[Cerrado] Repercusiones [Interpretativo-Libre]
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[Cerrado] Repercusiones [Interpretativo-Libre]
Apenas salió el sol, el elfo tomó sus cosas y se alejó de la pequeña posada sin avisar a sus compañeros de viaje, le gustaba viajar solo, y aunque la ayuda de la pareja de brujos le había resultado bastante útil, el elfo era un orgulloso guerrero que presumía poder salir airoso de sus batallas sin necesitar apoyo de nadie, o tal vez, era tan solo la costumbre de haber tenido que sobrevivir solo durante tanto tiempo. Tras haberse tomado un descanso toda la noche anterior, el elfo abandonó a su grupo de compañeros de viaje para continuar en su búsqueda del Coleccionista, desde el lugar donde ocurrieron los eventos en el rescate del heredero, el misterioso Coleccionista solo podría haber ido al Bosque del Este, así que el elfo había partido en esa dirección para alcanzar a su presa en el menos tiempo posible.
La mañana deslumbraba con un hermoso brillo y el trinar de pájaros entre todos los árboles, el bosque parecía recibir al elfo un una gran hospitalidad, sin embargo, algo en el bosque le daba una extraña sensación de peligro, tal vez por encontrarse cerca de la morada de los licántropos, ante lo cual debía ir con bastante cuidado, Destino seguía un rastro casi inexistente basado casi en el puro instinto, podía sentir en el ambiente la esencia de una presa previamente marcada que difícilmente podría lograr escapar.
Finalmente llegó al lugar donde todo rastro desaparecía, por más que buscaba no encontraba nada hacia ningún lado, pero a su izquierda una pequeña y misteriosa cueva cerrada con una piedra que tenía escritas unas runas, parecía demasiado sospechosa, así que lo ideal sería buscar la manera de entrar, sin embargo, antes de poder intentarlo escuchó venir unos pasos en su dirección, así que reaccionó de prisa y se escondió tras unos arbustos para ver de quién se trataba, tal vez podría ser alguien que se dirigiera a la cueva y podría aprovechar para ver la manera de entrar, pero lo ideal era mantenerse oculto y en completo silencio hasta que los pasos revelaran a sus dueños.
La mañana deslumbraba con un hermoso brillo y el trinar de pájaros entre todos los árboles, el bosque parecía recibir al elfo un una gran hospitalidad, sin embargo, algo en el bosque le daba una extraña sensación de peligro, tal vez por encontrarse cerca de la morada de los licántropos, ante lo cual debía ir con bastante cuidado, Destino seguía un rastro casi inexistente basado casi en el puro instinto, podía sentir en el ambiente la esencia de una presa previamente marcada que difícilmente podría lograr escapar.
Finalmente llegó al lugar donde todo rastro desaparecía, por más que buscaba no encontraba nada hacia ningún lado, pero a su izquierda una pequeña y misteriosa cueva cerrada con una piedra que tenía escritas unas runas, parecía demasiado sospechosa, así que lo ideal sería buscar la manera de entrar, sin embargo, antes de poder intentarlo escuchó venir unos pasos en su dirección, así que reaccionó de prisa y se escondió tras unos arbustos para ver de quién se trataba, tal vez podría ser alguien que se dirigiera a la cueva y podría aprovechar para ver la manera de entrar, pero lo ideal era mantenerse oculto y en completo silencio hasta que los pasos revelaran a sus dueños.
Última edición por Destino el Dom Feb 07 2016, 03:36, editado 5 veces
Destino
Maestro de las Mil Espadas
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Re: [Cerrado] Repercusiones [Interpretativo-Libre]
Las primeras luces del alba encontraron al brujo en su cama. Siempre era un placer ver un amanecer para él, pues era de esas pequeñas cosas que hacían de la vida algo hermoso. Y ciertamente, estar a punto de morir hacía la luz del sol mucho más bella que de costumbre.
- Y hablando de bellezas-, musitó al inspeccionar la habitación con la mirada.
La luz solar que entraba por la ventana lo había despertado, pero parecía que a la mujer sentada en su silla no. Intuía que era debido a que debía haber pasado la noche en vela cuidando su sueño, pues de otro modo no entendía como dormía allí y no en su propia cama. Si el rubio se hubiera percatado de ello, la habría acostado en su colchón, durmiendo él en el suelo, por otra parte, si hubiera hecho eso, Keira se levantaría de mala leche por poner su salud en juego por un acto de caballerosidad. Ahora poco importaba, era demasiado tarde para hacer algo así sin despertarla, y la mujer merecía descansar, así que lo primero que hizo, después de enfundarse su camisa, fue arroparla con su manta para luego salir con sigilo de la habitación.
Vincent fue sin pensárselo dos veces hasta el cuartelillo del pueblo, las indicaciones del mesero de la posada fueron de bastante ayuda para no perder el tiempo buscándolo, aunque tampoco hubiese tardado demasiado, pues la aldea no era de grandes dimensiones. Allí habló con el prisionero de la guardia, después de pedir permiso a sus custodios. El hombre se mostró dubitativo de convertirse en un chivato al principio, más al verse solo y abandonado por su banda, decidió soltar la lengua con todo lo que sabía, que no era mucho por otra parte. Lo poco útil de su información era que el hombre que los contrató provenía del este. Poca cosa, suficiente para empezar, razonó el lobo de vuelta a la taberna.
En cuanto llegó a ella, se acercó a la barra y pidió un comida copiosa, más un buen vaso de hidromiel.
- Sabes, el elfo se ha marchado esta mañana-, comentó el dueño justo después de traerle la bebida.
Le sorprendió un poco la afirmación del hombre, pero sospechaba que Destino partiría por su cuenta. El chico precisamente no era de los que escondían sus motivaciones, y si lo estaba haciendo, tenía que decir que se le daba bastante mal. Se notaba que era un alma solitaria. Un poco como Keira, aunque con un estilo totalmente distinto.
- Supongo que ya toleró demasiado mi compañía, y ha decido seguir su camino. Ya ve, ni los hombres ni las mujeres me quieren a su lado. Sobre todo las mujeres-, bromeó.
El posadero se carcajeó, para luego darle un golpetazo en la espalda que casi le descoyunta la columna. Qué manía tenía todo el mundo de golpearle.
El brujo se sentó en una mesa, teniendo que esperar solo un rato hasta que su gran desayuno estuvo listo. Esto le hizo recordar que también tenía que comprar comida para el viaje. Comida seca entre otras cosas. El dinero del heredero había venido bastante bien, sin duda. Solo le preocupaba una cosa. ¿Cómo reaccionaría Keira ante el viaje que les esperaba hacia tierra de lobos? Pues mal seguramente. Tenía suerte de ser una de las pocas personas que toleraba, y esperaba que esto fuera suficiente para aplacar su ira.
- Y hablando de bellezas-, musitó al inspeccionar la habitación con la mirada.
La luz solar que entraba por la ventana lo había despertado, pero parecía que a la mujer sentada en su silla no. Intuía que era debido a que debía haber pasado la noche en vela cuidando su sueño, pues de otro modo no entendía como dormía allí y no en su propia cama. Si el rubio se hubiera percatado de ello, la habría acostado en su colchón, durmiendo él en el suelo, por otra parte, si hubiera hecho eso, Keira se levantaría de mala leche por poner su salud en juego por un acto de caballerosidad. Ahora poco importaba, era demasiado tarde para hacer algo así sin despertarla, y la mujer merecía descansar, así que lo primero que hizo, después de enfundarse su camisa, fue arroparla con su manta para luego salir con sigilo de la habitación.
Vincent fue sin pensárselo dos veces hasta el cuartelillo del pueblo, las indicaciones del mesero de la posada fueron de bastante ayuda para no perder el tiempo buscándolo, aunque tampoco hubiese tardado demasiado, pues la aldea no era de grandes dimensiones. Allí habló con el prisionero de la guardia, después de pedir permiso a sus custodios. El hombre se mostró dubitativo de convertirse en un chivato al principio, más al verse solo y abandonado por su banda, decidió soltar la lengua con todo lo que sabía, que no era mucho por otra parte. Lo poco útil de su información era que el hombre que los contrató provenía del este. Poca cosa, suficiente para empezar, razonó el lobo de vuelta a la taberna.
En cuanto llegó a ella, se acercó a la barra y pidió un comida copiosa, más un buen vaso de hidromiel.
- Sabes, el elfo se ha marchado esta mañana-, comentó el dueño justo después de traerle la bebida.
Le sorprendió un poco la afirmación del hombre, pero sospechaba que Destino partiría por su cuenta. El chico precisamente no era de los que escondían sus motivaciones, y si lo estaba haciendo, tenía que decir que se le daba bastante mal. Se notaba que era un alma solitaria. Un poco como Keira, aunque con un estilo totalmente distinto.
- Supongo que ya toleró demasiado mi compañía, y ha decido seguir su camino. Ya ve, ni los hombres ni las mujeres me quieren a su lado. Sobre todo las mujeres-, bromeó.
El posadero se carcajeó, para luego darle un golpetazo en la espalda que casi le descoyunta la columna. Qué manía tenía todo el mundo de golpearle.
El brujo se sentó en una mesa, teniendo que esperar solo un rato hasta que su gran desayuno estuvo listo. Esto le hizo recordar que también tenía que comprar comida para el viaje. Comida seca entre otras cosas. El dinero del heredero había venido bastante bien, sin duda. Solo le preocupaba una cosa. ¿Cómo reaccionaría Keira ante el viaje que les esperaba hacia tierra de lobos? Pues mal seguramente. Tenía suerte de ser una de las pocas personas que toleraba, y esperaba que esto fuera suficiente para aplacar su ira.
Vincent Calhoun
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Re: [Cerrado] Repercusiones [Interpretativo-Libre]
En la posada, la noche pasaba con lentitud, el elfo la había ayudado a llevar al mago hasta ese cuarto y acabado de curar las heridas de ambos, para, después salir de allí, Keira, en ese momento, había dado un suspiro, ese tipo era casi tan uraño, si esa posibilidad cabía en alguna cabeza, ya que, le gustara reconocerlo o no, la chica sabía precisamente que no era el tipo de persona a la que se le puede llamar "un amor".
Sin embargo, también era consciente de que su lealtad era comprable a pocas, por ello, esa noche, sin querer tentar a la suerte, preocupada, aunque nunca lo afirmaría en voz alta, por el barbudo. Al principio se didicó a dar vueltas por el cuarto, encendió a chimenea y contempló el fuego. Se miró las manos, con rostro inexpresivo, mientras en su cabeza bullían miles de ideas, la mayoría, de miedo. Aunque usaba su poder con bastante regularidad, aun no había olvidado la quemadura de su hombro, el dolor y la quemazón, deseaba con todas sus fuerzas no volver a herirse.
Al final, con un nuevo suspiro y la tristeza enmarcando sus delicados rasgos, se sentó en un sillón al lado de la cama, mirando de cara al pelirrojo, se abrazó las rodillas y lo contempló con calma, parecía tranquilo. Fuera, no se escuchaba un solo sonido y Fire, sobre el respaldo mullido del sillón donde la joven se encontraba, ya dormitaba con una pata elevada, finalmente, a pesar de sus intentos por no hacerlo, la chica se quedó dormida.
Amaneció con la mañana fría, sintiendo la cara helada, pero el cuerpo cálido, abrió los ojos con cuidado y se desperezó atontada sacando los brazos de la manda que la cubría, "¿Manta?" Se preguntó, y miró hacia delante, Vincent no estaba en la cama. Abrió de pronto los ojos con cierto aire espantado, dónde demónios se habría metido ese idiota?
Nerviosa, abrió la puerta del cuarto mientras se arreglaba la camisa, que se había desordenado en sueños, y salió mientras Fire la seguía volando de cerca. Comnenzó a baja las escaleras de modo apresurado, pero silencioso, debido a sus ligeros pasos de bailarina. Cuando giró la esquina de los escalones, comprobó que el mago desayunaba con calma. Suspiró recuperando su expresión tranquila de costumbre, "Ese idiota me ha dado un susto de muerte" pensó quejandose, aliviada de que el chico estuvierea lo bastante bien como para provocarle un soponcio.
Terminó de bajar los escalones, y se sentó frente al hombre, tomando un trozo de pan del plato del chico y cortando un trozo por los dedos, para, luego, llevarselo a la boca, con eso se conformaba como compensación por el susto.
- Buenos días.- comentó.- ¿Estás mejor?- preguntó mirandolo con calma.
Sin embargo, también era consciente de que su lealtad era comprable a pocas, por ello, esa noche, sin querer tentar a la suerte, preocupada, aunque nunca lo afirmaría en voz alta, por el barbudo. Al principio se didicó a dar vueltas por el cuarto, encendió a chimenea y contempló el fuego. Se miró las manos, con rostro inexpresivo, mientras en su cabeza bullían miles de ideas, la mayoría, de miedo. Aunque usaba su poder con bastante regularidad, aun no había olvidado la quemadura de su hombro, el dolor y la quemazón, deseaba con todas sus fuerzas no volver a herirse.
Al final, con un nuevo suspiro y la tristeza enmarcando sus delicados rasgos, se sentó en un sillón al lado de la cama, mirando de cara al pelirrojo, se abrazó las rodillas y lo contempló con calma, parecía tranquilo. Fuera, no se escuchaba un solo sonido y Fire, sobre el respaldo mullido del sillón donde la joven se encontraba, ya dormitaba con una pata elevada, finalmente, a pesar de sus intentos por no hacerlo, la chica se quedó dormida.
Amaneció con la mañana fría, sintiendo la cara helada, pero el cuerpo cálido, abrió los ojos con cuidado y se desperezó atontada sacando los brazos de la manda que la cubría, "¿Manta?" Se preguntó, y miró hacia delante, Vincent no estaba en la cama. Abrió de pronto los ojos con cierto aire espantado, dónde demónios se habría metido ese idiota?
Nerviosa, abrió la puerta del cuarto mientras se arreglaba la camisa, que se había desordenado en sueños, y salió mientras Fire la seguía volando de cerca. Comnenzó a baja las escaleras de modo apresurado, pero silencioso, debido a sus ligeros pasos de bailarina. Cuando giró la esquina de los escalones, comprobó que el mago desayunaba con calma. Suspiró recuperando su expresión tranquila de costumbre, "Ese idiota me ha dado un susto de muerte" pensó quejandose, aliviada de que el chico estuvierea lo bastante bien como para provocarle un soponcio.
Terminó de bajar los escalones, y se sentó frente al hombre, tomando un trozo de pan del plato del chico y cortando un trozo por los dedos, para, luego, llevarselo a la boca, con eso se conformaba como compensación por el susto.
- Buenos días.- comentó.- ¿Estás mejor?- preguntó mirandolo con calma.
Keira Brabery
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Re: [Cerrado] Repercusiones [Interpretativo-Libre]
Los pasos que seguían acercándose revelaron ser de varios hombres, fuertes guerreros al parecer, aunque había algo más peligroso en ellos, si los sentidos del elfo no lo estaban engañando, esos sujetos eran licántropos, tal vez alguna patrulla que se dirigía de regreso a Ulmer, al estar tan cerca de esa pueblo era una clara posibilidad, sin embargo, los 4 sujetos se detuvieron frente a la enorme piedra que cubría la entrada del lugar que el elfo había estado vigilando -Espero que este trabajo nos lo paguen mejor que los anteriores, o que al menos nos lo paguen- Comentó uno de los hombres que parecían ser mercenarios por ese comentario -Estoy seguro que éste hombre sí tiene cómo pagarnos esa suma- Comentó otro de aquellos mientras el tercero los interrumpía con mucho ánimo -Es dinero fácil, una simple cacería y será todo- Todos comenzaron a reír ante el comentario hasta que uno de ellos sacó una pequeña hoja de papel que llevaba consigo, la cual estaba en blanco al principio, pero luego una mancha de tinta roja comenzó a aparecer, contorsionándose hasta dibujar una flecha en la dirección en que se encontraba el elfo -Al parecer tenemos un nuevo objetivo- Dijo uno de los sujetos mientras olfateaba mirando en la dirección en que se encontraba escondido el pelinegro.
A estas alturas, con la fama de rastreadores que tenían los licántropos, esconderse era completamente inútil, Destino lo sabía, a estas alturas incluso ya sabría que se trataba de un elfo, lo cual no era para nada conveniente, pues la fuerza de un elfo no podría compararse a la de un licántropo, así que tras detallar el lugar para no perderse luego y poder encontrarlo, intentó moverse entre los arbustos para alejarse del lugar, sin embargo, al mirar atrás, los hombres se habían transformado en unos enormes lobos que ya se lanzaban en una violenta y rápida persecución -¡Maldición!- Exclamó el elfo mientras comenzaba a correr tan rápido como podía, eran demasiados y todos ellos más fuertes que él, por más que fuera habilidoso y rápido, no podría luchar contra ese número de amenazas, así que una retirada táctica era la mejor opción.
El elfo corrió a través del bosque apartando ramas y saltando charcos seguido cada vez más de cerca por aquellos animaluchos; ya se encontraba cerca de abandonar el bosque cuando uno de los lobos cortó su camino mientras los otros tres lo rodeaban por los lados, uno de ellos tomó una forma intermedia, no era lobo ni humano sino una mezcla de ambos, con el pelo y las garras pero manteniendo una figura humanoide que le permitía llevar a cabo procesos humanos como el habla -Hasta aquí llega tu intento de fuga intruso- Dijo con arrogancia mientras los otros 3 lobos, se acercaban gruñendo con fiereza; destino tomó su espada Moonblade y la giró un par de veces para luego ponerse en guardia, si debía perecer, al menos se llevaría con él a algunos de esos lobos -Destino les permitirá decidir el orden de sus muertes, de uno en uno o todos a la vez, da igual cómo lo intenten- Dijo el elfo de manera arrogante aunque estaba totalmente consciente de que no lograría acabar con todos ellos, si lograba confundirlos al menos un poco, tendría algo más de oportunidad...
A estas alturas, con la fama de rastreadores que tenían los licántropos, esconderse era completamente inútil, Destino lo sabía, a estas alturas incluso ya sabría que se trataba de un elfo, lo cual no era para nada conveniente, pues la fuerza de un elfo no podría compararse a la de un licántropo, así que tras detallar el lugar para no perderse luego y poder encontrarlo, intentó moverse entre los arbustos para alejarse del lugar, sin embargo, al mirar atrás, los hombres se habían transformado en unos enormes lobos que ya se lanzaban en una violenta y rápida persecución -¡Maldición!- Exclamó el elfo mientras comenzaba a correr tan rápido como podía, eran demasiados y todos ellos más fuertes que él, por más que fuera habilidoso y rápido, no podría luchar contra ese número de amenazas, así que una retirada táctica era la mejor opción.
El elfo corrió a través del bosque apartando ramas y saltando charcos seguido cada vez más de cerca por aquellos animaluchos; ya se encontraba cerca de abandonar el bosque cuando uno de los lobos cortó su camino mientras los otros tres lo rodeaban por los lados, uno de ellos tomó una forma intermedia, no era lobo ni humano sino una mezcla de ambos, con el pelo y las garras pero manteniendo una figura humanoide que le permitía llevar a cabo procesos humanos como el habla -Hasta aquí llega tu intento de fuga intruso- Dijo con arrogancia mientras los otros 3 lobos, se acercaban gruñendo con fiereza; destino tomó su espada Moonblade y la giró un par de veces para luego ponerse en guardia, si debía perecer, al menos se llevaría con él a algunos de esos lobos -Destino les permitirá decidir el orden de sus muertes, de uno en uno o todos a la vez, da igual cómo lo intenten- Dijo el elfo de manera arrogante aunque estaba totalmente consciente de que no lograría acabar con todos ellos, si lograba confundirlos al menos un poco, tendría algo más de oportunidad...
Última edición por Destino el Vie Ene 29 2016, 05:54, editado 3 veces
Destino
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Re: [Cerrado] Repercusiones [Interpretativo-Libre]
No tardó en aparecer una moza, que probablemente sería la hija del regente con el primer plato, o al menos por edad podría serlo. El humo que salía de la bandeja de la mujer hacía visualizar al brujo un cordero en su punto. Seguro que debía estar jugoso, tantos rayos a través de su cuerpo lo habían debilitado el día anterior y ahora tenía un apetito voraz, estaba deseoso de hincarle el diente.
- Muchas gracias señorita-, comentó cuando la mujer dejó la comida sobra la mesa.
- Espero que esté de su gusto, señor. Pronto le traeremos el acompañamiento-, respondió con voz dulce y amabilidad. Sin duda tenía buenas maneras para el trato con personas.
- Estoy seguro de que estará perfecto. Solo el olor derrite a uno-, dijo antes de sonreír. - Por cierto, comentadle al dueño que luego le compraré comida para mi viaje. Productos duraderos y que tarden en pasarse.
- Así se lo haré saber-, la joven se giró y, después de hablar con el hombre de la barra, se perdió en la cocina. El dueño lo miró, a lo que el rubio le hizo una señal con su jarra de hidromiel para corroborar las palabras de la moza, recibiendo un gesto afirmativo por parte de este.
Bien. Eso estaba bien. El posadero tenía lo que necesitaba. Era mejor pasearse por el pueblo y encontrar los productos al mejor precio posible, pero no tenía ganas de estar negociando, ni perdiendo el tiempo buscando tiendas donde conseguirlos, comparar precios, etc. Comprándolos allí mismo podría salir lo más rápido posible, cosa que necesitaba para que el rastro del jefe de la banda no se diluyera en el tiempo.
Vincent echó un trago de su licor, para luego empezar a dar cuenta del cordero. Estaba tan delicioso y tierno que se deshacía en su boca. Demonios, merecía la pena pasarse por ese pueblo solo para comer allí. Tenía que felicitar al cocinero.
No tardó en aparecer la esbelta mujer de fuego por las escaleras que llevaban a los dormitorios. Traía un semblante entre el alivio y el enfado que desconcertó al brujo, mas no le dio muchas vueltas a ello.
- Buenos días-, contestó. - Sí, si te refieres a los dolores. Si te refieres a mi belleza, es imposible estar mejor-, bromeó con fingido talante chulesco y le guiñó un ojo. El brujo rió levemente su chiste malo. - Estoy como nuevo la verdad. Los poderes sanadores de los elfos son geniales. Me pasaría por Sandorai solo para otra sesión sino fuera por mi fobia a las flechas.
La camarera trajo el segundo plato, y después de saludar a Keira lo dejó sobre la mesa. El rubio le pidió otra ración de cordero y una cuchara para la hechicera, así podría degustar el nuevo plato, que consistía en un puré de papas que humeaba como el cordero, mostrándose igual de apetitoso a la vista.
- Ufff, que rico. Tienes que probarlo Keira. Que parece que estés a dieta, mira que coger solo un trozo de pan-, volvió a sonreír. - Además, con el estómago lleno a lo mejor se te pasa las ganas de matarme por lo que te voy a decir.
La jovencita trajo el cordero para Keira, así como su cuchara para las papas, desapareciendo a la cocina nuevamente en cuanto hizo la entrega.
- Verás, he hecho una visita a nuestro amigo de la cárcel-, le dio un tonó distinto a la palabra amigo. Terminó su cordero y probó otro poco del puré. - El tipo se mostró participativo de conversar conmigo, lo malo es que el cabronazo no sabía una mierda. Solo que el hombre que los contrató venía del este. Por lo visto de la región cercana a Ulmer. No se qué piensas, pero yo estoy decidido a convertir a ese capullo en cenizas. Si te apetece un viaje a tierra de lobos, pues ya he hecho los preparativos. Cuando acabes los tuyos podemos ir, yo te seguiré. Ya sabes que me gusta observar los bonitos monumentos-, le guiñó un ojo ante la broma a su físico. - Si prefieres no ir, lo entiendo. Esto es algo más bien personal, y si prefieres bajar al sur por otra zona lo entenderé-, finalizó más serio.
Prefería ir con Keira. Le había cogido cariño en el viaje desde Dundarak, mas no podía obligarla a ir con él. Menos por una venganza personal, aunque en parte también era por su siempre predisposición a meterse en líos por ayudar. Con lo fuerte que era el brujo de la mina, su contratista debía ser poderoso para darle órdenes de ese modo tan autoritario, y sobre todo, un peligro.
- Muchas gracias señorita-, comentó cuando la mujer dejó la comida sobra la mesa.
- Espero que esté de su gusto, señor. Pronto le traeremos el acompañamiento-, respondió con voz dulce y amabilidad. Sin duda tenía buenas maneras para el trato con personas.
- Estoy seguro de que estará perfecto. Solo el olor derrite a uno-, dijo antes de sonreír. - Por cierto, comentadle al dueño que luego le compraré comida para mi viaje. Productos duraderos y que tarden en pasarse.
- Así se lo haré saber-, la joven se giró y, después de hablar con el hombre de la barra, se perdió en la cocina. El dueño lo miró, a lo que el rubio le hizo una señal con su jarra de hidromiel para corroborar las palabras de la moza, recibiendo un gesto afirmativo por parte de este.
Bien. Eso estaba bien. El posadero tenía lo que necesitaba. Era mejor pasearse por el pueblo y encontrar los productos al mejor precio posible, pero no tenía ganas de estar negociando, ni perdiendo el tiempo buscando tiendas donde conseguirlos, comparar precios, etc. Comprándolos allí mismo podría salir lo más rápido posible, cosa que necesitaba para que el rastro del jefe de la banda no se diluyera en el tiempo.
Vincent echó un trago de su licor, para luego empezar a dar cuenta del cordero. Estaba tan delicioso y tierno que se deshacía en su boca. Demonios, merecía la pena pasarse por ese pueblo solo para comer allí. Tenía que felicitar al cocinero.
No tardó en aparecer la esbelta mujer de fuego por las escaleras que llevaban a los dormitorios. Traía un semblante entre el alivio y el enfado que desconcertó al brujo, mas no le dio muchas vueltas a ello.
- Buenos días-, contestó. - Sí, si te refieres a los dolores. Si te refieres a mi belleza, es imposible estar mejor-, bromeó con fingido talante chulesco y le guiñó un ojo. El brujo rió levemente su chiste malo. - Estoy como nuevo la verdad. Los poderes sanadores de los elfos son geniales. Me pasaría por Sandorai solo para otra sesión sino fuera por mi fobia a las flechas.
La camarera trajo el segundo plato, y después de saludar a Keira lo dejó sobre la mesa. El rubio le pidió otra ración de cordero y una cuchara para la hechicera, así podría degustar el nuevo plato, que consistía en un puré de papas que humeaba como el cordero, mostrándose igual de apetitoso a la vista.
- Ufff, que rico. Tienes que probarlo Keira. Que parece que estés a dieta, mira que coger solo un trozo de pan-, volvió a sonreír. - Además, con el estómago lleno a lo mejor se te pasa las ganas de matarme por lo que te voy a decir.
La jovencita trajo el cordero para Keira, así como su cuchara para las papas, desapareciendo a la cocina nuevamente en cuanto hizo la entrega.
- Verás, he hecho una visita a nuestro amigo de la cárcel-, le dio un tonó distinto a la palabra amigo. Terminó su cordero y probó otro poco del puré. - El tipo se mostró participativo de conversar conmigo, lo malo es que el cabronazo no sabía una mierda. Solo que el hombre que los contrató venía del este. Por lo visto de la región cercana a Ulmer. No se qué piensas, pero yo estoy decidido a convertir a ese capullo en cenizas. Si te apetece un viaje a tierra de lobos, pues ya he hecho los preparativos. Cuando acabes los tuyos podemos ir, yo te seguiré. Ya sabes que me gusta observar los bonitos monumentos-, le guiñó un ojo ante la broma a su físico. - Si prefieres no ir, lo entiendo. Esto es algo más bien personal, y si prefieres bajar al sur por otra zona lo entenderé-, finalizó más serio.
Prefería ir con Keira. Le había cogido cariño en el viaje desde Dundarak, mas no podía obligarla a ir con él. Menos por una venganza personal, aunque en parte también era por su siempre predisposición a meterse en líos por ayudar. Con lo fuerte que era el brujo de la mina, su contratista debía ser poderoso para darle órdenes de ese modo tan autoritario, y sobre todo, un peligro.
Vincent Calhoun
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Re: [Cerrado] Repercusiones [Interpretativo-Libre]
La chica sonrió de medio lado, ante la broma del chico, borrando la expresión tan rápido como había aparecido. Se alegraba de que su horrible sentido del humor siguiera intacto, al menos. Con un suspiro, rompió el pan que había tomado y lo dejó en un bol vacío para que Fire picase algo. A su vez, veía inflarse a Vincent con un inmenso trozo de carne, eso seguramente le sentase mejor a su ave, que era, al fin y al cabo, una cazadora, una cazadora demasiado bien acostumbrada, probablemente el ave de carroña más sivarita que habría llegado a ver nadie, se negaba a comer carne cruda, todo lo que cazaba debía ser cocinado, siempre.
Entré bocados llenos de salsa, Vincent volvió a bromear, esta vez con su aspecto, ¿a dieta? Nunca lo había pensado ni necesitado, en realidad, a pesar de su apariencia, la chica era de buen comer, si era tan delgada era, simple y llanamente porque lo quemaba, el baile era un ejercicio mucho más costoso de lo que todos pensaban, solo un bailarín entendería lo que cuesta bailar, no es facil sostener todo el peso sobre las puntas de los pies mientas das giros al tiempo que tocas pandereta o castañuelas manteniendo el ritmo y sin dejar de ser elegante, pareciendo liviana.
Intentó no reaccionar a la broma, sin embargo un ligero bufido delató una diminuta risa que controló al instante, justo a tiempo de verse llegar un plato de cordero. Asintió a la chica a modo de agradecimiento y cortó un trozo dejandolo en el bol donde antes había dejado el pan, Fire atacó al instante su plato. Ella iba a hacer otro tanto cuando escuchó a Vincent, ¿enfadarse? Miedo le daba. Dejó los cubiertos a un lado, y escuchó. En realidad la cosa, no era tan grave.
- He de bajar de todos modos, así que poco me importa por donde hacerlo, mejor no ir sola, de todos modos, últimamente los caminos se ha vuelto peligrosos, lo que si te digo es que, si tu quieres arriesgarte, adelante, yo no me voy a meter en más peleas si puedo evitarlo, soy bailarina, no guerrera.- Dijo antes de empezar, finalmente a comer.
Termianda la comida, se limpió las manos y la boca, por si quedaba algún resto, lo dudaba, sin embargo, demasiada grasa como para slair totalmente limpia. Tomó sus cosas y salió fuera a emprender la marcha, si el brujo quería alcanzar al elfo, no tenían tiempo que perder, calculaba que se había marchado la noche anterior, pues ella había salido del cuarto dos veces y no lo había visto ni oido en los cuartos contiguos.
Entré bocados llenos de salsa, Vincent volvió a bromear, esta vez con su aspecto, ¿a dieta? Nunca lo había pensado ni necesitado, en realidad, a pesar de su apariencia, la chica era de buen comer, si era tan delgada era, simple y llanamente porque lo quemaba, el baile era un ejercicio mucho más costoso de lo que todos pensaban, solo un bailarín entendería lo que cuesta bailar, no es facil sostener todo el peso sobre las puntas de los pies mientas das giros al tiempo que tocas pandereta o castañuelas manteniendo el ritmo y sin dejar de ser elegante, pareciendo liviana.
Intentó no reaccionar a la broma, sin embargo un ligero bufido delató una diminuta risa que controló al instante, justo a tiempo de verse llegar un plato de cordero. Asintió a la chica a modo de agradecimiento y cortó un trozo dejandolo en el bol donde antes había dejado el pan, Fire atacó al instante su plato. Ella iba a hacer otro tanto cuando escuchó a Vincent, ¿enfadarse? Miedo le daba. Dejó los cubiertos a un lado, y escuchó. En realidad la cosa, no era tan grave.
- He de bajar de todos modos, así que poco me importa por donde hacerlo, mejor no ir sola, de todos modos, últimamente los caminos se ha vuelto peligrosos, lo que si te digo es que, si tu quieres arriesgarte, adelante, yo no me voy a meter en más peleas si puedo evitarlo, soy bailarina, no guerrera.- Dijo antes de empezar, finalmente a comer.
Termianda la comida, se limpió las manos y la boca, por si quedaba algún resto, lo dudaba, sin embargo, demasiada grasa como para slair totalmente limpia. Tomó sus cosas y salió fuera a emprender la marcha, si el brujo quería alcanzar al elfo, no tenían tiempo que perder, calculaba que se había marchado la noche anterior, pues ella había salido del cuarto dos veces y no lo había visto ni oido en los cuartos contiguos.
Keira Brabery
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Re: [Cerrado] Repercusiones [Interpretativo-Libre]
— Los cobardes mueren muchas veces antes de su verdadera muerte;
los valientes prueban la muerte sólo una vez.—
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los valientes prueban la muerte sólo una vez.—
« William Shakespeare»
Hacía días que sentía el bosque intranquilo, como si fuera un eco, de que en algún lejano lugar de allí, hubiera alguien destruyendo la calma y paz que se reinaba. Apenas empezaron los indicios con unos ruidos imperceptibles pero lejanos a ella, que la loba empezó a buscar el problema, especialmente más que nunca en esos días que examinaba cada palmo de lo que una vez fueron sus tierras, asegurándose de que no hubiera pasado nada en ellas. Por más que buscaba, no encontraba el hecho de que la llevara a pensar por instinto que debía sentirse amenazada, hasta que en el cielo la fuerza de unos aullidos desesperados la despertaron de su sueño ligero en las tierras de su familia, donde se encontraba mientras esperaba encontrar la suficiente fuerza como para visitar el lugar donde yacía el cuerpo de quien en su niñez consideró una hermana.
Las orejas de la loba no tardaron en examinar el eco de aquella llamada, y tras un salto, poniéndose a seguir el rastro, llegó hasta los lindes de sus terrenos, adentrándose en terreno desconocido. Lenore al adentrarse en tierras de nadie, o que por lo menos desconocía completamente sus dueños actuales; sus líderes, estuvo tentada de dar media vuelta y volver a la tranquilidad de su paraje de ensueño; su hogar. Sin embargo, había algo que la inducía a seguir. Los instintos de su loba tiraban de ella hacia lo desconocido, y ella sabedora de que su raciocinio animal no solía errar, o por lo menos no tanto como cuando pensaba como una humana, se dejó llevar, siguiendo aquel rastro invisible de olores corporales, pisadas y sangre reciente que hacía que los gruñidos retumbaran con fuerza en la garganta de la licántropa. Si algo odiaba era que la sangre de los suyos terminase derramándose.
El paseo terminó pronto, cuando entre unos árboles encontró el cuerpo de una loba joven, más joven que ella, muerta y con signos de una evidente lucha contra otros licántropos. Su cuerpo maltrecho y lleno de mordiscos presentaba los signos evidentes de una lucha desigual y unas garras que terminaron por rasgar su cuello, parecían ser el motivo evidente de su muerte. Se acercó más a ella y rastreando, gruñó al reconocer el olor picante que presentaban los licántropos. Machos, un grupo de cuatro solitarios eran los que habían terminado matando a la loba tras que esta se adentrase en su territorio. Husmeó el suelo y el cuerpo de la loba caída, guardándose así en su memoria el aroma de sus asesinos. ¿Qué lobo mataría a una chica joven? ¿Qué oscura alma podía ensañarse con esa violencia con uno de los suyos? Quizás no le gustase retarse con otros lobos, aún tampoco luchar. Lenore solo deseaba la sangre de unos especímenes, más no iba a hacer como si aquello no fuera con ella. Buscaría los asesinos de aquella loba y vengaría su muerte, a fin de cuentas, aquella licantropa podría haber sido Anne o si misma si de pequeña una manada de lobos solitarios se la hubiesen encontrado.
Sigilosa, se movió por los prados, campos y bosques, alejándose cada vez más del terreno de su antigua familia e infiltrándose de lleno en aquel nuevo territorio dominado por los licántropos machos, los buscó con ahincó. Sin dejar de oler el aire, abrir las fauces dejando a veces que la lengua encontrará aquel rastro a muerte fue que terminó persiguiéndolos desde la absoluta oscuridad, moviéndose como una sombra tras sus pasos. Como más tiempo pasaba rastreándolos más cuenta se daba que el olor más bien, solo uno de ellos parecía ser el alfa de aquel territorio pues en los demás el único olor era el de la muerte ¿Mercenarios? Se preguntó dándose cuenta de que aquellos lobos se movían como humanos más que como lobos. De nuevo rastreó y olisqueó el aire cambiando abruptamente de posición, cuando esos mismos que rastreaba parecieron dirigirse hacia ella. Sin embargo, un nuevo aroma que iba con ellos la distrajo y con una calma filosa muy peligrosa, se escondió en unos matorrales sabiendo que el aire no les llevaría su aroma. No todavía.
Embargada de cautela y también de curiosidad, fue testigo de cómo de pronto frente a ella un elfo fue acorralado por aquellos licántropos que buscaba y Lenore se tensó. Hacía tiempo no se batía contra uno de los suyos, pero ya sentía sus patas preparadas llenas de veneno para ir contra ellos. Sus iris intensos se hincaron en la escena y paciente esperó el mejor momento para saltar contra aquellos cobardes que se aprovechaban de su número para asesinar a sangre fría cualquiera que les importunase. El lobo humanoide habló y la loba contuvo su feroz gruñido. El Elfo como aquella loba que había terminado aplacada por ellos, solo parecían haberse encontrado en el peor de los sitios en el peor momento y aunque ambos inocentes, esos lobos parecían querer terminar también con él. Lenore admiró al elfo que pese a encontrarse en una desventaja clara contra los licántropos mostraba una seguridad contundente, que incluso le llevo a “retarlos”.
— Destino les permitirá decidir el orden de sus muertes, de uno en uno o todos a la vez, da igual cómo lo intenten— les dijo con arrogancia, alentándolos al combate.
Los lobos ante sus palabras y el filo de su espada, gruñeron feroces y se acercaron más hacia él, rodeándole, dejando el licántropo humanoide que fuese de frente y los demás por los lados; acorralándole como a una mera presa. Los intensos ojos de la licantropa siguieron desde aquella posición cada movimiento, tensó sus patas y lentamente empezó a salir de su escondite situándose a unos metros de la espalda del elfo. Araño en silencio el suelo con sus patas y con las fauces abiertas doblegó su cuerpo preparado y en tensión para cuando fuera necesario intervenir. Los lobos pensaban atacar todos a la señal del alfa y así, conseguir derivar al elfo. Podían sufrir alguna herida e incluso alguna baja importante, pero lo que estaba de ellos era la inferioridad numérico del elfo y no parecían querer echar a perder esa oportunidad de un combate fácil.
«Fácil, los cuernos» pensó Lenore aguantando incluso su respiración para no ser descubierta antes de tiempo mientras la adrenalina quemaba sus entrañas.
Se encontraba completamente preparada, su cuerpo al acecho se centró en los movimientos de los lobos alrededor del elfo que empezaron a gruñirle con más fuerza. Uno de ellos arañó el aire mostrando sus garras y ante ese movimiento Lenore sonrío, aquel lobo iba a ser el primero que descubriese el calor candente de sus garras en su carne, se prometió con oscura impaciencia. Exhaló su aliento, erizó su cuerpo y adelantándose unos últimos pasos; fue, justo en aquel preciso momento que el ataque inició.
— ¡Matad al intruso!— Ordenó el lobo humanoide con un grito más parecido a un gruñido seco.
Al segundo siguiente de su orden los lobos saltaron sobre el elfo y antes de que cualquier de aquellos lobos llegase a impactar contra la piel humana de la joven víctima, la loba saltó sobre el elfo pasándole por encima para impactar al caer contra dos de aquellos lobos, llevándoselos con ella de vuelta al suelo. El primero cayó desconcertado tras que las patas fuertes de la loba lo empujase lejos de su trayectoria y el segundo lobo terminó en el suelo con las fauces de la licantropa en su cuello apretando con saña, cortándole la respiración mientras con las patas hacia fuerza para doblegarlo en el suelo. Oyó otros gruñidos más allá de los que propiamente expulsaba entre sus fauces contra la piel sangrienta de su presa, más no le importó, esperó que el elfo hubiese tomado ventaja de la incertidumbre que había creado con su inesperada entrada.
O si no, ya podían darse ambos por muertos.
Lenore Bulgákov
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Momentos de tensión ornamentaban la escena mientras el elfo buscaba qué hacer para salir con vida, pocas opciones se le ocurrían y de momento no podría hacer más que defenderse hasta poder encontrar alguna ruta de escape, pues enfrentar a todos y salir ileso era completamente improbable, sin embargo, Destino sabía que no sería derrotado sin llevarse a la tumba al menos a dos de los agresores. A pesar de tener a todos los atacantes a la vista, los sentidos del elfo le alertaron de una nueva presencia, un lobo más -¿Tendrán acaso un elemento sorpresa para hacer esto más difícil?- Pensó el elfo mientras daba un vistazo rápido al entorno aunque sin llegar a ver nada todavía.
Finalmente llegó el momento de la batalla, a las órdenes del líder, los otros lobos se lanzaron en un vertiginoso ataque del que el intrépido elfo apenas podría defenderse bloqueando los ataques de garras con el lomo de su espada -Malditos- Murmuró mientras los ataques lo hacían retroceder, tal vez había aprendido unos cuantos trucos con su espada pero la inferioridad numérica en que se encontraba hacía menguar sus oportunidades e manera drástica; sin embargo, justo cuando acorralado, el elfo estaba por ser desgarrado; el lobo que hasta ahora había permanecido escondido, salió sorpresivamente pasando por encima del pelinegro en una demostración de agilidad y destreza dignos del más fiero lobo cazador; Destino se agachó al sentir la cercanía del nuevo integrante de la pelea y preparó su espada para atacarlo al momento de caer, justo cuando tendría que enfocarse en mantener el equilibrio y podría ser un blanco fácil, sin embargo observó con sorpresa que el lobo no lo había atacado a él, sino que eran los otros quienes se habían convertido en víctimas de aquel misterioso acechador.
El elfo se encontraba entre confundido e impresionado por la aparición de aquel misterioso aliado, pero no era momento de hacer preguntas, aprovechó la conmoción causada por la repentina llegada de aquel lobo y fue directamente al lobo que había sido empujado por el nuevo aliado y que ahora se había convertido en una frágil víctima, Destino giró su espada un par de veces para luego dirigirla en una furiosa estocada que atravesó el cráneo del confundido enemigo, un crudo sonido de huesos rotos fue acompañado por la imagen del cráneo abierto y botando sangre a borbotones, era uno menos, y otro estaba siendo aniquilado por el misterioso salvador, así que sólo restaban dos amenazas, el aparente líder y otro que ya se veía un poco nervioso, con algo más de confianza, Destino avanzó, causando que el asustadizo hombre retrocediera, cosa que no agradó mucho a su líder, el cual lo tomó del cuello y lo apretó incrustándole las garras hasta casi desprenderle la cabeza -Lo último que necesito es estar rodeado de cobardes- Dijo el malvado lobo antropomórfico mientras dejaba caer el piso el cuerpo de su propio aliado -Ahora conocerán el verdadero significado del pánico- Sus piernas comenzaban una semi transformación que le daban una apariencia más bestial -Y tú, traidora, seas quien seas, pagarás por tu osadía- Amenazó mientras acababa transformando su rostro hasta obtener un hocico con afilados colmillos en su mandíbula. Dejó salir entonces un gruñido que estremeció todo el lugar, causando que los pájaros cercanos tomaran el vuelo de inmediato, luego se abalanzó sobre el elfo con tal velocidad que el pelinegro apenas pudo defenderse un par de veces interponiendo su espada hasta que tras algunos golpes ésta fue arrancada de sus manos cayendo a algunos metros de donde se encontraba; Destino saltó de prisa en busca de su espada pero al hacerlo había marcado demasiada distancia entre él y el misterioso lobo... O loba, según había dicho el lobo humanoide, quien ahora se dirigía hacia la recién llegada, convirtiéndola en el centro de su ira.
Finalmente llegó el momento de la batalla, a las órdenes del líder, los otros lobos se lanzaron en un vertiginoso ataque del que el intrépido elfo apenas podría defenderse bloqueando los ataques de garras con el lomo de su espada -Malditos- Murmuró mientras los ataques lo hacían retroceder, tal vez había aprendido unos cuantos trucos con su espada pero la inferioridad numérica en que se encontraba hacía menguar sus oportunidades e manera drástica; sin embargo, justo cuando acorralado, el elfo estaba por ser desgarrado; el lobo que hasta ahora había permanecido escondido, salió sorpresivamente pasando por encima del pelinegro en una demostración de agilidad y destreza dignos del más fiero lobo cazador; Destino se agachó al sentir la cercanía del nuevo integrante de la pelea y preparó su espada para atacarlo al momento de caer, justo cuando tendría que enfocarse en mantener el equilibrio y podría ser un blanco fácil, sin embargo observó con sorpresa que el lobo no lo había atacado a él, sino que eran los otros quienes se habían convertido en víctimas de aquel misterioso acechador.
El elfo se encontraba entre confundido e impresionado por la aparición de aquel misterioso aliado, pero no era momento de hacer preguntas, aprovechó la conmoción causada por la repentina llegada de aquel lobo y fue directamente al lobo que había sido empujado por el nuevo aliado y que ahora se había convertido en una frágil víctima, Destino giró su espada un par de veces para luego dirigirla en una furiosa estocada que atravesó el cráneo del confundido enemigo, un crudo sonido de huesos rotos fue acompañado por la imagen del cráneo abierto y botando sangre a borbotones, era uno menos, y otro estaba siendo aniquilado por el misterioso salvador, así que sólo restaban dos amenazas, el aparente líder y otro que ya se veía un poco nervioso, con algo más de confianza, Destino avanzó, causando que el asustadizo hombre retrocediera, cosa que no agradó mucho a su líder, el cual lo tomó del cuello y lo apretó incrustándole las garras hasta casi desprenderle la cabeza -Lo último que necesito es estar rodeado de cobardes- Dijo el malvado lobo antropomórfico mientras dejaba caer el piso el cuerpo de su propio aliado -Ahora conocerán el verdadero significado del pánico- Sus piernas comenzaban una semi transformación que le daban una apariencia más bestial -Y tú, traidora, seas quien seas, pagarás por tu osadía- Amenazó mientras acababa transformando su rostro hasta obtener un hocico con afilados colmillos en su mandíbula. Dejó salir entonces un gruñido que estremeció todo el lugar, causando que los pájaros cercanos tomaran el vuelo de inmediato, luego se abalanzó sobre el elfo con tal velocidad que el pelinegro apenas pudo defenderse un par de veces interponiendo su espada hasta que tras algunos golpes ésta fue arrancada de sus manos cayendo a algunos metros de donde se encontraba; Destino saltó de prisa en busca de su espada pero al hacerlo había marcado demasiada distancia entre él y el misterioso lobo... O loba, según había dicho el lobo humanoide, quien ahora se dirigía hacia la recién llegada, convirtiéndola en el centro de su ira.
Última edición por Destino el Vie Ene 29 2016, 05:59, editado 2 veces
Destino
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Re: [Cerrado] Repercusiones [Interpretativo-Libre]
Keira afirmó a estar dispuesta a acompañarlo durante el viaje a Ulmer, aunque no ha combatir contra el contratista del brujo de la mina. Ya lo había tenido en cuenta, pues el misterioso enemigo era cosa suya. Pese a todo se alegraba que la mujer accediera a ir con él al menos hasta la ciudad de los lobos.
El rubio dio el dinero al posadero por el desayuno y compró los alimentos que había sugerido a su camarera. Más tarde le preguntó donde podría encontrar un carruaje hacia el este, consiguiendo unas indicaciones cercanas de un local que se encargaba de llevar mercancías hacia allí.
No era lo que tenía en mente el brujo, y al llegar confirmó sus pensamientos. Vinc se encogió de hombros antes de entrar al local, menos daba una piedra. Tenía que darse prisa en llegar hasta el tipo que mandaba la operación en el pueblo, antes de que el rastro se perdiera. Por fortuna para él, el dueño del comercio le comentó que partiría esa misma mañana un carro hacia Ulmer. No iba a ser un viaje cómodo, pero no le importaba, solo quería velocidad en el viaje.
Vincent avisó a Keira para que se prepara para el trayecto, y él hizo lo propio recogiendo todas sus cosas y metiéndolas en el petate, luego acompaño a la joven hasta el local de transportes. Sabía que a la bruja no le gustaría demasiado, aunque no le disgustaría demasiado, al menos no tendrían que caminar.
Las horas se sucedieron, y el rubio tuvo que esconder detrás de las manos una sonrisa al ver a la mujer entre las mercancías. Parecían sacos de algunas especies, legumbres quizás, o lo que los dioses quisieran que llevaran dentro. El caso es que no se estaba del todo mal recostado en ellos, pese a la cara de indignación de la chica castaña.
- ¿Falta mucho? - preguntó al conductor, que estaba justo detrás suya, pues el brujo estaba apoyado contra la madera trasera de los asientos.
- No, señor. Algunas horas más de viaje y llegaremos a uno de los pueblos cercanos a Ulmer. Allí podremos pasar la noche-, contestó amable. - ¿Qué es eso? ¿No lo oyen? - preguntó frenando a las monturas.
Sí, se oía algún tipo de ruido. Eran como… gruñidos. Al principio solo pensó que serían algunos lobos cazando en el bosque, algo de lo más normal y sin importancia. Vinc iba a decirle que continuara pero de pronto se escuchó como una persona gritó “¡Matad al intruso!” ¿Qué demonios estaba pasando? Alguien estaba en peligro o eso al menos parecía.
- Detén el carruaje, amigo. Voy a echar un vistazo-, contestó al conductor, saltando del carro sin esperar a que se detuviera del todo. - Volveré en un periquete.
El brujo avanzó lo más rápido que pudo, evitando tener una caída torpe en el camino hacia el ruido. El sonido de un combate se escuchaba mejor ahora que se acercaba, así que desenvainó su espada, y se agazapó junto a un árbol en cuanto tuvo visión de lo hechos. La acción del licántropo fue deleznable, matar a un camarada solo porque tenga miedo, era una acción mucho más cobarde que tener propiamente miedo. Solo eso hubiera hecho al rubio actuar contra el lobo, más al ver quien era su enemigo no tuvo que pensarlo mucho más.
Vinc salió de su escondite, a la vez que hacia chisporrotear el pedernal contra el acero de sus guantes, para lanzarle un proyectil de fuego al capullo del lobo. La bola impactó en una de sus patas, haciendo que se incendiara en llamas su tren inferior. El licántropo aulló de dolor para luego revolverse en el suelo y hierbas húmedas por las lluvias. Miró a su alrededor una vez, justo antes de huir.
- ¡Tendrán noticias mías, malditos!-, vociferó corriendo cual poseso.
Era rápido, así que el hechicero optó por no atacarlo de nuevo. No quería cansarse en vano lanzado una bola que fallaría, menos cuando tenía la pinta de que volverían a verse las caras.
- ¡Vaya! he de mejorar mi puntería-, bromeó acercándose hasta el elfo. - Parece que estamos predestinados a vernos, eh. Ven, creo que vamos al mismo sitio, tengo un carro con asientos de primera hasta el pueblo cercano.
Al acercarse pudo ver a otro lobo que estaba en la zona. Estaba junto a otro muerto y no lo había visto por la disposición del terreno, pues estaba tirado en el suelo de un modo que no lo podía ver desde el árbol del que acechaba anteriormente.
- ¡Cuidado, hay otro! - gritó colocándose en posición defensiva junto al elfo, más al no ver señal de amenaza en su mirada, ni en su postura, se quedó confuso. - No entiendo, ¿Por qué no ataca? ¿Va contigo? - preguntó extrañado, pues la actitud solitaria que había demostrado Destino hasta ahora, no daba indicios de que tuviera aliados. O al menos, no de que fuera su estilo el de ir acompañado.
El rubio dio el dinero al posadero por el desayuno y compró los alimentos que había sugerido a su camarera. Más tarde le preguntó donde podría encontrar un carruaje hacia el este, consiguiendo unas indicaciones cercanas de un local que se encargaba de llevar mercancías hacia allí.
No era lo que tenía en mente el brujo, y al llegar confirmó sus pensamientos. Vinc se encogió de hombros antes de entrar al local, menos daba una piedra. Tenía que darse prisa en llegar hasta el tipo que mandaba la operación en el pueblo, antes de que el rastro se perdiera. Por fortuna para él, el dueño del comercio le comentó que partiría esa misma mañana un carro hacia Ulmer. No iba a ser un viaje cómodo, pero no le importaba, solo quería velocidad en el viaje.
Vincent avisó a Keira para que se prepara para el trayecto, y él hizo lo propio recogiendo todas sus cosas y metiéndolas en el petate, luego acompaño a la joven hasta el local de transportes. Sabía que a la bruja no le gustaría demasiado, aunque no le disgustaría demasiado, al menos no tendrían que caminar.
Las horas se sucedieron, y el rubio tuvo que esconder detrás de las manos una sonrisa al ver a la mujer entre las mercancías. Parecían sacos de algunas especies, legumbres quizás, o lo que los dioses quisieran que llevaran dentro. El caso es que no se estaba del todo mal recostado en ellos, pese a la cara de indignación de la chica castaña.
- ¿Falta mucho? - preguntó al conductor, que estaba justo detrás suya, pues el brujo estaba apoyado contra la madera trasera de los asientos.
- No, señor. Algunas horas más de viaje y llegaremos a uno de los pueblos cercanos a Ulmer. Allí podremos pasar la noche-, contestó amable. - ¿Qué es eso? ¿No lo oyen? - preguntó frenando a las monturas.
Sí, se oía algún tipo de ruido. Eran como… gruñidos. Al principio solo pensó que serían algunos lobos cazando en el bosque, algo de lo más normal y sin importancia. Vinc iba a decirle que continuara pero de pronto se escuchó como una persona gritó “¡Matad al intruso!” ¿Qué demonios estaba pasando? Alguien estaba en peligro o eso al menos parecía.
- Detén el carruaje, amigo. Voy a echar un vistazo-, contestó al conductor, saltando del carro sin esperar a que se detuviera del todo. - Volveré en un periquete.
El brujo avanzó lo más rápido que pudo, evitando tener una caída torpe en el camino hacia el ruido. El sonido de un combate se escuchaba mejor ahora que se acercaba, así que desenvainó su espada, y se agazapó junto a un árbol en cuanto tuvo visión de lo hechos. La acción del licántropo fue deleznable, matar a un camarada solo porque tenga miedo, era una acción mucho más cobarde que tener propiamente miedo. Solo eso hubiera hecho al rubio actuar contra el lobo, más al ver quien era su enemigo no tuvo que pensarlo mucho más.
Vinc salió de su escondite, a la vez que hacia chisporrotear el pedernal contra el acero de sus guantes, para lanzarle un proyectil de fuego al capullo del lobo. La bola impactó en una de sus patas, haciendo que se incendiara en llamas su tren inferior. El licántropo aulló de dolor para luego revolverse en el suelo y hierbas húmedas por las lluvias. Miró a su alrededor una vez, justo antes de huir.
- ¡Tendrán noticias mías, malditos!-, vociferó corriendo cual poseso.
Era rápido, así que el hechicero optó por no atacarlo de nuevo. No quería cansarse en vano lanzado una bola que fallaría, menos cuando tenía la pinta de que volverían a verse las caras.
- ¡Vaya! he de mejorar mi puntería-, bromeó acercándose hasta el elfo. - Parece que estamos predestinados a vernos, eh. Ven, creo que vamos al mismo sitio, tengo un carro con asientos de primera hasta el pueblo cercano.
Al acercarse pudo ver a otro lobo que estaba en la zona. Estaba junto a otro muerto y no lo había visto por la disposición del terreno, pues estaba tirado en el suelo de un modo que no lo podía ver desde el árbol del que acechaba anteriormente.
- ¡Cuidado, hay otro! - gritó colocándose en posición defensiva junto al elfo, más al no ver señal de amenaza en su mirada, ni en su postura, se quedó confuso. - No entiendo, ¿Por qué no ataca? ¿Va contigo? - preguntó extrañado, pues la actitud solitaria que había demostrado Destino hasta ahora, no daba indicios de que tuviera aliados. O al menos, no de que fuera su estilo el de ir acompañado.
Vincent Calhoun
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Re: [Cerrado] Repercusiones [Interpretativo-Libre]
Salieron en un carromato tirado por dos caballos, el mercader se movía hacia el sur por la misma dirección que ellos habían decidido tomar, subió a carro con cara desagradable, no por ir entre sacos, ni mucho menos, de pequeña había cohabitado con mercaderes y musicos, estaba acostumbrada a viajar en espacios de esa índole, pero el mercader no le gustaba, era demasiado parlanchín, y ella solo quería descansar.
El viaje siguió en silencio, entre cabezadas y tambaleos, saltos por las piedras en el camino y tumbos, el traqueteo de las ruedas, y canciones de caminos, demasiado familiar aun para la bailarina, que, aun con todo el tiempo que había pasado lejos de su caravana de artistas, encontraba de lo más normal ese tipo de sonatas. De modo inconsciente, medio adormilada, empezó a cantar la tonadilla que el carretero solo tarareaba.
Era una canción popular, de letra sencilla pero que pocos conocían, salvo por el estribillo, ella, en cambio, tenía la educación artística más amplia que pudiera imaginarse mucha gente, leía con fluidez, era capaz de reconocer más de doscientos textos con una única frase y tocar y cantar más de mil canciones populares de todas las regiones de Aerandir, con sus historias aprendidas de memoria, sin, por ello, dejar de impregnar cada una con el caracter propio de la historia.
Ya de pequeña le decían que sería buena, su memoria, su curiosidad, su elegancia y su voz, daban pie a ello, y, por supuesto, si algo sabían reconocer los que, como ella, crecían en el camino, era el talento. Y, a pesar del poco aprecio que la habían acabado por tener en el que una vez fue su hogar, sabía que, al menos, eso no podían negarselo y que, a pesar de todo, la respetaban por ello. En sus viajes había escuchado noticias de la caravana, que, al parecer, había perdido gran parte de su fama tras su partida. No podía decir que lo sintiera, al fin y al cabo, ellos mismos se lo habían buscado.
Terminó por dormirse arrullada por el murmullo de su propia voz mientras Fire cabeceaba en su hombro, haciendole caricias con las plumas de su cabeza en la mejilla. Cuando despertó, el carromato se había detenido, y Vincent salía en dirección al bosque. Se giró al mirar al conductor del carro, con aspecto de duda, recibiendo una respuesta sencilla, habían escucado sonidos de pelea. Suspiró desertando a Fire y se aparto la melena de la cara, ese tipo no dejaba de meterse en lios, y dejarlo solo, después de ver como había terminado la última vez, no era buena idea.
Dio un suspiro y descendió del carro diciendole al hombre que no se preocupara, que siguiera sin ellos. El señor, legal como pocos mercaderes, le devolvió parte del dinero y le cedió algunas manzanas, dejandola marchar en persecución del brujo suicida. Tomó su bolsa y comenzó a andar con calma siguiendo a Fire que, a su vez, seguía a Vincent desde el aire, avisandola mediante sus chillidos de la dirección a seguir.
Al llegar a donde se encontraba Fire, parecía que ya había acabado la lucha, y Vincent junto al elfo mirón que se habían encontrado más al norte, y, frente a ellos, un lobo. De pronto el animal comenzó a hacer movimientos de torsión. Retorciendo el cuerpo, se escucharon fuertes sonidos de huesos descascarrillarse, crujiendo, un licantropo. Bueno, en realidad, una licántropa, pues, al terminar los traqueteos, una mujer, totalmente desnuda, apareció ante ellos.
La Hada suspiró con fuerza y se quitó la capa, casi a regañadientes, era una persona a la que no le gustaba el frío, y se la tendió a la mujer, bien sabía que a los cambiaformas poco les importaba su desnudez, o, al menos, en la mayoría de los casos, pero delante había dos hombres, y ninguno se cortaba un pelo a la hora de mirar o hablar, si a ella le gustaba poco que se la comieran con los ojos, a la joven de en frente tampoco debía gustarle mucho.
- ¿Te puedes explicar?- Preguntó cruzandose de brazos, intentando tapar a medias a la chica, poniendose justo frente a ella, para que los otros no se quedasen babeando como zopencos.
El viaje siguió en silencio, entre cabezadas y tambaleos, saltos por las piedras en el camino y tumbos, el traqueteo de las ruedas, y canciones de caminos, demasiado familiar aun para la bailarina, que, aun con todo el tiempo que había pasado lejos de su caravana de artistas, encontraba de lo más normal ese tipo de sonatas. De modo inconsciente, medio adormilada, empezó a cantar la tonadilla que el carretero solo tarareaba.
Era una canción popular, de letra sencilla pero que pocos conocían, salvo por el estribillo, ella, en cambio, tenía la educación artística más amplia que pudiera imaginarse mucha gente, leía con fluidez, era capaz de reconocer más de doscientos textos con una única frase y tocar y cantar más de mil canciones populares de todas las regiones de Aerandir, con sus historias aprendidas de memoria, sin, por ello, dejar de impregnar cada una con el caracter propio de la historia.
Ya de pequeña le decían que sería buena, su memoria, su curiosidad, su elegancia y su voz, daban pie a ello, y, por supuesto, si algo sabían reconocer los que, como ella, crecían en el camino, era el talento. Y, a pesar del poco aprecio que la habían acabado por tener en el que una vez fue su hogar, sabía que, al menos, eso no podían negarselo y que, a pesar de todo, la respetaban por ello. En sus viajes había escuchado noticias de la caravana, que, al parecer, había perdido gran parte de su fama tras su partida. No podía decir que lo sintiera, al fin y al cabo, ellos mismos se lo habían buscado.
Terminó por dormirse arrullada por el murmullo de su propia voz mientras Fire cabeceaba en su hombro, haciendole caricias con las plumas de su cabeza en la mejilla. Cuando despertó, el carromato se había detenido, y Vincent salía en dirección al bosque. Se giró al mirar al conductor del carro, con aspecto de duda, recibiendo una respuesta sencilla, habían escucado sonidos de pelea. Suspiró desertando a Fire y se aparto la melena de la cara, ese tipo no dejaba de meterse en lios, y dejarlo solo, después de ver como había terminado la última vez, no era buena idea.
Dio un suspiro y descendió del carro diciendole al hombre que no se preocupara, que siguiera sin ellos. El señor, legal como pocos mercaderes, le devolvió parte del dinero y le cedió algunas manzanas, dejandola marchar en persecución del brujo suicida. Tomó su bolsa y comenzó a andar con calma siguiendo a Fire que, a su vez, seguía a Vincent desde el aire, avisandola mediante sus chillidos de la dirección a seguir.
Al llegar a donde se encontraba Fire, parecía que ya había acabado la lucha, y Vincent junto al elfo mirón que se habían encontrado más al norte, y, frente a ellos, un lobo. De pronto el animal comenzó a hacer movimientos de torsión. Retorciendo el cuerpo, se escucharon fuertes sonidos de huesos descascarrillarse, crujiendo, un licantropo. Bueno, en realidad, una licántropa, pues, al terminar los traqueteos, una mujer, totalmente desnuda, apareció ante ellos.
La Hada suspiró con fuerza y se quitó la capa, casi a regañadientes, era una persona a la que no le gustaba el frío, y se la tendió a la mujer, bien sabía que a los cambiaformas poco les importaba su desnudez, o, al menos, en la mayoría de los casos, pero delante había dos hombres, y ninguno se cortaba un pelo a la hora de mirar o hablar, si a ella le gustaba poco que se la comieran con los ojos, a la joven de en frente tampoco debía gustarle mucho.
- ¿Te puedes explicar?- Preguntó cruzandose de brazos, intentando tapar a medias a la chica, poniendose justo frente a ella, para que los otros no se quedasen babeando como zopencos.
Keira Brabery
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Re: [Cerrado] Repercusiones [Interpretativo-Libre]
— Para la cólera y para el amor, todo lo
que se aplaza se pierde—
«Pierre–Augustin de Beaumarchais»
que se aplaza se pierde—
«Pierre–Augustin de Beaumarchais»
Hacia tiempo no se encontraba en una batalla o pelea igual. La última vez que tuvo que pelear para protegerse a sí misma, fue haría unos años cuando un licántropo en la época de celo de los lobos, intentó por la fuerza que ella se rindiese a él, admitiéndole como líder y pareja. Más la respuesta de la loba de Lenore fue todo un engaño. Primero hizo ver que aceptaba y cuando el macho procedió a cubrirla se revolvió de tal modo que terminó mordiéndole en las partes bajas. Si, fue un movimiento osado y a partir de allí se desató una pelea entre ambos lobos, pero al final quien huyó con la cola entre las patas fue aquel engendro de lobo, que antes de ganarse sus méritos, empleaba la fuerza bruta para sus conquistas. Por eso es que ahora que volvía a sentir en sus fauces el sabor de la sangre, todos sus instintos lo celebraban. A fin de cuentas era una loba, y los lobos amaban y aman la sangre.
Recordar aquella antigua pelea le hizo cerrar con más fuerza sus dientes en el cuello del lobo que aún tenía fuerzas para debatirse moribundo bajo ella. Gruñó y levantó con fuerza el cuerpo del lobo, solo para dejarlo caer y volver a ahogarlo con sus fauces. La sangre del lobo ya empapaba parte de su pelaje, por no hablar de su hocico e incluso se estaba creando un pequeño charlo al lado de ambos con aquel liquido carmesí. Lo zarandeó y lo siguió hiriendo con sus garras llenas de veneno, arañándole todo el cuerpo mientras no terminaba de morirse. Aquellos lobos tenían que vivir y sentir lo mismo, que lo que le hicieron a la pobre joven licantropa que sin motivo había desollado y asesinado a sangre fría. Y eso es lo que estaba haciendo; pagándolo con su vida.
Finalmente el cuerpo del lobo quedó frío y completamente inmóvil, como una estatua. La loba solo entonces y tras oír el crujido de lo que parecían huesos, dejó el cuerpo del lobo caído para fijarse en lo que sucedía. A su vista apareció enseguida el elfo sano y salvo, y con los tres lobos muertos, solo quedaba el licántropo alfa para abatir. Esbozando una sonrisa lobuna al oír la amenaza del alfa sobre ella, únicamente movió la cola en señal de desafío y cuando el lobo dejó de enfrentarse al elfo y fue a por ella directamente, se preparó para el choque y para el duro golpe que iban a darse, pero del que claramente ella terminaría siendo la vencedora. El lobo humanoide presentaba los ojos inyectados en ira y los de Lenore, inyectados en venganza. Iba a ser un choque de titanes y la loba conocía los riesgos, aun así no le importaron, tensó su cuerpo, preparó sus piernas para el gran salto y para cuando apenas faltaban cuatro zancadas para iniciar el baile de la muerte, una gran bola de fuego impactó contra las patas del lobo.
El aire se llenó del olor del pelaje chamuscado y carne quemada y Lenore retrocedió asustada, antes de que una bola de esas impactara sobre ella. El fuego era el peor enemigo de los lobos e incluso como licántropa, no solía acercarse mucho a él. Confundida por los rápidos sucesos y sin saber cómo había salido el fuego, observó como del bosque al lado del elfo salía un joven humano, quien parecía ser el impulsor de esa bola de fuego. El lobo humanoide huyó herida y con un gruñido indignada, vio como el joven del fuego no hacía nada más para abatirle, sino todo lo contrario, le dejaba irse aun sabiéndose amenazados por ellos.
« ¿PERO QUE ESTÁ HACIENDO? ¿Es que acaso no imagina el peligro que ahora corremos? ¡?Se hace el tonto o que le pasa?! ¿Se le comieron el cerebro al nacer?» Pensó Lenore maldiciéndose no haber sido lo suficientemente rápida para ir tras él y poder terminar lo que el fuego había dejado a medias. Molesta con la ineficacia de aquel brujo, hincó con fuerza y violencia sus garras en el cuerpo del lobo muerto como signo de enfado. Partió el lobo por la mitad y lo tiró lejos de ella, echándolo a un lado justo en el preciso momento que aquel joven la divisaba a ella y gritando llamaba su atención. Lenore miró hacia ellos y acercándose lo suficiente para salir de detrás el árbol en el que se encontraba, se descubrió a la mirada de ambos y se sentó en el suelo en actitud calmada. No obstante, seguramente el humano no podría reconocer el fuego y la ira en su mirada, pero el elfo estaba segura que podría reconocer en su iris el rencor y enfado hacia el humano. No le perdonaba el haber dejado escapar al asesino humanoide, no además, cuando una bola más de fuego habría terminado con él calcinado por los restos de su patética y corta vida. Gruñó una última vez más para sí misma que para los hombres y decidiéndose a entablar conversación con quien había dejado escapar a su contrincante, decidió regresar como licántropa.
El cambio fue casi inmediatamente tras haber pensado en querer cambiar. La loba se levantó y sus huesos y forma empezaron a cambiar. Se retorció en el suelo y en lo que más se retorcía, más empezaba su cuerpo a alargarse y a adoptar una forma femenina. El cambio apenas duró mucho. Era licantropa como nacimiento y eso le conllevaba ciertos privilegios o simplemente, es que quizás ese rasgo fuera uno propio y por ciertos motivos, le fuese más fácil e indoloro casi el cambiar constantemente de forma. Sus patas se estiraran, toda ella se estiró y de pronto donde antes había habido su pelaje gris, ahora se encontraba una piel suave y joven, y donde antes había habido el hocico de la loba, ahora unas facciones femeninas, junto unos ojos azules eléctricos y un cabello lacio y oscuro se presentaban ante los demás.
Al abrir los ojos suspiró, sintiéndose ligeramente confundida como cada vez que cambiaba rápidamente de una piel a otra y apareciendo ante ella inesperadamente una joven de la nada, frunció el ceño, más aceptó la capa que amablemente le tendía. La miró y esbozando lo que podía parecer una sonrisa, en sus labios dibujo un gracias mientras se tapaba con aquella capa como podía.
— ¿Te puedes explicar? —Le dijo la joven entonces, poniéndose en medio, tapando a medias su cuerpo de la mirada ajena.
— ¿Explicarme? —Frunció el ceño preguntándose porque había falta dar explicaciones. Suspiró y obvió la parte en que era una licántropa. Supongo que a estas alturas, ya era un hecho que todos conocían. — Venía siguiendo el rastro de esta banda de licántropos para vengar la muerte de una pequeña licántropa que asesinaron cruelmente y a la que no llegue a tiempo de salvar. Entonces llegue hasta aquí y vi al elfo rodeado por esos malhechores y decidí ayudarle, hasta que… — Hizo una pausa confundida, intentando poner en orden sus pensamientos. Aún la confusión era grande, seguramente debido a los sentimientos intensos que había sentido instantes antes de la transformación, pero en cuanto miró por casualidad detrás de la mujer al elfo y al brujo, oh, sí. Allí se acordó de todo.
— ¡TÚ! —Señaló al brujo inmediatamente con los ojos fijados peligrosamente en él, y solo en él. — ¿Sabes que es lo que has hecho? ¿Tienes alguna idea de lo grave que has hecho con tu actitud heroica seguida de tu cobardía? El elfo y yo le teniamos, habríamos podido con él. ¡Maldita sea!— Casi parecía querer gruñirle y seguramente algún gruñido le salió, más ahora solo parecía verle a él y recordar las palabras del lobo al huir. — ¡Él regresara y lo hará preparado! ¡Vendrá con cientos como yo! ¡Que nos destrozara y seremos sus juguetes, es solo un mero sinónimo de la carnicería que hará con nuestros cuerpos! Así que joven llameador, ya puedes escupir fuego como un auténtico dragón cuando eso pase… ¡O nos podemos dar por jodidos! ¿Me entiendes?
Que la loba estaba enfadada, era sin duda alguna, quitar hierro al asunto. Respiró hondo y tras taladrar con la mirada unos segundos más al brujo, regresó la mirada a la joven que la había ayudado.
— ¿Siempre son los hombres, tan estúpidos?—Le preguntó, escondiendo su sonrisa a los hombres pero mostrándosela a la joven bruja.
Lenore Bulgákov
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Re: [Cerrado] Repercusiones [Interpretativo-Libre]
Desarmado e impotente, el elfo fue atrapado en sus pensamientos, lentamente todo comenzaba a oscurecerse y se vio a sí mismo atrapado en ese sueño recurrente que a heces tenía, una guerra, una gran guerra entre sus hermanos elfos y los brujos, o tal vez no, en vez de guerra parecía una masacre, una donde abundaban los ataques mágicos, entre ellos, bolas de fuego, grandes, pequeñas, de todos los tamaños, flechas de luz recorrían los rincones mientras otros elfos se lanzaban sobre los heridos para tratar de sanarlos, pero era en vano, había demasiados brujos, no iban a sobrevivir; Destino intentaba correr para ayudarlos pero era en vano, simplemente no estaba en ese lugar, era solo un fantasma entre fantasmas.
Una bola de fuego impactó contra la pierna del lobo humanoide deteniendo su carrera y dicho sonido hizo que Destino saliera de su reminiscencia para caer de nuevo en el combate actual, o lo que quedaba del combate, pues el adversario al notar su inferioridad numérica decidió retirarse, pero no sin antes amenazar con que regresaría.
El pelinegro dio un salto hasta el lugar donde había caído su espada y la tomó preparándose para defenderse de quien hubiera llegado, aunque pudo notar la esencia de un mago conocido, el barbudo que había encontrado antes, y venía acompañado, pero, seguía estando la duda acerca de aquél misterioso lobo que les había ayudado antes -Destino no está con él- Respondió a la pregunta de Vincent y tras un gesto de su cabeza para saludar a los recién llegados avanzó un poco hacia el lobo, totalmente consciente de que no era un simple animal, debía ser un licántropo y por ende, aunque no hablara, podría entenderle claramente -¿Quién eres?- Preguntó mientras lo señalaba con la espada aunque fue interrumpido por la bruja de mal carácter al tiempo que el... ¿Lobo? ¡No! Más bien la loba, pues había resultado ser una chica, comenzaba a cambiar de forma hasta terminar teniendo su apariencia humana... Y desnuda.
El elfo podría haberse sonrojado mucho de no ser por la intervención de la bruja, quien ofreció una prenda con la que la licántropa podría cubrirse al menos de momento. Ante las respuestas de la mujer, el pelinegro llevó su espada a la espalda para guardarla junto a la inservible espada que traía desde antes -Una discusión estéril en busca de culpables no es lo más conveniente ahora, ellos no tardarán en llegar -Lo más sensato sería abandonar el bosque lo más pronto posible, el borde del lago es una opción rápida, viajar en grupo aumenta las probabilidades de salir bien librados- Aconsejó mientras comenzaba a tomar camino.
El elfo se encontraba enojado, aunque tal vez nadie lo notaría, no con los otros, ni con los enemigos, sino consigo mismo, su constante debilidad lo hacía sentir incapaz ¿Dónde había quedado su poder? Tener que trabajar en equipo lo hacía sentir más débil, sin embargo, tener aliados era una experiencia que no había vivido con mucha frecuencia y a pesar de su costumbre de andar solo, la pareja de brujos no le parecían desagradable, aunque poco podría decir de la licántropa, pues ni siquiera sabía si ella también se integraría al disparejo grupo.
Tras caminar unos minutos conseguirían llegar de nuevo a la misteriosa cueva, la cual ahora estaba abierta -Se ha ido- Dijo el elfo mientras apretaba los puños con furia, lo había tenido tan cerca y lo dejó escapar; se dio media vuelta para buscar con la mirada a la licántropa que tal vez por sus características raciales seguramente también habría notado lo que el elfo podía sentir -Algo se acerca- Dijo en un tono de voz moderado intentando no dar muchas pistas sobre su ubicación, aunque no parecían moverse al azar, parecían incluso venir en su dirección desde todos los flancos, en unos instantes estarían rodeados, las posibilidades menguaban a cada segundo, todos los caminos parecían estar cortados, todos menos uno, el elfo levantó la mano señalando hacia la cueva, podrían quedar atrapados, pero al menos les daría un poco de tiempo y sería mejor que estar afuera rodeados.
No había tiempo que perder, era necesario esconderse antes que los encontraran los enemigos que se acercaban, demasiados para enfrentarlos en una batalla, mientras corría hacia la entrada de la cueva sacó su espada y de un salto la usó para golpear la parte superior de la entrada a la cueva causado una pequeña fisura al tiempo que dejaba una palabra para los brujos -¡¡Fuego!!- Dijo señalando al punto donde había marcado con la espada, si le entendían, atacarían ese punto para causar un pequeño derrumbe que cerrara la entrada de la cueva, tal vez para uno de los brujos resultaría muy difícil, pero si ambos lograban unir sus fuerzas en un ataque, el impacto tendría éxito, al estar dentro y relativamente lejos el elfo se lanzó al piso rodando hasta quedar agachado y mirando hacia atrás esperando que la pareja de brujos tuvieran éxito, la licántropa por su parte debería ser tan rápida como para pasar antes del derrumbe ¿Lo lograría?
Una bola de fuego impactó contra la pierna del lobo humanoide deteniendo su carrera y dicho sonido hizo que Destino saliera de su reminiscencia para caer de nuevo en el combate actual, o lo que quedaba del combate, pues el adversario al notar su inferioridad numérica decidió retirarse, pero no sin antes amenazar con que regresaría.
El pelinegro dio un salto hasta el lugar donde había caído su espada y la tomó preparándose para defenderse de quien hubiera llegado, aunque pudo notar la esencia de un mago conocido, el barbudo que había encontrado antes, y venía acompañado, pero, seguía estando la duda acerca de aquél misterioso lobo que les había ayudado antes -Destino no está con él- Respondió a la pregunta de Vincent y tras un gesto de su cabeza para saludar a los recién llegados avanzó un poco hacia el lobo, totalmente consciente de que no era un simple animal, debía ser un licántropo y por ende, aunque no hablara, podría entenderle claramente -¿Quién eres?- Preguntó mientras lo señalaba con la espada aunque fue interrumpido por la bruja de mal carácter al tiempo que el... ¿Lobo? ¡No! Más bien la loba, pues había resultado ser una chica, comenzaba a cambiar de forma hasta terminar teniendo su apariencia humana... Y desnuda.
El elfo podría haberse sonrojado mucho de no ser por la intervención de la bruja, quien ofreció una prenda con la que la licántropa podría cubrirse al menos de momento. Ante las respuestas de la mujer, el pelinegro llevó su espada a la espalda para guardarla junto a la inservible espada que traía desde antes -Una discusión estéril en busca de culpables no es lo más conveniente ahora, ellos no tardarán en llegar -Lo más sensato sería abandonar el bosque lo más pronto posible, el borde del lago es una opción rápida, viajar en grupo aumenta las probabilidades de salir bien librados- Aconsejó mientras comenzaba a tomar camino.
El elfo se encontraba enojado, aunque tal vez nadie lo notaría, no con los otros, ni con los enemigos, sino consigo mismo, su constante debilidad lo hacía sentir incapaz ¿Dónde había quedado su poder? Tener que trabajar en equipo lo hacía sentir más débil, sin embargo, tener aliados era una experiencia que no había vivido con mucha frecuencia y a pesar de su costumbre de andar solo, la pareja de brujos no le parecían desagradable, aunque poco podría decir de la licántropa, pues ni siquiera sabía si ella también se integraría al disparejo grupo.
Tras caminar unos minutos conseguirían llegar de nuevo a la misteriosa cueva, la cual ahora estaba abierta -Se ha ido- Dijo el elfo mientras apretaba los puños con furia, lo había tenido tan cerca y lo dejó escapar; se dio media vuelta para buscar con la mirada a la licántropa que tal vez por sus características raciales seguramente también habría notado lo que el elfo podía sentir -Algo se acerca- Dijo en un tono de voz moderado intentando no dar muchas pistas sobre su ubicación, aunque no parecían moverse al azar, parecían incluso venir en su dirección desde todos los flancos, en unos instantes estarían rodeados, las posibilidades menguaban a cada segundo, todos los caminos parecían estar cortados, todos menos uno, el elfo levantó la mano señalando hacia la cueva, podrían quedar atrapados, pero al menos les daría un poco de tiempo y sería mejor que estar afuera rodeados.
No había tiempo que perder, era necesario esconderse antes que los encontraran los enemigos que se acercaban, demasiados para enfrentarlos en una batalla, mientras corría hacia la entrada de la cueva sacó su espada y de un salto la usó para golpear la parte superior de la entrada a la cueva causado una pequeña fisura al tiempo que dejaba una palabra para los brujos -¡¡Fuego!!- Dijo señalando al punto donde había marcado con la espada, si le entendían, atacarían ese punto para causar un pequeño derrumbe que cerrara la entrada de la cueva, tal vez para uno de los brujos resultaría muy difícil, pero si ambos lograban unir sus fuerzas en un ataque, el impacto tendría éxito, al estar dentro y relativamente lejos el elfo se lanzó al piso rodando hasta quedar agachado y mirando hacia atrás esperando que la pareja de brujos tuvieran éxito, la licántropa por su parte debería ser tan rápida como para pasar antes del derrumbe ¿Lo lograría?
Última edición por Destino el Vie Ene 29 2016, 06:02, editado 2 veces
Destino
Maestro de las Mil Espadas
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Re: [Cerrado] Repercusiones [Interpretativo-Libre]
El lobo que se quedó junto a ellos no tardó en volver a su forma humana, y para sorpresa del brujo, se trataba de una mujer. Era bella, de pelo lacio y bonitos ojos, aunque su mirada estaba cargada con un gran odio hacia su persona, al igual que sus palabras. La chica tenía el juicio nublado por los deseos de venganza, y solo por ello el rubio contuvo la lengua.
¿Acaso sabía ella algo de la magia? De la concentración requerida para usar un poder como ese, o el simple hecho de lo complicado que era acertar a un hombre en movimiento, ya no decir un licántropo con su musculatura tan desarrollada. Si hubiera podido acabar con la bestia lo hubiera hecho, sin embargo no pudo alcanzarlo en el abdomen, que era el destino inicial de su proyectil, y después ya fue demasiado tarde para acabar con él.
Vinc no apreció lo fuerte que estaba agarrando el mango de su espada hasta que notó el blanco en sus nudillos por la presión ejercida. Enfundó la espada en su vaina mientras escuchaba al elfo comentar que había que moverse. Sí, estaba en lo cierto, ya daba igual lo que había ocurrido y tenía que pensar en su siguiente paso.
- Ten-, dijo acercándose hasta Keira. - Esto le vendrá bien-, sacó de su morral una camisa, unos pantalones y un cinto. - No sé cómo le quedaran pero menos es nada-, comentó finalmente antes de darse media vuelta, sin dirigir palabra ni mirada a la loba.
Luego se aproximó hasta Destino, a la vez que se ajustaba las correas que ataban el morral a su espalda.
- De que conocías a esos lobos que ten han atacado. ¿Tienen que ver con el tipo de la mina? Si es así te seguiré, tengo cuentas pendientes con él. Tu idea de seguir cerca del lago parece buena idea-, se dirigió al elfo con seriedad.
Al moreno se le notaba el enfado en el rostro, más seguramente no sería lo mismo que había enfadado al brujo. La chica solo había tenido palabras despectivas hacia él, así que suponía que Destino solo estaba molesto por tener compañía de nuevo. Ese hombre adoraba la soledad por un motivo que se le escapaba. Puede que los elfos fueran así por raza. Los que había encontrado en el pasado también lo eran, aunque lo creía improbable. Toda una cultura que vivía en armonía en Sandorai debía de tener lazos colectivos.
No tardaron demasiado en encontrar una cueva, parecía un sitio clave pues el elfo se molestó al no ver nada allí, o nadie. Su comentario no dejó dudas de que era a alguien a quien buscaba.
- ¿A quién esperabas encontrar aquí? - preguntó con un talante más normal en él.
Vinc no tuvo la respuesta esperada, pues Destino se puso alerta y al momento señaló la cueva. El salto que dio golpeando la roca hizo pensar al brujo que el elfo había comido setas alucinógenas antes de verlo en el bosque. Solo podía imaginar que las alucinaciones le habían hecho atacar la nada, aunque su grito de alerta le hizo comprender lo que quería hacer. Era arriesgado, pues era la única salida que conocían, más parecían que no tenían más opciones.
- Entrad en la cueva junto a Destino ¡rápido!-, comentó a las chicas, dándole el tono de alarma a su voz. No era momento para dudar. En cuento estuvo dentro junto a los demás requirió la atención de la bruja. - Keria, necesito que armes la mayor bola de fuego posible.
La mujer captó el mensaje, creando una gran bola de fuego, a la que Vinc le sumó aún más poder, para, posteriormente, lanzarla con la ayuda de Keira a la fisura que había creado el elfo. Su capacidad de aire le permitía crear explosiones, así que el impacto provocó el derrumbe de la entrada, sumando al grupo en la absoluta oscuridad.
Ahora solo podían avanzar hacia el interior. La suerte estaba echada.
¿Acaso sabía ella algo de la magia? De la concentración requerida para usar un poder como ese, o el simple hecho de lo complicado que era acertar a un hombre en movimiento, ya no decir un licántropo con su musculatura tan desarrollada. Si hubiera podido acabar con la bestia lo hubiera hecho, sin embargo no pudo alcanzarlo en el abdomen, que era el destino inicial de su proyectil, y después ya fue demasiado tarde para acabar con él.
Vinc no apreció lo fuerte que estaba agarrando el mango de su espada hasta que notó el blanco en sus nudillos por la presión ejercida. Enfundó la espada en su vaina mientras escuchaba al elfo comentar que había que moverse. Sí, estaba en lo cierto, ya daba igual lo que había ocurrido y tenía que pensar en su siguiente paso.
- Ten-, dijo acercándose hasta Keira. - Esto le vendrá bien-, sacó de su morral una camisa, unos pantalones y un cinto. - No sé cómo le quedaran pero menos es nada-, comentó finalmente antes de darse media vuelta, sin dirigir palabra ni mirada a la loba.
Luego se aproximó hasta Destino, a la vez que se ajustaba las correas que ataban el morral a su espalda.
- De que conocías a esos lobos que ten han atacado. ¿Tienen que ver con el tipo de la mina? Si es así te seguiré, tengo cuentas pendientes con él. Tu idea de seguir cerca del lago parece buena idea-, se dirigió al elfo con seriedad.
Al moreno se le notaba el enfado en el rostro, más seguramente no sería lo mismo que había enfadado al brujo. La chica solo había tenido palabras despectivas hacia él, así que suponía que Destino solo estaba molesto por tener compañía de nuevo. Ese hombre adoraba la soledad por un motivo que se le escapaba. Puede que los elfos fueran así por raza. Los que había encontrado en el pasado también lo eran, aunque lo creía improbable. Toda una cultura que vivía en armonía en Sandorai debía de tener lazos colectivos.
No tardaron demasiado en encontrar una cueva, parecía un sitio clave pues el elfo se molestó al no ver nada allí, o nadie. Su comentario no dejó dudas de que era a alguien a quien buscaba.
- ¿A quién esperabas encontrar aquí? - preguntó con un talante más normal en él.
Vinc no tuvo la respuesta esperada, pues Destino se puso alerta y al momento señaló la cueva. El salto que dio golpeando la roca hizo pensar al brujo que el elfo había comido setas alucinógenas antes de verlo en el bosque. Solo podía imaginar que las alucinaciones le habían hecho atacar la nada, aunque su grito de alerta le hizo comprender lo que quería hacer. Era arriesgado, pues era la única salida que conocían, más parecían que no tenían más opciones.
- Entrad en la cueva junto a Destino ¡rápido!-, comentó a las chicas, dándole el tono de alarma a su voz. No era momento para dudar. En cuento estuvo dentro junto a los demás requirió la atención de la bruja. - Keria, necesito que armes la mayor bola de fuego posible.
La mujer captó el mensaje, creando una gran bola de fuego, a la que Vinc le sumó aún más poder, para, posteriormente, lanzarla con la ayuda de Keira a la fisura que había creado el elfo. Su capacidad de aire le permitía crear explosiones, así que el impacto provocó el derrumbe de la entrada, sumando al grupo en la absoluta oscuridad.
Ahora solo podían avanzar hacia el interior. La suerte estaba echada.
Vincent Calhoun
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Re: [Cerrado] Repercusiones [Interpretativo-Libre]
Atendió la explicación de la licántropa, y miró hacia la distancia, por donde había visto escapar al lobo. Cuando se quiso dar cuenta, la loba empezó a gritar a Gerald, vaya, al parecer se había perdido gran parte de la acción, no sabía si alegrarse o no hacerlo. Giró a mirar a la chica, que parecía claramente alterada, y alzó una ceja, en una pregunta silenciosa que no tenía intención de formular.
Al parecer Gerald había hecho algo muy malo, como para que la joven se cabrease de tal modo. Suspiró y atendió al elfo, marcharse de allí, por ella perfecto. No se le había perdido nada en ese sitio de mala muerte, y ahora que no tenían transporte, mejor sería empezar a andar pronto. Keira esperó paciente a que terminase la pelea, con una mano en la cadera y gesto estático, hasta que la chica le habló y se acercó a Vincent.
- Algunos más que otros.- sonrió irónica ante la pregunta de la joven. Mientras cogía la ropa que Vincent le tendía para seguir al elfo idiota en su camino.- Tranquilo barbitas, los hay peores que tu, te lo digo yo.- le murmuró, son una media sonrisa al hombre mientras tomaba la ropa, siendo su forma de decir, que no era un mal tipo, y se giraba a la chica para que se vistiera.- Toma, si hay problemas mejor salir de aquí y no exponer la piel, cuanto más se vea, más sitios donde ir a herir.- comentó con sorna tendiendole las piezas de ropa antes de avanzar un poco para darle cierta intimidad.
Espero a la chica junto a un árbol y luego siguió a los demás hacia la cueva, entrando con rapidez, escuchando pasos a sus espaldas, pasos rápidos que parecían quererlos atrapar. Haciendo caso a Vincent, fue a entrar a la cueva y empezó a forma una bola de fuego. Empezó con una mera chispa, que se convirtió en una diminuta llama que bailaba con cuidado, la llama fue, poco a poco, volviendose un centenar de burbujas rojas que ilumanaban la sala y, finalmente se congregaron en una esfera de fuego relativamente grande, debía medir más o menos como la cabeza del brujo. Vio al brujo lanzar parte de su fuerza de fuego a la esfera que ella había creado, haciendola aun más grande.
La esfera avanzó hasta llegar a la abertura y, al rozar con las piedras, estalló con fuerza haciendo que la bailarina se agachase para evitar los guijarros. La oscuridad consumió al grupo, dejandolo sumido en tinieblas. Cuando la bruja se levantó creo de nuevo las burbujas que comenzaron a volar por la cueva iluminando el lugar. Ya solo podían ir hacia delante.
- Que remedio.- murmuró dando el primer paso, tranquila porque sus burbujas rojas iluminaban a los presentes.
Al parecer Gerald había hecho algo muy malo, como para que la joven se cabrease de tal modo. Suspiró y atendió al elfo, marcharse de allí, por ella perfecto. No se le había perdido nada en ese sitio de mala muerte, y ahora que no tenían transporte, mejor sería empezar a andar pronto. Keira esperó paciente a que terminase la pelea, con una mano en la cadera y gesto estático, hasta que la chica le habló y se acercó a Vincent.
- Algunos más que otros.- sonrió irónica ante la pregunta de la joven. Mientras cogía la ropa que Vincent le tendía para seguir al elfo idiota en su camino.- Tranquilo barbitas, los hay peores que tu, te lo digo yo.- le murmuró, son una media sonrisa al hombre mientras tomaba la ropa, siendo su forma de decir, que no era un mal tipo, y se giraba a la chica para que se vistiera.- Toma, si hay problemas mejor salir de aquí y no exponer la piel, cuanto más se vea, más sitios donde ir a herir.- comentó con sorna tendiendole las piezas de ropa antes de avanzar un poco para darle cierta intimidad.
Espero a la chica junto a un árbol y luego siguió a los demás hacia la cueva, entrando con rapidez, escuchando pasos a sus espaldas, pasos rápidos que parecían quererlos atrapar. Haciendo caso a Vincent, fue a entrar a la cueva y empezó a forma una bola de fuego. Empezó con una mera chispa, que se convirtió en una diminuta llama que bailaba con cuidado, la llama fue, poco a poco, volviendose un centenar de burbujas rojas que ilumanaban la sala y, finalmente se congregaron en una esfera de fuego relativamente grande, debía medir más o menos como la cabeza del brujo. Vio al brujo lanzar parte de su fuerza de fuego a la esfera que ella había creado, haciendola aun más grande.
La esfera avanzó hasta llegar a la abertura y, al rozar con las piedras, estalló con fuerza haciendo que la bailarina se agachase para evitar los guijarros. La oscuridad consumió al grupo, dejandolo sumido en tinieblas. Cuando la bruja se levantó creo de nuevo las burbujas que comenzaron a volar por la cueva iluminando el lugar. Ya solo podían ir hacia delante.
- Que remedio.- murmuró dando el primer paso, tranquila porque sus burbujas rojas iluminaban a los presentes.
Keira Brabery
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Re: [Cerrado] Repercusiones [Interpretativo-Libre]
Aún sentía la adrenalina insuflándole malas energías a su cuerpo, o quizás es que tuviese demasiada energía tras la efímera pelea y no le hubiese servido de mucho liberarse contra aquel brujo patán que únicamente lo había complicado todo. Un suspiro salió de los labios de Lenore cuando el brujo se acercó y le dio a la otra joven ropa para ella. Quizás de haber sido en otras circunstancias se lo habría agradecido. Si, seguramente lo habría hecho, únicamente que esta situación no era la que debía y tampoco iba a disculparse ante unos desconocidos por lograr que con sus acciones, su vida peligrase todavía más, así que guardándose sus palabras de agradecimiento hacia el brujo, gruñó y cuando la bruja le dio la ropa masculina, fue a esconderse tras un árbol a cambiarse. No quería tener a mirones mirando mientras se cambiaba, aún menos a ese maldito brujo, al que podía decirle desde ya, que tener una loba rabiada no era buen asunto, sino todo lo contrario. «Todo y que quizás, una buena mordidita no le iría mal» pensó Lenore en un gruñido atorado en su garganta mientras se sacaba la capa de la joven y se ponía esa ropa de hombre.
Enseguida el olor al brujo la rodeó, gruñó fastidiada por tener que llevar esa ropa y apestar a hombre, más como no tenía nada mejor que ponerse, dejó la molestia y su enfado para más tarde y saliendo de la sombra del árbol, se reunió con los demás, siguiéndoles en silencio. A cada paso rastreó todos los alrededores, cualquier movimiento fue captado. Oyó algún que otro conejo merodeando entre el pasto, ciervos a lo lejos pastando tranquilamente… hasta que un nuevo olor la alarmó. ¡Lobos! ¡Miles de ellos, corriendo hacia ellos! Al sentir aquel olor, miró enseguida al elfo el cual también pareció saber del acercamiento de nuevos licántropos hacia ellos, y asintiendo con un rostro de gravedad, analizó el terreno en busca de algún que otro escondite o lugar de ataque sobre el que tener ventaja.
—Miles de ellos se acercan. Nos rodearan en breves y vienen con refuerzos. —Avisó por si no había quedado claro y tras dar un rodeo con la mirada por el lugar, su cuerpo tembló y temió encontrarse sin escondite o zona de confort por la que poder contrarrestarlos.
La situación olía mal y más lo olió cuando el elfo pareció querer encerrarse en la cueva sin salida, quedando entonces ya si, a merced de los licántropos y su macho alfa. Desde allí, podía ya oler el aroma fuerte a lobo alfa y gruñó sabiendo que con aquel olor solo buscaba provocarla y dominarla, lo que apenas sirvió para ese propósito al enardecerla más de lo que ya estaba. Los deseos de transformarse en ella eran grandes, aún más como más se acercaban los demás lobos. Detrás de ella sentía la magia de los dos brujos los cuales estaban entrando en la cueva. Lenore sin saber qué hacer, miró la bola de fuego que estaban creando y negada a dejarse encerrar o a pasar entre esa bola de fuego, al principio se quedó estática sin saber qué hacer, hasta que al último instante, antes de que la cueva se viniera abajo corrió rápidamente hacia ellos, consiguiendo entrar en la cueva justo antes del derrumbe.
—Los lobos odiamos los sitios cerrados. —Masculló levantándose del suelo llena del polvo tras el derrumbe que por poco estuvo por hacerla polvo y levantándose miró a los presentes. Tras ella se oían voces y gruñidos violentos, junto el ruido de garras intentando llegar hasta ellos. Había estado a poco de morir a manos de los lobos, y la licántropa lo sabía. Lenore suspiró, quizás al final si debería agradecerles el haberla salvado y mirando desconfiada a las bolas de luces que alumbraban la cueva, de pronto, sintió sus instintos alarmarse al rastrear y sentir, lo que parecía quizás algún rastro de magia antiguo. Quizás solo fuera una sensación pero se tensó y fijando la mirada hacia lo más oscuro de la cueva, gruñó.—En esta cueva hay algo, lo puedo sentir. —dijo pasando entre los dos brujos para reunirse y detenerse al lado del elfo, empezando al mismo tiempo que él a empezar a caminar hacia donde sus instintos precisamente le avisaban de no ir. — ¿No estamos aquí por casualidad, verdad? —Preguntó.
Enseguida el olor al brujo la rodeó, gruñó fastidiada por tener que llevar esa ropa y apestar a hombre, más como no tenía nada mejor que ponerse, dejó la molestia y su enfado para más tarde y saliendo de la sombra del árbol, se reunió con los demás, siguiéndoles en silencio. A cada paso rastreó todos los alrededores, cualquier movimiento fue captado. Oyó algún que otro conejo merodeando entre el pasto, ciervos a lo lejos pastando tranquilamente… hasta que un nuevo olor la alarmó. ¡Lobos! ¡Miles de ellos, corriendo hacia ellos! Al sentir aquel olor, miró enseguida al elfo el cual también pareció saber del acercamiento de nuevos licántropos hacia ellos, y asintiendo con un rostro de gravedad, analizó el terreno en busca de algún que otro escondite o lugar de ataque sobre el que tener ventaja.
—Miles de ellos se acercan. Nos rodearan en breves y vienen con refuerzos. —Avisó por si no había quedado claro y tras dar un rodeo con la mirada por el lugar, su cuerpo tembló y temió encontrarse sin escondite o zona de confort por la que poder contrarrestarlos.
La situación olía mal y más lo olió cuando el elfo pareció querer encerrarse en la cueva sin salida, quedando entonces ya si, a merced de los licántropos y su macho alfa. Desde allí, podía ya oler el aroma fuerte a lobo alfa y gruñó sabiendo que con aquel olor solo buscaba provocarla y dominarla, lo que apenas sirvió para ese propósito al enardecerla más de lo que ya estaba. Los deseos de transformarse en ella eran grandes, aún más como más se acercaban los demás lobos. Detrás de ella sentía la magia de los dos brujos los cuales estaban entrando en la cueva. Lenore sin saber qué hacer, miró la bola de fuego que estaban creando y negada a dejarse encerrar o a pasar entre esa bola de fuego, al principio se quedó estática sin saber qué hacer, hasta que al último instante, antes de que la cueva se viniera abajo corrió rápidamente hacia ellos, consiguiendo entrar en la cueva justo antes del derrumbe.
—Los lobos odiamos los sitios cerrados. —Masculló levantándose del suelo llena del polvo tras el derrumbe que por poco estuvo por hacerla polvo y levantándose miró a los presentes. Tras ella se oían voces y gruñidos violentos, junto el ruido de garras intentando llegar hasta ellos. Había estado a poco de morir a manos de los lobos, y la licántropa lo sabía. Lenore suspiró, quizás al final si debería agradecerles el haberla salvado y mirando desconfiada a las bolas de luces que alumbraban la cueva, de pronto, sintió sus instintos alarmarse al rastrear y sentir, lo que parecía quizás algún rastro de magia antiguo. Quizás solo fuera una sensación pero se tensó y fijando la mirada hacia lo más oscuro de la cueva, gruñó.—En esta cueva hay algo, lo puedo sentir. —dijo pasando entre los dos brujos para reunirse y detenerse al lado del elfo, empezando al mismo tiempo que él a empezar a caminar hacia donde sus instintos precisamente le avisaban de no ir. — ¿No estamos aquí por casualidad, verdad? —Preguntó.
Lenore Bulgákov
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Re: [Cerrado] Repercusiones [Interpretativo-Libre]
Tal como había sospechado el elfo, la licántropa tenía un excelente olfato que le había permitido reconocer que se acercaban múltiples atacantes y no tardarían mucho en llegar, por lo que la única opción válida por lo menos de momento era adentrarse en la cueva; tras dejar las instrucciones, Destino pudo observar cómo la pareja de brujos cooperaban para derribar la entrada, lo cual era una solución temporal solamente, por fuera se podían escuchar aullidos y rasguños a las piedras que ahora bloqueaban la entrada.
Habíamos quedado completamente a oscuras hasta que la bruja encendió un pequeño brillo con su magia, sin notarlo, o sin querer aceptarlo tal vez, el grupo del elfo había ido creciendo en cada parte de la aventura ¿Cuándo se convirtió en un viajero grupal? De momento habían cosas más importantes en qué pensar, la cueva no parecía ser una más como cualquier otra, el elfo, y seguro los demás también podrían sentirlo, un ambiente pesado e inquietante los abrumaba a medida que caminaban hacia el interior de la cueva.
Destino se detuvo unos instantes dudando acerca de seguir ese camino o no, pero realmente no quedaban más opciones, el lugar por donde entraron estaba bloqueado y aún si lograban abrir la entrada, estarían rodeados por innumerables enemigos -Tal vez no es una coincidencia que la cueva haya sido el único escape posible- Comentó el elfo al resto del grupo en tono calmado mientras apretaba el puño imaginando que habían caído en una trampa tan sencilla -Tal vez el plan desde el inicio era que las presas quedaran atrapadas en la cueva- Siguió con sus suposiciones para luego comenzar a caminar sin saber a dónde -¿Destino también puede sentirlo?- Respondió a la licántropa aunque sin voltear a mirarla; de nuevo se encontraba en una situación en la que su mejor opción era el trabajo en equipo, cada vez que se veía sometido a ese tipo de casos era una puñalada a su orgullo, aunque nada podía hacer ahora, se necesitaban entre todos para lograr salir de ahí con vida.
Continuaron avanzando con mucho cuidado hasta que en un tramo del camino las paredes de la cueva comenzaron a mostrar restos de rostros atrapados en ellas, unos tras otros los cráneos se hacían cada vez más numerosos mientras un olor fétido recorría el ambiente.
Al fondo comenzó a escucharse una especie de canción con voces un tanto infantiles, sonaba ilógico pensar que hubiesen niños en ese lugar, por lo que debía tratarse de algún tipo de ilusión, o tal vez sin notarlo habían caído bajo el efecto de alguna alucinación; en un momento la cueva se dividía en tres senderos diferentes, uno de ellos completamente oscuro y tenebroso, sin ruido alguno en él, lo que daba a entender que no había salida por esa ruta, otro parecía acabar en una aguas subterráneas, pues el sonido de una pequeña cascada se dibujaba al final de éste, y finalmente el camino central, estaba misteriosamente iluminado al final y además era el lugar de donde procedían las extrañas voces que cantaban en tono infantil ¿Qué camino seguirían los intrépidos viajeros?
Habíamos quedado completamente a oscuras hasta que la bruja encendió un pequeño brillo con su magia, sin notarlo, o sin querer aceptarlo tal vez, el grupo del elfo había ido creciendo en cada parte de la aventura ¿Cuándo se convirtió en un viajero grupal? De momento habían cosas más importantes en qué pensar, la cueva no parecía ser una más como cualquier otra, el elfo, y seguro los demás también podrían sentirlo, un ambiente pesado e inquietante los abrumaba a medida que caminaban hacia el interior de la cueva.
Destino se detuvo unos instantes dudando acerca de seguir ese camino o no, pero realmente no quedaban más opciones, el lugar por donde entraron estaba bloqueado y aún si lograban abrir la entrada, estarían rodeados por innumerables enemigos -Tal vez no es una coincidencia que la cueva haya sido el único escape posible- Comentó el elfo al resto del grupo en tono calmado mientras apretaba el puño imaginando que habían caído en una trampa tan sencilla -Tal vez el plan desde el inicio era que las presas quedaran atrapadas en la cueva- Siguió con sus suposiciones para luego comenzar a caminar sin saber a dónde -¿Destino también puede sentirlo?- Respondió a la licántropa aunque sin voltear a mirarla; de nuevo se encontraba en una situación en la que su mejor opción era el trabajo en equipo, cada vez que se veía sometido a ese tipo de casos era una puñalada a su orgullo, aunque nada podía hacer ahora, se necesitaban entre todos para lograr salir de ahí con vida.
Continuaron avanzando con mucho cuidado hasta que en un tramo del camino las paredes de la cueva comenzaron a mostrar restos de rostros atrapados en ellas, unos tras otros los cráneos se hacían cada vez más numerosos mientras un olor fétido recorría el ambiente.
Al fondo comenzó a escucharse una especie de canción con voces un tanto infantiles, sonaba ilógico pensar que hubiesen niños en ese lugar, por lo que debía tratarse de algún tipo de ilusión, o tal vez sin notarlo habían caído bajo el efecto de alguna alucinación; en un momento la cueva se dividía en tres senderos diferentes, uno de ellos completamente oscuro y tenebroso, sin ruido alguno en él, lo que daba a entender que no había salida por esa ruta, otro parecía acabar en una aguas subterráneas, pues el sonido de una pequeña cascada se dibujaba al final de éste, y finalmente el camino central, estaba misteriosamente iluminado al final y además era el lugar de donde procedían las extrañas voces que cantaban en tono infantil ¿Qué camino seguirían los intrépidos viajeros?
- Offrol:
- Mil disculpas por la demora u.u
En compensación, os dejaré decidir el futuro del tema, cada camino llevará a un peligro diferente que podría acercarlos o alejarlos de una posible salida
Última edición por Destino el Vie Ene 29 2016, 05:49, editado 1 vez
Destino
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Re: [Cerrado] Repercusiones [Interpretativo-Libre]
La loba dudó varios instantes antes de entrar en la cueva, tanto que entró por los pelos antes de que se derrumbara la entrada. Era entendible, pues quedarse atrapados dentro de un lugar así, sin posibilidades de salida por otro lado era una idea difícil de asimilar. Si bien quedarse fuera para morir a manos de una manada de lobos no era una expectativa aún mejor, así que todos tomaron la decisión menos mala, por decirlo de algún modo.
La mujer de fuerte carácter hizo una alusión que parecía bastante probable, el elfo sabía de ese sitio de antemano. O al menos tenía intención de explorarlo antes de que sucediera el ataque de los licántropos. Ahora al verse encerrado allí, el moreno no tuvo la menor duda de que estaban dentro de una trampa. Vinc tampoco lo dudaba, más no le importaba más que lo justo y necesario. Una trampa solo era peligrosa si se descuidaban, si olvidaban el hecho de que estaban en una. Sabiéndolo sus posibilidades de salir de ella aumentaban.
El aire dentro de la cueva era pesado, como solía pasar en realidad en los sitios cerrados o subterráneos, pero eso era algo que pasaba solo cuando se descendían muchos metros en el interior de la tierra. Estaban cerca de la antigua entrada, y la polvareda levantada por el derrumbe hacía tiempo que había cesado. No. Era otra cosa. Y el poder que envolvía al lugar era tan poderoso, que incluso los ajenos a la magia lo podían notar en el ambiente, aunque para él era distinto. Él sabía en parte los motivos que causaban esa sensación. Siempre agradecería a la academia en Beltrexus por haberle enseñado tantas cosas con referencia a la magia, algunas que estaban fuera de sus propias maestrías, y que, sin embargo, era bueno saber para estar lo mejor preparado posible para un combate. Seguramente había pocas personas mejor capacitadas para luchar contra un brujo, que irónicamente otro brujo.
El camino, de lo más siniestro por otra parte, los llevó hasta una bifurcación. El tramo se dividía en tres posibles trayectos, de los cuales cada uno parecía peor que el anterior. El del extremo por la derecha parecía contener un riachuelo, pues se escuchaba el sonido del agua caer, era en principio el más adecuado, y el único que no tenía pinta de llevar a una muerte segura. El del extremo izquierdo era de una oscuridad insondable, como si llevara hasta el fin del mundo, o simplemente no tuviera ninguna salida. El del medio era el más curioso, iluminado mágicamente, y con la decoración que los había acompañado todo el camino hasta allí. Si es que curioso fuera la descripción más apropiada.
- Si hay agua, hay una salida-, comentó después de decidir qué haría. - El problema es que por donde cabe el agua, no tiene necesariamente que caber una persona. Es cuestión de jugársela, aunque realmente no veo más opciones.
El rubio señaló el camino, y cuando todos parecían que se irían por allí dio un paso al frente dirigiéndose al centro.
- Esto es cosa mía, espero que encontréis una salida-, dijo finalmente internándose por el camino más tétrico. Tétrico para el que no supiera que era una ilusión.
Cada paso que daba lo acercaba más al origen del ruido, que pese a ser falso, helaba la sangre. Al principio, era el coro de niños de voz dulce con un toque de melancolía impropio para el canto, seguidamente pasó a la risa estridente de otro niño que parecía enajenado, y posteriormente se escuchó el llanto de un bebe que erizaba la piel. Todo era mentira, pero el sujeto tras las ilusiones sabía que los niños provocaban un sensación dura en las personas adultas de manera natural, fueran ciertas o no las voces, eso no importaba para dar a las personas que se internara por ese pasillo mal cuerpo.
Finalmente Vinc llegó hasta una sala redonda, con múltiples accesos en un segundo piso, estando él en un piso más bajo donde solo había una entrada, la que él había utilizado para acceder allí. Una cuna de madera con el niño llorando, era lo único que había en la amplia sala, justo en el medio. El brujo solo sopesó que hacer unos instantes, antes de lanzar su daga al centro de la cuna atravesando al niño de lado a lado.
Una risa demoníaca salió disparada del bebé, a la vez que un humo oscuro salía por su boca, sumando a la sala en la total oscuridad, solo escuchándose en ella, tanto los pasos del rubio y el desenvaine de su espada. No tardó en alcanzar la posición donde antes estaba la cuna, y donde ahora solo estaba su daga tirada en el suelo.
Una pequeña luz de color azul apareció cerca de una de las entradas, iluminando escasamente a una mujer de bellas facciones.
- Supongo que eres la causante de todo este espectáculo-, dijo como si la conociera de toda la vida, recogiendo la daga del suelo para volverla a su sitio.
- Espero que te haya gustado, porque será lo último que veas. Estoy aquí para matarte-, respondió la ilusionista con voz cautivadora.
- Vaya, y yo que pensaba que sería al contrario. Supongo que es cuestión de perspectiva-, bromeó, preparándose mentalmente para el combate.
La mujer de fuerte carácter hizo una alusión que parecía bastante probable, el elfo sabía de ese sitio de antemano. O al menos tenía intención de explorarlo antes de que sucediera el ataque de los licántropos. Ahora al verse encerrado allí, el moreno no tuvo la menor duda de que estaban dentro de una trampa. Vinc tampoco lo dudaba, más no le importaba más que lo justo y necesario. Una trampa solo era peligrosa si se descuidaban, si olvidaban el hecho de que estaban en una. Sabiéndolo sus posibilidades de salir de ella aumentaban.
El aire dentro de la cueva era pesado, como solía pasar en realidad en los sitios cerrados o subterráneos, pero eso era algo que pasaba solo cuando se descendían muchos metros en el interior de la tierra. Estaban cerca de la antigua entrada, y la polvareda levantada por el derrumbe hacía tiempo que había cesado. No. Era otra cosa. Y el poder que envolvía al lugar era tan poderoso, que incluso los ajenos a la magia lo podían notar en el ambiente, aunque para él era distinto. Él sabía en parte los motivos que causaban esa sensación. Siempre agradecería a la academia en Beltrexus por haberle enseñado tantas cosas con referencia a la magia, algunas que estaban fuera de sus propias maestrías, y que, sin embargo, era bueno saber para estar lo mejor preparado posible para un combate. Seguramente había pocas personas mejor capacitadas para luchar contra un brujo, que irónicamente otro brujo.
El camino, de lo más siniestro por otra parte, los llevó hasta una bifurcación. El tramo se dividía en tres posibles trayectos, de los cuales cada uno parecía peor que el anterior. El del extremo por la derecha parecía contener un riachuelo, pues se escuchaba el sonido del agua caer, era en principio el más adecuado, y el único que no tenía pinta de llevar a una muerte segura. El del extremo izquierdo era de una oscuridad insondable, como si llevara hasta el fin del mundo, o simplemente no tuviera ninguna salida. El del medio era el más curioso, iluminado mágicamente, y con la decoración que los había acompañado todo el camino hasta allí. Si es que curioso fuera la descripción más apropiada.
- Si hay agua, hay una salida-, comentó después de decidir qué haría. - El problema es que por donde cabe el agua, no tiene necesariamente que caber una persona. Es cuestión de jugársela, aunque realmente no veo más opciones.
El rubio señaló el camino, y cuando todos parecían que se irían por allí dio un paso al frente dirigiéndose al centro.
- Esto es cosa mía, espero que encontréis una salida-, dijo finalmente internándose por el camino más tétrico. Tétrico para el que no supiera que era una ilusión.
Cada paso que daba lo acercaba más al origen del ruido, que pese a ser falso, helaba la sangre. Al principio, era el coro de niños de voz dulce con un toque de melancolía impropio para el canto, seguidamente pasó a la risa estridente de otro niño que parecía enajenado, y posteriormente se escuchó el llanto de un bebe que erizaba la piel. Todo era mentira, pero el sujeto tras las ilusiones sabía que los niños provocaban un sensación dura en las personas adultas de manera natural, fueran ciertas o no las voces, eso no importaba para dar a las personas que se internara por ese pasillo mal cuerpo.
Finalmente Vinc llegó hasta una sala redonda, con múltiples accesos en un segundo piso, estando él en un piso más bajo donde solo había una entrada, la que él había utilizado para acceder allí. Una cuna de madera con el niño llorando, era lo único que había en la amplia sala, justo en el medio. El brujo solo sopesó que hacer unos instantes, antes de lanzar su daga al centro de la cuna atravesando al niño de lado a lado.
Una risa demoníaca salió disparada del bebé, a la vez que un humo oscuro salía por su boca, sumando a la sala en la total oscuridad, solo escuchándose en ella, tanto los pasos del rubio y el desenvaine de su espada. No tardó en alcanzar la posición donde antes estaba la cuna, y donde ahora solo estaba su daga tirada en el suelo.
Una pequeña luz de color azul apareció cerca de una de las entradas, iluminando escasamente a una mujer de bellas facciones.
- Supongo que eres la causante de todo este espectáculo-, dijo como si la conociera de toda la vida, recogiendo la daga del suelo para volverla a su sitio.
- Espero que te haya gustado, porque será lo último que veas. Estoy aquí para matarte-, respondió la ilusionista con voz cautivadora.
- Vaya, y yo que pensaba que sería al contrario. Supongo que es cuestión de perspectiva-, bromeó, preparándose mentalmente para el combate.
Vincent Calhoun
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Re: [Cerrado] Repercusiones [Interpretativo-Libre]
Los valientes viajeros caminaban entre penumbras en un ambiente hostil y tenebroso donde no se podía ver nada más allá de los pocos metros que iluminaba la llama de la bruja, el lugar sin embargo, parecía ser más que una simple cueva, algunos garabatos se veían a ratos por las paredes, como tallados antiguos que desaparecían al mirarlos fijamente para tratar de analizarlos, solo se dejaban ver cuando no se estaban mirando, seguramente la pareja de brujos también podrían sentirlo, el ambiente era pesado, incluso molesto, el aire parecía estar cargado de una poderosa magia.
Tras unos minutos de camino la bifurcación les obligaría a tomar decisiones apresuradas, seguramente todos deseaban salir del lugar, y tal vez se arriesgarían a donde su orgullo les pidiera ir -¿Indicas el camino y luego vas por otro?- Dijo el elfo un tanto intrigado al escuchar lo que el brujo había argumentado, ciertamente su teoría tenía mucho sentido y las mujeres no dudaron en tomar ese camino; incluso Destino, tras dudarlo unos instantes corrió tras el par de mujeres por el camino donde se escuchaba el agua, pero tras algunos pasos se detuvo, las mujeres podrían cuidarse entre ellas, pero dejar al brujo solo por su cuenta era un acto de cobardía, quisiera o no, y aunque el elfo no le había pedido que lo siguiera, habían acabado compartiendo un mismo rumbo, eran ahora un equipo y al menos hasta acabar con este viaje, no lo abandonaría.
Tan solo los pasos de las mujeres se escuchaban cada vez más menguados alejándose en la oscuridad, la bruja se había llevado la llama y con ella la visibilidad se había reducido a nada; Destino sabía que no contaba con los poderes que una vez había tenido, aquella energía, magia de luz que antaño había sido su aliada, no la había sentido desde su despertar, pero ahora la necesitaba; levantó sus manos a la altura de su frente y se concentró con los ojos cerrados hasta que su nariz comenzó a sangrar levemente por el esfuerzo realizado, pero al abrir los ojos, una pequeña esfera de luz azul brillaba frente a él, lo había conseguido, lo cual le llenó de ánimos, pues podría ser el inicio del camino para recuperar sus antiguos poderes.
Corrió de regreso hasta el punto donde el camino se dividía y corrió esta vez por la ruta que había tomado el terco brujo barbudo, corrió sin detenerse durante minutos, pero el camino parecía no tener final, los detalles en las paredes comenzaban a repetirse una y otra vez, por lo que el elfo infirió que se trataba de una ilusión, si sus ojos estaban siendo engañados, lo mejor sería dejar de usarlos, así que apagó la pequeña luz que llevaba y corrió guiándose solamente por el eco de sus propios pasos y los sonidos de llanto infantil que lograba escuchar a lo lejos hasta que finalmente sintió más aire para respirar, se encendió una luz y se vio en una sala grande y al brujo en ella ¿Sería también una ilusión? De momento todo era posible y la desconfianza debía ser el primer factor a tener en cuenta, seguido de la alerta constante; el brujo lanzó un ataque hacia una cuna en el centro de la sala de donde comenzó a salir una densa oscuridad que cubrió toda la sala dejándolos atrapados entre penumbras.
Destino se esforzó de nuevo para generar una pequeña esfera de luz azul que apenas iluminaría su rostro, a la distancia, ya no veía al brujo, sino a una mujer rubia y alta con una espada -Supongo que eres el causante de todo este espectáculo- Dijo aquella misteriosa mujer en un tono desafiante y ofensivo mientras se agachaba a tomar una daga del suelo -Espero que te haya gustado, porque será lo último que veas, Destino está aquí para matarte- Dijo el elfo de manera orgullosa mientras llevaba su mano a la espalda para tomar la espada -Vaya, y yo que pensaba que sería al contrario. Supongo que es cuestión de perspectiva- Dijo la mujer de manera irritante, ante lo cual el elfo se preparó para el combate, aunque había algo extraño en toda la situación, a ratos el rostro de la rubia parecía cambiar a una silueta conocida, y no solo eso, parecía haber alguien más en ese lugar, observando desde las sombras, así que lo mejor sería mantenerse alerta en cualquier dirección y sentido.
Destino no pudo evitar darse cuenta que toda el área circular en la que se encontraba junto a su oponente, estaba ornamentada por una sucesión de runas que emitían leves destellos, haciéndose más intensos cuando dudaba de los que sus ojos estaban viendo ¿Qué podría significar?
Tras unos minutos de camino la bifurcación les obligaría a tomar decisiones apresuradas, seguramente todos deseaban salir del lugar, y tal vez se arriesgarían a donde su orgullo les pidiera ir -¿Indicas el camino y luego vas por otro?- Dijo el elfo un tanto intrigado al escuchar lo que el brujo había argumentado, ciertamente su teoría tenía mucho sentido y las mujeres no dudaron en tomar ese camino; incluso Destino, tras dudarlo unos instantes corrió tras el par de mujeres por el camino donde se escuchaba el agua, pero tras algunos pasos se detuvo, las mujeres podrían cuidarse entre ellas, pero dejar al brujo solo por su cuenta era un acto de cobardía, quisiera o no, y aunque el elfo no le había pedido que lo siguiera, habían acabado compartiendo un mismo rumbo, eran ahora un equipo y al menos hasta acabar con este viaje, no lo abandonaría.
Tan solo los pasos de las mujeres se escuchaban cada vez más menguados alejándose en la oscuridad, la bruja se había llevado la llama y con ella la visibilidad se había reducido a nada; Destino sabía que no contaba con los poderes que una vez había tenido, aquella energía, magia de luz que antaño había sido su aliada, no la había sentido desde su despertar, pero ahora la necesitaba; levantó sus manos a la altura de su frente y se concentró con los ojos cerrados hasta que su nariz comenzó a sangrar levemente por el esfuerzo realizado, pero al abrir los ojos, una pequeña esfera de luz azul brillaba frente a él, lo había conseguido, lo cual le llenó de ánimos, pues podría ser el inicio del camino para recuperar sus antiguos poderes.
Corrió de regreso hasta el punto donde el camino se dividía y corrió esta vez por la ruta que había tomado el terco brujo barbudo, corrió sin detenerse durante minutos, pero el camino parecía no tener final, los detalles en las paredes comenzaban a repetirse una y otra vez, por lo que el elfo infirió que se trataba de una ilusión, si sus ojos estaban siendo engañados, lo mejor sería dejar de usarlos, así que apagó la pequeña luz que llevaba y corrió guiándose solamente por el eco de sus propios pasos y los sonidos de llanto infantil que lograba escuchar a lo lejos hasta que finalmente sintió más aire para respirar, se encendió una luz y se vio en una sala grande y al brujo en ella ¿Sería también una ilusión? De momento todo era posible y la desconfianza debía ser el primer factor a tener en cuenta, seguido de la alerta constante; el brujo lanzó un ataque hacia una cuna en el centro de la sala de donde comenzó a salir una densa oscuridad que cubrió toda la sala dejándolos atrapados entre penumbras.
Destino se esforzó de nuevo para generar una pequeña esfera de luz azul que apenas iluminaría su rostro, a la distancia, ya no veía al brujo, sino a una mujer rubia y alta con una espada -Supongo que eres el causante de todo este espectáculo- Dijo aquella misteriosa mujer en un tono desafiante y ofensivo mientras se agachaba a tomar una daga del suelo -Espero que te haya gustado, porque será lo último que veas, Destino está aquí para matarte- Dijo el elfo de manera orgullosa mientras llevaba su mano a la espalda para tomar la espada -Vaya, y yo que pensaba que sería al contrario. Supongo que es cuestión de perspectiva- Dijo la mujer de manera irritante, ante lo cual el elfo se preparó para el combate, aunque había algo extraño en toda la situación, a ratos el rostro de la rubia parecía cambiar a una silueta conocida, y no solo eso, parecía haber alguien más en ese lugar, observando desde las sombras, así que lo mejor sería mantenerse alerta en cualquier dirección y sentido.
Destino no pudo evitar darse cuenta que toda el área circular en la que se encontraba junto a su oponente, estaba ornamentada por una sucesión de runas que emitían leves destellos, haciéndose más intensos cuando dudaba de los que sus ojos estaban viendo ¿Qué podría significar?
Última edición por Destino el Vie Ene 29 2016, 05:48, editado 1 vez
Destino
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Re: [Cerrado] Repercusiones [Interpretativo-Libre]
La mujer se había movido con suma rapidez, pues de estar en lo alto del segundo piso, se había colocado casi a su espalda. No le dio demasiada importancia porque era una ilusionista experimentada, y sin duda usaría sus trucos a su favor. Solo había que ver toda la parafernalia que había usado antes de que ingresara en el círculo para saber de su poder.
La ilusionista que había estado sobre la puerta del segundo piso había desaparecido, y solo quedaba averiguar cuál de las dos era la verdadera. Aquella, o la que empuñaba una espada cerca del túnel por el que había entrado el brujo. Y solo había un modo de averiguarlo.
El brujo se abalanzó de frente contra su oponente, y el sonido del choque de los metales resonó y rebotó por las paredes. El eco metálico retumbó por las galerías, como una especie de burla del combate real. El rubio apretó el mango de su espada con fuerza, pues la mujer de bellas facciones tenías una gran fuerza, pese a su constitución menuda.
- Vaya, vaya. Son increíbles tus habilidades - preguntó con tono burlesco, justo antes de lanzarle un besito, aunque realmente tenía un gran manejo de su arma. - ¿Dónde fuiste entrenada como bruja de combate cercano? - siguió la conversación dando unos pasos para atrás para desequilibrarla hacia adelante.
La mujer fue sorprendida por su habilidad, pero se recompuso con velocidad, teniendo el brujo que rodar por el suelo para evitar su ataque.
- Impresionante. Tu destreza es envidiable-, le dijo esta vez con sinceridad en la voz.
Se dispuso a realizar otro ataque, cuando de repente se percató del mango de la espada de su adversaria.
- Esa empuñadura ya la he visto antes-, musitó para sí mismo, al tiempo que salvaba su cuello de un tajo que le hubiera separado la cabeza del resto del cuerpo. - Destino, soy yo, Vincent-, le gritó para hacerlo entrar en razón, pero el elfo con forma de mujer siguió intentando partirlo en pedacitos.
No podía culparlo. Él había iniciado el combate atacándolo, y ahora la verdadera bruja debía estar riéndose de los dos hombres que estaban a punto de matarse el uno al otro. Era claro que el elfo lo observaba como una ilusión, como él mismo le estaba viendo supuso el rubio.
Vincent, se centró en su alrededor, a la vez que mantenía una distancia prudencial de su falso enemigo, para averiguar cómo estaba la bruja controlando sus visiones. El destello de una piedra detrás del elfo en forma de mujer, le dio la clave. En ese momento se habían superpuesto las imágenes de Destino con la de la chica, por lo que razonó que eran runas que le ayudaban a aumentar su poder. Su eficacia.
Todo el círculo era una trampa visual. Y cada vez que intentaran razonar la verdad, las runas ayudarían a la mujer a distraer sus ojos de la realidad. Pero no, a él no lo iba a engañar más, podría engañar a sus ojos, pero no a su mente. Había visto por un segundo el mango de la espada de Destino, y esa bruja nunca había visto dicha arma. No podía haber creado esa ilusión, por lo que esta era su verdadera forma.
- Lo siento amigo-, dijo un segundo antes de mandarle una ráfaga de aire, que levantó tal polvareda que le hizo entrar tierra en los ojos a Destino.
Si hubiese sido la bruja la hubiera rematado en el acto, mas en vez de hacer eso, el rubio pasó a su lado y corrió hasta la runa. Observó el símbolo que llevaba y con eso supo en el acto que era un catalizador de poder.
Un grito de dolor escapó su cuerpo cuando sintió una daga clavada en su hombro izquierdo. Si no le había atravesado justo la espalda, solo había sido fruto de la fortuna al haberse movido un segundo antes del ataque de la bruja.
- Te llevarás mi secreto a la tumba-, susurró la mujer, con el rostro pegado al suyo, para luego lamerle la cara de manera lasciva mientras retorcía la daga en su interior.
Maldita sádica. Disfrutaba del dolor, no le cabía duda
- A tu tumba te referirás-, respondió el rubio, soltando su espada.
Apoyó su mano en el vientre de la mujer, y usando la runa como catalizador de poder, lanzó una ráfaga de viento contra el abdomen de la bruja. Esta salió despedida cayendo a unos metros de él. Miró un segundo la piedra, y esta perdió el brillo en la marca, demostrando que había perdido su poder. De todos modos tendría que tener cuidado, había más runas por la sala para crear el hechizo, así que con ello solo había conseguido debilitarlo.
- Yo también se usar runas, maldita zorra-, le dijo a la rubia, a la vez que se extraía la daga y la dejaba caer.
Luego alargó su brazo izquierdo hacia un lado, y sin dejar de mirar los profundos ojos azules de la mujer, recuperó su espada del suelo con telequinesis.
La ilusionista que había estado sobre la puerta del segundo piso había desaparecido, y solo quedaba averiguar cuál de las dos era la verdadera. Aquella, o la que empuñaba una espada cerca del túnel por el que había entrado el brujo. Y solo había un modo de averiguarlo.
El brujo se abalanzó de frente contra su oponente, y el sonido del choque de los metales resonó y rebotó por las paredes. El eco metálico retumbó por las galerías, como una especie de burla del combate real. El rubio apretó el mango de su espada con fuerza, pues la mujer de bellas facciones tenías una gran fuerza, pese a su constitución menuda.
- Vaya, vaya. Son increíbles tus habilidades - preguntó con tono burlesco, justo antes de lanzarle un besito, aunque realmente tenía un gran manejo de su arma. - ¿Dónde fuiste entrenada como bruja de combate cercano? - siguió la conversación dando unos pasos para atrás para desequilibrarla hacia adelante.
La mujer fue sorprendida por su habilidad, pero se recompuso con velocidad, teniendo el brujo que rodar por el suelo para evitar su ataque.
- Impresionante. Tu destreza es envidiable-, le dijo esta vez con sinceridad en la voz.
Se dispuso a realizar otro ataque, cuando de repente se percató del mango de la espada de su adversaria.
- Esa empuñadura ya la he visto antes-, musitó para sí mismo, al tiempo que salvaba su cuello de un tajo que le hubiera separado la cabeza del resto del cuerpo. - Destino, soy yo, Vincent-, le gritó para hacerlo entrar en razón, pero el elfo con forma de mujer siguió intentando partirlo en pedacitos.
No podía culparlo. Él había iniciado el combate atacándolo, y ahora la verdadera bruja debía estar riéndose de los dos hombres que estaban a punto de matarse el uno al otro. Era claro que el elfo lo observaba como una ilusión, como él mismo le estaba viendo supuso el rubio.
Vincent, se centró en su alrededor, a la vez que mantenía una distancia prudencial de su falso enemigo, para averiguar cómo estaba la bruja controlando sus visiones. El destello de una piedra detrás del elfo en forma de mujer, le dio la clave. En ese momento se habían superpuesto las imágenes de Destino con la de la chica, por lo que razonó que eran runas que le ayudaban a aumentar su poder. Su eficacia.
Todo el círculo era una trampa visual. Y cada vez que intentaran razonar la verdad, las runas ayudarían a la mujer a distraer sus ojos de la realidad. Pero no, a él no lo iba a engañar más, podría engañar a sus ojos, pero no a su mente. Había visto por un segundo el mango de la espada de Destino, y esa bruja nunca había visto dicha arma. No podía haber creado esa ilusión, por lo que esta era su verdadera forma.
- Lo siento amigo-, dijo un segundo antes de mandarle una ráfaga de aire, que levantó tal polvareda que le hizo entrar tierra en los ojos a Destino.
Si hubiese sido la bruja la hubiera rematado en el acto, mas en vez de hacer eso, el rubio pasó a su lado y corrió hasta la runa. Observó el símbolo que llevaba y con eso supo en el acto que era un catalizador de poder.
Un grito de dolor escapó su cuerpo cuando sintió una daga clavada en su hombro izquierdo. Si no le había atravesado justo la espalda, solo había sido fruto de la fortuna al haberse movido un segundo antes del ataque de la bruja.
- Te llevarás mi secreto a la tumba-, susurró la mujer, con el rostro pegado al suyo, para luego lamerle la cara de manera lasciva mientras retorcía la daga en su interior.
Maldita sádica. Disfrutaba del dolor, no le cabía duda
- A tu tumba te referirás-, respondió el rubio, soltando su espada.
Apoyó su mano en el vientre de la mujer, y usando la runa como catalizador de poder, lanzó una ráfaga de viento contra el abdomen de la bruja. Esta salió despedida cayendo a unos metros de él. Miró un segundo la piedra, y esta perdió el brillo en la marca, demostrando que había perdido su poder. De todos modos tendría que tener cuidado, había más runas por la sala para crear el hechizo, así que con ello solo había conseguido debilitarlo.
- Yo también se usar runas, maldita zorra-, le dijo a la rubia, a la vez que se extraía la daga y la dejaba caer.
Luego alargó su brazo izquierdo hacia un lado, y sin dejar de mirar los profundos ojos azules de la mujer, recuperó su espada del suelo con telequinesis.
Última edición por Vincent Calhoun el Jue Feb 04 2016, 03:04, editado 1 vez (Razón : subrayar)
Vincent Calhoun
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La rubia que le esperaba no tardó en abalanzarse sobre el elfo con una singular fiereza, ante lo cual el confundido pelinegro no pudo más que bloquear el ataque con su espada, más por reflejo e instinto que por habilidad en sí misma, aunque de ahí en adelante debería estar mucho más atento, el sonido del choque de las espadas se escuchaba retumbar en toda la habitación, como si quisiera huir sin encontrar una salida por dónde hacerlo -Vaya, vaya. Son increíbles tus habilidades- Preguntó la mujer en un tono que había resultado más ofensivo que halagador, aunque lo que vino después comenzó a generar en el elfo sospechas de lo que sus ojos estaban viendo -¿Dónde fuiste entrenado en combate cercano?- Fue lo que escuchó decir a la mujer, sin embargo sus labios se movieron de una forma que no era coherente a los sonidos escuchados, pues aún al terminar la frase, se seguían moviendo aunque sin que ningún sonido saliera de ellos.
El elfo comenzaba a tener sospechas de que algo no andaba bien, sin embargo no tenía la certeza de que aquello fuera cierto, y en tal caso, seguía siendo un feroz enemigo contra el que luchaba y cualquier descuido resultaría en una posible tragedia, de hecho, ese descuido casi le cuesta caro pues la adversaria se retiró unos pasos para luego acercarse en un sorpresivo ataque aunque el elfo consiguió reponerse de prisa y lanzar una estocada hacia adelante que casi atraviesa la cabeza de su oponente, aunque ésta consiguió evadirlo al rodar por el piso -Impresionante. Tu destreza es envidiable- Dijo de nuevo la mujer y aunque Destino se enfocó en leer los labios, esta vez todos los sonidos habían encajado perfectamente ¡Sería su imaginación? ¡No! Claro que no, estaba seguro de lo que había visto y escuchado, fuera como fuera, era momento de tomar la batalla en serio, así que como era su habitual rito de batalla, giró su espada un par de veces hacia adelante haciendo gala de una gran destreza hasta finalmente colocarse en guardia con el mango de la espada sostenido en alto sobre su cabeza y el filo en una línea descendente que apuntaba al pecho de su oponente y apoyado sobre su dedo índice, aquello era más que una pose de pelea, pues el elfo usaba la punta de la espada como una mira para apuntar y descubrir posibles vulnerabilidades en la guardia del enemigo.
El momento correcto llegó cuando la mujer pareció estar distraída mirando fijamente el mango de la espada del pelinegro, fue entonces cuando éste se lanzó contra su oponente con una serie de rápidos giros que buscaban destajar cualquier cosa que encontraran; el elfo era un guerrero, por lo que cada batalla era una especie de ceremonia, al entrar a la batalla también entraba en una especie de trance que no se detendría hasta acabar con su oponente -Des… Soy… Vi…- Pareció escuchar repentinamente aunque los labios de la figura frente a él se movían aún después de acabados los sonidos, sin embargo, un extraño impulso dentro del elfo lo obligaba a seguir adelante, a estas alturas no era más que un pasajero dentro de su cuerpo, veía lo que estaba pasando sin ser capaz de detenerse, de pronto sus ataques fueron interrumpidos por una fuerte ráfaga de viento que levantó una nube de polvo directo a los ojos del pelinegro que aunque intentó cubrirse, no lo consiguió a tiempo y acabó cegado por algunos instantes; sin embargo, aún con los ojos cerrados se dejó guiar por sus oídos para lanzar un par de cortes al punto de donde se venían acercando los pasos, aunque éstos jamás llegaron a acercarse lo suficiente a él, en lugar de eso pasaron de largo, tal vez intentando escapar; se frotó los ojos con las manos y al abrirlos pudo ver una figura femenina caminando directo hacia él -¿Una más?- Murmuró mientras se ponía en guardia pero nuevamente fue ignorado por la silueta que continuó su camino hacia donde había ido la anterior como si de una persecución se tratara pero al voltear ya no había nada, ambas personas habían desaparecido hasta que una apareció empujada bruscamente por una violenta ráfaga de viento que en seguida deshizo toda la ilusión dejando ver al brujo barbudo con una herida en su brazo y haciendo entender al elfo lo que había sucedido, había estado atrapado en una ilusión y ahora de alguna manera el brujo había logrado deshacerla, aunque no por mucho pues al mirar de nuevo a su alrededor, una serie de piedras seguían marcadas con runas catalizadoras, la ilusionista sólo necesitaba llegar a alguna de ellas para atraparlos de nuevo, así que sin pensarlo dos veces el elfo corrió hacia la runa brillante más cercana y con un corte de su espada la rasgó por el medio deformando la figura de la runa y haciendo que dejara de brillar, ahora solo sería necesario hacer lo mismo con las otras, aunque de nuevo el escenario comenzaba a cambiar, la ilusionista preparaba su segundo asalto aunque ahora al menos no tendría de su lado el elemento sorpresa.
Destino giró la vista hacia la herida del brujo, no parecía ser muy grave, pero sin dudarlo, procuraría sanarlo al acabar el combate, su orgullo no le permitía más que eso, pero era su tosca manera de disculparse por lo sucedido.
El elfo comenzaba a tener sospechas de que algo no andaba bien, sin embargo no tenía la certeza de que aquello fuera cierto, y en tal caso, seguía siendo un feroz enemigo contra el que luchaba y cualquier descuido resultaría en una posible tragedia, de hecho, ese descuido casi le cuesta caro pues la adversaria se retiró unos pasos para luego acercarse en un sorpresivo ataque aunque el elfo consiguió reponerse de prisa y lanzar una estocada hacia adelante que casi atraviesa la cabeza de su oponente, aunque ésta consiguió evadirlo al rodar por el piso -Impresionante. Tu destreza es envidiable- Dijo de nuevo la mujer y aunque Destino se enfocó en leer los labios, esta vez todos los sonidos habían encajado perfectamente ¡Sería su imaginación? ¡No! Claro que no, estaba seguro de lo que había visto y escuchado, fuera como fuera, era momento de tomar la batalla en serio, así que como era su habitual rito de batalla, giró su espada un par de veces hacia adelante haciendo gala de una gran destreza hasta finalmente colocarse en guardia con el mango de la espada sostenido en alto sobre su cabeza y el filo en una línea descendente que apuntaba al pecho de su oponente y apoyado sobre su dedo índice, aquello era más que una pose de pelea, pues el elfo usaba la punta de la espada como una mira para apuntar y descubrir posibles vulnerabilidades en la guardia del enemigo.
El momento correcto llegó cuando la mujer pareció estar distraída mirando fijamente el mango de la espada del pelinegro, fue entonces cuando éste se lanzó contra su oponente con una serie de rápidos giros que buscaban destajar cualquier cosa que encontraran; el elfo era un guerrero, por lo que cada batalla era una especie de ceremonia, al entrar a la batalla también entraba en una especie de trance que no se detendría hasta acabar con su oponente -Des… Soy… Vi…- Pareció escuchar repentinamente aunque los labios de la figura frente a él se movían aún después de acabados los sonidos, sin embargo, un extraño impulso dentro del elfo lo obligaba a seguir adelante, a estas alturas no era más que un pasajero dentro de su cuerpo, veía lo que estaba pasando sin ser capaz de detenerse, de pronto sus ataques fueron interrumpidos por una fuerte ráfaga de viento que levantó una nube de polvo directo a los ojos del pelinegro que aunque intentó cubrirse, no lo consiguió a tiempo y acabó cegado por algunos instantes; sin embargo, aún con los ojos cerrados se dejó guiar por sus oídos para lanzar un par de cortes al punto de donde se venían acercando los pasos, aunque éstos jamás llegaron a acercarse lo suficiente a él, en lugar de eso pasaron de largo, tal vez intentando escapar; se frotó los ojos con las manos y al abrirlos pudo ver una figura femenina caminando directo hacia él -¿Una más?- Murmuró mientras se ponía en guardia pero nuevamente fue ignorado por la silueta que continuó su camino hacia donde había ido la anterior como si de una persecución se tratara pero al voltear ya no había nada, ambas personas habían desaparecido hasta que una apareció empujada bruscamente por una violenta ráfaga de viento que en seguida deshizo toda la ilusión dejando ver al brujo barbudo con una herida en su brazo y haciendo entender al elfo lo que había sucedido, había estado atrapado en una ilusión y ahora de alguna manera el brujo había logrado deshacerla, aunque no por mucho pues al mirar de nuevo a su alrededor, una serie de piedras seguían marcadas con runas catalizadoras, la ilusionista sólo necesitaba llegar a alguna de ellas para atraparlos de nuevo, así que sin pensarlo dos veces el elfo corrió hacia la runa brillante más cercana y con un corte de su espada la rasgó por el medio deformando la figura de la runa y haciendo que dejara de brillar, ahora solo sería necesario hacer lo mismo con las otras, aunque de nuevo el escenario comenzaba a cambiar, la ilusionista preparaba su segundo asalto aunque ahora al menos no tendría de su lado el elemento sorpresa.
Destino giró la vista hacia la herida del brujo, no parecía ser muy grave, pero sin dudarlo, procuraría sanarlo al acabar el combate, su orgullo no le permitía más que eso, pero era su tosca manera de disculparse por lo sucedido.
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Subrayado el uso de la pasiva secundaria: ArcanosÚltima edición por Destino el Sáb Feb 06 2016, 07:29, editado 3 veces
Destino
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Re: [Cerrado] Repercusiones [Interpretativo-Libre]
Solo recoger la espada con su zurda, le había producido al brujo un pinchazo de dolor en el hombro. Había conseguido debilitar sus hechizos rúnicos, pero a cambio la mujer le había provocado una herida que mermaría sus habilidades de combate durante el resto del duelo. O mejor dicho trío.
Normalmente tres son multitud, más al ver que el elfo destruía otra de las runas, supo que ya había comprendido la situación en la que se hallaba. Ya sabía que estaban enfrentándose a una ilusionista y por tanto, ahora sería más difícil que lo engañaran de nuevo, como les había pasado hacía unos minutos a los dos hombres. Si Vinc se había dirigido solo contra el creador de las ilusiones era por evitar algo así, pues conocía lo arteros que podían llegar a ser dichos brujos, siempre alimentando la confusión entre sus enemigos. Solo podía estar más o menos seguro que se enfrentaba al objetivo real, más ahora que Destino estaba allí, y él herido, no iba a desmerecer a su aliado de orejas puntiagudas.
La mujer desapareció en un pestañeo, sin embargo, el brujo no se preocupó por ello. Ya contaba con ello. No había conocido ilusionista que luchara de manera frontal contra él, y no esperaba que hoy fuera diferente. Le dedicó una mirada al elfo, mientras recogía uno de sus pedernales de unos de sus bolsillos, y le asintió con la cabeza para darle ánimos ante el combate que les esperaba. La fiesta no había hecho más que comenzar.
El rubio clavó su espada en el suelo arenoso, y luego se echó el hombro de la chaqueta hacia atrás, para dejar visible su camisa ensangrentada, que no tardó en rasgar para mostrar la herida en todo su esplendor. Encendió la palma de su mano diestra con uno de sus chasquidos característicos. Un grito de dolor quedó ahogado en su interior, buscando de todas las maneras posibles abrirse paso por sus cuerdas vocales, pero no le dio esa satisfacción a la maldita rubia que le había herido.
Un vistazo sencillo le valió para comprobar que la herida estaba cerrada, aunque fuese de ese modo tan ortodoxo y bruto. En la batalla, no había tiempo para delicatesen, toda acción necesaria para la victoria era tan válida como otra cualquiera, por poco estilosa que pareciera. Era lo primero que le habían enseñado en la academia, pese a que él si excluyera de ese razonamiento movimientos que atentaran contra su propia moralidad. Por lo demás, llevaba las enseñanzas en su mente como un credo.
Vincent volvió a colocarse la chaqueta en su lugar, y de improviso chasqueó nuevamente el pedernal para lanzar un ataque ígneo contra otra de las runas más alejadas de él. La piedra explotó en pedazos pero nada más ocurrió. Una pena, pensó el brujo, hubiese estado que hubiera explotado la arpía junto a su preciada creación rúnica. Debía andar cerca de otras de las piedras, o puede incluso que alejada de todas ellas, por lo que seguir agotándose atacando al azar no le serviría de mucho. Al menos, otra runa había sido destruida, por lo que solo quedaban cinco de las ocho que había contado inicialmente.
El brujo guardó la barrita que le permitía lanzar sus poderes de fuego en contacto con el metal de sus guantes, y recogió la espada justo a tiempo de ver como la mujer aparecía de la nada para atacarlo. Vinc reculó para ponerse en guardia, pero justo apareció otra en la dirección en la que se había movido. Y otra más y otra.
El círculo se llenó de repente de mujeres rubias que atacaban tanto al brujo como a su aliado. El movimiento de ataque solo sirvió para desvanecer una de las ilusiones, y sentir como un corte en su cadera se hacía patente. La risa de la mujer inundó la sala a la vez que todas las ilusiones se reían, para luego desaparecer, y volver a aparecer para atacarlos de nuevo.
Si seguía luchando de esta manera solo conseguirían cansarse y que la bruja les venciera, así que Vinc creó un vórtice de aire a su alrededor que levantó la tierra con él. Era suave, nada que detuviera un ataque, más ese no era el objetivo de su maniobra. El rubio se mantuvo alerta, concentrado ante cualquier detalle. La arena que subía en espiral fue desplazada por algo que había entrado en contacto con ella, a lo que el brujo respondió con un tajo de su espada.
El sonido del entrechocar de los aceros resonó nuevamente por los pabellones del lugar, más esta vez sí era el acero de su enemigo el que había repelido su ataque. Los ojos azules que antes lo miraran desafiantes, ahora lo miraban con el asombro por verse sorprendida. Esto no estaba en los planes de la mujer sin duda. Esto no formaba parte de su juego.
- ¡Destino ahora! - gritó a su amigo elfo.
Normalmente tres son multitud, más al ver que el elfo destruía otra de las runas, supo que ya había comprendido la situación en la que se hallaba. Ya sabía que estaban enfrentándose a una ilusionista y por tanto, ahora sería más difícil que lo engañaran de nuevo, como les había pasado hacía unos minutos a los dos hombres. Si Vinc se había dirigido solo contra el creador de las ilusiones era por evitar algo así, pues conocía lo arteros que podían llegar a ser dichos brujos, siempre alimentando la confusión entre sus enemigos. Solo podía estar más o menos seguro que se enfrentaba al objetivo real, más ahora que Destino estaba allí, y él herido, no iba a desmerecer a su aliado de orejas puntiagudas.
La mujer desapareció en un pestañeo, sin embargo, el brujo no se preocupó por ello. Ya contaba con ello. No había conocido ilusionista que luchara de manera frontal contra él, y no esperaba que hoy fuera diferente. Le dedicó una mirada al elfo, mientras recogía uno de sus pedernales de unos de sus bolsillos, y le asintió con la cabeza para darle ánimos ante el combate que les esperaba. La fiesta no había hecho más que comenzar.
El rubio clavó su espada en el suelo arenoso, y luego se echó el hombro de la chaqueta hacia atrás, para dejar visible su camisa ensangrentada, que no tardó en rasgar para mostrar la herida en todo su esplendor. Encendió la palma de su mano diestra con uno de sus chasquidos característicos. Un grito de dolor quedó ahogado en su interior, buscando de todas las maneras posibles abrirse paso por sus cuerdas vocales, pero no le dio esa satisfacción a la maldita rubia que le había herido.
Un vistazo sencillo le valió para comprobar que la herida estaba cerrada, aunque fuese de ese modo tan ortodoxo y bruto. En la batalla, no había tiempo para delicatesen, toda acción necesaria para la victoria era tan válida como otra cualquiera, por poco estilosa que pareciera. Era lo primero que le habían enseñado en la academia, pese a que él si excluyera de ese razonamiento movimientos que atentaran contra su propia moralidad. Por lo demás, llevaba las enseñanzas en su mente como un credo.
Vincent volvió a colocarse la chaqueta en su lugar, y de improviso chasqueó nuevamente el pedernal para lanzar un ataque ígneo contra otra de las runas más alejadas de él. La piedra explotó en pedazos pero nada más ocurrió. Una pena, pensó el brujo, hubiese estado que hubiera explotado la arpía junto a su preciada creación rúnica. Debía andar cerca de otras de las piedras, o puede incluso que alejada de todas ellas, por lo que seguir agotándose atacando al azar no le serviría de mucho. Al menos, otra runa había sido destruida, por lo que solo quedaban cinco de las ocho que había contado inicialmente.
El brujo guardó la barrita que le permitía lanzar sus poderes de fuego en contacto con el metal de sus guantes, y recogió la espada justo a tiempo de ver como la mujer aparecía de la nada para atacarlo. Vinc reculó para ponerse en guardia, pero justo apareció otra en la dirección en la que se había movido. Y otra más y otra.
El círculo se llenó de repente de mujeres rubias que atacaban tanto al brujo como a su aliado. El movimiento de ataque solo sirvió para desvanecer una de las ilusiones, y sentir como un corte en su cadera se hacía patente. La risa de la mujer inundó la sala a la vez que todas las ilusiones se reían, para luego desaparecer, y volver a aparecer para atacarlos de nuevo.
Si seguía luchando de esta manera solo conseguirían cansarse y que la bruja les venciera, así que Vinc creó un vórtice de aire a su alrededor que levantó la tierra con él. Era suave, nada que detuviera un ataque, más ese no era el objetivo de su maniobra. El rubio se mantuvo alerta, concentrado ante cualquier detalle. La arena que subía en espiral fue desplazada por algo que había entrado en contacto con ella, a lo que el brujo respondió con un tajo de su espada.
El sonido del entrechocar de los aceros resonó nuevamente por los pabellones del lugar, más esta vez sí era el acero de su enemigo el que había repelido su ataque. Los ojos azules que antes lo miraran desafiantes, ahora lo miraban con el asombro por verse sorprendida. Esto no estaba en los planes de la mujer sin duda. Esto no formaba parte de su juego.
- ¡Destino ahora! - gritó a su amigo elfo.
Última edición por Vincent Calhoun el Jue Feb 04 2016, 03:07, editado 1 vez (Razón : Ortografía)
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Re: [Cerrado] Repercusiones [Interpretativo-Libre]
Finalmente y tras varios esfuerzos de los guerreros, la bruja ilusionista se mostró ante ellos haciendo gala de toda la impunidad que su velo de ilusiones le permitía tener, sin embargo tal como había aparecido, se desvaneció luego, sin embargo el brujo barbudo parecía estar preparando algo, así que el elfo decidió seguirlo, no era alguien que se dejara guiar, pero a pesar de su aspecto de holgazán, el brujo tenía su buen estilo para llevar las peleas y Destino sentía algo de curiosidad por ver cómo resolvería la situación.
Cuando el brujo clavó su espada en el suelo para luego descubrir su herida, el elfo se llenó de expectativas, estaba impaciente por saber lo que haría el barbudo hasta que vio con espanto cómo se autoflagelaba prendiéndose fuego a sí mismo; era bastante rudo y poco ortodoxo, pero al final bastante efectivo, por lo que al final acabó ganando algo de respeto ante los ojos del elfo.
Finalmente era necesario volver a la acción, las piedras con runas seguían ahí, aunque no por mucho tiempo por el camino que iba el rubio, sin dudarlo ni preguntar, el elfo le siguió en las acciones, aunque se una manera menos poderosa, simplemente se acercaba a las piedras y tras enterrar el filo de su espada en las piedras, la arrastraba para dibujar al menos una ligera raya que deformara las runas dibujadas previamente, lo cual podría incluso acabar otorgando un efecto más poderoso, o debilitando las ilusiones, pero Destino consideraba justo y necesario tomar ese riesgo.
Apenas acabó de deformar la runa una mujer saltó desde atrás de la piedra de manera súbita para atacar al elfo que como reflejo usó la espada para cubrirse pero de nada sirvió, la espada e la bruja atravesó su espada y su cuerpo sin resistencia alguna, como una sombra fantasma que acabó por desvanecerse sin dejar rastros de daño real; al voltear hacia atrás la mujer había desaparecido pero nuevamente una venía corriendo hacia él; casi pudo sentir como la espada de la mujer le cortaba por en medio con un giro horizontal que desprendería su pecho de sus piernas, o al menos, lo haría si no hubiese sido una ilusión; Destino estaba perturbado al ver como toda la sala se encontraba llena de muchas veces la misma mujer, y todas atacaban a la vez al brujo o se venían contra el elfo y aunque contaban con un gran número, su destreza en el combate era bastante escasa, o al menos desde el punto de vista del pelinegro que conseguía esquivarlas o tratar de bloquear sus ataques aunque todos acababan siendo meras ilusiones, tal vez la verdadera estaba decidida a acabar primero con la vida del brujo; si el viaje había dejado algo en claro era que se barbudo tenía un don especial para enojar mujeres.
Una pausa en las acciones del combate fue seguida de una molesta risa mientras desaparecían todas las ilusiones para luego aparecer con más fuerza y ferocidad, sin embargo el brujo reaccionó creando un torbellino de viento que levantó el polvo para hacerlo girar -Brillante- Susurró el elfo al imaginar lo que estaba planeando el brujo aunque le tocó retroceder un poco para evitar que la nube de polvo también le afectara los ojos, aunque no tendría mucho tiempo para ello pues en el momento que nadie esperaba el brujo lanzó un decidido ataque hacia una de las figuras que acabó siendo la real, era una oportunidad que debían aprovechar antes que se desvaneciera de nuevo, mientras la mujer forcejaba deteniendo el violento ataque del brujo, Destino se acercó de prisa para llegarle a la mujer por la espalda y sin detenerse hasta tenerla a su alcance lanzó un corte diagonal descendente que fue seguido de una serie de cortes sucesivos en múltiples direcciones que comenzaban a dibujar unas grandes líneas de sangre bajo la ropa de la mujer que ahora se encontraba acorralada entre ambos -Hazla arder- Murmuró el elfo para ser escuchado tanto por el brujo como por la ilusionista al tiempo que lanzaba un corte con su espada justo a las piernas de la mujer para posteriormente retroceder para no ser alcanzado por el ataque que tal vez lanzaría el brujo, a no ser que quisiera disfrutar su victoria dando el golpe de gracia de otra manera.
Cuando el brujo clavó su espada en el suelo para luego descubrir su herida, el elfo se llenó de expectativas, estaba impaciente por saber lo que haría el barbudo hasta que vio con espanto cómo se autoflagelaba prendiéndose fuego a sí mismo; era bastante rudo y poco ortodoxo, pero al final bastante efectivo, por lo que al final acabó ganando algo de respeto ante los ojos del elfo.
Finalmente era necesario volver a la acción, las piedras con runas seguían ahí, aunque no por mucho tiempo por el camino que iba el rubio, sin dudarlo ni preguntar, el elfo le siguió en las acciones, aunque se una manera menos poderosa, simplemente se acercaba a las piedras y tras enterrar el filo de su espada en las piedras, la arrastraba para dibujar al menos una ligera raya que deformara las runas dibujadas previamente, lo cual podría incluso acabar otorgando un efecto más poderoso, o debilitando las ilusiones, pero Destino consideraba justo y necesario tomar ese riesgo.
Apenas acabó de deformar la runa una mujer saltó desde atrás de la piedra de manera súbita para atacar al elfo que como reflejo usó la espada para cubrirse pero de nada sirvió, la espada e la bruja atravesó su espada y su cuerpo sin resistencia alguna, como una sombra fantasma que acabó por desvanecerse sin dejar rastros de daño real; al voltear hacia atrás la mujer había desaparecido pero nuevamente una venía corriendo hacia él; casi pudo sentir como la espada de la mujer le cortaba por en medio con un giro horizontal que desprendería su pecho de sus piernas, o al menos, lo haría si no hubiese sido una ilusión; Destino estaba perturbado al ver como toda la sala se encontraba llena de muchas veces la misma mujer, y todas atacaban a la vez al brujo o se venían contra el elfo y aunque contaban con un gran número, su destreza en el combate era bastante escasa, o al menos desde el punto de vista del pelinegro que conseguía esquivarlas o tratar de bloquear sus ataques aunque todos acababan siendo meras ilusiones, tal vez la verdadera estaba decidida a acabar primero con la vida del brujo; si el viaje había dejado algo en claro era que se barbudo tenía un don especial para enojar mujeres.
Una pausa en las acciones del combate fue seguida de una molesta risa mientras desaparecían todas las ilusiones para luego aparecer con más fuerza y ferocidad, sin embargo el brujo reaccionó creando un torbellino de viento que levantó el polvo para hacerlo girar -Brillante- Susurró el elfo al imaginar lo que estaba planeando el brujo aunque le tocó retroceder un poco para evitar que la nube de polvo también le afectara los ojos, aunque no tendría mucho tiempo para ello pues en el momento que nadie esperaba el brujo lanzó un decidido ataque hacia una de las figuras que acabó siendo la real, era una oportunidad que debían aprovechar antes que se desvaneciera de nuevo, mientras la mujer forcejaba deteniendo el violento ataque del brujo, Destino se acercó de prisa para llegarle a la mujer por la espalda y sin detenerse hasta tenerla a su alcance lanzó un corte diagonal descendente que fue seguido de una serie de cortes sucesivos en múltiples direcciones que comenzaban a dibujar unas grandes líneas de sangre bajo la ropa de la mujer que ahora se encontraba acorralada entre ambos -Hazla arder- Murmuró el elfo para ser escuchado tanto por el brujo como por la ilusionista al tiempo que lanzaba un corte con su espada justo a las piernas de la mujer para posteriormente retroceder para no ser alcanzado por el ataque que tal vez lanzaría el brujo, a no ser que quisiera disfrutar su victoria dando el golpe de gracia de otra manera.
Destino
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Re: [Cerrado] Repercusiones [Interpretativo-Libre]
El brujo notó que el elfo se había percatado de su estratagema para sacar de su escondite a la ilusionista, ya que se había acercado hasta él, pero manteniendo una distancia prudencial del torbellino. En cuanto notó la presencia de la mujer en la arena atacó, y aunque la rubia salvó su ataque con su propio acero, ya era demasiado tarde para ella.
Su ventaja residía en mantener a los hombres confundidos, en mantenerse en las sombras. Una vez perdido el factor sorpresa la bruja no tenía mucho que hacer, y ahora que estaba clara su posición estaba perdida. Aunque realmente estaba perdida desde el momento en el que falló su primer ataque, aquel que debía atravesarle la espalda pero se clavó en su hombro.
Destino se abalanzó contra la mujer con la agilidad propia de los elfos, un ataque que seguramente no habría podido detener la rubia ni aunque lo hubiera visto venir. Los movimientos del moreno pronto hicieron que goteara sangre sobre la arena del recinto. La bruja con los ojos asombrados, más por verse derrotada que herida, lo miraron directamente mientras el elfo le decía que le diera el golpe de gracia.
Vinc pensó un segundo en hacerle caso, más en el último momento se movió con rapidez hacia la mujer, desvió la débil defensa que le planteaba con su daga, y le enterró la espada en un movimiento ascendente. La chica quedó unos palmos suspendida del suelo por la fuerza del brujo, mientras se le escapaba la vida poco a poco. La ilusionista le volvió a mirarle a los ojos, le sonrió y se acercó hasta su rostro. El rubio se planteó soltar la espada, pues la mujer estaba muerta de necesidad. Y su posición era delicada, porque la chica aún poseía su daga.
Como si su pensamiento hubiera llegado hasta la mente de la ilusionista, esta dejó caer la daga, para luego agarrarle y besarle. El beso sabía a hierro por la sangre que ya asomaba por la comisura de los labios de la mujer, más pareció que a ella no le importó. Solo sonrió un momento, ante de caer desfallecida sobre el cuerpo del brujo. O mejor dicho muerta.
Vinc posó con suavidad el cuerpo de la rubia en el suelo, y sacó su espada del cuerpo de la mujer, para luego limpiarla y envainarla. Sabía que había corrido muchos riesgos por matar a la mujer de ese modo, que hubiera sido más sencillo acabar con ella como le había dicho Destino, más no podía hacer algo así si podía usar otro método para ello. Aunque este fuera más peligroso. Su honor le impedía destrozar a un enemigo de tal modo si no era necesario.
El brujo siempre intentaba no matar a sus adversarios, o hacerlo del modo menos salvaje posible, pues entendía que no todo el mundo al que se enfrentaba fuera alguien con el alma negra. Muchos solo serían personas que había elegido erróneamente cuando la vida los trató mal, o que puede que ni siquiera supieran que estaban en el bando incorrecto. Por lo menos creía que eso no había ocurrido demasiadas veces a lo largo de su vida, o eso esperaba.
Estaba seguro de que su estúpido honor algún día lo llevaría a la tumba, más que importaba. Todo el mundo moría alguna vez, y al menos él moriría a su modo, con su forma de ser intacta.
Vinc cerró los párpados de la mujer, y luego comenzó a registrarla, hasta que al final halló un pequeño morral en sus lumbares. Un saco pequeño que no pudo ojear, pues una algarabía de gritos y aullidos comenzó a resonar por las cuervas del piso superior de la sala.
- Es hora de largarse-, dijo el brujo, cogiendo el morral y guardándolo en el suyo propio, más amplio que el pequeñito de la mujer.
El brujo corrió por el túnel que lo había llevado hasta allí con todas sus fuerzas, pero viendo la oscuridad en la que se adentraban no tardó en encender una llama para iluminar el camino de retorno. Los gritos de los lobos resonaron con más fuerza, por lo que el rubio supuso que ya habían visto el cadáver de la chica, y que por lo tanto estaban demasiado cerca para su gusto.
Vinc dobló hacia la izquierda sin perder el ritmo, siguiendo el camino hacia el agua, el que habían seguido las chicas imaginó. Solo esperaba no verlas al final de este, y que hubiera alguna salida. Para su fortuna, allí no había nadie, y un riachuelo subterráneo bajaba en catarata hacia destino incierto. Los aullidos resonaron más cerca que antes.
- Me parece que no tenemos tiempo para pensar si tirarnos o no por aquí-, bromeó, justo antes de apagar su llama y zambullirse en el cristalino líquido.
Cogió todo el aire que pudo sobre la superficie del río, y comenzó a bucear por la gruta subterránea llena de agua. Si antes había pensado que a lo mejor no había salida, y que había corrido para nada, ahora solo podía pensar que ojalá el túnel no fuera demasiado largo como para quedarse sin aire. Después de tanto esfuerzo solo le faltaba morir ahogado. La suerte que lo había acompañado hasta ahora no lo abandonó antes de tiempo, pues pudo tomar aire antes de quedarse sin nada en los pulmones.
El alivio que sintió al poder volver a respirar fue indescriptible, y estaba tan concentrado en volver a respirar, que ni se percató de lo que había a su alrededor al hacerlo. Una leve inspección nada más relajarse, le sirvió para darse cuenta de que estaba cerca la orilla del lago, así que no tardó en dirigirse a tierra firme.
Vinc suspiró aliviado, arrodillado en la ribera del lago. Por fin podía tomarse un respiro entre tanta tensión. Se acercó hasta un tronco, que por la pinta hacía mucho tiempo que había caído, y se acomodó con la espalda apoyada contra él. Sacó el morral de la mujer del suyo, algo empapado, pero no tanto como su propio morral, que había contenido un poco el agua, y se lo lanzó al elfo.
- Ten, a lo mejor esto tiene una pista de a dónde dirigirnos, porque no sé tú, pero yo me estoy cansando de tanto asesino suelto a por nosotros-, apoyó la cabeza sobre el musgo fresco del tronco. - Y solo se me ocurre un modo de acabar con todo esto-, le sonrió, antes de relajarse un poco en su postura tan agradable.
No podría descansar aún, pues la jauría no andaría muy lejos. Tendrían que moverse y salir de los bosques de los lobos. O al menos llegar a una zona donde hubieran otros clanes más amistosos que estos.
A partir de ahí, solo quedaba encontrar al hombre que estaba en la mina. Estaba seguro que todo esto era cosa suya, y tendría que acabar con él para terminar con su insistencia.
Su ventaja residía en mantener a los hombres confundidos, en mantenerse en las sombras. Una vez perdido el factor sorpresa la bruja no tenía mucho que hacer, y ahora que estaba clara su posición estaba perdida. Aunque realmente estaba perdida desde el momento en el que falló su primer ataque, aquel que debía atravesarle la espalda pero se clavó en su hombro.
Destino se abalanzó contra la mujer con la agilidad propia de los elfos, un ataque que seguramente no habría podido detener la rubia ni aunque lo hubiera visto venir. Los movimientos del moreno pronto hicieron que goteara sangre sobre la arena del recinto. La bruja con los ojos asombrados, más por verse derrotada que herida, lo miraron directamente mientras el elfo le decía que le diera el golpe de gracia.
Vinc pensó un segundo en hacerle caso, más en el último momento se movió con rapidez hacia la mujer, desvió la débil defensa que le planteaba con su daga, y le enterró la espada en un movimiento ascendente. La chica quedó unos palmos suspendida del suelo por la fuerza del brujo, mientras se le escapaba la vida poco a poco. La ilusionista le volvió a mirarle a los ojos, le sonrió y se acercó hasta su rostro. El rubio se planteó soltar la espada, pues la mujer estaba muerta de necesidad. Y su posición era delicada, porque la chica aún poseía su daga.
Como si su pensamiento hubiera llegado hasta la mente de la ilusionista, esta dejó caer la daga, para luego agarrarle y besarle. El beso sabía a hierro por la sangre que ya asomaba por la comisura de los labios de la mujer, más pareció que a ella no le importó. Solo sonrió un momento, ante de caer desfallecida sobre el cuerpo del brujo. O mejor dicho muerta.
Vinc posó con suavidad el cuerpo de la rubia en el suelo, y sacó su espada del cuerpo de la mujer, para luego limpiarla y envainarla. Sabía que había corrido muchos riesgos por matar a la mujer de ese modo, que hubiera sido más sencillo acabar con ella como le había dicho Destino, más no podía hacer algo así si podía usar otro método para ello. Aunque este fuera más peligroso. Su honor le impedía destrozar a un enemigo de tal modo si no era necesario.
El brujo siempre intentaba no matar a sus adversarios, o hacerlo del modo menos salvaje posible, pues entendía que no todo el mundo al que se enfrentaba fuera alguien con el alma negra. Muchos solo serían personas que había elegido erróneamente cuando la vida los trató mal, o que puede que ni siquiera supieran que estaban en el bando incorrecto. Por lo menos creía que eso no había ocurrido demasiadas veces a lo largo de su vida, o eso esperaba.
Estaba seguro de que su estúpido honor algún día lo llevaría a la tumba, más que importaba. Todo el mundo moría alguna vez, y al menos él moriría a su modo, con su forma de ser intacta.
Vinc cerró los párpados de la mujer, y luego comenzó a registrarla, hasta que al final halló un pequeño morral en sus lumbares. Un saco pequeño que no pudo ojear, pues una algarabía de gritos y aullidos comenzó a resonar por las cuervas del piso superior de la sala.
- Es hora de largarse-, dijo el brujo, cogiendo el morral y guardándolo en el suyo propio, más amplio que el pequeñito de la mujer.
El brujo corrió por el túnel que lo había llevado hasta allí con todas sus fuerzas, pero viendo la oscuridad en la que se adentraban no tardó en encender una llama para iluminar el camino de retorno. Los gritos de los lobos resonaron con más fuerza, por lo que el rubio supuso que ya habían visto el cadáver de la chica, y que por lo tanto estaban demasiado cerca para su gusto.
Vinc dobló hacia la izquierda sin perder el ritmo, siguiendo el camino hacia el agua, el que habían seguido las chicas imaginó. Solo esperaba no verlas al final de este, y que hubiera alguna salida. Para su fortuna, allí no había nadie, y un riachuelo subterráneo bajaba en catarata hacia destino incierto. Los aullidos resonaron más cerca que antes.
- Me parece que no tenemos tiempo para pensar si tirarnos o no por aquí-, bromeó, justo antes de apagar su llama y zambullirse en el cristalino líquido.
Cogió todo el aire que pudo sobre la superficie del río, y comenzó a bucear por la gruta subterránea llena de agua. Si antes había pensado que a lo mejor no había salida, y que había corrido para nada, ahora solo podía pensar que ojalá el túnel no fuera demasiado largo como para quedarse sin aire. Después de tanto esfuerzo solo le faltaba morir ahogado. La suerte que lo había acompañado hasta ahora no lo abandonó antes de tiempo, pues pudo tomar aire antes de quedarse sin nada en los pulmones.
El alivio que sintió al poder volver a respirar fue indescriptible, y estaba tan concentrado en volver a respirar, que ni se percató de lo que había a su alrededor al hacerlo. Una leve inspección nada más relajarse, le sirvió para darse cuenta de que estaba cerca la orilla del lago, así que no tardó en dirigirse a tierra firme.
Vinc suspiró aliviado, arrodillado en la ribera del lago. Por fin podía tomarse un respiro entre tanta tensión. Se acercó hasta un tronco, que por la pinta hacía mucho tiempo que había caído, y se acomodó con la espalda apoyada contra él. Sacó el morral de la mujer del suyo, algo empapado, pero no tanto como su propio morral, que había contenido un poco el agua, y se lo lanzó al elfo.
- Ten, a lo mejor esto tiene una pista de a dónde dirigirnos, porque no sé tú, pero yo me estoy cansando de tanto asesino suelto a por nosotros-, apoyó la cabeza sobre el musgo fresco del tronco. - Y solo se me ocurre un modo de acabar con todo esto-, le sonrió, antes de relajarse un poco en su postura tan agradable.
No podría descansar aún, pues la jauría no andaría muy lejos. Tendrían que moverse y salir de los bosques de los lobos. O al menos llegar a una zona donde hubieran otros clanes más amistosos que estos.
A partir de ahí, solo quedaba encontrar al hombre que estaba en la mina. Estaba seguro que todo esto era cosa suya, y tendría que acabar con él para terminar con su insistencia.
Vincent Calhoun
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Los cortes habían surtido efecto, todos y cada uno de ellos habían acertado en el blanco, dejando a la bruja decorada con pequeños hilos rojos que se iban expandiendo conforme salía más sangre y se ampliaba la indetenible hemorragia; Destino retrocedió al ver que el barbudo ya tenía la situación controlada y aunque parecía no querer matar a la mujer, al final sí que lo había hecho, y de la manera más galante posible; mientras todo aquello sucedía las runas comenzaron a brillar en un tono azulado, lo que fuera que potenciaba la magia dentro del círculo y de la cueva entera, estaba afectando al elfo que había comenzado a hacer cosas que antes no había podido, o al menos no desde que había despertado en este nuevo tiempo; cerró los ojos y se perdió de nuevo en aquellas constantes visiones que había venido teniendo desde su paso por aquella mansión en Lunargenta; Brujos y elfos batallaban en las islas sin descanso, las flechas de los elfos parecían insuficientes ante el poderío de los brujos que avanzaban sin que nada pudiera detenerlos, entonces por primera vez logró verse a sí mismo en medio del campo de batalla; curiosamente no trataba de ayudar a los elfos caídos, simplemente avanzaba contra los brujos hasta que fue rodeado por un grupo de estos, sus ojos se tornaban azules al tiempo que una pequeña esfera de luz del mismo color de sus ojos se formaba en su pecho para en un instante expandirse un par de metros a cada lado y arrasar a los brujos que salieron despedidos hacia los lados.
Era él, sin duda, eran sus antiguos poderes, esos que ya no podía usar, pero, las runas en las piedras habían despertado algo dentro de él, sus poderes, aunque no del todo, parecían estar regresando. Un fuerte dolor recorrió su cuerpo como si le quemaran por dentro, el elfo soltó un quejido de dolor mientras estiraba su cuerpo para envolverse en una luz azul que tal vez el brujo no vería por estar distraído con la ilusionista; finalmente destino cayó de rodillas al piso; no sabía lo que había sido todo aquello pero ahora, aunque su cuerpo se encontraba débil, se sentía más fuerte por dentro; al escuchar la advertencia del brujo se levantó, y aunque estaba aún algo mareado se dispuso a seguir los pasos del barbudo en el regreso hacia el otro camino en busca de la salida.
Por si fuera poco, algunos aullidos comenzaron a retumbar y hacer eco dentro de la cueva, debían darse prisa si no querían ser devorados por una manada de lobos salvajes, Destino no solo corría a través de la angosta cueva, sino que además incrustaba su espada en puntos específicos de la cueva haciendo que las paredes de la misma comenzaran a ceder lentamente, con algo de suerte si los lobos no eran cuidadosos acabarían pasando sin cuidado y causarían que todo se desplomara sobre ellos, al llegar al agua no lo pensó dos veces y se lanzó tras el brujo; un largo camino fue necesario antes de llegar a la salida y casi sin aire el elfo logró emerger tras el brujo, tomando una gran bocanada de aire cuando apenas se sintió a salvo.
En condiciones normales, el elfo habría hecho hasta lo imposible para levantarse y salir caminando como si nada, pero ésta vez su orgullo le importaba poco, se arrastró como pudo fuera del agua hasta recostar su espalda sobre una piedra junto al río -Un Coleccionista- Dijo el elfo mientras tomaba el morral que el brujo le había arrojado, dentro consiguió algunas cosas que tal vez les podrían ser útiles para algo, entre ellas un reloj de arena, un grafito de color rojo, un cristal del mismo color y finalmente un mapa con un punto señalado, aunque estaba mojado y no era ya muy específico, se podía ver un punto rojo marcado entre los terrenos de la manada en los bosques del este, y las afueras de la ciudad de Lunargenta -Eso es el objetivo- Explicó el elfo, quien parecía tener algo de información que hasta ahora no había compartido con el brujo -Todo terminará tras eliminarlo en ese punto rojo- Dijo mientras lanzaba al brujo el mapa con aquella ubicación, que aunque indicaba un sector, no decía el lugar exacto, lo cual podría resultar un problema para que el par de aventureros consiguieran llegar a su objetivo.
Era él, sin duda, eran sus antiguos poderes, esos que ya no podía usar, pero, las runas en las piedras habían despertado algo dentro de él, sus poderes, aunque no del todo, parecían estar regresando. Un fuerte dolor recorrió su cuerpo como si le quemaran por dentro, el elfo soltó un quejido de dolor mientras estiraba su cuerpo para envolverse en una luz azul que tal vez el brujo no vería por estar distraído con la ilusionista; finalmente destino cayó de rodillas al piso; no sabía lo que había sido todo aquello pero ahora, aunque su cuerpo se encontraba débil, se sentía más fuerte por dentro; al escuchar la advertencia del brujo se levantó, y aunque estaba aún algo mareado se dispuso a seguir los pasos del barbudo en el regreso hacia el otro camino en busca de la salida.
Por si fuera poco, algunos aullidos comenzaron a retumbar y hacer eco dentro de la cueva, debían darse prisa si no querían ser devorados por una manada de lobos salvajes, Destino no solo corría a través de la angosta cueva, sino que además incrustaba su espada en puntos específicos de la cueva haciendo que las paredes de la misma comenzaran a ceder lentamente, con algo de suerte si los lobos no eran cuidadosos acabarían pasando sin cuidado y causarían que todo se desplomara sobre ellos, al llegar al agua no lo pensó dos veces y se lanzó tras el brujo; un largo camino fue necesario antes de llegar a la salida y casi sin aire el elfo logró emerger tras el brujo, tomando una gran bocanada de aire cuando apenas se sintió a salvo.
En condiciones normales, el elfo habría hecho hasta lo imposible para levantarse y salir caminando como si nada, pero ésta vez su orgullo le importaba poco, se arrastró como pudo fuera del agua hasta recostar su espalda sobre una piedra junto al río -Un Coleccionista- Dijo el elfo mientras tomaba el morral que el brujo le había arrojado, dentro consiguió algunas cosas que tal vez les podrían ser útiles para algo, entre ellas un reloj de arena, un grafito de color rojo, un cristal del mismo color y finalmente un mapa con un punto señalado, aunque estaba mojado y no era ya muy específico, se podía ver un punto rojo marcado entre los terrenos de la manada en los bosques del este, y las afueras de la ciudad de Lunargenta -Eso es el objetivo- Explicó el elfo, quien parecía tener algo de información que hasta ahora no había compartido con el brujo -Todo terminará tras eliminarlo en ese punto rojo- Dijo mientras lanzaba al brujo el mapa con aquella ubicación, que aunque indicaba un sector, no decía el lugar exacto, lo cual podría resultar un problema para que el par de aventureros consiguieran llegar a su objetivo.
Destino
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