Escoltar al prisionero [Trabajo]
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Escoltar al prisionero [Trabajo]
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Hora punta del mediodía, el sol en el punto más álgido de su recorrido por la bóveda celeste y con diminutas formaciones nubosas en esta que decoraban el cielo. Sin duda se estaba bien, una temperatura agradable calentada por la bola de fuego incandescente de ahí arriba y de vez en cuando una brisa fresca y aliviadora hacía acto de presencia para equilibrar el ambiente. Alguna plantas habían florecido y los campos estaban teñidos completamente por su capa verde natural y algunos colores llamativos por parte de las flores; amarillo, rojo, azul... Sin duda se notaba que estaban en primavera.La primavera traía consigo no solo el crecimiento de las plantas y ensalzamiento de estas, sino la vida en los animales y... En los bichos, sí, bichos por todos lados. Muchos bichos a donde quieras que mires; abejas, avispas, abejorros, moscas, mosquitos, escarabajos, cucarachas... Estas últimas en especial le ponían los vellos de punta a Alward, quien acosado por las moscas en ese instante, se encontraba caminando por uno de estos caminos que recorrían la Península de Verisar. Pero no andaba solo, estaba acompañado por dos de sus compañeros de su grupo de mercenarios; los Stelliazos. Estos eran Eiko, Rischer y Emmanuel.
Los dos primeros iban sentados en la parte delantera de un carro-jaula tirado por dos caballos, mientras que el propio Alward y Emmanuel iban en la parte atrás de este de pie sobre un poyete que este tenía en sus partes traseras habilitados especialmente para ello. Trasportaban a un prisionero; un hombre de mediana edad, con unos harapos bastante sucios que conformaban una camisa blanca que era casi negra por sus bordes y mangas y un pantalón casi roído por la mugre de color marrón. Tenía aspecto de haber estado mucho tiempo entre rejas aun antes de ser transportado. Su pelo de color marrón, lacio y largo estaba todo sucio y pringoso.
Alward seguía su batalla personal contra las moscas que rondaban el lugar. Estaba ya harto y no había cosa que le frustrase más que echase mil veces a la misma mosca y que esta mil y una vez volviera para dar guerra.
-¡Joder con las moscas!-Exclamó agitando su mano derecha intentando espantarlas, mientras que con la otra mano se sujetaba para no caerse del carro
-Es lo que tiene la llegada de la primavera, los bichos, las flores, el aumento de la temperatura... Estoy sudando como un cerdo...-Dijo encapuchándose
-¿Para qué te encapuchas?
-Me empieza a doler la cabeza con tanto sol, llevamos casi dos horas de camino desde que salimos de Lunargenta
-¡Exagerados!-Dijo entre risas metiéndose en la conversación pero sin quitarle ojo al camino-¡Si se está la mar de agradable!
-¡Claro, para ti, que vas sentado!-Dijo dando un manotazo débil pero con autoridad sobre el techo del carro
-¡Eso eso!-Dijo agitando su brazo derecho
-El jefe no puede ir de pie-Dijo en forma de gracieta
-¿¡Y por qué Eiko va delante!?
-¡Porque tenéis que estar sanos y fuertes, así os entrenáis mejor!-Dijo asintiendo
-¿¡P-pero qué...!?-Dijo quedándose sin argumentos
-Vamos, comportaos o nuestro invitado pensará que no somos profesionales-Dijo con su característico tono de voz calmado y relajado
Las moscas volvían a la carga, bueno, en realidad nunca se habían ido, pero era ya una cuestión de honor y personal el acabar con ellas, ¿Cuánto duraría el camino hasta la próxima parada? Alward necesitaba descansar las piernas...
-----------------------------------Hace tres días-----------------------------------
"El Filósofo Ebrio", la taberna donde residen los Stelliazos, la cual es famosa por acoger a mercenarios y darles algún que otro trabajo. Es un sitio bastante acogedor y suele estar animado, acogiendo incluso algún que otro pequeño espectáculo teatral. No es ningún sitio fuera de la ley ni mucho menos, pero los mercenarios no suelen estar bien vistos por la gente corriente, a no ser que quieras un trabajo que requiera de sus servicios.
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En una de las mesas de dicha taberna, la cual queda como más céntrica, se encontraba todo el grupo menos Rischer y Gertrude, el primero ni siquiera se encontraba en el lugar y la mujer estaba atendiendo en la barra.
Los integrantes de los Stelliazos charlaban distendida y animosamente entre ellos, hasta que la puerta de la taberna se abrió y Rischer entró al lugar algo más efusivo y emocionado de lo normal y se acercó al grupo.
-¡Gente, tenemos un buen contrato por delante!
Al escuchar la noticia, todos se alegraron enormemente, algunos incluso hasta aplaudieron y vitorearon la noticia.
-¿De qué se trata?
-¡Eso, habla!-Dijo Moses intrigado
-¡He conseguido un contacto con un noble y nos ha ofrecido un trabajo, sencillo pero que nos puede abrir muchas puertas!
Gertrude, la cual había dejado de atender un momento la barra debido a la emoción latente de su marido, se acercó al grupo, justamente por detrás de Rischer y le tocó el hombro, de inmediato el elfo giró un poco el cuello para mirar a su esposa.
-¿Y qué es?
-Tenemos que llevar a un prisionero a la prisión de los bio-cibernéticos, desde la finca de este noble situada al sur de aquí-Djio desviando la mirada hacia el resto del grupo
-Va a ser largo...-Intervino el arquero
-Uff, qué pereza-Intervino Alward mostrándose indeciso
-¡Valdrá la pena, os lo aseguro!
-Ey, la base de los bio. Puede que veamos a Zöe-Dijo mirando al joven Sevna
-Ella está de viaje, no creo que pare mucho por allí
-¡Chicos, creo que la ocasión merece una buena ronda! ¿Qué dices, Gertrude?-Dijo Ivens mirando a la tabernera esperando una respuesta afirmativa
La tabernera con una sonrisa, asintió
-¡Por supuesto, marchando!
-¡Por fin podremos salir de este agujero!
-¡Ey, si no te gusta este agujero ahí tienes la puerta!-Dijo molesta señalando la dicha puerta que daba salida y entrada a la taberna
-¡N-no, no, no... M-me refería a mejorar nuestra calidad de vida...!-Dijo con aspavientos intentando rectificar sus palabras
Gertrude esbozó una sonrisa, sabía que no se refería a ello, pero era un buen momento para meter una broma en el grupo, la cual tuvo éxito, ya que todos se empezaron a reír contagiando incluso al propio brujo
-----------------------------------------------------------------------------------
El carro seguía su ruta. Quizás dentro de poco era momento para parar, ya que Alward y Emmanuel necesitaban estirar las piernas y guarecerse al menos en la sombra, cosa que no les vendría nada mal incluso a Rischer o Eiko... Tantas horas al sol no podrían ser beneficiosas. Como sea, todo marchaba según lo previsto y sin prisas. Los cuatro integrantes del grupo charlaban entre sí animados y como siempre. El prisionero no había hablado hasta ese momento nada, incluso cuando le preguntaban algo obviaba la pregunta y hacía como si no hubiese allí nadie más que él, cosa que no le escamaba demasiado bien a Alward, pero al fin y al cabo no era su trabajo hacer buenas migas con este... Pero sin duda le resultaba curioso.
Alward Sevna
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Re: Escoltar al prisionero [Trabajo]
Nuevamente Zero se encuentra desempeñando un trabajo y como es habitual su objetivo tiene poco que ver con la remuneración monetaria, desea probar algo en los alrededores de la base bio. Recibir ese daño magistral semanas atrás le permitió manipular varios códigos de identificación, por desgracia hace falta un “bautismo de fuego” para corroborar que es invisible ante sensores tecnológicos.
Estaba a punto de emprender su expedición solitaria horas atrás cuando logro captar una típica publicidad laboral, como los parámetros servían a sus propósitos se ofreció. Luego de invertir treinta minutos en convencer a los empleadores ya se hallaba en la carreta rumbo a la base, nada fácil aunque el niño sintético tiene sus habilidades acumuladas.
La misión en sí parece sencilla, trasladar a un criminal rumbo a la avanzada instalación. Para cumplir Zero tiene la ayuda de cierto grupo independiente, una compañía mercenaria variada. Ellos tienen a cargo la logística por lo que esta vez Z9-42 no es más que el apoyo de misión… un cambio agradable.
A medida que avanzan por una campiña rebosante de vida el chiquillo artificial gasta sus minutos mirando los detalles sentado en el techo semi cubierto de la jaula, se mantiene callado todo el tiempo y deja que los demás administren la ruta. Según el Codex interno no es buena idea interferir en las labores de un equipo constituido, lo mejor durante tales situaciones es acatar ordenes de la mayoría.
Involuntariamente la pequeña maquina escucha conversaciones aleatorias de sus compañeros recientes, son muy “pintorescos”. Cada uno es más diferente que el anterior, llevan consigo los rasgos históricos de su vida entera. Los grupos de alquiler suelen ser una fauna completamente diferente al ejercito establecido, claro que eso no significa menos eficiente.
Una cosa esta clara, los insectos pequeños logran incordiar bastante a varios miembros. Por suerte Zero no tiene de que preocuparse, ninguna criatura tiene motivos para acercarse. Es un pequeño aumentado y gracias a esto sus señales biológicas no resultan apetitosas para animalillos corrientes, como los “bichos” no tienen nutrientes que extraer de su dermis lo dejan en paz.
Por otro lado, la persona que trasladan es un misterio rotundo, se le considera peligroso y allí acaban los detalles. Su jaula debería mantenerlo a buen recaudo, teniendo eso en consideración la única amenaza posible de darse el caso vendría por el exterior… para bien o para mal carecen de mucha información y todas son meras especulaciones.
Allí en la seguridad del techo Zero medita todo con su asombrosa velocidad mental, resulta curioso que sea una de las pocas cosas no comprometidas de su cuerpo. Sigue bastante lastimado, lleno de vendajes al igual que una momia terrestre. No ha tenido oportunidad de aplicar las reparaciones pertinentes en su integridad, cuando no se encuentra en una aventura aleatoria es algún detalle del propio Exos lo que le retiene.
Cada vez se acerca más a su objetivo autoimpuesto, por desgracia tiene bien presente que con cada avance aparecen más variables. Su semejante lleva mucho tiempo planeando y realizando obras desde la oscuridad, Z9-42 sabe perfectamente que ni siquiera ha terminado el prólogo de su gesta.
Estaba a punto de emprender su expedición solitaria horas atrás cuando logro captar una típica publicidad laboral, como los parámetros servían a sus propósitos se ofreció. Luego de invertir treinta minutos en convencer a los empleadores ya se hallaba en la carreta rumbo a la base, nada fácil aunque el niño sintético tiene sus habilidades acumuladas.
La misión en sí parece sencilla, trasladar a un criminal rumbo a la avanzada instalación. Para cumplir Zero tiene la ayuda de cierto grupo independiente, una compañía mercenaria variada. Ellos tienen a cargo la logística por lo que esta vez Z9-42 no es más que el apoyo de misión… un cambio agradable.
A medida que avanzan por una campiña rebosante de vida el chiquillo artificial gasta sus minutos mirando los detalles sentado en el techo semi cubierto de la jaula, se mantiene callado todo el tiempo y deja que los demás administren la ruta. Según el Codex interno no es buena idea interferir en las labores de un equipo constituido, lo mejor durante tales situaciones es acatar ordenes de la mayoría.
Involuntariamente la pequeña maquina escucha conversaciones aleatorias de sus compañeros recientes, son muy “pintorescos”. Cada uno es más diferente que el anterior, llevan consigo los rasgos históricos de su vida entera. Los grupos de alquiler suelen ser una fauna completamente diferente al ejercito establecido, claro que eso no significa menos eficiente.
Una cosa esta clara, los insectos pequeños logran incordiar bastante a varios miembros. Por suerte Zero no tiene de que preocuparse, ninguna criatura tiene motivos para acercarse. Es un pequeño aumentado y gracias a esto sus señales biológicas no resultan apetitosas para animalillos corrientes, como los “bichos” no tienen nutrientes que extraer de su dermis lo dejan en paz.
Por otro lado, la persona que trasladan es un misterio rotundo, se le considera peligroso y allí acaban los detalles. Su jaula debería mantenerlo a buen recaudo, teniendo eso en consideración la única amenaza posible de darse el caso vendría por el exterior… para bien o para mal carecen de mucha información y todas son meras especulaciones.
Allí en la seguridad del techo Zero medita todo con su asombrosa velocidad mental, resulta curioso que sea una de las pocas cosas no comprometidas de su cuerpo. Sigue bastante lastimado, lleno de vendajes al igual que una momia terrestre. No ha tenido oportunidad de aplicar las reparaciones pertinentes en su integridad, cuando no se encuentra en una aventura aleatoria es algún detalle del propio Exos lo que le retiene.
Cada vez se acerca más a su objetivo autoimpuesto, por desgracia tiene bien presente que con cada avance aparecen más variables. Su semejante lleva mucho tiempo planeando y realizando obras desde la oscuridad, Z9-42 sabe perfectamente que ni siquiera ha terminado el prólogo de su gesta.
Z9-42
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Re: Escoltar al prisionero [Trabajo]
La presencia de aquel niño no pareció alterar la normalidad en el trato del grupo. Aunque su silencio acompañado del de el preso eran bastante inquietantes a decir verdad. No tenían por qué establecer ningún tipo de vínculo con el prisionero por supuesto, pero si aquel noble les impuso un "compañero extra" en ese encargo, qué menos que tener un mínimo trato, ¿No?
Eiko, se giró para mirar al pequeño y le dedicó una sonrisa simpática.
-No has hablado en todo el camino, me gustaría saber tu nombre
-Y también el por qué alguien contrataría a un niño para hacer esto-Añadió el arquero sin pensar y sin cortarse
Alward no dijo nada y examinó al jovencito. No tenía pinta de luchador ni mucho menos... ¡Era un crío después de todo! Pero a aquel noble no pareció importarle y lo tomó como algo normal. Supongo que poco importaría o sabría algo y lo mantenía en oculto. Poco importaba ya, el niño se había acoplado al techo del carro-jaula y, como un centinela, se quedó ahí durante la mayor parte del viaje sin decir nada. Con su pregunta, Eiko pensaba sonsacarle al menos su curiosa situación.
Pasó el tiempo y tras otro par de horas, lograron llegar a un pequeño riachuelo que estaba pegado al camino.
-¡Eh, eh! ¡Vamos a parar un rato!
-¡Voto que sí, me estoy muriendo de sed!-Dijo apoyando la propuesta de su amigo
-Está bien, no nos vendrá mal hidratarnos
Dicho esto, Rischer paró el carromato. Alward y Emmanuel se bajaron a una velocidad pasmosa y fueron como el tiro de una flecha hacia la corriente de agua a refrescarse. No era muy grande el riachuelo, ya que solo cubría los tobillos, pero si era lo suficientemente apto como para poder hidratarse.
El elfo negó con la cabeza al ver la desesperación de ambos mercenarios por querer bajarse del carro. Mientras él se bajaba y quitaba las riendas a los caballos para acercarlos al riachuelo para que se hidratasen también, le echó un vistazo a Eiko, que estaba todavía sentada.
-Dale de beber-Dijo inclinando su cabeza hacia el prisionero
La bruja asintió. Antes de bajarse del carro, echó la vista para localizar al misterioso niño. Cuando lo localizó, de nuevo le quiso hablar.
-¿Tú no quieres beber?
Eiko, se giró para mirar al pequeño y le dedicó una sonrisa simpática.
-No has hablado en todo el camino, me gustaría saber tu nombre
-Y también el por qué alguien contrataría a un niño para hacer esto-Añadió el arquero sin pensar y sin cortarse
Alward no dijo nada y examinó al jovencito. No tenía pinta de luchador ni mucho menos... ¡Era un crío después de todo! Pero a aquel noble no pareció importarle y lo tomó como algo normal. Supongo que poco importaría o sabría algo y lo mantenía en oculto. Poco importaba ya, el niño se había acoplado al techo del carro-jaula y, como un centinela, se quedó ahí durante la mayor parte del viaje sin decir nada. Con su pregunta, Eiko pensaba sonsacarle al menos su curiosa situación.
Pasó el tiempo y tras otro par de horas, lograron llegar a un pequeño riachuelo que estaba pegado al camino.
-¡Eh, eh! ¡Vamos a parar un rato!
-¡Voto que sí, me estoy muriendo de sed!-Dijo apoyando la propuesta de su amigo
-Está bien, no nos vendrá mal hidratarnos
Dicho esto, Rischer paró el carromato. Alward y Emmanuel se bajaron a una velocidad pasmosa y fueron como el tiro de una flecha hacia la corriente de agua a refrescarse. No era muy grande el riachuelo, ya que solo cubría los tobillos, pero si era lo suficientemente apto como para poder hidratarse.
El elfo negó con la cabeza al ver la desesperación de ambos mercenarios por querer bajarse del carro. Mientras él se bajaba y quitaba las riendas a los caballos para acercarlos al riachuelo para que se hidratasen también, le echó un vistazo a Eiko, que estaba todavía sentada.
-Dale de beber-Dijo inclinando su cabeza hacia el prisionero
La bruja asintió. Antes de bajarse del carro, echó la vista para localizar al misterioso niño. Cuando lo localizó, de nuevo le quiso hablar.
-¿Tú no quieres beber?
Alward Sevna
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Re: Escoltar al prisionero [Trabajo]
Finalmente el silencio se rompe, uno de los mercenarios pregunta el calificativo de su pequeño acompañante. Eso tardo más de lo que el propio Zero estimaba en pensamientos, algunos humanos son mas discretos. La pequeña maquina se le queda mirando con rostro inexpresivo para luego decir su nombre sin reservas.
Me llamo Zero.
La falta de confianza en un acompañante de pequeño tamaño se hace presente enseguida… eso si fue fácilmente predicho por la matriz del “chico”. Lo cierto es que los aventureros infantiles no suelen abundar, muchos terminan enfrascados en vidas tranquilas ya sea por voluntad propia u obligación social.
Aquel rustico y macizo medio de transporte sigue avanzando hasta que los encargados deciden “tomarse un descanso”, para ello seleccionan un área con cierta corriente de agua. No es una vía fluvial demasiado grande pero logra despertar buena emoción en algunos miembros de la pintoresca compañía.
Supongo que puede servirme…
Dice como respuesta a la última interrogante recibida y de un salto baja del carro/prisión, una vez en tierra avanza hasta el extremo libre del riachuelo. Esta dañado pero su sistema de refrigeración no enfrenta sobrecargas en un estado de transito corriente, se necesita una refriega para comprometer dicha sección.
Bebe un poco de agua para recuperar los fluidos internos perdidos, con cuatro sorbos ya se encuentra en optimas reservas. El agua se aclara y ve su reflejo gracias a la óptica del sol, siente una extraña sorpresa al detallar otra vez los vendajes que lleva en algunas partes de su integridad… no son pensamientos agradables.
Mientras sus compañeros laborales realizan una especie de juego acuático el pequeño decide tomar posición en una piedra de aspecto cómodo. No es recomendable que permanezca parado en situaciones mundanas, técnicamente su situación no puede empeorar pero cada día descubre un problema agregado nuevo.
Es extraño pero la euforia mostrada por los involucrados en la situación del riachuelo despierta cierta curiosidad en él, se ve divertido. El ultimo mes a sido complejo sin mucho tiempo pare lo que el diccionario cotidiano llama “ocio”, a veces le gustaría desconectar la lógica y actuar como lo que su forma refleja al mundo.
Durante ese instante de meditación posa sus ojos en el prisionero, parece que su vida lleva siendo tormentosa desde hace algunos años. En la tierra se prohibieron los encarcelamientos cincuenta años atrás, en la actualidad solo se aplican dos tipos de castigo, remuneración para las víctimas en crímenes menores y muerte por inyección letal para todo lo severo… cierta estrategia que termino reduciendo en gran medida la carga monetaria de los gobiernos.
Me llamo Zero.
La falta de confianza en un acompañante de pequeño tamaño se hace presente enseguida… eso si fue fácilmente predicho por la matriz del “chico”. Lo cierto es que los aventureros infantiles no suelen abundar, muchos terminan enfrascados en vidas tranquilas ya sea por voluntad propia u obligación social.
Aquel rustico y macizo medio de transporte sigue avanzando hasta que los encargados deciden “tomarse un descanso”, para ello seleccionan un área con cierta corriente de agua. No es una vía fluvial demasiado grande pero logra despertar buena emoción en algunos miembros de la pintoresca compañía.
Supongo que puede servirme…
Dice como respuesta a la última interrogante recibida y de un salto baja del carro/prisión, una vez en tierra avanza hasta el extremo libre del riachuelo. Esta dañado pero su sistema de refrigeración no enfrenta sobrecargas en un estado de transito corriente, se necesita una refriega para comprometer dicha sección.
Bebe un poco de agua para recuperar los fluidos internos perdidos, con cuatro sorbos ya se encuentra en optimas reservas. El agua se aclara y ve su reflejo gracias a la óptica del sol, siente una extraña sorpresa al detallar otra vez los vendajes que lleva en algunas partes de su integridad… no son pensamientos agradables.
Mientras sus compañeros laborales realizan una especie de juego acuático el pequeño decide tomar posición en una piedra de aspecto cómodo. No es recomendable que permanezca parado en situaciones mundanas, técnicamente su situación no puede empeorar pero cada día descubre un problema agregado nuevo.
Es extraño pero la euforia mostrada por los involucrados en la situación del riachuelo despierta cierta curiosidad en él, se ve divertido. El ultimo mes a sido complejo sin mucho tiempo pare lo que el diccionario cotidiano llama “ocio”, a veces le gustaría desconectar la lógica y actuar como lo que su forma refleja al mundo.
Durante ese instante de meditación posa sus ojos en el prisionero, parece que su vida lleva siendo tormentosa desde hace algunos años. En la tierra se prohibieron los encarcelamientos cincuenta años atrás, en la actualidad solo se aplican dos tipos de castigo, remuneración para las víctimas en crímenes menores y muerte por inyección letal para todo lo severo… cierta estrategia que termino reduciendo en gran medida la carga monetaria de los gobiernos.
Z9-42
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Re: Escoltar al prisionero [Trabajo]
Todo el grupo, incluso aquel y singular chiquillo se estaba hidratando. Quedaba mucho camino aún por delante para llegar a alguna posada, por lo que fue una idea de lo más inteligente. Rischer daba de beber a los caballos, mientras que también aprovechaba para refrescarse él mismo, Alward y Emmanuel se metieron hasta el medio del riachuelo para poder refrescarse mejor, al igual que el niño, de nombre "Zero". Eiko también bebió, pero se ocupó de llevarle agua al prisionero. Este seguía sin hablar, pero acepto la bebida que le ofrecía la bruja en una especie de jarra.
Alward se percató de que aquel niño llevaba varias vendas por todas sus extremidades, lo cual le inquietó aún más.
-¿Y esas vendas...?-Dijo con un tono cauteloso, intentando que no se molestase por aquella pregunta tan directa
Eiko se sentó en uno de los poyetes de detrás del carro, para hacerle compañía a aquel hombre solitario y sin habla.
-¿En qué lío te has metido para que alguien quiera mandarte a la prisión de los bio-cibernéticos?
El hombre, tras terminar de beber, dejó la jarra en el suelo al lado de Eiko mientras él se sentaba en el otro extremo de la jaula apoyándose en la pared. Eiko guardó silencio mientras le observaba, el prisionero le devolvió la mirada con unos ojos bastante cansados y llenos de tristeza.
-¿Te han... Torturado, verdad?
La bruja se dio cuenta de que en las muñecas, aquel hombre tenía marcas de haber estado atado mucho tiempo, además de que algún que otro rasguño en sus extremidades. Estaba sucio, pero eso era consecuencia del mal trato que habría tenido durante meses. Eiko en el fondo sentía lástima por él... ¿Qué habrá hecho para merecer todo ese sufrimiento?
El prisionero seguía sin responder. Desvió su mirada y su cabeza hacia el lugar donde se encontraban el resto de mercenarios y posó su mirada en Zero, al cual miró fijamente y le mantuvo la vista.
De pronto, una brisa bastante fuerte se levantó. Los caballos empezaron a inquietarse y Rischer tuvo que tomar sus riendas para calmar a ambos. Alward se acercó a su amigo elfo, extrañado por la actitud de los animales.
-¿Qué les pasa?-Dijo llevándose ambas manos a la cintura con una postura relajada
-No lo sé, de repente se han puesto así-Dijo con esfuerzo mientras trataba de calmar a ambas criaturas
De repente, una flecha impactó en el suelo al lado de los caballos, Rischer y Alward, el sonido fue claro y conciso, pero a nadie le dio tiempo a reaccionar, fueron una milésimas de segundo cuando escucharon gritos que provenían de más allá del riachuelo. Todos echaron la vista hacia allí cuando vieron a unos cuatro arqueros posicionados y listos para la siguiente ronda de flechas. Curiosamente solo una había llegado hasta ellos, pero quién sabe si correrían de nuevo la misma suerte.
Los caballos se desbocaron y uno de ellos tiró tan fuerte de las riendas que tiró al suelo a Rischer y salió corriendo. El otro andaba también bastante nervioso y casi pisa al elfo, suerte que este rodó por el suelo con buenos reflejos para zafarse del pisotón. Alward y Emmanuel desenfundaron sus armas y analizaron la situación. Parecían ser solo cuatro arqueros... ¿Cuatro arqueros? Menuda emboscada más poco elaborada.
Eiko se acercó a sus compañeros, mientras Rischer empezó a gritarles a todos
-¡Yo iré a por el caballo, vosotros acabad con ellos!
Los tres mercenarios miraron al elfo y asintieron. Eiko, por su parte, desenfundó su arma.
-¡Eiko, sígueme! ¡Emm, ponte tras esos árboles y cúbrenos desde allí!-Dijo señalando con una de sus armas a dicho lugar que se encontraba unos metros apartado del riachuelo pero a una distancia segura y estratégica. En ese momento, los arqueros enemigos dispararon, por suerte no impacto en nadie ningún proyectil-¡Zero, sígueme o ponte a cubierto, como quieras!-Dijo mirando al niño
Off: Complicación subrrayada; Emboscada
Alward se percató de que aquel niño llevaba varias vendas por todas sus extremidades, lo cual le inquietó aún más.
-¿Y esas vendas...?-Dijo con un tono cauteloso, intentando que no se molestase por aquella pregunta tan directa
Eiko se sentó en uno de los poyetes de detrás del carro, para hacerle compañía a aquel hombre solitario y sin habla.
-¿En qué lío te has metido para que alguien quiera mandarte a la prisión de los bio-cibernéticos?
El hombre, tras terminar de beber, dejó la jarra en el suelo al lado de Eiko mientras él se sentaba en el otro extremo de la jaula apoyándose en la pared. Eiko guardó silencio mientras le observaba, el prisionero le devolvió la mirada con unos ojos bastante cansados y llenos de tristeza.
-¿Te han... Torturado, verdad?
La bruja se dio cuenta de que en las muñecas, aquel hombre tenía marcas de haber estado atado mucho tiempo, además de que algún que otro rasguño en sus extremidades. Estaba sucio, pero eso era consecuencia del mal trato que habría tenido durante meses. Eiko en el fondo sentía lástima por él... ¿Qué habrá hecho para merecer todo ese sufrimiento?
El prisionero seguía sin responder. Desvió su mirada y su cabeza hacia el lugar donde se encontraban el resto de mercenarios y posó su mirada en Zero, al cual miró fijamente y le mantuvo la vista.
De pronto, una brisa bastante fuerte se levantó. Los caballos empezaron a inquietarse y Rischer tuvo que tomar sus riendas para calmar a ambos. Alward se acercó a su amigo elfo, extrañado por la actitud de los animales.
-¿Qué les pasa?-Dijo llevándose ambas manos a la cintura con una postura relajada
-No lo sé, de repente se han puesto así-Dijo con esfuerzo mientras trataba de calmar a ambas criaturas
De repente, una flecha impactó en el suelo al lado de los caballos, Rischer y Alward, el sonido fue claro y conciso, pero a nadie le dio tiempo a reaccionar, fueron una milésimas de segundo cuando escucharon gritos que provenían de más allá del riachuelo. Todos echaron la vista hacia allí cuando vieron a unos cuatro arqueros posicionados y listos para la siguiente ronda de flechas. Curiosamente solo una había llegado hasta ellos, pero quién sabe si correrían de nuevo la misma suerte.
Los caballos se desbocaron y uno de ellos tiró tan fuerte de las riendas que tiró al suelo a Rischer y salió corriendo. El otro andaba también bastante nervioso y casi pisa al elfo, suerte que este rodó por el suelo con buenos reflejos para zafarse del pisotón. Alward y Emmanuel desenfundaron sus armas y analizaron la situación. Parecían ser solo cuatro arqueros... ¿Cuatro arqueros? Menuda emboscada más poco elaborada.
Eiko se acercó a sus compañeros, mientras Rischer empezó a gritarles a todos
-¡Yo iré a por el caballo, vosotros acabad con ellos!
Los tres mercenarios miraron al elfo y asintieron. Eiko, por su parte, desenfundó su arma.
-¡Eiko, sígueme! ¡Emm, ponte tras esos árboles y cúbrenos desde allí!-Dijo señalando con una de sus armas a dicho lugar que se encontraba unos metros apartado del riachuelo pero a una distancia segura y estratégica. En ese momento, los arqueros enemigos dispararon, por suerte no impacto en nadie ningún proyectil-¡Zero, sígueme o ponte a cubierto, como quieras!-Dijo mirando al niño
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Off: Complicación subrrayada; Emboscada
Alward Sevna
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Re: Escoltar al prisionero [Trabajo]
Los vendajes no pasan desapercibidos para uno de los mercenarios, este decide preguntar la razón al “pequeño”. Ya a desarrollado cierta costumbre por la interrogante, es bastante natural en cuanto a personas corrientes se refiere. Suelen resaltar los detalles de inmediato, como si no existiera nada más.
Me… me caí.
Una mentira no muy elaborada que debería bastar, al final pocas personas vivas son tan altruistas como para seguir indagando en un tema que puede terminar demandando su ayuda. Z9- 42 luego le dedica una ligera sonrisa al adulto, aunque su pregunta sea irrelevante es apreciada de buena manera igual.
Le facilitan agua al prisionero, incluso lo interrogan un poco sobre su situación. Eso ultimo no suele caer en demasiada gracia para alguien “en el fondo de su vida”, desgraciadamente dicha realidad no suele ser muy conocida… o respetada al menos. Una cosa esta clara, la persona que escoltan encuentra utilidad en el líquido recibido.
Mientras todos se abastecen y preparan la nueva marcha una flecha solitaria pone en alerta al grupo, están siendo emboscados. Z9-42 busca objetivos en el follaje, detecta cuatro combatientes pobremente ocultos. Aunque se encuentran equipados con arcos solo uno de ellos consigue alcanzar una distancia viable en el primer ataque, extraño dato como mínimo.
En segundos la facción aliada se organiza, lista para contratacar y evitar un desenlace propio desventajoso. Trabajar con profesionales sin duda resulta diferente que verse involucrado en refriegas con cualquier elemento civil, se pueden desempeñar acciones más rápido y con menos dispersión.
Te sigo.
Zero decide alinearse con el joven adulto que lo interrogo minutos atrás, sin duda ostenta una posición de liderazgo con respecto al resto de luchadores independientes. Lo seguirá como le fue sugerido, mantendrá su fachada el mayor tiempo posible a menos que la situación se salga de las manos.
Planea realizar su propio objetivo personal en la base, esta vez intentara bajo todos los medios seguir pasando como un niño normal. No sabe si puede confiar en las personas que tiene delante y después de todo sigue siendo un fugitivo para la facción bio… uno que avanza directamente a “la cueva del lobo”.
Cuatro arqueros sin mucha experiencia no deberían dar problemas a la compañía contratada para trasladar al prisionero, parece una emboscada desesperada aunque también existe la posibilidad de que sea una trampa. Algo a logrado aprender el jovencito artificial con su tiempo en el mundo real, ninguna situación es clara.
Me… me caí.
Una mentira no muy elaborada que debería bastar, al final pocas personas vivas son tan altruistas como para seguir indagando en un tema que puede terminar demandando su ayuda. Z9- 42 luego le dedica una ligera sonrisa al adulto, aunque su pregunta sea irrelevante es apreciada de buena manera igual.
Le facilitan agua al prisionero, incluso lo interrogan un poco sobre su situación. Eso ultimo no suele caer en demasiada gracia para alguien “en el fondo de su vida”, desgraciadamente dicha realidad no suele ser muy conocida… o respetada al menos. Una cosa esta clara, la persona que escoltan encuentra utilidad en el líquido recibido.
Mientras todos se abastecen y preparan la nueva marcha una flecha solitaria pone en alerta al grupo, están siendo emboscados. Z9-42 busca objetivos en el follaje, detecta cuatro combatientes pobremente ocultos. Aunque se encuentran equipados con arcos solo uno de ellos consigue alcanzar una distancia viable en el primer ataque, extraño dato como mínimo.
En segundos la facción aliada se organiza, lista para contratacar y evitar un desenlace propio desventajoso. Trabajar con profesionales sin duda resulta diferente que verse involucrado en refriegas con cualquier elemento civil, se pueden desempeñar acciones más rápido y con menos dispersión.
Te sigo.
Zero decide alinearse con el joven adulto que lo interrogo minutos atrás, sin duda ostenta una posición de liderazgo con respecto al resto de luchadores independientes. Lo seguirá como le fue sugerido, mantendrá su fachada el mayor tiempo posible a menos que la situación se salga de las manos.
Planea realizar su propio objetivo personal en la base, esta vez intentara bajo todos los medios seguir pasando como un niño normal. No sabe si puede confiar en las personas que tiene delante y después de todo sigue siendo un fugitivo para la facción bio… uno que avanza directamente a “la cueva del lobo”.
Cuatro arqueros sin mucha experiencia no deberían dar problemas a la compañía contratada para trasladar al prisionero, parece una emboscada desesperada aunque también existe la posibilidad de que sea una trampa. Algo a logrado aprender el jovencito artificial con su tiempo en el mundo real, ninguna situación es clara.
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Re: Escoltar al prisionero [Trabajo]
El siguiente turno de tiro de flechas estaba a punto de producirse. Los arqueros habían cargado sus arcos y tensado sus cuerdas, listos para disparar. Emmanuel disparó a uno de ellos una flecha certera en el hombro, lo que les quitó a uno de en medio, pero tendrían que arreglárselas con los otros tres.
Por suerte, se acercaron más de la cuenta a los enemigos, por lo que estos decidieron dejar a un lado sus arcos y sacar sus armas de cuerpo a cuerpo; espadas cortas convencionales, y esperaron la carga de los mercenarios y el pequeño niño de los vendajes. El arquero con la flecha clavada se la arrancó con mucho dolor y pesar e imitó a sus compañeros.
Finalmente, los mercenarios cargaron contra sus atacantes; uno para Eiko, otro para Zero y Alward se encargaría del herido y el restante. El joven Sevna atacó sin piedad al que no estaba herido con ambas armas, las cuales desenvainó al llegar a la altura de los arqueros con un rápido movimiento. Su contrincante repelió muy bien el ataque con su espada, pero con dificultad, ya que la agilidad y destreza con ambas armas era muy buena por parte de Alward. El arquero herido decidió ayudar a su compañero dando un tajo tosco y poco eficaz al aire que no impactó en el mercenario. Con una patada ladeada, Alward derribó a este último y siguió encargándose del anterior. En el suelo, el arquero herido recibió otra flecha por parte de Emmanuel que impactó en su pierna, en la parte del muslo, la cual no permitió que se volviese a levantar.
Alward siguió su contienda contra ese arquero. Esta vez el turno de ataque era de este último, el cual daba tajos bastante seguidos. Uno de esos tajos los ejecutó en la postura alta y en medio, por lo que Alward se cubrió con ambas espadas en forma de equis, logrando así hacer fuerza y atascar el arma de su rival entre estas dos. Era una jugada un tanto arriesgada, ya que si su rival ejercía más fuerza que él podría romper la formación de las espadas y acabar siendo un golpe bastante serio. El arquero hacía fuerza intentando penetrar dichas armas, pero Alward las contenía bastante bien. Cuando vio la ocasión, el joven Sevna imprimió su fuerza hacia adelante , haciendo que las espadas cortasen como unas tijeras y así el arquero perdiese su arma, además de su mano que fue arrancada de cuajo en el golpe. Con un grito desesperado de dolor, con el suelo cubierto por un charco que se agrandaba de sangre, el arquero optó por arrodillarse y rendirse. Alward le puso el filo de la espada que sujetaba con su diestra en el gaznate mientras le miraba para decidir qué hacía con él.
Eiko, por su parte parece que se desenvolvía bien. Además recibía también la ayuda de Emmanuel, el cual ayudaba a los tres combatientes desde la distancia para que no pasasen ningún apuro innecesario. Con facilidad, la joven bruja desarmó a su contrincante en un juego de espadas que acabó ganando. "Después de todo las clases con Moses merecían la pena", pensó. Aunque esta apostaba más por un método pacifista y sin tener que llegar a entrar en un combate directo. Pero sin duda no le había quedado más remedio esta vez. La mercenaria ganó la batalla contra su contrincante con algo de desgaste, ya que no estaba tan acostumbrada a pelear, pero sin recibir ningún rasguño, y su adversario tampoco, que al igual que sus otros dos compañeros, optó por rendirse y arrodillarse.
Ya solo quedaba ver cómo se desenvolvería Zero en aquella situación, después de todo era un crío... ¿Los críos podrían pelear? Quizás no había sido buena idea incitarlo a entrar en el combate... Aparte, Alward echó un vistazo a su alrededor por si venían más bandidos, había sido demasiado fácil... Y eso no le escamaba nada bueno.
Por suerte, se acercaron más de la cuenta a los enemigos, por lo que estos decidieron dejar a un lado sus arcos y sacar sus armas de cuerpo a cuerpo; espadas cortas convencionales, y esperaron la carga de los mercenarios y el pequeño niño de los vendajes. El arquero con la flecha clavada se la arrancó con mucho dolor y pesar e imitó a sus compañeros.
Finalmente, los mercenarios cargaron contra sus atacantes; uno para Eiko, otro para Zero y Alward se encargaría del herido y el restante. El joven Sevna atacó sin piedad al que no estaba herido con ambas armas, las cuales desenvainó al llegar a la altura de los arqueros con un rápido movimiento. Su contrincante repelió muy bien el ataque con su espada, pero con dificultad, ya que la agilidad y destreza con ambas armas era muy buena por parte de Alward. El arquero herido decidió ayudar a su compañero dando un tajo tosco y poco eficaz al aire que no impactó en el mercenario. Con una patada ladeada, Alward derribó a este último y siguió encargándose del anterior. En el suelo, el arquero herido recibió otra flecha por parte de Emmanuel que impactó en su pierna, en la parte del muslo, la cual no permitió que se volviese a levantar.
Alward siguió su contienda contra ese arquero. Esta vez el turno de ataque era de este último, el cual daba tajos bastante seguidos. Uno de esos tajos los ejecutó en la postura alta y en medio, por lo que Alward se cubrió con ambas espadas en forma de equis, logrando así hacer fuerza y atascar el arma de su rival entre estas dos. Era una jugada un tanto arriesgada, ya que si su rival ejercía más fuerza que él podría romper la formación de las espadas y acabar siendo un golpe bastante serio. El arquero hacía fuerza intentando penetrar dichas armas, pero Alward las contenía bastante bien. Cuando vio la ocasión, el joven Sevna imprimió su fuerza hacia adelante , haciendo que las espadas cortasen como unas tijeras y así el arquero perdiese su arma, además de su mano que fue arrancada de cuajo en el golpe. Con un grito desesperado de dolor, con el suelo cubierto por un charco que se agrandaba de sangre, el arquero optó por arrodillarse y rendirse. Alward le puso el filo de la espada que sujetaba con su diestra en el gaznate mientras le miraba para decidir qué hacía con él.
Eiko, por su parte parece que se desenvolvía bien. Además recibía también la ayuda de Emmanuel, el cual ayudaba a los tres combatientes desde la distancia para que no pasasen ningún apuro innecesario. Con facilidad, la joven bruja desarmó a su contrincante en un juego de espadas que acabó ganando. "Después de todo las clases con Moses merecían la pena", pensó. Aunque esta apostaba más por un método pacifista y sin tener que llegar a entrar en un combate directo. Pero sin duda no le había quedado más remedio esta vez. La mercenaria ganó la batalla contra su contrincante con algo de desgaste, ya que no estaba tan acostumbrada a pelear, pero sin recibir ningún rasguño, y su adversario tampoco, que al igual que sus otros dos compañeros, optó por rendirse y arrodillarse.
Ya solo quedaba ver cómo se desenvolvería Zero en aquella situación, después de todo era un crío... ¿Los críos podrían pelear? Quizás no había sido buena idea incitarlo a entrar en el combate... Aparte, Alward echó un vistazo a su alrededor por si venían más bandidos, había sido demasiado fácil... Y eso no le escamaba nada bueno.
Alward Sevna
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Re: Escoltar al prisionero [Trabajo]
Aquella carga aliada pronto cruza la barrera de seguridad imaginaria que todo arquero suele mantener, a partir de allí comienza una batalla directa. El grupo de mercenarios lucha con fiereza sin ceder ningún movimiento, parece saber de primera mano lo que significa dar oportunidad a un enemigo.
Dicha refriega directa pronto toma un cáliz grotesco a medida que la sangre y varias extremidades terminan impregnándolo todo, al final una pelea física no puede resultar agradable. Zero observa todo con su rostro inexpresivo sin perder de vista al enemigo que le cedieron… una extraña cortesía sin duda.
Afortunadamente el propio calor del combate permite a la pequeña maquina salir bien parado y mantener su verdadera identidad en secreto. Cuando todas las trayectorias visuales aliadas están comprometidas decide actuar, espera a que su enemigo predilecto se acerque confiado a una interacción de por si perdida.
“Golpe seco”
Simultáneamente mientras evaluaba todas las variables el chico robot cargo sus extremidades con energía, es suficiente con decir que a punto de contacto reacciono haciendo gala de habilidades sobrehumanas. Un salto rápido lo puso a la misma altura del criminal y termino su ataque noqueándolo con un puñetazo.
Los humanos son frágiles… frágiles y poco detallistas. Cuando las miradas amistosas vuelven a centrarse en la zona por una razón u otra solo consiguen al “pequeño” sonriente frente al otro individuo “durmiendo la siesta”, curioso aunque existen buenas posibilidades de que le consideren una coincidencia extraña.
La victoria se hace presente para los asalariados pero por desgracia no hay tiempo de celebrar, otra andanada de peligrosos contrarios aparece desde los árboles. En esta oportunidad Z9-42 calcula unos nueve individuos, tienen un semblante más curtido que la ola anterior y mejor equipo encima como seguro.
Ya los defensores no poseen superioridad numérica, la nueva refriega promete ser más complicada para todos. La creación artificial baja la mirada, tendrá que pelear o sus aliados podrían sufrir bajas. Suspira y luego mira decidido al grupo atacante en avance, esperara el último momento como siempre.
Ya no se puede negar un hecho importante, su prisionero debe tener un valor elevado para alguna facción desconocida. Saber el tipo de precio que ostenta su integridad es difícil, sea monetario o simbólico demasiadas personas morirán por él. Es extraño como funciona la mente corriente a veces, siempre sacrifican mucho por poco o al revés.
Dicha refriega directa pronto toma un cáliz grotesco a medida que la sangre y varias extremidades terminan impregnándolo todo, al final una pelea física no puede resultar agradable. Zero observa todo con su rostro inexpresivo sin perder de vista al enemigo que le cedieron… una extraña cortesía sin duda.
Afortunadamente el propio calor del combate permite a la pequeña maquina salir bien parado y mantener su verdadera identidad en secreto. Cuando todas las trayectorias visuales aliadas están comprometidas decide actuar, espera a que su enemigo predilecto se acerque confiado a una interacción de por si perdida.
“Golpe seco”
Simultáneamente mientras evaluaba todas las variables el chico robot cargo sus extremidades con energía, es suficiente con decir que a punto de contacto reacciono haciendo gala de habilidades sobrehumanas. Un salto rápido lo puso a la misma altura del criminal y termino su ataque noqueándolo con un puñetazo.
Los humanos son frágiles… frágiles y poco detallistas. Cuando las miradas amistosas vuelven a centrarse en la zona por una razón u otra solo consiguen al “pequeño” sonriente frente al otro individuo “durmiendo la siesta”, curioso aunque existen buenas posibilidades de que le consideren una coincidencia extraña.
La victoria se hace presente para los asalariados pero por desgracia no hay tiempo de celebrar, otra andanada de peligrosos contrarios aparece desde los árboles. En esta oportunidad Z9-42 calcula unos nueve individuos, tienen un semblante más curtido que la ola anterior y mejor equipo encima como seguro.
Ya los defensores no poseen superioridad numérica, la nueva refriega promete ser más complicada para todos. La creación artificial baja la mirada, tendrá que pelear o sus aliados podrían sufrir bajas. Suspira y luego mira decidido al grupo atacante en avance, esperara el último momento como siempre.
Ya no se puede negar un hecho importante, su prisionero debe tener un valor elevado para alguna facción desconocida. Saber el tipo de precio que ostenta su integridad es difícil, sea monetario o simbólico demasiadas personas morirán por él. Es extraño como funciona la mente corriente a veces, siempre sacrifican mucho por poco o al revés.
- Off:
- Zero usa su habilidad de Lvl 1 (Golpes cargados)
Z9-42
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Re: Escoltar al prisionero [Trabajo]
Era lo esperado; una trampa. No se puede decir que no lo pensara, pero Alward ahora tenía que lidiar con más asaltantes, más y mejor equipados. La mayoría de ellos parecían bárbaros robustos con sed de sangre y venganza por lo acontecido con sus compañeros caídos. Eran nueve, por lo que habría que repartirse de nuevo el trabajo. Tres para Alward, otros tres para Eiko y... ¿Tres para el pequeño? No quedaba otra. Emmanuel mientras tanto apoyaría al grupo desde la distancia como había hecho escasos minutos antes.
Los tres enemigos con los que tenía que lidiar Alward estaban equipados; uno con un espadón, otro con un hacha bastante grande y el último tenía una espada larga y un escudo. Sin lugar a dudas iba a ser difícil, pero no le quedaba más remedio.
Alward se mantuvo en una pose defensiva, vigilando cada uno de los pequeños movimientos de su adversario. Sería una locura empezar arremetiendo él contra tres. Por lo que decidió esperar.
-¿Tres contra uno? Vaya, parece que no os atrevéis a ir cara a cara...-Dijo mientras esbozaba una sonrisa pícara intentando provocar a sus contrincantes.
Uno de ellos cayó en la trampa. Lleno de rabia y cólera atacó al mercenario, este era el de la espda y el escudo. Primero dio un golpe con su escudo, intentando desestabilizar a Alward, pero este se echó un paso hacia atrás esquivándolo, luego, el asaltante intentó arremeter con su espada. Craso error. Eso dejó una ventana abierta al joven Sevna, a quien no le faltaba agilidad, para arremeter contra su atacante en el momento justo. Llevaba una armadura de metal, tenía pinta de ser un peso medio. Por lo que sabía muy bien las debilidades de esta. Como no llevaba casco, tenía claro su objetivo; La garganta. Fue fácil y directo, una estocada rápida con su diestra en la nuez de su rival bastó para acabar con él. La sangre empezó a burbujear y saltar como si de una fuente se tratase.
No tuvo tiempo para recuperarse, cuando otro de los asaltantes, al ver semejante espectáculo, quiso arremeter contra Alward; esta vez era el del espadón. El joven Sevna sacó inmediatamente su espada de la garganta del anterior individuo, pero no le bastó para esquivar el ataque. El mercenario recibió una fuerte patada en la boca de su estómago que lo tiró hacia atrás e hizo que la espada de su zurda saliese volando un par de metros hacia su izquierda. Su enemigo se acercó a él, mientras el otro se mantenía expectante con el arma desenfundada. Parecía que su compañero lo tenía todo controlado y no necesitaba ayuda.
-¡Aquí acaba tu existencia!-Dijo alzando su espadón y con el mercenario aún en el suelo intentando reincorporarse.
El gesto de Alward era claro, aunque llevaba armadura, la patada de ese tipo había sido dura y el dolor ahondaba en su abdomen. Rápidamente echó un vistazo a su izquierda; allí estaba su otra espada. Como si de un felino se tratase, empezó a gatear como un rayo para recuperar su arma extraviada, ya que contra semejante espadón sería complicado luchar con una sola espada y la otra mano desnuda.
El atacante no iba a permitir tal acto, así que aceleró su intención dando una estocada letal hacia abajo, justamente donde se encontraba Alward. Todo esto pasó en milésimas de segundos. Al joven Sevna estaba claro que no le iba a dar tiempo a ir a por su espada, por lo que lo más seguro era recibir el impacto de aquel espadón en su cuerpo. Por suerte, una flecha en el momento indicado proveniente de Emmanuel impacto entre el pectoral derecho y el hombro del asaltante, lo que le hizo retroceder unos pasos debido a la dinámica de la fuerza de la flecha y al inminente dolor que generó dicho impacto. Dicho enemigo llevaba una armadura ligera de cuero, por lo que a la flecha no le resultó difícil atravesar la capa y penetrar e la carne. Aunque este sujeto era bastante robusto y alto, por lo que no le resultaría un gran contratiempo ni ningún problema. Lo único malo es que se le había escapado la oportunidad perfecta para acabar con el mercenario, quien de nuevo, recupero esta vez sí su arma y se dispuso a poner nuevamente en pie, con una pose de nuevo defensiva mirando a sus contrincantes.
-¡¡AGHH!!-Gritó mientras se sacaba la flecha de cuajo
Su compañero entonces se adelantó, mientras se ponía en pose defensiva por delante del atacante del espadón.
-Deja que me ocupe, tú ve a por el arquero
Dicho esto, su compañero le hizo caso, mientras pasaba por al lado de Alward para ir a por su amigo. El joven Sevna hizo un amago de detenerle, pero entonces el otro contrincante; el del hacha de guerra, le llamó la atención.
-¿No querías una pelea justa? Aquí la tienes-Dijo tensando su posición
Alward se mordió el labio con pesar. No podía dejar que semejante bicho se enfrentase a Emmanuel, pues el arquero no era experto en ese tipo de combates y menos aún tenía protección para ello. Pero tampoco podía dejar al otro enemigo libre, pues iría a por Eiko o Zero, cosa que les complicaría las cosas. Parecía que estos últimos se desenvolvían bien. Eiko había mejorado mucho con la espada en los últimos años gracias a Moses, se le veía rápida y letal, y por suerte, los contrincantes a los que se estaba enfrentando no eran moles como las dos que le había tocado a él, se las apañaría bien. Donde tenía la verdadera duda era con Emmanuel o Zero... ¿Sería este último, siendo un niño poder contra enemigos bien preparados? Se había encargado del arquero anterior sin problemas, pero ahora sería un claro tres contra uno.
Los tres enemigos con los que tenía que lidiar Alward estaban equipados; uno con un espadón, otro con un hacha bastante grande y el último tenía una espada larga y un escudo. Sin lugar a dudas iba a ser difícil, pero no le quedaba más remedio.
Alward se mantuvo en una pose defensiva, vigilando cada uno de los pequeños movimientos de su adversario. Sería una locura empezar arremetiendo él contra tres. Por lo que decidió esperar.
-¿Tres contra uno? Vaya, parece que no os atrevéis a ir cara a cara...-Dijo mientras esbozaba una sonrisa pícara intentando provocar a sus contrincantes.
Uno de ellos cayó en la trampa. Lleno de rabia y cólera atacó al mercenario, este era el de la espda y el escudo. Primero dio un golpe con su escudo, intentando desestabilizar a Alward, pero este se echó un paso hacia atrás esquivándolo, luego, el asaltante intentó arremeter con su espada. Craso error. Eso dejó una ventana abierta al joven Sevna, a quien no le faltaba agilidad, para arremeter contra su atacante en el momento justo. Llevaba una armadura de metal, tenía pinta de ser un peso medio. Por lo que sabía muy bien las debilidades de esta. Como no llevaba casco, tenía claro su objetivo; La garganta. Fue fácil y directo, una estocada rápida con su diestra en la nuez de su rival bastó para acabar con él. La sangre empezó a burbujear y saltar como si de una fuente se tratase.
No tuvo tiempo para recuperarse, cuando otro de los asaltantes, al ver semejante espectáculo, quiso arremeter contra Alward; esta vez era el del espadón. El joven Sevna sacó inmediatamente su espada de la garganta del anterior individuo, pero no le bastó para esquivar el ataque. El mercenario recibió una fuerte patada en la boca de su estómago que lo tiró hacia atrás e hizo que la espada de su zurda saliese volando un par de metros hacia su izquierda. Su enemigo se acercó a él, mientras el otro se mantenía expectante con el arma desenfundada. Parecía que su compañero lo tenía todo controlado y no necesitaba ayuda.
-¡Aquí acaba tu existencia!-Dijo alzando su espadón y con el mercenario aún en el suelo intentando reincorporarse.
El gesto de Alward era claro, aunque llevaba armadura, la patada de ese tipo había sido dura y el dolor ahondaba en su abdomen. Rápidamente echó un vistazo a su izquierda; allí estaba su otra espada. Como si de un felino se tratase, empezó a gatear como un rayo para recuperar su arma extraviada, ya que contra semejante espadón sería complicado luchar con una sola espada y la otra mano desnuda.
El atacante no iba a permitir tal acto, así que aceleró su intención dando una estocada letal hacia abajo, justamente donde se encontraba Alward. Todo esto pasó en milésimas de segundos. Al joven Sevna estaba claro que no le iba a dar tiempo a ir a por su espada, por lo que lo más seguro era recibir el impacto de aquel espadón en su cuerpo. Por suerte, una flecha en el momento indicado proveniente de Emmanuel impacto entre el pectoral derecho y el hombro del asaltante, lo que le hizo retroceder unos pasos debido a la dinámica de la fuerza de la flecha y al inminente dolor que generó dicho impacto. Dicho enemigo llevaba una armadura ligera de cuero, por lo que a la flecha no le resultó difícil atravesar la capa y penetrar e la carne. Aunque este sujeto era bastante robusto y alto, por lo que no le resultaría un gran contratiempo ni ningún problema. Lo único malo es que se le había escapado la oportunidad perfecta para acabar con el mercenario, quien de nuevo, recupero esta vez sí su arma y se dispuso a poner nuevamente en pie, con una pose de nuevo defensiva mirando a sus contrincantes.
-¡¡AGHH!!-Gritó mientras se sacaba la flecha de cuajo
Su compañero entonces se adelantó, mientras se ponía en pose defensiva por delante del atacante del espadón.
-Deja que me ocupe, tú ve a por el arquero
Dicho esto, su compañero le hizo caso, mientras pasaba por al lado de Alward para ir a por su amigo. El joven Sevna hizo un amago de detenerle, pero entonces el otro contrincante; el del hacha de guerra, le llamó la atención.
-¿No querías una pelea justa? Aquí la tienes-Dijo tensando su posición
Alward se mordió el labio con pesar. No podía dejar que semejante bicho se enfrentase a Emmanuel, pues el arquero no era experto en ese tipo de combates y menos aún tenía protección para ello. Pero tampoco podía dejar al otro enemigo libre, pues iría a por Eiko o Zero, cosa que les complicaría las cosas. Parecía que estos últimos se desenvolvían bien. Eiko había mejorado mucho con la espada en los últimos años gracias a Moses, se le veía rápida y letal, y por suerte, los contrincantes a los que se estaba enfrentando no eran moles como las dos que le había tocado a él, se las apañaría bien. Donde tenía la verdadera duda era con Emmanuel o Zero... ¿Sería este último, siendo un niño poder contra enemigos bien preparados? Se había encargado del arquero anterior sin problemas, pero ahora sería un claro tres contra uno.
Alward Sevna
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Re: Escoltar al prisionero [Trabajo]
Los enemigos avanzan y aunque al principio parecen ignorar a Zero terminan por destinar una cuota reglamentaria para terminar el problema rápido. Tres guerreros plenamente constituidos miran a su rival y ríen entre sí, terminan por enviar al más novato a quitar de en medio la pequeña molestia.
El chico artificial pone rostro de tristeza, no importa cuantos kilómetros recorra ni las situaciones que viva todo siempre se resume al asesinato… ¿cuántos seres vivos tendrá que matar antes del desenlace?, ¿esto último siquiera puede lograrse o es un sueño inalcanzable como el del ave que decidió volar muy cerca del sol?
Frunce su seño, el enemigo esta a punto de contacto. No se toma dicho combate en serio y eso se puede apreciar en su rostro, cada movimiento que hace escenifica una burla. Cuando se decide por asestar el que considera un golpe final su pequeño enemigo desvía aquel ataque rumbo al suelo, vale destacar que la persona pierde equilibrio y termina con el rostro a la misma altura del chico.
Esta vez el chico maquina no suelta palabra de por medio mientras sujeta la barbilla y la parte trasera del cráneo de un cada vez más atemorizado enemigo, sin vacilar culmina esa vida rompiendo el cuello de manera tan severa que la cara termina a espaldas del dueño… no era su intención pero es difícil calcular fuerza con el torso comprometido.
¡¡Maldito demonio!!
La cadena de acontecimientos en un principio deja frio al dúo restante, luego se arman de valor para arremeter con gritos de guerra. Z9-42 sujeta la espada del cadáver, es una simple arma larga pero como su hardware es pequeño le queda a modo mandoble, da algunos cortes al aire para luego esperar el momento oportuno.
Pueden dar media vuelta y retirarse, no tienen por qué morir.
En este punto cualquier advertencia amistosa cae en odios sordos, una triste realidad pues el “pequeño” lo dice de forma sincera. Uno de los enemigos posee una maza, el otro lleva dos espadas cortas. Forman la típica línea de muerte y eventualmente atacan con tajos coordinados, su técnica es buena.
Es una de las pocas veces que Zero emplea armas en combate, sus manos suelen ser mas que suficientes pero quiere acabar rápido para evitar muertes amigas. Si bien su experiencia real con espadas es limitada… sigue siendo una maquina y por ende posee un conglomerado de conocimientos prácticos encima.
Bloquea la primera serie de golpes directos aunque una patada por parte del guerrero dual lo lanza para atrás, cae y se ve obligado a subir su guardia nuevamente. Comete un error pero guarda los parámetros enseguida, es suficiente con decir que puede aprender a superar sus limitaciones rápido.
En la segunda andanada los enemigos vienen más confiados, nuevamente su manera de pensar obra terriblemente en contra. El hostil con maza lanza un golpe descendente y Zero lo esquiva con facilidad cortándole la pierna derecha en el proceso. Cierto grito de dolor tiene lugar pero a pesar de su herida el personaje quiere continuar guerreando, la maquina decide decapitarlo de un tajo para así finiquitar dicha amenaza.
Es difícil saber si fue el rostro inexpresivo e impregnado de sangre del “chiquillo”, su propia forma infantil homicida o lo visceral del combate… al final el tercer combatiente suelta sus espadas y sale corriendo a la espesura chocando con todo lo que se le atraviesa presa de un pánico imposible de describir.
Lo siento “baja la mirada”
El chico artificial pone rostro de tristeza, no importa cuantos kilómetros recorra ni las situaciones que viva todo siempre se resume al asesinato… ¿cuántos seres vivos tendrá que matar antes del desenlace?, ¿esto último siquiera puede lograrse o es un sueño inalcanzable como el del ave que decidió volar muy cerca del sol?
Frunce su seño, el enemigo esta a punto de contacto. No se toma dicho combate en serio y eso se puede apreciar en su rostro, cada movimiento que hace escenifica una burla. Cuando se decide por asestar el que considera un golpe final su pequeño enemigo desvía aquel ataque rumbo al suelo, vale destacar que la persona pierde equilibrio y termina con el rostro a la misma altura del chico.
Esta vez el chico maquina no suelta palabra de por medio mientras sujeta la barbilla y la parte trasera del cráneo de un cada vez más atemorizado enemigo, sin vacilar culmina esa vida rompiendo el cuello de manera tan severa que la cara termina a espaldas del dueño… no era su intención pero es difícil calcular fuerza con el torso comprometido.
¡¡Maldito demonio!!
La cadena de acontecimientos en un principio deja frio al dúo restante, luego se arman de valor para arremeter con gritos de guerra. Z9-42 sujeta la espada del cadáver, es una simple arma larga pero como su hardware es pequeño le queda a modo mandoble, da algunos cortes al aire para luego esperar el momento oportuno.
Pueden dar media vuelta y retirarse, no tienen por qué morir.
En este punto cualquier advertencia amistosa cae en odios sordos, una triste realidad pues el “pequeño” lo dice de forma sincera. Uno de los enemigos posee una maza, el otro lleva dos espadas cortas. Forman la típica línea de muerte y eventualmente atacan con tajos coordinados, su técnica es buena.
Es una de las pocas veces que Zero emplea armas en combate, sus manos suelen ser mas que suficientes pero quiere acabar rápido para evitar muertes amigas. Si bien su experiencia real con espadas es limitada… sigue siendo una maquina y por ende posee un conglomerado de conocimientos prácticos encima.
Bloquea la primera serie de golpes directos aunque una patada por parte del guerrero dual lo lanza para atrás, cae y se ve obligado a subir su guardia nuevamente. Comete un error pero guarda los parámetros enseguida, es suficiente con decir que puede aprender a superar sus limitaciones rápido.
En la segunda andanada los enemigos vienen más confiados, nuevamente su manera de pensar obra terriblemente en contra. El hostil con maza lanza un golpe descendente y Zero lo esquiva con facilidad cortándole la pierna derecha en el proceso. Cierto grito de dolor tiene lugar pero a pesar de su herida el personaje quiere continuar guerreando, la maquina decide decapitarlo de un tajo para así finiquitar dicha amenaza.
Es difícil saber si fue el rostro inexpresivo e impregnado de sangre del “chiquillo”, su propia forma infantil homicida o lo visceral del combate… al final el tercer combatiente suelta sus espadas y sale corriendo a la espesura chocando con todo lo que se le atraviesa presa de un pánico imposible de describir.
Lo siento “baja la mirada”
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Re: Escoltar al prisionero [Trabajo]
La siguiente ronda comenzó. Alward se abalanzó esta vez hacia su enemigo con determinación. Quería acabar con él lo antes posible para ayudar a sus compañeros. Eiko parecía estar dominando su combate, mientras que Zero también se las arreglaba bastante bien.
Cuando llegó a la altura de su contrincante, otra mole de casi dos metros, este le quiso propinar un poderoso ataque con su hacha de batalla, pero Alward fintó hacia un lado. Demasiado previsible, se llevó una patada en la parte delantera de su tronco que lo echo hacia atrás. Se recompuso rápido, su armadura al fin y al cabo servía para algo más que mostrarse bien al público.
Esta vez la iniciativa la tuvo el contrincante del joven Sevna, que con un fuerte pisotón y un impulso hacia atrás de su arma para cargar su ataque, lanzó un fuerte ataque hacia Alward. Este esquivó de nuevo el ataque dando un pequeño salto hacia atrás. Ahora era el turno de nuevo del mercenario, que no se lo pensó y arremetió contra su adversario con sus dos armas enfiladas contra él. Este no tuvo tiempo de reacción y se llevó las dos estocadas del mercenario en su pecho. El grandullón pegó un intenso grito de dolor, sabía que era su fin, con el movimiento repentino de su pesado cuerpo se sacó al mercenario de encima y con un puñetazo en la cara terminó por tumbarlo al suelo. Alward se reincorporó sentado, mientras veía como, por última vez y a la desesperada, aquella mole levantaba al cielo su hacha con intención de arrastrar al joven Sevna con él al otro mundo. Tirando de reflejos y agilidad, Alward rodó hacia un costado y el grandullón terminó por estrellar su arma contra el suelo sin resultado alguno. Acabando por morir de rodillas y luego, con la inercia, con el cuerpo echado sobre su hacha, tumbado hacia abajo.
El mercenario se dolía de la mandíbula, había sido un buen golpe, pero por suerte a aquella mole le fallaban las fuerzas y no fue gran cosa más allá del impacto. Alward se puso en pie y se acercó despacio al cuerpo ya inerte de su contrincante. Alzó la mirada para ver como le iba la cosa a los demás. Parecía que bien, Eiko y Zero habían acabado con sus respectivos contrincantes y esta primera fue a ayudar a Emmanuel contra la otra mole del espadón, esto hizo que ante la superioridad numérica del grupo, aquel hombre se achantara y echase a correr, como otro de los enemigos que se enfrentaron al pequeño Zero.
Se centró en el contrincante que había abatido, otra vez. Tenía algo incrustado en el pecho que le pertenecían, sus dos espadas. Con la pierna hizo fuerza para que el cadáver se diese la vuelta. Pesaba mucho, y era algo asqueroso tocar a un muerto, pero no había más remedio. Logró que este se diese la vuelta y vio la tétrica escena del cuerpo, mejor dicho, del pectoral de aquel maleante abierto con dos rajas grandes debido al desgarre de sus espadas y la sangre aún burbujeando. No se centró mucho en eso, simplemente agarró sus dos espadas, que habían caído al suelo, y se dirigió al riachuelo a lavarlas, no quería guardarlas en ese estado.
Desvió la mirada nuevamente, esta vez hacia el carro, donde el prisionero se hallaba aún sano y salvo. "Menos mal...", pensó. Parecía que Rischer había logrado traer al caballo huido y se acercaba al carro con este y el otro. Ambos ya calmados. El muy lirón se había escaqueado de la pelea, algo que le recordaría cuando fardase de sus "increíbles habilidades en combate". Al pensar eso, el joven Sevna esbozó una sonrisa y se dirigió hasta donde estaban los demás, que parecían que se reunían con el elfo alrededor del carromato.
Cuando llegó a la altura de su contrincante, otra mole de casi dos metros, este le quiso propinar un poderoso ataque con su hacha de batalla, pero Alward fintó hacia un lado. Demasiado previsible, se llevó una patada en la parte delantera de su tronco que lo echo hacia atrás. Se recompuso rápido, su armadura al fin y al cabo servía para algo más que mostrarse bien al público.
Esta vez la iniciativa la tuvo el contrincante del joven Sevna, que con un fuerte pisotón y un impulso hacia atrás de su arma para cargar su ataque, lanzó un fuerte ataque hacia Alward. Este esquivó de nuevo el ataque dando un pequeño salto hacia atrás. Ahora era el turno de nuevo del mercenario, que no se lo pensó y arremetió contra su adversario con sus dos armas enfiladas contra él. Este no tuvo tiempo de reacción y se llevó las dos estocadas del mercenario en su pecho. El grandullón pegó un intenso grito de dolor, sabía que era su fin, con el movimiento repentino de su pesado cuerpo se sacó al mercenario de encima y con un puñetazo en la cara terminó por tumbarlo al suelo. Alward se reincorporó sentado, mientras veía como, por última vez y a la desesperada, aquella mole levantaba al cielo su hacha con intención de arrastrar al joven Sevna con él al otro mundo. Tirando de reflejos y agilidad, Alward rodó hacia un costado y el grandullón terminó por estrellar su arma contra el suelo sin resultado alguno. Acabando por morir de rodillas y luego, con la inercia, con el cuerpo echado sobre su hacha, tumbado hacia abajo.
El mercenario se dolía de la mandíbula, había sido un buen golpe, pero por suerte a aquella mole le fallaban las fuerzas y no fue gran cosa más allá del impacto. Alward se puso en pie y se acercó despacio al cuerpo ya inerte de su contrincante. Alzó la mirada para ver como le iba la cosa a los demás. Parecía que bien, Eiko y Zero habían acabado con sus respectivos contrincantes y esta primera fue a ayudar a Emmanuel contra la otra mole del espadón, esto hizo que ante la superioridad numérica del grupo, aquel hombre se achantara y echase a correr, como otro de los enemigos que se enfrentaron al pequeño Zero.
Se centró en el contrincante que había abatido, otra vez. Tenía algo incrustado en el pecho que le pertenecían, sus dos espadas. Con la pierna hizo fuerza para que el cadáver se diese la vuelta. Pesaba mucho, y era algo asqueroso tocar a un muerto, pero no había más remedio. Logró que este se diese la vuelta y vio la tétrica escena del cuerpo, mejor dicho, del pectoral de aquel maleante abierto con dos rajas grandes debido al desgarre de sus espadas y la sangre aún burbujeando. No se centró mucho en eso, simplemente agarró sus dos espadas, que habían caído al suelo, y se dirigió al riachuelo a lavarlas, no quería guardarlas en ese estado.
Desvió la mirada nuevamente, esta vez hacia el carro, donde el prisionero se hallaba aún sano y salvo. "Menos mal...", pensó. Parecía que Rischer había logrado traer al caballo huido y se acercaba al carro con este y el otro. Ambos ya calmados. El muy lirón se había escaqueado de la pelea, algo que le recordaría cuando fardase de sus "increíbles habilidades en combate". Al pensar eso, el joven Sevna esbozó una sonrisa y se dirigió hasta donde estaban los demás, que parecían que se reunían con el elfo alrededor del carromato.
Alward Sevna
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Re: Escoltar al prisionero [Trabajo]
Pronto aquellos enemigos pierden superioridad numérica, a partir de allí todo resulta más fácil para la compañía mercenaria aliada. Cuando un personaje amistoso queda libre de sus rivales pasa a contribuir con el siguiente formando un efecto domino que no se detiene, es difícil pelear contra eso una vez inicia.
Zero detalla la refriega, luego de su demostración los hostiles parecen dejarle en paz. Tampoco tienen mucho tiempo para probar estrategias raras, son abatidos relativamente rápido cuando su ventaja se desvanece. Es sorprendente lo eficiente que puede resultar un grupo bien motivado y curtido por la experiencia, bastante potencial.
El pequeño robot entierra la espada en el suelo, fue útil pero no tiene intenciones de llevarla consigo. Para bien o para mal pelea con sus manos y aunque eso no le impide aprovechar herramientas enemigas cambiar toda su mecánica resultaría ilógico en este punto, se debe pensar eficientemente.
Con todo calmado los mercenarios vencedores organizan una reunión frente al carro, Z9-42 decide acercarse pero antes toma un par de minutos para retirar la sangre de su cuerpo. Su ropa no retiene elementos extraños, resulta ser una prenda tecnológica con memoria. Por otro lado es bastante fácil remover fluidos externos de su piel también… eso sin mencionar que la sangre caliente sale rápido.
Una vez más presentable avanza hasta los combatientes, cuando esta rodeado de ellos pega algunos vistazos calculadores para evaluar su estado. Golpes y cortes menores al parecer, “vivirán para ver otra batalla”. La vida del guerrero vagabundo no tiene mucho sentido para una joven maquina pensante aunque sus servicios siempre son bienvenidos.
¿Puedo preguntar… cual es el nombre de su grupo?
Toda compañía tiene un nombre, suelen ser vistos como una sola entidad. Lo necesitan para poder sentirse parte de algo y además sus empleadores casi siempre agradecen solo tener que referirse a una facción. Los contratos no son siempre agradables, el anonimato juega parte intrínseca de ese estilo de vida.
Mientras todos hablan el “niño” evalúa la ruta que deben recorrer, ya pasaron la mitad del camino hace casi una hora por lo que falta poco. Cuando recorran los acantilados que suelen llevar a la base bio podrán decir con propiedad que restan solo minutos, afortunadamente dicha instalación se encuentra cerca de core humano.
No creo que vuelvan.
Sus sensores no detectan variaciones extrañas alrededor, si quedo algún combatiente vivo termino escapando para conservar su integridad. La razón del ataque sigue siendo desconocida pero vencieron, indagar más carecerá de sentido una vez crucen el umbral de la facción mecanizada.
Zero detalla la refriega, luego de su demostración los hostiles parecen dejarle en paz. Tampoco tienen mucho tiempo para probar estrategias raras, son abatidos relativamente rápido cuando su ventaja se desvanece. Es sorprendente lo eficiente que puede resultar un grupo bien motivado y curtido por la experiencia, bastante potencial.
El pequeño robot entierra la espada en el suelo, fue útil pero no tiene intenciones de llevarla consigo. Para bien o para mal pelea con sus manos y aunque eso no le impide aprovechar herramientas enemigas cambiar toda su mecánica resultaría ilógico en este punto, se debe pensar eficientemente.
Con todo calmado los mercenarios vencedores organizan una reunión frente al carro, Z9-42 decide acercarse pero antes toma un par de minutos para retirar la sangre de su cuerpo. Su ropa no retiene elementos extraños, resulta ser una prenda tecnológica con memoria. Por otro lado es bastante fácil remover fluidos externos de su piel también… eso sin mencionar que la sangre caliente sale rápido.
Una vez más presentable avanza hasta los combatientes, cuando esta rodeado de ellos pega algunos vistazos calculadores para evaluar su estado. Golpes y cortes menores al parecer, “vivirán para ver otra batalla”. La vida del guerrero vagabundo no tiene mucho sentido para una joven maquina pensante aunque sus servicios siempre son bienvenidos.
¿Puedo preguntar… cual es el nombre de su grupo?
Toda compañía tiene un nombre, suelen ser vistos como una sola entidad. Lo necesitan para poder sentirse parte de algo y además sus empleadores casi siempre agradecen solo tener que referirse a una facción. Los contratos no son siempre agradables, el anonimato juega parte intrínseca de ese estilo de vida.
Mientras todos hablan el “niño” evalúa la ruta que deben recorrer, ya pasaron la mitad del camino hace casi una hora por lo que falta poco. Cuando recorran los acantilados que suelen llevar a la base bio podrán decir con propiedad que restan solo minutos, afortunadamente dicha instalación se encuentra cerca de core humano.
No creo que vuelvan.
Sus sensores no detectan variaciones extrañas alrededor, si quedo algún combatiente vivo termino escapando para conservar su integridad. La razón del ataque sigue siendo desconocida pero vencieron, indagar más carecerá de sentido una vez crucen el umbral de la facción mecanizada.
Z9-42
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Re: Escoltar al prisionero [Trabajo]
Todo el grupo se reunió alrededor del carro, incluido el pequeño Zero. Rischer ataba las riendas de los caballos de nuevo al vehículo para poder proseguir su viaje, mientras los otros integrantes del grupo conversaban entre ellos.
-¿Todo bien?-Preguntó en general
Le respondieron afirmativamente. No habían tenido muchos problemas, ni siquiera Emmanuel, que se las tuvo que ver un par de minutos con aquel grandullón hasta que fue socorrido por Eiko. Alward entonces se fijó en Zero.
-¿Cómo has sido capaz de librarte de esta gente tú solo?-Dijo poniendo sus brazos en la cintura con una postura relajada
-Parecía una máquina de matar, lo vi todo desde la retaguardia.-Se detuvo unos segundos-¡Ha sido increíble! Creo que eso explica el por qué lo han contratado para este trabajo
El pequeño entonces lanzó una pregunta, "¿Qué nombre tenía el grupo?" Bueno, nunca estaba de más dar publicidad, así que, con orgullo, se pronunciaron a la vez el arquero y el mercenario de las dos espadas
-¡STELLIAZOS!
Eiko rió e intentó explicarle a Zero el origen de aquel extraño nombre
-El nombre viene de una lengua antigua, que significa "Los estrellados" o "Los que viven en las estrellas". En realidad la pronunciación correcta es "Stellazios", pero aquí el elfo-Dijo señalando a Rischer, el cual había llegado en ese momento tras colocar en su sitio a los caballos-Se confunde dice "Stelliazos", por lo que todo el mundo nos conoce así, y así nos hemos quedado-Dijo levantando su mano a media altura y encogiéndose de hombros resignada
-¡Hey, que, inventado o no, el nombre sigue teniendo gancho!-Dijo excusándose.
Los mercenarios rieron, estaban ya acostumbrados, así que no les sonaba para nada extraño. Ya pasado eso, se pusieron serios, y Rischer lanzó una pregunta general al grupo.
-Bien, ¿Continuamos?
-Por supuesto-Dijo en nombre de todo el grupo-Zero, ¿Estás listo?-Miró al joven, que parecía ajeno al grupo y miraba el camino-La base de los bio-cibernéticos nos espera-Dijo refiriéndose esta vez al resto del grupo
-¿Todo bien?-Preguntó en general
Le respondieron afirmativamente. No habían tenido muchos problemas, ni siquiera Emmanuel, que se las tuvo que ver un par de minutos con aquel grandullón hasta que fue socorrido por Eiko. Alward entonces se fijó en Zero.
-¿Cómo has sido capaz de librarte de esta gente tú solo?-Dijo poniendo sus brazos en la cintura con una postura relajada
-Parecía una máquina de matar, lo vi todo desde la retaguardia.-Se detuvo unos segundos-¡Ha sido increíble! Creo que eso explica el por qué lo han contratado para este trabajo
El pequeño entonces lanzó una pregunta, "¿Qué nombre tenía el grupo?" Bueno, nunca estaba de más dar publicidad, así que, con orgullo, se pronunciaron a la vez el arquero y el mercenario de las dos espadas
-¡STELLIAZOS!
Eiko rió e intentó explicarle a Zero el origen de aquel extraño nombre
-El nombre viene de una lengua antigua, que significa "Los estrellados" o "Los que viven en las estrellas". En realidad la pronunciación correcta es "Stellazios", pero aquí el elfo-Dijo señalando a Rischer, el cual había llegado en ese momento tras colocar en su sitio a los caballos-Se confunde dice "Stelliazos", por lo que todo el mundo nos conoce así, y así nos hemos quedado-Dijo levantando su mano a media altura y encogiéndose de hombros resignada
-¡Hey, que, inventado o no, el nombre sigue teniendo gancho!-Dijo excusándose.
Los mercenarios rieron, estaban ya acostumbrados, así que no les sonaba para nada extraño. Ya pasado eso, se pusieron serios, y Rischer lanzó una pregunta general al grupo.
-Bien, ¿Continuamos?
-Por supuesto-Dijo en nombre de todo el grupo-Zero, ¿Estás listo?-Miró al joven, que parecía ajeno al grupo y miraba el camino-La base de los bio-cibernéticos nos espera-Dijo refiriéndose esta vez al resto del grupo
Alward Sevna
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Re: Escoltar al prisionero [Trabajo]
Sin más amenazas en las cercanías tienen tiempo para hablar un poco, si algo saben los orgánicos es que “la vida no es solo seriedad”. Eventualmente sale a discusión un tema delicado, los detalles que giran en torno al combate de Zero. No todos notaron su accionar pero la mayoría comparte un pujante vestigio de curiosidad.
Soy… bueno peleando, eso es todo.
Quizás esa respuesta sirva para abandonar el tema, después de todo existen muchos misterios en Aerandir. Con la base tan cerca no conviene soltar información de más y comprometer todo. Por suerte el ser vivo se distrae mucho, si todo sale bien terminaran olvidando la situación y suplantándola por algo diferente.
Es un buen nombre.
Dice al escuchar con cierta pompa como conocen al grupo, incluso recibe la explicación larga sobre su significado. No es más ni menos que cualquier calificativo y en cierto modo las palabras del miembro tienen concordancia, posee cierta “pega”. Z9-42 no es muy bueno nombrando cosas pues como maquina siempre tiende a decantarse por lo funcional.
Durante toda la conversación uno de los integrantes invierte su tiempo preparando todo para partir, cuando finalizan las palabras ya están listos. La pequeña maquina asiente para responder afirmativamente la ultima pregunta que se le formula, está listo y espera no encontrar más problemas agregados.
Es de agradecer que la refriega no causara heridas limitantes en el equipo, las personas corrientes tardan en sanar… personas corrientes y robots según las circunstancias. Que todos puedan moverse por sus propios medios garantiza un avance sin retrasos y también les da posibilidad de sobrellevar otros encuentros desagradables.
Con destreza el “chico” escala hasta su antigua posición, el techo de la carreta/jaula. Una vez allí pasa a relajar su postura, no existen más señales peligrosas alrededor. Cuando el vehículo inicia movimiento no puede evitar detallar a los integrantes del pintoresco grupo apelando al ocio, desde el líder hasta su carga humana.
Queda poco tiempo pero las cosas todavía pueden salir mal y aunque el grupo a demostrados su valía existen situaciones más complejas “en el camino”. Poco a poco dejan el riachuelo atrás para pesar de algunos, en breve terminan detallando los acantilados en el horizonte que son un preludio a la base.
Estamos cerca.
Hace un año el pequeño sintético abandono su hogar en la base para recorrer el mundo y encontrar significado a su existencia, le encontró junto con varias situaciones imposibles de ignorar. Paso sus primeros momentos en la base por lo que siente algo similar a la nostalgia, volver de incognito no era lo que esperaba.
Soy… bueno peleando, eso es todo.
Quizás esa respuesta sirva para abandonar el tema, después de todo existen muchos misterios en Aerandir. Con la base tan cerca no conviene soltar información de más y comprometer todo. Por suerte el ser vivo se distrae mucho, si todo sale bien terminaran olvidando la situación y suplantándola por algo diferente.
Es un buen nombre.
Dice al escuchar con cierta pompa como conocen al grupo, incluso recibe la explicación larga sobre su significado. No es más ni menos que cualquier calificativo y en cierto modo las palabras del miembro tienen concordancia, posee cierta “pega”. Z9-42 no es muy bueno nombrando cosas pues como maquina siempre tiende a decantarse por lo funcional.
Durante toda la conversación uno de los integrantes invierte su tiempo preparando todo para partir, cuando finalizan las palabras ya están listos. La pequeña maquina asiente para responder afirmativamente la ultima pregunta que se le formula, está listo y espera no encontrar más problemas agregados.
Es de agradecer que la refriega no causara heridas limitantes en el equipo, las personas corrientes tardan en sanar… personas corrientes y robots según las circunstancias. Que todos puedan moverse por sus propios medios garantiza un avance sin retrasos y también les da posibilidad de sobrellevar otros encuentros desagradables.
Con destreza el “chico” escala hasta su antigua posición, el techo de la carreta/jaula. Una vez allí pasa a relajar su postura, no existen más señales peligrosas alrededor. Cuando el vehículo inicia movimiento no puede evitar detallar a los integrantes del pintoresco grupo apelando al ocio, desde el líder hasta su carga humana.
Queda poco tiempo pero las cosas todavía pueden salir mal y aunque el grupo a demostrados su valía existen situaciones más complejas “en el camino”. Poco a poco dejan el riachuelo atrás para pesar de algunos, en breve terminan detallando los acantilados en el horizonte que son un preludio a la base.
Estamos cerca.
Hace un año el pequeño sintético abandono su hogar en la base para recorrer el mundo y encontrar significado a su existencia, le encontró junto con varias situaciones imposibles de ignorar. Paso sus primeros momentos en la base por lo que siente algo similar a la nostalgia, volver de incognito no era lo que esperaba.
Z9-42
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Re: Escoltar al prisionero [Trabajo]
Llegaron al acantilado. Solo quedaba los más sencillo, simplemente cruzar la frontera que separaba el Reino de Verisar de la base de los bio-cibernéticos. El camino que serpenteaba el accidente geográfico no era para nada sencillo de cruzar, y mucho menos recomendable, pero no les quedaba otra; tenían que cruzar por allí si querían llegar cuanto antes a su destino. El lugar era algo estrecho, aunque perfectamente cabía el vehículo que les transportaban a ellos y al prisionero, e incluso sobraba un poco, pero no podían descuidarse. Era un camino recortado con varios pisos de tierra y piedra que formaban dicho acantilado.
El grupo mantenía una charla distendida entre ellos. Como era costumbre durante el viaje, el pequeño Zero se mantenía como al margen en el techo del carromato, simplemente admirando el paisaje y en silencio. El prisionero hacía lo mismo, solo que con la mirada vacía y perdida. Todo seguía siendo muy extraño, pero ellos solamente debían cumplir el contrato y cobrar la paga, todo lo demás no tendría por qué importarles.
El preso alzó la vista y se quedó mirando a Alward y Emmanuel, los cuales, como en el resto del viaje, aún seguían de pie atrás. Alward notó que este les estaba observando rápidamente, así que le mantuvo la vista, cosa que aquel condenado hombre hizo también, con una mirada igual de fría y vacía que de costumbre. El arquero también notó este cruce de miradas, por lo que observó al prisionero al igual que su compañero. De pronto, y para sorpresa de ambos, el hombre abrió la boca con intención de soltar alguna palabra; algo indudablemente inédito.
-Habéis cometido un grave error...-Dijo con una voz cansada y un tono funesto
Inmediatamente, ante la calma, se generó un estado de tensión extravagante. Todos inmediatamente se enteraron de lo que dijo aquel hombre, sin excepción. Parecía una advertencia, una amenaza, algo que no sonaba a locura... ¿Qué quería decir con eso? Hasta ahora no había hablado, ni siquiera había dado señales de estar lo suficientemente cuerdo como para poder hacerlo, y de repente, cuando más cerca están de cruzar la frontera; suelta esa frase.
A nadie le dio tiempo a responder cuando en el horizonte se pudo ver una especie de barricada con trozos de madera desperdigados cortando a propósito el camino. Dos humanos con armadura media de metal de una estatura media vigilaban el paso. Uno de ellos alzó el brazo dando una señal de alto para que parase el carromato. Rischer hizo caso y se detuvo. Nadie se bajó de su sitio. Los dos hombres entonces se acercaron al grupo, con aires de superioridad. Uno de ellos se dirigió al elfo.
-Parece que habéis escogido un mal camino, chicos-Dijo dibujando una media sonrisa en su rostro
El preso, como una fiera se agarró a uno de los barrotes de los laterales del carro, intentando ver quiénes eran aquellos que les habían parado. Al verlos, dibujo una sonrisa desdichada y desesperada.
-¡Chicos, sacadme de aquí!-Dijo casi suplicando
-¿Quiénes sois?-Dijo con un tono cordial. Nadie más del grupo habló aparte de él.
-Parece que no estáis al tanto de vuestra situación-Djio desenvainando su arma. Era una espada corta. Su compañero le imitó, tenía la misma arma que él.
-¡Tranquilízate, Adams!-Dijo una voz masculina y mecánica proveniente de la barricada; otro individuo más que salió de ninguna parte. Era un humano de aspecto más maduro que los dos que custodiaban al principio la barricada.
Alward y Emmanuel se bajaron del carromato llevándose las manos hacia sus armas dispuestos a desenvainarlas; el joven Sevna sus dos espadas y el arquero su arco. Pero vieron que detrás suya habían dos invitados más; dos arqueros de armadura ligera que les apuntaban directamente a ellos. Eiko y Rischer echaron un vistazo a su alrededor y vieron que no estaban tan solos, pues aparte de los ya nombrados, habían más arqueros apostados encima del acantilado, apuntándolos con las cuerdas ya tensadas. Tres delante, dos atrás y unos cinco apostados en terreno elevado. Esto tenía toda la pinta de otra emboscada.
-Bien...-Dijo de nuevo el individuo de antes alzando las brazos a media altura instando a la calma. Este parecía desarmado y, además, el líder de los demás.-Lleguemos a un acuerdo: soltáis al prisionero y os dejo marchar con vida, ¿Qué os parece?-Dijo mirando al elfo. Luego se percató de que Zero se encontraba también ahí-¿Tenéis a un niño viajando con vosotros? Creo que debéis de ser sensatos y rendiros aquí y ahora.
Rischer no respondió al momento, sino que echó de nuevo un vistazo general a su alrededor. Aún seguía sentado junto a Eiko, por lo que tenían incluso más desventaja que Alward o Emmanuel. Era una situación crítica y en inferioridad numérica. Alward se mordió el labio inferior con rabia, pero sin separar sus dos manos de las empuñaduras de sus armas que sobresalían por los hombros, sin apartar la vista de los dos arqueros que tenía enfrente.
______________________________________________________________________________
Off: Complicación subrrayada; Emboscada
El grupo mantenía una charla distendida entre ellos. Como era costumbre durante el viaje, el pequeño Zero se mantenía como al margen en el techo del carromato, simplemente admirando el paisaje y en silencio. El prisionero hacía lo mismo, solo que con la mirada vacía y perdida. Todo seguía siendo muy extraño, pero ellos solamente debían cumplir el contrato y cobrar la paga, todo lo demás no tendría por qué importarles.
El preso alzó la vista y se quedó mirando a Alward y Emmanuel, los cuales, como en el resto del viaje, aún seguían de pie atrás. Alward notó que este les estaba observando rápidamente, así que le mantuvo la vista, cosa que aquel condenado hombre hizo también, con una mirada igual de fría y vacía que de costumbre. El arquero también notó este cruce de miradas, por lo que observó al prisionero al igual que su compañero. De pronto, y para sorpresa de ambos, el hombre abrió la boca con intención de soltar alguna palabra; algo indudablemente inédito.
-Habéis cometido un grave error...-Dijo con una voz cansada y un tono funesto
Inmediatamente, ante la calma, se generó un estado de tensión extravagante. Todos inmediatamente se enteraron de lo que dijo aquel hombre, sin excepción. Parecía una advertencia, una amenaza, algo que no sonaba a locura... ¿Qué quería decir con eso? Hasta ahora no había hablado, ni siquiera había dado señales de estar lo suficientemente cuerdo como para poder hacerlo, y de repente, cuando más cerca están de cruzar la frontera; suelta esa frase.
A nadie le dio tiempo a responder cuando en el horizonte se pudo ver una especie de barricada con trozos de madera desperdigados cortando a propósito el camino. Dos humanos con armadura media de metal de una estatura media vigilaban el paso. Uno de ellos alzó el brazo dando una señal de alto para que parase el carromato. Rischer hizo caso y se detuvo. Nadie se bajó de su sitio. Los dos hombres entonces se acercaron al grupo, con aires de superioridad. Uno de ellos se dirigió al elfo.
-Parece que habéis escogido un mal camino, chicos-Dijo dibujando una media sonrisa en su rostro
El preso, como una fiera se agarró a uno de los barrotes de los laterales del carro, intentando ver quiénes eran aquellos que les habían parado. Al verlos, dibujo una sonrisa desdichada y desesperada.
-¡Chicos, sacadme de aquí!-Dijo casi suplicando
-¿Quiénes sois?-Dijo con un tono cordial. Nadie más del grupo habló aparte de él.
-Parece que no estáis al tanto de vuestra situación-Djio desenvainando su arma. Era una espada corta. Su compañero le imitó, tenía la misma arma que él.
-¡Tranquilízate, Adams!-Dijo una voz masculina y mecánica proveniente de la barricada; otro individuo más que salió de ninguna parte. Era un humano de aspecto más maduro que los dos que custodiaban al principio la barricada.
Alward y Emmanuel se bajaron del carromato llevándose las manos hacia sus armas dispuestos a desenvainarlas; el joven Sevna sus dos espadas y el arquero su arco. Pero vieron que detrás suya habían dos invitados más; dos arqueros de armadura ligera que les apuntaban directamente a ellos. Eiko y Rischer echaron un vistazo a su alrededor y vieron que no estaban tan solos, pues aparte de los ya nombrados, habían más arqueros apostados encima del acantilado, apuntándolos con las cuerdas ya tensadas. Tres delante, dos atrás y unos cinco apostados en terreno elevado. Esto tenía toda la pinta de otra emboscada.
-Bien...-Dijo de nuevo el individuo de antes alzando las brazos a media altura instando a la calma. Este parecía desarmado y, además, el líder de los demás.-Lleguemos a un acuerdo: soltáis al prisionero y os dejo marchar con vida, ¿Qué os parece?-Dijo mirando al elfo. Luego se percató de que Zero se encontraba también ahí-¿Tenéis a un niño viajando con vosotros? Creo que debéis de ser sensatos y rendiros aquí y ahora.
Rischer no respondió al momento, sino que echó de nuevo un vistazo general a su alrededor. Aún seguía sentado junto a Eiko, por lo que tenían incluso más desventaja que Alward o Emmanuel. Era una situación crítica y en inferioridad numérica. Alward se mordió el labio inferior con rabia, pero sin separar sus dos manos de las empuñaduras de sus armas que sobresalían por los hombros, sin apartar la vista de los dos arqueros que tenía enfrente.
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Off: Complicación subrrayada; Emboscada
Alward Sevna
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Re: Escoltar al prisionero [Trabajo]
A medida que la carreta avanza por los bordes se puede notar una disminución considerable en la velocidad, es claro que sus conductores sufren temor. Dichos acantilados “no son juego”, tienen un contador de muertes por descuido elevado. Curiosamente solo hace falta algo de precaución para cruzar con seguridad pero es un concepto no muy presente en los seres vivos.
Mientras tanto desde el techo de la carreta Zero detalla todo como un faro mágico, es una buena posición y le asegura pocas interrupciones. No puede evitar pegar un par de vistazos ocasionales a la fortaleza bio del fondo, ¿cuántas cosas han pasado en su ausencia? ... ¿todas habrán sido buenas?
Mas abajo el criminal que transportan emite su primera frase, cierta advertencia que no pasa desapercibida para ningún mercenario. Ahora ya pueden descartar el ataque anterior como algo aleatorio, su pasajero parece tener más conocimiento del que deja ver a simple vista y sin duda espera otra cosa.
Minutos después son detenidos por un grupo, mantienen su bloqueo en medio de la ruta. Ponen sus intenciones claras enseguida, incluso son reconocidos por el mismo prisionero como aliados. Dan un ultimátum, entregar la carga o terminar siendo eliminados por las fuerzas circundantes.
Z9-42 enfoca los alrededores, hay mas hostiles de los que se pueden ver a simple vista. Los enemigos próximos no son problema, su verdadera amenaza son los arqueros apostados encima del acantilado. Pueden causar mucho daño si se les da la oportunidad y de momento tienen una peligrosa iniciativa.
Por primera vez los Stelliazos dudan de sus acciones a seguir, ¿someterse o luchar?, ambas acarrean problemas en cierto modo aunque resulta obvio cual es la senda más difícil. Se forma una pausa incomoda entre todos los involucrados, nadie quiere avanzar sin que una posición sea fijada de antemano.
El niño robot tiene la capacidad para anteponerse a las flechas, incluso con sus daños actuales puede ser un enemigo “duro de pelar”. La única matriz que tiene funcionando le da oportunidad de esquivar con bastante eficiencia, eso sin mencionar que su cuerpo resistente debe recibir muchas puntas antes de fallar.
No tiene miedo por su integridad… por desgracia los demás si que son un problema, una flecha bien disparada es capaz de inutilizar al más fiero guerrero si acierta un punto débil. En este punto la creación solo puede hacer una cosa, utilizar uno de los artículos recolectados a lo largo de sus aventuras.
Sujeta una granada recuperada en situaciones mucho más extrañas y la arroja con fuerza hasta los arqueros posados arriba, es una buena distancia pero por algo es una máquina. Cuando la esfera hace contacto explota liberando gas corrosivo, sin entrar en muchos detalles se pude decir que la amenaza mas complicada se derrite hasta morir.
Sin vacilar pega una mirada inquisidora a sus aliados frontales, les insta a actuar rápido. Lo fugaz del acontecimiento a dejado confundidos al resto de atacantes, una bonificación que no durara mucho. Si se sincronizan bien pueden salir del problema “bien parados”, en caso contrario podrían terminar con daños fuertes de igual forma.
Mientras tanto desde el techo de la carreta Zero detalla todo como un faro mágico, es una buena posición y le asegura pocas interrupciones. No puede evitar pegar un par de vistazos ocasionales a la fortaleza bio del fondo, ¿cuántas cosas han pasado en su ausencia? ... ¿todas habrán sido buenas?
Mas abajo el criminal que transportan emite su primera frase, cierta advertencia que no pasa desapercibida para ningún mercenario. Ahora ya pueden descartar el ataque anterior como algo aleatorio, su pasajero parece tener más conocimiento del que deja ver a simple vista y sin duda espera otra cosa.
Minutos después son detenidos por un grupo, mantienen su bloqueo en medio de la ruta. Ponen sus intenciones claras enseguida, incluso son reconocidos por el mismo prisionero como aliados. Dan un ultimátum, entregar la carga o terminar siendo eliminados por las fuerzas circundantes.
Z9-42 enfoca los alrededores, hay mas hostiles de los que se pueden ver a simple vista. Los enemigos próximos no son problema, su verdadera amenaza son los arqueros apostados encima del acantilado. Pueden causar mucho daño si se les da la oportunidad y de momento tienen una peligrosa iniciativa.
Por primera vez los Stelliazos dudan de sus acciones a seguir, ¿someterse o luchar?, ambas acarrean problemas en cierto modo aunque resulta obvio cual es la senda más difícil. Se forma una pausa incomoda entre todos los involucrados, nadie quiere avanzar sin que una posición sea fijada de antemano.
El niño robot tiene la capacidad para anteponerse a las flechas, incluso con sus daños actuales puede ser un enemigo “duro de pelar”. La única matriz que tiene funcionando le da oportunidad de esquivar con bastante eficiencia, eso sin mencionar que su cuerpo resistente debe recibir muchas puntas antes de fallar.
No tiene miedo por su integridad… por desgracia los demás si que son un problema, una flecha bien disparada es capaz de inutilizar al más fiero guerrero si acierta un punto débil. En este punto la creación solo puede hacer una cosa, utilizar uno de los artículos recolectados a lo largo de sus aventuras.
Sujeta una granada recuperada en situaciones mucho más extrañas y la arroja con fuerza hasta los arqueros posados arriba, es una buena distancia pero por algo es una máquina. Cuando la esfera hace contacto explota liberando gas corrosivo, sin entrar en muchos detalles se pude decir que la amenaza mas complicada se derrite hasta morir.
Sin vacilar pega una mirada inquisidora a sus aliados frontales, les insta a actuar rápido. Lo fugaz del acontecimiento a dejado confundidos al resto de atacantes, una bonificación que no durara mucho. Si se sincronizan bien pueden salir del problema “bien parados”, en caso contrario podrían terminar con daños fuertes de igual forma.
- Off:
- Zero usa su artículo (Bombas de gas explosivo)
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Re: Escoltar al prisionero [Trabajo]
Oportuno. Esa es la palabra con la que mejor se definiría la acción que realizó Zero. Fue como un milagro caído del cielo en forma esférica y explosiva. En un abrir y cerrar de ojos, todos los arqueros se derritieron convirtiéndose en un asqueroso charco rojizo. Desagradable, sí, pero salvador a partes iguales.
Eiko y Rischer captaron la "orden" del pequeño Zero, nada les impedía ya saltar hacia esos maleantes, cosa que hicieron. Como si de felinos se tratasen, los dos mercenarios se abalanzaron hacia los dos más cercanos, los que en un principio habían parado el trayecto de grupo. Fue rápido e instantáneo, sacaron sus respectivas armas; Eiko su espada corta y Rischer su estoque. Ambos fueron clavados con una estocada limpia en el cuello de sus respectivos oponentes. Todo bajo el aura de confusión y jaleo que desencadenó el artefacto que Zero había lanzado.
A la misma vez, Alward y Emmanuel se abalanzaron igualmente contra sus dos oponentes. Debían ser rápidos, ya que los arcos que sostenían estos últimos estaban tensados y listos para disparar. Gracias a la confusión del momento, los dos mercenarios fueron más rápidos y, con una patada, derribaron a sus contrincantes. Acto seguido, Alward desenvainó sus espadas y, como un resorte, las colocó en el cuello de los arqueros derribados, sin que les diese más tiempo a reaccionar, quedando así el joven Sevna entre medio de sus oponentes. Ambos enemigos se miraron entre sí, suspirando y asumiendo su muerte. Emmanuel, por su parte, recogió los arcos de estos y los apartó varios metros de ellos, para que así no pudiesen cometer ninguna imprudencia.
-Emm, encárgate de ellos-Dijo mirando a su amigo. Mientras este se acercaba a él, le ofreció el arma que empuñaba con la zurda.-Que no se escapen
El arquero asintió y tomó el arma de su amigo, que junto a una daga que poseía el arquero tendría más que suficiente para retener a aquellos hombres. Pusieron a los dos arqueros de rodillas y Emmanuel se colocó tras ellos, con las dos armas colocadas cada una en un cuello diferente, a modo de amedrentarles.
Ya solo quedaba el que parecía el líder de aquella aparente e improvisada banda de... ¿Bandidos? Solo tendrían que hacer un pequeño interrogatorio para saber más. Dicho líder se encontraba acorralado entre Rischer y Eiko, estaba desarmado, por lo que poco podría hacer en ese momento. Alward llegó a escena, mientras echó un vistazo para ver donde se encontraba Zero, al cual no divisó, ahora eso no importaba. Con la única arma que ahora tenía, que estaba desenvainada, se acercó imponente hacia dicho sujeto. El cual levantó las manos en señal de rendición mientras soltaba una pequeña risa de resignación.
-¿Quién eres?-Dijo con un tono de voz imponente y serio
Eiko y Rischer captaron la "orden" del pequeño Zero, nada les impedía ya saltar hacia esos maleantes, cosa que hicieron. Como si de felinos se tratasen, los dos mercenarios se abalanzaron hacia los dos más cercanos, los que en un principio habían parado el trayecto de grupo. Fue rápido e instantáneo, sacaron sus respectivas armas; Eiko su espada corta y Rischer su estoque. Ambos fueron clavados con una estocada limpia en el cuello de sus respectivos oponentes. Todo bajo el aura de confusión y jaleo que desencadenó el artefacto que Zero había lanzado.
A la misma vez, Alward y Emmanuel se abalanzaron igualmente contra sus dos oponentes. Debían ser rápidos, ya que los arcos que sostenían estos últimos estaban tensados y listos para disparar. Gracias a la confusión del momento, los dos mercenarios fueron más rápidos y, con una patada, derribaron a sus contrincantes. Acto seguido, Alward desenvainó sus espadas y, como un resorte, las colocó en el cuello de los arqueros derribados, sin que les diese más tiempo a reaccionar, quedando así el joven Sevna entre medio de sus oponentes. Ambos enemigos se miraron entre sí, suspirando y asumiendo su muerte. Emmanuel, por su parte, recogió los arcos de estos y los apartó varios metros de ellos, para que así no pudiesen cometer ninguna imprudencia.
-Emm, encárgate de ellos-Dijo mirando a su amigo. Mientras este se acercaba a él, le ofreció el arma que empuñaba con la zurda.-Que no se escapen
El arquero asintió y tomó el arma de su amigo, que junto a una daga que poseía el arquero tendría más que suficiente para retener a aquellos hombres. Pusieron a los dos arqueros de rodillas y Emmanuel se colocó tras ellos, con las dos armas colocadas cada una en un cuello diferente, a modo de amedrentarles.
Ya solo quedaba el que parecía el líder de aquella aparente e improvisada banda de... ¿Bandidos? Solo tendrían que hacer un pequeño interrogatorio para saber más. Dicho líder se encontraba acorralado entre Rischer y Eiko, estaba desarmado, por lo que poco podría hacer en ese momento. Alward llegó a escena, mientras echó un vistazo para ver donde se encontraba Zero, al cual no divisó, ahora eso no importaba. Con la única arma que ahora tenía, que estaba desenvainada, se acercó imponente hacia dicho sujeto. El cual levantó las manos en señal de rendición mientras soltaba una pequeña risa de resignación.
-¿Quién eres?-Dijo con un tono de voz imponente y serio
Alward Sevna
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Re: Escoltar al prisionero [Trabajo]
Los seres vivos inteligentes tienen una expresión, la suelen usar cuando se les acredita una deuda involuntaria de manera pertinente, “te debo una” ... sea cual sea la forma correcta de expresarlo esta parece ser una de esas situaciones, Zero consigue salvar la integridad del grupo aliado con su acertada estrategia.
Los arqueros del acantilado superior se disuelven, con la ventaja perdida e incapaces de responder rápido las fuerzas próximas son superadas. A pesar de tener los arcos tensados no consiguen aprovechar su delantera aunque al menos logran salir con vida del contraataque, es más de lo que puede decir mucha gente.
Zero quien previamente había saltado del carro reaparece por un lateral, sus esfuerzos ya no son requeridos. Decide dejar que los orgánicos se encarguen de las acciones siguientes, fueron los mas amenazados por el bloqueo así que tienen derecho a juzgar, eso sin mencionar que es una buena oportunidad para aprender.
Con los enemigos sometidos sus aliados inician un interrogatorio de la persona a cargo, muestran firmeza pero sin infringir violencia física. Aunque el líder contrario se muestra resistente al principio, cede al ver que ya no tiene posibilidades de sobrellevar la situación y mucho menos terminar bien parado.
De acuerdo, no extendamos más esto.
¡Silencio Rufus!
¿Para qué?, la mitad del grupo está muerto gracias a este intento de rescate, si hubieras seguido nuestro alineamiento ahora estaríamos ahogándonos en ron con una teta diferente en cada mano.
Con su lealtad quebrada el sujeto habla, expresa toda la historia. Eran una compañía mercenaria poco respetable que comenzó a resolver el fin de mes robando mercaderes por el camino real, deshonesto aunque bastante fácil dado el clima inestable del reino. Todo salió mal hace un mes cuando en un asalto cierto personaje se hizo el valiente y termino muerto, demasiado joven para tener siquiera “pelusa en la barbilla”.
Resulta que ese chico era el hijo de un mercader bastante conectado, atraparon a nuestro líder dos días después en su burdel favorito y por una bizarra lealtad llevamos intentando rescatarle desde entonces “resopla con desdén” supongo que una mala decisión viene acompañada siempre.
Escupe al suelo molesto, claramente cansado de su horrible suerte. Su futuro es incierto pero en este punto ya le da igual, es historia. Z9-42 le mira desde un lateral inexpresivo, es un relato gris aunque siente algo de lastima por el personaje. Los humanos nunca se detienen una vez comienza a cometer errores grandes, solo siguen y siguen así hasta su final.
Es lo malo de ser el segundo, suficientemente cerca para llenarte de mierda pero no tan lejos como para siquiera intentar esquivarla “mira pensativo” ¿y ahora qué?
Los arqueros del acantilado superior se disuelven, con la ventaja perdida e incapaces de responder rápido las fuerzas próximas son superadas. A pesar de tener los arcos tensados no consiguen aprovechar su delantera aunque al menos logran salir con vida del contraataque, es más de lo que puede decir mucha gente.
Zero quien previamente había saltado del carro reaparece por un lateral, sus esfuerzos ya no son requeridos. Decide dejar que los orgánicos se encarguen de las acciones siguientes, fueron los mas amenazados por el bloqueo así que tienen derecho a juzgar, eso sin mencionar que es una buena oportunidad para aprender.
Con los enemigos sometidos sus aliados inician un interrogatorio de la persona a cargo, muestran firmeza pero sin infringir violencia física. Aunque el líder contrario se muestra resistente al principio, cede al ver que ya no tiene posibilidades de sobrellevar la situación y mucho menos terminar bien parado.
De acuerdo, no extendamos más esto.
¡Silencio Rufus!
¿Para qué?, la mitad del grupo está muerto gracias a este intento de rescate, si hubieras seguido nuestro alineamiento ahora estaríamos ahogándonos en ron con una teta diferente en cada mano.
Con su lealtad quebrada el sujeto habla, expresa toda la historia. Eran una compañía mercenaria poco respetable que comenzó a resolver el fin de mes robando mercaderes por el camino real, deshonesto aunque bastante fácil dado el clima inestable del reino. Todo salió mal hace un mes cuando en un asalto cierto personaje se hizo el valiente y termino muerto, demasiado joven para tener siquiera “pelusa en la barbilla”.
Resulta que ese chico era el hijo de un mercader bastante conectado, atraparon a nuestro líder dos días después en su burdel favorito y por una bizarra lealtad llevamos intentando rescatarle desde entonces “resopla con desdén” supongo que una mala decisión viene acompañada siempre.
Escupe al suelo molesto, claramente cansado de su horrible suerte. Su futuro es incierto pero en este punto ya le da igual, es historia. Z9-42 le mira desde un lateral inexpresivo, es un relato gris aunque siente algo de lastima por el personaje. Los humanos nunca se detienen una vez comienza a cometer errores grandes, solo siguen y siguen así hasta su final.
Es lo malo de ser el segundo, suficientemente cerca para llenarte de mierda pero no tan lejos como para siquiera intentar esquivarla “mira pensativo” ¿y ahora qué?
Z9-42
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Re: Escoltar al prisionero [Trabajo]
Tras el relato confeso de aquel mercenario descarriado, casi convertido en bandido, Alward lo miró con crudeza. Estaba juzgándolo, ¿Cómo alguien puede acabar así? Nunca lo entendía... ¿Tan fácil es hacer "el mal"? ¿TAN satisfactorio es?
Rischer se cruzó de brazos mientras chasqueó la lengua, pensativo. Eiko miraba con compasión al pobre hombre, lo miraba como una oveja descarriada que claramente se había salido del redil. Emmanuel, por su parte, aún seguía con los dos arqueros enemigos retenidos, estos miraban al suelo, avergonzados. En cierta parte, todos los miembros del grupo sentían cierta empatía por aquellas pobres almas. Pero sin duda tenían que cumplir su trabajo, y ellos tenían que pagar de alguna forma. De pronto, la voz de Alward se alzó entre aquel asfixiante silencio.
-¿Quieres vivir con dignidad lo que te queda de vida?-Miró al tal "Rufus" a los ojos-Entrégate-Rápido, sencillo, directo... No había más. Miró a Eiko sin bajar la espada que apuntaba con su filo a Rufus-Dame tu arma-Dijo extendiendo su brazo desarmado
La mujer le miró contrariada, mientras que Rischer, con un gesto corporal de auténtica sorpresa y sin llegar a creérselo del todo llamó la atención del joven Sevna
-¿QUÉ haces?-Dijo con un tono de incredulidad
-Ponerle a prueba-Dijo desviando la mirada con seguridad hacia el elfo. Luego la desvió hacia Eiko, asintiendo con confianza, para que la mujer supiese que podía confiar en él.
Eiko le dio su espada a Alward, quien la tomó con firmeza y miró con un semblante serio a Rufus. Emmanuel, desde su posición, no sabía muy bien qué demonios estaba haciendo su amigo, pero no podía dejar de vigilar a aquellos arqueros, no fuese a ser que se la jugasen.
Alward tiró el arma de Eiko al suelo, a los pies de Rufus. Bajó su arma y, con el mismo semblante serio, le habló, bajo la mirada incrédula de sus compañeros. Estos creían que sin duda se le había ido la cabeza.
-¿Quieres seguir cometiendo errores y vivir una vida llena de malas decisiones y malos actos?-Echó un vistazo rápido hacia la espada que le había pedido a su compañera y luego volvió a mirar a aquel hombre-Toma la espada y luchemos. Pero te aseguro que no me dejaré perder y acabaré con tu vida si es necesario
-¡AL!-Intentó llamar su atención, cosa inútil, pues el joven Sevna no desvió ni por un segundo la vista de Rufus-¿¡Qué haces!?-Exclamó a modo de pregunta, desesperado.
-Alward, ¿Estás seguro de lo que haces?-Dijo acercándose al mercenario de las dos espadas, ahora con una solamente
Interponiendo su brazo desarmado hacia un lado y el armado hacia el opuesto, instó a sus compañeros a que se apartasen. Cosa que hicieron, bajo la notable desaprobación de Rischer y la preocupación de Eiko.
-Sin trucos, sin ayuda. Solos tú y yo, decide.-Insistió
Rufus se quedó mirando fijamente la espada. Claramente no esperaba esa reacción por parte del mercenario. Sabía que tenía que cumplir con su trabajo, y que haría lo que fuese por hacerlo, aunque tuviese que matarlo. Después de todo, así son los mercenarios, sus espadas están al servicio del mejor postor. Pero notó que ese grupo era diferente, más "honrado".
El hombre dio un paso hacia adelante, con una sonrisa irónica en su rostro. Agarró la espada, pero de una forma blanda y sin ganas. Alzó la mirada hacia Alward, luego la desplazó hasta Eiko hasta llegar a Zero, quien se había mantenido aparentemente inmóvil y ajeno hasta ahora. Dio unos pasos lentos hacia adelante, pero no dirigiéndose al joven Sevna, sino a la mujer propietaria de la espada. Esto levantó en Rischer desconfianza, quien optó por desenvainar su estoque con intención de abalanzarse hacia Rufus, pero Alward interponiendo su mano en el pecho del elfo, y con una mirada segura, le hizo detenerse.
Rufus agarró ahora el arma por la parte del filo y, con cuidado, se la ofreció a su dueña de una forma gentil
-Esto os pertenece-Dijo con un tono sincero
Cuando Rufus soltó esas palabras de su boca, todos suspiraron aliviados, incluidos los arqueros retenidos por Emmanuel. De forma totalmente inesperada, había aceptado la propuesta de Alward, la propuesta buena. En cambio, el preso miraba a su ex-compañero con una mirada de decepción absoluta mezclada con rabia. No se iba a cobrar ese día ninguna vida más, una buena noticia.
En el momento de la decisión de Rufus, Alward estaba tenso, pero finalmente destensó sus hombros y pegó un suspiro relajado, cerrando momentáneamente los ojos con calma. Los abrió de nuevo y miró a todos y cada uno de sus compañeros, incluido Zero, con una sonrisa satisfactoria.
Rufus y los dos arqueros que quedaban con vida serían trasladados junto al prisionero original a la base de los bio-cibérneticos, a la prisión. Donde probablemente se les podría juzgar mejor y, de no ser así, acabarían pagando por sus crímenes, aunque con la conciencia tranquila después de haberse arrepentido realmente de todo lo sucedido, al menos por parte de Rufus.
Rischer se cruzó de brazos mientras chasqueó la lengua, pensativo. Eiko miraba con compasión al pobre hombre, lo miraba como una oveja descarriada que claramente se había salido del redil. Emmanuel, por su parte, aún seguía con los dos arqueros enemigos retenidos, estos miraban al suelo, avergonzados. En cierta parte, todos los miembros del grupo sentían cierta empatía por aquellas pobres almas. Pero sin duda tenían que cumplir su trabajo, y ellos tenían que pagar de alguna forma. De pronto, la voz de Alward se alzó entre aquel asfixiante silencio.
-¿Quieres vivir con dignidad lo que te queda de vida?-Miró al tal "Rufus" a los ojos-Entrégate-Rápido, sencillo, directo... No había más. Miró a Eiko sin bajar la espada que apuntaba con su filo a Rufus-Dame tu arma-Dijo extendiendo su brazo desarmado
La mujer le miró contrariada, mientras que Rischer, con un gesto corporal de auténtica sorpresa y sin llegar a creérselo del todo llamó la atención del joven Sevna
-¿QUÉ haces?-Dijo con un tono de incredulidad
-Ponerle a prueba-Dijo desviando la mirada con seguridad hacia el elfo. Luego la desvió hacia Eiko, asintiendo con confianza, para que la mujer supiese que podía confiar en él.
Eiko le dio su espada a Alward, quien la tomó con firmeza y miró con un semblante serio a Rufus. Emmanuel, desde su posición, no sabía muy bien qué demonios estaba haciendo su amigo, pero no podía dejar de vigilar a aquellos arqueros, no fuese a ser que se la jugasen.
Alward tiró el arma de Eiko al suelo, a los pies de Rufus. Bajó su arma y, con el mismo semblante serio, le habló, bajo la mirada incrédula de sus compañeros. Estos creían que sin duda se le había ido la cabeza.
-¿Quieres seguir cometiendo errores y vivir una vida llena de malas decisiones y malos actos?-Echó un vistazo rápido hacia la espada que le había pedido a su compañera y luego volvió a mirar a aquel hombre-Toma la espada y luchemos. Pero te aseguro que no me dejaré perder y acabaré con tu vida si es necesario
-¡AL!-Intentó llamar su atención, cosa inútil, pues el joven Sevna no desvió ni por un segundo la vista de Rufus-¿¡Qué haces!?-Exclamó a modo de pregunta, desesperado.
-Alward, ¿Estás seguro de lo que haces?-Dijo acercándose al mercenario de las dos espadas, ahora con una solamente
Interponiendo su brazo desarmado hacia un lado y el armado hacia el opuesto, instó a sus compañeros a que se apartasen. Cosa que hicieron, bajo la notable desaprobación de Rischer y la preocupación de Eiko.
-Sin trucos, sin ayuda. Solos tú y yo, decide.-Insistió
Rufus se quedó mirando fijamente la espada. Claramente no esperaba esa reacción por parte del mercenario. Sabía que tenía que cumplir con su trabajo, y que haría lo que fuese por hacerlo, aunque tuviese que matarlo. Después de todo, así son los mercenarios, sus espadas están al servicio del mejor postor. Pero notó que ese grupo era diferente, más "honrado".
El hombre dio un paso hacia adelante, con una sonrisa irónica en su rostro. Agarró la espada, pero de una forma blanda y sin ganas. Alzó la mirada hacia Alward, luego la desplazó hasta Eiko hasta llegar a Zero, quien se había mantenido aparentemente inmóvil y ajeno hasta ahora. Dio unos pasos lentos hacia adelante, pero no dirigiéndose al joven Sevna, sino a la mujer propietaria de la espada. Esto levantó en Rischer desconfianza, quien optó por desenvainar su estoque con intención de abalanzarse hacia Rufus, pero Alward interponiendo su mano en el pecho del elfo, y con una mirada segura, le hizo detenerse.
Rufus agarró ahora el arma por la parte del filo y, con cuidado, se la ofreció a su dueña de una forma gentil
-Esto os pertenece-Dijo con un tono sincero
Cuando Rufus soltó esas palabras de su boca, todos suspiraron aliviados, incluidos los arqueros retenidos por Emmanuel. De forma totalmente inesperada, había aceptado la propuesta de Alward, la propuesta buena. En cambio, el preso miraba a su ex-compañero con una mirada de decepción absoluta mezclada con rabia. No se iba a cobrar ese día ninguna vida más, una buena noticia.
En el momento de la decisión de Rufus, Alward estaba tenso, pero finalmente destensó sus hombros y pegó un suspiro relajado, cerrando momentáneamente los ojos con calma. Los abrió de nuevo y miró a todos y cada uno de sus compañeros, incluido Zero, con una sonrisa satisfactoria.
Rufus y los dos arqueros que quedaban con vida serían trasladados junto al prisionero original a la base de los bio-cibérneticos, a la prisión. Donde probablemente se les podría juzgar mejor y, de no ser así, acabarían pagando por sus crímenes, aunque con la conciencia tranquila después de haberse arrepentido realmente de todo lo sucedido, al menos por parte de Rufus.
Alward Sevna
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Re: Escoltar al prisionero [Trabajo]
La situación que ocurre a continuación es difícil de entender a ojos de Zero, tienen lugar muchas cosas irracionales. El relato de Rufus consigue despertar sentimientos diversos en los mercenarios, algunos de apoyo, otros de repulsión y en cierto personaje solo alimentan una cólera moral peligrosa.
Z9-42 lleva estudiando a todos los stelliazos, el humano joven que combate con dos espadas resulta ser sin lugar a dudas el menos experimentado. Se deja llevar por la pasión y termina involucrado en peligrosos escenarios, algo que irónicamente no parece ser la regla en un grupo de mercenarios.
Desafiante, dicho personaje interroga al nuevo prisionero, es difícil saber para un ser artificial si busca conflicto o sus intenciones son otras. Aquella situación llega a punto de quiebre cuando cede una espada al mercenario contrario, poniendo en claro peligro a todos los aliados circundantes.
Las reacciones alrededor se vuelven más erráticas aun, el volátil luchador recibe pocas muestras de apoyo pero sigue con su empresa. Parece querer llegar a un punto aunque sea arriesgando a sus compañeros. La pequeña maquina no puede evitar subir su alerta pero sigue sin intervenir, sus argumentos iniciales no han cambiado.
La espada se pasea a manos del hostil con libertad, si bien cualquier ataque de su parte solo puede terminar de una manera para él, ahora que se encuentra armado tiene la capacidad de causar daño igualmente. La irracionalidad del personaje aliado sigue sin tener fundamento en la mente del sintético, al menos hasta que todo se aclara de manera aún más extraña.
Su nuevo criminal bajo custodia entrega la espada, no desea pelear. Esto es tomado por todos los presentes como un símbolo de redención personal, “Un buen comienzo”. Con intriga la pequeña creación graba dicha escena en su memoria, sin duda un acontecimiento insólito que merece estudios posteriores.
La partida sigue su camino llegando a la base bio poco después, allí son recibidos por el contacto quien se sorprende al terminar con más prisioneros de la cuenta. Les informa que los involucrados serán juzgados según sus crímenes y pasa las recompensas, bolsas llenas de una considerable cantidad de aeros.
El “chico” recibe su parte de forma automática, se encuentra evaluando si los sensores internos de la base detectaron su presencia. Por severos minutos espera con la guardia alta hasta que concluye que su estrategia funciono, ahora es invisible a las protecciones automatizadas de la base y puede mantenerse de incognito incluso luego de una restauración exhaustiva.
Agradezco que me permitieran acompañarles, son buenas personas.
Sonríe complementando la despedida y se pierde por un camino discreto, su misión fue completada con éxito e incluso recibió compensación monetaria por enlazar tareas. De momento dejara la instalación en paz pues existen otros mecanismos de detección, quizás más adelante se aventure a infiltrarse para recabar datos sensibles.
Z9-42 lleva estudiando a todos los stelliazos, el humano joven que combate con dos espadas resulta ser sin lugar a dudas el menos experimentado. Se deja llevar por la pasión y termina involucrado en peligrosos escenarios, algo que irónicamente no parece ser la regla en un grupo de mercenarios.
Desafiante, dicho personaje interroga al nuevo prisionero, es difícil saber para un ser artificial si busca conflicto o sus intenciones son otras. Aquella situación llega a punto de quiebre cuando cede una espada al mercenario contrario, poniendo en claro peligro a todos los aliados circundantes.
Las reacciones alrededor se vuelven más erráticas aun, el volátil luchador recibe pocas muestras de apoyo pero sigue con su empresa. Parece querer llegar a un punto aunque sea arriesgando a sus compañeros. La pequeña maquina no puede evitar subir su alerta pero sigue sin intervenir, sus argumentos iniciales no han cambiado.
La espada se pasea a manos del hostil con libertad, si bien cualquier ataque de su parte solo puede terminar de una manera para él, ahora que se encuentra armado tiene la capacidad de causar daño igualmente. La irracionalidad del personaje aliado sigue sin tener fundamento en la mente del sintético, al menos hasta que todo se aclara de manera aún más extraña.
Su nuevo criminal bajo custodia entrega la espada, no desea pelear. Esto es tomado por todos los presentes como un símbolo de redención personal, “Un buen comienzo”. Con intriga la pequeña creación graba dicha escena en su memoria, sin duda un acontecimiento insólito que merece estudios posteriores.
La partida sigue su camino llegando a la base bio poco después, allí son recibidos por el contacto quien se sorprende al terminar con más prisioneros de la cuenta. Les informa que los involucrados serán juzgados según sus crímenes y pasa las recompensas, bolsas llenas de una considerable cantidad de aeros.
El “chico” recibe su parte de forma automática, se encuentra evaluando si los sensores internos de la base detectaron su presencia. Por severos minutos espera con la guardia alta hasta que concluye que su estrategia funciono, ahora es invisible a las protecciones automatizadas de la base y puede mantenerse de incognito incluso luego de una restauración exhaustiva.
Agradezco que me permitieran acompañarles, son buenas personas.
Sonríe complementando la despedida y se pierde por un camino discreto, su misión fue completada con éxito e incluso recibió compensación monetaria por enlazar tareas. De momento dejara la instalación en paz pues existen otros mecanismos de detección, quizás más adelante se aventure a infiltrarse para recabar datos sensibles.
Z9-42
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Re: Escoltar al prisionero [Trabajo]
RECOMPENSAS
Me ha gustado en primer lugar el desarrollo de la trama de Z9-42, poco a poco ha ido tomando forma una historia muy interesante, en cuanto a Alward, me gustó la presentación de tus pnj's así como la explicación del nombre, formaron un equipo muy interesante y atípico, como observaciones mencionaré que si bien, hicieron dos complicaciones, en ambos casos fue la misma, habría sido más interesante si plantearan una diferente además de la emboscada, daría una sensación de mayor peligro y suspenso.
Por su desempeño ambos obtienen 18 puntos de experiencia y 400 aeros.
Las recompensas ya han sido sumadas a sus respectivos perfiles.
Por su desempeño ambos obtienen 18 puntos de experiencia y 400 aeros.
Las recompensas ya han sido sumadas a sus respectivos perfiles.
Ansur
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