¡Leven Anclas! [Trama de Guerra: La Nueva Lunargenta][Continuación...]
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¡Leven Anclas! [Trama de Guerra: La Nueva Lunargenta][Continuación...]
El puerto ciertamente no era ni el más grande, ni el más concurrido que cualquiera que hubiera estado en Verisar habría visto en su vida, pero tenía un par de cosas muy especiales.
Para empezar, los barcos que allí recalaban eran de orígenes variados, ya sea de estilo brujo como dracónico, humano e incluso élfico. El Hekshold, en su política de apertura a todas las razas, le había vuelto un centro de intercambio con los pueblos del continente. Las maravillas no quedaban allí. Los principales trabajadores, al menos de las labores pesadas, no eran personas, sino en su mayoría golems de roca que paseaban de lado a lado obedeciendo instrucciones. Hacían su tarea de modo tan eficiente que el puerto tenía un aire de orden.
Demian contempló el lugar desde la borda por unos instantes.
El pueblo mismo era pequeño, un lugar de otrora poca importancia para la isla. Había otros puertos más cercanos a Beltrexus con poblaciones mayores, sin embargo éste tenía su encanto. Demian no tardó en notar que una de las cosas que llamaba la atención era la gran cantidad de jóvenes que por allí circulaban, jóvenes que, por lo demás, pertenecían a variadas razas. Debían ser en su mayoría estudiantes del Hekshold disfrutando de su tiempo libre.
La gente que comenzaba a bajar del barco también tenía esa característica. Debido a las costumbres de Ámbar, al menos antes de su caída, todos sus habitantes eran jóvenes, lo que hizo al menos sonreír al muchacho. Habían buenas posibilidades de que se sintieran a gusto. No hubiera sido lo mismo en la tradicional Beltrexus.
El chico bajó del puente y se encontró nuevamente con los pies en su tierra natal. No era un viejo, pero aún así sentía cierta nostalgia, un cariño casi olvidado por el hogar, que renacía.
–Preparen sus cosas, pero no se alejen. En cuanto todos estén listos nos ponemos en marcha hacia el Hekshold –dijo el chico con un aire de autoridad y madurez que resultaban extraños en él.
Era evidente en el rostro de algunos que hubieran deseado quedarse al menos unas horas en el puerto, conociendo, pero Demian sabía que ese no era el plan. Lo habían conversado antes de zarpar y el siempre diligente Lucio tenía razón, era mejor llegar a un punto de encuentro, solidificar su unidad como pueblo y sólo entonces abrirse más hacia los otros habitantes, o se corría el riesgo de diluir el grupo.
–Ustedes no están obligados a ir c-c-con nosotros –dijo Demian acercándose a Zero y Klinge–. Son libres de hacer lo que les plazca.
Se acercó un poco más a Klinge y contempló las activas heridas de su piel.
–De todas maneras, seguro si v-vas al Hekshold encontrarás gente que te ayude. Yo mismo estuve leyendo unos tomos antiguos de medicina y creo que te puedo ayudar, cuando tengamos algo de tiempo.
Se giró a continuación hacia el joven cibernético.
–Y tu compañía n-nos vendría bien. Eres de los pocos en que estas personas pueden confiar.
Miró nuevamente el puerto y reconoció los barcos que habían zarpado con ellos. Era claro que al menos la mayoría de los otros ya habían llegado y debían encontrarse en el punto de encuentro. Sin duda el ataque del Kraken, con los daños asociados, los había retrasado. Había mucho del viaje que se había perdido estando inconsciente.
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(*) Este tema es continuación de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]. No se trata de un segundo rol, sino que simplemente, dado que ha habido un viaje y cambio de localidad tan importante, resulta lógico seguirlo en esta zona.
Demian
Aerandiano de honor
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Re: ¡Leven Anclas! [Trama de Guerra: La Nueva Lunargenta][Continuación...]
La llegada al puerto brujo resulta más tranquila que las partes iniciales del trayecto, sin duda la civilización hechicera sabe cómo mantener sus instalaciones en perfecto funcionamiento a diferencia del pueblo humano.
Aunque no atracan en la capital, el pintoresco pueblo que les da la bienvenida sin duda tiene elementos destacables propios. Es claro que la presencia del enorme colegio ha influido en su estilo de vida.
Apenas baja del barco, la pequeña maquina es recibida por una visión arcana sublime. No es muy natural ver golems funcionando fuera de las islas e incluso entre las ciudades mágicas son algo extraño.
No cabe duda de que son un elemento legado por el colegio, al igual que la ingente población joven que abarrota las calles. Es un lugar de estudio con todo lo que eso implica, muy similar a las instalaciones de la tierra.
Aerandir tiene varios centros educativos repartidos entre las civilizaciones pero no hacen justicia a la población total, la universidad de los susurros en Lunargenta y las contadas escuelas de las ciudades humanas son ejemplos claros.
Una cosa esta clara, los sobrevivientes de Ámbar se ven embriagados por el entorno en el buen sentido, lo adoran. Se puede deducir fácilmente al ver como sus ojos no se quedan quietos en un solo lugar.
Es un buen lugar para que comiencen de nuevo, después de todo vienen de un entorno muy técnico. Es claro que se adaptaran rápido y se convertirán en personajes productivos de la dinámica circundante.
Zero avanza al encuentro con Demian, el chico ha tomado un papel de liderazgo entre los sobrevivientes muy similar al que tiene el niño sintético con su grupo particular. El joven brujo libera a los dos personajes foráneos de cualquier obligación aunque deja en el aire la posibilidad de seguir contribuyendo.
Si no les molesta me gustaría ver llegar el asunto a término, es mi deber “sonríe cordialmente”.
Aunque no le guste admitirlo esta vez su respuesta viene con algo de interés secundario, todo lo que le rodea es demasiado interesante como para no ser estudiado de manera directa y ahora es un buen momento para hacerlo.
La joven maquina admira a los golems mientras el core del grupo se decide, son entidades sobrecogedoras. Algo le dice que su funcionamiento debe ser similar al de los bios aunque con una línea evolutiva mágica en lugar de científica.
Increíbles creaciones “deja escapar involuntariamente”.
Aunque no atracan en la capital, el pintoresco pueblo que les da la bienvenida sin duda tiene elementos destacables propios. Es claro que la presencia del enorme colegio ha influido en su estilo de vida.
Apenas baja del barco, la pequeña maquina es recibida por una visión arcana sublime. No es muy natural ver golems funcionando fuera de las islas e incluso entre las ciudades mágicas son algo extraño.
No cabe duda de que son un elemento legado por el colegio, al igual que la ingente población joven que abarrota las calles. Es un lugar de estudio con todo lo que eso implica, muy similar a las instalaciones de la tierra.
Aerandir tiene varios centros educativos repartidos entre las civilizaciones pero no hacen justicia a la población total, la universidad de los susurros en Lunargenta y las contadas escuelas de las ciudades humanas son ejemplos claros.
Una cosa esta clara, los sobrevivientes de Ámbar se ven embriagados por el entorno en el buen sentido, lo adoran. Se puede deducir fácilmente al ver como sus ojos no se quedan quietos en un solo lugar.
Es un buen lugar para que comiencen de nuevo, después de todo vienen de un entorno muy técnico. Es claro que se adaptaran rápido y se convertirán en personajes productivos de la dinámica circundante.
Zero avanza al encuentro con Demian, el chico ha tomado un papel de liderazgo entre los sobrevivientes muy similar al que tiene el niño sintético con su grupo particular. El joven brujo libera a los dos personajes foráneos de cualquier obligación aunque deja en el aire la posibilidad de seguir contribuyendo.
Si no les molesta me gustaría ver llegar el asunto a término, es mi deber “sonríe cordialmente”.
Aunque no le guste admitirlo esta vez su respuesta viene con algo de interés secundario, todo lo que le rodea es demasiado interesante como para no ser estudiado de manera directa y ahora es un buen momento para hacerlo.
La joven maquina admira a los golems mientras el core del grupo se decide, son entidades sobrecogedoras. Algo le dice que su funcionamiento debe ser similar al de los bios aunque con una línea evolutiva mágica en lugar de científica.
Increíbles creaciones “deja escapar involuntariamente”.
Z9-42
Honorable
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Re: ¡Leven Anclas! [Trama de Guerra: La Nueva Lunargenta][Continuación...]
El sonido de un cuerno de guerra le hizo voltear. En ese instante descendía del barco un ordenado grupo de soldados. Todos vestían sus uniformes de manera impecable, aún cuando Demian sabía que durante el viaje muchos se lo habían quitado. Se trataba de una formalidad, una manera de mostrar a la gente local que volvían victoriosos.
El que parecía ser el líder de aquel batallón se acercó. Esta vez sí lo reconoció, incluso antes de notar la bota de piedra que le protegía mientras sanaba su fractura.
–¿Todo bien, pequeño? estuve preocupado cuando supe que habías terminado inconsciente –dijo Eric, el valiente brujo al que había ayudado junto a Asher.
–Pues... así es mejor, se me hizo más corto el viaje –contestó el chico.
Eric rió. A pesar de ser un guerrero tenía una personalidad afable y no parecía nunca quejarse de sus propias heridas.
–Ahora, ¿q-qué harás?
–Lo normal, volver a mi pueblo, contar las aventuras a los más jóvenes... esperar a que sane esta jodida pierna... no voy a ser un soldado toda la vida.
Demian asintió y casi en ese mismo momento divisó la figura de un anciano observando el desembarco. Hizo un gesto a Zero para que le siguiera y corrió hacia donde estaba Ernest Rutherford.
–Maestro Rutherford –saludó.
–Oh, ¡qué bueno que llegaron, Demian! –respondió el anciano.
–Zero viene conmigo también –dijo apuntando al joven mecánico.
–Oh, sí. Todo esto ha sido un largo camino, pero estoy seguro que la gente de Ámbar y el Hekshold contribuirán mutuamente para lograr una paz duradera y un progreso en conjunto.
En efecto, parecía que finalmente iba a poder dar por terminada la larga tarea que comenzara en un tiempo que parecía lejano e indeterminado, bajo las rocas del suelo, allí donde ahora sólo quedaba destrucción.
–¿Te gustaría venir con nosotros al castillo del Hekshold?
–Sí, claro, pero primero acompañaré a la gente de Ámbar a asentarse. Debo hablar con Lucio y estar s-s-seguro de que todo está bien.
El anciano puso una sonrisa comprensiva y afable.
–Bien, bien. Pronto tendremos una reunión con Lucio para afinar los detalles.
–¿Puedo pedirle un favor personal? –dijo Demian un poco más bajo.
–Claro, claro. Pregunta.
–En el barco viene una persona que luchó c-con todo contra los enemigos y resultó con heridas muy extrañas. Hasta ahora no hay s-sanador que haya podido hacer algo. ¿Sería posible que el Hekshold le ayudara?
Rutherford asintió con aire tranquilo.
–Por supuesto. No puedo asegurar su mejora, que no todas las respuestas se encuentran en los libros, pero ciertamente trataremos. Si lo ves, dile que vaya al castillo y pregunte por Ernest Rutherford.
Demian asintió. De alguna forma todo parecía converger a un final feliz y a una vuelta a la normalidad. Parecía tan lejano imaginar la ciudad de Lunargenta tomada por vampiros y muertos vivientes, toda una escena del más desquiciado terror. Ahora estaba en casa, en su tierra natal, en un puerto tranquilo.
Todo estaba bien.
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(*) Vamos ya llegando a los momentos finales de este tema, vayan cerrando los cabos que puedan tener sueltos.
Demian
Aerandiano de honor
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Re: ¡Leven Anclas! [Trama de Guerra: La Nueva Lunargenta][Continuación...]
Se sentía bien pisar tierra firme de nuevo después del “emocionante” viaje en barco que les tomo desde la capital del reino humano, Klinge permanecía sentado sobre un cajón, vistiendo no solo su ya característica capa, pero un nuevo par de pantalones, botas, una camisa de mangas largas oscura y unos guantes gruesos para facilitarle el contacto con otras personas sin arriesgar quemaduras.
No era la primera ves que visitaba esta isla, hubiese preferido que su segunda visita fuera en mejores circunstancias, y esta vez, tendría que permanecer más tiempo, el joven sacudía los hombros de tanto en tanto, su tiempo de reposo en la enfermería del navío le ayudo a recuperarse de las lesiones de su combate contra el Kraken, sentía cierta ironía en el hecho que el daño provocado por una bestia gigante fuera lo que le permitiera vencer a otra bestia gigante.
El resto de nuevos visitantes se mostraban maravillados con los golems que los brujos empleaban para las tareas pesadas, pero a Klinge no le parecía impresionante, para el tenia mas merito amaestrar un animal vivo, con sus propios instintos y necesidades, a hacer los trabajos pesados, que ayudarse con magia a crear unos muñecos gigantes que nunca tendrían opiniones propias, aun así Klinge respetaba a los brujos cuando empleaban su magia para hacer su trabajo sucio ellos mismos, delegar las tareas a esclavos sin voz ni voto era para sanguijuelas y nobles obesos.
La pequeña Skady permanecía al lado derecho de su guardián, Demian se encontraba del lazo izquierdo, donde él podía escuchar bien, el oído del mercenario aun no sanaba completamente de su operación, pero ya conseguía escuchar algunas cosas del lado derecho, aunque nada muy concreto.
Demian les menciona a el y Zero la opción de irse por su camino en ves de seguir con el grupo principal, a lo que Klinge respondió removiendo la venda de su rostro unos instantes para respirar un poco de aliento de fuego -esta maldición es incomoda pero tiene sus usos- dijo levantándose mientras enganchaba en su cinturón un viejo sable que “tomo prestado” de los tripulantes del barco -de no ser por mí y esta maldición tu barco se hubiese hundido por culpa de esa bestia...- al decir eso se volvió a tapar el rostro y tomo la mano de Skady por primera ves en mucho tiempo para encaminarse junto al grupo de nuevo -los acompañare el resto de su viaje, necesitaran mi ayuda en el caso de que vuelvan a encontrar problemas en tierra como los que nos encontramos en mar.- y con una leve risotada se mesclo entre los refugiados que salían del barco antes de que la caravana se encaminara de nuevo dentro tierra.
No era la primera ves que visitaba esta isla, hubiese preferido que su segunda visita fuera en mejores circunstancias, y esta vez, tendría que permanecer más tiempo, el joven sacudía los hombros de tanto en tanto, su tiempo de reposo en la enfermería del navío le ayudo a recuperarse de las lesiones de su combate contra el Kraken, sentía cierta ironía en el hecho que el daño provocado por una bestia gigante fuera lo que le permitiera vencer a otra bestia gigante.
El resto de nuevos visitantes se mostraban maravillados con los golems que los brujos empleaban para las tareas pesadas, pero a Klinge no le parecía impresionante, para el tenia mas merito amaestrar un animal vivo, con sus propios instintos y necesidades, a hacer los trabajos pesados, que ayudarse con magia a crear unos muñecos gigantes que nunca tendrían opiniones propias, aun así Klinge respetaba a los brujos cuando empleaban su magia para hacer su trabajo sucio ellos mismos, delegar las tareas a esclavos sin voz ni voto era para sanguijuelas y nobles obesos.
La pequeña Skady permanecía al lado derecho de su guardián, Demian se encontraba del lazo izquierdo, donde él podía escuchar bien, el oído del mercenario aun no sanaba completamente de su operación, pero ya conseguía escuchar algunas cosas del lado derecho, aunque nada muy concreto.
Demian les menciona a el y Zero la opción de irse por su camino en ves de seguir con el grupo principal, a lo que Klinge respondió removiendo la venda de su rostro unos instantes para respirar un poco de aliento de fuego -esta maldición es incomoda pero tiene sus usos- dijo levantándose mientras enganchaba en su cinturón un viejo sable que “tomo prestado” de los tripulantes del barco -de no ser por mí y esta maldición tu barco se hubiese hundido por culpa de esa bestia...- al decir eso se volvió a tapar el rostro y tomo la mano de Skady por primera ves en mucho tiempo para encaminarse junto al grupo de nuevo -los acompañare el resto de su viaje, necesitaran mi ayuda en el caso de que vuelvan a encontrar problemas en tierra como los que nos encontramos en mar.- y con una leve risotada se mesclo entre los refugiados que salían del barco antes de que la caravana se encaminara de nuevo dentro tierra.
Klinge
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Re: ¡Leven Anclas! [Trama de Guerra: La Nueva Lunargenta][Continuación...]
Luego de los pequeños intercambios verbales con su contemporáneo de apariencia, el chico hechicero encuentra otro personaje conocido entre la multitud en desembarco, un soldado para ser específicos.
Comparten lo suficiente como para dejar entrever una relación amistosa previa, algo que bien sabe Z9-42 es que en las aventuras se conocen multitud de individuos… casi todos con características peculiares.
Demian no tarda en encontrar entonces a un homologo brujo, el mismo personaje anciano que vivió la accidentada aventura de Ámbar como tantos otros. Es claro que sus condiciones han mejorado respecto a tal momento temporal.
Es bueno verle en excelente estado.
Dice de forma educada aunque pasa a apartarse un poco para que ambos agentes arcanos tengan cierta privacidad, es claro que desean ponerse al corriente. Lo afable de sus predicciones le roba cierta sonrisa al chiquillo robot.
No tarda en sumarse Klinge quien manifiesta su deseo de continuar con el grupo, parece que todos terminan entrelazados por la extraña aventura vivida en altamar y su casi milagrosa resolución.
La gente de Ámbar ahora está a solo pasos de asentarse en su nuevo territorio, un lugar donde recuperar lo perdido… con severos cambios en algunos modelos claro está, ahora son dueños de su destino.
Exos no los molestara, su rival sabe bien cómo opera la perversa entidad. Una vez alguno de sus planes es descubierto pasa a sepultarlo de las maneras más inimaginables, como los supervivientes del experimento subterráneo son ignorantes de cualquier maquinación concisa “no valen la pena su esfuerzo”.
El joven Zero preservara cada detalle de la nueva ubicación para futuras visitas, seguirá de cerca la evolución del enclave urbano y sus habitantes. Después de todo es posible que muchos tripulantes en la Olimpus quieran saber noticias de sus conocidos o incluso pasar tiempo en un entorno más familiar.
Claro que la victoria de este grupo es innegablemente gracias Demian, contra muchos pronósticos logro traerlos a buen recado. Todo es más fácil cuando se tiene un barco de metal enorme así que el chico tiene crédito por hacerlo de manera tradicional.
Debes estar muy orgulloso de este logro Demian, yo no lo olvidare.
Dice con cierto aire solmene mientras mira el horizonte, aunque conserva su natural mirada perdida está bastante consciente de sus palabras. Ahora puede decir con propiedad que conoce y confía en otro gran niño de Aerandir sin mencionar a Chimar.
Comparten lo suficiente como para dejar entrever una relación amistosa previa, algo que bien sabe Z9-42 es que en las aventuras se conocen multitud de individuos… casi todos con características peculiares.
Demian no tarda en encontrar entonces a un homologo brujo, el mismo personaje anciano que vivió la accidentada aventura de Ámbar como tantos otros. Es claro que sus condiciones han mejorado respecto a tal momento temporal.
Es bueno verle en excelente estado.
Dice de forma educada aunque pasa a apartarse un poco para que ambos agentes arcanos tengan cierta privacidad, es claro que desean ponerse al corriente. Lo afable de sus predicciones le roba cierta sonrisa al chiquillo robot.
No tarda en sumarse Klinge quien manifiesta su deseo de continuar con el grupo, parece que todos terminan entrelazados por la extraña aventura vivida en altamar y su casi milagrosa resolución.
La gente de Ámbar ahora está a solo pasos de asentarse en su nuevo territorio, un lugar donde recuperar lo perdido… con severos cambios en algunos modelos claro está, ahora son dueños de su destino.
Exos no los molestara, su rival sabe bien cómo opera la perversa entidad. Una vez alguno de sus planes es descubierto pasa a sepultarlo de las maneras más inimaginables, como los supervivientes del experimento subterráneo son ignorantes de cualquier maquinación concisa “no valen la pena su esfuerzo”.
El joven Zero preservara cada detalle de la nueva ubicación para futuras visitas, seguirá de cerca la evolución del enclave urbano y sus habitantes. Después de todo es posible que muchos tripulantes en la Olimpus quieran saber noticias de sus conocidos o incluso pasar tiempo en un entorno más familiar.
Claro que la victoria de este grupo es innegablemente gracias Demian, contra muchos pronósticos logro traerlos a buen recado. Todo es más fácil cuando se tiene un barco de metal enorme así que el chico tiene crédito por hacerlo de manera tradicional.
Debes estar muy orgulloso de este logro Demian, yo no lo olvidare.
Dice con cierto aire solmene mientras mira el horizonte, aunque conserva su natural mirada perdida está bastante consciente de sus palabras. Ahora puede decir con propiedad que conoce y confía en otro gran niño de Aerandir sin mencionar a Chimar.
Z9-42
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Re: ¡Leven Anclas! [Trama de Guerra: La Nueva Lunargenta][Continuación...]
Demian asiente ante las palabras de Klinge. Sin duda el guerrero ha pasado por una serie de eventos en los que ha demostrado gran valor y espera que pronto pueda encontrar una solución a su problema. Es horrible pensar que alguien deba pasar por tanto sufrimiento y ocultarlo.
–Seguro en el Hekshold encontrarás alguna ayuda para tu... problema –le dice desviando una mirada al imponente castillo que reina sobre la colina.
Rutherford, por su parte, se retiraba tras un leve gesto de despedida. Era increíble que el anciano pudiera moverse con tanta facilidad, considerando que no podía ver... no al menos con los ojos. Demian a estas alturas estaba convencido de que usaba alguna forma de magia para guiarse.
Los ejércitos marchaban en orden, los refugiados se reunían en el camino que los llevaría a su nuevo hogar, Rutherford supervisaba y parecía liberar un aire de confianza. A lo lejos, Lucio hablaba con un grupo de hombres y mujeres destacados de Ámbar.
–Mi m-maestro decía que todo logro debe ser celebrado, pues no sabes si a la siguiente misión saldrás vivo –comentó Demian con un aire nostálgico.
De pronto escuchó un trinar que le resultó familiar. Levantó su mirada y su pajarillo, aquel gorrión que le parecía caprichoso entre acompañarle y desaparecerle, Chispa, llegaba a posarse en su hombro.
–¡¿Chispa?! –dijo riendo– ¡¿Cómo demonios has llegado hasta aquí?!
Le dio un par de caricias en la cabeza. Sin duda era un ave muy especial y Demian estaba seguro que tenía un origen mágico muy especial, aunque no sabía exactamente cuál ni por qué. Sobre todo, no sabía por qué había llegado a seguirle y acompañarle en su camino. Esa ave no estaba obligada a estar a su lado, pero sin embargo lo hacía.
–Trata de no perderte mucho tiempo la próxima vez, ¿vale?
El gorrió parece contestarle mediante darle un par de picotazos suaves en la oreja. No puede estar seguro si eso es una respuesta afirmativa, negativa, o simplemente realiza un procedimiento instintivo de acicalamiento. Algo dentro de sí le dice que es una respuesta. Sonríe.
–Bueno, chicos... nos vemos pronto, s-seguro tendremos muchas cosas que hacer en la isla, pero ahora debo ir con la gente de Ámbar. Seguro me preguntarán qué es lo correcto y terminaré repitiendo lo que sea que diga Rutherford –lo último lo dice con un cierto aire de fastidio–. El deber me llama.
Tras estas palabras, Demian realiza un gesto de despedida con la mano y se dirige hacia el lugar donde Lucio habla. Al parecer hay algunas discrepancias entre la gente, a juzgar por la expresión en el rostro de algunos.
De vuelta a ser el "señor Demian".
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(*) Con este post doy por terminada mi participación. Ustedes son libres de simplemente considerar su último post como el final o agregar alguno más para cerrar todo. En cualquier caso me avisan cuando deba pedir que se cierre el tema.
Ha sido un placer.
Demian
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