Re: [Cerrado] Primera captura: Antiguo libro (Parte 2) [Interpretativo-Libre]

**Arygos Valnor** Dom Mar 06 2016, 22:21

-Recomiendo que replantees tu posicionamiento en la batalla. No querrás desafiar a la Hermandad.- Las palabras carentes de emoción de la cibernetica, venían acompañadas de un de un rasguño a mi cola con el aro de luz, a lo que respondí con un instintivo siseo y lanzando un mordisco peligrosamente cerca de su posición, no sabia muy bien que era, pero fuere lo que fuere, des de mi perspectiva tenia todas las de ganar. La hermandad por otro lado, no me causaba simpatía por lo poco que conocía de la misma, y probablemente por ese motivo, tampoco me generaba miedo ninguno.

La afirmación de que iban a arrasar el pueblo, no me hizo la mas mínima gracia, y dar algo que parecía tan valioso, a un grupo capaz de masacrar inocentes sin siquiera parlamentar, era algo que no pensaba hacer, no era justo, solo reafirmaba que con la violencia podían lograr lo que quisieran, y los premiaba por un comportamiento deleznable.
El elfo, sin embargo se acercó a la cibernetica por al espalda, propinándole un golpe en la cabeza, momento que aproveche para tomar el libro entre mis fauces, estirando mi alargado cuello hacia el mismo, y retrocediendo rápidamente. Si la hermandad pensaba hacerse con el libro a ese coste, no se lo permitiría, aun que tuviera que comerme el libro para ello. Por otro lado, el anciano no parecía nada contento de mi pesquía.

Rachell se recupero veloz de la contusión, pronunciando en el tono normal que había usado en primera instancia conmigo y mi compañero vampiro. Recordaba que en otro momento había mencionado otra entidad, probablemente a la que llamaba ahora, pero después de su actuación, no me iba a acercar ni a confiar de esa criatura de nuevo, no con tanta facilidad. Empece a retirarme de la casa, a tiempo para negar con la cabeza, antes de salir volando con el libro entre los dientes.
Empezaba a estar alterada, muy alterada, y de nuevo, pero en vez de ser los nervios paralizantes de antaño, la ira de sentirme traicionada quemaba de nuevo en mis entrañas, ahora mismo, tenia que encontrar a bio y marcharme de ese lugar.

Volé, tan ráuda como pude, para volver al campo de batalla, y si hubiera tenido que imaginar un escenario, no me habría acercado ni de lejos a los elfos apuntando a bio con sus armas, clamando por quedarse con el manuscrito.
Tome el libro de mis fauces con las garras escondiéndolo de la vista de cualquiera, y rugí, los elfos se giraron en dirección al ruido, tal y como esperaba, y deseando que bio hiciera lo mismo también, rugí de nuevo indicándole que se internara en el bosque con el hocico. Tras aquello, ascendí en el cielo, todo lo alto que pude apra que las flechas de los elfos no pudieran alcanzarme, y esperando que bio utilizara la breve distracción que había creado para correr.

Rachell nos había traicionado, y los elfos también, después de la ayuda que habíamos prestado a ambos.
Habían tomado una elección, y yo la mía, ahora pelearían por el mismo motivo por el cual nos habían denigrado con sus gestos, mientras yo me lo llevaba lejos, donde no pudieran encontrarlo, aquello por el que vendían la vida de sus aliados.
Planeando por el cielo, al amparo de la frondosa vegetación que no solo me cubría de aquellos que iban por tierra, si no que me dificultaba de ver quien había tras el muro de hojas que me separaba del suelo del bosque, una barrera visual que funcionaba en ambos sentidos.

Avancé en la dirección en la que había indicado a Victor, esperando encontrarme con el mas adelante. Rogando para que el viento contra mi cuerpo, la familiar sensación de volar, calmara mis ánimos. Por suerte, sabía hacia donde debíamos dirigirnos, un termino medio hacia la regio de los bios y la de los licantropos, nos daría una angulo contrario a los vampiros de la hermandad, lo que dejaría a los elfos, entre nosotros y ellos, de modo que tuvieran que pelear con los elfos para llegar a donde estábamos, y de ese modo, ganar una hermosa ventaja, además, íbamos directos al lago, el cual podríamos cruzar aun mas raudos gracias al pequeño truco que tenía bajo la manga. Tras aquello, el resto del camino sería sencillo, los licantropos eran acerrimos enemigos de los vampiros hoy en día, y aunque bio era uno, resultaba mas sencillo que uno de ellos pasara, a que lo hicieran una bandada como la que suponía era la hermandad, y tras eso, era terreno conocido para mi, los pocos refugios de la estepa, de las llanuras heladas, era un suicidio para un vampiro cruzar algunos de esos lugares sin un guía o mucha suerte, ya que el día podía pillares sin refugio.

Traición, una de las lecciones mas duras que había aprendido en el mundo era la definición de esa palabra, uno de los sentimientos mas dolorosos, y que peor podía manejar, uno que desencadenaba una ira animal, un lado oscuro que no había visto antes de partir del segundo pico en mi interior. Uno que llevaría mucho tiempo aprender a controlar.

Rachel Roche Lun Mar 07 2016, 21:58

Cuando tomé la conciencia, Arygos tomó el libro rápidamente y sin un mínimo gesto de consenso salió despedida. Era lógico después de lo que había hecho NIA. Salió volando y lo que hice fue salir tras ella.

-¡No, espera! Déjame explicártelo. – le pedí mientras salía por la puerta. Pero ya era tarde. Vi como tomaba el cielo sin detenerse siquiera a contarle lo que le tenía que decir sobre el extraño comportamiento que había mostrado. Quería explicarle que no había sido yo la artífice de aquello. Pero ya era tarde, estiré el brazo hacia ella en el cielo, haciendo un gesto de desesperanza, a la vez que observaba como se escapaba no solo un libro, sino también una amistad. En lo particular a la pérdida del libro, aquello era algo que no me auguraba un buen futuro con el centinela.

Para colmo, al salir de la cabaña, observé como Bio estaba siendo apuntado por los elfos, que parecía que también habían hecho su traición particular, aunque estaban alterados probablemente porque Arygos había hecho alguna distracción que no había visto antes de salir, parecía que Bio podría tratar de huir. En cualquier caso, NIA tenía razón en una cosa, y es que aquellos tipos no iban a darnos el libro aún en el hipotético caso de que hubiésemos acabado con los vampiros, tal y como dejaron claro. La inteligencia es muy lista y sabía perfectamente lo que iba a ocurrir, pero su incapacidad de sentir emociones y su sentido maquiavélico de el fin a cualquier precio la había hecho traicionar a sus propios compañeros. Tal vez por eso NIA y yo éramos un equipo y una no podía vivir sin la otra.

Me arrodillé sobre el suelo. Arrepentida por todo lo que había ocurrido, una sensación de tristeza, que casi llegaba a las lágrimas, invadió mi cuerpo. Había perdido el libro, había quedado de traidora y además probablemente un pueblo entero sería arrasado por culpa de la inteligencia artificial. Tenía que arreglar todo aquello definitivamente, o morir. No había hecho más que mal y, para mí, aquello ya no tenía sentido. Me acerqué al grupo de los elfos, y me coloqué decidida frente a los arqueros.

-¡Alto! – grité poniendo un brazo delante de ellos . – Por favor, escuchadme. Esto no tiene ningún sentido. – Supliqué con los ojos cerrados. Rezando para que no dispararan. – Compañeros míos van a arrasar el pueblo en diez minutos. Pe… pero todavía puedo salvaros. – titubeaba, estaba muy nerviosa. Intentaba ser decidida. – Si recupero el libro y se lo entrego, probablemente se detengan, ellos tampoco quieren perder efectivos. Es una lucha estúpida por un objeto sin utilidad. - concluí, y es que pelear por un libro lo veía como algo estúpido. – Lo único que necesitamos es que la dragona me devuelva el libro y… saber por dónde van a venir. –

“La Hermandad llegará en diez minutos en dirección Noreste”. NIA volvía a estar operativa y, por una vez, parecía dispuesta a ayudarme y a resolver las cosas de manera pacífica. Lo cual me hizo sonreír. Aunque el resto no supiera probablemente por qué lo hacía.

-Si lo que dices es cierto, podréis partir – dijo el jefe de los elfos, que había salido de la cabaña. - ¿Qué otra opción tendríamos entonces? – y, a continuación hizo una señal para que el resto de los elfos bajara sus arcos. - Como jefe de este pueblo y, como elfo, suplico que evitéis un derramamiento de sangre.

Efectué un gesto de afirmación con la cabeza. Me alegraba poder ayudar de manera pacífica, aunque no por mucho tiempo pues, al fondo, sobre el cielo y algo alejada, una columna de humo negro se veía cada vez más cercana. Además, advertí que esa era justo la dirección Noreste, tal y como me indicaba NIA y, más concretamente, la dirección en la que había partido Arygos.

-Va hacia ellos… - dije en alusión a Arygos, observando al cielo en la dirección en la que había partido a volar era la misma en la que se encontraba la columna de humo negro. Parecía lógico que evitaría la columna, pero habría que llegar hasta ella de alguna forma -¡Hay que pillarla! – dije. Tal vez habría que evitar a algún vampiro rezagado del primer ataque.

OFF:

**Bio** Miér Mar 09 2016, 05:28

Justo cuando todo empezaba a tener la peor pinta un ensordecedor rugido inundó el lugar haciendo que todos giraran hacia la fuente del sonido que resultó ser Arygos, que parecía llevar entre sus brazos el tan anhelado libro -¿Qué está pasando?- Pensé sin decir nada prestando atención al gesto con el que la blanca dragona me señalaba una ruta de escape, volví la vista a los elfos quienes aún seguían enfocados en la dragona que se alejaba indetenible llevándose el libro con ella, era el momento ideal para escapar también, Rachel seguramente podría defenderse sola, o traicionar para sobrevivir como bien sabía hacer.

No me lo iba a pensar dos veces y me largaría sin dudarlo pero una palabra me hizo detenerme; Rachel en su tono más inocente intentaba explicar algo, pero ¿Cómo creerle? Obtuvo mi atención cuando habló de salvar al pueblo, pero la perdió cuando mencionó entregar el libro, sumado a la palabra “Probablemente”, ni siquiera era algo seguro, y conociendo a ese tipo de personas, podrían acabar a todos incluso teniendo el libro solo para no dejar cabos sueltos.

Por otro lado, el elfo finalmente ofrecía dejarnos ir, reí con algo de malicia ante sus palabras -Pensaba partir, con o sin su aprobación- Dije en tono hostil y soberbio -Pero no confundan mis acciones, iré en busca de mi amiga, no por un libro, ni para ser un héroe, poco me importa el libro de una traidora o una aldea de mentirosos, ya luché por ustedes una vez y no supieron valorarlo- Caminé hacia donde se encontraba la pelinegra -Confié en ti...- Un incómodo silencio siguió tras aquella frase que realmente no deseaba terminar, procuraba no hablar estando enojado para evitar situaciones tensas, pero por si eso no fuera suficiente, ahora la chica decía que la dragona iba justamente hacia el lugar de donde vendría la Hermandad -Si algo le pasa a ella, haré que tu hermandad pierda muchos hermanos- Dije entre dientes mientras señalaba la dirección en la que Arygos se había marchado.

Los elfos me miraban cada vez peor e incluso estuvieron por levantar sus arcos en mi contra, pero un gesto del anciano los hizo bajarlos de nuevo para darme tiempo de escapar de aquel nido de mentiras; corrí a toda prisa entre los arbustos justo en la dirección en la que había visto partir a mi amiga alada, aunque no podía ver hacia arriba debido al manto que formaban los árboles, confiaba en que Babitas mantendría una línea de vuelo recta y eventualmente al sentirse segura bajaría; mientras corría, escuché algunos pasos tras de mí; me detuve en seco y miré hacia atrás pero no alcancé a ver nada, por lo que sin mirar mucho continué mi carrera intentando alcanzar a un ser que por su facilidad para volar me podría sacar mucha ventaja en muy poco tiempo ¿Lograría alcanzarla? ¿De quién serían los pasos que había escuchado tras de mí?

**Arygos Valnor** Miér Mar 09 2016, 08:28

Una columna de humo negro se pinto delante mio, algo que me desagrado profundamente, haciéndome tomar altura de inmediato, y rodearla, para luego seguir en esa misma dirección, no me detuve a ver quien había abajo, tampoco sería fácil hacerlo en plena noche, con la vegetación de por medio, la humareda, y la altura a la que viajaba, por lo que espere que no fuera esa tal hermandad mientras me seguía alejando de la zona, dejando atrás esa nefasta señal.
Por su tamaño, esperé y deseé que como yo, Bio pudiera ver esa señal y rodearla por prudencia. Mi objetivo era el lago, y por suerte estaba lejano, no supuso mas inconveniente que ese para mi avance.
En cuanto a la distancia recorrida y el tiempo, la pelea había consumido parte de la noche, y también lo haría el trayecto de mi compañero vampiro, quien no sabía cuanto tardaría en llegar, así que una vez aterrice en la orilla, me dispuse a crearle un refugio por si le alcanzaba el amanecer a la llegada.

Con el hocico, transporte troncos, manteniendo siempre firmemente agarrado el libro con mis zarpas, aunque eso dificultase la tarea, y poco a poco, el esqueleto de una cabaña, pequeña y precaria se irguió en la superficie del estanque helado.
A sabiendas de que eso no sería suficiente como para cubrirlo por completo de la luz del sol, mi siguiente tarea consistió en cubrir con hojas amplias, hojarasca y ademas la estructura, hasta que una gruesa capa orgánica aseguró una oscuridad total en su interior. La entrada la cubriría con la capa si llegábamos a requerir de aquello, y si no, cualquier viajero que pasara por allí podría aprovechar mi obra.

Esputé agua fría, todo lo fría que fui capaz apra mantener firmes sus cimientos, esperando que entre el tiempo que transcurriría en la llegada de mi compañero, ya estuviera helado y firme.

No era el mejor lugar quizás para armar una cabaña, pero era el único que no estaba cubierto por vegetación, lo que significaba luz solar para los vampiros, y cuya superficie, de agua, podría derretir con agua hirviendo si los ciberneticos que los servían intentaban acercarse, haciendo que sus partes metálicas los impulsaran hacia el fondo del lago, para no emerger nunca mas.
Mi obra me llevo largo rato, lo cual no era de extrañar, aun así, había sacado una buena ventaja volando y me había entretenido por la espera, que una vez ociosa, esperaba no durase mucho mas.

Nos darían caza, lo tenía asegurado,Rachell no callaría, les diría que yo poseía el libro ahora, tenía que llegar a un lugar seguro, y llevar a Víctor conmigo, quien podía ser tachado de cómplice de mi apropiación, y perseguido por ello sin tener culpa alguna de mis actos, y probablemente, aunque destruyera el libro, eso no nos libraría de ser perseguidos durante un tiempo, a no ser que se encontraran con otro grupo al que no quisieran enfrentarse, y en ese punto, tener una familia numerosa, era mi baza mas fuerte.

Rachel Roche Miér Mar 09 2016, 19:34

“Poco me importa el libro de una traidora”, aquella declaración de Bio hizo que mi rostro mostrara tristeza. Para a continuación acercarse a mí y recordarme que había confiado en mí. No contesté. Simplemente agaché la cabeza. Quería explicarle el motivo por el que había sucedido todo aquello, pero no me dio ni siquiera tiempo a planear la respuesta. Intenté ir tras él.

-Esto es culpa tuya. – susurré en bajo dirigiéndome a NIA mientras corría persiguiendo al vampiro, que volvía a estar operativa. “Tu juicio es erróneo, Rachel. Yo sabía que los elfos no iban a darnos el libro aunque los ayudáramos, y así te informé. Creeme, estudio los estímulos de la gente y calculo las probabilidades de éxito de cada acción. Y la única alternativa era cogerlo durante el caos y marcharse. Pero tú te negaste a hacerlo y tuve que tomar el control. Y, como sabes, mi manejo de tu cuerpo es considerablemente torpe”. La inteligencia también se encargaba de echarme la culpa a mí. Como si yo fuera la culpable de todo. En aquel mismo momento estaba tan de mal humor que.

Pero el bosque cada vez era más espeso y en un determinado momento perdí la silueta del hombre, que era bastante más rápido que yo. “Y para colmo lo has perdido también a él…” se encargó de recordarme NIA por si no me había dado cuenta. Me detuve unos instantes pensando por donde pudo haber ido, tratando de escuchar sus pasos. Pero no había oído nada.

-Tiene que haber ido por aquí. – dije sin saber muy bien por qué, siguiendo el curso de una especie de riachuelo, aunque sin tocarlo, pues no podía mojar mis componentes metálicas, pues eso podía hacer que se estropeasen.

Fui corriendo un tanto perdida, aunque NIA no decía nada. Tras diez minutos correteando sin dirección alguna por el bosque, comenzaría a oler a humo. Aquello no me gustaba nada, la Hermandad se supone que andaría cerca…

… como así sería. No tardé en tropezar con uno de los vampiros del grupo, caería de bruces contra uno enorme y flequillo moreno. El tipo sonrió enloquecidamente, mostrándome sus afilados colmillos. Era un guerrero normal al que no distinguía. Gateé hacia atrás asustada y, cuando me quise dar cuenta, estaba rodeada. “Tranquila. Son ellos”. Me decía NIA. Aunque aquello no sabía si me resultaba más agradable o menos, máxime después de aparecer sin el libro. Si el Centinela estaba allí no me iba a augurar un buen final. Habría unos diez vampiros allí.

Afortunadamente, mi jefe directo no se encontraría allí. Sino que sería una mujer de unos cuarenta años, con cabello recogido, equipada con un largo y elegante vestido verde. Y con una rosa roja como decorado a la altura del pecho. El vestido no era algo práctico para llevar por el bosque. En cuanto la vi, enseguida la reconocí.

-La… Lady Mortagglia – dije, haciéndole una reverencia, hincando una rodilla en el suelo y agachando la cabeza, según marcaba el código ético de la Hermandad. Ella era la segunda al mando de la Hermandad, tan sólo por detrás del Maestro y por encima de mi caudillo, el Centinela.– Es un honor encontrarme con su loable presencia. –

Ella me miraba impasible, una mirada fría como el hielo. Una postura de brazos cruzados. Comenzó a caminar en círculos, alrededor mío. “Milady está enfadada”. Aclaraba NIA. Lo cual no me gustaba un pelo. El resto de vampiros reían ante el espectáculo. Comprobó que no portaba ningún objeto que se me había encargado buscar.

-Agente Roche. – me dijo, deteniéndose frente a mí, manteniendo una aterradora mirada sobre mí. – No veo ni rastro del libro que se te ha encargado recuperar.

-Yo… yo… - “Respira tranquila y cuenta la verdad. No va a pasar nada.”. Clamaba NIA. – Lo… lo tenía. Lo he llevado al poblado de los elfos pero… una dragona. Se… Se lo ha llevado. Yo…

Mortagglia hacía negaciones con la cabeza a la vez que mostraba su mirada intimidante. Rápidamente sacó una larga espada. Cerré los ojos. Iba a rebanarme la cabeza, pero no, no lo hizo. Agitó rápidamente la espada y me propinó un corte a la altura de la mejilla derecha. Dejando a la vista implantes metálicos y sangrando por el propio tejido de la carne que había sobre esta. Yo no era un completo robot, pero justo donde me había dado tenía un componente metálico. Di un grito de dolor y me llevé la mano a la mejilla.

-Es una decepción, agente. – afirmó en una voz sin entonación. – Pero lo cierto es que ese libro no me importaba lo más mínimo. Sino quién iba detrás de él. – aseguró. No sabía a quién se refería. – Por suerte para ti, ella está lejos del libro. – Miró al frente. Me llamaba la atención a quién se refería con lo de “ella”, pero me daba miedo preguntarle. – Eso no quiere decir que no me decepcione que hayas completado totalmente la tarea que se te encargó.

-Lo… lo siento Milady, de verdad. No volverá a pasar. – le juré.

-Tranquila, es culpa mía. Sólo cuentas con tres meses de entrenamiento. – dijo – Vuelve a la base a completar tu formación. El Centinela no te atacará bajo mi responsabilidad. Nosotros vamos a por la cena. – y sonrió y comenzó a andar, al paso que el resto de vampiros vitoreaban la decisión de Mortagglia. Su cena serían los elfos. Los que había prometido salvar.

“Ni se te ocurra decir lo que estás pensando”. Me decía NIA. Había prometido salvarles a cambio de que me dejaran escapar. Pero decir aquello probablemente me dejase un nuevo recuerdo en la cara o algo peor. Era muy inocente aún. El mundo era duro. Tenía que aprender a ser más fuerte… a ser más egoísta. En el fondo, todo aquello había sido culpa de los elfos que me habían asaltado, si no nada hubiera pasado. Lo malo es que, nuevamente, rompería una palabra. Pero ya había perdido demasiadas cosas aquella noche. Miré arrepentida y desamparada la partida de Mortagglia y sus vampiros rumbo al campamento de los elfos. Había aprendido muchas lecciones aquella noche, pero la más importante es que tenía que empezar a mirar más por mí misma.

Off:

**Wyn** Miér Mar 16 2016, 10:58

Puntos de profesión:

-Rachel: +2
-Bio: +1

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