El recuerdo de la última vez [Mastereado Ashryn]

**Fehu** Vie Ene 05 2018, 01:32

La pandemia que asoló Verisar sólo ha traído muerte y destrucción a todo el territorio, y los torpes y lentos humanos trataban, por todos los medios, de reconstruir las ciudades a partir de los escombros, mientras no les quedaba de otra que retirar los cadáveres de sus vecinos, quienes no habían sido visitados por las valkyrias, siquiera. Tantos bravos guerreros que murieron por una enfermedad, sin desenvainar la espada, simplemente presas del paso de los días. Tan solo los que podían ocultar su cuerpo a la enfermedad, los que podían esquivar la pandemia, fueron los que podían contar otro capítulo de la historia de este mundo.

Pero la cantidad de seres perdidos no es lo más importante para nosotros, y parece ser que para sus vecinos tampoco, pues las fiestas en ningún momento acabaron. La que sí que no pudo participar en ningún tipo de celebración fue Ashryn, esa joven elfa que pecó de buena por tratar de salvar a un humano que a saber dónde estaría ahora. El amor hace débiles a los mortales y regala diversión a quienes en el Valhalla habitan. Sobre todo si no hay ningún tipo de recuerdo de ese amor que nos colmaba de entretenimiento.

Después del trasiego y el desorden que hubo en Baslodia y Vulwulfar, la elfa fue secuestrada por alguien a quien ni siquiera pudo ver la cara, alguno de los pacientes que con buena fe atendía y que acabó viendo en ella una buena fuente de negocio.
¿Quién estaba detrás de todo eso? Tal vez ella no lo supiese nunca, o tal vez lo descubriera en unas horas, quién sabe. La mayoría de las víctimas no solían ver a quien estaba detrás, tan solo se quedaban con el haber visto a sus peones, un grupo de desgraciados asaltantes de caminos que lo único que buscaban era algo de reconocimiento o creer que formaban parte del grupo de Lundberg. Pero no eran más que piezas que movía a su antojo para salvaguardarse y seguir con sus turbios negocios. Y la elfa era parte de ellos. ¿Os podéis imaginar, mortales, cuánto se podía llegar a pagar por una elfa? Aaren iba a ser rico, muy rico. Y sus marionetas pensaban que les tocaría parte de la fortuna.

Pero… Ashryn estaba desarmada, aún inconsciente en un lugar desconocido y allí no había nadie más… por ahora.

Las gotas caían contra el suelo, era lo único que podía escucharse, aparte del crujir de alguna tabla de madera. La oscuridad era completa, ni el resplandor de una vela alumbraba el lugar, tan oscuro como el interior de una cueva. Y olía a humedad, a moho. Desde luego, un lugar nada agradable para tener a alguien, pues ni siquiera habían dejado a la elfa descansar sobre blando, simplemente estaba en el suelo y ya. Una sala pequeña, sin ventanas y con la única puerta cerrada con llave. ¿Algo más? Ah, sí… la joven elfa no tenía ningún recuerdo.

____________________

Ashryn: Tengo una mala noticia para ti, la gente suele empezar bien y ganarse la maldición con sus actos. En tu caso es al revés, una maldición pesa sobre ti y tendrás que hacer un buen desempeño si quieres recuperar tus recuerdos. Aparte de estar sin memoria, estás desarmada, en un [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] del que no puedes salir. ¡Bienvenida! Y, para más inri, acabas de despertar después de que te drogaran con una planta. Todo buenas noticias para ti, elfa...

En este primer turno voy a ponerlo fácil, porque me caes bien a pesar de ser una mortal: sólo tendrás que describir tu despertar, qué es lo que sientes y qué es lo que encuentras en la sala. Aunque he de decirte que no hay muchas cosas, salvo un par de muebles con cosas cotidianas y en desuso (como: una cajita-joyero de madera, un collar, una capa y otros accesorios) dentro, unas tablas de madera y telas viejas. Recurre a tu imaginación para ver qué encuentras y qué puedes hacer con lo que descubras por ahí.

¡Suerte! ~~La necesitarás~~

Ashryn Elaynor Miér Ene 10 2018, 02:52

En alguna ocasión, mucho tiempo antes, se llegó a plantear lo qué sucedería si en algún momento perdiese la memoria. Sus resultados fueron contundentes e inflexibles: sin sus recuerdos ella no era absolutamente nadie. No sería la hermana del gentil Allen, ni la nieta del gran Oenel; tampoco sería la hija de un mestizo y una elfa; mucho menos podría ser considerada la médico que trabaja en Lunargenta; y, por si fuera poco, tampoco sería alguien para ese apuesto joven de ojos avellanas. Por supuesto en ese entonces todo era una hipótesis y no algo realmente de lo que debiese preocuparse; aunque las cosas no serían así para siempre. Había intentado con todas sus fuerzas salvar al muchacho, poniéndose en riesgo con los médicos que trabajaban en la frontera de Vulwulfar…y aun así nunca se esperó que aquel fuese el desenlace que tendría su prematura historia de amor.

Jamás consiguió volver a las instalaciones sanitarias, pues alguien se había encargado de adormecerla con alguna mezcla extraña. Esa fue la última vez que la ojiazul tuvo una clara idea de su existencia en el mundo y, tal vez, la última. Una extraña punzada en su cabeza se haría presente, despertándola de ese profundo sueño plagado de nebulosas pesadillas. Abrió los ojos con lentitud, percatándose —por primera vez— de la frialdad del suelo sobre el que su cuerpo reposaba. Se llevó una mano a la cabeza, tratando de enfocar su mirada; pero todo se encontraba en completa oscuridad. No había nadie más junto a ella y el aroma que emanaba de ese lugar le dio una pequeña señal de alerta. Se incorporó con cuidado, tratando de formular algún pensamiento coherente. ¿Dónde estaba? ¿Cuánto tiempo llevaba ahí?

Eventualmente estas preguntas comenzaron a trascender en otras más importantes: ¿Quién era ella? No era capaz de recordar absolutamente nada. Ni su nombre, ni su vida. Todo estaba completamente en blanco. Instintivamente el terror se apoderó de ella y las lagrimas no tardaron en aparecer, al tiempo que se apresuraba a buscar una salida de ese sitio. No había ninguna ventana por la que la luz pudiese abrirse paso, dejando todo a la horrible oscuridad que no hacía más que aterrarla. Algunos muebles se atravesaron en su campo de visión; no obstante, su determinación en esos momentos era salir y hallar respuestas a lo que le había ocurrido. Una mueca de alivio apareció en su rostro al encontrarse con el único medio de escape con el que contaba aquella habitación. Lamentablemente ese alivio se esfumó en el momento en que se percató que la cerradura se encontraba completamente bloqueada.

—Abre…por favor…. —movió el picaporte con desesperación—. ¡Alguien! —Esta vez golpeó la puerta con sus pequeños puños—. ¡Ayuda!

No hubo respuesta y la puerta tampoco cedió. Los orbes cristalinos se llenaron de lagrimas y el incipiente miedo que había experimentado al despertar se convirtió en un terror inimaginable. ¿Por qué? ¿Cómo? Su cabeza era un mar de dudas y no había un indicio de ayuda en sus memorias. Todo era inútil. No importaba lo mucho que pensara, simplemente no había manera de recordar algo. Instintivamente comenzó a moverse por la habitación sin obtener ningún resultado favorable. Se acercó a uno de los objetos que anteriormente había ignorado e inspeccionó su contenido. Era una pequeña caja con algunas cosillas en su interior. ¿Qué eran y para qué servían? Eran excelentes preguntas…para las cuales no tenía respuesta.

Se sentó nuevamente en el suelo, examinando todo lo que la acompañaba en su soledad. Realmente dudaba que algo pudiese ayudarle a salir o siquiera a recordar. No tenía idea de nada y su cerebro aún se encontraba en shock. Jugó con un extraño utensilio en curveado que terminaba en dos puntas y se repitió que necesitaría de un milagro para abrir la puerta. Un pequeño destello de lo que parecía una idea intentó encenderse en su cerebro, instándola a usar ese diminuto artilugio en la puerta que la mantenía cautiva. Con un gesto dubitativo se acercó de nuevo a la entrada y dio varios respiros, dejando que su cerebro se relajara lo suficiente como para que ella captara lo que debía hacer. Acercó el aparatito al agujero del picaporte, moviéndolo en su interior con algo de impaciencia. Un extraño chasquido llamó su atención, pero aun así el cerrojo no se abrió. La pequeña ojiazul frunció el ceño, repitiendo la acción un par de veces hasta escuchar otro sonido similar. ¿Era algo así como un patrón? No importaba, buscaría la manera de memorizarlo y recrearlo. Tal vez eso pudiese ser importante.

Horquilla:

**Fehu** Vie Ene 12 2018, 22:16

El instinto de supervivencia aflora cuando ves que estás en peligro, algo típico de los mortales, ¿tan pocas ganas tenéis de encontraros con los dioses? Muchas veces nos lo ponéis demasiado fácil… Entiendo esa admiración pero, por suerte, Ashryn estaba haciendo caso a ese instinto y no tenía intenciones de quedarse ahí encerrada de por vida. Había perdido la memoria pero no era tonta. Las horquillas que encontró eran de gran ayuda para tratar de abrir la puerta, aunque no fue ella quien, finalmente, desatrancó la cerradura.

Alertada por los ruidos del picaporte cuando la elfa estaba enredando con la horquilla, una de las prisioneras entró rápidamente, abriendo la puerta tan de improviso que ésta golpeó a la joven de Sandorai. Asomando la cabeza por la madera se pudieron divisar un par de cuernos y una cara inocente, pese a estar manchada. De forma apresurada entró y cerró la puerta a sus espaldas.
– ¡¡Shhh!! – Pedía silencio de una forma bastante estruendosa, irónicamente. – ¡No hables! ¡No digas nada! ¡Van a venir si nos escuchan! – Alguien debería decirle que si pretendía que no las encontraran, no iba por buen camino si levantaba tanto la voz. – ¿Eres nueva? – Su sonrisa era muy amplia, como si realmente estuviese emocionada de encontrarse con Ashryn. – ¿Eres nueva? – repitió. – ¿¡Eres nueva!? – Quería una respuesta inmediata, pero hablaba tan rápido y alto que era imposible que la elfa pudiera intervenir. Sus movimientos eran rápidos y espasmódicos y su cara reflejaba un estado demasiado anímico, para el lugar donde se encontraban. – ¿Cómo te llamas? – Esa pregunta la repitió unas cuantas veces, diciendo “eh, eh” en varias ocasiones para instar a la joven extraña a hablar.

Sin siquiera pedir permiso empezó a rodear a la elfa, mirándola con los ojos entrecerrados, como si sospechara, y de pronto, otro cambio de gestos a sorprendida. – ¡¡Eres una elfa!! – Exclamó cuando movió mechones del rubio cabello de la joven. – ¡Ohhhh! ¡Oh, oh, oh, oh! – Juntó las manos en su boca, retrocediendo dos pasos. – ¡Es una elfa! ¡Una elfa! ¡Ya la tenemos! ¡Es a quien necesitamos! – Empezó a brincar y de pronto se detuvo y volvió a contemplarla, esta vez con la mirada seria. Suerte tenía esa mujer bestia de poder ver en la oscuridad. – ¿Eres una elfa? – Su voz había cambiado, sonaba más calmada y no tan chillona. La mujer cabra sacó una pequeña bola que colgaba de su cuello, la abrió a la mitad y sopló, haciendo que emergiera luz de ella y la acercó a la rubia. Ahí es cuando se pudo contemplar cómo era realmente la joven que estaba preguntando insistentemente. Era una mujer bestia con bastante apariencia humana, aunque de cintura para abajo estaba cubierta de pelaje canela y tenía pezuñas. Si ya de por sí hablaba en voz alta, el sonido de sus patas sobre la madera era también un buen reclamo para lo que fuera de lo que se tuvieran que esconder.

Pero ahora no estaba la espasmódica chillona, sino una silenciosa mujer que esperaba con calma a que la elfa respondiera y confirmase su raza. ¿Por qué? Digamos que los elfos son apreciados…

– ¿Qué recuerdas? – Insinuó de repente, abriendo mucho los ojos y clavándolos en los azules de la chiquilla de orejas picudas. – ¡Oh! ¿Has perdido la memoria? – De nuevo volvió la voz chillona e inquietante, por un momento, antes de sacudir la cabeza y volver a ser seria. – Te puedo ayudar… Pero sólo si me ayudas a mí. ¡Uff! ¡Qué mal! Es horrible perder la memoria. Aquí había antes una chica, Olienn, una licántropa, y pasó por algo parecido. No recordaba nada. Le dieron una mezcla de plantas y… ¡kaput! ¡Se acabó todo! Bueno, no… se acabó para su cerebro, quiero decir. Luego fue de las primeras en irse. Un grupo de viajeros, ya sabes los gustos extraños que tienen algunos… ¡Ah! ¡Por cierto! ¡Me llamo Arielle! O eso dicen… – Tendió su mano sonriendo ampliamente – ¿y tú? – Se había olvidado de que eso ya lo había preguntado. Si bien ella daba lecciones sobre pérdidas de memoria, no era la más indicada.

Arielle:

Su aspecto parecía el de una joven, pero se comportaba como una criatura y su felicidad era exacerbada para estar en un zulo a oscuras. – Tranquila, saldrás de aquí muy prontito. Las elfas valéis mucho, ¿sabes? ¡Pff! ¡En cuanto te oferten habrá un montón de viajeros intentando gastarse los aeros en ti! Pero… creo que las elfas casi siempre van a los ricos, ¡en serio! ¡Hay ricos que compran elfas! Tienen gustos extraños, sí. – Ella seguía relatando. – Además que sois las más caras. Aunque hay algunos enfermos que disfrutan con mujeres bestia como yo. Bueno, como yo no, porque a mí no me eligen. ¡No sé cuánto llevo aquí! – Se lamentó, pero rápido el tono de su voz volvió a cambiar. – Vamos, tenemos que ayudarla. ¡Sí! – Arielle se puso la mano en la barbilla. – ¡Vamos, vamos! Ah, sí, cuando salgamos te perseguirán pero… ¡no pasa nada! – Sonrió. – Nunca los vemos. Sólo… no corras y si los escuchas muy cerca, cierra los ojos. Y tampoco tengas luces, pero… ¡cuidado! No choques con nada, porque harás ruido y vendrán. ¡No dejes que te toquen, eh! – Dijo, como si la elfa tuviera que saber a qué se enfrentaba. Dicho eso, cerró la bola haciendo que la luz se consumiese, abrió la puerta con gran estruendo y, tal como predijo, empezaron a sonar pasos por el pasillo, aunque no se sabía la dirección que tomaban.

_________________________________________

Ashyrn: No sabría decirte si es buena o no la idea de abrir la puerta con una horquilla. Pero bueno, has sido ~~inconsciente~~ valiente y te has aventurado a no quedarte en ese zulo a morir de inanición. Te presento a Arielle, tu compañera durante unos turnos, aunque no sabría decirte si te beneficiará o te perjudicará. ¿Qué opinas? ¿Podrás intentar sacarle el máximo provecho a su compañía? ¿O será una carga? Ya has visto que es algo… especialita. ¿Te fías de ella? Aparte de hablarte como si lo tuvieras que entender todo a la primera, está muy sorprendida de tu raza. Te aconsejaría hablar con ella antes de aventurarte al exterior.

Bueno... Tanto si te fías como si no, la puerta está abierta y los pasos se empiezan a oír. Son unos cuantos, varias pisadas aproximándose a ti en medio de la oscuridad. Tendrás que elegir: quedarte ahí, cerrar la puerta y rezar a tus dioses, a ver si te salvan; o salir al [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] y elegir uno de los dos caminos. ¿Con qué te quedas?
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]

Recuerda, los consejos de tu compañera, pueden serte útiles.

Puedes elegir entre hacer caso a Arielle o pasar de ella, tú decides.

Esta será una misión de sigilo, ¿cómo andan esos atributos? Espero que bien, porque las runas decidirán si esos "pasos" se "fijan" en ti o no.
● Runa muy buena/buena: Los dioses velarán por ti ~~o tu instinto de supervivencia~~ y te convertirás en una ama del sigilo. Nadie se percatará que estás ahí. ¡Más quisieran los pícaros y ladrones hacer lo mismo!
● Runa media: Consigues escapar por muy poco, aunque sabrán que estás ahí y puede llegar a condicionar los futuros turnos de la misión.
● Runa mala/muy mala: Definitivamente el sigilo no es lo tuyo. Descubrirás lo que te sucede si no sigues los consejos de Arielle...

Tendrás que lanzar la voluntad de los dioses cada vez que te encuentres en uno de los pasillos de la planta de abajo. No hará falta si entras en las habitaciones o subes a la primera planta.
En este turno no podrás usar a Arielle.

Dato a tener en cuenta: Como siempre digo, las fotos se encuentran en los links de color gris oscuro. Aparte, añadir que cuando Arielle habla con voz aniñada, la escritura es normal; cuando habla con tono serio, la escritura es itálica/cursiva.

Ashryn Elaynor Miér Mar 28 2018, 07:52

Por un segundo sus ojos se abrieron de sorpresa al darse cuenta de que —lastimosamente— ella no había conseguido abrir la cerradura por cuenta propia. El impacto de la puerta contra su frente consiguió mandarla al suelo, mientras su cabeza trataba de encontrar respuestas desesperadamente a lo que estaba sucediendo. La extraña persona la acribilló con un montón de preguntas y exclamaciones para las cuales no tenía respuesta alguna, aunque tampoco parecía que quisiera escucharle, pues hablaba tan rápido que no le daba oportunidad alguna de articular palabra. Parpadeó un par de veces, buscando la manera adecuada para explicarle que no tenía idea de quién era o lo que estaba haciendo ahí. De pronto una nueva actitud fue tomada por su acompañante, descolocando a la rubia por un momento con aquel tono tan diferente en su voz.

— ¿Q-Qué es un elfo? —Preguntó con cierto temor. No estaba entendiendo nada de lo que ocurría—. ¿Q-Qué haces? —Retrocedió un par de pasos, sintiéndose asediada por aquella extraña mirada—. N-No recuerdo nada…

Esas palabras parecieron surtir efecto en su acompañante, quien no tardó en retomar su actitud habitual, parlando un montón de cosas que la elfita poco conseguiría entender. De la nada la muchacha extendió su mano, presentándose como Arielle. La pequeña heredera del clan Elaynor dudó un instante antes de estrechar la propia con la de su compañera. ¿Cómo se supone que debía presentarse? Ni siquiera era capaz de recordar su nombre. Ladeó la cabeza escuchando a todo lo que Arielle le decía, aunque sin comprender del todo a qué se refería. De una extraña manera había conseguido llenar su cabeza con más dudas y eso sólo le ocasionaba un temor irracional. ¿Caras? ¿Vender? ¿Enfermos? Las oraciones chocaban una y otra vez en su cabeza, dejándole aún más confundida. Lo que si consiguió grabarse fueron las advertencias de la muchacha, pese a que ella no parecía hacer caso de sus propios consejos.

—Cerrar los ojos y no hacer ruido… —se repitió en voz baja—. E-Espera… ¿a dónde vas? Tengo muchas dudas… —Intentó hablar lo más claro posible—. ¿Q-Qué es este lugar? ¿Por qué estamos aquí? ¿De quién debemos escondernos? ¿A qué te refieres con vendernos? —Hizo una pequeña pausa—. ¿Podré recordar quién soy…?

Iba a hacer más preguntas cuando unos pasos comenzaron a sonar en la cercanía, haciendo que la ojiazul tomase del brazo a su compañera de forma instintiva. Por algún motivo no le agradaba la idea de volver a estar sola…y a oscuras. Su sorpresa fue grande al notar que ella no se iría de su lado, al menos no por ahora. El corazón se le disparó en el momento en que se percató de las pisadas que resonaban cada vez más cerca de ellas. Algo en su cabeza la instaba a que se quedase dentro, no obstante, el miedo a volver a estar sola fue más fuerte y terminó dando el primer paso fuera de su prisión. Se mordió el labio inferior con nerviosismo al percatarse que no habría marcha atrás y que el pasillo no parecía más seguro que la habitación. La idea de subir le gustó en un inicio, aunque al pensarlo mejor se dio cuenta que si quería encontrar una salida lo mejor sería permanecer lo más cerca del suelo. Fue así como terminó girando a la izquierda, sintiendo ‘‘por primera vez’’ la sensación de tener su vida pendiendo en un hilo.

Off: Perdón por la tardanza, Master Fehu, he regresado! My body is ready! òwó

**Tyr** Miér Mar 28 2018, 07:52

El miembro 'Ashryn Elaynor' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses

'Runas' :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Resultados :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]

**Fehu** Vie Abr 20 2018, 19:37

Arielle sujetaba la mano de la elfita preguntona, frustrada porque la miraba con cara de no entender. “Es una mente blanca, Arielle, como la tuya”, resonaba en su cabeza. Aun así, le costaba hablar con esa gente de mente blanca, ignorando que ella lo había sido… y lo seguía siendo, aunque no lo supiera. Pero tenía algo que hacer, y responder sus preguntas entraba dentro de su tarea.

- Voy a sacarte de aquí, ya verás, ya verás – se llevó la mano libre a la boca porque estaba a punto de emocionarse y ponerse a hablar como sólo ella sabía. Y… eso despertaría aún más a las sombras. Estuvo en silencio unos segundos antes de volver a hablar en bajo. – Es… mmmhh… no lo sé, la verdad. Pero aquí están las consciencias de muchas personas – tanteaba las paredes para poder avanzar, ya que iban sin luz. – Y nos tenemos que esconder de las sombras, son pesadillas. Eso dice Hela. Ella nos librará de las pesadillas –se pegó más a la fría pared y le hizo un gesto de silencio a la elfa, dejando varias preguntas sin responder. Básicamente, porque ella tampoco conocía las respuestas. Y porque los pasos y ruidos se hacían más y más cercanos.

Iban de puntillas, tratando de no hacer ruido. Arielle pretendía llevar a la elfa a donde su líder se lo mandaba, así conseguiría tener respuestas ella también. Otras no habían conocido a Hela y, lamentablemente se habían ido de la casa. Ya apenas le quedaban un par de personas con las que hablar. A pesar de su cuidado, el pasillo se hizo eco del agua en un chapoteo. La mujer bestia había pisado un pequeño charco, haciendo que las pisadas y ruidos se hicieran tan fuertes que parecían insoportables. Estaban a su lado.

Petrificada como una estatua, Arielle cerró los ojos y abrazó a Ashryn. ¿En serio creían que eso funcionaría? Una corriente fría pasó cerca de ellas, casi rozando sus cuerpos. Era larga, posiblemente flotase, y lo que escucharon fueron voces, gritos, y el filo de varias armas cortando carne. El ambiente se volvió helado y húmedo. Tan solo duró segundos, pero fueron suficientes para que a Arielle se le gravase a fuego eso de no hacer ruido. Temblaba, aun así, estaba dispuesta a seguir. Con cara de circunstancia miró a la elfita. – Había gente muriendo – susurró con horror.

Por suerte para Ashryn, ella sólo había sentido la corriente fría, mas no había visto los horrores que esas criaturas albergaban en su ser. Y así, pasito a pasito, fueron avanzando, mucho más lentas que anteriormente. Los pasos no cesaban, parecían seguirlas. El aliento helado tras sus nucas les hacía entender que no estaban solas, que alguien iba tras sus pasos. Aunque, si osaban mirar hacia atrás sólo verían la oscuridad como si fuera infinita. A su lado podían notar las presencias que “caminaban” junto a ellas. Tenues lamentos y llantos adornaban el sonido de los pasos, pero parecían lejanos. Toses ahogadas también tenían su hueco entre el abanico de sonidos. Pero, había algo distinto durante unos instantes

– Tú… la elfa de Vulwulfar… - un susurro como el viento, nada más.

Arielle no había escuchado esa parte; las voces no querían comunicarse con ella. No en ese momento, y la única que le importaba era la de Hela, la que rondaba en su cabeza. El graznido de un cuervo apagó los susurros y lamentos de los seres etéreos. Estaba frente a ellas, en el medio del pasillo, y volvió a repetir el grajido. Había otro subido al soporte de una antorcha vacío. Solo dos, pero que miraban a las dos chicas con intensidad.

- No me gusta esto… Que no vaya con ellos ¡Sí! ¡Tengo que protegerla! - susurró Arielle y señaló una puerta que tenían a la izquierda. – Shh… silencio – recordó, sobre todo para sí misma, que estaba empezando a hablar alto de nuevo. Los pájaros no parecían seguir la misma regla de oro de las chicas, ellos graznaban a su gusto, sin perder la vista de las jóvenes, sobre todo, de Ashryn. Con pequeños tirones, Arielle indicaba a la elfa dónde tenían que ir, ignorando los ruidos de los cuervos.

¿Qué haría la pequeña elfa?

___________________________

Ashryn: Primero de todo, yo soy quien debo pedir disculpas por mi tardanza. Aquí estoy, de nuevo, y espero que tu cuerpo esté preparado. Esta decisión será importante para elegir el camino que seguirá este mastereado.

En mis anteriores turnos fui dejando pequeñas pistas, pero en este post he puesto más, para ayudarte a comprender un poco mejor tu misión. Aun así, dejaremos que tu personaje sea quien tome las decisiones. Como dato, déjame decirte que soy un Dios que suele tener muy en cuenta la cultura nórdica. Esta será la única pista que te puedo dar. ¡Buena suerte!

Tu objetivo en este turno es sencillo: seguir adelante o ir a la habitación de la izquierda, la que Arielle señala. La puerta está sin llave, la podréis abrir sin problema. Pero, si decides seguir adelante, tendrás que pensar si espantas a esos cuervos que hay en medio del camino o sigues, ignorando su presencia. Y, de seguir por el pasillo, tendrás que convencer a Arielle de que te deje ir... o escapar de ella y seguir tu camino sola.

Por supuesto, no te olvides de los ruidos. Esta vez te has librado, pero, mientras sigas en el pasillo tendrás que seguir lanzando runas. Si entras en la habitación no hará falta que los dioses decidan tu suerte.
Salvo por un leve sollozo lejano, esas sombras no se han percatado de tu presencia. Recordemos que tus habilidades de sigilo están de crítico.

En este turno podrás manejar, si gustas, a Arielle, aunque no a su “alter ego”.

Ashryn Elaynor Mar Sep 25 2018, 12:41

La extraña chica la tomó de la mano, asegurando que la sacaría de ahí, aunque la rubia no terminaba de entender qué era ‘‘ahí’’ exactamente. Continuó hablandole acerca de sombras, consciencias y pesadillas; cosas que la mente de la ojiazul no era capaz de procesar por mucho que lo intentara. Le reconfortaba el hecho de no encontrarse completamente sola en esa situación y fue así como terminó siguiendo a Arielle, mientras escuchaba atentamente sus palabras. Instintivamente ladeó la cabeza cuando su compañera mencionó que ‘‘Hela’’ las libraría de las pesadillas. En ese punto la elfita tenía su mente revuelta entre sus nulos recuerdos y la cantidad de información que provenía de Arielle, por lo que decidió hacer caso y mantenerse callada, al menos hasta que se sintiese segura de volver a preguntar todo lo que le atormentaba.

En un inicio se movían de forma sigilosa, cuidando cada paso que daban como si la vida se les fuese en ello, pero, en un instante, aquellos silentes pasitos se convirtieron en estruendos, cuando su acompañante pisó un charco con agua, convirtiendo su avance en una estruendosa caminata que fácilmente las delataría. ¿De qué? Estaba a punto de descubrirlo. Sin previo aviso, Arielle la abrazó, mientras una serie de gritos y sonidos taladraron sus oídos, haciéndole temblar en los brazos de la mujer-bestia, notando que ella también tiritaba de igual manera. El corazón le latía con fuerza, asintiendo levemente a la afirmación de Arielle sobre la gente muriendo. En ese punto todo lo que deseaba era salir con vida de ese lugar, aunque tenía la ligera sospecha de que no le sería para nada sencillo. Una sensación helada chocaba con la piel de su nuca y tenía la impresión de que alguien las seguía. Sin embargo, al girarse para mirar sólo podía vislumbrar una profunda oscuridad.

Un extraño susurro la congeló unos instantes en su lugar, permitiendo que la sensación de ser asechada le invadiese cada centímetro de su cuerpo. Era como si alguien la llamase, como si quisiese que ella fuese hacia él. Despertó de su trance cuando Arielle susurró que no sería sencillo comunicarse con ella sin un nombre, pero al ver que no podía recordar el suyo, optó por darle uno para que fuese más fácil llamarla. La mujer alegó que los ojos azules de la elfa le hacían pensar en el mar, por lo que le otorgó el nombre de ‘‘Meredith’’, que, al parecer, tenía algo que ver con las guardianas del océano. En ese punto, Ashy no tenía razones para negarse, por lo que aceptó su nuevo nombre con un asentimiento de cabeza, pensando que sonaba bonito una vez que se acostumbraba.

Su camino se vio bloqueado por la aparición de un par de cuervos, mismos que al mirarlos le transmitían la sensación de que no serían amigables si continuaban avanzando. Arielle volvió a tener una de sus charlas consigo misma, asegurando que tenía que protegerla y que no podía dejar que fuese con ello. Las aves graznaban a viva voz, mirando a la elfita fijamente. La idea de que alguien la esperaba se hacía más intensa con cada segundo que transcurría mirando a esos cuervos. ¿Debería intentar pasar a través de ellos? Tal vez, al otro lado pudiese encontrar una salida, después de todo, esas aves saldrían corriendo cuando se acercasen, ¿no? Por un segundo se perdió en sus pensamientos, recordando aquellos susurros que había escuchado momentos atrás. Afortunadamente se vio sacada de su trance, cuando Arielle la instó a seguirla a través de una puerta cercana.

—Mer —volvió a tirar de ella, susurrando lo más bajo posible—. Por aquí.

—P-Pero… —señaló el pasillo—. ¿No deberíamos continuar…?

—Shh… —le recordó que bajara la voz—. Sígueme.

Ashy observó el pasillo, sintiendo unas ganas enormes de continuar y llegar hasta el otro lado. Sin embargo, no sabría cómo moverse en aquel sitio desconocido y estar sola no era algo que quisiese hacer, por lo que, tras unos segundos de duda, se adentró a la habitación a la que Arielle buscaba llevarla. Hasta no saber más sobre el lugar, lo mejor sería que se mantuviera al lado de su compañera y esperaba no arrepentirse de eso más adelante.

Off: nuevamente lo siento, master Fehu ;--; No he querido usar mucho a Arielle, aunque siento que sí lo hice.

**Fehu** Miér Feb 26 2020, 18:09

TEMA PAUSADO

Contenido patrocinado

El recuerdo de la última vez [Mastereado Ashryn]

El recuerdo de la última vez [Mastereado Ashryn]

Re: El recuerdo de la última vez [Mastereado Ashryn]

Re: El recuerdo de la última vez [Mastereado Ashryn]

Re: El recuerdo de la última vez [Mastereado Ashryn]

Re: El recuerdo de la última vez [Mastereado Ashryn]

Re: El recuerdo de la última vez [Mastereado Ashryn]

Re: El recuerdo de la última vez [Mastereado Ashryn]

Re: El recuerdo de la última vez [Mastereado Ashryn]

Re: El recuerdo de la última vez [Mastereado Ashryn]