Una vez más en la ciudad [Interpretativo - Libre][Cerrado]
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Una vez más en la ciudad [Interpretativo - Libre][Cerrado]
Eltrant, como otras tantas veces, observó ensimismado los imponentes edificios de la urbe, no era la primera vez que había estado allí y aunque a simple vista eran edificios que podías ver en cualquier parte de la península (era arquitectura humana, después de todo) a él se le antojaban extrañamente bellos.
Hacía poco que había llegado a la ciudad, apenas unas horas. El viaje había sido largo más largo de lo que pensaba, había acompañado a unos caravaneros en su recorrido desde una de las ciudades de la periferia de la península como guardaespaldas. La verdad es que solía mentir para que le contratasen, era rápido con la espada, era cierto, pero sus conocimientos de esgrima se limitaban a “Si te interpones en el trayecto de mi espada, te cortas.”
Con un largo suspiro, se sacudió sus ropajes aun polvorientos y se afianzó su herrumbrosa arma al cinto. Poco podía hacer para mejorar su imagen con el dinero que tenía, pero no podía permitir que le volviesen a confundir con un bandido o un ladrón, no otra vez.
Estuvo vagando sin rumbo durante varias horas entre las callejuelas de la ciudad, explorando, y para cuando la luna estaba comenzando a alzarse sobre la ciudad Eltrant se percató del pequeño cartel de madera que, con una grafía bastante conseguida indicaba el nombre del lugar en el que se encontraba.
Un poco confuso por esa extraña señalización miró a su alrededor, una plaza de un tamaño relativamente grande se extendía ante él, en el centro una modesta fuente alumbrada con unas pocas antorchas iluminaban a los transeúntes que poblaban la plaza y caminaban de un lado a otro con aparente prisa, ya fuese para comprar en uno de los pocos tenderetes que había allí montados o simplemente para reunirse con alguien y conversar.
Se sentó en un lugar apartado pero que a su vez le permitía contemplar lo que sucedía en aquel lugar, una parte de él le instaba a irse de allí y gastarse su recién adquiridos bienes para buscar un lugar en el que pasar la noche, pero por otro lado una gran cantidad de niños estaban empezando a congregarse en torno a una especie de teatrillo improvisado, y se estaba volviendo demasiado tentador quedarse a observar.
A pesar de lo tentador de aquello extrajo uno de los últimos libros de historia que había adquirido recientemente del pequeño saco en el que guardaba sus pertenencias, seria agradable escuchar aquella obra pero no sabía si los padres de aquellos chiquillos estaban por allí y si se sentirían cómodos con su presencia, así que aún escuchando el teatrillo de fondo, bajo la luz de una de las antorchas, se dispuso a leer su nuevo libro.
Hacía poco que había llegado a la ciudad, apenas unas horas. El viaje había sido largo más largo de lo que pensaba, había acompañado a unos caravaneros en su recorrido desde una de las ciudades de la periferia de la península como guardaespaldas. La verdad es que solía mentir para que le contratasen, era rápido con la espada, era cierto, pero sus conocimientos de esgrima se limitaban a “Si te interpones en el trayecto de mi espada, te cortas.”
Con un largo suspiro, se sacudió sus ropajes aun polvorientos y se afianzó su herrumbrosa arma al cinto. Poco podía hacer para mejorar su imagen con el dinero que tenía, pero no podía permitir que le volviesen a confundir con un bandido o un ladrón, no otra vez.
Estuvo vagando sin rumbo durante varias horas entre las callejuelas de la ciudad, explorando, y para cuando la luna estaba comenzando a alzarse sobre la ciudad Eltrant se percató del pequeño cartel de madera que, con una grafía bastante conseguida indicaba el nombre del lugar en el que se encontraba.
Un poco confuso por esa extraña señalización miró a su alrededor, una plaza de un tamaño relativamente grande se extendía ante él, en el centro una modesta fuente alumbrada con unas pocas antorchas iluminaban a los transeúntes que poblaban la plaza y caminaban de un lado a otro con aparente prisa, ya fuese para comprar en uno de los pocos tenderetes que había allí montados o simplemente para reunirse con alguien y conversar.
Se sentó en un lugar apartado pero que a su vez le permitía contemplar lo que sucedía en aquel lugar, una parte de él le instaba a irse de allí y gastarse su recién adquiridos bienes para buscar un lugar en el que pasar la noche, pero por otro lado una gran cantidad de niños estaban empezando a congregarse en torno a una especie de teatrillo improvisado, y se estaba volviendo demasiado tentador quedarse a observar.
A pesar de lo tentador de aquello extrajo uno de los últimos libros de historia que había adquirido recientemente del pequeño saco en el que guardaba sus pertenencias, seria agradable escuchar aquella obra pero no sabía si los padres de aquellos chiquillos estaban por allí y si se sentirían cómodos con su presencia, así que aún escuchando el teatrillo de fondo, bajo la luz de una de las antorchas, se dispuso a leer su nuevo libro.
Última edición por Eltrant Tale el Dom Feb 15 2015, 22:27, editado 1 vez
Eltrant Tale
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Re: Una vez más en la ciudad [Interpretativo - Libre][Cerrado]
Competencia… te vas por unos míseros días y ellos están allí, como cuervos robándote a tu audiencia. La parte buena es que brindaban un espectáculo decente y para nada similar al mío, por lo que no tenía la obligación moral de deshacerme de ellos; la mala es que tendría que buscar otro lugar para improvisar mi espectáculo con Panda. Los actores eran especialmente altos con sus voces y mi oído, que no era tan fino como el de los perros, comenzaba a amenazar con doler, por lo que decidí alejarme de la pequeña muchedumbre de la plaza luego de dejar las respectivas monedas sobre la tela. El honor ante todo y el respeto por la profesión que yo misma ejercía y conocía mejor que a mí misma.
Panda y yo estábamos hambrientos, llevábamos días de viaje desde la prisión de los biocibernéticos; como no queríamos pensar en el tiempo que pasamos allí, el tiempo de viaje lo habíamos utilizado en intentar producir y reproducir nuevos espectáculos para presentar en la urbe humana… claro cuando encontráramos un lugar que no estuviera siendo ocupado por nadie más. Por suerte tenía unos ahorros en mis bolsillos por lo que podríamos ir hasta la casa para descansar sin tener que preocuparnos demasiado por los gatos, iríamos a ver si Johannes había regresado o dejado algún recado, de no ser así partiríamos de nuevo hacia nuestras aventuras, eso de ser un ama de casa no iba mucho conmigo… pero antes, debíamos alimentarnos o comenzaríamos ver en las personas filetes y comida andante que no eran.
Una señora con una canasta que olía a pan caliente y queso pasó cerca de nosotros, atrayéndonos como moscas a la carne tras de sí. La mujer, de unos cuarenta con pincelazos aquí y allá de blanco y escarlata en sus finos cabellos casi muere del susto y la palidez cuando se dio cuenta que la perseguíamos. Después de todo, ¿quién le seguiría de no ser un ladrón o algo peor? Aunque no estábamos muy lejos de ser todo eso… intenté deshacerme de la ironía de mi pensamiento y la abordamos bajo la luz de una antorcha. Afortunadamente, la vendedora, era de esos que cuando se asusta se detiene y no de las que grita y hace aspavientos, por lo que en un dos por tres estuvo al tanto de la situación, permitiéndome explicarle que deseaba comprar sus mercaderías y no comérmela a ella o robarle.
Ha sido usted muy generosa Elene, la leche tibia a estas horas y fresca como está es un deleite que no esperaba poder encontrar. Vaya con cuidado y espero verla pronto le dije a modo de despedida mientras buscaba un lugar donde sentarnos con Panda a hincarle el diente a nuestra preciada cena. Encontramos un lugar no muy lejos de donde estábamos, con un humano que parecía estar en su juventud, aunque parecía más viejo que yo. Mi mascota que hasta el momento solo le había prestado atención a la comida, ahora se había puesto en una actitud defensiva ante él, cosa que incomodaba a todos, principalmente a mi.
Lo siento, cuando tiene menos hambre es más dócil le dije al desconocido mientras hacía malabares para no echar al suelo la comida y para interponerme entre el tigre y el humano. Miré a Panda y le gruñí, haciéndole retroceder y sentarse a varios pasos de nosotros. Corté un pedazo de pan con queso y se lo arrojé por encima de la cabeza. Como siempre, su mordida fue certera y tras un par de mordidas el alimento había desaparecido. Sonreí dándome por bien pagada y presté atención al joven.
¿Leyendo a estas horas? pregunté con desconcierto con la boca llena. Tomé unos tragos de leche y me aclaré la garganta. ¿Pasarás la noche aquí? mis pensamientos iban a una velocidad incalculable, haciendo suposiciones, abriendo y cerrando caminos. Parecía una persona humilde, sin embargo sabía leer y su espada estaba vieja y gastada. ¿Quién sería?, ¿qué mejor que preguntar? me dije para mi misma. Soy Eco, él Panda y tú…?
Panda y yo estábamos hambrientos, llevábamos días de viaje desde la prisión de los biocibernéticos; como no queríamos pensar en el tiempo que pasamos allí, el tiempo de viaje lo habíamos utilizado en intentar producir y reproducir nuevos espectáculos para presentar en la urbe humana… claro cuando encontráramos un lugar que no estuviera siendo ocupado por nadie más. Por suerte tenía unos ahorros en mis bolsillos por lo que podríamos ir hasta la casa para descansar sin tener que preocuparnos demasiado por los gatos, iríamos a ver si Johannes había regresado o dejado algún recado, de no ser así partiríamos de nuevo hacia nuestras aventuras, eso de ser un ama de casa no iba mucho conmigo… pero antes, debíamos alimentarnos o comenzaríamos ver en las personas filetes y comida andante que no eran.
Una señora con una canasta que olía a pan caliente y queso pasó cerca de nosotros, atrayéndonos como moscas a la carne tras de sí. La mujer, de unos cuarenta con pincelazos aquí y allá de blanco y escarlata en sus finos cabellos casi muere del susto y la palidez cuando se dio cuenta que la perseguíamos. Después de todo, ¿quién le seguiría de no ser un ladrón o algo peor? Aunque no estábamos muy lejos de ser todo eso… intenté deshacerme de la ironía de mi pensamiento y la abordamos bajo la luz de una antorcha. Afortunadamente, la vendedora, era de esos que cuando se asusta se detiene y no de las que grita y hace aspavientos, por lo que en un dos por tres estuvo al tanto de la situación, permitiéndome explicarle que deseaba comprar sus mercaderías y no comérmela a ella o robarle.
Ha sido usted muy generosa Elene, la leche tibia a estas horas y fresca como está es un deleite que no esperaba poder encontrar. Vaya con cuidado y espero verla pronto le dije a modo de despedida mientras buscaba un lugar donde sentarnos con Panda a hincarle el diente a nuestra preciada cena. Encontramos un lugar no muy lejos de donde estábamos, con un humano que parecía estar en su juventud, aunque parecía más viejo que yo. Mi mascota que hasta el momento solo le había prestado atención a la comida, ahora se había puesto en una actitud defensiva ante él, cosa que incomodaba a todos, principalmente a mi.
Lo siento, cuando tiene menos hambre es más dócil le dije al desconocido mientras hacía malabares para no echar al suelo la comida y para interponerme entre el tigre y el humano. Miré a Panda y le gruñí, haciéndole retroceder y sentarse a varios pasos de nosotros. Corté un pedazo de pan con queso y se lo arrojé por encima de la cabeza. Como siempre, su mordida fue certera y tras un par de mordidas el alimento había desaparecido. Sonreí dándome por bien pagada y presté atención al joven.
¿Leyendo a estas horas? pregunté con desconcierto con la boca llena. Tomé unos tragos de leche y me aclaré la garganta. ¿Pasarás la noche aquí? mis pensamientos iban a una velocidad incalculable, haciendo suposiciones, abriendo y cerrando caminos. Parecía una persona humilde, sin embargo sabía leer y su espada estaba vieja y gastada. ¿Quién sería?, ¿qué mejor que preguntar? me dije para mi misma. Soy Eco, él Panda y tú…?
Eco
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Re: Una vez más en la ciudad [Interpretativo - Libre][Cerrado]
Miró incrédulo a la chica de cabellos plateados que le había hablado. Acababa de llegar hacía apenas unas horas y ya le habían hablado, un extraño mecanismo de defensa se activó en su cabeza indicándole que algo no iba bien.
Reticente a contestar estudió rápidamente a aquella singular mujer de cabellos plateados que, acompañada de un gato de un tamaño considerable se había dirigido a él. De profundos y expresivos ojos azules como él estaba haciendo, la muchacha lo miraba fijamente esperando una respuesta que, en un principio parecía no atreverse a salir de los labios de Eltrant. Lo que más le llamo la atención, sin embargo, fueron las orejas de la joven a las que miró durante unos instantes antes de desviar la mirada, por lo que sabía aquella chica era uno de los mencionados “hombres-bestia” y realmente no sabía si era apropiado mirarles del modo que él lo estaba haciendo, a fin de cuentas, era la primera vez que veía a uno.
El animal por su parte se dedicaba a masticar la comida que le había ofrecido su mientras miraba fijamente a Eltrant.Dejando a un lado el hecho de que aquel gato sobre-dimensionado hacia que algo dentro de él quisiera desenvainar la espada para defenderse del futuro zarpazo que estaba seguro de llevarse, la joven pronto se justificó ante el comportamiento del animal lo cual contribuyó a que Eltrant se relajase un poco ante ellos.
Aquella chica hablaba mucho y muy rápido, y a él se le escapaba todo lo que estaba pasando en aquel momento pero, tratando de calmarla un poco y de contestar las preguntas una por una sonrió y dejo el libro a un lado. Por muy malas persona que fuesen, ni ella ni su enorme amigo blanco podían hacerle nada en mitad de aquella concurrida plaza.
-“Yo soy Eltrant” – dijo sonriendo. Lo primero de todo, presentarse, Eco había formulado muchas preguntas en un intervalo muy corto de tiempo y realmente no sabía por dónde empezar, el animal por su parte parecía menos interesado en las respuestas que ¿su cuidadora? Realmente no sabía qué relación podía haber entre ellos dos así que decidió ser precavido. –“Eh, sí, es una especie de pasatiempo que tengo” – dijo mostrándole el desgastado libro azul que acababa de comprar, a la gente le seguía sorprendiendo que alguien cómo el supiese leer y aunque extraño, la explicación era bastante simple, sus padres estaban en contra de que los Tale fuesen una familia de granjeros analfabetos, así que cuando no estaban trabajando, estaban ocupándose de que sus hijos aprendían lo básico de la lectura
– “Lo cierto es que acabo de llegar a la ciudad, estaba matando el tiempo antes de irme a buscar una posada"– Una sonrisa de satisfacción invadió su cara cuando sintió el peso de los aeros recién adquiridos
En el bolsillo interior de la capa descansaban apilados uno sobre otros veinticinco aeros que le habían pagado por proteger la caravana, había sido un viaje tranquilo, solo habían tenido que espantar a un par de salteadores solitarios a los pocos dias de partir, que se creían que por sus pintas Eltrant no era sino otro viajero que se adhería a las caravanas para aprovechar la protección de estas. Aquel dinero le bastaría para pasar unas semanas allí, hasta que encontrase otro trabajo al menos, a lo máximo le tomaria un mes, confiaba en que no le llevase demasiado tiempo, pero estaba preparado para lo peor.
-"¿Que hay de vosotros?" - Se interesó aquellos por los dos inesperados transeúntes que se habían dignado a hablarle. Lo cierto era que, entre toda aquella congregación, ellos dos eran quienes más destacaban.
Reticente a contestar estudió rápidamente a aquella singular mujer de cabellos plateados que, acompañada de un gato de un tamaño considerable se había dirigido a él. De profundos y expresivos ojos azules como él estaba haciendo, la muchacha lo miraba fijamente esperando una respuesta que, en un principio parecía no atreverse a salir de los labios de Eltrant. Lo que más le llamo la atención, sin embargo, fueron las orejas de la joven a las que miró durante unos instantes antes de desviar la mirada, por lo que sabía aquella chica era uno de los mencionados “hombres-bestia” y realmente no sabía si era apropiado mirarles del modo que él lo estaba haciendo, a fin de cuentas, era la primera vez que veía a uno.
El animal por su parte se dedicaba a masticar la comida que le había ofrecido su mientras miraba fijamente a Eltrant.Dejando a un lado el hecho de que aquel gato sobre-dimensionado hacia que algo dentro de él quisiera desenvainar la espada para defenderse del futuro zarpazo que estaba seguro de llevarse, la joven pronto se justificó ante el comportamiento del animal lo cual contribuyó a que Eltrant se relajase un poco ante ellos.
Aquella chica hablaba mucho y muy rápido, y a él se le escapaba todo lo que estaba pasando en aquel momento pero, tratando de calmarla un poco y de contestar las preguntas una por una sonrió y dejo el libro a un lado. Por muy malas persona que fuesen, ni ella ni su enorme amigo blanco podían hacerle nada en mitad de aquella concurrida plaza.
-“Yo soy Eltrant” – dijo sonriendo. Lo primero de todo, presentarse, Eco había formulado muchas preguntas en un intervalo muy corto de tiempo y realmente no sabía por dónde empezar, el animal por su parte parecía menos interesado en las respuestas que ¿su cuidadora? Realmente no sabía qué relación podía haber entre ellos dos así que decidió ser precavido. –“Eh, sí, es una especie de pasatiempo que tengo” – dijo mostrándole el desgastado libro azul que acababa de comprar, a la gente le seguía sorprendiendo que alguien cómo el supiese leer y aunque extraño, la explicación era bastante simple, sus padres estaban en contra de que los Tale fuesen una familia de granjeros analfabetos, así que cuando no estaban trabajando, estaban ocupándose de que sus hijos aprendían lo básico de la lectura
– “Lo cierto es que acabo de llegar a la ciudad, estaba matando el tiempo antes de irme a buscar una posada"– Una sonrisa de satisfacción invadió su cara cuando sintió el peso de los aeros recién adquiridos
En el bolsillo interior de la capa descansaban apilados uno sobre otros veinticinco aeros que le habían pagado por proteger la caravana, había sido un viaje tranquilo, solo habían tenido que espantar a un par de salteadores solitarios a los pocos dias de partir, que se creían que por sus pintas Eltrant no era sino otro viajero que se adhería a las caravanas para aprovechar la protección de estas. Aquel dinero le bastaría para pasar unas semanas allí, hasta que encontrase otro trabajo al menos, a lo máximo le tomaria un mes, confiaba en que no le llevase demasiado tiempo, pero estaba preparado para lo peor.
-"¿Que hay de vosotros?" - Se interesó aquellos por los dos inesperados transeúntes que se habían dignado a hablarle. Lo cierto era que, entre toda aquella congregación, ellos dos eran quienes más destacaban.
Eltrant Tale
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Re: Una vez más en la ciudad [Interpretativo - Libre][Cerrado]
Verdaderamente hacía un buen tiempo que no me sentía tan observada; muchas veces olvidaba que algunas personas no estaban acostumbradas a ver mujeres con orejas de tigre o cola animal. No pude evitar sonreír cuando con algo que interpreté como pena el desconocido que resultó llamarse Eltrant bajó su mirada para romper la conexión de nuestros ojos. Por alguna razón sentí que de él emanaba un sentimiento melancólico, aunque no supe si atribuírselo a su mirar o quizás la forma en la que se presentaba ante nosotros.
Asentí muda en reconocimiento a sus palabras y observé de una forma políticamente correcta el tomo usado que me tendía. Nunca había sido enemiga del conocimiento que brindaban los libros pero estaba de mas pensar que podrían ser mis amigos, sabía leer por el mero hecho de la formalidad y la necesidad de alguien en mi ramo y de mi abolengo, eso era todo. Prefería el conocimiento por el boca a boca, apasionante y lleno de vida.
En ese caso, se bienvenido Eltrant a tú cuidad, la ciudad de los humanos. le dije con una reverencia profunda y juguetona. Mi cola se movía como un látigo bajo mi ropa y Panda decidió unirse a las presentaciones poniéndose a mi lado después de un saludo en dos patas. Pareces contento… puntualicé antes de contestarle. Las sonrisas siempre eran pequeñas luciérnagas que iluminaban mi alma en las noches más oscuras. El joven Eltrant era un ser extremadamente enigmático que despertaba mi curiosidad ¿Sería acaso un buen prospecto para el gremio?.
¿Nosotros? retruqué en el acto con el último pedazo de pan en la boca. Somos artistas, residimos aquí aunque realmente preferimos los caminos respondí terminando la cena y abriendo mis ojos grandes. Podríamos escoltarte a cualquier lugar, tenemos tiempo y la noche aún es joven me ofrecí, el hombre parecía no ser malo, aunque probablemente los que dábamos una mala impresión éramos nosotros mismos saliendo de la nada, era consciente de que algunas personas nos veían como sinónimo de problemas o peligro.
Aunque si no quieres no hay problema, en realidad no es que tenga mucho para hacer porque aunque estoy cansada no tengo sueño finalicé con un suspiro y encogiéndome de hombros. Tengo la esperanza de que caminando por las calles encuentre a la persona que busco.
Asentí muda en reconocimiento a sus palabras y observé de una forma políticamente correcta el tomo usado que me tendía. Nunca había sido enemiga del conocimiento que brindaban los libros pero estaba de mas pensar que podrían ser mis amigos, sabía leer por el mero hecho de la formalidad y la necesidad de alguien en mi ramo y de mi abolengo, eso era todo. Prefería el conocimiento por el boca a boca, apasionante y lleno de vida.
En ese caso, se bienvenido Eltrant a tú cuidad, la ciudad de los humanos. le dije con una reverencia profunda y juguetona. Mi cola se movía como un látigo bajo mi ropa y Panda decidió unirse a las presentaciones poniéndose a mi lado después de un saludo en dos patas. Pareces contento… puntualicé antes de contestarle. Las sonrisas siempre eran pequeñas luciérnagas que iluminaban mi alma en las noches más oscuras. El joven Eltrant era un ser extremadamente enigmático que despertaba mi curiosidad ¿Sería acaso un buen prospecto para el gremio?.
¿Nosotros? retruqué en el acto con el último pedazo de pan en la boca. Somos artistas, residimos aquí aunque realmente preferimos los caminos respondí terminando la cena y abriendo mis ojos grandes. Podríamos escoltarte a cualquier lugar, tenemos tiempo y la noche aún es joven me ofrecí, el hombre parecía no ser malo, aunque probablemente los que dábamos una mala impresión éramos nosotros mismos saliendo de la nada, era consciente de que algunas personas nos veían como sinónimo de problemas o peligro.
Aunque si no quieres no hay problema, en realidad no es que tenga mucho para hacer porque aunque estoy cansada no tengo sueño finalicé con un suspiro y encogiéndome de hombros. Tengo la esperanza de que caminando por las calles encuentre a la persona que busco.
Eco
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Re: Una vez más en la ciudad [Interpretativo - Libre][Cerrado]
Al fondo la obra seguía atrayendo más y más jóvenes que, en busca de entretenimiento, se sentaban entre otros niños con una sonrisa en la cara. Eltrant por su parte se mostró en un principio reticente a marcharse con aquella mujer que, junto a su felino, se autodenominaban artistas ambulantes.
-“Tiene sentido” – pensó mirando el gigantesco animal, lo cierto es que aunque enorme y amenazador, desde de un rato junto a él aquel felino adquiría un aspecto bastante bonachón, o quizás fuese su acompañante la que hacía que se comportara de forma tan pacifica rodeado de un montón de presas fáciles. Eco por otra parte no parecía una mala persona, sin embargo, en más de una ocasión le habían robado por confiar en los demás y eso sumado a que habían aparecido de la nada le forzaba a mostrarse bastante desconfiado ante aquella extraña petición de escolta.
A su alrededor los jaleos y los vítores se estaban volviendo, poco a poco multitudinarios, la plaza en sí se estaba convirtiendo en una pequeña fiesta. En el escenario los artistas continuaban con la función de forma metódica, fruto de horas de ensayo.
Después de esto miró con curiosidad a Eco y a su fiel acompañante. Se preguntó si serian actores, su aspecto le hizo pensar que quizás fuesen acróbatas o que simplemente la joven, usando a Panda como reclamo simplemente contara historias pueblo por pueblo. No pudo evitar fijarse en como los mismos niños que parecían estar embelesados por lo que sucedida en el escenario se volvían de vez en cuando para mirar al animal, fascinados.
-“Puede que no sea de mi incumbencia pero…” – se pensó si efectuar la pregunta o no, pero al fin y al cabo ella le había dicho a lo que se dedicaba, no tenía por qué interpretar aquella pregunta como una intromisión en su vida privada -“¿Cómo son vuestras actuaciones? ¿Cómo esas?” – señaló al escenario dónde los artistas seguían haciendo su trabajo bajo la atenta mirada de su publico.
Continuó estudiando, sin embargo, la proposición durante varios segundos – "¿Qué puede salir mal?” – una vocecilla optimista resonó en su cabeza.
- “¿Conocéis algún sitio de la ciudad que realmente merezca la pena ver?” – preguntó haciendo un gran esfuerzo para ocultar la emoción que transmitía en aquellas palabras. Le encantaba perderse en aquellas calles durante horas y aún así no conocía todos los secretos y entresijos que podía ocultar la urbe, aquella podría ser una oportunidad única y no pensaba desaprovecharla.
Inquieto se levantó y tras comprobar que lo llevaba todo consigo le dedicó una sonrisa a Eco y le hizo un gesto indicando que ella lideraba aquella pequeña expedición de la que aún no había decidido formar parte.
-“Tiene sentido” – pensó mirando el gigantesco animal, lo cierto es que aunque enorme y amenazador, desde de un rato junto a él aquel felino adquiría un aspecto bastante bonachón, o quizás fuese su acompañante la que hacía que se comportara de forma tan pacifica rodeado de un montón de presas fáciles. Eco por otra parte no parecía una mala persona, sin embargo, en más de una ocasión le habían robado por confiar en los demás y eso sumado a que habían aparecido de la nada le forzaba a mostrarse bastante desconfiado ante aquella extraña petición de escolta.
A su alrededor los jaleos y los vítores se estaban volviendo, poco a poco multitudinarios, la plaza en sí se estaba convirtiendo en una pequeña fiesta. En el escenario los artistas continuaban con la función de forma metódica, fruto de horas de ensayo.
Después de esto miró con curiosidad a Eco y a su fiel acompañante. Se preguntó si serian actores, su aspecto le hizo pensar que quizás fuesen acróbatas o que simplemente la joven, usando a Panda como reclamo simplemente contara historias pueblo por pueblo. No pudo evitar fijarse en como los mismos niños que parecían estar embelesados por lo que sucedida en el escenario se volvían de vez en cuando para mirar al animal, fascinados.
-“Puede que no sea de mi incumbencia pero…” – se pensó si efectuar la pregunta o no, pero al fin y al cabo ella le había dicho a lo que se dedicaba, no tenía por qué interpretar aquella pregunta como una intromisión en su vida privada -“¿Cómo son vuestras actuaciones? ¿Cómo esas?” – señaló al escenario dónde los artistas seguían haciendo su trabajo bajo la atenta mirada de su publico.
Continuó estudiando, sin embargo, la proposición durante varios segundos – "¿Qué puede salir mal?” – una vocecilla optimista resonó en su cabeza.
- “¿Conocéis algún sitio de la ciudad que realmente merezca la pena ver?” – preguntó haciendo un gran esfuerzo para ocultar la emoción que transmitía en aquellas palabras. Le encantaba perderse en aquellas calles durante horas y aún así no conocía todos los secretos y entresijos que podía ocultar la urbe, aquella podría ser una oportunidad única y no pensaba desaprovecharla.
Inquieto se levantó y tras comprobar que lo llevaba todo consigo le dedicó una sonrisa a Eco y le hizo un gesto indicando que ella lideraba aquella pequeña expedición de la que aún no había decidido formar parte.
Eltrant Tale
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Re: Una vez más en la ciudad [Interpretativo - Libre][Cerrado]
Me chupé los dedos y aplaudí efusivamente ante las palabras de Eltrant, aunque cuando me di cuenta que éramos observados por los espectadores más cercanos a nosotros, dejé de hacer ruidos pero continué gesticulando mientras daba pequeños saltitos. La sonrisa me ganó el rostro, hacía mucho tiempo que no hablaba con nadie y enseñarle la ciudad a un buen joven era lo que menos hubiera esperado y lo que parecía más divertido en el momento.
¿Las actuaciones? repetí la pregunta, tranquilizándome un poco y observándolo después que se levantara. Lo pensé unos momentos con la cabeza de lado y una oreja levantada moviendo la cola de un lado para otro, nadie nunca me lo había preguntado Creo que sería mejor enseñarte [/i] informé negando con la cabeza Muy diferentes, Panda y yo interactuamos entre nosotros y asombramos al público pero no hablamos y solo somos dos, no podemos hacer algo similar, además de que no soy buena con eso de hacer muchas cosas distintas en la misma actuación y no tenemos un escenario, aprovechamos lo que hay finalicé con una sonrisa, dando el primer paso hacia la siguiente antorcha que iluminaba la calle.
Mañana con la luz del día podrías verlo ofrecí encogiéndome de hombros, restándole importancia al asunto, confiaba en nuestras habilidades y si era una compañía digna no habría más nada que me gustara más que intentar hacerle pasar un buen momento con lo que hacíamos. Abracé el poste que sostenía la antorcha y di una rápida vuelta a su alrededor con el brazo libre extendido. ¿Qué tipo de cosas te gustan Eltrant? Lunargenta es un lugar muy grande y tiene muchas cosas dependiendo del momento, pero a estas horas hay selecciones… diversas dije mirándole con cierto recelo por primera vez en esa noche.
Está el mercado negro, las catacumbas… donde puedes encontrar y hacer lo que desees, un hombre siempre sabe qué hacer por esos lares. Pero también hay algunas tabernas con reuniones bailables… e incluso creo que hay algunos clubes nocturnos estrictos donde debaten acerca de los últimos libros u obras en la ciudad. Mmm hice una pausa en mi verborragia para ponerme a su lado. Muchas opciones agregué con una sonrisa de lado, queriendo sorprenderle con cierta esperanza infantil. Mi lugar favorito es el puerto, sobre todo a la noche, incluso ahora los marineros trabajan duro para zarpar en la mañana, hay cosas hermosas y raras y la luz de las antorchas se refleja sobre la superficie cambiante del agua. Es hermoso .
¿Las actuaciones? repetí la pregunta, tranquilizándome un poco y observándolo después que se levantara. Lo pensé unos momentos con la cabeza de lado y una oreja levantada moviendo la cola de un lado para otro, nadie nunca me lo había preguntado Creo que sería mejor enseñarte [/i] informé negando con la cabeza Muy diferentes, Panda y yo interactuamos entre nosotros y asombramos al público pero no hablamos y solo somos dos, no podemos hacer algo similar, además de que no soy buena con eso de hacer muchas cosas distintas en la misma actuación y no tenemos un escenario, aprovechamos lo que hay finalicé con una sonrisa, dando el primer paso hacia la siguiente antorcha que iluminaba la calle.
Mañana con la luz del día podrías verlo ofrecí encogiéndome de hombros, restándole importancia al asunto, confiaba en nuestras habilidades y si era una compañía digna no habría más nada que me gustara más que intentar hacerle pasar un buen momento con lo que hacíamos. Abracé el poste que sostenía la antorcha y di una rápida vuelta a su alrededor con el brazo libre extendido. ¿Qué tipo de cosas te gustan Eltrant? Lunargenta es un lugar muy grande y tiene muchas cosas dependiendo del momento, pero a estas horas hay selecciones… diversas dije mirándole con cierto recelo por primera vez en esa noche.
Está el mercado negro, las catacumbas… donde puedes encontrar y hacer lo que desees, un hombre siempre sabe qué hacer por esos lares. Pero también hay algunas tabernas con reuniones bailables… e incluso creo que hay algunos clubes nocturnos estrictos donde debaten acerca de los últimos libros u obras en la ciudad. Mmm hice una pausa en mi verborragia para ponerme a su lado. Muchas opciones agregué con una sonrisa de lado, queriendo sorprenderle con cierta esperanza infantil. Mi lugar favorito es el puerto, sobre todo a la noche, incluso ahora los marineros trabajan duro para zarpar en la mañana, hay cosas hermosas y raras y la luz de las antorchas se refleja sobre la superficie cambiante del agua. Es hermoso .
Eco
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Re: Una vez más en la ciudad [Interpretativo - Libre][Cerrado]
Pensativo se atusó la barba por unos instantes, todos los sitios que había mencionado ofrecían cierto atractivo que deseaba ver con sus propios ojos. Tanto las catacumbas que se extendían bajo la ciudad, escondiendo tesoros a los que solo unos pocos podían echar mano como el mercado negro lugar dónde probablemente dichos tesoros fuesen puestos a la venta le llamaron la atención desde el momento en el Eco los mencionó.
Sin embargo esos sitios no parecían ser del todo seguros, no quería arriesgar sus pocas ganancias explorando tumbas o internándose en un mercado de ladrones. Así que tratando de no mirar la cola de la joven que por algún motivo se le antojaba terriblemente hipnótica sonrió – “Podríamos probar el puerto...“– dijo mientras aún meditaba las otras opciones.
No le gustaba precisamente la idea del puerto, habiendo pasado toda su vida en tierra firme la masa más profunda de agua que había visto era el depósito que su padre construyó hace años en la granja para proporcionar agua a los campos y a la propia familia. Nunca había tenido la necesidad de nadar por lo que nunca se tomó la molestia de aprender en primer lugar, esa era una de las pocas de las que no le gustaba hablar, una piedra tenía la misma capacidad para flotar que él.
Tratando de no pensar en aquello echó un vistazo a los actores, los cuales seguían inmersos en la obra. Seguía sintiendo a pesar de todo curiosidad por qué tipo de actuación Eco y Panda realizarían, después de todo aquella vaga descripción que ella le había dado sólo había acrecentado su interés, quizás se dejase caer a verla al día siguiente, al fin y al cabo no tenía ninguna prisa en encontrar un cliente en aquel momento.
Lo que no dejaba de rondarle por la cabeza es para que necesitara una artista itinerante aquel juego de dagas que portaba al cinto. –“Protección, probablemente” – Pensó para sí, los caminos no eran seguros fuera de la ciudad, eso era algo obvio, la mayoría de artistas que conocía era capaz de al menos manejar correctamente la espada, después de un rato a pesar de sus dudas iniciales los empezó interpretar como utensilios que quizás usase en sus actuaciones.
-“No perdamos tiempo, ¡Al puerto entonces!” – le dijo a Eco risueño, dejando a un lado el hecho de que se iban a dirigir al único lugar de la ciudad que él siempre trataba de evitar, si aquel era el lugar favorito de la muchacha probablemente fuese porque tiene algo especial y si podía presumir de saber algo era que ese tipo de lugares eran los cuales merecían la pena ver.
Sin embargo esos sitios no parecían ser del todo seguros, no quería arriesgar sus pocas ganancias explorando tumbas o internándose en un mercado de ladrones. Así que tratando de no mirar la cola de la joven que por algún motivo se le antojaba terriblemente hipnótica sonrió – “Podríamos probar el puerto...“– dijo mientras aún meditaba las otras opciones.
No le gustaba precisamente la idea del puerto, habiendo pasado toda su vida en tierra firme la masa más profunda de agua que había visto era el depósito que su padre construyó hace años en la granja para proporcionar agua a los campos y a la propia familia. Nunca había tenido la necesidad de nadar por lo que nunca se tomó la molestia de aprender en primer lugar, esa era una de las pocas de las que no le gustaba hablar, una piedra tenía la misma capacidad para flotar que él.
Tratando de no pensar en aquello echó un vistazo a los actores, los cuales seguían inmersos en la obra. Seguía sintiendo a pesar de todo curiosidad por qué tipo de actuación Eco y Panda realizarían, después de todo aquella vaga descripción que ella le había dado sólo había acrecentado su interés, quizás se dejase caer a verla al día siguiente, al fin y al cabo no tenía ninguna prisa en encontrar un cliente en aquel momento.
Lo que no dejaba de rondarle por la cabeza es para que necesitara una artista itinerante aquel juego de dagas que portaba al cinto. –“Protección, probablemente” – Pensó para sí, los caminos no eran seguros fuera de la ciudad, eso era algo obvio, la mayoría de artistas que conocía era capaz de al menos manejar correctamente la espada, después de un rato a pesar de sus dudas iniciales los empezó interpretar como utensilios que quizás usase en sus actuaciones.
-“No perdamos tiempo, ¡Al puerto entonces!” – le dijo a Eco risueño, dejando a un lado el hecho de que se iban a dirigir al único lugar de la ciudad que él siempre trataba de evitar, si aquel era el lugar favorito de la muchacha probablemente fuese porque tiene algo especial y si podía presumir de saber algo era que ese tipo de lugares eran los cuales merecían la pena ver.
Eltrant Tale
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Re: Una vez más en la ciudad [Interpretativo - Libre][Cerrado]
Eltrant parecía un buen hombre aunque algo entre su expresión y sus palabras parecía extraviado; dado que no lo conocía no podía afirmar si había algo con él, quizás tenía dolor de estómago o no tenía buenas memorias… aunque fuera lo que fuera, estaba segura de que podríamos sobreponernos a la situación ya que en ese momento Panda y yo estábamos poco menos que en llamas por poder ir al lugar donde más solían regalonearnos, incluso quizás y sólo quizás, podríamos ser capaces de encontrarnos con el viejo oso que hacía tanto que no veíamos… o a mi humano favorito, nunca se sabía y eso, era lo divertido de estar siempre en movimiento.
Di un par de saltos, secundada muy de cerca por el tigre. Miré a Eltrant y saqué el labio inferior tirando un puchero. Debe de ser terrible moverse con tan poca luz. Tenemos que tomar un atajo y comprarte un buen farol le dije haciéndole un guiño que probablemente se perdió en el velo de la oscuridad. Supongo que sabes usar bien esa espada? comenté y por algún motivo mi oración murió como una pregunta. Esa noche tenía un fuerte sentimiento de que algo podría pasar, pero sería muy loco comentarlo, sobre todo porque era una desconocida que probablemente actuaba extraño y era sospechosa de cualquier cosa. Mi cola se puso rígida durante unos instantes mientras caminábamos, provocando que mi línea de avance se sesgara hacia un lado. No podía decirle que algo andaba mal en esa noche…
Pronto salimos de la esfera de la plaza y dejamos atrás los sonidos de la obra que se había estado desarrollando ante nuestra presencia. Conocía bien ese lugar, estaba lleno de penumbras antes de que la luz del puerto volviera a iluminar nuestros cansados rostros. Debemos ser cuidadosos susurré con cuidado, adelantándome en las esquinas para corroborar que nadie sospechoso estuviera esperando para dar un golpe. De pronto sentí como una gota fría de sudor bajó por mi espalda cuando percibí la presencia de alguien.
_________________________Di un par de saltos, secundada muy de cerca por el tigre. Miré a Eltrant y saqué el labio inferior tirando un puchero. Debe de ser terrible moverse con tan poca luz. Tenemos que tomar un atajo y comprarte un buen farol le dije haciéndole un guiño que probablemente se perdió en el velo de la oscuridad. Supongo que sabes usar bien esa espada? comenté y por algún motivo mi oración murió como una pregunta. Esa noche tenía un fuerte sentimiento de que algo podría pasar, pero sería muy loco comentarlo, sobre todo porque era una desconocida que probablemente actuaba extraño y era sospechosa de cualquier cosa. Mi cola se puso rígida durante unos instantes mientras caminábamos, provocando que mi línea de avance se sesgara hacia un lado. No podía decirle que algo andaba mal en esa noche…
Pronto salimos de la esfera de la plaza y dejamos atrás los sonidos de la obra que se había estado desarrollando ante nuestra presencia. Conocía bien ese lugar, estaba lleno de penumbras antes de que la luz del puerto volviera a iluminar nuestros cansados rostros. Debemos ser cuidadosos susurré con cuidado, adelantándome en las esquinas para corroborar que nadie sospechoso estuviera esperando para dar un golpe. De pronto sentí como una gota fría de sudor bajó por mi espalda cuando percibí la presencia de alguien.
Off: Siento que sea tan breve y de poca calidad, dudo que durante el finde pueda responder. Si es muy malo, lo editaré, sólo pásame un privado. Saludos
Eco
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Re: Una vez más en la ciudad [Interpretativo - Libre][Cerrado]
A tientas caminó entre la oscuridad tras la mujer-bestia, su acompañante sin embargo parecía moverse grácilmente esquivando los obstáculos, algo que no le sorprendió, no estaba seguro que tipo de animal era la parte bestia de Eco, por su aspecto supuso desde un principio que sería algún tipo de felino como Panda, aquello terminó de confirmárselo.
-“Eh… sí, no se me da mal usarla, supongo” – contestó a aquella enigmática pregunta sin mentir, pero tampoco admitió que nunca le habían enseñado a usarla.
Según se alejaban del centro de la plaza y dejaban a atrás el murmullo de la multitud paulatinamente también dejaron atrás poco a poco cualquier fuente de luz digna de llamarse así.
Empezó entonces a notar a Eco tensa, o al menos, la silueta que asociaba con la chica se movía de forma más sutil, como si estudiase sus alrededores. Eltrant asintió levemente con la cabeza cuando la chica susurró que tuviesen cuidado y de pronto en mitad de la calle se paró en seco.
-“¿Qué suce…?” – Eltrant se mordió la lengua, había alguien al fondo del callejón, no podía verlo con exactitud pero sabía que estaba ahí, la chica parada en medio de la calle le hizo suponer que ella sí estaba viendo algo.
Agarrando a Eco por el hombro la hizo retroceder unos pasos con la otra mano firmemente aferrada al pomo de su espada se colocó delante de los artistas, el único que estaba armado allí era él (si no contaba aquellos cuchillos que tenia Eco en el cinto) y aunque la chica y Panda parecían perfectamente capaces de defenderse por sí solos seguían siendo artistas ambulantes, no podía dejar que arriesgaran su vida peleando.
Siguió avanzado un par de pasos hasta quedarse quieto no muy lejos de dónde estaban Eco y Panda, frunció el ceño, algo no parecía estar bien allí, era casi como…
Rápida como el mismo viento la hoja de un arma susurró mientras cortaba el aire dirigida al cuello de Eltrant, este con una velocidad que jamás había pensado poseer desenvainó su espada justo a tiempo para interponerla entre su piel y el acero de su atacante.
Las armas resonaron en el callejón con un intenso sonido metálico, podía sentir como aquella vieja espada vibraba en sus manos a causa del golpe, sin embargo el viejo armatoste aguantó estoico la embestida. No veía quien le había atacado, sabía que había alguien pero no le veía, forcejeando durante unos segundos logró liberarse del arma de su contrincante el cual acometió contra él una vez más, deteniendo de nuevo hasta tres ataques el cuarto rozó su brazo haciéndole un corte que no tardó en empezar a sangrar. Maldiciendo por lo bajo ignoró el súbito dolor y se preparó para el siguiente asalto.
Su espada y el arma de su contrario volvieron a encontrarse, no sabía quién o que era lo que les estaba atacando pero parecía poder moverse sin dificultad en aquel pozo de oscuridad y conocía perfectamente cómo usar el arma que tenía entre las manos, si no acababa pronto aquella pelea aquello iba a finalizar de forma muy desagradable para él.
Fueron exactamente tres los segundos que pasaron forcejeando en aquella pose estática antes que el puño de su adversario cincelase su cara haciéndole perder el equilibrio, notó como enseguida le empezó a manar sangre de su nariz, no había visto venir aquello y ahora estaba en desventaja.
Tan pronto como empezó a comprender que yacía en el suelo boca arriba volvió a interponer su espada entre él y una muerte segura.
-“¡¡Eco!!”- Gritó, no sabía que estaba sucediendo, pero si la chica tenía en ese momento problemas poco iba a poder hacer, la perdió de vista tan pronto como empezó a defenderse de los ataques del desconocido. Ella al menos veía en la oscuridad, lo cual la dejaba en una posición mucho más ventajosa que la suya, que se había visto obligado a colocar la mano libre en el filo de su propia espada para poder soportar aquella abrumadora fuerza, que más que fuerza bruta aquel tipo simplemente parecía estar usando su propio peso para acabar con su resistencia.
Agradeció sin embargo al ver que su mano empezaba sangrar que su espada estuviese roma casi en su totalidad, de estar en perfectas condiciones probablemente en aquel instante se habría quedado sin aquella extremidad y el arma de su enemigo se encontraría alojada en algún punto de su torso.
-“Eh… sí, no se me da mal usarla, supongo” – contestó a aquella enigmática pregunta sin mentir, pero tampoco admitió que nunca le habían enseñado a usarla.
Según se alejaban del centro de la plaza y dejaban a atrás el murmullo de la multitud paulatinamente también dejaron atrás poco a poco cualquier fuente de luz digna de llamarse así.
Empezó entonces a notar a Eco tensa, o al menos, la silueta que asociaba con la chica se movía de forma más sutil, como si estudiase sus alrededores. Eltrant asintió levemente con la cabeza cuando la chica susurró que tuviesen cuidado y de pronto en mitad de la calle se paró en seco.
-“¿Qué suce…?” – Eltrant se mordió la lengua, había alguien al fondo del callejón, no podía verlo con exactitud pero sabía que estaba ahí, la chica parada en medio de la calle le hizo suponer que ella sí estaba viendo algo.
Agarrando a Eco por el hombro la hizo retroceder unos pasos con la otra mano firmemente aferrada al pomo de su espada se colocó delante de los artistas, el único que estaba armado allí era él (si no contaba aquellos cuchillos que tenia Eco en el cinto) y aunque la chica y Panda parecían perfectamente capaces de defenderse por sí solos seguían siendo artistas ambulantes, no podía dejar que arriesgaran su vida peleando.
Siguió avanzado un par de pasos hasta quedarse quieto no muy lejos de dónde estaban Eco y Panda, frunció el ceño, algo no parecía estar bien allí, era casi como…
Rápida como el mismo viento la hoja de un arma susurró mientras cortaba el aire dirigida al cuello de Eltrant, este con una velocidad que jamás había pensado poseer desenvainó su espada justo a tiempo para interponerla entre su piel y el acero de su atacante.
Las armas resonaron en el callejón con un intenso sonido metálico, podía sentir como aquella vieja espada vibraba en sus manos a causa del golpe, sin embargo el viejo armatoste aguantó estoico la embestida. No veía quien le había atacado, sabía que había alguien pero no le veía, forcejeando durante unos segundos logró liberarse del arma de su contrincante el cual acometió contra él una vez más, deteniendo de nuevo hasta tres ataques el cuarto rozó su brazo haciéndole un corte que no tardó en empezar a sangrar. Maldiciendo por lo bajo ignoró el súbito dolor y se preparó para el siguiente asalto.
Su espada y el arma de su contrario volvieron a encontrarse, no sabía quién o que era lo que les estaba atacando pero parecía poder moverse sin dificultad en aquel pozo de oscuridad y conocía perfectamente cómo usar el arma que tenía entre las manos, si no acababa pronto aquella pelea aquello iba a finalizar de forma muy desagradable para él.
Fueron exactamente tres los segundos que pasaron forcejeando en aquella pose estática antes que el puño de su adversario cincelase su cara haciéndole perder el equilibrio, notó como enseguida le empezó a manar sangre de su nariz, no había visto venir aquello y ahora estaba en desventaja.
Tan pronto como empezó a comprender que yacía en el suelo boca arriba volvió a interponer su espada entre él y una muerte segura.
-“¡¡Eco!!”- Gritó, no sabía que estaba sucediendo, pero si la chica tenía en ese momento problemas poco iba a poder hacer, la perdió de vista tan pronto como empezó a defenderse de los ataques del desconocido. Ella al menos veía en la oscuridad, lo cual la dejaba en una posición mucho más ventajosa que la suya, que se había visto obligado a colocar la mano libre en el filo de su propia espada para poder soportar aquella abrumadora fuerza, que más que fuerza bruta aquel tipo simplemente parecía estar usando su propio peso para acabar con su resistencia.
Agradeció sin embargo al ver que su mano empezaba sangrar que su espada estuviese roma casi en su totalidad, de estar en perfectas condiciones probablemente en aquel instante se habría quedado sin aquella extremidad y el arma de su enemigo se encontraría alojada en algún punto de su torso.
Eltrant Tale
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Re: Una vez más en la ciudad [Interpretativo - Libre][Cerrado]
Me conmovió el actuar de Eltrant, era la primera vez que alguien se ofrecía a ayudarnos a Panda y a mí, a protegernos con su propio cuerpo. Por unos momentos me sentí cálida, como si un pequeño sol estuviese rodeándonos y abrazándonos con la tibieza de sus rayos. Era refrescante esa acción después de haber vivido en aquella prisión. Por otro lado, esperaba que no se tratara de nada grave, que sólo fuesen mis suposiciones, pero no… y pronto lo comprobé. El humano se había adelantado a nosotros unos cuantos pasos, por lo que de no ser por su propia agilidad y destreza hubiese caído muerto allí mismo. Me sentí como una tonta, con la mano tendida hacia él, moviéndome en cámara lenta para advertirle sobre un mal del que él ya se había hecho cargo.
El resto de la historia no tardó en desenvolverse, a mi compañero le cayó una lluvia de ataques que gracias a su buena fortuna y agilidad estaba saliendo bien librado. Claro que me hubiera gustado poder ayudarle, pero es que, cuando espabilé del sorpresivo ataque, tenía a dos hombres tras de mí. Uno con una cachiporra, el otro con una espada y entre ambos sostenían un gran saco en el que probablemente pretendían meterme. Sus intenciones eran claras, al igual que las expresiones que se dibujaban en sus rostros y el lenguaje de su semblante. Estaban tras nosotros y por nuestra culpa Eltran estaba metido en problemas.
Ladrones despiadados rugí en un ataque de ira, sacando las garras mientras el tigre y yo avanzamos al unísono para deshacernos de lo que nos perturbaba, aquél gran saco. No fue fácil, ellos eran dos y estaban armados, la cachiporra tenía una bola de espinas de acero al final de una larga cadena y la espada era larga. Definitivamente eran profesionales y probablemente tendrían alguna otra forma de subyugarnos fuera de ese pedazo de tela rústico, pero no nos importaba. Ya habíamos estado encerados suficiente tiempo como para querer experimentarlo una vez más. Tras separar caminos, el tigre ofreció de carnada yéndose tras los atacantes mientras con la mayor velocidad y sigilo del que fue posible, arremetí entre los dos truhanes para arrebatarles la bolsa que sorpresivamente, ya tenía algo vivo dentro.
Tch hice sonar mi lengua cuando me vi obligada a retraer las garras, aunque no me limité en la fuerza para quitarles su botín y tirarlo contra una pared cercana. ¡Eltrant! respondí cuando escuché mi nombre de sus labios. En el aire estaba el olor de su sangre y me preguntaba si estaba herido. En ese momento se me hacía muy difícil ir por él, aunque verle forcejeando de esa forma me dio suficiente coraje como para imponerme ante el asalto. ¡Panda! El saco ordené señalando el bulto y claro que di en el blanco, puesto que el más bajo de los dos que se me habían enfrentado ahora corría como alma que llevaba el diablo para hacerse antes que mi amigo del botín. Sonreí amargamente, dejando ver mis colmillos al más corpulento que ponía su cuerpo entre mí y el otro par que peleaba. Era ágil, eso podía verse.
Esto les costará caro ¿quiénes son? espeté enderezándome. Con una oreja clavada en mi agresor y la vista acompañando a Panda mientras completaba su tarea. Lentamente desenvainé mis cimitarras y focalicé mi atención en aquél malviviente. Se arrepentirán susurré con las palabras atoradas en mi garganta momentos antes de arremeter a toda velocidad contra mi agresor que ahora se ponía en posición defensiva con su espada.
El resto de la historia no tardó en desenvolverse, a mi compañero le cayó una lluvia de ataques que gracias a su buena fortuna y agilidad estaba saliendo bien librado. Claro que me hubiera gustado poder ayudarle, pero es que, cuando espabilé del sorpresivo ataque, tenía a dos hombres tras de mí. Uno con una cachiporra, el otro con una espada y entre ambos sostenían un gran saco en el que probablemente pretendían meterme. Sus intenciones eran claras, al igual que las expresiones que se dibujaban en sus rostros y el lenguaje de su semblante. Estaban tras nosotros y por nuestra culpa Eltran estaba metido en problemas.
Ladrones despiadados rugí en un ataque de ira, sacando las garras mientras el tigre y yo avanzamos al unísono para deshacernos de lo que nos perturbaba, aquél gran saco. No fue fácil, ellos eran dos y estaban armados, la cachiporra tenía una bola de espinas de acero al final de una larga cadena y la espada era larga. Definitivamente eran profesionales y probablemente tendrían alguna otra forma de subyugarnos fuera de ese pedazo de tela rústico, pero no nos importaba. Ya habíamos estado encerados suficiente tiempo como para querer experimentarlo una vez más. Tras separar caminos, el tigre ofreció de carnada yéndose tras los atacantes mientras con la mayor velocidad y sigilo del que fue posible, arremetí entre los dos truhanes para arrebatarles la bolsa que sorpresivamente, ya tenía algo vivo dentro.
Tch hice sonar mi lengua cuando me vi obligada a retraer las garras, aunque no me limité en la fuerza para quitarles su botín y tirarlo contra una pared cercana. ¡Eltrant! respondí cuando escuché mi nombre de sus labios. En el aire estaba el olor de su sangre y me preguntaba si estaba herido. En ese momento se me hacía muy difícil ir por él, aunque verle forcejeando de esa forma me dio suficiente coraje como para imponerme ante el asalto. ¡Panda! El saco ordené señalando el bulto y claro que di en el blanco, puesto que el más bajo de los dos que se me habían enfrentado ahora corría como alma que llevaba el diablo para hacerse antes que mi amigo del botín. Sonreí amargamente, dejando ver mis colmillos al más corpulento que ponía su cuerpo entre mí y el otro par que peleaba. Era ágil, eso podía verse.
Esto les costará caro ¿quiénes son? espeté enderezándome. Con una oreja clavada en mi agresor y la vista acompañando a Panda mientras completaba su tarea. Lentamente desenvainé mis cimitarras y focalicé mi atención en aquél malviviente. Se arrepentirán susurré con las palabras atoradas en mi garganta momentos antes de arremeter a toda velocidad contra mi agresor que ahora se ponía en posición defensiva con su espada.
Eco
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Re: Una vez más en la ciudad [Interpretativo - Libre][Cerrado]
Temblaba.
Todo iba a acabar allí, todo, en un oscuro callejón de Lunargenta. Le ardía la mano izquierda, la cual agarrada fuertemente a la hoja de su espada no paraba de manar sangre que se deslizaba por su brazo hasta perderse bajo la camisa, pronto no sería sino otro vagabundo asesinado por un par de monedas.
Escuchó la voz de Eco gritando su nombre, respondiéndole. Parecía estar en problemas, pero seguía viva y eso le reconfortó.
Apretó los dientes y miró fijamente al lugar dónde estaba el que esgrimía la espada que estaba a punto de acabar con su vida, sus ojos se habían habituado ya a la oscuridad y aunque no podía decir que gozara de una visión plena, sí que podía ver la silueta de aquel individuo que ataviado con una capa del mismo color que la noche parecía sonreírle con desdén.
-“¡¿Cómo salgo de aquí?!”- En su cabeza no paraban de repetirse los mismos pensamientos una y otra vez, y con cada centímetro que avanzaba la espada de su contrario estos pensamientos se volvían cada vez más urgentes, irracionales. Los rugidos que rompían el silencio del callejón le decían que tanto Panda como Eco estaban afrontando sus propios problemas por su cuenta, tenía que salir de allí, fuera como fuese.
Frunció el ceño y haciendo acopio de sus últimas fuerzas giró hacia un lado desviando consigo la espada de su enemigo que si bien no encontró su corazón como objetivo se alojó rápidamente en su hombro izquierdo un poco más arriba de la otra herida, Eltrant dejó escapar un grito cuando sintió como aquella arma desgarraba su carne.
Pero ya estaba libre, y veía, no todo lo bien que a él le gustaría, pero era un comienzo. Gateó en la oscuridad hasta que su mano herida dio con un objeto contundente que yacía abandonado en el suelo, sonrió al sentir el peso de aquella cosa –“Esto servirá” - Su atacante que confuso había extraído la espada del hombro de Eltrant tan pronto como entró, esperando otro ataque solo pudo gritar de dolor cuando una botella de cristal estalló en mil pedazos en su cara.
Eltrant se lanzó contra la silueta, se notaba más lento, la espada que tenía en la mano ahora pesaba una tonelada y tenía el brazo izquierdo entumecido, pero era su turno y le iba a sacar provecho. El encapuchado que aún se encontraba quitándose cristales de la cara se vio a sí mismo en la posición en la que había estado Eltrant minutos atrás, no pudo sino retroceder ante los feroces ataques de Eltrant, que si bien no eran gráciles y precisos como los suyos seguían siendo igual de mortales.
Notó como la vieja espada rasgaba una de las piernas del contrario en uno de aquellos ataques haciéndole caer de rodillas, momento en el que plantó su bota en la cara de aquel individuo, que con un gemido cayó de espaldas contra el húmedo suelo del callejón.
Con la espada aún en su mano se quedó mirando como aquel hombre que sangraba desde el suelo lanzaba estocadas para evitar que se acercase, no podía ver las facciones de su cara, pero Eltrant estaba seguro de haber borrado la sonrisa de la que hacia gala hace varios minutos.
Seguía sin sentir el brazo izquierdo, y aunque ninguna de sus heridas parecía demasiado profunda la del hombro sí que le preocupaba un poco, pero lo había llegado a pasar peor, así que siguió observando como la velocidad de los ataques de aquel hombre disminuía poco a poco. Mientras tanto podía notar como la sangre se deslizaba por su brazo y por su mano hasta llegar a la punta de los dedos y gota a gota, se precipitaba contra el suelo.
Lo que más le molestaba de todo aquello, dejando a un lado el hecho de que la persona que en un fútil intento de mantenerlo alejado lanzaba estocadas desde el suelo había estado a punto de matarlo, era que tendría que gastarse la mayor parte del dinero que tenía en medicina para las infecciones, aquel dinero que había recibido apenas unas horas antes.
Se limpió la sangre que manaba de su nariz con la manga de la camisa y tras esperar un poco a que aquel tipo se cansara del todo paró su espada y le pateó la cara de nuevo, el cual cayó de espaldas contra suelo probablemente inconsciente.
Tras comprobar que efectivamente estaba fuera de combate, se giró en mitad de la oscuridad buscando a sus compañeros y aunque aún oía los sonidos característicos de que había una pelea en marcha parecían estar demasiado alejados como para que un humano pudiese verlos a simple vista.
-“Necesito comprar farol” – susurró mientras alejaba con el pie la espada de la mano del atacante que yacía ahora inconsciente.
Todo iba a acabar allí, todo, en un oscuro callejón de Lunargenta. Le ardía la mano izquierda, la cual agarrada fuertemente a la hoja de su espada no paraba de manar sangre que se deslizaba por su brazo hasta perderse bajo la camisa, pronto no sería sino otro vagabundo asesinado por un par de monedas.
Escuchó la voz de Eco gritando su nombre, respondiéndole. Parecía estar en problemas, pero seguía viva y eso le reconfortó.
Apretó los dientes y miró fijamente al lugar dónde estaba el que esgrimía la espada que estaba a punto de acabar con su vida, sus ojos se habían habituado ya a la oscuridad y aunque no podía decir que gozara de una visión plena, sí que podía ver la silueta de aquel individuo que ataviado con una capa del mismo color que la noche parecía sonreírle con desdén.
-“¡¿Cómo salgo de aquí?!”- En su cabeza no paraban de repetirse los mismos pensamientos una y otra vez, y con cada centímetro que avanzaba la espada de su contrario estos pensamientos se volvían cada vez más urgentes, irracionales. Los rugidos que rompían el silencio del callejón le decían que tanto Panda como Eco estaban afrontando sus propios problemas por su cuenta, tenía que salir de allí, fuera como fuese.
Frunció el ceño y haciendo acopio de sus últimas fuerzas giró hacia un lado desviando consigo la espada de su enemigo que si bien no encontró su corazón como objetivo se alojó rápidamente en su hombro izquierdo un poco más arriba de la otra herida, Eltrant dejó escapar un grito cuando sintió como aquella arma desgarraba su carne.
Pero ya estaba libre, y veía, no todo lo bien que a él le gustaría, pero era un comienzo. Gateó en la oscuridad hasta que su mano herida dio con un objeto contundente que yacía abandonado en el suelo, sonrió al sentir el peso de aquella cosa –“Esto servirá” - Su atacante que confuso había extraído la espada del hombro de Eltrant tan pronto como entró, esperando otro ataque solo pudo gritar de dolor cuando una botella de cristal estalló en mil pedazos en su cara.
Eltrant se lanzó contra la silueta, se notaba más lento, la espada que tenía en la mano ahora pesaba una tonelada y tenía el brazo izquierdo entumecido, pero era su turno y le iba a sacar provecho. El encapuchado que aún se encontraba quitándose cristales de la cara se vio a sí mismo en la posición en la que había estado Eltrant minutos atrás, no pudo sino retroceder ante los feroces ataques de Eltrant, que si bien no eran gráciles y precisos como los suyos seguían siendo igual de mortales.
Notó como la vieja espada rasgaba una de las piernas del contrario en uno de aquellos ataques haciéndole caer de rodillas, momento en el que plantó su bota en la cara de aquel individuo, que con un gemido cayó de espaldas contra el húmedo suelo del callejón.
Con la espada aún en su mano se quedó mirando como aquel hombre que sangraba desde el suelo lanzaba estocadas para evitar que se acercase, no podía ver las facciones de su cara, pero Eltrant estaba seguro de haber borrado la sonrisa de la que hacia gala hace varios minutos.
Seguía sin sentir el brazo izquierdo, y aunque ninguna de sus heridas parecía demasiado profunda la del hombro sí que le preocupaba un poco, pero lo había llegado a pasar peor, así que siguió observando como la velocidad de los ataques de aquel hombre disminuía poco a poco. Mientras tanto podía notar como la sangre se deslizaba por su brazo y por su mano hasta llegar a la punta de los dedos y gota a gota, se precipitaba contra el suelo.
Lo que más le molestaba de todo aquello, dejando a un lado el hecho de que la persona que en un fútil intento de mantenerlo alejado lanzaba estocadas desde el suelo había estado a punto de matarlo, era que tendría que gastarse la mayor parte del dinero que tenía en medicina para las infecciones, aquel dinero que había recibido apenas unas horas antes.
Se limpió la sangre que manaba de su nariz con la manga de la camisa y tras esperar un poco a que aquel tipo se cansara del todo paró su espada y le pateó la cara de nuevo, el cual cayó de espaldas contra suelo probablemente inconsciente.
Tras comprobar que efectivamente estaba fuera de combate, se giró en mitad de la oscuridad buscando a sus compañeros y aunque aún oía los sonidos característicos de que había una pelea en marcha parecían estar demasiado alejados como para que un humano pudiese verlos a simple vista.
-“Necesito comprar farol” – susurró mientras alejaba con el pie la espada de la mano del atacante que yacía ahora inconsciente.
Eltrant Tale
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Re: Una vez más en la ciudad [Interpretativo - Libre][Cerrado]
Todo había salido más rápido de lo que esperaba, el desconocido parecía preciarse de su silencio así como de gracilidad; sin duda no era un malviviente cualquiera y mientras su objetivo parecía ser mi cabeza o cortarme mi muy preciada colita, la mía era la de dejarle fuera de combate, lo que complicaba las cosas. Yo tenía una clara desventaja puesto que a él no le importaba dónde herirme mientras que yo, aunque a dos armas, hacía lo que podía para mantenerme en una pieza y contraatacar.
Varias fueron las veces en las que el filo de nuestras armas chocaron, hablando el mismo lenguaje de la violenta lucha y varias las veces en las que herí sus extremidades buscando desarmarle, pero, para mi no sorpresa, estaba frente a un rival digno que no se molestaba en perder su aliento con cáchara fresca como yo además de que era ambidiestro. Ja fue lo único que pude decir cuando, habiendo pisado mal, solamente me valió la agilidad felina para desviar un golpe fatal hacia el avambrazo que terminó por resbalar sobre aquél duro metal hasta encarnarse un par de centímetros dentro de la parte anterior del brazo.
Aterricé en el suelo apoyando mi peso sobre una pierna mientras mantenía la otra estirada. Había caído a varios pasos de mi agresor, por lo que me tomé la libertad de remover la sangre que sobraba con la rugosidad de mi lengua. Para ese entonces Panda estaba regresando con el saco luego de una rápida escapada, con el de la cachiporra sobre sus talones. Busqué con la mirada a Eltrant, al parecer yo era la única debilucha que no podía contra un solo agresor. Intercambié miradas con el humano que se acercaba a mí lentamente, parecía que ambos hacíamos un frío recuento de nuestras pérdidas y con una acuerdo silencioso enfundé rápidamente las cimitarras y eché a correr con toda la fuerza que tenía en mis piernas.
¡A correr! grité apuntando hacia Eltrant, a quién tomé del brazo donde me pareció que no había tanta sangre y jalé con fuerzas sin detenerme ¡Vamos Panda! llamé a toda voz y con poco aliento, obligándome a respirar por la boca. A tres calles de aquí hay un almacén en desuso, podemos refugiarnos allí informé al joven tratando de bajar la voz, pero alarmada por su semblante y la apariencia de aquella herida. Te revisaré una vez que lleguemos.
______________________Varias fueron las veces en las que el filo de nuestras armas chocaron, hablando el mismo lenguaje de la violenta lucha y varias las veces en las que herí sus extremidades buscando desarmarle, pero, para mi no sorpresa, estaba frente a un rival digno que no se molestaba en perder su aliento con cáchara fresca como yo además de que era ambidiestro. Ja fue lo único que pude decir cuando, habiendo pisado mal, solamente me valió la agilidad felina para desviar un golpe fatal hacia el avambrazo que terminó por resbalar sobre aquél duro metal hasta encarnarse un par de centímetros dentro de la parte anterior del brazo.
Aterricé en el suelo apoyando mi peso sobre una pierna mientras mantenía la otra estirada. Había caído a varios pasos de mi agresor, por lo que me tomé la libertad de remover la sangre que sobraba con la rugosidad de mi lengua. Para ese entonces Panda estaba regresando con el saco luego de una rápida escapada, con el de la cachiporra sobre sus talones. Busqué con la mirada a Eltrant, al parecer yo era la única debilucha que no podía contra un solo agresor. Intercambié miradas con el humano que se acercaba a mí lentamente, parecía que ambos hacíamos un frío recuento de nuestras pérdidas y con una acuerdo silencioso enfundé rápidamente las cimitarras y eché a correr con toda la fuerza que tenía en mis piernas.
¡A correr! grité apuntando hacia Eltrant, a quién tomé del brazo donde me pareció que no había tanta sangre y jalé con fuerzas sin detenerme ¡Vamos Panda! llamé a toda voz y con poco aliento, obligándome a respirar por la boca. A tres calles de aquí hay un almacén en desuso, podemos refugiarnos allí informé al joven tratando de bajar la voz, pero alarmada por su semblante y la apariencia de aquella herida. Te revisaré una vez que lleguemos.
Off: Puedes dirigir a Eco en el siguiente turno Eltrant
Eco
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Re: Una vez más en la ciudad [Interpretativo - Libre][Cerrado]
Eco apareció de la nada, emergió de la oscuridad rápidamente y tras agarrarle empezaron a correr hacia la noche, no parecía herida, no gravemente. Eltrant confuso buscó alguna manera de preguntarle porque estaban corriendo y si conocía a aquellas personas, pero la pérdida de sangre estaba empezando a ser mayor de la que pensaba y notaba como la cabeza se le iba por momentos.
Miro hacia atrás, deberían estar corriendo de alguien, pero ¿De quién? – “E…espera” – susurró, tenía que parar, el brazo lejos de querer seguir entumecido había empezado a doler y no podía correr con la espada en la mano, no en aquel momento. Tardó solo un par de segundos en envainar de nuevo su arma, que manchada de la sangre de su contrincante se deslizó suavemente en el interior de su funda –“Vamos” – dijo sonriéndole a la chica, quien impaciente miraba a un punto incierto de la penumbra que habían dejado tras ellos,preocupada.
Tan pronto como empezar a correr de nuevo Eltrant empezó a oír tras ellos lo que interpretó como pasos, grandes y pesados, se estaban acercando a un ritmo más rápido de lo que aquellas enormes zancadas decían. Fuera quien fuese quien los seguía era rápido.
Tratando de no ser una carga apretó los dientes y como pudo continuó moviéndose. Su vista se clavó por unos instantes en Panda quien parecía llevar un saco consigo –“¿Un saco?” – No sabía de donde lo había sacado, pero tampoco parecía interferir mucho en los sutiles movimientos del animal quien iba en cabeza liderando aquella improvisada huida.
Todo iba muy rápido, en cuestión de minutos dejaron atrás los laberínticos callejones y se encontraron en una calle mucho más amplia y espaciosa, en esta un par de faroles la alumbraban tenuemente. La calle, desierta, no mostraba signo alguno de que alguien pasase por allí muy a menudo, salvo para apagar y encender aquellos faroles. Eco que llevaba a rastras a Eltrant se internó tras Panda en uno de los callejones adyacentes a aquel lugar y se pararon frente a una puerta.
-“Panda, espera aquí un momento, cuida de Eltrant” – Ordenó la chica al felino quien cargando aún el sacó pareció asentir levemente.
Eltrant se quitó la espada de su cinto con la vaina incluida y la usó a modo a de bastón mientras que por su parte Eco con una agilidad encomiable dio un par de saltos sobre unas cajas que húmedas y carcomidas por el tiempo estaban ahí abandonadas desde hacía años, para después internarse en el interior del edificio por una ventana abierta del piso superior.
Eltrant se apretó fuerte la herida, la vieja camisa se había asegurado de que el pequeño corte no dejase escapar mucha sangre pegándose contra este, sin embargo la estocada que recibió en el hombro no parecía querer hacerlo, cerró los ojos esperando alguna respuesta desde el interior del edificio.
No tardó mucho en llegar la respuesta deseada cuando con un leve “Click” la puerta frente a la que estaban se abrió de par en par tras la cual Eco salió rápidamente y agarrando una vez más a Eltrant y seguida por Panda entraron en el edificio.
El interior, húmedo y polvoriento llevaba abandonado años, décadas quizás. Eco le indicó al muchacho que permaneciera en silenció el cual asintió y se dejó caer junto a unas cajas, allí sentado pudo oír como minutos más tardes aquellos pasos que les seguían pasaban de largo. Le habían despistado, probablemente al salir de los callejones habían ganado algo de tiempo debido al número de afluentes que parecía tener la calle de mayor tamaño, había perdido tiempo revisándolas.
Suspirando profundamente dejó caer la espada a un lado y de la bolsa de viaje dónde guardaba los libros sacó un trapo que se colocó sobre el hombro. Panda por su parte parecía estar examinando el saco que había cargado hasta allí con curiosidad y Eco, cerca de la puerta, comprobaba que efectivamente aquel individuo había pasado de largo.
Las personas que les habían atacado no parecían ladrones normales. Era imposible para un ladrón común estar tan bien adiestrado y mucho menos llevar un arma de esa calidad, la mayoría de bandidos que había enfrentado era más bien parecidos a él mismo. Lo único que deseaba en aquel momento era que quien los seguía no fuese capaz de ver el rastro de sangre que había ido dejando por todo el camino.
-“¿Amigos tuyos?” – Preguntó Eltrant a Eco sonriendo como buenamente podía – “No me caen mal, pero la próxima vez deberías decirles que no traigan armas” – Bromeó, la chica le había salvado la vida y aunque se acababan de conocer unas horas antes, podría haberle dejado allí atrás mientras que ella corría a salvarse y no lo había hecho.
______________________
Off: Puedes dirigir a Eltrant si quieres en el siguiente turno ^^
Miro hacia atrás, deberían estar corriendo de alguien, pero ¿De quién? – “E…espera” – susurró, tenía que parar, el brazo lejos de querer seguir entumecido había empezado a doler y no podía correr con la espada en la mano, no en aquel momento. Tardó solo un par de segundos en envainar de nuevo su arma, que manchada de la sangre de su contrincante se deslizó suavemente en el interior de su funda –“Vamos” – dijo sonriéndole a la chica, quien impaciente miraba a un punto incierto de la penumbra que habían dejado tras ellos,preocupada.
Tan pronto como empezar a correr de nuevo Eltrant empezó a oír tras ellos lo que interpretó como pasos, grandes y pesados, se estaban acercando a un ritmo más rápido de lo que aquellas enormes zancadas decían. Fuera quien fuese quien los seguía era rápido.
Tratando de no ser una carga apretó los dientes y como pudo continuó moviéndose. Su vista se clavó por unos instantes en Panda quien parecía llevar un saco consigo –“¿Un saco?” – No sabía de donde lo había sacado, pero tampoco parecía interferir mucho en los sutiles movimientos del animal quien iba en cabeza liderando aquella improvisada huida.
Todo iba muy rápido, en cuestión de minutos dejaron atrás los laberínticos callejones y se encontraron en una calle mucho más amplia y espaciosa, en esta un par de faroles la alumbraban tenuemente. La calle, desierta, no mostraba signo alguno de que alguien pasase por allí muy a menudo, salvo para apagar y encender aquellos faroles. Eco que llevaba a rastras a Eltrant se internó tras Panda en uno de los callejones adyacentes a aquel lugar y se pararon frente a una puerta.
-“Panda, espera aquí un momento, cuida de Eltrant” – Ordenó la chica al felino quien cargando aún el sacó pareció asentir levemente.
Eltrant se quitó la espada de su cinto con la vaina incluida y la usó a modo a de bastón mientras que por su parte Eco con una agilidad encomiable dio un par de saltos sobre unas cajas que húmedas y carcomidas por el tiempo estaban ahí abandonadas desde hacía años, para después internarse en el interior del edificio por una ventana abierta del piso superior.
Eltrant se apretó fuerte la herida, la vieja camisa se había asegurado de que el pequeño corte no dejase escapar mucha sangre pegándose contra este, sin embargo la estocada que recibió en el hombro no parecía querer hacerlo, cerró los ojos esperando alguna respuesta desde el interior del edificio.
No tardó mucho en llegar la respuesta deseada cuando con un leve “Click” la puerta frente a la que estaban se abrió de par en par tras la cual Eco salió rápidamente y agarrando una vez más a Eltrant y seguida por Panda entraron en el edificio.
El interior, húmedo y polvoriento llevaba abandonado años, décadas quizás. Eco le indicó al muchacho que permaneciera en silenció el cual asintió y se dejó caer junto a unas cajas, allí sentado pudo oír como minutos más tardes aquellos pasos que les seguían pasaban de largo. Le habían despistado, probablemente al salir de los callejones habían ganado algo de tiempo debido al número de afluentes que parecía tener la calle de mayor tamaño, había perdido tiempo revisándolas.
Suspirando profundamente dejó caer la espada a un lado y de la bolsa de viaje dónde guardaba los libros sacó un trapo que se colocó sobre el hombro. Panda por su parte parecía estar examinando el saco que había cargado hasta allí con curiosidad y Eco, cerca de la puerta, comprobaba que efectivamente aquel individuo había pasado de largo.
Las personas que les habían atacado no parecían ladrones normales. Era imposible para un ladrón común estar tan bien adiestrado y mucho menos llevar un arma de esa calidad, la mayoría de bandidos que había enfrentado era más bien parecidos a él mismo. Lo único que deseaba en aquel momento era que quien los seguía no fuese capaz de ver el rastro de sangre que había ido dejando por todo el camino.
-“¿Amigos tuyos?” – Preguntó Eltrant a Eco sonriendo como buenamente podía – “No me caen mal, pero la próxima vez deberías decirles que no traigan armas” – Bromeó, la chica le había salvado la vida y aunque se acababan de conocer unas horas antes, podría haberle dejado allí atrás mientras que ella corría a salvarse y no lo había hecho.
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Off: Puedes dirigir a Eltrant si quieres en el siguiente turno ^^
Eltrant Tale
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Re: Una vez más en la ciudad [Interpretativo - Libre][Cerrado]
Debía admitirlo: Eltrant me estaba enseñando una buena lección acerca de la resistencia humana. Mi madre siempre me había dicho que fuera cuidadosa con ellos, como si su piel estuviera hecha de delgadas capas que podían romperse, al igual que sus huesos, no tan flexibles como los nuestros, pero al parecer les había subestimado… Ese joven era fuerte y luchaba por su vida con valentía, merecía tener lo que deseara, incluyendo un buen sueño reparador y comida caliente en su plato. Al menos para comenzar.
Por su parte, mi querido Panda siempre daba con la nota correcta y había hecho bien su trabajo cuidando de nuestro nuevo amigo. Entrar al almacén no había sido difícil, aunque debo confesar que no esperaba que hubiera estado cerrado… llevaba mucho tiempo desocupado y sus cuidadores eran irresponsables con él. De todas formas, me alegró el hecho porque nadie podría interrumpirnos o encontrarnos allí una vez dentro. Sería nuestra base segura para ver cómo continuar con el resto. Trepar hasta el segundo piso no había sido difícil, después de todo era una orgullosa chica tigre, el problema había sido la bajada: como siempre.
Dentro del lugar las cosas estaban más cambiadas de lo que esperaba, al punto tal que dudé de estar en donde había planeado originalmente, aunque las viejas paredes y aquél olor a tabaco molido grabados en mi memoria más antigua no habían desaparecido, por lo que respiré aliviada mientras esquivaba mercaderías, cajas y cosas en el piso. Las escaleras estaban en mal estado, por lo que tuve que hacer peripecias para poder llegar rápidamente hasta la puerta sin hacer muchos ruidos y ¡vaya que me costó! En un momento me pegué en el dedo chico del pie contra una caja con bordes de metal y recordé todos los insultos en varias lenguas y dialectos mientras ahogaba un grito de odio y dolor.
Hice pasar al joven que cada vez tenía peor cara, aunque de momento me molestaba más el episodio que acabábamos de vivir y juraba y perjuraba que eso no se iba a quedar así… por supuesto que no. Ayudé a Eltrant hasta un lugar en el que se acomodó y luego fui a cerrar la puerta como estaba. La luz de la luna se filtraba por algunas aberturas entre la vieja madera y por las ventanas abiertas. No era nada difícil ver el rostro de mi compañero, extenuado y ligeramente sudoroso por el esfuerzo. La sangre no dejaba de brotar, pero lo que más nerviosa me ponía era ese trapo que había puesto sobre la herida. Arrugué la nariz pensando que eso podría causar más de un tipo de infección y que debía apresurarme si quería que él pasara la noche.
A pesar de todo, el joven parecía encontrarle humor a la situación. Enarqué una ceja, tratando de desmentir la idea fugaz que se me había pasado por la cabeza ”¿Y si eran del gremio de asesinos?” eso podría explicar muchas cosas, aunque dudaba que hubiéramos salido tan indemnes si hubieran ido de verdad. En esos momentos me dieron unas ganas locas de salir por la puerta buscando a Johannes, pero me contuve. Cerré los puños y miré al joven sentado a mis pies. No que yo sepa y con esos amigos ¿quién quiere enemigos? pregunté intentando esbozar en vano una sonrisa. Estaba preocupada, y mucho. Mis orejas parecían sentir la gravedad mucho más fuerte que el resto de mi cuerpo, ya que no se apartaban de mi cabeza, al igual que la cola del suelo. Lo siento, si no hubiera aparecido… si no hubiera sugerido esta ruta… comencé a disculparme, más las palabras se atoraron en el nudo de mi garganta.
Te prometo que no habrá una próxima vez dije en un tono solemne al tiempo que me acercaba a él para analizar el daño. Permíteme pedí mientras tomaba con cuidado el trapo lleno de sangre que rápidamente había comenzado a coagularse en los dobleces. Panda no estaba muy lejos, por lo que me acerqué a él, ignorando su presa-botín y saqué de las alforjas que cargaba mi capa fina, que usé para enjuagar el sudor de la frente de mi compañero. Trata de mantenerte quieto y despierto. Tendré que hacer algunas cosas que quizá duelan, pero que te ayudarán y descuida… se lo que hago mi voz era un murmullo suave, como el que usaba para tranquilizar a los pequeños animalillos que nos temían.
Eltrant tenía varias heridas, en casos normales, solía lamerlas, pero como que no nos teníamos la suficiente confianza, por lo que opté por enjuagar primero con agua las mismas para luego secarlas. Saqué de entre mis cosas el frasco con la poción cicatrizante y la vertí cuidadosamente sobre las heridas, con especial énfasis en la más profunda del hombro, para la cual guardé un resto más luego de echar en su interior un poco a la fuerza algunas gotas. Lo siento, pero es necesario, así se detendrá el sangrado y cerrará más rápido me excusé. Traté de recordar lo que muchas veces había visto en los doctores de la arena y del mismo hospital de la ciudad y pensé que coserle esa herida sería lo mejor, pero no tenía suficiente hilo.
Mordí mi mejilla por dentro viendo al joven mientras se debatía entre el sueño y la realidad. Luego de varios minutos de trabajo, pude darle un par de puntadas solitarias a la herida. Lo siento volví a disculparme, echando los restos de la pócima sobre los hilos que cerraban la herida. Se que no se ve bien, pero cerrará más rápido aseguré, volviendo a lamer mi propia herida.
Un movimiento en el interior del saco que Panda tenía entre sus manos me hizo volcar mi atención hacia él y luego intercambié una mirada con el humano ¿Qué estarían haciendo esos y qué tendrá el saco? pregunté sin atreverme a acercarme. Por el contrario, me senté contra una vieja caja, de frente al tigre sin quitar mis ojos de mi paciente ni del saco.
____________________________Por su parte, mi querido Panda siempre daba con la nota correcta y había hecho bien su trabajo cuidando de nuestro nuevo amigo. Entrar al almacén no había sido difícil, aunque debo confesar que no esperaba que hubiera estado cerrado… llevaba mucho tiempo desocupado y sus cuidadores eran irresponsables con él. De todas formas, me alegró el hecho porque nadie podría interrumpirnos o encontrarnos allí una vez dentro. Sería nuestra base segura para ver cómo continuar con el resto. Trepar hasta el segundo piso no había sido difícil, después de todo era una orgullosa chica tigre, el problema había sido la bajada: como siempre.
Dentro del lugar las cosas estaban más cambiadas de lo que esperaba, al punto tal que dudé de estar en donde había planeado originalmente, aunque las viejas paredes y aquél olor a tabaco molido grabados en mi memoria más antigua no habían desaparecido, por lo que respiré aliviada mientras esquivaba mercaderías, cajas y cosas en el piso. Las escaleras estaban en mal estado, por lo que tuve que hacer peripecias para poder llegar rápidamente hasta la puerta sin hacer muchos ruidos y ¡vaya que me costó! En un momento me pegué en el dedo chico del pie contra una caja con bordes de metal y recordé todos los insultos en varias lenguas y dialectos mientras ahogaba un grito de odio y dolor.
Hice pasar al joven que cada vez tenía peor cara, aunque de momento me molestaba más el episodio que acabábamos de vivir y juraba y perjuraba que eso no se iba a quedar así… por supuesto que no. Ayudé a Eltrant hasta un lugar en el que se acomodó y luego fui a cerrar la puerta como estaba. La luz de la luna se filtraba por algunas aberturas entre la vieja madera y por las ventanas abiertas. No era nada difícil ver el rostro de mi compañero, extenuado y ligeramente sudoroso por el esfuerzo. La sangre no dejaba de brotar, pero lo que más nerviosa me ponía era ese trapo que había puesto sobre la herida. Arrugué la nariz pensando que eso podría causar más de un tipo de infección y que debía apresurarme si quería que él pasara la noche.
A pesar de todo, el joven parecía encontrarle humor a la situación. Enarqué una ceja, tratando de desmentir la idea fugaz que se me había pasado por la cabeza ”¿Y si eran del gremio de asesinos?” eso podría explicar muchas cosas, aunque dudaba que hubiéramos salido tan indemnes si hubieran ido de verdad. En esos momentos me dieron unas ganas locas de salir por la puerta buscando a Johannes, pero me contuve. Cerré los puños y miré al joven sentado a mis pies. No que yo sepa y con esos amigos ¿quién quiere enemigos? pregunté intentando esbozar en vano una sonrisa. Estaba preocupada, y mucho. Mis orejas parecían sentir la gravedad mucho más fuerte que el resto de mi cuerpo, ya que no se apartaban de mi cabeza, al igual que la cola del suelo. Lo siento, si no hubiera aparecido… si no hubiera sugerido esta ruta… comencé a disculparme, más las palabras se atoraron en el nudo de mi garganta.
Te prometo que no habrá una próxima vez dije en un tono solemne al tiempo que me acercaba a él para analizar el daño. Permíteme pedí mientras tomaba con cuidado el trapo lleno de sangre que rápidamente había comenzado a coagularse en los dobleces. Panda no estaba muy lejos, por lo que me acerqué a él, ignorando su presa-botín y saqué de las alforjas que cargaba mi capa fina, que usé para enjuagar el sudor de la frente de mi compañero. Trata de mantenerte quieto y despierto. Tendré que hacer algunas cosas que quizá duelan, pero que te ayudarán y descuida… se lo que hago mi voz era un murmullo suave, como el que usaba para tranquilizar a los pequeños animalillos que nos temían.
Eltrant tenía varias heridas, en casos normales, solía lamerlas, pero como que no nos teníamos la suficiente confianza, por lo que opté por enjuagar primero con agua las mismas para luego secarlas. Saqué de entre mis cosas el frasco con la poción cicatrizante y la vertí cuidadosamente sobre las heridas, con especial énfasis en la más profunda del hombro, para la cual guardé un resto más luego de echar en su interior un poco a la fuerza algunas gotas. Lo siento, pero es necesario, así se detendrá el sangrado y cerrará más rápido me excusé. Traté de recordar lo que muchas veces había visto en los doctores de la arena y del mismo hospital de la ciudad y pensé que coserle esa herida sería lo mejor, pero no tenía suficiente hilo.
Mordí mi mejilla por dentro viendo al joven mientras se debatía entre el sueño y la realidad. Luego de varios minutos de trabajo, pude darle un par de puntadas solitarias a la herida. Lo siento volví a disculparme, echando los restos de la pócima sobre los hilos que cerraban la herida. Se que no se ve bien, pero cerrará más rápido aseguré, volviendo a lamer mi propia herida.
Un movimiento en el interior del saco que Panda tenía entre sus manos me hizo volcar mi atención hacia él y luego intercambié una mirada con el humano ¿Qué estarían haciendo esos y qué tendrá el saco? pregunté sin atreverme a acercarme. Por el contrario, me senté contra una vieja caja, de frente al tigre sin quitar mis ojos de mi paciente ni del saco.
Off: mmm… creo que no fue necesario hacerlo directamente, con que me sigas la corriente creo que está bien. A propósito, dirigiste a Eco muy bien, mejor de lo que esperaba ô.ó
Eco
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Re: Una vez más en la ciudad [Interpretativo - Libre][Cerrado]
Eltrant cerró los ojos cansado, de pronto se le había entrado sueño, mucho sueño. Notó como su compañera se acercaba a él y le balbuceaba una disculpa que no terminó de decir, estaba preocupada.
Abrió ligeramente los ojos y la miró a la cara, aquellos enormes ojos azules delataban que realmente se sentía culpable por lo que había pasado. Esbozando una sonrisa cansada y negó con la cabeza restándole importancia a la situación. – “No es culpa tuya” – dijo – “Me habría pasado algo así aun no estando tú, es una cualidad especial de la que me gusta presumir” – trató de incorporarse un poco, la adrenalina de que había hecho gala en la pelea anterior estaba desaparecido de su organismo y cada vez le costaba más y más moverse. – “Además… aún me tienes que enseñar el puerto…” – Ahora que estaba allí herido no se le antojaba tan desastrosa la idea de visitar el puerto, aunque no supiese nadar seguro que era mejor que desangrarse lentamente en un almacén perdido en algún punto incierto de la urbe.
La joven por su parte le había ordenado que no se durmiese, tras sacar una pequeña botella empezó a tratar sus heridas. Aunque la orden de permanecer despierto se le hacía cada vez más difícil de cumplir fuera lo que fuese aquel mejunje que estaba aplicando a sus heridas estaba funcionando y dejando de lado el dolor inicial que sintió al notar el líquido recorrer su piel poco después vino acompañado de un alivio que solo pudo describir dejando escapar un leve suspiro.
Realmente no sabía exactamente en qué punto de la ciudad estaba, aquel almacén parecía ser una antigua fábrica, algo por el estilo, quizás simplemente la estaban remodelando en realidad todo había pasado tan rápido que para el aquello podrá ser perfectamente un sueño. –“¿Qué tipo de gato es Panda?” – Preguntó, por alguna razón aquella cuestión se había vuelto tremendamente importante a sus ojos – “Es muy grande para ser un gato normal…” – no sabía porque lo decía, pero lo había dicho y le pareció algo totalmente lógico de decir en aquel momento.
Dejó escapar unos gemidos de dolor al notar como la joven cerraba sus heridas con unas gráciles puntadas. –“Ya te he dicho que no es culpa tuya” – contestó sonriendo otra vez – “Deja de disculparte”
No tardó mucho en volver a fijar su mirada en el saco. Después de que Eco comenzara a tratar sus propias heridas aquel objeto, custodiado por Panda, comenzó a moverse. Su mano derecha se movió automáticamente hacia la espada que descansaba cerca de él, pero al no poder alcanzarla y ni mucho menos levantarla señalo al sacó – “Se está moviendo” – era una obviedad tremenda de la que probablemente ya se habían percatado pero había alguien o algo dentro de ese saco y poco más podía hacer Eltrant en esa situación.
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Off: Siento que este trozo sea tan escueto, si hay algún problema con él mándame un mp y lo corrijo ^^
Abrió ligeramente los ojos y la miró a la cara, aquellos enormes ojos azules delataban que realmente se sentía culpable por lo que había pasado. Esbozando una sonrisa cansada y negó con la cabeza restándole importancia a la situación. – “No es culpa tuya” – dijo – “Me habría pasado algo así aun no estando tú, es una cualidad especial de la que me gusta presumir” – trató de incorporarse un poco, la adrenalina de que había hecho gala en la pelea anterior estaba desaparecido de su organismo y cada vez le costaba más y más moverse. – “Además… aún me tienes que enseñar el puerto…” – Ahora que estaba allí herido no se le antojaba tan desastrosa la idea de visitar el puerto, aunque no supiese nadar seguro que era mejor que desangrarse lentamente en un almacén perdido en algún punto incierto de la urbe.
La joven por su parte le había ordenado que no se durmiese, tras sacar una pequeña botella empezó a tratar sus heridas. Aunque la orden de permanecer despierto se le hacía cada vez más difícil de cumplir fuera lo que fuese aquel mejunje que estaba aplicando a sus heridas estaba funcionando y dejando de lado el dolor inicial que sintió al notar el líquido recorrer su piel poco después vino acompañado de un alivio que solo pudo describir dejando escapar un leve suspiro.
Realmente no sabía exactamente en qué punto de la ciudad estaba, aquel almacén parecía ser una antigua fábrica, algo por el estilo, quizás simplemente la estaban remodelando en realidad todo había pasado tan rápido que para el aquello podrá ser perfectamente un sueño. –“¿Qué tipo de gato es Panda?” – Preguntó, por alguna razón aquella cuestión se había vuelto tremendamente importante a sus ojos – “Es muy grande para ser un gato normal…” – no sabía porque lo decía, pero lo había dicho y le pareció algo totalmente lógico de decir en aquel momento.
Dejó escapar unos gemidos de dolor al notar como la joven cerraba sus heridas con unas gráciles puntadas. –“Ya te he dicho que no es culpa tuya” – contestó sonriendo otra vez – “Deja de disculparte”
No tardó mucho en volver a fijar su mirada en el saco. Después de que Eco comenzara a tratar sus propias heridas aquel objeto, custodiado por Panda, comenzó a moverse. Su mano derecha se movió automáticamente hacia la espada que descansaba cerca de él, pero al no poder alcanzarla y ni mucho menos levantarla señalo al sacó – “Se está moviendo” – era una obviedad tremenda de la que probablemente ya se habían percatado pero había alguien o algo dentro de ese saco y poco más podía hacer Eltrant en esa situación.
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Off: Siento que este trozo sea tan escueto, si hay algún problema con él mándame un mp y lo corrijo ^^
Eltrant Tale
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Re: Una vez más en la ciudad [Interpretativo - Libre][Cerrado]
Sentí que Eltrant comenzaba a desaminarse conmigo por estar disculpándome a cada rato, por lo que intenté ser un poco menos pesimista y mostrarle que tenía un lado femenino alegre, que no era pura bestia quejona y triste. Él más que nunca parecía convencido de ir al puerto, mientras que yo pensaba todo lo contrario: debíamos quedarnos hasta el alba; las luces de un nuevo día seguramente serían nuestro velo contra ese tipo de enemigos.
Mmm Panda es un tigre. No es exactamente un gato, pero está dentro de su familia. Estos animales son cazadores hábiles que se encuentran en algunas partes profundas del continente, pero eso no es todo aseveré al tiempo que tomaba mi cola entre mis propias manos y jugaba con ella pensando en la mejor forma de explicar nuestra situación Mi compañero es un ejemplar raro, en general los tigres son del color de una naranja donde Panda es blanco informé, poniéndome en pie para ir a corroborar lo que ahora inquietaba a mis amigos.
¿Seguro que queremos saber de qué se trata? Eso ha estado moviéndose por un buen rato ya… le dije como una especie de acto reflejo de defensa contra ese tipo de situaciones. No era la primera vez que tenía que descubrir una sorpresa, ni mucho menos una desagradable. Lo primero que se me estaba pasando por la mente, era que encontraría alguna cabeza andante, movible y llena de sangre que probablemente me saltaría al descubrirla antes de que terminara de perecer… o bueno, algo de eso.
Suspiré profundamente y llamé a Panda a mi lado mientras, desenvainando una de las cimitarras abrí con mi pie derecho la boca de aquél gran saco del color de una nuez. Entonces todo fue rápido y loco; una figura de no más de treinta y cinco centímetros con forma de bolita salió disparada hacia Eltrant con fuerzas y vigor. Dada la poca luz que había en el lugar, a criatura se dio de lleno contra una caja de madera antes de darse contra el referido humano a quién Panda automáticamente había ido a defender, situándose a su lado.
Mi respiración estaba agitada, sentía el corazón en mis orejas mientras me acercaba a la pequeña figura, a la que ahora se le distinguían dos grandes orejas. Estaba inmóvil, pero no había rastros de sangre, no era una cabeza andante y habiendo constatado eso, pude respirar tranquila. Dejé escapar el aire con un buen matiz de sonidos mientras miraba a nuestros compañeros. Parece que estaban buscando traficar con este pequeño [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] anuncié en un tono solemne mientras me acercaba con sigilo hacia el cuerpo inerte y lo tomaba con cuidado entre mis manos.
Deberíamos de pasar la noche aquí ¿no crees? pregunté mientras me acercaba a Eltrant para sentarme a su lado, entre nosotros Panda que con mucha curiosidad miraba al nuevo compañerito que se unía a nuestra causa. ¿Qué crees que debamos hacer con ella?
Mmm Panda es un tigre. No es exactamente un gato, pero está dentro de su familia. Estos animales son cazadores hábiles que se encuentran en algunas partes profundas del continente, pero eso no es todo aseveré al tiempo que tomaba mi cola entre mis propias manos y jugaba con ella pensando en la mejor forma de explicar nuestra situación Mi compañero es un ejemplar raro, en general los tigres son del color de una naranja donde Panda es blanco informé, poniéndome en pie para ir a corroborar lo que ahora inquietaba a mis amigos.
¿Seguro que queremos saber de qué se trata? Eso ha estado moviéndose por un buen rato ya… le dije como una especie de acto reflejo de defensa contra ese tipo de situaciones. No era la primera vez que tenía que descubrir una sorpresa, ni mucho menos una desagradable. Lo primero que se me estaba pasando por la mente, era que encontraría alguna cabeza andante, movible y llena de sangre que probablemente me saltaría al descubrirla antes de que terminara de perecer… o bueno, algo de eso.
Suspiré profundamente y llamé a Panda a mi lado mientras, desenvainando una de las cimitarras abrí con mi pie derecho la boca de aquél gran saco del color de una nuez. Entonces todo fue rápido y loco; una figura de no más de treinta y cinco centímetros con forma de bolita salió disparada hacia Eltrant con fuerzas y vigor. Dada la poca luz que había en el lugar, a criatura se dio de lleno contra una caja de madera antes de darse contra el referido humano a quién Panda automáticamente había ido a defender, situándose a su lado.
Mi respiración estaba agitada, sentía el corazón en mis orejas mientras me acercaba a la pequeña figura, a la que ahora se le distinguían dos grandes orejas. Estaba inmóvil, pero no había rastros de sangre, no era una cabeza andante y habiendo constatado eso, pude respirar tranquila. Dejé escapar el aire con un buen matiz de sonidos mientras miraba a nuestros compañeros. Parece que estaban buscando traficar con este pequeño [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] anuncié en un tono solemne mientras me acercaba con sigilo hacia el cuerpo inerte y lo tomaba con cuidado entre mis manos.
Deberíamos de pasar la noche aquí ¿no crees? pregunté mientras me acercaba a Eltrant para sentarme a su lado, entre nosotros Panda que con mucha curiosidad miraba al nuevo compañerito que se unía a nuestra causa. ¿Qué crees que debamos hacer con ella?
Eco
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Re: Una vez más en la ciudad [Interpretativo - Libre][Cerrado]
-“Un tigre, ya veo…” – dijo mirando curioso al gigantesco animal, lo cierto era que estaba empezando a delirar, aunque el dolor había cesado un poco debido al brebaje que había usado Eco, podía notar como le ardía la frente a causa de la fiebre incipiente.
Eco quien parecía reticente a abrir el saco desenvainó un arma que llevaba oculta en la espalda y se acercó cautelosamente al mismo; Eltrant no se había percatado del arma de su amiga hasta ahora y miró con interés la espada, hasta ese momento creía que solo iba armada con los puñales que llevaba en la cintura, fuera como fuese parecía tomarse muy enserio el ocultar aquellas extrañas espadas que portaba ahora sin ningún tipo de funda.
A partir de ahí todo sucedió demasiado rápido como para que Eltrant, que se encontraba luchando contra el sueño pudiese siquiera reaccionar, algo parecido a un pequeño roedor saltó del saco y empezó a corretear hacía él, Panda que se colocó entre él y el asustado animal lo hizo cambiar de dirección repentinamente con la mala suerte que el animal se dio de bruces contra una gruesa caja de madera quedándose fuera de combate.
Eltrant miró como Eco, ahora más aliviada al conocer que el contenido del saco no era ni mucho menos peligroso se colocó el arma en la espalda y con cuidado tomó al pequeño animal entre sus brazos. Asintió ante la idea de pasar allí la noche, dudaba de que pudiese moverse demasiado y adentrarse en las oscuras calles de Lunargenta en su estado era repetir la extraña persecución que habían tenido antes pero con un final muy distinto.
En cuanto al animal que Eco tenía entre sus brazos, estaba recobrando la conciencia poco a poco y movía sus grandes orejas levemente, como si tratase de entender la situación en la que se encontraba. –“Traficantes…” – probablemente al ver a Panda no se habrían podido resistir a capturar a un animal tan valioso como aquel para unirlo a su lote. Ver como el pequeño animal recobraba la conciencia y grácilmente saltaba de las manos de Eco para pasearse con curiosidad por el almacén se arrepintió profundamente de no haber clavado su espada en el cuello de su indefenso contrincante cuando lo hubo desarmado momentos antes, no solía pensar de ese modo, pero también podía ser la fiebre hablando en su lugar.
-“No sé ¿Conoces a alguien que se puede hacer cargo de él?” - Si estuviese en su mano lo cuidaría él mismo, o en su defecto lo llevaría hasta el lugar dónde aquellos roedores habitaban, sin embargo también era cierto que la mayor parte del tiempo apenas tenía para comer él mismo, quedárselo era un disparate.
Se dejó caer pesadamente sobre Panda, que se había colocado entre él y Eco, y se dejó abrazar por su suave pelaje. El animal levantó un poco la cabeza al notar al muchacho, pero el peso del mismo no pareció importarle mucho porque tan pronto como lo hizo volvió a dejarla reposar contra el suelo, cerrando sus ojos.
El otro pequeño amigo, quien parecía haberse hartado de explorar el lugar se acercó tímidamente a Eco y comenzó a olisquearla para momento después y aunque un poco evasivo por la proximidad de Panda, animal que podía literalmente comérselo de un bocado, se acurrucó junto a ella.
-“Al final ha estado bien ¿Verdad?” – Dijo con los ojos cerrados, tumbado sobre Panda – “Sin espadas habría sido menos interesante” - Añadió antes de quedarse profundamente dormido.
Eco quien parecía reticente a abrir el saco desenvainó un arma que llevaba oculta en la espalda y se acercó cautelosamente al mismo; Eltrant no se había percatado del arma de su amiga hasta ahora y miró con interés la espada, hasta ese momento creía que solo iba armada con los puñales que llevaba en la cintura, fuera como fuese parecía tomarse muy enserio el ocultar aquellas extrañas espadas que portaba ahora sin ningún tipo de funda.
A partir de ahí todo sucedió demasiado rápido como para que Eltrant, que se encontraba luchando contra el sueño pudiese siquiera reaccionar, algo parecido a un pequeño roedor saltó del saco y empezó a corretear hacía él, Panda que se colocó entre él y el asustado animal lo hizo cambiar de dirección repentinamente con la mala suerte que el animal se dio de bruces contra una gruesa caja de madera quedándose fuera de combate.
Eltrant miró como Eco, ahora más aliviada al conocer que el contenido del saco no era ni mucho menos peligroso se colocó el arma en la espalda y con cuidado tomó al pequeño animal entre sus brazos. Asintió ante la idea de pasar allí la noche, dudaba de que pudiese moverse demasiado y adentrarse en las oscuras calles de Lunargenta en su estado era repetir la extraña persecución que habían tenido antes pero con un final muy distinto.
En cuanto al animal que Eco tenía entre sus brazos, estaba recobrando la conciencia poco a poco y movía sus grandes orejas levemente, como si tratase de entender la situación en la que se encontraba. –“Traficantes…” – probablemente al ver a Panda no se habrían podido resistir a capturar a un animal tan valioso como aquel para unirlo a su lote. Ver como el pequeño animal recobraba la conciencia y grácilmente saltaba de las manos de Eco para pasearse con curiosidad por el almacén se arrepintió profundamente de no haber clavado su espada en el cuello de su indefenso contrincante cuando lo hubo desarmado momentos antes, no solía pensar de ese modo, pero también podía ser la fiebre hablando en su lugar.
-“No sé ¿Conoces a alguien que se puede hacer cargo de él?” - Si estuviese en su mano lo cuidaría él mismo, o en su defecto lo llevaría hasta el lugar dónde aquellos roedores habitaban, sin embargo también era cierto que la mayor parte del tiempo apenas tenía para comer él mismo, quedárselo era un disparate.
Se dejó caer pesadamente sobre Panda, que se había colocado entre él y Eco, y se dejó abrazar por su suave pelaje. El animal levantó un poco la cabeza al notar al muchacho, pero el peso del mismo no pareció importarle mucho porque tan pronto como lo hizo volvió a dejarla reposar contra el suelo, cerrando sus ojos.
El otro pequeño amigo, quien parecía haberse hartado de explorar el lugar se acercó tímidamente a Eco y comenzó a olisquearla para momento después y aunque un poco evasivo por la proximidad de Panda, animal que podía literalmente comérselo de un bocado, se acurrucó junto a ella.
-“Al final ha estado bien ¿Verdad?” – Dijo con los ojos cerrados, tumbado sobre Panda – “Sin espadas habría sido menos interesante” - Añadió antes de quedarse profundamente dormido.
Eltrant Tale
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Re: Una vez más en la ciudad [Interpretativo - Libre][Cerrado]
Eltrant parecía cada vez más apagado, confiaba en la [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] que le había administrado y si no tenía nada que no hubiera declarado, debería de estar sintiéndose mejor en la siguiente mañana. La lemurilla por su parte, parecía recobrar el conocimiento a medida que mi compañero lo perdía. “No en realidad… comencé a responderle, pero me di cuenta de que estaba hablando sola, su último comentario había sido el de las espadas, más al parecer se quedó dormido pegado de Panda y su calor. Sonreí abiertamente mientras me acercaba a él gateando por el suelo.
Con mucho cuidado de no despertarle, le tapé con mi capa de viaje junto al tigre que le ofrecía de almohada. Eres muy bueno Pa-kun, mantente así ¿si? le susurré mientras acariciaba su cabeza. Nuestra nueva amiga estaba un poco reacia de Panda y no era de esperarse, bueno o no, éramos cazadores y eso podía olerse desde lejos, aunque me preguntaba por qué no tenía la misma reacción para conmigo, de hecho, quién le había salvado era mi amigo y no yo. Reprimí una pequeña carcajada mientras acunaba a la lemurilla entre mis brazos. ¿Es que te batieron demasiado? le pregunté suavemente mientras le acariciaba bajo las orejas Mira que eres bella y como si me entendiera me dio un suave empujoncito con su hocico húmedo.
Desdoblé la capa del gremio que llevaba bien guardada y busqué un lugar limpio en donde hacerme bolita con la nueva amiguita en brazos. Desperté con las primeras luces del amanecer con gran dolor de cabeza y ligeramente desorientada. Panda continuaba en el mismo lugar, aunque al parecer estaba algo inquieto. Podría jurar que necesitaba su paseo matinal, baño incluido. La lemurilla también estaba algo inquieta, por lo que la solté en el suelo mientras caminaba hacia Eltrant sigilosamente. Podía sentir su respiración acompasada por lo que cualquier duda consciente o inconsciente acerca de su bienestar desapareció por completo. Me senté a su lado y me dio pena despertarle, pero el tigre parecía un tanto apurado.
Eltrant, ¿estás despierto? ¿cómo te sientes? le pregunté con un tono bajo, no queriendo perturbar su descanso, era una de esas situaciones en las que tienes que hacer algo que no quieres o que sabes que tendrá consecuencias no positivas pero que de todos modos hay que aceptar… además, era claro que no estaba despierto, pero ¿qué más decirle? No estaba acostumbrada a hacer eso con humanos y lo de preguntarle cómo se sentía era algo tonto. Era obvio que tendría que tener hambre y estar adolorido luego de todo lo que había pasado sin contar con la posición y el lugar donde se había quedado dormido.
Suspiré profundamente. Probablemente sea hora de ir saliendo de aquí… cuando estés listo le confié ofreciéndole con tacto mi hombro para que se apoyara en él de ser necesario. Quería darle mi respuesta acerca de lo que pensaba del pequeño animal, pero sentí que no era el momento adecuado. Debes de tener hambre, a estas horas están saliendo las primeras masas de pan. Podríamos probar suerte le dije con un guiño, intentando darle ánimos de algún modo.
__________________________Con mucho cuidado de no despertarle, le tapé con mi capa de viaje junto al tigre que le ofrecía de almohada. Eres muy bueno Pa-kun, mantente así ¿si? le susurré mientras acariciaba su cabeza. Nuestra nueva amiga estaba un poco reacia de Panda y no era de esperarse, bueno o no, éramos cazadores y eso podía olerse desde lejos, aunque me preguntaba por qué no tenía la misma reacción para conmigo, de hecho, quién le había salvado era mi amigo y no yo. Reprimí una pequeña carcajada mientras acunaba a la lemurilla entre mis brazos. ¿Es que te batieron demasiado? le pregunté suavemente mientras le acariciaba bajo las orejas Mira que eres bella y como si me entendiera me dio un suave empujoncito con su hocico húmedo.
Desdoblé la capa del gremio que llevaba bien guardada y busqué un lugar limpio en donde hacerme bolita con la nueva amiguita en brazos. Desperté con las primeras luces del amanecer con gran dolor de cabeza y ligeramente desorientada. Panda continuaba en el mismo lugar, aunque al parecer estaba algo inquieto. Podría jurar que necesitaba su paseo matinal, baño incluido. La lemurilla también estaba algo inquieta, por lo que la solté en el suelo mientras caminaba hacia Eltrant sigilosamente. Podía sentir su respiración acompasada por lo que cualquier duda consciente o inconsciente acerca de su bienestar desapareció por completo. Me senté a su lado y me dio pena despertarle, pero el tigre parecía un tanto apurado.
Eltrant, ¿estás despierto? ¿cómo te sientes? le pregunté con un tono bajo, no queriendo perturbar su descanso, era una de esas situaciones en las que tienes que hacer algo que no quieres o que sabes que tendrá consecuencias no positivas pero que de todos modos hay que aceptar… además, era claro que no estaba despierto, pero ¿qué más decirle? No estaba acostumbrada a hacer eso con humanos y lo de preguntarle cómo se sentía era algo tonto. Era obvio que tendría que tener hambre y estar adolorido luego de todo lo que había pasado sin contar con la posición y el lugar donde se había quedado dormido.
Suspiré profundamente. Probablemente sea hora de ir saliendo de aquí… cuando estés listo le confié ofreciéndole con tacto mi hombro para que se apoyara en él de ser necesario. Quería darle mi respuesta acerca de lo que pensaba del pequeño animal, pero sentí que no era el momento adecuado. Debes de tener hambre, a estas horas están saliendo las primeras masas de pan. Podríamos probar suerte le dije con un guiño, intentando darle ánimos de algún modo.
Off: Siento la demora Eltrant ^^’’ simplemente me fue imposible subir mi respuesta ayer u.u
Nota*: la pócima de cicatrización la usé de mi inventario en el post anterior. Se puede acceder a él desde mi lista de tareas
Eco
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Re: Una vez más en la ciudad [Interpretativo - Libre][Cerrado]
Una voz que en un principio se le antojó desconocida le sacó de su descanso, confundido miró a su alrededor, hasta que poco a poco los recuerdos de la noche anterior fueron volviendo.
Estaba en aquel almacén en el que se habían tenido que esconder, a decir verdad aquel lugar parecía adquirir nuevas cualidades durante el día, lejos de la aparente humedad de la que había hecho gala la noche anterior, en aquel momento, los tenues rayos de luz entraban por las rendijas de las ventanas otorgando una iluminación bastante plena a aquel lugar y realmente un aspecto totalmente diferente a la noche anterior.
Antes de responder a la amabilidad que Eco estaba mostrando se palpó el hombro de forma instintiva, para su asombro la herida parecía haber cicatrizado casi por completo. A pesar de ello seguía sintiéndose como era normal en aquella situación, le costaba moverse y si hubiese sido por el mismo se hubiese quedado allí tumbado sobre el suave animal toda la mañana, sin embargo este también parecía algo inquieto bajo él, sonriendo a Eco se incorporó liberando a Panda de su peso y tras tambalearse un poco mantuvo el equilibrio.
El animal que se había levantado casi a la par que él dio un par de vueltas por el local, Eltrant supuso que estaba cansado de estar tumbado.
-“Claro, ¿Por qué no? A decir verdad tengo bastante hambre” – dijo alegre, contagiado por la muchacha. Buscó con la mirada a la Lemurillo y la encontró correteando no muy lejos de la salida, parecía ser el único que realmente se quería quedar allí aquella mañana.
Bostezando volvió a colocarse la espada que yacía tirada en el suelo del almacén sin ningún tipo de cuidado en el cinturón, ojeo la hoja de la misma antes de terminar de colocarla y vio como aún estaba manchada de sangre del día anterior, su mirada se tornó sombría durante unos instantes para después volverse hacia Eco y sonreírle de nuevo – “Gracias por lo de ayer” – dijo señalándose el brazo herido – “Le tengo bastante aprecio” - aunque podía parecer que no se tomaba en serio la ayuda que Eco le había proporcionado el día anterior si que sentía de verdad aquellas palabras que estaba diciéndole a la muchacha.
Se sentía débil, y le costaba caminar un poco, pero a pesar de ello rechazó amablemente el brazo que Eco le ofrecía. Antes de dirigirse hacia la puerta, dónde la Lemurillo saltaba de un lugar a otro, abrió su bolsa de viaje comprobó que aún lo tenía todo, asintió complacido cuando vio que todas sus cosas descansaban en el interior.
No desconfiaba de Eco, la chica le había salvado la vida, pero la noche anterior estaba repleta de lagunas y había partes que no recordaba, habría sido muy sencillo perder cualquiera de sus cosas en la huida. El momento en el que la espada perforó su hombro sin embargo lo recordaba con la misma nitidez que recordaba haberse despertado hace escasos minutos.
Antes de abrir la puerta tomó a la Lemurillo en sus brazos y la miró fijamente, aquella pequeña bola de pelo que le devolvía la mirada los había metido en muchos problemas –“¿Y que se supone que eres tú?” – preguntó absorto a la criatura que luchaba por escaparse de sus manos y volver a corretear por el almacén.
Respondiendo a la urgencia del animal volvió a soltarlo en el suelo quien correteo de nuevo por todas partes, tratando siempre de mantenerse alejada de Panda. Suspirando le dirigió una sonrisa a Eco y abrió la puerta del almacén.
-“Supongo que conocerás dónde hacen el mejor pan de Lunargenta, ¿Verdad?”
-----
Off: No te preocupes por tardar, yo soy paciente =D
Estaba en aquel almacén en el que se habían tenido que esconder, a decir verdad aquel lugar parecía adquirir nuevas cualidades durante el día, lejos de la aparente humedad de la que había hecho gala la noche anterior, en aquel momento, los tenues rayos de luz entraban por las rendijas de las ventanas otorgando una iluminación bastante plena a aquel lugar y realmente un aspecto totalmente diferente a la noche anterior.
Antes de responder a la amabilidad que Eco estaba mostrando se palpó el hombro de forma instintiva, para su asombro la herida parecía haber cicatrizado casi por completo. A pesar de ello seguía sintiéndose como era normal en aquella situación, le costaba moverse y si hubiese sido por el mismo se hubiese quedado allí tumbado sobre el suave animal toda la mañana, sin embargo este también parecía algo inquieto bajo él, sonriendo a Eco se incorporó liberando a Panda de su peso y tras tambalearse un poco mantuvo el equilibrio.
El animal que se había levantado casi a la par que él dio un par de vueltas por el local, Eltrant supuso que estaba cansado de estar tumbado.
-“Claro, ¿Por qué no? A decir verdad tengo bastante hambre” – dijo alegre, contagiado por la muchacha. Buscó con la mirada a la Lemurillo y la encontró correteando no muy lejos de la salida, parecía ser el único que realmente se quería quedar allí aquella mañana.
Bostezando volvió a colocarse la espada que yacía tirada en el suelo del almacén sin ningún tipo de cuidado en el cinturón, ojeo la hoja de la misma antes de terminar de colocarla y vio como aún estaba manchada de sangre del día anterior, su mirada se tornó sombría durante unos instantes para después volverse hacia Eco y sonreírle de nuevo – “Gracias por lo de ayer” – dijo señalándose el brazo herido – “Le tengo bastante aprecio” - aunque podía parecer que no se tomaba en serio la ayuda que Eco le había proporcionado el día anterior si que sentía de verdad aquellas palabras que estaba diciéndole a la muchacha.
Se sentía débil, y le costaba caminar un poco, pero a pesar de ello rechazó amablemente el brazo que Eco le ofrecía. Antes de dirigirse hacia la puerta, dónde la Lemurillo saltaba de un lugar a otro, abrió su bolsa de viaje comprobó que aún lo tenía todo, asintió complacido cuando vio que todas sus cosas descansaban en el interior.
No desconfiaba de Eco, la chica le había salvado la vida, pero la noche anterior estaba repleta de lagunas y había partes que no recordaba, habría sido muy sencillo perder cualquiera de sus cosas en la huida. El momento en el que la espada perforó su hombro sin embargo lo recordaba con la misma nitidez que recordaba haberse despertado hace escasos minutos.
Antes de abrir la puerta tomó a la Lemurillo en sus brazos y la miró fijamente, aquella pequeña bola de pelo que le devolvía la mirada los había metido en muchos problemas –“¿Y que se supone que eres tú?” – preguntó absorto a la criatura que luchaba por escaparse de sus manos y volver a corretear por el almacén.
Respondiendo a la urgencia del animal volvió a soltarlo en el suelo quien correteo de nuevo por todas partes, tratando siempre de mantenerse alejada de Panda. Suspirando le dirigió una sonrisa a Eco y abrió la puerta del almacén.
-“Supongo que conocerás dónde hacen el mejor pan de Lunargenta, ¿Verdad?”
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Eltrant Tale
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Re: Una vez más en la ciudad [Interpretativo - Libre][Cerrado]
Al parecer el joven estaba mejor de lo que esperaba. En realidad no sabía qué esperar pero de seguro no una sonrisa a esas horas de la mañana con aquella facha de hambre y debilidad. En realidad quería echarle alguna manita para ayudarle, pero no se dejaba tan fácilmente ¿y cómo no? cualquier hombre que se preciara de serlo, tendría un poquito de orgullo para con una desconocida… y aunque comprendiera ese razonamiento que más que humano era de hombres, se me hacía difícil. Pero le perdonaría, ¿Quién no lo haría con ese tipo de sonrisa y aquella respuesta tan honesta?.
No ha sido nada, aunque deberás cuidártelo y lavarlo bien con mucha agua limpia además de que deberías de pasarte por el comercio de la ciudad para comprar alguna que otra pócima que es bueno tener a mano, más cuando algún bandido va tras tu cuello me apresuré a responder con más seriedad de lo habitual. Miré hacia todos lados y asomé la cabeza por la puerta del galpón que él había abierto para ver si teníamos la vía libre para salir sin ser vistos. Asentí al no percibir a nadie y me adelanté, pero de igual modo esperé que saliera para dejar todo tal cual como lo habíamos encontrado.
Vamos pequeña le dije al pequeño animalillo que se veía reticente a acercarse ya que Panda parecía ser mi sobra. Me di media vuelta y le hice señas al tigre de que se fuera más hacia el lado de Eltrant para que la lemurilla se acercara No permitiré que nada malo te pase, pero tienes que venir a mis brazos intenté en vano negociar. Por lo que, una vez que salió del almacén y pude cerrarlo todo, me abalancé sobre ella, sin darle tiempo a decir ni “mu”. Entonces, triunfante me acerqué a nuestros compañeros. Recuerdo haberte escuchado preguntar por lo que era ¿no?, se trata de un lemurillo. No son muy comunes en la ciudad y a juzgar por su pelaje viene del bosque le informé.
Y yo no puedo quedármela, por lo que si tú no la quieres, podría devolverla al bosque… supongo agregué la última palabra con cierta duda. Miré al animal y luego a Eltrant mientras caminábamos lentamente calle abajo, hacia el puerto. Es muy tierna… y espero que pueda volver a insertarse en su ambiente pero no se… parece doméstica y me la quiero comer. Después de unos momentos, me di cuenta que mis palabras podrían haber sido mal interpretadas por lo que me aclaré la garganta con cierto nerviosismo. Eh… comer a besos y olfatearla, no comer en el sentido literal agregué señalando con la cabeza que debíamos girar hacia la derecha en la siguiente esquina.
No solo yo, sino Panda y nuestra nueva amiga parecíamos deleitados con los aromas del pan recién salido del horno. Era suave y tentador Aunque no sepamos cuál es la mejor, podemos seguir el rastro, ¿a que sí? comenté levantando la nariz para seguir un rastro como si pudiera verlo claramente frente a mis ojos. Sentía que la boca se me hacía agua. Parece que se trata de una posada. ¿Un vaso de leche tibia también? pregunté antes de abrir la puerta del comercio.
No ha sido nada, aunque deberás cuidártelo y lavarlo bien con mucha agua limpia además de que deberías de pasarte por el comercio de la ciudad para comprar alguna que otra pócima que es bueno tener a mano, más cuando algún bandido va tras tu cuello me apresuré a responder con más seriedad de lo habitual. Miré hacia todos lados y asomé la cabeza por la puerta del galpón que él había abierto para ver si teníamos la vía libre para salir sin ser vistos. Asentí al no percibir a nadie y me adelanté, pero de igual modo esperé que saliera para dejar todo tal cual como lo habíamos encontrado.
Vamos pequeña le dije al pequeño animalillo que se veía reticente a acercarse ya que Panda parecía ser mi sobra. Me di media vuelta y le hice señas al tigre de que se fuera más hacia el lado de Eltrant para que la lemurilla se acercara No permitiré que nada malo te pase, pero tienes que venir a mis brazos intenté en vano negociar. Por lo que, una vez que salió del almacén y pude cerrarlo todo, me abalancé sobre ella, sin darle tiempo a decir ni “mu”. Entonces, triunfante me acerqué a nuestros compañeros. Recuerdo haberte escuchado preguntar por lo que era ¿no?, se trata de un lemurillo. No son muy comunes en la ciudad y a juzgar por su pelaje viene del bosque le informé.
Y yo no puedo quedármela, por lo que si tú no la quieres, podría devolverla al bosque… supongo agregué la última palabra con cierta duda. Miré al animal y luego a Eltrant mientras caminábamos lentamente calle abajo, hacia el puerto. Es muy tierna… y espero que pueda volver a insertarse en su ambiente pero no se… parece doméstica y me la quiero comer. Después de unos momentos, me di cuenta que mis palabras podrían haber sido mal interpretadas por lo que me aclaré la garganta con cierto nerviosismo. Eh… comer a besos y olfatearla, no comer en el sentido literal agregué señalando con la cabeza que debíamos girar hacia la derecha en la siguiente esquina.
No solo yo, sino Panda y nuestra nueva amiga parecíamos deleitados con los aromas del pan recién salido del horno. Era suave y tentador Aunque no sepamos cuál es la mejor, podemos seguir el rastro, ¿a que sí? comenté levantando la nariz para seguir un rastro como si pudiera verlo claramente frente a mis ojos. Sentía que la boca se me hacía agua. Parece que se trata de una posada. ¿Un vaso de leche tibia también? pregunté antes de abrir la puerta del comercio.
Eco
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Re: Una vez más en la ciudad [Interpretativo - Libre][Cerrado]
Rió de buena gana ante la extraña explicación de Eco y previendo que podía haber algún malentendido contestó – “No te preocupes” – le dijo - “Soy consciente de que no te la vas a comer” – la chica sin embargo parecía esperar que se ofreciese para cuidar del animal, y lo habría hecho si pensase que tendría alguna oportunidad de sobrevivir con él.
Siguió a Eco por las ahora transitadas calles de Lunargenta hacia el puerto, al parecer ella estaba siguiendo el aroma del pan recién hecho, buscando el mejor desayuno posible. Eltrant, sin embargo solo olía el salitre que traía la brisa proveniente del mar.
Confiando en el juicio y en el olfato de su nueva amiga se adentraron en un local no muy lejos de los astilleros, el cual se encontraba casi vacío a aquellas horas de la mañana, dejando escapar un leve gemido de dolor mientras se sentaba en una de las mesas observó con detenimiento aquel establecimiento.
No había nadie preparado para atender a los clientes que fuesen llegando, probablemente el dueño de aquel sitio estaba cocinando, y por el olor que manaba de una puerta al fondo del local ahora Eltrant sí que pudo interpretar aquello como pan recién hecho.
Pensó que hubiese pasado si el dueño de aquella posada hubiese estado esperando clientes allí afuera, de haberlo hecho seguro que habría mirado confuso a la extraña pareja que seguidos por un tigre y un lemurillo habían entrado en su local.
-“De tenerla yo, no estoy seguro de poder alimentarla bien” – dijo con un deje de tristeza en su voz, nunca le había importado tener poco dinero, pero abandonar a aquel animal por culpa de ello era distinto.
Sin embargo había una solución, no le gustaba, pero podría funcionar.
-“Si me hicieses el favor…” – comenzó diciendo muy lentamente pero se calló casi de inmediato; aquella joven ya le había salvado la vida gastando un medicamento que probablemente era más caro que todo lo que él llevaba encima, no estaba en una posición muy ventajosa para pedir favores, negó con la cabeza rápidamente y comenzó de nuevo –“Se un lugar dónde cuidarían a nuestra nueva amiga sin ningún problema” – dijo acariciando al animal que correteaba por encima de la mesa. Por mucho que le costase sacar aquel tema a relucir, la granja de sus padres era el sitio ideal para aquel animal, mucha gente, alimento suficiente y a su hermana pequeña le encantaría aquella bola peluda.
-“Son buena gente, a las afueras de Lunargenta, una pequeña granja aislada…” - como siempre que salía el tema un sentimiento de culpabilidad ya familiar afloró dentro de él, lo disimuló llevándose la mano al hombro herido – “Pero no podría ser yo quien la llevase…” – dijo casi en un susurro. – “Siento mucho ponerte en esta situación Eco”
Liberó de nuevo a la lemurillo quien continuó su travesía corriendo bajo las mesas del local. Tras esto un hombre corpulento y moreno salió por la puerta de la que salía ese delicioso aroma cargado con dos bandejas de pan. -“¡Bienvenidos, bienvenidos!” – dijo al ver a sus clientes esperando – “Bienvenidos vosotros dos también” – les dijo a Panda y a la lemurillo que seguía igual de hiperactiva que hacía unos minutos. Aquel hombre parecía no importarle demasiado la presencia de Panda en su Posada, lo cual era extraño, la gente parecía obviar que era un depredador que pesaría más de doscientos kilos. –“¿Desean algo?” – preguntó mientras dejaba las dos bandejas de pan sobre la barra.
Eltrant señaló la bandeja como toda respuesta y después de esperar a Eco eligiese lo que quería comer tanto para ella como para Panda continuó hablando – “En cualquier caso, te puedo garantizar que allí estará segura, me encargare de mantenerla vigilada” – no mentía, en ciertas ocasiones se acercaba a la granja para comprobar que todo iba bien, aunque nunca había encontrado el valor suficiente para dejarse ver, a su vez trataba de mandarles aeros en paquetes sin nombre siempre que podía.
Siguió comiendo aquella hogaza de pan caliente mientras esperaba la decisión de Eco – “Por supuesto, si no te convence la idea, estaré dispuesto a llevármela conmigo” – digo sonriendo y buscó al animal con la mirada, el cual había vuelto a subirse a la mesa.
Siguió a Eco por las ahora transitadas calles de Lunargenta hacia el puerto, al parecer ella estaba siguiendo el aroma del pan recién hecho, buscando el mejor desayuno posible. Eltrant, sin embargo solo olía el salitre que traía la brisa proveniente del mar.
Confiando en el juicio y en el olfato de su nueva amiga se adentraron en un local no muy lejos de los astilleros, el cual se encontraba casi vacío a aquellas horas de la mañana, dejando escapar un leve gemido de dolor mientras se sentaba en una de las mesas observó con detenimiento aquel establecimiento.
No había nadie preparado para atender a los clientes que fuesen llegando, probablemente el dueño de aquel sitio estaba cocinando, y por el olor que manaba de una puerta al fondo del local ahora Eltrant sí que pudo interpretar aquello como pan recién hecho.
Pensó que hubiese pasado si el dueño de aquella posada hubiese estado esperando clientes allí afuera, de haberlo hecho seguro que habría mirado confuso a la extraña pareja que seguidos por un tigre y un lemurillo habían entrado en su local.
-“De tenerla yo, no estoy seguro de poder alimentarla bien” – dijo con un deje de tristeza en su voz, nunca le había importado tener poco dinero, pero abandonar a aquel animal por culpa de ello era distinto.
Sin embargo había una solución, no le gustaba, pero podría funcionar.
-“Si me hicieses el favor…” – comenzó diciendo muy lentamente pero se calló casi de inmediato; aquella joven ya le había salvado la vida gastando un medicamento que probablemente era más caro que todo lo que él llevaba encima, no estaba en una posición muy ventajosa para pedir favores, negó con la cabeza rápidamente y comenzó de nuevo –“Se un lugar dónde cuidarían a nuestra nueva amiga sin ningún problema” – dijo acariciando al animal que correteaba por encima de la mesa. Por mucho que le costase sacar aquel tema a relucir, la granja de sus padres era el sitio ideal para aquel animal, mucha gente, alimento suficiente y a su hermana pequeña le encantaría aquella bola peluda.
-“Son buena gente, a las afueras de Lunargenta, una pequeña granja aislada…” - como siempre que salía el tema un sentimiento de culpabilidad ya familiar afloró dentro de él, lo disimuló llevándose la mano al hombro herido – “Pero no podría ser yo quien la llevase…” – dijo casi en un susurro. – “Siento mucho ponerte en esta situación Eco”
Liberó de nuevo a la lemurillo quien continuó su travesía corriendo bajo las mesas del local. Tras esto un hombre corpulento y moreno salió por la puerta de la que salía ese delicioso aroma cargado con dos bandejas de pan. -“¡Bienvenidos, bienvenidos!” – dijo al ver a sus clientes esperando – “Bienvenidos vosotros dos también” – les dijo a Panda y a la lemurillo que seguía igual de hiperactiva que hacía unos minutos. Aquel hombre parecía no importarle demasiado la presencia de Panda en su Posada, lo cual era extraño, la gente parecía obviar que era un depredador que pesaría más de doscientos kilos. –“¿Desean algo?” – preguntó mientras dejaba las dos bandejas de pan sobre la barra.
Eltrant señaló la bandeja como toda respuesta y después de esperar a Eco eligiese lo que quería comer tanto para ella como para Panda continuó hablando – “En cualquier caso, te puedo garantizar que allí estará segura, me encargare de mantenerla vigilada” – no mentía, en ciertas ocasiones se acercaba a la granja para comprobar que todo iba bien, aunque nunca había encontrado el valor suficiente para dejarse ver, a su vez trataba de mandarles aeros en paquetes sin nombre siempre que podía.
Siguió comiendo aquella hogaza de pan caliente mientras esperaba la decisión de Eco – “Por supuesto, si no te convence la idea, estaré dispuesto a llevármela conmigo” – digo sonriendo y buscó al animal con la mirada, el cual había vuelto a subirse a la mesa.
Eltrant Tale
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Re: Una vez más en la ciudad [Interpretativo - Libre][Cerrado]
Me tensé al escuchar el quejido de mi compañero y sentí la necesidad de ir a revisarle en seguida, aunque con mucha voluntad fui capaz de refrenarme. Era obvio que eso debía de doler, pero en esos momentos no había nada que pudiera hacer, quizás un masaje… pero no creía que fuera prudente, además ¿cómo explicar dichas atenciones si alguien malinterpretaba mis intenciones? No… lo mejor era mantenerme al margen de todo eso. Respiré profundamente y miré a los alrededores. Al parecer el dueño del local aún estaba trabajando en aquellas delicias culinarias y por ello no pude dejar de pensar en aquél refrán “a ojo del amo engorda el buey”.
¿Mmm? inquirí, levantando la cabeza hacia su rostro. Eltrant no parecía un hombre de pedir favores, por lo que me tomé muy seriamente lo que estaba diciendo. ¿Ah si? respondí interesada, observando a la pequeña corretear y esquivar grácilmente al humano sobre la mesa. Ya veo… dije algo pensativa mientras intentaba tratar de comprender el por qué en su cambio de actitud. No sabía qué, pero algo en su semblante parecía haberse roto. Pensaba decirle algo más, pero llegó el hombre que supuse era el dueño del lugar y con la voz llena de energía nos saludó cordialmente a los cuatro. No pude hacer más que sonreír de oreja a oreja, ese lugar estaría ahora dentro de la lista de preferidos de nosotros.
Después de que mi compañero pidiese por el pan y que cortésmente nos permitiera elegir nuestras raciones, continuamos con la conversación. Abrí con cuidado mi porción, cuando la miga se rompió una columna de vapor con delicioso aroma subió por los aires y sentí que se me hacía agua la boca. Con apenas un pedacito de pan en la boca, echándolo de un lado para el otro hablé No, está bien. Sólo tienes que darme las direcciones para que dé con el lugar… hace un par de días me hice de otra criatura. Es una larga historia… pero tendré que ir a dejarla en algún bosque y eso me quedará de pasada.
El posadero volvió a la habitación, no recordaba el momento en el que se había ido, pero esta vez venía con varias botellas de leche. Me relamí los labios Es usted muy amable aprecié con una reverencia mientras le ayudaba con las maniobras y me volví hacia Eltrant con un bigote de leche. ¿Me darás una carta? Sean como sean esas personas pueden tener una mala impresión de mi… y creo que si no vas sería mejor un aviso me relamí los labios y volví a atacar el alimento que ya estaba más tibio. Esto está muy bueno ¿no crees? pregunté sintiendo como terminaba de espabilar finalmente. Panda por su parte parecía alegre por estar siendo aceptado finalmente por la lemurilla a quién le interesaba más tomarse la leche de mi amigo que hacer sociales con él, aunque no pensaba pinchar su burbuja de felicidad.
¿Mmm? inquirí, levantando la cabeza hacia su rostro. Eltrant no parecía un hombre de pedir favores, por lo que me tomé muy seriamente lo que estaba diciendo. ¿Ah si? respondí interesada, observando a la pequeña corretear y esquivar grácilmente al humano sobre la mesa. Ya veo… dije algo pensativa mientras intentaba tratar de comprender el por qué en su cambio de actitud. No sabía qué, pero algo en su semblante parecía haberse roto. Pensaba decirle algo más, pero llegó el hombre que supuse era el dueño del lugar y con la voz llena de energía nos saludó cordialmente a los cuatro. No pude hacer más que sonreír de oreja a oreja, ese lugar estaría ahora dentro de la lista de preferidos de nosotros.
Después de que mi compañero pidiese por el pan y que cortésmente nos permitiera elegir nuestras raciones, continuamos con la conversación. Abrí con cuidado mi porción, cuando la miga se rompió una columna de vapor con delicioso aroma subió por los aires y sentí que se me hacía agua la boca. Con apenas un pedacito de pan en la boca, echándolo de un lado para el otro hablé No, está bien. Sólo tienes que darme las direcciones para que dé con el lugar… hace un par de días me hice de otra criatura. Es una larga historia… pero tendré que ir a dejarla en algún bosque y eso me quedará de pasada.
El posadero volvió a la habitación, no recordaba el momento en el que se había ido, pero esta vez venía con varias botellas de leche. Me relamí los labios Es usted muy amable aprecié con una reverencia mientras le ayudaba con las maniobras y me volví hacia Eltrant con un bigote de leche. ¿Me darás una carta? Sean como sean esas personas pueden tener una mala impresión de mi… y creo que si no vas sería mejor un aviso me relamí los labios y volví a atacar el alimento que ya estaba más tibio. Esto está muy bueno ¿no crees? pregunté sintiendo como terminaba de espabilar finalmente. Panda por su parte parecía alegre por estar siendo aceptado finalmente por la lemurilla a quién le interesaba más tomarse la leche de mi amigo que hacer sociales con él, aunque no pensaba pinchar su burbuja de felicidad.
Eco
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Re: Una vez más en la ciudad [Interpretativo - Libre][Cerrado]
Asintió sonriendo a la muchacha, no sabía realmente que poner en la carta, pero conociendo a su padre, hacer eso era lo más lógico; su progenitor era un hombre capaz de salir con una pala a defender aquel pedazo de tierra que llamaba hogar, la llegada de Eco y Panda de forma inesperada probablemente lo harían dudar de ellos.
Sin embargo primero tenía que decirle dónde encontrarla, después de un poco haciendo memoria y tratando de recordar todos los detalles de cómo llegar hasta ella comenzó a hablar. –“Lo primero es abandonar los alrededores de Lunargenta por el camino principal…” –dijo mordiendo el trozo de pan- “…Y una vez estas a punto de llegar al primer pueblo colindante con el bosque desviarte por un pequeño camino hacia el interior del mismo” – dejó de comer para hacerse entender mejor – “Sigue el camino, dejaras atrás el bosque de Lunargenta y llegaras a una gran explanada, no hay mucho que ver por allí” – Se rascó la barba nerviosamente –“La primera casa que veas en el horizonte es la que buscas”
Siempre había pensado que aquel lugar estaba bastante aislado, y aunque cierto, no dejaba de estar en la periferia, había granjas mucho más allá, que se salían de los límites de los territorios de los humanos; su familia siempre había pensado de eso una imprudencia, si aquel lugar seguía en pie era porque se encargaban de protegerlo adecuadamente, no pocos granjeros de aquellas tierras habían perecido bajo las espadas de salteadores y bandidos.
Al terminar la comida y asegurarse de repetir las instrucciones de nuevo a Eco para asegurare de que había captado todo, dejó un par de aeros al hombre por el desayuno y le pidió amablemente un lápiz, después de un minuto sacando cachivaches de debajo de la barra el hombre encontró un trozó de carboncillo, con una sinceras palabras de agradecimiento o tomó el lapiz y tras esto arrancó una de las páginas en blanco de uno de los libros que portaba.
-“¿Qué escribo?” – fue lo primero que surcó su cabeza cuando apoyó el lápiz sobre el papel, le ofreció una sonrisa nerviosa a Eco y siguió mirando el papel en blanco, hacía siglos que no sabían nada de él, un simple “Estoy bien” resultaría casi insultante para ellos, pero tampoco poda dejar esperando a Eco toda la mañana esperando.
Empezó a escribir, pero no tenía mucho sentido lo que estaba poniendo, al menos no para él. Comenzó contando lo que había visto en aquellos cuatro años, que aunque no había salido aun de Verisar, había sido mucho; habló de los castillos y del ancho mar que se extendía frente a Lunargenta y de todos los viajes que había hecho con los caravaneros, obvió sin embargo su empleo y que la misma noche anterior a aquella carta había recibido una herida de gravedad.
Tras aquella presentación les hablo de Eco, Panda y del “infortunio” que habían tenido con unos malhechores que querían vender aquel extraño animal en el mercado negro, trató de explicarlo todo lo suficientemente claro y tras pedir que se hiciesen cargo de la lemurillo, plantó su firma con letras grandes.
Releyó la carta un par de veces haciendo ciertas modificaciones en algunos lugares y cuando creyó que parecía convincente se la entregó a Eco. En un principio no tendría ningún problema, su familia si bien desconfiada, no solía dejar desatendidos a quienes lo necesitaban, aceptarían sin ningún problema a aquel animal y probablemente invitarían a Eco a quedarse, aunque por supuesto muchas cosas pueden cambiar en cuatro años.
Tras esto le tendió la mano a Eco en señal de amistad –“Gracias por todo Eco, también a ti Panda” – sonrió a la joven y al felino – “Si me disculpáis pues...” – dijo levantándose de la mesa – “Creo que voy a ir a que me examine el brazo alguien en el hospital, sigue pendiente esa visita al puerto de todas formas, que no se te olvide” – Le dijo mientras se dirigía a la salida, se afligió un poco al dejar a la joven en el local sola con Panda pero parecía bastante obvio que ella tenía sus propios asuntos que resolver y aunque la herida le dolía cada vez menos y su nueva amiga parecía haber hecho un buen trabajo remendándola; la parte sensata de él pensaba que un médico de verdad no podía hacerle más daño del que ya estaba hecho.
Sin embargo primero tenía que decirle dónde encontrarla, después de un poco haciendo memoria y tratando de recordar todos los detalles de cómo llegar hasta ella comenzó a hablar. –“Lo primero es abandonar los alrededores de Lunargenta por el camino principal…” –dijo mordiendo el trozo de pan- “…Y una vez estas a punto de llegar al primer pueblo colindante con el bosque desviarte por un pequeño camino hacia el interior del mismo” – dejó de comer para hacerse entender mejor – “Sigue el camino, dejaras atrás el bosque de Lunargenta y llegaras a una gran explanada, no hay mucho que ver por allí” – Se rascó la barba nerviosamente –“La primera casa que veas en el horizonte es la que buscas”
Siempre había pensado que aquel lugar estaba bastante aislado, y aunque cierto, no dejaba de estar en la periferia, había granjas mucho más allá, que se salían de los límites de los territorios de los humanos; su familia siempre había pensado de eso una imprudencia, si aquel lugar seguía en pie era porque se encargaban de protegerlo adecuadamente, no pocos granjeros de aquellas tierras habían perecido bajo las espadas de salteadores y bandidos.
Al terminar la comida y asegurarse de repetir las instrucciones de nuevo a Eco para asegurare de que había captado todo, dejó un par de aeros al hombre por el desayuno y le pidió amablemente un lápiz, después de un minuto sacando cachivaches de debajo de la barra el hombre encontró un trozó de carboncillo, con una sinceras palabras de agradecimiento o tomó el lapiz y tras esto arrancó una de las páginas en blanco de uno de los libros que portaba.
-“¿Qué escribo?” – fue lo primero que surcó su cabeza cuando apoyó el lápiz sobre el papel, le ofreció una sonrisa nerviosa a Eco y siguió mirando el papel en blanco, hacía siglos que no sabían nada de él, un simple “Estoy bien” resultaría casi insultante para ellos, pero tampoco poda dejar esperando a Eco toda la mañana esperando.
Empezó a escribir, pero no tenía mucho sentido lo que estaba poniendo, al menos no para él. Comenzó contando lo que había visto en aquellos cuatro años, que aunque no había salido aun de Verisar, había sido mucho; habló de los castillos y del ancho mar que se extendía frente a Lunargenta y de todos los viajes que había hecho con los caravaneros, obvió sin embargo su empleo y que la misma noche anterior a aquella carta había recibido una herida de gravedad.
Tras aquella presentación les hablo de Eco, Panda y del “infortunio” que habían tenido con unos malhechores que querían vender aquel extraño animal en el mercado negro, trató de explicarlo todo lo suficientemente claro y tras pedir que se hiciesen cargo de la lemurillo, plantó su firma con letras grandes.
Releyó la carta un par de veces haciendo ciertas modificaciones en algunos lugares y cuando creyó que parecía convincente se la entregó a Eco. En un principio no tendría ningún problema, su familia si bien desconfiada, no solía dejar desatendidos a quienes lo necesitaban, aceptarían sin ningún problema a aquel animal y probablemente invitarían a Eco a quedarse, aunque por supuesto muchas cosas pueden cambiar en cuatro años.
Tras esto le tendió la mano a Eco en señal de amistad –“Gracias por todo Eco, también a ti Panda” – sonrió a la joven y al felino – “Si me disculpáis pues...” – dijo levantándose de la mesa – “Creo que voy a ir a que me examine el brazo alguien en el hospital, sigue pendiente esa visita al puerto de todas formas, que no se te olvide” – Le dijo mientras se dirigía a la salida, se afligió un poco al dejar a la joven en el local sola con Panda pero parecía bastante obvio que ella tenía sus propios asuntos que resolver y aunque la herida le dolía cada vez menos y su nueva amiga parecía haber hecho un buen trabajo remendándola; la parte sensata de él pensaba que un médico de verdad no podía hacerle más daño del que ya estaba hecho.
Eltrant Tale
Aerandiano de honor
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