[Guerra de Lunargenta][Libre][3/3] Exención [Cerrado]
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Re: [Guerra de Lunargenta][Libre][3/3] Exención [Cerrado]
Bruna observo con desdén a los vampiros que se atrevían a matar inocentes en frente de ellas dos y reírse como si se tratara de una broma, ya se había hartado de ellos y se prometió que ninguno de esos chupasangre saldría vivo de ese sótano.
Dos de los vampiros cargaron contra la osa sin vacilar, cada uno desde un costado para confundirla, mientras que un tercero se preparaba a atacarla por sorpresa, el primero se lanzó desde la derecha, el segundo desde la izquierda y el tercero espero a la oportunidad indicada para atacar. La osa reacciono rápidamente y agarro el brazo del primero, pero el segundo vampiro consigo apuñalarla en el brazo con su daga cuando esta se defendió de su ataque; al ver esto el tercer vampiro cargo contra la osa usando una vieja espada de hierro.
La ursina no se rindió y, usando al vampiro que tenía agarrado como porra, estrello al vampiro de la espada contra el piso incapacitando a ambos momentáneamente
Instantes que la osa aprovecho para despachar al vampiro que la había lastimado en un brutal desplante de fuerza y salvajismo al agarrarle la cabeza con las dos manos y arrancarle la parte inferior de la mandíbula, para luego aplastar lo que quedaba de su cabeza contra una pared.
Otros cuatro vampiros se lanzaron a por la osa que estaba arrancándole el brazo al vampiro de la espada para luego usarla ella misma, no estaba acostumbrada al arma, pero le seria más cómodo parar los golpes enemigos con hierro en lugar que con pelo, uno de los cuatro nuevos adversarios portaba una espada el mismo y la uso para lanzar una rápida ráfaga de golpes a la osa que se defendió como pudo usando su nueva arma mientras los otros tres se disponían a rodearla.
De pronto se dio una pausa en la pelea y Bruna se vio rodada por cinco vampiros, todos ellos armados con dagas a excepción del que la atacaba con su espada, aquel al que le había arrancado el brazo se arrastraba lentamente lejos de la pelea.
La osa se permitió volcar la mirada un segundo en dirección a la que se encontraba su amiga, que estaba siendo agredida por dos vampiros a su vez, el vampiro de la espada aprovecho esta distracción para lazarse a por la osa solo para ver su estocada desviada por el fierro de su enemiga y su rostro desfigurado por un golpe de zarpa de la misma, sus cuatro compañeros se lanzaron al mismo contra la ursina con sus dagas y sus voces por todo lo alto, la cual se defendió tan ferozmente como siempre.
El consecuente combate fue extremadamente corto, debió principalmente a la estrategia adoptada por los vampiros, quienes abandonaron totalmente cualquier noción de auto preservación y se arrojaron desesperadamente a por la mujer bestia con la esperanza de matarla rápidamente; si bien cada uno de ellos consigo una o dos puñaladas en el cuerpo de Bruna, sus armas no consiguieron alcanzar ningún punto vital ni frenar a la osa, quien los mataría rápidamente a los cuatro.
Bruna asesinaría al primero incrustarle la hoja de su espada en el cráneo de un tajo, partiendo en dos la vieja cuchilla en el proceso, para luego hundir lo que quedaba de su arma en el cerebro del segundo a través del mentón. Terminando de perder su arma, Bruna acabaría con los últimos dos con sus garras y dientes, al destrozar el cuello del tercero con sus mordiscos y despedazar el tórax del cuarto a zarpazos.
La ursina salio victoriosa de esa confrontación, aunque exhausta, y las varias heridas que había recibido empezaron a hacer mella en su fuerza; de los vampiros que la enfrentaron solo dos sobrevivieron, uno sin el brazo derecho y el otro perdiendo toda la piel de su rostro y su ojo derecho, la osa se recostaría por la pared del sótano mientras observaba a Lyath lidiando con sus enemigos preparándose para ir en su ayuda.
Dos de los vampiros cargaron contra la osa sin vacilar, cada uno desde un costado para confundirla, mientras que un tercero se preparaba a atacarla por sorpresa, el primero se lanzó desde la derecha, el segundo desde la izquierda y el tercero espero a la oportunidad indicada para atacar. La osa reacciono rápidamente y agarro el brazo del primero, pero el segundo vampiro consigo apuñalarla en el brazo con su daga cuando esta se defendió de su ataque; al ver esto el tercer vampiro cargo contra la osa usando una vieja espada de hierro.
La ursina no se rindió y, usando al vampiro que tenía agarrado como porra, estrello al vampiro de la espada contra el piso incapacitando a ambos momentáneamente
Instantes que la osa aprovecho para despachar al vampiro que la había lastimado en un brutal desplante de fuerza y salvajismo al agarrarle la cabeza con las dos manos y arrancarle la parte inferior de la mandíbula, para luego aplastar lo que quedaba de su cabeza contra una pared.
Otros cuatro vampiros se lanzaron a por la osa que estaba arrancándole el brazo al vampiro de la espada para luego usarla ella misma, no estaba acostumbrada al arma, pero le seria más cómodo parar los golpes enemigos con hierro en lugar que con pelo, uno de los cuatro nuevos adversarios portaba una espada el mismo y la uso para lanzar una rápida ráfaga de golpes a la osa que se defendió como pudo usando su nueva arma mientras los otros tres se disponían a rodearla.
De pronto se dio una pausa en la pelea y Bruna se vio rodada por cinco vampiros, todos ellos armados con dagas a excepción del que la atacaba con su espada, aquel al que le había arrancado el brazo se arrastraba lentamente lejos de la pelea.
La osa se permitió volcar la mirada un segundo en dirección a la que se encontraba su amiga, que estaba siendo agredida por dos vampiros a su vez, el vampiro de la espada aprovecho esta distracción para lazarse a por la osa solo para ver su estocada desviada por el fierro de su enemiga y su rostro desfigurado por un golpe de zarpa de la misma, sus cuatro compañeros se lanzaron al mismo contra la ursina con sus dagas y sus voces por todo lo alto, la cual se defendió tan ferozmente como siempre.
El consecuente combate fue extremadamente corto, debió principalmente a la estrategia adoptada por los vampiros, quienes abandonaron totalmente cualquier noción de auto preservación y se arrojaron desesperadamente a por la mujer bestia con la esperanza de matarla rápidamente; si bien cada uno de ellos consigo una o dos puñaladas en el cuerpo de Bruna, sus armas no consiguieron alcanzar ningún punto vital ni frenar a la osa, quien los mataría rápidamente a los cuatro.
Bruna asesinaría al primero incrustarle la hoja de su espada en el cráneo de un tajo, partiendo en dos la vieja cuchilla en el proceso, para luego hundir lo que quedaba de su arma en el cerebro del segundo a través del mentón. Terminando de perder su arma, Bruna acabaría con los últimos dos con sus garras y dientes, al destrozar el cuello del tercero con sus mordiscos y despedazar el tórax del cuarto a zarpazos.
La ursina salio victoriosa de esa confrontación, aunque exhausta, y las varias heridas que había recibido empezaron a hacer mella en su fuerza; de los vampiros que la enfrentaron solo dos sobrevivieron, uno sin el brazo derecho y el otro perdiendo toda la piel de su rostro y su ojo derecho, la osa se recostaría por la pared del sótano mientras observaba a Lyath lidiando con sus enemigos preparándose para ir en su ayuda.
Bruna
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Re: [Guerra de Lunargenta][Libre][3/3] Exención [Cerrado]
"¿Cómo vamos a pelear contra un enemigo tan rápido?"
"¡Mordiéndole una pata! ¡Es obvio!"
"Seguimos teniendo el mismo problema... ¿¡Cómo alcanzamos la pata!?
El lobo, ignorándome, comenzó a esquivar a los vampiros invocados, que ya habían comenzado a moverse.
"¡No me distraigas!"
Revolviéndose, haciendo gala de su agilidad animal, el lobo pudo saltar a tiempo para aprisionar el cuello de uno de los vampiro; el sabor a sangre y a muerte no tardó en invadir nuestras papilas gustativas, con un preocupante gusto por ello. Toro, por su parte, había despachado con absurda facilidad al resto de oponentes gracias a su gigantesca espada.
-¡Esto es todo lo que tenéis! - y soltó una poderosa carcajada que retumbo en todas las paredes.
"¡Pero no lo incites!" exclamé aunque sabía que no podía oírme.
"Me gusta tu amigo, puede que le deje vivir un poco más..." soltó un gruñido en dirección al palco y se relamió el ensangrentado hocico.
La mujer vampiro estaba furiosa, agitando los puños y dedicándonos una odiosa "sonrisa" mostrando sus colmillos. Sin embargo, el más anciano, estaba tranquilamente sentado en su asiento totalmente recuperado, teniendo a sus pies el pálido cadáver del otro vampiro y sin ninguna muestra de la herida de Toro.
-Demostrémosles las habilidades de los verdaderos vampiros, querida.
"¡Van a hacer lo mismo que antes!"
"¡Lo sé, cállate!"
La respuesta de la mujer fue el convertirse en un amasijo de oscuridad, al igual que hizo a los pocos segundos el otro hombre. Ambas presencias se acercaban peligrosamente a nosotros, podía sentirlo. Pero entonces Toro, dio un poderoso rugido que hizo que temblará el ambiente, haciendo que su figura inspirara un gran temor a todo aquel que osará acercarsé, y haciendo que saliera vapor de su cuerpo1. Aquella acción provocó que el ataque de nuestros contrincantes se ralentizarán lo suficiente como para que pudiéramos verlos materializarse a nuestro lado.
"¡Bien hecho Toro!"
La mujer se había aparecido al lado de Toro, y el anciano había vuelto a aparecerse a mi espalda; pero ahora nosotros teníamos cierta ventaja.
________________________________________________________________________________________________________"¡Mordiéndole una pata! ¡Es obvio!"
"Seguimos teniendo el mismo problema... ¿¡Cómo alcanzamos la pata!?
El lobo, ignorándome, comenzó a esquivar a los vampiros invocados, que ya habían comenzado a moverse.
"¡No me distraigas!"
Revolviéndose, haciendo gala de su agilidad animal, el lobo pudo saltar a tiempo para aprisionar el cuello de uno de los vampiro; el sabor a sangre y a muerte no tardó en invadir nuestras papilas gustativas, con un preocupante gusto por ello. Toro, por su parte, había despachado con absurda facilidad al resto de oponentes gracias a su gigantesca espada.
-¡Esto es todo lo que tenéis! - y soltó una poderosa carcajada que retumbo en todas las paredes.
"¡Pero no lo incites!" exclamé aunque sabía que no podía oírme.
"Me gusta tu amigo, puede que le deje vivir un poco más..." soltó un gruñido en dirección al palco y se relamió el ensangrentado hocico.
La mujer vampiro estaba furiosa, agitando los puños y dedicándonos una odiosa "sonrisa" mostrando sus colmillos. Sin embargo, el más anciano, estaba tranquilamente sentado en su asiento totalmente recuperado, teniendo a sus pies el pálido cadáver del otro vampiro y sin ninguna muestra de la herida de Toro.
-Demostrémosles las habilidades de los verdaderos vampiros, querida.
"¡Van a hacer lo mismo que antes!"
"¡Lo sé, cállate!"
La respuesta de la mujer fue el convertirse en un amasijo de oscuridad, al igual que hizo a los pocos segundos el otro hombre. Ambas presencias se acercaban peligrosamente a nosotros, podía sentirlo. Pero entonces Toro, dio un poderoso rugido que hizo que temblará el ambiente, haciendo que su figura inspirara un gran temor a todo aquel que osará acercarsé, y haciendo que saliera vapor de su cuerpo1. Aquella acción provocó que el ataque de nuestros contrincantes se ralentizarán lo suficiente como para que pudiéramos verlos materializarse a nuestro lado.
"¡Bien hecho Toro!"
La mujer se había aparecido al lado de Toro, y el anciano había vuelto a aparecerse a mi espalda; pero ahora nosotros teníamos cierta ventaja.
1: Uso de la habilidad de nivel 2 de Toro: "Circulo de Dolor"
Lanzo dados para darle emoción. El primer lanzamiento es para mi, el segundo para Toro.
Runa muy mala: No se puede evitar el ataque y alcanzan a herirnos con cierta gravedad.
Runa mala: No alcanzamos a evitar del todo el ataque, por lo que salimos heridos de forma leve.
Runa normal: Conseguimos esquivar el ataque.
Runa buena: Evitamos el ataque y contraatacamos incapacitando al enemigo.
Runa muy buena: Evitamos al ataque y eliminamos o dejamos fuera de combate al enemigo.
Ircan
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Re: [Guerra de Lunargenta][Libre][3/3] Exención [Cerrado]
El miembro 'Ircan' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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Re: [Guerra de Lunargenta][Libre][3/3] Exención [Cerrado]
Bruna había despachado a casi todos los vampiros dentro de ese lugar, todos los que la enfrentaron estaban muertos o incapacitados, pero había un único vampiro que no se lanzo contra la osa o la chica dragona en todo ese tiempo, que permanecía oculto en su túnica negra mientras se quedaba de brazos cruzados, suspirando en desaprobación de la incompetencia de sus “compañeros” –sabia que esto saldría mal…- dijo el ultimo vampiro en tono condescendiente mientras se quitaba la túnica revelándose con el aspecto de un hombre joven, de cabello largo y negro recogido en una cola de caballo y con una corta barba, vestía con ropa negra, pero encima de esta llevaba las piezas de una armadura de placas color rojo sangre, aunque parecía que faltaban piezas del juego, en la pechera llevaba un símbolo extraño, un dragón abatido atravesado por una lanza, un estandarte bastante grotesco para Lyath, seguramente, de su cintura, colgaba una espada larga que se dispuso a desenfundar con calma, un arma de muy buena calidad, pero de diseño simple.
Pero lo que más llamo la atención de la dragona debía de ser la espada que colgaba del otro lado del cinturón del guerrero vampiro, una espada curva igual a la que llevaba cuando los bandidos la habían raptado, el vampiro dándose cuenta de la atención que atraía su arma secundaria -¿te interesa esta espada?- preguntaba el vampiro sacándola de su funda para que todos la pudieran ver mejor –un botín que saque de los esclavistas, aparentemente perteneciente a una chica que capturaron recientemente… ¿no será tuya?- pregunto con una larga sonrisa, para después lanzarla en dirección a la muchacha, no como un ataque pero pasándosela, a lo que la chica la recoge inmediatamente descartando la espada oxidada que llevaba antes, tomando su arma con sus dos manos y poniéndose en guardia en contra del guerrero vampiro quien la observaba con una sonrisa de confianza en su rostro mientras también se ponía en una relajada posición de combate, sosteniendo su, considerablemente mas larga espada en una sola mano.
Mientras todo esto ocurría, Bruna aun se encontraba recostada por la pared tratando de recuperar el aliento para ir a asistir a su amiga, quien se veía en desventaja contra un adversario mucho más experimentado y hábil que ella, quien a pesar de desenvolverse correctamente, no podía alcanzar a darle un buen golpe al vampiro quien, desviaba, evadía y, de vez en cuando, contraatacaba a los ataques de la chica con suma facilidad, mientras la provocaba con signos de aprobación cada vez que Lyath lanzaba un ataque correctamente solo para ver fallar ese ataque en contra de la impecable defensa del vampiro que era capaz de predecir fácilmente cada golpe de la chica –estas bien entrenada- decía mientras miraba casualmente la hoja de su espada para ver los pequeños daños causados por el choque del acero contra el acero –pero tu falta de experiencia te delata, jamás has combatido de verdad, por ende luchas “copiando el libro” sin poner nada de ti realmente- el guerrero vampiro siguió jugando con Lyath un rato mientras que Bruna miraba impotente a como su amiga se veía humillada por este guerrero sobrenatural, quien ni se molestaba en intentar matarla.
Finalmente el vampiro consiguió invertir las posiciones iniciales suya y de Lyath, ahora estando el más cerca a la puerta, para que simplemente… enfundo su espada y se encamino a la puerta –¡bien hecho jovencitas!- dijo dándose la vuelta de nuevo y hacer una muy ceremonica reverencia –acabaron con los vampiros esclavistas, salvaron a los civiles, y más importante, me entretuvieron, se ganaron esta victoria en mi libro, se han ganado esta victoria, hasta pronto hermosas- dijo regalandoles un guiño con el ojo derecho antes de simplemente marcharse por la puerta, dejando a las chicas solas con los, cerca, de cuarenta civiles supervivientes, a lo que Bruna simplemente se dejo caer al piso para descansar, mientras Lyath empezó a registrar los cuerpos de los vampiros que quedaron por las llaves de los grilletes.
Pero lo que más llamo la atención de la dragona debía de ser la espada que colgaba del otro lado del cinturón del guerrero vampiro, una espada curva igual a la que llevaba cuando los bandidos la habían raptado, el vampiro dándose cuenta de la atención que atraía su arma secundaria -¿te interesa esta espada?- preguntaba el vampiro sacándola de su funda para que todos la pudieran ver mejor –un botín que saque de los esclavistas, aparentemente perteneciente a una chica que capturaron recientemente… ¿no será tuya?- pregunto con una larga sonrisa, para después lanzarla en dirección a la muchacha, no como un ataque pero pasándosela, a lo que la chica la recoge inmediatamente descartando la espada oxidada que llevaba antes, tomando su arma con sus dos manos y poniéndose en guardia en contra del guerrero vampiro quien la observaba con una sonrisa de confianza en su rostro mientras también se ponía en una relajada posición de combate, sosteniendo su, considerablemente mas larga espada en una sola mano.
Mientras todo esto ocurría, Bruna aun se encontraba recostada por la pared tratando de recuperar el aliento para ir a asistir a su amiga, quien se veía en desventaja contra un adversario mucho más experimentado y hábil que ella, quien a pesar de desenvolverse correctamente, no podía alcanzar a darle un buen golpe al vampiro quien, desviaba, evadía y, de vez en cuando, contraatacaba a los ataques de la chica con suma facilidad, mientras la provocaba con signos de aprobación cada vez que Lyath lanzaba un ataque correctamente solo para ver fallar ese ataque en contra de la impecable defensa del vampiro que era capaz de predecir fácilmente cada golpe de la chica –estas bien entrenada- decía mientras miraba casualmente la hoja de su espada para ver los pequeños daños causados por el choque del acero contra el acero –pero tu falta de experiencia te delata, jamás has combatido de verdad, por ende luchas “copiando el libro” sin poner nada de ti realmente- el guerrero vampiro siguió jugando con Lyath un rato mientras que Bruna miraba impotente a como su amiga se veía humillada por este guerrero sobrenatural, quien ni se molestaba en intentar matarla.
Finalmente el vampiro consiguió invertir las posiciones iniciales suya y de Lyath, ahora estando el más cerca a la puerta, para que simplemente… enfundo su espada y se encamino a la puerta –¡bien hecho jovencitas!- dijo dándose la vuelta de nuevo y hacer una muy ceremonica reverencia –acabaron con los vampiros esclavistas, salvaron a los civiles, y más importante, me entretuvieron, se ganaron esta victoria en mi libro, se han ganado esta victoria, hasta pronto hermosas- dijo regalandoles un guiño con el ojo derecho antes de simplemente marcharse por la puerta, dejando a las chicas solas con los, cerca, de cuarenta civiles supervivientes, a lo que Bruna simplemente se dejo caer al piso para descansar, mientras Lyath empezó a registrar los cuerpos de los vampiros que quedaron por las llaves de los grilletes.
- Notas::
- Como siempre: lamento mucho la demora del post, es una época ocupada para mi, sobre el post en si, por lo que se me informo (de parte de Ircan) el usuario de Lyath abandono el foro y nos dio el permiso de usar su personaje para terminar el tema de una forma coherente, como nota final para Ircan, el guerrero vampiro que aparece en este post, es un pequeño adelanto a algo que tengo planeado para una futura trama de uno de mis dos personajes, es un guerrero muy fuerte (nivel 8 para que te hagas una idea) así que no lo vas a poder despachar fácilmente si te lo encuentras mientras sale del edificio, si llegas a encontrártelo tu o Toro, no los atacara directamente, pero si los saludara con su tono arrogante y confiado ya demostrado, pero ustedes son los que empezarían un combate contra el.
Bruna
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Re: [Guerra de Lunargenta][Libre][3/3] Exención [Cerrado]
La suerte y los efectos de la presencia de Toro nos permitieron esquivar el golpe y poder volver a tener la iniciativa; después de todo no podía estar teletransportandose siempre. El lobo se lanzó contra el caudillo, mientras que Toro se encargó de la mujer que gritó furiosa seguramente por la frustración sentida por haber fallado. En mi caso, pude ver como la herida en ambos hacían que nos moviéramos más lentos, pero al contrario de lo normal, las heridas no hacían más que aumentar la determinación y las ganas de pelear del lobo, aunque su cuerpo difícilmente le siguiera.
-Eres un mal hijo. - el hombre sonrío dándole una pausa al combate. -Tu madre te extraña mucho pero tu no has ido a verla.
"¿¡Que!?" me revolví contra el lobo al igual que lo solía hacer él, lo que hizo que este gruñera por el dolor de cabeza que ahora le producía.
[color:1929=990000]"¡No seas ingenuo! ¡Te está engañando!" rugió mentalmente perdiendo totalmente la concentración en el combate. "Y si no me da igual ¡No me importa tu lastimosa progenitora!"
"¡Pe-pe-pero..."
Mis palabras se congelaron en la nada de nuestra cabeza al sentir como unas hojas afiladas entraban en nuestro cuerpo por el costado. Los ojos dolorosos del lobo visualizaron al enemigo que sonreí ante nuestro dolor, triunfante al haber obtenido lo que buscaba, distraernos. Pero el lobo no iba a ser tan fácil de vencer. En un movimiento inesperado, se olvido de aquella grave herida y abrió sus fauces para cercenar con sus dientes el brazo de su agresor. Este grito mientras el dolor del lobo se transmitía al mordisco que amenazaba con arrancarle medio brazo. Podía ser muy poderoso, pero sería muy difícil que se curara de algo así si seguía el combate, aunque más o menos lo mismo se aplicaba a mi.
Finalmente el lobo tiro, desprendiendo el antebrazo de su presa y con ello sacando las oscuras garras que nos atravesaban. El vampiro gritaba mientras se llevaba inútilmente la mano al codo del brazo herido. Sentí el sabor de la sangre y carne del vampiro mientras esta era masticada e introducida en mi cuerpo haciendo acopio de todas nuestras fuerzas para quedarnos en pie; seguramente mostrando la fortaleza suficiente como para intimidar al enemigo...
-¡Mi señor! - la vampiresa gritó furiosa, enfadada y preocupada al mismo tiempo que se llevaba un tajo superficial por parte de Toro que le hizo añadir una tona de dolor.
Aún así, se consiguió teletransportarse junto a sus sombrar para llegar al lado del herido mirándome con un infinito odio al que el lobo sonrío con orgullo.
-¡Nos las pagaras maldito chiquillo! - y con eso y el sonido de fondo de los gritos del manco desaparecieron.
Apenas unos segundos después el debilitamiento era tal que hizo que el lobo diera con su cuerpo contra el suelo. Sentí como se debilitaba, como le abandonaban las fuerzas, que eran las mías propias, pero aún así me permitía volver a controlarlo todo y a ser más consciente del dolor.
"No te acostumbres a que te devuelva tu cuerpo..." su voz era débil, tanto que hasta me asuste. Es verdad que no nos llevábamos bien pero.... ¿de verdad quería que desapareciera de mi vida después de lo visto en aquella cueva? No, había tomado una decisión y la iba a llevar hasta las ultimas consecuencias.
Tuve que apretar los dientes ante el repentino dolor que me provocó la modificación de mis huesos hasta su forma humana, lo que favoreció a que cuando estos volvieran a su lugar no pudiera mover ni una sola articulación.
-Debería de comenzar a buscarse enemigos más asequibles jefe. - Toro se recostó a mi lado, visiblemente cansado. Era consciente de que le había pedido demasiado al hombre bestia, aquello era demasiado para cualquiera pero... -No se preocupe. Pronto les daremos una paliza que los bardos cantaran durante eones. Vamos, tenemos que ver como les ha ido a las otras dos chicas y salir aquí, ya descansaremos después.
-Toro... lo siento pero... no puedo moverme... - intenté no llorar movido por la rabia y la impotencia ¿por qué la mayoría de las veces tenía que acabar así? Toro tenía razón, escogía a rivales demasiado fuertes para lo débil que era yo; debía de hacerme mucho más fuerte.
-Oh bueno no hay problema. - pese al cansancio que pudiera estar sufriendo, el mercenario me cogió y me llevó cargado al hombro.
Al salir de aquella sala, me llevo bajando por una escalera que conducía a una especie de sótano. Cuando llegamos en su interior estaban los diversos rehenes que había ido capturando aquella banda durante mucho tiempo y en uno de los lados la osa, sentada y agotada y Lyath con una aspecto no mucho mejor; al parecer se habían encargado de quitarles los grilletes.
-Vaya, se os ha dado muy bien. - dijo Toro con una amplia sonrisa. - Vamos fuera, creo que ya hemos acabado aquí.
Encabezando la marcha de los liberados, Toro nos guió hasta el exterior, cuyo aire nocturno recibí con alivió; había tenido que soportar durante mucho tiempo el olor a sangre y muerte para mi gusto.
Miré a nuestro improvisado grupo; todos estábamos agotados y os habíamos ganado un buen descanso.
-Bueno... ha llegado de nuevo el momento de separarse y descansar, creo que nos lo hemos ganado. - dije sonriendo gastando en eso la totalidad de mis fuerzas. -¿Estaréis bien solas? - dije mirando a ambas pero más a Lyath por ser la que más había sufrido.
-Eres un mal hijo. - el hombre sonrío dándole una pausa al combate. -Tu madre te extraña mucho pero tu no has ido a verla.
"¿¡Que!?" me revolví contra el lobo al igual que lo solía hacer él, lo que hizo que este gruñera por el dolor de cabeza que ahora le producía.
[color:1929=990000]"¡No seas ingenuo! ¡Te está engañando!" rugió mentalmente perdiendo totalmente la concentración en el combate. "Y si no me da igual ¡No me importa tu lastimosa progenitora!"
"¡Pe-pe-pero..."
Mis palabras se congelaron en la nada de nuestra cabeza al sentir como unas hojas afiladas entraban en nuestro cuerpo por el costado. Los ojos dolorosos del lobo visualizaron al enemigo que sonreí ante nuestro dolor, triunfante al haber obtenido lo que buscaba, distraernos. Pero el lobo no iba a ser tan fácil de vencer. En un movimiento inesperado, se olvido de aquella grave herida y abrió sus fauces para cercenar con sus dientes el brazo de su agresor. Este grito mientras el dolor del lobo se transmitía al mordisco que amenazaba con arrancarle medio brazo. Podía ser muy poderoso, pero sería muy difícil que se curara de algo así si seguía el combate, aunque más o menos lo mismo se aplicaba a mi.
Finalmente el lobo tiro, desprendiendo el antebrazo de su presa y con ello sacando las oscuras garras que nos atravesaban. El vampiro gritaba mientras se llevaba inútilmente la mano al codo del brazo herido. Sentí el sabor de la sangre y carne del vampiro mientras esta era masticada e introducida en mi cuerpo haciendo acopio de todas nuestras fuerzas para quedarnos en pie; seguramente mostrando la fortaleza suficiente como para intimidar al enemigo...
-¡Mi señor! - la vampiresa gritó furiosa, enfadada y preocupada al mismo tiempo que se llevaba un tajo superficial por parte de Toro que le hizo añadir una tona de dolor.
Aún así, se consiguió teletransportarse junto a sus sombrar para llegar al lado del herido mirándome con un infinito odio al que el lobo sonrío con orgullo.
-¡Nos las pagaras maldito chiquillo! - y con eso y el sonido de fondo de los gritos del manco desaparecieron.
Apenas unos segundos después el debilitamiento era tal que hizo que el lobo diera con su cuerpo contra el suelo. Sentí como se debilitaba, como le abandonaban las fuerzas, que eran las mías propias, pero aún así me permitía volver a controlarlo todo y a ser más consciente del dolor.
"No te acostumbres a que te devuelva tu cuerpo..." su voz era débil, tanto que hasta me asuste. Es verdad que no nos llevábamos bien pero.... ¿de verdad quería que desapareciera de mi vida después de lo visto en aquella cueva? No, había tomado una decisión y la iba a llevar hasta las ultimas consecuencias.
Tuve que apretar los dientes ante el repentino dolor que me provocó la modificación de mis huesos hasta su forma humana, lo que favoreció a que cuando estos volvieran a su lugar no pudiera mover ni una sola articulación.
-Debería de comenzar a buscarse enemigos más asequibles jefe. - Toro se recostó a mi lado, visiblemente cansado. Era consciente de que le había pedido demasiado al hombre bestia, aquello era demasiado para cualquiera pero... -No se preocupe. Pronto les daremos una paliza que los bardos cantaran durante eones. Vamos, tenemos que ver como les ha ido a las otras dos chicas y salir aquí, ya descansaremos después.
-Toro... lo siento pero... no puedo moverme... - intenté no llorar movido por la rabia y la impotencia ¿por qué la mayoría de las veces tenía que acabar así? Toro tenía razón, escogía a rivales demasiado fuertes para lo débil que era yo; debía de hacerme mucho más fuerte.
-Oh bueno no hay problema. - pese al cansancio que pudiera estar sufriendo, el mercenario me cogió y me llevó cargado al hombro.
Al salir de aquella sala, me llevo bajando por una escalera que conducía a una especie de sótano. Cuando llegamos en su interior estaban los diversos rehenes que había ido capturando aquella banda durante mucho tiempo y en uno de los lados la osa, sentada y agotada y Lyath con una aspecto no mucho mejor; al parecer se habían encargado de quitarles los grilletes.
-Vaya, se os ha dado muy bien. - dijo Toro con una amplia sonrisa. - Vamos fuera, creo que ya hemos acabado aquí.
Encabezando la marcha de los liberados, Toro nos guió hasta el exterior, cuyo aire nocturno recibí con alivió; había tenido que soportar durante mucho tiempo el olor a sangre y muerte para mi gusto.
Miré a nuestro improvisado grupo; todos estábamos agotados y os habíamos ganado un buen descanso.
-Bueno... ha llegado de nuevo el momento de separarse y descansar, creo que nos lo hemos ganado. - dije sonriendo gastando en eso la totalidad de mis fuerzas. -¿Estaréis bien solas? - dije mirando a ambas pero más a Lyath por ser la que más había sufrido.
Ircan
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