Antes del viaje [Libre]
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Antes del viaje [Libre]
Pronto comenzara mi gran viaje... ¿Seré realmente capaz de convencer a otras razas sobre la religión de la luz? Se que ya e meditado esto varias veces, se que incluso convencí a mi familia y hasta sorpresivamente a mi tribu pero... ¿Podré...? Eran los pensamientos que rondaban en la cabeza del elfo mientras divagaba en los extremos del bosque de Sandorai. El viaje aun no había comenzado, al menos no para el, ya que no se había marchado del territorio elfo, pero las dudas si habían empezado a atacarle lenta y tortuosamente.
Ese día era soleado, se podía escuchar como una leve brisa surcaba por el bosque y hacia sonar las hojas de esos arboles que eran mas viejos que el. Se encontraba bajo la sombra de uno de estos, intentando relajarse al caminar de un lado hacia otro como león enjaulado, mientras seguía una y otra vez pensando en el tema. Según el no había nadie cerca, por lo que no intentaba actuar serio ni nada, simplemente actuaba de la forma que le saliera mas natural en ese momento.
-¿Y si no quieren escucharme...? quizás deba practicar un saludo...- Se imagino en una situación donde estuviese conociendo a un desconocido –Buenos días señor ¿Por casualidad usted sabe sobre la religión de la luz?- Dijo en voz baja, hablando para si mismo realmente, mientras colocaba una cara sonriente. Estaba metido en el papel de su propia imaginación.
¿Pero no seria un poco brusco eso...? Quizás debería empezar con un simple saludo y alguna pregunta mas simple... pensó nuevamente.
-¿Usted por casualidad de que raza es?- dijo nuevamente con una cara sonriente, pero ahora con un tono un poco de duda -Y así cuando me responda, podre saber un poco mas de que religión puede estar mas familiarizado... Así que cuando me responda, debo actuar un poco sorprendido, y decirle algo como… Aaaah ¿Entonces usted es de la religión... tal?- Si, esto sonaba mas natural, y le ayudaría a saber un poco de su interlocutor, ya con esto, podríamos hablar de cosas mas simples para irle metiendo el tema de la religión de la luz, que sepa primero de que se trata.
-Hablo un poco de la diosa Imbar, como esta relacionada a toda la vida en el mundo, del dios Anar, quien es el sol y la diosa Isil que es la luna... Eso seria un buen comienzo- se decía a si mismo nuevamente, incluso mientras nombraba a los dioses iba contando con su mano inconscientemente. -Después que ya se de su religión y el sabe de la mía, puedo meter el tema de relacionar un poco ambas religiones... Con ese truco debería de poder ayudarle a cambiar de ideas, quizás no deje su religión original, pero si lograse que el siguiese también la religión de la luz, seria un buen primer paso ¿no?-
Con esto podría empezar a cambiar la mentalidad de las otras razas, aceptar la religión de la luz seria algo bastante bueno, incluirla en sus vidas diarias cambiaría todo para ellos, y si se interesan mas, les podría ayudar contándole mas del tema... No parece mala idea. Pero también existía situaciones donde seria mejor aceptado el y su religión. Se imagino en la situación donde encontrase a algún herido.
-¿Qué paso acá? ¿Se encuentra bien señor? ¡Tranquilo, le ayudare enseguida!- Dijo con cara y tono de preocupación, mientras se acercaba a la nada y estiraba sus manos -Yo le curare, espere un momento por favor y este tranquilo...- Y acá viene el momento clave. -Diosa Imbar, por favor cura a esta persona con tu luz sagrada, ayúdale como lo harías con cualquier criatura de este mundo que creaste...- Decía con un rostro serio, seria en ese momento que liberaría su magia sanadora, la cual poco a poco sanaría al herido. -Después de eso, ya solo seria cosa de tiempo para que la otra preguntase quien era la diosa Imbar, y le contase sobre la religión de la luz, ¡Dejando una impresión excelente sobre la mejor religión!- Termino de decir mientras hacia una expresión de victoria. Ese si que era un muy buen escenario.
Ese día era soleado, se podía escuchar como una leve brisa surcaba por el bosque y hacia sonar las hojas de esos arboles que eran mas viejos que el. Se encontraba bajo la sombra de uno de estos, intentando relajarse al caminar de un lado hacia otro como león enjaulado, mientras seguía una y otra vez pensando en el tema. Según el no había nadie cerca, por lo que no intentaba actuar serio ni nada, simplemente actuaba de la forma que le saliera mas natural en ese momento.
-¿Y si no quieren escucharme...? quizás deba practicar un saludo...- Se imagino en una situación donde estuviese conociendo a un desconocido –Buenos días señor ¿Por casualidad usted sabe sobre la religión de la luz?- Dijo en voz baja, hablando para si mismo realmente, mientras colocaba una cara sonriente. Estaba metido en el papel de su propia imaginación.
¿Pero no seria un poco brusco eso...? Quizás debería empezar con un simple saludo y alguna pregunta mas simple... pensó nuevamente.
-¿Usted por casualidad de que raza es?- dijo nuevamente con una cara sonriente, pero ahora con un tono un poco de duda -Y así cuando me responda, podre saber un poco mas de que religión puede estar mas familiarizado... Así que cuando me responda, debo actuar un poco sorprendido, y decirle algo como… Aaaah ¿Entonces usted es de la religión... tal?- Si, esto sonaba mas natural, y le ayudaría a saber un poco de su interlocutor, ya con esto, podríamos hablar de cosas mas simples para irle metiendo el tema de la religión de la luz, que sepa primero de que se trata.
-Hablo un poco de la diosa Imbar, como esta relacionada a toda la vida en el mundo, del dios Anar, quien es el sol y la diosa Isil que es la luna... Eso seria un buen comienzo- se decía a si mismo nuevamente, incluso mientras nombraba a los dioses iba contando con su mano inconscientemente. -Después que ya se de su religión y el sabe de la mía, puedo meter el tema de relacionar un poco ambas religiones... Con ese truco debería de poder ayudarle a cambiar de ideas, quizás no deje su religión original, pero si lograse que el siguiese también la religión de la luz, seria un buen primer paso ¿no?-
Con esto podría empezar a cambiar la mentalidad de las otras razas, aceptar la religión de la luz seria algo bastante bueno, incluirla en sus vidas diarias cambiaría todo para ellos, y si se interesan mas, les podría ayudar contándole mas del tema... No parece mala idea. Pero también existía situaciones donde seria mejor aceptado el y su religión. Se imagino en la situación donde encontrase a algún herido.
-¿Qué paso acá? ¿Se encuentra bien señor? ¡Tranquilo, le ayudare enseguida!- Dijo con cara y tono de preocupación, mientras se acercaba a la nada y estiraba sus manos -Yo le curare, espere un momento por favor y este tranquilo...- Y acá viene el momento clave. -Diosa Imbar, por favor cura a esta persona con tu luz sagrada, ayúdale como lo harías con cualquier criatura de este mundo que creaste...- Decía con un rostro serio, seria en ese momento que liberaría su magia sanadora, la cual poco a poco sanaría al herido. -Después de eso, ya solo seria cosa de tiempo para que la otra preguntase quien era la diosa Imbar, y le contase sobre la religión de la luz, ¡Dejando una impresión excelente sobre la mejor religión!- Termino de decir mientras hacia una expresión de victoria. Ese si que era un muy buen escenario.
Alinthor
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Re: Antes del viaje [Libre]
Ya habían pasado unas cuantas semanas desde que la ojiazul terminó su misión en el Estrella Azul y prácticamente se la había pasado ignorando a Frederick cuando Iliaki no estaba presente. Así mismo, sus guardias en el hospital de Lunargenta se habían intensificado esos últimos días, por lo que era más fácil justificar su alejamiento para con el cazador. Aunque la verdad aún estaba molesta con él por lo que había hecho en aquella taberna y con aquellas mujeres; tanto que al recordarlo su rostro adquiría un tono carmesí y sus mejillas se inflaban instintivamente sin poderlo evitar. Por ello no fue de esperar, que antes de llegar a casa ya se encontrase nuevamente irritada con su compañero, pese a que no había ni siquiera cruzado una palabra con él. Lo único que logró distraerla de su hegemonía mental fueron los pequeños destellos de luz de sol que osaron revolotearle en las rosadas mejillas, haciéndola levantar la vista para admirar el hermoso día que se alzaba sobre su cabeza.
El momento de felicidad existencial duró tanto como un parpadeo, pues la elfa no tardó en mirar a su alrededor con extrañeza, percatándose de que por alguna extraña razón se encontraba en el bosque de Sandorai. No había pisado su hogar en mucho tiempo y sabía que su familia no estaría muy contenta con esa repentina desaparición, considerando el hecho de que ella y su hermano tenían estrictamente prohibido salir del bosque. Una pequeña risita nerviosa salió de sus labios, mientras retomaba su camino de regreso a la casa que compartía con el cazador y la elfita. ¿Qué diría su padre si se enterase de que ella vivía con un humano? No, no quería imaginarlo, pues de solo pensarlo la culpa comenzaba a atormentarla. A pesar de todo tenía la sensación de que muy pronto tendría que defender sus ideales frente al clan Elaynor, aun si tenía que luchar porque no la separaran para siempre de su adorado gemelo.
Suficiente. Ya no le daría más vueltas al asunto o terminaría perdiendo el humor que tanto la caracterizaba. Sus pasos avanzaban con cautela, echando vistazos de cuando en cuando, cuidando no encontrarse con alguien conocido, cuando una suave voz llamó su atención. Intentó ignorar la curiosidad que corría por sus venas y así seguir su camino, pero le fue imposible, por lo que terminó acercándose al lugar de donde se escuchaban las palabras. Parpadeó un poco desconcertada al encontrarse con un pequeño elfo, quien parecía sostener una pequeña conversación consigo mismo. Mencionó a la diosa Imbar y algunos otros dioses, desconcertando un poco más a la rubia, quien en ese punto no entendía el trasfondo de aquella escena tan poco común. El jovencito tenía una apariencia adorable, casi tanto como su adorada Iliaki y esta idea la hizo sonreír instintivamente, puesto que ya comenzaba a extrañar a su pequeña elfita y las travesuras que ésta siempre realizaba.
Estaba a punto de preguntarle si había algo en lo que ella pudiese ayudar, cuando el pequeño comenzó a dar un espectáculo bastante peculiar, invocando el nombre de la diosa Imbar con singular seriedad, para después elogiarse por tan maravillosa interpretación. De lo único de lo que Ashy estaba segura era que no entendía absolutamente nada de lo que sucedía en ese lugar. ¿Acaso el niño no se encontraba bien de sus facultades mentales? Vale, la paranoia de Frederick ya se le estaba pegando. Aun así, su lado curioso la estaba animando a acercarse y preguntarle más acerca de tan…singular función. Además, se encontraba el hecho de que oírlo mencionar a Imbar había despertado cierto interés en la de orbes cristalinos, considerando que su familia era completamente devota a la diosa y no estaría de más intercambiar un poco de conocimiento con un compatriota.
—Eso fue maravilloso —aplaudió, acercándose a él—. ¿Estabas practicando para una demostración? —Le sonrió con aire dubitativo—. Parece que sabes mucho acerca de los dioses —hizo una pequeña pausa—. Mi nombre es Ashryn, es un placer conocerte.
Venga, que interrumpir a la gente se estaba volviendo algo peculiar en ella. Solo esperaba no haber importunado al pequeño elfo, puesto que tenía mucho sin convivir con otro elfo que no fuesen sus pacientes del hospital o Iliaki, así que le emocionaba hablar con un compatriota que parecía ser tan entregado como él, pese a su apariencia tan joven.
El momento de felicidad existencial duró tanto como un parpadeo, pues la elfa no tardó en mirar a su alrededor con extrañeza, percatándose de que por alguna extraña razón se encontraba en el bosque de Sandorai. No había pisado su hogar en mucho tiempo y sabía que su familia no estaría muy contenta con esa repentina desaparición, considerando el hecho de que ella y su hermano tenían estrictamente prohibido salir del bosque. Una pequeña risita nerviosa salió de sus labios, mientras retomaba su camino de regreso a la casa que compartía con el cazador y la elfita. ¿Qué diría su padre si se enterase de que ella vivía con un humano? No, no quería imaginarlo, pues de solo pensarlo la culpa comenzaba a atormentarla. A pesar de todo tenía la sensación de que muy pronto tendría que defender sus ideales frente al clan Elaynor, aun si tenía que luchar porque no la separaran para siempre de su adorado gemelo.
Suficiente. Ya no le daría más vueltas al asunto o terminaría perdiendo el humor que tanto la caracterizaba. Sus pasos avanzaban con cautela, echando vistazos de cuando en cuando, cuidando no encontrarse con alguien conocido, cuando una suave voz llamó su atención. Intentó ignorar la curiosidad que corría por sus venas y así seguir su camino, pero le fue imposible, por lo que terminó acercándose al lugar de donde se escuchaban las palabras. Parpadeó un poco desconcertada al encontrarse con un pequeño elfo, quien parecía sostener una pequeña conversación consigo mismo. Mencionó a la diosa Imbar y algunos otros dioses, desconcertando un poco más a la rubia, quien en ese punto no entendía el trasfondo de aquella escena tan poco común. El jovencito tenía una apariencia adorable, casi tanto como su adorada Iliaki y esta idea la hizo sonreír instintivamente, puesto que ya comenzaba a extrañar a su pequeña elfita y las travesuras que ésta siempre realizaba.
Estaba a punto de preguntarle si había algo en lo que ella pudiese ayudar, cuando el pequeño comenzó a dar un espectáculo bastante peculiar, invocando el nombre de la diosa Imbar con singular seriedad, para después elogiarse por tan maravillosa interpretación. De lo único de lo que Ashy estaba segura era que no entendía absolutamente nada de lo que sucedía en ese lugar. ¿Acaso el niño no se encontraba bien de sus facultades mentales? Vale, la paranoia de Frederick ya se le estaba pegando. Aun así, su lado curioso la estaba animando a acercarse y preguntarle más acerca de tan…singular función. Además, se encontraba el hecho de que oírlo mencionar a Imbar había despertado cierto interés en la de orbes cristalinos, considerando que su familia era completamente devota a la diosa y no estaría de más intercambiar un poco de conocimiento con un compatriota.
—Eso fue maravilloso —aplaudió, acercándose a él—. ¿Estabas practicando para una demostración? —Le sonrió con aire dubitativo—. Parece que sabes mucho acerca de los dioses —hizo una pequeña pausa—. Mi nombre es Ashryn, es un placer conocerte.
Venga, que interrumpir a la gente se estaba volviendo algo peculiar en ella. Solo esperaba no haber importunado al pequeño elfo, puesto que tenía mucho sin convivir con otro elfo que no fuesen sus pacientes del hospital o Iliaki, así que le emocionaba hablar con un compatriota que parecía ser tan entregado como él, pese a su apariencia tan joven.
Ashryn Elaynor
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Re: Antes del viaje [Libre]
Justo cuando había terminado su gesto de victoria y se sentía animado, escucha como alguien le habla y le aplaude, lo cual hizo que diese un vuelco el corazón del elfo, pero un vuelco del susto que casi le da un ataque al pobre, el cual de un salto se volteo para ver de donde venia la voz. Aun tenso por el susto, vio a otra elfa, la cual mostraba una leve sonrisa en su rostro mientras aplaudía.
-Eso fue maravilloso- aplaudió la elfa, acercándose a él -¿Estabas practicando para una demostración?- dijo sonriendo con aire dubitativo. -Parece que sabes mucho acerca de los dioses- hizo una pequeña pausa -Mi nombre es Ashryn, es un placer conocerte.-
El elfo con la mente en blanco, por unos momentos se quedo en silencio observándola con los ojos bien abiertos... Era un poco mas alta que el, un tanto delgada, bonita de cara, con un pelo rubio, ondulado y unos ojos celestes que hacían sentir al elfo que le penetraban con la mirada, pero eso último casi siempre le pasaba con todos los ojos celestes... Espera. Conozco a casi todos los elfos, al menos del bosque de Sandorai, y aun mas los reconocería si fuese por los ojos celestes que me llaman particularmente la atención, pero esta persona enfrente mío... No la recuerdo... ¿Quién será? Ashryn... pensó el elfo rápidamente en su mente, repasando a sus conocidos, pero nada.
Entonces se acordó de respirar y tomo compostura nuevamente, adoptando su expresión seria, aunque se le escapaba una sonrisa leve del nerviosismo por la situación en que le habían pillado.
-Muchas gracias...- dijo con una leve sonrisa que se mezclaba con su sonrisa nerviosa del momento, hizo una reverencia de saludo formal -Mi nombre es Alinthor Ydrinae, el placer es mío, y...- Pensó un segundo el orden en que debía responder -Realmente estaba practicando, se podría decir que soy un misionero de la luz,- Tomo un respiro... La verdad es que aun no soy un misionero, ni siquiera estoy seguro si es la palabra adecuada para lo que quiero hacer penso este, pero dejando esos pensamientos de lado continuo -Busco predicar sobre nuestra religión fuera de los limites del territorio de los elfos- Ahora empezaba a relajar la risa nerviosa y solo quedaba esa sonrisa leve que le ayudaba a verse mas amigable -Y como ya habrás imaginado, si, se de la diosa Imbar, se sobre nuestros dioses todo lo se debiese de saber... O eso espero.-
Por un momento le paso por la mente que estaba haciendo hace un momento... [i]Quizás me estuvo observando durante todo el tiempo? Ay... que vergüenza, pensaba que estaba solo... pensó, y nuevamente se puso un poco nervioso, pero esta vez solo se notaba un rubor en su rostro.
-Es por eso que estaba practicando, intentaba imaginar... Como convencer, como hablarles, como lograr que otras razas empiecen a querer la religión de la luz... Por cierto... ¿Desde cuando me estabas observando...?- lo ultimo lo dijo con un tono suave, casi como si no quisiese saber la respuesta, total, ni había salido del bosque y ya sentía que había hecho un poco el ridículo.[/i]
-Eso fue maravilloso- aplaudió la elfa, acercándose a él -¿Estabas practicando para una demostración?- dijo sonriendo con aire dubitativo. -Parece que sabes mucho acerca de los dioses- hizo una pequeña pausa -Mi nombre es Ashryn, es un placer conocerte.-
El elfo con la mente en blanco, por unos momentos se quedo en silencio observándola con los ojos bien abiertos... Era un poco mas alta que el, un tanto delgada, bonita de cara, con un pelo rubio, ondulado y unos ojos celestes que hacían sentir al elfo que le penetraban con la mirada, pero eso último casi siempre le pasaba con todos los ojos celestes... Espera. Conozco a casi todos los elfos, al menos del bosque de Sandorai, y aun mas los reconocería si fuese por los ojos celestes que me llaman particularmente la atención, pero esta persona enfrente mío... No la recuerdo... ¿Quién será? Ashryn... pensó el elfo rápidamente en su mente, repasando a sus conocidos, pero nada.
Entonces se acordó de respirar y tomo compostura nuevamente, adoptando su expresión seria, aunque se le escapaba una sonrisa leve del nerviosismo por la situación en que le habían pillado.
-Muchas gracias...- dijo con una leve sonrisa que se mezclaba con su sonrisa nerviosa del momento, hizo una reverencia de saludo formal -Mi nombre es Alinthor Ydrinae, el placer es mío, y...- Pensó un segundo el orden en que debía responder -Realmente estaba practicando, se podría decir que soy un misionero de la luz,- Tomo un respiro... La verdad es que aun no soy un misionero, ni siquiera estoy seguro si es la palabra adecuada para lo que quiero hacer penso este, pero dejando esos pensamientos de lado continuo -Busco predicar sobre nuestra religión fuera de los limites del territorio de los elfos- Ahora empezaba a relajar la risa nerviosa y solo quedaba esa sonrisa leve que le ayudaba a verse mas amigable -Y como ya habrás imaginado, si, se de la diosa Imbar, se sobre nuestros dioses todo lo se debiese de saber... O eso espero.-
Por un momento le paso por la mente que estaba haciendo hace un momento... [i]Quizás me estuvo observando durante todo el tiempo? Ay... que vergüenza, pensaba que estaba solo... pensó, y nuevamente se puso un poco nervioso, pero esta vez solo se notaba un rubor en su rostro.
-Es por eso que estaba practicando, intentaba imaginar... Como convencer, como hablarles, como lograr que otras razas empiecen a querer la religión de la luz... Por cierto... ¿Desde cuando me estabas observando...?- lo ultimo lo dijo con un tono suave, casi como si no quisiese saber la respuesta, total, ni había salido del bosque y ya sentía que había hecho un poco el ridículo.[/i]
Alinthor
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Re: Antes del viaje [Libre]
Ella tenía una especie de tendencia a meterse en asuntos que no le concernían, pero no había mucho que pudiese hacer al respecto, pues esa era su forma de ser y así había conocido a mucha gente valiosa, por lo que cambiar no estaba a discusión…al menos por el momento. Observó al joven elfo de apariencia adorable y no pudo evitar pensar en su pequeña Iliaki, a quien hacía un par de días que no veía por culpa de su trabajo en el hospital. Haber adoptado a la elfita estaba sacando su lado maternal más de lo que hubiese imaginado, por lo que tuvo que hacer un esfuerzo para reprimir los gestos de ternura que el chico le ocasionaba. Alinthor era el nombre del elfo, pero por más que lo pensaba la rubia no recordaba haberlo escuchado antes. Bueno, tenía tiempo que no se involucraba mucho en los asuntos de Sandorai, por lo que no le sorprendía no conocer a muchos de sus compatriotas.
Nunca había escuchado a alguien que hubiese dicho algo similar en antaño, por lo que parpadeó confundida, tratando de entender la idea que se la había expresado. ¿Un misionero de la luz? La idea no sonaba tan mal, pero le intrigaba saber cómo es que un niño tan adorable pensaba en hacerlo. Cuando ella soñaba con salir del bosque jamás se imaginó todos los peligros que tendría que enfrentar allá afuera, por lo que un gesto de extrañeza apareció en sus labios, pensando en todo lo que ese pequeño tendría que atravesar. Aunque la verdad es que una parte de ella quería animarlo y decirle que seguro le iría genial, por lo que su cabeza estaba en una lucha entre ser un adulto ‘‘responsable’’ o seguir siendo una niña traviesa. ¡Vaya dilema!
— ¿La Diosa Imbar? —Preguntó, después de que el joven la trajera de regreso de sus pensamientos—. ¡Seguro que has de saber muchísimo! —Sonrió con ánimo—. Mi familia venera a la Diosa Imbar, como puedes ver… —cortó las palabras en seco, al recordar que le había regalado su preciado collar de la familia Elaynor a Frederick, antes de que él la hiciera enojar—. Oh…bueno, no importa —soltó una risita nerviosa—. Pues… —se llevó un dedo a su mentón, tratando de calcular cuánto tiempo había estado de fisgona—. Desde poco antes de que comenzaras…creo —le dedicó una nueva sonrisa gentil—. Es que eres muy bueno, no fue difícil ignorarte. Con esa determinación seguro lograras convencer a muchos. ¿Estabas por comenzar tu viaje?
Una punzada de incomodidad le recorrió el cuerpo, haciéndola virar discretamente, tratando de descubrir de que se trataba. De alguna manera sabía que tendría que dar respuestas de su ‘‘repentina’’ desaparición, pero no estaba lista para hacerlo y aquello solo servía para aumentar sus nervios. Estaba consciente de que en Sandorai todos estaban enterados de que ella se encontraba ahí, solo restaba preguntarse cuánto tiempo pasaría antes de que el clan Elaynor la mandara llamar y si de algo tenía certeza, es que no sería de una manera amistosa.
Nunca había escuchado a alguien que hubiese dicho algo similar en antaño, por lo que parpadeó confundida, tratando de entender la idea que se la había expresado. ¿Un misionero de la luz? La idea no sonaba tan mal, pero le intrigaba saber cómo es que un niño tan adorable pensaba en hacerlo. Cuando ella soñaba con salir del bosque jamás se imaginó todos los peligros que tendría que enfrentar allá afuera, por lo que un gesto de extrañeza apareció en sus labios, pensando en todo lo que ese pequeño tendría que atravesar. Aunque la verdad es que una parte de ella quería animarlo y decirle que seguro le iría genial, por lo que su cabeza estaba en una lucha entre ser un adulto ‘‘responsable’’ o seguir siendo una niña traviesa. ¡Vaya dilema!
— ¿La Diosa Imbar? —Preguntó, después de que el joven la trajera de regreso de sus pensamientos—. ¡Seguro que has de saber muchísimo! —Sonrió con ánimo—. Mi familia venera a la Diosa Imbar, como puedes ver… —cortó las palabras en seco, al recordar que le había regalado su preciado collar de la familia Elaynor a Frederick, antes de que él la hiciera enojar—. Oh…bueno, no importa —soltó una risita nerviosa—. Pues… —se llevó un dedo a su mentón, tratando de calcular cuánto tiempo había estado de fisgona—. Desde poco antes de que comenzaras…creo —le dedicó una nueva sonrisa gentil—. Es que eres muy bueno, no fue difícil ignorarte. Con esa determinación seguro lograras convencer a muchos. ¿Estabas por comenzar tu viaje?
Una punzada de incomodidad le recorrió el cuerpo, haciéndola virar discretamente, tratando de descubrir de que se trataba. De alguna manera sabía que tendría que dar respuestas de su ‘‘repentina’’ desaparición, pero no estaba lista para hacerlo y aquello solo servía para aumentar sus nervios. Estaba consciente de que en Sandorai todos estaban enterados de que ella se encontraba ahí, solo restaba preguntarse cuánto tiempo pasaría antes de que el clan Elaynor la mandara llamar y si de algo tenía certeza, es que no sería de una manera amistosa.
Ashryn Elaynor
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Re: Antes del viaje [Libre]
Cuando la elfa menciono que su familia veneraba a la diosa Imbar e incluso agrego un “como puedes ver”, el joven religioso esperaba ver algún objeto como un colgante o un anillo, comunes entre la gente que los veneraban puesto que les ayudaba a sentirse mas cercanos a los dioses, se podría decir que era como un amuleto de suerte. Pero antes de que le mostrasen algo, esta pareció arrepentirse... ¿No tiene ninguna cosa? Eso es extraño... pero bueno, tendrá sus razones. Penso el peliblanco, sin darle mayor relevancia en ese momento.
Luego escucho como le halagaban por su practica, incluso una sonrisa sincera pudo vislumbrar Alinthor, lo cual le hizo sentir un poco avergonzado pero feliz, si incluso otro elfo encontraba que lo que estaba haciendo se veía bastante bien, entonces puede que no le fuese a ir tan mal una vez que llegase al momento en que sus practicas diesen fruto. Su futuro como un elfo misionero de la religión de la luz ya no parecía tan difícil gracias a las palabras de la otra persona, dándole más seguridad para partir en su viaje.
-Si, pronto me tocara partir de Sandorai y de las tierras elficas...- por un momento suspiro, pensar que iba a dejar su tierra natal también le desanimaba un poco, pero luego pensando en todo lo que viajaría en el futuro, le animo un poco más. –Una vez que deje el territorio de los elfos pienso ir hacia el este, aun no estoy totalmente seguro de que camino tomar, pero estoy pensando en primero ir un poco hacia el norte, llegar a los bosques del este y así poder encontrarme con los famosos licántropos.- En este punto ya se notaba estaba que el joven se emocionaba un poco , la idea de que encontrase a esos lobos que se transformaban en humanos y viceversa era algo excepcionalmente increíble para el. Pero ahí no terminaba todo -Pero puede que también me encuentre con los hombres bestia, aunque de esos ya no estoy seguro que esperar... La cosa es que empezare un poco por esas zonas, ya que planeo volver a pasar por el bosque del este otra vez más antes de ir más al norte. Entonces, iré a los bosques del este, luego me devolveré al sur pero mas al este para encontrar los asentamientos de los humanos e incluso de los bio cibernéticos, en los asentamientos humanos me quedare promulgando un poco sobre los dioses con tal de incentivar un poco la religión de la luz ahí, nuevamente iré a los bosques para ir por otros caminos en los territorios de los licántropos, y por fin ir al norte para encontrarme con los dragones.- Acá hizo una pausa, ya se había emocionado de mas contando su plan de viaje, pero la parte de los dragones era especialmente difícil –En este punto, tendré que ser mas permisivo en el tema de la religión, ya que por lo que e averiguado, ellos son extremadamente religiosos, y si llegase a invadir con mi religión, puede que me dificultasen el trabajo, por lo que en estos lugares, realmente me sentiría feliz si adoptasen parte de la religión de la luz aunque tuviesen que mantener la suya... una especie de mezcla me haría sentir satisfecho. Y después del norte, iría al oeste, el mayor peligro par mi... incluso estoy pensando si realmente realizar esa parte del viaje... ¿Tu has visto alguna vez a un vampiro? Por que yo no, pero lo que me han contado me basta para no desear conocerlos... Y la religión de la luz no parece ser muy a fin con ellos... Pero si llegase a convencer a alguno de que aunque fuese creyesen en la diosa Imbar e Isil, daria por termiana mi tarea en aquellas tierras. Y yendo mas al sur me tocaría el ultimo objetivo...- Acá tuvo que hacer otra pausa, ya que era un tema delicado para muchos elfos el hablar sobre los brujos, todo eso debido a los resentimientos de antaño -Los brujos. Quizás no logre que abandonen sus costumbres de usar la magia incorrectamente, pero lograría que den un paso hacia las buenas practicas si los convenzo de seguir la religión de la luz...-
Y cuando termino, se dio cuenta que ya había hablado de mas... Pero como ya le había contado todo a la otra persona, esperaba que esta se hiciese responsable y le diese su opinión al respecto.
-¿Qué te parece mi viaje? ¿Te parece realista?- Pregunto con una sonrisa suave mientras veía a la contraparte a los ojos. Quería una respuesta sincera, quería saber la opinión de otros fuera de su familia y tribu.
Luego escucho como le halagaban por su practica, incluso una sonrisa sincera pudo vislumbrar Alinthor, lo cual le hizo sentir un poco avergonzado pero feliz, si incluso otro elfo encontraba que lo que estaba haciendo se veía bastante bien, entonces puede que no le fuese a ir tan mal una vez que llegase al momento en que sus practicas diesen fruto. Su futuro como un elfo misionero de la religión de la luz ya no parecía tan difícil gracias a las palabras de la otra persona, dándole más seguridad para partir en su viaje.
-Si, pronto me tocara partir de Sandorai y de las tierras elficas...- por un momento suspiro, pensar que iba a dejar su tierra natal también le desanimaba un poco, pero luego pensando en todo lo que viajaría en el futuro, le animo un poco más. –Una vez que deje el territorio de los elfos pienso ir hacia el este, aun no estoy totalmente seguro de que camino tomar, pero estoy pensando en primero ir un poco hacia el norte, llegar a los bosques del este y así poder encontrarme con los famosos licántropos.- En este punto ya se notaba estaba que el joven se emocionaba un poco , la idea de que encontrase a esos lobos que se transformaban en humanos y viceversa era algo excepcionalmente increíble para el. Pero ahí no terminaba todo -Pero puede que también me encuentre con los hombres bestia, aunque de esos ya no estoy seguro que esperar... La cosa es que empezare un poco por esas zonas, ya que planeo volver a pasar por el bosque del este otra vez más antes de ir más al norte. Entonces, iré a los bosques del este, luego me devolveré al sur pero mas al este para encontrar los asentamientos de los humanos e incluso de los bio cibernéticos, en los asentamientos humanos me quedare promulgando un poco sobre los dioses con tal de incentivar un poco la religión de la luz ahí, nuevamente iré a los bosques para ir por otros caminos en los territorios de los licántropos, y por fin ir al norte para encontrarme con los dragones.- Acá hizo una pausa, ya se había emocionado de mas contando su plan de viaje, pero la parte de los dragones era especialmente difícil –En este punto, tendré que ser mas permisivo en el tema de la religión, ya que por lo que e averiguado, ellos son extremadamente religiosos, y si llegase a invadir con mi religión, puede que me dificultasen el trabajo, por lo que en estos lugares, realmente me sentiría feliz si adoptasen parte de la religión de la luz aunque tuviesen que mantener la suya... una especie de mezcla me haría sentir satisfecho. Y después del norte, iría al oeste, el mayor peligro par mi... incluso estoy pensando si realmente realizar esa parte del viaje... ¿Tu has visto alguna vez a un vampiro? Por que yo no, pero lo que me han contado me basta para no desear conocerlos... Y la religión de la luz no parece ser muy a fin con ellos... Pero si llegase a convencer a alguno de que aunque fuese creyesen en la diosa Imbar e Isil, daria por termiana mi tarea en aquellas tierras. Y yendo mas al sur me tocaría el ultimo objetivo...- Acá tuvo que hacer otra pausa, ya que era un tema delicado para muchos elfos el hablar sobre los brujos, todo eso debido a los resentimientos de antaño -Los brujos. Quizás no logre que abandonen sus costumbres de usar la magia incorrectamente, pero lograría que den un paso hacia las buenas practicas si los convenzo de seguir la religión de la luz...-
Y cuando termino, se dio cuenta que ya había hablado de mas... Pero como ya le había contado todo a la otra persona, esperaba que esta se hiciese responsable y le diese su opinión al respecto.
-¿Qué te parece mi viaje? ¿Te parece realista?- Pregunto con una sonrisa suave mientras veía a la contraparte a los ojos. Quería una respuesta sincera, quería saber la opinión de otros fuera de su familia y tribu.
Alinthor
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Re: Antes del viaje [Libre]
La ojiazul esperaba que su descuido no hubiese sido notado, pues aquello que quiso señalar ya no se encontraba colgando en su cuello y eso pudo haberla dejado como una tonta frente a su compatriota. Intentó desviar el tema hacia el momento preciso en que estuvo observando al muchacho y hay que admitir que por el momento parecía haber funcionado. Es difícil determinar cómo o por qué la elfa no dejaba de mirar al pequeño compatriota, pues su apariencia adorable le recordaba demasiado a su querida Iliaki. Escuchaba atentamente a las palabras del elfo, tratando de asimilar todo lo que éste le decía, asintiendo con cierto desconcierto a la explicación éste le daba, acerca del viaje que estaba a punto de emprender.
Por más que Ashy lo intentó no pudo recordar a alguien que le hubiese dicho algo similar. Al parecer no había tantos elfos devotos en esos días y tal afirmación solo logró causarle una intriga mayor. La mención de los bosques del este logró traerla de regreso a la realidad; ella se encontraba en Sandorai, no muy lejos del territorio de la familia Elaynor y poco faltaría para que alguien de la rama secundaria se percatase de su presencia. Y es que nadie pensaría que la amada ‘‘princesa’’ heredera de los Elaynor se había escapado de los bosques para vivir una modesta vida como médico, compartiendo la crianza de una elfita con un bobo cazador, quien ni siquiera la trataba bien. ¡Oenel Elaynor moriría al enterarse de esta última verdad! ¡Su hermosa nieta enamorada de un humano! Tanta revolución en su cabeza solo fue mermada por la continua explicación del joven Alinthor.
Hasta ese momento Ashy no recordaba haber convivido con licántropos, pero el único hombre-bestia que había conocido era un enorme perro con carácter de pocos amigos y miembro de la guardia; por lo que no dudaba en que para el elfo sería una tarea muy complicada. Los orbes azules miraron al muchacho con cierta admiración, pues su plan ciertamente estaba bastante bien elaborado. Claro que todo volvió a tomar un giro inesperado cuando él le preguntó acerca de los vampiros, a lo que la rubia no dudó en soltar una ligera risita al recordar al único vampiro que había conocido y quien, curiosamente, difería mucho de la descripción que ella tenía de esa raza; aunque no era tan inocente como para creer que todos ellos eran así en general.
—Pues…mi mejor amigo es un vampiro —no estaba segura si podía catalogar a Bio como su mejor amigo, pero era lo más cercano a uno—. No es un vampiro ‘‘convencional’’. En lugar de morder personas prefiere ponerles apodos graciosos —infló las mejillas recordando todas las veces que la había llamado de maneras curiosas—, pero supongo que como en todas las razas él es una excepción a la regla, así que creo que debes tener mucho cuidado cuando estés en ese territorio —le puso la mano en el hombro y le sonrió—. Creo que lo que vas a hacer es bastante aventurero y complicado. Aun así, estoy segura de que tendrás éxito, pues es una misión noble y pura —le dio una pequeña palmadita en el hombro—. Solo ten cuidado —sonrió nuevamente—. ¿Y quién sabe? Tal vez te lleves una gran sorpresa. Hay brujos buenos en el mundo —recordó a Huracán y a Jules—, así como también hay elfos malos.
No es como que ella fuese una experta en el mundo exterior, pero consideraba que su experiencia le había brindado el conocimiento suficiente, como para externarle una idea más clara de lo que tendría que enfrentar. Solo que ya no estaba segura de quien corría más riesgo, si él por salir del bosque o ella por entrar de nuevo en él.
Por más que Ashy lo intentó no pudo recordar a alguien que le hubiese dicho algo similar. Al parecer no había tantos elfos devotos en esos días y tal afirmación solo logró causarle una intriga mayor. La mención de los bosques del este logró traerla de regreso a la realidad; ella se encontraba en Sandorai, no muy lejos del territorio de la familia Elaynor y poco faltaría para que alguien de la rama secundaria se percatase de su presencia. Y es que nadie pensaría que la amada ‘‘princesa’’ heredera de los Elaynor se había escapado de los bosques para vivir una modesta vida como médico, compartiendo la crianza de una elfita con un bobo cazador, quien ni siquiera la trataba bien. ¡Oenel Elaynor moriría al enterarse de esta última verdad! ¡Su hermosa nieta enamorada de un humano! Tanta revolución en su cabeza solo fue mermada por la continua explicación del joven Alinthor.
Hasta ese momento Ashy no recordaba haber convivido con licántropos, pero el único hombre-bestia que había conocido era un enorme perro con carácter de pocos amigos y miembro de la guardia; por lo que no dudaba en que para el elfo sería una tarea muy complicada. Los orbes azules miraron al muchacho con cierta admiración, pues su plan ciertamente estaba bastante bien elaborado. Claro que todo volvió a tomar un giro inesperado cuando él le preguntó acerca de los vampiros, a lo que la rubia no dudó en soltar una ligera risita al recordar al único vampiro que había conocido y quien, curiosamente, difería mucho de la descripción que ella tenía de esa raza; aunque no era tan inocente como para creer que todos ellos eran así en general.
—Pues…mi mejor amigo es un vampiro —no estaba segura si podía catalogar a Bio como su mejor amigo, pero era lo más cercano a uno—. No es un vampiro ‘‘convencional’’. En lugar de morder personas prefiere ponerles apodos graciosos —infló las mejillas recordando todas las veces que la había llamado de maneras curiosas—, pero supongo que como en todas las razas él es una excepción a la regla, así que creo que debes tener mucho cuidado cuando estés en ese territorio —le puso la mano en el hombro y le sonrió—. Creo que lo que vas a hacer es bastante aventurero y complicado. Aun así, estoy segura de que tendrás éxito, pues es una misión noble y pura —le dio una pequeña palmadita en el hombro—. Solo ten cuidado —sonrió nuevamente—. ¿Y quién sabe? Tal vez te lleves una gran sorpresa. Hay brujos buenos en el mundo —recordó a Huracán y a Jules—, así como también hay elfos malos.
No es como que ella fuese una experta en el mundo exterior, pero consideraba que su experiencia le había brindado el conocimiento suficiente, como para externarle una idea más clara de lo que tendría que enfrentar. Solo que ya no estaba segura de quien corría más riesgo, si él por salir del bosque o ella por entrar de nuevo en él.
Ashryn Elaynor
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Re: Antes del viaje [Libre]
Las palabras de la rubia le reconfortaron de cierta forma, aunque al sentir como le ponía la mano en el hombro, no pudo evitar la sensación de que estaban reconfortando a un niño... Pero obviamente el era un niño, al menos a la vista de la mayoría de los elfos que superaban los cien años, el con sus cincuenta aun era muy joven. En un intento de ignorar este sentimiento de sentirse muy joven, quiso repasar mentalmente lo que le había dicho la ojiazul... Su mejor amigo es un amigo vampiro y a este le gustaba poner sobrenombres, pero no era... ¡ESPERA!
-Tu... ¿¡Tu mejor amigo es un vampiro!? ¿Cómo es que tienes un vampiro de amigo? ¡Y de mejor amigo! ¿Acaso no le tienes miedo? La fama de los vampiros por ser criaturas agresivas no es poca...- Espera... Si ella es amiga de un vampiro ¿no significa que ella es fuerte entonces? Nunca había escuchado de un elfo que fuese amigo de un vampiro... Principalmente por que ellos solían atacar a la gente, entonces... Para que un vampiro se hiciese el amistoso, ella debía ser bastante fuerte y poder mantenerlo a raya... ¿no? Fueron los pensamientos del joven elfo mientras cambiaba la forma en que veía a la mujer delante suyo, ahora sentía que estaba frente a alguien que debía respetar en términos de fuerza... Por lo que cualquier consejo de ella, debía tomarlo bastante en cuenta, no todos los días podía tener a una experta dándole tal calibre de consejos.
-De acuerdo, tendré bastante cuidado en el territorio vampiro, no me puedo confiar en lo mas mínimo allí.- Dijo con una mirada mas animada y un tono mas serio, para demostrar que se estaba tomando en cuenta el consejo de la veterana (según el). -Yo también creo que en el caso de los brujos pueda encontrarme con gente buena, al menos en los últimos años, ellos se han mostrado bastante colaboradores en los temas de conservar la paz... Pero soy consiente de que aun existen rencillas entre nuestras razas...-
Y en cuanto al tema de los elfos malos, por un momento quedo dudando, sabia que no todos los elfos podían ser de fiar... ¿Pero llegarían a ser malvados realmente...? -Una pregunta... ¿Qué tipos de elfos malos se ha encontrado usted? O mejor dicho ¿En que sentidos son elfos malos? Es que en mi ignorancia, todavía no me e encontrado con ningún elfo que pueda tachar como malvado realmente...- Y en eso el joven Alinthor no estaba mintiendo, en todo su tiempo, solamente había tratado con otros que buscaban estar mas cerca de los dioses, por lo cual de malvados, ante los ojos del pequeño predicador, estos se encontraban lejos de ser tachados como malvados, quizás algunos como irresponsables o irrespetuosos, pero nunca malvados...
-Y por ultimo, una pregunta más... ¿Alguna vez ha tratado con un biocibernetico? E escuchado de ellos, pero no parecen ser seres... Con los que sea fácil conversar, al menos por lo que e escuchado, han llegado a ignorar a otras razas que no sean humanos en ocasiones... ¿Sabe si eso es tan así...?- Ahora que ya miraba a la elfa veterana enfrente suyo con otros ojos, debía aprovechar de hacer todo tipo de preguntas, en su familia los casos de elfos que salían fuera del territorio elfico eran casi nulos, por lo que adquirir conocimiento de otras razas de primera mano de otra persona era una oportunidad que no podía desaprovechar el peliblanco.
-Tu... ¿¡Tu mejor amigo es un vampiro!? ¿Cómo es que tienes un vampiro de amigo? ¡Y de mejor amigo! ¿Acaso no le tienes miedo? La fama de los vampiros por ser criaturas agresivas no es poca...- Espera... Si ella es amiga de un vampiro ¿no significa que ella es fuerte entonces? Nunca había escuchado de un elfo que fuese amigo de un vampiro... Principalmente por que ellos solían atacar a la gente, entonces... Para que un vampiro se hiciese el amistoso, ella debía ser bastante fuerte y poder mantenerlo a raya... ¿no? Fueron los pensamientos del joven elfo mientras cambiaba la forma en que veía a la mujer delante suyo, ahora sentía que estaba frente a alguien que debía respetar en términos de fuerza... Por lo que cualquier consejo de ella, debía tomarlo bastante en cuenta, no todos los días podía tener a una experta dándole tal calibre de consejos.
-De acuerdo, tendré bastante cuidado en el territorio vampiro, no me puedo confiar en lo mas mínimo allí.- Dijo con una mirada mas animada y un tono mas serio, para demostrar que se estaba tomando en cuenta el consejo de la veterana (según el). -Yo también creo que en el caso de los brujos pueda encontrarme con gente buena, al menos en los últimos años, ellos se han mostrado bastante colaboradores en los temas de conservar la paz... Pero soy consiente de que aun existen rencillas entre nuestras razas...-
Y en cuanto al tema de los elfos malos, por un momento quedo dudando, sabia que no todos los elfos podían ser de fiar... ¿Pero llegarían a ser malvados realmente...? -Una pregunta... ¿Qué tipos de elfos malos se ha encontrado usted? O mejor dicho ¿En que sentidos son elfos malos? Es que en mi ignorancia, todavía no me e encontrado con ningún elfo que pueda tachar como malvado realmente...- Y en eso el joven Alinthor no estaba mintiendo, en todo su tiempo, solamente había tratado con otros que buscaban estar mas cerca de los dioses, por lo cual de malvados, ante los ojos del pequeño predicador, estos se encontraban lejos de ser tachados como malvados, quizás algunos como irresponsables o irrespetuosos, pero nunca malvados...
-Y por ultimo, una pregunta más... ¿Alguna vez ha tratado con un biocibernetico? E escuchado de ellos, pero no parecen ser seres... Con los que sea fácil conversar, al menos por lo que e escuchado, han llegado a ignorar a otras razas que no sean humanos en ocasiones... ¿Sabe si eso es tan así...?- Ahora que ya miraba a la elfa veterana enfrente suyo con otros ojos, debía aprovechar de hacer todo tipo de preguntas, en su familia los casos de elfos que salían fuera del territorio elfico eran casi nulos, por lo que adquirir conocimiento de otras razas de primera mano de otra persona era una oportunidad que no podía desaprovechar el peliblanco.
Alinthor
Experto
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Re: Antes del viaje [Libre]
Parpadeó confundida, cayendo en cuenta que lo que había revelado acerca de Bio no era algo que se debiese sacar en una conversación casual. El joven elfo reaccionó de manera curiosa, haciéndole todo tipo de preguntas acerca de su amistad con el vampiro y mirándola con esa cara de asombro. Ashy soltó una risita nerviosa, buscando acomodar los pensamientos en su cabeza para brindarle las respuestas adecuadas. No había tratado con muchos vampiros, pero era consciente de la reputación que estos tenían y claramente Bio no era precisamente alguien a quien le hubiese podido pedir información sobre su raza. Quizá si le explicaba al joven parte de sus aventuras con él, podría entender porque le estimaba tanto, aunque ciertamente había muchos detalles sobre Bio que ella desconocía y que quizá no serían tan agradables.
—Supongo que es difícil de entender, ¿verdad? —Perdió el ánimo durante un instante—. Ser amiga de un vampiro no es algo que se deba divulgar tan fácilmente —miró el suelo—. Bio es…diferente. Nunca lo he visto matar por placer, ni siquiera lo he visto ser cruel con alguien —recordó todas las veces que la salvó—. Aunque tiene un severo problema con los apodos y las bromas —hizo un leve puchero—. Claro que todas esas veces que hemos estado a punto de morir su sentido del humor ha servido para que no tuviese tanto miedo —sonrió con tristeza al recordar cuando él casi la olvidaba y cómo aun así logró reconfortarla con aquellos pésimos chistes—. Supongo que la raza no es lo que forja nuestra esencia, al final son nuestros lazos, nuestros ideales y nuestras creencias lo que nos hace ser quienes somos —volvió a levantar la mirada—. Creo que me sentiría mal si me juzgaran solo por mi apariencia —señaló sus orejitas de elfo—, si la gente solo pensase en mí como una elfa y asumiera que todo lo que soy radica en la magia y en abrazar árboles, entonces mi humanidad se vería omitida y no podría demostrar que puedo ser tan valiente o intrépida como cualquier otro humano —comenzó a hablar más bajito—. Eso sería…como decir que mi padre no fue importante solo por ser humano.
Se sonrojó al darse cuenta que había abierto la boca de más. Si alguien escuchaba aquellas declaraciones todo el bosque entraría en un revuelo. Ella no se avergonzaba de su progenitor, inclusive se sentía orgullosa de que por sus venas corriese sangre humana, pero estaba segura que su familia no reaccionaría de la misma manera si se enteraban que ella conocía aquel secreto y que ahora lo estaba compartiendo con un completo extraño. Afortunadamente el pequeño misionero volvió a retomar la palabra, cambiando drásticamente el rumbo de la conversación de una raza a otra. Instintivamente la de orbes azulados esbozó una radiante sonrisa al recordar a Huracán y a Jules, esos dos brujos que habían sido increíblemente buenos con ella y a quienes admiraba demasiado, haciendo a un lado el hecho de que se dedicaban a cazar vampiros. Una nueva preguntó capturó su atención, haciéndola reflexionar un momento sobre el tema para así exponerlo con mejor claridad.
— ¿Apoyarías a alguien que experimentara, torturara y matara vampiros solo para lograr revivir a su esposa muerta? ¿Inclusive si fuese un elfo? —Lo miró con seriedad—. La hipocresía de esta raza radica en el sentimiento de superioridad y en el orgullo mismo —desvió la mirada, tratando de no proferir más adjetivos a su propia raza—. Cuando conocí a Bio un elfo intentó matarnos. Ese elfo había estado secuestrando vampiros, usándolos como conejillos de indias en todo tipo de crueles experimentos, buscando así revivir a su esposa que había muerto —suspiró, pidiendo perdón a Imbar por lo que estaba por decir—. Hay toda clase de seres en el mundo, pertenecer a una u otra raza no define que alguien será bueno o malo —bajó la mirada un instante—. Hace dieciocho años mi madre se enamoró de un joven mestizo. Él no había heredado la magia ni los rasgos de los elfos, pero era mucho más bondadoso y humilde que cualquiera de sangre pura. El clan Elaynor se opuso a esa boda, pero al final no pudieron evitarla y de ese lazo nacimos mi gemelo y yo —hizo una leve pausa—. Alguien mató a mis padres, condenándonos a Allen y a mí a permanecer para siempre en Sandorai —sonrió un poco—. No teníamos permitido salir del bosque, ni siquiera nos contaron la verdad de nuestro origen, pero no podían mantenernos ocultos para siempre y fue así que terminé escapando, viviendo un sinfín de aventuras lejos de casa. Haciendo amigos, enamorándome…—se sonrojó—, inclusive terminé adoptando una hija —soltó una risita nerviosa—. Supongo que eso no me hace del todo buena elfa… —levantó la mirada—. A lo que voy es que nuestro ser no está ligado a nuestra raza.
Si seguía tocando el tema terminaría demasiado mal y era algo que no deseaba exponer frente al pequeño elfo. Ella no era partidaria de quejarse en contra de su familia, pues a pesar del orgullo conocido del clan Elaynor todo había sido para protegerlos a ella y a Allen, aunque al final no habían conseguido mantenerla alejada del peligro. Estaba segura que entre más pasaba el tiempo, más corría el riesgo de que ambas ramas de la familia se enterasen de su presencia y terminaran despreciándola como tanto temía, pero en ese punto ya no tenía oportunidad de arrepentirse. Retomó su ánimo y miró al joven, buscando la información que pudiese tener sobre los biociberneticos, pero la verdad es que todo lo que había escuchado eran solo rumores.
—Lo siento, no sé absolutamente nada de esa raza —sonrió de manera amigable—. No seas tan respetuoso, nací hace diecisiete años así que no creo merecer tal trato tan solmene.
—Supongo que es difícil de entender, ¿verdad? —Perdió el ánimo durante un instante—. Ser amiga de un vampiro no es algo que se deba divulgar tan fácilmente —miró el suelo—. Bio es…diferente. Nunca lo he visto matar por placer, ni siquiera lo he visto ser cruel con alguien —recordó todas las veces que la salvó—. Aunque tiene un severo problema con los apodos y las bromas —hizo un leve puchero—. Claro que todas esas veces que hemos estado a punto de morir su sentido del humor ha servido para que no tuviese tanto miedo —sonrió con tristeza al recordar cuando él casi la olvidaba y cómo aun así logró reconfortarla con aquellos pésimos chistes—. Supongo que la raza no es lo que forja nuestra esencia, al final son nuestros lazos, nuestros ideales y nuestras creencias lo que nos hace ser quienes somos —volvió a levantar la mirada—. Creo que me sentiría mal si me juzgaran solo por mi apariencia —señaló sus orejitas de elfo—, si la gente solo pensase en mí como una elfa y asumiera que todo lo que soy radica en la magia y en abrazar árboles, entonces mi humanidad se vería omitida y no podría demostrar que puedo ser tan valiente o intrépida como cualquier otro humano —comenzó a hablar más bajito—. Eso sería…como decir que mi padre no fue importante solo por ser humano.
Se sonrojó al darse cuenta que había abierto la boca de más. Si alguien escuchaba aquellas declaraciones todo el bosque entraría en un revuelo. Ella no se avergonzaba de su progenitor, inclusive se sentía orgullosa de que por sus venas corriese sangre humana, pero estaba segura que su familia no reaccionaría de la misma manera si se enteraban que ella conocía aquel secreto y que ahora lo estaba compartiendo con un completo extraño. Afortunadamente el pequeño misionero volvió a retomar la palabra, cambiando drásticamente el rumbo de la conversación de una raza a otra. Instintivamente la de orbes azulados esbozó una radiante sonrisa al recordar a Huracán y a Jules, esos dos brujos que habían sido increíblemente buenos con ella y a quienes admiraba demasiado, haciendo a un lado el hecho de que se dedicaban a cazar vampiros. Una nueva preguntó capturó su atención, haciéndola reflexionar un momento sobre el tema para así exponerlo con mejor claridad.
— ¿Apoyarías a alguien que experimentara, torturara y matara vampiros solo para lograr revivir a su esposa muerta? ¿Inclusive si fuese un elfo? —Lo miró con seriedad—. La hipocresía de esta raza radica en el sentimiento de superioridad y en el orgullo mismo —desvió la mirada, tratando de no proferir más adjetivos a su propia raza—. Cuando conocí a Bio un elfo intentó matarnos. Ese elfo había estado secuestrando vampiros, usándolos como conejillos de indias en todo tipo de crueles experimentos, buscando así revivir a su esposa que había muerto —suspiró, pidiendo perdón a Imbar por lo que estaba por decir—. Hay toda clase de seres en el mundo, pertenecer a una u otra raza no define que alguien será bueno o malo —bajó la mirada un instante—. Hace dieciocho años mi madre se enamoró de un joven mestizo. Él no había heredado la magia ni los rasgos de los elfos, pero era mucho más bondadoso y humilde que cualquiera de sangre pura. El clan Elaynor se opuso a esa boda, pero al final no pudieron evitarla y de ese lazo nacimos mi gemelo y yo —hizo una leve pausa—. Alguien mató a mis padres, condenándonos a Allen y a mí a permanecer para siempre en Sandorai —sonrió un poco—. No teníamos permitido salir del bosque, ni siquiera nos contaron la verdad de nuestro origen, pero no podían mantenernos ocultos para siempre y fue así que terminé escapando, viviendo un sinfín de aventuras lejos de casa. Haciendo amigos, enamorándome…—se sonrojó—, inclusive terminé adoptando una hija —soltó una risita nerviosa—. Supongo que eso no me hace del todo buena elfa… —levantó la mirada—. A lo que voy es que nuestro ser no está ligado a nuestra raza.
Si seguía tocando el tema terminaría demasiado mal y era algo que no deseaba exponer frente al pequeño elfo. Ella no era partidaria de quejarse en contra de su familia, pues a pesar del orgullo conocido del clan Elaynor todo había sido para protegerlos a ella y a Allen, aunque al final no habían conseguido mantenerla alejada del peligro. Estaba segura que entre más pasaba el tiempo, más corría el riesgo de que ambas ramas de la familia se enterasen de su presencia y terminaran despreciándola como tanto temía, pero en ese punto ya no tenía oportunidad de arrepentirse. Retomó su ánimo y miró al joven, buscando la información que pudiese tener sobre los biociberneticos, pero la verdad es que todo lo que había escuchado eran solo rumores.
—Lo siento, no sé absolutamente nada de esa raza —sonrió de manera amigable—. No seas tan respetuoso, nací hace diecisiete años así que no creo merecer tal trato tan solmene.
Ashryn Elaynor
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Re: Antes del viaje [Libre]
TEMA ABANDONADO
Alanna Delteria
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