[Evento] Explorando Terpoli
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[Evento] Explorando Terpoli
EVENTO: ESPIONAJE
Terpoli, un pequeño pueblo, insignificante hasta para los mapas, de pronto concentra la atención de todo Aerandir. Un grupo de nigromantes lo ha tomado por la fuerza y ahora amenaza con llevar a cabo horribles rituales con los habitantes. Sus calles están repletas de muertos vivientes, volviendo realidad las peores pesadillas.
Una expedición ha salido desde Lunargenta, al mando de Lord Treki el Rubio. Un elfo a cargo de la guardia de la ciudad. En sus filas se cuentan muchos aventureros apenas reclutados hace unos días atrás para esta misión, sedientos de gloria. Uno de ellos eres tú.
Habéis realizado una marcha desde la ciudad, establecido un asedio y descansado una jornada, pero ya no podéis esperar más, los habitantes están en peligro y sólo vosotros estáis en condiciones de salvarles.
¿Cumplirás con tu parte en esta misión?
La batalla se acerca, pero el Comandante Treki no sabe exactamente la disposición de las fuerzas enemigas y teme poner en riesgo a la población si ataca descuidadamente.
Es por ello que se requiere de espías que se infiltren durante la noche en la ciudad, haciendo uso de sus habilidades para pasar desapercibidos, para asi poder encontrar e informar de manera efectiva la ubicación de los invasores y las principales fuerzas a derrotar.
Aquello que se dediquen a esta tarea bien saben que ponen en peligro sus vidas y más al adentrarse en el centro mismo de la perdición sin el apoyo de nadie más que ellos mismos.
Una expedición ha salido desde Lunargenta, al mando de Lord Treki el Rubio. Un elfo a cargo de la guardia de la ciudad. En sus filas se cuentan muchos aventureros apenas reclutados hace unos días atrás para esta misión, sedientos de gloria. Uno de ellos eres tú.
Habéis realizado una marcha desde la ciudad, establecido un asedio y descansado una jornada, pero ya no podéis esperar más, los habitantes están en peligro y sólo vosotros estáis en condiciones de salvarles.
¿Cumplirás con tu parte en esta misión?
La batalla se acerca, pero el Comandante Treki no sabe exactamente la disposición de las fuerzas enemigas y teme poner en riesgo a la población si ataca descuidadamente.
Es por ello que se requiere de espías que se infiltren durante la noche en la ciudad, haciendo uso de sus habilidades para pasar desapercibidos, para asi poder encontrar e informar de manera efectiva la ubicación de los invasores y las principales fuerzas a derrotar.
Aquello que se dediquen a esta tarea bien saben que ponen en peligro sus vidas y más al adentrarse en el centro mismo de la perdición sin el apoyo de nadie más que ellos mismos.
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Instrucciones:
- Puede participar cualquier PJ de cualquier nivel, siempre y cuando no esté participando de una quest, mastereado o evento.
- Los participantes deben tener una especialización o habilidades tales que estén enfocados claramente al sigilo y espionaje.
- Su misión consiste en entregar la información de vuelta a Treki, por lo que deben evitar en lo posible el combate directo.
- Los hechos ocurrirán durante la noche anterior al asalto.
- Se aceptan entre 1 y 2 personajes (se esperará hasta una semana luego de que se inscriba uno para el posible ingreso de otro, luego de eso, si no hay nadie más, se comenzará con uno solo).
- Las instrucciones generales de esta mega evento, así como la trama, se encuentran en [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo].
- Para unirte, debes primero postear tu reclutamiento en [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo].
Othel
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Re: [Evento] Explorando Terpoli
Era de noche y el pueblo amurallado de Térpoli se encontraba sitiado por los humanos y repleto de nigromantes y su monstruoso ejército de no muertos. El comandante Treki nos había contratado a mí y a un compañero, que todavía no conocía, a reunirnos en un punto en el bosque cercano a la ciudad y distribuirnos para recuperar información sobre posibles.
Había llevado las ballestas bien cargadas con los somníferos más letales que el buen herborista de Lunargenta me preparó. Tenía exactamente 4 tiros. Dos en cada ballesta. Pero llevaba una faltriquera por si hacían falta más. No obstante creo que sería mejor no darles uso e infiltrarse sigilosamente. Yo siempre me colé en muchos sitios, y por un momento pensé que tal vez no sería una buena idea haberse alistado en aquella empresa. Pero ya no podía desertar o sería perseguido. Así que no tuve otra que lanzarme a la aventura.
Me dediqué a esperar en un árbol por mi compañero, el supuesto contacto con el que iba a enfrentarme en esta misión. Desde allí planificaríamos la infiltración y descubriríamos la ubicación de los enemigos principales así como los principales enemigos a los que tendrían que enfrentarse durante el asedio. Así que empecé a beber alcohol esperando que llegara, no sabía si sería buena idea para olvidarme de lo que iba a suceder o era mejor estar sobrio.
Observé desde la lejanía el muro de Térpoli. Que tenía fuego y varias hogueras en el interior. A saber qué guardaban esos muros. Y encima yo iba a ser el primero que tuviese contacto con los no muertos. Los que lucharan por el día al menos ya sabían a qué se iban a enfrentar, eso si es que volvíamos, que a saber.
-Quién cojones me mandará a mí meterme en estos líos – dije en voz alta mientras me escondía detrás de un árbol y echaba un trago al ron.
Había llevado las ballestas bien cargadas con los somníferos más letales que el buen herborista de Lunargenta me preparó. Tenía exactamente 4 tiros. Dos en cada ballesta. Pero llevaba una faltriquera por si hacían falta más. No obstante creo que sería mejor no darles uso e infiltrarse sigilosamente. Yo siempre me colé en muchos sitios, y por un momento pensé que tal vez no sería una buena idea haberse alistado en aquella empresa. Pero ya no podía desertar o sería perseguido. Así que no tuve otra que lanzarme a la aventura.
Me dediqué a esperar en un árbol por mi compañero, el supuesto contacto con el que iba a enfrentarme en esta misión. Desde allí planificaríamos la infiltración y descubriríamos la ubicación de los enemigos principales así como los principales enemigos a los que tendrían que enfrentarse durante el asedio. Así que empecé a beber alcohol esperando que llegara, no sabía si sería buena idea para olvidarme de lo que iba a suceder o era mejor estar sobrio.
Observé desde la lejanía el muro de Térpoli. Que tenía fuego y varias hogueras en el interior. A saber qué guardaban esos muros. Y encima yo iba a ser el primero que tuviese contacto con los no muertos. Los que lucharan por el día al menos ya sabían a qué se iban a enfrentar, eso si es que volvíamos, que a saber.
-Quién cojones me mandará a mí meterme en estos líos – dije en voz alta mientras me escondía detrás de un árbol y echaba un trago al ron.
Curgo
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Re: [Evento] Explorando Terpoli
Le habían prestado un caballo y todo, lo que le daba un aire de importancia a lo que tenía que hacer que le sentaba raro al chico, acostumbrado a actuar en las sombras y al bajo perfil, pero entendía que tenía que llegar antes que el grueso del ejército para hacer bien su labor. Uso buena parte del abundante tiempo para memorizar un mapa del pueblo que le habían facilitado, donde debía rayar con un trozo de carboncillo para indicar la ubicación de las tropas una vez cumpliera su misión.
Sólo se detuvo en dos ocasiones en todo el camino, primero para dar de beber al animal y luego para recoger algunas flores del bosque. Claro está que estas flores no eran para regalar a ninguna chica ni para adornar ninguna tumba, sino que era imperativo tener una buena dosis de la flor de Osaris si iba a tener que infiltrarse.
Ya conocía los lugares donde crecía con más regularidad, así que no le costó mucho esfuerzo dar con algunos ejemplares, los que procedió a moler con un mortero improvisado con las piedras silvestres. Depositó todo aquel jugo sacado de las líneas púrpura de los pétalos en su pequeña botella de acero, la misma que ocultaba en su muñequera.
Ya provisto con una suficiente dosis de veneno, se volvió al animal y continuó la marcha, hasta llegar a pocos kilómetros de el pueblo en cuestión. Terpoli.
Le habían dicho que aprovechara de descansar al llegar, pues iba a tener que hacer su labor durante la noche, así que se recostó bajo la sombra de un árbol y cerró los ojos. No fue un sueño tranquilo, ni el más reponedor, pero cuando despertó con el sonido de las pisadas de los soldados supo que habían pasado al menos algunas horas, a juzgar por el sol que ya se ocultaba.
Se puso de pie con algo de nervios. Toda su vida había sido entrenado para ser un asesino y para infiltrarse, pero había algo especial en todo esto, la cantidad de tropas, la inminencia de una batalla a gran escala, todo eso era nuevo para él y significaba peligro. Por unos largos momentos dudó de ser capaz de hacerlo y pensó en huir, volver a Lunargenta, meterse en la Ratonera y olvidarse de todo.
Pero no lo hizo.
Al contrario, se dirigió al punto de encuentro, donde, según había explicado ese sargento de piel morena y ojos severos, encontraría otro sujeto destinado a una labor similar. Se preguntó quién se encontraría, ¿sería acaso otro miembro de la orden de la Daga Negra?, ¿sería un elfo meticuloso y letal?, ¿acaso un tipo vestido de pies a cabeza de negro al que no se le verían ni los ojos?...
Era un sujeto que apestaba a alcohol.
La mirada de decepción de Demian fue evidente mientras miraba esa piel arrugada y boca amplia de un hombre ya pasado de sus años de juventud. ¿Él iba a ser un espía?. Sólo entonces cayó en cuenta de lo evidente, él también debía ser exactamente el opuesto a lo que cualquiera podía esperar, apenas un chiquillo al que aún no le salía ni el bigote.
Formaban un grupo de lo más peculiar.
No pudo evitar soltar una pequeña risa ante la ironía de toda la situación, cosa rara, cabe agregar, en un chico con mirada más vacía que lo que estaba su barriga.
—Demian —le dijo presentándose— y, aunque parezca raro, creo que somos compañeros en averiguar lo que podamos sobre el enemigo... y ya se que soy un niño, vale, pero tengo mis trucos.
Se sintió raro al verse a sí mismo justificándose ante el extraño, antes de que pudiera decir nada sobre él, como si hubiera hecho algo malo o supiera que habría ojos juzgándole.
—Y... ya está oscuro, creo que pronto nos tendríamos que poner a la tarea —continuó— . El c-c-capitán me ha dado algunas instrucciones, van a lanzar algunas flechas con fuego para causar algo de escándalo por el lado sur, así nosotros tenemos algo de cobertura para buscar entrada.
Sonó entonces un primer cuerno y Demian supo que era más tarde de lo que creía, había dormido mucho y ya era hora de hacer la entrada a los muros. No había tiempo que perder si quería aprovechar la distracción.
—Tenemos unos cinco minutos para el segundo cuerpo, allí comenzarán las flechas.
Se puso en marcha de inmediato, orientándose por el recuerdo del mapa que había memorizado en el camino, hasta llegar al borde oeste del muro. Era una barrera bastante impresionante para estar hecha principalmente de madera y barro. Extrajo el último de los elementos de los que había sido provisto, una cuerda delgada, pero resistente, que enrolló en torno a su cintura.
Entonces desapareció.
Su magia era el principal motivo por el que lo habían aceptado, probablemente el único. Era completamente invisible, aunque para alguien a corta distancia era posible distinguir su posición, principalmente por un efecto de distorsión de la luz que causaba su presencia, lo que permitía observar que había 'algo transparente allí', pero en la noche y con la amplitud del muro seguramente iba a ser casi imposible para los guardias divisarle.
Se puso en movimiento, acercándose a la muralla con paso tranquilo y sigiloso, conteniendo la respiración por la tensión, a pesar de saber que su hechizo le daba suficiente protección. Cualquier error le iba a costar la vida.
Sonó el segundo cuerno.
Las flechas debían estar siendo lanzadas en ese preciso momento a las puertas, sin otro objetivo que el de atraer la atención de los enemigos y dar así oficialmente comienzo a un asedio que pretendía atemorizar a los defensores, de acuerdo a las tácticas tradicionales. Algo le decía a Demian que, si efectivamente los defensores eran no muertos, poco efecto iba a tener en ellos el miedo, pero al menos la distracción le era de provecho.
Puso un pie en el muro y sacó dos de sus cuchillos arrojadizos, sosteniendo uno en cada mano, manos que eran invisibles. Los usó para clavarlos en la madera y apoyarse, para luego retirarlos y volver a clavarlos más arriba, repitiendo el proceso hasta llegar a lo alto. Por suerte pesaba menos de cuarenta kilos y era ágil, de modo que no le costó demasiado esfuerzo completar la tarea.
Una vez arriba amarró la cuerda al borde del muro, en un saliente, y la dejó caer para su compañero.
"Apresúrate", pensó para sí, "las flechas no captarán su atención para siempre".
Última edición por Demian el Jue Jul 30 2015, 03:17, editado 1 vez
Demian
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Re: [Evento] Explorando Terpoli
No había mucho que observar. Los no muertos se movían en patrullas predefinidas, una y otra vez y, aunque sin duda habría más escondidos, no necesitaban luz ni hacían ruido como los soldados normales, por lo que entrar en una casa teóricamente vacía podía resultar en una muerte horrible.
Pero eso resultaba diferente para los nigromantes, que eran brujos y podían disfrutar de las comodidades de un pueblo solo para ellos, por lo que las casas de aspecto más lujoso, aquellas situadas en el centro, tenían luces encendidas, donde seguramente estaban disfrutando de la comida y el vino que había quedado con una abundante guardia guardando sus espaldas. Pero de entre todas las casas con luz, había una que destacaba, una modesta, de dos pisos, muy cerca de ellos, con unos pocos cadáveres putrefactos guardando la puerta y las esquinas, pero no los tejados.
Dentro se encontraban tres figuras, todas vivas. El primero era un hombre pálido, de cabello negro como la noche, ataviado con una túnica roja y un bastón de madera con diversas runas inscritas.
¿Sabéis? Todo el mundo se piensa que somos monstruos arrastraba las eses, seguramente fruto de la copa de vino que tenia en la mano y se estaba dirigiendo a las otras dos figuras, una mujer y una niña, ambas rubias. Su aspecto sucio, lleno de polvo, parecía indicar que habían estado mucho tiempo escondidas, al menos hasta ahora. Pero en realidad somos... eficientes, reaprovechamos las cosas, los elfos estarían orgullosos pronuncio elfos con un profundo desprecio, luego se dio cuenta de que se había quedado sin vino y chasqueo los dedos. Un cadáver, rubio y con tanto polvo como las dos mujeres salio de las sombras y se acerco con una botella de vino. Madre e hija se encogieron en sus respectivas sillas.
Oh, no os preocupéis, soy un tipo importante, puedo asegurarme de que no os pase lo mismo, si os portáis bien... había una sonrisa maligna en su cara mientras se sacaba un fajo de papeles, como para reforzar su argumento. Aunque el rango que ostentaban los nigromantes era un misterio para las tropas de Lunargenta, esa túnica roja parecía increíblemente cara, por lo que seguramente no estaba mintiendo.
• Tenéis delante a un (posible) cargo importante dentro de la jerarquía nigromantica. Debéis decidir que hacer, que opción es más beneficiosa para la misión evaluando los riesgos y recompensas.
• En vuestro siguiente post podréis avanzar hasta conseguir la información (si decidís atacarlo, el nigromante usa energía verde, que podéis considerar fuego y no, no bastara con atacarlo a traición). De ser necesario, alargare el evento a un post más según la notoriedad que tenga vuestra acción. Podéis cambiar el orden de posteo si lo consideráis necesario para que vuestro plan vaya mejor.
Pero eso resultaba diferente para los nigromantes, que eran brujos y podían disfrutar de las comodidades de un pueblo solo para ellos, por lo que las casas de aspecto más lujoso, aquellas situadas en el centro, tenían luces encendidas, donde seguramente estaban disfrutando de la comida y el vino que había quedado con una abundante guardia guardando sus espaldas. Pero de entre todas las casas con luz, había una que destacaba, una modesta, de dos pisos, muy cerca de ellos, con unos pocos cadáveres putrefactos guardando la puerta y las esquinas, pero no los tejados.
Dentro se encontraban tres figuras, todas vivas. El primero era un hombre pálido, de cabello negro como la noche, ataviado con una túnica roja y un bastón de madera con diversas runas inscritas.
¿Sabéis? Todo el mundo se piensa que somos monstruos arrastraba las eses, seguramente fruto de la copa de vino que tenia en la mano y se estaba dirigiendo a las otras dos figuras, una mujer y una niña, ambas rubias. Su aspecto sucio, lleno de polvo, parecía indicar que habían estado mucho tiempo escondidas, al menos hasta ahora. Pero en realidad somos... eficientes, reaprovechamos las cosas, los elfos estarían orgullosos pronuncio elfos con un profundo desprecio, luego se dio cuenta de que se había quedado sin vino y chasqueo los dedos. Un cadáver, rubio y con tanto polvo como las dos mujeres salio de las sombras y se acerco con una botella de vino. Madre e hija se encogieron en sus respectivas sillas.
Oh, no os preocupéis, soy un tipo importante, puedo asegurarme de que no os pase lo mismo, si os portáis bien... había una sonrisa maligna en su cara mientras se sacaba un fajo de papeles, como para reforzar su argumento. Aunque el rango que ostentaban los nigromantes era un misterio para las tropas de Lunargenta, esa túnica roja parecía increíblemente cara, por lo que seguramente no estaba mintiendo.
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• Tenéis delante a un (posible) cargo importante dentro de la jerarquía nigromantica. Debéis decidir que hacer, que opción es más beneficiosa para la misión evaluando los riesgos y recompensas.
• En vuestro siguiente post podréis avanzar hasta conseguir la información (si decidís atacarlo, el nigromante usa energía verde, que podéis considerar fuego y no, no bastara con atacarlo a traición). De ser necesario, alargare el evento a un post más según la notoriedad que tenga vuestra acción. Podéis cambiar el orden de posteo si lo consideráis necesario para que vuestro plan vaya mejor.
Othel
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Re: [Evento] Explorando Terpoli
No había sido tan difícil entrar, para ser una misión que algunos calificaban de 'meterse a la boca del infierno', aunque había algo que ciertamente no era agradable. El jodido olor.
Si era sincero consigo mismo, había algo de atrayente en eso de la magia oscura y el nigromantismo, un acceso fácil, si así se le podía llamar, al menos rápido, a capacidades y poder más allá de lo que los brujos comunes podían lograr con años de estudio. Las ilusiones y la telekinesis eran prácticas, pero nada comparado con tener tu propio ejército inmune al dolor y el cansancio. Se descubrió a sí mismo con una inmensa curiosidad.
Tenía claro que nunca seguiría ese camino, todo lo contrario, había sido entrenado para luchar contra ellos, pero no por eso resultaba menos interesante el tópico.
Comenzó a hacer marcas con el carboncillo sobre el mapa, trazando las ubicaciones principales de las tropas, los caminos que se hallaban despejados, hasta los puntos donde aparentemente podían parapetarse en caso de que las cosas se pusieran serias. Había algo de fascinante en aquello, muchas veces había estudiado sobre tácticas y batallas en el templo donde creció, pero era la primera vez que iba a poder presenciar algo en primera línea. No hacía nada de eso por el rey, era por interés, curiosidad, era por aprender.
Al menos había algo que le facilitaba las cosas, los muertos no parecían poner mucho interés a los techos, parecían pensar muy poco, quizás nada, realizando sus tareas de manera autómata, rondando siempre los mismos lugares, repitiendo las cosas como rituales. Eso facilitaría las cosas al momento de establecer estrategias de ataque.
Por supuesto que lo que más marcó en su mapa fue el edificio que parecía central, donde había el mayor movimiento de personas realmente vivas, pero no se atrevería a entrar. Si no salía de allí con vida de nada servía tener toda esa información, sólo estaría la misión completa si llegaba de vuelta con el famoso Treki.
Decidió enonces regresar, con lo que tenía ya sería un aporte inmenso a la batalla del día siguiente y no podía estar allí hasta el amanecer, sino todo habría sido en vano.
Se movió como un gato por los techos, demostrando que, a pesar de que no era fuerte, podía ser muy ágil y rápido, trazando el camino de vuelta, pero entonces se topó con algo que no había visto antes. El que fuera que estaba allí no era un muerto viviente, estaba bien vivo. Era un nigromante, seguro, pero lo mejor es que estaba relativamente solo. Había al menos un muerto y lo que parecían dos prisioneras, pero no otro de sus aliados para ayudarle en caso de necesidad. Lo más interesante de todo, según podía ver desde la distancia, es que habían unos papeles.
¿Qué tipo de información contendrían?, ¿habría algo importante allí?, ¿secretos de magia?. No podía simplemente pasar de esa oportunidad.
Llegó hasta ese techo y ponderó sus opciones, optando por un lado donde había visto una terraza, dejándose caer con la ligereza de una pluma. Se encogió de inmediato, escondiéndose varios minutos tras el marco hasta estar completamente seguro de que no le había escuchado. Satisfecho, se agachó y se desplazó como si flotara superficialmente, a juzgar por el ruido (o ausencia de él) de sus pasos.
Entonces sus ojos se cruzaron por un momento con los de la niña. Inmediatamente le hizo un gesto de guardar silencio. No estaba dentro de su lista de prioridades rescatar a nadie, de hecho si lo hacía pondría demasiado en riesgo su misión, pero al parecer la niña pensó que estaba allí para eso. Sonrió, sus ojos se iluminaron, como si viera a un héroe salido de lo profundo de sus plegarias. Demian insistió en el gesto.
Sacó sus dagas, mojándolas ligeramente con el veneno que había preparado durante el día, listo para usarlas de ser necesario, pero no estaba en sus planes un enfrentamiento, era demasiado arriesgado, sólo quería sacar los papeles y largarse. Activó entonces su magia.
Desapareció de la vista, fundiéndose con la noche. La niña abrió los ojos como platos, sabiendo que estaba allí, pero incapaz de encontrarle, pero al menos mantuvo el silencio.
Llegó hasta los papeles, estirando lentamente su mano para sacarlos de allí y rápidamente meterlos dentro de su camisa con una presteza tan trabajada que estos no hicieron ruido.
Pero la niña vio los papeles desaparecer.
Ella le encontró y de alguna manera supo que no estaba allí para salvarlas. Quizás incluso vio comenzar a alejarse la silueta casi imperceptible que se formaba por las distorsiones visuales que causaba su hechizo, o quizás sólo lo intuyó, pero emitió un pequeño lamento.
—Sálvanos, por favor —dijo, mirando fijamente en su dirección.
El brujo también miró hacia allá, sabiendo que algo raro ocurría por la expresión de la niña.
El corazón de Demian dio un vuelco y, como si un relámpago le hubiera caído justo en el trasero, se abalanzó en un salto hacia el nigromante, dagas en frente, dispuesto a cortarle la garganta o llenarle de veneno, lo primero que resultara, pero no debía darle tiempo. Lamentablemente se había alejado ya unos metros y debía correr un trecho.
La rapidez del movimiento había roto su sigilo y con ello el hechizo, pero el nigromante miraba estupefacto, asombrado de tener un atacante que no había visto antes. La situación era extrema para ambos. Lamentablemente el nigromante tenía un truco extremo.
Demian sintió un impulso extraño, una ola de telekinesis que le rechazaba, lanzándolo por los aires. Así mismo, punzadas de dolor llenaban su cuerpo, llevándole a poner una cara desfigurada, pero se contuvo de gritar, hacer mucho ruido resultaría seguro fatal en esa circunstancia.
Aquello le resultaba asombroso y perturbador. Sabía que a un brujo le era casi imposible usar la telekinesis en otro ser vivo, a excepción de ser muy poderoso y sacrificar mucha energía. Él mismo, aunque pequeño, sabía que su nivel de magia no iba nada mal comparado a muchos brujos que conocía, lo que volvería aún más difícil usar una técnica de esa naturaleza en su contra. ¿Cómo, entonces, había podido el nigromante hacerle eso?
La respuesta vino de su vista. El nigromante sangraba abundantemente de uno de sus antebrazos, como si sus venas y su piel hubieran estallado repentinamente. No era suficiente para matarse claro, pero ¿quién había causado esa herida?. Pronto todo encajó en su mente, a pesar del dolor que le paralizaba. Había leído que los nigromantes eran capaces de realizar hechizos muy por encima de su nivel si sacrificaban la sangre de una víctima, pero claro, el costo era alto. De todas las sangres posibles, la de un brujo era la más apta, más cargada de energía. No era de extrañar que un nigromante fuera capaz de llegar al extremo, a cambio de causarse severos daños a sí mismo.
Su enemigo había hecho un sacrificio consigo mismo en la desesperación del momento, eso estaba claro, pero con ello había logrado asegurarse un punto a favor decisivo en contra de Demian. No sólo había perdido toda posibilidad de una emboscada, sino que estaba totalmente limitado en sus movimientos como para intentar nada significativo.
Miró desafiante a su enemigo, tratando de buscar una respuesta. Al menos quedaba una cosa clara, él había usado una enorme cantidad de energía y requería de mucha concentración. Estaba ahora vulnerable.
El muerto viviente que antes le servía vino, ahora se acercaba a Demian.
El niño no tenía mucho que hacer, necesitaba un plan rápido.
Si era sincero consigo mismo, había algo de atrayente en eso de la magia oscura y el nigromantismo, un acceso fácil, si así se le podía llamar, al menos rápido, a capacidades y poder más allá de lo que los brujos comunes podían lograr con años de estudio. Las ilusiones y la telekinesis eran prácticas, pero nada comparado con tener tu propio ejército inmune al dolor y el cansancio. Se descubrió a sí mismo con una inmensa curiosidad.
Tenía claro que nunca seguiría ese camino, todo lo contrario, había sido entrenado para luchar contra ellos, pero no por eso resultaba menos interesante el tópico.
Comenzó a hacer marcas con el carboncillo sobre el mapa, trazando las ubicaciones principales de las tropas, los caminos que se hallaban despejados, hasta los puntos donde aparentemente podían parapetarse en caso de que las cosas se pusieran serias. Había algo de fascinante en aquello, muchas veces había estudiado sobre tácticas y batallas en el templo donde creció, pero era la primera vez que iba a poder presenciar algo en primera línea. No hacía nada de eso por el rey, era por interés, curiosidad, era por aprender.
Al menos había algo que le facilitaba las cosas, los muertos no parecían poner mucho interés a los techos, parecían pensar muy poco, quizás nada, realizando sus tareas de manera autómata, rondando siempre los mismos lugares, repitiendo las cosas como rituales. Eso facilitaría las cosas al momento de establecer estrategias de ataque.
Por supuesto que lo que más marcó en su mapa fue el edificio que parecía central, donde había el mayor movimiento de personas realmente vivas, pero no se atrevería a entrar. Si no salía de allí con vida de nada servía tener toda esa información, sólo estaría la misión completa si llegaba de vuelta con el famoso Treki.
Decidió enonces regresar, con lo que tenía ya sería un aporte inmenso a la batalla del día siguiente y no podía estar allí hasta el amanecer, sino todo habría sido en vano.
Se movió como un gato por los techos, demostrando que, a pesar de que no era fuerte, podía ser muy ágil y rápido, trazando el camino de vuelta, pero entonces se topó con algo que no había visto antes. El que fuera que estaba allí no era un muerto viviente, estaba bien vivo. Era un nigromante, seguro, pero lo mejor es que estaba relativamente solo. Había al menos un muerto y lo que parecían dos prisioneras, pero no otro de sus aliados para ayudarle en caso de necesidad. Lo más interesante de todo, según podía ver desde la distancia, es que habían unos papeles.
¿Qué tipo de información contendrían?, ¿habría algo importante allí?, ¿secretos de magia?. No podía simplemente pasar de esa oportunidad.
Llegó hasta ese techo y ponderó sus opciones, optando por un lado donde había visto una terraza, dejándose caer con la ligereza de una pluma. Se encogió de inmediato, escondiéndose varios minutos tras el marco hasta estar completamente seguro de que no le había escuchado. Satisfecho, se agachó y se desplazó como si flotara superficialmente, a juzgar por el ruido (o ausencia de él) de sus pasos.
Entonces sus ojos se cruzaron por un momento con los de la niña. Inmediatamente le hizo un gesto de guardar silencio. No estaba dentro de su lista de prioridades rescatar a nadie, de hecho si lo hacía pondría demasiado en riesgo su misión, pero al parecer la niña pensó que estaba allí para eso. Sonrió, sus ojos se iluminaron, como si viera a un héroe salido de lo profundo de sus plegarias. Demian insistió en el gesto.
Sacó sus dagas, mojándolas ligeramente con el veneno que había preparado durante el día, listo para usarlas de ser necesario, pero no estaba en sus planes un enfrentamiento, era demasiado arriesgado, sólo quería sacar los papeles y largarse. Activó entonces su magia.
Desapareció de la vista, fundiéndose con la noche. La niña abrió los ojos como platos, sabiendo que estaba allí, pero incapaz de encontrarle, pero al menos mantuvo el silencio.
Llegó hasta los papeles, estirando lentamente su mano para sacarlos de allí y rápidamente meterlos dentro de su camisa con una presteza tan trabajada que estos no hicieron ruido.
Pero la niña vio los papeles desaparecer.
Ella le encontró y de alguna manera supo que no estaba allí para salvarlas. Quizás incluso vio comenzar a alejarse la silueta casi imperceptible que se formaba por las distorsiones visuales que causaba su hechizo, o quizás sólo lo intuyó, pero emitió un pequeño lamento.
—Sálvanos, por favor —dijo, mirando fijamente en su dirección.
El brujo también miró hacia allá, sabiendo que algo raro ocurría por la expresión de la niña.
El corazón de Demian dio un vuelco y, como si un relámpago le hubiera caído justo en el trasero, se abalanzó en un salto hacia el nigromante, dagas en frente, dispuesto a cortarle la garganta o llenarle de veneno, lo primero que resultara, pero no debía darle tiempo. Lamentablemente se había alejado ya unos metros y debía correr un trecho.
La rapidez del movimiento había roto su sigilo y con ello el hechizo, pero el nigromante miraba estupefacto, asombrado de tener un atacante que no había visto antes. La situación era extrema para ambos. Lamentablemente el nigromante tenía un truco extremo.
Demian sintió un impulso extraño, una ola de telekinesis que le rechazaba, lanzándolo por los aires. Así mismo, punzadas de dolor llenaban su cuerpo, llevándole a poner una cara desfigurada, pero se contuvo de gritar, hacer mucho ruido resultaría seguro fatal en esa circunstancia.
Aquello le resultaba asombroso y perturbador. Sabía que a un brujo le era casi imposible usar la telekinesis en otro ser vivo, a excepción de ser muy poderoso y sacrificar mucha energía. Él mismo, aunque pequeño, sabía que su nivel de magia no iba nada mal comparado a muchos brujos que conocía, lo que volvería aún más difícil usar una técnica de esa naturaleza en su contra. ¿Cómo, entonces, había podido el nigromante hacerle eso?
La respuesta vino de su vista. El nigromante sangraba abundantemente de uno de sus antebrazos, como si sus venas y su piel hubieran estallado repentinamente. No era suficiente para matarse claro, pero ¿quién había causado esa herida?. Pronto todo encajó en su mente, a pesar del dolor que le paralizaba. Había leído que los nigromantes eran capaces de realizar hechizos muy por encima de su nivel si sacrificaban la sangre de una víctima, pero claro, el costo era alto. De todas las sangres posibles, la de un brujo era la más apta, más cargada de energía. No era de extrañar que un nigromante fuera capaz de llegar al extremo, a cambio de causarse severos daños a sí mismo.
Su enemigo había hecho un sacrificio consigo mismo en la desesperación del momento, eso estaba claro, pero con ello había logrado asegurarse un punto a favor decisivo en contra de Demian. No sólo había perdido toda posibilidad de una emboscada, sino que estaba totalmente limitado en sus movimientos como para intentar nada significativo.
Miró desafiante a su enemigo, tratando de buscar una respuesta. Al menos quedaba una cosa clara, él había usado una enorme cantidad de energía y requería de mucha concentración. Estaba ahora vulnerable.
El muerto viviente que antes le servía vino, ahora se acercaba a Demian.
El niño no tenía mucho que hacer, necesitaba un plan rápido.
Demian
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Re: [Evento] Explorando Terpoli
Demian fue por su camino y yo dije que iría por el mío. En realidad yo era un acojonado y no tenía mucha intención de recorrer solo la ciudad por mucho que hubiera firmado un contrato. Así que decidí seguirle sin que me viera. Veía como iba anotando todo lo que debía, y yo creo que debería hacer lo mismo. Tal vez debería haber preparado una estrategia mejor. Pero el “astuto” de mí prefirió pasarse la tarde haciendo el vago y durmiendo antes que dedicarse a preparar el trabajo que tenía que hacer.
Fui tras suya, el joven era más pequeño que yo y pasó por donde yo no podía acceder y rápidamente se subió a los tejados, yo iba por el suelo raso. Tratando de esconderme entre las sombras entre todos aquellos… zombies. Si es verdad que era muy duro pasearse por ahí, y encima con el olor a muerto aún más todavía. No sabía si respirar por la nariz y oler aquella asquerosa fragancia o respirar por la boca y “comérmelo”.
En cualquier caso, me coloqué detrás de un cubo y cargué los virotes de mis ballestas de mano con veneno, el supuesto veneno era el poderoso extracto de mercurio. Un metal líquido a temperatura ambiente capaz de terminar con la vida de cualquier muerto y, por supuesto, de cualquier humano en pequeñas cantidades. Los virotes tendrían una clara ventaja. También había sido previsor y me había traído varios cepos, que aunque pesaban bastante en mi faltriquera podían terminar por serme útiles.
De repente vi a Demian, al que iba siguiendo, engaramado a unos tejados e intentando acceder a una casa de dos pisos.
“¡Pero que coño hace, está loco!” – pensé.
En dicha casa, con algo de luz tenue en su interior, se distinguía la silueta de un hombre con poses prepotentes y dos mujeres, una más joven que la otra. La casa estaba guardada por no muertos en su puerta y también en las esquinas. Observé que era contigua a la casa en la que estaba y trepé al tejado yo también aprovechandome de un carromato lleno de bidones y un pequeño saliente que me permitieron engararme con gran torpeza. Y casi apoyándome en las tejas pude llegar hasta la casa, concretamente hasta el primer piso. Pues era la altura que alcanzaba el tejado por el que iba yo.
En el primer piso no había nadie. Miré de reojo, así que pude entrar rompiendo suavemente la ventana. Nada más acceder, sentí golpes arriba y gritos. Subí por las escaleras y me asomé ligeramente, vi a Demian columpiado de aquel hombre, y las dos mujeres histéricas, pero no sabía como acabar con él. Abrí mi faltriquera y saqué un cepo y lo coloqué en el suelo, justo después de la puerta, para que el nigromante no lo viera. Cuando volví a mirar el niño ya estaba en el suelo y el nigromante se acercaba peligrosamente hacia él. Yo tomé mi pistola y le apunté y le propiné un disparo preciso en la espalda.
Se giró rápidamente hacia mí, para tratarme de lanzar algún hechizo.
-¡Dios, yo me piro! – y salí corriendo escaleras abajo – para que no me alcanzara el hechizo que estaba empezando a lanzar.
El nigromante comenzó a perseguirme casi corriendo para tenerme a tiro pero justo cuando pasó por la puerta pisó plenamente en el cepo, que estaba escondido, y se enganchó a su piedra con sus afilados dientes. Pegó un grito de dolor y cayó rodando por las escaleras. Yo ya estaba abajo le rematé con una patada bien pegada y un nuevo dardo de mercurio, esta vez en la cabeza. Y tomé las notas que llevaba en la mano.
-Mira Demian, parece un cargo importante – dije – esto gustará al tal Treki – y lo guardé en el bolsillo
Fui tras suya, el joven era más pequeño que yo y pasó por donde yo no podía acceder y rápidamente se subió a los tejados, yo iba por el suelo raso. Tratando de esconderme entre las sombras entre todos aquellos… zombies. Si es verdad que era muy duro pasearse por ahí, y encima con el olor a muerto aún más todavía. No sabía si respirar por la nariz y oler aquella asquerosa fragancia o respirar por la boca y “comérmelo”.
En cualquier caso, me coloqué detrás de un cubo y cargué los virotes de mis ballestas de mano con veneno, el supuesto veneno era el poderoso extracto de mercurio. Un metal líquido a temperatura ambiente capaz de terminar con la vida de cualquier muerto y, por supuesto, de cualquier humano en pequeñas cantidades. Los virotes tendrían una clara ventaja. También había sido previsor y me había traído varios cepos, que aunque pesaban bastante en mi faltriquera podían terminar por serme útiles.
De repente vi a Demian, al que iba siguiendo, engaramado a unos tejados e intentando acceder a una casa de dos pisos.
“¡Pero que coño hace, está loco!” – pensé.
En dicha casa, con algo de luz tenue en su interior, se distinguía la silueta de un hombre con poses prepotentes y dos mujeres, una más joven que la otra. La casa estaba guardada por no muertos en su puerta y también en las esquinas. Observé que era contigua a la casa en la que estaba y trepé al tejado yo también aprovechandome de un carromato lleno de bidones y un pequeño saliente que me permitieron engararme con gran torpeza. Y casi apoyándome en las tejas pude llegar hasta la casa, concretamente hasta el primer piso. Pues era la altura que alcanzaba el tejado por el que iba yo.
En el primer piso no había nadie. Miré de reojo, así que pude entrar rompiendo suavemente la ventana. Nada más acceder, sentí golpes arriba y gritos. Subí por las escaleras y me asomé ligeramente, vi a Demian columpiado de aquel hombre, y las dos mujeres histéricas, pero no sabía como acabar con él. Abrí mi faltriquera y saqué un cepo y lo coloqué en el suelo, justo después de la puerta, para que el nigromante no lo viera. Cuando volví a mirar el niño ya estaba en el suelo y el nigromante se acercaba peligrosamente hacia él. Yo tomé mi pistola y le apunté y le propiné un disparo preciso en la espalda.
Se giró rápidamente hacia mí, para tratarme de lanzar algún hechizo.
-¡Dios, yo me piro! – y salí corriendo escaleras abajo – para que no me alcanzara el hechizo que estaba empezando a lanzar.
El nigromante comenzó a perseguirme casi corriendo para tenerme a tiro pero justo cuando pasó por la puerta pisó plenamente en el cepo, que estaba escondido, y se enganchó a su piedra con sus afilados dientes. Pegó un grito de dolor y cayó rodando por las escaleras. Yo ya estaba abajo le rematé con una patada bien pegada y un nuevo dardo de mercurio, esta vez en la cabeza. Y tomé las notas que llevaba en la mano.
-Mira Demian, parece un cargo importante – dije – esto gustará al tal Treki – y lo guardé en el bolsillo
Curgo
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Re: [Evento] Explorando Terpoli
+3 puntos de la habilidad pasiva "Trampas y venenos" para Demian.
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