Luna escarlata [4/4][Lunas de sangre II][Cerrado]
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Re: Luna escarlata [4/4][Lunas de sangre II][Cerrado]
Todos allí parecían tener algo que hacer, menos Alanna claro, cuyo estado le hubiese impedido hacer algo incluso aunque hubiese mantenido la consciencia. Jericó se afanaba por sacar a las demás víctimas de Marie de su encierro, Elwen parecía tomarse muy en serio la tarea de buscar los ingredientes que iban a necesitar, demostrando que no había tarea pequeña cuando se trataba de ayudar a la gente y Eltrant...Bueno recitaba versos y se movía de forma extraña por el sótano. En cuanto a la peliblanca, trataba de desvelar más de los procesos alquímicos anotados en aquel libro, quedándose con los que le eran de utilidad en aquella situación y anotando mentalmente los pasos para un proceso en el que se pondría a trabajar en cuanto dispusiera de los medios. La dueña de la casa y causante de los desvelos del grupo podría haber sido en vida una chiflada obsesionada con su marido y la belleza pero había que reconocer que en lo que a alquimia y venenos se trataba sabía lo que se hacía, podrían aprenderse varias cosas útiles de entre sus notas. Era una pena que durante la lucha la mayoría de los libros hubiese acabado tan mal o peor como buena parte del equipo.
Tan absorta estaba en sus estudios, que solo interrumpió para agradecerle a Elwen haber encontrado la flor entre todo aquel caos, que la elfa pegó un bote de sorpresa cuando escucho caer al suelo estrepitosamente una de las pocas estanterías intactas junto con todos los delicados frascos que hasta ese momento habían descansado plácidamente sobre sus baldas. ¿Al humano se le había ido la cabeza?, casi logra que le de un ataque al pensar que aquella maldita casa aún guardaba desagradables sorpresas para sus invitados en forma de una trampa o un nuevo enemigo al que combatir. De hecho si aquel libro de notas no fuera tan importante, Níniel se lo hubiera tirado a la cabeza.
-¿Un laboratorio?...No sé, pero algún veneno o sustancia tóxica en esos frascos es posible. Teniendo en cuenta cómo acabaron las cosas la última vez que el contenido de un frasco desconocido te afectó, esperaba que hubieras aprendido que ir rompiendo cosas así sin más no es la mejor de las ideas.- Desde luego aquel grupo mostraba un desdén poco sano por los peligros de la alquimia. -Yo que tú no respiraría mucho esos vapores.-La elfa se acercó negando con la cabeza como si reprendiera a un niño.
Con cuidado Níniel cruzó al otro lado de la "puerta" oculta donde había una amplia sala que a todas luces era el auténtico laboratorio principal de aquella lunática y que dejaba a nivel de principiante el equipo que habían visto hasta el momento en aquel sótano. Además no solo era un laboratorio de alquimia perféctamente equipado y una gran reserva de ingredientes y materiales si no que además contaba con el mismo extraño sistema de vigilancia rúnica que la elfa había visto en la habitación de Marie, con la diferencia de que aquella sala contaba con los controles de los que la habitación carecía.
-No es solo un laboratorio, este es el auténtico corazón de la casa, desde aquí se ve todo y seguramente se controlen la mayoría de trampas.- Comentó la peliblanca sin poder contener cierta admiración. Aquella casa era una pesadilla, pero no por ello dejaba de ser sorprendente.
No obstante no había tiempo que perder admirando el inteligente diseño y la calidad de los preparativos de Marie para llevar a cabo su malvado plan, tenía una cura que preparar, y en gran cantidad además, más aún teniendo en cuenta que también debía preparar dosis menos concentradas para Elwen, Jericó y ella misma.
Con diligencia comenzó a preparar la flor de la felicidad, separando sus semillas naranjas de las azules así como del resto de la flor cuyas propiedades no iba a necesitar en aquella ocasión. No obstante guardaría aquellos ingredientes para otras pociones que pudiese querer a título personal, ese ingrediente era bastante raro y valioso y sería un lástima desaprovecharlo. Incluso podría entregar las hojas verdosas a un posadero experimentado para que las añadiera a alguna bebida, un delicioso lujo que pocos podían permitirse y que no sonaba nada mal después de aquel infierno, poder disfrutar de una buena bebida en una posada tranquila y sin trampas letales. Las semillas naranjas, sin moler, tal y como indicaban las notas, las colocó en uno de los alambiques para extraer su esencia y mientras el proceso se completaba comenzó a preparar la oreja de elfo, solo la punta, machacada hasta quedar convertida en fino polvo y mezclada con agua purificada hasta obtener una textura más líquida que pastosa. Una vez todo estuvo preparado debían mezclarse con solución de ayite en las dosis exactas y en el orden correcto, con los tiempos de espera para las reacciones que solo la experiencia revelaba con claridad. Siete de las dosis eran especialmente fuertes, para las demás víctimas. Una era algo más débil, para Alanna, y otras cuatro eran una versión poco concentrada para el resto de los expuestos a la toxina en menor medida. Dejando la concentración de cada vial bien clara y despertando a Alanna para que tomara su dosis. Como su parálisis no era tan avanzada como la de las demás víctimas podría empezar a moverse por su cuenta con un poco de ayuda para limpiarse y cambiarse de ropa, con las otras la cosa iba a ser más complicado.
-Habrá que retirar la toxina con una buena limpieza antes de darles la cura...Elwen y yo nos ocuparemos de limpiar a las chicas...Pero vamos a necesitar ayuda para llevarlas hasta algún baño y para preparar el agua. Podremos usar algo de la ropa de Marie después.- Ni siquiera Eltrant, el único que no había estado en contacto con la toxina iba a librarse de ayudar, como sin duda ya se habría dado cuenta viendo el número de viales de antídoto, también había uno para él.
Tan absorta estaba en sus estudios, que solo interrumpió para agradecerle a Elwen haber encontrado la flor entre todo aquel caos, que la elfa pegó un bote de sorpresa cuando escucho caer al suelo estrepitosamente una de las pocas estanterías intactas junto con todos los delicados frascos que hasta ese momento habían descansado plácidamente sobre sus baldas. ¿Al humano se le había ido la cabeza?, casi logra que le de un ataque al pensar que aquella maldita casa aún guardaba desagradables sorpresas para sus invitados en forma de una trampa o un nuevo enemigo al que combatir. De hecho si aquel libro de notas no fuera tan importante, Níniel se lo hubiera tirado a la cabeza.
-¿Un laboratorio?...No sé, pero algún veneno o sustancia tóxica en esos frascos es posible. Teniendo en cuenta cómo acabaron las cosas la última vez que el contenido de un frasco desconocido te afectó, esperaba que hubieras aprendido que ir rompiendo cosas así sin más no es la mejor de las ideas.- Desde luego aquel grupo mostraba un desdén poco sano por los peligros de la alquimia. -Yo que tú no respiraría mucho esos vapores.-La elfa se acercó negando con la cabeza como si reprendiera a un niño.
Con cuidado Níniel cruzó al otro lado de la "puerta" oculta donde había una amplia sala que a todas luces era el auténtico laboratorio principal de aquella lunática y que dejaba a nivel de principiante el equipo que habían visto hasta el momento en aquel sótano. Además no solo era un laboratorio de alquimia perféctamente equipado y una gran reserva de ingredientes y materiales si no que además contaba con el mismo extraño sistema de vigilancia rúnica que la elfa había visto en la habitación de Marie, con la diferencia de que aquella sala contaba con los controles de los que la habitación carecía.
-No es solo un laboratorio, este es el auténtico corazón de la casa, desde aquí se ve todo y seguramente se controlen la mayoría de trampas.- Comentó la peliblanca sin poder contener cierta admiración. Aquella casa era una pesadilla, pero no por ello dejaba de ser sorprendente.
No obstante no había tiempo que perder admirando el inteligente diseño y la calidad de los preparativos de Marie para llevar a cabo su malvado plan, tenía una cura que preparar, y en gran cantidad además, más aún teniendo en cuenta que también debía preparar dosis menos concentradas para Elwen, Jericó y ella misma.
Con diligencia comenzó a preparar la flor de la felicidad, separando sus semillas naranjas de las azules así como del resto de la flor cuyas propiedades no iba a necesitar en aquella ocasión. No obstante guardaría aquellos ingredientes para otras pociones que pudiese querer a título personal, ese ingrediente era bastante raro y valioso y sería un lástima desaprovecharlo. Incluso podría entregar las hojas verdosas a un posadero experimentado para que las añadiera a alguna bebida, un delicioso lujo que pocos podían permitirse y que no sonaba nada mal después de aquel infierno, poder disfrutar de una buena bebida en una posada tranquila y sin trampas letales. Las semillas naranjas, sin moler, tal y como indicaban las notas, las colocó en uno de los alambiques para extraer su esencia y mientras el proceso se completaba comenzó a preparar la oreja de elfo, solo la punta, machacada hasta quedar convertida en fino polvo y mezclada con agua purificada hasta obtener una textura más líquida que pastosa. Una vez todo estuvo preparado debían mezclarse con solución de ayite en las dosis exactas y en el orden correcto, con los tiempos de espera para las reacciones que solo la experiencia revelaba con claridad. Siete de las dosis eran especialmente fuertes, para las demás víctimas. Una era algo más débil, para Alanna, y otras cuatro eran una versión poco concentrada para el resto de los expuestos a la toxina en menor medida. Dejando la concentración de cada vial bien clara y despertando a Alanna para que tomara su dosis. Como su parálisis no era tan avanzada como la de las demás víctimas podría empezar a moverse por su cuenta con un poco de ayuda para limpiarse y cambiarse de ropa, con las otras la cosa iba a ser más complicado.
-Habrá que retirar la toxina con una buena limpieza antes de darles la cura...Elwen y yo nos ocuparemos de limpiar a las chicas...Pero vamos a necesitar ayuda para llevarlas hasta algún baño y para preparar el agua. Podremos usar algo de la ropa de Marie después.- Ni siquiera Eltrant, el único que no había estado en contacto con la toxina iba a librarse de ayudar, como sin duda ya se habría dado cuenta viendo el número de viales de antídoto, también había uno para él.
Subrayado el uso de la pasiva alquimia. Preparado de poción antiparalisis.
Níniel Thenidiel
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Re: Luna escarlata [4/4][Lunas de sangre II][Cerrado]
Cuando me dirigía a por otra de las chicas para liberarla, Eltrant pasó a mi lado ensimismado y me detuve a contemplarlo, parecía estar tramando algo, iba de un lado a otro con el extraño mapa en la mano, haciendo cosas raras como mirar debajo de la mesa, movimiento que yo repetí por ver si había algo ahí abajo. Tras comprobar que no era el caso, seguí a Eltrant, que ahora brincaba sobre el cadáver de Marie, hacia la pared contraria, allí rebuscó detrás de una silla, y luego dirigió su mirada hacia una estantería. Con una sonrisa de puro entusiasmo, canturreó algo a voces y volcó el mueble, haciendo que la multitud de frascos que contenía se estampasen contra el suelo y liberasen sus vapores. Nin dio un bote, sorprendida por el estruendo que acababa de provocar Eltrant, que ahora reposaba exhausto apoyado en la pared, pero no se libró del sermón de Nin, que lo regañó por el peligro que tenían esos vapores, pues conociendo el historial de Marie, podrían ser en su mayoría toxinas.
Me acerqué a ver que había detrás de la puerta que acababa de descubrir Eltrant, cubriéndome la cara con mi manga para evitar respirar esos gases, y allí vi el verdadero laboratorio de Marie, que ya había demostrado ser una experta alquimista, pero aquello era de mucho más nivel todavía. Muchos de los ingredientes del lugar me eran extrañamente familiares, por su simple apariencia me parecía saber para qué se utilizaban, supongo que aquello era debido a algún recuerdo que intentaba abrirse camino entre mi amnesia.
Vi como Eltrant traía a Alanna a cuestas y Elwen hacía alguna tarea que debió de pedirle Nin, pues parecía ocupada. La peliblanca se dispuso a preparar un antídoto para aquella parálisis que había afectado a las chicas, y a mí lo cierto es que también. Supongo que al haber estado en contacto con aquella sustancia pegajosa al liberar a las chicas... Me puse al lado de Nin tratando de molestar lo menos posible, observando cada uno de sus movimientos, era una habilidosa alquimista, tenía buena mano para estas cosas tan delicadas, por eso nos sorprendía cuando dejaba a un lado todo esto y entraba en combate en algunas ocasiones.
Cuando terminó las soluciones sugirió una limpieza antes de tomar la cura, puesto que sería algo inútil tomarla si se sigue en contacto con la toxina, cierto. Fui hacia el laboratorio más pequeño, donde seguían las chicas en el suelo, y sin decirle nada a nadie me puse manos a la obra. Con cuidado me puse los brazos de una chica rodeando mi cuello, y la levanté cargándola sobre mi espalda, por suerte en aquél momento, aquellas chicas estaban más bien planas y no costaba trabajo cargarlas, aún así no pude evitar pensar, apenado, que aquello se debiese a que seguramente pasaron hambre siendo cautivas de Marie. No sé, puede que solo fuesen imaginaciones mías.
Cargué con la chica por las escaleras, los dos pisos, hasta llegar a uno de los baños, el más cercano creo que era el de la habitación que fue destinada a Alanna, en aquél momento no lo tuve demasiado claro. La dejé con cuidado recostada en el suelo y removí los armarios buscando mantas o sábanas para cubrirla, pues había corriente de aire en toda aquella planta y tampoco era plan de dejar que se nos congelasen. La dejé en el suelo por no manchar la cama, por si después de los cuidados de Nin necesitaban descansar o... no sé, solo estaba improvisando, si luego Nin quería corregir algo, allí ella era la experta en eso, en cuanto subiese que decidiera ella. La cubrí hasta casi envolverla y terminé de reunir un montón de mantas y sábanas de las demás habitaciones, para las demás. Al final iba a acabar bien todo aquello.
Me acerqué a ver que había detrás de la puerta que acababa de descubrir Eltrant, cubriéndome la cara con mi manga para evitar respirar esos gases, y allí vi el verdadero laboratorio de Marie, que ya había demostrado ser una experta alquimista, pero aquello era de mucho más nivel todavía. Muchos de los ingredientes del lugar me eran extrañamente familiares, por su simple apariencia me parecía saber para qué se utilizaban, supongo que aquello era debido a algún recuerdo que intentaba abrirse camino entre mi amnesia.
Vi como Eltrant traía a Alanna a cuestas y Elwen hacía alguna tarea que debió de pedirle Nin, pues parecía ocupada. La peliblanca se dispuso a preparar un antídoto para aquella parálisis que había afectado a las chicas, y a mí lo cierto es que también. Supongo que al haber estado en contacto con aquella sustancia pegajosa al liberar a las chicas... Me puse al lado de Nin tratando de molestar lo menos posible, observando cada uno de sus movimientos, era una habilidosa alquimista, tenía buena mano para estas cosas tan delicadas, por eso nos sorprendía cuando dejaba a un lado todo esto y entraba en combate en algunas ocasiones.
Cuando terminó las soluciones sugirió una limpieza antes de tomar la cura, puesto que sería algo inútil tomarla si se sigue en contacto con la toxina, cierto. Fui hacia el laboratorio más pequeño, donde seguían las chicas en el suelo, y sin decirle nada a nadie me puse manos a la obra. Con cuidado me puse los brazos de una chica rodeando mi cuello, y la levanté cargándola sobre mi espalda, por suerte en aquél momento, aquellas chicas estaban más bien planas y no costaba trabajo cargarlas, aún así no pude evitar pensar, apenado, que aquello se debiese a que seguramente pasaron hambre siendo cautivas de Marie. No sé, puede que solo fuesen imaginaciones mías.
Cargué con la chica por las escaleras, los dos pisos, hasta llegar a uno de los baños, el más cercano creo que era el de la habitación que fue destinada a Alanna, en aquél momento no lo tuve demasiado claro. La dejé con cuidado recostada en el suelo y removí los armarios buscando mantas o sábanas para cubrirla, pues había corriente de aire en toda aquella planta y tampoco era plan de dejar que se nos congelasen. La dejé en el suelo por no manchar la cama, por si después de los cuidados de Nin necesitaban descansar o... no sé, solo estaba improvisando, si luego Nin quería corregir algo, allí ella era la experta en eso, en cuanto subiese que decidiera ella. La cubrí hasta casi envolverla y terminé de reunir un montón de mantas y sábanas de las demás habitaciones, para las demás. Al final iba a acabar bien todo aquello.
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Re: Luna escarlata [4/4][Lunas de sangre II][Cerrado]
Frunció el ceño ante las palabras de la elfa, no dudaba en que tenía razón, los vapores podían ser nocivos para los presentes, no era perfecto y no sabía mucho de alquímica, pero eso no le daba ningún derecho a tratarle como a un imbécil; respiró hondo y cerró los ojos unos segundos, no iba a ganar nada enfadándose al fin y al cabo.
Sin mediar palabras con ninguno de los presentes, levantó a Alanna del frío suelo de granito y la colocó dónde la elfa le había indicado, en el interior de la habitación que se había encargado de descubrir.
Una vez hecho esto no había mucho que hacer salvo esperar a que la elfa fabricara la medicina, el antídoto o fuese lo que iba a sacar a las chicas que había allí de aquel estado de letargo; aunque debía admitirlo, Niniel sabía lo que hacía, y mientras él esperaba de brazos cruzados y apoyado contra una de las paredes del lugar contempló todos y cada uno de los pasos que la peliblanca siguió hasta que desveló a los presentes que había acabado, no entendió muy bien por qué hacía cada cosa, pero era interesante de ver.
En cuanto finalizó el tedioso proceso de realizar las soluciones con las que iban, supuestamente, a salvar a las chicas la elfa volvió a ordenar a los presentes el curso de acción, y esto iba desde limpiar a todas las chicas, cosa que harían las chicas, hasta cargar con ellas al piso superior. -“Muy bien” – Dijo como toda respuesta mientras salía de la habitación tras Jericó.
Por lo que sabía el mejunje que había ocasionado la parálisis a prácticamente todos los presentes cubría piel de las chicas que la loca había intentado encerrar en aquellos tarros de cristal, incluso había notado al rubio comenzar a sentir los efectos del veneno.
Suspirando levemente y se pasó la mano por el pelo para luego dirigir una larga y atenta mirada las jóvenes inconscientes frente a él, finalmente se encogió de hombros, Niniel había preparado antídoto de sobra, además, él usaba guantes; siempre y cuando fuese cuidadoso no tendría por qué tocarlas. Tras envolver a la segunda de las jóvenes en su capa, ya que de la primera se había encargado Jericó, la levantó. Apretó los dientes al sentir como el pecho, el lugar donde había recibido el puñetazo de la cibernética, se resentía ligeramente a causa del esfuerzo; pero había llegado a tener heridas peores, aquello no era gran cosa.
Cargó con la joven hasta el piso superior y siguió a Jericó, para dejar entonces a esta chica junto a la otra e imitando al semi-elfo, envolvió a la chica con una de las mantas que había por allí.
De forma metódica y concisa Eltrant repitió esta pequeña travesía hasta cuatro veces, dejando a Jericó cargar con las otras tres, cuando todas las mujeres estuvieron en el piso superior y la bañera estuvo llena, bajó al piso inferior a informar a Niniel de que ya estaba todo preparado y también para pedirle uno de aquellos pequeños frascos en los que guardaba el antídoto, al fin y al cabo por muy cuidadoso que había tratado de ser, empezaba a notarse entumecido.
-“Me encargaré de preparar un carro o algo para salir de aquí…” – Informó a los presentes con una sonrisa, o lo mejor que pudo imitar a una, mientras se encaminaba hacia la entrada principal, en realidad lo que necesitaba era algo de aire fresco, no podía evitar sentir que no había conseguido hacer gran cosa en todo aquel incidente y que, de llegar a estar en sus manos, todos sus compañeros habrían muerto.
Afortunadamente, la tormenta que les había obligado a refugiarse en aquel lugar había amainado y ahora no era sino una tenue llovizna, entre nube y nube que surcaba el firmamento se podían contemplar los rayos de la luna tratando de atravesar por los pequeños claros.
Sin tiempo que perder caminó alrededor de la mansión hasta encontrar el pequeño establo en el que había dejado a Mohr. –“Hola campeón” – Le dijo a su caballo acariciándole – “¿Me has echado de menos?” – El animal ladeó la cabeza y siguió a sus asuntos – “Yo también” – Contestó Eltrant sonriendo.
Tras aquel breve reencuentro ojeó el lugar y encontró lo que había ido a buscar, una carreta lo suficientemente grande como para poder volver a la ciudad con todas las chicas – “¿Te importaría llevarnos a todos?” – Preguntó a su corcel mientras le tomaba por las bridas – “Venga ya, no me pongas esa cara, si no te a costar nada”- Dicho esto condujo al animal junto al improvisado vehículo hasta la entrada.
Sin mediar palabras con ninguno de los presentes, levantó a Alanna del frío suelo de granito y la colocó dónde la elfa le había indicado, en el interior de la habitación que se había encargado de descubrir.
Una vez hecho esto no había mucho que hacer salvo esperar a que la elfa fabricara la medicina, el antídoto o fuese lo que iba a sacar a las chicas que había allí de aquel estado de letargo; aunque debía admitirlo, Niniel sabía lo que hacía, y mientras él esperaba de brazos cruzados y apoyado contra una de las paredes del lugar contempló todos y cada uno de los pasos que la peliblanca siguió hasta que desveló a los presentes que había acabado, no entendió muy bien por qué hacía cada cosa, pero era interesante de ver.
En cuanto finalizó el tedioso proceso de realizar las soluciones con las que iban, supuestamente, a salvar a las chicas la elfa volvió a ordenar a los presentes el curso de acción, y esto iba desde limpiar a todas las chicas, cosa que harían las chicas, hasta cargar con ellas al piso superior. -“Muy bien” – Dijo como toda respuesta mientras salía de la habitación tras Jericó.
Por lo que sabía el mejunje que había ocasionado la parálisis a prácticamente todos los presentes cubría piel de las chicas que la loca había intentado encerrar en aquellos tarros de cristal, incluso había notado al rubio comenzar a sentir los efectos del veneno.
Suspirando levemente y se pasó la mano por el pelo para luego dirigir una larga y atenta mirada las jóvenes inconscientes frente a él, finalmente se encogió de hombros, Niniel había preparado antídoto de sobra, además, él usaba guantes; siempre y cuando fuese cuidadoso no tendría por qué tocarlas. Tras envolver a la segunda de las jóvenes en su capa, ya que de la primera se había encargado Jericó, la levantó. Apretó los dientes al sentir como el pecho, el lugar donde había recibido el puñetazo de la cibernética, se resentía ligeramente a causa del esfuerzo; pero había llegado a tener heridas peores, aquello no era gran cosa.
Cargó con la joven hasta el piso superior y siguió a Jericó, para dejar entonces a esta chica junto a la otra e imitando al semi-elfo, envolvió a la chica con una de las mantas que había por allí.
De forma metódica y concisa Eltrant repitió esta pequeña travesía hasta cuatro veces, dejando a Jericó cargar con las otras tres, cuando todas las mujeres estuvieron en el piso superior y la bañera estuvo llena, bajó al piso inferior a informar a Niniel de que ya estaba todo preparado y también para pedirle uno de aquellos pequeños frascos en los que guardaba el antídoto, al fin y al cabo por muy cuidadoso que había tratado de ser, empezaba a notarse entumecido.
-“Me encargaré de preparar un carro o algo para salir de aquí…” – Informó a los presentes con una sonrisa, o lo mejor que pudo imitar a una, mientras se encaminaba hacia la entrada principal, en realidad lo que necesitaba era algo de aire fresco, no podía evitar sentir que no había conseguido hacer gran cosa en todo aquel incidente y que, de llegar a estar en sus manos, todos sus compañeros habrían muerto.
Afortunadamente, la tormenta que les había obligado a refugiarse en aquel lugar había amainado y ahora no era sino una tenue llovizna, entre nube y nube que surcaba el firmamento se podían contemplar los rayos de la luna tratando de atravesar por los pequeños claros.
Sin tiempo que perder caminó alrededor de la mansión hasta encontrar el pequeño establo en el que había dejado a Mohr. –“Hola campeón” – Le dijo a su caballo acariciándole – “¿Me has echado de menos?” – El animal ladeó la cabeza y siguió a sus asuntos – “Yo también” – Contestó Eltrant sonriendo.
Tras aquel breve reencuentro ojeó el lugar y encontró lo que había ido a buscar, una carreta lo suficientemente grande como para poder volver a la ciudad con todas las chicas – “¿Te importaría llevarnos a todos?” – Preguntó a su corcel mientras le tomaba por las bridas – “Venga ya, no me pongas esa cara, si no te a costar nada”- Dicho esto condujo al animal junto al improvisado vehículo hasta la entrada.
Eltrant Tale
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Re: Luna escarlata [4/4][Lunas de sangre II][Cerrado]
No notó nada, ni supo que pasaba hasta que sintió que algo le golpeaba la cara y, finalmente abrió los ojos, a duras penas podía moverse, pero notaba que sus heridas se habían cerrado, y un líquido resvalar por la garganta, tragó, no sin dificultad, un líquido amargo, que empezó a despertarla al instante.
Con ojos abiertos, pero aun sin poder moverse, contempló los movimientos del resto, que iban y venían tratando al resto de chicas, que se encontraban en peor estado que ella, incluso. Un cosquilleo empezaba a extenderse por su cuerpo, como si descargas eléctricas de poco voltaje subieran y bajasen, haciendo que sus músculos reaccionaran y la piel cosquilleara, no tardaría en poder levantarse.
Pasados los minutos, cuanso fue capaz de moverse, siguió con paso torpe a los chicos, hasta arriba, y, con cuidado, cuando las chicas ya no tenían pringue por encima, las hizo tomar el perfecto preparado de Níniel que, en ese momento, venía como agua de mayo. Las chicas, al cabo de unos larguisimos minutos, empezaron a reaccionas, abriendo únicamente, los párpados con mirada asustada, estaba claro que no lo habían pasado precisamente bien. Alanna, que había experimentado la sensación en carne propia, les sonrió con paciencia.
- Tranquilas, ya ha pasado todo, ya estais a salvo, y vais a volver con vuestras familias.- explicó notando como las chicas se relajaban.
Ya siendo capaz de moverse con muchisima más soltura, ayudó a cargar a las chicas en el carromato que Eltrant había encontrado en algún lado del jardín, le parecía increible que esa casa tuviera tantas cosas tan útiles, aunque, teniendo en cuenta el estado de la dueña, no le extrañaba que los ayudantes hubieran estado controlandolo siempre todo. Antes de partir, se alejó un momento del grupo, y, con ramas de árbol caidas, del lugar donde había estado encerrada en la jaula, hizo dos montículos de tierra y las clavó. La triste historia de la Marie y de su ayudante le había tocado un poco el corazón, y pensó que, al menos, debía poder estar juntos en muerte.
No tardó en volver con el resto y partir hacia a aldea. Para cuando llegaron, las chicas comenzaban a moverse por su cuenta, pero, sabedora de que los aldeanos no confiarían en ellos, prefirió dirigir, aunque a pie, la marcha de vuelta a Lunargenta, ya habían vivido bastantes aventuras por una noche, aunque, al menos, ya no llovía:
- Prometo solemnemente, no volver a proponer una excursión nocturna.- dijo con aire cansado, sin estar sefura de si era o no broma, al menos, por fin volvían a casa.
Con ojos abiertos, pero aun sin poder moverse, contempló los movimientos del resto, que iban y venían tratando al resto de chicas, que se encontraban en peor estado que ella, incluso. Un cosquilleo empezaba a extenderse por su cuerpo, como si descargas eléctricas de poco voltaje subieran y bajasen, haciendo que sus músculos reaccionaran y la piel cosquilleara, no tardaría en poder levantarse.
Pasados los minutos, cuanso fue capaz de moverse, siguió con paso torpe a los chicos, hasta arriba, y, con cuidado, cuando las chicas ya no tenían pringue por encima, las hizo tomar el perfecto preparado de Níniel que, en ese momento, venía como agua de mayo. Las chicas, al cabo de unos larguisimos minutos, empezaron a reaccionas, abriendo únicamente, los párpados con mirada asustada, estaba claro que no lo habían pasado precisamente bien. Alanna, que había experimentado la sensación en carne propia, les sonrió con paciencia.
- Tranquilas, ya ha pasado todo, ya estais a salvo, y vais a volver con vuestras familias.- explicó notando como las chicas se relajaban.
Ya siendo capaz de moverse con muchisima más soltura, ayudó a cargar a las chicas en el carromato que Eltrant había encontrado en algún lado del jardín, le parecía increible que esa casa tuviera tantas cosas tan útiles, aunque, teniendo en cuenta el estado de la dueña, no le extrañaba que los ayudantes hubieran estado controlandolo siempre todo. Antes de partir, se alejó un momento del grupo, y, con ramas de árbol caidas, del lugar donde había estado encerrada en la jaula, hizo dos montículos de tierra y las clavó. La triste historia de la Marie y de su ayudante le había tocado un poco el corazón, y pensó que, al menos, debía poder estar juntos en muerte.
No tardó en volver con el resto y partir hacia a aldea. Para cuando llegaron, las chicas comenzaban a moverse por su cuenta, pero, sabedora de que los aldeanos no confiarían en ellos, prefirió dirigir, aunque a pie, la marcha de vuelta a Lunargenta, ya habían vivido bastantes aventuras por una noche, aunque, al menos, ya no llovía:
- Prometo solemnemente, no volver a proponer una excursión nocturna.- dijo con aire cansado, sin estar sefura de si era o no broma, al menos, por fin volvían a casa.
Alanna Delteria
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Re: Luna escarlata [4/4][Lunas de sangre II][Cerrado]
Ya estaban todas las chicas arriba cuando empecé a sentir con más intensidad los efectos de aquella toxina, me sentía cansado, más aún por haber hecho aquellos viajes con las chicas a cuestas, los párpados me pesaban, necesitaba ya aquél remedio. Eltrant fue a avisar a Nin de que ya estaba todo listo y en cuanto subió me tomé el antídoto. Era muy amargo, no me gustaba nada aquél sabor. -Puagh...- no pude evitar soltar. Yo le habría mejorado el sabor, todavía no tengo muy claro cómo, pero lo habría hecho. De todos modos no iba a menospreciar el trabajo de Nin, así que de un trago me lo terminé.
El brebaje empezó a hacer efecto, sentí unas extrañas cosquillas, una sensación muy rara, pero que iba devolviéndome la energía, en pocos minutos me sentí totalmente desvelado, un tanto magullado, pues antes no sentía ni el dolor, pero muchísimo mejor.
Eltrant bajó a preparar algo con lo que poder salir todos de aquí mientras que las chicas se encargaban de limpiar y terminar de tratar a las rescatadas. Yo bajé al piso inferior y di una vuelta por ahí. Estaba todo hecho trizas, encharcado todavía, y con algo de sangre. Era triste todo aquello. Pasé al salón y del suelo encharcado rescaté un libro. -"Cómo cocinar y no morir en el intento."- leí en voz baja el título de la portada. Me hizo gracia y me lo guardé en el bolsillo interior, lo leería en cuanto tuviese un rato libre.
Salí al patio y allí estaba Eltrant con su caballo y una vieja carreta que sin problemas podría cargar a las chicas, yo iría a pié, tampoco iba a morirme por andar un poco más, y seguro que el animal me lo agradecería.
Alanna se quedó atrás un momento para hacer lo que parecían ser dos tumbas improvisadas, sonreí con melancolía y seguí adelante con el grupo. Las chicas que estuvieron cautivas parecían encontrarse mucho mejor ya y no pude evitar alegrarme por ellas, y por nosotros, que al final todo salió bien. Bueno, por lo menos no acabó mal. No demasiado. Lo cierto es que aquella excursión no había estado mal, pero no la repetiría, sentí por Alanna, que bromeó con algo parecido.
Suspiré aliviado cuando nos adentrábamos en el bosque por el camino, con una muy tenue lluvia, volvíamos a Lunargenta.
El brebaje empezó a hacer efecto, sentí unas extrañas cosquillas, una sensación muy rara, pero que iba devolviéndome la energía, en pocos minutos me sentí totalmente desvelado, un tanto magullado, pues antes no sentía ni el dolor, pero muchísimo mejor.
Eltrant bajó a preparar algo con lo que poder salir todos de aquí mientras que las chicas se encargaban de limpiar y terminar de tratar a las rescatadas. Yo bajé al piso inferior y di una vuelta por ahí. Estaba todo hecho trizas, encharcado todavía, y con algo de sangre. Era triste todo aquello. Pasé al salón y del suelo encharcado rescaté un libro. -"Cómo cocinar y no morir en el intento."- leí en voz baja el título de la portada. Me hizo gracia y me lo guardé en el bolsillo interior, lo leería en cuanto tuviese un rato libre.
Salí al patio y allí estaba Eltrant con su caballo y una vieja carreta que sin problemas podría cargar a las chicas, yo iría a pié, tampoco iba a morirme por andar un poco más, y seguro que el animal me lo agradecería.
Alanna se quedó atrás un momento para hacer lo que parecían ser dos tumbas improvisadas, sonreí con melancolía y seguí adelante con el grupo. Las chicas que estuvieron cautivas parecían encontrarse mucho mejor ya y no pude evitar alegrarme por ellas, y por nosotros, que al final todo salió bien. Bueno, por lo menos no acabó mal. No demasiado. Lo cierto es que aquella excursión no había estado mal, pero no la repetiría, sentí por Alanna, que bromeó con algo parecido.
Suspiré aliviado cuando nos adentrábamos en el bosque por el camino, con una muy tenue lluvia, volvíamos a Lunargenta.
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Re: Luna escarlata [4/4][Lunas de sangre II][Cerrado]
Puntos de habilidades pasivas:
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