Como ratones al queso [Libre] [Chimar] [CERRADO]

Demian Miér Abr 22 2015, 02:16

La noche había tenido un toque especial y estaba convencido que habíamos con eso dado comienzo a algo muy especial. Nos despertamos radiantes con las primeras luces, descansados y llenos de energía. Ratita estaba algo entumecido, pues acostumbraba dormir en un dormitorio enorme donde el calor humano seguro volvía el aire difícil de respirar. Yo por mi parte no me quejaba, llevaba bastante tiempo durmiendo a la intemperie como para quejarme, tenía techo y suelo seco, eso ya era todo un lujo.

-Bueno mis hermanos, hoy tenemos mucho que hacer -dije con voz sonora cuando ya estuve despierto, asegurándome de despertarles si aún no lo habían hecho.

Había mucho que hacer, pero lo primero era lo primero, teníamos que juntar algunas cosas si queríamos sobrevivir, desde materiales para que Chimar llevara adelante sus proyectos hasta comida. El chico parecía entusiasmado con aplicar algunas ideas, incluso alguna especie de taller, con lo que yo estaba totalmente de acuerdo. No era mi fuerte, claro, pero seguro con eso conseguíamos dejar bien equipado nuestro refugio. Yo aportaría construyendo algunas trampas contra posibles intrusos. Éramos pocos y no podíamos darnos el lujos de hacer guardia, así que necesitaríamos trampas, al menos una vez que ya tuviéramos pertenencias que proteger, porque de momento teníamos lo puesto.

No voy a aburriros con todos los detalles de cómo nos levantamos, sino que me iré directo al punto en donde la acción continúa. Llegamos al mercado por recomendación de Ratita, el pequeño conocía la ciudad y en ese lugar había de todo. Lo único que no me gustaba de estar allí era la cantidad de personas y el ruido que hacían. ¿Es que no podían callarse?, deseaba taparme las orejas con las manos, pero intenté mantenerme estoico, no podía siempre quejarme del ruido si iba a frecuentar Lunargenta.

De momento iba a dejar los bolsillos ajenos tranquilos, eso era especialidad de Ratita y no quería echar a perder el momento con un llamado desesperado a los guardias. En cambio mi objetivo sería robar de los puestos de mercaderes. No sería tarea difícil con mi magia y mi sigilo. Ya llegaría el momento de aprender a ser más sigiloso para robar dinero, lo haría cuando me sintiera listo y no pusiera en peligro a mis compañeros. Mientras más pasaba tiempo con ellos más me sentía parte de algo y eso traía responsabilidades. ¿Quién lo diría?.

-Ratita, ¿puedes conseguirnos algo de dinero?… nos juntamos luego detrás de esos árboles -le pregunté. El chico contestó con una afirmación y una flamante sonrisa. Le gustaba sentirse útil.

Una vez que Ratita se perdía entre la multitud miré a Chimar, apuntando los puestos del mercado.

-Intentaré obtener algo de comer, así comemos todos un buen desayuno detrás de los árboles, con el estómago lleno podremos tomar mejores decisiones, ¿no? -me pasé una mano por la barriga imaginando llenarla pronto- quizás querrás buscar las cosas que necesitas para tus… ¿inventos?… tú eres el que sabe de esas cosas, yo no sabría qué buscar.

Invitado Miér Abr 22 2015, 03:20

La noche en si fue bastante calmada si tenemos en cuenta todo lo que venía aconteciendo desde hace varios días, una vez despertaron era hora de ponerse manos a la obra con sus planes, principalmente porque encontrar el desayuno iba incluido, Chimar se estiro un poco antes ponerse de pie, sin duda deben conseguir varias camas con urgencia, ostentando una expresión aun de somnolencia el joven inventor escucha atentamente la agenda para hoy.

Suena fácil.

Lo decía para animar un poco el ambiente, al parecer iban tras comida, dinero y materiales, en ese orden respectivamente, salieron de su fortaleza y se dirigieron hasta una de las áreas mercantiles en la ciudad, cierto rincón populoso donde el libre juego comercial se desenvuelve sin mediación alguna, bastante icónico para todo quien alguna vez paso más de una semana en Lunargenta, alli entre el sonido estrepitoso de las multitudes los tres chicos seleccionaron sus objetivos y partieron.

Lo tengo cubierto.

Una eufórica respuesta a la sugerencia de Demian, con bastante fundamento vale destacar, para crear cosas se necesitan recursos muy puntuales entre las cuales resaltan madera y metal, el resto son misceláneos secundarios, no por esto menos importantes pero si tienes los principales en abundancia te las puedes arreglar, allí es donde entre en juego el ingenio humano junto con la inventiva, se dice que un inventor puede hacer castillos de barro.

Veamos….

Las personas piden precios exorbitantes por productos acabados porque llevan la firma de sus creadores, las materias primas son relativamente baratas y luego de cierto trabajo llegan al mismo estado que cualquier cachivache de tienda, con un poco de malicia puedes lograr cerrar tratos de la nada, en especial cuando tienes buenos conocimientos, un engaño bien formulado puede llegar a ser una ley en poco tiempo.

Señor…disculpe…

Niño no molestes debo deshacerme de estas cajas…

Creo que sus contenedores están “infestados”.

¡¡Que tonterías dices mocoso!!

¡Mire! Estas son marcas de termitas rojas….lo sé porque se comieron ¡¡todas las casas en mi pueblo!!

Qué rayos….pero….

Creo que escuche acerca de eso…desaparecieron en una noche….

No te metas chismoso…..maldita sea sabía que no era mi día, debo deshacerme de esto antes de que la guardia se entere…

Sabe hay un lugar deshabitado en donde nadie preguntaría por una docena de cajas….aquella torre abandonada.

¿¿La torre embrujada?? Si…si es buena idea, sanguijuelas llévense esta basura de aquí, déjenlas en el viejo torreón y ¡¡que nadie les vea!! Toma mocoso por tu discreción…

Simple, sencillo e incluso remunerado, una docena de cajas vía expresa a su refugio y además le pagaron, algunas veces con decir las cosas adecuadas se puede lograr mucho, la madera de esos contenedores podrá ser empleada en varias ideas para el refugio, además los clavos serán reutilizados, por ahora todo es ganancia, se queda pensativo, necesita varios lingotes de hierro pero esa será una apuesta más compleja.

Demian Miér Abr 22 2015, 04:30

El olor me llegó de inmediato, potente, tostado, causando que mi saliva comenzara a brotar dentro de mi boca. Sí, allá en las islas era un producto común, pero en mis andanzas por Aerandir muchas veces quedaba lejos del mar. Por suerte Lunargenta era una ciudad costera y allí estaba, un puesto de pescado ahumado. Una de las ventajas de tal forma de cocción es que así la carne duraba más sin descomponerse. Me acerqué a la delgada mujer que atendía. Sus facciones huesudas y su piel cenicienta me hacían preguntarme si ella alguna vez comía de su propia mercancía.

-Señora… -le dije con timidez fingida- ¿cuánto cuestan esos pescados ahumados?.

Ella me dio la respuesta, pero ni siquiera le puse atención. Puse en ejercicio mis ilusiones, haciendo aparecer un brazo falso, el cual parecía sostener un par de monedas. Pretendí que estaba contando mis escasas monedas, poniendo luego una cara de desilusión cuando me percataba que no me alcanzaba. Con cara de fastidio la mujer me dijo que me largara y obedecí de inmediato. Lo cierto es que mientras mi brazo falso contaba dinero, mi verdadero brazo estaba detrás de mi espalda y disimuladamente sacaba no una, sino 2 piezas grandes de la sabrosa carne.

Mi siguiente destino fue un puesto de tortillas preparadas a las cenizas. Su particular olor me llamó de manera tentadora. El obeso sujeto que las vendía parecía especialmente atento y vigilaba todo a su alrededor. No me resultaría tan fácil quitarle el fruto de su trabajo. Para lograrlo recurrí a mi habilidad principal, buscando un rincón primero para hacerme invisible y luego pasando agachado para sacar un par de sus enormes tortillas. Seguramente de una de ellas podríamos comer fácilmente los 3. El sujeto miró para todos lados, le faltaban 2 piezas, pero no había visto nadie acercarse a su puesto como para haberlas sacado.

Con una amplia sonrisa me dirigí hacia la zona detrás de los árboles que habíamos indicado al comienzo para reunirnos tras nuestra primera incursión. Ratita ya estaba allí y lucía orgulloso una bolsita con monedas que pasaba de una mano a otra. El chico era bueno en esas tareas.

-Vas a tener que enseñarme a hacer esas cosas -le dije realmente interesado, ciertamente tengo habilidades que me servirán mucho para hacer buenos robos- lástima que no pueda enseñarte a hacer magia.

Esperaría en ese lugar a Chimar, dispuesto a entregar un trozo de tortilla y de pescado a cada uno de los miembros de la banda en cuanto estuviéramos los 3.

Invitado Miér Abr 22 2015, 05:14

Encontró una herrería comercial y noto varios lingotes de metal cerca de la forja, parecía un objetivo tentador sin embargo el rugir de su estomago le hizo detenerse, bajo la mirada mientras se sujetaba la barriga, es tiempo de comer algo o no podrá idear un buen plan, los genios hambrientos no piensan bien, decidió volver al lugar de reunión y para su agrado ya estaba todo el grupo “contando el botín”, se acerco con una sonrisa en el rostro, aunque no lo parezca el también tuvo éxito.

No me miren así, conseguí una buena cantidad de madera y ni siquiera tuvimos que moverla jeje.

Del mago emanaba cierto olor a comida fresca, Chimar le miro con cara de complicidad, no se hizo rogar demasiado y repartió su parte, al pequeño inventor se le ilumino el rostro cuando recibió su pedazo, sin duda era difícil saber quien comía más rápido entre él y ratita pero podría quedar en empate a momentos, desayunó tan deprisa que se le formo cierto Hipo, al menos ya había terminado y luego de taparse la nariz y tragar un par de veces estuvo como nuevo, al final se recostó del árbol más cercano a modo de descanso.

Esto es vida hermanos.

Resulta curioso que unas acciones moralmente cuestionables puedan generar tanta felicidad a los pequeños, sin duda las cuotas de los mercaderes que fueron víctimas se verán alteradas en el mal sentido pero se puede decir que contribuyeron a subsidio de tres huérfanos, es mejor no pensar demasiado en implicaciones morales, después de todo nadie es inocente en este mundo y los jóvenes han tenido que soportar algunas de sus facetas mas oscuras.

Este momento es….perfecto….

Lo dice a modo de reflexión, no recuerda la última vez que estuvo tan feliz y por el rostro de sus amigos no es el único, la expresión más divertida la tiene ratita, sin duda haberse liberado de una rutina cruda ha obrado de maravilla en el pequeño ladronzuelo, ahora están en guerra contra el mundo pero no se encuentran solos, se da cuenta que el sueño le invade por lo que pega un salto para ponerse en actividad, mira entusiasmado a los demás a la vez que pregunta.

¿Y ahora que hacemos chicos?

Parece que su parte infantil a comenzado a aflorar mucho esta mañana, se le ve jovial y bromista, tal vez la adrenalina o el nuevo estilo de vida, no sabe muy bien porque pero le gusta, a tratado tanto tiempo de ser un adulto que se ha perdido la mayoría de su infancia, lo cierto es que aquella facción de gente no tiene todas las respuestas.

Demian Miér Abr 22 2015, 05:58

Comimos con entusiasmo. Todos estábamos hambrientos del día anterior y lo mejor es que aún nos quedaba uno de esos grandes pescados completo y una tortilla. Fue un momento de relajo y distensión. No me quedé atrás frente a la voracidad de mis colegas y devoré también mi ración con furia.

-Somos la mejor hermandad del mundo -dije luego de terminar el último mordisco.

Ya terminado el festín, guardé lo que quedaba y apunté una tienda donde se vendían unas mantas, alfombras y otros productos de tela tejidos. Era lo que necesitábamos para hacer de nuestros lechos un lugar más amigable y darle a la torre un aire hogareño. Sin embargo robar tales productos iba a significar un gran desafío. No era algo que uno se pudiera meter al bolsillo o bajo las ropas, sino que las mantas harían un buen bulto y sería notoria su ausencia de la tienda.

-Ahí… si queremos dormir bien necesitamos mantas y esas se ven muy agradables -comencé a decir con algo de malicia en el rostro- bien… yo puedo sacarlas desde las sombras, pero es imposible que pase desapercibido si los dueños miran… necesito que causen una distracción, pero una buena, una distracción que me de el tiempo necesario.

Ratita pareció ser el más interesado por un momento, dormir en roca pelada y con frío no era su estilo, así que con gusto se ofreció a ser parte de la distracción, aunque no se le ocurría cómo hacerlo.

Yo, por mi lado, me desplacé hasta buscar la parte trasera de la tienda y allí usé mi hechizo de invisibilidad, cubriéndome de ilusiones. Entré luego a la tienda de manera sigilosa, pudiendo divisar a los que la atendían. Era sólo 2, una mujer de brazos sorprendentemente anchos y musculosos y el que probablemente sería su esposo, un hombre de cabello blanquecino y una incipiente joroba. En un momento tomé mis dagas y luego me percaté de lo que hacía, gajes del oficio, no buscaba matar a nadie, sino sólo sacar esas preciadas piezas para nuestra morada.

Me quedé a la espera de las acciones que tomaran mis compañeros para llamar la atención de la pareja.

Invitado Miér Abr 22 2015, 18:05

Ya mas repuestos Demian informo de un posible blanco, una tienda de “cosas suaves”, más que todo artículos hechos con tela, indispensable para mejorar la habitabilidad del pequeño paraíso conformado en su totalidad por piedra, se veía un poco más complicado de lograr, cargar con esas cosas en medio de la calle llamaría la atención de medio distrito comercial, Demian tenía su propio plan y aunque parecía arriesgado se le veía decidido.

Bien ya se nos ocurrirá algo ¿no ratita?

Dijo a su pequeño seguidor, medito unos instantes sobre qué método tomar hasta que al final se le ocurrió una idea carente de discreción, le indico a Ratita que le cubriera un momento mientras que con su pedernal soltaba algunas chispas sobre una gran alfombra, por suerte los dependientes estaban ocupados con una cliente que denotaba aires de nobleza, al final el fuego se manifestó soltando bastante humo y ganando terreno.

¡¡Fuego!! ¡¡Fuego!!

Grito el pequeño inventor, posteriormente se le unió su amigo llamando la atención de toda la tienda y media calle, con una mueca de asombro fingida los chicos exageraban la situación ¿o tal vez no? Lo cierto es que el fuego había ganado fuerza envolviendo toda la alfombra, ante tal situación el vendedor tomo un trapo e intento apagarlo golpeando violentamente la tela en llamas, irónicamente su herramienta también se encendió.

¡¡Que rayos usen agua!!

Grito Chimar quien comenzaba a tener cierto sentimiento de culpa, al final varias personas llegaron corriendo con cubos de agua y los arrojaron sobre la fuente del fuego, dos intentos más y las llamas estaban controladas, tal vez se le paso la mano pero todo el alboroto duro cerca de quince minutos o más , tiempo suficiente para que Demian hiciera lo suyo, con bastante rabia los dueños buscaban la fuente de todo por lo que ambos chicos decidieron retirarse con discreción entre la multitud, ya a una distancia prudente el inventor expreso.

Vi eso diferente en mi mente….pero al menos funciono.

El grupo se dirigió al punto de partida en donde esperaron al mago, estas horas habían sido bastante productivas, Chimar no puede esperar volver a la guarida para comenzar a fabricar varios objetos, algo le estaba dando vueltas en la mente, una palabra expresada por Demian, sonaba bien como nombre para su pequeña banda, con cara de pensativo le suelta la idea a Ratita.

La hermandad… ¿suena bien no?

Demian Miér Abr 22 2015, 20:34

Durante un rato me comencé a sentir nervioso, estaba dentro de la tienda escondido con mi magia, pero si me llegaba a encontrar de frente con uno de los dueños seguro me descubrían. Intenté no emitir el más mínimo sonido ni causar la mínima perturbación, era una sombra, me repetí una y otra vez, una sombra imperceptible, un fantasma atrapado en esa tienda.

Cuando una sombra de duda se asomaba en mi mente le escuché gritar. Habría saltado de miedo si no hubiera sido yo mismo el que le había pedido que hiciera una distracción, pues todas las personas del local saltaron a ayudar. Sonaba real… en efecto era real, el olor comenzaba a llenar la tienda y caí en cuenta que Chimar había causado un incendio de verdad. Aquello me sorprendió, no parecía ser de aquellos capaces de hacer daño a otras personas si no era necesario, pero allí estaba. Ratita se sumaba tímidamente a la escena.

Era mi oportunidad y no la desperdiciaría. Tomé una de las mantas y me la amarré al cuello como una capa improvisada. Entre los que llegaban a ayudar a la desafortunada pareja apareció un hombre de unos 50 años, bastante mayor para el promedio y expectativa de vida de la ciudad. Tenía una cuidada barba blanca, con bigotes que daban una graciosa curva ascendente en unas finas puntas. Su barriga parecía rebotar cada vez que daba un paso.

-He visto una manta desaparecer en el aire, buen señor -le dijo en un tono respetuoso al dueño.

Entre todo el ajetreo del incendio, nadie pareció prestarle atención. Sus ojos parecían 2 platos mirando el lugar de donde yo había sacado la manta. Casi desafiándole, tomé una segunda manta y me la amarré como capa, ante lo que sus ojos parecieron crecer aún más, si era posible tanto.

-Disculpe mi intromisión, pero debo insistir en que hay cosas desapareciendo allá al fondo -continuó.

El dueño del local le contestó con una apresurada petición de que le dejara en paz, que había un jodido incendio y no tenía tiempo para fantasmas. Terminó retirándose con la frente en alto y el bigote solemne, indignado de que nadie le creyera que había una presencia misteriosa robándose cosas. Yo tuve que aguantarme la risa al ver su rostro y luego continué agregando una tercera manta a mi improvisada vestimenta. Tomé también un manojo de cosas que ni siquiera revisé con cuidado para saber qué contenía, sólo armé un paquete envuelto en una especie de sábana, como un saco, donde metí lo que pude y que no me dificultara mucho moverme.

Armado con mi mercancía, procedí a retirarme del local, como un hámster que llena sus cachetes de cuanta comida puede encontrar antes de llevarla con cuidado a un rincón para proceder a devorarla con calma. Me dirigí entonces al punto donde antes nos habíamos reunido, apareciendo de pronto al romper mi hechizo, cargando orgulloso con el saco y las 3 capas que me hacían sudar como si se tratase de una cálida tarde de verano.

Invitado Miér Abr 22 2015, 21:56

Demian no tardo mucho en llegar apareciendo de forma dramática como era usual en el, estaba sudando y cargaba una buena cantidad de artículos, sus compañeros le miraron sonrientes, había tenido éxito sin duda, Chimar se le acerco y tomo la sabana envuelta mientras Ratita se equipo con una manta, cierto gesto de solidaridad hacia el mago quien hasta hace poco parecía un vendedor ambulante, el joven inventor emitió comentario.

Parece que funciono la distracción aunque no la pienso usar de nuevo…..les costó bastante deducir que necesitaban agua….

Decía con cierta vergüenza en su voz, solo se perdió aquella alfombra fea y un trapo sucio pero las llamas podían haber crecido hasta envolver la tienda entera gracias a la estupidez de la gente, movió la cabeza de lado a lado para sacarse esos pensamientos, al final no había pasado a mayores por lo que no era necesario mortificarse, lograron conseguir buenos materiales y Chimar comenzaba a formar varias ideas prometedoras, con esa tela y la madera podría fabricar varias literas, ya no tendrían que dormir en el piso de nuevo.

Bueno creo que ya tengo algo en mente….unas horas en el refugio y estará hecho, ¡¡esta noche dormiremos como nobles!!

Decía adelantando un poco de información, recuerda fugazmente aquellos lingotes de hierro, no es como llevar tela y seguramente solo lograrían conseguir cerca de cinco pero se podría fabricar algo interesante con ellos, tal vez incluso empezar a conformar su propia forja, ese sería un trabajo de varios días pero cuando esté listo podrán crear utensilios metálicos para diversas tareas, el pequeño inventor sueña despierto y se da cuenta que está ignorando a los demás, al poco tiempo decide incluirles.

Chicos creo que tengo un buen objetivo mas, cierta forja tiene una serie de lingotes de hierro, con eso podría crearnos algo bastante interesante…ven por donde voy…claro que ya ha sido una mañana productiva y podemos dejarlo para después…no todo es trabajo jeje.

Primero tendrían que llevar su nuevo botín o pensar en otra forma para quedar con las manos libres, Chimar les dijo donde quedaba la forja por si querían tomar la iniciativa, es un golpe un poco más complicado porque hay gente armada en esos lugares, claro que si el grupo quiere despejarse la mente también lo aceptara, después de todo ya no están ligados a los adultos por lo que pueden actuar como lo que son.

¿Que dicen hermanos?

Demian Miér Abr 22 2015, 22:54

Ratita me liberó de parte de mi carga y Chimar de otra parte. Habíamos conseguido muchas cosas y sería forzar nuestra buena estrella intentar ampliarlas a más elementos sin antes deshacernos de aquello que cargábamos. Era momento de ir a dejar la carga. Habíamos llegado temprano a ese lugar y aún le quedaban muchas horas al día. Fue así que cargamos los elementos con entusiasmo de vuelta a nuestro derruido torreón, no había apuro, aunque el entusiasmo juvenil nos animaba a andar más rápido de lo común. Antes de darnos cuenta ya estábamos en lo que ya llamábamos nuestro hogar y depositamos allí nuestras nuevas pertenencias. No nos preocupamos de acomodarlas mucho, simplemente las metimos por el agujero entre escombros que hacía de puerta y luego procuramos tapar dicha entrada con unas ramas secas de lo que fuera un arbusto.

-Parecemos ratones dejando sus cosas en su ratonera -comenté.

Los más pequeños habitantes de nuestra residencia me contestaron con un meneo de orejas y un olfateo al aire, lo que interpreté como un reclamo del uso tan libre de aquel término, pero les ignoré por completo, no pondrían sus dientes en nuestro pescado ahumado, así que me aseguré de dejarlo muy bien envuelto y cubierto.

Antes del mediodía ya estábamos de vuelta en la zona del mercado, listos para continuar nuestras fechorías. Esta vez el objetivo sería una forja. Aquello me resultaba extraño, en mi mente habían otras prioridades más importantes que hacer de herreros, pero al parecer Chimar conocía mucho de creación de cosas y podía salir algo útil de todo aquello. Decidimos que le apoyaríamos e iríamos por lo que el quería.

Ahora nos encontrábamos libres de peso y perfectamente alimentados como para realizar cualquier actividad, hasta Ratita parecía menos tímido que de costumbre. Por supuesto que el volver al mercado me hizo tener que nuevamente pasar por un periodo de acomodación al ruido y la gente. Quizás nunca me acostumbraría del todo a ese tipo de lugares. Es más, ahora que el sol estaba en un lugar tan alto la gente parecía haberse multiplicado.

-Bueno Ratita, ayudaremos a nuestro hermano Chimar con sus… cosas… quizás hasta nos resulta útil -le dije a nuestro compañero más joven.

-Y bien Chimar… ¿qué quieres que hagamos? -le pregunté, esperando instrucciones.

Invitado Jue Abr 23 2015, 00:44

Llevaron la carga que tenían hasta el Torreón e ingresaron las telas sin contratiempos, cuando echaron un vistazo afuera se dieron cuenta de que había una docena de cajas tiradas a pocos metros de la estructura, Chimar sonrió levemente mientras procedía a desármalas con sus herramientas, una vez sin el cuadrado característico pudieron ingresarlas, todo el proceso no tardo más de 20 minutos gracias a la destreza manual del inventor y la rapidez de sus ayudantes, poco a poco su hogar va llenándose de cosas útiles como la analogía tan apropiada del joven Demian, sin nada más que hacer por la zona volvieron al distrito comercial cerca del mediodía.

Bien chicos tenga cuidado esta vez…..no quiero que nos ataquen con espadas al rojo vivo….

Dijo como advertencia ya que el nuevo objetivo era de cuidado, avanzaron por las calles atestadas siguiendo a Chimar, sin duda la cara del mago era un poema, se nota que no le gustan las multitudes, tendrá que acostumbrarse pues esa es una constante en Lunargenta, unos minutos de caminada los llevaron hasta su objetivo, allí en el tejado se alzaba el típico símbolo de un martillo golpeando su yunque, era un emplazamiento bastante grande con patio incluido, la forja tenía un lugar destacado en el centro, en el área mas alejada estaba el horno de fundición y del lado izquierdo el taller con todos sus implementos, a la derecha se encontraba el puesto del dependiente junto con una gran variedad de armas ya forjadas, el pequeño inventor trago saliva al ver esa última parte, habla entre susurros.

Bien chicos hagamos esto con sincronía…..hare que la forja se vuelva….loca….ustedes tomen todo lo que puedan y vayan a un lugar seguro….tengan cuidado…

Diciendo esto se oculto detrás de unas cajas y coloco cierta capsula en su ballesta, apunto a la distancia y disparo directo a las llamas del herrero, por un momento se escucho un ruido extraño y todos los empleados se acercaron para ver qué pasaba, de repente explosiones comenzaron a suceder en el caldo al rojo, no dañaban nada pero el ruido era estridente, esto junto a lo vistoso de cada manifestación y el olor del humo blanco hicieron huir a todos despavoridos, Chimar había utilizado una pequeña reserva de “polvos explosivos” que reaccionaron al tocar las llamas, la conmoción duro unos cinco minutos hasta que se gasto toda la dosis, suficiente para que los demás tomaran algunos lingotes.

El inventor se disponía a retirarse cuando un herrero le distinguió detrás de las cajas, no podrá ser muy listo pero lo relaciono con el suceso, se le abalanzo encima por lo que el chico de forma instintiva empezó a correr, estaba ganando distancia cuando llego a un callejón sin salida, allí incapaz de huir sintió un verdadero pánico, aquel sujeto se le acerco lentamente y el chico no podía pensar, debía cambiar el carrete de munición para volver a usar la ballesta pero no reaccionaba, al final el corpulento hombre lo tomo del cuello de su camisa levantándolo al instante, le estrello un par de veces contra cierta pared antes de hablar.

¿Que hacías allí detrás? ¿Tu causaste esas luces no? ¿Que planeabas? ¿Con quien trabajas?

Yo….yo….

Habla o tal vez la guardia si te afloje la lengua….

No la guardia no….por favor….

Demian Jue Abr 23 2015, 02:16

Me parecía que robaríamos sólo chatarra y de buena manera hubiera cambiado el objetivo a más comida o bien utensilios más útiles, pero ya habíamos seguido mi idea y era el turno de la de Chimar. Seguramente daría buen uso a pedazos de metal, de alguna manera… mientras aquello sirviera para mejorar la base todo estaría bien.

Chimar dio instrucciones sencillas y en cierta manera era repetir la estrategia de la tienda de telas, causar una conmoción e infiltrarse para robar en silencio. Hice mi parte y fui a camuflarme con mi magia hacia la parte posterior, esperando el momento oportuno para sacar lo que pillara. No tardó en llegar la señal y ¡vaya de qué manera!. Explosiones, múltiples explosiones se escucharon desde la forja y me quedé maravillado unos instantes. Mis primeros pensamientos fueron de que se trataba de alguna forma de magia, pero casi al segundo aquella idea fue descartada, Chimar era de aquellos humanos capaces de hacer cosas parecidas a la magia, pero sin usar el Mana.

Espabilé, indicando a Ratita que tomara unas herramientas y trozos de metal que había en el lugar. Yo mismo hice mi parte, tratando de cargar un martillo, sólo para descubrir que todo aquello pesaba una enormidad. La fuerza nunca había sido mi punto, valga la redundancia, fuerte. Todo lo contrario, sin contar el factor de que soy un brujo y los brujos somos… bueno, menudos. Apenas me podía mover con ese peso, y eso que no llevaba muchas cosas, al punto que mi ilusión se quebró al no poder mantener la concentración. Pero no fue a mí que los herreros vieron primero, sino a Chimar. Debo darle crédito al chico por correr a una velocidad que me asombró, pero lamentablemente la suerte no estaba ese día de su lado. El herrero le alcanzó y lo acorraló en un callejón.

Yo a esas alturas, por supuesto, ya no me mantenía cargando las cosas, las había dejado caer en el acto y corrido detrás del herrero. Cuando noté que le acorralaba disminuí la marcha y me desplacé en silencio, como una sombra o una gato por la noche. Cuando vi que el sujeto estrellaba al chico con violencia contra la muralla llevé mis manos a mis dagas.

Casi podía sentir la sensación de las dagas cuando entran en la carne viva y desgarran a su paso, me tentaba matarle y excusas no me faltaban, sin embargo recordé que Chimar, sin contar su minuto de bestia psicópata, se había mostrado siempre protector de la vida y contrario a matar. Además estábamos en plena ciudad, podía haber transeúntes, mirones, no valía la pena convertirse en el criminal más buscado en un abrir y cerrar de ojos.

Clavé mis dagas en sus muslos desde su espalda, con suficiente profundidad para que le doliera una enormidad, pero confiando en que aquello no le haría desangrarse hasta morir. Por supuesto que el tipo soltó a Chimar de inmediato y calló a sentarse sobre sus nalgas, incapaz de comprender durante varios segundos qué había ocurrido. En tanto le hice un gesto a Chimar para que nos largáramos de inmediato, ya habrían más oportunidades de sacar material y quizás Ratita algo útil había sacado.

Pero entonces le vi, un robusto guardia equipado con su armadura de cota de mallas, un escudo con el logo de la guardia de Lunargenta y una espada algo manchada por el tiempo de uso. Un guardia nos cortaba el camino. Había acudido alertado por los ruidos y la persecución. Maldije la suerte.

-Alto en nombre del rey -ordenó. Sospeché que más de los suyos podrían estar en camino por la conmoción, pero si teníamos suerte sería el único en el área.

Invitado Jue Abr 23 2015, 03:00

Fue en esa situación tan comprometedora que Chimar detallo a su amigo mago entrando con una discreción impecable al callejón, el chico volvió a mirar a su agresor para que no le descubriera, a pesar de que lo había lastima el pequeño inventor no quería la muerte de aquel sujeto por lo que estuvo tentado a gritar que no le matara, no lo hizo porque podía poner en peligro a Demian, una agradable sorpresa fue ver que el hechicero se contuvo y solo provoco un daño leve, ya con plena libertad ambos jóvenes se largaron de allí.

Gracias, actuaste bien.

Decía con cierta sonrisa en el rostro, poco después un guardia les cortó el camino, estaba muy bien equipado por lo que herirle queda descartado, Chimar detallo algo mientras buscaba opciones, con rapidez coloco su cargador en la ballesta y disparo certeramente a la cuerda de un anuncio que colgaba del techo, aquel cartel que indicaba “posada” seguía unido de un extremo por lo que hizo cierto arco al caer golpeando al guardia de lado con la fuerza de un ariete pequeño, el individuo salió despedido y entro por una ventana cayendo encima de un par de borrachos.

¡¡Vámonos antes de que lleguen los Bios!!

Decía por experiencia propia, siempre hay varios patrullando por la ciudad y cuando ven algún alboroto que los humanos no controlan intervienen, salieron corriendo solo para encontrar otro par de guardias en una esquina, Chimar piensa rápido de nuevo e indica que vayan hacia arriba, por una pared llena de agarraderas los chicos subieron, uno de los guardias intento seguirles pero hizo colapsar su sección por el peso del equipo, desde arriba ambos jóvenes miraron al hombre tratando de ponerse de pie antes de seguir.

Estos tejados son buenas rutas de escape al parecer…

Incluso con la adrenalina marchando el joven inventor no pierde su mirada científica, saltaron un par estructuras hasta que perdieron a sus perseguidores, ya con más tranquilidad el chico intenta reponerse del esfuerzo físico, fue una carrera bastante agitada, deben dejar esa aparte del mercado porque les estarán buscando al menos media hora, por suerte es una zona enorme y los guardias rara vez son tan eficientes para peinar todo un distrito.

No obre con la cautela suficiente…lo siento….deberíamos buscar a Ratita.

Dijo con cierto sentimiento de culpa, perdieron una buena oportunidad porque se arriesgo demasiado, su falta de pericia casi les cuesta todo antes de comenzar, tratara de tener más cuidado de ahora en adelante, por lo menos sabe que tiene gente con la cual contar, no le dejaron tirado y eso es algo raro en este mundo.

Demian Jue Abr 23 2015, 03:25

Cuando pensé que la situación se ponía tensa y requeriríamos de una lucha, preparando mis dagas en el acto para el combate, un enorme letrero caía por acción de Chimar, eliminando el obstáculo. Al continuar nuestra huída trepamos a los techos de las viviendas, escapando así de unos guardias. Las cosas no había salido según lo planeado.

Divisé una tímida figura cerca nuestro. Ratita nos había seguido al oír el alboroto, pero claramente el combate no era lo suyo. Caminaba lento, pues iba ataviado de una serie de herramientas y objetos metálicos, todo lo que el pobre muchacho era capaz de cargar.

-El más efectivo ha resultado ser Ratita -comenté.

Con tantas cosas cargadas resultaba imposible que Ratita trepara, así que lo más sensato fue buscar y ayudarle a cargar las cosas. Al final entre 3 el peso era pequeño, pero era mejor que no llevarse nada.

-Ya al menos 3 guardias nos conocen, así que en adelante tendremos que ser un poco más cuidadosos… si nos reconocen podemos meternos en problemas… no quiero saber lo que significa ser detenido por ellos.

-Me han tomado unas 3 veces, pero siempre por pedir limosna -contó Ratita- nunca han tenido pruebas de un robo de verdad, pero aún así no son… amables… no me gustaría que me tomen otra vez.

Era difícil ser un ladrón, mucho más de lo que originalmente había planificado. Había una serie de habilidades a tener en cuenta. En primer lugar, el equilibrio entre cuánto robar para pasar desapercibido versus tu necesidad era difícil de mantener en el punto exacto.

-Si le mataba tendría ahora a toda la guardia detrás mío… creo que tendré que evitar usar mis dagas muy seguido -comenté- y al final valía la pena intentarlo.

Con cuidado comenzamos a movernos entre las calles, alejándonos de la zona más sonora para ir hacia lugares más tranquilos. Eso era todo un regalo para mí.

Invitado Jue Abr 23 2015, 04:28

Por suerte eludieron del todo a sus perseguidores, más abajo estaba el propio Ratita sobrecargado por varios artículos que sobresalían de su ropa, cuidando de que nadie les mirara ambos jóvenes bajaron al nivel de calle a reencontrarse con su amigo, una vez los tres juntos se repartieron el minúsculo botín, habían varios martillos de tamaño estándar que resultarían útiles para las tareas de construcción, otros misceláneos también encontrarían uso en la guarida, no salió muy bien pero al menos lograron algo.

Bien hecho.

Dijo colocando su mano sobre la cabeza del pequeñín, el intento de robo creado por Chimar no había salido muy bien así que era hora de pasar el báculo, además ya tiene algunas cosas para ayudarle en los proyectos del Torreón, escucho la acotación de Demian con atención, tenia razón ahora deben andarse con cuidado, Ratita expuso sus experiencias personales acerca de las detenciones, el joven inventor se prometió mentalmente no dejar que le volviera a suceder algo igual.

Tranquilo no dejaremos que eso te pase de nuevo…a ninguno de nosotros en realidad.

La preocupación del mago era bastante real, no pueden andar por allí matando gente, jamás deben hacerlo en la ciudad, no solo porque atraerían la atención de toda la guardia y los Bios si no que también la ciudad les repudiaría y pediría su eliminación, además matar sin una causa real esta terriblemente mal, deben evitar que la gente les odie o tendrán a todo el mundo encima literalmente, robar para vivir es una cosa que puede dejarse incluso pasar, el asesinato no.

No debes matar a nadie en esta ciudad…….quien sabe tal vez te guste la idea después de un tiempo.

Ya eran la una de la tarde y comenzaba a aflorar el hambre de nuevo pero todavía faltan varias horas para llegar al estado “moribundo”, deciden recorrer algunas cuadras para dejar atrás a los guardias alertas, ya ha cierta distancia de la conmoción el joven Chimar se siente más aliviado, le pega una mirada de interrogante al mago, tienen tiempo para otras acciones de latrocinio antes de que caiga la noche y el cansancio les venza.

¿Algo en mente Demian?

Sin duda esta salida será la primera de muchas y a medida que progresen en habilidad podrán tener más victorias, con mas pericia llegaran mejores recompensas, al igual que la magia o la ciencia robar es prácticamente un arte que se domina con mucha practica, un buen ladrón solo se hace con el tiempo o eso dicen los expertos en el tema, la primera meta es adquirir el nivel de ratita y luego mejorar todos en conjunto.

Demian Jue Abr 23 2015, 06:03

Mantuvimos el bajo perfil, lo peor que podríamos haber hecho en ese momento era volver a robar y atraer más atención sobre nosotros. Teníamos todo el tiempo del mundo para hacer crecer nuestra base y lo mejor era por ahora dejar de lado las obligaciones y relajarse un poco. Sin embargo era perfectamente válido mejorar un poco las habilidades mientras caminábamos de vuelta a nuestro refugio. Antes de eso asentí a mi compañero.

-Bien, nada de matar dentro de la ciudad, lo prometo -dije con cierta solemnidad.

Miré al tímido de Ratita y repasé sobre la idea de que en realidad había un mucho mejor trabajo que nosotros dos combinados. El chico podía ser un debilucho y temeroso, pero hacía muy bien las cosas que se le encargaban.

-¿Qué tal si mientras vamos de vuelta a la ratonera no dejamos que Ratita nos de una lección.

El chico se mostró nervioso al principio, como siempre, pero poco a poco fue dando una pequeña lección sobre robar y hacer actividades ilegales en Lunargenta. Explicó que lo primero era siempre asegurarse de dónde estaban los guardias. Si andaba alguno cerca lo mejor era esperar. Aunque pareciera obvio, había sido parte importante de nuestros errores desde que habíamos intentado seguir esa vida.

-y la regla de oro es que tu cuello vale más que cualquier cosa -dijo Ratita dejando el punto claro- prefiero quedarme un día con hambre que con una cuchilla en la barriga.

Procedió a continuación a mostrarnos algunas posiciones de mano complejas, en especial aquellas en que se formaba una especie de gancho aparentemente inofensivo, pero muy útil. Lo practiqué, pues la idea de esa técnica era tener sutileza especial al momento de meter la mano a bolsillos ajenos.

Invitado Jue Abr 23 2015, 18:38

Demian pareció captar la lección enseguida, a pesar de todo se le veía de palabra así que cuando afirmo que no mataría Chimar le creyó, el grupo decidió volver a la ratonera para dejar que se calmaran las cosas en el mercado, con paso relajado avanzaron por las calles, el mago tuvo una idea bastante buena, en el camino podían aprender algunos trucos del pequeño Ratita, con atención el joven inventor se propuso memorizar las lecciones del pequeño.

Es una excelente idea.

Lo decía para alentar al joven ladronzuelo, por suerte aunque siempre se mostraba renuente al principio no hacía falta mucho esfuerzo para animarle, en breve comenzó con sus acotaciones, lo primero era siempre tener presente donde se encontraba la guardia, un punto bastante simple que los chicos mayores ignoraron todo el tiempo, error que les ocasiono muchos problemas vale destacar, Chimar maquinaba la idea y no pudo evitar mirar a los lados para buscar algún agente de la ley.

Bien punto aprendido…de la mala manera….

Entonces Ratita expuso otro realidad de soberana importancia, la auto preservación debe liderar el escenario, arriesgarse solo lo suficiente pero sin poner en peligro la integridad física, se podría considerar algo raro como regla para un ladrón pero una vez se medita a profundidad tiene sentido, los que siguen esa línea de trabajo operan desde las sombras, rara vez se les ve en un enfrentamiento y solo rompen ese patrón cuando fallan en algún intento y deben improvisar, sin duda siguen un estilo en el que nadie se entera hasta que ya perdió algo.

Bien cuidarse el trasero…entendido jeje.

Lo siguiente fue una demostración grafica de varias posiciones idóneas para robar, el inventor les imito sin problemas gracias a su destreza manual pero luego de varios minutos se dio cuenta que la mano se resentía, esta es una clara señal cuando falta practica, su pequeño amigo que lleva toda la vida realizando dichas acciones esta mas que acostumbrado, por su parte Chimar y Demian deberán practicar bastante para realizarlo de manera automática, el pequeño intelectual siguió formando las posiciones todo el camino.

Sin duda más complicado de lo que pinta el argot popular...

Al parecer el latrocinio no es tan sencillo como lo describen, resulta cómico que la gente le catalogue de “vida fácil” cuando se requiere bastante técnica y esfuerzo, el propio Chimar se expreso de manera igual antes de su orfandad, ahora en este lado de la moneda su visión a cambiado bastante, la gente siempre despreciara a un ratero pero no se dan cuenta de que muchas veces no tienen opción en especial si son niños.

Demian Vie Abr 24 2015, 03:35

Poco a poco el ruido de la gente empezó a quedar atrás. No llevábamos prisa y el peso de la carga se hacía notar, pero estábamos contentos. Ratita nos había dado unas lecciones sobre robo y parecía que poco a poco nuestro naciente grupo, que podríamos denominar una banda, iba tomando forma. Por primera vez en mucho tiempo comenzaba a sentirme parte de algo, no sólo sobrevivir y conocer personas, sino dar forma a algo.

-Vamos a necesitar más gente, ¿saben? -comenté. Recién comenzábamos y ya estaba pensando en grande.

La ciudad humana, después de todo, tenía su lado interesante. Podía ser desordenada e infestada de gente, pero eso mismo me abría muchas posibilidades, hasta de su misma suciedad emergían opciones nuevas y posibilidades para desarrollarnos. Lo que más me gustaba de todo el asunto era no depender de nadie en particular, ni siquiera de la supervivencia en sí, sino tener objetivos más allá. De pronto puse una sonrisa fanfarrona y apunté con mi dedo hacia el castillo de Lunargenta, probablemente el lugar más importante de todo Aerandir, que se erigía en la distancia, marcando su dominio sobre las gentes de esa ciudad.

-Algún día le robaremos al mismo rey -dije con aire solemne- ni siquiera la guardia real sabrá qué pasó, ya me imagino al rey furioso reclamando a sus caballeros y nosotros riendo en un rincón, ¿acaso no sería genial?.

Pensé entonces en nuestra base y todo el trabajo que teníamos por delante. La Ratonera debía estar a la altura de las circunstancias y convertirse en un lugar en el que pudiéramos disfrutar y crecer.

-Creo que hoy instalaré un sistema de trampas más avanzado ante invasores… nunca se sabe cuándo alguien sentirá curiosidad por lo que ocurre en esa torre… haré un agujero por la entrada cubierto, así el que intente entrar… ¡Bam!, al hoyo… también instalaré un mecanismo para tener algún tipo de municiones para arrojar desde las almenas… municiones que pueden ser muy poco agradables.

Con estos pensamientos y elaborando más y más ideas continué el camino a casa. Sí, a casa, ya le denominaba de esa manera a La Ratonera, a pesar que desde hace tan poco pertenecía a nosotros. La que hubiera sido una fuente de terror para el pueblo sencillo de la ciudad, tanto que hasta el día de hoy la gente decía que estaba embrujada, ahora daba esperanza a un grupo de chiquillos olvidados por la sociedad, de esos que no salen ni en canciones ni en los relatos del campo de batalla, pero que sin embargo tienen por delante todo un futuro para hacer crecer grandes hazañas.

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