Comenzando otra vez [2/3]

Debíamos llega a Lunargertha, encontrar a una persona que supiera como devolverme la memoria, todo apuntaba que era un hechizo, pues por más que tratase de recordar lo que había pasado antes de despertar en aquella montaña, algo importante debió haber sucedido. Si esto era un hechizo, lo más probable que un brujo supiera como romperlo, pero ellos eran nuestros enemigos por naturaleza y no creo que haya posibilidad alguna de que nos ayudasen.

Los elfos que nos habíamos encontrado y ayudado a escapar, habían sido de ayuda, aunque el trato para con ellos no había sido de lo mejor, en especial de parte de mi hermana. Habíamos cabalgado por días sin encontrar rastros de gente o el camino hacia la ciudad de los humanos. Recordaba con tristeza a aquel chico que me ayudó desde un principio y que hasta su vida había arriesgado por mí, sin él ahora me sentía muy sola, más sola que antes.

- No puedo creer lo grande que es este lugar, a veces creo que cabalgamos en círculos. – Aranissë ya se había cabreado nuevamente y solo era tiempo de esperar sus regaños hacia mi.
- En algún momento podremos salir de aquí y encontrar el camino. – solo miraba el camino, no quería topar miradas con ella.
- Me sorprende tu tranquilidad, de verdad que lo hace. A veces creo que todo hubiese estado mejor sin tu regreso. – Sus palabras eran verdaderos puñales.
- Seguirías dormida. – dije automáticamente.
- Pero nuestra madre seguiría bien. – Realmente ella sabía como hacerme sentir mal. Yo solo quería encontrar a mi familia y saber quién era en realidad, pero todo apuntaba que realmente estaba todo mejor sin mí.

Aranissë galopeaba velozmente hacia aquella persona a la cual había atacado. La seguí rápidamente, estaba fuera de sí, nuevamente se preparaba a atacar, por lo que me adelante hacia a ella.

- Detente Aranissë, no sabemos quién es, no dispares más!!. – logré tomar las riendas de su caballo y así ralentizar su corrida. No sabía que le pasaba a mi hermana, estaba extraña, no es que la conociera bien, pero no podía ser una persona tan agresiva. Así como yo tenía un hechizo, podía ser posible que ella también lo tuviera, debíamos llegar a Lunargerta lo más rápido posible.

Estábamos acercándonos al extraño, podía estar herido, la distancia que nos dividía desde el lanzamiento de la flecha no había sido impedimento para lograr el cometido de mi hermana. Las cosas estaban fuera de control al igual que ella. Una vez cerca, Aranissë apuntaba al individuo de cabellera oscura y larga, no le quitaba los ojos de encima, su mirada era decisiva, un mal paso de éste y le dispararía. Pude ver como el joven elfo sacaba la flecha del árbol y la partía en dos, baje de mi caballo y levanté mis brazos en son de calma.

- No somos enemigos. – Miré a mi hermana. – Baja el arco. – le dije con voz calma. – No empeores las cosas. – Nuevamente mire al elfo y me acerqué hasta él. – No era nuestra intención herirte. Lo siento mucho. – Entendía el enojo y la irá del elfo, pero no las reacciones de Aranissë. – Hace unos momentos nos atacaron unos hombres y pensamos que eras uno de ellos, perdona a mi hermana, pero está muy alterada. – Ella aun no bajaba su arco. – Solo déjanos ir en paz. – Lo que había pasado no se repararía, pero al menos podríamos dejar esto atrás y continuar. Me acerqué hasta el joven, pero no vi herida alguna. – Al parecer la flecha no te ha herido, eso es bueno. – Sonreí levemente, pero me encontraba muy nerviosa, no sabía qué hacer en este momento tan tenso.

No quería que esto se saliera de las manos y no sabía qué hacer en realidad, las cosas habían sido muy difíciles y nos habían colocado en medio a otro elfo más, no sabíamos si pertenecía a la orden de nuestro hermano o no. Sentí relinchar el caballo a mi espalda, me giré y mi hermana sostenía su cabeza con ambas manos y comenzó a gritar. No entendía que le ocurría y corrí a socorrerla, pero ella solo me apartó con su pie y salió disparada del lugar en su caballo. Caí al suelo de lleno y al intentar levantarme pude sentir los gritos de hombres, nuestros captores nos habían encontrado. Me coloqué de pie rápidamente y tome mis cosas del cabello, le di un golpe y este salió corriendo en dirección hacia donde se había ido Aranissë, miré al joven a mi espalda aterrada.

- Ayúdame, no dejes que me atrapen, por favor.

Afortunadamente Destino había aceptado, los pasos estaban cerca de nosotros. Podríamos salir de esta, pero Aranissë estaba sola, en mala hora pasó todo esto. Quizás si no hubiese ocurrido todo este incidente y al paso que íbamos pudieron habernos alcanzado. Los dioses estaban jugando con nosotras y al parecer seguirían así por un largo tiempo. Realmente no quería involucrarlo en esto, pero ahora era mi aliado.

- Hay que movernos rápido. – El elfo me tomó de los brazos tratando de tranquilizarme, pero aun cuando quisiera hacerlo no podía, los pasos de los caballos acercándose a gran velocidad impedían que lo hiciera. – Iré donde me lleves, pero que sea rápido.

Los dos no seriamos capaces de luchar contra aquellos hombres y si lo hacíamos agravaríamos el problema y se haría mucho más grande. Al parecer todos estaban conspirando contra nosotras y así las cosas serían muy difíciles de arreglar, debía encontrar al brujo lo más rápido posible.

- Solo mantengámonos escondidos hasta que se marchen y luego tomar una dirección segura a Lunargeta, es al lugar al cual quiero llegar. -