Saliendo de la oscuridad [Interpretativo][Privado]
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Saliendo de la oscuridad [Interpretativo][Privado]
-Largo tiempo sin verte....-
Aquellas palabras salieron de mis labios como un susurro en la oscuridad. Alcé la vista del camino para ver a lo lejos la ciudad de la luna plateada, Lunargenta.
Hacía mucho tiempo que no contemplaba su esplendor, sin duda tenía predilección por los bosques mas la visión de aquella ciudad me producía un sentimiento agridulce de tristeza y alegría. Había tantos recuerdos en mi memoria de aquel lugar que no pude sino respirar profundamente antes de continuar el paso.
Como de costumbre, mi fiel compañero Noctis se encontraba en lo alto de los cielos vigilando mi camino sin perder de vista todo aquello que bajo sus alas se encontraba. Su fina vista escudriñaba con atención cada palmo de tierra que cruzaba en mi andar y se mantenía alerta por si algo llamaba su atención.
El viaje de regreso me había llevado varios meses, el contemplar mi destino había provocado que mis piernas se sintieran por un instante pesadas al saberse cerca del final y anhelantes de un merecido descanso. Decidí entonces hacer un pequeño alto en el camino y quizá acampar en las afueras de la ciudad para pasar la noche y tomar destino a la mañana siguiente con la tranquilidad que eso me proporcionaría.
La noche era completamente cerrada y las luces de la ciudad no ayudaban en demasía a iluminar la zona donde me encontraba. La pequeña arboleda tocaba a su fin y decidí quedarme en el lindero de aquellos árboles para guardarme un poco del valle que separaba la ciudad de mis amigos de madera. Una pequeña laguna que se encontraba a unos metros de mi posición, sería el lugar de mi descanso. Di media vuelta y avancé con paso tranquilo hasta que di con la zona de aguas calmadas.
Solté mi mochila de viaje junto a mis pies mientras que alcé la vista de nuevo para observar a Noctis, mi compañero alado ya se había percatado del alto y comenzó a sobrevolar en círculos aguardando mi llamada
Todo parecía tranquilo, tan sólo el canto de algunos insectos y el sonido del suave viento cruzando entre los árboles. Miré a mi diestra y siniestra para asegurarme y, tras no ver nada en particular, tomé asiento cerca de las aguas tomando un tronco como mi respaldo. Estiré las piernas las cuales entrecrucé así como crucé mis brazos tras mi cabeza para descansar, respiré profundamente inhalando el aroma que me proporcionaba la naturaleza a mi alrededor haciendo que una media sonrisa se dibujara en mi rostro.
-De vuelta en casa.....-
Hacía mucho tiempo que no contemplaba su esplendor, sin duda tenía predilección por los bosques mas la visión de aquella ciudad me producía un sentimiento agridulce de tristeza y alegría. Había tantos recuerdos en mi memoria de aquel lugar que no pude sino respirar profundamente antes de continuar el paso.
Como de costumbre, mi fiel compañero Noctis se encontraba en lo alto de los cielos vigilando mi camino sin perder de vista todo aquello que bajo sus alas se encontraba. Su fina vista escudriñaba con atención cada palmo de tierra que cruzaba en mi andar y se mantenía alerta por si algo llamaba su atención.
El viaje de regreso me había llevado varios meses, el contemplar mi destino había provocado que mis piernas se sintieran por un instante pesadas al saberse cerca del final y anhelantes de un merecido descanso. Decidí entonces hacer un pequeño alto en el camino y quizá acampar en las afueras de la ciudad para pasar la noche y tomar destino a la mañana siguiente con la tranquilidad que eso me proporcionaría.
La noche era completamente cerrada y las luces de la ciudad no ayudaban en demasía a iluminar la zona donde me encontraba. La pequeña arboleda tocaba a su fin y decidí quedarme en el lindero de aquellos árboles para guardarme un poco del valle que separaba la ciudad de mis amigos de madera. Una pequeña laguna que se encontraba a unos metros de mi posición, sería el lugar de mi descanso. Di media vuelta y avancé con paso tranquilo hasta que di con la zona de aguas calmadas.
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Solté mi mochila de viaje junto a mis pies mientras que alcé la vista de nuevo para observar a Noctis, mi compañero alado ya se había percatado del alto y comenzó a sobrevolar en círculos aguardando mi llamada
Todo parecía tranquilo, tan sólo el canto de algunos insectos y el sonido del suave viento cruzando entre los árboles. Miré a mi diestra y siniestra para asegurarme y, tras no ver nada en particular, tomé asiento cerca de las aguas tomando un tronco como mi respaldo. Estiré las piernas las cuales entrecrucé así como crucé mis brazos tras mi cabeza para descansar, respiré profundamente inhalando el aroma que me proporcionaba la naturaleza a mi alrededor haciendo que una media sonrisa se dibujara en mi rostro.
-De vuelta en casa.....-
Tarken
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Re: Saliendo de la oscuridad [Interpretativo][Privado]
Había sido un día duro en el mercado de Lunargenta, hacerme un nombre para llegar a tener una audiencia con el mismísimo rey de Lunargenta. Dos meses habían pasado desde mi llegada a Aerandir, había pasado de vender mis objetos personales al mercado negro de Roilkat, a llevar un amplio mercado de lana, -cuando digo amplio, me refiero de Vulwulfar a Lunargenta, y viceversa. - pero menos daba una piedra, sin duda. Viajaba con una caravana de feriantes bastante majos, la mayoría mujeres, humanas. Aún no había visto más que elfos y humanos, nada del otro mundo pues eran bastante parecidos incluso en la forma de ser, aunque los elfos eran bastante más afeminados a la hora de tratar a las mujeres. Acababa de conocer a dos muchachos, gemelos de mi edad, quizá mayores, en Aerandir nunca se sabe. Iban de aquí para allá vendiendo y revendiendo cosas.
Bueno, la cosa, es que estos muchachos, con los nombres también muy similares, Taedrionor y Daedrionor, o algo así, llevaban un trabajo ilegal camuflado en sus compra vendas. Sí, eran traficantes de plantas y setas alucinógenas. Yo vivía con los feriantes, dormía con ellos a cambio de un par de monedas de bronce, pero aquella noche no cené con ellos. Me invitaron a cenar en su tienda de campaña de estilo tipi que habían montado a escasos metros de la caravana de madera tirada por caballos de los feriantes. En la tienda, muchísimas risas, una gran cachimba coronaba el centro de aquel pequeño antro iluminado por la luz de las velas que habían colocado en la misma mesa. Y nosotros al rededor de la enorme cachimba, fumando la pipa de la paz. Lo que a mi no me habían dicho era el alto contenido de hierbas ilegales que contenía dicha cachimba, así como tampoco lo especiales que eran las setas que me habían dado para cenar.
-Ehhhh... -Articulé después de darle una larga e intensa calada a aquel monstruo que ahora tenía ojos y me quería comer. -La cachimba me quiere comer..-A penas podía articular palabra alguna, al menos no a la velocidad que me hubiera gustado.
Me intenté levantar, como pude, mientras ellos se reían de mi de una manera exagerada, me giré y negué con la cabeza, comprendiendo todo aquello. Me recordó a mis años de universidad, era la misma sensación y las mismas ganas de vomitar hasta la primera papilla.
-Cabrones. -Les dije en un inglés perfecto de cambridge que ellos no entendieron, pero seguían mirándome y riéndose mientras fumaban como carreteras.
-Va Meriyé no te enfades, si esto no sube nada... -Dijo el que parecía el más responsable de los dos, Daedrionor, mientras sostenía la larga manguera y soltaba un gran círculo de humo por la nariz.
-Cosas peores te habrás fumado. -Se echó a reír Taedrionor, que estaba tirado junto a su hermano sobre los cojines del suelo, con un codo apoyado sobre el suelo y mirándome desde el suelo.
Negué un par de veces, y sentí unas ganas enormes de vomitar al olor de la cena de la caravana de los feriantes, que entraba suave con el viento por la puerta del tipi. Me llevé las manos a la boca y salí corriendo con la poca dignidad que me quedaba. Seguramente parecía Forrest Gump corriendo, o peor. Llegué al árbol más cercano y me puse a vomitar como si no hubiera un mañana. Menudo amarillo me acababa de dar. En ese momento echaba de menos a mis padres, a mis compañeras de piso, a mi ex... A mi vida en general antes de tener la idea de visitar aquel lugar. Me eché a llorar, me acababa de dar todo el bajón de la droga. Así que eché a andar, desorientada, seguía el sonido del agua que me invitaba a lavarme la cara. Pero los árboles se movían demasiado, incluso un gato que pasaba por allí me pareció una pantera que me quería comer, así que eché a correr mirando a dicho gato, que me había olido de lejos y pensando que yo tenía comida, me seguía maullando y ronroneando. Llegué a un pequeño claro, pero tropecé con una raíz del camino y caí de cabeza al lago.
Por suerte para mi la orilla no cubría más allá de los muslos, y pude ponerme en pie sin ningún problema. Salí como pude, con la falda larga que ahora pesaba como tres veces yo, mojada hasta las cejas y llena de barro. Estaba tan cansada que llegué hasta una zona de hierba y me dejé caer como un peso muerto, como un saco de patatas pochas. Ignoraba que allí hubiera alguien, ignoraba también la pena que podía dar, y también ignoraban mis recientes amigos la colleja que se habían ganado, por no hablar de la denuncia por drogarme... Si es que había de eso en Aerandir.
Bueno, la cosa, es que estos muchachos, con los nombres también muy similares, Taedrionor y Daedrionor, o algo así, llevaban un trabajo ilegal camuflado en sus compra vendas. Sí, eran traficantes de plantas y setas alucinógenas. Yo vivía con los feriantes, dormía con ellos a cambio de un par de monedas de bronce, pero aquella noche no cené con ellos. Me invitaron a cenar en su tienda de campaña de estilo tipi que habían montado a escasos metros de la caravana de madera tirada por caballos de los feriantes. En la tienda, muchísimas risas, una gran cachimba coronaba el centro de aquel pequeño antro iluminado por la luz de las velas que habían colocado en la misma mesa. Y nosotros al rededor de la enorme cachimba, fumando la pipa de la paz. Lo que a mi no me habían dicho era el alto contenido de hierbas ilegales que contenía dicha cachimba, así como tampoco lo especiales que eran las setas que me habían dado para cenar.
-Ehhhh... -Articulé después de darle una larga e intensa calada a aquel monstruo que ahora tenía ojos y me quería comer. -La cachimba me quiere comer..-A penas podía articular palabra alguna, al menos no a la velocidad que me hubiera gustado.
Me intenté levantar, como pude, mientras ellos se reían de mi de una manera exagerada, me giré y negué con la cabeza, comprendiendo todo aquello. Me recordó a mis años de universidad, era la misma sensación y las mismas ganas de vomitar hasta la primera papilla.
-Cabrones. -Les dije en un inglés perfecto de cambridge que ellos no entendieron, pero seguían mirándome y riéndose mientras fumaban como carreteras.
-Va Meriyé no te enfades, si esto no sube nada... -Dijo el que parecía el más responsable de los dos, Daedrionor, mientras sostenía la larga manguera y soltaba un gran círculo de humo por la nariz.
-Cosas peores te habrás fumado. -Se echó a reír Taedrionor, que estaba tirado junto a su hermano sobre los cojines del suelo, con un codo apoyado sobre el suelo y mirándome desde el suelo.
Negué un par de veces, y sentí unas ganas enormes de vomitar al olor de la cena de la caravana de los feriantes, que entraba suave con el viento por la puerta del tipi. Me llevé las manos a la boca y salí corriendo con la poca dignidad que me quedaba. Seguramente parecía Forrest Gump corriendo, o peor. Llegué al árbol más cercano y me puse a vomitar como si no hubiera un mañana. Menudo amarillo me acababa de dar. En ese momento echaba de menos a mis padres, a mis compañeras de piso, a mi ex... A mi vida en general antes de tener la idea de visitar aquel lugar. Me eché a llorar, me acababa de dar todo el bajón de la droga. Así que eché a andar, desorientada, seguía el sonido del agua que me invitaba a lavarme la cara. Pero los árboles se movían demasiado, incluso un gato que pasaba por allí me pareció una pantera que me quería comer, así que eché a correr mirando a dicho gato, que me había olido de lejos y pensando que yo tenía comida, me seguía maullando y ronroneando. Llegué a un pequeño claro, pero tropecé con una raíz del camino y caí de cabeza al lago.
Por suerte para mi la orilla no cubría más allá de los muslos, y pude ponerme en pie sin ningún problema. Salí como pude, con la falda larga que ahora pesaba como tres veces yo, mojada hasta las cejas y llena de barro. Estaba tan cansada que llegué hasta una zona de hierba y me dejé caer como un peso muerto, como un saco de patatas pochas. Ignoraba que allí hubiera alguien, ignoraba también la pena que podía dar, y también ignoraban mis recientes amigos la colleja que se habían ganado, por no hablar de la denuncia por drogarme... Si es que había de eso en Aerandir.
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Este tema sucede antes del de "Ciudad de Besugos" por lo que Merié tiene el pelo rojo todavía.
Merié Stiffen
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Re: Saliendo de la oscuridad [Interpretativo][Privado]
La noche transcurría sin ningún sobresalto, las aguas calmadas y el silencio de la noche eran tan reconfortantes que apenas podía mantener los ojos abiertos. El cansancio del viaje y el sopor parecían llegar al fin a su objetivo haciendo que el sueño me venciera por momentos.
Sin embargo, algo irrumpió en aquel paraje en el que me encontraba. Noctis lanzó un alarido al cielo nocturno mientras alzó el vuelo alarmado por semejante estrépito pues el ruido de una roca cayendo a plomo en las aguas hizo que medio bosque despertara sobresaltado.
Clavé mis ojos en el origen de semejante alboroto y enarqué las cejas al ver una joven muchacha de cabello rojizo caer atropelladamente en las aguas de aquel pequeño lago. Aquella joven se irguió y, entre el agua y el fango, salió como pudo del líquido elemento hasta desplomarse agotada sobre la hierba cercana.
La imagen había sido de los más cómica y no pude sino esbozar una sonrisa pensando en lo que había causado tal efecto en aquella chica.
Miré al cielo y vi que Noctis estaba a la espera de mis órdenes y ,con un pequeño silbido, no más sonoro que el canto de un búho nocturno, hice que mi compañero alado buscara algo de comida pues no tenía la menor duda de que aquella chica necesitaría un reconstituyente tan pronto como recobrara el sentido.
Guardé mi cuchillo dado que no veía al pobre despojo comatoso que tenía frente a mí como una amenaza. Me acerqué sin guardar mucho mi paso pues la chica casi ni podía respirar. Una vez a su lado la contemplé un instante y me sonreí de nuevo al tiempo que meneaba la cabeza de lado a lado:
-Una noche divertida supongo...-
Me incliné y cogí a la chica por las axilas para levantarla y sentarla apoyada en un árbol cercano. Respiraba, eso al menos era buena señal pero apenas si se percató del movimiento. Una vez sentada con la cabeza erguida le aparté los cabellos mojados de la cara y contemplé un instante su rostro. Aquella joven era muy hermosa, labios carnosos y unas facciones delicadas y nacaradas que relucían bajo la luz de la luna. Suspiré y sonreí negando con la cabeza.
Acto seguido decidí despertarla de la mejor manera que conocía en estos casos, alcé la mano derecha y le di una bofetada rápida y fugaz, como si quisiera matar un insecto contra su mejilla:
-Vamos, es hora de despertarse pequeña.-
Me quedé en cuclillas frente a ella observando como recobraba el sentido, además tampoco era mi intención dejarla allí al desamparo de la arboleda y menos aún en ese estado.
Sin embargo, algo irrumpió en aquel paraje en el que me encontraba. Noctis lanzó un alarido al cielo nocturno mientras alzó el vuelo alarmado por semejante estrépito pues el ruido de una roca cayendo a plomo en las aguas hizo que medio bosque despertara sobresaltado.
Clavé mis ojos en el origen de semejante alboroto y enarqué las cejas al ver una joven muchacha de cabello rojizo caer atropelladamente en las aguas de aquel pequeño lago. Aquella joven se irguió y, entre el agua y el fango, salió como pudo del líquido elemento hasta desplomarse agotada sobre la hierba cercana.
La imagen había sido de los más cómica y no pude sino esbozar una sonrisa pensando en lo que había causado tal efecto en aquella chica.
Miré al cielo y vi que Noctis estaba a la espera de mis órdenes y ,con un pequeño silbido, no más sonoro que el canto de un búho nocturno, hice que mi compañero alado buscara algo de comida pues no tenía la menor duda de que aquella chica necesitaría un reconstituyente tan pronto como recobrara el sentido.
Guardé mi cuchillo dado que no veía al pobre despojo comatoso que tenía frente a mí como una amenaza. Me acerqué sin guardar mucho mi paso pues la chica casi ni podía respirar. Una vez a su lado la contemplé un instante y me sonreí de nuevo al tiempo que meneaba la cabeza de lado a lado:
-Una noche divertida supongo...-
Me incliné y cogí a la chica por las axilas para levantarla y sentarla apoyada en un árbol cercano. Respiraba, eso al menos era buena señal pero apenas si se percató del movimiento. Una vez sentada con la cabeza erguida le aparté los cabellos mojados de la cara y contemplé un instante su rostro. Aquella joven era muy hermosa, labios carnosos y unas facciones delicadas y nacaradas que relucían bajo la luz de la luna. Suspiré y sonreí negando con la cabeza.
Acto seguido decidí despertarla de la mejor manera que conocía en estos casos, alcé la mano derecha y le di una bofetada rápida y fugaz, como si quisiera matar un insecto contra su mejilla:
-Vamos, es hora de despertarse pequeña.-
Me quedé en cuclillas frente a ella observando como recobraba el sentido, además tampoco era mi intención dejarla allí al desamparo de la arboleda y menos aún en ese estado.
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Re: Saliendo de la oscuridad [Interpretativo][Privado]
En mi mente, yo estaba de nuevo en mi mundo real, sentada en uno de los mullidos sillones del Starbucks, bebiéndome un frapuccino con mis amigas de derecho internacional, riéndonos y hablando del tamaño del falo de sus novios, o derivados. No era consciente que en el mundo donde vivía ahora, a mi edad la gente ya tenía tres, o cuatro hijos perfectamente. Y yo que no pensaba tener un hijo hasta los 35, como poco. En fin, era hora de volver al mundo, bueno en realidad no, pero me hicieron volver. Instintivamente incluso antes de abrir los ojos, me llevé la mano a la mejilla, dolorida. Abrí un ojo, aún bajo los efectos de la droga. Allí había alguien, una sombra que dibujaba el contorno de un hombre, no parecía muy mayor ni muy pequeño, menuda apreciación la mía.
-En mi mundo no se pega a las mujeres. -Dije en el poco Aerandiano que conocía, las palabras salían muy lentas de mis labios, pero el mundo iba demasiado deprisa para mi.
Si aquel era un violador de la jungla, estaba jodida, porque no podía mover las piernas. Frucí el ceño y conseguí abrir el otro ojo, pero como si fuera de día y a mi me pesaran demasiado los ojos, la poca luz de la luna que había en el claro para mi era mortal. Me dejé caer hacia un lado, quedando tumbada en la hierba, hecha un higuillo. Pero sentía que si me dormía, no iba a despertarme nunca. Luchaba contra mis párpados por no cerrarlos.
Pronto el frío hizo mella en mi, y me abracé las rodillas para intentar combatirlo. Odiaba Aerandir, en ese momento era el peor lugar del mundo, quería irme con mi madre, abrazarla y decirle que no iba a drogarme nunca más. Ir a las autoridades y denunciarlos. Pero nada de eso podía ser. Alcé la cabeza por encima del hombro.
-Si me vas a violar, mátame antes. -Le dije resignada, había leído muchísimas entrevistas a mujeres violadas, me había informado de que era una práctica normal si una mujer como yo iba por ahí a esas horas por lugares, salía en las películas de historia medieval.
Abrí los brazos en gesto de resignación, aceptando mi metafórica muerte, me sentía como una oruguilla que intenta salir del cascarón, allí tirada en la hierba, tremendamente fumada, incluso los árboles parecía que se reían de mi.
Merié Stiffen
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Re: Saliendo de la oscuridad [Interpretativo][Privado]
Lo primero que hice fue sonreír cuando aquella chica dijo aquellas palabras aludiendo que en "su mundo" no se golpeaba a las mujeres. Aquello me hizo gracia, la realidad era que en su estado era mejor que estuviera despierta y de ahí que la golpeara para traerla al mundo de los vivos.
Sin embargo vi que lentamente se iba encogiendo presa del frío hasta el punto de quedarse hecha un ovillo acurrucada intentando entrar en calor. Luego vi como su cabeza se giraba y me lanzó aquella súplica más que otra cosa:
-Si me vas a violar, mátame antes-
Aquello sí que hizo mella en mí. No me esperaba aquellas palabras aunque no me llegaban a sorprender del todo. No era habitual que te recordaran lo crudo y cruel que era el mundo real y, mal que me pesara, aquellas palabras no carecían de verdad. Mi sonrisa se borró como si se la hubiera llevado el viento y decidí no articular palabra en primera instancia. Suspiré contrariado y dejé a aquella chica por un momento sola para coger algo de mi mochila de viaje. Mientras caminaba vinieron a mi mente todos aquellos horrores que habían visto mis ojos, había surcado los confines de Aerandir y había visto de todo, las atrocidades más tenebrosas perpetradas por las criaturas y seres más ruines de nuestro mundo y, por el contrario, había contemplado la belleza en múltiples formas por lo que la crudeza de aquella chica no me generaba sino un sentimiento desconsolador de que la luz y la belleza de las cosas existían porque también existía la oscuridad y el horror de las mismas.
Con el bulto en la mano, regresé junto a ella y la tapé con la manta por completo; me aseguré de que la cubriera bien para que entrara en calor y luego le dije con voz cálida:
-Puedes estar tranquila, nadie te forzará esta noche.-
Al decirle esto me senté junto a ella y volví a entrecruzar las manos tras mi cabeza al tiempo que alzaba la vista al cielo nocturno:
-Aunque quizá deberías quitarte la ropa mojada o cogerás una pulmonía y al menos prometo no mirar.-
Diciendo esto esbocé una sonrisa de medio lado y miré de reojo a la chica a ver cómo reaccionaba, sería cuanto menos interesante:
-Siempre y cuando me des tu nombre claro.-
Tarken
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