Doble o nada [Interpretativo] [Libre] [Cerrado]

Hacía un buen rato que salía de la prisión metálica con aquel brujo. Fue una coincidencia un tanto extraña, pero ahora el piromante era un compañero de viaje... más bien un "seguidor", ya que yo estaba marcando el trayecto. De todos modos, nos eramos útiles el uno al otro, aunque aún tenía que ver más como se le daba combatir. No tardamos en llegar a los espesos bosques del este, entrando casi en territorio licántropo.

Y de repente, se hizo la noche... no, eso no era posible. Salimos de la prisión a mediodia, no podía haber pasado tanto tiempo... pero no podía ver el sol, solo los enormes árboles que tapaban su luz. -Nos hemos adentrado bastante...- observé. Todavía se podía percibir la luz, aunque muy levemente. -Pronto tendremos que usarte de antorcha para ver por donde vamos.- bromeé. Entonces escuché algo, a lo lejos. Mis orejas se movieron hacia arriba al instante, agudizando mi oído. Sin embargo, no oí nada más, así que me relajé un poco.

-Este bosque es enorme... mejor no perder el norte, o no saldremos nunca.- comenté. Habia muchas hojas por el suelo, entre las hierbas, y todo era igual. Alguien tenía que hacer un camino en ese sitio... entonces pisé algo, y antes de que pudiese ver que es, algo se ató alrededor de mi pata y salí despedido hacia arriba mientras el mundo se daba la vuelta en mi perspectiva. ¡Estaba colgando de una rama! Una cuerda subía la rama y bajaba de nuevo a un arbusto. Debía haber pisado una trampa. -Me tomas el pelo...- La mochila a mi espalda cayó al suelo, aún cerrada.

A lo lejos se oia una risa infantil, pero en ese momento tenía otras cosas de la que ocuparme. -¡Geralt! ¿Me echas una mano, o me vas a dejar aqui colgado?- pregunté. Luego supuse que lo primero que el brujo intentaria sería cortar la cuerda y hacerme caer unos dos metros en mala posición. -Pero ten cuidado, no vayas a caer en otra trampa...-

Off-rol:

Tras salir de mi aldea con el objetivo de ir al Este, acabé desviándose un poco del camino. Había olvidado que tampoco sé leer una brújula, ni tampoco sobre que era el Este o el Oeste, simplemente me armé de valor y seguí mi camino hasta donde el destino me guiase. Se iba haciendo de noche mientras seguía caminando por el bosque. -Creo que me he perdido- Decía para mis adentros mientras respiraba hondo. -Bueno, podría ser peor.-

Seguí caminando por el bosque. Era extraño, pues siempre parecía el mismo, los mismos arboles, la misma iluminación, las mismas personas cayendo en una trampa... Espera, ¿Que? Fue aquel preciso momento en el que me dí cuenta de que, no estaba sola. Rápidamente me escondí tras un árbol para observar a aquellos individuos. Entonces vislumbro como intentaban salvar al mas grande. Aquello parecía una gran bestia cubierta de pelo blanco, pero en el fondo tenia forma de parecer una persona, pues hablaba y pedía ayuda a su amigo. Entonces caí en que debía ayudarles pues caía la noche y ir de noche por el bosque podría traer grandes consecuencias pero ¿Y si solo estaban tendiéndole una trampa para que me acercara y me raptaran, robaran o incluso mataban. Algo en su interior, me decía que debía ayudarlos mientras otra me decía que debía alejarme lo antes posible, podría sonar a locura pero hice mas caso a mi corazón acercándome rápidamente.

- ¡Hey! ¿Necesitáis que os eche una....? - En el momento que gritaba y corría, hubo una pequeña milésima de segundo en el que me dí cuenta de que el suelo se desprendía bajo mis pies y justo apoyando uno de mis pies, caí dentro de un gran foso. Pude escuchar algunas risas de fondo mientras caía, parecían de niños. Lo único que mi boca pudo ejecutar en aquel momento fue un grito ahogado, seguido de una gran llamada de socorro. En el suelo del foso, que era bastante hondo, me quite la tierra de encima y me pregunté si las personas que habían allí fuera, me habían escuchado. -Chicos, necesito ayuda,me he caído en una trampa. ¡Auxilio!-

Vaya manera de empezar un viaje, cayendo en un foso,perdida y con tierra en el pelo y el vestido. - Vaya suerte la mía. - Pensé en aquel momento

Llegué vagando, perdida de nuevo, estaba visto que los bosques no eran lo mío. podía orientarme en el mar, el la montaña, en la ciudad y en cualquier camino, pero perderme en el bosque parecía mi sino. Lo gracioso es que ni siquiera pretendía meterme en el bosque, pero llegué a un pueblecito, una niña había perdido su broche jugando en el bosque y yo, como soy tonta, porque soy tonta y me meto donde no me llaman,  le dije a la pequeña que lo encontraría. ¿Se puede saber que cable se me cruzó para decirle a una niña que encontraría su amuleto, del tamaño de una mano de niña, en mitad de la espesura de un bosque que no había pisado en la vida? Pues ahí estaba, perdida en mitad de la floresta. Y aún más gracioso era que el broche, lo había encontrado, si, lo tenía guardado ya en la bolsa, pero una vez, metida ahí dentro, no había sabido como salir.

Escuche unas voces algo alejadas, tal vez tuviese suerte, y como me había pasado con anterioridad, fuese alguien que pudiera marcarme el camino para salir. Me acerqué con cuidado para no repetir el tropiezo de la última vez, pero no sirvio de nada. Llegué y saludé con amabilidad:

- ¿Hola?- me sorprendí al ver que las voces que había oído provenían de un foso y de un hombre bestia colgado de un árbol- m... ¿necesitáis ayuda? Esperad, ahora os saco de ahí- les dije acercándome.Di dos pasos más y de pronto me vi colgando boca a bajo cogida de un pie.- Oh, vaya.- Pronuncié mientras aun daba saltos.

Intenté darme la vuelta, para que no se me subiese la sangre a la cabeza, y tras varios intentos logré sostenerme de la cuerda, al menos no sufriría jaqueca después.

- Em... creo que no podré ayudaros aun.- les sonreí intentando disculparme.

Estaba tan tranquilo hablando con su peludo acompañante después de dejar a sus presos, pensando para sus adentros en lo divertido que seria si los licantropos lo marginaban por ser un perro cuando este salio disparado hacia arriba. Eso, viniendo de un perro sin alas, era altamente inusual. Casi tanto como ver al susodicho perro alado.

¿Que pasa? ¿Has visto una ardilla? bromeo, devolviendole la puya de la antorcha, pero entonces vio la cuerda. Oh, venga ya, saca un arma y córtala, no seas vago siguió la cuerda hasta la rama y luego hasta un arbusto. Podía incendiar el arbusto y cortar la cuerda, pero la idea de incendiar medio bosque, otra vez, no le atraía. La otra opción era usar la telequinesis y cortar la cuerda elegantemente, pero en cuando saco el cuchillo, oyó una voz seguida de un revoloteo de hojas. Toma, aquí pican todos se limito a decir mientras volvía a lo suyo, luego ya sacaría a cualquier pobre desgraciado que se hubiese metido en el agujero.

Aparto la mochila de Peludo con el pie y lanzo el cuchillo hacia arriba, hasta que corto la cuerda que lo sujetaba cual jamón. Gracias a su telequinesis, había acertado y ahora tenia la fuerza justa para que bajase sin quedarse atascado, esas cosas valían una fortuna. Efectivamente, bajo, pero de punta.

Mierda aparto el pie justo a tiempo de evitar el golpe, dándole sin querer a Wernack. Bueno, ahora el otro Se acerco de puntillas, pisando un poco antes de apoyar todo el peso. No tenia ni idea de como funcionaban esas cosas, pero si iba haciendo zig-zag por las zonas donde se veía mejor la hierva estaría bien ¿no? Esas cosas se metían entre hojas secas o algo así...

Se tumbo encima del agujero, pero antes de mirar otra persona se quedo colgada. Las ganas, que te ayude Wer se limito a decir mientras conjuraba una llamita para ver al pobre desgraciado que se había despeñado. La desgraciada. Piel pálida, pelo blanco, una lunita. Podría colar como su hermana perdida, si tuviera, o las perdiera. Luego llego a las orejas de punta. Eso era algo incomodo... Bueno... lo que cuenta es la intención, supongo le alargo la mano, la que no estaba en llamas ¿Llegas? Tampoco quería estirar su cuerpo mucho, ni de coña iba a caerse al pozo ese.

Justo antes de que el brujo me ayudase, se escuchó una voz que parecía querer ayudar, pero al parecer el intento de auxilio también cayó en otra trampa. Y después, otra voz de mujer... que hizo exactamente lo mismo. -Oh, venga ya.- ¿Cuantas trampas podía haber ahí?

Fuera como fuese, Geralt me liberó, y caí al suelo bocabajo. Gruñí al recibir un puntapié "accidental" del brujo, y me levanté. ¿Ahora teníamos que ayudar a los otros dos? Tampoco es que hubiesen resultado muy útiles... pero al menos si caminaban por delante despejaban las trampas antes de pisarlas nosotros. Usando mi espada para tantear el suelo delante de mi, me acerqué a la cuerda de la que colgaba la mujer. -Son solo dos o tres metros... vivirás.- dije, cortando la cuerda de un tajo.

-¡Eh, esas trampas son dificiles de colocar!- dijo una voz infantil. Miré alrededor. No se veia a nadie... Después un silbido, delatando su posición. De pie sobre una rama, a unos pocos árboles de distancia, había un niño rubio de unos 14 años. -Tu has puesto esas cosas...- asumí. -Muy bien, genio. Y si, es para que idiotas como vosotros caigais en ellas. -dijo, con una sonrisa arrogante. -¿Y eso te sirve para...?-

Un objeto metálico salió volando dirigido al chico, y lo cogió al vuelo. Después abrió la mano, mostrando el objeto y ensanchando más su sonrisa. Era una especie de broche... miré alrededor, buscando al lanzador. Ahí, a unos metros, había una niña, también rubia, casi idéntica al otro. Esta tenía otra gran sonrisa, además de mi mochila a su espalda, y el cuchillo de Geralt en la mano. -Vamos a jugar a algo. Si nos pillais, os devolvemos vuestras cosas. - empezó la niña. -Y si no... bueno, ya sabéis. Nunca hemos perdido.-

-Interesante propuesta. Aqui está mi contraoferta.- dije, lanzando el gancho enrollado en mi brazo hacia la cara de la niña. Esta se agachó en el último momento posible, evitando el gancho. Sin embargo, le quité la bufanda. -¡Eh, no seas abusón! Los que robamos somos nosotros.- dijo la niña. El otro saltó de rama en rama, bajando del árbol hasta llegar a su aparente hermana. Entonces echaron a correr. -¡Tras ellos!- grité, empezando a perseguirles, saltando sobre todo trozo de terreno que pareciese sospechoso.

Tras escuchar que alguien venia en mi ayuda, escuche otro silencio. ¿Que habría pasado allí arriba? Tras un momento un gran estruendo que hizo temblar el suelo me asustó, estaba segura de que había sido el hombre-bestia tras haberse liberado de su trampa. Esperaba a que alguien viniese en mi ayuda, hasta que alguien vino. ¿Habría visto a este hombre antes? Sus cabellos plateados y su piel pálida parecían resplandecer a la luz de la antorcha. Me ofreció su mano para ayudarme a salir de aquel agujero en el que yo estaba presa. Alcé la mano para llegar hasta la suya y poder cogerla, en esto me impulse para subir hasta salir del hoyo. El chico-bestia estaba ayudando a otra chica que al parecer también había caído en otra trampa. Algo extraño emanaba de aquel hombre de pelo plateado, pero por ahora no me era de ningún interés, me interesaba mas el hombre-bestia pues pocos de ellos habían pasado por la aldea y si alguna vez lo hubieran hecho, no había visto ninguno. Me veía en una espiral de preguntas que hacerle pero para no ser descortés me presenté ante aquel hombre de pelo plateado.

- Gracias por rescatarme del foso. Me llamo Marala y estoy emprendiendo un viaje en busca de conocer y explorar este mundo. ¿Puedo saber su nombre y el de su amigo? - No fue terminar la frase cuando dos chicos pasaron al lado mía corriendo. ¿Unos chicos? ¿En un bosque a estas horas? Al poco tiempo el hombre-bestia paso de árbol en árbol diciéndonos que debíamos ir a por ellos. En esto es en lo que me pregunté ¿Por que debería seguir a unos adorables niños...QUE SE HABÍAN LLEVADO MI MOCHILA CON PERTENENCIAS?!

No tardé en correr tras el hombre-bestia y tras aquellos niños, puesto que soy poco atlética corría mil veces más lenta que el hombre-bestia pero hice de tripas, corazón y corrí todo lo que pude hasta que casi me quedé sin aire.

Un hombre de pelo plateado bajó al hombre bestia que estaba atrapado en una red, y calló pesadamente haciendo retumbar el suelo y moviendo el árbol, tuve que sostenerme con más fuerza a la cuerda para no caer.  Mientras el que había bajado al hombre bestia se dirigía a un profundo foso que había en medio de la explanada, el hombre bestia se acercó a mi para bajarme, a medida que se acercaba le vi las intenciones, no, oh no, como cayese desde ahí me rompería la crisma.

- Puedo sola, puedo sola- Decía intentando convencerlo de que me dejase bajar por mi cuenta, algo de trampas sabía, con un poco de suerte podría bajar con suavidad.

De nada sirvió. Cuando estuvo al lado de la cuerda que me sostenía, la cortó de un solo tajo y yo me solté de la cuerda y caí con un pequeño grito.

-Auch....- dije cuando me golpeé en el culo al llegar al suelo, además del golpe, me había mordido la lengua.- Gracias....- dije levantándome, supongo que tenía que agradecérselo, al menos ya estaba en el suelo.

-¡Eh, esas trampas son dificiles de colocar!- Dijo una voz de niño desde ningún lado en concreto, luego un silbido delató su posición.

El hombre bestia intentó sonsacar una disculpa del niño cuando vi un objeto metálico pasarnos por el lado, el broche, oh no, eso si que no, con lo que me había costado encontrarlo. Nos proponían un juego, debíamos perseguirlos para recuperar nuestras cosas, el hombre bestia fue el primero en salir tras ellos, después la chica que había salido del foso,yo dudé un poco, ¿y si era una trampa? Bueno, ya había dos corriendo, uno más sería de ayuda, Me recogí el pelo y mirando al del pelo plateado le di una sonrisa y también salí corriendo, no tardé en alcanzar a la chica y en pasarla, parecía no ser muy ágil, la adelanté y me puse casi a la altura del tipo, podía escuchar las risas de los niños. Seguía sin confiar en la situación, pero lo hecho hecho estaba, ahora debía recuperar el broche, de nuevo.

La elfa subió gracias a su ayuda, pero casi ni se fijo en el o en su mano llameante. Tampoco hacia falta que le apuñalara los ojos, pero... bueno... algo... La gente solía abrir los ojos y tal...

Soy Geralt, y el peludo es Wernack le sonrió También exploramos el mundo, de momento. pero la elfa ya estaba saliendo por patas detrás de unos críos. Para cuando se dio cuenta, Wer había lanzado su gancho a una pobre cría que pasaba por allí. ¿Con quien diablos se iba de excursión?

Wer, ¿que haces? Deja de perseguir a los pobres críos con mi cuch... Hijos de... EH, TU, ¿SABES LO QUE CUESTA ESTA COSA? Dirigió su mirada hacia la ultima integrante del improvisado grupo, una chica que le sonrió antes de salir por piernas detrás de los críos. ¿Se conocían? ¿O se había vuelto tan buena persona que causaba sonrisas en la gente? Le dio un escalofrió. En cualquier caso, tenia que correr.

Y ale, el ultimo que faltaba empezó a correr. Básicamente, porque no podía lanzar sus llamaradas tan lejos sin incendiar medio bosque. No era un atleta, podía correr un trecho, pero si Wernack no atrapaba al par de desgraciados, llevaba claro lo de recuperar su cuchillo. Persiguelos más rápido le grito al hombre perro piensa que son ardillas

Todos salimos disparados hacia los críos que habian robado nuestras pertenencias. Mientras corrian, se intercambiaban cosas con gran sincronía: La chica le lanzó mi mochila a su hermano, este le dio el broche, esta el cuchillo... se lanzaron cosas más de una vez, hasta que el chico se quedó con mi mochila y la de la elfa, una en cada hombro, y su gemela con el cuchillo y el broche. -¿PREPARADOS? ¡YA!- gritaron al mismo tiempo. Entonces, se separaron en distintas direcciones, la chica al nordeste y su hermano al noroeste. No dudé, perseguí al chico con mis pertenencias y no tardé en acercarme a él, cada vez más y más... hasta que levantó la mano, doblando una rama, que me golpeño con en la cara y me hizo tambalearme, lo cual le permitió ganar terreno.

Recuperé el equilibrio, aunque el adolescente había ganado algo de terreno, y volví a correr tras él, sin rendirme. Este giró repentinamente, metiendose más entre los árboles. Giré tras él, pero había desaparecido. Olisqueé el aire. Detectaba algo, que venia de un árbol... me acerqué lentamente, tratando de no hacer ruido, pero cuando llegué a la otra cara del árbol le vi corriendo de nuevo. Aunque cansado, salí tras él de nuevo, pero al correr empecé a notar algo raro. Detrás de él, caian oleadas de piñones, piedras, y demás desde los árboles. Me cubrí la cabeza, esquivando lo que podía, pero finalmente ganó demasiado terreno y escapó.

Me tumbé en el suelo, sudando y respirando pesadamente, cuando noté la presencia de alguien. -Esto... no ha... acabado...- dije entre jadeos, mientras alzaba la bufanda de la niña en alto. -La puedo rastrear.- dije. Pero primero, necesitaba un descanso. Y agua. Pero el agua la tenía en la mochila...

Una vez me recuperé, me levanté y me sacudí. -Oye... ¿donde están los otros?- pregunté.

La niña corria felizmente, girandose de vez en cuando para dedicarles una sonrisa traviesa a sus perseguidores. Era algo más lenta, pero su hermano se había llevado las cosas más pesadas. Además, había tomado el camino con más trampas preparadas... solo tenía que esquivarlas ella y llegar hasta un paso estrecho entre dos rocas que solo ella podría atravesar.

Off-rol:

Iba corriendo cerca del hombre bestia, que se fue a perseguir al muchacho, yo en cambio, preferí seguir a la niña, no solo era más lenta sino que además llevaba el broche, empecé a esquivar ramas mientras perseguía a la chiquilla en dirección nordeste. Algo me olía mal, me frené un segundo antes de seguir avanzando, la chiquilla era bastante torpe y dejaba sus huellas en la yerba, miré a todos lados pero no vi nada, así que seguí corriendo.

Llevaba ya unos cuantos metros avanzados cuando noté que mi pierna daba con algo, me agaché a mirar justo a tiempo, un enorme tronco pasó por encima de mi cabeza, a una velocidad considerable. Oh, por favor, ¿en serio? Habían puesto trampas, increíble, cuantas molestias podían tomarse por esos diminutos objetos. Tendría que tener cuidado. Me levanté y saqué mis dagas, era lo único con lo que podía correr de forma cómoda aun llevando las manos ocupadas. Corrí siguiendo las marcas de huellas, era más fácil esquivar las trampas de ese modo, ya lograba verla a lo lejos, ese fue uno de mis fallos, el mirarla, no me fije y pisé una nueva trama, de nuevo quedé colgando, no estaba lejos del suelo. Con una de las dagas hice el esfuerzo de hacer un abdominal en mitad del aire y corté la cuerda, caí en una voltereta y me hice un poco de daño en el tobillo, aunque seguro que ni siquiera llegaba a esguince. Volví a mi plan de seguir las pisadas, ya casi la tenía, podía incluso oír su risa, que se detuvo al verme.

Me detuve, apunté y lancé una daga apuntando a su vestido que se enganchó en un árbol, la cría no se lo pensó dos veces antes de seguir corriendo, al menos el susto la había vuelto torpe. Me acerqué con cuidado al árbol y tomé un pedazo de tela rosa que había quedado enganchado allí al arrancarse del vestido de la chiquilla. Aproveché ese momento para recuperar el aliento, aunque no tuve demasiado tiempo, no se si fui yo o la niña o quien, pero de pronto un aluvión de flechas salió de un lado a otro de los árboles, de milagro logré agacharme a tiempo, pero aun así no me libré de un rasguño en el brazo, agh, hacía tanto que no veía mi propia sangre que eso me puso nerviosa.

Cuando la lluvia de flechas paró vi al mago, me levanté del suelo y con el paño que había estado rodeando el broche hasta su robo me anudé la herida, no era profunda, pero sangre es sangre, y mientras lo hacía le pregunté al mago:

- ¿Puedes rastrear con tu magia? He logrado este pedazo de tela del vestido de la niña. Por cierto, soy Alanna- le sonreí, estaba medianamente tranquila, las huellas de la niña seguían presentes, mientras hubiera luz y no lloviese, podríamos localizarla.

Los críos se separaron, pero a el solo le interesaba la niña con su cuchillo, así que ignoro al chico y salio corriendo detrás de su acompañante, que más tarde conocería como Alanna.

Eso resulto ser una ventaja, puesto que esta parecía estar activando todas las trampas, un tronco, una cuerda... El brujo no tardo en limitarse aq pisar las mismas pisadas que la niña, aunque los arboles tapaban bastante luz, aun podían verse. Solo tuvo problemas cuando casi cae en un pozo que por suerte era demasiado estrecho, lo que le permitió agarrarse al borde. No tardo en recuperar la distancia y encontrarse a su acompañante, que se estaba vendado una herida.

Rastrearlo... con... ¿magia? pregunto, incrédulo. La cría no podía estar lejos, si no estuviera tan oscuro deberían poder verla perfectamente. Si no estuviera tan oscuro... Soy Geralt se limito a decir mientras lanzaba una llamarada en la dirección de las pisadas. Pudo ver durante un instante el revuelo de un vestido, justo al alcance de la luz de su fuego.

Ale, a correr y siguió su propia orden. Puede que no fuera un gran atleta, pero no se iba a dejar ganar por una estúpida cría paticorta, por lo que le echo ganas y acelero. La pudo ver perfectamente justo en la entrada de un paso estrecho, cuando se giro y le sonrió. El brujo capto sus intenciones al vuelo Ah no... Para cuando llego, la niña estaba dentro. El no podía entrar, pero no le hacia falta...

Metió una mano dentro y se concentro. En un instante salio un chorro de llamas que lamió la roca, avanzando rápidamente hacia la niña. Para cuando saco la mano de la grieta, ahora ennegrecida, no había rastro de la cría. Era bueno, pero no tanto como para no dejar rastro. Mierda

Después de correr tras los chicos, quedando la ultima, vi como los demás se separaban en dos grupos, uno por cada niño. Al verme sola en medio de todo, no tuve otra que irme tras el hombre bestia que perseguía al chico. Tras el equivoco de las trampas y aprovechando algo la noche, intenté hacerme mas precisa mirando las trampas y esquivándolas. Aun podía ver al niño y al hombre bestia de lejos, entonces intente hacer fuerzas para correr lo más que pude. Tras una larga caminata pensé que tal vez podría intentar comunicarme con el bosque para seguir el rastro del chico, y avisar al hombre-bestia de donde podía estar. Tras esto me puse de rodillas y empecé a meditar.

A la hora de meditar, se me hace difícil saber lo que quiere el bosque, puesto que solo soy sacerdotisa, no adivina. Las visiones que nos dan los bosques son un tanto borrosas pero con astucia y inteligencia, se podían entender. Seguí meditando tanto como pude hasta ver una grieta entre dos rocas, por las que solo podía caber un niño. En esto me puse de pie y empece a correr por donde el bosque me guió. Llegue incluso a alcanzar al hombre bestia para decirle mi información entre sofocos. No corro normalmente por lo tanto al hacerlo me ahogo y más si es correr detrás de un hombre con aspecto de lobo. - Creo que tengo algo de información sobre donde podría estar o esconderse, estos dos niños. - Dije mientras intentaba conseguir aire. - Hay una grieta entre una montaña o una pared rocosa, por la que los dos chicos pueden pasar. Puede que sea su guarida o a donde se dirijan. - Tras esto me apoye en un árbol a volver en mi, mientras me limpiaba el sudor de la frente.

La elfa que vino detrás de mi pareció saber algo sobre los niños. ¿Como demonios sabia eso? ¿Se lo habia dicho un árbol? Daba igual, mientras sirviese de algo. Sin embargo, por la descripción, parecía más un pasaje que una entrada. Me levanté y olisqueé la bufanda, mientras caminaba en dirección a donde fué la niña. -Vamos, no hay tiempo que perder.- ordené.

Durante un rato, no nos cruzamos con ninguna planta. Tal vez dejaban caminos limpios para ellos. Fuera como fuese, atravesamos el bosque hasta que encontré un rastro del olor de la niña. Seguí mi olfato, sin decir nada en todo el trayecto. Acabé notando el olor del brujo, y el de la otra humana. Al parecer estabamos todos. Vi la grieta que describió la elfa. Al parecer no estaba loca... aunque era mejor no sacar ideas precipitadas, igual lo estaba.

-Muy bien, vamos a perseguir a esos críos.- dije. Sería imposible que pudiese entrar por ese hueco. ¿Y por qué estaba lleno de ceniza? Daba igual, tendriamos que buscar otro camino. Lideré la marcha, rodeando el montículo que atravesaba la grieta. No tardamos en encontrar una cueva con una entrada más grande, de tres metros de ancho. Sin embargo, estaba bastante oscura. -Geralt.Haz tu magia.- Ibamos a necesitar luz para no pisar ninguna trampa. Sin embargo, mirando el suelo con atención, noté que no había nada remotamente parecido a una trampa.  -No hay trampas...- ¿Sería confianza en que nadie encontraría la cueva? Sin embargo, notaba un olor...

Una silueta empezó a moverse en la penumbra. Un rugido delató a que pertenecía: era un oso. Un jodido oso. Por eso no tenian trampas. Y no parecía contento de que alguien invadiese su cueva. El oso empezó a correr ferozmente, dispuesto a destrozar al que se cruzase.

Tras la presentación, el mago lanzó una flama que iluminó el espesor del bosque y pude ver el vuelo de una falda. Esperaba que el bosuqe no se incendiase, solo faltaba que los elfso nos persiguieran por incendiar su hogar. Al grito de "a correr" salí tras el mago logrando alcanzarlo sin dificultad. La niña desapareció, no sin antes sonreirnos, por una caverna. El brujo, ni corto ni perezoso, le lanzó una llamarada, pero no funcionó, pues no había rastro alguno de la pequeña.

Iba a comentar que yo posiblemente cupiese por el agujero cuando, a mis espaldas, escuché al hombre bestia:

- Muy bien, vamos a perseguir a esos críos.- escuché que decía, al parecer no habían logrado atrapar al niño.

Sin mediar más palabra nos instó a seguirle a la otra parte del monticulo, pronto encontramos la entrada a una cueva. No estaba segura de entrar, pero el lobo parecía tan seguro de que era buena idea, que deje que siguiese delante, quedandome en la retaguardia, ordenó al mago que "hiciese su magia" para iluminar el lugar. Era extraño que no hubiese trampas, llevaba un rato pensandolo cuando el hombre bestia hizo mis pensamientos palabras, justo antes de que un fuerte rugido llenase la caverna.
Un oso apareció como de la nada. saque mi espada, para hacer ruido, si tenía muchos objetivos, no sabría a quien atacar:

- ¡Haced ruido! debemos marearlo, si tiene varios objetivos no sabrá a por cual ir.- les dije en voz baja, mientras me alejaba para golpear mi espada en una roca.

Al fin y al cabo, ya nos había visto, de nada valdría quedarnos quietos sin hacer nada ni intentar salir en silencio.

off rol:

Tras encontrarnos con la chica cuyo nombre todavía no sabia y el hechicero Geralt, fuimos todos juntos a la cueva del bosque. Al llegar todo estaba tranquilo y no pasaba nada, me puse detrás del grupo mientras el hombre-bestia se adentraba lentamente dentro de la cueva. Algo nos sorprendió a todos, pues dentro de la cueva se encontraba un oso. ¿Me habría equivocado o acaso el bosque intentaba decirme algo? Igualmente debía dejar todo aquello de lado, pues un oso estaba a punto de atacarnos. Saqué el bastón en caso de que al atacarme el oso, tendría algo con lo que defenderme. - !Haced ruido¡ debemos marearlo, si tiene varios objetivos no sabrá por cual ir. - Dijo la chica mientras se ponía tras una roca. En esto que me fui corriendo de árbol en árbol intentado hacer ruido con el báculo en todo árbol por el que pasaba.

Poco podría hacer contra el oso, solo podría hacer algo en el caso de que alguien necesitara ayuda. Pero en estos casos me siento algo inútil, intenté hacer todo lo que estuvo en mi mano para distraer al oso mientras las demás personas intentaban marearlo o noquearlo. - Haced todo lo que tengáis que hacer, pero por favor no lo matéis. - Lo ultimo que quería ver era a un ser siendo matado por su culpa, no estaba bien el haber interrumpido en su casa, pero no hubiera pasado si no hubiera sido culpa mia. Vaya estupida.

Se quedo allí parado, como un idiota, como si la niña fuera a reaparecer por la grieta para ser chamuscada, pero despertó en cuando apareció Peludo, que no tardo en usar su olfato para perseguir a los críos. En cuando los pillara los mandaba directos al orfanato. Uno con rejas y cuidadoras gruñonas, no de los que tenían piruletas.

Inevitablemente llegaron a un lugar, concretamente una cueva. Una cueva muy grande para unos críos. Los ladronzuelos pecaban de avaricia, seguro.

"Haz tu magia" Tse Es irónico que me des ordenes como a un perro... dijo con una risita mientras hacia una llama. La imagen no fue bonita, bueno, usualmente un oso tenia cierto encanto, pero no cuando intentaba matarte. Tenias que hacer una cosa, UNA única cosa...

La chica, Alanna, sugirió que hiciéramos ruido, y la elfita parecía... poco dispuesta a matar el oso, por lo que seguramente acabaran haciendo eso. No es como si tuvieran a un usuario de las artes arcanas, alguien que podría hacer... no se... un muro de fuego... O se habían olvidado o pensaban que no era capaz, no estaba seguro de cual de las dos era peor. En cualquier caso, soltó un par de llamaradas delante del oso, sin llegar a chamuscarlo, mientras retrocedía. Con un poco de suerte, captaría la indirecta. O al menos lo consideraría poco apetecible y se comería a Wernack.

Los intentos de marear al oso no salieron muy bien: solo consiguieron enfurecerlo. Aunque las llamas del brujo consiguieron asustarle lo suficiente para cambiar de objetivo, el animal aún estaba dispuesto a defender su cueva. Corrió hacia Alanna, que era la que hacia más ruido, para intentar desfigurarle la cara. -Bueno... dejaré que os encargueis vosotras.- dije, mientras buscaba una salida. Vi un agujero en una pared, apenas sobre el suelo, tapado por algunas rocas. Las tiré a un lado y examiné el tunel. Era lo suficientemente grande para meterse, pero iba en diagonal: tendría que deslizarme para usarlo, y probablemente habría una caida al otro lado.

Enganché mi gancho en un hueco entre las piedras y bajé lentamente, sujeto por la cadena. Efectivamente, había una caida al final del tunel, pero debajo había una especie de lago subterraneo. No había manera de bajar sin tener que nadar después. Intenté escalar de nuevo con el gancho, pero no estaba tan firmemente sujeta como creía, y se soltó de la apertura, haciendome caer al agua.

Estaba fría, pero limpia. Temí el que hubiesen colocado trampas bajo el agua, pero no parecía haber nada extraño, y probablemente no contaban con que nos enfrentasemos al oso. Nadé hasta una pequeña "isla" en mitad del lago y esperé al resto... si todavía estaban vivos.

Estaba algo asustada pues aquel oso, se abalanzó encima de la chica y temía por ella. En aquel momento en el que casi veo la zarpa del oso en la cara de la joven, solo pude gritarle al oso. -¡EH TU! ¡BOLA DE PELO INMUNDA!- Cuando pillé la atención del oso, corrí hacia Geralt lo más rápido que pude. -¡Geratl,vuelve a hacer lo del fuego!- Corrí para ponerse tras el brujo, en esto me las ingenié para intentar subir a un árbol de la manera mas hábil que podía. Entonces me giré para observar que pasaba con el oso.

Poniendo la mano sobre el árbol, quise pedir ayuda encarecida al bosque para que no tuviéramos que utilizar la fuerza contra el. Me puse a meditar con la mano en el árbol,con todo mis sentidos puesto en el para que de alguna forma u otra algo en el bosque me ayudara. No sé si fue por azar o por merito propio, pero pude conseguir que el oso se tropezara con una rama perdiendo la compostura por un segundo. Esto lo dejaba perfecto para que Geralt pudiera asustarlo con el fuego o la chica pudiese hacer algo, como noquearlo con un palo o hacer algo contra el. Solo pude quedarme en aquel árbol observado alrededor sobre que podría hacer en mi siguiente movimiento o estando alerta por si algo se desmoronaba a nuestro alrededor mientras mis compañeros luchaban.

Vi al oso acercarse a mi a toda velocidad, su garra buscaba mi cara, pero me agaché antes de que me diese y la voz de la elfa distrajo al oso, eso me dio la oportunidad de salir corriendo. Pero el oso, sabiendo que yo estaba más cerca que cualquier otro objetivo, comenzó a perseguirme, y no es que fuese precisamente lento.

Mientras huia hacia la salida de la cueva escuché el sonido de algo que se rompía, como un crujido en la piedra mientras corría y lograba salir a la luz del sol, el suelo de la caverna cayó, lanzando al oso al agua. Miré como el animal caía y, al tocar el agua, empezaba a nadar hacia una entrada alejada del centro, en el que había una especie de isleta.Me giré a mirar a la Elfa, que, afortunadamente, también fuera de la cueva, se encontraba subida en un árbol. ¿Habría sido eso también cosa de los niños? Decidí entrar de nuevo en la cueva, que ahora parecía un enorme lago, el suelo se había hundido y, en medio del agua, había un trozo de tierra, debía llegar allí, era posible que alguno de los que había encontrado en el bosque hubiesen decidido refugiarse en ese peñasco si les había cogido el agua. El problema era como hacerlo.

Miré los costados de la cueva  y vi un pequeño camino sobre la pared de roca. Respirando hondo empecé el paseo por el estrecho pasaje elevado. Andé de lado, intentando no caerme y al llegar cerca de esa isla, me tiré al agua algo asustada. Salí a flote y comencé a acercarme hasta llegar a la orilla, afortunadamente, no había trampas en el agua. Me senté en la  rena y escurrí mi melena. A lo lejos vi el reflejo de pelo blanco, levantandome, vi al hombre bestia y me acerqué a él:

- No creo que lo de entrar aquí por este sitio fuera buena idea, ¿se te ocurre que podemos hacer ahora?- pregunté escurriendome la ropa y aguantando el frío, en la cueva y mojada, hacía mucho frío.

Eh, chucho, cobarde, se supone que sois leales o algo pero ya se había ido con la cola entre las patas. Literalmente, porque era un perro. Se habría reído si no tuviera que frenar a un oso. Y luego la elfa le grito al oso y corrió hacia el, para que les comieran juntos como en algún tipo de historia romántica enfermiza.

Joder, por eso perdisteis la guerra tenia que dejar de decir eso, en serio. Pero cambio de opinión en cuando vio que se marchaba, dejandole el oso a el. Joder que tropa.

Pero antes de que pudiera convertir al oso en una bola de fuego, noto un sonido a sus pies, lo que le hizo saltar de inmediato hacia atrás. De poco sirvió, puesto que el suelo se hundió bajo sus pies y cayo en algo que por suerte parecía agua. No sabia quien había hecho ese estropicio pero estaba segurisimo de que iba a matarlo.

Busco al oso en el agua, pero sin llegar a encontrarlo, así que no suponía un peligro inmediato, lo siguiente fue buscar a Peludo, que estaba en la isla central, aunque ¿si estaban en un lago seguía llamándose isla? Ahora mismo daba igual.

Bueno... ademas de hacer el tonto y pillar un resfriado... ¿alguna pista de esos críos?

Escuché un gran estruendo y vi como algunas rocas se desprendian de la cueva en la que estaba antes, seguidos del oso, Geralt, y la humana, que aparentemente seguia viva. El oso empezó a nadar hacia la "isla", pero pareció cambiar de opinión y fue a la orilla. Probablemente ya no nos molestaria. "¿Que demonios han hecho para derrumbar la maldita cueva?" pensé. Adiós al elemento sorpresa, si esos niños seguían ahí, lo habrían oído, seguro.

Fuera como fuese, estábamos todos reunidos de nuevo... excepto por la elfa. De todos modos, en la cueva no habría árboles con los que pudiese hablar, serviría de poco. Olisqueé la bufanda de antes, que llevaba ahora atada al brazo derecho. Se había mojado, pero aún podía percibir parte del olor. -Están cerca. Vamos.- dije, volviendo a meterme en el agua. Tendríamos que nadar hasta la orilla, pero debido a la falta de peligros en el agua, sería fácil. Una vez la alcancé, me sacudí, salpicando a los que estaban cerca con agua, y emprendí la marcha de nuevo por un túnel.

De vez en cuando, se oía el eco lejano de unas risas, procedentes de los críos, sin duda. El olor se hacía cada vez más notable, hasta que el túnel nos llevó a un espacio más abierto, una especie de plataforma circular rodeada por agua, donde ambos críos esperaban con una sonrisa. -Enhorabuena. Sois los primeros en encontrar nuestra cueva, ¡ji, ji!- dijeron, uno al lado del otro. Casi parecía que lo tenían practicado... -Basta de juegos. ¿Y nuestras cosas?- exigí. La sonrisa del niño era aún más irritante que la de Geralt, y ya era decir. -¿Basta de juegos? Si el juego empieza ahora...- dijo, algo más calmado. -Si vosotros ganais, os devolvemos lo que hemos robado. Si ganamos, nos las quedamos... y además me devolverás mi bufanda, abusón.-

Suspiré. ¿Iba a confiar en la palabra de esos dos? No tenía mucho más remedio, podían haber escondido los objetos en cualquier parte. -Verás, para empezar a jugar, cada uno tiene que elegir una ficha. Hay que ir comprando casas, y...- mi gancho voló hacia donde estaba la niña, pero esta vez, lo vio venir antes. -¡Deja de hacer eso!- gritó, algo enfadada. -Vemos que no os gustan los juegos de pensar... vale, algo simple.- El niño me lanzó cuatro objetos pequeños que tomé al suelo. Eran dados... de veinte caras. -Quien saque un número más alto gana sus cosas.- dijo, mostrando un último dado entre sus dedos. -Está trucado, seguro. Cambiamelo.- el chico se encogió de hombros y nos lanzamos el dado el uno al otro. -Venga. ¡Empecemos!-

Off:

El hombre bestia olisqueó el aire y nos instó a seguirlo, sabía donde estaban los niños, solté mi ropa, ahora arrugada por mi intento de escurrirla y seguí al tipo a corta distancia. A medida que nos adentrabamos en la caverna las risas de los chiquillos se hacían más sonoras, rodé los ojos, molesta, encima de ser unos ladronzulos, se reían, ella también había pasado dificultades de niña y nunca había hecho ningun acto deleznable.

Entramos en una gruta, amplia y alta en la que esperanban los chiquillos. Al principio nos miraron sorprendidos, pero luego sonrieron confiados felicitando nuestra azaña, ¿de verdad eramos los primeros en llegar allí? A ver, vale que las trampas estaban bien colocadas, y el lugar bien escondido, pero de ahí a ser los primeros... muy inutiles o vagos tuvieron que ser los otros, al fin y al cabo eran niños:

- Enhorabuena. Sois los primeros en encontrar nuestra cueva, ¡ji, ji!- dijeron al unísono.
- Basta de juegos. ¿Y nuestras cosas?- exigió el lobo.
-¿Basta de juegos? Si el juego empieza ahora... - comentó con aspecto molesto-Si vosotros ganais, os devolvemos lo que hemos robado. Si ganamos, nos las quedamos... y además me devolverás mi bufanda, abusón.
-Verás, para empezar a jugar,- comenzó a explicar el niño- cada uno tiene que elegir una ficha. Hay que ir comprando casas, y...- el ganchó del rastreador voló hasta la niña, que lo esquivó de milagro, no me esperaba eso, pero al menos, la niña, estaba bien, sería un pequeño bichejo, pero solo era una niña.
-¡Deja de hacer eso!- gritó la niña con voz chillona.
-Vemos que no os gustan los juegos de pensar... vale, algo simple.-El crio tiró al suelo unos dados de muchas caras, unas 20 -Quien saque un número más alto gana sus cosas.- aclaró mostrando un último dado entre dos de sus dedos
-Está trucado, seguro. Cambiamelo.-Protestó el del gancho.
-Venga. ¡Empecemos!- ordenó el crio lanzando su dado.

El niño, confiado, sonrío al ver ese 14 en el suelo. Era un número alto, pero yo siempre he tenido suerte en el azar, y estaba segura de que esta vez, no sería diferente, lancé el dado, que rodó por el suelo y se paró mostrando un 19, ya estaba. Sonreí satisfecha.

- Muy bien, niños, ahora, dadnos nuestras cosas, o las tomamos nosotros- les ordené extendiendo la mano y agachandome a su altura, era una amenaza bastante tonta, sobretodo sabiendo que no sería capaz de hacerles daño, pero tal vez así nos hicieran caso

No entiendo porque les sigues el juego, como si te fueran a devolve... espera ¿comprar casas? Quería jugar a eso, pero el gancho de Wernack fue más rápido Perro malo

Al final lo decidirian por dados, primero tiro Wernack, demostrando que ni eso se le daba bien, luego el, seguido de los críos y ambas chicas. "Casualmente" el dado de los críos era superior a los dos iniciales. Y decía casualmente porque era lo que habría hecho el. Si sacabas un numero ligeramente mejor que los dos primeros, tenias asegurado dos "premios" y el resto dependía del azar, por lo que el peor caso posible era un empate, lo que otorgaba la victoria a la larga. Y claro, el chucho no se había dado cuenta de lo fácil que seria trucar un dado para un brujo. El no lo había hecho porque estaba convencido de que Wer ahogaría a los niños en el estanque o algo así, pero parecía que sacar un misero 1 lo había dejado algo tocado.

Doble o nada, os ofrezco esta espada desenvaino su arma y la clavo en el suelo. Y sus cosas señalo a Alanna. Básicamente, porque Wer le mordería y la elfa le lanzaría una flecha o algo así, ella parecía la más inofensiva.

Menos de 1 a 10, vosotros ganáis, de 11 a 20, yo gano lanzo el dado al aire sin esperar una respuesta, ni de los críos ni de Alanna. Sabia perfectamente el resultado de antemano, solo mantuvo una ligera telequinesis y cuando noto otro tirón, empujo en dirección contraria. Puede que el crío fuera achispado, pero era eso, un crío, no podía compararse con un brujo entrenado y mucho menos con el.

20, todo para mi clavo sus ojos en la parejita ¿Ocurre algo? se limito a añadir con una sonrisa

Un uno. Un maldito uno... había visto como mi dado se quedaba en un espléndido 20, pero en el último momento, hizo un último movimiento y se quedó en el número más miserable posible... Geralt no tuvo mucha más suerte, pero la humana si... maldito brujo, ¿por qué no había movido el dado con telekinesis? ¿Ni siquiera eso sabía hacer el "gran maestro arcano"?

Fuera como fuese, el brujo ofreció un doble o nada, apostando su espada que perfectamente podía ser de adorno por las veces que le habia visto usarla, y las cosas de la humana. - ¡JA!- sonreí, satisfecho. Los críos se murmuraron algo, pero finalmente, aceptaron. Para entonces el dado ya estaba en el aire... y todas las miradas se clavaron en él. Cuando se detuvo, la cara que quedó arriba era... Un 20. Sin embargo, un último movimiento, y el dado acabó en 11. El niño soltó una maldición.

Ambos críos cuchichearon de nuevo, ya no había discusión, habiamos ganado. -Está bien. Vuestras cosas están detrás de vosotros, debajo de esa roca. Lancé el gancho a la roca para asegurarme, apartandola. Efectivamente, parecía haber un agujero debajo de la roca con objetos dentro. -Vale, y ahora que hacemos con...- donde estaban los niños había ahora una cortina de humo, y se seguían escuchando sus siniestras risas. -...bah.- ¿Para que esforzarse? Recuperé mi mochila, comprobando que estaba todo. También había un broche que no era mio. Se lo lancé a la humana, debía ser lo que le habían robado. Y el cuchillo arrojadizo de Geralt... se lo tiré, con la hoja por delante. -Piensa rápido.- advertí, confiando en que pudiese tomarlo al vuelo, o al menos esquivarlo... si no podía, hacia bien lanzandoselo.

-Deberiamos volver a Lunargenta por unos días... necesitamos prepararnos mejor, hasta unos críos nos roban.- propuse, una vez salimos de la cueva. .Además, tengo oro y algunas cosas que comprar.- sin embargo, mientras caminaba, algo captó mi atención. Un olor en el ambiente... olisqueé el aire más profundamente. -...tengo que asegurarme de algo. Nos vemos en Lunargenta en unos tres días, en la posada esa tuya.- me di la vuelta, siguiendo mi olfato, sin esperar una confirmación

Fin:

Gerald y el hombre bestia habían perdido, y, para recuperar sus cosas, el mago les propuso un trato, otra tirada, de 11 a 20 ganaba él, de 10 a 1, ellos, y, no solo se jugaba su espada, tambien puso en juego mis cosas, mientras los niños se lo pensaban yo, sorprendida, le empecé a preguntar:

-¿Qué? ¿En que estas pensando? Mas te vale no perder, o me devolveras lo que cuestan con intereses- protesté molesta. Aunque suponía que tendría un plan, o al menos eso esperaba.

Mis protestas parecieron convencer a los niños, que accedieron a la tirada. El niño tiró los dados y parecía que iba a ganar, pero en el último momento salió un 20 que logró que soltara todo el aire que había estado reteniendo. Lso chiquillos nos dijeron el lugar donde estaban nuestras cosas y el gancho del lobo voló oara coger la rica y lanzarla lejos. bajo ella, un agujero contenía la mochila del peludo. El propietario la abrió y me lanzó el broche que tomé entre las manos para verlo, estaba intacto, di un suspiro y me giré para decirles a los niños que debía llevarlos conmigo, pero ya no estaban.

- Así que has movido los dados- supuse- no lo habría imaginado, buena jugada, siento la amenaza.- dije sonriendo antes de salir de la cueva.

Al salir de allí ellos se iban a Lunargenta, yo, a devolver el broche a la niña, me despedí deseandoles suerte y siguiendo el camino que dejaban las trampas, llegue al claro del principio desde el cual pude llegar a la aldea y devolver el objeto. Cuando hube cumplido mi cometido, me marche de nuevo por el bosque, pero, un segundo, ¿Dónde me había metido?