Conociéndose mejor [Interpretativo - Solitario][Finalizado]
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Conociéndose mejor [Interpretativo - Solitario][Finalizado]
-“Si te soy sincero me sorprendió que fueses un caballo” – dijo Eltrant a su nuevo compañero mientras tiraba de las bridas para que le siguiese por el angosto paraje. – “Esperaba algún título señorial o algo de ese estilo” – siguió diciendo ante la atenta mirada del equino – “No me mires así, sabes a lo que me refiero”
Sorpresivamente había ganado la carrera días atrás en Ulmer, realmente no recordaba haberlo hecho pero según decían había sido el primero en llegar a la meta, no obstante seguía pensando que alguien había intercedido por él en algún momento de la carrera.
–“¡Mohr’akdu: Señor de los caballos!” – bromeó con el animal usando un falso tono solemne; no le habían dicho que significaba aquel nombre, pero por su aspecto parecía algo ostentoso. – “¿Puedo llamarte Mohr?” – siguió diciéndole, había pasado la mayor parte del viaje solo y a pesar de que en un principio hablar con el animal le pareció una tontería para matar el tiempo se estaba acostumbrando a ello. –“Ya sabes, por abreviar y eso” – el caballo inclinó un poco la cabeza como toda respuesta.
Le habían dicho que aquel era uno de los animales más fieles que había, y probablemente le habían dicho la verdad, hacía ya un par de días desde que los doctores elfos le dijeron que podía volver a caminar, y lo primero que hicieron fue enseñarle lo que había ganado. Aun podía notar la mirada que le había dirigido el animal entonces , durante varios minutos estuvo estudiando al joven, para después volver a sus asuntos como si tal cosa.
Aquel caballo en un principio parecía estar en contra de marcharse con él, pero pronto se dejó llevar, quizás porque sabía que no podía luchar contra aquellas circunstancias o porque en cuanto aquel muchacho muriese de hambre podría ser libre. Aún con toda la duda que le transmitía el mantener un caballo hiperactivo que de vez en cuando trotaba de un lado a otro sin motivo alguno y otras veces se quedaba mirándole fijamente, Eltrant estaba empezando a encariñare con él.
Comprobó que le habían dicho la verdad acerca de la fidelidad del animal durante el camino de retorno a Lunargenta, más de la mitad del mismo Eltrant simplemente se había limitado a caminar junto al caballo y este se había mantenido junto a él cuando podría haber escapado perfectamente, estuviese conforme o no con su jinete, lo cierto era que tampoco quería abandonarlo.
Siguió avanzando por aquel bosque que cada vez se iba volviendo más y más familiar, había decidido volver a la tierra de los humanos, ya tendría tiempo de explorar Aerandir–“También necesito gastarme el dinero” – se decía a si mismo cada vez que sentía el peso de la monedas en el bolsillo.
De los doscientos cincuenta aeros que había conseguido en la competición le quedaban cien, se había encargado de mandar un paquete con las monedas a la granja, aquella ayuda económica serviría para que su familia tuviese un respiro, era lo mínimo que podía hacer después de haberlos abandonado -“Menos es nada” – pensó mientras salían de aquel angosto camino a un extenso claro en mitad del bosque.
-“¿Descansamos?” – Preguntó a su fiel acompañante, el cual respondió inclinando la cabeza de nuevo – “Sí, es un buen sitio” – Se sentó encima de una piedra y cuidadosamente desenvolvió un trozo de pan mientras el animal galopaba de aquí para allá, le habían entregado una montura poco antes de abandonar Ulmer, aquel tipo regordete que le inscribió en el torneo se la regaló deseándole suerte en sus viajes pero después de la carrera y del combate había decidido no cabalgar en aquel viaje; el corcel sin embargo parecía querer estirar las piernas.
Contempló a Mohr trotando de un lugar a otro e instintivamente posó la mirada en su brazo aun vendado, podía moverlo perfectamente y no creía tener ningún problema para blandir una espada, pero a pesar de ello de vez en cuando notaba un ligero dolor.
Tras observar durante minutos al corcel dejó la espada a un lado y se acercó al mismo, el cual paró en seco para observar a su amo. Eltrant tras acariciar al animal colocó un pie en uno de los estribos y se subió de un salto a su nueva montura.
– “Vamos a ver qué sabes hacer”
Sorpresivamente había ganado la carrera días atrás en Ulmer, realmente no recordaba haberlo hecho pero según decían había sido el primero en llegar a la meta, no obstante seguía pensando que alguien había intercedido por él en algún momento de la carrera.
–“¡Mohr’akdu: Señor de los caballos!” – bromeó con el animal usando un falso tono solemne; no le habían dicho que significaba aquel nombre, pero por su aspecto parecía algo ostentoso. – “¿Puedo llamarte Mohr?” – siguió diciéndole, había pasado la mayor parte del viaje solo y a pesar de que en un principio hablar con el animal le pareció una tontería para matar el tiempo se estaba acostumbrando a ello. –“Ya sabes, por abreviar y eso” – el caballo inclinó un poco la cabeza como toda respuesta.
Le habían dicho que aquel era uno de los animales más fieles que había, y probablemente le habían dicho la verdad, hacía ya un par de días desde que los doctores elfos le dijeron que podía volver a caminar, y lo primero que hicieron fue enseñarle lo que había ganado. Aun podía notar la mirada que le había dirigido el animal entonces , durante varios minutos estuvo estudiando al joven, para después volver a sus asuntos como si tal cosa.
Aquel caballo en un principio parecía estar en contra de marcharse con él, pero pronto se dejó llevar, quizás porque sabía que no podía luchar contra aquellas circunstancias o porque en cuanto aquel muchacho muriese de hambre podría ser libre. Aún con toda la duda que le transmitía el mantener un caballo hiperactivo que de vez en cuando trotaba de un lado a otro sin motivo alguno y otras veces se quedaba mirándole fijamente, Eltrant estaba empezando a encariñare con él.
Comprobó que le habían dicho la verdad acerca de la fidelidad del animal durante el camino de retorno a Lunargenta, más de la mitad del mismo Eltrant simplemente se había limitado a caminar junto al caballo y este se había mantenido junto a él cuando podría haber escapado perfectamente, estuviese conforme o no con su jinete, lo cierto era que tampoco quería abandonarlo.
Siguió avanzando por aquel bosque que cada vez se iba volviendo más y más familiar, había decidido volver a la tierra de los humanos, ya tendría tiempo de explorar Aerandir–“También necesito gastarme el dinero” – se decía a si mismo cada vez que sentía el peso de la monedas en el bolsillo.
De los doscientos cincuenta aeros que había conseguido en la competición le quedaban cien, se había encargado de mandar un paquete con las monedas a la granja, aquella ayuda económica serviría para que su familia tuviese un respiro, era lo mínimo que podía hacer después de haberlos abandonado -“Menos es nada” – pensó mientras salían de aquel angosto camino a un extenso claro en mitad del bosque.
-“¿Descansamos?” – Preguntó a su fiel acompañante, el cual respondió inclinando la cabeza de nuevo – “Sí, es un buen sitio” – Se sentó encima de una piedra y cuidadosamente desenvolvió un trozo de pan mientras el animal galopaba de aquí para allá, le habían entregado una montura poco antes de abandonar Ulmer, aquel tipo regordete que le inscribió en el torneo se la regaló deseándole suerte en sus viajes pero después de la carrera y del combate había decidido no cabalgar en aquel viaje; el corcel sin embargo parecía querer estirar las piernas.
Contempló a Mohr trotando de un lugar a otro e instintivamente posó la mirada en su brazo aun vendado, podía moverlo perfectamente y no creía tener ningún problema para blandir una espada, pero a pesar de ello de vez en cuando notaba un ligero dolor.
Tras observar durante minutos al corcel dejó la espada a un lado y se acercó al mismo, el cual paró en seco para observar a su amo. Eltrant tras acariciar al animal colocó un pie en uno de los estribos y se subió de un salto a su nueva montura.
– “Vamos a ver qué sabes hacer”
Eltrant Tale
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Re: Conociéndose mejor [Interpretativo - Solitario][Finalizado]
Seguía dolorido por los eventos de Ulmer y no estaba haciéndose ningún favor cabalgando a Morh’akdu en aquel momento, pero después de unos minutos sobre él se olvidó de eso y se centró en la agradable sensación de libertad que le daba el cabalgar. Siguió dando vueltas en círculos en aquel claro, hasta que ya aburrido de dar vueltas, espoleó al animal y se internaron en el bosque, siguieron cabalgando en línea recta durante un tramo largo, esquivando todos los obstáculos que se ponían por delante.
-“¿Eres capaz de saltar eso?” – gritó al animal para hacerse oír por encima del ruido del viento mientras señalaba los árboles que, a causa de alguna tormenta, permanecían apilados unos contra otros a pocos metros frente a ellos.
Tras un momento de vacilación, pero sin detener a su montura, frunció el ceño y sonriendo espoleó de nuevo a Morh quien, entendiendo lo que estaba tratando de hacer su jinete se lanzó en dirección a aquel obstaculo.
Cuando se hubo acercado lo suficiente y sin que el jinete hiciese absolutamente nada el caballo saltó , como si de un Pegaso se tratase pasó sobre los troncos con aparente facilidad para caer pesadamente al otro lado y continuar corriendo como si nada, en línea recta.
A veces parecía que Mohr'Akdu no tenia sino un severo problema de nerviosismo, pero allí, cabalgando a lomos de aquel corcel, supo en un instante que era especial, y que no estaba hecho para él. Habían adiestrado a aquel caballo para aguantar todo lo que pudiese soportar y más. Poseía una resistencia ejemplar, estaba claro que estaba destinado a ser el corcel de alguien que compartiera todo los años de adiestramiento que parecía tener Mohr.
Eltrant no podía sino sentirse como un incompetente al cabalgar a aquel animal, tampoco podía hacer mucho para enseñarle trucos nuevos; pero después de un rato pensando supuso que eso no importaba, al fin y al cabo, seguro que aquel animal sabía hacer cosas formidables, no tenia porque enseñarle nada nuevo.
Continuaron en la misma dirección hasta que Eltrant decidió que ya habían llegado lo suficientemente lejos y a la misma velocidad a la que habían salido volvió al claro del bosque, sin parar, dejando que el viento le abrazase, el animal parecía disfrutar esto casi tanto o más que el jinete y para asombro del mismo, no parecía agotado.
Se arrepintió un poco de esa aventura espontanea al recordar que había dejado todas sus pertenencias en mitad del bosque sin ningún tipo de supervisión, pero por suerte nadie pasaba por allí y todo seguía en el mismo lugar donde lo había dejado. Para cuando hubo terminado aquella extraña prueba a la que había sometido a su acompañante ya había prácticamente anochecido.
-“Si que eres resistente” – dijo acariciando al Morh’akdu mientras le daba de comer una manzana junto a la hoguera que había improvisado. –“Supongo que la próxima vez seré yo el que deba hacer algo que te sorprenda” – se sentó junto al fuego con las piernas otra vez doloridas, estaba claro que no estaba habituado a cabalgar aún, el corcel simplemente le dirigió aquella enigmática mirada que siempre parecía poseer y se acercó un poco a la hoguera.
Al final se limitó a encogerse de hombros y a terminar la cena que se había preparado, tenían todo el tiempo del mundo para conocerse. -"Mañana damos otra vuelta por el bosque" - le dijo al animal antes de tumbarse junto al fuego y cerrar los ojos.
-“¿Eres capaz de saltar eso?” – gritó al animal para hacerse oír por encima del ruido del viento mientras señalaba los árboles que, a causa de alguna tormenta, permanecían apilados unos contra otros a pocos metros frente a ellos.
Tras un momento de vacilación, pero sin detener a su montura, frunció el ceño y sonriendo espoleó de nuevo a Morh quien, entendiendo lo que estaba tratando de hacer su jinete se lanzó en dirección a aquel obstaculo.
Cuando se hubo acercado lo suficiente y sin que el jinete hiciese absolutamente nada el caballo saltó , como si de un Pegaso se tratase pasó sobre los troncos con aparente facilidad para caer pesadamente al otro lado y continuar corriendo como si nada, en línea recta.
A veces parecía que Mohr'Akdu no tenia sino un severo problema de nerviosismo, pero allí, cabalgando a lomos de aquel corcel, supo en un instante que era especial, y que no estaba hecho para él. Habían adiestrado a aquel caballo para aguantar todo lo que pudiese soportar y más. Poseía una resistencia ejemplar, estaba claro que estaba destinado a ser el corcel de alguien que compartiera todo los años de adiestramiento que parecía tener Mohr.
Eltrant no podía sino sentirse como un incompetente al cabalgar a aquel animal, tampoco podía hacer mucho para enseñarle trucos nuevos; pero después de un rato pensando supuso que eso no importaba, al fin y al cabo, seguro que aquel animal sabía hacer cosas formidables, no tenia porque enseñarle nada nuevo.
Continuaron en la misma dirección hasta que Eltrant decidió que ya habían llegado lo suficientemente lejos y a la misma velocidad a la que habían salido volvió al claro del bosque, sin parar, dejando que el viento le abrazase, el animal parecía disfrutar esto casi tanto o más que el jinete y para asombro del mismo, no parecía agotado.
Se arrepintió un poco de esa aventura espontanea al recordar que había dejado todas sus pertenencias en mitad del bosque sin ningún tipo de supervisión, pero por suerte nadie pasaba por allí y todo seguía en el mismo lugar donde lo había dejado. Para cuando hubo terminado aquella extraña prueba a la que había sometido a su acompañante ya había prácticamente anochecido.
-“Si que eres resistente” – dijo acariciando al Morh’akdu mientras le daba de comer una manzana junto a la hoguera que había improvisado. –“Supongo que la próxima vez seré yo el que deba hacer algo que te sorprenda” – se sentó junto al fuego con las piernas otra vez doloridas, estaba claro que no estaba habituado a cabalgar aún, el corcel simplemente le dirigió aquella enigmática mirada que siempre parecía poseer y se acercó un poco a la hoguera.
Al final se limitó a encogerse de hombros y a terminar la cena que se había preparado, tenían todo el tiempo del mundo para conocerse. -"Mañana damos otra vuelta por el bosque" - le dijo al animal antes de tumbarse junto al fuego y cerrar los ojos.
Eltrant Tale
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Re: Conociéndose mejor [Interpretativo - Solitario][Finalizado]
Se despertó con las primeras luces del alba, dejando escapar un fuerte bostezo se levantó del improvisado catre que se había fabricado junto a la hoguera y comenzó a recoger sus cosas. Desayunaría más entrada la mañana, no estaba ni a medio día de Lunargenta y no le apetecía comer nada preparado por el mismo.
Una vez tuvo todas sus pertenencias de nuevo en su poder se acercó a Morh y a él si le dio una manzana –“Es la última que me queda…” – le dijo acariciándolo –“No me pongas esa cara, si tuviese más te daría.” – el caballo impasible, inclino la cabeza a un lado mientras masticaba aquel aperitivo. -"¡¿Es que te crees que las manzanas crecen en los árboles?!" - se rió un poco al darse cuenta de la tremenda tontería que había dicho y de que estaba teniendo una discusión con un caballo, este se limito a inclinar la cabeza hacia el otro lado -"Sí, ya lo se, eres todo un erudito" - Sonriendo al recordar el día anterior se subió sobre el animal, se había convencido de no hacer aquel viaje a caballo, pero si quería acabar acostumbrándose a cabalgar tenía que ir empezando a hacerlo.
Emprendió, tras echar un último vistazo a sus pertenencias, de nuevo su viaje de vuelta sin problema alguno. Fue despacio y disfrutando del camino, ya que en realidad no le esperaban en ninguna parte, tampoco tenía mayor interés en llegar antes o después a la ciudad.
Al poco dejó atrás el bosque y se encontró ante él con el principal camino que iba a Lunargenta, poco transitado en aquel momento, las personas a su alrededor empezaron a mirarle, como si no se creyesen que alguien como él pudiese ir a caballo. No sabía exactamente que estaba mal en su aspecto, había visto a miles de personas con poco poder adquisitivo tener caballo, no uno como aquel, era cierto, pero eso no le hacía más especial.
Siguió de este modo por varios kilómetros de este modo hasta que uno de aquellos transeúntes se paró frente a él. Era un hombre bastante mayor, un anciano de espesa barba larga y canosa.
-“… Ho… Hola, joven” – le dijo sudando. Eltrant levantó una ceja, algo le decía que aquel tipo no podía traer nada bueno, sin embargo parecía nervioso por algo y aquella zona era muy transitada, por lo que no le importó pararse a ver que sucedida. –“Mi… mi hija está… es…” –consiguió balbucear antes de que un tipo a caballo pasase junto a Eltrant a lomos de un gran caballo del color del cobre, este con un simple movimiento de muñeca, y sin detenerse, arrastró consigo todas las pertenencias del muchacho que cargaba a su espalda, sobre la silla de montar.
Lanzó una mirada de odio a al anciano que le había distraído, el cual desvió la mirada, y espoleó a Morh’akdu quien empezó a cabalgar a toda velocidad. –“¿Crees que puedes atraparlo Morh?” – le preguntó mientras esquivaba a las personas que iban hacia la ciudad que sorprendidas se quedaban observando como el animal les dejaba atrás dejando solo una estela de polvo, en aquel momento notó como el caballo aceleraba el paso y tomaba él el control.
Lo que llevaba en su bolsa no eran más que baratijas, pero eran baratijas muy preciadas para él, iba atrapar a aquel tipo.
Una vez tuvo todas sus pertenencias de nuevo en su poder se acercó a Morh y a él si le dio una manzana –“Es la última que me queda…” – le dijo acariciándolo –“No me pongas esa cara, si tuviese más te daría.” – el caballo impasible, inclino la cabeza a un lado mientras masticaba aquel aperitivo. -"¡¿Es que te crees que las manzanas crecen en los árboles?!" - se rió un poco al darse cuenta de la tremenda tontería que había dicho y de que estaba teniendo una discusión con un caballo, este se limito a inclinar la cabeza hacia el otro lado -"Sí, ya lo se, eres todo un erudito" - Sonriendo al recordar el día anterior se subió sobre el animal, se había convencido de no hacer aquel viaje a caballo, pero si quería acabar acostumbrándose a cabalgar tenía que ir empezando a hacerlo.
Emprendió, tras echar un último vistazo a sus pertenencias, de nuevo su viaje de vuelta sin problema alguno. Fue despacio y disfrutando del camino, ya que en realidad no le esperaban en ninguna parte, tampoco tenía mayor interés en llegar antes o después a la ciudad.
Al poco dejó atrás el bosque y se encontró ante él con el principal camino que iba a Lunargenta, poco transitado en aquel momento, las personas a su alrededor empezaron a mirarle, como si no se creyesen que alguien como él pudiese ir a caballo. No sabía exactamente que estaba mal en su aspecto, había visto a miles de personas con poco poder adquisitivo tener caballo, no uno como aquel, era cierto, pero eso no le hacía más especial.
Siguió de este modo por varios kilómetros de este modo hasta que uno de aquellos transeúntes se paró frente a él. Era un hombre bastante mayor, un anciano de espesa barba larga y canosa.
-“… Ho… Hola, joven” – le dijo sudando. Eltrant levantó una ceja, algo le decía que aquel tipo no podía traer nada bueno, sin embargo parecía nervioso por algo y aquella zona era muy transitada, por lo que no le importó pararse a ver que sucedida. –“Mi… mi hija está… es…” –consiguió balbucear antes de que un tipo a caballo pasase junto a Eltrant a lomos de un gran caballo del color del cobre, este con un simple movimiento de muñeca, y sin detenerse, arrastró consigo todas las pertenencias del muchacho que cargaba a su espalda, sobre la silla de montar.
Lanzó una mirada de odio a al anciano que le había distraído, el cual desvió la mirada, y espoleó a Morh’akdu quien empezó a cabalgar a toda velocidad. –“¿Crees que puedes atraparlo Morh?” – le preguntó mientras esquivaba a las personas que iban hacia la ciudad que sorprendidas se quedaban observando como el animal les dejaba atrás dejando solo una estela de polvo, en aquel momento notó como el caballo aceleraba el paso y tomaba él el control.
Lo que llevaba en su bolsa no eran más que baratijas, pero eran baratijas muy preciadas para él, iba atrapar a aquel tipo.
Eltrant Tale
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Re: Conociéndose mejor [Interpretativo - Solitario][Finalizado]
Frunció el ceño, toda su vida estaba en la bolsa que aquel tipo había robado, no podía dejarlo escapar.
Dejó que el animal siguiese llevando el ritmo, parecía entender perfectamente lo que estaba sucediendo y veloz como el mismo viento seguía esquivando personas y carretas que se lentamente avanzaban hacia Lunargenta, no tardó mucho en empezar a distinguir a aquel tipo y su caballo.
Eltrant entornó los ojos y se llevó la mano vendada a la empuñadura de su espada, al cinto, desenvainarla mientras cabalgaba no era tarea fácil por lo que no fueron pocas las veces en las que estuvo a punto de perder el equilibro.
Una vez con la espada rojiza en la mano, espoleó a Mohr de nuevo quien aceleró hasta ponerse a la par que el caballo cobrizo. Miró al hombre que le había robado la bolsa, este le devolvió la mirada, parecía no creerse que el mercenario le hubiese alcanzado.
Con un semblante que reflejaba frustración el ladrón espoleó su montura una vez más, el caballo cobrizo obedeció la orden y aceleró pero Mohr como si apenas se esforzarse no le dejaba escapar. Esquivó entonces la envestida que el bandido lanzó sin problema alguno, Eltrant seguía sorprendiéndose ante la autosuficiencia de Mohr, él apenas le daba órdenes, solo le comunicaba cuando debía correr más o menos, parecía ser un mero espectador en todo aquello.
El ladrón continuó avanzando, sin resignarse a entregar su botín extrajo una daga que portaba en una pequeña vaina atada a su pierna, dada que la distancia entre los dos jinetes era demasiado grande como para enfrascarse en una batalla cuerpo a cuerpo este se decidió por lanzar su arma a Eltrant, el cual dada su posición y velocidad no pudo sino llevarse las manos a la cara para protegerla de la afilada hoja del arma que se dirigía hacia él.
Por fortuna, a pesar de que recibió un impacto directo de la daga en la cabeza no fue de la hoja, sino la empuñadura de la misma, lo que le alcanzó, el arma tras el golpe inicial se desvió y cayó al camino donde pronto quedó atrás, abandonada en mitad de la calzada.
Se llevó la mano dolorido donde ahora tenía un fino corte en mitad de la frente, la sangre que manaba de este pronto empezó a descender por su cara entorpeciendo su visión.
-“Trata de no llevarte a nadie por delante Morh” – dijo mientras se limpiaba la sangre de los ojos con la manga de la camisa para momentos después encontrarse en la misma situación, el caballo se limitó a seguir avanzando como si nada hubiese pasado.
Fue entonces cuando el caballo de aquel jinete se desplomó cuan largo era, agotado. Eltrant tiró de las bridas de Morh’akdu antes de que tropezaran con el caballo que se había caído exhausto y su jinete que había volado varios metros hasta caer no muy lejos de su montura.
-“¿Cuánto hemos estado siguiéndole?” – en el horizonte se podía apreciar, aunque pequeño, el castillo de Lunargenta. -“Como pasa el tiempo cuando te diviertes” –se dijo cínicamente pasandose la mano por el pelo mientras se acercaba, espada aun en mano, hacia el herido jinete.
–“¡No podías haberte dejado robar como todo el mundo! ¿Qué eres un puto héroe?” – Eltrant no dijo nada, se agachó junto a aquel tipo y le dedico una sarcástica sonrisa – “Duele, ¿Verdad?” – dijo tentado de tocar la pierna de aquel tipo, la cual estaba totalmente doblada sobre sí misma. El ladrón se dedicó a lanzar improperios mientras Eltrant, cansado de escucharlos se dedicó a recoger sus pertenencias regadas por todas partes.
El caballo cobrizo, a diferencia de su jinete, se había vuelto a poner en pie y pronto abandonó la escena, dejando al bandido solo. Eltrant se encogió de hombros, probablemente aquel animal seria robado, se volvió a limpiar la sangre de los ojos y siguió a lo suyo.
Una vez se hubo asegurado de que lo tenía todo consigo se volvió a subir a Morh’akdu, quien parecía igual de inquieto que siempre.
-“¿Vas a dejarme aquí?” – Preguntó desde el suelo, era el camino principal hacia Lunargenta, no era como si fuese a morir de hambre o nadie le fuese a ver – “¿Ibas a robarme?” – contestó Eltrant, en otra ocasión quizás incluso le hubiese ayudado, quien sabe porqué aquel hombre había tratado de robarle pero en aquel momento estaba cansado, con todo lo que había sucedido en Ulmer, lo ultimo que quería era que le robasen. El ladrón miró al suelo resentido y no dijo nada más.
– “No, no voy a seguir a esa velocidad hasta la ciudad, vete olvidando” – le dijo cansado a Morh'akdu, el caballo comenzó a trotar hacia la ciudad haciendo caso omiso de su jinete, el cual puso los ojos en blanco y se dejó llevar.
-“¡Te encontraré!” – Escuchó a sus espaldas, ignorando las amenazas de aquel desconocido, se dirigió a la ciudad.
Dejó que el animal siguiese llevando el ritmo, parecía entender perfectamente lo que estaba sucediendo y veloz como el mismo viento seguía esquivando personas y carretas que se lentamente avanzaban hacia Lunargenta, no tardó mucho en empezar a distinguir a aquel tipo y su caballo.
Eltrant entornó los ojos y se llevó la mano vendada a la empuñadura de su espada, al cinto, desenvainarla mientras cabalgaba no era tarea fácil por lo que no fueron pocas las veces en las que estuvo a punto de perder el equilibro.
Una vez con la espada rojiza en la mano, espoleó a Mohr de nuevo quien aceleró hasta ponerse a la par que el caballo cobrizo. Miró al hombre que le había robado la bolsa, este le devolvió la mirada, parecía no creerse que el mercenario le hubiese alcanzado.
Con un semblante que reflejaba frustración el ladrón espoleó su montura una vez más, el caballo cobrizo obedeció la orden y aceleró pero Mohr como si apenas se esforzarse no le dejaba escapar. Esquivó entonces la envestida que el bandido lanzó sin problema alguno, Eltrant seguía sorprendiéndose ante la autosuficiencia de Mohr, él apenas le daba órdenes, solo le comunicaba cuando debía correr más o menos, parecía ser un mero espectador en todo aquello.
El ladrón continuó avanzando, sin resignarse a entregar su botín extrajo una daga que portaba en una pequeña vaina atada a su pierna, dada que la distancia entre los dos jinetes era demasiado grande como para enfrascarse en una batalla cuerpo a cuerpo este se decidió por lanzar su arma a Eltrant, el cual dada su posición y velocidad no pudo sino llevarse las manos a la cara para protegerla de la afilada hoja del arma que se dirigía hacia él.
Por fortuna, a pesar de que recibió un impacto directo de la daga en la cabeza no fue de la hoja, sino la empuñadura de la misma, lo que le alcanzó, el arma tras el golpe inicial se desvió y cayó al camino donde pronto quedó atrás, abandonada en mitad de la calzada.
Se llevó la mano dolorido donde ahora tenía un fino corte en mitad de la frente, la sangre que manaba de este pronto empezó a descender por su cara entorpeciendo su visión.
-“Trata de no llevarte a nadie por delante Morh” – dijo mientras se limpiaba la sangre de los ojos con la manga de la camisa para momentos después encontrarse en la misma situación, el caballo se limitó a seguir avanzando como si nada hubiese pasado.
Fue entonces cuando el caballo de aquel jinete se desplomó cuan largo era, agotado. Eltrant tiró de las bridas de Morh’akdu antes de que tropezaran con el caballo que se había caído exhausto y su jinete que había volado varios metros hasta caer no muy lejos de su montura.
-“¿Cuánto hemos estado siguiéndole?” – en el horizonte se podía apreciar, aunque pequeño, el castillo de Lunargenta. -“Como pasa el tiempo cuando te diviertes” –se dijo cínicamente pasandose la mano por el pelo mientras se acercaba, espada aun en mano, hacia el herido jinete.
–“¡No podías haberte dejado robar como todo el mundo! ¿Qué eres un puto héroe?” – Eltrant no dijo nada, se agachó junto a aquel tipo y le dedico una sarcástica sonrisa – “Duele, ¿Verdad?” – dijo tentado de tocar la pierna de aquel tipo, la cual estaba totalmente doblada sobre sí misma. El ladrón se dedicó a lanzar improperios mientras Eltrant, cansado de escucharlos se dedicó a recoger sus pertenencias regadas por todas partes.
El caballo cobrizo, a diferencia de su jinete, se había vuelto a poner en pie y pronto abandonó la escena, dejando al bandido solo. Eltrant se encogió de hombros, probablemente aquel animal seria robado, se volvió a limpiar la sangre de los ojos y siguió a lo suyo.
Una vez se hubo asegurado de que lo tenía todo consigo se volvió a subir a Morh’akdu, quien parecía igual de inquieto que siempre.
-“¿Vas a dejarme aquí?” – Preguntó desde el suelo, era el camino principal hacia Lunargenta, no era como si fuese a morir de hambre o nadie le fuese a ver – “¿Ibas a robarme?” – contestó Eltrant, en otra ocasión quizás incluso le hubiese ayudado, quien sabe porqué aquel hombre había tratado de robarle pero en aquel momento estaba cansado, con todo lo que había sucedido en Ulmer, lo ultimo que quería era que le robasen. El ladrón miró al suelo resentido y no dijo nada más.
– “No, no voy a seguir a esa velocidad hasta la ciudad, vete olvidando” – le dijo cansado a Morh'akdu, el caballo comenzó a trotar hacia la ciudad haciendo caso omiso de su jinete, el cual puso los ojos en blanco y se dejó llevar.
-“¡Te encontraré!” – Escuchó a sus espaldas, ignorando las amenazas de aquel desconocido, se dirigió a la ciudad.
Eltrant Tale
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Re: Conociéndose mejor [Interpretativo - Solitario][Finalizado]
Has Finalizado exitosamente la tarea impuesta.
Resumen de habilidades de Mohr’akdu:
-Fidelidad: Nunca te abandonará.
- Resistencia: más que el de un caballo promedio, el momento de aventajarse será cuando la estamina de los otros haya terminado. “Lento pero seguro”
- Independencia: Como es un caballo adiestrado conoce muy bien su trabajo una vez que lo comprende. Su punto fuerte es la batalla, pero es un caballo dócil e inteligente que por lo general saldrá bien parado de las situaciones que se encuentre por el camino.
Que lo disfrutes.
Resumen de habilidades de Mohr’akdu:
-Fidelidad: Nunca te abandonará.
- Resistencia: más que el de un caballo promedio, el momento de aventajarse será cuando la estamina de los otros haya terminado. “Lento pero seguro”
- Independencia: Como es un caballo adiestrado conoce muy bien su trabajo una vez que lo comprende. Su punto fuerte es la batalla, pero es un caballo dócil e inteligente que por lo general saldrá bien parado de las situaciones que se encuentre por el camino.
Que lo disfrutes.
Thorn
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