El Símbolo de la Pereza [Desafío]
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El Símbolo de la Pereza [Desafío]
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A pesar de las amenazas todo estaba listo, y es que con tanta seguridad resultaba imposible que pudieran cumplir la amenaza; uno de los 7 asesinos de la misteriosa organización conocida como “Las Siete Dagas del Dragón” había sido capturado y con orgullo se pensaba ejecutar como ejemplo en la plaza central de Lunargenta como un ejemplo para el resto de delincuentes, una muestra de que la impunidad no era algo de lo que pudieran gozar en la ciudad de los humanos.
Sin embargo la captura de aquel peculiar sujeto conocido como Morpheus no había pasado en vano y los demás asesinos de su organización habían amenazado con severas represalias, comenzando por la casi imposible tarea de tomar a la ciudad misma como rehén; el cómo pretendían lograrlo era algo que escapaba a la imaginación de cualquiera, por lo que se les había tomado como una amenaza vacía, un intento de asustar fanfarroneando con un imposible.
La plaza se encontraba completamente repleta pero aun así el “evento” no comenzaba y todos comenzaban a ponerse nerviosos, hasta que finalmente apareció; los guardias llevaban a un hombre de aspecto holgazán, nadie pensaría que fuera un asesino, con su aspecto apenas y llegaría a ser un vulgar ladrón, los mechones de negro cabello caían sobre su rostro y danzaban sobre su pronunciada barba; los gritos de los presentes no se hicieron esperar y entre abucheos fue llevado a la soga donde sería ahorcado a las 7 en punto; pues el prisionero había pedido la oportunidad de ver un último atardecer.
∞ El primer post debe contener el comienzo de la ejecución de la labor, cómo se llega y qué es lo primero que se hace. A continuación el master posteará agregando una dificultad y finalmente se terminará con un post donde se resuelve la dificultad y se termina el evento.
∞ Todos los temas del evento se desarrollan en la oscuridad de la noche.
∞ Es importante mantenerse dentro de los límites establecidos por el evento, ya que cada uno forma parte de una historia mayor.
∞ Se permite la creatividad y el control de sucesos o PNJs, siempre y cuando esto no vaya en contra de la regla anterior.
∞ El evento debe ser completado en un máximo de 2 semanas luego de comenzado.
∞ Se aceptan entre 1 y 2 personajes (se esperará hasta dos días luego de iniciado para el posible ingreso de otro, luego de eso, si no hay nadie más, se comenzará con uno solo).
∞ Habrá recompensa en puntos (Máximo 5) y aeros (Máximo 300).
∞ Para unirte, debes primero postear en [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo].
Sin embargo la captura de aquel peculiar sujeto conocido como Morpheus no había pasado en vano y los demás asesinos de su organización habían amenazado con severas represalias, comenzando por la casi imposible tarea de tomar a la ciudad misma como rehén; el cómo pretendían lograrlo era algo que escapaba a la imaginación de cualquiera, por lo que se les había tomado como una amenaza vacía, un intento de asustar fanfarroneando con un imposible.
La plaza se encontraba completamente repleta pero aun así el “evento” no comenzaba y todos comenzaban a ponerse nerviosos, hasta que finalmente apareció; los guardias llevaban a un hombre de aspecto holgazán, nadie pensaría que fuera un asesino, con su aspecto apenas y llegaría a ser un vulgar ladrón, los mechones de negro cabello caían sobre su rostro y danzaban sobre su pronunciada barba; los gritos de los presentes no se hicieron esperar y entre abucheos fue llevado a la soga donde sería ahorcado a las 7 en punto; pues el prisionero había pedido la oportunidad de ver un último atardecer.
- Morpheus:
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Ansur
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Re: El Símbolo de la Pereza [Desafío]
Por alguna razón que estaba fuera de mi entendimiento, las desgracias del destino fijaron su atención en mí, y convirtieron las últimas semanas en una intensa y peligrosa odisea donde tuve que superar mis límites, romper las barreras del tiempo e incluso desafiar a la misma muerte para impedir que el alma de Xana se perdiera en el olvido, en la eterna oscuridad del melancólico mundo de los muertos.
Había sido difícil, arriesgo y hasta casi imposible de creer; todos los momentos vividos durante aquella ardua travesía jamás serían borrados de mis recuerdos. Sin embargo todo había terminado de la mejor manera posible, aunque al final, yo ya no era la misma persona de siempre; mis ojos fueron abiertos y comprendí que el mundo era un lugar plagado de tantos misterios que descubrirlos todos sería una tarea imposible para un simple mortal.
Dejando esos detalles de lado, finalmente volví a Lunargenta junto con la purificada Xana para disfrutar de nuestras vidas antes de que nuevamente nos convirtiéramos en objetivos de los caprichosos dioses. Desde entonces todo había transcurrido de forma pacífica, de hecho, todos los días desde que volví con Xana, mi compañero Hyro se hizo cargo de todas las tareas del hogar, algo que me resultó de gran agrado ya que nunca lo había visto hacer ninguna actividad que según él “lo hacía parecer un esclavo”. Sin duda alguna aquellos días fueron agradables.
Desafortunadamente, en una noche, la paz de la que gozaba mi vida desapareció para obligarme a regresar al tedioso trabajo de informante. Una lechuza mensajera llegó hasta mi hogar para entregarme una carta de parte de Manuela quien me ordenaba presenciar la ejecución de un tal “Morpheus”, un importante asesino perteneciente a una extraña organización que hasta el momento me era desconocida… y seguiría siendo así, pues deseché la carta y opté por fingir que no había sucedido nada, de ese modo podría seguir durmiendo tranquilamente.
Al siguiente día, por desgracia, desperté simplemente para percatarme que sólo teníamos alimento para ese día, y además de eso, tampoco teníamos aeros para por lo menos comprar un miserable pan, pues Hyro había perdido la mayor parte de nuestro dinero en una estúpida apuesta, y por ello se había encargado de las tareas del hogar, sólo para intentar disculparse por su osadía.
Cuando logré asimilar lo sucedido, no tuve otra opción más que aceptar la misión de Manuela y emprender un viaje con rumbo a la plaza, lugar donde la vida de Morpheus llegaría a su inevitable final.
Una vez en mi destino pude obtener un poco de información sobre Morpheus y la organización de “Las Siete Dagas del Dragón” quienes habían amenazado con tomar a la ciudad misma como rehén, una tarea que, aunque sonaba exagerada y un tanto absurda, no me parecía imposible. Sin embargo, el tiempo transcurría, la ejecución pronto iniciaría y con toda la seguridad que gozaba el lugar ya no quedaban dudas que al final no sucedería algo extravagante.
Finalmente, tras un largo y tedioso rato donde tuve que caminar de un lado a otro entre la multitud para no morirme de aburrimiento, Morpheus apareció junto con los guardias quienes lo custodiaban hasta la soga donde el criminal perdería la vida -(Ese tal Morpheus debe tener un olor repugnante)- Pensé tras ver la desarreglada y descuidada apariencia del asesino que no aparentaba ser más que un simple vagabundo.
Dejando eso de lado, como era de esperarse el tiempo siguió su curso, todo estaba preparado para acabar con la vida del asesino, ya nada podía interponerse en la ejecución. Sin embargo, aún con todo lo visto, nada podía asegurar que el lugar no se convertiría en un completo caos. Así que, gracias a mi paranoia, decidí dirigirme a un lugar apartado donde podría ver tranquilamente la muerte de Morpheus -Espero que esto acabe pronto- Dije en un susurro con la esperanza de que todo siguiera según lo esperado… Por desgracia, el destino tenía otros planes…
Había sido difícil, arriesgo y hasta casi imposible de creer; todos los momentos vividos durante aquella ardua travesía jamás serían borrados de mis recuerdos. Sin embargo todo había terminado de la mejor manera posible, aunque al final, yo ya no era la misma persona de siempre; mis ojos fueron abiertos y comprendí que el mundo era un lugar plagado de tantos misterios que descubrirlos todos sería una tarea imposible para un simple mortal.
Dejando esos detalles de lado, finalmente volví a Lunargenta junto con la purificada Xana para disfrutar de nuestras vidas antes de que nuevamente nos convirtiéramos en objetivos de los caprichosos dioses. Desde entonces todo había transcurrido de forma pacífica, de hecho, todos los días desde que volví con Xana, mi compañero Hyro se hizo cargo de todas las tareas del hogar, algo que me resultó de gran agrado ya que nunca lo había visto hacer ninguna actividad que según él “lo hacía parecer un esclavo”. Sin duda alguna aquellos días fueron agradables.
Desafortunadamente, en una noche, la paz de la que gozaba mi vida desapareció para obligarme a regresar al tedioso trabajo de informante. Una lechuza mensajera llegó hasta mi hogar para entregarme una carta de parte de Manuela quien me ordenaba presenciar la ejecución de un tal “Morpheus”, un importante asesino perteneciente a una extraña organización que hasta el momento me era desconocida… y seguiría siendo así, pues deseché la carta y opté por fingir que no había sucedido nada, de ese modo podría seguir durmiendo tranquilamente.
Al siguiente día, por desgracia, desperté simplemente para percatarme que sólo teníamos alimento para ese día, y además de eso, tampoco teníamos aeros para por lo menos comprar un miserable pan, pues Hyro había perdido la mayor parte de nuestro dinero en una estúpida apuesta, y por ello se había encargado de las tareas del hogar, sólo para intentar disculparse por su osadía.
Cuando logré asimilar lo sucedido, no tuve otra opción más que aceptar la misión de Manuela y emprender un viaje con rumbo a la plaza, lugar donde la vida de Morpheus llegaría a su inevitable final.
Una vez en mi destino pude obtener un poco de información sobre Morpheus y la organización de “Las Siete Dagas del Dragón” quienes habían amenazado con tomar a la ciudad misma como rehén, una tarea que, aunque sonaba exagerada y un tanto absurda, no me parecía imposible. Sin embargo, el tiempo transcurría, la ejecución pronto iniciaría y con toda la seguridad que gozaba el lugar ya no quedaban dudas que al final no sucedería algo extravagante.
Finalmente, tras un largo y tedioso rato donde tuve que caminar de un lado a otro entre la multitud para no morirme de aburrimiento, Morpheus apareció junto con los guardias quienes lo custodiaban hasta la soga donde el criminal perdería la vida -(Ese tal Morpheus debe tener un olor repugnante)- Pensé tras ver la desarreglada y descuidada apariencia del asesino que no aparentaba ser más que un simple vagabundo.
Dejando eso de lado, como era de esperarse el tiempo siguió su curso, todo estaba preparado para acabar con la vida del asesino, ya nada podía interponerse en la ejecución. Sin embargo, aún con todo lo visto, nada podía asegurar que el lugar no se convertiría en un completo caos. Así que, gracias a mi paranoia, decidí dirigirme a un lugar apartado donde podría ver tranquilamente la muerte de Morpheus -Espero que esto acabe pronto- Dije en un susurro con la esperanza de que todo siguiera según lo esperado… Por desgracia, el destino tenía otros planes…
Rauko
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Re: El Símbolo de la Pereza [Desafío]
La noche transcurría con total normalidad, muchos curiosos se habían acercado a la plaza a presenciar la muerte de aquel delincuente al que acusaban de ser uno de los siete peligrosos asesinos de tan misteriosa organización, aunque a simple vista no parecía especialmente peligroso, más bien parecía algo flojo, holgazán, perezoso, ni siquiera parecía esforzarse en tratar de escapar, pero sí que había infundido miedo con la amenaza que había hecho a la ciudad entera.
Justo cuando le envolvieron el cuello en la cuerda para dejarlo caer en la horca comenzó a reír y acto seguido se escucharon gritos en dirección al cuartel de la Guardia Real, algo parecía estar atacando a los custodios de la ciudad humana y parecía ser solo el comienzo de una larga noche; la entrada de la ciudad también parecía sufrir algún ataque por parte de desconocidos; seguramente más cosas pasarían en la ciudad y aquellas dos eran solo distracciones ante amenazas peores; pero no lo sabrían hasta que fuera demasiado tarde.
El prisionero comenzó a reír como si le importara poco estar en ese lugar donde se pondría fin a su vida -¡¡Callen a ese demente!!- Gritó desde abajo uno de los guardias pero una mano en su hombro lo hizo girar para ver quién estaba tras él; fue apenas un instante, un parpadeo, el misterioso hombre que se había acercado al guardia sacó un pergamino de su bolsillo y recitó unas palabras para que el pergamino comenzara a brillar hasta terminar en una violenta explosión que aunque tenía un radio reducido de no más de dos metros, sí que tenía la suficiente potencia para hacer volar intestinos humanos por todos lados, acabando también con la vida de ese guardia.
Los presentes en la plaza se aterraron e intentaron escapar pero por cada una de las vías que tomaban encontraron a otros más de esos sujetos que sin preocupación alguna se inmolaban explotando y lesionando a los que se encontraran cerca -No quedará nadie con vida, ni uno solo, no quedará nadie con vida, ni uno solo- Decía en voz alta el prisionero con las manos levantadas como si de alguna manera algún dios le escuchara y enviara más de aquellos explosivos suicidas.
Uno de los guardias que se encontraban en el lugar avanzó hacia sus compañeros y sin aviso ni advertencia sacó uno de esos pergaminos extraños y tras repetir una frase inentendible acabó explotando como los otros dementes llevándose consigo a sus compañeros de armas; Morpheus se quitó la soga del cuello y se preparó para marcharse en medio del caos que se había generado; sus compañeros parecían haber hecho bien su tarea para rescatarlo y era poco lo que le tocaría hacer más allá de terminar su parte en la fuga.
∞ Nuevamente te tocará ser el héroe y salvar el día, tu objetivo es uno solo, detener al figitivo antes que se pierda en las desordenadas calles de la ciudad, pero no será nada fácil, pues el camino estará lleno de suicidas explosivos, algunos se ven como cualquiera y en el momento menos esperado explotan sin avisar.
∞ Deberás sortear los peligros y avanzar hasta llegar al objetivo, no es un enemigo hábil para la lucha pero sí es muy rápido y escurridizo, por lo que si no te das prisa se perderá de vista.
∞ Si lo atacas deberás lanzar una runa.
∞ Suerte.
Justo cuando le envolvieron el cuello en la cuerda para dejarlo caer en la horca comenzó a reír y acto seguido se escucharon gritos en dirección al cuartel de la Guardia Real, algo parecía estar atacando a los custodios de la ciudad humana y parecía ser solo el comienzo de una larga noche; la entrada de la ciudad también parecía sufrir algún ataque por parte de desconocidos; seguramente más cosas pasarían en la ciudad y aquellas dos eran solo distracciones ante amenazas peores; pero no lo sabrían hasta que fuera demasiado tarde.
El prisionero comenzó a reír como si le importara poco estar en ese lugar donde se pondría fin a su vida -¡¡Callen a ese demente!!- Gritó desde abajo uno de los guardias pero una mano en su hombro lo hizo girar para ver quién estaba tras él; fue apenas un instante, un parpadeo, el misterioso hombre que se había acercado al guardia sacó un pergamino de su bolsillo y recitó unas palabras para que el pergamino comenzara a brillar hasta terminar en una violenta explosión que aunque tenía un radio reducido de no más de dos metros, sí que tenía la suficiente potencia para hacer volar intestinos humanos por todos lados, acabando también con la vida de ese guardia.
Los presentes en la plaza se aterraron e intentaron escapar pero por cada una de las vías que tomaban encontraron a otros más de esos sujetos que sin preocupación alguna se inmolaban explotando y lesionando a los que se encontraran cerca -No quedará nadie con vida, ni uno solo, no quedará nadie con vida, ni uno solo- Decía en voz alta el prisionero con las manos levantadas como si de alguna manera algún dios le escuchara y enviara más de aquellos explosivos suicidas.
Uno de los guardias que se encontraban en el lugar avanzó hacia sus compañeros y sin aviso ni advertencia sacó uno de esos pergaminos extraños y tras repetir una frase inentendible acabó explotando como los otros dementes llevándose consigo a sus compañeros de armas; Morpheus se quitó la soga del cuello y se preparó para marcharse en medio del caos que se había generado; sus compañeros parecían haber hecho bien su tarea para rescatarlo y era poco lo que le tocaría hacer más allá de terminar su parte en la fuga.
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∞ Nuevamente te tocará ser el héroe y salvar el día, tu objetivo es uno solo, detener al figitivo antes que se pierda en las desordenadas calles de la ciudad, pero no será nada fácil, pues el camino estará lleno de suicidas explosivos, algunos se ven como cualquiera y en el momento menos esperado explotan sin avisar.
∞ Deberás sortear los peligros y avanzar hasta llegar al objetivo, no es un enemigo hábil para la lucha pero sí es muy rápido y escurridizo, por lo que si no te das prisa se perderá de vista.
∞ Si lo atacas deberás lanzar una runa.
∞ Suerte.
Ansur
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Re: El Símbolo de la Pereza [Desafío]
No podía dejar de decirme que todo saldría bien y que la ejecución se realizaría sin ningún problema, sin embargo mi paranoia me obligaba a mostrarme algo intranquilo, así que para estar seguro decidí ubicarme en un lugar un poco apartado donde tal vez podría sentirme mejor, pero por desgracia, cuando opté por mantenerme seguro, ya era demasiado tarde.
Luego de moverme apenas un par de pasos, un sonido capturó mi atención y me vi obligado a detenerme. Lo que se podía escuchar era alguien riendo con despreocupación, y esto logró hacer que que todos los presentes fuesen invadidos por la incertidumbre y un poco de temor. Aquella risa era la de Morpheus quien parecía no importarle su situación; tal vez había perdido la razón y estaba desesperado. Pero sea como sea, sólo sería el principio de una larga noche.
Inmediatamente, desde el cuartel de la Guardia Real comenzaron a escucharse gritos, y desde otro lugar más alejado provenían los ruidos que delataban la presencia de un ataque sincronizado -¿Por qué los dioses me odian?- Susurré para mí mismo sintiendo un poco de pena por el complicado rumbo que había tomado mi vida. Los demás, por su parte, simplemente comenzaban a perder la calma.
El miedo comenzaba a adueñarse de todas las personas. Nadie sabía qué hacer exactamente, así que sólo se limitaban a murmurar entre ellos y afirmar que definitivamente la organización de Las Siete Dagas del Dragón tomaría a la misma ciudad como rehén, tal como lo habían declarado.
Repentinamente se escuchó el fuerte estruendo de una explosión que tuvo lugar cerca de donde se encontraba Morpheus. Esto fue suficiente para que todas las personas entraran en pánico y cada uno optara por correr hacia un lugar seguro sin preocuparse si tropezaban o pisaban a alguien, pues lo único que les importaba en el momento era su propia salvación.
No obstante, antes que las personas pudieran escapar, una nueva explosión retumbó a unos cuantos metros de mi posición, y esta vez tuve la oportunidad de ver lo que provocaba la detonación, además que, aunque la explosión tenía un corto rango de alcance, era lo suficientemente potente para que en apenas un parpadeo pudiera hacer volar en pedazos a las víctimas, teñir el suelo con negro y bañar con sangre a todo aquel que estuviera cerca.
Por desgracia, las explosiones siguieron. Los sujetos que detonaban estaban por doquier, camuflados entre la multitud, y lo más desagradable de ellos era que no les importaba sacrificarse hasta cumplir su objetivo que era, sin duda alguna, lograr el escape de Morpheus.
Contemplé todo el caos a mi alrededor, viendo cómo se derramaba la sangre de los inocentes mientras que el único que merecía morir seguía con vida, sin preocuparse por sus propios compañeros y, lo peor, sin ni siquiera darse prisa por escapar. De esa forma comprendí que las muertes seguirían hasta que ya no hubiera nadie que impidiera el escape de Morpheus.
No obstante, en medio de todo ese caos, tal vez yo era el único que tendría la oportunidad para acabar con Morpheus, para vengar a los caídos y evitar muchas muertes futuras. Así que me decidí. Ahora mi meta sería frustrar los planes de aquel miserable, aunque eso significara arriesgar mi propia vida, pues si lograba mi objetivo entonces todo valdría la pena, además, seguramente también me darían alguna buena recompensa.
Entonces finalmente emprendí una vertiginosa carrera, evadiendo a la multitud y tratando de no acercarme a todo aquel al que mi instinto señalaba como posible suicida; nada podía detenerme en mi nueva misión. Sin embargo, no fui lo suficientemente cauteloso.
Desafortunadamente terminé chocando contra un sujeto y ambos caímos al suelo, donde él permanecería mientras que yo me levantaba lo más rápido posible -No quedará nadie con vida, ni uno solo, no quedará nadie con vida, ni uno solo- Pronunció alguien justo detrás de mí, logrando de esta manera dibujar el miedo y sorpresa en el rostro de todos los que estaban cerca, sobre todo en mi propio rostro.
En aquel instante lo único en lo que pude pensar fue en reunir rápidamente energía en mis piernas para luego impulsarme hacia adelante y dar un enorme salto para alejarme; pero el suicida detonó demasiado rápido y la onda expansiva de la explosión terminó empujándome en el aire -¡¿Pero qué…?!- Sería lo último que alcanzaría decir uno de los sujetos que se encontraban en el lugar adecuado para amortiguar mi caída.
Tardé unos cuantos segundos en recuperarme, y sin pensar en lo afortunado que fui, me levanté para seguir con la cacería; no podía permitirme descansar y tampoco quejarme por lo caliente que se sentía mi espalda o lo doloroso que fue la caída -¿Dónde estás, Morpheus?- Musité mientras mi mirada se paseaba por todas direcciones hasta que finalmente pude ver a mi objetivo.
Me desplacé entre la multitud pero por más veloz que fuera me era imposible alcanzar a Morpheus, pues éste poseía una gran habilidad para escabullirse sin tropezar con nadie, una habilidad que, por desgracia, yo no tenía.
Sin importar las dificultades seguí persiguiendo a Morpheus. Choqué con personas, casi caí al suelo en varias ocasiones y cada cierto tiempo pedazos de carne humana llovían sobre mí; pero jamás me rendí, jamás me di por vencido, jamás perdí la sed de venganza.
Finalmente, después de tanto esfuerzo, me encontraba a pocos metros de Morpheus y ya no había nada que se interpusiera en mi camino; así que sin pensarlo aumenté mi velocidad, desenvainé mi espada y… -No quedará nadie con vida, ni uno solo, no quedará nadie con vida, ni uno solo- Fueron las palabras que pronunciaría aquel sujeto que confundí con Morpheus, justo antes de sacar un pergamino para detonar.
Esta vez no tenía el tiempo suficiente para intentar retroceder, así que seguí corriendo con espada en mano y, mientras el sujeto recitaba unas palabras, lancé una estocada esperando ser lo suficientemente veloz para impedir la explosión, con la esperanza de que mi vida no acabaría todavía. Afortunadamente mi espada atravesó el cráneo del sujeto, pero su pergamino, ese molesto pergamino comenzó a adquirir un brillo que bastó para advertirme qué sucedería.
Inmediatamente emprendí una carrera hacia un lugar apartado, pero por alguna extraña razón jamás se escuchó la explosión de la que intenté huir con desesperación. No obstante, todavía no podía descansar -No quedará nadie con vida, ni uno solo, no quedará nadie con vida, ni uno solo- Pronunció un sujeto que no noté que caminaba a mi lado.
Una vez más entré en pánico y salté hacia un lado buscando alejarme, pero el tiempo transcurrió y tampoco hubo una explosión, por lo que no pude evitar sentirme como un estúpido -Esto es humillante- Dije para mí mismo para luego percatarme que aquel sujeto que me había asustado en realidad era Morpheus.
Después de todo por lo que tuve que pasar, finalmente tenía la oportunidad, tal vez la única, para acabar con la vida de aquel que, si no era detenido, seguiría siendo el responsable de más y más muertes de inocentes. Así que teniendo eso en mente emprendí una nueva carrera hacia mi objetivo, pero éste se percató de mí y mis intenciones, por lo que también comenzó a correr.
En esta persecución yo tenía una clara ventaja en velocidad, pero él siempre lograba moverse entre las personas sin tropezar, y eso comenzaba a frustrarme porque yo no podía cambiar esa realidad; sin embargo, luego de unos segundos, finalmente me encontraba cerca, muy cerca de él, pero aun así no lo suficiente.
Seguimos corriendo y la distancia entre ambos era cada vez menor. Desafortunadamente me percaté que faltaba sólo unos cuantos metros para que saliéramos a las calles de la ciudad, el lugar perfecto donde Morpheus podría escabullirse fácilmente entre la multitud y desaparecer de mi vista; así que no tuve otra opción, correr no me daría la victoria, por lo que opté por arriesgarlo todo en un último intento por acabar con mi objetivo.
Tomé la espada sólo con la mano derecha de la mejor forma para ejecutar mi plan, fijé mi mirada en Morpheus, me preparé y esperé el momento indicado para luego lanzar mi espada con todas mis fuerzas hacia mi objetivo, teniendo la esperanza de que los dioses estuvieran de mi lado y me permitieran acabar con el causante de toda aquella masacre…
Luego de moverme apenas un par de pasos, un sonido capturó mi atención y me vi obligado a detenerme. Lo que se podía escuchar era alguien riendo con despreocupación, y esto logró hacer que que todos los presentes fuesen invadidos por la incertidumbre y un poco de temor. Aquella risa era la de Morpheus quien parecía no importarle su situación; tal vez había perdido la razón y estaba desesperado. Pero sea como sea, sólo sería el principio de una larga noche.
Inmediatamente, desde el cuartel de la Guardia Real comenzaron a escucharse gritos, y desde otro lugar más alejado provenían los ruidos que delataban la presencia de un ataque sincronizado -¿Por qué los dioses me odian?- Susurré para mí mismo sintiendo un poco de pena por el complicado rumbo que había tomado mi vida. Los demás, por su parte, simplemente comenzaban a perder la calma.
El miedo comenzaba a adueñarse de todas las personas. Nadie sabía qué hacer exactamente, así que sólo se limitaban a murmurar entre ellos y afirmar que definitivamente la organización de Las Siete Dagas del Dragón tomaría a la misma ciudad como rehén, tal como lo habían declarado.
Repentinamente se escuchó el fuerte estruendo de una explosión que tuvo lugar cerca de donde se encontraba Morpheus. Esto fue suficiente para que todas las personas entraran en pánico y cada uno optara por correr hacia un lugar seguro sin preocuparse si tropezaban o pisaban a alguien, pues lo único que les importaba en el momento era su propia salvación.
No obstante, antes que las personas pudieran escapar, una nueva explosión retumbó a unos cuantos metros de mi posición, y esta vez tuve la oportunidad de ver lo que provocaba la detonación, además que, aunque la explosión tenía un corto rango de alcance, era lo suficientemente potente para que en apenas un parpadeo pudiera hacer volar en pedazos a las víctimas, teñir el suelo con negro y bañar con sangre a todo aquel que estuviera cerca.
Por desgracia, las explosiones siguieron. Los sujetos que detonaban estaban por doquier, camuflados entre la multitud, y lo más desagradable de ellos era que no les importaba sacrificarse hasta cumplir su objetivo que era, sin duda alguna, lograr el escape de Morpheus.
Contemplé todo el caos a mi alrededor, viendo cómo se derramaba la sangre de los inocentes mientras que el único que merecía morir seguía con vida, sin preocuparse por sus propios compañeros y, lo peor, sin ni siquiera darse prisa por escapar. De esa forma comprendí que las muertes seguirían hasta que ya no hubiera nadie que impidiera el escape de Morpheus.
No obstante, en medio de todo ese caos, tal vez yo era el único que tendría la oportunidad para acabar con Morpheus, para vengar a los caídos y evitar muchas muertes futuras. Así que me decidí. Ahora mi meta sería frustrar los planes de aquel miserable, aunque eso significara arriesgar mi propia vida, pues si lograba mi objetivo entonces todo valdría la pena, además, seguramente también me darían alguna buena recompensa.
Entonces finalmente emprendí una vertiginosa carrera, evadiendo a la multitud y tratando de no acercarme a todo aquel al que mi instinto señalaba como posible suicida; nada podía detenerme en mi nueva misión. Sin embargo, no fui lo suficientemente cauteloso.
Desafortunadamente terminé chocando contra un sujeto y ambos caímos al suelo, donde él permanecería mientras que yo me levantaba lo más rápido posible -No quedará nadie con vida, ni uno solo, no quedará nadie con vida, ni uno solo- Pronunció alguien justo detrás de mí, logrando de esta manera dibujar el miedo y sorpresa en el rostro de todos los que estaban cerca, sobre todo en mi propio rostro.
En aquel instante lo único en lo que pude pensar fue en reunir rápidamente energía en mis piernas para luego impulsarme hacia adelante y dar un enorme salto para alejarme; pero el suicida detonó demasiado rápido y la onda expansiva de la explosión terminó empujándome en el aire -¡¿Pero qué…?!- Sería lo último que alcanzaría decir uno de los sujetos que se encontraban en el lugar adecuado para amortiguar mi caída.
Tardé unos cuantos segundos en recuperarme, y sin pensar en lo afortunado que fui, me levanté para seguir con la cacería; no podía permitirme descansar y tampoco quejarme por lo caliente que se sentía mi espalda o lo doloroso que fue la caída -¿Dónde estás, Morpheus?- Musité mientras mi mirada se paseaba por todas direcciones hasta que finalmente pude ver a mi objetivo.
Me desplacé entre la multitud pero por más veloz que fuera me era imposible alcanzar a Morpheus, pues éste poseía una gran habilidad para escabullirse sin tropezar con nadie, una habilidad que, por desgracia, yo no tenía.
Sin importar las dificultades seguí persiguiendo a Morpheus. Choqué con personas, casi caí al suelo en varias ocasiones y cada cierto tiempo pedazos de carne humana llovían sobre mí; pero jamás me rendí, jamás me di por vencido, jamás perdí la sed de venganza.
Finalmente, después de tanto esfuerzo, me encontraba a pocos metros de Morpheus y ya no había nada que se interpusiera en mi camino; así que sin pensarlo aumenté mi velocidad, desenvainé mi espada y… -No quedará nadie con vida, ni uno solo, no quedará nadie con vida, ni uno solo- Fueron las palabras que pronunciaría aquel sujeto que confundí con Morpheus, justo antes de sacar un pergamino para detonar.
Esta vez no tenía el tiempo suficiente para intentar retroceder, así que seguí corriendo con espada en mano y, mientras el sujeto recitaba unas palabras, lancé una estocada esperando ser lo suficientemente veloz para impedir la explosión, con la esperanza de que mi vida no acabaría todavía. Afortunadamente mi espada atravesó el cráneo del sujeto, pero su pergamino, ese molesto pergamino comenzó a adquirir un brillo que bastó para advertirme qué sucedería.
Inmediatamente emprendí una carrera hacia un lugar apartado, pero por alguna extraña razón jamás se escuchó la explosión de la que intenté huir con desesperación. No obstante, todavía no podía descansar -No quedará nadie con vida, ni uno solo, no quedará nadie con vida, ni uno solo- Pronunció un sujeto que no noté que caminaba a mi lado.
Una vez más entré en pánico y salté hacia un lado buscando alejarme, pero el tiempo transcurrió y tampoco hubo una explosión, por lo que no pude evitar sentirme como un estúpido -Esto es humillante- Dije para mí mismo para luego percatarme que aquel sujeto que me había asustado en realidad era Morpheus.
Después de todo por lo que tuve que pasar, finalmente tenía la oportunidad, tal vez la única, para acabar con la vida de aquel que, si no era detenido, seguiría siendo el responsable de más y más muertes de inocentes. Así que teniendo eso en mente emprendí una nueva carrera hacia mi objetivo, pero éste se percató de mí y mis intenciones, por lo que también comenzó a correr.
En esta persecución yo tenía una clara ventaja en velocidad, pero él siempre lograba moverse entre las personas sin tropezar, y eso comenzaba a frustrarme porque yo no podía cambiar esa realidad; sin embargo, luego de unos segundos, finalmente me encontraba cerca, muy cerca de él, pero aun así no lo suficiente.
Seguimos corriendo y la distancia entre ambos era cada vez menor. Desafortunadamente me percaté que faltaba sólo unos cuantos metros para que saliéramos a las calles de la ciudad, el lugar perfecto donde Morpheus podría escabullirse fácilmente entre la multitud y desaparecer de mi vista; así que no tuve otra opción, correr no me daría la victoria, por lo que opté por arriesgarlo todo en un último intento por acabar con mi objetivo.
Tomé la espada sólo con la mano derecha de la mejor forma para ejecutar mi plan, fijé mi mirada en Morpheus, me preparé y esperé el momento indicado para luego lanzar mi espada con todas mis fuerzas hacia mi objetivo, teniendo la esperanza de que los dioses estuvieran de mi lado y me permitieran acabar con el causante de toda aquella masacre…
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Re: El Símbolo de la Pereza [Desafío]
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Re: El Símbolo de la Pereza [Desafío]
Las violentas explosiones continuaban al tiempo que restos de personas se podían encontrar desperdigados por toda la plaza; pero además de los suicidas, muchos de los presentes se habían visto afectados por estas explosiones y tenían graves quemaduras por el cuerpo; el caos se había adueñado de la escena y poco a poco quedaba cada vez menos gente en el centro de la plaza, todos intentaban huir desesperadamente incluyendo al mismo Morpheus que sacaba ventaja de la confusión para escabullirse de la vista de todos y darse a la fuga ¿O no?
No obstante, había algo que no estaba en los terribles planes de aquellos villanos, y es que entre las personas presentes en el lugar se encontraba el gran héroe de Lunargenta, aunque de hecho no era un gran héroe, ni tampoco de Lunargenta, pero el punto es que ahí estaba, listo y presto para salvar el día.
El joven elfo enfrentó la adversidad estando varias veces a punto de dejar sus órganos internos esparcidos por toda la plaza pero afortunadamente sus reflejos... o más bien su envidiable suerte, le ayudaron a sobrevivir a las diversas adversidades que se le presentaron en su camino hasta que finalmente llegó con el causante de todo -Maldita sea, siempre hay uno que viene a molestar- Dijo el humano mientras intentaba escapar aunque no llegaría a conseguirlo.
El intrépido chico avanzó consiguiendo escabullirse entre los obstáculos hasta alcanzar a Morpheus y con un violento y rápido corte de su espada arremetió contra el fugitivo consiguiendo herirle en el pecho con una espantosa herida en el momento en que volteó para asegurarse de que nadie lo seguía; su descuido le costó caro y cayó al piso mientras la sangre comenzaba a dibujar una larga línea diagonal en su pecho -¡¡Mocoso insensato!!- Gritó renuente a dejarse atrapar al tiempo que se arrastraba; estaba claro que no iba a sobrevivir, y sus colaboradores lo sabían, así que dos de ellos acudieron a él y tras rodearlo activaron sus pergaminos -¡¡No, no idiotas, yo no quiero explotar, aléjense!!- Gritaba y empujaba con desespero pero todo esfuerzo fue en vano y acabó por convertirse en un rompecabezas al igual que muchos otros.
Claramente el humano parecía ser el menos comprometido con la causa pues, sacrificarse no estaba entre sus planes, aunque al final ese había sido su triste desenlace; con la muerte de Morpheus la calma volvió a llegar a la plaza y los dementes dejaron de inmolarse; el joven Rauko había conseguido detener el ataque aunque a un terrible costo, muchas vidas se habían perdido aquella noche y estaba lejos de ser el final de todo.
∞ Desafío finalizado exitosamente.
∞ Has conseguido detener a Morpheus, pero el humano era solo un títere de alguien más, alguien que tal vez haya puesto sus ojos en ti.
∞ Recibes 5 puntos de experiencia y 300 aeros.
∞ Gracias por participar.
No obstante, había algo que no estaba en los terribles planes de aquellos villanos, y es que entre las personas presentes en el lugar se encontraba el gran héroe de Lunargenta, aunque de hecho no era un gran héroe, ni tampoco de Lunargenta, pero el punto es que ahí estaba, listo y presto para salvar el día.
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Claramente el humano parecía ser el menos comprometido con la causa pues, sacrificarse no estaba entre sus planes, aunque al final ese había sido su triste desenlace; con la muerte de Morpheus la calma volvió a llegar a la plaza y los dementes dejaron de inmolarse; el joven Rauko había conseguido detener el ataque aunque a un terrible costo, muchas vidas se habían perdido aquella noche y estaba lejos de ser el final de todo.
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Ansur
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