Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
Página 2 de 2. • Comparte
Página 2 de 2. • 1, 2
Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
La información brindada por Imargo tampoco me animaba del todo, pues al final resultó que el tal druida en realidad era un simple brujo, aunque con la descripción que ofreció el felino parecía más un elfo en el cuerpo de un brujo.
Desafortunadamente la única duda que yo tenía no fue respondida de la forma en que esperaba, al parecer nadie sabía nada sobre el extraño comportamiento de los lobos, pero tal vez el druida o mejor dicho, el brujo podría saber algo sobre eso.
Fue entonces, cuando nos encontrábamos caminando que escuché la voz de Xana que al parecer se sentía mejor, gracias a mis palabras evité que ella se convirtiera en la llorona del grupo y eso me hacía sentir satisfecho por mi sublime logro, no obstante, repentinamente la elfa tomó mi mano y se apoyó sobre mi hombro en un gesto al que no supe cómo reaccionar -(…)- Pues, tampoco supe qué pensar, tan solo me mantuve ahí sin decir nada, ni siquiera fui capaz de mover mi mandíbula y tampoco pude evitar… Sonrojarme… Pero sólo un poco.
Aquello fue una escena que casi nunca me sucedía, o tal vez nunca me había sucedido, a pesar de mi apariencia yo no era de los casanovas ni nada parecido. Por suerte, rápidamente la elfa se soltó para acabar con aquel momento, al parecer ella no estaba del todo consciente de sus actos, pero tal vez al final sería un problema al momento de separarnos si es que eso llegaba a pasar.
Después de lo anterior, Xana redujo la velocidad de sus pasos y eso me dio la impresión de que quería llorar otra vez, y para evitar eso yo también reduje mi paso para estar a su lado -(Espero que no suceda nada incómodo… ¿O sí quiero? ¡¿Pero qué me pasa?!)- Pensé mientras la miraba.
Entonces, en aquel momento la elfa decidió relatarme algo sobre los lobos, algo trascendental, algo que decidiría el destino de nuestro futuro… O no, pues el inoportuno de Imargo optó por interrumpirnos solamente para señalar que habíamos llegado a la casa del druida -(Odio cuando esto sucede)- Fue lo único que pude pensar.
Dejando de lado mis emociones, observé la casa del druida y el frente estaba custodiado por un pequeño grupo de ciervos con aspecto poco amenazante, tal vez no sería problema a menos que fuesen personas transformadas, no obstante, en ese momento me di cuenta de una verdad que podría atormentarme por el resto de mi vida -(No puede ser, ya no podré confiar en los animales)- Pensé aterrorizado por el futuro de mi relación con todos aquellos adorables seres.
Por suerte logré pensar en otras cosas cuando Chimar comenzó a caminar, en ese momento tuve la necesidad de decir algo -Chicos, me quedaré aquí para vigilar, si necesitan ayuda pueden llamarme y, Chimar- Hice una pausa para luego mirar al chico -Busca toda la información que puedas, tal vez nos sea de utilidad- Dicho eso dejé que los dos siguieran su camino, pues algo me decía que no era buena idea que todos estuviéramos juntos, tal vez podríamos caer en una trampa, pero divididos por lo menos el que se encontrara en problemas tendría a alguien a quien pedirle ayuda.
Miré con atención el comportamiento de los ciervos para asegurarme de que realmente fueran animales legítimos y al no encontrar nada sospechoso, tal vez porque no me esforcé en ver cada detalle, opté por hablar con la elfa, pero para ello tal vez sería mejor no estar parados, así que busqué con la mirada un lugar donde pudiéramos sentarnos sin ser invadidos por los insectos que se paseaban por el suelo.
Por suerte no tardé más de un par de segundos en encontrar una piedra con el tamaño suficiente para que ambos nos sentáramos, así que me dirigí hacia mi destino y me senté pero dejando un espacio reservado para al elfa -Xana, ven y siéntate a mi lado- La invité con una confianza que luego desapareció cuando consideré una posibilidad -(¡Oh no! Ahora es probable que nuevamente me tome de la mano o algo peor)- Pensé sin decir nada.
No sabía qué hacer en ese momento ni qué comentar, pero si no decía nada entonces estaríamos en un silencio incómodo. Ese era uno de los momentos más estresantes de mi vida a pesar de que no había pasado ni un par de segundos, pero todo avanzaba a un paso tan lento, no obstante, todo aquello era demasiado ridículo e innecesario, me estaba preocupando demás por tonterías, así que por ello decidí hacer lo que realmente importaba: buscar respuestas -Ahora nadie puede interrumpirnos, ya puedes seguir hablándome sobre lo que sabes de los lobos- Sugerí con la esperanza de poder conseguir un poco de información, aunque tal vez no era lo ideal para el momento, pero de todas formas no perdía nada en intentarlo... ¿o sí?
Desafortunadamente la única duda que yo tenía no fue respondida de la forma en que esperaba, al parecer nadie sabía nada sobre el extraño comportamiento de los lobos, pero tal vez el druida o mejor dicho, el brujo podría saber algo sobre eso.
Fue entonces, cuando nos encontrábamos caminando que escuché la voz de Xana que al parecer se sentía mejor, gracias a mis palabras evité que ella se convirtiera en la llorona del grupo y eso me hacía sentir satisfecho por mi sublime logro, no obstante, repentinamente la elfa tomó mi mano y se apoyó sobre mi hombro en un gesto al que no supe cómo reaccionar -(…)- Pues, tampoco supe qué pensar, tan solo me mantuve ahí sin decir nada, ni siquiera fui capaz de mover mi mandíbula y tampoco pude evitar… Sonrojarme… Pero sólo un poco.
Aquello fue una escena que casi nunca me sucedía, o tal vez nunca me había sucedido, a pesar de mi apariencia yo no era de los casanovas ni nada parecido. Por suerte, rápidamente la elfa se soltó para acabar con aquel momento, al parecer ella no estaba del todo consciente de sus actos, pero tal vez al final sería un problema al momento de separarnos si es que eso llegaba a pasar.
Después de lo anterior, Xana redujo la velocidad de sus pasos y eso me dio la impresión de que quería llorar otra vez, y para evitar eso yo también reduje mi paso para estar a su lado -(Espero que no suceda nada incómodo… ¿O sí quiero? ¡¿Pero qué me pasa?!)- Pensé mientras la miraba.
Entonces, en aquel momento la elfa decidió relatarme algo sobre los lobos, algo trascendental, algo que decidiría el destino de nuestro futuro… O no, pues el inoportuno de Imargo optó por interrumpirnos solamente para señalar que habíamos llegado a la casa del druida -(Odio cuando esto sucede)- Fue lo único que pude pensar.
Dejando de lado mis emociones, observé la casa del druida y el frente estaba custodiado por un pequeño grupo de ciervos con aspecto poco amenazante, tal vez no sería problema a menos que fuesen personas transformadas, no obstante, en ese momento me di cuenta de una verdad que podría atormentarme por el resto de mi vida -(No puede ser, ya no podré confiar en los animales)- Pensé aterrorizado por el futuro de mi relación con todos aquellos adorables seres.
Por suerte logré pensar en otras cosas cuando Chimar comenzó a caminar, en ese momento tuve la necesidad de decir algo -Chicos, me quedaré aquí para vigilar, si necesitan ayuda pueden llamarme y, Chimar- Hice una pausa para luego mirar al chico -Busca toda la información que puedas, tal vez nos sea de utilidad- Dicho eso dejé que los dos siguieran su camino, pues algo me decía que no era buena idea que todos estuviéramos juntos, tal vez podríamos caer en una trampa, pero divididos por lo menos el que se encontrara en problemas tendría a alguien a quien pedirle ayuda.
Miré con atención el comportamiento de los ciervos para asegurarme de que realmente fueran animales legítimos y al no encontrar nada sospechoso, tal vez porque no me esforcé en ver cada detalle, opté por hablar con la elfa, pero para ello tal vez sería mejor no estar parados, así que busqué con la mirada un lugar donde pudiéramos sentarnos sin ser invadidos por los insectos que se paseaban por el suelo.
Por suerte no tardé más de un par de segundos en encontrar una piedra con el tamaño suficiente para que ambos nos sentáramos, así que me dirigí hacia mi destino y me senté pero dejando un espacio reservado para al elfa -Xana, ven y siéntate a mi lado- La invité con una confianza que luego desapareció cuando consideré una posibilidad -(¡Oh no! Ahora es probable que nuevamente me tome de la mano o algo peor)- Pensé sin decir nada.
No sabía qué hacer en ese momento ni qué comentar, pero si no decía nada entonces estaríamos en un silencio incómodo. Ese era uno de los momentos más estresantes de mi vida a pesar de que no había pasado ni un par de segundos, pero todo avanzaba a un paso tan lento, no obstante, todo aquello era demasiado ridículo e innecesario, me estaba preocupando demás por tonterías, así que por ello decidí hacer lo que realmente importaba: buscar respuestas -Ahora nadie puede interrumpirnos, ya puedes seguir hablándome sobre lo que sabes de los lobos- Sugerí con la esperanza de poder conseguir un poco de información, aunque tal vez no era lo ideal para el momento, pero de todas formas no perdía nada en intentarlo... ¿o sí?
Rauko
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1000
Nivel de PJ : : 10
Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
Chimar e Imargo se aproximaron a la entrada de la pequeña cavidad subterránea donde se hallaba el druida. El joven se acercó a los inofensivos cervatillos con modales refinados, tratando de entablar un coloquio amistoso con los mismos. Desafortunadamente, los animales no le entendieron pues, como era de esperar, los cervatillos no entienden a las personas. En su lugar, huyeron despavoridos asustados por la presencia humana. Se trataba de criaturas inofensivas.
-¡Salvajes! ¡Habéis asustado a los cervatillos! – gritó un hombre desde una ventana. Un anciano de edad mayor, poco aseado, completamente desaliñado y de melena gris. Desde luego, no parecía estar muy bien de la cabeza. - ¡Que los dioses os maldigan! – gritó enfurecido, engarrotando sus manos y cerrando el puño desde su ventana, para a continuación introducirse en el piso y salir abajo, a abrir la puerta.
Imargo miró a Chimar con cara de extrañeza haciendo un curioso gesto de “la hemos fastidiado” con la boca, luego volvió su mirada al interior de la casa y picó. – Disculpe, caballero, mi nombre es Imargo, orgulloso leónico, venimos a traerle algo que creemos es suyo. – respondió el hombre lince con su voz joven, pero no obtuvo respuesta. – Son sus gemas.
Aquella palabra pareció llamar la atención del druida. La puerta se abrió repentinamente, el tipo olfateó a Imargo, que era el que más cerca estaba, con cara de extrañado y medio encorvado. Luego hizo lo mismo con el niño. – Pasad. Pasad. ¡Vamos! – invitó a entrar a ambos con su cheposa postura, apresurándolos, y a continuación, cerró la puerta. – Cranix el druida os invitará al té, y vosotros le daréis las gemas. – dijo mientras los guiaba por la pequeña puerta, donde Imargo tenía que andar encorvado para no golpearse la cabeza.
Se puso a hervir el té en una pequeña olla. – Antes lo hacía con té verde común. Desde que descubrí el scuma no bebo otra cosa. Esclarece la mente. Permite ver más allá. Entrar en armonía con la naturaleza. Es maravilloso. – explicó con una mirada un poco ida.
-Ya… Scuma. La conozco. Una planta muy saludable. – dijo Imargo con ironía, olfateando la bebida y arqueando una ceja satírica. – Jodido drogadicto… - susurró resignado. Luego miró a Chimar. - No lo bebas. – le susurró al niño cuando el viejo se dio la vuelta.
-¡Mis gemas! Cranix os ha dado el té. Dadle las piedras. – dijo el tipo -
-Ey, ey, tranquilo, fiera. – dijo Imargo tratando de poner algo de calma. – Chico, dáselas.
-¡Oh! Las habéis conseguido. ¡Las habéis conseguido! – gritó estirando los brazos hacia el cielo, a modo de celebración. – Se las habéis arrebatado a esa estúpida ladrona, Xana. – indicó el hombre, loco pero feliz. Esto pareció descolocar a Imargo por completo.
Por su parte, Xana y Rauko se encontraban hablando en la privacidad del árbol previo a la casa. Desde allí pudieron observar como los jóvenes entraban en el hogar del brujo. Ellos poseían otras piedras similares y, tarde o temprano, tendrían que dárselas al druida.
La elfa estaba entristecida y con miedo, y le llevó unos instantes tener confianza para explicarle a Rauko lo que había pasado con aquellas criaturas que les perseguían. Como sintiéndose observada, llevó al elfo tras un árbol para contarle todo lo cuanto sabía. Por mucho que no quisiera, sabía que, si no se explicaba, nunca entenderían lo grave del asunto.
-Los lobos no son lobos comunes, son licántropos. Pueden hablar. – le explicó la elfa a su joven confidente. – Fueron maldecidos por el sabio de mi aldea. – la figura del sabio en los clanes élficos más retrógrados era la de una especie de chamán que poseía objetos maléficos recogidos a lo largo de su avanzada edad. Útiles que utilizaba para maldecir a sus enemigos. – Decía que eran los causantes de una plaga que desoló la aldea, hace ya bastantes años. – miró al suelo. – Nunca fue algo demostrado, pero por si acaso, decidió maldecirlos. Para ello utilizó unas piedras. Las gemas del druida. – agarrotó los dientes para lo que iba a decir a continuación, y una lágrima barrió su rostro. – Las cuales le robé yo… a Cranix, el druida. – confesó la joven, entrecerrando los ojos, como sintiéndose culpable por lo dicho.
Tardó unos segundos en reflexionar sobre lo que había comentado. La elfa estaba consternada y se sentía culpable por ello. Por todo lo que había ocurrido. Pero no tenía el valor para explicarlo. Sabía que había cometido un grave error y que, habérselo dicho a los leónicos, a los licántropos o a su familia no le hubiese traído nada bueno.
-Por mi culpa, los licántropos fueron condenados a no poder abandonar su forma lupina. Utilizando la esmeralda que utilizaste antes, concretamente. Sin embargo, esto es un tremendo contratiempo para estas criaturas, que conforme pasa el tiempo, cuanto más permanecen en forma de lobo se vuelven menos humanas, más animales. – explicó gesticulando con los brazos. – Viendo el gran poder maldito que escondían las gemas y lo peligroso que sería el sabio con ellas, una noche las tomé y las entregué a unos mercaderes ambulantes, que con suerte las alejarían del bosque, quedándome yo con dos de ellas. – se llevó la mano a la cabeza. – Quería… bueno. Comprobar sus posibilidades. Pero parece que los artistas del circo me espiaron y me golpearon en la cabeza una mañana por el bosque. – trató de exculparse la joven. – Y luego fue cuando os encontré a vosotros. Los licántropos buscan las gemas con las que revertir su maldición antes de que se les acabe el tiempo y se conviertan, para siempre, en bestias.
Poco después de que Rauko asimilara la información que le había proporcionado y le explicara sus opiniones, comenzaron a escucharse aullidos de lobo en las inmediaciones. Relativamente cercanos.
Chimar: No te recomiendo que pruebes ese té. El druida Cranix es un tipo peculiar aunque puede que tu joven mente aún no sea capaz de asimilar por qué nuestro querido amigo se encuentra así. Por otro lado, dicen que los locos son gente sincera ¿Es Xana una malvada ladrona? Eso sí que no te lo esperabas, ¿verdad? ¿Quién se esconde detrás de esa elfa llorona? A Imargo dicha información parece haberle descolocado bastante. Para colmo, escucharéis los aullidos en las afueras de la casa. Salir no parece la mejor opción.
Rauko: La elfa te ha contado todo lo que sabe. Confía en ti y cree que serás su salvador. Puede que haya obrado mal, pero todo el mundo merece una segunda oportunidad, a la chica se le ve arrepentida. Si no quieres que fallezca, deberás protegerla, tal vez si lo haces, consigas una futura compañera en tus aventuras. Los aullidos de lobo no son buen augurio. ¿Volver a la casa? Sin duda se plantea como la mejor opción, claro que habrá que ver cómo reacciona Cranix cuando la vea. Alternativamente, siempre podréis convertiros en animales y dialogar con las criaturas para evitar el ataque.
-¡Salvajes! ¡Habéis asustado a los cervatillos! – gritó un hombre desde una ventana. Un anciano de edad mayor, poco aseado, completamente desaliñado y de melena gris. Desde luego, no parecía estar muy bien de la cabeza. - ¡Que los dioses os maldigan! – gritó enfurecido, engarrotando sus manos y cerrando el puño desde su ventana, para a continuación introducirse en el piso y salir abajo, a abrir la puerta.
Imargo miró a Chimar con cara de extrañeza haciendo un curioso gesto de “la hemos fastidiado” con la boca, luego volvió su mirada al interior de la casa y picó. – Disculpe, caballero, mi nombre es Imargo, orgulloso leónico, venimos a traerle algo que creemos es suyo. – respondió el hombre lince con su voz joven, pero no obtuvo respuesta. – Son sus gemas.
Aquella palabra pareció llamar la atención del druida. La puerta se abrió repentinamente, el tipo olfateó a Imargo, que era el que más cerca estaba, con cara de extrañado y medio encorvado. Luego hizo lo mismo con el niño. – Pasad. Pasad. ¡Vamos! – invitó a entrar a ambos con su cheposa postura, apresurándolos, y a continuación, cerró la puerta. – Cranix el druida os invitará al té, y vosotros le daréis las gemas. – dijo mientras los guiaba por la pequeña puerta, donde Imargo tenía que andar encorvado para no golpearse la cabeza.
Se puso a hervir el té en una pequeña olla. – Antes lo hacía con té verde común. Desde que descubrí el scuma no bebo otra cosa. Esclarece la mente. Permite ver más allá. Entrar en armonía con la naturaleza. Es maravilloso. – explicó con una mirada un poco ida.
-Ya… Scuma. La conozco. Una planta muy saludable. – dijo Imargo con ironía, olfateando la bebida y arqueando una ceja satírica. – Jodido drogadicto… - susurró resignado. Luego miró a Chimar. - No lo bebas. – le susurró al niño cuando el viejo se dio la vuelta.
-¡Mis gemas! Cranix os ha dado el té. Dadle las piedras. – dijo el tipo -
-Ey, ey, tranquilo, fiera. – dijo Imargo tratando de poner algo de calma. – Chico, dáselas.
-¡Oh! Las habéis conseguido. ¡Las habéis conseguido! – gritó estirando los brazos hacia el cielo, a modo de celebración. – Se las habéis arrebatado a esa estúpida ladrona, Xana. – indicó el hombre, loco pero feliz. Esto pareció descolocar a Imargo por completo.
- Cranix:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Por su parte, Xana y Rauko se encontraban hablando en la privacidad del árbol previo a la casa. Desde allí pudieron observar como los jóvenes entraban en el hogar del brujo. Ellos poseían otras piedras similares y, tarde o temprano, tendrían que dárselas al druida.
La elfa estaba entristecida y con miedo, y le llevó unos instantes tener confianza para explicarle a Rauko lo que había pasado con aquellas criaturas que les perseguían. Como sintiéndose observada, llevó al elfo tras un árbol para contarle todo lo cuanto sabía. Por mucho que no quisiera, sabía que, si no se explicaba, nunca entenderían lo grave del asunto.
-Los lobos no son lobos comunes, son licántropos. Pueden hablar. – le explicó la elfa a su joven confidente. – Fueron maldecidos por el sabio de mi aldea. – la figura del sabio en los clanes élficos más retrógrados era la de una especie de chamán que poseía objetos maléficos recogidos a lo largo de su avanzada edad. Útiles que utilizaba para maldecir a sus enemigos. – Decía que eran los causantes de una plaga que desoló la aldea, hace ya bastantes años. – miró al suelo. – Nunca fue algo demostrado, pero por si acaso, decidió maldecirlos. Para ello utilizó unas piedras. Las gemas del druida. – agarrotó los dientes para lo que iba a decir a continuación, y una lágrima barrió su rostro. – Las cuales le robé yo… a Cranix, el druida. – confesó la joven, entrecerrando los ojos, como sintiéndose culpable por lo dicho.
Tardó unos segundos en reflexionar sobre lo que había comentado. La elfa estaba consternada y se sentía culpable por ello. Por todo lo que había ocurrido. Pero no tenía el valor para explicarlo. Sabía que había cometido un grave error y que, habérselo dicho a los leónicos, a los licántropos o a su familia no le hubiese traído nada bueno.
-Por mi culpa, los licántropos fueron condenados a no poder abandonar su forma lupina. Utilizando la esmeralda que utilizaste antes, concretamente. Sin embargo, esto es un tremendo contratiempo para estas criaturas, que conforme pasa el tiempo, cuanto más permanecen en forma de lobo se vuelven menos humanas, más animales. – explicó gesticulando con los brazos. – Viendo el gran poder maldito que escondían las gemas y lo peligroso que sería el sabio con ellas, una noche las tomé y las entregué a unos mercaderes ambulantes, que con suerte las alejarían del bosque, quedándome yo con dos de ellas. – se llevó la mano a la cabeza. – Quería… bueno. Comprobar sus posibilidades. Pero parece que los artistas del circo me espiaron y me golpearon en la cabeza una mañana por el bosque. – trató de exculparse la joven. – Y luego fue cuando os encontré a vosotros. Los licántropos buscan las gemas con las que revertir su maldición antes de que se les acabe el tiempo y se conviertan, para siempre, en bestias.
Poco después de que Rauko asimilara la información que le había proporcionado y le explicara sus opiniones, comenzaron a escucharse aullidos de lobo en las inmediaciones. Relativamente cercanos.
* * * * * * *
Os encontráis en el ecuador de vuestra aventura. Como comprobáis, las cosas comienzan a esclarecerse poco a poco y los misterios van saliendo a la luz, aunque ninguno de vuestros personajes conoce la verdad al completo. Eso sí, próximamente se avecina un combate en el que la vida de los NPC’s dependerá de vuestras acciones.Chimar: No te recomiendo que pruebes ese té. El druida Cranix es un tipo peculiar aunque puede que tu joven mente aún no sea capaz de asimilar por qué nuestro querido amigo se encuentra así. Por otro lado, dicen que los locos son gente sincera ¿Es Xana una malvada ladrona? Eso sí que no te lo esperabas, ¿verdad? ¿Quién se esconde detrás de esa elfa llorona? A Imargo dicha información parece haberle descolocado bastante. Para colmo, escucharéis los aullidos en las afueras de la casa. Salir no parece la mejor opción.
Rauko: La elfa te ha contado todo lo que sabe. Confía en ti y cree que serás su salvador. Puede que haya obrado mal, pero todo el mundo merece una segunda oportunidad, a la chica se le ve arrepentida. Si no quieres que fallezca, deberás protegerla, tal vez si lo haces, consigas una futura compañera en tus aventuras. Los aullidos de lobo no son buen augurio. ¿Volver a la casa? Sin duda se plantea como la mejor opción, claro que habrá que ver cómo reacciona Cranix cuando la vea. Alternativamente, siempre podréis convertiros en animales y dialogar con las criaturas para evitar el ataque.
Ger
Master
Master
Cantidad de envíos : : 973
Nivel de PJ : : 0
Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
Para variar los ciervos resultan ser… ciervos, toda la diplomacia no sirve de nada. Es una situación confusa y Chimar no puede esperar para volver a la “realidad”, con dragones voladores y esas cosas normales. Pronto el dueño de la pintoresca choza se manifiesta, no está nada complacido con el susto que se llevaron los animales.
Vale…
Imargo interviene, resulta raro que alguien más termine siendo la voz razonable pero siempre existe una primera vez. Cuando menciona las gemas el anciano siente curiosidad, la puerta se abre y el personaje sale. Es un tipo curioso… por decirlo de una forma amable, se nota que no ha visto un baño en bastante tiempo.
Como si fuera una criatura el druida se acerca y olfatea, Maquiavelo no sabe muy bien cómo reaccionar así que permanece inmóvil. Afortunadamente la desagradable experiencia termina rápido y son invitados a pasar, solo los dioses saben qué clase de cosas aguardan en la guarida de alguien así.
Tu primero Imargo.
El gato pasa y no explota ni nada parecido, es seguro entrar. Rauko por su parte permanece con Xana afuera, claramente quieren tomarse de las manos otra vez. El refugio del sujeto es la viva imagen de su estado mental, parece un laboratorio alquímico lleno de materiales naturales pero abandonado hace décadas.
Bonita casa…
Cranix prepara un té para los invitados, el olor es bastante fuerte. Menciona cierto ingrediente pero Chimar no logra reconocerle, curioso pues sabe muchas cosas. Indiferentemente seguirá la sugerencia de Imargo… tiene malas experiencias con brebajes extraños preparados por gente del bosque.
Gracias… se ve muy bueno pero ya comí…
Lo deja en la mesa, una pequeña sacudida educada. El personaje desequilibrado pide las piedras, Maquiavelo se las entrega por insistencia de su colega felino. Entre menos objetos raros con efectos secundarios tenga mejor, esas cosas no se venden bien y atraen problemas muy complicados.
Quien lo diría.
Todo indica que Xana robo las gemas en primer lugar, ya no se puede confiar en nadie. El pequeño genio recalca un punto en su lista mental de cosas prohibidas, no sustraer artículos de gente loca. Por su parte el leónico no se esperaba ese dato, su rostro refleja confusión… más que todo los largos bigotes animales.
Enton… o rayos, tenemos visitas.
Aparece la manada de dementes, sus aullidos indican una posición cercana. Chimar abre la ventana y silva a sus colegas de afuera, también agita la mano frenéticamente. Lo mejor es fortificarse en la pocilga del viejo, eso dará superioridad táctica y quizás un nuevo aliado brujo temporal.
Existe un pequeño punto a tener en cuenta, Cranix no debe tenerle muy buena estima a la elfa. Solo resta esperar que puedan evitar matarse hasta que los lobos sean cadáveres, a partir de allí los problemas son sorteables. Esta vez huir es imposible, deben pelear por sus vidas contra las fieras.
¡Prepárense!
Vale…
Imargo interviene, resulta raro que alguien más termine siendo la voz razonable pero siempre existe una primera vez. Cuando menciona las gemas el anciano siente curiosidad, la puerta se abre y el personaje sale. Es un tipo curioso… por decirlo de una forma amable, se nota que no ha visto un baño en bastante tiempo.
Como si fuera una criatura el druida se acerca y olfatea, Maquiavelo no sabe muy bien cómo reaccionar así que permanece inmóvil. Afortunadamente la desagradable experiencia termina rápido y son invitados a pasar, solo los dioses saben qué clase de cosas aguardan en la guarida de alguien así.
Tu primero Imargo.
El gato pasa y no explota ni nada parecido, es seguro entrar. Rauko por su parte permanece con Xana afuera, claramente quieren tomarse de las manos otra vez. El refugio del sujeto es la viva imagen de su estado mental, parece un laboratorio alquímico lleno de materiales naturales pero abandonado hace décadas.
Bonita casa…
Cranix prepara un té para los invitados, el olor es bastante fuerte. Menciona cierto ingrediente pero Chimar no logra reconocerle, curioso pues sabe muchas cosas. Indiferentemente seguirá la sugerencia de Imargo… tiene malas experiencias con brebajes extraños preparados por gente del bosque.
Gracias… se ve muy bueno pero ya comí…
Lo deja en la mesa, una pequeña sacudida educada. El personaje desequilibrado pide las piedras, Maquiavelo se las entrega por insistencia de su colega felino. Entre menos objetos raros con efectos secundarios tenga mejor, esas cosas no se venden bien y atraen problemas muy complicados.
Quien lo diría.
Todo indica que Xana robo las gemas en primer lugar, ya no se puede confiar en nadie. El pequeño genio recalca un punto en su lista mental de cosas prohibidas, no sustraer artículos de gente loca. Por su parte el leónico no se esperaba ese dato, su rostro refleja confusión… más que todo los largos bigotes animales.
Enton… o rayos, tenemos visitas.
Aparece la manada de dementes, sus aullidos indican una posición cercana. Chimar abre la ventana y silva a sus colegas de afuera, también agita la mano frenéticamente. Lo mejor es fortificarse en la pocilga del viejo, eso dará superioridad táctica y quizás un nuevo aliado brujo temporal.
Existe un pequeño punto a tener en cuenta, Cranix no debe tenerle muy buena estima a la elfa. Solo resta esperar que puedan evitar matarse hasta que los lobos sean cadáveres, a partir de allí los problemas son sorteables. Esta vez huir es imposible, deben pelear por sus vidas contra las fieras.
¡Prepárense!
Invitado
Invitado
Invitado
Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
En respuesta a las palabras de paz de Chimar los ciervos huyeron como era de esperarse ya que eran simples animales, sin embargo yo no me esperaba eso, en realidad lo que creí más lógico era que se transformaran o algo así, sin duda alguna ya estaba perdiendo la razón.
Por otro lado, volví a sentirme bien conmigo mismo cuando un anciano gritó desde una de las ventanas de la casa para expresar todo su “cariño” a sus nuevos visitantes -(Un momento… ¿Eso sobre su rostro es excremento?)- Me pregunté sin decir nada al notar ese detalle, al parecer a ese tal druida le hacía falta un buen baño.
Posteriormente Chimar e Imargo entran en la casa mientras que yo me mantenía alejado esperando que el par pudieran solucionar todo y así acabar de una buena vez con el asunto de las gemas.
Más tarde, finalmente Xana decide terminar de decir lo que antes había quedado en el aire, por ello me mantuve muy atento a sus palabras -(Sí, vamos, habla, habla y libérame de la incertidumbre)- Pensé mientras esperaba que la elfa saciara mi necesidad de obtener información, sin embargo, toda mi curiosidad se convirtió en preocupación y un poco de fastidio cuando ella se mostró nuevamente con ojos de perro hambriento -(No puede ser, otra vez no)- Esa elfa debía tener muchos problemas para estar triste a cada rato, pero se le podía perdonar porque tenía un buen gusto al escoger báculos.
Entonces Xana pronunció la primera frase… Nada revelador y trascendental hasta el momento, pero luego si dijo cosas interesantes y por lo deprimente que se mostraba su rostro sin duda alguna no estaba mintiendo. Todos los problemas respecto a las gemas habían sido de una u otra manera gracias a las acciones de ella, incluso las muertes de los sujetos de la caravana fueron por su culpa y tan solo pensar en eso me hizo mirar al suelo para tratar de asimilar la noticia.
La elfa siguió relatándome la verdad de los hechos y por más que la escuchaba, menos dudas me quedaban, afortunadamente, sin embargo ya no podía verla de la misma forma, pero después de un par de segundos reflexionando pude entenderla; tal vez yo hubiera hecho lo mismo, no de la misma forma pero sí con el mismo objetivo.
Por otro lado, el verdadero culpable de todo en realidad era el sabio que decidió maldecir a los inocentes licántropos, así que nada hubiera pasado si él no hubiese utilizado las gemas, por lo tanto la elfa era libre de cualquier error.
Entonces me acerqué a Xana para intentar consolarla… Otra vez -No llores más por tus errores, porque gracias a lo que hiciste, ahora estoy aquí y te ayudaré a resolver todo esto- Dije con una voz pasiva aunque con un poco de determinación para dar esperanza -Ya verás que todo va a estar bien- Dije esta vez con un tono un poco más alegre para luego mostrar una sonrisa -(Qué sufrimiento con esta llorona)- Pensé sin dejar de mostrar mi espléndida sonrisa.
Antes de que sucediera algo más fue cuando el aullido de los lobos se escuchó, nuevamente demasiado cerca de nuestra ubicación -(No puede ser, lo mejor es refugiarnos en la casa del druida, pero tal vez ahí Xana no sea bien recibida, sin embargo es mejor eso que ser devorado, aunque también podría pedirle a Xana que vuele en forma de águila y busque a los leónicos, por desgracia posiblemente ellos no le crean)- Intenté buscar la mejor solución pero por más que lo intentaba no se me ocurría nada.
Desafortunadamente no era momento de pensar así que al escuchar la voz de Chimar opté por mi primera opción -Xana, ven conmigo, y ten preparada tu gema del águila, si algo grave sucede busca ayuda- Le ordené con seriedad para luego dirigirme rápidamente hacia la casa del druida.
Una vez adentro pude “apreciar” un olor que se paseaba por el lugar para atormentar mi olfato -(¡¿Pero qué porquería es esa?!)- Pensé mientras utilizaba mi mano para tapar mi nariz, y ¿Cómo evitarlo? Era algo como una asquerosa combinación de excremento, comida podrida y hierbas extremadamente fuertes.
Dejando de lado el olor, miré a mí alrededor para saber qué tan resistente sería el lugar ante un ataque y busqué con la mirada si había aberturas que pudieran servir tanto como salida como de entrada -“Todo va a estar bien”- Susurré para mí mismo mientras esperaba lo que se hacía inminente.
Por otro lado, volví a sentirme bien conmigo mismo cuando un anciano gritó desde una de las ventanas de la casa para expresar todo su “cariño” a sus nuevos visitantes -(Un momento… ¿Eso sobre su rostro es excremento?)- Me pregunté sin decir nada al notar ese detalle, al parecer a ese tal druida le hacía falta un buen baño.
Posteriormente Chimar e Imargo entran en la casa mientras que yo me mantenía alejado esperando que el par pudieran solucionar todo y así acabar de una buena vez con el asunto de las gemas.
Más tarde, finalmente Xana decide terminar de decir lo que antes había quedado en el aire, por ello me mantuve muy atento a sus palabras -(Sí, vamos, habla, habla y libérame de la incertidumbre)- Pensé mientras esperaba que la elfa saciara mi necesidad de obtener información, sin embargo, toda mi curiosidad se convirtió en preocupación y un poco de fastidio cuando ella se mostró nuevamente con ojos de perro hambriento -(No puede ser, otra vez no)- Esa elfa debía tener muchos problemas para estar triste a cada rato, pero se le podía perdonar porque tenía un buen gusto al escoger báculos.
Entonces Xana pronunció la primera frase… Nada revelador y trascendental hasta el momento, pero luego si dijo cosas interesantes y por lo deprimente que se mostraba su rostro sin duda alguna no estaba mintiendo. Todos los problemas respecto a las gemas habían sido de una u otra manera gracias a las acciones de ella, incluso las muertes de los sujetos de la caravana fueron por su culpa y tan solo pensar en eso me hizo mirar al suelo para tratar de asimilar la noticia.
La elfa siguió relatándome la verdad de los hechos y por más que la escuchaba, menos dudas me quedaban, afortunadamente, sin embargo ya no podía verla de la misma forma, pero después de un par de segundos reflexionando pude entenderla; tal vez yo hubiera hecho lo mismo, no de la misma forma pero sí con el mismo objetivo.
Por otro lado, el verdadero culpable de todo en realidad era el sabio que decidió maldecir a los inocentes licántropos, así que nada hubiera pasado si él no hubiese utilizado las gemas, por lo tanto la elfa era libre de cualquier error.
Entonces me acerqué a Xana para intentar consolarla… Otra vez -No llores más por tus errores, porque gracias a lo que hiciste, ahora estoy aquí y te ayudaré a resolver todo esto- Dije con una voz pasiva aunque con un poco de determinación para dar esperanza -Ya verás que todo va a estar bien- Dije esta vez con un tono un poco más alegre para luego mostrar una sonrisa -(Qué sufrimiento con esta llorona)- Pensé sin dejar de mostrar mi espléndida sonrisa.
Antes de que sucediera algo más fue cuando el aullido de los lobos se escuchó, nuevamente demasiado cerca de nuestra ubicación -(No puede ser, lo mejor es refugiarnos en la casa del druida, pero tal vez ahí Xana no sea bien recibida, sin embargo es mejor eso que ser devorado, aunque también podría pedirle a Xana que vuele en forma de águila y busque a los leónicos, por desgracia posiblemente ellos no le crean)- Intenté buscar la mejor solución pero por más que lo intentaba no se me ocurría nada.
Desafortunadamente no era momento de pensar así que al escuchar la voz de Chimar opté por mi primera opción -Xana, ven conmigo, y ten preparada tu gema del águila, si algo grave sucede busca ayuda- Le ordené con seriedad para luego dirigirme rápidamente hacia la casa del druida.
Una vez adentro pude “apreciar” un olor que se paseaba por el lugar para atormentar mi olfato -(¡¿Pero qué porquería es esa?!)- Pensé mientras utilizaba mi mano para tapar mi nariz, y ¿Cómo evitarlo? Era algo como una asquerosa combinación de excremento, comida podrida y hierbas extremadamente fuertes.
Dejando de lado el olor, miré a mí alrededor para saber qué tan resistente sería el lugar ante un ataque y busqué con la mirada si había aberturas que pudieran servir tanto como salida como de entrada -“Todo va a estar bien”- Susurré para mí mismo mientras esperaba lo que se hacía inminente.
Rauko
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1000
Nivel de PJ : : 10
Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
Los aullidos de la manada de licántropos sorprendieron a todo el mundo. Los leónicos estaban ahora demasiado lejos y huir en medio del bosque no era una posibilidad. Rauko y Xana corrieron hacia el interior tan rápido como pudieron mientras Chimar e Imargo se preparaban para el combate. Mientras el druida quedó en su mundo, sin saber muy bien cómo reaccionar.
Fue el hombre lince el que corrió a abrir la puerta de los dos elfos, que aún se encontraban en el exterior. Abrió la pequeña puertecilla circular, que tendrían que atravesar agachados para no golpearse la cabeza.
El druida, desde su casa, vio a Xana dirigirse corriendo hacia su hogar. Los lobos comenzaron a salir desde la densa espesura de la arboleda central, rumbo a ésta. Aquello no pareció gustarle nada a Cranix.
-¡Ladrona! ¡Has robado mis preciadas joyas! – comenzó a gritar. Y se colocó al lado de Imargo para tratar de impedir el acceso de éstos a la casa, comenzó a patalear a Rauko y Xana y a tratar de cerrar la puerta. - ¡No pasaréis! ¡Servid de alimentos a los animales!
-¡Cállate, viejo! – gritó Imargo dándole un codazo en la cara que con su armadura que le hizo caer al suelo y sangrar por la nariz, y abrió la puerta con velocidad para que los elfos pudieran entrar. Cerrándola justo a tiempo cuando ya se escuchaban los sonidos de los perros. Atrancó la puerta con el pestillo.
Los lobos rugían fuera, estaban ansiosos por recuperar las gemas y poder romper así su maldición antes de que se les acabara el tiempo. Pero no estaban dispuestos a negociar por ellas, su lado bestia los había consumido prácticamente por completo.
Para colmo, su enemigo no estaba únicamente fuera, la entrada de Xana en la casa había hecho enfurecer al druida, que encima sangraba por la nariz a borbotones a consecuencia del golpe de Imargo.
-¡Cree el ladrón que todos son de su condición! – gritó el druida ya levantado, y con una especie de varita mágica de debajo de su roída y deshilachada túnica. - ¡Espada de Halmún! – gritó y, sobre la marcha, conjuró los tenedores y cuchillos de su casa, que salieron de un armario en dirección a la elfa, que no supo como reaccionar.
La rapidez del lince sirvió para interponerse entre ella y los utensilios de cocina, apareció con una exhalación, derrapó para ponerse delante de la elfa y antepuso su escudo para detener la descarga de cubertería metálica que iba en dirección a ella, que rebotaron en el mismo y se esparcieron por la casa.
-No me lo pongas más difícil, abuelo. – dijo con ironía.
En ese momento, uno de los lobos entró por una de las pequeñas ventanas del hogar, para colocarse frente a Chimar. Un simple niño contra un perro rabioso y hambriento.
¡Comienza el combate! Al entrar en la casa con Xana ahora el druida chiflado es, además vuestro enemigo. Tendréis que coordinaros para salir sin rasguños de ésta.
Chimar: ¡Un licántropo salvaje ha aparecido! y está algo desconcertado y herido por los cristales que se le han clavado en todo su cuerpo. Deberás de luchar contra él, quizás deberías usar alguna de las gemas, pues en tu forma humana será imposible. Utiliza una gema. La azul o la blanca, cuyo efecto desconoces. Si optas por esta última, te convertirás en un fuerte oso blanco (polar, pero en Aerandir no existen).
Rauko: Tu querida Xana está siendo atacada por Cranix. Por suerte Imargo ha andado rápido con el escudo. Tú estás en una buena posición para tratar de detener al druida. Realizarás una acción para detenerlo. Puedes convertirte en león (aún no sabes el efecto de la gema roja) o en lobo si quieres.
Ambos tiraréis runas para conocer vuestra suerte.
Convendría que encargarais bien a Xana o a Imargo que trataran de tapiar de alguna manera la ventana o de lo contrario, seguirán entrando más lobos en los próximos turnos. El primero ha entrado debilitado pero los siguientes ya no se clavarán los cristales.
Podéis utilizar a Imargo y Xana en combate. A la elfa incluso podéis ordenarle utilizar alguna gema.
Fue el hombre lince el que corrió a abrir la puerta de los dos elfos, que aún se encontraban en el exterior. Abrió la pequeña puertecilla circular, que tendrían que atravesar agachados para no golpearse la cabeza.
El druida, desde su casa, vio a Xana dirigirse corriendo hacia su hogar. Los lobos comenzaron a salir desde la densa espesura de la arboleda central, rumbo a ésta. Aquello no pareció gustarle nada a Cranix.
-¡Ladrona! ¡Has robado mis preciadas joyas! – comenzó a gritar. Y se colocó al lado de Imargo para tratar de impedir el acceso de éstos a la casa, comenzó a patalear a Rauko y Xana y a tratar de cerrar la puerta. - ¡No pasaréis! ¡Servid de alimentos a los animales!
-¡Cállate, viejo! – gritó Imargo dándole un codazo en la cara que con su armadura que le hizo caer al suelo y sangrar por la nariz, y abrió la puerta con velocidad para que los elfos pudieran entrar. Cerrándola justo a tiempo cuando ya se escuchaban los sonidos de los perros. Atrancó la puerta con el pestillo.
Los lobos rugían fuera, estaban ansiosos por recuperar las gemas y poder romper así su maldición antes de que se les acabara el tiempo. Pero no estaban dispuestos a negociar por ellas, su lado bestia los había consumido prácticamente por completo.
Para colmo, su enemigo no estaba únicamente fuera, la entrada de Xana en la casa había hecho enfurecer al druida, que encima sangraba por la nariz a borbotones a consecuencia del golpe de Imargo.
-¡Cree el ladrón que todos son de su condición! – gritó el druida ya levantado, y con una especie de varita mágica de debajo de su roída y deshilachada túnica. - ¡Espada de Halmún! – gritó y, sobre la marcha, conjuró los tenedores y cuchillos de su casa, que salieron de un armario en dirección a la elfa, que no supo como reaccionar.
La rapidez del lince sirvió para interponerse entre ella y los utensilios de cocina, apareció con una exhalación, derrapó para ponerse delante de la elfa y antepuso su escudo para detener la descarga de cubertería metálica que iba en dirección a ella, que rebotaron en el mismo y se esparcieron por la casa.
-No me lo pongas más difícil, abuelo. – dijo con ironía.
En ese momento, uno de los lobos entró por una de las pequeñas ventanas del hogar, para colocarse frente a Chimar. Un simple niño contra un perro rabioso y hambriento.
* * * * * * *
*Habilidad de lanzamiento de cubertería = Escuela de conjuración¡Comienza el combate! Al entrar en la casa con Xana ahora el druida chiflado es, además vuestro enemigo. Tendréis que coordinaros para salir sin rasguños de ésta.
Chimar: ¡Un licántropo salvaje ha aparecido! y está algo desconcertado y herido por los cristales que se le han clavado en todo su cuerpo. Deberás de luchar contra él, quizás deberías usar alguna de las gemas, pues en tu forma humana será imposible. Utiliza una gema. La azul o la blanca, cuyo efecto desconoces. Si optas por esta última, te convertirás en un fuerte oso blanco (polar, pero en Aerandir no existen).
Rauko: Tu querida Xana está siendo atacada por Cranix. Por suerte Imargo ha andado rápido con el escudo. Tú estás en una buena posición para tratar de detener al druida. Realizarás una acción para detenerlo. Puedes convertirte en león (aún no sabes el efecto de la gema roja) o en lobo si quieres.
Ambos tiraréis runas para conocer vuestra suerte.
Convendría que encargarais bien a Xana o a Imargo que trataran de tapiar de alguna manera la ventana o de lo contrario, seguirán entrando más lobos en los próximos turnos. El primero ha entrado debilitado pero los siguientes ya no se clavarán los cristales.
Podéis utilizar a Imargo y Xana en combate. A la elfa incluso podéis ordenarle utilizar alguna gema.
Ger
Master
Master
Cantidad de envíos : : 973
Nivel de PJ : : 0
Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
Los elfos se apresuran a entrar pero el viejo decide volverse un incordio, no cabe duda de que reconoce a Xana. Imargo “parlamenta” con el anciano y consigue la entrada del par, parece que el gato es más útil de lo que parece. Tristemente los problemas apenas comienzan, Cranix no se calma y la manada demente avanza con cada segundo transcurrido.
En ese momento el brujo que se cree druida efectúa un extraño hechizo… básicamente los cubiertos se convierten en armas arrojadizas. Chimar observa extrañado, no es algo que se ve todos los días. Los proyectiles improvisados fijan a su objetivo pero nuevamente la intervención del felino salva el día.
¡No es momento para pelear entre nosotros!
Grita intentando despertar la razón, una misión algo difícil. De repente un lobo ingresa por la ventana más cercana, está herido pero aún tiene suficiente fuerza para amenazar al inventor. Maquiavelo sabe que si falla con su ballesta estará en dificultades por lo que decide usar una gema.
Afortunadamente las piedras todavía se encuentran en la mesa, en caso contrario hubiera sido imposible recurrir a ellas. El pequeño toma la blanca y le presiona con fuerza, nuevamente siente como su cuerpo cambia. Al finalizar la transformación nota cierto peso adicional, también percibe una nueva musculatura.
Se ha transformado en un oso blanco enorme, una visión imponente para cualquier tercero. Sin vacilar decide hacer uso de su nuevo cuerpo, utiliza las patas delanteras para inmovilizar al lobo y a continuación le rompe el cuello con su fuerte mandíbula. Es desagradable recurrir a combates tan personales pero sobrevivir requiere sacrificios.
¡Xana, Imargo, bloqueen las entradas!
Otro bicho ingresa y esta vez es eliminado por un golpe armado del lince, con todo su equipo es un sujeto duro de pelar. Los personajes mencionados rápidamente comienzan a contribuir con la causa, desordenan aún más la casucha del viejo... ¿quién sabe?, tal vez ahora tenga más estilo.
El dueño obviamente no está complacido y planea su venganza, recae en Rauko la misión de contener su ira. Todo por un simple proceso de descarte, es el único que no está haciendo nada, eso sin mencionar que tiene algún tipo de relación con Xana. La tarea no es envidiable pero si alguien puede lograrla es el elfo, posee una suerte envidiable.
Pronto el refugio se convierte en una fortaleza, una apestosa fortaleza pero defendible al final. Los licántropos tendrán que sufrir para lograr avance, no les saldrá barata la comida. Se escuchan los frenéticos intentos por entrar en distintos frentes, es imposible saber cuántas criaturas pululan afuera.
Si alguien tiene una brillante idea… es el momento de decirla.
Aunque luchar es funcional, no es la mejor estrategia. Les superan astronómicamente en número, también vale destacar que existe un enemigo adentro. Los problemas mágicos siempre tienen soluciones arcanas, quizás exista un atajo para salir bien parados sin tener que eliminar a todos los bichos.
En ese momento el brujo que se cree druida efectúa un extraño hechizo… básicamente los cubiertos se convierten en armas arrojadizas. Chimar observa extrañado, no es algo que se ve todos los días. Los proyectiles improvisados fijan a su objetivo pero nuevamente la intervención del felino salva el día.
¡No es momento para pelear entre nosotros!
Grita intentando despertar la razón, una misión algo difícil. De repente un lobo ingresa por la ventana más cercana, está herido pero aún tiene suficiente fuerza para amenazar al inventor. Maquiavelo sabe que si falla con su ballesta estará en dificultades por lo que decide usar una gema.
Afortunadamente las piedras todavía se encuentran en la mesa, en caso contrario hubiera sido imposible recurrir a ellas. El pequeño toma la blanca y le presiona con fuerza, nuevamente siente como su cuerpo cambia. Al finalizar la transformación nota cierto peso adicional, también percibe una nueva musculatura.
Se ha transformado en un oso blanco enorme, una visión imponente para cualquier tercero. Sin vacilar decide hacer uso de su nuevo cuerpo, utiliza las patas delanteras para inmovilizar al lobo y a continuación le rompe el cuello con su fuerte mandíbula. Es desagradable recurrir a combates tan personales pero sobrevivir requiere sacrificios.
¡Xana, Imargo, bloqueen las entradas!
Otro bicho ingresa y esta vez es eliminado por un golpe armado del lince, con todo su equipo es un sujeto duro de pelar. Los personajes mencionados rápidamente comienzan a contribuir con la causa, desordenan aún más la casucha del viejo... ¿quién sabe?, tal vez ahora tenga más estilo.
El dueño obviamente no está complacido y planea su venganza, recae en Rauko la misión de contener su ira. Todo por un simple proceso de descarte, es el único que no está haciendo nada, eso sin mencionar que tiene algún tipo de relación con Xana. La tarea no es envidiable pero si alguien puede lograrla es el elfo, posee una suerte envidiable.
Pronto el refugio se convierte en una fortaleza, una apestosa fortaleza pero defendible al final. Los licántropos tendrán que sufrir para lograr avance, no les saldrá barata la comida. Se escuchan los frenéticos intentos por entrar en distintos frentes, es imposible saber cuántas criaturas pululan afuera.
Si alguien tiene una brillante idea… es el momento de decirla.
Aunque luchar es funcional, no es la mejor estrategia. Les superan astronómicamente en número, también vale destacar que existe un enemigo adentro. Los problemas mágicos siempre tienen soluciones arcanas, quizás exista un atajo para salir bien parados sin tener que eliminar a todos los bichos.
Invitado
Invitado
Invitado
Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
El miembro 'Chimar' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
'Runas' :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Resultados :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
'Runas' :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Resultados :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Tyr
Master
Master
Cantidad de envíos : : 2234
Nivel de PJ : : 0
Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
Corrí velozmente junto con Xana para entrar a la casa antes de que fuera demasiado tarde, sin embargo, alcanzar nuestra salvación parecía ser cada vez menos probable, pues los lobos no tardaron mucho en salir por todos lados y sus intenciones con nosotros no eran buenas.
Una vez que logramos llegar a la casa, rápidamente Imargo nos abrió la puerta para que pudiéramos pasar al interior, pero cuando apenas coloqué un pie dentro, por desgracia el druida entró en un estado de locura y repentinamente me impidió el paso al tiempo que me arrojaba patadas de una forma un tanto ridícula -(No puede ser, de cerca se ve más horrible)- Pensé mientras trataba de empujar la puerta para poder lograr mi cometido.
Afortunadamente Imargo actuó de la mejor forma posible y golpeó al druida para tranquilizarlo de una vez por todas en una escena un poco graciosa, por desgracia no era momento para reírse -Gracias Imargo, te debo una- Le dije agradecido al felino para luego pasar junto con Xana.
Entrar a la casa había resultado más difícil de lo que esperaba, pero por desgracia el peligro no se encontraría solamente afuera, ahora el druida era una nueva amenaza, además de eso, tenía una varita mágica y no dudaría en usarla -(¿Espada de Halmún? Pero si eso es solamente una varita)- Fue lo único que pensé tras escuchar el grito de ese anciano demente.
Desafortunadamente fui descuidado y subestimé al druida, cuando descubrí cuál era su verdadero plan ya era demasiado tarde para reaccionar -¡Xana! ¡Cuidado!- Vociferé mientras extendía una de mis manos en dirección a la elfa, pero no había nada que ambos pudiéramos hacer.
De esa forma pudo ser el triste ocaso de la vida de Xana, pero en un último momento, Imargo se movió a un paso sorprendente y con gran velocidad se colocó al frente de la elfa para protegerla, logrando de esa manera salvar la vida que estaba en juego, sin embargo todos los utensilios que chocaron con el escudo de Imargo rebotaron hacia diferentes direcciones y un tenedor terminó por clavarse en uno de mis glúteos.
Sentí el dolor pero era algo insignificante al igual que el daño causado, así opté por sacar el tenedor de donde estaba y luego disimulé que no me había sucedido nada, ya que no importa lo que suceda siempre hay que evitar ser el ridículo.
Por otro lado, repentinamente una de las ventanas es rota alarmando a los presentes, así que cuando voltee descubrí que se trataba de uno de los frenéticos lobos, y éste rápidamente se colocó frente a Chimar, aunque gracias a la velocidad de reacción del chico no fue necesaria mi intervención -Ya no me sorprende- Susurré para mí mismo tras ver la nueva transformación.
En cuestión de segundos el lobo es eliminado y tras aquello Chimar ordenó bloquear todas las entradas mientras que yo… No hacía nada, así que opté por tratar de hacer entrar en razón al druida que seguía sin entender que pelear entre nosotros no era la mejor idea.
Con cuidado me acerqué al anciano para tratar de dialogar con él pero éste rápidamente se colocó en una extraña posición defensiva, sin duda alguna convencerlo no sería fácil así que debía pensar en algo, sin embargo noquearlo no me parecía lo mejor ya que con su ayuda podríamos salir con vida, pero ¿Qué podría decirle? Tal vez lo mejor era improvisar
¡No seas estúpido!- Grité como si realmente estuviera molesto con el druida -Sé que Xana no hizo lo correcto y entiendo que esté muy molesto con ella- Dije con un volumen más bajo pero manteniendo el mismo tono de antes -Pero en este momento nada de eso importa, todos estamos en peligro y si no trabajamos juntos entonces seremos comida de lobos- Hice una pausa para dejar que él escuchara a la frenética manada que seguía intentando entrar a la fuerza.
No sabía si estaba funcionando mi plan pero seguí dialogando de todas formas -Así que hagamos una tregua hasta que todo esto termine, ya luego podrás resolver las cuentas pendientes… Pero si no quieres ayudar entonces simplemente no estorbes- Una vez dicho eso voltee y me acerqué a los demás aunque sin dejar de estar al tanto de los movimientos del druida para contraatacar si era necesario.
Una vez que logramos llegar a la casa, rápidamente Imargo nos abrió la puerta para que pudiéramos pasar al interior, pero cuando apenas coloqué un pie dentro, por desgracia el druida entró en un estado de locura y repentinamente me impidió el paso al tiempo que me arrojaba patadas de una forma un tanto ridícula -(No puede ser, de cerca se ve más horrible)- Pensé mientras trataba de empujar la puerta para poder lograr mi cometido.
Afortunadamente Imargo actuó de la mejor forma posible y golpeó al druida para tranquilizarlo de una vez por todas en una escena un poco graciosa, por desgracia no era momento para reírse -Gracias Imargo, te debo una- Le dije agradecido al felino para luego pasar junto con Xana.
Entrar a la casa había resultado más difícil de lo que esperaba, pero por desgracia el peligro no se encontraría solamente afuera, ahora el druida era una nueva amenaza, además de eso, tenía una varita mágica y no dudaría en usarla -(¿Espada de Halmún? Pero si eso es solamente una varita)- Fue lo único que pensé tras escuchar el grito de ese anciano demente.
Desafortunadamente fui descuidado y subestimé al druida, cuando descubrí cuál era su verdadero plan ya era demasiado tarde para reaccionar -¡Xana! ¡Cuidado!- Vociferé mientras extendía una de mis manos en dirección a la elfa, pero no había nada que ambos pudiéramos hacer.
De esa forma pudo ser el triste ocaso de la vida de Xana, pero en un último momento, Imargo se movió a un paso sorprendente y con gran velocidad se colocó al frente de la elfa para protegerla, logrando de esa manera salvar la vida que estaba en juego, sin embargo todos los utensilios que chocaron con el escudo de Imargo rebotaron hacia diferentes direcciones y un tenedor terminó por clavarse en uno de mis glúteos.
Sentí el dolor pero era algo insignificante al igual que el daño causado, así opté por sacar el tenedor de donde estaba y luego disimulé que no me había sucedido nada, ya que no importa lo que suceda siempre hay que evitar ser el ridículo.
Por otro lado, repentinamente una de las ventanas es rota alarmando a los presentes, así que cuando voltee descubrí que se trataba de uno de los frenéticos lobos, y éste rápidamente se colocó frente a Chimar, aunque gracias a la velocidad de reacción del chico no fue necesaria mi intervención -Ya no me sorprende- Susurré para mí mismo tras ver la nueva transformación.
En cuestión de segundos el lobo es eliminado y tras aquello Chimar ordenó bloquear todas las entradas mientras que yo… No hacía nada, así que opté por tratar de hacer entrar en razón al druida que seguía sin entender que pelear entre nosotros no era la mejor idea.
Con cuidado me acerqué al anciano para tratar de dialogar con él pero éste rápidamente se colocó en una extraña posición defensiva, sin duda alguna convencerlo no sería fácil así que debía pensar en algo, sin embargo noquearlo no me parecía lo mejor ya que con su ayuda podríamos salir con vida, pero ¿Qué podría decirle? Tal vez lo mejor era improvisar
¡No seas estúpido!- Grité como si realmente estuviera molesto con el druida -Sé que Xana no hizo lo correcto y entiendo que esté muy molesto con ella- Dije con un volumen más bajo pero manteniendo el mismo tono de antes -Pero en este momento nada de eso importa, todos estamos en peligro y si no trabajamos juntos entonces seremos comida de lobos- Hice una pausa para dejar que él escuchara a la frenética manada que seguía intentando entrar a la fuerza.
No sabía si estaba funcionando mi plan pero seguí dialogando de todas formas -Así que hagamos una tregua hasta que todo esto termine, ya luego podrás resolver las cuentas pendientes… Pero si no quieres ayudar entonces simplemente no estorbes- Una vez dicho eso voltee y me acerqué a los demás aunque sin dejar de estar al tanto de los movimientos del druida para contraatacar si era necesario.
Rauko
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1000
Nivel de PJ : : 10
Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
El miembro 'Rauko' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
'Runas' :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Resultados :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
'Runas' :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Resultados :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Tyr
Master
Master
Cantidad de envíos : : 2234
Nivel de PJ : : 0
Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
Chimar no pareció adaptarse bien a su nueva forma de oso blanco, si bien dirigió correctamente un primer ataque que aplastó a su enemigo, más por casualidad que por habilidad. A partir de ahí, comenzó a moverse torpemente, algo lógico pues no estaba acostumbrado a su nueva forma aún. Lamentablemente, su estrategia no funcionó con el resto de lobos, que ladraban a su alrededor. Sus golpes estaban siendo inútiles y no sólo no era capaz de reducir el número de lobos sino que, además, comenzaban a entrar por la pequeña ventana.
-¡Pero por dios, deja de bailar y dales! – gritaba Imargo a la torpeza de Chimar, mientras intentaba atizarles con la espada y se defendía de las mordeduras de alguno. - ¡No das una, niño! – le recriminó el hombre lince. El joven no rozaba a ninguno ni de casualidad. Parecía que los lobos incluso estaban burlándose de él a tenor de las risas de hiena que emitían. Parecían divertirse haciéndole girar sobre su trasero ante la desesperación del joven.
Mientras se divertían con él, Rauko sí que consiguió convencer al druida de que se uniera a la causa, haciéndole recapacitar. Quizás también influyó el hecho de ver a un oso dando vueltas sin enterarse del asunto, siendo superado tan en número.
-Tienes razón, elfo. Esos indeseables animales no respetan la armonía del bosque. Están atacando a una indefensa criatura. – indicó el druida, que parecía seguir en su mundo, pero ahora estaba más tranquilo. Se volvió sobre los animales. - ¡Dejad en paz al oso! ¡No os ha hecho nada! ¡No es vuestro enemigo! ¿Por qué no vivís en paz? – clamó el druida enfadado. – ¡Fuera de mi casa, malditos! – y comenzó a agitar la varita con la intención de hacer algo. Y al menos consiguió volver a cerrar la ventana con lo que quedaba de la puerta rota para evitar que continuaran entrando más.
Había cinco lobos en el interior de la casa, y otros tantos fuera. Eran bastantes, pero al menos ya no entrarían más. Uno de los lobos se lanzó fuertemente contra el druida para tratar de morderle una mano, algo que consiguió hacer, haciendo que su varita cayera al suelo.
-Voy a hacer algo que no quiero. Desde Térpoli no… - cerró los ojos con rabia e hizo un gesto de desaprobación interior. - Pase lo que pase, no te acerques a mí. Por favor, perdóname, Rauko.– le dijo la elfa a Rauko, tomándole de la mano con aún más confianza que la anterior. A continuación, la elfa se separó ligeramente del grupo y tomó su báculo y comenzó a rezar en un idioma ininteligible. No era élfico. Fuera lo que fuera, no sonaba nada bien. – Kara eka nartije pojerke tamane. – cerró los ojos y lo agitó en círculos.
El báculo calavera de la elfa comenzó a tornar sus ojos en rojo. Un aura oscura, negra, comenzó a invadir la sala. Calaveras de humo comenzaron a tornarse. La palabra del miedo comenzó a rodear a las criaturas. Era una oración de ataque. De infundir terror, enfocada a los lobos, pero todos podían ver sus efectos aunque no les infundiera terror.
Los lobos comenzaron a huir despavoridos, tratando de escapar de la casa. Aunque no podían, pues estaba tapiada. Al menos los que estaban fuera sí que consiguieron huir. La elfa parecía poseída por una fuerza superior.
-¡La madre que la parió! – gritó Imargo asustado - ¿Qué está haciendo? – le preguntó a Rauko exhausto, para tras su respuesta comenzar a huir despavorido fuera de la casa.
-¡Es una nigromante! ¡Una nigromante en mi propia casa! ¡En el santuario de la naturaleza! – gritó Cranix. - ¡Matadla! – dijo el brujo tomando su varita del suelo una vez el lobo que le había mordido le soltó fruto del miedo. Esta vez el hechicero parecía dispuesto a acabar con la vida de la elfa.
* * * * * * * * * * * * *
Ahora sí que habéis descubierto el gran secreto de Xana y el por qué de su báculo tan extraño que os puse al principio del hilo. Lo he sacado a consecuencia del mal resultado de la runa de Chimar.
Salid de la casa ya mismo. Si permanecéis mucho más tiempo ahí dentro os puede estallar de la cabeza. Fuera no hay lobos. Han huido. Y los que están dentro están condenados a la muerte inminente.
Chimar, ¡eres demasiado grande para pasar por la puerta! ¡quién lo iba a decir! Y lo mismo para las ventanas. Busca una manera original de escapar del lugar.
Rauko, si uno de vosotros no detiene al brujo, acabará con la vida de la elfa. Esta tarea parece más encomendada para ti. Xana no es mala chica, sólo ha sufrido mucho de pequeña y ha sido instruida en un extraño clan élfico. De ti dependerá rescatarla de su tormento y traerla por la buena vida, pero eso será tu misión a partir de que esta quest finalice. Xana y su retorcida historia será tu regalo para cuando la quest termine. Pero eso será solo si tú quieres pues, para ello, tendrás que lograr que termine viva.
No hace falta que tiréis runa.
PD: Aprovecho para informaros de que se irán publicando una serie de desafíos relacionados con la nigromancia. Os recomiendo participéis en ellos pues son breves e independientes.
-¡Pero por dios, deja de bailar y dales! – gritaba Imargo a la torpeza de Chimar, mientras intentaba atizarles con la espada y se defendía de las mordeduras de alguno. - ¡No das una, niño! – le recriminó el hombre lince. El joven no rozaba a ninguno ni de casualidad. Parecía que los lobos incluso estaban burlándose de él a tenor de las risas de hiena que emitían. Parecían divertirse haciéndole girar sobre su trasero ante la desesperación del joven.
Mientras se divertían con él, Rauko sí que consiguió convencer al druida de que se uniera a la causa, haciéndole recapacitar. Quizás también influyó el hecho de ver a un oso dando vueltas sin enterarse del asunto, siendo superado tan en número.
-Tienes razón, elfo. Esos indeseables animales no respetan la armonía del bosque. Están atacando a una indefensa criatura. – indicó el druida, que parecía seguir en su mundo, pero ahora estaba más tranquilo. Se volvió sobre los animales. - ¡Dejad en paz al oso! ¡No os ha hecho nada! ¡No es vuestro enemigo! ¿Por qué no vivís en paz? – clamó el druida enfadado. – ¡Fuera de mi casa, malditos! – y comenzó a agitar la varita con la intención de hacer algo. Y al menos consiguió volver a cerrar la ventana con lo que quedaba de la puerta rota para evitar que continuaran entrando más.
Había cinco lobos en el interior de la casa, y otros tantos fuera. Eran bastantes, pero al menos ya no entrarían más. Uno de los lobos se lanzó fuertemente contra el druida para tratar de morderle una mano, algo que consiguió hacer, haciendo que su varita cayera al suelo.
-Voy a hacer algo que no quiero. Desde Térpoli no… - cerró los ojos con rabia e hizo un gesto de desaprobación interior. - Pase lo que pase, no te acerques a mí. Por favor, perdóname, Rauko.– le dijo la elfa a Rauko, tomándole de la mano con aún más confianza que la anterior. A continuación, la elfa se separó ligeramente del grupo y tomó su báculo y comenzó a rezar en un idioma ininteligible. No era élfico. Fuera lo que fuera, no sonaba nada bien. – Kara eka nartije pojerke tamane. – cerró los ojos y lo agitó en círculos.
El báculo calavera de la elfa comenzó a tornar sus ojos en rojo. Un aura oscura, negra, comenzó a invadir la sala. Calaveras de humo comenzaron a tornarse. La palabra del miedo comenzó a rodear a las criaturas. Era una oración de ataque. De infundir terror, enfocada a los lobos, pero todos podían ver sus efectos aunque no les infundiera terror.
Los lobos comenzaron a huir despavoridos, tratando de escapar de la casa. Aunque no podían, pues estaba tapiada. Al menos los que estaban fuera sí que consiguieron huir. La elfa parecía poseída por una fuerza superior.
-¡La madre que la parió! – gritó Imargo asustado - ¿Qué está haciendo? – le preguntó a Rauko exhausto, para tras su respuesta comenzar a huir despavorido fuera de la casa.
-¡Es una nigromante! ¡Una nigromante en mi propia casa! ¡En el santuario de la naturaleza! – gritó Cranix. - ¡Matadla! – dijo el brujo tomando su varita del suelo una vez el lobo que le había mordido le soltó fruto del miedo. Esta vez el hechicero parecía dispuesto a acabar con la vida de la elfa.
* * * * * * * * * * * * *
Ahora sí que habéis descubierto el gran secreto de Xana y el por qué de su báculo tan extraño que os puse al principio del hilo. Lo he sacado a consecuencia del mal resultado de la runa de Chimar.
Salid de la casa ya mismo. Si permanecéis mucho más tiempo ahí dentro os puede estallar de la cabeza. Fuera no hay lobos. Han huido. Y los que están dentro están condenados a la muerte inminente.
Chimar, ¡eres demasiado grande para pasar por la puerta! ¡quién lo iba a decir! Y lo mismo para las ventanas. Busca una manera original de escapar del lugar.
Rauko, si uno de vosotros no detiene al brujo, acabará con la vida de la elfa. Esta tarea parece más encomendada para ti. Xana no es mala chica, sólo ha sufrido mucho de pequeña y ha sido instruida en un extraño clan élfico. De ti dependerá rescatarla de su tormento y traerla por la buena vida, pero eso será tu misión a partir de que esta quest finalice. Xana y su retorcida historia será tu regalo para cuando la quest termine. Pero eso será solo si tú quieres pues, para ello, tendrás que lograr que termine viva.
No hace falta que tiréis runa.
PD: Aprovecho para informaros de que se irán publicando una serie de desafíos relacionados con la nigromancia. Os recomiendo participéis en ellos pues son breves e independientes.
Ger
Master
Master
Cantidad de envíos : : 973
Nivel de PJ : : 0
Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
La idea de transformarse termina siendo de todo menos funcional, clásico error. Ahora Chimar está al mando de un cuerpo enorme y musculoso pero terriblemente lento, sin entrenamiento tiene la destreza de cualquier tortuga volteada. Los torpes intentos que realiza por defenderse del nuevo grupo hostil parecen más un acto de comedia, uno bastante peligroso.
Parezco una ballena...
Murmura frustrado, no es la manera más agradable de combatir. Cada tosco golpe termina siendo lanzado a la velocidad de un anciano tullido, última vez que usa la piedra blanca. Una cosa resulta ventajosa entre tanta mala suerte, la nueva forma resiste ataques bastante bien, algo bueno es de agradecer.
Por su parte Rauko consigue calmar al druida, se le debe dar crédito al elfo, tiene un pico de oro. Esta aventura estará caracterizada por la falta de intervención mediadora del inventor, algo nunca antes visto. Los habitantes del bosque son políticos aunque poco dados a parlamentar, un concepto que solo la experiencia previa puede darle sentido.
Imargo y Xana hacen lo que pueden con las trincheras, la pequeña cabaña del viejo ahora parece un fortín. Pronto los bichos se quedan sin opciones para entrar, solo resta soportar el embate y mantener las cosas unidas. Un rayo de esperanza aparece aunque pronto es aplacado por el más siniestro descubrimiento.
La mujer se vuelve loca y comienza a utilizar magia rara, de la mala. Cranix menciona una palabra reveladora, nigromancia. Algo raro de ver, mucho más en un elfo. La señorita es más de lo que aparenta y cuando menciona Térpoli no quedan dudas, debe estar más loca que una cabra.
El recinto se torna macabro y de inmediato los lobos externos salen despavoridos, el pequeño grupo cuadrúpedo próximo también se vuelve inestable y comienza a golpear la fortificación buscando salida. no hay que ser un experto en magia para saber que es momento de largarse, Xana parece a punto de explotar.
Imargo y Cranix salen con velocidad, suertudos. Chimar intenta retirarse pero es demasiado grande para atravesar alguna abertura. No tiene intenciones de quedarse a tomar el té alucinógeno con la nigromante demente, tiempo de utilizar los dotes naturales concebidos por la piedra mágica.
Busca el área más vulnerable de la casa y se abalanza con su cuerpo de oso, frenéticamente embiste la zona hasta que cede. Al final usa las poderosas patas delanteras para agrandar el agujero, cuando tiene cubierto su tamaño realiza una última carga. Pasa sin problemas hasta llegar a la retaguardia, allí se complica todo.
¡El jodido trasero de oso!
Grita mientras gasta todo su repertorio de ideas, los intentos pronto hacen tambalear la cabaña entera. Avanza y retrocede un par de veces hasta que aplica el último esfuerzo, de repente la pared colapsa permitiéndole salir. No se había esforzado tanto atrás desde aquel encuentro con la letrina luego de comer algo en mal estado.
Gracias a todos los dioses que mis hermanos no están aquí…
Parezco una ballena...
Murmura frustrado, no es la manera más agradable de combatir. Cada tosco golpe termina siendo lanzado a la velocidad de un anciano tullido, última vez que usa la piedra blanca. Una cosa resulta ventajosa entre tanta mala suerte, la nueva forma resiste ataques bastante bien, algo bueno es de agradecer.
Por su parte Rauko consigue calmar al druida, se le debe dar crédito al elfo, tiene un pico de oro. Esta aventura estará caracterizada por la falta de intervención mediadora del inventor, algo nunca antes visto. Los habitantes del bosque son políticos aunque poco dados a parlamentar, un concepto que solo la experiencia previa puede darle sentido.
Imargo y Xana hacen lo que pueden con las trincheras, la pequeña cabaña del viejo ahora parece un fortín. Pronto los bichos se quedan sin opciones para entrar, solo resta soportar el embate y mantener las cosas unidas. Un rayo de esperanza aparece aunque pronto es aplacado por el más siniestro descubrimiento.
La mujer se vuelve loca y comienza a utilizar magia rara, de la mala. Cranix menciona una palabra reveladora, nigromancia. Algo raro de ver, mucho más en un elfo. La señorita es más de lo que aparenta y cuando menciona Térpoli no quedan dudas, debe estar más loca que una cabra.
El recinto se torna macabro y de inmediato los lobos externos salen despavoridos, el pequeño grupo cuadrúpedo próximo también se vuelve inestable y comienza a golpear la fortificación buscando salida. no hay que ser un experto en magia para saber que es momento de largarse, Xana parece a punto de explotar.
Imargo y Cranix salen con velocidad, suertudos. Chimar intenta retirarse pero es demasiado grande para atravesar alguna abertura. No tiene intenciones de quedarse a tomar el té alucinógeno con la nigromante demente, tiempo de utilizar los dotes naturales concebidos por la piedra mágica.
Busca el área más vulnerable de la casa y se abalanza con su cuerpo de oso, frenéticamente embiste la zona hasta que cede. Al final usa las poderosas patas delanteras para agrandar el agujero, cuando tiene cubierto su tamaño realiza una última carga. Pasa sin problemas hasta llegar a la retaguardia, allí se complica todo.
¡El jodido trasero de oso!
Grita mientras gasta todo su repertorio de ideas, los intentos pronto hacen tambalear la cabaña entera. Avanza y retrocede un par de veces hasta que aplica el último esfuerzo, de repente la pared colapsa permitiéndole salir. No se había esforzado tanto atrás desde aquel encuentro con la letrina luego de comer algo en mal estado.
Gracias a todos los dioses que mis hermanos no están aquí…
Invitado
Invitado
Invitado
Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
En principio Chimar había sido rápido, sin embargo, después de transformarse se vio en desventaja; al parecer él experimentaba lo mismo que yo cuando me convertí en un lobo, pero ahora no había tiempo para acostumbrarse y por ello tuvo la mala suerte de terminar dando un buen espectáculo de comedia, aunque gracias a eso los lobos se mantuvieron distraídos por un tiempo.
Por otro lado, afortunadamente mis palabras dieron un buen resultado y logré que el druida entrara en razón para que luego nos ayudara a enfrentar a los peludos atacantes -(Vaya, realmente soy un genio con las palabras)- Pensé completamente orgulloso de mi logro que en realidad no creí que funcionaría.
Finalmente el druida se unió al combate y al agitar su varita logró cerrar las ventanas… Sí, no fue mayor cosa, pero por lo menos ya no entrarían más intrusos, así que era el mejor momento para que yo entrara a la acción.
Fue entonces cuando uno de los lobos se dirigió directamente hacia el druida para lanzarse sobre él y luego morderlo salvajemente -¡¡Noo!! ¡Alto!- Grité mientras tomaba mi espada con mis dos manos para luego intentar acercarme, sin embargo uno de los otros lobos centró su atención en mí, por lo que no tuve de otra que encargarme de éste y dejar al druida solo.
El lobo emprendió una carrera en mi dirección con claras intenciones de morderme siendo motivado por su salvaje instinto animal, eso no era bueno, así que opté por hacer lo que me pareció más sensato… Correr.
Corrí por casi toda la casa evitando ser mordido, aunque tras unos instantes me cansé de huir, era momento de contraatacar; entonces guardé mi espada para poder tomar una pequeña silla que encontré cerca y cuando el lobo saltó hacia mí, utilicé mi improvisada arma para golpearlo con todas mis fuerzas, aunque luego perdí el equilibrio y por poco terminé en el suelo, pero por suerte logré mantenerme de pie.
Afortunadamente el lobo quedó aturdido por el golpe, no obstante, si todos seguíamos así entonces terminaríamos siendo comida de perros, por ello era obligatorio cambiar de estrategia, sin embargo no teníamos más opciones, era morir luchando o simplemente morir.
En ese instante fue cuando Xana dijo algo que en el momento no comprendí por falta de información, aunque tan solo tuvo que pronunciar “Térpoli” para hacerme entender que no se trataba de algo bueno -(¿Térpoli? ¿Qué tiene que ver Térpoli con todo esto?)- Me pregunté sin decir nada, simplemente me mantuve atento a las palabras de la elfa que luego se acercó a mí para tomar mi mano y pedir mi perdón -(No puede ser, va a llorar otra vez, éste no es momento para eso)- Fue lo único que pasó por mi cabeza, aunque por alguna razón tuve la sensación de que era algo más.
Las cosas estaban muy peligrosas y nuestro ocaso era cada vez más cercano, sin embargo, la elfa estaba a punto de cambiar eso, cambiar nuestro destino… Cambiarlo todo.
Xana se alejó lentamente de mí y se colocó en un lugar apartado del resto de los presentes, luego comenzó a pronunciar palabras en un lenguaje que me era completamente desconocido, algo un poco siniestro, pero no tanto como lo que presencié después -(¡¿Pero qué es esa cosa?!)- Quedé desconcertado y no pude hacer más que observar cómo los ojos del báculo de la elfa emitían un extraño brillo escarlata.
En ese instante traté de moverme pero era difícil, el lugar se cubrió por una energía que jamás había sentido, era como si la misma muerte estuviera consumiendo nuestras almas, era un oscuro poder que podía doblegar a cualquiera.
Todos los lobos fuera de la casa huyeron olvidándose de sus compañeros que aún se encontraban atrapados dentro, eso era bueno, sin embargo no me bastó para poder sentirme bien; entonces escuché la voz de Imargo quien se encontraba realmente asustado y luego me hizo una pregunta que por alguna razón no pensé antes, pero no hizo falta pensar demasiado para encontrar la respuesta que le daría sentido a todo -No puede ser… Ella… Ella…- Dije con la voz un poco temblorosa mientras observaba a la elfa -Ella es una... Nigromante- Finalmente pude terminar de revelar la verdad, aunque me negaba a aceptarla por completo.
Después de eso Imargo huyó temiendo por su vida mientras que el druida se quedó para intentar acabar con la vida de Xana -¡No! Nos está ayudando a enfrentar a los lobos- Grité tratando de hacerlo cambiar de parecer, sin embargo, esta vez no hubieron palabras que pudieran detenerlo, la única forma era utilizando la fuerza bruta.
Retrocedí un par de pasos hasta colocarme detrás del druida que solamente fijaba su atención en la elfa, desenvainé mi espada y me preparé para hacer lo que era necesario -No me dejas de otra- Susurré para finalmente emprender una carrera hacia el druida y luego utilicé la empuñadura de mi arma para golpearlo en la cabeza, exactamente en la sien del lado derecho, con el fin de dejarlo inconsciente para luego llevarlo hacia afuera de la casa antes de que el poder de la oscuridad nos asfixiara en el miedo.
Por otro lado, afortunadamente mis palabras dieron un buen resultado y logré que el druida entrara en razón para que luego nos ayudara a enfrentar a los peludos atacantes -(Vaya, realmente soy un genio con las palabras)- Pensé completamente orgulloso de mi logro que en realidad no creí que funcionaría.
Finalmente el druida se unió al combate y al agitar su varita logró cerrar las ventanas… Sí, no fue mayor cosa, pero por lo menos ya no entrarían más intrusos, así que era el mejor momento para que yo entrara a la acción.
Fue entonces cuando uno de los lobos se dirigió directamente hacia el druida para lanzarse sobre él y luego morderlo salvajemente -¡¡Noo!! ¡Alto!- Grité mientras tomaba mi espada con mis dos manos para luego intentar acercarme, sin embargo uno de los otros lobos centró su atención en mí, por lo que no tuve de otra que encargarme de éste y dejar al druida solo.
El lobo emprendió una carrera en mi dirección con claras intenciones de morderme siendo motivado por su salvaje instinto animal, eso no era bueno, así que opté por hacer lo que me pareció más sensato… Correr.
Corrí por casi toda la casa evitando ser mordido, aunque tras unos instantes me cansé de huir, era momento de contraatacar; entonces guardé mi espada para poder tomar una pequeña silla que encontré cerca y cuando el lobo saltó hacia mí, utilicé mi improvisada arma para golpearlo con todas mis fuerzas, aunque luego perdí el equilibrio y por poco terminé en el suelo, pero por suerte logré mantenerme de pie.
Afortunadamente el lobo quedó aturdido por el golpe, no obstante, si todos seguíamos así entonces terminaríamos siendo comida de perros, por ello era obligatorio cambiar de estrategia, sin embargo no teníamos más opciones, era morir luchando o simplemente morir.
En ese instante fue cuando Xana dijo algo que en el momento no comprendí por falta de información, aunque tan solo tuvo que pronunciar “Térpoli” para hacerme entender que no se trataba de algo bueno -(¿Térpoli? ¿Qué tiene que ver Térpoli con todo esto?)- Me pregunté sin decir nada, simplemente me mantuve atento a las palabras de la elfa que luego se acercó a mí para tomar mi mano y pedir mi perdón -(No puede ser, va a llorar otra vez, éste no es momento para eso)- Fue lo único que pasó por mi cabeza, aunque por alguna razón tuve la sensación de que era algo más.
Las cosas estaban muy peligrosas y nuestro ocaso era cada vez más cercano, sin embargo, la elfa estaba a punto de cambiar eso, cambiar nuestro destino… Cambiarlo todo.
Xana se alejó lentamente de mí y se colocó en un lugar apartado del resto de los presentes, luego comenzó a pronunciar palabras en un lenguaje que me era completamente desconocido, algo un poco siniestro, pero no tanto como lo que presencié después -(¡¿Pero qué es esa cosa?!)- Quedé desconcertado y no pude hacer más que observar cómo los ojos del báculo de la elfa emitían un extraño brillo escarlata.
En ese instante traté de moverme pero era difícil, el lugar se cubrió por una energía que jamás había sentido, era como si la misma muerte estuviera consumiendo nuestras almas, era un oscuro poder que podía doblegar a cualquiera.
Todos los lobos fuera de la casa huyeron olvidándose de sus compañeros que aún se encontraban atrapados dentro, eso era bueno, sin embargo no me bastó para poder sentirme bien; entonces escuché la voz de Imargo quien se encontraba realmente asustado y luego me hizo una pregunta que por alguna razón no pensé antes, pero no hizo falta pensar demasiado para encontrar la respuesta que le daría sentido a todo -No puede ser… Ella… Ella…- Dije con la voz un poco temblorosa mientras observaba a la elfa -Ella es una... Nigromante- Finalmente pude terminar de revelar la verdad, aunque me negaba a aceptarla por completo.
Después de eso Imargo huyó temiendo por su vida mientras que el druida se quedó para intentar acabar con la vida de Xana -¡No! Nos está ayudando a enfrentar a los lobos- Grité tratando de hacerlo cambiar de parecer, sin embargo, esta vez no hubieron palabras que pudieran detenerlo, la única forma era utilizando la fuerza bruta.
Retrocedí un par de pasos hasta colocarme detrás del druida que solamente fijaba su atención en la elfa, desenvainé mi espada y me preparé para hacer lo que era necesario -No me dejas de otra- Susurré para finalmente emprender una carrera hacia el druida y luego utilicé la empuñadura de mi arma para golpearlo en la cabeza, exactamente en la sien del lado derecho, con el fin de dejarlo inconsciente para luego llevarlo hacia afuera de la casa antes de que el poder de la oscuridad nos asfixiara en el miedo.
Rauko
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1000
Nivel de PJ : : 10
Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
La huida de la casa fue caótica. Rauko tuvo que golpear al druida para dejarlo mareado antes de que viera como Xana destruía su casa. Chimar escapó en forma de osó y casi no consigue salir por la puerta. Imargo, el valiente guerrero, fue el primero en correr cuando vio la humareda negra y las calaveras mágicas emanar del báculo de la nigromante. Incluso los lobos, una vez la puerta estuvo abierta, corrieron hacia el bosque por su instinto de supervivencia antes de que la elfa hiciese algo con ellos.
Cuando todos salieron fuera, la escena concluyó con una brutal explosión que reventó todos los cristales del hogar del druida. ¿Qué demonios había sido eso? Tras varios momentos de incertidumbre, en los que Chimar perdió su forma de osezno nuevamente, salió abatida la elfa. Andando encogida de hombros. Derrotada. Como si sintiera una gran carga sobre sus hombros. Llegó hasta la posición del grupo de exploradores.
-Los he espantado. No hay consecuencias para el hogar del druida. – sollozó en relación a los lobos que había en el interior. – Esta magia es una maldición para mí. Es culpa de mi pueblo, me han instruido a mí y a todos en estas oscuras artes. - entrecerró los ojos. - Cada vez que la utilizo... siento una sensación repugnante. Es como si tuviese la boca llena de cucarachas pataleando. Lo odio.
-¿Tu pueblo utiliza magia negra? – preguntó Imargo, llevándose los dedos al mentón. – Melena Blanca deberá saberlo. Nunca tuvo mucha confianza en tu pueblo, tal y como te ha demostrado. – le explicó. – Pero nos has ayudado. Sólo por ello, recibirás un juicio justo.
Xana no se tomó a mal el comentario de Imargo. Podría coger su piedra y volar para evitar su destino. Pero no. Simplemente lo asumió. Se tomó su tiempo en contestar. Miró cabizbaja, al suelo, avergonzada.
-Me han causado mucho daño. Mucho sufrimiento. – indicó la elfa en relación a los elfos, en un tono serio y apagado. – No busco nada más en ellos. Sólo quiero alejarme. – y levantó su vista, para fijarse en Rauko, parecía que el joven había calado en la elfa. Que veía en él algo más que un mero conocido. – Rauko, tú me has ayudado mucho. ¿Podría acompañarte? ¿Podrías sacarme de este maldito bosque en el que me encuentro? Prometo poner todo mi empeño en alejarme de este tipo de magia.
-Eso será si Melena Blanca te lo permite, chica. – replicó Imargo. - ¿Crees que el protector del Este va a dejar una nigromante suelta por Aerandir? Lo tienes crudo.
La joven lo expresaba de tal manera que parecía más un ruego que una petición. Necesitaba alguien que la sacara de aquella vida en la que se había visto esclavizada. ¿Sería Rauko el hombre? ¿Aceptaría el elfo a una nigromante a su lado? Una mujer que, seguramente, no sería aceptada por la sociedad una vez fuera descubierta por la población, pero que, probablemente, resultaría de gran ayuda a no mucho tardar. Cuando los nigromantes comenzaran a extenderse, contar con una de los suyos en el bando podría serle muy útil. Quizás la inocente Xana sea entonces una pieza clave. La impredecible elfa guardaba un gran potencia en su interior. Pero eso sería algo que Rauko no sabía en aquel momento.
Pero aún quedaba un gran misterio por resolver. Las gemas del druida permanecían inalteradas. Era el momento de devolvérselas a Cranix, el druida, quien se había despertado del golpe que le proporcionó el elfo. El hombre lince fue el primero en acercarse a su auxilio, ayudándolo a levantarse.
-Señor, le devolveremos las gemas. Era a lo que hemos venido principalmente. – le indicó Imargo, haciendo un gesto a los otros tres para que le entregaran las rocas.
-¡Ya no las quiero! – bramó molesto, el viejo loco. – ¡Quedáoslas vosotros. Esas gemas no han hecho más que traerme problemas! – Imargo suspiró.
-¿Necesita algo más? – le preguntó.
-¡No! Marchaos. Los lobos no volverán aquí después del espectáculo de la elfa. – y señaló a Xana. – ¡Has destrozado mi casa! ¡Has contribuido a su maldición! Sólo espero que no te traiga más disidia a ti, elfo. – y miró a Rauko frunciendo el ceño.
La elfa se apartó ligeramente del grupo. Entristecida. Incapaz de esbozar una mueca. Se sentía avergonzada. Ridícula por el testigo que su pueblo élfico oscuro le había otorgado. Ella simplemente no quería ser nigromante. Y necesitaba alejarse de todo.
Imargo propuso al grupo caminar de nuevo hacia la guarida de los leónicos. Allí, Melena Blanca podría ayudar a los jóvenes a volver a su hogar, y decidir qué hacía con la elfa, los elfos nigromantes, y los licántropos enfermos.
* * * * * * * * * * * * * * * *
Parece que nos vamos acercando al final. Habéis trabajado mucho, sí. Pero verdaderamente, más que sobrevivir no habéis conseguido nada: La casa del druida ha sido destrozada, los elfos nigromantes siguen campeando a sus anchas y los licántropos mantienen su enfermedad…
… Aún así, aún estáis a tiempo de arreglar las cosas. Este turno será de transición para los acontecimientos finales.
Volveréis hacia la base de los leónicos. Tendréis que describir vuestras impresiones de todo lo que ocurre. También podéis tratar de convencer a Imargo para que Xana no sea juzgada. Al hombre lince parece que no le simpatiza nada la elfa y desconfía ahora aún más de ella. No obstante, sólo es un buen profesional que trata de cumplir su trabajo. En cuanto a la chica, se le ve sincera en sus sentimientos y, en realidad, no ha hecho daño a nadie. Tan sólo quiere alejarse. Vuestras palabras pueden resultar determinantes en el destino de ambos personajes. Así que medidlas bien.
Empieza a atardecer. Lo último que veréis será uno de los licántropos, el jefe. Sobre una colina en el bosque. Pero a diferencia de en otras ocasiones, no parece mostrar intenciones violentas en esta ocasión.
Cuando todos salieron fuera, la escena concluyó con una brutal explosión que reventó todos los cristales del hogar del druida. ¿Qué demonios había sido eso? Tras varios momentos de incertidumbre, en los que Chimar perdió su forma de osezno nuevamente, salió abatida la elfa. Andando encogida de hombros. Derrotada. Como si sintiera una gran carga sobre sus hombros. Llegó hasta la posición del grupo de exploradores.
-Los he espantado. No hay consecuencias para el hogar del druida. – sollozó en relación a los lobos que había en el interior. – Esta magia es una maldición para mí. Es culpa de mi pueblo, me han instruido a mí y a todos en estas oscuras artes. - entrecerró los ojos. - Cada vez que la utilizo... siento una sensación repugnante. Es como si tuviese la boca llena de cucarachas pataleando. Lo odio.
-¿Tu pueblo utiliza magia negra? – preguntó Imargo, llevándose los dedos al mentón. – Melena Blanca deberá saberlo. Nunca tuvo mucha confianza en tu pueblo, tal y como te ha demostrado. – le explicó. – Pero nos has ayudado. Sólo por ello, recibirás un juicio justo.
Xana no se tomó a mal el comentario de Imargo. Podría coger su piedra y volar para evitar su destino. Pero no. Simplemente lo asumió. Se tomó su tiempo en contestar. Miró cabizbaja, al suelo, avergonzada.
-Me han causado mucho daño. Mucho sufrimiento. – indicó la elfa en relación a los elfos, en un tono serio y apagado. – No busco nada más en ellos. Sólo quiero alejarme. – y levantó su vista, para fijarse en Rauko, parecía que el joven había calado en la elfa. Que veía en él algo más que un mero conocido. – Rauko, tú me has ayudado mucho. ¿Podría acompañarte? ¿Podrías sacarme de este maldito bosque en el que me encuentro? Prometo poner todo mi empeño en alejarme de este tipo de magia.
-Eso será si Melena Blanca te lo permite, chica. – replicó Imargo. - ¿Crees que el protector del Este va a dejar una nigromante suelta por Aerandir? Lo tienes crudo.
La joven lo expresaba de tal manera que parecía más un ruego que una petición. Necesitaba alguien que la sacara de aquella vida en la que se había visto esclavizada. ¿Sería Rauko el hombre? ¿Aceptaría el elfo a una nigromante a su lado? Una mujer que, seguramente, no sería aceptada por la sociedad una vez fuera descubierta por la población, pero que, probablemente, resultaría de gran ayuda a no mucho tardar. Cuando los nigromantes comenzaran a extenderse, contar con una de los suyos en el bando podría serle muy útil. Quizás la inocente Xana sea entonces una pieza clave. La impredecible elfa guardaba un gran potencia en su interior. Pero eso sería algo que Rauko no sabía en aquel momento.
Pero aún quedaba un gran misterio por resolver. Las gemas del druida permanecían inalteradas. Era el momento de devolvérselas a Cranix, el druida, quien se había despertado del golpe que le proporcionó el elfo. El hombre lince fue el primero en acercarse a su auxilio, ayudándolo a levantarse.
-Señor, le devolveremos las gemas. Era a lo que hemos venido principalmente. – le indicó Imargo, haciendo un gesto a los otros tres para que le entregaran las rocas.
-¡Ya no las quiero! – bramó molesto, el viejo loco. – ¡Quedáoslas vosotros. Esas gemas no han hecho más que traerme problemas! – Imargo suspiró.
-¿Necesita algo más? – le preguntó.
-¡No! Marchaos. Los lobos no volverán aquí después del espectáculo de la elfa. – y señaló a Xana. – ¡Has destrozado mi casa! ¡Has contribuido a su maldición! Sólo espero que no te traiga más disidia a ti, elfo. – y miró a Rauko frunciendo el ceño.
La elfa se apartó ligeramente del grupo. Entristecida. Incapaz de esbozar una mueca. Se sentía avergonzada. Ridícula por el testigo que su pueblo élfico oscuro le había otorgado. Ella simplemente no quería ser nigromante. Y necesitaba alejarse de todo.
Imargo propuso al grupo caminar de nuevo hacia la guarida de los leónicos. Allí, Melena Blanca podría ayudar a los jóvenes a volver a su hogar, y decidir qué hacía con la elfa, los elfos nigromantes, y los licántropos enfermos.
* * * * * * * * * * * * * * * *
Parece que nos vamos acercando al final. Habéis trabajado mucho, sí. Pero verdaderamente, más que sobrevivir no habéis conseguido nada: La casa del druida ha sido destrozada, los elfos nigromantes siguen campeando a sus anchas y los licántropos mantienen su enfermedad…
… Aún así, aún estáis a tiempo de arreglar las cosas. Este turno será de transición para los acontecimientos finales.
Volveréis hacia la base de los leónicos. Tendréis que describir vuestras impresiones de todo lo que ocurre. También podéis tratar de convencer a Imargo para que Xana no sea juzgada. Al hombre lince parece que no le simpatiza nada la elfa y desconfía ahora aún más de ella. No obstante, sólo es un buen profesional que trata de cumplir su trabajo. En cuanto a la chica, se le ve sincera en sus sentimientos y, en realidad, no ha hecho daño a nadie. Tan sólo quiere alejarse. Vuestras palabras pueden resultar determinantes en el destino de ambos personajes. Así que medidlas bien.
Empieza a atardecer. Lo último que veréis será uno de los licántropos, el jefe. Sobre una colina en el bosque. Pero a diferencia de en otras ocasiones, no parece mostrar intenciones violentas en esta ocasión.
Ger
Master
Master
Cantidad de envíos : : 973
Nivel de PJ : : 0
Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
Todos salen de una manera u otra, algunos incluso inconscientes. Chimar se aleja todo lo humanamente posible del lugar a tiempo para admirar el espectáculo final, una explosión que destroza la pocilga del viejo druida… quizás ahora pueda buscarse una cabaña corriente como la gente mentalmente sana.
El niño pierde su forma animal y vuelve al estado enano, no puede estar más agradecido. Parece que a pesar de todo han logrado salir bien parados, nada mal para un grupito improvisado. Sin lobos cerca pueden tomarse un respiro, no demasiado largo pero el suficiente para bajar la adrenalina.
Xana rápidamente aparece, se encuentra agotada. Sin vacilar expresa sus impresiones, algo totalmente redundante. En este punto ya resulta claro que es una nigromante, proveniente de un clan elfo practicante de magia oscura… sin duda no es algo que se escuche todos los días por el camino.
Es un buen truco.
La mujer parece avergonzada de su herencia y no es para menos, toda la sociedad moderna vilipendia la magia de muerte, públicamente incluso los brujos le prohíben. A pesar de todo la curiosa señorita les ha salvado, sin su intervención seguirían rodeados de lobos dementes y asesinos.
Imargo parece querer llevarla a juicio, eso no sería prudente para ella. Es probable que Melena Blanca la condene sin titubear, no tiene pinta de ser un personaje muy comprensivo. Chimar no desea una ejecución, no le aporta ningún beneficio. Además es un personaje agradecido, paga sus deudas.
Nos ha salvado… podríamos “olvidar” el asunto de su herencia, al final no tiene la culpa de nacer en un entorno loco.
Deja esa reflexión en el aire, claramente no es el genio de las palabras en esta aventura. Si alguien puede convencer al gato es Rauko, tiene el don de la lengua. Su acompañante felino es una persona tratable, quizás atienda razones, después de todo le debe la integridad trasera a Xana y su magia rara.
De repente el druida vuelve a la vida, está más alterado de lo normal. Se le ofrecen las piedras pero las rechaza de inmediato, nada alentador. Los objetos problemáticos… traen problemas. Lo mejor será donarlas a grupo leónico cuando regresen, delegar el inconveniente a gente más capacitada.
Son expulsados del lugar, todo un hito si tenemos en cuenta que se encuentran en pleno bosque. Chimar pone cara de ironía y se despide del brujo naturalista con un gesto aburrido, menudo personaje. Es tiempo de volver, no existe lugar más seguro que bajo la protección de hombres gato armados.
El atardecer se manifiesta, llevan todo el día sorteando obstáculos. Avanzan por el bosque con cautela, no están fuera de peligro. En cierto momento divisan otro licántropo a la distancia, parece más imponente que el resto. No se lanza en un frenesí sangriento para variar, se controla bien. El pequeño hace un gesto sonoro para revelar la posición del bicho, conviene mantener al grupo alerta. Aprovechando dicha distracción se acerca a Rauko y le jala una manga, cuando consigue su atención señala con la cabeza a Xana, bastante traducible.
El niño pierde su forma animal y vuelve al estado enano, no puede estar más agradecido. Parece que a pesar de todo han logrado salir bien parados, nada mal para un grupito improvisado. Sin lobos cerca pueden tomarse un respiro, no demasiado largo pero el suficiente para bajar la adrenalina.
Xana rápidamente aparece, se encuentra agotada. Sin vacilar expresa sus impresiones, algo totalmente redundante. En este punto ya resulta claro que es una nigromante, proveniente de un clan elfo practicante de magia oscura… sin duda no es algo que se escuche todos los días por el camino.
Es un buen truco.
La mujer parece avergonzada de su herencia y no es para menos, toda la sociedad moderna vilipendia la magia de muerte, públicamente incluso los brujos le prohíben. A pesar de todo la curiosa señorita les ha salvado, sin su intervención seguirían rodeados de lobos dementes y asesinos.
Imargo parece querer llevarla a juicio, eso no sería prudente para ella. Es probable que Melena Blanca la condene sin titubear, no tiene pinta de ser un personaje muy comprensivo. Chimar no desea una ejecución, no le aporta ningún beneficio. Además es un personaje agradecido, paga sus deudas.
Nos ha salvado… podríamos “olvidar” el asunto de su herencia, al final no tiene la culpa de nacer en un entorno loco.
Deja esa reflexión en el aire, claramente no es el genio de las palabras en esta aventura. Si alguien puede convencer al gato es Rauko, tiene el don de la lengua. Su acompañante felino es una persona tratable, quizás atienda razones, después de todo le debe la integridad trasera a Xana y su magia rara.
De repente el druida vuelve a la vida, está más alterado de lo normal. Se le ofrecen las piedras pero las rechaza de inmediato, nada alentador. Los objetos problemáticos… traen problemas. Lo mejor será donarlas a grupo leónico cuando regresen, delegar el inconveniente a gente más capacitada.
Son expulsados del lugar, todo un hito si tenemos en cuenta que se encuentran en pleno bosque. Chimar pone cara de ironía y se despide del brujo naturalista con un gesto aburrido, menudo personaje. Es tiempo de volver, no existe lugar más seguro que bajo la protección de hombres gato armados.
El atardecer se manifiesta, llevan todo el día sorteando obstáculos. Avanzan por el bosque con cautela, no están fuera de peligro. En cierto momento divisan otro licántropo a la distancia, parece más imponente que el resto. No se lanza en un frenesí sangriento para variar, se controla bien. El pequeño hace un gesto sonoro para revelar la posición del bicho, conviene mantener al grupo alerta. Aprovechando dicha distracción se acerca a Rauko y le jala una manga, cuando consigue su atención señala con la cabeza a Xana, bastante traducible.
Invitado
Invitado
Invitado
Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
Huí de la casa lo más rápido posible mientras evitaba ser alcanzado por esa energía que sólo implantaba terror en los corazones de los presentes, nunca había sentido un poder tan oscuro como ese y no quería quedarme para experimentar cosas nuevas.
Una vez apartado del caos coloqué al druida sobre el suelo para que descansara -(Seguramente cuando despierte querrá erradicar mi existencia)- Pensé mientras volteaba a mirar a la casa con la esperanza de que no hubieran más problemas.
En ese instante, desde la casa salieron los lobos completamente horrorizados y corrieron velozmente hasta desaparecer dentro del bosque donde estarían a salvo de la magia oscura -Tal vez los nigromantes no son tan malos como dicen las historias- Musité para finalmente guardar mi espada, ahora que los lobos no estaban ya no era necesario tener el arma a la mano.
Repentinamente toda tranquilidad desapareció cuando dentro de la casa hubo una gran explosión de oscuridad que sólo dejó destrucción -¿Xana?- Dije con temor a que la elfa hubiese tenido que sufrir un trágico final -Vamos, sal- Susurré con la esperanza que ella saliera y acabara con toda la incertidumbre que me atormentaba en aquel momento.
Finalmente, desde la casa en donde el aire estaba podrido por el aura de la oscuridad apareció Xana, aunque no parecía estar muy bien, pero yo no conocía los efectos secundarios por usar ese tipo de magia, así que por el momento me mantuve en silencio para escuchar sus palabras.
En ese instante Imargo logró deshacerse de la cobardía para decirnos cuál sería el destino de la elfa cuando Melena Blanca se enterara del asunto, algo que no me parecía la mejor de las opciones aunque sí lo más justo para el lince -(Eso no es bueno, si ella es llevada a juicio entonces no saldrá con vida, pero… ¿Qué puedo hacer?)- Por alguna razón me sentía obligado a intervenir, pero por no saber qué decir seguí en silencio.
Fue entonces cuando Xana me pidió algo que realmente me dejó atónito, al parecer pude agradarle bastante a la elfa al punto de que ella pudo depositar toda su confianza en mí, no obstante, antes de que yo tuviera la oportunidad de responder fue cuando Imargo volvió a hablar para aclarar cómo serían las cosas.
Finalmente el druida despertó y seguramente me querría atacar, pero antes de eso Imargo se le acercó para ayudarlo a levantarse -(Oh no, debo estar atento ante cualquier movimiento sospechoso)- Pensé mientras me preparaba para lo peor, sin embargo, toda preocupación fue en vano, pues el druida optó por regalarnos las gemas y ni siquiera nos obligó a reparar su casa, aunque sí se mostraba molesto y lo mejor era largarnos para evitar más problemas.
Después de todo lo anterior partimos con rumbo a la base de los leónicos, por lo que tuvimos que atravesar el extraño bosque una vez más, pero eso me daba la oportunidad perfecta para convencer al lince de que no pusiera a Xana en un juicio.
Me acerqué lentamente a Imargo hasta colocarme a su lado y ahí me mantuve en silencio por unos instantes antes de decir alguna estupidez, pero al final no pude pensar en algo que fuese genial así que simplemente opté por improvisar -¿Sabes? Sé que tus intenciones son buenas y que haces lo posible por no perder la cabeza después de todo lo ha sucedido, pero creo que no deberíamos mencionar lo de Xana- Sugerí con un tono dócil para no sonar como si lo estuviese obligando.
Ahora que tenía la atención del lince era momento de continuar -Sé que la magia oscura está prohibida, pero tal vez no es necesario llevar a la elfa a un juicio, ya que ella no quiso ser parte de esto sino que sólo es una víctima atormentada por el mal que le han causado los nigromantes- Dije con un tono más seguro y confiado -Además, Melena Blanca no dudará en castigarla de forma severa ya que es eso lo que exige la ley…- Hice una pausa para mirar hacia atrás donde se encontraba la elfa deprimida -Eso no es lo que Xana necesita- Dije ahora con un tono más serio.
Después de todo eso era necesario contar una anécdota personal -Hace mucho tiempo, yo tenía una vida buena y tranquila, una vida en donde podía ser feliz- Mencioné con un tono de nostalgia -Pero todo eso cambió cuando la desgracia azotó a mi familia hasta que lo perdí todo, y el sufrimiento se convirtió en mi único compañero- Seguí, tratando de hacer que el lince sintiera pena -Después de eso me sentí solo, lo único que me motivaba a seguir viviendo era asesinar a todos los responsables del dolor que afligía mi alma, para luego acabar con mi miserable vida…- Hice una pausa para pasar a la parte feliz de la historia.
Una vez que ordené las palabras en mi mente, continué -Pero un día conocí a alguien que quiso ayudarme, y gracias a esa persona encontré motivos para vivir; si jamás me hubiese dado una oportunidad, entonces hoy tendría una vida de la que no me sentiría orgulloso- Finalmente acabé la historia para volver al punto central -Ahora que sé muy bien lo que Xana siente, te pido que me permitas cuidar de ella, utilizaré todo lo que he aprendido para cambiar su vida y prometo que lograré apartar toda oscuridad de su alma- Dije con determinación para mostrarme seguro de mis palabras.
Nunca había hablado tanto en poco tiempo como lo había hecho en ese día, pero si funcionaba entonces no sería en vano. Por otro lado, Chimar nos señaló la presencia de un licántropo que se veía más imponente que los anteriores y además no se mostraba furioso, tal vez era inmune a la maldición.
Dejando de lado esos detalles, Chimar me indicó con señas “Xana llorará si no le hablas bonito”, ante eso suspiré y asentí con la cabeza -(No puede ser, otra vez no)- Pensé mientras me colocaba al lado de la elfa -Todo va estar bien, saldremos de ésta… Juntos- Dije de forma que pudiera motivarla para luego mostrarle una sonrisa.
Ser su consolador no era muy divertido, pero después de contarle mi historia al lince no pude evitar sentirme identificado con la elfa… Pero consolarla todavía no era divertido.
Una vez apartado del caos coloqué al druida sobre el suelo para que descansara -(Seguramente cuando despierte querrá erradicar mi existencia)- Pensé mientras volteaba a mirar a la casa con la esperanza de que no hubieran más problemas.
En ese instante, desde la casa salieron los lobos completamente horrorizados y corrieron velozmente hasta desaparecer dentro del bosque donde estarían a salvo de la magia oscura -Tal vez los nigromantes no son tan malos como dicen las historias- Musité para finalmente guardar mi espada, ahora que los lobos no estaban ya no era necesario tener el arma a la mano.
Repentinamente toda tranquilidad desapareció cuando dentro de la casa hubo una gran explosión de oscuridad que sólo dejó destrucción -¿Xana?- Dije con temor a que la elfa hubiese tenido que sufrir un trágico final -Vamos, sal- Susurré con la esperanza que ella saliera y acabara con toda la incertidumbre que me atormentaba en aquel momento.
Finalmente, desde la casa en donde el aire estaba podrido por el aura de la oscuridad apareció Xana, aunque no parecía estar muy bien, pero yo no conocía los efectos secundarios por usar ese tipo de magia, así que por el momento me mantuve en silencio para escuchar sus palabras.
En ese instante Imargo logró deshacerse de la cobardía para decirnos cuál sería el destino de la elfa cuando Melena Blanca se enterara del asunto, algo que no me parecía la mejor de las opciones aunque sí lo más justo para el lince -(Eso no es bueno, si ella es llevada a juicio entonces no saldrá con vida, pero… ¿Qué puedo hacer?)- Por alguna razón me sentía obligado a intervenir, pero por no saber qué decir seguí en silencio.
Fue entonces cuando Xana me pidió algo que realmente me dejó atónito, al parecer pude agradarle bastante a la elfa al punto de que ella pudo depositar toda su confianza en mí, no obstante, antes de que yo tuviera la oportunidad de responder fue cuando Imargo volvió a hablar para aclarar cómo serían las cosas.
Finalmente el druida despertó y seguramente me querría atacar, pero antes de eso Imargo se le acercó para ayudarlo a levantarse -(Oh no, debo estar atento ante cualquier movimiento sospechoso)- Pensé mientras me preparaba para lo peor, sin embargo, toda preocupación fue en vano, pues el druida optó por regalarnos las gemas y ni siquiera nos obligó a reparar su casa, aunque sí se mostraba molesto y lo mejor era largarnos para evitar más problemas.
Después de todo lo anterior partimos con rumbo a la base de los leónicos, por lo que tuvimos que atravesar el extraño bosque una vez más, pero eso me daba la oportunidad perfecta para convencer al lince de que no pusiera a Xana en un juicio.
Me acerqué lentamente a Imargo hasta colocarme a su lado y ahí me mantuve en silencio por unos instantes antes de decir alguna estupidez, pero al final no pude pensar en algo que fuese genial así que simplemente opté por improvisar -¿Sabes? Sé que tus intenciones son buenas y que haces lo posible por no perder la cabeza después de todo lo ha sucedido, pero creo que no deberíamos mencionar lo de Xana- Sugerí con un tono dócil para no sonar como si lo estuviese obligando.
Ahora que tenía la atención del lince era momento de continuar -Sé que la magia oscura está prohibida, pero tal vez no es necesario llevar a la elfa a un juicio, ya que ella no quiso ser parte de esto sino que sólo es una víctima atormentada por el mal que le han causado los nigromantes- Dije con un tono más seguro y confiado -Además, Melena Blanca no dudará en castigarla de forma severa ya que es eso lo que exige la ley…- Hice una pausa para mirar hacia atrás donde se encontraba la elfa deprimida -Eso no es lo que Xana necesita- Dije ahora con un tono más serio.
Después de todo eso era necesario contar una anécdota personal -Hace mucho tiempo, yo tenía una vida buena y tranquila, una vida en donde podía ser feliz- Mencioné con un tono de nostalgia -Pero todo eso cambió cuando la desgracia azotó a mi familia hasta que lo perdí todo, y el sufrimiento se convirtió en mi único compañero- Seguí, tratando de hacer que el lince sintiera pena -Después de eso me sentí solo, lo único que me motivaba a seguir viviendo era asesinar a todos los responsables del dolor que afligía mi alma, para luego acabar con mi miserable vida…- Hice una pausa para pasar a la parte feliz de la historia.
Una vez que ordené las palabras en mi mente, continué -Pero un día conocí a alguien que quiso ayudarme, y gracias a esa persona encontré motivos para vivir; si jamás me hubiese dado una oportunidad, entonces hoy tendría una vida de la que no me sentiría orgulloso- Finalmente acabé la historia para volver al punto central -Ahora que sé muy bien lo que Xana siente, te pido que me permitas cuidar de ella, utilizaré todo lo que he aprendido para cambiar su vida y prometo que lograré apartar toda oscuridad de su alma- Dije con determinación para mostrarme seguro de mis palabras.
Nunca había hablado tanto en poco tiempo como lo había hecho en ese día, pero si funcionaba entonces no sería en vano. Por otro lado, Chimar nos señaló la presencia de un licántropo que se veía más imponente que los anteriores y además no se mostraba furioso, tal vez era inmune a la maldición.
Dejando de lado esos detalles, Chimar me indicó con señas “Xana llorará si no le hablas bonito”, ante eso suspiré y asentí con la cabeza -(No puede ser, otra vez no)- Pensé mientras me colocaba al lado de la elfa -Todo va estar bien, saldremos de ésta… Juntos- Dije de forma que pudiera motivarla para luego mostrarle una sonrisa.
Ser su consolador no era muy divertido, pero después de contarle mi historia al lince no pude evitar sentirme identificado con la elfa… Pero consolarla todavía no era divertido.
Rauko
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1000
Nivel de PJ : : 10
Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
Tanto niño como elfo coincidían en que Xana no merecía el destino al que el siempre recto y justo Imargo quería someterla. Melena Blanca sometería a la nigromante a un juicio que quizá fuese un tanto injusto para lo que la chica había demostrado. Aún así, de primeras fue reticente a aceptar el trato y siguió avanzando. Corazón y cabeza se enfrentaban en este sentido, él sabía que Xana les había salvado y que notaba que aquello le apesadumbraba, pero por otro lado tenía que seguir el estricto código ético que los leónicos seguían al milímetro.
Rauko insistió para tratar de debilitar la aparente inexpugnable moral del hombre lince, contándole una historia suya llena de sentimiento. Un gesto de duda invadió la cara de Imargo que se detuvo durante unos instantes.
Apenas pudo decir nada pues un lobo, considerablemente grande, pero con las orejas agachadas como un perro cuando tiene miedo, se acercó al grupo, gimiendo. Imargo puso la mano delante de Rauko, indicándole que hablaría con él más tarde y corrió a atender a la criatura.
-¿Qué ocurre? – le preguntó, envainando su espada y escudo por si la criatura mostraba - ¿Qué quieres?
El animal no podía hablar, únicamente podría entenderse con alguien en su misma forma, por ello el primer licántropo se había relacionado con Rauko. Sin embargo, sus simples gemidos servirían para que Xana le entendiera y decidiera acercarse a él, aún a expensas de que le mordiera la mano, pero aquello no parecía importarle a la joven.
-Es de la manada, fijaos en sus ojos. – dijo indicando la pupila rojiza que compartía con sus congéneres. - Sufre. Está enfermo por la maldición. Pero no sólo es él, todo su pueblo morirá si nadie hace nada. – dijo la joven, acariciando el pelo de la criatura, que se había tumbado sobre la hierba sin ningún tipo de oposición. Gemía.
-¿Existe alguna manera de anularla? – preguntó Imargo, guardando las armas para no asustar a la indefensa criatura y cruzando los brazos en jarra sobre sus caderas.
-Sí. – contestó con rotundidad. – Pero no a cualquier precio. La nigromancia es un poder que otorga vida, pero requiere sacrificios. – declaró.
-Oh no, no más magia oscura por hoy, gracias. – indicó el hombre lince. – Vayámonos.
-El sacrificio no tiene por qué ser humano. – indicó, todavía arrodillada junto al lobo.– Lo único que necesito es la esmeralda verde y el zafiro. – miró a Rauko y Chimar, que era quienes las tenían. – Unas setas morturae y el cuerpo de un mamífero. Tal vez un roedor o un conejo. Vivo. Debo sacrificarlo. – miró hacia abajo, preocupada. – No es algo que me agrade, pero es el único medio que conozco. Lo único malo… serían los efectos secundarios. Vosotros… podríais enfermar. No como ellos, claro. – advirtió. – Habéis estado en contacto con las gemas y quién sabe si su destrucción os afectaría. Jaquecas, náuseas, vómitos… puede que alguna transformación ligera, permanente. – destacó, tratando de hacerlo en voz baja. – Todo dependerá de lo que los dioses deseen.
Imargo suspiró, no sabía muy bien qué hacer al respecto. Tenía dudas de que aquello fuese a salir bien y miró hacia los jóvenes, casi dejando la decisión en sus manos. - Son vuestras gemas, vuestro cuerpo. A mí no me miréis. - Él no quería saber nada de aquello, si los jóvenes decidían seguir el ritual, se lo permitiría y “miraría hacia otro lado”.
* * * * * * * * * * * *
Bien, llegáis al momento decisivo de la misión. ¿Ayudaréis a la realización de un ritual nigromante? Es vuestra elección. Si lo hacéis, debéis saber que las gemas serán destruidas y que ello puede afectaros (o no, los dioses lo decidirán, más adelante). A cambio, ayudaréis a Aerandir a ser un mundo más feliz, y la recompensa será más jugosa en forma de reconocimiento tanto por parte de los leónicos como por los licántropos salvados. Pero ello puede tener consecuencias para vuestros personajes si los dioses no os favorecen. Si optáis por esta opción tendréis que ir a cazar un conejo y el otro a conseguir los champiñones.
La alternativa “cómoda” es ignorar la petición. No os causará ningún problema y podréis quedaros una de las gemas. En dicho caso, terminaréis la misión y en el próximo turno os daré las recompensas. Condenaréis a los lobos a su desaparición y, cada vez que paséis por la arboleda, sus espíritus fantasmales no os dejarán dormir y las almas en pena de los fallecidos atormentarán vuestra mente.
Rauko insistió para tratar de debilitar la aparente inexpugnable moral del hombre lince, contándole una historia suya llena de sentimiento. Un gesto de duda invadió la cara de Imargo que se detuvo durante unos instantes.
Apenas pudo decir nada pues un lobo, considerablemente grande, pero con las orejas agachadas como un perro cuando tiene miedo, se acercó al grupo, gimiendo. Imargo puso la mano delante de Rauko, indicándole que hablaría con él más tarde y corrió a atender a la criatura.
-¿Qué ocurre? – le preguntó, envainando su espada y escudo por si la criatura mostraba - ¿Qué quieres?
El animal no podía hablar, únicamente podría entenderse con alguien en su misma forma, por ello el primer licántropo se había relacionado con Rauko. Sin embargo, sus simples gemidos servirían para que Xana le entendiera y decidiera acercarse a él, aún a expensas de que le mordiera la mano, pero aquello no parecía importarle a la joven.
-Es de la manada, fijaos en sus ojos. – dijo indicando la pupila rojiza que compartía con sus congéneres. - Sufre. Está enfermo por la maldición. Pero no sólo es él, todo su pueblo morirá si nadie hace nada. – dijo la joven, acariciando el pelo de la criatura, que se había tumbado sobre la hierba sin ningún tipo de oposición. Gemía.
-¿Existe alguna manera de anularla? – preguntó Imargo, guardando las armas para no asustar a la indefensa criatura y cruzando los brazos en jarra sobre sus caderas.
-Sí. – contestó con rotundidad. – Pero no a cualquier precio. La nigromancia es un poder que otorga vida, pero requiere sacrificios. – declaró.
-Oh no, no más magia oscura por hoy, gracias. – indicó el hombre lince. – Vayámonos.
-El sacrificio no tiene por qué ser humano. – indicó, todavía arrodillada junto al lobo.– Lo único que necesito es la esmeralda verde y el zafiro. – miró a Rauko y Chimar, que era quienes las tenían. – Unas setas morturae y el cuerpo de un mamífero. Tal vez un roedor o un conejo. Vivo. Debo sacrificarlo. – miró hacia abajo, preocupada. – No es algo que me agrade, pero es el único medio que conozco. Lo único malo… serían los efectos secundarios. Vosotros… podríais enfermar. No como ellos, claro. – advirtió. – Habéis estado en contacto con las gemas y quién sabe si su destrucción os afectaría. Jaquecas, náuseas, vómitos… puede que alguna transformación ligera, permanente. – destacó, tratando de hacerlo en voz baja. – Todo dependerá de lo que los dioses deseen.
Imargo suspiró, no sabía muy bien qué hacer al respecto. Tenía dudas de que aquello fuese a salir bien y miró hacia los jóvenes, casi dejando la decisión en sus manos. - Son vuestras gemas, vuestro cuerpo. A mí no me miréis. - Él no quería saber nada de aquello, si los jóvenes decidían seguir el ritual, se lo permitiría y “miraría hacia otro lado”.
* * * * * * * * * * * *
Bien, llegáis al momento decisivo de la misión. ¿Ayudaréis a la realización de un ritual nigromante? Es vuestra elección. Si lo hacéis, debéis saber que las gemas serán destruidas y que ello puede afectaros (o no, los dioses lo decidirán, más adelante). A cambio, ayudaréis a Aerandir a ser un mundo más feliz, y la recompensa será más jugosa en forma de reconocimiento tanto por parte de los leónicos como por los licántropos salvados. Pero ello puede tener consecuencias para vuestros personajes si los dioses no os favorecen. Si optáis por esta opción tendréis que ir a cazar un conejo y el otro a conseguir los champiñones.
La alternativa “cómoda” es ignorar la petición. No os causará ningún problema y podréis quedaros una de las gemas. En dicho caso, terminaréis la misión y en el próximo turno os daré las recompensas. Condenaréis a los lobos a su desaparición y, cada vez que paséis por la arboleda, sus espíritus fantasmales no os dejarán dormir y las almas en pena de los fallecidos atormentarán vuestra mente.
Ger
Master
Master
Cantidad de envíos : : 973
Nivel de PJ : : 0
Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
Rauko sigue demostrando sus dotes elocuentes, Chimar comienza a sentir miedo. Tal vez su habilidad fue transferida por un efecto raro de las gemas, cosas más raras se han visto por los reinos. Suspira y niega con la cabeza, no puede pensar lo peor cada vez que alguien le supere en alguna facultad.
Solo falta que sea inventor…
Imargo comienza a meditar seriamente las palabras del elfo pero antes de formar veredicto otro ser entra en escena, un lobo grande se arrastra ante ellos. Tiene toda la pinta de ser licántropo pero no muestra las señales violentas de sus colegas, parece encontrarse muy afligido por alguna razón.
Maquiavelo apunta con su arma, tiene al bicho centrado. Un movimiento brusco y lo mandara al otro mundo, ya no se arriesgara más. Extrañamente Xana sale en defensa del animal, suelta una explicación bastante convincente. El pequeño baja su brazo armado y continúa asimilando la información, sin duda resulta difícil de digerir.
… “Fascinante”.
Existe una forma de curar a los bichos que llevan intentando matarles desde el principio, "menudo notición". Todo involucra magia negra y la posibilidad de quedar afectados de alguna manera desagradable, nada viene gratis en el mundo. Chimar suspira, ayudar a la manada es algo noble pero no quiere arriesgar su trasero.
Jodidas gemas…
Aunque trate de hacerse el duro su naturaleza es relativamente buena, no le gusta ocasionar sufrimiento. Siempre presume interés pero al final termina ayudando… es un enano peculiar. Dejar morir a un montón de gente suena cruel, incluso para un pequeño ladrón carterista y huérfano.
¿Y qué estamos esperando? Salvemos el día como siempre.
Se aleja del grupo aun no muy seguro de sí mismo, arriesgar el trasero por desconocidos se siente raro. Seguir caminando como si nada puede parecer la salida correcta ahora pero hubiera conllevado sacrificios mayores, entre ellos perder la capacidad de dormir tranquilamente, Chimar como todo niño es muy impresionable.
Yo busco los champiñones.
Avanza y comienza a buscar, recuerda haber visto la descripción de ese ingrediente en el libro “mil y una cosas que pueden alimentarte o matarte”... no se puede decir que los naturalistas sean escritores profesionales. Da algunas vueltas revisando sitios prometedores, pronto encuentra algo.
Si los inventos no funcionan puedo dedicarme a buscar plantas jeje.
Toma lo necesario y regresa al grupo, no quiere arriesgarse más de lo indispensable. Solo resta esperar que Rauko tenga habilidades para cazar, atrapar conejos vivos puede ser demandante. Una vez bajo el resguardo de los demás y con las setas entregadas Maquiavelo se recuesta de un árbol, intenta evitar bajo todo concepto cambiar de opinión.
Acabemos con esto antes de que me arrepienta…
Solo falta que sea inventor…
Imargo comienza a meditar seriamente las palabras del elfo pero antes de formar veredicto otro ser entra en escena, un lobo grande se arrastra ante ellos. Tiene toda la pinta de ser licántropo pero no muestra las señales violentas de sus colegas, parece encontrarse muy afligido por alguna razón.
Maquiavelo apunta con su arma, tiene al bicho centrado. Un movimiento brusco y lo mandara al otro mundo, ya no se arriesgara más. Extrañamente Xana sale en defensa del animal, suelta una explicación bastante convincente. El pequeño baja su brazo armado y continúa asimilando la información, sin duda resulta difícil de digerir.
… “Fascinante”.
Existe una forma de curar a los bichos que llevan intentando matarles desde el principio, "menudo notición". Todo involucra magia negra y la posibilidad de quedar afectados de alguna manera desagradable, nada viene gratis en el mundo. Chimar suspira, ayudar a la manada es algo noble pero no quiere arriesgar su trasero.
Jodidas gemas…
Aunque trate de hacerse el duro su naturaleza es relativamente buena, no le gusta ocasionar sufrimiento. Siempre presume interés pero al final termina ayudando… es un enano peculiar. Dejar morir a un montón de gente suena cruel, incluso para un pequeño ladrón carterista y huérfano.
¿Y qué estamos esperando? Salvemos el día como siempre.
Se aleja del grupo aun no muy seguro de sí mismo, arriesgar el trasero por desconocidos se siente raro. Seguir caminando como si nada puede parecer la salida correcta ahora pero hubiera conllevado sacrificios mayores, entre ellos perder la capacidad de dormir tranquilamente, Chimar como todo niño es muy impresionable.
Yo busco los champiñones.
Avanza y comienza a buscar, recuerda haber visto la descripción de ese ingrediente en el libro “mil y una cosas que pueden alimentarte o matarte”... no se puede decir que los naturalistas sean escritores profesionales. Da algunas vueltas revisando sitios prometedores, pronto encuentra algo.
Si los inventos no funcionan puedo dedicarme a buscar plantas jeje.
Toma lo necesario y regresa al grupo, no quiere arriesgarse más de lo indispensable. Solo resta esperar que Rauko tenga habilidades para cazar, atrapar conejos vivos puede ser demandante. Una vez bajo el resguardo de los demás y con las setas entregadas Maquiavelo se recuesta de un árbol, intenta evitar bajo todo concepto cambiar de opinión.
Acabemos con esto antes de que me arrepienta…
Invitado
Invitado
Invitado
Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
Nunca había obtenido tantas cosas con tan solo decir unas cuantas palabras, pero ese día parecía que los mismos dioses me habían iluminado la mente con la inspiración divina, pues al final siempre terminaba convenciendo a los demás sin utilizar la fuerza bruta, por lo tanto me sentía genial.
A pesar de todo eso, Imargo resultó ser más fiel a sus ideales y no aceptó mis súplicas inmediatamente, pero por lo menos logré dejarle una gran confusión en donde estarían luchando su mente y su corazón para obtener la última decisión.
Desafortunadamente, antes de que el lince pudiera pensarlo bien fue interrumpido por la llegada de un nuevo personaje que no era nada más que un lobo -(¡Ahora no, estúpidos lobos!)- Pensé al tiempo que desenvainaba mi espada para intentar eliminar a la criatura que había cometido la osadía de llegar en el peor momento posible.
Antes de que hiciéramos una estupidez, Xana se interpuso y protegió al animal para luego explicar que ellos tenían la oportunidad de ser salvados utilizando la magia oscura, lo cual era… Perfecto, si todo eso funcionaba entonces Imargo no tendría más excusas para liberar a la elfa de lo que sería un juicio injusto.
Considerando eso opté por aprobar todo lo que dijera Xana, sin embargo me resultó muy difícil reaccionar de la misma manera cuando ella mencionó lo del sacrificio animal… ¡¿Por qué un pobre animal debía morir?! Una pequeña y adorable criatura no merecía ese destino, por desgracia no tuve de otra que aceptar esa condición.
Cuando creí que ya sabíamos cuáles era las peores consecuencias es cuando Xana advierte sobre posibles efectos secundarios que afectarían tanto a Chimar como a mí -(Tranquilo Rauko, respira profundo, recuerda que los dioses siempre te protegen)- Pensé con los ojos cerrados y tratando de imaginarme los cambios que obtendría mi cuerpo si algo fallaba.
Finalmente al transcurrir unos instantes me decidí a ayudar sin importar las consecuencias, pues si todo salía bien entonces yo junto con el resto de los presentes seríamos reconocidos como los legendarios salvadores; sabiendo eso no pude evitar imaginarme cómo serían las historias que contarían sobre mi aventura, seguramente lo relatarían con el nombre de “Las crónicas de Rauko… Y sus compañeros”, y eso era una gran tentación.
Dejando esos detalles de lado, le entregué la esmeralda a Xana -Si todo sale bien serás toda una heroína, así que haz lo que sea necesario- Le susurré al oído de la elfa para luego marcharme a buscar las setas, no obstante Chimar se me adelantó y fue él quien se encargó de eso, por lo que no tuve de otra que ir por un conejo.
Nunca había tenido la necesidad de cazar un conejo aunque no podría ser tan difícil, ya tenía unas cuantas ideas de cómo atraparlos pero debía saber dónde encontrarlos primero; por suerte no tardé más que un par de minutos en ver a uno -(Genial, ahora sólo debo improvisar una trampa)- Atraparlo sería tal vez complicado sin ninguna herramienta para ese tipo de trabajo, pero mi inspiración divina todavía estaba conmigo para brindarme una nueva idea.
A unos veinte metros de distancia de donde estaba el conejo cavé un agujero lo suficientemente grande para que entrara el roedor, luego cubrí dicho agujero con pequeñas y delgadas ramas, y sobre éstas coloqué hojas para camuflar la trampa.
Hecho esto, tomé los guisantes más cercanos que encontré y coloqué unos tres cuidadosamente sobre el centro de la trampa, y aunque no había quedado como lo hubiera hecho un profesional por lo menos me serviría -Ahora viene la mejor parte- Dije con cierta malicia mientras tomaba más legumbres para colocarlas por todo el camino hacia el conejo.
Me acerqué con cautela a donde se encontraba mi presa y una vez ahí le arrojé por el suelo el último guisante, y gracias a los dioses no se asustó el conejo sino que se comió la carnada para luego continuar con el siguiente y el siguiente hasta llegar a la trampa en donde cayó sin saber qué había sucedido.
Después de todo mi esfuerzo atrapé al conejo y volví con los demás para entregárselo a Xana quien solamente me esperaba a mí ya que Chimar ya había conseguido los champiñones -Sé que tardé un poco, pero es difícil atrapar un conejo con vida- Dije tratando de justificar mi tardanza. Una vez con todos los ingredientes listos me coloqué al lado de Imargo, tal vez podría aprovechar para terminar de convencerlo, pero eso tendría lugar sólo si el ritual marchaba bien.
A pesar de todo eso, Imargo resultó ser más fiel a sus ideales y no aceptó mis súplicas inmediatamente, pero por lo menos logré dejarle una gran confusión en donde estarían luchando su mente y su corazón para obtener la última decisión.
Desafortunadamente, antes de que el lince pudiera pensarlo bien fue interrumpido por la llegada de un nuevo personaje que no era nada más que un lobo -(¡Ahora no, estúpidos lobos!)- Pensé al tiempo que desenvainaba mi espada para intentar eliminar a la criatura que había cometido la osadía de llegar en el peor momento posible.
Antes de que hiciéramos una estupidez, Xana se interpuso y protegió al animal para luego explicar que ellos tenían la oportunidad de ser salvados utilizando la magia oscura, lo cual era… Perfecto, si todo eso funcionaba entonces Imargo no tendría más excusas para liberar a la elfa de lo que sería un juicio injusto.
Considerando eso opté por aprobar todo lo que dijera Xana, sin embargo me resultó muy difícil reaccionar de la misma manera cuando ella mencionó lo del sacrificio animal… ¡¿Por qué un pobre animal debía morir?! Una pequeña y adorable criatura no merecía ese destino, por desgracia no tuve de otra que aceptar esa condición.
Cuando creí que ya sabíamos cuáles era las peores consecuencias es cuando Xana advierte sobre posibles efectos secundarios que afectarían tanto a Chimar como a mí -(Tranquilo Rauko, respira profundo, recuerda que los dioses siempre te protegen)- Pensé con los ojos cerrados y tratando de imaginarme los cambios que obtendría mi cuerpo si algo fallaba.
Finalmente al transcurrir unos instantes me decidí a ayudar sin importar las consecuencias, pues si todo salía bien entonces yo junto con el resto de los presentes seríamos reconocidos como los legendarios salvadores; sabiendo eso no pude evitar imaginarme cómo serían las historias que contarían sobre mi aventura, seguramente lo relatarían con el nombre de “Las crónicas de Rauko… Y sus compañeros”, y eso era una gran tentación.
Dejando esos detalles de lado, le entregué la esmeralda a Xana -Si todo sale bien serás toda una heroína, así que haz lo que sea necesario- Le susurré al oído de la elfa para luego marcharme a buscar las setas, no obstante Chimar se me adelantó y fue él quien se encargó de eso, por lo que no tuve de otra que ir por un conejo.
Nunca había tenido la necesidad de cazar un conejo aunque no podría ser tan difícil, ya tenía unas cuantas ideas de cómo atraparlos pero debía saber dónde encontrarlos primero; por suerte no tardé más que un par de minutos en ver a uno -(Genial, ahora sólo debo improvisar una trampa)- Atraparlo sería tal vez complicado sin ninguna herramienta para ese tipo de trabajo, pero mi inspiración divina todavía estaba conmigo para brindarme una nueva idea.
A unos veinte metros de distancia de donde estaba el conejo cavé un agujero lo suficientemente grande para que entrara el roedor, luego cubrí dicho agujero con pequeñas y delgadas ramas, y sobre éstas coloqué hojas para camuflar la trampa.
Hecho esto, tomé los guisantes más cercanos que encontré y coloqué unos tres cuidadosamente sobre el centro de la trampa, y aunque no había quedado como lo hubiera hecho un profesional por lo menos me serviría -Ahora viene la mejor parte- Dije con cierta malicia mientras tomaba más legumbres para colocarlas por todo el camino hacia el conejo.
Me acerqué con cautela a donde se encontraba mi presa y una vez ahí le arrojé por el suelo el último guisante, y gracias a los dioses no se asustó el conejo sino que se comió la carnada para luego continuar con el siguiente y el siguiente hasta llegar a la trampa en donde cayó sin saber qué había sucedido.
Después de todo mi esfuerzo atrapé al conejo y volví con los demás para entregárselo a Xana quien solamente me esperaba a mí ya que Chimar ya había conseguido los champiñones -Sé que tardé un poco, pero es difícil atrapar un conejo con vida- Dije tratando de justificar mi tardanza. Una vez con todos los ingredientes listos me coloqué al lado de Imargo, tal vez podría aprovechar para terminar de convencerlo, pero eso tendría lugar sólo si el ritual marchaba bien.
Rauko
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1000
Nivel de PJ : : 10
Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
Los jóvenes aceptaron el encargo de la elfa de reunir los champiñones y cazar el conejo. Sus corazones eran, en el fondo, nobles, incluso el propio Imargo al verse superado en número de opiniones decidió hacer caso a la mayoría y, no sin un tono de resignación, aceptó. – Está bien, yo me quedaré con la elfa mientras buscáis eso. – comentó resignado y de brazos cruzados. – Como salga mal, Melena Blanca me va a matar… - se dijo a sí mismo, mirando a Xana, a la quien había confiando su posición en el grupo de guardianes de los bosques.
Chimar y Rauko no tardaron en traer los champiñones y el conejo. La joven mientras tanto había estado reuniendo varias hojas cercanas y recolectando agua de las hojas de los árboles en un pequeño cuenco que tenía. – Voy a pasar la maldición del licántropo al conejo. – indicó poniéndose junto al lobo y acariciándole la frente para comprobar si se encontraba febril, a continuación con los hongos que Chimar le había traído y el conjunto de flores y plantas que recolectó, fabricó una poción que hizo beber a lobo y conejo. – La nigromancia es sabia y lo transmitirá de raza a raza, es decir, probablemente acabemos con la mayor parte de los conejos del bosque.
-¿Es que a nadie le importan los conejos? – preguntó Imargo de brazos cruzados, resignado. El hombre lince ya desistía.
-Un porcentaje pequeño sobrevivirá, y al tratarse de una especie que se reproduce rápidamente, en menos de un año su población se normalizará. – indicó la mujer para tranquilidad. – Si lo hiciésemos con los osos podríamos provocar una extinción.
Tras esbozar una mueca graciosa al comentario realizado, la elfa cavó un pequeño hoyo en el suelo e introdujo al conejo vivo en el mismo, cubriéndolo de cuerpo entero y dejándole únicamente la cabeza al descubierto. – Mirkavae tetris van cume – comenzó a decir con los ojos cerrados, apoyando sus manos sobre el conejo, que chillaba histérico. – Mirtana vanae acanudis – continuó pronunciando el maleficio nigromante.
El conejo comenzó a chillar y los árboles comenzaron a arquear sus ramas hacia el suelo. El poder de aquella elfa era muy grande, suficiente como para asustar a roedores menores, como ardillas, que rápidamente salieron de sus escondites y huyeron a otro lugar. El aura oscura de la nigromancia.
La elfa sacó su daga de su cinturón y rajó el hombro del lobo, que chilló. Llevaba haciéndolo todo el ritual, estaba completamente muerto de miedo. Una vez la sangre del maldito bañaba el cuchillo de la elfa, ésta fue arañando al cabeza por su mejilla, sin matarlo. Ya no había marcha atrás. El ritual estaba hecho.
* * * * * * * * * * * * * * * *
Chimar y Rauko, habéis sido valientes, me gusta la gente que asume riesgos para salvar al mundo. Podéis obtener el final feliz, pero para ello necesitaréis un poco de suerte que se decidirá con la runa que voy a tirar. Esto es lo que haréis según el resultado
En cualquier caso, al final del turno Imargo os guiará hasta el campamento de Melena Blanca. Podéis comentar tanto a él como a Xana lo que queráis.
Chimar y Rauko no tardaron en traer los champiñones y el conejo. La joven mientras tanto había estado reuniendo varias hojas cercanas y recolectando agua de las hojas de los árboles en un pequeño cuenco que tenía. – Voy a pasar la maldición del licántropo al conejo. – indicó poniéndose junto al lobo y acariciándole la frente para comprobar si se encontraba febril, a continuación con los hongos que Chimar le había traído y el conjunto de flores y plantas que recolectó, fabricó una poción que hizo beber a lobo y conejo. – La nigromancia es sabia y lo transmitirá de raza a raza, es decir, probablemente acabemos con la mayor parte de los conejos del bosque.
-¿Es que a nadie le importan los conejos? – preguntó Imargo de brazos cruzados, resignado. El hombre lince ya desistía.
-Un porcentaje pequeño sobrevivirá, y al tratarse de una especie que se reproduce rápidamente, en menos de un año su población se normalizará. – indicó la mujer para tranquilidad. – Si lo hiciésemos con los osos podríamos provocar una extinción.
Tras esbozar una mueca graciosa al comentario realizado, la elfa cavó un pequeño hoyo en el suelo e introdujo al conejo vivo en el mismo, cubriéndolo de cuerpo entero y dejándole únicamente la cabeza al descubierto. – Mirkavae tetris van cume – comenzó a decir con los ojos cerrados, apoyando sus manos sobre el conejo, que chillaba histérico. – Mirtana vanae acanudis – continuó pronunciando el maleficio nigromante.
El conejo comenzó a chillar y los árboles comenzaron a arquear sus ramas hacia el suelo. El poder de aquella elfa era muy grande, suficiente como para asustar a roedores menores, como ardillas, que rápidamente salieron de sus escondites y huyeron a otro lugar. El aura oscura de la nigromancia.
La elfa sacó su daga de su cinturón y rajó el hombro del lobo, que chilló. Llevaba haciéndolo todo el ritual, estaba completamente muerto de miedo. Una vez la sangre del maldito bañaba el cuchillo de la elfa, ésta fue arañando al cabeza por su mejilla, sin matarlo. Ya no había marcha atrás. El ritual estaba hecho.
* * * * * * * * * * * * * * * *
Chimar y Rauko, habéis sido valientes, me gusta la gente que asume riesgos para salvar al mundo. Podéis obtener el final feliz, pero para ello necesitaréis un poco de suerte que se decidirá con la runa que voy a tirar. Esto es lo que haréis según el resultado
- Runa mala/Muy mala: El ritual de Xana falla, licántropo y conejo perecen en el bosque dando a entender la extinción de ambas especies, y los árboles comienzan a perder sus hojas a una velocidad alarmante. Por suerte, al encontraros lejos a vosotros no os afectará físicamente en nada. El bosque recuperará en unos meses, pero ambas especies son abocadas a la maldición eterna.
- Runa normal: El ritual de Xana funciona a medias. Salváis a los licántropos. El lobo comienza a transformarse en humano, dando a entender que la desaparición ha desaparecido para siempre, eso sí, acabáis con los conejos del bosque y éste se torna de un color apagado que no perderá en varias semanas. Aún así, el bosque recuperará con el tiempo y los conejos volverán, por lo que podéis sentiros contentos. La moraleja es que no hay mal que por bien no venga.
- Runa buena/muy buena: El ritual de Xana funciona y se salvan tanto los licántropos como los conejos. La nigromancia de la joven es tan cuidadosa que consigue eliminar la maldición sin dañar a nadie. El bosque ahora aparece florido como si estuviera en primavera.
En cualquier caso, al final del turno Imargo os guiará hasta el campamento de Melena Blanca. Podéis comentar tanto a él como a Xana lo que queráis.
Última edición por Ger el Jue Nov 03 2016, 23:04, editado 1 vez
Ger
Master
Master
Cantidad de envíos : : 973
Nivel de PJ : : 0
Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
El miembro 'Ger' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
'Runas' :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Resultados :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
'Runas' :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Resultados :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Tyr
Master
Master
Cantidad de envíos : : 2234
Nivel de PJ : : 0
Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
Rauko acepta la misión heroica, salvaran al mundo… de nuevo. Ambos chicos retornan después con sus respectivos encargos, vale destacar que el elfo se toma su tiempo. atrapar animales salvajes con vida puede ser complicado, especialmente cuando se trata de seres pequeños y escurridizos.
Pronto todo está listo para realizar el ritual, al final incluso el mismo Imargo asiente resignado. A partir de ahora todo está en manos de Xana y la suerte… nada alentador sin duda. Jugar con las artes oscuras siempre trae consecuencias pero a veces resulta necesario, no tienen otra opción agradable.
La mujer explica rápidamente todo, los conejos serán los más afectados. Por suerte su alto índice de natalidad les salvara, un poco irónico. Chimar se cruza de brazos y afirma con la cabeza, entre más rápido terminen mejor. La incertidumbre no es una sensación agradable, sobre todo cuando tienes once años.
Todo comienza segundos después, un espectáculo calculado y vistoso. Xana realiza los pasos con una pericia inmutable, puede que no le guste la nigromancia pero se le da muy bien. Los chillidos animales son algo perturbadores, se nota que están sufriendo de alguna manera. El pequeño inventor usa su fuerza de voluntad para no interrumpir nada, ya no pueden parar.
Cuando el lobo se trasforma en persona resulta evidente que ha finalizado todo, tristemente el conejo ahora está en el otro mundo. Varios especímenes muertos alrededor revelan la magnitud del ritual, es posible que la especie haya sido purgada del área circundante, un cruel precio a pagar.
Por otro lado el bosque se torna de un color extraño, como si estuviera enfermo. No es la imagen más agradable y por alguna razón Maquiavelo siente una depresión creciente, solo puede desear que los efectos secundarios hasta ahora observados sean temporales y las cosas vuelvan a la normalidad con el tiempo.
¿Esto es temporal verdad?
El pequeño pronto sufre una angustia en aumento y pasa a revisar su cuerpo, dedica varios minutos a la tarea. Afortunadamente parece estar completo y normal, no resulto afectado directamente. Suspira aliviado, una buena noticia entre tanta locura es de agradecer, los efectos personales son más difíciles de aceptar.
Ahora solo falta el diagnóstico de la experta, todavía no pueden cantar victoria. Si los licántropos dementes lograron ser salvados pueden agradecer a los dioses, un problema menos para la región. Tal vez ahora las victimas puedan descansar y los futuros viajeros tengan un paso tranquilo asegurado.
Y… creo que Xana se ha ganado su anonimato, ¿no Imargo?
Acaba de salvar a los bichos de su maldición eterna, como bono adicional ya no causaran más muertes. Si bien todo tuvo un precio era algo que debía hacerse, de la manera convencional los leónicos nunca hubieran podido erradicar a toda la manada, no sin perder efectivos y gente corriente en el proceso. Sea como sea al final el gato inicia la marcha, su destino resulta obvio en este punto.
Pronto todo está listo para realizar el ritual, al final incluso el mismo Imargo asiente resignado. A partir de ahora todo está en manos de Xana y la suerte… nada alentador sin duda. Jugar con las artes oscuras siempre trae consecuencias pero a veces resulta necesario, no tienen otra opción agradable.
La mujer explica rápidamente todo, los conejos serán los más afectados. Por suerte su alto índice de natalidad les salvara, un poco irónico. Chimar se cruza de brazos y afirma con la cabeza, entre más rápido terminen mejor. La incertidumbre no es una sensación agradable, sobre todo cuando tienes once años.
Todo comienza segundos después, un espectáculo calculado y vistoso. Xana realiza los pasos con una pericia inmutable, puede que no le guste la nigromancia pero se le da muy bien. Los chillidos animales son algo perturbadores, se nota que están sufriendo de alguna manera. El pequeño inventor usa su fuerza de voluntad para no interrumpir nada, ya no pueden parar.
Cuando el lobo se trasforma en persona resulta evidente que ha finalizado todo, tristemente el conejo ahora está en el otro mundo. Varios especímenes muertos alrededor revelan la magnitud del ritual, es posible que la especie haya sido purgada del área circundante, un cruel precio a pagar.
Por otro lado el bosque se torna de un color extraño, como si estuviera enfermo. No es la imagen más agradable y por alguna razón Maquiavelo siente una depresión creciente, solo puede desear que los efectos secundarios hasta ahora observados sean temporales y las cosas vuelvan a la normalidad con el tiempo.
¿Esto es temporal verdad?
El pequeño pronto sufre una angustia en aumento y pasa a revisar su cuerpo, dedica varios minutos a la tarea. Afortunadamente parece estar completo y normal, no resulto afectado directamente. Suspira aliviado, una buena noticia entre tanta locura es de agradecer, los efectos personales son más difíciles de aceptar.
Ahora solo falta el diagnóstico de la experta, todavía no pueden cantar victoria. Si los licántropos dementes lograron ser salvados pueden agradecer a los dioses, un problema menos para la región. Tal vez ahora las victimas puedan descansar y los futuros viajeros tengan un paso tranquilo asegurado.
Y… creo que Xana se ha ganado su anonimato, ¿no Imargo?
Acaba de salvar a los bichos de su maldición eterna, como bono adicional ya no causaran más muertes. Si bien todo tuvo un precio era algo que debía hacerse, de la manera convencional los leónicos nunca hubieran podido erradicar a toda la manada, no sin perder efectivos y gente corriente en el proceso. Sea como sea al final el gato inicia la marcha, su destino resulta obvio en este punto.
Invitado
Invitado
Invitado
Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
Aunque Imargo intentara negarse o por lo menos ignorar lo que sucedía, al final terminó resignándose y se dispuso a ayudar, tal como debió haberlo hecho desde un principio; a veces para lograr nuestras metas es necesario olvidar nuestras creencias y arriesgarnos hacia lo desconocido.
Finalmente todo estaba listo para empezar y me mantuve al lado del hombre lince, esperé el momento indicado para convencerlo de dejar libre a Xana, pero cuando el ritual empezó no pude pensar en algo que no fuese en lo que hacía la elfa.
Xana explicó que la maldición no podía ser destruida pero sí podía transferirla de los lobos a otra raza, que en este caso serían los conejos -(No puede ser, contribuí a la extinción de esos pobres animales)- Pensé sin decir nada en absoluto, me era difícil permitir ese acto tan depravado, sin embargo, gracias a que la especie en cuestión eran una raza muy… Activa, fácilmente podrían sobrevivir.
Sabiendo los detalles pude sentirme más aliviado, aunque Imargo parecía tener un conflicto en su mente donde luchaban las ideas de continuar el ritual o negarse a realizarlo, pero al final no hizo más que ser un observador; miré al otro lado y ahí se encontraba Chimar quien tampoco parecía disfrutar de lo que sucedía, pero era un niño, no se podría esperar otra cosa de él… ¿O sí?
Dejando esos detalles de lado, miré el procedimiento del ritual y era realmente tétrico -(¡Peligro! ¡Peligro! ¡Peligro!)- Escuché una y otra vez dentro de mi cabeza, los gritos histéricos de mi conciencia no me dejaban tranquilo -(Olvida a los lobos, no permitas que ese pobre conejo sufra)- Dijo otra voz que invadió mis pensamientos con desesperación -(Si no obedeces a tu conciencia entonces no te dejaremos dormir)- Ahora sí que me estaba volviendo loco, estaba perdiendo la cordura.
Afortunadamente pude controlarme a pesar de todo, sin embargo fue más difícil cuando todos los pequeños animales a nuestro alrededor salieron de sus hogares para luego huir despavoridos, mientras que los árboles y las flores se marchitaban al respirar el aura oscura que corrompió el aire.
Finalmente toda la siniestra escena terminó y el licántropo poco a poco recuperó su forma humana, sin embargo, el cuerpo del conejo sacrificado al igual que el de todos sus homólogos cercanos ya no era más que unos recipientes vacíos y deprimentes.
En ese momento se callaron todas aquellas voces que me atormentaban, sin embargo, a cambio de eso sufrí un cambio en mi espíritu y por alguna extraña razón dejé de interesarme en las cosas, tal vez por ser sensible a la magia me vi afectado negativamente por la oscuridad, por lo que al final sólo un sentimiento me acompañó como una sombra… La soledad.
Por unos instantes me sentí terriblemente solo y seguí así hasta que finalmente me cansé de sentirme de esa manera tan patética, así que convertí una de mis manos en puño y con éste golpee mi frente; no creí que eso realmente diera resultado pero funcionó, volví a la normalidad justo a tiempo para escuchar la pregunta de Chimar y las respuestas que le darían al respecto.
Una vez finalizado el diálogo, me acerqué a Xana mientras que el chico dejaba unas palabras al aire tratando de influenciar en la decisión final que tomaría Imargo sobre el juicio de la elfa; por mi parte no dije nada, el felino ya había escuchado lo suficiente.
Después de todos los inconvenientes, seguimos nuestro camino a la base de los leónicos sin preocuparnos en que en algún momento aparecieran lobos por todos lados atacando de forma frenesí; al final todo marchaba bien, aunque no sabía cómo seríamos reconocidos cómo los héroes que salvaron a los caninos, ya que no podíamos revelar el secreto de la elfa; tal vez los dioses se encargarían de eso.
Finalmente todo estaba listo para empezar y me mantuve al lado del hombre lince, esperé el momento indicado para convencerlo de dejar libre a Xana, pero cuando el ritual empezó no pude pensar en algo que no fuese en lo que hacía la elfa.
Xana explicó que la maldición no podía ser destruida pero sí podía transferirla de los lobos a otra raza, que en este caso serían los conejos -(No puede ser, contribuí a la extinción de esos pobres animales)- Pensé sin decir nada en absoluto, me era difícil permitir ese acto tan depravado, sin embargo, gracias a que la especie en cuestión eran una raza muy… Activa, fácilmente podrían sobrevivir.
Sabiendo los detalles pude sentirme más aliviado, aunque Imargo parecía tener un conflicto en su mente donde luchaban las ideas de continuar el ritual o negarse a realizarlo, pero al final no hizo más que ser un observador; miré al otro lado y ahí se encontraba Chimar quien tampoco parecía disfrutar de lo que sucedía, pero era un niño, no se podría esperar otra cosa de él… ¿O sí?
Dejando esos detalles de lado, miré el procedimiento del ritual y era realmente tétrico -(¡Peligro! ¡Peligro! ¡Peligro!)- Escuché una y otra vez dentro de mi cabeza, los gritos histéricos de mi conciencia no me dejaban tranquilo -(Olvida a los lobos, no permitas que ese pobre conejo sufra)- Dijo otra voz que invadió mis pensamientos con desesperación -(Si no obedeces a tu conciencia entonces no te dejaremos dormir)- Ahora sí que me estaba volviendo loco, estaba perdiendo la cordura.
Afortunadamente pude controlarme a pesar de todo, sin embargo fue más difícil cuando todos los pequeños animales a nuestro alrededor salieron de sus hogares para luego huir despavoridos, mientras que los árboles y las flores se marchitaban al respirar el aura oscura que corrompió el aire.
Finalmente toda la siniestra escena terminó y el licántropo poco a poco recuperó su forma humana, sin embargo, el cuerpo del conejo sacrificado al igual que el de todos sus homólogos cercanos ya no era más que unos recipientes vacíos y deprimentes.
En ese momento se callaron todas aquellas voces que me atormentaban, sin embargo, a cambio de eso sufrí un cambio en mi espíritu y por alguna extraña razón dejé de interesarme en las cosas, tal vez por ser sensible a la magia me vi afectado negativamente por la oscuridad, por lo que al final sólo un sentimiento me acompañó como una sombra… La soledad.
Por unos instantes me sentí terriblemente solo y seguí así hasta que finalmente me cansé de sentirme de esa manera tan patética, así que convertí una de mis manos en puño y con éste golpee mi frente; no creí que eso realmente diera resultado pero funcionó, volví a la normalidad justo a tiempo para escuchar la pregunta de Chimar y las respuestas que le darían al respecto.
Una vez finalizado el diálogo, me acerqué a Xana mientras que el chico dejaba unas palabras al aire tratando de influenciar en la decisión final que tomaría Imargo sobre el juicio de la elfa; por mi parte no dije nada, el felino ya había escuchado lo suficiente.
Después de todos los inconvenientes, seguimos nuestro camino a la base de los leónicos sin preocuparnos en que en algún momento aparecieran lobos por todos lados atacando de forma frenesí; al final todo marchaba bien, aunque no sabía cómo seríamos reconocidos cómo los héroes que salvaron a los caninos, ya que no podíamos revelar el secreto de la elfa; tal vez los dioses se encargarían de eso.
Rauko
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1000
Nivel de PJ : : 10
Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
El ritual oscuro se produjo con relativo éxito. Y sólo los conejos sufrirían una muerte inesperada. Por suerte para ellos, no hubo consecuencias físicas para ninguno de los presentes y, puede decirse, que todo tuvo un final feliz.
-Vaya, me alegro que la maldición haya terminado. – dijo Imargo, con una sonrisa.
La elfa, por primera vez en el día, también sonrió, y se dirigió a Rauko. Ahora era el elfo quién se encontraba abatido, le tomó por los hombros en plan bromista.
-Gracias por todo. – le dijo, apoyando su cabeza sobre su hombro. – Siempre he sido esclava de mi tribu y del bosque, espero tener ahora la oportunidad de conocer el mundo.
Dicho esto, los cuatro se dispusieron a caminar rumbo al poblado de los leónicos. Lo que ninguno de ellos sabía era que, tras las sombras, alguien los escuchaba. – Traidora… - susurró una voz alejada que los observaba, sin ser visto, desde lo más profundo del bosque.
Cuando llegaron a la empalizada que formaba la base de los leónicos, allí los esperaban los hombres lince y león junto al líder, el imponente Melena Blanca.
-¿Jefe de guerra? – se presentó Imargo, haciendo una reverencia al líder, como marcaba la firme disciplina de los leónicos.
-Imargo, mi valiente guerrero. ¿Habéis entregado las gemas? – preguntó el centinela, serio, tras comprobar que todos estaban sanos y salvos.
-Así es, pero el druida finalmente no ha querido quedárselas. Alega que atraen la mala suerte. – contestó el leónico, entregándole la bolsa con las mismas al león.
-Entonces será mejor que las alejemos nosotros. – dijo la bestia, tomando la bolsa. - ¿Algo más que reportar?
Imargo se giró hacia la mujer, la miró durante unos instantes y luego se volvió hacia su líder.
-La elfa. Es una nigromante, jefe de guerra. – explicó el lince con tranquilidad, sabía que no podía mentir a Melena Blanca. – Aún así, debo decir en su favor que quiere ser libre, y para demostrarlo ha deshecho la maldición de los licántropos, algo que sería imposible para nosotros.
-¿Nigromantes en los bosques? No es algo que me sorprenda. Han proliferado por todo Aerandir últimamente. – observó con su voz ronca, entrecerrando los ojos y llevándose la mano al mentón. – Tengo la desgracia de conocer muy bien a una nigromante, y no le daría la espalda en mi vida. – Melena Blanca estaba haciendo referencia a la también centinela, Amaterasu, quien junto a la bruja Elen Calhoun, el vampiro Vladimir el Inmortal y él mismo, constituían los cuatro centinelas protectores de Aerandir. Luego mantuvo su mirada sobre la elfa, pensativo. - Aún así, la elfa Xana ha demostrado bondad. Y por ello, será eximida de los crímenes de su clan. – a contiunación se dirigió al grupo en general. - Pasaréis aquí la noche y, mañana, al alba, os escoltaremos fuera del bosque.
Y así, con la luna ya iluminando el firmamento, los leónicos montarían, como cada noche, una gran fiesta llena de cerveza y comida a la que, por supuesto, estaban invitados los grandes protagonistas de la aventura. Todo había acabado bien y parecían felices. Bueno… Todos, menos el cocinero leónico. - ¡Hijos de puta! ¡Nos han jodido la cena! ¿Quién ha sido el gracioso que ha matado a los conejos?.
* * * * * * * * * *
¡Enhorabuena, chicos! Habéis completado la misión. A título personal debo decir que ha sido un placer dirigirla. Respuestas rápidas y muy bien resueltas todas las trabas. Tendréis que escribir un último post de conclusión antes de cerrar el hilo. Los leónicos os ayudarán a volver a donde decidáis.
Resumen de la partida y consecuencias del rol:
-Xana ha sobrevivido.
-Imargo ha sobrevivido.
-Cranix el druida ha sobrevivido, pero no su casa.
-No recibís heridas.
-La maldición de los licántropos ha sido eliminada.
-Los leónicos os serán fieles.
-El clan Aludriel se enemista con Rauko
-Facciones amistosas: Leónicos; Licántropos (de Arboleda Central)
-Facciones enemistadas: Clan Aludriel (de Arboleda Central-Bosques del Este, sólo para Rauko).
Recompensas:
Chimar
- 15 ptos base + 9 de buen desarrollo = 24 ptos de experiencia
- 450 aeros
- Gema azul. Parece que el saco estaba roto y a alguien se le ha caído la preciosa gema azul que te permite convertirte en guepardo. Podrás utilizarla cuando quieras y aprovecharte de sus posibilidades para alcanzar velocidades extremas. Tiene 3 usos antes de ser destruida. Regístrala en la lista de objetos de master.
Rauko
-15 ptos base + 9 de buen desarrollo = 24 ptos de experiencia
- 450 aeros.
- NPC: Xana Alúe. Deberás crear una ficha acorde al PJ y registrarla en el apartado de NPC’s. Podrás utilizarla en cualquier tema, tanto libre como con master.
Opinión de Xana sobre Rauko: Por todo lo que la has ayudado, se ha encariñado de ti. Parece que la chica pronto verás en ti algo más que un simple amigo.
Restricción: Por normativa del foro, no podrás utilizar sus poderes de nigromante en temas libres sin autorización de master (enviar MP a mí o a cualquier otro master), sí que podrás hacerlo en los mastereados. Puedes explicarlo diciendo que la chica pretende alejarse de ese mundo. Aún así, te puedo asegurar que la nigromante será un salvavidas a no mucho tardar. Pasado un tiempo y varios roles, si quieres, podrás pedir una quest para desarrollar al personaje.
Los puntos y aeros se os han sumado a vuestro perfil. No olvidéis registrar los objetos e incluirlos en vuestra lista de tareas.
-Vaya, me alegro que la maldición haya terminado. – dijo Imargo, con una sonrisa.
La elfa, por primera vez en el día, también sonrió, y se dirigió a Rauko. Ahora era el elfo quién se encontraba abatido, le tomó por los hombros en plan bromista.
-Gracias por todo. – le dijo, apoyando su cabeza sobre su hombro. – Siempre he sido esclava de mi tribu y del bosque, espero tener ahora la oportunidad de conocer el mundo.
Dicho esto, los cuatro se dispusieron a caminar rumbo al poblado de los leónicos. Lo que ninguno de ellos sabía era que, tras las sombras, alguien los escuchaba. – Traidora… - susurró una voz alejada que los observaba, sin ser visto, desde lo más profundo del bosque.
Cuando llegaron a la empalizada que formaba la base de los leónicos, allí los esperaban los hombres lince y león junto al líder, el imponente Melena Blanca.
-¿Jefe de guerra? – se presentó Imargo, haciendo una reverencia al líder, como marcaba la firme disciplina de los leónicos.
-Imargo, mi valiente guerrero. ¿Habéis entregado las gemas? – preguntó el centinela, serio, tras comprobar que todos estaban sanos y salvos.
-Así es, pero el druida finalmente no ha querido quedárselas. Alega que atraen la mala suerte. – contestó el leónico, entregándole la bolsa con las mismas al león.
-Entonces será mejor que las alejemos nosotros. – dijo la bestia, tomando la bolsa. - ¿Algo más que reportar?
Imargo se giró hacia la mujer, la miró durante unos instantes y luego se volvió hacia su líder.
-La elfa. Es una nigromante, jefe de guerra. – explicó el lince con tranquilidad, sabía que no podía mentir a Melena Blanca. – Aún así, debo decir en su favor que quiere ser libre, y para demostrarlo ha deshecho la maldición de los licántropos, algo que sería imposible para nosotros.
-¿Nigromantes en los bosques? No es algo que me sorprenda. Han proliferado por todo Aerandir últimamente. – observó con su voz ronca, entrecerrando los ojos y llevándose la mano al mentón. – Tengo la desgracia de conocer muy bien a una nigromante, y no le daría la espalda en mi vida. – Melena Blanca estaba haciendo referencia a la también centinela, Amaterasu, quien junto a la bruja Elen Calhoun, el vampiro Vladimir el Inmortal y él mismo, constituían los cuatro centinelas protectores de Aerandir. Luego mantuvo su mirada sobre la elfa, pensativo. - Aún así, la elfa Xana ha demostrado bondad. Y por ello, será eximida de los crímenes de su clan. – a contiunación se dirigió al grupo en general. - Pasaréis aquí la noche y, mañana, al alba, os escoltaremos fuera del bosque.
Y así, con la luna ya iluminando el firmamento, los leónicos montarían, como cada noche, una gran fiesta llena de cerveza y comida a la que, por supuesto, estaban invitados los grandes protagonistas de la aventura. Todo había acabado bien y parecían felices. Bueno… Todos, menos el cocinero leónico. - ¡Hijos de puta! ¡Nos han jodido la cena! ¿Quién ha sido el gracioso que ha matado a los conejos?.
* * * * * * * * * *
¡Enhorabuena, chicos! Habéis completado la misión. A título personal debo decir que ha sido un placer dirigirla. Respuestas rápidas y muy bien resueltas todas las trabas. Tendréis que escribir un último post de conclusión antes de cerrar el hilo. Los leónicos os ayudarán a volver a donde decidáis.
Resumen de la partida y consecuencias del rol:
-Xana ha sobrevivido.
-Imargo ha sobrevivido.
-Cranix el druida ha sobrevivido, pero no su casa.
-No recibís heridas.
-La maldición de los licántropos ha sido eliminada.
-Los leónicos os serán fieles.
-El clan Aludriel se enemista con Rauko
-Facciones amistosas: Leónicos; Licántropos (de Arboleda Central)
-Facciones enemistadas: Clan Aludriel (de Arboleda Central-Bosques del Este, sólo para Rauko).
Recompensas:
Chimar
- 15 ptos base + 9 de buen desarrollo = 24 ptos de experiencia
- 450 aeros
- Gema azul. Parece que el saco estaba roto y a alguien se le ha caído la preciosa gema azul que te permite convertirte en guepardo. Podrás utilizarla cuando quieras y aprovecharte de sus posibilidades para alcanzar velocidades extremas. Tiene 3 usos antes de ser destruida. Regístrala en la lista de objetos de master.
Rauko
-15 ptos base + 9 de buen desarrollo = 24 ptos de experiencia
- 450 aeros.
- NPC: Xana Alúe. Deberás crear una ficha acorde al PJ y registrarla en el apartado de NPC’s. Podrás utilizarla en cualquier tema, tanto libre como con master.
Opinión de Xana sobre Rauko: Por todo lo que la has ayudado, se ha encariñado de ti. Parece que la chica pronto verás en ti algo más que un simple amigo.
Restricción: Por normativa del foro, no podrás utilizar sus poderes de nigromante en temas libres sin autorización de master (enviar MP a mí o a cualquier otro master), sí que podrás hacerlo en los mastereados. Puedes explicarlo diciendo que la chica pretende alejarse de ese mundo. Aún así, te puedo asegurar que la nigromante será un salvavidas a no mucho tardar. Pasado un tiempo y varios roles, si quieres, podrás pedir una quest para desarrollar al personaje.
Los puntos y aeros se os han sumado a vuestro perfil. No olvidéis registrar los objetos e incluirlos en vuestra lista de tareas.
Ger
Master
Master
Cantidad de envíos : : 973
Nivel de PJ : : 0
Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
La situación termina bien para todos… todos los que no sean conejos. Sea como sea ahora pueden respirar con tranquilidad, solo falta dar el informe y seguir cada uno por su lado. Ha sido una aventura para recordar aunque Maquiavelo no se aventurara por semanas al bosque otra vez, toda la naturaleza le está volviendo loco.
Rauko se pone un poco dramático, al parecer pasar tiempo con Xana puede ser perjudicial. Por suerte la elfa pasa a consolarlo, una escena bastante rara si se tiene en cuenta toda la línea seguida hasta ahora. Chimar niega con la cabeza un par de veces, los adultos pueden ser empalagosos.
¡Puaj!
Todos descubren las cosas a su tiempo, al mocoso aún le faltan varias lunas para entender asuntos adultos. Sin nada más que hacer en la zona el grupo se retira, deben volver al campamento para darle las buenas nuevas al líder. En el camino un punto destacable aparece en la mente del chico, sin pensarlo dos veces lo vocifera.
¿Nos van a pagar verdad?
No es que sea un niño avaricioso pero… no vale la pena mentir, tanto esfuerzo merece dinero. El trayecto resulta tranquilo, nada les ataca y eso es decir mucho. Sin duda la región experimentara una nueva era de paz, al menos hasta que salte otra cosa demencial con ganas de destruir el mundo.
Llegan al lugar objetivo y pronto aparece Melena Blanca, Imargo se apresura a soltar su reporte. Chimar debe hacer un gran esfuerzo para no dispararle cuando revela la verdadera naturaleza de Xana, nunca confíes en un gato. Al menos tiene la decencia de interferir en defensa de la elfa aunque hubiera sido mejor obviar el dato, a veces la ignorancia puede ser buena.
Contra todo pronóstico el líder perdona a la nigromante, parece que tiene algo de humanidad bajo su férrea armadura de justiciero. Todos son invitados a una fiesta tradicional, en la mañana serán escoltados fuera del bosque. El chiquillo forma una mueca cómica, tiene un hambre bastante persistente.
Es difícil no sentir admiración o incluso envidia por un grupo de guerreros que luchan de día y festejan en la noche, tienen una vida bastante atrayente incluso para el propio inventor. No dejan de ser una facción de toscos combatientes iletrados pero algo en su existencia despierta curiosidad, son interesantes.
Salvajes…
Una hora después el pequeño está sentado en la gran mesa con un pedazo de cerdo en su mano izquierda y media jarra de cerveza en la derecha, ha encajado de maravilla. No le gustan las bebidas alcohólicas pero luego de casi morir una decena de veces tiene derecho a ser irracional, siente una gran felicidad por estar vivo… algo que cambiara mañana a primera hora cuando parta a Lunargenta.
¡¡Otra ronda por Rauko, Xana, Imargo y sobre todo Chimar!!
Rauko se pone un poco dramático, al parecer pasar tiempo con Xana puede ser perjudicial. Por suerte la elfa pasa a consolarlo, una escena bastante rara si se tiene en cuenta toda la línea seguida hasta ahora. Chimar niega con la cabeza un par de veces, los adultos pueden ser empalagosos.
¡Puaj!
Todos descubren las cosas a su tiempo, al mocoso aún le faltan varias lunas para entender asuntos adultos. Sin nada más que hacer en la zona el grupo se retira, deben volver al campamento para darle las buenas nuevas al líder. En el camino un punto destacable aparece en la mente del chico, sin pensarlo dos veces lo vocifera.
¿Nos van a pagar verdad?
No es que sea un niño avaricioso pero… no vale la pena mentir, tanto esfuerzo merece dinero. El trayecto resulta tranquilo, nada les ataca y eso es decir mucho. Sin duda la región experimentara una nueva era de paz, al menos hasta que salte otra cosa demencial con ganas de destruir el mundo.
Llegan al lugar objetivo y pronto aparece Melena Blanca, Imargo se apresura a soltar su reporte. Chimar debe hacer un gran esfuerzo para no dispararle cuando revela la verdadera naturaleza de Xana, nunca confíes en un gato. Al menos tiene la decencia de interferir en defensa de la elfa aunque hubiera sido mejor obviar el dato, a veces la ignorancia puede ser buena.
Contra todo pronóstico el líder perdona a la nigromante, parece que tiene algo de humanidad bajo su férrea armadura de justiciero. Todos son invitados a una fiesta tradicional, en la mañana serán escoltados fuera del bosque. El chiquillo forma una mueca cómica, tiene un hambre bastante persistente.
Es difícil no sentir admiración o incluso envidia por un grupo de guerreros que luchan de día y festejan en la noche, tienen una vida bastante atrayente incluso para el propio inventor. No dejan de ser una facción de toscos combatientes iletrados pero algo en su existencia despierta curiosidad, son interesantes.
Salvajes…
Una hora después el pequeño está sentado en la gran mesa con un pedazo de cerdo en su mano izquierda y media jarra de cerveza en la derecha, ha encajado de maravilla. No le gustan las bebidas alcohólicas pero luego de casi morir una decena de veces tiene derecho a ser irracional, siente una gran felicidad por estar vivo… algo que cambiara mañana a primera hora cuando parta a Lunargenta.
¡¡Otra ronda por Rauko, Xana, Imargo y sobre todo Chimar!!
Invitado
Invitado
Invitado
Re: Las gemas del druida [Quest] [Chimar-Rauko]
Después de todos los inconvenientes creí que ya no habría nada que pudiera sorprenderme, sin embargo me equivoqué al pensar algo como eso -(Un momento… ¡Xana sonríe!)- Pensé mientras quedaba atónito ante la nueva y mejorada actitud de la elfa quien intentaba… ¿Animarme? La vida sí que da unas vueltas inesperadas.
Dejé que la elfa colocara su cabeza sobre uno de mis hombros y escuché lo que tenía que decir, al parecer quería explorar el mundo, pero no sólo eso, sino que yo debía ser la persona que se encargaría de hacer realidad su deseo… Y a mí hasta me costaba levantarme de la cama para ir a comer; sin duda alguna nuestras vidas cambiarían después de la aventura de ese día.
Para no parecer algo asustado por el compromiso, sonreí, simplemente eso, pues tal vez si decía otra cosa desencadenaría el llanto de la elfa y yo quería evitar eso.
Finalmente emprendimos nuestro viaje de regreso a la base de los leónicos, parecía un buen viaje tranquilo y completamente aburrido, sin embargo en el camino, Chimar formuló una pregunta bastante interesante; al escucharla no pude evitar soltar una carcajada, aunque de inmediato cerré mi boca y sólo dejé que en mi rostro se dibujara una leve pero notable sonrisa -Chimar, esas cosas no se preguntan- Dije a modo de consejo -Es claro que nos pagarán, nos deben un gran favor- Afirmé como si mi punto hubiese sido demasiado obvio.
Tras una larga caminata logramos llegar a nuestro destino en donde nos esperaban los leónicos, sin embargo, Imargo decidió informar a Melena Blanca sobre lo ocurrido y agregó el oscuro detalle de Xana -(¡Oh no, ahora la asesinarán!)- Fue lo primero que llegó a mi mente -(Que no se diga más, es hora de eliminar gatos)- Se escuchó dentro de mi cabeza, era una voz bastante persuasiva y su plan era demasiado tentador, aunque debido a que era un suicidio me mantuve quieto tratando de no perder la cordura.
Afortunadamente Melena Blanca no le pareció importante lo de la elfa y decidió pasarlo por alto, pero no sólo eso, sino que también nos invitó a quedarnos esa noche para luego escoltarnos de vuelta a nuestros hogares cuando saliera el sol, lo que significaba una sola cosa… Debía dormir en alguna cama sucia y llena de pelo de gatos antes de marcharnos.
A pesar de todo ello no me quejé en absoluto, pues opté por disfrutar de la fiesta que los leónicos organizaron para esa misma noche; la luna adornó el cielo y las melodías acariciaron mis oídos, dando de esa manera un ambiente muy festivo y cálido; después de un rato pude ver cómo Chimar realizaba ciertos actos que no me esperaría de él o de cualquier otro niño, al parecer tenía costumbres más nórdicas que las mías, vaya chico más peculiar.
Dejando todos esos detalles de lado, sin pensarlo me dirigí a las mesas de comida para deleitarme con todos los sabores que pudiera apreciar, pero no sin ignorar la carne de los pobres animales que no merecían ser asesinados.
Repentinamente Chimar se hizo notar otra vez para brindar por todos, y sobre todo por él mismo -Pobre chico, mañana se arrepentirá de beber tanto- Susurré para luego seguir saciando mi apetito como lo haría un guerrero hambriento; a pesar de lo inesperado que fueron los sucesos de aquel día, todo valió la pena al final
Dejé que la elfa colocara su cabeza sobre uno de mis hombros y escuché lo que tenía que decir, al parecer quería explorar el mundo, pero no sólo eso, sino que yo debía ser la persona que se encargaría de hacer realidad su deseo… Y a mí hasta me costaba levantarme de la cama para ir a comer; sin duda alguna nuestras vidas cambiarían después de la aventura de ese día.
Para no parecer algo asustado por el compromiso, sonreí, simplemente eso, pues tal vez si decía otra cosa desencadenaría el llanto de la elfa y yo quería evitar eso.
Finalmente emprendimos nuestro viaje de regreso a la base de los leónicos, parecía un buen viaje tranquilo y completamente aburrido, sin embargo en el camino, Chimar formuló una pregunta bastante interesante; al escucharla no pude evitar soltar una carcajada, aunque de inmediato cerré mi boca y sólo dejé que en mi rostro se dibujara una leve pero notable sonrisa -Chimar, esas cosas no se preguntan- Dije a modo de consejo -Es claro que nos pagarán, nos deben un gran favor- Afirmé como si mi punto hubiese sido demasiado obvio.
Tras una larga caminata logramos llegar a nuestro destino en donde nos esperaban los leónicos, sin embargo, Imargo decidió informar a Melena Blanca sobre lo ocurrido y agregó el oscuro detalle de Xana -(¡Oh no, ahora la asesinarán!)- Fue lo primero que llegó a mi mente -(Que no se diga más, es hora de eliminar gatos)- Se escuchó dentro de mi cabeza, era una voz bastante persuasiva y su plan era demasiado tentador, aunque debido a que era un suicidio me mantuve quieto tratando de no perder la cordura.
Afortunadamente Melena Blanca no le pareció importante lo de la elfa y decidió pasarlo por alto, pero no sólo eso, sino que también nos invitó a quedarnos esa noche para luego escoltarnos de vuelta a nuestros hogares cuando saliera el sol, lo que significaba una sola cosa… Debía dormir en alguna cama sucia y llena de pelo de gatos antes de marcharnos.
A pesar de todo ello no me quejé en absoluto, pues opté por disfrutar de la fiesta que los leónicos organizaron para esa misma noche; la luna adornó el cielo y las melodías acariciaron mis oídos, dando de esa manera un ambiente muy festivo y cálido; después de un rato pude ver cómo Chimar realizaba ciertos actos que no me esperaría de él o de cualquier otro niño, al parecer tenía costumbres más nórdicas que las mías, vaya chico más peculiar.
Dejando todos esos detalles de lado, sin pensarlo me dirigí a las mesas de comida para deleitarme con todos los sabores que pudiera apreciar, pero no sin ignorar la carne de los pobres animales que no merecían ser asesinados.
Repentinamente Chimar se hizo notar otra vez para brindar por todos, y sobre todo por él mismo -Pobre chico, mañana se arrepentirá de beber tanto- Susurré para luego seguir saciando mi apetito como lo haría un guerrero hambriento; a pesar de lo inesperado que fueron los sucesos de aquel día, todo valió la pena al final
Rauko
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1000
Nivel de PJ : : 10
Página 2 de 2. • 1, 2
Temas similares
» Asesino fantasma [Trabajo-Rauko]
» Cuidado con los elfos [Trabajo][Rauko+Ashryn]
» [Trabajo] El misterioso caso del lanzallamas [Bio+Rauko]
» [Cerrado][Mastereado] El elfo que viste con bolso... [Rauko]
» [Mastereado] La historia jamás contada [Zelas+Rauko]
» Cuidado con los elfos [Trabajo][Rauko+Ashryn]
» [Trabajo] El misterioso caso del lanzallamas [Bio+Rauko]
» [Cerrado][Mastereado] El elfo que viste con bolso... [Rauko]
» [Mastereado] La historia jamás contada [Zelas+Rauko]
Página 2 de 2.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Ayer a las 23:14 por Iori Li
» Laboratorio Harker [Alquimia+Ingeniería]
Ayer a las 19:13 por Zelas Hazelmere
» Pócimas y Tragos: La Guerra de la Calle Burbuja [Interpretativo] [Libre]
Ayer a las 16:18 por Mina Harker
» El vampiro contraataca [Evento Sacrestic]
Ayer a las 05:53 por Lukas
» El retorno del vampiro [Evento Sacrestic]
Ayer a las 00:33 por Vincent Calhoun
» La Procesión de los Skógargandr [Evento Samhain (Halloween)]
Mar Nov 19 2024, 22:49 por Eltrant Tale
» Entre Sombras y Acero [LIBRE][NOCHE]
Mar Nov 19 2024, 22:42 por Cohen
» [Zona de culto] Altar de las Runas de los Baldíos
Lun Nov 18 2024, 12:29 por Tyr
» Susurros desde el pasado | Amice H.
Lun Nov 18 2024, 04:12 por Amice M. Hidalgo
» [Zona de culto] Iglesia del único Dios
Sáb Nov 16 2024, 21:38 por Tyr
» Enjoy the Silence 4.0 {Élite]
Miér Nov 13 2024, 20:01 por Nana
» Vampiros, Gomejos, piernas para qué las tengo. [Privado]
Mar Nov 12 2024, 04:51 por Tyr
» Derecho Aerandiano [Libre]
Dom Nov 10 2024, 13:36 por Tyr
» Propaganda Peligrosa - Priv. Zagreus - (Trabajo / Noche)
Vie Nov 08 2024, 18:40 por Lukas
» Lamentos de un corazón congelado [Libre 3/3]
Vie Nov 08 2024, 01:19 por Tyr