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Mensaje  Níniel Thenidiel Vie Sep 16 2016, 17:49

Era una noche tranquila en aquel barrio de la ciudad de Lunargenta, como solía ser cada vez que los mercaderes cerraban sus puestos a pié de calle y volvían a la comodidad de sus viviendas tras poner a buen recaudo el género en los almacenes para evitar la curiosidad de los amigos de lo ajeno, en sus propias propiedades si es que eran adinerados, en los del gremio si no disponían de una bolsa lo suficientemente abultada como para poder permitirse tal lujo. A esas horas, sobre las empedradas calles de aquel barrio que por el día hervía de bullicio solo podía escucharse el sonido de las pisadas de los guardias privados que patrullaban por el lugar con paso lento y desganado, maldiciendo su suerte por una noche demasiado fresca y la constante amenaza de que en cualquier momento la leve llovizna que caía en esos momentos se convirtiera en una lluvia tormentosa como la que habían estado sufriendo todo aquel día y el anterior. Incluso las meretrices parecían haber decidido que nada ganarían permaneciendo al raso con aquel tiempo y habían preferido probar suerte en alguna de las posadas cercanas, al menos en aquellas que no veían mal que trataran de liberar a los hombres solitarios del peso de sus monedas en los bolsillos con sus encantos.

-Con esta maldita lluvia fina tengo empapados hasta los calzones.- Protestó por enésima vez Thomas Gunderson colocando su alabarda al hombro y rascándose la entrepierna como si aquello fuera a servirle de algo, aunque lo único que consiguió fue que su compañero de ronda soltara un bufido de hartazgo.

-Como vuelvas a decir eso otra vez te meteré tu arma por el culo para que dejes de quejarte. Estoy aburrido de oírte llorar como a un crío. Yo también estoy mojado hasta los huesos y no me oirás quejarme.- Protestó desequilibrando el arma de su compañero empujándola con la suya para que éste tuviera que volver a usar ambas manos si no quería que se le cayera al suelo.

-Desde que te casaste parece que te has vuelto más serio...Ya ni siquiera vienes a...Espera. ¿Has oído eso?.- Se interrumpió el guardia pidiendo silencio y afinando el oído aunque sin saber muy bien en que dirección hacerlo. -Me ha parecido oír una voz-

-Creo que yo también he escuchado algo, parecía una mujer...- Fue la respuesta del compañero que se colocó mejor su casco metálico para ver si veía a alguien, aunque con la llovizna y la oscuridad solo rota por las pocas antorchas protegidas de la lluvia por los edificios poco podía descubrir con sus ojos en la noche. Fue en ese momento cuando un claro grito les llegó desde un callejón cercano instándoles a comenzar a trotar y a aprestar sus largas armas para enfrentarse a cualquier problema que pudieran encontrarse. Podía ser un robo, un ataque, o puede que un simple accidente, pero era mejor estar preparados.

Lo que vieron al doblar la esquina sin embargo era algo que nunca habían visto en sus largos años de experiencia vigilando y protegiendo las vidas y los bienes de sus patrones.

*************************************************************************************************************

-Es por aquí señorita elfa. El maestro Lyons insistió en que no la podíamos dejar bajo la lluvia en el estado en la que la encontraron los guardias.- Indicó la joven doncella que lideraba la marcha a Níniel, que avanzaba tras ella a paso ligero con su rostro oculto bajo la capucha de su negra capa con la que buscaba resguardarse del frío y la lluvia. -La cocinera ha tratado de atenderla lo mejor posible...Pero lo cierto es que saber de estofados y a veces cuidar a los niños de la vecina no le convierte a una en curandera.- Continuó diciendo girando en una esquina y consiguiendo que la peliblanca asintiera de modo imperceptible. Aquello era cierto, de hecho muchas veces la buena voluntad de alguien sin los conocimientos adecuados había causado más mal que bien a un herido. No obstante aquella joven sirviente se repetía en sus palabras pues ya le había contado la situación al ir a buscarla a la posada y haberla sacado a toda prisa de su habitación, donde la sacerdotisa estaba a punto de iniciar una rutinaria prueba de alquimia con algunos ingredientes nuevos recién adquiridos.

-Esta es la casa del maestro.- Indicó deteniéndose ante una puerta de sólida madera y adornada con detalles de las más reconocibles y llamativas flores de Aerandir, todas y cada una de ellas con un nivel de detalle tan elevado que denotaban que eran obra de un maestro. Era un casa grande, de dos plantas de piedra típica de aquella zona de la ciudad e iluminada por varias lámparas de aceite que la convertían en uno de los edificios más visibles aquella noche. Era propiedad de un rico mercader de productos de herrería y ebanistería con el que Níniel había tenido algún trato en los meses anteriores pues había adquirido de su puesto en el mercado algunos de los soportes y materiales de su cada vez mayor y más completo equipo de alquimia. Quizá por eso la había hecho llamar a ella, o puede que no la recordara y simplemente hubiese escuchado de los rumores de la elfa que llevaba viviendo varios meses en la posada "del rey y la reina" y había ganado cierta reputación por haber atendido a algunas personas del vecindario con sus habilidades sanadoras. -Un momento, a veces el mayordomo...Es un poco mayor ¿sabe?.- Se disculpó la sirvienta tras no recibir respuesta al haber llamado a la puerta y volviendo a hacerlo, más fuerte aunque con la delicadeza de quien parece no querer formar un escándalo entre los vecinos. -Sólomon...Despierta, traigo a la sanadora que el maestro quería. Sólomon por los dioses...-

En ese momento desde el otro lado de la puerta el visor de metal se deslizó y un rostro arrugado que enmarcaba unos ojos blanquecinos por la edad apareció por ella. -¿Qui...Quién es?. son horas intempest...intenpesti...Es muy tarde, el señor duerme.-  Habló con una voz cansada y que denotaba que a parte de la edad acababa de ser desvelado de su sueño.

-Sólomon, soy Lianna. El señor está despierto y ha pedido expresamente ver a esta señorita elfa, abre la dichosa puerta de una vez...- Respondió la sirvienta evidentemente acostumbrada y aburrida de lo que parecía ser algo habitual con el viejo mayordomo, aunque con un deje de enfado en la voz que trató de disculpar girándose para sonreír a Níniel. -Lo lamento.- Añadió mientras se escuchaba como los pestillos metálicos de la puerta se abrían a punto de permitirles el paso.
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Última edición por Níniel Thenidiel el Miér Oct 05 2016, 17:29, editado 2 veces
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Mensaje  Bio Vie Sep 16 2016, 19:34

Si bien, mi paso por la ciudad de Lunargenta era cuando menos un trámite para poder partir en barco hasta las cercanías de Dundarak, jamás imaginaría lo que iba a encontrarme por el camino; las calles oscuras y solas como de costumbre, inspiraban una extraña y tétrica sensación de soledad, eso sin mencionar que hacía un frío bastante incómodo; afortunadamente había venido bastante cubierto con algunos trapos rescatados de la torre que me permitirían sobrevivir no solo al chiste de frío que hacía en la ciudad de los humanos durante la noche, sino además a las terriblemente bajas temperaturas a las que sería sometido en mi camino hacia la ciudad de los dragones en donde por fin intentaría limpiar mi nombre.

Caminaba de prisa por las calles cuando un hombre me abordó en medio de la calle repentinamente -Ayuda, por favor- Dijo aunque sin tratar de detenerme, más bien se colocó a mi lado para caminar conmigo -No mires hacia atrás, pero hay unos sujetos que me han estado siguiendo, tal vez crean que llevo dinero conmigo- Advirtió algo nervioso -Está bien, no voy a voltear- Dije mientras me giraba para voltear en dirección a donde me había dicho que no mirara aunque no logré ver a nadie -¿Estás seguro de eso?- Pregunté al pobre hombre que casi de desmaya del susto -Claro, eran tres, me han seguido desde que salí de la casa del Señor Lyons- Protestó asegurando que sus palabras eran ciertas y no tardaría mucho en poder demostrarlo.

Al girar para ponernos en marcha nos encontraríamos de frente con los sujetos aunque esta vez solo se nos quedarían mirando al pasar junto a ellos, tal vez no querrían arriesgarse a un enfrentamiento sin saber de quién se trataba, en una ciudad tan grande había que saber elegir los objetivos o se podrían acabar metiendo en una guerra urbana de esas pequeñas pandillas de ladrones que se habían descontrolado con el arresto de Ambar y Gabret; nos alejamos de los sujetos que tras permanecer inmóviles nos dejaron avanzar unos metros y luego nos siguieron de manera discreta aunque evidente.

Nos acercábamos al puerto más y más, sin embargo no podía dejar al pobre hombre solo, tal vez lo mejor sería acompañarlo a su casa antes de irme al puerto -Te llevaré a casa- Le ofrecí amablemente -Pero, no puedo, debo encontrar a...- Explicaba nervioso pero le interrumpí con firmeza -No, irás a casa- Un instante de silencio nos invadió mientras el sujeto intentaba contrariarme -Apenas sepa dónde es tu casa- Dije a modo de broma esperando sus indicaciones para llevarlo; al final un poco frustrado aceptó volver al notar que los sujetos seguían tras nosotros -Luego solucionarás el resto, de momento lo importante es ponerte a salvo- Expliqué para terminar de convencerlo.

Tras recibir las indicaciones nos dirigimos a la casa del tal Lyons que tampoco es que quedara muy lejos, sin embargo al acercarnos pude ver una figura peculiar, esa forma estilizada y aparentemente frágil e inocente, ese cabello sedoso y bien cuidado, ese rostro tan hermoso y puro, y al lado, junto a esa hermosa mujer estaba Niniel que... Sí... También tenía lo suyo -Hola Niniel, que bueno que llegaste, te estábamos esperando- Le dije mientras me acercaba a ella de prisa -¿Qué haces aquí? Además de estar bien acompañada- Pregunté a la elfa extrañándome un poco verla en la calle a esa hora, sin embargo, dadas nuestras últimas aventuras comenzaba a creer que ella tenía costumbres más nocturnas que las mías.
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Mensaje  Zatch Sáb Sep 17 2016, 02:33

Estaba comprobado que la mejor hora del día para interceptar a mercaderes llenos de dinero era cuando éstos cerraban sus tiendas y emprendían el regreso a casa. Sin embargo, ya  varias horas habían transcurrido desde aquel glorioso momento y las calles yacían desiertas, salvo por algún pobre diablo cuyas callejuelas representaban su hogar.  
Rara vez Zatch se quedaba hasta tan tarde en la zona de los negocios cuando visitaba la bulliciosa Lunargenta. No obstante, en esta ocasión había persistido por un rato más en sus intentos por no volver con las manos vacías a casa. Bueno, casa. En realidad no tenía tal cosa, pero pensar como si la tuviese siempre resultaba reconfortante. Esta noche, motivados por la lluvia y el frío, los hombres habían cerrado temprano y el zorro llegaba tarde al festín de tintineantes bolsillos que, según él, prácticamente le rogaban obstruir a sus dueños a medio camino para instarlos a que compartiesen algunos de sus brillantes aeros con él. Persistente, había vagado durante un buen rato con la esperanza de toparse con algún desafortunado transeúnte que continuase afuera a deshoras.  Pero nada. Al parecer, nadie le proporcionaría la cena de esa noche.

Decidió que no tenía sentido permanecer allí. Su bello pelaje estaba empapado, pegándosele a la piel como un bodoque rojizo y suave, y ya no soportaba seguir pisando el húmedo y frío suelo con las patas descalzas dado que todo cuanto hubiese en el piso se le encajaba entre los dedos, causándole una sensación bastante desagradable. El entorno le resultaba deprimente, con la luz tenue y oscilante de las escasas antorchas y el sonido de la lluvia como pizzicatos en los tejados. Sintió envidia al imaginarse cuán a gusto estaría la gente dentro de sus hogares, secos, protegidos y con las chimeneas encendidas. No como él, que tenía agua hasta chorreándole dentro de las orejas.

Estaba ya retirándose del lugar cuando unos apresurados pasos chapoteando sobre los charcos lo instaron a darse la media vuelta. Se encontró de lleno con un hombre mayor, de pintas modestas aunque bien vestido, que corría hacia él de forma ansiosa y con una expresión que denotaba urgencia. Extrañado, ya que normalmente las personas corrían de él y no hacia él, llevó instintivamente una mano hacia la daga que descansaba en su cinturón. El individuo habló antes de que pudiera siquiera intentar evitarlo.
-¡Espere, espere! –Zatch lo miró con sorpresa. ¿Realmente alguien estaba tratándolo de ‘usted’?- Necesito su ayuda. Por favor, venga conmigo. ¡Es urgente! –Sintió cómo su mano era tironeada por el extraño y, atónito, simplemente se dejó llevar. Pensó que el tipo estaría loco, mas no tenía la apariencia de uno y, escéptico, especuló que realmente debía estar muy necesitado como para llegar a  acudir a cualquier extraño en busca de socorro. Sintió curiosidad por saber qué tipo de problema podría llevar a alguien a actuar con tan poca cautela aunque, a decir verdad, se hubiese negado a averiguarlo de no haber sido porque el viejo ya estaba haciéndole correr por las desoladas calles sin explicarle nada, sosteniéndole con fuerza la mano para que no se soltase de su agarre. Balbuceó algo de una terrible circunstancia por la cual necesitaban urgentemente una mano y mencionó a un tal Señor Lyons. El nombre le sonaba, hecho que aumentó su curiosidad.

No tuvieron que salvar una distancia demasiado grande para cuando dieron con la enorme vivienda. El zorro se refregó los ojos con la mano libre para comprobar que su vista funcionaba a la perfección. ¡Pero si a esa casona ya la conocía de sobra! Cada vez que se adentraba en la zona de los negocios, iba hasta allí para observar la hermosa morada. No precisamente con el fin de apreciar su arquitectura, más bien para imaginar qué tesoros albergaría y cómo podía colarse en ésta, aunque nunca había llegado demasiado lejos. Después de todo, sería tonto arriesgar el cogote para a entrar a una casa con suficientes sirvientes como para ser atrapado y, posteriormente, ser colgado por sus fechorías.

Muchas ideas le llenaron la cabeza cuando tuvo consciencia de la situación en la que se encontraba. De más estaba decir que aprovecharía cualquier oportunidad para entrar allí, no le importaba si tenía que darle respiración de boca a boca a un anciano tuberculoso en su lecho de muerte o si necesitaban ayuda para sacar de un pozo a un mocoso hijo de noble que se había caído dentro. Además, un segundo incentivo había sido mascullado por el sirviente momentos antes: Le pagarían. No hacía falta más, haría lo que tenía que hacer y si en el transcurso podía adueñarse de algún objeto valioso que nadie extrañaría, pues mejor.

Cuando llegaron a la mismísima entrada, el tipo le soltó la mano y fue al encuentro de sus dos, aparentemente, colegas. Realmente se veían nerviosos. Zatch comenzó a sentirse fuera de lugar y estuvo a punto de recular cuando vio que, aparentemente, él no había sido el único “reclutado”. Observó fijamente a la mujer de inusitada belleza y al pelilargo, quien le causó cierta mala espina. Sin importar cuán incómodo se sentía, esbozó sin problemas una sonrisa confiada que dejó entrever una larga hilera de punzantes colmillos y, a modo de saludo, alzó la pata que antes estaba siendo apresada por el sirviente. -Parece que alguien necesita mucha ayuda, ¿eh? -No hacía falta ser muy inteligente para saber que estaba totalmente desubicado entre dos seres tan… lampiños. Ya estaba mentalmente preparado para que en cualquier momento alguien lo tratase como la bestia que se suponía que era, denigrándole como si valiese menos que alguien con menos pelo encima. Comenzaba a sentirse arrepentido de haber seguido al hombre cuando la lujosa puerta se abrió, distrayéndole de todo pensamiento ajeno a la incertidumbre de lo que se podría encontrar al cabo de unos pocos momentos. ¿Qué infortunio habría acontecido para justificar la locura de meter extraños en la casa de un ricachón?.


Última edición por Zatch el Miér Oct 05 2016, 18:44, editado 1 vez
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Mensaje  Níniel Thenidiel Dom Sep 18 2016, 00:45

Justo acababa de sonar el ruido metálico emitido por el primer pestillo de aquella elaborada puerta al correrse, cuando Níniel escuchó unos pasos apresurados y de torpe caminar acercarse, chapoteando descuidadamente sobre los pequeños charcos que se formaban en la calle a causa de la incesante lluvia. Ni siquiera necesitó girarse y mirar desde debajo de su capucha para saber que correspondían a un humano, y es que pocas criaturas caminaban de forma tan poco refinada como los orejas redondas. Sin embargo, al mirar en la dirección de aquel sonido para averiguar si la persona que se acercaba era amigo o enemigo, pues a esas horas de la noche era mejor ser precavida, se sorprendió al ver que el causante de aquellos sonidos no estaba solo si no que a su lado caminaba una figura de andares mucho más refinados y sigilosos que no había percibido y cuya presencia la instó a prepararse por si acaso, tomando la daga oculta entre los pliegues de su ropa y capa con disimulo y preparándose para demostrar ante la más mínima provocación que ni ella ni su acompañante eran una presa fácil. Medidas innecesarias cuando al acercarse a la luz de las lámparas la joven pudo reconocer a la misteriosa figura a la vez que la sirvienta reconoció al humano.

-Samuel, me alegra ver que has conseguido ayuda a pesar de...-Comenzó a decir la doncella interrumpiéndose al escuchar hablar al pelinegro y percatándose de que conocía a la sanadora que estaba a su lado. -Sois muy amable.- Continuó entonces azorándose por el comentario dirigido hacia ella.- ¿Os conocéis?. Vaya, menuda casualidad...- Añadió entonces mientras que la puerta emitía de nuevo el ruido de un segundo pestillo abriéndose. El tal Sólomon desde luego trabaja despacio o la seguridad de aquella puerta estaba hecha a prueba de arietes. -Sólomon aquí fuera está lloviendo y hace frío, por favor date prisa.-

-Voy todo lo rápido que puedo jovencita, ya me gustaría ver cómo sirves tú al maestro cuando tengas mi edad.- Contestó entonces una voz desde el interior.

-Lo cierto es que sí que nos conocemos, somos viejos amigos que coinciden de vez en cuando...A menudo en extrañas circunstancias como esta.- Respondió la elfa a la pregunta anterior de Lianna, obteniendo de ella un asentimiento de entendimiento. -. Me alegra verte Bio. Pues diría que lo mismo que tú, ayudar al señor Lyons. Aunque no sabía que buscara más ayuda...- Añadió sin querer decir que Bio no era sanador por si le estropeaba una posibilidad de obtener una recompensa al vampiro. ¿O quizá el dueño de la casa buscaba algo más a parte de una sanadora?.

-Ahh...La verdad es que el caballero solo se ha ofrecido a acompañarme hasta aquí...Había unos hombres con una pinta muy mala siguiendome...Aunque quizá... - Se giró hacia el pelilargo- Necesitamos ayuda para resolver un problema de... seguridad ciudadana. Parece un hombre muy capaz... El señor Lyons podrá darle más detalles enseguida y por supuesto hay una recompensa...- Le comentó nervioso y evidentemente aún alterado por el encuentro anterior con aquellos sospechosos sujetos. Sin duda se sentiría aliviado de no tener que salir de nuevo aquella noche.

Sin apenas tiempo para que el pelinegro respondiera, una nueva pareja de siluetas se dibujó al final de la calle haciendo que una vez se repitiera la escena de la llegada de Bio hasta las puertas de aquella fastuosa casa, aunque con una clara diferencia, aquellas dos figuras llegaban a la carrera y parecía que el sirviente de turno, un hombre mayor que a pesar de ya estar en edad de peinar canas parecía lleno de vitalidad y energía, tanto era así que casi parecía estar arrastrando por la mano al hombre-bestia que le "seguía". Parecía que Bio y Níniel no iban a ser la única ayuda con la que iba a contar Lyons aquella noche, al menos si cuando aquel sirviente soltara al hombre-zorro éste no salía corriendo en dirección contraria claro. Al llegar a su altura la joven elfa lo saludó con una leve aunque elegante inclinación de cabeza. -Tal parece. Mi nombre es Níniel. Mucho gusto.- Se presentó antes de ser interrumpida por Lianna.

-Un zorro...Que mono. ¿Puedo acariciarte?.- Preguntó la humana con una brutal sinceridad seguramente fuera de lugar. Que pareciera tener un suave pelaje no significaba que pudiera tratarlo como si fuera un simple animal o una mascota. Al menos en opinión de la peliblanca que achacaba ese comportamiento a la juventud de la chica y a nada más.Parecía ser incapaz de hacer algo malintencionadamente.

-Lianna, no. Ni se te ocurra tocarlo. A saber de dónde ha salido...Dione ¿Por qué traes a una...cosa de estas a casa del señor?. No debería ni acercarse a...- Protestó el tal Samuel demostrando que era de esos humanos que no gustaban de según que otras razas. Si llegara a saber que el "caballero" a su lado era un poderoso vampiro... Sin embargo su perorata fue interrumpida por el propio sirviente que había llevado hasta allí a aquel zorro con un simple alzamiento de mano.

-No termines esa frase si no quieres que te discipline jovencito. Bien, parece que a pesar de las circunstancias hemos conseguido algo de ayuda e incluso a la sanadora, el maestro estará complacido. ¿A qué esperamos para entrar?. ¿No me digáis que Sólomon ha vuelto a quedarse dormido?.-

-No...Está despierto, pero con la artrosis y todo eso...A veces le cuesta hacer hasta las tareas más sencillas. Mis disculpas.- Volvió a ofrecer la joven a los allí presentes y a Dione, aún con los ojos brillando por las ganas de acariciar al peludo recién llegado y una sonrisa infantil en el rostro.

En ese momento un tercer sonido metálico se escuchó en la puerta y, por fin, la puerta se abrió poco a poco y de manera algo lastimosa hasta quedar abierta por completo permitiéndoles el paso al recibidor, donde al menos estarían protegidos de la lluvia y el viento nocturnos. Fueron recibidos por un anciano arrugado y encorvado sin apenas pelo y prácticamente ciego que a pesar de su avanzada edad continuaba sirviendo en la casa y que parecía desaprobar que hubiera visitas a esas horas a pesar de que Lianna acabara de recordarle que estaban allí por expreso deseo de su señor. Sin duda su memoria también había vivido momentos mejores pero no había que menospreciar su mérito, no muchos humanos llegaban a su edad.

-Adelante y esperen aquí en el recibidor. Les anunciaré al maestro Lyons.- Les indicó Dione ya en el interior antes de desaparecer por unas escaleras descendentes en mitad del pasillo mientras Lianna y Samuel se aprestaban a tomar sus abrigos si es que deseaban dejarlos allí para que se secaran, ofrecimiento que Níniel aceptó quitándose la capa y quedando con una de sus túnicas blancas, revelando su pelo blanco y sus puntiagudas orejas.

Desde el recibidor había una vista bastante buena de lo que aquella casa era. Mientras el exterior era de resistente piedra el interior se hallaba decorado de maderas nobles trabajadas con todo lujo de detalles y adornadas con flores también de madera. Las paredes estaban tapizadas lujosamente y hasta la más pequeña de las lámparas estaba adornada con detalles de plata, oro y cristales tallados. El suelo estaba cubierto por caras alfombras que mostraban intrincados motivos florales y todo el lugar era agradablemente cálido, aunque Níniel no pudiese ver la chimenea o chimeneas que lograban una temperatura tan confortable incluso en la entrada. La mayoría de todos aquellos muebles y decoraciones debían de ser sin duda obra del propio dueño de la casa pero aún así...Solo unos pocos podían permitirse todo aquello, y entre ellos menos aún tenían tan buen gusto.

-Si me disculpan, ayudaré a Sólomon a llegar hasta su habitación.- Les dijo entonces Samuel llevándose de allí al anciano mayordomo que tanto tiempo les tuvo esperando en la puerta, al menos a ella que fue la primera en llegar., aunque lanzando una última mirada de desprecio al hombre-bestia antes de desaparecer de la vista escaleras arriba. -No toques nada, lo llenarás de pelos.- Añadió en el el último momento dejando al grupo solo con una sonriente Lianna que no les perdía de vista.

Níniel frunció los labios y se quedó con ganas de animar a Zatch. De decirle que no le hiciera caso y que los humanos eran así. Que incluso ella había tenido una buena cantidad de problemas con muchos orejas redondas pero que a pesar de todo no eran un caso perdido...Pero no dijo nada. Era algo que seguramente el hombre-bestia ya sabría y no quería parecer condescendiente ya que lo cierto es que a ella solía bastarle con ocultar sus orejas e incluso ni eso para ser aceptada por los humanos.

-Un sujeto de lo más agradable...-

No tuvieron que esperar mucho más hasta que Dione volvió a aparecer y con cortesía les indicó que lo siguieran a través de la misma ruta que él mismo acababa de tomar, instándoles a bajar unas escaleras de madera que descendían hasta un sótano de piedra que a pesar de su amplitud mantenía una temperatura bastante cálida, algo extraño para un sótano y que desde luego no le haría ningún bien a los vinos que allí se guardaban...Claro que Níniel pronto se dió cuenta de que a diferencia de lo que solía ser habitual en las casas de los ricos y nobles aquella estancia no era una bodega o un simple almacén de reservas de comida y bebida si no un enorme estudio y taller con las paredes cubiertas de tapices, el suelo alfombrado y todo lo que un maestro artesano podría necesitar para su trabajo o casi todo. Mesas de diseño de planos y esquemas, mesas de trabajo, tornos, estantes llenos de herramientas y materiales... Incluso había una pequeña forja en una de las esquinas que hizo que Níniel se preguntara a dónde iba a parar el humo para evitar que todo el lugar acabara con una atmósfera irrespirable. También había algo de unos dos metros de altura y de forma rectangular tapado en mitad del lugar, lo que llamaba poderosamente la atención.

En el otro extremo de aquel lugar y separada del resto parcialmente por unos biombos había una zona que parecía equipada con todo lo necesario para que no hiciera falta salir de allí prácticamente para nada. Contaba con una cama con dosel, armarios y hasta una mesa con varias sillas sobre la que descansaba una bandeja de plata con abundante comida y bebida. Allí, apoyado cerca de los biombos, estaba un hombre que acababa de dejar atrás la treintena, pelo largo y rizado hasta los hombros y vestido, o mas bien mal vestido, con unos pantalones de trabajo y una camisa blanca tan sucia como el delantal de un herrero. Parecía mirar lo que ocurría más allá de dónde él estaba, en la cama, y se atusaba una fina perilla con aire pensativo. Hasta que escuchó anunciar a los recién llegados a su sirviente, momento en el que se giró y tras un instante en el que su mirada marrón pareció transmitir una gran preocupación los recibió con los brazos abiertos.

-Bien hallados, bien hallados. Dione puedes retirarte, gracias, yo me ocupo.-Despidió al sirviente antes de continuar, instrucción que el hombre obedeció sin rechistar.- Empezaba a pensar que nadie acudiría en mi auxilio. Y todos juntos, los dioses os bendigan. Debes de ser la sanadora de la que tanto he oído hablar. Por favor joven elfa atended a esta mujer, os lo ruego. Fue atacada salvajemente en plena calle. Dory hizo cuanto pudo con su heridas pero...- Fue lo primero que dijo evidentemente reconociendo a Níniel y casi empujandola hacia la cama donde una humana de entorno a los veinte años de edad con el cuerpo en parte cubierto por unos improvisados vendajes teñidos de rojo se hallaba dormida o sin sentido -Le dimos un poco del calmante que usamos para los dolores del viejo Sólomon, el mayordomo. ¿Necesitas algo?. ¿Más vendas?-

-No necesito nada.- Respondió la elfa en tono serio tras un rápido vistazo al estado de su nueva paciente y a las heridas que presentaba por su cuerpo, decidiendo centrarse en sanar a la chica a pesar de las preguntas que su estado y la situación suscitaban. -Son cortes, la mayoría poco profundos y un par de puñaladas con un cuchillo. Las heridas son pequeñas, como hechas por un cuchillo de cocina no un puñal o una daga.- Dijo colocando ambas manos sobre el cuerpo de la humana y comenzando a aplicar su magia sanadora sobre ella para evaluar mejor los daños. -Ha tenido suerte, se recuperará, pero me llevará unos minutos cerrar sus heridas y asegurarme de que ese calmante que le disteis no la afecta negativamente-

-Menos mal...Sabía que podrías ayudarla. Lamentablemente la culpable de este crimen sigue suelta. A saber qué acciones terribles estará llevando a cabo...Y todo por mi culpa...- Dijo aliviado ante las palabras de la sacerdotisa pero a la vez culpándose y lanzando una mirada de furia hacia aquel objeto tapado con una sábana blanca que ocupaba el centro de aquel sótano antes de dirigirse a Bio y a Zatch. -.Ahora sé lo que debe hacerse. Y os pagaré bien por ello. Tomad asiento. Y por lo que más queráis, no os acerquéis a esa cosa.- Les advirtió casi como si él mismo le tuviera miedo sentándose a la mesa, sirviéndose una buena cantidad de bebida en una copa y apurándola de un solo trago.

-Alguien atacó a esta chica...Eso es obvio y es lo que sabe el resto del servicio y lo que os habrán contado a vosotros. Es cierto pero no es todo. Esa chica es una ladrona, y por lo visto de las buenas. Entró aquí sin que nadie la viera y llenó una bolsa con baratijas y fruslerías...Nada anormal, no es la primera vez que me roban a pesar de que me jacto de ponérselo difícil a esos rufianes. Bromeó aunque con el rostro serio. -Ahora, ¿Qué me diríais si os dijera que quien la atacó fue ella misma?. Que es una bobada supongo.- Hizo una pausa para servirse otra copa.- ¿Y si además os dijese que dos guardias del gremio de mercaderes lo vieron con sus propios ojos?. Seguro que pensáis que he bebido, y es cierto, pero como véis estoy tan sobrio como vosotros.- Miró a los dos a los ojos demostrando que su afirmación era cierta, estaba totalmente lúcido. -Espero que esto quede claro porque el trabajo es...Encontrarla a ella misma y detenerla antes de que haga daño a alguien más.-

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Mensaje  Bio Dom Sep 18 2016, 06:57

Llovía a cántaros, tenía el cabello y la ropa empapadas y chapoteaba agua en cada paso, aunque no como el sujeto que me acompañaba que parecía hacerlo a propósito para que nadie en varios metros pudiera dormir en paz; yo por mi parte acostumbrado al sigilo procuraba caminar con más cautela, lanzando esporádicas miradas hacia atrás para asegurar la distancia con los sujetos que nos habían estado siguiendo y que al ver que nos acercábamos a los otros en la puerta habían quedado parados analizando la situación.

Sin lugar a dudas siempre era agradable encontrar a la elfa, aunque ello siempre significaba problemas; su respuesta de lo que hacía intentó meterme al mismo cajón pero rápidamente mi acompañante me excusó de participar en tal caso -Yo de hecho, tengo prisa, no te imaginas en la que estoy metido- Murmuré en tono bajo cerca de Niniel aunque sin querer dar más información de la recompensa que había sobre mi cabeza; no obstante mientras me excusaba apareció un nuevo personaje, un curioso hombre bestia que al igual que yo, parecía querer darse a la fuga en cualquier momento.

La frase “seguridad ciudadana” me había dejado pensando, por más prisa que tuviera no podía dejar a la elfa meterse en uno de sus líos sola; la casa era grande, tal vez ese tal Lyons pudiera hacer algo por mí después, y un favor de alguien adinerado nunca estaba de más; poca atención había prestado al peludo pues me hallaba concentrado en mis pensamientos, al menos hasta la rara escena de la mujer mencionando que un enorme coso peludo de mi tamaño era adorable, sobre todo en su estado actual, tal vez oliendo a perro remojado; solté una media sonrisa al pensar en aquello.

El momento parecía una escena feliz hasta que el que me había llevado al lugar protestó por la raza del sujeto; yo mismo había sufrido muchas veces desprecios debido a mi condición, afortunadamente en la mayoría de los casos podía fácilmente pasar por humano, ventaja con la que el recién llegado no contaba y aunque su propio acompañante había salido en su defensa yo también decidí contribuir a la causa -Claro que vendrá con nosotros- Hablé en un tono que se escuchaba bastante sincero -Yo lo conozco y no es ninguna cosa, es mi amigo...- Me quedé pensando unos segundos pues no tenía idea de cómo se llamaba este tipo, tal vez me tocaría usar mi vasta y estratégica capacidad de poner nombres; lo miré de reojo, era peludo y llovía mucho, así que lo lógico sería llamarlo -Pelucho, tanto tiempo sin verte, espero que no me hayas olvidado, soy Bio- Dije finalmente para tomar luego una actitud más seria -Y si pelucho no puede entrar, yo tampoco entraré- Expresé parándome al lado del zorro esperando a que no intentara morderme en cualquier momento.

Finalmente tras lo que parecía una intensa lucha contra una interminable y sistemática sucesión de pasadores, cerraduras y candados la puerta se abrió dejándonos entrar por fin al interior de la casa -Vamos Pelucho, no te quedes afuera- Dije al hombre bestia antes que al tal Samuel se atreviera a dejarlo afuera; me escurrí el cabello y apreté la ropa contra mi cuerpo para deshacerme del exceso de humedad que ya me hacía sentir un enorme peso encima; luego de eso fuimos llevados por un lugar bastante majestuoso, el tal señor Lyons sin duda debía ser alguien importante para darse semejantes gustos.

Samuel finalmente se separó de nosotros con la excusa de acompañar al anciano, aunque no sin antes dejar salir un insulto hacia el pobre Pelucho, afortunadamente la intervención de Niniel ayudó a bajar la tensión con aquel sarcástico chiste -Súper agradable- Afirmé de inmediato en tono jocoso; en apenas unos instantes la chica que había ido a anunciarnos con el dueño de tan ostentoso lugar, regresó para llevarnos con el empleador que había reunido a tan peculiar equipo.

Una vez que nos encontramos con Lyons en una habitación que parecía hecha para no tener que salir de ella, mi compañera de clan fue llevada a atender a una mujer que se encontraba bastante herida; caminé hacia el centro de la habitación intrigado por un raro objeto de altura considerable que permanecía cubierto por alguna razón pero finalmente la historia que contaba Lyons me pareció más atrayente y me aparté del objeto.

Afortunadamente había tomado una buena decisión pues la historia del hombre terminaba inculpando a esa cosa de lo ocurrido; en principio había levantado una ceja ante la acusación de que se había lastimado a sí misma -¿Dónde están los guardias?- Pregunté en primer lugar, si lo habían visto nos podían confirmar la historia o darnos algún dato extra -Si tienen algo de la atacante con su olor nos podría ser de ayuda, dicen que los lobos tienen muy buen olfato- Expliqué mirando impunemente a Pelucho que si bien tenía cabeza de zorro, su tamaño lo hacía parecer más un lobo, así que para efectos prácticos y por no saber si realmente su olfato serviría para algo, lo mejor era recurrir a lo seguro, un rumor confirmado que le daría protagonismo y utilidad al peludo con el fin de hacerlo indispensable solo por molestar a Samuel cuando volviera.

Sin embargo una nueva interrogante me había invadido y necesitaba dejarla salir -Y una vez que la encontremos ¿Qué haremos con ella?- Pregunté esperando una definición más clara acerca de la manera de “detenerla”.
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Mensaje  Zatch Dom Sep 18 2016, 20:32

Luego de que la hermosa peliblanca se presentase, estuvo Zatch a punto de hacer lo mismo cuando fue interrumpido.
La muchacha que la acompañaba, aparentemente llamada Lianna, soltó una frase que suscitó en el zorro una mezcla de desprecio, vergüenza ajena y, en contraste, gracia debido a la inusual sinceridad. Quiso decir algo cuando se vio interrumpido por un segundo humano que, si bien lucía la misma falta de tacto a la hora de hablar, no lo hacía a causa de la inocencia de la inmadurez, si no con unos punzantes ánimos de ofender. Esta vez tuvo que frenarse para no tomarlo de ese frágil  cuello y desfigurarle la cara a zarpazos, recitando para sus adentros el mantra de “Si quieres entrar allí no vas a matar a nadie, por muy irritante, estúpido e insolente que sea” una y otra y otra vez. La actitud ajena no le tomaba por sorpresa, siendo más habitual de lo que desearía. Lo que sí le asombró fue que dos personas saltasen en su defensa: Quien lo había arrastrado hacia allí, “Dione” por lo que había escuchado y, dejándolo aún más atónito, el vampiro al que antes había mirado con desconfianza. Lo escuchó intentando disimular su expresión de asombro para que no se notase mucho que toda la escena resultaba improvisada, aunque perdió completamente la compostura al oír su propio supuesto nombre. Una sonora carcajada se le escapó, llevándose una mano al abdomen mientras, entre risas, se unía a la farsa. –Bio, hermano, ¡claro que te recuerdo! Aunque veo que tú olvidaste que prefiero que me llamen por mi segundo nombre: Zatch. –Pasó un brazo sobre los hombros del vampiro cuando éste se paró a su lado y, con una sonrisa audaz, dirigió una significativa mirada al tal Samuel- Ya lo escuchaste, amigo. Nosotros siempre hacemos todo a la par, espero que no te moleste.

La puerta finalmente se abrió y tuvo que deshacer su jocosa posición junto con el colmilludo para poder ingresar a la morada, pasando ante la molesta contemplación del racista y saludando con la mano, en gesto despreocupado, al anciano que hacía de portero. El aspecto de éste le causó un poco de pena, tan frágil y esperpéntico, y reflexionó que no tenía razón para verse afectado por la ofensiva actitud de algunos humanos. Eran bestias rencorosas, carentes de pelo y con los sentidos atrofiados. Para peor, al final de su vida adquirían un aspecto horripilante. -Deberían causarme lástima, pobres diablos…-Pensó.

Cuando fue momento de entregar los abrigos, el zorro fue ignorado pese a que todo ese tiempo había portado una capa que le cubría la espalda desde los hombros hasta las pantorrillas, aunque dejaba a la vista todo su abdomen y su prominente cola sobresalía por abajo. Se la quitó y cuando Samuel pasó a su lado, la depositó en los brazos de éste. No conforme con la mirada de reprobación del hombre, Zatch se sacudió cual perro, salpicando adrede todo lo que tenía a su alrededor, incluyendo al prejuicioso a su lado. Se encogió de hombros y lo miró con inocencia evidentemente fingida- Oh, lo siento. Prometo que no voy a tocar nada, no queremos que algo se rompa y culpen al sirviente, ¿verdad? –Murmuró, burlón.
Suspiró profundamente y se giró para observar a sus acompañantes. Aunque detestaba que lo compadecieran, llegó a la conclusión de que eran personas amables. Le bastó con hacer una mueca de disconformidad cuando la muchacha, que a juzgar por sus orejas y su atípica belleza no era humana, masculló la sarcástica frase. Era reconfortante sentirse comprendido, aunque fuese solo un poco.

Finalmente fueron guiados hacia el sótano-taller, pasando por pasillos que provocaron en el zorro unas casi irrefrenables ganas de tomar todo cuanto pudiese. Cada objeto parecía ser muy valioso, además de que todo estaba combinado de tal manera que hasta la más pequeña lámpara contribuía a formar un ambiente muy acogedor. Jamás había estado en un sitio así y, al sentir la calidez del ambiente, tuvo ganas de quedarse para siempre. Sin embargo, pensó, jamás vendería su libertad para convertirse en un simple sirviente con el único fin de gozar de lujos que ni siquiera le pertenecían.

Al llegar al estudio, lo primero que Zatch contempló fue el enorme armatoste que protagonizaba el espacio. No obstante, aunque le daba curiosidad ver qué había debajo de la tela, no le dio demasiada importancia: veía otros objetos también muy llamativos y, más importante, lo suficientemente pequeños como para ser extraídos sin que nadie lo notase. Tuvo que refrenar sus impulsos cuando notó que el mismísimo dueño de la estancia estaba allí parado. Y pronto se percató de que no estaba solo.
Curioso, se acercó a una distancia prudente de la cama y observó a la muchacha que yacía en ésta. Una expresión de disgusto le surcó el rostro cuando vio el estado en que se encontraba, cavilando las posibles razones por las cuales alguien podría terminar así. Cuando escuchó el veredicto de la elfa, tragó saliva. ¿Cortes de cuchillo? ¿Habrían intentado robarle? Se sintió disgustado. Si bien él era un ladrón, jamás heriría así a una simple muchacha. Dentro de su dudosa moral, seguía teniendo ciertos códigos.

Cuando fue requerido, se acercó hacia donde se encontraba Lyons y tomó asiento con parsimonia. La palabra “pagaré” le instó a comportarse lo más correctamente que pudo, lo cual fue difícil habiendo oído lo sucedido. ¿Una ladrona? Pues su cara no le sonaba de nada. Sin embargo, llegó a dos conclusiones respecto a la malherida muchacha: Debía de ser muy hábil como para haber logrado llegar hasta allí adentro. Y muy tonta para haberlo intentado. Tal como él había imaginado y como Lyons afirmaba, aquella fortaleza era prácticamente impenetrable y conllevaba demasiado esfuerzo como para que valiese la pena arriesgarse.
Intentó disimular su cara de incredulidad una vez acabada la historia. ¿Cómo que se había herido a ella misma? A decir verdad, no acababa de entender. No obstante no lo puso en evidencia, después de todo lo mejor sería seguir la corriente y hacer lo necesario para obtener tan esperada paga- No soy un lobo, soy un zorro… -Corrigió, mirando al vampiro y luego al adinerado humano con gesto sosegado- …Pero la verdad es que soy bastante bueno rastreando.

La última pregunta del vampiro lo llevó a cruzarse de brazos, pensativo. Realmente él no tenía problemas con eliminar a alguien de la faz de la tierra, pero no era su actividad predilecta y menos si se trataba de una muchacha.
Sintiéndose aún descolocado por la situación, pensó que no perdía nada con indagar un poco. Alzó un peludo brazo y señaló al enorme objeto en medio del taller, sin apartar la mirada del humano- ¿Qué parte tiene esa cosa en todo esto? ¿Por qué le atañe la culpa?  -Escéptico, se preguntó si realmente el hombre estaría tan sobrio como afirmaba o, peor aún, si detrás de todo el asunto había alguna jugarreta y la historia resultaba ser una completa farsa.
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Mensaje  Níniel Thenidiel Mar Sep 20 2016, 00:41

Estaba claro que el señor Lyons no había permitido que Zatch y Bio entraran a su lujosa casa para ayudar a Níniel a cambiar vendajes o para sostener la bandeja del material médico a su lado como si fueran enfermeros. Que la elfa y el resto de encontraran en la puerta parecía haber sido una mera coincidencia auspiciada por la suma lentitud del anciano mayordomo de la casa para abrirla. Era algo que la peliblanca ya había sospechado tan pronto como vio aparecer por allí a Bio y confirmado por las propias palabras del malcarado sirviente que respondía al nombre de Samuel. Certeza que no hizo si no ser definitiva con la llegada del hombre-bestia, que tenía menos aspecto de sanador aún que Bio, que ya era decir. Parecía que salvo a ella, que sí parecía haber sido llamada a propósito, los demás sirvientes simplemente se habían aventurado en la noche de Lunargenta para "reclutar" a las primeras personas que vieran a saber con qué criterio, si es que lo habían hecho con alguno, y aquel había sido el resultado...Algo desesperado para alguien con una posición tan favorecida y que evidentemente podía permitirse contratar incluso a un pequeño ejército de mercenarios. Extraño, aunque al menos con el pelinegro bien podría haber dado en el clavo. ¿Lo habría hecho también con Zatch?.

"Una ladrona...Atacada por sí misma...". Repetía mentalmente la peliblanca tras los biombos mientras atendía a la joven malherida tratando de ver en su cuerpo algo que le diera sentido a aquellas palabras que parecían no tener mucha lógica en aquel contexto. Y es que por mucho que la elfa la hubiesen encargado tratar a la humana, apenas estaba a unos pasos de la mesa donde aquella conversación se estaba llevando a cabo, por lo que la oía perfectamente aunque parecía ser la intención del señor Lyons el excluirla de ella...Aunque fuera de una manera simbólica.

Si se tomaba literalmente aquellas palabras y lo que Lianna le había contado para convencerla a ir hasta allí: la chica había conseguido entrar en la casa, obtener un sustancioso botín y salir de la casa para, por alguna razón, decidir auto infligirse graves cortes y puñaladas...Definitivamente era algo que no tenía ni pies ni cabeza...A parte de que las heridas no coincidían con semejante locura. Puede que Níniel fuera joven pero había aprendido de las mejores sanadoras de su gente y había visto más heridas en su vida de las que podría contar. Esa experiencia y conocimientos, que la habían llevado a identificar el tipo de arma que se había usado para aquel ataque con seguridad, también le decían que esas heridas no podía habérselas hecho ella misma. Los ángulos y el sentido de los cortes eran claros...Había sido atacada por otra persona. ¿Y qué tontería era esa de encontrarla a ella misma?. De no haberse mordido la lengua para centrarse en sus labores médicas hubiese elevado la voz para refutar toda aquella sarta de bobadas e instar al señor Lyons a poner todas las cartas sobre la mesa...Por suerte para su curiosidad Bio y Zatch parecían tener también preguntas sobre aquella historia y no tardaron en preguntar al respecto. Aunque parecían más interesados por otras cuestiones.

-¿Los guardias?. Vieron como era atacada por sí misma y tras espantar a la atacante trataron de ayudarla...Registraron el saco que llevaba y reconocieron que eran objetos de mi propiedad y que no era más que una ladrona.- Hizo una pausa para suspirar y hacer un gesto con la mano con el que pretendía cerciorarse de que le seguían.- Seguro que pensaron en quedarse con el saco y dejarla allí tirada...Pero al final acabaron trayéndomela a mi pensando que les daría una buena recompensa por mis cosas y por la culpable, una que la guardia de la ciudad no les daría...Su codicia y que no creyeran que podrían vender esas cosas sin que les pillaran nos vino bien, tanto a mi como a esta chica. Me contaron lo que vieron, que fue atacada por una mujer idéntica a ella, que se movía como ella y que vestía como ella...Osea por ella misma. Les di una buena cantidad de oro por sus servicios y su silencio y...se fueron muy agradecidos. No sé dónde estarán ahora. Quizá celebrando su buena fortuna en alguna taberna del lugar.- Explicó el hombre con la soltura de quien parece familiarizado a usar la palabra con fluidez en su vida cotidiana, como todo buen comerciante. Sin embargo las siguientes preguntas le hicieron reaccionar de una forma algo distinta, más nerviosa.

-¿Rastrear?. Eso podría funcionar...La verdad es que no se me había ocurrido, ni contaba con un zorro para ello. Si son iguales quizá dejen el mismo rastro...- Respondió a lo segundo aunque apenas murmurando más para sí mismo el final de aquella frase. -Esa cosa...Es la culpable última de todo...Aunque también mía...- Se levantó y se acercó despacio y con cierta teatralidad hasta aquel gran objeto cubierto por una sábana pero limitándose a acariciar la tela blanca y nada más. -Supongo que nada de lo que digo tiene mucho sentido si no sabéis nada sobre este objeto...Maldito el día en el que decidí....- Añadió guardando de nuevo silencio por unos instantes, como si estuviera reordenando sus ideas antes de dar comienzo a un relato.

-Cuando era apenas un niño me ganaba la vida tallando figuritas de madera y vendiéndolas en la calle...Se me daba bien y al menos me daba para comer, que no es poco para un huérfano. No aspiraba a nada más en la vida, salvo como mucho a entrar en la guardia una vez que creciera, como suele ser habitual, pero ese no era el destino que los dioses me tenían reservado. Un día, mientras vendía mis figuras, un elfo se acercó hasta mi y tomó una de aquellas tallas entre sus manos, la recuerdo como si fuera ayer...Una halla como las que cuentan los cuentos que montan y que solo había visto en ilustraciones...-Suspiró con los ojos brillando por la emoción contenida, sin duda se trataba de un poderoso recuerdo.- Aquel elfo era un maestro artesano y me dijo que tenía talento y potencial. Me tomó bajo su cuidado y viaje como su aprendiz por todo Aerandir, aprendiendo el oficio que ahora dicen que domino...!Ja!, no le llego ni a la suela de sus zapatos a mi maestro...Pero aún así me llaman con el mismo título. Fue una buena época...Pero como todo, tuvo que acabar. Nos separamos y hace unos meses, tras casi diez años sin noticias suyas, supe que había fallecido...Fue una de las víctimas de lo ocurrido en Terpoli. No solo eso, por lo visto no tenía familia conocida y como su único aprendiz conocido heredé sus posesiones, las pocas que sobrevivieron al incendio de su taller en la ciudad.- Se giró para mirar hacia objeto y con mucho cuidado comenzó a retirar la sábana que lo cubría aunque instando a los demás a no acercarse. -Entre ellas este espejo, en un lamentable estado, sucio, quemado y roto...-

Al caer la tela que lo cubría se reveló la figura de un gran espejo rectangular de factura élfica hermosamente adornado en oro y con el pie de madera de la más alta calidad. Era tan alto como para que pudiese verse reflejada una persona adulta de cuerpo entero pero los allí presentes enseguida notarían que a pesar de encontrarse perfectamente restaurado, salvo por una fina raja que surcaba su superficie reflectante de arriba a abajo, tenía una extraña peculiaridad. Reflejaba todo lo que había en aquella sala con total nitidez, pero no a las personas, a ninguna, ni siquiera si esta se ponía justo delante. Era como si el reflejo de cada uno de los allí presentes se hubiera...ido.

-Es un espejo mágico, el tesoro más preciado de mi maestro y que pasó de generación en generación en su familia desde los tiempos de la primera guerra Illidense. O eso me contó. Trabajé meses en restaurarlo cuando lo traje. Creía que se lo debía a mi maestro...También quería probarme a mi mismo, ver que era capaz. Pensaba que no, que lo que fuera que lo hacía mágico sería irrecuperable al menos para mis habilidades...Hasta esta noche. Es una especie de...- Dijo apretando los labios sin saber bien qué decir, a punto de continuar con el relato y explicar por qué era mágico aquel espejo. Pero no pudo hacerlo pues fue interrumpido por Níniel, que con rostro muy serio y las manos manchadas con la sangre de la humana a la que por fin había terminado de sanar salió de detrás de los biombos. Había seguido oyendo todo desde el otro lado de las finas telas y en cuanto escuchó la palabra espejo mágico élfico había atado cabos en su mente, recordando viejas historias de su gente e intervenido de inmediato. Ni siquiera aquel humano se acercaba a saber con qué había estado jugando.

- Prueba. Una especie de prueba.!Eres un insensato!. Si tu maestro no quería que lo tocaras era por una buena razón. Pero los humanos siempre tenéis que tocar...Ahora entiendo lo de "Atacada por sí misma".-Negó con la cabeza enfadada por no haber caído antes en la cuenta.- No fue atacada por sí misma o por una "gemela misteriosa" si no por la materialización de su reflejo en el espejo...Una copia mágica inversa de ella misma...Mismo cuerpo, misma voz, pero todo lo que en la personalidad de la original es bueno, en la copia será malo, todo lo que es luz, será oscuridad...y viceversa. Por eso no refleja más que muebles y no a las personas, ni percibo magia alguna en el, porque el reflejo ya no está en el espejo, ahora solo es un espejo normal y corriente incapaz de reflejar personas. Has dejado que escape- Explicó acercándose al pelinegro manteniendo el semblante de genuina preocupación y seriedad, acusando al humano por aquella negligencia. - Bio, tenemos que encontrarla y detenerla, es mucho más peligrosa de lo que parece...Deberíamos notificarlo a las autoridades...- Sentenció la joven elfa percatándose en ese momento de sus manos manchadas y cogiendo un trozo de tela limpio para deshacerse de la sangre fresca. No era muy sensato aparecerle apetecible a un vampiro.

-¿Reconoces este espejo elfa?. No importa. No es necesario avisar a nadie. Os pagaré pero hay que mantenerlo en secreto. No soy un brujo oscuro ni un criminal, solo quería restaurar la herencia de mi maestro...Sé que es culpa mía, creía que podría repararlo y usarlo como hacía él...¿Cómo iba a saber que una ladrona iba a entrar aquí y ponerse a trastear con el espejo? Ni siquiera sé cómo lo habrá hecho, pensaba que no funcionaba.- Dijo cambiando de posición y colocándose entre ellos y las escaleras de subida, como si tuviera la intención de no dejarles pasar hasta que hubiesen aceptado sus condiciones.
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El espejo:

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Mensaje  Bio Mar Sep 20 2016, 09:57

El engaño había resultado, en gran parte gracias a que el peludo recién llegado había entendido de lleno mis intenciones y había seguido mi juego -Todo a la par- Repetí con una sonrisa un tanto burlona disfrutando la broma hacia aquel hombre que si decidía insistir en espantar al zorro se quedaría sin dos ayudantes en lugar de perder solo a uno. Casi me arrepentí después cuando al entrar por fin a la casa, Pelucho, como había decidido llamarlo, se sacudió de tal manera que lanzó agua a todos lados, aunque a fin de cuentas yo ya estaba mojado así que no me enojó en absoluto que me hubiera bañado.

Tras una larga caminata por la casa y una intrigante situación en aquel pequeño lugarucho, el señor Lyons por fin accedería a relatarnos la extraña y por qué no decirlo, disparatada historia de la ladrona suicida; aunque todo se ponía cada vez más increíble, por lo que contaba el hombre resultaba muy difícil de creer, sin embargo debía mantener la compostura; la idea de rastrearla parecía haber sido buena, así que sin duda debía mencionarlo a Lyons -Pues es su día de suerte, tenemos un lobo listo para rastrear lo que sea- Dije señalando al zorro -Debe agradecerle a Samuel que fue quien le rogó para que viniera- Dije ya solo para sembrar cizaña y molestar luego al pobre sirviente -¿Qué necesitas para rastrearla con tu olfato de lobo?- Pregunté al hombre bestia ignorando realmente cómo funcionaba aquello del olfato.

En cuanto Pelucho preguntó por la relevancia del objeto, el viejo Lyons finalmente accedió a contarnos una larga y enternecedora historia de un maestro y su alumno y lágrimas y recuerdos, no le prestaba mucha atención hasta que llegó a la parte donde el espejo resultaba ser mágico; abrí los ojos como platos y antes de terminar de detallarlo ya estaba pensando cómo hacer espacio en la torre para acomodarlo entre las cosas del clan, sin embargo Niniel parecía tener intenciones muy diferentes, por la alarma en su tono de voz todo indicaba que de nuevo nos tocaba destruir el objeto misterioso.

Alcé una ceja y me acerqué discretamente a la elfa -Pareces saber mucho de esto- Mencioné en tono bajo, era momento de dejar las bromas a un lado y enfocarnos en lo que era realmente importante, ya no solo por el viejo y su recompensa que poco me importaba, sino porque si aquella peligrosa réplica andaba suelta en las calles de una ciudad tan grande, esa chica seguramente no sería la única víctima -La encontraremos- Dije a la rubia con seguridad -Tenemos al lobo para rastrearla- Mencioné señalando de nuevo al zorro al tiempo que Lyons se acercaba a la entrada con la intención de no dejarnos salir hasta haber aceptado sus condiciones, se veía incluso tierno pensando que no nos resultaría fácil apartarlo de un manotazo, pero a fin de cuentas podía entender su preocupación -Tranquilo, la encontraremos, y de momento mantendremos el secreto, pero para eso debemos darnos prisa antes que haya más víctimas- Advertí con severidad esperando que el hombre se apartara para dejarnos ir de prisa.
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Mensaje  Zatch Miér Sep 21 2016, 03:42

Zatch se había puesto de pie poco después que el charlatán anfitrión, escuchando el relato de brazos cruzados y con una expresión fría mientras se apoyaba en la mesa con una mano. Calculador, no le quitó la mirada de encima al hombre ni un momento, evaluando con cuidado cada palabra en busca de alguna triquiñuela. Si bien la historia sonaba fantástica e improbable, en su corta vida había aprendido que hasta el relato más inverosímil podía tener cabida en un mundo tan variopinto y repleto de misterios. Además, aunque a su parecer seguía sonando muy rebuscado, con la explicación más detallada fue capaz de darse una idea de lo que había ocurrido. De todas maneras le era difícil imaginarse en qué podía acabar la situación; después de todo, el tipo no les había dicho qué deberían hacer con "la doble" una vez la encontrasen y, aunque estaba dispuesto a hacer casi cualquier cosa para cobrar la bendita paga, prefería trabajar conociendo a qué circunstancias debía atenerse. No era lo mismo reducir a alguien y mantenerlo vivo que simplemente ir a por su cabeza.

Escuchó sin decir nada, ateniéndose a pasar su mirada del hombre a la elfa una vez ésta hubo intervenido, y de vez en cuando al espejo, que luego de haber sido descubierto había llamado poderosamente su atención. Se preguntó al instante cuánto valdría y resopló consternado al aceptar que no existía manera de apropiárselo. Aunque, pensándolo bien, prefería evitar tener algún percance con objetos encantados: éstos siempre acababan trayéndole problemas. Recordó esa vez en que robó un hermoso amuleto con forma de víbora que, al ponérselo, lo había transformado momentáneamente en una Binaba. Puaj, olió a serpiente durante una maldita semana entera.

Luego del exabrupto de Níniel, Zatch aprovechó el momento para acercarse al bellísimo objeto con el fin de rodearlo, admirarlo desde atrás y probar con cautela, sólo aventurándose a acercar su mano al frente, que la falta de reflectancia era verdadera. Quiso quedarse más tiempo observando detenidamente cada parte del intrincado marco cuando notó que las cosas se ponían tensas y decidió volver al grupo. El viejo estaba parado frente a las escaleras en un penoso intento por impedirles el paso y el zorro pensó con sorna que, de haber tenido más confianza con sus acompañantes, les hubiese ofrecido tumbar al adinerado allí mismo para hacerse con el poder de la casona. No sería tan mala idea, pero a juzgar por su actitud, dudaba que la elfa y el pelilargo fuesen unos ladrones truhanes con sed de anarquía.

Contempló que lo mejor sería apegarse a su rol de imprevisto ayudante. Mientras los demás dialogaban, caminó con serenidad hacia el cuerpo inconsciente de la ladrona y arrancó un trozo de tela perteneciente a su ropa. Poco tiempo después regresó junto al grupo, blandiendo el retazo en una de sus peludas manos, el cual mostró particularmente al vampiro respondiendo a la pregunta que había formulado minutos atrás. Respecto al colmilludo, había preferido simplemente responderle a las reiteradas veces en que lo había llamado “lobo” con muecas oscilantes entre el disgusto y la gracia: supuso que lo hacía a propósito; no pensaba aclarar nuevamente que su especie era, evidentemente, muy distinta y por supuesto mucho más agraciada que un lobo.
Tomó aire y cuando tuvo el momento, habló en voz alta.
-Estoy de acuerdo en que nos pongamos ya a ello. Pero antes, me gustaría que nos dijese de una vez de qué manera pretende que nos ocupemos de la muchacha. Y si su sugerencia es acabar con su existencia, ¿de cuántos Aeros estamos hablando?
Cruzó miradas con sus dos acompañantes buscando averiguar sus intenciones. Zatch no estaba para artimañas y la experiencia le bastaba para saber que, antes de emprender cualquier trabajo, lo mejor era dejar en claro qué esperaban tanto el contratista como el contratado, para que luego no hubiese lugar a malentendidos.
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Mensaje  Níniel Thenidiel Jue Sep 22 2016, 00:25

Por extraño que resultara, la primera que deseaba apartar a aquel humano de en medio era la propia Níniel, pues sabía que la situación era ya mucho más grave que una peligrosa mujer suelta. Aquel sujeto había jugado con fuerzas que los humanos nunca comprenderían, pues no es lo mismo saber cómo funcionan que comprenderlas, y además, no contento con haber puesto varias vidas en peligro por si insensatez, se atrevía a plantarse allí en medio para obligarlos a aceptar su propuesta con la amenaza de...¿Qué?. ¿De no dejarles salir?. Era ridículo, incluso la peliblanca podría mandarlo volando escaleras abajo sin apenas esfuerzo.

Quizá estaba siendo demasiado dura con el orejas redondas. Parecía sincero al decir que no había sido su intención que nada de aquello pasara, simplemente restaurar algo que perteneció a un gran maestro al que parecía venerar a pesar de no ser de su misma raza, algo poco habitual en los humanos. ¿Tan grave era su falta o caso que aquello fuera una reliquia de su pueblo la había alterado más de lo que debería haber permitido?. "No, sin duda su falta es grave", pensó la peliblanca que casi podía oír la voz de su madre en la cabeza repitiendo aquello de "Los cántaros, cuanto más vacíos más ruido hacen" o "La ignorancia es la madre de la maldad y de todos los demás vicios". Sin embargo la preferida de la joven sacerdotisa siempre fue la que decía que" Tres clases hay de ignorancia: no saber lo que debiera saberse, saber mal lo que se sabe, y saber lo que no debiera saberse." El señor Lyons había pecado de todas y cada una de ellas.

-¿Vale más su reputación que la vida de la gente?. Es lo que está en juego ahora mismo...Ese "reflejo" no es una persona normal. De hecho se parece más a un golem que a una persona. Es magia antigua, muy poderosa...Y pretende que dos personas que ha encontrado en la calle lo solucionen a cambio de unas monedas...Todo para que nadie lo sepa. Incluso empiezo a sospechar que el motivo para ayudar a esa joven no es nada altruista.-El hombre palideció y apretó los labios denotando que las teorías de Níniel habían dado en el clavo, o al menos no iban muy desencaminadas. Con un largo suspiro soltó todo el aire de sus pulmones.

Parecía a punto de capitular, o quizá de jugar su as en la manga en todo aquello, cuando Bio aceptó sus condiciones al menos por el momento, como dejó bien claro. La elfa se giró para mirarle tratando de averiguar en su mirada si como ella dudaba que aquel hombre mereciera ser acusado de practicar artes oscuras por su ignorancia, o si por el contrario sencillamente decidía aceptar aquello como un contrato más. Una manera de ganar unos aeros siempre que la situación no cambiara. En cualquier caso Zatch estuvo de acuerdo y ante aquello Níniel no podía discutir. Ella sola desde luego no podría hacerlo...Ni iba a dejarles solos ante aquel peligro del que poco o nada sabían.

-Iré con vosotros. Es muy posible que necesitéis alguien que os remiende...Pero si no podemos conseguirlo...- Insinuó dejando en el aire aquel punto que todos los allí presentes deberían tener claro. Recurriría a las autoridades aunque para ello tuviera que implicar al señor Lyons y con ello anular cualquier posible paga...Paga que por cierto ella debía recibir por atender a la humana, no por jugarse el pescuezo ante un ente arcano...O al menos así debería de haber sido.

-Agradezco sinceramente esta oportunidad señores.- Dijo claramente aliviado el humano atusándose la perilla.- Sin duda mis sirvientes supieron escoger bien. Hablaremos de la cantidad a su victorioso regreso, espero, maese zorro. Aunque como podrá ver el dinero no es problema, siempre que cumplan con el contrato. Por supuesto quiero que la eliminen. No es una persona, no es asesinato.- Y dicho eso se apartó para dejarles pasar deseándoles suerte en su cometido y llamando a su fiel Dione para que los acompañara hasta la salida. ¿Había tenido siempre aquel hombre un daga en el cinto?. Níniel no podría asegurarlo pero hubiese dicho que no.

En la puerta les esperaba una siempre sonriente Lianna que no tardó en tenderles sus capas y abrigos y que se mostró especialmente interesada en ayudar a Zatch a ponérsela, sin duda para aprovechar la oportunidad y acariciarle el pelaje. Desde luego la elfa no la interesaba tanto. -Me alegra que aceptaran el trabajo del maestro. Mucho mejor así.- Dijo casi sin darse cuenta mientras comenzaba a abrir la puerta. -Deben abrigarse bien, ha parado de llover pero hace bastante frío.- Continuó diciendo. Información que no tardó en demostrarse cierta cuando la puerta se entreabrió y una ráfaga de aire se coló en el interior de aquella cálida casa.

-Les interesará saber que el lugar del ataque, donde los guardias dijeron haber visto el ataque y encontraron a la joven herida, está siguiendo esta calle, recto y tras pasar la panadería a la derecha. Es un callejón donde a veces duerme algún pobre hombre, por el calor de los hornos y las sobras ya saben. Pobre gente. Esperaremos despiertos su regreso. Mucha suerte.- Les informó y despidió aquel hombre cerrando la puerta tras ellos.

Níniel miró un instante hacia atrás y con el sonido de las cerraduras cerrándose como fondo se echó la capucha de su gruesa capa sobre la cabeza comenzando a andar. -Supongo que es el mejor punto de partida. Espero que a pesar de la lluvia aún podamos seguir el rastro.- Comentó la elfa, cuya voz a pesar de seguir siendo cantarina como siempre continuaba claramente seria y teñida de preocupación. -Supe que esto no iba a ser una simple salida de urgencia médica en cuanto te vi Bio. Tenemos que estar muy alerta. No exageraba cuando decía que esa cosa puede ser muy peligrosa.- Insistió. - ¿Realmente creéis que Lyons es tan buena persona como dice ser?- Preguntó entonces mientras evitaba con gracilidad pisar un charco en medio de la calle.
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Mensaje  Bio Jue Sep 22 2016, 06:33

Mientras debatíamos acerca de la misión y los datos respectivos, o al final no sabría si llamarlo misión, era más bien como un encarguito, el punto es que mientras reuníamos información, el peludo compañero se había dedicado a husmear en la habitación, mantenía de reojo la mirada sobre él para saber si era de confiar, a fin de cuentas había dicho que era mi amigo; de momento no me resultaba preocupante sino más bien gracioso, sobre todo al ver cómo asomaba la mano al espejo para confirmar si lo que decían era cierto; no podía culparlo, a mí mismo se me había pasado la idea por la cabeza y de no haber estado Niniel posiblemente habría tenido que hacerlo para creerle al viejo.

Niniel emitió sus protestas contra el viejo y su necio afán de mantenerlo todo en secreto, si efectivamente era algo tan peligroso tal vez necesitaríamos más ayuda, considerando que al ser una cosa rara, ignoraba si mi magia de voz pudiera afectar su mente, o incluso si es que había una mente para afectar; no obstante, si esa cosa tan peligrosa andaba suelta no había tiempo que perder; Niniel me miró intrigada cuando fui el primero en aceptar el dudoso trato; parecía no estar del todo convencida de ayudar al viejo pero realmente no era él ni su dinero mi motivación para aceptar la tarea.

Por su parte, el zorro que había arrancado un pedazo de tela de la mujer atacada, me lo mostró para indicarme que con eso podría rastrear el olor -Buen lobo- Le dije mientras le daba palmaditas en el brazo; presté atención a la pregunta del hombre bestia y esperé interesado la respuesta del anciano, pues claramente detener y eliminar eran cosas muy distintas; luego de que la elfa aceptara acompañarnos para mantenernos en una pieza el señor Lyons le explicó a Zatucho de manera dudosa que aunque la matáramos no era asesinato, pues no era una persona.

Me dirigí a la salida donde nos esperaba la mujer que había traído a Niniel, quien no perdió la oportunidad de jugar con el pelaje de mi amigo el lobo -Tal vez Lobucho habría sido un mejor nombre- Pensé sin decir nada para luego abrazarme a mí mismo mientras me adaptaba al frío de aquella noche -Si lo que han dicho es cierto, tendremos que preocuparnos de cosas más graves que el frío- Respondí a la mujer para luego escuchar las indicaciones del hombre para tener un punto de inicio dónde buscar.

Tras echarme la culpa de atraer peligros, la elfa advirtió de nuevo que nos enfrentábamos a una gran amenaza -¿Qué tan peligrosa es?- Pregunté a la rubia para haberme una idea; su pregunta acerca del misterioso Lyons tenía bastante sentido pues a mí también me había resultado sospechoso; aunque la verdad es que al completar la tarea no planeaba volver a esa casa a menos que fuera para destruir el espejo -No lo hago por Lyons ni su dinero- Respondí a mi compañera -Hay algo peligroso acá afuera, alguien debe detenerlo, es lo que hacemos- Le dije señalando la apenas visible marca del clan en mi muñeca del brazo derecho; el momento de seriedad fue interrumpido por lo gracioso que resultaba ver a la elfa saltando charcos -No te caigas o tendré que reírme- Le dije a la rubia mientras nos acercábamos al punto indicado.
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Mensaje  Zatch Jue Sep 22 2016, 20:10

-No soy un lobo. –Fue lo primero que dijo, ya comenzando a irritarse, al burlesco vampiro. Si bien intentaba mantener un estado de ánimo neutro que le permitiese encarar la situación con objetividad, Zatch no podía evitar poner una que otra mueca de disgusto por cómo avanzaban las cosas. Lyons no había aclarado ningún monto en específico e insistía en que la misión no era asesinato, con lo cual estaba en desacuerdo: Si se encontraba con una bella muchacha que podía respirar, caminar y atacar a alguien, entonces ésta estaba claramente viva, así fuese o no una copia de alguien más. Él no pensaba ensuciarse las manos para luego regresar a la casa y que le dieran unos míseros aeros antes de echarlo a patadas; por lo tanto decidió que no se tomaría el trabajo muy en serio: si las cosas se ponían demasiado complicadas y veía que no valía la pena, terminaría por darse a la fuga y desentenderse de todo el asunto.

Se mantuvo en silencio cuando fueron guiados a la salida. Durante el camino se posicionó detrás de todos, siguiendo el ritmo de los demás aunque se tomaba su tiempo para admirar, una vez más, los alrededores. Aprovechó el estar fuera de la vista del grupo para tomar muy disimuladamente un bello adorno con forma de Ihhrashi, tallado en madera con dos pequeñas incrustaciones de Lopsidiana como ojos, que descansaba sobre una mesilla portadora de una de las lámparas que alumbraba el camino. Incluso cuando Lianna le ayudó a ponerse la prenda se cuidó de que nadie viese lo que llevaba en la mano: años de práctica daban sus frutos a la hora de ser ágil escondiendo cosas; poco le costó lograr que el valioso objeto terminase en el bolsillo interno de su capa. En cuanto a la muchacha, dejó encantado que ésta se mostrase tan servicial como quisiese, aunque si ella podía tomarse esas atribuciones entonces él también tenía permiso de hacerlo. Su peluda mano se deslizó hasta la retaguardia de la muchacha y le apretó una nalga antes de, sonriéndole socarronamente, desaparecer junto a los demás detrás de la puerta con una evidente mueca de satisfacción en el rostro.

Agradeció poseer un pelaje tan tupido cuando la fría brisa le revolvió los cabellos. Alzando los hombros como si eso fuese a proporcionarle más calor, observó atentamente a la elfa mientras hablaba. La imitó, aunque menos grácilmente, en cuanto a evitar los charcos del camino.
Asintió con la cabeza para dar apoyo a la pregunta formulada por Bio, interesándose por los riesgos a los que estaban ateniéndose. También, lo dicho por el hombre le dejó en claro que ellos no se movían con la misma motivación que el zorro: a él poco le importaba que esa cosa fuese un potencial peligro para otras personas, mientras que ellos dos parecían ser más… altruistas. Pensó que, mientras al final le pagasen lo justo, poco importaba que los tres tuviesen distintos motivos para seguir adelante con la misión; después de todo el objetivo era el mismo.

-¿Buena persona? Pffft, por favor. Ningún ricachón de éstos es una buena persona. Harían lo que fuese con tal de mantener limpios sus nombres, aunque eso conlleve jugar sucio. –Se encogió de hombros y continuó caminando. Cuando pasaron la panadería, miró hacia ambos lados y suspiró- ¿Qué les hace pensar que todavía anda por aquí? Ya pasó un buen rato, podría estar en cualquier sitio.
Escéptico, se llevó a la nariz el pedazo de tela que había arrancado momentos atrás. Inhaló profusamente, cerró los ojos e intentó encontrar un aroma característico. Debajo del pestilente olor a sangre y sudor, encontró la fragancia natural de la muchacha y alzó la vista mientras guardaba el retazo en un bolsillo.
Ignoró el callejón de la derecha y siguió caminando hasta que, unos metros más adelante, dobló hacia la izquierda con paso apresurado. Sin decir una palabra ni voltear, esperaba que los otros dos lo siguiesen.
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Mensaje  Níniel Thenidiel Vie Sep 23 2016, 21:05

-Precisamente eso es lo que me preocupa Zatch, ¿puedo usar tu nombre de pila?. Evidentemente no ha recurrido a la guardia o a los propios vigilantes del gremio de mercaderes por esa razón. Podía habérselo pedido a los que encontraron a la humana herida, pero se limitó a darles unas monedas para que no dijeran nada sobre la ladrona...Y a nosotros, unos perfectos desconocidos, nos cuenta toda la "historia". Bueno a vosotros dos aunque ahora me haya subido a bordo de este barco. Mucha confianza y buena fé ¿no?. O no será acaso otra cosa muy diferente a la confianza?- Dejó caer para que los demás pensaran a partir de ahí a dónde quería llegar. Realmente nadie les creería si en esos momentos iban a la guardia, y menos si acusaban a un pilar de la comunidad de algo. De hecho incluso para cobrar cualquier pago por sus servicios sería su palabra contra la de un influyente hombre de negocios, aunque seguramente si tenían éxito sí que les pagara, como a los guardias. ¿Realmente era un hombre arrepentido que trataba de solucionarlo todo pero sin verse salpicado o era otra cosa?. Y algo no menos importante para la peliblanca. ¿Había estado siempre en la misma situación que Bio y Zatch o se había metido ella solita y bien podría estar ya de vuelta en su habitación con una buena bolsa de monedas entre las manos?.

-Supongo que tienes razón Bio...Con condiciones o sin ellas, paga o no, no podemos dejar que esa cosa campe a sus anchas por la ciudad.- Hizo una pausa para reorganizar sus ideas y enseguida se dispuso a responder a la anterior pregunta del pelinegro. Más les valía saber a qué iban a enfrentarse.

-Llamamos a estos espejos Dirthara-ma. En común sería algo así como "aprender" pero con connotaciones de aprender por las malas o de un modo duro. Como dije antes se usaban para poner a prueba a algunos de los nuestros. Una especie de demostración, si es que se superaba, de que se está preparado para algo. Normalmente para un puesto alto o de una gran responsabilidad en nuestra sociedad. El espejo crea una copia de la persona sujeta a examen pero que resulta ser inversa a ella en todo salvo en aspecto y potencial. El rival ideal para conocerse superarse a uno mismo. Por supuesto esta prueba se hacía bajo un estricto control...Algo que evidentemente la ladrona no podía saber, ni Lyons ejercer de todos modos. Un humano trabajando en un Dirthara-ma era un error desde el comienzo.- Suspiró.- Así que nos enfrentamos a algo que tiene el mismo aspecto que la ladrona y que como ella tiene un gran potencial, pero si la original era una ladrona nata...Su reflejo podría ser una guerrera nata o quizá una asesina nata. Aunque no una maga nata pues los humanos no tienen ese potencial. A parte de eso su personalidad será opuesta a la de la original...Y parece que es una bastante agresiva.- Terminó de explicar para cuando llegaron a su primer destino, el callejón que discurría al lado de la panadería de la zona, cerrada en esos momentos aunque seguramente sus dueños no tardarían en empezar a elaborar el pan para que estuviera recién hecho a primera hora de la mañana.

-No creo que ella esté aquí, pero es el lugar desde donde seguir su rastro. Quizá la ladrona lograse herirla o puedas rastrearla por el olor. Abrid bien los ojos...Y las fosas nasales.- Pidió iluminando el extremo superior de su bastón con una pequeña esfera de luz que iluminaba varios pies alrededor de ella, adentrándose acto seguido en aquel lugar con cuidado y atenta a cualquier cosa que pudiera serles útil.

No tardaron en encontrar en el suelo los restos de la lucha que los guardias aseguraron haber presenciado. La llovizna había limpiado buena parte de la sangre derramada pero allí donde los irregulares tejados de las estructuras cercanas lo habían evitado podían verse piedras teñidas de carmesí y gotas en las paredes cercanas. La ladrona se había defendido...Incluso parecía haber intentado huir a juzgar por lo separadas que estaban algunas de aquellas manchas unas de otras. Al lado de una puerta trasera había ido a parar un pequeño cuchillo de plata con la inicial "L" grabada.

-Creo que es el arma que causó las heridas de la ladrona. Parece parte de un juego de cubertería de plata, parte del botín robado.- Dijo la peliblanca tomándolo con cuidado del suelo y mostrándoselo a Bio, aunque apartándolo enseguida al recordar que algunas historias mencionaban que los vampiros eran alérgicos a aquel metal, aunque sonaba más a una fantasía humana basada a saber en qué.

A parte de aquello Níniel no vio nada más en el aquel callejón. Tampoco había señales de aquel mendigo que Dione mencionó, quizá el único que podría haber visto algo o hacia dónde fue la atacante a parte de los guardias. -¿Zatch puedes captar su...?- Comenzó a preguntar entonces la sacerdotisa esperando que aquel callejón no fuera uno sin salida para la investigación y no tuvieran que abandonar sin apenas haber empezado. No pudo acabar la pregunta pues al girarse hacia el hombre-zorro para formularla vio como éste olisqueaba el aire de forma bastante adorable y a modo de respuesta comenzaba a caminar, no por aquel callejón si no por la calle principal y desde allí a la izquierda. -Parece que sí...Vamos Bio, sigámosle.- Instó saliendo de aquel oscuro lugar y apresurando el paso para no quedar rezagada con respecto a su rastreador.

Al girar en aquella dirección dieron a parar a otro callejón muy parecido al anterior aunque algo más ancho. Estaba oscuro como boca de lobo pero se podían percibir varios bultos, al menos en la parte más cercana a la calle principal, que correspondían a cajas allí apiladas, basura y una gran cantidad tablones de madera apilados contra las paredes y unos sobre otros. Cuando alcanzó a Zatch Níniel señaló con el bastón hacia la oscuridad y el orbe se desplazó flotando lentamente por el callejón iluminando a su paso todo el lugar. Revelando más bultos, generando sombras cambiantes y dejando a la vista más trastos, así como el lugar terminaba en un muro de piedra de tres metros de altura. No había ni rastro de la atacante o eso parecía, pero un ojo atento podría ver que a un par de metros de ellos, uno de aquellos tablones tenía impreso en sangre el dibujo de parte de una mano. Al fondo alguien había colocado un par de cajas contra el muro, estas también tenían pequeñas manchas frescas de sangre.

-Buen olfato, aunque con esta peste no me gustaría tenerlo. ¿Cómo lo haces para soportarlo?.- Comentó la joven elfa dando un par de pasos más hacia el interior de la callejuela mientras hacía que aquel orbe regresara hasta ella.

En ese momento una figura se agitó entre las sombras, saliendo de entre algunas de las cajas, y antes de que Níniel pudiese reaccionar la golpeó con algún tipo de palo para acto seguido empujar los tablones acumulados contra la pared hacia ellos, causando un efecto dominó de maderos que se precipitaron uno tras otro contra los miembros del grupo mientras la figura se alejaba corriendo hasta el final de la calle murmurando con voz masculina que los monstruos no le cogerían. Lanzando todo lo que encontraba a su paso contra el suelo como si tratara de convertir aquel lugar en una pista de obstáculos que le permitiera escapar. -No, los cambiantes no me atraparán nunca- Pudo oírse al final del callejón.

Níniel, en el suelo dolorida por el golpe, no pudo hacer más que levantar los brazos sobre su cabeza como protección ante lo que se le venía encima. Estaba a punto de ser sepultada bajo una montaña de madera, y el resto no lo tenía mucho mejor que ella para salir de allí indemne.

Spoiler:

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Mensaje  Bio Sáb Sep 24 2016, 08:00

Dejé salir una sonrisa al notar de reojo cómo el lobo aprovechaba el momento para toquetear a la joven sirvienta de Lyons, moví la cabeza a los lados en señal de negación ante tal picardía y tomé camino junto a la elfa que sabía mejor que yo a dónde debíamos ir; en el camino nos explicó lo que pensaba del señor Lyons, no podía acusarla de estar equivocada pues coincidía con ella y al parecer Pelucho también; no había ni más que decir; finalmente nos dio información más relevante, ahora acerca de la cosa que había salido del espejo, asentí con la cabeza varias veces mientras intentaba entender una cosa tan rara, y no es que no hubiera visto ya muchas cosas raras en Aerandir, pero había cosas que aún podían sorprenderme y hacerme pecar de ignorancia.

La afirmación de Zatucho estaba en lo cierto, pero yo coincidiría con Niniel en que sería un buen punto de inicio -Hay que empezar por algún lado- Comenté a ambos en tono conformista pues en efecto, peor sería no tener por dónde empezar a buscar; avanzamos hasta un pequeño callejón en donde podríamos ver algunos rastros de lucha, tal vez la que había mencionado el viejo Lyons entre las mujeres del espejo; cosa que de hecho me había generado más preguntas -¿Cómo genera el espejo una copia de la persona? ¿Cuánto tarda? ¿Si el espejo estaba en la casa, por qué el ataque fue acá tan lejos?- Pregunté tal vez con demasiada prisa -¿Destruir el espejo tendría algún efecto?- Sugerí de manera dudosa aunque ya era muy tarde para ello, pero en caso de no poder alcanzar a la figura del espejo o no ser capaces de vencerla, era bueno tener un plan B.

En el callejón encontramos un cuchillo marcado con una letra “L” de ¿Lyons? Tal vez; la elfa me lo mostró con cierto entusiasmo aunque luego lo apartó de prisa -Tranquila, no me matarás con un cuchillo de plata a menos que me apuñales con él- Le dije mientras estiraba la mano para tocarlo y bromear lanzando un grito al alcanzar la superficie del utensilio -¡¡Me quema!!- Dije alarmado para luego echarme a reír; sin embargo el rato de juegos duraría poco -Te dije que el olfato del lobo sería útil- Presumí a la elfa mientras nos lanzábamos en persecución de nuestro peludo compañero.

Finalmente llegamos a un oscuro callejón, o al menos era oscuro hasta que Niniel hizo una de sus cosas raras con luz para darnos mejor visibilidad en un modesto recorrido del brillante orbe a lo largo de la cueva; de lejos pareciera no haber nada, pero si algo sabía reconocer yo, aunque no pudiera presumir de un olfato como el de Pelucho, era la sangre; podía percibirla cerca de alguna manera y efectivamente a lo lejos se podía ver estampada en un muro una mancha de sangre hecha con una mano -Allá hay algo- Señalé con la mano hacia e lugar -Parece que alguien quería llegar alto en la vida- Dije en relación a las cajas apiladas que servirían para subir y sortear el muro.

Permanecí unos pasos al frente de Niniel y me decidía a avanzar más cuando una misteriosa figura emergió de las sombras gritando como un demente unas frases que aunque incoherentes y absurdas en ocasiones normales, justo ahora generaban cierta curiosidad; sin que pudiera hacer nada el sujeto pasó a mi lado esquivándome de manera formidable y derribando a Niniel en el proceso, pero no solo eso, sino que además había movido unas cosas que moverían otras y esas otras creando al final una avalancha de cosas que se nos venían encima; retrocedí como bien pude sorteando cosas que caían para tratar de alcanzar al fugitivo hasta que al mirar atrás noté que Niniel estaba a punto de ser aplastada -¡¡Alto!!- [1] Grité hacia el individuo añadiendo una severa dosis de magia de voz para debilitarlo y dificultar su fuga -Pelucho, alcánzalo- Sugerí al peludo esperando que no acabara también bajo las cajas.

Yo por mi parte acabé corriendo hacia Niniel y lanzándome sobre ella para abrazarla y rodar juntos por el piso y evitar ser aplastados, no era el mejor rescate del mundo, pero unos leves golpes y raspones eran mejor que ser aplastado y terminar la misión antes de haber comenzado; acabé en el suelo boca arriba tomando aire y pensando en lo que había dicho el escapista al final -¿Qué quiso decir con cambiantes?- Pregunté a la elfa mientras tomaba aire para recuperar mis fuerzas y levantarme a saber si el hombre bestia había tenido éxito.
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[1] Habilidad de nivel 0: El que susurra en la oscuridad.
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Mensaje  Zatch Sáb Sep 24 2016, 17:34

Zatch observó atentamente las acciones de la elfa una vez ésta hubo llegado a su lado acompañada por el vampiro. Hasta ese momento había estado observando hacia la penumbra con los ojos entrecerrados, intentando discernir tanto las siluetas como sus respectivos olores. Aunque sus ojos alcanzaban a funcionar en la oscuridad un tanto mejor que los de los humanos, la luz fue de muchísima ayuda. Miró hasta el fondo y frunció el entrecejo al ver las cajas apiladas contra la pared; era obvio que la persona, copia o lo que fuese que estaban persiguiendo se había escapado por ahí.

Movió la nariz de forma cómica, olfateando una vez más el ambiente. El olor a basura se imponía sobre cualquier otra fragancia y le dificultaba el trabajo de encontrar algo más. –Costumbre. –Respondió a la mujer– Aunque en lugares así se hace un poco insoportable, la verdad. –Y era cierto. Sus habilidades de rastreo resultaban realmente molestas cuando no quería usarlas; más aún en ciudades como aquella, atiborradas de callejones mugrientos y gente con hábitos de higiene bastante lamentables.
Probablemente fue debido a la saturación de su olfato que pudo captar al malviviente cuando fue demasiado tarde. Dio un respingo provocado por los gritos del hombre y se giró justo para ver cómo atacaba a la de orejas alargadas. Amagó un movimiento con el fin de impedir la caída de la mujer pero, para cuando quiso darse cuenta, sobre ellos se abalanzaba un derrumbe de maderos que causó un gran estrépito en el callejón. Uno de éstos le golpeó duramente la cabeza al tiempo en que observaba, entre maldiciones, cómo el vampiro iba en auxilio de la mujer y le indicaba a él que continuase con la persecución. ¿¡Cómo se suponía que lo hiciera en ese maldito infierno!?

Se llevó las manos a la mollera. Por escasos segundos, se sintió mareado y un pitido comenzó a sonarle en los oídos. No obstante, se obligó a ignorar el dolor y recomponerse para salir en persecución del hombre. Fue apartando con las manos los maderos que quedaban en el camino, ignorando los raspones y golpes causados por los que seguían precipitándose hacia él, y emprendió una torpe carrera de obstáculos hacia el fondo del callejón. Sorteó cajas, tablas y pilas de basura y tuvo que ignorar el hecho de que varias astillas se le ensartaran en las patas. Aunque tuvo tropezones, su agilidad le ayudó a ganar la carrera; años de escapar de personas que querían pegarle una paliza por haberles robado algo daban sus frutos con creces. No era la primera vez en su vida que corría desesperadamente por un callejón oscuro, aunque eso de no ser él el perseguido sí que era novedad.

Los adornos que ornamentaban su largo cabello tintinearon cuando pegó un salto, impulsándose con una caja repleta de frutas podridas, para abalanzarse salvajemente sobre el mendigo. Le  cayó encima de lleno y tanto Zatch como el sujeto gritaron. Tras un débil forcejeo, consiguió sobreponerse y terminó inmovilizando al hombre sentándosele encima del abdomen, con las rodillas a los costados. El zorro no estaba para juegos e, iracundo, le llevó las manos al cuello para comenzar a zarandearlo.
-¿¡Qué mierda ha sido eso!? –El vagabundo tembló de pies a cabeza cuando avistó la interminable hilera de colmillos que le gruñían a centímetros del rostro. Zatch también tuvo miedo… miedo del infernal olor a porquería que despedía ese malnacido- Mira, pedazo de porquería. Me vas a decir por qué maldita razón nos has atacado. –Aunque no lo suficientemente fuerte como para que no pudiese respirar, le apretó el cuello. No pensaba matarlo, si bien ganas de destrozarle la cara a puñetazos no le faltaban- Vas a cooperar y vas a decirme si has visto por aquí a una mujer joven con señales de haber estado en una trifulca, ¿¡entiendes!? –El hombre asintió, aterrado. Zatch arrugó el hocico con profundo disgusto al sentir un penetrante olor a orina atestando el ambiente.


Última edición por Zatch el Dom Sep 25 2016, 21:05, editado 1 vez
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Mensaje  Níniel Thenidiel Dom Sep 25 2016, 01:35

Níniel se preparó apretando los dientes para recibir el fuerte golpe que no podía evitar y cerró los ojos tratando de proteger de la mejor manera posible su cabeza y su pecho con los brazos. Sabía que si lograba evitar quedar inconsciente y la mayor parte del daño en los órganos vitales podría sobrevivir a aquello, que el dolor pasaría y sus habilidades sanadoras podrían recuperarla de unas cuantas contusiones y huesos doloridos, al menos lo suficiente como para aguantar hasta recibir ayuda...Por desgracia saber eso no terminaba de servir de consuelo ante lo que se le venía encima.

En ese preciso instante escuchó la voz de Bio, y acto seguido un fuerte tirón y un abrazo que la arrastraron por el suelo mientras a su alrededor el sonido de decenas de tablones cayendo contra el suelo y contra otros tablones martilleaba en sus oídos, haciéndola gritar ante un dolor que enseguida se daría cuenta que no sentía, al menos no del modo que había esperado. Sí que había notado varios golpes en las piernas, arañazos y un poco de molestia en la espalda al acabar contra las piedras del suelo de golpe...Pero aquello ni se acercaba a lo que creyó que iba a sentir.

Despacio abrió sus ojos aguamarina y parpadeó un par de veces apartando el polvo y demás partículas de suciedad en suspensión que tenía delante de la cara. Se incorporó levemente apoyándose en sus codos y miró hacia abajo percatándose de que se había librado de lo peor por los pelos, que los tablones más grandes y pesados habían caído a solo unos centímetros de ella y que lo que había notado golpeándola no habían sido más que unos palos y unos restos de madera que apenas si le habían causado unas magulladuras en las piernas y poco más. Entonces, sin entender muy bien cómo se había librado, miró a su lado para ver a Bio allí tumbado boca arriba, entendiendo que se las había arreglado para sacarla de allí debajo, salvándola y recibiendo al igual que ella algunos golpes menores por ello.

-Gracias Bio, si no llega a ser por tí...- Le agradeció mirándole a los ojos y dedicándole una sonrisa sincera.- ¿Estás bien?.- Preguntó a continuación preocupándose por si había sufrido algún daño que ella no hubiese visto, lo cual no pareció ser el caso pues parecía más preocupado por unos "monstruos cambiantes". -¿Qué monstruos?.- Preguntó la peliblanca extrañada al no haber oído nada de eso desde el suelo mientras se incorporaba, retirando las astillas y demás restos que tenía por encima de su capa y túnica y mirando en dirección al final del callejón donde iluminados por la luz de su esfera que seguía flotando por allí vio a Zatch y a un hombre de aspecto andrajoso al que reconoció como a su agresor, a pesar de que apenas si llegó a verle antes de acabar en el suelo.

A pesar de no ser especialmente fuerte, la peliblanca le ofreció la mano a Bio para ayudarle a levantarse y tras ello se dirigió tan rápido como pudo hasta la posición de Zatch. Tarea no tan sencilla como podía parecer pues aunque los obstáculos eran fácilmente salvables para ella no disponía de la mejor ropa para hacer ningún tipo de exhibición de ese tipo, salvo que quisiera ser objeto de las bromas del pelinegro por el vuelo de su capa y vestimenta al saltar, que no era el caso. Por ello tuvo que bordear algunos obstáculos y evitar alguno de los montones de basura más pestilentes del callejón, eso último por conveniencia, para alcanzar al hombre-bestia que tenía la situación dominada...De hecho quizá demasiado dominada. Entendía su enfado, es más, casi la mata a ella, pero vapulearlo y estrangularlo de ese modo era excederse.

-Tranquilízate Zatch. Ya no va a ir a ningún lado puedes soltarlo. Bio se ocupará de que no trate de escapar...Ni de arrojarnos nada más.- Le pidió la peliblanca amablemente con su siempre musical tono de voz, percatándose en ese momento de la herida en la cabeza del zorro. -Déjame ver. Tienes un poco de sangre en el pelaje.- Le señaló acercándose y haciéndole un gesto para que sentara y así poder revisarlo mejor a la par que la esfera de luz se acercaba para iluminar bien la zona de la herida. -Un buen golpe. Limpiaré la herida y te la cerraré, en nada será como si nunca la hubieses tenido.- Explicó continuando mostrándose extremadamente cuidadosa y amable al tratarle. No quería solo curarle si no además que se le pasara un poco el enfado y se serenase.

Mientras Níniel atendía a su compañero, primero limpiando con suma atención toda la suciedad y restos de madera de la herida y luego aplicando su imposición de manos para hacerla desaparecer del todo,
aquel mendigo ahora controlado por Bio comenzó a responder a las preguntas del hombre-bestia sin dejar de lanzarle miradas de soslayo aún bajo los efectos del miedo que éste le había generado, normal si hasta le había hecho vaciar la vejiga...

-Yo...Yo...Pensaba que eráis de ellos...Ya sabéis...Los monstruos. La gente piensa que los muros les protegen de ellos pero no es así...Las murallas no sirven...No, no sirven. No sirven. No sirven...Están aquí...Salen de noche...Y cambian de forma para parecer lo que no son.- Añadió susurrando lo último. Aquello no eran más que un montón de tonterías. Aquel hombre no parecía estar en sus cabales, su mente parecía afectada por algún tipo de enfermedad o quizá por el consumo de sustancias nocivas. Bueno, era cierto que había peligros en la ciudad para los que los muros no servían de nada, y algunos bien podrían ser descritos como auténticos monstruos...Pero la cabeza de aquel hombre no regía de manera normal. Hablar con él parecía tan útil como hacerlo con un guijarro del camino y Níniel negó con la cabeza de manera frustrada para materializar ese pensamiento ante Bio y Zatch.

-¿Y la chica?. ¿La has visto?. Morena, pelo corto, ropas oscuras. Puede que estuviera herida o manchada de sangre...No es algo que se pueda olvidar fácilmente.- Preguntó de nuevo la peliblanca reformulando la pregunta de Zatch que aquel tipo parecía haberse olvidado de responder. Aunque lo cierto es que lo hizo a sabiendas de aquel pobre hombre seguramente respondería con más de aquello de "cambiantes y muros que no protegen" y al final tendrían que intentar seguir el rastro y dejar a aquel hombre solo con sus paranoias. Al menos no es que perdiera nada por intentarlo.

-La chica...sí, pero no era una chica. Era un monstruo cambiante...Os ha engañado, engañan a todos, pero a mi no, yo soy listo, yo se muchas cosas y no me engañan...- Dijo comenzando a reírse de forma histérica de un modo que le puso los pelos de punta a la joven peliblanca. -Vino por aquí...herida. Me escondí y vi como cambiaba...Su pelo se volvió gris y en su fina cara de impostora apareció una marca...Una cicatriz que recorría su rostro entero, de arriba a abajo. Yo la vi pero ella a mi no. Saltó el muro...Porque los muros no nos protegen de los monstruos. No nos protegen, no elfa, no.- Volvió a reír de forma compulsiva aunque con un tono más bajo en aquella ocasión, comenzando a moverse adelante y atrás de forma rápida abrazándose a sí mismo. Ante aquellas palabras Níniel no pudo si no quedarse pensativa con gesto preocupado. Parecían tener cierta lógica y sentido a pesar de lo absurdo que pudiese parecer en otro contexto.

-Puede que...No funcione bien. Lyons es solo un humano y el espejo un artefacto antiguo cuyos secretos solo dominan unos pocos ancianos. Eso si todo esto no son las fantasías de un perturbado. Lo lamento pero os he dicho todo cuanto sé. No sé qué puede pasar si está dañado, o si romper el espejo solucionaría el problema, aunque dudo que Lyons nos deje hacerlo.-

Les dijo a los demás justo antes de que una de las ventanas quedaban a aquel callejón trasero se abriera y un hombre armado con un cubo lleno de algo sin duda bastante desagradable comenzara  a increparles por el desastre que habían causado allí detrás y a amenazarles con tan terrible arma si no se marchaban de allí de inmediato. Níniel, que ya había tenido suficiente con el olor de aquel sitio y con haber acabado en el suelo una vez no dudó en instar a los demás a salir de allí, siendo la primera en subirse a aquellas cajas apiladas contra el muro y saltando al otro lado, yendo a parar a lo que parecía el patio trasero de la casa de otra de las adineradas personas de aquel barrio. Una que por alguna razón le resultaba conocida aunque le costó unos segundos caer en la cuenta de por qué, quizá porque el lugar parecía que había sido descuidado en los últimos tiempos.

-Esta es la casa de la vieja Theodora... -Anunció a los demás una vez estuvieron todos reunidos al otro lado del muro y a salvo de la letal arma de aquel furioso ciudadano, aunque no de sus insultos e increpaciones. -Era una sastra con un talento sin duda obra de los dioses. Le encargué varios vestidos durante mi último año viviendo en la ciudad. Por desgracia falleció hace un par de meses.- Les comentó alumbrando el lugar con su esfera de luz. El rastro de sangre continuaba sobre la hierba de aquel ya descuidado jardín y parecía llegar hasta la entrada exterior al sótano de aquella casa, situado junto a la pared trasera del edificio.
Subrayado uso de medicina.

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Mensaje  Bio Dom Sep 25 2016, 20:51

Todo se venía abajo a una velocidad que daba poco tiempo de reaccionar, e incluso de hacerlo surgía otra amenaza, parecía una lluvia de objetos que buscaban deliberadamente aplastarnos; me esforcé en rodar por el piso con Niniel tanto como pudiera, al punto que apenas y noté las cosas que golpeaban mis piernas y costados, al menos esperaba que los golpes fueran contra mí y no contra la elfa; en el proceso perdí de vista a Pelucho pero el tintineo de sus cosas en el cabello delataban que se encontraba cerca.

Tras rodar por el piso quedando a un par de metros del desastre que se nos había venido encima, observé a la peliblanca para asegurarme de que se encontraba bien, o tan bien como se pudiera estar después de semejante escape -Estoy bien... ¿Y tú?- Respondí para luego dejar salir un grito de dolor tocando mi costado izquierdo con el único fin de asustar a mi compañera, pues luego comenzaría a reír descaradamente ante el engaño -Los monstruos cambiantes, el hombre dijo eso- Expliqué a la elfa lo que había escuchado antes esperando que fueran solo producto de la imaginación del viejo.

Justo al hablar del viejo pude notar como el zorro lo tenía contra el piso castigándolo despiadadamente -Pelucho matará al viejo antes que hable- Advertí a Niniel señalando al peludo compañero que estaba encolerizado; agradecí la ayuda de Niniel para levantarme, tomándola mientras me ayudaba con la otra mano empujándome del piso; pensaba de nuevo fingir dolor para darle otro susto pero preferí llegar rápido con el zorro-lobo; tras asegurarme de que Niniel podría sortear los obstáculos, y con poca paciencia para esperar que recorriera todo el camino, salté sobre algunas cajas y superficies duras para llegar con el mendigo.

Basta Lobo, suficiente- Dije al llegar a la escena, agachándome despacio hasta llegar a donde se encontraba el viejo mendigo; Niniel en una astuta intervención consiguió separar a Pelucho de su víctima mientras yo, tras pasar mi lengua por mi mano derecha le acomodé el poco cabello que le quedaba -¿Se encuentra bien?- Pregunté en tono amable -¡Pues nosotros no porque casi nos matas!- Grité mientras llevaba mis manos a su cuello para apretarlo levemente -Muy bien pedazo de porquería. Me vas a decir por qué maldita razón nos has atacado- Le exigí con intimidante violencia.

El mendigo asustado comenzó a escupir todo lo que sabía, lo cual de hecho sonaba bastante perturbador -No nos protegen, claro que no- Apoyé la loca paranoia del viejo ya habiendo soltado su cuello, al parecer todo había sido una terrible confusión y no algo intencional -¿La chica era un monstruo cambiante?- Pregunté para confirmar esa última frase mirando ahora a mis compañeros ante lo grave que sonaba eso, a estas alturas si cambiaba podría ser cualquiera, aunque la cicatriz en la cara podría ser la clave para reconocerla con mayor facilidad, pues de momento solo dependíamos de que mantuviera el mismo olor y en tal caso solo Pelucho podría identificarla rápido.

No sirven, claro, y no nos protegen- Confirmé al mendigo sentándome en el piso a su lado -Ahora ve a casa, buen hombre- Le dije al mendigo que me miró con tristeza -Pero... No tengo casa- Dijo en tono lastimoso -Y haces bien, porque no sirven y no nos protegen- Le susurré levantándome alertado por los gritos de un vecino que amenazaba con bañarnos; sin decir más nada seguí a la elfa alejándonos de la retahíla de gritos e insultos que se escuchaban incluso del otro lado del muro.

Niniel parecía conocer el lugar, la casa de una tal Teodora que en mi vida había escuchado jamás; el lugar parecía muy descuidado, seguramente abandonado hace mucho, unas largas enredaderas trepaban por los muros y columnas hasta el techo; el jardín parecía un coctel de diferentes terrenos, algunos pastosos, otros lodosos y otros más áridos, a saber qué tipo de plantas tenía aquella mujer en el lugar y de las que, tras el abandono ya no quedaba ninguna.

Noté que la puerta estaba abierta, se mecía con el viento haciendo un ruido que con algo de tiempo se volvía bastante molesto -Parece que nuestra fugitiva entró a la casa- Dije señalando la puerta a donde me dirigí de prisa deteniéndome antes de entrar para inspeccionar lo que hubiera dentro con un rápido vistazo -¿Puedes oler algo?- Pregunté a Pelucho antes de adentrarme a la casa cuyos lujosos muebles se encontraban cubiertos de teleraña y polvo, siendo la misma telaraña la que nos daría una pista; algunas de ella habían sido atravesadas indicando un camino que parecía llevar a una especie de sótano; señalé el lugar a mis compañeros esperando que entendieran aunque sin querer decir nada para no alertar a la fugitiva de que íbamos hacia ella en caso de que realmente se encontrara ahí.
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Mensaje  Zatch Dom Sep 25 2016, 21:53

Si bien mantenía el enojo bajo control, los gruñidos seguían intimidando al malviviente a pocos centímetros de su rostro. Zatch se preguntó si todo aquello valía la pena y pensó que al regresar a la casa de Lyons no exigiría solamente la recompensa correspondiente, si no también que le preparase una tina con agua caliente para darse un maldito baño que le quitase toda aquella pestilencia. Molesto, no perdió de vista al mendigo ni un segundo aún cuando la elfa lo instó a alejarse amablemente. Se apartó para dejar en paz al hombre, arrodillándose a unos pasos de éste para que la mujer le inspeccionase la cabeza. Sabía que se había golpeado duramente, pero la adrenalina le había distraído lo suficiente como para no darse cuenta que estaba sangrando.

-No hace falta, yo… -Pero de poco sirvió resistirse. Las habilidosas manos de la curandera cerraron la herida en apenas un instante, y el zorro sintió un alivio enorme al saber que no tendría que ocuparse él mismo de solucionar el asunto; esperar a que cicatrizase siempre era una molestia y Zatch no era de los que acudía a alguien para ser curado.
Mientras era tratado, observó con sorpresa el accionar de Bio. ¿Para qué le habían apartado del mendigo si al final él terminaba ahorcándolo de la misma manera? Una media sonrisa le surcó el rostro al pensar que, aunque le había dado la impresión de que era un tipo blando y despreocupado, al final el vampiro mostraba tener carácter.

El vagabundo comenzó a hablar. Escuchó en silencio la sarta de incoherencias, intentando discernir entre todo el palabrerío algo que valiese la pena. Asoció la expresión “monstruos cambiantes” con los licántropos: Están aquí y cambian de forma para parecer lo que no son. Para quien no tenía buen olfato, era difícil distinguir a un humano cualquiera de un licántropo en su forma menos salvaje, con la cual podían transitar por cualquier sitio pasando desapercibidos. Sin embargo, parecía que esta vez no era el caso.
Luego de cruzar miradas con Níniel, se encogió de hombros. Así que ahora ya no buscaban a una muchacha similar a la ladrona, si no… ¿a alguien con el pelo gris y una cicatriz? Zatch pensó exactamente lo mismo que el vampiro: Mientras el olor siguiese siendo el mismo, no importaba si la presa cambiaba de aspecto mil veces.

La situación se tornó escandalosa una vez más cuando unas persianas se abrieron ruidosamente para dar lugar a un vociferante tipo ya harto del bochinche en su ventana. El zorro se puso de pie rápidamente y siguió sin titubear a sus dos compañeros, no sin antes dar un pisotón a la mano del mendigo como última venganza. Usó las cajas de escalones y cayó ágilmente del otro lado; sus diversos adornos sonaron al hacerlo. Caminó hacia la puerta donde se encontraba el pelilargo; sus patas se humedecieron con la hierba aún mojada.
Una vez más, se  concentró en respirar profundamente y encontrar, entre el olor a humedad y el polvo que le provocaba un cosquilleo en la nariz, la fragancia de su objetivo. Pasó unos segundos con los ojos cerrados hasta que dirigió una mirada hacia sus acompañantes.
-Apesta a ella… o a “eso”. Es probable que esté adentro. –Se cuidó de hablar en susurros. El anuncio fue secundado cuando vio, al igual que Bio, el rastro de las telarañas rotas. Además, si miraban con más detalle, en el suelo una seguidilla de huellas recientes evidenciadas por el polvo los guiaba hacia el mismo destino: el sótano.

Zatch se dispuso a adentrarse en el lugar. A pesar de su estado, la casa daba la impresión de haber sido un sitio espacioso y acogedor. Pensó, interesado, que si la tal Theodora no tenía nadie quien se ocupase de la morada él podría hacerlo gustoso; no debía estar mal tener un techo bajo el cual dormir. Los muebles, aunque empolvados, seguían intactos y la mayoría de las cosas permanecían en su sitio. Se prometió regresar allí cuando estuviese solo.

Se acercó a la entrada interior del sótano con sumo sigilo. Alzó una mano para señalar la puerta y, con la otra, se aprestó a agarrar la daga que descansaba en su cinturón. El olor respaldaba lo evidente: la criatura se encontraba allí dentro. Sin embargo, mientras más se acercaban al sitio el aroma no era lo único que aumentaba, también lo hacía el polvo que flotaba en el aire. Y aunque de verdad lo intentó, no pudo contener un estruendoso estornudo que reverberó por toda la estancia.
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Mensaje  Níniel Thenidiel Lun Sep 26 2016, 01:36

Níniel asintió en silencio y siguió a Bio de cerca pero guardando cierta distancia para poder reaccionar en caso de que ocurriese cualquier cosa imprevista y necesitara cura o protección, lo cual solía ser bastante habitual en él por asumir riesgos que no muchos asumirían. Como lanzarse a la boca de un basilisco en alta mar por ejemplo. Siempre había sido así entre ambos, el pelinegro delante tomando riesgo y la peliblanca detrás ayudándole y tratando de evitar que lo mataran. Era algo que sin darse cuenta había dado forma a su curiosa relación y que en ocasiones había llegado a echar de menos, como cuando se vio obligada a tomar el rol habitual del pelinegro como líder en una incursión a través del bosque persiguiendo a una peligrosa bestia por la espesura hasta su cubil. Definitivamente era el tipo de persona que siempre querías tener a tu lado cuando hay problemas...Aunque muchas de las veces los problemas los causase él mismo, todo sea dicho.

Desde la puerta entreabierta podía verse un claro rastro de telarañas rotas y pisadas que indicaban que alguién había pasado por allí recientemente y que harían fácil seguir el camino que esa persona trazó en el interior de la casa, algo que bién podría haber hecho un mendigo o cualquier otro, pero Zatch no tenía dudas, estaban sobre el rastro correcto y muy posiblemente cerca de su objetivo. Puede que solo a un par de metros por encima si el sótano era el lugar que aquella cosa había escogido como refugio aquella noche como parecía ser. Ante tal certeza Níniel miró a sus compañeros y asintió para que supieran que estaba lista y esperó su turno para avanzar por aquel pasillo, siguiendo los pasos de los demás para pisar allí donde ellos pisaran y tratar de no hacer el menor ruido. Sin duda ellos eran muchos mejores que ella en el sigilo por lo que la imitación era su mejor carta en esa situación.

Resultaba triste para la peliblanca ver aquella casa en ese estado tan deplorable conforme avanzaban. Donde quiera que mirase no podía evitar recordar el aspecto que el lugar tenía mientras su anterior propietaria seguía con vida. La primera habitación de la derecha, que tenía la puerta también entreabierta, fue en su momento un lugar de espera para las clientas y donde los maridos esperaban a que sus mujeres terminaran de probarse los vestidos y hacerles los últimos retoques. La siguiente a aquel mismo lado del pasillo, era la sala donde la anciana tomaba las medidas con pericia y sonrojaba a sus clientas con sus comentarios sobre el físico de unas y otras rememorando sus tiempos de juventud, una realmente intensa por sus historias...Todo siempre perfectamente limpio y ordenado. A Theodora se le rompería el corazón de ver su hogar y lugar de trabajo si pudiera verlo en ese estado, y a la elfa también. Al menos tenía sus vestidos a buen recaudo, un recuerdo mucho mejor conservado.

No tardaron en llegar frente a la puerta del sótano siguiendo aquellas huellas en la capa de polvo del suelo, puerta donde estas acababan abruptamente. No había por el el pasillo ninguna pisada más ni señal del paso de nadie a través de las telarañas y ningún objeto parecía haber sido tocado salvo el pomo y la superficie de algunas puertas. Estaba claro que hasta su llegada, por allí solo había pasado una persona y esta se había limitado a probar con algunas puertas hasta que finalmente encontró la del sótano por la que se decidió. Níniel aprestó su bastón y disminuyó en gran medida la intensidad de luz de su flotante orbe luminoso a la espera de que Zatch abriera la puerta, con todo su cuerpo en tensión para ser liberada ante la más mínima señal de peligro, preparada para un uso rápido de sus habilidades... y entonces...Entonces Zatch estornudó.

Aquel ruido inesperado la pilló tan concentrada y tensa que no pudo evitar dar un saltito entre asustada y sorprendida, así como mover su bastón a una posición distinta y más defensiva con la que golpeó un candelabro cercano que fue a parar al suelo de forma estruendosa. El tremendo ruido, o al menos así lo pareció a ella al romper aquel silencio sepulcral, la hizo apretar los dientes mientras se encogía con cada nuevo golpeteo del metal con el suelo de piedra hasta que por fin el candelabro quedó estático. Aunque el mal ya estaba hecho. -....Perdón...- Pidió con un hilillo de su cantarina voz a sabiendas de que, si bien había sido culpa del estornudo del hombre-bestia ella lo había empeorado más aún con su reacción.

En ese momento, tras la puerta de madera al sótano unos ruidos de movimiento apresurado comenzaron a ser fácilmente audibles. Al principio de forma baja pero con el paso de los segundos fue aumentando denotando que su origen se estaba acercando hasta allí. No tardaron en escucharse el sonido de pisadas en los escalones e inmediatamente después una voz que parecía maldecir y amenazar de manera tan rápida que apenas si podían distinguirse algunas de las palabras, entre las que se encontraban: matar, destripar, rematar y hacerse un collar con tripas.

Níniel volvió a prepararse, retrocediendo unos pasos de la puerta, y enseguida pudo ver como alguien tomaba el picaporte desde el otro lado y comenzaba a hacerlo girar. Lo hacía con tanta prisa que no parecía hacerlo del todo y pronto la puerta y el pomo comenzaron a ser golpeados con fuerza y de un modo casi desesperado al no abrirse. -Estúpida puerta, a tí también te mataré. Os mataré a todos...-Gritó una voz femenina al otro lado, tras lo cual los golpeteos y el resto de ruidos o voces cesaron haciéndose de nuevo el silencio que duró unos instantes. Entonces, cuando parecía que había desistido, el filo de una hacha atravesó la puerta de forma brusca causando que Níniel retrocediera un paso más, desapareció de la vista y volvió a aparecer a través de la madera con una facilidad pasmosa, haciendo un agujero por el que se asomó el rostro de una mujer joven de pelo rojo y bonitos ojos verdes con una cicatriz que surcaba su rostro de arriba abajo. -Os encontré-
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Mensaje  Bio Lun Sep 26 2016, 16:31

Pelucho había confirmado con su olfato que la criatura se encontraba dentro de la casa, así que sin más entramos en su búsqueda como cazadores tras una presa; además de las telerañas rotas, las huellas en el piso confirmaban toda sospecha, esa cosa estaba ahí adentro y de ser así no tendría escapatoria, vaya que había escogido un pésimo escondite, uno del que ahora no encontraría una salida en la que no tuviera que enfrentar a un trío de aguerridos y feroces... Bueno, tal vez solo el lobo era feroz, yo solo podría hablarle hasta matarla de aburrimiento y Niniel podría sanarla hasta que aborreciera su vida y deseara la muerte; pero el punto es que éramos tres contra una.

Me acerqué lentamente a una de las puertas cercanas donde se veían algunas huellas de haber sido tocadas las manijas, traté de girarla pero no abrió; por lo que pude asumir que la chica había intentado con prisa abrir alguna de las puertas y la única con la que lo había conseguido exitosamente era la del sótano en donde ahora Pelucho iba llegando con la certeza de que nuestro objetivo estaba ahí dentro; caminé hacia ellos en el más completo sigilo, como una sombra en la noche más oscura, invisible, imperceptible, nada podría escucharme llegar, a no ser por el estornudo y la cadena de eventos que le siguieron en donde un candelabro nos había hecho el favor de anunciarnos gratuitamente.

Levanté una ceja mirando acosadoramente a mis acompañantes pero no hubo tiempo de reproches, antes que pudiera hacer algún reproche un ruido dentro del sótano confirmó que no estábamos solos, había algo ahí dentro y venía directo hacia nosotros en medio de una avalancha de amenazas e insultos -Que cosa tan encantadora- Dije mientras sacaba mis dagas y me paraba cerca de Niniel buscando quedar entre ella y cualquier cosa que saliera por esa puerta; aunque esa salida tardaría más de lo que esperaba, pues en su desespero la cosa no hallaba manera de abrir la puerta y acabó finalmente golpeando en lo que parecía un ataque de frustración y poco control de la ira.

Así tras unos intentos se hizo el silencio; miré a mis compañeros intrigado pero entonces un nuevo intento de la criatura por salir comenzaría, esta vez planeaba derribar la puerta con un hacha -Oh rayos- Protesté retrocediendo un par de pasos y empujando levemente hacia atrás a la elfa solo por precaución; dos hachazos bastaron para abrir un agujero por donde asomó su rostro, otros tres le permitieron asomar la mitad del cuerpo con una mirada llena de rabia y desesperación; con la mitad de su cuerpo atorado en la puerta usó sus manos para abrir más el agujero y terminar de pasar hacia nosotros.

Esa cosa de veía muy enojada, pero enojada por impulso, por naturaleza y no por razones lógicas -Ya, cálmate, era solo un candelabro- Dije a modo de chiste, considerando el tamaño del hacha tal vez fuera el último que pudiera hacer en mi corta y frágil vida de más de cien años -Ni siquiera se ha roto- Insistí señalando el objeto en el piso al que la mujer ni siquiera prestó atención, inclinó la cabeza mientras me miraba examinando mi rostro y luego los de mis compañeros, sobre todo el de la elfa -Tal parece que te gustan las chicas, a nosotros también, tenemos eso en común, no deberíamos pelear- Dije mientras apretaba mis dagas y me preparaba para el inminente ataque, sin embargo esa cosa lanzó un golpe horizontal con su hacha que más que partirme en dos buscaba apartarme para llegar a Niniel -Genial, ahora me siento rechazado- Dije mientras iba a dar al piso después de esquivar por poco el golpe -Niniel, aléjate de esa cosa- Advertí a la elfa mientras me levantaba de prisa para tratar de detenerla.

En el proceso alcancé a tomar el candelabro del suelo y lo arrojé a la cabeza de la asesina para nuevamente llamar su atención y tratar de que se enfocara en mí o mejor en Pelucho que podríamos defendernos mejor que la elfa quien parecía ser su objetivo principal al menos por ahora; el golpe del candelabro solo la haría enojar, pues no era suficiente para causar un daño significativo, pero al menos serviría para detenerla y distraerla mientras pensábamos en algo mejor.
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Mensaje  Zatch Lun Sep 26 2016, 19:01

Zatch ni siquiera tuvo tiempo de disculparse por la metida de pata cuando un estrépito aún más fuerte terminó por arruinar toda posibilidad de contar con el factor sorpresa. Por un lado, aunque reconocía que estaba mal pensar eso, sintió alivio al saber que no era el único que había empeorado las cosas; al menos podía compartir la mitad de la culpa con su desdichada acompañante de puntiagudas orejas. Tuvo que llevarse las manos a los oídos hasta que el último golpeteo del candelabro termino de resonar, sin embargo poco duró el silencio: los sonidos provenientes del sótano comenzaron a hacerse más y más cercanos, tal como en los relatos de terror que a él tanto le gustaba leer. Cada poro de su piel se erizó y no dudó en recular. Disimuladamente, se situó cerca de una empolvada mesa y comenzó a mirar a su alrededor para buscar con desespero un arma más contundente que su pequeña daga. Pensó, por un momento, en simplemente abandonarles y huir. Sin embargo algo dentro suyo (bastante parecido al compañerismo, para su horror) le obligó a permanecer junto a los otros dos.

Cada hachazo contribuyó para instalar en el zorro un estado de nerviosismo y alerta excepcionales. Su corazón se desbocaba. Si bien en teoría eran tres contra uno, Zatch supuso que la elfa no contaba como atacante y pensó, no muy lejos de la realidad, que el hecho de preservar la vida de ésta los ponía a Bio y a él en desventaja: era mucho más fácil preocuparse por uno mismo que luchar mientras se defendía a alguien. Cuando la atemorizante mujer comenzó a destrozar la puerta cada vez más en su afán por llegar hacia ellos, tuvo que repetirse mentalmente que dejase de temblar, que así no solucionaría nada. Se aferró con una mano al respaldo de una silla cercana y estuvo a punto de atacar cuando finalmente la presa, que ahora más bien parecía tener a los “cazadores” bastante pasmados, pudo deshacerse de su prisión. Estuvo preparado para enfrentar un ataque, mas éste nunca llegó: la de la cicatriz en el rostro sólo le miró un instante antes de lanzarse hacia el pelilargo y la elfa.

Esto dio tiempo a Zatch para espabilar. Cuando el vampiro le arrojó el candelabro a la cabeza, el reflejo rechazó hábilmente el golpe con un hachazo, lanzando al destartalado candelero a un costado. No obstante, esto dio tiempo suficiente al zorro para que pudiese levantar una silla y posicionarse en la retaguardia del enemigo y así… partírsela en la espalda. Los trozos de madera volaron por doquier. Él no era precisamente fuerte, por lo cual recurrir a trucos sucios como aquel solían ser la solución ideal. La mujer cayó de bruces al suelo y Zatch se tiró sobre la espalda de ésta intentando llegar a sus manos.

-¡Cállate de una maldita vez y ayúdame a quitarle el hacha, Bio! –Bramó. La condenada se movía como un maldito Ograrck salvaje en un rodeo y sus gritos le provocaban ganas de increparle a ella también que cerrase la boca. Puso todo su esmero en inmovilizar las manos de la mujer, no obstante ésta era más fuerte que él y cada vez que se retorcía le asestaba varias patadas, codazos y cabezazos. Uno de éstos le provocó un sangrado nasal, sin embargo no pensaba desistir. Asió fuertemente las muñecas ajenas y permaneció totalmente estirado sobre la fiera- ¡El hacha, el hacha! –Insistió a los gritos mientras era zarandeado.
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Mensaje  Níniel Thenidiel Mar Sep 27 2016, 00:33

Definitivamente era el reflejo aquello que apareció delante suyo tratando de abrirse paso a hachazos a través de una puerta que por algún motivo no había sido capaz de abrir de manera normal, la rabia psicótica seguramente. Si aquella era la personalidad opuesta a la de la ladrona que se recuperaba de sus heridas en el sótano de Lyons...debía de ser una mujer tremendamente tranquila y de buen corazón...Y ellos las personas más desafortunadas por tener que enfrentar al opuesto de una de las pocas ladronas buenas de la ciudad. Una cosa estaba clara, no les tenía ningún miedo y poco o nada parecía importarle que fuesen tres y ella solo una, parecía tan segura de sí misma que incluso Níniel empezaba a creer que tenían las de perder.

No obstante la peliblanca no pudo evitar fijarse en su aspecto. La ladrona tenía el cabello oscuro, el mendigo les dijo haber visto que cambió a gris...Pero ahora era pelirroja. ¿Por qué?. ¿Y si podía cambiar porque mantener esa horrible marca en su rostro?. Había algo que no estaba funcionando bien, algo que Lyons había hecho o no había podido arreglar y que no sabía si era algo que obraba en su favor o todo lo contrario. Era lo que pasaba al tratar con artefactos mágicos sin los conocimientos adecuados, y también con mecanismos humanos, un leve cambio y todo el conjunto podía desmoronarse, o ser un peligro para todos los que estuviesen cerca.

Finalmente aquella criatura atravesó la puerta y miró a todos los allí presentes como tratando de decidir a quién convertiría en picadillo con su hacha en primer lugar. Dudoso honor que pareció querer concederle a la elfa lo que desató una réplica de Bio que quizá hubiese tenido gracia si una loca con un arma enorme y afilada no se dirigiera hacia ella, o si al menos hubiese sido capaz de detenerla antes de que llegara hasta ella, lo cual no sucedió. Debía de ser tremendamente fuerte para enviar al pelinegro al suelo de aquella manera, y aún suerte de que no lo hiriera al apartarlo con su hacha, algo de lo que parecía perfectamente capaz.

Con la muerte mirándola cara a cara Níniel necesitaba pensar con rapidez. Quizá podría imbuir su bastón para golpearla con fuerza, aunque seguramente fuera demasiado hábil con esa arma como para poder pillarla por sorpresa, algo que necesitaba debido a su carencia de habilidades de combate. Lo mejor bien podría ser usar alguna de sus habilidades defensivas y aguantar, opción que parecía poder tener éxito. Sin embargo mientras retrocedía para alejarse de la atacante y ganar algo de tiempo decidió optar por una tercera opción, y con un susurro apenas audible canalizó la magia sobre sí misma y sobre Bio para que ambos gozaran de un notable incremento de destreza con el cual, plantó cara a aquella cosa.

El reflejó lanzó un potente tajo vertical con toda la intención de partirla en dos, pero con su recién adquirida destreza sumada a la suya propia la elfa esquivó el golpe inclinando su cuerpo lateralmente, salvándose de momento. Claro que no iba a ser tan sencillo y tras el primer golpe llegó un segundo que también pudo evitar, agachándose esta vez y arrancándole un gruñido de frustración a su agresiva enemiga. Por desgracia aquello era todo lo que podía hacer la elfa en esos momentos, esquivar y evitar acabar partida en dos. También podría escapar... pero quizá con un poco de ayuda bien podrían darle la vuelta a la tortilla.

Sus oraciones fueron escuchadas y la ayuda llegó en forma de una extraña cadena de ataques combinados entre Bio y Zatch. El primero lanzó aquel candelabro que antes derribase la joven sin querer, creando una distracción que el hombre-bestia supo aprovechar para estamparle una silla en la espalda a su pelirroja adversaria y enviarla al suelo de una forma bastante sucia pero indudablemente efectiva. Tenía que recordar aquella técnica para el futuro, parecía estar casi a la altura de patear entrepiernas en la escala de eficacia, y además funcionaba con ambos géneros. Una vez la enemiga estuvo en el suelo el zorro se lanzó a por ella comenzando un duro forcejeo que por alguna razón causó que Níniel se sonrojara, aunque acudió inmediatamente para colaborar en aquella tarea y comenzó a lanzar bastonazos contras las manos del reflejo sin detenerse hasta que soltó el arma, lo que no puso fin sin embargo al forcejeo.

Pasaron un tiempo así, uno que a Níniel se le hizo eterno aunque seguramente no habrían sido más que unos segundos, hasta que de repente su enemiga pareció rendirse y cesar en sus intentonas por zafarse. La elfa estaba a punto de dar las gracias a los dioses por el éxito y a comenzar a pensar qué harían con ella ya que la habían atrapado "con vida" cuando aquella cosa levantó la mirada hacia ella y la miró fijamente a los ojos apenas un instante, tras lo cual comenzó a sonreír de manera siniestra y a reírse con una malevolencia que ponía los pelos de punta. Cerró los ojos y entonces, ante la vista de todos, el cambio comenzó.

Su pelo rojo comenzó a blanquearse y a alargarse hasta una longitud suficiente como para llegarle a la cintura, aunque desparramado por el suelo. Sus orejas a alargarse y tornarse puntiagudas. Su cuerpo creció en altura pero a la vez su musculatura perdió volumen. Sus rasgos faciales se afinaron y su tono de piel se volvió más pálido. Sus piernas se alargaron y su figura se volvió más esbelta y delicada. Por último sus ropas oscuras se convirtieron en una túnica blanca que rebelaba una buena cantidad de piel nívea ya que se encontraba mal puesta debido a su postura, al igual que la negra capa que apareció después. -Normalmente no me importaría tener a tanta gente encima.- Habló con una familiar voz cantarina teñida de lujuria y abriendo unos ojos aguamarina que refulgían con malicia. -Pero preferiría que antes os quitarais la ropa.- Añadió impostando un gemido de placer y lanzándole un beso a Bio para después deslizar su lengua por sus finos labios de manera tentadora.

Entonces volvió a sonreír y una fuerte impacto causado por una intensa magia de luz repelió a todo aquel que estuviera cerca de ella junto con una gran destello cegador que desapareció un par de segundos después. Cuando lo hizo todos pudieron ver a una segunda Níniel ante ellos, de pie y mirándolos como si le hicieran gracia. La sacerdotisa original no daba crédito a lo que veía. -¿Debo suponer que no queréis divertiros conmigo?. Una pena, hubiese sido lo mejor que os hubiese pasado en vuestras vidas.- Y dicho eso señaló primero a Zatch y a Bio con las palmas de sus manos y disparó un potente haz de luz a cada uno antes de salir corriendo de vuelta al sótano.

-¿Estáis bien?.- Preguntó la original preocupada por la suerte de sus compañeros y mirando hacia la puerta del sótano asomándose con cuidado.- Espero que ninguno esté pensando en cosas sucias-
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Mensaje  Bio Mar Sep 27 2016, 06:32

Aún estaba sorprendido por la rápida reacción de haber usado mis dagas cruzadas para bloquear el ataque del hacha, aunque la fuerza del golpe me había mandado directo al piso al menos seguía estando en una pieza; por si eso fuera poco, en el piso sentí ese ligero cosquilleo que me invadía la piel cada vez que la elfa me imbuía con su extraña magia, me hacía sentir más ligero y rápido, como si el mundo entero fuera más lento; sacudí la cabeza para salir del relajante trance en que me metía aquella magia para ver a la elfa en problemas; esperaba que el candelabro impactara pero no fue suficiente, sin embargo sirvió para que Pelucho estampara una silla en la espalda de la mujer para luego derribarla al piso echándose sobre ella de manera un tanto erótica.

Aún con lo graciosa que parecía la situación y los muchos chistes que se me ocurrían, debía ayudar al grupo a desarmar a la mujer, hasta ahora parecía una simple humana armada con un hacha, sin su arma resultaría más fácil dominarla; me acerqué y de un salto me paré sobre el hacha mientras Niniel la golpeaba repetidas veces hasta que aflojó su mano dejando ir su arma y quedando por fin vulnerable contra tres de nosotros -Es el fin del juego preciosa- Le dije en tono burlesco pero algo en su mirada me hacía creer que no se daría por vencida tan fácilmente, y lo demostraría luego con el extraño cambio que presenciamos atónitos y sorprendidos.

Lentamente su fisionomía comenzó a cambiar hasta que acabó convertida en una copia de la propia Niniel -Oh rayos, ya en muchos problemas me metía con que hubiera una- Protesté bromeando aunque tomaría un rostro más serio al ver que su actitud era muy diferente a la de la elfa, incluso ese gesto con su lengua haría que nunca volviera a mirar a mi compañera de clan de la misma manera; levanté una ceja algo impresionado por esa nueva visión de la elfa que aunque no lo admitiría en voz alta, me parecía bastante interesante, tal vez más que la real.

Fue entonces cuando un destello de energía y luz parecido a una burbuja salió de ella repeliendo a todo el que estuviera cerca; puse mis brazos al frente para tratar de resistir la embestida pero de igual modo fui enviado hacia atrás; sacudí la cabeza para reponerme; mis ojos acostumbrados a la oscuridad eran bastante sensibles a la luz, y esta mujer me lo acababa de recordar de la manera más despiadada; una vez de pie volví a ver al reflejo, ahora convertida en una copia casi exacta de Niniel pero más ardiente y seductora; apenas nos daría tiempo de hablar cuando un nuevo ataque se nos vino encima, ahora en la forma de un haz de luz que no quería siquiera intentar saber cuánto podía dañarme; exprimí al máximo mis reflejos ayudados por la destreza que me hacía sentir la aún activa magia de la elfa y salté hacia un lado hasta estrellarme de lado contra la pared viendo como la fugitiva escapaba de nuevo al sótano.

Estoy bien- Respondí a Niniel -¿Eres la verdadera?- Pregunté bromeando mientras buscaba al peludo con la vista -Vamos Pelucho, es hora del contra ataque- Moví mi cabeza a los lados preparándome para lo que vendría a continuación -Has cometido el primero de una serie de errores, cosa del espejo, encerrarte en un lugar oscuro y creer que estás a salvo de mí- Dije con cierta malicia mientras me detenía en la puerta abierta del sótano -La haré salir, ustedes atrápenla- Dije a mis compañeros esperando darles tiempo para que hicieran alguna trampa; apenas comenzando a bajar las escaleras aproveché la oscuridad del lugar para envolverme en un manto de sombras que le haría difícil ubicarme [1].

Luego de eso y una vez habiendo bajado las escaleras cerré los ojos un instante para concentrar la mayor parte de mi percepción en mis oídos [2], con ello lograría estar atento a sus movimientos y al llevar los ojos cerrados evitaría ser cegado por alguno de sus destellos -No puedes escapar- [3] Dije con una voz que saldría simultáneamente desde cada uno de los rincones de la habitación -Yo soy la oscuridad- [4] Dije ahora aplicando además de la confusión, un poco de magia para generar miedo con el objetivo de que se sintiera acorralada y entonces se vería en la necesidad de salir de ahí a toda prisa; uno y otro de sus haces de luz salieron disparados en direcciones diferentes intentando darme pero solo se dirigían a los lugares de donde salían las voces.

Siento tu miedo- Mentí para hacerle creer que realmente podría hacer tal cosa, dependía de que tuviera una mente que afectar y que mi magia hubiera causado al menos un atisbo de miedo que la llevara a la desesperación y a querer volver a la superficie en donde el resto del grupo la estaría esperando, pues quedarse abajo en tal desventaja no era algo muy inteligente de su parte.
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[1] Habilidad de nivel 4: Espíritus de la noche
[2] Habilidad de nivel 1: Morador de las tinieblas
[3] Habilidad de nivel 6: El que acecha en la oscuridad.
[4] Habilidad de nivel 3: El miedo que acecha
Lo lamento, la oscuridad me hace querer ser op xD
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Mensaje  Zatch Mar Sep 27 2016, 19:11

Se mantuvo con los ojos fuertemente cerrados hasta que sintió que su víctima dejaba de retorcerse bajo él. Una profusa exhalación salió de entre sus labios al pensar que, gracias al cielo, el reflejo por fin había aceptado su derrota. No obstante, la criatura le causó un escalofrío cuando comenzó a reír como si hubiese sido poseída por algún ente maligno. Se dio cuenta de que era demasiado pronto para cantar victoria: el cuerpo bajo él comenzó a cambiar y a estirarse hasta que alcanzó a ser incluso un par de centímetros más alto que el suyo propio, aunque también más delgado. Quedó totalmente estirado sobre su contrincante, todavía sosteniéndole las muñecas con fuerza, mas tuvo ganas de desistir cuando notó que quien tenía abajo ahora era idéntica a… ¿la elfa? Vio los hombros descubiertos debido a lo desarregladas que estaban sus prendas y de no haber estado tapado con un grueso pelaje a Zatch se le hubiese visto notablemente sonrojado, aún más tras oír las palabras de la impostora. Después de todo, aunque peludo y de aspecto simpático, él también era un hombre y tenía sus debilidades e instintos carnales.

No tuvo mucho tiempo para reparar en las provocadoras acciones de la falsa Níniel, pues antes de que pudiera defenderse fue fuertemente empujado por una energía que nunca antes había experimentado. Cayó metros más atrás, soltando un chillido de dolor al haberse sentado sobre su cola aunque no tuvo tiempo de quejarse: un haz de luz fue lanzado hacia él y levantó las manos para protegerse el rostro… sin embargo el golpe nunca llegó. El zorro, que esperaba un impacto, abandonó cautelosamente su posición defensiva y miró hacia todos lados. ¿Qué había sido eso? Se sentía extraño, pero no alcanzaba a identificar la razón.

-¡Estoy bien! –Él, que solía mantener un tono ronco y tenue, habló más fuerte de lo normal. Frunció el ceño- Un segundo… ¿Por qué oigo peor? –Comenzaba a preocuparse. Se puso de pie con una mano en la cabeza y olfateó el ambiente. Su expresión mutó de incertidumbre a consternación y caminó rápidamente hacia la peliblanca- ¡No siento olores! ¿¡Qué me ha hecho ese pedazo de mierda!? ¡La voy a…! –Pero se detuvo en seco. Para aquel momento, el vampiro se dirigió a la entrada del sótano y les instó a que esperasen allí para atrapar a la poderosa contrincante. Enfadado, se cruzó de brazos y miró a Níniel con el ceño fruncido.

-¿Soy yo, o antes de convertirse en… ti, te ha estado observando por un buen rato? -Por más que no se oía bien, intentó hablar en susurros y se alejó unos cuantos pasos de la puerta del sótano esperando ser seguido por la peliblanca. Miró alrededor en un urgido intento por elaborar un plan. ¿Qué podían hacer ellos dos contra ese monstruo cambiante? Ninguno parecía ser excepcionalmente fuerte y él mismo había demostrado ser el más violento de los tres. Sospechó que iban a tener que valerse de trucos sucios, y por suerte él conocía un par con los que no le hacía falta tener su oído y olfato en perfecto estado.
Zatch escuchó la profunda voz del vampiro que estaba haciendo todo un espectáculo en el sótano y entendió su plan: la intimidaría hasta hacerla escapar… en teoría. Se preguntó si la imitación volvería a salir sabiendo que ellos dos estaban allí arriba; era más fácil ocuparse de uno solo en un sitio estrecho como un sótano, a arriesgarse a ser atrapada por dos. Si querían que funcionase, al menos deberían jugar un poco con la psicología del oponente y dejarle saber que tenía total libertad para subir allí sin temer ser atacada, de lo contrario a la contrincante podría llegar a ocurrírsele enfrentarse a Bio.

En pocos segundos se le ocurrió algo. Dirigió una significativa mirada a la elfa antes de salir corriendo hacia el cortinado, que arrancó sin pensar en que aquello había sido alguna vez algo valioso para su dueña. Regresó corriendo junto a su acompañante y le dejó la polvorienta tela en las manos. Luego se situó cerca del sótano y comenzó a hablar en voz alta, aprovechando las pausas que hacía el vampiro entre frase y frase.
-¡Esa maldita cosa me dejó sin olfato, sin oído, sin vista! Apenas si puedo caminar, Níniel. –Guiñó un ojo a la mujer. Su tono era lastimoso, sumamente convincente gracias a años de práctica- ¡Regresemos! Sabes que ese imbécil de Bio nunca te cayó bien. Volvamos con Lyons y digámosle que murió junto al reflejo, ¡nadie lo va a extrañar, de todas maneras! –Tomó a la muchacha del brazo y la tironeó hacia la puerta, dando pisotones en el suelo para que se escuchase bien que iban saliendo. Al llegar a ésta no pasó el umbral: se detuvo para dar un fuerte portazo que resonó en la casa. Permaneció estático por unos segundos, instando con la mirada a su acompañante para que le siguiese la corriente en todo momento, hasta que retomó el movimiento. Esta vez, ayudándose de su verdadero sigilo, caminó de puntillas justo hasta un costado de la puerta del sótano, dando un buen rodeo para no tener que pasar por enfrente y, así, evitar ser visto. Esperó a que la elfa se situase a su lado antes de hacer un intercambio: le quitó las cortinas y le dio su preciada daga. Acto seguido, se acercó al oído ajeno y habló con apenas un hilito de voz. –Cuando salga yo la atrapo, si la tapo con esto no podrá mirar a nadie. Apenas lo haya hecho, tú… le cortas la garganta.
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Mensaje  Níniel Thenidiel Miér Sep 28 2016, 02:12

Níniel, que nunca había tenido que someterse a la prueba del Dirthara-ma y que solo había oído viejas historias sobre aquellos extraños y antiguos objetos, pudo entender por qué eran un examen tan complicado de pasar y por qué eran tratados con sumo cuidado en dichas narraciones. Enfrentarse a una criatura mágica con tu mismo potencial era sin duda complicado y requería tanto conocerse a una misma como un esfuerzo al límite. Pero que al mismo tiempo tuvieras que atacar a alguien idéntica a ti y en la que de algún modo te reconoces a tí misma y la que podías comprender a raíz de tu propia comprensión e incluso envidiar por ser lo que tu no eres pero querrías...Era realmente perturbador, y algo a lo que el reflejo no parecía tener que enfrentarse, lo que le daba ventaja. Era una suerte no estar sola en aquello.

-Menos mal...No sabía qué efectos podía tener ese ataque. -Dijo aliviada al recibir la respuesta de sus compañeros y asintiendo ante las palabras de Bio, que no dudó en seguir a aquella criatura adentrándose en el oscuro sótano. Claro que pedirles que la atraparan bien parecía una de esas cosas que eran fáciles de decir pero no tanto de hacer. ¿Exactamente cómo pretendía que lo hicieran?. Por si no se había dado cuenta aquella Níniel era capaz de usar la magia de luz para causar daño y no había parecido costarle mucho esfuerzo mandarlos a todos varios metros hacia atrás incluso estando en el suelo, escena sobre la que la joven elfa no quería pensar demasiado ya que de algún modo sentía que era ella la que medio desnuda había tenido a Zatch encima y la que había propuesto de forma vergonzosa algo realmente pervertido. Solo de pensarlo el rubor inundaba su rostro.

-¿Zatch?-Preguntó al ver al zorro preocupado y actuando de forma algo extraña a pesar de acabar de decirle que estaba bien. -¿Has perdido el olfato y el oído?. ¿Pero cómo?- Continuó interrogando extrañada ante aquella repentina problemática. ¿Acaso era cosa del ataque sufrido?. Quizá había causado más daños de lo que el propio Zach creía al levantarse y a pesar de haberse sentido bien...Tendría que revisarlo, quizá pudiese revertir aquella pérdida de sus sentidos aunque parecía que eso tendría que esperar.

-Fue apenas un momento.- Respondió a su pregunta acercándose a él y hablándole cerca de sus grandes orejas para no tener que alzar la voz y así poder estar atenta a lo que ocurría en el sótano, acompañando sus palabras con amplias gesticulaciones que tenían como objetivo ayudarle a comprenderla mejor ya que no sabía hasta qué punto había sido dañada su capacidad auditiva. -Me miró directamente a los ojos apenas unos segundos y de repente empezó a cambiar.- Concretó sintiendo un escalofrío por su cuerpo cuando Bio comenzó a hacer servir sus extrañas habilidades de vampiro. Y es que podía notar aquella extraña energía en cada una de las sílabas que pronunciaba, una fuerza que le ponía los pelos de punta incluso aunque esta no iba dirigida hacia ella. ¿Qué efecto tendrían en la otra Níniel?. Era un modo de preguntarse también el efecto que tendrían en ella misma, algo que nunca había probado y que quizá debería saber teniendo en cuenta que últimamente parecía haberse ganado la enemistad de más de una organización de chupasangres.

-¿Qué hacemos?. No creo que podamos enfrentarnos a ella nosotros dos solos. Al menos no sin un plan- Dijo mirando a su alrededor por si algo de lo que había por allí pudiera serles de alguna ayuda aunque sin mucho éxito. Aquella había sido la casa de una adorable y habilidosa sastra no la de un cazador o un aventurero, no había nada más que muebles normales y corrientes que de nada les servirían y como mucho algún utensilio de sastrería con el que tomarle las medidas a su enemiga y ofrecerle un vestido a medida...Claro que si a ella le gustaban tanto los vestidos muy posiblemente la otra Níniel los aborreciera con toda su alma.

Parecía que tendrían que apañárselas como pudieran con sus propios medios cuando Zatch aparentó tener una idea y tras una mirada cómplice arrancó las cortinas de una de las ventanas del pasillo y se las tendió a la peliblanca levantando una polvareda justo bajo su cara al hacerlo lo que la hizo arrugar la nariz y girar la cara para tratar de no respirar todo aquello. ¿Qué pretende hacer con estas telas sucias y polvorientas?. Se preguntó la joven elfa notando tras la desagradable sensación de suciedad y de polvo entrando por su nariz que a pesar de su estado aquellas cortinas eran de tela de gran calidad. No tardó en averiguarlo al comprender lo que el astuto zorro pretendía lograr con sus palabras. Resultaba tan convincente que de no haber añadido que a parte de sordo y sin olfato estaba ciego y lisiado, lo cual para la peliblanca resultaba evidentemente falso, incluso ella hubiese creído que realmente quería dejar allí tirado al pelinegro. hasta supo cómo avisar a Bio de su plan si es que éste estaba en situación de poder leer entre líneas.

Habiéndose dado cuenta de todo Níniel se dejó arrastrar hasta la puerta y le dedicó un leve asentimiento de cabeza a su compañero para que supiera que sabía de sus intenciones, siguiéndole acto seguido en silencio de vuelta hasta la entrada al sótano y volviendo a asentir aceptando su plan, aunque no sin mostrar cierto desagrado por la parte que la tocaba de todo aquello. Sabía que su enemiga era una cosa y no alguien, pero aún así tener que rajarse el cuello a sí misma no era plato de buen gusto. A pesar de ello tomó aquella daga entre sus manos y con una leve plegaria apenas susurrada acarició la hoja del arma para imbuirla con su poder y haciéndola brillar tenuemente por lo que la escondió entre los pliegues de su capa, preparada para actuar.
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Mientras tanto, unos metros por debajo de ellos, Bio libraba su peculiar lucha contra el reflejo partiendo con ventaja. La oscuridad era su aliada y en ella usaba sus habilidades con seguridad, aunque quizá sin tener en cuenta que la luz no teme a las tinieblas. ¿Por qué temer algo que se desvanece en tu presencia?. Pronto el pelinegro descubrió que los haces de luz que creía fallaban en su objetivo no estaban tan errados como podía parecer. Como si de una flecha clavada en las diferentes superficies se tratara, cada uno de ellos comenzó a brillar con la fuerza de una potente lámpara iluminando todo el sótano y desterrando toda la oscuridad del lugar, toda salvo la que el propio pelinegro tenía dentro de él.

-Si tu eres la oscuridad...Yo soy la luz. Dices sentir mi miedo pero no es miedo lo que percibes en mi. Es otra cosa aún más fuerte.-Dijo desabrochando su capa para dejarla caer en el suelo, acercándose al pelinegro lentamente y clavando su perversa mirada aguamarina en él mientras sonreía de medio lado.

No hizo ademán alguno de atacarle ni ningún gesto amenazante, simplemente se acercó hasta donde estaba y sin decir una palabra más buscó sus labios para besarlo de forma intensa y apasionada, pegándose a él para que notara su cuerpo ardiente por la lujuria contra el suyo y lo tomara si así lo deseaba mientras acariciaba con sus manos su pecho. -Esperaba que fueras tú el que bajase...Lo deseaba. ¿Lo notas ahora?¿Ves que no es miedo?. No tienes que detenerme ni destruirme...Déjame ser libre y seré tuya de todas las formas que puedas imaginar... y más. ¿No te gusta la idea?- Dijo melosa mirándole a los ojos y acariciando sus labios con la punta de la lengua.
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-Algo no va bien...¿Qué es toda esta luz?.- Preguntó Níniel a su compañero al percibir incluso desde allí arriba como el sótano parecía haberse iluminado. Aquello no era normal. -Esto es obra del reflejo, Bio está en peligro- Aseveró la joven peliblanca lanzándose escaleras abajo en ayuda de su amigo daga en mano y sin pararse si quiera a ver si Zatch la seguía. No pensaba permitir que aquella cosa con su aspecto le hiciera daño a Bio.


Última edición por Níniel Thenidiel el Miér Sep 28 2016, 22:59, editado 1 vez
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