Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
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Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
Carretera hacia Ulmer - Arboleda Central
12:00 a.m.
¿Quién desde niño no quiso alguna vez poder volar libre como un águila? ¿O poder bucear como un delfín? ¿O, simplemente, ser tan grande y majestuoso como un elefante? Todos soñamos con, algún día, aunque sólo fuese por unos instantes.
Aerandir es un lugar increíblemente mágico. Un lugar en el que peligrosos nigromantes revivían a los fallecidos, en el que los brujos controlaban los elementos a su antojo, en el que los elfos curaban a la gente con plegarias y los dragones escupían fuego. Pero ni siquiera la magia más poderosa podía, sin embargo, hacer algo tan simple como convertir a alguien en un animal, o eso se creía, hasta el momento.
Chimar, Rauko y otros muchos, se encontraban en aquellos días en sus quehaceres cotidianos, dos jóvenes cualesquiera en su día mundano. No eran conscientes de la aventura que iban a tener por delante, y no por su culpa precisamente. Alguien, aquel día, sin ningún motivo aparente. Les golpea la cabeza y los deja inconscientes.
Ambos despiertan un tiempo después, en la misma diligencia tirada por caballos, junto con una joven, una chica elfa en edad adolescente. La puerta del vehículo está cerrada y únicamente hay una pequeña ventana con barrotes en la parte trasera de la misma que permite ver el exterior. Hay más carruajes en lo que parece una especie de convoy, así como varios hombres que avanzan a caballo a modo de escolta del mismo. Avanzan de día a través de una densa espesura boscosa.
-¿Qué cojones miras, niño? – se escucha gritar un tipo a caballo con aspecto cuestionable a un niño en una diligencia contigua a la que se encontraban. – Mira hacia delante si no quieres que te cruce la cara.
-S… señor, ¿a dónde nos lleva? – dijo el chico. – Quiero volver a casa… - sollozó, entre lágrimas aquel niño bien vestido que no tendría más de 10 años.
-Esta es tu nueva casa, chico. – indicó entre risas, dejando claro cuál sería el nuevo destino de los jóvenes.
La elfa que acompañaba en el carruaje a Chimar y Rauko, volvió apenada a sentarse en uno de los bancos del mismo. Mirando hacia el suelo, claramente triste. – Me llamo Xana - susurró tímidamente la hermosa chica, de pelo corto y moreno y llena de tatuajes de claro carácter élfico en su rostro, sin mirar a nadie en concreto, sino hacia el suelo. – No entiendo qué hacemos aquí, ni por qué nos han secuestrado a nosotros. – sollozó la joven. - ¿C… Creéis que volveremos a nuestros hogares? – preguntó tratando de hallar algo de optimismo en el tan decaído ambiente.
Chimar y Rauko, sed bienvenidos a esta nueva aventura consecuencia de las “maravillosas” piedras que obtuvisteis hace un tiempo. Este hilo está ambientado meses después de que consiguieseis aquellas gemas.
En este primer turno deberéis escribir qué estabais haciendo en el momento en el que os golpearon la cabeza. Puede ser en cualquier parte del mundo. También tendréis que presentaros ante Xana, una elfa de aparente inocencia pero que esconde muchos más secretos de los que a priori creéis.
Si lo consideráis, podéis preguntarle lo que queráis o proponerle un plan de escape (algo que, sin embargo, por ahora no podréis hacer).Destacar que ya no tenéis las gemas que llevabais en el bolsillo en el momento en el que os desmayasteis. Alguien os las ha debido arrebatar.
No tengo preferencias en el orden inicial, así que podréis empezar como prefiráis. Respetaremos los turnos a partir entonces.
Aerandir es un lugar increíblemente mágico. Un lugar en el que peligrosos nigromantes revivían a los fallecidos, en el que los brujos controlaban los elementos a su antojo, en el que los elfos curaban a la gente con plegarias y los dragones escupían fuego. Pero ni siquiera la magia más poderosa podía, sin embargo, hacer algo tan simple como convertir a alguien en un animal, o eso se creía, hasta el momento.
Chimar, Rauko y otros muchos, se encontraban en aquellos días en sus quehaceres cotidianos, dos jóvenes cualesquiera en su día mundano. No eran conscientes de la aventura que iban a tener por delante, y no por su culpa precisamente. Alguien, aquel día, sin ningún motivo aparente. Les golpea la cabeza y los deja inconscientes.
Ambos despiertan un tiempo después, en la misma diligencia tirada por caballos, junto con una joven, una chica elfa en edad adolescente. La puerta del vehículo está cerrada y únicamente hay una pequeña ventana con barrotes en la parte trasera de la misma que permite ver el exterior. Hay más carruajes en lo que parece una especie de convoy, así como varios hombres que avanzan a caballo a modo de escolta del mismo. Avanzan de día a través de una densa espesura boscosa.
-¿Qué cojones miras, niño? – se escucha gritar un tipo a caballo con aspecto cuestionable a un niño en una diligencia contigua a la que se encontraban. – Mira hacia delante si no quieres que te cruce la cara.
-S… señor, ¿a dónde nos lleva? – dijo el chico. – Quiero volver a casa… - sollozó, entre lágrimas aquel niño bien vestido que no tendría más de 10 años.
-Esta es tu nueva casa, chico. – indicó entre risas, dejando claro cuál sería el nuevo destino de los jóvenes.
La elfa que acompañaba en el carruaje a Chimar y Rauko, volvió apenada a sentarse en uno de los bancos del mismo. Mirando hacia el suelo, claramente triste. – Me llamo Xana - susurró tímidamente la hermosa chica, de pelo corto y moreno y llena de tatuajes de claro carácter élfico en su rostro, sin mirar a nadie en concreto, sino hacia el suelo. – No entiendo qué hacemos aquí, ni por qué nos han secuestrado a nosotros. – sollozó la joven. - ¿C… Creéis que volveremos a nuestros hogares? – preguntó tratando de hallar algo de optimismo en el tan decaído ambiente.
- XANA:
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Chimar y Rauko, sed bienvenidos a esta nueva aventura consecuencia de las “maravillosas” piedras que obtuvisteis hace un tiempo. Este hilo está ambientado meses después de que consiguieseis aquellas gemas.
En este primer turno deberéis escribir qué estabais haciendo en el momento en el que os golpearon la cabeza. Puede ser en cualquier parte del mundo. También tendréis que presentaros ante Xana, una elfa de aparente inocencia pero que esconde muchos más secretos de los que a priori creéis.
Si lo consideráis, podéis preguntarle lo que queráis o proponerle un plan de escape (algo que, sin embargo, por ahora no podréis hacer).Destacar que ya no tenéis las gemas que llevabais en el bolsillo en el momento en el que os desmayasteis. Alguien os las ha debido arrebatar.
No tengo preferencias en el orden inicial, así que podréis empezar como prefiráis. Respetaremos los turnos a partir entonces.
Ger
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Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
Es una típica mañana en Lunargenta, mucha gente caminando con dinero y Chimar aligerando su carga, todo un chiquillo considerado sin duda. La manutención principal del refugio es cubierta por los miembros menores, eso deja al par de líderes como principales recolectores de los fondos que se aplicaran en proyectos importantes.
Lo cierto es que el ingreso de dinero ha sido considerable en los últimos meses, con más miembros la cuota se eleva. Maquiavelo como todo un visionario planea cosas a futuro, de seguir así pueden remodelar la ratonera o incluso optar por una base más sofisticada, con el tesoro completo es posible comprar cualquier mansión barata.
No es solo la masiva cantidad de robos que logran todos los días, las aventuras especiales también tienen mucho que ver. El patrimonio sube con cada situación extraña, mas monedas para la bóveda. Cuando sus cuentas alcancen buenos niveles el inventor propondrá una votación, definir el futuro del clan.
Quizás un castillo…
Antes de darse cuenta el chico se encuentra totalmente inmerso en sus pensamientos, algo que rara vez ocasiona problemas pero este no es un día del montón. Cierto golpe certero pone el inteligente cerebro a dormir, tantos debates mentales impidieron a la víctima notar que estaba siendo acechado por alguien habilidoso.
El bamboleo de la carreta lo despierta, la cabeza le duele y está confundido. Intenta comprender con lógica todo pero aún está bastante atontado, menudo golpe. Una cosa resulta obvia, acaba de ser metido en otra aventura demencial, solo el tiempo puede decir si para bien o... el efecto contrario.
Rayos…
Se recuesta de la pared y estira el cuello, alguien recibirá un virote en su parte más sensible por esto. Cuando vuelve a funcionar nota lo precaria de su situación, está en un vagón cárcel. Mira para ambos lados pillando otro aspecto destacable, no se encuentra solo en la jodida cosa.
Dos elfos le acompañan, uno de ellos conocido a media tinta. Rápidamente registra su equipamiento y descubre que ha sido desprovisto de las armas más obvias, conserva algunas invenciones pero nada principal. También se llevaron un artículo diferente, la gema con propiedades desconocidas que le gusta destellar.
Claro que volveremos, alguien ha molestado al niño equivocado, nadie fastidia a Chimar Maquiavelo.
Se levanta de golpe y observa por la minúscula ventanilla, es un convoy grande. Parece que los demás vehículos transportan más pequeños, que gente más rastrera. Un golpe en los barrotes hace retroceder al joven intelectual, mirar no está permitido. Son escoltados por varios matones, no supondrían reto si aún tuviera su ballesta.
Bien chicos basta de lloriqueos, ¿cómo nos largamos?
Lo cierto es que el ingreso de dinero ha sido considerable en los últimos meses, con más miembros la cuota se eleva. Maquiavelo como todo un visionario planea cosas a futuro, de seguir así pueden remodelar la ratonera o incluso optar por una base más sofisticada, con el tesoro completo es posible comprar cualquier mansión barata.
No es solo la masiva cantidad de robos que logran todos los días, las aventuras especiales también tienen mucho que ver. El patrimonio sube con cada situación extraña, mas monedas para la bóveda. Cuando sus cuentas alcancen buenos niveles el inventor propondrá una votación, definir el futuro del clan.
Quizás un castillo…
Antes de darse cuenta el chico se encuentra totalmente inmerso en sus pensamientos, algo que rara vez ocasiona problemas pero este no es un día del montón. Cierto golpe certero pone el inteligente cerebro a dormir, tantos debates mentales impidieron a la víctima notar que estaba siendo acechado por alguien habilidoso.
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El bamboleo de la carreta lo despierta, la cabeza le duele y está confundido. Intenta comprender con lógica todo pero aún está bastante atontado, menudo golpe. Una cosa resulta obvia, acaba de ser metido en otra aventura demencial, solo el tiempo puede decir si para bien o... el efecto contrario.
Rayos…
Se recuesta de la pared y estira el cuello, alguien recibirá un virote en su parte más sensible por esto. Cuando vuelve a funcionar nota lo precaria de su situación, está en un vagón cárcel. Mira para ambos lados pillando otro aspecto destacable, no se encuentra solo en la jodida cosa.
Dos elfos le acompañan, uno de ellos conocido a media tinta. Rápidamente registra su equipamiento y descubre que ha sido desprovisto de las armas más obvias, conserva algunas invenciones pero nada principal. También se llevaron un artículo diferente, la gema con propiedades desconocidas que le gusta destellar.
Claro que volveremos, alguien ha molestado al niño equivocado, nadie fastidia a Chimar Maquiavelo.
Se levanta de golpe y observa por la minúscula ventanilla, es un convoy grande. Parece que los demás vehículos transportan más pequeños, que gente más rastrera. Un golpe en los barrotes hace retroceder al joven intelectual, mirar no está permitido. Son escoltados por varios matones, no supondrían reto si aún tuviera su ballesta.
Bien chicos basta de lloriqueos, ¿cómo nos largamos?
Invitado
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Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
Era una hermosa y aburrida mañana en la ciudad de Lunargenta y yo me encontraba disfrutando del pacífico día durmiendo en mi cómoda cama, pues no me interesaba realizar cualquier otra cosa que no fuese tomar una siesta, era mi actividad favorita sin importar si me encontrase cansado o no, porque ¿Qué podría ser mejor que sentir placer al hacer nada?
Desafortunadamente mi sueño se ve interrumpido cuando el inoportuno de mi estómago me despierta solamente para obligarme a buscar algo de comer, así que no tuve de otra que levantarme para satisfacer mis necesidades, sin embargo no pude encontrar alimento alguno dentro de mi morada, por lo que mi única opción era salir a comprar en las tiendas más cercanas.
Me preparé para partir pero antes de salir recordé que todavía tenía unas extrañas gemas en mi bolsa de aeros, ya que no les había dado uso lo mejor era venderlas a alguien que estuviera dispuesto a dar una buena cantidad por ellas, así que me encargaría de eso después de comer.
Entonces salí de mi casa esperando lograr todas mis metas del día cuando de repente el mundo oscureció…
Era una hermosa y aburrida mañana en la ciudad de Lunargenta y yo me encontraba disfrutando del pacífico día intentando dormir en mi incómoda y tambaleante cama, no obstante mi cama nunca era incómoda y tambaleante, así que desperté de inmediato para saber qué estaba sucediendo y para mi sorpresa ya no estaba en mi cama y lo peor era que ni siquiera me encontraba en Lunargenta -¡¿Qué?!- Susurré para mí mismo mientras me levantaba completamente confundido y con la vista un poco borrosa -¿Dónde estoy?- Me pregunté al mismo tiempo que frotaba mis manos sobre mis ojos y finalmente encontré las respuestas cuando miré a mi alrededor.
Por alguna extraña razón me encontraba en una carreta en movimiento, ésta solamente tenía una ventanilla por donde mirar hacia afuera pero fue suficiente para saber en qué situación me había metido, sin duda alguna me habían capturado sin mi consentimiento y eso me indignaba, cualquiera que fuese el responsable pagaría por atreverse a cometer esa osadía, además yo no era el único cautivo, al parecer también habían secuestrado a más chicos, tal vez con la ayuda de ellos podríamos salir de ahí y rebelarnos, sin embargo vengarnos sería difícil ya que eran demasiados hombres los que escoltaban la caravana.
Por el momento no sabía qué hacer pero lo mejor era tener las armas a la mano, así que llevé mi mano derecha a mi espalda en busca de mi arma -Un momento...- Dije mientras examinaba desesperado mi cuerpo y la carreta -¡Mi espada!- Vociferé al notar que mi arma ya no estaba conmigo ni mi bolsa de aeros con las gemas, eso me alteró e inevitablemente mis manos y mandíbula comenzaron a temblar por unos instantes hasta que después caí al suelo de rodillas mientras me repetía una y otra vez -Mi espada, mi espada, mi espada-
Afortunadamente un pequeño brinco de la carreta hizo que lograra recuperar la cordura aunque sin dejar de extrañar mi espada, pues ¿cómo evitarlo? Siempre mantenía conmigo aquella maravillosa arma desde que era niño, crecí con ella, paseaba con ella, comía con ella, me bañaba con ella, dormía con ella… Tantos momentos inmemoriales difíciles de olvidar definían el aprecio que le tenía a mi espada, así que ahora estaba más motivado en vengarme.
Me levanté decidido a buscar la forma de escapar y en eso reconocí a un chico que en ese instante estaba despertando, se trataba de uno de los corredores que tuve el placer de derrotar en la carrera de upeleros, al parecer también era una víctima, sin embargo lo más destacable de él eran sus diversos juguetes interesantes que podrían ayudarnos a escapar, aunque tal vez estuviera desarmado, por lo menos él podría pensar en un buen plan.
Mientras tanto una hermosa chica elfa se hacía presente con su llanto y con poca fe en el futuro de nuestras vidas, sin duda alguna ella no sería de mucha ayuda durante un combate, pero tal vez su capacidad de curar heridas sería de admirar -(“Chimar”, qué nombre curioso, nunca había escuchado a alguien que se llamara así. Por otro lado, es orgulloso, ya me agrada por eso)- Pensé mientras esperaba que el chico tuviera una brillante idea.
Desafortunadamente fui terriblemente decepcionado al escuchar al chico preguntar cómo los largaríamos, así que no tuve de otra que intentar pensar en algo, pero primero a tratar de dar esperanzas -Seguimos con vida, significa que nos necesitan para algo, pero mientras estemos con vida podremos escapar- Dije con determinación tratando de sonar como un líder a pesar de que eso no se me daba muy seguido -No nos conocemos pero sé que todos tenemos algo en común además del secuestro, ese algo es lo que debemos saber qué es para averiguar cuáles son las intenciones de nuestros opresores- Hice una pausa para mirar detalladamente a mis acompañantes.
Por el momento debíamos obtener toda la información posible, así que debía saber todo sobre ellos -Comencemos conociéndonos bien. Mi nombre es Rauko, soy herrero, espadachín y antes de estar aquí tenía en mi posesión una espada con hojas duales, una pequeña bolsa con unos cuantos aeros y un par de piedras preciosas con retratos de animales- Luego de dar la información que consideré suficiente extendí mi mano derecha hacia mis compañeros en señal de que era su turno de hablar…
Desafortunadamente mi sueño se ve interrumpido cuando el inoportuno de mi estómago me despierta solamente para obligarme a buscar algo de comer, así que no tuve de otra que levantarme para satisfacer mis necesidades, sin embargo no pude encontrar alimento alguno dentro de mi morada, por lo que mi única opción era salir a comprar en las tiendas más cercanas.
Me preparé para partir pero antes de salir recordé que todavía tenía unas extrañas gemas en mi bolsa de aeros, ya que no les había dado uso lo mejor era venderlas a alguien que estuviera dispuesto a dar una buena cantidad por ellas, así que me encargaría de eso después de comer.
Entonces salí de mi casa esperando lograr todas mis metas del día cuando de repente el mundo oscureció…
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Era una hermosa y aburrida mañana en la ciudad de Lunargenta y yo me encontraba disfrutando del pacífico día intentando dormir en mi incómoda y tambaleante cama, no obstante mi cama nunca era incómoda y tambaleante, así que desperté de inmediato para saber qué estaba sucediendo y para mi sorpresa ya no estaba en mi cama y lo peor era que ni siquiera me encontraba en Lunargenta -¡¿Qué?!- Susurré para mí mismo mientras me levantaba completamente confundido y con la vista un poco borrosa -¿Dónde estoy?- Me pregunté al mismo tiempo que frotaba mis manos sobre mis ojos y finalmente encontré las respuestas cuando miré a mi alrededor.
Por alguna extraña razón me encontraba en una carreta en movimiento, ésta solamente tenía una ventanilla por donde mirar hacia afuera pero fue suficiente para saber en qué situación me había metido, sin duda alguna me habían capturado sin mi consentimiento y eso me indignaba, cualquiera que fuese el responsable pagaría por atreverse a cometer esa osadía, además yo no era el único cautivo, al parecer también habían secuestrado a más chicos, tal vez con la ayuda de ellos podríamos salir de ahí y rebelarnos, sin embargo vengarnos sería difícil ya que eran demasiados hombres los que escoltaban la caravana.
Por el momento no sabía qué hacer pero lo mejor era tener las armas a la mano, así que llevé mi mano derecha a mi espalda en busca de mi arma -Un momento...- Dije mientras examinaba desesperado mi cuerpo y la carreta -¡Mi espada!- Vociferé al notar que mi arma ya no estaba conmigo ni mi bolsa de aeros con las gemas, eso me alteró e inevitablemente mis manos y mandíbula comenzaron a temblar por unos instantes hasta que después caí al suelo de rodillas mientras me repetía una y otra vez -Mi espada, mi espada, mi espada-
Afortunadamente un pequeño brinco de la carreta hizo que lograra recuperar la cordura aunque sin dejar de extrañar mi espada, pues ¿cómo evitarlo? Siempre mantenía conmigo aquella maravillosa arma desde que era niño, crecí con ella, paseaba con ella, comía con ella, me bañaba con ella, dormía con ella… Tantos momentos inmemoriales difíciles de olvidar definían el aprecio que le tenía a mi espada, así que ahora estaba más motivado en vengarme.
Me levanté decidido a buscar la forma de escapar y en eso reconocí a un chico que en ese instante estaba despertando, se trataba de uno de los corredores que tuve el placer de derrotar en la carrera de upeleros, al parecer también era una víctima, sin embargo lo más destacable de él eran sus diversos juguetes interesantes que podrían ayudarnos a escapar, aunque tal vez estuviera desarmado, por lo menos él podría pensar en un buen plan.
Mientras tanto una hermosa chica elfa se hacía presente con su llanto y con poca fe en el futuro de nuestras vidas, sin duda alguna ella no sería de mucha ayuda durante un combate, pero tal vez su capacidad de curar heridas sería de admirar -(“Chimar”, qué nombre curioso, nunca había escuchado a alguien que se llamara así. Por otro lado, es orgulloso, ya me agrada por eso)- Pensé mientras esperaba que el chico tuviera una brillante idea.
Desafortunadamente fui terriblemente decepcionado al escuchar al chico preguntar cómo los largaríamos, así que no tuve de otra que intentar pensar en algo, pero primero a tratar de dar esperanzas -Seguimos con vida, significa que nos necesitan para algo, pero mientras estemos con vida podremos escapar- Dije con determinación tratando de sonar como un líder a pesar de que eso no se me daba muy seguido -No nos conocemos pero sé que todos tenemos algo en común además del secuestro, ese algo es lo que debemos saber qué es para averiguar cuáles son las intenciones de nuestros opresores- Hice una pausa para mirar detalladamente a mis acompañantes.
Por el momento debíamos obtener toda la información posible, así que debía saber todo sobre ellos -Comencemos conociéndonos bien. Mi nombre es Rauko, soy herrero, espadachín y antes de estar aquí tenía en mi posesión una espada con hojas duales, una pequeña bolsa con unos cuantos aeros y un par de piedras preciosas con retratos de animales- Luego de dar la información que consideré suficiente extendí mi mano derecha hacia mis compañeros en señal de que era su turno de hablar…
Rauko
Aerandiano de honor
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Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
Xana escuchó con atención sin perder detalle los comentarios de los jóvenes que se habían presentado como Chimar Maquiavelo y Rauko. La actitud prepotente del niño desconcertó a la elfa, que lo miró extrañada. En cualquier caso, tendrían que cooperar.
-Yo soy… digamos. Una exiliada. – comentó, sin entrar en muchos detalles. – Vivo en los bosques del Este. – Lo cual era extraño para ser un elfo. Hizo el silencio durante unos instantes, luego destacó el comentario que su compatriota elfo había realizado. - ¿Has… has dicho que llevabas unas gemas? – preguntó la elfa, tímida, a su congénere de cabellos cenicientos. – Yo… tenía una gema también. Una anaranjada. Puede que sea eso lo que nos une. – indicó acertadamente la mujer - Pero no es sólo eso lo único que llevaba. También mi báculo y… – dijo en silencio cuando fue interrumpida.
-¡Cerrad el pico u os cortaré en pedazos! – gritó uno de los brutos que avanzaban a caballo, escoltando la diligencia. Lo que hizo que la joven callara inmediatamente.
-No… no lo hará, ¿verdad? – preguntó la elfa inocentemente, encogiéndose y tratando de pasar desapercibida. Para después comentar algo sobre el plan de escape. – Creo que es imposible escapar, nos verán. Como mucho, tendremos que esperar al anochecer.
Aquel plan de escape sería idóneo de no ser porque en determinado momento del trayecto, comenzaron a escucharse aullidos de lobos, y no demasiado lejanos. No había que olvidar que estaban en territorio licántropo, aunque ninguno de los presentes sabía a ciencia cierta dónde se encontraba por el lapso de tiempo vacío cuando estuvieron inconscientes.
-Licántropos… - dijo uno de los cuatro guías de las carrozas que componían la diligencia. - ¡Acelerad! – gritó, espoleando a los caballos para tratar de aumentar el ritmo.
Toda la diligencia comenzó a correr velozmente al aullido de los lobos. Una manada que no tardaría en presentarse allí. Más de diez lobos aparecieron de la nada para abalanzarse sobre los cautivos, rugiendo y lanzándolos fuera del caballo.
Veis como un lobo rabioso intenta meter la boca por medio de los barrotes de vuestro pequeño ventanal. Os mira con odio. Con sus ojos rojos. Parece hambriento. Xana grita y se asusta. Pero por suerte para vosotros, la estructura resiste y no sois alcanzados.
Fuera, gruñidos de perro se entremezclan con los gritos de sufrimiento. Sentís como el hombre que os lleva en el carruaje es mordido por una bestia y, los caballos asustados, hacen volcar vuestra diligencia. Caéis por un badén dando varias vueltas de campana, hasta que uno de los grandes árboles de la arboleda central os detiene, quedando atravesada por éste. Los golpes son tan fuertes que, nuevamente, quedáis inconscientes.
- - - - - - - - - - -
Despertáis horas después dentro del carruaje. Cuando el sol aún gobierna el firmamento. Seguís vivos y con nada roto. Podría decirse que los dioses están de vuestro lado.
-S...Socorro. N... No puedo respirar. - grita una desconsolada elfa que ha quedado sepultada entre el árbol que atravesó la carroza y la pared de la misma.
Sé que al menos a uno de vosotros os gusta determinada saga. A mi también me gusta, así que Xana seguro que os resulta increíblemente familiar. Si queréis, podréis profundizar en su subtrama más adelante. Quizás una manada de licántropos rabiosos sea un enemigo demasiado poderoso incluso para alguien de tanto nivel como Chimar. Un enemigo tan poco común como olvidado en las historias de Aerandir, y lamento adelantaros que será vuestro principal antagonista de la historia. No obstante, contaréis con material y ayuda de NPC's importantes del foro para ayudaros. Pero eso, quedará para más adelante.
De momento, habéis caído por una ladera. La carretilla está bastante dañada. Quizás con los conocimientos de carpintería de Chimar podáis abrir un hueco en la superficie dañada. Rauko mientras tanto puedes liberar a Xana, que ha quedado sepultada por el árbol y la pared de la carreta. Se ahogará si no la rescatas. Lejos no se oye nada, mas huele a humo. Ambos narraréis el suceso y vuestras impresiones una vez despertéis de lo que creéis que os vais a encontrar.
Podéis utilizar a Xana si lo consideráis necesario.
-Yo soy… digamos. Una exiliada. – comentó, sin entrar en muchos detalles. – Vivo en los bosques del Este. – Lo cual era extraño para ser un elfo. Hizo el silencio durante unos instantes, luego destacó el comentario que su compatriota elfo había realizado. - ¿Has… has dicho que llevabas unas gemas? – preguntó la elfa, tímida, a su congénere de cabellos cenicientos. – Yo… tenía una gema también. Una anaranjada. Puede que sea eso lo que nos une. – indicó acertadamente la mujer - Pero no es sólo eso lo único que llevaba. También mi báculo y… – dijo en silencio cuando fue interrumpida.
-¡Cerrad el pico u os cortaré en pedazos! – gritó uno de los brutos que avanzaban a caballo, escoltando la diligencia. Lo que hizo que la joven callara inmediatamente.
-No… no lo hará, ¿verdad? – preguntó la elfa inocentemente, encogiéndose y tratando de pasar desapercibida. Para después comentar algo sobre el plan de escape. – Creo que es imposible escapar, nos verán. Como mucho, tendremos que esperar al anochecer.
Aquel plan de escape sería idóneo de no ser porque en determinado momento del trayecto, comenzaron a escucharse aullidos de lobos, y no demasiado lejanos. No había que olvidar que estaban en territorio licántropo, aunque ninguno de los presentes sabía a ciencia cierta dónde se encontraba por el lapso de tiempo vacío cuando estuvieron inconscientes.
-Licántropos… - dijo uno de los cuatro guías de las carrozas que componían la diligencia. - ¡Acelerad! – gritó, espoleando a los caballos para tratar de aumentar el ritmo.
Toda la diligencia comenzó a correr velozmente al aullido de los lobos. Una manada que no tardaría en presentarse allí. Más de diez lobos aparecieron de la nada para abalanzarse sobre los cautivos, rugiendo y lanzándolos fuera del caballo.
Veis como un lobo rabioso intenta meter la boca por medio de los barrotes de vuestro pequeño ventanal. Os mira con odio. Con sus ojos rojos. Parece hambriento. Xana grita y se asusta. Pero por suerte para vosotros, la estructura resiste y no sois alcanzados.
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Fuera, gruñidos de perro se entremezclan con los gritos de sufrimiento. Sentís como el hombre que os lleva en el carruaje es mordido por una bestia y, los caballos asustados, hacen volcar vuestra diligencia. Caéis por un badén dando varias vueltas de campana, hasta que uno de los grandes árboles de la arboleda central os detiene, quedando atravesada por éste. Los golpes son tan fuertes que, nuevamente, quedáis inconscientes.
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Despertáis horas después dentro del carruaje. Cuando el sol aún gobierna el firmamento. Seguís vivos y con nada roto. Podría decirse que los dioses están de vuestro lado.
-S...Socorro. N... No puedo respirar. - grita una desconsolada elfa que ha quedado sepultada entre el árbol que atravesó la carroza y la pared de la misma.
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Sé que al menos a uno de vosotros os gusta determinada saga. A mi también me gusta, así que Xana seguro que os resulta increíblemente familiar. Si queréis, podréis profundizar en su subtrama más adelante. Quizás una manada de licántropos rabiosos sea un enemigo demasiado poderoso incluso para alguien de tanto nivel como Chimar. Un enemigo tan poco común como olvidado en las historias de Aerandir, y lamento adelantaros que será vuestro principal antagonista de la historia. No obstante, contaréis con material y ayuda de NPC's importantes del foro para ayudaros. Pero eso, quedará para más adelante.
De momento, habéis caído por una ladera. La carretilla está bastante dañada. Quizás con los conocimientos de carpintería de Chimar podáis abrir un hueco en la superficie dañada. Rauko mientras tanto puedes liberar a Xana, que ha quedado sepultada por el árbol y la pared de la carreta. Se ahogará si no la rescatas. Lejos no se oye nada, mas huele a humo. Ambos narraréis el suceso y vuestras impresiones una vez despertéis de lo que creéis que os vais a encontrar.
Podéis utilizar a Xana si lo consideráis necesario.
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Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
Y nuevamente Chimar debe presentarse en condiciones bastante originales, nadie puede aburrirse últimamente. Con los nombres expuestos viene siendo hora de planear un escape, primero la cortesía y luego el factor practico. Sin duda más fácil decirlo que hacerlo, las probabilidades corren en contra.
Eso… no es muy alentador.
Ser la pieza central de un plan macabro es algo malo, incluso si eso garantiza cierta seguridad. De momento no se puede ver más allá del horizonte como dicen y es mejor no romperse la cabeza pensando, imaginarse maquinaciones hostiles sin base solo generaría un incremento considerable de temor.
Pues yo soy inventor, manejo la carpintería y herrería por igual junto con otros talentos… ¿figuras de animales dices?
Se detiene al unir cabos mentales, parece que acaban de encontrar un elemento en común. Las extrañas gemas además de vistosas tienen la cualidad de atraer problemas, quien lo diría. Maquiavelo arque una ceja, si hubiera vendido la estúpida cosa hace tiempo ahora estaría durmiendo la siesta.
De repente son interrumpidos por un golpe seco a la carreta, hablar tampoco está permitido. El chico inventor comienza a sentir verdadero desprecio por los artífices de todo y eso nunca acaba bien, cuando pierde el control puede ser un poco… salvaje. Pronto sus pensamientos se disuelven con una acotación general externa, vienen problemas de cuatro patas.
O rayos…
La caravana aumenta su velocidad pero todo intento de escape resulta inútil, son alcanzados por un grupo numeroso de hombres lobo. Los ruidos del combate no se hacen esperar, entre ellos destacan muchos gritos humanos. La elaborada venganza que estaba planeando el chico listo ya no será necesaria, a veces el destino se lleva la gloria.
¡¡Aléjense de la ventana!!
Algo está mal con los atacantes, no son los típicos cambiaformas. Están encolerizados y dementes, resulta obvio que ven a todos como comida. No es natural encontrar licántropos en un estado tan degenerado, la mayoría mantiene cierto control. El científico suspira mientras se aleja un poco más para no llenarse de saliva.
De la sartén a las brasas…
Eventualmente eliminan al conductor y la carreta da un montón de vueltas, Chimar intenta usar su agilidad para salir bien parado pero no lo logra, otra vez termina desmayado. Al recuperar la percepción se levanta con dificultad, ahora le duele todo el cuerpo, como si hubiera saltado de un techo alto.
Alguien por favor felicite a los genios que nos metieron en esto...
Un comentario sarcástico a más no poder, justo cuando crees que el ser humano no puede cargarla tanto pasan cosas como esta. Una vez de pie el más pequeño del trio estudia todo, aun es de día y la prisión con ruedas está destrozada. Los quejidos de Xana pronto llaman su atención, se encuentra aprisionada por lo que queda del árbol. Sin vacilar el niño patea a Rauko mientras utiliza un fragmento para hacer palanca.
Arriba dormilón y dame una mano, debemos estar listos para correr en caso de que vengan los perros gigantes.
Eso… no es muy alentador.
Ser la pieza central de un plan macabro es algo malo, incluso si eso garantiza cierta seguridad. De momento no se puede ver más allá del horizonte como dicen y es mejor no romperse la cabeza pensando, imaginarse maquinaciones hostiles sin base solo generaría un incremento considerable de temor.
Pues yo soy inventor, manejo la carpintería y herrería por igual junto con otros talentos… ¿figuras de animales dices?
Se detiene al unir cabos mentales, parece que acaban de encontrar un elemento en común. Las extrañas gemas además de vistosas tienen la cualidad de atraer problemas, quien lo diría. Maquiavelo arque una ceja, si hubiera vendido la estúpida cosa hace tiempo ahora estaría durmiendo la siesta.
De repente son interrumpidos por un golpe seco a la carreta, hablar tampoco está permitido. El chico inventor comienza a sentir verdadero desprecio por los artífices de todo y eso nunca acaba bien, cuando pierde el control puede ser un poco… salvaje. Pronto sus pensamientos se disuelven con una acotación general externa, vienen problemas de cuatro patas.
O rayos…
La caravana aumenta su velocidad pero todo intento de escape resulta inútil, son alcanzados por un grupo numeroso de hombres lobo. Los ruidos del combate no se hacen esperar, entre ellos destacan muchos gritos humanos. La elaborada venganza que estaba planeando el chico listo ya no será necesaria, a veces el destino se lleva la gloria.
¡¡Aléjense de la ventana!!
Algo está mal con los atacantes, no son los típicos cambiaformas. Están encolerizados y dementes, resulta obvio que ven a todos como comida. No es natural encontrar licántropos en un estado tan degenerado, la mayoría mantiene cierto control. El científico suspira mientras se aleja un poco más para no llenarse de saliva.
De la sartén a las brasas…
Eventualmente eliminan al conductor y la carreta da un montón de vueltas, Chimar intenta usar su agilidad para salir bien parado pero no lo logra, otra vez termina desmayado. Al recuperar la percepción se levanta con dificultad, ahora le duele todo el cuerpo, como si hubiera saltado de un techo alto.
Alguien por favor felicite a los genios que nos metieron en esto...
Un comentario sarcástico a más no poder, justo cuando crees que el ser humano no puede cargarla tanto pasan cosas como esta. Una vez de pie el más pequeño del trio estudia todo, aun es de día y la prisión con ruedas está destrozada. Los quejidos de Xana pronto llaman su atención, se encuentra aprisionada por lo que queda del árbol. Sin vacilar el niño patea a Rauko mientras utiliza un fragmento para hacer palanca.
Arriba dormilón y dame una mano, debemos estar listos para correr en caso de que vengan los perros gigantes.
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Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
Escuché con atención lo que los demás tenían que decir y rápidamente encontramos un lazo que nos ataba a la misma situación, al parecer las gemas eran algo más que unas simples piedras preciosas, sin embargo no terminaba de entenderlo del todo, si querían las gemas entonces no era necesario que nos llevaran cautivos -(¿También nos quieren como esclavos?)- Pensé, esa tal vez sería la respuesta, todos éramos jóvenes y tal vez por ello creyeron que podrían manipularnos fácilmente.
Mientras me encontraba pensativo presioné mis labios con el pulgar de mi mano derecha, estaba ansioso por saber la verdad de todo pero volví a la realidad cuando unos de los opresores golpeó la carreta para luego amenazarnos y aunque sus palabras no fueron nada original fueron suficiente para intimidar a la inocente chica, sin duda alguna ella no serviría en combate -Tranquila, no lo hará- Dije con tal seguridad para intentar calmarla -(Eso espero)- Pensé mientras miraba de reojo al sujeto.
Finalmente, ahora que sabíamos qué habilidades poseía cada uno era momento de formar un plan de escape donde pudiéramos utilizar nuestras mejores cualidades, la chica propuso que lo ideal era escapar durante la noche, aquello sonaba convincente, sin embargo no era seguro que todavía estuviéramos en la carreta después del anochecer, pero antes de compartir mis ideas opté por mirar por la ventanilla y analizar el entorno, contar a los enemigos, ver las armas que ellos poseían; debía saber muy bien a qué nos enfrentaríamos.
Fue entonces cuando la situación se volvió alarmante, unos aullidos delataron la presencia de una manada de lobos que se encontraban relativamente cerca -Esto no es bueno- Susurré mientras observaba cómo pasaban los repentinos hechos.
Rápidamente los lobos logran alcanzarnos y eso me hizo colocarme en posición defensiva -¿¡Qué es esa cosa?!- Vociferé cuando de pronto un lobo apareció por la ventanilla de la carreta intentando pasar o llenarnos de saliva, de inmediato retrocedí y por la torpeza de mis pasos tropecé y caí sobre mis glúteos.
Afortunadamente aquella enfurecida bestia no lograba entrar para hacernos su comida, sin embargo eso no parecía calmar a la chica elfa que en ese momento no dejaba de gritar por el pánico. Por otro lado, los gritos de sufrimiento no dejaban de sonar expresando la completa agonía y temor de los humanos que poco a poco fueron siendo eliminados por los frenéticos lobos.
Me sentía impotente al no poder hacer nada, no me quedaba de otra que escuchar el sufrimiento de los demás mientras se acercaba el triste ocaso de mi corta vida, una vez que acabaran con todos yo y mis desafortunados acompañantes seríamos los siguientes.
Desafortunadamente el final se hizo más inminente cuando un grito se apagó tan rápido como se había hecho escuchar, se trataba del conductor de nuestra carreta que había sido eliminado trayendo como consecuencia el descontrol de nuestro vehículo -Sujétense…- Intenté advertir a los demás pero fui interrumpido por la gravedad que decidió tomarme como su juguete cuando la carreta se salió del camino y comienza a dar incontrolables vueltas para luego dejarme fuera de combate.
Era una terrible y movida mañana en algún lado de Aerandir y yo me encontraba sufriendo por un dolor que invadía todo mi cuerpo pero que se enfatizaba en mi cabeza, sin duda alguna todo lo anterior no había sido un mal sueño, eso lo pude asegurar cuando un golpe me despertó haciéndome sentir más sufrimiento -¿Y ahora qué?- Pregunté ya desanimado por seguir viviendo, no obstante, no tuve de otra que levantarme rápido cuando escuché los quejidos de la chica elfa que se encontraba en una terrible situación de la que no podía salir… Literalmente, pues un árbol la estaba aplastando.
Sin siquiera pensarlo me dispuse a ayudar a la pobre elfa, por suerte chimar había sido más rápido y ya estaba utilizando algo como palanca, así que lo ayudé a empujar y así con la fuerza de ambos lograríamos poco después mover un poco el árbol pero lo suficiente para que la víctima pudiera moverse o por lo menos respirar.
Por desgracia la chica no parecía poder liberarse aún, tal vez necesitaba más ayuda para salir -Chimar, intenta sacarla de ahí- Ordené al pequeño mientras que yo hacía lo posible por colocar todo mi peso sobre la palanca y así darle un poco tiempo a Chimar -¡Ahora!- Exclamé en aquel momento decisivo en donde mis manos comenzaron a perder las fuerzas y todo dependía de las capacidades del chico…
Mientras me encontraba pensativo presioné mis labios con el pulgar de mi mano derecha, estaba ansioso por saber la verdad de todo pero volví a la realidad cuando unos de los opresores golpeó la carreta para luego amenazarnos y aunque sus palabras no fueron nada original fueron suficiente para intimidar a la inocente chica, sin duda alguna ella no serviría en combate -Tranquila, no lo hará- Dije con tal seguridad para intentar calmarla -(Eso espero)- Pensé mientras miraba de reojo al sujeto.
Finalmente, ahora que sabíamos qué habilidades poseía cada uno era momento de formar un plan de escape donde pudiéramos utilizar nuestras mejores cualidades, la chica propuso que lo ideal era escapar durante la noche, aquello sonaba convincente, sin embargo no era seguro que todavía estuviéramos en la carreta después del anochecer, pero antes de compartir mis ideas opté por mirar por la ventanilla y analizar el entorno, contar a los enemigos, ver las armas que ellos poseían; debía saber muy bien a qué nos enfrentaríamos.
Fue entonces cuando la situación se volvió alarmante, unos aullidos delataron la presencia de una manada de lobos que se encontraban relativamente cerca -Esto no es bueno- Susurré mientras observaba cómo pasaban los repentinos hechos.
Rápidamente los lobos logran alcanzarnos y eso me hizo colocarme en posición defensiva -¿¡Qué es esa cosa?!- Vociferé cuando de pronto un lobo apareció por la ventanilla de la carreta intentando pasar o llenarnos de saliva, de inmediato retrocedí y por la torpeza de mis pasos tropecé y caí sobre mis glúteos.
Afortunadamente aquella enfurecida bestia no lograba entrar para hacernos su comida, sin embargo eso no parecía calmar a la chica elfa que en ese momento no dejaba de gritar por el pánico. Por otro lado, los gritos de sufrimiento no dejaban de sonar expresando la completa agonía y temor de los humanos que poco a poco fueron siendo eliminados por los frenéticos lobos.
Me sentía impotente al no poder hacer nada, no me quedaba de otra que escuchar el sufrimiento de los demás mientras se acercaba el triste ocaso de mi corta vida, una vez que acabaran con todos yo y mis desafortunados acompañantes seríamos los siguientes.
Desafortunadamente el final se hizo más inminente cuando un grito se apagó tan rápido como se había hecho escuchar, se trataba del conductor de nuestra carreta que había sido eliminado trayendo como consecuencia el descontrol de nuestro vehículo -Sujétense…- Intenté advertir a los demás pero fui interrumpido por la gravedad que decidió tomarme como su juguete cuando la carreta se salió del camino y comienza a dar incontrolables vueltas para luego dejarme fuera de combate.
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Era una terrible y movida mañana en algún lado de Aerandir y yo me encontraba sufriendo por un dolor que invadía todo mi cuerpo pero que se enfatizaba en mi cabeza, sin duda alguna todo lo anterior no había sido un mal sueño, eso lo pude asegurar cuando un golpe me despertó haciéndome sentir más sufrimiento -¿Y ahora qué?- Pregunté ya desanimado por seguir viviendo, no obstante, no tuve de otra que levantarme rápido cuando escuché los quejidos de la chica elfa que se encontraba en una terrible situación de la que no podía salir… Literalmente, pues un árbol la estaba aplastando.
Sin siquiera pensarlo me dispuse a ayudar a la pobre elfa, por suerte chimar había sido más rápido y ya estaba utilizando algo como palanca, así que lo ayudé a empujar y así con la fuerza de ambos lograríamos poco después mover un poco el árbol pero lo suficiente para que la víctima pudiera moverse o por lo menos respirar.
Por desgracia la chica no parecía poder liberarse aún, tal vez necesitaba más ayuda para salir -Chimar, intenta sacarla de ahí- Ordené al pequeño mientras que yo hacía lo posible por colocar todo mi peso sobre la palanca y así darle un poco tiempo a Chimar -¡Ahora!- Exclamé en aquel momento decisivo en donde mis manos comenzaron a perder las fuerzas y todo dependía de las capacidades del chico…
Rauko
Aerandiano de honor
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Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
Gracias al gran esfuerzo de la palanca de Chimar y el empujón de Rauko, consiguió haber el suficiente espacio como para que la elfa escapara. – Gracias. – dijo cortésmente la joven, con una encantadora voz dedicada a ambos jóvenes. La chica estaba ilesa y dio un par de saltitos para comprobar que todas sus articulaciones estaban en su sitio.
Había que salir de allí. El olor a humo no era augurio de nada bueno. Xana observó una pequeña abertura que debido a los golpes se había roto y le dio varias patadas hasta que consiguió abrir el suficiente agujero por el que salir. Así, alentó al resto del grupo a escapar.
El olor a humo que se palpaba en el ambiente había ahora materializado en una capa relativamente espesa, aunque permitía ver todo a su alrededor. No provenía de demasiado lejos. Talud arriba, por donde cayó la diligencia en la que iban los tres supervivientes, se encontraban el resto de estructuras – ¡Asnú velnore! – gritó Xana instintivamente en élfico, en una exclamación de sorpresa. – ¡Tenemos que subir! – indicó la joven.
Muerte y desolación. Algunas carretas estaban volcadas y llameantes. Sangre por todas partes, cuerpos llenos de magulladuras o mutilaciones. Lo único de lo que no había rastro en aquel panorama, era de vida. Los únicos tres supervivientes, eran ellos mismos. Afortunadamente, tampoco había rastro de los lobos.
-No sabemos dónde estamos ni a dónde ir. Tenemos que buscar algo que nos pueda resultar útil. – indicó la joven que comenzó a revolver entre los equipamientos que le pudiesen resultar útiles para el viaje.
Ella comenzó a echar un rápido vistazo sobre las caravanas, como si buscara algo de manera incesante que, confiaba, en que los propios bandidos lo hubiesen tomado. Finalmente, una de las muchas diligencias contenía los objetos robados a los jóvenes. – ¡Mi arma! – dijo la joven por última vez, sacando de la diligencia un báculo mágico, con una apariencia que no parecía ser la esperable para un elfo, dada la calavera que “decoraba” su estampa. ¿Por qué tenía una elfa como Xana un objeto así? - ¿Habéis encontrado las gemas?– preguntó. La joven continuaba con su dulce tono de voz, pero su rostro había cambiado ligeramente a una villana un tanto más vil. – Está claro que nuestro hogar tiene que estar por el camino de vuelta. – apuntó ciertamente, la joven parecía interesada en volver, pero claro.
Bueno, ahora debéis coger todo lo que consideréis del viaje. Encontraréis una bolsa con las gemas preciosas que os habían robado y no mucho más que algunos víveres y vuestras armas (si las llevabais), aquellos bandidos parecían estar interesados en las mismas.
Aún no sabéis muy bien para qué sirven las piedras. Sólo sabéis que, además de la roja, azul y verde, ahora hay también una blanca, una marrón y una aguamarina.
Como sabéis me gustan las elecciones, y ahora llega el momento de tomar una muy importante. No tenéis ni idea de qué hay a un lado ni a otro, pero aún así, debéis elegir un destino. Es una decisión que afectará mucho a la trama y para que no vayáis a lo loco haré spoilers de master. Esto será con lo que os encontraréis en el próximo turno.
No hay una mala o buena de manera inmediata, serán vuestras acciones posteriores las que lo decidan. Tenéis tiempo para ir a los distintos sitios, y de hecho deberéis para completar la misión. Pero no os agobiéis.
A partir de ahora podréis hacer uso de las gemas cuando queráis. Simplemente tendréis que tomar una y apretarla de manera instintiva. Eso hará su efecto. Indicadlo así como un comentario off rol.
Había que salir de allí. El olor a humo no era augurio de nada bueno. Xana observó una pequeña abertura que debido a los golpes se había roto y le dio varias patadas hasta que consiguió abrir el suficiente agujero por el que salir. Así, alentó al resto del grupo a escapar.
El olor a humo que se palpaba en el ambiente había ahora materializado en una capa relativamente espesa, aunque permitía ver todo a su alrededor. No provenía de demasiado lejos. Talud arriba, por donde cayó la diligencia en la que iban los tres supervivientes, se encontraban el resto de estructuras – ¡Asnú velnore! – gritó Xana instintivamente en élfico, en una exclamación de sorpresa. – ¡Tenemos que subir! – indicó la joven.
Muerte y desolación. Algunas carretas estaban volcadas y llameantes. Sangre por todas partes, cuerpos llenos de magulladuras o mutilaciones. Lo único de lo que no había rastro en aquel panorama, era de vida. Los únicos tres supervivientes, eran ellos mismos. Afortunadamente, tampoco había rastro de los lobos.
-No sabemos dónde estamos ni a dónde ir. Tenemos que buscar algo que nos pueda resultar útil. – indicó la joven que comenzó a revolver entre los equipamientos que le pudiesen resultar útiles para el viaje.
Ella comenzó a echar un rápido vistazo sobre las caravanas, como si buscara algo de manera incesante que, confiaba, en que los propios bandidos lo hubiesen tomado. Finalmente, una de las muchas diligencias contenía los objetos robados a los jóvenes. – ¡Mi arma! – dijo la joven por última vez, sacando de la diligencia un báculo mágico, con una apariencia que no parecía ser la esperable para un elfo, dada la calavera que “decoraba” su estampa. ¿Por qué tenía una elfa como Xana un objeto así? - ¿Habéis encontrado las gemas?– preguntó. La joven continuaba con su dulce tono de voz, pero su rostro había cambiado ligeramente a una villana un tanto más vil. – Está claro que nuestro hogar tiene que estar por el camino de vuelta. – apuntó ciertamente, la joven parecía interesada en volver, pero claro.
- Báculo de Xana:
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Bueno, ahora debéis coger todo lo que consideréis del viaje. Encontraréis una bolsa con las gemas preciosas que os habían robado y no mucho más que algunos víveres y vuestras armas (si las llevabais), aquellos bandidos parecían estar interesados en las mismas.
Aún no sabéis muy bien para qué sirven las piedras. Sólo sabéis que, además de la roja, azul y verde, ahora hay también una blanca, una marrón y una aguamarina.
Como sabéis me gustan las elecciones, y ahora llega el momento de tomar una muy importante. No tenéis ni idea de qué hay a un lado ni a otro, pero aún así, debéis elegir un destino. Es una decisión que afectará mucho a la trama y para que no vayáis a lo loco haré spoilers de master. Esto será con lo que os encontraréis en el próximo turno.
- Hacer caso a Xana y volver por la carretera de vuelta. Terminaréis descubriendo más cosas sobre esta intrigante elfa.
- Continuar la carretera. Sabéis que va a Ulmer, pero la quest no transcurrirá allí. Os terminaréis encontrando con un importante NPC del foro, con un gran poder y con su grupo. Os adelanto que no es malvado.
- Saliros al bosque. Os encontraréis con muchos animales, aunque inofensivos, que avanzan en una misma dirección.
No hay una mala o buena de manera inmediata, serán vuestras acciones posteriores las que lo decidan. Tenéis tiempo para ir a los distintos sitios, y de hecho deberéis para completar la misión. Pero no os agobiéis.
A partir de ahora podréis hacer uso de las gemas cuando queráis. Simplemente tendréis que tomar una y apretarla de manera instintiva. Eso hará su efecto. Indicadlo así como un comentario off rol.
Ger
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Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
Rauko se levanta y apoya instintivamente la palanca, no tienen mucha fuerza combinada pero logran un avance. En el momento preciso Chimar libera a Xana de su prisión natural, con la elfa segura el pesado árbol cae sin resistencia. Una vez más el intelecto triunfa sobre la fuerza bruta, pensar rápido tiene sus ventajas.
Sin problema.
La de orejas puntiagudas consigue una salida y el trio finalmente deja los restos, una vez afuera perciben cierto olor preocupante. Cuando alcanzan el camino notan la peor escena posible, las bestias de cuatro patas mataron a todo el mundo. Maquiavelo baja la cabeza y suspira, que final más triste para los otros niños.
Si me encuentro otra vez a esos bichos me hare una armadura de cuero.
Una bravuconada nacida del odio que naturalmente tiene pocas posibilidades de volverse realidad, a veces el enano puede ser ilógico también. Una cosa esta clara, los lobos encolerizados dejaron el lugar hace tiempo por lo que el grupo de sobrevivientes puede moverse con seguridad aparente.
Xana vuelve a probar su valía y localiza las cosas, el chico inventor rápidamente equipa su ballesta y sonríe maliciosamente, se siente desnudo sin ella. Nota un aspecto peculiar pero disimula su sorpresa, ese báculo parece un artículo demasiado siniestro para una elfa aunque no se puede culpar a nadie por sus gustos personales.
Las gemas son encontradas también, vale destacar que la bolsa tiene algunas piedras adicionales. A pesar de ser la causa de todo no vale la pena dejarlas tiradas, aún pueden tener valor. El chico listo decide repartir el nuevo botín, más que todo para evitar conflictos que por un deseo moral, además siempre conviene compartir los problemas.
La azul es mía y me quedo con la blanca, pueden escoger las restantes sin dueño.
Chimar termina de recoger sus pertenencias y sube a una carreta relativamente estable, mira para todos lados y llega a una conclusión perturbadora, están en medio de la jodida nada. La idea de la elfa es predecible pero poco funcional, el camino de vuelta puede durar muchas horas, eso sin mencionar que en los libros el grupo que vuelve termina muerto.
Opino que continuemos, debemos estar cerca de un pueblo, últimamente no puedes pasar mucho tiempo en carretera sin toparte con algún poblado.
Es difícil ubicarse con tanto árbol junto pero la lógica dicta que el camino debe continuarse, cuando alcancen la primera villa podrán esperar una caravana… una más amistosa. El único inconveniente ahora es la manada de lobos pero dichas criaturas deben actuar en ambas direcciones del camino, solo resta tener suerte y mucha habilidad.
busquen cosas útiles, debemos partir rápido.
Sin problema.
La de orejas puntiagudas consigue una salida y el trio finalmente deja los restos, una vez afuera perciben cierto olor preocupante. Cuando alcanzan el camino notan la peor escena posible, las bestias de cuatro patas mataron a todo el mundo. Maquiavelo baja la cabeza y suspira, que final más triste para los otros niños.
Si me encuentro otra vez a esos bichos me hare una armadura de cuero.
Una bravuconada nacida del odio que naturalmente tiene pocas posibilidades de volverse realidad, a veces el enano puede ser ilógico también. Una cosa esta clara, los lobos encolerizados dejaron el lugar hace tiempo por lo que el grupo de sobrevivientes puede moverse con seguridad aparente.
Xana vuelve a probar su valía y localiza las cosas, el chico inventor rápidamente equipa su ballesta y sonríe maliciosamente, se siente desnudo sin ella. Nota un aspecto peculiar pero disimula su sorpresa, ese báculo parece un artículo demasiado siniestro para una elfa aunque no se puede culpar a nadie por sus gustos personales.
Las gemas son encontradas también, vale destacar que la bolsa tiene algunas piedras adicionales. A pesar de ser la causa de todo no vale la pena dejarlas tiradas, aún pueden tener valor. El chico listo decide repartir el nuevo botín, más que todo para evitar conflictos que por un deseo moral, además siempre conviene compartir los problemas.
La azul es mía y me quedo con la blanca, pueden escoger las restantes sin dueño.
Chimar termina de recoger sus pertenencias y sube a una carreta relativamente estable, mira para todos lados y llega a una conclusión perturbadora, están en medio de la jodida nada. La idea de la elfa es predecible pero poco funcional, el camino de vuelta puede durar muchas horas, eso sin mencionar que en los libros el grupo que vuelve termina muerto.
Opino que continuemos, debemos estar cerca de un pueblo, últimamente no puedes pasar mucho tiempo en carretera sin toparte con algún poblado.
Es difícil ubicarse con tanto árbol junto pero la lógica dicta que el camino debe continuarse, cuando alcancen la primera villa podrán esperar una caravana… una más amistosa. El único inconveniente ahora es la manada de lobos pero dichas criaturas deben actuar en ambas direcciones del camino, solo resta tener suerte y mucha habilidad.
busquen cosas útiles, debemos partir rápido.
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Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
Finalmente gracias a mi valioso y transcendental esfuerzo la chica fue salvada de un terrible destino, ahora ella me debía un favor y eso me parecía una idea muy agradable, así que sonreí al ver que la elfa se encontraba dando saltos de felicidad, sin embargo había algo en el ambiente que no me dejaba tranquilo, era un olor muy familiar y eso no significaba que fuese bueno, pues cuando logramos salir de la carreta descubrimos que aquel olor era el del humo combinado con el de la sangre, ambos delataban la sanguinaria masacre que había transcurrido en aquel lugar.
Miré a todas direcciones y no pude encontrar más que carretas y cuerpos destruidos, bañados con sangre y convirtiéndose en cenizas gracias a las intensas llamas -(Debo admitir que estoy vivo gracias a un milagro, tal vez es cierto lo que dicen de mí: los dioses siempre me sonríen)- Pensé mientras asimilaba todo lo ocurrido, pues era difícil ser indiferente después de ver una escena que expresaba con frialdad el triste destino de los desafortunados.
Tras contemplar la escena la elfa sugirió que buscáramos cosas de utilidad, así que sin nada mejor que hacer opté por explorar el lugar en busca de mi preciada espada, pero al final fue la elfa quien consiguió no sólo mi arma sino también el resto de los objetos perdidos -Excelente- Dije para mí mismo mientras corría hacia donde se encontraban mis pertenencias.
Una vez que tomé mi espada, mi bolsa de aeros que todavía poseía dentro una extraña pluma verde y mi ocarina, me sorprendí al ver el extraño pero interesante báculo de la elfa, nunca me hubiera imaginado que ella tuviera un objeto tan siniestro, sin duda alguna ella era más interesante de lo que aparentaba, aunque ahora que tenía su báculo su mirada había cambiado, parecía ser un poco más… Hostil, despiadada, o simplemente era mi imaginación.
Dejando de lado los detalles de los demás logré encontrar una bolsa que llamó bastante mi atención, no sabía por qué pero tenía la necesidad de saber qué poseía y al final valió la pena, pues dentro se encontraban las enigmáticas piedras preciosas -Chicos, encontré las gemas- Dije mientras les enseñaba mi descubrimiento a los demás.
Rápidamente Chimar toma un zafiro azul y no solamente eso sino que también toma un gema de hermoso color blanco, qué chico más pretensioso -Yo tomaré la esmeralda verde y el rubí carmesí- Dije mientras guardabas mis respectivas gemas en mi bolsa de aeros -Xana, para que estemos iguales te daré las otras dos restantes, así tendremos dos cada uno- Una vez dicho eso le entregué las piedras a la elfa.
Ahora que estábamos preparados para partir era momento de escoger un camino, la elfa quería ir por el camino de regreso pero eso no me parecía buena idea. Por otro lado Chimar quería que continuáramos el camino, yo tampoco sabía si era la mejor opción. Por mi parte opté por mirar el cielo para ubicar los puntos cardinales y gracias al sol pude lograr mi cometido, pues cuando desperté se encontraba exactamente sobre nosotros y ahora se había movido unos cuantos centímetros, sabiendo eso me dispuse a recolectar datos.
Debido a la gran presencia de lobos significaba que nos encontrábamos en algún lado de la zona Este de Aerandir y por la cantidad de árboles que adornaban el paisaje era obvio que estábamos en algún lugar del Bosque del Este, sabiendo eso pude descifrar qué nos encontraríamos por cada camino o por lo menos tenía una idea: Si regresábamos y seguíamos la dirección del sol iríamos hacia… Algún lado. Pero si tomábamos el camino contrario era muy probable que llegáramos a Ulmer o por lo menos al mar.
Después de fatigar mi cabeza con tantos datos y teorías ya era el momento de tomar una decisión -Es mejor seguir este camino como dice Chimar, es posible que estemos muy cerca de llegar a Ulmer- Comenté con tal seguridad que los demás debieron creerme sin dudarlo -Recomiendo que todos sigamos el mismo camino, juntos seremos más fuertes ante un nuevo ataque, así que sigamos, no debemos perder más tiempo- Dije con determinación para luego comenzar la caminata.
Miré a todas direcciones y no pude encontrar más que carretas y cuerpos destruidos, bañados con sangre y convirtiéndose en cenizas gracias a las intensas llamas -(Debo admitir que estoy vivo gracias a un milagro, tal vez es cierto lo que dicen de mí: los dioses siempre me sonríen)- Pensé mientras asimilaba todo lo ocurrido, pues era difícil ser indiferente después de ver una escena que expresaba con frialdad el triste destino de los desafortunados.
Tras contemplar la escena la elfa sugirió que buscáramos cosas de utilidad, así que sin nada mejor que hacer opté por explorar el lugar en busca de mi preciada espada, pero al final fue la elfa quien consiguió no sólo mi arma sino también el resto de los objetos perdidos -Excelente- Dije para mí mismo mientras corría hacia donde se encontraban mis pertenencias.
Una vez que tomé mi espada, mi bolsa de aeros que todavía poseía dentro una extraña pluma verde y mi ocarina, me sorprendí al ver el extraño pero interesante báculo de la elfa, nunca me hubiera imaginado que ella tuviera un objeto tan siniestro, sin duda alguna ella era más interesante de lo que aparentaba, aunque ahora que tenía su báculo su mirada había cambiado, parecía ser un poco más… Hostil, despiadada, o simplemente era mi imaginación.
Dejando de lado los detalles de los demás logré encontrar una bolsa que llamó bastante mi atención, no sabía por qué pero tenía la necesidad de saber qué poseía y al final valió la pena, pues dentro se encontraban las enigmáticas piedras preciosas -Chicos, encontré las gemas- Dije mientras les enseñaba mi descubrimiento a los demás.
Rápidamente Chimar toma un zafiro azul y no solamente eso sino que también toma un gema de hermoso color blanco, qué chico más pretensioso -Yo tomaré la esmeralda verde y el rubí carmesí- Dije mientras guardabas mis respectivas gemas en mi bolsa de aeros -Xana, para que estemos iguales te daré las otras dos restantes, así tendremos dos cada uno- Una vez dicho eso le entregué las piedras a la elfa.
Ahora que estábamos preparados para partir era momento de escoger un camino, la elfa quería ir por el camino de regreso pero eso no me parecía buena idea. Por otro lado Chimar quería que continuáramos el camino, yo tampoco sabía si era la mejor opción. Por mi parte opté por mirar el cielo para ubicar los puntos cardinales y gracias al sol pude lograr mi cometido, pues cuando desperté se encontraba exactamente sobre nosotros y ahora se había movido unos cuantos centímetros, sabiendo eso me dispuse a recolectar datos.
Debido a la gran presencia de lobos significaba que nos encontrábamos en algún lado de la zona Este de Aerandir y por la cantidad de árboles que adornaban el paisaje era obvio que estábamos en algún lugar del Bosque del Este, sabiendo eso pude descifrar qué nos encontraríamos por cada camino o por lo menos tenía una idea: Si regresábamos y seguíamos la dirección del sol iríamos hacia… Algún lado. Pero si tomábamos el camino contrario era muy probable que llegáramos a Ulmer o por lo menos al mar.
Después de fatigar mi cabeza con tantos datos y teorías ya era el momento de tomar una decisión -Es mejor seguir este camino como dice Chimar, es posible que estemos muy cerca de llegar a Ulmer- Comenté con tal seguridad que los demás debieron creerme sin dudarlo -Recomiendo que todos sigamos el mismo camino, juntos seremos más fuertes ante un nuevo ataque, así que sigamos, no debemos perder más tiempo- Dije con determinación para luego comenzar la caminata.
Offrol: Utilicé la información de estos enlaces: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] y [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], además de lo dicho en el primer post del tema.
Creo que cualquier aventurero de Aerandir tiene aunque sea un poco de conocimiento sobre ubicaciones, así que espero que no haya problemas.
Rauko
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Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
Xana tomó las gemas que quedaron disponibles y se dirigió a uno de los carruajes que quedaban en pie, pero sería difícil hacerla funcionar ya que ninguno de los caballos presentes se encontraba vivo para poder mover el carro. De manera que a los tres jóvenes no les quedó otro remedio que continuar a pie.
Rauko y Chimar habían preferido continuar hacia delante para disgusto de Xana, que viéndose sola de querer retroceder decidió aceptar la opinión de la mayoría y se dispuso a caminar con ellos. Ya tendría tiempo de volver a su hogar una vez llegaran a algún sitio habitable.
Comenzaron la caminata por la carretera, sin salirse un ápice a explorar. Saber que había una manada de lobos pululando por las tierras no invitaba a hacerlo, lógicamente. Además, el día comenzaba a volverse de un triste gris otoñal y el cielo a encapotarse. Incluso lloviznó durante algunos instantes y refrescó ligeramente.
Tras una hora de camino, se encontraron un cartel cuya flecha seguía la dirección del camino que iban recorriendo. El nombre del poblado era “Banuria”.
-Banuria… - dijo Xana tratando de recordar. - He oído hablar de ese pueblo. Es una rezagada colonia de hombres bestia, se encuentra en el corazón de la Arboleda Central, es una de las zonas protegidas por los Leónicos. ¡Deberíamos ir!. – impuso la joven inmediatamente.
Los leónicos. ¿Quiénes eran los leónicos? Tal vez una especie de justicieros y protectores de aquella zona. Estaba claro que, tal vez, una vez con ellos los jóvenes estuviesen protegidos, pero dar con ellos tal vez fuera más complicado. Y habría que ver cómo trataban estos a los “extranjeros”.
Pero justo después de pronunciarse la elfa, comenzaron a escucharse de nuevo los aullidos. Lobos, excesivamente cerca -¡Dios mío! ¡Los licántropos! ¡Tenemos que salir de aquí ya! – gritó la joven, comenzando a correr por la carretera.
Xana apretó instintivamente y sin saber una de las gemas que le habían dado, la marrón y comenzó a transformarse en una bella águila. - ¿Pero qué? – preguntó asustada. Sí. Se había convertido en un hermoso pájaro, pero que al menos le serviría para mantenerse alejada de aquellos lobos. Eso seguro.
Chimar y Rauko, parece que la manada os huele y os persigue nuevamente. Os dije que serían una pesadilla. Afortunadamente, habéis tomado la mejor opción y si conseguís llegar al poblado, estaréis a salvo, pero como he dicho, tendréis que conseguirlo.
Hacerles frente es una locura. Tratad de huir y no saliros del camino, pues os olerán y los perderéis.
Va siendo hora de que utilicéis una de esas piedras mágicas que habéis cogido.Tal vez os otorguen alguna ventaja. Son sencillas de usar, únicamente tendréis que apretarlas. Se supone que no conocéis sus efectos pero os recomiendo que tiréis por el sentido común y no os la juguéis a probar cosas nuevas de momento, aún así, la decisión es vuestra. Cada uno deberéis tirar una runa y confiar en que los dioses estén de vuestra parte.
Rauko y Chimar habían preferido continuar hacia delante para disgusto de Xana, que viéndose sola de querer retroceder decidió aceptar la opinión de la mayoría y se dispuso a caminar con ellos. Ya tendría tiempo de volver a su hogar una vez llegaran a algún sitio habitable.
Comenzaron la caminata por la carretera, sin salirse un ápice a explorar. Saber que había una manada de lobos pululando por las tierras no invitaba a hacerlo, lógicamente. Además, el día comenzaba a volverse de un triste gris otoñal y el cielo a encapotarse. Incluso lloviznó durante algunos instantes y refrescó ligeramente.
Tras una hora de camino, se encontraron un cartel cuya flecha seguía la dirección del camino que iban recorriendo. El nombre del poblado era “Banuria”.
-Banuria… - dijo Xana tratando de recordar. - He oído hablar de ese pueblo. Es una rezagada colonia de hombres bestia, se encuentra en el corazón de la Arboleda Central, es una de las zonas protegidas por los Leónicos. ¡Deberíamos ir!. – impuso la joven inmediatamente.
Los leónicos. ¿Quiénes eran los leónicos? Tal vez una especie de justicieros y protectores de aquella zona. Estaba claro que, tal vez, una vez con ellos los jóvenes estuviesen protegidos, pero dar con ellos tal vez fuera más complicado. Y habría que ver cómo trataban estos a los “extranjeros”.
Pero justo después de pronunciarse la elfa, comenzaron a escucharse de nuevo los aullidos. Lobos, excesivamente cerca -¡Dios mío! ¡Los licántropos! ¡Tenemos que salir de aquí ya! – gritó la joven, comenzando a correr por la carretera.
Xana apretó instintivamente y sin saber una de las gemas que le habían dado, la marrón y comenzó a transformarse en una bella águila. - ¿Pero qué? – preguntó asustada. Sí. Se había convertido en un hermoso pájaro, pero que al menos le serviría para mantenerse alejada de aquellos lobos. Eso seguro.
* * * * * * * * * *
Chimar y Rauko, parece que la manada os huele y os persigue nuevamente. Os dije que serían una pesadilla. Afortunadamente, habéis tomado la mejor opción y si conseguís llegar al poblado, estaréis a salvo, pero como he dicho, tendréis que conseguirlo.
Hacerles frente es una locura. Tratad de huir y no saliros del camino, pues os olerán y los perderéis.
Va siendo hora de que utilicéis una de esas piedras mágicas que habéis cogido.Tal vez os otorguen alguna ventaja. Son sencillas de usar, únicamente tendréis que apretarlas. Se supone que no conocéis sus efectos pero os recomiendo que tiréis por el sentido común y no os la juguéis a probar cosas nuevas de momento, aún así, la decisión es vuestra. Cada uno deberéis tirar una runa y confiar en que los dioses estén de vuestra parte.
Ger
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Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
Poco después del pequeño debate la situación se decanta por el sentido común, continuar adelante. Chimar sonríe levemente, como buen enano le gusta ganar. Ahora solo deben encontrar el siguiente pueblo, sería perfecto que además tuviera empalizadas enormes y muchos guerreros defensores.
¿Ulmer?, Interesante.
Sin duda llevan tiempo en el camino, a veces sorprende lo mucho que dura una “siesta inducida”. Es la primera vez que el chico listo se acerca al territorio licántropo, debería resulta obvio pues los peludos no tienen vestigios de brillantes científica... si fueran más tribales serian piedras talladas.
Avancemos entonces.
Un par de bolsas con comida y varias cantimploras es lo único que pueden recuperar de los restos, lo único que es lógico cargar al menos, no vale la pena llevarse un mandoble si no tiene utilidad aparente. El camino incierto se abre frente a ellos, si quieren salir con todas las partes juntas deben moverse rápido.
Con velocidad.
Inician una marcha cerrada, sin mirar para los lados. Evitan dispersarse y explorar, se limitan a la carretera. Luego de un intenso trayecto descubren cierto cartel, muestra el nombre del siguiente destino. La elfa parece reconocer dicho calificativo, incluso menciona la facción que defiende el perímetro.
Vale… no sé quiénes son.
El mundo está lleno de misterios e incluso Maquiavelo ignora cosas, una limitada cantidad pero lo suficiente para molestar, es posible que haya leído ese nombre durante su tiempo de instrucción aunque la memoria tiene límites. Hubiera preguntado más pero un sonido le hiela la sangre.
Eso no era lo que quería oír.
Los bichos vuelven, no les saltan encima pero se nota que están cerca. Quedarse y luchar seria suicidio teniendo en cuenta lo fácil que despacharon al grupo armado, solo pueden correr como si no hubiera mañana. En ese momento ocurre algo incluso más raro, la elfa se transforma… legalmente en águila.
Pero que rayos en el nombre de la ciencia...
Un truco fascinante y bastante apropiado, ¿todas las piedras tienen ese efecto?, solo existe una manera de averiguarlo. Chimar saca su cristal azul y se debate entre apretarlo o no, vale destacar que corre por su vida en el proceso. Al final decide activar los poderes dejando la lógica de lado, cuando se da cuenta ya no tiene el mismo cuerpo y está avanzando a una velocidad sorprendente.
¿Ulmer?, Interesante.
Sin duda llevan tiempo en el camino, a veces sorprende lo mucho que dura una “siesta inducida”. Es la primera vez que el chico listo se acerca al territorio licántropo, debería resulta obvio pues los peludos no tienen vestigios de brillantes científica... si fueran más tribales serian piedras talladas.
Avancemos entonces.
Un par de bolsas con comida y varias cantimploras es lo único que pueden recuperar de los restos, lo único que es lógico cargar al menos, no vale la pena llevarse un mandoble si no tiene utilidad aparente. El camino incierto se abre frente a ellos, si quieren salir con todas las partes juntas deben moverse rápido.
Con velocidad.
Inician una marcha cerrada, sin mirar para los lados. Evitan dispersarse y explorar, se limitan a la carretera. Luego de un intenso trayecto descubren cierto cartel, muestra el nombre del siguiente destino. La elfa parece reconocer dicho calificativo, incluso menciona la facción que defiende el perímetro.
Vale… no sé quiénes son.
El mundo está lleno de misterios e incluso Maquiavelo ignora cosas, una limitada cantidad pero lo suficiente para molestar, es posible que haya leído ese nombre durante su tiempo de instrucción aunque la memoria tiene límites. Hubiera preguntado más pero un sonido le hiela la sangre.
Eso no era lo que quería oír.
Los bichos vuelven, no les saltan encima pero se nota que están cerca. Quedarse y luchar seria suicidio teniendo en cuenta lo fácil que despacharon al grupo armado, solo pueden correr como si no hubiera mañana. En ese momento ocurre algo incluso más raro, la elfa se transforma… legalmente en águila.
Pero que rayos en el nombre de la ciencia...
Un truco fascinante y bastante apropiado, ¿todas las piedras tienen ese efecto?, solo existe una manera de averiguarlo. Chimar saca su cristal azul y se debate entre apretarlo o no, vale destacar que corre por su vida en el proceso. Al final decide activar los poderes dejando la lógica de lado, cuando se da cuenta ya no tiene el mismo cuerpo y está avanzando a una velocidad sorprendente.
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Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
El miembro 'Chimar' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
Rápidamente los demás concuerdan con mi decisión y partimos a nuestro nuevo rumbo, aunque la elfa no parecía estar feliz con eso no tuvo de otra que acompañarnos, pero al final todos lograríamos estar a salvo o por lo menos esa era mi meta, si los salvaba a ambos me ganaría su aprecio y admiración, todo lo que necesitaba para cobrarles el favor de regreso.
Caminamos por un largo rato y por más que avanzáramos parecía que nunca llegaríamos a algún lado, creí que había tomado el camino equivocado pero ya era demasiado tarde para cambiar de opinión ya que eso sería humillante, aunque mirar hacia adelante tampoco era muy motivador, ni siquiera se lograba ver el final del camino.
Seguimos avanzando y al cabo de un rato ya comenzaba a parecerme frustrante no llegar a ningún lado, mis pies comenzaban a verse adoloridos y mis piernas perdían fuerzas, lo peor era que no podíamos detenernos para descansar ya que nos encontrábamos en territorio de lobos y estos no parecían ser muy amigables con las visitas, así que como pude ignoré el agotamiento y seguí caminando.
El tiempo pasó y todavía seguíamos con la caminata, ahora sí que mi paciencia estaba llegando al límite, no solo era agotador y fatigante caminar por horas sin conseguir nada sino que también era muy aburrido, eso era lo que hacía el viaje más frustrante -(¿Lluvia? Eso por lo menos será relajante)- Pensé mientras que una pequeña llovizna comenzaba a caer, sin embargo terminó más rápido de lo que esperaba -(No puede ser, las nubes me defraudaron)- Fue lo único que pasó por mi cabeza.
Cuando parecía que no podría haber nada interesante y que el aburrimiento hacía que mis ojos se cerraran solos sonó la voz de Xana para mencionar algo sobre una incógnita ciudad en medio de la nada que además era protegida por los enigmáticos “Leónicos”, sin duda alguna las cosas habían dado un giro para por lo menos despertarme, pero ahora estaba confundido.
Desafortunadamente no pude saber nada más sobre aquella ciudad o los Leónicos ya que repentinamente se escuchó el sonido de los lobos aullando extremadamente cerca de nuestra ubicación -Avancemos rápido y no hagan ruido- Ordené mientras trataba de ubicar el origen del aullido, no obstante la elfa ya había empezado a correr desesperada y no me había escuchado.
Si nos separábamos estaríamos en desventaja y debía evitar eso así que sin pensarlo emprendí una carrera para seguir el paso de la elfa, no obstante tuve que detenerme al presenciar una de las cosas más raras que había visto en la vida, tal vez la más rara -…- Intenté decir algo pero me era difícil reaccionar después de ver a la elfa convertirse en un águila sin previo aviso.
Permanecí estático por unos instantes tratando de asimilar lo sucedido pero antes de lograr eso pude ver cómo Chimar también se convertía en animal, aunque en su caso era un leopardo me parecía igual de extraño, pero por lo menos esta vez había visto más detalles de la transformación.
Recordé que Chimar poseía una piedra azul con el retrato de un leopardo y la elfa tenía una con la imagen de un águila, si las piedras eran capaces de hacer que el cuerpo de alguien cambiara de forma drástica entonces yo también podría ser convertido en algo.
A pesar de que todavía no lo entendía muy bien opté por sacar de mi bolsa la esmeralda con el retrato del lobo, tal vez no solo podría transformarme en aquel animal sino que también podría hacerme pasar por uno de los lobos del lugar -Espero que esto funcione- Dije para luego cerrar mis ojos y apretar la piedra.
Inmediatamente sentí varias cosas extrañas en todo mi cuerpo, era algo que nunca había sentido y tampoco algo que pudiera explicar en palabras, pero lo que sí puedo decir sobre aquello es que era placentero y emocionante.
Una vez que no sucedía nada abrí mis ojos y descubrí que me encontraba en cuatro patas… ¡Cuatro patas! Yo ni siquiera tenía patas -(¿Funcionó?)- Pensé mientras examinaba mi nuevo y peludo cuerpo.
Intenté pronunciar cualquier palabra pero era muy complicado, ya no tenía la misma boca con la que había aprendido a hablar así que me era imposible, además de que era incómodo tener una lengua más larga que la habitual -(Un momento ¡Los lobos!)- Lo había olvidado por completo, tantas cosas raras me habían despistado pero de inmediato emprendí una nueva carrera para intentar alcanzar a mis compañeros.
Fue un poco difícil poder desplazarme sobre dos extremidades extras, pero al cabo de unos instantes logré acostumbrarme y rápidamente pude colocarme cerca de los demás, sin embargo todavía no lograba hablar.
Caminamos por un largo rato y por más que avanzáramos parecía que nunca llegaríamos a algún lado, creí que había tomado el camino equivocado pero ya era demasiado tarde para cambiar de opinión ya que eso sería humillante, aunque mirar hacia adelante tampoco era muy motivador, ni siquiera se lograba ver el final del camino.
Seguimos avanzando y al cabo de un rato ya comenzaba a parecerme frustrante no llegar a ningún lado, mis pies comenzaban a verse adoloridos y mis piernas perdían fuerzas, lo peor era que no podíamos detenernos para descansar ya que nos encontrábamos en territorio de lobos y estos no parecían ser muy amigables con las visitas, así que como pude ignoré el agotamiento y seguí caminando.
El tiempo pasó y todavía seguíamos con la caminata, ahora sí que mi paciencia estaba llegando al límite, no solo era agotador y fatigante caminar por horas sin conseguir nada sino que también era muy aburrido, eso era lo que hacía el viaje más frustrante -(¿Lluvia? Eso por lo menos será relajante)- Pensé mientras que una pequeña llovizna comenzaba a caer, sin embargo terminó más rápido de lo que esperaba -(No puede ser, las nubes me defraudaron)- Fue lo único que pasó por mi cabeza.
Cuando parecía que no podría haber nada interesante y que el aburrimiento hacía que mis ojos se cerraran solos sonó la voz de Xana para mencionar algo sobre una incógnita ciudad en medio de la nada que además era protegida por los enigmáticos “Leónicos”, sin duda alguna las cosas habían dado un giro para por lo menos despertarme, pero ahora estaba confundido.
Desafortunadamente no pude saber nada más sobre aquella ciudad o los Leónicos ya que repentinamente se escuchó el sonido de los lobos aullando extremadamente cerca de nuestra ubicación -Avancemos rápido y no hagan ruido- Ordené mientras trataba de ubicar el origen del aullido, no obstante la elfa ya había empezado a correr desesperada y no me había escuchado.
Si nos separábamos estaríamos en desventaja y debía evitar eso así que sin pensarlo emprendí una carrera para seguir el paso de la elfa, no obstante tuve que detenerme al presenciar una de las cosas más raras que había visto en la vida, tal vez la más rara -…- Intenté decir algo pero me era difícil reaccionar después de ver a la elfa convertirse en un águila sin previo aviso.
Permanecí estático por unos instantes tratando de asimilar lo sucedido pero antes de lograr eso pude ver cómo Chimar también se convertía en animal, aunque en su caso era un leopardo me parecía igual de extraño, pero por lo menos esta vez había visto más detalles de la transformación.
Recordé que Chimar poseía una piedra azul con el retrato de un leopardo y la elfa tenía una con la imagen de un águila, si las piedras eran capaces de hacer que el cuerpo de alguien cambiara de forma drástica entonces yo también podría ser convertido en algo.
A pesar de que todavía no lo entendía muy bien opté por sacar de mi bolsa la esmeralda con el retrato del lobo, tal vez no solo podría transformarme en aquel animal sino que también podría hacerme pasar por uno de los lobos del lugar -Espero que esto funcione- Dije para luego cerrar mis ojos y apretar la piedra.
Inmediatamente sentí varias cosas extrañas en todo mi cuerpo, era algo que nunca había sentido y tampoco algo que pudiera explicar en palabras, pero lo que sí puedo decir sobre aquello es que era placentero y emocionante.
Una vez que no sucedía nada abrí mis ojos y descubrí que me encontraba en cuatro patas… ¡Cuatro patas! Yo ni siquiera tenía patas -(¿Funcionó?)- Pensé mientras examinaba mi nuevo y peludo cuerpo.
Intenté pronunciar cualquier palabra pero era muy complicado, ya no tenía la misma boca con la que había aprendido a hablar así que me era imposible, además de que era incómodo tener una lengua más larga que la habitual -(Un momento ¡Los lobos!)- Lo había olvidado por completo, tantas cosas raras me habían despistado pero de inmediato emprendí una nueva carrera para intentar alcanzar a mis compañeros.
Fue un poco difícil poder desplazarme sobre dos extremidades extras, pero al cabo de unos instantes logré acostumbrarme y rápidamente pude colocarme cerca de los demás, sin embargo todavía no lograba hablar.
Rauko
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Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
El miembro 'Rauko' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
Los tres comenzaron a huir, pero, ¿hacia dónde? Estaban siendo perseguidos por una manada de licántropos rabiosos y ensangrentados, que más que animales parecían criaturas dominadas por un mal superior. Aunque los jóvenes tampoco tenían tiempo para pararse a pensarlo pues, a poco que se descuidaran, tendrían a la manada encima.
Xana, convertida en águila, voló alto y se despreocupó de los mismos, siguiendo la persecución desde los cielos. Chimar tocó la gema azul y se convirtió en un guepardo, mientras que Rauko optó por la verde y terminó convertido en un lobo como los que venían tras de ellos, aunque con los ojos normales.
Chimar, cracias a la asombrosa velocidad que le otorgaba ser un felino con capacidades tan veloces, en cuanto se acostumbró pudo huir de los mismos, no sin que uno de los lobos que salió repentinamente tras uno de los árboles se abalanzara sobre él y le rasgara parte del muslo a un guepardo que, aún así, siguió corriendo endiablado por la cuenta que le traía.
Por su parte, el lobo era algo más lento y caminaba de una manera algo torpe, uno de los perros se colocó delante de él, gruñó salvajemente mostrándole los colmillos con sus ojos rojos.
-Ggrrr. ¿Por qué hueles a elfo asqueroso? – preguntó entre gruñidos uno de los lobos mientras olfateaba a Rauko, mirando furioso a Rauko, con sus ojos rojos rabiosos. Parecía haberlo confundido por completo con un licántropo, como él. Y con cara de poco convencido, continuó la persecución. – Corre o te quedarás sin cena. – le indicó,
La persecución continuó entre los bosques, el guepardo era el único objetivo de la manada. Saltaban troncos, piedras, esquivaban árboles, entre gruñidos perseguían por completo al joven transformado. Pero los dioses parece que quisieron decidir que no era su hora y, entre la arboleda, en determinado momento se escucharon rugidos provenientes del bosque. ¿Nuevos enemigos?
-¡Leónicos, al ataque! – gritó una voz ronca saliendo tras uno de los árboles en los que pasó el guepardo, un enorme hombre bestia león musculoso y de más de dos metros de altura, y únicamente en taparrabos y con una impoluta capa blanca. Llevaba un hacha enorme de doble filo. - ¡Por el honor de Melena Blanca! – contestaron al unísono los demás.
Tras él, salieron como diez hombres bestia también leones, altos, aunque menos destacables, que comenzaron entre rugidos a golpear a los lobos con sus porras, o a tomarlos por la cola y lanzarlos contra los árboles furiosos. Chimar, en su versión animal, podría observar la masacre de los animales.
-¡Retirada! – gritó uno de los lobos, el que parecía ser el jefe, cuando advirtió de que ya no tenía ninguna posibilidad de ganar aquella refriega. Y acto seguido, los lobos comenzaron a huir.
Finalmente, llegarían dos lobos más a la escena, tarde, eran Rauko y su acompañante, pero claro, eso no lo sabían los salvajes leones furiosos, que rápidamente los rodearon en círculo y comenzaron a rugir hacia ellos. Parecían dispuestos a atacarlos.
Chimar, has tenido una suerte pésima, pero como te has transformado en Guepardo, seré benévola, sólo tendrás un rasguño en la pierna, nada que no se quite con un poco de alcohol, aunque duela. Se puede decir que has tenido suerte, no todos los días uno se encuentra con uno de los cuatro Centinelas de Aerandir. Habéis dado con Melena Blanca, el Centinela del Este para ser más exacto. Le han dado una buena paliza a los lobos pero, ¿es ese lobo de los ojos naturales Rauko? Parece que está en un aprieto. Podrías tratar de convencer al líder de que no los ataque y también puedes preguntarle lo que consideres.
Rauko, tu nunca decepcionas con las runas, tu treta te ha salido bien y los lobos te confunden con uno de los suyos, por lo que te adelantan y pasas inadvertido de la persecución. Sin embargo, los leónicos sí que te consideran uno de la manada enemiga, así que tendrás que excusarte ante ellos, y no les mientas porque no les gustan las mentiras.
Los efectos de la piedra permanecerán en este turno. Podéis hablar en forma animal.
Xana no os ayudará en este turno, se encuentra sobre la rama de un árbol, observando la escena.
Ficha de Melena Blanca: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Xana, convertida en águila, voló alto y se despreocupó de los mismos, siguiendo la persecución desde los cielos. Chimar tocó la gema azul y se convirtió en un guepardo, mientras que Rauko optó por la verde y terminó convertido en un lobo como los que venían tras de ellos, aunque con los ojos normales.
Chimar, cracias a la asombrosa velocidad que le otorgaba ser un felino con capacidades tan veloces, en cuanto se acostumbró pudo huir de los mismos, no sin que uno de los lobos que salió repentinamente tras uno de los árboles se abalanzara sobre él y le rasgara parte del muslo a un guepardo que, aún así, siguió corriendo endiablado por la cuenta que le traía.
Por su parte, el lobo era algo más lento y caminaba de una manera algo torpe, uno de los perros se colocó delante de él, gruñó salvajemente mostrándole los colmillos con sus ojos rojos.
-Ggrrr. ¿Por qué hueles a elfo asqueroso? – preguntó entre gruñidos uno de los lobos mientras olfateaba a Rauko, mirando furioso a Rauko, con sus ojos rojos rabiosos. Parecía haberlo confundido por completo con un licántropo, como él. Y con cara de poco convencido, continuó la persecución. – Corre o te quedarás sin cena. – le indicó,
La persecución continuó entre los bosques, el guepardo era el único objetivo de la manada. Saltaban troncos, piedras, esquivaban árboles, entre gruñidos perseguían por completo al joven transformado. Pero los dioses parece que quisieron decidir que no era su hora y, entre la arboleda, en determinado momento se escucharon rugidos provenientes del bosque. ¿Nuevos enemigos?
-¡Leónicos, al ataque! – gritó una voz ronca saliendo tras uno de los árboles en los que pasó el guepardo, un enorme hombre bestia león musculoso y de más de dos metros de altura, y únicamente en taparrabos y con una impoluta capa blanca. Llevaba un hacha enorme de doble filo. - ¡Por el honor de Melena Blanca! – contestaron al unísono los demás.
Tras él, salieron como diez hombres bestia también leones, altos, aunque menos destacables, que comenzaron entre rugidos a golpear a los lobos con sus porras, o a tomarlos por la cola y lanzarlos contra los árboles furiosos. Chimar, en su versión animal, podría observar la masacre de los animales.
-¡Retirada! – gritó uno de los lobos, el que parecía ser el jefe, cuando advirtió de que ya no tenía ninguna posibilidad de ganar aquella refriega. Y acto seguido, los lobos comenzaron a huir.
Finalmente, llegarían dos lobos más a la escena, tarde, eran Rauko y su acompañante, pero claro, eso no lo sabían los salvajes leones furiosos, que rápidamente los rodearon en círculo y comenzaron a rugir hacia ellos. Parecían dispuestos a atacarlos.
- Melena Blanca:
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- El resto de leónicos:
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* * * * * * *
Chimar, has tenido una suerte pésima, pero como te has transformado en Guepardo, seré benévola, sólo tendrás un rasguño en la pierna, nada que no se quite con un poco de alcohol, aunque duela. Se puede decir que has tenido suerte, no todos los días uno se encuentra con uno de los cuatro Centinelas de Aerandir. Habéis dado con Melena Blanca, el Centinela del Este para ser más exacto. Le han dado una buena paliza a los lobos pero, ¿es ese lobo de los ojos naturales Rauko? Parece que está en un aprieto. Podrías tratar de convencer al líder de que no los ataque y también puedes preguntarle lo que consideres.
Rauko, tu nunca decepcionas con las runas, tu treta te ha salido bien y los lobos te confunden con uno de los suyos, por lo que te adelantan y pasas inadvertido de la persecución. Sin embargo, los leónicos sí que te consideran uno de la manada enemiga, así que tendrás que excusarte ante ellos, y no les mientas porque no les gustan las mentiras.
Los efectos de la piedra permanecerán en este turno. Podéis hablar en forma animal.
Xana no os ayudará en este turno, se encuentra sobre la rama de un árbol, observando la escena.
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Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
Afortunadamente el felino grande es una criatura que se adapta rápido a las cosas, su vida entera es bastante fugaz. Gracias a esto Chimar puede dominar la nueva forma sin dificultad, eso y que además es un niño muy ágil. Por desgracia recibe un ataque durante cierta emboscada hostil, suelta un rugido de dolor pero sigue avanzando.
Duele pero sabe que si se detiene dolerán muchas cosas más, con toda su fuerza de voluntad intenta no disminuir el ritmo. Al final tiene la victoria asegurada pues el lobo no es tan rápido, si toma una recta directa podrá dejar atrás a toda la manada, para cuando la adrenalina baje su intensidad y el daño interfiera ya estará bastante lejos.
“Esto dejara marca”
Piensa de inmediato, por raro que suene es la primera vez en mucho tiempo que un enemigo logra alcanzarle. En un particular salto queda atrapado en cierta situación demencial, varios hombres felinos salen de la nada y atacan a los perros sobrealimentados, parece que la suerte comienza a cambiar.
Liderados por un mastodonte peludo enorme el grupo de guerreros ahuyenta a la manada psicótica, una victoria para los chicos buenos… ¿verdad?, eso estará por verse. Maquiavelo de momento decide recuperar el aliento, su corazón ahora late mucho más rápido que un humano corriente y no se acostumbra a la sensación.
Gracias…
Expresa con dificultad, es extraño no escuchar tus propias palabras al formarlas. El momento de las explicaciones se ve interrumpido por la llegada de dos pulgosos rezagados, su futuro se ve negro. El chico listo sonríe con su nueva dentadura pero pronto nota algo, uno de los cuadrúpedos tiene ojos normales.
¡¡Alto!!
El gruñido que ocasiona causa algo de revuelo personal, sus notas vocales no son las mismas. Dejando los tecnicismos de lado es posible que el animal de aspecto normal sea su reciente compañero de aventuras, cada piedra posee una propiedad distinta por lo que dicha teoría tiene fundamento.
¿Rauko eres tú?
Se acerca un poco pero mantiene el trasero lejos del círculo peligroso, todavía puede equivocarse. Una cosa esta bastante clara, el otro bicho no es para nada amistoso, los ojos rojos confirman eso. Algo raro ocurre con esas bestias, algo que seguramente será revelado cuando sea momento de hablar.
Creo que uno de ellos es mi amigo, miren sus ojos.
Duele pero sabe que si se detiene dolerán muchas cosas más, con toda su fuerza de voluntad intenta no disminuir el ritmo. Al final tiene la victoria asegurada pues el lobo no es tan rápido, si toma una recta directa podrá dejar atrás a toda la manada, para cuando la adrenalina baje su intensidad y el daño interfiera ya estará bastante lejos.
“Esto dejara marca”
Piensa de inmediato, por raro que suene es la primera vez en mucho tiempo que un enemigo logra alcanzarle. En un particular salto queda atrapado en cierta situación demencial, varios hombres felinos salen de la nada y atacan a los perros sobrealimentados, parece que la suerte comienza a cambiar.
Liderados por un mastodonte peludo enorme el grupo de guerreros ahuyenta a la manada psicótica, una victoria para los chicos buenos… ¿verdad?, eso estará por verse. Maquiavelo de momento decide recuperar el aliento, su corazón ahora late mucho más rápido que un humano corriente y no se acostumbra a la sensación.
Gracias…
Expresa con dificultad, es extraño no escuchar tus propias palabras al formarlas. El momento de las explicaciones se ve interrumpido por la llegada de dos pulgosos rezagados, su futuro se ve negro. El chico listo sonríe con su nueva dentadura pero pronto nota algo, uno de los cuadrúpedos tiene ojos normales.
¡¡Alto!!
El gruñido que ocasiona causa algo de revuelo personal, sus notas vocales no son las mismas. Dejando los tecnicismos de lado es posible que el animal de aspecto normal sea su reciente compañero de aventuras, cada piedra posee una propiedad distinta por lo que dicha teoría tiene fundamento.
¿Rauko eres tú?
Se acerca un poco pero mantiene el trasero lejos del círculo peligroso, todavía puede equivocarse. Una cosa esta bastante clara, el otro bicho no es para nada amistoso, los ojos rojos confirman eso. Algo raro ocurre con esas bestias, algo que seguramente será revelado cuando sea momento de hablar.
Creo que uno de ellos es mi amigo, miren sus ojos.
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Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
No había pasado ni un par de segundos y ya los transformados chicos habían recorrido bastante y me habían dejado atrás, por alguna extraña razón ellos lograron adaptarse rápidamente a sus nuevos cuerpos y se olvidaron completamente de mí, sobretodo Xana que literalmente se fue volando -(No importa… Yo sé cuándo no me quieren)- Pensé un poco disgustado mientras seguía avanzando lo más rápido que podía en el momento.
Desafortunadamente, Chimar en su nueva y exótica forma de guepardo no pudo ser lo suficientemente rápido para esquivar el repentino ataque de un lobo que se lanzó hacia él logrando lastimarlo, pero por lo menos Chimar pudo seguir impulsado tal vez por la adrenalina.
Por mi parte, cuando vi que Chimar estaba en problemas intenté correr más rápido pero por el camino fui detenido por un nuevo lobo que tuvo la idea de detenerse frente a mí para gruñirme y mirarme con sus ojos tintados de carmesí -(Soy un lobo, él debería ser mi amigo)- Pensé mientras me quedaba completamente quieto, aunque por alguna razón me era imposible dejar de mover de un lado a otro mi peluda y juguetona cola, pues me parecía muy divertido hacerlo, me daba un sentimiento de libertad inigualable.
Después de que el lobo me analizara por unos instantes me preguntó por qué yo apestaba a elfo, aquello me pareció desconcertante -(¿Cómo pudo hablar con esa boca? ¿Y qué tiene de malo mi olor de elfo? Por lo menos es mejor que el de perro mojado)- Pensé mientras me quedaba callado sin saber cómo responder.
Afortunadamente se estaba llevando a cabo una persecución y no era el momento para conversar, por ello el lobo solamente me advirtió que continuara con la caza, así que asentí con la cabeza y junto con ese nuevo compañero emprendí una carrera hacia donde se dirigía Chimar.
La velocidad del guepardo era impresionante a pesar de su estado actual, pero toda una manada de lobos estaba tras él y eso lo dejaba en un gran problema, incluso yo lo perseguía ya que no tenía más opciones, aunque gracias a eso y al terreno donde nos encontrábamos pude acostumbrarme por completo a mi nuevo cuerpo canino, de hecho fue divertido atravesar el bosque cuyas piedras y árboles lo hacían ver como un perfecto camino de obstáculos.
Tras unos instante de intensa persecución se dejó escuchar en el aire un estrepitoso rugido de un indomable felino que logró atemorizarme -(¿Qué ha sido eso?)- Me pregunté sin decir nada, solamente seguí corriendo, pero eso me hizo descubrir el origen del aquel rugido.
No había llegado al lugar pero pude escuchar como los lobos eran masacrados por los nuevos y al parecer omnipotentes personajes, eso no se escuchaba nada bien, sin embargo el lobo que me acompañaba no tenía en mente dejarse intimidar y por ello siguió corriendo sin pensar en las consecuencias que podrían traer sus acciones, así que yo no tuve de otra que seguirlo para no levantar sospechas.
Cuando finalmente llegamos a la escena fuimos rodeados por un gran grupo de hombres con apariencia de leones, y por desgracia todo el lugar daban indicios de que estos nuevos felinos no eran muy amigables con los lobos -(Debí transformarme en león y no en un estúpido lobo)- Pensé mientras me quedaba quieto sintiendo temor por mi vida.
Afortunadamente fui salvado de una ejecución dolorosa gracias a la oportuna intervención de Chimar que al parecer todavía no sabía que yo era Rauko, que yo era el elfo, que yo era su compañero que había estado con él en todos los momentos en nuestra aventura del día ¿Cómo pudo olvidar a alguien tan único como yo? Eso era imperdonable, pero de todas formas no era momento de mostrarme molesto así que moví mis mejillas hacia atrás para sonreírle y después asentí con mi cabeza, tal vez con eso respondería a su pregunta.
Cuando Chimar se acercó sugirió a los demás felinos que observaran mis ojos, aunque yo no sabía qué planeaba con ello opté instintivamente por inclinarme a los leones para luego mirarlos con unos ojos grandes, lagrimosos y tiernos pero no sin dejar de esperarme un ataque del canino que todavía estaba presente -(Sea como sea, seguramente alguien me atacará)- Pensé mientras colocaba mis patas traseras en una forma en que estuvieran listas para dar un salto en caso de emergencia.
Desafortunadamente, Chimar en su nueva y exótica forma de guepardo no pudo ser lo suficientemente rápido para esquivar el repentino ataque de un lobo que se lanzó hacia él logrando lastimarlo, pero por lo menos Chimar pudo seguir impulsado tal vez por la adrenalina.
Por mi parte, cuando vi que Chimar estaba en problemas intenté correr más rápido pero por el camino fui detenido por un nuevo lobo que tuvo la idea de detenerse frente a mí para gruñirme y mirarme con sus ojos tintados de carmesí -(Soy un lobo, él debería ser mi amigo)- Pensé mientras me quedaba completamente quieto, aunque por alguna razón me era imposible dejar de mover de un lado a otro mi peluda y juguetona cola, pues me parecía muy divertido hacerlo, me daba un sentimiento de libertad inigualable.
Después de que el lobo me analizara por unos instantes me preguntó por qué yo apestaba a elfo, aquello me pareció desconcertante -(¿Cómo pudo hablar con esa boca? ¿Y qué tiene de malo mi olor de elfo? Por lo menos es mejor que el de perro mojado)- Pensé mientras me quedaba callado sin saber cómo responder.
Afortunadamente se estaba llevando a cabo una persecución y no era el momento para conversar, por ello el lobo solamente me advirtió que continuara con la caza, así que asentí con la cabeza y junto con ese nuevo compañero emprendí una carrera hacia donde se dirigía Chimar.
La velocidad del guepardo era impresionante a pesar de su estado actual, pero toda una manada de lobos estaba tras él y eso lo dejaba en un gran problema, incluso yo lo perseguía ya que no tenía más opciones, aunque gracias a eso y al terreno donde nos encontrábamos pude acostumbrarme por completo a mi nuevo cuerpo canino, de hecho fue divertido atravesar el bosque cuyas piedras y árboles lo hacían ver como un perfecto camino de obstáculos.
Tras unos instante de intensa persecución se dejó escuchar en el aire un estrepitoso rugido de un indomable felino que logró atemorizarme -(¿Qué ha sido eso?)- Me pregunté sin decir nada, solamente seguí corriendo, pero eso me hizo descubrir el origen del aquel rugido.
No había llegado al lugar pero pude escuchar como los lobos eran masacrados por los nuevos y al parecer omnipotentes personajes, eso no se escuchaba nada bien, sin embargo el lobo que me acompañaba no tenía en mente dejarse intimidar y por ello siguió corriendo sin pensar en las consecuencias que podrían traer sus acciones, así que yo no tuve de otra que seguirlo para no levantar sospechas.
Cuando finalmente llegamos a la escena fuimos rodeados por un gran grupo de hombres con apariencia de leones, y por desgracia todo el lugar daban indicios de que estos nuevos felinos no eran muy amigables con los lobos -(Debí transformarme en león y no en un estúpido lobo)- Pensé mientras me quedaba quieto sintiendo temor por mi vida.
Afortunadamente fui salvado de una ejecución dolorosa gracias a la oportuna intervención de Chimar que al parecer todavía no sabía que yo era Rauko, que yo era el elfo, que yo era su compañero que había estado con él en todos los momentos en nuestra aventura del día ¿Cómo pudo olvidar a alguien tan único como yo? Eso era imperdonable, pero de todas formas no era momento de mostrarme molesto así que moví mis mejillas hacia atrás para sonreírle y después asentí con mi cabeza, tal vez con eso respondería a su pregunta.
Cuando Chimar se acercó sugirió a los demás felinos que observaran mis ojos, aunque yo no sabía qué planeaba con ello opté instintivamente por inclinarme a los leones para luego mirarlos con unos ojos grandes, lagrimosos y tiernos pero no sin dejar de esperarme un ataque del canino que todavía estaba presente -(Sea como sea, seguramente alguien me atacará)- Pensé mientras colocaba mis patas traseras en una forma en que estuvieran listas para dar un salto en caso de emergencia.
Rauko
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Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
Melena Blanca miraba a los dos lobos que se encontraban completamente rodeados. Uno de ellos, el enloquecido, siguió ladrando y enseñando los colmillos a los hombres león, sin miedo alguno. Lo único que parecía que iban a conseguir era que mataran a su acompañante, que parecía escondido y con ganas de salir de allí.
Los leones comenzaron a rugir fieramente a coro hacia los dos pobres lobos que no durarían ni un envite de aquellas fieras criaturas. Afortunadamente, Chimar intervino para pedir cordialidad e indicar que uno de ellos, el que parecía más callado, era su amigo transformado.
Melena Blanca escuchó su comentario y rugió, aunque no parecía demasiado convencido y, es más, extrañado porque un guepardo dialogara. En ese momento, un águila cayó de un árbol al suelo para interponerse entre los fieros leones y los lobos, de espaldas a éstos y frente al que parecía el líder de ellos.
-¡Gran centinela Melena Blanca! Todopoderoso guardián de nuestras tierras. – imploró la elfa con gran respeto, en su forma de ave, casi como un ruego. – Soy Xana Alúe, del clan Aludriel. Por favor, ruego tengáis consideración con aquel que veis tras los ojos blancos– giró su mirada hacia Rauko – Pues él no pertenece al grupo y es, al igual que el guepardo y yo, víctima de una extraña maldición.
Melena Blanca quedó pensativo durante unos instantes, bufando para sí mismo, se lo pensó bastante. No parecía ser un hombre muy dialogante, pero sí alguien honorable que defendía a su tierra y sus habitantes de cualquier mal, tal y como había indicado la elfa.
Quien no se lo pensó fue el lobo que acompañaba a Rauko, con los ojos teñidos de un intenso color carmesí, que sin pensárselo dos veces se abalanzó sobre Xana en forma de águila para tratar de morderla o asustarla. Se mostró poco inteligente dada la clara situación de desventaja en la que se encontraba. Aquella fue su sentencia de muerte, duró lo que Melena Blanca tardó en levantar su enorme hacha doble y rajarle por completo el costado, mientras rugía como el león que era. El hombre quedó pensativo, pero dejó a Rauko con vida.
Humano y elfos volvieron a transformarse de nuevo a su forma, parecía que los efectos de las gemas habían terminado… de momento, lo cual no pareció sorprender al león, que ya tenía el diagnóstico.
-Vuestra transformación ha sido fruto del uso de las gemas del druida. – indicó el león. – Cránix el druida ha denunciado su desaparición hace ya algún tiempo. ¿Habéis sido vosotros quiénes las han robado? – preguntó furioso el líder de los leónicos a Xana, Rauko y Chimar.
-No… Un vendedor ambulante en Lunargenta me las vendió y... - trató de defenderse.
-¡Silencio, elfa! No me fío de tu palabra. – gritó el león, dejando a la elfa sin respuesta. – Tú no tienes honor. ¿Acaso debo fiarme de alguien que pertenece a un clan que sacrifica compañeros esperando la buenaventura y una cosecha prodigiosa, o que los árboles florezcan más? Ya os lo hemos advertido y nos habéis ignorado. – echó en cara a la elfa, y se giró hacia Rauko y Chimar. – Vosotros, hablad y explicadme cuidadosamente de dónde habéis sacado esas piedras.
-Yo… ya no… - insistió Xana.
Melena Blanca miró de nuevo hacia ella con un rugido ensordecedor, muy enfadado. No dejó explicarse a la joven, que permanecería avergonzada con la cabeza gacha. Melena Blanca era un ser justo que únicamente quería la paz en las tierras que él protegía, y parecía bastante disconforme con el clan al que pertenecía Xana, aunque a ella no la conociera.
La elfa se alejó del grupo, encogida, tras uno de los árboles. Estaba claramente entristecida, quién sabría por qué.
Parece que el león es agradable pero tiene bastante mal genio. Aún así, las personas que parece que tienen menos corazón suelen ser, a la larga, las más nobles.
Volvéis a la forma humana.
Aparentemente, las gemas que os ganasteis habían sido robadas previamente. Durante este turno, tendréis que narrar lo sucedido y explicarle a Melena Blanca cómo conseguisteis las gemas, o preguntarle vuestras inquietudes sobre las mismas o sobre el druida, Cranix. La información conseguida ahora puede ser de vital importancia para el devenir de la misión.
Alternativamente, también notaréis a Xana,, entristecida y entre lágrimas, alejarse un poco del grupo y sentarse tras un árbol, si lo deseáis, podréis ir tras ella y preguntarle vuestras inquietudes.
Los leones comenzaron a rugir fieramente a coro hacia los dos pobres lobos que no durarían ni un envite de aquellas fieras criaturas. Afortunadamente, Chimar intervino para pedir cordialidad e indicar que uno de ellos, el que parecía más callado, era su amigo transformado.
Melena Blanca escuchó su comentario y rugió, aunque no parecía demasiado convencido y, es más, extrañado porque un guepardo dialogara. En ese momento, un águila cayó de un árbol al suelo para interponerse entre los fieros leones y los lobos, de espaldas a éstos y frente al que parecía el líder de ellos.
-¡Gran centinela Melena Blanca! Todopoderoso guardián de nuestras tierras. – imploró la elfa con gran respeto, en su forma de ave, casi como un ruego. – Soy Xana Alúe, del clan Aludriel. Por favor, ruego tengáis consideración con aquel que veis tras los ojos blancos– giró su mirada hacia Rauko – Pues él no pertenece al grupo y es, al igual que el guepardo y yo, víctima de una extraña maldición.
Melena Blanca quedó pensativo durante unos instantes, bufando para sí mismo, se lo pensó bastante. No parecía ser un hombre muy dialogante, pero sí alguien honorable que defendía a su tierra y sus habitantes de cualquier mal, tal y como había indicado la elfa.
Quien no se lo pensó fue el lobo que acompañaba a Rauko, con los ojos teñidos de un intenso color carmesí, que sin pensárselo dos veces se abalanzó sobre Xana en forma de águila para tratar de morderla o asustarla. Se mostró poco inteligente dada la clara situación de desventaja en la que se encontraba. Aquella fue su sentencia de muerte, duró lo que Melena Blanca tardó en levantar su enorme hacha doble y rajarle por completo el costado, mientras rugía como el león que era. El hombre quedó pensativo, pero dejó a Rauko con vida.
Humano y elfos volvieron a transformarse de nuevo a su forma, parecía que los efectos de las gemas habían terminado… de momento, lo cual no pareció sorprender al león, que ya tenía el diagnóstico.
-Vuestra transformación ha sido fruto del uso de las gemas del druida. – indicó el león. – Cránix el druida ha denunciado su desaparición hace ya algún tiempo. ¿Habéis sido vosotros quiénes las han robado? – preguntó furioso el líder de los leónicos a Xana, Rauko y Chimar.
-No… Un vendedor ambulante en Lunargenta me las vendió y... - trató de defenderse.
-¡Silencio, elfa! No me fío de tu palabra. – gritó el león, dejando a la elfa sin respuesta. – Tú no tienes honor. ¿Acaso debo fiarme de alguien que pertenece a un clan que sacrifica compañeros esperando la buenaventura y una cosecha prodigiosa, o que los árboles florezcan más? Ya os lo hemos advertido y nos habéis ignorado. – echó en cara a la elfa, y se giró hacia Rauko y Chimar. – Vosotros, hablad y explicadme cuidadosamente de dónde habéis sacado esas piedras.
-Yo… ya no… - insistió Xana.
Melena Blanca miró de nuevo hacia ella con un rugido ensordecedor, muy enfadado. No dejó explicarse a la joven, que permanecería avergonzada con la cabeza gacha. Melena Blanca era un ser justo que únicamente quería la paz en las tierras que él protegía, y parecía bastante disconforme con el clan al que pertenecía Xana, aunque a ella no la conociera.
La elfa se alejó del grupo, encogida, tras uno de los árboles. Estaba claramente entristecida, quién sabría por qué.
* * * * * *
Parece que el león es agradable pero tiene bastante mal genio. Aún así, las personas que parece que tienen menos corazón suelen ser, a la larga, las más nobles.
Volvéis a la forma humana.
Aparentemente, las gemas que os ganasteis habían sido robadas previamente. Durante este turno, tendréis que narrar lo sucedido y explicarle a Melena Blanca cómo conseguisteis las gemas, o preguntarle vuestras inquietudes sobre las mismas o sobre el druida, Cranix. La información conseguida ahora puede ser de vital importancia para el devenir de la misión.
Alternativamente, también notaréis a Xana,, entristecida y entre lágrimas, alejarse un poco del grupo y sentarse tras un árbol, si lo deseáis, podréis ir tras ella y preguntarle vuestras inquietudes.
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Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
El león más grande no parece convencido por las palabras del chico guepardo, por suerte Xana interviene también en defensa de Rauko. Al final dos argumentos son más fuertes que uno… en teoría. Si todo sale bien el joven elfo tendrá una deuda con ambos personajes, en caso contrario no importara.
¡Cuidado!
Por su parte el otro lobo conserva su postura hostil e intenta atacar al personaje más cercano, la acción simplemente sella su destino. Melena blanca se limita a neutralizarlo de un tajo, maneja su enorme arma con gran destreza. Posteriormente el centinela permanece pensativo, aun no se traga la historia.
Finalmente.
Dice al recuperar su cuerpo normal, vale destacar que todos los sujetos experimentan dicha transformación. Chimar rápidamente siente un dolor punzante, la adrenalina se ha disipado por lo que su herida comienza a molestar. Sin vacilar rebusca entre sus cosas una botella de vidrio, cuando le encuentra vierte un poco de su contenido en el corte. El polvo blanco en segundos neutraliza el dolor y estimula los fluidos cicatrizantes del cuerpo, ese daño no molestara más.
Mejor...
Con los problemas animales solucionados viene el momento de las explicaciones, varios puntos salen a flote rápido. Al parecer las joyas fueron robadas, algo que sin duda molesta al hombre bestia melenudo. La elfa intenta dar su testimonio pero rápidamente es silenciada por el enorme líder, al parecer procede de un clan un tanto… en palabras simples viene de un clan demente.
Maquiavelo suspira aliviado, de haber seguido a la mujer podrían encontrarse en problemas peores. Tristemente su tranquilidad dura poco, aun debe explicar el problemilla de las piedras. Al final se prepara para responder las interrogantes, no tiene nada que ocultar pues no tuvo que ver en el robo.
Un vendedor en Lunargenta las estaba repartiendo, si ganabas su concurso conseguías una o más gemas.
A partir de ahora el niño inventor tendrá más cuidado, en caso de ganar algo lo venderá rápidamente. Es la primera vez que un objeto obtenido de forma legal le trae problemas, ya no se puede confiar en nadie últimamente. Solo resta esperar que el león blanco crea la verdad o será necesario seguir corriendo.
En cierto instante detalla a su acompañante femenina lamentándose en un árbol a la distancia, parece afectada por las palabras del centinela. Luego de que Rauko expone respuesta el chico listo atrae su atención con una tos fingida, cuando las miradas se cruzan señala el lugar final de Xana usando la cabeza, su intención es clara.
¡Cuidado!
Por su parte el otro lobo conserva su postura hostil e intenta atacar al personaje más cercano, la acción simplemente sella su destino. Melena blanca se limita a neutralizarlo de un tajo, maneja su enorme arma con gran destreza. Posteriormente el centinela permanece pensativo, aun no se traga la historia.
Finalmente.
Dice al recuperar su cuerpo normal, vale destacar que todos los sujetos experimentan dicha transformación. Chimar rápidamente siente un dolor punzante, la adrenalina se ha disipado por lo que su herida comienza a molestar. Sin vacilar rebusca entre sus cosas una botella de vidrio, cuando le encuentra vierte un poco de su contenido en el corte. El polvo blanco en segundos neutraliza el dolor y estimula los fluidos cicatrizantes del cuerpo, ese daño no molestara más.
Mejor...
Con los problemas animales solucionados viene el momento de las explicaciones, varios puntos salen a flote rápido. Al parecer las joyas fueron robadas, algo que sin duda molesta al hombre bestia melenudo. La elfa intenta dar su testimonio pero rápidamente es silenciada por el enorme líder, al parecer procede de un clan un tanto… en palabras simples viene de un clan demente.
Maquiavelo suspira aliviado, de haber seguido a la mujer podrían encontrarse en problemas peores. Tristemente su tranquilidad dura poco, aun debe explicar el problemilla de las piedras. Al final se prepara para responder las interrogantes, no tiene nada que ocultar pues no tuvo que ver en el robo.
Un vendedor en Lunargenta las estaba repartiendo, si ganabas su concurso conseguías una o más gemas.
A partir de ahora el niño inventor tendrá más cuidado, en caso de ganar algo lo venderá rápidamente. Es la primera vez que un objeto obtenido de forma legal le trae problemas, ya no se puede confiar en nadie últimamente. Solo resta esperar que el león blanco crea la verdad o será necesario seguir corriendo.
En cierto instante detalla a su acompañante femenina lamentándose en un árbol a la distancia, parece afectada por las palabras del centinela. Luego de que Rauko expone respuesta el chico listo atrae su atención con una tos fingida, cuando las miradas se cruzan señala el lugar final de Xana usando la cabeza, su intención es clara.
Chimar usa su habilidad de nivel 3 (Solución cicatrizante)
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Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
Me encontraba muy preocupado por el futuro de mi vida que parecía estar cerca de llegar a un triste e indignante ocaso, sin embargo, cuando menos me lo esperaba, desde el cielo descendió Xana y aterrizó luciendo sus espléndidas alas en una épica entrada que salvó mi vida -(Gracias a los dioses, otra vez tuvieron misericordia de mí)- Pensé mientras suspiraba aliviado.
Luego de eso, Xana hizo todo lo que estuvo en su alcance para intentar detener mi ejecución y cuando la atención fue centrada en mí, inmediatamente me senté como suelen hacerlo los perros bien entrenados, miré fijamente al león como si quisiera jugar con él y moví mi cola de un lado a otro sin parar -(Vamos Melena Blanca, ten piedad de un pobre cachorrito)- Pensé como si realmente alguien me escuchara -(¿Por qué piensa tanto? ¡Contesta estúpido gato!)- Ya comenzaba a ser desesperante, nadie hacía nada, solamente estábamos ahí mientras el líder de los leones se tomaba todo su tiempo para pensar.
Por otro lado, mi compañero canino al parecer perdió su paciencia y optó estúpidamente por atacar aunque no tenía posibilidades de triunfar, por ello su muerte fue inevitable y su vida terminó ante la rápida respuesta del león -(¿Pero por qué?)- Pensé tras dar un pequeño salto hacia al lado por el susto, y gracias a que tomé distancia me salvé de ser bañado de sangre de lobo rabioso.
Desafortunadamente Melena Blanca volvió a quedar pensativo por otro rato, aunque esta vez sí tomó una decisión y dejó que yo conservara mi valiosa vida, por ello opté por inclinarme a modo de reverencia para expresar mi sincera gratitud.
Fue entonces cuando repentinamente unas sensaciones extrañas pero familiares volvieron a recorrer todo mi cuerpo mientras que finalmente recuperaba mi forma original, fue una experiencia extraordinaria probar ese cambio de primera mano, pero después de todo lo sucedido ya no me quedaron más motivaciones para volver a pasar por algo así, sin embargo, en mi forma original me sentía incómodo, ya no lograba percibir algunas cosas con mi nariz ni con mis oídos, y eso me hacía sentir… Limitado.
Dejando de lado los efectos de las transformaciones, nuevamente me enfoqué en el león para intentar agradecerle, sin embargo, éste comenzó a compartir valiosa información que quise escuchar atentamente, pero no tardó mucho para que Melena Blanca nos acusara de sucios ladrones.
Instantáneamente, Xana intentó defender su honor, sin embargo el león no quiso creer en las palabras de la elfa, al parecer ella poseía una mala reputación a causa de sus acciones pasadas y por el simple hecho de pertenecer a un clan que tampoco era bien visto -(Después dicen que yo soy el que no da ejemplo)- Pensé sin decir nada.
Nuevamente Melena Blanca se enfocó en Chimar y en mí esperando nuestras respuestas que justificaran nuestra presencia en aquel lugar, pero otra vez Xana intentó hablar y rápidamente el león dejó salir un estruendoso rugido que dejó un incómodo silencio en el ambiente.
Una vez que nadie nos podría interrumpir, Chimar aclara que no tuvo nada que ver con el robo de las gemas que, por cierto, era la misma historia que la mía -Por desgracia tuve el mismo destino, gané un par de gemas en un concurso, tal vez organizado por el mismo sujeto- Dije con un tono serio y formal para evitar dar una mala imagen de mí.
Después de eso tenía muchas dudas y curiosidades en mi cabeza que quería averiguar y el único que podría ayudarme con eso posiblemente sería Melena Blanca -Por favor, me gustaría que me orientaras un poco sobre este asunto, sobre el druida y las gemas- Solicité de forma cortés -Lamento mi curiosidad, es que me inquieta no saber por qué alguien robaría unas gemas para luego regalarlas- Dije finalmente para esperar las respuestas.
Poco después un sonido llamó mi atención y dicho sonido provenía de Chimar que tal vez se encontraba enfermo; luego lo miré, él me miró, los dos nos miramos y finalmente entendí lo que quería de mí -(No puede ser ¿Por qué yo debo ser el consolador? Bueno, bueno, no me queda de otra)- Pensé para luego caminar hacia donde se encontraba la entristecida elfa.
Caminé lentamente tratando de nunca llegar a mi destino, pues no sabía qué decirle a la elfa para animarla y si le dijera una estupidez seguramente se pondría peor, aunque de alguna forma debía agradecerle por salvar mi vida, por lo que era mi obligación intentar animarla a pesar de que nunca había hecho algo como eso.
Me coloqué al frente de la elfa y luego la miré a los ojos aunque tratando de no invadir su espacio personal -Xana, no sé qué estás sintiendo en este momento, pero puedes decirme lo que quieras y haré lo posible por entenderte- Dije tratando de sonar comprensivo -Después de todo lo que hemos pasado puedes decirme lo que sea, no dejaré que llores sola debajo de este árbol como si no me importaras- Hice una pausa para luego acercarme un poco y colocar suavemente mi mano izquierda sobre su hombro derecho -Por favor, déjame ayudarte- Una vez dicho eso esperé no haber hecho algo que la hiciera sentir más triste que antes, pero eso sólo lo podría saber con su siguiente respuesta…
Luego de eso, Xana hizo todo lo que estuvo en su alcance para intentar detener mi ejecución y cuando la atención fue centrada en mí, inmediatamente me senté como suelen hacerlo los perros bien entrenados, miré fijamente al león como si quisiera jugar con él y moví mi cola de un lado a otro sin parar -(Vamos Melena Blanca, ten piedad de un pobre cachorrito)- Pensé como si realmente alguien me escuchara -(¿Por qué piensa tanto? ¡Contesta estúpido gato!)- Ya comenzaba a ser desesperante, nadie hacía nada, solamente estábamos ahí mientras el líder de los leones se tomaba todo su tiempo para pensar.
Por otro lado, mi compañero canino al parecer perdió su paciencia y optó estúpidamente por atacar aunque no tenía posibilidades de triunfar, por ello su muerte fue inevitable y su vida terminó ante la rápida respuesta del león -(¿Pero por qué?)- Pensé tras dar un pequeño salto hacia al lado por el susto, y gracias a que tomé distancia me salvé de ser bañado de sangre de lobo rabioso.
Desafortunadamente Melena Blanca volvió a quedar pensativo por otro rato, aunque esta vez sí tomó una decisión y dejó que yo conservara mi valiosa vida, por ello opté por inclinarme a modo de reverencia para expresar mi sincera gratitud.
Fue entonces cuando repentinamente unas sensaciones extrañas pero familiares volvieron a recorrer todo mi cuerpo mientras que finalmente recuperaba mi forma original, fue una experiencia extraordinaria probar ese cambio de primera mano, pero después de todo lo sucedido ya no me quedaron más motivaciones para volver a pasar por algo así, sin embargo, en mi forma original me sentía incómodo, ya no lograba percibir algunas cosas con mi nariz ni con mis oídos, y eso me hacía sentir… Limitado.
Dejando de lado los efectos de las transformaciones, nuevamente me enfoqué en el león para intentar agradecerle, sin embargo, éste comenzó a compartir valiosa información que quise escuchar atentamente, pero no tardó mucho para que Melena Blanca nos acusara de sucios ladrones.
Instantáneamente, Xana intentó defender su honor, sin embargo el león no quiso creer en las palabras de la elfa, al parecer ella poseía una mala reputación a causa de sus acciones pasadas y por el simple hecho de pertenecer a un clan que tampoco era bien visto -(Después dicen que yo soy el que no da ejemplo)- Pensé sin decir nada.
Nuevamente Melena Blanca se enfocó en Chimar y en mí esperando nuestras respuestas que justificaran nuestra presencia en aquel lugar, pero otra vez Xana intentó hablar y rápidamente el león dejó salir un estruendoso rugido que dejó un incómodo silencio en el ambiente.
Una vez que nadie nos podría interrumpir, Chimar aclara que no tuvo nada que ver con el robo de las gemas que, por cierto, era la misma historia que la mía -Por desgracia tuve el mismo destino, gané un par de gemas en un concurso, tal vez organizado por el mismo sujeto- Dije con un tono serio y formal para evitar dar una mala imagen de mí.
Después de eso tenía muchas dudas y curiosidades en mi cabeza que quería averiguar y el único que podría ayudarme con eso posiblemente sería Melena Blanca -Por favor, me gustaría que me orientaras un poco sobre este asunto, sobre el druida y las gemas- Solicité de forma cortés -Lamento mi curiosidad, es que me inquieta no saber por qué alguien robaría unas gemas para luego regalarlas- Dije finalmente para esperar las respuestas.
Poco después un sonido llamó mi atención y dicho sonido provenía de Chimar que tal vez se encontraba enfermo; luego lo miré, él me miró, los dos nos miramos y finalmente entendí lo que quería de mí -(No puede ser ¿Por qué yo debo ser el consolador? Bueno, bueno, no me queda de otra)- Pensé para luego caminar hacia donde se encontraba la entristecida elfa.
Caminé lentamente tratando de nunca llegar a mi destino, pues no sabía qué decirle a la elfa para animarla y si le dijera una estupidez seguramente se pondría peor, aunque de alguna forma debía agradecerle por salvar mi vida, por lo que era mi obligación intentar animarla a pesar de que nunca había hecho algo como eso.
Me coloqué al frente de la elfa y luego la miré a los ojos aunque tratando de no invadir su espacio personal -Xana, no sé qué estás sintiendo en este momento, pero puedes decirme lo que quieras y haré lo posible por entenderte- Dije tratando de sonar comprensivo -Después de todo lo que hemos pasado puedes decirme lo que sea, no dejaré que llores sola debajo de este árbol como si no me importaras- Hice una pausa para luego acercarme un poco y colocar suavemente mi mano izquierda sobre su hombro derecho -Por favor, déjame ayudarte- Una vez dicho eso esperé no haber hecho algo que la hiciera sentir más triste que antes, pero eso sólo lo podría saber con su siguiente respuesta…
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Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
Melena Blanca escuchó deternidamente lo que los chicos le habían explicado y se dio cuenta que su historia comenzaba a tener sentido cuando vio sus transformaciones humanas y su total desconocimiento sobre las gemas. El líder leónico se mostró nuevamente reflexivo antes de contestar a las dudas del elfo sobre el druida y las gemas.
-Cranix es uno de los pocos druidas que quedan. Como todos, es un amante de los animales y llevaba muchos años trabajando en una forma de imbuir espíritus animales en recipientes físicos con el fin de comunicarse con ellos, mezclarse entre los mismos, en sus costumbres y así poder estudiarlos. Un naturalista, en resumidas cuentas. – comenzó diciendo. – Mi conocimiento en magia es muy limitado y no me permite saber cómo lo ha terminado haciendo. Sólo sé que sus gemas permiten a su portador convertirse en diferentes animales. Pero para que éstas ejecuten su efecto, el portador debe permanecer un tiempo bastante prolongado en contacto con las mismas. Este es un mecanismo de defensa para que nadie haga un uso de ellas, pues se supone que únicamente Cranix debería de utilizarlas. – miró la bolsa de gemas de Xana un rato. – Quien os las entregó seguramente haya sido alguien que esperaba que estuvieseis en contacto con ellas para luego utilizaros más adelante. ¿Timadores que trafican con animales? ¿Integrantes de un circo? Quién sabe… – explicó sobre las posibles hipótesis de los secuestradores de los jóvenes. – La cuestión es que tenéis sus gemas y tendréis que devolvérselas, hablad con él ya que no conocéis los efectos secundarios que puede tener. – miró hacia las profundidades del bosque. – Y para ello no os queda otra que adentraros en la arboleda. – no estaba muy convencido de que los jóvenes pudiesen salir con vida o llegar con garantías de no perderse en medio del bosque.
Uno de los leónicos, quizás no el más fuerte, pero sí el mejor equipado, con armadura pesada, espada y escudo
-Honorable líder. – respondió uno de los leónicos, saliendo al frente. – Si me lo permitís seré yo quien acompañe a los jóvenes al corazón del bosque.
-¿Tú, Imargo? – preguntó serio. El líder mantenía un gran respeto por los leónicos. – Bien. Eres uno de mis mejores hombres. Confío en tu buen hacer, y en que los mantendrás a salvo de la manada y otros peligros.
El leónico giró la cabeza hacia ellos y les hizo una reverencia con gran respeto. Estaba claro que aquellos hombres bestia tenían una estricta disciplina militar impuesta por el Centinela del Este y basada en virtudes como la el respeto, la honestidad o la solidaridad. Y es que para enfrentarse a alguien tan poderoso como los jinetes oscuros sin ningún tipo de habilidad mágica necesitaban otro tipo de herramientas.
Por su parte, la elfa Xana lloraba sin consuelo tras un árbol, y fue su congénere Rauko el que fue a tratar de animarla. La pobre se arrimó contra su hombro.
-Lo que ha dicho Melena Blanca es cierto. – dijo entre sollozos. – Odio a mi clan, y odio a todo lo que tenga que ver con ellos. Hacen cosas horribles. Por eso huí hace una semana. Cuando fui golpeada por la espalda en medio del bosque. – explicó. – Sólo tuve atisbos de volver antes, cuando descarrilamos, por miedo a esos estúpidos lobos locos. – levantó la mirada. – Pero no quiero volver. Quiero irme lejos. – negó con la cabeza varias veces y comenzó a llorar desconsolada.
Fue entonces cuando tocó su piedra, la que le permitió convertirse en águila, e hizo un amago de volver a apretarla. Rauko aún tendría unos instantes para animarla. Fue entonces cuando el leónico interrumpiría la conversación entre los elfos.
-Chicos. Mi nombre es Imargo. Debemos partir hacia el interior de la arboleda. – explicó el leónico. – Os llevaré hasta el druida.
Chimar, Rauko, es hora de poneros en camino. En este turno tendréis que comenzar vuestro andar por el bosque. Tendréis que describir lo que os vais encontrando. Describid el bosque de la manera que penséis.
El leónico, Imargo, liderará la exploración y Xana os seguirá también, aunque algo retrasada con respecto al grupo, todavía con dudas sobre su vida. Se está planteando desaparecer. No es mala chica, únicamente está falta de cariño. Recomiendo que la cuidéis y no la hagáis sentirse sola o terminará por convertirse en águila y volar. La joven no os lo ha contado todo aún, guarda un gran secreto, pero por el momento, tendréis que encontrar al druida. También podéis aprovechar para preguntarle a Imargo algo sobre la manada o el propio druida. Ahora tendréis un nuevo compañero en el grupo.
Según os adentréis en el bosque os sentiréis observados por algo. ¿Los lobos? Puede que la manada continúe persiguiéndoos, o puede que sea otra cosa.
-Cranix es uno de los pocos druidas que quedan. Como todos, es un amante de los animales y llevaba muchos años trabajando en una forma de imbuir espíritus animales en recipientes físicos con el fin de comunicarse con ellos, mezclarse entre los mismos, en sus costumbres y así poder estudiarlos. Un naturalista, en resumidas cuentas. – comenzó diciendo. – Mi conocimiento en magia es muy limitado y no me permite saber cómo lo ha terminado haciendo. Sólo sé que sus gemas permiten a su portador convertirse en diferentes animales. Pero para que éstas ejecuten su efecto, el portador debe permanecer un tiempo bastante prolongado en contacto con las mismas. Este es un mecanismo de defensa para que nadie haga un uso de ellas, pues se supone que únicamente Cranix debería de utilizarlas. – miró la bolsa de gemas de Xana un rato. – Quien os las entregó seguramente haya sido alguien que esperaba que estuvieseis en contacto con ellas para luego utilizaros más adelante. ¿Timadores que trafican con animales? ¿Integrantes de un circo? Quién sabe… – explicó sobre las posibles hipótesis de los secuestradores de los jóvenes. – La cuestión es que tenéis sus gemas y tendréis que devolvérselas, hablad con él ya que no conocéis los efectos secundarios que puede tener. – miró hacia las profundidades del bosque. – Y para ello no os queda otra que adentraros en la arboleda. – no estaba muy convencido de que los jóvenes pudiesen salir con vida o llegar con garantías de no perderse en medio del bosque.
Uno de los leónicos, quizás no el más fuerte, pero sí el mejor equipado, con armadura pesada, espada y escudo
-Honorable líder. – respondió uno de los leónicos, saliendo al frente. – Si me lo permitís seré yo quien acompañe a los jóvenes al corazón del bosque.
-¿Tú, Imargo? – preguntó serio. El líder mantenía un gran respeto por los leónicos. – Bien. Eres uno de mis mejores hombres. Confío en tu buen hacer, y en que los mantendrás a salvo de la manada y otros peligros.
El leónico giró la cabeza hacia ellos y les hizo una reverencia con gran respeto. Estaba claro que aquellos hombres bestia tenían una estricta disciplina militar impuesta por el Centinela del Este y basada en virtudes como la el respeto, la honestidad o la solidaridad. Y es que para enfrentarse a alguien tan poderoso como los jinetes oscuros sin ningún tipo de habilidad mágica necesitaban otro tipo de herramientas.
Por su parte, la elfa Xana lloraba sin consuelo tras un árbol, y fue su congénere Rauko el que fue a tratar de animarla. La pobre se arrimó contra su hombro.
-Lo que ha dicho Melena Blanca es cierto. – dijo entre sollozos. – Odio a mi clan, y odio a todo lo que tenga que ver con ellos. Hacen cosas horribles. Por eso huí hace una semana. Cuando fui golpeada por la espalda en medio del bosque. – explicó. – Sólo tuve atisbos de volver antes, cuando descarrilamos, por miedo a esos estúpidos lobos locos. – levantó la mirada. – Pero no quiero volver. Quiero irme lejos. – negó con la cabeza varias veces y comenzó a llorar desconsolada.
Fue entonces cuando tocó su piedra, la que le permitió convertirse en águila, e hizo un amago de volver a apretarla. Rauko aún tendría unos instantes para animarla. Fue entonces cuando el leónico interrumpiría la conversación entre los elfos.
-Chicos. Mi nombre es Imargo. Debemos partir hacia el interior de la arboleda. – explicó el leónico. – Os llevaré hasta el druida.
- Imargo:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
* * * * * * * *
Chimar, Rauko, es hora de poneros en camino. En este turno tendréis que comenzar vuestro andar por el bosque. Tendréis que describir lo que os vais encontrando. Describid el bosque de la manera que penséis.
El leónico, Imargo, liderará la exploración y Xana os seguirá también, aunque algo retrasada con respecto al grupo, todavía con dudas sobre su vida. Se está planteando desaparecer. No es mala chica, únicamente está falta de cariño. Recomiendo que la cuidéis y no la hagáis sentirse sola o terminará por convertirse en águila y volar. La joven no os lo ha contado todo aún, guarda un gran secreto, pero por el momento, tendréis que encontrar al druida. También podéis aprovechar para preguntarle a Imargo algo sobre la manada o el propio druida. Ahora tendréis un nuevo compañero en el grupo.
Según os adentréis en el bosque os sentiréis observados por algo. ¿Los lobos? Puede que la manada continúe persiguiéndoos, o puede que sea otra cosa.
Ger
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Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
Melena blanca suelta el relato de las gemas… toda una mezcla de frutas. La magia a veces resulta confusa, especialmente cuando se entrelaza con elementos naturales. Aun así Chimar entiende lo pertinente, son robadas y tienen habilidades especiales. ¿Qué clase de druida se deja robar algo tan valioso?, esa será una pregunta para más tarde.
… ¿Efectos secundarios?
Ese es el problema de las cosas arcanas, vienen con “regalos” adicionales, la mayoría del tiempo desagradables. Tristemente los hombres gato carecen de respuestas complicadas, son guerreros no hechiceros. Para aprender más será necesario visitar al propio druida, como creador debe tener muchos conocimientos.
Uno de los gatos se ofrece como guía, un alivio pues internarse en el bosque con una manada de lobos locos suena peligroso. Dicho personaje se encuentra bien pertrechado, parece el tipo de sujeto que conviene tener como aliado en una pelea. Maquiavelo imita la reverencia del líder y agradece la nueva incorporación.
Muchas gracias, bienvenido al grupo.
Puede ser educado cuando resulta necesario, obviamente casi nunca debe tomar ese comportamiento. Por su parte Rauko intenta consolar a Xana, el llanto errático de la mujer deja entrever que no tiene muchas habilidades. Al menos lo intenta, no existe nadie más pésimo en ese aspecto que el chico inventor.
Pronto el grupo está listo para partir, lo mejor será mover el trasero ahora que los lobos están corriendo por sus vidas. Chimar pega un silbido para alertar a los demás, tiempo de caminar. Luego de despedirse del conjunto felino la compañía inicia su marcha, todo un equipo variopinto.
Adelante, el hombre de las plantas no espera.
El pequeño genio ha conocido varios naturalistas, tienden a ser... únicos. Tener un contacto prolongado con la vida primitiva puede ser malo para el comportamiento, aun así son personajes muy listos que tienen ideas fascinantes, no tanto como un especialista en mecánica pero algo es algo.
Imargo, ¿Que puedes decirnos sobre nuestro próximo mejor amigo?
Debe tener alguna referencia, al final es un nativo de la zona. Otra cosa llama la atención del jovencito, Xana permanece rezagada y se comporta distante. Parece saborear la idea de separarse del grupo, algo que puede lograr eficientemente con su piedra predilecta, es momento de una intervención amistosa.
Rauko ven conmigo, necesito tus “encantos elficos”.
Dejan al guía en una posición de liderato prudente y retroceden algunos pasos hasta quedar cerca de la mujer, nada demasiado invasivo. El más pequeño se toma varios segundos para definir el curso de acción prudente, al final se decide por infundir un poco de miedo ligado con condescendencia, hora de jugar.
Debo decirles algo, las piedras tienen efectos secundarios… no me quisieron explicar bien pero mencionaron cambios de género y formas repugnantes permanentes, lo mejor será devolverlas. Por cierto Xana, la situación se puso incomoda allá atrás con el minino enorme… ¿te encuentras mejor?
El bosque profundo tiene un aspecto misterioso aunque resulta sencillo de atravesar, los obstáculos son sorteables. Por otro lado existe algo que contrasta la facilidad, cierta presencia extraña. El chiquillo se siente observado y eso no le gusta, lo peor de todo es que no parece haber nada ni nadie en las cercanías, será mejor mantenerse alerta.
… ¿Efectos secundarios?
Ese es el problema de las cosas arcanas, vienen con “regalos” adicionales, la mayoría del tiempo desagradables. Tristemente los hombres gato carecen de respuestas complicadas, son guerreros no hechiceros. Para aprender más será necesario visitar al propio druida, como creador debe tener muchos conocimientos.
Uno de los gatos se ofrece como guía, un alivio pues internarse en el bosque con una manada de lobos locos suena peligroso. Dicho personaje se encuentra bien pertrechado, parece el tipo de sujeto que conviene tener como aliado en una pelea. Maquiavelo imita la reverencia del líder y agradece la nueva incorporación.
Muchas gracias, bienvenido al grupo.
Puede ser educado cuando resulta necesario, obviamente casi nunca debe tomar ese comportamiento. Por su parte Rauko intenta consolar a Xana, el llanto errático de la mujer deja entrever que no tiene muchas habilidades. Al menos lo intenta, no existe nadie más pésimo en ese aspecto que el chico inventor.
Pronto el grupo está listo para partir, lo mejor será mover el trasero ahora que los lobos están corriendo por sus vidas. Chimar pega un silbido para alertar a los demás, tiempo de caminar. Luego de despedirse del conjunto felino la compañía inicia su marcha, todo un equipo variopinto.
Adelante, el hombre de las plantas no espera.
El pequeño genio ha conocido varios naturalistas, tienden a ser... únicos. Tener un contacto prolongado con la vida primitiva puede ser malo para el comportamiento, aun así son personajes muy listos que tienen ideas fascinantes, no tanto como un especialista en mecánica pero algo es algo.
Imargo, ¿Que puedes decirnos sobre nuestro próximo mejor amigo?
Debe tener alguna referencia, al final es un nativo de la zona. Otra cosa llama la atención del jovencito, Xana permanece rezagada y se comporta distante. Parece saborear la idea de separarse del grupo, algo que puede lograr eficientemente con su piedra predilecta, es momento de una intervención amistosa.
Rauko ven conmigo, necesito tus “encantos elficos”.
Dejan al guía en una posición de liderato prudente y retroceden algunos pasos hasta quedar cerca de la mujer, nada demasiado invasivo. El más pequeño se toma varios segundos para definir el curso de acción prudente, al final se decide por infundir un poco de miedo ligado con condescendencia, hora de jugar.
Debo decirles algo, las piedras tienen efectos secundarios… no me quisieron explicar bien pero mencionaron cambios de género y formas repugnantes permanentes, lo mejor será devolverlas. Por cierto Xana, la situación se puso incomoda allá atrás con el minino enorme… ¿te encuentras mejor?
El bosque profundo tiene un aspecto misterioso aunque resulta sencillo de atravesar, los obstáculos son sorteables. Por otro lado existe algo que contrasta la facilidad, cierta presencia extraña. El chiquillo se siente observado y eso no le gusta, lo peor de todo es que no parece haber nada ni nadie en las cercanías, será mejor mantenerse alerta.
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Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
Afortunadamente mis preguntas fueron respondidas por el león y aunque no fue mucho lo que sabía por lo menos pude orientarme un poco para poder comprender mejor el asunto, pero al final todavía quedaban muchas más dudas -(¿Un druida con vida? Creí que se habían extinto)- Pensé confundido tras escuchar las explicaciones.
Más tarde cuando intenté consolar a la entristecida elfa, ella respondió desahogándose aún más, explotando en lágrimas y arrimándose sobre mi hombro izquierdo, luego comenzó a relatar cuáles era los problemas que afligían su alma -(Esto está durando demasiado ¿Cómo voy a animarla? No puedo hacer nada ¿O sí? Si es así, entonces ¿Qué debería hacer? Me está mojando el hombro)- En aquel momento no sabía qué hacer, solamente me quedé ahí, inmóvil, como una fuente de consuelo esperando que me llegara la inspiración.
Aunque mi plan era acabar con eso lo más rápido posible, no pude evitar cambiar de parecer cuando la elfa levantó su mirada, pues en ese instante, pude ver más allá de sus ojos, pude ver su interior, su corazón, su sufrimiento, y por desgracia no pude ser indiferente ante eso -(¿Por qué? ¿Por qué de pronto se hace un nudo en mi garganta? ¿Qué me sucede?)- Viejos sentimientos volvieron a flote, sentimientos que no experimentaba desde hace años y todo a causa de aquella pobre elfa que compadecí, al parecer sus emociones eran contagiosos.
Afortunadamente pude evitar mostrarme débil ante Xana, eso sería lo peor en el momento, sin embargo ella tomó nuevamente su piedra para intentar escapar en forma de águila, pero no estaba segura de querer hacerlo, estaba confundida y lo único que se le ocurrió para deshacerse del dolor era escapar de todo. La pobre estaba angustiada y realmente necesitaba ayuda, si yo no le decía nada me sentiría mal conmigo mismo, tal vez con una palabra le cambiaría todo, pues a veces una broma, una anécdota, una frase insignificante, pueden marcar el destino de una persona más que las mayores proezas o las batallas más sangrientas.
Entonces coloqué mi mano derecha bajo el mentón de Xana para levantar su rostro y luego cruzar nuestras miradas -No dejes nunca ser recluida en el silencio. No te dejes nunca a ti misma ser la víctima. No aceptes la definición de la vida de otros; defínete a ti misma- Le dije con determinación para luego colocar mis manos sobre sus hombros -No importa lo que has hecho en el pasado ni los momentos que han quedado en tus recuerdos… Porque ahora son sólo eso, “recuerdos”- Dije esta vez con un tono más suave pero haciendo énfasis en la última palabra.
Aunque ella no lo dijo, era obvio que también había participado en esas cosas que odiaba, si no entonces no se sentiría mal con ella misma -No pierdas la fe en ti misma, pronto todo pasará, lo superarás, y yo todavía estaré contigo para apoyarte- Dije como si creyera en un mejor mañana para luego mostrarle una sonrisa -(Ya ni siquiera sé qué estoy diciendo)- Pensé sin decir nada más.
Por desgracia o tal vez por suerte no pude seguir con la elfa porque fui interrumpido por un hombre felino llamado Imargo, pero lo interesante de él era su aspecto... Diferente al de los demás, pues parecía más un lince que un león, pero éste al parecer creía ser igual que sus compañeros, tal vez su historia pasada sería muy interesante -Está bien, dame un segundo- Respondí para tener un poco más de tiempo con la elfa -Sé que todavía estás confundida, pero por favor acompáñame, tal vez dentro del bosque puedas reflexionar mejor, y si necesitas algo recuerda que estaré cerca- Una vez dicho eso me despedí de Melena Blanca haciendo una reverencia y luego emprendí el viaje con rumbo a… Donde sea que estuviera el druida.
Cuando nos encontramos dentro del bosque, Chimar le hace una pregunta interesante al hombre lince, conocer un poco más sobre el druida sería de bastante ayuda ya que el conocimiento siempre es poder, así que presté atención a las palabras del felino y cuando terminó de hablar fue mi turno para preguntar -Por cierto ¿Sabes algo sobre el comportamiento de los lobos? nunca los había visto como ahora- Dije con curiosidad, pues era algo que nadie había preguntado hasta el momento y yo quería saber la respuesta.
Por otro lado, Xana todavía se mostraba deprimida y eso me hacía sentir como un inútil, al final de todo no pude animarla ya que después de todo solamente intenté darle esperanzas de un futuro mejor o quién sabe qué fue lo que realmente di a entender con mis improvisadas palabras, pero todavía no me rendiría con ella, no dejaría las cosas así y por lo visto Chimar tampoco se mostraría indiferente.
Nos colocamos cerca de Xana y una vez allí Chimar decide causarle un poco de miedo, tal vez para que la elfa pensara en otras cosas, no obstante, no pude evitar mirar hacia atrás -(Qué raro)- Por un momento sentí que algo nos observaba, pero no sólo eso, cada cierto tiempo sentía que habían ojos en todos lados, depredadores que nos vigilaban atentamente, escabulléndose entre las sombras, siguiéndonos entre los árboles, Escondidos en las rocas, respirando en nuestras espaldas; sin duda alguna ese bosque tenía algo escalofriante y Chimar también lo sentía.
No había más nadie cerca, pero era mejor estar atento ante cualquier cosa sin importar si solamente era paranoia, por ello me mantuve preparado para tomar mi espada en caso de que fuera necesario.
Más tarde cuando intenté consolar a la entristecida elfa, ella respondió desahogándose aún más, explotando en lágrimas y arrimándose sobre mi hombro izquierdo, luego comenzó a relatar cuáles era los problemas que afligían su alma -(Esto está durando demasiado ¿Cómo voy a animarla? No puedo hacer nada ¿O sí? Si es así, entonces ¿Qué debería hacer? Me está mojando el hombro)- En aquel momento no sabía qué hacer, solamente me quedé ahí, inmóvil, como una fuente de consuelo esperando que me llegara la inspiración.
Aunque mi plan era acabar con eso lo más rápido posible, no pude evitar cambiar de parecer cuando la elfa levantó su mirada, pues en ese instante, pude ver más allá de sus ojos, pude ver su interior, su corazón, su sufrimiento, y por desgracia no pude ser indiferente ante eso -(¿Por qué? ¿Por qué de pronto se hace un nudo en mi garganta? ¿Qué me sucede?)- Viejos sentimientos volvieron a flote, sentimientos que no experimentaba desde hace años y todo a causa de aquella pobre elfa que compadecí, al parecer sus emociones eran contagiosos.
Afortunadamente pude evitar mostrarme débil ante Xana, eso sería lo peor en el momento, sin embargo ella tomó nuevamente su piedra para intentar escapar en forma de águila, pero no estaba segura de querer hacerlo, estaba confundida y lo único que se le ocurrió para deshacerse del dolor era escapar de todo. La pobre estaba angustiada y realmente necesitaba ayuda, si yo no le decía nada me sentiría mal conmigo mismo, tal vez con una palabra le cambiaría todo, pues a veces una broma, una anécdota, una frase insignificante, pueden marcar el destino de una persona más que las mayores proezas o las batallas más sangrientas.
Entonces coloqué mi mano derecha bajo el mentón de Xana para levantar su rostro y luego cruzar nuestras miradas -No dejes nunca ser recluida en el silencio. No te dejes nunca a ti misma ser la víctima. No aceptes la definición de la vida de otros; defínete a ti misma- Le dije con determinación para luego colocar mis manos sobre sus hombros -No importa lo que has hecho en el pasado ni los momentos que han quedado en tus recuerdos… Porque ahora son sólo eso, “recuerdos”- Dije esta vez con un tono más suave pero haciendo énfasis en la última palabra.
Aunque ella no lo dijo, era obvio que también había participado en esas cosas que odiaba, si no entonces no se sentiría mal con ella misma -No pierdas la fe en ti misma, pronto todo pasará, lo superarás, y yo todavía estaré contigo para apoyarte- Dije como si creyera en un mejor mañana para luego mostrarle una sonrisa -(Ya ni siquiera sé qué estoy diciendo)- Pensé sin decir nada más.
Por desgracia o tal vez por suerte no pude seguir con la elfa porque fui interrumpido por un hombre felino llamado Imargo, pero lo interesante de él era su aspecto... Diferente al de los demás, pues parecía más un lince que un león, pero éste al parecer creía ser igual que sus compañeros, tal vez su historia pasada sería muy interesante -Está bien, dame un segundo- Respondí para tener un poco más de tiempo con la elfa -Sé que todavía estás confundida, pero por favor acompáñame, tal vez dentro del bosque puedas reflexionar mejor, y si necesitas algo recuerda que estaré cerca- Una vez dicho eso me despedí de Melena Blanca haciendo una reverencia y luego emprendí el viaje con rumbo a… Donde sea que estuviera el druida.
Cuando nos encontramos dentro del bosque, Chimar le hace una pregunta interesante al hombre lince, conocer un poco más sobre el druida sería de bastante ayuda ya que el conocimiento siempre es poder, así que presté atención a las palabras del felino y cuando terminó de hablar fue mi turno para preguntar -Por cierto ¿Sabes algo sobre el comportamiento de los lobos? nunca los había visto como ahora- Dije con curiosidad, pues era algo que nadie había preguntado hasta el momento y yo quería saber la respuesta.
Por otro lado, Xana todavía se mostraba deprimida y eso me hacía sentir como un inútil, al final de todo no pude animarla ya que después de todo solamente intenté darle esperanzas de un futuro mejor o quién sabe qué fue lo que realmente di a entender con mis improvisadas palabras, pero todavía no me rendiría con ella, no dejaría las cosas así y por lo visto Chimar tampoco se mostraría indiferente.
Nos colocamos cerca de Xana y una vez allí Chimar decide causarle un poco de miedo, tal vez para que la elfa pensara en otras cosas, no obstante, no pude evitar mirar hacia atrás -(Qué raro)- Por un momento sentí que algo nos observaba, pero no sólo eso, cada cierto tiempo sentía que habían ojos en todos lados, depredadores que nos vigilaban atentamente, escabulléndose entre las sombras, siguiéndonos entre los árboles, Escondidos en las rocas, respirando en nuestras espaldas; sin duda alguna ese bosque tenía algo escalofriante y Chimar también lo sentía.
No había más nadie cerca, pero era mejor estar atento ante cualquier cosa sin importar si solamente era paranoia, por ello me mantuve preparado para tomar mi espada en caso de que fuera necesario.
Rauko
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Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
A Imargo no se le veía mal tipo, en confianza era más sonriente que en presencia de su jefe, el gran león Melena Blanca. Presentaba un trato mucho más cercano que éste, más campechano. Chimar rápidamente preguntó acerca del sabio hombre que, supuestamente, había confeccionado dichas piedras.
-Cranix es un pirado que dice ser un druida. Pero esos se extinguieron hace mucho, ¿no? En realidad, es un mago elemental. ¿Brujos los llaman? Sólo que ama la naturaleza. – se preguntó retóricamente. – Los leónicos somos guerreros, no hechiceros. Poco sabemos de magia. – destacó el hombre lince. – En cuanto al tipo es… Curioso. Bueno, lo comprobaréis vosotros mismos. No falta mucho. – y señaló con su espada a través de un pequeño recoveco del bosque. Se desenvolvía con gran agilidad a través del mismo. Se notaba que aquel hombre lince se movía por aquellos bosques como si fuese su casa. – En cuanto a los lobos… Hay muchos licántropos por aquí, estamos en las tierras de Ulmer. Su comportamiento desde luego no es el habitual. Sus ojos… - frunció el ceño. – No muestran paz. No, al contrario, muestran violencia. – decía el hombre que, en confianza parecía ser más parlanchín, probablemente debido a lo poco que les permitiría hablar Melena Blanca.
Xana, que avanzaba miró preocupada a Imargo y al resto del grupo y, gracias a los esfuerzos de Rauko, consiguió sentirse más aliviada y olvidar su malestar general – Gracias, Rauko. Si no fuera por ti, yo… – le susurró la joven a la vez que tomó al joven de la mano, la apretó, se apoyó sobre su hombro y cuando se dio cuenta del gesto tan personal que estaba haciendo se retractó y se soltó por completo, toda sonrojada. Estaba claro que la joven se sentía muy sola. Quizás fuera marginada en su clan por el simple hecho de pensar diferente. O, tal vez, simplemente le gustase Rauko, y es que el joven había sido bastante cariñoso con ella.
En cualquier caso redujo su paso para que Imargo y Chimar se distanciaran, y revelarle así un pequeño secreto. El elfo parecía ser el único en el que confiaba la elfa. – Creo que sé por qué los lobos están así… - dijo en voz muy bajo a su oído, con algo de timidez.
-¡Ey! ¡Vosotros dos! – interrumpió la voz de un Imargo más adelantado, con un grito. – La casa del druida está ahí. - Comentó señalando tras los bosques a una pequeña casita que se excavada en el interior de una pequeña colina. – Joder, está llena de animales esperándolo a la puerta. Habrá que acercarse y preguntar, ¿no? – y es que, junto a la puerta del druida, había 4 o 5 ciervas.
En cuanto a la elfa, quedó muda, sin saber qué decir, había comenzar a decir algo que sin duda sería de vital trascendencia para el futuro de los jóvenes en el bosque y, si no se atrevía a contarlo sin duda podría repercutirles en el futuro.
Chimar, “tu nuevo mejor amigo”, Imargo, os ha llevado hasta la pequeña casita del bosque. Tendréis que acercaros a preguntar por el druida y tú eres el genio maquiavélico del grupo. Los ciervos no parecen ofensivos de primeras, decide la manera de hacerlo, podrá ser de forma humana o en forma animal usando una gema. Como prefieras. Terminarás el turno dirigiéndote a la casa con intención de picar. Imargo irá contigo.
Rauko, has sido tan cortés con Xana que en tu presencia se siente confiada o, tal vez, atraída. Ha querido contarte la causa de la cólera de los licántropos, pero la inoportuna intervención de Imargo ante la aparición de la casa del bosque la ha interrumpido. Si no es en este turno, deberás buscar algo de intimidad con ella para preguntarle qué ha pasado con los lobos del bosque. Tú no tienes por qué ir a picar a casa del druida si no quieres, tienes libertad para quedarte atrás, ir con él en forma humana o transformarte. Xana hará lo que tú hagas.
Vuestra elección afectará al próximo turno, así que elegid con cabeza.
-Cranix es un pirado que dice ser un druida. Pero esos se extinguieron hace mucho, ¿no? En realidad, es un mago elemental. ¿Brujos los llaman? Sólo que ama la naturaleza. – se preguntó retóricamente. – Los leónicos somos guerreros, no hechiceros. Poco sabemos de magia. – destacó el hombre lince. – En cuanto al tipo es… Curioso. Bueno, lo comprobaréis vosotros mismos. No falta mucho. – y señaló con su espada a través de un pequeño recoveco del bosque. Se desenvolvía con gran agilidad a través del mismo. Se notaba que aquel hombre lince se movía por aquellos bosques como si fuese su casa. – En cuanto a los lobos… Hay muchos licántropos por aquí, estamos en las tierras de Ulmer. Su comportamiento desde luego no es el habitual. Sus ojos… - frunció el ceño. – No muestran paz. No, al contrario, muestran violencia. – decía el hombre que, en confianza parecía ser más parlanchín, probablemente debido a lo poco que les permitiría hablar Melena Blanca.
Xana, que avanzaba miró preocupada a Imargo y al resto del grupo y, gracias a los esfuerzos de Rauko, consiguió sentirse más aliviada y olvidar su malestar general – Gracias, Rauko. Si no fuera por ti, yo… – le susurró la joven a la vez que tomó al joven de la mano, la apretó, se apoyó sobre su hombro y cuando se dio cuenta del gesto tan personal que estaba haciendo se retractó y se soltó por completo, toda sonrojada. Estaba claro que la joven se sentía muy sola. Quizás fuera marginada en su clan por el simple hecho de pensar diferente. O, tal vez, simplemente le gustase Rauko, y es que el joven había sido bastante cariñoso con ella.
En cualquier caso redujo su paso para que Imargo y Chimar se distanciaran, y revelarle así un pequeño secreto. El elfo parecía ser el único en el que confiaba la elfa. – Creo que sé por qué los lobos están así… - dijo en voz muy bajo a su oído, con algo de timidez.
-¡Ey! ¡Vosotros dos! – interrumpió la voz de un Imargo más adelantado, con un grito. – La casa del druida está ahí. - Comentó señalando tras los bosques a una pequeña casita que se excavada en el interior de una pequeña colina. – Joder, está llena de animales esperándolo a la puerta. Habrá que acercarse y preguntar, ¿no? – y es que, junto a la puerta del druida, había 4 o 5 ciervas.
En cuanto a la elfa, quedó muda, sin saber qué decir, había comenzar a decir algo que sin duda sería de vital trascendencia para el futuro de los jóvenes en el bosque y, si no se atrevía a contarlo sin duda podría repercutirles en el futuro.
- Casa del druida:
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- Unos Bambis de la casita:
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* * * * * * * *
Chimar, “tu nuevo mejor amigo”, Imargo, os ha llevado hasta la pequeña casita del bosque. Tendréis que acercaros a preguntar por el druida y tú eres el genio maquiavélico del grupo. Los ciervos no parecen ofensivos de primeras, decide la manera de hacerlo, podrá ser de forma humana o en forma animal usando una gema. Como prefieras. Terminarás el turno dirigiéndote a la casa con intención de picar. Imargo irá contigo.
Rauko, has sido tan cortés con Xana que en tu presencia se siente confiada o, tal vez, atraída. Ha querido contarte la causa de la cólera de los licántropos, pero la inoportuna intervención de Imargo ante la aparición de la casa del bosque la ha interrumpido. Si no es en este turno, deberás buscar algo de intimidad con ella para preguntarle qué ha pasado con los lobos del bosque. Tú no tienes por qué ir a picar a casa del druida si no quieres, tienes libertad para quedarte atrás, ir con él en forma humana o transformarte. Xana hará lo que tú hagas.
Vuestra elección afectará al próximo turno, así que elegid con cabeza.
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Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
Al parecer Imargo es bastante hablador sin el ojo severo de melena blanca clavado encima, algo típico de las jerarquías militares. Con su lenguaje más corriente expone varios datos interesantes, no es un mal tipo y en cierto modo le agrada al enano… posiblemente por esa cola tan juguetona que mueve cada cierto tiempo.
Un brujo amante del bosque… eso es nuevo.
Los hechiceros no suelen apreciar el equilibrio natural, “cosas de elfos” dicen cuando se les pregunta. Maquiavelo tiene algo de experiencia en cuando a brujos se refiere, su “hermano mayor” es uno. Al final existen eslabones extraños en cada civilización, el propio inventor es un ejemplo claro.
En mi opinión profesional… creo que a esos lobos se les soltó una tuerca importante.
Los licántropos sedientos de sangre están dementes, obviamente tienen algo raro. El niño podría realizar una autopsia y descubrir la fuente de todo pero no lleva materiales profesionales encima, después de todo está bastante lejos de la universidad de los susurros. Tendrá que aplicar el método empírico, llenar de virotes a todo bicho de cuatro patas por precaución.
Más atrás Rauko y Xana parecen haber formado una especie de amistad, no se puede decir que pierden tiempo. Posiblemente su parentesco racial haya tenido que ver, los elfos se llevan bien entre ellos o eso dicen los rumores. En cierto instante ambos personajes se toman de manos, no duran mucho así pero resulta suficiente para saturar al científico.
¡Puaj!
¿Qué se puede decir?, aún no le gustan esas cosas. Cuando supere su etapa infantil sonara otra canción aunque todavía falta para eso… no demasiado pero falta. Luego de borrar la “terrible” imagen de su mente el jovencito detalla una pintoresca estructura, acaban de llegar al destino.
Genial… bichos.
Murmura cuando descubre el conglomerado de ciervos reunido frente a la madriguera, es una imagen de retrato. Los inventores tienden a ser distantes con las criaturas salvajes, especialmente cuando se especializan en mecánica y cosas de esa índole. El chico suspira mientras deja sus prejuicios atrás, algunas veces se necesita fingir.
Nobles criaturas del reino animal, venimos en paz. Necesitamos hablar con el druida, será rápido.
Dice mientras se acerca lentamente y con las manos en el aire, menuda escena. Después de tantas experiencias previas es mejor no arriesgarse, siempre existe la posibilidad de que los animales se transformen en mercenarios blindados si son tratados de manera grosera… nadie puede aburrirse en el bosque.
“Estoy viajando al lado de un gato gigante y hablando con ciervos… sin duda la teoría del caos”
Un brujo amante del bosque… eso es nuevo.
Los hechiceros no suelen apreciar el equilibrio natural, “cosas de elfos” dicen cuando se les pregunta. Maquiavelo tiene algo de experiencia en cuando a brujos se refiere, su “hermano mayor” es uno. Al final existen eslabones extraños en cada civilización, el propio inventor es un ejemplo claro.
En mi opinión profesional… creo que a esos lobos se les soltó una tuerca importante.
Los licántropos sedientos de sangre están dementes, obviamente tienen algo raro. El niño podría realizar una autopsia y descubrir la fuente de todo pero no lleva materiales profesionales encima, después de todo está bastante lejos de la universidad de los susurros. Tendrá que aplicar el método empírico, llenar de virotes a todo bicho de cuatro patas por precaución.
Más atrás Rauko y Xana parecen haber formado una especie de amistad, no se puede decir que pierden tiempo. Posiblemente su parentesco racial haya tenido que ver, los elfos se llevan bien entre ellos o eso dicen los rumores. En cierto instante ambos personajes se toman de manos, no duran mucho así pero resulta suficiente para saturar al científico.
¡Puaj!
¿Qué se puede decir?, aún no le gustan esas cosas. Cuando supere su etapa infantil sonara otra canción aunque todavía falta para eso… no demasiado pero falta. Luego de borrar la “terrible” imagen de su mente el jovencito detalla una pintoresca estructura, acaban de llegar al destino.
Genial… bichos.
Murmura cuando descubre el conglomerado de ciervos reunido frente a la madriguera, es una imagen de retrato. Los inventores tienden a ser distantes con las criaturas salvajes, especialmente cuando se especializan en mecánica y cosas de esa índole. El chico suspira mientras deja sus prejuicios atrás, algunas veces se necesita fingir.
Nobles criaturas del reino animal, venimos en paz. Necesitamos hablar con el druida, será rápido.
Dice mientras se acerca lentamente y con las manos en el aire, menuda escena. Después de tantas experiencias previas es mejor no arriesgarse, siempre existe la posibilidad de que los animales se transformen en mercenarios blindados si son tratados de manera grosera… nadie puede aburrirse en el bosque.
“Estoy viajando al lado de un gato gigante y hablando con ciervos… sin duda la teoría del caos”
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