Cuando leo recibo visitas [Desafío]
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Cuando leo recibo visitas [Desafío]
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La biblioteca era un lugar mágico, quien no se diera cuenta era porque era demasiado ignorante como para comprenderlo o demasiado mayor como para fijarse en esas pequeñas cosas que solo los niños más jóvenes eran capaces de ver. Este podía ser un buen momento para mencionar un fragmento de un libro que Fuga leyó unos meses atrás. Los tres silencios que en el libro mencionaban eran muy similares a los tres silencios que habitaban en la biblioteca. A la niña, que se conocía cada estantería y cada recoveco de la biblioteca, no le fue difícil volver a encontrar el libro que mencionaba los tres silencios. Lo cogió, pasó su mano por encima de la cubierta para nutrirse de ese tacto especial, suave y áspero por partes iguales, que solo los mejores libros conseguían tener, y empezó a leer en susurros la escena de los tres silencios. No había nadie en la biblioteca más que ella. Una lástima, Fuga tenía una voz muy dulce. Ver cómo se movían sus coletas doradas en perfecta sintonía con el tono que la niña utilizaba a cada nueva frase que leía era un espectáculo que pocos habían podido verlo. Era, pensaba Fuga, como si el propio libro le estuviera acariciando el cabello.
Cuando terminó de recitar el fragmento de los tres silencios, cerró el libro y lo abrazó contra su pecho. Su cabello seguía moviéndose al son de unas manos invisibles. ¿El libro se había enamorado de ella? ¿O eran los tres silencios quienes la amaban? ¿O, quizás, fuera su propia imaginación quien se lo estaba inventado todo porque Fuga sabía que amaba a la biblioteca más que nadie? La primera y la última opción eran la más acertadas y las que la pequeña, tomó como ciertas. La segunda pregunta era estúpida. ¿Cómo había podido pensar que la biblioteca estaba en silencio? Había un sonido. Un detalle que, por fortuna, Fuga era lo suficientemente pequeña como para poder ver percibirlo. No, no había tres silencios habitando en la biblioteca. Lo que había era una voz.
Fuga, dejó el libro en la estantería y corrió hacia el lugar donde escuchaba la suave voz hablar. No era nadie y era muchas personas al mismo tiempo. Si se concentraba podía distinguir qué estaba diciendo. Hablaba de una posada, un letrero, una roca guía y tres silencios. ¡Estaba repitiendo lo que la chica había leído! Era él, eran ellos y era la biblioteca quienes se habían enamorado de la pequeña y dulce Fuga. Repetir lo que la niña había estado leyendo era una prueba de amor.
Pero, ¿dónde? ¿De dónde venían esas voces? Fuga se cogió los pliegues de la falda y empezó a correr por los pasillos de la biblioteca buscando el lugar de donde venían las voces apenas inaudibles. ¿Dónde? ¿Dónde? ¿Dónde? Se sentía tremendamente desilusionada. Había estado presumiendo de conocer cada lugar junto con cada rincón de la biblioteca. No todos eran capaces de encontrar el libro que mencionaba los tres silencios con la rapidez con lo que la niña lo había hecho. Entonces, ¿por qué no podía encontrar esa voz? Cada vez parecía que estaba más lejos. La escuchaba por el techo, luego bajo el suelo y, finalmente, dentro de los propios libros. Pero, nada. Allí no había nada. Miró diez veces a las vigas de madera del techo, puso quince veces la oreja en el suelo para escuchar lo que abajo vivía y abrió más de un veintenar de libros pensando que dentro se ocultaba aquello que hacía las voces.
Agotada por la gran carrera que había hecho, se sentó bajo la sombra de un gran árbol blanco que crecía en mitad de la biblioteca. La señorita Douglas le había dicho que el árbol tenía más años que la propia biblioteca. Si alguien conocía todas las historias, todos los poemas y todos los silencios (y las voces) de la biblioteca, ese era el Árbol de la Sabiduría. En cierto modo, el árbol estaba poseído por las historias de todos los libros.
Fuga dirigió una mirada de fascinación hacia las ramas. Era el último lugar que le quedaban por buscar al portador de las voces. Si ha de estar en algún lado era allí. Pero en árbol, las voces se callaron, o puede que estuvieran hablando tan despacio que apenas podía oírlas. Todo era posible. Si era posible que una biblioteca se hubiera enamorado de una niña, ¿por qué sería posible que el árbol pudiera hacer callar a las voces?
Aunque estaba segura que no iba a escuchar nada, puso su oreja en el tronco del árbol de la misma manera que, minutas atrás, la puso en la cubierta de los libros y en el suelo de la biblioteca. Aunque, desde fuera no escuchó nada, tenía que probarlo. Respiró hondo, cerró los ojos y escuchó al árbol de la biblioteca leer el fragmento de los tres silencios.
Las ramas del árbol comenzaron a moverse. Acariciaron las coletas doradas de la pequeña y dulce Fuga como antes lo hizo el libro que había leído. ¿Era posible? Todo era posible. Las raíces, que habían salido del suelo, subieron por la falda de Fuga a medida que limpiaban cada mota de polvo con la que se había ensuciado al tirarse por el suelo. Fuga sintió en sus labios una ligera caricia de algo dulce y blando. ¿Un beso? Muy posible. Tan posible como que el amor de una niña fuera el espíritu de una biblioteca.
- Gracias:
- Debo dar gracias, públicamente, a Eretria pues ella fue quien me dio la idea para este desafío
_____________________
Bienvenido amante de la biblioteca: Estás en una de las muchas bibliotecas de Belltrexus aunque, debo señalar que no me importa cómo has llegado ahí, por mi parte no seré estricta con tu cronología. En lo que sí seré estricta será en los objetivos que debes cumplir para este primer turno: Deberás decir cómo has llegado a la biblioteca, describir el lugar (puedes elegir si tener o no la misma sensación de amor que ha tenido Fuga) y encontrarte con el árbol y la niña.
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Última edición por Sigel el Dom 4 Jun - 16:42, editado 1 vez
Sigel
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Re: Cuando leo recibo visitas [Desafío]
Aprovechando su viaje hasta las Islas Illidenses para participar en aquella extraña misión del gremio, Wind decidió permanecer por allí algún tiempo con la esperanza de que la información que poseía era real. No sabía cuánto de aquello sería cierto, pero la elfa había escuchado que Beltrexus era un gran epicentro de sabiduría y eso a ella, no le venía nada mal. Debía mejorar las habilidades que ya poseía y también aprender otras tantas que ni siquiera se imaginaba aún.
A pesar de estar en el territorio de los brujos, lejos de temer por su seguridad, estaba entusiasmada con la idea de conocer gente nueva y un lugar desconocido para ella. Aquella isla parecía llena de lugares sacados de un cuento desde las playas hasta las zonas pedregosas.
Wind paseaba por aquellos parajes observándolo todo con detenimiento y recogiendo algunas hierbas que le parecían interesantes, obviando por completo a las personas que se encontraba por el camino y la miraban curiosos, posiblemente debido a la capucha que tapaba su rostro casi por completo y la hacía parecer una niña harapienta buscando comida por el suelo.
Tras un par de horas de intensa caminata mañanera por los alrededores de la isla, cuando el sol alcanzó su zénit, decidió regresar a Beltrexus con la esperanza de comer algo y encontrar alguno de esos lugares que estaban llenos de información al alcance de cualquiera que deseara obtenerla.
Cuando llegó al poblado, fue directamente a la posada, en la cual también estaba alojada, para comer algo rápido. Estaba absolutamente emocionada, nunca había estado en una biblioteca, lo más parecido que había visto eran las estanterías llenas de libros de la casa de Turion y sus expectativas eran altas… tanto que no estaba segura de sí llegarían a cumplirse o quedaría decepcionada. A pesar de aquella duda que rondaba su mente constantemente, decidió no perder ni un ápice de ilusión por acudir a una, así que sin mayor demora entró en la posada y se sentó en la barra, aun con la capucha puesta. -Buenas tardes, jovencita ¿Qué quieres que te ponga? - Preguntó el tabernero mientras limpiaba una jarra con un trapo -Un plato de estofado de pescado y agua, por favor- Respondió la elfa sin levantar demasiado la cabeza por miedo a que sus orejas quedaran a la vista.
La posada no era nada del otro mundo, una barra a la derecha y mesas a la izquierda, además de unas escaleras al fondo que llevaban a las habitaciones. Algunas personas comían y otras, que hablaban a gritos, ya estaban ebrias a pesar de ser medio día, es decir, una posada de lo más común.
No tardó demasiado en tener el plato delante de ella y, como si no hubiera comido en meses, empezó a engullir el estofado -Tranquila, que nadie te lo va a robar- Comentó jocoso el posadero mientras se reía sonoramente, lo que provocó un ligero rubor por el rostro de la elfa -Y-Yo… es que tengo prisa, quiero ir a alguna biblioteca- Contestó algo cortada Wind - ¿A cuál? ¿Alguna en concreto? - Comentó el camarero con cierto interés en la voz -Oh pues…- Aquella pregunta descolocó a la joven… ¿Cuántas bibliotecas había? -N-No, ninguna en concreto ¿Alguna sugerencia? - La elfa levantó la mirada y observó al posadero, que ya no limpiaba ninguna jarra y miraba entretenido a la joven - ¡Tenemos algunas de las mejores bibliotecas! Pero sin duda la mejor es la que está en la plaza, es grande y hermosa, siempre tiene gente buscando en sus estanterías llenas de libros de todos los temas. Además, tiene en las pareces las mejores decoraciones de todas las bibliotecas de la isla- Explicó orgulloso el tabernero. Casi parecía que él ganaba dinero por promocionar aquel lugar -Oh cielos, la has puesto tan bien… Me fiaré de vos e iré a esa sin duda alguna- Respondió emocionada Wind. “Una hermosa sala llena de libros hasta el techo…” Aquello sonaba como un sueño hecho realidad y no pensaba dejar escapar esa oportunidad.
Terminó de comer a toda prisa y se bebió el vaso de agua de un trago, dejó las monedas encima de la mesa y salió de la posada a voz en grito - ¡Muchas gracias por la recomendación! - Lo último que vio, fue al tabernero despedirse con una mano mientras sonreía alegremente.
Wind no dejó de correr sonriente hasta llegar a la plaza. Había varias fachadas hermosas, pero no estaba segura de cuál podría ser la biblioteca que indicaba el tabernero. Ninguna destacaba sobre las demás, así que comenzó a investigar por la zona, paseando y observando todas las puertas y fachadas que podrían ser bibliotecas. A pesar de su esmero, no se percató de que en uno de aquellos edificios había una pequeña placa que rezaba “Biblioteca general”, así que acabó por buscar en los callejones que rodeaban la plaza.
Al final, dio con una pequeña puerta bastante decorada en la que un cartel ponía “Biblioteca del árbol” ¿Acaso era aquella? Wind examinó un poco más el frente del edificio y decidió que, si no era aquella, ya seguiría buscando más tarde así que, sin mayor dilación tiró del pomo, excesivamente decorado, hacia fuera y entró en el lugar más espectacular que había visto y, probablemente vería, en toda su vida.
La sala, a pesar de su enorme tamaño, estaba completamente iluminada por una increíble claraboya de cristal que dejaba pasar la luz del sol, la cual alumbraba por completo los extraños pasillos que formaban las estanterías. Casi parecía un laberinto, pero todos los pasillos acababan llevando al centro de la sala, o a las paredes exteriores así que no sería posible perderse... ¿Verdad?
Pero lo que más destacaba en la sala, era un gran árbol que estaba justo en medio. Era bastante ancho, sin ninguna hoja y tan alto que se veía claramente por encima de las estanterías. El color claro del tronco destacaba sobre las estanterías oscuras y la luz que entraba por la bóveda, caía directamente sobre él haciendo que pareciese un árbol sagrado plantado en un lugar sacado de un cuento de hadas.
La elfa se quedó petrificada en la puerta, mirando todo lo que allí había e intentando analizar cuantos libros podría leer en aquella tarde y cuanto le costaría leer todos los manuales sobre alquimia que descansaban en las estanterías.
Tras unos segundos en el silencio de aquel lugar, estuvo absolutamente segura de que no era la biblioteca que le había descrito el tabernero. No había lujosas decoraciones en las paredes, ni la gente paseaba por aquellos callejones de estanterías, tan solo se escuchaba un ligero susurro que bien podría ser el viento y como única decoración que allí reinaba, era la sabiduría. Aun así, estaba contenta de no haber ido a parar a aquella biblioteca pues así, había conocido “La biblioteca del Árbol”, la cual calificó de lugar más mágico y maravilloso de todo Aerandir.
Después de permanecer allí quieta lo que le pareció una eternidad, comenzó a bajar los escalones despacio, sin perder de vista todo lo que la rodeaba, como si en cualquier momento algún libro fuera a volar mágicamente hasta sus manos guiado por los propios deseos de la elfa.
Wind terminó de bajar las escaleras sin ningún rumbo fijo, no sabía hacia donde ir e incluso temía perderse en aquel laberinto de estanterías por lo que continuó caminando en línea recta, hasta llegar al centro de la sala, donde se encontraba el gran árbol blanco.
Lo que absolutamente no esperaba encontrar bajo aquel árbol, era lo que precisamente había. Una niña no demasiado mayor sentada en el tronco, mientras éste la… ¿Abrazaba? - Pero ¿Qué…? - Exclamó la elfa en un susurro apenas audible.
Aquella era una escena completamente extraña, que concordaba estupendamente con aquel lugar tan extraño. Al final iba a resultar que sus expectativas se habían quedado cortas respecto a las bibliotecas.
A pesar de estar en el territorio de los brujos, lejos de temer por su seguridad, estaba entusiasmada con la idea de conocer gente nueva y un lugar desconocido para ella. Aquella isla parecía llena de lugares sacados de un cuento desde las playas hasta las zonas pedregosas.
Wind paseaba por aquellos parajes observándolo todo con detenimiento y recogiendo algunas hierbas que le parecían interesantes, obviando por completo a las personas que se encontraba por el camino y la miraban curiosos, posiblemente debido a la capucha que tapaba su rostro casi por completo y la hacía parecer una niña harapienta buscando comida por el suelo.
Tras un par de horas de intensa caminata mañanera por los alrededores de la isla, cuando el sol alcanzó su zénit, decidió regresar a Beltrexus con la esperanza de comer algo y encontrar alguno de esos lugares que estaban llenos de información al alcance de cualquiera que deseara obtenerla.
Cuando llegó al poblado, fue directamente a la posada, en la cual también estaba alojada, para comer algo rápido. Estaba absolutamente emocionada, nunca había estado en una biblioteca, lo más parecido que había visto eran las estanterías llenas de libros de la casa de Turion y sus expectativas eran altas… tanto que no estaba segura de sí llegarían a cumplirse o quedaría decepcionada. A pesar de aquella duda que rondaba su mente constantemente, decidió no perder ni un ápice de ilusión por acudir a una, así que sin mayor demora entró en la posada y se sentó en la barra, aun con la capucha puesta. -Buenas tardes, jovencita ¿Qué quieres que te ponga? - Preguntó el tabernero mientras limpiaba una jarra con un trapo -Un plato de estofado de pescado y agua, por favor- Respondió la elfa sin levantar demasiado la cabeza por miedo a que sus orejas quedaran a la vista.
La posada no era nada del otro mundo, una barra a la derecha y mesas a la izquierda, además de unas escaleras al fondo que llevaban a las habitaciones. Algunas personas comían y otras, que hablaban a gritos, ya estaban ebrias a pesar de ser medio día, es decir, una posada de lo más común.
No tardó demasiado en tener el plato delante de ella y, como si no hubiera comido en meses, empezó a engullir el estofado -Tranquila, que nadie te lo va a robar- Comentó jocoso el posadero mientras se reía sonoramente, lo que provocó un ligero rubor por el rostro de la elfa -Y-Yo… es que tengo prisa, quiero ir a alguna biblioteca- Contestó algo cortada Wind - ¿A cuál? ¿Alguna en concreto? - Comentó el camarero con cierto interés en la voz -Oh pues…- Aquella pregunta descolocó a la joven… ¿Cuántas bibliotecas había? -N-No, ninguna en concreto ¿Alguna sugerencia? - La elfa levantó la mirada y observó al posadero, que ya no limpiaba ninguna jarra y miraba entretenido a la joven - ¡Tenemos algunas de las mejores bibliotecas! Pero sin duda la mejor es la que está en la plaza, es grande y hermosa, siempre tiene gente buscando en sus estanterías llenas de libros de todos los temas. Además, tiene en las pareces las mejores decoraciones de todas las bibliotecas de la isla- Explicó orgulloso el tabernero. Casi parecía que él ganaba dinero por promocionar aquel lugar -Oh cielos, la has puesto tan bien… Me fiaré de vos e iré a esa sin duda alguna- Respondió emocionada Wind. “Una hermosa sala llena de libros hasta el techo…” Aquello sonaba como un sueño hecho realidad y no pensaba dejar escapar esa oportunidad.
Terminó de comer a toda prisa y se bebió el vaso de agua de un trago, dejó las monedas encima de la mesa y salió de la posada a voz en grito - ¡Muchas gracias por la recomendación! - Lo último que vio, fue al tabernero despedirse con una mano mientras sonreía alegremente.
Wind no dejó de correr sonriente hasta llegar a la plaza. Había varias fachadas hermosas, pero no estaba segura de cuál podría ser la biblioteca que indicaba el tabernero. Ninguna destacaba sobre las demás, así que comenzó a investigar por la zona, paseando y observando todas las puertas y fachadas que podrían ser bibliotecas. A pesar de su esmero, no se percató de que en uno de aquellos edificios había una pequeña placa que rezaba “Biblioteca general”, así que acabó por buscar en los callejones que rodeaban la plaza.
Al final, dio con una pequeña puerta bastante decorada en la que un cartel ponía “Biblioteca del árbol” ¿Acaso era aquella? Wind examinó un poco más el frente del edificio y decidió que, si no era aquella, ya seguiría buscando más tarde así que, sin mayor dilación tiró del pomo, excesivamente decorado, hacia fuera y entró en el lugar más espectacular que había visto y, probablemente vería, en toda su vida.
- La biblioteca tiene Banda Sonora :
La sala, a pesar de su enorme tamaño, estaba completamente iluminada por una increíble claraboya de cristal que dejaba pasar la luz del sol, la cual alumbraba por completo los extraños pasillos que formaban las estanterías. Casi parecía un laberinto, pero todos los pasillos acababan llevando al centro de la sala, o a las paredes exteriores así que no sería posible perderse... ¿Verdad?
Pero lo que más destacaba en la sala, era un gran árbol que estaba justo en medio. Era bastante ancho, sin ninguna hoja y tan alto que se veía claramente por encima de las estanterías. El color claro del tronco destacaba sobre las estanterías oscuras y la luz que entraba por la bóveda, caía directamente sobre él haciendo que pareciese un árbol sagrado plantado en un lugar sacado de un cuento de hadas.
La elfa se quedó petrificada en la puerta, mirando todo lo que allí había e intentando analizar cuantos libros podría leer en aquella tarde y cuanto le costaría leer todos los manuales sobre alquimia que descansaban en las estanterías.
Tras unos segundos en el silencio de aquel lugar, estuvo absolutamente segura de que no era la biblioteca que le había descrito el tabernero. No había lujosas decoraciones en las paredes, ni la gente paseaba por aquellos callejones de estanterías, tan solo se escuchaba un ligero susurro que bien podría ser el viento y como única decoración que allí reinaba, era la sabiduría. Aun así, estaba contenta de no haber ido a parar a aquella biblioteca pues así, había conocido “La biblioteca del Árbol”, la cual calificó de lugar más mágico y maravilloso de todo Aerandir.
Después de permanecer allí quieta lo que le pareció una eternidad, comenzó a bajar los escalones despacio, sin perder de vista todo lo que la rodeaba, como si en cualquier momento algún libro fuera a volar mágicamente hasta sus manos guiado por los propios deseos de la elfa.
Wind terminó de bajar las escaleras sin ningún rumbo fijo, no sabía hacia donde ir e incluso temía perderse en aquel laberinto de estanterías por lo que continuó caminando en línea recta, hasta llegar al centro de la sala, donde se encontraba el gran árbol blanco.
Lo que absolutamente no esperaba encontrar bajo aquel árbol, era lo que precisamente había. Una niña no demasiado mayor sentada en el tronco, mientras éste la… ¿Abrazaba? - Pero ¿Qué…? - Exclamó la elfa en un susurro apenas audible.
Aquella era una escena completamente extraña, que concordaba estupendamente con aquel lugar tan extraño. Al final iba a resultar que sus expectativas se habían quedado cortas respecto a las bibliotecas.
- Off rol:
- La biblioteca tiene inspiración: [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Además, tambien me he inspirado en la imagen del propio desafio, obviamente n.n
Windorind Crownguard
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Re: Cuando leo recibo visitas [Desafío]
Se sentía tonta por haber pensado que en la biblioteca habitaban los tres silencios de su libro favorito. La voz del Árbol de la Sabiduría era más clara que nunca. Podía sentir cómo le hablaba, cómo le abrazaba y cómo le atrapaba hasta el punto de no dejarla escapar. Patalear fue inútil, al igual que lo fue morder la rama que le amordazaba. Fuga estaba atrapada.
Se sentía tonta por haber ido en busca de la voz. Ahora quería escapar de ella y no podía hacerlo. Las ramas del Árbol de la Sabiduría se enredaban en sus hombros, cintura y piernas. Su tacto áspero era tan agradable cómo escuchar las voces de la biblioteca y tan aterrador cómo estar frente a un dragón o estar frente a los maestros de las universidades a los que el protagonista del libro tuvo que enfrentar.
Era tan tonta que, de verdad, creyó que sería capaz de amar a la biblioteca y que ésta le correspondería con dulces cantos de sirena. ¿Es que no había leído suficientes libros como para saber que las sirenas cantaban para atraer a los marineros y luego devorarlos? Tonta. Fuga fue muy tonta.
Las niñas tontas eran las que no hacían nada para superar sus problemas. ¿pero, qué podía hacer? La biblioteca, o el Árbol de la Sabiduría que gobernaba la biblioteca, le había atrapado e iba a comer a Fuga. ¿Qué podía hacer la niña más que llorar? Cerró los ojos, por sus mejillas corrían dos finos ríos de lágrimas, y suplicó que al Árbol de la Sabiduría que le dejase en paz. Se lo hubiera pedido de rodillas si sus pies no estuvieran a medio metro por encima del suelo.
“Si de verdad me amases no me harías daño” pensó la chica con rabia.
(Si te suelto, dejaría de amarte).
Las voces dejaron de repetir el fragmento del libro de los tres silencios para repetir, una y otra vez, lo mucho que la querían. Juraban que la iban a proteger, que la amaban y que no iba a dejarla escapar. Fuga no se creía ninguna de aquellas cosas. Las voces eran unas mentirosas, igual que las sirenas que atrapan marineros. El Árbol de la Sabiduría solo quería comerla como había comido ya a tantos otros niños y niñas.
“¡Suéltame!”
(Te amo).
“Quiero irme con mi mamá”.
(Tu mamá no te quiere tanto como yo).
A fuga le pareció escuchar la voz de una mujer que, a pesar de ser real, parecía tan irreal como las voces del Árbol de la Sabiduría. No abrió los ojos para confirmarlo. No quería ver a nadie más. A nadie más que tuviera una cándida voz que le hiciera a soñar. La chica, que aceptaba ser una tonta, había decido ignorar todas las voces, pues todas, sin excepción eran cantos de sirena. La voz mujer, fuera quien fuera su portadora, no la iba a hacer pensar que podría sacarla del abrazo del Árbol de la Sabiduría.
Windorind Crownguard: ¿Quién lo iba a decir? El único desafío que abro donde hay una niña “loli” y entras tú, la Reina de las “lolis”. Disculpa mi sarcasmo, no me pude resistir. Vamos al lío. En el siguiente turno deberás rescatar a Fuga. Para ello, tienes completa libertad de cómo hacerlo. Te doy unas ideas: Puedes intentar hablar con el Árbol de la Sabiduría y convencerlo de que esa no es la forma correcta de amar, puedes talar el Árbol de la Sabiduría, puedes quemar la biblioteca entera y puedes hacer mil cosas con tal de enfrentarte a este extraño rival.
Se sentía tonta por haber ido en busca de la voz. Ahora quería escapar de ella y no podía hacerlo. Las ramas del Árbol de la Sabiduría se enredaban en sus hombros, cintura y piernas. Su tacto áspero era tan agradable cómo escuchar las voces de la biblioteca y tan aterrador cómo estar frente a un dragón o estar frente a los maestros de las universidades a los que el protagonista del libro tuvo que enfrentar.
Era tan tonta que, de verdad, creyó que sería capaz de amar a la biblioteca y que ésta le correspondería con dulces cantos de sirena. ¿Es que no había leído suficientes libros como para saber que las sirenas cantaban para atraer a los marineros y luego devorarlos? Tonta. Fuga fue muy tonta.
Las niñas tontas eran las que no hacían nada para superar sus problemas. ¿pero, qué podía hacer? La biblioteca, o el Árbol de la Sabiduría que gobernaba la biblioteca, le había atrapado e iba a comer a Fuga. ¿Qué podía hacer la niña más que llorar? Cerró los ojos, por sus mejillas corrían dos finos ríos de lágrimas, y suplicó que al Árbol de la Sabiduría que le dejase en paz. Se lo hubiera pedido de rodillas si sus pies no estuvieran a medio metro por encima del suelo.
“Si de verdad me amases no me harías daño” pensó la chica con rabia.
(Si te suelto, dejaría de amarte).
Las voces dejaron de repetir el fragmento del libro de los tres silencios para repetir, una y otra vez, lo mucho que la querían. Juraban que la iban a proteger, que la amaban y que no iba a dejarla escapar. Fuga no se creía ninguna de aquellas cosas. Las voces eran unas mentirosas, igual que las sirenas que atrapan marineros. El Árbol de la Sabiduría solo quería comerla como había comido ya a tantos otros niños y niñas.
“¡Suéltame!”
(Te amo).
“Quiero irme con mi mamá”.
(Tu mamá no te quiere tanto como yo).
A fuga le pareció escuchar la voz de una mujer que, a pesar de ser real, parecía tan irreal como las voces del Árbol de la Sabiduría. No abrió los ojos para confirmarlo. No quería ver a nadie más. A nadie más que tuviera una cándida voz que le hiciera a soñar. La chica, que aceptaba ser una tonta, había decido ignorar todas las voces, pues todas, sin excepción eran cantos de sirena. La voz mujer, fuera quien fuera su portadora, no la iba a hacer pensar que podría sacarla del abrazo del Árbol de la Sabiduría.
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Windorind Crownguard: ¿Quién lo iba a decir? El único desafío que abro donde hay una niña “loli” y entras tú, la Reina de las “lolis”. Disculpa mi sarcasmo, no me pude resistir. Vamos al lío. En el siguiente turno deberás rescatar a Fuga. Para ello, tienes completa libertad de cómo hacerlo. Te doy unas ideas: Puedes intentar hablar con el Árbol de la Sabiduría y convencerlo de que esa no es la forma correcta de amar, puedes talar el Árbol de la Sabiduría, puedes quemar la biblioteca entera y puedes hacer mil cosas con tal de enfrentarte a este extraño rival.
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Re: Cuando leo recibo visitas [Desafío]
Tras unos segundos se dio cuenta que el árbol no estaba abrazando a la niña, sino que la estaba intentando consumir como si fuera un bocadillo de media tarde -Oh cielos…- Murmuró al ver como la niña se elevaba casi dos metros del suelo, enredada en las múltiples ramas de aquel tronco. Pero aún más sorprendida se quedó cuando el árbol comenzó a hablar o al menos, eso pensó la joven. No había nadie más allí y el sonido parecía salir del tronco así que, a pesar de que ella opción era la más ilógica, acabó resultando la más verosímil.
Wind permaneció estupefacta unos instantes, observando la tétrica escena que ocurría ante sus ojos “¿Pero qué demonios está haciendo ese árbol?... ¿Y que está diciendo?” Aunque quizás, la pregunta que debería haberse hecho era si, realmente aquello era un árbol pues los arboles no hablan, aman, ni se mueven y mucho menos intentan comerse niñas.
Cuando la elfa vio las lágrimas de la niña, reaccionó de golpe, como si su cerebro fuera un ente libre y ella simplemente fuera una marioneta - ¡EH! ¿¡QUE DEMONIOS LE ESTAS HACIENDO A ESA NIÑA?!- Lo gritó con todas sus fuerzas, no hubo titubeo en su voz, sólo enfado por ver a la pequeña llorar, aunque la verdad, no estaba del todo segura de que el árbol fuera a prestarle mucha atención - ¡EH! ¡TU! ¡DEJALA! - Se acercó al árbol y comenzó a darle golpes con los puños cerrados, como si aquello realmente pudiera llegar a servir de algo.
(La amo)
Parecía que su estrategia de gritar y patalear había surgido cierto efecto, el árbol parecía estar hablando a la elfa - ¿Cómo que la amas? ¡Si la estas matando! - Wind se sentía simplemente ridícula al estar intentando hacer entrar en razón a un árbol
(Si dejo de apretar ella no me amará nunca más)
Cientos de improperios se le pasaron a la elfa por la cabeza al escuchar aquella frase - ¡Si está muerta sí que dejará de amarte! - Exclamó Wind cada vez más enfadada
(Nuestro amor será eterno. La amo.)
La elfa se dio cuenta que no podía estar así para siempre y que el árbol no iba a ceder en ningún caso, al parecer estaba convencido de que amaba a la niña y no pretendía cambiar de idea… y tampoco iba a dejar que nadie se interpusiera.
Con semejante situación, Wind suspiró y decidió mentir. La mentira no era la solución en la gran mayoría de los casos, pero no podía dejar que esa niña acabara aplastada por un árbol sádico… y la elfa consideraba que tenía más recursos que una niña pequeña, así que, decidió comenzar su mentira, su gran mentira. El telón iba a subir y el espectáculo, a comenzar.
Wind suspiró, intentó que sus piernas dejaran de temblar y, a voz en grito, comenzó su actuación - ¿NO VES QUE ME HACES DAÑO? - Ningún efecto. Hizo de tripas corazón y volvió a gritar - ¡TE AMO! -
(La amo.)
- ¡No! ¡Yo te amo! ¡¿Por qué la quieres a ella en vez de a mí?!- El rubor comenzó a extenderse por sus mejillas, nunca había dicho algo como eso y, confiaba en no tener que volver a decirlo nunca… Al menos a voz en grito.
(¿Me amas?)
- ¡CLARO QUE T-TE AMO! ¡POR ESO ESTOY AQUÍ! - Decidió llevar su pequeña actuación un paso más allá pues el árbol parecía empezar a creerse a la elfa y ésta no creía que pudiera solucionarlo todo diciendo simplemente que lo quería.
(Yo la amo.)
Y ahí comenzó la verdadera actuación -PERO ELLA NO TE QUIERE, ¡Y YO SI QUE TE QUIERO!, HE VENIDO HASTA AQUÍ POR TI, P-PARA APRENDER Y LEER A TU LADO Y ASI PODER CONOCERTE- Tomó aire y siguió -ESA NIÑA NO TE QUIERE TANTO COMO YO, HE RECORRIDO MEDIO MUNDO BUSCANDOTE Y AL FIN ESTOY AQUÍ- Dijo mientras se quitaba la capucha -VENGO DESDE LOS LEJANOS BOSQUES DE SANDORAI PARA PODER VERTE. HE TENIDO QUE VENIRME A LA MISMISIMA CIUDAD DE LOS BRUJOS PARA CONOCERTE, AL ARBOL QUE AMA, LA BILIOTECA QUE RECIBE SU NOMBRE POR TI, TODO ESO LLEGO A MIS OIDOS Y TUVE QUE CONOCERTE- Era el momento de comenzar a relajar la voz, así que, apoyó una mano sobre el tronco y terminó su pequeño monólogo -S-suéltala… por favor, ya me tienes a mí. A ella ya no la necesitas ¿Verdad? - Llegados a este punto, a la elfa le hubiera encantado saber controlar su llanto para ponerse a llorar, pero ese no era el caso, así que, para darle más énfasis a sus últimas palabras, volvió a gritar - ¿ACASO NO SOY SUFICIENTE PARA TI? POR FAVOR, AMAME A MI- Y ahí terminó su espectáculo. Si aquello no daba resultado, no sabía que más hacer para salvar a la pequeña.
Wind permaneció estupefacta unos instantes, observando la tétrica escena que ocurría ante sus ojos “¿Pero qué demonios está haciendo ese árbol?... ¿Y que está diciendo?” Aunque quizás, la pregunta que debería haberse hecho era si, realmente aquello era un árbol pues los arboles no hablan, aman, ni se mueven y mucho menos intentan comerse niñas.
Cuando la elfa vio las lágrimas de la niña, reaccionó de golpe, como si su cerebro fuera un ente libre y ella simplemente fuera una marioneta - ¡EH! ¿¡QUE DEMONIOS LE ESTAS HACIENDO A ESA NIÑA?!- Lo gritó con todas sus fuerzas, no hubo titubeo en su voz, sólo enfado por ver a la pequeña llorar, aunque la verdad, no estaba del todo segura de que el árbol fuera a prestarle mucha atención - ¡EH! ¡TU! ¡DEJALA! - Se acercó al árbol y comenzó a darle golpes con los puños cerrados, como si aquello realmente pudiera llegar a servir de algo.
(La amo)
Parecía que su estrategia de gritar y patalear había surgido cierto efecto, el árbol parecía estar hablando a la elfa - ¿Cómo que la amas? ¡Si la estas matando! - Wind se sentía simplemente ridícula al estar intentando hacer entrar en razón a un árbol
(Si dejo de apretar ella no me amará nunca más)
Cientos de improperios se le pasaron a la elfa por la cabeza al escuchar aquella frase - ¡Si está muerta sí que dejará de amarte! - Exclamó Wind cada vez más enfadada
(Nuestro amor será eterno. La amo.)
La elfa se dio cuenta que no podía estar así para siempre y que el árbol no iba a ceder en ningún caso, al parecer estaba convencido de que amaba a la niña y no pretendía cambiar de idea… y tampoco iba a dejar que nadie se interpusiera.
Con semejante situación, Wind suspiró y decidió mentir. La mentira no era la solución en la gran mayoría de los casos, pero no podía dejar que esa niña acabara aplastada por un árbol sádico… y la elfa consideraba que tenía más recursos que una niña pequeña, así que, decidió comenzar su mentira, su gran mentira. El telón iba a subir y el espectáculo, a comenzar.
Wind suspiró, intentó que sus piernas dejaran de temblar y, a voz en grito, comenzó su actuación - ¿NO VES QUE ME HACES DAÑO? - Ningún efecto. Hizo de tripas corazón y volvió a gritar - ¡TE AMO! -
(La amo.)
- ¡No! ¡Yo te amo! ¡¿Por qué la quieres a ella en vez de a mí?!- El rubor comenzó a extenderse por sus mejillas, nunca había dicho algo como eso y, confiaba en no tener que volver a decirlo nunca… Al menos a voz en grito.
(¿Me amas?)
- ¡CLARO QUE T-TE AMO! ¡POR ESO ESTOY AQUÍ! - Decidió llevar su pequeña actuación un paso más allá pues el árbol parecía empezar a creerse a la elfa y ésta no creía que pudiera solucionarlo todo diciendo simplemente que lo quería.
(Yo la amo.)
Y ahí comenzó la verdadera actuación -PERO ELLA NO TE QUIERE, ¡Y YO SI QUE TE QUIERO!, HE VENIDO HASTA AQUÍ POR TI, P-PARA APRENDER Y LEER A TU LADO Y ASI PODER CONOCERTE- Tomó aire y siguió -ESA NIÑA NO TE QUIERE TANTO COMO YO, HE RECORRIDO MEDIO MUNDO BUSCANDOTE Y AL FIN ESTOY AQUÍ- Dijo mientras se quitaba la capucha -VENGO DESDE LOS LEJANOS BOSQUES DE SANDORAI PARA PODER VERTE. HE TENIDO QUE VENIRME A LA MISMISIMA CIUDAD DE LOS BRUJOS PARA CONOCERTE, AL ARBOL QUE AMA, LA BILIOTECA QUE RECIBE SU NOMBRE POR TI, TODO ESO LLEGO A MIS OIDOS Y TUVE QUE CONOCERTE- Era el momento de comenzar a relajar la voz, así que, apoyó una mano sobre el tronco y terminó su pequeño monólogo -S-suéltala… por favor, ya me tienes a mí. A ella ya no la necesitas ¿Verdad? - Llegados a este punto, a la elfa le hubiera encantado saber controlar su llanto para ponerse a llorar, pero ese no era el caso, así que, para darle más énfasis a sus últimas palabras, volvió a gritar - ¿ACASO NO SOY SUFICIENTE PARA TI? POR FAVOR, AMAME A MI- Y ahí terminó su espectáculo. Si aquello no daba resultado, no sabía que más hacer para salvar a la pequeña.
Windorind Crownguard
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Re: Cuando leo recibo visitas [Desafío]
El sonido seco que produjo la chica al caerse al suelo resonó por toda la biblioteca como si fueran las voces de la misma. El Árbol de la Sabiduría la había soltado en el mismo instante que la elfa terminó su suplica y declaración de amor. Las arrugas de su tosco tronco parecieron formar una macabra sonrisa. Las ramas y las raíces, se balancearon en zigzag como si fueran serpientes hacia la elfa. Primero, la abrazarían como antes habían abrazado a Fuga. Acariciaría su corto cabello negro azulado, pasaría la punta de las ramas por las mejillas para recoger las lágrimas que había llorado al declararse y limpiaría su ropa de igual modo que, minutos antes, limpió la falda de la niña de las coletas rubias. El Árbol, que en realidad era la congregación de todos los sentimientos que en los libros de la biblioteca había, sabía cuidar muy bien de las niñas y los niños que amaba. Los atraía con cantos de sirena para que se enamorasen de la biblioteca y, una vez dentro atrapados, se los comía no sin antes haberles abrazado, acariciado y besado. Eso mismo iba a hacer con la elfa en cuanto pusiera sus ramas encima de ella.
Desgraciadamente para él y afortunadamente para la elfa, ni las ramas ni las raíces llegaron a tocarla. Quedaron poco menos de veinte centímetros de distancia. El grácil movimiento de zigzag se convirtió en algo violento y furioso. El sonido que hacía al golpear el aire era el mismo que hubiera hecho un látigo.
Un paso más, y la elfa habría muerto.
Un paso menos, y no habría escuchado cómo la elfa hablaba, lloraba y amaba.
Fuga se salvó porque el Árbol de la Sabiduría la elfa, astuta como ninguna otra, se atrevió a declarar un falso amor al monstruo que la biblioteca había creado. La niña estaba en el suelo, inconsciente, pero viva. Los lazos que con que se ataba las coletas se habían roto, toda su melena quedaba suelta por el suelo. Cuando creciese se convertiría en una chica muy guapa. Una chica que jamás olvidaría a la elfa que le salvó de ser devorada.
Windorind Crownguard: Has salvado a Fuga pero, ¿a qué precio?
Recompensas:
* +2 ptos de experiencia en función de la calidad del texto.
* +3 ptos de experiencia en función de la originalidad del usuario.
* 5 ptos totales de experiencia
Los puntos han sido sumados directamente a tu perfil.
Maldición: Has prometido (mentido) que amas a la biblioteca y ella te ha correspondido. Si no quieres que sea ella quien vaya a buscar en cualquiera de tus temas interpretativos, deberás ir a visitarla en un margen de tiempo, relativamente, corto. No pondré fechas, lo dejaré a tu elección.
Dicho de otra manera, o de aquí un tiempo (semanas, meses... lo que sea) no haces un tema donde visites a la biblioteca. Me meteré en un tema tuyo y pondré que la biblioteca te está persiguiendo.
Objeto: Sello de la Sabiduría
Recompensa adicional: Pocos temas he dirigido cuyo final sea tan inesperado y original como este. Al decir verdad, me ha dejado tan impactada tu último post que no lo he sabido ponerme a la altura con mi post de cierre. Es por este motivo que te concedo una recompensa adicional, algo que puede ser muy interesante para tu ejército de "lolis". ¿Lo has adivinado? La recompensa es Fuga. La podrás registrar y usar siempre que quieras. Puedes darle la historia, apariencia, edad y gustos que quieras al personaje. Es completamente tuyo.
Desgraciadamente para él y afortunadamente para la elfa, ni las ramas ni las raíces llegaron a tocarla. Quedaron poco menos de veinte centímetros de distancia. El grácil movimiento de zigzag se convirtió en algo violento y furioso. El sonido que hacía al golpear el aire era el mismo que hubiera hecho un látigo.
Un paso más, y la elfa habría muerto.
Un paso menos, y no habría escuchado cómo la elfa hablaba, lloraba y amaba.
Fuga se salvó porque el Árbol de la Sabiduría la elfa, astuta como ninguna otra, se atrevió a declarar un falso amor al monstruo que la biblioteca había creado. La niña estaba en el suelo, inconsciente, pero viva. Los lazos que con que se ataba las coletas se habían roto, toda su melena quedaba suelta por el suelo. Cuando creciese se convertiría en una chica muy guapa. Una chica que jamás olvidaría a la elfa que le salvó de ser devorada.
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Windorind Crownguard: Has salvado a Fuga pero, ¿a qué precio?
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Dicho de otra manera, o de aquí un tiempo (semanas, meses... lo que sea) no haces un tema donde visites a la biblioteca. Me meteré en un tema tuyo y pondré que la biblioteca te está persiguiendo.
Objeto: Sello de la Sabiduría
- Sello de la Sabiduría:
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La utilidad de este sello es convertir cualquier árbol común en el Árbol de la Sabiduría y éste te ayude en cualquier batalla o función. Seguro que se te ocurre cosas muy originales que hacer con un árbol que mueve sus ramas y raíces a voluntad. Debido al poder de este artefacto, podrás usarlo una única vez y el sello se romperá en pedazos, exactamente, 19 pedazos.
Recompensa adicional: Pocos temas he dirigido cuyo final sea tan inesperado y original como este. Al decir verdad, me ha dejado tan impactada tu último post que no lo he sabido ponerme a la altura con mi post de cierre. Es por este motivo que te concedo una recompensa adicional, algo que puede ser muy interesante para tu ejército de "lolis". ¿Lo has adivinado? La recompensa es Fuga. La podrás registrar y usar siempre que quieras. Puedes darle la historia, apariencia, edad y gustos que quieras al personaje. Es completamente tuyo.
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