Que no te separen de mí [Desafío]
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Que no te separen de mí [Desafío]
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Dundarak
Con alegría y regocijo llegaba el baile que había convocado Niels Harbert para anunciar la mayoría de edad de su primogénita, Marion. Estaban invitados todos los miembros de la alta sociedad de Dundarak, pues Harbert había sido nieto de un marinero famoso y había logrado hacerse un hueco en ese ambiente.
Pero el dinero y las apariencias no son eternos y, después de tres generaciones, se empezaba a comentar que los Harbert ya no contaban con tanto patrimonio como decían tener.
Niels Harbert quería mantener todas las habladurías a raya y su último recurso era casar a Marion con algún rico de la ciudad, así que gastó todo lo que les quedaba en preparar una buena puesta en escena: baile, elegantes ropajes, manjares de todas partes de Aerandir y la excusa de la mayoría de edad de la joven para atraer a los muchachos solteros y adinerados. Esa era una premisa para entrar: ser de clase social alta.
Así que la mansión Harbert, ese día, era una pantomima de la que él podría sacar provecho. Daba igual si era un lord de Lunargenta o un caballero dragón con fortunas a sus espaldas. Lo importante era lo pudiente que pudiese ser el susodicho y los negocios que pudiese sacar de beneficio.
Pero Marion opinaba distinto. Ella no quería ser vendida a un hombre cualquiera con tal de que su padre recuperase su fortuna. Ella ya era feliz con otra persona, pero lo mantenía en secreto. Y se estaba haciendo tarde para ocultarlo más.
En las afueras del palacio, Kaysa Hegbak trataba de entrar por todos los medios posibles, pero siempre era interceptada por los guardias.
-¡Fuera! ¡Aquí no puedes estar!
Pero Kaysa no se rendía. Tenía que entregarle una carta a su amada Marion. Era la única oportunidad que tenían de irse antes de que algún adinerado lord comprase el amor de la joven noble.
-Te hemos dicho que te vayas, aquí sólo entra gente pudiente.
Y ella no lo era. Sólo era una trabajadora del hielo que se sacaba dinero ayudando a sus compañeros dragones a transportar bloques. Y a veces pescaba y vendía los peces en el mercado. Pero no es que tuviera el bolsillo lleno de aeros.
-Solo necesito entregar una nota. Luego me iré.
-No, fuera. Si no te vas, te encerraremos en un calabozo.
Kaysa estaba desesperada por entrar, buscando recovecos por donde poder meterse y tratar de sacar de allí a Marion.
_________________________________________
Bienvenido/a a Dundarak: No sé cómo has llegado hasta este lugar, pero me encantaría saberlo. Aunque ese no será tu primer objetivo. Tu misión en este turno puede ir por dos caminos: O encontrarte con [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] y tratar de ayudarla, o encontrarte con [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]. ¿Conseguirás que se encuentren?
Fehu
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Re: Que no te separen de mí [Desafío]
¡Ay! El oro, la fama, el poder, todo lo que hombre ansía a aspirar en su corta y desdichada vida.
Entre los rumores que murmuran en la taberna de su gran amigo Judas, se contaba la celebración que había convocado Niels Harbert de su queridisima hija Marion, que parecía tener gran fama de ser un baile realmente elegante y sobre todo lo más importante, costoso.Contaban las malas lenguas de aquel descuidado lugar, que trataba de reunir jóvenes adinerados que pretendían ser el futuro nuero y cebo de aquella arruinada mujer.
No era difícil llegar a Dundarak gracias a los entrañables ancianos, que viajaban en su carromato con el intento de fortuna de vender algo de paja a los granjeros, tan solo aceptaban sin pedir ni siquiera una rodaja de pan para llevarse a la boca.Runa para los encuentros casuales era demasiado afortunada, muchas veces aprovechaba de aquello para sacar la máxima información,así sin tener que pagar ningún aero, sonsacó a aquel anciano gris y casi desdentado donde se encontraba tal mansión.Misión sencilla y rápida hasta dar con el hermoso lugar.
Allí se encontraba su punto de robo. Tan blanco como una nieve y adornado con un toque de oro en cada borde de aquellas gigantes escaleras,la iluminación abundaba por el paseo central y se apreciaba tan bello jardín,que si la chica tuviera un estatus estable en la sociedad le encantaría tener.
Afuera de la puerta principal, mientras comenzaban a sonar las primeras canciones, permanecía quieta una joven con una nota en mano, no podía pasar adentro porque uno de los guardias se lo impedía,y ella insistía, pero al no ser alguien con tanto porte monetario seguían sin dejarle la entrada.
Runa permanecía silenciosa entre unos arbustos mientras escuchaba aquellos ruegos, y dándose vencida a aquella chica como se dirigía de nuevo hacia el pueblo.
-Psssssssssssssss-
La chica de la notó un ruido extraño y quieta casi sin saber como reaccionar preguntó.
-¿Hay alguien ahí?- Su voz se notaba temblorosa ante algo desconocido.
- Relajate, no te pienso violar ni matar. Puedo colarte en la mansión si lo deseas.- Susurró Runa lo más bajo posible para que ambas no fueran detectadas.
-¡¿EN SERIO?!- No tardó ni dos segundos la ladrona en taparle la boca y meterla con su fuerza en los arbustos.
- ¡Calla! ¡O nos descubrirán!- Y agarrando a la chica del brazo, entre las sombras, se acercaron muy despacio de no hacer ningún tipo de ruido, a la parte trasera de la mansión, donde aguardaban las alcobas.Una vez allí, controlaron el perímetro, era demasiado importante saber si algún guardia patrullaba por el lugar,si todo iba de perlas tan solo Runa debía enganchar su ganzúa en el balcón y ambas subir sin ser descubiertas.
-¿Por qué querías entrar? Y sobre todo, ¿Por qué llevas esa nota?-Preguntó curiosa la ladrona, sin saber que ignorante de ella se encontraría con una historia de amor ,como en aquellos libros que leía en ocasiones en la biblioteca de Lunargenta.
- Es por Marion. Ella es la luz de mi vida y me la quieren arrebatar comprometiendola con un hombre- Dijo con un tono apagado.- Ella tiene las manos más suaves y lindas de cualquier lugar,y su bondad es lo que me salvó aquel día que caí por accidente en los bloques de hielo. Marion debe de saber que la amo, y que sin ella nada tendrá sentido-
-Ajam...- Afirmó atónita sin saber como reaccionar ante el discurso.-Ha sido muy rosa todo, pero en tu defensa te ayudaré igualmente...¿Como te llamas?- Preguntó curiosa del nombre de aquella cariñosa chica.
- Kaysa. Kaysa Hegbak- Respondió.
Se hizo el silencio entre las dos féminas, hasta el oportuno momento de que Runa lanzó la ganzúa enganchándola en el balcón y asegurándose de si se encontraba correctamente.-Es hora de reunirte con tu mujercita Kaysa- Indicó a Kaysa que era el momento de subir.
-¿Como voy a subir?- Se encontraba indecisa aquella joven.
-Apretando el culo y con fuerza- Así se burlaba sin mala intención la ladrona, que con su comentario logró que Kaysa agarra la cuerda y comenzara a trepar por la pared con dificultad.
Tardó exactamente casi cuatro minutos en subir, y Runa con su habilidad uno. Ahora estaban dentro de una de las alcobas de la mansión, era el momento perfecto para que ella encontrara las joyas, y como decía Kaysa, encontrar a la luz de su vida. Sin saber otra vez necia Runa, que tendría que ayudarlas a reunirse.
A veces ni el oro, la fama, ni el poder lograban separar dos corazones, aunque fueran corazones tercos que no captaban la diferencia, no como aquella sociedad rica y machista.
Entre los rumores que murmuran en la taberna de su gran amigo Judas, se contaba la celebración que había convocado Niels Harbert de su queridisima hija Marion, que parecía tener gran fama de ser un baile realmente elegante y sobre todo lo más importante, costoso.Contaban las malas lenguas de aquel descuidado lugar, que trataba de reunir jóvenes adinerados que pretendían ser el futuro nuero y cebo de aquella arruinada mujer.
No era difícil llegar a Dundarak gracias a los entrañables ancianos, que viajaban en su carromato con el intento de fortuna de vender algo de paja a los granjeros, tan solo aceptaban sin pedir ni siquiera una rodaja de pan para llevarse a la boca.Runa para los encuentros casuales era demasiado afortunada, muchas veces aprovechaba de aquello para sacar la máxima información,así sin tener que pagar ningún aero, sonsacó a aquel anciano gris y casi desdentado donde se encontraba tal mansión.Misión sencilla y rápida hasta dar con el hermoso lugar.
Allí se encontraba su punto de robo. Tan blanco como una nieve y adornado con un toque de oro en cada borde de aquellas gigantes escaleras,la iluminación abundaba por el paseo central y se apreciaba tan bello jardín,que si la chica tuviera un estatus estable en la sociedad le encantaría tener.
Afuera de la puerta principal, mientras comenzaban a sonar las primeras canciones, permanecía quieta una joven con una nota en mano, no podía pasar adentro porque uno de los guardias se lo impedía,y ella insistía, pero al no ser alguien con tanto porte monetario seguían sin dejarle la entrada.
Runa permanecía silenciosa entre unos arbustos mientras escuchaba aquellos ruegos, y dándose vencida a aquella chica como se dirigía de nuevo hacia el pueblo.
-Psssssssssssssss-
La chica de la notó un ruido extraño y quieta casi sin saber como reaccionar preguntó.
-¿Hay alguien ahí?- Su voz se notaba temblorosa ante algo desconocido.
- Relajate, no te pienso violar ni matar. Puedo colarte en la mansión si lo deseas.- Susurró Runa lo más bajo posible para que ambas no fueran detectadas.
-¡¿EN SERIO?!- No tardó ni dos segundos la ladrona en taparle la boca y meterla con su fuerza en los arbustos.
- ¡Calla! ¡O nos descubrirán!- Y agarrando a la chica del brazo, entre las sombras, se acercaron muy despacio de no hacer ningún tipo de ruido, a la parte trasera de la mansión, donde aguardaban las alcobas.Una vez allí, controlaron el perímetro, era demasiado importante saber si algún guardia patrullaba por el lugar,si todo iba de perlas tan solo Runa debía enganchar su ganzúa en el balcón y ambas subir sin ser descubiertas.
-¿Por qué querías entrar? Y sobre todo, ¿Por qué llevas esa nota?-Preguntó curiosa la ladrona, sin saber que ignorante de ella se encontraría con una historia de amor ,como en aquellos libros que leía en ocasiones en la biblioteca de Lunargenta.
- Es por Marion. Ella es la luz de mi vida y me la quieren arrebatar comprometiendola con un hombre- Dijo con un tono apagado.- Ella tiene las manos más suaves y lindas de cualquier lugar,y su bondad es lo que me salvó aquel día que caí por accidente en los bloques de hielo. Marion debe de saber que la amo, y que sin ella nada tendrá sentido-
-Ajam...- Afirmó atónita sin saber como reaccionar ante el discurso.-Ha sido muy rosa todo, pero en tu defensa te ayudaré igualmente...¿Como te llamas?- Preguntó curiosa del nombre de aquella cariñosa chica.
- Kaysa. Kaysa Hegbak- Respondió.
Se hizo el silencio entre las dos féminas, hasta el oportuno momento de que Runa lanzó la ganzúa enganchándola en el balcón y asegurándose de si se encontraba correctamente.-Es hora de reunirte con tu mujercita Kaysa- Indicó a Kaysa que era el momento de subir.
-¿Como voy a subir?- Se encontraba indecisa aquella joven.
-Apretando el culo y con fuerza- Así se burlaba sin mala intención la ladrona, que con su comentario logró que Kaysa agarra la cuerda y comenzara a trepar por la pared con dificultad.
Tardó exactamente casi cuatro minutos en subir, y Runa con su habilidad uno. Ahora estaban dentro de una de las alcobas de la mansión, era el momento perfecto para que ella encontrara las joyas, y como decía Kaysa, encontrar a la luz de su vida. Sin saber otra vez necia Runa, que tendría que ayudarlas a reunirse.
A veces ni el oro, la fama, ni el poder lograban separar dos corazones, aunque fueran corazones tercos que no captaban la diferencia, no como aquella sociedad rica y machista.
Runa Thorgil
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Re: Que no te separen de mí [Desafío]
A pesar de que Kaysa era habilidosa con las herramientas para cortar el hielo y también muy diestra en la pesca, eso de trepar no era lo suyo. Y eso que era una fuerte dragona, pero el tema de subir por cuerdas no estaba entre sus muchas habilidades, aunque por Marion subiría lo que hiciera falta.
Esa chica del sur estaba siendo muy amable con ella y ya estaba pensando en el dinero que tendría que pagar a la joven por haberla ayudado. Pero ese no era el momento. Trepó hasta un balcón y, viendo las habilidades de la muchacha, consiguieron entrar en la casa. -¡Ay! ¡Por fin! ¡Quiero ver a Marion!
Pero no iba a ser tan fácil verla. Mientras Kaysa y Runa estaban llegando a los aposentos de a-saber-quién, Marion se estaba dando un baño de sociedades que no le estaba gustando nada. Quieta, junto a su familia, viendo cómo los hombres más adinerados del norte y algunos de otros territorios, se presentaban ante ella con la intención de pedir su mano. La cara de Nies Harbert era de rotundo éxito. Su preciosa hija estaba haciendo muy bien su cometido, la genética era un trampolín para relanzar su éxito entre las altas sociedades.
-Querida Marion, aunque estos apuestos hombres hayan venido, hace un mes hablé con Lord Varryner y su hijo, el joven Ivar está soltero y encantado de tener tu mano.
A pesar de que su estómago se retorcía de angustia al pensar que no podría escapar, mantuvo la compostura. Había sido educada como una señorita de alta cuna y debía mantener eso, al menos, en público. Pero el tiempo corría en su contra, sabía que el tal Ivar estaría por el gran salón de baile. Marion quería escapar de allí cuanto antes, pero no podía. La guardia, su familia, los invitados y la fortuna de su padre dependía de que ella estuviese ahí quieta, como si fuera uno de esos exploradores congelados que encontraban en alguna montaña, rígidos y fríos. ¿Cómo podía una dragona como ella estar encerrada en su cuerpo humano sin poder liberarse? Deseaba transformarse, desgarrar con sus alas el vestido que la oprimía y ataba a esa falsa fiesta.
Arriba, Kaysa daba vueltas por la habitación, inquieta.
-¿Qué hacemos? No podemos bajar, me conocen. Me arrestarían en cuanto me vieran. Y tengo que darle esta nota a Marion, quiero que se reúna conmigo. ¡No sé qué hacer! ¡Ve a buscarla tú! -dijo en un instante de lucidez. -Es morena, lleva el emblema azul de los Harbert. Que es el pico de una montaña con un dragón. No… No sé qué más… ¡Pero ve! ¡Por favor!
Entregó la nota a Runa para que se la hiciera llegar. Aunque si la ladrona se equivocaba, se descubriría el amor que esas dos mujeres se tenían y Kaysa sería arrestada por colarse en la mansión.
_________________________________________
Runa: Tus técnicas han ayudado a que Kaysa pueda entra en la mansión Harbert, muy bien. Tu siguiente objetivo será encontrar a Marion y hacer que pueda reunirse con Kaysa en la habitación. Parece fácil, ¿no crees? Deberás tener en cuenta que estás en un salón de baile abarrotado de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo], donde también hay guardias. ¿Qué se te puede ocurrir para sacar a la "estrella de la fiesta" de allí? Confío en tus triquiñuelas de ladrona para ello, de ti depende el amor de estas chicas.
Fehu
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Re: Que no te separen de mí [Desafío]
Allí se encontraban Kaysa y la entrañable ladrona, que nada más pisar a aquella espaciosa habitación llena de lujos inmensurables y colores despampanantes, casi cegando sus atractivos ojos, así logrando la estética, que aumentaba el deseo de cada vez llevarse más cosas por delante. Tanta riqueza al final, no les sería necesario, si seguirían haciendo sus necesidades entre los bosques.
Kaysa se encontraba nerviosa, agitada no paraba de moverse por la habitación pensando en la forma de lograr ver a su eterno amor, Marion. Runa empezaba a desear quizás tirarla por la ventana, tras el toqueteo del pie contra el suelo repetidamente, estaba logrando que su estado de animo se le pegara como una lapa, como una de esas personas inquietas que no paran de pinchar con el palo hasta que logra lo que quiere, y así entre el nerviosismo, Kaysa le entregó la nota con la esperanza de cargar el marrón a ella.
-Espera.¿Qué?- Preguntó un poco confusa sobre el asunto.
Y la respuesta fue convincente, la de una simple mujer enamorada que le prometía el oro y el moro si le entregaba la nota a la chica de gran nobleza. Runa sabía que el asunto le llevaría a problemas, problemas demasiado serios sino obtenía nada de aquel asunto, pero como meditaba ella, ¿Qué sería de una aventura sin un poco de acción?.
-Esta bien- Afirmó Runa agarrando la nota tras escuchar las características del colgante.-Más te vale pagarme con creces.- Terminó mientras la efusiva Kaysa la abrazaba ante ceder al favor.
Ahora su misión era aparecer en el salón de baile, donde todos los ricachones se encontraban con grandes vestidos de gala y elegantes trajes de seda con sus respectivos sombreros de copa, donde presumirían con sus respectivos bigotes tipo mostacho ,los cuales se ensuciaban mientras bebían sus más caros vinos y cuanto oro portaban en sus respectivas mansiones.
Así, la ladrona comenzó a rebuscar por la habitación hasta dar con un guarda ropa pequeño, donde en el cajón de abajo encontró un hermoso vestido largo de color morado, adornado con un gran lazo a la espalda y unas pequeñas piedras en las mangas.
-Esto es demasiado para mi- Suspiro como si el esfuerzo fuese aun más mayor que simplemente robar y ya.
Se vistió con su ropa aun puesta, dado que aquel vestido era demasiado ancho ,no se notaba su cómoda ropa dandole la ventaja de bastante movilidad. También busco un objeto para su pelo, realmente no era buena idea bajar con esa melena alterada y despeinada, como solía tener en cualquier acontecimiento, en uno de cofres pequeños encontró uno que pegaba con la prenda en forma de aguja grande, sin ensarlo lo agarró entre sus finas manos y se hizo un moño apropiado para el momento.
Se dispuso a salir del cuarto, miró por ultima vez a Kaysa y desapareció por aquella puerta con la esperanza de que aquella joven si ocurría algo, fuera lo suficientemente inteligente de salir por la ganzúa hacia el jardín, donde no la atraparían. Runa dejó de nuevo sus pensamientos de lado , comenzando a vigilar el perímetro, no había moros en la costa en la parte superior, de modo que se dispuso a bajar por las escaleras como una noble más y se dirigió hacia el murmuro de gente que estaba en la parte inferior.
Y allí, en aquella gran sala realmente adornada entre oro, se encontró aquellos malditos egoístas que solo pensaban en el propio dinero y su fama para obtener poder. Torpemente chocó contra uno de los pretendientes de Marion, que sin preámbulos se giró hacia ella y la observo-Mi lady, no me suena su rostro. Realmente no se me hace familiar...- y la conversación se quedó en un pequeño silencio.
-Lady Enriqueta a su servicio- Se presentó Runa ante tal noble con una reverencia, y sin dejarle hacerle más preguntas se marchó enseguida al ver a una joven de provinciales rizos negros con un colgante de pico y un dragón de color azul.Se encontraba rodeada de sus padres y por más personas que parecían pertenecer a esa rama de la familia, la joven debía de pensar un plan demasiado rápido para poder acercarse para darle la nota, afortunadamente para una persona realmente imprevisible como ella era pan comido.
Agarró uno de los atizadores de la chimenea y lo lanzó hacia un enclenque noble que mostraba sus tobillos comicamente , y así como el hombre se giró al recibir el golpe casi temblando como un gallo, la muchacha señaló a otro más descarado que no paraba de presumir como un fanfarrón ante otra muchacha.-¡Que descarado señorito Juan Pedro! - Disimuló, como el que no quiere la cosa.
El enclenque se acercó ante el segundo y lo empujó fuertemente llamando la atención de los asistentes.Como la señora Halbert, que alterada trató de separar a ambos y Runa aprovechó a acercarse a la muchacha.
-En la alcoba, la habitación de los espejos.- Susurró a Marion mientras nadie las escuchaba y dejo su nota entre su escote, así guiñando su ojo derecho como señal que estaba la situación controlada.
Y mientras aquellos dos aun se calmaban, Runa agarró aquella fuente donde estaba servido el ponche y lo lanzó contra el suelo, esparciendo los cristales de una familia rota, mas volviendo a llamar la atención por segunda vez de aquellos presentes. Marion la miraba como si estuviera loca, y ella casi soportando la risa, hizo una pequeña señal para que se marchará mientras de nuevo la señora de la casa se acercaba a la ladrona alterada.
-¡Como osas!- Exclamó realmente furiosa la señora Halbert.
-¿Realmente come osas? ¡Eso es extraordinario señora Halbert!- Se mofaba de la señora mientras de reojo veía a Marion subir aquellas escaleras sin que nadie notase su presencia.
-¡Como te atreves desvergonzada! ¡GUARDIAS!- Ordenó a cada guardia que guardaba las puertas del salón.
La aventura estaba siendo demasiado entretenida, la chica se rasgó el vestido y agarró el frutero subiéndose en la enorme mesa de los comensales , mientras los guardias trataban de atraparla, entre fruteros golpes que los dejaba en el suelo, y esa larga carrera que estaba tirando toda aquella comida al suelo, donde uno de los pies de la chica fue a caer en un cordero, que tras intentar deshacerse de él, fue a caer en la cabeza del señor Halbert, así haciendo más graciosa la escena.
-¡Le queda mejor que esa horrible peluca!- Quizás la joven puso cara de circustancias, pero al momento se encontraba entre risitas , así mientras bajaba de la mesa y con el mantel tapaba al resto de los guardias presentes.
Agarró uno de los jarrones dorados, que sin ser realmente oro, se encontraban pintados apropósito para aparentar riqueza. Se miró las manos horrorizada y rechistó-Hay que ser cutre- y lo lanzó a la ventana, logrando hacer su ruta de escape al exterior.
De un saltó, se largó del lugar, mientras escapaba por el jardín, miro a las ventanas de arriba, donde se encontraba la sombra de Kaysa junto a la de Marion, su misión había sido completada, ahora tocaba la huida.
-¡Que os frían pepinillos ricachones!-Volvió a burlarse de todos aquellos y los guardias que la seguían, saltando el muro de aquella mansión. Ya le daría su recompensa Kaysa, al menos había tenido la oportunidad de reírse ante personas tan desgraciadas.
Kaysa se encontraba nerviosa, agitada no paraba de moverse por la habitación pensando en la forma de lograr ver a su eterno amor, Marion. Runa empezaba a desear quizás tirarla por la ventana, tras el toqueteo del pie contra el suelo repetidamente, estaba logrando que su estado de animo se le pegara como una lapa, como una de esas personas inquietas que no paran de pinchar con el palo hasta que logra lo que quiere, y así entre el nerviosismo, Kaysa le entregó la nota con la esperanza de cargar el marrón a ella.
-Espera.¿Qué?- Preguntó un poco confusa sobre el asunto.
Y la respuesta fue convincente, la de una simple mujer enamorada que le prometía el oro y el moro si le entregaba la nota a la chica de gran nobleza. Runa sabía que el asunto le llevaría a problemas, problemas demasiado serios sino obtenía nada de aquel asunto, pero como meditaba ella, ¿Qué sería de una aventura sin un poco de acción?.
-Esta bien- Afirmó Runa agarrando la nota tras escuchar las características del colgante.-Más te vale pagarme con creces.- Terminó mientras la efusiva Kaysa la abrazaba ante ceder al favor.
Ahora su misión era aparecer en el salón de baile, donde todos los ricachones se encontraban con grandes vestidos de gala y elegantes trajes de seda con sus respectivos sombreros de copa, donde presumirían con sus respectivos bigotes tipo mostacho ,los cuales se ensuciaban mientras bebían sus más caros vinos y cuanto oro portaban en sus respectivas mansiones.
Así, la ladrona comenzó a rebuscar por la habitación hasta dar con un guarda ropa pequeño, donde en el cajón de abajo encontró un hermoso vestido largo de color morado, adornado con un gran lazo a la espalda y unas pequeñas piedras en las mangas.
-Esto es demasiado para mi- Suspiro como si el esfuerzo fuese aun más mayor que simplemente robar y ya.
Se vistió con su ropa aun puesta, dado que aquel vestido era demasiado ancho ,no se notaba su cómoda ropa dandole la ventaja de bastante movilidad. También busco un objeto para su pelo, realmente no era buena idea bajar con esa melena alterada y despeinada, como solía tener en cualquier acontecimiento, en uno de cofres pequeños encontró uno que pegaba con la prenda en forma de aguja grande, sin ensarlo lo agarró entre sus finas manos y se hizo un moño apropiado para el momento.
Se dispuso a salir del cuarto, miró por ultima vez a Kaysa y desapareció por aquella puerta con la esperanza de que aquella joven si ocurría algo, fuera lo suficientemente inteligente de salir por la ganzúa hacia el jardín, donde no la atraparían. Runa dejó de nuevo sus pensamientos de lado , comenzando a vigilar el perímetro, no había moros en la costa en la parte superior, de modo que se dispuso a bajar por las escaleras como una noble más y se dirigió hacia el murmuro de gente que estaba en la parte inferior.
Y allí, en aquella gran sala realmente adornada entre oro, se encontró aquellos malditos egoístas que solo pensaban en el propio dinero y su fama para obtener poder. Torpemente chocó contra uno de los pretendientes de Marion, que sin preámbulos se giró hacia ella y la observo-Mi lady, no me suena su rostro. Realmente no se me hace familiar...- y la conversación se quedó en un pequeño silencio.
-Lady Enriqueta a su servicio- Se presentó Runa ante tal noble con una reverencia, y sin dejarle hacerle más preguntas se marchó enseguida al ver a una joven de provinciales rizos negros con un colgante de pico y un dragón de color azul.Se encontraba rodeada de sus padres y por más personas que parecían pertenecer a esa rama de la familia, la joven debía de pensar un plan demasiado rápido para poder acercarse para darle la nota, afortunadamente para una persona realmente imprevisible como ella era pan comido.
Agarró uno de los atizadores de la chimenea y lo lanzó hacia un enclenque noble que mostraba sus tobillos comicamente , y así como el hombre se giró al recibir el golpe casi temblando como un gallo, la muchacha señaló a otro más descarado que no paraba de presumir como un fanfarrón ante otra muchacha.-¡Que descarado señorito Juan Pedro! - Disimuló, como el que no quiere la cosa.
El enclenque se acercó ante el segundo y lo empujó fuertemente llamando la atención de los asistentes.Como la señora Halbert, que alterada trató de separar a ambos y Runa aprovechó a acercarse a la muchacha.
-En la alcoba, la habitación de los espejos.- Susurró a Marion mientras nadie las escuchaba y dejo su nota entre su escote, así guiñando su ojo derecho como señal que estaba la situación controlada.
Y mientras aquellos dos aun se calmaban, Runa agarró aquella fuente donde estaba servido el ponche y lo lanzó contra el suelo, esparciendo los cristales de una familia rota, mas volviendo a llamar la atención por segunda vez de aquellos presentes. Marion la miraba como si estuviera loca, y ella casi soportando la risa, hizo una pequeña señal para que se marchará mientras de nuevo la señora de la casa se acercaba a la ladrona alterada.
-¡Como osas!- Exclamó realmente furiosa la señora Halbert.
-¿Realmente come osas? ¡Eso es extraordinario señora Halbert!- Se mofaba de la señora mientras de reojo veía a Marion subir aquellas escaleras sin que nadie notase su presencia.
-¡Como te atreves desvergonzada! ¡GUARDIAS!- Ordenó a cada guardia que guardaba las puertas del salón.
La aventura estaba siendo demasiado entretenida, la chica se rasgó el vestido y agarró el frutero subiéndose en la enorme mesa de los comensales , mientras los guardias trataban de atraparla, entre fruteros golpes que los dejaba en el suelo, y esa larga carrera que estaba tirando toda aquella comida al suelo, donde uno de los pies de la chica fue a caer en un cordero, que tras intentar deshacerse de él, fue a caer en la cabeza del señor Halbert, así haciendo más graciosa la escena.
-¡Le queda mejor que esa horrible peluca!- Quizás la joven puso cara de circustancias, pero al momento se encontraba entre risitas , así mientras bajaba de la mesa y con el mantel tapaba al resto de los guardias presentes.
Agarró uno de los jarrones dorados, que sin ser realmente oro, se encontraban pintados apropósito para aparentar riqueza. Se miró las manos horrorizada y rechistó-Hay que ser cutre- y lo lanzó a la ventana, logrando hacer su ruta de escape al exterior.
De un saltó, se largó del lugar, mientras escapaba por el jardín, miro a las ventanas de arriba, donde se encontraba la sombra de Kaysa junto a la de Marion, su misión había sido completada, ahora tocaba la huida.
-¡Que os frían pepinillos ricachones!-Volvió a burlarse de todos aquellos y los guardias que la seguían, saltando el muro de aquella mansión. Ya le daría su recompensa Kaysa, al menos había tenido la oportunidad de reírse ante personas tan desgraciadas.
Runa Thorgil
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Re: Que no te separen de mí [Desafío]
El revuelo organizado por la ladrona en la mansión de los Harbert no fue más que la oportunidad de que Marion y Kaysa se reencontrasen en el piso de arriba. Fundidas en un fuerte abrazo y un beso estaban ajenas al ruido que Runa estaba ocasionando. ¡Por fin se habían reencontrado! Ahora tenían que salir de allí, algo relativamente sencillo si se conocían los pasillos y escondites del lugar.
En el gran salón, Madame Harbert chillaba horrorizada al ver su cubertería esparcida por el suelo. Los guardias trataban de cazar a la intrusa y algunos de los presentes sólo miraban, y ya, con cara de circunstancias.
A punto estuvieron de atraparla en varias ocasiones, pero la ladrona era habilidosa y la gran cantidad de invitados molestaban a los guardias en su misión.
-¡Que no escape! -Ordenó Lord Harbert, cansado del jueguecito de la mujer.
Mientras tanto, las dos mujeres intentaban huir por otro lado.
-La forastera nos ha ayudado. ¡Tenemos que ir con ella! -Dijo Kaysa en voz baja, mientras sujetaba el brazo de Marion y la dirigía hacia la ventana, donde todavía estaba el gancho.
-Sí, pero, ¿dónde está?
-No sé, pero tenemos que ir antes de que la capturen. Vamos, bajemos.
-No esperarás que baje por ahí…
-Sí, venga. –Esperó a que Marion bajase primero, luego ella. Pero no llegaron a tiempo para interceptar a la muchacha del sur. Para no ser atrapadas por los guardias, en especial Kaysa, ambas tuvieron que ir en dirección contraria para buscar un buen escondite.
Runa había conseguido despistar a los guardias, pero antes de salir de la casa se había encargado de tomar algo prestado.
Algunos guardias regresaron con algo de miedo a la mansión, pues todos habían sido testigos de cómo una extranjera jugaba con ellos y armaba jaleo. La bronca que les iba a echar el Lord la escucharían hasta en Lunargenta.
-¡Marion no está! –Chilló la mujer de Harbert.
-Encontradla. ¡Tenemos que encontrarla! –Bramó el patriarca, desesperado, poniendo a todo Dundarak en aviso para que aportasen cualquier pista sobre la joven Marion.
Runa: ¡Enhorabuena! Gracias a tu valentía y a destrozar el salón de los Harbert, has conseguido que el amor triunfe entre Kayra y Marion, y puedan vivirlo alejadas de convencionalismos y un marido al que Marion no querría. Ellas han escapado, al igual que tú. ¿Dónde se habrán escondido?
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En el gran salón, Madame Harbert chillaba horrorizada al ver su cubertería esparcida por el suelo. Los guardias trataban de cazar a la intrusa y algunos de los presentes sólo miraban, y ya, con cara de circunstancias.
A punto estuvieron de atraparla en varias ocasiones, pero la ladrona era habilidosa y la gran cantidad de invitados molestaban a los guardias en su misión.
-¡Que no escape! -Ordenó Lord Harbert, cansado del jueguecito de la mujer.
Mientras tanto, las dos mujeres intentaban huir por otro lado.
-La forastera nos ha ayudado. ¡Tenemos que ir con ella! -Dijo Kaysa en voz baja, mientras sujetaba el brazo de Marion y la dirigía hacia la ventana, donde todavía estaba el gancho.
-Sí, pero, ¿dónde está?
-No sé, pero tenemos que ir antes de que la capturen. Vamos, bajemos.
-No esperarás que baje por ahí…
-Sí, venga. –Esperó a que Marion bajase primero, luego ella. Pero no llegaron a tiempo para interceptar a la muchacha del sur. Para no ser atrapadas por los guardias, en especial Kaysa, ambas tuvieron que ir en dirección contraria para buscar un buen escondite.
Runa había conseguido despistar a los guardias, pero antes de salir de la casa se había encargado de tomar algo prestado.
Algunos guardias regresaron con algo de miedo a la mansión, pues todos habían sido testigos de cómo una extranjera jugaba con ellos y armaba jaleo. La bronca que les iba a echar el Lord la escucharían hasta en Lunargenta.
-¡Marion no está! –Chilló la mujer de Harbert.
-Encontradla. ¡Tenemos que encontrarla! –Bramó el patriarca, desesperado, poniendo a todo Dundarak en aviso para que aportasen cualquier pista sobre la joven Marion.
_________________________________________
Runa: ¡Enhorabuena! Gracias a tu valentía y a destrozar el salón de los Harbert, has conseguido que el amor triunfe entre Kayra y Marion, y puedan vivirlo alejadas de convencionalismos y un marido al que Marion no querría. Ellas han escapado, al igual que tú. ¿Dónde se habrán escondido?
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Objeto: Polvera del espejo de las 1.000 caras
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Ahora no sirve de mucho, sólo es una polvera.
Deberás encontrar una joya que encaje dentro, para ver su auténtico poder.
Fehu
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