1 - La Espada Kaliha [Robo organizado][Noche]
Página 1 de 1. • Comparte
1 - La Espada Kaliha [Robo organizado][Noche]
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
*Lugar de Reunión con el vampiro - Península de Verisar - Noche*
*Lugar de Reunión con el vampiro - Península de Verisar - Noche*
La espada Kaliha es un arma hecha por vampiros herreros; es una pieza muy fina y especial, puesto que hace muchos años cuando hubo una gran guerra de vampiros contra hombres lobo, estos últimos consiguieron aquel arma y lo usaron para cortar las cabezas de miles de vampiros. Es irónico que un arma hecha por vampiros sea tan buena para exterminarlos.
Después de mucho derrame de sangre por ambos bandos los vampiros decidieron que no podían dejar que otro ser en la tierra que no fuese vampiro tocara aquella hermosa espada; se aliaron con muchas fuerzas mágicas, hasta que uno de los vampiros logró desarrollar algo oscuro para impedir que otra raza toque la espada.
A pesar de todo esto los hombres lobos se quedaron al final con aquella arma mortal; ya no la podían usar, a menos que la agarraran con un trapo, pero la atesoraron como recuerdo de aquella vergüenza que le hicieron pasar a los vampiros.
En la actualidad la espada Kaliha sigue en mano de una manada muy poderosa de lobos. Hay un vampiro muy interesante que la desea recuperar.
Los bajos fondos de las catacumbas se inundan de comentarios y al final, termino por querer contacto con el gremio de ladrones. Obviamente no lo logró a la primera, ni a la segunda, pero le dijo a un amigo, que le dijera a un amigo, que le preguntara a su otro amigo… hasta conseguir a uno de los miembros del gremio que estaría dispuesto a hacer ese tipo de trabajo.
La información llegó a mis oídos y acepté una cita con él, me explicó la situación y me dijo que si necesitaba a todo su equipo de ataque. Yo ante los datos obtenidos y su poca planeación suspiré.
-Consígueme a un vampiro que no sea de tus filas, es todo lo que pido- dije.
-¿Uno?-
-Sí, un vampiro que no conozcas, que no te conozca y que esté dispuesto a hacer el trabajo- hice una pausa – Sabré si es de tu equipo… así que por el bien de todos …-
-Que bajo he caído, una niñita mandándome – dijo perdiendo la paciencia.
- Bueno, éxito consiguiendo a un ladrón de calidad que te dé tan bajos precios – hago una pausa - ¿Preferirías poner en riesgo a todos tus fieles, a un cualquiera? -
El vampiro parecía más alterado que antes, pero al menos lo vi asentir con la cabeza y lo oí decir que mañana tendría a mi vampiro para el robo.
Las exigencias de la misión eran bastantes, por lo que estaba segura de que necesitaba más ayuda. Pero luego buscaría ayuda de los propios lobos por allá en los reinos del este.
Después de mucho derrame de sangre por ambos bandos los vampiros decidieron que no podían dejar que otro ser en la tierra que no fuese vampiro tocara aquella hermosa espada; se aliaron con muchas fuerzas mágicas, hasta que uno de los vampiros logró desarrollar algo oscuro para impedir que otra raza toque la espada.
A pesar de todo esto los hombres lobos se quedaron al final con aquella arma mortal; ya no la podían usar, a menos que la agarraran con un trapo, pero la atesoraron como recuerdo de aquella vergüenza que le hicieron pasar a los vampiros.
En la actualidad la espada Kaliha sigue en mano de una manada muy poderosa de lobos. Hay un vampiro muy interesante que la desea recuperar.
Los bajos fondos de las catacumbas se inundan de comentarios y al final, termino por querer contacto con el gremio de ladrones. Obviamente no lo logró a la primera, ni a la segunda, pero le dijo a un amigo, que le dijera a un amigo, que le preguntara a su otro amigo… hasta conseguir a uno de los miembros del gremio que estaría dispuesto a hacer ese tipo de trabajo.
La información llegó a mis oídos y acepté una cita con él, me explicó la situación y me dijo que si necesitaba a todo su equipo de ataque. Yo ante los datos obtenidos y su poca planeación suspiré.
-Consígueme a un vampiro que no sea de tus filas, es todo lo que pido- dije.
-¿Uno?-
-Sí, un vampiro que no conozcas, que no te conozca y que esté dispuesto a hacer el trabajo- hice una pausa – Sabré si es de tu equipo… así que por el bien de todos …-
-Que bajo he caído, una niñita mandándome – dijo perdiendo la paciencia.
- Bueno, éxito consiguiendo a un ladrón de calidad que te dé tan bajos precios – hago una pausa - ¿Preferirías poner en riesgo a todos tus fieles, a un cualquiera? -
El vampiro parecía más alterado que antes, pero al menos lo vi asentir con la cabeza y lo oí decir que mañana tendría a mi vampiro para el robo.
Las exigencias de la misión eran bastantes, por lo que estaba segura de que necesitaba más ayuda. Pero luego buscaría ayuda de los propios lobos por allá en los reinos del este.
___________
OffRol
pero en el siguiente ya estaré en los reinos del este.
OffRol
- Espada:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
pero en el siguiente ya estaré en los reinos del este.
Magazubi
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 755
Nivel de PJ : : 5
Re: 1 - La Espada Kaliha [Robo organizado][Noche]
No había recibido muchos detalles de aquello. Después del episodio de Baslodia, no tuvo más opción que dirigirse apresuradamente hacia... Los reinos del este. Lo cual, no sonaba especialmente bien para él. Alzzul tomó el camino que creyó más seguro. De la península tomó camino hacia el norte, llegando al Pantano que había transitado con frecuencia tiempo atrás. En lugar de seguir el camino al norte, lo cruzó en horizontal, camino al río Tymer, el cual transitó por su costa hasta llevar a la parte este de los bosques, como dirigiéndose a Dundarak. No hace falta ser muy inteligente para deducir que el camino no fue fácil, que el vampiro se sentía continuamente acosado por figuras invisibles y que apenas pudo dormir en los largos días de travesía en los cuales encontró a bien encerrarse en cuevas, enterrarse en precarios hoyos de endeble estructura y demás peripecias para sobrevivir al viaje. Tampoco tenía mucho que perder, pero se decidió a llegar con vida a ver dónde le llevaba todo el asunto.
Repasó la escena. Un hombre decrépito le abordó al abandonar los campos de cultivo, le dio la misión de encontrarse con una niña en cierta zona indicada en un mapa (bastante poco específico, siendo honestos) de los Bosques del Este. Sería rédito fácil, y no supondría demasiado peligro. Quizá lo peor sería la travesía. Esperó que así fuera. No quería repetir ese infierno. Preferiría tomar la vuelta a casa por el maldito lago central si era necesario. Aunque tuviera que improvisar una barca. Era un hombre hábil, conseguiría apañárselas.
Aquella noche, la luna iluminaba con la potencia de su redonda figura la totalidad del bosque, emitiendo un leve fulgor celeste que invadía los espacios que las abundantes hojas del bosque no conseguían cubrir. Sus pasos, acorde con su forzada respiración eran el único sonido que perturbaba aquel lugar verde. Ni el mecer de las ramas procurado por el viento estaba presente aquel día. Todo permanecía en un estado semi-somnoliento; tranquilo. Demasiado tranquilo.
Con el tiempo, al esquivar unas ramas que amenazaban a la altura de los ojos, descubrió un pequeño claro que no debía de haberse producido naturalmente. En el centro, se erigía un enorme monolito que alcanzaba seguramente los ocho metros de altura. Tallada en la piedra, una runa que no alcanzaba a entender. Este debe ser el sitio. Pensó. Apoyó la espalda en la piedra y acomodó el espadón hacia la derecha, dejando ver la punta del filo y la empuñadura. Así sería más fácil de desenfundar de ser necesario. No sabía cuánto tendría que esperar; mucho menos sabía si acabaría necesitando luchar para salir de ahí. En aquel momento temía por su vida, pero precisamente ese detalle era el más capaz de mantenerlo atento.
En menos de una hora se movió un ligero viento que traía un aire frío impropio de la zona tan cercana a la costa. Aquello le desquiciaba de alguna manera. Notaba unos ojos posarse sobre él; algo le despiezaba con la mirada. Quizá solo estaba paranoico. Pronto, el sonido de las ramas agitarse no fue el único, si no que le acompañaron unos ligeros pasos que solo gracias a su aguzadísimo oído fue capaz de percibir. Despegó la espalda de la piedra y la usó como apoyo mientras llevaba la mano diestra a la empuñadura de su única defensa, esperó en silencio, acobijado para ser un objetivo menos visible, nervioso, pero en completo silencio. La sangre comenzaba a hervirle con el ímpetu de la próxima batalla. Esperó, pues algo iba mal.
O quizá solo estaba paranoico.
Repasó la escena. Un hombre decrépito le abordó al abandonar los campos de cultivo, le dio la misión de encontrarse con una niña en cierta zona indicada en un mapa (bastante poco específico, siendo honestos) de los Bosques del Este. Sería rédito fácil, y no supondría demasiado peligro. Quizá lo peor sería la travesía. Esperó que así fuera. No quería repetir ese infierno. Preferiría tomar la vuelta a casa por el maldito lago central si era necesario. Aunque tuviera que improvisar una barca. Era un hombre hábil, conseguiría apañárselas.
Aquella noche, la luna iluminaba con la potencia de su redonda figura la totalidad del bosque, emitiendo un leve fulgor celeste que invadía los espacios que las abundantes hojas del bosque no conseguían cubrir. Sus pasos, acorde con su forzada respiración eran el único sonido que perturbaba aquel lugar verde. Ni el mecer de las ramas procurado por el viento estaba presente aquel día. Todo permanecía en un estado semi-somnoliento; tranquilo. Demasiado tranquilo.
Con el tiempo, al esquivar unas ramas que amenazaban a la altura de los ojos, descubrió un pequeño claro que no debía de haberse producido naturalmente. En el centro, se erigía un enorme monolito que alcanzaba seguramente los ocho metros de altura. Tallada en la piedra, una runa que no alcanzaba a entender. Este debe ser el sitio. Pensó. Apoyó la espalda en la piedra y acomodó el espadón hacia la derecha, dejando ver la punta del filo y la empuñadura. Así sería más fácil de desenfundar de ser necesario. No sabía cuánto tendría que esperar; mucho menos sabía si acabaría necesitando luchar para salir de ahí. En aquel momento temía por su vida, pero precisamente ese detalle era el más capaz de mantenerlo atento.
En menos de una hora se movió un ligero viento que traía un aire frío impropio de la zona tan cercana a la costa. Aquello le desquiciaba de alguna manera. Notaba unos ojos posarse sobre él; algo le despiezaba con la mirada. Quizá solo estaba paranoico. Pronto, el sonido de las ramas agitarse no fue el único, si no que le acompañaron unos ligeros pasos que solo gracias a su aguzadísimo oído fue capaz de percibir. Despegó la espalda de la piedra y la usó como apoyo mientras llevaba la mano diestra a la empuñadura de su única defensa, esperó en silencio, acobijado para ser un objetivo menos visible, nervioso, pero en completo silencio. La sangre comenzaba a hervirle con el ímpetu de la próxima batalla. Esperó, pues algo iba mal.
O quizá solo estaba paranoico.
Alzzul
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 109
Nivel de PJ : : 0
Re: 1 - La Espada Kaliha [Robo organizado][Noche]
Mis alicaídos ojos entrecerrados miraban fijamente hacia adelante, enmarcados con un color oscuro. El color oscuro de quien ha pasado una noche horrible. Cogiendo el útil consejo que mi padre me transmitió hace tiempo, por si en alguna ocasión salia del territorio de la manada y necesitaba volver a casa, decidí dedicarme, por primera vez en mi vida, a los negocios. Estando a un lado del camino de tierra que conecta Lunarguenta con Ulmer, esperaba poder hacer algo de dinero para pagar algo de comida decente, o alguna arma para defenderme durante mis aventuras, vendiendo trampas, las cuales tenía en forma de lianas y preparadas para demostraciones colocadas en orden por el suelo a ambos lados de mí, y por detrás colgadas de las ramas bajas del árbol, al pie del cual me encontraba. A lo lejos, divisé un carromato tirado por dos caballos, con un conductor humano algo viejo aparentemente. Cuando empezó a acercarse, lo miré con una sonrisa nerviosa.
¡Señor! Le chillé. ¡Señor, tenga por seguro que éste camino está lleno de peligros! ¡Tal vez le iría bien unas cuantas trampas para ahuyentar o protegerse de los bandidos! ¡Mire, mire! ¡Tengo de todo, y todo de primera calidad! ¡Un atrapa-pies de un solo uso, una liana unida por los extremos a dos piedras, para lanzar de algún modo a un enemigo y que le haga daño, o por lo menos lo asuste...! ¡Tengo de todo! ¡Bueno, esencialmente eso es todo lo que tengo que pueda llevarse, pero..!
El humano aceleró el paso al llegar ante mi puesto de venta de, básicamente, lianas unidas a piedras con nudos y más nudos. Mi inocencia me impedía en ningún momento sospechar que no se paró, y que me lazó una mirada extrañada, por el hecho que me encontraba colgando bocabajo como un jamón en un mercado, atrapada por el pie a altura de tobillo, tal y cómo solía pasarme, con una de mis trampas de polea, cuya liana pasaba por una rama del árbol y cuya fuerza que tiraba de mí hacia arriba provenía del peso de una red . ¡Se-señor! ¡Señooor! ¡Oiga usted, le estoy hablando! ¡Espereee! ¿¡A caso es sordo, o se cree que estoy hablando con con las ardillas del bosque!? ¡¡Pues que sepa, para que lo tenga presente a partir de ahora y no parezca un maleducado, que las ardillas aún no hablan conmigo!! Acabé de chillar antes de que se encontrara demasiado lejos. Tch... maleducados... Y, alcanzando una de las lianas que había colgadas en el árbol, empecé a tararear una cancioncita que me enseñó mi madre de pequeña para hacer más amenos los trabajos pesados, mientras hacía nudos a una velocidad espectacular, sin errar en un solo movimiento, con la practica de años enteros de mi vida. A ver... si aparece un pájaro... y picotea la liana... para que pueda bajar... o me quedo muerta... y mi fantasma persigue... a aquellos que no se han detenido siquiera a ayudar... Susurro al ritmo de la melodía.
Mientras tanto, sentía cómo la sangre me subía peligrosamente a la cabeza...
¡Señor! Le chillé. ¡Señor, tenga por seguro que éste camino está lleno de peligros! ¡Tal vez le iría bien unas cuantas trampas para ahuyentar o protegerse de los bandidos! ¡Mire, mire! ¡Tengo de todo, y todo de primera calidad! ¡Un atrapa-pies de un solo uso, una liana unida por los extremos a dos piedras, para lanzar de algún modo a un enemigo y que le haga daño, o por lo menos lo asuste...! ¡Tengo de todo! ¡Bueno, esencialmente eso es todo lo que tengo que pueda llevarse, pero..!
El humano aceleró el paso al llegar ante mi puesto de venta de, básicamente, lianas unidas a piedras con nudos y más nudos. Mi inocencia me impedía en ningún momento sospechar que no se paró, y que me lazó una mirada extrañada, por el hecho que me encontraba colgando bocabajo como un jamón en un mercado, atrapada por el pie a altura de tobillo, tal y cómo solía pasarme, con una de mis trampas de polea, cuya liana pasaba por una rama del árbol y cuya fuerza que tiraba de mí hacia arriba provenía del peso de una red . ¡Se-señor! ¡Señooor! ¡Oiga usted, le estoy hablando! ¡Espereee! ¿¡A caso es sordo, o se cree que estoy hablando con con las ardillas del bosque!? ¡¡Pues que sepa, para que lo tenga presente a partir de ahora y no parezca un maleducado, que las ardillas aún no hablan conmigo!! Acabé de chillar antes de que se encontrara demasiado lejos. Tch... maleducados... Y, alcanzando una de las lianas que había colgadas en el árbol, empecé a tararear una cancioncita que me enseñó mi madre de pequeña para hacer más amenos los trabajos pesados, mientras hacía nudos a una velocidad espectacular, sin errar en un solo movimiento, con la practica de años enteros de mi vida. A ver... si aparece un pájaro... y picotea la liana... para que pueda bajar... o me quedo muerta... y mi fantasma persigue... a aquellos que no se han detenido siquiera a ayudar... Susurro al ritmo de la melodía.
Mientras tanto, sentía cómo la sangre me subía peligrosamente a la cabeza...
Niura Caelia
Aprendiz
Aprendiz
Cantidad de envíos : : 39
Nivel de PJ : : 0
Re: 1 - La Espada Kaliha [Robo organizado][Noche]
El vampiro había cumplido su parte del trato, y me reuniría con mi equipo de trabajo en los reinos del este. El viaje fue bastante largo y tortuoso, pero el comprador estaba dispuesto a pagar mucho por aquella espada, de hecho, mucho más de lo que yo esperaba. Antes de partir al viaje me comuniqué con algunas personas para preguntarles sobre lo especial de aquel arma, pero todos decían exactamente lo mismo “Es el mejor arma para matar vampiros”. Definitivamente sería usada para ese objetivo, o para evitar que se usara; pero en todo caso tenia que pensar en un plan mucho más estratégico, necesitaba aquella espada, y claramente no se la podía dar a mi comprador. Si era tan importante tal artefacto, no quería ser yo quién lo pusiese en manos incorrectas, por eso insistí en que mi apoyo vampiresco no tuviera relación alguna con el comprador.
Conocía muy bien como llegar al lugar de encuentro, pero lamentablemente habría que tomarnos un día para analizar el terreno y un segundo día para comprobar los patrones de costumbres de los guardias de la espada. Estaba convencida de que el ser humano siempre actúa por meros hábitos y eso sería el punto débil de nuestro enemigo, sería la clave de nuestra victoria.
El primer día fue de reconocimiento; una capa y mi arco eran suficientes; Pelusa estaría ocupado en otra misión del gremio por lo que estaba sola, con dos extraños liderando un robo en una zona poco conocida para mí.
Estuve deambulando por el pueblo un día entero, BUM, encontré lo que estaba buscando, alguien que guindaba de cabeza, seguro no necesitaría muchas explicaciones, a demás se veía como una habitante de aquel lugar; me parecía que se veía bonita y serviría muy bien de distracción si llegara a hacer falta. -Woo, ¿desde cuando te has vuelto tan mala?- me pregunté a mi misma generando un dialogo interno. Antes había acostumbrado a ver a las personas como simples piezas de juego, pero desde hace un tiempo volví a considerar a las personas como personas, creo que aquello era porque había confianza. Tal vez después o durante la misión vuelva a considerar a mi equipo como un grupo de personas bonitas con tiernos sentimientos.
-¡Ay!- me acerqué al puesto de trabajo en dónde se encontraba la señorita de las trampas. -Hola- le dije sonriente y salude a la chica de cabeza – Con la punta de la flecha te podría ayudar, pero pero – hice una pausa para mirarla con ojitos tiernos - ¿Eres buena persona? Es que mi papi me dijo que… sólo ayudara a buenas personas- independientemente de la respuesta de la chica, yo iba a ayudarla, por lo que esperé a que me dirigiera la palabra y luego la ayudé a bajar con cuidado -Perdí a mi papi en el bosque, no sé como llegar a …- y dije la dirección del lugar – Necesito llegar allí en la noche ¿me podría ayudar? No me gustaría tener que dormir otra noche bajo un árbol-.
El viaje de encuentro con el vampiro fue un poco más lento de lo que pensé, por lo que llegamos un poco tarde a la reunión, eso no me gustaba, me quitaba credibilidad, aunque en el camino lo que pensaba no era en la hora; tenía la mente vagando entre algunas escusas para poder dirigir al grupo; había un vampiro que seguramente esperaba encontrarse con una mini asesina con planes malvados y muy elaborados para un gran robo, mientras que la chica de la zona pensaba que era una dulce niñita inocente en busca de su papi. Ambas imágenes de mí eran ciertas en distintas ocasiones, pero nunca había tenido que lidiar con enfrentar ambas caras de la moneda.
En cuanto llegamos al punto no tenía una idea clara de como lidiar con ambas expectativas, así que tuve que, creo que por primera vez en algún trabajo de este estilo, ser totalmente sincera con mis interlocutores.
-Bueno… ya estamos todos- sonreí en cuanto estuvimos reunidos – Señorita, gracias por traerme, pero él no es mi papá y no estaba perdida– dije a la joven y luego volteé a ver al vampiro – Usted debe ser el vampiro que encomendaron a esta misión- suspiré olvidando mi pequeño tamaño – Somos un equipo… Y como tal debe haber confianza – aún no eramos nada, pero necesitaba que se lo fuesen creyendo – La cuestión es que necesito de la ayuda de ambos para hacer un robo muy importante. Claramente ambos tendrán su parte en monedas, o si prefieren piezas de oro- dije sin mucha importancia, pero a sabiendas de que para ellos sería la única razón de estar aquí – La misión que llevaremos a cabo es peligrosa y si quieren saber más de ella los invito a quedarse, si no… pueden retirarse sin ningún compromiso – dije esta vez mirando a la chica que seguramente estaría confundida o podría negarse, ya que ella no tenía nada que ver en el asunto.
Conocía muy bien como llegar al lugar de encuentro, pero lamentablemente habría que tomarnos un día para analizar el terreno y un segundo día para comprobar los patrones de costumbres de los guardias de la espada. Estaba convencida de que el ser humano siempre actúa por meros hábitos y eso sería el punto débil de nuestro enemigo, sería la clave de nuestra victoria.
El primer día fue de reconocimiento; una capa y mi arco eran suficientes; Pelusa estaría ocupado en otra misión del gremio por lo que estaba sola, con dos extraños liderando un robo en una zona poco conocida para mí.
Estuve deambulando por el pueblo un día entero, BUM, encontré lo que estaba buscando, alguien que guindaba de cabeza, seguro no necesitaría muchas explicaciones, a demás se veía como una habitante de aquel lugar; me parecía que se veía bonita y serviría muy bien de distracción si llegara a hacer falta. -Woo, ¿desde cuando te has vuelto tan mala?- me pregunté a mi misma generando un dialogo interno. Antes había acostumbrado a ver a las personas como simples piezas de juego, pero desde hace un tiempo volví a considerar a las personas como personas, creo que aquello era porque había confianza. Tal vez después o durante la misión vuelva a considerar a mi equipo como un grupo de personas bonitas con tiernos sentimientos.
-¡Ay!- me acerqué al puesto de trabajo en dónde se encontraba la señorita de las trampas. -Hola- le dije sonriente y salude a la chica de cabeza – Con la punta de la flecha te podría ayudar, pero pero – hice una pausa para mirarla con ojitos tiernos - ¿Eres buena persona? Es que mi papi me dijo que… sólo ayudara a buenas personas- independientemente de la respuesta de la chica, yo iba a ayudarla, por lo que esperé a que me dirigiera la palabra y luego la ayudé a bajar con cuidado -Perdí a mi papi en el bosque, no sé como llegar a …- y dije la dirección del lugar – Necesito llegar allí en la noche ¿me podría ayudar? No me gustaría tener que dormir otra noche bajo un árbol-.
El viaje de encuentro con el vampiro fue un poco más lento de lo que pensé, por lo que llegamos un poco tarde a la reunión, eso no me gustaba, me quitaba credibilidad, aunque en el camino lo que pensaba no era en la hora; tenía la mente vagando entre algunas escusas para poder dirigir al grupo; había un vampiro que seguramente esperaba encontrarse con una mini asesina con planes malvados y muy elaborados para un gran robo, mientras que la chica de la zona pensaba que era una dulce niñita inocente en busca de su papi. Ambas imágenes de mí eran ciertas en distintas ocasiones, pero nunca había tenido que lidiar con enfrentar ambas caras de la moneda.
En cuanto llegamos al punto no tenía una idea clara de como lidiar con ambas expectativas, así que tuve que, creo que por primera vez en algún trabajo de este estilo, ser totalmente sincera con mis interlocutores.
-Bueno… ya estamos todos- sonreí en cuanto estuvimos reunidos – Señorita, gracias por traerme, pero él no es mi papá y no estaba perdida– dije a la joven y luego volteé a ver al vampiro – Usted debe ser el vampiro que encomendaron a esta misión- suspiré olvidando mi pequeño tamaño – Somos un equipo… Y como tal debe haber confianza – aún no eramos nada, pero necesitaba que se lo fuesen creyendo – La cuestión es que necesito de la ayuda de ambos para hacer un robo muy importante. Claramente ambos tendrán su parte en monedas, o si prefieren piezas de oro- dije sin mucha importancia, pero a sabiendas de que para ellos sería la única razón de estar aquí – La misión que llevaremos a cabo es peligrosa y si quieren saber más de ella los invito a quedarse, si no… pueden retirarse sin ningún compromiso – dije esta vez mirando a la chica que seguramente estaría confundida o podría negarse, ya que ella no tenía nada que ver en el asunto.
Magazubi
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 755
Nivel de PJ : : 5
Re: 1 - La Espada Kaliha [Robo organizado][Noche]
De entre las ramas asomaron dos figuras, ambas féminas le dirigían la mirada y, curiosamente, era la más bajita -de hecho, una niña- la que parecía mantener la sartén por el mango. Si fueran a atacarle, pensó Al, ya lo habrían hecho; dejó la empuñadura de su arma y encaró a sendos personajes con la mayor imperturbabilidad posible. Aún así mantenía el gesto levemente asustado. No fue que se relajó hasta que la niña alzó su dulce voz con no tan dulces palabras. Qué contraste; qué irónico. Cómo le odiaba. Por otra parte, no tenía nada en su contra, ¿Era siquiera una niña? Cosas más extrañas había visto. Habían normas no escritas entre los vampiros de no tomar entre sus filas a eternos niños; la idea se hacía terrible, pero de nuevo, una ley no escrita con ningún ejecutor presente para impartir justicia, ¿Qué lo impedía? Nada. Igualmente, aquello no tenía por qué ser sobrenatural en ningún modo, ¿Qué impedía a una inteligencia menor, pero sorprendentemente desarrollada planear un robo?
Asintió con discreción y hasta un distintivo toque de respeto a las palabras de la muchacha, tras lo cual volvió a tomar apoyo en el enorme monolito de su espalda. Miraba ahora con profusa curiosidad a la mujer con aroma a fango y pelo quemado. Parecía más confusa de lo que cabría esperar para un trabajo. Alzzul sonrió, mostrando sendos colmillos en un gesto poco amigable y mucho menos alegre o divertido. Esa mueca sardónica era un gesto de hostilidad, una amenaza que prometía cumplimiento de ser necesario. Esto es, si decidía quedarse. El vampiro no estaba dispuesto a trabajar con novatos, y menos aún con muchachas asustadas que podían llevar un golpe al desastre en cuestión de segundos, por la más mínima responsabilidad. No, si había que hacerlo -y necesitaba el dinero, pues debía reponer su arma y armadura-, lo haría de la forma más profesional que sus justas destrezas le permitían. Sin embargo, Alzzul no abrió la boca para pronunciar palabra alguna por cuanto duró la escena. Se mantuvo impávido, con los ojos fijos en la mujer de la que desconocía tantísimos detalles. No obstante, ocasionalmente optaba por dirigir otras carantoñas de lo más reconciliadoras a la niña, prometiéndole en gestos velados que se encargaría del grueso muscular y de cualaquier otra cosa para la que se le solicitara. Claro está, a cambio de dinero. ¡El oro! ¡No hay montaña lo suficientemente empinada que un burro cargado con oro no suba!
Asintió con discreción y hasta un distintivo toque de respeto a las palabras de la muchacha, tras lo cual volvió a tomar apoyo en el enorme monolito de su espalda. Miraba ahora con profusa curiosidad a la mujer con aroma a fango y pelo quemado. Parecía más confusa de lo que cabría esperar para un trabajo. Alzzul sonrió, mostrando sendos colmillos en un gesto poco amigable y mucho menos alegre o divertido. Esa mueca sardónica era un gesto de hostilidad, una amenaza que prometía cumplimiento de ser necesario. Esto es, si decidía quedarse. El vampiro no estaba dispuesto a trabajar con novatos, y menos aún con muchachas asustadas que podían llevar un golpe al desastre en cuestión de segundos, por la más mínima responsabilidad. No, si había que hacerlo -y necesitaba el dinero, pues debía reponer su arma y armadura-, lo haría de la forma más profesional que sus justas destrezas le permitían. Sin embargo, Alzzul no abrió la boca para pronunciar palabra alguna por cuanto duró la escena. Se mantuvo impávido, con los ojos fijos en la mujer de la que desconocía tantísimos detalles. No obstante, ocasionalmente optaba por dirigir otras carantoñas de lo más reconciliadoras a la niña, prometiéndole en gestos velados que se encargaría del grueso muscular y de cualaquier otra cosa para la que se le solicitara. Claro está, a cambio de dinero. ¡El oro! ¡No hay montaña lo suficientemente empinada que un burro cargado con oro no suba!
Alzzul
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 109
Nivel de PJ : : 0
Re: 1 - La Espada Kaliha [Robo organizado][Noche]
Una niña se paró ante mí, y me ofreció su ayuda de un modo extrañamente entonado en reciprocidad, que por supuesto no noté. ¡Si! ¡Si! ¡Oh, la luz del Valhala vuelve a brillar! ¡Al fin Fenrir me sonríe! Mas, luego, se preguntó si era buena o mala persona, aparentemente basando en ello su decisión para salvarme o no, provocando que me sacudiera con todas las extremidades, enfurruñada. ¡Soy buena chica, soy buena chica! ¡Maldita sea, me comía casi todas las verduras y no me metía en más de cinco problemas a la semana! ¡Soy super buena! Y luego, mientras me bajaba de allí, me contó su situación. Se había perdido. Por alguna razón que no alcanzo a comprender, sentí una enorme ola de empatía. Bocabajo, me crucé de brazos, asintiendo con la cabeza. Ya veo... difícil situación es, en la que te encuentras, jovencita. ¡Mas, no temas! ¡Yo, Niura Caelia, descendiente directa de la estirpe de los Caelia, te guiaré hasta... aah! La cuerda se soltó por la punta de flecha de la chica, y me caí al suelo de manera estrepitosa. Levanté la cabeza des del suelo, mirándola con las cejas alzadas y la cara llena de filamentos vegetales y suciedad. Solo... no me dejes sola, mientras vayamos de camino, te lo ruego... me pierdo con facilidad... y, eso que dices de dormir bajo un árbol, llevo yo haciéndolo desde que me independicé... y es horrible...
Recogiendo la mayor parte de mis cosas y liándome un buen montón de lianas alrededor de mi pecho, una de ellas con una piedra colgando a altura de mi cintura, nos pusimos en marcha. En más de una ocasión por el camino casi me desvié, aún ser un sendero recto, entreteniéndome con cualquier mínima distracción, fuera una ardillita o una mariposa, o una liana que se veía fiable y prometedora, o más bien escribiendo sin dejar de andar en mi libretita el seguimiento de la "misión" de escolta, emocionándome al describir los posibles peligros que podrían acecharnos... solo para terminar, mientra lo escribía, tropezando con una piedra y cayendo al suelo, rodando adelante y levantándome con el propio impulso de rodar, siguiendo caminando tan tranquila como si no hubiera pasado nada. "Lo que hacen largos años de caerme del mismo modo por lo menos cuatro veces al día."
Finalmente, llegamos a donde se supone que debíamos llegar. El hombre que vi, quien se supone era su padre, era paliducho, pero con un buen cuerpo. ¡Señor! ¡He encontrado a su...! Dije, a medida que llegábamos, solo para ser callada cuando la niña se puso a hablar, luego escuchar que había sido engañada. Como de costumbre. Pero la frustración del engaño fue superada por la sorpresa de la raza del ser ante el cual me hallaba. Por los dioses... Abriendo mucho los ojos, me retiré dos pasos, con una sonrisa nerviosa. Un... ¡un vampiro...! ¡Un vampiro real, no uno de mentida, como del que se disfrazó Eric! ¡Es real! Mas, luego, una nueva revelación me impresionó más todavía. ¿¡QUE VAMOS A ROBAR!? Oh dios mío... oh dios mío... Empecé a dar vueltas merodeando, murmurando cosas inaudibles, con algunos puntos donde se podía escuchar. ...pero soy buena chica... mamá decía que robar estaba mal... pero papá robaba agua humana de mamá... y me ofrecen dinero, con el que podría comprar cosas, como... comida rica, o como... una libreta nueva, o cómo... una mansión... o, como... como... ¿un perrito...? ¡No, ni hablar, a un perrito lo adoptaría!¡ Pero, ¿cómo pagaría su comida, si no es con dinero?!
¡Oh, claro, podría obtener el dinero para comprarle comida con ésta misión! ¡Así no sería una ladrona mala, sino una ladrona buena, como Ruben Hob! Finalmente, me crucé de brazos, sonriendo de manera nerviosa. ¡Está bien, me apunto! ¡Será una gran aventura! ¿Cómo decían en aquel libro de "La Comunidad del Brazalete"...? ¡Oh, si! ¡"Contad con mis trampas"!
Los nudos de la piedra que llevaba ligada con una de mis lianas se soltaron por un movimiento que hice y me cayó al pie, provocándome un bote del susto más que del dolor, al no ser demasiado grande la piedrecita. La recogí y volví a atarla con una rapidez y profesionalidad sin igual, y me quedé sonriendo enseñando todos mis dientes y meciendo mi cola de loba, cruzada de brazos, esperando a mis compañeros. ¡Vamos a robar a los malditos burgeses!
Recogiendo la mayor parte de mis cosas y liándome un buen montón de lianas alrededor de mi pecho, una de ellas con una piedra colgando a altura de mi cintura, nos pusimos en marcha. En más de una ocasión por el camino casi me desvié, aún ser un sendero recto, entreteniéndome con cualquier mínima distracción, fuera una ardillita o una mariposa, o una liana que se veía fiable y prometedora, o más bien escribiendo sin dejar de andar en mi libretita el seguimiento de la "misión" de escolta, emocionándome al describir los posibles peligros que podrían acecharnos... solo para terminar, mientra lo escribía, tropezando con una piedra y cayendo al suelo, rodando adelante y levantándome con el propio impulso de rodar, siguiendo caminando tan tranquila como si no hubiera pasado nada. "Lo que hacen largos años de caerme del mismo modo por lo menos cuatro veces al día."
Finalmente, llegamos a donde se supone que debíamos llegar. El hombre que vi, quien se supone era su padre, era paliducho, pero con un buen cuerpo. ¡Señor! ¡He encontrado a su...! Dije, a medida que llegábamos, solo para ser callada cuando la niña se puso a hablar, luego escuchar que había sido engañada. Como de costumbre. Pero la frustración del engaño fue superada por la sorpresa de la raza del ser ante el cual me hallaba. Por los dioses... Abriendo mucho los ojos, me retiré dos pasos, con una sonrisa nerviosa. Un... ¡un vampiro...! ¡Un vampiro real, no uno de mentida, como del que se disfrazó Eric! ¡Es real! Mas, luego, una nueva revelación me impresionó más todavía. ¿¡QUE VAMOS A ROBAR!? Oh dios mío... oh dios mío... Empecé a dar vueltas merodeando, murmurando cosas inaudibles, con algunos puntos donde se podía escuchar. ...pero soy buena chica... mamá decía que robar estaba mal... pero papá robaba agua humana de mamá... y me ofrecen dinero, con el que podría comprar cosas, como... comida rica, o como... una libreta nueva, o cómo... una mansión... o, como... como... ¿un perrito...? ¡No, ni hablar, a un perrito lo adoptaría!¡ Pero, ¿cómo pagaría su comida, si no es con dinero?!
¡Oh, claro, podría obtener el dinero para comprarle comida con ésta misión! ¡Así no sería una ladrona mala, sino una ladrona buena, como Ruben Hob! Finalmente, me crucé de brazos, sonriendo de manera nerviosa. ¡Está bien, me apunto! ¡Será una gran aventura! ¿Cómo decían en aquel libro de "La Comunidad del Brazalete"...? ¡Oh, si! ¡"Contad con mis trampas"!
Los nudos de la piedra que llevaba ligada con una de mis lianas se soltaron por un movimiento que hice y me cayó al pie, provocándome un bote del susto más que del dolor, al no ser demasiado grande la piedrecita. La recogí y volví a atarla con una rapidez y profesionalidad sin igual, y me quedé sonriendo enseñando todos mis dientes y meciendo mi cola de loba, cruzada de brazos, esperando a mis compañeros. ¡Vamos a robar a los malditos burgeses!
Niura Caelia
Aprendiz
Aprendiz
Cantidad de envíos : : 39
Nivel de PJ : : 0
Re: 1 - La Espada Kaliha [Robo organizado][Noche]
La chica que me había encontrado en el pueblo había sido una ¿extraña? Elección; era un poco torpe, pero definitivamente bastante divertida; estaba empezando a pensar que yo podría haber heredado todo de ella. Trataba de no morirme de risa apretando mis labios por su forma de ser, en otros momento me hubiese puesto a jugar con ella y tal vez hacer loqueras corriendo por el bosque, pero había una cosita en mí, yo era como multipolar, y en este momento tenía que tratar de mantener la cordura para dirigir un ataque importante. En este momento no me podía dar el lujo de tener errores, aquello podría significar la muerte de alguno de los tres, y no me gustaba que hubiera una probabilidad de un tercio de ser lastimada, era bastante para un “simple” robo.
La espada que teníamos que robar era importante históricamente y sabía que sola no iba a poder; solo esperaba que no haya sido una mala decisión haber escogido ese equipo.
En cuanto el vampiro mostró sus colmillos de forma un poco amenazadora, yo enarqué una ceja conteniendo mi instinto de salir corriendo, por el contrario me crucé de brazos haciéndole entender que no le tenía miedo.
Niura era una chica muy agradable, divertida y bonita, pero eso no iba a servir de mucho para el robo, me daba un poco de miedo que su bondad fuera a fastidiar en algún momento el plan, pero me arriesgaría, necesitaba su habilidad de hacer redes, a demás siempre se necesitaba algún ente distractor; por lo general era yo, pero con la chica esa aquí, creo que podría involucrarme más en la acción.
-Vamos a un templo custodiado aproximadamente por 100 hombres lobos- dije con tranquilidad, porque así lo veía en mi cabeza, pero en cuanto lo pronuncié empecé a dudar un poco de aquella misión suicida -Dentro del templo hay una repisa en donde está apoyada una espada- respiré mientras explicaba el plan -Esa espada solo puede ser tocada por vampiros… cualquier otra especie que la toque … dicen que muere… pero espero que sólo sean mitos- suspiré -¿Alzzul, no? Me dijeron que te llaman así… Alzzul, Niura; Niura, Alzzul; y ya que sabemos que el señor Alzzul es vampiro… yo soy bruja, y me llamo Magazubi- expliqué haciendo que una manzana de un árbol lejano se aproximara a gran velocidad hacia nosotros para atraparla con mi mano.
-Niura… tu papel en esta misión es fundamental para el equipo- dije muy seriamente – Necesito que fabriques en dos días trampas que puedan servir para atrapar a los de tu especie. No tienes que crear 100 trampas… pero si puedes crear redes fuertes para atraparlos… nadie más que tú sabe como vencer a los de tu especie- jugué con mis palabras para que se tomara su parte muy en serio.
-Señor Alzzul… usted pasará esos dos días interrogando… secuestre a algún hombre lobo… le hace preguntas del templo y … nos consigue un mapa de dicho templo, para saber por donde atacar y como proceder-
-Yo pasaré esos dos días también informándome sobre el templo… mitos, seguridad, e intentaré con mi magia fastidiar un poco el lugar, para así calcular el tiempo de reacción y probar un poco el nivel de preparación que tienen los lobos- hice una pausa larga para ver si ellos entendían -Bueno, ya dicho eso, nos vemos aquí en dos días -.
La espada que teníamos que robar era importante históricamente y sabía que sola no iba a poder; solo esperaba que no haya sido una mala decisión haber escogido ese equipo.
En cuanto el vampiro mostró sus colmillos de forma un poco amenazadora, yo enarqué una ceja conteniendo mi instinto de salir corriendo, por el contrario me crucé de brazos haciéndole entender que no le tenía miedo.
Niura era una chica muy agradable, divertida y bonita, pero eso no iba a servir de mucho para el robo, me daba un poco de miedo que su bondad fuera a fastidiar en algún momento el plan, pero me arriesgaría, necesitaba su habilidad de hacer redes, a demás siempre se necesitaba algún ente distractor; por lo general era yo, pero con la chica esa aquí, creo que podría involucrarme más en la acción.
-Vamos a un templo custodiado aproximadamente por 100 hombres lobos- dije con tranquilidad, porque así lo veía en mi cabeza, pero en cuanto lo pronuncié empecé a dudar un poco de aquella misión suicida -Dentro del templo hay una repisa en donde está apoyada una espada- respiré mientras explicaba el plan -Esa espada solo puede ser tocada por vampiros… cualquier otra especie que la toque … dicen que muere… pero espero que sólo sean mitos- suspiré -¿Alzzul, no? Me dijeron que te llaman así… Alzzul, Niura; Niura, Alzzul; y ya que sabemos que el señor Alzzul es vampiro… yo soy bruja, y me llamo Magazubi- expliqué haciendo que una manzana de un árbol lejano se aproximara a gran velocidad hacia nosotros para atraparla con mi mano.
-Niura… tu papel en esta misión es fundamental para el equipo- dije muy seriamente – Necesito que fabriques en dos días trampas que puedan servir para atrapar a los de tu especie. No tienes que crear 100 trampas… pero si puedes crear redes fuertes para atraparlos… nadie más que tú sabe como vencer a los de tu especie- jugué con mis palabras para que se tomara su parte muy en serio.
-Señor Alzzul… usted pasará esos dos días interrogando… secuestre a algún hombre lobo… le hace preguntas del templo y … nos consigue un mapa de dicho templo, para saber por donde atacar y como proceder-
-Yo pasaré esos dos días también informándome sobre el templo… mitos, seguridad, e intentaré con mi magia fastidiar un poco el lugar, para así calcular el tiempo de reacción y probar un poco el nivel de preparación que tienen los lobos- hice una pausa larga para ver si ellos entendían -Bueno, ya dicho eso, nos vemos aquí en dos días -.
___________
OffRol
Sorry la tardanza. Ya les paso mp
OffRol
Sorry la tardanza. Ya les paso mp
Magazubi
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 755
Nivel de PJ : : 5
Re: 1 - La Espada Kaliha [Robo organizado][Noche]
La idea de primeras parecía sorprenderle. ¿Menos de metro y medio de personita le estaba ordenando torturar a una bestia para sonsacarle información para un robo? Aquello se había vuelto un tanto turbio. ¿Quién era él para quejarse? Sabía a lo que había acudido, al fin y al cabo. No tomó más palabra; asintió y tomó el camino hacia el interior del bosque. Nuevos peligros, nuevos objetivos, más posible muerte. Conforme avanzaba, el verde comía terreno a otros colores hasta convertirse en un invasivo predominante en todos los rincones. Gracias a sus ojos adaptados a la penumbra podía apreciar aquellos detalles nocturnos que a tantos pasarían desapercibidos. Luciérnagas, murciélagos, lechuzas y demás criaturas comenzaban su ciclo y servían como guía a aquel que moraba como ellos en la noche. Siguió los graznidos de un cuervo hacia una presa reciente; un venado con una huella de zarpas en el cuello, no había sido despedazado si no que sus tripas medio digeridas se desparramaban como una catarata sanguinolenta sobre un terreno que bebía del plasma con la avidez de un prado. Ahora el cuervo agredía con rápidos envites el material cartilaginoso y parduzco que teñía el suelo. Con una leve sonrisa un tanto siniestra rastreó el origen; unas huellas animales, zarpas que sin previo aviso cambian a pies humanos.
En una media hora comenzó a atisbar el humo, y entonces tomó el acercamiento con más sutileza. Cuidado de no pisar ramas, esquivando las zonas especialmente frondosas y sobre todo manteniendo una respiración constante. La respiración era la clave de todo aquello; si se mantenía tranquilo, no había peligro. Así pues, sin peligro de ser detectado llegó a escasos metros de la fogata; en ella una pareja parecían cocinar los restos de venado que habían extraído del animal; Alzzul no se había percatado de que una de las patas sí había sido seccionada con un arma de filo. Supuso que habían dejado el resto para las fieras del bosque, en un probable, derrochador sentido cuasi-druídico. El fuego ardía a una altura de medio metro, su estacionamiento era evidentemente nómada; apenas un par de camastros improvisados con materiales del propio bosque. ¿No estaría a punto de acabar con dos inocentes? De nuevo, No hay inocentes en este mundo. Pensando tal esperó a que durmieran, intentando convencerse de ello. Eran dos, debía de ser fácil. No debían ser pareja, puesto que los camastros estaban separados. A media noche ya dormían a pierna suelta. Alzzul esperó una señal. ¿Qué debía hacer? Evidentemente, tomar la vida de dos personas por ningún mérito o recompensa era el colmo del derroche. Al menos aquella noche se alimentaría. ¿Podía dejarlos vivos? ¿Había alguna forma? ¿Una oportunidad para ello? El vampiro negó para sí mientras se acercaba hacia la mujer con paso imperceptible. Se paró a apenas medio metro de ella, de cuclillas, la observó dormir. Debía de tener unos veintipocos, de cabello ébano, salvaje y corto; le seguía una frente permanentemente fruncida y unas cejas no demasiado pobladas que anunciaban unos ojos inquisitivos, que parecían querer entrever lo que los párpados impedían. Una nariz levemente aguileña aunque pequeña y una boca fina que también parecía fruncida. Dormía con la mano derecha sobre el pecho y la izquierda sobre el regazo, formando una cruz con las piernas. Permaneció así durante medio minuto, de nuevo, esperando. Tomó su enorme acero y lo colocó sobre el cuello de la víctima. apoyó la punta del filo en el suelo para poder manejar el arma con una mano, mientras acercaba a la otra a su boca, para evitar un posible aullido de muerte. En un solo movimiento sesgó su vida como e segaba el grano en el campo, con un ligero corte transversal. Bebió de su cuello hasta que dejó de manar; entonces pasó a la segunda presa. Esta era la parte más difícil. ¿Cómo demonios podía mantener a un hombre lobo? Escrutó con la mirada el resto del campamento y encontró unas cuerdas que probablemente utilizaran para trampas, escalada u otros menesteres. Con cuidado y en silencio, colocó un par de nudos sobre y por debajo del camastro de forma que cuando estirara de la cuerda el objetivo fuera a quedar completamente inmovilizado. A conciencia de que cuando hiciera el esfuerzo de las cuerdas, despertaría, Alzzul se preparó mentalmente para aquellos minutos de forcejeo, chantaje, y en general, malos actos de los que necesitaría indudablemente hacer eso. No esperaba, sin embargo, que al tirar de la cuerda el hombre de metro ochenta, barba rala y pelo largo se mantuviera roncando como un oso. Algo asombrado, pero no por ello retractado, se acercó al camastro con la espada en la mano. Agarró el arma por el filo y descargó un primer golpe con la guardia sobre la boca del durmiente, de modo que varios dientes crujieron de ruptura; el consiguiente reguero de sangre casi ahogó al sujeto que en vez de gritar, como sería lo normal, no pudo más que tragar de su propia sangre entre toses y algún que otro estertor involuntario, seguidos de la implacable sorpresa, luego el miedo, luego la ira...
El vampiro hacía uso de sus habilidades innatas para parecer aún más grande, más oscuro, más tenebroso. Hasta su voz se distorsionaba con el viento en un siniestro efecto de eco. Le colocó el filo sobre el cuello y amenazó con presionar si se atrevía a moverse. Debía de estar al borde de convertirse. Habló con voz calma, intentando ser lo más profesional posible con aquello; al fin y al cabo era trabajo. Consiguió con amenazas evitar su transformación a la vez que pensaba en lo útil que hubiera sido su compañera como elemento disuasorio. Por desgracia, Alzzul no podía controlar a las dos bestias desatadas de darse el caso. ¿Podía siquiera con una? Bien alimentado, sin embargo y con mucha noche por delante se sentía con fuerzas. El interrogatorio llevaría un par de horas, luego tendría que confirmar información; lo haría al día siguiente. Al final, con medio hombre destrozado sobre un camastro ensangrentado, unos trazos sobre la tierra y al lado el fuego apenas vigilante, extinguiéndose a la vez que la vida del hombre-lobo, consiguió una buena cantidad de información para facilitar el golpe. Alzzul no podía dejar sin embargo que el fuego se extinguiera, lo necesitaba. Lanzó el camastro ensangrentado sobre el fuego, añadió la leña que habían recogido los dos difuntos y sin más ceremonia se dedicó a quemar los restos. Por suerte, no había mucha sangre en el suelo y sería más o menos fácil de disimular. No podía arriesgarse a que le siguieran el paso, ya bastante tenía con los cientos de ojos que le acechaban de diario, no necesitaba que aquellos fueran reales y mucho menos abiertamente hostiles. Usó el resto de noche en improvisar un refugio en una cueva a dos kilómetros de distancia de allí, donde pasó la noche sin incidentes. Al día siguiente se aproximó al lugar descrito y referenciado por el interrogado. En la entrada principal habían un par de hombres de guardia nocturna. Se trataba de un enorme complejo de cuevas -según la descripción, y como más tarde confirmó por sí mismo- repartido en pasillos correderos donde quizá antiguamente recogían minerales los locales. Estructuras de madera bastante rudimentarias hacían las veces de decoración, invocación a los dioses, elemento disuasorio y protección para los integrantes del ¿Culto? Todo aquello apestaba a culto.
La guarida debía tener unos 50 pasillos de los cuales solo uno conducía a la posible sala del tesoro. El interrogado le habló de una zona donde guardaban tesoro para comerciar con humanos en casos de necesidad. Podía estar allí o en otra de las salas en el punto opuesto de la fortaleza cavernosa, donde según él, almacenaban útiles de extrema importancia para su supervivencia. Había una tercera posibilidad, y era que la espada que buscaban se encontrara en la zona del armamento, cercana a la entrada principal y normalmente, transitada con frecuencia. La opción más creíble era la segunda. Por suerte, le había sacado justo antes de que muriera desangrado la posibilidad de un pasadizo secreto al hombre lobo. Posiblemente para evitar la muerte de sus camaradas, por falta de voluntad o quizá por la sensibilidad con la que había acabado con su compañera, rápidamente, había contado la verdad. Una segunda entrada francamente bien disimulada daba paso a un túnel de emergencia que se usaría en caso de incendios o derrumbamientos, o como último recurso para los indefensos en caso de un ataque. Parecía haber sido casi completamente olvidado y descuidado, puesto que no estaba siendo guardada por nadie, ni ninguna trampa impedía el paso. Además, era sumamente ventajosa, pues según el complejo mapa mental que había conseguido el vampiro, debía dar al centro del templo, o más bien centro neurálgico, y se podía acceder relativamente rápido a las salas necesarias. Apenas tuvo tiempo para revisar el lugar, pero sus ideas mentales parecían más o menos acertadas. Tuvo que huír de ahí al escuchar los primeros pasos; para siempre quedará en él la impresión del fuego en las paredes, esculturas toscas y piedras pulidas como muros. Todo aquello como una visión fantasmal y de pesadilla a que estaba destinado a volver... Posiblemente en menos de un día.
Gran parte del resto de la noche lo invirtió en seguir sus pasos y cubrirlos hasta el encuentro con la pequeña y el perro mojado. Extenuado hasta sus límites, consciente de la planificación que sería necesaria supuso que un día no sería suficiente para aquello, primero habría de reponer fuerzas. ¿Tendría de verdad suficiente con una noche? Intentó borrar sus dudas; aquella charla sería una larga.
Al final, llegó al claro sin mayor incidentes, ya casi despreocupado, tarareando entre dientes una canción que hubo escuchado doscientos años detrás, de manos de un trovador rubio y engalanado que estaba de paso por la ciudad. Una vez se hubo reunido fue el primero en hablar a priori de compartir la información:
- Y bien, ¿Estáis preparadas?
En una media hora comenzó a atisbar el humo, y entonces tomó el acercamiento con más sutileza. Cuidado de no pisar ramas, esquivando las zonas especialmente frondosas y sobre todo manteniendo una respiración constante. La respiración era la clave de todo aquello; si se mantenía tranquilo, no había peligro. Así pues, sin peligro de ser detectado llegó a escasos metros de la fogata; en ella una pareja parecían cocinar los restos de venado que habían extraído del animal; Alzzul no se había percatado de que una de las patas sí había sido seccionada con un arma de filo. Supuso que habían dejado el resto para las fieras del bosque, en un probable, derrochador sentido cuasi-druídico. El fuego ardía a una altura de medio metro, su estacionamiento era evidentemente nómada; apenas un par de camastros improvisados con materiales del propio bosque. ¿No estaría a punto de acabar con dos inocentes? De nuevo, No hay inocentes en este mundo. Pensando tal esperó a que durmieran, intentando convencerse de ello. Eran dos, debía de ser fácil. No debían ser pareja, puesto que los camastros estaban separados. A media noche ya dormían a pierna suelta. Alzzul esperó una señal. ¿Qué debía hacer? Evidentemente, tomar la vida de dos personas por ningún mérito o recompensa era el colmo del derroche. Al menos aquella noche se alimentaría. ¿Podía dejarlos vivos? ¿Había alguna forma? ¿Una oportunidad para ello? El vampiro negó para sí mientras se acercaba hacia la mujer con paso imperceptible. Se paró a apenas medio metro de ella, de cuclillas, la observó dormir. Debía de tener unos veintipocos, de cabello ébano, salvaje y corto; le seguía una frente permanentemente fruncida y unas cejas no demasiado pobladas que anunciaban unos ojos inquisitivos, que parecían querer entrever lo que los párpados impedían. Una nariz levemente aguileña aunque pequeña y una boca fina que también parecía fruncida. Dormía con la mano derecha sobre el pecho y la izquierda sobre el regazo, formando una cruz con las piernas. Permaneció así durante medio minuto, de nuevo, esperando. Tomó su enorme acero y lo colocó sobre el cuello de la víctima. apoyó la punta del filo en el suelo para poder manejar el arma con una mano, mientras acercaba a la otra a su boca, para evitar un posible aullido de muerte. En un solo movimiento sesgó su vida como e segaba el grano en el campo, con un ligero corte transversal. Bebió de su cuello hasta que dejó de manar; entonces pasó a la segunda presa. Esta era la parte más difícil. ¿Cómo demonios podía mantener a un hombre lobo? Escrutó con la mirada el resto del campamento y encontró unas cuerdas que probablemente utilizaran para trampas, escalada u otros menesteres. Con cuidado y en silencio, colocó un par de nudos sobre y por debajo del camastro de forma que cuando estirara de la cuerda el objetivo fuera a quedar completamente inmovilizado. A conciencia de que cuando hiciera el esfuerzo de las cuerdas, despertaría, Alzzul se preparó mentalmente para aquellos minutos de forcejeo, chantaje, y en general, malos actos de los que necesitaría indudablemente hacer eso. No esperaba, sin embargo, que al tirar de la cuerda el hombre de metro ochenta, barba rala y pelo largo se mantuviera roncando como un oso. Algo asombrado, pero no por ello retractado, se acercó al camastro con la espada en la mano. Agarró el arma por el filo y descargó un primer golpe con la guardia sobre la boca del durmiente, de modo que varios dientes crujieron de ruptura; el consiguiente reguero de sangre casi ahogó al sujeto que en vez de gritar, como sería lo normal, no pudo más que tragar de su propia sangre entre toses y algún que otro estertor involuntario, seguidos de la implacable sorpresa, luego el miedo, luego la ira...
El vampiro hacía uso de sus habilidades innatas para parecer aún más grande, más oscuro, más tenebroso. Hasta su voz se distorsionaba con el viento en un siniestro efecto de eco. Le colocó el filo sobre el cuello y amenazó con presionar si se atrevía a moverse. Debía de estar al borde de convertirse. Habló con voz calma, intentando ser lo más profesional posible con aquello; al fin y al cabo era trabajo. Consiguió con amenazas evitar su transformación a la vez que pensaba en lo útil que hubiera sido su compañera como elemento disuasorio. Por desgracia, Alzzul no podía controlar a las dos bestias desatadas de darse el caso. ¿Podía siquiera con una? Bien alimentado, sin embargo y con mucha noche por delante se sentía con fuerzas. El interrogatorio llevaría un par de horas, luego tendría que confirmar información; lo haría al día siguiente. Al final, con medio hombre destrozado sobre un camastro ensangrentado, unos trazos sobre la tierra y al lado el fuego apenas vigilante, extinguiéndose a la vez que la vida del hombre-lobo, consiguió una buena cantidad de información para facilitar el golpe. Alzzul no podía dejar sin embargo que el fuego se extinguiera, lo necesitaba. Lanzó el camastro ensangrentado sobre el fuego, añadió la leña que habían recogido los dos difuntos y sin más ceremonia se dedicó a quemar los restos. Por suerte, no había mucha sangre en el suelo y sería más o menos fácil de disimular. No podía arriesgarse a que le siguieran el paso, ya bastante tenía con los cientos de ojos que le acechaban de diario, no necesitaba que aquellos fueran reales y mucho menos abiertamente hostiles. Usó el resto de noche en improvisar un refugio en una cueva a dos kilómetros de distancia de allí, donde pasó la noche sin incidentes. Al día siguiente se aproximó al lugar descrito y referenciado por el interrogado. En la entrada principal habían un par de hombres de guardia nocturna. Se trataba de un enorme complejo de cuevas -según la descripción, y como más tarde confirmó por sí mismo- repartido en pasillos correderos donde quizá antiguamente recogían minerales los locales. Estructuras de madera bastante rudimentarias hacían las veces de decoración, invocación a los dioses, elemento disuasorio y protección para los integrantes del ¿Culto? Todo aquello apestaba a culto.
La guarida debía tener unos 50 pasillos de los cuales solo uno conducía a la posible sala del tesoro. El interrogado le habló de una zona donde guardaban tesoro para comerciar con humanos en casos de necesidad. Podía estar allí o en otra de las salas en el punto opuesto de la fortaleza cavernosa, donde según él, almacenaban útiles de extrema importancia para su supervivencia. Había una tercera posibilidad, y era que la espada que buscaban se encontrara en la zona del armamento, cercana a la entrada principal y normalmente, transitada con frecuencia. La opción más creíble era la segunda. Por suerte, le había sacado justo antes de que muriera desangrado la posibilidad de un pasadizo secreto al hombre lobo. Posiblemente para evitar la muerte de sus camaradas, por falta de voluntad o quizá por la sensibilidad con la que había acabado con su compañera, rápidamente, había contado la verdad. Una segunda entrada francamente bien disimulada daba paso a un túnel de emergencia que se usaría en caso de incendios o derrumbamientos, o como último recurso para los indefensos en caso de un ataque. Parecía haber sido casi completamente olvidado y descuidado, puesto que no estaba siendo guardada por nadie, ni ninguna trampa impedía el paso. Además, era sumamente ventajosa, pues según el complejo mapa mental que había conseguido el vampiro, debía dar al centro del templo, o más bien centro neurálgico, y se podía acceder relativamente rápido a las salas necesarias. Apenas tuvo tiempo para revisar el lugar, pero sus ideas mentales parecían más o menos acertadas. Tuvo que huír de ahí al escuchar los primeros pasos; para siempre quedará en él la impresión del fuego en las paredes, esculturas toscas y piedras pulidas como muros. Todo aquello como una visión fantasmal y de pesadilla a que estaba destinado a volver... Posiblemente en menos de un día.
Gran parte del resto de la noche lo invirtió en seguir sus pasos y cubrirlos hasta el encuentro con la pequeña y el perro mojado. Extenuado hasta sus límites, consciente de la planificación que sería necesaria supuso que un día no sería suficiente para aquello, primero habría de reponer fuerzas. ¿Tendría de verdad suficiente con una noche? Intentó borrar sus dudas; aquella charla sería una larga.
Al final, llegó al claro sin mayor incidentes, ya casi despreocupado, tarareando entre dientes una canción que hubo escuchado doscientos años detrás, de manos de un trovador rubio y engalanado que estaba de paso por la ciudad. Una vez se hubo reunido fue el primero en hablar a priori de compartir la información:
- Y bien, ¿Estáis preparadas?
Alzzul
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 109
Nivel de PJ : : 0
Re: 1 - La Espada Kaliha [Robo organizado][Noche]
¡¡A POR LOS BURGUESES!! ¡¡YAAAAAH!! Y, sin más, eché a correr, no sin tropezar con una raíz ante ellos y volver a levantarme, antes de que siquiera el vampiro reaccionara ante la proposición de la chiquilla.
Al cabo de dos horas estaba tumbada en medio del bosque, perdida, mirando al cielo con ambas manos sobre una barriga gruñiente. Mi ojos entrecerrados oteaban un cielo azul con pajaritos surcándolo, atrayendo toda la atención que mi diminuta mente en blanco podía ofrecer. Tengo hambre... y a aquellas tímidamente pronunciadas palabras le siguieron; Y sed... Poco después un cuervo graznó, asustándome, y justo con el timing ideal, un conejo me saltó encima sin haberme visto por una carrera que llevaba huyendo de algo, rascándome con las uñas de sus patitas toda la cara. ¡¡AAAAAH!! ¡¡QUÉ COJON...!! Cogí al conejo al aire y canalicé toda mi frustración por haberme perdido y tener otra vez hambre y sed, lanzandolo tras unos arbustos... para luego darme cuenta que podría haberlo comido. Me lancé a correr tras el conejo, pero cuando separé los arbustos com ambas manos éste me saltó encima, rascandome la cara deliberadamente, saltando luego de rebote, escapando de mi agarre. ¡¡VUELVE AQUÍ!! ¡¡MALDITO, ENTRA EN MI BARRIGA!! Pero el conejo siguió saltando y esquivándome. Cogí una de mis cuerdas con lazos, tratando de lanzársela, pero iba esquivándolas todas. Cada nueva treta que preparaba para tratar de cogerlo, lo esquivaba.
Hasta que me arté y hice chocar mis puños, recogiendo mis lianas y atándome una alrededor de mi frente para que el pelo no me molestara, mirando adelante con determinación y la cara ensangrentada por los arañazos de aquel maldito ser. ¡Te voy a comer como me llamo Niura Caelia, conejo...!
Dos días después...
Con la cara reconcomida, y el cuerpo desnudo y cubierto de fango en forma de loba, tirada de cara al suelo, levanté poco a poco el cuerpo desde un charco de lodo. Ayer había llovido, por lo que, sumándole mis métodos infalibles caelianos de camuflaje, mi rastro de olor no se podía percibir ni a un metro de distancia. Avancé muy, muy, pero que muy poco a poco patita a patita hacia delante. El dichoso conejo se encontraba justo frente a mis narices, ocupado comiéndose una lechuga que le puse como cebo. "¡¡AHORA!!" Me abalancé sobre el conejo, pero éste simplemente se apartó a un lado. Caí de cara sobre una de mis trampas, atándome la pierna con un lazo y subiéndome hacia arriba. Con los ojos entrecerrados vi como el mismo conejo que llevaba dos días intentando dar caza se alejaba dando alegres saltitos, evitando absolutamente todas mis trampas como si supiera donde se encontraban todas y cada una de ellas. Con un tic en el ojo, no podía explicarme cómo había llenado casi medio quilómetro cuadrado de bosque con una trampa diferente a casi cada paso, haciendo uso de las lianas, branquitas y material para la confección de trampas que fui cogiendo de los alrededores. Pocas lianas quedaban en quinientos metros a la rotonda. Y, a pesar de eso... seguía brincando tan alegremente.
Con dolor, tardé unos minutos, pero logré volver a mi forma homínida. Cogí un cuchillo rupestre que había hecho afilando una piedra con otra y corté la liana, cayendo al suelo de espaldas, gimoteando con dolor. Cierto es también que llevaba dos noches durmiendo casi nada por culpa del maldito conejo que también me seguía en sueños. Me senté, desnuda, con las piernas y los brazos cruzados, aún cubierta con el cuerpo entero de fango y heridas no infectadas gracias a los cuidados de mi lengua en forma de loba. Cerré los ojos, y me puse a pensar.
"En la sección este, a cincuenta metros del árbol partido, faltan cuatro lazos ascendientes por armar. En la sección norte, sin embargo, recuerdo que me sobraron cuatro lianas de medio alcance y una de largo alcance pero con demasiada flexibilidad. Tal vez podría hacer otra trampa de falsos troncos para asustar y guiar al conejo hasta la pendiente con las trampas de pinchos al fondo que preparé ayer por la tarde... pero hay huecos de entre medio y un metro entre trampa y trampa por donde podría escapar... Tal vez podría confeccionar trampas de suelo con lazo para ralentizarlo y hacer que se despiste para cuando se encuentre con las otras de lazo de en frente, y..."
Repentinamente escuche el chillido de un hombre. Abriendo los ojos, me puse a correr entre los huecos de mis trampas escondidas, llegando hasta cerca del límite de la parte noroeste del territorio entrampado. Al llegar, vi a un hombre armado con una espada cortando una de mis trampas, que había atrapado al que parecía ser amigo suyo. Al caer al suelo, empezaron a hablar sobre quién había puesto allá aquellas trampas. Escuché más voces cerca, así que di un rodeo para buscar entre los árboles, por si había más, pero, en cambio, vi algo que no esperaba para nada. Un edificio rodeado de personas. Muchas personas... y algunos lobos. Por muy estúpida que fuese, la misión que me encomendaron hacía dos días volvió a mi mente. ¡Oh! ¡Ya! Y, de repente, vi aparecer a mi lado al conejo que había estado persiguiendo todo aquel tiempo, el cual me miraba fijamente. Oye, oye, ¿me estás vacilando? Podría cogerte y comerte ahora mismo, tan cerca que estás... El conejo simplemente me devolvió la mirada, moviendo la naricilla con sus bigotes. Me encogí de hombros y volví a mirar adelante, al edificio del que, en teoría, tenía que sacar todos, o casi todos, los hombres que, a demás, se supone, son licantropos. Vaya, ante mí se presenta una tarea ardua y encomiable que requerirá mucho, sino todo, de mi impecable valentía y.. ¡YAAH! Me lancé de repente sobre el conejo, tratando de cogerlo, pero éste simplemente dio un salto, subiéndose a mi cabeza, y esquivó mi segundo movimiento, zafándose con gran facilidad de mi mano. Oye... dije, con los ojos medio cerrados, mirándolo fijamente. Tú no eres un conejo normal...
El conejo se encogió de hombros y se fue dando saltitos. Entonces, me di cuenta de algo. Había llenado toda la parte sureste del templo de trampas, mientras intentaba cazar al conejo. Por alguna razón, lograba recordar a la perfección dónde estaban todas y cada una de ellas. ¿Será que mi entrenamiento al fin da sus frutos...? Pero, fuera cómo fuere, debía aprovecharlo, pues... ya habían pasado dos días. Debía cumplir con mi parte de la misión, a pesar de no ver si mis compañeros andaban cerca, para poder derrocar a los malditos burgeses, protagonizadores de tantas y tan lamentables actos en algunos de los libros de mamá. Fueran o no licantropos.
Arrodillándome, me pasé dos dedos por las mejillas, trazando dos lineas en el fango que cubría todo mi cuerpo de pies a cabeza. ¡No voy a decepcionarlos! Voy a usar toda mi habilidad y astucia para encargarme de esos desgraciados...
Al cabo, un licantropo con una espada escuchó algo entre unos arbustos. Miau. Miaaau. Pero qué cojines... hey, Red llamó la atención de un compañero con un codazo. Ambos se acercaron poco a poco. Había dos trampas preparadas en el árbol bajo el cual me encontraba escondida. Ya verán... no se lo van a esperar... Pensé, riendo por lo bajo.
Ambos licantropos empezaron a acercarse poco a poco... pisando con cuidado, apuntando con las espadas al arbusto. Ralentizaban el paso a medida que se acercaban. Cada vez más y más. Y más. Y más. Y más... Y, justo cuando iban a poner un pie sobre la trampa...
¡¡WAAAAH!! Salí del arbusto chillando con los brazos en alto, haciéndolos caer de culo atrás, y me puse a correr como loca por el campo. Los Caelia no nos caracterizamos por nuestra paciencia.
¿¡Que demonios!? ¡EH! ¡UNA INTRUSA! ATRAPADLA, ATRAPADLA! Pero nadie nunca podría atrapar a una caelia. Somos conocidos por nuestra flagrante velocidad de…!
Repentinamente, una mole de dos metrazos cayó sobre mí, aplastándome contra el suelo. ¡La tengo! ¡Espe- ¡qué!? Con una velocidad única, le ligué las manos y los pies con unas lianas, y salí de debajo de él cómo si saliera de debajo de una roca inmensa. Levatándome, alcé el puño al aire. ¡¡NADIE PODRÁ ATRAPAR NUNCA A UNA AUTÉNTICA E INIGUALABLE CAELIA, PORQUE NUESTRA ESTIRPE ESTÁ SIEMPRE EN LO MÁS…!! ¡Ah…! Tuve que dejar mi épico monologo a medias, pues dos licántropas aparecieron por detrás, y casi me cogieron. Me dirigí al interior del templo, y… seguí corriendo a toda velocidad, desnuda y cubierta de fango. Gracias a ello, pero, logré zafarme de dos o tres brazos que me cogieron cual anguila, siguiendo adentro. Y más adentro. Y más adentro… hasta que, finalmente, embestí una puerta. Entré al comedor. Por lo menos un centenar de personas me miraron. Poco a poco giré la cabeza parar mirar atrás, sonriendo de manera erviosa, para encontrar las varias docenas de personas que venían tras de mí, andando y sonriendo. Solo se me ocurrió una cosa, mientras todos iban levantándose de su sitio poco a poco.
¡M-mi nombre es… Niura Caelia! ¡Y-y he venido a derrotaros, malditos burgeses! Y salté de cabeza por la ventana, convenientemente abierta, cayendo a fuera y rodando por el suelo, acabando en pose épica. Al mirar arriba vi un montón de tipos saliendo por la misma ventana, saltando hacia mí, y volví a echarme a correr, zafándome de dos agarres más, y pasándole por entre als piernas a uno. ¡¡Maldita niña, es como una lagartija!! ¡¡Cojedla de una vez!! ¡Es como tratar de pescar una trucha con las manos! Salté el cuerpo del tipo que había atado de pies y manos, escuchando un par de chillidos con insultos suyos, y corrí al bosque, perseguida por más de un centenar y medio de licántropos en sus formas humanas y lobunas. Pero, durante mi huída, vi el maldito conejo poniéndose a correr delante de mí, cómo si se burlara. Enojada, me puse a perseguirlo, chillando. ¡¡Yaaaaaah!!
Allí empezó el auténtico festival. Mientras perseguía aquel canalla que por alguna razón no quería terminar en mi barriga, saltaba entre arbustos, evadíamos lugares de trampas mínimamente señalizados con piedrecitas y pisadas, escalaba árboles persiguiendo al maldito saltimbanqui, soltando sin querer algunas lianas de trampas de troncos y alzadoras… corríamos hacia pequeños peldaños para parar y girar en el momento justo en el que me iban a coger, haciéndolos caer por éste hacia mis trampas como el foso de las lianas o las estacas casi-mortales… y, mientras iba tras aquel conejito, todos mis perseguidores, uno tras otro, iban cayendo en mis trampas.
¡¡Maldita sea estate quieto!! Le iba chillando, mientras por atrás se escuchaban chillidos de personas siendo capturadas.
Aproximadamente una hora después, logré atraparlo tras saltar de rebote en el tronco de un árbol, y por atrás me atrapó una licantropa el pie, para soltarme inmediatamente después, siendo cogida del pie y alzada por una de mis trampas de alzamiento. Me giré con el conejo entre las manos, mirando arriba, y pasé la mirada por todo mi alrededor, abriendo mucho los ojos. El bosque entero estaba plagado de personas atrapadas en todas y cada una de las trampas que había ido haciendo en esos días. Con mirada de búho, cómo quien no quiere la cosa, aún hinchando y deshinchando el pecho, jadeando por la carrera que acababa de hacer, con un perseguido siendo perseguido por una perseguidora siendo perseguida por tantos perseguidores, me fui andando poco a poco, saliendo de la zona, diciendo algún que otro “lo siento” o “perdón” en voz bajita cuando pasaba al lado de algún/a licántropo, recibiendo solo insultos maleducados de cada uno de ellos.
Al salir de allá, me quedé mirando el conejo. ¿Sabes? ¿Seré retrasada, pero diría que me has ayudado mucho. ¿Quién eres? No eres un conejo normal, ¿verdad? El conejo solo se encogió de hombros, moviendo aquella naricilla, él también jadeando. ¡Oish… mira, eres tan mono y me has ayudado tanto, que te dejo libre! ¡Pero algún día te daré caza! El conejo hizo que si con la cabeza. Sin más, lo solté y se fue corriendo. Al girarme, volví a voltearme completamente, con mirada incrédula. ¡Espera! ¿¡Ha entendido lo que le dije!? ¡¿Qué demon...?! ¿¡PERO QUÉ...!?
Tras darle solo dos vueltas y media al asunto, acabé determinando que, seguramente, volvería a encontrármelo… pero, hasta entonces, debía ir a ver cómo les iba a mis compañeros… y si estaban aprovechando mi proeza involuntaria.
Óbviamente, diría que todo lo había hecho sin ayuda y sin guía. Cómo la buena Caelia que soy. AAAAAhahahahahaha reí, mientras andaba por el bosque, y caí en una de mis trampas, levantándome del suelo y dejándome bocabajo.
“Bueno… ya vendrá alguien a salvarme… eventualmente”.
Al cabo de dos horas estaba tumbada en medio del bosque, perdida, mirando al cielo con ambas manos sobre una barriga gruñiente. Mi ojos entrecerrados oteaban un cielo azul con pajaritos surcándolo, atrayendo toda la atención que mi diminuta mente en blanco podía ofrecer. Tengo hambre... y a aquellas tímidamente pronunciadas palabras le siguieron; Y sed... Poco después un cuervo graznó, asustándome, y justo con el timing ideal, un conejo me saltó encima sin haberme visto por una carrera que llevaba huyendo de algo, rascándome con las uñas de sus patitas toda la cara. ¡¡AAAAAH!! ¡¡QUÉ COJON...!! Cogí al conejo al aire y canalicé toda mi frustración por haberme perdido y tener otra vez hambre y sed, lanzandolo tras unos arbustos... para luego darme cuenta que podría haberlo comido. Me lancé a correr tras el conejo, pero cuando separé los arbustos com ambas manos éste me saltó encima, rascandome la cara deliberadamente, saltando luego de rebote, escapando de mi agarre. ¡¡VUELVE AQUÍ!! ¡¡MALDITO, ENTRA EN MI BARRIGA!! Pero el conejo siguió saltando y esquivándome. Cogí una de mis cuerdas con lazos, tratando de lanzársela, pero iba esquivándolas todas. Cada nueva treta que preparaba para tratar de cogerlo, lo esquivaba.
Hasta que me arté y hice chocar mis puños, recogiendo mis lianas y atándome una alrededor de mi frente para que el pelo no me molestara, mirando adelante con determinación y la cara ensangrentada por los arañazos de aquel maldito ser. ¡Te voy a comer como me llamo Niura Caelia, conejo...!
Dos días después...
Con la cara reconcomida, y el cuerpo desnudo y cubierto de fango en forma de loba, tirada de cara al suelo, levanté poco a poco el cuerpo desde un charco de lodo. Ayer había llovido, por lo que, sumándole mis métodos infalibles caelianos de camuflaje, mi rastro de olor no se podía percibir ni a un metro de distancia. Avancé muy, muy, pero que muy poco a poco patita a patita hacia delante. El dichoso conejo se encontraba justo frente a mis narices, ocupado comiéndose una lechuga que le puse como cebo. "¡¡AHORA!!" Me abalancé sobre el conejo, pero éste simplemente se apartó a un lado. Caí de cara sobre una de mis trampas, atándome la pierna con un lazo y subiéndome hacia arriba. Con los ojos entrecerrados vi como el mismo conejo que llevaba dos días intentando dar caza se alejaba dando alegres saltitos, evitando absolutamente todas mis trampas como si supiera donde se encontraban todas y cada una de ellas. Con un tic en el ojo, no podía explicarme cómo había llenado casi medio quilómetro cuadrado de bosque con una trampa diferente a casi cada paso, haciendo uso de las lianas, branquitas y material para la confección de trampas que fui cogiendo de los alrededores. Pocas lianas quedaban en quinientos metros a la rotonda. Y, a pesar de eso... seguía brincando tan alegremente.
Con dolor, tardé unos minutos, pero logré volver a mi forma homínida. Cogí un cuchillo rupestre que había hecho afilando una piedra con otra y corté la liana, cayendo al suelo de espaldas, gimoteando con dolor. Cierto es también que llevaba dos noches durmiendo casi nada por culpa del maldito conejo que también me seguía en sueños. Me senté, desnuda, con las piernas y los brazos cruzados, aún cubierta con el cuerpo entero de fango y heridas no infectadas gracias a los cuidados de mi lengua en forma de loba. Cerré los ojos, y me puse a pensar.
"En la sección este, a cincuenta metros del árbol partido, faltan cuatro lazos ascendientes por armar. En la sección norte, sin embargo, recuerdo que me sobraron cuatro lianas de medio alcance y una de largo alcance pero con demasiada flexibilidad. Tal vez podría hacer otra trampa de falsos troncos para asustar y guiar al conejo hasta la pendiente con las trampas de pinchos al fondo que preparé ayer por la tarde... pero hay huecos de entre medio y un metro entre trampa y trampa por donde podría escapar... Tal vez podría confeccionar trampas de suelo con lazo para ralentizarlo y hacer que se despiste para cuando se encuentre con las otras de lazo de en frente, y..."
Repentinamente escuche el chillido de un hombre. Abriendo los ojos, me puse a correr entre los huecos de mis trampas escondidas, llegando hasta cerca del límite de la parte noroeste del territorio entrampado. Al llegar, vi a un hombre armado con una espada cortando una de mis trampas, que había atrapado al que parecía ser amigo suyo. Al caer al suelo, empezaron a hablar sobre quién había puesto allá aquellas trampas. Escuché más voces cerca, así que di un rodeo para buscar entre los árboles, por si había más, pero, en cambio, vi algo que no esperaba para nada. Un edificio rodeado de personas. Muchas personas... y algunos lobos. Por muy estúpida que fuese, la misión que me encomendaron hacía dos días volvió a mi mente. ¡Oh! ¡Ya! Y, de repente, vi aparecer a mi lado al conejo que había estado persiguiendo todo aquel tiempo, el cual me miraba fijamente. Oye, oye, ¿me estás vacilando? Podría cogerte y comerte ahora mismo, tan cerca que estás... El conejo simplemente me devolvió la mirada, moviendo la naricilla con sus bigotes. Me encogí de hombros y volví a mirar adelante, al edificio del que, en teoría, tenía que sacar todos, o casi todos, los hombres que, a demás, se supone, son licantropos. Vaya, ante mí se presenta una tarea ardua y encomiable que requerirá mucho, sino todo, de mi impecable valentía y.. ¡YAAH! Me lancé de repente sobre el conejo, tratando de cogerlo, pero éste simplemente dio un salto, subiéndose a mi cabeza, y esquivó mi segundo movimiento, zafándose con gran facilidad de mi mano. Oye... dije, con los ojos medio cerrados, mirándolo fijamente. Tú no eres un conejo normal...
El conejo se encogió de hombros y se fue dando saltitos. Entonces, me di cuenta de algo. Había llenado toda la parte sureste del templo de trampas, mientras intentaba cazar al conejo. Por alguna razón, lograba recordar a la perfección dónde estaban todas y cada una de ellas. ¿Será que mi entrenamiento al fin da sus frutos...? Pero, fuera cómo fuere, debía aprovecharlo, pues... ya habían pasado dos días. Debía cumplir con mi parte de la misión, a pesar de no ver si mis compañeros andaban cerca, para poder derrocar a los malditos burgeses, protagonizadores de tantas y tan lamentables actos en algunos de los libros de mamá. Fueran o no licantropos.
Arrodillándome, me pasé dos dedos por las mejillas, trazando dos lineas en el fango que cubría todo mi cuerpo de pies a cabeza. ¡No voy a decepcionarlos! Voy a usar toda mi habilidad y astucia para encargarme de esos desgraciados...
Al cabo, un licantropo con una espada escuchó algo entre unos arbustos. Miau. Miaaau. Pero qué cojines... hey, Red llamó la atención de un compañero con un codazo. Ambos se acercaron poco a poco. Había dos trampas preparadas en el árbol bajo el cual me encontraba escondida. Ya verán... no se lo van a esperar... Pensé, riendo por lo bajo.
Ambos licantropos empezaron a acercarse poco a poco... pisando con cuidado, apuntando con las espadas al arbusto. Ralentizaban el paso a medida que se acercaban. Cada vez más y más. Y más. Y más. Y más... Y, justo cuando iban a poner un pie sobre la trampa...
¡¡WAAAAH!! Salí del arbusto chillando con los brazos en alto, haciéndolos caer de culo atrás, y me puse a correr como loca por el campo. Los Caelia no nos caracterizamos por nuestra paciencia.
¿¡Que demonios!? ¡EH! ¡UNA INTRUSA! ATRAPADLA, ATRAPADLA! Pero nadie nunca podría atrapar a una caelia. Somos conocidos por nuestra flagrante velocidad de…!
Repentinamente, una mole de dos metrazos cayó sobre mí, aplastándome contra el suelo. ¡La tengo! ¡Espe- ¡qué!? Con una velocidad única, le ligué las manos y los pies con unas lianas, y salí de debajo de él cómo si saliera de debajo de una roca inmensa. Levatándome, alcé el puño al aire. ¡¡NADIE PODRÁ ATRAPAR NUNCA A UNA AUTÉNTICA E INIGUALABLE CAELIA, PORQUE NUESTRA ESTIRPE ESTÁ SIEMPRE EN LO MÁS…!! ¡Ah…! Tuve que dejar mi épico monologo a medias, pues dos licántropas aparecieron por detrás, y casi me cogieron. Me dirigí al interior del templo, y… seguí corriendo a toda velocidad, desnuda y cubierta de fango. Gracias a ello, pero, logré zafarme de dos o tres brazos que me cogieron cual anguila, siguiendo adentro. Y más adentro. Y más adentro… hasta que, finalmente, embestí una puerta. Entré al comedor. Por lo menos un centenar de personas me miraron. Poco a poco giré la cabeza parar mirar atrás, sonriendo de manera erviosa, para encontrar las varias docenas de personas que venían tras de mí, andando y sonriendo. Solo se me ocurrió una cosa, mientras todos iban levantándose de su sitio poco a poco.
¡M-mi nombre es… Niura Caelia! ¡Y-y he venido a derrotaros, malditos burgeses! Y salté de cabeza por la ventana, convenientemente abierta, cayendo a fuera y rodando por el suelo, acabando en pose épica. Al mirar arriba vi un montón de tipos saliendo por la misma ventana, saltando hacia mí, y volví a echarme a correr, zafándome de dos agarres más, y pasándole por entre als piernas a uno. ¡¡Maldita niña, es como una lagartija!! ¡¡Cojedla de una vez!! ¡Es como tratar de pescar una trucha con las manos! Salté el cuerpo del tipo que había atado de pies y manos, escuchando un par de chillidos con insultos suyos, y corrí al bosque, perseguida por más de un centenar y medio de licántropos en sus formas humanas y lobunas. Pero, durante mi huída, vi el maldito conejo poniéndose a correr delante de mí, cómo si se burlara. Enojada, me puse a perseguirlo, chillando. ¡¡Yaaaaaah!!
Allí empezó el auténtico festival. Mientras perseguía aquel canalla que por alguna razón no quería terminar en mi barriga, saltaba entre arbustos, evadíamos lugares de trampas mínimamente señalizados con piedrecitas y pisadas, escalaba árboles persiguiendo al maldito saltimbanqui, soltando sin querer algunas lianas de trampas de troncos y alzadoras… corríamos hacia pequeños peldaños para parar y girar en el momento justo en el que me iban a coger, haciéndolos caer por éste hacia mis trampas como el foso de las lianas o las estacas casi-mortales… y, mientras iba tras aquel conejito, todos mis perseguidores, uno tras otro, iban cayendo en mis trampas.
¡¡Maldita sea estate quieto!! Le iba chillando, mientras por atrás se escuchaban chillidos de personas siendo capturadas.
Aproximadamente una hora después, logré atraparlo tras saltar de rebote en el tronco de un árbol, y por atrás me atrapó una licantropa el pie, para soltarme inmediatamente después, siendo cogida del pie y alzada por una de mis trampas de alzamiento. Me giré con el conejo entre las manos, mirando arriba, y pasé la mirada por todo mi alrededor, abriendo mucho los ojos. El bosque entero estaba plagado de personas atrapadas en todas y cada una de las trampas que había ido haciendo en esos días. Con mirada de búho, cómo quien no quiere la cosa, aún hinchando y deshinchando el pecho, jadeando por la carrera que acababa de hacer, con un perseguido siendo perseguido por una perseguidora siendo perseguida por tantos perseguidores, me fui andando poco a poco, saliendo de la zona, diciendo algún que otro “lo siento” o “perdón” en voz bajita cuando pasaba al lado de algún/a licántropo, recibiendo solo insultos maleducados de cada uno de ellos.
Al salir de allá, me quedé mirando el conejo. ¿Sabes? ¿Seré retrasada, pero diría que me has ayudado mucho. ¿Quién eres? No eres un conejo normal, ¿verdad? El conejo solo se encogió de hombros, moviendo aquella naricilla, él también jadeando. ¡Oish… mira, eres tan mono y me has ayudado tanto, que te dejo libre! ¡Pero algún día te daré caza! El conejo hizo que si con la cabeza. Sin más, lo solté y se fue corriendo. Al girarme, volví a voltearme completamente, con mirada incrédula. ¡Espera! ¿¡Ha entendido lo que le dije!? ¡¿Qué demon...?! ¿¡PERO QUÉ...!?
Tras darle solo dos vueltas y media al asunto, acabé determinando que, seguramente, volvería a encontrármelo… pero, hasta entonces, debía ir a ver cómo les iba a mis compañeros… y si estaban aprovechando mi proeza involuntaria.
Óbviamente, diría que todo lo había hecho sin ayuda y sin guía. Cómo la buena Caelia que soy. AAAAAhahahahahaha reí, mientras andaba por el bosque, y caí en una de mis trampas, levantándome del suelo y dejándome bocabajo.
“Bueno… ya vendrá alguien a salvarme… eventualmente”.
Niura Caelia
Aprendiz
Aprendiz
Cantidad de envíos : : 39
Nivel de PJ : : 0
Re: 1 - La Espada Kaliha [Robo organizado][Noche]
La tarea que teníamos cada uno no eran de lo más sencilla pero esperaba que con las habilidades que teníamos individualmente podríamos adelantar gran parte del trabajo reuniendo información importante para luego después de dos días de ardua investigación pudiésemos hacer el plan casi perfecto y atacar la noche siguiente aquel templo. El vampiro Alzzul tenía que investigar cómo era aquel recinto por dentro, mientras que la joven loba tenía que armarnos contra su especie, hacernos trampas que pudiésemos lanzar o plantar en pleno ataque para defendernos. Mi tarea era un poco más sencilla y era mezclarme entre la gente y averiguar cualquier dato extra que se nos pudiera escapar.
Siempre he sido una preciosura de niña, y si alguien lo dudaba… ¿le tocaría una flecha en la garganta?, la cuestión es que debía camuflajearme, ya que por lo general los hombres lobos son un poco más humildes y discretos con sus cuidados, no se peinaban todos los días y tampoco estaban muy pendientes de que tan rosaditas tenían las mejillas; aquello era un mundo cruel para mí, estaba empezando a pensar que el hecho de empezar a crecer me estaba poniendo más chisquillosa en cuanto a mi cuidado personal, uno no sabía cuando podría conseguirse a un niño príncipe que quede perdidamente enamorado de mí. Pero si ese era el caso, -que hubiese un niño príncipe en esas tierras-, tendría que esperar. Apreté mis ojos, tome aire y empecé a despeinarme, ensuciar un poco mis ropas y entrar en ambiente. Pasé los dos días infiltrandome en la manada, cosa que fue realmente difícil ya que muchos son muy territoriales. Me estaba sacando un poco de mis casillas que no confiaran en mí en el pueblo, pero al menos pude fraternizar bastante con lobitos contemporáneos conmigo. Era impresionante pero muy pocos de esos niños habían leído más de cinco libros en su vida ¿qué clase de vida ignorante y oscura era esa?, por su parte ellos ya cazaban de forma impresionante, parecían nunca cansarse y eran fanáticos de los cuentos de una señora mayor. Tuve la oportunidad de escuchar un par de historias de aquella señora y al final de cada sesión me acercaba a alabarla, la gente le gustaba ser admirada por los demás… Al final del segundo día me acerqué a la señora como de costumbre y en vez de alabarla solamente aproveché de hacerle preguntas sobre la espada Kaliha. La señora rió de forma despreocupada y se dispuso a contarme toda la historia que había detrás de esa espada, me habló muy orgullosa de aquellas batallas épicas y me dijo que ella poseía una colección de unos cuantos libros en dónde hablaban de ella, porque el primo del mejor amigo de su hermano -en los clanes así todo el mundo se conoce-, murió por tocar aquella espada. La convencí de que poco a poco me fuera diciendo un poco más del asunto ya que en la biblioteca del lugar por alguna extraña razón nunca habían niños, y mi presencia ahí sería demasiado sospechosa. Acompañé a la señora durante un buen rato y dejé que me mostrara los libros. Ella comentaba que ese templo era custodiado por espíritus de antiguos guerreros y todo el cuento -esperaba que no fuese cierto, y que solo se trataran de adornos a la historia-, al parecer la espada no era lo único que ahí se custodiaba, pero todos le tenían un gran respeto; incluso una vez al año asistían diez entes religioso a santificar las cosas que estaban reguardadas ahí. Pasé mis ojos por los libros sin parecer muy entrometida y vi que la fecha de culto y santificación estaba cerca, que coincidencia… lastima que a mí eso no me parecía nada coincidencia, sospechaba que el vampiro que me contrató para este asunto tenía todo planeado para que atacáramos el día de la santificación. Suspiré y le pregunté a la señora si ella confiaba en la seguridad de aquel sitio, fingí estar muy preocupada de que algo tan valioso estuviera en un solo lugar, y ella lo que hizo fue reír y decir que aquel templo era la definición de seguridad. Hice una risa fingida de satisfacción pero internamente estaba ahogándome de preocupación.
Llegó el día del reencuentro y no pude evitar sentir un poco de vergüenza porque pasé tanto tiempo concentrada en infiltrarme con el pueblo que no me había dado chance de ir a visitar el templo y ver sus puntos débiles.
Me encontré en el camino a la loba guindada boca abajo atrapada por otra trampa. Negué con la cabeza al verla y le pedí a todos los dioses que por favor ella hubiese tenido la decencia de aunque sea prepararnos las redes para lanzar con mi flecha, o alguna que otra cosita que pudiésemos colocar dentro del templo. Al verla sin nada de preparación di un largo suspiro y la dejé ahí colgando… Me fui a reunir con el vampiro y al escucharlo le hice señas de que nos fuéramos a otro sitio -a donde seguía la pobre colgada-.
Al verla otra vez ahí no pude evitar reír esta vez y luego volví a ponerme seria para dirigirme a Alzzul, no quería hacerlo perder el tiempo -La noche de mañana… van a venir diez monjes o como se llamen a santificar el templo- les dije a ambos -Nuestra amiga- señalé a la colgada -Se acaba de ofrecer voluntaria para hacerse pasar por un monje y entrar al templo de esa forma- suspiré pensando en lo caótico que eso sonaba conociendo al personaje -Vas a hacerte pasar por monje, y sólo si ves la oportunidad y te encuentras con la espada Kaliha trata de agarrarla y no lo hagas directamente con la mano. Si tocas la espada estás muerta- le dije muy en serio -Genera graves quemaduras en la mano, luego pasarás 2 semanas con fiebre, tu piel se pondrá amarilla y morirás a la tercera semana-. Tomé aire otra vez y dije -Se me ocurre que Niura entre por al frente como si nada pasara, mientras tanto yo organizaré un ataque distractor con niños a la entrada, y Alzzul puede aprovechar eso para buscar una forma de entrar, por detrás o por algún pasadizo secreto. Como pueda yo cubriré a Niura con flechas deshaciéndome poco a poco de los guardias- hice una pausa para luego preguntar -¿Algún otro plan?- pregunté sinceramente abierta a otras alternativas que pudiesen ser más efectivas -Estoy dispuesta a hacer mucho por esa espada. Por cierto Niura, por favor por favorsito hazme una o dos redes que pueda usar con mis flechas.- aquello era un poco por capricho, siempre quise atrapar a los malos con una red de mis flechas, pero no había podido.
Siempre he sido una preciosura de niña, y si alguien lo dudaba… ¿le tocaría una flecha en la garganta?, la cuestión es que debía camuflajearme, ya que por lo general los hombres lobos son un poco más humildes y discretos con sus cuidados, no se peinaban todos los días y tampoco estaban muy pendientes de que tan rosaditas tenían las mejillas; aquello era un mundo cruel para mí, estaba empezando a pensar que el hecho de empezar a crecer me estaba poniendo más chisquillosa en cuanto a mi cuidado personal, uno no sabía cuando podría conseguirse a un niño príncipe que quede perdidamente enamorado de mí. Pero si ese era el caso, -que hubiese un niño príncipe en esas tierras-, tendría que esperar. Apreté mis ojos, tome aire y empecé a despeinarme, ensuciar un poco mis ropas y entrar en ambiente. Pasé los dos días infiltrandome en la manada, cosa que fue realmente difícil ya que muchos son muy territoriales. Me estaba sacando un poco de mis casillas que no confiaran en mí en el pueblo, pero al menos pude fraternizar bastante con lobitos contemporáneos conmigo. Era impresionante pero muy pocos de esos niños habían leído más de cinco libros en su vida ¿qué clase de vida ignorante y oscura era esa?, por su parte ellos ya cazaban de forma impresionante, parecían nunca cansarse y eran fanáticos de los cuentos de una señora mayor. Tuve la oportunidad de escuchar un par de historias de aquella señora y al final de cada sesión me acercaba a alabarla, la gente le gustaba ser admirada por los demás… Al final del segundo día me acerqué a la señora como de costumbre y en vez de alabarla solamente aproveché de hacerle preguntas sobre la espada Kaliha. La señora rió de forma despreocupada y se dispuso a contarme toda la historia que había detrás de esa espada, me habló muy orgullosa de aquellas batallas épicas y me dijo que ella poseía una colección de unos cuantos libros en dónde hablaban de ella, porque el primo del mejor amigo de su hermano -en los clanes así todo el mundo se conoce-, murió por tocar aquella espada. La convencí de que poco a poco me fuera diciendo un poco más del asunto ya que en la biblioteca del lugar por alguna extraña razón nunca habían niños, y mi presencia ahí sería demasiado sospechosa. Acompañé a la señora durante un buen rato y dejé que me mostrara los libros. Ella comentaba que ese templo era custodiado por espíritus de antiguos guerreros y todo el cuento -esperaba que no fuese cierto, y que solo se trataran de adornos a la historia-, al parecer la espada no era lo único que ahí se custodiaba, pero todos le tenían un gran respeto; incluso una vez al año asistían diez entes religioso a santificar las cosas que estaban reguardadas ahí. Pasé mis ojos por los libros sin parecer muy entrometida y vi que la fecha de culto y santificación estaba cerca, que coincidencia… lastima que a mí eso no me parecía nada coincidencia, sospechaba que el vampiro que me contrató para este asunto tenía todo planeado para que atacáramos el día de la santificación. Suspiré y le pregunté a la señora si ella confiaba en la seguridad de aquel sitio, fingí estar muy preocupada de que algo tan valioso estuviera en un solo lugar, y ella lo que hizo fue reír y decir que aquel templo era la definición de seguridad. Hice una risa fingida de satisfacción pero internamente estaba ahogándome de preocupación.
Llegó el día del reencuentro y no pude evitar sentir un poco de vergüenza porque pasé tanto tiempo concentrada en infiltrarme con el pueblo que no me había dado chance de ir a visitar el templo y ver sus puntos débiles.
Me encontré en el camino a la loba guindada boca abajo atrapada por otra trampa. Negué con la cabeza al verla y le pedí a todos los dioses que por favor ella hubiese tenido la decencia de aunque sea prepararnos las redes para lanzar con mi flecha, o alguna que otra cosita que pudiésemos colocar dentro del templo. Al verla sin nada de preparación di un largo suspiro y la dejé ahí colgando… Me fui a reunir con el vampiro y al escucharlo le hice señas de que nos fuéramos a otro sitio -a donde seguía la pobre colgada-.
Al verla otra vez ahí no pude evitar reír esta vez y luego volví a ponerme seria para dirigirme a Alzzul, no quería hacerlo perder el tiempo -La noche de mañana… van a venir diez monjes o como se llamen a santificar el templo- les dije a ambos -Nuestra amiga- señalé a la colgada -Se acaba de ofrecer voluntaria para hacerse pasar por un monje y entrar al templo de esa forma- suspiré pensando en lo caótico que eso sonaba conociendo al personaje -Vas a hacerte pasar por monje, y sólo si ves la oportunidad y te encuentras con la espada Kaliha trata de agarrarla y no lo hagas directamente con la mano. Si tocas la espada estás muerta- le dije muy en serio -Genera graves quemaduras en la mano, luego pasarás 2 semanas con fiebre, tu piel se pondrá amarilla y morirás a la tercera semana-. Tomé aire otra vez y dije -Se me ocurre que Niura entre por al frente como si nada pasara, mientras tanto yo organizaré un ataque distractor con niños a la entrada, y Alzzul puede aprovechar eso para buscar una forma de entrar, por detrás o por algún pasadizo secreto. Como pueda yo cubriré a Niura con flechas deshaciéndome poco a poco de los guardias- hice una pausa para luego preguntar -¿Algún otro plan?- pregunté sinceramente abierta a otras alternativas que pudiesen ser más efectivas -Estoy dispuesta a hacer mucho por esa espada. Por cierto Niura, por favor por favorsito hazme una o dos redes que pueda usar con mis flechas.- aquello era un poco por capricho, siempre quise atrapar a los malos con una red de mis flechas, pero no había podido.
____________
OffRol
Bueno, ahí les dejé un plan... Se me ocurre que al principio ataquemos cada quién usando nuestras virtudes de forma individual y que al final trabajemos en equipo. Maga tiene mucha experiencia robando pero en esta oportunidad no puede robar ella directamente (anda un poco frustrada), Niura es excelente para los amarres y enfrentamientos a corta distancia, y Alzzul es discreto y el único que puede tocar la espada directamente.
Otra cosa, se supone que es un robo organizado y la idea es que lo organicemos entre todos, así que si tienen otros planes o un cambio que les gustaría, díganlo onrol.
Niuraaa andis, porfavorsitooo! Quiero lanzar flechitas con redes xD
OffRol
Bueno, ahí les dejé un plan... Se me ocurre que al principio ataquemos cada quién usando nuestras virtudes de forma individual y que al final trabajemos en equipo. Maga tiene mucha experiencia robando pero en esta oportunidad no puede robar ella directamente (anda un poco frustrada), Niura es excelente para los amarres y enfrentamientos a corta distancia, y Alzzul es discreto y el único que puede tocar la espada directamente.
Otra cosa, se supone que es un robo organizado y la idea es que lo organicemos entre todos, así que si tienen otros planes o un cambio que les gustaría, díganlo onrol.
Niuraaa andis, porfavorsitooo! Quiero lanzar flechitas con redes xD
Magazubi
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 755
Nivel de PJ : : 5
Temas similares
» El robo [mastereado][1/2]
» Robo en la mansión Hammersmith[Libre] [3/3] [Cerrado]
» Noche provechosa. (Priv. Shophie D.Nova) [Noche/Amanecer.] [Interpretativo.] [+18]
» Turno de noche en el Lecho de pulgas[Privado Woodpecker] [Trabajo-Noche]
» La espada Arcana {Arcanos/Herrería}
» Robo en la mansión Hammersmith[Libre] [3/3] [Cerrado]
» Noche provechosa. (Priv. Shophie D.Nova) [Noche/Amanecer.] [Interpretativo.] [+18]
» Turno de noche en el Lecho de pulgas[Privado Woodpecker] [Trabajo-Noche]
» La espada Arcana {Arcanos/Herrería}
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Hoy a las 14:43 por Eilydh
» Días de tormenta + 18 [Privado]
Ayer a las 23:14 por Iori Li
» Laboratorio Harker [Alquimia+Ingeniería]
Ayer a las 19:13 por Zelas Hazelmere
» Pócimas y Tragos: La Guerra de la Calle Burbuja [Interpretativo] [Libre]
Ayer a las 16:18 por Mina Harker
» El vampiro contraataca [Evento Sacrestic]
Ayer a las 05:53 por Lukas
» La Procesión de los Skógargandr [Evento Samhain (Halloween)]
Mar Nov 19 2024, 22:49 por Eltrant Tale
» Entre Sombras y Acero [LIBRE][NOCHE]
Mar Nov 19 2024, 22:42 por Cohen
» [Zona de culto] Altar de las Runas de los Baldíos
Lun Nov 18 2024, 12:29 por Tyr
» Susurros desde el pasado | Amice H.
Lun Nov 18 2024, 04:12 por Amice M. Hidalgo
» [Zona de culto] Iglesia del único Dios
Sáb Nov 16 2024, 21:38 por Tyr
» Enjoy the Silence 4.0 {Élite]
Miér Nov 13 2024, 20:01 por Nana
» Vampiros, Gomejos, piernas para qué las tengo. [Privado]
Mar Nov 12 2024, 04:51 por Tyr
» Derecho Aerandiano [Libre]
Dom Nov 10 2024, 13:36 por Tyr
» Propaganda Peligrosa - Priv. Zagreus - (Trabajo / Noche)
Vie Nov 08 2024, 18:40 por Lukas
» Lamentos de un corazón congelado [Libre 3/3]
Vie Nov 08 2024, 01:19 por Tyr