-Plumas Nuevas-[Trama Clan Cuervos de Plata parte 5][Interpretativo][Petronella-Wallace-Aquila]
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Vulwulfar es una ciudad costera llena de pescadores y gente trabajadora. El comercio marítimo es visible en sus puertos durante todo el año aunque debido a los acontecimientos trágicos, el puerto tenia un severo control. Muchos marineros son inspeccionados, no solo por si llevan enfermos de la epidemia sino también por si esconden vampiros cuyo destino es la capital, plagada ahora de ellos. Esta claro que la guardia humana se toma en serio su trabajo. El animo de la ciudad contrasta con el tiempo. La gente no esta feliz, los mercaderes no parecen estar disfrutando del mercado y cabe remarcar la intolerancia hacia lagunas razas. es muy fácil culpar a tu vecino de la epidemia, sobretodo si este es un hombre bestia o un elfo.
El brujo esta apoyado en uno de los postes del mercado, observando como la gente va de un lado a otro. Su caballo esta ensillado y fresco, listo para partir si allí no encuentra trabajo o algo interesante. Fuma tranquilamente de su pipa, sumido en sus pensamientos. En poco tiempo había conocido a gente peculiar, alargando así su lista de conocidos y amigos.Y debe sumar también un nuevo miembro de la familia. El pelirrojo esboza una sonrisa torcida al recordar a la pequeña Sara, tan menuda y valiente. La niña había sido aceptada por Ébano y los demás miembros del clan y por suerte para ella, estaría segura entre los muros del castillo. La pequeña vampira significa mucho para el, tanto que solía ocupar sus pensamientos, junto con su mujer.
Los pensamientos del brujo son interrumpidos por voces y gritos que vienen del medio de la plaza. Hay un grupo de marineros que están discutiendo entre ellos. El brujo fija su atención en ellos, la cosa se esta volviendo un tanto tensa. Algunos han cogido arpones y eso no es nada bueno. El pelirrojo apaga la pipa, la guarda y se acerca con paso decidido hacia ellos. Aparta a miembros fisgones del publico y alcanza el centro del huracán.
-Has pescado donde no debías!
-Quien te dice eso eh?! Pesco donde quiero maldito rufián!
-Hay leyes que cumplir, puto come-hojas!
Un atún vuela por poco rozando al brujo. Con el ceño fruncido y la mirada endurecida, el hombre observa a ambos individuos. Un elfo de baja estatura y nariz puntiaguda y un humano con exceso de cerveza y medio calvo. Menudo par...El brujo suspira y aparta su capa de los hombros para mostrar su armadura negra. El colgante de los cuervos repica en el acero. Ambos hombres miran al brujo con sorpresa y enfado. El pelirrojo se cruza de brazos y los mira a ambos, expectante.
-Se puede saber que ocurre aquí?...-pregunta el con una mueca de enfado. Los hombres empiezan a hablar a gritos. Cada uno explica su versión pero todo se resume en la misma mierda racista de siempre. El elfo amenaza al humano y este, como espera el brujo, desenvaina una daga de cortar espinas y la alza para acometer hacia el elfo. El pelirrojo ha previsto ese movimiento, este tipo de peleas absurdas muestran lo peor de la gente.
El golpe del hierro contra el acero hace retroceder al publico que los rodea. Se oyen jadeos de angustia y se asombro. El brujo ha parado el golpe con su antebrazo enguantado de acero. El cuchillo tiembla en manos del hombre, quien balbucea algo inteligible por esa boca. Retira el arma y da un paso atrás sin saber que hacer. Su mirada va del elfo al hombre.
-Creo que las cosas no están para que os peléis por la zona de pesca...esta muriendo gente...-gruñe el brujo colocándose bien el guantelete.- Elfos, humanos...todos sois iguales una vez enterrados...-nadie dice nada, algunos agachan la cabeza otros murmuran. Los acompañantes del hombre lo convencen para que lo deje estar. Mejor así. La muchedumbre se despeja, la gente vuelve a lo suyo. El brujo gira el rostro hacia el elfo quien no tiene pinta de estar muy contento.
-Genial, ahora le dirán a mi mujer que me junto con bichos raros como tu! -se queja con los brazos en jarra. El brujo arquea las cejas sin entender. Le acaba de salvar la vida. El pelirrojo se frota el tabique con los dedos realmente desconcertado mientras el elfo sigue quejándose, alejándose de el. Elfos y su extraña manera de dar las gracias.
El brujo esta apoyado en uno de los postes del mercado, observando como la gente va de un lado a otro. Su caballo esta ensillado y fresco, listo para partir si allí no encuentra trabajo o algo interesante. Fuma tranquilamente de su pipa, sumido en sus pensamientos. En poco tiempo había conocido a gente peculiar, alargando así su lista de conocidos y amigos.Y debe sumar también un nuevo miembro de la familia. El pelirrojo esboza una sonrisa torcida al recordar a la pequeña Sara, tan menuda y valiente. La niña había sido aceptada por Ébano y los demás miembros del clan y por suerte para ella, estaría segura entre los muros del castillo. La pequeña vampira significa mucho para el, tanto que solía ocupar sus pensamientos, junto con su mujer.
Los pensamientos del brujo son interrumpidos por voces y gritos que vienen del medio de la plaza. Hay un grupo de marineros que están discutiendo entre ellos. El brujo fija su atención en ellos, la cosa se esta volviendo un tanto tensa. Algunos han cogido arpones y eso no es nada bueno. El pelirrojo apaga la pipa, la guarda y se acerca con paso decidido hacia ellos. Aparta a miembros fisgones del publico y alcanza el centro del huracán.
-Has pescado donde no debías!
-Quien te dice eso eh?! Pesco donde quiero maldito rufián!
-Hay leyes que cumplir, puto come-hojas!
Un atún vuela por poco rozando al brujo. Con el ceño fruncido y la mirada endurecida, el hombre observa a ambos individuos. Un elfo de baja estatura y nariz puntiaguda y un humano con exceso de cerveza y medio calvo. Menudo par...El brujo suspira y aparta su capa de los hombros para mostrar su armadura negra. El colgante de los cuervos repica en el acero. Ambos hombres miran al brujo con sorpresa y enfado. El pelirrojo se cruza de brazos y los mira a ambos, expectante.
-Se puede saber que ocurre aquí?...-pregunta el con una mueca de enfado. Los hombres empiezan a hablar a gritos. Cada uno explica su versión pero todo se resume en la misma mierda racista de siempre. El elfo amenaza al humano y este, como espera el brujo, desenvaina una daga de cortar espinas y la alza para acometer hacia el elfo. El pelirrojo ha previsto ese movimiento, este tipo de peleas absurdas muestran lo peor de la gente.
El golpe del hierro contra el acero hace retroceder al publico que los rodea. Se oyen jadeos de angustia y se asombro. El brujo ha parado el golpe con su antebrazo enguantado de acero. El cuchillo tiembla en manos del hombre, quien balbucea algo inteligible por esa boca. Retira el arma y da un paso atrás sin saber que hacer. Su mirada va del elfo al hombre.
-Creo que las cosas no están para que os peléis por la zona de pesca...esta muriendo gente...-gruñe el brujo colocándose bien el guantelete.- Elfos, humanos...todos sois iguales una vez enterrados...-nadie dice nada, algunos agachan la cabeza otros murmuran. Los acompañantes del hombre lo convencen para que lo deje estar. Mejor así. La muchedumbre se despeja, la gente vuelve a lo suyo. El brujo gira el rostro hacia el elfo quien no tiene pinta de estar muy contento.
-Genial, ahora le dirán a mi mujer que me junto con bichos raros como tu! -se queja con los brazos en jarra. El brujo arquea las cejas sin entender. Le acaba de salvar la vida. El pelirrojo se frota el tabique con los dedos realmente desconcertado mientras el elfo sigue quejándose, alejándose de el. Elfos y su extraña manera de dar las gracias.
Última edición por Wallace Mcgregor el Jue 21 Sep 2017 - 4:00, editado 2 veces
Wallace Mcgregor
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Re: -Plumas Nuevas-[Trama Clan Cuervos de Plata parte 5][Interpretativo][Petronella-Wallace-Aquila]
He de admitir que con el tiempo desarrollé un interés por los puertos. Era un hervidero de olores, de chismes, trabajo y sobretodo de problemas.
A diferencia de los sitios ajetreados mas comunes de las ciudades como los mercados, las calles principales o las tiendas, los puertos no me daban dolor de cabeza. El mar me había fascinado desde joven, no sabía nadar y creo que nunca me bañé en él ya que mi fascinación se alimentaba por el respeto que el elemento madre creaba en mi.
La paz para mi tenia la forma del agua, negra, enturbiada...Pero bailando dentro de una jarra de cristal, de lado a lado. Esa era mi imagen de mi. Agua encerrada y embravecida, siempre a punto de derramarse pero siempre consiguiendo el equilibrio para no perder parte de mi misma, de ese líquido que me formaba.
Ese día recuerdo que buscaba algo que fumar, normalmente prefería una mezcla de hiervas bastante común, de sabor fuerte y tosco pero agradable olor. Un olor parecido a la tierra y a los granos de trigo tostados en cierta manera recordaba al pan ligeramente quemado, pero no llevaba absolutamente nada encima que me ayudase a lidiar con ese capricho de mi cuerpo.
Me senté a observar la gente ir. Parecían poseídos muchos de ellos no parecían ni personas solo grandes maletas o cajas o redes rellenas de pescado con patas, era cómico de ver como transportaban cosas tan enormes que incluso me impedían ver su cara y su cuerpo y solo dejaban al descubierto sus ágiles piernas.
Me recosté en un tonel grande que había a mi espalda, crucé las piernas y subí la capucha de mi capa. Quería destacar lo menos posible ya que normalmente todas las miradas iban hacia mi, sobretodo si estaba de pie y aún mas si estaba sin la capucha colocada.
Escuché un estruendo, lo normal en el puerto, seguro que a algún grumete se le habían caído las cajas con los amarres. Ignoré totalmente la trifulca, no era de mi incumbencia.
Cerré los ojos y me permití el lujo de dormir un poco. El rumor de las olas era apacible aunque enmascarado por el bullicio de tan incomoda pelea.
De golpe se escuchó el grito ahogado de la muchedumbre, uno de ellos había sacado lo que parecía un cuchillo largo.
Mi cuerpo reaccionó por instinto y me puse a observar tranquilamente si la pelea iba a más, quizás antes de que algún representante de la ley apareciera podía quedarme con unas cuantas monedas de un desdichado diablo apuñalado, pero parece que ese no era el día... La sangre no iba a correr.
Allí había un hombre, su posado petulante y su orgullo me enfermaron. No parecía de la guardia costera. Su actuación llamó mas la atención que la trifulca en sí. A su cuello un símbolo que jamás había visto.
Tengo que decir que en ese instante no hice mas que sonreír pensé en que alguien así no tardaría en llamar demasiado la atención y acabar muerto por dicho espectáculo. Para interpretar papeles de héroe ya está el teatro.
Pese a su pomposa actitud logró disolver la pelea, no sin antes claro está recibir una estúpida regañina por parte del elfo que había intentado defender hacía un momento.
Recuerdo que nunca me gustaron los elfos pero tienen un algo especial que los hace delicados a la hora de escribir, cantar o incluso crear arte pero también recuerdo su orgullo, era inevitable que un elfo trabajando en la cuidad fuera feliz, algo de su naturaleza y de el mismo había muerto en el momento en el que tuvo que abandonar sus costumbres y dedicarse a ser uno mas.
Era esa capacidad de individualidad lo que me atraía de ellos, pero todo aquel que la hubiera perdido para mi no era mucho mas que un borrón de tinta sobre un papel con mil historias era el equivalente humano de ''Hay cosas mejores para perder el tiempo''.
Reí con tanta fuerza que mi carcajada se tuvo que escuchar lo suficiente como para advertir de mi presencia su insensatez y actitud parecían incluso cómicos, era como estar en el teatro de nuevo, como cuando era niña y mi madre me llevaba a ver cruzadas de guerreros e historias de caballeros errantes. Continué sentada observando dicho personaje no tenía nada mas que hacer así que me pareció un buen pasatiempo y mucho mas barato que el teatro.
A diferencia de los sitios ajetreados mas comunes de las ciudades como los mercados, las calles principales o las tiendas, los puertos no me daban dolor de cabeza. El mar me había fascinado desde joven, no sabía nadar y creo que nunca me bañé en él ya que mi fascinación se alimentaba por el respeto que el elemento madre creaba en mi.
La paz para mi tenia la forma del agua, negra, enturbiada...Pero bailando dentro de una jarra de cristal, de lado a lado. Esa era mi imagen de mi. Agua encerrada y embravecida, siempre a punto de derramarse pero siempre consiguiendo el equilibrio para no perder parte de mi misma, de ese líquido que me formaba.
Ese día recuerdo que buscaba algo que fumar, normalmente prefería una mezcla de hiervas bastante común, de sabor fuerte y tosco pero agradable olor. Un olor parecido a la tierra y a los granos de trigo tostados en cierta manera recordaba al pan ligeramente quemado, pero no llevaba absolutamente nada encima que me ayudase a lidiar con ese capricho de mi cuerpo.
Me senté a observar la gente ir. Parecían poseídos muchos de ellos no parecían ni personas solo grandes maletas o cajas o redes rellenas de pescado con patas, era cómico de ver como transportaban cosas tan enormes que incluso me impedían ver su cara y su cuerpo y solo dejaban al descubierto sus ágiles piernas.
Me recosté en un tonel grande que había a mi espalda, crucé las piernas y subí la capucha de mi capa. Quería destacar lo menos posible ya que normalmente todas las miradas iban hacia mi, sobretodo si estaba de pie y aún mas si estaba sin la capucha colocada.
Escuché un estruendo, lo normal en el puerto, seguro que a algún grumete se le habían caído las cajas con los amarres. Ignoré totalmente la trifulca, no era de mi incumbencia.
Cerré los ojos y me permití el lujo de dormir un poco. El rumor de las olas era apacible aunque enmascarado por el bullicio de tan incomoda pelea.
De golpe se escuchó el grito ahogado de la muchedumbre, uno de ellos había sacado lo que parecía un cuchillo largo.
Mi cuerpo reaccionó por instinto y me puse a observar tranquilamente si la pelea iba a más, quizás antes de que algún representante de la ley apareciera podía quedarme con unas cuantas monedas de un desdichado diablo apuñalado, pero parece que ese no era el día... La sangre no iba a correr.
Allí había un hombre, su posado petulante y su orgullo me enfermaron. No parecía de la guardia costera. Su actuación llamó mas la atención que la trifulca en sí. A su cuello un símbolo que jamás había visto.
Tengo que decir que en ese instante no hice mas que sonreír pensé en que alguien así no tardaría en llamar demasiado la atención y acabar muerto por dicho espectáculo. Para interpretar papeles de héroe ya está el teatro.
Pese a su pomposa actitud logró disolver la pelea, no sin antes claro está recibir una estúpida regañina por parte del elfo que había intentado defender hacía un momento.
Recuerdo que nunca me gustaron los elfos pero tienen un algo especial que los hace delicados a la hora de escribir, cantar o incluso crear arte pero también recuerdo su orgullo, era inevitable que un elfo trabajando en la cuidad fuera feliz, algo de su naturaleza y de el mismo había muerto en el momento en el que tuvo que abandonar sus costumbres y dedicarse a ser uno mas.
Era esa capacidad de individualidad lo que me atraía de ellos, pero todo aquel que la hubiera perdido para mi no era mucho mas que un borrón de tinta sobre un papel con mil historias era el equivalente humano de ''Hay cosas mejores para perder el tiempo''.
Reí con tanta fuerza que mi carcajada se tuvo que escuchar lo suficiente como para advertir de mi presencia su insensatez y actitud parecían incluso cómicos, era como estar en el teatro de nuevo, como cuando era niña y mi madre me llevaba a ver cruzadas de guerreros e historias de caballeros errantes. Continué sentada observando dicho personaje no tenía nada mas que hacer así que me pareció un buen pasatiempo y mucho mas barato que el teatro.
Petronella Prauz
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Re: -Plumas Nuevas-[Trama Clan Cuervos de Plata parte 5][Interpretativo][Petronella-Wallace-Aquila]
Áquila anduvo por la calle silbando y saludando a los desconocidos, mientras estos le miraban con cara extraña. Como si de un loco se tratase. Su amigo Elliot intentaba permanecer algo lejos para que no le relacionaran con él. Hacía unos minutos que habían atracado en Vulwulfar para poder almorzar en un restaurante. Habían ganado un almuerzo de dioses allí por haber capturado uno de los peces más grandes de la costa.
La cuestión, es que ahora paseaban por el puerto mientras dejaban que la reciente comida les bajase del estómago. Ambos se habían parado alguna que otra vez a saludar a viejos amigos que conocieron durante su niñez. Hijos de pescadores que ahora habían tomado el control de su negocio. La cuestión es que ninguno de ellos parecía estar pasándolo bien con los recientes problemas en la Península. Tanto por el ataque de los vampiros como por la epidemia, aquel no estaba siendo un buen año para los humanos.
Llegaron hasta una zona menos transitada, donde Áquila buscaba a un viejo amigo en cuya casa había dormido una vez. Los dos habían estado jugando mientras sus respectivos padres (adoptivos, en el caso de Áquila) hablaban sobre temas de comercio. Sin embargo, cuando llegaron se encontraron con una escena repentina.
Su amigo estaba allí, pero se había liado a gritos con un elfo y ahora parecía haber un hombre mediando entre ellos. El joven marinero quedó impactado al descubrir quién era el que los había calmado.
-¡Wallace! ¿Tú por aquí?
Saludó al brujo, pero luego miró a su amigo, que se asomó al reconocer la voz.
-¡¿Áquila?! ¿Eres tú? ¡Sean bendecidos los dioses! ¡Pero si es mi amigo el ex pescador!
Su antiguo compañero corrió ignorando a Wallace y le dio un abrazo. Los dos se alegraron de verse. Para no excluir a Wallace, le llamó:
-Ey, Wall. Éste con el que has tenido la trifulca es Victor. Es un amigo mío con el que me veía de vez en cuando de niño. Siento que te haya molestado antes, le gusta dárselas de duro... -dijo sonriente.
Victor le dio un puñetazo riendo.
-¡Serás imbécil!
La cuestión, es que ahora paseaban por el puerto mientras dejaban que la reciente comida les bajase del estómago. Ambos se habían parado alguna que otra vez a saludar a viejos amigos que conocieron durante su niñez. Hijos de pescadores que ahora habían tomado el control de su negocio. La cuestión es que ninguno de ellos parecía estar pasándolo bien con los recientes problemas en la Península. Tanto por el ataque de los vampiros como por la epidemia, aquel no estaba siendo un buen año para los humanos.
Llegaron hasta una zona menos transitada, donde Áquila buscaba a un viejo amigo en cuya casa había dormido una vez. Los dos habían estado jugando mientras sus respectivos padres (adoptivos, en el caso de Áquila) hablaban sobre temas de comercio. Sin embargo, cuando llegaron se encontraron con una escena repentina.
Su amigo estaba allí, pero se había liado a gritos con un elfo y ahora parecía haber un hombre mediando entre ellos. El joven marinero quedó impactado al descubrir quién era el que los había calmado.
-¡Wallace! ¿Tú por aquí?
Saludó al brujo, pero luego miró a su amigo, que se asomó al reconocer la voz.
-¡¿Áquila?! ¿Eres tú? ¡Sean bendecidos los dioses! ¡Pero si es mi amigo el ex pescador!
Su antiguo compañero corrió ignorando a Wallace y le dio un abrazo. Los dos se alegraron de verse. Para no excluir a Wallace, le llamó:
-Ey, Wall. Éste con el que has tenido la trifulca es Victor. Es un amigo mío con el que me veía de vez en cuando de niño. Siento que te haya molestado antes, le gusta dárselas de duro... -dijo sonriente.
Victor le dio un puñetazo riendo.
-¡Serás imbécil!
Áquila
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Re: -Plumas Nuevas-[Trama Clan Cuervos de Plata parte 5][Interpretativo][Petronella-Wallace-Aquila]
Wallace esta distraído mirando como ambos individuos se retiran a sus trabajos. La guardia del puerto no parece estar interesada en intervenir así que el brujo ignora a las autoridades y decide volver a su sitio. Una fuerte carcajada lo saca de sus pensamientos. Alza la vista y se encuentra de frente a una mujer. Al brujo le sorprende su constitución, es alta, casi 3 cabezas mas que el. No parece de las mujeres que van buscando caballeros, al contrario, tiene pinta de ser de las que te tumban de un golpe. El pelirrojo siente curiosidad, se dispone a presentarse, decirle algo que no resulte incomodo. Un hola simple bastaría, o quizás algo mas serio. El brujo se da cuenta que esta justo delante de ella, rascándose la barba pensativo. Su acto social se ve interrumpido por un conocido suyo.
--¡Wallace! ¿Tú por aquí?El brujo gira le rostro hacia la voz. Aquila, el joven humano que conoció en los bosques. ¿Que hace en Vulwulfar? El brujo mira a la mujer. Debía saludar a su amigo, seria poco cortés no hacerlo. Le dedica una amable sonrisa a la mujer rubia y una leve reverencia y se dirige hacia Aquila y aquel llamado Víctor.
Mira con seriedad al hombre. Debe respetar que es amigo del humano aun así no le gusta su actitud frente a los elfos. No solo por que el mismo tiene un hijo mestizo, sino que no tolera los actos violentos contra no-humanos. El brujo estrecha la mano del hombre y de Aquila. Es bueno ver a caras conocidas en estos tiempos.
--Me alegra verte Aquila. Vayamos a una taberna antes del toque de queda.-- Propone el brujo conduciéndoles a ambos hacia el local mas cercano. Por encima del hombro, el brujo le dedica una ultima mirada a la mujer. Esta claro, tiene decidido que hablara con ella.Mira con seriedad al hombre. Debe respetar que es amigo del humano aun así no le gusta su actitud frente a los elfos. No solo por que el mismo tiene un hijo mestizo, sino que no tolera los actos violentos contra no-humanos. El brujo estrecha la mano del hombre y de Aquila. Es bueno ver a caras conocidas en estos tiempos.
La taberna es sencilla, llena de gente bebiendo, intentando olvidar que fuera el ambiente esta casi muerto. La epidemia y los vampiros han hecho estragos en la economía, la guardia pone toques de queda y la pesca esta restringida. Esta claro que el humor de los marineros no ayuda a la situación. El brujo pide cerveza para 3. Los ha llevado a una esquina apartada, así pueden hablar con tranquilidad. Ya que Aquila esta allí y encima conoce a la gente, el brujo tiene mas posibilidades de llevar a cabo la investigación con mas recursos de los que tenia previstos. Da un sorbo pequeño a la cerveza y antes de que alguno de ellos abra la boca empieza el.
--Hace días me llegó uno de mis cuervos con una carta. Están desapareciendo niños en esta ciudad y lamentablemente no es el único caso.- El brujo saca de su bolsa de viaje todo un paquete de cartas y documentos. En ellos hay listas enteras de nombres y lugares.- Lo mas extraño de todo es que no he visto ni un solo papel clavado en los tablones, los guardias tampoco saben nada o no quieren hablar y la gente...la gente tiembla de miedo cada vez que pregunto...Era cierto, eso días había recorrido con cautela pueblos y aldeas preguntando pero nadie parecía saber nada. Esta claro que los ciudadanos están siendo coaccionados. El brujo sospecha algo mayor detrás de todo eso. Solo le viene un nombre a la cabeza, una imagen y seguido, un escalofrió por todo el cuerpo. Días atrás, cuando conoció al humano junto con la niña y Ébano,
habían descubierto una horrible criatura que parecía influenciar sobre los niños recién convertidos. Había sido un encuentro duro y casi no lo cuentan pero dicha criatura, su mera existencia, era una prueba de que algo malvado, algo que suponía una amenaza apocalíptica, estaba sucediendo. Lo que le da mas rabia al cuervo es que estaba pasando seguramente delante de sus narices.
habían descubierto una horrible criatura que parecía influenciar sobre los niños recién convertidos. Había sido un encuentro duro y casi no lo cuentan pero dicha criatura, su mera existencia, era una prueba de que algo malvado, algo que suponía una amenaza apocalíptica, estaba sucediendo. Lo que le da mas rabia al cuervo es que estaba pasando seguramente delante de sus narices.
- OFFROL:
- Esto pasa en el tema "Los condenados". Aun esta en progreso así que vamos relacionando los dos temas para mas lógica.
Aquila espero que no te importe que te haya arrastrado a la taberna xd
Wallace Mcgregor
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Re: -Plumas Nuevas-[Trama Clan Cuervos de Plata parte 5][Interpretativo][Petronella-Wallace-Aquila]
Observé con detenimiento a ese hombre sus ojos se clavaron en mi por un instante. Otro hombre había aparecido y se habían puesto a charlar. Apartó su mirada un par de veces pese que su amigo le estaba hablando. Quizás el veía en mi la misma curiosidad que tenía en él.
Me dedicó una reverencia, mentiría si dijese que no me sentí alagada, por un instante pensé en que susodicho personaje era mucho más de lo que en un principio había demostrado.
Cuando quise darme cuenta los dos hombres se iban sin decir nada, en mi mano estaba averiguar mas sobre ambos pero esa idea se perdió rápido en mi cabeza. Si algo era cierto es que era muy desconfiada y sobretodo no tenía ganas de perder el tiempo y nada me aseguraba que esa curiosidad a la larga valiera la pena.
Tenía hambre y ni un solo Aero en el bolsillo, necesitaba algo caliente que me reconfortara puesto que llevaba algún tiempo sin pegar bocado alguno. Para mi era pan de cada día pero sabía bien que hacer cuando llegaba a esta situación.
Me levanté y estiré mi espalda que crujió con un ruido seco, la postura me había pasado factura. Retiré un poco la capa que me cubría y me puse a caminar sin un rumbo fijo. Mi principal objetivo era conseguir algo que echarme a la boca.
Caminé varias horas por las calles sin suerte, buscaba cualquier cosa en verdad había incluso comido del cubo de la basura. El negocio no iba bien por culpa de alguna razón que desconocía. Recientemente todos los encargos del tablón eran nimios e insustanciales, incluso algunos de ellos parecían falsos. No era la primera vez que veía este patrón, antes ya había pasado y solo avecinaba que algo malo se estaba cociendo. Cuando esto pasó hace unos años atrás se debía a que alguien estaba eliminando los verdaderos encargos , arrancaban la nota del tablón y mas tarde colocaban otras sin ningún tipo de interés para los mercenarios de la propia ciudad, como por ejemplo:
'' Busco a mi pollo. Mi pollo que responde al nombre de Alexandrus se ha ido de casa. Se ofrece recompensa a quien lo encuentre, Es blanco y responde a su nombre. Es un amuleto de la familia así que me urge su vuelta a casa. ''
Estos mensajes eran sospechosos por dos cosas, sin ir mas lejos no había manera de contactar con la persona del encargo y segundo... ¿Quien en su sano juicio iba a dedicar su tiempo por muy sustanciosa que fuera la recompensa en buscar a un pollo?
Era como buscar una aguja en un pajar.
En mi opinión alguien quería dejar vacío el tablón a consciencia, quizás para que las autoridades no se dieran cuenta, (puesto que son unos cerebros de chorlito) de lo que realmente estaba pasando o para simplemente monopolizar el mercado.
Por desgracia a mi me sonaba mas a la primera razón, algo malo estaba pasando.
Mientras divagaba en el tema me detuve por un instante... El olor de comida caliente me hizo pararme en seco, a mi lado una taberna quizás no la mas encantadora pero en esos momentos mi estomago mandaba sobre mi consciencia. Entré en ella sin pensármelo demasiado.
Justo al abrir la puerta el olor a madrea y vino impactó en mi cara como un mazazo. Me gustaba ese olor, me hacia ponerme nostálgica. Estaba bastante concurrida, se escuchaban los taburetes de madera arrastrar por el suelo, el choque de las jarras y sobretodo la música... No había nada mas en el mundo que admirara con tanta devoción que una buena canción.
Me acerqué al tabernero y le pregunté cual era el plato del día.
-Guisado de pato con garbanzos mi señor.- Me contestó con una ligera lentitud que denotaba que estaba ebrio.
Dejé pasar que me confundiera con un hombre, muchas veces incluso lo prefería. Menos problemas.
- ¿Puede servirme un plato?- Le pregunté.
Enseguida sin mediar palabra me puso un enorme plato humeante en la cara, parecía estar delicioso. Me senté en el rincón mas apartado que encontré y empecé a comer.
Me dedicó una reverencia, mentiría si dijese que no me sentí alagada, por un instante pensé en que susodicho personaje era mucho más de lo que en un principio había demostrado.
Cuando quise darme cuenta los dos hombres se iban sin decir nada, en mi mano estaba averiguar mas sobre ambos pero esa idea se perdió rápido en mi cabeza. Si algo era cierto es que era muy desconfiada y sobretodo no tenía ganas de perder el tiempo y nada me aseguraba que esa curiosidad a la larga valiera la pena.
Tenía hambre y ni un solo Aero en el bolsillo, necesitaba algo caliente que me reconfortara puesto que llevaba algún tiempo sin pegar bocado alguno. Para mi era pan de cada día pero sabía bien que hacer cuando llegaba a esta situación.
Me levanté y estiré mi espalda que crujió con un ruido seco, la postura me había pasado factura. Retiré un poco la capa que me cubría y me puse a caminar sin un rumbo fijo. Mi principal objetivo era conseguir algo que echarme a la boca.
Caminé varias horas por las calles sin suerte, buscaba cualquier cosa en verdad había incluso comido del cubo de la basura. El negocio no iba bien por culpa de alguna razón que desconocía. Recientemente todos los encargos del tablón eran nimios e insustanciales, incluso algunos de ellos parecían falsos. No era la primera vez que veía este patrón, antes ya había pasado y solo avecinaba que algo malo se estaba cociendo. Cuando esto pasó hace unos años atrás se debía a que alguien estaba eliminando los verdaderos encargos , arrancaban la nota del tablón y mas tarde colocaban otras sin ningún tipo de interés para los mercenarios de la propia ciudad, como por ejemplo:
'' Busco a mi pollo. Mi pollo que responde al nombre de Alexandrus se ha ido de casa. Se ofrece recompensa a quien lo encuentre, Es blanco y responde a su nombre. Es un amuleto de la familia así que me urge su vuelta a casa. ''
Estos mensajes eran sospechosos por dos cosas, sin ir mas lejos no había manera de contactar con la persona del encargo y segundo... ¿Quien en su sano juicio iba a dedicar su tiempo por muy sustanciosa que fuera la recompensa en buscar a un pollo?
Era como buscar una aguja en un pajar.
En mi opinión alguien quería dejar vacío el tablón a consciencia, quizás para que las autoridades no se dieran cuenta, (puesto que son unos cerebros de chorlito) de lo que realmente estaba pasando o para simplemente monopolizar el mercado.
Por desgracia a mi me sonaba mas a la primera razón, algo malo estaba pasando.
Mientras divagaba en el tema me detuve por un instante... El olor de comida caliente me hizo pararme en seco, a mi lado una taberna quizás no la mas encantadora pero en esos momentos mi estomago mandaba sobre mi consciencia. Entré en ella sin pensármelo demasiado.
Justo al abrir la puerta el olor a madrea y vino impactó en mi cara como un mazazo. Me gustaba ese olor, me hacia ponerme nostálgica. Estaba bastante concurrida, se escuchaban los taburetes de madera arrastrar por el suelo, el choque de las jarras y sobretodo la música... No había nada mas en el mundo que admirara con tanta devoción que una buena canción.
Me acerqué al tabernero y le pregunté cual era el plato del día.
-Guisado de pato con garbanzos mi señor.- Me contestó con una ligera lentitud que denotaba que estaba ebrio.
Dejé pasar que me confundiera con un hombre, muchas veces incluso lo prefería. Menos problemas.
- ¿Puede servirme un plato?- Le pregunté.
Enseguida sin mediar palabra me puso un enorme plato humeante en la cara, parecía estar delicioso. Me senté en el rincón mas apartado que encontré y empecé a comer.
Petronella Prauz
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Re: -Plumas Nuevas-[Trama Clan Cuervos de Plata parte 5][Interpretativo][Petronella-Wallace-Aquila]
Por ausencia, Aquila sale del tema hasta nuevo aviso.
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El ambiente en la taberna parece otro mundo. En ese local gente olvida que Aerandir esta pasando por una etapa oscura y sangrienta. Los hombres beben, se lamentan, maldicen y brindan. Nadie quiere sacar el tema de la epidemia, nadie quiere hablar de los vampiros. La ignorancia inducida era el mejor remedio en esos días de angustia y muerte.
El brujo ignora la conversación de ellos dos. Están enfrascados en recordar viejos momentos. Ambos tendrán mucho de que hablar así que el pelirrojo de despide cordialmente, paga la primera ronda y se acerca a la barra para pedir información. Detrás de el, la puerta se abre, no cesa el ruido y tampoco parece que nadie preste atención al individuo nuevo. El hombre se gira un poco para observar con disimulo y con una pequeña sonrisa de satisfacción comprueba que es la mujer de antes quien ha entrado. El mesero la confunde con un hombre, en parte lo entiende. No se ven mujeres tan altas y fuertes por aquella zona. El brujo la observa detenidamente, quedándose con cada movimiento, rasgo...Tiene una belleza exótica, su clara rudeza puede no atraer a según que hombres, aunque el brujo sospecha que prefiere la compañía de una buena espada. Ella pide comida y se sienta. El olor remueve el estomago del brujo y recuerda que el aun no ha comido nada. El mesero, quien lo ha estado mirando, le pone un plato delante. Wallace lo mira sorprendido y saca un par de monedas, agradecido.
Con el plato en la mano, piensa si debe ir con ella o no. No la conoce y tampoco sabe como puede reaccionar. Honestamente sus habilidades sociales habían disminuido debido a los viajes en solitario. Ahora mismo le iría bien tener a Circenn con el, es mas activo, mas simpático y esta claro que un león peludo y cariñoso cae mejor. El brujo se arma de valor, respira tranquilamente y se acerca a ella. Con una sonrisa diplomática el hombre se sienta frente a ella sin romper su espacio vital.
--Siento molestarla señorita...me llamo Wallace...- No alza la voz, es una conversación totalmente privada. El brujo se preguntaba por que hablaba con ella, que era lo que lo empujaba a aquello. De reojo, en una de las ventanas superiores, el brujo ve a un cuervo un poco mas grande de lo normal. Lo reconoce, es Rasgo, su cuervo. Pica al cristal para llamar su atención. El brujo siente un escalofrío. era raro que un cuervo estuviera aquí. ¿Seria una señal de la Madre-...Wallace McGregor. Es un placer...- ¿Lo era? El hombre la mira a los ojos, escudriñando su mirada. Esta claro que seria una gran cuervo, no solo por la fortaleza que emana. Hay algo en ella que inquieta al pelirrojo. No espera respuesta, sabe que a no mucha gente le gusta que le hablen de golpe. Prueba el plato con energía y disfruta del sabor caldoso y la mezcla de especias. La mira de nuevo, sin incomodarla. Tampoco quiere que piense que la quiere seducir o algo, no seria la primera vez.
--No es un tema agradable...pero ¿que piensas de la epidemia y de los vampiros en la ciudad?...-Su pregunta le dirá muchas cosas. No era una prueba, sabe muy bien que un futuro cuervo no se puede medir por una simple pregunta como aquella. El brujo vuelve a pensar en el cuervo. Definitivamente es una señal.
El brujo ignora la conversación de ellos dos. Están enfrascados en recordar viejos momentos. Ambos tendrán mucho de que hablar así que el pelirrojo de despide cordialmente, paga la primera ronda y se acerca a la barra para pedir información. Detrás de el, la puerta se abre, no cesa el ruido y tampoco parece que nadie preste atención al individuo nuevo. El hombre se gira un poco para observar con disimulo y con una pequeña sonrisa de satisfacción comprueba que es la mujer de antes quien ha entrado. El mesero la confunde con un hombre, en parte lo entiende. No se ven mujeres tan altas y fuertes por aquella zona. El brujo la observa detenidamente, quedándose con cada movimiento, rasgo...Tiene una belleza exótica, su clara rudeza puede no atraer a según que hombres, aunque el brujo sospecha que prefiere la compañía de una buena espada. Ella pide comida y se sienta. El olor remueve el estomago del brujo y recuerda que el aun no ha comido nada. El mesero, quien lo ha estado mirando, le pone un plato delante. Wallace lo mira sorprendido y saca un par de monedas, agradecido.
Con el plato en la mano, piensa si debe ir con ella o no. No la conoce y tampoco sabe como puede reaccionar. Honestamente sus habilidades sociales habían disminuido debido a los viajes en solitario. Ahora mismo le iría bien tener a Circenn con el, es mas activo, mas simpático y esta claro que un león peludo y cariñoso cae mejor. El brujo se arma de valor, respira tranquilamente y se acerca a ella. Con una sonrisa diplomática el hombre se sienta frente a ella sin romper su espacio vital.
--Siento molestarla señorita...me llamo Wallace...- No alza la voz, es una conversación totalmente privada. El brujo se preguntaba por que hablaba con ella, que era lo que lo empujaba a aquello. De reojo, en una de las ventanas superiores, el brujo ve a un cuervo un poco mas grande de lo normal. Lo reconoce, es Rasgo, su cuervo. Pica al cristal para llamar su atención. El brujo siente un escalofrío. era raro que un cuervo estuviera aquí. ¿Seria una señal de la Madre-...Wallace McGregor. Es un placer...- ¿Lo era? El hombre la mira a los ojos, escudriñando su mirada. Esta claro que seria una gran cuervo, no solo por la fortaleza que emana. Hay algo en ella que inquieta al pelirrojo. No espera respuesta, sabe que a no mucha gente le gusta que le hablen de golpe. Prueba el plato con energía y disfruta del sabor caldoso y la mezcla de especias. La mira de nuevo, sin incomodarla. Tampoco quiere que piense que la quiere seducir o algo, no seria la primera vez.
--No es un tema agradable...pero ¿que piensas de la epidemia y de los vampiros en la ciudad?...-Su pregunta le dirá muchas cosas. No era una prueba, sabe muy bien que un futuro cuervo no se puede medir por una simple pregunta como aquella. El brujo vuelve a pensar en el cuervo. Definitivamente es una señal.
Wallace Mcgregor
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Re: -Plumas Nuevas-[Trama Clan Cuervos de Plata parte 5][Interpretativo][Petronella-Wallace-Aquila]
Quizás fue el destino el que le atrajo ante mi, quizás solo fue un caprichoso momento donde los Dioses se juntaron para saciar mis ansias de saber o simplemente el destino me estaba preparando algo importante.
Recuerdo esos instantes detalle por detalle, como el se sentó ante mi, su olor, el ruido que nos rodeaba y el sabor de la carne que estaba comiendo.
Noté como alguien se sentó en mi mesa, el ruido sordo de la madera al crujir me dijo claramente que de alguien corpulento se trataba. No levanté la cabeza, demasiado absorta en la comida como para darle importancia a un echo así.
El hombre empezó a hablar.
--Siento molestarla señorita... Me llamo Wallace...- Dijo él. No me molestó demasiado su tono de voz pero tampoco me urgía demasiado entablar conversación con nadie. Continué comiendo sin levantar la vista del plato.
-...Wallace McGregor. Es un placer...- Insiste. Esta vez su tono de voz es algo distinto, parece distraído o quizás había perdido ímpetu al ver mi comportamiento esquiva.
Prosigo comiendo con la firme esperanza de que decidirá irse en algún momento.
En un ultimo intento de entablar conversación menciona...
-No es un tema agradable...pero ¿que piensas de la epidemia y de los vampiros en la ciudad?...-
En ese instante captó mi atención. Dejé de comer y durante un instante aún con la cuchara en la boca y la comida a medio tragar pensé. Reflexione sobre esas palabras en mi cabeza y lentamente una idea tomó forma. Para mi el tema de la epidemia no era algo nuevo, se podía oler en las calles el olor a podrido y sobretodo captar la desolación del ambiente y la falta tanto de personas como de animales. Lo que de verdad me inquietó fue la palabra Vampiros.
Nunca tuve nada en contra de los vampiros, claro que por desgracia había sido criada en una casa donde todo lo que podía saber de ellos era negativo. Cuando mi padre desapareció de mi vida y solo quedamos madre y yo los vampiros fueron el muñeco de trapo y la razón que mi madre golpeaba con su odio cada noche por la marcha de padre.
La guerra era su culpa. Siempre los evité, nunca tuve el placer o desgracia de conocer a ninguno, claramente si que vi unos cuantos en mis viajes, pero por desgracia es difícil romper con los hábitos sobretodo si te los han enseñado desde la cuna e irremediablemente algo en mi instinto me decía que no eran la mejor compañía.
Pero no era su presencia lo que a mi me inquietaba, en absoluto si no el echo de que quizás ellos estaban detrás de la desaparición de los carteles de los tablones de anuncios.
Recuerdo que una vez un compañero de profesión mencionó que un vampiro consiguió masacrar media aldea con un modus operandi bastante sencillo que consistía en retirar los carteles de aquellas personas que preguntaban por sus seres queridos y dando prioridad a aquellos que hablaban demasiado o que metían sus narices demasiado en el asunto. Esta claro que no todo el mundo se conforma con poner un cartel cuando es su hijo el que ha desaparecido, pero una voz es fácil de callar y un cuerpo mas en la calle en épocas de la peste daba igual a las autoridades.
Alcé mi vista para conocer al hombre que llevaba un rato intentando comunicarse conmigo, dispuesta a responder la pregunta.
-No sue....- Callé durante un instante y me fijé bien en él. No había duda, se trataba del ''héroe de los muelles''.
Una leve sonrisa irónica esbozó mi cara.
-No suelo posicionarme en estos temas.- Proseguí.- Pero tengo que confesar que no creo en la casualidad.- Dije mientras dejaba la cuchara y el cuenco a un lado para que no me molestasen.
Por educación a mi acompañante decidí sacarme la capa y dejarla recostada en una de las sillas sobrantes. Era una capa de piel inmensa, destrozada por los viajes y las noches a la intemperie, pese a no ser la capa mas estética del mundo esta desprendía un olor peculiar. Esto se debía a una buena razón. Los hombres lobo no tenemos un especial afecto por la ropa, sabemos que tarde o temprano quedará echa jirones por culpa de una transformación o por el propio estrés del viaje a través de la espesura y los bosques. Era un autentico lujo haber mantenido tantos años esa capa a mi lado y todo era gracias a ese olor que yo misma había logrado colocando en los bolsillos interiores flores de lavanda, gracias a eso podía rastrear por el bosque y nunca extraviarla.
Puse mis codos encima de la mesa y clavé mi mirada en el hombre.
-¿Puedo saber con que fin me lo pregunta?- Mi sonrisa volvió, algo de él realmente me fascinaba.
Petronella Prauz
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Re: -Plumas Nuevas-[Trama Clan Cuervos de Plata parte 5][Interpretativo][Petronella-Wallace-Aquila]
El brujo le devuelve la sonrisa. Vaya... Wallace no evita mirarla con otros ojos. Es hermosa, no muchos lo sabrían ver pues su altura se lleva toda la atención. clava sus ojos en los de ella y se acomoda en el respaldo del banco. De sus ojos pasa a su comida, al cucharon mas bien y con un ligero movimiento de dedos el brujo hace mover el utensilio lentamente usando sus habilidades de telequinesis, como si una mano invisible removiera el caldo.
--Con todo lo sucedido cuesta diferenciar el honor del puro deseo a usar la violencia... me piden que cace monstruos...que salve vidas y que queme vampiros, sean cuales sean sus orígenes o intenciones...- murmura el, sin apartar la mirada del plato.
Cuantos contratos había tenido que olvidar o simplemente negarse,,,,Hoy en día la gente estaba desesperada por canalizar su rabia hacia lo que fuera, hombres, mujeres, niños...Wallace desvía su mirada hacia un grupo de hombres que hablan entre ellos, discuten entre cerveza y comida. Están planeando asaltar un hostal de elfos. Les echan la culpa de todo.
--Observa a esos hombres... sus bocas solo sueltan ira, rabia, dolor. El mas lato ha perdido a sus trillizas,
culpa a su vecino, un elfo curandero que no pudo curarlas. Se le repitió una y otra vez que no era posible....Los demás están pasando por lo mismo.-ladea la cabeza mientras mira directamente a la mujer rubia.- Pero no estoy aquí por eso...están desapareciendo niños...los guardias no dicen nada, no mueven ni un dedo...- gruñe, enfadado sin miedo a mostrarse ciertamente implicado con el caso. Las autoridades locales son totalmente inútiles cuando hay una crisis como esta. Los mandos superiores se aprovechan de la situación y toman la ley por su mano.- Así que esa es la respuestas su pregunta señorita, necesito saber si puedo pedirle ayuda dado que veo en usted capacidades nunca vistas. Se que posiblemente no es de implicarse en asuntos que no le conciernen y aceptare un no por respuesta.- el pelirrojo le regala una tierna sonrisa. No hay falsedad en ella. El brujo esta siendo sincero y diplomático. Su amigo felino, Circenn, estaría orgulloso.
El hombre se levanta sin perder la sonrisa y de un trago se acaba el caldo. De reojo se fija en un perro peludo y delgaducho, encadenado en una esquina y sin dudarlo ni un minuto le pone las sobras delante. El animal empieza a comer con energía. En ese instante el brujo recuerda cuando el suplicaba por comida, por cualquier migaja, prometiéndose a si mismo que jamas volvería a esa situación. Se acuerda del niño escuálido que robaba para comer, aprovechando la distracción de los nobles frente a los burdeles y mercados. Se acuerda del muchacho con daga en mano, amenazando a parejas desprevenidas en calles oscuras y solitarias. El brujo cierra los ojos un momento, frunce el ceño y encierra esos pensamientos, esos recuerdos. El muchacho ladrón y asesino ha muerto. Quien esta en pie, el superviviente de todo aquello, es un hombre fiel a su credo, un brujo capaz de sacrificar su propia vida por los demás.
El brujo suelta un largo suspiro y se acerca al mesero y deja aeros sobre la barra pagando así ambos platos.
--Esta vez invito yo...estaré fuera, si viene, entenderé que es un si. No sienta compromiso alguno, somos dueños de nuestras acciones, recuérdelo...- le hace una leve reverencia con el puño en el pecho y colocándose la capa bien, abandona la taberna. Se reojo, su medallon de cuervo replica sobre la armadura, atrayendo la atención del grupo de hombres. Sus miradas no decían nada bueno...
--Con todo lo sucedido cuesta diferenciar el honor del puro deseo a usar la violencia... me piden que cace monstruos...que salve vidas y que queme vampiros, sean cuales sean sus orígenes o intenciones...- murmura el, sin apartar la mirada del plato.
Cuantos contratos había tenido que olvidar o simplemente negarse,,,,Hoy en día la gente estaba desesperada por canalizar su rabia hacia lo que fuera, hombres, mujeres, niños...Wallace desvía su mirada hacia un grupo de hombres que hablan entre ellos, discuten entre cerveza y comida. Están planeando asaltar un hostal de elfos. Les echan la culpa de todo.
--Observa a esos hombres... sus bocas solo sueltan ira, rabia, dolor. El mas lato ha perdido a sus trillizas,
culpa a su vecino, un elfo curandero que no pudo curarlas. Se le repitió una y otra vez que no era posible....Los demás están pasando por lo mismo.-ladea la cabeza mientras mira directamente a la mujer rubia.- Pero no estoy aquí por eso...están desapareciendo niños...los guardias no dicen nada, no mueven ni un dedo...- gruñe, enfadado sin miedo a mostrarse ciertamente implicado con el caso. Las autoridades locales son totalmente inútiles cuando hay una crisis como esta. Los mandos superiores se aprovechan de la situación y toman la ley por su mano.- Así que esa es la respuestas su pregunta señorita, necesito saber si puedo pedirle ayuda dado que veo en usted capacidades nunca vistas. Se que posiblemente no es de implicarse en asuntos que no le conciernen y aceptare un no por respuesta.- el pelirrojo le regala una tierna sonrisa. No hay falsedad en ella. El brujo esta siendo sincero y diplomático. Su amigo felino, Circenn, estaría orgulloso.
El hombre se levanta sin perder la sonrisa y de un trago se acaba el caldo. De reojo se fija en un perro peludo y delgaducho, encadenado en una esquina y sin dudarlo ni un minuto le pone las sobras delante. El animal empieza a comer con energía. En ese instante el brujo recuerda cuando el suplicaba por comida, por cualquier migaja, prometiéndose a si mismo que jamas volvería a esa situación. Se acuerda del niño escuálido que robaba para comer, aprovechando la distracción de los nobles frente a los burdeles y mercados. Se acuerda del muchacho con daga en mano, amenazando a parejas desprevenidas en calles oscuras y solitarias. El brujo cierra los ojos un momento, frunce el ceño y encierra esos pensamientos, esos recuerdos. El muchacho ladrón y asesino ha muerto. Quien esta en pie, el superviviente de todo aquello, es un hombre fiel a su credo, un brujo capaz de sacrificar su propia vida por los demás.
El brujo suelta un largo suspiro y se acerca al mesero y deja aeros sobre la barra pagando así ambos platos.
--Esta vez invito yo...estaré fuera, si viene, entenderé que es un si. No sienta compromiso alguno, somos dueños de nuestras acciones, recuérdelo...- le hace una leve reverencia con el puño en el pecho y colocándose la capa bien, abandona la taberna. Se reojo, su medallon de cuervo replica sobre la armadura, atrayendo la atención del grupo de hombres. Sus miradas no decían nada bueno...
Wallace Mcgregor
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Re: -Plumas Nuevas-[Trama Clan Cuervos de Plata parte 5][Interpretativo][Petronella-Wallace-Aquila]
TEMA CERRADO POR ABANDONO
Se descuentan 5 puntos de experiencia a Petronella. Se suman 2 a Wallace.
Zatch
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