Después del escape [Interpretativo-Libre-Noche]

Asentí de nuevo cuando respondió sobre el tiempo, varios minutos, no podía creerme que hubiera sido tanto tiempo, soltando un hondo suspiro ante su advertencia. En parte entendía la peligrosidad de aquello, pero por otro lado, era difícil poder ejercer un limite al ansia. ¿Cuanto placer había experimentado en mi vida? el de comer algo sabroso, o compartir un buen momento con un ser querido, el de asumir un conocimiento nuevo, pero aquello no se asemejaba a nada que hubiera experimentado antes, y en algunos aspectos era mas intenso.

Su rotundo no me hizo encogerme ligeramente sobre mi misma, un poco por el tono, un poco por lo tajante de la respuesta, baje la cabeza, asintiendo obedientemente a su sentencia con desanimo, mientras le observaba con los parpados semi caidos.
La minuciosa descripción de Bio, logro al menos alejar parcialmente el desanimo que me había embargado, apelando a mi curiosidad, y escuché atentamente toda su descripción con sorpresa. Parecía casi una descripción de rasgos, algunos que hasta yo reconocía que me podían ser otorgados. ¿Era coincidencia, o a caso era posible saber algo de alguien con darle una probada?
El sentido del gusto parecía ser algo tan distinto para su especie en comparación con el resto, que probablemente ahora le preguntase al respecto cada vez que lo viera comer, o fuera consciente de que hubiera acabado de alimentarse de cualquier cosa.

De vuelta, siguió con la reprimenda, parecía preocupado por mis respuestas, y a mi, no me parecía tan grave, solo estaba débil y mareada, pero no sentía dolor como cuando me había roto una pierna, ni ganas de vomitar como cuando me había sentido enferma, cansancio, quizás era la mejor forma de definirlo, y no era como si no pudiera cansarme de muchas otras formas.

-No se lo iba a pedir a otra persona tampoco.- me defendí un poco ante ese comentario. Era el único vampiro en el que confiaba, y solo conocía a dos, tampoco iba a ponerme en riesgo con un extraño, entendía que era una situación de vulnerabilidad, pero si estabas con alguien de confianza, ¿que mal podía haber en ello?.
Su comparación con las madres y las crías me desoriento completamente, y parpadeé un par de veces, alzando ligeramente la mirada como si hubiera dicho algo en un idioma incomprensible.

Las madres alimentan a las crías amamantandolas, lo cual hizo que mi mirada pasara alternativamente entre mis pechos y mi acompañante con una mueca de confusión, ¿A caso eran los senos una forma mas idónea en donde hincar los colmillos? ladeé el rostro hacia un costado para finalmente tratar de formular aquello que pasaba por mi mente. - ¿es mas cómodo en el pecho?.

Deje que alzara mi rostro al notar su mano bajo la barbilla, y asentí un par de veces apoyando el peso de mi cabeza en la misma.
-Esta bien, nadie se ha aprovechado de mi todavía, ¿no?.- Podían haberme pasado muchas cosas malas, pero al menos yo no tenía la sensación de que nadie se hubiera aprovechado de mi ignorancia para nada.

off-rol:

-Tengo la sensación de que no entendí algo.- suspiré cuando aclaro el tema de amamantar, haciendo que encontrara aun menos sentido en ese símil.
Sin embargo, al menos había dejado de reñirme, y tampoco me había dado un NO rotundo, si no un "poco, y no ahora", algo con lo que podía manejarme por el momento.
De nuevo hizo un comentario bastante protector que me arranco una sonrisa, me recordaba mucho a mis hermanos, en parte por esos comentarios repentinos y sobreprotectores que decía con tanta naturalidad.

Cuando me extendió su mano, mire al cielo, percatándome de cuanto tiempo habíamos permanecido sentados en el suelo de ese modo. Acepté su ayudo, y caminamos hacia la cabaña improvisada que habíamos construido en aquel lugar.

Aunque no era mi costumbre dormir durante el día, estaba bastante cansada, y con la pelea con los elfos, los vampiros y nuestra larga charla matando las ultimas horas de la noche, hacia una jornada entera que no tenía un momento para conciliar el sueño.
Una vez Bio se hubo adentrado en la cabaña, coloqué la capa para cubrir la entrada, y volví a mi forma de dragon para custodiar la misma. Me hice un ovillo cómodamente en el suelo, enroscando mi cuerpo sobre si mismo, y pase una de las alas por debajo de las telas, para cubrir también con ella el cuerpo del vampiro mientras dormía. Esperaba que no le resultara incomodo ese protector gesto, que pretendía cuidarlo tanto del frío como de los rayos del sol, añadiendo otra opaca capa de protección entre el y el entorno. Bajo mi lomo reposaban escondidos el morral y mis pertenencias, como si fueran un tesoro.

Resultaba tan pequeño en esta forma, y tan alto en la otra, que no dejaba de ser una contraste gracioso. Metí el hocico un segundo bajo el ala, para golpear con suavidad su coronilla con el morro, y tras aquel breve gesto, acomode mi cuello y mi alargada cabeza en dirección al exterior, para poder observar a cualquiera que se acercara, intentando mantener un sueño ligero para ejercer como guardiana. Pero el cansancio de las ultimas horas me pasó factura, quizás fuera ala perdida de sangre, probablemente un poco de ambas, pero terminé cayendo en un profundo sueño. Al menos, difícilmente alguien sería capaz de mover mi cuerpo de la entrada.

Había tenido un largo, profundo y apacible sueño, los débiles rayos del sol del día me habían propiciado el calor suficiente en la parte de mi cuerpo que permanecía fuera de la cabaña como para mantener una temperatura agradable, y mi cuerpo había necesitado de ese merecido descanso.

Cuando abrí los ojos el sol aun no había desaparecido por completo, y se apoyaba vagamente sobre las copas de los arboles que se recortaban en el horizonte.
Esperé, apenas sin moverme, temiendo que un mal gesto permitiera escolarse la luz dentro de la tienda en la cual tenia escondida el ala. Sentía el bulto de mi morral bajo el abdomen, y el calor del vampiro bajo el alerón, indicando que todo estaba donde había quedado la noche anterior, así pues, solo tenía que esperar con calma, y distraer mi mente del rugido de mis tripas que clamaban por algún animal salvaje.

Cuando finalmente el cielo ennegreció, deslice el hocico por debajo de la capa dando unos toques suaves en la coronilla del vampiro para despertarlo, revolviendole el pelo soltando aire fuerte por las narinas, y soltando pequeños gorgojeos para no sobresaltarlo.
Tras asegurarme de que se estuviera despertando, me levanté, abandonando mi puesto, y empujé con la cola mis pertenencias hacia el indicando que las cuidara para salir volando.

No tarde demasiado en volver, lo bueno de planear, es la visión aérea que permite capturar rápido a las  presas, y sumergirse entre los arboles para tomar un animal con cada garra y uno con el hocico, siento eso todo lo que podía transportar, tenía cierta similitud con pescar.
Aterrice con las tres presas, no demasiado grandes, un par de liebres rollizas, y otro roedor de mayor tamaño que no me sonaba conocido, ese era para mi, y lo solté de mi hocico lanzandolo al aire para engullirlo de un solo bocado como si fuera un cocodrilo, mientras le extendía su porción del desayuno, que pataleaba desesperada entre mis zarpas.

Habría querido ofrecerle otra clase de desayuno, pero después de las reprimendas del otro día temía otro sermón, o que sus negativas se volvieran aun mas firme, y aunque en algunas cosas costaba tener paciencia, prefería no resultar tan avasallante y concentrarme en mi propia comida.
El segundo conejo siguió rápidamente al animal misterioso, y para mi decepción, ambos sabían bastante similares.

Sabía que eso no saciaría del todo mi apetito, ni de lejos, pero por lo menos, ahora tenia el estomago mas calmado, y aquel pequeño descanso había demorado un poco lo que venia a continuación, tocaba separarnos de nuevo.
No podía comunicarme mucho de ese modo, ni ser muy especifica por si la hermandad terminaba encontrando ese lugar, así que me limite a rasguñar el suelo para formular una pregunta simple.

"¿Donde?"

¿Donde nos encontraríamos tal y como habíamos acordado la noche anterior?

Nunca en mi vida había sentido envidia de un conejo, y resultaba humillante en cierta forma, sobre todo cuando ahora mismo había uno siendo digerido en mi estomago, asi que sacudí la cabeza para sacarme esos pensamientos de encima.

La ubicación que había elegido me era sumamente ventajosa, de hecho apenas tendría que desplazarme para ir a buscarle, y volando, era una distancia que se recorría en poco tiempo, así que asentí, y sonreí a mi modo al verlo inclinándose como lo hacía mi gente. Apoyé mi frente sobre la suya, que ahora era bastante mas grande en comparación, y frote un poco al escamas sobre su piel antes de apartarme.

Yo también lo echaría de menos, pero al menos ahora sabíamos cuando nos íbamos a encontrar, ya no era una posibilidad incierta en el destino, si no algo exacto y no muy lejano en el tiempo, así que tras ver que partía, colgué mi morral del cuello, y tomé altura.
Lo seguí des del aire por poco tiempo, intentando cuidar de el, pero finalmente tomé velocidad para dirigirme hacia las montañas. Tenía que hablar a mi familia sobre ese libro, sobre la hermandad, teníamos que tomar una resolución sobre todo aquello.
Los pequeños también se alegrarían de verme.

Y tenía que centrarme en pensar una buena excusa para justificar, o ocultar las marcas de mi cuello, antes de que se lo tomaran de mala manera y quisieran tomar represalias con mi amigo vampiro. Algo se me ocurriría durante el viaje, si no una tapadera, un modo de expresar aquello y conseguir la aceptación suficiente como para lograr que se comportaran.

Y con esos pensamientos volvía de nuevo al norte mucho antes de lo que había previsto cuando había abandonado por ultima vez esas tierras.