La noche de los tristes fuegos [LIBRE][NOCHE][CERRADO]
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Re: La noche de los tristes fuegos [LIBRE][NOCHE][CERRADO]
Ingela miraba maravillada la agilidad con que Bio atrapaba a la mujer en el aire y la salvaba de caer al duro asfalto. Sin duda alguna, de no ser por el vampiro, aquella persona hubiese pasado a ser otra de las masas viscosas que abundan en la acera. Aunque el aterrizaje no había sido muy elegante, había cumplido su cometido. -¡Bio!- exclamó y fue a ayudarlo a apagar las llamas que le comenzaron a consumir la ropa. La mujer también ayudó a apagar las llamas de su pantalón.
-¡Oh! ¡Dios mío! ¡Dios mío! ¿Estás bien? ¿Estás bien?- preguntaba afanada la mujer, tomando la cara de Bio por el mentón y revisándola, mirando un lado y luego el otro, levantándola para verle la nariz y luego los oídos. -¿Te duele algo? ¿Sentiste algo crujir?- continuaba preguntando, gritándole a Bio en la cara de lo asustada que estaba.
-¿Pero qué estoy haciendo?- preguntó. Seguía gritando, pero era obvio que hablaba para si misma. -¿Estoy bien? ¿Me quebré algo?- exclamó, apartándose de Bio y agarrando su propia cara y luego tanteando con las palmas sobre su pecho, vientre y piernas. Ingela la miraba confundida -Sí, señora... está bien... mi amigo la ha salvado y se ha llevado el porrazo más grande... mírelo, ¿no ve que quedó todo espaturrado ahí en el piso?- comunicó Ingela señalando al pobre hombre en el suelo.
-¿En serio? Vaya... gracias... en realidad lo agradezco... en serio... de veras- aseguraba ella agachándose lentamente junto a Bio, poniendo una mano en su pecho y otra la extendía para ponerla sobre el hombro de él. Pasado el susto, hablaba más bajito. Se quedó callada un rato, mirando el torso desnudo de Bio. -Hey- la despabiló Ingela chasqueando los dedos cerca de la oreja de la mujer -¿Cómo te llamas? ¿Sabes cómo salir de aquí? ¿Ir lejos del disturbio?- inquirió la dragona, algo molesta por como la mujer devoraba con la mirada a su amigo.
-¿Ah? ¿Qué? Sí... sí... por los túneles- respondió, apenas y parpadeando para dejar de mirar al hombre a quien le acariciaba el hombro. -Los túneles del alcantarillado recorren toda Lunargenta y son seguros... los uso todo el tiempo para transportar el... ejem...- tosió, se dio cuenta que la lengua se le iba. Siempre le pasaba cuando estaba nerviosa, hablaba de más. -Son un atajo, te llevan rápido donde quieres ir- explicó.
Se levantó y sacudió su falda -Vamos, síganme... ¡ah! Sí... soy Lori, mucho gusto- dijo.
-¡Oh! ¡Dios mío! ¡Dios mío! ¿Estás bien? ¿Estás bien?- preguntaba afanada la mujer, tomando la cara de Bio por el mentón y revisándola, mirando un lado y luego el otro, levantándola para verle la nariz y luego los oídos. -¿Te duele algo? ¿Sentiste algo crujir?- continuaba preguntando, gritándole a Bio en la cara de lo asustada que estaba.
-¿Pero qué estoy haciendo?- preguntó. Seguía gritando, pero era obvio que hablaba para si misma. -¿Estoy bien? ¿Me quebré algo?- exclamó, apartándose de Bio y agarrando su propia cara y luego tanteando con las palmas sobre su pecho, vientre y piernas. Ingela la miraba confundida -Sí, señora... está bien... mi amigo la ha salvado y se ha llevado el porrazo más grande... mírelo, ¿no ve que quedó todo espaturrado ahí en el piso?- comunicó Ingela señalando al pobre hombre en el suelo.
-¿En serio? Vaya... gracias... en realidad lo agradezco... en serio... de veras- aseguraba ella agachándose lentamente junto a Bio, poniendo una mano en su pecho y otra la extendía para ponerla sobre el hombro de él. Pasado el susto, hablaba más bajito. Se quedó callada un rato, mirando el torso desnudo de Bio. -Hey- la despabiló Ingela chasqueando los dedos cerca de la oreja de la mujer -¿Cómo te llamas? ¿Sabes cómo salir de aquí? ¿Ir lejos del disturbio?- inquirió la dragona, algo molesta por como la mujer devoraba con la mirada a su amigo.
-¿Ah? ¿Qué? Sí... sí... por los túneles- respondió, apenas y parpadeando para dejar de mirar al hombre a quien le acariciaba el hombro. -Los túneles del alcantarillado recorren toda Lunargenta y son seguros... los uso todo el tiempo para transportar el... ejem...- tosió, se dio cuenta que la lengua se le iba. Siempre le pasaba cuando estaba nerviosa, hablaba de más. -Son un atajo, te llevan rápido donde quieres ir- explicó.
Se levantó y sacudió su falda -Vamos, síganme... ¡ah! Sí... soy Lori, mucho gusto- dijo.
Ingela
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Re: La noche de los tristes fuegos [LIBRE][NOCHE][CERRADO]
Caí al piso con la mujer encima, la aparté rápidamente para rodar y apagarme antes que las llamas me alcanzaran la piel y me dejaran tan quemado como… pues, como algo quemado, en fin, afortunadamente las damiselas me ayudaron a apagarme y salir lo más ileso que pude; por si la caída y la casi quemadas no fueran suficientes, aquella rara mujer comenzó a estrujarme agarrándome del rostro y moviéndome como si fuera un trapito al viento.
Estoy bien, estoy bien, pero me vas a desprender la cabeza- Dije para tratar de calmarla antes que comenzara luego a preocuparse por ella misma aunque al menos visualmente parecía estar bastante sana, el humo y hollín en su rostro y ropa le daba un toque exótico muy original -Tiene que estar demente para haber saltado así, aunque me ahorró el trabajo de subir a buscarla- Intenté levantarme pero mi esfuerzo fue en vano y se lanzó de nuevo a revisarme de una manera que ya parecía más bien otra cosa.
Tomé mi camisa del suelo, o al menos lo que había quedado de esta y la usé para cubrirme a medias, aunque claro que sería algo temporal, con lo maltratada que estaba parecía que hasta el viento iba a romperla, afortunadamente a donde íbamos no habría mucho viento, pues la sugerencia de aquella misteriosa mujer era viajar bajo tierra, lo que me despertaba cierta curiosidad, las personas de la superficie no solían visitar nada bajo ellos a menos que tuvieran algún interés oculto, lo que me hizo desconfiar un poco de ella, más aún cuando se interrumpió a sí misma antes de hablar de más.
Pues yo digo que vayamos al puerto, es más fácil salir por ahí, con suerte tal vez haya algún barco a punto de salir- Sugerí mientras me levantaba del piso y me colocaba cerca de Ingela para hacerle una seña con los ojos indicando que no me inspiraba confianza esa mujer, sin embargo, parecía saber un camino y por ahora no nos quedaba más que confiar en ella, quien además de nerviosa parecía un poco apresurada por salir de ese lugar.
Avanzamos entre callejones siguiéndola, parecía conocer aquellos recovecos como si los recorriera a menudo, algo que no concordaba con su imagen de ciudadana común, aunque finalmente su camino y el nuestro parecían llegar a su fin -Allá- Señaló con su mano izquierda donde brillaba un curioso anillo amarillo, parecía sencillo llegar a la puerta pero antes de alcanzarla el camino fue bloqueado por un muro de fuego -ay no- Miré hacia atrás donde comenzaba a formarse otro muro de fuego, que sumado a los edificios a los lados nos dejaban atrapados.
No escaparás de nosotros, traidora- Se escuchó decir antes que apareciera una chica vestida de verde caminando entre las llamas tras nosotros, miré a Ingela y luego a la otra mujer que se veía bastante nerviosa, sin duda había mucho que no nos estaba diciendo y este parecía ser un buen momento para saber en quién confiar.
No me va bien con el fuego- Le dije a Ingela mientras me ponía frente a ella para tratar de protegerla, si esta nueva amenaza me atacaba con fuego sin duda tenía las de perder, así que al menos de momento lo mejor sería evitar que atacara -¡Negata!- [1] Dije en voz alta directamente hacia aquella manipuladora de fuego para evitar que nos atacara directamente, cosa que intentó de inmediato extendiendo su mano pero deteniéndose justo antes de lanzar sus llamas ante un intenso dolor de cabeza -Eso nos dará unos instantes, pero hay que pensar en algo- Sugerí a mi compañera.
Estoy bien, estoy bien, pero me vas a desprender la cabeza- Dije para tratar de calmarla antes que comenzara luego a preocuparse por ella misma aunque al menos visualmente parecía estar bastante sana, el humo y hollín en su rostro y ropa le daba un toque exótico muy original -Tiene que estar demente para haber saltado así, aunque me ahorró el trabajo de subir a buscarla- Intenté levantarme pero mi esfuerzo fue en vano y se lanzó de nuevo a revisarme de una manera que ya parecía más bien otra cosa.
Tomé mi camisa del suelo, o al menos lo que había quedado de esta y la usé para cubrirme a medias, aunque claro que sería algo temporal, con lo maltratada que estaba parecía que hasta el viento iba a romperla, afortunadamente a donde íbamos no habría mucho viento, pues la sugerencia de aquella misteriosa mujer era viajar bajo tierra, lo que me despertaba cierta curiosidad, las personas de la superficie no solían visitar nada bajo ellos a menos que tuvieran algún interés oculto, lo que me hizo desconfiar un poco de ella, más aún cuando se interrumpió a sí misma antes de hablar de más.
Pues yo digo que vayamos al puerto, es más fácil salir por ahí, con suerte tal vez haya algún barco a punto de salir- Sugerí mientras me levantaba del piso y me colocaba cerca de Ingela para hacerle una seña con los ojos indicando que no me inspiraba confianza esa mujer, sin embargo, parecía saber un camino y por ahora no nos quedaba más que confiar en ella, quien además de nerviosa parecía un poco apresurada por salir de ese lugar.
Avanzamos entre callejones siguiéndola, parecía conocer aquellos recovecos como si los recorriera a menudo, algo que no concordaba con su imagen de ciudadana común, aunque finalmente su camino y el nuestro parecían llegar a su fin -Allá- Señaló con su mano izquierda donde brillaba un curioso anillo amarillo, parecía sencillo llegar a la puerta pero antes de alcanzarla el camino fue bloqueado por un muro de fuego -ay no- Miré hacia atrás donde comenzaba a formarse otro muro de fuego, que sumado a los edificios a los lados nos dejaban atrapados.
No escaparás de nosotros, traidora- Se escuchó decir antes que apareciera una chica vestida de verde caminando entre las llamas tras nosotros, miré a Ingela y luego a la otra mujer que se veía bastante nerviosa, sin duda había mucho que no nos estaba diciendo y este parecía ser un buen momento para saber en quién confiar.
No me va bien con el fuego- Le dije a Ingela mientras me ponía frente a ella para tratar de protegerla, si esta nueva amenaza me atacaba con fuego sin duda tenía las de perder, así que al menos de momento lo mejor sería evitar que atacara -¡Negata!- [1] Dije en voz alta directamente hacia aquella manipuladora de fuego para evitar que nos atacara directamente, cosa que intentó de inmediato extendiendo su mano pero deteniéndose justo antes de lanzar sus llamas ante un intenso dolor de cabeza -Eso nos dará unos instantes, pero hay que pensar en algo- Sugerí a mi compañera.
- Bruja misteriosa:
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Bio
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Re: La noche de los tristes fuegos [LIBRE][NOCHE][CERRADO]
Ingela asintió, estaba de acuerdo con el vampiro en ir al puerto, aunque ella no se podía ir de Lunargenta aún, sí podía acompañarlo. Era lo menos que podía hacer por él. -Gracias, Lori. Yo soy Ingela... dime, ¿conoces un atajo al puerto?- preguntó a la mujer. -Sí, que sí... los puedo llevar donde quieran. Si quieren ir al puerto, pues allí iremos... pero debo prevenirlos, el camino es algo apestoso, así que espero que tengan estómagos fuertes- avisó, rajando un trozo de tela de su falda para ponérselo en la cara, como tapabocas.
Lori comenzó a avanzar por las calles e Ingela la seguía. Bio iba a su lado mirándola, haciendo unas cosas raras con los ojos que la dejaron confundida -¿Qué? ¿Estás bien?- preguntó preocupada -¿Te ha caído ceniza en los ojos?- preguntó y se acercó a él para ver bien qué le pasaba -¿Te soplo los ojitos? ¿Eso quieres?- propuso, y sin esperar mucho por una respuesta, le agarró la cara y sopló sobre esta con fuerza. -¿Mejor?- quiso saber, preocupada aún.
Pero no pudo seguir pendiente de su amigo, pues cuando llegaban a la entrada de los túneles, un muro de fuego les cerró el paso. Lo mismo pasó a sus espaldas, estaban atrapados. Al escuchar a otra mujer increpando a Lori, se puso a la defensiva -Bio, ¿esta será de las alborotadoras? Es una bruja de fuego- susurró la dragona al oído de su amigo al darse cuenta que la recién llegada era la que controlaba el fuego que los cercaba.
-Anne...- habló Lori -Cariño, por todos los dioses... pero ¿qué haces? ¿De qué hablas? ¿Qué traición? Ven, mi amor, no es hora de ponerse agresivas...- comentó la mujer tratando de calmar a la otra. -Lo sé todo, Lori, he visto cómo salías de la casa de ese tipo... ¡has estado allí toda la tarde!- confrontó la bruja de fuego. -¡Claro que estuve allí, claro que lo sabías, yo misma te lo he dicho! Te avisé que lo visitaría- replicaba -Ahora detente que estás asustando a Ingela y a su amigo, ellos me han salvado... ¡Deberías agradecerles en lugar de espantarlos!- reclamó.
Pero aquello no hizo más que enfurecer a la bruja. Las llamas crecieron y aunque no nos atacaba, parecía como si en cualquier momento lanzaría sus llamas hacia ellos. Ingela cerró los ojos y se concentró en transformarse, si lo lograba, podría salir volando de allí con Bio, dejarlas con lo que parecía una pelea marital y llevar al hombre a terreno seguro. Pero no logró transformarse, estaba muy agotada. Si no podía pelear, tal vez podría dialogar -Oye... oye... nosotros no tenemos nada que ver... podrías dejarnos ir y seguir con tu pelea... nosotros nos vamos y listo, olvidamos el asunto- propuso la dragona. La respuesta fue una llamarada que apenas pudo esquivar.
Lori comenzó a avanzar por las calles e Ingela la seguía. Bio iba a su lado mirándola, haciendo unas cosas raras con los ojos que la dejaron confundida -¿Qué? ¿Estás bien?- preguntó preocupada -¿Te ha caído ceniza en los ojos?- preguntó y se acercó a él para ver bien qué le pasaba -¿Te soplo los ojitos? ¿Eso quieres?- propuso, y sin esperar mucho por una respuesta, le agarró la cara y sopló sobre esta con fuerza. -¿Mejor?- quiso saber, preocupada aún.
Pero no pudo seguir pendiente de su amigo, pues cuando llegaban a la entrada de los túneles, un muro de fuego les cerró el paso. Lo mismo pasó a sus espaldas, estaban atrapados. Al escuchar a otra mujer increpando a Lori, se puso a la defensiva -Bio, ¿esta será de las alborotadoras? Es una bruja de fuego- susurró la dragona al oído de su amigo al darse cuenta que la recién llegada era la que controlaba el fuego que los cercaba.
-Anne...- habló Lori -Cariño, por todos los dioses... pero ¿qué haces? ¿De qué hablas? ¿Qué traición? Ven, mi amor, no es hora de ponerse agresivas...- comentó la mujer tratando de calmar a la otra. -Lo sé todo, Lori, he visto cómo salías de la casa de ese tipo... ¡has estado allí toda la tarde!- confrontó la bruja de fuego. -¡Claro que estuve allí, claro que lo sabías, yo misma te lo he dicho! Te avisé que lo visitaría- replicaba -Ahora detente que estás asustando a Ingela y a su amigo, ellos me han salvado... ¡Deberías agradecerles en lugar de espantarlos!- reclamó.
Pero aquello no hizo más que enfurecer a la bruja. Las llamas crecieron y aunque no nos atacaba, parecía como si en cualquier momento lanzaría sus llamas hacia ellos. Ingela cerró los ojos y se concentró en transformarse, si lo lograba, podría salir volando de allí con Bio, dejarlas con lo que parecía una pelea marital y llevar al hombre a terreno seguro. Pero no logró transformarse, estaba muy agotada. Si no podía pelear, tal vez podría dialogar -Oye... oye... nosotros no tenemos nada que ver... podrías dejarnos ir y seguir con tu pelea... nosotros nos vamos y listo, olvidamos el asunto- propuso la dragona. La respuesta fue una llamarada que apenas pudo esquivar.
Ingela
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Re: La noche de los tristes fuegos [LIBRE][NOCHE][CERRADO]
La joven e inocente Ingelita no parecía entender mis señas acerca de la sospechocidad de aquella extraña mujer, incluso en un momento me agarró como a un niño y me sopló la cara, una suerte que no me hubiera llenado la cara de baba al soplar pero me había sentido muy muy bobo en ese momento -Gra… gracias- No sabía exactamente cómo responder a eso pero a fin de cuentas eso fue lo primero que me salió, de cualquier manera no había tiempo para nada más pues finalmente fuimos acorralados por un mar de fuego.
Pues yo creo que sí es una de ellos- Afirmé las sospechas de la hermosa jovencita mientras me acercaba a ella para protegerla, aunque no es que mi frágil cuerpo de vampiro sirviera de mucho ante una ola de fuego pero bueno, cualquier cosa era mejor que nada, retrocedí un par de pasos mientras las mujeres se ponían de acuerdo en su discusión amorosa aunque tampoco es que tuviéramos mucho a dónde ir; Ingelita intentó luego bajar la tensión del momento pero solo consiguió que nos lanzaran una llamarada que por poco me deja calvo, conseguí agacharme y esquivar al igual que la dragona pero por muy poco.
Afortunadamente aquel ataque había activado la secuela de mi habilidad y un fuerte dolor de cabeza se adueñó de ella después de atacarnos. Llevé mis manos a mis dagas y me preparé para atacarla en ese mismo instante pero luego recordé que estaba rodeada de fuego y se me calmaron las ganas, afortunadamente para nosotros la otra bruja se hizo cargo de la situación, con mucha valentía se paró frente a nosotros y dio una patada al piso con lo que levantó un muro de piedra frente a nosotros, al menos no era otra de las incendiarias pero igual seguía siendo potencialmente peligrosa.
Les conseguiré algo de tiempo- Dijo con dificultad y dejando una mano al frente apuntó con la otra hacia atrás y luego la levantó para hacer que la tierra bajo nosotros se desprendiera y saliera volando con nosotros sobre ella, cuando nos dimos cuenta volábamos sobre las llamas a bordo de un pedazo de roca arrancado del piso -Vaya que tendría futuro en el servicio de transporte- No era buen momento para un chiste pero tenía que decirlo, aunque luego noté que el pedazo de roca comenzaba a descender velozmente.
Sin pensarlo mucho tomé a la rubia con ambos brazos y salté a un lado para dejar que el pedazo de roca se estrellara contra una vieja puerta que se hizo añicos, abriendo una ruta de escape que podría llevarnos al subterráneo camino al puerto; caí lo mejor que pude y corrí para evitar rodar por el piso junto a la jovencita aunque finalmente al estar muy cerca de una pared me di la vuelta para estrellarme de espalda y evitarle daños a la chica -¿Estás bien? Creo que tu amiga está muy loca, pero nos regaló una salida- Señalé la ruta que ahora estaba abierta, aunque con los escombros de roca encima.
Ahora nos encontrábamos en un terrible dilema, al frente teníamos una ruta de escape, detrás la mujer que nos había ayudado podría enfrentar un destino ardiente ¿Qué debíamos hacer?
Pues yo creo que sí es una de ellos- Afirmé las sospechas de la hermosa jovencita mientras me acercaba a ella para protegerla, aunque no es que mi frágil cuerpo de vampiro sirviera de mucho ante una ola de fuego pero bueno, cualquier cosa era mejor que nada, retrocedí un par de pasos mientras las mujeres se ponían de acuerdo en su discusión amorosa aunque tampoco es que tuviéramos mucho a dónde ir; Ingelita intentó luego bajar la tensión del momento pero solo consiguió que nos lanzaran una llamarada que por poco me deja calvo, conseguí agacharme y esquivar al igual que la dragona pero por muy poco.
Afortunadamente aquel ataque había activado la secuela de mi habilidad y un fuerte dolor de cabeza se adueñó de ella después de atacarnos. Llevé mis manos a mis dagas y me preparé para atacarla en ese mismo instante pero luego recordé que estaba rodeada de fuego y se me calmaron las ganas, afortunadamente para nosotros la otra bruja se hizo cargo de la situación, con mucha valentía se paró frente a nosotros y dio una patada al piso con lo que levantó un muro de piedra frente a nosotros, al menos no era otra de las incendiarias pero igual seguía siendo potencialmente peligrosa.
Les conseguiré algo de tiempo- Dijo con dificultad y dejando una mano al frente apuntó con la otra hacia atrás y luego la levantó para hacer que la tierra bajo nosotros se desprendiera y saliera volando con nosotros sobre ella, cuando nos dimos cuenta volábamos sobre las llamas a bordo de un pedazo de roca arrancado del piso -Vaya que tendría futuro en el servicio de transporte- No era buen momento para un chiste pero tenía que decirlo, aunque luego noté que el pedazo de roca comenzaba a descender velozmente.
Sin pensarlo mucho tomé a la rubia con ambos brazos y salté a un lado para dejar que el pedazo de roca se estrellara contra una vieja puerta que se hizo añicos, abriendo una ruta de escape que podría llevarnos al subterráneo camino al puerto; caí lo mejor que pude y corrí para evitar rodar por el piso junto a la jovencita aunque finalmente al estar muy cerca de una pared me di la vuelta para estrellarme de espalda y evitarle daños a la chica -¿Estás bien? Creo que tu amiga está muy loca, pero nos regaló una salida- Señalé la ruta que ahora estaba abierta, aunque con los escombros de roca encima.
Ahora nos encontrábamos en un terrible dilema, al frente teníamos una ruta de escape, detrás la mujer que nos había ayudado podría enfrentar un destino ardiente ¿Qué debíamos hacer?
Bio
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Re: La noche de los tristes fuegos [LIBRE][NOCHE][CERRADO]
Verse en medio de unas paredes de fuego nunca le había asustado, el fuego era su elemento. Siempre creyó que nunca la lastimaría. Pero sin poderse transformar, su cuerpo no era diferente al de un humano común y corriente. Quizás era mala idea caer en cuenta de eso justo en aquel momento, en que hacía frente a una tensái de fuego. Pero afortunadamente estaba allí Bio, quien no dudó en protegerla, y Lori, llena de gratitud hacia ellos, había hecho frente a Anne, dándoles, nuevamente, una salida.
Ingela gritó todo el tiempo: cuando sintió el piso moverse, mientras la roca se desprendía del suelo, durante el vuelo de esta, y más aún, durante la caída. Hizo gala de una capacidad pulmonar impresionante. Se había tirado, quedando sobre las palmas y las rodillas, pero mientras caían, se aferró fuerte a una pierna de Bio. Él la tomó entre sus brazos y saltó de la enorme piedra con la cuál habían volado lejos del enfrentamiento entre las brujas, poco antes de que esta se estrellara contra el suelo. Jamás en su vida había abrazado con tanta fuerza a alguien como aquella noche ella apretó al muchacho. Ahora sabía cómo se había sentido Helyare cuando se conocieron.
Una vez en tierra firme -aunque para Ingela nunca más existiría algo así- se levantó tambaleante. -Yo creo... que nos debemos ir ya... seguro Lori lo va a resolver- dijo, mientras se escuchaba una explosión en el fondo, donde las dos brujas peleando. Llevándose una mano a la nariz, entró al túnel. Pronto la oscuridad los envolvió -Bio... pssst... Bio... ¿puedes ver algo?- pregunto, justo cuando sintió algo peludo correrle entre los pies -¡SANTO DRAGÓN DE LA LUZ!- gritó espantada -Bio, ¿dónde estás?- comenzó a decir, angustiada. Estiró una mano y otra la tomó, guiándola por el túnel.
Volando por los aires.
Ingela gritó todo el tiempo: cuando sintió el piso moverse, mientras la roca se desprendía del suelo, durante el vuelo de esta, y más aún, durante la caída. Hizo gala de una capacidad pulmonar impresionante. Se había tirado, quedando sobre las palmas y las rodillas, pero mientras caían, se aferró fuerte a una pierna de Bio. Él la tomó entre sus brazos y saltó de la enorme piedra con la cuál habían volado lejos del enfrentamiento entre las brujas, poco antes de que esta se estrellara contra el suelo. Jamás en su vida había abrazado con tanta fuerza a alguien como aquella noche ella apretó al muchacho. Ahora sabía cómo se había sentido Helyare cuando se conocieron.
Una vez en tierra firme -aunque para Ingela nunca más existiría algo así- se levantó tambaleante. -Yo creo... que nos debemos ir ya... seguro Lori lo va a resolver- dijo, mientras se escuchaba una explosión en el fondo, donde las dos brujas peleando. Llevándose una mano a la nariz, entró al túnel. Pronto la oscuridad los envolvió -Bio... pssst... Bio... ¿puedes ver algo?- pregunto, justo cuando sintió algo peludo correrle entre los pies -¡SANTO DRAGÓN DE LA LUZ!- gritó espantada -Bio, ¿dónde estás?- comenzó a decir, angustiada. Estiró una mano y otra la tomó, guiándola por el túnel.
Ingela
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Re: La noche de los tristes fuegos [LIBRE][NOCHE][CERRADO]
Aquel momento en que surcamos el aire fue una mezcla de emoción y risa, la chica gritó tanto que parecía que se le iban a explotar los pulmones y al mismo tiempo me abrazó como si quisiera explotar los míos -No respiro, no respiro- Intenté decir en el aire antes de saltar para caer a salvo lejos de aquella ardiente lucha que habíamos dejado atrás, desconocía el destino que esperaba a las hechiceras pero de momento me parecía más importante mantener a salvo a la adorable jovencita.
Sin mirar más atrás, entramos al pequeño túnel que luego nos llevó a las entrañas de la ciudad -Apenas veo- Respondí a la chica -Ten cuidado, no vayas a pisar el… olvídalo, ya fue- Intenté advertirle pero era demasiado tarde, un intrigante olor a alimentos digeridos nos acompañarían durante el resto del viaje. Me detuve repentinamente al sentir algo rozar contra mis pies -Espera- Quise advertir, la visibilidad se había reducido considerablemente, en tales condiciones era difícil continuar avanzando.
Aquí estoy- Le dije y tomé su mano, estaba un poco asustada así que era mi deber acompañarla al menos un rato, había algo más allí abajo pero no sabía de qué se trataba, tal vez algunas ratas como mucho pero era mejor tener cuidado; repentinamente nuestra solución se vislumbró como una luz destellante en la lejanía -Vamos por aquí- Le dije al tiempo que la remolcaba en esa dirección.
Si avanzábamos en línea recta podríamos llegar a aquel foco brillante que parecía ser la salida más próxima, sin embargo, la noche estaba llegando a su fin y aquel oscuro lugar tendría que ser mi refugio hasta que de nuevo se escondiera el sol -Te llevaré a la salida pero no podré ir contigo- Tomé su brazo con ambas manos y le dije con preocupación -Necesito que te pongas a salvo allí a fuera, sal de Lunargenta en cuanto puedas- Le aconsejé esperando que me hiciera caso.
Llamaba poderosamente mi atención que a medida que caminábamos, nuestras pisadas hacían más sonido de lo que deberían, parecía ser simplemente un eco de nuestras pisadas pero a ratos parecían sonar más rápido y cada vez más cerca, aceleraba el paso cuanto podía pero manteniéndome alerta ante cualquier amenaza, al cabo de unos minutos llegaríamos a la salida donde nos tocaría marcar la despedida -Ten cuidado- Le recordé de nuevo mirando ante lo que parecía ser una salida.
Sin mirar más atrás, entramos al pequeño túnel que luego nos llevó a las entrañas de la ciudad -Apenas veo- Respondí a la chica -Ten cuidado, no vayas a pisar el… olvídalo, ya fue- Intenté advertirle pero era demasiado tarde, un intrigante olor a alimentos digeridos nos acompañarían durante el resto del viaje. Me detuve repentinamente al sentir algo rozar contra mis pies -Espera- Quise advertir, la visibilidad se había reducido considerablemente, en tales condiciones era difícil continuar avanzando.
Aquí estoy- Le dije y tomé su mano, estaba un poco asustada así que era mi deber acompañarla al menos un rato, había algo más allí abajo pero no sabía de qué se trataba, tal vez algunas ratas como mucho pero era mejor tener cuidado; repentinamente nuestra solución se vislumbró como una luz destellante en la lejanía -Vamos por aquí- Le dije al tiempo que la remolcaba en esa dirección.
Si avanzábamos en línea recta podríamos llegar a aquel foco brillante que parecía ser la salida más próxima, sin embargo, la noche estaba llegando a su fin y aquel oscuro lugar tendría que ser mi refugio hasta que de nuevo se escondiera el sol -Te llevaré a la salida pero no podré ir contigo- Tomé su brazo con ambas manos y le dije con preocupación -Necesito que te pongas a salvo allí a fuera, sal de Lunargenta en cuanto puedas- Le aconsejé esperando que me hiciera caso.
Llamaba poderosamente mi atención que a medida que caminábamos, nuestras pisadas hacían más sonido de lo que deberían, parecía ser simplemente un eco de nuestras pisadas pero a ratos parecían sonar más rápido y cada vez más cerca, aceleraba el paso cuanto podía pero manteniéndome alerta ante cualquier amenaza, al cabo de unos minutos llegaríamos a la salida donde nos tocaría marcar la despedida -Ten cuidado- Le recordé de nuevo mirando ante lo que parecía ser una salida.
Bio
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Re: La noche de los tristes fuegos [LIBRE][NOCHE][CERRADO]
Apretar la mano de Bio era reconfortante para la dragona, se sentía a salvo. Ella no solía necesitar de una mano amiga para estar tranquila, se bastaba a sí misma para defenderse, pero reconocía que en aquel momento no era la poderosa dragona que solía ser. Como pocas ocasiones, había gastado toda su energía y transformarse, por ahora, no era una opción.
Trataba de cuidar los pasos que daba, pero claro, hacerlo en aquellas condiciones no era particularmente fácil y a cada tanto, pisaba cosas demasiado blandas para su gusto. Cada vez que eso ocurría, un escalofrío le recorría la espalda. -No puedo irme, Bio, estoy esperando a unos amigos... así que me quedaré contigo y te acompañaré hasta que ambos estemos a salvo- le respondió, enfatizando el "ambos" porque de verdad quería que él estuviera bien. Aquella noche a su lado había sido una de demasiadas emociones y el cariño hacia el vampiro había nacido e incrustado en el corazón de la rubia.
Una blanca luz se vislumbraba al fondo del túnel. Ambos apuraron el paso, Bio comenzó a despedirse, pero a Ingela le pareció muy curioso que se filtrara semejante luz desde afuera -No puede ser tan de día- comentó de repente, arrugando el ceño. -Debe ser al rededor de la media noche, y en el caso de que ya fuese de día, no puede ser que el sol brille así... esa luz está rara... espera, Bio, detente...- pidió, apretando la mano de él y sujetando el mismo brazo con la otra mano, tirando de él para que dejara de caminar.
Y justo, en ese momento, la luz se movió levemente. Fue un movimiento casi imperceptible, pero aquel parpadeo delató que, definitivamente, eso no era la luz del sol y que la pareja aún no salía de aquel hediondísimo lugar. -mmm... no me da confianza, vámonos- sugirió la dragona. Ella dio un par de pasos hacia atrás, jalando a Bio. Mantuvo la mirada fija en aquel punto luminoso, pero a pesar de retroceder, esta no parecía disminuir de tamaño, se mantenía igual, como si no aumentara la distancia entre ellos.
Segura ya de que aquello era más bien un peligro, afirmó aún más al hombre, tirando de él. Dio media vuelta y comenzó a caminar rapidito, se giró una vez y vio que la luz los perseguía y eso, definitivamente... -¡NO ES LUZ DEL SOL!- gritó y arrancó a correr.
Detrás de ellos, la luz chilló, un sonido escalofriante que retumbó en el túnel. No todo fue malo, la luz iluminó una esquina, por donde se metió la dragona. Comenzó a pensar, ¿qué podría ser aquella cosa? ¿Hadas? ¿Un animal? ¿Insectos? ¿Por qué la perseguían?
Trataba de cuidar los pasos que daba, pero claro, hacerlo en aquellas condiciones no era particularmente fácil y a cada tanto, pisaba cosas demasiado blandas para su gusto. Cada vez que eso ocurría, un escalofrío le recorría la espalda. -No puedo irme, Bio, estoy esperando a unos amigos... así que me quedaré contigo y te acompañaré hasta que ambos estemos a salvo- le respondió, enfatizando el "ambos" porque de verdad quería que él estuviera bien. Aquella noche a su lado había sido una de demasiadas emociones y el cariño hacia el vampiro había nacido e incrustado en el corazón de la rubia.
Una blanca luz se vislumbraba al fondo del túnel. Ambos apuraron el paso, Bio comenzó a despedirse, pero a Ingela le pareció muy curioso que se filtrara semejante luz desde afuera -No puede ser tan de día- comentó de repente, arrugando el ceño. -Debe ser al rededor de la media noche, y en el caso de que ya fuese de día, no puede ser que el sol brille así... esa luz está rara... espera, Bio, detente...- pidió, apretando la mano de él y sujetando el mismo brazo con la otra mano, tirando de él para que dejara de caminar.
Y justo, en ese momento, la luz se movió levemente. Fue un movimiento casi imperceptible, pero aquel parpadeo delató que, definitivamente, eso no era la luz del sol y que la pareja aún no salía de aquel hediondísimo lugar. -mmm... no me da confianza, vámonos- sugirió la dragona. Ella dio un par de pasos hacia atrás, jalando a Bio. Mantuvo la mirada fija en aquel punto luminoso, pero a pesar de retroceder, esta no parecía disminuir de tamaño, se mantenía igual, como si no aumentara la distancia entre ellos.
Segura ya de que aquello era más bien un peligro, afirmó aún más al hombre, tirando de él. Dio media vuelta y comenzó a caminar rapidito, se giró una vez y vio que la luz los perseguía y eso, definitivamente... -¡NO ES LUZ DEL SOL!- gritó y arrancó a correr.
Detrás de ellos, la luz chilló, un sonido escalofriante que retumbó en el túnel. No todo fue malo, la luz iluminó una esquina, por donde se metió la dragona. Comenzó a pensar, ¿qué podría ser aquella cosa? ¿Hadas? ¿Un animal? ¿Insectos? ¿Por qué la perseguían?
Ingela
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Re: La noche de los tristes fuegos [LIBRE][NOCHE][CERRADO]
Me detuve ante las palabras de la chica, parecía preocupada y ciertamente había perdido la noción del tiempo, esperé un instante antes de comenzar a retroceder, comenzaba a preocuparme que en medio de la oscuridad, no había visto el lugar por donde entramos, a pesar de haber retrocedido lo suficiente -Lo que sea que nos sigue, conoce este lugar mejor que nosotros- Le dije a la adorable rubia al notar que a pesar de lo rápido que escapábamos, la luz no hacía más que acercarse más y más.
Espera- Le dije apretando su mano mientras la abrazaba junto a mí, recostándome en medio de dos salientes de la pared para tratar de pasar desapercibidos -Espera un poco, veamos a qué nos enfrentamos- Y claro, en mi mente había parecido un buen plan, aunque luego pensé que si era una amenaza nos iba a cocinar en un parpadeo -Tranquila, vamos a estar bien- Traté de calmarla mientras yo mismo pensaba que íbamos a morir de manera trágica e inevitable.
Sin embargo, para mi sorpresa, nuestro perseguidor se anunció en son de paz -No teman, no les haremos nada- Dijo con una voz tétrica cuyo eco retumbó en las paredes del lugar donde nos encontrábamos -Podemos ayudarles- Me asomé un poco para verlo en detalle, sus pies descalzos y oscuros desprendían un extraño vapor mientras en su mano sostenía una esfera de fuego que daba origen a la luz que habíamos visto -Está bien feo- Le susurré a la pequeña rubia -Pero no parece malo- Dije del sujeto de aspecto escalofriante con la cintura adornada de tétricas máscaras que me ponían los pelos de punta.
No están a salvo aquí, pueden perderse, tampoco pueden volver afuera, sígannos y los llevaremos a un lugar seguro- Dijo de nuevo con su voz de ultratumba que hacía retumbar las paredes -Deberíamos seguirlo... so seguirlos, parecen un buen sujeto- Dije dudando de mis propias palabras pero tratando de calmar a la jovencita, a fin de cuentas, considerando nuestra situación actual ¿se podría poner peor?
Nuestro nombre es Lane, seremos su escolta hasta que estén a salvo- Tras aquellas palabras se inclinó levemente a modo de reverencia mientras extendía su mano hacia un lado y la esfera de fuego iluminaba el sendero que debíamos seguir para ponernos a buen resguardo por aquel agradable sujeto que seguramente no tenía ningún tipo de malas intenciones.
Espera- Le dije apretando su mano mientras la abrazaba junto a mí, recostándome en medio de dos salientes de la pared para tratar de pasar desapercibidos -Espera un poco, veamos a qué nos enfrentamos- Y claro, en mi mente había parecido un buen plan, aunque luego pensé que si era una amenaza nos iba a cocinar en un parpadeo -Tranquila, vamos a estar bien- Traté de calmarla mientras yo mismo pensaba que íbamos a morir de manera trágica e inevitable.
Sin embargo, para mi sorpresa, nuestro perseguidor se anunció en son de paz -No teman, no les haremos nada- Dijo con una voz tétrica cuyo eco retumbó en las paredes del lugar donde nos encontrábamos -Podemos ayudarles- Me asomé un poco para verlo en detalle, sus pies descalzos y oscuros desprendían un extraño vapor mientras en su mano sostenía una esfera de fuego que daba origen a la luz que habíamos visto -Está bien feo- Le susurré a la pequeña rubia -Pero no parece malo- Dije del sujeto de aspecto escalofriante con la cintura adornada de tétricas máscaras que me ponían los pelos de punta.
No están a salvo aquí, pueden perderse, tampoco pueden volver afuera, sígannos y los llevaremos a un lugar seguro- Dijo de nuevo con su voz de ultratumba que hacía retumbar las paredes -Deberíamos seguirlo... so seguirlos, parecen un buen sujeto- Dije dudando de mis propias palabras pero tratando de calmar a la jovencita, a fin de cuentas, considerando nuestra situación actual ¿se podría poner peor?
Nuestro nombre es Lane, seremos su escolta hasta que estén a salvo- Tras aquellas palabras se inclinó levemente a modo de reverencia mientras extendía su mano hacia un lado y la esfera de fuego iluminaba el sendero que debíamos seguir para ponernos a buen resguardo por aquel agradable sujeto que seguramente no tenía ningún tipo de malas intenciones.
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Bio
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Re: La noche de los tristes fuegos [LIBRE][NOCHE][CERRADO]
La dragona solo quería salir de ese lugar y había puesto pies en polvorosa jalando al vampiro. De verdad que no tenía un buen presentimiento respecto a la situación en la que estaban. ¿A quién se le había ocurrido la fantástica idea de meterse en las cloacas de Lunargenta? A todas luces no era una estrategia de personas sensatas. Pero bueno, entre Bio e Ingela, al parecer, no juntaban la sensatez de un ratón.
Muy al contrario de Ingela, Bio, en un arrebato de valentía -o estupidez, dependiendo de a quién le pregunten- decidió encarar a lo que fuese que estaba persiguiéndolos. Quizás lo único bueno que la dragona podría destacar de aquel momento, sería el fuerte abrazo que Bio le dio. Semejante acto de intimidad y confianza la dejó perpleja y bastante arrebatada. Lo último en lo que pensaba era en el extraño ser que se había presentado frente a ellos. -Sí... seguir... hola... pechote...- balbuceaba atolondrada, bastante aferrada al morenazo. Como una lapa a una roca.
Cuando llegó eltriste momento de soltarse, Ingela se resistió levemente, agarrando con firmeza el esbirro de camisa que llevaba encima el vampiro. Aquellas pobres telas que habían pasado por fuego y otras tantas vejaciones, ya no aguantaron más y terminaron por romperse, dejando a Bio a torso desnudo y a la hormocional adolescente con un inservible trapo entre las manos y la presión muy alta. -Zatch, Zatch, recuerda que estás esperando a Zatch- se dijo y sacudió la cabeza.
Quedó inmóvil un instante mientras recuperaba el aliento y la atención al detalle, luego siguió a Bio. -¿Nuestro nombre?- preguntó algo extrañada. Ella solo veía a un individuo. -Mi nombre es Ingela, mío y nada más. Él tiene su nombre de él, que es Bio. Cada uno tiene un nombre, ¿tu nombre lo compartes con alguien más?- preguntó algo inquisitiva al sujeto. -Además, ¿Qué haces aquí abajo? ¿Vives aquí? ¿Por qué nos perseguías?- continuó con el interrogatorio.
Miró a Bio y frunció el ceño un poco -¿De verdad crees que la mejor idea es seguirlo?- preguntó en voz bajita. No estaba muy segura de que aquella sería la mejor decisión, pero gracias al destello de adrenalina que había sido sentir el masculino y varonil cuerpote de Bio, ya comenzaba a sentirse mejor así que si las cosas salían mal podría transformarse en dragón y llevarse al vampiro lejos de allí.
Muy al contrario de Ingela, Bio, en un arrebato de valentía -o estupidez, dependiendo de a quién le pregunten- decidió encarar a lo que fuese que estaba persiguiéndolos. Quizás lo único bueno que la dragona podría destacar de aquel momento, sería el fuerte abrazo que Bio le dio. Semejante acto de intimidad y confianza la dejó perpleja y bastante arrebatada. Lo último en lo que pensaba era en el extraño ser que se había presentado frente a ellos. -Sí... seguir... hola... pechote...- balbuceaba atolondrada, bastante aferrada al morenazo. Como una lapa a una roca.
Cuando llegó el
Quedó inmóvil un instante mientras recuperaba el aliento y la atención al detalle, luego siguió a Bio. -¿Nuestro nombre?- preguntó algo extrañada. Ella solo veía a un individuo. -Mi nombre es Ingela, mío y nada más. Él tiene su nombre de él, que es Bio. Cada uno tiene un nombre, ¿tu nombre lo compartes con alguien más?- preguntó algo inquisitiva al sujeto. -Además, ¿Qué haces aquí abajo? ¿Vives aquí? ¿Por qué nos perseguías?- continuó con el interrogatorio.
Miró a Bio y frunció el ceño un poco -¿De verdad crees que la mejor idea es seguirlo?- preguntó en voz bajita. No estaba muy segura de que aquella sería la mejor decisión, pero gracias al destello de adrenalina que había sido sentir el masculino y varonil cuerpote de Bio, ya comenzaba a sentirse mejor así que si las cosas salían mal podría transformarse en dragón y llevarse al vampiro lejos de allí.
Ingela
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Re: La noche de los tristes fuegos [LIBRE][NOCHE][CERRADO]
Ingela se aferró con fuerza a Bio y su corazón parecía acelerado -Tranquila, vamos a estar bien- Dije para tratar de calmarla pensando que simplemente estaba asustada -Míralo, es adorable, estoy seguro de que es un buen sujeto con muy buenas intenciones- Señalé a aquel hombre con algunas manchas de sangre reciente en su escasa ropa y algunos rastros de carne entre los dientes.
Tan nerviosa estaba la jovencita que se había aferrado a mi camisa hasta romperla, algo que habría sido terrible si no fuera porque mi armario estaba lleno de muchas camisas del mismo modelo y color -Tranquila, vamos a estar bien, saldremos de esta y podrás seguir esperando a… ¿Zatch? Yo conozco un Zatch- Dije mientras hacía memoria, ese nombre sin duda me sonaba de algún lado, aunque este no parecía el mejor momento para pescar reminiscencias.
Y claro que yo sabía que el sujeto era peligroso, pero decírselo a la adorable jovencita no la ayudaría a calmarse, además contar con alguien que pudiera guiarlos dentro de ese lugar podría ser de ayuda para encontrar una salida -Nuestro nombre- Afirmó el misterioso anfitrión -Acá abajo todos somos uno, ella nos ha liberado de todo sufrimiento- Se dio un fuerte golpe en el pecho con el puño cerrado -¡Y le servimos!- Dijo con claro fanatismo y se nos quedó mirando como esperando algo de nosotros -¿Y le servimos?- Pregunté pero ya no hubo más respuestas, juntó sus puños e inclinó el rostro por un instante antes de señalarnos el camino y comenzar a avanzar.
Lo seguiremos hasta encontrar una salida segura- Musitó para que solo lo escuchara la jovencita mientras la tomaba del brazo y lo enroscaba en el suyo como los nobles solían llevar a sus damas a un baile. Aquel misterioso sujeto siguió caminando firme, se detenía a ratos para dejar que lo alcanzáramos y luego avanzaba de nuevo hasta que finalmente llegó a una extraña y vieja puerta de madera roída que empujó hacia un lado para revelarnos unas escaleras que ascendían.
Miré a la chica con una sonrisa tranquila, no dije nada, pero no hacía falta palabras para que supiera lo que estaba pensando, estábamos más cerca de lograr nuestra fuga, subí las escaleras de caracol tan rápido como mi compañera me lo permitía dejando atrás al sujeto, pero al llegar arriba volvimos a encontrarlo, era de nuevo el mismo sujeto, aunque algo en él parecía ser diferente.
Bienvenidos a la colmena- Dijo el sujeto cuya voz ahora parecía también distinta y desde las sombras de aquella habitación grande y oscura comenzaron a salir otros sujetos exactamente iguales aunque con atuendos ligeramente diferentes -Se multiplican- Dije con una risa nerviosa sin entender muy bien de qué se trataba todo aquello -¿Puedes atravesar muros?- Le pregunté a modo de broma aunque no me molestaría de ninguna manera si pudiera hacerlo.
Tan nerviosa estaba la jovencita que se había aferrado a mi camisa hasta romperla, algo que habría sido terrible si no fuera porque mi armario estaba lleno de muchas camisas del mismo modelo y color -Tranquila, vamos a estar bien, saldremos de esta y podrás seguir esperando a… ¿Zatch? Yo conozco un Zatch- Dije mientras hacía memoria, ese nombre sin duda me sonaba de algún lado, aunque este no parecía el mejor momento para pescar reminiscencias.
Y claro que yo sabía que el sujeto era peligroso, pero decírselo a la adorable jovencita no la ayudaría a calmarse, además contar con alguien que pudiera guiarlos dentro de ese lugar podría ser de ayuda para encontrar una salida -Nuestro nombre- Afirmó el misterioso anfitrión -Acá abajo todos somos uno, ella nos ha liberado de todo sufrimiento- Se dio un fuerte golpe en el pecho con el puño cerrado -¡Y le servimos!- Dijo con claro fanatismo y se nos quedó mirando como esperando algo de nosotros -¿Y le servimos?- Pregunté pero ya no hubo más respuestas, juntó sus puños e inclinó el rostro por un instante antes de señalarnos el camino y comenzar a avanzar.
Lo seguiremos hasta encontrar una salida segura- Musitó para que solo lo escuchara la jovencita mientras la tomaba del brazo y lo enroscaba en el suyo como los nobles solían llevar a sus damas a un baile. Aquel misterioso sujeto siguió caminando firme, se detenía a ratos para dejar que lo alcanzáramos y luego avanzaba de nuevo hasta que finalmente llegó a una extraña y vieja puerta de madera roída que empujó hacia un lado para revelarnos unas escaleras que ascendían.
Miré a la chica con una sonrisa tranquila, no dije nada, pero no hacía falta palabras para que supiera lo que estaba pensando, estábamos más cerca de lograr nuestra fuga, subí las escaleras de caracol tan rápido como mi compañera me lo permitía dejando atrás al sujeto, pero al llegar arriba volvimos a encontrarlo, era de nuevo el mismo sujeto, aunque algo en él parecía ser diferente.
Bienvenidos a la colmena- Dijo el sujeto cuya voz ahora parecía también distinta y desde las sombras de aquella habitación grande y oscura comenzaron a salir otros sujetos exactamente iguales aunque con atuendos ligeramente diferentes -Se multiplican- Dije con una risa nerviosa sin entender muy bien de qué se trataba todo aquello -¿Puedes atravesar muros?- Le pregunté a modo de broma aunque no me molestaría de ninguna manera si pudiera hacerlo.
Bio
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Re: La noche de los tristes fuegos [LIBRE][NOCHE][CERRADO]
Aunque la intención de Bio era buena, no lo era su aparente tranquilidad y confianza. Su optimismo no era contagioso, pero es que ni un poquitico. Al contrario, hacía que Ingela quisiera transformarse en dragón inmediatamente y salir despavorida quemándolo todo.
Cuando señaló lo "adorable" que lucía el tipo, no pudo evitar reaccionar. -¿Adorable? Adorable un cachorro de bégamo del norte. Adorable mi abuelita cuando teje. Adorable yo cuando me enojo. ¿Adorable eso? ¿En serio? ¿En serio eso te parece adorable? ¿Cuáles son tus estándares de adorablosidad?- preguntó con una mezcla de nervios y estar atónita ante semejante declaración.
Pero como al mal paso darle prisa, la dragona se aferró al brazo que le ofreció Bio y avanzó con él detrás del rarito que caminaba a largas zancadas, con la seguridad de aquel que conoce el camino, mientras que Ingelita daba pasos cortitos. No por tener piernas cortas, sino porque en realidad no quería seguir por ahí. -Bio. Bio... este está diciendo que fue liberado. ¿Y si quiere unirnos a un culto? Tiene toda la pinta de estar en un culto lavamentes, no creo que nos lleve a ninguna salida- susurró la muchacha, apretando el brazo del vampiro con fuerza. Quedó calladita un instante. -Mi mamá no me deja entrar a cultos- le informó, susurrando un poco más fuerte y con tono preocupado. Es que Bio no conocía a su mamá.
De repente, Bio la jaló y arrancó a correr. Claro, como ella ni siquiera quería estar ahí, corrió pero lento y Bio casi que la terminó cargando -ante lo cual ella no se opuso- a través de la puerta que el fulano abrió y escaleras arriba. A pesar de la oscuridad, la escasa iluminación le permitió a la dragona ver el brillo de la esperanza en los ojos del vampiro.
Brillo que desapareció por completo cuando, al llegar hasta el final de la escalera, se encontraron no con un fulano, sino con muchos, demasiados fulanos, todos prácticamente igual de "adorables" que el primero. Ingela carraspeó -Sí. Culto. Nos hemos metido en un culto- dijo con un dejo de ironía, mirando al rededor con los ojos bien abiertos.
Levantó la mano y saludó despacito -jeje jee... holi...- dijo con una sonrisa aterrada. Tragó en seco notando como salían de todas partes, era como si brotaran de la oscuridad -Qué colmena tan bonita- comentó, agarrando disimuladamente la mano de Bio y dando unos precavidos pasos hacia atrás. No sentía curiosidad alguna por conocer el resto de la colmena, pero sabía que si volvían sobre sus pasos, volverían a Lunargenta que, a pesar del caos, estar allí no le parecía tan malo en aquel momento.
Pero tras ella los Lanes le habían cerrado el paso y no podría regresar a los túneles. -Muy... m-muy bonita- dijo de nuevo y se mordió el labio, conteniendo unas ganas enormes de transformarse y salir volando de ahí mientras lo quemaba todo a su paso.
-¡Está tan bonita que me encantaría conocerla toda! ¿Nos pueden mostrar el lugar?- exclamó en voz alta, soltando a Bio y avanzando hacia el Lane que tenía más cerca -¿Tú te llamas Lane? ¿Cierto? Es que Lane nos dijo que todos se llamaban Lane. Yo soy Ingela y él es Bio, mucho gusto. Entramos a sus hermosos y nada hediondos túneles porque nos encanta la aventura, no es que afuera sea un desastre, no no no... y esto, ¡puuuuff! Magnífico. ¿Quién es el decorador? Me encantará conocerlo. ¡Mira nada más Bio! ¡Una COL ME NA! ¿No sería fantástico recorrerla TO DA?- dijo en voz alta pero lo último con un énfasis especial para el vampiro, a quien hizo señas con los ojos y llamándolo disimuladamente con la manito.
En momentos desesperados, medidas desesperadas. -¿Atravesar paredes? ¿No crees que llevo intentándolo hace un rato ya? Todavía no me puedo transformar- le informó a Bio en un apresurado susurro. -Va a tocar salir de aquí con fuerza inteligente- señaló, resignada.
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Cuando señaló lo "adorable" que lucía el tipo, no pudo evitar reaccionar. -¿Adorable? Adorable un cachorro de bégamo del norte. Adorable mi abuelita cuando teje. Adorable yo cuando me enojo. ¿Adorable eso? ¿En serio? ¿En serio eso te parece adorable? ¿Cuáles son tus estándares de adorablosidad?- preguntó con una mezcla de nervios y estar atónita ante semejante declaración.
Pero como al mal paso darle prisa, la dragona se aferró al brazo que le ofreció Bio y avanzó con él detrás del rarito que caminaba a largas zancadas, con la seguridad de aquel que conoce el camino, mientras que Ingelita daba pasos cortitos. No por tener piernas cortas, sino porque en realidad no quería seguir por ahí. -Bio. Bio... este está diciendo que fue liberado. ¿Y si quiere unirnos a un culto? Tiene toda la pinta de estar en un culto lavamentes, no creo que nos lleve a ninguna salida- susurró la muchacha, apretando el brazo del vampiro con fuerza. Quedó calladita un instante. -Mi mamá no me deja entrar a cultos- le informó, susurrando un poco más fuerte y con tono preocupado. Es que Bio no conocía a su mamá.
De repente, Bio la jaló y arrancó a correr. Claro, como ella ni siquiera quería estar ahí, corrió pero lento y Bio casi que la terminó cargando -ante lo cual ella no se opuso- a través de la puerta que el fulano abrió y escaleras arriba. A pesar de la oscuridad, la escasa iluminación le permitió a la dragona ver el brillo de la esperanza en los ojos del vampiro.
Brillo que desapareció por completo cuando, al llegar hasta el final de la escalera, se encontraron no con un fulano, sino con muchos, demasiados fulanos, todos prácticamente igual de "adorables" que el primero. Ingela carraspeó -Sí. Culto. Nos hemos metido en un culto- dijo con un dejo de ironía, mirando al rededor con los ojos bien abiertos.
Levantó la mano y saludó despacito -jeje jee... holi...- dijo con una sonrisa aterrada. Tragó en seco notando como salían de todas partes, era como si brotaran de la oscuridad -Qué colmena tan bonita- comentó, agarrando disimuladamente la mano de Bio y dando unos precavidos pasos hacia atrás. No sentía curiosidad alguna por conocer el resto de la colmena, pero sabía que si volvían sobre sus pasos, volverían a Lunargenta que, a pesar del caos, estar allí no le parecía tan malo en aquel momento.
Pero tras ella los Lanes le habían cerrado el paso y no podría regresar a los túneles. -Muy... m-muy bonita- dijo de nuevo y se mordió el labio, conteniendo unas ganas enormes de transformarse y salir volando de ahí mientras lo quemaba todo a su paso.
-¡Está tan bonita que me encantaría conocerla toda! ¿Nos pueden mostrar el lugar?- exclamó en voz alta, soltando a Bio y avanzando hacia el Lane que tenía más cerca -¿Tú te llamas Lane? ¿Cierto? Es que Lane nos dijo que todos se llamaban Lane. Yo soy Ingela y él es Bio, mucho gusto. Entramos a sus hermosos y nada hediondos túneles porque nos encanta la aventura, no es que afuera sea un desastre, no no no... y esto, ¡puuuuff! Magnífico. ¿Quién es el decorador? Me encantará conocerlo. ¡Mira nada más Bio! ¡Una COL ME NA! ¿No sería fantástico recorrerla TO DA?- dijo en voz alta pero lo último con un énfasis especial para el vampiro, a quien hizo señas con los ojos y llamándolo disimuladamente con la manito.
En momentos desesperados, medidas desesperadas. -¿Atravesar paredes? ¿No crees que llevo intentándolo hace un rato ya? Todavía no me puedo transformar- le informó a Bio en un apresurado susurro. -Va a tocar salir de aquí con fuerza inteligente- señaló, resignada.
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Última edición por Ingela el Miér 9 Jun 2021 - 16:22, editado 1 vez
Ingela
Honorable
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Re: La noche de los tristes fuegos [LIBRE][NOCHE][CERRADO]
Mi adorable compañera parecía bastante inquieta, incluso había resultado más astuta de lo que pensaba, yo también estaba seguro de que nos llevaban a algún tipo de culto, un culto oculto, el culto oculto de un hombre culto, y ya se me acabaron los juegos de palabras -Tu mamá es una mujer muy sabia- Le revolví el cabello con ternura mientras seguíamos caminando -Tranquila, soy un experto en técnicas anticultolavacerebros, tengo un plan- Le dije sin tener la más remota idea de algún plan.
Que no es un culto- Le insistí mientras pasábamos bajo un letrero que decía “Salón del Culto de la Colmena” -Eso ha sido coincidencia solamente, no es un culto- Aquel montón de sujetos raritos comenzaban a rodearnos -Este es el culto de la colmena- Dijo el primero -Seguro se equivocó, ahorita aclara que no es un culto- Luego le siguieron los otros al unísono -El culto de la Colmena- Para ese momento ya los estaba odiando profundamente a todos.
Desde luego, conocerán la colmena, todos los que son parte de nuestro culto reciben un recorrido antes de la iniciación- Dijo el sujeto que no hacía más que afirmar una y otra vez que en efecto sí eran un culto -Isti i sil quilti di li quilmini- Dije de mala gana y en voz baja mientras comenzaba a avanzar detrás de Lane hasta que finalmente se detuvo en una puerta cerrada -Esta puerta solo se abre con un grito- Dijo con la mirada fija en la puerta sin parpadear -A veces gritamos todos, a veces solo Lane grita- Aquello era bastante confuso, a veces solo Lane grita, pero si todos son Lane ¿Todos gritan?
¿Tienen algún camino hacia el exterior?- Pregunté de manera directa mientras Lane comenzaba a pegar gritos de perra loca y hacer una especie de baile ritual tenebroso y extraño, aunque luego de la pregunta se detuvieron todos -¡No! Ahí es peligroso, en el exterior persiguen y matan a Lane- Dijo con espanto -Los de afuera son malos, persiguen y matan a Lane, Lane sufre y Lane grita- Miré a la dragoncita y luego a los sujetos que se veían asustados -¿No son una ternura? No parecen malos, solo están bien feos- Le dije en tono bajito.
Finalmente, tras otros gritos y el resto de la rara danza, la puerta se abrió, revelando un largo y oscuro pasillo que llevaba hacia un gran salón donde nos esperaba “Ella”. Todos los Lane que la rodeaban se pusieron de rodillas para escucharla, curiosamente “Ella” era igualita a los otros Lane, por lo que podría perfectamente ser otro de ellos haciéndose pasar por la autoridad -De acuerdo, esto se está poniendo muy raro- Le dije a la joven rubia sujetándole el brazo.
¿Sabes qué creo?- Le dije a la rubia casi a susurros -Creo que estamos en un culto, la colmena es un culto- Dije juntando las piezas como quien descubre el agua tibia -Hay que salir de aquí- Le dije a Ingelita pero entonces algo ocurrió -¡Ay me muero!- Desde uno de los pasillos se escuchó un grito desgarrador que pedía ayuda -¿Escuchaste eso?- Señalé el camino -¿Qué fue eso? ¿Qué está ocurriendo?- Le pregunté a “Ella” tomando una actitud más seria y hostil, porque claro, nada más inteligente que parecer hostil cuando estás rodeado por un culto de Lanes.
Que no es un culto- Le insistí mientras pasábamos bajo un letrero que decía “Salón del Culto de la Colmena” -Eso ha sido coincidencia solamente, no es un culto- Aquel montón de sujetos raritos comenzaban a rodearnos -Este es el culto de la colmena- Dijo el primero -Seguro se equivocó, ahorita aclara que no es un culto- Luego le siguieron los otros al unísono -El culto de la Colmena- Para ese momento ya los estaba odiando profundamente a todos.
Desde luego, conocerán la colmena, todos los que son parte de nuestro culto reciben un recorrido antes de la iniciación- Dijo el sujeto que no hacía más que afirmar una y otra vez que en efecto sí eran un culto -Isti i sil quilti di li quilmini- Dije de mala gana y en voz baja mientras comenzaba a avanzar detrás de Lane hasta que finalmente se detuvo en una puerta cerrada -Esta puerta solo se abre con un grito- Dijo con la mirada fija en la puerta sin parpadear -A veces gritamos todos, a veces solo Lane grita- Aquello era bastante confuso, a veces solo Lane grita, pero si todos son Lane ¿Todos gritan?
¿Tienen algún camino hacia el exterior?- Pregunté de manera directa mientras Lane comenzaba a pegar gritos de perra loca y hacer una especie de baile ritual tenebroso y extraño, aunque luego de la pregunta se detuvieron todos -¡No! Ahí es peligroso, en el exterior persiguen y matan a Lane- Dijo con espanto -Los de afuera son malos, persiguen y matan a Lane, Lane sufre y Lane grita- Miré a la dragoncita y luego a los sujetos que se veían asustados -¿No son una ternura? No parecen malos, solo están bien feos- Le dije en tono bajito.
Finalmente, tras otros gritos y el resto de la rara danza, la puerta se abrió, revelando un largo y oscuro pasillo que llevaba hacia un gran salón donde nos esperaba “Ella”. Todos los Lane que la rodeaban se pusieron de rodillas para escucharla, curiosamente “Ella” era igualita a los otros Lane, por lo que podría perfectamente ser otro de ellos haciéndose pasar por la autoridad -De acuerdo, esto se está poniendo muy raro- Le dije a la joven rubia sujetándole el brazo.
¿Sabes qué creo?- Le dije a la rubia casi a susurros -Creo que estamos en un culto, la colmena es un culto- Dije juntando las piezas como quien descubre el agua tibia -Hay que salir de aquí- Le dije a Ingelita pero entonces algo ocurrió -¡Ay me muero!- Desde uno de los pasillos se escuchó un grito desgarrador que pedía ayuda -¿Escuchaste eso?- Señalé el camino -¿Qué fue eso? ¿Qué está ocurriendo?- Le pregunté a “Ella” tomando una actitud más seria y hostil, porque claro, nada más inteligente que parecer hostil cuando estás rodeado por un culto de Lanes.
Bio
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Re: La noche de los tristes fuegos [LIBRE][NOCHE][CERRADO]
La noche avanzaba, seguramente, pero Ingelita ya había perdido la noción del tiempo. Bien podría ser ya medio día afuera, que ella no se enteraba. Esos túneles eran interminables y los Lanes no habían hecho un buen trabajo con la iluminación, decorado o señalización del lugar. Con cada paso que daba, la rubia sentía que se perdía en un laberinto, que se hundían más y más en las fauces del dragón. Al llegar a una puerta, no esperaba que fuese una salida. Tampoco esperaba que fuese una puerta mágica que se abría con canto y coreografía. -Bio, esto es cada vez más raro... ¿no nos habrán atrapado los brujos y nos tienen metidos en un mundo de ilusiones absurdas?- preguntó a su nuevo mejor amigo con preocupación. -Porque esto ya no parece real- apunto con frustración mientras un Lane cacareaba y se movía como gallina clueca.
Aquel lugar oscuro, húmedo, tétrico y tenebroso ya estaba empezando a aburrir a Ingela. Estaba detestando con fuerza el tener que usar la astucia para resolver el entuerto en el que se habían metido. A lo dragón todo resultaba más fácil. Por tercera vez en muy poco tiempo, las ganas de tomar su hermosa forma alada y soplar fuego a lo bonzo parecían ser la solución perfecta para aquel enredo. Excepto cuando los Lanes se pusieron histéricos con la sola mención del exterior. Ahí le dio lastimita. -¿Por qué son malos con Lane allá afuera?- preguntó con curiosidad al Lane más cercano. A ese decidió llamarle Lane Ignacio porque tenía en el cinturón un saquito y en la mejilla izquierda un manchón de pintura amarilla, además tenía cara de Ingacio.
Pero la danza de ganso degollado terminó y, al abrirse la puerta, ¡oh sorpresa! Más Lanes. Estos estaban en medio de un ritual de adoración, de rodillas frente a otro Lane exactamente igual a ellos, pero este se llamaba Ella. Bueno, ante los ojos de Ingela era igual, entre los Lanes, Ella era muy diferente e inconfundible. Ella era hermosa y sabia, cuidaba y protegía a Lane. -Bienvenidos al culto de la Colmena- dijo Ella -Han llegado en buen momento, nos preparamos para dar a luz a un nuevo miembro- dijo con elocuencia. Al parecer, este Lane sí era diferente a los demás.
Mientras Ingela estaba boquiabierta ante Ella, Bio tuvo una revelación, una epifanía: descubrió que aquello era un culto. Ingela sintió unas enormes ganas de golpear al sensual y descamisado vampiro que tuvo que contener y reprimir con fuerza. -¿En serio Bio? Mira, no me había dado cuenta, no dan la impresión de serlo- le respondió un poco tosca y con mucho, mucho sarcasmo. Pero él no la escuchó al parecer, porque una vocecilla al fondo gritó pidiendo ayuda.
Listo, ya no había más nada que hacer. Eso de la audacia no iba con Ingelita, ella necesitaba resultados y no estaba obteniendo nada por las buenas. Cerró los ojos y se concentró, enfocando todas las fuerzas, energías y ganas de salir de ahí hasta que por fin, ¡por fin! tuvo que aceptar que no podría invocar su forma de dragón. Dio un fuerte pisotón, furiosa, y soltó a Bio para ir donde Ella. -Mire señora, la felicito por el alumbramiento, pero yo quiero salir a la superficie, al afuera, al no aquí abajo, allá en donde no es aquí. ¿Me entiende? Y si no quiere que le queme su colmenita, pues me va a decir por dónde es el camino, ¿me sigue? Con todo respeto le digo, yo no quiero estar acá, mi amigo tampoco, así que me dice por las buenas o me dice por las malas, pero me dice. ¿Estamos claros?- exclamó enojadísima, con la cara y el cuello rojos.
Ella mantuvo la calma mientras los demás Lane estaban notablemente alterados. -Entiendo- dijo Ella tranquila -Que sea por las buenas- añadió -Les diré cómo salir de los túneles si me ayudan con algo- dijo intentando esbozar una sonrisa -Necesito que encuentren una cosa que he perdido- indicó, para desgracia de la dragona. -He perdido...- comenzó -He perdido mi...- siguió -No encuentro el...- continuó, desesperando a Ingela -Es que no encuentro... mi taparrabos favorito- dijo, finalmente.
Emocional y espiritualmente, Ingela se fue de espaldas. -¿Quieres que te encuentre tu taparrabos favorito?- preguntó anonadada, atónita ante la petición de Ella. -Sí, efectivamente- respondió Ella. -No sé dónde me lo ha dejado Lane, es el único taparrabos limpio de la Colmena, el estampado de florecitas. No se lo ha dejado ninguno, ya me he fijado. Encuéntralo y te llevaré a la salida.- aseguró Ella.
Ingela volteó a mirar a Bio -¿Has escuchado?- le preguntó, es que todavía no terminaba de comprender lo que Ella estaba pidiendo.
Aquel lugar oscuro, húmedo, tétrico y tenebroso ya estaba empezando a aburrir a Ingela. Estaba detestando con fuerza el tener que usar la astucia para resolver el entuerto en el que se habían metido. A lo dragón todo resultaba más fácil. Por tercera vez en muy poco tiempo, las ganas de tomar su hermosa forma alada y soplar fuego a lo bonzo parecían ser la solución perfecta para aquel enredo. Excepto cuando los Lanes se pusieron histéricos con la sola mención del exterior. Ahí le dio lastimita. -¿Por qué son malos con Lane allá afuera?- preguntó con curiosidad al Lane más cercano. A ese decidió llamarle Lane Ignacio porque tenía en el cinturón un saquito y en la mejilla izquierda un manchón de pintura amarilla, además tenía cara de Ingacio.
Pero la danza de ganso degollado terminó y, al abrirse la puerta, ¡oh sorpresa! Más Lanes. Estos estaban en medio de un ritual de adoración, de rodillas frente a otro Lane exactamente igual a ellos, pero este se llamaba Ella. Bueno, ante los ojos de Ingela era igual, entre los Lanes, Ella era muy diferente e inconfundible. Ella era hermosa y sabia, cuidaba y protegía a Lane. -Bienvenidos al culto de la Colmena- dijo Ella -Han llegado en buen momento, nos preparamos para dar a luz a un nuevo miembro- dijo con elocuencia. Al parecer, este Lane sí era diferente a los demás.
Mientras Ingela estaba boquiabierta ante Ella, Bio tuvo una revelación, una epifanía: descubrió que aquello era un culto. Ingela sintió unas enormes ganas de golpear al sensual y descamisado vampiro que tuvo que contener y reprimir con fuerza. -¿En serio Bio? Mira, no me había dado cuenta, no dan la impresión de serlo- le respondió un poco tosca y con mucho, mucho sarcasmo. Pero él no la escuchó al parecer, porque una vocecilla al fondo gritó pidiendo ayuda.
Listo, ya no había más nada que hacer. Eso de la audacia no iba con Ingelita, ella necesitaba resultados y no estaba obteniendo nada por las buenas. Cerró los ojos y se concentró, enfocando todas las fuerzas, energías y ganas de salir de ahí hasta que por fin, ¡por fin! tuvo que aceptar que no podría invocar su forma de dragón. Dio un fuerte pisotón, furiosa, y soltó a Bio para ir donde Ella. -Mire señora, la felicito por el alumbramiento, pero yo quiero salir a la superficie, al afuera, al no aquí abajo, allá en donde no es aquí. ¿Me entiende? Y si no quiere que le queme su colmenita, pues me va a decir por dónde es el camino, ¿me sigue? Con todo respeto le digo, yo no quiero estar acá, mi amigo tampoco, así que me dice por las buenas o me dice por las malas, pero me dice. ¿Estamos claros?- exclamó enojadísima, con la cara y el cuello rojos.
Ella mantuvo la calma mientras los demás Lane estaban notablemente alterados. -Entiendo- dijo Ella tranquila -Que sea por las buenas- añadió -Les diré cómo salir de los túneles si me ayudan con algo- dijo intentando esbozar una sonrisa -Necesito que encuentren una cosa que he perdido- indicó, para desgracia de la dragona. -He perdido...- comenzó -He perdido mi...- siguió -No encuentro el...- continuó, desesperando a Ingela -Es que no encuentro... mi taparrabos favorito- dijo, finalmente.
Emocional y espiritualmente, Ingela se fue de espaldas. -¿Quieres que te encuentre tu taparrabos favorito?- preguntó anonadada, atónita ante la petición de Ella. -Sí, efectivamente- respondió Ella. -No sé dónde me lo ha dejado Lane, es el único taparrabos limpio de la Colmena, el estampado de florecitas. No se lo ha dejado ninguno, ya me he fijado. Encuéntralo y te llevaré a la salida.- aseguró Ella.
Ingela volteó a mirar a Bio -¿Has escuchado?- le preguntó, es que todavía no terminaba de comprender lo que Ella estaba pidiendo.
Ingela
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Re: La noche de los tristes fuegos [LIBRE][NOCHE][CERRADO]
No, claro que no- Dije confiado a la dragona mientras pensaba si realmente estábamos en alguna macabra ilusión de alguna mente retorcida y macabra con mucha y muy rara imaginación, o con un pésimo sentido del humor -Seguro que no- Insistí mientras negaba con la cabeza, continuamos hasta que Lane me sacó de mis pensamientos -Afuera persiguen a Lane, lo golpean y se burlan, afuera son malos- No pude evitar sentir un poco de pena ajena por aquellas criaturas extrañas y feas, porque sí que estaban bien feos, pero no era justificación para maltratarlos, si es que lo que decía era cierto.
De cualquier modo, avanzamos hasta donde Ella nos indicó que estaban por dar a luz a un nuevo miembro, me extrañó ver que no había ningún Lane embarazado, lo cual, de hecho, sería muy raro, igual que también era raro que Ingela dijera que no parecían un culto, sonaba exasperada así que muy prudentemente le seguí la corriente -Sí, realmente no dan la impresión de ser un culto, suerte que soy muy detallista y observador para darme cuenta a tiempo, ojalá aprendas algo de mí- Terminé para luego sorprenderme cuando la vi hablarle a Ella con tal rudeza y seriedad que me sorprendió.
Observé la escena con los ojos abiertos como platos y la boca ligeramente abierta ante tal dominio de la palabra, persuasión e intimidación, algo que me había dejado bastante impresionado por parte de la dragoncita que, a pesar de ser chiquitita, sí daba miedo. Algo que quedó en evidencia cuando Ella dijo que resolviéramos el asunto por las buenas, y solo sería necesario encontrarle su… ¿taparrabos?
Sí que sí- Respondí a la hermosa rubia mientras me frotaba la barba con los dedos pensando cómo encontrar el fulano taparrabos de florecitas -Casualmente una de mis habilidades más desarrolladas en la de detectar taparrabos- Dije con total seguridad como si aquello no fuera una completa locura -Ven, sígueme- Tomé de la mano a la joven rubia para llevarla conmigo a la dirección por donde habíamos escuchado el grito, aunque no era del todo raro y ya nos habían dejado claro que para cualquier cosa Lane grita.
Recorrimos un largo pasillo hasta llegar a una misteriosa sala en donde uno de los Lane reposaba semiacostado sobre una silla mientras otro le arrancaba una muela con unas pizas y la depositaba en un agujero en el piso al tiempo que susurraba que de ahí nacería otro Lane -No creo que sepan cómo funciona el mundo- Le dije a la dragona mientras miraba aquella muestra de ingenuidad con cierta ternura.
Aunque lo cierto es que teníamos una tarea y muy poco tiempo para cumplirla, así que lo mejor sería ponernos manos a la obra en buscar una salida, o un taparrabos, o la salida del taparrabos, lo que apareciera primero -Mira allá, en lo alto- Le señalé a la chica un pequeño trapito que ondeaba en lo alto de la habitación atascado en una especie de ventilación -No creo que pueda saltar tan alto- Le dije mientras pensaba en la manera de llegar -Si tan solo alguno de nosotros pudiera volar- Dije con picardía…
De cualquier modo, avanzamos hasta donde Ella nos indicó que estaban por dar a luz a un nuevo miembro, me extrañó ver que no había ningún Lane embarazado, lo cual, de hecho, sería muy raro, igual que también era raro que Ingela dijera que no parecían un culto, sonaba exasperada así que muy prudentemente le seguí la corriente -Sí, realmente no dan la impresión de ser un culto, suerte que soy muy detallista y observador para darme cuenta a tiempo, ojalá aprendas algo de mí- Terminé para luego sorprenderme cuando la vi hablarle a Ella con tal rudeza y seriedad que me sorprendió.
Observé la escena con los ojos abiertos como platos y la boca ligeramente abierta ante tal dominio de la palabra, persuasión e intimidación, algo que me había dejado bastante impresionado por parte de la dragoncita que, a pesar de ser chiquitita, sí daba miedo. Algo que quedó en evidencia cuando Ella dijo que resolviéramos el asunto por las buenas, y solo sería necesario encontrarle su… ¿taparrabos?
Sí que sí- Respondí a la hermosa rubia mientras me frotaba la barba con los dedos pensando cómo encontrar el fulano taparrabos de florecitas -Casualmente una de mis habilidades más desarrolladas en la de detectar taparrabos- Dije con total seguridad como si aquello no fuera una completa locura -Ven, sígueme- Tomé de la mano a la joven rubia para llevarla conmigo a la dirección por donde habíamos escuchado el grito, aunque no era del todo raro y ya nos habían dejado claro que para cualquier cosa Lane grita.
Recorrimos un largo pasillo hasta llegar a una misteriosa sala en donde uno de los Lane reposaba semiacostado sobre una silla mientras otro le arrancaba una muela con unas pizas y la depositaba en un agujero en el piso al tiempo que susurraba que de ahí nacería otro Lane -No creo que sepan cómo funciona el mundo- Le dije a la dragona mientras miraba aquella muestra de ingenuidad con cierta ternura.
Aunque lo cierto es que teníamos una tarea y muy poco tiempo para cumplirla, así que lo mejor sería ponernos manos a la obra en buscar una salida, o un taparrabos, o la salida del taparrabos, lo que apareciera primero -Mira allá, en lo alto- Le señalé a la chica un pequeño trapito que ondeaba en lo alto de la habitación atascado en una especie de ventilación -No creo que pueda saltar tan alto- Le dije mientras pensaba en la manera de llegar -Si tan solo alguno de nosotros pudiera volar- Dije con picardía…
Bio
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Re: La noche de los tristes fuegos [LIBRE][NOCHE][CERRADO]
Ingelita seguía con entusiasmo a Bio -¿En serio tienes habilidades especiales de detección de taparrabos? ¡Qué conveniente!- exclamó contenta, con una amplia sonrisa -¡Es maravilloso! ¡Saldremos de aquí!- se emocionó, mirando a Bio con los ojos llorosos. De verdad quería salir de allí, tenía muchas ganas de respirar el aire menos enrarecido de Lunargenta y luego salir de esa condenada ciudad con la velocidad de un rayo.
Al pasar corriendo por el pasillo, pudieron ver algunas habitaciones en las que estaban los Lane haciendo sus lanecosas. En una estaban cavando un agujero por el piso. En la siguiente, el agujero lo cavaban por el techo. Literalente, los Lanes estaban parados en el techo cavando, como si la habitación estuviera al revés. ¿O serían ellos los que estaban corriendo por el techo? Por la expresión confundida de los Lanes, era una posibilidad. En otra estaban haciendo una danza de cuadrilla muy bien coordinada. En otra, un Lane dentista arrancaba la muela al Lane paciente y, al dejarla en un huequito en el suelo, exclamaba que de allí nacería otro Lane. -Nop, no tienen idea de cómo funcionan las cosas- dijo, confirmando el comentario de Bio.
-Cierto... si alguno pudiera volar...- dijo la rubia mirando al techo con tristeza, sin sentirse aludida pero ni un poquito. Se rascaba el costado de la nariz, pensando cómo llegar al trapo -¿Y si me encaramo en tus hombros? ¡De pronto alcanzamos!- dijo y sin esperar a que él respondiera, se comenzó a subir sobre él. No sin dificultad, logró equilibrarse en los hombros del pobre Bio, quien no contento con todo lo que había pasado aquella noche y quedar sin camisa, ahora tenía que soportar el no poco peso de la dragona. Es que Ingela se veía toda larguirucha y flaca, pero, vamos, era una dragona. Ese cuerpo bonito y esbelto contenía un dragón, no era nada livianita.
Se estiró e intentó agarrar el trapo con la punta de los dedos, este estaba apenas enganchado de una esquinita en un clavo y era lo único que lo retenía de salir despedido por aquel ducto que parecía ventilación. Porque sí, los túneles parecían tener una suerte de sistema de ventilación hacia el exterior. -Ya... casi...- murmuraba la rubia, desenganchando el trapo, pero el grito de un Lane la sorprendió, desestabilizó y con eso, soltó el trapo que salió despedido, chupado por el ducto. -Adiós trapito- dijo, desconsolada.
-Bio... tenemos un problemita- avisó a su amigo, mirando hacia abajo.
Al pasar corriendo por el pasillo, pudieron ver algunas habitaciones en las que estaban los Lane haciendo sus lanecosas. En una estaban cavando un agujero por el piso. En la siguiente, el agujero lo cavaban por el techo. Literalente, los Lanes estaban parados en el techo cavando, como si la habitación estuviera al revés. ¿O serían ellos los que estaban corriendo por el techo? Por la expresión confundida de los Lanes, era una posibilidad. En otra estaban haciendo una danza de cuadrilla muy bien coordinada. En otra, un Lane dentista arrancaba la muela al Lane paciente y, al dejarla en un huequito en el suelo, exclamaba que de allí nacería otro Lane. -Nop, no tienen idea de cómo funcionan las cosas- dijo, confirmando el comentario de Bio.
-Cierto... si alguno pudiera volar...- dijo la rubia mirando al techo con tristeza, sin sentirse aludida pero ni un poquito. Se rascaba el costado de la nariz, pensando cómo llegar al trapo -¿Y si me encaramo en tus hombros? ¡De pronto alcanzamos!- dijo y sin esperar a que él respondiera, se comenzó a subir sobre él. No sin dificultad, logró equilibrarse en los hombros del pobre Bio, quien no contento con todo lo que había pasado aquella noche y quedar sin camisa, ahora tenía que soportar el no poco peso de la dragona. Es que Ingela se veía toda larguirucha y flaca, pero, vamos, era una dragona. Ese cuerpo bonito y esbelto contenía un dragón, no era nada livianita.
Se estiró e intentó agarrar el trapo con la punta de los dedos, este estaba apenas enganchado de una esquinita en un clavo y era lo único que lo retenía de salir despedido por aquel ducto que parecía ventilación. Porque sí, los túneles parecían tener una suerte de sistema de ventilación hacia el exterior. -Ya... casi...- murmuraba la rubia, desenganchando el trapo, pero el grito de un Lane la sorprendió, desestabilizó y con eso, soltó el trapo que salió despedido, chupado por el ducto. -Adiós trapito- dijo, desconsolada.
-Bio... tenemos un problemita- avisó a su amigo, mirando hacia abajo.
Ingela
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Re: La noche de los tristes fuegos [LIBRE][NOCHE][CERRADO]
Tu duda me ofende- Le respondí a la dragona mientras me acomodaba el cuello de la camisa, aunque ya no llevaba camisa -Me gradué con honores en el Hekshold donde hay toda una cátedra epistemológica acerca de la detección de taparrabos- Inventé con tal certeza que hasta me sentí orgulloso de mis inexistentes logros en la academia de brujos -Claro que saldremos, tú tranquila- Sonreí y le pellizqué una mejilla mientras avanzábamos por aquel lugar donde se veían cosas raras… muy muy raras…
Finalmente llegamos a donde parecía estar el fulano taparrabos, aunque la dragona no entendió la indirecta sobre su habilidad de vuelo y en su lugar eligió otra alternativa más arcáica -¿Encaraqué?- Apenas alcancé a decir cuando ya la chica se iba trepando como una ardilla sobre mis hombros -Oye, deja de comer tantos frijoles- Le dije por lo pesada que estaba y sin entender como una chica tan frágil podía pesar como un caballo, aunque al menos tenía la triste esperanza de que funcionara.
Me acerqué de prisa a la pared con la dragona trepada y la puse en dirección al codiciado objeto, poniéndome de puntitas cuando Ingela dijo que estaba cerca pero al final todo fue en vano -¿Cómo que adiós?- Dije sin poder mirar hacia arriba sin ser víctima de una severa tortículis -Creo que mi espalda ya tiene un problemita- Murmuré a modo de queja -¿qué pasó?- Le pregunté finalmente aunque tampoco es que hiciera mucha falta la respuesta.
¡Nooo!- Dije alarmado en un grito que fue seguido por los otros Lanes cercanos quienes comenzaron a imitarme gritando que no, aunque los último que se unían a los gritos seguramente ni siquiera sabían por qué gritaban y solo acompañaban a sus hermanos en el alboroto que se habían formado -No me digas, por favor no me digas- Murmuré a Ingela mientras me temía lo peor incluso antes de su respuesta.
Bueno, no importa, podemos usar esta situación, si esos ductos llevan al exterior, podemos decirle a los Lane que nos guíen y escapar- Dije en voz alta como si los Lane no pudieran entenderme -¿Hacía donde va eso?- Pregunté en general aunque en respuesta, todos los Lane señalaron en una dirección diferente -Esto va a estar difícil- Le dije a la dragona -Creo que la mayoría de ellos no sabe a donde va la ventilación, pero alguno de ellos sí lo sabe, el problema es saber a cuál dirección seguir.
Escudriñé con la vista a todos los Lane que seguían señalando hacia lugares diferentes con la mirada perdida -¿Tú qué opinas?- Pregunté a la rubia mientras le señalaba al grupo de Lane señalando todo y a la vez nada -¿Cuál dirá la verdad?- Pregunté intrigado y esperando que la dragona pudiera encontrar la respuesta.
Finalmente llegamos a donde parecía estar el fulano taparrabos, aunque la dragona no entendió la indirecta sobre su habilidad de vuelo y en su lugar eligió otra alternativa más arcáica -¿Encaraqué?- Apenas alcancé a decir cuando ya la chica se iba trepando como una ardilla sobre mis hombros -Oye, deja de comer tantos frijoles- Le dije por lo pesada que estaba y sin entender como una chica tan frágil podía pesar como un caballo, aunque al menos tenía la triste esperanza de que funcionara.
Me acerqué de prisa a la pared con la dragona trepada y la puse en dirección al codiciado objeto, poniéndome de puntitas cuando Ingela dijo que estaba cerca pero al final todo fue en vano -¿Cómo que adiós?- Dije sin poder mirar hacia arriba sin ser víctima de una severa tortículis -Creo que mi espalda ya tiene un problemita- Murmuré a modo de queja -¿qué pasó?- Le pregunté finalmente aunque tampoco es que hiciera mucha falta la respuesta.
¡Nooo!- Dije alarmado en un grito que fue seguido por los otros Lanes cercanos quienes comenzaron a imitarme gritando que no, aunque los último que se unían a los gritos seguramente ni siquiera sabían por qué gritaban y solo acompañaban a sus hermanos en el alboroto que se habían formado -No me digas, por favor no me digas- Murmuré a Ingela mientras me temía lo peor incluso antes de su respuesta.
Bueno, no importa, podemos usar esta situación, si esos ductos llevan al exterior, podemos decirle a los Lane que nos guíen y escapar- Dije en voz alta como si los Lane no pudieran entenderme -¿Hacía donde va eso?- Pregunté en general aunque en respuesta, todos los Lane señalaron en una dirección diferente -Esto va a estar difícil- Le dije a la dragona -Creo que la mayoría de ellos no sabe a donde va la ventilación, pero alguno de ellos sí lo sabe, el problema es saber a cuál dirección seguir.
Escudriñé con la vista a todos los Lane que seguían señalando hacia lugares diferentes con la mirada perdida -¿Tú qué opinas?- Pregunté a la rubia mientras le señalaba al grupo de Lane señalando todo y a la vez nada -¿Cuál dirá la verdad?- Pregunté intrigado y esperando que la dragona pudiera encontrar la respuesta.
Bio
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Re: La noche de los tristes fuegos [LIBRE][NOCHE][CERRADO]
Bio resultó ser una escalera dócil y muy voluntariosa. -No puedo, los frijoles me dan vida- murmuró la joven dragona que ahora se bajaba lentamente de los hombros del vampiro, con cara de circunstancias -¿Qué pasó? ¡Pues que el bendit... oh, vale... no te digo... pero igual tienes que saberlo, es que se me escurrió el trapo de entre los dedos...- explicó y guardó silencio al ver cómo se lamentaba el pobre hombre ante la terrible situación en la que se encontraban. De vuelta al suelo, la muchacha miraba al hombre con vergüenza -Lo siento, Bio, no fue mi intención- se disculpó, tapándose la cara para que no viera las lágrimas que se le escurrían de los ojos.
Pero su amigo no perdió las esperanzas y aquello lo vio como una oportunidad de salir de allí. Ingela se secó las lágrimas, sintiéndose más tranquila y le sonrió a Bio. La esperanza le duró poco, pues a la pregunta los Lane señalaron cada uno para el lado que mejor les pareció y se quedaron así, mirando el punto al que señalaban, estáticos, como letreros. -Opino que esto va a estar difícil- respondió -Y estoy segura que todos ellos dicen la verdad porque ninguno sabe dónde queda el exterior- añadió, mirándolo con desolación.
Pero tomando el ejemplo de Bio, Ingela decidió sacarle el mejor provecho a la situación -¡Llévenme con... Ella!- exigió -¡Tengo que decirle dónde está su taparrabos!- exclamó, dando un paso adelante y adquiriendo una pose estoica. -Ehhh... estoy aquí- dijo el Lane que estaba justo frente a ella. -¡Muy bien!- dijo sin cambiar su semblante -¡Tu taparrabos se me fue para el más allá!- explicó. Por alguna razón, Ingela asociaba el estoicismo con hablar gritado y con voz grave.
-¿Cómo que al más allá?- preguntó Ella confundide. -¡Se me fue por el ducto!- respondió Ingela. -¡Oh no!- exclamó Ella con angustia -Esos ductos terminan en el exterior...- se lamentó, agarrándose la cabeza y comenzando a gritar. En seguida, los demás Lanes dejaron de señalar, se agarraron la cabeza y comenzaron a gritar igual que Ella. Ingela tragó en seco pero no se inmutó -¡Ella!- exclamó fuerte. Miró a Bio y luego de nuevo a Ella, cambiando el peso de una pierna a otra -¡No te debes lamentar! ¡Esta es tu oportunidad! ¡Tienes que salir al allá afuera y recuperar tu taparrabos!- dijo la dragona en el tono más convincente que tenía -En el no aquí abajo hay cientos, no... ¡MILES! de taparrabos esperando por que vayas y los conquistes. Debes salir con tu colmena, Ella, ¡el mundo de los taparrabos te espera!- finalizó emocionada, alzando un puño al aire.
Ella, fascinade, comenzó a aplaudir. Los Lanes imitaron a su líder y una ovación surgió. Los Lanes se emocionaron -¡Sí! ¡Sí!- gritaba Ella -¡Hay que salir! ¡Hay que conquistar los taparrabos!- repetía con vigor, cegade por su ambición de acumular taparrabos -¡Guíanos, Ella! ¡Guía a tu colmena al fuera de los túneles! ¡Lleva a tu pueblo hacia los taparrabos infinitos!- incitaba Ingela.
Ella comenzó a correr, gritando. Los Lanes, por supuesto comenzaron a gritar y correr tras Ella. Ingela agarró a Bio de la mano y lo jaló, arrancando a correr también, siguiendo la horda de Lanes.
Pero su amigo no perdió las esperanzas y aquello lo vio como una oportunidad de salir de allí. Ingela se secó las lágrimas, sintiéndose más tranquila y le sonrió a Bio. La esperanza le duró poco, pues a la pregunta los Lane señalaron cada uno para el lado que mejor les pareció y se quedaron así, mirando el punto al que señalaban, estáticos, como letreros. -Opino que esto va a estar difícil- respondió -Y estoy segura que todos ellos dicen la verdad porque ninguno sabe dónde queda el exterior- añadió, mirándolo con desolación.
Pero tomando el ejemplo de Bio, Ingela decidió sacarle el mejor provecho a la situación -¡Llévenme con... Ella!- exigió -¡Tengo que decirle dónde está su taparrabos!- exclamó, dando un paso adelante y adquiriendo una pose estoica. -Ehhh... estoy aquí- dijo el Lane que estaba justo frente a ella. -¡Muy bien!- dijo sin cambiar su semblante -¡Tu taparrabos se me fue para el más allá!- explicó. Por alguna razón, Ingela asociaba el estoicismo con hablar gritado y con voz grave.
-¿Cómo que al más allá?- preguntó Ella confundide. -¡Se me fue por el ducto!- respondió Ingela. -¡Oh no!- exclamó Ella con angustia -Esos ductos terminan en el exterior...- se lamentó, agarrándose la cabeza y comenzando a gritar. En seguida, los demás Lanes dejaron de señalar, se agarraron la cabeza y comenzaron a gritar igual que Ella. Ingela tragó en seco pero no se inmutó -¡Ella!- exclamó fuerte. Miró a Bio y luego de nuevo a Ella, cambiando el peso de una pierna a otra -¡No te debes lamentar! ¡Esta es tu oportunidad! ¡Tienes que salir al allá afuera y recuperar tu taparrabos!- dijo la dragona en el tono más convincente que tenía -En el no aquí abajo hay cientos, no... ¡MILES! de taparrabos esperando por que vayas y los conquistes. Debes salir con tu colmena, Ella, ¡el mundo de los taparrabos te espera!- finalizó emocionada, alzando un puño al aire.
Ella, fascinade, comenzó a aplaudir. Los Lanes imitaron a su líder y una ovación surgió. Los Lanes se emocionaron -¡Sí! ¡Sí!- gritaba Ella -¡Hay que salir! ¡Hay que conquistar los taparrabos!- repetía con vigor, cegade por su ambición de acumular taparrabos -¡Guíanos, Ella! ¡Guía a tu colmena al fuera de los túneles! ¡Lleva a tu pueblo hacia los taparrabos infinitos!- incitaba Ingela.
Ella comenzó a correr, gritando. Los Lanes, por supuesto comenzaron a gritar y correr tras Ella. Ingela agarró a Bio de la mano y lo jaló, arrancando a correr también, siguiendo la horda de Lanes.
Ingela
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Re: La noche de los tristes fuegos [LIBRE][NOCHE][CERRADO]
Al momento en que la rubia se trepó sobre mis hombros ya no sabía si era una dragona o alguna lagartija trepamuros, y aunque la alegría en mi rostro era muy grande y las expectativas eran altas, pero todo se derrumbó, dentro de mí, dentro de mí. La cara de tragedia de la adorable rubia no daba a pensar nada bueno, volví la mirada hacia arriba para tratar de ver en qué había terminado el asunto y en efecto, que el fulano taparrabos no estuviera colgando ni en manos de la dragona, no era buena señal.
Esto sumado al terrible problema de percepción espacial de los Lane que señalaban en todas direcciones indicando la salida, parecían poner todo de mal a peor, afortunadamente la misma chica se encargó de comentarle a la líder de los Lane, la amarga noticia de la pérdida de su taparrabos, aunque al mismo tiempo se encargó también de darles a todos un emotivo y convincente discurso motivacional como ningún otro, a tal punto que hasta yo quería salir al exterior a buscar mi taparrabos aunque no tenía uno.
Y en efecto, Ella salió disparada y motivada perseguida por una horda de Lanes, una dragona y un vampiro. Corrió con la certeza de quien conocer perfectamente los intrincados y laberinticos pasillos que nos rodeaban, pero una y otra vez se encontró detenida, pensando si era realmente el camino correcto, para luego salir corriendo en otra dirección con la misma certeza de quien conocer perfectamente los intrincados y laberinticos pasillos que nos rodeaban.
Yo creo que tampoco sabe por dónde es el camino- Le susurré a la dragona que me llevaba de la mano casi a rastras de un lugar a otro hasta que finalmente sucedió el milagro, llegamos a una puerta de madera desde donde se podían escuchar gritos y caos -No creo que sea buena idea que ellos salgan ahí, no creo que logren sobrevivir- Afortunadamente parecían no tener idea de cómo abrir una puerta, pues comenzaron a gritar como hacían con otras puertas de su recinto, obviamente sin éxito.
Creo que habrá que ayudarles, dije señalando la puerta, y con ayudarles me refería a que Ingela en su forma de dragón les abriera una salida, pero para nuestra suerte, un Lane salvaje pasó corriendo entre todos y se estrelló contra la puerta sacudiéndola pero rebotando hacia atrás como una pelota -Bueno, al menos lo intentó- Dije resignado -Como te decía, creo que tendremos que...- Si algo resultaba llamativo en los Lane era su mente de colmena, pues al cabo de unos instantes todos los otros comenzaron a correr para estrellarse contra la puerta.
Ya no sé ni qué pensar estos tipos- Dije con un tic en el ojo mientras los veía rebotar contra la puerta una y otra vez, siempre con el mismo resultado, rebotaban hacia atrás y rodaban por el piso pero nunca perdieron la fe y siguieron intentando con vehemencia, con determinación, llenos de optimismo, de alegría, de ganas, de ímpetu, hasta que finalmente uno de ellos descubrió que la puerta se abría hacia adentro, así que la haló sin esfuerzo y se abrió de par en par mostrando la salida al terrible mundo exterior.
Esto sumado al terrible problema de percepción espacial de los Lane que señalaban en todas direcciones indicando la salida, parecían poner todo de mal a peor, afortunadamente la misma chica se encargó de comentarle a la líder de los Lane, la amarga noticia de la pérdida de su taparrabos, aunque al mismo tiempo se encargó también de darles a todos un emotivo y convincente discurso motivacional como ningún otro, a tal punto que hasta yo quería salir al exterior a buscar mi taparrabos aunque no tenía uno.
Y en efecto, Ella salió disparada y motivada perseguida por una horda de Lanes, una dragona y un vampiro. Corrió con la certeza de quien conocer perfectamente los intrincados y laberinticos pasillos que nos rodeaban, pero una y otra vez se encontró detenida, pensando si era realmente el camino correcto, para luego salir corriendo en otra dirección con la misma certeza de quien conocer perfectamente los intrincados y laberinticos pasillos que nos rodeaban.
Yo creo que tampoco sabe por dónde es el camino- Le susurré a la dragona que me llevaba de la mano casi a rastras de un lugar a otro hasta que finalmente sucedió el milagro, llegamos a una puerta de madera desde donde se podían escuchar gritos y caos -No creo que sea buena idea que ellos salgan ahí, no creo que logren sobrevivir- Afortunadamente parecían no tener idea de cómo abrir una puerta, pues comenzaron a gritar como hacían con otras puertas de su recinto, obviamente sin éxito.
Creo que habrá que ayudarles, dije señalando la puerta, y con ayudarles me refería a que Ingela en su forma de dragón les abriera una salida, pero para nuestra suerte, un Lane salvaje pasó corriendo entre todos y se estrelló contra la puerta sacudiéndola pero rebotando hacia atrás como una pelota -Bueno, al menos lo intentó- Dije resignado -Como te decía, creo que tendremos que...- Si algo resultaba llamativo en los Lane era su mente de colmena, pues al cabo de unos instantes todos los otros comenzaron a correr para estrellarse contra la puerta.
Ya no sé ni qué pensar estos tipos- Dije con un tic en el ojo mientras los veía rebotar contra la puerta una y otra vez, siempre con el mismo resultado, rebotaban hacia atrás y rodaban por el piso pero nunca perdieron la fe y siguieron intentando con vehemencia, con determinación, llenos de optimismo, de alegría, de ganas, de ímpetu, hasta que finalmente uno de ellos descubrió que la puerta se abría hacia adentro, así que la haló sin esfuerzo y se abrió de par en par mostrando la salida al terrible mundo exterior.
Bio
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Re: La noche de los tristes fuegos [LIBRE][NOCHE][CERRADO]
El discurso de la joven dragona surtió efecto. La reacción de Ella era justamente la que Ingela había esperado y, como quien lidera una horda a la batalla, Ella guiaba a sus Lanes por los túneles. Ingela corría también, gritando junto a los Lanes, inspirada por su valentía. En realidad, tanta emoción que se sentía en el ambiente contagió a la dragona que por un momento sintió muchas ganas de salir a buscar su propio taparrabos.
Claramente, Ella no conocía tan bien los túneles en los que vivía. Ingela notó que varias veces pasaron por el mismo lugar y que Ella a menudo se detenía y miraba a todos lados antes de elegir una dirección hacia dónde correr. Pero no la culpaba, todas las esquinas y cruces lucían iguales. -Ya me di cuenta- respondió a Bio -Tú solo corre- añadió mirándolo con rabiecita. Aquella parecía ser la mejor oportunidad que habían tenido en toda la noche de recuperar su libertad y al final, la joven dragona tenía razón.
Llegaron ante una puerta grandota, se veía pesada y como si no hubiese sido abierta en muchísimo tiempo. Lo que fuera que estuviese pasando del otro lado era tan ruidoso que podían escucharlo así que sí, era muy probable que fuese la salida al exterior. Ingela se detuvo y respiró hondo, mirando la puerta. Luego miró a Bio y le sonrió con alegría e ilusión. Se dispuso a abrir la puerta cuando los gritos de los Lanes la asustaron. Y luego comenzaron a correr hacia ella, estrellándose contra la dura madera sin siquiera hacerle una muesca. -No... creo que no saben cómo funciona nada en realidad- fue el resultado del análisis de la dragona tras escuchar a Bio y observar por un rato la conducta de los Lanes. Ella quería impedir que siguieran lastimándose, pero había algo hipnótico y cautivador en verlos estamparse de cara al portón.
Afortunadamente para las cabezas golpeadas de los Lane, uno de ellos decidió experimentar y probó con la cerradura. Empujó y no pasó nada, así que jaló y la puerta se movió un poco. Ingela dio un respingo de emoción y contuvo el impulso de salir corriendo solo por la idea que Bio plantó en su cabeza -No sé... no sé si sea buena idea dejarlos salir- confesó, mirando al vampiro con algo de angustia. Torció la boca y miró a Ella quien estaba estática, mirando fijo la puerta.
Claramente, Ella no conocía tan bien los túneles en los que vivía. Ingela notó que varias veces pasaron por el mismo lugar y que Ella a menudo se detenía y miraba a todos lados antes de elegir una dirección hacia dónde correr. Pero no la culpaba, todas las esquinas y cruces lucían iguales. -Ya me di cuenta- respondió a Bio -Tú solo corre- añadió mirándolo con rabiecita. Aquella parecía ser la mejor oportunidad que habían tenido en toda la noche de recuperar su libertad y al final, la joven dragona tenía razón.
Llegaron ante una puerta grandota, se veía pesada y como si no hubiese sido abierta en muchísimo tiempo. Lo que fuera que estuviese pasando del otro lado era tan ruidoso que podían escucharlo así que sí, era muy probable que fuese la salida al exterior. Ingela se detuvo y respiró hondo, mirando la puerta. Luego miró a Bio y le sonrió con alegría e ilusión. Se dispuso a abrir la puerta cuando los gritos de los Lanes la asustaron. Y luego comenzaron a correr hacia ella, estrellándose contra la dura madera sin siquiera hacerle una muesca. -No... creo que no saben cómo funciona nada en realidad- fue el resultado del análisis de la dragona tras escuchar a Bio y observar por un rato la conducta de los Lanes. Ella quería impedir que siguieran lastimándose, pero había algo hipnótico y cautivador en verlos estamparse de cara al portón.
Afortunadamente para las cabezas golpeadas de los Lane, uno de ellos decidió experimentar y probó con la cerradura. Empujó y no pasó nada, así que jaló y la puerta se movió un poco. Ingela dio un respingo de emoción y contuvo el impulso de salir corriendo solo por la idea que Bio plantó en su cabeza -No sé... no sé si sea buena idea dejarlos salir- confesó, mirando al vampiro con algo de angustia. Torció la boca y miró a Ella quien estaba estática, mirando fijo la puerta.
Ingela
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Re: La noche de los tristes fuegos [LIBRE][NOCHE][CERRADO]
La joven y adorable rubia casi me arranca el brazo en su frenética invitación a correr junto a los Lane que parecían erráticos y confundidos, aparentemente sin la más mínima idea de a dónde ir, pero finalmente lograron dar con la que parecía ser una puerta de salida, una pesada puerta que los detenía estrepitosamente en todos sus intentos. Aunque las primeras veces había resultado inquietante y trágicamente gracioso, a medida que continuaban sus intentos aquello se transformaba en algo bastante triste -Creo que ni aquí adentro están realmente a salvo- Dije antes que alguno de ellos usara la cabeza en lugar de la fuerza y abriera la puerta halando en lugar de empujarla.
Ooohhh- Repitieron maravillados todos los Lanes al mismo tiempo -Debemos ser cuidadosos y hacerlos salir de una manera que no vayan a lastimarse- Dije en tono solemne antes de gritarles -¡Allá está el taparrabos!- No había nada en la dirección que les señalé, o al menos, no un taparrabos, pero eso no impidió que corrieras como pollos sin cabeza, tropezando unos con otros y pasando por encima de los que se caían al suelo.
Vamos, los usaremos como distracción para llegar al puerto y salir de Lunargenta- Le sugerí a la dragona siendo esta vez yo, quien halara su mano para correr detrás de la horda de Lanes aunque manteniendo cierta distancia. Cada cierto tiempo, uno de ellos señalaba cualquier cosa que le parecía llamativa y corría tras ella, llevándose detrás una pequeña parte del grupo, en consecuencia, nuestro escudo humano era cada vez más reducido, aunque sin dejar de ser efectivo.
Las llamas seguían adornando la ciudad que rebosaba de caos y anarquía, pero nuestra salida estaba cada vez más cerca, y era nuestra, porque aunque la joven dragona había pregonado un destino diferente, yo no pensaba dejarla sumida en el aparatoso escenario de la ciudad de los humanos, me la llevaría conmigo para ponerla a salvo, quisiera o no.
La ya reducida orda de Lanes llegó al puerto, donde vieron el mar quizá por primera vez en sus vidas, y corrieron hacia él como si pudieran caminar sobre el agua, obviamente no podían y terminaron hundiéndose sin remedio ni esperanza -Ves, te dije que estarían a salvo, son muy listos, seguro solo se esconderán ahí un rato- Le dije a la dragona con una sonrisa nerviosa mientras me acercaba para ver algunos cuerpos chapaleando agua y otros ya con tonos entre azul y morado -Que están bien, dice- Le dije a la joven rubia, haciendo que una voz fantasma saliera de la dirección de los cadáveres flotantes -Estamos bien, estamos vivos, esta voz no es un truco del vampiro- Y claro, no era mi mejor mentira pero por ahora tendría que bastar..
[1] Habilidad de nivel 1: El que acecha en el umbral Ooohhh- Repitieron maravillados todos los Lanes al mismo tiempo -Debemos ser cuidadosos y hacerlos salir de una manera que no vayan a lastimarse- Dije en tono solemne antes de gritarles -¡Allá está el taparrabos!- No había nada en la dirección que les señalé, o al menos, no un taparrabos, pero eso no impidió que corrieras como pollos sin cabeza, tropezando unos con otros y pasando por encima de los que se caían al suelo.
Vamos, los usaremos como distracción para llegar al puerto y salir de Lunargenta- Le sugerí a la dragona siendo esta vez yo, quien halara su mano para correr detrás de la horda de Lanes aunque manteniendo cierta distancia. Cada cierto tiempo, uno de ellos señalaba cualquier cosa que le parecía llamativa y corría tras ella, llevándose detrás una pequeña parte del grupo, en consecuencia, nuestro escudo humano era cada vez más reducido, aunque sin dejar de ser efectivo.
Las llamas seguían adornando la ciudad que rebosaba de caos y anarquía, pero nuestra salida estaba cada vez más cerca, y era nuestra, porque aunque la joven dragona había pregonado un destino diferente, yo no pensaba dejarla sumida en el aparatoso escenario de la ciudad de los humanos, me la llevaría conmigo para ponerla a salvo, quisiera o no.
La ya reducida orda de Lanes llegó al puerto, donde vieron el mar quizá por primera vez en sus vidas, y corrieron hacia él como si pudieran caminar sobre el agua, obviamente no podían y terminaron hundiéndose sin remedio ni esperanza -Ves, te dije que estarían a salvo, son muy listos, seguro solo se esconderán ahí un rato- Le dije a la dragona con una sonrisa nerviosa mientras me acercaba para ver algunos cuerpos chapaleando agua y otros ya con tonos entre azul y morado -Que están bien, dice- Le dije a la joven rubia, haciendo que una voz fantasma saliera de la dirección de los cadáveres flotantes -Estamos bien, estamos vivos, esta voz no es un truco del vampiro- Y claro, no era mi mejor mentira pero por ahora tendría que bastar..
Bio
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Re: La noche de los tristes fuegos [LIBRE][NOCHE][CERRADO]
No habría peor noche para que un clan completo de seres subterráneos llegar a la superficie. Al abrirse la puerta, el escenario frente a ellos presentaba su escena en cámara lenta; bolas de fuego volaban por los aires, estallidos a la distancia, gente corriendo de un lado a otro, locales saqueados, edificios en llamas. Caos y anarquía reinaban Lunargenta aquella noche. Ante aquella escena, unos cuantos Lanes negaron con la cabeza, dieron media vuelta y pusieron pies en polvorosa de vuelta a su colmena. Que cayera una pierna en llamas a los pies de ellos había sido un gran "nope" para ellos y decidieron que no querían taparrabos nuevos.
Ante aquello, Ingela había quedado tan pasmada y deslumbrada como los Lanes. Le costó un poco absorberlo que estaba viendo. Aquel estado de ensoñación no se le quitó sino hasta pasadas un par de cuadras por las que Bio la había jalado en una carrera despavorida. Ambos iban en el centro de la gran horda de Lanes que corría sin rumbo fijo, pero en cada esquina, un pequeño grupo se desligaba del más grande, reduciendo el grupo al rededor de ellos a unos cuantos que, para cuando llegaron al puerto, seguían a Bio e Ingela.
Ellos aminoraron el paso hasta detenerse, pero los Lanes, que veían el mar por primera vez, siguieron corriendo hacia el agua, cayendo sin remedio para ahogarse en aquel líquido que ellos no conocían. -¡Bio! ¡Pero se van a morir!- exclamó ella soltando la mano del vampiro y comenzando a quitarse los zapatos. Lo miraba angustiada, saltando en una pierna mientras sacaba la bota del otro pie. -No están bien, míralos cómo se hunden- señaló ella y, habiendo dejado su calzado a resguardo, saltó al helada agua del puerto de Lunargenta.
Nadó hasta alcanzar a un Lane -Esto no lo pensé bien- se dijo mientras intentaba agarrar un Lane que se sacudía y pataleaba. Par de manotazos se llevó en la cara y más de una vez, la desesperación del Lane hizo que ambos se hundieran. Tuvo que soltarlo, pues en su intento de salvarlo, él podía ahogarla. -¡Bio!- llamó -¡A mí sola no me va a cundir!- avisó -¡AYÚDAME!- pidió a gritos.
Ante aquello, Ingela había quedado tan pasmada y deslumbrada como los Lanes. Le costó un poco absorberlo que estaba viendo. Aquel estado de ensoñación no se le quitó sino hasta pasadas un par de cuadras por las que Bio la había jalado en una carrera despavorida. Ambos iban en el centro de la gran horda de Lanes que corría sin rumbo fijo, pero en cada esquina, un pequeño grupo se desligaba del más grande, reduciendo el grupo al rededor de ellos a unos cuantos que, para cuando llegaron al puerto, seguían a Bio e Ingela.
Ellos aminoraron el paso hasta detenerse, pero los Lanes, que veían el mar por primera vez, siguieron corriendo hacia el agua, cayendo sin remedio para ahogarse en aquel líquido que ellos no conocían. -¡Bio! ¡Pero se van a morir!- exclamó ella soltando la mano del vampiro y comenzando a quitarse los zapatos. Lo miraba angustiada, saltando en una pierna mientras sacaba la bota del otro pie. -No están bien, míralos cómo se hunden- señaló ella y, habiendo dejado su calzado a resguardo, saltó al helada agua del puerto de Lunargenta.
Nadó hasta alcanzar a un Lane -Esto no lo pensé bien- se dijo mientras intentaba agarrar un Lane que se sacudía y pataleaba. Par de manotazos se llevó en la cara y más de una vez, la desesperación del Lane hizo que ambos se hundieran. Tuvo que soltarlo, pues en su intento de salvarlo, él podía ahogarla. -¡Bio!- llamó -¡A mí sola no me va a cundir!- avisó -¡AYÚDAME!- pidió a gritos.
Ingela
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Re: La noche de los tristes fuegos [LIBRE][NOCHE][CERRADO]
Finalmente parecían llegar a un lugar seguro, o al menos medianamente seguro, solo teníamos que subir a un barco, conseguir algo de ropa, navegar hasta cualquier lugar donde no quisieran matarnos y ser libres al fin de toda esta locura, de alguna manera sentía que esta noche había durado años, pero tal vez solo fuera mi imaginación, de cualquier modo, lo importante era que por fin parecía estar muy cerca de terminar.
Antes que pudiera reaccionar para atraparla, la joven dragona entró en alerta ante el inminente suicidio colectivo de los Lanes y corrió para saltar al agua a salvar a los sujetos que habían saltado, a todos ellos, ella sola -Genial, simplemente genial- Dije de mala gana al ver su reacción tan desesperada y poco planificada reacción -Dame un segundo- Dije mientras me acercaba al borde del puerto para calcular distancias y lanzarme con los pies hacia abajo en un lugar donde al menos parecía no haber nadie.
El agua estaba realmente fría, se me crisparon todos los vellos del cuerpo y ni siquiera tenía claro lo que significaba “crispar”, lo cierto es que el frío era desesperando, agité las piernas para mantenerme en movimiento y acercarme a los Lanes que ciertamente no estaban colaborando en absoluto, estaba claro que no podríamos salvarlos a todos, no siendo solo dos, a menos que…
Muy bien chicos, en este momento se van a calmar, van a tomar aire, a relajarse y a mover sus piernas nuevamente para flotar… Luego, moverán los brazos como si apartaran el agua para acercarse a la orilla- [1] Aquello parecería una simple instrucción, un consejo de supervivencia, pero era mucho más que eso, las palabras iban cargadas con magia para hacer que los Lanes interpretaran mis órdenes como sus propios deseos.
Los extraños hombrecitos se quedaron un rato en trance, confundidos y desorientados, pero luego reaccionaron tal como les había indicado, se relajaron y comenzaron a flotar, para luego comenzar a moverse hacia la orilla, donde alzaron las manos para alcanzar los bordes -Ya está, están saliendo del agua- Le dije a la rubia mientras me acercaba yo también al borde -¿Ahora a donde planeas enviarlos? Son demasiado ingenuos para el exterior, pero ya no pueden volver a su encierro- Cuestioné con curiosidad, y es que yo no tenía idea de qué hacer con ellos.
Hacia la ciudad se escuchaban aún los gritos, explosiones, sonidos de batallas y pánico, y al otro lado, algunos barcos amarrados al puerto, algunos parecían estar clamando ser liberados para alejarse de esa locura de ciudad -¿A dónde habrán ido los otros?- Pregunté con sincera curiosidad, y es que no se me ocurría un escenario en donde los Lanes que se habían separado en pequeños grupos, estuvieran seguros y a salvo, pero al menos esperaba que hubieran encontrado el fulano taparrabos.
[1] Habilidad de Nivel 4: El demonio de la perversidad Antes que pudiera reaccionar para atraparla, la joven dragona entró en alerta ante el inminente suicidio colectivo de los Lanes y corrió para saltar al agua a salvar a los sujetos que habían saltado, a todos ellos, ella sola -Genial, simplemente genial- Dije de mala gana al ver su reacción tan desesperada y poco planificada reacción -Dame un segundo- Dije mientras me acercaba al borde del puerto para calcular distancias y lanzarme con los pies hacia abajo en un lugar donde al menos parecía no haber nadie.
El agua estaba realmente fría, se me crisparon todos los vellos del cuerpo y ni siquiera tenía claro lo que significaba “crispar”, lo cierto es que el frío era desesperando, agité las piernas para mantenerme en movimiento y acercarme a los Lanes que ciertamente no estaban colaborando en absoluto, estaba claro que no podríamos salvarlos a todos, no siendo solo dos, a menos que…
Muy bien chicos, en este momento se van a calmar, van a tomar aire, a relajarse y a mover sus piernas nuevamente para flotar… Luego, moverán los brazos como si apartaran el agua para acercarse a la orilla- [1] Aquello parecería una simple instrucción, un consejo de supervivencia, pero era mucho más que eso, las palabras iban cargadas con magia para hacer que los Lanes interpretaran mis órdenes como sus propios deseos.
Los extraños hombrecitos se quedaron un rato en trance, confundidos y desorientados, pero luego reaccionaron tal como les había indicado, se relajaron y comenzaron a flotar, para luego comenzar a moverse hacia la orilla, donde alzaron las manos para alcanzar los bordes -Ya está, están saliendo del agua- Le dije a la rubia mientras me acercaba yo también al borde -¿Ahora a donde planeas enviarlos? Son demasiado ingenuos para el exterior, pero ya no pueden volver a su encierro- Cuestioné con curiosidad, y es que yo no tenía idea de qué hacer con ellos.
Hacia la ciudad se escuchaban aún los gritos, explosiones, sonidos de batallas y pánico, y al otro lado, algunos barcos amarrados al puerto, algunos parecían estar clamando ser liberados para alejarse de esa locura de ciudad -¿A dónde habrán ido los otros?- Pregunté con sincera curiosidad, y es que no se me ocurría un escenario en donde los Lanes que se habían separado en pequeños grupos, estuvieran seguros y a salvo, pero al menos esperaba que hubieran encontrado el fulano taparrabos.
Bio
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Re: La noche de los tristes fuegos [LIBRE][NOCHE][CERRADO]
Al escuchar las palabras de Bio, los Lanes se quedaron quietos, procesando las indicaciones que él les dio. O bien, eso pensó ella, quien sintió un impulso irrefrenable de obedecerlo. Todos, ella incluida, obedecieron y nadaron sincronizados hacia la escalinata del muelle. Cuando se dio cuenta que iba en medio, nadando con los Lanes, Ingela sacudió la cabeza para salir del trance -¡Ajá! ¡Magia de vampiros!- exclamó sonriendo -Bien pensado, Bio- lo felicitó y nadó hacia él.
Moviendo las piernas para mantenerse a flote junto a él, observó hasta que todos los hombrecitos extraños estuvieron a salvo -Creo que nosotros también debemos salir del agua- comentó un poco preocupada -Si nos quedamos acá, nos podemos congelar... o peor... me puede salir cola de pescado- dijo casual, como si eso fuese lo más normal del mundo.
Lo siguió fuera del agua y cualquiera diría que estaría congelándose, pero no, al contrario, salía vapor de ella[1]. Una característica de la joven dragona era que podía elevar su temperatura corporal a su voluntad. Ella no sufriría con estar mojada, pero el vampiro sí, de hecho, creyó verle los labios morados. Mientras él se preocupaba del destino de los Lanes, ella buscaba un trapo lo suficientemente grande como para cubrirlos a ambos. Afortunadamente, doblada junto a un barril, había una manta que algún descuidado olvidó.
Consciente de la ventaja que su particularidad le daba, tuvo que sobreponerse al pudor -Bio, cierra los ojos- le pidió y se sacó la camisa y el sostén que destilaban agua, desnudando su torso. Mientras se cubría ella misma y a Bio, abrazó al hombre para compartirle de su calor corporal. -No sé qué hacer con los Lanes, Bio... creo que son nuestra responsabilidad- respondió. -Tampoco creo que los demás sobrevivan, pero estos que quedan son nuestros ahora- añadió, mirando al suelo con vergüenza de lo que él estaría sintiendo en aquel momento.
Tal vez la cercanía, la desnudez, lo íntimo de aquel momento, perturbaron a Ingela, nublaron su mente y capacidad de sentido común. Fuese lo que fuera, algo la impulsó inconteniblemente a darle un dulce beso en la mejilla al vampiro. -Gracias, Bio- agradeció y se quedó quietecita.
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Uso de habilidades
[1]Nivel 2.- Sich Erwaermen [Mágica, 2 usos]
Moviendo las piernas para mantenerse a flote junto a él, observó hasta que todos los hombrecitos extraños estuvieron a salvo -Creo que nosotros también debemos salir del agua- comentó un poco preocupada -Si nos quedamos acá, nos podemos congelar... o peor... me puede salir cola de pescado- dijo casual, como si eso fuese lo más normal del mundo.
Lo siguió fuera del agua y cualquiera diría que estaría congelándose, pero no, al contrario, salía vapor de ella[1]. Una característica de la joven dragona era que podía elevar su temperatura corporal a su voluntad. Ella no sufriría con estar mojada, pero el vampiro sí, de hecho, creyó verle los labios morados. Mientras él se preocupaba del destino de los Lanes, ella buscaba un trapo lo suficientemente grande como para cubrirlos a ambos. Afortunadamente, doblada junto a un barril, había una manta que algún descuidado olvidó.
Consciente de la ventaja que su particularidad le daba, tuvo que sobreponerse al pudor -Bio, cierra los ojos- le pidió y se sacó la camisa y el sostén que destilaban agua, desnudando su torso. Mientras se cubría ella misma y a Bio, abrazó al hombre para compartirle de su calor corporal. -No sé qué hacer con los Lanes, Bio... creo que son nuestra responsabilidad- respondió. -Tampoco creo que los demás sobrevivan, pero estos que quedan son nuestros ahora- añadió, mirando al suelo con vergüenza de lo que él estaría sintiendo en aquel momento.
Tal vez la cercanía, la desnudez, lo íntimo de aquel momento, perturbaron a Ingela, nublaron su mente y capacidad de sentido común. Fuese lo que fuera, algo la impulsó inconteniblemente a darle un dulce beso en la mejilla al vampiro. -Gracias, Bio- agradeció y se quedó quietecita.
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22
Uso de habilidades
[1]Nivel 2.- Sich Erwaermen [Mágica, 2 usos]
Ingela
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Re: La noche de los tristes fuegos [LIBRE][NOCHE][CERRADO]
Mis palabras fueron regadas en la mente de los Lanes cual semillas de obediencia y al cabo de unos instantes, sus mentes primitivas ya estaban encaminadas hacia la orilla del muelle y subían dócilmente salvándose de morir ahogados para seguramente morir quemados o ser capturados y vendidos como trabajadores no remunerados a algún adinerado insensible, pero eso ya no tendría que ver conmigo, por mi parte, estaba más preocupado en fingir que no me estaba congelando.
Estoy bien, no te preocupes, soy bien rudo- Le dije a la joven rubia mientras tiritaba de frío, con los labios morados, la cara más pálida y sin poder mover los dedos -Creo que ahora extraño mi camisa- Dije a modo de chiste mientras me quedaba engarrotado abrazándome a mí mismo hasta que la chica decidió que estuviéramos en igualdad de condiciones y se deshizo de su ropa -Hey, cálmate, al menos regálame flores- Dije a modo de broma mientras me tapaba los ojos con una mano, dejando pequeñas aberturas entre los dedos.
Respiré profundo al escuchar sus palabras -Podemos llevarlos de nuevo a su guarida- Dije mientras sentía el delicado roce de sus tiernos y suaves pez… ay perdón, tema equivocado… el punto es que llevar a los Lanes de nuevo a su pequeño paraíso secreto parecía ser la mejor opción para mantenerlos a salvo -Creo que estaban a salvo en su mundo, tal vez puedan salir al mundo exterior, pero no en un momento con tanto caos- Intenté explicar mi argumento.
O podemos tomar “un barco prestado”- dije haciendo gesto de comillas con las manos en aquella última palabra -Y llevarlos a alguna isla desierta en medio de la nada, donde nadie pueda aprovecharse de ellos- Y claro, decirlo era fácil, pero hacerlo era otra historia, pues no tenía idea de dónde encontrar una isla con esas características, y tenía más probabilidades de perderme con ellos y naufragar, que de llevarlos a un lugar seguro.
Otra opción que no pensaba mencionar ni de lejos, era dejar que Arygos se los comiera, cosa que los libraría de cualquier posible sufrimiento en la vida, pero no, de alguna manera, aunque ambas chicas fueran dragonas, la joven y adorable rubia tenía un comportamiento muy diferente al de mi joven e ingenua compañera peliblanca.
Estoy bien, no te preocupes, soy bien rudo- Le dije a la joven rubia mientras tiritaba de frío, con los labios morados, la cara más pálida y sin poder mover los dedos -Creo que ahora extraño mi camisa- Dije a modo de chiste mientras me quedaba engarrotado abrazándome a mí mismo hasta que la chica decidió que estuviéramos en igualdad de condiciones y se deshizo de su ropa -Hey, cálmate, al menos regálame flores- Dije a modo de broma mientras me tapaba los ojos con una mano, dejando pequeñas aberturas entre los dedos.
Respiré profundo al escuchar sus palabras -Podemos llevarlos de nuevo a su guarida- Dije mientras sentía el delicado roce de sus tiernos y suaves pez… ay perdón, tema equivocado… el punto es que llevar a los Lanes de nuevo a su pequeño paraíso secreto parecía ser la mejor opción para mantenerlos a salvo -Creo que estaban a salvo en su mundo, tal vez puedan salir al mundo exterior, pero no en un momento con tanto caos- Intenté explicar mi argumento.
O podemos tomar “un barco prestado”- dije haciendo gesto de comillas con las manos en aquella última palabra -Y llevarlos a alguna isla desierta en medio de la nada, donde nadie pueda aprovecharse de ellos- Y claro, decirlo era fácil, pero hacerlo era otra historia, pues no tenía idea de dónde encontrar una isla con esas características, y tenía más probabilidades de perderme con ellos y naufragar, que de llevarlos a un lugar seguro.
Otra opción que no pensaba mencionar ni de lejos, era dejar que Arygos se los comiera, cosa que los libraría de cualquier posible sufrimiento en la vida, pero no, de alguna manera, aunque ambas chicas fueran dragonas, la joven y adorable rubia tenía un comportamiento muy diferente al de mi joven e ingenua compañera peliblanca.
Bio
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Re: La noche de los tristes fuegos [LIBRE][NOCHE][CERRADO]
Lentamente, Ingela sintió que la temperatura de Bio se regulaba. Habían quedado en un incómodo silencio luego que él enumerara las opciones que tenían para con el destino de los Lanes. Aparte de la nula reacción del vampiro tras el tierno gesto de la muchacha, que la hizo sentir pésimo, estaba el que ninguna de las opciones era atractiva para ella. Regresar no era una opción, habían tenido muchos problemas para salir de aquel caos en el centro de Lunargenta como para ahora, voluntariamente, regresar. Eso solo extendería este tema como por 10 rondas más y la verdad ya tenemos ganas de terminarlo.
Le dejó la mantita a Bio y se vistió, su ropa se secaría sola gracias a su alta temperatura corporal. Dejó de pensar en el ridículo que había hecho minutos atrás y se enfocó en los seres que estaban sentados muy pegaditos, abrazados los unos con los otros para entrar en calor. Sintió ternura y lástima por ellos. También algo de culpa porque los había sacado de su mundito tranquilo y protegido. Ese detalle le hizo decidir que tenía que regresarlos a su guarida, aunque le costara 10 o 20 turnos más.
Se giró muy resuelta y miró a Bio a los ojos, estaba a punto de informarle de su decisión, cuando escuchó unos pasos que se acercaban corriendo por el muelle -¡Lane! ¡Lane!- escuchó que gritaron. Ingela volteó rápidamente, sorprendida. Los Lanes se levantaron y corrieron hacia el hombre, gritando emocionados.
La dragona estaba confundida, no entendía qué pasaba. Los Lanes se amontonaban para abrazar al desconocido quien les correspondía afectuosamente, llamándolos incluso por diferentes nombres. Cuando se calmaron, el hombre levantó la cabeza -Muchas gracias por no dejarlos ahogar- dijo -Ahora me los llevaré de vuelta a casa. ¿Quieren volver a la Colmena?- dijo, dirigiéndose a los extraños seres de las catacumbas de Lunargenta, quienes al escuchar esas palabras, vitorearon emocionados. El hombre no se despidió y se fue, llevándose al grupo y dejando a la dragona en blanco, tanto así que se le olvidó el percance con Bio.
Se volteó lentamente y miró al vampiro -Bueno, esto es extraño... pero creo que este problema se solucionó- dijo, mencionando lo obvio. -¿Y ahora qué?- preguntó al aire.
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Le dejó la mantita a Bio y se vistió, su ropa se secaría sola gracias a su alta temperatura corporal. Dejó de pensar en el ridículo que había hecho minutos atrás y se enfocó en los seres que estaban sentados muy pegaditos, abrazados los unos con los otros para entrar en calor. Sintió ternura y lástima por ellos. También algo de culpa porque los había sacado de su mundito tranquilo y protegido. Ese detalle le hizo decidir que tenía que regresarlos a su guarida, aunque le costara 10 o 20 turnos más.
Se giró muy resuelta y miró a Bio a los ojos, estaba a punto de informarle de su decisión, cuando escuchó unos pasos que se acercaban corriendo por el muelle -¡Lane! ¡Lane!- escuchó que gritaron. Ingela volteó rápidamente, sorprendida. Los Lanes se levantaron y corrieron hacia el hombre, gritando emocionados.
La dragona estaba confundida, no entendía qué pasaba. Los Lanes se amontonaban para abrazar al desconocido quien les correspondía afectuosamente, llamándolos incluso por diferentes nombres. Cuando se calmaron, el hombre levantó la cabeza -Muchas gracias por no dejarlos ahogar- dijo -Ahora me los llevaré de vuelta a casa. ¿Quieren volver a la Colmena?- dijo, dirigiéndose a los extraños seres de las catacumbas de Lunargenta, quienes al escuchar esas palabras, vitorearon emocionados. El hombre no se despidió y se fue, llevándose al grupo y dejando a la dragona en blanco, tanto así que se le olvidó el percance con Bio.
Se volteó lentamente y miró al vampiro -Bueno, esto es extraño... pero creo que este problema se solucionó- dijo, mencionando lo obvio. -¿Y ahora qué?- preguntó al aire.
- Hombre misterioso:
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Ingela
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