Intrigas a la vuelta - Wallace. [Interpretativo] [Libre 1/1] +18
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Intrigas a la vuelta - Wallace. [Interpretativo] [Libre 1/1] +18
Los recuerdos y las emociones golpeaban tras la puerta. Tras la puerta que había cerrado tras el baile... Él lo había hecho. Después de tanto tiempo al final.. Lo había hecho.
Y mi reacción había sido.. Nada. Ni uñas, ni dientes, ni desmayos de damiselas. ¿Qué me había pasado? ¿Por qué lo había hecho y por qué me había quedado quieta? Tal vez.. porque me había gust.... NO.
No era momento de pensar en ello. O sí.... Sí que lo era realmente. ¿Qué pensaría ahora de mi...? Oh, '¡no! ¿Desde cuando me importa a mi lo que piense el mundo de mi?
Demasiadas preguntas, demasiadas... No, una respuesta clara y demasiada niebla alrededor, demasiadas dudas sin disipar, demasiado... Miedo... Todo era demasiado nuevo para mi. Allí donde estaba, todo el cinismo, el orgullo, la rutina de altanería y la lascivia eran simples máscaras para esconderme de la realidad, del miedo a lo desconocido. Había visto los sentimientos en los demás.. La misma Elionore, la de aquel misterio minero.. Estaba consumida por el dolor de amar.
Siempre había enterrado en mi toda esa faceta sensible, al igual que todas esas respuestas que no quería saber ante aquel beso.. Pero esa habitación en mi mente era muy pequeña, y tanto las respuestas, como la curiosidad por sentir cosas más allá de la pasión se abrían paso y clamaban por su libertad.
Sacudí la cabeza y miré al frente. Le había pedido al tabernero una botella de su mejor licor, como siempre que partía de viaje desde una posada; también algo de pan, frutas y algo de cecina. Había guardado todo en la bolsa cruzada del hombro y había depositado unas monedas sobre el mostrador. Esperaba mi cambio.. Era una bonita posada.. De día, debía de ser preciosa, sin duda.
Gracias, hasta la vista - dije, cogiendo el cambio.
Un sentimiento extraño comenzó a apoderarse de mi. Como una sensación de... peligro, cercanía de algo ya conocido, ¿espectación, tal vez...? Cogí la botella por último y la metí en la bolsa mientras cavilaba aún sobre lo sucedido la noche anterior en el baile...
Dejando a un lado los celos al límite por la estúpida muchacha del pelo largo, y dejando a un lado las caricaturas... y el arrogante como ya de costumbre comportamiento de Wallace... El final de la noche había sido raro, intenso. No esperaba eso. Esperaba regañinas, tensión, más riñas por su parte, ira en los ojos, deseo en su.... segunda nariz, y el típico tira y afloja que -me costaba reconocer..- me volvía loca. Odiaba que me gustase ese juego de odio continuo, y más aún odiaba empezar a sentir cosas más allá del odio y del deseo...
Y todo por ese beso.. ese maldito y suave beso, con tanta ternura como hacía.... Qué demonios. Había puesto tanta ternura que se habían derramado lágrimas de mis ojos. Me había sentido caer, las piernas temblando sobre el tacón, pero, gracias a los dioses guardé la compostura y callé, tragué orgullo, encerré sentimientos y me fui... E incluso para mi, aquello estaba feo; mi código dicta jamás dejar una conversación sin final, y aquello, no era un final digno de mi parte.
Levanté la mirada justo mientras salía por la puerta. El sol se ponía ya; la brisa helada de horas tan tempranas ladeaba el pelo de mi cara pero, ¿tan frío estaba el viento? ¿O era yo, hirviendo..? Estaba ahí. Él estaba ahí delante de mi, plantado, mirándome fijamente y yo... Yo estaba quieta, inmóbil, con la boca semiabierta y la expresión congelada.
Cerré los ojos, musité un suspiro y me acerqué dos pasos, seria. No sabía cómo tratar aquella situación ni qué decir, ni siquiera sabia si tenía que decir algo, si él se acordaba de algo.
Buenas noches. -me aparté el pelo rubio, que salía de una trenza larga, una de las pocas que me había hecho en toda mi vida. Dicen que cuando una mujer sufre o planea un cambio, lo experimenta primero en el pelo.- ¿Estás de paso? -Oh, Ébano, eres sumamente estúpida... Eso no es una pregunta en condiciones. Estaba nerviosa, ruborizada, y rezaba por que él no se diese cuenta.- Vuelvo al Nido... Si vienes a reprenderme, descuida. No hace falta. Buscaré a Levia y volveré. -dije, alzando una ceja inconscientemente y suspirando. Evadir el tema de nuevo... ¿Funcionaría? No estaba segura aquella vez.
No después de sentir sus labios de una manera que jamás había sentido ni de él, ni de nadie... No después de creerme presa por primera... e irremediable vez.
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Y mi reacción había sido.. Nada. Ni uñas, ni dientes, ni desmayos de damiselas. ¿Qué me había pasado? ¿Por qué lo había hecho y por qué me había quedado quieta? Tal vez.. porque me había gust.... NO.
No era momento de pensar en ello. O sí.... Sí que lo era realmente. ¿Qué pensaría ahora de mi...? Oh, '¡no! ¿Desde cuando me importa a mi lo que piense el mundo de mi?
Demasiadas preguntas, demasiadas... No, una respuesta clara y demasiada niebla alrededor, demasiadas dudas sin disipar, demasiado... Miedo... Todo era demasiado nuevo para mi. Allí donde estaba, todo el cinismo, el orgullo, la rutina de altanería y la lascivia eran simples máscaras para esconderme de la realidad, del miedo a lo desconocido. Había visto los sentimientos en los demás.. La misma Elionore, la de aquel misterio minero.. Estaba consumida por el dolor de amar.
Siempre había enterrado en mi toda esa faceta sensible, al igual que todas esas respuestas que no quería saber ante aquel beso.. Pero esa habitación en mi mente era muy pequeña, y tanto las respuestas, como la curiosidad por sentir cosas más allá de la pasión se abrían paso y clamaban por su libertad.
Sacudí la cabeza y miré al frente. Le había pedido al tabernero una botella de su mejor licor, como siempre que partía de viaje desde una posada; también algo de pan, frutas y algo de cecina. Había guardado todo en la bolsa cruzada del hombro y había depositado unas monedas sobre el mostrador. Esperaba mi cambio.. Era una bonita posada.. De día, debía de ser preciosa, sin duda.
Gracias, hasta la vista - dije, cogiendo el cambio.
Un sentimiento extraño comenzó a apoderarse de mi. Como una sensación de... peligro, cercanía de algo ya conocido, ¿espectación, tal vez...? Cogí la botella por último y la metí en la bolsa mientras cavilaba aún sobre lo sucedido la noche anterior en el baile...
Dejando a un lado los celos al límite por la estúpida muchacha del pelo largo, y dejando a un lado las caricaturas... y el arrogante como ya de costumbre comportamiento de Wallace... El final de la noche había sido raro, intenso. No esperaba eso. Esperaba regañinas, tensión, más riñas por su parte, ira en los ojos, deseo en su.... segunda nariz, y el típico tira y afloja que -me costaba reconocer..- me volvía loca. Odiaba que me gustase ese juego de odio continuo, y más aún odiaba empezar a sentir cosas más allá del odio y del deseo...
Y todo por ese beso.. ese maldito y suave beso, con tanta ternura como hacía.... Qué demonios. Había puesto tanta ternura que se habían derramado lágrimas de mis ojos. Me había sentido caer, las piernas temblando sobre el tacón, pero, gracias a los dioses guardé la compostura y callé, tragué orgullo, encerré sentimientos y me fui... E incluso para mi, aquello estaba feo; mi código dicta jamás dejar una conversación sin final, y aquello, no era un final digno de mi parte.
Levanté la mirada justo mientras salía por la puerta. El sol se ponía ya; la brisa helada de horas tan tempranas ladeaba el pelo de mi cara pero, ¿tan frío estaba el viento? ¿O era yo, hirviendo..? Estaba ahí. Él estaba ahí delante de mi, plantado, mirándome fijamente y yo... Yo estaba quieta, inmóbil, con la boca semiabierta y la expresión congelada.
Cerré los ojos, musité un suspiro y me acerqué dos pasos, seria. No sabía cómo tratar aquella situación ni qué decir, ni siquiera sabia si tenía que decir algo, si él se acordaba de algo.
Buenas noches. -me aparté el pelo rubio, que salía de una trenza larga, una de las pocas que me había hecho en toda mi vida. Dicen que cuando una mujer sufre o planea un cambio, lo experimenta primero en el pelo.- ¿Estás de paso? -Oh, Ébano, eres sumamente estúpida... Eso no es una pregunta en condiciones. Estaba nerviosa, ruborizada, y rezaba por que él no se diese cuenta.- Vuelvo al Nido... Si vienes a reprenderme, descuida. No hace falta. Buscaré a Levia y volveré. -dije, alzando una ceja inconscientemente y suspirando. Evadir el tema de nuevo... ¿Funcionaría? No estaba segura aquella vez.
No después de sentir sus labios de una manera que jamás había sentido ni de él, ni de nadie... No después de creerme presa por primera... e irremediable vez.
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Última edición por Ébano el Sáb Dic 27 2014, 23:37, editado 1 vez
Ébano
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Re: Intrigas a la vuelta - Wallace. [Interpretativo] [Libre 1/1] +18
Despues de aquel dichoso baile y los actos del brujo hacia ella, Wallace no sabia como actuar. Se habia ido rapidamente del castillo, algo satisfecho pues tenia dos reclutas nuevas pero con inquietud en el cuerpo.
De camino hacia la posada donde se hopedaba, el brujo meditaba sobre sus sentimientos. Entonces la vampira Amaranth le vino a la mente. Recordó sus palabras, las que siempre tenia en mente. Ella le dijo que jamas se olvidaria, que siempre quedaria marcado pero...si eso era asi, ¿por que era Ebano la que ocupaba su mente dia tras dia, cada noche solitaria?. Los recuerdos de la vampira rubia lo abrumaban fervientemente. Esa mujer se habia metido en cada rincón de su cabeza y que estubiera en el Nido no ayudaba, ni a su cabeza ni a su temporada de celivato.
El brujo carraspeó y gruñó. La maldecia por ser tan...necesaria. Quedandose fuera, cerca de la entrada la vió salir. Y verla el provocó calma, seguridad. Verla era un balsamo para el y eso le molestaba en cierto modo. Estaba claro que para ella tambien era un sopresa verlo aunque al brujo le gustó su reaccion.
La escuchó mientras pedia disculpas por irse del NIdo sin avisar pero Wallace le puso la mano suabemente en la boca, callandola. Negó con la cabeza, con una expresión de entendimiento y calma. No queria cabrearse.
- No vuelvas a disculparte mujer...yo fui muy duro con vosotras y no quise ver que no os puedo domar...-susurró mientras le daba las riendas de un precioso corcel que habia comprado para ella.-...me vuelvo a disculpar pues ser un lider no parece ser lo mio...-eso ultimo lo dijo con una voz ciertamente trsite, pero mantubo la compostura pues mostrarse debil ante ella lo abrumaba aun mas. Se acercó a su yegua y montó.-...vamos muchacha, queda un laargo trecho aun y tenemos mucho vino en las bolsas...-le dijo entonces, sonriendole, como nunca.
Mientras cabalgaban, el brujo estaba sumido en sus pensamientos, con su rostro masculino y viril calmado, mirando fijamente al horizonte. No estaba acostumbrado a estar asi, sin saber que decir ni que pensar, como actuar. La unica vez que supo, fue hace años pero eso le costó la vida de la persona que amó. Seria verdad que aquello que el brujo tradujo como odio fuera algo mas? Wallace no lo sabia, pero tampoco queria comerse la cabeza. No ahora.
El camino al norte era peligroso, largo y agotador. El brujo preparaba una modesta hoguera. Era de noche, las estrellas brillaban y el bosque residia tranquilo, calmado, alrededor de los dos instrusos. El pelirrojo encendio la hoguera con su magia y se quito la capa, para estenderla en el suelo. Al ser el tan grande, la capa era una perfecta sabana que podia cubrilos a los perfectamente. Wallace estaba un poco nervioso, eso lo admitió rapido. A pesar de que debian hablar de muchas cosas, el hombre tenia la cabeza llena de pensamientos un tanto subidos de tono. Era de noche, tenian vino, y era un hombre y una mujer que se atraian y eso no podian negarlo. Wallace miró fijamente a la vampira, esperandola y empezó a cocinar algo en la pequeña olla de viaje.
-...Parece que nevará..podremos viajar de dia, las nubes te cubriran..igualmente, si lo necesitas, yo puedo taparte del sol...-le dijo, con un tono preocupado. Dioses...la vida de esa mujer le era preciada, muchisimo. Wallace, que has hecho?
De camino hacia la posada donde se hopedaba, el brujo meditaba sobre sus sentimientos. Entonces la vampira Amaranth le vino a la mente. Recordó sus palabras, las que siempre tenia en mente. Ella le dijo que jamas se olvidaria, que siempre quedaria marcado pero...si eso era asi, ¿por que era Ebano la que ocupaba su mente dia tras dia, cada noche solitaria?. Los recuerdos de la vampira rubia lo abrumaban fervientemente. Esa mujer se habia metido en cada rincón de su cabeza y que estubiera en el Nido no ayudaba, ni a su cabeza ni a su temporada de celivato.
El brujo carraspeó y gruñó. La maldecia por ser tan...necesaria. Quedandose fuera, cerca de la entrada la vió salir. Y verla el provocó calma, seguridad. Verla era un balsamo para el y eso le molestaba en cierto modo. Estaba claro que para ella tambien era un sopresa verlo aunque al brujo le gustó su reaccion.
La escuchó mientras pedia disculpas por irse del NIdo sin avisar pero Wallace le puso la mano suabemente en la boca, callandola. Negó con la cabeza, con una expresión de entendimiento y calma. No queria cabrearse.
- No vuelvas a disculparte mujer...yo fui muy duro con vosotras y no quise ver que no os puedo domar...-susurró mientras le daba las riendas de un precioso corcel que habia comprado para ella.-...me vuelvo a disculpar pues ser un lider no parece ser lo mio...-eso ultimo lo dijo con una voz ciertamente trsite, pero mantubo la compostura pues mostrarse debil ante ella lo abrumaba aun mas. Se acercó a su yegua y montó.-...vamos muchacha, queda un laargo trecho aun y tenemos mucho vino en las bolsas...-le dijo entonces, sonriendole, como nunca.
Mientras cabalgaban, el brujo estaba sumido en sus pensamientos, con su rostro masculino y viril calmado, mirando fijamente al horizonte. No estaba acostumbrado a estar asi, sin saber que decir ni que pensar, como actuar. La unica vez que supo, fue hace años pero eso le costó la vida de la persona que amó. Seria verdad que aquello que el brujo tradujo como odio fuera algo mas? Wallace no lo sabia, pero tampoco queria comerse la cabeza. No ahora.
El camino al norte era peligroso, largo y agotador. El brujo preparaba una modesta hoguera. Era de noche, las estrellas brillaban y el bosque residia tranquilo, calmado, alrededor de los dos instrusos. El pelirrojo encendio la hoguera con su magia y se quito la capa, para estenderla en el suelo. Al ser el tan grande, la capa era una perfecta sabana que podia cubrilos a los perfectamente. Wallace estaba un poco nervioso, eso lo admitió rapido. A pesar de que debian hablar de muchas cosas, el hombre tenia la cabeza llena de pensamientos un tanto subidos de tono. Era de noche, tenian vino, y era un hombre y una mujer que se atraian y eso no podian negarlo. Wallace miró fijamente a la vampira, esperandola y empezó a cocinar algo en la pequeña olla de viaje.
-...Parece que nevará..podremos viajar de dia, las nubes te cubriran..igualmente, si lo necesitas, yo puedo taparte del sol...-le dijo, con un tono preocupado. Dioses...la vida de esa mujer le era preciada, muchisimo. Wallace, que has hecho?
Wallace Mcgregor
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Re: Intrigas a la vuelta - Wallace. [Interpretativo] [Libre 1/1] +18
No vuelvas a disculparte mujer...yo fui muy duro con vosotras y no quise ver que no os puedo domar...
Aquello me cogió desprevenida. Su dedo rozó mis labios, callé de la impresión. Pero aquello no era normal en mi. Cuando la gente, hombre o mujer, me tocaba, generalmente era una escena que yo había medido cuidadosamente, o era el principio de una noche intensa de sexo. Nadie, nadie hacía ya.. varios años me había tocado de esa manera.
Suavemente, deliberadamente; con.. am.... amo.. No.
No, Ireth. Eso no va a ocurrir de nuevo, ni nunca. El amor duele, has visto a la gente sufrir.
Me había quedado muy quieta, helada como estaba, con los labios tenuemente cálidos debido a la llema de su dedo haciéndome callar. El torbellino de emociones y sensaciones reinaba en mi, el ya conocido sinfín de estremecimientos y el calentón que me producía su simple presencia.
Pero por una vez, quedaba en segundo plano. Primaba esa calidez..Y el tono en sus palabras. Su voz me hizo volver en mi, alzando la mirada contra él. Estaba segura de parecer casi un fantasma, con el pelo casi blanquecino trenzado a un lado, los labios enrojecidos por el frío y los ojos fijamente, abiertos, en él. - ...me vuelvo a disculpar pues ser un lider no parece ser lo mio...
Ohh, ¿pero qué estaba diciendo? Él era ideal para el cargo, y aquello parecía afectarle. De entre varias cosas que no soportaba de los demás, entre ellas estaba la baja autoestima. Hemos de ser conscientes de nuestros defectos, sí, pero nuestras virtudes equilibran la balanza, una balanza que hemos de conocer para vivir y defendernos. Recuperé mi ser, como si todo volviese a ponerse en marcha y le alcancé apresuradamente.
No pensaba abandonar mis comentarios.. mordaces, mi ser; pero aquello era tenso y era palpable en el ambiente. Por parte de ambos.
Oh, venga, no me hagas reir. Claro que vales para ser un lider. Lo único que ocurre, es que no estás habituado a que nadie se te resista -le guiñé un ojo y lamí mi labio inferior, helado.. - Además... No negaré que me encanta jugar, molestarte. Intuí que saldrías tras de mi y de Levia, aunque no sé qué ha podido ocurrirle. De modo que... Sí que te debo una disculpa, digas lo que digas. Y no me hagas repetirlo.. - pasé por su lado, recorrí su mejilla con dos dedos, el borde de esa cicatriz que tanto me gustaba,.. Y monté en el caballo, oscuro y precioso.- .. ya me conoces, soy demasiado orgullosa, brujito.
...vamos muchacha, queda un laargo trecho aun y tenemos mucho vino en las bolsas...
Oh, sin duda. Nunca viajo sin alcohol.
Y silencio descendió sobre ambos. Estaba abrumada, confusa. Y en el fondo, muy en el fondo, asustada. No quería que su comportamiento arrogante, orgulloso, o que palabras mordaces me costasen la relación con el brujo. Y sin embargo, algo en él hacía que me sintiese confiada, tranquila.
¿Y podrás aguantarlo todo...? -fue lo primero que dije, por decir algo. Era una estupidez. Estaba pareciendo imbécil... Me daba igual, ciertamente. Solo no quería que hubiese silencio. Saqué la botella y di un trago largo, sumida en mis pensamientos, tratando de ordenarlos, inutilmente. A cada paso que daba, lamentaba cada vez más no hablar. Me aterraba que pudiese distanciarse por eso, y más aún me aterraba esa emoción, esa sensación.
Le odiaba por hacerme sentir cosas, cosas que probablemente me traerían problemas pero más allá de odiarle... ,algo empezaba a nacer..
Aún me daba miedo reconocerlo.
Para cuando me vine a dar cuenta, habíamos parado. Llevé ambos corceles a un árbol grande, y los dejé bien atados, con cuerda suficiente para que pastasen.
Cuando me di la vuelta, había encendido una hoguera, pequeña, sencilla. Estaba extendiendo su capa, era muy amplia.. cabríamos los dos de sobra. Y podría envolverme en la mía cuando llegase el alba... Verlo haciendo algo tan cotidiano me resultó alentador, habituada como estaba a verlo gruñir y blandir armas.
..Parece que nevará..podremos viajar de dia, las nubes te cubriran..igualmente, si lo necesitas, yo puedo taparte del sol... -dijo mientras yo me acercaba a él. Me senté, cerca, junto al fuego y saqué una botella tras unos segundos mirando la danza de las llamas.- No te preocupes, ¿mh? Sé cuidarme sola. Al fin y al cabo, es lo que he hecho todos estos años. -dije, mirándolo renovada y sonrientemente.- Agradezco.. Tu preocupación. Siento mucho si me encuentras rara... Esto no es normal para mi, acostumbro a viajar sola. -dije dando un trago. Saqué de la bolsa algunas frutas y le ofrecí. La botella me resultaba más alentadora por el momento- Y tampoco te acostumbres a que te pida disculpas -alcé una ceja y sonreí de modo travieso, sin poder evitar imaginar sus manos sobre mi rostro, mis hombros, mi cintura, mis... No, ¡no! Aparta esos pensamientos, necia.
Mmmh... He visto que antes hablabas con.. Elen. Y con... Alguien más. Te he visto entregarles la insignia. ¿Algo que deba saber...? -los celos me corroían, y si iba a estar haciendo preguntas estúpidas.. Prefería hacer otras; como esa. Me di cuenta rápidamente, y mis mejillas enrojecieron contra el frío. Me levanté para tratar de ocultarlo - No creas que me importa. Pero si es algo del clan.. Supongo que si voy a ser tu.. Garra, debería saber de esas cosas.
Y dicho eso, procedí a deshacer los lazos del corpiño, para que dejasen de clavárseme en las costillas. Proseguí con las botas, mirándolo de soslayo, esperando una respuesta, más por temas.... sentimentales, aunque me costase reconocerlo. Por otra parte... Las miradas iban a su pelo, que.. No podia dejar de mirarlo. Su cresta... Que... yo debería de deshacer la mía.
Aquello me cogió desprevenida. Su dedo rozó mis labios, callé de la impresión. Pero aquello no era normal en mi. Cuando la gente, hombre o mujer, me tocaba, generalmente era una escena que yo había medido cuidadosamente, o era el principio de una noche intensa de sexo. Nadie, nadie hacía ya.. varios años me había tocado de esa manera.
Suavemente, deliberadamente; con.. am.... amo.. No.
No, Ireth. Eso no va a ocurrir de nuevo, ni nunca. El amor duele, has visto a la gente sufrir.
Me había quedado muy quieta, helada como estaba, con los labios tenuemente cálidos debido a la llema de su dedo haciéndome callar. El torbellino de emociones y sensaciones reinaba en mi, el ya conocido sinfín de estremecimientos y el calentón que me producía su simple presencia.
Pero por una vez, quedaba en segundo plano. Primaba esa calidez..Y el tono en sus palabras. Su voz me hizo volver en mi, alzando la mirada contra él. Estaba segura de parecer casi un fantasma, con el pelo casi blanquecino trenzado a un lado, los labios enrojecidos por el frío y los ojos fijamente, abiertos, en él. - ...me vuelvo a disculpar pues ser un lider no parece ser lo mio...
Ohh, ¿pero qué estaba diciendo? Él era ideal para el cargo, y aquello parecía afectarle. De entre varias cosas que no soportaba de los demás, entre ellas estaba la baja autoestima. Hemos de ser conscientes de nuestros defectos, sí, pero nuestras virtudes equilibran la balanza, una balanza que hemos de conocer para vivir y defendernos. Recuperé mi ser, como si todo volviese a ponerse en marcha y le alcancé apresuradamente.
No pensaba abandonar mis comentarios.. mordaces, mi ser; pero aquello era tenso y era palpable en el ambiente. Por parte de ambos.
Oh, venga, no me hagas reir. Claro que vales para ser un lider. Lo único que ocurre, es que no estás habituado a que nadie se te resista -le guiñé un ojo y lamí mi labio inferior, helado.. - Además... No negaré que me encanta jugar, molestarte. Intuí que saldrías tras de mi y de Levia, aunque no sé qué ha podido ocurrirle. De modo que... Sí que te debo una disculpa, digas lo que digas. Y no me hagas repetirlo.. - pasé por su lado, recorrí su mejilla con dos dedos, el borde de esa cicatriz que tanto me gustaba,.. Y monté en el caballo, oscuro y precioso.- .. ya me conoces, soy demasiado orgullosa, brujito.
...vamos muchacha, queda un laargo trecho aun y tenemos mucho vino en las bolsas...
Oh, sin duda. Nunca viajo sin alcohol.
Y silencio descendió sobre ambos. Estaba abrumada, confusa. Y en el fondo, muy en el fondo, asustada. No quería que su comportamiento arrogante, orgulloso, o que palabras mordaces me costasen la relación con el brujo. Y sin embargo, algo en él hacía que me sintiese confiada, tranquila.
¿Y podrás aguantarlo todo...? -fue lo primero que dije, por decir algo. Era una estupidez. Estaba pareciendo imbécil... Me daba igual, ciertamente. Solo no quería que hubiese silencio. Saqué la botella y di un trago largo, sumida en mis pensamientos, tratando de ordenarlos, inutilmente. A cada paso que daba, lamentaba cada vez más no hablar. Me aterraba que pudiese distanciarse por eso, y más aún me aterraba esa emoción, esa sensación.
Le odiaba por hacerme sentir cosas, cosas que probablemente me traerían problemas pero más allá de odiarle... ,algo empezaba a nacer..
Aún me daba miedo reconocerlo.
Para cuando me vine a dar cuenta, habíamos parado. Llevé ambos corceles a un árbol grande, y los dejé bien atados, con cuerda suficiente para que pastasen.
Cuando me di la vuelta, había encendido una hoguera, pequeña, sencilla. Estaba extendiendo su capa, era muy amplia.. cabríamos los dos de sobra. Y podría envolverme en la mía cuando llegase el alba... Verlo haciendo algo tan cotidiano me resultó alentador, habituada como estaba a verlo gruñir y blandir armas.
..Parece que nevará..podremos viajar de dia, las nubes te cubriran..igualmente, si lo necesitas, yo puedo taparte del sol... -dijo mientras yo me acercaba a él. Me senté, cerca, junto al fuego y saqué una botella tras unos segundos mirando la danza de las llamas.- No te preocupes, ¿mh? Sé cuidarme sola. Al fin y al cabo, es lo que he hecho todos estos años. -dije, mirándolo renovada y sonrientemente.- Agradezco.. Tu preocupación. Siento mucho si me encuentras rara... Esto no es normal para mi, acostumbro a viajar sola. -dije dando un trago. Saqué de la bolsa algunas frutas y le ofrecí. La botella me resultaba más alentadora por el momento- Y tampoco te acostumbres a que te pida disculpas -alcé una ceja y sonreí de modo travieso, sin poder evitar imaginar sus manos sobre mi rostro, mis hombros, mi cintura, mis... No, ¡no! Aparta esos pensamientos, necia.
Mmmh... He visto que antes hablabas con.. Elen. Y con... Alguien más. Te he visto entregarles la insignia. ¿Algo que deba saber...? -los celos me corroían, y si iba a estar haciendo preguntas estúpidas.. Prefería hacer otras; como esa. Me di cuenta rápidamente, y mis mejillas enrojecieron contra el frío. Me levanté para tratar de ocultarlo - No creas que me importa. Pero si es algo del clan.. Supongo que si voy a ser tu.. Garra, debería saber de esas cosas.
Y dicho eso, procedí a deshacer los lazos del corpiño, para que dejasen de clavárseme en las costillas. Proseguí con las botas, mirándolo de soslayo, esperando una respuesta, más por temas.... sentimentales, aunque me costase reconocerlo. Por otra parte... Las miradas iban a su pelo, que.. No podia dejar de mirarlo. Su cresta... Que... yo debería de deshacer la mía.
Ébano
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Re: Intrigas a la vuelta - Wallace. [Interpretativo] [Libre 1/1] +18
A pesar de que el queria contestarle al momento, el hecho de que se estubiera quitando la ropa para, obviamente acomodarse, no lo ayudaba. Se fijo en cada movimiento mientras sus pechos eran liberados de aquella tortura de tela, seda y encaje.
El brujo suspiró e hizo lo mismo mientras la cena empezaba a desprender un delicioso aroma. Dejó las botas a un lado y la camisa en otro. Tenia calor apesar del frio de la noche. Pero el sabia de que era.
- Elen y Karalynn, la otra muchacha, son nuestras nuevas reclutas...-le dijo mientras besaba el medallón de los cuervos. Siempre lo hacia. Era una mania que habia cogido. Le daba confianza y no se sentia solo. Miró a la vampira a los ojos, con una mirada que buscaba la aprovación de su decisión. Recordó entonces cuando le propuso de ser su Garra.
Ebano no habia pasado mucho tiempo siendo Cuervo, pero por algun motivo, que Wallace se negaba a admitir, ella era la persona perfecta para ser su consejera. Lo que ella no sabia es que en la historia de los Cuervos, la Garra era casi siempre, la amante, la hermana o la mujer del Gran Cuervo. Pero eso era un detalle que Wallace no le iba a decir.
-Ambas me parecen perfectas para ello y no tienen lazos fuertes con el mundo en si, buscan luchar por un buen motivo y yo se lo he dado...solo espero estar a la altura...-susurró mientras desenvainaba la espada y la limpiaba con cariño.-...estamos creciendo Ebano, mas gente sabe de nostros, solo espero impaciente como un niño que nos vengan miles de cartas pidiendonos ayuda y nuevos reclutas...el Nido esta vacio...y hay muchos catres libres...-dijo con una sonrisa, sincera y animada.
Dejo la espada a un lado y sirvió la cena, dandole un cuenco. Le habia quedado perfecto, un guiso de champiñones Illinenses, sencillo pero sabroso. Decidió entonces estrechar lazos con la rubia. Por que no, se habian dado cuenta que trbajaban bien juntos, tenian sus pullas pero vamos, eran...amigos. Wallace sabia que ella podia ser eso, su amiga.
Se acercó a ella y se sentó a su lado, sabiendo que quizas aquello confundiria a la vampira, pero queria hacerlo.
A su lado, sentado, comiendo tranquilamente, miraba el fuego mientras la noche los acompañaba, calmada, silenciosa. Wallace, desplegó el mapa del Bastión y lo miró.
- Las reformas acabaran pronto...tendremos una bonita zona de entreno de interior...y los establos seran mas grandes...el puente es lo que me da problemas...por alguna razon el Bastión en si no quiere arreglarlo....hay algo que falla..pero la Madre no me dice nada al respecto...-dijo mientras la miraba de reojo. Rasgo el cuervo salio de la nada para posarse delante de la pareja, encima de la hoguera. Wallace miró como el pajaro, aleteaba mirandolos a los dos y dejo de comer, atento a lo que hacia.
-Creck! Creck! Mensage! Creck! -dejo caer un papelito al suelo, encima del mapa. Wallace sonrio al pajaro, le acarició la cabeza y cogio el papel.
-De la Madre...mmh...-lo desplegó y leyó lentamente. Su cara se torno roja. Nervioso por lo que acababa de leer, miro a Ebano y guardo el papel al momento.-...ehm...no es nada...es...privado...si...-tosio y se alejó un poco, detras de un arbol. Muy sospechosamente.
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Je...Je...que le habra dicho la Madre?...je...je
El brujo suspiró e hizo lo mismo mientras la cena empezaba a desprender un delicioso aroma. Dejó las botas a un lado y la camisa en otro. Tenia calor apesar del frio de la noche. Pero el sabia de que era.
- Elen y Karalynn, la otra muchacha, son nuestras nuevas reclutas...-le dijo mientras besaba el medallón de los cuervos. Siempre lo hacia. Era una mania que habia cogido. Le daba confianza y no se sentia solo. Miró a la vampira a los ojos, con una mirada que buscaba la aprovación de su decisión. Recordó entonces cuando le propuso de ser su Garra.
Ebano no habia pasado mucho tiempo siendo Cuervo, pero por algun motivo, que Wallace se negaba a admitir, ella era la persona perfecta para ser su consejera. Lo que ella no sabia es que en la historia de los Cuervos, la Garra era casi siempre, la amante, la hermana o la mujer del Gran Cuervo. Pero eso era un detalle que Wallace no le iba a decir.
-Ambas me parecen perfectas para ello y no tienen lazos fuertes con el mundo en si, buscan luchar por un buen motivo y yo se lo he dado...solo espero estar a la altura...-susurró mientras desenvainaba la espada y la limpiaba con cariño.-...estamos creciendo Ebano, mas gente sabe de nostros, solo espero impaciente como un niño que nos vengan miles de cartas pidiendonos ayuda y nuevos reclutas...el Nido esta vacio...y hay muchos catres libres...-dijo con una sonrisa, sincera y animada.
Dejo la espada a un lado y sirvió la cena, dandole un cuenco. Le habia quedado perfecto, un guiso de champiñones Illinenses, sencillo pero sabroso. Decidió entonces estrechar lazos con la rubia. Por que no, se habian dado cuenta que trbajaban bien juntos, tenian sus pullas pero vamos, eran...amigos. Wallace sabia que ella podia ser eso, su amiga.
Se acercó a ella y se sentó a su lado, sabiendo que quizas aquello confundiria a la vampira, pero queria hacerlo.
A su lado, sentado, comiendo tranquilamente, miraba el fuego mientras la noche los acompañaba, calmada, silenciosa. Wallace, desplegó el mapa del Bastión y lo miró.
- Las reformas acabaran pronto...tendremos una bonita zona de entreno de interior...y los establos seran mas grandes...el puente es lo que me da problemas...por alguna razon el Bastión en si no quiere arreglarlo....hay algo que falla..pero la Madre no me dice nada al respecto...-dijo mientras la miraba de reojo. Rasgo el cuervo salio de la nada para posarse delante de la pareja, encima de la hoguera. Wallace miró como el pajaro, aleteaba mirandolos a los dos y dejo de comer, atento a lo que hacia.
-Creck! Creck! Mensage! Creck! -dejo caer un papelito al suelo, encima del mapa. Wallace sonrio al pajaro, le acarició la cabeza y cogio el papel.
-De la Madre...mmh...-lo desplegó y leyó lentamente. Su cara se torno roja. Nervioso por lo que acababa de leer, miro a Ebano y guardo el papel al momento.-...ehm...no es nada...es...privado...si...-tosio y se alejó un poco, detras de un arbol. Muy sospechosamente.
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Je...Je...que le habra dicho la Madre?...je...je
Wallace Mcgregor
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Re: Intrigas a la vuelta - Wallace. [Interpretativo] [Libre 1/1] +18
Se desvestía.
Madre mía, se estaba desvistiendo ahí mismo. Las botas, y.. la camisa..
El torso brillama suavemente con las llamas, que trazaban sombras en los pliegues de cada músculo. Y por mucho que quisiese apartar la mirada.. No podía. Sin embargo, a pesar de la sensación de calor.. y la calentura que comenzaba a llenarme, mi sensación, la necesidad más imperante de ese momento era.. dejarme caer allí.. dejarme arropar y..
Sacudí la cabeza.
No estaba acostumbrada a ello y además, su voz me pilló desprevenida. Se había sentado junto a mi, muy cerca. Me puse muy tensa, cuadré los hombros; tener cerca a alguien, que escapaba a mi control me ponía nerviosa, me desequilibraba... Recordé aquella noche con Amaranth en aquella casa, y el látigo del brujo en mi cuello....
Lo froté casi sin darme cuenta mientras trataba de centrar mi atención sus palabras. Moví bruscamente la cabeza hacia él, escuchándolo; mientras, cogí el cuenco de comida que me tendía. Había escuchado lo que había dicho antes, o más bien, mi cabeza lo había escuchado. Así que eran dos nuevas reclutas,...
Una parte de mi estaba celosa. No quería asumirlo pero.. tampoco podía negarmelo. Esto empezaba a ser un problema que tendría que solucionar pronto.. quisiese, o no.
Las reformas acabaran pronto...tendremos una bonita zona de entreno de interior...y los establos seran mas grandes...el puente es lo que me da problemas...por alguna razon el Bastión en si no quiere arreglarlo....hay algo que falla..pero la Madre no me dice nada al respecto..
Bueno, probablemente lo comunicará pronto. Tal vez sea una prueba personal, ¿no crees..? -removí el cuenco con parsimonia y agaché la mirada. Me sentía más rojas las mejillas, hacía calor, pero, me conocía y sabía por qué era. No tenía hambre, no de comida, al menos, pero olía demasiado bien.... Y no quería ser descortés con él.- Descuida. Si crees que serán buenas integrantes del clan.. Adelante; soy tu Garra, si, pero, tu tienes el criterio. Descuida... No soy mujer de callarme cosas - Le guiñé un ojo para tratar de relajarme a mi misma, más que a él.
No me gustaba sentirme tan desubicada, de modo que dí un par de bocados y dejé a un lado el cuenco. Empezaba a sentir demasiado calor...
Un cuervo se posó allí, delante, de pronto. - Oh.. Mira. - Ladeé la cabeza, miré extrañada cómo él extraía el mensaje. - Eh, ¿qué pone? - Traté de mirar, pero, no me dejaba. Compuse un mohín mientras él leía abrumado, y lo empujé un tanto, a un lado. Y para mi sorpresa, se levantó.
..ehm...no es nada...es...privado...si...
Y se levantó, y se fue. ¿Cómo me dejaba así, sin más? ¿Sin decir nada?
Eh, ¡oye! ¡No te vayas así, no se te ocurra volver a hacer lo mismo que siempre! - me levanté tras él, miré las botas, pero, desheché la idea, estaba ahí, a unos pasos, no iba a necesitarlas. La luna se colaba por entre los arboles mientras le seguía, a través de su olor, que me evocaba entre tantas cosas.. deseo... AHG- Estúpido y necio.. Siempre igual, mucho pedir consejo, pero siempre me deja con la palabra el boca.. - murmuraba. Rodeé un gran árbol y lo vi, de espaldas.- Oye, ¿estás bien? Si ese cuervo dice que debemos viajar, tal vez sea mejor, te recuerdo que yo no puedo a la luz del día.. -me crucé de brazos, enfurruñada. Odiaba tener que ir detrás de él y más aún, sentir la necesidad de hacerlo, mil veces antes que quedarme sola.
No me decía nada. Me estaba enfadando por momentos. Y una sensación que no terminaba de descifrar me rondaba la mente, el cuerpo en general, como si fuese a ocurrir algo.
Ohh, venga ya, dame eso. Si no vas a dignarte a mirarme, al menos quiero enterarme. - me adelanté enfurruñada y le quité la nota, alcé el pergamino y ...
Ohg.. ¿Y para esto te tienes que ir tras un maldito árbol? Tenemos cosas más importantes que hac... - Oh.... Un momento. Ahora lo.. veía claro. Los votos, promesas... ¿Estaba refiriéndose la madre a aquello que creía....? El frío me golpeó de pronto, alcé la mirada. La trenza medio deshecha me tapaba medio rostro, que hervía. Las mejillas se me tornaron rojas, en contraste del calor interno y el frío exterior. La nota resbaló suavemente de mis dedos mientras miraba al brujo con los ojos muy abiertos, espectante.
Estaba inmóvil, no me atrevía a moverme, y eso, me daba rabia, mucha. Me cabreaba por momentos, mientras un torbellino de emociones se abría paso en mi pecho; el vaho escapaba de mi voca, el jirones contra la noche; crecían los colmillos. Y analizaba al brujo... Sin saber exáctamente qué esperar; como la mirada seria, los instantes de silencio y tensión de dos felinos antes de atacar. La pantera, y el león.
Y los ojos...
Los ojos, eran también rojos.
Madre mía, se estaba desvistiendo ahí mismo. Las botas, y.. la camisa..
El torso brillama suavemente con las llamas, que trazaban sombras en los pliegues de cada músculo. Y por mucho que quisiese apartar la mirada.. No podía. Sin embargo, a pesar de la sensación de calor.. y la calentura que comenzaba a llenarme, mi sensación, la necesidad más imperante de ese momento era.. dejarme caer allí.. dejarme arropar y..
Sacudí la cabeza.
No estaba acostumbrada a ello y además, su voz me pilló desprevenida. Se había sentado junto a mi, muy cerca. Me puse muy tensa, cuadré los hombros; tener cerca a alguien, que escapaba a mi control me ponía nerviosa, me desequilibraba... Recordé aquella noche con Amaranth en aquella casa, y el látigo del brujo en mi cuello....
Lo froté casi sin darme cuenta mientras trataba de centrar mi atención sus palabras. Moví bruscamente la cabeza hacia él, escuchándolo; mientras, cogí el cuenco de comida que me tendía. Había escuchado lo que había dicho antes, o más bien, mi cabeza lo había escuchado. Así que eran dos nuevas reclutas,...
Una parte de mi estaba celosa. No quería asumirlo pero.. tampoco podía negarmelo. Esto empezaba a ser un problema que tendría que solucionar pronto.. quisiese, o no.
Las reformas acabaran pronto...tendremos una bonita zona de entreno de interior...y los establos seran mas grandes...el puente es lo que me da problemas...por alguna razon el Bastión en si no quiere arreglarlo....hay algo que falla..pero la Madre no me dice nada al respecto..
Bueno, probablemente lo comunicará pronto. Tal vez sea una prueba personal, ¿no crees..? -removí el cuenco con parsimonia y agaché la mirada. Me sentía más rojas las mejillas, hacía calor, pero, me conocía y sabía por qué era. No tenía hambre, no de comida, al menos, pero olía demasiado bien.... Y no quería ser descortés con él.- Descuida. Si crees que serán buenas integrantes del clan.. Adelante; soy tu Garra, si, pero, tu tienes el criterio. Descuida... No soy mujer de callarme cosas - Le guiñé un ojo para tratar de relajarme a mi misma, más que a él.
No me gustaba sentirme tan desubicada, de modo que dí un par de bocados y dejé a un lado el cuenco. Empezaba a sentir demasiado calor...
Un cuervo se posó allí, delante, de pronto. - Oh.. Mira. - Ladeé la cabeza, miré extrañada cómo él extraía el mensaje. - Eh, ¿qué pone? - Traté de mirar, pero, no me dejaba. Compuse un mohín mientras él leía abrumado, y lo empujé un tanto, a un lado. Y para mi sorpresa, se levantó.
..ehm...no es nada...es...privado...si...
Y se levantó, y se fue. ¿Cómo me dejaba así, sin más? ¿Sin decir nada?
Eh, ¡oye! ¡No te vayas así, no se te ocurra volver a hacer lo mismo que siempre! - me levanté tras él, miré las botas, pero, desheché la idea, estaba ahí, a unos pasos, no iba a necesitarlas. La luna se colaba por entre los arboles mientras le seguía, a través de su olor, que me evocaba entre tantas cosas.. deseo... AHG- Estúpido y necio.. Siempre igual, mucho pedir consejo, pero siempre me deja con la palabra el boca.. - murmuraba. Rodeé un gran árbol y lo vi, de espaldas.- Oye, ¿estás bien? Si ese cuervo dice que debemos viajar, tal vez sea mejor, te recuerdo que yo no puedo a la luz del día.. -me crucé de brazos, enfurruñada. Odiaba tener que ir detrás de él y más aún, sentir la necesidad de hacerlo, mil veces antes que quedarme sola.
No me decía nada. Me estaba enfadando por momentos. Y una sensación que no terminaba de descifrar me rondaba la mente, el cuerpo en general, como si fuese a ocurrir algo.
Ohh, venga ya, dame eso. Si no vas a dignarte a mirarme, al menos quiero enterarme. - me adelanté enfurruñada y le quité la nota, alcé el pergamino y ...
" Al lider del clan, al Gran Cuervo.
Es mi decisión informarle de que será exhimido de las promesas y votos que profesó en su momento cuando asumió el nomble cargo de Lider Cuervo. No tiene por qué conocer los motivos, mas espero su vuelta en no más de cinco días con sus cinco noches, tras este período, le esperaré para una reunión de vital importancia.
Es mi decisión informarle de que será exhimido de las promesas y votos que profesó en su momento cuando asumió el nomble cargo de Lider Cuervo. No tiene por qué conocer los motivos, mas espero su vuelta en no más de cinco días con sus cinco noches, tras este período, le esperaré para una reunión de vital importancia.
La madre."
Ohg.. ¿Y para esto te tienes que ir tras un maldito árbol? Tenemos cosas más importantes que hac... - Oh.... Un momento. Ahora lo.. veía claro. Los votos, promesas... ¿Estaba refiriéndose la madre a aquello que creía....? El frío me golpeó de pronto, alcé la mirada. La trenza medio deshecha me tapaba medio rostro, que hervía. Las mejillas se me tornaron rojas, en contraste del calor interno y el frío exterior. La nota resbaló suavemente de mis dedos mientras miraba al brujo con los ojos muy abiertos, espectante.
Estaba inmóvil, no me atrevía a moverme, y eso, me daba rabia, mucha. Me cabreaba por momentos, mientras un torbellino de emociones se abría paso en mi pecho; el vaho escapaba de mi voca, el jirones contra la noche; crecían los colmillos. Y analizaba al brujo... Sin saber exáctamente qué esperar; como la mirada seria, los instantes de silencio y tensión de dos felinos antes de atacar. La pantera, y el león.
Y los ojos...
Los ojos, eran también rojos.
Ébano
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Re: Intrigas a la vuelta - Wallace. [Interpretativo] [Libre 1/1] +18
Se miraban fijamente.
Los ojos de ambos brillaban, clavandose uno en el otro. Miradas de bestias apunto de saltar.
No existia nada mas que ella. El hombre la miró lentamente, de arriba abajo. Era libre. Libertad. Que dulce y peligrosa libertad le habia dado la Madre Cuervo.
Una sonrisa, lobuna, peligrosa, con dientes blancos.
Un movimiento. Un crujir de ramas. El hombre se acerca a ella.
Ella no se mueve. Lo mira, sus ojos rojos. Los colmillos. Esos colmillos que lo volvian loco.
-Mia.
Una simple palabra. El hombre ataca. La coge de la cintura y la besa furtivamente. Choca con ella mientras el fuego lo consume. Oh dios quizas no era aquel el momento pero despues de verla en el baile, despues de TODO, acostarse con ella era lo unico que queria.
La apollo contra un arbol sin dejar de besarla, de jugar con su lengua y de buscar esos colmillos. Sus manos fuertes y viriles encontraron sus pechos y su trasero, restregandola contra el, todo lo posible. Queria fundirse en su cuerpo, sentirla en cada centimetro de su piel. El brujo devoró entonces su cuello mientras la alzaba del suelo, cogiendola de este trasero que tanto adoraba mirar, imaginar desnudo, poseerlo....El brujo rasgo la camisola con los dientes para poder liberar ese escote que tanto deseaba desde la cueva de los trasgos. Maldijo a los Dioses pues la tenia tan dura que le dolia.
Cada palabra de aquel maldito mesange lo habia encendido. Cuando ella lo habia seguido, el ya estaba listo. Por los dioses, habia pasado mucho tiempo, pero no era eso. Era Ella. Ebano le provocaba eso, ella en toda su totalidad.
El hombre gruño sabiendo que eso le gustaria a la vampiresa. Se frego contra ella, jadeando, suplicando que rompiera esa tortura interna suya. Wallace la miro a los ojos y sin dudar, su mano se aventuro en sus pantalones, acariciando su feminidad, gruñendo al notarla suabe y mojada.
-Ebano....soy tuyo...
Unas palabras que jamas olvidaria.
Los ojos de ambos brillaban, clavandose uno en el otro. Miradas de bestias apunto de saltar.
No existia nada mas que ella. El hombre la miró lentamente, de arriba abajo. Era libre. Libertad. Que dulce y peligrosa libertad le habia dado la Madre Cuervo.
Una sonrisa, lobuna, peligrosa, con dientes blancos.
Un movimiento. Un crujir de ramas. El hombre se acerca a ella.
Ella no se mueve. Lo mira, sus ojos rojos. Los colmillos. Esos colmillos que lo volvian loco.
-Mia.
Una simple palabra. El hombre ataca. La coge de la cintura y la besa furtivamente. Choca con ella mientras el fuego lo consume. Oh dios quizas no era aquel el momento pero despues de verla en el baile, despues de TODO, acostarse con ella era lo unico que queria.
La apollo contra un arbol sin dejar de besarla, de jugar con su lengua y de buscar esos colmillos. Sus manos fuertes y viriles encontraron sus pechos y su trasero, restregandola contra el, todo lo posible. Queria fundirse en su cuerpo, sentirla en cada centimetro de su piel. El brujo devoró entonces su cuello mientras la alzaba del suelo, cogiendola de este trasero que tanto adoraba mirar, imaginar desnudo, poseerlo....El brujo rasgo la camisola con los dientes para poder liberar ese escote que tanto deseaba desde la cueva de los trasgos. Maldijo a los Dioses pues la tenia tan dura que le dolia.
Cada palabra de aquel maldito mesange lo habia encendido. Cuando ella lo habia seguido, el ya estaba listo. Por los dioses, habia pasado mucho tiempo, pero no era eso. Era Ella. Ebano le provocaba eso, ella en toda su totalidad.
El hombre gruño sabiendo que eso le gustaria a la vampiresa. Se frego contra ella, jadeando, suplicando que rompiera esa tortura interna suya. Wallace la miro a los ojos y sin dudar, su mano se aventuro en sus pantalones, acariciando su feminidad, gruñendo al notarla suabe y mojada.
-Ebano....soy tuyo...
Unas palabras que jamas olvidaria.
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Re: Intrigas a la vuelta - Wallace. [Interpretativo] [Libre 1/1] +18
El tiempo estaba quieto, inmóvil, como ambos. Fueron solo unos instantes, sin necesidad de palabras ni de gestos; y de pronto, todo volvió a cobrar su velocidad original.
Saltó sobre mi, me miraba fijamente y me sentía como un animalillo pasmado a espera de las dentelladas de su agresor.
Y yo tan solo necesitaba esa palabra... Mi cabeza hizo oídos sordos a lo que debía hacer, a lo lógico y obvio, lo correcto. Ignoraba sentimientos, solo dejaba lugar al placer.. a lo carnal.
O tal vez.... no ignoraba completamente los sentimientos.
De un modo u otro, mi ser quedó a un lado. Bastó una palabra.
Mia.
Y saltó. Expulsé todo el aire, abandoné mi lado racional y siseé, abriendo la boca para recibir los besos de aquel hombre que me traía por la calle de la amargura desde hacía ya muchas lunas. Nos enzarzamos. Como dos felinos que pelean por una presa.
Podía sentir su calor, palpitaba pegado a mi cuerpo, era fuerte, firme e imponente, mucho más grande que yo, y yo ya no temblaba, no al menos como antes ante la inseguridad de lo que fuese a pasar... Ahora temblaba, de necesidad.
Sentía los colmillos sedientos, mi parte más humana y la más animal luchaban dentro de mi, pero ambas tenían como meta ser poseídas por aquel hombre, que muy a mi pesar, había conseguido lo que nadie... Tragarme el orgullo. Asumir que me volvía loca y que necesitaba sentirlo mío, solamente mío. Había conseguido domarme.
Y aquello no iba a perdonarselo nunca. Yo era siempre quien suscitaba el deseo, era yo quien arrastraba a los hombres; no así.
Me empujó contra un árbol. Su lengua me quemaba dentro, y me escuchaba jadear, respirar costosamente mientras buscaba con mi lengua la suya.
Sus besos sabían a atadura, a oscuridad y a fuego. Y todo ello era peligroso para mi, pero aún así.. me encantaba.
Deslicé las manos por su cuello, las enredé en su cresta, roja y larga y presioné contra sus labios buscando más, bebiendo de él. Me seguía escuchando, los jadeos llegarían a gemidos en muy poco.
Estaba tensa y relajada a la vez, pues todo ese tiempo juntos había sido una tortura, ¿qué sentido tenía ya dejar de ignorarlo..? Alcé una pierna sobre la suya, sus manos me recorrían los pechos, las nalgas, él estaba ardiendo, y me sentía las manos demasiado frías en comparación, pero me iba a importar poco, muy poco.
Llevé las manos a su espalda, sin dejar de besarle y rasgué su piel, la necesitaba mía, pegada a mi, en todo momento.- Wallace... -me escuché decir, cada respiración era un inusitado gemido, o era su nombre en un jadeo; apreté sus glúteos de igual modo y alcé el torso para que lo sintiese junto a él, ahogando un chillido cuando introdujo su mano en mis pantalones.
No voy a perdonartelo nunca... ...aah..! -aquello era el límite. Era la gota que colmaba el vaso. Siseé de nuevo; mordí sus labios y lamí la sangre absorta en un mundo de placer y sentidos que empezaba a separarse de la realidad. Y volví a deslizar las manos por toda su piel, él se restregaba contra mi, y yo ya no aguantaba más. Introduje las manos en su pantalón, tan ceñido y sexy, y cogí su miembro con posesión, con deseo.
Madre mía. Estaba preparado, más que preparado; estaba duro e imponente, y yo lo necesitaba dentro.
Ebano....soy tuyo...
Shh... -puse un dedo de la mano izquierda en sus labios mientras masajeaba con parsimonia su miembro, alargando la agonía.- No.. Cállete... Y bésame, vamos... -le estaba pidiendo un beso. Cientos de besos. Miles... Los estaba pidiendo, para mi, todo era nuevo, y deliciosamente salvaje y placentero..
Pegué los labios de nuevo a los suyos y bebí de él, sin dejar de masajear.
Me di cuenta entonces de que estaba actuando tal como era, tal como Ireth era. No era Ébano, no era un animal, un monstruo que bebe sangre y que necesita sexo para no sentir la soledad, no estaba obteniendo placer para acallar el dolor... Estaba obteniendo caricias, sensaciones, para aplacar una emoción mucho más potente, mucho más grande. Y me di cuenta entonces de que no necesitaba aplacar nada. No se aplaca el amor.
Estaba perdida, y lo sabía. Pero vibraba con cada roce de sus manos, con su imponencia y su arrogancia. Quería relegarme y arrojarme al placer, al dolor, y no me importaba el miedo a estropearlo todo...
Lágrimas rodaron por mis mejillas, estaban frías, heladas en comparación al calor de mi piel.
Estaba triste. Me había perdido por completo. Pero estaba tan feliz, perdida en sus manos... Dejé escapar un sollozo acallado por un gemido, clavando las uñas en su espalda.
Vamos... Lo.. Te necesito ahora. Hazme tuya.. -dije, con voz trémula, susurrándolo a su oído y vibrando de excitación.
Saltó sobre mi, me miraba fijamente y me sentía como un animalillo pasmado a espera de las dentelladas de su agresor.
Y yo tan solo necesitaba esa palabra... Mi cabeza hizo oídos sordos a lo que debía hacer, a lo lógico y obvio, lo correcto. Ignoraba sentimientos, solo dejaba lugar al placer.. a lo carnal.
O tal vez.... no ignoraba completamente los sentimientos.
De un modo u otro, mi ser quedó a un lado. Bastó una palabra.
Mia.
Y saltó. Expulsé todo el aire, abandoné mi lado racional y siseé, abriendo la boca para recibir los besos de aquel hombre que me traía por la calle de la amargura desde hacía ya muchas lunas. Nos enzarzamos. Como dos felinos que pelean por una presa.
Podía sentir su calor, palpitaba pegado a mi cuerpo, era fuerte, firme e imponente, mucho más grande que yo, y yo ya no temblaba, no al menos como antes ante la inseguridad de lo que fuese a pasar... Ahora temblaba, de necesidad.
Sentía los colmillos sedientos, mi parte más humana y la más animal luchaban dentro de mi, pero ambas tenían como meta ser poseídas por aquel hombre, que muy a mi pesar, había conseguido lo que nadie... Tragarme el orgullo. Asumir que me volvía loca y que necesitaba sentirlo mío, solamente mío. Había conseguido domarme.
Y aquello no iba a perdonarselo nunca. Yo era siempre quien suscitaba el deseo, era yo quien arrastraba a los hombres; no así.
Me empujó contra un árbol. Su lengua me quemaba dentro, y me escuchaba jadear, respirar costosamente mientras buscaba con mi lengua la suya.
Sus besos sabían a atadura, a oscuridad y a fuego. Y todo ello era peligroso para mi, pero aún así.. me encantaba.
Deslicé las manos por su cuello, las enredé en su cresta, roja y larga y presioné contra sus labios buscando más, bebiendo de él. Me seguía escuchando, los jadeos llegarían a gemidos en muy poco.
Estaba tensa y relajada a la vez, pues todo ese tiempo juntos había sido una tortura, ¿qué sentido tenía ya dejar de ignorarlo..? Alcé una pierna sobre la suya, sus manos me recorrían los pechos, las nalgas, él estaba ardiendo, y me sentía las manos demasiado frías en comparación, pero me iba a importar poco, muy poco.
Llevé las manos a su espalda, sin dejar de besarle y rasgué su piel, la necesitaba mía, pegada a mi, en todo momento.- Wallace... -me escuché decir, cada respiración era un inusitado gemido, o era su nombre en un jadeo; apreté sus glúteos de igual modo y alcé el torso para que lo sintiese junto a él, ahogando un chillido cuando introdujo su mano en mis pantalones.
No voy a perdonartelo nunca... ...aah..! -aquello era el límite. Era la gota que colmaba el vaso. Siseé de nuevo; mordí sus labios y lamí la sangre absorta en un mundo de placer y sentidos que empezaba a separarse de la realidad. Y volví a deslizar las manos por toda su piel, él se restregaba contra mi, y yo ya no aguantaba más. Introduje las manos en su pantalón, tan ceñido y sexy, y cogí su miembro con posesión, con deseo.
Madre mía. Estaba preparado, más que preparado; estaba duro e imponente, y yo lo necesitaba dentro.
Ebano....soy tuyo...
Shh... -puse un dedo de la mano izquierda en sus labios mientras masajeaba con parsimonia su miembro, alargando la agonía.- No.. Cállete... Y bésame, vamos... -le estaba pidiendo un beso. Cientos de besos. Miles... Los estaba pidiendo, para mi, todo era nuevo, y deliciosamente salvaje y placentero..
Pegué los labios de nuevo a los suyos y bebí de él, sin dejar de masajear.
Me di cuenta entonces de que estaba actuando tal como era, tal como Ireth era. No era Ébano, no era un animal, un monstruo que bebe sangre y que necesita sexo para no sentir la soledad, no estaba obteniendo placer para acallar el dolor... Estaba obteniendo caricias, sensaciones, para aplacar una emoción mucho más potente, mucho más grande. Y me di cuenta entonces de que no necesitaba aplacar nada. No se aplaca el amor.
Estaba perdida, y lo sabía. Pero vibraba con cada roce de sus manos, con su imponencia y su arrogancia. Quería relegarme y arrojarme al placer, al dolor, y no me importaba el miedo a estropearlo todo...
Lágrimas rodaron por mis mejillas, estaban frías, heladas en comparación al calor de mi piel.
Estaba triste. Me había perdido por completo. Pero estaba tan feliz, perdida en sus manos... Dejé escapar un sollozo acallado por un gemido, clavando las uñas en su espalda.
Vamos... Lo.. Te necesito ahora. Hazme tuya.. -dije, con voz trémula, susurrándolo a su oído y vibrando de excitación.
Ébano
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Re: Intrigas a la vuelta - Wallace. [Interpretativo] [Libre 1/1] +18
Las lagrimas de Ebano fueron lo que advirtieron a Wallace. Su corazon latio de dolor y preocupacion. Ya no habia deseo. Solo Ella. Wallace dejo las caricias de lujuria y los besos de animal.
-Shhh...eh..eh pequeña tranquila..-le susurró cogiendola de ambas mejillas, con la delicadeza d euna flor.-...l-lo siento..no queria asustarte...-su voz estaba llena de culpa y preocupacion. Le habria hecho daño? El brujo, mas confuso que caliente en aquel momento, la abrazo, con cariño, protegiendola de cualquier cosa con sus brazos.
Esas muestras de cariño no eran normales en el, acostumbrado a la violencia y al deseo puro. La habria tomado alli mismo, se habria derramado en ella una y otra vez pero en ese instante, la vida de ella, sus lagrimas, eran lo unico que podia ver y sentir.
Se apartó un poco y besó sus ojos, intentando calmarla.
-Perdona...no debi actuar asi...ni que fuera un animal...bueno..un poco...-dijo, quitandole hielo al asunto, intentando hacerla reir. La acogio de nuevo en sus brazos y la llevo donde el campamento. Alli, sin dudarlo ni un segundo se sentó en el suelo, recostado junto a un arbol y la puso entre sus piernas. Le acabo de quitar la camisa, no por querer tomarla, si no para juntar piel con piel, pensando que quizas ella se calmaria al sentirlo. La estrecho contra el con cuidado sin saber muy bien como actuar. Le alzo el menton para examinarla.
Estaba preciosa, con esos ojos dulces y frios a veces, llorando, sus mejillas rojas del placer y ahora por las lagrimas. Wallace se dió cuenta que no la queria tomar. No asi. No... queria acariciarla. Y asi lo hizo.
Empezó por su cuello, repasando las lineas con las llemas de los dedos, mirandola a los ojos todo el rato. Sus dedos bajaron por su garganta, humedeciendose los labios de lo hermosa que estaba. Solo para el.
Su mano bajo lentamente hasta sus pechos donde esos dedos traviesos repasaron las curvas que hacian esos dos magnificos montes. Sonrió, lobuno al ver como sus pezones respondian a su contacto, acariciandolos apenas con un movimiento casto y cuidadoso. Paso por su vientre y le despojo de lo ultimo que le quedaba de sus prendas.
-No tengas miedo....Ebano...-pudo susurrar, mientras sus dedos acariciaban su monte de Venus, muy lentamente. clavo sus ojos en ella y beso su cuello, no para devorarla, solo para hacerle ver que el estaba alli, con y para ella. Sus labios rozaron esa delicada piel, bajando por sus claviculas, con cuidado pues sabia que su barba podia hacerle daño. Wallace jamas habia sido tan delicado con una mujer, ni siquiera con Sarah.
Pero ella no era Sarah. Ni Amaranth.
Ebano...su nombre le parecia un milagro.
Ni el odio, ni la rabia ni la venganza pasada, solo Ebano.
Cuando sus rudos labios llegaron a sus pechos, beso donde su corazon y se apoyo en el, escuchandolo, cerrando los ojos. Por un instante solo escucho eso. Latia cada vez mas lentamente, calmandose. Wallace se aparto y mirandola, tambien se desnudo para estar como iguales.
- Puedes...puedes tocarme Ebano...sin miedo...yo...puedo esperar...-le susurro, frente con frente. Oh...de donde salian esas plabras? Y esa voz? Los dedos dulces como la miel y los cuidados de un...marido.
Wallace, que haces?
Lo que debi hacer hace mucho tiempo.
-Shhh...eh..eh pequeña tranquila..-le susurró cogiendola de ambas mejillas, con la delicadeza d euna flor.-...l-lo siento..no queria asustarte...-su voz estaba llena de culpa y preocupacion. Le habria hecho daño? El brujo, mas confuso que caliente en aquel momento, la abrazo, con cariño, protegiendola de cualquier cosa con sus brazos.
Esas muestras de cariño no eran normales en el, acostumbrado a la violencia y al deseo puro. La habria tomado alli mismo, se habria derramado en ella una y otra vez pero en ese instante, la vida de ella, sus lagrimas, eran lo unico que podia ver y sentir.
Se apartó un poco y besó sus ojos, intentando calmarla.
-Perdona...no debi actuar asi...ni que fuera un animal...bueno..un poco...-dijo, quitandole hielo al asunto, intentando hacerla reir. La acogio de nuevo en sus brazos y la llevo donde el campamento. Alli, sin dudarlo ni un segundo se sentó en el suelo, recostado junto a un arbol y la puso entre sus piernas. Le acabo de quitar la camisa, no por querer tomarla, si no para juntar piel con piel, pensando que quizas ella se calmaria al sentirlo. La estrecho contra el con cuidado sin saber muy bien como actuar. Le alzo el menton para examinarla.
Estaba preciosa, con esos ojos dulces y frios a veces, llorando, sus mejillas rojas del placer y ahora por las lagrimas. Wallace se dió cuenta que no la queria tomar. No asi. No... queria acariciarla. Y asi lo hizo.
Empezó por su cuello, repasando las lineas con las llemas de los dedos, mirandola a los ojos todo el rato. Sus dedos bajaron por su garganta, humedeciendose los labios de lo hermosa que estaba. Solo para el.
Su mano bajo lentamente hasta sus pechos donde esos dedos traviesos repasaron las curvas que hacian esos dos magnificos montes. Sonrió, lobuno al ver como sus pezones respondian a su contacto, acariciandolos apenas con un movimiento casto y cuidadoso. Paso por su vientre y le despojo de lo ultimo que le quedaba de sus prendas.
-No tengas miedo....Ebano...-pudo susurrar, mientras sus dedos acariciaban su monte de Venus, muy lentamente. clavo sus ojos en ella y beso su cuello, no para devorarla, solo para hacerle ver que el estaba alli, con y para ella. Sus labios rozaron esa delicada piel, bajando por sus claviculas, con cuidado pues sabia que su barba podia hacerle daño. Wallace jamas habia sido tan delicado con una mujer, ni siquiera con Sarah.
Pero ella no era Sarah. Ni Amaranth.
Ebano...su nombre le parecia un milagro.
Ni el odio, ni la rabia ni la venganza pasada, solo Ebano.
Cuando sus rudos labios llegaron a sus pechos, beso donde su corazon y se apoyo en el, escuchandolo, cerrando los ojos. Por un instante solo escucho eso. Latia cada vez mas lentamente, calmandose. Wallace se aparto y mirandola, tambien se desnudo para estar como iguales.
- Puedes...puedes tocarme Ebano...sin miedo...yo...puedo esperar...-le susurro, frente con frente. Oh...de donde salian esas plabras? Y esa voz? Los dedos dulces como la miel y los cuidados de un...marido.
Wallace, que haces?
Lo que debi hacer hace mucho tiempo.
Wallace Mcgregor
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Re: Intrigas a la vuelta - Wallace. [Interpretativo] [Libre 1/1] +18
No quería ponerme a llorar, apenas me había dado cuenta cuando él paro.
Me miraba, asustado, sus ojos irradiaban miedo, susto y cariño... Y yo estaba sobrecogida, me sentía el ceño fruncido, las cejas con el gesto triste, y estaba rígida.
¿Qué me estaba pasando...? Me había quedado encogida, le seguía con la mirada mientras él trataba de acunarme, de abrazarme y tranquilizarme.
Y yo estaba tranquila, sí... Pero a la vez, no estaba calmada. No estaba habituada a esos cambios en mi. ¿Por qué...? Sabía por qué, pero no me había aceptado y no quería abrir esa última puerta, no era justo para ellos... Estaba mal.
Levanté la vista lentamente.
Shhh...eh..eh pequeña tranquila.....l-lo siento..no queria asustarte...
"No me has asustado... tu me has..." -quise decirle. Pero no salían mis palabras, morían en mi garganta, a la vez que él me besaba los ojos. Eran gestos nuevos. No sabía qué pasaba. O sí... Lo había visto en los demás. No conocía esta parte de mi misma, era una puerta en mi que estaba sin explorar, y no sabía cómo iba a reaccionar ante esos cuidados. Me los había negado siempre.
"Tu me..." - seguía sin salir. Esa palabra especial.
Perdona...no debi actuar asi...ni que fuera un animal...bueno..un poco... - me decía. Sonreí, o eso creo. Sentí las comisuras de mis labios alzarse un poco. Me di cuenta entonces de que tenía las manos aferradas a sus brazos fuertes. Me miraba a mi misma desorientada, a mis manos.
Yo no estaba acostumbrada a tratar con Ireth... Estaba caminando. Me estaba llevando al fuego.
El fuego... El sol... Mi otra vida. "No. Nunca más. Sabes que no volverás allí, necia" - Ébano tenía razón. Y yo era Ébano, pero también era una Ireth asustada del calor humano, o más que calor... calidez humana. Desconocida para mis dos facetas... Quería hablarle pero era incapaz.
No sabía qué decir, no sabía cómo hacerlo. De modo que solté todo el aire, contenido; había estado inspirando de forma muy corta, nerviosa; y ahora empezaba a relajame. Era más fácil en sus brazos porque.
Oh... Estaba en sus brazos. Me había sentado con él, el fuego cálido me bañaba. Pero no era la hoguera.. Era él. Eran sus manos, las yemas de sus dedos. Era su piel de terciopelo y su mirada abrasiva, sus ojos como el fuego...
Sus manos me recorrían entera. Relajé mi cuerpo, mis hombros se desplomaron apenas unos milímetros, pero lo suficiente como para hacerse notar en mi expresión. Me sentía estremecer a cada caricia, con cada roce, el vello fino de mis brazos, de mi nuca se erizaba apenas imperceptible en el rastro de sus dedos.
"¿C-cuando me ha quitado la ropa...? Ah.. Sí.. Antes... Pero yo estaba perdida en sus ojos" - Había estado perdida en sus ojos, en su mirada, buscando aquello que me negaba a mi misma a darme, anhelando que quedase algo de cariño en el mundo para mi.
No quería hacerlo, me estaba haciendo daño. Pero esa sensación era demasiado irresistible...
Me acariciaba. No se cansaba de ello... No me tomaba como siempre había hecho con otros hombres. Claro que era algo que yo había decidido y ahora... Ahora mi piel era suya. Respondía a su tacto. Mi pecho se erizaba en el camino de sus dedos, mi ropa cedía tal y como él me manejaba.
No tengas miedo....Ebano...
Negué con la cabeza. Quería poner las manos en su rostro. Comenzaba a sentirme menos atenazaba, el miedo y la incertidumbre ante las nuevas emociones y sensaciones se amortiguaban y daban paso a un nuevo temor. Ya no hablaba por el... shok, por así llamarlo.
No me movia, ni le hablaba, por miedo a romper aquel momento. A abrir los ojos y encontrarme en mis aposentos en mi castillo. Sin él, sin Thorek, y sin.. Nadie...
Quería decirle que no tenía miedo de él. Quería hablarle y hacerle ver que me sentía afortunada, agradecida, que me sentía diminuta y mimada en aquellos brazos benditos, quería hacerle ver que él era mucho, muchísimo más que un regalo de los dioses. Que era un soplo de vida, nueva y fresca para mi..
Puedes...puedes tocarme Ebano...sin miedo...yo...puedo esperar...
Me había estado besando, y yo me había estado muy quieta, sentía que aquello era único, y que permanecería en mi memoria por siempre. Pero es que, más allá de los besos, yo me había quedado inmóvil para absorver cada sensación y cada caricia intensa sobre mi piel, para no olvidar jamás esos labios que, probablemente, algún día encontrarían otros, como normalmente ocurría...
Una necesidad imperiosa de sentimientos se había desempolvado en mi, oculta por años, olvidada y encerrada. Y ahora se habría paso entre lunas y lunas de sexo, de alcohol y de diferentes pieles hacia un hombre que me estaba dando lo único que yo necesitaba, que me había negado, y que jamás merecería...
Y me daba igual. Me sentiría rastrera haciedo algo que no creía merecer, pero demonios... Me sentía tan... bien... Me di cuenta entonces de que había levantado mis brazos, desnudos y cálidos por su cercanía... Y los apoyé en su espalda, rodeé su cuello y apoyé la cabeza sobre la suya, mis labios sobre su frente... Sobre sus mejillas, su piel. Su cuello... Sus labios. Besos cortos y tiernos.
Besos de gratitud.
Yo... No.. sé qué me... Oh, sí que lo sé. Pero es.. largo, muy largo. Y tu eres.. un... un sueño... Y yo soy esto. - Tenía los ojos llorosos, temblaba de nuevo, pero me aferraba a él, a su pelo sedoso y a su cálido aroma - Y claro que.. Me da miedo. No de ti, eso no. De mi... Y no.. no eres un animal... Mientras que yo sí y..
Agaché la mirada. Había demasiadas cosas en mi mente que decirle, y mucha confusión, no sabía por dónde empezar... Me incorporé un tanto para mirarlo a los ojos, pero no lo solté, no quería.
Mi voz estaba ronca. Suspiré. Quería decirle tantas cosas... Pero solo se me ocurrió abrazarle. Para sentirme parte de algo. Me gustaba aquella sensación.. Me sentía más expuesta que nunca, me mostraba como nunca me había mostrado, débil, sumisa y destrozada.
Pero esa era yo.. Era Ireth... Pero no me importaba. Quería eso. Quería salvar mis nuevos y recuperados sentimientos, mi capacidad de... sentir.
Y quería hacerlo con él. Sufriese lo que sufriese en el intento. Eso era lo que necesitaba. A él...
Me miraba, asustado, sus ojos irradiaban miedo, susto y cariño... Y yo estaba sobrecogida, me sentía el ceño fruncido, las cejas con el gesto triste, y estaba rígida.
¿Qué me estaba pasando...? Me había quedado encogida, le seguía con la mirada mientras él trataba de acunarme, de abrazarme y tranquilizarme.
Y yo estaba tranquila, sí... Pero a la vez, no estaba calmada. No estaba habituada a esos cambios en mi. ¿Por qué...? Sabía por qué, pero no me había aceptado y no quería abrir esa última puerta, no era justo para ellos... Estaba mal.
Levanté la vista lentamente.
Shhh...eh..eh pequeña tranquila.....l-lo siento..no queria asustarte...
"No me has asustado... tu me has..." -quise decirle. Pero no salían mis palabras, morían en mi garganta, a la vez que él me besaba los ojos. Eran gestos nuevos. No sabía qué pasaba. O sí... Lo había visto en los demás. No conocía esta parte de mi misma, era una puerta en mi que estaba sin explorar, y no sabía cómo iba a reaccionar ante esos cuidados. Me los había negado siempre.
"Tu me..." - seguía sin salir. Esa palabra especial.
Perdona...no debi actuar asi...ni que fuera un animal...bueno..un poco... - me decía. Sonreí, o eso creo. Sentí las comisuras de mis labios alzarse un poco. Me di cuenta entonces de que tenía las manos aferradas a sus brazos fuertes. Me miraba a mi misma desorientada, a mis manos.
Yo no estaba acostumbrada a tratar con Ireth... Estaba caminando. Me estaba llevando al fuego.
El fuego... El sol... Mi otra vida. "No. Nunca más. Sabes que no volverás allí, necia" - Ébano tenía razón. Y yo era Ébano, pero también era una Ireth asustada del calor humano, o más que calor... calidez humana. Desconocida para mis dos facetas... Quería hablarle pero era incapaz.
No sabía qué decir, no sabía cómo hacerlo. De modo que solté todo el aire, contenido; había estado inspirando de forma muy corta, nerviosa; y ahora empezaba a relajame. Era más fácil en sus brazos porque.
Oh... Estaba en sus brazos. Me había sentado con él, el fuego cálido me bañaba. Pero no era la hoguera.. Era él. Eran sus manos, las yemas de sus dedos. Era su piel de terciopelo y su mirada abrasiva, sus ojos como el fuego...
Sus manos me recorrían entera. Relajé mi cuerpo, mis hombros se desplomaron apenas unos milímetros, pero lo suficiente como para hacerse notar en mi expresión. Me sentía estremecer a cada caricia, con cada roce, el vello fino de mis brazos, de mi nuca se erizaba apenas imperceptible en el rastro de sus dedos.
"¿C-cuando me ha quitado la ropa...? Ah.. Sí.. Antes... Pero yo estaba perdida en sus ojos" - Había estado perdida en sus ojos, en su mirada, buscando aquello que me negaba a mi misma a darme, anhelando que quedase algo de cariño en el mundo para mi.
No quería hacerlo, me estaba haciendo daño. Pero esa sensación era demasiado irresistible...
Me acariciaba. No se cansaba de ello... No me tomaba como siempre había hecho con otros hombres. Claro que era algo que yo había decidido y ahora... Ahora mi piel era suya. Respondía a su tacto. Mi pecho se erizaba en el camino de sus dedos, mi ropa cedía tal y como él me manejaba.
No tengas miedo....Ebano...
Negué con la cabeza. Quería poner las manos en su rostro. Comenzaba a sentirme menos atenazaba, el miedo y la incertidumbre ante las nuevas emociones y sensaciones se amortiguaban y daban paso a un nuevo temor. Ya no hablaba por el... shok, por así llamarlo.
No me movia, ni le hablaba, por miedo a romper aquel momento. A abrir los ojos y encontrarme en mis aposentos en mi castillo. Sin él, sin Thorek, y sin.. Nadie...
Quería decirle que no tenía miedo de él. Quería hablarle y hacerle ver que me sentía afortunada, agradecida, que me sentía diminuta y mimada en aquellos brazos benditos, quería hacerle ver que él era mucho, muchísimo más que un regalo de los dioses. Que era un soplo de vida, nueva y fresca para mi..
Puedes...puedes tocarme Ebano...sin miedo...yo...puedo esperar...
Me había estado besando, y yo me había estado muy quieta, sentía que aquello era único, y que permanecería en mi memoria por siempre. Pero es que, más allá de los besos, yo me había quedado inmóvil para absorver cada sensación y cada caricia intensa sobre mi piel, para no olvidar jamás esos labios que, probablemente, algún día encontrarían otros, como normalmente ocurría...
Una necesidad imperiosa de sentimientos se había desempolvado en mi, oculta por años, olvidada y encerrada. Y ahora se habría paso entre lunas y lunas de sexo, de alcohol y de diferentes pieles hacia un hombre que me estaba dando lo único que yo necesitaba, que me había negado, y que jamás merecería...
Y me daba igual. Me sentiría rastrera haciedo algo que no creía merecer, pero demonios... Me sentía tan... bien... Me di cuenta entonces de que había levantado mis brazos, desnudos y cálidos por su cercanía... Y los apoyé en su espalda, rodeé su cuello y apoyé la cabeza sobre la suya, mis labios sobre su frente... Sobre sus mejillas, su piel. Su cuello... Sus labios. Besos cortos y tiernos.
Besos de gratitud.
Yo... No.. sé qué me... Oh, sí que lo sé. Pero es.. largo, muy largo. Y tu eres.. un... un sueño... Y yo soy esto. - Tenía los ojos llorosos, temblaba de nuevo, pero me aferraba a él, a su pelo sedoso y a su cálido aroma - Y claro que.. Me da miedo. No de ti, eso no. De mi... Y no.. no eres un animal... Mientras que yo sí y..
Agaché la mirada. Había demasiadas cosas en mi mente que decirle, y mucha confusión, no sabía por dónde empezar... Me incorporé un tanto para mirarlo a los ojos, pero no lo solté, no quería.
Mi voz estaba ronca. Suspiré. Quería decirle tantas cosas... Pero solo se me ocurrió abrazarle. Para sentirme parte de algo. Me gustaba aquella sensación.. Me sentía más expuesta que nunca, me mostraba como nunca me había mostrado, débil, sumisa y destrozada.
Pero esa era yo.. Era Ireth... Pero no me importaba. Quería eso. Quería salvar mis nuevos y recuperados sentimientos, mi capacidad de... sentir.
Y quería hacerlo con él. Sufriese lo que sufriese en el intento. Eso era lo que necesitaba. A él...
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Re: Intrigas a la vuelta - Wallace. [Interpretativo] [Libre 1/1] +18
Sonrio al ver que ella intentaba hablar pero la calló con un beso. Dioses, el deseo crecia en el pero quizas no era el momento. Pero podia satisfacerla, un poco.
Sus manos acariciando su monte de venus de aventuraron entre sus pliegues, sin apartar ni un momento los ojos de ella.
-...quiero hacer que te corras Ebano...aqui..y ahora...-le susurro mientras sus dedos empezaban a danzar por su feminidad, mordiendose el labio. La humedad de Ebano era oro para el. Devoró su cuello muy lentamente, queria torturala con sus besos, hacerla gemir y necesitarlo.
Por que era eso lo que el queria.
Ser necesitado.
Por Ella.
Mientras el se deleitaba de su feminidad, su propia mano acaricio su miembro, siguiendo el mismo ritmo, pues queria disfrutar con y para ella. La miraba a los ojos imaginadose las veces que podian tomarse el uno al otro en el Nido y en cualquier lugar de Aerandir.
Dioses deseaba a esa mujer pero no solo era eso...no solo era eso. Se maldijo por dentro pues sabia que habia caido de nuevo pero no lo iba a admitir delante de ella. No aun. Tenia miedo de volver a sacrificarse, de volver a dar su mente, su cuerpo y todo su ser para que despues ella desapareciera.
Ella no se ira.
No lo sabes.
Lo sabemos. Lo sabes.
Callaos.
Beso sus labios una vez mas, lamiendolos, saboreando aquella carne dulce y carnosa.
- Ebano...que me haces...-susurró en su oido mientras el se daba mas fuerte, mostrandole lo que ella le provocaba. La apartó un poco y la miro con deseo infinito.-...tu mandas mujer...soy tuyo.
Sus manos acariciando su monte de venus de aventuraron entre sus pliegues, sin apartar ni un momento los ojos de ella.
-...quiero hacer que te corras Ebano...aqui..y ahora...-le susurro mientras sus dedos empezaban a danzar por su feminidad, mordiendose el labio. La humedad de Ebano era oro para el. Devoró su cuello muy lentamente, queria torturala con sus besos, hacerla gemir y necesitarlo.
Por que era eso lo que el queria.
Ser necesitado.
Por Ella.
Mientras el se deleitaba de su feminidad, su propia mano acaricio su miembro, siguiendo el mismo ritmo, pues queria disfrutar con y para ella. La miraba a los ojos imaginadose las veces que podian tomarse el uno al otro en el Nido y en cualquier lugar de Aerandir.
Dioses deseaba a esa mujer pero no solo era eso...no solo era eso. Se maldijo por dentro pues sabia que habia caido de nuevo pero no lo iba a admitir delante de ella. No aun. Tenia miedo de volver a sacrificarse, de volver a dar su mente, su cuerpo y todo su ser para que despues ella desapareciera.
Ella no se ira.
No lo sabes.
Lo sabemos. Lo sabes.
Callaos.
Beso sus labios una vez mas, lamiendolos, saboreando aquella carne dulce y carnosa.
- Ebano...que me haces...-susurró en su oido mientras el se daba mas fuerte, mostrandole lo que ella le provocaba. La apartó un poco y la miro con deseo infinito.-...tu mandas mujer...soy tuyo.
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Re: Intrigas a la vuelta - Wallace. [Interpretativo] [Libre 1/1] +18
Sus labios sobre los míos...
Y ya no había nada más. Únicamente sus labios, y los míos, y la calidez, el palpitar creciente en mi pecho. Era maravilloso... Había intentado decírselo, pero aún tenía miedo de lo que yo misma sentía.
Sabía que sentía cosas, pero nunca me pasó nada igual... De modo que no sabía cómo gestionar todo aquello que me inundaba y se derramaba por cada poro de mi piel.
Estaba perdida en él, y volvía a sentir deseo; mas me sentía aún atenazada como para dejar.. algunas cosas claras. Para tratar de aclararme a mi misma, más bien.
...quiero hacer que te corras Ebano...aqui..y ahora... - me dijo, súbitamente. Y tan de repente como sus palabras, mis mejillas se tornaron rojas. Una expresión de anhelo, oscuridad, salvajismo e inseguridad afloró a mi rostro; no supe cual de todas las sensaciones imperaba, pero yo sentía las cuatro por igual. Su mano jugaba en mi entrada, me buscaba, trataba de hacerme sentir... Y le habría bastado con mucho menos para hacer aque suplicase. Pero no aquella vez, quería hacer bien las cosas....
..Mas no era momento de hablar largo y tendido.. pero tampoco quería un lío de sábanas más que contar entre mis aventuras... Sonreí entonces, dejando escapar el deseo por mis labios, besando los suyos, mordisqueándolos pidiendo sus besos, y mordí y lamí su cuello, expuesto mientras continuaba jugando con mi feminidad.
De modo que hice lo que me pedía mi ser. No quería yacer con él sin sicerarme antes; quería que me viese a mi, que supiese de mis pensamientos antes de hacerlo, quería que fuese consciete de mi porque, me gustase o no.. Ese hombre era todo lo que me importaba ahora. No habría ni calma, ni tempestad. Ni una cosa, ni la otra.
Y lo tuve claro en cuanto agarró su miembro. Sentí mis ojos tornar en rojo, mis colmillos acentuarse, con lo que entre abrí la boca y di paso a más besos y más caricias, tal como él hacía.
Podía notar cierta inseguridad en sus ojos, en su gesto, su postura... Podía notar... cierta indecisión. ¿Anhelo, tal vez...? Yo quería ser capaz de saciar el anhelo de aquel hombre.
Ebano...que me haces... ..tu mandas mujer...soy tuyo.
Cualquiera que fuese su necesidad, yo quería ser capaz de saciarla, de aliviar sus penas para tornarlas en sonrisas. Porque más allá del rudo hombre, de sus gruñidos roncos, de su gesto a veces hosco ante la desobediencia en sus pupilas, más allá de su espada y de sus dudas... Su sonrisa irradiaba calma.
Era capaz de calmarme y darme paz.... Y a veces, solo a veces, en algunos momentos en que la atisbaba de soslayo, incluso cuando ni él mismo era consciente... Su sonrisa, era anhelante; necesitada. Es la sonrisa inocente de alguien castigado que solamente busca compartir un granito de felicidad.
Y yo no quería ni negármelo, ni admitirlo, pero... eramos tan parecidos a veces..
Todo esto pasó en un abrir y cerrar de ojos por mi mente, sumándose al torbellino de ideas, dudas e inseguridades que nublaba ahora mi mente. Y yo, que solo tenía ojos para él, sentidos para sus estímulos...
Hice lo que mejor sabía hacer, tratar con pieles y susurros, con caricias, con su lengua y con la mía; pero le haría sentir parte de mi; ahora, y cuando fuese necesario.
Wallace... - dije, notando el júbilo en mi voz. Sujeté su miembro rodeando su mano y la acompasé, marcando firmemente el ritmo y me acerqué a él, pasé una pierna sobre su regazo y me senré sobre sus muslos. Lo miraba a los ojos con intensidad, con ansias de él mismo.
Aspiré su aroma y acerqué mi rostro al suyo, besé tras su oreja, en el lóbulo y en el cuello, hacia el mentón; besé sus labios de nuevo, y acaricié con una mano su rostro. Posé la mano ahí, quería que me sintiese cerca, quería hacerle sentir seguro.
Sonreí de medio lado, el deseo se hacía presa de mi, pero aquella vez, ese sentimiento que recientemente afloraba, nuevo, no se fue, permaneció junto al deseo.
Mmh... - Un quejido inconsciente. Cogí su mano en mi feminidad y la llevé hasta mi cintura, continuaba frotando su miembro acompañando su mano, pero la cogí de igual modo y la llevé un poco más allá de mi cintura, como rodeándome en un abrazo. Llevé la mano libre a su torso, a sus hombros y lo acaricié, mientras con la otra palpaba la suavidad de sus labios, sin dejar de mirarlo a los ojos.
Me pegué a él todo lo que pude, sentía su cuerpo contra el mío, mis pechos erizados contra su torso.. Y emprendí con un sonoro suspiro un vaivén de cadera contra su miembro, duro, contra mi feminidad. No iba a entrar, no quería aún, no así. Pero podía sentirle allí, ahora, de ese modo. Podía satisfacerle y que sintiese todo lo que provocaba en mi.
Apoyé el rostro en su hombro y con una mano, enredé su cresta... Estaba tan guapo a la luz de la Luna.. No importaba el frío. Su calor me llenaba y sus ojos.. Sus ojos brillaban mirándome.- Eres.. más de lo que podré desear siempre. -besé su cuello suavemente y solté un uspiro a medio camino entre un gemido- Y jamás... Podré mostrarte todo lo que provocas en mi... -dije. Y era verdad.
Aumenté el vaivén, sintiendo no muy lejos el final, pues no había sido una noche liviana para nada, y él calor y la calentura hacían mella en mi. Quería que notase todo lo que me hacía. Froté mi feminidad con su miembro, mordiéndome los labios, sin despegarme de él, de su aroma, y con una mano llevé la suya hasta el lugar donde latía mi corazón. Porque aquello... aquello que provocaba era mucho más que cualquier orgasmo.
Yo quería formar parte de él. Ser su roca, diminuta, liviana.. Pero fuerte. Suya.
Y ya no había nada más. Únicamente sus labios, y los míos, y la calidez, el palpitar creciente en mi pecho. Era maravilloso... Había intentado decírselo, pero aún tenía miedo de lo que yo misma sentía.
Sabía que sentía cosas, pero nunca me pasó nada igual... De modo que no sabía cómo gestionar todo aquello que me inundaba y se derramaba por cada poro de mi piel.
Estaba perdida en él, y volvía a sentir deseo; mas me sentía aún atenazada como para dejar.. algunas cosas claras. Para tratar de aclararme a mi misma, más bien.
...quiero hacer que te corras Ebano...aqui..y ahora... - me dijo, súbitamente. Y tan de repente como sus palabras, mis mejillas se tornaron rojas. Una expresión de anhelo, oscuridad, salvajismo e inseguridad afloró a mi rostro; no supe cual de todas las sensaciones imperaba, pero yo sentía las cuatro por igual. Su mano jugaba en mi entrada, me buscaba, trataba de hacerme sentir... Y le habría bastado con mucho menos para hacer aque suplicase. Pero no aquella vez, quería hacer bien las cosas....
..Mas no era momento de hablar largo y tendido.. pero tampoco quería un lío de sábanas más que contar entre mis aventuras... Sonreí entonces, dejando escapar el deseo por mis labios, besando los suyos, mordisqueándolos pidiendo sus besos, y mordí y lamí su cuello, expuesto mientras continuaba jugando con mi feminidad.
De modo que hice lo que me pedía mi ser. No quería yacer con él sin sicerarme antes; quería que me viese a mi, que supiese de mis pensamientos antes de hacerlo, quería que fuese consciete de mi porque, me gustase o no.. Ese hombre era todo lo que me importaba ahora. No habría ni calma, ni tempestad. Ni una cosa, ni la otra.
Y lo tuve claro en cuanto agarró su miembro. Sentí mis ojos tornar en rojo, mis colmillos acentuarse, con lo que entre abrí la boca y di paso a más besos y más caricias, tal como él hacía.
Podía notar cierta inseguridad en sus ojos, en su gesto, su postura... Podía notar... cierta indecisión. ¿Anhelo, tal vez...? Yo quería ser capaz de saciar el anhelo de aquel hombre.
Ebano...que me haces... ..tu mandas mujer...soy tuyo.
Cualquiera que fuese su necesidad, yo quería ser capaz de saciarla, de aliviar sus penas para tornarlas en sonrisas. Porque más allá del rudo hombre, de sus gruñidos roncos, de su gesto a veces hosco ante la desobediencia en sus pupilas, más allá de su espada y de sus dudas... Su sonrisa irradiaba calma.
Era capaz de calmarme y darme paz.... Y a veces, solo a veces, en algunos momentos en que la atisbaba de soslayo, incluso cuando ni él mismo era consciente... Su sonrisa, era anhelante; necesitada. Es la sonrisa inocente de alguien castigado que solamente busca compartir un granito de felicidad.
Y yo no quería ni negármelo, ni admitirlo, pero... eramos tan parecidos a veces..
Todo esto pasó en un abrir y cerrar de ojos por mi mente, sumándose al torbellino de ideas, dudas e inseguridades que nublaba ahora mi mente. Y yo, que solo tenía ojos para él, sentidos para sus estímulos...
Hice lo que mejor sabía hacer, tratar con pieles y susurros, con caricias, con su lengua y con la mía; pero le haría sentir parte de mi; ahora, y cuando fuese necesario.
Wallace... - dije, notando el júbilo en mi voz. Sujeté su miembro rodeando su mano y la acompasé, marcando firmemente el ritmo y me acerqué a él, pasé una pierna sobre su regazo y me senré sobre sus muslos. Lo miraba a los ojos con intensidad, con ansias de él mismo.
Aspiré su aroma y acerqué mi rostro al suyo, besé tras su oreja, en el lóbulo y en el cuello, hacia el mentón; besé sus labios de nuevo, y acaricié con una mano su rostro. Posé la mano ahí, quería que me sintiese cerca, quería hacerle sentir seguro.
Sonreí de medio lado, el deseo se hacía presa de mi, pero aquella vez, ese sentimiento que recientemente afloraba, nuevo, no se fue, permaneció junto al deseo.
Mmh... - Un quejido inconsciente. Cogí su mano en mi feminidad y la llevé hasta mi cintura, continuaba frotando su miembro acompañando su mano, pero la cogí de igual modo y la llevé un poco más allá de mi cintura, como rodeándome en un abrazo. Llevé la mano libre a su torso, a sus hombros y lo acaricié, mientras con la otra palpaba la suavidad de sus labios, sin dejar de mirarlo a los ojos.
Me pegué a él todo lo que pude, sentía su cuerpo contra el mío, mis pechos erizados contra su torso.. Y emprendí con un sonoro suspiro un vaivén de cadera contra su miembro, duro, contra mi feminidad. No iba a entrar, no quería aún, no así. Pero podía sentirle allí, ahora, de ese modo. Podía satisfacerle y que sintiese todo lo que provocaba en mi.
Apoyé el rostro en su hombro y con una mano, enredé su cresta... Estaba tan guapo a la luz de la Luna.. No importaba el frío. Su calor me llenaba y sus ojos.. Sus ojos brillaban mirándome.- Eres.. más de lo que podré desear siempre. -besé su cuello suavemente y solté un uspiro a medio camino entre un gemido- Y jamás... Podré mostrarte todo lo que provocas en mi... -dije. Y era verdad.
Aumenté el vaivén, sintiendo no muy lejos el final, pues no había sido una noche liviana para nada, y él calor y la calentura hacían mella en mi. Quería que notase todo lo que me hacía. Froté mi feminidad con su miembro, mordiéndome los labios, sin despegarme de él, de su aroma, y con una mano llevé la suya hasta el lugar donde latía mi corazón. Porque aquello... aquello que provocaba era mucho más que cualquier orgasmo.
Yo quería formar parte de él. Ser su roca, diminuta, liviana.. Pero fuerte. Suya.
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Re: Intrigas a la vuelta - Wallace. [Interpretativo] [Libre 1/1] +18
Cada gemido, jadeo y palabra de ell lo llevaba al cielo. Sus manos, tocandolo con suabidad, con cariño. Lo llenaba de gozo, entero, de aquello que el habia bsucado durante mucho tiempo. Sarah se lo pudo dar pero fue tan poco tiempo...fue tan rapida su muerte que el jamas lo habia superado pero...pero Ebano lo curaba.
Su venda, su sanación. Cada beso de la mujer era una herida menos. Sus manos lo calmaban, esa furia que lo llevaba a todas partes.
El roce de su feminidad en el, sin entrar, lo hizo gemir. Gemir! El jamas habia gemido asi, jamas. Pero ella le provocaba eso, dejarse llevar por ella, por su cuerpo, por su olor, por TODO. Se relajo y se dejo hacer, viendo como ella se movia, como ella jugaba y se restregaba en el, mirandolo a los ojos, buscando lo mismo, sintiendo lo mismo. Sus besos buscaban cariño, comprension y el se lo daba.
Por mil demonios, si eso era amor, el brujo se quemaria en el infierno para no dejarlo de sentir en aquel momento! Y el extasis! Lo sentia tan cerca que no pudo evitar gruñir de placer, gemir su nombre y apretarla mientras notaba el cuerpo de ella temblar, por el placer, por la cima a punto de ser alcanzada.
Y llegó, al cielo, al infierno, a ella. Se derramo con un ronco gemido besandola, con fuerza, sintiendola alli, a su lado. Era lo que queria, no sentirse solo. No estar sin ella.
Ebano...-jadeo, respirando agitadamente. No habia sido un acto carnal cualquiera, no habian chillado ni roto sabanas. Se habian snetido mutuamente, se habian mirado de aquella manera que atemorizaba al brujo. Se habian unido de una forma tan sencilla que a wallace le abrumaba. Tomo el rsotro de la mujer en sus manos y la miro fijamente.-...ya no puedo dejarte ir...-confesó, con voz llena de fuerza, sentimiento, pues era cierto.-...ya no puedo dejarte..no puedo...-susurró, casi en un suplica, jadeando.
Circenn...crees que ella vendra?...-el brujo mira a su amigo desde el balcón de aquel bastión, contemplando las montañas blancas.
Si...si lo creo...creo fervientemente que los Dioses seran jsutos contigo y te daran una oportunidad mas....-susurra el hombre bestia, sonriendo, fumando tranquilamente de su pipa.-...y creo tambien, que cuando la tengas delante, lo sabras.
Wallace cerró los ojos un momento para disfrutar de aquel momento y se abrazo a ella, sin importar su derrame ni el frio ni nada, solo ella. Aguantó las lagrimas, no debia aun. Solo estubo asi, abrazado a ella, como un niño, un niño grande, pero un niño.
Su venda, su sanación. Cada beso de la mujer era una herida menos. Sus manos lo calmaban, esa furia que lo llevaba a todas partes.
El roce de su feminidad en el, sin entrar, lo hizo gemir. Gemir! El jamas habia gemido asi, jamas. Pero ella le provocaba eso, dejarse llevar por ella, por su cuerpo, por su olor, por TODO. Se relajo y se dejo hacer, viendo como ella se movia, como ella jugaba y se restregaba en el, mirandolo a los ojos, buscando lo mismo, sintiendo lo mismo. Sus besos buscaban cariño, comprension y el se lo daba.
Por mil demonios, si eso era amor, el brujo se quemaria en el infierno para no dejarlo de sentir en aquel momento! Y el extasis! Lo sentia tan cerca que no pudo evitar gruñir de placer, gemir su nombre y apretarla mientras notaba el cuerpo de ella temblar, por el placer, por la cima a punto de ser alcanzada.
Y llegó, al cielo, al infierno, a ella. Se derramo con un ronco gemido besandola, con fuerza, sintiendola alli, a su lado. Era lo que queria, no sentirse solo. No estar sin ella.
Ebano...-jadeo, respirando agitadamente. No habia sido un acto carnal cualquiera, no habian chillado ni roto sabanas. Se habian snetido mutuamente, se habian mirado de aquella manera que atemorizaba al brujo. Se habian unido de una forma tan sencilla que a wallace le abrumaba. Tomo el rsotro de la mujer en sus manos y la miro fijamente.-...ya no puedo dejarte ir...-confesó, con voz llena de fuerza, sentimiento, pues era cierto.-...ya no puedo dejarte..no puedo...-susurró, casi en un suplica, jadeando.
Circenn...crees que ella vendra?...-el brujo mira a su amigo desde el balcón de aquel bastión, contemplando las montañas blancas.
Si...si lo creo...creo fervientemente que los Dioses seran jsutos contigo y te daran una oportunidad mas....-susurra el hombre bestia, sonriendo, fumando tranquilamente de su pipa.-...y creo tambien, que cuando la tengas delante, lo sabras.
Wallace cerró los ojos un momento para disfrutar de aquel momento y se abrazo a ella, sin importar su derrame ni el frio ni nada, solo ella. Aguantó las lagrimas, no debia aun. Solo estubo asi, abrazado a ella, como un niño, un niño grande, pero un niño.
Wallace Mcgregor
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Re: Intrigas a la vuelta - Wallace. [Interpretativo] [Libre 1/1] +18
Si había un paraíso como tantos dioses anunciaban... Debía de ser aquello. Sus manos rodeandome, su voz contra la mía y su respiración, su olor... Formaban un cúmulo de sensaciones alrededor. Un torbellino..
Me envolvía y estaba dentro de mi. Lo demás, no existía. La cumbre se acercaba, me movía y me frotaba contra él y, sabía que no había vuelta atrás, y tampoco quería, la verdad.
Me estaba haciendo sentir lo que nadie.. haciendo algo que normalmente se alejaba del cariño.. Al menos para mi. Y estaba llevándolo a un nivel mucho superior.
Vibraba, lo miraba a los ojos, y al momento lo besaba con necesidad, más que con otra cosa. Pegaba mi piel completamente a la suya cuando llegó.. El momento más álgido. El éxtasis... En un gemido de su nombre, contra su oído...
Ebano.. ...ya no puedo dejarte ir.. ...ya no puedo dejarte..no puedo.. -alcancé a escuchar. Alcé la mirada hacia la suya, seguía con las manos pegadas a él, alrededor de su cuello; estaba tibia, cerca de él, el frío era historia. Sonreí con alivio.
Wallace... -acaricié su rostro, su cabello, enredé las manos en él y lo besé con ternura, casi sin poder reconocerme a mi misma.- No tienes que hacerlo... No tienes que verme marchar... ¿De acuerdo...?
Quería decirle tantas cosas.. Explicarle tanto y... lo odiaba pero... pedirle tanto. Aunque.. quería hablar de todo eso con calme y.. con tranquilidad, y alli... No quería estropear nada.
Solo... No te canses de mi .- Dije, más en una súplica que como imposición. Decidí decirle aquello, por el momento.
Cogí su rostro y le acaricié la piel, puse su mano en el lugar donde latía mi corazón y lo miré.- Ves, está bien protegido.. una vez se entra.. -le guiñé un ojo- ya no puede salir nada.
Me separé un tanto, sin dejar de rozarle el brazo, mínimamente, resbalé las rodillas y me encogí en el suelo, tumbada sobre su capa, mirándolo. Las llamas del fuego lamían su piel, danzaban creando formas. Alargué la mano hasta su cresta, para volver a tocarla y respiré hondo, aliviada y cansada... Miré al cielo. No sabía cuánto quedaba para el amanecer... Posé mi otra mano sobre mi vientre, tranquila y lo miré. No podía apartar los ojos de él.. Ahora que me lo había admitido a mi misma.. Ya no me importaba sentirme expuesta.
Yo... De entre todas las cosas que.. Me.. Querría decirte cuando lleguemos... Quería agradecerte que no me hayas dado por perdida... Muy pocos son capaces de aguantarme tanto tiempo como has hecho tú. - enrojecí levemente, algo turbada y acaricié su piel, mordiéndome el labio. Quería llegar, aclararme, hablar... Sentirme pegada a él.. A su piel. Ser suya.
Me envolvía y estaba dentro de mi. Lo demás, no existía. La cumbre se acercaba, me movía y me frotaba contra él y, sabía que no había vuelta atrás, y tampoco quería, la verdad.
Me estaba haciendo sentir lo que nadie.. haciendo algo que normalmente se alejaba del cariño.. Al menos para mi. Y estaba llevándolo a un nivel mucho superior.
Vibraba, lo miraba a los ojos, y al momento lo besaba con necesidad, más que con otra cosa. Pegaba mi piel completamente a la suya cuando llegó.. El momento más álgido. El éxtasis... En un gemido de su nombre, contra su oído...
Ebano.. ...ya no puedo dejarte ir.. ...ya no puedo dejarte..no puedo.. -alcancé a escuchar. Alcé la mirada hacia la suya, seguía con las manos pegadas a él, alrededor de su cuello; estaba tibia, cerca de él, el frío era historia. Sonreí con alivio.
Wallace... -acaricié su rostro, su cabello, enredé las manos en él y lo besé con ternura, casi sin poder reconocerme a mi misma.- No tienes que hacerlo... No tienes que verme marchar... ¿De acuerdo...?
Quería decirle tantas cosas.. Explicarle tanto y... lo odiaba pero... pedirle tanto. Aunque.. quería hablar de todo eso con calme y.. con tranquilidad, y alli... No quería estropear nada.
Solo... No te canses de mi .- Dije, más en una súplica que como imposición. Decidí decirle aquello, por el momento.
Cogí su rostro y le acaricié la piel, puse su mano en el lugar donde latía mi corazón y lo miré.- Ves, está bien protegido.. una vez se entra.. -le guiñé un ojo- ya no puede salir nada.
Me separé un tanto, sin dejar de rozarle el brazo, mínimamente, resbalé las rodillas y me encogí en el suelo, tumbada sobre su capa, mirándolo. Las llamas del fuego lamían su piel, danzaban creando formas. Alargué la mano hasta su cresta, para volver a tocarla y respiré hondo, aliviada y cansada... Miré al cielo. No sabía cuánto quedaba para el amanecer... Posé mi otra mano sobre mi vientre, tranquila y lo miré. No podía apartar los ojos de él.. Ahora que me lo había admitido a mi misma.. Ya no me importaba sentirme expuesta.
Yo... De entre todas las cosas que.. Me.. Querría decirte cuando lleguemos... Quería agradecerte que no me hayas dado por perdida... Muy pocos son capaces de aguantarme tanto tiempo como has hecho tú. - enrojecí levemente, algo turbada y acaricié su piel, mordiéndome el labio. Quería llegar, aclararme, hablar... Sentirme pegada a él.. A su piel. Ser suya.
Ébano
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Re: Intrigas a la vuelta - Wallace. [Interpretativo] [Libre 1/1] +18
El brujo escucho sus palabras, sin apartar su mirada de sus ojos, asintiendo. Cansarse de ella...jamas. Al contrario, queria mas de ella, mucho mas.
- No te libraras de mi tan facilmente mujer...-le dijo, cariñoso y sonriente. Dejó que ella se moviera y se acomodara, mirando al cielo. Pronto seria de dia y eso era un pequeño problema si tu compañera era "alergica" al Sol. El brujo la estrecho entre su sbrazos y se limpio con cuidado. Mañana seria un dia largo, tenian mucho camino que recorrer.
No tardo en dormirse, bajo las caricias de la vampira, aunque el miedo a que ella se quemara lo despertó de golpe. Se levantó, con cuidado y comprobó que la espesura del bosque los cubria pero no debian fiarse. Se visitó, mirandola, con una gran sonrisa en la boca mientras lo haci acon lentitud pues sabia que ella disfrutaria con su cuerpo.
- Debemos partir mujer...ya terminaremos esta conversación en el Nido..-le susurro, con cierta picardia. Vestido y listo, el brujo se acerco a las yeguas y las acaricio, sin dejar de sonreir.
Serian muchas las millas que la curiosa pareja debia recorrer pero nadia sabia que les depararia el destino. Listos para emprender el viaje de nuevo, ell cubierta con una espesa capa y el, vigilando siempre que nada ni nadie la dañara, cogieron camino de montaña, llenos de roca y peligros.
Y solo cuando la nieve empezaba a bailar con la tierra, el brujo se dio cuenta que no faltaba tanto para llegar al Nido, a su nuevo hogar. Y solo alli entonces, tomaria a esa mujer, no solo por deseo y pasión, si no para forjar esos sentimientos que al fin, no habia temido tener.
- No te libraras de mi tan facilmente mujer...-le dijo, cariñoso y sonriente. Dejó que ella se moviera y se acomodara, mirando al cielo. Pronto seria de dia y eso era un pequeño problema si tu compañera era "alergica" al Sol. El brujo la estrecho entre su sbrazos y se limpio con cuidado. Mañana seria un dia largo, tenian mucho camino que recorrer.
No tardo en dormirse, bajo las caricias de la vampira, aunque el miedo a que ella se quemara lo despertó de golpe. Se levantó, con cuidado y comprobó que la espesura del bosque los cubria pero no debian fiarse. Se visitó, mirandola, con una gran sonrisa en la boca mientras lo haci acon lentitud pues sabia que ella disfrutaria con su cuerpo.
- Debemos partir mujer...ya terminaremos esta conversación en el Nido..-le susurro, con cierta picardia. Vestido y listo, el brujo se acerco a las yeguas y las acaricio, sin dejar de sonreir.
Serian muchas las millas que la curiosa pareja debia recorrer pero nadia sabia que les depararia el destino. Listos para emprender el viaje de nuevo, ell cubierta con una espesa capa y el, vigilando siempre que nada ni nadie la dañara, cogieron camino de montaña, llenos de roca y peligros.
Y solo cuando la nieve empezaba a bailar con la tierra, el brujo se dio cuenta que no faltaba tanto para llegar al Nido, a su nuevo hogar. Y solo alli entonces, tomaria a esa mujer, no solo por deseo y pasión, si no para forjar esos sentimientos que al fin, no habia temido tener.
La aventura continua...
Wallace Mcgregor
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