[trabajo] Escoltar al prisionero [Lud & Wood] Parte II
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[trabajo] Escoltar al prisionero [Lud & Wood] Parte II
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Al parecer Lud no tenía nada que ocultar, con esa cara fresca que tenía admitió que era un brujo y que venía del Norte y que prácticamente se le prendía a lo que fuese, en términos de trabajo, claro. Hasta el momento no tenía en mi memoria recuerdos de interactuar con un brujo, al menos no de forma placentera, por lo que conocer a este particularmente me llenaba la vista y me quitaba algunos suspiros de encima. Seguro era que él no dejaría que me aburriera. Sus preguntas retóricas hacían que mi atención se canalizara directamente hacia él.
El brujo se acercó a mi oído y me susurró algunas palabras que ignoré por unos segundos, no estaba segura si debía confiarle mis pensamientos en ese momento, si estaba equivocada podría tacharme de paranoica o algo así. Le di un nuevo tirón al joven que llevábamos detenido, pero casi caigo de cabeza cuando hubo menos resistencia por parte de él de la que había planeado, tuve suerte, pude retomar mi balance antes de tocar el suelo con mis manos y no, no liberé la cadena del reo.
Cuando me reincorporé observé a Furia, parecía observante, nerviosa, aunque me seguía bien de cerca. Mandé a Chy a que diera un recorrido aéreo mientras yo olisqueaba el ambiente a nuestro alrededor. Las esencias no estaban bien para esa parte en donde nos encontrábamos. Me hice para un lado, observando al halcón y busque el oído de Lud, estando cerca le comuniqué mis sospechas. Algo no anda bien, ese viene muy tranquilo. ¿Tú cooperarías tanto si te llevaran a prisión? le pregunté, pero rápidamente continué.
Está entrando la noche y no hay sonidos de animales, ni pájaros… la brisa no deja de ser confusa huele a lodo o metal cuando debería de ser la esencia de las flores de esta estación. De pronto, el chillido del ave atravesó mis oídos e instantáneamente me tensé sacando el hacha de mi siniestra y con la diestra atrayendo al prisionero a mí. ¡Es la hora propicia para una emboscada! alerté, viendo las siluetas de tres hombres recortadas en el horizonte.
El encadenado se carcajeó mientras se sentaba en el piso. Al parecer no podríamos moverle, por lo que usar el terreno como ventaja estaba casi perdido a no ser que me transformara. Maldito… susurré entre dientes y dirigí mi mirada a mi compañero Veo que no has huido aún ¿tienes algún plan? le pregunté sin darme cuenta de que vociferaba. Pensé en alertarle de mi condición de licantropía, pero preferí reservarme esos detalles frente al imbécil al que transportábamos.
Woodpecker
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Re: [trabajo] Escoltar al prisionero [Lud & Wood] Parte II
No me respondió directamente, sino que estuvo unos segundos mirando discretamente los alrededores antes de darle un tirón al reo. El joven ofreció tan poca resistencia que Wood estuvo a punto de acabar besando el suelo, por suerte fue capaz de detener la caída sin soltar las cadenas del preso. Al levantarse siguió examinando el ambiente, fijándose esta vez en sus compañeros y componiendo un mohín inquieto antes de confiarme sus sospechas.
Su pregunta me hizo percatarme de la extraña colaboración del joven hombre bestia, que había pasado desapercibida ante mis despistados ojos. Iba a confirmar sus afirmaciones pero prosiguió con su explicación, abrumándome con la cantidad de detalles que habían pasado delante de mis narices sin levantar en mi la más mínima sospecha. Me sorprendió la precisión de la descripción que hizo acerca de los olores. Olisqueé el aire sin percibir nada fuera de lo normal hasta que el chillido de su ave perforó el aire, sacándome de mis infructuosas pesquisas.
Cuando Wood gritó la palabra emboscada me sacó de mi estupor e imité su gesto inconscientemente, sacando mi hacha de mano y aferrando con fuerza el bastón metálico. Me sentí bastante estúpido por no haberme dado cuenta de absolutamente nada y agradecí a todos los dioses, habidos y por haber, el haber ido acompañado a la misión, de lo contrario ahora estaría exhalando mi último aliento sobre un charco de mi propia sangre con el arma de alguno de los tres hombres que acababan de aparecer a lo lejos incrustada en el cuerpo.
El reo se sentó pesadamente en el suelo, como un infante caprichoso, forzándonos a elegir entre mantener la posición y repeler la emboscada en aquel lugar, sin opción a buscar un lugar más favorable desde el que defendernos, o soltarle. Pero nuestra tarea estaba clara, teníamos que llevar a aquel preso a prisión y eso era lo que íbamos a hacer.
La adrenalina empezaba a fluír por mi cuerpo, preparándome para el combate, haciéndome dejar a un lado la amabilidad para dejar salir la agresividad necesaria para la lucha. La sensación de torpeza por no haberme percatado de ninguna de las, a toro pasado, evidentes señales de la emboscada, junto con lo sucio de su ataque sacó a relucir toda mi mala leche que, sumada a la agresividad proporcionada por la adrenalina, me sumió en un estado de furia muy poco común en mi. Wood me sorprendió de forma poco grata con sus gritos. El hecho de que mencionara siquiera la posibilidad de que me hubiera dado a la fuga ante el peligro hirió mi orgullo, pero con el raciocinio que aún conservaba redirigí esa ira contra nuestros atacantes. Le devolví el grito a la chica mientras me situaba en una posición en la que tenía una línea de tiro clara hacia nuestros asaltantes y clavaba mi bastón en el suelo con fuerza, manteniéndolo de pie.
-¿¡Plan!? -Dije prácticamente escupiendo la palabra y remarcando la intensidad del grito lanzando mi hacha al suelo, clavándola con un golpe seco para dejar libre la mano mientras empezaba a reunir la concentración necesaria para realizar mi magia.- ¡Matarlos es el plan!
Apenas había terminado la frase cuando empecé a arrancar mediante telequinesis chorros de electrones de la gigantesca esfera conductora en la que vivimos, ayudándome a concentrarme siguiendo el movimiento mental con gestos de las manos, con los dedos en forma de garra, como si literalmente arrancase aquellas partículas y se las arrojase en forma de veloces relámpagos que se estampaban contra el suelo haciendo saltar la tierra allí donde impactaban, pues una vez dirigidos hacia su objetivo, los libraba de mi control para emplearlos como proyectiles.
Aunque a aquella distancia mi precisión dejaba mucho que desear, ver aquellas luces salir de la tierra a mi alrededor dirigiéndose hacia ellos más rápido de lo que tardaban en pensarlo, estallando cerca de su posición debería asustarles lo suficiente como para obligarles a detener su avance y buscar cobertura. Y así fue.
Seguí enviando rayo tras rayo, esforzándome mucho en arrancar la electricidad suficiente como para hacerlos más grandes e impresionantes, por lo que la concentración y el tiempo entre lanzamientos era mucho mayor, confiando en golpear a alguno de aquellos bandidos hasta que dejé de ver sus formas.
No creía haber matado a ninguno a aquella distancia, pero ahora sabían a qué atenerse si decidían acercase más.
Tras haber liberado una buena cantidad de la mala leche que me había hecho acumular la situación miré a mi compañera con una sonrisa amable y divertida, ahora más relajado aún sin bajar la guardia.
-Veo que no has huido aún ¿tienes algún plan? -Le dije sin gritar y medio burlón, imitando lo que me había dicho ella hacía un momento, sin mala intención.
Su pregunta me hizo percatarme de la extraña colaboración del joven hombre bestia, que había pasado desapercibida ante mis despistados ojos. Iba a confirmar sus afirmaciones pero prosiguió con su explicación, abrumándome con la cantidad de detalles que habían pasado delante de mis narices sin levantar en mi la más mínima sospecha. Me sorprendió la precisión de la descripción que hizo acerca de los olores. Olisqueé el aire sin percibir nada fuera de lo normal hasta que el chillido de su ave perforó el aire, sacándome de mis infructuosas pesquisas.
Cuando Wood gritó la palabra emboscada me sacó de mi estupor e imité su gesto inconscientemente, sacando mi hacha de mano y aferrando con fuerza el bastón metálico. Me sentí bastante estúpido por no haberme dado cuenta de absolutamente nada y agradecí a todos los dioses, habidos y por haber, el haber ido acompañado a la misión, de lo contrario ahora estaría exhalando mi último aliento sobre un charco de mi propia sangre con el arma de alguno de los tres hombres que acababan de aparecer a lo lejos incrustada en el cuerpo.
El reo se sentó pesadamente en el suelo, como un infante caprichoso, forzándonos a elegir entre mantener la posición y repeler la emboscada en aquel lugar, sin opción a buscar un lugar más favorable desde el que defendernos, o soltarle. Pero nuestra tarea estaba clara, teníamos que llevar a aquel preso a prisión y eso era lo que íbamos a hacer.
La adrenalina empezaba a fluír por mi cuerpo, preparándome para el combate, haciéndome dejar a un lado la amabilidad para dejar salir la agresividad necesaria para la lucha. La sensación de torpeza por no haberme percatado de ninguna de las, a toro pasado, evidentes señales de la emboscada, junto con lo sucio de su ataque sacó a relucir toda mi mala leche que, sumada a la agresividad proporcionada por la adrenalina, me sumió en un estado de furia muy poco común en mi. Wood me sorprendió de forma poco grata con sus gritos. El hecho de que mencionara siquiera la posibilidad de que me hubiera dado a la fuga ante el peligro hirió mi orgullo, pero con el raciocinio que aún conservaba redirigí esa ira contra nuestros atacantes. Le devolví el grito a la chica mientras me situaba en una posición en la que tenía una línea de tiro clara hacia nuestros asaltantes y clavaba mi bastón en el suelo con fuerza, manteniéndolo de pie.
-¿¡Plan!? -Dije prácticamente escupiendo la palabra y remarcando la intensidad del grito lanzando mi hacha al suelo, clavándola con un golpe seco para dejar libre la mano mientras empezaba a reunir la concentración necesaria para realizar mi magia.- ¡Matarlos es el plan!
Apenas había terminado la frase cuando empecé a arrancar mediante telequinesis chorros de electrones de la gigantesca esfera conductora en la que vivimos, ayudándome a concentrarme siguiendo el movimiento mental con gestos de las manos, con los dedos en forma de garra, como si literalmente arrancase aquellas partículas y se las arrojase en forma de veloces relámpagos que se estampaban contra el suelo haciendo saltar la tierra allí donde impactaban, pues una vez dirigidos hacia su objetivo, los libraba de mi control para emplearlos como proyectiles.
Aunque a aquella distancia mi precisión dejaba mucho que desear, ver aquellas luces salir de la tierra a mi alrededor dirigiéndose hacia ellos más rápido de lo que tardaban en pensarlo, estallando cerca de su posición debería asustarles lo suficiente como para obligarles a detener su avance y buscar cobertura. Y así fue.
Seguí enviando rayo tras rayo, esforzándome mucho en arrancar la electricidad suficiente como para hacerlos más grandes e impresionantes, por lo que la concentración y el tiempo entre lanzamientos era mucho mayor, confiando en golpear a alguno de aquellos bandidos hasta que dejé de ver sus formas.
No creía haber matado a ninguno a aquella distancia, pero ahora sabían a qué atenerse si decidían acercase más.
Tras haber liberado una buena cantidad de la mala leche que me había hecho acumular la situación miré a mi compañera con una sonrisa amable y divertida, ahora más relajado aún sin bajar la guardia.
-Veo que no has huido aún ¿tienes algún plan? -Le dije sin gritar y medio burlón, imitando lo que me había dicho ella hacía un momento, sin mala intención.
Última edición por Ludwig Zaunyt el Dom 7 Dic - 5:27, editado 2 veces
Ludwig Zaunyt
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Re: [trabajo] Escoltar al prisionero [Lud & Wood] Parte II
Me sorprendí al percatarme de que los brujos también eran capaces de sorprenderse y luchar, al menos este que era tan particular. Si todos fueran así de fuertes y sorprendentes no me sentiría tan mal estando cerca de ellos. Ahora me sentía dividida en dos corrientes de pensamiento. Por un lado, sentía que ese hombre era … “wow” en realidad o tenía palabras para describir lo bien que me sentía al verle hacer esas cosas a nuestros enemigos. Convocar tal poder en tan poco tiempo y usar esa gran cosa del color del metal. Mientras viajábamos juntos, me gustaba tener ese tipo de sorpresas. Como aliados, claro, no como algo más. Fruncí el entrecejo mientras veía como la tierra se lamentaba ante su poder.
Por otro lado, se dio en mí una especie de evolución en la forma en que veía a los de su especie. Al principio era de recelo, luego con miedo y finalmente con desdén. Así los veía hasta hacía unos pocos minutos; pero ahora… ahora veía a los brujos con nuevos ojos. Una raza capaz de evolucionar, o al menos de tener sujetos tan fuertes como estos. Sí, ahora creía comprender un más su capacidad, por lo que me infundían un profundo respeto. O al menos este Lud. Para estar más segura debería de expandir mi estudio a otros de su raza. Hice una nota mental para el futuro.
Tanto Furia como Chy se alejaron de nosotros a menos unos quinientos metros. El aire electrificado, así como el espectáculo –por llamarlo de alguna forma- de luces y colores era un poco demasiado para mis animales, así como para el reo, que, viendo la extensión del poder de uno de sus carceleros intentó huir. Forcejeó en un momento en el que estaba un tanto embelesada viendo los efectos del poder de mi compañero, en la maldita mitad de la acción, cuando por sorpresa me tomó con una de las cadenas por el cuello. En esos momentos perdí mi compostura y sólo me dediqué a lanzar golpes, morder y gruñir mientras intentaba deshacerme de mi agresor.
En cierto momento ambos perdimos el equilibrio y para cuando Ludwig se giró hacia mí con un aire de completitud orgullosa, yo estaba montada sobre el preso, a la altura de su entrepierna y con él boca arriba. Mi ropa no estaba en muy buen estado y dada la situación miré con ojos apologéticos al hombre y soplé un mechón de pelo que se me había caído sobre los ojos. ¡Interesante truco hombre! le dije con el aliento entrecortado. Espero que no te moleste…. No finalicé la oración, simplemente señalé con la cabeza al que estaba apretado por el poder de mis piernas para que me ayudara con él En un momento se puso bastante difícil puntualicé, como si fuera algo absolutamente normal y corriente.
Las palabras que habían brotado de su garganta momentos antes se habían convertido casi en una obviedad, sin embargo decidí no dar el derecho a duda. El plan es no matar a nadie Lud, si la guardia sospecha que matamos a alguien nos irá mal. No puedo creer que no lo sepas aseveré con el ceño fruncido en la pausa entre nuestra comunicación. Respiré profundamente y tomé aire para liberar de mi peso el cuerpo palpitante del chico. Algo no dejaba de andar mal… Es.. tá demasiado confiado terminé de pensar para mí, y antes de completar la frase en mi mente ya estaba transformada, respirando pesadamente, sintiendo mi corazón palpitar en mi entrepierna, en las orejas y en la garganta, sin tomar en cuenta mi corazón, que latía con tanta fuerza como una maldita maceta de un maldito herrero sobre un maldito yunque.
Dejé escapar un alarido mezcla de rabia y dolor. Miré con mucho odio a un cuarto participante en el encuentro y éste salió huyendo despavorido mientras el hombre bestia comenzaba a reír a carcajadas, parecía un maniático. Todo había sucedido demasiado rápido y aún mi cabeza daba vueltas. El olor a sangre era evidente y su humedad se sentía fresca bajando por mi pelaje, esquivando alturas en mis músculos y bajando por depresiones de la carne.
Di un par de pasos hacia atrás y observé mi antebrazo. En él habían dos cuchillos de distintos tamaños atascados en lo que viendo rápidamente y juzgando por el dolor, debieron haberse atascado en el músculo muy cerca del hueso, por no decir que se hayan detenido en él. ¿Por qué estaban esos cuchillos allí? Porque un cuarto integrante de la banda, se había mantenido escondido y al asecho a la espera de un ataque sorpresa. De o haber sido por mi olfato, probablemente la espada de mi compañero ahora sería un mosaico de distintas tonalidades de sangre… por no pensar en otro desenlace.
Bufé y me senté en el suelo, viendo con cierta incredulidad esas armas. A medida que pasaban los segundos el dolor comenzaba a hacerse sentir o agudizarse. Levanté mi vista a Ludwig e intercambié la mirada entre las armas aún clavadas en mi carne y él. Quería que él las sacara; si yo me ponía a hacerlo, probablemente rompería más en el proceso… y no quería eso. Resoplé por mi hocico, como estornudando y dejé que un gruñido bajo se escapara de mi garganta. Ya había comenzado a cabrearme…
____________________________________
Off: Siento la tardanza, tuve un pequeño accidente… que me restó tiempo. Sugiero que dadas las circunstancias, hagamos la siguiente complicación: el prisionero logra herirte (a cualquiera de los dos)
Por otro lado, se dio en mí una especie de evolución en la forma en que veía a los de su especie. Al principio era de recelo, luego con miedo y finalmente con desdén. Así los veía hasta hacía unos pocos minutos; pero ahora… ahora veía a los brujos con nuevos ojos. Una raza capaz de evolucionar, o al menos de tener sujetos tan fuertes como estos. Sí, ahora creía comprender un más su capacidad, por lo que me infundían un profundo respeto. O al menos este Lud. Para estar más segura debería de expandir mi estudio a otros de su raza. Hice una nota mental para el futuro.
Tanto Furia como Chy se alejaron de nosotros a menos unos quinientos metros. El aire electrificado, así como el espectáculo –por llamarlo de alguna forma- de luces y colores era un poco demasiado para mis animales, así como para el reo, que, viendo la extensión del poder de uno de sus carceleros intentó huir. Forcejeó en un momento en el que estaba un tanto embelesada viendo los efectos del poder de mi compañero, en la maldita mitad de la acción, cuando por sorpresa me tomó con una de las cadenas por el cuello. En esos momentos perdí mi compostura y sólo me dediqué a lanzar golpes, morder y gruñir mientras intentaba deshacerme de mi agresor.
En cierto momento ambos perdimos el equilibrio y para cuando Ludwig se giró hacia mí con un aire de completitud orgullosa, yo estaba montada sobre el preso, a la altura de su entrepierna y con él boca arriba. Mi ropa no estaba en muy buen estado y dada la situación miré con ojos apologéticos al hombre y soplé un mechón de pelo que se me había caído sobre los ojos. ¡Interesante truco hombre! le dije con el aliento entrecortado. Espero que no te moleste…. No finalicé la oración, simplemente señalé con la cabeza al que estaba apretado por el poder de mis piernas para que me ayudara con él En un momento se puso bastante difícil puntualicé, como si fuera algo absolutamente normal y corriente.
Las palabras que habían brotado de su garganta momentos antes se habían convertido casi en una obviedad, sin embargo decidí no dar el derecho a duda. El plan es no matar a nadie Lud, si la guardia sospecha que matamos a alguien nos irá mal. No puedo creer que no lo sepas aseveré con el ceño fruncido en la pausa entre nuestra comunicación. Respiré profundamente y tomé aire para liberar de mi peso el cuerpo palpitante del chico. Algo no dejaba de andar mal… Es.. tá demasiado confiado terminé de pensar para mí, y antes de completar la frase en mi mente ya estaba transformada, respirando pesadamente, sintiendo mi corazón palpitar en mi entrepierna, en las orejas y en la garganta, sin tomar en cuenta mi corazón, que latía con tanta fuerza como una maldita maceta de un maldito herrero sobre un maldito yunque.
Dejé escapar un alarido mezcla de rabia y dolor. Miré con mucho odio a un cuarto participante en el encuentro y éste salió huyendo despavorido mientras el hombre bestia comenzaba a reír a carcajadas, parecía un maniático. Todo había sucedido demasiado rápido y aún mi cabeza daba vueltas. El olor a sangre era evidente y su humedad se sentía fresca bajando por mi pelaje, esquivando alturas en mis músculos y bajando por depresiones de la carne.
Di un par de pasos hacia atrás y observé mi antebrazo. En él habían dos cuchillos de distintos tamaños atascados en lo que viendo rápidamente y juzgando por el dolor, debieron haberse atascado en el músculo muy cerca del hueso, por no decir que se hayan detenido en él. ¿Por qué estaban esos cuchillos allí? Porque un cuarto integrante de la banda, se había mantenido escondido y al asecho a la espera de un ataque sorpresa. De o haber sido por mi olfato, probablemente la espada de mi compañero ahora sería un mosaico de distintas tonalidades de sangre… por no pensar en otro desenlace.
Bufé y me senté en el suelo, viendo con cierta incredulidad esas armas. A medida que pasaban los segundos el dolor comenzaba a hacerse sentir o agudizarse. Levanté mi vista a Ludwig e intercambié la mirada entre las armas aún clavadas en mi carne y él. Quería que él las sacara; si yo me ponía a hacerlo, probablemente rompería más en el proceso… y no quería eso. Resoplé por mi hocico, como estornudando y dejé que un gruñido bajo se escapara de mi garganta. Ya había comenzado a cabrearme…
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Off: Siento la tardanza, tuve un pequeño accidente… que me restó tiempo. Sugiero que dadas las circunstancias, hagamos la siguiente complicación: el prisionero logra herirte (a cualquiera de los dos)
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Re: [trabajo] Escoltar al prisionero [Lud & Wood] Parte II
Cuando me giré no me esperaba verla tan desmelenada y en aquella posición, lo que me hizo alzar una ceja y decir, burlón:
-Vaya, no pierdes el tiempo, ¿eh? -Mientras yo reía ella se explicó, "En un momento se puso bastante difícil" y le quité importancia al posible malentendido con un gesto de la mano antes de darle crédito por su captura con un guiño.- Buen trabajo reduciéndolo, compañera.
Mientras me acercaba a ella para ayudarle con el preso me regañó por mi agresiva actitud. Me sorprendió bastante porque los guardias no mencionaron en ningún momento que no pudiéramos matar a nadie.
-Pues no lo sabía, no. Aunque me resulta contradictorio, ¿nos mandan escoltar a este prisionero aún sabiendo que probablemente los de su banda intenten rescatarlo y no nos permiten matar a un puñado de bandidos? Yo lo siento mucho, pero si en algún momento nuestras vidas peligran no dudaré en eliminar la amenaza. Acataré las consecuencias si es necesario o huiré de la ciudad, pero no pienso dejar que nos dañen.
Apenas acabé la frase cuando Wood soltó un alarido de dolor y pude ver clavados en su antebrazo un par de cuchillos arrojadizos de diferentes tamaños. Seguí su trayectoria con la mirada y vi a uno de los bandidos huyendo tan rápido como le permitían las piernas. El muy rastrero se había escabullido en medio del alboroto por nuestra espalda. De no ser por la chica esos cuchillos y puede que alguno más estuvieran clavados en mi espalda. Mientras tanto el hombre bestia se carcajeaba con malicia. Sentí la sangre hervir. Haciendo justicia a mis palabras me preparé para acabar con su miserable vida. A aquella distancia no podía fallar, pero seguramente la potencia no sería suficiente para incapacitarle. Y así fue, la corriente eléctrica le golpeó, tuvo un espasmo que le hizo perder el equilibrio y estamparse contra el suelo, pero rápidamente se reincorporó y reanudó la huida. Chasqueé la lengua, molesto, pero no tenía sentido perseguirle.
La chica se levantó del prisionero, dejándolo libre y se sentó en el suelo, conmocionada, con cara de dolor. Quería ayudarla, pero si lo hacía el prisionero podría escapar fácilmente. Estaba cansado de sus tonterías. Puse mi mano sobre su cabeza y envié una corriente a través de su cuerpo que lo noquearía durante unos minutos. No se hizo de rogar, el cuerpo del hombre bestia tuvo un único espasmo antes de desmayarse y quedar, al fin, inmóvil en el suelo. Suspiré, cansado, y me arrodillé al lado de Wood, cerca de su brazo herido. Casi me caigo de espaldas cuando me fijé más en la chica. Con el lío del atacante y la molestia del prisionero no me había dado cuenta de que Wood había cambiado completamente su aspecto. Donde antes había una muchacha ahora me hallaba ante una especie de híbrido entre humano y lobo blanco. Había oído hablar de la licantropía, pero nunca me había encontrado con nadie que la tuviera. No que yo supiera, al menos. Como no sabía muy bien qué reacción esperar tomé precauciones y adopté una posición defensiva. Entonces ella empezó a mirar alternativamente los cuchillos que tenía clavados y a mi, en una súplica silenciosa que no tardó en dejarme claro que aquella transformación no la convertía en una bestia sedienta de sangre, sino que era como...una segunda piel. Mi compañera seguía razonando aún debajo de aquel aspecto animal. Ya más tranquilo me arrodillé de nuevo a su lado, más tranquilo. Me quité la mochila y rebusqué en ella un paño y una pequeña botella de alcohol que guardaba para estos casos.
-Gracias por protegerme, Wood. De no ser por ti esos cuchillos estarían ahora en mi corazón. Muchas gracias. -Dije tan sincera y seriamente que rozaba la solemnidad.- Te los quitaré lo más cuidadosamente que pueda, lo prometo.
Le agarré suave pero firmemente el antebrazo con una mano mientras con la otra procedía a extraer uno de los cuchillos. Examiné el ángulo y la forma del corte antes de empezar a quitarlos. Lo hice tan inofensiva y rápidamente como pude y eliminé el exceso de sangre con el paño.
-Esto va a picar un poco, pero hay que desinfectar la herida. -Expliqué antes de empezar.
Vertí algo de alcohol sobre sus heridas y las limpié con el paño. Aunque ya estaban desinfectadas sangraban mucho y podrían debilitar a la chica si no paraban de sangrar. Se me ocurrió una idea.
-Wood, necesito que con la otra... ¿mano? ¿pata? mantengas las heridas lo más cerradas que puedas.
Me concentré y coloqué un dedo índice a cada extremo de la primera herida. Hice circular una corriente eléctrica entre ambos dedos, electrocauterizando la herida, cerrándola instantáneamente. Quedé satisfecho con el resultado y procedí a cerrar la otra.
Limpié la zona suavemente con el paño impregnado en alcohol, por si acaso. Acaricié suavemente con el dedo índice la superficie de la herida recién cerrada, para asegurarme de que estaba bien cerrada, me levanté y ayudé a Wood a levantarse.
-¿Estás mejor? - Dije dirigiéndole una sonrisa tierna.
-Vaya, no pierdes el tiempo, ¿eh? -Mientras yo reía ella se explicó, "En un momento se puso bastante difícil" y le quité importancia al posible malentendido con un gesto de la mano antes de darle crédito por su captura con un guiño.- Buen trabajo reduciéndolo, compañera.
Mientras me acercaba a ella para ayudarle con el preso me regañó por mi agresiva actitud. Me sorprendió bastante porque los guardias no mencionaron en ningún momento que no pudiéramos matar a nadie.
-Pues no lo sabía, no. Aunque me resulta contradictorio, ¿nos mandan escoltar a este prisionero aún sabiendo que probablemente los de su banda intenten rescatarlo y no nos permiten matar a un puñado de bandidos? Yo lo siento mucho, pero si en algún momento nuestras vidas peligran no dudaré en eliminar la amenaza. Acataré las consecuencias si es necesario o huiré de la ciudad, pero no pienso dejar que nos dañen.
Apenas acabé la frase cuando Wood soltó un alarido de dolor y pude ver clavados en su antebrazo un par de cuchillos arrojadizos de diferentes tamaños. Seguí su trayectoria con la mirada y vi a uno de los bandidos huyendo tan rápido como le permitían las piernas. El muy rastrero se había escabullido en medio del alboroto por nuestra espalda. De no ser por la chica esos cuchillos y puede que alguno más estuvieran clavados en mi espalda. Mientras tanto el hombre bestia se carcajeaba con malicia. Sentí la sangre hervir. Haciendo justicia a mis palabras me preparé para acabar con su miserable vida. A aquella distancia no podía fallar, pero seguramente la potencia no sería suficiente para incapacitarle. Y así fue, la corriente eléctrica le golpeó, tuvo un espasmo que le hizo perder el equilibrio y estamparse contra el suelo, pero rápidamente se reincorporó y reanudó la huida. Chasqueé la lengua, molesto, pero no tenía sentido perseguirle.
La chica se levantó del prisionero, dejándolo libre y se sentó en el suelo, conmocionada, con cara de dolor. Quería ayudarla, pero si lo hacía el prisionero podría escapar fácilmente. Estaba cansado de sus tonterías. Puse mi mano sobre su cabeza y envié una corriente a través de su cuerpo que lo noquearía durante unos minutos. No se hizo de rogar, el cuerpo del hombre bestia tuvo un único espasmo antes de desmayarse y quedar, al fin, inmóvil en el suelo. Suspiré, cansado, y me arrodillé al lado de Wood, cerca de su brazo herido. Casi me caigo de espaldas cuando me fijé más en la chica. Con el lío del atacante y la molestia del prisionero no me había dado cuenta de que Wood había cambiado completamente su aspecto. Donde antes había una muchacha ahora me hallaba ante una especie de híbrido entre humano y lobo blanco. Había oído hablar de la licantropía, pero nunca me había encontrado con nadie que la tuviera. No que yo supiera, al menos. Como no sabía muy bien qué reacción esperar tomé precauciones y adopté una posición defensiva. Entonces ella empezó a mirar alternativamente los cuchillos que tenía clavados y a mi, en una súplica silenciosa que no tardó en dejarme claro que aquella transformación no la convertía en una bestia sedienta de sangre, sino que era como...una segunda piel. Mi compañera seguía razonando aún debajo de aquel aspecto animal. Ya más tranquilo me arrodillé de nuevo a su lado, más tranquilo. Me quité la mochila y rebusqué en ella un paño y una pequeña botella de alcohol que guardaba para estos casos.
-Gracias por protegerme, Wood. De no ser por ti esos cuchillos estarían ahora en mi corazón. Muchas gracias. -Dije tan sincera y seriamente que rozaba la solemnidad.- Te los quitaré lo más cuidadosamente que pueda, lo prometo.
Le agarré suave pero firmemente el antebrazo con una mano mientras con la otra procedía a extraer uno de los cuchillos. Examiné el ángulo y la forma del corte antes de empezar a quitarlos. Lo hice tan inofensiva y rápidamente como pude y eliminé el exceso de sangre con el paño.
-Esto va a picar un poco, pero hay que desinfectar la herida. -Expliqué antes de empezar.
Vertí algo de alcohol sobre sus heridas y las limpié con el paño. Aunque ya estaban desinfectadas sangraban mucho y podrían debilitar a la chica si no paraban de sangrar. Se me ocurrió una idea.
-Wood, necesito que con la otra... ¿mano? ¿pata? mantengas las heridas lo más cerradas que puedas.
Me concentré y coloqué un dedo índice a cada extremo de la primera herida. Hice circular una corriente eléctrica entre ambos dedos, electrocauterizando la herida, cerrándola instantáneamente. Quedé satisfecho con el resultado y procedí a cerrar la otra.
Limpié la zona suavemente con el paño impregnado en alcohol, por si acaso. Acaricié suavemente con el dedo índice la superficie de la herida recién cerrada, para asegurarme de que estaba bien cerrada, me levanté y ayudé a Wood a levantarse.
-¿Estás mejor? - Dije dirigiéndole una sonrisa tierna.
Última edición por Ludwig Zaunyt el Lun 8 Dic - 15:14, editado 2 veces
Ludwig Zaunyt
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Re: [trabajo] Escoltar al prisionero [Lud & Wood] Parte II
Hacer equipo con Lud era bastante divertido, aunque era un brujo raro me caía bien y no quería que muriera. El hecho de que tuviera la sangre tan caliente como para deshacerse de esos tipos me dio la impresión de que podríamos llevarnos mejor de lo que pensaba. Quizás hasta podría presentarle a alguien del gremio si la oportunidad se presentaba, aunque por otra parte, no dejaba de ser peligroso estar cerca de alguien que atrae la atención tan fácilmente…
Por ahora la situación era… cuanto menos que rara. Yo estaba ahí, con esas cosas clavadas viéndole a los ojos y esperando que me ayudara. Él parecía no demasiado conmovido con mi nueva apariencia, tampoco por las hilachas de ropa que me colgaban, es decir, sí se había sorprendido un poco, pero nada del otro mundo. Lud era un tipo rudo. Por otra parte, esa era ya la última muda que me quedaba de las varias idénticas que me había mandado hacer tiempo atrás. Ahora solamente debía volver a mi vestido. Quizás con la nueva paga podría comprarme uno que me ofreciera un poco más de protección. Con mucho esfuerzo volví a mi otra línea de pensamiento. “¿Ya habrá conocido a otros hombres lobo? ¿Será aliado de la manada? ¿Habrá ido a Ulmer?” muchas cosas en mente. Sin embargo por algún motivo no me sentía nerviosa, ¿serían sus palabras las que tenían un efecto relajante?
El prisionero yacía en el suelo inconsciente y los otros habían huido o estaban muertos. No sabía de dónde podría sentirme tranquila, pero por algún motivo lo estaba. Excepto por la parte de los cuchillos, estaba un poco nerviosa por la forma en la que él procedería, aunque estar en mi forma lupina tenía sus ventajas, me sentía más fuerte y más ruda así, aunque en realidad era más sensible a todo lo que me rodeaba. Respiré profundo y aguanté el aire en mis pulmones cuando él fue a quitar el primer cuchillo. Asentí con mi cabeza a sus palabras y arrugué la nariz ante la vista y el olor del alcohol. Lo odiaba. Dolió, no lo voy a negar, pero sus manos se sentían cálidas y preocupadas, por lo que solté el aire lentamente e intenté estar más relajada para la segunda parte. Cuando llegó la hora de la desinfección tuve que agarrarme del suelo con la mano buena para no darle un piñazo o morderle y me costó mucho autocontrol no hacerle daño.
Su petición fue algo que no esperaba y vaya que ayudó. Me mantuve pensando en retener cerradas las heridas, aunque no entendía qué rayos quería haciéndome hacer eso. Pronto me di cuenta. Estaba cauterizando la herida. Sentí que el calor se drenaba de mi rostro, era una sensación rara, entre que quemaba y hacía cosquillas. Observé a Lud, pero parecía bastante ensimismado en el proceso. Estaba claro que era un brujo con el poder de la electricidad y eso me ponía los pelos de punta. Cuando finalizó me preguntó si estaba mejor y no supe cómo interpretar su mirada. Aseveré una vez con la cabeza y me acerqué rápidamente para lamer su rostro, me aseguré de babearle bien, desde la mandíbula hasta el ojo derecho. Con la lengua de afuera le dirigí una amplia sonrisa canina mientras me daba la media vuelta para encarar al prisionero.
…Quién se había despertado y tenía una gran piedra sobre su cabeza, la que aterrizó sobre la mía sin pensarlo dos veces. Sentí una terrible presión sobre todo mi cuerpo y las piernas se me aflojaron. Caí al suelo y poco recuerdo sobre los siguientes hechos acontecidos.
______________________
Off: Esto responde a la complicación “ el prisionero te lastima y tienes que convencerlo de que te ayude. Te dejo la parte de ayudarnos Lud
Por ahora la situación era… cuanto menos que rara. Yo estaba ahí, con esas cosas clavadas viéndole a los ojos y esperando que me ayudara. Él parecía no demasiado conmovido con mi nueva apariencia, tampoco por las hilachas de ropa que me colgaban, es decir, sí se había sorprendido un poco, pero nada del otro mundo. Lud era un tipo rudo. Por otra parte, esa era ya la última muda que me quedaba de las varias idénticas que me había mandado hacer tiempo atrás. Ahora solamente debía volver a mi vestido. Quizás con la nueva paga podría comprarme uno que me ofreciera un poco más de protección. Con mucho esfuerzo volví a mi otra línea de pensamiento. “¿Ya habrá conocido a otros hombres lobo? ¿Será aliado de la manada? ¿Habrá ido a Ulmer?” muchas cosas en mente. Sin embargo por algún motivo no me sentía nerviosa, ¿serían sus palabras las que tenían un efecto relajante?
El prisionero yacía en el suelo inconsciente y los otros habían huido o estaban muertos. No sabía de dónde podría sentirme tranquila, pero por algún motivo lo estaba. Excepto por la parte de los cuchillos, estaba un poco nerviosa por la forma en la que él procedería, aunque estar en mi forma lupina tenía sus ventajas, me sentía más fuerte y más ruda así, aunque en realidad era más sensible a todo lo que me rodeaba. Respiré profundo y aguanté el aire en mis pulmones cuando él fue a quitar el primer cuchillo. Asentí con mi cabeza a sus palabras y arrugué la nariz ante la vista y el olor del alcohol. Lo odiaba. Dolió, no lo voy a negar, pero sus manos se sentían cálidas y preocupadas, por lo que solté el aire lentamente e intenté estar más relajada para la segunda parte. Cuando llegó la hora de la desinfección tuve que agarrarme del suelo con la mano buena para no darle un piñazo o morderle y me costó mucho autocontrol no hacerle daño.
Su petición fue algo que no esperaba y vaya que ayudó. Me mantuve pensando en retener cerradas las heridas, aunque no entendía qué rayos quería haciéndome hacer eso. Pronto me di cuenta. Estaba cauterizando la herida. Sentí que el calor se drenaba de mi rostro, era una sensación rara, entre que quemaba y hacía cosquillas. Observé a Lud, pero parecía bastante ensimismado en el proceso. Estaba claro que era un brujo con el poder de la electricidad y eso me ponía los pelos de punta. Cuando finalizó me preguntó si estaba mejor y no supe cómo interpretar su mirada. Aseveré una vez con la cabeza y me acerqué rápidamente para lamer su rostro, me aseguré de babearle bien, desde la mandíbula hasta el ojo derecho. Con la lengua de afuera le dirigí una amplia sonrisa canina mientras me daba la media vuelta para encarar al prisionero.
…Quién se había despertado y tenía una gran piedra sobre su cabeza, la que aterrizó sobre la mía sin pensarlo dos veces. Sentí una terrible presión sobre todo mi cuerpo y las piernas se me aflojaron. Caí al suelo y poco recuerdo sobre los siguientes hechos acontecidos.
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Re: [trabajo] Escoltar al prisionero [Lud & Wood] Parte II
Cuando terminé de cerrar la herida le advertí:
-Sólo he detenido la hemorragia, así que ten cuidado, si te mueves mucho se volverá a abrir.
Como respuesta ella me propinó un largo lametón, que recorrió toda mi cara, llenándome de babas. Pillado de improvisto, cerré el ojo derecho para evitar que me lo babara también y solté una carcajada mientras trataba de limpiarme la cara con la manga.
-Bueno, bueno. De nada. -Dije mientras los últimos ecos de mi risa aún sonaban en el aire.
Con la lengua aún fuera me dedicó lo que parecía una sonrisa, aunque no lo tenía muy claro, sus facciones caninas me despistaban. Apenas se giró cuando nos dimos cuenta de que el prisionero ya se había recobrado. Saludó a Wood estampándole una piedra en la cabeza, dejándola fuera de combate instantáneamente. Me incorporé y me coloqué a una distancia prudencial del hombre bestia en posición defensiva.
-Buenos días, parece que tienes mal despertar. ¿Por qué no sueltas esa piedra, te sientas en el suelo y te quedas quietecito? ¿O tengo que volver a hacerte dormir? -Dije haciendo saltar unas pequeñas chispas entre mis dedos, sin más propósito que amedrentarle, confiando en que eso bastara para que no me asaltara cuerpo a cuerpo, campo en el que llevaba claramente las de perder.
-Sólo he detenido la hemorragia, así que ten cuidado, si te mueves mucho se volverá a abrir.
Como respuesta ella me propinó un largo lametón, que recorrió toda mi cara, llenándome de babas. Pillado de improvisto, cerré el ojo derecho para evitar que me lo babara también y solté una carcajada mientras trataba de limpiarme la cara con la manga.
-Bueno, bueno. De nada. -Dije mientras los últimos ecos de mi risa aún sonaban en el aire.
Con la lengua aún fuera me dedicó lo que parecía una sonrisa, aunque no lo tenía muy claro, sus facciones caninas me despistaban. Apenas se giró cuando nos dimos cuenta de que el prisionero ya se había recobrado. Saludó a Wood estampándole una piedra en la cabeza, dejándola fuera de combate instantáneamente. Me incorporé y me coloqué a una distancia prudencial del hombre bestia en posición defensiva.
-Buenos días, parece que tienes mal despertar. ¿Por qué no sueltas esa piedra, te sientas en el suelo y te quedas quietecito? ¿O tengo que volver a hacerte dormir? -Dije haciendo saltar unas pequeñas chispas entre mis dedos, sin más propósito que amedrentarle, confiando en que eso bastara para que no me asaltara cuerpo a cuerpo, campo en el que llevaba claramente las de perder.
Última edición por Ludwig Zaunyt el Lun 8 Dic - 15:13, editado 1 vez
Ludwig Zaunyt
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Re: [trabajo] Escoltar al prisionero [Lud & Wood] Parte II
El dolor de cabeza era terrible, además de que el brazo me punzaba. Abrí un ojo y luego el otro, había una conversación pero las palabras eran prácticamente ininteligibles para mí. En los labios tenía gusto a sangre y me llevé dos dedos de la mano para corroborar lo que ya había calculado, me había mordido y no solamente tenía la parte de adentro de la mejilla hinchada sino también poco menos que triturada. Dejé escapar un leve alarido mientras balanceándome me senté. El mareo era terrible y sentí que la sangre se me drenaba por el movimiento demasiado apresurado.
No muy lejos de mí estaban Lud y el prisionero, quién tenía las manos a la vista y observaba al brujo poco menos que amenazante. Le miré con cierto deje de odio, más me contenté con sobarme un poco la cabeza, buscando el punto en donde había aterrizado la piedra para ver qué tan mal estaba la cosa. Lo bueno de ser un licántropo es que te recuperas un poco más rápido que un humano común, además de que eres más recio. Lud parecía estar controlando la situación bastante bien por lo que decidí que ya estaba hecha por la jornada. Respiré profundamente y me relajé para volver a mi forma humana.
Maldición diablos animal estúpido imbécil y bruto quería gritar, pero mis palabras eran poco menos que exclamaciones, me sentía débil por lo que tuve que volver a recostarme. Poco a poco las palpitaciones de mi corazón se volvieron más calmas y constantes y lentamente volví a sentarme. Miré la espalda de Lud y le envié la mirada más mortífaga que fue posible al reo. Si sigues observándome así, prometo que no llegarás a viejo le dije seca al hombre bestia. Lud, tu mascota y tú tendrán que ayudarme a montar a Furia, me temo que así no podré continuar. Ah, y le ataremos a la montura, si quieres claro dije esto último tratando de encontrarle una explicación a la expresión del brujo.
Me arranqué las hilachas que tenía de la ropa y enarqué una ceja cuando sentí algo fresco correr por mi nuca hacia la espalda baja. Genial murmuré, llevando mi siniestra para corroborar que se trataba de un delgado hilo de sangre. Puse la cabeza entre mis piernas y esperé a ser ayudada a subir a la yegua. Esto no se va a quedar así dije intentando no apretar la mandíbula, la mordida dolía como la gran siete.
No muy lejos de mí estaban Lud y el prisionero, quién tenía las manos a la vista y observaba al brujo poco menos que amenazante. Le miré con cierto deje de odio, más me contenté con sobarme un poco la cabeza, buscando el punto en donde había aterrizado la piedra para ver qué tan mal estaba la cosa. Lo bueno de ser un licántropo es que te recuperas un poco más rápido que un humano común, además de que eres más recio. Lud parecía estar controlando la situación bastante bien por lo que decidí que ya estaba hecha por la jornada. Respiré profundamente y me relajé para volver a mi forma humana.
Maldición diablos animal estúpido imbécil y bruto quería gritar, pero mis palabras eran poco menos que exclamaciones, me sentía débil por lo que tuve que volver a recostarme. Poco a poco las palpitaciones de mi corazón se volvieron más calmas y constantes y lentamente volví a sentarme. Miré la espalda de Lud y le envié la mirada más mortífaga que fue posible al reo. Si sigues observándome así, prometo que no llegarás a viejo le dije seca al hombre bestia. Lud, tu mascota y tú tendrán que ayudarme a montar a Furia, me temo que así no podré continuar. Ah, y le ataremos a la montura, si quieres claro dije esto último tratando de encontrarle una explicación a la expresión del brujo.
Me arranqué las hilachas que tenía de la ropa y enarqué una ceja cuando sentí algo fresco correr por mi nuca hacia la espalda baja. Genial murmuré, llevando mi siniestra para corroborar que se trataba de un delgado hilo de sangre. Puse la cabeza entre mis piernas y esperé a ser ayudada a subir a la yegua. Esto no se va a quedar así dije intentando no apretar la mandíbula, la mordida dolía como la gran siete.
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Re: [trabajo] Escoltar al prisionero [Lud & Wood] Parte II
Seguí tanteando las intenciones del preso, esperando cualquier movimiento que pudiera indicar una agresión por su parte. A aquella distancia era más probable que yo acabara con un pedrusco incrustado en el cráneo que él retorciéndose en el suelo electrocutado. Estaba empezando a ponerme nervioso, se me agotaban las opciones pero intenté mantenerme lo más firme posible, que no detectara mi miedo o podría tomarlo como un signo de debilidad y decidirse a atacar.
Entonces oí a Wood recobrar el sentido, gruñendo de dolor. Su recuperación me sorprendió, fue demasiado rápida para un golpe tan bruto en la cabeza, pero recordé que era licántropa, seguramente su raza tuviera mejores condiciones físicas que los humanos. Desde mi espalda surgió su voz, por lo que tenía que haberse destransformado. Cuando le dijo al preso "Si sigues observándome así, prometo que no llegarás a viejo" me fijé en la expresión del rostro del hombre bestia.
En lugar de la expresión asesina que tenía hacía unos momentos, tenía una cara entre sorprendido y estupefacto, de hecho, ya ni siquiera estaba prestándome atención, tenía los ojos clavados en una imagen detrás de mí. Hice amago de girar para ver qué llamaba tanto su atención, pero pensé que quizá era una trampa, por lo que lo hice lo más rápido posible antes de volver a dirigir mi atención a sus gestos. Lo que vi fugazmente me hizo olvidar toda precaución por la reacción del reo y girar la cabeza completamente para poder comprobar si mis ojos me estaban engañando. Y no lo hacían.
Ante nosotros estaba Wood de espaldas completamente desnuda, con un fino hilo rojo recorriendo la longitud entre su nuca y su cadera. Entre lo inesperado de la situación y la propia visión en sí me dejaron con la boca abierta. Pero pronto recordé que seguíamos en peligro y sacudí la cabeza, recuperando la lógica y el pensamiento frío. Relajé la posición y me dirigí lentamente hacia el prisionero.
Al ver que me aproximaba él también salió de su estupor y volvió a colocarse en posición agresiva. Alcé las manos para demostrarle que no quería luchar y me acerqué lo suficiente para que pudiera escucharme incluso si hablaba en voz baja.
-Esto me acaba de dar una idea, amigo. -Dije adoptando una expresión convincente y un tono amistoso.- La chica está débil gracias a ti y... bastante expuesta, diría yo. -Alcé una ceja, insinuante.- Yo este trabajo sólo lo acepté por el dinero, me trae sin cuidado lo que hayas hecho, asi que... ¿Qué te parece si paso de llevarte a prisión y en su lugar nos la llevamos a otra parte y... nos divertimos con ella? Al terminar podrías presentarme al resto de tu banda y estoy seguro de que le encontraríais utilidad a alguien de mis... talentos.
Dejé que lo pensara mientras le mantenía la mirada, pero él apenas me la devolvía, asentía y desviaba los ojos hacia Wood. Cuando soltó la piedra supuse que el plan le había parecido bien, por lo que proseguí:
-Yo no estoy tan fuerte como tú, así que me parece justo que seas tú quien la suba al caballo. No está en condiciones de caminar ni de defenderse, así que no debería suponer un problema, ¿no es cierto? Además, así ya puedes ir sirviéndote y tocar lo que quieras. - Solté una risa baja.
Así lo hizo. La levantó con una facilidad asombrosa y se aprovechó un par de veces antes de subirla como a un fardo al caballo.
Mientras, y para evitar que la yegua se encabritara y estropeara mi plan, me acerqué y la acaricié en el morro hasta que el prisionero acabó. Cogí las riendas y se las ofrecí. Cuando estiró la mano para sujetarlas, se la agarré con ambas manos y le solté una potente descarga, probablemente más potente de lo que pretendía. Me sequé el sudor de la frente y resoplé aliviado. Me puse de cuclillas junto a él y le escupí en la cara.
-Esta vez no te despertarás tan rápido. -Me levanté de nuevo y le propiné una patada.- Capullo... -Mascullé.
Saqué una cuerda de mi mochila y afiancé las ataduras de sus brazos y piernas, impidiendo que pudiera mover ni los brazos ni las piernas. Pensé en que, estando la yegua ya cargada con Wood en su lomo, no tendría sitio para el reo, yo no podía cargar con él y había que moverse antes de que anocheciera, por lo que até una de las cuerdas que había usado para inmovilizarle a la silla del caballo, como si fuera un saco. Así podría llevarlo arrastrándolo, como a un saco.
Mientras lo hacía y con la mirada fija en mi tarea, pregunté en voz alta:
-¿Cómo estás Wood? ¿Te sigue doliendo mucho la cabeza? -Intuyendo una mirada o respuesta furibunda por lo que acaba de suceder dije.- Siento lo que acaba de pasar, pero no tenía más opción. Era esto o mi cabeza espachurrada en el suelo, tú en la misma o peor situación y el reo libre.
Entonces oí a Wood recobrar el sentido, gruñendo de dolor. Su recuperación me sorprendió, fue demasiado rápida para un golpe tan bruto en la cabeza, pero recordé que era licántropa, seguramente su raza tuviera mejores condiciones físicas que los humanos. Desde mi espalda surgió su voz, por lo que tenía que haberse destransformado. Cuando le dijo al preso "Si sigues observándome así, prometo que no llegarás a viejo" me fijé en la expresión del rostro del hombre bestia.
En lugar de la expresión asesina que tenía hacía unos momentos, tenía una cara entre sorprendido y estupefacto, de hecho, ya ni siquiera estaba prestándome atención, tenía los ojos clavados en una imagen detrás de mí. Hice amago de girar para ver qué llamaba tanto su atención, pero pensé que quizá era una trampa, por lo que lo hice lo más rápido posible antes de volver a dirigir mi atención a sus gestos. Lo que vi fugazmente me hizo olvidar toda precaución por la reacción del reo y girar la cabeza completamente para poder comprobar si mis ojos me estaban engañando. Y no lo hacían.
Ante nosotros estaba Wood de espaldas completamente desnuda, con un fino hilo rojo recorriendo la longitud entre su nuca y su cadera. Entre lo inesperado de la situación y la propia visión en sí me dejaron con la boca abierta. Pero pronto recordé que seguíamos en peligro y sacudí la cabeza, recuperando la lógica y el pensamiento frío. Relajé la posición y me dirigí lentamente hacia el prisionero.
Al ver que me aproximaba él también salió de su estupor y volvió a colocarse en posición agresiva. Alcé las manos para demostrarle que no quería luchar y me acerqué lo suficiente para que pudiera escucharme incluso si hablaba en voz baja.
-Esto me acaba de dar una idea, amigo. -Dije adoptando una expresión convincente y un tono amistoso.- La chica está débil gracias a ti y... bastante expuesta, diría yo. -Alcé una ceja, insinuante.- Yo este trabajo sólo lo acepté por el dinero, me trae sin cuidado lo que hayas hecho, asi que... ¿Qué te parece si paso de llevarte a prisión y en su lugar nos la llevamos a otra parte y... nos divertimos con ella? Al terminar podrías presentarme al resto de tu banda y estoy seguro de que le encontraríais utilidad a alguien de mis... talentos.
Dejé que lo pensara mientras le mantenía la mirada, pero él apenas me la devolvía, asentía y desviaba los ojos hacia Wood. Cuando soltó la piedra supuse que el plan le había parecido bien, por lo que proseguí:
-Yo no estoy tan fuerte como tú, así que me parece justo que seas tú quien la suba al caballo. No está en condiciones de caminar ni de defenderse, así que no debería suponer un problema, ¿no es cierto? Además, así ya puedes ir sirviéndote y tocar lo que quieras. - Solté una risa baja.
Así lo hizo. La levantó con una facilidad asombrosa y se aprovechó un par de veces antes de subirla como a un fardo al caballo.
Mientras, y para evitar que la yegua se encabritara y estropeara mi plan, me acerqué y la acaricié en el morro hasta que el prisionero acabó. Cogí las riendas y se las ofrecí. Cuando estiró la mano para sujetarlas, se la agarré con ambas manos y le solté una potente descarga, probablemente más potente de lo que pretendía. Me sequé el sudor de la frente y resoplé aliviado. Me puse de cuclillas junto a él y le escupí en la cara.
-Esta vez no te despertarás tan rápido. -Me levanté de nuevo y le propiné una patada.- Capullo... -Mascullé.
Saqué una cuerda de mi mochila y afiancé las ataduras de sus brazos y piernas, impidiendo que pudiera mover ni los brazos ni las piernas. Pensé en que, estando la yegua ya cargada con Wood en su lomo, no tendría sitio para el reo, yo no podía cargar con él y había que moverse antes de que anocheciera, por lo que até una de las cuerdas que había usado para inmovilizarle a la silla del caballo, como si fuera un saco. Así podría llevarlo arrastrándolo, como a un saco.
Mientras lo hacía y con la mirada fija en mi tarea, pregunté en voz alta:
-¿Cómo estás Wood? ¿Te sigue doliendo mucho la cabeza? -Intuyendo una mirada o respuesta furibunda por lo que acaba de suceder dije.- Siento lo que acaba de pasar, pero no tenía más opción. Era esto o mi cabeza espachurrada en el suelo, tú en la misma o peor situación y el reo libre.
Ludwig Zaunyt
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Re: [trabajo] Escoltar al prisionero [Lud & Wood] Parte II
Sentí unas manos ásperas y gigantes acariciar mi cuerpo con deseo, primero mi espalda baja, trazando una línea hacia el cuello. Estaba aún tan aturdida por el golpe, por lo que no había escuchado la aproximación del reo. Traté de enderezarme, más simplemente pude estirarme lo suficiente para ver los ojos sedientos de ese joven. Sí, un joven, un niño a mis ojos. Rondaría los dieciocho quizás. Sus labios que antes se mantenían en una línea firme y testaruda ahora no dejaban de ser recorridos por una lengua ávida y juguetona.
Verle así me recordó el dolor de mi mejilla y di vuelta los ojos, ignorando sus caricias. Me volví hacia Ludwig, ¿realmente me había vendido a ese joven? Enarqué una ceja ante la idea, parecía que él estuviera haciendo cola para seguir conmigo, pero si las cosas iban por ese lado, probablemente se cansaría de esperar su turno, porque pensaba tomarme mi tiempo con ese chico bestia. Esos jóvenes por lo general tenían estamina infinita y por los dioses, que si les mostrabas bien lo que querías y como lo querías eran capaces de hacerte ver los cielos. Aunque… volví a observarle con más detenimiento. Probablemente necesitaría una ducha antes de acercarse a mí. Le fulminé con la mirada, esperando enseñarle que debe respetar el espacio de una mujer. Si creía que iba a abusar de mí, estaba a varios años de poder conseguirlo. De haber estado en mejores condiciones probablemente ya le hubiera convertido en mi esclavo, pero dada la situación simplemente me dejé llevar como una buena oveja blanca.
Sus manos eran relativamente diestras, sobre todo sobre mis pechos. Intenté darle un buen cachetazo, pero no fue más que una especie de caricia fuerte sobre la tosca piel de su rostro, lo que pareció gustarle. Suspiré fuertemente, quitando mi rostro a un beso. El chico no tenía mal aliento y aún conservaba bien sus dientes, ese era un beneficio que no esperaba, sin embargo una debía hacerse de rogar y si no estás para hacerte valer, entonces disfruta de lo que la vida te da. Si la vida te da limones…
Mi mente se estaba aclarando un poco, pero no así mi cuerpo que parecía ahogarse en un cómodo sopor. Pronto sentí como era levantada del suelo, como si mi peso fuera una insulsería despreciable y vi los grandes ojos violeta de aquél muchacho, grandes, deseosos pero cálidos, amables. Me enderecé en mi asiento… ¿Mi montura? Furia estaba inquieta, tomé las riendas y volví mi vista al reo quién ahora buscaba nuevamente el contacto con mi cuerpo. Por unos momentos sentí calor en su abrazo, pero la magia finalizó abruptamente con un sonido sordo en el suelo. Posé mis ojos en el cuerpo inerte del joven y luego en la siguiente figura que se había puesto en movimiento: Lud.
¡Le has matado! dije con un hilo de voz, consternada. No entendía por qué, pero estaba enojada, quizás con migo misma o quizás con un mocoso que se atrevía a recordarme que era una mujer o probablemente con el brujo, que hacía y deshacía a su antojo. Le observé como para fulminarlo desde mi posición incómoda sobre Bravía. Me había echado sobre la montura y me mantenía sobre ella abrazando el pescuezo de la yegua. Entonces él habló… habló luego de atar al muchacho. Estoy como los mil demonios tú… tú… tú buscaba algún calificativo en mi cabeza, pero no encontraba nada lo suficientemente fuerte o desagradable Primero quieres violarme y luego noqueas al chico. Tu proceder es extraño brujo. Me llevé una mano a la cabeza pero no me atreví a tocar la lastimadura. Tendrás que responsabilizarte por esto le dije, mis sentidos ahora se hacían cada vez más filosos y realmente las cosas no quedarían así.
Un aire fresco comenzaba a levantarse y sentí que me atravesaba la carne como interminables dagas. Fruncí el ceño a Lud y negué con la cabeza. Al menos déjale un poco más de espacio para caminar, no podrá hacer nada con esta yegua, creeme volví a aplastar mi cabeza contra el animal y esperé pacientemente. Mira Lud, no me interesa hablar mucho. ¿Ves ese punto? dije señalando hacia el Norte, por donde uno de los tipos que nos emboscaron había querido escapar. Por allí hay un camino hacia el bosque. Cuando este se despierte, nos internaremos en él y acamparemos allí. Hay una cañada no muy profunda. Tú harás la primer guardia y yo la segunda mi tono era neutral casi muerto. Aún estaba mareada y con dolor de cabeza. Tras de nosotros, el prisionero comenzaba a dar signos de recuperar el conocimiento. Bien, aún tenemos suficiente luz
Verle así me recordó el dolor de mi mejilla y di vuelta los ojos, ignorando sus caricias. Me volví hacia Ludwig, ¿realmente me había vendido a ese joven? Enarqué una ceja ante la idea, parecía que él estuviera haciendo cola para seguir conmigo, pero si las cosas iban por ese lado, probablemente se cansaría de esperar su turno, porque pensaba tomarme mi tiempo con ese chico bestia. Esos jóvenes por lo general tenían estamina infinita y por los dioses, que si les mostrabas bien lo que querías y como lo querías eran capaces de hacerte ver los cielos. Aunque… volví a observarle con más detenimiento. Probablemente necesitaría una ducha antes de acercarse a mí. Le fulminé con la mirada, esperando enseñarle que debe respetar el espacio de una mujer. Si creía que iba a abusar de mí, estaba a varios años de poder conseguirlo. De haber estado en mejores condiciones probablemente ya le hubiera convertido en mi esclavo, pero dada la situación simplemente me dejé llevar como una buena oveja blanca.
Sus manos eran relativamente diestras, sobre todo sobre mis pechos. Intenté darle un buen cachetazo, pero no fue más que una especie de caricia fuerte sobre la tosca piel de su rostro, lo que pareció gustarle. Suspiré fuertemente, quitando mi rostro a un beso. El chico no tenía mal aliento y aún conservaba bien sus dientes, ese era un beneficio que no esperaba, sin embargo una debía hacerse de rogar y si no estás para hacerte valer, entonces disfruta de lo que la vida te da. Si la vida te da limones…
Mi mente se estaba aclarando un poco, pero no así mi cuerpo que parecía ahogarse en un cómodo sopor. Pronto sentí como era levantada del suelo, como si mi peso fuera una insulsería despreciable y vi los grandes ojos violeta de aquél muchacho, grandes, deseosos pero cálidos, amables. Me enderecé en mi asiento… ¿Mi montura? Furia estaba inquieta, tomé las riendas y volví mi vista al reo quién ahora buscaba nuevamente el contacto con mi cuerpo. Por unos momentos sentí calor en su abrazo, pero la magia finalizó abruptamente con un sonido sordo en el suelo. Posé mis ojos en el cuerpo inerte del joven y luego en la siguiente figura que se había puesto en movimiento: Lud.
¡Le has matado! dije con un hilo de voz, consternada. No entendía por qué, pero estaba enojada, quizás con migo misma o quizás con un mocoso que se atrevía a recordarme que era una mujer o probablemente con el brujo, que hacía y deshacía a su antojo. Le observé como para fulminarlo desde mi posición incómoda sobre Bravía. Me había echado sobre la montura y me mantenía sobre ella abrazando el pescuezo de la yegua. Entonces él habló… habló luego de atar al muchacho. Estoy como los mil demonios tú… tú… tú buscaba algún calificativo en mi cabeza, pero no encontraba nada lo suficientemente fuerte o desagradable Primero quieres violarme y luego noqueas al chico. Tu proceder es extraño brujo. Me llevé una mano a la cabeza pero no me atreví a tocar la lastimadura. Tendrás que responsabilizarte por esto le dije, mis sentidos ahora se hacían cada vez más filosos y realmente las cosas no quedarían así.
Un aire fresco comenzaba a levantarse y sentí que me atravesaba la carne como interminables dagas. Fruncí el ceño a Lud y negué con la cabeza. Al menos déjale un poco más de espacio para caminar, no podrá hacer nada con esta yegua, creeme volví a aplastar mi cabeza contra el animal y esperé pacientemente. Mira Lud, no me interesa hablar mucho. ¿Ves ese punto? dije señalando hacia el Norte, por donde uno de los tipos que nos emboscaron había querido escapar. Por allí hay un camino hacia el bosque. Cuando este se despierte, nos internaremos en él y acamparemos allí. Hay una cañada no muy profunda. Tú harás la primer guardia y yo la segunda mi tono era neutral casi muerto. Aún estaba mareada y con dolor de cabeza. Tras de nosotros, el prisionero comenzaba a dar signos de recuperar el conocimiento. Bien, aún tenemos suficiente luz
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Re: [trabajo] Escoltar al prisionero [Lud & Wood] Parte II
Reí ante su reacción.
-No, no lo he matado, sólo estoy dándome tiempo para inmovilizarlo. -Enarqué una ceja ante sus acusaciones y una sonrisa pícara se dibujó en mi rostro.- No es tan extraño mi proceder, Licántropa. Yo no quería violarte, era parte de la interpretación. Necesitaba una distracción y tú me la proporcionaste, eso es todo. -Me extrañé ante sus palabras.- ¿Responsabilizarme por qué exactamente?
Su aspecto y sus gestos indicaban que estaba dolorida y que no tenía ánimos para responder, por lo que no insistí en el tema. Me indicó la dirección a seguir y tiré suavemente de las riendas para llevar al animal hacia el lugar que me había indicado.
-No creo que se despierte de muy buen humor después de lo que le he hecho, así que creo que prefiero mantenerlo lo más tranquilo y alejado de mí que pueda, cuando acampemos y pueda tenerlo quieto atado a un tronco o algo dejaré que se despierte, pero mientras prefiero que siga así, por lo que si no te importa... -Terminé la frase soltándole otra descarga al prisionero, volviendo a sumirlo en la oscuridad.
Seguimos caminando durante un rato, Wood descansando sobre Furia y proporcionándome indicaciones, yo guiando a la yegua y el reo siendo arrastrado por ella. Finalmente llegamos a donde me había indicado.
-¿Acampamos aquí, pues? -Dije mirando alrededor.
Parecía un buen lugar. Lo suficientemente grande como para montar un campamento cómodo y lo suficientemente pequeño como para que los árboles camuflasen nuestras figuras. Además, al estar al lado de aquella masa de agua no sólo cubría un acceso, sino que nos proporcionaba buena visibilidad para vigilar. Me puse a ello y al cabo de un rato ya tenía montado todo el campamento.
-¿Quieres que te ayude a bajar o te encuentras con fuerzas? -Pregunté amablemente a Wood.
-No, no lo he matado, sólo estoy dándome tiempo para inmovilizarlo. -Enarqué una ceja ante sus acusaciones y una sonrisa pícara se dibujó en mi rostro.- No es tan extraño mi proceder, Licántropa. Yo no quería violarte, era parte de la interpretación. Necesitaba una distracción y tú me la proporcionaste, eso es todo. -Me extrañé ante sus palabras.- ¿Responsabilizarme por qué exactamente?
Su aspecto y sus gestos indicaban que estaba dolorida y que no tenía ánimos para responder, por lo que no insistí en el tema. Me indicó la dirección a seguir y tiré suavemente de las riendas para llevar al animal hacia el lugar que me había indicado.
-No creo que se despierte de muy buen humor después de lo que le he hecho, así que creo que prefiero mantenerlo lo más tranquilo y alejado de mí que pueda, cuando acampemos y pueda tenerlo quieto atado a un tronco o algo dejaré que se despierte, pero mientras prefiero que siga así, por lo que si no te importa... -Terminé la frase soltándole otra descarga al prisionero, volviendo a sumirlo en la oscuridad.
Seguimos caminando durante un rato, Wood descansando sobre Furia y proporcionándome indicaciones, yo guiando a la yegua y el reo siendo arrastrado por ella. Finalmente llegamos a donde me había indicado.
-¿Acampamos aquí, pues? -Dije mirando alrededor.
Parecía un buen lugar. Lo suficientemente grande como para montar un campamento cómodo y lo suficientemente pequeño como para que los árboles camuflasen nuestras figuras. Además, al estar al lado de aquella masa de agua no sólo cubría un acceso, sino que nos proporcionaba buena visibilidad para vigilar. Me puse a ello y al cabo de un rato ya tenía montado todo el campamento.
-¿Quieres que te ayude a bajar o te encuentras con fuerzas? -Pregunté amablemente a Wood.
Ludwig Zaunyt
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Re: [trabajo] Escoltar al prisionero [Lud & Wood] Parte II
Pese a mis deseos, el hombre tenía muy claras sus ideas y sin más nos dirigimos hacia el punto que sugerí. Él no perdió tiempo y en un rato tuvo el campamento preparado. “Los lujos de viajar con un nómada” pensé para mi cuando antes de que me diera cuenta se ofrecía a ayudarme. Comenzaba a sentirme mejor, de hecho, mucho mejor. Ese aire frío había ayudado de alguna forma a mi cabeza, aunque no mucho al dolor que parecía oprimir incluso a mis pensamientos.
Exhalé un poco de aire e intenté al menos enderezarme para no parecer tan desgraciada Gracias susurré extendiendo mis brazos hacia él para rodearle el cuello y bajar lentamente. Me deslicé por su cuerpo para sentarme en el suelo. Estar parada de repente me hacía sentir náuseas. Deberías atarle a un tronco o algo, mientras me ocuparé de Furia y luego a dormir sin más, me trepé como pude por el cuerpo de la yegua para ponerme en pie y comencé a desensillarla, acomodando la montura para convertirla en mi cama. Cepillé a la yegua y la llevé al agua, donde aproveché para quitarme todas las impurezas. Estaba llena de pelos de distintos seres, Furia, el chico, y otros que no supe identificar, además de barro, sudor y sangre.
Cuando terminé solté a mi compañera con una palmada. Sabía que no se iría lejos. Volviendo al campamento vi que Lud había hecho una fogata modesta y me senté frente a las llamas, observando con atención. Supongo que mi momento de nudismo ha terminado dije resignada mientras me movía hacia las alforjas y buscaba mi vestido especial. Intentar ser humana no quiere decir que lo logre comenté revolviendo y encontrando unos trozos de carne seca. ¿Tienes hambre? le pregunté caminando hacia él con el alimento en una mano y el vestido en la otra.
Miré a Ludwig y miré al prisionero que ahora roncaba como para volar las montañas. ¿Recuerdas eso de la responsabilidad? le pregunté pegando mi cuerpo contra el suyo y buscando sus labios. Digamos que la barba no era muy ventajosa a la hora de robar un beso, pero era más fácil que besar a una bestia. Le sonreí y tomé sus manos para que recorrieran mi cuerpo.
_____________________________
Off:me tomé la libertad de decir que encendías el fuego y dar por hechas algunas acciones, si quieres que edite puedo hacerlo. Con respecto a lo otro… pues, Wood piensa castigarte por lo que hiciste en el turno anterior xD
Exhalé un poco de aire e intenté al menos enderezarme para no parecer tan desgraciada Gracias susurré extendiendo mis brazos hacia él para rodearle el cuello y bajar lentamente. Me deslicé por su cuerpo para sentarme en el suelo. Estar parada de repente me hacía sentir náuseas. Deberías atarle a un tronco o algo, mientras me ocuparé de Furia y luego a dormir sin más, me trepé como pude por el cuerpo de la yegua para ponerme en pie y comencé a desensillarla, acomodando la montura para convertirla en mi cama. Cepillé a la yegua y la llevé al agua, donde aproveché para quitarme todas las impurezas. Estaba llena de pelos de distintos seres, Furia, el chico, y otros que no supe identificar, además de barro, sudor y sangre.
Cuando terminé solté a mi compañera con una palmada. Sabía que no se iría lejos. Volviendo al campamento vi que Lud había hecho una fogata modesta y me senté frente a las llamas, observando con atención. Supongo que mi momento de nudismo ha terminado dije resignada mientras me movía hacia las alforjas y buscaba mi vestido especial. Intentar ser humana no quiere decir que lo logre comenté revolviendo y encontrando unos trozos de carne seca. ¿Tienes hambre? le pregunté caminando hacia él con el alimento en una mano y el vestido en la otra.
Miré a Ludwig y miré al prisionero que ahora roncaba como para volar las montañas. ¿Recuerdas eso de la responsabilidad? le pregunté pegando mi cuerpo contra el suyo y buscando sus labios. Digamos que la barba no era muy ventajosa a la hora de robar un beso, pero era más fácil que besar a una bestia. Le sonreí y tomé sus manos para que recorrieran mi cuerpo.
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Re: [trabajo] Escoltar al prisionero [Lud & Wood] Parte II
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