia llegado a tener en ese momento pero no habia ni una sola quemada. Mirando a la vampiresa se quito la camisa pues no era mas que trozos de ropa calcinados.-...sabia que en algun momento me iba a quemar...ya es costumbre...-susurró mientras se ponia bien los pantalones, que habian resistisdo al fuego al igual que las botas pues las habian protegido las placas de hierro que portaba encima. La armadura tambien habia quedado ilesa.
Ando hacia ella y la examino, acariciando sus mejillas, apartando su pelo por si acaso alguna llama rebelde la habia alcanzado.
-...estas bien Ebano?...-le preguntó, preocupado por ella.
Fue entonces cuando adivirtió que sus pies golpeaban algo. EL brujo miro hacia abajo y se dió cuenta que su caida de culo habia roto un par de piedras. Huecas... estas piedras estaban huecas. Wallace se agacho a comprobar eso tan extraño.
[Acción sin terminar]
Wallace Mcgregor
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Re: El tiempo y sus estragos [Quest] [Wallace + Ébano] PAUSADO
El fuego hizo alterarse a las criaturas, escondidas en las grutas de las rocas. Pero cuando el fuego se extinguió, los Ongilith salieron de sus escondites. Estaban cabreados, aquel patoso había roto uno de sus refugios.
Cuando Wallace examinó la roca hueca, un pequeño Ongilith salió corriendo, picándole en la mano, para después esconderse.
El rudo se hacía cada vez más intenso, muchísimos seres metálicos, parecidos a escorpiones, salían en busca de su agresor. El aceite goteaba más y más deprisa, haciendo junto a los bichos, dificultosa la posibilidad de volver a la zona de descanso.
Cuando Wallace examinó la roca hueca, un pequeño Ongilith salió corriendo, picándole en la mano, para después esconderse.
El rudo se hacía cada vez más intenso, muchísimos seres metálicos, parecidos a escorpiones, salían en busca de su agresor. El aceite goteaba más y más deprisa, haciendo junto a los bichos, dificultosa la posibilidad de volver a la zona de descanso.
Wyn
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Re: El tiempo y sus estragos [Quest] [Wallace + Ébano] PAUSADO
El brujo gruño cuando la criatura le pico en la mano. Se aparto y se miro la herida.
- Mierda....en la sangre...-sus ojos se posaron en los de la vampira. Solo habia una manera de soluconar aquello y el brujo empezaba a sentir que habia algo mas que sangre en sus venas.-....Ebano...debes...comprobar si mi sangre esta limpia...se que te pido mucho pero...-le susurró mientras miraba de reojo a los seres que se acercaban con cautela. Debian darse prisa o aquellos chismes se pondrian agresivos. El brujo dio un paso hacia atras y tapo lo que parecia ser un nido.-...ya esta...ahora...vamos hacia atras...lentamente...-dijo, mientras protegia con su cuerpo a la vampira.
- Mierda....en la sangre...-sus ojos se posaron en los de la vampira. Solo habia una manera de soluconar aquello y el brujo empezaba a sentir que habia algo mas que sangre en sus venas.-....Ebano...debes...comprobar si mi sangre esta limpia...se que te pido mucho pero...-le susurró mientras miraba de reojo a los seres que se acercaban con cautela. Debian darse prisa o aquellos chismes se pondrian agresivos. El brujo dio un paso hacia atras y tapo lo que parecia ser un nido.-...ya esta...ahora...vamos hacia atras...lentamente...-dijo, mientras protegia con su cuerpo a la vampira.
ACCIÓN ACABADA
Wallace Mcgregor
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Re: El tiempo y sus estragos [Quest] [Wallace + Ébano] PAUSADO
Una de esas incómodas sensaciones de peligro inminente se iba apoderando de mi, pero por entonces, miraba tan fijamente el trasero de mi acompañante que lo achaqué al simple malestar por saberme atrída por tal.... ..persona.
Apreté los dientes y seguí caminando, molesta por su silencio e incómoda por dicha sensación... Me había sincerado.. en cierto modo, pero lo había hecho. Estaba siendo más amable que de costumbre y encima.. con alguien que había intentado cazarme una vez, que me odiaba sin saber por qué , y que tenía un extraño brillo en la mirada cada vez que me miraba... No entendía nada, yo trataba de entender y el muy necio se atrevía a quedarse callado sin más, ¡hala!
Hacía frío allí, estaba todo mojado, resbaladizo, pero la sangre me hervía.
Y encima... ¡No, debajo! Resbaló con un fuerte estruendo, ahogué un grito, salté hacia atrás y me incliné sobre él.
¿Estás bien? -lo miraba frenética, ¿por qué me tenía que poner frenética por eso? Me acerqué.. Pisando una sustancia, que antes no estaba ahí. Tendía mi mano hacia él cuando miré alrededor para verlo todo en llamas- ¡Oh, joder....!
Siseé, me eché hacia atrás, mirando con los ojos desorbitados a todas partes y notando la quemazón del aire en todo mi ser, arropándome. Respiraba agitadamente, no podía enfocar la vista, ni escuchar coherentemente ni pensar con claridad... El animal salía siempre que me pasaba aquello.
Estaba en llamas.
Un hombre de fuego.
El miedo acudió a mis ojos, eché hacia atrás, mi espalda golpeó la pared y los ojos me lagrimearon por el calor, acostumbrada al frío. Estúpido brujo... Me iba a matar... Movía los brazos y el fuego bailaba.... Se extinguía, poco a poco. Seguía agitada, se acercó a mi.
...estas bien Ebano?... -me acarició, siseé, ladeando la cabeza, mientras cerraba los ojos. "No.. Quiere ayudar, vamos, Ébano" me serenaba poco a poco. El animal se iba; tragué y lo miré con seriedad, asintiendo. El calor se iba, o al menos el calor del fuego.
Me sentía.. bien. Relajada. Me estaba acariciando, como hacía... ¿años? Nadie había hecho, era una simple caricia y me sentía bien... Cerré los ojos, cambié el gesto y lo miré, como siempre, atenta a todo. No era momento para.... ubicar.. gestionar esa sensación incipiente que no sabía si estaba dispuesta a aceptar.
No podía permitirmelo. No podía volver a dejarme dañar, la última vez.. acabé siendo el monstruo que era ahora. Esbocé la media sonrisa altiva de siempre y avancé un par de pasos.
Estuvo cerca... Si no llegases a ser brujos, las alimañas ya tendrían cena... -pero la cosa no parecía acabar ahí. Había trozos de.. ¿piedras? ¡Huecas!- ¡Mira eso! ¡Un Ongilith! -le di un manotazo en la mano, pero fue demasiado tarde, le picó. Hice una mueca y vi entonces que estaban saliendo montones de ellos- Joder... Un nido...
Mierda....en la sangre......Ebano...debes...comprobar si mi sangre esta limpia...se que te pido mucho pero...
¿¡Qué!? Oh... Mierda.. -pasé las manos por la cara y retrocedí como decía, hasta una zona un tanto más limpia de bichos.- De todos los insectos que podría haber por aquí... -paré en seco y lo miré, estaba algo agobiado. Aquello me divertía en cierto modo, sonreía para mis adentros, lo acerqué a la pared, pegándolo contra la piedra y unos salientes que había.
No quería quitarle importancia al asunto, si la herida continuaba sin limpiar, el contenido aceitoso se internaría en la sangre y correría riesgo de muerte... Me recorrió un escalofrío. Cerré los ojos y los abrí con expresión burlona, si le quitaba peso al asunto, todo iría mejor. Cogí su mano sensualmente cerca de mis labios y lo miré, alzando las cejas- Bien... Brujito. Esto puede ser... Doloroso....
Sonreí, reí levemente y volvía a arrancar -el último- trozo de tela sobrante de lo que me quedaba de falda, lo até a su codo fuertemente y tiré, todo lo que pude, lo que epseraba fuese suficiente para hacer un torniquete, atar, y acumular la sangre en el antebrazo y en la mano. Suspiré. Y recé a todo lo que supe para que no fuese demasiado tarde, esperando que no se me notase el justificado nerviosismo...
A lo que sumamos, que no me gustaba beber sangre tal cual de los demás. Acerqué su mano a mi boca, cerca de la palma, de la muñeca, de lateral, aspiré, me relamí... y clavé los dientes un poco más arriba de la herida, unos milímetros suficientes para succionar.. y succionar....
Mmmh... - Sangre.. Sentí crecer los colmillos en la mordida, la sangre caliente en mi.. Espera, ¿eso ha sido un gemido? "¡Ébano!" Bien. Amarga. Succioné más. Me aparté y escupí, y repetí dos veces más la operación, hasta sentirla cálida, intensa.. limpia. Me aparté, limpié mi boca con el dorso de la mano y aparté la mirada, repentinamente culpable de ello- Ah.. Bien. Ya está. No hay problema, ¿te encuentras bien? -dije, en un alarde de buenas y raras intenciones. Sonreí y me dí la vuelta sin esperar respuesta.
Joder, claro que me había gustado, estaba bueno, su sangre estaba buena, me había acariciado, me había removido y.. Yo había succionado su sangre. ¡Bravo, Ébano..! -ladeé el rostro, le di la espalda con media sonrisa- Sigamos... -dije, por último, algo alicaída, tratando de que no se notase y enfilando el resto del tunel.
Apreté los dientes y seguí caminando, molesta por su silencio e incómoda por dicha sensación... Me había sincerado.. en cierto modo, pero lo había hecho. Estaba siendo más amable que de costumbre y encima.. con alguien que había intentado cazarme una vez, que me odiaba sin saber por qué , y que tenía un extraño brillo en la mirada cada vez que me miraba... No entendía nada, yo trataba de entender y el muy necio se atrevía a quedarse callado sin más, ¡hala!
Hacía frío allí, estaba todo mojado, resbaladizo, pero la sangre me hervía.
Y encima... ¡No, debajo! Resbaló con un fuerte estruendo, ahogué un grito, salté hacia atrás y me incliné sobre él.
¿Estás bien? -lo miraba frenética, ¿por qué me tenía que poner frenética por eso? Me acerqué.. Pisando una sustancia, que antes no estaba ahí. Tendía mi mano hacia él cuando miré alrededor para verlo todo en llamas- ¡Oh, joder....!
Siseé, me eché hacia atrás, mirando con los ojos desorbitados a todas partes y notando la quemazón del aire en todo mi ser, arropándome. Respiraba agitadamente, no podía enfocar la vista, ni escuchar coherentemente ni pensar con claridad... El animal salía siempre que me pasaba aquello.
Estaba en llamas.
Un hombre de fuego.
El miedo acudió a mis ojos, eché hacia atrás, mi espalda golpeó la pared y los ojos me lagrimearon por el calor, acostumbrada al frío. Estúpido brujo... Me iba a matar... Movía los brazos y el fuego bailaba.... Se extinguía, poco a poco. Seguía agitada, se acercó a mi.
...estas bien Ebano?... -me acarició, siseé, ladeando la cabeza, mientras cerraba los ojos. "No.. Quiere ayudar, vamos, Ébano" me serenaba poco a poco. El animal se iba; tragué y lo miré con seriedad, asintiendo. El calor se iba, o al menos el calor del fuego.
Me sentía.. bien. Relajada. Me estaba acariciando, como hacía... ¿años? Nadie había hecho, era una simple caricia y me sentía bien... Cerré los ojos, cambié el gesto y lo miré, como siempre, atenta a todo. No era momento para.... ubicar.. gestionar esa sensación incipiente que no sabía si estaba dispuesta a aceptar.
No podía permitirmelo. No podía volver a dejarme dañar, la última vez.. acabé siendo el monstruo que era ahora. Esbocé la media sonrisa altiva de siempre y avancé un par de pasos.
Estuvo cerca... Si no llegases a ser brujos, las alimañas ya tendrían cena... -pero la cosa no parecía acabar ahí. Había trozos de.. ¿piedras? ¡Huecas!- ¡Mira eso! ¡Un Ongilith! -le di un manotazo en la mano, pero fue demasiado tarde, le picó. Hice una mueca y vi entonces que estaban saliendo montones de ellos- Joder... Un nido...
Mierda....en la sangre......Ebano...debes...comprobar si mi sangre esta limpia...se que te pido mucho pero...
¿¡Qué!? Oh... Mierda.. -pasé las manos por la cara y retrocedí como decía, hasta una zona un tanto más limpia de bichos.- De todos los insectos que podría haber por aquí... -paré en seco y lo miré, estaba algo agobiado. Aquello me divertía en cierto modo, sonreía para mis adentros, lo acerqué a la pared, pegándolo contra la piedra y unos salientes que había.
No quería quitarle importancia al asunto, si la herida continuaba sin limpiar, el contenido aceitoso se internaría en la sangre y correría riesgo de muerte... Me recorrió un escalofrío. Cerré los ojos y los abrí con expresión burlona, si le quitaba peso al asunto, todo iría mejor. Cogí su mano sensualmente cerca de mis labios y lo miré, alzando las cejas- Bien... Brujito. Esto puede ser... Doloroso....
Sonreí, reí levemente y volvía a arrancar -el último- trozo de tela sobrante de lo que me quedaba de falda, lo até a su codo fuertemente y tiré, todo lo que pude, lo que epseraba fuese suficiente para hacer un torniquete, atar, y acumular la sangre en el antebrazo y en la mano. Suspiré. Y recé a todo lo que supe para que no fuese demasiado tarde, esperando que no se me notase el justificado nerviosismo...
A lo que sumamos, que no me gustaba beber sangre tal cual de los demás. Acerqué su mano a mi boca, cerca de la palma, de la muñeca, de lateral, aspiré, me relamí... y clavé los dientes un poco más arriba de la herida, unos milímetros suficientes para succionar.. y succionar....
Mmmh... - Sangre.. Sentí crecer los colmillos en la mordida, la sangre caliente en mi.. Espera, ¿eso ha sido un gemido? "¡Ébano!" Bien. Amarga. Succioné más. Me aparté y escupí, y repetí dos veces más la operación, hasta sentirla cálida, intensa.. limpia. Me aparté, limpié mi boca con el dorso de la mano y aparté la mirada, repentinamente culpable de ello- Ah.. Bien. Ya está. No hay problema, ¿te encuentras bien? -dije, en un alarde de buenas y raras intenciones. Sonreí y me dí la vuelta sin esperar respuesta.
Joder, claro que me había gustado, estaba bueno, su sangre estaba buena, me había acariciado, me había removido y.. Yo había succionado su sangre. ¡Bravo, Ébano..! -ladeé el rostro, le di la espalda con media sonrisa- Sigamos... -dije, por último, algo alicaída, tratando de que no se notase y enfilando el resto del tunel.
Ébano
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Re: El tiempo y sus estragos [Quest] [Wallace + Ébano] PAUSADO
De nuevo aquel sonido metálico contra la roca… de nuevo se acercaba a ellos mientras seguían su camino…
Muchos más Ongilith reptaban por los salientes. Los supervivientes, furiosos y ofendidos por la quema de sus nidos, salían en busca de venganza.
Venganza… extraña palabra sabiendo que nos referimos a maquinas…
Los pequeños seres plateados se movían rápido, haciendo chocar sus patitas contras las irregulares rocas del suelo del pasillo. Portaban las colas en alto, muy alto, dispuestas a atacar a aquel que se pusiera por delante.
Wallace y Ébano ya estaban prácticamente en el final del pasillo cuando los seres empezaron a corretear por sus pies, intentando picar los mismos, para hacerles daño, sin saber los efectos que podían conllevar introducir aceite en la sangre… el sonido de los engranajes parecía muy fuerte en comparación con el tamaño de los Ongilith… pero era porque habían muchos, quizás demasiados.
Uno de ellos se enganchó en la tela de los zapatos de la vampira, justo cuando sus pasos dejaban atrás el pasillo.
(explicar como os desaceis de este pequeño)
Un ruido sordo… los animales metálicos se detuvieron en seco… algo no iba bien… todos se retiraron hacia su escondite aceitoso, dejando a la pareja en las escaleras. Agudo… fuerte… parecía un trueno… ¿tan abajo?
Una gran roca cayó a las espaldas de los viajeros haciendo un gran estruendo, obstaculizando la vuelta al pasillo. Fue entonces, cuando uno de los escalones se rompió bajo el contacto de la bota del brujo…
Una lluvia de grandes rocas empezaba a caer sobre ellos, rompiendo las escaleras que conducían hacia abajo. Debía darse prisa, o sus cuerpos quedarían atrapados bajo una de aquellas inmensas rocas.
Muchos más Ongilith reptaban por los salientes. Los supervivientes, furiosos y ofendidos por la quema de sus nidos, salían en busca de venganza.
Venganza… extraña palabra sabiendo que nos referimos a maquinas…
Los pequeños seres plateados se movían rápido, haciendo chocar sus patitas contras las irregulares rocas del suelo del pasillo. Portaban las colas en alto, muy alto, dispuestas a atacar a aquel que se pusiera por delante.
Wallace y Ébano ya estaban prácticamente en el final del pasillo cuando los seres empezaron a corretear por sus pies, intentando picar los mismos, para hacerles daño, sin saber los efectos que podían conllevar introducir aceite en la sangre… el sonido de los engranajes parecía muy fuerte en comparación con el tamaño de los Ongilith… pero era porque habían muchos, quizás demasiados.
Uno de ellos se enganchó en la tela de los zapatos de la vampira, justo cuando sus pasos dejaban atrás el pasillo.
(explicar como os desaceis de este pequeño)
Un ruido sordo… los animales metálicos se detuvieron en seco… algo no iba bien… todos se retiraron hacia su escondite aceitoso, dejando a la pareja en las escaleras. Agudo… fuerte… parecía un trueno… ¿tan abajo?
Una gran roca cayó a las espaldas de los viajeros haciendo un gran estruendo, obstaculizando la vuelta al pasillo. Fue entonces, cuando uno de los escalones se rompió bajo el contacto de la bota del brujo…
Una lluvia de grandes rocas empezaba a caer sobre ellos, rompiendo las escaleras que conducían hacia abajo. Debía darse prisa, o sus cuerpos quedarían atrapados bajo una de aquellas inmensas rocas.
____________________________________________
•Ups… parece que todo se viene abajo… será mejor que bajéis rápido, ¿no?
•Como ya he puntualizado, explicar cómo os quitáis de en medio al pequeño escorpión.
• Explicar hasta que llegáis a los pies de las escaleras, yo pondré mapa y descripciones en mi siguiente post…
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Wyn
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Re: El tiempo y sus estragos [Quest] [Wallace + Ébano] PAUSADO
Cuando la vampiresa clavo sus colmillos en su piel, su primer pensamiento fue en calentar la sangre para que el ser no succionara pero entonces, algo inesperado ocurrió.
Placer.
Wallace ahogo un gemido y se dejo hacer mientras Ébano limpiaba su sangre. La expresión de ambos era de gozo, de lujuria incluso. Se olvido de los bichos, de la cueva y de todo. Solo veía a esa rubia bebiendo de el, salvándole la vida. Cuando se apartó, Wallace jadeaba, mirándola. Le dio la espalda y eso extraño al brujo. Supuso que beber sangre no era su pasatiempo favorito...como Wallace imaginaba, ella no era como los demás vampiros.
Pero algo dejo un poco confuso al brujo. Su casi- desnudez. Ébano había rasgado poco a poco su falda hasta quedarse en brag...tanga...el vampiresa llevaba tanga... La mente de Wallace estaba centrada en aquel trasero blanquito y redondo. Miles de imágenes obscenas llegaron a la mente del brujo, dejándolo realmente abatido. Ya no podía mas, era demasiado.
Se abrazo a ella por detrás, empotrando la contra el muro, arropándola con todo su cuerpo, clavándose en ella. Era demasiado tiempo sin probar a una mujer...demasiado. Wallace aspiro el olor de Ébano, pasando la nariz por su cuello mientras sus manos se apretaban en sus pechos y con la cadera, le mostraba lo mucho que la necesitaba.
- Ébano...joder...
Pero no era el momento. Y fue una roca quien decidió eso. El pasillo se derrumbaba.
Wallace se apartó de golpe consciente de la situación. Debían correr o morirían. Entonces se dio cuenta de que uno de esos bichos se agarraba a la pierna de la mujer. Wallace lo cogió con las manos y lo aplasto contra el muro.
- Solo YO la toco...bicho...-gruño restregando el cuerpo del bicho pro el muro.- vamos! CORRE! - le dijo mientras la cogía de la mano en dirección a las escaleras. Pero las cosas iban de mal en peor. El brujo pisó un peldaño que se rompió al instante. Wallace salto al otro peldaño y ayudo a la rubia a saltar. Debían bajar rápido.
Fue frenético, las rocas caían por todos los lados y ellos bajaban y bajan sin fin. Parecía no terminar nunca. Pero los Dioses parecían contentos y el final encontraron. Wallace rodó por el suelo apartándose del derrumbe junto con Ébano, que acabo encima de el. El humo los rodeo un par de segundos y después silencio.
Tan solo se oían el golpeteo de algunas piedras y goteo de agua. Wallace respiraba jadeante pero no pudo evitar abrazar a la mujer. Estaban a salvo, estaban bien.
-Después de esto...quiero un cerdo asado...entero...y mucha cerveza...-susurró el, sonriente por haber sobrevivido al derrumbe.
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jojojojjoojo
Placer.
Wallace ahogo un gemido y se dejo hacer mientras Ébano limpiaba su sangre. La expresión de ambos era de gozo, de lujuria incluso. Se olvido de los bichos, de la cueva y de todo. Solo veía a esa rubia bebiendo de el, salvándole la vida. Cuando se apartó, Wallace jadeaba, mirándola. Le dio la espalda y eso extraño al brujo. Supuso que beber sangre no era su pasatiempo favorito...como Wallace imaginaba, ella no era como los demás vampiros.
Pero algo dejo un poco confuso al brujo. Su casi- desnudez. Ébano había rasgado poco a poco su falda hasta quedarse en brag...tanga...el vampiresa llevaba tanga... La mente de Wallace estaba centrada en aquel trasero blanquito y redondo. Miles de imágenes obscenas llegaron a la mente del brujo, dejándolo realmente abatido. Ya no podía mas, era demasiado.
Se abrazo a ella por detrás, empotrando la contra el muro, arropándola con todo su cuerpo, clavándose en ella. Era demasiado tiempo sin probar a una mujer...demasiado. Wallace aspiro el olor de Ébano, pasando la nariz por su cuello mientras sus manos se apretaban en sus pechos y con la cadera, le mostraba lo mucho que la necesitaba.
- Ébano...joder...
Pero no era el momento. Y fue una roca quien decidió eso. El pasillo se derrumbaba.
Wallace se apartó de golpe consciente de la situación. Debían correr o morirían. Entonces se dio cuenta de que uno de esos bichos se agarraba a la pierna de la mujer. Wallace lo cogió con las manos y lo aplasto contra el muro.
- Solo YO la toco...bicho...-gruño restregando el cuerpo del bicho pro el muro.- vamos! CORRE! - le dijo mientras la cogía de la mano en dirección a las escaleras. Pero las cosas iban de mal en peor. El brujo pisó un peldaño que se rompió al instante. Wallace salto al otro peldaño y ayudo a la rubia a saltar. Debían bajar rápido.
Fue frenético, las rocas caían por todos los lados y ellos bajaban y bajan sin fin. Parecía no terminar nunca. Pero los Dioses parecían contentos y el final encontraron. Wallace rodó por el suelo apartándose del derrumbe junto con Ébano, que acabo encima de el. El humo los rodeo un par de segundos y después silencio.
Tan solo se oían el golpeteo de algunas piedras y goteo de agua. Wallace respiraba jadeante pero no pudo evitar abrazar a la mujer. Estaban a salvo, estaban bien.
-Después de esto...quiero un cerdo asado...entero...y mucha cerveza...-susurró el, sonriente por haber sobrevivido al derrumbe.
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Wallace Mcgregor
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