Luna escarlata [4/4][Lunas de sangre II][Cerrado]
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Luna escarlata [4/4][Lunas de sangre II][Cerrado]
*Alanna*
Eltrant despertó exaltado,soltándose de Niniel y Alanna, retrocediendo hacia la pared y apuntando con su espada, parecía que no había sido un sueño especialmente dulce, la chica lo miró desde el suelo, asustada por su reacción, tal vez tanto como él lo estaba de ellos, ¿Matarlo, preguntaba? Bueno, en realidad, si, Alanna quería matarlo para compensar el susto que le había dado, ya había perdido a bastante gente en poco tiempo como para seguir con esa racha... no se perdonaría a si misma que muriera nadie más, antes ofrecería su vida como sacrificio a perder a otra persona importante, ninguno de los que había en ese cuarto, excepto Hans, era alguien a quien pudiera sustituir, por unas razones o por otras, la unían a ellos lazos que no pensaba dejar romper con facilidad, no era tan frágil como para permitir ese tipo de cosas.
Niniel, tan conciliadora como siempre, pareció ser la encargada de calmar al chico, suerte que estaba allí, porque lo que ella respectaba, estaba sin habla, demasiado había aguantado ya con la tormenta que aun gritaba en el exterior, la enorme araña que había desaparecido y ver casi ahogado a Eltrant, solo le faltaba enterarse de todo lo que habían pasado sus otros compañeros como para acabar de convencerse de que debían salir de ahí. La historia de Hans no hizo más que acrecentar esas ganas de irse, pero, como bien decían Niniel y Jericó, no podían dejarle el barrizal a otro, y permitir que siguieran muriendo chicas inocentes. Debían acabar con todo eso.
Se levantó con cuidado cuando finalizó la historia, y vio apagarse la runa que Hans había usado para insonorizar el lugar, ya podían salir del baño, notó la mirada de la elfa sobre ella, mientras esta se refería a sus cosas, y, entonces se miró a si misma, claro, aun iba en esa escueta toalla y la ropa interior bajo ella, necesitaba, vestirse, sin duda, no era especialmente cómodo ni elegante moverse de esa guisa. Evitando sonrojarse, no fuera que la mujer en lugar de bruja fuera vampiro y la oliera a kilometros de distancia....
Siguió a los demás fuera del baño, y, mientras los chicos salían al pasillo, pudiendo oír aun la voz de Jericó desde la puerta, cerró y empezó a vestirse. No se sentía segura, todo era demasiado caótico, trampas, venenos, asesinatos... no acababa de creérselo, todo parecía sacado de una novela de suspense, o de terror, pero realmente rezaba por que no fuera ni lo uno ni lo otro, los protagonistas nunca suelen salir bien parados de ese tipo de historias, y teniendo en cuenta que no tenían ningún personaje prototipo de los que mueren en primer lugar... poco podían suponer.
Negó con la cabeza, y acabó de atarse la espada a la cintura.
- Tenemos que ponernos en marcha, cuanto antes paremos a esa mujer antes podremos irn....
Alanna no pudo terminar la frase, en cambió, soltó un tremendo grito, una trampilla se abrió bajo sus pies y salió rodando por una especie de tobogán de madera, al llegar al final, chocó contra algo de metal, su cabeza resonó con el golpe, y unas gotas de sangre resbalaron por su cara, se había abierto una pequeña brecha. Un gas salió de algún lado, estaba tan oscuro, y ella tan nerviosa por el sonido de los truenos que resonaban y la negrura que la rodeaba que fue incapaz de ver nada, el gas la dejó dormida, y la jaula en la que se encontraba comenzó a rodar por una vías, salió al exterior, la lluvia golpeó a la chica dormida y sangrante que, al final, acabó colgando de un árbol, encerrada cual animal en una jaula sin cerrojo, que solo el creador era capaz de abrir, en teoría.
*****************************************
*Marie*
La mujer, usando los recovecos secretos de su hogar, que solo ella conocía, y que, en sus mejores años, no fue si no un modo divertido de jugar con su, en ese entonces, amado esposo, al escondite, llegó al cuarto donde se encontraban las jóvenes, los pasos, aunque ligeros, se habían podido oír con claridad através del suelo, y era algo que la mujer no tenía pensado desperdiciar.
Apretando primero una trampilla, y luego las otras dos que se encontraban en el cuarto, vio descender los tres cuerpos, de las tres jóvenes, que, al llegar a sus prisiones, serían adormecidas con el mismo gas somnífero que la primera. La joven castaña, de grandes ojos marrones, se enfrentaría a la tormenta, la mujer la había visto temblar de miedo al entrar en la casa, la tortura sería factible, tampoco parecía gustarle la oscuridad, así que no habría desperdicio.
La joven de pelo negro, al caer, fue encerrada por dos cajas de cristal, una la contendría a ella, otra, que se superpondría a la primera, un centenar de cucarachas corriendo, el destrozo que había hecho en su suelo era muestra más que suficiente de que a la chica no era que las cucarachas le gustasen especialmente, tenerlas a escasos centímetros de su rostro, corriendo de arriba a bajo, escuchando sus pasos, tac tac tac tac, y viendo sus horribles patas moverse una tras otra, una tras otra...
La elfa era la más difícil, pero había logrado encontrar algo que, tal vez, fuera bastante tortura para ella, al caer, la bellísima joven de tez blanca y pelo brillante sería llevada al dormitorio de la mismísima Marie, un lugar totalmente insonorizado, lleno de runas que mostraban la realidad de la casa en todo momento, desde el exterior, hasta el sótano, un cuarto sellado a cal y canto donde vería el sufrimiento de sus compañeros, donde los escucharía gritar, pero nadie la pododría escuchar a ella, un lugar del que no se podía salir.
Finalmente, los chicos, pagarían por su horrible actitud, no merecían ser tratados más que como ratas, sobre todo Hans que, viendo que no había acabado con ellos, era más que probable que la hubiera traicionado, los hombres eran ratas, y morirían como tales, cuando abrieran la puerta al escuchar los gritos de las jóvenes, esta se cerraría a sus espaldas y el agua comenzaría a subir de nivel en el dormitorio, las ventas no eran fáciles de romper, y el volumen aumentaría por momentos, ¿cómo lograrían salir de allí?
Las runas estaban en marcha preparadas para su simple chasquido de dedos, los engranajes habían empezado a girar, y pronto las jóvenes estarían en sus manos y los hombres muertos, su ritual no tardaría en completarse, y volvería a ser joven y bella.
Eltrant despertó exaltado,soltándose de Niniel y Alanna, retrocediendo hacia la pared y apuntando con su espada, parecía que no había sido un sueño especialmente dulce, la chica lo miró desde el suelo, asustada por su reacción, tal vez tanto como él lo estaba de ellos, ¿Matarlo, preguntaba? Bueno, en realidad, si, Alanna quería matarlo para compensar el susto que le había dado, ya había perdido a bastante gente en poco tiempo como para seguir con esa racha... no se perdonaría a si misma que muriera nadie más, antes ofrecería su vida como sacrificio a perder a otra persona importante, ninguno de los que había en ese cuarto, excepto Hans, era alguien a quien pudiera sustituir, por unas razones o por otras, la unían a ellos lazos que no pensaba dejar romper con facilidad, no era tan frágil como para permitir ese tipo de cosas.
Niniel, tan conciliadora como siempre, pareció ser la encargada de calmar al chico, suerte que estaba allí, porque lo que ella respectaba, estaba sin habla, demasiado había aguantado ya con la tormenta que aun gritaba en el exterior, la enorme araña que había desaparecido y ver casi ahogado a Eltrant, solo le faltaba enterarse de todo lo que habían pasado sus otros compañeros como para acabar de convencerse de que debían salir de ahí. La historia de Hans no hizo más que acrecentar esas ganas de irse, pero, como bien decían Niniel y Jericó, no podían dejarle el barrizal a otro, y permitir que siguieran muriendo chicas inocentes. Debían acabar con todo eso.
Se levantó con cuidado cuando finalizó la historia, y vio apagarse la runa que Hans había usado para insonorizar el lugar, ya podían salir del baño, notó la mirada de la elfa sobre ella, mientras esta se refería a sus cosas, y, entonces se miró a si misma, claro, aun iba en esa escueta toalla y la ropa interior bajo ella, necesitaba, vestirse, sin duda, no era especialmente cómodo ni elegante moverse de esa guisa. Evitando sonrojarse, no fuera que la mujer en lugar de bruja fuera vampiro y la oliera a kilometros de distancia....
Siguió a los demás fuera del baño, y, mientras los chicos salían al pasillo, pudiendo oír aun la voz de Jericó desde la puerta, cerró y empezó a vestirse. No se sentía segura, todo era demasiado caótico, trampas, venenos, asesinatos... no acababa de creérselo, todo parecía sacado de una novela de suspense, o de terror, pero realmente rezaba por que no fuera ni lo uno ni lo otro, los protagonistas nunca suelen salir bien parados de ese tipo de historias, y teniendo en cuenta que no tenían ningún personaje prototipo de los que mueren en primer lugar... poco podían suponer.
Negó con la cabeza, y acabó de atarse la espada a la cintura.
- Tenemos que ponernos en marcha, cuanto antes paremos a esa mujer antes podremos irn....
Alanna no pudo terminar la frase, en cambió, soltó un tremendo grito, una trampilla se abrió bajo sus pies y salió rodando por una especie de tobogán de madera, al llegar al final, chocó contra algo de metal, su cabeza resonó con el golpe, y unas gotas de sangre resbalaron por su cara, se había abierto una pequeña brecha. Un gas salió de algún lado, estaba tan oscuro, y ella tan nerviosa por el sonido de los truenos que resonaban y la negrura que la rodeaba que fue incapaz de ver nada, el gas la dejó dormida, y la jaula en la que se encontraba comenzó a rodar por una vías, salió al exterior, la lluvia golpeó a la chica dormida y sangrante que, al final, acabó colgando de un árbol, encerrada cual animal en una jaula sin cerrojo, que solo el creador era capaz de abrir, en teoría.
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*Marie*
La mujer, usando los recovecos secretos de su hogar, que solo ella conocía, y que, en sus mejores años, no fue si no un modo divertido de jugar con su, en ese entonces, amado esposo, al escondite, llegó al cuarto donde se encontraban las jóvenes, los pasos, aunque ligeros, se habían podido oír con claridad através del suelo, y era algo que la mujer no tenía pensado desperdiciar.
Apretando primero una trampilla, y luego las otras dos que se encontraban en el cuarto, vio descender los tres cuerpos, de las tres jóvenes, que, al llegar a sus prisiones, serían adormecidas con el mismo gas somnífero que la primera. La joven castaña, de grandes ojos marrones, se enfrentaría a la tormenta, la mujer la había visto temblar de miedo al entrar en la casa, la tortura sería factible, tampoco parecía gustarle la oscuridad, así que no habría desperdicio.
La joven de pelo negro, al caer, fue encerrada por dos cajas de cristal, una la contendría a ella, otra, que se superpondría a la primera, un centenar de cucarachas corriendo, el destrozo que había hecho en su suelo era muestra más que suficiente de que a la chica no era que las cucarachas le gustasen especialmente, tenerlas a escasos centímetros de su rostro, corriendo de arriba a bajo, escuchando sus pasos, tac tac tac tac, y viendo sus horribles patas moverse una tras otra, una tras otra...
La elfa era la más difícil, pero había logrado encontrar algo que, tal vez, fuera bastante tortura para ella, al caer, la bellísima joven de tez blanca y pelo brillante sería llevada al dormitorio de la mismísima Marie, un lugar totalmente insonorizado, lleno de runas que mostraban la realidad de la casa en todo momento, desde el exterior, hasta el sótano, un cuarto sellado a cal y canto donde vería el sufrimiento de sus compañeros, donde los escucharía gritar, pero nadie la pododría escuchar a ella, un lugar del que no se podía salir.
Finalmente, los chicos, pagarían por su horrible actitud, no merecían ser tratados más que como ratas, sobre todo Hans que, viendo que no había acabado con ellos, era más que probable que la hubiera traicionado, los hombres eran ratas, y morirían como tales, cuando abrieran la puerta al escuchar los gritos de las jóvenes, esta se cerraría a sus espaldas y el agua comenzaría a subir de nivel en el dormitorio, las ventas no eran fáciles de romper, y el volumen aumentaría por momentos, ¿cómo lograrían salir de allí?
Las runas estaban en marcha preparadas para su simple chasquido de dedos, los engranajes habían empezado a girar, y pronto las jóvenes estarían en sus manos y los hombres muertos, su ritual no tardaría en completarse, y volvería a ser joven y bella.
Última edición por Alanna Delteria el Miér 25 Nov - 23:48, editado 2 veces
Alanna Delteria
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Re: Luna escarlata [4/4][Lunas de sangre II][Cerrado]
Elwen, Niniel y Alanna fueron a por las pertenencias y la ropa de esta última. No sería muy recomendable tener que enfrentarse a esa mujer vestida únicamente con una toalla. Una vez entraron, Alanna empezó a recoger sus cosas mientras Elwen pensaba en la sugerencia de antes de Niniel. Romper una ventana y salir para pedir ayuda sería una buena idea, aunque puede que no tanto. La dragona dudaba mucho que las gentes del pueblo fueran a ayudarles, y aunque consiguiese ayuda podría no llegar a tiempo para ayudar a los demás.
Luego empezó a pensar en qué podrán hacer para derrotarla, aunque Elwen no creía que se les complicase demasiado. Es decir, ¿Qué podrá hacer una humana contra dos elfos, dos humanos hábiles con la espada y una dragona? Por muy poderosa que sea, entre todos tenían posibilidades de vencerla.
A penas Alanna estuvo lista, una trampilla se abrió bajo sus pies y se tragó a su amiga.
- ¡Alanna!- gritó corriendo en un intento de sujetarla antes de que cayese.
Pero otra trampilla se abrió bajo sus pies, antes de que pudiese llegar hasta ella, y Elwen cayó por una especie de tobogán o algo así. Intentó sujetarse a las paredes de aquél túnel para frenar su caída pero sólo consiguió hacerse algunos raspones en las manos.
Cuando terminó de caer empezó a tener sueño, estaba algo oscuro y no podía ver con claridad pero le pareció que había humo alrededor. Instantes después estaba luchando por mantenerse despierta, pero el gas que la rodeaba terminó por derrotarla y Elwen cayó dormida.
Luego empezó a pensar en qué podrán hacer para derrotarla, aunque Elwen no creía que se les complicase demasiado. Es decir, ¿Qué podrá hacer una humana contra dos elfos, dos humanos hábiles con la espada y una dragona? Por muy poderosa que sea, entre todos tenían posibilidades de vencerla.
A penas Alanna estuvo lista, una trampilla se abrió bajo sus pies y se tragó a su amiga.
- ¡Alanna!- gritó corriendo en un intento de sujetarla antes de que cayese.
Pero otra trampilla se abrió bajo sus pies, antes de que pudiese llegar hasta ella, y Elwen cayó por una especie de tobogán o algo así. Intentó sujetarse a las paredes de aquél túnel para frenar su caída pero sólo consiguió hacerse algunos raspones en las manos.
Cuando terminó de caer empezó a tener sueño, estaba algo oscuro y no podía ver con claridad pero le pareció que había humo alrededor. Instantes después estaba luchando por mantenerse despierta, pero el gas que la rodeaba terminó por derrotarla y Elwen cayó dormida.
Elwen
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Re: Luna escarlata [4/4][Lunas de sangre II][Cerrado]
Mientras Alanna se vestía Níniel pensaba en el modo de actuar pues no tenía nada claro el curso de acción a seguir. Huir sería lo más sensato pero también una acción bastante cobarde que colocaba el muerto de cuanto ocurría en aquella casa a otros y que quizá diera tiempo a la la loca de Marie a lastimar a las jóvenes que ya tenía presas o a alguien más del pueblo. La cuestión era que, estando con todos los demás era fácil pensar que podrían entre todos acabar con las maquinaciones de esa lunática obsesionada con la juventud eterna, pero tras ver la clase de trampas que aquella mansión tenía preparadas para sus huéspedes sería mucho más complicado hacerlo que decirlo. ¿Qué más runas cabría esperar?, ¿qué más trampas, paredes correderas y puertas que se cerraban encontrarían?. Debían de ser el doble de listas que la dueña de la casa y no solo fijarse en los números si querían detenerla, rescatar a las jóvenes y salir de allí.
La guardia acabó de vestirse y el trío de chicas se disponía a salir del cuarto de baño para reunirse con los chicos del grupo y la que por ahora era su mejor baza para obtener información sobre los mecanismos y trampas de la casa, Hans el jorobado, cuando el suelo bajo los pies de Alanna desapareció tragando a la humana en un parpadeo. Antes de poder siquiera reaccionar el destino de Elwen y la propia Níniel fue el mismo, ocurriendo tan rápido que la elfa ni siquiera tuvo tiempo de agarrarse al borde para no caer a la oscuridad. La peliblanca gritó mientras se deslizaba por una especie de superficie lisa y trató de frenar su movimiento sin lograrlo hasta que acabó cayendo de golpe sobre una cama, lo cual era de agradecer por que si no el golpe hubiese sido de aupa.
Miró asustada a su alrededor con la daga en la mano y enseguida se percató de qué tenía a su alrededor y supuso dónde estaba aunque no supo muy bien cómo se las había apañado aquel tobogán para llevarla hasta allí. Sin duda aquel lugar escondía en sus paredes muchos misterios y peligros. Aquel lugar debía de ser la habitación de Marie, su decoración era mucho mas fastuosa que la de las demás habitaciones y la cama era más grande. de matrimonio. En sus desvaríos sobre su esposo aquella lunática debía de pensar que aquel hombre aún regresaría con ella, si no no tenía sentido conservar semejante cama llena de recuerdos ni un retrato del noble colgado en la pared, una pintura vieja que representaba a un hombre bastante apuesto.Incluso había una bata de andar por casa claramente masculina. A parte de ser el lugar donde la mujer despechada dormía, también parecía ser un centro de control mediante runas de cuanto ocurría en la casa, un sistema de vigilancia tan complejo y complicado que solo un maestro en runas podría haber realizado y cuyo coste debía de ser...Astronómico.
-Esa mujer...- Dijo mirando una por una las imágenes mágicas distribuidas por la habitación.- Preparar todo esto...-
Detuvo su mirada en una de las imágenes, mostraba el lugar donde acababa de estar y se podía ver como se llenaba de agua con los chicos dentro. De algún modo el agua no se filtraba por el suelo, las paredes o al ventana y amenazaba con ahogar a Jericó y Eltrant si no hacían algo. Nerviosa miró el resto de las imágenes con prisa buscando a Alanna y a Elwen encontrándolas también y viendo sus situaciones.
-Juega con nuestros miedos...Nos ha observado, nos ha probado y ahora mueve pieza...Genial, una loca muy lista. Tengo que salir de aquí, hacer algo-
Trató de salir de allí e ir a ayudar a los chicos forzando la puerta, tratando de romper la cerradura con su daga y golpeando la madera con cuanto mobiliario apto encontró sin lograr nada más que causar desperfectos leves en la misma. Algo que por otra parte la elfa ya se esperaba, Marie quería que viera como torturaba y mataba a sus amigos, no llevarla a su centro de observación para dar ventaja a una de sus presas, aún así tuvo que intentarlo. Sin poder salir y temiendo ver impotente como los demás sufrían probó si manipulando alguna de aquellas runas tenía algo de control sobre las diferentes prisiones de los demás, sería muy molesto tener todos los controles de la casa lejos del lugar donde se controlaba todo, algo de por allí quizá hiciera algo. También se dio cuenta de otra cosa, las runas que mostraban la situación de la casa eran como ojos y oídos en las diferentes partes de la mansión...Dado que a ella misma la habían llevado hasta esa habitación...También debía de haber un ojo y un oído en aquella sala...Y la lógica decía que muy probablemente había otra sala de control como aquella en algún otro lugar de la casa desde donde estaba siendo vigilada. Comenzó a observar disimuladamente el lugar, a estudiar los ángulos del resto de imágenes que veía y oía...Y entonces miró al cuadro del noble esposo de Marie. Fue hasta él y lo descolgó de la pared encontrando tras el marco dos pequeñas runas, descubrir eso podría ser de ayuda, eso si los demás lograban escapar claro...
-Así que te gusta jugar con los miedos de la gente...Eres muy lista pero aunque esté aquí encerrada no estoy exactamente sola...estoy rodeada de tus preciosos recuerdos.- Dijo la elfa dirigiendo su voz hasta las runas descubiertas, había tenido una idea que o bien era la mejor de todos los tiempos...o la peor. Tomó la bata de hombre de la pared y se la puso fingiendo una femenina satisfacción. -Ojalá hubiera podido conocer al señor de la casa y no a su EX-MUJER, tan guapo y menudo olor...Debía de ser todo un hombre, solo de pensarlo...- Conociendo su demencia, Marie no podría pasar eso por alto. Si caía en la trampa Níniel tendría la oportunidad que necesitaba. Esperaba que la reacción de marie fuese fulminante, sus amigos no tenían tiempo...Quizá debería decir algo más obsceno aún.
La guardia acabó de vestirse y el trío de chicas se disponía a salir del cuarto de baño para reunirse con los chicos del grupo y la que por ahora era su mejor baza para obtener información sobre los mecanismos y trampas de la casa, Hans el jorobado, cuando el suelo bajo los pies de Alanna desapareció tragando a la humana en un parpadeo. Antes de poder siquiera reaccionar el destino de Elwen y la propia Níniel fue el mismo, ocurriendo tan rápido que la elfa ni siquiera tuvo tiempo de agarrarse al borde para no caer a la oscuridad. La peliblanca gritó mientras se deslizaba por una especie de superficie lisa y trató de frenar su movimiento sin lograrlo hasta que acabó cayendo de golpe sobre una cama, lo cual era de agradecer por que si no el golpe hubiese sido de aupa.
Miró asustada a su alrededor con la daga en la mano y enseguida se percató de qué tenía a su alrededor y supuso dónde estaba aunque no supo muy bien cómo se las había apañado aquel tobogán para llevarla hasta allí. Sin duda aquel lugar escondía en sus paredes muchos misterios y peligros. Aquel lugar debía de ser la habitación de Marie, su decoración era mucho mas fastuosa que la de las demás habitaciones y la cama era más grande. de matrimonio. En sus desvaríos sobre su esposo aquella lunática debía de pensar que aquel hombre aún regresaría con ella, si no no tenía sentido conservar semejante cama llena de recuerdos ni un retrato del noble colgado en la pared, una pintura vieja que representaba a un hombre bastante apuesto.Incluso había una bata de andar por casa claramente masculina. A parte de ser el lugar donde la mujer despechada dormía, también parecía ser un centro de control mediante runas de cuanto ocurría en la casa, un sistema de vigilancia tan complejo y complicado que solo un maestro en runas podría haber realizado y cuyo coste debía de ser...Astronómico.
-Esa mujer...- Dijo mirando una por una las imágenes mágicas distribuidas por la habitación.- Preparar todo esto...-
Detuvo su mirada en una de las imágenes, mostraba el lugar donde acababa de estar y se podía ver como se llenaba de agua con los chicos dentro. De algún modo el agua no se filtraba por el suelo, las paredes o al ventana y amenazaba con ahogar a Jericó y Eltrant si no hacían algo. Nerviosa miró el resto de las imágenes con prisa buscando a Alanna y a Elwen encontrándolas también y viendo sus situaciones.
-Juega con nuestros miedos...Nos ha observado, nos ha probado y ahora mueve pieza...Genial, una loca muy lista. Tengo que salir de aquí, hacer algo-
Trató de salir de allí e ir a ayudar a los chicos forzando la puerta, tratando de romper la cerradura con su daga y golpeando la madera con cuanto mobiliario apto encontró sin lograr nada más que causar desperfectos leves en la misma. Algo que por otra parte la elfa ya se esperaba, Marie quería que viera como torturaba y mataba a sus amigos, no llevarla a su centro de observación para dar ventaja a una de sus presas, aún así tuvo que intentarlo. Sin poder salir y temiendo ver impotente como los demás sufrían probó si manipulando alguna de aquellas runas tenía algo de control sobre las diferentes prisiones de los demás, sería muy molesto tener todos los controles de la casa lejos del lugar donde se controlaba todo, algo de por allí quizá hiciera algo. También se dio cuenta de otra cosa, las runas que mostraban la situación de la casa eran como ojos y oídos en las diferentes partes de la mansión...Dado que a ella misma la habían llevado hasta esa habitación...También debía de haber un ojo y un oído en aquella sala...Y la lógica decía que muy probablemente había otra sala de control como aquella en algún otro lugar de la casa desde donde estaba siendo vigilada. Comenzó a observar disimuladamente el lugar, a estudiar los ángulos del resto de imágenes que veía y oía...Y entonces miró al cuadro del noble esposo de Marie. Fue hasta él y lo descolgó de la pared encontrando tras el marco dos pequeñas runas, descubrir eso podría ser de ayuda, eso si los demás lograban escapar claro...
-Así que te gusta jugar con los miedos de la gente...Eres muy lista pero aunque esté aquí encerrada no estoy exactamente sola...estoy rodeada de tus preciosos recuerdos.- Dijo la elfa dirigiendo su voz hasta las runas descubiertas, había tenido una idea que o bien era la mejor de todos los tiempos...o la peor. Tomó la bata de hombre de la pared y se la puso fingiendo una femenina satisfacción. -Ojalá hubiera podido conocer al señor de la casa y no a su EX-MUJER, tan guapo y menudo olor...Debía de ser todo un hombre, solo de pensarlo...- Conociendo su demencia, Marie no podría pasar eso por alto. Si caía en la trampa Níniel tendría la oportunidad que necesitaba. Esperaba que la reacción de marie fuese fulminante, sus amigos no tenían tiempo...Quizá debería decir algo más obsceno aún.
Níniel Thenidiel
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Re: Luna escarlata [4/4][Lunas de sangre II][Cerrado]
Eltrant no tuvo tiempo para responderme, pues un grito de Alanna nos alertó de que algo iba mal. Salí corriendo hacia el cuarto donde ellas estaban, diría que Hans y Eltrant venían también, pero iba tan aprisa que no me fijé. Cuando llegué al dormitorio, la puerta se nos cerró a cal y canto, estábamos los tres varones allí, y la puerta no parecía abrirse. Miré a todas partes, buscando otra salida, encontrando solamente una ventana, era una habitación parecida a la que fue la mía durante aquél vendaval, cosa que me hizo recordarlo y estremecerme de imaginar volver a pasar por ello.
Pero no, lo que pasó fue que empezó a caer agua, no sabría decir de donde, yo diría que de todas partes. La habitación empezaba a inundarse, y el jorobado se puso a llorar, golpeando la puerta, pidiendo perdón, "perdóneme señora, se lo suplico", gritaba. Aquello hacía que me preocupase incluso más, si aquél hombre conocía a aquella mujer, y la temía hasta suplicarle por su vida, lo que estaba a punto de pasar no parecía tener buena pinta.
-El agua no deja de subir, a este ritmo en unos minutos la habitación estará completamente inundada, tenemos que abrir una brecha.- le grité a Eltrant. Tuve que gritar, pues el agua caía con fuerza sobre más agua, resonando en la habitación, rugiendo. Hans parecía no saber nadar, pero trepar sí, y empezó a escalar el único armario de la habitación, encaramándose en lo más alto, temblando.
-¡La ventana!- grité señalándola, podríamos romperla y así el agua se drenaría, o en cualquier caso podríamos salir de ahí. Me enrollé un trozo de sábana en la mano para no cortarme con el cristal, y fui a darle un puñetazo, pero lo único que conseguí fue hacerme daño en la mano, creo que algo crujió incluso, no pude evitar rugir de dolor. Una especie de muro mágico protegía aquella ventana, se trataba de alguna runa seguro. Miré a Eltrant con desesperación, ahora ya no sabía que hacer, no podía creer que acabaría así, cuando apenas sabía quién era.
El agua nos llegaba al pecho, pero algo me alivió, los crujidos que se escuchaban y sentían, alguna burbuja de aire salía a la superficie incluso, estaba bastante seguro de que el suelo estaba cediendo, cosa que tras meditarlo era un poco obvio, una casa tan vieja no podría aguantar tal peso. Esperaba que el suelo se viniese abajo antes de que el agua nos cubriese del todo.
Pero no, lo que pasó fue que empezó a caer agua, no sabría decir de donde, yo diría que de todas partes. La habitación empezaba a inundarse, y el jorobado se puso a llorar, golpeando la puerta, pidiendo perdón, "perdóneme señora, se lo suplico", gritaba. Aquello hacía que me preocupase incluso más, si aquél hombre conocía a aquella mujer, y la temía hasta suplicarle por su vida, lo que estaba a punto de pasar no parecía tener buena pinta.
-El agua no deja de subir, a este ritmo en unos minutos la habitación estará completamente inundada, tenemos que abrir una brecha.- le grité a Eltrant. Tuve que gritar, pues el agua caía con fuerza sobre más agua, resonando en la habitación, rugiendo. Hans parecía no saber nadar, pero trepar sí, y empezó a escalar el único armario de la habitación, encaramándose en lo más alto, temblando.
-¡La ventana!- grité señalándola, podríamos romperla y así el agua se drenaría, o en cualquier caso podríamos salir de ahí. Me enrollé un trozo de sábana en la mano para no cortarme con el cristal, y fui a darle un puñetazo, pero lo único que conseguí fue hacerme daño en la mano, creo que algo crujió incluso, no pude evitar rugir de dolor. Una especie de muro mágico protegía aquella ventana, se trataba de alguna runa seguro. Miré a Eltrant con desesperación, ahora ya no sabía que hacer, no podía creer que acabaría así, cuando apenas sabía quién era.
El agua nos llegaba al pecho, pero algo me alivió, los crujidos que se escuchaban y sentían, alguna burbuja de aire salía a la superficie incluso, estaba bastante seguro de que el suelo estaba cediendo, cosa que tras meditarlo era un poco obvio, una casa tan vieja no podría aguantar tal peso. Esperaba que el suelo se viniese abajo antes de que el agua nos cubriese del todo.
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Re: Luna escarlata [4/4][Lunas de sangre II][Cerrado]
Aún se encontraba aturdido, toda la información que le estaban dando de golpe no terminaba de ser procesada correctamente por su cerebro, por asintió simplemente cuando Alanna y las chicas acompañaron a esta a recuperar sus ropajes mientras que el mercenario se quedó en el pasillo con el medio hombre y Jericó.
Mientras esperaba se limitó a mirar la pared que tenía frente a él mientras se llevaba la mano al cuello –“Una ilusión…” – Murmuró mientras rememoraba las palabras que Niniel le había dicho.
Sin prestar demasiada atención a todo su alrededor el mercenario continuó repasando todo lo que acababa de pasar, mientras lo hacía, oyó el amnésico le decía algo, no obstante no tuvo tiempo alguno de responder ya que un grito proveniente de la habitación en la que se habían internado las chicas alertó a todos los presentes.
Frunciendo el ceño y apartando todo pensamiento de su cabeza siguió de cerca al semi elfo, quien había reaccionado más rápido y ya había comenzado a correr en dirección a la habitación de la que provenía el sonido.
Una vez se encontraron dentro del dormitorio en el que supuestamente Alanna había gritado, la puerta se cerró fuertemente tras ellos.
Eltrant frunció el ceño y sin pensárselo dos veces tiró fuerte del picaporte. –“No me sorprende...” – Masculló el mercenario de mal humor girándose y contemplando la habitación en la que estaban encerrados.
Sin nada que dijese de dónde como o porque se habían activado, varias trampillas se abrieron de par en par dejando caer en el interior de la habitación una cantidad ingente de agua, Eltrant chasqueó la lengua y se movió en dirección a la puerta de nuevo, seguía sin ceder.
En ese momento Jericó, gritando para hacerse oír sobre el sonido del agua que no paraba de caer en la habitación, avisó de que debían encontrar una salida lo antes posible si no querían morir ahogados. –“¡¿Por qué siempre tiene que ser agua?!” – Gritó como toda respuesta mientras chapoteaba por la habitación buscando una salida.
Hans, que también les había seguido hasta la habitación, se había cansado de suplicar a su ama y ahora se encontraba encima de uno de los armarios dónde podría permanecer apartado del agua, al menos, hasta que el dormitorio estuviese prácticamente inundado.
El elfo por su parte fue el primero en percatarse de la ventana que estaba en la habitación, la cual parecía ser la única salida, la cual trató de romper infructuosamente, al parecer una especie de manto mágico protegía aquella ventana. –“Brujos…” – Murmuró hastiado.
El mercenario respiró hondo y cerró los ojos, para justo a continuación desenvainar su espada. –“Apártate, Jericó” – Ordenó caminando lentamente hacia la única salida aparente con la espada en la mano, tenía pinta de ser gruesa, si el elfo no había podido partirla de un golpe es que estaba hecha expresamente para no dejar salir a los pobres incautos que cayesen en aquella trampa, por no hablar del extraño resplandor que emitia.
Estaba asustado, le temblaban los brazos, aunque no sabía exactamente si era de miedo o de ira, la mujer que vivía en aquella mansión se las había ingeniado para encerrarle en una habitación dos veces, había vuelto a caer en una trampa que, si hubiese sido cuidadoso, no habría sido muy difícil de evitar.
Pero ¿Cómo no iba a tener al menos un poco de miedo? No sabía nadar y el agua le llegaba ya por la cintura, frunciendo el ceño y apretando los dientes preparó su arma, dispuesto a clavarla en el duro cristal que tenía frente a él.
–“¡NO…” – Exclamó mientras lanzaba la primera estocada, la cual rebotó contra el cristal con una insultante facilidad, el pomo de su espada vibró en su mano debido a la intensidad del golpe, no iba a rendirse, no iba a morir allí –“…VAS A CONSEGUIR…” – En menos de un segundo volvió a acometer contra el cristal con la punta de la espada, consiguiendo el mismo resultado que antes, la hoja de su arma siguió vibrando en su mano y el agua ya llegaba a los dos hombres por el pecho. –“…MATARME!” – Para cuando finalizó la frase consiguió que su espada penetrase varios centímetros el grueso cristal, el curioso resplandor que emitía había desaparecido y ahora solo quedaba un enorme y grueso cristal preparado para no estallar por la presión que el agua debía de provocar cuando la habitación estuviese completa.
Aquello era un comienzo, pero el agua seguía subiendo y si no se aseguraba de que al menos una parte del cristal se quebrase las palabras que habían gritado escasos segundos antes iban a estar bastante equivocadas.
Jadeado agotado miró a Jericó sonriendo, solo tenían que empujar un poco y todo estaría solucionado, pero sucedió algo que no había anticipado, el suelo cedió, debía de haberlo supuesto, pero estaba demasiado desesperado para salir de allí como para preocuparse por la arquitectura del lugar.
Sin pensárselo dos veces, mientras sentía como el suelo templaba bajo sus pies dándose definitivamente por vencido, avanzó salpicando a través del dormitorio y agarró a Jericó de una de sus muñecas, justo a tiempo para poder hacer lo mismo con la extremidad que sobraba a la empuñadura de su arma, la cual seguía firmemente clavada en la ventana, antes de que el suelo cediera bajo sus pies, dejando caer todo el agua y a Hans, al pisó inferior.
El tirón fue fuerte, si hubiese estado en una forma física inferior, probablemente se habría roto un brazo, o al menos dislocado, sin embargo después de dejar escapar un grito de dolor al sentir como sus músculos se tensaban hasta el limite aguantó colgando de la espada, al menos durante el tiempo que la espada aguantase clavada en el cristal, el cual por el sonido que estaba haciendo, no iba a tardar en fragmentarse.
-“¡Agárrate!” – Gritó a Jericó, afianzando aún más su mano en torno a su muñeca, no estaba dispuesto a soltarle. -"Con un poco de suerte, el agua puede haber formado una piscina debajo de nosotros" - Se dijo a si mismo mientras contemplaba impotente como las grietas se extendían por todo el cristal.
Mientras esperaba se limitó a mirar la pared que tenía frente a él mientras se llevaba la mano al cuello –“Una ilusión…” – Murmuró mientras rememoraba las palabras que Niniel le había dicho.
Sin prestar demasiada atención a todo su alrededor el mercenario continuó repasando todo lo que acababa de pasar, mientras lo hacía, oyó el amnésico le decía algo, no obstante no tuvo tiempo alguno de responder ya que un grito proveniente de la habitación en la que se habían internado las chicas alertó a todos los presentes.
Frunciendo el ceño y apartando todo pensamiento de su cabeza siguió de cerca al semi elfo, quien había reaccionado más rápido y ya había comenzado a correr en dirección a la habitación de la que provenía el sonido.
Una vez se encontraron dentro del dormitorio en el que supuestamente Alanna había gritado, la puerta se cerró fuertemente tras ellos.
Eltrant frunció el ceño y sin pensárselo dos veces tiró fuerte del picaporte. –“No me sorprende...” – Masculló el mercenario de mal humor girándose y contemplando la habitación en la que estaban encerrados.
Sin nada que dijese de dónde como o porque se habían activado, varias trampillas se abrieron de par en par dejando caer en el interior de la habitación una cantidad ingente de agua, Eltrant chasqueó la lengua y se movió en dirección a la puerta de nuevo, seguía sin ceder.
En ese momento Jericó, gritando para hacerse oír sobre el sonido del agua que no paraba de caer en la habitación, avisó de que debían encontrar una salida lo antes posible si no querían morir ahogados. –“¡¿Por qué siempre tiene que ser agua?!” – Gritó como toda respuesta mientras chapoteaba por la habitación buscando una salida.
Hans, que también les había seguido hasta la habitación, se había cansado de suplicar a su ama y ahora se encontraba encima de uno de los armarios dónde podría permanecer apartado del agua, al menos, hasta que el dormitorio estuviese prácticamente inundado.
El elfo por su parte fue el primero en percatarse de la ventana que estaba en la habitación, la cual parecía ser la única salida, la cual trató de romper infructuosamente, al parecer una especie de manto mágico protegía aquella ventana. –“Brujos…” – Murmuró hastiado.
El mercenario respiró hondo y cerró los ojos, para justo a continuación desenvainar su espada. –“Apártate, Jericó” – Ordenó caminando lentamente hacia la única salida aparente con la espada en la mano, tenía pinta de ser gruesa, si el elfo no había podido partirla de un golpe es que estaba hecha expresamente para no dejar salir a los pobres incautos que cayesen en aquella trampa, por no hablar del extraño resplandor que emitia.
Estaba asustado, le temblaban los brazos, aunque no sabía exactamente si era de miedo o de ira, la mujer que vivía en aquella mansión se las había ingeniado para encerrarle en una habitación dos veces, había vuelto a caer en una trampa que, si hubiese sido cuidadoso, no habría sido muy difícil de evitar.
Pero ¿Cómo no iba a tener al menos un poco de miedo? No sabía nadar y el agua le llegaba ya por la cintura, frunciendo el ceño y apretando los dientes preparó su arma, dispuesto a clavarla en el duro cristal que tenía frente a él.
–“¡NO…” – Exclamó mientras lanzaba la primera estocada, la cual rebotó contra el cristal con una insultante facilidad, el pomo de su espada vibró en su mano debido a la intensidad del golpe, no iba a rendirse, no iba a morir allí –“…VAS A CONSEGUIR…” – En menos de un segundo volvió a acometer contra el cristal con la punta de la espada, consiguiendo el mismo resultado que antes, la hoja de su arma siguió vibrando en su mano y el agua ya llegaba a los dos hombres por el pecho. –“…MATARME!” – Para cuando finalizó la frase consiguió que su espada penetrase varios centímetros el grueso cristal, el curioso resplandor que emitía había desaparecido y ahora solo quedaba un enorme y grueso cristal preparado para no estallar por la presión que el agua debía de provocar cuando la habitación estuviese completa.
Aquello era un comienzo, pero el agua seguía subiendo y si no se aseguraba de que al menos una parte del cristal se quebrase las palabras que habían gritado escasos segundos antes iban a estar bastante equivocadas.
Jadeado agotado miró a Jericó sonriendo, solo tenían que empujar un poco y todo estaría solucionado, pero sucedió algo que no había anticipado, el suelo cedió, debía de haberlo supuesto, pero estaba demasiado desesperado para salir de allí como para preocuparse por la arquitectura del lugar.
Sin pensárselo dos veces, mientras sentía como el suelo templaba bajo sus pies dándose definitivamente por vencido, avanzó salpicando a través del dormitorio y agarró a Jericó de una de sus muñecas, justo a tiempo para poder hacer lo mismo con la extremidad que sobraba a la empuñadura de su arma, la cual seguía firmemente clavada en la ventana, antes de que el suelo cediera bajo sus pies, dejando caer todo el agua y a Hans, al pisó inferior.
El tirón fue fuerte, si hubiese estado en una forma física inferior, probablemente se habría roto un brazo, o al menos dislocado, sin embargo después de dejar escapar un grito de dolor al sentir como sus músculos se tensaban hasta el limite aguantó colgando de la espada, al menos durante el tiempo que la espada aguantase clavada en el cristal, el cual por el sonido que estaba haciendo, no iba a tardar en fragmentarse.
-“¡Agárrate!” – Gritó a Jericó, afianzando aún más su mano en torno a su muñeca, no estaba dispuesto a soltarle. -"Con un poco de suerte, el agua puede haber formado una piscina debajo de nosotros" - Se dijo a si mismo mientras contemplaba impotente como las grietas se extendían por todo el cristal.
Eltrant Tale
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Re: Luna escarlata [4/4][Lunas de sangre II][Cerrado]
*Alanna*
La lluvia le caía sobre la cara, las gotas, inclementes, no cesaban su clinc clinc contra los barrotes, los truenos sonaban con fuerza en el cielo y los sonidos propios de el campo quedaban totalmente cubiertos por el caer de la lluvia. La jaula se balanceaba con el fuerte viento y el sonido metálico crujía con cada vaivén. "Ñiiiiic, chinc chinc" lloraban las cadenas.
Tuvieron que pasar varios minutos para que la guardia, aturdida, con un dolor de cabeza fuerte, y ya totalmente empapada por el agua, se despertase. Lo primero que hizo fue tocarse la cabeza, y pronto se arrepintió de ello, rozó la herida abierta, no era muy grande, pero aun sangraba y no había tenido tiempo de cerrarse, ver la sangre la asustó un poco, y la hizo reaccionar.
Nerviosa, como un animal enjaulado, se movió por la jaula, de un barrote a otro, haciendo que esta se moviera aun más, los truenos que sonaban la ponían nerviosa, la alteraban, y, finalmente, uno sonó tan cerca, iluminó el cielo hasta tal punto, que, entre las nubes, pudo ver una enorme luna roja, llena, que parecía reírse de ella. Espantada por los estruendos, se abrazó a si misma. No podía hacer nada allí, y no se sentía nada cómoda con esa situación.
"Si tan solo no hubiera querido reunirlos a todos" pensó con culpabilidad. Una culpabilidad que pronto dejó paso a la preocupación. "Todos" si ella estaba allí encerrada, pasandolo mal, dónde estarían los demás, posiblemente igual o peor que ella. Miró la jaula, buscando un modo de salir, cuando un nuevo trueno sonó con fuerza. Gritó tapándose los oídos, estaba helada, sola y totalmente mojada bajo el peor cielo que había visto nunca.
Respirando de forma trémula, con los labios temblando, volvió a sobreponerse, no podía quedarse quieta esperando que a los demás les pasara los dioses sabían qué. Centrándose en su labor, intentando aislar los ruidos y la oscuridad que tan poco le gustaban, contempló su celda. No había candado alguno, pero tenía sus dagas y su espada con ella. podía colar las piernas por entre los barrotes, juraría que, si no fuera por el culo, incluso sería capaz de dejarse caer, pero no era el caso, aunque pudiera pasar la parte de bajo, se quedaría enganchada con el pecho, tal vez debería recuperar la costumbre de vendarse antes de salir a cualquier sitio.
Negando con la cabeza, volvió a concentrarse, y esta vez, miró arriba, el mecanismo era pobre, viejo, pero estaba bien enganchado al árbol, en cambio, las cadenas eran otro cantar. era todo tan antiguo que incluso la propia jaula, si la tocaba se notaba oxidada, esa era su mejor oportunidad.
Poniendo los pies sobre los barrotes, llegando todo lo arriba que era capaz de ese diminuto espacio que a penas le permitía estar de rodillas, sacó su brazo de los barrotes e intentó sacar el clavo que mantenía la jaula y las cadenas unidas, sin embargo estaba tan sumamente pegado que era imposible hacerlo, se hizo daño en el brazo al girarlo de modo extraño para conseguirlo sin a resultado alguno.
Finalmente, pensando que, con lo oxidado que estaba, no sería difícil romperlo, comenzó a golpear con la espada enfundada hasta que la jaula, efectivamente, cedió y se fue a estallar sobre el suelo. Alanna, cogida de los barrotes, soltó la espada y se dejó caer. Cayó al suelo con un grito y notó abrirse la jaula, el golpe le dolió y posiblemente más tarde tendría una buena colección de moretones, pero en ese momento, eso era lo de menos.
Tomó la espada del suelo y corrió hacia el interior de la casa. Intentó entrar, pero la puerta estaba cerrada a cal y canto, se fue hacia otro lugar por donde entrar, una ventana, lo que fuera, pero solo una estaba abierta, la de la cocina. Cuando por fin entró, dolorida, mojada y cansada, respiró hondo. Eligió mal momento. Algo en la cocina olía mal, y pronto reconoció el olor, cloroformo...
Cayó dormida en, a penas, dos segundos, ¿es que esa mujer no se cansaba de ese maldito truco?
*******************************************************************************************************************
*Marie*
Desde el sótano, Marie contemplaba con ira fría como Níniel jugaba con sus recuerdos, iracunda, se acercó a una mesa llena de tarros y, soltando un grito, de una sola pasada de brazo, tiró todos los botes que había sobre la mesa, y, tras eso, la misma mesa, la giró fuertemente y, después, todo tembló, su poder empezaba a descontrolarse.
- ¡Esas cosas son de mi marido Zorra! Quítatelas, quítatelas ahora mismo!- gritaba llena de ira.- ¡Me las pagarás puta!- chilló haciendo que su grito resonase por todo el sotano.
Activando una palanca, el cuarto comenzó a llenarse de humo, un humo verde que, una vez más dejaría a la mujer dormida. Ni corta ni perezosa, la bruja se fue a por las dos jóvenes ya dormidas, primero a por la joven de la cocina, a quien recogió accediendo a un pasadizo que llevaba a los fogones, a la elfa la tomó con un mecanismo que ella misma solía usar para acelerar su descenso al sótano, simplemente abría el suelo y este, cual tobogán, la lanzaba a un colchón allí puesto.
- Tu.... tu, maldita, si no fuera porque te necesito, puedes apostar a que te mataría aquí y ahora.....
Sin cuidado alguno, metió a Niniel en uno de los tarros llenos de líquido, sabia y la bacteria botulínica unidas a una runa de aire que les permitía respirar era lo que cristalizaba a las jóvenes, permitiéndolas respirar y ver pero, poco a poco, restandoles movimiento.
- Es una pena que estés tan herida, querida....- murmuró al cuerpo dormido de la guardia- así sirves menos.... pero aun me puedes ser útil.- con la misma poca delicadeza con la que había tratado a la elfa, la metió en uno de sus tarros, solo quedaba uno vacío.- Mi querida dragona, quién pensaría que serías la más útil...
Ni en sus mejores sueños habría esperado obtener el cuerpo de un dragón y de un elfo, era perfecto. Miró una vez más a los muchachos, el suelo había cedido, Hans se recuperaba en el salón que, en ese momento, estaba totalmente empapado, el agua había dejado de surtir y los malditos estaban sanos y salvos.... La mujer frunció el ceño, esos idiotas, todos ellos, estaban siendo más problemáticos de lo que ella había creído, debía encontrar algún modo de solucionarlo.
- Vamos contigo- se giró rabiosa a mirar a la chica que quedaba.
Nuevamente, el humo lleno el lugar donde estaba la joven, las cucarachas desaparecieron por fin, y la mujer repitió lo que había hecho con las otras dos. Pronto, muy pronto, no podrían moverse.
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Off: Subrayado el uso de la Pasiva: Trampas y venenos, para escapar de la trampa.
La lluvia le caía sobre la cara, las gotas, inclementes, no cesaban su clinc clinc contra los barrotes, los truenos sonaban con fuerza en el cielo y los sonidos propios de el campo quedaban totalmente cubiertos por el caer de la lluvia. La jaula se balanceaba con el fuerte viento y el sonido metálico crujía con cada vaivén. "Ñiiiiic, chinc chinc" lloraban las cadenas.
Tuvieron que pasar varios minutos para que la guardia, aturdida, con un dolor de cabeza fuerte, y ya totalmente empapada por el agua, se despertase. Lo primero que hizo fue tocarse la cabeza, y pronto se arrepintió de ello, rozó la herida abierta, no era muy grande, pero aun sangraba y no había tenido tiempo de cerrarse, ver la sangre la asustó un poco, y la hizo reaccionar.
Nerviosa, como un animal enjaulado, se movió por la jaula, de un barrote a otro, haciendo que esta se moviera aun más, los truenos que sonaban la ponían nerviosa, la alteraban, y, finalmente, uno sonó tan cerca, iluminó el cielo hasta tal punto, que, entre las nubes, pudo ver una enorme luna roja, llena, que parecía reírse de ella. Espantada por los estruendos, se abrazó a si misma. No podía hacer nada allí, y no se sentía nada cómoda con esa situación.
"Si tan solo no hubiera querido reunirlos a todos" pensó con culpabilidad. Una culpabilidad que pronto dejó paso a la preocupación. "Todos" si ella estaba allí encerrada, pasandolo mal, dónde estarían los demás, posiblemente igual o peor que ella. Miró la jaula, buscando un modo de salir, cuando un nuevo trueno sonó con fuerza. Gritó tapándose los oídos, estaba helada, sola y totalmente mojada bajo el peor cielo que había visto nunca.
Respirando de forma trémula, con los labios temblando, volvió a sobreponerse, no podía quedarse quieta esperando que a los demás les pasara los dioses sabían qué. Centrándose en su labor, intentando aislar los ruidos y la oscuridad que tan poco le gustaban, contempló su celda. No había candado alguno, pero tenía sus dagas y su espada con ella. podía colar las piernas por entre los barrotes, juraría que, si no fuera por el culo, incluso sería capaz de dejarse caer, pero no era el caso, aunque pudiera pasar la parte de bajo, se quedaría enganchada con el pecho, tal vez debería recuperar la costumbre de vendarse antes de salir a cualquier sitio.
Negando con la cabeza, volvió a concentrarse, y esta vez, miró arriba, el mecanismo era pobre, viejo, pero estaba bien enganchado al árbol, en cambio, las cadenas eran otro cantar. era todo tan antiguo que incluso la propia jaula, si la tocaba se notaba oxidada, esa era su mejor oportunidad.
Poniendo los pies sobre los barrotes, llegando todo lo arriba que era capaz de ese diminuto espacio que a penas le permitía estar de rodillas, sacó su brazo de los barrotes e intentó sacar el clavo que mantenía la jaula y las cadenas unidas, sin embargo estaba tan sumamente pegado que era imposible hacerlo, se hizo daño en el brazo al girarlo de modo extraño para conseguirlo sin a resultado alguno.
Finalmente, pensando que, con lo oxidado que estaba, no sería difícil romperlo, comenzó a golpear con la espada enfundada hasta que la jaula, efectivamente, cedió y se fue a estallar sobre el suelo. Alanna, cogida de los barrotes, soltó la espada y se dejó caer. Cayó al suelo con un grito y notó abrirse la jaula, el golpe le dolió y posiblemente más tarde tendría una buena colección de moretones, pero en ese momento, eso era lo de menos.
Tomó la espada del suelo y corrió hacia el interior de la casa. Intentó entrar, pero la puerta estaba cerrada a cal y canto, se fue hacia otro lugar por donde entrar, una ventana, lo que fuera, pero solo una estaba abierta, la de la cocina. Cuando por fin entró, dolorida, mojada y cansada, respiró hondo. Eligió mal momento. Algo en la cocina olía mal, y pronto reconoció el olor, cloroformo...
Cayó dormida en, a penas, dos segundos, ¿es que esa mujer no se cansaba de ese maldito truco?
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*Marie*
Desde el sótano, Marie contemplaba con ira fría como Níniel jugaba con sus recuerdos, iracunda, se acercó a una mesa llena de tarros y, soltando un grito, de una sola pasada de brazo, tiró todos los botes que había sobre la mesa, y, tras eso, la misma mesa, la giró fuertemente y, después, todo tembló, su poder empezaba a descontrolarse.
- ¡Esas cosas son de mi marido Zorra! Quítatelas, quítatelas ahora mismo!- gritaba llena de ira.- ¡Me las pagarás puta!- chilló haciendo que su grito resonase por todo el sotano.
Activando una palanca, el cuarto comenzó a llenarse de humo, un humo verde que, una vez más dejaría a la mujer dormida. Ni corta ni perezosa, la bruja se fue a por las dos jóvenes ya dormidas, primero a por la joven de la cocina, a quien recogió accediendo a un pasadizo que llevaba a los fogones, a la elfa la tomó con un mecanismo que ella misma solía usar para acelerar su descenso al sótano, simplemente abría el suelo y este, cual tobogán, la lanzaba a un colchón allí puesto.
- Tu.... tu, maldita, si no fuera porque te necesito, puedes apostar a que te mataría aquí y ahora.....
Sin cuidado alguno, metió a Niniel en uno de los tarros llenos de líquido, sabia y la bacteria botulínica unidas a una runa de aire que les permitía respirar era lo que cristalizaba a las jóvenes, permitiéndolas respirar y ver pero, poco a poco, restandoles movimiento.
- Es una pena que estés tan herida, querida....- murmuró al cuerpo dormido de la guardia- así sirves menos.... pero aun me puedes ser útil.- con la misma poca delicadeza con la que había tratado a la elfa, la metió en uno de sus tarros, solo quedaba uno vacío.- Mi querida dragona, quién pensaría que serías la más útil...
Ni en sus mejores sueños habría esperado obtener el cuerpo de un dragón y de un elfo, era perfecto. Miró una vez más a los muchachos, el suelo había cedido, Hans se recuperaba en el salón que, en ese momento, estaba totalmente empapado, el agua había dejado de surtir y los malditos estaban sanos y salvos.... La mujer frunció el ceño, esos idiotas, todos ellos, estaban siendo más problemáticos de lo que ella había creído, debía encontrar algún modo de solucionarlo.
- Vamos contigo- se giró rabiosa a mirar a la chica que quedaba.
Nuevamente, el humo lleno el lugar donde estaba la joven, las cucarachas desaparecieron por fin, y la mujer repitió lo que había hecho con las otras dos. Pronto, muy pronto, no podrían moverse.
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Off: Subrayado el uso de la Pasiva: Trampas y venenos, para escapar de la trampa.
Última edición por Alanna Delteria el Jue 26 Nov - 0:05, editado 1 vez
Alanna Delteria
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Re: Luna escarlata [4/4][Lunas de sangre II][Cerrado]
Elwen escuchó gritos de furia que terminaron por despertarla, aún sin ver nada ya suponía que debía de ser aquella mujer ¿Pero qué habría pasado para cabrearla tanto? Poco a poco empezó a despertar pero la visión que tuvo al abrir los ojos fue tan horrible que no pudo evitar lanzar un grito.
Cucarachas, cientos de ellas estaban deambulando al otro lado del cristal donde ella estaba metida. Aun no habiendo contacto con esos desagradables bichos, la dragona estaba aterrada. Mirase a donde mirase sólo veía sus patas moverse de un lado a otro.
- Quiero salir de aquí… - murmuró Elwen presa del miedo.
En ese instante vio a la mujer entrar de nuevo al sótano llevando a alguien inconsciente y con una herida en la cabeza.
- ¡Alanna!- la llamó en vano- ¡¿Qué es lo que le has hecho?!
Pronto vio a otra persona inconsciente, esta cayó de una trampilla a un colchón. Era Niniel. No era posible, habían caído las tres, las tres víctimas que le faltaban a aquella odiosa mujer. Tenía que hacer algo, tenía que salir de allí, pero aquella especia de urna de cristal era muy pequeña para transformarse.
Cuando la dragona vio como aquella mujer metía a Niniel y a Alanna en aquellos tarros, empezó a golpear el cristal intentando liberarse. Pareció olvidarse por completo de aquellos insectos que había al otro lado, en ese momento el miedo fue sustituido por la ira y el odio.
- ¡¡Si les haces daño me encargaré de que sufras!!- le gritó a la mujer- ¡¡Lamentarás todo esto!!
Aquella bruja se volvió hacia ella, dispuesta a repetir el proceso que había hecho con Alanna y Niniel. Elwen siguió golpeando el cristal todo lo fuerte que podía, no podía rendirse, tenía que ayudarlas.
Pero el humo volvió a inundar aquella zona, y Elwen empezó a notar como el sueño se apoderaba de ella. Intentó resistirse pero sabía que no podría hacer mucho. ¿Dónde estaban Eltrant y Jericó cuando se les necesitaba?
- Maldita… Te acordarás de esta…- dijo al caer de rodillas aún intentando aguantar el sueño.
Elwen no pudo resistir más y terminó por caer ante el sueño.
Cucarachas, cientos de ellas estaban deambulando al otro lado del cristal donde ella estaba metida. Aun no habiendo contacto con esos desagradables bichos, la dragona estaba aterrada. Mirase a donde mirase sólo veía sus patas moverse de un lado a otro.
- Quiero salir de aquí… - murmuró Elwen presa del miedo.
En ese instante vio a la mujer entrar de nuevo al sótano llevando a alguien inconsciente y con una herida en la cabeza.
- ¡Alanna!- la llamó en vano- ¡¿Qué es lo que le has hecho?!
Pronto vio a otra persona inconsciente, esta cayó de una trampilla a un colchón. Era Niniel. No era posible, habían caído las tres, las tres víctimas que le faltaban a aquella odiosa mujer. Tenía que hacer algo, tenía que salir de allí, pero aquella especia de urna de cristal era muy pequeña para transformarse.
Cuando la dragona vio como aquella mujer metía a Niniel y a Alanna en aquellos tarros, empezó a golpear el cristal intentando liberarse. Pareció olvidarse por completo de aquellos insectos que había al otro lado, en ese momento el miedo fue sustituido por la ira y el odio.
- ¡¡Si les haces daño me encargaré de que sufras!!- le gritó a la mujer- ¡¡Lamentarás todo esto!!
Aquella bruja se volvió hacia ella, dispuesta a repetir el proceso que había hecho con Alanna y Niniel. Elwen siguió golpeando el cristal todo lo fuerte que podía, no podía rendirse, tenía que ayudarlas.
Pero el humo volvió a inundar aquella zona, y Elwen empezó a notar como el sueño se apoderaba de ella. Intentó resistirse pero sabía que no podría hacer mucho. ¿Dónde estaban Eltrant y Jericó cuando se les necesitaba?
- Maldita… Te acordarás de esta…- dijo al caer de rodillas aún intentando aguantar el sueño.
Elwen no pudo resistir más y terminó por caer ante el sueño.
Elwen
Aprendiz
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Re: Luna escarlata [4/4][Lunas de sangre II][Cerrado]
Tras la provocación, algo que la peliblanca disfrutó sinceramente esperando sacar de sus casillas a esa lunática a pesar de que tener éxito con aquello significara correr un gran riesgo, Níniel se preparó para enfrentarse a lo que fuera que Marie hiciera para castigarla por sus actos. Destrozó las runas que había encontrado tras el cuadro para que nadie pudiese ver ni oír sus preparativos y volvió a colocarse la tela húmeda sobre su rostro para evitar volver a ser presa de los venenos alucinógenos una vez más. ¿Qué intentaría esta vez?, quizá una nueva trampilla o algo más parecido a la trampa acuática en la que estaban atrapados los chicos, puede que alguna criatura de las que solían dar miedo como arañas o serpientes...Aunque si había logrado enfadarla al manipular sus recuerdos la verdad es que esperaba que la dueña de aquella casa de pesadilla fuera en persona y que su enfado la llevara a cometer un error.
Tensa y esperando que en cualquier momento pasara algo a lo que tendría que adaptarse para actuar rápidamente observó como la habitación comenzó a llenarse con un gas de color verdoso. ¿Más ilusiones?, aquello no iba a funcionar dos veces con la peliblanca que ya estaba mentalmente prevenida para algo así, además con sus vías respiratorias protegidas podría permanecer allí sin ser afectada durante un tiempo. No obstante pronto se percató de que no era el mismo gas que ya había sufrido con antelación aunque no sabía qué efecto podría tener el nuevo veneno. Se agachó para miminizar aún más su exposición a la sustancia y trató de pensar en qué podía ser, cómo combatirlo y cómo dar la vuelta a la situación. Pronto llegó a la conclusión, gracias a la información de la que disponía sobre Marie y sus motivaciones así como de alquimia, que debía de ser gas somnífero, parecía que al final no había logrado descentrar a la loca de la sangre lo suficiente como para hacerla actuar sin cautela. "Tendría que haber sido aún más atrevida, seguro que así no hubiera tomado tantas precauciones", pensó la elfa mientras su única posibilidad de hacer algo por los demás se esfumaba mientras echaba un vistazo más a las imágenes de la habitación para ver con consternación como la trampa acuática solo mostraba imágenes de agua y la de Elwen mostraba a la dragona en su celda transparente. También miró la imagen de Alanna pero parecía estar estropeada pues no se la veía ni la jaula.
A pesar de sus precauciones comenzó a notar como su cuerpo se adormecía y su mente empezaba a desconcentrarse. En situaciones como esa Níniel odiaba tener razón y acertar casi siempre con sus hipótesis, tal y como había pensado se trataba de un gas del sueño. Seguramente una vez quedara inconsciente sería llevada junto a las demás chicas para ser material de sacrificio, muy posiblemente no volvería a abrir los ojos cuando se le cerraran y de la impotencia por ella y los demás no pudo si no derramar unas lágrimas de rabia. "Ojala mi sangre se te atragante puta chiflada", pensó en un último e inútil intento de rebeldía. En ese momento en el que la conciencia de la peliblanca se apagaba el gas comenzó a retirarse y a desaparecer. Adormecida Níniel escuchó un sonido mecánico y al mirar en la dirección de origen de dicho sonido vió como una trampilla se había abierto en el suelo a unos pasos de donde se encontraba, pronto comenzó a escuchar el eco de la voz de Marie llamándola de todo menos bonita. "Si que está cabreada a pesar de todo...Si tan solo estuviese un poco más despierta se iba a enterar de lo que ocurre cuando se hace enfadar a una sacerdotisa". Pero la verdad era que le costaba moverse a pesar de seguir consciente, no podría enfrentarse a Marie así. Por ello decidió optar por su única opción, fingir estar dormida hasta despejarse un poco o tener una clara oportunidad.
Notó como Marie le quitaba la bata de su marido y cómo la arrastraba hasta la trampilla, llegando a pensar que quizá tuviera las fuerzas suficientes para clavar su daga en el cuello de aquella mujer incluso en su estado, pero la duda la hizo esperar un poco más. Se deslizó despacio por otro de aquellos toboganes y acabó en lo que parecía ser el sótano, concretamente el lugar que Hans había mencionado, el jorobado les había dicho la verdad. Convertido en una especie de laboratorio infernal el lugar estaba lleno de materiales de alquimia y encantamientos y en el centro de la sala diez contenedores transparentes de los cuales siete estaban ocupados por mujeres. Níniel vió a Alanna dormida y bastante magullada, y Elwen también estaba allí aunque aún en su extraña prisión. Níniel trató de levantarse, aprovechar el momento para estropearle la fiesta a Marie y sacar a sus amigas de allí, pero aún afectada por el gas cayó de nuevo al suelo sin haber logrado dar ni un paso. Fue una suerte porque aquella malvada mujer llegó justo en ese momento y no se dio cuenta de que la elfa estaba despierta. Acabó dentro de uno de los tubos, consciente y respirando gracias a una runa pero sin haberse rendido aún y esperando el momento adecuado. Tenía su daga aún oculta y su magia, aún no había dicho su última palabra.
Tensa y esperando que en cualquier momento pasara algo a lo que tendría que adaptarse para actuar rápidamente observó como la habitación comenzó a llenarse con un gas de color verdoso. ¿Más ilusiones?, aquello no iba a funcionar dos veces con la peliblanca que ya estaba mentalmente prevenida para algo así, además con sus vías respiratorias protegidas podría permanecer allí sin ser afectada durante un tiempo. No obstante pronto se percató de que no era el mismo gas que ya había sufrido con antelación aunque no sabía qué efecto podría tener el nuevo veneno. Se agachó para miminizar aún más su exposición a la sustancia y trató de pensar en qué podía ser, cómo combatirlo y cómo dar la vuelta a la situación. Pronto llegó a la conclusión, gracias a la información de la que disponía sobre Marie y sus motivaciones así como de alquimia, que debía de ser gas somnífero, parecía que al final no había logrado descentrar a la loca de la sangre lo suficiente como para hacerla actuar sin cautela. "Tendría que haber sido aún más atrevida, seguro que así no hubiera tomado tantas precauciones", pensó la elfa mientras su única posibilidad de hacer algo por los demás se esfumaba mientras echaba un vistazo más a las imágenes de la habitación para ver con consternación como la trampa acuática solo mostraba imágenes de agua y la de Elwen mostraba a la dragona en su celda transparente. También miró la imagen de Alanna pero parecía estar estropeada pues no se la veía ni la jaula.
A pesar de sus precauciones comenzó a notar como su cuerpo se adormecía y su mente empezaba a desconcentrarse. En situaciones como esa Níniel odiaba tener razón y acertar casi siempre con sus hipótesis, tal y como había pensado se trataba de un gas del sueño. Seguramente una vez quedara inconsciente sería llevada junto a las demás chicas para ser material de sacrificio, muy posiblemente no volvería a abrir los ojos cuando se le cerraran y de la impotencia por ella y los demás no pudo si no derramar unas lágrimas de rabia. "Ojala mi sangre se te atragante puta chiflada", pensó en un último e inútil intento de rebeldía. En ese momento en el que la conciencia de la peliblanca se apagaba el gas comenzó a retirarse y a desaparecer. Adormecida Níniel escuchó un sonido mecánico y al mirar en la dirección de origen de dicho sonido vió como una trampilla se había abierto en el suelo a unos pasos de donde se encontraba, pronto comenzó a escuchar el eco de la voz de Marie llamándola de todo menos bonita. "Si que está cabreada a pesar de todo...Si tan solo estuviese un poco más despierta se iba a enterar de lo que ocurre cuando se hace enfadar a una sacerdotisa". Pero la verdad era que le costaba moverse a pesar de seguir consciente, no podría enfrentarse a Marie así. Por ello decidió optar por su única opción, fingir estar dormida hasta despejarse un poco o tener una clara oportunidad.
Notó como Marie le quitaba la bata de su marido y cómo la arrastraba hasta la trampilla, llegando a pensar que quizá tuviera las fuerzas suficientes para clavar su daga en el cuello de aquella mujer incluso en su estado, pero la duda la hizo esperar un poco más. Se deslizó despacio por otro de aquellos toboganes y acabó en lo que parecía ser el sótano, concretamente el lugar que Hans había mencionado, el jorobado les había dicho la verdad. Convertido en una especie de laboratorio infernal el lugar estaba lleno de materiales de alquimia y encantamientos y en el centro de la sala diez contenedores transparentes de los cuales siete estaban ocupados por mujeres. Níniel vió a Alanna dormida y bastante magullada, y Elwen también estaba allí aunque aún en su extraña prisión. Níniel trató de levantarse, aprovechar el momento para estropearle la fiesta a Marie y sacar a sus amigas de allí, pero aún afectada por el gas cayó de nuevo al suelo sin haber logrado dar ni un paso. Fue una suerte porque aquella malvada mujer llegó justo en ese momento y no se dio cuenta de que la elfa estaba despierta. Acabó dentro de uno de los tubos, consciente y respirando gracias a una runa pero sin haberse rendido aún y esperando el momento adecuado. Tenía su daga aún oculta y su magia, aún no había dicho su última palabra.
Níniel Thenidiel
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Re: Luna escarlata [4/4][Lunas de sangre II][Cerrado]
La habitación estaba apunto de inundarse por completo, ya faltaba menos para que cediera, o eso esperaba al menos. Eltrant trató de romper la ventana, pero tan solo logró incrustar un poco su espada en el grueso cristal. Fruncí el ceño, molesto, al creer que ya podría romperla pero el cristal era demasiado grueso. Sin embargo, al subir el nivel del agua y cubrir la ventana, ésta empezó a quebrarse por la presión que estaba aguantando.
Pero antes de que el cristal estallase, el suelo cedió primero. Justo antes de ser succionados a un abismo que desconocíamos, Eltrant se apresuró por agarrarme mientras con la otra mano se aferraba a la espada clavada en la ventana. Hans, el suelo, y litros y litros de agua cayeron al piso inferior, mientras nosotros estábamos colgados de la pared, de la ventana mejor dicho, pero por los crujidos que emitía no aguantaría mucho más. Me gritó que me agarrase a la par que él me cogía la muñeca con más fuerza todavía, y así lo hice.
El cristal, agrietado ya, terminó por reventar, dejándonos caer a lo que parecía ser un salón. El agua me cubría hasta la cintura o un poco menos, así que la caída quedó más o menos amortiguada, no dolió al menos. Inspeccioné algo mejor dónde habíamos caído. Al parecer era el salón, el mismo que vimos cuando entremos en la casa, pero estaba oscuro, no se si fue cosa del agua o ya estaba así. Sobre un puñado de madera que serían muebles rotos, yacía Hans, me acerqué a comprobar que aún respiraba y así confirmé que seguía con vida.
-Parece que la caída lo ha dejado inconsciente.- dije a Eltrant.
Algo llamó mi atención, eran voces, y venían de una de las dos puertas, ambas cerradas. Fui a abrir aquella de donde salían aquellos ruidos, con cuidado. El agua salió corriendo y se escampó por el resto del piso inferior, era la entrada donde nos recibieron, pero justo debajo de las escaleras había una puerta de la que no me había percatado antes. Por lo que dijo Hans hace un rato, me temía que aquella puerta condujera al sótano. Me preocupé por las chicas, hacía rato que no sabíamos nada de ellas, si les había pasado algo... no podía pensar en ello.
-Deberíamos bajar con cuidado, no sabemos si hay más trampas por aquí.- le dije mientras me disponía a abrir la puerta vigilando no hacer ruido.
Pero antes de que el cristal estallase, el suelo cedió primero. Justo antes de ser succionados a un abismo que desconocíamos, Eltrant se apresuró por agarrarme mientras con la otra mano se aferraba a la espada clavada en la ventana. Hans, el suelo, y litros y litros de agua cayeron al piso inferior, mientras nosotros estábamos colgados de la pared, de la ventana mejor dicho, pero por los crujidos que emitía no aguantaría mucho más. Me gritó que me agarrase a la par que él me cogía la muñeca con más fuerza todavía, y así lo hice.
El cristal, agrietado ya, terminó por reventar, dejándonos caer a lo que parecía ser un salón. El agua me cubría hasta la cintura o un poco menos, así que la caída quedó más o menos amortiguada, no dolió al menos. Inspeccioné algo mejor dónde habíamos caído. Al parecer era el salón, el mismo que vimos cuando entremos en la casa, pero estaba oscuro, no se si fue cosa del agua o ya estaba así. Sobre un puñado de madera que serían muebles rotos, yacía Hans, me acerqué a comprobar que aún respiraba y así confirmé que seguía con vida.
-Parece que la caída lo ha dejado inconsciente.- dije a Eltrant.
Algo llamó mi atención, eran voces, y venían de una de las dos puertas, ambas cerradas. Fui a abrir aquella de donde salían aquellos ruidos, con cuidado. El agua salió corriendo y se escampó por el resto del piso inferior, era la entrada donde nos recibieron, pero justo debajo de las escaleras había una puerta de la que no me había percatado antes. Por lo que dijo Hans hace un rato, me temía que aquella puerta condujera al sótano. Me preocupé por las chicas, hacía rato que no sabíamos nada de ellas, si les había pasado algo... no podía pensar en ello.
-Deberíamos bajar con cuidado, no sabemos si hay más trampas por aquí.- le dije mientras me disponía a abrir la puerta vigilando no hacer ruido.
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Re: Luna escarlata [4/4][Lunas de sangre II][Cerrado]
-“No, joder, no” – Fue lo último que pudo decir el mercenario antes de que el cristal del que se estaba sujetando estallase en un centenar de pequeños fragmentos y se precipitase al fondo de la estancia, dónde aguardaban todos los muebles y el agua que hacia escasos momentos habían estado en la habitación.
Lo primero que trató de hacer Eltrant mientras caía en dirección a su inevitable destino fue proteger su cabeza, cosa que solo consiguió a medias, pues aunque el agua que llenaba la habitación en la que él y Jericó se habían quedado atrapados amortiguó el impacto contra el suelo, esto no impidió que se diese un fuerte golpe contra uno de los muebles que ahora flotaban en aquel lugar. El súbito dolor que sintió en su frente fue rápidamente reemplazado por la gélida agua que trataba de entrar en sus pulmones, afortunadamente esto último impidió que se desmayase.
Una vez Eltrant se dio cuenta de que contra todo pronóstico la caída no había sido tan letal como había imaginado en un principio salió de debajo de agua y, buscó a Jericó, el cual parecía haber tenido más suerte que él a la hora de caer contra el suelo, justo tras localizar al su compañero se llevó la mano a la frente, dónde ahora una pequeña brecha había comenzado a sangrar. –“¿Qué tal te encuentras?” – Preguntó al joven elfo mientras buscaba a tientas su espada, que debería de estar en algún lugar bajo el agua.
Jericó entonces, después de comprobar que Hans seguía con vida, atraído por unas voces que Eltrant no había oído abrió la única puerta que había en aquella habitación, lo cual hizo que el agua saliese precipitada al exterior, lo que facilitó mucho al mercenario el encontrar su espada.
Una vez con la espada en su poder siguió a Jericó para encontrarse con que estaban de vuelta en la entrada de la mansión, el último lugar en el que habían visto a la dueña de la mansión antes de subir a sus habitaciones.
-“Tienes razón” – Afirmó Eltrant ante las palabras del rubio, el gritó de Alanna era real, o al menos, lo había parecido, si lo que había relatado Hans poco antes era cierto el sótano sería un buen lugar para empezar a buscarlas.
Antes de bajar al piso inferior buscó en su bota la fiel daga que siempre le acompañaba a todas partes y se la entregó a su nuevo compañero –“Por si acaso” – Dijo mientras la depositaba en su mano –“… Me gustaría dejarte esta” – El mercenario señaló a la otra espada que siempre cargaba con él, la que tenía bien sujeta a su cinto junto a la vaina de la que tenía en la mano –“Pero está… bastante rota” – Eltrant extrajo la vieja espada que encontró hace años en mitad del bosque lo justo como para que Jericó viese que lo único que quedaba de ella era un trozo de metal herrumbroso pegado a la empuñadura.
Después de haberse asegurado de que Jericó no bajaba desarmado a enfrentarse a una loca maestra de las ilusiones tomo aire y después de abrir la puerta cuidadosamente comenzó a descender en cabeza.
–“Mantente cerca” – Susurró mientras colocaba la espada frente a él.
Bajo lentamente los escalones, un paso tras otro, uno a uno, no sabía lo que les esperaba ahí abajo, pero Jericó estaba en lo correcto, trampas guardianes, no sabía lo que esperar de aquella mujer.
Pronto el largo descenso cesó, limpiándose la sangre que descendía por su frente hasta acabar sobre su ojo izquierdo llevó su mano derecha hasta el picaporte y, girándose hacia Jericó asintió – “Vamos allá” – Con un fuerte crujido la puerta se abrió lentamente, dejando entrever un lugar repleto de productos alquímicos, con pequeñas llamas y libros desperdigados por doquier y Marie estaba allí.
Sin dudarlo un segundo el mercenario entró en la habitación para ver a las chicas en el interior de lo que parecían ser enormes tarros de cristal. La mujer dibujo en su rostro una enigmática sonrisa cuando vio a los recién llegados y se cruzó de brazos frente a los tarros en los que se encontraban las chicas.
-“Dos contra uno” – Eltrant frunció el ceño y alzó su espada con la que señaló a la bruja –“Déjalas ir, ahora.” – Ordenó.- "Casi me ahogo dos veces, así que, como comprenderás, no estoy de humor" - No solía ser tan agresivo, pero aquella mujer se había reído varias veces de él, con sus trampas y si algo había aprendido de los brujos, especialmente de los ilusionistas, es que no solían ser grandes luchadores cuerpo a cuerpo, tenían ventaja.
Marie, sin embargo, dejó escapar una melodiosa risa ante la amenaza –“¿De verdad creías que Hans era la única persona con la que contaba para protegerme? Dioses, pero que ingenuos podéis llegar a ser los hombres" - La sonrisa de la pelirroja de ensanchó - "Gretel, cariño, encárgate de ellos, no me sirven para nada” – Dijo mientras señalaba a los dos muchachos.
A una velocidad vertiginosa, una mujer ataviada con un traje de sirvienta, de largos cabellos rubios y profundos ojos azules emergió de la oscuridad que había en uno de los rincones de la habitación y se lanzó contra los muchachos, Eltrant, que no se esperaba la interrupción de un tercero en aquel lugar, colocó su espada frente a su cara justo a tiempo para no ser decapitado.
Ya conocía aquella sensación, el peso extra que aquella persona colocaba a cada uno de sus golpes, ya se había enfrentado a algo así, una vez. –“¡Jericó! ¡Ayuda a las chicas y acaba con la bruja! ¡Yo entretengo a esta cosa!” – Pudo decir antes de que la Bio-Cibernética desviase su espada a un lado y le golpease en el pecho lo cual le lanzó contra una de las muchas estanterías que había repartidas por el sótano.
–“¿Así que eres humano?” – Preguntó la Cibernética sonriendo –“No te preocupes, puedo mutilarte sin matarte, puedo hacerlo, será sencillo, sí… la ama estará muy contenta, muy contenta… y después... el otro” - Miró rápidamente a Jericó y sonrió - "Va a ser divertido"
Lo primero que trató de hacer Eltrant mientras caía en dirección a su inevitable destino fue proteger su cabeza, cosa que solo consiguió a medias, pues aunque el agua que llenaba la habitación en la que él y Jericó se habían quedado atrapados amortiguó el impacto contra el suelo, esto no impidió que se diese un fuerte golpe contra uno de los muebles que ahora flotaban en aquel lugar. El súbito dolor que sintió en su frente fue rápidamente reemplazado por la gélida agua que trataba de entrar en sus pulmones, afortunadamente esto último impidió que se desmayase.
Una vez Eltrant se dio cuenta de que contra todo pronóstico la caída no había sido tan letal como había imaginado en un principio salió de debajo de agua y, buscó a Jericó, el cual parecía haber tenido más suerte que él a la hora de caer contra el suelo, justo tras localizar al su compañero se llevó la mano a la frente, dónde ahora una pequeña brecha había comenzado a sangrar. –“¿Qué tal te encuentras?” – Preguntó al joven elfo mientras buscaba a tientas su espada, que debería de estar en algún lugar bajo el agua.
Jericó entonces, después de comprobar que Hans seguía con vida, atraído por unas voces que Eltrant no había oído abrió la única puerta que había en aquella habitación, lo cual hizo que el agua saliese precipitada al exterior, lo que facilitó mucho al mercenario el encontrar su espada.
Una vez con la espada en su poder siguió a Jericó para encontrarse con que estaban de vuelta en la entrada de la mansión, el último lugar en el que habían visto a la dueña de la mansión antes de subir a sus habitaciones.
-“Tienes razón” – Afirmó Eltrant ante las palabras del rubio, el gritó de Alanna era real, o al menos, lo había parecido, si lo que había relatado Hans poco antes era cierto el sótano sería un buen lugar para empezar a buscarlas.
Antes de bajar al piso inferior buscó en su bota la fiel daga que siempre le acompañaba a todas partes y se la entregó a su nuevo compañero –“Por si acaso” – Dijo mientras la depositaba en su mano –“… Me gustaría dejarte esta” – El mercenario señaló a la otra espada que siempre cargaba con él, la que tenía bien sujeta a su cinto junto a la vaina de la que tenía en la mano –“Pero está… bastante rota” – Eltrant extrajo la vieja espada que encontró hace años en mitad del bosque lo justo como para que Jericó viese que lo único que quedaba de ella era un trozo de metal herrumbroso pegado a la empuñadura.
Después de haberse asegurado de que Jericó no bajaba desarmado a enfrentarse a una loca maestra de las ilusiones tomo aire y después de abrir la puerta cuidadosamente comenzó a descender en cabeza.
–“Mantente cerca” – Susurró mientras colocaba la espada frente a él.
Bajo lentamente los escalones, un paso tras otro, uno a uno, no sabía lo que les esperaba ahí abajo, pero Jericó estaba en lo correcto, trampas guardianes, no sabía lo que esperar de aquella mujer.
Pronto el largo descenso cesó, limpiándose la sangre que descendía por su frente hasta acabar sobre su ojo izquierdo llevó su mano derecha hasta el picaporte y, girándose hacia Jericó asintió – “Vamos allá” – Con un fuerte crujido la puerta se abrió lentamente, dejando entrever un lugar repleto de productos alquímicos, con pequeñas llamas y libros desperdigados por doquier y Marie estaba allí.
Sin dudarlo un segundo el mercenario entró en la habitación para ver a las chicas en el interior de lo que parecían ser enormes tarros de cristal. La mujer dibujo en su rostro una enigmática sonrisa cuando vio a los recién llegados y se cruzó de brazos frente a los tarros en los que se encontraban las chicas.
-“Dos contra uno” – Eltrant frunció el ceño y alzó su espada con la que señaló a la bruja –“Déjalas ir, ahora.” – Ordenó.- "Casi me ahogo dos veces, así que, como comprenderás, no estoy de humor" - No solía ser tan agresivo, pero aquella mujer se había reído varias veces de él, con sus trampas y si algo había aprendido de los brujos, especialmente de los ilusionistas, es que no solían ser grandes luchadores cuerpo a cuerpo, tenían ventaja.
Marie, sin embargo, dejó escapar una melodiosa risa ante la amenaza –“¿De verdad creías que Hans era la única persona con la que contaba para protegerme? Dioses, pero que ingenuos podéis llegar a ser los hombres" - La sonrisa de la pelirroja de ensanchó - "Gretel, cariño, encárgate de ellos, no me sirven para nada” – Dijo mientras señalaba a los dos muchachos.
A una velocidad vertiginosa, una mujer ataviada con un traje de sirvienta, de largos cabellos rubios y profundos ojos azules emergió de la oscuridad que había en uno de los rincones de la habitación y se lanzó contra los muchachos, Eltrant, que no se esperaba la interrupción de un tercero en aquel lugar, colocó su espada frente a su cara justo a tiempo para no ser decapitado.
Ya conocía aquella sensación, el peso extra que aquella persona colocaba a cada uno de sus golpes, ya se había enfrentado a algo así, una vez. –“¡Jericó! ¡Ayuda a las chicas y acaba con la bruja! ¡Yo entretengo a esta cosa!” – Pudo decir antes de que la Bio-Cibernética desviase su espada a un lado y le golpease en el pecho lo cual le lanzó contra una de las muchas estanterías que había repartidas por el sótano.
–“¿Así que eres humano?” – Preguntó la Cibernética sonriendo –“No te preocupes, puedo mutilarte sin matarte, puedo hacerlo, será sencillo, sí… la ama estará muy contenta, muy contenta… y después... el otro” - Miró rápidamente a Jericó y sonrió - "Va a ser divertido"
Eltrant Tale
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Re: Luna escarlata [4/4][Lunas de sangre II][Cerrado]
*Alanna*
Se sentía ligera, como si estuviera flotando, la respiración era pausada, y notaba un profundo dolor de cabeza, pinchazos en el hombro izquierdo, y una calama que hacía mucho no sentía, abrió los ojos con calma, de forma perezosa, notando todos y cada uno de sus musculos, los pies, desde las puntas al talón, las piernas, que parecían no tocar suelo, la columna, tan tensa como solía estar, la notaba ligera, como si tuviera alas.
Cuando sus párpados se abrieron y sus ojos se centraron, finalmente, en lo que tenía delante, creyó ahogarse, se movió aguantando el aire con toda la fuerza de la que disponía, un bandazo asustado, otro, hasta que, finalmente comprendió, que podía res pirar. Una especie de burbuja de aire rodeaba su boca y nariz mientras la chica flotaba en un tubo de cristal totalmente trasparente, lleno con una sustancia biscosa en la que flotaba. alzó la cabeza, y vio una tapa cerrando su encierro, y sus movimientos, notó, eran, efectivamente, más lentos.
Miró entonces a exterior, Jericó y Eltrant entraban por la puerta e intercambiaban unas palabras que no logró escuchar, el líquido bloqueaba el sonido, a su lado, Níniel y Elwen la primera bien despierta y la segunda con los ojos cerrados, se encontraban tan encerradas como ella. Rezaba a los dioses por que las jóvenes pudieran respirar. Sentía, ahora que estaba más despierta, el escozo en las heridas abiertas, la frente, que sangraba aun, teñía el líquido de rosa, y sus rasguños en brazos y piernas por la caída de la jaula, ayudaban a colorar el líquido. El hombro le daba fuertes pinchazos, bastante fuertes.
Notó que de entre las sombras, una figura de mujer asomaba la cabeza, y, con una sonrisa que le resultó aterradoramente peligrosa, se acercaba a Eltrant mientras Jericó corría a su encuentro, encontrándose de frente con Marie. La mujer alzó una mano, y un gran soplo de aire echó al elfo hacia atrás, la guardia no podía dejar de removerse entre dolor escozores y preocupación, tal era el movimiento, a pesar de la lentitud, que notó tambalearse el tubo.
Se detuvo un momento, cavilando, si podía tirar el tubo y romperlo, lograría salir de allí, era peligroso, los cristales no son cosas con las que jugar, pero pocas opciones más tenía. Miró a sus lados y, como si se disculpase pestañeó ante sus amigas, sabiendo que, muy posiblemente, se preocuparían por ella al verla caer. Usando sus pies, comenzó a impulsarse, tomando uno u otro lado del tubo como apoyo, para que el tarro bailase, y, finalmente, cuando ya a duras penas podía moverse, el bote comenzó a caer tomando una posición horizontal.
Escuchó el estallido, notó el golpe, y se cubrió la cabeza con las manos al notar las esquirlas caerle encima, afortunadamente, amortiguadas por ese asqueroso líquido amniótico. cuando todo hubo cesado, tomó aire con fuerza, notaba pequeños cortes por todo el cuerpo, manos, piernas, estomago e incluso espada, la cara tampoco estaba intacta, pero, al menos, no había muerto ni tenía heridas mortales, se levantó sintiendo el asqueroso líquido correrle por el cuerpo, retirándose de ella, sentía como si acabase de recibir un horrible baño.
Notó con mayor fuerza el escozor, e intentó coger la espada, sin embargo, poco tiempo tuvo, todo se había quedado en profundo silencio a su llegada y Marie, que la miraba con ira, se había acercado con presteza, con una terrible ira, la tomó por el pelo alzando la cabeza de la guarda.
- ¡Tu, tu y esa maldita elfa, no podías estar quieta, ahora no me sirves, tan herida, ya no tienes la belleza juvenil que busco, ya no vales para nada!- gritó.
- Jericó, saca a las chicas, yo me encargo.- dijo la guarda sin apartar la vista de una enfurecida Marie que le propinó una fuerte bofetada.
- Pagaras por esto, por tu culpa me falta una...- la mujer alzó la daga y, cuando esta descendía, un cuerpo se interpuso entre la bruja y la humana. - ¡Hans!- gritó la mujer soltando a la guarda con brutalidad, haciendo que esta resbalase hasta dar contra la pared por culpa del asqueroso líquido repartido por el suelo y que la cubría a ella.
Hans se había interpuesto entre las dos mujeres y el arma de su dueña, y había acabado muerto, Marie abrazaba el cuerpo del pequeño hombre llorando desolada. Preguntándose por qué había sucedido todo eso, culpando a su feo aspecto por lo sucedido, negando con la cabeza abrazando a Hans.
- No es tu aspecto lo que es feo... que triste es que solo te preocupe lo de fuera, cuando lo que más horrible tienes es lo de dentro,no soy yo quien ha acabado con ese hombre, él te quería incluso con tu maldito carácter, ¿has querido tu a alguien que no sea a ti misma?- preguntó Alanna cada vez perdiendo más movilidad, la toxina penetraba por sus heridas, pronto no podría moverse, intentando aun así, levantarse para luchar hasta quedar convertida en estatua.
**********************
*Hans*
Había despertado aturdido en el suelo, rodeado por un bajo charco de agua, la puerta del comedor, abierta, le dio la única pista que necesitaba, los jóvenes o bien habían huido, cosa que dudaba por la reacción ante los gritos de sus amigas, o bien habían ido corriendo a su rescate.
Se levantó tambaleante, dolorido, con el brazo roto y el cuello dolorido, y salió al recibidor, donde comprobó que la puerta al sótano estaba abierta y bajó con toda la rapidez de la que era capaz, al llegar vio a Gretel, la partera que fue herida por Marie y, al caer por las escaleras, estando casi muerta, convertida en una biocibernetica, no era especialmente fuerte, pero si rápida, y, más allá, a su ama golpeando a una de las jóvenes, sabía que sería el fin para la chica.
Corrió con toda la rapidez que le daban sus cortas y deformes piernas, y en el último momento, se interpuso entre la daga de su ama y la joven, recibiendo la herida mortal por la jóven que no había cerrado los ojos, muriendo, incapaz de pronunciar palabra, escuchó lo que decía la su señora, y la joven, y sintió la inmensa tristeza en la mujer que lo abrazaba, murió en brazos de una mujer rota.
Se sentía ligera, como si estuviera flotando, la respiración era pausada, y notaba un profundo dolor de cabeza, pinchazos en el hombro izquierdo, y una calama que hacía mucho no sentía, abrió los ojos con calma, de forma perezosa, notando todos y cada uno de sus musculos, los pies, desde las puntas al talón, las piernas, que parecían no tocar suelo, la columna, tan tensa como solía estar, la notaba ligera, como si tuviera alas.
Cuando sus párpados se abrieron y sus ojos se centraron, finalmente, en lo que tenía delante, creyó ahogarse, se movió aguantando el aire con toda la fuerza de la que disponía, un bandazo asustado, otro, hasta que, finalmente comprendió, que podía res pirar. Una especie de burbuja de aire rodeaba su boca y nariz mientras la chica flotaba en un tubo de cristal totalmente trasparente, lleno con una sustancia biscosa en la que flotaba. alzó la cabeza, y vio una tapa cerrando su encierro, y sus movimientos, notó, eran, efectivamente, más lentos.
Miró entonces a exterior, Jericó y Eltrant entraban por la puerta e intercambiaban unas palabras que no logró escuchar, el líquido bloqueaba el sonido, a su lado, Níniel y Elwen la primera bien despierta y la segunda con los ojos cerrados, se encontraban tan encerradas como ella. Rezaba a los dioses por que las jóvenes pudieran respirar. Sentía, ahora que estaba más despierta, el escozo en las heridas abiertas, la frente, que sangraba aun, teñía el líquido de rosa, y sus rasguños en brazos y piernas por la caída de la jaula, ayudaban a colorar el líquido. El hombro le daba fuertes pinchazos, bastante fuertes.
Notó que de entre las sombras, una figura de mujer asomaba la cabeza, y, con una sonrisa que le resultó aterradoramente peligrosa, se acercaba a Eltrant mientras Jericó corría a su encuentro, encontrándose de frente con Marie. La mujer alzó una mano, y un gran soplo de aire echó al elfo hacia atrás, la guardia no podía dejar de removerse entre dolor escozores y preocupación, tal era el movimiento, a pesar de la lentitud, que notó tambalearse el tubo.
Se detuvo un momento, cavilando, si podía tirar el tubo y romperlo, lograría salir de allí, era peligroso, los cristales no son cosas con las que jugar, pero pocas opciones más tenía. Miró a sus lados y, como si se disculpase pestañeó ante sus amigas, sabiendo que, muy posiblemente, se preocuparían por ella al verla caer. Usando sus pies, comenzó a impulsarse, tomando uno u otro lado del tubo como apoyo, para que el tarro bailase, y, finalmente, cuando ya a duras penas podía moverse, el bote comenzó a caer tomando una posición horizontal.
Escuchó el estallido, notó el golpe, y se cubrió la cabeza con las manos al notar las esquirlas caerle encima, afortunadamente, amortiguadas por ese asqueroso líquido amniótico. cuando todo hubo cesado, tomó aire con fuerza, notaba pequeños cortes por todo el cuerpo, manos, piernas, estomago e incluso espada, la cara tampoco estaba intacta, pero, al menos, no había muerto ni tenía heridas mortales, se levantó sintiendo el asqueroso líquido correrle por el cuerpo, retirándose de ella, sentía como si acabase de recibir un horrible baño.
Notó con mayor fuerza el escozor, e intentó coger la espada, sin embargo, poco tiempo tuvo, todo se había quedado en profundo silencio a su llegada y Marie, que la miraba con ira, se había acercado con presteza, con una terrible ira, la tomó por el pelo alzando la cabeza de la guarda.
- ¡Tu, tu y esa maldita elfa, no podías estar quieta, ahora no me sirves, tan herida, ya no tienes la belleza juvenil que busco, ya no vales para nada!- gritó.
- Jericó, saca a las chicas, yo me encargo.- dijo la guarda sin apartar la vista de una enfurecida Marie que le propinó una fuerte bofetada.
- Pagaras por esto, por tu culpa me falta una...- la mujer alzó la daga y, cuando esta descendía, un cuerpo se interpuso entre la bruja y la humana. - ¡Hans!- gritó la mujer soltando a la guarda con brutalidad, haciendo que esta resbalase hasta dar contra la pared por culpa del asqueroso líquido repartido por el suelo y que la cubría a ella.
Hans se había interpuesto entre las dos mujeres y el arma de su dueña, y había acabado muerto, Marie abrazaba el cuerpo del pequeño hombre llorando desolada. Preguntándose por qué había sucedido todo eso, culpando a su feo aspecto por lo sucedido, negando con la cabeza abrazando a Hans.
- No es tu aspecto lo que es feo... que triste es que solo te preocupe lo de fuera, cuando lo que más horrible tienes es lo de dentro,no soy yo quien ha acabado con ese hombre, él te quería incluso con tu maldito carácter, ¿has querido tu a alguien que no sea a ti misma?- preguntó Alanna cada vez perdiendo más movilidad, la toxina penetraba por sus heridas, pronto no podría moverse, intentando aun así, levantarse para luchar hasta quedar convertida en estatua.
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*Hans*
Había despertado aturdido en el suelo, rodeado por un bajo charco de agua, la puerta del comedor, abierta, le dio la única pista que necesitaba, los jóvenes o bien habían huido, cosa que dudaba por la reacción ante los gritos de sus amigas, o bien habían ido corriendo a su rescate.
Se levantó tambaleante, dolorido, con el brazo roto y el cuello dolorido, y salió al recibidor, donde comprobó que la puerta al sótano estaba abierta y bajó con toda la rapidez de la que era capaz, al llegar vio a Gretel, la partera que fue herida por Marie y, al caer por las escaleras, estando casi muerta, convertida en una biocibernetica, no era especialmente fuerte, pero si rápida, y, más allá, a su ama golpeando a una de las jóvenes, sabía que sería el fin para la chica.
Corrió con toda la rapidez que le daban sus cortas y deformes piernas, y en el último momento, se interpuso entre la daga de su ama y la joven, recibiendo la herida mortal por la jóven que no había cerrado los ojos, muriendo, incapaz de pronunciar palabra, escuchó lo que decía la su señora, y la joven, y sintió la inmensa tristeza en la mujer que lo abrazaba, murió en brazos de una mujer rota.
Última edición por Alanna Delteria el Jue 26 Nov - 0:08, editado 1 vez
Alanna Delteria
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Re: Luna escarlata [4/4][Lunas de sangre II][Cerrado]
Poco a poco empezó a escuchar sonidos, sonidos que parecían llegarle amortiguados o que se escuchaban de muy lejos. Le resultaba extraño, ¿acaso se debía por estar dentro de aquella extraña prisión? Enseguida acordó de aquellos horribles insectos que debían de estar a su alrededor, y quiso moverse para alejarse de las paredes de cristal.
Pero no pudo.
Elwen intentó moverse de nuevo, pero le resulta imposible, había algo que impedía su movimiento. Poco a poco empezó a abrir los ojos, al principio veía un poco borroso, había algo delante de ella que no aclaraba a ver lo que era. Pronto se percató que lo que había era una especie de líquido que la envolvía por completo y le impedía moverse. Aquella bruja había aprovechado que estaba inconsciente para meterla dentro de esos tubos de cristal.
Aún podía mover los ojos así que empezó a mirar a su alrededor, comprendiendo la situación. Se dio cuenta de que Niniel y Alanna también estaban atrapas en otros tubos de esos, con la misma sustancia rodeándolas. Aunque la de Alanna era diferente, se volvía rosa por momentos. Sangre. Aquello era sangre, no había más que ver la herida de la cabeza.
Para empeorar aún más la situación, vio que su amiga intentó moverse para volcar su prisión de cristal y liberarse. Era una completa locura, al caer Alanna estaría rodeada de trozos de cristal que le harían mucho daño. Quiso impedirle que lo hiciera, pero tampoco podía mover la boca para hablar. Sólo pudo observar impotente como su amiga caía y se hería con los cristales.
Para colmo, aquella mujer quiso matarla con una daga porque estaba demasiado herida para sus propósitos. Elwen intentó moverse, tenía que liberarse de allí para ayudar a Alanna pero no lo conseguía. La joven dragona estaba furiosa, hubiese querida transformarse en aquel momento y romper su propia prisión desde dentro, pero ni siquiera era capaz de eso.
Por suerte Hans llegó para ayudar a Alanna, aún a costa de su propia vida. Era sorprendente el valor que había tenido, pero Elwen no estaba tranquila. Vio que a su amiga, aún estando ya libre, le costaba moverse. Ese líquido no debía de ser nada bueno con heridas tan abiertas.
Quiso gritar de rabia e impotencia pero parece ser que la tormenta lo hizo por ella. La joven dragona seguía luchando por intentar moverse, su amiga tenía serios problemas y si esa mujer intentaba algo contra ella seguramente no sería capaz de evitar su ataque. No en ese estado.
Pero no pudo.
Elwen intentó moverse de nuevo, pero le resulta imposible, había algo que impedía su movimiento. Poco a poco empezó a abrir los ojos, al principio veía un poco borroso, había algo delante de ella que no aclaraba a ver lo que era. Pronto se percató que lo que había era una especie de líquido que la envolvía por completo y le impedía moverse. Aquella bruja había aprovechado que estaba inconsciente para meterla dentro de esos tubos de cristal.
Aún podía mover los ojos así que empezó a mirar a su alrededor, comprendiendo la situación. Se dio cuenta de que Niniel y Alanna también estaban atrapas en otros tubos de esos, con la misma sustancia rodeándolas. Aunque la de Alanna era diferente, se volvía rosa por momentos. Sangre. Aquello era sangre, no había más que ver la herida de la cabeza.
Para empeorar aún más la situación, vio que su amiga intentó moverse para volcar su prisión de cristal y liberarse. Era una completa locura, al caer Alanna estaría rodeada de trozos de cristal que le harían mucho daño. Quiso impedirle que lo hiciera, pero tampoco podía mover la boca para hablar. Sólo pudo observar impotente como su amiga caía y se hería con los cristales.
Para colmo, aquella mujer quiso matarla con una daga porque estaba demasiado herida para sus propósitos. Elwen intentó moverse, tenía que liberarse de allí para ayudar a Alanna pero no lo conseguía. La joven dragona estaba furiosa, hubiese querida transformarse en aquel momento y romper su propia prisión desde dentro, pero ni siquiera era capaz de eso.
Por suerte Hans llegó para ayudar a Alanna, aún a costa de su propia vida. Era sorprendente el valor que había tenido, pero Elwen no estaba tranquila. Vio que a su amiga, aún estando ya libre, le costaba moverse. Ese líquido no debía de ser nada bueno con heridas tan abiertas.
Quiso gritar de rabia e impotencia pero parece ser que la tormenta lo hizo por ella. La joven dragona seguía luchando por intentar moverse, su amiga tenía serios problemas y si esa mujer intentaba algo contra ella seguramente no sería capaz de evitar su ataque. No en ese estado.
Elwen
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Re: Luna escarlata [4/4][Lunas de sangre II][Cerrado]
Níniel juraría que Alanna se había percatado de que no estaba dormida incluso a pesar de acabar al igual que ella en otro de aquellos tubos. Aquello lunática lo había conseguido, ya tenía a las diez jóvenes que creía necesitar para aquel maligno ritual, o eso debía pensar y sin duda se sentiría más que satisfecha por haberlo logrado, el momento que la elfa esperaba no tardaría en presentarse. "En el momento de su victoria es cuando el enemigo es más vulnerable". Eso había leído Níniel en un antiguo volumen sobre el arte de la guerra de un escritor humano, más les valía que fuese cierto o acabarían convertidas en zumo de juventud y no podrían hacerle pagar a Marie por haber ahogado a Eltrant y Jericó en aquella habitación - trampa de agua. Mientras buscaba su oportunidad de oro Níniel no perdía de vista los movimientos de la dueña de la casa, observaba con atención cada libro que revisaba y cada objeto que tocaba, la estudiaba buscando algún arma que llevara encima y buscaba entender qué pensaba hacer a continuación y como diez mujeres en tubos podrían darle lo que tanto anhelaba. Cualquier pequeño detalle de aquellos podría significar la disfrencia entre la vida y la muerte, incluso si los dioses les eran favorables, podrían ser la clave para revertir el proceso de petrificación o detener el ritual.
Fue entonces cuando ocurrió algo con lo que Níniel no contaba y que la hizo soltar una bocanada de aire demasiado grande como para ser la de una persona dormida dentro de su tubo. Como si de los héroes de los libros se tratase, los chicos los que creía muertos hicieron su aparición en el momento preciso. Era una gran alegría ver que seguían vivos y que no habían dado por perdidas a sus compañeras de acampada, tanta que renovaron las esperanzas de la peliblanca y le dieron un empujón de energía extra que sin duda iba a necesitar. Por desgracia aquella no era la única aparición inesperada que iba a ocurrir en aquel sótano. De las sombras, apareció la figura de una sirvienta que Níniel a pesar de sus observaciones no había ni intuido que estuviera allí, Hans tampoco había dicho nada de que allí hubiese nadie mas que él y su señora chiflada. ¿Désde cuándo estaba allí?. Como fuese aquella sirvienta sabía luchar y atacó a Eltrant sin perder de vista a Jericó, casi parecía disfrutar de aquello, debía de estar tan perturbada o más que Marie. No podía esperar más, era ese momento o nunca para actuar.
Níniel dobló sus piernas mientras flotaba en aquel extraño líquido sacando su daga oculta del lado interior de su muslo para inmediatamente comenzar a intentar romper con ella aquel horripilante contenedor comenzó a causar daños y grietas tras varios golpes aunque desde luego no tan rápido como esperaba, aquella prisión era más resistente de lo que parecía. Fue entonces cuando vio a Alanna moverse dentro del tubo para volcarlo y decidió seguir su ejemplo aunque la humana ya llevaba ventaja y lo tenía más fácil al ser más fuerte. Por ello para cuando Níniel consiguió salir de su cautiverio ya fue tarde para salvar a Hans y de no haber sido por su sacrificio, para salvar a Alanna. Cuando Níniel se levantó chorreante de aquel líquido viscoso y con su piel brillando por la presencia sobre ella de una capa de protección mágica, que había activado para protegerse de los cristales al romperse, en su mirada solo había determinación de acabar con Marie y su maldad hasta que no quedara nada. De una zancada se interpuso entre la herida Alanna y Marie, daga en mano y se preparó para hacerla frente.
-Te faltan todas maldita loca, tus macabros crímenes contra la naturaleza acaban aquí y ahora.-
Estaba deseando llevarse de allí a Alanna pues su estado era preocupante pero no podía comenzar a sanar sus heridas con aquella pelirroja y su sirvienta perturbada por allí, primero tendrían que acabar aquella lucha. Eltrant parecía tener problemas con la sirvienta, por lo que sabía de Jericó luchar no era lo suyo...Quizá se había precipitado demasiado por culpa de sus emociones al decir que aquello ya estaba hecho. Pero en cuanto el elfo sacara a Elwen de su confinamiento la balanza iba a inclinarse del todo en contra de Marie, ya había visto a la dragona con su noble forma dracónica...La peliblanca solo tenía que mantener a raya a Marie un poco más para evitar que hiciera daño a Alanna, para ello adoptó una posición de combate imitando una de las posturas que tantas veces había visto usar a la gata...Por su puesto solo conocía la pose...Pero eso la pelirroja no podía saberlo.
Fue entonces cuando ocurrió algo con lo que Níniel no contaba y que la hizo soltar una bocanada de aire demasiado grande como para ser la de una persona dormida dentro de su tubo. Como si de los héroes de los libros se tratase, los chicos los que creía muertos hicieron su aparición en el momento preciso. Era una gran alegría ver que seguían vivos y que no habían dado por perdidas a sus compañeras de acampada, tanta que renovaron las esperanzas de la peliblanca y le dieron un empujón de energía extra que sin duda iba a necesitar. Por desgracia aquella no era la única aparición inesperada que iba a ocurrir en aquel sótano. De las sombras, apareció la figura de una sirvienta que Níniel a pesar de sus observaciones no había ni intuido que estuviera allí, Hans tampoco había dicho nada de que allí hubiese nadie mas que él y su señora chiflada. ¿Désde cuándo estaba allí?. Como fuese aquella sirvienta sabía luchar y atacó a Eltrant sin perder de vista a Jericó, casi parecía disfrutar de aquello, debía de estar tan perturbada o más que Marie. No podía esperar más, era ese momento o nunca para actuar.
Níniel dobló sus piernas mientras flotaba en aquel extraño líquido sacando su daga oculta del lado interior de su muslo para inmediatamente comenzar a intentar romper con ella aquel horripilante contenedor comenzó a causar daños y grietas tras varios golpes aunque desde luego no tan rápido como esperaba, aquella prisión era más resistente de lo que parecía. Fue entonces cuando vio a Alanna moverse dentro del tubo para volcarlo y decidió seguir su ejemplo aunque la humana ya llevaba ventaja y lo tenía más fácil al ser más fuerte. Por ello para cuando Níniel consiguió salir de su cautiverio ya fue tarde para salvar a Hans y de no haber sido por su sacrificio, para salvar a Alanna. Cuando Níniel se levantó chorreante de aquel líquido viscoso y con su piel brillando por la presencia sobre ella de una capa de protección mágica, que había activado para protegerse de los cristales al romperse, en su mirada solo había determinación de acabar con Marie y su maldad hasta que no quedara nada. De una zancada se interpuso entre la herida Alanna y Marie, daga en mano y se preparó para hacerla frente.
-Te faltan todas maldita loca, tus macabros crímenes contra la naturaleza acaban aquí y ahora.-
Estaba deseando llevarse de allí a Alanna pues su estado era preocupante pero no podía comenzar a sanar sus heridas con aquella pelirroja y su sirvienta perturbada por allí, primero tendrían que acabar aquella lucha. Eltrant parecía tener problemas con la sirvienta, por lo que sabía de Jericó luchar no era lo suyo...Quizá se había precipitado demasiado por culpa de sus emociones al decir que aquello ya estaba hecho. Pero en cuanto el elfo sacara a Elwen de su confinamiento la balanza iba a inclinarse del todo en contra de Marie, ya había visto a la dragona con su noble forma dracónica...La peliblanca solo tenía que mantener a raya a Marie un poco más para evitar que hiciera daño a Alanna, para ello adoptó una posición de combate imitando una de las posturas que tantas veces había visto usar a la gata...Por su puesto solo conocía la pose...Pero eso la pelirroja no podía saberlo.
Níniel Thenidiel
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Re: Luna escarlata [4/4][Lunas de sangre II][Cerrado]
Antes de bajar al sótano, Eltrant me prestó su daga, que en aquél momento parecía ser su mejor arma, pues la otra espada que me mostró no tenía muy buen aspecto, estaba oxidada y parecía cortar poco más que mantequilla, aunque supongo que en las manos adecuadas, todavía podría hacer algo. Lo cierto es que mi bastón estaba demasiado dañado como para ser considerado un arma, así que agradecí el favor de no dejarme desarmado por si las moscas.
Bajamos las escaleras, liderando el chico, hasta dar con una vieja puerta de madera; Eltrant agarró el picaporte y, tras soltar un "Vamos allá" más que inspirador, abrió la puerta. Ésta crujió, mostrándonos una sala llena de libros, artilugios de alquimia, y productos varios. Envalentonado, Eltrant corrió a entrar y vimos a las chicas en enormes tarros de cristal, con un extraño líquido que no podía ser agua. Me vi detrás de Eltrant cuando éste empezó a plantar cara a aquella perturbada pelirroja, así que di un paso al frente y me puse a su lado. Entonces, Marie, sacándose un as de la manga nos lanzó a una de sus sirvientas, o eso parecía al menos, algo llamado Gretel, que hubiese cortado la cabeza de mi compañero si este no llega a reaccionar a tiempo. Me sorprendió la fuerza que tenía aquella chica, que hizo retroceder a Eltrant, aquello no era normal. Me gritó que reaccionase, que debía ayudar a las chicas mientras él se encargaba de aquél ser, y así lo hice.
Corrí hacia los tarros pero de la nada apareció aquella pelirroja, me preparé para apuñalarla con la daga, pero con un simple gesto con la mano, una fuerte corriente de aire me lanzó varios metros atrás. El golpe me desconcertó un instante, pero enseguida vi como Marie se acercaba a mi con una sonrisa maliciosa, estaba harto de vendavales y corrientes de aire aquél día, me preparé para uno más, pero antes de que llegase, un estallido llamó la atención de la bruja. Era el tarro de Alanna, ¡había logrado tirarlo al suelo, haciéndolo añicos y escapando! Pero se hizo multitud de diminutos cortes por el cristal, estaba seguro que Nin podía curar eso, debía liberarla a ella ya. Alanna plantó cara a la pelirroja, estaba herida y débil, pero no dejaba de ser Alanna, la había visto pelear, sabía que aún en ese estado era mucho mejor que yo, así que me apresuré por liberar a las chicas.
Mientras corría hacia el tarro de Nin, vi como Alanna perdió un instante y a punto estuvo de ser apuñalada por Marie, pero Hans se interpuso entre ellas, llevándose la puñalada y muriendo. Pobre criatura, ahora la mujer lloraba con su deforme cuerpo en sus brazos, sentí lástima, lo que no tengo claro es por quién, el jorobado o la loca...
Centré mi vista en el tarro de la elfa, pero cuando me dirigía allí sin dejarme ver por la bruja, vi como Nin estaba golpeando el cristal con una daga, hasta que el cristal quebró, y ella quedó libre y, extrañamente, sin cortes, un albino brillo la cubría entera, algún día yo haré algo así. Miré al otro tarro, al de Elwen, de nuestras compañeras solo quedaba ella. Me apresuré por llegar lo antes posible, totalmente ajeno a lo que sucedía a mis espaldas.
Llegué al tarro, lo golpeé con los nudillos para comprobar que Elwen seguía con nosotros, y tras ver su perezoso pestañeo, sonreí. Me encaramé al pedestal donde estaba el tarro, que era tan alto como yo, y me fijé en esa especie de tapón que tenía. No sabía con certeza de qué material estaba hecho, pero si que distinguí el sellado con cera del alrededor. Saqué la daga del cinto y empecé a cortar por todo el borde, quitando la cera. Cuando la retiré del todo hice un poco de palanca con la misma hoja y el tapón salió sin problemas. Hundí mi mano en el viscoso líquido hasta encontrar la de Elwen y tirar de ella. -¿Estás bien? Voy a liberar a las otras chicas, ten cuidado.- le dije con prisas, mientras iba hacia el otro tarro. Repetí la operación, cortando la cera del sellado, y haciendo palanca para abrir el "tapón". Esta chica estaba profundamente dormida, me costó muchísimo sacarla del tarro, apenas podía cargar con ella, pero pude dejarla recostada en el pedestal.
Bien, quedaban seis chicas más.
Bajamos las escaleras, liderando el chico, hasta dar con una vieja puerta de madera; Eltrant agarró el picaporte y, tras soltar un "Vamos allá" más que inspirador, abrió la puerta. Ésta crujió, mostrándonos una sala llena de libros, artilugios de alquimia, y productos varios. Envalentonado, Eltrant corrió a entrar y vimos a las chicas en enormes tarros de cristal, con un extraño líquido que no podía ser agua. Me vi detrás de Eltrant cuando éste empezó a plantar cara a aquella perturbada pelirroja, así que di un paso al frente y me puse a su lado. Entonces, Marie, sacándose un as de la manga nos lanzó a una de sus sirvientas, o eso parecía al menos, algo llamado Gretel, que hubiese cortado la cabeza de mi compañero si este no llega a reaccionar a tiempo. Me sorprendió la fuerza que tenía aquella chica, que hizo retroceder a Eltrant, aquello no era normal. Me gritó que reaccionase, que debía ayudar a las chicas mientras él se encargaba de aquél ser, y así lo hice.
Corrí hacia los tarros pero de la nada apareció aquella pelirroja, me preparé para apuñalarla con la daga, pero con un simple gesto con la mano, una fuerte corriente de aire me lanzó varios metros atrás. El golpe me desconcertó un instante, pero enseguida vi como Marie se acercaba a mi con una sonrisa maliciosa, estaba harto de vendavales y corrientes de aire aquél día, me preparé para uno más, pero antes de que llegase, un estallido llamó la atención de la bruja. Era el tarro de Alanna, ¡había logrado tirarlo al suelo, haciéndolo añicos y escapando! Pero se hizo multitud de diminutos cortes por el cristal, estaba seguro que Nin podía curar eso, debía liberarla a ella ya. Alanna plantó cara a la pelirroja, estaba herida y débil, pero no dejaba de ser Alanna, la había visto pelear, sabía que aún en ese estado era mucho mejor que yo, así que me apresuré por liberar a las chicas.
Mientras corría hacia el tarro de Nin, vi como Alanna perdió un instante y a punto estuvo de ser apuñalada por Marie, pero Hans se interpuso entre ellas, llevándose la puñalada y muriendo. Pobre criatura, ahora la mujer lloraba con su deforme cuerpo en sus brazos, sentí lástima, lo que no tengo claro es por quién, el jorobado o la loca...
Centré mi vista en el tarro de la elfa, pero cuando me dirigía allí sin dejarme ver por la bruja, vi como Nin estaba golpeando el cristal con una daga, hasta que el cristal quebró, y ella quedó libre y, extrañamente, sin cortes, un albino brillo la cubría entera, algún día yo haré algo así. Miré al otro tarro, al de Elwen, de nuestras compañeras solo quedaba ella. Me apresuré por llegar lo antes posible, totalmente ajeno a lo que sucedía a mis espaldas.
Llegué al tarro, lo golpeé con los nudillos para comprobar que Elwen seguía con nosotros, y tras ver su perezoso pestañeo, sonreí. Me encaramé al pedestal donde estaba el tarro, que era tan alto como yo, y me fijé en esa especie de tapón que tenía. No sabía con certeza de qué material estaba hecho, pero si que distinguí el sellado con cera del alrededor. Saqué la daga del cinto y empecé a cortar por todo el borde, quitando la cera. Cuando la retiré del todo hice un poco de palanca con la misma hoja y el tapón salió sin problemas. Hundí mi mano en el viscoso líquido hasta encontrar la de Elwen y tirar de ella. -¿Estás bien? Voy a liberar a las otras chicas, ten cuidado.- le dije con prisas, mientras iba hacia el otro tarro. Repetí la operación, cortando la cera del sellado, y haciendo palanca para abrir el "tapón". Esta chica estaba profundamente dormida, me costó muchísimo sacarla del tarro, apenas podía cargar con ella, pero pude dejarla recostada en el pedestal.
Bien, quedaban seis chicas más.
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Re: Luna escarlata [4/4][Lunas de sangre II][Cerrado]
Desde su posición tumbada, en el suelo, vio como Nin, rodeada por una brillante aura dorada, se acercaba con clara intención de protegerla, Alanna, impedida, desde el suelo, aun luchando por levantarse, la miró como si viera acercarse a un ángel, sin acabar de creerse que su amiga, que a penas era capaz de dar un golpe la primera vez que se conocieron, ahora se acercara para interponerse entre ella y una loca furiosa que pretendía acabar con sus vidas.
Le daba a impresión que, desde esa cena en la que Alanna se había convertido en una niña pequeña, la elfa la tomaba por algo así como una hermanita pequeña a la que cuidar y proteger, a pesar de conocer de sobras sus capacidades, puede que fuera por haber descubierto parte de su pasado, o, simplemente, porque el tiempo que fue niña acabó por convencerla de que la chica necesitaba a alguien que la protegiera, y no a quien proteger, no lo tenía claro, pero, no por ello, le sorprendía menos.
Mientras se sostenía de la mesa junto a la que había ido a parar, forzando a sus músculos a moverse, pensando, a toda velocidad, que hacer para ayudar y para poder moverse nuevamente, miró a su alrededor, Elwen finalmente había logrado salir del tarro, Jericó sacaba a las otras chicas del líquido y Eltrant luchaba contra la biocibernética, y, de momento, iba perdiendo.
La lucha era encarnizada, y el espadachín salió volando del cuarto de un golpe y, tras él, la bio, dispuesta a seguir la pelea. La guarda se espantó, esa casa era una mansión de los horrores, tragó saliva, y forzó a sus músculos, cuanto más se intentaba mover, menos le costaba, pero la sangre, a pesar de ser poca de cada corte, salía con mayor rapidez de estos, haciendo que la joven se esforzara por no retorcerse de la quemazón.
Finalmente levantada, sosteniendo su florete con ambas manos, se puso en guardia, sin querer, pegó una patada a un libro que había caido al suelo mientras intentaba alzarse, y, al dar un pasó forzado hacia delante, resbaló con el asqueroso líquido que, por su causa y la de Niniel se había repartido por el suelo de la sala y fue a para al suelo. Su espada salió rodando bajo la mesa.
Respiró hondo para, de nuevo, empezar el proceso para alzarse, pudo ver que el circulo que había dibujado en el centro del cuarto se había emborronado, las velas flotaban sobre la sustancia viscosa, el plan de la bruja se iba al traste a pasos de gigante. Con dolor de cabeza, se acercó a por su florete mirando una de las hojas abiertas del diario, en ella había un mapa y una receta. Viéndolo por encima, le pareció la de un paralizante. Antes de ir a por su espada, tomó el diario, allí, tal vez, encontrarían el modo de eliminar lo que fuera que le hubiera entrado en el cuerpo y la estuviera convirtiendo en una puñetera estatua viviente.
***************************************
Off: Con el permiso de Eltran lo he mandado fuera del cuarto para que vuelva en su próximo turno n.n
Le daba a impresión que, desde esa cena en la que Alanna se había convertido en una niña pequeña, la elfa la tomaba por algo así como una hermanita pequeña a la que cuidar y proteger, a pesar de conocer de sobras sus capacidades, puede que fuera por haber descubierto parte de su pasado, o, simplemente, porque el tiempo que fue niña acabó por convencerla de que la chica necesitaba a alguien que la protegiera, y no a quien proteger, no lo tenía claro, pero, no por ello, le sorprendía menos.
Mientras se sostenía de la mesa junto a la que había ido a parar, forzando a sus músculos a moverse, pensando, a toda velocidad, que hacer para ayudar y para poder moverse nuevamente, miró a su alrededor, Elwen finalmente había logrado salir del tarro, Jericó sacaba a las otras chicas del líquido y Eltrant luchaba contra la biocibernética, y, de momento, iba perdiendo.
La lucha era encarnizada, y el espadachín salió volando del cuarto de un golpe y, tras él, la bio, dispuesta a seguir la pelea. La guarda se espantó, esa casa era una mansión de los horrores, tragó saliva, y forzó a sus músculos, cuanto más se intentaba mover, menos le costaba, pero la sangre, a pesar de ser poca de cada corte, salía con mayor rapidez de estos, haciendo que la joven se esforzara por no retorcerse de la quemazón.
Finalmente levantada, sosteniendo su florete con ambas manos, se puso en guardia, sin querer, pegó una patada a un libro que había caido al suelo mientras intentaba alzarse, y, al dar un pasó forzado hacia delante, resbaló con el asqueroso líquido que, por su causa y la de Niniel se había repartido por el suelo de la sala y fue a para al suelo. Su espada salió rodando bajo la mesa.
Respiró hondo para, de nuevo, empezar el proceso para alzarse, pudo ver que el circulo que había dibujado en el centro del cuarto se había emborronado, las velas flotaban sobre la sustancia viscosa, el plan de la bruja se iba al traste a pasos de gigante. Con dolor de cabeza, se acercó a por su florete mirando una de las hojas abiertas del diario, en ella había un mapa y una receta. Viéndolo por encima, le pareció la de un paralizante. Antes de ir a por su espada, tomó el diario, allí, tal vez, encontrarían el modo de eliminar lo que fuera que le hubiera entrado en el cuerpo y la estuviera convirtiendo en una puñetera estatua viviente.
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Alanna Delteria
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Re: Luna escarlata [4/4][Lunas de sangre II][Cerrado]
Elwen estaba libre por fin de aquél líquido viscoso, pero aún no podía moverse mucho. Por lo visto ese líquido aún influía sobre ella, pero no por mucho tiempo, porque ya podía mover la mano. Sólo era cuestión de tiempo que pudiera levantarse.
A medida que recuperaba de nuevo la sensibilidad, vio como Eltrant era lanzado fuera de la sala y como su rival iba tras él. Esperaba que no tuviera muchos problemas, porque Elwen se iba a lanzar contra la mujer en cuanto pudiese.
Por fin, apenas unos segundos más tarde, el efecto del líquido desapareció y Elwen pudo levantarse de nuevo. Por lo visto no había estado mucho tiempo dentro como para que le afectase demasiado. La joven tenía su arco en la espalda, pero estaba tan furiosa que ni siquiera se acordó de ello, lo único que quería era que aquella bruja pagase por todo lo que hizo y lo que había intentado hacerles.
Sin perder tiempo, Elwen se transformó y rugió con fuerza mientras que con su cola golpeó una de las mesas que había cerca, destrozándola y echando a perder los frascos que debían contener venenos o líquidos paralizantes.
Si la joven dragona hubiese podido hacer uso de los rayos, habría fulminado a Marie allí mismo. Aún no contaba con ese poder, pero lo que sí que pudo hacer fue atacarla con sus garras. La mujer trató de apartarse, pero la garra de la dragona había logrado herirla en el hombro y parte del brazo izquierdo.
Elwen mostró sus colmillos y se preparó para el contraataque de Marie.
A medida que recuperaba de nuevo la sensibilidad, vio como Eltrant era lanzado fuera de la sala y como su rival iba tras él. Esperaba que no tuviera muchos problemas, porque Elwen se iba a lanzar contra la mujer en cuanto pudiese.
Por fin, apenas unos segundos más tarde, el efecto del líquido desapareció y Elwen pudo levantarse de nuevo. Por lo visto no había estado mucho tiempo dentro como para que le afectase demasiado. La joven tenía su arco en la espalda, pero estaba tan furiosa que ni siquiera se acordó de ello, lo único que quería era que aquella bruja pagase por todo lo que hizo y lo que había intentado hacerles.
Sin perder tiempo, Elwen se transformó y rugió con fuerza mientras que con su cola golpeó una de las mesas que había cerca, destrozándola y echando a perder los frascos que debían contener venenos o líquidos paralizantes.
Si la joven dragona hubiese podido hacer uso de los rayos, habría fulminado a Marie allí mismo. Aún no contaba con ese poder, pero lo que sí que pudo hacer fue atacarla con sus garras. La mujer trató de apartarse, pero la garra de la dragona había logrado herirla en el hombro y parte del brazo izquierdo.
Elwen mostró sus colmillos y se preparó para el contraataque de Marie.
Elwen
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Re: Luna escarlata [4/4][Lunas de sangre II][Cerrado]
Cada segundo de la lucha se alargaba en aquel macabro sótano más y más de aquellos preparativos para un ritual se echaban a perder por las acciones de unos u otros. Los frascos acaban rompiéndose, los conocimientos que aquellos libros encerraban entre sus páginas se perdían cuando estos eran expuestos a sustancias que borraban su tinta y estropeaban sus páginas...Cada vez Marie era más consciente de que incluso aunque pudiese imponerse en aquella situación tendría que volver a empezar casi desde cero por culpa de aquellas que debían ser sus últimos sacrificios y que habían resultado, junto con sus compañeros, mucho más peleonas de lo que había sabido manejar. La rabia se apoderaba de ella y conforme sus dientes se apretaban y sus ojos se entrecerraban furibundos, en su rostro aparecían cada vez más señales de la autentica Marie tras aquella máscara de juventud y belleza conseguida a tan alto precio.
Sin duda sabiendo que lo único que le quedaba era la venganza, trató de dañar a Níniel lanzando rápidos ataques con una daga de ondulado filo sin lograr que la elfa se apartara más que lo justo para bloquear aquel ataque con su propia arma al mismo tiempo que Alanna, sabedora de que aquello no era ni de lejos el punto fuerte de la peliblanca, hacía lo que podía por ponerse en pie y no ser una molestia, quizá incluso intentaría alguna tontería pensando que quién debía estar allí bloqueando golpes tenía que ser ella. Tras comprobar que con aquellos golpes no lograría nada, Marie llevó la mano a uno de los bolsillos de su ropa sin duda con la intención de usar otra de esas runas que tan bien parecía manejar, pero Níniel no pensaba permitir que usara ese truco de nuevo. Olvidando su natural estilo defensivo y basado en usar la cabeza más que las armas, la peliblanca se lanzó a por la lunática placándola y derribándola al suelo colocándose encima suyo, comenzando a golpearla en la cara tan fuerte como podía y apartando sus manos de los bolsillos para evitar que cogiera ninguna runa más. No se podía decir que fuese el modo más estiloso de luchar pero funcionaba, al menos hasta que la pelirroja logró apartarla con una patada, aunque en aquel momento la elfa ya había logrado dejarle varias marcas en la cara.
Marie sacó una piedra redonda y amenazaba con lanzársela a Níniel cuando Elwen en su forma de dragón lo evitó atacando con sus garras, hiriéndola y causando que la runa cayera al suelo activando una fuerte corriente de aire que lanzó a la propia psicópata volando hasta el techo y desde allí, de nuevo al suelo cayendo de forma aparatosa y con un desagradable sonido de crujir de huesos que significaba que acababa de romperse algo, el cuello probablemente. Fuese como fuese no volvió a intentar levantarse tras la caída. Con Elwen Y Jericó por allí que podrían ocuparse de ayudar a Eltrant y a sacar de sus tubos al resto de las víctimas de Marie la loca, Níniel podía por fin atender a Alanna antes de que acabara desangrada.
-Vale, tranquila Alanna, estoy aquí, voy a curarte. Te prometo que encontraré el modo de revertir la parálisis, al fin y al cabo conseguí que fueras a ser adulta ¿no?.-
La parálisis era algo que tendría que estudiar para ver si era posible revertirla pero antes de ponerse con ello al menos podría evitar que la vida siguiera abandonándola a través de las heridas y cortes por su cuerpo que no eran pocos. Normalmente esa clase de tratamiento por todo el cuerpo preferiría hacerlo sin la presencia de ningún hombre en la sala pero en aquellos momentos la cosa no estaba para esa clase de miramientos, una manta por encima tendría que valer para preservar la intimidad de la guardia. Níniel usó su daga para rasgar sus ropas y comenzó a sanar sus heridas mediante la imposición de sus manos allí donde era necesario. Por suerte, aunque aparatosas, ninguna de esas heridas era grave, en poco tiempo Alanna seguiría con serios problemas para moverse pero al menos no sentiría dolor ni correría peligro.
Mientras la sanaba, la peliblanca se percató de que la humana tenía en su poder un libro, alguna clase de diario manuscrito con una especie de marcapáginas, que resultó ser un mapa hecho a mano, señalando una página en concreto que indicaba varías fórmulas químicas, ingredientes con unos efectos que Níniel conocía y el modo de tratarlos para obtener un preparado que podía ser precisamente lo que necesitaban. Había varias anotaciones por toda la página bastante técnicos y muy típicos de los alquimistas mientras desarrollaban nuevas fórmulas o trataban de mejorar las que ya conocían y que Níniel supo entender gracias a ser alquimista, lo cual dibujó una sonrisa en su rostro...Habría que estudiarlo detenidamente pero parecía que a pesar de su estado Alanna seguía siendo la mejor en su trabajo.
-Asique mientras los demás luchábamos la gata ha resuelto el caso...Eres una paciente terrible.- Comentó en tono animado ante el descubrimiento, permitiéndose bromear un poco.
Sin duda sabiendo que lo único que le quedaba era la venganza, trató de dañar a Níniel lanzando rápidos ataques con una daga de ondulado filo sin lograr que la elfa se apartara más que lo justo para bloquear aquel ataque con su propia arma al mismo tiempo que Alanna, sabedora de que aquello no era ni de lejos el punto fuerte de la peliblanca, hacía lo que podía por ponerse en pie y no ser una molestia, quizá incluso intentaría alguna tontería pensando que quién debía estar allí bloqueando golpes tenía que ser ella. Tras comprobar que con aquellos golpes no lograría nada, Marie llevó la mano a uno de los bolsillos de su ropa sin duda con la intención de usar otra de esas runas que tan bien parecía manejar, pero Níniel no pensaba permitir que usara ese truco de nuevo. Olvidando su natural estilo defensivo y basado en usar la cabeza más que las armas, la peliblanca se lanzó a por la lunática placándola y derribándola al suelo colocándose encima suyo, comenzando a golpearla en la cara tan fuerte como podía y apartando sus manos de los bolsillos para evitar que cogiera ninguna runa más. No se podía decir que fuese el modo más estiloso de luchar pero funcionaba, al menos hasta que la pelirroja logró apartarla con una patada, aunque en aquel momento la elfa ya había logrado dejarle varias marcas en la cara.
Marie sacó una piedra redonda y amenazaba con lanzársela a Níniel cuando Elwen en su forma de dragón lo evitó atacando con sus garras, hiriéndola y causando que la runa cayera al suelo activando una fuerte corriente de aire que lanzó a la propia psicópata volando hasta el techo y desde allí, de nuevo al suelo cayendo de forma aparatosa y con un desagradable sonido de crujir de huesos que significaba que acababa de romperse algo, el cuello probablemente. Fuese como fuese no volvió a intentar levantarse tras la caída. Con Elwen Y Jericó por allí que podrían ocuparse de ayudar a Eltrant y a sacar de sus tubos al resto de las víctimas de Marie la loca, Níniel podía por fin atender a Alanna antes de que acabara desangrada.
-Vale, tranquila Alanna, estoy aquí, voy a curarte. Te prometo que encontraré el modo de revertir la parálisis, al fin y al cabo conseguí que fueras a ser adulta ¿no?.-
La parálisis era algo que tendría que estudiar para ver si era posible revertirla pero antes de ponerse con ello al menos podría evitar que la vida siguiera abandonándola a través de las heridas y cortes por su cuerpo que no eran pocos. Normalmente esa clase de tratamiento por todo el cuerpo preferiría hacerlo sin la presencia de ningún hombre en la sala pero en aquellos momentos la cosa no estaba para esa clase de miramientos, una manta por encima tendría que valer para preservar la intimidad de la guardia. Níniel usó su daga para rasgar sus ropas y comenzó a sanar sus heridas mediante la imposición de sus manos allí donde era necesario. Por suerte, aunque aparatosas, ninguna de esas heridas era grave, en poco tiempo Alanna seguiría con serios problemas para moverse pero al menos no sentiría dolor ni correría peligro.
Mientras la sanaba, la peliblanca se percató de que la humana tenía en su poder un libro, alguna clase de diario manuscrito con una especie de marcapáginas, que resultó ser un mapa hecho a mano, señalando una página en concreto que indicaba varías fórmulas químicas, ingredientes con unos efectos que Níniel conocía y el modo de tratarlos para obtener un preparado que podía ser precisamente lo que necesitaban. Había varias anotaciones por toda la página bastante técnicos y muy típicos de los alquimistas mientras desarrollaban nuevas fórmulas o trataban de mejorar las que ya conocían y que Níniel supo entender gracias a ser alquimista, lo cual dibujó una sonrisa en su rostro...Habría que estudiarlo detenidamente pero parecía que a pesar de su estado Alanna seguía siendo la mejor en su trabajo.
-Asique mientras los demás luchábamos la gata ha resuelto el caso...Eres una paciente terrible.- Comentó en tono animado ante el descubrimiento, permitiéndose bromear un poco.
Subrayado el uso de alquimia, conocimientos sobre alquimia para reconocer fórmulas y precedimientos.
Níniel Thenidiel
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Re: Luna escarlata [4/4][Lunas de sangre II][Cerrado]
Mientras liberaba a otra de las chicas, me paré a mirar lo que me estaba perdiendo. Nin le estaba plantando cara a la pelirroja a base de placajes, golpes en la cara, defendiendo a Alanna que apenas podía moverse. Si me lo hubiesen contado probablemente no lo había creído, cuanto engaña la apariencia de Nin... La sorpresa para mí no terminó porque a todo esto se le sumó Elwen, que se transformó en una temible bestia, de un zarpazo le arrebató a la loca otra de esas runas, provocando un vendaval junto a ella, estampándola de el techo al suelo. Me quedé fascinado, embobado más bien, mirando a la criatura que era Elwen en esa forma, daba algo de miedo, no quisiera encontrarme con uno así con malas pulgas.
Mientras tanto, pude ver a Eltrant salir disparado hacia una de las puertas, con la criada aquella detrás de él.
Tuve que tomar prioridades, la zona parecía segura, Marie no se levantaba, y Nin estaba sanando a Alanna. Las chicas podrían esperar unos minutos más, pero Eltrant... no sabía con certeza si necesitaba ayuda, pero verlo volar de un golpe no inspiraba confianza del todo. Puede que terminase por entorpecerle, pero no podía quedarme quieto, tomé la tapa de uno de esos tarros a modo de escudo y corrí en la dirección que vi salir a Eltrant.
Al llegar al cuarto donde desapareció, la mujer estaba de pie frente a Eltrant que yacía en el suelo por el golpe. No me lo pensé dos veces y empecé la carrera alzando el escudo. Corrí todo lo que pude, y por suerte sorprendí a la criada, placándola por detrás, tirándola al suelo. Se que no tengo la misma fuerza que Eltrant, pero me sorprendió lo pesada que me resultó, parecía placar a una pared.
Tiré de Eltrant con fuerza para apartarlo y me puse delante, levantando el escudo, preparado para su contraataque.
Mientras tanto, pude ver a Eltrant salir disparado hacia una de las puertas, con la criada aquella detrás de él.
Tuve que tomar prioridades, la zona parecía segura, Marie no se levantaba, y Nin estaba sanando a Alanna. Las chicas podrían esperar unos minutos más, pero Eltrant... no sabía con certeza si necesitaba ayuda, pero verlo volar de un golpe no inspiraba confianza del todo. Puede que terminase por entorpecerle, pero no podía quedarme quieto, tomé la tapa de uno de esos tarros a modo de escudo y corrí en la dirección que vi salir a Eltrant.
Al llegar al cuarto donde desapareció, la mujer estaba de pie frente a Eltrant que yacía en el suelo por el golpe. No me lo pensé dos veces y empecé la carrera alzando el escudo. Corrí todo lo que pude, y por suerte sorprendí a la criada, placándola por detrás, tirándola al suelo. Se que no tengo la misma fuerza que Eltrant, pero me sorprendió lo pesada que me resultó, parecía placar a una pared.
Tiré de Eltrant con fuerza para apartarlo y me puse delante, levantando el escudo, preparado para su contraataque.
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Re: Luna escarlata [4/4][Lunas de sangre II][Cerrado]
Un fuerte golpe le sacó de la habitación en la que se encontraban, no sabía de dónde había salido aquella sirviente, pero lo cierto es que estaba cumpliendo su cometido con una facilidad encomiable y tenía al mercenario tratando de defenderse constantemente en un pasillo demasiado angosto como para moverse con facilidad.
Eltrant se incorporó levemente para ver como el puño de Gretel pasaba a escasos centímetros de su cabeza y se incrustaba en la pared que tenía justo tras él –“¿¡Acabas de atravesar la pared?!” – Eltrant se arrastró varios pasos hacia la izquierda alejándose del puño de la Cibernética quien se limitó a ensanchar su sonrisa al ver esta imagen y, después de extraer su brazo del muro, siguió al joven.
Lejos de poder escapar de aquella situación la criada le propinó una fuerte parata en el costado que le hizo perder momentamente la respiración. Podía ver, mientras tosía copiosamente, como su rival jugaba con él. Apretó los dientes y retrocedió un poco, hasta quedar de nuevo contra la pared. – “¿Estas segura de que no podemos ser amigos?” – Gretel ladeo un poco la cabeza, estaba claro que la cibernética perturbada no iba a cambiar de opinión.
Con la misma sonrisa que había tenido durante todo el “combate” la mujer levantó el puño dispuesta a finalizar su trabajo de guardiana de Marie, Eltrant cerró su mano en torno a su espada anticipando el golpe, si aquella cosa había atravesado con tanta facilidad un muro de granito el sería una mera bolsa de carne para ella.
Pero contra todo pronóstico la mujer cayó al suelo, Jericó, portando una tapa de uno de los enormes frascos en los que las chicas habían estado encerradas había placado a la mujer, a la que tomó por sorpresa, antes de que el mercenario pudiese siquiera agradecerle la ayuda al rubio, este tiró de Eltrant y se colocó frente a él parando con el escudo un fuerte golpe de la cibernética que arrastró a los dos hombres varios centímetros hacia atrás.
Guarneciéndose detrás del muchacho que, le había salvado la vida Eltrant frunció el ceño y, el improvisado escudo que tenía Jericó no aguantaría mucho, y aquella cosa podría atravesarles a ambos sin mucho esfuerzos una vez estuviesen desprotegidos.
Eltrant preparó su espada y aguardó el momento oportuno, el cual llegó después de una rápida sucesión de golpes contra la improvisada defensa que el elfo tenía entre las manos, sin que Jericó se lo esperase, mucho menos la cibernética, Eltrant colocó una mano en el hombre del joven rubio y, usándolo a modo de soporte, se impulsó sobre este, saltando por encima.
-“Voy a morir” – Fueron las tres palabras que cruzaron su cabeza mientras se precipitaba, espada por delante, contra la criada de los puños de acero. Afortunadamente Gretel podía haber anticipado muchas cosas, pero no había pronosticado que el mercenario fuese tan descuidado por su seguridad personal, por lo que no pudo sino contemplar como la punta de la espada de Eltrant entraba por su pecho mientras este caía sobre ella.
-“¡Te alcancé!” – Dijo el mercenario triunfal antes de ser lanzado por los aires por su furiosa oponente. Que se llevó al pecho dolorida tras esto y miró a los dos muchachos con los ojos muy abiertos antes de murmurar varias palabras que contenían el nombre de su señora entre ellas.
Eltrant se levantó del suelo y, tras murmurar algunas incoherencias sobre como tenía que aprender a aterrizar mejor se giró hacia el Jericó. – “Gracias” – Se pasó la mano por la cabeza, dónde la herida que se había hecho en la frente al caer desde un segundo piso seguía sangrando –“Me has salvado, te debo una” - Eltrant le dedicó una sonrisa al elfo se sacudió un poco el polvo que tenia en la capa.
Justo tras aquello negó con la cabeza y extrajo la espada del pecho de la criada, que por algún motivo seguía consciente, o eso parecía pues trataba de moverse pero no le quedaban apenas fuerzas.
No había tiempo que perder, no sabía el estado de las chicas y por lo que sabía seguían estando dentro de los tarros en los que estaban cuando había “salido” de la habitación, por lo que, una vez más, un poco más magullado que antes, entró a la extraña sala oculta que tenía Marie en el sótano.
Eltrant se incorporó levemente para ver como el puño de Gretel pasaba a escasos centímetros de su cabeza y se incrustaba en la pared que tenía justo tras él –“¿¡Acabas de atravesar la pared?!” – Eltrant se arrastró varios pasos hacia la izquierda alejándose del puño de la Cibernética quien se limitó a ensanchar su sonrisa al ver esta imagen y, después de extraer su brazo del muro, siguió al joven.
Lejos de poder escapar de aquella situación la criada le propinó una fuerte parata en el costado que le hizo perder momentamente la respiración. Podía ver, mientras tosía copiosamente, como su rival jugaba con él. Apretó los dientes y retrocedió un poco, hasta quedar de nuevo contra la pared. – “¿Estas segura de que no podemos ser amigos?” – Gretel ladeo un poco la cabeza, estaba claro que la cibernética perturbada no iba a cambiar de opinión.
Con la misma sonrisa que había tenido durante todo el “combate” la mujer levantó el puño dispuesta a finalizar su trabajo de guardiana de Marie, Eltrant cerró su mano en torno a su espada anticipando el golpe, si aquella cosa había atravesado con tanta facilidad un muro de granito el sería una mera bolsa de carne para ella.
Pero contra todo pronóstico la mujer cayó al suelo, Jericó, portando una tapa de uno de los enormes frascos en los que las chicas habían estado encerradas había placado a la mujer, a la que tomó por sorpresa, antes de que el mercenario pudiese siquiera agradecerle la ayuda al rubio, este tiró de Eltrant y se colocó frente a él parando con el escudo un fuerte golpe de la cibernética que arrastró a los dos hombres varios centímetros hacia atrás.
Guarneciéndose detrás del muchacho que, le había salvado la vida Eltrant frunció el ceño y, el improvisado escudo que tenía Jericó no aguantaría mucho, y aquella cosa podría atravesarles a ambos sin mucho esfuerzos una vez estuviesen desprotegidos.
Eltrant preparó su espada y aguardó el momento oportuno, el cual llegó después de una rápida sucesión de golpes contra la improvisada defensa que el elfo tenía entre las manos, sin que Jericó se lo esperase, mucho menos la cibernética, Eltrant colocó una mano en el hombre del joven rubio y, usándolo a modo de soporte, se impulsó sobre este, saltando por encima.
-“Voy a morir” – Fueron las tres palabras que cruzaron su cabeza mientras se precipitaba, espada por delante, contra la criada de los puños de acero. Afortunadamente Gretel podía haber anticipado muchas cosas, pero no había pronosticado que el mercenario fuese tan descuidado por su seguridad personal, por lo que no pudo sino contemplar como la punta de la espada de Eltrant entraba por su pecho mientras este caía sobre ella.
-“¡Te alcancé!” – Dijo el mercenario triunfal antes de ser lanzado por los aires por su furiosa oponente. Que se llevó al pecho dolorida tras esto y miró a los dos muchachos con los ojos muy abiertos antes de murmurar varias palabras que contenían el nombre de su señora entre ellas.
Eltrant se levantó del suelo y, tras murmurar algunas incoherencias sobre como tenía que aprender a aterrizar mejor se giró hacia el Jericó. – “Gracias” – Se pasó la mano por la cabeza, dónde la herida que se había hecho en la frente al caer desde un segundo piso seguía sangrando –“Me has salvado, te debo una” - Eltrant le dedicó una sonrisa al elfo se sacudió un poco el polvo que tenia en la capa.
Justo tras aquello negó con la cabeza y extrajo la espada del pecho de la criada, que por algún motivo seguía consciente, o eso parecía pues trataba de moverse pero no le quedaban apenas fuerzas.
No había tiempo que perder, no sabía el estado de las chicas y por lo que sabía seguían estando dentro de los tarros en los que estaban cuando había “salido” de la habitación, por lo que, una vez más, un poco más magullado que antes, entró a la extraña sala oculta que tenía Marie en el sótano.
Eltrant Tale
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Re: Luna escarlata [4/4][Lunas de sangre II][Cerrado]
Contempló pasmada y sintiendose totalmente inutil como Níniel y Elwen colaboraban para acabar con la perturbada. Nunca se hubiera esperado que Níniel, su amiga, esa chica de aspecto tan delicado y suave, la que no había roto un plato nunca, fuera capaz de plantar cara de modo tan fiero, deseó levantarse, apartarla y evitar que su amiga sufriera daños por culpa suya, al fin y al cabo, ella era sanadora, no sabía luchar más de lo que ella le había enseñado en esa única clase de lucha con bastón.
Por la enorme perdida de movilidad, no pudo más que contemplar como Elwen, con una furia inmensa se transformaba en dragón y arrebataba una de las runas a Marie, que, al activarse, lanzó a la loca por los aires golpeandola en el techo. Un tremendo crujido se escuchó con fuerza resonando por el cuarto guiado por el aire que comenzaba a disolverse. Y el cuerpo de la mujer fue a parar al suelo con un tremendo golpe.
La guarda, desde su posición en el suelo, contemplo el cuerpo inmovil, debatiendose entre el alivio y la pena, esa mujer, si, era cruel, si, no estaba bien de la cabeza, pero en el fondo, lo único que había querido siempre era amor, un amor que no había visto, Hans, que había dado la vida por ella, podría haber sido su salvación si la mujer lo hubiera visto a tiempo. Con dolor, recordó que Eltrant había sido lanzado fuera de la sala, y que Jericó había ido tras él, intentó levantarse, dandose cuenta de que a duras penas era capaz de moverse, los únicos músculos que parecían funcionar con mediana facilidad eran los faciales.
Cuando Níniel se acercó a ella y empezó a curarle los cortes y el brazo malherido, intentó llamar la atención de la elfa sobre el papel, aunque, al parecer, la joven lo tenía todo bajo control, pues no tardo en verlo por si misma, Alanna sonrió ante el comentario, e intentó hablar, pero se sentía agotada, ni siquiera pudi seguir con una sencilla broma, suspiró y escuchó atentamente, pues poco más podía hacer.
Llevaba días sin descansar bien, y la cosa esa que se le había metido por las heridas.... era lo que le faltaba, solo quería dormir... empezó a cerrar los ojos con respiración acompasada, lo último que fue capaz de ver antes de caer rendida, fue al joven mercenario entrar por la puerta con aspecto nervioso, parecía que habían vencido, "al menos ya estamos todos a salvo" pensó antes de desvanecerse, sin ser totalmente consciente de su situación a causa del agotamiento y la droga, que empezaba a adormecerla.
Por la enorme perdida de movilidad, no pudo más que contemplar como Elwen, con una furia inmensa se transformaba en dragón y arrebataba una de las runas a Marie, que, al activarse, lanzó a la loca por los aires golpeandola en el techo. Un tremendo crujido se escuchó con fuerza resonando por el cuarto guiado por el aire que comenzaba a disolverse. Y el cuerpo de la mujer fue a parar al suelo con un tremendo golpe.
La guarda, desde su posición en el suelo, contemplo el cuerpo inmovil, debatiendose entre el alivio y la pena, esa mujer, si, era cruel, si, no estaba bien de la cabeza, pero en el fondo, lo único que había querido siempre era amor, un amor que no había visto, Hans, que había dado la vida por ella, podría haber sido su salvación si la mujer lo hubiera visto a tiempo. Con dolor, recordó que Eltrant había sido lanzado fuera de la sala, y que Jericó había ido tras él, intentó levantarse, dandose cuenta de que a duras penas era capaz de moverse, los únicos músculos que parecían funcionar con mediana facilidad eran los faciales.
Cuando Níniel se acercó a ella y empezó a curarle los cortes y el brazo malherido, intentó llamar la atención de la elfa sobre el papel, aunque, al parecer, la joven lo tenía todo bajo control, pues no tardo en verlo por si misma, Alanna sonrió ante el comentario, e intentó hablar, pero se sentía agotada, ni siquiera pudi seguir con una sencilla broma, suspiró y escuchó atentamente, pues poco más podía hacer.
Llevaba días sin descansar bien, y la cosa esa que se le había metido por las heridas.... era lo que le faltaba, solo quería dormir... empezó a cerrar los ojos con respiración acompasada, lo último que fue capaz de ver antes de caer rendida, fue al joven mercenario entrar por la puerta con aspecto nervioso, parecía que habían vencido, "al menos ya estamos todos a salvo" pensó antes de desvanecerse, sin ser totalmente consciente de su situación a causa del agotamiento y la droga, que empezaba a adormecerla.
Alanna Delteria
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Re: Luna escarlata [4/4][Lunas de sangre II][Cerrado]
Elwen observó el cuerpo inmóvil de Marie, y sólo cuando vio que no se levantaba empezó a calmarse. La joven dragona recordó toda la trágica historia de aquella mujer, pero una parte de ella era incapaz de sentir pena. Les había hecho sufrir muchísimo y había intentado asesinarlas, tanto a ellas como al resto de chicas que había atrapado.
Pero ya no valía la pena pensar en todo aquello, había algo más importante de lo que debían ocuparse. Elwen giró la cabeza para ver a Alanna, y al ver el estado tan lamentable de su amiga se acercó a ella y a Niniel.
- ¿Alanna? ¡Alanna!- la llamó la joven dragona cuando se percató de que su amiga parecía dormida.
Vio que Niniel la estaba sanando y observó el trabajo de la elfa. Se sentía un poco inútil en aquella situación, no sabía nada de medicina y tampoco sabía que era lo que hacer a continuación. Miró los cristales que había en el suelo, de cuando Alanna se liberó, y los apartó con su cola, alejándolos de ellas para que nadie pudiese hacerse daño con ellos.
Después observó preocupada las heridas de Alanna.
- ¿Podrás curarla?- le preguntó a Niniel.
Pero ya no valía la pena pensar en todo aquello, había algo más importante de lo que debían ocuparse. Elwen giró la cabeza para ver a Alanna, y al ver el estado tan lamentable de su amiga se acercó a ella y a Niniel.
- ¿Alanna? ¡Alanna!- la llamó la joven dragona cuando se percató de que su amiga parecía dormida.
Vio que Niniel la estaba sanando y observó el trabajo de la elfa. Se sentía un poco inútil en aquella situación, no sabía nada de medicina y tampoco sabía que era lo que hacer a continuación. Miró los cristales que había en el suelo, de cuando Alanna se liberó, y los apartó con su cola, alejándolos de ellas para que nadie pudiese hacerse daño con ellos.
Después observó preocupada las heridas de Alanna.
- ¿Podrás curarla?- le preguntó a Niniel.
Elwen
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Re: Luna escarlata [4/4][Lunas de sangre II][Cerrado]
Níniel, tras curar a Alanna se acercó a comprobar que Marie estaba realmente muerta como pensaba y se agachó a su lado para tomar sus cosntantes, efectivamente en su caida se había roto el cuello y nada se podía hacer por ella. Alzó la vista para ver cómo los chicos volvían victoriosos de la lucha contra aquella sirvienta y respiró aliviada de ver que, salvo por lo que parecían contusiones de poca gravedad en el caso de Eltrant, estaban bien lo que significaba que aquella pesadilla había acabado, bueno, habría acabado en cuanto la peliblanca consiguiese descifrar todas aquellas fórmulas y lograse preparar una cura para Alanna y el resto de las jóvenes afectadas por la toxina paralizante a las que no podían dejar en ese estado. La preocupación de Elwen por la guardia seguramente sería compartida por los demás por lo que a la elfa no le importó darles un parte completo de su estado y de los pasos a seguir a partir de ese momento.
-Estaba bastante magullada y ha perdido bastante sangre pero ya he tratado sus heridas y está fuera de peligro. Por desgracia la toxina paralizante de estos tanques penetró por sus heridas afectándola de forma mucho más fulminante que a nosotras, seguramente sin las heridas el proceso de parálisis llevaría horas, días incluso hasta llegar al estado en el que están las demás víctimas de Marie. Puedo intentar revertir el proceso gracias a este libro de notas que Alanna encontró, aunque la verdad es aquí queda poco material para realizar un proceso tan avanzado...Habrá que buscar el modo de llevarlas a todas a otro lugar donde pueda trabajar.-
Níniel les mostró el libro manuscrito sobre alquimia y, aunque seguramente no entenderían gran cosa de lo que allí había escrito les señaló una de las páginas llenas de números, nombres técnicos, abreviaturas y notas técnicas que rodeaban bonitos dibujos de ingredientes tales como la llamada flor de la felicidad. Al hacerlo quedó a la vista aquel mapa que parecía servir como marcapáginas y al que la peliblanca no le había dado mayor importancia, en parte porque no lo entendía ni reconocía el modo en que representaba las cosas. Le había echado un vistazo por encima y ni siquiera podría decir si era un mapa del lugar, de la zona o de las islas Illidenses.
Esperaba que a los demás se les ocurriera cómo llevarse a tantas mujeres con ellos porque teniendo en cuenta que solo disponían de un par de caballos y que poca ayuda iban a recibir de aquellos pueblerinos la cosa podría no ser sencilla. Quizá pudiesen improvisar algún carromato o algo si no había más remedio...Solo de imaginarse la cara que pondría la gente al verles avanzar con un montón de mujeres que parecerían muertas en la parte de atrás de un carro llevaban a la cabeza de la peliblanca a pensar que sería difícil de explicar y que acabarían metidos en otro lío, más aún sin la gata para enseñarles a los guardias esa bonita placa identificativa. En cualquier caso, mientras los demás pensaban en algo, Níniel volvió a enfrascarse en el estudio de aquel libro para descifrar más de aquellas notas descubriendo que necesita un ingrediente que juraría haber visto en aquel sótano, al menos antes de que todo acabara destrozado.
-Elwen, juraría que vi uno de los ingredientes que voy a necesitar por aquí...- Le mostró el dibujo en el libro de notas de una flor que por su forma se asemejaba a una de las puntiagudas orejas de la peliblanca. - Es del color del laurel y como de diez centímetros de larga.-Era un ingrediente relativamente común pero si podían contar ya con él...De hecho si podían salvar cualquier otro ingrediente que pudiesen necesitar de entre aquella zona de batalla eso que adelantaban. Por ello Níniel le mostró a la semi-dragona el resto de ingredientes por si la suerte les favorecía. Encontrar una flor de la felicidad sería realmente como recibir una bendición de los dioses.
-Estaba bastante magullada y ha perdido bastante sangre pero ya he tratado sus heridas y está fuera de peligro. Por desgracia la toxina paralizante de estos tanques penetró por sus heridas afectándola de forma mucho más fulminante que a nosotras, seguramente sin las heridas el proceso de parálisis llevaría horas, días incluso hasta llegar al estado en el que están las demás víctimas de Marie. Puedo intentar revertir el proceso gracias a este libro de notas que Alanna encontró, aunque la verdad es aquí queda poco material para realizar un proceso tan avanzado...Habrá que buscar el modo de llevarlas a todas a otro lugar donde pueda trabajar.-
Níniel les mostró el libro manuscrito sobre alquimia y, aunque seguramente no entenderían gran cosa de lo que allí había escrito les señaló una de las páginas llenas de números, nombres técnicos, abreviaturas y notas técnicas que rodeaban bonitos dibujos de ingredientes tales como la llamada flor de la felicidad. Al hacerlo quedó a la vista aquel mapa que parecía servir como marcapáginas y al que la peliblanca no le había dado mayor importancia, en parte porque no lo entendía ni reconocía el modo en que representaba las cosas. Le había echado un vistazo por encima y ni siquiera podría decir si era un mapa del lugar, de la zona o de las islas Illidenses.
Esperaba que a los demás se les ocurriera cómo llevarse a tantas mujeres con ellos porque teniendo en cuenta que solo disponían de un par de caballos y que poca ayuda iban a recibir de aquellos pueblerinos la cosa podría no ser sencilla. Quizá pudiesen improvisar algún carromato o algo si no había más remedio...Solo de imaginarse la cara que pondría la gente al verles avanzar con un montón de mujeres que parecerían muertas en la parte de atrás de un carro llevaban a la cabeza de la peliblanca a pensar que sería difícil de explicar y que acabarían metidos en otro lío, más aún sin la gata para enseñarles a los guardias esa bonita placa identificativa. En cualquier caso, mientras los demás pensaban en algo, Níniel volvió a enfrascarse en el estudio de aquel libro para descifrar más de aquellas notas descubriendo que necesita un ingrediente que juraría haber visto en aquel sótano, al menos antes de que todo acabara destrozado.
-Elwen, juraría que vi uno de los ingredientes que voy a necesitar por aquí...- Le mostró el dibujo en el libro de notas de una flor que por su forma se asemejaba a una de las puntiagudas orejas de la peliblanca. - Es del color del laurel y como de diez centímetros de larga.-Era un ingrediente relativamente común pero si podían contar ya con él...De hecho si podían salvar cualquier otro ingrediente que pudiesen necesitar de entre aquella zona de batalla eso que adelantaban. Por ello Níniel le mostró a la semi-dragona el resto de ingredientes por si la suerte les favorecía. Encontrar una flor de la felicidad sería realmente como recibir una bendición de los dioses.
Níniel Thenidiel
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Re: Luna escarlata [4/4][Lunas de sangre II][Cerrado]
Conseguí salvar a Eltrant y ganar unos instantes de sorpresa, lo necesario para que Eltrant actuase, valiéndose de mi hombro para impulsarse y atravesar a la sirvienta, que no pudo prever el movimiento, y acabó con su vida. Bueno, todavía se movía, pero de aquella no saldría, seguro. Me sorprendió que aquella espada ruinosa pudiese hacer aquello y salir ilesa.
-Estoy seguro que habrías hecho lo mismo, no hace falta que me des las gracias.- le respondí sonriente en cuanto me agradeció que le salvase la vida, cuando lo único que hice fue intentarlo con todas mis ganas. -Toma, esto es tuyo, no creo que lo necesite más aquí.- le dije devolviéndole la daga que me prestó.
Volvimos a la sala y allí estaba Alanna, todavía débil, Nin le estaba hablando a Elwen acerca de su estado, por lo visto se pondría bien. Sin embargo, dijo necesitar algunos ingredientes, más bien se lo estaba enseñando a Elwen, a nosotros nos enseñó una hoja con cantidad de números, anotaciones y elaborados dibujos de ingredientes de alquimia. Entendía parte de lo que había allí escrito, pero me llamó la atención un pedazo de papel que sobresalía. Me acerqué a Nin para tomar el extraño papel y pude ver que era un mapa. Lo miré un instante con cara de asombro mientras se lo enseñaba a Eltrant. Mi cara en aquél momento seguro que delataba que no entendía nada de aquél mapa, intenté disimular mirando el papel con más ahínco, intentando imaginar el lugar dibujado en el mapa.
-Nada.- pronuncié mirando a los demás. -No logro visualizar el lugar de este mapa, y sea lo que sea ya tiene mi atención.- dije con un poco de frustración. Solté el extraño mapa y eché un vistazo al cuarto aquél.
Entonces volvió a mi cabeza la mujer pelirroja, Marie, y se tensaron mis músculos, ¿cómo había podido olvidarme así? Cuando vi el cuerpo de la mujer todavía en el suelo, comprendí por qué estaban las chicas tan tranquilas, y me acerqué a comprobar que realmente su vida se había esfumado. Estaba en el mismo sitio donde la vi caer antes de salir corriendo tras Eltrant, así que el fuerte golpe debió de matarla. La chica que liberé seguía apoyada en el pedestal, como profundamente dormida, recubierta de aquél líquido asqueroso.
Tras dar una vuelta más por la sala, aburrido, cansado de no saber descifrar el mapa, retomé la acción que empecé antes y cogí un pequeño cuchillo que estaba tirado en el suelo, probablemente la loca aquella lo usase para algún ritual maligno o algo así, lo cierto es que no tenía ni idea. Empecé a liberar a las chicas repitiendo el mismo proceso de romper el sellado y hacer palanca para que la tapa saliese. Introduje la mano y más de medio brazo para alcanzar a la chica y tiré de ella, tuve que meter el otro brazo pero al final pude sacarla, aquél líquido era muy viscoso, me estaba dejando pringado, pero por lo menos ya había otra chica libre. Supongo que no esperarán que las lave yo, creo que eso era más bien tarea de... Nin, por ejemplo, que sabe como tratar a los demás, además, no puedo tocar así como así a aquellas chicas, ¿qué pensarían de mí? Yo solo me estaba poniendo nervioso pensando en todo aquello, pero ni hablar, no iba a limpiarlas.
-Estoy seguro que habrías hecho lo mismo, no hace falta que me des las gracias.- le respondí sonriente en cuanto me agradeció que le salvase la vida, cuando lo único que hice fue intentarlo con todas mis ganas. -Toma, esto es tuyo, no creo que lo necesite más aquí.- le dije devolviéndole la daga que me prestó.
Volvimos a la sala y allí estaba Alanna, todavía débil, Nin le estaba hablando a Elwen acerca de su estado, por lo visto se pondría bien. Sin embargo, dijo necesitar algunos ingredientes, más bien se lo estaba enseñando a Elwen, a nosotros nos enseñó una hoja con cantidad de números, anotaciones y elaborados dibujos de ingredientes de alquimia. Entendía parte de lo que había allí escrito, pero me llamó la atención un pedazo de papel que sobresalía. Me acerqué a Nin para tomar el extraño papel y pude ver que era un mapa. Lo miré un instante con cara de asombro mientras se lo enseñaba a Eltrant. Mi cara en aquél momento seguro que delataba que no entendía nada de aquél mapa, intenté disimular mirando el papel con más ahínco, intentando imaginar el lugar dibujado en el mapa.
-Nada.- pronuncié mirando a los demás. -No logro visualizar el lugar de este mapa, y sea lo que sea ya tiene mi atención.- dije con un poco de frustración. Solté el extraño mapa y eché un vistazo al cuarto aquél.
Entonces volvió a mi cabeza la mujer pelirroja, Marie, y se tensaron mis músculos, ¿cómo había podido olvidarme así? Cuando vi el cuerpo de la mujer todavía en el suelo, comprendí por qué estaban las chicas tan tranquilas, y me acerqué a comprobar que realmente su vida se había esfumado. Estaba en el mismo sitio donde la vi caer antes de salir corriendo tras Eltrant, así que el fuerte golpe debió de matarla. La chica que liberé seguía apoyada en el pedestal, como profundamente dormida, recubierta de aquél líquido asqueroso.
Tras dar una vuelta más por la sala, aburrido, cansado de no saber descifrar el mapa, retomé la acción que empecé antes y cogí un pequeño cuchillo que estaba tirado en el suelo, probablemente la loca aquella lo usase para algún ritual maligno o algo así, lo cierto es que no tenía ni idea. Empecé a liberar a las chicas repitiendo el mismo proceso de romper el sellado y hacer palanca para que la tapa saliese. Introduje la mano y más de medio brazo para alcanzar a la chica y tiré de ella, tuve que meter el otro brazo pero al final pude sacarla, aquél líquido era muy viscoso, me estaba dejando pringado, pero por lo menos ya había otra chica libre. Supongo que no esperarán que las lave yo, creo que eso era más bien tarea de... Nin, por ejemplo, que sabe como tratar a los demás, además, no puedo tocar así como así a aquellas chicas, ¿qué pensarían de mí? Yo solo me estaba poniendo nervioso pensando en todo aquello, pero ni hablar, no iba a limpiarlas.
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Re: Luna escarlata [4/4][Lunas de sangre II][Cerrado]
-“¡Alanna!” – El mercenario, ignorando el cuerpo inerte de Marie, con el que casi se tropieza al entrar en la habitación, se agachó junto a su amiga y, aun cuando Niniel y Elwen estaban con ella, la zarandeo un poco en un vano esfuerzo por despertarla – “¿Parálisis?” – Las palabras de Niniel tranquilizaron un poco al mercenario, podía curarla, Eltrant frunció el ceño y miró a su alrededor – “¿Pero este lugar no es un laboratorio de alquimia ?” – Quiso decir en voz alta, pero la peliblanca ya había asegurado de que en aquel lugar no había nada útil para ayudar a la guarda.
Respiró profundamente y miró a su alrededor tratando de ser de alguna ayuda a los presentes, no se le daba bien la alquimia, es más la última vez que trató con ella acabó llevando falda.
Jericó le pasó el extraño mapa que llevaban todos tratando de descifrar hacía rato, Eltrant frunció el ceño y ojeó el marca páginas, dejó a un lado el resto del libro y se lo cedió a Niniel, ya que sabía que a ella le seria de más ayuda que a él, al fin y al cabo no entendía gran cosa de lo que en el tomo decía.
Lo primero que hizo al tener el papel entre sus manos fue suspirar, se sentía un inútil, al fin y al cabo ¿Qué tenía que ver aquel mapa en una habitación como aquella? Es decir, era un cuadrado plagado de botes de cristal, no había nada allí para lo que se necesitase un mapa.
Apretó los dientes y paseándose de un lugar a otro de la habitación de forma automática analizó el mapa ¿Para qué lo usaba Marie? ¿Por qué en un lugar como aquel? Mientras hacía esto pudo contemplar como el rubio sacaba una a una a las chicas que estaban dentro de los frascos de cristal; sonrió, el chaval tenía buen corazón.
Entornó los ojos para poder descifrar bien el pequeño número que había escrito en el margen del mapa, la casi invisible y la leve tinta roja, desgastada por el paso del tiempo parecía indicar algo que, aunque la mente de Eltrant parecía encontrar relevante, este no terminaba de atribuir a nada.
Dejando de caminar en círculos por la habitación se sentó en el suelo y miró fijamente el papel que tenía entre las manos, hasta el punto en el cual sentía que la vena de la frente le iba a estallar, sabía que aquello significaba algo, lo tenía en la punta de la lengua.
Rascándose la barba nervioso navegó por sus recuerdos buscando algún sentido a aquel pequeño número hasta que finalmente, lo encontró. Pero fue en algo que jamás habría imaginado que tuviese relevancia allí, era sobre un pequeño poema infantil que estaba en la mayoría de los libros de historia, aquel numero era el título de un poema que hablaba sobre escondites, de cómo los monstruos no podían alcanzarte si te ocultabas bien, Eltrant abrió los ojos de par en par.
Miró a su alrededor y se colocó en el centro de la habitación, casualmente todos los objetos de los que hacía mención la tonadilla estaban allí, posicionados en los lugares en los que la trova decía que iban a estar; El mercenario siguió la letra, descrita en los versos y haciendo caso omiso a todas las personas que había en la habitación, comenzó a recitarlo en voz alta y a moverse según decía dicha letra, debía de estar haciendo el ridículo, pero le daba igual.
Primero dos pasos a la derecha, y miró debajo de la mesa, Eltrant frunció el ceño, allí no había nada, continuando con la ligera melodía esto le llevó hasta las cajoneras que había bajo el mostrador en el que la ahora fallecida Marie guardaba un gran número de frascos; saltando sobre el cadáver de la entonces dueña de la casa esquivó a Niniel y llegó hasta el otro extremo de la habitación, dónde como el poema decía habría un escondite tras la silla pero solo estaba el frio granito gris de la enorme pared de piedra, finalmente, según se aproximaba al final se acercó al último escondite de todos.
-“¡…Tras la estantería no me vas a hallar!” – Con esas últimas palabras, dichas en una mezcla entre canción y grito, Eltrant finalizó la última estrofa a la vez que volcaba la enorme estantería y esta caía estrepitosamente desperdigando un montón de líquidos y frascos que no tardaron en cada uno, liberar pequeñas volutas de humo.
Eltrant sonrió al ver la puerta oculta tras la estantería y después de avisar giró el picaporte, el cual no parecía querer ceder, no obstante después de varias patadas y empujones no le costó abrir la desvencijada puerta de madera por la fuerza.
-“Dime que ahí detrás hay un laboratorio Nin” – Dijo Eltrant apoyándose contra la pared jadeando.
------Respiró profundamente y miró a su alrededor tratando de ser de alguna ayuda a los presentes, no se le daba bien la alquimia, es más la última vez que trató con ella acabó llevando falda.
Jericó le pasó el extraño mapa que llevaban todos tratando de descifrar hacía rato, Eltrant frunció el ceño y ojeó el marca páginas, dejó a un lado el resto del libro y se lo cedió a Niniel, ya que sabía que a ella le seria de más ayuda que a él, al fin y al cabo no entendía gran cosa de lo que en el tomo decía.
Lo primero que hizo al tener el papel entre sus manos fue suspirar, se sentía un inútil, al fin y al cabo ¿Qué tenía que ver aquel mapa en una habitación como aquella? Es decir, era un cuadrado plagado de botes de cristal, no había nada allí para lo que se necesitase un mapa.
Apretó los dientes y paseándose de un lugar a otro de la habitación de forma automática analizó el mapa ¿Para qué lo usaba Marie? ¿Por qué en un lugar como aquel? Mientras hacía esto pudo contemplar como el rubio sacaba una a una a las chicas que estaban dentro de los frascos de cristal; sonrió, el chaval tenía buen corazón.
Entornó los ojos para poder descifrar bien el pequeño número que había escrito en el margen del mapa, la casi invisible y la leve tinta roja, desgastada por el paso del tiempo parecía indicar algo que, aunque la mente de Eltrant parecía encontrar relevante, este no terminaba de atribuir a nada.
Dejando de caminar en círculos por la habitación se sentó en el suelo y miró fijamente el papel que tenía entre las manos, hasta el punto en el cual sentía que la vena de la frente le iba a estallar, sabía que aquello significaba algo, lo tenía en la punta de la lengua.
Rascándose la barba nervioso navegó por sus recuerdos buscando algún sentido a aquel pequeño número hasta que finalmente, lo encontró. Pero fue en algo que jamás habría imaginado que tuviese relevancia allí, era sobre un pequeño poema infantil que estaba en la mayoría de los libros de historia, aquel numero era el título de un poema que hablaba sobre escondites, de cómo los monstruos no podían alcanzarte si te ocultabas bien, Eltrant abrió los ojos de par en par.
Miró a su alrededor y se colocó en el centro de la habitación, casualmente todos los objetos de los que hacía mención la tonadilla estaban allí, posicionados en los lugares en los que la trova decía que iban a estar; El mercenario siguió la letra, descrita en los versos y haciendo caso omiso a todas las personas que había en la habitación, comenzó a recitarlo en voz alta y a moverse según decía dicha letra, debía de estar haciendo el ridículo, pero le daba igual.
Primero dos pasos a la derecha, y miró debajo de la mesa, Eltrant frunció el ceño, allí no había nada, continuando con la ligera melodía esto le llevó hasta las cajoneras que había bajo el mostrador en el que la ahora fallecida Marie guardaba un gran número de frascos; saltando sobre el cadáver de la entonces dueña de la casa esquivó a Niniel y llegó hasta el otro extremo de la habitación, dónde como el poema decía habría un escondite tras la silla pero solo estaba el frio granito gris de la enorme pared de piedra, finalmente, según se aproximaba al final se acercó al último escondite de todos.
-“¡…Tras la estantería no me vas a hallar!” – Con esas últimas palabras, dichas en una mezcla entre canción y grito, Eltrant finalizó la última estrofa a la vez que volcaba la enorme estantería y esta caía estrepitosamente desperdigando un montón de líquidos y frascos que no tardaron en cada uno, liberar pequeñas volutas de humo.
Eltrant sonrió al ver la puerta oculta tras la estantería y después de avisar giró el picaporte, el cual no parecía querer ceder, no obstante después de varias patadas y empujones no le costó abrir la desvencijada puerta de madera por la fuerza.
-“Dime que ahí detrás hay un laboratorio Nin” – Dijo Eltrant apoyándose contra la pared jadeando.
Off: Subrayado el uso de mi habilidad pasiva: Conocimiento Antiguo (Historia)
Eltrant Tale
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Re: Luna escarlata [4/4][Lunas de sangre II][Cerrado]
Elwen escuchó las palabras de la elfa. ¿Llevarlas a todas? A dragona miró a las demás chicas afectadas, llevarlas a todas a un lugar donde Niniel pudiera trabajar sería complicado, más aún cuando no sabían si disponían del tiempo necesario. Por el momento lo único que podía hacer Elwen era ayudar a encontrar los ingredientes que necesitaban.
Niniel dijo que creía haber visto uno de esos ingredientes, una especie de flor, que por el dibujo que le mostró era similar a las orejas de los elfos.
- La encontraré- dijo antes de volver a su forma humana para moverse con mayor comodidad.
Se dirigió a las mesas de aquél sótano, estaban cubiertas de frascos pequeños, algunos ya rotos, pero también encontró anotaciones en idiomas que la joven no conocía y alguna que otra daga para rituales.
- ¿Dónde estará…? – murmuraba mientras buscaba por unas estanterías.
Mientras buscaba, vio a Eltrant caminar de un lado a otro mientras revisaba un papel. Eso no le llamó mucho la atención, ya que Elwen supuso que debía de ser alguna de las anotaciones de Marie, pero después lo escuchó recitar versos y a moverse según iba diciendo. ¿Pero qué está haciendo? ¿Es que se dio un golpe en la cabeza antes? Hay cosas más importantes que ponerse a bailar y cantar. Decidió olvidarse de Eltrant y volvió a su búsqueda, cuando volvió la mirada para buscar por otra zona vio algunos objetos en el suelo, junto a una de las mesas que ella misma destrozó con la cola al transformarse.
Buscó por ese lugar, y bajo unos pergaminos encontró la flor. Era exactamente igual como le había descrito Niniel y como había visto en el libro. Sin perder tiempo, volvió con la elfa y le mostró aquella flor.
- La tengo- dijo justo antes de entregársela.
Entonces volvió a mirar a Eltrant y se dio cuenta que con su baile había terminado por encontrar una puerta oculta. Un laboratorio según se dijo. Ahí podrían podrían curar esa maldita parálisis. Eltrant enseguida cargó a Alanna para llevársela al interior de ese laboratorio y poder curarla allí. Elwen sólo esperaba que pudiesen curarla a tiempo.
...
Off: Tenía permiso para controlar al pj de Eltrant en esa acción del final.
Niniel dijo que creía haber visto uno de esos ingredientes, una especie de flor, que por el dibujo que le mostró era similar a las orejas de los elfos.
- La encontraré- dijo antes de volver a su forma humana para moverse con mayor comodidad.
Se dirigió a las mesas de aquél sótano, estaban cubiertas de frascos pequeños, algunos ya rotos, pero también encontró anotaciones en idiomas que la joven no conocía y alguna que otra daga para rituales.
- ¿Dónde estará…? – murmuraba mientras buscaba por unas estanterías.
Mientras buscaba, vio a Eltrant caminar de un lado a otro mientras revisaba un papel. Eso no le llamó mucho la atención, ya que Elwen supuso que debía de ser alguna de las anotaciones de Marie, pero después lo escuchó recitar versos y a moverse según iba diciendo. ¿Pero qué está haciendo? ¿Es que se dio un golpe en la cabeza antes? Hay cosas más importantes que ponerse a bailar y cantar. Decidió olvidarse de Eltrant y volvió a su búsqueda, cuando volvió la mirada para buscar por otra zona vio algunos objetos en el suelo, junto a una de las mesas que ella misma destrozó con la cola al transformarse.
Buscó por ese lugar, y bajo unos pergaminos encontró la flor. Era exactamente igual como le había descrito Niniel y como había visto en el libro. Sin perder tiempo, volvió con la elfa y le mostró aquella flor.
- La tengo- dijo justo antes de entregársela.
Entonces volvió a mirar a Eltrant y se dio cuenta que con su baile había terminado por encontrar una puerta oculta. Un laboratorio según se dijo. Ahí podrían podrían curar esa maldita parálisis. Eltrant enseguida cargó a Alanna para llevársela al interior de ese laboratorio y poder curarla allí. Elwen sólo esperaba que pudiesen curarla a tiempo.
...
Off: Tenía permiso para controlar al pj de Eltrant en esa acción del final.
Elwen
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