[EVENTO P.] Con las manos desnudas.
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[EVENTO P.] Con las manos desnudas.
Un cazador, fuerte, grande, con bonitas armas... Aquel al que siempre recurren cuando necesitan cualquier cosa, al que le pagarían cualquier precio por sus servicios... qué pena que ese no seas tú.
Y que pena que ese hombre del que estamos hablando no sea algo más humilde.
Al verte por la cuidad, el hombre en cuestión, que estaba en medio de la plaza alardeando de sus dotes te ha señalado con el dedo, riéndose de tu persona.
-Mirad a ese enclenque. Eh, tu, que te has pensado…- dijo antes de reírse con exageración.- ¿Acaso me estas retando con esas armas de juguete? Estoy seguro que no podrías cazar ni un estúpido alce tu solo con tus dotes de cazador… si ya me has oído, solo con tus dotes, nada de armas y esas cosas. ¿Has matado a un animal con tus propias manos? Estoy seguro de que no…- de nuevo se rió de manera escandalosa.-
Y que pena que ese hombre del que estamos hablando no sea algo más humilde.
Al verte por la cuidad, el hombre en cuestión, que estaba en medio de la plaza alardeando de sus dotes te ha señalado con el dedo, riéndose de tu persona.
-Mirad a ese enclenque. Eh, tu, que te has pensado…- dijo antes de reírse con exageración.- ¿Acaso me estas retando con esas armas de juguete? Estoy seguro que no podrías cazar ni un estúpido alce tu solo con tus dotes de cazador… si ya me has oído, solo con tus dotes, nada de armas y esas cosas. ¿Has matado a un animal con tus propias manos? Estoy seguro de que no…- de nuevo se rió de manera escandalosa.-
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•Bueno, parece que alguien ha sido retado.
•Debes cazar un alce con trampas y venenos, con tus manos y habilidades.
Wyn
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Re: [EVENTO P.] Con las manos desnudas.
El mediodía había llegado. Llego sin ser adornado por alguna sorpresa o novedad. El astro rey en su punto más alto iluminaba las paredes grisáceas con gran esplendor mientras los hombres, mujeres y niños, habitantes de la ciudad, parecían estar felices y ocupados con sus quehaceres. Es así como parecía que este seria un día tranquilo, lleno de una inusual paz.
Caminaba por las calles con una manzana en la boca. El lobo blanco seguía de cerca mis pasos mientras olfateaba su camino y dirigía su mirada a todo aquello que llegaba a llamar su atención. Sin planearlo, mis pies me llevaron hasta la plaza central en donde una multitud de personas se aglomeraba al rededor de un escandaloso y presuntuoso sujeto. Al parecer alardeaba de sus dotes y habilidades en el arte de la cacería mientras exhibía algunos de sus trofeos y armas. Poca o nula fue la importancia que otorgue al hecho, así que continué caminando. Poco faltaba para desaparecer tras la esquina de la calle aledaña, pero una voz que parecía dirigirse hacia mi detuvo mi marcha.
Enclenque, decía aquella voz. Al principio creí firmemente que no podría estarse dirigiéndose a mi, pero luego de una rápida mirada, pude ver que no había nadie más en los alrededores. Entonces estaba dirigiéndose hacia mi. Aparentemente mis armas habían despertado algún tipo de interés en aquel hombre, pero no es que esa fuera mi intención. Mis katares, dagas y los pequeños cuchillos colocados al rededor de mi cinturón tenían otra intención a la de ofender la sensibilidad de aquellos que las notaran. Mire a aquel sujeto sobre mi hombro y le mire desinteresadamente Mientras me señalaba a mi mismo con el dedo. - No es mi intención. Lamento si el portar de mis armas le han otorgado otra impresión. Mencione para deshacerme de aquella atención, pero no bastaría con eso.
El hombre parecía estarse burlando mientras aquellos a su alrededor parecían seguirle la corriente. Si bien yo podría ser llamada un cazador, más bien la definición correcta era “asesino” por lo que el arte de perseguir, atrapar y terminar con alguna vida no era nada desconocido para mi, pero aun así… - No me interesa… Le respondí dándole un mordisco a aquella fresca y jugosa manzana. Volví a darme la vuelta para salir del lugar, pero la burlona y escandalosa risa de aquel fanfarrón hizo despertar algo dentro de mi. Sí. Quizás esta vez podría hacer a un lado mi poco interés por aquellas banalidades y hacer que ese odioso tragara cada una de sus palabras.
Gire en torno hacia él y me acerque lentamente hasta posicionarme en frente. Mire sus ojos con reto y determinación y termine con la manzana para luego arrojar el resto en el suelo. – Muy bien… Acepto tu reto. Replique con una sonrisa de lado, arqueando una ceja. – Me encantaría ver tu rostro cuando alguien como yo te supere aquello de lo que estés tan orgulloso y muestre a tu absurdo sequito de seguidores que no eres algo tan especial. Si bien no me gustaba ese tipo de comportamiento, claro que era alguien muy bueno en ese tipo de provocaciones. Luego de esas palabras, di media vuelta y me dirigí a la salida de la ciudad.
Luego de un par de horas, llegue hasta la arboleda más cercana, aquella donde podría encontrar el espécimen que buscaba. La participación de mi compañero me estaba siendo bastante útil. Reb olfateaba el terreno, cada arbusto y árbol en busca de un rastro, hasta que se detuvo, emitiendo un leve sonido con su hocico, lo cual atrajo mi atención. Me incline a su lado y acaricie su lomo un par de veces. Al parecer había encontrado algunas huellas marcadas en el fango. Luego de una inspección, estaba seguro de que pertenecían al animal que buscábamos. – Bien hecho Reb. Debemos prepararnos. Le dije.
Sin perder más el tiempo, comencé a llevar a cabo mi plan. Debía bastar con un par de trampas. La primera constaría simplemente con una espina de un considerable tamaño impregnada con uno de mis venenos fijada a una rama, la cual debía ser accionada justo cuando el alce pasara a su lado. De esa forma podría envenenarlo y no tendría que tomarme la molestia de combatirlo con mis propias manos. Actuaría tal como el reto lo había dictado: Sin armas. Solo con mis conocimientos y habilidades para atrapar a esta presa.
La primera trampa estaba lista. La rama había sido fijada con la ayuda de un pequeño cordel que seria activada por mi mismo y el accionar de un pequeño tirón luego de que el alce atravesara el arbusto colocado frente a él. Ahora solo faltaba colocar el segundo mecanismo. Aquel que aseguraría mi victoria y mantendría quieto al animal hasta que el veneno surtiera efecto en su cuerpo. Ate una cuerda que había traído conmigo para llevar a cabo el trabajo a la punta de una fuerte y flexible rama que seria accionada tras el caer de una pesada roca, también atada al cabo de la soga cuando el animal tirara la rama que le sostenía. En el otro lado de la soga, solo tenia que confeccionar un nudo corredizo, así cuando el alce pusiera su pata en medio, aquel asa se cerraría apresando su pie.
Estaba todo listo. Ya solo faltaba ir en busca de nuestra presa y llevar a cabo la fase dos de mi plan. Reb continuo siguiendo el rastro hasta que lo encontramos pastando no muy lejos de donde habíamos puesto las trampas. Es por todos sabido que el alce es un animal agresivo y territorial, por lo que no dudaría en emprender un ataque hacia mi si amenazaba su aparente seguridad. Se trataba de un ejemplar macho y adulto, perfecto para llevar hasta la ciudad y mostrar mis habilidades a aquel fanfarrón.
Nos escabullimos silenciosamente a través de la espesura hasta estar más cerca del alce. Reb parecía comenzar a tensar sus músculos y mostrar sus colmillos, pero posicione mi mano sobre su lomo para tranquilizarlo. – Quédate aquí. Le pedí. – No quiero que ese tonto alegue la ventaja de cacería que me has dado. Has hecho bastante encontrando a nuestra presa y esto es algo muy personal. Seré yo solo el que lo guíe hasta la trampa. Reb pudo notar la decisión en mis ojos. No podría negarse a mi petición por lo que se echo tras los arbustos para ocultarse.
Sabia que seria difícil, el mínimo descuido podría ser algo fatal. Destape una de mis pociones estimulantes y la bebí hasta la ultima gota. Debía aguardar hasta que sus efectos comenzaran a manifestarse y una vez que surtió efecto, salí de mi escondite para encontrarme frente a frente con el animal. El alce me miro a los ojos sorprendido y retrocedió un par de pasos para mantener la distancia, pero no le dejaría hacerlo. De igual modo sostuve su amenazante mirada con una propia y comencé a invadir aquel espacio que le hacia sentirse seguro. En poco tiempo, el retroceso del animal termino y comenzó a expulsar bocanadas de aire por el hocico mientras chocaba los cascos de sus patas contra el suelo. Era una clara advertencia de que debía mantenerme alejado. Era el momento. En esta ocasión me acerque sin reparo, bruscamente amenazándolo a lo que el animal respondió casi de inmediato.
Venia hacia mi con el filo de sus grandes cuernos por delante. Un choque con aquel peso y el filo de sus cuernos habría ignorado mi escasa armadura y había atravesado mi piel sin ningún problema. La poción estimulante estaba haciendo su magia. Me daba la capacidad necesaria para esquivar ese primer ataque y comenzar la retirada hacia el lugar de las trampas. Reb nos seguía manteniendo la distancia para no llamar la atención de la presa mientras el alce me pisaba los talones, amenazando con convertirme en su victima. La velocidad del animal era aun mayor de lo que había imaginado, por lo que debía zig-Zagear a través de los árboles ara mantenerme seguro. Pronto llegaríamos a mi primer objetivo: La trampa venenosa.
Justo cuando pase al lado de la rama con la espina, me adelante para tomar el cordel que accionaría su acción. Había sido un éxito. La espina se clavo en el costado del animal cuando el atravesó el arbusto, pero eso solo lo enfurecería más y le haría actuar de una forma más desesperada y agresiva. Ahora solo restaba ir a la siguiente trampa y quedaría atrapado hasta que el veneno surtiera efecto en su torrente sanguíneo. Continué con la huida para guiarla hasta la trampa. Pude pasar sin problema, pero cuando el alce paso sobre la soga y la rama, esta no se había movido de su lugar y no se había accionado el mecanismo de la trampa. Ahora estaba en problemas.
Debía volver sobre mis pasos para hacer un segundo intento, pero la arboleda no me daba mucha oportunidad para encontrar un camino para tomar en la huida, por lo que di media vuelta y preferí encarar al animal. – Maldición. Solo debo mantener alejados los cuernos. El alce se dirigía a toda velocidad hacia mi con la intención de ultimarme con sus grandes cuernos. Debía asegurarme de reaccionar justo en el momento oportuno o todo terminaría con una herida fatal. - ¡Ahora! Posicione mis manos sobre sus cuernos y utilizando el impulso de su cornada, logre saltar por encima de sus cuernos.
Había logrado salvarme, pero no había salido del todo bien. El poderoso impulso de la bestia me lanzo por el aire y aterrice sobre mi espalda ante la caída. Me queje un poco ante el dolor de la espalda, pero no había mucho tiempo para recuperarse. El animal volvía sobre sus pasos, preparándose para una nueva embestida. Me puse de pie tan rápido como mi espalda me lo permitió y me apresure hacia la trampa cuyo error no podía repetirse nuevamente. El alce avanzo velozmente otra vez, estaba a punto de alcanzarme. No habiendo de otra, salte hacia el mecanismo que accionaría la trampa y logre desbloquear la rama que desbloquearía la pesada roca. En un momento oportuno, una de las patas traseras de la bestia se había posicionado entre el nudo corredizo. La cuerda ascendió con celeridad y logro detener el avance del furioso animal, solo a algunos escasos centímetros de mi persona.
Lo había logrado. Finalmente mi cometido fue cumplido con satisfacción. Emití un aliviado suspiro y me recosté sobre la fresca hierva. Los efectos de la poción estimulante llegaban a su fin y habrían paso a sus efectos negativos los cuales me dejarían exhausto de momento, pero al menos podría estar seguro que el alce no volvería a moverse de ahí.
Cuando volví a reaccionar ante algunas lamidas, que me dio mi amigo el lobo, la vida del animal lo había abandonado, ahora solo restaba cortar la cuerda y llevarlo hasta la ciudad lo cual seria otra gran desafío.
__________________________________Caminaba por las calles con una manzana en la boca. El lobo blanco seguía de cerca mis pasos mientras olfateaba su camino y dirigía su mirada a todo aquello que llegaba a llamar su atención. Sin planearlo, mis pies me llevaron hasta la plaza central en donde una multitud de personas se aglomeraba al rededor de un escandaloso y presuntuoso sujeto. Al parecer alardeaba de sus dotes y habilidades en el arte de la cacería mientras exhibía algunos de sus trofeos y armas. Poca o nula fue la importancia que otorgue al hecho, así que continué caminando. Poco faltaba para desaparecer tras la esquina de la calle aledaña, pero una voz que parecía dirigirse hacia mi detuvo mi marcha.
Enclenque, decía aquella voz. Al principio creí firmemente que no podría estarse dirigiéndose a mi, pero luego de una rápida mirada, pude ver que no había nadie más en los alrededores. Entonces estaba dirigiéndose hacia mi. Aparentemente mis armas habían despertado algún tipo de interés en aquel hombre, pero no es que esa fuera mi intención. Mis katares, dagas y los pequeños cuchillos colocados al rededor de mi cinturón tenían otra intención a la de ofender la sensibilidad de aquellos que las notaran. Mire a aquel sujeto sobre mi hombro y le mire desinteresadamente Mientras me señalaba a mi mismo con el dedo. - No es mi intención. Lamento si el portar de mis armas le han otorgado otra impresión. Mencione para deshacerme de aquella atención, pero no bastaría con eso.
El hombre parecía estarse burlando mientras aquellos a su alrededor parecían seguirle la corriente. Si bien yo podría ser llamada un cazador, más bien la definición correcta era “asesino” por lo que el arte de perseguir, atrapar y terminar con alguna vida no era nada desconocido para mi, pero aun así… - No me interesa… Le respondí dándole un mordisco a aquella fresca y jugosa manzana. Volví a darme la vuelta para salir del lugar, pero la burlona y escandalosa risa de aquel fanfarrón hizo despertar algo dentro de mi. Sí. Quizás esta vez podría hacer a un lado mi poco interés por aquellas banalidades y hacer que ese odioso tragara cada una de sus palabras.
Gire en torno hacia él y me acerque lentamente hasta posicionarme en frente. Mire sus ojos con reto y determinación y termine con la manzana para luego arrojar el resto en el suelo. – Muy bien… Acepto tu reto. Replique con una sonrisa de lado, arqueando una ceja. – Me encantaría ver tu rostro cuando alguien como yo te supere aquello de lo que estés tan orgulloso y muestre a tu absurdo sequito de seguidores que no eres algo tan especial. Si bien no me gustaba ese tipo de comportamiento, claro que era alguien muy bueno en ese tipo de provocaciones. Luego de esas palabras, di media vuelta y me dirigí a la salida de la ciudad.
Luego de un par de horas, llegue hasta la arboleda más cercana, aquella donde podría encontrar el espécimen que buscaba. La participación de mi compañero me estaba siendo bastante útil. Reb olfateaba el terreno, cada arbusto y árbol en busca de un rastro, hasta que se detuvo, emitiendo un leve sonido con su hocico, lo cual atrajo mi atención. Me incline a su lado y acaricie su lomo un par de veces. Al parecer había encontrado algunas huellas marcadas en el fango. Luego de una inspección, estaba seguro de que pertenecían al animal que buscábamos. – Bien hecho Reb. Debemos prepararnos. Le dije.
Sin perder más el tiempo, comencé a llevar a cabo mi plan. Debía bastar con un par de trampas. La primera constaría simplemente con una espina de un considerable tamaño impregnada con uno de mis venenos fijada a una rama, la cual debía ser accionada justo cuando el alce pasara a su lado. De esa forma podría envenenarlo y no tendría que tomarme la molestia de combatirlo con mis propias manos. Actuaría tal como el reto lo había dictado: Sin armas. Solo con mis conocimientos y habilidades para atrapar a esta presa.
La primera trampa estaba lista. La rama había sido fijada con la ayuda de un pequeño cordel que seria activada por mi mismo y el accionar de un pequeño tirón luego de que el alce atravesara el arbusto colocado frente a él. Ahora solo faltaba colocar el segundo mecanismo. Aquel que aseguraría mi victoria y mantendría quieto al animal hasta que el veneno surtiera efecto en su cuerpo. Ate una cuerda que había traído conmigo para llevar a cabo el trabajo a la punta de una fuerte y flexible rama que seria accionada tras el caer de una pesada roca, también atada al cabo de la soga cuando el animal tirara la rama que le sostenía. En el otro lado de la soga, solo tenia que confeccionar un nudo corredizo, así cuando el alce pusiera su pata en medio, aquel asa se cerraría apresando su pie.
Estaba todo listo. Ya solo faltaba ir en busca de nuestra presa y llevar a cabo la fase dos de mi plan. Reb continuo siguiendo el rastro hasta que lo encontramos pastando no muy lejos de donde habíamos puesto las trampas. Es por todos sabido que el alce es un animal agresivo y territorial, por lo que no dudaría en emprender un ataque hacia mi si amenazaba su aparente seguridad. Se trataba de un ejemplar macho y adulto, perfecto para llevar hasta la ciudad y mostrar mis habilidades a aquel fanfarrón.
Nos escabullimos silenciosamente a través de la espesura hasta estar más cerca del alce. Reb parecía comenzar a tensar sus músculos y mostrar sus colmillos, pero posicione mi mano sobre su lomo para tranquilizarlo. – Quédate aquí. Le pedí. – No quiero que ese tonto alegue la ventaja de cacería que me has dado. Has hecho bastante encontrando a nuestra presa y esto es algo muy personal. Seré yo solo el que lo guíe hasta la trampa. Reb pudo notar la decisión en mis ojos. No podría negarse a mi petición por lo que se echo tras los arbustos para ocultarse.
Sabia que seria difícil, el mínimo descuido podría ser algo fatal. Destape una de mis pociones estimulantes y la bebí hasta la ultima gota. Debía aguardar hasta que sus efectos comenzaran a manifestarse y una vez que surtió efecto, salí de mi escondite para encontrarme frente a frente con el animal. El alce me miro a los ojos sorprendido y retrocedió un par de pasos para mantener la distancia, pero no le dejaría hacerlo. De igual modo sostuve su amenazante mirada con una propia y comencé a invadir aquel espacio que le hacia sentirse seguro. En poco tiempo, el retroceso del animal termino y comenzó a expulsar bocanadas de aire por el hocico mientras chocaba los cascos de sus patas contra el suelo. Era una clara advertencia de que debía mantenerme alejado. Era el momento. En esta ocasión me acerque sin reparo, bruscamente amenazándolo a lo que el animal respondió casi de inmediato.
Venia hacia mi con el filo de sus grandes cuernos por delante. Un choque con aquel peso y el filo de sus cuernos habría ignorado mi escasa armadura y había atravesado mi piel sin ningún problema. La poción estimulante estaba haciendo su magia. Me daba la capacidad necesaria para esquivar ese primer ataque y comenzar la retirada hacia el lugar de las trampas. Reb nos seguía manteniendo la distancia para no llamar la atención de la presa mientras el alce me pisaba los talones, amenazando con convertirme en su victima. La velocidad del animal era aun mayor de lo que había imaginado, por lo que debía zig-Zagear a través de los árboles ara mantenerme seguro. Pronto llegaríamos a mi primer objetivo: La trampa venenosa.
Justo cuando pase al lado de la rama con la espina, me adelante para tomar el cordel que accionaría su acción. Había sido un éxito. La espina se clavo en el costado del animal cuando el atravesó el arbusto, pero eso solo lo enfurecería más y le haría actuar de una forma más desesperada y agresiva. Ahora solo restaba ir a la siguiente trampa y quedaría atrapado hasta que el veneno surtiera efecto en su torrente sanguíneo. Continué con la huida para guiarla hasta la trampa. Pude pasar sin problema, pero cuando el alce paso sobre la soga y la rama, esta no se había movido de su lugar y no se había accionado el mecanismo de la trampa. Ahora estaba en problemas.
Debía volver sobre mis pasos para hacer un segundo intento, pero la arboleda no me daba mucha oportunidad para encontrar un camino para tomar en la huida, por lo que di media vuelta y preferí encarar al animal. – Maldición. Solo debo mantener alejados los cuernos. El alce se dirigía a toda velocidad hacia mi con la intención de ultimarme con sus grandes cuernos. Debía asegurarme de reaccionar justo en el momento oportuno o todo terminaría con una herida fatal. - ¡Ahora! Posicione mis manos sobre sus cuernos y utilizando el impulso de su cornada, logre saltar por encima de sus cuernos.
Había logrado salvarme, pero no había salido del todo bien. El poderoso impulso de la bestia me lanzo por el aire y aterrice sobre mi espalda ante la caída. Me queje un poco ante el dolor de la espalda, pero no había mucho tiempo para recuperarse. El animal volvía sobre sus pasos, preparándose para una nueva embestida. Me puse de pie tan rápido como mi espalda me lo permitió y me apresure hacia la trampa cuyo error no podía repetirse nuevamente. El alce avanzo velozmente otra vez, estaba a punto de alcanzarme. No habiendo de otra, salte hacia el mecanismo que accionaría la trampa y logre desbloquear la rama que desbloquearía la pesada roca. En un momento oportuno, una de las patas traseras de la bestia se había posicionado entre el nudo corredizo. La cuerda ascendió con celeridad y logro detener el avance del furioso animal, solo a algunos escasos centímetros de mi persona.
Lo había logrado. Finalmente mi cometido fue cumplido con satisfacción. Emití un aliviado suspiro y me recosté sobre la fresca hierva. Los efectos de la poción estimulante llegaban a su fin y habrían paso a sus efectos negativos los cuales me dejarían exhausto de momento, pero al menos podría estar seguro que el alce no volvería a moverse de ahí.
Cuando volví a reaccionar ante algunas lamidas, que me dio mi amigo el lobo, la vida del animal lo había abandonado, ahora solo restaba cortar la cuerda y llevarlo hasta la ciudad lo cual seria otra gran desafío.
Objetos usados:
Poción estimulante: Veneno #1 x1 Pocima Inhibis x1
Veneno para espina: Veneno #3 x1
Johannes
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Re: [EVENTO P.] Con las manos desnudas.
La gente empezó a murmurar entre ellos cuando vieron que se acercaba el humano, con un alce muerto.
Al parecer, lo había logrado.
El hombre con el jubón de piel hinchó el pecho haciéndose más grade, si se podía, a los ojos de la gente. Debía pensar rápido, parecía que el humano enclenque había conseguido cazar el alce, y por lo que podía ver, aun estando algo lejos, es que era un buen ejemplar: macho, grande, buen pelaje… Maldición.
-Vaya, vaya, vaya…- dijo con tono burlón. -¿Dónde has comprado eso, niño?- algunas de las personas se volvieron para mirarle. Desprendía tata seguridad que apenas se notaba lo confundido que estaba en aquel momento.
El humano se fue acercando y la gente empezó a felicitarle, algunos incluso le pidieron algunos trabajos: frascos de veneno, trampas… un animal. Parecía que había sido bien acogido. La muchedumbre se fue acercando a él, dejando a un lado al “experto”.
-¿Pero que estáis haciendo? no es más que un simple alce, nada con lo que yo no pueda…- un anciano se acercó a él, colocándole una mano en sus fuertes hombros.
- No vas a perder la clientela, si es eso lo que te preocupa, muchacho.- dijo de manera pausada, mirando de frente a Johannes. – Pero recuerda que tu primera captura fue un conejo, el cual estaba tan mal apuñalado que apenas pudimos aprovecharlo. –el hombretón se había quedado sin palabras. –Escucha, soy viejo, por lo que puedo enseñarte algunas cosas… aprovecha tu tiempo para mejorar y no para meterte con otros, quizás así no dejes nunca de tener trabajo…-el hombre se acercó a la gente que rodeaba al humano.
El cazador estaba atónito, quieto como una estatua. Había perdido esta batalla, pero la guerra solo acababa de comenzar.
Al parecer, lo había logrado.
El hombre con el jubón de piel hinchó el pecho haciéndose más grade, si se podía, a los ojos de la gente. Debía pensar rápido, parecía que el humano enclenque había conseguido cazar el alce, y por lo que podía ver, aun estando algo lejos, es que era un buen ejemplar: macho, grande, buen pelaje… Maldición.
-Vaya, vaya, vaya…- dijo con tono burlón. -¿Dónde has comprado eso, niño?- algunas de las personas se volvieron para mirarle. Desprendía tata seguridad que apenas se notaba lo confundido que estaba en aquel momento.
El humano se fue acercando y la gente empezó a felicitarle, algunos incluso le pidieron algunos trabajos: frascos de veneno, trampas… un animal. Parecía que había sido bien acogido. La muchedumbre se fue acercando a él, dejando a un lado al “experto”.
-¿Pero que estáis haciendo? no es más que un simple alce, nada con lo que yo no pueda…- un anciano se acercó a él, colocándole una mano en sus fuertes hombros.
- No vas a perder la clientela, si es eso lo que te preocupa, muchacho.- dijo de manera pausada, mirando de frente a Johannes. – Pero recuerda que tu primera captura fue un conejo, el cual estaba tan mal apuñalado que apenas pudimos aprovecharlo. –el hombretón se había quedado sin palabras. –Escucha, soy viejo, por lo que puedo enseñarte algunas cosas… aprovecha tu tiempo para mejorar y no para meterte con otros, quizás así no dejes nunca de tener trabajo…-el hombre se acercó a la gente que rodeaba al humano.
El cazador estaba atónito, quieto como una estatua. Había perdido esta batalla, pero la guerra solo acababa de comenzar.
________________________________________________
•6 puntos de exp. de habilidad pasiva.
•Has ganado un nombre en la ciudad de Lunargenta como cazador y conocedor de venenos, aunque este nombre, aun sea pequeño.
•El anciano se acerca a ti y te entrega una bolsita con 300 aeros, pagando así el alce. Además te ofrece una receta de una veneno asfixiante, sus ingredientes son un tanto difíciles de encontrar, pero vale la pena.
- POCION ASFIXIANTE:
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
La poción iría según tus habilidades y nivel: Extrae el aire de los pulmones del enemigo.
Nivel <3: 0/1- de 1 turno a 2- al enemigo se le entrecorta la respiración, dificultando la misma y los movimientos voluntarios.
Nivel 4-7: 0/2- de 2 turnos a 3- el enemigo pasa segundos consecutivos sin poder respirar, esto acarrea espasmos abdominales y enrojecimiento de la piel.
Nivel >7: 0/3- de 3 turnos a 4 – puedes extraer por completo hasta la última gota de aire del interior de tu adversario. Esto provoca movimientos involuntarios de los músculos, inflamación de los globos oculares, vasos sanguíneos y perdida del conocimiento.
Esta poción debe ser ingerida por el oponente, o por otro lado puede ser inyectada en sangre (impregnar un arma y clavarla en un cuerpo, entrando dentro de este y poniéndose en contacto de la sangre valdría, solo que la poción en armas dura relativamente poco, por lo que si no es un ataque rápido no afectaría al contrincante.
Esta poción nunca llega a matar a nadie. Nadie. Lo último es la pérdida del conocimiento (que podría acarrear problemas secundarios)
Wyn
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