¿Alguien vio un gato? [Privado-Colm]
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¿Alguien vio un gato? [Privado-Colm]
Las copas de los árboles formaban un techo abovedado que permitía pasar los rayos del sol solamente lo suficiente como para iluminar a duras penas el entorno. Era cerca del mediodía y, sin embargo, mientras más se adentraban al pantano la oscuridad, la humedad y el frío daban la sensación de que en pocos minutos había caído la noche. El ambiente era pesado, y aunque no resultaba tan silencioso como la muchacha habría imaginado, los sonidos eran tan distintos a los de cualquier otro bosque que de todas formas se sentía intimidada. Otro tipo de pájaros cantaba, menos melodiosos y algunos hasta desesperantes, se oían zumbidos de insectos indeseables por todas partes y el hecho de no sentir las hojas crujiendo bajo sus pies la incomodaba sobremanera, pues en vez de aquello oía el pegajoso sonido del fango pegándose y despegándose de sus patas a cada paso que daba. Había sectores en los que mantener un paso firme resultaba un suplicio, pues la lodosa superficie succionaba sus piernas hasta la altura de los tobillos y parecía reticente a dejarla ir tan fácilmente. Y, con esto, la herida de la quemadura palpitaba, ardía y rogaba un poco de atención, que Niziare se negaba a otorgarle.
Tenía hambre y la sed ya comenzaba en hacerle doler los riñones, sus labios y su nariz se rajaban por la sequedad. Su humor resultaba pésimo y ya ni siquiera pensaba en ver ni un pelo del tan buscado gato. Ahora su único deseo era rodear el lago y llegar de una vez por todas a su amado y conocido bosque del Este, con sus olores, ruidos y criaturas habituales, y mandar al diablo al tipo del mercado. Hacía horas había dejado de voltearse para ver si el humano le seguía el paso, desinteresada y enfadada con él, con el estúpido mercader, con el maldito gato, con el pantano, consigo misma, con todo y todos.
A pocos metros de distancia avistó un charco de extensión considerable, no estaba tan empantanado y el agua no parecía demasiado viciada. Harta y cansada, se acercó a beber. No le importaba si dos semanas después tenía una solitaria enorme estrangulándole el estómago por haber bebido los parásitos del agua, necesitaba urgentemente confortar su garganta y humedecer la lengua, que se le pegaba al paladar como un pedazo de carne reseco y viscoso. Bebió hasta saciarse y al alzar la cabeza su hocico de níveo blanco ahora chorreaba y se había manchado de un marrón verdoso bastante desagradable. Por primera vez en bastante rato, buscó al hombre con la mirada y lo observó largamente con una seriedad no sólo debida a la incapacidad muscular para gesticular, si no también a su estado de ánimo desdeñoso.
No hicieron falta palabras para decir que necesitaba un descanso. Se alejó del charco y cojeó hasta un sector de tierra un tanto más sólida bordeada por algo de pasto grisáceo y unas cuantas plantas colmadas de mosquitos y pequeñas orugas que mordisqueaban sus tallos. Cual perro histriónico, se dejó caer con dramatismo y de inmediato acercó su rostro a la pata herida para, de una vez, intentar amainar el escozor con largas y lentas lamidas. Con cada barrida que daba su lengua sentía el asqueroso sabor del fango y ponía cara de disgusto, pero al menos le causaba cierto alivio. Estaba en lo suyo cuando vio de reojo que algo brillaba entre las plantas a su lado y, afinando un poco más la vista, pudo ver que se trataba de un llamativo grupito de cactus: Tres o cuatro esferas verdes repletas de pinches que, desde su centro, impartían una luminiscencia propia. ¡Tuore! pensó y, con las orejas erectas y los ojos bien abiertos, echó una mirada furtiva a Colm. Cabeceó hacia las plantas para enseñárselas y luego hacia su herida, claramente relacionando ambas cosas. Con la pata delantera izquierda golpeó un par de veces el suelo para indicarle al hombre que se acercara.
No era el gato, pero esos pequeños cactus eran la primera bendición que recibía en muchas horas. Si podía untarse la pasta de Tuore en la quemadura, sus propiedades milagrosas no tardarían en a hacer efecto y, sin duda, eso haría su viaje muchísimo más soportable.
Tenía hambre y la sed ya comenzaba en hacerle doler los riñones, sus labios y su nariz se rajaban por la sequedad. Su humor resultaba pésimo y ya ni siquiera pensaba en ver ni un pelo del tan buscado gato. Ahora su único deseo era rodear el lago y llegar de una vez por todas a su amado y conocido bosque del Este, con sus olores, ruidos y criaturas habituales, y mandar al diablo al tipo del mercado. Hacía horas había dejado de voltearse para ver si el humano le seguía el paso, desinteresada y enfadada con él, con el estúpido mercader, con el maldito gato, con el pantano, consigo misma, con todo y todos.
A pocos metros de distancia avistó un charco de extensión considerable, no estaba tan empantanado y el agua no parecía demasiado viciada. Harta y cansada, se acercó a beber. No le importaba si dos semanas después tenía una solitaria enorme estrangulándole el estómago por haber bebido los parásitos del agua, necesitaba urgentemente confortar su garganta y humedecer la lengua, que se le pegaba al paladar como un pedazo de carne reseco y viscoso. Bebió hasta saciarse y al alzar la cabeza su hocico de níveo blanco ahora chorreaba y se había manchado de un marrón verdoso bastante desagradable. Por primera vez en bastante rato, buscó al hombre con la mirada y lo observó largamente con una seriedad no sólo debida a la incapacidad muscular para gesticular, si no también a su estado de ánimo desdeñoso.
No hicieron falta palabras para decir que necesitaba un descanso. Se alejó del charco y cojeó hasta un sector de tierra un tanto más sólida bordeada por algo de pasto grisáceo y unas cuantas plantas colmadas de mosquitos y pequeñas orugas que mordisqueaban sus tallos. Cual perro histriónico, se dejó caer con dramatismo y de inmediato acercó su rostro a la pata herida para, de una vez, intentar amainar el escozor con largas y lentas lamidas. Con cada barrida que daba su lengua sentía el asqueroso sabor del fango y ponía cara de disgusto, pero al menos le causaba cierto alivio. Estaba en lo suyo cuando vio de reojo que algo brillaba entre las plantas a su lado y, afinando un poco más la vista, pudo ver que se trataba de un llamativo grupito de cactus: Tres o cuatro esferas verdes repletas de pinches que, desde su centro, impartían una luminiscencia propia. ¡Tuore! pensó y, con las orejas erectas y los ojos bien abiertos, echó una mirada furtiva a Colm. Cabeceó hacia las plantas para enseñárselas y luego hacia su herida, claramente relacionando ambas cosas. Con la pata delantera izquierda golpeó un par de veces el suelo para indicarle al hombre que se acercara.
No era el gato, pero esos pequeños cactus eran la primera bendición que recibía en muchas horas. Si podía untarse la pasta de Tuore en la quemadura, sus propiedades milagrosas no tardarían en a hacer efecto y, sin duda, eso haría su viaje muchísimo más soportable.
Niziare
Experto
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Re: ¿Alguien vio un gato? [Privado-Colm]
Lamentablemente para Colm, ningún rastro encontraron del gato en camino al pantano. Una delgada capa de neblina les había dado la bienvenida en los límites, conforme se adentraban la oscuridad se imponía, la humedad en el ambiente le cubría dejándole la piel pegajosa, causando una sensación de pesadez y calor, pese al frio reinante. Se veía obligado a caminar por el fango, manteniendo una distancia prudente de los árboles, donde seguramente algún animal estaría presente. En algunas partes no era problema mantener el paso pero en otras resultaba agotador por la profundidad de este, de descuidarse podrían quedar atrapados a merced de cualquier ser que pasase por allí. Sonidos fugaces se escuchaban constantemente y especialmente el sonido de las pocas aves presentes en el lugar resultaban perturbadores. Daban la sensación de vigilarles esperando el momento indicado para actuar. Los arboles eran oscuros y mohosos, la gran mayoría frondosos, de gruesos troncos y con las raíces parcialmente fuera de la tierra.
Sus botas enlodadas producían un ruido particular a cada paso, las huellas dejadas eran cubiertas por el mismo fango cómplice y traicionero. Se esforzaba por mantener una respiración fluida mientras sus ojos entrecerrados e inquietos miran con detalla cada rincón sospechoso, su oído se agudizaba pasando a ser su sentido principal. Su marcha constante le permitía mantener el paso de la bestia sin quedar atrás y quien en todo el camino desde llegar al pantano parecía abstraída en sus pensamientos con un marcado enojo, olvidándose de él. Colm concentrado en sus sentidos procesaba toda la información proveniente de ellos, de manera casi inconsciente, reservando su conciencia solo en caso de notar algo particularmente llamativo o amenazante.
Niziare disminuía el paso lentamente hasta detenerse junto a un charco de donde bebió. El barbudo en su estado primitivo, no la detuvo y tampoco le menciono la aun poseída ración de agua en su cinturón, una cantidad decente de unos 4 tragos. Luego de las miradas fijas de hombre y bestia, esta se deja caer en unas raíces, mientras el alto hombre permanecía de pie aun vigoroso sin bajar la guardia, vigilando el perímetro.
El sonido de un golpeteo sordo tomó su atención e instintivamente cogió su daga y viró al origen del ruido listo para contratacar, frunciendo el ceño y apretando sus dientes. La única cosa viva hasta donde podía ver era su compañera, permaneció inmóvil un momento esperando detectar alguna amenaza y finalmente entendió que había si ella llamándolo. Echo un vistazo tras de sí antes de acercar y decir, sin alzar voz intentando pasar desapercibido. – ¿Qué pasa? –
Sus botas enlodadas producían un ruido particular a cada paso, las huellas dejadas eran cubiertas por el mismo fango cómplice y traicionero. Se esforzaba por mantener una respiración fluida mientras sus ojos entrecerrados e inquietos miran con detalla cada rincón sospechoso, su oído se agudizaba pasando a ser su sentido principal. Su marcha constante le permitía mantener el paso de la bestia sin quedar atrás y quien en todo el camino desde llegar al pantano parecía abstraída en sus pensamientos con un marcado enojo, olvidándose de él. Colm concentrado en sus sentidos procesaba toda la información proveniente de ellos, de manera casi inconsciente, reservando su conciencia solo en caso de notar algo particularmente llamativo o amenazante.
Niziare disminuía el paso lentamente hasta detenerse junto a un charco de donde bebió. El barbudo en su estado primitivo, no la detuvo y tampoco le menciono la aun poseída ración de agua en su cinturón, una cantidad decente de unos 4 tragos. Luego de las miradas fijas de hombre y bestia, esta se deja caer en unas raíces, mientras el alto hombre permanecía de pie aun vigoroso sin bajar la guardia, vigilando el perímetro.
El sonido de un golpeteo sordo tomó su atención e instintivamente cogió su daga y viró al origen del ruido listo para contratacar, frunciendo el ceño y apretando sus dientes. La única cosa viva hasta donde podía ver era su compañera, permaneció inmóvil un momento esperando detectar alguna amenaza y finalmente entendió que había si ella llamándolo. Echo un vistazo tras de sí antes de acercar y decir, sin alzar voz intentando pasar desapercibido. – ¿Qué pasa? –
Última edición por Colm el Dom Dic 28, 2014 2:14 am, editado 1 vez
Colm
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Re: ¿Alguien vio un gato? [Privado-Colm]
Rodó los ojos con evidente descontento cuando el humano se dirigió a ella, y bufó al tener que repetir la acción de señalarle con la cabeza una y otra vez los cactus fluorescentes. Normalmente la muchacha era de carácter paciente y tranquilo y pocas cosas podían llegar a quebrantar su habitual estado de ánimo, ese en el que le gustaba hacer bromas y podía incluso llegar a ser amigable con cualquier extraño, como había sido al momento de conocer a Colm. Pero en aquel estado desdeñoso, doloroso y agotador, hasta su lacónico acompañante la podía llegar a enfurecer por el simple hecho de no haber captado a la primera sus, para ella, evidentes señales.
Dado que habitualmente al tratar con humanos y otras criaturas de dos patas lo hacía desde un principio estando ella en su forma "humana", jamás había tenido problemas de diálogo con los demás; lo normal era que sólo incorporaba su forma primitiva cuando planeaba no toparse con nadie y, de hacerlo, no dar lugar al intercambio de palabras. No obstante ahora necesitaba comunicarse imperiosamente y por obvias razones no podía hacerlo más que con sonidos guturales y señas, que al parecer eran difíciles de comprender. Se preguntó cómo alguien tenía dificultades para entender que la simple fórmula de "Cabecear hacia la planta curativa, cabecear hacia la pierna herida, mirar al humano" era, traducido a lengua mundana, "Arranca esos malditos cactus y pónmelos en la herida, humano incompetente."
Volvió a sentir escozor en la pata y agachó la cabeza para lamerla un tanto más en un vano intento por calmar el dolor apabullante. Necesitaba sentir pronto la pegajosa y gelatinosa sustancia del cactus sobre su piel, pues sabía por experiencia que el Tuore era fantástico para desinflamar heridas y anestesiarlas, y estaba segurísima de que jamás podría llegar a doler tanto como aquel remedio que el humano le había puesto en la herida la noche anterior, que ardía como los mil demonios.
Además no era difícil extraerlo, bastaba con quitar pacientemente las espinas y agujerear la planta para acceder a su tesoro interior. Ella lo había hecho más de una vez cuando, de niños, su hermano adoptivo se lastimaba y no había nadie para acallar su llanto (por suerte, pues solía ser ella misma quien, por jugar a lo bruto, terminaba empujando al niño demasiado fuerte, o pegándole, o haciéndole trastabillar) ni para curarlo con medicinas humanas. Niziare, como ser que se proclamaba hijo del bosque y de nadie más, conocía uno que otro secretito oculto en la maleza para acallar el dolor, sabía de plantas curativas, sabía cuáles podían sedar a una tropa entera y cuáles podían matar en menos de un minuto. Por eso cuando salía de su bosque natal jamás tocaba las plantas desconocidas, pues hasta el más pequeño arbusto de hojas tiernas y sabrosas podía ser tremendamente traicionero.
Dado que habitualmente al tratar con humanos y otras criaturas de dos patas lo hacía desde un principio estando ella en su forma "humana", jamás había tenido problemas de diálogo con los demás; lo normal era que sólo incorporaba su forma primitiva cuando planeaba no toparse con nadie y, de hacerlo, no dar lugar al intercambio de palabras. No obstante ahora necesitaba comunicarse imperiosamente y por obvias razones no podía hacerlo más que con sonidos guturales y señas, que al parecer eran difíciles de comprender. Se preguntó cómo alguien tenía dificultades para entender que la simple fórmula de "Cabecear hacia la planta curativa, cabecear hacia la pierna herida, mirar al humano" era, traducido a lengua mundana, "Arranca esos malditos cactus y pónmelos en la herida, humano incompetente."
Volvió a sentir escozor en la pata y agachó la cabeza para lamerla un tanto más en un vano intento por calmar el dolor apabullante. Necesitaba sentir pronto la pegajosa y gelatinosa sustancia del cactus sobre su piel, pues sabía por experiencia que el Tuore era fantástico para desinflamar heridas y anestesiarlas, y estaba segurísima de que jamás podría llegar a doler tanto como aquel remedio que el humano le había puesto en la herida la noche anterior, que ardía como los mil demonios.
Además no era difícil extraerlo, bastaba con quitar pacientemente las espinas y agujerear la planta para acceder a su tesoro interior. Ella lo había hecho más de una vez cuando, de niños, su hermano adoptivo se lastimaba y no había nadie para acallar su llanto (por suerte, pues solía ser ella misma quien, por jugar a lo bruto, terminaba empujando al niño demasiado fuerte, o pegándole, o haciéndole trastabillar) ni para curarlo con medicinas humanas. Niziare, como ser que se proclamaba hijo del bosque y de nadie más, conocía uno que otro secretito oculto en la maleza para acallar el dolor, sabía de plantas curativas, sabía cuáles podían sedar a una tropa entera y cuáles podían matar en menos de un minuto. Por eso cuando salía de su bosque natal jamás tocaba las plantas desconocidas, pues hasta el más pequeño arbusto de hojas tiernas y sabrosas podía ser tremendamente traicionero.
Niziare
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Re: ¿Alguien vio un gato? [Privado-Colm]
Observaba en la dirección de Niziare pero su atención estaba puesta en lo que había detrás, ignorando las señales echas por ella. Un defecto de prioridades causaba esa supresión a lo visto en la parte baja de su campo visual, siendo esas señas sin tensión o agite. Percatándose únicamente del suave sonido hecho por su pie.
Al voltear y acercarse, siente la actitud de su compañera, quien con su lenguaje corporal casi le decía ‘’ ¿Cómo que que pasa? Mira para allá soo idiota. ‘’. Su miraba fue a parar en el lugar en donde estaban las plantas verdes y luminosas, captando el mensaje que intentaba trasmitir. Dio unos pasos hasta ellos con su daga, la cual aún mantenía en mano, cortó la base que les sostenía uno a uno.
Lanzó una de las plantas a los pies de la bestia y cogió los otros dos, y volvió con ella. De pie a su lado, dejo caer otra y la aun poseída la atravesó con su arma sin ningún tipo de cuidado, de un tirón la rajó manteniendo esa parte hacia arriba para evitar derramar su contenido. Las aparentes púa, eran gomosas y suaves, contrario a lo que pensaría cualquiera al verlas nada más.
Se agachó, untó sus dedos con la sustancia del núcleo, miró a su compañera esperando su aprobación, pues en esa forma seria un poco incómodo pasar su inmensa mano con garras sobre la zona delicada. Froto sus dedos con delicadeza sobre la quemadura, suave, mientras sentía la piel de su compañera. Duró así unos minutos, más de los necesarios y luego se levantó.
Esperaba alguna reacción o indicación de su parte, si quería más o simplemente continuar el camino. Recordando además la utilidad de las ‘’púas’’ que servirían para hacer venenos, más efectivos contra otros seres ‘’Inteligentes’’ que contra animales. Dice como quien no quiere. – ¿Te quedaras con las púas? –Pidiéndoselas por ser quien las encontró y eso la hacia la dueña, un hombre-lobo era muy dudable que necesitaría usar cosas como esa, salvo que las quisiera para hacer ‘’sus viajes’’.
Al voltear y acercarse, siente la actitud de su compañera, quien con su lenguaje corporal casi le decía ‘’ ¿Cómo que que pasa? Mira para allá soo idiota. ‘’. Su miraba fue a parar en el lugar en donde estaban las plantas verdes y luminosas, captando el mensaje que intentaba trasmitir. Dio unos pasos hasta ellos con su daga, la cual aún mantenía en mano, cortó la base que les sostenía uno a uno.
Lanzó una de las plantas a los pies de la bestia y cogió los otros dos, y volvió con ella. De pie a su lado, dejo caer otra y la aun poseída la atravesó con su arma sin ningún tipo de cuidado, de un tirón la rajó manteniendo esa parte hacia arriba para evitar derramar su contenido. Las aparentes púa, eran gomosas y suaves, contrario a lo que pensaría cualquiera al verlas nada más.
Se agachó, untó sus dedos con la sustancia del núcleo, miró a su compañera esperando su aprobación, pues en esa forma seria un poco incómodo pasar su inmensa mano con garras sobre la zona delicada. Froto sus dedos con delicadeza sobre la quemadura, suave, mientras sentía la piel de su compañera. Duró así unos minutos, más de los necesarios y luego se levantó.
Esperaba alguna reacción o indicación de su parte, si quería más o simplemente continuar el camino. Recordando además la utilidad de las ‘’púas’’ que servirían para hacer venenos, más efectivos contra otros seres ‘’Inteligentes’’ que contra animales. Dice como quien no quiere. – ¿Te quedaras con las púas? –Pidiéndoselas por ser quien las encontró y eso la hacia la dueña, un hombre-lobo era muy dudable que necesitaría usar cosas como esa, salvo que las quisiera para hacer ‘’sus viajes’’.
Colm
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Re: ¿Alguien vio un gato? [Privado-Colm]
Un alivio milagroso, fresco y liberador no se hizo esperar cuando la sustancia entró en contacto con la piel dañada. Tras un cabeceo de aprobación había dado permiso al humano para ayudarla, y no se arrepentía en lo más mínimo. Una vez más pudo comprobar que el bosque estaba repleto de plantas listas para ayudar al herido y socorrer al conocedor, así como para matar al incauto. Se alegró de haber crecido entre maleza y animales y, durante los minutos que duró la curación, pensó en cuánto extrañaba su bosque natal. No se había ausentado más de dos días y ya sentía nostalgia, la idea de atrapar al gato de Aresire era cada vez más lejana, opacada por el deseo de simplemente llegar a sus tierras.
Cuando el hombre se alejó de su herida ella ya no sentía casi ningún dolor, así que no le pidió que siguiese. Se puso de pie con facilidad y, ante la pregunta, negó con la cabeza. La planta no era tan inusual como para que conseguir sus púas fuese una prioridad, y ella no era precisamente de aquellos que hubiesen aprovechado sus "efectos milagrosos" para disuadirse de la realidad. Pensó, además, que de todas formas también había olvidado las cabezas de la serpiente en la cueva y que ya no valía la pena intentar llevar más cosas para vender, ni siquiera tendría ganas de ir al mercado cuando llegase a su hogar.
No obstante señaló los otros dos Tuore tirados en el suelo y le lanzó una mirada significativa al humano, instándole a que los tomara. Más tarde podría necesitarlos para volver a disipar el dolor.
Retomó el camino con paso lento y cuidadoso, fijándose de no meter la pata herida en el lodo. Debía esquivar los charcos y andar con la mayor ligereza posible, mayormente cerca de las raíces de los árboles que se asentaban sobre tierra más firme. De vez en cuando bajaba la cabeza cuando sentía miradas desde las copas de los árboles, no de animales, si no de entes con una presencia fuerte y avasalladora. Niziare, por más orgullosa que fuese, sabía cuándo demostrar sumisión ante los espíritus del bosque que velaban por las criaturas del mismo, que todo lo veían y todo lo escuchaban.
Cuando el hombre se alejó de su herida ella ya no sentía casi ningún dolor, así que no le pidió que siguiese. Se puso de pie con facilidad y, ante la pregunta, negó con la cabeza. La planta no era tan inusual como para que conseguir sus púas fuese una prioridad, y ella no era precisamente de aquellos que hubiesen aprovechado sus "efectos milagrosos" para disuadirse de la realidad. Pensó, además, que de todas formas también había olvidado las cabezas de la serpiente en la cueva y que ya no valía la pena intentar llevar más cosas para vender, ni siquiera tendría ganas de ir al mercado cuando llegase a su hogar.
No obstante señaló los otros dos Tuore tirados en el suelo y le lanzó una mirada significativa al humano, instándole a que los tomara. Más tarde podría necesitarlos para volver a disipar el dolor.
Retomó el camino con paso lento y cuidadoso, fijándose de no meter la pata herida en el lodo. Debía esquivar los charcos y andar con la mayor ligereza posible, mayormente cerca de las raíces de los árboles que se asentaban sobre tierra más firme. De vez en cuando bajaba la cabeza cuando sentía miradas desde las copas de los árboles, no de animales, si no de entes con una presencia fuerte y avasalladora. Niziare, por más orgullosa que fuese, sabía cuándo demostrar sumisión ante los espíritus del bosque que velaban por las criaturas del mismo, que todo lo veían y todo lo escuchaban.
Niziare
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Re: ¿Alguien vio un gato? [Privado-Colm]
Con Niziare enérgica y de aparente mejor humor, sus dedos aun impregnados los pasó por la parte interna del Tuore, limpiándolos y dejando parte de la pegajosa sustancia en él, mientras esta negaba tener la intención de apropiarse de las ‘’púas’’. Noticia agradable, pues tendría su extra por ayudar y además, podría practicar su habilidad haciendo venenos con ese ingrediente. Un gesto y una mirada indicaron la próxima orden viniendo de su parte, un poco mandona la muchacha, ¿hasta cuándo le daría ordenes?, era más grande y fuerte pero sostener unas plantas le resultaba demasiado… Si, se había molestado un poco. Obedeció y ocultó cualquier expresión que diese a conocer lo pensado en ese momento, mientras envainaba la daga, la cual aún estaba en su mano cuando curaba la herida, y se inclinó para tomar a los dos ‘’globos’’. Su tamaño impedía coger tres a la vez, pensando en cómo resolver eso, observaba cuanto destacaba en ese lugar oscuro, sería como decir su ubicación a gritos a cualquier ser cercano, pero bueno, aprovecharía y usaría la situación causada para vengarse del trato de cachifo que recibía. Tendió un pedazo de tela y en ella envolvió los restos del Tuore abierto con uno de los otros. Se los echó al lomo manteniendo al faltante en su mano izquierda.
Bella, se había separado unos metros, no le había esperado siquiera. Su actitud altanera en algunos instantes era sustituida por una de sumisión, sin comprender el porqué de ese cambio, la seguía hasta estar a la par, su caminar era más lento, mayor al de antes de usar la medicina, cosa extraña. La cercanía a los arboles resultaba peligrosa y aun así persistía en pasarles por el lado, siendo más prudente mantenía cierta distancia pero, a veces había ocasiones donde resultaba inevitable pues terminarían demasiado alejados de seguir la misma regla.
Divagaba en su mente como distracción viendo a aquel pelaje blanco enfrente, le dieron ganas de montarla y desplazarse de ese modo. Mencionarle ese pensamiento sería una gran ofensa hacia ella, callándose su ahora secreto deseo.
Un par de Trolls del bosque estaban por los alrededores, exactamente en la dirección en que iban Niziare y Colm (no necesariamente justo enfrente). Uno sentado tras un árbol reposaba con una gran hacha al hombro, ese era el más feo de los dos. El otro de igual tamaño pero con un ojo en blanco, ciego, tenía problemas estomacales y estaba ‘’ ocupado solucionando el problema ‘’, este segundo no llevaba armas consigo, salvo sus grandes y poderosos puños… Y flatulencias. El primero usa como protección un peto de cuero que cubría solo su parte derecha, un guantelete de cuero en ambos brazos y una especie de falda hecha de cuero y tela. El segundo apenas y tenía un tapa rabo que por cierto en este momento estaba en el suelo.
Colm se detuvo unos segundos para tomar otro sorbo de agua, la hidratación era importante para evitar el agotamiento, por esa razón siempre portaba tres recipientes de agua. Esa cantidad de tiempo había creado nuevamente distancia entre ambos, de abandonarla tal vez no se daría cuenta de su ausencia hasta detenerse a descansar.
Bella, se había separado unos metros, no le había esperado siquiera. Su actitud altanera en algunos instantes era sustituida por una de sumisión, sin comprender el porqué de ese cambio, la seguía hasta estar a la par, su caminar era más lento, mayor al de antes de usar la medicina, cosa extraña. La cercanía a los arboles resultaba peligrosa y aun así persistía en pasarles por el lado, siendo más prudente mantenía cierta distancia pero, a veces había ocasiones donde resultaba inevitable pues terminarían demasiado alejados de seguir la misma regla.
Divagaba en su mente como distracción viendo a aquel pelaje blanco enfrente, le dieron ganas de montarla y desplazarse de ese modo. Mencionarle ese pensamiento sería una gran ofensa hacia ella, callándose su ahora secreto deseo.
Un par de Trolls del bosque estaban por los alrededores, exactamente en la dirección en que iban Niziare y Colm (no necesariamente justo enfrente). Uno sentado tras un árbol reposaba con una gran hacha al hombro, ese era el más feo de los dos. El otro de igual tamaño pero con un ojo en blanco, ciego, tenía problemas estomacales y estaba ‘’ ocupado solucionando el problema ‘’, este segundo no llevaba armas consigo, salvo sus grandes y poderosos puños… Y flatulencias. El primero usa como protección un peto de cuero que cubría solo su parte derecha, un guantelete de cuero en ambos brazos y una especie de falda hecha de cuero y tela. El segundo apenas y tenía un tapa rabo que por cierto en este momento estaba en el suelo.
Colm se detuvo unos segundos para tomar otro sorbo de agua, la hidratación era importante para evitar el agotamiento, por esa razón siempre portaba tres recipientes de agua. Esa cantidad de tiempo había creado nuevamente distancia entre ambos, de abandonarla tal vez no se daría cuenta de su ausencia hasta detenerse a descansar.
Colm
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Re: ¿Alguien vio un gato? [Privado-Colm]
La muchacha gozaba de llevar un paso firme e indiferente ahora que había calmado la sed y la quemadura ya no escocía ni le tironeaba la piel rogándole que parase a descansar cada cinco minutos. Sus grandes patas dejaban huellas en el lodo y, de tanto en tanto, se desplazaba saltando de una raíz en otra para evitar zonas más lodosas. Sabía que pegarse a los grandes troncos no era la mejor opción, pero caminar sobre tierra un poco más firme al menos aceleraba significativamente la marcha, lo que significaba dejar el pantano más pronto; además de que meterse en el lodo era tan peligroso como la otra alternativa, pues sabía de alimañas que no tenían reparo con esconderse entre el barro y esperar atenta y pacientemente a los viajeros incautos y, con las piernas atrapadas hasta la mitad en aquella pegajosa superficie, sería imposible escapar con rapidez.
Su humor había mejorado notablemente, empero la indiferencia continuaba predominando en sus facciones. Quería largarse de allí cuanto antes.
Confiando que el humano la seguía, no se detuvo a constatar su presencia en ningún momento. De vez en cuando prestaba atención a los sonidos en su retaguardia y escuchaba los pasos ajenos, a veces más cerca y por momentos a una distancia que no le agradaba demasiado. Por más déspota que pareciese su comportamiento dando órdenes a diestra y siniestra (más bien pedidos, sólo que cuando uno no puede hablar es difícil pedir las cosas con educación) realmente le preocupaba el bienestar del humano. Aunque él se había ofrecido a sumarse al viaje en un principio, ella lo había arrastrado hasta allí y se sentiría responsable si algo le ocurriese. Lamentablemente le constaba que los humanos eran criaturas bastante frágiles, algunos más de lo que deseaban admitir.
Continuó caminando hasta que una zona lodosa de mayor extensión terminó por impedirles el paso. Decidió, sin tomarse demasiado tiempo, continuar la senda de raíces por la que iba y hacer un pequeño desvío hacia la derecha, no serían más de cien metros antes de poder retomar la marcha hacia el norte. Convencida de que el humano la seguiría y sin verificar la distancia que los separaba, giró hacia la diestra y continuó el sendero, la curva cerrada la había separado definitivamente de su compañero. Hubieron pasado no más de treinta metros cuando comenzó a sentir que algo no andaba bien. Se dirigía de frente a una zona más penumbrosa y silente, donde el aire parecía más caluroso y los animales no daban señales de vida por ningún lado. Dio un paso más y cuánto se arrepintió: Un hedor potente, denso e inconfundible se abrió paso entre sus fosas nasales. "No puede ser" pensó, echando una mirada furtiva a los alrededores. Y lo vio. Apenas diez troncos más adelante, un brazo gordo, pálido y enorme se asomaba al costado de un árbol, y del otro lado una pierna de iguales características, el tamaño era tan impresionante que sólo podían pertenecer a una criatura. Pero sólo veía uno, y su nariz no la engañaba: Aquella fetidez sólo podía provenir de un ejército entero de hombres leprosos y sucios, y de un par de trolls. Cómo odiaba a esas criaturas, qué profundo deseo sentía de eliminar a aquellos seres que se proclamaban "hijos de la luna", como si fuesen sus iguales, como si su minúscula porción de masa cerebral pudiera compararse a la de alguna otra criatura. Viró la cabeza como posesa una y otra vez buscando al restante al tiempo que se solapaba entre las raíces, pegando su enorme cuerpo a la rugosa corteza del árbol y maldiciendo mentalmente al humano, que quién diablos sabía dónde se había metido.
"Allá está." Sintió alivio al ver que, vente metros a la izquierda del otro, el segundo individuo estaba desarmado y sin duda distraído. Debían huir de ahí, tomar otro camino o volver sobre sus pasos y salir cuanto antes del condenado pantano. Se giró y recorrió el sendero por donde había venido a la inversa, y apenas giró la curva que la había separado de Colm, lo encontró. Su lomo estaba erizado cual puercoespín y sus ojos desorbitados gritaban "Vámonos", pero temiendo que no se entendiera, avanzó hacia el hombre y tironeó de su ropa con los dientes, instándolo a girarse y correr. Nunca había sentido tanta necesidad de pronunciar palabras, rogaba que su compañero la entendiera sin más. Los trolls eran sumamente imbéciles, pero no se debía subestimar su agudo olfato y mucho menos la fuerza bestial que poseían. Hasta ella se quebraría como una ramita si tenía el infortunio de terminar entre las manos de esos repugnantes seres.
Su humor había mejorado notablemente, empero la indiferencia continuaba predominando en sus facciones. Quería largarse de allí cuanto antes.
Confiando que el humano la seguía, no se detuvo a constatar su presencia en ningún momento. De vez en cuando prestaba atención a los sonidos en su retaguardia y escuchaba los pasos ajenos, a veces más cerca y por momentos a una distancia que no le agradaba demasiado. Por más déspota que pareciese su comportamiento dando órdenes a diestra y siniestra (más bien pedidos, sólo que cuando uno no puede hablar es difícil pedir las cosas con educación) realmente le preocupaba el bienestar del humano. Aunque él se había ofrecido a sumarse al viaje en un principio, ella lo había arrastrado hasta allí y se sentiría responsable si algo le ocurriese. Lamentablemente le constaba que los humanos eran criaturas bastante frágiles, algunos más de lo que deseaban admitir.
Continuó caminando hasta que una zona lodosa de mayor extensión terminó por impedirles el paso. Decidió, sin tomarse demasiado tiempo, continuar la senda de raíces por la que iba y hacer un pequeño desvío hacia la derecha, no serían más de cien metros antes de poder retomar la marcha hacia el norte. Convencida de que el humano la seguiría y sin verificar la distancia que los separaba, giró hacia la diestra y continuó el sendero, la curva cerrada la había separado definitivamente de su compañero. Hubieron pasado no más de treinta metros cuando comenzó a sentir que algo no andaba bien. Se dirigía de frente a una zona más penumbrosa y silente, donde el aire parecía más caluroso y los animales no daban señales de vida por ningún lado. Dio un paso más y cuánto se arrepintió: Un hedor potente, denso e inconfundible se abrió paso entre sus fosas nasales. "No puede ser" pensó, echando una mirada furtiva a los alrededores. Y lo vio. Apenas diez troncos más adelante, un brazo gordo, pálido y enorme se asomaba al costado de un árbol, y del otro lado una pierna de iguales características, el tamaño era tan impresionante que sólo podían pertenecer a una criatura. Pero sólo veía uno, y su nariz no la engañaba: Aquella fetidez sólo podía provenir de un ejército entero de hombres leprosos y sucios, y de un par de trolls. Cómo odiaba a esas criaturas, qué profundo deseo sentía de eliminar a aquellos seres que se proclamaban "hijos de la luna", como si fuesen sus iguales, como si su minúscula porción de masa cerebral pudiera compararse a la de alguna otra criatura. Viró la cabeza como posesa una y otra vez buscando al restante al tiempo que se solapaba entre las raíces, pegando su enorme cuerpo a la rugosa corteza del árbol y maldiciendo mentalmente al humano, que quién diablos sabía dónde se había metido.
"Allá está." Sintió alivio al ver que, vente metros a la izquierda del otro, el segundo individuo estaba desarmado y sin duda distraído. Debían huir de ahí, tomar otro camino o volver sobre sus pasos y salir cuanto antes del condenado pantano. Se giró y recorrió el sendero por donde había venido a la inversa, y apenas giró la curva que la había separado de Colm, lo encontró. Su lomo estaba erizado cual puercoespín y sus ojos desorbitados gritaban "Vámonos", pero temiendo que no se entendiera, avanzó hacia el hombre y tironeó de su ropa con los dientes, instándolo a girarse y correr. Nunca había sentido tanta necesidad de pronunciar palabras, rogaba que su compañero la entendiera sin más. Los trolls eran sumamente imbéciles, pero no se debía subestimar su agudo olfato y mucho menos la fuerza bestial que poseían. Hasta ella se quebraría como una ramita si tenía el infortunio de terminar entre las manos de esos repugnantes seres.
Niziare
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Re: ¿Alguien vio un gato? [Privado-Colm]
Por una mala pisada resbaló y cayó, frenando el golpe casi inminente contra una raíz con las manos. Los músculos de los brazos estaban tensos, la sangre se agolpaba en sus cienes y la adrenalina fue liberada, su rostro llego hasta unos escasos milímetros de la zona de impacto. Una combinación de molesto y fastidiado, le había tornado ese suceso, los errores y más si eran propios le disgustaban.
Reincorporándose se da cuenta de la ausencia de Niziare. – ¿Me abandona? – Pensó, siguiendo el camino donde la había visto por última vez, llegando a una trampa mortal de lodo (la zona lodosa extensa). La identifico inmediatamente de esa forma, jamás tendría la maravillosa idea de intentar cruzarla, salvo porque no quede de otra. Atando cabos entre la desaparición, este charco de lodo inmenso, llego a la siguiente conclusión. – '' Joder, ¿Se habrá metido ahí dentro? '' – Observando en busca de alguna señal, con una distancia prudente de la orilla.
Un minuto pasó y repentinamente apareció la blanca bestia desde un costado del sendero, se sentía aliviado de verla viva pero, existía gran tensión en todo su ser y ahora era compartida. Sumamente intrigado de que cosa podría ponerla en tal estado articula – ¿Qué…? – Deteniéndose al ver la velocidad con la que se dirigía hacia él. Instintivamente cogió su arma y se mantuvo inmóvil, dudando de su actuar.
Casi juntos, logró percatarse en sus ojos del miedo sentido por su parte, evitándose un ataque de parte de Colm. Los dientes peligrosamente cerca, tironeaban de su ropa en la dirección contraria en la que estaba mirando. Entendiendo el mensaje, se da la vuelta y corre a toda prisa. Si algo podía causarle tanto temor, sería mejor salir por patas antes de toparse con lo fuese ese algo.
El troll ‘’ ocupado ‘’ volvía de ‘’ desocuparse ‘’ con el otro, quien era su hermano. Se tumbó en el suelo frente a él y casualmente ve una luz verde con amarillo entre los árboles. Curioso por saber pregunta con una voz embobada. – Hermano, ¿Qué es eso? – Señalando con su dedo de salchicha.
El troll ‘’ feo ‘’ descansaba hasta la vuelta de su hermanito. Descansaba con la intención de dormir, el hedor hecho por el otro, le tenía sin cuidado. El silencio es roto y es alertado, mira hacia su derecha a un costado del árbol y ve la misma luz pero ahora más lejos. Enojado se levante y dice serio. – Se burlan de nosotros. – Cogiendo su hacha con sus dos manos para mayor movilidad. – Vamos a jugar también. – Pensaba en alguien intentando retarlos a alcanzarles
Ambos inician la persecución con pasos torpes y estruendosos, destruyendo los obstáculos hallados en el camino. El hermano ‘’ ocupado ‘’ más veloz encabezaba la marcha.
Reincorporándose se da cuenta de la ausencia de Niziare. – ¿Me abandona? – Pensó, siguiendo el camino donde la había visto por última vez, llegando a una trampa mortal de lodo (la zona lodosa extensa). La identifico inmediatamente de esa forma, jamás tendría la maravillosa idea de intentar cruzarla, salvo porque no quede de otra. Atando cabos entre la desaparición, este charco de lodo inmenso, llego a la siguiente conclusión. – '' Joder, ¿Se habrá metido ahí dentro? '' – Observando en busca de alguna señal, con una distancia prudente de la orilla.
Un minuto pasó y repentinamente apareció la blanca bestia desde un costado del sendero, se sentía aliviado de verla viva pero, existía gran tensión en todo su ser y ahora era compartida. Sumamente intrigado de que cosa podría ponerla en tal estado articula – ¿Qué…? – Deteniéndose al ver la velocidad con la que se dirigía hacia él. Instintivamente cogió su arma y se mantuvo inmóvil, dudando de su actuar.
Casi juntos, logró percatarse en sus ojos del miedo sentido por su parte, evitándose un ataque de parte de Colm. Los dientes peligrosamente cerca, tironeaban de su ropa en la dirección contraria en la que estaba mirando. Entendiendo el mensaje, se da la vuelta y corre a toda prisa. Si algo podía causarle tanto temor, sería mejor salir por patas antes de toparse con lo fuese ese algo.
El troll ‘’ ocupado ‘’ volvía de ‘’ desocuparse ‘’ con el otro, quien era su hermano. Se tumbó en el suelo frente a él y casualmente ve una luz verde con amarillo entre los árboles. Curioso por saber pregunta con una voz embobada. – Hermano, ¿Qué es eso? – Señalando con su dedo de salchicha.
El troll ‘’ feo ‘’ descansaba hasta la vuelta de su hermanito. Descansaba con la intención de dormir, el hedor hecho por el otro, le tenía sin cuidado. El silencio es roto y es alertado, mira hacia su derecha a un costado del árbol y ve la misma luz pero ahora más lejos. Enojado se levante y dice serio. – Se burlan de nosotros. – Cogiendo su hacha con sus dos manos para mayor movilidad. – Vamos a jugar también. – Pensaba en alguien intentando retarlos a alcanzarles
Ambos inician la persecución con pasos torpes y estruendosos, destruyendo los obstáculos hallados en el camino. El hermano ‘’ ocupado ‘’ más veloz encabezaba la marcha.
Colm
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Re: ¿Alguien vio un gato? [Privado-Colm]
Años atrás la lobezna no habría tenido reparos en plantar las patas con firmeza y enfrentar al obstáculo que representaban los trolls, jactándose de su valentía y su poder. Sin embargo había aprendido que la sensatez y la prudencia a veces podían valer mucho más que la bizarría, podían librarla de complicaciones y enfrentamientos inútiles sin la necesidad de arriesgar la vida o terminar con varios huesos rotos. El tonto pelearía con todo mundo con tal de probar su valía, el sabio, en cambio, elegiría qué peleas eran dignas de encarar y optaría por retiradas sigilosas en los casos perdidos. Esta vez Niziare tomó la segunda opción, más aún tomando en cuenta que Colm la acompañaba y que no deseaba arriesgar la vida de éste en vano.
Sintió un gran alivio al ver que el humano entendía sus señales y decidía dar la media vuelta para correr, pero supo que aún así no estaban a salvo. Su agudo oído percibió el repentino alboroto creado por los pálidos gigantes detrás de ellos y maldijo su suerte. ¿Cómo rayos los habían notado desde tan lejos?... Poco tuvo que pensar para, lanzando una mirada al hombre que corría junto a ella, darse cuenta de qué cosa había llamado la atención de las bestias. Brillante y atrayente, la luz del Tuore incandescente acusaba su posición a kilómetros de distancia. En ese instante detestó su imposibilidad de gritar un improperio como "¡Suelta el jodido cactus, idiota!" y tuvo que resignarse a actuar: Aún corriendo y con las fauces bien abiertas, se lanzó hacia la mano del hombre y le quitó la planta con mucho cuidado de no arrancarle un dedo en el proceso. No tardó en tirarla hacia un lado tan lejos como pudo, donde terminó cayendo entre un matorral que tapó su luz.
Por un segundo pensó que el peligro había pasado, pero poco le duró la paz. Supo que sería imposible perder a los trolls con el tremendo ruido que estaban haciendo en su huida. El incesante traqueteo de la armadura de Colm, las plantas crujiendo bajo sus enormes patas, sus gruñidos de dolor cuando metía una pata en el lodo y debía tironear para seguir, todo constituía un barullo que se podía oír fácilmente en medio del silencioso pantano. Además, el lodo se había tragado las huellas del camino por donde habían venido y la muchacha tenía dificultades para recordar por dónde ir, tomando en cuenta que, pensando que jamás tendrían que volver sobre sus pasos, no se había molestado en memorizar el camino.
Sus ojos recorrían el pantano de lado a lado, su respiración se agitaba y a cada instante se cercioraba de que Colm siguiera corriendo a su lado. La impaciencia la embargó cuando supo que estaban perdidos y miró hacia atrás al tiempo que lanzaba un rugido iracundo. Era treparse a un árbol o internarse en la zona más oscura del pantano, y ninguna de las dos opciones le parecía acertada. Pensaba que humano jamás podría subir a esos enormes árboles pues las ramas estaban demasiado altas y no contaba con garras para adherirse al grueso tronco; y entrometerse en la parte más frondosa del bosque era un peligro inminente. .
Sintió un gran alivio al ver que el humano entendía sus señales y decidía dar la media vuelta para correr, pero supo que aún así no estaban a salvo. Su agudo oído percibió el repentino alboroto creado por los pálidos gigantes detrás de ellos y maldijo su suerte. ¿Cómo rayos los habían notado desde tan lejos?... Poco tuvo que pensar para, lanzando una mirada al hombre que corría junto a ella, darse cuenta de qué cosa había llamado la atención de las bestias. Brillante y atrayente, la luz del Tuore incandescente acusaba su posición a kilómetros de distancia. En ese instante detestó su imposibilidad de gritar un improperio como "¡Suelta el jodido cactus, idiota!" y tuvo que resignarse a actuar: Aún corriendo y con las fauces bien abiertas, se lanzó hacia la mano del hombre y le quitó la planta con mucho cuidado de no arrancarle un dedo en el proceso. No tardó en tirarla hacia un lado tan lejos como pudo, donde terminó cayendo entre un matorral que tapó su luz.
Por un segundo pensó que el peligro había pasado, pero poco le duró la paz. Supo que sería imposible perder a los trolls con el tremendo ruido que estaban haciendo en su huida. El incesante traqueteo de la armadura de Colm, las plantas crujiendo bajo sus enormes patas, sus gruñidos de dolor cuando metía una pata en el lodo y debía tironear para seguir, todo constituía un barullo que se podía oír fácilmente en medio del silencioso pantano. Además, el lodo se había tragado las huellas del camino por donde habían venido y la muchacha tenía dificultades para recordar por dónde ir, tomando en cuenta que, pensando que jamás tendrían que volver sobre sus pasos, no se había molestado en memorizar el camino.
Sus ojos recorrían el pantano de lado a lado, su respiración se agitaba y a cada instante se cercioraba de que Colm siguiera corriendo a su lado. La impaciencia la embargó cuando supo que estaban perdidos y miró hacia atrás al tiempo que lanzaba un rugido iracundo. Era treparse a un árbol o internarse en la zona más oscura del pantano, y ninguna de las dos opciones le parecía acertada. Pensaba que humano jamás podría subir a esos enormes árboles pues las ramas estaban demasiado altas y no contaba con garras para adherirse al grueso tronco; y entrometerse en la parte más frondosa del bosque era un peligro inminente. .
Niziare
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Re: ¿Alguien vio un gato? [Privado-Colm]
Corria sin mirar atrás, a zancadas largas combinadas con saltos a los obstáculos, con fluidez y soltura. El viento zarandeaba su cabello de un lado a otro. El lodo bajo sus pies salpicaba las botas del contrario. La carga extra entorpecía su destreza a la hora de virar, gracias a la inercia, y que de no tener cuidado acabaría en el suelo.
Niziare le seguía a la par, esforzándose. La herida aun le afectaba o tal vez se mantenía su lado porque así lo quería. Repentinamente sus fauces fueron a parar en el Tuore en su mano, lanzándolo seguido hacia algún lugar. Entendía la razón por la que lo hacía, de hecho los mantuvo por el mismo motivo, un susto a lo mejor haría medir mejor sus órdenes, después de todo ella le hizo cargar las plantas luminosas en medio de la oscuridad… Posiblemente quería verlo en un aprieto…
A lo lejos se escuchaba el sonido sordo de golpes al suelo, junto al resquebrajar de la madera, aves salían volando desde la dirección del origen, alterando el tranquilo ambiente antes existente. Solo tenía conocimiento de dos criaturas capaces de hacer tal escandalo; los dragones o los trolls. Quizá también pudiese ser un brujo practicando con el elemento tierra.
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El ocupado y el feo intentaban correr pero sus enormes cuerpos dificultaban la tarea; tropezando seguido con raíces, el mismo fango y sus pies, tambaleándose y evitando caer a duras penas. La luz a la que seguían cambio súbitamente de dirección, desapareciendo mágicamente en la nada. Desconcertados por el hecho, ignoraron a la otra luz más opaca, y además el más rápido, cae de bruces al suelo, resbalando unos metros, dejando la marca de su deslizamiento y recibiendo múltiples golpes en la cabeza… Roguemos que no le vuelvan más inteligente…
Deteniendo paulatinamente su carrera, dice al semidesnudo. – ¿Estas bien? – Agachándose luego a su lado y mirándolo con el objetivo de determinar su estado. Rio como solo un troll podría hacerlo, olvidando con ello la persecución en progreso.
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La paz del pantano así como así volvió. Colm continuaba esprintando hasta llegar a un rio de aguas oscuras y aparentemente nocivas, cortándole el paso. Aprovechando la ocasión para parar, recobrar el aliento y avenenarle, con la fuerza suficiente para la distancia del blanco, los Tuores envueltos en tela a la cabeza de Niziare, diciendo con un tono sarcástico y no molesto. – Paseemos en la penumbra… Portando luz… – A modo de sermón. Ahora debía ubicarse en el espacio, tenía un conocimiento reducido de la zona, así que haría memoria del camino recorrido.
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(Imagino que el Tuore es liviano y no le hara daño… Un poco tal vez…)
Niziare le seguía a la par, esforzándose. La herida aun le afectaba o tal vez se mantenía su lado porque así lo quería. Repentinamente sus fauces fueron a parar en el Tuore en su mano, lanzándolo seguido hacia algún lugar. Entendía la razón por la que lo hacía, de hecho los mantuvo por el mismo motivo, un susto a lo mejor haría medir mejor sus órdenes, después de todo ella le hizo cargar las plantas luminosas en medio de la oscuridad… Posiblemente quería verlo en un aprieto…
A lo lejos se escuchaba el sonido sordo de golpes al suelo, junto al resquebrajar de la madera, aves salían volando desde la dirección del origen, alterando el tranquilo ambiente antes existente. Solo tenía conocimiento de dos criaturas capaces de hacer tal escandalo; los dragones o los trolls. Quizá también pudiese ser un brujo practicando con el elemento tierra.
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El ocupado y el feo intentaban correr pero sus enormes cuerpos dificultaban la tarea; tropezando seguido con raíces, el mismo fango y sus pies, tambaleándose y evitando caer a duras penas. La luz a la que seguían cambio súbitamente de dirección, desapareciendo mágicamente en la nada. Desconcertados por el hecho, ignoraron a la otra luz más opaca, y además el más rápido, cae de bruces al suelo, resbalando unos metros, dejando la marca de su deslizamiento y recibiendo múltiples golpes en la cabeza… Roguemos que no le vuelvan más inteligente…
Deteniendo paulatinamente su carrera, dice al semidesnudo. – ¿Estas bien? – Agachándose luego a su lado y mirándolo con el objetivo de determinar su estado. Rio como solo un troll podría hacerlo, olvidando con ello la persecución en progreso.
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La paz del pantano así como así volvió. Colm continuaba esprintando hasta llegar a un rio de aguas oscuras y aparentemente nocivas, cortándole el paso. Aprovechando la ocasión para parar, recobrar el aliento y avenenarle, con la fuerza suficiente para la distancia del blanco, los Tuores envueltos en tela a la cabeza de Niziare, diciendo con un tono sarcástico y no molesto. – Paseemos en la penumbra… Portando luz… – A modo de sermón. Ahora debía ubicarse en el espacio, tenía un conocimiento reducido de la zona, así que haría memoria del camino recorrido.
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(Imagino que el Tuore es liviano y no le hara daño… Un poco tal vez…)
Colm
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Re: ¿Alguien vio un gato? [Privado-Colm]
Niziare siguió corriendo incluso un par de minutos más luego de que el alboroto detrás de ellos se hubo detenido, pues prefería estar completamente segura de que los inmundos trolls ya no les seguían el rastro. Sus largos pasos se detuvieron cuando encaró aquel río de aguas inquietantes, frenando las cuatro patas de golpe antes de precipitarse hacia el desagradable líquido. Su lengua se le escapaba por un lado de la boca y respiraba con esfuerzo, la adrenalina había pasado para dar lugar al cansancio y la agitación y su abdomen se extendía y contraía con cada bocanada de aire. Agradeció a los Dioses que las imbéciles criaturas se hubiesen quedado atrás y se jactó de inteligente por haberse desecho del Tuore a tiempo. Jamás se le habría cruzado por la cabeza exponerse ambos con el tonto motivo de ver cómo se desenvolvía su compañero en una situación límite; le resultaba vergonzoso admitir que, tantas distracciones había tenido (el dolor en la pierna, la imperiosa necesidad de salir del pantano, la desilusión de volver sin el gato) que no había reparado en que el cactus era una farola en medio de la oscuridad. No le gustaban los conflictos vanos y, de haberse dado cuenta, inmediatamente habría desistido de llevarlo.
La idea de beber del río se le cruzó por la cabeza, mas pronto la descartó al ver el color insalubre y opaco que nada bueno auguraba. Se preguntó si alguna clase de animal podría vivir allí y le pareció que nada podía subsistir en aquel entorno, pues las aguas estaban tan quietas y estancadas que no parecía haber movimiento alguno bajo ellas. Exhaló con tedio y se dio la media vuelta hacia Colm, a quien descubrió mirándola. Sus orejas se hicieron hacia atrás y, tan abruptamente que no pudo hacer nada, un objeto fue aventado hacia su cabeza. Le rebotó entre las orejas y cayó al suelo, rodando más allá. “¡Eso dolió!” pensó con disgusto al ver las plantas incandescentes que brillaban aún más allá de la tela que las cubría, pero con más disgusto escuchó al hombre. “Paseemos por la penumbra portando luz”, dijo. ¿¡Acaso le echaba la culpa!? ¡Y quién demonios era él para sermonearla! De inmediato entendió todo: ¡lo había hecho a propósito! El pelo de su lomo se erizó y mostró los dientes; deseaba decirle cuán estúpido lo consideraba, pero le era imposible pronunciar palabras, ¡y cuánto quería decírselo! Irritada, iracunda y recelosa, se dio la media vuelta y, sin emitir sonido alguno, desapareció tras unos frondosos arbustos.
Pocos minutos después la muchacha se abrió paso de vuelta entre las hojas de las plantas por donde se había ido, corriéndolas con las manos y deslizando su delgado cuerpecito entre las ramas hasta llegar al otro lado, donde el humano permanecía. Sentía el lodo metiéndosele entre los dedos de los pies y atrapándola hasta los tobillos, pero eso no le impedía caminar hacia el otro erguida, con el pecho desnudo bien hinchado de orgullo, los puños apretados hasta teñirle de blanco los nudillos y los hombros sumamente tensos. Su mirada se clavaba en la ajena chisporroteando enojo y se la sostuvo hasta detenerse frente suyo. Tenía que alzar mucho la cabeza para mirarlo desde abajo, pero aquello no la amedrentó.
-¡Déjame decirte que eres un maldito imbécil! ¿¡Qué te pasa!? ¿¡Piensas que era mi jodida intención delatarnos!? ¡Si te pedí que llevaras el condenado Tuore, idiota, era porque yo no podía hacerlo, ¿crees que tengo pulgares en las patas o qué?! ¿¡No te entra en esa cabeza llena de excremento que tienes!? ¡Carajo, Colm, carajo! ¡Y encima me echas la puta culpa! ¿¡Sabes qué!? Vete a la mierda. ¡Y yo que me preocupaba porque los retrasados aquellos no te atrapasen, mientras tú lo hacías a propósito! Estás loco, ¡loco! ¡Vete al maldito infierno!
Le ladró la retahíla de insultos tan cerca de la cara como pudo, arrojándolos como si fueran veneno y le quemasen la garganta. Para terminar de despotricar le empujó el pecho con ambas manos y, tras escupir al suelo justo junto a los pies ajenos, se alejó con la ira tensándole todo el cuerpo. No le importaba hacia dónde estaba yendo, en algún momento saldría de ese endemoniado lugar y podría ver el cielo para ubicarse de nuevo. El gato ya no le importaba, el humano mucho menos (se sentía sumamente ofendida como para pensar en él de forma benévola) y estaba tan furiosa que aseguraba para sus adentros que podría arrancarle la cabeza a la primer criatura que se interpusiera en su camino para molestarla. Había tomado el camilo hacia la izquierda, seguiría la orilla hasta llegar a alguna parte.
La idea de beber del río se le cruzó por la cabeza, mas pronto la descartó al ver el color insalubre y opaco que nada bueno auguraba. Se preguntó si alguna clase de animal podría vivir allí y le pareció que nada podía subsistir en aquel entorno, pues las aguas estaban tan quietas y estancadas que no parecía haber movimiento alguno bajo ellas. Exhaló con tedio y se dio la media vuelta hacia Colm, a quien descubrió mirándola. Sus orejas se hicieron hacia atrás y, tan abruptamente que no pudo hacer nada, un objeto fue aventado hacia su cabeza. Le rebotó entre las orejas y cayó al suelo, rodando más allá. “¡Eso dolió!” pensó con disgusto al ver las plantas incandescentes que brillaban aún más allá de la tela que las cubría, pero con más disgusto escuchó al hombre. “Paseemos por la penumbra portando luz”, dijo. ¿¡Acaso le echaba la culpa!? ¡Y quién demonios era él para sermonearla! De inmediato entendió todo: ¡lo había hecho a propósito! El pelo de su lomo se erizó y mostró los dientes; deseaba decirle cuán estúpido lo consideraba, pero le era imposible pronunciar palabras, ¡y cuánto quería decírselo! Irritada, iracunda y recelosa, se dio la media vuelta y, sin emitir sonido alguno, desapareció tras unos frondosos arbustos.
Pocos minutos después la muchacha se abrió paso de vuelta entre las hojas de las plantas por donde se había ido, corriéndolas con las manos y deslizando su delgado cuerpecito entre las ramas hasta llegar al otro lado, donde el humano permanecía. Sentía el lodo metiéndosele entre los dedos de los pies y atrapándola hasta los tobillos, pero eso no le impedía caminar hacia el otro erguida, con el pecho desnudo bien hinchado de orgullo, los puños apretados hasta teñirle de blanco los nudillos y los hombros sumamente tensos. Su mirada se clavaba en la ajena chisporroteando enojo y se la sostuvo hasta detenerse frente suyo. Tenía que alzar mucho la cabeza para mirarlo desde abajo, pero aquello no la amedrentó.
-¡Déjame decirte que eres un maldito imbécil! ¿¡Qué te pasa!? ¿¡Piensas que era mi jodida intención delatarnos!? ¡Si te pedí que llevaras el condenado Tuore, idiota, era porque yo no podía hacerlo, ¿crees que tengo pulgares en las patas o qué?! ¿¡No te entra en esa cabeza llena de excremento que tienes!? ¡Carajo, Colm, carajo! ¡Y encima me echas la puta culpa! ¿¡Sabes qué!? Vete a la mierda. ¡Y yo que me preocupaba porque los retrasados aquellos no te atrapasen, mientras tú lo hacías a propósito! Estás loco, ¡loco! ¡Vete al maldito infierno!
Le ladró la retahíla de insultos tan cerca de la cara como pudo, arrojándolos como si fueran veneno y le quemasen la garganta. Para terminar de despotricar le empujó el pecho con ambas manos y, tras escupir al suelo justo junto a los pies ajenos, se alejó con la ira tensándole todo el cuerpo. No le importaba hacia dónde estaba yendo, en algún momento saldría de ese endemoniado lugar y podría ver el cielo para ubicarse de nuevo. El gato ya no le importaba, el humano mucho menos (se sentía sumamente ofendida como para pensar en él de forma benévola) y estaba tan furiosa que aseguraba para sus adentros que podría arrancarle la cabeza a la primer criatura que se interpusiera en su camino para molestarla. Había tomado el camilo hacia la izquierda, seguiría la orilla hasta llegar a alguna parte.
Niziare
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Re: ¿Alguien vio un gato? [Privado-Colm]
La cara de Niziare al recibir el golpe era de muchos amigos, tantos que seguro mató a algunos para no saturarse. Fulminado por su mirada, se hacia el tonto y observaba los alrededores como si nada pasara, echando un vistazo de reojo disimuladamente. Hubo un momento en el que pensó. – '' Me mató. '' – Al verla furica y con los dientes a la vista, amenazantes. El cuerpo de ambos se tensó notablemente, aunque por razones distintas. En ese estado le vuela la cabeza y todo bien.
Repentinamente se viro atrás y marchó. – Espera. – Dijo Colm, extendiendo su brazo a ella antes de comprender lo que haría. En esos arbustos donde se ocultaba debía hacer algo más que solo transformarse como para hacerlo incluso con alguien que ya la vio. Se quedó calladito porque decirle lo pensado la pondría de peor humor. Aguardando su venida, camina al ‘’saco de tela’’ y prepara a las plantas para dejar su luminosidad en el olvido. Corta con la daga, vacía y lleva parte del contenido en un recipiente de cuero donde suele guardar cosas curativas, dejando la ‘’ cascara ‘’ y las ‘’ púas ‘’ aun envueltas.
Un sonido le alerto proveniente desde el lugar de la bestia, paró las distracciones y llevo su atención allí. La firmeza de su actitud y paso, hicieron al barbudo erguirse, notando además su pecho crecido, ¿Cómo hizo eso? Era una escena graciosa, tan pequeña y frágil pero encarando con total ausencia de temor al hombre. Ambas miradas puestas en los ojos del contrario comunicaban lo que querían decir antes de siquiera hacerlo. El alto hombre intentaba mantenerse calmado y relajado. Juntos los dos, debió agachar la mirada para contemplarla, casi se le escapó una sonrisa, ¡hasta enojada era mona!
Un estallido de insultos y gritos fueron soltados en su cara, entrecerraba los ojos como esperando un golpe de su parte, cosa que no sucedió por suerte, bueno, salvo por el leve empujón que le forzó a dar un paso atrás (se movió para darle el gusto). Mentalmente contrarrestaba cada una de las mencionas faltas de parte de Colm, manteniendo su boca bien cerrada, era mejor callarse en casos como estos, ya hablaran cuando este más ‘’ normal ‘’. Seguido escupió y se fue realmente enojada, ¡ahora ni cojeaba!, los contrates de personalidad y apariencia continuaban asombrándolo. Cogió la tela con las cosas y camino tras ella, siguiendo al rio aguas abajo.
Detallaba su cuerpo en el camino, luego al ambiente y llegó a la conclusión de que si seguía desnuda por ahí en este sitio, terminaría enferma o algo, y más descalza un corte daría espacio para una infección. Suspiró por lo ignorante que podía llegar a ser, cosa agradable a decir verdad. No tenía nada que ponerle y darle de nuevo su capa estaba descartado, de prestársela a lo mejor no queda ni un pedazo de tela. Ya había aprendido la lección, ‘’ Niziare, cosas regalar, no prestar ‘’.
Fastidiado por el estado de las cosas, pegó la carrera y la tomó por la cintura con un brazo. – Deberías comprar una armadura de tu raza. – Dijo en plan guay, refiriéndose a las vendidas en Lugargenta que se estiran con la transformación y no se rompen. A continuación, dio varios pasos para llevarla a su lomo de manera un tanto brusca, dejando al lado de la cabeza sus finas y atractivas caderas. Creía ir de vuelta a Sandorai.
Repentinamente se viro atrás y marchó. – Espera. – Dijo Colm, extendiendo su brazo a ella antes de comprender lo que haría. En esos arbustos donde se ocultaba debía hacer algo más que solo transformarse como para hacerlo incluso con alguien que ya la vio. Se quedó calladito porque decirle lo pensado la pondría de peor humor. Aguardando su venida, camina al ‘’saco de tela’’ y prepara a las plantas para dejar su luminosidad en el olvido. Corta con la daga, vacía y lleva parte del contenido en un recipiente de cuero donde suele guardar cosas curativas, dejando la ‘’ cascara ‘’ y las ‘’ púas ‘’ aun envueltas.
Un sonido le alerto proveniente desde el lugar de la bestia, paró las distracciones y llevo su atención allí. La firmeza de su actitud y paso, hicieron al barbudo erguirse, notando además su pecho crecido, ¿Cómo hizo eso? Era una escena graciosa, tan pequeña y frágil pero encarando con total ausencia de temor al hombre. Ambas miradas puestas en los ojos del contrario comunicaban lo que querían decir antes de siquiera hacerlo. El alto hombre intentaba mantenerse calmado y relajado. Juntos los dos, debió agachar la mirada para contemplarla, casi se le escapó una sonrisa, ¡hasta enojada era mona!
Un estallido de insultos y gritos fueron soltados en su cara, entrecerraba los ojos como esperando un golpe de su parte, cosa que no sucedió por suerte, bueno, salvo por el leve empujón que le forzó a dar un paso atrás (se movió para darle el gusto). Mentalmente contrarrestaba cada una de las mencionas faltas de parte de Colm, manteniendo su boca bien cerrada, era mejor callarse en casos como estos, ya hablaran cuando este más ‘’ normal ‘’. Seguido escupió y se fue realmente enojada, ¡ahora ni cojeaba!, los contrates de personalidad y apariencia continuaban asombrándolo. Cogió la tela con las cosas y camino tras ella, siguiendo al rio aguas abajo.
Detallaba su cuerpo en el camino, luego al ambiente y llegó a la conclusión de que si seguía desnuda por ahí en este sitio, terminaría enferma o algo, y más descalza un corte daría espacio para una infección. Suspiró por lo ignorante que podía llegar a ser, cosa agradable a decir verdad. No tenía nada que ponerle y darle de nuevo su capa estaba descartado, de prestársela a lo mejor no queda ni un pedazo de tela. Ya había aprendido la lección, ‘’ Niziare, cosas regalar, no prestar ‘’.
Fastidiado por el estado de las cosas, pegó la carrera y la tomó por la cintura con un brazo. – Deberías comprar una armadura de tu raza. – Dijo en plan guay, refiriéndose a las vendidas en Lugargenta que se estiran con la transformación y no se rompen. A continuación, dio varios pasos para llevarla a su lomo de manera un tanto brusca, dejando al lado de la cabeza sus finas y atractivas caderas. Creía ir de vuelta a Sandorai.
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Re: ¿Alguien vio un gato? [Privado-Colm]
Las aletas de su nariz se abrían y cerraban una y otra vez dando a entender que su respiración se mantenía tan agitada como en un primer momento. Su ceño se fruncía hasta el punto de que las cejas casi se tocaban y dos arrugas bastante recientes marcaban su frente otorgándole una expresión hostil, más aún cuando curvaba los labios hacia abajo en los momentos en que volvía a pensar cuán estúpido, irrespetuoso, odioso y caradura había sido el humano. ¡Pero es que ¿cómo demonios se atrevía a tomarla por tonta?! Jamás había sentido tanto enojo hacia alguien, cosa que se notaba en su forma de caminar, con los hombros bien tensos y toda erguida en un intento por andar con decencia aún entre el lodazal y con una pierna herida.
Por un momento pensó que el humano no la seguiría. No tardó en darse cuenta de lo solitario que podía ser aquel pantano, mas no se sintió intimidada ante la perspectiva de deambular sola por ahí. Lamentó, sin embargo, haberse separado de alguien que le había caído bastante bien; ella era un ser solitario y cuando, raras veces, encontraba a alguien interesante, le tomaba cariño con rapidez. Pero su melancolía duraba muy poco: le bastaba recordar lo sucedido minutos atrás para reafirmarse en el pensamiento de que aquel individuo era un completo imbécil y no valía la pena tenerlo de acompañante.
...Y cuánta razón tenía, pues solo un imbécil tomaba la estúpida decisión de levantar a una licántropo y llevársela al hombro como si de una niña se tratase, peor aún luego de decir una reverenda idiotez. El mundo se le dio vuelta en un segundo y luego de una sacudida se dio cuenta que estaba mucho más lejos del suelo que antes, veía todo desde más arriba y estaba siendo raptada por él. Una vena en su frente dio a entender que estaba a punto de matar a alguien.
-Deberías cortarte la lengua y metértela en... -Remedó. Sus caderas estaban junto a la cabeza ajena, su vientre se hundía en el hombro del hombre y la mitad superior de su cuerpo colgaba como si de un saco de papas se tratase, mientras sacudía las piernas para dar uno que otro rodillazo a la espalda impropia. No le quedaba más remedio que apoyar las manos sobre el abdomen de Colm para poder erguirse un poco y no quedar colgando cabeza abajo, y desde aquella posición se ladeaba apenas para verlo de reojo. Sus ojos ámbar decían claramente "te desmembraré si no me bajas"- ¿Qué mierda crees que haces? ¿No puedes simplemente perderte de mi vista? ¡Y bájame, carajo! ¡Que puedo caminar yo sola! -Volvió a patalear con fuerza, pero debía refrenar sus movimientos ya que, con cada contorsión, el hombro ajeno se hundía en su abdomen dolorosamente.
Con todas las idas, venidas, los altercados y los escollos, las horas pasaban rápidamente. Era imposible saber exactamente la posición del sol y en qué momento de la tarde se encontraban, empero el hecho de que el pantano lentamente iba tornándose más fresco y penumbroso era una clara señal de que afuera la gran estrella se ocultaría en tan solo un par de horas. Aún estando despotricando encima del humano, Niziare echaba vistazos paulatinamente en un vano intento por ubicar su posición, afinaba la mirada para intentar ver hacia dónde iba el río y olisqueaba profundamente en busca de olores ajenos a aquel lugar que le indicaran que estaban cerca del límite hacia la salida. Pero nada, absolutamente nada le sugería que estaban yendo por el camino correcto.
Por un momento pensó que el humano no la seguiría. No tardó en darse cuenta de lo solitario que podía ser aquel pantano, mas no se sintió intimidada ante la perspectiva de deambular sola por ahí. Lamentó, sin embargo, haberse separado de alguien que le había caído bastante bien; ella era un ser solitario y cuando, raras veces, encontraba a alguien interesante, le tomaba cariño con rapidez. Pero su melancolía duraba muy poco: le bastaba recordar lo sucedido minutos atrás para reafirmarse en el pensamiento de que aquel individuo era un completo imbécil y no valía la pena tenerlo de acompañante.
...Y cuánta razón tenía, pues solo un imbécil tomaba la estúpida decisión de levantar a una licántropo y llevársela al hombro como si de una niña se tratase, peor aún luego de decir una reverenda idiotez. El mundo se le dio vuelta en un segundo y luego de una sacudida se dio cuenta que estaba mucho más lejos del suelo que antes, veía todo desde más arriba y estaba siendo raptada por él. Una vena en su frente dio a entender que estaba a punto de matar a alguien.
-Deberías cortarte la lengua y metértela en... -Remedó. Sus caderas estaban junto a la cabeza ajena, su vientre se hundía en el hombro del hombre y la mitad superior de su cuerpo colgaba como si de un saco de papas se tratase, mientras sacudía las piernas para dar uno que otro rodillazo a la espalda impropia. No le quedaba más remedio que apoyar las manos sobre el abdomen de Colm para poder erguirse un poco y no quedar colgando cabeza abajo, y desde aquella posición se ladeaba apenas para verlo de reojo. Sus ojos ámbar decían claramente "te desmembraré si no me bajas"- ¿Qué mierda crees que haces? ¿No puedes simplemente perderte de mi vista? ¡Y bájame, carajo! ¡Que puedo caminar yo sola! -Volvió a patalear con fuerza, pero debía refrenar sus movimientos ya que, con cada contorsión, el hombro ajeno se hundía en su abdomen dolorosamente.
Con todas las idas, venidas, los altercados y los escollos, las horas pasaban rápidamente. Era imposible saber exactamente la posición del sol y en qué momento de la tarde se encontraban, empero el hecho de que el pantano lentamente iba tornándose más fresco y penumbroso era una clara señal de que afuera la gran estrella se ocultaría en tan solo un par de horas. Aún estando despotricando encima del humano, Niziare echaba vistazos paulatinamente en un vano intento por ubicar su posición, afinaba la mirada para intentar ver hacia dónde iba el río y olisqueaba profundamente en busca de olores ajenos a aquel lugar que le indicaran que estaban cerca del límite hacia la salida. Pero nada, absolutamente nada le sugería que estaban yendo por el camino correcto.
Niziare
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Re: ¿Alguien vio un gato? [Privado-Colm]
Sentía la piel con piel, blandita y suave, el movimiento del abdomen con cada inhalación y exhalación, el cabello de la joven acariciando y cosquilleando las zonas descubiertas de la vestimenta. El paso pesado, pero gracias a la delgadez de su ‘’ botín ‘’, permitía trotar al barbudo pero enseguida de tomarla… – Deberías cortarte la lengua y metértela en... – Suelta Niziare. – ¿Cortarme la lengua y metérmela dónde? – Meditaba la sugerencia dada luego de llevarla a su hombro, desconocía a que había venido eso. Repentinamente (bueno, ni tan repentino), Pataleaba como una cría berrinchuda, obligando el bueno de Colm a cogerla férreamente para evitar dejarla caer, y él con ella. Resistía su embate, estoico y continuando la marcha, hasta que finalmente se detuvo o eso creyó. La jovencita se ayudaba con las manos para erguir lo más posible, dedicando una mirada ‘’ enternecedora ‘’ a su ‘’ transporte gratuito ‘’. El hombre, fingía no percatarse de nada. – ¿Qué mierda crees que haces? ¿No puedes simplemente perderte de mí vista? ¡Y bájame, carajo! ¡Que puedo caminar yo sola! – vocifero junto a otra tormenta de patadas y sacudidas bruscas, aquietadas al rato. Obviamente, la idea de hablar con esa furia hecha mujer en ese instante, era poco convincente, así que mejor lo dejaría para después.
Y mientras, veía el entorno fugazmente, aunque en realidad estaba divagando en su mente sobre cosas sin importancia, como; el lobo planta añorado, la capa maltrecha, la herida de la tierna mujer a su lado, el fango en sus botas y en diversos temas sobre el mundo y situación de este, de ese modo olvidaba también el cansancio supuesto por correr con alguien a cuestas.
El tiempo progresaba indetenible, surtiendo efecto el ejercicio en el cuerpo y alma de Colm. La sudoración se hacía presente al igual que la alteración en su respiración, su temperatura aumentaba, los músculos contraídos comenzaban a doler, especialmente su brazo derecho y la espalda. Forzado detuvo el trote y caminaba ahora. Poso la palma de su mano izquierda en la espelucada cabellera de la tranquila chica, diciendo entrecortado. – Buen ejercicio. – Sonrió sutilmente, y sin dar paso para más, prosiguió con una pequeña sacudida, acomodándola. – Adivinemos a donde vamos. Yo creo que al oeste, ¿Qué piensas tú? – Esperaba sacarle alguna palabra después del silencioso trayecto.
El roce de sus senos, las caderas al lado de su cara… Eran, ¿Perturbadoras? ¿Incomodas?, eso no lo había pensado cuando hizo aquello.
Y mientras, veía el entorno fugazmente, aunque en realidad estaba divagando en su mente sobre cosas sin importancia, como; el lobo planta añorado, la capa maltrecha, la herida de la tierna mujer a su lado, el fango en sus botas y en diversos temas sobre el mundo y situación de este, de ese modo olvidaba también el cansancio supuesto por correr con alguien a cuestas.
El tiempo progresaba indetenible, surtiendo efecto el ejercicio en el cuerpo y alma de Colm. La sudoración se hacía presente al igual que la alteración en su respiración, su temperatura aumentaba, los músculos contraídos comenzaban a doler, especialmente su brazo derecho y la espalda. Forzado detuvo el trote y caminaba ahora. Poso la palma de su mano izquierda en la espelucada cabellera de la tranquila chica, diciendo entrecortado. – Buen ejercicio. – Sonrió sutilmente, y sin dar paso para más, prosiguió con una pequeña sacudida, acomodándola. – Adivinemos a donde vamos. Yo creo que al oeste, ¿Qué piensas tú? – Esperaba sacarle alguna palabra después del silencioso trayecto.
El roce de sus senos, las caderas al lado de su cara… Eran, ¿Perturbadoras? ¿Incomodas?, eso no lo había pensado cuando hizo aquello.
Colm
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Re: ¿Alguien vio un gato? [Privado-Colm]
No respondió a la primer pregunta del humano, decidiendo que ésta había sido completamente retórica; más valía que lo fuese. Había llegado a la conclusión de que ya ningún sentido tendría luchar y, habiéndose resignado, optó por ahorrar energías manteniéndose en silencio. Nunca se había sentido tan ultrajada: era la primera vez en su vida en que alguien la tomaba tan a la ligera, atribuyéndose el derecho a cargarla como si de una niña se tratase o hablarle con tanta indulgencia. Su orgullo estaba tan herido que por un segundo la idea de atacar la yugular ajena resultó tentadora, pero pronto la descartó. De nada serviría acabar con la vida de Colm para quedarse sola y aún más perdida en medio de aquel interminable y confuso laberinto de fango, árboles y oscuridad. Llegó a la decisión, entonces, de no decir ni una palabra más. El único esfuerzo que hacía era el de mantenerse apoyada con las manos al torso impropio, intentando así que el hombro no se le incrustase tan profundamente en el vientre.
El viaje era sencillamente deplorable. Parecía que la humedad y la pesadez aumentaban con cada minuto que pasaba y habían grandes zonas fangosas que los obligaban a hacer rodeos que les quitaban un tiempo indispensable. Su abdomen punzaba dolorosamente, ya no sentía las piernas (que colgaban inanimadas sobre la espalda ajena) y las sienes le palpitaban, pues toda la sangre se le iba a la cabeza. El sudor la volvía resbaladiza, no podía sostenerse bien en el mismo sitio pues se deslizaba de un lado a otro. Y, para colmo de males, los mosquitos se aprovechaban de su desnudez y le picaban todo el cuerpo: las plantas de los pies, la espalda, los brazos, los muslos y las nalgas.
Estaba comenzando a sentir ganas de llorar cuando percibió que aminoraban la marcha y el hombre le posaba una mano sobre la cabeza. La sacudida con la cual la acomodó le arrancó un gemido de dolor y apenas se irguió (los últimos diez minutos ya se había resignado a pasarlos colgando como un saco de papas) para dedicarle una mirada sumamente desalentadora: Tenía el rostro rojo, las mejillas arreboladas y los ojos brillando de dolor y de furia. -Pienso que no tienes ni puta idea de dónde estás parado. -Las palabras eran tan agresivas como calmado su tono; había perdido completamente las ganas de discutir. La voz le había salido quebrada y débil, apenas podía respirar después de todo ese tiempo con el abdomen siendo presionado- Al Oeste y al Este sólo hay pantano y bosque. Creo que estábamos yendo hacia el norte cuando se te ocurrió la bromita de los Tuore... -recriminó con los ojos entrecerrados- ...y la última media hora has estado caminando hacia el sur, de vuelta hacia Sandorai. Lo he descubierto hace unos minutos cuando vi que todas las piedras tienen el musgo orientado hacia el mismo lado... Y hasta el más imbécil sabe que el musgo sale apuntando al Norte.
El esfuerzo le arrancó un suspiro pesaroso y volvió a dejarse caer, permitiendo que el cabello le cubriera el rostro y sintiendo cómo las sienes volvían a amenazar con reventar. Hubiese deseado darse cuenta del detalle del musgo mucho tiempo atrás, cuando todavía estaban a tiempo de retomar el camino hacia el norte, pero se había percatado en un atisbo de lucidez cuando ya no valía la pena retroceder. -Volvamos a Sandorai, qué más da. A la mierda todo. Y te ruego que me bajes... -Agregó en un hilito de voz; la frustración, el sentimiento de derrota y una profunda decepción estaban llevándola al borde del llanto- ...me estás haciendo mucho daño en la barriga.
El viaje era sencillamente deplorable. Parecía que la humedad y la pesadez aumentaban con cada minuto que pasaba y habían grandes zonas fangosas que los obligaban a hacer rodeos que les quitaban un tiempo indispensable. Su abdomen punzaba dolorosamente, ya no sentía las piernas (que colgaban inanimadas sobre la espalda ajena) y las sienes le palpitaban, pues toda la sangre se le iba a la cabeza. El sudor la volvía resbaladiza, no podía sostenerse bien en el mismo sitio pues se deslizaba de un lado a otro. Y, para colmo de males, los mosquitos se aprovechaban de su desnudez y le picaban todo el cuerpo: las plantas de los pies, la espalda, los brazos, los muslos y las nalgas.
Estaba comenzando a sentir ganas de llorar cuando percibió que aminoraban la marcha y el hombre le posaba una mano sobre la cabeza. La sacudida con la cual la acomodó le arrancó un gemido de dolor y apenas se irguió (los últimos diez minutos ya se había resignado a pasarlos colgando como un saco de papas) para dedicarle una mirada sumamente desalentadora: Tenía el rostro rojo, las mejillas arreboladas y los ojos brillando de dolor y de furia. -Pienso que no tienes ni puta idea de dónde estás parado. -Las palabras eran tan agresivas como calmado su tono; había perdido completamente las ganas de discutir. La voz le había salido quebrada y débil, apenas podía respirar después de todo ese tiempo con el abdomen siendo presionado- Al Oeste y al Este sólo hay pantano y bosque. Creo que estábamos yendo hacia el norte cuando se te ocurrió la bromita de los Tuore... -recriminó con los ojos entrecerrados- ...y la última media hora has estado caminando hacia el sur, de vuelta hacia Sandorai. Lo he descubierto hace unos minutos cuando vi que todas las piedras tienen el musgo orientado hacia el mismo lado... Y hasta el más imbécil sabe que el musgo sale apuntando al Norte.
El esfuerzo le arrancó un suspiro pesaroso y volvió a dejarse caer, permitiendo que el cabello le cubriera el rostro y sintiendo cómo las sienes volvían a amenazar con reventar. Hubiese deseado darse cuenta del detalle del musgo mucho tiempo atrás, cuando todavía estaban a tiempo de retomar el camino hacia el norte, pero se había percatado en un atisbo de lucidez cuando ya no valía la pena retroceder. -Volvamos a Sandorai, qué más da. A la mierda todo. Y te ruego que me bajes... -Agregó en un hilito de voz; la frustración, el sentimiento de derrota y una profunda decepción estaban llevándola al borde del llanto- ...me estás haciendo mucho daño en la barriga.
Niziare
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Re: ¿Alguien vio un gato? [Privado-Colm]
Las primeras palabras de sus delgados y lindos labios le sacaron de onda, para decir vulgaridades estaba mandada a hacer, quien la viera, pero aún mantenía su encanto, de hecho, le sentaba bien. Le hecho un ojo con la intención de contestar, notó varios pequeños puntos rojos por sus brazos, rostro y hombros, guardando silencio para observar un poco más su cuerpo, piquetes de mosquito, era obvio por la manera en la que revoloteaban a su alrededor principalmente, una mísera cantidad se posaba en el cuerpo de Colm, nada destacable a comparación… Ya hablaba de los Tuore cuando dio con su espalda, adornada por más piquetes. Se veía cansada, débil, y aparte de un pelo malhumorada, apagada.
En una pausa de la decaída Niziare, dice bastante serio e intrigado, jamás había oído sobre aquello, casi a la par de su comentario de ‘’ A la mierda todo’’. – Desconocía eso sobre el musgo. – Omitiendo mencionar el incidente de las plantas luminosas… Mejor dejar quieta a la fiera, aprovechando su ‘’ serenidad ‘’ actual. Meditaba sobre la cena de los animalitos aéreos, mientras permitía expresar a su compañera. Con el cabello cubriendo su rostro, suelta en su hombro, le descubrió un ojo usando la mano izquierda, colorada estaba, y en eso dice. – …me estás haciendo mucho daño en la barriga. – ¿cuán tonto podía ser?, en esa posición toda la sangre iba directo a su cabeza y el peso completo caia en su viente, pobrecita, y aguantó tanto tiempo. – Lo siento. – Dijo con un sentimiento de culpa grande. La tomó del brazo y por su cintura, inclinó su hombro hacia abajo, con un rápido movimiento la mano en la cintura termina en sus glúteos, la lanza levemente al aire y su mano pasa a quedar detrás de sus muslos; la del brazo culmina en zona alta de la espalda, donde están los dorsales. Una perfecta cargada tipo princesa. – Te ves débil, estas débil, los mosquitos te comen, la herida en tu pierna aun parece… Algo. Aprovecha, te ahorro la caminata cargándote. – Lo soltó deprisa, así evitaría ser interrumpido por una objeción.
La esquiva solución para el problema de su desnudes y los insectos, le condujo a la menos prudente, sin contar el pedirle volver a su forma bestial. Su ser indicaba ‘’ calla, ¿Cómo le dirás eso? Capaz y se va en definitiva ‘’, pero igual quería, contarle. – Abrázate a mí, y cubro tu espalda con esto. – Hace un ademan con la cabeza, señalando el sacó de tela. Mientras aguardaba su respuesta, pensaba sobre a qué alturas estaría el día.
En una pausa de la decaída Niziare, dice bastante serio e intrigado, jamás había oído sobre aquello, casi a la par de su comentario de ‘’ A la mierda todo’’. – Desconocía eso sobre el musgo. – Omitiendo mencionar el incidente de las plantas luminosas… Mejor dejar quieta a la fiera, aprovechando su ‘’ serenidad ‘’ actual. Meditaba sobre la cena de los animalitos aéreos, mientras permitía expresar a su compañera. Con el cabello cubriendo su rostro, suelta en su hombro, le descubrió un ojo usando la mano izquierda, colorada estaba, y en eso dice. – …me estás haciendo mucho daño en la barriga. – ¿cuán tonto podía ser?, en esa posición toda la sangre iba directo a su cabeza y el peso completo caia en su viente, pobrecita, y aguantó tanto tiempo. – Lo siento. – Dijo con un sentimiento de culpa grande. La tomó del brazo y por su cintura, inclinó su hombro hacia abajo, con un rápido movimiento la mano en la cintura termina en sus glúteos, la lanza levemente al aire y su mano pasa a quedar detrás de sus muslos; la del brazo culmina en zona alta de la espalda, donde están los dorsales. Una perfecta cargada tipo princesa. – Te ves débil, estas débil, los mosquitos te comen, la herida en tu pierna aun parece… Algo. Aprovecha, te ahorro la caminata cargándote. – Lo soltó deprisa, así evitaría ser interrumpido por una objeción.
La esquiva solución para el problema de su desnudes y los insectos, le condujo a la menos prudente, sin contar el pedirle volver a su forma bestial. Su ser indicaba ‘’ calla, ¿Cómo le dirás eso? Capaz y se va en definitiva ‘’, pero igual quería, contarle. – Abrázate a mí, y cubro tu espalda con esto. – Hace un ademan con la cabeza, señalando el sacó de tela. Mientras aguardaba su respuesta, pensaba sobre a qué alturas estaría el día.
Colm
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Re: ¿Alguien vio un gato? [Privado-Colm]
Un quejido lastimero manó de sus labios cuando, de súbito, la posición fue bruscamente cambiada. Tras tanto tiempo en la misma dolorosa postura sus músculos estaban rígidos, las articulaciones le dolían como los mil demonios y todo de la cintura para abajo le hormigueaba por la falta de circulación. Cuando pasó de estar colgando como un saco de papas a ser sostenida como toda una lady, el cuerpo entero se le resintió. Sintió mareos y unas fuertes ganas de vomitar cuando la sangre en su cabeza comenzó a bajar y, aunque las palpitaciones en sus sienes disminuyeron, podía jurar que en cualquier momento su cráneo explotaría. Filosas puntadas aquejaron su abdomen y la obligaron a apretarse el vientre con las manos; éste estaba enrojecido y se curvaba hacia adentro. Todo en su cuerpo parecía quejarse, especialmente la columna vertebral y, como resultado, la garganta se le anudaba impidiéndole decir nada.
A pesar de todo, su orgullo era lo que más le dolía. Hubiese querido saltar, caer de cara al lodo, levantarse y ponerse a andar por su cuenta por más esfuerzo que aquello conllevase, antes que sentir la vergüenza que la aquejaba en ese mismísimo instante: ¿qué dirían los otros licántropos si la vieran así, en brazos de un torpe humano, como una princesa vulnerable e inofensiva? No obstante, ni toda la ira y la pena acumulada le sirvieron: tuvo que quedarse quieta y callada durante largos minutos hasta que, por fin, concluyó que ya era capaz de hablar nuevamente sin que le fallase la voz.
-Estoy bien así. -Respondió, tajante. No perdería lo poco que le quedaba de dignidad; ya suficiente había hecho por ella el humano, y también estaba demasiado enojada con él como para desear tener más contacto físico que se veía obligada a aguantar. Por más que Colm le había caído muy bien, su orgullo herido le impedía tener sentimientos agradables hacia él. Aquel había sido el viaje más accidentado y deplorable de toda su vida.
-Sigue derecho hacia el sur y en algún momento saldremos de este maldito lugar. Luego de llegar a Sandorai pienso seguir al Tymer hasta llegar al noreste. Me vuelvo a casa. -Sentenció sin dar lugar a discusión. El único oasis entre toda aquella frustración era imaginarse a sí misma tumbada en su cueva, masticando alguna presa y gozando del bienestar, del silencio, de la soledad a los cuales estaba tan acostumbrada- ¿Y tú qué se supone que harás? -Por primera vez en un buen rato se dignó a mirarlo a los ojos, confrontándolo fijamente. Los párpados ligeramente caídos, el ceño apenas fruncido y una mueca de sus labios apretados daba a entender que estaba cansada y que, en realidad, casi preguntaba sólo por cortesía.
A pesar de todo, su orgullo era lo que más le dolía. Hubiese querido saltar, caer de cara al lodo, levantarse y ponerse a andar por su cuenta por más esfuerzo que aquello conllevase, antes que sentir la vergüenza que la aquejaba en ese mismísimo instante: ¿qué dirían los otros licántropos si la vieran así, en brazos de un torpe humano, como una princesa vulnerable e inofensiva? No obstante, ni toda la ira y la pena acumulada le sirvieron: tuvo que quedarse quieta y callada durante largos minutos hasta que, por fin, concluyó que ya era capaz de hablar nuevamente sin que le fallase la voz.
-Estoy bien así. -Respondió, tajante. No perdería lo poco que le quedaba de dignidad; ya suficiente había hecho por ella el humano, y también estaba demasiado enojada con él como para desear tener más contacto físico que se veía obligada a aguantar. Por más que Colm le había caído muy bien, su orgullo herido le impedía tener sentimientos agradables hacia él. Aquel había sido el viaje más accidentado y deplorable de toda su vida.
-Sigue derecho hacia el sur y en algún momento saldremos de este maldito lugar. Luego de llegar a Sandorai pienso seguir al Tymer hasta llegar al noreste. Me vuelvo a casa. -Sentenció sin dar lugar a discusión. El único oasis entre toda aquella frustración era imaginarse a sí misma tumbada en su cueva, masticando alguna presa y gozando del bienestar, del silencio, de la soledad a los cuales estaba tan acostumbrada- ¿Y tú qué se supone que harás? -Por primera vez en un buen rato se dignó a mirarlo a los ojos, confrontándolo fijamente. Los párpados ligeramente caídos, el ceño apenas fruncido y una mueca de sus labios apretados daba a entender que estaba cansada y que, en realidad, casi preguntaba sólo por cortesía.
Niziare
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Re: ¿Alguien vio un gato? [Privado-Colm]
El Quejido lo tomó a uno semejante al estirarse en la mañana al despertar… Algo relativamente bueno. Ella en sus brazos, la espalda inclinada ligeramente hacia adelante, cuidando el apretón de las manos, con la mirada inquieta y zancadas cortas, y apresuradas; Así estaba, además de la tensión y rigidez en su cuerpo por el esfuerzo, pese a la delgada y plumita Niziare. Había hablado con la chica, más de lo acostumbrado, y con soltura, una rareza únicamente obtenida por los Elfos, ya que ni sus padres consiguieron tal cosa, aunque solo fuesen unas 20 oraciones en todo un día. Era tiempo de calmarse.
Hay que ver lo orgullosa que es la muchacha eh, con ese ‘’ Estoy bien así ‘’, ocultaba un ‘’ Déjame en paz ‘’, expresado en su voz y rostro. Posó su atención en sus ojos unos instantes con desgano, porfiada pero, no continuaría insistiendo, luego cuando esté enferma, será culpa de sí misma… O tal vez le coloque la tela sobre el estómago, pero… ¿Cómo cogería el saco de su espalda?
En esta ocasión, hablaba la joven de manera retórica, sin dar oportunidad de decir algo a Colm, y se limitó a pensar. – ‘’ ¿El Tymer? ¿Al noreste? ¿No es mejor girar? ‘’ – Tampoco tenía importancia, ya que de hecho… El Gato de Asire, habita en zonas boscosas de pequeña densidad… y… Erró al callarlo, en el Pantano no hallarían a uno... Por eso, ssshh, calladitos todos.
Bramando y con la voz entre cortada por la agitada respiración dice. – Deberías conseguirte la ropa que te dije antes de volver. – Ahorrando explicar el porqué de su renovada mención. Ps, expuesta a la intemperie, desnuda completamente, y peor aún, expuesta a cualquier hombre de mala intención; parecía lógico, ¿no? Y eso le intranquilizaba, tan bonita criatura, quería evitarle un destino que estropease ese semblante puro y acogedor a pesar de la brusquedad, que forma parte de esa conducta encantadora, sin duda un animalito hermoso. Uy, ¿Qué es eso? ¿Qué es eso?, ¿Volvió a sonreír?
Ignorando la media sonrisa leve plasmada en su cara, contesta a la pregunta difuminándola. – Lo mismo que hacia cuando te vi. – Volvería exactamente al mismo árbol, a pensar y pasar el rato, quizás practicar con los venenos, recolectar materiales y crear trampas para vender aditivos o… puff, ¿quién sabe?, lo más interesante que surja será. Suspiró, y se tornó pensativo; si tan solo pudiese tener una casa en Sandorai donde poner y guardar los instrumentos y materias para practicar cómodamente cuando se le antoje mientras esté por ahí cerca, podría juntar más cosas y centrarse, obviamente continuara viajando seguido pero, seria entretenido.
Hay que ver lo orgullosa que es la muchacha eh, con ese ‘’ Estoy bien así ‘’, ocultaba un ‘’ Déjame en paz ‘’, expresado en su voz y rostro. Posó su atención en sus ojos unos instantes con desgano, porfiada pero, no continuaría insistiendo, luego cuando esté enferma, será culpa de sí misma… O tal vez le coloque la tela sobre el estómago, pero… ¿Cómo cogería el saco de su espalda?
En esta ocasión, hablaba la joven de manera retórica, sin dar oportunidad de decir algo a Colm, y se limitó a pensar. – ‘’ ¿El Tymer? ¿Al noreste? ¿No es mejor girar? ‘’ – Tampoco tenía importancia, ya que de hecho… El Gato de Asire, habita en zonas boscosas de pequeña densidad… y… Erró al callarlo, en el Pantano no hallarían a uno... Por eso, ssshh, calladitos todos.
Bramando y con la voz entre cortada por la agitada respiración dice. – Deberías conseguirte la ropa que te dije antes de volver. – Ahorrando explicar el porqué de su renovada mención. Ps, expuesta a la intemperie, desnuda completamente, y peor aún, expuesta a cualquier hombre de mala intención; parecía lógico, ¿no? Y eso le intranquilizaba, tan bonita criatura, quería evitarle un destino que estropease ese semblante puro y acogedor a pesar de la brusquedad, que forma parte de esa conducta encantadora, sin duda un animalito hermoso. Uy, ¿Qué es eso? ¿Qué es eso?, ¿Volvió a sonreír?
Ignorando la media sonrisa leve plasmada en su cara, contesta a la pregunta difuminándola. – Lo mismo que hacia cuando te vi. – Volvería exactamente al mismo árbol, a pensar y pasar el rato, quizás practicar con los venenos, recolectar materiales y crear trampas para vender aditivos o… puff, ¿quién sabe?, lo más interesante que surja será. Suspiró, y se tornó pensativo; si tan solo pudiese tener una casa en Sandorai donde poner y guardar los instrumentos y materias para practicar cómodamente cuando se le antoje mientras esté por ahí cerca, podría juntar más cosas y centrarse, obviamente continuara viajando seguido pero, seria entretenido.
Colm
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Re: ¿Alguien vio un gato? [Privado-Colm]
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Johannes
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