Día “perfecto” [Interpretativo] [Libre] [Cerrado]

¿Donde estoy? Estoy durmiendo en la Ratonera, una torre abandonada a las afueras de la ciudad que todo el mundo piensa que está embrujada. ¿Porque estoy aqui? Ahora vivo aqui, ayer me uní a los Gorriones, una banda de golfos que se dedican al robo de bolsas principalmente. ¿Quien más está aqui? El resto de la banda de los Gorriones: Demian, un brujo bastante agresivo en situaciones tensas; Chimar, otro joven brujo con tendencia al diálogo... hasta que no, se me hace más impredecible en realidad; Ratita, el menor de la banda, un pequeño ladronzuelo que debe dinero a los Dragones Negros; y una extraña máquina llamada Arty. ¿Que peligros hay? No debería haber ninguno, aunque ayer nos ganamos enemigos, además los alrededores son desconocidos.

En el momento en que salía del sueño profundo y entraba en un estado de duermevela me hacía esas preguntas, aun en sueños. Era una costumbre que había formado parte de mi entrenamiento y que me ayudaba a ser consciente de mi entorno en todo momento para reaccionar rápidamente ante cualquier situación y no despertar desorientado.

El sonido de una campana junto con gritos de alarma me sacó de mi sopor rápidamente. Kylar me había enseñado a despertarme rápidamente alerta por lo que salí de un salto de la cama y agarré la empuñadura de mi espada antes de que sonara la segunda nota del metálico instrumento. Miré a mi alrededor de forma frenética, en esta habitación no había nada, pero los gritos de Chimar atravesaban los muros de la torre por lo que debía de ser algo urgente.

Aun en ropa interior, atravesé las escaleras que me separaban del piso inferior de un salto para encontrarme con que Demian estaba a punto de apuñalar a Chimar. Iba a hacer algo al respecto pero entonces pareció parar. Vale, vale, lo que acababa de ver era un tanto desconcertante y no sabía bien como tomármelo.

Giré la cabeza y vi que ratita nos miraba desde lo alto de las escaleras, con los ojos desorbitados y cara de no saber que estaba pasando tampoco. Me giré de nuevo hacia los dos mayores. - ¿Que narices ha sido eso Chimar? - miré a mi alrededor, no había fuego ni nadie nos atacaba, por lo que sumé dos más dos y deduje que había sido su peculiar forma de despertarnos, lo que instantáneamente me puso de mal humor. - Despues de lo que pasó ayer realmente pensé que nos estaban atacando. - dije con tono molesto. Aun seguía con los nervios a flor de piel, que mi antigua banda anduviera tras la pista de mi nueva banda me hacía sentirme muy inquieto.

En fin, ahora ya estábamos todos en pie gracias al pequeño genio. Pasé a su lado para dirigirme a donde habíamos guardado los pocos restos de comida que habían sobrevivido a ayer y ya de paso le di un puñetazo en el hombro a Chimar (no muy fuerte). Agarré media manzana y la partí en cuatro cachos, uno para cada uno. - ¿Que teneis pensado para hoy? - aun ignoraba como era el día a día para estos muchachos.

 

Naturalmente Chimar casi muere un par de veces por su pequeña broma, viene siendo costumbre. Al menos la extraña escena vale el peligro, resulta divertido cuando estás del lado ganador. Sonríe levemente sin emitir comentario, no vale la pena ponerles de mal humor. Bromear con estos chicos es complicado pero son familia, seguramente planearan una venganza equivalente y quedaran en paz.

Que dramáticos… pónganse algo de ropa, la humanidad lo agradecerá jeje.

El inventor siempre duerme vestido, vieja costumbre. En sus días de estudio terminaba quedando inconsciente en el sitio de trabajo con todo puesto, durante su etapa de viajero afirmo ese patrón. Toma el trozo de fruta facilitado por Azoth y lo engulle rápidamente, luego se acerca al almacén y abre la sección de reservas. Tienen una buena selección de suministros para una o dos semanas que siempre reponen periódicamente.

Aun debes aprender algunas cosas chico nuevo.

Reclama una manzana dejando la lacena abierta para los demás, ratita aprovecha de tomar algunas cosas aunque no sin antes lanzarle un golpe leve a su hermano científico como desquite. Indiferentemente del comportamiento el truco tiene efecto, todos están despiertos y listos para la aventura, sea cual sea. Ahora solo falta encontrar algo que hacer en un día tan flojo, cuatro cabezas deberían pensar mejor que una sola ¿verdad?

Pues soy todo oídos, podemos robar un poco aunque hoy es uno de esos días en los que provoca hacer algo distinto.
 
Lo bueno de no tener que cubrir cuotas abusivas es que cada Gorrión es dueño de su tiempo sin rendir cuentas a nadie, libertad completa. Obviamente necesitan realizar robos para subsistir pero de todas formas tienen un libre albedrio muy permisivo, nada mal para un grupito de huérfanos sin nada en el mundo. Ahora es necesario encontrar una labor interesante y gastas las horas del día.

Y si… mejor… tal vez… olvídenlo, no se me ocurre nada…

El intelectual esta en blanco, que vergüenza. Sera necesario escuchar a los demás esta vez, deben tener buenas ideas en sus mentes también. De preferencia sería mejor algo sin muertes ni enemistades externas duraderas, ya tienen suficiente de eso. Desgraciadamente en Lunargenta nunca se sabe, sea lo que sea seguramente resultara entretenido y con un ligero toque original.

Rodé los ojos cuando dijo que la humanidad agradecería que nos pusieramos ropa y decidí ignorar el comentrio por ahora y comerme mi cacho de manzana. Demian por el contrario recurrió a un número de magia para vestirse... tuve que reconocer que me dio cierta envidia, ojalá yo pudiera hacer eso. Pero pensándolo bien no había oido hablar de un solo niño brujo entre las bandas callejeras, y es que los huerfanos que vivían al margen de la legalidad no se tomaban bien a la gente diferente.

Entonces vi lo inútil de mi gesto al cortar la manzana ya que Chimar abrió una despensa y además el pequeño ser metálico acababa de terminar la comida. La comida me distrajo de todo lo demás, sabía que Chimar había dicho algo acerca de hacer algo distinto pero poca atención presté ya que prácticamente me había abalanzado sobre la comida. Hice trizas el pan y lo dejé caer en la taza de leche para recogerlos luego con la cuchara, entonces engullií la fruta y empecé a arrancar trozos de carne al pescado a mordisco. No era la primera vez que me veía obligado a comer pescado crudo, o incluso carne. El autómata parecía satisfecho al verme comer, o bueno, eso me pareció, no es que fuese muy expresivo.

Una vez tuve la tripa llena estuve en condiciones de prestar atención. Justo ahora Demian estaba hablando de disfrazarse para espiar a los dragones negros. - Es una buena idea. - contesté de modo pensativo. Kylar me había enseñado un poco sobre disfraz, pero nunca habíamos podido profundizar en ello ya que solo había estado dos años entrenando con él y había otras cosas de las que preocuparse. Pero eso acababa de darme una idea. - Y sé donde podemos conseguirlos. - dije antes de levantarme de la mesa y estirarme para desentumecerme los músculos.

- Voy a vestirme, los mortales comunes debemos usar las manos. - dije con cierto retintín antes de entrar en mi habitación y ponerme mis ropas, lo más rápido posible para no hacerles esperar. No obstante, cuando iba a salir de mi habitación me quedé en el umbral de la puerta, paralizado por un repentino pensamiento. ¿Realmente estaba preparado para volver a ese lugar? Me mordí el labio inferior de forma pensativa, quizás me había precipitado.

El comentario de Demian acerca de no dejar hedionda la ratonera se estrelló contra la puerta de mi habitación, por lo que no le presté mucha atención. De echo Chimar y él intercambian varios comentarios mientras yo estoy vistiendome y cuando bajo de nuevo al comedor Demian estaba comentando que debía de ser interesante cambiar de apariencia sin ilusiones y Chimar estaba metiendose con ratita.

- Me temo que a mi tambien me conocen, aunque yo no les debo dinero. - comento. - Pero maté a su anterior líder, lo cual algunos agradecerán y otros no. Y otros ambas cosas a la vez. - el Puño fue el que recogió la "corona" del anterior líder, y claro que agradecía que yo le hubiera pavimentado el camino hacia la cima, pero si me veía me pegaría una paliza o algo peor por una mera cuestión de lealtad hacia la banda.

Pongo los ojos en blanco ante el último comentario de Demian antes de salir detrás de él por el agujero de salida. - Ese pescado no estaba mal. - comento para tranquilizarlos. Había tenido que comer crudo alguna que otra vez y esa carne aun no se había puesto mala. Además, a estas alturas mi estómago tenía que ser a prueba de bombas, había pasado de todo por ahí dentro.

Al salir me ajusté la espada al cinto ya que para poder pasar por ese hueco tenía que llevarla en la mano. - Algún día habrá que hacerlo más grande. - comenté señalándolo con la cabeza. No seríamos así de pequeños eternamente, y si mis cálculos no me fallaban tres de nosotros estábamos a punto de comenzar el famoso estirón. - En fin, vámonos. Pero teneis que jurar que no hablareis a nadie de nada de lo que veais. - comenté levantando el dedo índice con firmeza para dar énfasis a mis palabras.


Nos encotrábamos nuevamente en los barrios bajos, iba a conducirlos hasta uno de los pisos francos de Kylar, aquel donde me había tenido como aprendiz concretamente. Hasta ahora había decidido esquivarlo ya que era bastante posible que los otros dos aprendices hubiesen querido quedárselos para vivir. Y no quería encontrarme con ellos, era bastante posible que quisieran quitarse la competencia del medio, aunque hacía tanto tiempo que no sabía nada de ellos que era perfectamente posible que se hubieran matado el uno al otro.

- Es aqui. - dije parándome ante una casa con puertas y ventanas tapiadas, es decir, absolutamente cerrada de forma que era imposible entrar, al menos por ningun medio a la vista. - Hacedme sitio. - dije mientras daba unos pasos hacia atrás para pillar impulso y entonces corrí contra la pared, salté y di un par de pasos en la pared, lo suficiente como para impulsarme hasta agarrarme a la cornisa del tejado (tampoco era muy alta) e impulsarme hacia arriba.

La entrada a la casa estaba camuflada en el tejado, lejos de los ojos de la gente de a pie. Claro que yo al principio no había podido entrar así por lo que Kylar siempre tenía que ir primero y pasarme una cuerda, una cuerda que aun se encontraba allí ya que nunca había sido necesario retirarla. Uno de sus extremos ya se encontraba atado a una argolla así que les lancé el otro para que treparan por ella, aunque bueno, ignoraba si eran capaces de hacer lo que yo acababa de hacer.

Mientras subían me dispuse a abrir la trampilla, pero una cosa me detuvo. Una de las esquinas de la trampilla no estaba bien cerrado en su marco, había cierto desnivel. Fruncí el ceño, seguramente habían pasado ya por aqui y habían dejado alguna trampa de activación para el insensato que abriera la trampilla. - Mierda. - maldije en voz alta.


Azoth usa su carrera vertial

Les dejé sitio en el tejado cuando los otros tres muchachos subieron y Demian pareció querer hacerse cargo de la situación con la trampa. Estuve tentado de no dejarle, pero luego recordé que era un brujo y que tenía pinta de entender de estas cosas así que le dejé actuar. E hice bien, Demian demostró ser hábil y delicado a la hora de desactivar la trampa, además, podía hacer cosas que yo no como mover objetos sin tocarlos, así que asentí, satisfecho.

Me puso nervioso que Demian entrara primero porque si estaba ahí quien yo creía podía darse por muerto, así que entré inmediatamente detrás. - Espera. - murmuré apoyando una mano en su hombro. - ¿Vi? - pregunté levantando la voz. - ¿Amir? - volví a preguntar, aunque solo el silencio me respondió. - No están por aqui, mejor. - concluí. - Bienvenidos a mi... casa. O a lo que fue mi casa durante dos años. - les dije poniendo los brazos como jarras.

Ahora mismo estábamos en lo que parecía ser un salón, había varios sillones alrededor de una mesa donde había un tablero de ajedrez de gran tamaño a nuestra izquierda. La pared detrás de nosotros estaba totalmente abarcada por una estantería llena de libros, hacia la derecha había un par de escritorios y algunas sillas y enfrente nuestra una pared con dos puertas. Del techo colgaban lámparas de aceite y en las paredes había cinco cuadros, en todos ellos aparecía un hombre rubio con barba acompañado por un muchacho en cuatro de ellos, en el quinto aparecía acompañado por tres, uno de ellos mujer, y otro de ellos, el más pequeño, bueno, era alguien que recordaba bastante a mi (ya que era yo). En ese cuadro era donde se veía al hombre más viejo, y en todos ellos empuñaba una espada bastante peculiar... una espada igual a la que yo llevaba, pero entera.

- La puerta de la izquierda lleva a un pasillo, al fondo a la izquierda de ese pasillo vereis una habitación donde hay trajes de todas las tallas, pelucas, maquillaje, e incluso barbillas, narices y orejas de pega. - esas últimas debían ir acompañadas de una buena dosis de maquillaje para que se adecuaran al color de la piel y para que no se notara que no eran parte de la fisionomía de la persona en cuestión. - Adelantaos, yo voy a ver quien ha estado aqui antes. Pero tened cuidado. - necesitaba saberlo. Me giré hacia el ventanuco por el que nos acabábamos de cola y, con un paño en la mano, saqué el dardo del mecanismo desde el cual se debería haber disparado.

Me metí por el pasillo de la derecha y entré en una habitación llena de frascos y botes con cosas dentro. Conocía los venenos favoritos de los otros dos aprendices de Kylar, así que podía extrapolar de quien se trataba averiguando quien había puesto la trampa. Puse una probeta con agua a cocer mientras sacaba otras dos del armario, el dardo envenenado lo dejé con infinito cuidado encima del paño en la repisa. Rebusqué entre las estanterías hasta encontrar una disolución que coloreba el agua caliente si tenía ciertas sustancias en ella. Así que cuando juzgué que la probeta la había calentado lo suficiente introduje el dardo en ella y luego la disolución. Nada ocurrió lo cual me hizo fruncir el ceño y descartar algunos venenos, entonces probé con otras dos disoluciones y luego caí en la cuenta de que acababa de meter la pata hasta el fondo puesto que las había mezclado todas en la misma probeta de agua. Suspiré mientras me maldecía a mi mismo mentalmente, menuda torpeza acababa de cometer. Ahora ya no podría averiguar nada, así que apagué el fuego y metí el dardo en un antiacido para que se le diluyera todo rastro de veneno.. Lo dejé ahí y me fui a ver que tal les iba a los otros dos.


Uso la pasiva de trampas y venenos.

Me apoyé en el marco de la puerta y miré con los brazos cruzados a mis nuevos amigos. Parecía que se lo estaban pasando bien mientras se disfrazaban pero al mismo tiempo estaba inquieto, no podía evitar pensar que los podía estar metiendo en problemas por el mero hecho de relacionarse conmigo, yo tenía muchos enemigos (aunque la mayoría compartidos con ratita), pero además de eso tendría a meterme en asuntos bastante más oscuros que robar unas cuantas bolsas de oro y luego retirarme a mi torre encantada donde un enano de metal sin habilidad culinaria me serviría y me estaría esperando tras mis aventuras. Temía ser un problema para los gorriones.

- Efectivamente, soy el del cuadro, bueno hace dos años, cuando Kylar me aceptó como pupilo. - confesé. Ignoraba si reconocerían el nombre, Kylar había sido uno de los mejores asesinos de la ciudad, temido, admirado y odiado por muchos. - Esta era una de sus casas, al menos donde alojaba a sus aprendices, y esta era su espada. - les dije mientras acariciaba el puño de mi espada quebrada.

Pero era mejor no seguir hablando de ello, hablar del pasado y del que había sido mi maestro me deprimía, me hacía recordar la vida que había perdido y lo que era más importante, que todavía no sabía como se habrían tomado Vi y Amir su muerte, ni que yo me llevara su espada. Cuando los tres éramos sus aprendices siempre nos había incitado a competir entre nosotros y yo, por ser el más joven y su estudiante más nuevo siempre salía perdiendo, no había sido capaz de superar a ninguno de los otros dos en nada, ni una vez, y por una diferencia enorme.

- Demian tiene razón. - dije cuando le puso una peluca de larga cabellera rubia a ratita. - Y esto debería complementarlo perfectamente. - afirmé pasándole lo que, evidentemente, era un vestido, aunque en no muy buen estado pero esa era en parte la idea. Por supuesto el menor de los niños empezó a protestar acerca de lo de disfrazarse de niña. - ¿Quieres que no te reconozcan o no? Eres el que mejor puede aparentar ser una chica. - bueno, todos los demás teníamos rasgos muy infantiles aun como para diferenciarnos mucho de alguien de género femenino, pero aun así cuanto más pequeño menos diferencias entre sexos había.

Entonces decidí disfrazarme yo mismo. - Tardaré un rato, a mi tambien me conocen y quiero aparentar realmente ser otra persona. - dije mientras agarraba una nariz postiza de fosas nasales anchotas y me las ponía. Unas cejas más gruesas y empecé con el maquillaje. Elegí maquillaje oscuro, no negro, pero si de forma que me hiciera parecer de otra etnia y me tinté cara, cuello y manos. Vamos, todo lo que pudiera quedar a la vista. Aun así usé un poco de pintalabios de tono ligeramente más oscuro para hacer que pareciera que tenía los labios más anchos de lo que realmente los tenía, rematé la faena con una peluca de rizos negros.

- Vale, y ahora que tenemos los disfraces. - me giré hacia Demian, pues había sido su idea. - ¿Cual es el plan?

No pude evitar reirme tambien ante la tortura mental a la que estaba siendo sometido Ratita, pobre chico, pero era por su propio bien... o eso nos decíamos los mayores a nosotros mismos, puede que solo quisieramos reírnos un poquito de él, pero no había malicia en nuestras acciones, al menos no en las mías. - Creo que Jennifer es un buen nombre para ti. - le dije intentando permanecer serio, pero finalmente comencé a reirme de nuevo lo cual provocó que el más pequeño me arrojara un zapato.

Miro extrañado ante lo que dice Chimar y no puedo evitar las cejas con incredulidad. ¿Grabas imagenes en papel con una máquina? - ¡Venga ya! Eso es cosa de mag... perdona, olvidaba que eras brujo - añadí dándole una palmada en el hombro. Los limites y capacidades de la magia me eran totalmente extraños, eran los dos únicos brujos que había visto nunca y tampoco les había visto hacer gran cosa, a Chimar de hecho tan solo hacer una explosión para aturdir a un par de guardias.

Asentí ante lo que dijo Demian. - Imagino que siguen moviendose por la misma zona que hace un par de años, a menos que las otras bandas les hayan ganado mucho terreno. - empecé a explicar, ya que era el más veterano aqui en cuanto a temas de bandas callejeras, o eso me había parecido hasta ahora. - Antes sabía bastante sobre la banda, pero desde que, ejem, "cambiaron" de líder - yo había matado al anterior forzando el cambio. - las cosas pueden haber cambiado mucho.- me rasqué la cabeza al decirlo, sin estar muy seguro de que más debía aportar. - Puño es un tipo brutal, si vamos a estar cerca de él deberemos asegurarnos de que no nos reconozca. - di un codazo a ratita al decir eso y ennarqué las cejas, eso iba principalmente por nosotros dos ya que éramos los únicos a los que gran parte de la banda había visto alguna vez, a Demian y a Chimar solo los habían visto tres de ellos.

Ahora ennarqué yo las cejas cuando escuché a Chimar decir que no era un brujo, que no era más que un humano. - Anda ya... - dije con una leve sonrisa, como si me estuviera tomando el pelo. Pero pronto me di cuenta de que su tono de voz no tenía nada de bromista si no que hablaba totalmente en serio. Demian confirmó lo que Chimar dijo, haciendo un leve truco de mover un objeto sin tocarlo, pero, ¿acaso era eso más mágico que hacer que un pequeño objeto reventara lanzando a la gente hacia atrás? - Si realmente no es magia algun día tienes que enseñarme a hacer cosas de esas... - murmuré, pero dejando el asunto en el aire, demasiada información nueva para mi.

- ¿Que fingamos ser pobres? - repetí girándome hacia Demian. - Somos pobres - recalqué, la verdad es que no habría que fingir demasiado. - Así que creo que bastará con actuar normal y... - me callé y clavé la mirada en todos ellos, casi había olvidado con que clase de gente estaba hablando. - Vale, normal significa nada de apuñalar por cualquier cosa - señalo a Demian. - nada de hablar como si te hubieras tragado una biblioteca. - señalo a Chimar. -y nada de mear de pie.- señalo a ratita. y eso debería ser todo. En cuanto a mi debería actuar como si no los conociera de nada.

- Y el que se lleve el primer porrazo le enseñará a cocinar. - respondí ante la proposición de Demian antes de impulsarme para salir por la escotilla en el techo. Desde allí con un ágil movimiento me descolgué de una sola mano del borde del tejado y me dejé caer al suelo donde aterricé cual gatito. Empecé a caminar por el callejón reprimiendome las ganas a cada paso de frotarme la cara para quitarme el maquillaje, el cual lo notaba pegajoso, pero era por desgracia necesario ya que era demasiado conocido por la zona.

- Si no se han movido mucho de territorio deberían estar a siete calles de distancia en esa dirección, nuestra "casa" se encontraba cerca de los muelles. - y dudaba mucho que hubieran cambiado de base en estos dos años a no ser que les hubiera ido muy mal en alguna guerra de bandas, pero viendo que seguían reclutando nuevos miembros dudaba que fuera el caso.