Títeres [Desafío] [Evento Horrorween]
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Títeres [Desafío] [Evento Horrorween]
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Papá estaba en el sótano, trabajando con sus nuevos muñecos. Lila estaba casi tan emocionada como su padre, se quedaba sentadita, con las piernas cruzadas, delante de la puerta del sótano esperando a que papá saliese con un nuevo muñeco. Lila tenía prohibidísimo bajar al taller del sótano, se lo habían dicho ciento de veces; con todos esos cuchillos, cuerdas, troncos de madera y las telas de los disfraces del suelo, podía tropezar y tener un grave accidente; era muy peligroso. Las únicas veces que había bajado, fue en compañía de papá, le cogía de la mano o le subía a caballito para enseñarle las futuras piezas de madera que se convertirían en los muñecos de la función de títeres. Esos días eran los mejores para Lila, se imaginaba que los muñecos se movían cuando nadie les veía. Vivían y el taller era su casa. Coco, el primer y mejor títere de papá, un payaso con cara de niño, estaba casado con Coca y tenían dos hijos Coci y Cocu. Lila casi podía ver a Coco, después de un largo día de trabajo, volver con su familia y abrazarles como papá le abrazaba a ella.
No todo era felicidad, Coco tenía un jurado enemigo, el señor Pantalones de Popo; era un títere de aspecto humano que siempre tenía cara de enfadado. Papá hacía muy bien la voz del señor Pantalones de Popo, era un hombre simple, malo y tonto que apenas sabía hablar. Los nombres de las ciudades no se los sabía, decía Rolgato en lugar de Roilkat. A los niños que escuchaban las funciones de papá, les encantaba escuchar los errores del señor Pantalones de Popo, más divertido era ver después a Coco corregir con un garrote a Pantalones de Popo.
Todas esas escenas, las repetía Lila en su imaginación. Tenía la suerte de vivir en una casa que tenía un sótano que era taller y, a la vez, casa de muñecos.
El último muñeco de papá se llamaba Muñeco Neil. Lila estaba en el sótano, sobre los hombros de su padre, éste le contaba la historia de cómo había encontrado al Muñeco Neil. Dijo que lo llamó, que estaba en el suelo esperándolo con los brazos abiertos y que le dijo que le cogiera. Sin pensarlo, le cogió en brazos como si fuera un bebé que estuviera adoptando y lo llevó al taller. Le hizo una ropita nueva la ropa y le reparó algunos trozos de madera podrida (quemada).
-¿Cómo sabes que se llama Neil?-
-Te contaré un secreto:- dijo Allan Eisenman con una sonrisa –me lo susurró al oído-.
Lila río con la boca abierta en una sonrisa. Papá lo decía de broma, disfrutaba alimentando la imaginación de la niña haciéndola creer que de verdad los muñecos hablaban y se movían cuando nadie les miraba; o, mejor todavía, que solo papá podía escuchar a los muñecos hablar.
La siguiente función que papá presentó en la plaza de Lunargenta tenía como protagonista a Muñeco Neil; era una obra especial, con una historia relacionada con el Freysblót. Coco gastaba bromas para asustar al Muñeco Neil, se disfrazaba de cosas que daban mucho miedo y le pillaba de sorpresa. Al descubrir que era Coco el que estaba disfrazado, los dos amigos reían (papá sabía reír con varias voces). Apartado en un rincón del escenario, estaba el señor Pantalones de Popo llorando porque pensó que los disfraces de Coco eran reales y el Muñeco Neil había muerto. Fue muy divertido. Los niños aplaudieron, Lila lo hizo mucho más fuerte que el resto.
Al llegar a casa, la pequeña atosigó a Allan Eisenman para que le contase los secretos de su próxima función: ¿Qué pasará con Pantalones de Popo? ¿Se irá al cementerio a buscar a Muñeco Neil? Papá contestaba, riendo, con la misma frase que le decía siempre:
-Es una sorpresa, tendrás que esperar a verlo mañana- le removió el pelo pelirrojo a la niña.
Lila esperó, no dijo ningún comentario más en todo el resto del día. A la mañana siguiente, ella fue la que se vistió primero y se calzó las botas para salir fuera.
-¡Vamos papá, vas a llegar tarde!- le empujaba con las dos manitas.
Allan llevaba cargaba con una gran maleta, que servía también como escenario para los muñecos, donde guardaba las decoraciones de las escenas y a todos los muñecos a excepción de Muñeco Neil, a él lo llevaba colgado del cuello.
Una vez ayudó a papá a montar los escenarios y a desliar las cuerdas de los títeres, Lila se sentó junto a los demás niños que esperaban ver la nueva escena. Continuó por donde había predicho Lila, conocía muy bien cómo pensaba su padre. El señor Pantalones de Popo estaba arrodillado frente a un trozo de madera pintada como si fuera una tumba vacía. Lloraba. Detrás del malo, apareció Coco y el Muñeco Neil, los dos disfrazados de esqueletos. Empujaron al señor Pantalones de Popo al interior de la tumba (desapareció bajo la maleta) y se rieron de él. Los niños también rieron a carcajadas; Lila se quedó pensando por qué era tan divertido ver al señor Pantalones de Popo sufrir. Era lo que siempre pensaba, el malo hacía cosas malas a Coco, pero luego era castigo con cosas todavía peores. Esta vez, ¿qué hizo Pantalones de Popo para ser castigado? Era una buena pregunta que, de haberla desarrollado más en su infantil cabeza, quizás Lila se hubiera dado cuenta que algo no estaba bien. Sin embargo, lo dejó estar porque la escena era muy divertida.
No fue durante la noche, mientras dormía, que no volvió a pensar en los títeres. No podía dormir, tenía pesadillas sobre lo que le había pasado al señor Pantalones de Popo. Era un hombre malo, pero no había hecho nada malo. Tuvo una pesadilla, soñó que era ella quién caía a una tumba y que en ella estaba en el señor Pantalones de Popo llorando porque le habían hecho daño, como era un tono él decía dano.
Despertó, pero siguió escuchando al títere llorar. Venía del taller, del hogar de los muñecos. Lila imaginó que los títeres estarían pensando que ella todavía dormía, por eso oía golpes y voces venir de ahí. Se acercó a la puerta de madera, levantó el brazo y puso la palma de la mano sobre el picaporte. El llanto se hizo más fuerte. Escuchaba su corazón latir como si estuvieran dando fuertes golpes contra el pecho. Dolía. Lila sabía que estaba haciendo algo malo al ir al taller, que papá le castigaría; pero tenía que hacer. No podía dejar a Pantalones de Popo solo; sentía mucha lástima por él. Giró el picaporte y abrió la puerta.
Bajó los escalones del sótano uno a uno. Pantalones de Popo lloraba y Coco reía con las voces que utilizaba papá. Lila fue tonta, no pensó en coger una vela para que le hiciera luz y así ver en la oscuridad. ¿Cómo encontraría a Pantalones de Popo? La respuesta vino en seguida. Todas las lámparas del taller se encendieron a la vez, sobre cada una de ellas había un títere que se movía sin cuerdas. En el centro del sótano estaba el señor Pantalones de Popo, Lila lo reconoció por los pantalones manchados de marrón; de no ser por ese pequeño detalle, no parecía ser él. Le habían cortado las mejillas hasta dejárselas como las de un esqueleto. No era un disfraz, era real. El culpable, estaba encima de él: coco tenía un cuchillo sobre sus manos, estaba recortando la madera de Pantalones de Popo, le estaba matando.
Lila gritó con todas sus fuerzas, toda Lunargenta escucharía su grito. Nadie creería lo que había visto.
- Muñeco Neil:
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* Bienvenido maestro de los títeres: Este desafío es una alegoría a una de mis primeras misiones, hace un año de ésta: El Profanador. Si conoces la trama del 19 (link en mi firma) sabrás que el Muñeco Neil es uno de estos malditos objetos. Hasta el momento, estaba desaparecido, pero aquí lo volvemos a ver. Te aconsejo leer la misión marcada y la trama del 19 para entender qué está pasando.
Vayamos al grano: Estás en Lunargenta, por mi parte no seré estricta con tu cronología pero puedes explicar cómo has llegado hasta aquí si lo deseas. Es de noche y escuchas el grito de una niña venir de una de las casas. Deberás colarte dentro del hogar y ver qué le ha pasado a la niña. Describe, siendo lo más original que puedes, los muñecos del taller y las diferentes escenas que éstos pueden estar representando.
Para más información acerca de la misión, pinchar [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo].
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Re: Títeres [Desafío] [Evento Horrorween]
La noche de Lunargenta resultó ser mucho más tranquila de lo que había imaginado, probablemente el que estuviera saliendo de una pandemia tenía algo que ver con eso, menos población significaba menos bullicio. Me detuve de pronto cuando vi a un pequeño gatito junto a mi pie, creía que la mayoría de los animales habían desaparecido, pero allí estaba ese pequeñín. Me agache y toque su cabeza, era muy bonito, incluso aunque uno de sus ojos se había salido, su vida como felino había terminado, pero sin embargo podía ver como la existencia de miles de gusanos de mosca comenzaban a pulular en su interior. ¡Los orgánicos eran asombrosos!
Continué mi camino, sabía que lo esperable era que buscara un sitio donde dormir, había visto como los humanos iban a las “tabernas” y pedían habitaciones. Pero yo no tenía dinero de ningún tipo, y ya había averiguado lo que pasaba cuando intentabas que te dieran algún servicio sin pagar por él. Evaluaba mis posibilidades cuando escuché el grito de una niña presumiblemente humana, mi procesador fue más lento que mi cuerpo el cual ya se estaba moviendo hacia la residencia cuando aún estaba decidiendo si era buena idea ingresar.
Les debía lealtad a los humanos, pero lo cierto era que no me habían pedido ayuda de modo directo, y que sabía que no estaba permitido entrar a una residencia privada… Tal vez lo que sentía era curiosidad, “Deseo de conocer lo que no se sabe”, o tal vez fuera por una cuestión moral “Que no pertenece al orden jurídico,sino a la conciencia o el respeto humano”, pero sea como fuere, ya estaba buscando una entrada mientras procesaba este nuevo sentimiento.
La puerta principal estaba cerrada, como era de esperarse, pero con las herramientas en mis dedos no era difícil destrabarla sin romperla, luego la volvería a poner en su sitio. Entré a la casa y camine por un pasillo, a un lado había una sala, una escalera al segundo piso donde seguramente estarían las habitaciones, iba a subir cuando noté que la puerta del sótano estaba abierta. Luego del primer grito no había vuelto a escuchar a la niña, por el contrario, el silencio dentro de la casa era absoluto.
Parecía razonable comenzar a buscar en el sótano, me acerqué y baje las escaleras, ahora que estaba más cerca podía escuchar pequeños sonidos, ruidos que al principio eran imperceptibles, pero a medida que se repetían comenzaban a ser sospechosos: Algo rasguñando, una risita, el roce de una tela, un objeto que se cae solo…
Registré con mis escáner pero no parecía haber seres vivos allí, siquiera una rata que justificara los sonidos. Estaba en el taller de un titiritero, una gruesa capa de polvo, producto de lijar la madera, cubría los muebles. Muñecos de todo tipo colgaban de las paredes y el techo, otros estaban sentados en repisas o sobre la mesa. No entendía mucho de esta práctica, tenía entendido que la mayoría de las marionetas debían tener alguna similitud con la silueta humana, o exagerando cierto rasgo para que resulte chistoso, no sé porque a los orgánicos les podría parecer gracioso ver muñecos como estos.
Algunos de ellos no tenían ojos, otros parecían tener arrancada lo que sería como “la piel” y tenían tallado en el rostro los músculos de abajo, con macabras sonrisas de afilados dientes, miradas vacías, cabezas rotas, brazos dislocados… Nada de eso parecía muy divertido, pero yo no era buena captando el sentido del humor de los orgánicos. Lo que sí me resulto curioso es que se estaban moviendo solos ¡Vaya!
Parecían estar en algún tipo de frenesí festivo. Un muñeco con forma de jorobado apuñalaba repetidas veces en el rosto a una marioneta que representaba a una mujer, apoyó el arma en el costado de la cuenca ocular y haciendo palanca arranco el ojo el cual rodó hasta chocar contra mi pie. Me disponía a tomarlo cuando una de las marionetas cayó frente a mi agarrado por una soga en el cuello, tuvo algunos espasmos y luego se quedó quieto como si hubiese perdido la vida, quedando colgado inerte.
Una muñeca salió de debajo de una de las mesas, pero sus brazos y piernas estaban doblados hacia atrás, por lo que su andar en cuatro patas resultaba algo forzado, y me hacía acordar al de un arácnido. Se acercó hasta el ojo que estaba junto a mi pie y se lo comió, levantó la vista y me sonreía mientras el vidrio crujía dentro de su boca. Le sonreí también ya que a pesar de no entender lo que estaba pasando me pareció de mala educación no corresponder al gesto. Salió corriendo con velocidad y trepo por la pared hasta la ventana donde se quedó observándome con un semblante amenazador.
Este tipo de escenas se repetían por todo el taller, los títeres se estrangulaban, se apuñalaban, se abrían sus propios estómagos y sacaban del interior aserrín y larvas de termitas que arrojaban al piso entre carcajadas. En el centro de todo este alboroto se encontraba un títere que parecía estar mucho más calmado, tenía un cuchillo en su mano y estaba sobre otro muñeco al cual había desfigurado, pero ahora mismo solo me estaba observando.
Escuché un quejido, me giré para ver de qué se trataba y era la niña, estaba hecha una bolita bajo la escalera, agarrando sus piernas y temblando de miedo.
-Tranquila, joven humana, no te haré daño – Pensaba que quizás se había asustado al ver a una extraña entrando en su casa - ¿Dónde están tus padres? ¿Quieres que los busquemos?
Continué mi camino, sabía que lo esperable era que buscara un sitio donde dormir, había visto como los humanos iban a las “tabernas” y pedían habitaciones. Pero yo no tenía dinero de ningún tipo, y ya había averiguado lo que pasaba cuando intentabas que te dieran algún servicio sin pagar por él. Evaluaba mis posibilidades cuando escuché el grito de una niña presumiblemente humana, mi procesador fue más lento que mi cuerpo el cual ya se estaba moviendo hacia la residencia cuando aún estaba decidiendo si era buena idea ingresar.
Les debía lealtad a los humanos, pero lo cierto era que no me habían pedido ayuda de modo directo, y que sabía que no estaba permitido entrar a una residencia privada… Tal vez lo que sentía era curiosidad, “Deseo de conocer lo que no se sabe”, o tal vez fuera por una cuestión moral “Que no pertenece al orden jurídico,sino a la conciencia o el respeto humano”, pero sea como fuere, ya estaba buscando una entrada mientras procesaba este nuevo sentimiento.
La puerta principal estaba cerrada, como era de esperarse, pero con las herramientas en mis dedos no era difícil destrabarla sin romperla, luego la volvería a poner en su sitio. Entré a la casa y camine por un pasillo, a un lado había una sala, una escalera al segundo piso donde seguramente estarían las habitaciones, iba a subir cuando noté que la puerta del sótano estaba abierta. Luego del primer grito no había vuelto a escuchar a la niña, por el contrario, el silencio dentro de la casa era absoluto.
Parecía razonable comenzar a buscar en el sótano, me acerqué y baje las escaleras, ahora que estaba más cerca podía escuchar pequeños sonidos, ruidos que al principio eran imperceptibles, pero a medida que se repetían comenzaban a ser sospechosos: Algo rasguñando, una risita, el roce de una tela, un objeto que se cae solo…
Registré con mis escáner pero no parecía haber seres vivos allí, siquiera una rata que justificara los sonidos. Estaba en el taller de un titiritero, una gruesa capa de polvo, producto de lijar la madera, cubría los muebles. Muñecos de todo tipo colgaban de las paredes y el techo, otros estaban sentados en repisas o sobre la mesa. No entendía mucho de esta práctica, tenía entendido que la mayoría de las marionetas debían tener alguna similitud con la silueta humana, o exagerando cierto rasgo para que resulte chistoso, no sé porque a los orgánicos les podría parecer gracioso ver muñecos como estos.
Algunos de ellos no tenían ojos, otros parecían tener arrancada lo que sería como “la piel” y tenían tallado en el rostro los músculos de abajo, con macabras sonrisas de afilados dientes, miradas vacías, cabezas rotas, brazos dislocados… Nada de eso parecía muy divertido, pero yo no era buena captando el sentido del humor de los orgánicos. Lo que sí me resulto curioso es que se estaban moviendo solos ¡Vaya!
Parecían estar en algún tipo de frenesí festivo. Un muñeco con forma de jorobado apuñalaba repetidas veces en el rosto a una marioneta que representaba a una mujer, apoyó el arma en el costado de la cuenca ocular y haciendo palanca arranco el ojo el cual rodó hasta chocar contra mi pie. Me disponía a tomarlo cuando una de las marionetas cayó frente a mi agarrado por una soga en el cuello, tuvo algunos espasmos y luego se quedó quieto como si hubiese perdido la vida, quedando colgado inerte.
Una muñeca salió de debajo de una de las mesas, pero sus brazos y piernas estaban doblados hacia atrás, por lo que su andar en cuatro patas resultaba algo forzado, y me hacía acordar al de un arácnido. Se acercó hasta el ojo que estaba junto a mi pie y se lo comió, levantó la vista y me sonreía mientras el vidrio crujía dentro de su boca. Le sonreí también ya que a pesar de no entender lo que estaba pasando me pareció de mala educación no corresponder al gesto. Salió corriendo con velocidad y trepo por la pared hasta la ventana donde se quedó observándome con un semblante amenazador.
Este tipo de escenas se repetían por todo el taller, los títeres se estrangulaban, se apuñalaban, se abrían sus propios estómagos y sacaban del interior aserrín y larvas de termitas que arrojaban al piso entre carcajadas. En el centro de todo este alboroto se encontraba un títere que parecía estar mucho más calmado, tenía un cuchillo en su mano y estaba sobre otro muñeco al cual había desfigurado, pero ahora mismo solo me estaba observando.
Escuché un quejido, me giré para ver de qué se trataba y era la niña, estaba hecha una bolita bajo la escalera, agarrando sus piernas y temblando de miedo.
-Tranquila, joven humana, no te haré daño – Pensaba que quizás se había asustado al ver a una extraña entrando en su casa - ¿Dónde están tus padres? ¿Quieres que los busquemos?
Zöe
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Re: Títeres [Desafío] [Evento Horrorween]
Ella no le causaba una simpatía mayor de lo que le causaban los muñecos de papá, la mujer tenía la misma cara inexpresiva que éstos. Lila dio unos pasos hacia atrás hasta tropezar, de espaldas, contra un taburete. La niña cayó, de culo, al suelo. Quiso llorar, de pánico y de dolor por la caída; si no lo hizo fue porque en este momento, más que nunca, tenía que ser valiente. Se levantó dando un salto, se limpió el camisón de pijama de polvo y pegó el grito más fuerte de toda su vida mirando de cara a la mujer.
-¡HAZ QUE PAREN Y VETE!-
No sabía quién era ella, pero por el simple hecho de tener cara de muñeco y ser mucho más grandes que ellos, le echó las culpas de todo.
El llanto de la niña obtuvo su forma y, pronto, empezó a llorar sin dejar de gritar. Se esforzaba que su voz sonase lo más fuerte posible, como si con ella pudiera hacer caño a la extraña. A estas alturas, se imaginaba Lila, papá ya se habría despertado al escuchar los gritos y estaría bajando las escaleras del piso superior. No tardarían en llegar al sótano y, cuando lo hiciera, se llevaría a la mujer de cara rara y los muñecos dejarían de apuñalarse. ¡Sí! Eso pasará. Lila se autoconvencía de que su papá podía arreglarlo todo; con la madera y la cola suficiente podría reparar a los muñecos. Coco había sacado (tallado) un ojo a Pantalones de Popo, pero papá lo arreglaría. Haría otro ojo igual y se lo pegaría con cola. Repararía a todos los muñecos y todo.
-¡QUIERO QUE TODO VUELVA COMO ANTES, VETE! ¡ES CULPA TUYA!-
No pudo sostener sus piernas por más tiempo, Lila cayó de rodillas y se tapó los ojitos con las manos para ocultar que estaba llorando. Dejó de gritar, le dolía mucho la garganta. Creía haber perdido. Pero, pronto llegaría papá y le sacaría del sótano. Le rescataría y las cosas volverían a ser como antes.
-Quiero a mi papá- dijo llorando.
La mano de Muñeco Neil tocó el brazo de Lila consolándola como lo haría su padre. Allan Eisenman no estaba muy lejos, justo detrás del muñeco, era quien lo dirigía. Papá hizo que el muñeco girase la cabeza y mirase en dirección a la niña. La sonrisa neutral del muñeco, inmediatamente, hizo que Lila dejase de llorar; quedó demasiado asustada como para poder hacerlo.
Los muñecos, los que hacían de asesinos y los que hacían de víctimas, se movieron sin hilos y rodearon a la mujer desconocida. Dos de ellos, desde el techo, saltaron a al cuello de la mujer cogiéndola del cuello con sus pequeñas manos para ahogarla.
-No tengas miedo, yo cuidaré de ti- dijo Einsenman con la voz de Muñeco Neil.
Lila sintió una pequeña mano de madera y tela acariciándola el mentón y dirigiendo su cabeza a los ojos de Muñeco Neil.
-Buena chica, compórtate mientras nos encargamos de nuestra invitada. No hagas ninguna travesura o te pasará lo mismo que a Pantalones de Popo. –Einsenman movió la mano libre del muñeco a su nariz como si se la estuviera tapando – Ya te pareces suficiente a ese tonto-.
* Zöe: ¡Qué suerte! Tú ya estás acostumbrada a tratar con tramas del 19, eso me ahorra muchas explicaciones. Iré al grano: El Muñeco Neil está controlando a Einsenman, la niña esta aterrada, los pequeños muñecos te están atacando y tu personaje está en medio de todo. En el siguiente turno puedes elegir entre: Salir por patas y olvidarte de la familia o ayudar a Lila a que todo vuelva a ser como antes, para ello deberás intentar quitar a Allan Einsenman el muñeco que sostiene. Si eliges la segunda opción, debes lanzar la Voluntad de los Dioses: runa de buena suerte, consigues quitarle el muñeco, runa mala no lo consigues, runa media… sorpresa.
Como se suele decir, no dejes títere con cabeza
-¡HAZ QUE PAREN Y VETE!-
No sabía quién era ella, pero por el simple hecho de tener cara de muñeco y ser mucho más grandes que ellos, le echó las culpas de todo.
El llanto de la niña obtuvo su forma y, pronto, empezó a llorar sin dejar de gritar. Se esforzaba que su voz sonase lo más fuerte posible, como si con ella pudiera hacer caño a la extraña. A estas alturas, se imaginaba Lila, papá ya se habría despertado al escuchar los gritos y estaría bajando las escaleras del piso superior. No tardarían en llegar al sótano y, cuando lo hiciera, se llevaría a la mujer de cara rara y los muñecos dejarían de apuñalarse. ¡Sí! Eso pasará. Lila se autoconvencía de que su papá podía arreglarlo todo; con la madera y la cola suficiente podría reparar a los muñecos. Coco había sacado (tallado) un ojo a Pantalones de Popo, pero papá lo arreglaría. Haría otro ojo igual y se lo pegaría con cola. Repararía a todos los muñecos y todo.
-¡QUIERO QUE TODO VUELVA COMO ANTES, VETE! ¡ES CULPA TUYA!-
No pudo sostener sus piernas por más tiempo, Lila cayó de rodillas y se tapó los ojitos con las manos para ocultar que estaba llorando. Dejó de gritar, le dolía mucho la garganta. Creía haber perdido. Pero, pronto llegaría papá y le sacaría del sótano. Le rescataría y las cosas volverían a ser como antes.
-Quiero a mi papá- dijo llorando.
La mano de Muñeco Neil tocó el brazo de Lila consolándola como lo haría su padre. Allan Eisenman no estaba muy lejos, justo detrás del muñeco, era quien lo dirigía. Papá hizo que el muñeco girase la cabeza y mirase en dirección a la niña. La sonrisa neutral del muñeco, inmediatamente, hizo que Lila dejase de llorar; quedó demasiado asustada como para poder hacerlo.
Los muñecos, los que hacían de asesinos y los que hacían de víctimas, se movieron sin hilos y rodearon a la mujer desconocida. Dos de ellos, desde el techo, saltaron a al cuello de la mujer cogiéndola del cuello con sus pequeñas manos para ahogarla.
-No tengas miedo, yo cuidaré de ti- dijo Einsenman con la voz de Muñeco Neil.
Lila sintió una pequeña mano de madera y tela acariciándola el mentón y dirigiendo su cabeza a los ojos de Muñeco Neil.
-Buena chica, compórtate mientras nos encargamos de nuestra invitada. No hagas ninguna travesura o te pasará lo mismo que a Pantalones de Popo. –Einsenman movió la mano libre del muñeco a su nariz como si se la estuviera tapando – Ya te pareces suficiente a ese tonto-.
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* Zöe: ¡Qué suerte! Tú ya estás acostumbrada a tratar con tramas del 19, eso me ahorra muchas explicaciones. Iré al grano: El Muñeco Neil está controlando a Einsenman, la niña esta aterrada, los pequeños muñecos te están atacando y tu personaje está en medio de todo. En el siguiente turno puedes elegir entre: Salir por patas y olvidarte de la familia o ayudar a Lila a que todo vuelva a ser como antes, para ello deberás intentar quitar a Allan Einsenman el muñeco que sostiene. Si eliges la segunda opción, debes lanzar la Voluntad de los Dioses: runa de buena suerte, consigues quitarle el muñeco, runa mala no lo consigues, runa media… sorpresa.
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Re: Títeres [Desafío] [Evento Horrorween]
Como me lo imaginaba, la niña estaba aterrada al verme, cuando tuve mis primeros encuentros con los orgánicos esa actitud me llamaba la atención, pero ahora ya estaba bastante acostumbrada. Entendía que temieran a algo que no terminaban de comprender, y mucho más siendo una humana tan pequeña e indefensa, su terror hacia una situación extraña era razonable y un excelente demostración de que su instinto de supervivencia funcionaba bien.
-No tienes de qué preocuparte, no tengo intenciones de dañarte, Joven Humana – Le dije intentando apaciguarla, pero no había forma, su pulso estaba acelerado, lloraba y temblaba, probablemente siquiera estaba pensando de forma racional. Me hubiese ido en ese momento de no ser porque la pequeña me grito una orden directa – Eso si puedo entenderlo.
No podía comprender cómo se sentía la chica, ni cómo era posible que esos títeres se movieran sin hilos, pero si podía entender un pedido directo “Haz que paren y vete”. Dos de las marionetas cayeron sobre mis hombros e hicieron un intento por ahorcarme, aunque con sus pequeñas manos carentes de músculos resultaba bastante difícil. Los agarre por la cabeza, uno con cada mano, y los estrelle entre sí varias veces hasta que dejaron de moverse, luego los arroje a un lado.
-Disculpe la intromisión, Señor Padre de la Niña – Dije al notar su presencia, no parecía tener intenciones de ayudar a controlar los muñecos, incluso aunque su hija estaba evidentemente afectada por la situación, eso era extraño - Haré esto y luego saldré de su casa, lo prometo.
Cumplir con el pedido no sería sencillo, habían muchos títeres en ese cuarto, y al parecer incluso los que hasta hace unos segundos estaban siendo masacrados ahora se levantaban y me rodeaban preparados para atacarme. Varios más se agarraron a mis piernas, hice que la punta de mis dedos tomaran la forma de destornilladores, una de las tantas herramientas que usaba para trabajar, y atravesé con dedos diferentes sus cuerpos.
-Esto no funcionara – Dije mientras los miraba, continuaban moviéndose aún cuando los había apuñalado de lado a lado, tenía sentido, eran muñecos, no había órganos internos para lastimar. Pero la joven humana había sido bien clara en su pedido, quería que se detuvieran y que me fuera, que todo volviera a hacer como antes. Mientras pensaba en cómo hacerlo las marionetas no dejaban de subirse a mi cuerpo, otros apuñalaban mis pantorrillas o mis pies.
Habían bastantes herramientas en ese lugar, utensilios que al padre de la niña debía utilizar para darle forma a los muñecos. De manera muy eficiente fui agarrando cada una de ellas y clave con fuerza a los títeres a las paredes, piso, estantes y muebles, si era una herramienta particularmente larga traspasaba a varios títeres a la vez.
Ya solo quedaba el muñeco que llevaba el padre de la niña, tal vez tenía algún tipo de valor para él. Pero, si quería cumplir con la orden, el “todo” incluía a ese último. Hice salir una aguja de mi dedo índice y apunte hacia el centro de la cabeza del títere, pensando en acabar con mi tarea de forma rápida y eficiente.
-No tienes de qué preocuparte, no tengo intenciones de dañarte, Joven Humana – Le dije intentando apaciguarla, pero no había forma, su pulso estaba acelerado, lloraba y temblaba, probablemente siquiera estaba pensando de forma racional. Me hubiese ido en ese momento de no ser porque la pequeña me grito una orden directa – Eso si puedo entenderlo.
No podía comprender cómo se sentía la chica, ni cómo era posible que esos títeres se movieran sin hilos, pero si podía entender un pedido directo “Haz que paren y vete”. Dos de las marionetas cayeron sobre mis hombros e hicieron un intento por ahorcarme, aunque con sus pequeñas manos carentes de músculos resultaba bastante difícil. Los agarre por la cabeza, uno con cada mano, y los estrelle entre sí varias veces hasta que dejaron de moverse, luego los arroje a un lado.
-Disculpe la intromisión, Señor Padre de la Niña – Dije al notar su presencia, no parecía tener intenciones de ayudar a controlar los muñecos, incluso aunque su hija estaba evidentemente afectada por la situación, eso era extraño - Haré esto y luego saldré de su casa, lo prometo.
Cumplir con el pedido no sería sencillo, habían muchos títeres en ese cuarto, y al parecer incluso los que hasta hace unos segundos estaban siendo masacrados ahora se levantaban y me rodeaban preparados para atacarme. Varios más se agarraron a mis piernas, hice que la punta de mis dedos tomaran la forma de destornilladores, una de las tantas herramientas que usaba para trabajar, y atravesé con dedos diferentes sus cuerpos.
-Esto no funcionara – Dije mientras los miraba, continuaban moviéndose aún cuando los había apuñalado de lado a lado, tenía sentido, eran muñecos, no había órganos internos para lastimar. Pero la joven humana había sido bien clara en su pedido, quería que se detuvieran y que me fuera, que todo volviera a hacer como antes. Mientras pensaba en cómo hacerlo las marionetas no dejaban de subirse a mi cuerpo, otros apuñalaban mis pantorrillas o mis pies.
Habían bastantes herramientas en ese lugar, utensilios que al padre de la niña debía utilizar para darle forma a los muñecos. De manera muy eficiente fui agarrando cada una de ellas y clave con fuerza a los títeres a las paredes, piso, estantes y muebles, si era una herramienta particularmente larga traspasaba a varios títeres a la vez.
Ya solo quedaba el muñeco que llevaba el padre de la niña, tal vez tenía algún tipo de valor para él. Pero, si quería cumplir con la orden, el “todo” incluía a ese último. Hice salir una aguja de mi dedo índice y apunte hacia el centro de la cabeza del títere, pensando en acabar con mi tarea de forma rápida y eficiente.
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Re: Títeres [Desafío] [Evento Horrorween]
El miembro 'Zöe' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: Títeres [Desafío] [Evento Horrorween]
Allan Eisenman estuvo consciente el tiempo suficiente para ver el vivaz cuerpo de Coco perecer en el suelo. Lo que antes, creía que gracias a él, había estado vivo; volvía a estar tan muerto como una piedra o un trapo. Coco no era el único, todas sus creaciones, su familia y su vida, perecía a sus pies sin que pudiera hacer nada por remediarlo. Luego de ver la cabeza de Coco rodar por el suelo, Allan se desmayó por la tristeza y el horror.
No supo calcular cuánto tiempo había pasado dormido. Quizás unos pocos minutos o quizás grandes horas. Lila estaba arrodillada a su lado, le sostenía la cabeza con la misma delicadeza que Eisenman sostenía la de sus muñecos cuando les daba forma. La pequeña estaba llorando, tenía la cara sucia de lágrimas y mocos. La pregunta era obvia: ¿Qué había pasado? Todo el sótano estaba recubierto de trozos de madera, algodón y tela. Las piezas de sus muñecos estaban esparcidas por el suelo, un escenario digno de las leyendas sobre vampiros y hombres lobo.
-¿Papá?- dijo Lila a media voz - Está despierto. Mira, chica de cara rara, ¡papá está despierto! -
Lila llamó con la mano a una mujer que Allan no recordaba haber visto antes. Estaba en su sótano, encima de los trozos de los muñecos; debería conocerla o al menos acordarse vagamente de ella. Nada, por mucho que se esforzaba en pensar, no sabía ni quién era ni qué hacía allí. En última instancia, pensó que sería una doctora que Lila hubiera llamado para atenderle.
-Estamos muy preocupadas, pensamos que te había ocurrido algo malo-.
Allan Eisenman se reincorporó muy lentamente. Primero se puso de rodillas y, unos minutos más tarde, se levantó no sin esfuerzo del suelo.
-Estoy bien- revolvió el pelo de su hija. Pensó que todavía era muy pronto para hacer la obvia pregunta (¿qué ha pasado?), por lo que decidió pronunciar otra no tan importante - ¿Quién es tú nueva amiga? Veo que le gustan los muñecos tanto como a mí-.
Señaló el muñeco que la desconocida sujetaba en brazos como si fuera un bebé. Al igual que pasaba con ella, tenía una vaga sensación de que debería saber quién era ese muñeco.
* Zöe: En algún momento, mientras el señor Eisenman permanecía inconsciente, cogiste el Muñeco Niel como si fuera tuyo. ¿Te sorprende? Si conoces la trama del 19, no debería.
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Maldición y recompensa del 19:El Muñeco Neil
No supo calcular cuánto tiempo había pasado dormido. Quizás unos pocos minutos o quizás grandes horas. Lila estaba arrodillada a su lado, le sostenía la cabeza con la misma delicadeza que Eisenman sostenía la de sus muñecos cuando les daba forma. La pequeña estaba llorando, tenía la cara sucia de lágrimas y mocos. La pregunta era obvia: ¿Qué había pasado? Todo el sótano estaba recubierto de trozos de madera, algodón y tela. Las piezas de sus muñecos estaban esparcidas por el suelo, un escenario digno de las leyendas sobre vampiros y hombres lobo.
-¿Papá?- dijo Lila a media voz - Está despierto. Mira, chica de cara rara, ¡papá está despierto! -
Lila llamó con la mano a una mujer que Allan no recordaba haber visto antes. Estaba en su sótano, encima de los trozos de los muñecos; debería conocerla o al menos acordarse vagamente de ella. Nada, por mucho que se esforzaba en pensar, no sabía ni quién era ni qué hacía allí. En última instancia, pensó que sería una doctora que Lila hubiera llamado para atenderle.
-Estamos muy preocupadas, pensamos que te había ocurrido algo malo-.
Allan Eisenman se reincorporó muy lentamente. Primero se puso de rodillas y, unos minutos más tarde, se levantó no sin esfuerzo del suelo.
-Estoy bien- revolvió el pelo de su hija. Pensó que todavía era muy pronto para hacer la obvia pregunta (¿qué ha pasado?), por lo que decidió pronunciar otra no tan importante - ¿Quién es tú nueva amiga? Veo que le gustan los muñecos tanto como a mí-.
Señaló el muñeco que la desconocida sujetaba en brazos como si fuera un bebé. Al igual que pasaba con ella, tenía una vaga sensación de que debería saber quién era ese muñeco.
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* Zöe: En algún momento, mientras el señor Eisenman permanecía inconsciente, cogiste el Muñeco Niel como si fuera tuyo. ¿Te sorprende? Si conoces la trama del 19, no debería.
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Maldición y recompensa del 19:El Muñeco Neil
- Muñeco Neil:
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Los objetos del 19 están inspirados en el anillo de poder del Señor de los Anillos. Tienen un gran beneficio mágico, pero son capaces de obsesionar a quien lo lleva hasta el punto de volverle loco. En CB son muy conocidas las historias acerca de la placa de metal de Adie o el cuerno de Nuddih (que se lo llevó Zatch). En este desafío te llevas el Muñeco Neil. El poder mágico ya lo has visto: es capaz de animar muñecos para crear diferentes escenas; una vez se termine la obra que representan, los muñecos volverían a estar tan inanimados como siempre. La maldición es un poco más peliaguda. Contra más tiempo pases con el Muñeco Neil, los muñecos tendrán la misma importancia que las personas, hasta el punto de considerarlos tu familia, y las personas los veras como simples muñecos de trapo. Esta maldición va en ascenso, avanza a un ritmo lento. Para no estropear lo que tengas pensado en tu historia, en los primeros temas que abras con el Muñeco Neil apenas notarás que estás maldita. Unos cuantos después, sentirás el amor hacia los muñecos. Después de muchos temas, estarás terriblemente poseída por la maldición. No doy un número concreto de temas, lo dejo a tu interpretación.
Otro punto a tener en cuenta es que, al tener un objeto perteneciente al 19, tendrás la necesidad de hacerte con el resto de ellos. Ejemplo, si te encuentras con Shappy querrás robarle el libro, si te encuentras con Zatch querrás robarle el cuerno de Nuddih…
Los secuaces del Hombre Muerto podrán aparecer en tus temas (en intervenciones mías que haga sin avisar) e intentar arrebatarte el Muñeco Niel.
El todavía desconocido Ian Egdecomb, “El Hado Novato”, el hombre que escribió la carta lamentándose de haber creado los objetos del 19 (la puedas leer haciendo click en la imagen de mi firma), también ira en tu búsqueda.
¡FELICIDADES! Ya soy dos los users que tenéis un objeto maldito del 19 en vuestras manos. Pronto, todo el foro (al menos 19 personas), tendrán uno de estos objetos en sus manos con maldiciones y poderes similares a los tuyos.
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