Misión: detodólogo
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Misión: detodólogo
Armando Balaquas, un viudo extremadamente rico ha decidido llenar el vacío que dejó su esposa al morir en los corazones de sus hijos. La familia es grande, pero los que más preocupan a ese pobre padre son los seis hijos menores: Ruka, Mara, Leopoldo de cinco, seis y siete años y Eriberta, Merlín y Cassio de nueve, diez y once años. El cansado padre quiere cumplir los deseos más profundos en los corazones de sus hijos y lo que ellos quieren son dos animales difíciles de capturar. Los primeros tres desean un [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] mientras que los tres mas grandes quieren hacerse de un [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo].
En la familia hay cuatro hermanos más: Romeo, Carla, Eutanasio y Eleopold. La dama de quince años acaba de recibir un caballo de combate que querrá estrenar acompañándote, mientras que Eutanasio y Eleopold recibieron una nueva espada y un perro de caza que también querrán probar. Tu misión será hacerte cargo de los jóvenes y si no tienes mucha idea de lo que se te pide no te preocupes, el hermano mayor, Romeo tiene conocimiento más que de sobra para poder ayudarte en los bosques del Este y con las criaturas que debes atrapar, pero cuidado, porque su ayuda no te será barata ¿estás dispuesto/a a pedir su consejo?.
Los seis más pequeños querrán acompañarte y será tu decisión tener o no una guardería ambulante.
La misión: Capturar al menos un ejemplar de cada especie viva.
Complicaciones: El terreno boscoso, manadas de licántropos, las hormonas de los jóvenes y su inexperiencia con los animales+ si decides llevar los tres o seis pequeños.
Requerimientos:
- tener al menos 10 posts on rol
- no estar participando en ningún entrenamiento, duelo o quest
- fluidez: al menos dos posts por semana.
Cantidad de particpantes:
-máximo de tres.
Recompensas:
+3 puntos por habilidad pasiva bien desarrollada
+ 10 puntos de experiencia base + 5 por buen desarrollo
+ 350 aeros
+un objeto por compromiso y buena calidad de rol.
En la familia hay cuatro hermanos más: Romeo, Carla, Eutanasio y Eleopold. La dama de quince años acaba de recibir un caballo de combate que querrá estrenar acompañándote, mientras que Eutanasio y Eleopold recibieron una nueva espada y un perro de caza que también querrán probar. Tu misión será hacerte cargo de los jóvenes y si no tienes mucha idea de lo que se te pide no te preocupes, el hermano mayor, Romeo tiene conocimiento más que de sobra para poder ayudarte en los bosques del Este y con las criaturas que debes atrapar, pero cuidado, porque su ayuda no te será barata ¿estás dispuesto/a a pedir su consejo?.
Los seis más pequeños querrán acompañarte y será tu decisión tener o no una guardería ambulante.
La misión: Capturar al menos un ejemplar de cada especie viva.
Complicaciones: El terreno boscoso, manadas de licántropos, las hormonas de los jóvenes y su inexperiencia con los animales+ si decides llevar los tres o seis pequeños.
Requerimientos:
- tener al menos 10 posts on rol
- no estar participando en ningún entrenamiento, duelo o quest
- fluidez: al menos dos posts por semana.
Cantidad de particpantes:
-máximo de tres.
Recompensas:
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Los turnos son por orden de llegada. Suerte
Thorn
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Re: Misión: detodólogo
El clima no era tan intolerable, es más, era el día en que estaba estable el clima y no eran tantos tornados, o ventiscas, desastres naturales ni nada por el estilo. Los árboles bailaban junto con el pasto gracias a las brisas de vida que allí se podían sentir, en aquellos bosques. El hermoso canto de las aves era relajante y algunos que otros animales cantaban al unisono, junto con cada especie que se encontraba allí. Las hojas se encontraban húmedas y parecía que hace poco hubiese llovido. La noche no estaba y apenas estábamos en el intermedio del hermoso día, donde el cielo es gris y las nubes pasan lentamente, como si vigilaran cada habitante de Aerandir. -¡Jajajaja!, no te alejes tanto, Lila.-Decía una madre, persiguiendo a su querida hija, que había heredado su mismo color de cabello castaño. La niña iba con una canasta, saltando y con una hermosa sonrisa dibujada en su rostro, esquivando los robles con destreza y teniendo cuidado de las hierbas venenosas. Sólo si logras atraparme, jijijijiji.-Sin duda, era una escena conmovedora donde se podía ver la alegría y lo bonito de tener una familia. La mujer aumentó la velocidad hasta poder ver a su pequeña, a distancia con bastante felicidad, orgullosa y agradecida con su dios, que le regaló ese precioso milagro.
Todo parecía animado, hasta que Lila quedó con su cuerpo inmóvil, mirando con sus ojos atónitos a un gigantesco oso que estaba bebiendo de un charco, pero al darse cuenta que la chiquilla rondaba por esa zona, su apetito voraz despertó y lo primero que hizo, fue lanzar un garrazo. -¡HIJA!, ¡NO!.-Un grito desgarrador se escuchó de la madre, que extendía su mano, en forma dramática. Todo estaba perdido y lo más probable, es que el pastizal se pintase de un color carmesí pero no fue así... Un evento extraordinario sucedió.
Un tigre empujó al animal de manera salvaje, quedando los dos en una mirada desafiante, y éste rugiendo de manera intimidatoria, tratando de asustar al oso. -Buen trabajo, Zarpitas...-Pronunció un tipo, con su voz grave y tomando a la niña con sus brazos, llevándola a los brazos de su mamá. El hombre era de aspecto asiático y sus músculos no pasaban desapercibidos, era nada más ni nada menos que Sakun, el guerrero que llevaba bastante tiempo ausente por el mundo aerandiano y hasta ahora se vuelve a saber de él. Su acompañante era un felino, pero lo más extraño era que al animal que recordábamos era un cachorro que le gustaba ser juguetón y trataba de ser valiente... Pero ésta vez vemos a una gran criatura, con sus garras afiladas y los colmillos largos como su mandíbula. Su pelaje blanco seguía reluciendo y vimos por primera vez su agilidad cuando esquivó un ataque del oso y con una ráfaga de garrazos, logró derrotar al pardo, lanzando su obeso cuerpo contra el suelo. -¡¡Grwaaar!!....
En ese instante, el héroe se acercó a la señora. -Disculpe... ¿Usted sabe de Armando Balaquas...?, según he recibido información de que es por aquí, pero no estoy seguro.-Sin rechistar, la mujer le respondió. -¿Del adinerado hombre?, ¡Claro!, es en esa dirección. Gracias a ti, buen hombre.-Se adelantó y señalo el lugar... Acto seguido, Sakun comenzó a caminar y se despidió con la mano, haciendo que Zarpitas le siga, alejándose de la niña y haciendo que las dos se queden mirándoles.
Lila le jaló el vestido a su madre y le preguntó a su madre, con ojos inocentes. -Mami... ¿El chino y su gatito volverán?.-
Todo parecía animado, hasta que Lila quedó con su cuerpo inmóvil, mirando con sus ojos atónitos a un gigantesco oso que estaba bebiendo de un charco, pero al darse cuenta que la chiquilla rondaba por esa zona, su apetito voraz despertó y lo primero que hizo, fue lanzar un garrazo. -¡HIJA!, ¡NO!.-Un grito desgarrador se escuchó de la madre, que extendía su mano, en forma dramática. Todo estaba perdido y lo más probable, es que el pastizal se pintase de un color carmesí pero no fue así... Un evento extraordinario sucedió.
Un tigre empujó al animal de manera salvaje, quedando los dos en una mirada desafiante, y éste rugiendo de manera intimidatoria, tratando de asustar al oso. -Buen trabajo, Zarpitas...-Pronunció un tipo, con su voz grave y tomando a la niña con sus brazos, llevándola a los brazos de su mamá. El hombre era de aspecto asiático y sus músculos no pasaban desapercibidos, era nada más ni nada menos que Sakun, el guerrero que llevaba bastante tiempo ausente por el mundo aerandiano y hasta ahora se vuelve a saber de él. Su acompañante era un felino, pero lo más extraño era que al animal que recordábamos era un cachorro que le gustaba ser juguetón y trataba de ser valiente... Pero ésta vez vemos a una gran criatura, con sus garras afiladas y los colmillos largos como su mandíbula. Su pelaje blanco seguía reluciendo y vimos por primera vez su agilidad cuando esquivó un ataque del oso y con una ráfaga de garrazos, logró derrotar al pardo, lanzando su obeso cuerpo contra el suelo. -¡¡Grwaaar!!....
- Aspecto actual de Zarpitas.:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
En ese instante, el héroe se acercó a la señora. -Disculpe... ¿Usted sabe de Armando Balaquas...?, según he recibido información de que es por aquí, pero no estoy seguro.-Sin rechistar, la mujer le respondió. -¿Del adinerado hombre?, ¡Claro!, es en esa dirección. Gracias a ti, buen hombre.-Se adelantó y señalo el lugar... Acto seguido, Sakun comenzó a caminar y se despidió con la mano, haciendo que Zarpitas le siga, alejándose de la niña y haciendo que las dos se queden mirándoles.
Lila le jaló el vestido a su madre y le preguntó a su madre, con ojos inocentes. -Mami... ¿El chino y su gatito volverán?.-
Sakun
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Re: Misión: detodólogo
-Tormenta, tranquila chica, tranquila- Se escucharía la voz de una joven mientras así como un rayo pasaba al lado de Zarpitas y se detenía bruscamente frente a Sakun amenazando con voltear a la chica. -Oh, mierda- terminaría por decir ella cuando su equilibrio se perdió y cayó prácticamente a brazos del joven hombre dragón, dependería de él el no dejarla caer. -Lo siento- diría ella mirando desde abajo a Sakun y su tigre. -Esta yegua es nueva en mis manos y recién nos estamos conociendo. Menos mal y no le teme a las bestias- agregó, reparando en el animal albino y enderezándose y encaminando hacia la yegua rosilla para volver a montarla.
-Mi nombre es Carla, Carla Balaquas, es un placer- agregó con el mayor decoro que fue capaz de recoger en tan poco tiempo. Miró los alrededores y posó su vista en el guerrero. -¿Puedo saber vuestro nombre y la razón de su estadía aquí? Porque de seguro no pertenece a estos parajes- su voz que hasta el momento había estado cuidada, ahora se escuchaba ligeramente divertida, como si hubiese encontrado un nuevo juguete con el cual pasar su tiempo.
-Mi nombre es Carla, Carla Balaquas, es un placer- agregó con el mayor decoro que fue capaz de recoger en tan poco tiempo. Miró los alrededores y posó su vista en el guerrero. -¿Puedo saber vuestro nombre y la razón de su estadía aquí? Porque de seguro no pertenece a estos parajes- su voz que hasta el momento había estado cuidada, ahora se escuchaba ligeramente divertida, como si hubiese encontrado un nuevo juguete con el cual pasar su tiempo.
Thorn
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Re: Misión: detodólogo
Ya habían pasado varios minutos desde que los dos seres habían brindado ayuda a la pobre niña y su madre, salvándole de un oso feroz que amenazaba con quitarles la vida delante de cualquier personas que estuviese allí. Pudo haber sido una historia bastante horrible sí el héroe no hubiese llegado en el momento exacto, donde la bestia trató de atacar el débil cuerpo de la joven. El bosque es bastante grande y no podrías saber cuántas situaciones suceden en un instante, cuántos los están habitando ahora mismo y cómo podrían haber llegado hacia allí.
El dragón parecía estar perdido, dado que recostó su espalda en un árbol y se dignó a hacer un corte con su espada, para marcar los lugares que ya había visitado y así no caminar en círculos. -Vaya... Supongo que dormiré aquí. El tiempo pasa y no logro encontrar a esos tipos.-Susurró para sí mismo e hizo tronar los dedos de sus manos. Zarpitas estaba hambriento y su cuerpo reposaba al lado de un tronco, lamiendo el pasto y su barriga sonaba con muchísima fuerza, similar a un ronroneo pero con muchísima más fuerza. -Disculpa por no traer de comer, pero debiste comerte ése oso.-Dijo el asiático, acariciando el pelaje del animal y de repente, sin esperarlo, se escuchó la voz de una muchacha.
Sakun abrió sus ojos, sintiendo que algo se acercaba rápidamente y en lo único que pensó fue en un "Jinete". Con mucha inseguridad, tomó la empuñadura de su espada, teniendo un ligero miedo. Los recuerdos que tenía de esos espectros, no eran muy esperanzadores. Al mirar a su "oponente", solamente vio a una mujer con una yegua incontrolable, que paró en seco e hizo caer a la pobre chica. El musculoso simplemente la tomó del brazo y la colocó de pie, sin mucho esfuerzo. El tigre activó su instinto y caminó hacia el nuevo que había llegado, oliendo con decisión y pegando un rugido de conquistador, tratando de hacerse el valiente.
Pidió disculpas y explicó por qué el animal estaba tan descontrolado hace unos segundos. El guerrero simplemente hizo un gesto de aceptación y cruzó sus brazos, viéndola fijamente hasta que se presente. Al fin, dio su nombre y era "Carla Balaquas"... Eso le dio en qué pensar al dragón, que acarició su barbilla y enlazó sus conocimientos con el apellido de la señorita. -Balaquas... Bien.-Respondió con cordialidad, sabiendo que era familia del señor Armando, su posible jefe para el trabajo que podría serle otorgado.
Carla remató con otra cuestión, diciendo sí eran de esos lares en modo de pregunta. El guerrero ladeó la cabeza y pegó un suspiro, mirando al cielo, como si quisiera buscar una estrella. -Claro. Primero que todo, venimos por una especie de labor, y bueno... Mi nombre es Sakun y mi mascota es Zarpitas.-Con decisión, dio unos pasos adelante y con su cabeza, recorrió la zona con desconfianza, esperando que no sea una especie de emboscada. -Me parece que eres familiar del señor Armando. A él lo estoy buscando exactamente.-Dijo el guerrero en un tono más fuerte, mirando a los ojos de la chica. Zarpitas pegó un bostezo, haciendo notar esos colmillos tan largos y su mal aliento que embriaga a cualquiera que esté cerca.
El dragón parecía estar perdido, dado que recostó su espalda en un árbol y se dignó a hacer un corte con su espada, para marcar los lugares que ya había visitado y así no caminar en círculos. -Vaya... Supongo que dormiré aquí. El tiempo pasa y no logro encontrar a esos tipos.-Susurró para sí mismo e hizo tronar los dedos de sus manos. Zarpitas estaba hambriento y su cuerpo reposaba al lado de un tronco, lamiendo el pasto y su barriga sonaba con muchísima fuerza, similar a un ronroneo pero con muchísima más fuerza. -Disculpa por no traer de comer, pero debiste comerte ése oso.-Dijo el asiático, acariciando el pelaje del animal y de repente, sin esperarlo, se escuchó la voz de una muchacha.
Sakun abrió sus ojos, sintiendo que algo se acercaba rápidamente y en lo único que pensó fue en un "Jinete". Con mucha inseguridad, tomó la empuñadura de su espada, teniendo un ligero miedo. Los recuerdos que tenía de esos espectros, no eran muy esperanzadores. Al mirar a su "oponente", solamente vio a una mujer con una yegua incontrolable, que paró en seco e hizo caer a la pobre chica. El musculoso simplemente la tomó del brazo y la colocó de pie, sin mucho esfuerzo. El tigre activó su instinto y caminó hacia el nuevo que había llegado, oliendo con decisión y pegando un rugido de conquistador, tratando de hacerse el valiente.
Pidió disculpas y explicó por qué el animal estaba tan descontrolado hace unos segundos. El guerrero simplemente hizo un gesto de aceptación y cruzó sus brazos, viéndola fijamente hasta que se presente. Al fin, dio su nombre y era "Carla Balaquas"... Eso le dio en qué pensar al dragón, que acarició su barbilla y enlazó sus conocimientos con el apellido de la señorita. -Balaquas... Bien.-Respondió con cordialidad, sabiendo que era familia del señor Armando, su posible jefe para el trabajo que podría serle otorgado.
Carla remató con otra cuestión, diciendo sí eran de esos lares en modo de pregunta. El guerrero ladeó la cabeza y pegó un suspiro, mirando al cielo, como si quisiera buscar una estrella. -Claro. Primero que todo, venimos por una especie de labor, y bueno... Mi nombre es Sakun y mi mascota es Zarpitas.-Con decisión, dio unos pasos adelante y con su cabeza, recorrió la zona con desconfianza, esperando que no sea una especie de emboscada. -Me parece que eres familiar del señor Armando. A él lo estoy buscando exactamente.-Dijo el guerrero en un tono más fuerte, mirando a los ojos de la chica. Zarpitas pegó un bostezo, haciendo notar esos colmillos tan largos y su mal aliento que embriaga a cualquiera que esté cerca.
Sakun
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Re: Misión: detodólogo
-¿Buscas a padre?- preguntó levantando sus delicadas cejas en signo de asombro e interrogación. -Es la primera vez que veo un guerrero como tú buscándole y espero que no vayas tras pu cabeza porque sería en vano...- hizo una pausa y miró había las cosas de los árboles y un poco más, hasta el cielo. Parecía buscar una respuesta en su interior y vaya que la encontró.
Con decisión en sus ojos, la chica miró al joven y su terrible bestia. Les dirigió una amplia sonrisa y espoleó a su yegua con energía. -Por aquí-. Ella era el semblante mismo de la seguridad; señaló con la cabeza una dirección y partió sin darle demasiado tiempo al hombre dragón y compañía.
Tiempo de conocer a tú empleador y tomar el trabajo. Puedes usar a Armando a tú conveniencia
Con decisión en sus ojos, la chica miró al joven y su terrible bestia. Les dirigió una amplia sonrisa y espoleó a su yegua con energía. -Por aquí-. Ella era el semblante mismo de la seguridad; señaló con la cabeza una dirección y partió sin darle demasiado tiempo al hombre dragón y compañía.
Tiempo de conocer a tú empleador y tomar el trabajo. Puedes usar a Armando a tú conveniencia
Thorn
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Re: Misión: detodólogo
La tensión se había creado de repente. Quizá no era el mejor momento para hacer ésa pregunta, sin embargo no tenía mucho tiempo y debía hacerla o la señorita no entendería por qué un guerrero se encuentra allí. En cuestión, hizo que Carla comenzara a sentir inseguridad. "¿Buscas a mi padre", fue lo que respondió, de manera sorprendida, sin saber qué decir. Sakun, en cambio, la miraba seriamente, esperando que respondiera rápidamente y pudiera ir a por el trabajo, comenzando así, la búsqueda que se necesita. Por otro lado, el tigre no paraba de jugar con algunos animales que se arrastraban por su eje, atrapándolos con sus filosas garras. El tiempo seguía pasando como un rayo, dando algunas señales de posibles tornados, gracias a las brisas tan bipolares que rodeaban los árboles y trataban de desprender de su raíz.
La chica afirmó que es la primera vez que ve a un guerrero de ése tamaño, buscando a su padre. Empezó a desconfiar, pensando que éste podría ir a por la cabeza de su amado pariente. El asiático quedó atónito por varios minutos, relajando sus músculos y estirando sus brazos, para agitarlos a los lados. -¡Oh!, claro que no...-Murmuró con cierta madurez. Acto seguido, trató de recrear otra sonrisa. -No me entrometo en las cosas del destino...-Después de hablar, se aseguró que su espada estuviera bien enfundada para no causar miedo o preocupación a los residentes.
Carla volvió a alegrarse, dispuesta a llevarlos hacia su padre. Ella pidió que le siguieran, a lo que asintió el guerrero, acompañándola junto a su animal que ya había crecido bastante. Zarpitas estaba exactamente en la cintura de su jefe, y sus pasos ya eran de un león astuto... Lentos pero peligrosos.
Al finalizar de dar pasos, esquivar robles, y tener cuidado con las plantas venosas, llegaron a un especie de lugar cubierto de hojas, donde podía verse al padre de la señorita. Sakun se quedó viéndolo, tratándolo de distinguir, aunque le era difícil por la leve oscuridad que había. Sin rechistar, desde la distancia, dijo algunas palabras. -¡Disculpe!.-Alzó su mano, moviendo ésta en los aires, tratando de verse lo más amigable posible. -¡Mi nombre es Sakun!. ¡Vengo a por su trabajo!.-Engrosó su garganta, haciendo pequeñas guturales por cada vocal que decía.
-¡Soy capaz de arriesgarme!. ¡Haré todo lo posible por cumplirlo!, sólo confíe en mi...-La última frase no pudo decirla muy fuerte, dado que estaba incompletamente seguro de ello. Siempre que había musitado ése verso, terminaba fallando.
La chica afirmó que es la primera vez que ve a un guerrero de ése tamaño, buscando a su padre. Empezó a desconfiar, pensando que éste podría ir a por la cabeza de su amado pariente. El asiático quedó atónito por varios minutos, relajando sus músculos y estirando sus brazos, para agitarlos a los lados. -¡Oh!, claro que no...-Murmuró con cierta madurez. Acto seguido, trató de recrear otra sonrisa. -No me entrometo en las cosas del destino...-Después de hablar, se aseguró que su espada estuviera bien enfundada para no causar miedo o preocupación a los residentes.
Carla volvió a alegrarse, dispuesta a llevarlos hacia su padre. Ella pidió que le siguieran, a lo que asintió el guerrero, acompañándola junto a su animal que ya había crecido bastante. Zarpitas estaba exactamente en la cintura de su jefe, y sus pasos ya eran de un león astuto... Lentos pero peligrosos.
Al finalizar de dar pasos, esquivar robles, y tener cuidado con las plantas venosas, llegaron a un especie de lugar cubierto de hojas, donde podía verse al padre de la señorita. Sakun se quedó viéndolo, tratándolo de distinguir, aunque le era difícil por la leve oscuridad que había. Sin rechistar, desde la distancia, dijo algunas palabras. -¡Disculpe!.-Alzó su mano, moviendo ésta en los aires, tratando de verse lo más amigable posible. -¡Mi nombre es Sakun!. ¡Vengo a por su trabajo!.-Engrosó su garganta, haciendo pequeñas guturales por cada vocal que decía.
-¡Soy capaz de arriesgarme!. ¡Haré todo lo posible por cumplirlo!, sólo confíe en mi...-La última frase no pudo decirla muy fuerte, dado que estaba incompletamente seguro de ello. Siempre que había musitado ése verso, terminaba fallando.
Sakun
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Re: Misión: detodólogo
Antes que nada, pido disculpas por no haber llegado a las diez líneas en la intervención anterior, eso se debió a que escribí desde el móvil y no sabía qué cantidad de líneas eran hasta que lo vi desde mi ordenador.
El señor Balaquas dejó lo que estaba haciendo para ir a recibir a Sakun -Bienvenido Sakun, acompáñeme a mi humilde morada si es tan amable- invitó acompañando con un suave gesto en su muñeca. Tras varios minutos a pie entre la espesura del bosque dieron con una bella casa de dos pisos, bastante pequeña sí, pero con al menos cinco habitaciones y un gran jardín lleno de flores otoñales. -¿Gusta de una taza de té?- preguntó señalándole una silla para que se sentara mientras él mismo lo hacía. - Ruka, Mara, Eriberta, díganle a la cocinera Nemoa que nos prepare la vianda y la traiga al jardín principal- las pequeñas que salieron de sus escondites en distintos puntos se fueron corriendo y a las risillas.
Armando suspiró audiblemente mientras una sonrisa se apagaba entre sus labios al verles partir –Daría lo que fuera por ellos Sakun, ¿es usted padre?-. Preguntó y esperó pacientemente la respuesta del semi dragón con lo que comenzaron una charla que acabó con las especificaciones del trabajo del guerrero. El señor Balaquas no llegaba a los cuarenta años, estaba delgado, pálido y con ojeras prominentes. -Se lo pido mi buen señor, consiga esos animalillos para que le devuelvan la felicidad a este hogar- sus palabras se apagaban a con cada respiro.
Consigna
- Describe el encuentro con Armando y tus impresiones
- Elige tu nivel de dificultad, es decir: quién o quiénes te acompañarán, y cuáles serán las complicaciones. Desarrolla. Suerte
El señor Balaquas dejó lo que estaba haciendo para ir a recibir a Sakun -Bienvenido Sakun, acompáñeme a mi humilde morada si es tan amable- invitó acompañando con un suave gesto en su muñeca. Tras varios minutos a pie entre la espesura del bosque dieron con una bella casa de dos pisos, bastante pequeña sí, pero con al menos cinco habitaciones y un gran jardín lleno de flores otoñales. -¿Gusta de una taza de té?- preguntó señalándole una silla para que se sentara mientras él mismo lo hacía. - Ruka, Mara, Eriberta, díganle a la cocinera Nemoa que nos prepare la vianda y la traiga al jardín principal- las pequeñas que salieron de sus escondites en distintos puntos se fueron corriendo y a las risillas.
Armando suspiró audiblemente mientras una sonrisa se apagaba entre sus labios al verles partir –Daría lo que fuera por ellos Sakun, ¿es usted padre?-. Preguntó y esperó pacientemente la respuesta del semi dragón con lo que comenzaron una charla que acabó con las especificaciones del trabajo del guerrero. El señor Balaquas no llegaba a los cuarenta años, estaba delgado, pálido y con ojeras prominentes. -Se lo pido mi buen señor, consiga esos animalillos para que le devuelvan la felicidad a este hogar- sus palabras se apagaban a con cada respiro.
Consigna
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Thorn
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Re: Misión: detodólogo
Sin avisar, el hombre se acercó, y no parecía sospechoso, incluso dejó de trabajar para recibirlo. Zarpitas se quedó por unos minutos inmóvil, tratando de reconocer el aroma y cuando notó que no se parecía a ninguno de las personas que ha logrado conocer, quería atacar. Acto seguido, el hombre dragón colocó su palma en el hocico de la bestia, dándole a entender que era alguien en quién confiar, al menos por lo que dure el trabajo. Sin perder su mirada seria, fue bienvenido por Armando, el gran hombre de unos modales bastante corteses. -Como usted diga.-Habló en un tono más respetuoso, caminando junto a su futuro jefe, el cual atravesó algunos arboles y en cuestión de unos minutos, llegaron a una hermosa casa, que aunque su tamaño no era gran cosa, parecía estar bastante aseada y con algunos que otros objetos valiosos.
Después de entrar, el guerrero quedó impresionado por el impecable porte que tenía el hogar, haciendo que incluso se avergüence por el orden de su actual posada, que por cierto, está muy desordenada (Gracias a los arrebatos de Zarpitas). Entretanto, Balaquas preguntó si gustaba en beber una taza de té, a lo que Sakun respondió sin mucho esfuerzo, asintiendo levemente la cabeza. -Claro, muchísimas gracias.-Con serenidad, tomó una de las sillas, para recostar sus manos en la mesa que tenían, así pudiendo acomodarse.
Sin avisar, un grupo de niñas apareció, dirigiéndose a la cocinera, quien seguramente prepararía las bebidas. Por otro lado, el tigre se acostó al lado de su amo y se quedó abrazado a la pierna de él, como de costumbre. Todos estaban tranquilos, y Armando parecía orgulloso de sus hijas, dado que sonrió notablemente, manifestando una pequeña duda hacia el héroe, cuestionando si tenía hijos.
El guerrero simplemente bajó la cabeza y recordó algunas cosas, remembranzas con su antigua esposa, a la que amó y nunca dejaría de hacerlo, aunque pasen más de mil años... Nadie la reemplazaría. -La verdad, no. Pero... Bueno, hubiera deseado tener uno.-Miró al señor, radiando una tristeza incomparable, dado que nunca siempre habría deseado ser padre, al menos para instruir a su hija.
Después de unos minutos, las tazas comenzaban a liberar ese olor tan embriagante del Té. Sin más preámbulo, el dragón tomó ésta y le pegó un necesitado sorbo, el cual le refrescó la garganta y aunque suene exagerado, su sistema digestivo.
Después de haberse deleitado con la bebida, su jefe pareció pedirle que consiga los animales, en una forma reiterada, casi siendo una suplica. -No se preocupe, lo haré... Pero...-Dejó unos segundos en silencio, mientras que pasaba el siguiente fragmento de té. -Me gustaría que me acompañase unos de sus hijos, así verán que cumplo el trabajo y... Bueno, para que me ayuden un poco, si no es mucha molestia.-Al decir aquellas palabras, señalo a Carla, después a Romeo, y por último, a una de las pequeñas, Ruka.
-Yo me encargaré de que estén bien, confíe en mi.-
Después de entrar, el guerrero quedó impresionado por el impecable porte que tenía el hogar, haciendo que incluso se avergüence por el orden de su actual posada, que por cierto, está muy desordenada (Gracias a los arrebatos de Zarpitas). Entretanto, Balaquas preguntó si gustaba en beber una taza de té, a lo que Sakun respondió sin mucho esfuerzo, asintiendo levemente la cabeza. -Claro, muchísimas gracias.-Con serenidad, tomó una de las sillas, para recostar sus manos en la mesa que tenían, así pudiendo acomodarse.
Sin avisar, un grupo de niñas apareció, dirigiéndose a la cocinera, quien seguramente prepararía las bebidas. Por otro lado, el tigre se acostó al lado de su amo y se quedó abrazado a la pierna de él, como de costumbre. Todos estaban tranquilos, y Armando parecía orgulloso de sus hijas, dado que sonrió notablemente, manifestando una pequeña duda hacia el héroe, cuestionando si tenía hijos.
El guerrero simplemente bajó la cabeza y recordó algunas cosas, remembranzas con su antigua esposa, a la que amó y nunca dejaría de hacerlo, aunque pasen más de mil años... Nadie la reemplazaría. -La verdad, no. Pero... Bueno, hubiera deseado tener uno.-Miró al señor, radiando una tristeza incomparable, dado que nunca siempre habría deseado ser padre, al menos para instruir a su hija.
Después de unos minutos, las tazas comenzaban a liberar ese olor tan embriagante del Té. Sin más preámbulo, el dragón tomó ésta y le pegó un necesitado sorbo, el cual le refrescó la garganta y aunque suene exagerado, su sistema digestivo.
Después de haberse deleitado con la bebida, su jefe pareció pedirle que consiga los animales, en una forma reiterada, casi siendo una suplica. -No se preocupe, lo haré... Pero...-Dejó unos segundos en silencio, mientras que pasaba el siguiente fragmento de té. -Me gustaría que me acompañase unos de sus hijos, así verán que cumplo el trabajo y... Bueno, para que me ayuden un poco, si no es mucha molestia.-Al decir aquellas palabras, señalo a Carla, después a Romeo, y por último, a una de las pequeñas, Ruka.
-Yo me encargaré de que estén bien, confíe en mi.-
Sakun
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Re: Misión: detodólogo
-Apa apa- dijo la pequeña Ruka estirando sus brazos para ser levantada por el guerrero. -Ruuuuuka, ¡pórtate bien!- casi gritó su hermana montando a lomos de su yegua nuevamente. El padre, con un tono cansino suspiró profundamente –¿Está usted seguro Sakun?- preguntó con mirada apologética mientras intentaba en vano tomar él mismo a su pequeña hija quién le rechazaba con mordiscos y patadas. La niña rubia solo quería al hombre desconocido y su enigmática mascota.
Armando volvió a resoplar -Supongo que no tengo más opción. Venga antes de que caiga la noche, si es preciso vuelva a salir mañana, le confío un tesoro más preciado que mi propia vida Sakun. No me vaya a fallar- encomendó con ojos rogantes. Le volvió a tender la mano al guerrero y partió directo a la casa raudo y sin mirar atrás. -No creas que esto te saldrá de gratis tú desconocido extraño- diría Romeo espantando a sus hermanos curiosos. -Has hecho una sabia decisión, pero no servirá de nada si no tienes nada que ofrecerme- sin más se recostó contra el tronco de un árbol con los brazos cruzados tras su cuello y una actitud desafiante. -¿Al menos esa bestia sirve de protección?- preguntó señalando con su barbilla a Zarpitas.
-Oh vamos Romeo, las horas de sol se pierden si te pones tan exquisito. ¿Qué le encuentras de malo a Sakun?- intervino la joven apaciguando con sus manos a la yegua que montaba. Por su parte Ruka comenzó a llorar y sus llantos empezaron a hacer eco entre los árboles, espantando a Tormenta quién salió disparada con dirección al bosque. -Felicitaciones- pronunció con ironía el joven de no más de diecisiete primaveras. -¿Ahora qué harás?-
Armando volvió a resoplar -Supongo que no tengo más opción. Venga antes de que caiga la noche, si es preciso vuelva a salir mañana, le confío un tesoro más preciado que mi propia vida Sakun. No me vaya a fallar- encomendó con ojos rogantes. Le volvió a tender la mano al guerrero y partió directo a la casa raudo y sin mirar atrás. -No creas que esto te saldrá de gratis tú desconocido extraño- diría Romeo espantando a sus hermanos curiosos. -Has hecho una sabia decisión, pero no servirá de nada si no tienes nada que ofrecerme- sin más se recostó contra el tronco de un árbol con los brazos cruzados tras su cuello y una actitud desafiante. -¿Al menos esa bestia sirve de protección?- preguntó señalando con su barbilla a Zarpitas.
-Oh vamos Romeo, las horas de sol se pierden si te pones tan exquisito. ¿Qué le encuentras de malo a Sakun?- intervino la joven apaciguando con sus manos a la yegua que montaba. Por su parte Ruka comenzó a llorar y sus llantos empezaron a hacer eco entre los árboles, espantando a Tormenta quién salió disparada con dirección al bosque. -Felicitaciones- pronunció con ironía el joven de no más de diecisiete primaveras. -¿Ahora qué harás?-
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Thorn
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Re: Misión: detodólogo
La pequeña tenía un lindo cabello rubio, algo que le rememoraba varias cosas a Sakun, teniéndola como su hermana, durante el tiempo que llevaría la travesía. Por otro lado, la mujer se había subido a su yegua, pidiéndole a Ruka que se comportara. El tigre no tardó en despertar, completamente tranquilo, y oliendo a cada uno de los presentes. ¿Había escogido con inteligencia?, éso se sabría después. Entretanto, el padre habló, preguntando si tenía seguridad de lo que decidió. El guerrero simplemente giró su cuerpo, subiendo a la niña en sus brazos, y asintiendo lentamente con la cabeza, dejando su mirada perdida. -No se preocupe, señor. Todo va a estar bajo control, y es más, vamos a estar muy bien. ¿No es así?...-De manera juguetona, meció a Ruka, quien estaba completamente tranquila.
Después de la ardua selección, finalmente pudieron ser despedidos por el gran Armando, que en forma de suplica, pedía que cumpliera el mandato. -Lo cumpliré... Lo prometo. Ahora, vamos.-Con la esperanza y fe en juego, estrecharon sus manos, en modo de inicio, donde comenzaría una de las misiones más importantes. Sin rechistar, ni mirar hacia atrás, caminaron hacia un lugar desconocido, tratando de adivinar dónde se encontrarían las bestias que atraparían. Al principio, todo era serenidad, hasta que el joven rompió el hielo, con su temperamento.
Manifestó que había sido una excelente decisión, pero debía darle algo como recompensa. En ese instante, Sakun buscó algún objeto en su ropa, pero no encontró absolutamente nada. -Bueno... Al menos te garantizo un sorprendente día, lleno de luchas. ¿Mejor?-Habló en un tono amable, para luego colocar a Ruka en el lomo de Zarpitas, quien la recibió de buena manera, incluso parecía más obediente.
Romeo cuestionó la fuerza de la mascota, haciendo que Carla defendiera al moreno. Entonces, la tensión volvió a crearse, cuando la chica lloró desconsoladamente, sorprendiendo al guerrero, que intentaba hacer algo para que se calmara. No pudo ser peor, cuando el "crío" intervino, siendo completamente sarcástico. "¿Ahora qué harás?."... Esa duda resonó por la cabeza del hombre dragón, quien acariciaba su mentón, y con un silbido, llamó la atención del felino.
Con astucia, Zarpitas bajó a Ruka de su cuerpo y comenzó a hacerle cosquillas, jugando sanamente con ella, tratando de crear un ambiente de risas y alegría. Mientras sucedía ésto, Sakun alcanzó a captar una especie de movimiento, muy cerca de sus presencias, logrando que éste se volteara preocupado, con la mano en su empuñadura, y teniendo el ceño bien fruncido. Algo andaba mal... -Con cuidado... Al parecer alguien hay aquí...-Susurró audible para los presentes, pidiendo que estuviesen atentos.
Después de la ardua selección, finalmente pudieron ser despedidos por el gran Armando, que en forma de suplica, pedía que cumpliera el mandato. -Lo cumpliré... Lo prometo. Ahora, vamos.-Con la esperanza y fe en juego, estrecharon sus manos, en modo de inicio, donde comenzaría una de las misiones más importantes. Sin rechistar, ni mirar hacia atrás, caminaron hacia un lugar desconocido, tratando de adivinar dónde se encontrarían las bestias que atraparían. Al principio, todo era serenidad, hasta que el joven rompió el hielo, con su temperamento.
Manifestó que había sido una excelente decisión, pero debía darle algo como recompensa. En ese instante, Sakun buscó algún objeto en su ropa, pero no encontró absolutamente nada. -Bueno... Al menos te garantizo un sorprendente día, lleno de luchas. ¿Mejor?-Habló en un tono amable, para luego colocar a Ruka en el lomo de Zarpitas, quien la recibió de buena manera, incluso parecía más obediente.
Romeo cuestionó la fuerza de la mascota, haciendo que Carla defendiera al moreno. Entonces, la tensión volvió a crearse, cuando la chica lloró desconsoladamente, sorprendiendo al guerrero, que intentaba hacer algo para que se calmara. No pudo ser peor, cuando el "crío" intervino, siendo completamente sarcástico. "¿Ahora qué harás?."... Esa duda resonó por la cabeza del hombre dragón, quien acariciaba su mentón, y con un silbido, llamó la atención del felino.
Con astucia, Zarpitas bajó a Ruka de su cuerpo y comenzó a hacerle cosquillas, jugando sanamente con ella, tratando de crear un ambiente de risas y alegría. Mientras sucedía ésto, Sakun alcanzó a captar una especie de movimiento, muy cerca de sus presencias, logrando que éste se volteara preocupado, con la mano en su empuñadura, y teniendo el ceño bien fruncido. Algo andaba mal... -Con cuidado... Al parecer alguien hay aquí...-Susurró audible para los presentes, pidiendo que estuviesen atentos.
Sakun
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Re: Misión: detodólogo
Romeo levantó las cejas en completo descreimiento de las palabras que acababa de escuchar. Él era uno de esos jóvenes prodigio al que no le interesaba seguir mastereando el uso de un arma, sino el de su pluma y sus pensamientos. La propuesta del dragón no le había caído nada en gracia, más la forma en la que se condujo con respecto a su hermana menor hizo que mantuviera sus oscuras ideas para sí mismo. -Tú ganas- expresó con desinterés ante la advertencia del guerrero, dio un par de pasos al frente y movió unas ramas sobre su cabeza, despejando la vista hacia la copa de los árboles.
-Ahí tienes a tú alguien- y sin más nuevamente un sonido se produjo, pero ahora era claramente detectable por encima del nivel de sus cabezas. - Sin embargo iría a por mi hermana primero, esa yegua parece que puede más que la tonta de Carla- caminó hacia Ruka y la tomó en brazos. -Tú deja de hacerte la bebé o le diré a ya sabes quién- la pequeña lo miró con ojos grandes durante varios segundos y luego torció su gesto en algo parecido al desdén. -Te voy a pegar, Ro malo- se limitó a contestar. -Za k..n- la primera vez que pronunció el nombre del semi dragón le costó un poco, pero pronto pudo dominarlo -Sakun, quiero mi mascota y a Car-loo-ta- su aguda voz era tan clara como el tañir de una campana.
Romeo enarcó una ceja como diciendo “Te lo dije” y se sentó en el suelo con las piernas cruzadas sin liberar a su pequeña presa rubia; luego tomó la palabra - No sé cuanto sabes Sakun, pero lo de arriba es uno de los especímenes que quieren mis hermanos. Recomiendo que te apures buscando a la idiota o tu presa se irá- tras eso le dio un guiño y dedicó toda su atención a la pequeña Ruka que no dejaba de hacer caras y mohines. Al parecer la menor se estaba arrepintiendo de haber llegado tan lejos.
-Ahí tienes a tú alguien- y sin más nuevamente un sonido se produjo, pero ahora era claramente detectable por encima del nivel de sus cabezas. - Sin embargo iría a por mi hermana primero, esa yegua parece que puede más que la tonta de Carla- caminó hacia Ruka y la tomó en brazos. -Tú deja de hacerte la bebé o le diré a ya sabes quién- la pequeña lo miró con ojos grandes durante varios segundos y luego torció su gesto en algo parecido al desdén. -Te voy a pegar, Ro malo- se limitó a contestar. -Za k..n- la primera vez que pronunció el nombre del semi dragón le costó un poco, pero pronto pudo dominarlo -Sakun, quiero mi mascota y a Car-loo-ta- su aguda voz era tan clara como el tañir de una campana.
Romeo enarcó una ceja como diciendo “Te lo dije” y se sentó en el suelo con las piernas cruzadas sin liberar a su pequeña presa rubia; luego tomó la palabra - No sé cuanto sabes Sakun, pero lo de arriba es uno de los especímenes que quieren mis hermanos. Recomiendo que te apures buscando a la idiota o tu presa se irá- tras eso le dio un guiño y dedicó toda su atención a la pequeña Ruka que no dejaba de hacer caras y mohines. Al parecer la menor se estaba arrepintiendo de haber llegado tan lejos.
Encontrarás a Carlota en el suelo inconsciente, la yegua no muy lejos, pero te costará volver a atraparla. Luego de hacerlo deberás idear un plan para atrapar al Warbeen pero no te adelantes a eso. Suerte
Thorn
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"Tú ganas" Fue lo que dijo el tipo, despreocupado de lo que sucedía. Por otro lado, el dragón sacudió sus vestiduras, limpiando el polvo que tenía ésta, y acto seguido, caminó hacia el lugar donde había escapado la yegua, junto a su acompañante. Su cuerpo estaba completamente tensado, y su músculos estaban bien marcados, hasta el punto que parecía un vigoréxico. Los pensamientos pasaron por su cabeza, como tratando de ordenarse a si mismo, pero por la falta de inteligencia, no podía hacer mucho. Una brisa pasó por el frente del guerrero, el cuál hizo que se le helara la sangre, sabiendo que debía ir rápidamente por la chica, o seguramente tendría un accidente del que se pudiese arrepentir.
Romeo fue rápido en detectar a la bestia que había logrado los sonidos, y luego, manifestó que podría ir por su hermana, aunque no le parecía tanto la idea. El guerrero le entregó a Ruka, y entre ellos intercambiaron palabras, amenazándose entre si. Sin más preámbulo, rastreó los pasos que había dado el animal, los cuales eran bastante fuertes, porque la huella estaba tatuada en el asfalto, donde se encontraba el pasto hecho trizas. El joven le aconsejó que se apresurara o la presa podría irse rápidamente. Sakun no dijo nada, simplemente asentó con su cabeza, entendiendo las palabras del tipo. Sin rechistar, caminó por el bosque, bien atento de cualquier ataque venidero. La inseguridad era inmensa por la infinidad de sonidos que se llevaban a cabo desde puntos alternos. Su rostro comenzó a ponerse serio y cuando Zarpitas comenzaba a seguirlo, le ordenó que se quedara con los otros, mientras que hallaba a Carla.
Sus pasos eran certeros, y cuando vio a la muchacha, se petrificó. Ella estaba en el suelo, inconsciente y con los ojos cerrados. Con velocidad, la subió en su hombro y emprendió su viaje, notando que la mascota estaba a pocos metros, los suficientes para poder alcanzarla aunque... Era semidragón contra el salvajismo. Al verla, corrió hacia ésta, trabajando cada hueso de sus piernas, los que se movían de manera apresurada. Tormenta se había dado cuenta, y con muchos nervios, salió disparatado hacia un punto diferente, el cual hizo que Sakun lo persiguiera durante varios minutos, tratando de agarrarlo, pero lo superaba en agilidad. Al principio, pensó en convertirse en su forma más poderosa, aunque el problema era que no necesitaba hacerlo, sería desgastar la energía.
Se subió a los árboles, y saltó de rama a rama, teniendo mucho cuidado de no caerse. Al notar que estaba casi encima del suave lomo, saltó con sus brazos abiertos, y abrazando a Carla de la cintura para que no quede estampada contra el suelo. Todo sucedió muy rápido... El héroe ya estaba manejando a la yegua y en un instante, le dio una dirección, llevando su cuerpo de regreso a donde los hermanos, que se encontraban en pie, sin ninguna complicación. -Dios...-Susurró el dragón, bajándose y recostando a la muchacha al suelo. Acto seguido, fue sigiloso y acarició su barbilla, pensando en un plan para atrapar la otra bestia...
-Creo tener un idea...-
Romeo fue rápido en detectar a la bestia que había logrado los sonidos, y luego, manifestó que podría ir por su hermana, aunque no le parecía tanto la idea. El guerrero le entregó a Ruka, y entre ellos intercambiaron palabras, amenazándose entre si. Sin más preámbulo, rastreó los pasos que había dado el animal, los cuales eran bastante fuertes, porque la huella estaba tatuada en el asfalto, donde se encontraba el pasto hecho trizas. El joven le aconsejó que se apresurara o la presa podría irse rápidamente. Sakun no dijo nada, simplemente asentó con su cabeza, entendiendo las palabras del tipo. Sin rechistar, caminó por el bosque, bien atento de cualquier ataque venidero. La inseguridad era inmensa por la infinidad de sonidos que se llevaban a cabo desde puntos alternos. Su rostro comenzó a ponerse serio y cuando Zarpitas comenzaba a seguirlo, le ordenó que se quedara con los otros, mientras que hallaba a Carla.
Sus pasos eran certeros, y cuando vio a la muchacha, se petrificó. Ella estaba en el suelo, inconsciente y con los ojos cerrados. Con velocidad, la subió en su hombro y emprendió su viaje, notando que la mascota estaba a pocos metros, los suficientes para poder alcanzarla aunque... Era semidragón contra el salvajismo. Al verla, corrió hacia ésta, trabajando cada hueso de sus piernas, los que se movían de manera apresurada. Tormenta se había dado cuenta, y con muchos nervios, salió disparatado hacia un punto diferente, el cual hizo que Sakun lo persiguiera durante varios minutos, tratando de agarrarlo, pero lo superaba en agilidad. Al principio, pensó en convertirse en su forma más poderosa, aunque el problema era que no necesitaba hacerlo, sería desgastar la energía.
Se subió a los árboles, y saltó de rama a rama, teniendo mucho cuidado de no caerse. Al notar que estaba casi encima del suave lomo, saltó con sus brazos abiertos, y abrazando a Carla de la cintura para que no quede estampada contra el suelo. Todo sucedió muy rápido... El héroe ya estaba manejando a la yegua y en un instante, le dio una dirección, llevando su cuerpo de regreso a donde los hermanos, que se encontraban en pie, sin ninguna complicación. -Dios...-Susurró el dragón, bajándose y recostando a la muchacha al suelo. Acto seguido, fue sigiloso y acarició su barbilla, pensando en un plan para atrapar la otra bestia...
-Creo tener un idea...-
Sakun
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-Espero que tu idea no sea similar a como has tratado a mi hermana ¡bestia!- gritó le joven, haciendo que el eco de su voz resonara en el bosque. Abrazó a Carla y puso sus labios a escasos milímetros de la nariz de ella para cerciorarse de que aún respiraba. Hizo un gesto de gran alivio al darse cuenta de que efectivamente su hermana estaba viva -La has cargado como un saco de estiércol, ¿en qué pensabas?- rezongó tratando de aplacar a la pequeña Ruka que no dejaba de llorar en la oreja de su hermana. Sin perder el tiempo, Romeo le desabrochó el corsé a su hermana, la que inspiró profundamente, abriendo lentamente los ojos -¿Estás bien? Quédate quieta- su voz tan suave como una pluma tenía tono imperativo.
Lentamente examinó cuidadosamente con la yema de sus dedos la cabeza de la joven y algunos huesos importantes. -Está bien… parece no tener nada grave- informó ayudando a que se semi incorporara contra el tronco de un árbol caído. La usual efusividad de la joven se había marchitado como una flor al sol. -Más vale que termines bien tu trabajo Sakun- dijo el joven tratando de palear un poco su sentimiento de culpa, después de todo era él muy inexperto y tenía la conciencia demasiado blanca. Tomó a Ruka entre sus brazos -Ven pequeña, dejemos que Carla descanse- y sin más tomó las riendas de Tormenta, la que súbitamente pareció reconocer una fuerza indiscutida en la voluntad del chico y se quedó sumisa tras él.
-¿Ves ese [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]- preguntó Rodrigo señalando un árbol frente a ellos a unos cincuenta metros de distancia. -Si no hay alguna de esas pequeñas bestias allí, podrías tomar algunas frutas y usarlas como carnada para atrapar a esos animalejos. Espero que seas bueno para trepar- Adelantó, volviéndose para echar un vistazo a su hermana mayor mientras sostenía a la otra entre sus brazos. La pequeña de cinco años se mantenía en silencio, pero pronto le pidió a su hermano para bajarse y caminar de la mano con él. -Ro ro, moras- señaló la rubiecita, su hermano negó con la cabeza y sonrió. -De acuerdo… pero las compartirás- advirtió para luego agacharse a su lado y ayudarle en la tarea, sin soltar las riendas de la tormentosa yegua.
Lentamente examinó cuidadosamente con la yema de sus dedos la cabeza de la joven y algunos huesos importantes. -Está bien… parece no tener nada grave- informó ayudando a que se semi incorporara contra el tronco de un árbol caído. La usual efusividad de la joven se había marchitado como una flor al sol. -Más vale que termines bien tu trabajo Sakun- dijo el joven tratando de palear un poco su sentimiento de culpa, después de todo era él muy inexperto y tenía la conciencia demasiado blanca. Tomó a Ruka entre sus brazos -Ven pequeña, dejemos que Carla descanse- y sin más tomó las riendas de Tormenta, la que súbitamente pareció reconocer una fuerza indiscutida en la voluntad del chico y se quedó sumisa tras él.
-¿Ves ese [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]- preguntó Rodrigo señalando un árbol frente a ellos a unos cincuenta metros de distancia. -Si no hay alguna de esas pequeñas bestias allí, podrías tomar algunas frutas y usarlas como carnada para atrapar a esos animalejos. Espero que seas bueno para trepar- Adelantó, volviéndose para echar un vistazo a su hermana mayor mientras sostenía a la otra entre sus brazos. La pequeña de cinco años se mantenía en silencio, pero pronto le pidió a su hermano para bajarse y caminar de la mano con él. -Ro ro, moras- señaló la rubiecita, su hermano negó con la cabeza y sonrió. -De acuerdo… pero las compartirás- advirtió para luego agacharse a su lado y ayudarle en la tarea, sin soltar las riendas de la tormentosa yegua.
Busca la forma de atrapar al Warbeen. Suerte
Thorn
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Re: Misión: detodólogo
El hombre no dejaba de pensar y mientras trataba de ordenar toda su mente, junto con todas las ideas que tuvo en su cabeza, omitió la voz molesta de Romeo, quien parecía juzgarle por todo, incluso por el instante donde trajo a Carla como un saco de estiércol. Tristemente, el musculoso no manejaba modales y aunque carecía de cortesía, intentaba por ser lo más respetuoso posible. El hombre se dirigió con la muchacha, para seguramente, revisarla de que estuviera bien y su cuerpo no estuviese maltratado. Por otro lado, el tigre se encontraba localizando al animal que por cierto, tenía un olor bastante conocido para el sensible hocico de la mascota. Todo empezaba a tener dificultad y las fuertes brisas que los acompañaban, daban a entender en que muy pronto aparecería un tornado. El joven volvió a hablar, amenazando al grandullón de que terminara bien su trabajo, lo que ignoró éste, mientras seguía meditando en un plan para agarrar a la bestia, la que eventualmente, estaba rondando por la zona y si no se apuraban, podría escapar.
Después de estar razonando, el rubio le señaló un árbol que estaba a cincuenta metros de distancia, donde según él, habían frutos que podría usar contra los animales; Sinceramente, era una buena idea de carnada. Después de la frase, en la que contenía "Espero que seas bueno para trepar", Sakun sonrió levemente, y con astucia, llamó a Zarpitas, quien se hizo al lado suyo, manteniendo su actitud de valentía. -Gracias. No te preocupes, ya lo tengo.-Murmuró, y con velocidad, corrió hacia el tronco de éste, subiéndolo con agilidad pero, lamentablemente, su felino le ganó, atrapando varias frutas en su boca, las necesarias para llevar a cabo la trampa.
Sin más preámbulo, se bajaron y el dragón le dio una orden a su animal pidiéndole que colocara cada uno de los objetos en la mitad del bosque. Acto seguido, desenvainó su espada y comenzó a talar los robles hasta la mitad, logrando que queden algo desacomodados. Los árboles rodeaban la parte donde la bestia vendría a reclamar su carnada. Así que, la idea era obvia y muy fácil. Cuando la criatura aparezca y comience a morder los frutos, el dragón y Zarpitas la rodearían para que no escapara. Si no funcionaba, Había un plan B, y era en que Sakun se transformaría y rodearía a su presa en un círculo de fuego, usando las llamaradas que puede emanar desde su boca.
Pasaron varios minutos, incluso podría decirse que horas. Todos parecían que estaban a punto de dormirse y en el momento que menos lo imaginaban, apareció el Warbeen, salivando por su boca y sin preocupación ni nada por el estilo, comenzó a alimentarse, disfrutando de su última esperanza de libertad. Una voz resonó por todo el lugar, dando aviso a la parte en donde iniciaría la trampa. -¡Ahora!.-De repente, el guerrero comenzó a empujar los robles hacia el suelo de una patada, haciendo que éstos caigan rápidamente y gracias a que ya estaban flojos, era aún más fácil. Entretanto, el tigre estaba en el otro extremo y lanzó al suelo los que faltaban, usando sus fuertes patas. De repente, el pobre animal quedó rodeado de árboles, los cuales eran muy grandes para que pudiera saltar.
El héroe se subió a uno y al ver que el Warbeen no tenía escapatoria, corrió para atraparlo. -Misión cumplida...-Susurró hacia si mismo.
Después de estar razonando, el rubio le señaló un árbol que estaba a cincuenta metros de distancia, donde según él, habían frutos que podría usar contra los animales; Sinceramente, era una buena idea de carnada. Después de la frase, en la que contenía "Espero que seas bueno para trepar", Sakun sonrió levemente, y con astucia, llamó a Zarpitas, quien se hizo al lado suyo, manteniendo su actitud de valentía. -Gracias. No te preocupes, ya lo tengo.-Murmuró, y con velocidad, corrió hacia el tronco de éste, subiéndolo con agilidad pero, lamentablemente, su felino le ganó, atrapando varias frutas en su boca, las necesarias para llevar a cabo la trampa.
Sin más preámbulo, se bajaron y el dragón le dio una orden a su animal pidiéndole que colocara cada uno de los objetos en la mitad del bosque. Acto seguido, desenvainó su espada y comenzó a talar los robles hasta la mitad, logrando que queden algo desacomodados. Los árboles rodeaban la parte donde la bestia vendría a reclamar su carnada. Así que, la idea era obvia y muy fácil. Cuando la criatura aparezca y comience a morder los frutos, el dragón y Zarpitas la rodearían para que no escapara. Si no funcionaba, Había un plan B, y era en que Sakun se transformaría y rodearía a su presa en un círculo de fuego, usando las llamaradas que puede emanar desde su boca.
Pasaron varios minutos, incluso podría decirse que horas. Todos parecían que estaban a punto de dormirse y en el momento que menos lo imaginaban, apareció el Warbeen, salivando por su boca y sin preocupación ni nada por el estilo, comenzó a alimentarse, disfrutando de su última esperanza de libertad. Una voz resonó por todo el lugar, dando aviso a la parte en donde iniciaría la trampa. -¡Ahora!.-De repente, el guerrero comenzó a empujar los robles hacia el suelo de una patada, haciendo que éstos caigan rápidamente y gracias a que ya estaban flojos, era aún más fácil. Entretanto, el tigre estaba en el otro extremo y lanzó al suelo los que faltaban, usando sus fuertes patas. De repente, el pobre animal quedó rodeado de árboles, los cuales eran muy grandes para que pudiera saltar.
El héroe se subió a uno y al ver que el Warbeen no tenía escapatoria, corrió para atraparlo. -Misión cumplida...-Susurró hacia si mismo.
Sakun
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Re: Misión: detodólogo
El Warbeen de tan escaso tamaño, se asustó de los ruidos y movimientos extraños en su entorno e intentó huir, pero no lo logró ya que cada vez que intentaba hacerlo, su camino se cerraba. Entonces, la bestia se quedó quieta con su cabeza entre las manos ocultando sus orejas tras los regordetes brazos. Todo aquél concierto –o más bien desconcierto- hizo que Tormenta se pusiera furiosa y se llevara poco menos que a rastras al joven Rodrigo que se mantenía aferrado a las riendas como si su vida dependiera de ello -Ese hombre es tan pero tan bruto que le darían un premio- espetó con visible enojo como si se quejara ante la yegua que deseaba salir corriendo del lugar despavorida. Pero el joven pronto dominó la situación y volvió donde Carla, que ahora más repuesta había recobrado algo del color en sus mejillas.
-¿Y Ruru?- preguntó la hermana mayor, incorporándose lentamente con ayuda del joven. Rodrigo miró a todos lados desorientado en su búsqueda, y la halló al lado del guerrero. -No sé qué tiene con él. Parece que le ama- comentó desconcertado, llevándose una mano al pelo y echándolo para atrás para devolverle su molde. Ambos intercambiaron una sonrisa y esperaron pacientemente el regreso de la pequeña que ahora se montaba al tigre como si fuese su caballo. Por su parte, Salun tendría dificultades en mantener quieto al Warbeen y aplacarle. Los gritos del temeroso animal podrían escucharse a la distancia, y entre tanto barullo la niña Ruru se acercaría al guerrero y le susurraría algunas palabras al oído, tendiéndole algunas moras entre las que ella sabía, tenía un Pailiiva.
Al llegar a la casa a boca de noche, serían recibidos no solo por Armand y los niños, sino por todos los criados, agradecidos de que nada grave les hubiera pasado. La recompensa le sería entregada al hombre dragón, así como un guardapelo de la joven de la casa como recuerdo de las damitas de la familia.
Misión finalizada con éxito-¿Y Ruru?- preguntó la hermana mayor, incorporándose lentamente con ayuda del joven. Rodrigo miró a todos lados desorientado en su búsqueda, y la halló al lado del guerrero. -No sé qué tiene con él. Parece que le ama- comentó desconcertado, llevándose una mano al pelo y echándolo para atrás para devolverle su molde. Ambos intercambiaron una sonrisa y esperaron pacientemente el regreso de la pequeña que ahora se montaba al tigre como si fuese su caballo. Por su parte, Salun tendría dificultades en mantener quieto al Warbeen y aplacarle. Los gritos del temeroso animal podrían escucharse a la distancia, y entre tanto barullo la niña Ruru se acercaría al guerrero y le susurraría algunas palabras al oído, tendiéndole algunas moras entre las que ella sabía, tenía un Pailiiva.
* * *
Al llegar a la casa a boca de noche, serían recibidos no solo por Armand y los niños, sino por todos los criados, agradecidos de que nada grave les hubiera pasado. La recompensa le sería entregada al hombre dragón, así como un guardapelo de la joven de la casa como recuerdo de las damitas de la familia.
+15 puntos de experiencia
+350 aeros
+ guardapelo: Al abrirlo saldrá una pequeña esfera de luz (un centímetro de diámetro aprox.) de color azul. Tiene dos posibles funciones; 1) cuando lo abras frente a una persona se pondrá rojo si no es confiable; 2) en los lugares oscuros la luz crecerá y te alumbrará el camino no más de media hora. Tiene un máximo de tres usos.
- guardapelo:
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Nota: No olvides registrar los puntos en el apartado correspondiente, así como el objeto ganado.
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