Persiguiendo fantasmas. (Libre - Completo)[Continuación de trama][Cerrado]
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Re: Persiguiendo fantasmas. (Libre - Completo)[Continuación de trama][Cerrado]
Durante unos segundos se hizo el silencio, pero pareció que su plan, en ese momento, era la mejor opción, aunque la ágil mente del brujo pronto vio un hueco que se apresuró a resolver usando su magia para acercarse en solitario al templo. Alanna suspiró y sonrió a medias, ese chico no cambiaría, siempre haciendo solo lo más difícil sin recordar que puede contar con ayuda. Negó con la cabeza, decidida a apresurarse para prestarlo una mano al pequeño acelerado.
- Ve con cuidado brujito.- murmuró a la nada cuando el pequeño ya se había desvanecido de su vista.
Giró su atención, entonces, al oficial Rickson, que parecía estar totalmente de acuerdo con su plan, aunque, si su intuición no le fallaba, tenía la impresión de que notaba un deje de rabieta infantil por no haber sido capaz de pensarlo él. La guardia se mordió el labio inferior ocultando una sonrisa, lo entendía, como su superior, debería ser él quien conociera, mejor que nadie, las capacidades de su equipo y las mejores formas de vencer en ese instante.
- Si, señor, nos daremos prisa, lo último que quiero es que haya más bajas.- Dijo Alanna antes de apresurarse las calles necesarias para entrar al alcantarillado.
Las dagas golpeaban en sus piernas, su pelo recogido, en su espalda, el viento silencioso cortaba la piel de su rostro y los botes de veneno junto a la cuerda pesaban en su cintura, no había duda, ese ambiente que podía respirar, el aire que se atoraba en su garganta, esas mariposas en el estomago, era hora de actuar, entrar una vez más en acción y sentir la adrenalina recorrer sus venas.
Su trabajo era difícil, se enfrentaba siempre a sonrisas falsas, a ordenes injustas que intentaba torear para cumplirlas a su modo, a combates abiertos que herían cuerpo y alma, pero esto, esto era diferente, infiltrarse. Entrar en un sitio sin ser visto ni oído, ser un fantasma recorriendo su tumba, un gato negro en los tejados durante la noche, eso era ella cuando se ponía en marcha, eso sería ese día, como le había dicho su maestro en una ocasión, un gato con corazón de león.
Llegados a la alcantarilla, Chimar las dejó pasar delante, claramente disgustado por el pestilente olor que salía de las alcantarillas. Alanna sonrió mientras bajaba, si, olían mal, pero acababas acostumbrandote a ese olor, pero ella, ciertamente, agradecía su existencia. Las cloacas, por desagradables que fueran, le habían salvado el cuello en más de una ocasión y mantenían la ciudad más limpia de lo que podría imaginar nunca. Cuando era pequeña, su pueblo no disponía de esos avances, y era, cuanto menos, desagradable.
Entró sin inmutarse y reprimió un gesto de desagrado al entrar y notar la primera bocanada de ese asqueroso olor. Suspiró e intentó respirar por la nariz, al fin y al cabo, el olfato acaba olvidando, pero no soportaría notar el aroma en la boca, por ello, y por la precaución de que no la escuchasen, prefería mantener el silencio.
Asintió cuando Níniel explicó que no podía encender luz por si había vigilantes, de todos modos, no la necesitaban. Le dio una sonrisa y señaló que la siguieran, se conocía las alcantarillas casi tan bien como las catacumbas, avanzó durante un tramo largo, siguiendo el trazado de las calles, y se detuvo en el centro de una bifurcación. No sabía cual sería una elección adecuada.
En ese lado, el aroma había disminuido, y el agua parecía correr con fluidez, como si no se usaran esas cañerías con frecuencia, la izquierda parecía más encharcada, por lo que, probablemente, fuera por allí por donde se entrase a lo que, en ese momento, era la base de los tipos del puño rojo.
Níniel pareció pensar lo mismo, pues dio un paso hacia allí, haciendo sonar un click, que pronto mandó hacia ellos un enorme tronco a velocidad de vértigo. Con rapidez, Alanna apartó a la elfa de la trayectoria del tocón pegándola con ella a la pared y obligándola a agacharse, el tronco se clavó en la piedra a pocos centímetros de sus cabezas.
- ¿Estás bien?- Le preguntó a Níniel preocupada, tomándola por las mejillas, no parecía herida.- Chimar, ¿te has hecho daño?- Se giró a mirar al pequeño.
Arreglado todo, suspiró e investigó un poco en la oscuridad, era difícil ver, pero, al fondo, parecía intuir se un pequeño punto de luz. Sin embargo, podía usar la lógica. Tomó una de las piedras de la pared rota por el tronco y la lanzó con algo poca fuerza a lo que, calculaba, debía ser un par de pasos de distancia del dado por Níniel. No sucedió nada.
La chica frunció el ceño, y tiró una piedra algo más pesada, que dio contra la primera, nada, por lo que solo algunas baldosas debían activar trampas, y, si se activaban, podían desactivarse, y, sin duda, debían hacerlo antes de entrar en la trampa, pero debía localizar algo irregular, un hueco, un dibujo, algo.
Recorrió la pared acariciando las rugosidades de la piedra, rezando y cruzando los dedos para no tocar ninguna telaraña ni, mucho menos, una araña, prefería enfrentarse a todos los de allí arriba sola y desarmada, que encontrar una araña, tan peludas, con tantas patas y ojos, ni hablar, no eran normales, las odiaba. Finalmente, la fría piedra le dio lo que necesitaba, había un patrón, unas hendiduras que mostraban un dibujo, si solo hubiera algo de luz... Se giró a Níniel y, en un susurró le pidió que iluminase un poco,
- No creo que haya peligro, todos comenten el mismo error, piensan que si hay trampas, no hacen falta vigías.- Comentó a la chica.
Cuando la luz iluminó hacia donde ella estaba, dejando ver, así, un pequeño patrón recto que mostraba lo que se asemejaba a un tablero de ajedrez. Si comparaba el dibujo con el suelo, sin duda, lo que había pisado Níniel era, en el tallado, una casilla marcada con una x, y el lugar donde habían caído las piedras, eran una casilla en blanco.
Era un patrón sencillo, una no, dos si, dos no, una si, una no dos si, y dos no una si, a penas había que hacer malabares para cruzar. Lo miró tres veces, asegurándose de recordarlo bien y luego se situó, nuevamente, frente al tronco. Era hora de pasar. Miró a sus compañeros y les sonrió.
- Níniel, Chimar, por favor, seguidme de cerca y pisad solo donde yo pise, no quiero que salgáis heridos, así que id con cuidado, ¿si?- Preguntó antes de empezar a cruzar, manteniendo el equilibrio con la facilidad que la caracterizaba.
Procuraba seguir a sus acompañantes con la mirada, asegurándose de que no tropezasen, y, por dividir su atención, su pie derecho pisó algo que no debía pisar. Y, del techó, cayó una daga que se clavó en el suelo, a escasos milímetros de ella, la madera tambaleante incluso le llegó a golpear la nariz haciéndola lanzar un suspiro de alivio al verse viva. Tan rápido había sido que ni tiempo para gritar del susto había tenido.
- Uff, parece que ya está.- murmuró pasado el recinto de trampas, no debían estar ya muy lejos de la iglesia.- ¿Estáis bien?- les preguntó al inventor y a la sacerdotisa mientras se arreglaba la cola que se le había ido soltando con el movimiento.
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Off: Permiso de Níniel para señalar que ilumina el punto pedido.
Subrayado el uso de la pasiva Trampas y venenos
- Ve con cuidado brujito.- murmuró a la nada cuando el pequeño ya se había desvanecido de su vista.
Giró su atención, entonces, al oficial Rickson, que parecía estar totalmente de acuerdo con su plan, aunque, si su intuición no le fallaba, tenía la impresión de que notaba un deje de rabieta infantil por no haber sido capaz de pensarlo él. La guardia se mordió el labio inferior ocultando una sonrisa, lo entendía, como su superior, debería ser él quien conociera, mejor que nadie, las capacidades de su equipo y las mejores formas de vencer en ese instante.
- Si, señor, nos daremos prisa, lo último que quiero es que haya más bajas.- Dijo Alanna antes de apresurarse las calles necesarias para entrar al alcantarillado.
Las dagas golpeaban en sus piernas, su pelo recogido, en su espalda, el viento silencioso cortaba la piel de su rostro y los botes de veneno junto a la cuerda pesaban en su cintura, no había duda, ese ambiente que podía respirar, el aire que se atoraba en su garganta, esas mariposas en el estomago, era hora de actuar, entrar una vez más en acción y sentir la adrenalina recorrer sus venas.
Su trabajo era difícil, se enfrentaba siempre a sonrisas falsas, a ordenes injustas que intentaba torear para cumplirlas a su modo, a combates abiertos que herían cuerpo y alma, pero esto, esto era diferente, infiltrarse. Entrar en un sitio sin ser visto ni oído, ser un fantasma recorriendo su tumba, un gato negro en los tejados durante la noche, eso era ella cuando se ponía en marcha, eso sería ese día, como le había dicho su maestro en una ocasión, un gato con corazón de león.
Llegados a la alcantarilla, Chimar las dejó pasar delante, claramente disgustado por el pestilente olor que salía de las alcantarillas. Alanna sonrió mientras bajaba, si, olían mal, pero acababas acostumbrandote a ese olor, pero ella, ciertamente, agradecía su existencia. Las cloacas, por desagradables que fueran, le habían salvado el cuello en más de una ocasión y mantenían la ciudad más limpia de lo que podría imaginar nunca. Cuando era pequeña, su pueblo no disponía de esos avances, y era, cuanto menos, desagradable.
Entró sin inmutarse y reprimió un gesto de desagrado al entrar y notar la primera bocanada de ese asqueroso olor. Suspiró e intentó respirar por la nariz, al fin y al cabo, el olfato acaba olvidando, pero no soportaría notar el aroma en la boca, por ello, y por la precaución de que no la escuchasen, prefería mantener el silencio.
Asintió cuando Níniel explicó que no podía encender luz por si había vigilantes, de todos modos, no la necesitaban. Le dio una sonrisa y señaló que la siguieran, se conocía las alcantarillas casi tan bien como las catacumbas, avanzó durante un tramo largo, siguiendo el trazado de las calles, y se detuvo en el centro de una bifurcación. No sabía cual sería una elección adecuada.
En ese lado, el aroma había disminuido, y el agua parecía correr con fluidez, como si no se usaran esas cañerías con frecuencia, la izquierda parecía más encharcada, por lo que, probablemente, fuera por allí por donde se entrase a lo que, en ese momento, era la base de los tipos del puño rojo.
Níniel pareció pensar lo mismo, pues dio un paso hacia allí, haciendo sonar un click, que pronto mandó hacia ellos un enorme tronco a velocidad de vértigo. Con rapidez, Alanna apartó a la elfa de la trayectoria del tocón pegándola con ella a la pared y obligándola a agacharse, el tronco se clavó en la piedra a pocos centímetros de sus cabezas.
- ¿Estás bien?- Le preguntó a Níniel preocupada, tomándola por las mejillas, no parecía herida.- Chimar, ¿te has hecho daño?- Se giró a mirar al pequeño.
Arreglado todo, suspiró e investigó un poco en la oscuridad, era difícil ver, pero, al fondo, parecía intuir se un pequeño punto de luz. Sin embargo, podía usar la lógica. Tomó una de las piedras de la pared rota por el tronco y la lanzó con algo poca fuerza a lo que, calculaba, debía ser un par de pasos de distancia del dado por Níniel. No sucedió nada.
La chica frunció el ceño, y tiró una piedra algo más pesada, que dio contra la primera, nada, por lo que solo algunas baldosas debían activar trampas, y, si se activaban, podían desactivarse, y, sin duda, debían hacerlo antes de entrar en la trampa, pero debía localizar algo irregular, un hueco, un dibujo, algo.
Recorrió la pared acariciando las rugosidades de la piedra, rezando y cruzando los dedos para no tocar ninguna telaraña ni, mucho menos, una araña, prefería enfrentarse a todos los de allí arriba sola y desarmada, que encontrar una araña, tan peludas, con tantas patas y ojos, ni hablar, no eran normales, las odiaba. Finalmente, la fría piedra le dio lo que necesitaba, había un patrón, unas hendiduras que mostraban un dibujo, si solo hubiera algo de luz... Se giró a Níniel y, en un susurró le pidió que iluminase un poco,
- No creo que haya peligro, todos comenten el mismo error, piensan que si hay trampas, no hacen falta vigías.- Comentó a la chica.
Cuando la luz iluminó hacia donde ella estaba, dejando ver, así, un pequeño patrón recto que mostraba lo que se asemejaba a un tablero de ajedrez. Si comparaba el dibujo con el suelo, sin duda, lo que había pisado Níniel era, en el tallado, una casilla marcada con una x, y el lugar donde habían caído las piedras, eran una casilla en blanco.
Era un patrón sencillo, una no, dos si, dos no, una si, una no dos si, y dos no una si, a penas había que hacer malabares para cruzar. Lo miró tres veces, asegurándose de recordarlo bien y luego se situó, nuevamente, frente al tronco. Era hora de pasar. Miró a sus compañeros y les sonrió.
- Níniel, Chimar, por favor, seguidme de cerca y pisad solo donde yo pise, no quiero que salgáis heridos, así que id con cuidado, ¿si?- Preguntó antes de empezar a cruzar, manteniendo el equilibrio con la facilidad que la caracterizaba.
Procuraba seguir a sus acompañantes con la mirada, asegurándose de que no tropezasen, y, por dividir su atención, su pie derecho pisó algo que no debía pisar. Y, del techó, cayó una daga que se clavó en el suelo, a escasos milímetros de ella, la madera tambaleante incluso le llegó a golpear la nariz haciéndola lanzar un suspiro de alivio al verse viva. Tan rápido había sido que ni tiempo para gritar del susto había tenido.
- Uff, parece que ya está.- murmuró pasado el recinto de trampas, no debían estar ya muy lejos de la iglesia.- ¿Estáis bien?- les preguntó al inventor y a la sacerdotisa mientras se arreglaba la cola que se le había ido soltando con el movimiento.
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Alanna Delteria
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Re: Persiguiendo fantasmas. (Libre - Completo)[Continuación de trama][Cerrado]
Los ruidos alertaron al pequeño brujo, quien se quedó quieto. Lo bueno es que aún estaba bajo los efectos de su invisibilidad. Lo malo, eran 6. La primera idea que se le vino a la cabeza fue evitarlos. No tenía motivo real para querer enfrentarse a un grupo enemigo, tenía una misión concreta que llevar a cabo, pelear sólo sería una pérdida de tiempo.
Se movilizó, así, hacia lo que parecía ser la escalera que daba al campanario, tal como era su misión, pero no alcanzó a llegar demasiado cerca. A pesar del ambiente en penumbras del lugar podía distinguir que había un grueso candado sujetando la entrada. Se dedicó unos segundos a pensar en una solución. Bien podía intentar escalar la torre por fuera, pero era alta y corría el riesgo de ser detectado, además, tardaría un montón y no contaba con tanto tiempo. No, debía encontrar la manera de subir. No se necesitaba ser un genio para sospechar que, de una manera u otra, la respuesta debía estar en esos sujetos que ahora caminaban por las naves centrales y laterales.
Puso sus ojos en los dos que tenía más cerca. Ambos parecían igual de fuertes y no lucían armas, así que debía escoger a su enemigo con otros ojos. Su maestro una vez le había enseñado que siempre mirara a los ojos de sus posibles enemigos. Había 2 tipos de personas, aquellas de ojos vivos y boca rápida, que solían beber, ir de jergas y, cuando se trataba del combate, eran confiados y ruidosos. Por otro lado, los de mirada esquiva y boca temerosa solían tener voz baja y no llamaban demasiado la atención.
Escogió a aquel de ellos que se asemejaba más a la segunda descripción, quien se encontraba cerca de una de las capillas laterales. Demian entró allí, encontrando una caja de bronce muy brillante, la que parecía tener el lugar de honor. Un par de ángeles de marmol la sostenían.
El chico se acercó a la caja y la golpeó ligeramente con un dedo. Nada muy ruidoso, apenas suficiente para que el tipo de la mirada esquiva se diera cuenta. Éste se giró un instante, pero no pareció dar demasiada importancia al hecho. Demian insistió. Era un ruido tan pequeño que quedaría como un idiota si llamaba a sus amigos, pero allí estaba, se repetía. Decidió atreverse a investigar.
—¿Qué demonios? —dijo sin creerse él mismo que estaba haciendo eso.
Demian esperó paciente, apoyando su espalda contra uno de los ángeles. Chasqueó los dedos. El sujeto murmuró algo entre dientes y se acercó más, quizás pensando que imaginaba cosas. A Demian le daba igual.
El momento en que su daga se hundió hasta lo más profundo de la garganta enemiga tuvo un dejo de placer. ¿No era acaso una sensación especial cuando el cálido y carmesí líquido vital se derramaba en sus manos?. Procuró no sacar el arma hasta no estar seguro que su víctima estaba sin vida, aunque por cualquier precaución se aseguró de destrozar completamente la garganta. Quizás exageró un poco. Escondió el cadáver detrás de la caja importante y salió. Uno menos, pero quedaban 5 y no podía tardar demasiado ni alertar a nadie. Demasiadas complicaciones.
Cerró sus ojos un instante, sólo unos segundos, pero dejó que su mente se aclarara. Su maestro le había enseñado la importancia de mantener la cabeza despejada en un asesinato, por eso practicaba la meditación todos los días. Era ahora uno con el universo y el mundo mismo no era más que una extensión de sí, incluso la sangre que goteaba de sus dedos era una en un todo con la suya propia.
Entonces le oyó.
Fue un tintineo leve, pero no lo había imaginado, no cuando era uno con el universo. Esperó unos segundos en que parecía que hasta su corazón hacía silencio. Tilin tilin, se oyó otra vez. Estaba seguro, uno de los sujetos llevaba un manojo de llaves. No estaba muy seguro de cuál, pero por descarte de la dirección del sonido estaba entre 2. Se acercó lentamente, no contaba ahora con la cobertura de su capa de invisibilidad, así que debía confiar en su sigilo y la penumbra. Mientras avanzaba limpió sus manos en el vestido de una figura de yeso que se asemejaba a una mujer de vestido celeste con un disco sobre la cabeza.
Cuando estuvo suficientemente cerca pudo ver con cuidado la figura de ambos objetivos. Tardó unos instantes, pero pronto pudo ver el origen del tintineo en la cintura de uno de ellos. No necesitaba más. Sonrió.
"Ven" oyó una voz el sujeto. Se giró, preguntó a su alrededor quién había dicho eso, pero sus compañeros sólo le miraron de forma extraña. "Ven", repitió la voz. Volvió a preguntar a sus aliados si alguien le estaba haciendo una broma, pero el resto sólo se rió. Algo andaba mal. La dirección de la voz ilusoria parecía venir de otra capilla lateral. En ella estaba la figura de un angel pisoteando y apuntando con una lanza a un demonio, que parecía derrotado.
"Ven", insistió la voz y el sujeto, casi sin darse cuenta, avanzaba hacia la capilla lateral. ¿Es que acaso era cierto lo que decían los cristianos sobre visiones divinas?, ¿se estaba volviendo loco?. Entró, cruzando para ello unas cortinas.
Demian emergió de las cortinas como un suspiro, rápido, certero, clavando su daga en la garganta, luego la otra en el pecho. El sujeto alcanzó a emitir un gemido y darle un doloroso golpe en el estómago al niño, pero cayó luego de rodillas, en shock por el intenso sangrado en que se le iba la vida. Intentó gritar, pero su garganta había sido cercenada. Quiso arrastrarse, pero el niño estaba encima de él, con una siniestra sonrisa. No alcanzó a procesar el dolor de las repetidas estocadas a su sistema respiratorio.
—¿Todo bien? —preguntó uno de sus amigos, quien se había percatado del lastimero gemido.
—Sí —contestó la voz del caído, pero era Demian quien con su magia la causaba —, sólo me caí.
Demian arrastró el cadáver hasta dejarlo detrás de la estatua y extrajo el manojo de llaves con cuidado.
No sabía bien en qué estaban los otros 4 sujetos, por lo que debía ser cuidadoso, pero en lo posible tenía que evitar un enfrentamiento a toda costa. Su siguiente paso debía ser alcanzar la torre del campanario a toda costa. Aún cuando sabía que la guardia iba a ser descubierta de todas maneras al avanzar, el quitar al observador en altura les daría tiempo de llegar hasta la iglesia o muy cerca antes de que las medidas de defensa se activaran.
Se sobó el estómago. El tipo le había dado un golpe muy duro en su desesperación.
No podía seguir jugando.
Demian
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Re: Persiguiendo fantasmas. (Libre - Completo)[Continuación de trama][Cerrado]
Afortunadamente las mujeres aceptan aquel golpe de cortesía… si es que puede llamarse así. Al final no importa pues todos terminaran en la cloaca aunque ser el último sube un poco la moral, cosas de enanos. En breve el peculiar trió se encuentra dentro del ducto, terriblemente desagradable. Existen muchos organismos enfermizos y probablemente todos tengan fiesta en el apestoso reducto.
Avancemos.
Dejando de lado las alertas antihigiénicas todo parece ir de acuerdo al plan, el túnel se encuentra solo. Amparados por una iluminación pobre avanzan con velocidad, tienen el tiempo contado. La promesa de tierra limpia al final del túnel también ayuda, el mundo humano actual es bastante desagradable pero tampoco se vive en extremos tan fuertes… la mayoría de las veces.
Este es uno de esos casos donde ser pequeño puede acarrear desventajas, la mugre le llega hasta las rodillas al mocoso. La próxima vez Chimar escalara y Dem ira bajo tierra, está decidido. No poder ver bien es bastante perturbador, tocas muchas cosas adicionales de ese modo. Por otra parte sin una visión clara no se puede distinguir nada, algunas cosas es mejor no mirarlas en todo su esplendor.
Continúan un par de minutos más hasta que llegan a cierta división, dos caminos se abren en frente. No tienen manera de saber a ciencia cierta la ruta correcta, es el momento de arrojar una moneda o algo. Las mujeres deciden con rapidez, parecen tener una pista clara. Maquiavelo por su parte solo puede pensar en bañarse, no es un adicto a la limpieza pero tampoco le gusta sentirse tan sucio.
Luego de varios pasos más algo rompe el patrón, cierto sonido pone en alerta a todos. Chimar despabila al observar como un enorme ariete sale de la oscuridad, debe pensar velozmente, sin vacilar rueda por el asqueroso suelo esquivando un golpe critico. Alza la mirada luego del suceso, por suerte nadie esta lastimado. Se levanta con precaución dándose cuenta de algo bastante pertinente.
¡Puaj! ¡Qué rayos!
Ahora esta bañado en suciedad, literalmente. Era eso o perder la cabeza, las opciones son bastante injustas últimamente. Suspira, tendrá que soportar varias horas de inmundicia. Mueve su cabeza de lado a lado para despejarse, tienen un asunto más importante en frente. Todo indica que acaban de llegar a un recinto lleno de trampas, un paso en falso y podrían salir muy mal parados.
Se escuchan ideas…
Chimar puede desactivar mecanismos complejos pero carece de la pericia necesaria para detectarlos, una rama diferente de conocimiento al parecer. Los enemigos rara vez ponen una parte sensible completamente descubierta y bien iluminada, no podrá ayudar de eficientemente. Poco después Alanna se ofrece y comienza el proceso de búsqueda y anulación, esa mujer tiene habilidades útiles sin duda.
El más joven se queda inmóvil y completamente callado, la operación aliada requiere concentración. Luego de algunos minutos tensos Alanna rompe el silencio, lo logra. Acaba de conseguirles un salvoconducto bastante específico, el camino del rey como dicen. Mientras no se salgan de la línea predefinida podrán pasar sin contratiempos, nada mal para alguien que considera la espada un avance tecnológico.
Buen trabajo.
Con pericia Maquiavelo sigue el liderato de la guarda, nada demasiado difícil cuando tu cuerpo es pequeño. Pronto llegan a puerto o su equivalente directo, un área en ascenso extrañamente seca y para variar iluminada por antorchas, huele a refugio. Parece que han logrado alcanzar la entrada, cabe esperar que dicha zona respete la típica regla “nada de trampas en sitio seguro”.
Creo que lo logramos.
Eventualmente llegan a cierto recinto de tamaño moderado iluminado por una lámpara de aceite en el techo, al final se puede distinguir una puerta medio abierta. Nada enciende ningún tipo de alerta, la habitación está relativamente tranquila y despejada. Sin nada mejor que hacer el trió avanza unos pasos desencadenando un espectáculo claramente sorprendente, el entorno cambia con velocidad.
Las paredes se mueven secuencialmente varios segundos, cuando finalizan los desplazamientos se pueden observar dos puertas adicionales a los laterales. Chimar tiene su mejor cara de sorpresa, parece cualquier enano en un mercado de juguetes. El mecanismo es muy estilizado, digno de admiración. Pese a esto no deja de ser un sistema de defensa, la lógica sugiere que fallar en el camino correcto puede ocasionar efectos desagradables.
El inventor niega con la cabeza un par de veces para centrarse, de nada sirve adular algo que puede matarte. Mira a su alrededor pero no existe pista alguna, esta vez no tienen un panel que sabotear. Cierra los ojos y medita, pronto una respuesta llega a su mente. La investigación previa arrojo varios datos interesantes incluyendo una forma eficiente de sortear esta última trampa, con dicho punto en mente sonríe mientras habla.
Síganme en fila y no vacilen por nada.
Comienza a caminar en línea recta completamente tranquilo, como si fuera un paseo de calle. El entorno parece reaccionar y se vuelve más amenazante, las paredes rotan, el techo baja y sube violentamente e incluso su suelo tiembla. A pocos pasos del final todo se acerca rápidamente con la intensión de aplastar al trió pero una vez el niño alcanza cierto punto definitivo las secciones retroceden a su posición inicial, segundos después la habitación está en calma y tienen vía libre para ingresar en su puerta predilecta.
Un mecanismo fascinante, de no haber tenido el patrón en mente hubiera fallado… a veces la opción más simple es correcta jeje.
Avancemos.
Dejando de lado las alertas antihigiénicas todo parece ir de acuerdo al plan, el túnel se encuentra solo. Amparados por una iluminación pobre avanzan con velocidad, tienen el tiempo contado. La promesa de tierra limpia al final del túnel también ayuda, el mundo humano actual es bastante desagradable pero tampoco se vive en extremos tan fuertes… la mayoría de las veces.
Este es uno de esos casos donde ser pequeño puede acarrear desventajas, la mugre le llega hasta las rodillas al mocoso. La próxima vez Chimar escalara y Dem ira bajo tierra, está decidido. No poder ver bien es bastante perturbador, tocas muchas cosas adicionales de ese modo. Por otra parte sin una visión clara no se puede distinguir nada, algunas cosas es mejor no mirarlas en todo su esplendor.
Continúan un par de minutos más hasta que llegan a cierta división, dos caminos se abren en frente. No tienen manera de saber a ciencia cierta la ruta correcta, es el momento de arrojar una moneda o algo. Las mujeres deciden con rapidez, parecen tener una pista clara. Maquiavelo por su parte solo puede pensar en bañarse, no es un adicto a la limpieza pero tampoco le gusta sentirse tan sucio.
Luego de varios pasos más algo rompe el patrón, cierto sonido pone en alerta a todos. Chimar despabila al observar como un enorme ariete sale de la oscuridad, debe pensar velozmente, sin vacilar rueda por el asqueroso suelo esquivando un golpe critico. Alza la mirada luego del suceso, por suerte nadie esta lastimado. Se levanta con precaución dándose cuenta de algo bastante pertinente.
¡Puaj! ¡Qué rayos!
Ahora esta bañado en suciedad, literalmente. Era eso o perder la cabeza, las opciones son bastante injustas últimamente. Suspira, tendrá que soportar varias horas de inmundicia. Mueve su cabeza de lado a lado para despejarse, tienen un asunto más importante en frente. Todo indica que acaban de llegar a un recinto lleno de trampas, un paso en falso y podrían salir muy mal parados.
Se escuchan ideas…
Chimar puede desactivar mecanismos complejos pero carece de la pericia necesaria para detectarlos, una rama diferente de conocimiento al parecer. Los enemigos rara vez ponen una parte sensible completamente descubierta y bien iluminada, no podrá ayudar de eficientemente. Poco después Alanna se ofrece y comienza el proceso de búsqueda y anulación, esa mujer tiene habilidades útiles sin duda.
El más joven se queda inmóvil y completamente callado, la operación aliada requiere concentración. Luego de algunos minutos tensos Alanna rompe el silencio, lo logra. Acaba de conseguirles un salvoconducto bastante específico, el camino del rey como dicen. Mientras no se salgan de la línea predefinida podrán pasar sin contratiempos, nada mal para alguien que considera la espada un avance tecnológico.
Buen trabajo.
Con pericia Maquiavelo sigue el liderato de la guarda, nada demasiado difícil cuando tu cuerpo es pequeño. Pronto llegan a puerto o su equivalente directo, un área en ascenso extrañamente seca y para variar iluminada por antorchas, huele a refugio. Parece que han logrado alcanzar la entrada, cabe esperar que dicha zona respete la típica regla “nada de trampas en sitio seguro”.
Creo que lo logramos.
Eventualmente llegan a cierto recinto de tamaño moderado iluminado por una lámpara de aceite en el techo, al final se puede distinguir una puerta medio abierta. Nada enciende ningún tipo de alerta, la habitación está relativamente tranquila y despejada. Sin nada mejor que hacer el trió avanza unos pasos desencadenando un espectáculo claramente sorprendente, el entorno cambia con velocidad.
Las paredes se mueven secuencialmente varios segundos, cuando finalizan los desplazamientos se pueden observar dos puertas adicionales a los laterales. Chimar tiene su mejor cara de sorpresa, parece cualquier enano en un mercado de juguetes. El mecanismo es muy estilizado, digno de admiración. Pese a esto no deja de ser un sistema de defensa, la lógica sugiere que fallar en el camino correcto puede ocasionar efectos desagradables.
El inventor niega con la cabeza un par de veces para centrarse, de nada sirve adular algo que puede matarte. Mira a su alrededor pero no existe pista alguna, esta vez no tienen un panel que sabotear. Cierra los ojos y medita, pronto una respuesta llega a su mente. La investigación previa arrojo varios datos interesantes incluyendo una forma eficiente de sortear esta última trampa, con dicho punto en mente sonríe mientras habla.
Síganme en fila y no vacilen por nada.
Comienza a caminar en línea recta completamente tranquilo, como si fuera un paseo de calle. El entorno parece reaccionar y se vuelve más amenazante, las paredes rotan, el techo baja y sube violentamente e incluso su suelo tiembla. A pocos pasos del final todo se acerca rápidamente con la intensión de aplastar al trió pero una vez el niño alcanza cierto punto definitivo las secciones retroceden a su posición inicial, segundos después la habitación está en calma y tienen vía libre para ingresar en su puerta predilecta.
Un mecanismo fascinante, de no haber tenido el patrón en mente hubiera fallado… a veces la opción más simple es correcta jeje.
Invitado
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Re: Persiguiendo fantasmas. (Libre - Completo)[Continuación de trama][Cerrado]
Tras notar demasiado tarde como para retirar el pie que bajo aquella capa de mugre y agua apestosa con tropezones de inmundicia había alguna clase de placa o mecanismo de presión la peliblanca no pudo reaccionar a tiempo para evitar el sencillo pero potencialmente mortal mecanismo de defensa activado. Solo pudo levantar los brazos ante sí en una vano e instintivo intento por amortiguar el daño, pero ni aquel gesto ni su armadura de cuero iban a servir de gran cosa, tendría suerte si conservaba el conocimiento tras el impacto y era capaz de tratar de curarse. Sin embargo no era la voluntad de los dioses que la joven sacerdotisa terminara sus días en aquella maloliente alcantarilla y, actuando a través de Alanna, intercedieron para evitar tan innoble final justo en el último momento, apartándola de la trayectoria del ariete, llevándola con ímpetu contra la pared evitando ambas el daño por escasos centímetros. Todo ocurrió tan rápido que la peliblanca no tuvo tiempo ni de gritar, ni siquiera de alterar su respiración ante la cercanía de la muerte.
-Sí, estoy bien.- Respondió enseguida mientras Alanna tomaba su rostro entre sus manos de manera maternal lo cual no le desagrado en absoluto. Habló con un tono mucho más normal de lo que las circunstancias podían generar y mirando en dirección a Chimar que surgía en esos momentos de entre las aguas fecales totalmente recubierto de residuos pringosos y asquerosos, de pies a cabeza. La peliblanca no pudo evitar arrugar la nariz ante la visión de verle así, pues casi no se podían ni distinguir sus rasgos tras tanta porquería. Si saliera a la superficie así seguro que asustaría a más de un ciudadano despistado. "la horripilante y apestosa criatura de las alcantarillas" gritarían, y una nueva leyenda nacería en las calles de la ciudad de los hombres. -Lo siento, no me dí cuenta de la trampa. Me has salvado, gracias amiga.- Continuó diciendo, disculpándose por su ,nunca mejor dicho, "metedura de pata" y agradeciendo sinceramente que Alanna se arriesgara para protegerla. Ya le caía más que bien tras lo ocurrido en el bosque y en el baile de gala, pero cada vez le caía mejor aquella humana, definitivamente de lo mejor que su especie podía aportar al mundo. -Al menos sabemos que estamos en el buen camino, bueno y peligroso, seguro que no es la última trampa que nos encontramos.- Y si todas eran como la primera...Necesitarían mucho más tiempo del que tenían para superar aquella prueba. Níniel no podía ayudar con aquello, los mecanismos no eran lo suyo ni entendía gran cosa sobre trampas. Podría usar la cabeza pero sinceramente tenía muy poco conocimiento de causa como para ser verdaderamente útil.
-Ninguna de la que pueda estar segura Chimar. Ni siquiera pude evitar la primera...Como mucho se me ocurre atar una piedra o algo pesado con la cuerda de Alanna y hacer saltar las trampas del suelo por arrastre...- Aquella era la técnica más vieja y básica de todos los libros de aventuras aunque la elfa nunca había probado su eficacia en la vida real. En principio la lógica decía que podía funcionar.
Por suerte Alanna sí que sabía lo que se hacía y tras un par de pruebas de algún modo supo que debía buscar algo por las paredes del lugar. Con sumo gusto la peliblanca iluminó allí donde la humana lo necesitaba, sintiendo cierto nerviosismo, como si fuera la protagonista de uno de los libros mencionados de donde había sacado la idea del arrastre de peso. Aunque bueno, más que la protagonista era la ayudante patosilla que solía ser personaje secundario, pero bueno. No tardó en aparecer lo que buscaban, una especie de guía tallada para evitar las trampas que solo los que conocieran o dedujeran que se encontraba allí podrían usar. Al resto les esperaba la muerte tras pisar donde no debían. -La experiencia es la mejor maestra...- Le concedió a su amiga para felicitarla por su inteligente deducción.- Tus huellas serán mis huellas.- Dijo haciendo referencia a que pisaría exactamente donde lo hiciera ella. Y con sumo cuidado la siguió, aunque casi se pierde el equilibrio cuando aquella daga casi deja sin nariz a la gata, sobresaltada por el hecho de que quizá hubiesen podido malinterpretar el patrón. Salir de aquel pasadizo fue como quitarse un peso de encima que por fin permitió que suspirara aliviada.
Continúaron moviéndose y el camino se torna ascendente alejándolos de la inmundicia lo cual la peliblanca no terminaba de identificar como algo bueno o no. Querían ascender hasta la iglesia por lo que ascender era bueno y dejar atrás la pestilencia lo era aún más, pero en la bifurcación habían cambiado de dirección y no estaban caminando hacia el templo, a saber a dónde ascendía aquel camino. Las antorchas por otro lado al menos indicaban que el lugar estaba siendo usado con cierta frecuencia últimamente. -Creo que estamos bajo la plaza, y que el templo está hacia...Allí.- Les comentó a sus compañeros sin detenerse señalando en una dirección donde solo había pared de piedra. -Si el camino no gira en breve nos estaremos alejando demasiado.-
Entonces llegaron a una sala no demasiado grande con una puerta al fondo entreabierta. Hacia dónde conducía aquella puerta era un misterio pero la lógica decía que continuaba en la misma dirección en la que ya caminaban por lo que en principio no les sería muy útil. La que si les llevaría a encaminarse en la dirección correcta sería una que estuviera a la derecha, pero una vez más en aquella dirección, o en cualquier otra que no fuera seguir rectos o volver, no había camino. Aquel lugar no tenía mobiliario alguno y solo una lámpara en el techo la iluminaba. En el suelo la piedra tenía un gran número de marcas de profundos arañazos, como si grandes pesos de algo tan duro o más que la propia piedra se hubiesen arrastrado continuamente por el lugar. -Vaya marcas más raras...Incluso las paredes las tienen.-Comentó siguiendo a Chimar que había tomado la delantera desde que dejaran atrás la zona de trampas. Cuando la sala entera se volvió loca y todo comenzó a moverse, a girar y a cambiar de posición la sacerdotisa supo el por qué de aquellas marcas. No habían dejado atrás el peligro. Para más inri un muro bloqueó el camino por el que habían llegado hasta allí, no tenían más opción que tratar de alcanzar aquella puerta entreabierta...O alguna de las dos que habían aparecido al comenzar a variar la configuración del lugar.
-Por todos los dioses.- Exclamó la elfa cuando siguiendo al joven inventor una pared giratoria se acercó hasta ella y por poco no se ve obligada a dejar de seguir al chico y salir corriendo para evitarla. Pero la pared se detuvo justo antes de llegar hasta el grupo y tras girar retrocedió de nuevo para luego volver a realizar su recorrido hasta casi aplastarles. Parecía que Chimar había logrado encontrar un patrón de movimientos y les conducía por un camino seguro a través del peligro, un camino del que desviarse un paso podría resultar fatal. Finalmente logran superar la trampa y ésta se desactiva volviendo las paredes a su reposo aunque esta vez mostrando los cuatro caminos disponibles. El de llegada, el de la puerta entreabierta y las dos puertas cerradas en los laterales. Con el camino de llegada como referencia la peliblanca señala la puerta de la derecha. -Debería ser por allí. Chimar, eres un genio. Te daría un beso, pero antes tendrás que darte un buen baño- Señaló la sacerdotisa agradeciendo al inventor que lograra sacarles de allí de una pieza.
Tras unas decenas de metros iluminados por antorchas el material de las paredes del túnel cambia y se tornan del mismo que los muros de la superficie, enormes bloques de piedra con pequeños símbolos de cantería típicos de las grandes construcciones de los humanos. Unos pasos más adelante un arco grabado les da la bienvenida a los sótanos de la propia iglesia. "Benedictus qui venit in nomine domini". Tras cruzar el arco el lugar le recordó de inmediato a las catacumbas a la peliblanca. Sarcófagos de piedra profusamente ornamentados con la efigie del difunto sobre la losa indicaban que eran el último lugar de descanso de figuras cristianas de importancia para su comunidad. Entre ellas, nichos abiertos contenían los restos de otros cristianos menos importantes aunque también debieron de tener cierta relevancia pues los suelos de los templos cristianos estaban reservados para esa clase de figuras, el resto recibían entierro en tierra sagrada, lo cual resultaba curioso pues para la peliblanca el entierro más sencillo era el adecuado y la fría piedra era un castigo según sus creencias pues impedía al difunto reunirse con la madre en el ciclo eterno.
-Caminar entre los muertos...-Dijo la elfa más para sí misma que para los demás al continuar avanzando por aquel lugar mostrando el máximo respeto por aquellos difuntos. -Lo hemos logrado, estamos bajo el templo, ¿Y ahora qué?.- ¿Cuánto tiempo había pasado?, ¿No debería Demian haberse reunido ya con ellos?. En aquella zona de enterramientos había una escalera de caracol que ascendía, y a la derecha de por donde habían llegado había un nuevo arco que conducía a un túnel tenuemente iluminado por antorchas y que no parecía tener fin, adentrándose más y más en las entrañas de la tierra. Sobre aquel arco solo ponía una frase en común: "Abandone toda esperanza aquel que aquí se adentre"
Mientras, a Demian se le acababa el tiempo para eliminar a su objetivo autoimpuesto, pero a pesar de ello su cautela y dominio de las artes del sigilo le habían permitido eliminar a dos de los enemigos y obtener las llaves que buscaba sin levantar las sospechas del resto de los vigilantes del lugar. Puede que afirmar ser uno con el universo fuera excesivo para el chiquillo, pero desde luego era uno con las sombras.
-¿Te has caído?.- Rió el compañero de su última víctima por la respuesta recibida sin sospechar que aquella voz pudiera ser otra más que la de su amigo. -Más te vale que no te hayas excedido con la bebida señor Puño asesino, por mucho que te rías al final el cuervo te sacará los ojos.- Dijo alejándose del lugar y continuando su vigilancia desinteresada de la zona, comenzando a pasear por entre los bancos mientras entonaba una vulgar canción sobre mujeres bonitas y fáciles de seducir durante un banquete. Pero en ese momento el suelo comenzó a estremecerse ligeramente y la canción terminó de repente antes de pasar a la más soez de sus partes. -¿Habéis notado eso?.- Preguntó en voz alta a sus compañeros. Uno cercano a las vidrieras le miró encogiéndose de hombros.-Yo no he sentido nada ¿qué pasa?.- El primero hizo una mueca de incomprensión y echó un vistazo más atento por el lugar tras coger una espada oculta bajo uno de los bancos de madera. -No sé, he notado como si el suelo se moviera.- Su interlocutor movió el brazo haciendo un gesto de pasar del tema y volvió a mirar por los ventanales. -Tú también te has excedido con el aguamiel, deja las armas en su sitio, se supone que somos mendigos y desahuciados...- Aquellas palabras casi parecieron convencerle pero en el último momento, justo cuando iba a dejar de nuevo su espada en el escondite, se lo pensó mejor y decidió comprobar mejor lo que había notado. -!Eh!, puño asesino, dame las llaves, voy a echar un vistazo a nuestros amigos cristianos de aquí abajo. ¿Morcar?-
-Sí, estoy bien.- Respondió enseguida mientras Alanna tomaba su rostro entre sus manos de manera maternal lo cual no le desagrado en absoluto. Habló con un tono mucho más normal de lo que las circunstancias podían generar y mirando en dirección a Chimar que surgía en esos momentos de entre las aguas fecales totalmente recubierto de residuos pringosos y asquerosos, de pies a cabeza. La peliblanca no pudo evitar arrugar la nariz ante la visión de verle así, pues casi no se podían ni distinguir sus rasgos tras tanta porquería. Si saliera a la superficie así seguro que asustaría a más de un ciudadano despistado. "la horripilante y apestosa criatura de las alcantarillas" gritarían, y una nueva leyenda nacería en las calles de la ciudad de los hombres. -Lo siento, no me dí cuenta de la trampa. Me has salvado, gracias amiga.- Continuó diciendo, disculpándose por su ,nunca mejor dicho, "metedura de pata" y agradeciendo sinceramente que Alanna se arriesgara para protegerla. Ya le caía más que bien tras lo ocurrido en el bosque y en el baile de gala, pero cada vez le caía mejor aquella humana, definitivamente de lo mejor que su especie podía aportar al mundo. -Al menos sabemos que estamos en el buen camino, bueno y peligroso, seguro que no es la última trampa que nos encontramos.- Y si todas eran como la primera...Necesitarían mucho más tiempo del que tenían para superar aquella prueba. Níniel no podía ayudar con aquello, los mecanismos no eran lo suyo ni entendía gran cosa sobre trampas. Podría usar la cabeza pero sinceramente tenía muy poco conocimiento de causa como para ser verdaderamente útil.
-Ninguna de la que pueda estar segura Chimar. Ni siquiera pude evitar la primera...Como mucho se me ocurre atar una piedra o algo pesado con la cuerda de Alanna y hacer saltar las trampas del suelo por arrastre...- Aquella era la técnica más vieja y básica de todos los libros de aventuras aunque la elfa nunca había probado su eficacia en la vida real. En principio la lógica decía que podía funcionar.
Por suerte Alanna sí que sabía lo que se hacía y tras un par de pruebas de algún modo supo que debía buscar algo por las paredes del lugar. Con sumo gusto la peliblanca iluminó allí donde la humana lo necesitaba, sintiendo cierto nerviosismo, como si fuera la protagonista de uno de los libros mencionados de donde había sacado la idea del arrastre de peso. Aunque bueno, más que la protagonista era la ayudante patosilla que solía ser personaje secundario, pero bueno. No tardó en aparecer lo que buscaban, una especie de guía tallada para evitar las trampas que solo los que conocieran o dedujeran que se encontraba allí podrían usar. Al resto les esperaba la muerte tras pisar donde no debían. -La experiencia es la mejor maestra...- Le concedió a su amiga para felicitarla por su inteligente deducción.- Tus huellas serán mis huellas.- Dijo haciendo referencia a que pisaría exactamente donde lo hiciera ella. Y con sumo cuidado la siguió, aunque casi se pierde el equilibrio cuando aquella daga casi deja sin nariz a la gata, sobresaltada por el hecho de que quizá hubiesen podido malinterpretar el patrón. Salir de aquel pasadizo fue como quitarse un peso de encima que por fin permitió que suspirara aliviada.
Continúaron moviéndose y el camino se torna ascendente alejándolos de la inmundicia lo cual la peliblanca no terminaba de identificar como algo bueno o no. Querían ascender hasta la iglesia por lo que ascender era bueno y dejar atrás la pestilencia lo era aún más, pero en la bifurcación habían cambiado de dirección y no estaban caminando hacia el templo, a saber a dónde ascendía aquel camino. Las antorchas por otro lado al menos indicaban que el lugar estaba siendo usado con cierta frecuencia últimamente. -Creo que estamos bajo la plaza, y que el templo está hacia...Allí.- Les comentó a sus compañeros sin detenerse señalando en una dirección donde solo había pared de piedra. -Si el camino no gira en breve nos estaremos alejando demasiado.-
Entonces llegaron a una sala no demasiado grande con una puerta al fondo entreabierta. Hacia dónde conducía aquella puerta era un misterio pero la lógica decía que continuaba en la misma dirección en la que ya caminaban por lo que en principio no les sería muy útil. La que si les llevaría a encaminarse en la dirección correcta sería una que estuviera a la derecha, pero una vez más en aquella dirección, o en cualquier otra que no fuera seguir rectos o volver, no había camino. Aquel lugar no tenía mobiliario alguno y solo una lámpara en el techo la iluminaba. En el suelo la piedra tenía un gran número de marcas de profundos arañazos, como si grandes pesos de algo tan duro o más que la propia piedra se hubiesen arrastrado continuamente por el lugar. -Vaya marcas más raras...Incluso las paredes las tienen.-Comentó siguiendo a Chimar que había tomado la delantera desde que dejaran atrás la zona de trampas. Cuando la sala entera se volvió loca y todo comenzó a moverse, a girar y a cambiar de posición la sacerdotisa supo el por qué de aquellas marcas. No habían dejado atrás el peligro. Para más inri un muro bloqueó el camino por el que habían llegado hasta allí, no tenían más opción que tratar de alcanzar aquella puerta entreabierta...O alguna de las dos que habían aparecido al comenzar a variar la configuración del lugar.
-Por todos los dioses.- Exclamó la elfa cuando siguiendo al joven inventor una pared giratoria se acercó hasta ella y por poco no se ve obligada a dejar de seguir al chico y salir corriendo para evitarla. Pero la pared se detuvo justo antes de llegar hasta el grupo y tras girar retrocedió de nuevo para luego volver a realizar su recorrido hasta casi aplastarles. Parecía que Chimar había logrado encontrar un patrón de movimientos y les conducía por un camino seguro a través del peligro, un camino del que desviarse un paso podría resultar fatal. Finalmente logran superar la trampa y ésta se desactiva volviendo las paredes a su reposo aunque esta vez mostrando los cuatro caminos disponibles. El de llegada, el de la puerta entreabierta y las dos puertas cerradas en los laterales. Con el camino de llegada como referencia la peliblanca señala la puerta de la derecha. -Debería ser por allí. Chimar, eres un genio. Te daría un beso, pero antes tendrás que darte un buen baño- Señaló la sacerdotisa agradeciendo al inventor que lograra sacarles de allí de una pieza.
Tras unas decenas de metros iluminados por antorchas el material de las paredes del túnel cambia y se tornan del mismo que los muros de la superficie, enormes bloques de piedra con pequeños símbolos de cantería típicos de las grandes construcciones de los humanos. Unos pasos más adelante un arco grabado les da la bienvenida a los sótanos de la propia iglesia. "Benedictus qui venit in nomine domini". Tras cruzar el arco el lugar le recordó de inmediato a las catacumbas a la peliblanca. Sarcófagos de piedra profusamente ornamentados con la efigie del difunto sobre la losa indicaban que eran el último lugar de descanso de figuras cristianas de importancia para su comunidad. Entre ellas, nichos abiertos contenían los restos de otros cristianos menos importantes aunque también debieron de tener cierta relevancia pues los suelos de los templos cristianos estaban reservados para esa clase de figuras, el resto recibían entierro en tierra sagrada, lo cual resultaba curioso pues para la peliblanca el entierro más sencillo era el adecuado y la fría piedra era un castigo según sus creencias pues impedía al difunto reunirse con la madre en el ciclo eterno.
-Caminar entre los muertos...-Dijo la elfa más para sí misma que para los demás al continuar avanzando por aquel lugar mostrando el máximo respeto por aquellos difuntos. -Lo hemos logrado, estamos bajo el templo, ¿Y ahora qué?.- ¿Cuánto tiempo había pasado?, ¿No debería Demian haberse reunido ya con ellos?. En aquella zona de enterramientos había una escalera de caracol que ascendía, y a la derecha de por donde habían llegado había un nuevo arco que conducía a un túnel tenuemente iluminado por antorchas y que no parecía tener fin, adentrándose más y más en las entrañas de la tierra. Sobre aquel arco solo ponía una frase en común: "Abandone toda esperanza aquel que aquí se adentre"
Mientras, a Demian se le acababa el tiempo para eliminar a su objetivo autoimpuesto, pero a pesar de ello su cautela y dominio de las artes del sigilo le habían permitido eliminar a dos de los enemigos y obtener las llaves que buscaba sin levantar las sospechas del resto de los vigilantes del lugar. Puede que afirmar ser uno con el universo fuera excesivo para el chiquillo, pero desde luego era uno con las sombras.
-¿Te has caído?.- Rió el compañero de su última víctima por la respuesta recibida sin sospechar que aquella voz pudiera ser otra más que la de su amigo. -Más te vale que no te hayas excedido con la bebida señor Puño asesino, por mucho que te rías al final el cuervo te sacará los ojos.- Dijo alejándose del lugar y continuando su vigilancia desinteresada de la zona, comenzando a pasear por entre los bancos mientras entonaba una vulgar canción sobre mujeres bonitas y fáciles de seducir durante un banquete. Pero en ese momento el suelo comenzó a estremecerse ligeramente y la canción terminó de repente antes de pasar a la más soez de sus partes. -¿Habéis notado eso?.- Preguntó en voz alta a sus compañeros. Uno cercano a las vidrieras le miró encogiéndose de hombros.-Yo no he sentido nada ¿qué pasa?.- El primero hizo una mueca de incomprensión y echó un vistazo más atento por el lugar tras coger una espada oculta bajo uno de los bancos de madera. -No sé, he notado como si el suelo se moviera.- Su interlocutor movió el brazo haciendo un gesto de pasar del tema y volvió a mirar por los ventanales. -Tú también te has excedido con el aguamiel, deja las armas en su sitio, se supone que somos mendigos y desahuciados...- Aquellas palabras casi parecieron convencerle pero en el último momento, justo cuando iba a dejar de nuevo su espada en el escondite, se lo pensó mejor y decidió comprobar mejor lo que había notado. -!Eh!, puño asesino, dame las llaves, voy a echar un vistazo a nuestros amigos cristianos de aquí abajo. ¿Morcar?-
- Spoiler:
- Las escaleras que suben al templo pueden abrirse desde las catacumbas sin llave, aunque desde el templo si la necesitan.
Los quince minutos se agotan y quiero recordar que el de la torre no es el único vigía.
En esta ronda, salvo que no sea posible por dejar acciones sin realizar, terminará esta parte y con mi siguiente post empezará la segunda.
Níniel Thenidiel
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Re: Persiguiendo fantasmas. (Libre - Completo)[Continuación de trama][Cerrado]
Finalmente llegamos a punto seco. Allí las luces de las velas mostraban las paredes de piedra limpia, solo manchada por el polvo y alguna que otra telaraña en las alturas de las paredes, y, si no fuera por Chimar, ni siquiera se olería ya el alcantarillado, dejado atrás después de cruzar esa secuencia de trampas.
Suspiró aliviada, al menos habían logrado pasar la primera parte. Sin embargo, el tiempo se les agotaba, y debían acceder deprisa al templo si no querían que Demian se enfrentara solo a los guardias y se viera metido en medio de un tremendo asalto sin apoyo alguno. No, no podían permitirlo. Pero entrar a lo loco tampoco era solución para ellos. Deberían, al menos, tener algún tipo de seguridad, tener en cuenta cuantos guardias habría tras las puertas.
Ese ataque seguía pareciéndole un autentico error, no sabían nada a penas de sus enemigos, no, al menos, los datos importantes y básicos que debían saberse antes de aventurarse a un ataque en masa que podía considerarse una pequeña guerra. No tenían el número de integrantes, no tenían una avanzadilla apropiada, no tenían infiltrados que informasen de los movimientos del grupo, no tenían nada, era un suicidio, si vencían sería, únicamente, porque era voluntad de los dioses.
Tan abstraída estaba intentando averiguar que plan seguir a partir de ese momento, que no se dio siquiera cuenta de que Chimar, tomando la delantera, las había llevado hasta una extraña sala llena de raspones, eso le sonaba, inspeccionó sin separarse de Níniel y el pequeño inventor. Esos raspones no habían sido causados de modo natural, ni siquiera parecían de la construcción de la piedra, sin duda algo debía haberlos provocado, y para provocar raspones tan profundos en una piedra tan gruesa, debían haberse hecho con algo, al menos, igual de pesado. Dudaba que nadie pudiera alzar una piedra de semejante grosor y tamaño, pues para más inri los raspones eran uniformes, ni mucho menos que nadie perdiera el tiempo haciendo eso. Por lo que solo quedaba una opción.
- Es una trampa.- dijo justo antes de que las paredes se comenzaran a mover.
Su cerebro se puso en marcha, buscando algún modo de detenerla, sin embargo, la rapidez de pensamiento de Chimar, se adelantó a ella que, como él, supuso que lo mejor sería seguir el camino recto y salir de allí. Siguió al niño la última, sin dudar un instante y le sonrió al salir del lugar.
- Gran trabajo Chim. Sin duda eres un genio.- le guiñó un ojo observando, en ese momento, lo que parecía ser una sala de entierro.
Debían ser gentes importantes, no cualquiera lograba ser enterrado bajo una iglesia, los cristianos eran realmente estrictos en ese sentido, aunque, en realidad, alguien en su sano juicio jamás desearía ser enterrado entre gruesos muros de piedra. Ella, al menos, preferíría seguir el ritual común, ya fuera la tierra, o el fuego, se sentía una persona libre, a la que le gustaba su libertad e intentaba aprovecharla todo lo que le fuera posible, actuaba como quería según lo que dictaba la guardia, por supuesto, pero a su propio modo, y no le gustaría que algo, tan vanal y humano, como la muerte, le impidiera seguir disfrutando de su libertad.
Suspiró, era hora de ponerse manos a la obra. Lo primero que necesitaba, era impregnar sus dagas con veneno, no podía dejar cabos sueltos, y, si iba a haber un ataque, tenía que dejar sin posibilidad de moverse al mayor número de personas posibles. Sacó sus dagas y un par de botecitos de veneno de la bolsa de su cintura, impregno las dagas con el liquido verdoso sin desperdiciar una sola gota, y guardó lo sobrante. Se alzó y se dispuso a explicar.
- Bien, vamos a entrar, debemos ser todo lo silenciosos que podamos, Nin, te necesito de refuerzo, confió en ti si nos hieren.- le sonrió a la chica dándole ánimos, intentando que entendiera la enorme importancia de su papel.- Chim, he visto como te manejas con las flechas, si empieza el ataque antes de que podamos subir un par de pisos, quiero que cubras a Nin y os escondáis ambos, eres el hombrecito del grupo, defiende a tu dama.- Le guiñó el ojo con una sonrisa al pequeño.- Yo iré delante para abrir camino, por favor, tened cuidado.- Les pidió con seriedad.- Venga, entremos a ayudar a Demian.- susurró subiendo escaleras.
Subió las escaleras y abrió la puerta con cuidado, escuchando el sonido sordo de madera y bisagras. Frunció el ceño molesta, bisagras, siempre igual, ¿Es que no había en todo Aerandir nadie a quien se le ocurriera decir: "Ey la puerta suena, voy a echarle aceite"? Suspiró y vio una sala justo al lado de la puerta, debía ser el lugar donde se mantenía a resguardo el osario, pues el pasillo de la derecha llevaba, sin lugar a dudas, a una sala amplia, probablemente a la capilla. Hizo señas para que la elfa y el chiquillo se adelantasen a ella y se escondieran tras la cortina abierta que separaba el osario del resto de salas y cerró la puerta con cuidado escondiéndose ella también junto a sus dos amigos.
Había escuchado acercarse pasos por el pasillo con un titilar de llaves. Esperó paciente a que los pasos se detuvieran frente a la puerta que acababan de abandonar, y volvió a oír el tintineo, intentaba entrar a la catacumba, por lo que debía estar de espaldas a ellos. Era el momento. Salió en silencio y con rapidez de su escondite y golpeó con fuerza y sequedad la nuca del tipo, atrapó su cuerpo con una pierna y las llaves con la punta de la daga, y dejó el cuerpo con cuidado en el suelo, con un suspiro. Uno menos del que preocuparse. Tomó las llaves con una mano y guardó su daga.
- Bien... veamos que puertas abren estas pequeñas.- murmuró una vez volvió con Niniel y Chimar, antes de arrastrar el cuerpo para esconderlo.
************************************************
Off: Uso de la habilidad pasiva, Trampas y venenos.
Suspiró aliviada, al menos habían logrado pasar la primera parte. Sin embargo, el tiempo se les agotaba, y debían acceder deprisa al templo si no querían que Demian se enfrentara solo a los guardias y se viera metido en medio de un tremendo asalto sin apoyo alguno. No, no podían permitirlo. Pero entrar a lo loco tampoco era solución para ellos. Deberían, al menos, tener algún tipo de seguridad, tener en cuenta cuantos guardias habría tras las puertas.
Ese ataque seguía pareciéndole un autentico error, no sabían nada a penas de sus enemigos, no, al menos, los datos importantes y básicos que debían saberse antes de aventurarse a un ataque en masa que podía considerarse una pequeña guerra. No tenían el número de integrantes, no tenían una avanzadilla apropiada, no tenían infiltrados que informasen de los movimientos del grupo, no tenían nada, era un suicidio, si vencían sería, únicamente, porque era voluntad de los dioses.
Tan abstraída estaba intentando averiguar que plan seguir a partir de ese momento, que no se dio siquiera cuenta de que Chimar, tomando la delantera, las había llevado hasta una extraña sala llena de raspones, eso le sonaba, inspeccionó sin separarse de Níniel y el pequeño inventor. Esos raspones no habían sido causados de modo natural, ni siquiera parecían de la construcción de la piedra, sin duda algo debía haberlos provocado, y para provocar raspones tan profundos en una piedra tan gruesa, debían haberse hecho con algo, al menos, igual de pesado. Dudaba que nadie pudiera alzar una piedra de semejante grosor y tamaño, pues para más inri los raspones eran uniformes, ni mucho menos que nadie perdiera el tiempo haciendo eso. Por lo que solo quedaba una opción.
- Es una trampa.- dijo justo antes de que las paredes se comenzaran a mover.
Su cerebro se puso en marcha, buscando algún modo de detenerla, sin embargo, la rapidez de pensamiento de Chimar, se adelantó a ella que, como él, supuso que lo mejor sería seguir el camino recto y salir de allí. Siguió al niño la última, sin dudar un instante y le sonrió al salir del lugar.
- Gran trabajo Chim. Sin duda eres un genio.- le guiñó un ojo observando, en ese momento, lo que parecía ser una sala de entierro.
Debían ser gentes importantes, no cualquiera lograba ser enterrado bajo una iglesia, los cristianos eran realmente estrictos en ese sentido, aunque, en realidad, alguien en su sano juicio jamás desearía ser enterrado entre gruesos muros de piedra. Ella, al menos, preferíría seguir el ritual común, ya fuera la tierra, o el fuego, se sentía una persona libre, a la que le gustaba su libertad e intentaba aprovecharla todo lo que le fuera posible, actuaba como quería según lo que dictaba la guardia, por supuesto, pero a su propio modo, y no le gustaría que algo, tan vanal y humano, como la muerte, le impidiera seguir disfrutando de su libertad.
Suspiró, era hora de ponerse manos a la obra. Lo primero que necesitaba, era impregnar sus dagas con veneno, no podía dejar cabos sueltos, y, si iba a haber un ataque, tenía que dejar sin posibilidad de moverse al mayor número de personas posibles. Sacó sus dagas y un par de botecitos de veneno de la bolsa de su cintura, impregno las dagas con el liquido verdoso sin desperdiciar una sola gota, y guardó lo sobrante. Se alzó y se dispuso a explicar.
- Bien, vamos a entrar, debemos ser todo lo silenciosos que podamos, Nin, te necesito de refuerzo, confió en ti si nos hieren.- le sonrió a la chica dándole ánimos, intentando que entendiera la enorme importancia de su papel.- Chim, he visto como te manejas con las flechas, si empieza el ataque antes de que podamos subir un par de pisos, quiero que cubras a Nin y os escondáis ambos, eres el hombrecito del grupo, defiende a tu dama.- Le guiñó el ojo con una sonrisa al pequeño.- Yo iré delante para abrir camino, por favor, tened cuidado.- Les pidió con seriedad.- Venga, entremos a ayudar a Demian.- susurró subiendo escaleras.
Subió las escaleras y abrió la puerta con cuidado, escuchando el sonido sordo de madera y bisagras. Frunció el ceño molesta, bisagras, siempre igual, ¿Es que no había en todo Aerandir nadie a quien se le ocurriera decir: "Ey la puerta suena, voy a echarle aceite"? Suspiró y vio una sala justo al lado de la puerta, debía ser el lugar donde se mantenía a resguardo el osario, pues el pasillo de la derecha llevaba, sin lugar a dudas, a una sala amplia, probablemente a la capilla. Hizo señas para que la elfa y el chiquillo se adelantasen a ella y se escondieran tras la cortina abierta que separaba el osario del resto de salas y cerró la puerta con cuidado escondiéndose ella también junto a sus dos amigos.
Había escuchado acercarse pasos por el pasillo con un titilar de llaves. Esperó paciente a que los pasos se detuvieran frente a la puerta que acababan de abandonar, y volvió a oír el tintineo, intentaba entrar a la catacumba, por lo que debía estar de espaldas a ellos. Era el momento. Salió en silencio y con rapidez de su escondite y golpeó con fuerza y sequedad la nuca del tipo, atrapó su cuerpo con una pierna y las llaves con la punta de la daga, y dejó el cuerpo con cuidado en el suelo, con un suspiro. Uno menos del que preocuparse. Tomó las llaves con una mano y guardó su daga.
- Bien... veamos que puertas abren estas pequeñas.- murmuró una vez volvió con Niniel y Chimar, antes de arrastrar el cuerpo para esconderlo.
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Off: Uso de la habilidad pasiva, Trampas y venenos.
Alanna Delteria
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Re: Persiguiendo fantasmas. (Libre - Completo)[Continuación de trama][Cerrado]
Pasó una vez la mano por su vientre para aliviar el dolor, pero no tenía tiempo que perder, así que era hora de ponerse en camino, siendo su primer objetivo abrir la puerta hacia la torre con cuidado, de modo de no alertar al resto de los vigilantes. Su siguiente movida fue sacar cada una de las llaves del llaver y ocultarlas en bolsillos distintos, usando para ello cada bolsillo de su pantalón y sus botas. En total había 4 llaves. Desconocía para qué era cada una, pero por fuerza una debía servir a su propósito.
Se movilizó lentamente hasta estar en el pilar más cercano a la puerta que daba a la torre. Debía actuar rápido, pero no podía simplemente ir e intentar llaves, eso les alertaría y bien podía fallar a los primeros intentos. Debía ser más discreto.
Con su magia elevó una de las llaves, la de su bota derecha, haciéndola moverse casi a ras de suelo, oculta en la penumbra, hasta llegar a la puerta, donde se elevó hasta entrar al ojo del candado. Entró lentamente, con mucho cuidado, haciendo fuerza para girarla... pero no pasó nada.
—Una menos, faltan tres —se dijo así mismo sólo moviendo los labios, sin sonido.
La llave volvió a sus ropas y siguió con la siguiente.
—¿Oyeron algo? —dijo uno de los vigilantes, pero no pareció dar con la fuente del sonido.
Demian esperó 30 segundos antes de continuar. Lamentablemente la segunda llave no tuvo tampoco éxito. Demian quiso patear algo, pero eso no entraba en las opciones disponibles.
—Uhmmmm... debe ser algún ratón, esta cosa está llena de ellos.
La tercera llave, de su bolsillo derecho del pantalón, se elevó como las anteriores, entrando al candado con sutileza. Click, se oyó, mientras el candado se abría. Durante ese rato diversas conversaciones habían surgido entre los vigilantes, incluyendo comentarios sobre un ruido subterráneo que había ayudado a enmascarar el último click, de modo que no había llamado la atención, pero en ese momento uno de sus compañeros llamaba al muerto que había tenido las llaves. Demian ideó una estratagema rápidamente.
—Estoy acá atrás, ven por ellas —se oyó la voz del fallecido desde la sacristía.
—¿Qué demonios haces descansando Morcar? deberías estar acá —comentó algo molesto su compañero.
—No preguntes, sólo ven —insistió el muerto.
Los otros dos estaban lo suficientemente lejos como para no ver directamente la puerta, así que era el momento de moverse. Demian esperó a que el vigía que pedía las llaves entrara a la sacristía para moverse rápida y silenciosamente y entrar a la escalera. Cerró el candado tras de sí.
La escalera era cansadora, con sus interminables peldaños en espiral, pero el chico no tenía tiempo para descansos, así que pronto se encontró con el final de ella, una puerta de trampa. Era su último obstáculo, una barrera que cortaba su paso, fácil de abrir, pero que lo acusaría ante el vigía. Debía recurrir a un último truco.
Se concentró, acumulando su energía interior, dejando que la magia fluyera por todo su ser. Su apariencia cambió, ahora lucía como un hombre adulto, uno cuya cara había visto muy bien antes de acabar con su vida en un baño de sangre. Ahora era Morcar.
—Te traje algo, te gustará —le dijo al vigía de la torre tras atravesar la puerta. Éste miró extrañado, había algo raro en ello, pero al final era su compañero, a veces las personas se salían de protocolo por aburrimiento.
Demian, o Morcar para el otro, se acercó con paso relajado, como sosteniendo algo oculto en sus manos. El otro moría de curiosidad y se acercó un poco, dejando de mirar al exterior. En el momento en que parecía a punto de ver lo que allí se ocultaba, Demian sonrió.
El escalpelo se hundió profundamente en la garganta del vigía, salpicando de sangre al asesino, que volvía a lucir como un chico de 12 años, algo bajito para su edad. El hombre intentó alejarse, pero tuvo que llevarse la mano a la garganta, no dejaba de sangrar a chorros. El shock le hizo tropezar. Iba a acercarse a la cuerda de la campana para alertar al resto, pero pronto Demian estaba sobre èl, clavando el escalpelo nuevamente, ahora en la espalda, cuello, nuca... por todos lados. Acostumbraba hacer un trabajo más limpio, un sólo corte letal, pero ahora no podía esperar a que se desangrara y alcanzara a sonar la alarma, debía terminarlo rápidamente... brutalmente. Perdió la cuenta a la veinteaba estocada, pero hubo más, muchas más, hasta que finalmente dejó al cadáver y se puso de pie cansado. No era fácil convertir un hombre en un queso.
Miró al campo abierto y suspiró. Notó la presencia de un par de guardias externos, pero no tenía tiempo para llegar donde ellos y había agotado varios de sus recursos y energías. Se giró para volver a la escalera, si la Guardia se hacía llamar experta, soldados entrenados, seguro encontrarían la manera de acabar con ellos antes de que pudieran dar la alarma, después de todo estaban a su alcance, una flecha, un ataque sorpresa, cualquier cosa valdría. El más peligroso de los vigías, aquel que estaba fuera del alcance por tierra, había caído.
Con esto en mente, inició su descenso con un objetivo en mente, el lugar donde había acordado quedar con sus amigos.
Demian
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Re: Persiguiendo fantasmas. (Libre - Completo)[Continuación de trama][Cerrado]
Una vez superada la sección móvil avanzan bajo el liderato de Níniel, muy justo si tenemos en cuenta que Chimar casi les convierte en fiambre de primera. Siguen otro camino iluminado durante varios instantes, sin duda alguien tiene mucho tiempo libre para encender tantas antorchas y mantenerlas. Existen varias invenciones que permiten fabricar luz artificial más eficientemente, en la otra mano tenemos los trucos mágicos.
Pensar en cosas siempre permite avanzar el tiempo, cuando el niño se da cuenta están entrando en un nuevo recinto. Afortunadamente las trampas lograron ser dejadas atrás, técnicamente nadie debería sobrevivir esas oleadas anteriores. Eventualmente la naturaleza del sector es revelada, se encuentran en las criptas importantes, de aquellos ególatras que decidieron poner su rostro en una estatua conmemorativa.
Espeluznante…
No es el sitio más alegre del mundo, tantas sombras y sepulcros ornamentados dan algo de grima. El inventor no comprende la fascinación que tienen algunas personas con la muerte, tantos recursos destinados a algo sobradamente irracional perturba su mente. Cuando Giaco murió fue cremado y sus cenizas arrojadas al mar por voluntad previa, dicho personaje mantuvo una personalidad práctica incluso en la muerte.
Maquiavelo niega con la cabeza, cada ser con su tema de preferencia. Dejando atrás las tumbas olvidadas y eludiendo pertinentemente una especie de laberinto el grupo se prepara para entrar en acción, irónicamente han logrado posicionarse en un lugar funcional. La infiltración propiamente dicha comenzara enseguida, seguramente las cosas sucedan de manera muy rápida a partir de ahora.
Alanna traza un curso de acción, hace gala a su entrenamiento. El objetivo es claro, allanar el terreno para las fuerzas de ataque. Con ese edificio momentáneamente seguro los guardias podrán llevar su guerra hasta las puertas del puño sin represalias iniciales comprometedoras, en estas cosas quien toma la iniciativa gana. Desgraciadamente es una apuesta riesgosa pues cualquier error desencadenara el combate prematuro, aburrirse es difícil en Lunargenta.
El chico prepara su ballesta, calibra los engranajes para responder mejor. En tareas importantes es mejor ingresar ajustes personalizados, ahorran segundos cruciales. No cabe duda de que Dem ha realizado su trabajo, ese joven es más preciso que un reloj. pese a su eficiente resulta imposible que haya logrado acabar con todo el destacamento, allí entra en juego el segundo grupo de acción.
La guarda abre aquella entrada con discreción, la máxima que pueden permitir bisagras sin décadas de mantenimiento. Inician su avance y pronto logran noquear un efectivo enemigo, buen comienzo. Eventualmente Chimar toma una posición estrategia y busca objetivos para su arma, los posibles blancos internos están en trayectorias poco comprometedoras, es el momento perfecto para iniciar el ataque a gran escala.
Con los enemigos marcados en su mente y sin descubrir la posición decide esperar, cuando el grupo de guardias irrumpa será necesario responder rápido. Una vez estalle la alerta los hostiles saldrán como hormigas, en ese momento toda flecha debe volar eficientemente para evitar bajas en el bando amigo. Por ahora se encuentran en el momento más perturbador de todos, la calma intranquila antes de la tormenta.
Pensar en cosas siempre permite avanzar el tiempo, cuando el niño se da cuenta están entrando en un nuevo recinto. Afortunadamente las trampas lograron ser dejadas atrás, técnicamente nadie debería sobrevivir esas oleadas anteriores. Eventualmente la naturaleza del sector es revelada, se encuentran en las criptas importantes, de aquellos ególatras que decidieron poner su rostro en una estatua conmemorativa.
Espeluznante…
No es el sitio más alegre del mundo, tantas sombras y sepulcros ornamentados dan algo de grima. El inventor no comprende la fascinación que tienen algunas personas con la muerte, tantos recursos destinados a algo sobradamente irracional perturba su mente. Cuando Giaco murió fue cremado y sus cenizas arrojadas al mar por voluntad previa, dicho personaje mantuvo una personalidad práctica incluso en la muerte.
Maquiavelo niega con la cabeza, cada ser con su tema de preferencia. Dejando atrás las tumbas olvidadas y eludiendo pertinentemente una especie de laberinto el grupo se prepara para entrar en acción, irónicamente han logrado posicionarse en un lugar funcional. La infiltración propiamente dicha comenzara enseguida, seguramente las cosas sucedan de manera muy rápida a partir de ahora.
Alanna traza un curso de acción, hace gala a su entrenamiento. El objetivo es claro, allanar el terreno para las fuerzas de ataque. Con ese edificio momentáneamente seguro los guardias podrán llevar su guerra hasta las puertas del puño sin represalias iniciales comprometedoras, en estas cosas quien toma la iniciativa gana. Desgraciadamente es una apuesta riesgosa pues cualquier error desencadenara el combate prematuro, aburrirse es difícil en Lunargenta.
El chico prepara su ballesta, calibra los engranajes para responder mejor. En tareas importantes es mejor ingresar ajustes personalizados, ahorran segundos cruciales. No cabe duda de que Dem ha realizado su trabajo, ese joven es más preciso que un reloj. pese a su eficiente resulta imposible que haya logrado acabar con todo el destacamento, allí entra en juego el segundo grupo de acción.
La guarda abre aquella entrada con discreción, la máxima que pueden permitir bisagras sin décadas de mantenimiento. Inician su avance y pronto logran noquear un efectivo enemigo, buen comienzo. Eventualmente Chimar toma una posición estrategia y busca objetivos para su arma, los posibles blancos internos están en trayectorias poco comprometedoras, es el momento perfecto para iniciar el ataque a gran escala.
Con los enemigos marcados en su mente y sin descubrir la posición decide esperar, cuando el grupo de guardias irrumpa será necesario responder rápido. Una vez estalle la alerta los hostiles saldrán como hormigas, en ese momento toda flecha debe volar eficientemente para evitar bajas en el bando amigo. Por ahora se encuentran en el momento más perturbador de todos, la calma intranquila antes de la tormenta.
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Re: Persiguiendo fantasmas. (Libre - Completo)[Continuación de trama][Cerrado]
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