Orgullo de Raza [Desafío]
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Orgullo de Raza [Desafío]
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La entrada de la ciudad se encontraba tan vacía como de costumbre, algunos carruajes iban y venían, pasando esporádicamente y sin mayores problemas hasta que repentinamente sucedió, una jauría de lobos inició un inesperado ataque que tomó a los centinelas de la entrada completamente desprevenidos; los viajeros que cruzaban la entrada en ese instante fueron devorados sin piedad por las criaturas que no dudaban en hacer lo mismo con quienes intentaran acercarse, la entrada había sido tomada y a partir de ahora nada entraba o salía de la ciudad, o al menos no por esa vía.
Con el caos que se formó dentro de la ciudad muchos corrieron hacia la salida, aquellos que solo habían ido por curiosidad o por necesidad intentaban regresar a sus casas en las afueras de la ciudad o incluso más lejos, sin embargo las puertas de la ciudad de los humanos se habían convertido en un festival de sangre y órganos desperdigados por el suelo mientras que a la distancia una figura femenina parecía reír disfrutando todo aquello.
Evidentemente los lobos no actuaban solos, alguien los estaba controlando pero para llegar a ella primero habría que atravesar una serie de obstáculos llenos de pelo, colmillos y garras ¿Quién sería tan desquiciado para intentarlo?
∞ El primer post debe contener el comienzo de la ejecución de la labor, cómo se llega y qué es lo primero que se hace. A continuación el master posteará agregando una dificultad y finalmente se terminará con un post donde se resuelve la dificultad y se termina el evento.
∞ Todos los temas del evento se desarrollan en la oscuridad de la noche.
∞ Es importante mantenerse dentro de los límites establecidos por el evento, ya que cada uno forma parte de una historia mayor.
∞ Se permite la creatividad y el control de sucesos o PNJs, siempre y cuando esto no vaya en contra de la regla anterior.
∞ El evento debe ser completado en un máximo de 2 semanas luego de comenzado.
∞ Se aceptan entre 1 y 2 personajes (se esperará hasta dos días luego de iniciado para el posible ingreso de otro, luego de eso, si no hay nadie más, se comenzará con uno solo).
∞ Habrá recompensa en puntos (Máximo 5) y aeros (Máximo 300).
∞ Para unirte, debes primero postear en [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo].
Con el caos que se formó dentro de la ciudad muchos corrieron hacia la salida, aquellos que solo habían ido por curiosidad o por necesidad intentaban regresar a sus casas en las afueras de la ciudad o incluso más lejos, sin embargo las puertas de la ciudad de los humanos se habían convertido en un festival de sangre y órganos desperdigados por el suelo mientras que a la distancia una figura femenina parecía reír disfrutando todo aquello.
Evidentemente los lobos no actuaban solos, alguien los estaba controlando pero para llegar a ella primero habría que atravesar una serie de obstáculos llenos de pelo, colmillos y garras ¿Quién sería tan desquiciado para intentarlo?
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Ansur
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Re: Orgullo de Raza [Desafío]
Debía estar desquiciado para estar considerando justamente esto. No sólo porque sea capaz de combatir significa que pueda hacerlo, no porque tenga experiencia significa que esté a salvo. Sin embargo, era lo correcto. Alguien debía hacer algo al respecto. No podía quedarme de brazos cruzados mientras esta gente yacía asustada en su propio hogar. Debía intervenir, a menos mientras llegaba la guardia, quizá podría frenar su avance o enviar un mensaje. No lograba discernir el alcance de mis acciones, ni el resultado que tendrían, sólo sabía que debía hacer algo.
¿Acaso éste era mi destino? Se podría decir que había llegado a Lunargenta por accidente, o al menos no estaba aquí por alguna razón en específico, yo solamente estaba visitando el lugar con motivos de esparcimiento, adentrarme más a la cultura urbana, conocer a mejor detalle el reino. Pero bien podía estar en Ulmer o Dundarak. Mas no, estaba en el mercado, mapeando la zona, escuchando la gente iracunda alejarse del camino.
Fueron esos gritos los que me habían atraído hacia la entrada. Fue el llanto de dolor lo que me atrajo a ese horrible caos magenta. El viento era helado, y sin embargo se sentía tan denso. La sangre desparramada reflejaba una imagen espantosa que ahuyentaría a cualquiera, mas aún la presencia de los atacantes. Feroces hombres lobos parados imponentes sobre su ejecución
Cualquiera hubiera huído. Mas no podía ser cualquiera. Debía tratar de recobrar el orden. Pero tampoco podía simplemente responder con una ofensiva. Sin duda Sakun se hubiera ya lanzado sobre ellos, o hubiera inspirado a la gente a defenderse. Mas no podía hacer uno o lo otro. Ansiaba tener una perspectiva más general. Estaba claro que habían matado a tanta gente y que el terror fluía por la ciudad, ¿pero qué estaban viendo ellos? ¿Por qué estaban aquí?
—¡Alto, por favor! —Exclamé dando un paso al frente, colocándome en medio del camino, justo en el borde donde la masacre se había llevado a cabo— Detengan este despliegue de violencia. No arrebaten la vida que no les pertenece. No promuevan el miedo. ¿Por qué han decidido este sendero de sangre? ¿Por qué han abandonado la armonía?
Quién sabe, tal vez... ¿Intentaban vengarse? ¿Quizá habían sido atacados y ésta era la represalia. Pero aún teniendo una justificación, una razón para atacar, no permitiría tal avance. No así. Ningún mal puede ser justificado, menos uno tan inmenso como éste.
¿Acaso éste era mi destino? Se podría decir que había llegado a Lunargenta por accidente, o al menos no estaba aquí por alguna razón en específico, yo solamente estaba visitando el lugar con motivos de esparcimiento, adentrarme más a la cultura urbana, conocer a mejor detalle el reino. Pero bien podía estar en Ulmer o Dundarak. Mas no, estaba en el mercado, mapeando la zona, escuchando la gente iracunda alejarse del camino.
Fueron esos gritos los que me habían atraído hacia la entrada. Fue el llanto de dolor lo que me atrajo a ese horrible caos magenta. El viento era helado, y sin embargo se sentía tan denso. La sangre desparramada reflejaba una imagen espantosa que ahuyentaría a cualquiera, mas aún la presencia de los atacantes. Feroces hombres lobos parados imponentes sobre su ejecución
Cualquiera hubiera huído. Mas no podía ser cualquiera. Debía tratar de recobrar el orden. Pero tampoco podía simplemente responder con una ofensiva. Sin duda Sakun se hubiera ya lanzado sobre ellos, o hubiera inspirado a la gente a defenderse. Mas no podía hacer uno o lo otro. Ansiaba tener una perspectiva más general. Estaba claro que habían matado a tanta gente y que el terror fluía por la ciudad, ¿pero qué estaban viendo ellos? ¿Por qué estaban aquí?
—¡Alto, por favor! —Exclamé dando un paso al frente, colocándome en medio del camino, justo en el borde donde la masacre se había llevado a cabo— Detengan este despliegue de violencia. No arrebaten la vida que no les pertenece. No promuevan el miedo. ¿Por qué han decidido este sendero de sangre? ¿Por qué han abandonado la armonía?
Quién sabe, tal vez... ¿Intentaban vengarse? ¿Quizá habían sido atacados y ésta era la represalia. Pero aún teniendo una justificación, una razón para atacar, no permitiría tal avance. No así. Ningún mal puede ser justificado, menos uno tan inmenso como éste.
Athos
Honorable
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Re: Orgullo de Raza [Desafío]
Entre aullidos y gritos de terror, la entrada de la ciudad se convertía en un baño de sangre, muchos de los afortunados que habían conseguido regresar al interior de la ciudad intentaban mantenerse a salvo, sin embargo tratar de salir era un completo suicidio, todo aquel que se atrevía a abandonar los muros era en poco tiempo desmembrado por aquellas bestias sin remordimiento alguno.
Algunos de los presentes gritaban por ayuda esperando la llegada de los guardias de la ciudad, pero estos tenían problemas más grandes en otro lado y difícilmente podrían siquiera enterarse de lo ocurrido en la entrada, el mismísimo cuartel de la guardia se encontraba ya bajo ataque por uno de los aliados de estos voraces lobos, por lo que los refuerzos que esperaban jamás llegarían.
Justo cuando los lobos se habían adueñado de la entrada a la ciudad, un misterioso individuo apareció, todos los peludos guerreros se prepararon para hacerlo trizas pero sus palabras no fueron en vano, e hicieron salir a la artífice de aquella masacre, una joven mujer que con solo un silbido detuvo el ataque en un instante y caminó hacia el frente sin miedo alguno, sabiendo que ante cualquier ataque sus aliados responderían cercenando miembros -Tiene que ser una broma- Dijo en tono burlesco señalando al aparentemente inofensivo hombrecillo que intentaba detener su ataque con solo palabras -¿Crees que con decir “alto” detendrás la violencia?- Preguntó -Las guerras no se ganan con palabras o con ofrendas de paz- La joven de aspecto semitransformada dejaba rasgos humanos, pero varias partes de su cuerpo tenían una apariencia más que amenazante.
Mostró sus garras al frente -Yo soy Alexandra Gospel, una cazadora- Profirió con indeleble orgullo -Me vale un pito tu armonía- Su voz parecía hacerse más grave y violenta -No hay armonía en este mundo, los fuertes gobiernan y viven, los débiles se someten y mueren, es así como funciona, pacifista- Los lobos se mostraban cada vez más impacientes pero Alexandra los mantenía controlados al menos por ahora, la siguiente reacción del joven que había elegido la palabra como arma, serían determinantes para el resto de las acciones.
∞ Has planteado una salida nada convencional pero muy auténtica, a pocas personas se les ocurre dialogar con el villano, por lo que te propongo llevar este desafío de un modo más pacífico.
∞ Pese a que se han reído de ti, lograste tu cometido que era detener el ataque, al menos temporalmente, por lo que puedes seguir adelante con tu plan si es que tenías alguno.
∞ Si lo consigues, podrías demostrar que los problemas no siempre se resuelven a golpes, cosa que ayudará a personajes tímidos y menos combativos a atreverse a entrar en temas con masters.
∞ La mujer dirige a los lobos, si la logras persuadir, posiblemente los demás se retirarán.
Algunos de los presentes gritaban por ayuda esperando la llegada de los guardias de la ciudad, pero estos tenían problemas más grandes en otro lado y difícilmente podrían siquiera enterarse de lo ocurrido en la entrada, el mismísimo cuartel de la guardia se encontraba ya bajo ataque por uno de los aliados de estos voraces lobos, por lo que los refuerzos que esperaban jamás llegarían.
Justo cuando los lobos se habían adueñado de la entrada a la ciudad, un misterioso individuo apareció, todos los peludos guerreros se prepararon para hacerlo trizas pero sus palabras no fueron en vano, e hicieron salir a la artífice de aquella masacre, una joven mujer que con solo un silbido detuvo el ataque en un instante y caminó hacia el frente sin miedo alguno, sabiendo que ante cualquier ataque sus aliados responderían cercenando miembros -Tiene que ser una broma- Dijo en tono burlesco señalando al aparentemente inofensivo hombrecillo que intentaba detener su ataque con solo palabras -¿Crees que con decir “alto” detendrás la violencia?- Preguntó -Las guerras no se ganan con palabras o con ofrendas de paz- La joven de aspecto semitransformada dejaba rasgos humanos, pero varias partes de su cuerpo tenían una apariencia más que amenazante.
Mostró sus garras al frente -Yo soy Alexandra Gospel, una cazadora- Profirió con indeleble orgullo -Me vale un pito tu armonía- Su voz parecía hacerse más grave y violenta -No hay armonía en este mundo, los fuertes gobiernan y viven, los débiles se someten y mueren, es así como funciona, pacifista- Los lobos se mostraban cada vez más impacientes pero Alexandra los mantenía controlados al menos por ahora, la siguiente reacción del joven que había elegido la palabra como arma, serían determinantes para el resto de las acciones.
- Alexandra:
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∞ Has planteado una salida nada convencional pero muy auténtica, a pocas personas se les ocurre dialogar con el villano, por lo que te propongo llevar este desafío de un modo más pacífico.
∞ Pese a que se han reído de ti, lograste tu cometido que era detener el ataque, al menos temporalmente, por lo que puedes seguir adelante con tu plan si es que tenías alguno.
∞ Si lo consigues, podrías demostrar que los problemas no siempre se resuelven a golpes, cosa que ayudará a personajes tímidos y menos combativos a atreverse a entrar en temas con masters.
∞ La mujer dirige a los lobos, si la logras persuadir, posiblemente los demás se retirarán.
Ansur
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Re: Orgullo de Raza [Desafío]
Naturalmente mi corazón comenzó a latir agitado, reaccionando al olor a sangre, acelerado por la adrenalina, adelantándose al conflicto que se avecinaba. Era una sensación exquisita que llenaba mi ser con una emoción desenfrenada, dando rienda suelta a mi instinto. Sin embargo no permití ser arrastrado por tales sensaciones, no caería en una explosión de violencia. Controlé mi respiración y me enfoqué en la amenaza inmediata en lugar de prestar atención al ambiente.
Yo esperaba ser atacado. Esperaba que sucediera una descolgada ofensiva en mi contra por haberme entrometido, o simplemente ser devorado como las demás personas. Mas no sucedió eso, al contrario, hubo un alto al festival sanguíneo. Tanto mejor fue que escuchara una voz responderme, al menos así podría entablar un diálogo para hallar las respuestas y darle sentido a este remolino. Lo que significaría que, al menos por un instante, no habría vidas en peligro. Por favor, aléjense lo más que puedan.
Tal vez estaría solo en esto, pero si eso significaba que otras personas lograrían ponerse a salvo, estaba dispuesto a continuar sin compañía. Eso sí, confiaba en que la guardia eventualmente interviniera. No podían ignorar una amenaza como ésta, ¿verdad?
Notaba en el tono de voz un dejo de burla, sintiendo su mirada soberbia hacia mí. No era difícil imaginar lo que pasaba por su cabeza. Un solo individuo contra una jauría de lobos. Sin duda parecía una broma. No obstante, sí había detenido la violencia, ¿no? Quizá no permanentemente, mas lo suficiente. Un instante de calma a veces es suficiente para traer el equilibrio a la vida.
Aunque era triste que su postura no fuera la más adecuada para recibir tal armonía. Era deprimente escucharla hablar con esa riña de cólera, motivada por la caza, impulsada por su lado más primitivo y básico. Su mente estaba completamente cerrada y no veía forma de hacerla entrar en razón, en especial cuando todo su avance había marchado tan bien. ¿Por qué escucharía a un individuo como yo?
—Soy Athos, ciudadano de Dundarak. —Hice una reverencia solemne, mostrando mis respetos hacia ella, tanto en forma de agradecimiento por haberme escuchado como por mera cortesía. Y no es que aceptara su posición superior hacia mí, aunque es probable que lo fuera a interpretar de esa manera—. Y la armonía no es mía. Nos corresponde a todos. Existimos en la misma realidad. Compartimos destinos. Estamos conectados, todos y cada uno de nosotros. Vuestras acciones repercuten en mi vida, tal y como lo hacen las aves del campo y los ríos del bosque. —Adopté una postura neutral, colocando una mano encima de la otra.
Debía precisar mis palabras. No podía darme el lujo de desperdiciar esta oportunidad. Si fracasaba el furor retornaría. Por otro lado, no podía permitirme hablar más de la cuenta, puesto que seguramente su paciencia era limitada. Cada oración debía ser lo más eficiente posible. Más aún, debía aproximarme con la estructura más empática hacia ella. Es una cazadora, ¿qué la mueve? ¿Cómo puedo hacerle ver que su vida es tan valiosa como la de cualquier otro ser?
—¿No escucha latir los corazones? —Llevé mi mano hacia mi pecho—. De la misma manera en que mi corazón late, su corazón también lo hace. Y también lo hace el de los demás. Cada vez que siente su pulso, cada vez que percibe la sangre fluir por su cuerpo, también está sintiendo el de todos los seres vivos. Somos iguales. Usted, sus amigos, sus compañeros, sus enemigos, sus presas. —Comencé a dar pasos hacia adelante, adentrándome hacia el centro de la calle, rodeado de los cadáveres, sumergido en la sangre. No con valentía o miedo, sino compasivo.
—Y esta guerra que usted proclama no es más que un sufrimiento para todos, en especial para usted. Porque sus adversarios caerán y no serán afligidos por las consecuencias. Mientras que usted, en su falsa victoria, deberá vivir con la amargura, la soledad y el caos. —Quizá me estaba prolongando más de la cuenta, era una decisión muy peligrosas, pero más peligroso era tratar de acelerar mi diálogo y causar una mala interpretación.
—Yo propongo una vida en donde todos convivamos felices. En donde el amor sea nuestra guía hacia la paz. Es la única manera de alcanzar un futuro próspero. —Volteé a ver a los demás licántropos, pasando la mirada por cada uno de ellos—. Vuestras vidas sólo garantizan la muerte. ¿Pueden vivir cada día con la sangre sobre su rostro? ¿Pueden ser genuinamente libres cuando el miedo y la desconfianza reina sus corazones? Sólo la compasión podrá iluminar el sendero hacia la felicidad.
—El fuerte protege al débil. El sabio enseña al ignorante. El artista anima al melancólico. Cada uno posee una aportación diferente en este mundo. Podemos aprender entre nosotros. Podemos ser mejores. No derrumbe esa posibilidad. No destruya el mañana que juntos podemos compartir.
Había continuado avanzando hasta llegar a un punto más allá del centro, en donde me mantuve erguido, con las manos juntas al frente y la cabeza en alto, mirando con atención a la joven Gospel—. Y si usted cree que es un mal necesario, y si usted considera que su fortaleza le da el derecho de aplastar al prójimo, pues yo le digo que yo soy un bien imprescindible, y que mi amor hacia la vida me atrae a ayudarla. A usted y a sus camaradas. Tal vez no se da cuenta, pero está cayendo en un abismo helado y oscuro, y no descansaré hasta rescatarla.
O quizá yo era quien caía en yerro. O tal vez este juego de violencia y diálogo formaba parte del orden. No todo podía ser blanco o negro, debía haber un punto intermedio. Ergo, mi destino no sería morir aquí o frenar este caos, sino evitar que la oscuridad cubra Aerandir. Eso estaba bien. Probablemente Alexandra era la maldad que contrarrestaba la bondad, mientras que yo era el instrumento que recordaría la pureza de la vida.
No lo sabía. Sólo estaba seguro de lo que sentía en mi corazón, y eso era que esta agresión no podía durar.
Yo esperaba ser atacado. Esperaba que sucediera una descolgada ofensiva en mi contra por haberme entrometido, o simplemente ser devorado como las demás personas. Mas no sucedió eso, al contrario, hubo un alto al festival sanguíneo. Tanto mejor fue que escuchara una voz responderme, al menos así podría entablar un diálogo para hallar las respuestas y darle sentido a este remolino. Lo que significaría que, al menos por un instante, no habría vidas en peligro. Por favor, aléjense lo más que puedan.
Tal vez estaría solo en esto, pero si eso significaba que otras personas lograrían ponerse a salvo, estaba dispuesto a continuar sin compañía. Eso sí, confiaba en que la guardia eventualmente interviniera. No podían ignorar una amenaza como ésta, ¿verdad?
Notaba en el tono de voz un dejo de burla, sintiendo su mirada soberbia hacia mí. No era difícil imaginar lo que pasaba por su cabeza. Un solo individuo contra una jauría de lobos. Sin duda parecía una broma. No obstante, sí había detenido la violencia, ¿no? Quizá no permanentemente, mas lo suficiente. Un instante de calma a veces es suficiente para traer el equilibrio a la vida.
Aunque era triste que su postura no fuera la más adecuada para recibir tal armonía. Era deprimente escucharla hablar con esa riña de cólera, motivada por la caza, impulsada por su lado más primitivo y básico. Su mente estaba completamente cerrada y no veía forma de hacerla entrar en razón, en especial cuando todo su avance había marchado tan bien. ¿Por qué escucharía a un individuo como yo?
—Soy Athos, ciudadano de Dundarak. —Hice una reverencia solemne, mostrando mis respetos hacia ella, tanto en forma de agradecimiento por haberme escuchado como por mera cortesía. Y no es que aceptara su posición superior hacia mí, aunque es probable que lo fuera a interpretar de esa manera—. Y la armonía no es mía. Nos corresponde a todos. Existimos en la misma realidad. Compartimos destinos. Estamos conectados, todos y cada uno de nosotros. Vuestras acciones repercuten en mi vida, tal y como lo hacen las aves del campo y los ríos del bosque. —Adopté una postura neutral, colocando una mano encima de la otra.
Debía precisar mis palabras. No podía darme el lujo de desperdiciar esta oportunidad. Si fracasaba el furor retornaría. Por otro lado, no podía permitirme hablar más de la cuenta, puesto que seguramente su paciencia era limitada. Cada oración debía ser lo más eficiente posible. Más aún, debía aproximarme con la estructura más empática hacia ella. Es una cazadora, ¿qué la mueve? ¿Cómo puedo hacerle ver que su vida es tan valiosa como la de cualquier otro ser?
—¿No escucha latir los corazones? —Llevé mi mano hacia mi pecho—. De la misma manera en que mi corazón late, su corazón también lo hace. Y también lo hace el de los demás. Cada vez que siente su pulso, cada vez que percibe la sangre fluir por su cuerpo, también está sintiendo el de todos los seres vivos. Somos iguales. Usted, sus amigos, sus compañeros, sus enemigos, sus presas. —Comencé a dar pasos hacia adelante, adentrándome hacia el centro de la calle, rodeado de los cadáveres, sumergido en la sangre. No con valentía o miedo, sino compasivo.
—Y esta guerra que usted proclama no es más que un sufrimiento para todos, en especial para usted. Porque sus adversarios caerán y no serán afligidos por las consecuencias. Mientras que usted, en su falsa victoria, deberá vivir con la amargura, la soledad y el caos. —Quizá me estaba prolongando más de la cuenta, era una decisión muy peligrosas, pero más peligroso era tratar de acelerar mi diálogo y causar una mala interpretación.
—Yo propongo una vida en donde todos convivamos felices. En donde el amor sea nuestra guía hacia la paz. Es la única manera de alcanzar un futuro próspero. —Volteé a ver a los demás licántropos, pasando la mirada por cada uno de ellos—. Vuestras vidas sólo garantizan la muerte. ¿Pueden vivir cada día con la sangre sobre su rostro? ¿Pueden ser genuinamente libres cuando el miedo y la desconfianza reina sus corazones? Sólo la compasión podrá iluminar el sendero hacia la felicidad.
—El fuerte protege al débil. El sabio enseña al ignorante. El artista anima al melancólico. Cada uno posee una aportación diferente en este mundo. Podemos aprender entre nosotros. Podemos ser mejores. No derrumbe esa posibilidad. No destruya el mañana que juntos podemos compartir.
Había continuado avanzando hasta llegar a un punto más allá del centro, en donde me mantuve erguido, con las manos juntas al frente y la cabeza en alto, mirando con atención a la joven Gospel—. Y si usted cree que es un mal necesario, y si usted considera que su fortaleza le da el derecho de aplastar al prójimo, pues yo le digo que yo soy un bien imprescindible, y que mi amor hacia la vida me atrae a ayudarla. A usted y a sus camaradas. Tal vez no se da cuenta, pero está cayendo en un abismo helado y oscuro, y no descansaré hasta rescatarla.
O quizá yo era quien caía en yerro. O tal vez este juego de violencia y diálogo formaba parte del orden. No todo podía ser blanco o negro, debía haber un punto intermedio. Ergo, mi destino no sería morir aquí o frenar este caos, sino evitar que la oscuridad cubra Aerandir. Eso estaba bien. Probablemente Alexandra era la maldad que contrarrestaba la bondad, mientras que yo era el instrumento que recordaría la pureza de la vida.
No lo sabía. Sólo estaba seguro de lo que sentía en mi corazón, y eso era que esta agresión no podía durar.
Athos
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Re: Orgullo de Raza [Desafío]
La dama se limitó a escuchar las palabras del deagón con los brazos cruzados, no es que estuviera de acuerdo con lo que decía, pero le había generado cierta curiosidad, principalmente porque pensaba que lo que dijera la haría reír aunque no fue así -Entonces dices... ¿Qué si asesino a toda esta gente me afectará a mí? Mira como estoy llorando- Dijo a modo de burla aunque a ella misma no le causaba gracia su chiste cruel; sin notarlo, lentamente había ido bajando la guardia, en el fondo las palabras de Athos le despertaban cierto interés, o al menos así era hasta que mencionó la igualdad.
Encolerizada como una fiera dio un par de pasos al frente -¡No somos iguales, no soy débil como ellos, somos fuertes, más fuertes, y mejores- Hablaba como queriendo convencerse a sí misma de aquello que decía, pues evidentemente sus asesinatos no eran más que demostraciones de poder pero ¿Hacia quién? El tiempo pasaba y el dragón seguía sin ser atacado, clara indicación de que al menos no había cometido ningún error grave, y aunque la palabra “igualdad” la había alterado, aún no daba la orden de continuar el ataque, tal vez en el fondo solo quería entender un poco más de aquel discurso de fantasía que le ofrecía su contertulio.
A ratos parecía que la dominaba la furia y apretaba peligrosamente los puños, pero las palabras del caballero volvían a despertarle un extraño interés ¿Qué clase de individio se paraba frente a una manada sin miedo y trataba de detenerlos con palabras, sin dar señales de miedo? Tenía que ser muy valiente o muy estúpido, pero la estupidez no parecía ser una opción y la valentía sola no era suficiente, incluso se había atrevido a acercarse, quedando completamente rodeado por los lobos, no, aquello no era estupidez, debía tener un plan, cosa que hizo desconfiar a la chica y retroceder un poco.
Abrió los ojos como platos al notar que la hacían retroceder ¿Acaso estaba asustada? ¡No! No tenía motivos para estarlo -¡¿Ayudarnos?! ¡Por favor!- Gritó riendo un poco nerviosa -No necesitamos tu ayuda, tú eres quien necesita ayuda ahora, estás solo, rodeado, solo- Repitió aquella palabra tal vez como evidencia inconsciente de que ella misma se sentía sola -Eres un tipo raro... Muy raro- Le dijo señalándolo de arriba abajo -Y entre mis normas está el no matar tipos raros- Levantó su mano derecha y con un gesto los lobos comenzaron a retirarse aunque a algunos parecía no gustarles la idea.
La chica se acercó lentamente hasta el dragón y estiró su mano para tomarlo del cuello -Te perdonaré esta vez, pero si nos volvemos a cruzar, no te salvarán tus palabras- Advirtió con rudeza para luego darse la vuelta y detenerse una vez más -Y no estoy aceptando que lo que dijiste sea cierto- Hizo una pequeña pausa de silencio -Somos lo que somos... y yo debo recorrer mi abismo helado y oscuro- Fue lo último que dijo antes de alejarse dejando en paz a todos los que habían quedado presos del miedo en las puertas de la ciudad.
En unos instantes los atemorizados ciudadanos comenzaron a salir de donde se habían escondido y corrieron a agradecer a Athos por su valiente esfuerzo, aunque dentro de la ciudad parecía que la situación aún era delicada.
∞ Desafío finalizado.
∞ Ha sido una muy interesante manera de enfrentar el problema, de hecho, te invitaré a un mastereado si deseas conocer en qué termina la historia de Alexandra, si estás de acuerdo envíame un mp.
∞ Recibes como recompensa 5 puntos de experiencia y 300 aeros que ya han sido sumados a tu perfil.
∞ Gracias por participar.
Encolerizada como una fiera dio un par de pasos al frente -¡No somos iguales, no soy débil como ellos, somos fuertes, más fuertes, y mejores- Hablaba como queriendo convencerse a sí misma de aquello que decía, pues evidentemente sus asesinatos no eran más que demostraciones de poder pero ¿Hacia quién? El tiempo pasaba y el dragón seguía sin ser atacado, clara indicación de que al menos no había cometido ningún error grave, y aunque la palabra “igualdad” la había alterado, aún no daba la orden de continuar el ataque, tal vez en el fondo solo quería entender un poco más de aquel discurso de fantasía que le ofrecía su contertulio.
A ratos parecía que la dominaba la furia y apretaba peligrosamente los puños, pero las palabras del caballero volvían a despertarle un extraño interés ¿Qué clase de individio se paraba frente a una manada sin miedo y trataba de detenerlos con palabras, sin dar señales de miedo? Tenía que ser muy valiente o muy estúpido, pero la estupidez no parecía ser una opción y la valentía sola no era suficiente, incluso se había atrevido a acercarse, quedando completamente rodeado por los lobos, no, aquello no era estupidez, debía tener un plan, cosa que hizo desconfiar a la chica y retroceder un poco.
Abrió los ojos como platos al notar que la hacían retroceder ¿Acaso estaba asustada? ¡No! No tenía motivos para estarlo -¡¿Ayudarnos?! ¡Por favor!- Gritó riendo un poco nerviosa -No necesitamos tu ayuda, tú eres quien necesita ayuda ahora, estás solo, rodeado, solo- Repitió aquella palabra tal vez como evidencia inconsciente de que ella misma se sentía sola -Eres un tipo raro... Muy raro- Le dijo señalándolo de arriba abajo -Y entre mis normas está el no matar tipos raros- Levantó su mano derecha y con un gesto los lobos comenzaron a retirarse aunque a algunos parecía no gustarles la idea.
La chica se acercó lentamente hasta el dragón y estiró su mano para tomarlo del cuello -Te perdonaré esta vez, pero si nos volvemos a cruzar, no te salvarán tus palabras- Advirtió con rudeza para luego darse la vuelta y detenerse una vez más -Y no estoy aceptando que lo que dijiste sea cierto- Hizo una pequeña pausa de silencio -Somos lo que somos... y yo debo recorrer mi abismo helado y oscuro- Fue lo último que dijo antes de alejarse dejando en paz a todos los que habían quedado presos del miedo en las puertas de la ciudad.
En unos instantes los atemorizados ciudadanos comenzaron a salir de donde se habían escondido y corrieron a agradecer a Athos por su valiente esfuerzo, aunque dentro de la ciudad parecía que la situación aún era delicada.
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Ansur
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