Una noche para no dormir [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
Página 1 de 2. • Comparte
Página 1 de 2. • 1, 2
Una noche para no dormir [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
La noche tras el encuentro con el demonio sombrío en la llanura no le resultó fácil, a pesar de hospedarse en el palacio de Dundarak, donde podía disponer de todo lo que necesitara hasta reponerse de aquel incidente. Las pesadillas llegaron con más fuerza, tan vívidas que no pudo ignorarlas, con lo que despertó en mitad de la noche, sobresaltada y con un sudor frío recorriéndole el cuerpo. La bruja sabía que aquella intensidad se debía a lo ocurrido, siempre empeoraba cuando tenía las emociones a flor de piel.
Aun así no intentó conciliar el sueño de nuevo, necesitaba despejarse y hacer lo posible por olvidar lo que había visto. Se levantó de la cama y avanzó hacia el baño, en que pudo asearse y cambiarse de ropa, tomó la oscura capa nueva que una dama del servicio le había traído y se la echó sobre los hombros, antes de apagar las lámparas y abandonar la estancia, sin un rumbo fijo.
La única buena noticia que había recibido aquel día era que habían recuperado su caballo, después de que saliera huyendo por la presencia de la criatura. Avanzó por los pasillos y salió al exterior para acercarse al establo, quería comprobar que Sombra estuviese bien. Su fiel amigo la saludó con un leve relincho, antes de avanzar hacia ella agachando la cabeza para que lo acariciase. Elen respiró algo más tranquila y le palmeó el cuello, al menos no lo había perdido.
- Me alegro de verte amigo, mañana nos iremos de aquí. - musitó, mientras echaba un vistazo al habitáculo, en que no faltaban comida ni agua. Se mantuvo allí durante unos minutos, en el más absoluto de los silencios, solo roto por la respiración del equino y la suya propia. Hacía tiempo que no se encontraba tan mal y necesitaba un respiro, así que se giró y caminó hacia la taberna más próxima, que por suerte aún seguía abierta.
Cruzó el umbral y tomó asiento en una de las mesas más cercanas al fuego, apenas había clientes y los que aún quedaban estaban a punto de caer redondos por el alcohol, con lo que el tabernero se acercó a ella al poco de que entrase. - ¿Qué va a tomar señorita? - preguntó educadamente, mientras terminaba de limpiar una de las jarras con un trapo. - Necesito algo fuerte, ¿qué tienes? - respondió, levantando la vista lo justo para ver la cara de aquel hombre. Se podría decir que cumplía con la típica imagen que se esperaba de alguien en su profesión, rondaba los cuarenta y el pelo comenzaba a faltarle, su abultada barriga dejaba claro que no escatimaba en cerveza, pero parecía afable en apariencia.
El tabernero se sorprendió levemente al escuchar sus palabras, pero recompuso el gesto de inmediato. - Traeré un buen whisky, no hay nada mejor para olvidar rápido. - contestó, antes de quedar expectante por si la joven rechazaba la idea. La de ojos verdes se limitó a asentir con la cabeza y clavó la mirada en la mesa, hasta que regresó con su copa y la depositó frente a ella. - Gracias. - dijo con un hilo de voz, antes de sacar unos aeros de su bolsa y dejarlos sobre la mesa a modo de pago.
- De aquí le sobra, le traeré el cambio. - el hombre comenzó a girarse para ir a la barra, pero la maga lo detuvo con un gesto de la mano, antes de que le diese la espalda. - Mejor trae el resto y quédate con lo que sobre, estaré por aquí un buen rato. - el tabernero obedeció y fue a buscar lo que le pedía, dejó la botella sobre la mesa y se retiró a sus quehaceres, aunque vigilando de vez en cuando a aquella extraña, a la que había visto llegar junto con los caballeros dragones y un elfo herido la mañana anterior.
Elen dio un trago a su bebida y arrugó el gesto al sentir cómo le quemaba la garganta, no estaba acostumbrada al whisky ni a ningún otro licor tan fuerte, pero aquella noche lo necesitaba. Deseaba con todas sus fuerzas olvidar al demonio de la llanura, todo el odio que albergaba y el sufrimiento que había causado, pero sobre todo quería borrar de su mente las palabras del anciano, que había asegurado que aquello solo sería el principio, la criatura hallaría la forma de volver.
Volvió a beber hasta terminar la copa, que depositó junto a la botella mientras su vista se desviaba hacia el fuego, centrándose en el movimiento de las llamas. Sabía que debía tranquilizarse, o aquel incidente daría más fuerza a las sombras que ya la acechaban en sus pesadillas y el resto de síntomas volverían a aparecer. Se llevó la mano a la frente y luego al hueco del cuello para comprobar que no tenía fiebre, aún.
- Solo unas horas más y podré irme de aquí, me reuniré con Vincent y terminaremos este maldito viaje. - musitó para sí, antes de escuchar la puerta de la taberna, que se abría por la llegada de un nuevo cliente. Ni siquiera miró, en su mente ahora se sucedían los recuerdos de todos los problemas que había sufrido durante el trayecto desde Lunargenta. El ataque de los bandidos al poco de abandonar la ciudad, en que uno de ellos consiguió marcarle la mejilla con el filo de su arma, los demás grupos de maleantes que habían tratado de asaltarlos en las tierras del oeste, la guarida de trasgos y ahora aquello, sin duda no había sido un viaje tranquilo.
Respiró profundamente, manteniendo la vista aún en el fuego que consumía la leña a un ritmo acelerado.
Aun así no intentó conciliar el sueño de nuevo, necesitaba despejarse y hacer lo posible por olvidar lo que había visto. Se levantó de la cama y avanzó hacia el baño, en que pudo asearse y cambiarse de ropa, tomó la oscura capa nueva que una dama del servicio le había traído y se la echó sobre los hombros, antes de apagar las lámparas y abandonar la estancia, sin un rumbo fijo.
La única buena noticia que había recibido aquel día era que habían recuperado su caballo, después de que saliera huyendo por la presencia de la criatura. Avanzó por los pasillos y salió al exterior para acercarse al establo, quería comprobar que Sombra estuviese bien. Su fiel amigo la saludó con un leve relincho, antes de avanzar hacia ella agachando la cabeza para que lo acariciase. Elen respiró algo más tranquila y le palmeó el cuello, al menos no lo había perdido.
- Me alegro de verte amigo, mañana nos iremos de aquí. - musitó, mientras echaba un vistazo al habitáculo, en que no faltaban comida ni agua. Se mantuvo allí durante unos minutos, en el más absoluto de los silencios, solo roto por la respiración del equino y la suya propia. Hacía tiempo que no se encontraba tan mal y necesitaba un respiro, así que se giró y caminó hacia la taberna más próxima, que por suerte aún seguía abierta.
Cruzó el umbral y tomó asiento en una de las mesas más cercanas al fuego, apenas había clientes y los que aún quedaban estaban a punto de caer redondos por el alcohol, con lo que el tabernero se acercó a ella al poco de que entrase. - ¿Qué va a tomar señorita? - preguntó educadamente, mientras terminaba de limpiar una de las jarras con un trapo. - Necesito algo fuerte, ¿qué tienes? - respondió, levantando la vista lo justo para ver la cara de aquel hombre. Se podría decir que cumplía con la típica imagen que se esperaba de alguien en su profesión, rondaba los cuarenta y el pelo comenzaba a faltarle, su abultada barriga dejaba claro que no escatimaba en cerveza, pero parecía afable en apariencia.
El tabernero se sorprendió levemente al escuchar sus palabras, pero recompuso el gesto de inmediato. - Traeré un buen whisky, no hay nada mejor para olvidar rápido. - contestó, antes de quedar expectante por si la joven rechazaba la idea. La de ojos verdes se limitó a asentir con la cabeza y clavó la mirada en la mesa, hasta que regresó con su copa y la depositó frente a ella. - Gracias. - dijo con un hilo de voz, antes de sacar unos aeros de su bolsa y dejarlos sobre la mesa a modo de pago.
- De aquí le sobra, le traeré el cambio. - el hombre comenzó a girarse para ir a la barra, pero la maga lo detuvo con un gesto de la mano, antes de que le diese la espalda. - Mejor trae el resto y quédate con lo que sobre, estaré por aquí un buen rato. - el tabernero obedeció y fue a buscar lo que le pedía, dejó la botella sobre la mesa y se retiró a sus quehaceres, aunque vigilando de vez en cuando a aquella extraña, a la que había visto llegar junto con los caballeros dragones y un elfo herido la mañana anterior.
Elen dio un trago a su bebida y arrugó el gesto al sentir cómo le quemaba la garganta, no estaba acostumbrada al whisky ni a ningún otro licor tan fuerte, pero aquella noche lo necesitaba. Deseaba con todas sus fuerzas olvidar al demonio de la llanura, todo el odio que albergaba y el sufrimiento que había causado, pero sobre todo quería borrar de su mente las palabras del anciano, que había asegurado que aquello solo sería el principio, la criatura hallaría la forma de volver.
Volvió a beber hasta terminar la copa, que depositó junto a la botella mientras su vista se desviaba hacia el fuego, centrándose en el movimiento de las llamas. Sabía que debía tranquilizarse, o aquel incidente daría más fuerza a las sombras que ya la acechaban en sus pesadillas y el resto de síntomas volverían a aparecer. Se llevó la mano a la frente y luego al hueco del cuello para comprobar que no tenía fiebre, aún.
- Solo unas horas más y podré irme de aquí, me reuniré con Vincent y terminaremos este maldito viaje. - musitó para sí, antes de escuchar la puerta de la taberna, que se abría por la llegada de un nuevo cliente. Ni siquiera miró, en su mente ahora se sucedían los recuerdos de todos los problemas que había sufrido durante el trayecto desde Lunargenta. El ataque de los bandidos al poco de abandonar la ciudad, en que uno de ellos consiguió marcarle la mejilla con el filo de su arma, los demás grupos de maleantes que habían tratado de asaltarlos en las tierras del oeste, la guarida de trasgos y ahora aquello, sin duda no había sido un viaje tranquilo.
Respiró profundamente, manteniendo la vista aún en el fuego que consumía la leña a un ritmo acelerado.
Última edición por Elen Calhoun el Lun Jun 15 2015, 09:30, editado 2 veces
Elen Calhoun
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1954
Nivel de PJ : : 10
Re: Una noche para no dormir [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
"Es bueno estar de vuelta". Había tenido un viaje relativamente largo, al menos largo para él, que nunca había salido del Reino. Aprendió muchas cosas y conoció a un montón de individuos interesantes, e incluso podía decir animado que nunca se encontró con alguien desagradable, todos tenían algo positivo que aportar. "Aunque quizá hubiese sido mejor evitar uno o dos momentos". Era lo de menos, tampoco se podía pedir perfección. ¿O sí? Lo dudaba.
Había sido una excelente idea salir con equipaje ligero, ya que volvía con carga adicional. Una curiosa corona y un caballito de mar mágico figuraban en la lista de nuevas posesiones, las cuales mantendría en su hogar hasta que llegara un momento adecuado para usarlos, si es que llegaba. "Probablemente las regale o venda". No era el tipo de persona que le gustara recurrir a la magia para solucionar problemas, prefería el esfuerzo personal para conseguir lo que deseaba. Y no es que tuviera algo en contra de la magia, al contrario, tenía muchísimo respeto y aprecio por ella, era una simple cuestión individual.
Se había dirigido directamente a su casa para poner los objetos a buen recaudo antes de que algo malo sucediera. Nunca se sabía en qué momento una tormenta azotaría repentinamente, dificultando los pasos y enterrando reliquias bajo el manto nevado. Hecho eso, y tras haber saludado a su familia, era hora de disfrutar de su tierra natal, de la brisa helada que tanto le tranquilizaba. Se recostó sobre la nieve, dejando que los copos lo fueran cubriendo poco a poco hasta quedar casi completamente sepultado. No se dedicó a pensar en algo específico, ni siquiera lo consideró una sesión de meditación, fue un pequeño placer que se permitió. A fin de cuentas, era un dragón muy nostálgico, a pesar de practicar la filosofía del desapego.
Tras un par de horas saboreando el frío, se dio cuenta que debía comer algo. Al parecer se había relajado tanto que no había puesto atención a las necesidades de su cuerpo. Curiosamente, no entró en discusión consigo mismo sobre ir a un lugar o a otro a comer, directamente corrió hacia una taberna que tenía muy bien en mente, pues a estas horas las que no estaban cerradas estaban repletas de clientes un poquito ebrios; mas esa en particular no, era más tranquila.
Entró con sigilo al lugar, no queriendo perturbar demasiado con su presencia, y sonrió al verificar la quietud del interior. De alguna forma eso podría ser algo negativo para los dueños, pero para él era el ambiente adecuado, que incluso recompensaría con propina adicional. Tomó asiento en una de las mesas más apartadas del fuego y esperó a que alguien se aproximara a él. No tenía prisa así que estaba dispuesto a esperar el tiempo que fuese necesario.
Mientras tanto, jugó con la vista un poco, disfrutando de la sencilla vista que el inmueble tenía para ofrecer. Un par de colegas compartían unas bebidas y parecían tener una plática muy amena, lejos de ser escandalosa. Tres amigos estaban sobre la barra riendo, probablemente de algún chiste que alguien contó. Cerca del fuego, había una dama solitaria que llamaba la atención por su color de pelo gris, como si los dioses hubiesen quemado un árbol y recolectado las cenizas más finas para alcanzar ese color. "Ciertamente curioso".
El tabernero, que justo había dejado la botella en la mesa de la señorita, se aproximó a él—. ¿Ordenará una de nuestras mejores cervezas, caballero? —Athos recordaba a ese agradable señor, pues ya había venido aquí antes, pero parecía que él no tenía memoria de Komar, de otra forma sabría que no ordenaba licor. ¿O tal vez sí lo recordaba y era una forma irónica de preguntar? Quién sabe.
—Pasó. —Musitó calmado—. Mejor, tráigame agua, por favor. Mucha agua. —Hizo una señal con sus manos para indicar aproximadamente la cantidad de líquido que quería—. Y también... —Rodó los ojos, pensativo. Sabía exactamente lo que quería, mas no encontraba o no rememoraba las palabras para expresarlo—. ¿Tiene de esos bollos dulces que llevan dentro pedazos de fruta y por fuera tienen una suave capa de miel?
El hombre frunció el ceño, ya sea porque se esforzaba por entender la idea o porque estaba recordando si aún había o no. ¿O tal vez no hallaba la forma adecuada para decir que no?— Lo siento, hijo. Sólo queda uno y está envinado. Y algo me dice que no quieres ése.
Ciertamente no, ¿pero cuánto daño podía hacer? Ese tipo de postres poco o nada tenían de vino. Y debía contentar su estómago con algo, ¿no? No podría ser con carne, no en este momento. Quizá mejor sería pedir una simple ensalada, o una bebida más pesada.
Aquel experimentado tabernero se dio cuenta de inmediato del dilema que corría por la mente del dragón y terminó por decirle que le prepararían uno. Athos no quería que se tomaran esa molestia, pero el señor insistió tanto y con tanta amabilidad que no quiso quitarle la intención. Agradecido aceptó y pagó por adelantado, contemplando el ya buen servicio y la incomodidad.
El agua llegó primero, el pan se demoraría en arribar. "No hay prisa". Se recargó sobre la silla tras haber tomado un sorbo de agua. Había corrido desde su hogar, que no quedaba nada cerca, hasta aquí, así que disfrutó de una manera especial ese trago. Podía resultar gracioso que estuviera bebiendo llana agua en un tarro tan grande que normalmente contendría cerveza, hasta él se daba cuenta de ese detalle, que rápidamente descartó como irrelevante.
Lo que sí era relevante era su temperatura. Soportaba muy bien el frío, lo prefería, pero de repente notaba una sensación muy helada. "Tiene sentido". Al correr, entró en calor, pero ahora que estaba en reposo era más susceptible a la temperatura del ambiente. Tampoco era algo tan malo, sólo se acercaría un poco al fuego y ya. Usualmente prefería mantener distancia de la llama, mas en este caso en concreto parecía una decisión casi necesaria.
Con todo y tarro, se arrimó a la fogata, poniendo una rodilla en el piso para poder estar más cerca. Estaba a centímetros de tocar la lumbre, sin miedo a quemarse. En otra época, estar tan próximo provocaría un cambio de actitud exagerado, ahora podía controlar sin problema esos pensamientos caóticos. De hecho, estaba tan tranquilo que podía oír el viento soplar allá afuera, hasta los pensamientos de la chica a su lado. "Yo no puedo leer mentes". No en balde, muy claro había escuchado palabras femeninas. No le costó mucho comprender que estaba hablando, no dirigiendo sus palabras a alguien, sino a ella misma.
"¿Viaje maldito?" Sonaba peligroso, sonaba preocupante. Sonaba muy inquietante. Su curiosidad comenzó a soltar chispas y sintió un poderoso deseo de saber más. Si alguien tenía un problema y él podía hacer algo al respecto, no dejaría pasar la oportunidad. Estaba por llamar la atención de la mujer, cuando alguien ingresó a la taberna. No de manera violenta, pero definitivamente tampoco de forma calmada, había atraído la vista de todos, excepto de la señorita que yacía concentrada en la nada. Esto ya no era preocupante, ¡era alarmante!
No le importaba ser etiquetado como entrometido, no si sentía estar haciendo lo correcto—. ¿Hola? —Tocó suavemente su hombro, porque claramente se necesitaría más que una palabra para hacer que le pusiera atención—. Discúlpeme si la interrumpo. Sólo quería saber si usted se encontraba bien. —Llevaba un tono tan pasivo como atento. No era sorpresa que lo confundieran con un monje, sobre todo por llevar esa vestimenta—. Puedo entender si desea estar sola, pero no creo que un 'viaje maldito' deba ser abordado sin compañía. —Sonrió algo apenado, como arrepentido de haber dicho eso—. Sí está bien, ¿verdad? —Volvió a insistir con ello.
______
OFF: Perdón si está algo larguito xP Quería justificar bien su llegada y todo. Es el primer mensaje, los demás no serán tan largos x) Ah~ Y también si te pareció muy atrevido que hiciera que Athos escuchara lo que dijo Elen, dime y lo edito. Gracias por dejarme jugar ^^
Había sido una excelente idea salir con equipaje ligero, ya que volvía con carga adicional. Una curiosa corona y un caballito de mar mágico figuraban en la lista de nuevas posesiones, las cuales mantendría en su hogar hasta que llegara un momento adecuado para usarlos, si es que llegaba. "Probablemente las regale o venda". No era el tipo de persona que le gustara recurrir a la magia para solucionar problemas, prefería el esfuerzo personal para conseguir lo que deseaba. Y no es que tuviera algo en contra de la magia, al contrario, tenía muchísimo respeto y aprecio por ella, era una simple cuestión individual.
Se había dirigido directamente a su casa para poner los objetos a buen recaudo antes de que algo malo sucediera. Nunca se sabía en qué momento una tormenta azotaría repentinamente, dificultando los pasos y enterrando reliquias bajo el manto nevado. Hecho eso, y tras haber saludado a su familia, era hora de disfrutar de su tierra natal, de la brisa helada que tanto le tranquilizaba. Se recostó sobre la nieve, dejando que los copos lo fueran cubriendo poco a poco hasta quedar casi completamente sepultado. No se dedicó a pensar en algo específico, ni siquiera lo consideró una sesión de meditación, fue un pequeño placer que se permitió. A fin de cuentas, era un dragón muy nostálgico, a pesar de practicar la filosofía del desapego.
Tras un par de horas saboreando el frío, se dio cuenta que debía comer algo. Al parecer se había relajado tanto que no había puesto atención a las necesidades de su cuerpo. Curiosamente, no entró en discusión consigo mismo sobre ir a un lugar o a otro a comer, directamente corrió hacia una taberna que tenía muy bien en mente, pues a estas horas las que no estaban cerradas estaban repletas de clientes un poquito ebrios; mas esa en particular no, era más tranquila.
Entró con sigilo al lugar, no queriendo perturbar demasiado con su presencia, y sonrió al verificar la quietud del interior. De alguna forma eso podría ser algo negativo para los dueños, pero para él era el ambiente adecuado, que incluso recompensaría con propina adicional. Tomó asiento en una de las mesas más apartadas del fuego y esperó a que alguien se aproximara a él. No tenía prisa así que estaba dispuesto a esperar el tiempo que fuese necesario.
Mientras tanto, jugó con la vista un poco, disfrutando de la sencilla vista que el inmueble tenía para ofrecer. Un par de colegas compartían unas bebidas y parecían tener una plática muy amena, lejos de ser escandalosa. Tres amigos estaban sobre la barra riendo, probablemente de algún chiste que alguien contó. Cerca del fuego, había una dama solitaria que llamaba la atención por su color de pelo gris, como si los dioses hubiesen quemado un árbol y recolectado las cenizas más finas para alcanzar ese color. "Ciertamente curioso".
El tabernero, que justo había dejado la botella en la mesa de la señorita, se aproximó a él—. ¿Ordenará una de nuestras mejores cervezas, caballero? —Athos recordaba a ese agradable señor, pues ya había venido aquí antes, pero parecía que él no tenía memoria de Komar, de otra forma sabría que no ordenaba licor. ¿O tal vez sí lo recordaba y era una forma irónica de preguntar? Quién sabe.
—Pasó. —Musitó calmado—. Mejor, tráigame agua, por favor. Mucha agua. —Hizo una señal con sus manos para indicar aproximadamente la cantidad de líquido que quería—. Y también... —Rodó los ojos, pensativo. Sabía exactamente lo que quería, mas no encontraba o no rememoraba las palabras para expresarlo—. ¿Tiene de esos bollos dulces que llevan dentro pedazos de fruta y por fuera tienen una suave capa de miel?
El hombre frunció el ceño, ya sea porque se esforzaba por entender la idea o porque estaba recordando si aún había o no. ¿O tal vez no hallaba la forma adecuada para decir que no?— Lo siento, hijo. Sólo queda uno y está envinado. Y algo me dice que no quieres ése.
Ciertamente no, ¿pero cuánto daño podía hacer? Ese tipo de postres poco o nada tenían de vino. Y debía contentar su estómago con algo, ¿no? No podría ser con carne, no en este momento. Quizá mejor sería pedir una simple ensalada, o una bebida más pesada.
Aquel experimentado tabernero se dio cuenta de inmediato del dilema que corría por la mente del dragón y terminó por decirle que le prepararían uno. Athos no quería que se tomaran esa molestia, pero el señor insistió tanto y con tanta amabilidad que no quiso quitarle la intención. Agradecido aceptó y pagó por adelantado, contemplando el ya buen servicio y la incomodidad.
El agua llegó primero, el pan se demoraría en arribar. "No hay prisa". Se recargó sobre la silla tras haber tomado un sorbo de agua. Había corrido desde su hogar, que no quedaba nada cerca, hasta aquí, así que disfrutó de una manera especial ese trago. Podía resultar gracioso que estuviera bebiendo llana agua en un tarro tan grande que normalmente contendría cerveza, hasta él se daba cuenta de ese detalle, que rápidamente descartó como irrelevante.
Lo que sí era relevante era su temperatura. Soportaba muy bien el frío, lo prefería, pero de repente notaba una sensación muy helada. "Tiene sentido". Al correr, entró en calor, pero ahora que estaba en reposo era más susceptible a la temperatura del ambiente. Tampoco era algo tan malo, sólo se acercaría un poco al fuego y ya. Usualmente prefería mantener distancia de la llama, mas en este caso en concreto parecía una decisión casi necesaria.
Con todo y tarro, se arrimó a la fogata, poniendo una rodilla en el piso para poder estar más cerca. Estaba a centímetros de tocar la lumbre, sin miedo a quemarse. En otra época, estar tan próximo provocaría un cambio de actitud exagerado, ahora podía controlar sin problema esos pensamientos caóticos. De hecho, estaba tan tranquilo que podía oír el viento soplar allá afuera, hasta los pensamientos de la chica a su lado. "Yo no puedo leer mentes". No en balde, muy claro había escuchado palabras femeninas. No le costó mucho comprender que estaba hablando, no dirigiendo sus palabras a alguien, sino a ella misma.
"¿Viaje maldito?" Sonaba peligroso, sonaba preocupante. Sonaba muy inquietante. Su curiosidad comenzó a soltar chispas y sintió un poderoso deseo de saber más. Si alguien tenía un problema y él podía hacer algo al respecto, no dejaría pasar la oportunidad. Estaba por llamar la atención de la mujer, cuando alguien ingresó a la taberna. No de manera violenta, pero definitivamente tampoco de forma calmada, había atraído la vista de todos, excepto de la señorita que yacía concentrada en la nada. Esto ya no era preocupante, ¡era alarmante!
No le importaba ser etiquetado como entrometido, no si sentía estar haciendo lo correcto—. ¿Hola? —Tocó suavemente su hombro, porque claramente se necesitaría más que una palabra para hacer que le pusiera atención—. Discúlpeme si la interrumpo. Sólo quería saber si usted se encontraba bien. —Llevaba un tono tan pasivo como atento. No era sorpresa que lo confundieran con un monje, sobre todo por llevar esa vestimenta—. Puedo entender si desea estar sola, pero no creo que un 'viaje maldito' deba ser abordado sin compañía. —Sonrió algo apenado, como arrepentido de haber dicho eso—. Sí está bien, ¿verdad? —Volvió a insistir con ello.
______
OFF: Perdón si está algo larguito xP Quería justificar bien su llegada y todo. Es el primer mensaje, los demás no serán tan largos x) Ah~ Y también si te pareció muy atrevido que hiciera que Athos escuchara lo que dijo Elen, dime y lo edito. Gracias por dejarme jugar ^^
Athos
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 353
Re: Una noche para no dormir [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
Tan ensimismada como estaba, la bruja no se percató de que alguien se acercaba al fuego, quedando prácticamente a su lado. Apenas prestaba atención a cuanto la rodeaba, cosa que no resultaba normal en ella ya que solía ser bastante observadora, pero aquella noche se sentía distinta, casi como si hubiese vuelto atrás en el tiempo hasta el primer año que pasó bajo la maldición, cuando su carácter cambió por completo a causa de todo lo que le estaba ocurriendo, que la sobrepasaba.
No, no podía permitirse recaer en eso, ya lo había superado una vez con bastante esfuerzo y ahora debía hacer lo mismo, tenía que controlarse y alejar de si los malos recuerdos, enterrándolos en lo más hondo de su memoria, donde ya no pudieran hacerle nada. Un leve toque en el hombro la sacó de sus pensamientos, parpadeó y giró levemente el rostro hacia el recién llegado, sin apenas alterarse por que se le hubiese acercado de ese modo. Si hubiese estado bien lo habría visto venir o al menos se habría sobresaltado, pero nada podía sorprenderla ya aquella noche.
El caballero se disculpó, antes de expresar que solo quería saber si se encontraba bien. Al parecer había escuchado sus palabras acerca del viaje, y estaba claro que lo de maldito le había llamado la atención. La de ojos verdes lo recorrió con la mirada antes de responder, fijándose en que llevaba una especie de sotana, con lo que la primera idea que le vino a la cabeza fue la de que se tratara de un monje, que al escuchar lo que había dicho decidió acercarse para preguntar.
Dudó por unos instantes entre decir la verdad o no, ya que a fin de cuentas era un extraño, pero si daba la casualidad de que fuera un hombre religioso, quizá pudiese ayudarla a entender mejor por qué había males tan horribles sueltos por aquellas tierras. - No se preocupe buen hombre, todos tenemos malos días ¿verdad? - respondió, antes de pensar para sí que ya había tenido demasiados de esos, suspiró levemente. - Si gusta puede sentarse. - añadió al poco, mientras se servía otra copa de aquel licor.
Dio un trago y volvió a arrugar el gesto, quedaba claro que no se acostumbraba a ese tipo de bebida. Por un momento se preguntó si le serviría de algo desahogarse, contándole a otra persona todo lo que le había pasado durante los últimos años, pero pronto pensó que podría ser una mala idea. ¿Por qué atormentar a otro ser revelándole lo que sabía? ¿Quién era ella para arrebatar la tranquilidad a nadie de ese modo? No, se dijo a sí misma que aquello sería egoísta por su parte, que la gente estaría mejor ignorando los peligros que los acechaban, mientras pequeños grupos se veían obligados a combatir con ellos en las sombras para mantenerlos a raya.
Aun así, necesitaba despejar la mente y distraerse para alejar aquellas imágenes de lo vivido en la llanura, quizá algo de compañía y conversación la ayudasen. - ¿Qué trae por aquí a alguien como usted?… quiero decir… puede que me equivoque y si es así me disculpo, pero parece un hombre de fe, no estoy acostumbrada a verlos en este tipo de sitios. - Elen se refería por supuesto a la taberna, teniendo en cuenta además la hora, que no era muy normal para que un religioso pasase por allí.
Rodeó con los dedos su copa de nuevo pero esta vez no bebió, se limitó a hacerla girar entre sus manos sin despegarla de la mesa, el alcohol era demasiado fuerte para ella y tendría que tomárselo con calma, aunque ya podía estar segura de que devolvería la botella al tabernero pronto, sin llegar a beberse ni la mitad de su contenido.
Off: No hay problema, puedes extenderte lo que quieras xD Welcome!
No, no podía permitirse recaer en eso, ya lo había superado una vez con bastante esfuerzo y ahora debía hacer lo mismo, tenía que controlarse y alejar de si los malos recuerdos, enterrándolos en lo más hondo de su memoria, donde ya no pudieran hacerle nada. Un leve toque en el hombro la sacó de sus pensamientos, parpadeó y giró levemente el rostro hacia el recién llegado, sin apenas alterarse por que se le hubiese acercado de ese modo. Si hubiese estado bien lo habría visto venir o al menos se habría sobresaltado, pero nada podía sorprenderla ya aquella noche.
El caballero se disculpó, antes de expresar que solo quería saber si se encontraba bien. Al parecer había escuchado sus palabras acerca del viaje, y estaba claro que lo de maldito le había llamado la atención. La de ojos verdes lo recorrió con la mirada antes de responder, fijándose en que llevaba una especie de sotana, con lo que la primera idea que le vino a la cabeza fue la de que se tratara de un monje, que al escuchar lo que había dicho decidió acercarse para preguntar.
Dudó por unos instantes entre decir la verdad o no, ya que a fin de cuentas era un extraño, pero si daba la casualidad de que fuera un hombre religioso, quizá pudiese ayudarla a entender mejor por qué había males tan horribles sueltos por aquellas tierras. - No se preocupe buen hombre, todos tenemos malos días ¿verdad? - respondió, antes de pensar para sí que ya había tenido demasiados de esos, suspiró levemente. - Si gusta puede sentarse. - añadió al poco, mientras se servía otra copa de aquel licor.
Dio un trago y volvió a arrugar el gesto, quedaba claro que no se acostumbraba a ese tipo de bebida. Por un momento se preguntó si le serviría de algo desahogarse, contándole a otra persona todo lo que le había pasado durante los últimos años, pero pronto pensó que podría ser una mala idea. ¿Por qué atormentar a otro ser revelándole lo que sabía? ¿Quién era ella para arrebatar la tranquilidad a nadie de ese modo? No, se dijo a sí misma que aquello sería egoísta por su parte, que la gente estaría mejor ignorando los peligros que los acechaban, mientras pequeños grupos se veían obligados a combatir con ellos en las sombras para mantenerlos a raya.
Aun así, necesitaba despejar la mente y distraerse para alejar aquellas imágenes de lo vivido en la llanura, quizá algo de compañía y conversación la ayudasen. - ¿Qué trae por aquí a alguien como usted?… quiero decir… puede que me equivoque y si es así me disculpo, pero parece un hombre de fe, no estoy acostumbrada a verlos en este tipo de sitios. - Elen se refería por supuesto a la taberna, teniendo en cuenta además la hora, que no era muy normal para que un religioso pasase por allí.
Rodeó con los dedos su copa de nuevo pero esta vez no bebió, se limitó a hacerla girar entre sus manos sin despegarla de la mesa, el alcohol era demasiado fuerte para ella y tendría que tomárselo con calma, aunque ya podía estar segura de que devolvería la botella al tabernero pronto, sin llegar a beberse ni la mitad de su contenido.
Off: No hay problema, puedes extenderte lo que quieras xD Welcome!
Elen Calhoun
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1954
Nivel de PJ : : 10
Re: Una noche para no dormir [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
"¿Yo un buen hombre?" Cierto es que se esfuerza por llevar una vida correcta, sin vicios y generosa, ¿pero qué hacía que ella lo llamara precisamente así con sólo verlo un momento? ¿Sería una cortesía, o quizá ella sí podía leer los pensamientos ajenos? "Debe ser el atuendo". Por supuesto. No era la primera y seguramente tampoco sería la última vez que eso sucedía. No era tan importante, eventualmente ella se daría cuenta o él mismo lo revelaría.
Centró con más detenimiento las palabras que llegaron después, llegando incluso a reflexionar al respecto. "¿Todos de verdad?" ¿Existía una forma de vivir sin malos días? Sonaba algo imposible a primera instancia, mas debía una forma de eliminarlos, o de alguna forma no permitir que nos afecte. "¿Qué significa tener un mal día?" A fin de cuentas, ¿no dependía de nuestra aptitud catalogar un momento como negativo o positivo? Parecía una cuestión de perspectivas e interpretaciones. De lo más interesante pensar en ello.
—Que algo exista no significa que deba existir. —Musitó con cierta tonalidad de severidad, tomando temporalmente una postura seria, para luego desvanecerla con una neutral sonrisa—. Gracias. —Aceptó humilde la propuesta, sentándose en la misma mesa que ella. No literalmente, es decir que no se colocó sobre la tabla, sino que se sentó en una silla perteneciente a la mesa; y tampoco es que la mesa tuviera adheridas las sillas...
Vio rápidamente hacia su antiguo asiento, preguntándose si debía avisar de algún modo el cambio de posición. Tal vez si el lugar estuviese más concurrido eso sería lo mejor, pero al haber escasas presencias, no debería ser complicado para el experimentado tabernero identificar su nueva localización. Además, su propia apariencia, la compañía de la dama y la cercanía del fuego llamaba suficiente la atención.
Al regresar la vista al centro de la mesa, y más específicamente, al observar la acción de la mujer, retomó una pequeña querella interior. "¿Qué aproximación tomar?" Algo directo podría ser demasiado molesto, ya había logrado entrar al círculo de la conversación, que esencialmente era la parte más difícil, pero ahora venía lo 'complicado'. Algo mejor podía ser esperar que ella misma abordara el tema del viaje de la manera que le pareciera más cómoda, sin sentirse obligada a hacerlo. ¿O sería más adecuado ir adentrándose en el asunto con lentitud usando preguntas tenues?
"De hecho, ¿qué tan apropiado es hablar ahora mismo?" No lo había notado, o mejor dicho, no había considerado que se encontraba bebiendo licor. "Tal vez no está en sus cinco sentidos". Había muchas personas que podían estar bastante embriagadas y aún así sostener una charla sin problema, pero otras simplemente tenían un temperamento voluble. Probablemente se estaba adelantando demasiado, ella lucía en buen estado, por ahora. "Sólo no quiero sentir que me estoy aprovechando".
Se había mantenido en silencio, en una parte para pensar bien cómo diría lo que diría, y también para darle la libertad a la señorita de dirigir el rumbo del diálogo. No tuvo que esperar demasiado, ya había hecho una pregunta. Y qué pregunta más fortuita. Aclararía su situación antes de que un malentendido surgiera.
Rió ligeramente, manteniendo un gesto ameno al hablar—. Contestando directamente a su pregunta, vine a cenar. Justo hoy volví de mi primer viaje fuera del Reino del Norte, y al llegar sentí nostalgia. —Se encogió de hombros—. A esta hora pocos lugares se encuentran ofreciendo servicios, y de los que aún están abiertos, éste me agrada más. Siempre es así de tranquilo. —Bajó la mirada para ver el líquido dentro de su tarro, meneando un poco su contenido—. También me gusta el agua. —Parecía que iba a tomar un sorbo, pero en lugar de ello se echó hacia atrás, ahora clavando su vista sobre el techo.
—Y... No soy un monje. —Sonrió, tanto para no alterar demasiado a su interlocutora, tanto porque le parecía gracioso que siempre fuese confundido. Dejó el enorme vaso sobre la mesa y entrelazó sus dedos, poniendo sus manos casi en el borde—. Aunque mi familiar sí sigue el sendero religioso, yo hace mucho que me separé de ese estilo de vida. —Su mirada era seria, mas mantenía un temple en general pasivo—. Y no es que no esté agradecido con la bendición de los dioses, simplemente considero que mi camino sería más provechoso si lo enfoco con una actitud más... —Torció ligeramente su cuello, como si no estuviera seguro de la palabra a emplear—. Universal.
De inmediato sintió que su respuesta generaba más dudas, así que continuó extendiéndose, tratando de ser breve. Tal vez a ella ni le interesaba eso—. Quiero decir que, a grandes rasgos, la fe de los dragones está un poco centrada en nuestra propia sociedad de Dundarak. Como si sólo los humanos-dragones deberíamos tener la máxima responsabilidad de estar en contacto con las divinidades dracónicas. Yo intento ver a todas las razas como una gran familia, y me gustaría algún día poder ver a todos nosotros unificados como tal, independientemente de la fe o la cultura. Precisamente, considero que el aislamiento de la mayoría de los dragones ha provocado esta era de inestabilidad. Es una mentalidad elitista que conlleva a una actitud egoísta, aunque esté justificada.
Amplió su sonrisa, consciente de lo mucho que había hablado—. Y por eso, al escuchar que usted mencionó un viaje maldito, admito que me sentí inquietado. Me gustaría saber a qué se refiere con eso, y si acaso se trata de algo peligroso. Pues de ser así, me sentiría obligado a ayudarla. —No le había dedicado mucho pensar, dejó que las palabras fluyeran de forma natural y confiar en que ésa era la mejor forma de tocar el tema. Igual, ella estaría en su derecho de tratarlo o no, y aún así Athos seguiría curioseando, ya de una manera mucho más sutil.
Centró con más detenimiento las palabras que llegaron después, llegando incluso a reflexionar al respecto. "¿Todos de verdad?" ¿Existía una forma de vivir sin malos días? Sonaba algo imposible a primera instancia, mas debía una forma de eliminarlos, o de alguna forma no permitir que nos afecte. "¿Qué significa tener un mal día?" A fin de cuentas, ¿no dependía de nuestra aptitud catalogar un momento como negativo o positivo? Parecía una cuestión de perspectivas e interpretaciones. De lo más interesante pensar en ello.
—Que algo exista no significa que deba existir. —Musitó con cierta tonalidad de severidad, tomando temporalmente una postura seria, para luego desvanecerla con una neutral sonrisa—. Gracias. —Aceptó humilde la propuesta, sentándose en la misma mesa que ella. No literalmente, es decir que no se colocó sobre la tabla, sino que se sentó en una silla perteneciente a la mesa; y tampoco es que la mesa tuviera adheridas las sillas...
Vio rápidamente hacia su antiguo asiento, preguntándose si debía avisar de algún modo el cambio de posición. Tal vez si el lugar estuviese más concurrido eso sería lo mejor, pero al haber escasas presencias, no debería ser complicado para el experimentado tabernero identificar su nueva localización. Además, su propia apariencia, la compañía de la dama y la cercanía del fuego llamaba suficiente la atención.
Al regresar la vista al centro de la mesa, y más específicamente, al observar la acción de la mujer, retomó una pequeña querella interior. "¿Qué aproximación tomar?" Algo directo podría ser demasiado molesto, ya había logrado entrar al círculo de la conversación, que esencialmente era la parte más difícil, pero ahora venía lo 'complicado'. Algo mejor podía ser esperar que ella misma abordara el tema del viaje de la manera que le pareciera más cómoda, sin sentirse obligada a hacerlo. ¿O sería más adecuado ir adentrándose en el asunto con lentitud usando preguntas tenues?
"De hecho, ¿qué tan apropiado es hablar ahora mismo?" No lo había notado, o mejor dicho, no había considerado que se encontraba bebiendo licor. "Tal vez no está en sus cinco sentidos". Había muchas personas que podían estar bastante embriagadas y aún así sostener una charla sin problema, pero otras simplemente tenían un temperamento voluble. Probablemente se estaba adelantando demasiado, ella lucía en buen estado, por ahora. "Sólo no quiero sentir que me estoy aprovechando".
Se había mantenido en silencio, en una parte para pensar bien cómo diría lo que diría, y también para darle la libertad a la señorita de dirigir el rumbo del diálogo. No tuvo que esperar demasiado, ya había hecho una pregunta. Y qué pregunta más fortuita. Aclararía su situación antes de que un malentendido surgiera.
Rió ligeramente, manteniendo un gesto ameno al hablar—. Contestando directamente a su pregunta, vine a cenar. Justo hoy volví de mi primer viaje fuera del Reino del Norte, y al llegar sentí nostalgia. —Se encogió de hombros—. A esta hora pocos lugares se encuentran ofreciendo servicios, y de los que aún están abiertos, éste me agrada más. Siempre es así de tranquilo. —Bajó la mirada para ver el líquido dentro de su tarro, meneando un poco su contenido—. También me gusta el agua. —Parecía que iba a tomar un sorbo, pero en lugar de ello se echó hacia atrás, ahora clavando su vista sobre el techo.
—Y... No soy un monje. —Sonrió, tanto para no alterar demasiado a su interlocutora, tanto porque le parecía gracioso que siempre fuese confundido. Dejó el enorme vaso sobre la mesa y entrelazó sus dedos, poniendo sus manos casi en el borde—. Aunque mi familiar sí sigue el sendero religioso, yo hace mucho que me separé de ese estilo de vida. —Su mirada era seria, mas mantenía un temple en general pasivo—. Y no es que no esté agradecido con la bendición de los dioses, simplemente considero que mi camino sería más provechoso si lo enfoco con una actitud más... —Torció ligeramente su cuello, como si no estuviera seguro de la palabra a emplear—. Universal.
De inmediato sintió que su respuesta generaba más dudas, así que continuó extendiéndose, tratando de ser breve. Tal vez a ella ni le interesaba eso—. Quiero decir que, a grandes rasgos, la fe de los dragones está un poco centrada en nuestra propia sociedad de Dundarak. Como si sólo los humanos-dragones deberíamos tener la máxima responsabilidad de estar en contacto con las divinidades dracónicas. Yo intento ver a todas las razas como una gran familia, y me gustaría algún día poder ver a todos nosotros unificados como tal, independientemente de la fe o la cultura. Precisamente, considero que el aislamiento de la mayoría de los dragones ha provocado esta era de inestabilidad. Es una mentalidad elitista que conlleva a una actitud egoísta, aunque esté justificada.
Amplió su sonrisa, consciente de lo mucho que había hablado—. Y por eso, al escuchar que usted mencionó un viaje maldito, admito que me sentí inquietado. Me gustaría saber a qué se refiere con eso, y si acaso se trata de algo peligroso. Pues de ser así, me sentiría obligado a ayudarla. —No le había dedicado mucho pensar, dejó que las palabras fluyeran de forma natural y confiar en que ésa era la mejor forma de tocar el tema. Igual, ella estaría en su derecho de tratarlo o no, y aún así Athos seguiría curioseando, ya de una manera mucho más sutil.
Athos
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 353
Re: Una noche para no dormir [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
El recién llegado pareció reflexionar durante unos segundos, antes de volver a hablar con tono algo distinto, severo incluso, pero que pronto se desvaneció para dar paso a una sonrisa. La de ojos verdes asintió al escuchar su frase, dándole por completo la razón sobre que algunas cosas no deberían existir, tomando como claro ejemplo aquellas que la atormentaban. El hombre aceptó su oferta y tomó asiento tras dar las gracias, buscó algo con la mirada, quizá al tabernero para pedir algo, aunque eso era poco probable ya que traía consigo una jarra.
No tuvo que esperar mucho para que el caballero respondiese a la pregunta que había formulado anteriormente, mostrándose bastante abierto al hablar de su vuelta tras un viaje fuera de las tierras del norte. Elen se sorprendió un poco al escuchar que no era un monje como ella había pensado, pero a él no parecía afectarle aquel tipo de confusión, debía haberle pasado en alguna otra ocasión ya que sonreía.
Continuó hablando acerca de su familia y de que tiempo atrás había decidido apartarse del camino religioso que ellos llevaban, para buscar otro que resultase más provechoso. El interés de la joven, que ya se mantenía atenta a sus palabras, aumentó considerablemente cuando el desconocido abordó el tema de los dragones, dando a entender que pertenecía a aquella raza. Ese detalle, desvelado con tanta tranquilidad ante una completa extraña, hizo que el hombre se ganara un poco de su confianza, y además la animaba a continuar la charla.
Quizá hubiese tenido suerte al toparse con él, podría tratarse de otro integrante de aquel pequeño grupo que conocía lo que había suelto por la llanura, y de ser así era muy posible que pudiese resolverle algunas dudas. El dragón mostró una amplia sonrisa, antes de volver a hablar sobre el viaje maldito que le había oído mencionar, admitiendo que aquellas palabras lo habían inquietado y quería saber más acerca del tema, por si era peligroso, en cuyo caso se vería obligado a ayudarla.
¿Obligado? ¿Por qué se sentiría de aquel modo ante la situación de una desconocida? A la que no debía nada y que probablemente solo le trajese problemas. La maga no pudo comprenderlo en un principio, pero luego recordó las veces en que ella misma había prestado su ayuda a otras personas, sin apenas saber nada de ellas y de forma desinteresada. Justo la noche antes había hecho todo lo posible por salvar a una niña a la que no había visto nunca, pero debía admitir que en primera instancia había intervenido para no dejar a Fedallah solo contra la criatura, aunque a él solo lo conocía de unas horas.
- Puede que haya más gente buena de la que creo. - pensó para sí, antes de dar otro trago a su bebida, repitiendo la reacción que ya le había producido anteriormente. - Supongo que la gente de aquí se siente más cercana a los dioses. En las islas solo podemos leer sobre ellos e imaginar cómo serían, pero en estas tierras quedan aún sus huellas, junto con el santuario del dragón de jade. - comenzó a hablar, apartando de sí la jarra vacía.
- Tenéis razón en lo que decís, a fin de cuentas todas las razas se relacionan de algún modo. Incluso nosotros con los elfos, después de todo el daño causado durante la guerra y a pesar de los rechazos que aún se conservan por parte de ambos bandos, empezamos a cambiar para mejor, dejando atrás lo malo para encaminarnos a un futuro en el que ambas razas puedan convivir en armonía. - prosiguió, sin importarle revelar su naturaleza de maga. En realidad empezaba a sentirse a gusto con la conversación, el licor no le había afectado y se encontraba completamente despejada para tratar cualquier tema, con lo que no dudaría en abordar el de su viaje.
- Permita que me presente antes de que se me olvide, me llamo Elen. - dijo con tono amable, al tiempo que juntaba las manos sobre la mesa. - Y en cuanto a lo de antes supongo que me he expresado mal, ¿cree usted en las maldiciones? - preguntó antes de hacer una pausa, escogiendo mentalmente las palabras adecuadas para expresar lo que vendría a continuación. - Si lo hiciera podría explicarle con facilidad a lo que me refiero, pero de lo contrario sería mejor abandonar el tema, no me gusta alterar la tranquilidad de la gente. - añadió, quedando a la espera de su respuesta, de la que dependería el resto de la conversación.
Por alguna extraña razón aquel individuo le transmitía confianza, estaba dispuesta a contar por una vez lo que le sucedía, aunque el incidente en la llanura era diferente, le costaría más hablar de ello.
No tuvo que esperar mucho para que el caballero respondiese a la pregunta que había formulado anteriormente, mostrándose bastante abierto al hablar de su vuelta tras un viaje fuera de las tierras del norte. Elen se sorprendió un poco al escuchar que no era un monje como ella había pensado, pero a él no parecía afectarle aquel tipo de confusión, debía haberle pasado en alguna otra ocasión ya que sonreía.
Continuó hablando acerca de su familia y de que tiempo atrás había decidido apartarse del camino religioso que ellos llevaban, para buscar otro que resultase más provechoso. El interés de la joven, que ya se mantenía atenta a sus palabras, aumentó considerablemente cuando el desconocido abordó el tema de los dragones, dando a entender que pertenecía a aquella raza. Ese detalle, desvelado con tanta tranquilidad ante una completa extraña, hizo que el hombre se ganara un poco de su confianza, y además la animaba a continuar la charla.
Quizá hubiese tenido suerte al toparse con él, podría tratarse de otro integrante de aquel pequeño grupo que conocía lo que había suelto por la llanura, y de ser así era muy posible que pudiese resolverle algunas dudas. El dragón mostró una amplia sonrisa, antes de volver a hablar sobre el viaje maldito que le había oído mencionar, admitiendo que aquellas palabras lo habían inquietado y quería saber más acerca del tema, por si era peligroso, en cuyo caso se vería obligado a ayudarla.
¿Obligado? ¿Por qué se sentiría de aquel modo ante la situación de una desconocida? A la que no debía nada y que probablemente solo le trajese problemas. La maga no pudo comprenderlo en un principio, pero luego recordó las veces en que ella misma había prestado su ayuda a otras personas, sin apenas saber nada de ellas y de forma desinteresada. Justo la noche antes había hecho todo lo posible por salvar a una niña a la que no había visto nunca, pero debía admitir que en primera instancia había intervenido para no dejar a Fedallah solo contra la criatura, aunque a él solo lo conocía de unas horas.
- Puede que haya más gente buena de la que creo. - pensó para sí, antes de dar otro trago a su bebida, repitiendo la reacción que ya le había producido anteriormente. - Supongo que la gente de aquí se siente más cercana a los dioses. En las islas solo podemos leer sobre ellos e imaginar cómo serían, pero en estas tierras quedan aún sus huellas, junto con el santuario del dragón de jade. - comenzó a hablar, apartando de sí la jarra vacía.
- Tenéis razón en lo que decís, a fin de cuentas todas las razas se relacionan de algún modo. Incluso nosotros con los elfos, después de todo el daño causado durante la guerra y a pesar de los rechazos que aún se conservan por parte de ambos bandos, empezamos a cambiar para mejor, dejando atrás lo malo para encaminarnos a un futuro en el que ambas razas puedan convivir en armonía. - prosiguió, sin importarle revelar su naturaleza de maga. En realidad empezaba a sentirse a gusto con la conversación, el licor no le había afectado y se encontraba completamente despejada para tratar cualquier tema, con lo que no dudaría en abordar el de su viaje.
- Permita que me presente antes de que se me olvide, me llamo Elen. - dijo con tono amable, al tiempo que juntaba las manos sobre la mesa. - Y en cuanto a lo de antes supongo que me he expresado mal, ¿cree usted en las maldiciones? - preguntó antes de hacer una pausa, escogiendo mentalmente las palabras adecuadas para expresar lo que vendría a continuación. - Si lo hiciera podría explicarle con facilidad a lo que me refiero, pero de lo contrario sería mejor abandonar el tema, no me gusta alterar la tranquilidad de la gente. - añadió, quedando a la espera de su respuesta, de la que dependería el resto de la conversación.
Por alguna extraña razón aquel individuo le transmitía confianza, estaba dispuesta a contar por una vez lo que le sucedía, aunque el incidente en la llanura era diferente, le costaría más hablar de ello.
Elen Calhoun
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1954
Nivel de PJ : : 10
Re: Una noche para no dormir [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
"¿Le gusta beber?" Ya había trasladado ese detalle como algo secundario sin importancia, pero al verla hacer esa mueca, volvían las dudas e inquietudes. ¿Acaso sólo estaba tomando para sentirse mejor, o al menos no tan mal? Parecía triste depender de algo más para tener un buen estado de ánimo, mas si ella consideraba que eso le ayudaría, estaba en su derecho. ¿No? Ojalá encuentre una forma alternativa para sentirse bien.
Alejándose de ello, y acercándose a la charla en sí, la dama tocaba un punto de lo más interesante, y muy cierto. No cabía duda que la región incitaba a tener esa idiosincrasia de fe y apego a lo divino, después de todo justo en el norte habían ocurrido sucesos de lo más importantes para Aerandir, y también la esencia divina era donde se mantenía más pura, por decirlo de alguna manera. El sur y el este estaban muy influenciados por los humanos y los licántropos, mientras que el este era prácticamente territorio vampiro. Y tomando en cuenta que los elfos y los magos están muy enfocados con sus disputas, el norte se posicionaba como una zona 'privilegiada'. Justamente ese escenario era el que deseaba modificar, no quería que esa situación continuara, mucho menos que llegara a empeorar.
Era bueno que los dos estaban en la misma página sobre el asunto de las razas. Ya en un par de ocasiones había tenido que explicar a detalle esa idea debido a malinterpretaciones. Éste no era el caso, había quedado claro el concepto. "Somos iguales". Hay diferencias, sin duda. Pero en esencia, todos poseen voluntad, aspiraciones, sentimientos, fortalezas y debilidades. Identificar esas características comunes permitiría un verdadero progreso, ignorando todos los escombros que entorpecen el sendero de la luz. Magos y elfos estaban haciendo un excelente trabajo, quizá un poco lento, pero hace unas décadas no podían ni verse, ahora ya es un tanto más común ver esas interacciones.
Repentinamente, para bien o para mal, la conversación tomó un giro. Nada drástico, bien podrían retomar el hilo del tema anterior más adelante—. Mucho gusto, Elen. —Devolvió el gesto y simuló una reverencia—. Yo me llamo Komar. Pero puede decirme Athos, como la gran mayoría. —Jugó con su mirada, estructurando su respuesta. Era una pregunta muy singular, incluso un tanto ambigua. ¿Qué es una maldición? ¿Qué involucra creer o no en una maldición? Y más importante, ¿a qué se refería ella?
—Maldiciones, ¿hmm? Yo creo en la potencia de las fuerzas oscuras que provocan obstáculos que parecen insuperables en nuestros caminos. Yo creo que hay criaturas capaces de dañarnos tanto que nos hacen perder los deseos de seguir. —Asintió con la cabeza con bastante seriedad—. Así que, sí. Supongo que sí creo en las maldiciones. Sin embargo, no las veo como pautas definitivas. Puesto que también creo en las fuerzas de la luz y en la voluntad infinita de uno mismo. Querer es poder. —Le sonrió, consciente de la pequeña paradoja que planteaba—. Creo en el poderío del mal, mas no reconozco su capacidad absoluta que algunos suelen darle. —Subió y bajó los hombros, no queriendo inclinarse por una respuesta en concreto—. Creo en la noche y en el día. En la dualidad de la vida...
Bebió un poco de agua, satisfecho de lo que había dicho. Quizá sus oraciones carecían de cierta cohesión, de algún tipo de nexo para conectarlas, pero por sí solas podían transmitir lo que pensaba en realidad. Y es que no negaba la existencia de los seres demoníacos, ni de las acciones más malignas, mas no las podía catalogar como si fueran algo imposible de superar. Hasta la roca más densa podía ser destrozada, todo era cuestión de diferencia de fuerzas. Simplemente, él era un pequeño ejemplo de ello. "Uno muy minúsculo, sin duda". Nació como un monstruo, pero vivía como un santo. Es un buen logro.
Cayó en cuenta que sólo se había dedicado a responder una parte y que jamás había dejado en claro que difícilmente se turbaría por algo que le dijera. Estaba bien, tal vez ella misma caería en cuenta de eso o respondería sin tener que evaluar demasiado su perfil. Tendría una contestación natural.
Alejándose de ello, y acercándose a la charla en sí, la dama tocaba un punto de lo más interesante, y muy cierto. No cabía duda que la región incitaba a tener esa idiosincrasia de fe y apego a lo divino, después de todo justo en el norte habían ocurrido sucesos de lo más importantes para Aerandir, y también la esencia divina era donde se mantenía más pura, por decirlo de alguna manera. El sur y el este estaban muy influenciados por los humanos y los licántropos, mientras que el este era prácticamente territorio vampiro. Y tomando en cuenta que los elfos y los magos están muy enfocados con sus disputas, el norte se posicionaba como una zona 'privilegiada'. Justamente ese escenario era el que deseaba modificar, no quería que esa situación continuara, mucho menos que llegara a empeorar.
Era bueno que los dos estaban en la misma página sobre el asunto de las razas. Ya en un par de ocasiones había tenido que explicar a detalle esa idea debido a malinterpretaciones. Éste no era el caso, había quedado claro el concepto. "Somos iguales". Hay diferencias, sin duda. Pero en esencia, todos poseen voluntad, aspiraciones, sentimientos, fortalezas y debilidades. Identificar esas características comunes permitiría un verdadero progreso, ignorando todos los escombros que entorpecen el sendero de la luz. Magos y elfos estaban haciendo un excelente trabajo, quizá un poco lento, pero hace unas décadas no podían ni verse, ahora ya es un tanto más común ver esas interacciones.
Repentinamente, para bien o para mal, la conversación tomó un giro. Nada drástico, bien podrían retomar el hilo del tema anterior más adelante—. Mucho gusto, Elen. —Devolvió el gesto y simuló una reverencia—. Yo me llamo Komar. Pero puede decirme Athos, como la gran mayoría. —Jugó con su mirada, estructurando su respuesta. Era una pregunta muy singular, incluso un tanto ambigua. ¿Qué es una maldición? ¿Qué involucra creer o no en una maldición? Y más importante, ¿a qué se refería ella?
—Maldiciones, ¿hmm? Yo creo en la potencia de las fuerzas oscuras que provocan obstáculos que parecen insuperables en nuestros caminos. Yo creo que hay criaturas capaces de dañarnos tanto que nos hacen perder los deseos de seguir. —Asintió con la cabeza con bastante seriedad—. Así que, sí. Supongo que sí creo en las maldiciones. Sin embargo, no las veo como pautas definitivas. Puesto que también creo en las fuerzas de la luz y en la voluntad infinita de uno mismo. Querer es poder. —Le sonrió, consciente de la pequeña paradoja que planteaba—. Creo en el poderío del mal, mas no reconozco su capacidad absoluta que algunos suelen darle. —Subió y bajó los hombros, no queriendo inclinarse por una respuesta en concreto—. Creo en la noche y en el día. En la dualidad de la vida...
Bebió un poco de agua, satisfecho de lo que había dicho. Quizá sus oraciones carecían de cierta cohesión, de algún tipo de nexo para conectarlas, pero por sí solas podían transmitir lo que pensaba en realidad. Y es que no negaba la existencia de los seres demoníacos, ni de las acciones más malignas, mas no las podía catalogar como si fueran algo imposible de superar. Hasta la roca más densa podía ser destrozada, todo era cuestión de diferencia de fuerzas. Simplemente, él era un pequeño ejemplo de ello. "Uno muy minúsculo, sin duda". Nació como un monstruo, pero vivía como un santo. Es un buen logro.
Cayó en cuenta que sólo se había dedicado a responder una parte y que jamás había dejado en claro que difícilmente se turbaría por algo que le dijera. Estaba bien, tal vez ella misma caería en cuenta de eso o respondería sin tener que evaluar demasiado su perfil. Tendría una contestación natural.
Athos
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 353
Re: Una noche para no dormir [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
El dragón se presentó con el nombre de Komar, para de inmediato añadir que la mayoría de la gente solía referirse a él de otro modo, llamándolo Athos, que debía ser algún tipo de apodo. Hizo una especie de reverencia y la joven le devolvió el gesto, inclinando la cabeza levemente, mientras esperaba la respuesta a su anterior pregunta. El caballero parecía estar bastante versado en varios temas, no solo por lo que decía sino también por su forma de expresarse, así que la bruja supuso que se refería a aquello al decir que buscaba enfocarse hacia algo más universal.
Escuchó con atención lo que decía acerca de las maldiciones, revelando que sí creía en las fuerzas oscuras y en las criaturas capaces de causar tanto daño como para arrebatar el deseo de vivir a las personas. Por un momento se sintió totalmente identificada con sus palabras, mientras recordaba lo mal que lo había pasado en los primeros meses después del incidente en Lunargenta, cuando apenas dormía y pasaba las noches en las catacumbas, perdiendo el tiempo en tabernas de mala muerte.
Muchos de aquellos días se había preguntado si valía la pena seguir luchando, seguir negándose a la sombra que le hablaba en sueños, llamándola para que se reuniera con ella, en la muerte. Fue una época dura, que la puso a prueba tanto física como mentalmente, pero cuando por fin comenzó a encontrar el patrón que seguía la maldición, dándose cuenta de que tanto las pesadillas, fiebres y desvanecimientos aparecían con mayor frecuencia e intensidad según lo alterado que estuviese su estado emocional, todo empezó a mejorar.
Aquello le llevó casi un año, pero una vez pasado ese momento su carácter volvió a ser el de antes de que todo ocurriese, con lo que se recuperó a sí misma y pudo enfrentar mejor aquel mal que le había tocado vivir. En ocasiones se preguntaba si aquello le estaba escrito, dado el cúmulo de casualidades que la llevaron a estar en aquel callejón la noche del incidente, pero intentaba no pensar demasiado en ello.
Siguió escuchando a Athos, que ahora hablaba de la existencia del bien en contraposición a toda aquella oscuridad, y también en la voluntad de uno mismo para no dejarse vencer por esas fuerzas malignas. Sin saberlo, el dragón tenía ante sus ojos la prueba viviente de lo que decía, una joven que se había visto obligada a madurar de golpe y sacar fuerzas para sobreponerse a lo que le pasaba. Pero por suerte Elen no solo había visto el lado malo, sino que también había sido testigo de la hazaña de uno de esos guerreros que representaban la luz, en anciano dragón blanco de Dundarak.
En cuanto Komar terminó de hablar, la de ojos verdes lo observó con interés, no parecía el tipo de hombre que se alteraría por lo que iba a escuchar a continuación, así que tomó la palabra. - De nuevo tenéis razón, y puedo aseguraros que esas fuerzas y criaturas que nombráis existen, he tenido la mala fortuna de cruzármelas en el camino. - comenzó a decir, intentando mantener un tono tranquilo y amable. - En realidad me equivoqué al referirme al viaje de ese modo, la que está maldita soy yo y lo más probable es que todos los infortunios que me han acontecido durante el trayecto se deban a la mala suerte que me persigue desde entonces. - prosiguió, sorprendiéndose de la naturalidad con que salían sus palabras.
Guardó silencio durante unos segundos, antes de retirar la capa de su hombro derecho y apartar levemente la tela de su camisa hacia un lado, de modo que la runa grabada a fuego en su piel quedase a la vista. - Algo así no podía pasar sin dejar marca, quizá le suene. - esperó un instante y luego volvió a cubrirse con la capa, atrajo hacia sí la copa vacía y la hizo girar entre sus dedos.
- Desconozco si aquí tienen oráculos como en las islas, pero por si no la ha visto antes, esta runa indica una suerte tan mala que lo más aconsejable es no salir siquiera de casa, puede que ese sea el motivo por el que encuentro tantos problemas a mi paso. - esta vez su voz sonó algo más baja, reflexionaba acerca de aquella idea, pero pronto apartó de sí esos pensamientos y volvió a centrarse en la conversación. - ¿Y bien? Ya ha escuchado mi explicación, ¿qué opina al respecto? - preguntó, mientras en su cabeza tomaba forma otra cuestión.
- ¿Creerá lo que le digo o se limitara a pensar que estoy loca? - se preguntó interiormente, sabiendo que la mayoría de la gente ante algo así optaría por lo segundo. Sin embargo Athos parecía algo diferente, creía en aquellas cosas y eso era un punto a su favor, quizá incluso supiese del tema y pudiese ayudarla a entender mejor la maldición que había caído sobre ella.
Escuchó con atención lo que decía acerca de las maldiciones, revelando que sí creía en las fuerzas oscuras y en las criaturas capaces de causar tanto daño como para arrebatar el deseo de vivir a las personas. Por un momento se sintió totalmente identificada con sus palabras, mientras recordaba lo mal que lo había pasado en los primeros meses después del incidente en Lunargenta, cuando apenas dormía y pasaba las noches en las catacumbas, perdiendo el tiempo en tabernas de mala muerte.
Muchos de aquellos días se había preguntado si valía la pena seguir luchando, seguir negándose a la sombra que le hablaba en sueños, llamándola para que se reuniera con ella, en la muerte. Fue una época dura, que la puso a prueba tanto física como mentalmente, pero cuando por fin comenzó a encontrar el patrón que seguía la maldición, dándose cuenta de que tanto las pesadillas, fiebres y desvanecimientos aparecían con mayor frecuencia e intensidad según lo alterado que estuviese su estado emocional, todo empezó a mejorar.
Aquello le llevó casi un año, pero una vez pasado ese momento su carácter volvió a ser el de antes de que todo ocurriese, con lo que se recuperó a sí misma y pudo enfrentar mejor aquel mal que le había tocado vivir. En ocasiones se preguntaba si aquello le estaba escrito, dado el cúmulo de casualidades que la llevaron a estar en aquel callejón la noche del incidente, pero intentaba no pensar demasiado en ello.
Siguió escuchando a Athos, que ahora hablaba de la existencia del bien en contraposición a toda aquella oscuridad, y también en la voluntad de uno mismo para no dejarse vencer por esas fuerzas malignas. Sin saberlo, el dragón tenía ante sus ojos la prueba viviente de lo que decía, una joven que se había visto obligada a madurar de golpe y sacar fuerzas para sobreponerse a lo que le pasaba. Pero por suerte Elen no solo había visto el lado malo, sino que también había sido testigo de la hazaña de uno de esos guerreros que representaban la luz, en anciano dragón blanco de Dundarak.
En cuanto Komar terminó de hablar, la de ojos verdes lo observó con interés, no parecía el tipo de hombre que se alteraría por lo que iba a escuchar a continuación, así que tomó la palabra. - De nuevo tenéis razón, y puedo aseguraros que esas fuerzas y criaturas que nombráis existen, he tenido la mala fortuna de cruzármelas en el camino. - comenzó a decir, intentando mantener un tono tranquilo y amable. - En realidad me equivoqué al referirme al viaje de ese modo, la que está maldita soy yo y lo más probable es que todos los infortunios que me han acontecido durante el trayecto se deban a la mala suerte que me persigue desde entonces. - prosiguió, sorprendiéndose de la naturalidad con que salían sus palabras.
Guardó silencio durante unos segundos, antes de retirar la capa de su hombro derecho y apartar levemente la tela de su camisa hacia un lado, de modo que la runa grabada a fuego en su piel quedase a la vista. - Algo así no podía pasar sin dejar marca, quizá le suene. - esperó un instante y luego volvió a cubrirse con la capa, atrajo hacia sí la copa vacía y la hizo girar entre sus dedos.
- Desconozco si aquí tienen oráculos como en las islas, pero por si no la ha visto antes, esta runa indica una suerte tan mala que lo más aconsejable es no salir siquiera de casa, puede que ese sea el motivo por el que encuentro tantos problemas a mi paso. - esta vez su voz sonó algo más baja, reflexionaba acerca de aquella idea, pero pronto apartó de sí esos pensamientos y volvió a centrarse en la conversación. - ¿Y bien? Ya ha escuchado mi explicación, ¿qué opina al respecto? - preguntó, mientras en su cabeza tomaba forma otra cuestión.
- ¿Creerá lo que le digo o se limitara a pensar que estoy loca? - se preguntó interiormente, sabiendo que la mayoría de la gente ante algo así optaría por lo segundo. Sin embargo Athos parecía algo diferente, creía en aquellas cosas y eso era un punto a su favor, quizá incluso supiese del tema y pudiese ayudarla a entender mejor la maldición que había caído sobre ella.
Elen Calhoun
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1954
Nivel de PJ : : 10
Re: Una noche para no dormir [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
"Yo jamás he conocido a un ser sombrío". A diferencia de Elen, quien aseguraba haber cruzado camino con ellos, describiendo la experiencia como algo muy lejano a ser agradable. Y quién en su sano juicio disfrutaría estar con las bestias de la noche. Nadie. "No se trata de eso". Sí, un momento que resulta desagradable en la mayoría de los sentidos, pero de nuevo, si uno sólo ve el lado malo de las cosas estará continuamente atormentado, viviendo una vida de miseria o no vivir del todo. Lo fundamental estribaba en obtener un ángulo que sea beneficioso, ya sea para uno mismo o para todo el reino. Ella seguía aquí, ¿no? Sentada al lado de un cálido fuego, acompañada de una botella de licor que ella había elegido, hablando sin estar obligada a hacerlo. Aún poseía su libre albedrío y unos ojos llenos de juventud.
Ergo, cargar con una maldición no era sinónimo de estar condenado a perecer en la soledad o la locura. Quizá sí a la ebriedad, si seguía con ese ritmo. O no. De lo que estaba seguro era que le daba inspiración. Si ella podía sobrevivir con un hechizo de ese calibre, otros bajo diferentes circunstancias también tendrían la esperanza de llevar una vida digna y feliz. "Determinación, ésa es la clave". Distintos factores sin duda entraban en juego, como el enfoque correcto o el razonamiento adecuado, pero todo ello sería polvo sin una sólida voluntad de querer mejorar. "La fuerza y la inteligencia son nada sin sentido, sin una dirección". ¿Qué prestigio tendría un arquero que pudiera lanzara una flecha a quinientos metros si no era capaz de acertar a un blanco que tiene a diez yardas?
—Espero no ser uno de esos infortunios. —Sonrió irónico, comentando en informalidad durante esa breve ventana silenciosa. Pronto volvió a callar, para poner atención a lo que le mostraba. Primero conectó el símbolo con una nota musical, mas no demoró en rememorar esa runa que antes había visto. Había sido antes de ir a cazar a aquel troll, en una cabaña muy extraña, con aquel anciano ciego, quien se suponía ser un oráculo. Extraño, ya había olvidado ese instante de su vida. Había tenido un pronóstico muy negativo, aun así no hubo muchos malos, recibió algunos golpes y terminó cansado y sin sotana, pero al final tuvo una recompensa significativa, había conocido a alguien nuevo y había reunido a su amo con su mascota. ¿Qué habrá sido de ese par?
Aun así, no conocía con seguridad el significado de esa marca. Estaba seguro haberla visto, ¿pero qué simbolizaba? "Supongo que es de las peores". Estaba hablando de una maldición, después de todo. Sería ridículo usar una runa fortuita para representar una maldición. En un instante la bruja confirmó la hipótesis. Qué mal tener que cargar con una cicatriz que trae tormento a cada paso; en contraste, qué bien que la llevaba ella, siendo una mujer tan vigorosa. Sería mucho peor que le hubiera tocado a alguien de espíritu débil.
—Mi primera opinión es mucho respeto. A penas la conocí y ya admiro su enorme firmeza. Es usted una inspiración. Y dudo que sea algo personal, estoy seguro que muchas personas la ven como un ejemplo de determinación. —Sus palabras eran sinceras, no en balde su rostro se mantenía muy quieto, hasta su tonalidad era serena y mansa, sólo una pequeña silueta podía apreciarse en sus labios, tentativa a ser una sonrisa solemne.
—Mi consejo sería... —De repente amplió la sonrisa, casi como si liberara una pequeña y fugaz risa. ¿Qué podía decirle? ¿Qué idea podía compartir con Elen que ella misma no había considerado antes? Quería ser útil, no repetitivo—. Si se le recomienda no salir de casa, entonces convierta al mundo en su hogar, ¿hmm? Y todos los que estén a su alrededor serán su familia. —Se encogió de hombros con un gesto humilde—. Yo ya la veo como una hermana por la que daría mi vida. —Giró su cabeza a un lado, en dirección a los tres amigos en la barra—. Y estoy seguro que, bajo las condiciones adecuadas, ellos también la ayudarían. —Volvió su vista a la dama—. Así como hay peligros en cada esquina, también hay fortuna en cada rincón. A veces pueden ser muy pequeñas de detectar para un sólo par de ojos, pero si lleva cuatro u ocho, sería mucho mejor, ¿hmm?
Llevó sus dedos a su barbilla, acariciándola con sutileza y comenzó a observar con intriga a la señorita—. Seguramente ya lo había considerado antes, pero, ¿se ha preguntado por qué a usted? De todas las razas en Aerandir, de todos los individuos que existen, ¿por qué usted debe llevar esa maldición? —Subió y bajó los hombros, reflejando su ignorancia—. Tal vez ni siquiera es la única. Tal vez existe una razón perfectamente lógica que se remonta a la época antigua, antes de que el tiempo fuera tiempo. Tal vez... —Lanzó una mirada suave, quizá hasta inocente—. Ni siquiera es una maldición.
Afinó su garganta, retomando rápidamente la palabra—. Independientemente de eso, lo ideal sería darle un rumbo positivo, ¿hmm? Ha logrado soportar esa enorme carga y aún pararse entre los mortales. Eso revela que es una persona sumamente valerosa. Probablemente los dioses están buscando alguien como usted para... No sé. ¿Entregar un mensaje a alguien, hallar una maravillosa verdad, derrotar un nefasto villano, concluir todos los males en esta tierra? Mi punto es, si no ve un rayo de luz en la dirección por la que va, intenta ver a otras partes. —Señaló con su índice derecho hacia la izquierda y viceversa, llevando sus ojos a ambas direcciones, una a una, claro—. Tal vez la encuentre. Y si aún así no la halla... Pues construya una.
Suspiró, quedándose sin palabras, apenado de sonar aburrido, redundante o incluso inservible—. Dispense si le estoy diciendo cosas que ya había contemplado antes. —Hizo una reverencia en señal de disculpa—. Sea como sea, sepa siempre que aquí hay un dragón que tendrá como aliado. —Desde esa posición inclinada, Athos puso su mano a la altura de su corazón y elevó la vista, simbólicamente ofreciendo sus servicios.
Ergo, cargar con una maldición no era sinónimo de estar condenado a perecer en la soledad o la locura. Quizá sí a la ebriedad, si seguía con ese ritmo. O no. De lo que estaba seguro era que le daba inspiración. Si ella podía sobrevivir con un hechizo de ese calibre, otros bajo diferentes circunstancias también tendrían la esperanza de llevar una vida digna y feliz. "Determinación, ésa es la clave". Distintos factores sin duda entraban en juego, como el enfoque correcto o el razonamiento adecuado, pero todo ello sería polvo sin una sólida voluntad de querer mejorar. "La fuerza y la inteligencia son nada sin sentido, sin una dirección". ¿Qué prestigio tendría un arquero que pudiera lanzara una flecha a quinientos metros si no era capaz de acertar a un blanco que tiene a diez yardas?
—Espero no ser uno de esos infortunios. —Sonrió irónico, comentando en informalidad durante esa breve ventana silenciosa. Pronto volvió a callar, para poner atención a lo que le mostraba. Primero conectó el símbolo con una nota musical, mas no demoró en rememorar esa runa que antes había visto. Había sido antes de ir a cazar a aquel troll, en una cabaña muy extraña, con aquel anciano ciego, quien se suponía ser un oráculo. Extraño, ya había olvidado ese instante de su vida. Había tenido un pronóstico muy negativo, aun así no hubo muchos malos, recibió algunos golpes y terminó cansado y sin sotana, pero al final tuvo una recompensa significativa, había conocido a alguien nuevo y había reunido a su amo con su mascota. ¿Qué habrá sido de ese par?
Aun así, no conocía con seguridad el significado de esa marca. Estaba seguro haberla visto, ¿pero qué simbolizaba? "Supongo que es de las peores". Estaba hablando de una maldición, después de todo. Sería ridículo usar una runa fortuita para representar una maldición. En un instante la bruja confirmó la hipótesis. Qué mal tener que cargar con una cicatriz que trae tormento a cada paso; en contraste, qué bien que la llevaba ella, siendo una mujer tan vigorosa. Sería mucho peor que le hubiera tocado a alguien de espíritu débil.
—Mi primera opinión es mucho respeto. A penas la conocí y ya admiro su enorme firmeza. Es usted una inspiración. Y dudo que sea algo personal, estoy seguro que muchas personas la ven como un ejemplo de determinación. —Sus palabras eran sinceras, no en balde su rostro se mantenía muy quieto, hasta su tonalidad era serena y mansa, sólo una pequeña silueta podía apreciarse en sus labios, tentativa a ser una sonrisa solemne.
—Mi consejo sería... —De repente amplió la sonrisa, casi como si liberara una pequeña y fugaz risa. ¿Qué podía decirle? ¿Qué idea podía compartir con Elen que ella misma no había considerado antes? Quería ser útil, no repetitivo—. Si se le recomienda no salir de casa, entonces convierta al mundo en su hogar, ¿hmm? Y todos los que estén a su alrededor serán su familia. —Se encogió de hombros con un gesto humilde—. Yo ya la veo como una hermana por la que daría mi vida. —Giró su cabeza a un lado, en dirección a los tres amigos en la barra—. Y estoy seguro que, bajo las condiciones adecuadas, ellos también la ayudarían. —Volvió su vista a la dama—. Así como hay peligros en cada esquina, también hay fortuna en cada rincón. A veces pueden ser muy pequeñas de detectar para un sólo par de ojos, pero si lleva cuatro u ocho, sería mucho mejor, ¿hmm?
Llevó sus dedos a su barbilla, acariciándola con sutileza y comenzó a observar con intriga a la señorita—. Seguramente ya lo había considerado antes, pero, ¿se ha preguntado por qué a usted? De todas las razas en Aerandir, de todos los individuos que existen, ¿por qué usted debe llevar esa maldición? —Subió y bajó los hombros, reflejando su ignorancia—. Tal vez ni siquiera es la única. Tal vez existe una razón perfectamente lógica que se remonta a la época antigua, antes de que el tiempo fuera tiempo. Tal vez... —Lanzó una mirada suave, quizá hasta inocente—. Ni siquiera es una maldición.
Afinó su garganta, retomando rápidamente la palabra—. Independientemente de eso, lo ideal sería darle un rumbo positivo, ¿hmm? Ha logrado soportar esa enorme carga y aún pararse entre los mortales. Eso revela que es una persona sumamente valerosa. Probablemente los dioses están buscando alguien como usted para... No sé. ¿Entregar un mensaje a alguien, hallar una maravillosa verdad, derrotar un nefasto villano, concluir todos los males en esta tierra? Mi punto es, si no ve un rayo de luz en la dirección por la que va, intenta ver a otras partes. —Señaló con su índice derecho hacia la izquierda y viceversa, llevando sus ojos a ambas direcciones, una a una, claro—. Tal vez la encuentre. Y si aún así no la halla... Pues construya una.
Suspiró, quedándose sin palabras, apenado de sonar aburrido, redundante o incluso inservible—. Dispense si le estoy diciendo cosas que ya había contemplado antes. —Hizo una reverencia en señal de disculpa—. Sea como sea, sepa siempre que aquí hay un dragón que tendrá como aliado. —Desde esa posición inclinada, Athos puso su mano a la altura de su corazón y elevó la vista, simbólicamente ofreciendo sus servicios.
Athos
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 353
Re: Una noche para no dormir [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
Elen clavó la vista en su interlocutor, a la espera de una respuesta tras haberle rebelado todo lo referente a la carga que llevaba consigo, que no se hizo esperar demasiado. Athos comenzó a hablar, en primer lugar para expresarle el respeto que se había ganado al contarle aquello, y luego para intentar aconsejarla con respecto a aquella sugerencia que se daba a quienes recibían la runa, diciéndole que considerara el mundo entero como su hogar y a cuantos moraran en él como familia.
La joven se sorprendió al escuchar lo siguiente, cuando el dragón añadió que la veía como una hermana por la que estaría dispuesto a dar la vida, cosa que casi nadie sería capaz de hacer por una extraña, de la que hasta apenas un rato antes no sabía nada. Desvió la mirada hacia los hombres que señalaba, antes de volver a posar sus ojos en él, que seguía hablando sobre la fortuna que podía haber en cualquier lugar. Quedaba bastante claro que Komar solía buscar el lado positivo de las cosas, una actitud que la maga hubiese querido tener tres años atrás, cuando los problemas comenzaron y lo veía todo negro, sin futuro posible.
Siguió escuchando mientras el caballero formulaba las preguntas que tantas veces se había hecho interiormente, sobre el por qué le había tocado precisamente a ella llevar esa carga. La de cabellos cenicientos sabía con certeza que no era la única, aún recordaba perfectamente el rostro del hombre con el que había peleado en el callejón, antes de que la maldición saliese de la bolsa de cuero en forma de humo oscuro y los alcanzase a los dos, marcándolos para el resto de sus vidas.
No tenía ni idea de qué suerte podría haber corrido aquel individuo, ni siquiera si aún seguiría vivo, pero de corazón esperaba que hubiese logrado sobreponerse a aquel mal que desde entonces los acompañaba a ambos. Él no había tenido la culpa, de hecho ninguno de los dos la tenía, el alucinógeno los había forzado a enfrentarse, alterándoles la percepción para que se sintiesen amenazados por la presencia del otro.
Athos continuó hablando, aunque esta vez sobre algo que le costaba más creer, la de ojos verdes no podía imaginar que los dioses estuviesen buscando a alguien como ella para que realizara alguna proeza, pues a pesar de lo valiente que pudiese parecer, no se consideraba importante. Solo era una bruja cuyos últimos años habían sido algo difíciles, pero nada más. No estaba hecha para combatir el mal, ya lo había intentado contra el demonio sombrío la noche anterior y poco había conseguido, de no ser por la aparición del anciano no habría salido con vida de la llanura.
El caballero terminó e hizo una reverencia, antes de añadir que podía contar con él como aliado. La hechicera sonrió levemente y le mostró su respeto con una inclinación de cabeza, había tenido suerte de toparse con alguien así, bondadoso y dispuesto a ayudar. - A decir verdad pocos conocen lo que le he contado, como entenderá no es algo que se pueda ir diciendo abiertamente, la gente se alarmaría si supiera estas cosas. - respondió con amabilidad.
- Me sorprende que aún haya personas como usted, tan preocupadas por el prójimo y dispuestas a poner su vida en riesgo por alguien apenas conocido, ojalá hubiese más. - prosiguió, manteniendo la leve sonrisa en su rostro. - ¿Por qué yo? No sabe cuántas veces me hice esa pregunta, pero puedo asegurarle que no soy la única. De hecho la maldición no me alcanzó solo a mí aquella noche, sino también a otro hombre, del cual no he sabido nada. - hizo una pausa y tomó aire, de forma lenta.
- No sé si es adecuado considerarme valerosa como dice, no crea que siempre estuve como me puede ver ahora. La idea de rendirme y terminar con todo me asaltó en varias ocasiones, pero por suerte salí adelante, de un modo u otro. - la maga bajó la vista, algo avergonzada por las veces en que había pensado en ello. - Dudo mucho que los dioses tengan algo reservado para mí. Sin ir más lejos ya ve donde he acabado hoy, en una taberna a estas horas intempestivas, tratando de ahogar en alcohol los malos recuerdos, aunque está claro que no funciona o no estoy acostumbrada a ello. - volvió a hablar, desviando la vista hacia la botella que pronto mandaría de vuelta al tabernero.
Suspiró y volvió a centrarse en Athos, retomando la expresión amable de antes. - No me equivoqué al verlo como un buen hombre, puede que no le haga falta pero si en alguna ocasión necesita algo cuente conmigo, haré lo posible por ayudarlo. - dijo la hechicera, antes de hacer un gesto al propietario del local para que retirase el whisky de la mesa. - Confío en que su experiencia fuera de estas tierras haya sido agradable, hay tantos lugares por ver. - musitó, antes de que se le ocurriese otra pregunta, que le podría servir para saber qué esperar de lo que le quedaba de viaje.
- Quizá pueda contarme algo sobre el poblado abandonado de los dragones, es allí a donde me dirijo y busco un lugar en concreto, una biblioteca ¿podría decirme dónde encontrarla? - la maga no tenía idea del estado en que se encontraba la zona, ni de si habría alguien allí aún, pero debía terminar lo que había empezado, sin importar que las posibilidades de encontrar con vida a sus padres fuesen escasas tras tantos años.
La joven se sorprendió al escuchar lo siguiente, cuando el dragón añadió que la veía como una hermana por la que estaría dispuesto a dar la vida, cosa que casi nadie sería capaz de hacer por una extraña, de la que hasta apenas un rato antes no sabía nada. Desvió la mirada hacia los hombres que señalaba, antes de volver a posar sus ojos en él, que seguía hablando sobre la fortuna que podía haber en cualquier lugar. Quedaba bastante claro que Komar solía buscar el lado positivo de las cosas, una actitud que la maga hubiese querido tener tres años atrás, cuando los problemas comenzaron y lo veía todo negro, sin futuro posible.
Siguió escuchando mientras el caballero formulaba las preguntas que tantas veces se había hecho interiormente, sobre el por qué le había tocado precisamente a ella llevar esa carga. La de cabellos cenicientos sabía con certeza que no era la única, aún recordaba perfectamente el rostro del hombre con el que había peleado en el callejón, antes de que la maldición saliese de la bolsa de cuero en forma de humo oscuro y los alcanzase a los dos, marcándolos para el resto de sus vidas.
No tenía ni idea de qué suerte podría haber corrido aquel individuo, ni siquiera si aún seguiría vivo, pero de corazón esperaba que hubiese logrado sobreponerse a aquel mal que desde entonces los acompañaba a ambos. Él no había tenido la culpa, de hecho ninguno de los dos la tenía, el alucinógeno los había forzado a enfrentarse, alterándoles la percepción para que se sintiesen amenazados por la presencia del otro.
Athos continuó hablando, aunque esta vez sobre algo que le costaba más creer, la de ojos verdes no podía imaginar que los dioses estuviesen buscando a alguien como ella para que realizara alguna proeza, pues a pesar de lo valiente que pudiese parecer, no se consideraba importante. Solo era una bruja cuyos últimos años habían sido algo difíciles, pero nada más. No estaba hecha para combatir el mal, ya lo había intentado contra el demonio sombrío la noche anterior y poco había conseguido, de no ser por la aparición del anciano no habría salido con vida de la llanura.
El caballero terminó e hizo una reverencia, antes de añadir que podía contar con él como aliado. La hechicera sonrió levemente y le mostró su respeto con una inclinación de cabeza, había tenido suerte de toparse con alguien así, bondadoso y dispuesto a ayudar. - A decir verdad pocos conocen lo que le he contado, como entenderá no es algo que se pueda ir diciendo abiertamente, la gente se alarmaría si supiera estas cosas. - respondió con amabilidad.
- Me sorprende que aún haya personas como usted, tan preocupadas por el prójimo y dispuestas a poner su vida en riesgo por alguien apenas conocido, ojalá hubiese más. - prosiguió, manteniendo la leve sonrisa en su rostro. - ¿Por qué yo? No sabe cuántas veces me hice esa pregunta, pero puedo asegurarle que no soy la única. De hecho la maldición no me alcanzó solo a mí aquella noche, sino también a otro hombre, del cual no he sabido nada. - hizo una pausa y tomó aire, de forma lenta.
- No sé si es adecuado considerarme valerosa como dice, no crea que siempre estuve como me puede ver ahora. La idea de rendirme y terminar con todo me asaltó en varias ocasiones, pero por suerte salí adelante, de un modo u otro. - la maga bajó la vista, algo avergonzada por las veces en que había pensado en ello. - Dudo mucho que los dioses tengan algo reservado para mí. Sin ir más lejos ya ve donde he acabado hoy, en una taberna a estas horas intempestivas, tratando de ahogar en alcohol los malos recuerdos, aunque está claro que no funciona o no estoy acostumbrada a ello. - volvió a hablar, desviando la vista hacia la botella que pronto mandaría de vuelta al tabernero.
Suspiró y volvió a centrarse en Athos, retomando la expresión amable de antes. - No me equivoqué al verlo como un buen hombre, puede que no le haga falta pero si en alguna ocasión necesita algo cuente conmigo, haré lo posible por ayudarlo. - dijo la hechicera, antes de hacer un gesto al propietario del local para que retirase el whisky de la mesa. - Confío en que su experiencia fuera de estas tierras haya sido agradable, hay tantos lugares por ver. - musitó, antes de que se le ocurriese otra pregunta, que le podría servir para saber qué esperar de lo que le quedaba de viaje.
- Quizá pueda contarme algo sobre el poblado abandonado de los dragones, es allí a donde me dirijo y busco un lugar en concreto, una biblioteca ¿podría decirme dónde encontrarla? - la maga no tenía idea del estado en que se encontraba la zona, ni de si habría alguien allí aún, pero debía terminar lo que había empezado, sin importar que las posibilidades de encontrar con vida a sus padres fuesen escasas tras tantos años.
Elen Calhoun
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1954
Nivel de PJ : : 10
Re: Una noche para no dormir [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
¿De verdad la gente se alarmaría? ¿Firmemente consideraba que mantener el asunto con discreción era la mejor opción? Athos creía que la gente tenía derecho a saber lo que sucedía realmente, que debían estar conscientes de todos los males que había en este mundo. Se debía de tener confianza en que reaccionarían con madurez y cordura, puesto que al negarse ese conocimiento los privaba de poder defenderse en caso de que se encontraran con esa situación, lo verían como algo extraño y sentirían miedo. Komar era un dragón partidario de 'el saber es la luz que extingue el miedo'. Cuando uno sabe a lo que se enfrenta, no siente pánico, quizá podría sentirse atemorizado o, mejor dicho, inseguro de proceder, pero al menos sería un sentimiento justificado. ¿Y acaso eso no sería ser cauteloso?
Charla para después, seguramente. No deseaba, por ahora, cursar esa discusión ahora mismo. Prefería ahorrarse sus comentarios por el momento y dejarlos para una etapa en donde sea más adecuado presentar el debate. Ahora mismo, se centraría en el viaje y la maldición. Para todo había tiempo, y siendo un dragón, no le molestaba esperar. Los años le sobraban. ¿O no? Que tuviera abundancia de edad no significaba que debía dormirse en sus laureles, al contrario, era menester ponerse activo y resolver tantos conflictos y problemáticas. Por ejemplo, si lo que decía la dama era verdad, sobre la escasez de personas dispuesta a ayudar, entonces debería llevar a cabo alguna especie de campaña para esparcir el sentido de solidaridad.
La hechicera comenzaba a aportar piezas del rompecabezas paulatinamente. No había necesidad de interrogarla directamente, ella por voluntad propia iría desvelando los detalles cuando mejor le pareciera ideal. Ahora ya sabía que adquirió esa maldición una noche, estando con, tentativamente, un desconocido. Y sin duda había sido algo espontáneo, según lo mencionaba, quizá ambos habían cruzado caminos frente a una fuente de magia negra o algo por el estilo. Eso significaba que cualquiera pudo ser la víctima, de hecho, ¿qué evitaba de que volviera a suceder? Con mayor razón Elen debería familiarizarse con su 'maldición' para poder asesorar a potenciales almas desafortunadas. ¿Sería ya consciente de ello?
Tal vez. "Espero que sí". Aunque su aptitud no parecía estar inclinada por esa idea. Era una suposición, sin duda, y como tal podría equivocarse, mas no podía ignorar la visión que estaba creando de ella. Se mostraba humilde al respecto, de alguna manera pesimista. Parecía otorgarle mucha importancia al pasado, se veía ligada a lo que antes había sucedido, y quién sabe con cuántas penas antiguas cargaba con su corazón. De tener razón, no sería fácil progresar, no con todo ese peso de antaño, debía ayudarla a deshacerse de él. "La meditación podría ayudar". Era de espíritu joven, probablemente muy activa, su energía volátil no sería tan fácilmente domada con meditación inexperta, se requería de algo más contundente en el plano físico.
Sonrió al saber que él también podía contar con su asistencia. No imaginaba en qué podría ocupar socorro, y aunque llegara a estar en apuros, primero intentaría resolverlo por su cuenta antes de querer molestar a uno de sus amigos. Igual, era muy bueno saber que contaba con ella para esos momentos difíciles. "Que pueden o no llegar". Ahora que lo pensaba, quizá podría ayudarle con llevar un mensaje al sur algún día—. Muchas gracias. La consideraré la próxima vez que desee... —Sonrió con cierta comedia, viendo ameno la botella de whisky—. Terminar con una botella de licor. —Acompañó con una suave risa para afirmar que se trataba de un simple comentario en broma.
—El poblado abandonado... —Repitió, haciendo memoria de lo poco y mucho que sabía de esa zona—. He leído varias cosas sobre ese lugar, pero nunca lo he explorado con detenimiento. Medité ahí durante un año. Reflexioné sobre la conexión que tenemos con nuestros antecesores... —Tuvo que detener su oración debido a la presencia del tabernero, quien tenía algo que decir mientras retiraba la botella de la mesa.
—¿Entonces eso sería todo, señorita? Mejor, más para mí. —Arrojó una gruesa risa, aunque moderada. Parecía un hombre feliz—. Si necesita algo más, sabe que aquí estoy. —Volteó hacia el hombre, sin retirar esa cálida sonrisa—. Su postre demorará un poco más, caballero. Ya sabe cómo puede prolongarse esto.
—Eso está bien. Gracias. —Replicó Athos sin inmutarse—. Tómense todo el tiempo necesario. —No quería presionarlos de alguna manera, muy por el contrario, deseaba que lo hicieran a su ritmo para que quedara exquisito. Cierto que podían hacerlo rápido, pero prefería algo bien hecho.
Se retiró, volviéndose a una de las mesas para... atender a los clientes, seguramente.
—Hmm... ¿En qué estaba? —Komar volvió su vista a su acompañante, rememorando en dónde se había quedado—. ¿Ya pasé la parte donde doy mi nombre? —Negó sonriendo tras haber hecho ese pésimo chiste, mofándose de su propia mala memoria. Suspiró y reanudó—. Reflexioné sobre la conexión que tenemos con nuestros antepasados y cómo la historia nos ayuda para construir un mejor futuro. Ya sabe, aprender de los errores para no cometerlos de nuevo y todo lo que eso conlleva. —Subió y bajó los hombros, reconociendo que comenzaba a divagar.
—Elegí ese lugar para pensar sobre la historia porque ahí se encontraba la primera ciudad de los dragones. Una urbe próspera y rica en conocimiento. Infortunadamente, fue diezmada por el conflicto entre los licántropos y los vampiros. Muchos documentos fueron perdidos. Y los que lograron preservarse, se encuentran sepultados por las tormentas y los escombros. —Alzó la mirada, tratando de traer a su memoria la mayor cantidad de detalles posibles, pues parecía ser algo muy importante para ella. Ése era su destino, a fin de cuentas—. Sé de dos bibliotecas, que posiblemente se tratan de la misma. Leí de un antiquísimo albergue literario que guardaba numerosos libros de historia y hechizos. Se supone que eran escritos hechos por los magos más poderosos de la época que incluso llegaron a tener cierto contacto con los primeros dragones elementales. Algunos especulan que había libros influenciados por el propio dragón oscuro. —Se encogió de hombros—. No puedo asegurar si es cierto o no, ni tampoco puedo garantizar que mi fuente es la más confiable de todas. He notado que algunos autores modernos tienden a exagerar algunas cosas.
—Y hace unas semanas escuché que una tormenta había creado una entrada a una biblioteca. Desconozco si se hicieron expediciones para investigar esto, o si aún sigue disponible ese acceso. Por supuesto, tampoco sé si es la misma biblioteca. —Reflexionó al respecto, pensando en qué sería lo más ideal—. En cualquier caso, si planeaba dirigirse a esa zona, le recomiendo esperar. No es precisamente el lugar más seguro de Aerandir. Existen obstáculos naturales y algunas amenazas salvajes. Sin embargo, si es imperativo que se dirija allá en este instante, permítame acompañarla. Definitivamente no es una excursión que deba hacerse en solitario.
Debía admitir que también le movía un poco la curiosidad. Visitar una antigua biblioteca era una oportunidad en un millón. Aun así, su verdadera motivación era garantizar la seguridad de la señorita. No en balde, sería extraño que quisiera ir de inmediato, siendo que hace un minuto estaba muy tranquila y sin apuros; asimismo, ella estaría poniéndose la soga al cuello al querer exponerse de esa forma, ya no sería mala fortuna, sino total imprudencia.
—Y, por cierto. ¿Podría saber qué desea encontrar en la biblioteca? ¿O qué es lo que le motiva ir? —Se notaba en la mirada de Athos un fino interés por saber, aunque tampoco insistiría mucho al respecto, ella estaba en su derecho de compartir o no esos datos. Bien su propósito podía ser coleccionar un libro de todas las bibliotecas de Aerandir, ¿hmm?
Charla para después, seguramente. No deseaba, por ahora, cursar esa discusión ahora mismo. Prefería ahorrarse sus comentarios por el momento y dejarlos para una etapa en donde sea más adecuado presentar el debate. Ahora mismo, se centraría en el viaje y la maldición. Para todo había tiempo, y siendo un dragón, no le molestaba esperar. Los años le sobraban. ¿O no? Que tuviera abundancia de edad no significaba que debía dormirse en sus laureles, al contrario, era menester ponerse activo y resolver tantos conflictos y problemáticas. Por ejemplo, si lo que decía la dama era verdad, sobre la escasez de personas dispuesta a ayudar, entonces debería llevar a cabo alguna especie de campaña para esparcir el sentido de solidaridad.
La hechicera comenzaba a aportar piezas del rompecabezas paulatinamente. No había necesidad de interrogarla directamente, ella por voluntad propia iría desvelando los detalles cuando mejor le pareciera ideal. Ahora ya sabía que adquirió esa maldición una noche, estando con, tentativamente, un desconocido. Y sin duda había sido algo espontáneo, según lo mencionaba, quizá ambos habían cruzado caminos frente a una fuente de magia negra o algo por el estilo. Eso significaba que cualquiera pudo ser la víctima, de hecho, ¿qué evitaba de que volviera a suceder? Con mayor razón Elen debería familiarizarse con su 'maldición' para poder asesorar a potenciales almas desafortunadas. ¿Sería ya consciente de ello?
Tal vez. "Espero que sí". Aunque su aptitud no parecía estar inclinada por esa idea. Era una suposición, sin duda, y como tal podría equivocarse, mas no podía ignorar la visión que estaba creando de ella. Se mostraba humilde al respecto, de alguna manera pesimista. Parecía otorgarle mucha importancia al pasado, se veía ligada a lo que antes había sucedido, y quién sabe con cuántas penas antiguas cargaba con su corazón. De tener razón, no sería fácil progresar, no con todo ese peso de antaño, debía ayudarla a deshacerse de él. "La meditación podría ayudar". Era de espíritu joven, probablemente muy activa, su energía volátil no sería tan fácilmente domada con meditación inexperta, se requería de algo más contundente en el plano físico.
Sonrió al saber que él también podía contar con su asistencia. No imaginaba en qué podría ocupar socorro, y aunque llegara a estar en apuros, primero intentaría resolverlo por su cuenta antes de querer molestar a uno de sus amigos. Igual, era muy bueno saber que contaba con ella para esos momentos difíciles. "Que pueden o no llegar". Ahora que lo pensaba, quizá podría ayudarle con llevar un mensaje al sur algún día—. Muchas gracias. La consideraré la próxima vez que desee... —Sonrió con cierta comedia, viendo ameno la botella de whisky—. Terminar con una botella de licor. —Acompañó con una suave risa para afirmar que se trataba de un simple comentario en broma.
—El poblado abandonado... —Repitió, haciendo memoria de lo poco y mucho que sabía de esa zona—. He leído varias cosas sobre ese lugar, pero nunca lo he explorado con detenimiento. Medité ahí durante un año. Reflexioné sobre la conexión que tenemos con nuestros antecesores... —Tuvo que detener su oración debido a la presencia del tabernero, quien tenía algo que decir mientras retiraba la botella de la mesa.
—¿Entonces eso sería todo, señorita? Mejor, más para mí. —Arrojó una gruesa risa, aunque moderada. Parecía un hombre feliz—. Si necesita algo más, sabe que aquí estoy. —Volteó hacia el hombre, sin retirar esa cálida sonrisa—. Su postre demorará un poco más, caballero. Ya sabe cómo puede prolongarse esto.
—Eso está bien. Gracias. —Replicó Athos sin inmutarse—. Tómense todo el tiempo necesario. —No quería presionarlos de alguna manera, muy por el contrario, deseaba que lo hicieran a su ritmo para que quedara exquisito. Cierto que podían hacerlo rápido, pero prefería algo bien hecho.
Se retiró, volviéndose a una de las mesas para... atender a los clientes, seguramente.
—Hmm... ¿En qué estaba? —Komar volvió su vista a su acompañante, rememorando en dónde se había quedado—. ¿Ya pasé la parte donde doy mi nombre? —Negó sonriendo tras haber hecho ese pésimo chiste, mofándose de su propia mala memoria. Suspiró y reanudó—. Reflexioné sobre la conexión que tenemos con nuestros antepasados y cómo la historia nos ayuda para construir un mejor futuro. Ya sabe, aprender de los errores para no cometerlos de nuevo y todo lo que eso conlleva. —Subió y bajó los hombros, reconociendo que comenzaba a divagar.
—Elegí ese lugar para pensar sobre la historia porque ahí se encontraba la primera ciudad de los dragones. Una urbe próspera y rica en conocimiento. Infortunadamente, fue diezmada por el conflicto entre los licántropos y los vampiros. Muchos documentos fueron perdidos. Y los que lograron preservarse, se encuentran sepultados por las tormentas y los escombros. —Alzó la mirada, tratando de traer a su memoria la mayor cantidad de detalles posibles, pues parecía ser algo muy importante para ella. Ése era su destino, a fin de cuentas—. Sé de dos bibliotecas, que posiblemente se tratan de la misma. Leí de un antiquísimo albergue literario que guardaba numerosos libros de historia y hechizos. Se supone que eran escritos hechos por los magos más poderosos de la época que incluso llegaron a tener cierto contacto con los primeros dragones elementales. Algunos especulan que había libros influenciados por el propio dragón oscuro. —Se encogió de hombros—. No puedo asegurar si es cierto o no, ni tampoco puedo garantizar que mi fuente es la más confiable de todas. He notado que algunos autores modernos tienden a exagerar algunas cosas.
—Y hace unas semanas escuché que una tormenta había creado una entrada a una biblioteca. Desconozco si se hicieron expediciones para investigar esto, o si aún sigue disponible ese acceso. Por supuesto, tampoco sé si es la misma biblioteca. —Reflexionó al respecto, pensando en qué sería lo más ideal—. En cualquier caso, si planeaba dirigirse a esa zona, le recomiendo esperar. No es precisamente el lugar más seguro de Aerandir. Existen obstáculos naturales y algunas amenazas salvajes. Sin embargo, si es imperativo que se dirija allá en este instante, permítame acompañarla. Definitivamente no es una excursión que deba hacerse en solitario.
Debía admitir que también le movía un poco la curiosidad. Visitar una antigua biblioteca era una oportunidad en un millón. Aun así, su verdadera motivación era garantizar la seguridad de la señorita. No en balde, sería extraño que quisiera ir de inmediato, siendo que hace un minuto estaba muy tranquila y sin apuros; asimismo, ella estaría poniéndose la soga al cuello al querer exponerse de esa forma, ya no sería mala fortuna, sino total imprudencia.
—Y, por cierto. ¿Podría saber qué desea encontrar en la biblioteca? ¿O qué es lo que le motiva ir? —Se notaba en la mirada de Athos un fino interés por saber, aunque tampoco insistiría mucho al respecto, ella estaba en su derecho de compartir o no esos datos. Bien su propósito podía ser coleccionar un libro de todas las bibliotecas de Aerandir, ¿hmm?
Athos
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 353
Re: Una noche para no dormir [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
Elen rió levemente ante la broma sobre el licor, para luego prestar mucha atención a su respuesta, de la que con suerte podría sacar información valiosa sobre su destino. El tabernero interrumpió la conversación al poco de que su interlocutor comenzara a hablar, para llevarse la botella y avisar a Athos de que el postre que había pedido tardaría un poco más en salir, cosa que no parecía molestarle. El dragón parecía tomarse las cosas con paciencia y positividad, rasgo por el que sería recordado sin duda.
Cuando el hombre se alejó de la mesa volvió a retomar lo que estaba diciendo antes, contando a la joven sobre qué había meditado el año que había estado en el poblado, centrándose en la historia por aquello de no repetir los errores del pasado. Sin duda era un tema de importancia, sobre el que todas las razas deberían reflexionar para no volver a caer en disputas como las que ya habían tenido entre ellas, cuyos resultados habían sido nefastos. Tantos lugares destrozados, reducidos a escombros y polvo, donde alguna vez se alzaron magníficas construcciones. Y qué decir de todas las vidas que se habían perdido durante las guerras, por no saber llegar a un acuerdo a tiempo para evitar la batalla.
La bruja sabía que sus antepasados habían participado en una de aquellas guerras, para expulsar a los elfos de las islas en las que ella se había criado. Sin embargo, sus padres nunca habían tratado de inculcarle aquel rechazo hacia los supuestos enemigos, ellos se mostraban abiertamente en contra del odio que los hechiceros les guardaban, aun habiendo ganado. Por eso no había dudado en cooperar con Fedallah, cuando ambos intentaban cumplir la misión del caballero dragón en la guarida de los Tanuris.
Si se había mostrado reacia a rebelarle sus poderes al conocerlo no fue porque desconfiase de él, sino porque ignoraba la visión que podían tener aún los elfos sobre ellos, a fin de cuentas vivían durante siglos y era más probable que hubiesen visto de cerca la guerra. Komar abordó el tema de la biblioteca, captando su interés al decir que supuestamente había dos, cosa que no se esperaba. La descripción de la primera se ajustaba bastante a lo que buscaba, o mejor dicho, a lo que suponía que sus padres habían venido a buscar.
La segunda en cambio parecía algo más alejada de la idea que tenía en mente, pero ya que pensaba ir de todos modos intentaría revisarla, por si pudiera haber algo interesante en su interior. Tras aquella respuesta el dragón le aconsejó que esperase, no era una zona demasiado segura dadas las condiciones climáticas, que junto con lo complicado del terreno y la posible existencia de criaturas salvajes harían del camino una nueva aventura. El caballero no tardó en ofrecerse a acompañarla, por si le urgía salir en esa dirección.
Tras una corta pausa agregó un par de preguntas más, esta vez para intentar saber qué era lo que ella buscaba allí. - No hay tanta prisa, de hecho tengo que hacer una parada antes de poder continuar hacia el norte. Debo volver a un pequeño asentamiento de la llanura nevada, allí se encuentra mi hermano Vincent, que ni siquiera sabe dónde estoy, debe estar preocupado. - comenzó a hablar, aunque su voz se fue apagando con las últimas palabras, y es que ni se había despedido de él al abandonar la posada, quizá la estuviese buscando.
- Mi idea es ponerme en marcha por la mañana, una vez haya llegado al asentamiento supongo que tardaré un par de días en reunir lo necesario para salir hacia el poblado. - prosiguió, antes de dudar por unos segundos, sobre si responder a su última pregunta o no. Hablar con Athos le había servido bastante hasta el momento, había logrado apartar de su mente las imágenes del demonio sombrío y ver su situación desde otra perspectiva, con lo que sentía como si se hubiese quitado una pesada losa de encima.
- El motivo de mi viaje no es buscar algo sino a alguien, mis padres abandonaron las islas para venir a estas tierras hace muchos años, en busca de esos escritos que supuestamente habían dejado aquí los magos, nunca regresaron. - decir aquello en voz alta le costó un poco, solía guardarse todo lo referente a su familia para sí, pero en algún momento el tema tendría que salir. Bajó la vista a la mesa, haciendo un esfuerzo por recordar sus caras, cosa que ya no lograba y la entristecía. - Lo último que supimos de ellos era que habían encontrado la biblioteca, así que hemos venido hasta aquí para comprobar si aún están vivos, o si al menos queda algo de ellos. - añadió, para luego guardar silencio durante varios minutos, pensativa.
Cuando el hombre se alejó de la mesa volvió a retomar lo que estaba diciendo antes, contando a la joven sobre qué había meditado el año que había estado en el poblado, centrándose en la historia por aquello de no repetir los errores del pasado. Sin duda era un tema de importancia, sobre el que todas las razas deberían reflexionar para no volver a caer en disputas como las que ya habían tenido entre ellas, cuyos resultados habían sido nefastos. Tantos lugares destrozados, reducidos a escombros y polvo, donde alguna vez se alzaron magníficas construcciones. Y qué decir de todas las vidas que se habían perdido durante las guerras, por no saber llegar a un acuerdo a tiempo para evitar la batalla.
La bruja sabía que sus antepasados habían participado en una de aquellas guerras, para expulsar a los elfos de las islas en las que ella se había criado. Sin embargo, sus padres nunca habían tratado de inculcarle aquel rechazo hacia los supuestos enemigos, ellos se mostraban abiertamente en contra del odio que los hechiceros les guardaban, aun habiendo ganado. Por eso no había dudado en cooperar con Fedallah, cuando ambos intentaban cumplir la misión del caballero dragón en la guarida de los Tanuris.
Si se había mostrado reacia a rebelarle sus poderes al conocerlo no fue porque desconfiase de él, sino porque ignoraba la visión que podían tener aún los elfos sobre ellos, a fin de cuentas vivían durante siglos y era más probable que hubiesen visto de cerca la guerra. Komar abordó el tema de la biblioteca, captando su interés al decir que supuestamente había dos, cosa que no se esperaba. La descripción de la primera se ajustaba bastante a lo que buscaba, o mejor dicho, a lo que suponía que sus padres habían venido a buscar.
La segunda en cambio parecía algo más alejada de la idea que tenía en mente, pero ya que pensaba ir de todos modos intentaría revisarla, por si pudiera haber algo interesante en su interior. Tras aquella respuesta el dragón le aconsejó que esperase, no era una zona demasiado segura dadas las condiciones climáticas, que junto con lo complicado del terreno y la posible existencia de criaturas salvajes harían del camino una nueva aventura. El caballero no tardó en ofrecerse a acompañarla, por si le urgía salir en esa dirección.
Tras una corta pausa agregó un par de preguntas más, esta vez para intentar saber qué era lo que ella buscaba allí. - No hay tanta prisa, de hecho tengo que hacer una parada antes de poder continuar hacia el norte. Debo volver a un pequeño asentamiento de la llanura nevada, allí se encuentra mi hermano Vincent, que ni siquiera sabe dónde estoy, debe estar preocupado. - comenzó a hablar, aunque su voz se fue apagando con las últimas palabras, y es que ni se había despedido de él al abandonar la posada, quizá la estuviese buscando.
- Mi idea es ponerme en marcha por la mañana, una vez haya llegado al asentamiento supongo que tardaré un par de días en reunir lo necesario para salir hacia el poblado. - prosiguió, antes de dudar por unos segundos, sobre si responder a su última pregunta o no. Hablar con Athos le había servido bastante hasta el momento, había logrado apartar de su mente las imágenes del demonio sombrío y ver su situación desde otra perspectiva, con lo que sentía como si se hubiese quitado una pesada losa de encima.
- El motivo de mi viaje no es buscar algo sino a alguien, mis padres abandonaron las islas para venir a estas tierras hace muchos años, en busca de esos escritos que supuestamente habían dejado aquí los magos, nunca regresaron. - decir aquello en voz alta le costó un poco, solía guardarse todo lo referente a su familia para sí, pero en algún momento el tema tendría que salir. Bajó la vista a la mesa, haciendo un esfuerzo por recordar sus caras, cosa que ya no lograba y la entristecía. - Lo último que supimos de ellos era que habían encontrado la biblioteca, así que hemos venido hasta aquí para comprobar si aún están vivos, o si al menos queda algo de ellos. - añadió, para luego guardar silencio durante varios minutos, pensativa.
Elen Calhoun
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1954
Nivel de PJ : : 10
Re: Una noche para no dormir [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
Se hubiese sentido sorprendido que Elen deseara ir con urgencia esa misma noche, pero no era el caso. Por el contrario, no planeaba realizar ese viaje hasta dentro de un par de días, al menos. Sonaba muy sensato, seguramente esperaría a que el clima se suavizara un poco más y diera un pronóstico favorable para poder adentrarse en la desolada ciudad. Eso y reunir el equipo necesario para poder emprender una aventura a prueba de fallos. "Tampoco es como si se necesitara un ejército". Mas la preparación hacía la perfección, ¿no? Y con una maldición encima, toda adición era siempre favorable.
Lo que sí le tomó por sorpresa era saber la separación que había tenido de su hermano. ¿Por qué no sabía en dónde se encontraba? ¿Acaso se habían separado abruptamente, o habían perdido comunicación de alguna manera? En un segundo pensamiento, ¿no estaba emocionada al respecto? Su rostro parecía minúsculamente afligido, ya sea porque estuviera preocupada o decepcionada de alguna manera. Y sobre todo eso estaba el hecho de que había pasado por esta taberna en lugar de ir directamente con su hermano. De lo más curioso. No tenía mucho caso preguntar al respecto, parecía un tema familiar que eventualmente se expondría; además, ya se iban a reunir, ¿no? Los problemas se solucionarían.
"No tan rápido". Se dijo a sí mismo. No había querido involucrase en el asunto familiar, pero todo indicaba que ya estaba tocando el punto, puesto que toda esta aventura estaba enfocada a hallar a sus padres, o al menos saber lo que les pasó. Pero entonces, ¿no sería fundamental ir a investigar cuanto antes? "Fue hace mucho tiempo, según parece". Tal vez ni siquiera tenía esperanza de encontrarlos con vida...? O simplemente unos días no harían gran diferencia.
—Me agrada el plan de tomar las debidas preparaciones antes de embarcarse a esa excursión. —Hizo un ademán de énfasis—. Muy inteligente. —No estaba seguro qué decirle sobre sus padres. O mejor dicho, cómo decírselo. Le parecía una situación trágica, definitivamente no era agradable perder contacto con los padres, pero al haber ocurrido hace tanto tiempo... "Es como llorar por la traición que sufrió el dragón de luz". Athos consideraba el pasado, pero tampoco se dejaba afectar por él.
—Espero que pueda encontrar buenas nuevas sobre sus padres. —Le sonrió con simpatía, esperando que pudiera notar su falta de comentarios al respecto—. Al menos un agradable mensaje... —Desvió su mirada a un lado. Ahora sí que sería buen momento para que le interrumpieran—. Ahora que lo pienso... —Volvió sus ojos hacia la dama—. ¿Cree que pueda encontrar algo relacionado sobre su maldición? Información que pueda ayudarle a entenderla o incluso a combatirla. Sería muy fortuito, ¿verdad? —Creó un gesto de esperanza, casi como un niño que se emociona al ver caer la nieve por primera vez—. Hmm. Y si no, ¿espera hallar algo en especial? —Además de lo obvio, por supuesto.
Parecía una hechicera noble y de buen corazón, muy alejada de las artes oscuras. En el sentido de que no le agradaba interactuar con ella por voluntad. Comenzaba a preguntarse si estaría dispuesta a emplear magia negra para liberarse de su maldición. Creeía irónico e inadecuado emplear una táctica así, aunque debía admitir su desconocimiento sobre la magia, sólo no era partidario del ideal combatir fuego con fuego. Ahora mismo, el tema no venía a flote ahora.
Lo que sí le tomó por sorpresa era saber la separación que había tenido de su hermano. ¿Por qué no sabía en dónde se encontraba? ¿Acaso se habían separado abruptamente, o habían perdido comunicación de alguna manera? En un segundo pensamiento, ¿no estaba emocionada al respecto? Su rostro parecía minúsculamente afligido, ya sea porque estuviera preocupada o decepcionada de alguna manera. Y sobre todo eso estaba el hecho de que había pasado por esta taberna en lugar de ir directamente con su hermano. De lo más curioso. No tenía mucho caso preguntar al respecto, parecía un tema familiar que eventualmente se expondría; además, ya se iban a reunir, ¿no? Los problemas se solucionarían.
"No tan rápido". Se dijo a sí mismo. No había querido involucrase en el asunto familiar, pero todo indicaba que ya estaba tocando el punto, puesto que toda esta aventura estaba enfocada a hallar a sus padres, o al menos saber lo que les pasó. Pero entonces, ¿no sería fundamental ir a investigar cuanto antes? "Fue hace mucho tiempo, según parece". Tal vez ni siquiera tenía esperanza de encontrarlos con vida...? O simplemente unos días no harían gran diferencia.
—Me agrada el plan de tomar las debidas preparaciones antes de embarcarse a esa excursión. —Hizo un ademán de énfasis—. Muy inteligente. —No estaba seguro qué decirle sobre sus padres. O mejor dicho, cómo decírselo. Le parecía una situación trágica, definitivamente no era agradable perder contacto con los padres, pero al haber ocurrido hace tanto tiempo... "Es como llorar por la traición que sufrió el dragón de luz". Athos consideraba el pasado, pero tampoco se dejaba afectar por él.
—Espero que pueda encontrar buenas nuevas sobre sus padres. —Le sonrió con simpatía, esperando que pudiera notar su falta de comentarios al respecto—. Al menos un agradable mensaje... —Desvió su mirada a un lado. Ahora sí que sería buen momento para que le interrumpieran—. Ahora que lo pienso... —Volvió sus ojos hacia la dama—. ¿Cree que pueda encontrar algo relacionado sobre su maldición? Información que pueda ayudarle a entenderla o incluso a combatirla. Sería muy fortuito, ¿verdad? —Creó un gesto de esperanza, casi como un niño que se emociona al ver caer la nieve por primera vez—. Hmm. Y si no, ¿espera hallar algo en especial? —Además de lo obvio, por supuesto.
Parecía una hechicera noble y de buen corazón, muy alejada de las artes oscuras. En el sentido de que no le agradaba interactuar con ella por voluntad. Comenzaba a preguntarse si estaría dispuesta a emplear magia negra para liberarse de su maldición. Creeía irónico e inadecuado emplear una táctica así, aunque debía admitir su desconocimiento sobre la magia, sólo no era partidario del ideal combatir fuego con fuego. Ahora mismo, el tema no venía a flote ahora.
Athos
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 353
Re: Una noche para no dormir [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
La bruja aún no lo asimilaba, después de tantos años de preparación en las islas antes de abandonar su hogar, a los que debía sumar el que habían pasado viviendo en Lunargenta y los dos siguientes de viaje, todo estaba a punto de terminar. Su vida había girado en torno a aquella misión desde que apenas era una niña, con lo que al concluirla se sentiría extraña, aunque todo dependería de lo que encontrasen en el poblado abandonado.
No se hacía ilusiones, siempre se había mentalizado para lo peor, aunque no solía pensar en la idea de encontrarlos muertos, sino en la de no hallar nada. Había pasado demasiado tiempo desde que enviaran la última carta contándoles la situación de su viaje, y solo aquel detalle ya indicaba que algo malo tenía que haber pasado, ellos no se habrían desentendido de sus hijos de ese modo. De ahí que los hermanos hubiesen hecho todo lo posible para llegar a las tierras del norte, en una búsqueda cuyo resultado era incierto.
Elen apenas lograba recordar las caras de sus padres, guardaba algunas fotos de su infancia, pero de seguir vivos podrían haber cambiado mucho durante aquellos once años, alejándose de la imagen que tenía. En ocasiones pensaba que resultaría inútil buscarlos, que después de tanto tiempo si aún estuviesen bien habrían regresado por su propio pie, pero debían comprobarlo, aunque lo que descubrieran les causara daño.
Athos parecía tener poco que comentar al respecto, cosa comprensible ya que se trataba de un tema delicado, aunque la joven estaba casi segura de que el dragón prefería callar lo que pensaba para no decir algo que pudiese herirla. - La verdad… no se me había ocurrido pensar en esa posibilidad, hasta ahora. - respondió con el ceño levemente fruncido, ¿por qué no se le pasado por la cabeza antes? - En realidad no tenía mucha información acerca de lo que podía contener esa biblioteca, pero esos escritos de antiguos magos podrían contener algo de información, quizá incluso alguna forma de eliminar maldiciones. - continuó, antes de quedar pensativa durante unos instantes.
- Busqué ayuda durante los primeros meses, pero al no encontrar nada que sirviese dejé el tema de lado. Los expertos sanadores elfos quizá hubiesen podido hacer algo por mí en aquel momento, pero no me atreví a entrar en Sandorai, quien sabe cómo me hubiesen recibido. - añadió con tono suave, antes de suspirar levemente. - Y ahora ya me he acostumbrado en cierta medida a llevar esta carga conmigo, con lo que la idea de encontrar algo para combatirla me resulta extraña. - hizo una leve pausa, bajando la vista a la mesa para luego volver a centrarla en Komar.
- De todos modos mi camino me lleva hasta allí, podría echar un vistazo a algunos libros, quizá descubra algo interesante. - esbozó una leve sonrisa, aunque dudaba mucho que la biblioteca pudiese proporcionarle algo semejante. - Puede que no encuentre escritos sobre las maldiciones, pero ¿cuánta historia habrá encerrada entre esos muros?, sin duda merecerá la pena examinar el lugar con detenimiento. - añadió, echándose un poco hacia atrás para apoyarse en el respaldo de la silla.
- Tengo claro que lo más probable es que no encuentre nada, soy consciente de ello y lo he asimilado con el tiempo, pero entenderá que es una etapa en mi vida y que como tal debe ser concluida, para poder continuar hacia delante. - habló con algo más de seriedad, para luego volver a relajar el tono. - No busco nada en especial, pero me agradaría encontrar algo de ellos, aunque solo fuese alguna pertenencia que me pudiese servir para mantener vivo su recuerdo.
La de cabellos cenicientos dirigió la vista hacia el fuego, cuya calidez le hacía olvidar dónde se encontraba. - Por alguna razón ese lugar los atraía con tanta fuerza como para abandonar su hogar, debe haber algo especial allí. Con un poco de suerte quizá encuentre algún tomo antiguo sobre alquimia, eso me serviría de mucho. - sonrió levemente al decir la última frase, mientras apartaba la mirada de las llamas para posarla nuevamente sobre Athos.
No se hacía ilusiones, siempre se había mentalizado para lo peor, aunque no solía pensar en la idea de encontrarlos muertos, sino en la de no hallar nada. Había pasado demasiado tiempo desde que enviaran la última carta contándoles la situación de su viaje, y solo aquel detalle ya indicaba que algo malo tenía que haber pasado, ellos no se habrían desentendido de sus hijos de ese modo. De ahí que los hermanos hubiesen hecho todo lo posible para llegar a las tierras del norte, en una búsqueda cuyo resultado era incierto.
Elen apenas lograba recordar las caras de sus padres, guardaba algunas fotos de su infancia, pero de seguir vivos podrían haber cambiado mucho durante aquellos once años, alejándose de la imagen que tenía. En ocasiones pensaba que resultaría inútil buscarlos, que después de tanto tiempo si aún estuviesen bien habrían regresado por su propio pie, pero debían comprobarlo, aunque lo que descubrieran les causara daño.
Athos parecía tener poco que comentar al respecto, cosa comprensible ya que se trataba de un tema delicado, aunque la joven estaba casi segura de que el dragón prefería callar lo que pensaba para no decir algo que pudiese herirla. - La verdad… no se me había ocurrido pensar en esa posibilidad, hasta ahora. - respondió con el ceño levemente fruncido, ¿por qué no se le pasado por la cabeza antes? - En realidad no tenía mucha información acerca de lo que podía contener esa biblioteca, pero esos escritos de antiguos magos podrían contener algo de información, quizá incluso alguna forma de eliminar maldiciones. - continuó, antes de quedar pensativa durante unos instantes.
- Busqué ayuda durante los primeros meses, pero al no encontrar nada que sirviese dejé el tema de lado. Los expertos sanadores elfos quizá hubiesen podido hacer algo por mí en aquel momento, pero no me atreví a entrar en Sandorai, quien sabe cómo me hubiesen recibido. - añadió con tono suave, antes de suspirar levemente. - Y ahora ya me he acostumbrado en cierta medida a llevar esta carga conmigo, con lo que la idea de encontrar algo para combatirla me resulta extraña. - hizo una leve pausa, bajando la vista a la mesa para luego volver a centrarla en Komar.
- De todos modos mi camino me lleva hasta allí, podría echar un vistazo a algunos libros, quizá descubra algo interesante. - esbozó una leve sonrisa, aunque dudaba mucho que la biblioteca pudiese proporcionarle algo semejante. - Puede que no encuentre escritos sobre las maldiciones, pero ¿cuánta historia habrá encerrada entre esos muros?, sin duda merecerá la pena examinar el lugar con detenimiento. - añadió, echándose un poco hacia atrás para apoyarse en el respaldo de la silla.
- Tengo claro que lo más probable es que no encuentre nada, soy consciente de ello y lo he asimilado con el tiempo, pero entenderá que es una etapa en mi vida y que como tal debe ser concluida, para poder continuar hacia delante. - habló con algo más de seriedad, para luego volver a relajar el tono. - No busco nada en especial, pero me agradaría encontrar algo de ellos, aunque solo fuese alguna pertenencia que me pudiese servir para mantener vivo su recuerdo.
La de cabellos cenicientos dirigió la vista hacia el fuego, cuya calidez le hacía olvidar dónde se encontraba. - Por alguna razón ese lugar los atraía con tanta fuerza como para abandonar su hogar, debe haber algo especial allí. Con un poco de suerte quizá encuentre algún tomo antiguo sobre alquimia, eso me serviría de mucho. - sonrió levemente al decir la última frase, mientras apartaba la mirada de las llamas para posarla nuevamente sobre Athos.
Elen Calhoun
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1954
Nivel de PJ : : 10
Re: Una noche para no dormir [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
Esa biblioteca, o bibliotecas, sin duda contendrían cientos, si no miles de libros y pergaminos. Su contenido y estado físico podrían ponerse en duda. Muy probablemente la ventisca y el paso de los años habrá dañado a tan preciosas obras. Con suerte encontrarían piezas que estarían a buen recaudo, ya sea por su buena posición, por la dedicación que se les dio al ser creados, por alguna defensa mágica u otro tipo de baluarte. Con suerte, también, sus padres estarían a salvo, quizá atrapados de alguna manera.
Tuvo varios pensamientos encontrados ante las palabras de Elen. Definitivamente no aprobaba su decisión de no intentar conseguir ayuda de los elfos, aún más el botar la búsqueda. Estaba bien aceptar la situación de uno mismo, era un paso importante, mas el proceso debía continuar, encontrar soluciones, sacarle provecho a las debilidades, hallar fortalezas. Al mismo tiempo, comprendía su resolución. Debió ser muy duro para ella en un inicio llevar aquella maldición, quién sabe qué tipo de compañía habrá tenido por esos años, y a eso se le agregaba la pérdida de sus padres y un posible conflicto con su hermano, o al menos separación. Malaventuranza tras otra provocaba inevitablemente una decaída en el ánimo. Uno solo podría ser incapaz de sobrellevar un mal tan basto como aquél; simplemente Athos se hubiese quedado estancado de no haber sido por su Maestro. "Seguramente".
Para bien o para mal, ella había optado por ese sendero y ahora estaba aquí, con una visión positiva y aparentemente sin mucha presión. Es decir que no estaba sumida en depresión, lo cual ya decía mucho. Todo aquello podía ser pasado por alto, quizá comentado de alguna manera, intercambiar perspectivas, buscar nuevos puntos de vista. Lo que sí le atraía con más interés era su postura de tener que cerrar una etapa para poder comenzar la siguiente. Difería con creces al respecto, aunque sí podía ver a qué se refería e incluso imaginar la justificación detrás de ese argumento. Precisamente era algo muy natural tener esa forma de pensar, mas no significaba que lo viera como 'la mejor manera'.
Decidió inclinarse por ese rumbo para hacer conversación, algo bueno podría salir de eso. "Iré con cuidado". Estaría muy atento a sus expresiones, en caso de que le incomodara la charla. Pero es que para Komar, filosofar era algo tan apasionante. Ocasionalmente era complicado, pocas eran las personas que tenían ese mismo interés, y algunas que lo tenían, tendían a molestarse por ese choque de ideas. El dragón no lo veía como una batalla, a penas si lo consideraba un debate. Era sólo un intercambio de opiniones bajo un ambiente pacífico, con el simple propósito de conocer, expresar, aprender.
—¿Entonces le gusta la alquimia? —Inquirió con un dejo de curiosidad, planeando plantar paulatinamente el tópico—. Yo poco o nada sé al respecto. —Admitía encogiéndose de hombros—. Conozco algunas plantas medicinales, pero... —Negó con la cabeza—. Nada que no se pueda aprender en una hora de lectura, o consultar con alguien cercano. No soy alguien que se incline por artes botánicas, minerales o lo que sea que involucre creación de pociones y muchas otras cosas más que seguro abarca la alquimia. Mis preferencias estriban en temas un tanto más verbales, por decir algunos. —Por poco mencionaba su gusto por las artes marciales, pero le parecía hablar de más. Parecía innecesario.
—Por ejemplo, —en sus labios se dibujó una media sonrisa—, al oír que desea concluir una etapa de su vida, me chispearon las ideas. Primero debo decir que no entiendo ese concepto, aunque lo comprendo del todo. Desea respuestas, anhela la verdad, quiere saber. Es totalmente normal, hasta natural. La comprendo. Sin embargo, yo no logro entender por qué. ¿De verdad es necesario ponerle fin a un asunto para poder llevar a cabo uno nuevo? Suena frustrante. ¿Y si no encuentra ni siquiera una pequeña pizca de información? —Su temple, aunque relajado, llevaba consigo un acompañamiento vocal muy serio y crítico—. ¿Entonces tendría que seguir buscando hasta hallar algo? —Guardó un breve silencio, permitiéndole que su interlocutora fuese asimilando lo que le decía.
Por un instante volteó hacia el fuego, de la misma manera en que ella lo había hecho, con la diferencia de que Athos parecía estar buscando algo en él, incrédulamente creyendo que ella había visto algo por ahí. Sólo veía las llamas alzarse, la leña quemarse. Comenzaba a sentirse cálido, nada de qué preocuparse, pero igual le quedaba un poco de agua para refrescarse. Regresó a enfocar a la dama.
—Yo considero que se debe ser más flexible, estar abierto a los cambios y saber desprenderse de un asunto cuando éste provoca estancamiento, malestar... dolor. —Estaba seguro que lo que le decía no era algo desconocido para ella, pues ya había, de alguna manera, adoptado esa actitud una vez al dejar el tema de la maldición de lado—. Al principio me parecía un simple estilo de vida, una decisión que alguien tomaría porque iba mejor con su personalidad. No en balde, me fui dando cuenta que es precisamente esa aptitud de querer concluir todo lo que se pone enfrente la que ha provocado y alimentado varios males de este mundo. —Sonrió con cierta tristeza, imaginando a esas almas decididas a completar sus propósitos a como diera lugar.
—Todo empieza con la idea inocente, y muy consecuente, de proponerse un objetivo y alcanzarlo. Como un niño que quiere aprender a tocar el laúd. O como un soldado que se empeña por convertirse en sargento. Pronto ese anhelo evoluciona y da lugar a una ansia que obliga a uno a satisfacer cualquier capricho. Y si de alguna forma fracasamos, nos enfurecemos, nos reprimimos y finalmente esa emoción nos hace explotar, tendiendo a enfocarla negativamente. Todo este juego de sentimientos y ambiciones da lugar al rencor y la venganza. Como un hombre que persigue al ladrón que le robó sus aeros, con la idea de hacerle pagar por su atrevimiento. Si en un principio ese hombre no hubiese estado tan aferrado a gastar esos aeros, no tendría la necesidad de ejecutar al pobre ladrón que quizá sólo busca sobrevivir.
Sonrió, mostrándose menos severo—. No me parece que usted tenga esa ideología, ni creo que corra el riesgo de tornarse malvada o consumida por una insaciable búsqueda de la verdad. Pero nunca está de más tenerlo en cuenta, creo yo. ¿O usted qué opina? —Tenía mucho interés en saber qué le respondería, y en caso de que no tuviera algo que agregar, también le interesaba saber cómo adaptaría la conversación—. ¿Quizá me equivoco del todo?
Tuvo varios pensamientos encontrados ante las palabras de Elen. Definitivamente no aprobaba su decisión de no intentar conseguir ayuda de los elfos, aún más el botar la búsqueda. Estaba bien aceptar la situación de uno mismo, era un paso importante, mas el proceso debía continuar, encontrar soluciones, sacarle provecho a las debilidades, hallar fortalezas. Al mismo tiempo, comprendía su resolución. Debió ser muy duro para ella en un inicio llevar aquella maldición, quién sabe qué tipo de compañía habrá tenido por esos años, y a eso se le agregaba la pérdida de sus padres y un posible conflicto con su hermano, o al menos separación. Malaventuranza tras otra provocaba inevitablemente una decaída en el ánimo. Uno solo podría ser incapaz de sobrellevar un mal tan basto como aquél; simplemente Athos se hubiese quedado estancado de no haber sido por su Maestro. "Seguramente".
Para bien o para mal, ella había optado por ese sendero y ahora estaba aquí, con una visión positiva y aparentemente sin mucha presión. Es decir que no estaba sumida en depresión, lo cual ya decía mucho. Todo aquello podía ser pasado por alto, quizá comentado de alguna manera, intercambiar perspectivas, buscar nuevos puntos de vista. Lo que sí le atraía con más interés era su postura de tener que cerrar una etapa para poder comenzar la siguiente. Difería con creces al respecto, aunque sí podía ver a qué se refería e incluso imaginar la justificación detrás de ese argumento. Precisamente era algo muy natural tener esa forma de pensar, mas no significaba que lo viera como 'la mejor manera'.
Decidió inclinarse por ese rumbo para hacer conversación, algo bueno podría salir de eso. "Iré con cuidado". Estaría muy atento a sus expresiones, en caso de que le incomodara la charla. Pero es que para Komar, filosofar era algo tan apasionante. Ocasionalmente era complicado, pocas eran las personas que tenían ese mismo interés, y algunas que lo tenían, tendían a molestarse por ese choque de ideas. El dragón no lo veía como una batalla, a penas si lo consideraba un debate. Era sólo un intercambio de opiniones bajo un ambiente pacífico, con el simple propósito de conocer, expresar, aprender.
—¿Entonces le gusta la alquimia? —Inquirió con un dejo de curiosidad, planeando plantar paulatinamente el tópico—. Yo poco o nada sé al respecto. —Admitía encogiéndose de hombros—. Conozco algunas plantas medicinales, pero... —Negó con la cabeza—. Nada que no se pueda aprender en una hora de lectura, o consultar con alguien cercano. No soy alguien que se incline por artes botánicas, minerales o lo que sea que involucre creación de pociones y muchas otras cosas más que seguro abarca la alquimia. Mis preferencias estriban en temas un tanto más verbales, por decir algunos. —Por poco mencionaba su gusto por las artes marciales, pero le parecía hablar de más. Parecía innecesario.
—Por ejemplo, —en sus labios se dibujó una media sonrisa—, al oír que desea concluir una etapa de su vida, me chispearon las ideas. Primero debo decir que no entiendo ese concepto, aunque lo comprendo del todo. Desea respuestas, anhela la verdad, quiere saber. Es totalmente normal, hasta natural. La comprendo. Sin embargo, yo no logro entender por qué. ¿De verdad es necesario ponerle fin a un asunto para poder llevar a cabo uno nuevo? Suena frustrante. ¿Y si no encuentra ni siquiera una pequeña pizca de información? —Su temple, aunque relajado, llevaba consigo un acompañamiento vocal muy serio y crítico—. ¿Entonces tendría que seguir buscando hasta hallar algo? —Guardó un breve silencio, permitiéndole que su interlocutora fuese asimilando lo que le decía.
Por un instante volteó hacia el fuego, de la misma manera en que ella lo había hecho, con la diferencia de que Athos parecía estar buscando algo en él, incrédulamente creyendo que ella había visto algo por ahí. Sólo veía las llamas alzarse, la leña quemarse. Comenzaba a sentirse cálido, nada de qué preocuparse, pero igual le quedaba un poco de agua para refrescarse. Regresó a enfocar a la dama.
—Yo considero que se debe ser más flexible, estar abierto a los cambios y saber desprenderse de un asunto cuando éste provoca estancamiento, malestar... dolor. —Estaba seguro que lo que le decía no era algo desconocido para ella, pues ya había, de alguna manera, adoptado esa actitud una vez al dejar el tema de la maldición de lado—. Al principio me parecía un simple estilo de vida, una decisión que alguien tomaría porque iba mejor con su personalidad. No en balde, me fui dando cuenta que es precisamente esa aptitud de querer concluir todo lo que se pone enfrente la que ha provocado y alimentado varios males de este mundo. —Sonrió con cierta tristeza, imaginando a esas almas decididas a completar sus propósitos a como diera lugar.
—Todo empieza con la idea inocente, y muy consecuente, de proponerse un objetivo y alcanzarlo. Como un niño que quiere aprender a tocar el laúd. O como un soldado que se empeña por convertirse en sargento. Pronto ese anhelo evoluciona y da lugar a una ansia que obliga a uno a satisfacer cualquier capricho. Y si de alguna forma fracasamos, nos enfurecemos, nos reprimimos y finalmente esa emoción nos hace explotar, tendiendo a enfocarla negativamente. Todo este juego de sentimientos y ambiciones da lugar al rencor y la venganza. Como un hombre que persigue al ladrón que le robó sus aeros, con la idea de hacerle pagar por su atrevimiento. Si en un principio ese hombre no hubiese estado tan aferrado a gastar esos aeros, no tendría la necesidad de ejecutar al pobre ladrón que quizá sólo busca sobrevivir.
Sonrió, mostrándose menos severo—. No me parece que usted tenga esa ideología, ni creo que corra el riesgo de tornarse malvada o consumida por una insaciable búsqueda de la verdad. Pero nunca está de más tenerlo en cuenta, creo yo. ¿O usted qué opina? —Tenía mucho interés en saber qué le respondería, y en caso de que no tuviera algo que agregar, también le interesaba saber cómo adaptaría la conversación—. ¿Quizá me equivoco del todo?
Athos
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 353
Re: Una noche para no dormir [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
Athos la escuchaba con atención, aunque en ciertos momentos parecía pensativo, quizá en su mente se estuviesen formando ya las respuestas a lo que la maga decía. No tardó mucho en tomar la palabra, primero para preguntar sobre el interés de la joven hacia la alquimia, para casi de inmediato añadir que sabía poco del tema, y que se inclinaba hacia otros diferentes. El dragón continuó hablando, exponiendo en cierto modo su opinión sobre lo que había mencionado antes, sobre cerrar una etapa para poder seguir adelante.
Aquella idea le parecía frustrante, y sin duda tenía razón, lo era. La bruja había dedicado más de la mitad de su vida a prepararse y realizar aquel viaje, dejando de lado muchas cosas, con lo que no podía considerarse como una joven normal. Tampoco ayudaba el hecho de estar maldita, pero en cuanto la búsqueda de los hermanos terminase, ella volvería a tener una misión, la de encontrar una cura o algo que pudiese eliminar la maldición. Una vez conseguido eso, si es que lo lograba, podría empezar de cero, intentando llevar una vida más tranquila.
Deseaba convertirse en una renombrada alquimista, ya que le gustaba y tenía madera para ello, así que esa sería su meta una vez hubiese quedado libre de cargas. Elen tenía clara una cosa, aquella búsqueda terminaría en el poblado abandonado, sin importar lo que allí encontrasen. Siguió escuchando a Komar, cuyas palabras demostraban que era un hombre sabio, con una visión práctica y positiva de las cosas, aunque también capaz de criticar los comportamientos que creía erróneos, basándose en todo momento en una elaborada argumentación.
La de cabellos cenicientos le devolvió la sonrisa, cuando el caballero añadió que no creía posible que se volviese malvada, ni que la búsqueda de la verdad pudiese consumirla. Acto seguido le preguntó su opinión, la maga se tomó unos instantes para pensar, antes de responder. - Depender de cerrar un capítulo para poder avanzar es frustrante sí, pero a veces necesario. En mi caso, es una forma terminar con algo de mi pasado que ha estado rondándome todos estos años, pero pase lo que pase, la búsqueda finalizará en esa biblioteca. - comenzó a decir con tono suave, moviéndose levemente para acomodarse en la silla.
- Aún si no encontrase nada terminaría allí, ya he empleado mucho tiempo para llegar hasta aquí, no tiene caso que se alargue más. - prosiguió, mientras la sonrisa desaparecía de su rostro. - Sería triste no hallar nada después de tanto esfuerzo, pero siempre me he mentalizado para esa posibilidad, con lo que no me costaría tanto asimilarlo. - hizo una leve pausa y respiró lentamente antes de continuar. - Tenéis razón, es mejor desprenderse de aquello que nos daña, pero en ocasiones no resulta tan fácil. - añadió al poco.
- He de admitir que la maldición consiguió sacar lo peor de mí durante los primeros meses, pero ni siquiera entonces me volví malvada, siempre estuve dispuesta a ayudar a quienes lo necesitasen, con lo que ahora que me he acostumbrado a ella resultaría mucho más difícil que pasara algo semejante. - dijo con una expresión algo más relajada, volviendo a sonreír levemente.
- Después de todo lo que he pasado no permitiría que algo del pasado me consumiera, pero es algo a tener en cuenta siempre, como recordatorio de lo que no se debe hacer. No podemos obsesionarnos con ese tipo de cosas, o nos perderíamos a nosotros mismos en el camino. Siempre hay obstáculos en la vida, y los fracasos algunas veces son inevitables, pero lo verdaderamente importante es saber reaccionar ante ellos, buscando una motivación para seguir antes de abandonarse al desánimo. - añadió a modo de final, al tiempo que echaba un vistazo a la taberna.
No había mucho movimiento a aquellas horas, pero clientes que había visto al entrar aún seguían allí, probablemente serían los asiduos del local, que aguantarían hasta el amanecer. Ni siquiera se había preguntado qué hora sería ya, ni cuanto faltaría para que saliese el sol de nuevo, pero como la charla con Athos le estaba resultado de lo más interesante, dejaría de lado el tema. A fin de cuentas se había dirigido hacia la taberna justamente para distraerse de todo lo que tenía en mente, cosa que había logrado.
- ¿Me equivoco al suponer que piensa lo mismo? - preguntó, mientras su mirada volvía a clavarse en la del dragón.
Aquella idea le parecía frustrante, y sin duda tenía razón, lo era. La bruja había dedicado más de la mitad de su vida a prepararse y realizar aquel viaje, dejando de lado muchas cosas, con lo que no podía considerarse como una joven normal. Tampoco ayudaba el hecho de estar maldita, pero en cuanto la búsqueda de los hermanos terminase, ella volvería a tener una misión, la de encontrar una cura o algo que pudiese eliminar la maldición. Una vez conseguido eso, si es que lo lograba, podría empezar de cero, intentando llevar una vida más tranquila.
Deseaba convertirse en una renombrada alquimista, ya que le gustaba y tenía madera para ello, así que esa sería su meta una vez hubiese quedado libre de cargas. Elen tenía clara una cosa, aquella búsqueda terminaría en el poblado abandonado, sin importar lo que allí encontrasen. Siguió escuchando a Komar, cuyas palabras demostraban que era un hombre sabio, con una visión práctica y positiva de las cosas, aunque también capaz de criticar los comportamientos que creía erróneos, basándose en todo momento en una elaborada argumentación.
La de cabellos cenicientos le devolvió la sonrisa, cuando el caballero añadió que no creía posible que se volviese malvada, ni que la búsqueda de la verdad pudiese consumirla. Acto seguido le preguntó su opinión, la maga se tomó unos instantes para pensar, antes de responder. - Depender de cerrar un capítulo para poder avanzar es frustrante sí, pero a veces necesario. En mi caso, es una forma terminar con algo de mi pasado que ha estado rondándome todos estos años, pero pase lo que pase, la búsqueda finalizará en esa biblioteca. - comenzó a decir con tono suave, moviéndose levemente para acomodarse en la silla.
- Aún si no encontrase nada terminaría allí, ya he empleado mucho tiempo para llegar hasta aquí, no tiene caso que se alargue más. - prosiguió, mientras la sonrisa desaparecía de su rostro. - Sería triste no hallar nada después de tanto esfuerzo, pero siempre me he mentalizado para esa posibilidad, con lo que no me costaría tanto asimilarlo. - hizo una leve pausa y respiró lentamente antes de continuar. - Tenéis razón, es mejor desprenderse de aquello que nos daña, pero en ocasiones no resulta tan fácil. - añadió al poco.
- He de admitir que la maldición consiguió sacar lo peor de mí durante los primeros meses, pero ni siquiera entonces me volví malvada, siempre estuve dispuesta a ayudar a quienes lo necesitasen, con lo que ahora que me he acostumbrado a ella resultaría mucho más difícil que pasara algo semejante. - dijo con una expresión algo más relajada, volviendo a sonreír levemente.
- Después de todo lo que he pasado no permitiría que algo del pasado me consumiera, pero es algo a tener en cuenta siempre, como recordatorio de lo que no se debe hacer. No podemos obsesionarnos con ese tipo de cosas, o nos perderíamos a nosotros mismos en el camino. Siempre hay obstáculos en la vida, y los fracasos algunas veces son inevitables, pero lo verdaderamente importante es saber reaccionar ante ellos, buscando una motivación para seguir antes de abandonarse al desánimo. - añadió a modo de final, al tiempo que echaba un vistazo a la taberna.
No había mucho movimiento a aquellas horas, pero clientes que había visto al entrar aún seguían allí, probablemente serían los asiduos del local, que aguantarían hasta el amanecer. Ni siquiera se había preguntado qué hora sería ya, ni cuanto faltaría para que saliese el sol de nuevo, pero como la charla con Athos le estaba resultado de lo más interesante, dejaría de lado el tema. A fin de cuentas se había dirigido hacia la taberna justamente para distraerse de todo lo que tenía en mente, cosa que había logrado.
- ¿Me equivoco al suponer que piensa lo mismo? - preguntó, mientras su mirada volvía a clavarse en la del dragón.
Elen Calhoun
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1954
Nivel de PJ : : 10
Re: Una noche para no dormir [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
Totalmente comprensible lo que decía. No podía esperar a que cada individuo adoptará instantánea y espontáneamente la idiosincrasia que le había costado años desarrollar y practicar, y no sólo con extensa meditación y estudio, sino también con un duro entrenamiento físico. "Se vale soñar, ¿no?" Un minúsculo deseo, remanente de su naturaleza sosegado.
Y aun así, Elen tenía un enfoque que le parecía muy adecuado. "Pase lo que pase, ¿eh?" Sin duda sería deprimente encontrar absolutamente nada, que aunque improbable, podía pasar. En paralelo, por más tristeza que se sienta, era importante, como ella decía, saber reaccionar. No se trata de reprimir las emociones, eso en realidad era muy inadecuado y quizá hasta insano, la idea era dirigir esa emoción con una acción positiva, ganando el control de lo que hacemos y no someternos a reflejos que podrían provocar consecuencias terribles. Es mejor siempre estar tranquilo que desesperado o rabioso.
Le agradaba su forma de hablar, ese ritmo relajado era contagioso. Se mostraba segura de sus palabras, sin prisas, parlando sin ánimo de atacar o imponer su idea. Se podía notar que elegía con cuidado su siguiente palabra, lo que denotaba una mentalidad calculadora. Aquello le inspiraba confianza, lo cual era muy conveniente. "Es más simple caminar con alguien así". A diferencia de Wood o Kamui, por ejemplo, que tienen un temperamento más enérgico y un poco impredecible; no es que los menospreciara, pero al menos podía ir sin la preocupación de ser lanzado al agua o atraer un troll por medio bosque.
Y sobre todo eso, de nuevo Athos veía con impresión su resistencia temperamental y psicológica. Sus buenas intenciones y grandiosa determinación, más un razonamiento sólido, se mantenía por encima de su tragedia. Probablemente, a estas alturas, aquella maldición ya no era un defecto, sino que que ésta la hacía aún más fuerte y perseverante.
Asintió pacientemente—. Es inevitable que nuestra vida pase por dificultades, por esa razón no hay que ver estos obstáculos como situaciones meramente negativas, sino como oportunidades para convertirnos en mejores personas y así poder tener la capacidad necesaria para ayudar a los demás, o incluso alcanzar nuestros sueños. —Se encogió de hombros ante sus últimas palabras—. Con lo que no estoy enteramente de acuerdo es con plantearse un objetivo desde un principio. Como ya había mencionado, creo que eso es lo que conduce al lado oscuro. Tener una motivación es un poco más sano, aunque igual de peligroso... —Inclinó por un momento su cabeza, considerando que era una pequeña exageración generalizada— potencialmente.
—Está bien tener en mente un punto al cual mirar para sobrepasar los malos momentos. Pero que éste no sea fijo, ya que de ser así corremos el riesgo de convertir esa noble determinación en una caótica terquedad. —Sonrió ante esa dualidad de la vida. Su Maestro siempre hablaba de que se camina sobre un hilo, el cual provoca que nos inclinemos hacia un lado o hacia el otro, y que el buen sabio da sus pasos con el propósito de mantenerse en un estado neutral, sin impurezas o sin regocijos.
—Esto me recuerda a mis primeras enseñanzas cuando era joven. Mi Maestro hablaba de cuatro grandes verdades. —La memoria de Komar generalmente es mala, pero suele recordar las cosas por su esencia y no por su concepto literal—. La vida contiene sufrimiento. La fuente del sufrimiento se centra en el anhelo. —A medida que iba mencionando uno, levantaba un dedo, empezando desde su pulgar—. El sufrimiento puede desvanecerse cuando se extingue su causa. Y, el correcto camino consiste en eliminar al sufrimiento. —Sonrió con ductilidad—. Desde que me apegué a ese sendero, mi vida ha ido de bien a mejor. Sí, he pasado por un par de 'malos' —dio un claro cambio de tono a esa palabra— momentos, pero jamás me he vuelto a sentir desesperado o decaído. Más importante, no he vuelto a perder el control. Claro que tiene su lado 'negativo'. —De nuevo esa tonalidad, no estando de acuerdo que se tratara de algo completamente dañino.
—Y eso es que, así como no se sufre, tampoco se 'disfruta'. En el sentido de que no hay esas diversiones que la mayoría disfruta. Pero yo me siento muy feliz corriendo, conversando, observando. —Subió y bajó los hombros—. Como dijo, uno se acostumbra. Hmm. Más que eso. No es una adaptación, de verdad que uno asimila ese estilo de vida. —Bufó con una sonrisa—. O tal vez es algo que ya está en uno. Pero lo dudo. —Frunció levemente el ceño, pues tomaba en cuenta que él no era exactamente un buen niño.
Giró un instante su vista, atraído por un suave movimiento que había detectado. El tabernero se acercaba a la mesa con el tan esperado postre. "Bien, esta vez no me interrumpirá". Por ese instante, no tenía algo más que decir, no sin antes hacerle a Elen una pregunta. Quedaba perfecto, el hombre llegaría justo después de que Komar preguntara, dando tiempo para que la señorita procesara la interrogante. "Tampoco es como si fuera una cuestión compleja". Pero entre más tiempo para meditar, mejor.
—Por cierto, por curiosidad, ¿es usted una mujer de combate? —Se podía notar ese semblante curioso en él—. A pesar de su naturaleza, tiene un aspecto de guerrera. —Podía abundar un poco más, preguntar directamente el aspecto por el que tenía más interés, pero prefería que se desenvolviera a voluntad. Y no era una pregunta aleatoria para cambiar de tema, tenía su propósito detrás, crearía un nexo entre su respuesta y lo que estaban hablando. El tabernero se aproximó a la mesa*
_____
OFF: La otra ocasión yo controlé al tabernero xP Te toca a ti :v
Y aun así, Elen tenía un enfoque que le parecía muy adecuado. "Pase lo que pase, ¿eh?" Sin duda sería deprimente encontrar absolutamente nada, que aunque improbable, podía pasar. En paralelo, por más tristeza que se sienta, era importante, como ella decía, saber reaccionar. No se trata de reprimir las emociones, eso en realidad era muy inadecuado y quizá hasta insano, la idea era dirigir esa emoción con una acción positiva, ganando el control de lo que hacemos y no someternos a reflejos que podrían provocar consecuencias terribles. Es mejor siempre estar tranquilo que desesperado o rabioso.
Le agradaba su forma de hablar, ese ritmo relajado era contagioso. Se mostraba segura de sus palabras, sin prisas, parlando sin ánimo de atacar o imponer su idea. Se podía notar que elegía con cuidado su siguiente palabra, lo que denotaba una mentalidad calculadora. Aquello le inspiraba confianza, lo cual era muy conveniente. "Es más simple caminar con alguien así". A diferencia de Wood o Kamui, por ejemplo, que tienen un temperamento más enérgico y un poco impredecible; no es que los menospreciara, pero al menos podía ir sin la preocupación de ser lanzado al agua o atraer un troll por medio bosque.
Y sobre todo eso, de nuevo Athos veía con impresión su resistencia temperamental y psicológica. Sus buenas intenciones y grandiosa determinación, más un razonamiento sólido, se mantenía por encima de su tragedia. Probablemente, a estas alturas, aquella maldición ya no era un defecto, sino que que ésta la hacía aún más fuerte y perseverante.
Asintió pacientemente—. Es inevitable que nuestra vida pase por dificultades, por esa razón no hay que ver estos obstáculos como situaciones meramente negativas, sino como oportunidades para convertirnos en mejores personas y así poder tener la capacidad necesaria para ayudar a los demás, o incluso alcanzar nuestros sueños. —Se encogió de hombros ante sus últimas palabras—. Con lo que no estoy enteramente de acuerdo es con plantearse un objetivo desde un principio. Como ya había mencionado, creo que eso es lo que conduce al lado oscuro. Tener una motivación es un poco más sano, aunque igual de peligroso... —Inclinó por un momento su cabeza, considerando que era una pequeña exageración generalizada— potencialmente.
—Está bien tener en mente un punto al cual mirar para sobrepasar los malos momentos. Pero que éste no sea fijo, ya que de ser así corremos el riesgo de convertir esa noble determinación en una caótica terquedad. —Sonrió ante esa dualidad de la vida. Su Maestro siempre hablaba de que se camina sobre un hilo, el cual provoca que nos inclinemos hacia un lado o hacia el otro, y que el buen sabio da sus pasos con el propósito de mantenerse en un estado neutral, sin impurezas o sin regocijos.
—Esto me recuerda a mis primeras enseñanzas cuando era joven. Mi Maestro hablaba de cuatro grandes verdades. —La memoria de Komar generalmente es mala, pero suele recordar las cosas por su esencia y no por su concepto literal—. La vida contiene sufrimiento. La fuente del sufrimiento se centra en el anhelo. —A medida que iba mencionando uno, levantaba un dedo, empezando desde su pulgar—. El sufrimiento puede desvanecerse cuando se extingue su causa. Y, el correcto camino consiste en eliminar al sufrimiento. —Sonrió con ductilidad—. Desde que me apegué a ese sendero, mi vida ha ido de bien a mejor. Sí, he pasado por un par de 'malos' —dio un claro cambio de tono a esa palabra— momentos, pero jamás me he vuelto a sentir desesperado o decaído. Más importante, no he vuelto a perder el control. Claro que tiene su lado 'negativo'. —De nuevo esa tonalidad, no estando de acuerdo que se tratara de algo completamente dañino.
—Y eso es que, así como no se sufre, tampoco se 'disfruta'. En el sentido de que no hay esas diversiones que la mayoría disfruta. Pero yo me siento muy feliz corriendo, conversando, observando. —Subió y bajó los hombros—. Como dijo, uno se acostumbra. Hmm. Más que eso. No es una adaptación, de verdad que uno asimila ese estilo de vida. —Bufó con una sonrisa—. O tal vez es algo que ya está en uno. Pero lo dudo. —Frunció levemente el ceño, pues tomaba en cuenta que él no era exactamente un buen niño.
Giró un instante su vista, atraído por un suave movimiento que había detectado. El tabernero se acercaba a la mesa con el tan esperado postre. "Bien, esta vez no me interrumpirá". Por ese instante, no tenía algo más que decir, no sin antes hacerle a Elen una pregunta. Quedaba perfecto, el hombre llegaría justo después de que Komar preguntara, dando tiempo para que la señorita procesara la interrogante. "Tampoco es como si fuera una cuestión compleja". Pero entre más tiempo para meditar, mejor.
—Por cierto, por curiosidad, ¿es usted una mujer de combate? —Se podía notar ese semblante curioso en él—. A pesar de su naturaleza, tiene un aspecto de guerrera. —Podía abundar un poco más, preguntar directamente el aspecto por el que tenía más interés, pero prefería que se desenvolviera a voluntad. Y no era una pregunta aleatoria para cambiar de tema, tenía su propósito detrás, crearía un nexo entre su respuesta y lo que estaban hablando. El tabernero se aproximó a la mesa*
_____
OFF: La otra ocasión yo controlé al tabernero xP Te toca a ti :v
Athos
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 353
Re: Una noche para no dormir [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
Komar asintió levemente en respuesta a su pregunta, antes de tomar la palabra para dar su opinión respecto al tema. Puede que no estuviesen de acuerdo en todo, y es que cada uno ve las cosas de distinta manera según las experiencias que haya tenido durante su vida, pero al menos compartían la idea principal, lo que facilitaba el desarrollo de la conversación y la volvía amena. La bruja lo escuchó con atención, ya que el dragón le proporcionaba otro punto de vista, que debía tener en cuenta.
Se preguntó por un momento qué edad tendría, ya que nombraba sus primeras enseñanzas de juventud como si estuvieran muy lejanas. Elen solo había conocido a unos cuantos dragones hasta el momento, y no había entablado conversación con apenas ninguno ya que siempre los había encontrado en situaciones un tanto problemáticas, así que desconocía si aquella raza se parecía a la de los elfos, cuyos años pasaban de otra forma, más lenta en cuanto al físico. Athos debía rondar los veinte, al menos en apariencia, pero puede que fuese mucho mayor de lo que se imaginaba.
Los magos también eran algo diferentes, podían llegar fácilmente al siglo de vida, incluso alcanzar los 150 años, que era la máxima de la esperanza de vida de su raza. Cuando pensaba en aquello la de ojos verdes se veía apenas como una cría, con tanto tiempo por delante. Volvió a centrar su interés en las palabras del caballero, que ahora le nombraba las cuatro grandes verdades que su maestro le había enseñado.
Por lo que decía le había ido bastante bien siguiendo aquel sendero, cuyo objetivo era eliminar el sufrimiento acabando con la causa que lo creaba. Pero aquello también tenía un lado negativo, tal como decía él, no se disfrutaba de las cosas que la mayoría de la gente hacía para divertirse, aunque Athos se sentía feliz haciendo otras. La bruja pudo entenderlo casi a la perfección, ella se había centrado de tal modo en su misión y en combatir el mal que la atormentaba, que no había aprovechado sus años de juventud.
Apenas tenía amigos, muchas veces prefería estar sola, estudiando sus libros o buscando alguna manera de mejorar sus habilidades, lo que la había vuelto algo esquiva. Eso cambiaba cuando se encontraba con su hermano, que la había cuidado desde que era una niña y para ella había ejercido el papel de padre en cierta forma, al ocuparse de ayudarla con sus poderes, que al principio no sabía manejar. Vincent había estado a su lado en todo momento, apoyándola cuando lo veía todo negro, cosa que la hacía sentir peor por no haberle avisado al abandonar el asentamiento de la llanura.
Aunque no había sido intencionado, la maga jamás hubiese imaginado que tras el incendio que llamó su atención pudiese encontrarse al demonio sombrío, ni mucho menos que terminaría peleando contra él para salvar a una niña. Todo había sido inesperado y caótico, pero aun así se sentía mal al imaginar a su hermano preocupado, buscándola tras dos días sin dar señales de vida.
Elen se había acostumbrado a disfrutar de las pequeñas cosas, de las bromas del rubio y sus libros, en los que podía sumirse durante horas. La alquimia de verdad le gustaba, era una forma de sentirse útil y hacer algo bueno, algo con lo que poder ayudar a la gente, cosa que chocaba con los elementos de su raza, que siempre podían usarse para crear desastres. La magia élfica despertaba su curiosidad, sobre todo después de ver en acción a Fedallah en la guarida de los tanuris, cuando utilizó su don para curar a las pequeñas criaturas que habían resultado heridas.
El dragón se giró momentáneamente, al notar que el tabernero se aproximaba nuevamente a la mesa, llevando consigo el postre que había pedido. Volvió el rostro hacia ella para aprovechar, formulando una nueva pregunta antes de que el hombre interrumpiese su conversación. Ésta vez abordó un tema más relacionado con su aspecto, al preguntar si era una mujer de guerra, ya que a pesar de la naturaleza de su raza, parecía en cierto modo una guerrera.
La joven esbozó una leve sonrisa, mientras el propietario del local llegaba hasta ellos, antes de que tuviese tiempo de responder. - Aquí tiene su postre caballero, acaba de salir del horno así que puede que esté algo caliente. ¿Se le ofrece algo señorita? - dijo con tono amable, al tiempo que depositaba el plato delante de Athos. - No gracias, creo que tuve bastante con el licor. - respondió la de cabellos cenicientos, manteniendo la expresión amigable.
- ¿Más agua señor? - preguntó, volviéndose de nuevo hacia el dragón. Una vez obtenida la respuesta se retiró de vuelta a la barra, en que algunos de sus clientes pedían otra ronda. Entonces la de ojos verdes meditó durante unos instantes, antes de retomar el tema de conversación. - Que aproveche. - musitó, mientras cambiaba su postura para acomodarse en la silla, cuyo duro respaldo terminaba molestando si uno no se movía.
- Sabrá que los de mi raza no solemos destacar en cuanto a las habilidades físicas, nuestra constitución está claramente más orientada hacia las mentales, cosa que beneficia el desarrollo de los poderes pero dificulta lo relacionado al combate. - comenzó a decir, con tranquilidad y tomándose su tiempo. - Sin embargo, tanto mi hermano como yo decidimos entrenarnos un poco antes de salir de las islas, cosa que ahora agradezco. Diversos sucesos durante el viaje nos pusieron a prueba, y de no haber sido por esas lecciones quizá no hubiésemos llegado tan lejos. - prosiguió, llevándose los dedos a la cicatriz que recorría su mejilla de forma inconsciente.
- Esta marca es un buen recordatorio de eso, no se puede depender únicamente de la magia, porque puede fallar en el momento menos pensado. - añadió tras una leve pausa, antes de apartar la mano y volver a juntarla con la otra sobre la mesa. Observó con detenimiento a su interlocutor, cuya complexión parecía más fuerte, lo que indicaba que en algún momento de su vida había practicado algo de lucha. - Vos parecéis más cercano a la idea de guerrero que me viene a la mente, salta a la vista que estáis en forma, seguro que domináis diversas técnicas con las que poder defenderos. - volvió a hablar, para luego guardar silencio y quedar expectante ante lo que pudiera responder.
Se preguntó por un momento qué edad tendría, ya que nombraba sus primeras enseñanzas de juventud como si estuvieran muy lejanas. Elen solo había conocido a unos cuantos dragones hasta el momento, y no había entablado conversación con apenas ninguno ya que siempre los había encontrado en situaciones un tanto problemáticas, así que desconocía si aquella raza se parecía a la de los elfos, cuyos años pasaban de otra forma, más lenta en cuanto al físico. Athos debía rondar los veinte, al menos en apariencia, pero puede que fuese mucho mayor de lo que se imaginaba.
Los magos también eran algo diferentes, podían llegar fácilmente al siglo de vida, incluso alcanzar los 150 años, que era la máxima de la esperanza de vida de su raza. Cuando pensaba en aquello la de ojos verdes se veía apenas como una cría, con tanto tiempo por delante. Volvió a centrar su interés en las palabras del caballero, que ahora le nombraba las cuatro grandes verdades que su maestro le había enseñado.
Por lo que decía le había ido bastante bien siguiendo aquel sendero, cuyo objetivo era eliminar el sufrimiento acabando con la causa que lo creaba. Pero aquello también tenía un lado negativo, tal como decía él, no se disfrutaba de las cosas que la mayoría de la gente hacía para divertirse, aunque Athos se sentía feliz haciendo otras. La bruja pudo entenderlo casi a la perfección, ella se había centrado de tal modo en su misión y en combatir el mal que la atormentaba, que no había aprovechado sus años de juventud.
Apenas tenía amigos, muchas veces prefería estar sola, estudiando sus libros o buscando alguna manera de mejorar sus habilidades, lo que la había vuelto algo esquiva. Eso cambiaba cuando se encontraba con su hermano, que la había cuidado desde que era una niña y para ella había ejercido el papel de padre en cierta forma, al ocuparse de ayudarla con sus poderes, que al principio no sabía manejar. Vincent había estado a su lado en todo momento, apoyándola cuando lo veía todo negro, cosa que la hacía sentir peor por no haberle avisado al abandonar el asentamiento de la llanura.
Aunque no había sido intencionado, la maga jamás hubiese imaginado que tras el incendio que llamó su atención pudiese encontrarse al demonio sombrío, ni mucho menos que terminaría peleando contra él para salvar a una niña. Todo había sido inesperado y caótico, pero aun así se sentía mal al imaginar a su hermano preocupado, buscándola tras dos días sin dar señales de vida.
Elen se había acostumbrado a disfrutar de las pequeñas cosas, de las bromas del rubio y sus libros, en los que podía sumirse durante horas. La alquimia de verdad le gustaba, era una forma de sentirse útil y hacer algo bueno, algo con lo que poder ayudar a la gente, cosa que chocaba con los elementos de su raza, que siempre podían usarse para crear desastres. La magia élfica despertaba su curiosidad, sobre todo después de ver en acción a Fedallah en la guarida de los tanuris, cuando utilizó su don para curar a las pequeñas criaturas que habían resultado heridas.
El dragón se giró momentáneamente, al notar que el tabernero se aproximaba nuevamente a la mesa, llevando consigo el postre que había pedido. Volvió el rostro hacia ella para aprovechar, formulando una nueva pregunta antes de que el hombre interrumpiese su conversación. Ésta vez abordó un tema más relacionado con su aspecto, al preguntar si era una mujer de guerra, ya que a pesar de la naturaleza de su raza, parecía en cierto modo una guerrera.
La joven esbozó una leve sonrisa, mientras el propietario del local llegaba hasta ellos, antes de que tuviese tiempo de responder. - Aquí tiene su postre caballero, acaba de salir del horno así que puede que esté algo caliente. ¿Se le ofrece algo señorita? - dijo con tono amable, al tiempo que depositaba el plato delante de Athos. - No gracias, creo que tuve bastante con el licor. - respondió la de cabellos cenicientos, manteniendo la expresión amigable.
- ¿Más agua señor? - preguntó, volviéndose de nuevo hacia el dragón. Una vez obtenida la respuesta se retiró de vuelta a la barra, en que algunos de sus clientes pedían otra ronda. Entonces la de ojos verdes meditó durante unos instantes, antes de retomar el tema de conversación. - Que aproveche. - musitó, mientras cambiaba su postura para acomodarse en la silla, cuyo duro respaldo terminaba molestando si uno no se movía.
- Sabrá que los de mi raza no solemos destacar en cuanto a las habilidades físicas, nuestra constitución está claramente más orientada hacia las mentales, cosa que beneficia el desarrollo de los poderes pero dificulta lo relacionado al combate. - comenzó a decir, con tranquilidad y tomándose su tiempo. - Sin embargo, tanto mi hermano como yo decidimos entrenarnos un poco antes de salir de las islas, cosa que ahora agradezco. Diversos sucesos durante el viaje nos pusieron a prueba, y de no haber sido por esas lecciones quizá no hubiésemos llegado tan lejos. - prosiguió, llevándose los dedos a la cicatriz que recorría su mejilla de forma inconsciente.
- Esta marca es un buen recordatorio de eso, no se puede depender únicamente de la magia, porque puede fallar en el momento menos pensado. - añadió tras una leve pausa, antes de apartar la mano y volver a juntarla con la otra sobre la mesa. Observó con detenimiento a su interlocutor, cuya complexión parecía más fuerte, lo que indicaba que en algún momento de su vida había practicado algo de lucha. - Vos parecéis más cercano a la idea de guerrero que me viene a la mente, salta a la vista que estáis en forma, seguro que domináis diversas técnicas con las que poder defenderos. - volvió a hablar, para luego guardar silencio y quedar expectante ante lo que pudiera responder.
Elen Calhoun
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1954
Nivel de PJ : : 10
Re: Una noche para no dormir [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
—Gracias. —Dio un gesto placentero, mirando el exquisito postre. Se podía notar la dedicación que se le había dedicado, comenzaba a preguntarse si debería dejar más propina—. Yo ya estoy bien. Gracias. —Asintió, dando una especie de reverencia. No importaba que estuviera caliente, sólo debería esperar a que se enfriara—. ¿Desea un pedazo, señorita? Lo he probado antes, y la verdad es que cada vez los hacen mejor. —Sopló con suavidad, en un débil intento de bajar la temperatura. Tal vez si le arrojaba nieve encima... "No hay prisa". Aguardaría un minuto o dos antes de darle el primer mordisco.
Agitaba la cabeza de arriba a bajo conforme la escuchaba, reflejando su consciencia sobre el tema. Era bien sabido que los diestros en la magia solían descuidar su condición física. Consideraba que estaba bien no exigirles dominar un estilo de combate en especial o moldear un cuerpo resistente, pero había sabido de casos muy extremos en donde no le dedicaban ni unos minutos para cuidar de su persona. Estaban en su derecho, claro, a veces hasta eran situaciones comprensibles, mas otros era completo desinterés. Parecía que no se querían a sí mismos o confiaban demasiado en sus poderes mágicos. Una lástima.
Aparentemente, no era el caso de Elen, quien no demoró en confirmarlo. Sentía curiosidad por saber los motivos por los que iniciaron esas sesiones de entrenamiento, pero era irrelevante. Incluso podía ser algo que saliera como un comentario en algún momento. Lo importante es que reconocía los frutos de un cuerpo ágil y fuerte, aun si tuvo que pasar por una mala experiencia.
Se encogió de hombros—. Algunos dicen que los caracteres más consistentes están plagados de cicatrices. —Tenían mucho sentido esas palabras. Quizá no era una regla absoluta, el sufrimiento no necesariamente creaba a las personas más dignas, Athos creía posible ser un gran individuo sin haber pasado por momentos difíciles, aunque sería complicado encontrar a alguien así. Eso sería interesante. También había escuchado a alguien decir que las heridas le recordaban a uno que fuiste más fuerte que aquello que intentó hacerte daño, mas no parecía aplicar, y también sonaba un poco altanero a cierto nivel.
—Y sí, es menester tener un equilibrio. Es excelente poseer un don y desarrollarlo, pero si sólo nos enfocamos en esta habilidad, sería un desperdicio de potencial, un insulto hacia nosotros mismos por no realizar nuestra vida plenamente y una actitud arrogante al sólo lucir un talento. —Todas las razas contaban con sus propias características que les hacían únicos, pero también tienen un enorme potencial de ser algo más grande de lo que jamás han soñado, el problema es que no todos intentan sobrepasar sus límites.
—Hmm... —Retomó la idea, buscando la mejor respuesta. La dama había formulado la pregunta de una manera llamativa, quizá con una suposición errónea—. No soy un guerrero. Mil veces prefiero eludir el combate, y definitivamente jamás iniciaría uno. Sin embargo, sí he estudiado y practicado durante muchos años técnicas de lucha. Aunque fue una decisión forzada, de la cual me alegro haber tomado. —Puso suavemente la punta de su dedo sobre el pan, revisando la temperatura. Aún estaba un poquito caliente.
—Gracias a estos entrenamientos que llevé, combinados con sesiones de meditación, logré encontrar la paz que tanto necesitaba. Antes era muy caótico. —Parecía que su rostro se tornaba serio, mas aún llevaba la plática con mucha normalidad—. Me enfurecía bastante, era impaciente y tendía a destruir lo que estaba a mi alrededor. Y si algo le sucedía a uno de mis juguetes favoritos, me volvía loco. —Sonrió un tanto avergonzado—. Pero ya no. Las artes marciales y la filosofía cambiaron mi vida. Yo creo que se debe a que logré canalizar toda mi energía de una manera controlada y positiva. Por eso creo que con adiestramiento las personas pueden mejorar. —Cambió su gesto a uno satisfecho.
También se pudo notar que jugaba con sus ojos, pensando en sus adentros—. Aunque quizá me equivoqué o, mejor dicho, no es la única respuesta. A usted le gusta la alquimia, ¿no es así? Es probable que no sólo las artes marciales puedan hacer mejor a una persona, también el estudio de la permutación o incluso la música puedan ser útiles. Yo me siento muy bien cuando hago ejercicio, ¿usted siente lo mismo cuando practica la alquimia?
Podía notarse cómo el punto de Athos cobraba figura, mas aún no llegaba a lo que quería. Deseaba hacer una analogía usando algo apasionante como apoyo. Así como suceden accidentes cuando uno hace lo que le gusta y los supera, porque precisamente no es frustrante el fracaso cuando se da en ese ámbito, también pasan cosas negativas durante el curso de la vida y se le deben dar soluciones, aún si no es un proceso agradable.
Agitaba la cabeza de arriba a bajo conforme la escuchaba, reflejando su consciencia sobre el tema. Era bien sabido que los diestros en la magia solían descuidar su condición física. Consideraba que estaba bien no exigirles dominar un estilo de combate en especial o moldear un cuerpo resistente, pero había sabido de casos muy extremos en donde no le dedicaban ni unos minutos para cuidar de su persona. Estaban en su derecho, claro, a veces hasta eran situaciones comprensibles, mas otros era completo desinterés. Parecía que no se querían a sí mismos o confiaban demasiado en sus poderes mágicos. Una lástima.
Aparentemente, no era el caso de Elen, quien no demoró en confirmarlo. Sentía curiosidad por saber los motivos por los que iniciaron esas sesiones de entrenamiento, pero era irrelevante. Incluso podía ser algo que saliera como un comentario en algún momento. Lo importante es que reconocía los frutos de un cuerpo ágil y fuerte, aun si tuvo que pasar por una mala experiencia.
Se encogió de hombros—. Algunos dicen que los caracteres más consistentes están plagados de cicatrices. —Tenían mucho sentido esas palabras. Quizá no era una regla absoluta, el sufrimiento no necesariamente creaba a las personas más dignas, Athos creía posible ser un gran individuo sin haber pasado por momentos difíciles, aunque sería complicado encontrar a alguien así. Eso sería interesante. También había escuchado a alguien decir que las heridas le recordaban a uno que fuiste más fuerte que aquello que intentó hacerte daño, mas no parecía aplicar, y también sonaba un poco altanero a cierto nivel.
—Y sí, es menester tener un equilibrio. Es excelente poseer un don y desarrollarlo, pero si sólo nos enfocamos en esta habilidad, sería un desperdicio de potencial, un insulto hacia nosotros mismos por no realizar nuestra vida plenamente y una actitud arrogante al sólo lucir un talento. —Todas las razas contaban con sus propias características que les hacían únicos, pero también tienen un enorme potencial de ser algo más grande de lo que jamás han soñado, el problema es que no todos intentan sobrepasar sus límites.
—Hmm... —Retomó la idea, buscando la mejor respuesta. La dama había formulado la pregunta de una manera llamativa, quizá con una suposición errónea—. No soy un guerrero. Mil veces prefiero eludir el combate, y definitivamente jamás iniciaría uno. Sin embargo, sí he estudiado y practicado durante muchos años técnicas de lucha. Aunque fue una decisión forzada, de la cual me alegro haber tomado. —Puso suavemente la punta de su dedo sobre el pan, revisando la temperatura. Aún estaba un poquito caliente.
—Gracias a estos entrenamientos que llevé, combinados con sesiones de meditación, logré encontrar la paz que tanto necesitaba. Antes era muy caótico. —Parecía que su rostro se tornaba serio, mas aún llevaba la plática con mucha normalidad—. Me enfurecía bastante, era impaciente y tendía a destruir lo que estaba a mi alrededor. Y si algo le sucedía a uno de mis juguetes favoritos, me volvía loco. —Sonrió un tanto avergonzado—. Pero ya no. Las artes marciales y la filosofía cambiaron mi vida. Yo creo que se debe a que logré canalizar toda mi energía de una manera controlada y positiva. Por eso creo que con adiestramiento las personas pueden mejorar. —Cambió su gesto a uno satisfecho.
También se pudo notar que jugaba con sus ojos, pensando en sus adentros—. Aunque quizá me equivoqué o, mejor dicho, no es la única respuesta. A usted le gusta la alquimia, ¿no es así? Es probable que no sólo las artes marciales puedan hacer mejor a una persona, también el estudio de la permutación o incluso la música puedan ser útiles. Yo me siento muy bien cuando hago ejercicio, ¿usted siente lo mismo cuando practica la alquimia?
Podía notarse cómo el punto de Athos cobraba figura, mas aún no llegaba a lo que quería. Deseaba hacer una analogía usando algo apasionante como apoyo. Así como suceden accidentes cuando uno hace lo que le gusta y los supera, porque precisamente no es frustrante el fracaso cuando se da en ese ámbito, también pasan cosas negativas durante el curso de la vida y se le deben dar soluciones, aún si no es un proceso agradable.
Athos
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 353
Re: Una noche para no dormir [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
Elen negó levemente con la cabeza en respuesta a su ofrecimiento, aunque manteniendo la sonrisa en los labios, dada la hora que era prefería esperar a que amaneciese para tomar algo. En el palacio de Dundarak la habían atendido de la mejor manera posible, cosa a la que no estaba acostumbrada después de pasar dos años en los caminos, durmiendo al raso en muchas ocasiones y comiendo lo que conseguían cazar, pescar o recolectar de la naturaleza.
Por suerte de vez en cuando se encontraban algún poblado con posada o mercader, al que comprar algunas cosas para seguir el viaje, pero no solían abundar. Apartó la vista del tabernero, que ya volvía a sus quehaceres tras la barra, para centrarse de nuevo en Komar, que tomaba la palabra mientras dejaba que su postre se enfriara un poco. El dragón estaba a favor de la búsqueda de un equilibrio, cosa que la de ojos verdes también compartía, así que asintió ante lo que estaba diciendo.
Cada raza tenía sus particularidades, que les daban ventaja en ciertas cosas, pero debían tener en cuenta que no podían depender únicamente de ellas, ya que de fallar en algún momento los dejarían totalmente expuestos y vulnerables. Brujos y dragones se parecían un poco en cuanto a esto, ya que ambos dominaban los elementos, haciendo que formasen parte de ellos y pudiendo utilizarlos en su beneficio. Aunque estaba claro que los alados contaban también con la transformación, algo que a la maga siempre le había llamado la atención, por no poder imaginar cómo debía sentirse uno al cambiar de forma.
Elen suponía que aquella cualidad de los dragones, compartida también con los licántropos, debía resultarles de lo más natural, como si de una segunda piel se tratase, pero se le hacía un tanto complicado de imaginar. Envidiaba en cierto modo esa libertad, el poder extender las alas y largarse lejos de cualquier lugar, debía resultar agradable. Volvió a centrarse en la conversación, antes de que sus pensamientos la llevasen a otras ideas cada vez más lejanas del tema que trataban.
Athos negó ser un guerrero, cosa que la sorprendió dado su aspecto, pero al seguir hablando las cosas comenzaron a encajar. El caballero prefería evitar los enfrentamientos, pero algo lo había forzado a entrenarse durante años en técnicas de lucha, cosa que intrigó a la hechicera. ¿Qué razón podría haberlo empujado a hacer eso? Pronto su interlocutor arrojaría algo de luz sobre el tema, aunque también suscitaría nuevas preguntas.
Y es que para la de cabellos cenicientos, que lo había conocido en aquella tranquila situación, en la que se había mostrado del todo amable y reflexivo, hablando con tanto conocimiento, resultaba complicado imaginarlo del modo en que se describía. No le encajaba la imagen de un Athos caótico y furioso, impaciente y capaz de destruir cuanto lo rodeaba, o enloquecido porque alguien hubiese tocado, como él decía, sus juguetes favoritos. ¿A qué se referiría con aquella expresión? Quizá era mejor no preguntar al respecto.
Sin embargo era posible, quizá en el pasado fuese todo lo que estaba diciendo, cuando era más joven e inexperto, pero había buscado la forma de dejar atrás esa parte de sí, canalizando su energía en otro enfoque más positivo. Hacer eso debió costarle mucho, cosa que la bruja valoraba, como un enorme esfuerzo de superación. Escuchar aquello le hizo pensar que probablemente todos tenían algo contra lo que combatir en sus vidas, y que al igual que ella, él había conseguido sobreponerse a las dificultades que su antiguo carácter le traía.
El dragón continuó hablando, hasta formular finalmente una pregunta relacionada con la habilidad que ella intentaba mejorar. - La alquimia me ayuda a sentirme bien, útil por así decirlo. Me da la oportunidad de crear cosas con las que ayudar a los demás y eso me gusta. - comenzó a responder con tono suave. - La magia élfica siempre me ha creado cierta curiosidad, por el don sanador que tienen, supongo que fue eso lo que me impulsó a aprender sobre el tema, ya que a través de las pociones y ungüentos yo también puedo curar a la gente. - prosiguió con expresión alegre.
Un leve brilló asomó en sus ojos, siempre que hablaba de algo que le entusiasmaba ocurría. - Podría pasar horas entre libros sin cansarme, quizá mi avidez de conocimientos no le parezca del todo sana, pero le aseguro que la razón que me mueve es buena. - hizo una leve pausa, desviando la vista hacia el fuego. - De sobra es sabido que algunos alquimistas se dedican a la fabricación de venenos y otros productos dañinos, pero no es mi caso, no me interesa en absoluto esa oscura rama. - añadió, antes de volver a mirar a Komar.
- Prefiero especializarme en todo aquello que pueda servir para ayudar a la gente, así que puede que no le sirva de mucho para terminar una botella de licor, pero si en alguna ocasión necesita una poción o ungüento, será un placer fabricarla para usted. - dijo, soltando una leve risa al bromear con lo referente al alcohol. Había quedado claro que no estaba hecha para esas bebidas, aunque mejor así.
- Estoy segura de que muchas otras actividades tienen la capacidad de ayudar a las personas a cambiar, solo hay que elegir la adecuada para cada uno. - concluyó, guardando silencio tras decir las últimas palabras, para que su interlocutor pudiese opinar sobre el tema.
Por suerte de vez en cuando se encontraban algún poblado con posada o mercader, al que comprar algunas cosas para seguir el viaje, pero no solían abundar. Apartó la vista del tabernero, que ya volvía a sus quehaceres tras la barra, para centrarse de nuevo en Komar, que tomaba la palabra mientras dejaba que su postre se enfriara un poco. El dragón estaba a favor de la búsqueda de un equilibrio, cosa que la de ojos verdes también compartía, así que asintió ante lo que estaba diciendo.
Cada raza tenía sus particularidades, que les daban ventaja en ciertas cosas, pero debían tener en cuenta que no podían depender únicamente de ellas, ya que de fallar en algún momento los dejarían totalmente expuestos y vulnerables. Brujos y dragones se parecían un poco en cuanto a esto, ya que ambos dominaban los elementos, haciendo que formasen parte de ellos y pudiendo utilizarlos en su beneficio. Aunque estaba claro que los alados contaban también con la transformación, algo que a la maga siempre le había llamado la atención, por no poder imaginar cómo debía sentirse uno al cambiar de forma.
Elen suponía que aquella cualidad de los dragones, compartida también con los licántropos, debía resultarles de lo más natural, como si de una segunda piel se tratase, pero se le hacía un tanto complicado de imaginar. Envidiaba en cierto modo esa libertad, el poder extender las alas y largarse lejos de cualquier lugar, debía resultar agradable. Volvió a centrarse en la conversación, antes de que sus pensamientos la llevasen a otras ideas cada vez más lejanas del tema que trataban.
Athos negó ser un guerrero, cosa que la sorprendió dado su aspecto, pero al seguir hablando las cosas comenzaron a encajar. El caballero prefería evitar los enfrentamientos, pero algo lo había forzado a entrenarse durante años en técnicas de lucha, cosa que intrigó a la hechicera. ¿Qué razón podría haberlo empujado a hacer eso? Pronto su interlocutor arrojaría algo de luz sobre el tema, aunque también suscitaría nuevas preguntas.
Y es que para la de cabellos cenicientos, que lo había conocido en aquella tranquila situación, en la que se había mostrado del todo amable y reflexivo, hablando con tanto conocimiento, resultaba complicado imaginarlo del modo en que se describía. No le encajaba la imagen de un Athos caótico y furioso, impaciente y capaz de destruir cuanto lo rodeaba, o enloquecido porque alguien hubiese tocado, como él decía, sus juguetes favoritos. ¿A qué se referiría con aquella expresión? Quizá era mejor no preguntar al respecto.
Sin embargo era posible, quizá en el pasado fuese todo lo que estaba diciendo, cuando era más joven e inexperto, pero había buscado la forma de dejar atrás esa parte de sí, canalizando su energía en otro enfoque más positivo. Hacer eso debió costarle mucho, cosa que la bruja valoraba, como un enorme esfuerzo de superación. Escuchar aquello le hizo pensar que probablemente todos tenían algo contra lo que combatir en sus vidas, y que al igual que ella, él había conseguido sobreponerse a las dificultades que su antiguo carácter le traía.
El dragón continuó hablando, hasta formular finalmente una pregunta relacionada con la habilidad que ella intentaba mejorar. - La alquimia me ayuda a sentirme bien, útil por así decirlo. Me da la oportunidad de crear cosas con las que ayudar a los demás y eso me gusta. - comenzó a responder con tono suave. - La magia élfica siempre me ha creado cierta curiosidad, por el don sanador que tienen, supongo que fue eso lo que me impulsó a aprender sobre el tema, ya que a través de las pociones y ungüentos yo también puedo curar a la gente. - prosiguió con expresión alegre.
Un leve brilló asomó en sus ojos, siempre que hablaba de algo que le entusiasmaba ocurría. - Podría pasar horas entre libros sin cansarme, quizá mi avidez de conocimientos no le parezca del todo sana, pero le aseguro que la razón que me mueve es buena. - hizo una leve pausa, desviando la vista hacia el fuego. - De sobra es sabido que algunos alquimistas se dedican a la fabricación de venenos y otros productos dañinos, pero no es mi caso, no me interesa en absoluto esa oscura rama. - añadió, antes de volver a mirar a Komar.
- Prefiero especializarme en todo aquello que pueda servir para ayudar a la gente, así que puede que no le sirva de mucho para terminar una botella de licor, pero si en alguna ocasión necesita una poción o ungüento, será un placer fabricarla para usted. - dijo, soltando una leve risa al bromear con lo referente al alcohol. Había quedado claro que no estaba hecha para esas bebidas, aunque mejor así.
- Estoy segura de que muchas otras actividades tienen la capacidad de ayudar a las personas a cambiar, solo hay que elegir la adecuada para cada uno. - concluyó, guardando silencio tras decir las últimas palabras, para que su interlocutor pudiese opinar sobre el tema.
Última edición por Elen Calhoun el Lun Abr 20 2015, 10:43, editado 1 vez
Elen Calhoun
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1954
Nivel de PJ : : 10
Re: Una noche para no dormir [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
¿Y quién dice que algo es imposible? Elen podría carecer del don innato de los elfos, pero lograba compensar su falta con ingenio, talento y dedicación. Claro que no era lo mismo sanar con magia propia que con pociones artificiales, pero al menos era algo similar y, por el momento, no había algo más cercano. Y a pesar de esos límites, era algo inspirador. A pesar de la naturaleza de uno mismo, siempre había formas para separarse de ésta y apegarse a lo que uno quiere realmente. Siempre encontraba más y más escenarios que le hacían confiar en esa capacidad.
"Aunque tampoco es lo más fácil del mundo". Leer, por ejemplo. Eso quizá estaba en ella, seguramente había leído tantos libros. A diferencia de Athos, quien su propia forma de ser le dificultaba concentrarse en las palabras, sobre todo en sus inicios, ahora es un poco más sencillo. Tal vez ella podría compartirle uno o dos consejos para mejorar sus lecturas.
Entendía las diferencias entre desear conocer más y ambicionar más poder. Se preguntaba cuál anhelo podría ser más peligroso. No sabía lo que se sentía querer saberlo todo, pero sí lo que es dominarlo todo. Mas no era el caso, ella parecía estar alejada de esas tentaciones. Aunque podría ser un poco más susceptible a potencias mágicas, ¿tal vez eso podría explicar el origen de su maldición, tal vez no era total casualidad? Eso daba mucho que pensar, pero parecía una hipótesis muy vaga.
Asintió en concordancia—. Con el enfoque adecuado y la disciplina apropiada, se puede cambiar para bien. —Agregó pensativo—. Incluso si no se trata de algo totalmente benigno... Los venenos pueden matar, sí, pero también ayudar, de alguna forma. Por ejemplo, un veneno que disminuya el ritmo cardíaco de alguien que se esta sangrando. —Alzó la mirada en reflexión—. Aunque técnicamente, creo que sería una toxina. —Se encogió de hombros—. Mi punto es que, aún el conocimiento más terrible, puede ser beneficioso. No hay que temer a aquello que parezca peligroso, sino respetarlo. Conocerlo. —Puso atención a su postre, ya venía siendo hora de comer—. Como este pan. Para fabricarlo se usó un fuego intenso, incluso estuvo caliente por un tiempo. Pero con la aproximación adecuada... —Había arrancado un pedazo, acercando el resto al centro de la mesa para que la hechicera pudiera comer si deseaba—. Termina siendo algo exquisito. —Llevó el trozo a su boca, saboreando su dulce sabor.
A veces podía usar ejemplos muy simples para explicar temas complejos, una costumbre adoptada por su Maestro. Igual, confiaba en que interpretaría adecuadamente sus palabras.
—Pero si no le interesa, está bien. —Sonrió algo nervioso, poco menos que eso—. Sólo comentaba. —Alzó las cejas, recordando lo que quería decirle—. Y hablando de comentar, ¿le gusta mucho leer? —Deseaba retomar, aunque fuera de forma breve, ese tema—. Yo he intentado recurrir a las letras para encontrar calma y aprender de muchos sabios que de otra forma sería imposible contactar. Y aunque he logrado leer un par de docenas, no siempre es algo sencillo para mí enfocarme. Mi mente aún es un tanto caótica. Hmm, ¿tiene algún consejo para un torpe lector? —Sonrió con sutileza, esperando que no le molestara perder el tiempo con eso.
"Aunque tampoco es lo más fácil del mundo". Leer, por ejemplo. Eso quizá estaba en ella, seguramente había leído tantos libros. A diferencia de Athos, quien su propia forma de ser le dificultaba concentrarse en las palabras, sobre todo en sus inicios, ahora es un poco más sencillo. Tal vez ella podría compartirle uno o dos consejos para mejorar sus lecturas.
Entendía las diferencias entre desear conocer más y ambicionar más poder. Se preguntaba cuál anhelo podría ser más peligroso. No sabía lo que se sentía querer saberlo todo, pero sí lo que es dominarlo todo. Mas no era el caso, ella parecía estar alejada de esas tentaciones. Aunque podría ser un poco más susceptible a potencias mágicas, ¿tal vez eso podría explicar el origen de su maldición, tal vez no era total casualidad? Eso daba mucho que pensar, pero parecía una hipótesis muy vaga.
Asintió en concordancia—. Con el enfoque adecuado y la disciplina apropiada, se puede cambiar para bien. —Agregó pensativo—. Incluso si no se trata de algo totalmente benigno... Los venenos pueden matar, sí, pero también ayudar, de alguna forma. Por ejemplo, un veneno que disminuya el ritmo cardíaco de alguien que se esta sangrando. —Alzó la mirada en reflexión—. Aunque técnicamente, creo que sería una toxina. —Se encogió de hombros—. Mi punto es que, aún el conocimiento más terrible, puede ser beneficioso. No hay que temer a aquello que parezca peligroso, sino respetarlo. Conocerlo. —Puso atención a su postre, ya venía siendo hora de comer—. Como este pan. Para fabricarlo se usó un fuego intenso, incluso estuvo caliente por un tiempo. Pero con la aproximación adecuada... —Había arrancado un pedazo, acercando el resto al centro de la mesa para que la hechicera pudiera comer si deseaba—. Termina siendo algo exquisito. —Llevó el trozo a su boca, saboreando su dulce sabor.
A veces podía usar ejemplos muy simples para explicar temas complejos, una costumbre adoptada por su Maestro. Igual, confiaba en que interpretaría adecuadamente sus palabras.
—Pero si no le interesa, está bien. —Sonrió algo nervioso, poco menos que eso—. Sólo comentaba. —Alzó las cejas, recordando lo que quería decirle—. Y hablando de comentar, ¿le gusta mucho leer? —Deseaba retomar, aunque fuera de forma breve, ese tema—. Yo he intentado recurrir a las letras para encontrar calma y aprender de muchos sabios que de otra forma sería imposible contactar. Y aunque he logrado leer un par de docenas, no siempre es algo sencillo para mí enfocarme. Mi mente aún es un tanto caótica. Hmm, ¿tiene algún consejo para un torpe lector? —Sonrió con sutileza, esperando que no le molestara perder el tiempo con eso.
Athos
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 353
Re: Una noche para no dormir [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
La bruja escuchó con atención sus palabras, sabiendo que lo que decía sobre algunas toxinas era cierto, podían utilizarse para ayudar en según qué ocasiones. Sin embargo la de ojos verdes prefería no tener nada que ver con esas plantas venenosas, por la dificultad añadida que daban al preparar cualquier producto con ellas, en que un mínimo fallo con las cantidades podría resultar fatal para quien la ingiriese.
También había que sumar que muchas de ellas dañaban al entrar en contacto con la piel, lo que podría traerle problemas durante el trabajo si no se protegía adecuadamente las manos, otra razón para no usarlas. Elen prefería buscar en los libros y ampliar su conocimiento sobre plantas antiguas beneficiosas para las personas, con la esperanza de encontrar algunas cuyas propiedades pudiesen combinarse para crear nuevas pociones, más potentes o con otros efectos.
Centró su atención en el dragón nuevamente, que ahora le mostraba un simple ejemplo para demostrar lo que decía, que hasta el más peligroso de los conocimientos podía ser utilizado para algo bueno, y que no había que temerlo sino respetarlo. La de cabellos cenicientos no temía a los venenos ni a las hierbas cuyas toxinas se usaban para fabricarlos, había aprendido a distinguir las plantas por su aspecto y olor, con lo que más de una vez había tenido una entre las manos.
Respetaba aquella otra rama, pero le parecía menos honroso por los males fines a que muchas veces se destinaban los productos. En el mercado negro de Lunargenta siempre abundaban las cosas de ese estilo, y cualquiera podía adquirirlas para sus planes, que normalmente tenían alguna que otra misteriosa muerte de por medio. Elen no estaba de acuerdo con esas prácticas, pero cada cual es libre de hacer lo que le place, con lo que solo podía negarse a trabajar con plantas venenosas y tener cuidado, para no llamar la atención de nadie en exceso.
Prefería que la gente no se fijase en ella ni en sus habilidades alquímicas, para evitar así que le llegara algún cliente con peticiones que fueran en contra de sus principios, ya que se negaría en rotundo a elaborar venenos, sin importar el dinero que le ofreciesen. Apartó de su mente esos pensamientos y volvió a concentrarse en la conversación, sobre todo ahora que Komar pasaba a preguntarle por su afición a la lectura.
Según lo que decía, le costaba centrarse debido a su mente aún algo caótica y quería algún tipo de consejo. La hechicera seguía sin poder imaginarlo de ese modo, tan temperamental en contraposición a lo que tenía frente a sus ojos, un hombre sabio y tranquilo. - Bueno, intento leer tanto como me resulta posible, ya que el desarrollo de mis habilidades depende del conocimiento que tenga sobre las plantas con que trabajo y sus posibles usos, pero no sé si pueda darle algún consejo. - comenzó a responder, mientras intentaba buscar mentalmente algo que pudiera servir al dragón.
- Siempre es más sencillo cuando el tema del libro te llama la atención, la historia te atrapa de algún modo y así uno no se distrae, con lo que termina de leerlo mucho más rápido. - prosiguió, antes de hacer una leve pausa. - Yo sugeriría empezar por ahí, buscando tomos cuya temática le interese, luego probablemente por simple curiosidad empezará a consultar otros distintos, que puede que le sorprendan gratamente. ¿Puedo saber qué suele leer? - preguntó a modo de final, sin tener muy claro si aquel pequeño consejo le serviría de algo. Volvió a cambiar ligeramente la postura de su espalda con respecto a la silla para estar más cómoda y se permitió echar un vistazo a la taberna.
La mayoría de los clientes habían caído redondos ya sobre las mesas por los efectos del alcohol, mientras los pocos que seguían despiertos, todos sentados junto a la barra, seguían pidiendo una ronda tras otra. La bruja no tenía idea de qué hora podría ser, desvió la vista hacia una de las ventanas y observó que el cielo aún seguía oscuro, pero algo menos que cuando salió del palacio de Dundarak, en un par de horas comenzaría a amanecer.
Intentó no pensar en el viaje que la esperaba cuando saliese el sol, ya que volver a la llanura no se le antojaba nada agradable tras el episodio con el demonio, pero al menos tenía a su caballo y en el asentamiento se reuniría con su hermano, a partir de ahí las cosas irían mejor. Clavó la mirada nuevamente en Athos y guardó silencio, expectante ante su posible respuesta.
También había que sumar que muchas de ellas dañaban al entrar en contacto con la piel, lo que podría traerle problemas durante el trabajo si no se protegía adecuadamente las manos, otra razón para no usarlas. Elen prefería buscar en los libros y ampliar su conocimiento sobre plantas antiguas beneficiosas para las personas, con la esperanza de encontrar algunas cuyas propiedades pudiesen combinarse para crear nuevas pociones, más potentes o con otros efectos.
Centró su atención en el dragón nuevamente, que ahora le mostraba un simple ejemplo para demostrar lo que decía, que hasta el más peligroso de los conocimientos podía ser utilizado para algo bueno, y que no había que temerlo sino respetarlo. La de cabellos cenicientos no temía a los venenos ni a las hierbas cuyas toxinas se usaban para fabricarlos, había aprendido a distinguir las plantas por su aspecto y olor, con lo que más de una vez había tenido una entre las manos.
Respetaba aquella otra rama, pero le parecía menos honroso por los males fines a que muchas veces se destinaban los productos. En el mercado negro de Lunargenta siempre abundaban las cosas de ese estilo, y cualquiera podía adquirirlas para sus planes, que normalmente tenían alguna que otra misteriosa muerte de por medio. Elen no estaba de acuerdo con esas prácticas, pero cada cual es libre de hacer lo que le place, con lo que solo podía negarse a trabajar con plantas venenosas y tener cuidado, para no llamar la atención de nadie en exceso.
Prefería que la gente no se fijase en ella ni en sus habilidades alquímicas, para evitar así que le llegara algún cliente con peticiones que fueran en contra de sus principios, ya que se negaría en rotundo a elaborar venenos, sin importar el dinero que le ofreciesen. Apartó de su mente esos pensamientos y volvió a concentrarse en la conversación, sobre todo ahora que Komar pasaba a preguntarle por su afición a la lectura.
Según lo que decía, le costaba centrarse debido a su mente aún algo caótica y quería algún tipo de consejo. La hechicera seguía sin poder imaginarlo de ese modo, tan temperamental en contraposición a lo que tenía frente a sus ojos, un hombre sabio y tranquilo. - Bueno, intento leer tanto como me resulta posible, ya que el desarrollo de mis habilidades depende del conocimiento que tenga sobre las plantas con que trabajo y sus posibles usos, pero no sé si pueda darle algún consejo. - comenzó a responder, mientras intentaba buscar mentalmente algo que pudiera servir al dragón.
- Siempre es más sencillo cuando el tema del libro te llama la atención, la historia te atrapa de algún modo y así uno no se distrae, con lo que termina de leerlo mucho más rápido. - prosiguió, antes de hacer una leve pausa. - Yo sugeriría empezar por ahí, buscando tomos cuya temática le interese, luego probablemente por simple curiosidad empezará a consultar otros distintos, que puede que le sorprendan gratamente. ¿Puedo saber qué suele leer? - preguntó a modo de final, sin tener muy claro si aquel pequeño consejo le serviría de algo. Volvió a cambiar ligeramente la postura de su espalda con respecto a la silla para estar más cómoda y se permitió echar un vistazo a la taberna.
La mayoría de los clientes habían caído redondos ya sobre las mesas por los efectos del alcohol, mientras los pocos que seguían despiertos, todos sentados junto a la barra, seguían pidiendo una ronda tras otra. La bruja no tenía idea de qué hora podría ser, desvió la vista hacia una de las ventanas y observó que el cielo aún seguía oscuro, pero algo menos que cuando salió del palacio de Dundarak, en un par de horas comenzaría a amanecer.
Intentó no pensar en el viaje que la esperaba cuando saliese el sol, ya que volver a la llanura no se le antojaba nada agradable tras el episodio con el demonio, pero al menos tenía a su caballo y en el asentamiento se reuniría con su hermano, a partir de ahí las cosas irían mejor. Clavó la mirada nuevamente en Athos y guardó silencio, expectante ante su posible respuesta.
Elen Calhoun
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1954
Nivel de PJ : : 10
Re: Una noche para no dormir [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
No estaba desanimado, definitivamente no. Era sólo que al escucharla decir que no se le ocurría un consejo inmediato, imaginaba que quizá no era un tema grato para la señorita. ¿Primera vez que trataba de dar consejos de lectura? Sentía que podía ser el mejor de los casos, puesto que le haría pasar por una nueva, y con suerte por una buena, experiencia. ¿Pero y si no le agradaba compartir sus oscuros secretos literarios, o le parecía aburrido ayudar a un lector, o simplemente estaba harta de dar opiniones a terceros? Eso parecía improbable si se tenía en cuenta el factor de filantropía que la dama poseía. "Tal vez soy yo el problema". ¿Cómo frenar una fuerza imparable, cómo empujar un muro inamobible? Es decir, Athos era tan pésimo lector que ni el más sabio de los sabios podría dar siquiera una pizca de consejo, quizá. "O sólo está pensando". Y aquello había sido sólo humildes palabras. Pese a su mínima imaginación, a veces podía maquinar extrañas paranoias. Nada de qué preocuparse.
El consejo no demoró en llegar, lo que causó una suave sonrisa cómoda en el dragón. Era... un gesto que se balanceaba entre la gratitud, la comedia y la empatía. Por un lado, Athos reconocía y apreciaba el esfuerzo que Elen hacía para auxiliarle; al mismo tiempo, resultaba algo hilarante la recomendación que ofrecía, muy poco, pero algo al fin y al cabo. Era una muy acertada sugerencia, definitivamente estaba de acuerdo con su pensar, pero es que le resultaba tan obvio que difícilmente lo veía como la mejor observación del siglo. "La comprendo". Entonces entraba la empatía. De nuevo, qué consejo se le podía dar. Ya era todo un éxito poder surgir con una pequeñísima dosis de apoyo.
Para bien o para mal, la joven se adueño casi en su totalidad del uso de la palabra. Cierto que hubo una pausa en algún momento, pero al ser evidente que no había terminado su discurso, Komar calló.
"Buena idea". Era una excelente pregunta la que su acompañante hacía, de hecho, ahora parecía evidente el por qué la falta de sagacidad en el comentario. Athos había pedido algo imposible. Ya no porque se repudiaba como lector, sino porque no había sido claro al explicar en qué sentido se consideraba 'torpe'.
—Lo que más he leído es filosofía y... —se le escapaba la palabra— psicología, por decirlo de alguna manera. Tiene otra palabra, pero... —Se encogió de hombros, rindiénso en labúsqueda del vocablo correcto. Era irrelevante—. Me gustan las lecturas que abordan el escepticismo hacia nuestra llamada realidad, así como también aquellos textos que intentarn explicar el comportamiento de los seres vivos. —Una clara sonrisa se notaba en sus labios, producto del ánimo que sentía al pensar en esas temáticas—. ¿Y si el mundo material no es la verdadera realidad, sino el mundo de las ideas? ¿O si somos el sueño de alguien o algo, o la fabricación de una criatura fuera de nuestra imaginación? —Athos giró la cabeza a un lado, sumergiéndose en la idea por un segundo, sintiendo un abismo en su interior, dudando de su existencia como tal, y por un instante… nos miró, a ti y a mí, como queriendo reconocer nuestra presencia, romper el velo que nos separa, casi era capaz de... No, no era capaz. Nos ignoraba, fue mera casualidad.
Agitó la cabeza, ridiculizado—. Lo siento. Divagué por un tiempo. Es que de verdad me intriga eso, lástima que se mantenga como simples ideas. Jamás sabré la respuesta a tantas preguntas, no están a mi alcancé. —Hizo un movimiento, simbolizando que pasaba del tema—. Sobre las emociones no me extravío, sólo me gusta leer al respecto porque me ayuda a entenderme y a mejorar.
Elevó la mirada, pensativo, recordando—. Pocas han sido las historias que he concluido. Me parece más pesado leer fantasía que filosofía. Tengo que imaginarme lo que pasa, y soy pésimo para lograrlo, y cuando finalmente logro concebir la imagen adecuada, mis emociones comienzan a soltar chispas y siento que pierdo el control. En cambio, si me relajo, no disfruto lo que leo u olvido cada letra. Vea ahí problema. No puedo leer cuentos, puesto que me duermo o explotó. —Hizo un gesto infantil, como el de un niño que sabe que hizo algo mal, pero que aún así lo seguirá haciendo—. Y algo similar sucede cuando leo otras cosas. Alquimia, historia, matemáticas, arquitectura, por decir algunos. —Amagó un puchero, exagerando su tristeza—. ¿Usted cómo logra leer tanto sin aburrirse, desconcentrarse, volverse loca... —Era un decir, tampoco es como di alguien pudiera perder la cabeza al leer, ¿o sí?
________
OFF: I forgot how to rol
El consejo no demoró en llegar, lo que causó una suave sonrisa cómoda en el dragón. Era... un gesto que se balanceaba entre la gratitud, la comedia y la empatía. Por un lado, Athos reconocía y apreciaba el esfuerzo que Elen hacía para auxiliarle; al mismo tiempo, resultaba algo hilarante la recomendación que ofrecía, muy poco, pero algo al fin y al cabo. Era una muy acertada sugerencia, definitivamente estaba de acuerdo con su pensar, pero es que le resultaba tan obvio que difícilmente lo veía como la mejor observación del siglo. "La comprendo". Entonces entraba la empatía. De nuevo, qué consejo se le podía dar. Ya era todo un éxito poder surgir con una pequeñísima dosis de apoyo.
Para bien o para mal, la joven se adueño casi en su totalidad del uso de la palabra. Cierto que hubo una pausa en algún momento, pero al ser evidente que no había terminado su discurso, Komar calló.
"Buena idea". Era una excelente pregunta la que su acompañante hacía, de hecho, ahora parecía evidente el por qué la falta de sagacidad en el comentario. Athos había pedido algo imposible. Ya no porque se repudiaba como lector, sino porque no había sido claro al explicar en qué sentido se consideraba 'torpe'.
—Lo que más he leído es filosofía y... —se le escapaba la palabra— psicología, por decirlo de alguna manera. Tiene otra palabra, pero... —Se encogió de hombros, rindiénso en labúsqueda del vocablo correcto. Era irrelevante—. Me gustan las lecturas que abordan el escepticismo hacia nuestra llamada realidad, así como también aquellos textos que intentarn explicar el comportamiento de los seres vivos. —Una clara sonrisa se notaba en sus labios, producto del ánimo que sentía al pensar en esas temáticas—. ¿Y si el mundo material no es la verdadera realidad, sino el mundo de las ideas? ¿O si somos el sueño de alguien o algo, o la fabricación de una criatura fuera de nuestra imaginación? —Athos giró la cabeza a un lado, sumergiéndose en la idea por un segundo, sintiendo un abismo en su interior, dudando de su existencia como tal, y por un instante… nos miró, a ti y a mí, como queriendo reconocer nuestra presencia, romper el velo que nos separa, casi era capaz de... No, no era capaz. Nos ignoraba, fue mera casualidad.
Agitó la cabeza, ridiculizado—. Lo siento. Divagué por un tiempo. Es que de verdad me intriga eso, lástima que se mantenga como simples ideas. Jamás sabré la respuesta a tantas preguntas, no están a mi alcancé. —Hizo un movimiento, simbolizando que pasaba del tema—. Sobre las emociones no me extravío, sólo me gusta leer al respecto porque me ayuda a entenderme y a mejorar.
Elevó la mirada, pensativo, recordando—. Pocas han sido las historias que he concluido. Me parece más pesado leer fantasía que filosofía. Tengo que imaginarme lo que pasa, y soy pésimo para lograrlo, y cuando finalmente logro concebir la imagen adecuada, mis emociones comienzan a soltar chispas y siento que pierdo el control. En cambio, si me relajo, no disfruto lo que leo u olvido cada letra. Vea ahí problema. No puedo leer cuentos, puesto que me duermo o explotó. —Hizo un gesto infantil, como el de un niño que sabe que hizo algo mal, pero que aún así lo seguirá haciendo—. Y algo similar sucede cuando leo otras cosas. Alquimia, historia, matemáticas, arquitectura, por decir algunos. —Amagó un puchero, exagerando su tristeza—. ¿Usted cómo logra leer tanto sin aburrirse, desconcentrarse, volverse loca... —Era un decir, tampoco es como di alguien pudiera perder la cabeza al leer, ¿o sí?
________
OFF: I forgot how to rol
Athos
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 353
Re: Una noche para no dormir [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
Athos no tardó en tomar la palabra para responder a la pregunta que había formulado la joven, revelándole que su interés se inclinaba más hacia textos de filosofía y psicología, temas que sin duda eran más complejos que los que ella solía leer. Para la bruja los libros de alquimia resultaban amenos y conseguían engancharla, pero no se podían comparar a lo que el dragón comentaba, pues su contenido se reducía a una multitud de recetas, información sobre los ingredientes, cantidades a utilizar y efectos que tenían sobre el individuo.
Lo que Komar leía era más complicado de entender y por ello resultaba del todo normal que no consiguiese concentrarse, ella misma dudaba que pudiese hacerlo durante el tiempo suficiente como para terminar un escrito de aquella temática. Además tampoco era algo que llamase su atención, prefería ceñirse a todo aquello que era capaz de ver y sentir en vez de perderse en un mar de preguntas, que muy probablemente quedarían sin respuesta.
Sin embargo, la diversidad de opiniones y gustos solía tener un efecto enriquecedor, ya que se compartían ideas y del debate de las mismas podían surgir otras nuevas. Athos siguió hablando y la bruja lo escuchó con atención, hasta que el dragón volvió a formular una pregunta para que respondiese. - Me temo que no sería capaz de leer un libro de filosofía y comprenderlo completamente, se me antoja una temática algo complicada y abstracta. - respondió con tranquilidad, al tiempo que esbozaba una sonrisa por las muecas de su interlocutor.
- Los cuentos y relatos fantasiosos en cambio, dan rienda suelta a la imaginación del lector, y aunque dos personas estén leyendo exactamente lo mismo probablemente lo vean de diferente modo, algo que me resulta cuanto menos curioso. - prosiguió tras una breve pausa, que apenas duró unos segundos. - Aun así, no suelo seguir ese tipo de lecturas, me parece mucho más práctico dedicar el tiempo a escritos de los que pueda sacar provecho, por eso me centro tanto en aquellos que tienen que ver con mis habilidades. - añadió, sin saber muy bien cómo seguir.
Guardó silencio durante un momento para buscar la respuesta más adecuada a su pregunta, pero todo cuanto se le ocurría era demasiado evidente. - Es realmente fácil desconcentrarse cuando el tema sobre el que se lee no capta el interés del individuo, y aunque se pueden buscar sitios tranquilos y apartados para evitar distracciones, uno mismo comienza a divagar y alejarse de lo que tiene delante para pensar sobre otras cosas. - musitó, al tiempo que su sonrisa desaparecía levemente.
- En mi caso, la alquimia ocupa buena parte de mis pensamientos, así que no me aburro al leer algo relacionado sino al contrario, la posibilidad de descubrir algo nuevo en ese campo me resulta emocionante. - así era, la de ojos verdes siempre trataba de encontrar nueva información a partir de la cual elaborar sus propias recetas, con efectos nuevos o mejorados. - Seguro que le pasa lo mismo cuando encuentra alguna nueva teoría filosófica ¿me equivoco? - preguntó a modo de final, para dar la palabra al dragón.
El tiempo avanzaba y con él, la noche comenzaba a abandonar Dundarak, Elen pronto tendría que despedirse y regresar al palacio para descansar un poco antes de emprender nuevamente el viaje.
Lo que Komar leía era más complicado de entender y por ello resultaba del todo normal que no consiguiese concentrarse, ella misma dudaba que pudiese hacerlo durante el tiempo suficiente como para terminar un escrito de aquella temática. Además tampoco era algo que llamase su atención, prefería ceñirse a todo aquello que era capaz de ver y sentir en vez de perderse en un mar de preguntas, que muy probablemente quedarían sin respuesta.
Sin embargo, la diversidad de opiniones y gustos solía tener un efecto enriquecedor, ya que se compartían ideas y del debate de las mismas podían surgir otras nuevas. Athos siguió hablando y la bruja lo escuchó con atención, hasta que el dragón volvió a formular una pregunta para que respondiese. - Me temo que no sería capaz de leer un libro de filosofía y comprenderlo completamente, se me antoja una temática algo complicada y abstracta. - respondió con tranquilidad, al tiempo que esbozaba una sonrisa por las muecas de su interlocutor.
- Los cuentos y relatos fantasiosos en cambio, dan rienda suelta a la imaginación del lector, y aunque dos personas estén leyendo exactamente lo mismo probablemente lo vean de diferente modo, algo que me resulta cuanto menos curioso. - prosiguió tras una breve pausa, que apenas duró unos segundos. - Aun así, no suelo seguir ese tipo de lecturas, me parece mucho más práctico dedicar el tiempo a escritos de los que pueda sacar provecho, por eso me centro tanto en aquellos que tienen que ver con mis habilidades. - añadió, sin saber muy bien cómo seguir.
Guardó silencio durante un momento para buscar la respuesta más adecuada a su pregunta, pero todo cuanto se le ocurría era demasiado evidente. - Es realmente fácil desconcentrarse cuando el tema sobre el que se lee no capta el interés del individuo, y aunque se pueden buscar sitios tranquilos y apartados para evitar distracciones, uno mismo comienza a divagar y alejarse de lo que tiene delante para pensar sobre otras cosas. - musitó, al tiempo que su sonrisa desaparecía levemente.
- En mi caso, la alquimia ocupa buena parte de mis pensamientos, así que no me aburro al leer algo relacionado sino al contrario, la posibilidad de descubrir algo nuevo en ese campo me resulta emocionante. - así era, la de ojos verdes siempre trataba de encontrar nueva información a partir de la cual elaborar sus propias recetas, con efectos nuevos o mejorados. - Seguro que le pasa lo mismo cuando encuentra alguna nueva teoría filosófica ¿me equivoco? - preguntó a modo de final, para dar la palabra al dragón.
El tiempo avanzaba y con él, la noche comenzaba a abandonar Dundarak, Elen pronto tendría que despedirse y regresar al palacio para descansar un poco antes de emprender nuevamente el viaje.
Última edición por Elen Calhoun el Dom Jun 14 2015, 10:16, editado 1 vez
Elen Calhoun
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1954
Nivel de PJ : : 10
Re: Una noche para no dormir [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
Su primera impresión fue sorpresa, y mucha. Quizá no tanta, pero definitivamente no era moderada. Se pudo notar un semblante de impresión al oírla exclamar que no era capaz de leer sobre filosofía. Pero paulatinamente fue cayendo en cuenta de lo que sucedía. La idea se fue esclareciendo, las piezas caían en su lugar poco a poco. Aquella incertidumbre iba esfumándose, dando lugar a una claridad tan sólida que sentía la confianza de gritarla a los cuatro vientos sin temor a estar en un error. Sus pensamientos se fortificaban cada vez más y más con cada palabra de la dama, quien tal vez no estaba pensando en lo mismo o de la misma manera, pero que sin duda asentiría con la conclusión del dragón.
Así, ese gesto de asombro fue mutando a uno de certitud. Sin embargo, lo que estaba concluyendo tampoco podía ser una ley que aplicara en cada ser vivo, más bien era una idea muy general. Y es que aunque tuviera lógica lo que analizaba, a fin de cuentas habían más factores que entraban en juego. ¿O tal vez no? ¿Y si era una mera ilusión? ¿Y si aquello que consideraba un obstáculo en realidad era una torcida imagen que no lograba comprender aún? A lo mejor sólo le faltaba madurar, vivir más, explorar, expandirse.
Asintió lentamente a la interrogante—. Tiene razón. Totalmente. No me había quedado claro antes, pero ahora lo comprendo. Si algo nos interese de verdad, no habrá fuerza que pueda detener nuestra voluntad. No importa que uno 'quiera' leer algo, si no hay una completa devoción, hmmm... —"No devoción, sino..." De nuevo, la palabra que buscaba se le escapaba—. O pasión, quizá. O una gran curiosidad que sirva como base, será complicado o imposible terminar la lectura. Y así como dos lectores pueden tener diferentes perspectivas sobre un mismo capítulo o incluso párrafo, éstos también pueden diferir en gustos temáticos, de una u otra forma. —Podía ser extraño admitirlo, pero por más que 'deseara' saber la historia de algún personaje, si en el fondo de su corazón no le importaba saber, jamás podría estar satisfecho.
—Siempre lo había visto como parte de mi naturaleza. Creía que por ser caótico, no era capaz de concentrarme en lecturas, pero realmente creo que era simple interés. —Elevó y bajó los hombros, sonriendo—. Algunas narraciones me llaman la atención por el título o la recomendación de alguien, pero supongo que nunca tuve un verdadero interés por ellas. Suena algo... ¿deprimente? ¿Arrogante? Mas creo que es importante reconocer eso, ¿hmm? En cambio, cuando encuentro a un autor proponiendo una nueva teoría sobre el por qué estamos aquí o afirmando que existe una octava dimensión, no me contengo. De lo más curioso, sin duda.
Había sido una excelente charla. Si bien no había sido capaz de resolver todas las interrogantes en su cabeza, se sentía más cómodo y menos 'frustrado', por decirlo de alguna manera. Un encuentro por demás fortuito, y en extremo productivo. Ciertamente que con el enfoque correcto, cualquier conversación puede beneficiar a ambas partes, sin la necesidad de caer en amarguras o pleitos. ¿Pero por qué guardarse esos pensamientos? ¿Con qué propósito encerrarlos en su psiquis?
—Definitivamente podré dormir más tranquilo de ahora en adelante. —Sonrió con cierta ironía, realmente era difícil soñar placenteramente, mas era un tema totalmente ajeno a éste—. Muchas gracias por la... —Otra vez dejando escapar las sílabas. Si algo debía leer era el diccionario—. Iluminación. —Dio una media sonrisa satisfecha, rápidamente dando lugar a una expresión de duda—. Pasa rápido el tiempo, ¿hmm? Espero no estar interfiriendo con esto o el otro. ¿A dónde decía que tenía que ir? —Estaba bien entablar una conversación con un extraño de vez en cuando, pero la verdad tenía que ser dicha, hay asuntos que no pueden hacerse esperar. Además, no estaría demás ir a dormir, ¿a que sí?
_____
¿Así? xP
Así, ese gesto de asombro fue mutando a uno de certitud. Sin embargo, lo que estaba concluyendo tampoco podía ser una ley que aplicara en cada ser vivo, más bien era una idea muy general. Y es que aunque tuviera lógica lo que analizaba, a fin de cuentas habían más factores que entraban en juego. ¿O tal vez no? ¿Y si era una mera ilusión? ¿Y si aquello que consideraba un obstáculo en realidad era una torcida imagen que no lograba comprender aún? A lo mejor sólo le faltaba madurar, vivir más, explorar, expandirse.
Asintió lentamente a la interrogante—. Tiene razón. Totalmente. No me había quedado claro antes, pero ahora lo comprendo. Si algo nos interese de verdad, no habrá fuerza que pueda detener nuestra voluntad. No importa que uno 'quiera' leer algo, si no hay una completa devoción, hmmm... —"No devoción, sino..." De nuevo, la palabra que buscaba se le escapaba—. O pasión, quizá. O una gran curiosidad que sirva como base, será complicado o imposible terminar la lectura. Y así como dos lectores pueden tener diferentes perspectivas sobre un mismo capítulo o incluso párrafo, éstos también pueden diferir en gustos temáticos, de una u otra forma. —Podía ser extraño admitirlo, pero por más que 'deseara' saber la historia de algún personaje, si en el fondo de su corazón no le importaba saber, jamás podría estar satisfecho.
—Siempre lo había visto como parte de mi naturaleza. Creía que por ser caótico, no era capaz de concentrarme en lecturas, pero realmente creo que era simple interés. —Elevó y bajó los hombros, sonriendo—. Algunas narraciones me llaman la atención por el título o la recomendación de alguien, pero supongo que nunca tuve un verdadero interés por ellas. Suena algo... ¿deprimente? ¿Arrogante? Mas creo que es importante reconocer eso, ¿hmm? En cambio, cuando encuentro a un autor proponiendo una nueva teoría sobre el por qué estamos aquí o afirmando que existe una octava dimensión, no me contengo. De lo más curioso, sin duda.
Había sido una excelente charla. Si bien no había sido capaz de resolver todas las interrogantes en su cabeza, se sentía más cómodo y menos 'frustrado', por decirlo de alguna manera. Un encuentro por demás fortuito, y en extremo productivo. Ciertamente que con el enfoque correcto, cualquier conversación puede beneficiar a ambas partes, sin la necesidad de caer en amarguras o pleitos. ¿Pero por qué guardarse esos pensamientos? ¿Con qué propósito encerrarlos en su psiquis?
—Definitivamente podré dormir más tranquilo de ahora en adelante. —Sonrió con cierta ironía, realmente era difícil soñar placenteramente, mas era un tema totalmente ajeno a éste—. Muchas gracias por la... —Otra vez dejando escapar las sílabas. Si algo debía leer era el diccionario—. Iluminación. —Dio una media sonrisa satisfecha, rápidamente dando lugar a una expresión de duda—. Pasa rápido el tiempo, ¿hmm? Espero no estar interfiriendo con esto o el otro. ¿A dónde decía que tenía que ir? —Estaba bien entablar una conversación con un extraño de vez en cuando, pero la verdad tenía que ser dicha, hay asuntos que no pueden hacerse esperar. Además, no estaría demás ir a dormir, ¿a que sí?
_____
¿Así? xP
Athos
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 353
Re: Una noche para no dormir [Interpretativo][Libre][1/1][CERRADO]
Komar la había escuchado con atención y sus palabras parecían haber tenido algún efecto en él, que se vio claramente reflejado en la expresión de su rostro. Una vez terminado el alegato de la joven, el dragón tomó la palabra y le dio la razón, dejando a la de ojos verdes más tranquila tras su pobre intento de darle consejo, al menos ahora se había explicado adecuadamente y el mensaje había llegado a su interlocutor de forma clara.
Del mismo modo que le ocurría a ella con la alquimia, Athos se veía irremediablemente atraído cuando encontraba ante sí textos con nuevas teorías filosóficas o acerca del comportamiento de los seres vivos, lo que le ayudaba a concentrarse a la hora de leerlos. Por tanto era normal que al intentar prestar atención a otros temas no terminase de conseguirlo, ya que no despertaban en él la misma curiosidad ni avidez de conocimiento.
Elen dejó escapar un leve suspiro al oírlo decir que podría dormir más tranquilo en adelante, ojalá pudiese decir lo mismo. Trató de mantener los malos pensamientos alejados de sí y esbozar una sonrisa, mientras Komar seguía hablando y finalmente le preguntaba a dónde se dirigía. - Debo volver al pequeño asentamiento de caballeros dragones que hay en la llanura, allí podré encontrar a mi hermano y continuar el viaje. - respondió, notando ya que su cuerpo volvía a estar incómodo a causa de la postura. No podía decir con seguridad cuánto llevaba allí sentada, pero iba siendo hora de dejar la taberna y regresar al palacio de Dundarak.
- Vine aquí porque necesitaba despejar la mente y olvidar por un rato los problemas, y sin duda gracias a esta amena charla lo he conseguido, os doy las gracias. - continuó tras una leve pausa, manteniendo un tono amigable. - Sin embargo tenéis razón, el tiempo pasa rápido y debería retirarme a descansar un poco antes de que amanezca y deba ponerme en camino. - prosiguió, teniendo muy en cuenta que ya no podría dormir aquella noche, de hecho ni lo intentaría, no se arriesgaría a que las pesadillas volviesen.
La de cabellos cenicientos sabía que cada vez que se alteraba o sus emociones se disparaban los jinetes se fortalecían, volviendo más vívidas y terribles las escenas que le mostraban en sueños, así que esperaría al menos un día antes de volver a dejar que el sopor la venciese, de ese modo tendría algo de tiempo para relajarse y dejar atrás lo que había visto. Tendría a mano los frascos de pócima antifebril y rezaría a los dioses para no sufrir un desvanecimiento por el camino, en cuanto se reuniese con Vincent estaría bien, él podría cuidar de ella si le pasaba algo.
Así pues, regresaría a palacio y pasaría las horas sentada junto a la ventana, quizá con la compañía de un buen libro, hasta que el sol saliese y llegase la hora de partir. Haría lo posible por despedirse de Fedallah y del dragón blanco antes de marchar, aprovechando la ocasión para hacer algunas preguntas más al anciano, que tantas dudas había suscitado al contarles a medias el origen de aquel demonio sombrío.
- Una vez más, gracias por tan agradable conversación. Espero que todo os vaya bien, quizá volvamos a encontrarnos en otro lugar. - dijo con una sonrisa en los labios a modo de despedida, al tiempo que se levantaba de su asiento junto al fuego. La bruja esperaría unos instantes para dar oportunidad al dragón de contestar, luego haría una sutil reverencia con la cabeza y abandonaría el local, apurando el paso en cuanto estuviese en el exterior para llegar a palacio lo antes posible y evitar el frío.
Off: Perfecto, con tu siguiente post podremos dar por cerrado el hilo. Gracias por participar!
Del mismo modo que le ocurría a ella con la alquimia, Athos se veía irremediablemente atraído cuando encontraba ante sí textos con nuevas teorías filosóficas o acerca del comportamiento de los seres vivos, lo que le ayudaba a concentrarse a la hora de leerlos. Por tanto era normal que al intentar prestar atención a otros temas no terminase de conseguirlo, ya que no despertaban en él la misma curiosidad ni avidez de conocimiento.
Elen dejó escapar un leve suspiro al oírlo decir que podría dormir más tranquilo en adelante, ojalá pudiese decir lo mismo. Trató de mantener los malos pensamientos alejados de sí y esbozar una sonrisa, mientras Komar seguía hablando y finalmente le preguntaba a dónde se dirigía. - Debo volver al pequeño asentamiento de caballeros dragones que hay en la llanura, allí podré encontrar a mi hermano y continuar el viaje. - respondió, notando ya que su cuerpo volvía a estar incómodo a causa de la postura. No podía decir con seguridad cuánto llevaba allí sentada, pero iba siendo hora de dejar la taberna y regresar al palacio de Dundarak.
- Vine aquí porque necesitaba despejar la mente y olvidar por un rato los problemas, y sin duda gracias a esta amena charla lo he conseguido, os doy las gracias. - continuó tras una leve pausa, manteniendo un tono amigable. - Sin embargo tenéis razón, el tiempo pasa rápido y debería retirarme a descansar un poco antes de que amanezca y deba ponerme en camino. - prosiguió, teniendo muy en cuenta que ya no podría dormir aquella noche, de hecho ni lo intentaría, no se arriesgaría a que las pesadillas volviesen.
La de cabellos cenicientos sabía que cada vez que se alteraba o sus emociones se disparaban los jinetes se fortalecían, volviendo más vívidas y terribles las escenas que le mostraban en sueños, así que esperaría al menos un día antes de volver a dejar que el sopor la venciese, de ese modo tendría algo de tiempo para relajarse y dejar atrás lo que había visto. Tendría a mano los frascos de pócima antifebril y rezaría a los dioses para no sufrir un desvanecimiento por el camino, en cuanto se reuniese con Vincent estaría bien, él podría cuidar de ella si le pasaba algo.
Así pues, regresaría a palacio y pasaría las horas sentada junto a la ventana, quizá con la compañía de un buen libro, hasta que el sol saliese y llegase la hora de partir. Haría lo posible por despedirse de Fedallah y del dragón blanco antes de marchar, aprovechando la ocasión para hacer algunas preguntas más al anciano, que tantas dudas había suscitado al contarles a medias el origen de aquel demonio sombrío.
- Una vez más, gracias por tan agradable conversación. Espero que todo os vaya bien, quizá volvamos a encontrarnos en otro lugar. - dijo con una sonrisa en los labios a modo de despedida, al tiempo que se levantaba de su asiento junto al fuego. La bruja esperaría unos instantes para dar oportunidad al dragón de contestar, luego haría una sutil reverencia con la cabeza y abandonaría el local, apurando el paso en cuanto estuviese en el exterior para llegar a palacio lo antes posible y evitar el frío.
Off: Perfecto, con tu siguiente post podremos dar por cerrado el hilo. Gracias por participar!
Elen Calhoun
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1954
Nivel de PJ : : 10
Página 1 de 2. • 1, 2
Temas similares
» Un mal sitio para dormir [Libre-interpretativo][Cerrado]
» [Cerrado] Perseguidos [Interpretativo-Libre-Noche]
» Noche de desahucio [Interpretativo] [Libre] [Cerrado]
» Medicinas extraviadas [Interpretativo][Libre][Noche][CERRADO]
» Las huellas de los Perdidos[Interpretativo][Libre][Noche][3/3][Cerrado]
» [Cerrado] Perseguidos [Interpretativo-Libre-Noche]
» Noche de desahucio [Interpretativo] [Libre] [Cerrado]
» Medicinas extraviadas [Interpretativo][Libre][Noche][CERRADO]
» Las huellas de los Perdidos[Interpretativo][Libre][Noche][3/3][Cerrado]
Página 1 de 2.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Hoy a las 02:19 por Vincent Calhoun
» Propaganda Peligrosa - Priv. Zagreus - (Trabajo / Noche)
Ayer a las 18:40 por Lukas
» Derecho Aerandiano [Libre]
Ayer a las 02:17 por Tyr
» Lamentos de un corazón congelado [Libre 3/3]
Ayer a las 01:19 por Tyr
» 89. Una compañía hacia el caos [Privado]
Jue Nov 07 2024, 20:51 por Aylizz Wendell
» El retorno del vampiro [Evento Sacrestic]
Jue Nov 07 2024, 18:38 por Merié Stiffen
» Clementina Chonkffuz [SOLITARIO]
Jue Nov 07 2024, 16:48 por Mina Harker
» El vampiro contraataca [Evento Sacrestic]
Jue Nov 07 2024, 13:24 por Tyr
» [Zona de Culto]Santuario del dragón de Mjulnr
Mar Nov 05 2024, 21:21 por Tyr
» Pócimas y Tragos: La Guerra de la Calle Burbuja [Interpretativo] [Libre]
Mar Nov 05 2024, 17:01 por Seraphine Valaryon
» [Zona de culto] Iglesia del único Dios
Mar Nov 05 2024, 14:32 por Tyr
» [Zona de Culto] Oráculo de Fenrir
Mar Nov 05 2024, 03:02 por Tyr
» Solas, corazón del pueblo [Evento Sacrestic] [Noche] [Libre]
Dom Nov 03 2024, 17:02 por Zagreus
» Ecos De Guerra [Evento Sacrestic] [Noche]
Sáb Nov 02 2024, 23:21 por Sein Isånd
» De héroes olvidados y Rubíes Azules [Interpretativo] [Libre] [4/4] [Noche]
Miér Oct 30 2024, 21:54 por Eltrant Tale