La serpiente del molino {Desafío}

Dundarak era sin lugar a dudas el sitio más devastado. Constituía el foco principal de la propagación de la enfermedad. No había nadie que atreviera a esa pirámide que asolaba los campos en mitad de la llanura nevada, junto a la gran capital de los dragones. Los campos estaban secos y desolados y el seco vaivén de la hierba con el viento, con la pirámide perdida en la inmensidad, era todo lo que quedaba en aquel paisaje postapocalíptico.

La gente que había permanecido ahí, más que por valentía, era por obligación. No tenían medios ni recursos para huir, quizás un familiar enfermo o inválido incapaz de realizar una larga migración.

Los pequeños pueblos cercanos a Dundarak, como la ciudad, estaban prácticamente abandonados. Con una mayoría muy alta de casas estaban deshabitadas en cada uno, y, entrando el otoño, las calles comenzaban a ser devoradas por la maleza y las hojas de los árboles. Y los pocos supervivientes que quedaban en la zona de los campos, que apenas llegaba al centenar por aldea, era gente rara, extraña, y poco comunicativa.

Tal era el caso del pueblo de Purios. Se había extendido un rumor de que una serpiente andaba propagando la enfermedad de la muerte entre los distintos pueblos, y que ésta había sido vista en las proximidades de uno de los viejos molinos rojos lejos del pueblo que se utilizaban para triturar el trigo.

-¡Paparruchas, Rondlein! – decía uno de los lugareños a un vecino en la decaída plaza del poblado. - ¿Cómo va a venir una serpiente a conciencia, por las noches, a hacer enfermar a nuestras gentes y nuestros niños?
-Te digo que sí. Que la he visto. – clamaba el otro. Un hombre bastante mayor y desgastado. Con las manos curtidas de segar la hierba. – Es grande, del tamaño de un caballo. ¡Y muy gorda! Se arrastra y entra en las casas de los vecinos, sale y va a otra. La gente aparece muerta al día siguiente. ¡Lo has visto! Y al visitar dos o tres casas, según el día
-Tiene que haber un asesino o alguien. – el hombre no se lo creía, alzó los brazos dubitativo. - ¿Pero cómo va a ser una serpiente?
-Te digo yo que sí. – inquirió. – Tendríamos que organizar una batida para cazar a la serpiente esta misma noche.

El aventurero podría creerse esta historia u obviarla. Todo el mundo sabe de las leyendas de los pueblos y los falsos mitos que se crean en torno a falacias. Pero el molino rojo no estaba demasiado lejos, aunque tampoco faltaba demasiado para al anochecer y comprobar si alguno de aquellos dos pueblerinos decían la verdad o mentían. Para nuestro curioso aventurero, quizás lo mejor quedarse en su cama y rezar porque todo fuera una patraña, pero no. Eso no fue lo que hizo.

Rondlein:

Bienvenido curioso aventurero/a: Me encantaría saber qué te ha llevado al pueblo de Purios. Quizás estés de paso, o quizás tengas un conocido. Quién sabe. La cuestión es que el pueblo vive una situación incómoda: Cada noche aparecen nuevas personas contagiadas por la peste o muertas en sus casas y uno de los campesinos acusa a una supuesta serpiente que por las noches viene a propagar la enfermedad. La serpiente supuestamente vive en el molino rojo que se ve al final del pueblo. Tendrás que decidir investigar el molino por tu cuenta, esperar en el pueblo a que anochezca o bien unirte a Rondlein y algún pueblerino más y organizar una batida de caza para esperar a la serpiente en el pueblo y abatirla al caer la noche (si es que existiera).

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