Conejilla [Wood][trabajo]
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Conejilla [Wood][trabajo]
Aspiré profundamente, la brisa marina llenó mis pulmones con su característica salitre. La tarde estaba fresca, si el viento amainaba podría decirse que se convertiría en un día caluroso, pero el horizonte no daba señales de querer colaborar con mis viejos huesos. Podía oler en el ambiente el agua, pronto llovería, no cabía la menor duda. Eché mis trastos a la espalda, me sentía como un vagabundo sin hogar. Mis mascotas estaban a buen resguardo y mis cachivaches al alcance de la mano: el cuchillo y las hachas. La vieja armadura me había durado lo suficiente como para resistir aquellos enfrentamientos que pronto quedaron en la memoria de la humanidad, más aún no archivada en la mía. Aún podía sentir en mis manos la tensión de la lucha contra aquellos cuerpos sin vida…
Me había tomado un tiempo, aunque no estaba segura de que las cosas volverían a ser como alguna vez lo habían sido. Esta transición a la nueva Wood se había vuelto ridículamente difícil. Era mucho más sencillo matar y despedazar que construirse un buen nombre y llevar una vida un poco más… digna, si esa era el calificativo apropiado que estaba buscando. En fin, me encogí de hombros y con el peso a las espaldas emprendí viaje en busca de un lugar para resguardarme de la futura tormenta. Humanos ilusos… no podían siquiera percatarse de algo tan obvio como la proximidad de una tormenta. Me preguntaba si los viejos lobos de mar podrían… me obligué a detener mis pasos y con ellos el morbo de ir a averiguarlo. Después de todo ¿para qué quería quitarme esa duda fútil? Por algo tan tonto mi opinión sobre esa especie no cambiaría… sin embargo… me estaba planteando llevar un modo de vida similar al de ellos. ¿Quién podría entenderte Wood? Ni siquiera tú lo haces… me comenté por lo bajo mientras zigzagueaba entre las personas del pequeño mercado que tenía delante.
No podía hacer más tiempo. Semanas atrás, el viejo Julien me había contactado por una oferta de trabajo. Escasa como estaba de aeros, crucé las tierras desde Ulmer hasta Lunargenta en el menor tiempo posible, solamente para enterarme que no era el viejo quién necesitaba alquilar un par de manos más, sino el estudiante predilecto de uno de sus viejos amigos. Al parecer aquella información no fue muy bien procesada por mi rostro, ya que el viejo humano no hizo más que golpearme la espalda y reír ante mi reacción. Ay pequeña, si tuviera un espejo a mano también te unirías a mí aseveró él y ante eso no podía discutir. Él se había convertido en mi única familia y por primera vez en varios meses sonreí y seguidamente me eché a reír a todo lo que daban mis pulmones. Aún con la voz entrecortada y sintiendo las convulsiones ir y venir le pregunté al viejo -Ah, viejo. Aún no me das los detalles de todo esto. ¿Por qué me mandas con alguien desconocido?. Él infló sus mejillas como un niño pequeño, como no queriendo responder a mi cuestionamiento.
Porque eres… tú. Ya sabrás y aquella fue toda su respuesta. Ese viejo… definitivamente me las pagaría por esta. Definitivamente… Ya había jurado no volver a aquellas islas y sin embargo estaba a punto de embarcarme nuevamente hacia ellas, pero ahora con motivos muy diferentes y una nueva obligación. Necesitaba aquél dinero y por ello iba dispuesta a todo.
Me había tomado un tiempo, aunque no estaba segura de que las cosas volverían a ser como alguna vez lo habían sido. Esta transición a la nueva Wood se había vuelto ridículamente difícil. Era mucho más sencillo matar y despedazar que construirse un buen nombre y llevar una vida un poco más… digna, si esa era el calificativo apropiado que estaba buscando. En fin, me encogí de hombros y con el peso a las espaldas emprendí viaje en busca de un lugar para resguardarme de la futura tormenta. Humanos ilusos… no podían siquiera percatarse de algo tan obvio como la proximidad de una tormenta. Me preguntaba si los viejos lobos de mar podrían… me obligué a detener mis pasos y con ellos el morbo de ir a averiguarlo. Después de todo ¿para qué quería quitarme esa duda fútil? Por algo tan tonto mi opinión sobre esa especie no cambiaría… sin embargo… me estaba planteando llevar un modo de vida similar al de ellos. ¿Quién podría entenderte Wood? Ni siquiera tú lo haces… me comenté por lo bajo mientras zigzagueaba entre las personas del pequeño mercado que tenía delante.
No podía hacer más tiempo. Semanas atrás, el viejo Julien me había contactado por una oferta de trabajo. Escasa como estaba de aeros, crucé las tierras desde Ulmer hasta Lunargenta en el menor tiempo posible, solamente para enterarme que no era el viejo quién necesitaba alquilar un par de manos más, sino el estudiante predilecto de uno de sus viejos amigos. Al parecer aquella información no fue muy bien procesada por mi rostro, ya que el viejo humano no hizo más que golpearme la espalda y reír ante mi reacción. Ay pequeña, si tuviera un espejo a mano también te unirías a mí aseveró él y ante eso no podía discutir. Él se había convertido en mi única familia y por primera vez en varios meses sonreí y seguidamente me eché a reír a todo lo que daban mis pulmones. Aún con la voz entrecortada y sintiendo las convulsiones ir y venir le pregunté al viejo -Ah, viejo. Aún no me das los detalles de todo esto. ¿Por qué me mandas con alguien desconocido?. Él infló sus mejillas como un niño pequeño, como no queriendo responder a mi cuestionamiento.
Porque eres… tú. Ya sabrás y aquella fue toda su respuesta. Ese viejo… definitivamente me las pagaría por esta. Definitivamente… Ya había jurado no volver a aquellas islas y sin embargo estaba a punto de embarcarme nuevamente hacia ellas, pero ahora con motivos muy diferentes y una nueva obligación. Necesitaba aquél dinero y por ello iba dispuesta a todo.
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Re: Conejilla [Wood][trabajo]
A pesar de la tormenta, el viaje no se hizo tan largo. Intenté mantenerme aireada y bien comida durante la travesía y al parecer aquél era el quid de la cuestión. Al menos Julien le había dado en el clavo una vez enterado de mis menesteres con el asunto de viajar en barco. Aunque no tenía ninguna solución para el repelús que sentía contra los brujos y sus trucos. Según las palabras del comerciante, tendría tres días para ser una especie de… algo en lo que se practicaran pruebas. Debía de ser algo voluntario y sobre alguien con agallas. No entendía dos cosas, la primera, cómo los rumores de la búsqueda de un conejillo de indias había llegado al humano y segundo, por qué creería que yo tenía agallas. Por el momento y desde aquellos incidentes terribles, solamente me había mantenido en bajo perfil, sin siquiera matar una liebre, ni qué decir de aparecer mucho en sociedad. Ambos debíamos estar locos, él por nominarme, yo por aceptar y el tercer partido también, por recibir a alguien desconocido por referencias de viejos humanos.
Por lo menos la paga era buena. Aunque eso solamente me hacía sospechar… cuando hay una buena suma de dinero involucrada, generalmente hay riesgos. Demonios, al menos espero que esta vez no me hagan enamorarme. Las escamas no estaban tan mal… murmuré mientras olfateaba la brisa marina. Faltaba poco por llegar a destino, podía sentir el olor de la tierra, por lo que no tardaríamos mucho en desembarcar. Uno de los marinos que estaba en cubierta me miró con los ojos bien abiertos, como sorprendido de escucharme hablar sola. Me volví hacia él y entrecerré los ojos ¿Algún problema con que hable con mi amigo el hombre bestia? le pregunté señalando un espacio vacío sobre mi hombro derecho. El hombre levantó ambas cejas en señal de descreimiento y se marchó sin decir palabra. Sonreí ante la efectividad de la mentira y me crucé de hombros esperando ansiosa por desembarcar y tocar tierra firme.
Siendo esta mi segunda vez en la isla, había tomado mis precauciones –como mantenerme decentemente más limpia- parecer algo más decente, las apariencias eran importantes en ese lugar. También evité las grandes aglomeraciones y me aproximé de la manera menos sospechosa posible a tres personas para pedir indicaciones para llegar a mi destino. El barco “Destino” había tocado puerto a primeras horas de la mañana, ya era pasado medio día, me encontraba en el bosque, sintiéndome perdida y tan cansada que no tenía ganas de dar ni un paso más. Descargué mi bolsa de viaje y me senté a la sombra de un árbol raro. Mi estómago comenzó a gruñir, asique de mala gana me transformé para buscar algo comestible y que fuera decentemente conocido. Antes de que el sol se pusiera, volví a mi campamento improvisado con un jabalí mediano, medio comido. No había resistido el hambre y me había bajado casi la mitad en mi forma lupina, ahora me disponía a asarlo cuando un cambio de viento me dio la pista que había estado buscando todo el día.
Poco antes de caer la noche, me acerqué a la casa que más bien parecía una mansión. Escondida dentro del bosque como estaba, su apariencia real se mantenía protegida por las luces y sombras característicos del entorno. Llamé una, dos, tres veces. Antes de la cuarta, la gran puerta de una madera tan vieja que daban ganas de acariciarla, se abrió con un suave chirrido. En vez de la esperada contraluz, a abertura solamente echó sombras sobre mis pies.
Por lo menos la paga era buena. Aunque eso solamente me hacía sospechar… cuando hay una buena suma de dinero involucrada, generalmente hay riesgos. Demonios, al menos espero que esta vez no me hagan enamorarme. Las escamas no estaban tan mal… murmuré mientras olfateaba la brisa marina. Faltaba poco por llegar a destino, podía sentir el olor de la tierra, por lo que no tardaríamos mucho en desembarcar. Uno de los marinos que estaba en cubierta me miró con los ojos bien abiertos, como sorprendido de escucharme hablar sola. Me volví hacia él y entrecerré los ojos ¿Algún problema con que hable con mi amigo el hombre bestia? le pregunté señalando un espacio vacío sobre mi hombro derecho. El hombre levantó ambas cejas en señal de descreimiento y se marchó sin decir palabra. Sonreí ante la efectividad de la mentira y me crucé de hombros esperando ansiosa por desembarcar y tocar tierra firme.
Siendo esta mi segunda vez en la isla, había tomado mis precauciones –como mantenerme decentemente más limpia- parecer algo más decente, las apariencias eran importantes en ese lugar. También evité las grandes aglomeraciones y me aproximé de la manera menos sospechosa posible a tres personas para pedir indicaciones para llegar a mi destino. El barco “Destino” había tocado puerto a primeras horas de la mañana, ya era pasado medio día, me encontraba en el bosque, sintiéndome perdida y tan cansada que no tenía ganas de dar ni un paso más. Descargué mi bolsa de viaje y me senté a la sombra de un árbol raro. Mi estómago comenzó a gruñir, asique de mala gana me transformé para buscar algo comestible y que fuera decentemente conocido. Antes de que el sol se pusiera, volví a mi campamento improvisado con un jabalí mediano, medio comido. No había resistido el hambre y me había bajado casi la mitad en mi forma lupina, ahora me disponía a asarlo cuando un cambio de viento me dio la pista que había estado buscando todo el día.
Poco antes de caer la noche, me acerqué a la casa que más bien parecía una mansión. Escondida dentro del bosque como estaba, su apariencia real se mantenía protegida por las luces y sombras característicos del entorno. Llamé una, dos, tres veces. Antes de la cuarta, la gran puerta de una madera tan vieja que daban ganas de acariciarla, se abrió con un suave chirrido. En vez de la esperada contraluz, a abertura solamente echó sombras sobre mis pies.
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Re: Conejilla [Wood][trabajo]
Desperté con los primeros rayos del sol sobre mi rostro. A mi lado un hombre en sus veintes, delgado, tez casi transparente con una falta urgente de sol. Sus brazos no eran fuertes, sino delgados y bastante peludos y sus ojos parecían ser dulces. Lo miré unos segundos, él me devolvió la mirada. Tomé las sábanas y me hice una bolita ignorándolo por completo. Ese ser tenía que pertenecer a alguna especie de pesadilla. Además, era demasiado temprano para levantarse, aún sentía todas mis extremidades adoloridas por el día anterior. ¡Carajo! dije y en un salto quedé de pie, frente a mi empleador. Buenos días Feith, al parecer descansaste bien. Es una forma bastante inusual la que tienes de levantarte. ¿Lo haces así todos los días? preguntó observándome detenidamente, como queriendo hacer una revisación exhaustiva de mi cuerpo.
Bue… buenos días, señor comencé a decir, sin estar muy segura de cómo referirme a él. Ah… por favor, llámame Jonh interrumpió con una sonrisa luminosa. Tuve por un momento la necesidad de cubrir mis ojos de tanta luminosidad, pero pude controlarme. Asentí, aprovechando a bajar la vista para no tener que ser testigo voluntaria de tan buen humor y maneras a esas horas de la mañana. Jonhathan… le corregí con tono serio, no me gustaba que “nos” tuviéramos tanta confianza. Él asintió como si le hubiese hecho alguna especie de regalo. Respiré profundo y suspiré. Estaba allí por un trabajo, pero al parecer ya habíamos comenzado con el mal pie. No me despierto así todos los días. Solo me di cuenta que no era un sueño y que estaba aquí para trabajar y… nuevamente me vi interrumpida. Esta vez él puso dos dedos sobre mis labios.
Entiendo, entiendo. ¿Vamos a desayunar? Laly se levantó temprano para preparar todo para nosotros. afirmó poniendo una mano sobre la mía y llevándome a sentar sobre el borde de la cama. Su rostro se aproximaba peligrosamente al mío. Claro, claro, no la haremos esperar ¿verdad? Solamente necesito vestirme. ¿Dónde dejé mis cachiva…? pregunté desviando la conversación y el peligro momentáneamente con el mejor tacto posible. Oh, me tomé la libertad de poner tus cosas en mi habitación y he aquí este vestido. No creo que te siente bien, el color de tus ojos no combina con este marrón tan apagado pero ya podremos solucionarlo… Cualquier cosa está bien aseguré tomándolo de sus brazos. De alguna forma era como si se hubiese materializado, ser brujo parecía tener sus buenas partes también. Deseaba fervientemente bajar y que su ayudante, la bruja “Laly” ya tuviese lista la poción para deshacer el desastre de la noche anterior.
Bue… buenos días, señor comencé a decir, sin estar muy segura de cómo referirme a él. Ah… por favor, llámame Jonh interrumpió con una sonrisa luminosa. Tuve por un momento la necesidad de cubrir mis ojos de tanta luminosidad, pero pude controlarme. Asentí, aprovechando a bajar la vista para no tener que ser testigo voluntaria de tan buen humor y maneras a esas horas de la mañana. Jonhathan… le corregí con tono serio, no me gustaba que “nos” tuviéramos tanta confianza. Él asintió como si le hubiese hecho alguna especie de regalo. Respiré profundo y suspiré. Estaba allí por un trabajo, pero al parecer ya habíamos comenzado con el mal pie. No me despierto así todos los días. Solo me di cuenta que no era un sueño y que estaba aquí para trabajar y… nuevamente me vi interrumpida. Esta vez él puso dos dedos sobre mis labios.
Entiendo, entiendo. ¿Vamos a desayunar? Laly se levantó temprano para preparar todo para nosotros. afirmó poniendo una mano sobre la mía y llevándome a sentar sobre el borde de la cama. Su rostro se aproximaba peligrosamente al mío. Claro, claro, no la haremos esperar ¿verdad? Solamente necesito vestirme. ¿Dónde dejé mis cachiva…? pregunté desviando la conversación y el peligro momentáneamente con el mejor tacto posible. Oh, me tomé la libertad de poner tus cosas en mi habitación y he aquí este vestido. No creo que te siente bien, el color de tus ojos no combina con este marrón tan apagado pero ya podremos solucionarlo… Cualquier cosa está bien aseguré tomándolo de sus brazos. De alguna forma era como si se hubiese materializado, ser brujo parecía tener sus buenas partes también. Deseaba fervientemente bajar y que su ayudante, la bruja “Laly” ya tuviese lista la poción para deshacer el desastre de la noche anterior.
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Re: Conejilla [Wood][trabajo]
No me gustó nada el ambiente de la casa cuando entré en ella. Sentía que estaba a punto de entrar en la cueva del lobo y que no podría salir de ella. Casi podía sentir una especie de atracción desde lo más profundo de su interior, y por esa misma razón quería poner distancia entre ella y mi propia sombra. De alguna forma me recordaba al laboratorio abandonado en el que casi pierdo la vida mucho tiempo atrás, en el pantano misterioso. Esto, aunque menos terrorífico a simple vista, podría ser incluso más mortífero. Adelante Wood, necesitas esos Aeros, mueve tu trasero y pon tu cara frente a esos brujos me ordené casi en susurros , intentando así insuflarme de coraje. Si en el pasado me hubiesen mostrado a mi actual yo, nunca hubiese creído que me convertiría en tal cobarde. Dejé salir el último resto de aire de mi cuerpo y atravesé el umbral de la puerta.
Eh… la puerta estaba abierta así que me tomé la libertad de entrar pronuncié en voz alta mientras avanzaba por un salón oscuro, el piso de madera se quejaba bajo mi peso anunciando con cada paso mi ubicación. Perfecto… ¿algo más? me pregunté levantando la cabeza y mirando al techo. Entonces vi que una masa amorfa caía hacia mí a gran velocidad. El primer impulso que tuve era de sacarle el cuerpo, pero ya estaba demasiado cerca, y para colmo parecía producir alguna especie de sonido que finalmente descifré a tiempo para amortiguar su caída. ¡Maestro J! ¿se encuentra bien? gritó la voz de una joven mujer. Pequeña, cabello negro, ojos del mismo color, su piel broncínea por efectos del sol. Buen tono muscular, de lo contrario no hubiera quitado el peso que yacía sobre mis hombros tan fácilmente.
Ugh ¿Qué pasó? pegunté luego de haber vuelto a mi forma humana. Por reflejos me había convertido en mi forma feral antes de recibir el mayor daño por la caída de lo que ahora veía que era un hombre. La mujer que me había estado ignorando, se volvió a mí rápidamente con cara de muy pocos amigos, sacó del bolsillo de su delantal una roca con unos dibujos brillantes y me miró como para partirme en dos con ella. Arquee una ceja desde el suelo y le devolví una mirada desafiante. ¡Laly! ¿Cómo es posible que le levantes la mano a mi hermosa rescatista?. Baja ese arcano en este mismo instante. El tono del hombre no daba lugar a dudas, la joven comenzó a bajar la pequeña roca con los mofletes hinchados, pero a medio camino, levantó su mirada llena de decisión maestro, no creo que sea una buena idea, ella podría ser un enemigo. Es un licántropo. No podemos confiar en ella agregó, sus palabras finales tan juntas que no entendía como su lengua no se había trabado.
Observé al hombre que ahora movía su peso de una pierna a la otra, en señales de nerviosismo. Puede que tengas razón, pero me he enamorado de ella y es cuestión de tiempo para que sea mía, sin importar cómo haya sido su vida anterior. Mi boca se abrió y casi sentí como se mantenía en una extraña posición como queriendo decir “A” pero sin que la voz respondiera a mi garganta. Ambas intercambiamos miradas y su mentada arma cayó al suelo y rodó, deteniéndose contra la pata de una mesa. En el mismo instante que ambas superficies hicieron contacto, el interior de la casa se iluminó por completo con candelabros distribuidos por toda su extensión. Se trataba de un lugar enorme, nos encontrábamos en la planta baja, en una sala modestamente decorada, llena de libros y artilugios raros. Las grandes puertas ovaladas estaban abiertas, no muy lejos una mesa servida con los alimentos aún desprendiendo un fino vaho.
Me senté cruzada de piernas en el suelo y miré hacia arriba. En el segundo piso había una baranda por la que probablemente había caído el hombre. No sé que tipo de broma puede ser esta, pero no veo a nadie reírse. Acto seguido dejé que mis carcajadas repiquetearan por todo el lugar. No, ahora sí. Vine por el trabajo- desde-Lunargenta. Me envía Julien. ¿Me equivoqué de mansión? No es como si hubieran muchas por la zona, menos con esta descripción, digamos casi tétrica, aparatosa, con una ayudante bien… formada y un señor flacucho, castaño y de ojos extrañamente amarillos. La ironía en mi voz podía sentirse como el acero, fría y pesada. Ambos me miraron sorprendidos. Creí que el barco llegaría al menos mañana dijo la chica, como olvidándose de mi presencia. Pues, al parecer ya llegó. ¿Señorita Greenwood? su mirada me atravesó al tiempo que me tendía una mano para ayudar a levantarme. Le miré con ganas de rechazarle, pero el mohín que estaba haciendo la joven solamente me dio ganas de hacer lo posible para hacerle pasar mal.
Efectivamente, Feith Greenwood, también conocida como Wood. Y bien ¿cuándo comenzamos? corroboré soltando su mano, que, contra cualquier apuesta, era más fuerte y varonil de lo que podría parecer. Estábamos trabajando escaleras arriba hasta el incidente. Continuaremos luego de cenar se apuró a decir la tal Laly. No, continuaremos mañana, sea lo que sea que estábamos haciendo no es importante ahora. Imagino que la señorita Feith no ha cenado, deberíamos… al parecer era de esos que daban órdenes. Bien, lo prefería así. Interrumpí sus pensamientos en voz alta aclarándome la garganta. De hecho, esos restos que están en el suelo son lo que quedó de mi cena. Estoy muy bien. Aseguré e hice una sutil reverencia. La fémina pareció complacida, más el hombre solamente hizo sonar su lengua. Laly, enséñale su habitación, esta noche cenaré en el estudio. Creo que hemos hecho grandes progresos con la poción de amor.
Eh… la puerta estaba abierta así que me tomé la libertad de entrar pronuncié en voz alta mientras avanzaba por un salón oscuro, el piso de madera se quejaba bajo mi peso anunciando con cada paso mi ubicación. Perfecto… ¿algo más? me pregunté levantando la cabeza y mirando al techo. Entonces vi que una masa amorfa caía hacia mí a gran velocidad. El primer impulso que tuve era de sacarle el cuerpo, pero ya estaba demasiado cerca, y para colmo parecía producir alguna especie de sonido que finalmente descifré a tiempo para amortiguar su caída. ¡Maestro J! ¿se encuentra bien? gritó la voz de una joven mujer. Pequeña, cabello negro, ojos del mismo color, su piel broncínea por efectos del sol. Buen tono muscular, de lo contrario no hubiera quitado el peso que yacía sobre mis hombros tan fácilmente.
Ugh ¿Qué pasó? pegunté luego de haber vuelto a mi forma humana. Por reflejos me había convertido en mi forma feral antes de recibir el mayor daño por la caída de lo que ahora veía que era un hombre. La mujer que me había estado ignorando, se volvió a mí rápidamente con cara de muy pocos amigos, sacó del bolsillo de su delantal una roca con unos dibujos brillantes y me miró como para partirme en dos con ella. Arquee una ceja desde el suelo y le devolví una mirada desafiante. ¡Laly! ¿Cómo es posible que le levantes la mano a mi hermosa rescatista?. Baja ese arcano en este mismo instante. El tono del hombre no daba lugar a dudas, la joven comenzó a bajar la pequeña roca con los mofletes hinchados, pero a medio camino, levantó su mirada llena de decisión maestro, no creo que sea una buena idea, ella podría ser un enemigo. Es un licántropo. No podemos confiar en ella agregó, sus palabras finales tan juntas que no entendía como su lengua no se había trabado.
Observé al hombre que ahora movía su peso de una pierna a la otra, en señales de nerviosismo. Puede que tengas razón, pero me he enamorado de ella y es cuestión de tiempo para que sea mía, sin importar cómo haya sido su vida anterior. Mi boca se abrió y casi sentí como se mantenía en una extraña posición como queriendo decir “A” pero sin que la voz respondiera a mi garganta. Ambas intercambiamos miradas y su mentada arma cayó al suelo y rodó, deteniéndose contra la pata de una mesa. En el mismo instante que ambas superficies hicieron contacto, el interior de la casa se iluminó por completo con candelabros distribuidos por toda su extensión. Se trataba de un lugar enorme, nos encontrábamos en la planta baja, en una sala modestamente decorada, llena de libros y artilugios raros. Las grandes puertas ovaladas estaban abiertas, no muy lejos una mesa servida con los alimentos aún desprendiendo un fino vaho.
Me senté cruzada de piernas en el suelo y miré hacia arriba. En el segundo piso había una baranda por la que probablemente había caído el hombre. No sé que tipo de broma puede ser esta, pero no veo a nadie reírse. Acto seguido dejé que mis carcajadas repiquetearan por todo el lugar. No, ahora sí. Vine por el trabajo- desde-Lunargenta. Me envía Julien. ¿Me equivoqué de mansión? No es como si hubieran muchas por la zona, menos con esta descripción, digamos casi tétrica, aparatosa, con una ayudante bien… formada y un señor flacucho, castaño y de ojos extrañamente amarillos. La ironía en mi voz podía sentirse como el acero, fría y pesada. Ambos me miraron sorprendidos. Creí que el barco llegaría al menos mañana dijo la chica, como olvidándose de mi presencia. Pues, al parecer ya llegó. ¿Señorita Greenwood? su mirada me atravesó al tiempo que me tendía una mano para ayudar a levantarme. Le miré con ganas de rechazarle, pero el mohín que estaba haciendo la joven solamente me dio ganas de hacer lo posible para hacerle pasar mal.
Efectivamente, Feith Greenwood, también conocida como Wood. Y bien ¿cuándo comenzamos? corroboré soltando su mano, que, contra cualquier apuesta, era más fuerte y varonil de lo que podría parecer. Estábamos trabajando escaleras arriba hasta el incidente. Continuaremos luego de cenar se apuró a decir la tal Laly. No, continuaremos mañana, sea lo que sea que estábamos haciendo no es importante ahora. Imagino que la señorita Feith no ha cenado, deberíamos… al parecer era de esos que daban órdenes. Bien, lo prefería así. Interrumpí sus pensamientos en voz alta aclarándome la garganta. De hecho, esos restos que están en el suelo son lo que quedó de mi cena. Estoy muy bien. Aseguré e hice una sutil reverencia. La fémina pareció complacida, más el hombre solamente hizo sonar su lengua. Laly, enséñale su habitación, esta noche cenaré en el estudio. Creo que hemos hecho grandes progresos con la poción de amor.
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Re: Conejilla [Wood][trabajo]
Una vez finalizado el desayuno lleno de “ahhhs”, flores y corazones emanando de John, y un aura negra llena de rayos y centellas desde Laly, ésta me explicó rápidamente el funcionamiento de la casa y las reglas más importantes a seguir en la misma. Se me dio además una charla para evitar el pánico durante una levitación. ¿Para qué? Al parecer era algo necesario. Cosas de brujos…. La joven era la ayudante de mi empleador. Al parecer el enamorado era un brujo que hacía investigaciones, una especie de maestro o algo así, en realidad ellos no ahondaron mucho en la información y yo tampoco pregunté. Esas cosas era mejor no saberlas. Como ayudante, Laly tenía que hacer muchas cosas, sus tareas principales eran mantener el estudio donde realizaban los experimentos en condiciones, tener los materiales listos para hacer pociones y ese tipo de cosas. También debía de llevar al día una especie de bitácora de invenciones, era necesario tener un riguroso apunte de causas y efectos de algunos fenómenos. También tenía que hacer muchas otras cosas, pero no las recordaba todas, probablemente porque eran aburridas y no las entendía.
Mi trabajo consistía en ser el sujeto en el que se realizarían las pruebas con pociones y hechizos. Digamos que estaba un poco acostumbrada a ese tipo de cosas, por lo que crucé los dedos y dejé que las cosas fluyeran de la mejor manera posible. Ahora que yo estaba en esa casa, Laly tenía que observarme de cerca, vigilar mi comportamiento y mantener una estrecha relación conmigo para tener una mejor devolución de lo que podría estar aconteciendo en mi cuerpo. Y entre nosotras, compartíamos un secreto: en los pocos momentos en los que estábamos solas, ella intentaba crear una poción para invalidar los efectos de la poción de amor que accidentalmente había tomado como nicho el cuerpo de mi empleador.
La primera mañana tomaron mis datos exhaustivamente, estaba acostumbrada a ese tipo de cosas, procuré ser paciente y dejarme llevar por ellos. La tarde ya comenzó a complicarse. Muy bien mi querida, ha llegado la hora de comenzar a probar los experimentos. Por favor, toma la primera poción que está sobre la mesa. Quiero que detalles como te sientes minuto a minuto su expresión era completamente diferente. Parecía haberse transformado al brujo dueño de aquél lugar. Noté el cambio en su ayudante también, al parecer eran muy serios con su trabajo. Además, luego de tres días con ellos, llegué a darme cuenta que ese Jonathan era un sádico y que cualquier mujer que fuera l objeto de su amor tendría una vida bastante difícil, aunque ese no es el punto importante de esta narración. Enderecé mi cuerpo, achaté los hombros y tomé un frasco transparente con un contenido líquido de color azul. Lo olfatee antes de echarlo a la boca, olía a pollo. Sin mucha sapiencia hice fondo blanco.
Pasaron los segundo y no había respuesta. John se rascó el mentón y Laly me miró con la cabeza a un lado, como esperando que me pusiera azul o algo. Caminé unos pasos, me detuve y eché una ojeada a mi cuerpo Todo normal por ahora informé, ellos asintieron con la cabeza y tomaron notas mmm tengo picazón, supongo que es ¿normal? pregunté comenzando a rascarme la piel de los antebrazos, donde, luego de mirar dos veces lo comprobé Me están saliendo pluplllurrurru, plumas. Estaba segura de que esa era la señal que esperaban Asombroso, no esperaba que funcionara en licántropos también. El hombre asintió silenciosamente, pero yo estaba muy ocupada a dos manos rascándome y quitándome la ropa. Las plumas, aunque habían necesitado como dos o tres minutos para comenzar a salir, ahora creían a una velocidad impresionante.
Deberías transformarte. Veamos si también afecta a tu parte de bestia y sus palabras fueron como un bálsamo para mí. Siempre me sentía más fuerte y segura como un lobo. Aunque no estaba preparada psicológicamente para lo que se iba a venir. Me había convertido en un chucho sin pelos. Estaba completamente desnuda. Un lobo calvo, un lobo calvo que gritaba cosas ininteligibles mientas corría agitando los brazos alrededor de la pieza. Mi piel había probado ser blanca y aunque podía escuchar en la lejanía los pedidos de mis compañeros de que me detuviera y tuviera calma, no fue hasta que me encontré levitando que intenté controlarme y recordar las clases de horas más temprano. Extendí mis brazos en señal de rendición y comprobé que tenía unas gigantes plumas del color de lo que había sido mi pelambre. “Oh, por los dioses espero que esto tenga cura” rogué a los cielos.
Poco a poco, me fueron bajando hasta que toqué el suelo. Miré a J y a Laly, ellos parecían esperar mi reporte, pero no llegarían a escucharlo. Les sonreí mostrando toda la extensión de mis colmillos Creo que se volvió loca, pobrecilla. Su mente no lo pudo resistir… dijo él, negando con la cabeza. Pero la chica fue más astuta No maestro, creo… que en su forma de animal, ellos no pueden hablar. Estaba algo cabreada, no podía creer que con su dizque amor, ese brujo de cartón se hubiera rendido tan fácilmente. Tal vez la idea de pagarle a alguien para que probara sus experimentos no le era tan llamativa como a mí el recibirla. El asintió una vez calladamente. ¿Cuánto tiempo hace que se tomó la poción?
Quince minutos ya
No ha sido suficiente, agrega más del tercer ingrediente, quítale una pizca del séptimo y agreguemos más polvo de la bolsa café.
De esa manera, seguimos por un par de horas más, con nuevas formas de la misma poción y efectos que variaban muy poco, hasta que me salieron un par de alas lo suficientemente grandes como para permitirme volar. Por suerte, dejaron que volviera a mi forma humana, al menos para gritarles incoherencias entendibles para sus oídos. Bueno, perfecto, ahora en vez de ser un licántropo soy una chica bestia. ¿Qué hago con las alas? Pesan como un muerto. Literalmente. Y pican dije entre bostezos. Era tarde en la noche y estaba demasiado cansada como para hacer mucho más.
Trae la pócima de fortalecimiento. Intentaremos que vuele Entre las cejas del brujo se había dibujado una “V”.
Pronto, la ayudante volvió con un vial de contenido verdoso, aunque más espeso que las preparaciones anteriores. No sabe bien, pero probablemente se lo último por hoy por primera vez la chica bio –forma en la que me había estado refiriendo a ella mentalmente- se comportó como si tuviese sentimientos.
Costó muchos viales, y aún más golpes contra la pared y estanterías, que pudiera levantar vuelo y extender mis nuevas alas. Al final no pude volar exactamente, pero fue algo muy parecido. Terminé exhausta. Me dormí a medio camino antes de salir de ese “laboratorio”. Pero antes de perder el conocimiento llegué a escuchar:
¿Maestro? ¿Cómo revertiremos los efectos de la pócima?
No lo haremos, ahí está la belleza. Veremos cuánto tarda en deshacerse de ella su cuerpo
Maldito
Mi trabajo consistía en ser el sujeto en el que se realizarían las pruebas con pociones y hechizos. Digamos que estaba un poco acostumbrada a ese tipo de cosas, por lo que crucé los dedos y dejé que las cosas fluyeran de la mejor manera posible. Ahora que yo estaba en esa casa, Laly tenía que observarme de cerca, vigilar mi comportamiento y mantener una estrecha relación conmigo para tener una mejor devolución de lo que podría estar aconteciendo en mi cuerpo. Y entre nosotras, compartíamos un secreto: en los pocos momentos en los que estábamos solas, ella intentaba crear una poción para invalidar los efectos de la poción de amor que accidentalmente había tomado como nicho el cuerpo de mi empleador.
La primera mañana tomaron mis datos exhaustivamente, estaba acostumbrada a ese tipo de cosas, procuré ser paciente y dejarme llevar por ellos. La tarde ya comenzó a complicarse. Muy bien mi querida, ha llegado la hora de comenzar a probar los experimentos. Por favor, toma la primera poción que está sobre la mesa. Quiero que detalles como te sientes minuto a minuto su expresión era completamente diferente. Parecía haberse transformado al brujo dueño de aquél lugar. Noté el cambio en su ayudante también, al parecer eran muy serios con su trabajo. Además, luego de tres días con ellos, llegué a darme cuenta que ese Jonathan era un sádico y que cualquier mujer que fuera l objeto de su amor tendría una vida bastante difícil, aunque ese no es el punto importante de esta narración. Enderecé mi cuerpo, achaté los hombros y tomé un frasco transparente con un contenido líquido de color azul. Lo olfatee antes de echarlo a la boca, olía a pollo. Sin mucha sapiencia hice fondo blanco.
Pasaron los segundo y no había respuesta. John se rascó el mentón y Laly me miró con la cabeza a un lado, como esperando que me pusiera azul o algo. Caminé unos pasos, me detuve y eché una ojeada a mi cuerpo Todo normal por ahora informé, ellos asintieron con la cabeza y tomaron notas mmm tengo picazón, supongo que es ¿normal? pregunté comenzando a rascarme la piel de los antebrazos, donde, luego de mirar dos veces lo comprobé Me están saliendo pluplllurrurru, plumas. Estaba segura de que esa era la señal que esperaban Asombroso, no esperaba que funcionara en licántropos también. El hombre asintió silenciosamente, pero yo estaba muy ocupada a dos manos rascándome y quitándome la ropa. Las plumas, aunque habían necesitado como dos o tres minutos para comenzar a salir, ahora creían a una velocidad impresionante.
Deberías transformarte. Veamos si también afecta a tu parte de bestia y sus palabras fueron como un bálsamo para mí. Siempre me sentía más fuerte y segura como un lobo. Aunque no estaba preparada psicológicamente para lo que se iba a venir. Me había convertido en un chucho sin pelos. Estaba completamente desnuda. Un lobo calvo, un lobo calvo que gritaba cosas ininteligibles mientas corría agitando los brazos alrededor de la pieza. Mi piel había probado ser blanca y aunque podía escuchar en la lejanía los pedidos de mis compañeros de que me detuviera y tuviera calma, no fue hasta que me encontré levitando que intenté controlarme y recordar las clases de horas más temprano. Extendí mis brazos en señal de rendición y comprobé que tenía unas gigantes plumas del color de lo que había sido mi pelambre. “Oh, por los dioses espero que esto tenga cura” rogué a los cielos.
Poco a poco, me fueron bajando hasta que toqué el suelo. Miré a J y a Laly, ellos parecían esperar mi reporte, pero no llegarían a escucharlo. Les sonreí mostrando toda la extensión de mis colmillos Creo que se volvió loca, pobrecilla. Su mente no lo pudo resistir… dijo él, negando con la cabeza. Pero la chica fue más astuta No maestro, creo… que en su forma de animal, ellos no pueden hablar. Estaba algo cabreada, no podía creer que con su dizque amor, ese brujo de cartón se hubiera rendido tan fácilmente. Tal vez la idea de pagarle a alguien para que probara sus experimentos no le era tan llamativa como a mí el recibirla. El asintió una vez calladamente. ¿Cuánto tiempo hace que se tomó la poción?
Quince minutos ya
No ha sido suficiente, agrega más del tercer ingrediente, quítale una pizca del séptimo y agreguemos más polvo de la bolsa café.
De esa manera, seguimos por un par de horas más, con nuevas formas de la misma poción y efectos que variaban muy poco, hasta que me salieron un par de alas lo suficientemente grandes como para permitirme volar. Por suerte, dejaron que volviera a mi forma humana, al menos para gritarles incoherencias entendibles para sus oídos. Bueno, perfecto, ahora en vez de ser un licántropo soy una chica bestia. ¿Qué hago con las alas? Pesan como un muerto. Literalmente. Y pican dije entre bostezos. Era tarde en la noche y estaba demasiado cansada como para hacer mucho más.
Trae la pócima de fortalecimiento. Intentaremos que vuele Entre las cejas del brujo se había dibujado una “V”.
Pronto, la ayudante volvió con un vial de contenido verdoso, aunque más espeso que las preparaciones anteriores. No sabe bien, pero probablemente se lo último por hoy por primera vez la chica bio –forma en la que me había estado refiriendo a ella mentalmente- se comportó como si tuviese sentimientos.
Costó muchos viales, y aún más golpes contra la pared y estanterías, que pudiera levantar vuelo y extender mis nuevas alas. Al final no pude volar exactamente, pero fue algo muy parecido. Terminé exhausta. Me dormí a medio camino antes de salir de ese “laboratorio”. Pero antes de perder el conocimiento llegué a escuchar:
¿Maestro? ¿Cómo revertiremos los efectos de la pócima?
No lo haremos, ahí está la belleza. Veremos cuánto tarda en deshacerse de ella su cuerpo
Maldito
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Era mi segunda mañana en aquél lugar. Me debatía en los albores de la conciencia, sin querer salir del todo de la seguridad que me brindaban los sueños. Por algún motivo, las pesadillas recurrentes que siempre tenía, habían dejado de atacarme. Era como si una barrera invisible las mantuviera lejos de mi cabeza a la hora del descanso, y era algo que agradecía. Me estiré con pereza, algo remolona aún. Entonces me tensé, había sentido algo duro en mi espalda. Algo que probablemente no hubiera percibido de compartir el lecho con una fémina. ¿Pasa algo? escuché detrás de mi oído. Intentar hacerme la dormida sería demasiado evidente, por lo que decidí tomar el toro por los cuernos. Tampoco era como que el brujo fuera repelente y quizás de esa forma aquella poción de amor dejara de hacer efecto.
Me volví hacia él y abrí los ojos No esperaba encontrarme desnuda. ¿Hiciste algunas prácticas mientras dormía? pregunté, mientras rodeaba su cuello con mis brazos y lo atraía hacia mí. Puedes comprobarlo por ti misma belleza, solamente me ocupé de desvestirte y hacerte compañía. “Aburrido” pensé mientras le callaba con un beso que revivía muertos. Puse una pierna sobre su espalda y la otra entre las de él. No me sorprendió percatarme de que estaba listo. En el primer momento se notó sorprendido e incluso, dubitativo, pero luego se entregó a mi voluntad. No me gustaba estar debajo, por lo que de un empujón cambié posiciones. No habíamos llegado a nada, es decir, a na-da excepto aquél beso, cuando la puerta se abrió súbitamente, escupiendo a una Laly que prácticamente echaba fuego por los ojos.
Sentí como un líquido frío bajaba por mi espina y aquello fue como la vuelta a la realidad para mi presa. Espero no haber interrumpido nada. Creí que debía traer el desayuno ya que se está haciendo tarde. Su tono era como si el mismo Dundarak estuviese en su voz. Eh… esto, no, es decir, sí, ¡no se! ¡déjenme solo, trabajaré en el despacho esta mañana. Laly, ocúpate sola de los planes que teníamos para hoy. Ordenó, su piel había tomado un color peligrosamente rojo, al punto que no supe distinguir si aquello era saludable. Estuve tan tentada a reírme que tuve que mirar hacia otro lado Creí que algo de ejercicio mañanero no le sentaría mal comenté cuando el jefe cerró la puerta tras de si de forma sonora. Tápate fue la única respuesta de ella. Esta vez me reí en voz alta y procedí a comer sola mi desayuno luego de que ella también se fuera con un estruendoso “plak” de la puerta. De seguir así terminaría pasando el marco en breve.
Las pruebas de la mañana fueron en el exterior. La bruja me estaba esperando con cara de sepulcro, obviando el pequeño factor, le di nuevamente los buenos días. Me desperecé y me puse al sol ¿Cuáles son los planes para hoy? Pociones de invisibilidad cuakcuaaaack Ambas abrimos los ojos muy grandes. El día anterior en algún momento soné como un pavo y ahora como un pato Esto no es casu u…uhhh. Uh uh alidad ahora era un búho. Debe de ser un efecto secundario de la poción de ayer.¿Algún otro síntoma? preguntó, mirando mi piel y haciendo algunas anotaciones. Negué con la cabeza, acariciando mi garganta. Era mejor no hablar. Ella asintió y continuó tomando notas con celeridad, su ceño fruncido. De vez en cuando levantaba la cabeza para observar la ventana del escritorio donde debía de encontrarse Johnathan.
Mi papel en la mañana no fue muy difícil. La primera prueba consistía en aplicarme un ungüento sobre cada rincón de mi piel y luego prenderme fuego. ¿Nada más? pregunté, tratando de reducir al mínimo mis diálogos para no pasar por la humillación pajaril nuevamente. Ella negó con la cabeza, extendiéndome un recipiente grande de vidrio rojo. Cuando acabes, iremos al patio contiguo, allí hay agua por si sale algo mal. “Algo mal” era aquello a lo que debería de temerle, aunque por algún motivo ya creía ir entendiendo por qué mi viejito humano me había elegido para esta tarea. El fuego era algo que podía combatir. Por lo que no tardé en desnudarme y echarme suficiente de esa crema como para poner distancia entre llamas y piel solo con su presencia. Aquello era sumamente viscoso y olía tan mal, y tan fuerte, que creía que me dejaría sin olfato durante el resto de mi vida. Aquello por lejos era la cosa más aberrante con la que me había topado. Al caminar, el pasto se pegaba a mis pies uno sobre otro al punto que cuando llegué parecía una nueva especie de mujer bestia.
Finalmente Lalybio, tuvo que mirar hacia otro lado para acallar sus risillas. Con un pedernal hizo rápidamente una chispa que prendió sobre una pequeña estufa improvisada. Encendió una antorcha y la acercó a mi. Cuando estés lista dijo con un tono desafiante. Le sonreí, abrí mi palma y la puse sobre la flama mirando directamente a sus ojos. En realidad no quería mirar mi cuerpo. La crema, toda la crema alrededor de mi cuerpo, tomó fuego en cuestión de segundos. Yo era como una maldita antorcha gigante y viva. No te exaltes. Con que te sigas agitando así se acabará la crema y el experimento deberá volver a repetirse indicó. Me obligué a respirar profundamente. Antes de comenzar todo aquello me había dado una máscara que estaba recubierta con la misma cosa que me recubría a mí. Cuando le pregunté la razón por la que me hizo echarme eso en todo el cuerpo se sonrió y dijo: Restaurar la piel del rostro lleva más tiempo.
La bruja me hizo seguir algunas indicaciones y hacer ciertos movimientos. Esta vez nada de transformaciones. ¿Qué sientes? preguntó. Ca ko ko koooo ko ca-lor. Pero no es insoportable. Es más bien algo similar a una maldita tarde de verano a pleno rayo del sol y sin una puta gota de agua en tu garganta por días.
Parece que tienes experiencia
No te imaginas. También las flamas hacen cosquillas cuando se mueven. Supongo que es un contraste entre el aire y la presencia del fuego. Es casi chistoso. También se siente como si una membrana que cubriera mi piel cada vez se pusiera más tensa. Creo que se podría describir como si la crema en un principio moldeable ahora como un jarrón de barro estuviese por romperse.
Entonces ella alzó la vista de los papeles y dijo apresuradamente Es la señal. Al agua y sin perder un segundo más de tiempo me tiré de cabeza a una fuente de poca profundidad.
Me volví hacia él y abrí los ojos No esperaba encontrarme desnuda. ¿Hiciste algunas prácticas mientras dormía? pregunté, mientras rodeaba su cuello con mis brazos y lo atraía hacia mí. Puedes comprobarlo por ti misma belleza, solamente me ocupé de desvestirte y hacerte compañía. “Aburrido” pensé mientras le callaba con un beso que revivía muertos. Puse una pierna sobre su espalda y la otra entre las de él. No me sorprendió percatarme de que estaba listo. En el primer momento se notó sorprendido e incluso, dubitativo, pero luego se entregó a mi voluntad. No me gustaba estar debajo, por lo que de un empujón cambié posiciones. No habíamos llegado a nada, es decir, a na-da excepto aquél beso, cuando la puerta se abrió súbitamente, escupiendo a una Laly que prácticamente echaba fuego por los ojos.
Sentí como un líquido frío bajaba por mi espina y aquello fue como la vuelta a la realidad para mi presa. Espero no haber interrumpido nada. Creí que debía traer el desayuno ya que se está haciendo tarde. Su tono era como si el mismo Dundarak estuviese en su voz. Eh… esto, no, es decir, sí, ¡no se! ¡déjenme solo, trabajaré en el despacho esta mañana. Laly, ocúpate sola de los planes que teníamos para hoy. Ordenó, su piel había tomado un color peligrosamente rojo, al punto que no supe distinguir si aquello era saludable. Estuve tan tentada a reírme que tuve que mirar hacia otro lado Creí que algo de ejercicio mañanero no le sentaría mal comenté cuando el jefe cerró la puerta tras de si de forma sonora. Tápate fue la única respuesta de ella. Esta vez me reí en voz alta y procedí a comer sola mi desayuno luego de que ella también se fuera con un estruendoso “plak” de la puerta. De seguir así terminaría pasando el marco en breve.
Las pruebas de la mañana fueron en el exterior. La bruja me estaba esperando con cara de sepulcro, obviando el pequeño factor, le di nuevamente los buenos días. Me desperecé y me puse al sol ¿Cuáles son los planes para hoy? Pociones de invisibilidad cuakcuaaaack Ambas abrimos los ojos muy grandes. El día anterior en algún momento soné como un pavo y ahora como un pato Esto no es casu u…uhhh. Uh uh alidad ahora era un búho. Debe de ser un efecto secundario de la poción de ayer.¿Algún otro síntoma? preguntó, mirando mi piel y haciendo algunas anotaciones. Negué con la cabeza, acariciando mi garganta. Era mejor no hablar. Ella asintió y continuó tomando notas con celeridad, su ceño fruncido. De vez en cuando levantaba la cabeza para observar la ventana del escritorio donde debía de encontrarse Johnathan.
Mi papel en la mañana no fue muy difícil. La primera prueba consistía en aplicarme un ungüento sobre cada rincón de mi piel y luego prenderme fuego. ¿Nada más? pregunté, tratando de reducir al mínimo mis diálogos para no pasar por la humillación pajaril nuevamente. Ella negó con la cabeza, extendiéndome un recipiente grande de vidrio rojo. Cuando acabes, iremos al patio contiguo, allí hay agua por si sale algo mal. “Algo mal” era aquello a lo que debería de temerle, aunque por algún motivo ya creía ir entendiendo por qué mi viejito humano me había elegido para esta tarea. El fuego era algo que podía combatir. Por lo que no tardé en desnudarme y echarme suficiente de esa crema como para poner distancia entre llamas y piel solo con su presencia. Aquello era sumamente viscoso y olía tan mal, y tan fuerte, que creía que me dejaría sin olfato durante el resto de mi vida. Aquello por lejos era la cosa más aberrante con la que me había topado. Al caminar, el pasto se pegaba a mis pies uno sobre otro al punto que cuando llegué parecía una nueva especie de mujer bestia.
Finalmente Lalybio, tuvo que mirar hacia otro lado para acallar sus risillas. Con un pedernal hizo rápidamente una chispa que prendió sobre una pequeña estufa improvisada. Encendió una antorcha y la acercó a mi. Cuando estés lista dijo con un tono desafiante. Le sonreí, abrí mi palma y la puse sobre la flama mirando directamente a sus ojos. En realidad no quería mirar mi cuerpo. La crema, toda la crema alrededor de mi cuerpo, tomó fuego en cuestión de segundos. Yo era como una maldita antorcha gigante y viva. No te exaltes. Con que te sigas agitando así se acabará la crema y el experimento deberá volver a repetirse indicó. Me obligué a respirar profundamente. Antes de comenzar todo aquello me había dado una máscara que estaba recubierta con la misma cosa que me recubría a mí. Cuando le pregunté la razón por la que me hizo echarme eso en todo el cuerpo se sonrió y dijo: Restaurar la piel del rostro lleva más tiempo.
La bruja me hizo seguir algunas indicaciones y hacer ciertos movimientos. Esta vez nada de transformaciones. ¿Qué sientes? preguntó. Ca ko ko koooo ko ca-lor. Pero no es insoportable. Es más bien algo similar a una maldita tarde de verano a pleno rayo del sol y sin una puta gota de agua en tu garganta por días.
Parece que tienes experiencia
No te imaginas. También las flamas hacen cosquillas cuando se mueven. Supongo que es un contraste entre el aire y la presencia del fuego. Es casi chistoso. También se siente como si una membrana que cubriera mi piel cada vez se pusiera más tensa. Creo que se podría describir como si la crema en un principio moldeable ahora como un jarrón de barro estuviese por romperse.
Entonces ella alzó la vista de los papeles y dijo apresuradamente Es la señal. Al agua y sin perder un segundo más de tiempo me tiré de cabeza a una fuente de poca profundidad.
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¿Y bien? preguntó ella, asomando tímidamente su cabeza a la fuente donde me encontraba. Nunca había escondido mi desprecio al agua y los baños, pero en ese momento me sentía terriblemente feliz de que ese elemento existiese. To crucrucuuucuu todo está bien. Los restos de la crema se quebraron y se están diluyendo en el agua informé. Perfecto, gallina la vez anterior y paloma en esa. ¿Qué seguiría?
Ella asintió y picó mi piel con su dedo índice. Elevó una ceja e hice el mismo gesto. ¿Ocurre algo? pregunté apresurando las palabras para que no salieran raras. Ella negó con la cabeza. ¿Siempre ha sido tan suave?...¿las cicatrices? preguntó, en su rostro algo parecido a lástima. Asentí. Cuando se dio cuenta que no agregaría más nada escondió su cara tras los papeles. Nos sumimos en un largo e incómodo silencio. El agua no se sentía tan mal, de no ser por la sensación de humedad no parecía que estuviese en ella. Estaba a la misma temperatura de mi cuerpo, era delicioso. Probablemente el mejor baño que hubiese tenido en mi vida.
El siguiente no será tan riesgoso. Sécate y vístete. Esta vez será en el bosque. Supongo que podrás seguir mi esencia. Lo último había sonado más a pregunta que a afirmación. Puedes apostarlo. Encontraría tu oloroso cuerpo incluso debajo de la tierra aunque no le viera el rostro, podía sentir su mirada de odio tras aquellos papeles. Nuevamente se fue sin decir palabra.
Me uní a Laly a menos de diez minutos de habernos separado. Estaba ligeramente exaltada, pero alegre de al fin salir de la monotonía que proporcionaba la casa donde nos encontrábamos. Ella estaba sentada a la sombra de un árbol. Era media mañana para entonces, el sol estaba bastante picante y eso parecía ser una buena idea, pero descarté acercarme a ella. No dejaba de ser una bruja y quizás su mal genio era contagioso. Me aclaré la garganta para hacerle notar mi presencia, aquello evidentemente le sorprendió, ya que de sus manos cayó el bote de tinta –afortunadamente cerrado- y su pluma.
Eso estuvo bien. No hay tiempo que perder dijo, poniéndose en pie y alisando su ropa luego de haber retribuido sus útiles de trabajo. Sonreí de lado y asentí una vez. Este es otro ungüento. Úsalo como si fuese un perfume y veamos que sucede. Esas palabras habían sido las más terroríficas que esa mujer había pronunciado desde que yo llegara a aquellas islas. Tomé el frasco, más pequeño, más liviano. Entrecerré los ojos y lo olfatee. Olía malditamente bien. Como si fuese alguna especie de comida que no quieres comer porque quieres preservar. Era algo difícil de describir, aquello simplemente se sentía. No lo comas advirtió. Cerré mi boca en el instante, como una niña pillada justo cuando estaba haciendo una maldad; había olvidado guardar la lengua, por lo que apreté las piernas e hice un esfuerzo sobrehumano para no comenzar a chillar y quejarme.
Minutos más tarde, me coloqué el ungüento blanquecino sobre la piel de las manos, en el cuello y las muñecas. ¿Así chi chichiiiichi? pregunté. Asintió y comenzó a tomar notas. Está bien si solo te sientas contra el árbol informó al notar que no sabía que hacer. La maldita bruja hilaba fino, tenía que admitirlo. El aire tibio parecía cantarme una canción de cuna que no tardé en escuchar. Cuando quise acordar algo rugoso me lamía la mano. Me desperté exaltada, solo para sentir que estaba en una de mis pesadillas tan recurrentes. A mi alrededor habían decenas de pequeños animales. Me restregué los ojos ¿Me diste un alucinógeno? pregunté poniéndome rápidamente en pie y apoyándome contra el árbol. Generalmente era yo quién asediaba y acechaba. No viceversa con animalillos indefensos. ¿En qué tipo de mundo estaba?
Es parte del experimento. Hace que los animales te quieran. Ya llevan algunos dos horas esperando que despiertes. Parece descortés que actúes tan fría. Arrugué el entrecejo, ¿los animales eran el punto débil del bio?. Enarqué una ceja y extendí la mano para acariciar a una cría de ciervo. Ambos parecieron complacidos. Excelente. El último sujeto tuvo una reacción alérgica a la crema además de que los animales parecían detestarle. Es un avance.
“¿Esta perra estaba esperando a que despertara para ver si los animales me atacaban? Mal-di-ta” pensé. Tomando en brazos a un conejo abrazable, peludo y gordito. Se me hizo la boca agua y procuré bajarlo antes de recibir una maldición. Eso es todo por la mañana. Me ocuparé de algunos asuntos y luego te llamaré para el almuerzo. Continuaremos en la tarde con el maestro informó. Asentí con la cabeza mientras nuevamente veía su espalda alejarse a la distancia. Por mi parte me dirigí al río a lavarme aquello. En cuanto toqué el agua todos los animales volvieron a sus rutinas habituales huyendo de mi. Sabroso mascullé olfateando el miedo en el aire.
Los minutos y las horas pasaron y no habían señales de Laly, por lo que fui en su búsqueda. La encontré en la cocina, atareada con libros flotando a su alrededor y un desorden poco usual en comparación con lo que había visto de ella en los últimos días. ¿Problemas? pregunté esperando que me ignorara o me mandara fuera. Simplemente se contentó con tirarme con sus libros encima. Ya no se qué hacer. Le he hablado mal de ti, he hecho desastres entre sus cosas e incluso intenté darle sueros para revertir ese enamoramiento que tiene. No sé qué más hacer para bloquear los efectos de esa poción. Rodeada de libros a mis pies y de viales a los costados, solamente me enderecé, eché el cuello hacia atrás y arquee una ceja. No podría esperar menos… supongo. Las mujeres enamoradas, independientemente de raza y dedicación siempre eran peligrosas, pero esa Laly me había sorprendido y aquello no era poco.
Me acerqué a ella, al principio estaba reticente, pero finalmente me dejó ver aquello que estaba leyendo y ¿haciendo? No sabía cómo ponerlo en palabras. ¿Qué tipo de poción para aliviar un corazón lleva veneno y alucinógenos? pregunté algo abrumada. Estos brujos realmente podían llegar a cruzar los límites de lo insospechado con solo cerrar los ojos. El veneno es en dosis pequeñas, de dice que la diferencia entre una medicina y un veneno radica en la cantidad. Los alucinógenos es una innovación mía. Tal vez si no puedo bloquear los efectos, tal vez se los pueda transferir a alguien en ese momento sus mejillas se incendiaron. ¿Entiendes de eso? preguntó, ahora sorprendida. Como si recién cayese en cuenta que la licántropo bruta podía leer.
Bueno, las cosas con veneno no se me dan tan mal respondí con cierta arrogancia. Sus ojos parecieron iluminarse. Toda la cuestión debía de tenerla realmente mal ya que de lo contrario no se hubiese permitido pedirme auxilio. Yo no estaba muy familiarizada con las especies de las islas, pero ese par de horas resultaron de lo más interesantes. La Liietana había resultado ser un animalito de lo más encantador y peligroso, incluso olfatearlo me había mareado. No dudaba acerca de sus dotes como alucinógeno y el Thomyr demostró rápidamente sus características con algunos insectos que osaron acercarse a nosotros. Me sorprendió saber las circunstancias de ese pequeño caracol, pero lo que más me desubicó fue que la bruja tuviera notas de cómo preparar algunos venenos. Listo informé levantando un vial mientras lo sacaba del baño maría en el que lo había sumergido.
¿Estás segura? preguntó con anticipación. No habían malas intenciones en su tono
¿Quieres probar? ofrecí, alcanzándole las dos preparaciones.
Creo que esta vez confiaré en tu palabra. Hagámoslo dijo con una sonrisa brillante. Casi tuve que cubrirme los ojos por los destellos de felicidad.
Ella asintió y picó mi piel con su dedo índice. Elevó una ceja e hice el mismo gesto. ¿Ocurre algo? pregunté apresurando las palabras para que no salieran raras. Ella negó con la cabeza. ¿Siempre ha sido tan suave?...¿las cicatrices? preguntó, en su rostro algo parecido a lástima. Asentí. Cuando se dio cuenta que no agregaría más nada escondió su cara tras los papeles. Nos sumimos en un largo e incómodo silencio. El agua no se sentía tan mal, de no ser por la sensación de humedad no parecía que estuviese en ella. Estaba a la misma temperatura de mi cuerpo, era delicioso. Probablemente el mejor baño que hubiese tenido en mi vida.
El siguiente no será tan riesgoso. Sécate y vístete. Esta vez será en el bosque. Supongo que podrás seguir mi esencia. Lo último había sonado más a pregunta que a afirmación. Puedes apostarlo. Encontraría tu oloroso cuerpo incluso debajo de la tierra aunque no le viera el rostro, podía sentir su mirada de odio tras aquellos papeles. Nuevamente se fue sin decir palabra.
Me uní a Laly a menos de diez minutos de habernos separado. Estaba ligeramente exaltada, pero alegre de al fin salir de la monotonía que proporcionaba la casa donde nos encontrábamos. Ella estaba sentada a la sombra de un árbol. Era media mañana para entonces, el sol estaba bastante picante y eso parecía ser una buena idea, pero descarté acercarme a ella. No dejaba de ser una bruja y quizás su mal genio era contagioso. Me aclaré la garganta para hacerle notar mi presencia, aquello evidentemente le sorprendió, ya que de sus manos cayó el bote de tinta –afortunadamente cerrado- y su pluma.
Eso estuvo bien. No hay tiempo que perder dijo, poniéndose en pie y alisando su ropa luego de haber retribuido sus útiles de trabajo. Sonreí de lado y asentí una vez. Este es otro ungüento. Úsalo como si fuese un perfume y veamos que sucede. Esas palabras habían sido las más terroríficas que esa mujer había pronunciado desde que yo llegara a aquellas islas. Tomé el frasco, más pequeño, más liviano. Entrecerré los ojos y lo olfatee. Olía malditamente bien. Como si fuese alguna especie de comida que no quieres comer porque quieres preservar. Era algo difícil de describir, aquello simplemente se sentía. No lo comas advirtió. Cerré mi boca en el instante, como una niña pillada justo cuando estaba haciendo una maldad; había olvidado guardar la lengua, por lo que apreté las piernas e hice un esfuerzo sobrehumano para no comenzar a chillar y quejarme.
Minutos más tarde, me coloqué el ungüento blanquecino sobre la piel de las manos, en el cuello y las muñecas. ¿Así chi chichiiiichi? pregunté. Asintió y comenzó a tomar notas. Está bien si solo te sientas contra el árbol informó al notar que no sabía que hacer. La maldita bruja hilaba fino, tenía que admitirlo. El aire tibio parecía cantarme una canción de cuna que no tardé en escuchar. Cuando quise acordar algo rugoso me lamía la mano. Me desperté exaltada, solo para sentir que estaba en una de mis pesadillas tan recurrentes. A mi alrededor habían decenas de pequeños animales. Me restregué los ojos ¿Me diste un alucinógeno? pregunté poniéndome rápidamente en pie y apoyándome contra el árbol. Generalmente era yo quién asediaba y acechaba. No viceversa con animalillos indefensos. ¿En qué tipo de mundo estaba?
Es parte del experimento. Hace que los animales te quieran. Ya llevan algunos dos horas esperando que despiertes. Parece descortés que actúes tan fría. Arrugué el entrecejo, ¿los animales eran el punto débil del bio?. Enarqué una ceja y extendí la mano para acariciar a una cría de ciervo. Ambos parecieron complacidos. Excelente. El último sujeto tuvo una reacción alérgica a la crema además de que los animales parecían detestarle. Es un avance.
“¿Esta perra estaba esperando a que despertara para ver si los animales me atacaban? Mal-di-ta” pensé. Tomando en brazos a un conejo abrazable, peludo y gordito. Se me hizo la boca agua y procuré bajarlo antes de recibir una maldición. Eso es todo por la mañana. Me ocuparé de algunos asuntos y luego te llamaré para el almuerzo. Continuaremos en la tarde con el maestro informó. Asentí con la cabeza mientras nuevamente veía su espalda alejarse a la distancia. Por mi parte me dirigí al río a lavarme aquello. En cuanto toqué el agua todos los animales volvieron a sus rutinas habituales huyendo de mi. Sabroso mascullé olfateando el miedo en el aire.
Los minutos y las horas pasaron y no habían señales de Laly, por lo que fui en su búsqueda. La encontré en la cocina, atareada con libros flotando a su alrededor y un desorden poco usual en comparación con lo que había visto de ella en los últimos días. ¿Problemas? pregunté esperando que me ignorara o me mandara fuera. Simplemente se contentó con tirarme con sus libros encima. Ya no se qué hacer. Le he hablado mal de ti, he hecho desastres entre sus cosas e incluso intenté darle sueros para revertir ese enamoramiento que tiene. No sé qué más hacer para bloquear los efectos de esa poción. Rodeada de libros a mis pies y de viales a los costados, solamente me enderecé, eché el cuello hacia atrás y arquee una ceja. No podría esperar menos… supongo. Las mujeres enamoradas, independientemente de raza y dedicación siempre eran peligrosas, pero esa Laly me había sorprendido y aquello no era poco.
Me acerqué a ella, al principio estaba reticente, pero finalmente me dejó ver aquello que estaba leyendo y ¿haciendo? No sabía cómo ponerlo en palabras. ¿Qué tipo de poción para aliviar un corazón lleva veneno y alucinógenos? pregunté algo abrumada. Estos brujos realmente podían llegar a cruzar los límites de lo insospechado con solo cerrar los ojos. El veneno es en dosis pequeñas, de dice que la diferencia entre una medicina y un veneno radica en la cantidad. Los alucinógenos es una innovación mía. Tal vez si no puedo bloquear los efectos, tal vez se los pueda transferir a alguien en ese momento sus mejillas se incendiaron. ¿Entiendes de eso? preguntó, ahora sorprendida. Como si recién cayese en cuenta que la licántropo bruta podía leer.
Bueno, las cosas con veneno no se me dan tan mal respondí con cierta arrogancia. Sus ojos parecieron iluminarse. Toda la cuestión debía de tenerla realmente mal ya que de lo contrario no se hubiese permitido pedirme auxilio. Yo no estaba muy familiarizada con las especies de las islas, pero ese par de horas resultaron de lo más interesantes. La Liietana había resultado ser un animalito de lo más encantador y peligroso, incluso olfatearlo me había mareado. No dudaba acerca de sus dotes como alucinógeno y el Thomyr demostró rápidamente sus características con algunos insectos que osaron acercarse a nosotros. Me sorprendió saber las circunstancias de ese pequeño caracol, pero lo que más me desubicó fue que la bruja tuviera notas de cómo preparar algunos venenos. Listo informé levantando un vial mientras lo sacaba del baño maría en el que lo había sumergido.
¿Estás segura? preguntó con anticipación. No habían malas intenciones en su tono
¿Quieres probar? ofrecí, alcanzándole las dos preparaciones.
Creo que esta vez confiaré en tu palabra. Hagámoslo dijo con una sonrisa brillante. Casi tuve que cubrirme los ojos por los destellos de felicidad.
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Re: Conejilla [Wood][trabajo]
No lo puedo creer. Realmente la poción ha salido bien dijo ella con un tono casi encantador. De no ser porque naturalmente los brujos me caían mal, tal vez hubiera pensado bien de ella en ese momento. Enarqué una ceja ¿Crooo croooo cómo estás tan segura? pregunté desconforme, sintiendo que de alguna forma esta vez el canto de esta ave se apagaba más fácilmente que el resto de las veces anteriores.Estaba claro que ella había estado horas preparando pociones, pero no tenía idea qué criterio usaba para saber cuándo esas cosas estaban bien o no, yo no la veía probarlo al menos. Negó con la cabeza, como si estuviese frente a una niña tonta que hace falta explicarle todo. Tiene la consistencia, el olor y la textura indicados. Además, si lo pones sobre este probador especial… ¡ahí está!
La cosa que parecía un simple trocito de tela cambió de color al contacto con la poción. Di dos pasos hacia atrás. Bueno, me alegro que esto se solucione. Ese jueguito de enamorados me estaba cansando poco menos que escupí las palabras. Me volví para olfatear algo que fuese comestible en ese lugar. Mis manos en mi estómago como reflejo al hambre. Ella se paró a observarme mientras seguía un suave rastro de carne hasta lo alto de una alacena. Se me hacía la boca agua, pero tenía que ser medianamente civilizada, por lo que acerqué una silla para usarla como escalera para bajar la pieza. No lo entiendo, ¿qué he hecho mal con la Liietana y el Thomyr? preguntó dejando el vial en un lugar seguro y tomando asiento mientras me observaba comer con las manos y dientes sin poner caras ni objeciones.
Nadie te va a quitar la comida, puedes tomarlo con más calma comentó, sirviendo una jarra con agua y tendiéndomela. Tragué ruidosamente y negué con la cabeza, una sonrisa se asomaba por mis labios. No lo estabas haciendo bien… oh, no me mires así, ya se que es obvio. Hmmm déjame pensarlo mejor. El Thomyr en general se machaca para sacar la sabia, a no ser que esté en buena época le escasea. Luego se debe de colar y según la receta que tenías debía de ponerse a hervir, pero los tiempos también cuentan. Los venenos tienen momentos en los que pegan más fuerte y otros en los que su efecto disminuye, es cuestión de conocer un poco más sobre este tipo de cosas. No es exactamente tu culpa. Es una receta un poco avanzada para un principiante en los venenos. Volví a mascar la carne mientras analizaba su rostro. Parecía estar pensando y cotejando la veracidad de mis palabras. Finalmente hubo un leve cambio, estiró su mano y me acompañó en el almuerzo con unas galletas.
¿Tu maestro no come? pregunté, ella negó con la cabeza Cuando se encierra en el estudio pierde la noción del tiempo. No vale la pena. Ahora responde ¿qué salió mal con el caracol?. Esa chica no se daba por vencida, tenía más hambre por el conocimiento que por la comida, algo debía andar mal con su persona. Pero no era quién para juzgarla y arreglarla. Tomé un buche de agua y me aclaré la garganta. No sirve de nada hacer mover a la Liietana sobre algo donde luego puedas sacar la baba, así estás desperdiciando. Es más fácil tomarla de la caparazón, absorber lo que se pueda de la baba con una esponja y luego hacer las mezclas o infusiones dentro de la misma esponja. Con eso no se pierde la integridad, luego lo único que tienes que hacer es escurrirla sobre el resto de los ingredientes o en los viales, lo que sea necesario. Al parecer mi explicación fue suficiente y satisfactoria, ella se perdió en sus pensamientos y yo en aquella deliciosa pata que devoré en cuestión de minutos.
* * *
Eran alrededor de las dos de la tarde cuando decidimos continuar con los experimentos. La preparación que habíamos hecho se encontraba segura en uno de los bolsillos de Laly. Esta vez nos encontrábamos en un patio interior con piso de piedra labrado. Me encontraba en el medio de un círculo lleno de inscripciones extrañas, piedras con dibujos y pinturas que mejor no averiguar qué eran. Esto será un experimento de alto nivel y la investigación aún está en proceso. Te recomiendo no salir del círculo ya que esta casa es muy antigua y siempre di lo que estés sintiendo o viendo. Es imprescindible. Tal vez hayan cosas inexplicables. Oh… casi adoraba ver la expresión de inseguridad en su rostro. Sería mejor que el maestro estuviese aquí.
El maestro está aquí. ¿Pensaban comenzar sin mí? Laly, te dije que me uniría a ustedes para los experimentos de la tarde. ¿Qué les retuvo tanto en la cocina? por algún motivo se me antojó que sus palabras ocultaban alguna especie de emoción fuerte. Nunca antes había tratado a su ayudante de esa forma frente a mí, ella se puso totalmente roja. Alimentar a un licántropo no es tarea sencilla Jonh intervine, pero me ignoró. ¿Estaba enojado? ¿Celoso? aquello era casi tierno, de no ser porque los brujos eran peligrosos. No perdamos más tiempo, es tarde. Sus palabras eran secas, cortantes como una daga. Él recitó algunas palabras que no pude comprender y una serie de incoherencias importantes, aunque para la bruja aquello parecía de lo más cuerdo. Allá ellos con sus cosas.
Después de unos minutos el círculo en el que me encontraba comenzó a brillar y algunas pequeñas piedritas a levitar a mi alrededor. Me sentí más liviana. Miré a Laly y le hice algunas señas, mi voz parecía haber desaparecido en alguna parte de mi interior. Ella pareció comprenderlo todo con facilidad y comenzó a anotar todo, como era su costumbre. El hombre por su parte parecía estar haciendo un gran esfuerzo, algunas gotas de sudor crecían como pequeñas perlas en su frente y rodaban por su sien hacia el pecho descubierto entre su camisa.
La cosa que parecía un simple trocito de tela cambió de color al contacto con la poción. Di dos pasos hacia atrás. Bueno, me alegro que esto se solucione. Ese jueguito de enamorados me estaba cansando poco menos que escupí las palabras. Me volví para olfatear algo que fuese comestible en ese lugar. Mis manos en mi estómago como reflejo al hambre. Ella se paró a observarme mientras seguía un suave rastro de carne hasta lo alto de una alacena. Se me hacía la boca agua, pero tenía que ser medianamente civilizada, por lo que acerqué una silla para usarla como escalera para bajar la pieza. No lo entiendo, ¿qué he hecho mal con la Liietana y el Thomyr? preguntó dejando el vial en un lugar seguro y tomando asiento mientras me observaba comer con las manos y dientes sin poner caras ni objeciones.
Nadie te va a quitar la comida, puedes tomarlo con más calma comentó, sirviendo una jarra con agua y tendiéndomela. Tragué ruidosamente y negué con la cabeza, una sonrisa se asomaba por mis labios. No lo estabas haciendo bien… oh, no me mires así, ya se que es obvio. Hmmm déjame pensarlo mejor. El Thomyr en general se machaca para sacar la sabia, a no ser que esté en buena época le escasea. Luego se debe de colar y según la receta que tenías debía de ponerse a hervir, pero los tiempos también cuentan. Los venenos tienen momentos en los que pegan más fuerte y otros en los que su efecto disminuye, es cuestión de conocer un poco más sobre este tipo de cosas. No es exactamente tu culpa. Es una receta un poco avanzada para un principiante en los venenos. Volví a mascar la carne mientras analizaba su rostro. Parecía estar pensando y cotejando la veracidad de mis palabras. Finalmente hubo un leve cambio, estiró su mano y me acompañó en el almuerzo con unas galletas.
¿Tu maestro no come? pregunté, ella negó con la cabeza Cuando se encierra en el estudio pierde la noción del tiempo. No vale la pena. Ahora responde ¿qué salió mal con el caracol?. Esa chica no se daba por vencida, tenía más hambre por el conocimiento que por la comida, algo debía andar mal con su persona. Pero no era quién para juzgarla y arreglarla. Tomé un buche de agua y me aclaré la garganta. No sirve de nada hacer mover a la Liietana sobre algo donde luego puedas sacar la baba, así estás desperdiciando. Es más fácil tomarla de la caparazón, absorber lo que se pueda de la baba con una esponja y luego hacer las mezclas o infusiones dentro de la misma esponja. Con eso no se pierde la integridad, luego lo único que tienes que hacer es escurrirla sobre el resto de los ingredientes o en los viales, lo que sea necesario. Al parecer mi explicación fue suficiente y satisfactoria, ella se perdió en sus pensamientos y yo en aquella deliciosa pata que devoré en cuestión de minutos.
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Eran alrededor de las dos de la tarde cuando decidimos continuar con los experimentos. La preparación que habíamos hecho se encontraba segura en uno de los bolsillos de Laly. Esta vez nos encontrábamos en un patio interior con piso de piedra labrado. Me encontraba en el medio de un círculo lleno de inscripciones extrañas, piedras con dibujos y pinturas que mejor no averiguar qué eran. Esto será un experimento de alto nivel y la investigación aún está en proceso. Te recomiendo no salir del círculo ya que esta casa es muy antigua y siempre di lo que estés sintiendo o viendo. Es imprescindible. Tal vez hayan cosas inexplicables. Oh… casi adoraba ver la expresión de inseguridad en su rostro. Sería mejor que el maestro estuviese aquí.
El maestro está aquí. ¿Pensaban comenzar sin mí? Laly, te dije que me uniría a ustedes para los experimentos de la tarde. ¿Qué les retuvo tanto en la cocina? por algún motivo se me antojó que sus palabras ocultaban alguna especie de emoción fuerte. Nunca antes había tratado a su ayudante de esa forma frente a mí, ella se puso totalmente roja. Alimentar a un licántropo no es tarea sencilla Jonh intervine, pero me ignoró. ¿Estaba enojado? ¿Celoso? aquello era casi tierno, de no ser porque los brujos eran peligrosos. No perdamos más tiempo, es tarde. Sus palabras eran secas, cortantes como una daga. Él recitó algunas palabras que no pude comprender y una serie de incoherencias importantes, aunque para la bruja aquello parecía de lo más cuerdo. Allá ellos con sus cosas.
Después de unos minutos el círculo en el que me encontraba comenzó a brillar y algunas pequeñas piedritas a levitar a mi alrededor. Me sentí más liviana. Miré a Laly y le hice algunas señas, mi voz parecía haber desaparecido en alguna parte de mi interior. Ella pareció comprenderlo todo con facilidad y comenzó a anotar todo, como era su costumbre. El hombre por su parte parecía estar haciendo un gran esfuerzo, algunas gotas de sudor crecían como pequeñas perlas en su frente y rodaban por su sien hacia el pecho descubierto entre su camisa.
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Re: Conejilla [Wood][trabajo]
De pronto todo se detuvo, incluso el tiempo parecía correr más lento. El medio cántico, medio recite del brujo quedó mudo. Él se acercó hacia el exterior del círculo que continuaba brillando. Acércate Feith llamó pero no salgas del círculo advirtió. Me alcanzó un objeto, lo tomé entre mis manos y lo analicé. Era una daga antigua. Ni bien hizo contacto con mi piel escuché un chillido y gritos. Miré a todos lados buscando la fuente de todo aquello más no encontré nada. Incrédula deposité mis ojos en el filo del arma, algo fresco brotaba de él, era un líquido. Era sangre.
La reacción normal hubiese sido deshacerme del objeto, pero eso no sería divertido; además, por lago me había sido confiado. Llevé su mango a mis labios y degusté. Realmente era sangre. Con lo que no contaba era que, al sentir su gusto, en mi mente se desplegaran una serie de imágenes desconocidas para mi, pero a la vez con un deje familiar. ¿Qué es esto? pregunté fascinada con parte de mi mente viendo la casa en la que me encontraba y otra que cambiaba de imágenes y escenas. ¿Son memorias? inquirí sin dejar que nadie me contestase, estaba demasiado absorta en todo aquello como para prestar real atención a otra cosa. De pronto habían momentos en los que veía la misma daga cruzarse con otras armas defendiendo a su amo, a diferentes amos a través del tiempo, los años… las décadas. Todos terminaban pereciendo a pesar de sus esfuerzos por proteger sus vidas. Podía sentir cierta conciencia por parte del arma. ¿Qué…?
Mis brazos que sostenían la daga se habían convertido a su forma animal. Miré con una interrogante a los brujos y ellos me devolvieron otra incógnita en sus ojos. Sentía que mis brazos querían hacer algo que yo no les permitía, estaba en una especie de guerra. ¡Regresa! la voz de Jonhathan imperó y sentí como una fuerza exterior jalaba el arma de mis manos que en contra de mi voluntad no querían dejarla ir. Laly dijo él, ella asintió, soltó sus bártulos y la fuerza se hizo incontenible. El objeto voló de mis manos hacia las de ellos, aunque creo que lo siguiente no estaba en sus planes. La daga parecía haber cobrado vida y se dirigía directo a la cabeza del maestro. Hubiese sido digno de unas buenas carcajadas de no ser porque la chica se interpuso con un gran tomo y por poco no sale mal herida.
Como me fue indicado no dejé mi lugar, pero estaba endemoniadamente nerviosa moviéndome de un lado a otro esperando sus reportes. Por un momento creí saber lo que ellos sentían cuando aguardaban escuchar lo que les decía. Finalmente aquello no fue más que un susto. De todas formas, Laly se ocupó de guardar en buen recaudo la peligrosa arma mientras el brujo “apagaba” el hechizo y cual si fuesen llamas, la luz que me rodeaba desapareció.
Creí que podría sucederte algo allí dentro. Como lo sospeché, no estoy listo para un sentimiento tan fuerte sus palabas rompieron el silencio que nos había rodeado. Nos encontrábamos solos, se acercó al lugar donde me encontraba sentada, me miró directamente a los ojos, como si estuviese decidiendo algo. Levantó su diestra y acarició tan suavemente mi mejilla que por unos momentos me pregunté si realmente lo estaba sintiendo o si era producto de mi imaginación. No dejaré que pase algo así de nuevo. Aquellas palabras salieron con vitalidad de sus labios, algo se llevaba entre manos.
Cuando Laly llegó, Jonh se apartó bruscamente Probaremos los camuflajes ahora indicó, adelantándose hacia el laboratorio de la noche anterior. Ella y yo nos miramos incrédulas. ¿Pasó algo? negué con la cabeza a modo de respuesta mientras caminábamos. ¿Le diste la preparación? pregunté en un susurro antes de cruzar el umbral de la puerta. Ella señaló con sus ojos un vaso que llevaba entre manos. Asentí, allí estaba el final de todo aquello.
La siguiente prueba era una mezcla de cosas para beber con ungüentos. Arrugué la nariz y me puse manos a la obra. Eché a mi estómago tres pociones que se veían, gustaban y sentían diferente. Además me obligaron a ponerme un ungüento horriblemente gelatinoso que no dejaba de parecerme… algo que ni siquiera debía de pensar. Con un suspiro les seguí puertas afuera, hasta unas jaulas donde estaban algunos animales. Con sorpresa me di cuenta que mi piel cambiaba de color y textura al estar a una distancia ínfima de ellos. John captó mi sorpresa y sonrió Tampoco es tan especial e innovador. He visto licántropos que cambian el color de su pelaje comenté para echar por el piso aquella sonrisita superior. Disfruté del efecto deseado por unos momentos.
Oh… y ¿pueden camuflarse con las plantas también? preguntó desafiante mientras me conducía al bosquecillo donde mi pelo prácticamente se volvió helechos. Enarqué mi ceja derecha, levanté el mentón arrugué la nariz y contesté luego de aclararme la garganta No precisamente. Sin dudas era lo que ellos esperaban y la chica bio volvió a mostrar un deje de emoción por el triunfo de su maestro. “Aburridos” pensé cruzando los brazos a la altura del pecho. Ten, el maestro quiere que lo veas por ti misma dijo la fémina entregándome un espejo. Los efectos no deberían de durar mucho más instó él, apurándome a tomar la superficie reflejante.
YO ERA UNA MALDITA PLANTA frente a otra planta. Aquél ya no era mi cuerpo, lo repudiaba. Por suerte, o habría pasado un minuto cuando todo comenzó a volver a la realidad, todo, excepto mi cabello. Era de un profundo rojo. Sentí algo húmedo bajar por una de mis mejillas. Estiré una mano para tocar la imagen distorsionada que se presentaba a ante mis ojos. Diot Frevis, Diot Greenwood… madre susurré. El cabello lentamente comenzó a cambiar de color. Tardé unos minutos en recomponerme y darme cuenta que no lo había visto a ella sino a mi misma con su color de pelo. Era extraño, no me había dado cuenta que yo misma había encarnado su figura hasta ese mismo momento. Por primera vez percibí el paso del tiempo en mi cuerpo. ¿Cúanto habría tenido ella cuando murió? ¿mi edad actual?
Pensar en mi madre me hizo recordar a mi padre, había heredado su color de ojos. Pero aquello solo me trajo malos recuerdos. Recuerdos de Francis. Apreté los dientes y levanté la vista tirando a un lado el espejo que sonó al quebrarse.
La reacción normal hubiese sido deshacerme del objeto, pero eso no sería divertido; además, por lago me había sido confiado. Llevé su mango a mis labios y degusté. Realmente era sangre. Con lo que no contaba era que, al sentir su gusto, en mi mente se desplegaran una serie de imágenes desconocidas para mi, pero a la vez con un deje familiar. ¿Qué es esto? pregunté fascinada con parte de mi mente viendo la casa en la que me encontraba y otra que cambiaba de imágenes y escenas. ¿Son memorias? inquirí sin dejar que nadie me contestase, estaba demasiado absorta en todo aquello como para prestar real atención a otra cosa. De pronto habían momentos en los que veía la misma daga cruzarse con otras armas defendiendo a su amo, a diferentes amos a través del tiempo, los años… las décadas. Todos terminaban pereciendo a pesar de sus esfuerzos por proteger sus vidas. Podía sentir cierta conciencia por parte del arma. ¿Qué…?
Mis brazos que sostenían la daga se habían convertido a su forma animal. Miré con una interrogante a los brujos y ellos me devolvieron otra incógnita en sus ojos. Sentía que mis brazos querían hacer algo que yo no les permitía, estaba en una especie de guerra. ¡Regresa! la voz de Jonhathan imperó y sentí como una fuerza exterior jalaba el arma de mis manos que en contra de mi voluntad no querían dejarla ir. Laly dijo él, ella asintió, soltó sus bártulos y la fuerza se hizo incontenible. El objeto voló de mis manos hacia las de ellos, aunque creo que lo siguiente no estaba en sus planes. La daga parecía haber cobrado vida y se dirigía directo a la cabeza del maestro. Hubiese sido digno de unas buenas carcajadas de no ser porque la chica se interpuso con un gran tomo y por poco no sale mal herida.
Como me fue indicado no dejé mi lugar, pero estaba endemoniadamente nerviosa moviéndome de un lado a otro esperando sus reportes. Por un momento creí saber lo que ellos sentían cuando aguardaban escuchar lo que les decía. Finalmente aquello no fue más que un susto. De todas formas, Laly se ocupó de guardar en buen recaudo la peligrosa arma mientras el brujo “apagaba” el hechizo y cual si fuesen llamas, la luz que me rodeaba desapareció.
Creí que podría sucederte algo allí dentro. Como lo sospeché, no estoy listo para un sentimiento tan fuerte sus palabas rompieron el silencio que nos había rodeado. Nos encontrábamos solos, se acercó al lugar donde me encontraba sentada, me miró directamente a los ojos, como si estuviese decidiendo algo. Levantó su diestra y acarició tan suavemente mi mejilla que por unos momentos me pregunté si realmente lo estaba sintiendo o si era producto de mi imaginación. No dejaré que pase algo así de nuevo. Aquellas palabras salieron con vitalidad de sus labios, algo se llevaba entre manos.
Cuando Laly llegó, Jonh se apartó bruscamente Probaremos los camuflajes ahora indicó, adelantándose hacia el laboratorio de la noche anterior. Ella y yo nos miramos incrédulas. ¿Pasó algo? negué con la cabeza a modo de respuesta mientras caminábamos. ¿Le diste la preparación? pregunté en un susurro antes de cruzar el umbral de la puerta. Ella señaló con sus ojos un vaso que llevaba entre manos. Asentí, allí estaba el final de todo aquello.
La siguiente prueba era una mezcla de cosas para beber con ungüentos. Arrugué la nariz y me puse manos a la obra. Eché a mi estómago tres pociones que se veían, gustaban y sentían diferente. Además me obligaron a ponerme un ungüento horriblemente gelatinoso que no dejaba de parecerme… algo que ni siquiera debía de pensar. Con un suspiro les seguí puertas afuera, hasta unas jaulas donde estaban algunos animales. Con sorpresa me di cuenta que mi piel cambiaba de color y textura al estar a una distancia ínfima de ellos. John captó mi sorpresa y sonrió Tampoco es tan especial e innovador. He visto licántropos que cambian el color de su pelaje comenté para echar por el piso aquella sonrisita superior. Disfruté del efecto deseado por unos momentos.
Oh… y ¿pueden camuflarse con las plantas también? preguntó desafiante mientras me conducía al bosquecillo donde mi pelo prácticamente se volvió helechos. Enarqué mi ceja derecha, levanté el mentón arrugué la nariz y contesté luego de aclararme la garganta No precisamente. Sin dudas era lo que ellos esperaban y la chica bio volvió a mostrar un deje de emoción por el triunfo de su maestro. “Aburridos” pensé cruzando los brazos a la altura del pecho. Ten, el maestro quiere que lo veas por ti misma dijo la fémina entregándome un espejo. Los efectos no deberían de durar mucho más instó él, apurándome a tomar la superficie reflejante.
YO ERA UNA MALDITA PLANTA frente a otra planta. Aquél ya no era mi cuerpo, lo repudiaba. Por suerte, o habría pasado un minuto cuando todo comenzó a volver a la realidad, todo, excepto mi cabello. Era de un profundo rojo. Sentí algo húmedo bajar por una de mis mejillas. Estiré una mano para tocar la imagen distorsionada que se presentaba a ante mis ojos. Diot Frevis, Diot Greenwood… madre susurré. El cabello lentamente comenzó a cambiar de color. Tardé unos minutos en recomponerme y darme cuenta que no lo había visto a ella sino a mi misma con su color de pelo. Era extraño, no me había dado cuenta que yo misma había encarnado su figura hasta ese mismo momento. Por primera vez percibí el paso del tiempo en mi cuerpo. ¿Cúanto habría tenido ella cuando murió? ¿mi edad actual?
Pensar en mi madre me hizo recordar a mi padre, había heredado su color de ojos. Pero aquello solo me trajo malos recuerdos. Recuerdos de Francis. Apreté los dientes y levanté la vista tirando a un lado el espejo que sonó al quebrarse.
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Re: Conejilla [Wood][trabajo]
Era una nueva mañana aspiré profundamente antes de bostezar. La primera y última mañana en la que me levantaba sin ese hombre en mi lecho, la tranquilidad podía respirarse en el ambiente. Los pájaros cantaban, el sol se colaba por la ventana y una brisa fresca invitaba a bajar las escaleras para tomar un rico desayuno. De seguir comiendo como los humanos en todas sus horas terminaría rodando en vez de caminando, pero aquello no era algo de lo cual quisiera preocuparme por el momento. Era el último maldito día y quería tomármelo con calma.
Bajé con cierta cautela, en la cocina estaban los brujos en una escena tan armoniosa y brillante que no pude resistir la urgencia de tapar mis ojos por tanta dulzura y luz. Aquello daba ganas de vomitar, pensándolo mejor volvería a la cama. ¡hey Wood! Quedan dos experimentos para la mañana. ¿A dónde ibas? No hay tiempo que perder o no llegarás al último barco de la tarde. Allí estaba él, ahora llamándome Wood y dirigiéndose a mí tan campante que ni pareciera que la tarde anterior fuese una especie de brujo-biocibernético poseso intentando matarme.
El espejo había caído a los pies de Johnathan quién luego de mirar sus pedazos difuminados en el suelo por un largo rato se agachó, los tocó con cuidado y sin previo aviso las cosas esas comenzaron a flotar a su alrededor. Sus ojos se habían puesto blancos, avanzaba hacia mí lentamente, ni siquiera parecía tocar el suelo, aunque no sabía si aquello era producto de mi imaginación o si realmente estaba levitando. Entonces, sin previo aviso las partes del espejo más algunos vidrios de otros objetos que habían estallado cuando todo comenzó a suceder se dirigieron hacia mí. Con los ojos borrosos e hinchados me costó focalizarme, pero bien que sí pude poner pies a tierra para inventarme una buena distancia entre él, sus cosas filosas y mi trasero de lobo.
Aquello no tenía sentido. Me refugié tras unos árboles, no tenía nada con qué defenderme más que mis propias manos y matarle no era una opción. Es decir, me quedaría sin paga, ergo, huir tampoco. Tenía que ser fuerte y confiar en la bruja a la que no le caía bien. Me asomé para ver qué estaba ocurriendo entre ellos. La mujer parecía intentar que él recuperara la razón, mientras que su contraparte estaba como ida, buscando mi figura sin dejar de repetir que acabaría con mi vida de sufrimiento y se uniría a mí en el más allá. Que ella no se metiese porque sabía que había traicionado su confianza cuando se encerró conmigo en la cocina para hacer cosas indebidas.
Aquello era simplemente anormal. Tenía unas ganas irreprimibles de darle un buen golpe que le bajara a tierra, aunque no parecía ser una buena idea. Claro, no mientras él pudiese atacarme a distancia. Lo que no preví es que mientras mi lenta cabeza procesaba todo aquello, el bujo había llegado a mis espaldas sin hacer el menor ruido y puso un vidrio en mi garganta. Siempre te amaré mi Feith dijo a modo de despedida. Sentí como un pequeño hilo de sangre bajaba por entre el pelo de mi cuello. Le di un codazo en el estómago que le dejó sin aire atrás llegó la ayudante y le remató con un buen golpe en la cabeza. Deshice mi transformación, estaba temblando. ¿Qué te tomó tanto tiempo? Estabas construyendo el tronco o algo? Podías haber avisado ¿no? Mierda, casi me mata Mis palabra salían apresuradas y sacudidas, como lo estaba mi cuerpo.
Ella me miró como para fulminarme a mí también. ¿Qué? exigí ella se encogió de hombros He hecho algo imperdonable por tu culpa. Podrías agradecer mejor ¿no crees? el ácido en su voz era imposible de disimular. Le mostré los dientes en un acto reflejo mientras me llevaba una mano al cuello y quitaba la sangre alrededor. ¿La poción falló?. Ella negó con la cabeza mientras lo sentaba contra el tronco de un árbol para atarle. No la ha tomado. Va siendo hora de que lo haga. Le abro la boca y se la echas. ¡A-ho-ra! Si el maldito se ahogaba allí sería cosa del destino.
* * *
…Y así resultó como cada día seguía tomando la poción de amor. Aquello salió mal, tal vez deba de quitarle eso que la hace tan adictiva… sus palabras terminaron en una pregunta. Se notaba que él nunca había conocido el amor, y eso que tenía a su ayudante que arrastraba la cola por él. Algunos simplemente eran tan densos que no podrían verlo ni aunque lo tuvieran pegado a la nariz. Me mandé el resto de mi queso y me preparé para lo que sería las últimas horas de mi trabajo.
Bajé con cierta cautela, en la cocina estaban los brujos en una escena tan armoniosa y brillante que no pude resistir la urgencia de tapar mis ojos por tanta dulzura y luz. Aquello daba ganas de vomitar, pensándolo mejor volvería a la cama. ¡hey Wood! Quedan dos experimentos para la mañana. ¿A dónde ibas? No hay tiempo que perder o no llegarás al último barco de la tarde. Allí estaba él, ahora llamándome Wood y dirigiéndose a mí tan campante que ni pareciera que la tarde anterior fuese una especie de brujo-biocibernético poseso intentando matarme.
El espejo había caído a los pies de Johnathan quién luego de mirar sus pedazos difuminados en el suelo por un largo rato se agachó, los tocó con cuidado y sin previo aviso las cosas esas comenzaron a flotar a su alrededor. Sus ojos se habían puesto blancos, avanzaba hacia mí lentamente, ni siquiera parecía tocar el suelo, aunque no sabía si aquello era producto de mi imaginación o si realmente estaba levitando. Entonces, sin previo aviso las partes del espejo más algunos vidrios de otros objetos que habían estallado cuando todo comenzó a suceder se dirigieron hacia mí. Con los ojos borrosos e hinchados me costó focalizarme, pero bien que sí pude poner pies a tierra para inventarme una buena distancia entre él, sus cosas filosas y mi trasero de lobo.
Aquello no tenía sentido. Me refugié tras unos árboles, no tenía nada con qué defenderme más que mis propias manos y matarle no era una opción. Es decir, me quedaría sin paga, ergo, huir tampoco. Tenía que ser fuerte y confiar en la bruja a la que no le caía bien. Me asomé para ver qué estaba ocurriendo entre ellos. La mujer parecía intentar que él recuperara la razón, mientras que su contraparte estaba como ida, buscando mi figura sin dejar de repetir que acabaría con mi vida de sufrimiento y se uniría a mí en el más allá. Que ella no se metiese porque sabía que había traicionado su confianza cuando se encerró conmigo en la cocina para hacer cosas indebidas.
Aquello era simplemente anormal. Tenía unas ganas irreprimibles de darle un buen golpe que le bajara a tierra, aunque no parecía ser una buena idea. Claro, no mientras él pudiese atacarme a distancia. Lo que no preví es que mientras mi lenta cabeza procesaba todo aquello, el bujo había llegado a mis espaldas sin hacer el menor ruido y puso un vidrio en mi garganta. Siempre te amaré mi Feith dijo a modo de despedida. Sentí como un pequeño hilo de sangre bajaba por entre el pelo de mi cuello. Le di un codazo en el estómago que le dejó sin aire atrás llegó la ayudante y le remató con un buen golpe en la cabeza. Deshice mi transformación, estaba temblando. ¿Qué te tomó tanto tiempo? Estabas construyendo el tronco o algo? Podías haber avisado ¿no? Mierda, casi me mata Mis palabra salían apresuradas y sacudidas, como lo estaba mi cuerpo.
Ella me miró como para fulminarme a mí también. ¿Qué? exigí ella se encogió de hombros He hecho algo imperdonable por tu culpa. Podrías agradecer mejor ¿no crees? el ácido en su voz era imposible de disimular. Le mostré los dientes en un acto reflejo mientras me llevaba una mano al cuello y quitaba la sangre alrededor. ¿La poción falló?. Ella negó con la cabeza mientras lo sentaba contra el tronco de un árbol para atarle. No la ha tomado. Va siendo hora de que lo haga. Le abro la boca y se la echas. ¡A-ho-ra! Si el maldito se ahogaba allí sería cosa del destino.
* * *
…Y así resultó como cada día seguía tomando la poción de amor. Aquello salió mal, tal vez deba de quitarle eso que la hace tan adictiva… sus palabras terminaron en una pregunta. Se notaba que él nunca había conocido el amor, y eso que tenía a su ayudante que arrastraba la cola por él. Algunos simplemente eran tan densos que no podrían verlo ni aunque lo tuvieran pegado a la nariz. Me mandé el resto de mi queso y me preparé para lo que sería las últimas horas de mi trabajo.
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Re: Conejilla [Wood][trabajo]
Un muy buen trabajo, divertido y ameno, felicidades por él.
Obtienes:
+ 20 puntos de experiencia
+ 3 puntos de habilidad pasiva en Trampas y Venenos.
+ 450 Aeros.
* No olvides registrarlo todo en su lugar correspondiente.
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