La balada del Ragnarök [Libre] [4/4] [Guerra de Lunargenta] [Cerrado]
Página 2 de 2. • Comparte
Página 2 de 2. • 1, 2
Re: La balada del Ragnarök [Libre] [4/4] [Guerra de Lunargenta] [Cerrado]
Finalmente Chimar recibe un poco de crédito por su enorme cerebro, ni siquiera la cazadora puede resistirse a las mezclas inestables que maneja. Sin duda eso corrobora las sabias palabras de su padre que escucho y poco entendió en su momento, “si quieres impresionar a una dama, usa cosas brillantes”.
A partir de allí la misma señorita se encarga de finalizar a los vampiros aturdidos, es claro que llevar dos armas automáticas mejora en gran medida el desempeño y eso le da un par de ideas pertinentes al enano.
Una segunda ballesta de muñeca…
Niega con la cabeza pues aún está en combate pero poco debe hacer, ya no quedan hostiles vivos. Sin vacilar decide seguir a su “responsable a cargo”, la mujer con cara de pocos amigos que asesina gente mala por trabajo.
A medida que avanzan su panorama se pone desagradable en el peor de los sentidos, parece que el grupo de vanguardia desquito un extraño fetiche de carniceros… escenario que rápidamente cobra factura en el niño.
En el nombre “intenta ahogar unas profundas nauseas” de la ciencia…
El olor, las paredes pintadas con sangre y múltiples partes corporales terminan por destruir el control ostentado por Maquiavelo. Se retira a un lugar discreto para vomitar sin mostrar el perturbador proceso a todos.
Con una mueca de malestar se recuesta de la única pared limpia y temblando trata de recomponerse, siente que empieza a desmayarse por lo que tensa su cuerpo para seguir en el mundo de los vivos.
Chimar sabe mejor que nadie lo que es odiar, como todo genio recurre al sentimiento para inspirarse cuando anda en sus momentos de laguna… el nivel de salvajismo que ahora atestigua no tiene justificación.
Ambas chicas debaten acaloradamente mientras el color regresa a las facciones del niño, no besara el suelo esta vez. No es que valore mucho su dignidad enfrente de gente rara, revolcarse en un piso que parece la pescadería del muelle es de lejos la imagen más asquerosa que puede imaginarse.
Aquellas guerreras calman sus ánimos gracias a intervenciones terceras, la trama que manejan es extrañamente ajena para el chico y eso no le causa ninguna gracia. Es claro que sus destinos obedecen a designios más grandes... o a la peor de las suertes.
“Voy a vomitar otra vez…”
Piensa al ver como interrogan a un desdichado vampiro sobreviviente, es claro que la escena lo hace hablar más rápido que cualquier técnica de intimidación usada. Suelta datos pertinentes llamando la atención de oídos atentos y luego se le concede el beneficio de la poca importancia.
Básicamente la fuente queda relegada e ignorada, su mejor escenario vale destacar. Al niño genio no puede importarle menos el destino de un frijol vampiro asustado, que siga su camino o no le trae sin cuidado. Pese a todo debe admitir que la experiencia le recuerda a su hermano gorrión Ralphy y la “condición” que padece, ese sería el único vampiro que defendería con todas sus fuerzas.
¿Alguien puede decirme “resiste exitosamente ganas de vomitar residuales” de que rayos hablan?
No es que sea chismoso “que lo es” pero le gustaría enterarse un poco de la situación. Vampiros superpoderosos, jinetes del apocalipsis y tramas de venganza suelen ser el tipo de cosas que merecen la pena tener presentes cuando acontecen en el vecindario… se lo gano luego de que doña andrajos hiciera una fiesta de te rojo en su presencia.
A partir de allí la misma señorita se encarga de finalizar a los vampiros aturdidos, es claro que llevar dos armas automáticas mejora en gran medida el desempeño y eso le da un par de ideas pertinentes al enano.
Una segunda ballesta de muñeca…
Niega con la cabeza pues aún está en combate pero poco debe hacer, ya no quedan hostiles vivos. Sin vacilar decide seguir a su “responsable a cargo”, la mujer con cara de pocos amigos que asesina gente mala por trabajo.
A medida que avanzan su panorama se pone desagradable en el peor de los sentidos, parece que el grupo de vanguardia desquito un extraño fetiche de carniceros… escenario que rápidamente cobra factura en el niño.
En el nombre “intenta ahogar unas profundas nauseas” de la ciencia…
El olor, las paredes pintadas con sangre y múltiples partes corporales terminan por destruir el control ostentado por Maquiavelo. Se retira a un lugar discreto para vomitar sin mostrar el perturbador proceso a todos.
Con una mueca de malestar se recuesta de la única pared limpia y temblando trata de recomponerse, siente que empieza a desmayarse por lo que tensa su cuerpo para seguir en el mundo de los vivos.
Chimar sabe mejor que nadie lo que es odiar, como todo genio recurre al sentimiento para inspirarse cuando anda en sus momentos de laguna… el nivel de salvajismo que ahora atestigua no tiene justificación.
Ambas chicas debaten acaloradamente mientras el color regresa a las facciones del niño, no besara el suelo esta vez. No es que valore mucho su dignidad enfrente de gente rara, revolcarse en un piso que parece la pescadería del muelle es de lejos la imagen más asquerosa que puede imaginarse.
Aquellas guerreras calman sus ánimos gracias a intervenciones terceras, la trama que manejan es extrañamente ajena para el chico y eso no le causa ninguna gracia. Es claro que sus destinos obedecen a designios más grandes... o a la peor de las suertes.
“Voy a vomitar otra vez…”
Piensa al ver como interrogan a un desdichado vampiro sobreviviente, es claro que la escena lo hace hablar más rápido que cualquier técnica de intimidación usada. Suelta datos pertinentes llamando la atención de oídos atentos y luego se le concede el beneficio de la poca importancia.
Básicamente la fuente queda relegada e ignorada, su mejor escenario vale destacar. Al niño genio no puede importarle menos el destino de un frijol vampiro asustado, que siga su camino o no le trae sin cuidado. Pese a todo debe admitir que la experiencia le recuerda a su hermano gorrión Ralphy y la “condición” que padece, ese sería el único vampiro que defendería con todas sus fuerzas.
¿Alguien puede decirme “resiste exitosamente ganas de vomitar residuales” de que rayos hablan?
No es que sea chismoso “que lo es” pero le gustaría enterarse un poco de la situación. Vampiros superpoderosos, jinetes del apocalipsis y tramas de venganza suelen ser el tipo de cosas que merecen la pena tener presentes cuando acontecen en el vecindario… se lo gano luego de que doña andrajos hiciera una fiesta de te rojo en su presencia.
Invitado
Invitado
Invitado
Re: La balada del Ragnarök [Libre] [4/4] [Guerra de Lunargenta] [Cerrado]
Miré a Elen mientras explicaba por qué había realizado aquella masacre con los chupasangres. Ella se excusaba en que los vampiros no serían mucho más condescendientes con nosotros. Sin duda era cierto, pero eso no implicaba que todos tuviésemos que ser como ellos. Precisamente, lo que nos diferenciaba a nosotros, los brujos, de una civilización caótica como era la de los chupasangres, era la cabeza y el conocimiento. Aún así, no era momento para debatir nada. – Mira, déjalo. No voy a discutir contigo ahora. – contesté de mala manera para cerrar el dichoso tema. Y devolver la mirada al vampiro.
En el fondo era mi mejor amiga. Y lo único que buscaba era que no se dejara vencer por las almas oscuras que sabía portaba su medallón. Algo habría que hacer con el medallón solar y las reliquias de los centinelas una vez todo acabara. Pero eso sería harina de otro costal.
Por su parte, el pequeño parecía asustado y compungido por lo acontecido. Se apartó un poco con cara de devolver a no mucho tardar. Le miré seria aunque no le presté demasiado aprecio, mientras con un simple gesto con la mano indiqué a Nick y Hannah que desataran los cordajes con los que retenían a los prisioneros, tan impresionados como nosotros mismos.
Después de aquello, Elen afirmó que iría a por Géminis. Alcé una ceja con sorpresa. Parece que la antigua bruja prefería vengar su conversión que derrotar. Aunque su idea parecía ir algo más allá. Por lo visto, la chupasangres poseía algún tipo de objeto que alguna propiedad especial debía de tener y que hacía que cayera sobre ella la responsabilidad. Simplemente asentí. Lo cierto es que me vendría bien en el combate, pero era mejor así.
-Que… Queridas. Por favor, ¿me dejaréis escapar, verdad? Os he contado todo cuanto sé. – decía el nervioso chupasangres.
-No. – respondí desenfundando rápidamente mi ballesta de mano, y disparándole desde la cadera directamente a la frente. Acabando con su vida.
A continuación me di la vuelta y miré por la ventana. El pequeño preguntó que era lo que ocurría. Pero ante lo que acontecía, tenía muchas cosas en las que pensar que explicarle a un mocoso que era lo que se avecinaba. Jules, que tenía más talento con los pequeños, le dio un pequeño achuchón en el pelo y respondió sus inquietudes.
-Digamos que se avecinan problemas. – comentó con una sonrisa. – Y si ves unos tipos con armaduras negras montados en caballos negros e incendiarios a su paso, procura esconderte. – aconsejó el brujo en una visión de cómo él veía a los jinetes oscuros.
Jules se acercó a continuación a la ventana en la que aguardaba, de brazos cruzados, mirando la oscura noche. Había luces en la ciudad, y se escuchaban gritos. ¿Cuánta gente estaba sufriendo aquellas noches por los chupasangres? Toda esa gente, necesitaba ayuda. Necesitaba a los cazadores.
-Iré sola. – sentencié. El brujo, atónito, inspiró para tomar aire y replicar. Yo le negué con el dedo. - Y no, no vendrás conmigo. Son demasiados vampiros y la gente te necesita aquí. Volveréis con Cassandra y seguiréis sus instrucciones para limpiar esta ciudad de chupasangres. – ordené. Y es que, ¿quién mejor que la maestra cazadora para matar al rey de los vampiros?
-¡La gente me da igual! – replicó el brujo, abriendo los ojos y tratando de convencerme. – A mí me importas tú, Anastasia. – trató de contestar. Tomando mi mano. Miré con sorpresa. Odiaba que la gente me tocara, pero aquello… Era diferente. Luego le miré a los ojos, donde pude ver su tristeza en los ojos. – La última vez que te dejé sola no fue bien. – comentó en referencia al combate contra Mortagglia, que acabó conmigo desaparecida durante casi un largo año después de un intenso combate en el que casi pierdo la vida de no ser por Belladonna.
-Volveré. – dije sin sonar excesivamente convincente. Y aparté mi mano de la suya. Luego miré a la benjamina de los Calhoun. Me llevé las manos a la nuca y descolgué un colgante que siempre llevaba conmigo. Era un identificativo mío. Era mi amiga, y quería que lo tuviera, Jules ya tenía demasiadas cosas. - ¡Elen! – grité. - ¡Cógelo! – comenté tirándoselo. – Para que te de suerte, ¿vale? – pregunté sin demasiados sentimentalismos, tratando de hacerme la dura. – Buena suerte con la chupasangres.
-¡No! ¡Espera! – gritó Jules. Estirando el brazo por la ventana, mientras me desvanecía en humo y dejaba que éste me arrastrara. El brujo con tanta intensidad que casi se cae por el balcón, quedando agarrado con ambas manos a la barandilla, con impotencia. - ¡Joder! ¡Anastasia! ¿Por qué nunca me escuchas? – preguntó golpeando la barandilla, y perdiendo la mirada en el viento.
Nick y Hannah, que ya habían liberado a los prisioneros, se acercaron a donde se encontraba el brujo, con la ballesta pesada a su espalda con frustración. Él mejor que nadie sabía lo difícil que era derrotar a Vladimir el Inmortal, después de un doble enfrentamiento contra él. El primero, la fecha en la que nos conocimos, acabó con una masacre el día de fundación del gremio. El segundo, hace ya mucho tiempo, concluyó con un enfrentamiento entre ambas y el vampiro intacto.
-¿Volvemos entonces con Cassandra? – preguntó el joven Nick, con frustración, poniéndose. Jules se mordió los labios y se tomó su tiempo.
-Sí. – afirmó el brujo, aceptando la decisión de acatar mi orden… ¡O no! – Iréis y le diréis lo de Vladimir. Que su amiga Anastasia ha decidido tirarse al río. – confirmó.
-¿Pero, y tú no vienes? ¿Qué hay de ti, Jules? – instó Hannah con preocupación.
-¿Yo…? – preguntó, sin saber muy bien que hacer, luego hizo una mueca. – … El loco que se tira detrás de ella. – comentó el brujo, resignado, comenzando a andar. - Cuidad de Rachel. ¡Oh, y Elen, Alister, pequeño...! - Suspiró. - Buena suerte. - comentó perdiéndose por las escaleras del piso inferior.
-¡Pero, Jules! - Nick hizo el amago de salir tras él, pero Overholser le tomó por el hombro y le miró inquisitivamente.
-Es su decisión. - concluyó el silencioso francotirador.
*Off: Sorryyyy por la tardanza >.<. Ando con muchos líos laborales y son unos meses muy intensos para mí. Creo que con este post terminamos ya, ¿no? ¡Buena suerte por la guerra!
En el fondo era mi mejor amiga. Y lo único que buscaba era que no se dejara vencer por las almas oscuras que sabía portaba su medallón. Algo habría que hacer con el medallón solar y las reliquias de los centinelas una vez todo acabara. Pero eso sería harina de otro costal.
Por su parte, el pequeño parecía asustado y compungido por lo acontecido. Se apartó un poco con cara de devolver a no mucho tardar. Le miré seria aunque no le presté demasiado aprecio, mientras con un simple gesto con la mano indiqué a Nick y Hannah que desataran los cordajes con los que retenían a los prisioneros, tan impresionados como nosotros mismos.
Después de aquello, Elen afirmó que iría a por Géminis. Alcé una ceja con sorpresa. Parece que la antigua bruja prefería vengar su conversión que derrotar. Aunque su idea parecía ir algo más allá. Por lo visto, la chupasangres poseía algún tipo de objeto que alguna propiedad especial debía de tener y que hacía que cayera sobre ella la responsabilidad. Simplemente asentí. Lo cierto es que me vendría bien en el combate, pero era mejor así.
-Que… Queridas. Por favor, ¿me dejaréis escapar, verdad? Os he contado todo cuanto sé. – decía el nervioso chupasangres.
-No. – respondí desenfundando rápidamente mi ballesta de mano, y disparándole desde la cadera directamente a la frente. Acabando con su vida.
A continuación me di la vuelta y miré por la ventana. El pequeño preguntó que era lo que ocurría. Pero ante lo que acontecía, tenía muchas cosas en las que pensar que explicarle a un mocoso que era lo que se avecinaba. Jules, que tenía más talento con los pequeños, le dio un pequeño achuchón en el pelo y respondió sus inquietudes.
-Digamos que se avecinan problemas. – comentó con una sonrisa. – Y si ves unos tipos con armaduras negras montados en caballos negros e incendiarios a su paso, procura esconderte. – aconsejó el brujo en una visión de cómo él veía a los jinetes oscuros.
Jules se acercó a continuación a la ventana en la que aguardaba, de brazos cruzados, mirando la oscura noche. Había luces en la ciudad, y se escuchaban gritos. ¿Cuánta gente estaba sufriendo aquellas noches por los chupasangres? Toda esa gente, necesitaba ayuda. Necesitaba a los cazadores.
-Iré sola. – sentencié. El brujo, atónito, inspiró para tomar aire y replicar. Yo le negué con el dedo. - Y no, no vendrás conmigo. Son demasiados vampiros y la gente te necesita aquí. Volveréis con Cassandra y seguiréis sus instrucciones para limpiar esta ciudad de chupasangres. – ordené. Y es que, ¿quién mejor que la maestra cazadora para matar al rey de los vampiros?
-¡La gente me da igual! – replicó el brujo, abriendo los ojos y tratando de convencerme. – A mí me importas tú, Anastasia. – trató de contestar. Tomando mi mano. Miré con sorpresa. Odiaba que la gente me tocara, pero aquello… Era diferente. Luego le miré a los ojos, donde pude ver su tristeza en los ojos. – La última vez que te dejé sola no fue bien. – comentó en referencia al combate contra Mortagglia, que acabó conmigo desaparecida durante casi un largo año después de un intenso combate en el que casi pierdo la vida de no ser por Belladonna.
-Volveré. – dije sin sonar excesivamente convincente. Y aparté mi mano de la suya. Luego miré a la benjamina de los Calhoun. Me llevé las manos a la nuca y descolgué un colgante que siempre llevaba conmigo. Era un identificativo mío. Era mi amiga, y quería que lo tuviera, Jules ya tenía demasiadas cosas. - ¡Elen! – grité. - ¡Cógelo! – comenté tirándoselo. – Para que te de suerte, ¿vale? – pregunté sin demasiados sentimentalismos, tratando de hacerme la dura. – Buena suerte con la chupasangres.
-¡No! ¡Espera! – gritó Jules. Estirando el brazo por la ventana, mientras me desvanecía en humo y dejaba que éste me arrastrara. El brujo con tanta intensidad que casi se cae por el balcón, quedando agarrado con ambas manos a la barandilla, con impotencia. - ¡Joder! ¡Anastasia! ¿Por qué nunca me escuchas? – preguntó golpeando la barandilla, y perdiendo la mirada en el viento.
Nick y Hannah, que ya habían liberado a los prisioneros, se acercaron a donde se encontraba el brujo, con la ballesta pesada a su espalda con frustración. Él mejor que nadie sabía lo difícil que era derrotar a Vladimir el Inmortal, después de un doble enfrentamiento contra él. El primero, la fecha en la que nos conocimos, acabó con una masacre el día de fundación del gremio. El segundo, hace ya mucho tiempo, concluyó con un enfrentamiento entre ambas y el vampiro intacto.
-¿Volvemos entonces con Cassandra? – preguntó el joven Nick, con frustración, poniéndose. Jules se mordió los labios y se tomó su tiempo.
-Sí. – afirmó el brujo, aceptando la decisión de acatar mi orden… ¡O no! – Iréis y le diréis lo de Vladimir. Que su amiga Anastasia ha decidido tirarse al río. – confirmó.
-¿Pero, y tú no vienes? ¿Qué hay de ti, Jules? – instó Hannah con preocupación.
-¿Yo…? – preguntó, sin saber muy bien que hacer, luego hizo una mueca. – … El loco que se tira detrás de ella. – comentó el brujo, resignado, comenzando a andar. - Cuidad de Rachel. ¡Oh, y Elen, Alister, pequeño...! - Suspiró. - Buena suerte. - comentó perdiéndose por las escaleras del piso inferior.
-¡Pero, Jules! - Nick hizo el amago de salir tras él, pero Overholser le tomó por el hombro y le miró inquisitivamente.
-Es su decisión. - concluyó el silencioso francotirador.
*Off: Sorryyyy por la tardanza >.<. Ando con muchos líos laborales y son unos meses muy intensos para mí. Creo que con este post terminamos ya, ¿no? ¡Buena suerte por la guerra!
- Medallón que Huri da a Elen (con cadena):
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Anastasia Boisson
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 627
Nivel de PJ : : 7
Re: La balada del Ragnarök [Libre] [4/4] [Guerra de Lunargenta] [Cerrado]
La de cabellos cenicientos clavó sus ojos en la maestra cazadora, sin prestar demasiada atención a los sonidos que hacía Chimar, que ante la escena no pudo evitar apartarse hasta un rincón para vomitar. Solo era un chico, y aunque se mostraba valiente no estaba preparado para ciertas cosas, algo que le pasaría factura si no abandonaba la ciudad antes de que los jinetes apareciesen. Lo que tenía ante sí no sería nada en comparación con la obra de los Tarmúnil, Elen lo sabía perfectamente porque ya lo había visto en sus pesadillas, una y otra vez.
Consciente de que Huracán seguía enfadada con sus acciones, por el tono en que habló para zanjar el tema, la vampira guardó silencio y disipó las sombras que daban a sus manos aspecto de garras, dando por finalizado el combate, ya que cualquiera de los cazadores podría encargarse de acabar con el chupasangres que quedaba en el suelo. Al parecer estaban de acuerdo en separarse, quizá fuese la mejor opción teniendo en cuenta lo ocurrido en la base de la Hermandad, cuando ambas terminaron luchando entre ellas por culpa de Vladimir. - Ojalá le hubiese hecho caso entonces. - pensó, pero ninguna de las dos conocía el verdadero poder el Inmortal, era muy posible que no hubiesen podido con él ni siquiera estando juntas.
Y aunque lo hubiesen conseguido… ¿habría cargado a su amiga con el peso del rubí de sangre? La idea no le agradaba, no quería que la misma oscuridad que a veces nublaba su juicio terminase cambiando a Anastasia, ella no debía acabar así… perdiéndose en la corrupción de la reliquia al igual que su predecesor. Sin apartar la mirada de la bruja, Elen escuchó el nervioso ruego de su congénere, que una vez más intentaba salvar el pellejo, algo que no consiguió. Podía estar contento, la cazadora el dio una muerte rápida y limpia, cosa que no habría tenido si la señora de sombras hubiese intervenido.
Tras esto, y ya algo más recompuesto después de asimilar la matanza que había tenido lugar allí, Chimar se atrevió a preguntar de que iba todo aquello, gesto comprensible ya que seguramente no habría escuchado hablar antes ni del centinela del oeste ni de su fulana, mucho menos de los jinetes. Huracán no respondió, en vez de eso se giró hacia una de las ventanas, por lo que fue Jules quien a grandes rasgos, le explicó lo que estaba por venir. La benjamina de los Calhoun cruzó los brazos sobre el pecho y escuchó la descripción que el brujo daba sus enemigos, trayendo a la mente las nítidas imágenes de todos ellos.
Sus caminos se habían cruzado ya en tres ocasiones, la primera en la cima de isla lunar, donde por no obedecer las órdenes de Tarivius tuvo su primer enfrentamiento con uno de ellos, la segunda en el pasado, durante la guerra entre elfos y magos, a donde la de ojos verdes tuvo que viajar con ayuda de un objeto mágico para que los tempóreos no alterasen lo ocurrido entonces. Aquello le resultó frustrante, no solo por tener que enmascarar su identidad para hacerse pasar por una hija del bosque sino porque le tocó defender a los culpables de su maldición ante sus atacantes, cuando en realidad lo que más deseaba era unirse a éstos últimos para matarlos antes de que obtuviesen su oscuro poder.
Por último estaba su encuentro en los bosques del este, cuando Verzhela Tarmúnil apareció de la nada para guiarlos al templo y engañarlos, conduciéndolos directamente hacia el portal que conectaba Aerandir con el Oblivion, su hogar. La otrora hechicera aún recordaba el pesado ambiente del lugar, lo árido del paisaje… todo, pero la imagen más clara que tenía de aquel día era la de sus oponentes, ataviados con sus negras armaduras cubiertas de calaveras, y como Tyrande en una demostración de poder había reducido a pedazos a Verzhela antes de quedar atrapada en aquel lugar. Los demás consiguieron escapar pero habían perdido a una gran mujer, lo que supuso un duro golpe para Melena Blanca pero que sirvió para que se uniese a su causa, movido por la venganza.
Dejando escapar un triste suspiro, la joven se percató de que Jules estaba ahora junto a su compañera, la cual se empeñaba en ir sola al encuentro de Vladimir para dejar que el resto de cazadores siguiesen con su trabajo en la ciudad. - Mala idea. - se dijo interiormente, mientras avanzaba hacia ambos para intervenir e intentar que la tensai de aire entrase en razón. Lo que vio a continuación se le hizo familiar, el brujo, tomándola de la mano, confesó que solo le importaba ella, y con cierto remordimiento añadió un comentario acerca de la batalla contra Mortagglia, en la que ambos creyeron ver morir a Anastasia y lo pasaron bastante mal. ¿Él también se culpaba por aquello? Todo apuntaba a que sí.
Elen se detuvo a medio camino y echó la vista atrás, buscando el rostro del dragón, que tal como pensaba se había visto reflejado y parecía cabizbajo. No había día en que Alister no se culpase por lo ocurrido en isla volcánica, por no haber estado a su lado en la batalla para evitar que Géminis la alcanzase y la dejase al borde de la muerte, puede que no hablase al respecto pero no hacía falta, ella lo veía en sus ojos, en la tristeza e impotencia con que la miraba cuando la sed empezaba a atormentarla de nuevo. ¿Podían encontrarse en la misma situación sus amigos? Tenía sentido, viajaban juntos desde hacía mucho y quizá con el tiempo hubiesen dejado de ser solo compañeros de gremio para ser algo más. Hasta el momento la señora de sombras no se había planteado tal idea acerca de ellos pero no le desagradaba, ambos se merecían algo de felicidad en sus vidas, y no se le ocurría mejor persona que Jules para acompañar a Anastasia.
La voz de la maestra volvió a captar su atención, justo a tiempo para que viese como se quitaba un colgante y lo lanzaba en su dirección. Ágilmente, la vampira dio un paso hacia delante y estiró el brazo para atraparlo en el aire, aferrándolo con fuerza mientras escuchaba las palabras de su amiga. - Huri espera, Vladimir es demasiado peligroso, no puedes ir sola. - trató de convencerla, pero la bruja estaba decidida a marcharse. - ¡Huri! - exclamó al verla desvanecerse. - ¡Ten cuidado! - añadió desde la misma ventana, donde Jules golpeaba la barandilla con impotencia tras estar a punto de caerse.
Sin su líder los miembros más recientes del gremio acudieron al mago para saber qué hacer a continuación, pero éste no iba a acatar las órdenes que se le habían dado, en vez de eso dijo al resto que buscasen a Cassandra para contarle lo que Anastasia planeaba hacer, revelando que su intención era ir tras la cazadora. - Buena suerte, a los dos. - alcanzó a decir antes de perderlo de vista en las escaleras que iban al piso inferior. Con lentitud, la de cabellos cenicientos abrió la mano y examinó el colgante que sostenía, siguiendo las finas líneas que formaban a inicial de los Boisson, no se separaría de aquel objeto, y rezaría a los dioses para que ambas saliesen con vida de aquella guerra y pudiesen volver a encontrarse.
Sin dudarlo se lo puso al cuello junto con el medallón solar, guardándolo por dentro de su camisa para no perderlo, luego alzó la mirada para buscar los ojos del dragón. - Nosotras nos lanzamos al abismo y vosotros nos seguís a ciegas… solo espero que ninguna de las dos tenga que cargar con una muerte en su conciencia cuando esto acabe. - comentó, viendo una clara similitud entre la situación que se daba entre el par de cazadores y la de ellos. - ¿Podéis encargaros de esta gente? - preguntó, dirigiéndose a Overholser. Él hombre asintió con la cabeza en respuesta, tomando las riendas de la situación hasta que encontrasen a Cassandra para ponerse a su servicio. - Tú también deberías salir de aquí Chimar, las cosas se van a poner feas en Lunargenta durante los próximos días… intenta evitar los problemas. - añadió al poco, posando su vista sobre el chico.
Una vez dicho esto la vampira avanzó hacia su compañero en silencio, tomándolo del brazo en cuanto lo tuvo al lado. - Volvamos a la posada, no quiero seguir en la calle esta noche. - musitó, y tras dedicar un fugaz vistazo a los demás, la pareja abandonó el edificio. - Sé que estás enfadado, te lo noto… cuando lleguemos a la habitación podrás echarme en cara lo que quieras. - dijo, en cuanto cruzaron la planta baja y salieron al exterior. - Ya sabes lo que pienso de tus sombras. - fue lo único que respondió el alado, con tono serio. Elen dejó escapar un suspiro de resignación, sí, sabía perfectamente que no le gustaba el vínculo que se estaba creando entre ella y las almas del medallón, pero hasta el momento sus criaturas habían demostrado sobradamente lo útiles que podían llegar a ser.
Consciente de que Huracán seguía enfadada con sus acciones, por el tono en que habló para zanjar el tema, la vampira guardó silencio y disipó las sombras que daban a sus manos aspecto de garras, dando por finalizado el combate, ya que cualquiera de los cazadores podría encargarse de acabar con el chupasangres que quedaba en el suelo. Al parecer estaban de acuerdo en separarse, quizá fuese la mejor opción teniendo en cuenta lo ocurrido en la base de la Hermandad, cuando ambas terminaron luchando entre ellas por culpa de Vladimir. - Ojalá le hubiese hecho caso entonces. - pensó, pero ninguna de las dos conocía el verdadero poder el Inmortal, era muy posible que no hubiesen podido con él ni siquiera estando juntas.
Y aunque lo hubiesen conseguido… ¿habría cargado a su amiga con el peso del rubí de sangre? La idea no le agradaba, no quería que la misma oscuridad que a veces nublaba su juicio terminase cambiando a Anastasia, ella no debía acabar así… perdiéndose en la corrupción de la reliquia al igual que su predecesor. Sin apartar la mirada de la bruja, Elen escuchó el nervioso ruego de su congénere, que una vez más intentaba salvar el pellejo, algo que no consiguió. Podía estar contento, la cazadora el dio una muerte rápida y limpia, cosa que no habría tenido si la señora de sombras hubiese intervenido.
Tras esto, y ya algo más recompuesto después de asimilar la matanza que había tenido lugar allí, Chimar se atrevió a preguntar de que iba todo aquello, gesto comprensible ya que seguramente no habría escuchado hablar antes ni del centinela del oeste ni de su fulana, mucho menos de los jinetes. Huracán no respondió, en vez de eso se giró hacia una de las ventanas, por lo que fue Jules quien a grandes rasgos, le explicó lo que estaba por venir. La benjamina de los Calhoun cruzó los brazos sobre el pecho y escuchó la descripción que el brujo daba sus enemigos, trayendo a la mente las nítidas imágenes de todos ellos.
Sus caminos se habían cruzado ya en tres ocasiones, la primera en la cima de isla lunar, donde por no obedecer las órdenes de Tarivius tuvo su primer enfrentamiento con uno de ellos, la segunda en el pasado, durante la guerra entre elfos y magos, a donde la de ojos verdes tuvo que viajar con ayuda de un objeto mágico para que los tempóreos no alterasen lo ocurrido entonces. Aquello le resultó frustrante, no solo por tener que enmascarar su identidad para hacerse pasar por una hija del bosque sino porque le tocó defender a los culpables de su maldición ante sus atacantes, cuando en realidad lo que más deseaba era unirse a éstos últimos para matarlos antes de que obtuviesen su oscuro poder.
Por último estaba su encuentro en los bosques del este, cuando Verzhela Tarmúnil apareció de la nada para guiarlos al templo y engañarlos, conduciéndolos directamente hacia el portal que conectaba Aerandir con el Oblivion, su hogar. La otrora hechicera aún recordaba el pesado ambiente del lugar, lo árido del paisaje… todo, pero la imagen más clara que tenía de aquel día era la de sus oponentes, ataviados con sus negras armaduras cubiertas de calaveras, y como Tyrande en una demostración de poder había reducido a pedazos a Verzhela antes de quedar atrapada en aquel lugar. Los demás consiguieron escapar pero habían perdido a una gran mujer, lo que supuso un duro golpe para Melena Blanca pero que sirvió para que se uniese a su causa, movido por la venganza.
Dejando escapar un triste suspiro, la joven se percató de que Jules estaba ahora junto a su compañera, la cual se empeñaba en ir sola al encuentro de Vladimir para dejar que el resto de cazadores siguiesen con su trabajo en la ciudad. - Mala idea. - se dijo interiormente, mientras avanzaba hacia ambos para intervenir e intentar que la tensai de aire entrase en razón. Lo que vio a continuación se le hizo familiar, el brujo, tomándola de la mano, confesó que solo le importaba ella, y con cierto remordimiento añadió un comentario acerca de la batalla contra Mortagglia, en la que ambos creyeron ver morir a Anastasia y lo pasaron bastante mal. ¿Él también se culpaba por aquello? Todo apuntaba a que sí.
Elen se detuvo a medio camino y echó la vista atrás, buscando el rostro del dragón, que tal como pensaba se había visto reflejado y parecía cabizbajo. No había día en que Alister no se culpase por lo ocurrido en isla volcánica, por no haber estado a su lado en la batalla para evitar que Géminis la alcanzase y la dejase al borde de la muerte, puede que no hablase al respecto pero no hacía falta, ella lo veía en sus ojos, en la tristeza e impotencia con que la miraba cuando la sed empezaba a atormentarla de nuevo. ¿Podían encontrarse en la misma situación sus amigos? Tenía sentido, viajaban juntos desde hacía mucho y quizá con el tiempo hubiesen dejado de ser solo compañeros de gremio para ser algo más. Hasta el momento la señora de sombras no se había planteado tal idea acerca de ellos pero no le desagradaba, ambos se merecían algo de felicidad en sus vidas, y no se le ocurría mejor persona que Jules para acompañar a Anastasia.
La voz de la maestra volvió a captar su atención, justo a tiempo para que viese como se quitaba un colgante y lo lanzaba en su dirección. Ágilmente, la vampira dio un paso hacia delante y estiró el brazo para atraparlo en el aire, aferrándolo con fuerza mientras escuchaba las palabras de su amiga. - Huri espera, Vladimir es demasiado peligroso, no puedes ir sola. - trató de convencerla, pero la bruja estaba decidida a marcharse. - ¡Huri! - exclamó al verla desvanecerse. - ¡Ten cuidado! - añadió desde la misma ventana, donde Jules golpeaba la barandilla con impotencia tras estar a punto de caerse.
Sin su líder los miembros más recientes del gremio acudieron al mago para saber qué hacer a continuación, pero éste no iba a acatar las órdenes que se le habían dado, en vez de eso dijo al resto que buscasen a Cassandra para contarle lo que Anastasia planeaba hacer, revelando que su intención era ir tras la cazadora. - Buena suerte, a los dos. - alcanzó a decir antes de perderlo de vista en las escaleras que iban al piso inferior. Con lentitud, la de cabellos cenicientos abrió la mano y examinó el colgante que sostenía, siguiendo las finas líneas que formaban a inicial de los Boisson, no se separaría de aquel objeto, y rezaría a los dioses para que ambas saliesen con vida de aquella guerra y pudiesen volver a encontrarse.
Sin dudarlo se lo puso al cuello junto con el medallón solar, guardándolo por dentro de su camisa para no perderlo, luego alzó la mirada para buscar los ojos del dragón. - Nosotras nos lanzamos al abismo y vosotros nos seguís a ciegas… solo espero que ninguna de las dos tenga que cargar con una muerte en su conciencia cuando esto acabe. - comentó, viendo una clara similitud entre la situación que se daba entre el par de cazadores y la de ellos. - ¿Podéis encargaros de esta gente? - preguntó, dirigiéndose a Overholser. Él hombre asintió con la cabeza en respuesta, tomando las riendas de la situación hasta que encontrasen a Cassandra para ponerse a su servicio. - Tú también deberías salir de aquí Chimar, las cosas se van a poner feas en Lunargenta durante los próximos días… intenta evitar los problemas. - añadió al poco, posando su vista sobre el chico.
Una vez dicho esto la vampira avanzó hacia su compañero en silencio, tomándolo del brazo en cuanto lo tuvo al lado. - Volvamos a la posada, no quiero seguir en la calle esta noche. - musitó, y tras dedicar un fugaz vistazo a los demás, la pareja abandonó el edificio. - Sé que estás enfadado, te lo noto… cuando lleguemos a la habitación podrás echarme en cara lo que quieras. - dijo, en cuanto cruzaron la planta baja y salieron al exterior. - Ya sabes lo que pienso de tus sombras. - fue lo único que respondió el alado, con tono serio. Elen dejó escapar un suspiro de resignación, sí, sabía perfectamente que no le gustaba el vínculo que se estaba creando entre ella y las almas del medallón, pero hasta el momento sus criaturas habían demostrado sobradamente lo útiles que podían llegar a ser.
Elen Calhoun
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1954
Nivel de PJ : : 10
Re: La balada del Ragnarök [Libre] [4/4] [Guerra de Lunargenta] [Cerrado]
Por suerte ambas mujeres deciden no matarse entre ellas. Eso hubiera sido interesante de ver, interesante y muy traumático... una línea seguida en toda la aventura actual si se piensa con la cabeza fría.
Ninguna de las señoritas responde la interrogante del niño, por suerte uno de sus seguidores se muestra más dispuesto a compartir información. No se puede decir que ambas damas tengan los mejores modales del palacio pero la aventura prolongada tiene ese efecto.
“Excelente”…
Suena a pura fantasía pero Chimar ha recorrido Aerandir de lado a lado, sabe que existen cosas siniestras escondidas entre las sombras. Es un mundo con muchas entidades inexplicables que siempre tratan de imponer sus intereses.
Suspira, como si la guerra aproximándose no fuera suficiente ahora también debe preocuparse de cuatro locos montados en caballos ardientes… es claro que nunca podrá alcanzar un estado de aburrimiento pleno.
Terminan ejecutando al vampiro informante, una movida predecible pero que sigue resultando fría. Sin duda existen facciones más violentas que otras, conviene tener a los cazadores en buenos términos.
Al menos fue rápido, algo que muchos de sus compañeros hubieran deseado instantes atrás. Mientras los elementos menos importantes del entorno se encargan de liberar prisioneros y hacer conteo, otra cosa se cuece bajo las miradas de todos.
Es claro que Anastasia, Huri o como se llame tiene intenciones de meterse con un elemento peligroso, sus compañeros no comparten la suicida iniciativa e intentan hacerla entrar en razón… sin mucho éxito vale destacar.
“Es como un déjà vu”
Sabe bien lo que es tener un amigo “único” con poco aprecio por su propia integridad personal, se puede ver reflejado en las acciones que tienen lugar a su alrededor en este momento. Dem siempre termina involucrándose en cosas feas… y su hermano menor debe salvarle el trasero con regularidad.
Los intentos no surten efecto y la líder del grupo cazador sale a buscar su objetivo, poco después uno de sus elementos avanza también en clara desobediencia. Maquiavelo no es chismoso aunque intentara seguir la trama recién descubierta por deporte.
Lo intentare pero no prometo nada jeje.
Dice con tono inocente, jamás rechaza una aventura y esta vez no será diferente. Podrá parecer débil pero tiene buena experiencia sorteando situaciones difíciles, eso sin mencionar que ahora todo explota en su patio trasero.
Que la suerte nos acompañe a todos.
Dice esto último como despedida y salta por la ventana, es poca altura así que con dos volteretas logra aterrizar bien. Algo le dice que falta poco para el inicio de la locura, debe preparar algunas cosas previas al conflicto abierto.
Ninguna de las señoritas responde la interrogante del niño, por suerte uno de sus seguidores se muestra más dispuesto a compartir información. No se puede decir que ambas damas tengan los mejores modales del palacio pero la aventura prolongada tiene ese efecto.
“Excelente”…
Suena a pura fantasía pero Chimar ha recorrido Aerandir de lado a lado, sabe que existen cosas siniestras escondidas entre las sombras. Es un mundo con muchas entidades inexplicables que siempre tratan de imponer sus intereses.
Suspira, como si la guerra aproximándose no fuera suficiente ahora también debe preocuparse de cuatro locos montados en caballos ardientes… es claro que nunca podrá alcanzar un estado de aburrimiento pleno.
Terminan ejecutando al vampiro informante, una movida predecible pero que sigue resultando fría. Sin duda existen facciones más violentas que otras, conviene tener a los cazadores en buenos términos.
Al menos fue rápido, algo que muchos de sus compañeros hubieran deseado instantes atrás. Mientras los elementos menos importantes del entorno se encargan de liberar prisioneros y hacer conteo, otra cosa se cuece bajo las miradas de todos.
Es claro que Anastasia, Huri o como se llame tiene intenciones de meterse con un elemento peligroso, sus compañeros no comparten la suicida iniciativa e intentan hacerla entrar en razón… sin mucho éxito vale destacar.
“Es como un déjà vu”
Sabe bien lo que es tener un amigo “único” con poco aprecio por su propia integridad personal, se puede ver reflejado en las acciones que tienen lugar a su alrededor en este momento. Dem siempre termina involucrándose en cosas feas… y su hermano menor debe salvarle el trasero con regularidad.
Los intentos no surten efecto y la líder del grupo cazador sale a buscar su objetivo, poco después uno de sus elementos avanza también en clara desobediencia. Maquiavelo no es chismoso aunque intentara seguir la trama recién descubierta por deporte.
Lo intentare pero no prometo nada jeje.
Dice con tono inocente, jamás rechaza una aventura y esta vez no será diferente. Podrá parecer débil pero tiene buena experiencia sorteando situaciones difíciles, eso sin mencionar que ahora todo explota en su patio trasero.
Que la suerte nos acompañe a todos.
Dice esto último como despedida y salta por la ventana, es poca altura así que con dos volteretas logra aterrizar bien. Algo le dice que falta poco para el inicio de la locura, debe preparar algunas cosas previas al conflicto abierto.
Invitado
Invitado
Invitado
Re: La balada del Ragnarök [Libre] [4/4] [Guerra de Lunargenta] [Cerrado]
A pesar de lo que decían de él, era un hombre (un muerto) considerado y educado. Llamó a la puerta de la habitación y pidió permiso para pasar. No hubo respuesta. Elen Calhoun estaría en el salón tomando la cena o en la ducha limpiándose toda esa sangre de vampiro de sus más recientes batallas. Ante esta posibilidad, hechizó la cerradura de la habitación. La puerta se abrió lentamente como si le estuviera invitando a pasar, el hombre hizo una sutil reverencia y aceptó la invitación. Tras de él, la puerta se cerró con la misma lentitud con la que se había abierto. Se sentó en una esquina de la cama y esperó.
Elen Calhoun se encontró con la puerta de la habitación cerrada con llave y, en su interior, con un hombre que nunca había visto, pero que bien sabía quién era.
-Tiene motivos para estar furiosa conmigo, pero yo de usted no lo haría señorita Calhoun, tiene las de perder- el hombre se levantó de la cama e hizo una reverencia ante Elen- Ha sido todo un improperio, por mi parte, colarme en su habitación. Déjeme que le explique. Estaba cerrada y ambas necesitábamos un lugar tranquilo en el que hablar. ¿No le parece? Tenemos asuntos muy importantes que tratar, no querrá que cualquiera nos escuche. Venga, siéntese a mi lado y escúcheme. ¿No? Prefiere quedarse ahí plantada. Como usted quiera. Debe de seguir estando molesta conmigo, la comprendo y no le llevaría la contraria por eso. Quiere mantener la distancia conmigo porque conoce mis poderes y sabe de lo que soy y no soy capaz de hacer. Está bien. Dígame, ¿cómo me ha descubierto? Nadie más que usted me reconoció días atrás en aquella taberna. Aerandir entera se ilusionó con mis vagas palabras y promesas vacías. Vieron un agradable anciano donde se escondía un nigromante taimado. Dígame, ¿qué me delató? Lo vi en sus ojos. Me reconoció en aquel mismo instante. Por ese motivo quise hablar directamente con usted sin usar a mis discípulos como intermediario y hoy me presento con mi verdadero rostro, y no el que utilizo para las guerras ni en celebraciones. Me sorprendiste. ¿No quiere hablar conmigo? Muy inteligente, es usted una negociadora nata. Si quiero respuestas a mis preguntas he de pagar con la misma moneda: respuestas a sus preguntas-.
El nigromante que a veces utilizaba el nombre de Randall Flagg y otras veces el de El Hombre Muerto dio dos aplausos. La habitación se tiñó de las mismas sombras con las que ahora Elen Calhoun combatía y disfrutaba. A los pies de la bruja se formó una densa capa humareda gris que iba tomando la forma del mapa de Aerandir. Con un movimiento de manos, el nigromante separó los reinos.
-Así es como están ahora. Usted misma es una de las causas por las que Aerandir esté dividida. Dígame. ¿Ha viajado alguna a Sacrestic Ville por algún otro motivo que no sea matar vampiros? ¿Ha disfrutado de su gastronomía o visitado sus bibliotecas? Lo mismo podía decir usted de ellos. ¿Ha visto a algún vampiro en Verisar que no hiciese acopio de la sangre de los humanos? ¿Y qué me dice de los dragones? Es una raza sabia y venerable, pero hostiles a la hora de tratar con los extranjeros a sus tierras. Quizás los elfos sean más considerados con sus turistas, puesto que no los tienen. ¿Ha visitado alguna vez Sandorai? Déjeme aconsejarle que no hay época del año en la que la visita sea de su agrado. Las brujas, o si me disculpa las vampiresas, son recibidas con flechas y magia.
El Cuervo del Odio ha anidado en Aerandir. Siendo justos, se instauró hace siglos y nadie se dio cuenta. El pajarraco puso sus huevos que y los empolla con mimo. Los polluelos que nacen se reciben el nombre de las guerras que ha leído en los libros y que vive en nuestros días. ¿Capta mi símil? Sí, ya veo que lo hace. Tengo la intención de tomar el control de Aerandir y para ello utilizaré El Cuervo del Odio. Las familias se enfrentarán las unas con las otras, el hombre matará a su hermano y la mujer a sus hijos. Al final, todos los huevos habrán eclosionado y el pájaro abandonará su nido. Yo tomaré su lugar. Igual que el odio en nuestros días, yo reinaré sobre Aerandir. La haré mía. La diferencia se halla en que no haré fuerza por separarla, sino que la unificaré en un solo ser-.
A medida que hablaba, la habitación se iba llenando de cuervos. ¿Quién había abierto las ventanas? Nadie, estaban cerradas. Los cuervos surgían de las sombras que el nigromante había invocado. Se posaban sobre las estanterías, en el cabecero de la cama, en los hombros de la señorita Calhoun y en los del nigromante.
-La primera prueba que le mandé era para saber si iba ser de mi confianza. La ha fracasado. Una lástima. Me habría agradado estar a su lado cuando las inevitables guerras estallen. He de suponer que va a combatir en mi contra. Cosa que ya le he dicho que sería inútil. ¿Insiste? Suelte la espada; haga el favor-.
Los cuervos se abalanzaron contra la mujer; como estaban hechos de sombra, la atravesaron sin hacerle daño. El nigromante sonreía en la cama.
-Con un chasquido de dedos, las sombras se harán tangibles y los picos de los cuervos serán tan afilados como espadas. ¿Es eso lo que quiere? ¿Morir sin el apremiante de poder defenderse? Este no es su destino, señorita Calhoun. Su destino, firmado por los Dioses, es morir en la batalla por la causa que crea justa. Deje que le ayude-.
Las sombras, tanto los cuervos como la niebla del suelo, entraron en el cuerpo de la bruja por la boca, orejas y los orificios de la nariz. El nigromante se colocó frente a la bruja (y vampiresa) tan cerca que casi podría estar besándose; abrió la boca y, si es que hubo algún beso, éste estaba teñido de sombra y maldad.
* Elen Calhoun: Esto es una consecuencia del Evento: "Uníos a Randall Flagg". Eres la primera persona que se encuentra cara a cara con el auténtico rostro de El Hombre Muerto. Te ha desvelado sus malas intenciones y se ha burlado de ti. Acaba recibiendo la respuesta que le has pedido (haga un poco de metarol si me lo permites); no volverás a descubrirle la próxima vez que utilice contigo una falsa identidad. La maldición, que sé qué esperas, es la siguiente.
Sombras de odio: Si en el transcurso de tres turnos, de cualquier tema, no has tomado enfrentamiento y matado a una persona, tú cuerpo se inundará por las sombras de El Nigromante. Durante un turno, enloquecerás, atacarás tanto a amigos como a enemigos (preferentemente, a los amigos).
En el estado de sombras no conservas tus habilidades, tendrás nuevas. Por ahora:
*Cuerpo fluido (rasgo): tu cuerpo está hecho de sombras que puedes moldear a tu antojo: generar alas, cambiar de tamaño o de forma, atravesar pequeños orificios.
*Bandada de cuervos (activable) : te transformas en una bandada de cuervos que atacará indiscriminadamente a todo aquel que esté cerca de ti.
Enfriamiento: 6 tunos
Puedes llegar a controlar la maldición y desbloquear nuevas habilidades a medida que participes en temas con los Masters, especialmente los mías (soy una Diosa egoísta). También puede ocurrir el caso contrario: puedes perder control con la maldición y perder habilidades.
Elen Calhoun se encontró con la puerta de la habitación cerrada con llave y, en su interior, con un hombre que nunca había visto, pero que bien sabía quién era.
-Tiene motivos para estar furiosa conmigo, pero yo de usted no lo haría señorita Calhoun, tiene las de perder- el hombre se levantó de la cama e hizo una reverencia ante Elen- Ha sido todo un improperio, por mi parte, colarme en su habitación. Déjeme que le explique. Estaba cerrada y ambas necesitábamos un lugar tranquilo en el que hablar. ¿No le parece? Tenemos asuntos muy importantes que tratar, no querrá que cualquiera nos escuche. Venga, siéntese a mi lado y escúcheme. ¿No? Prefiere quedarse ahí plantada. Como usted quiera. Debe de seguir estando molesta conmigo, la comprendo y no le llevaría la contraria por eso. Quiere mantener la distancia conmigo porque conoce mis poderes y sabe de lo que soy y no soy capaz de hacer. Está bien. Dígame, ¿cómo me ha descubierto? Nadie más que usted me reconoció días atrás en aquella taberna. Aerandir entera se ilusionó con mis vagas palabras y promesas vacías. Vieron un agradable anciano donde se escondía un nigromante taimado. Dígame, ¿qué me delató? Lo vi en sus ojos. Me reconoció en aquel mismo instante. Por ese motivo quise hablar directamente con usted sin usar a mis discípulos como intermediario y hoy me presento con mi verdadero rostro, y no el que utilizo para las guerras ni en celebraciones. Me sorprendiste. ¿No quiere hablar conmigo? Muy inteligente, es usted una negociadora nata. Si quiero respuestas a mis preguntas he de pagar con la misma moneda: respuestas a sus preguntas-.
El nigromante que a veces utilizaba el nombre de Randall Flagg y otras veces el de El Hombre Muerto dio dos aplausos. La habitación se tiñó de las mismas sombras con las que ahora Elen Calhoun combatía y disfrutaba. A los pies de la bruja se formó una densa capa humareda gris que iba tomando la forma del mapa de Aerandir. Con un movimiento de manos, el nigromante separó los reinos.
-Así es como están ahora. Usted misma es una de las causas por las que Aerandir esté dividida. Dígame. ¿Ha viajado alguna a Sacrestic Ville por algún otro motivo que no sea matar vampiros? ¿Ha disfrutado de su gastronomía o visitado sus bibliotecas? Lo mismo podía decir usted de ellos. ¿Ha visto a algún vampiro en Verisar que no hiciese acopio de la sangre de los humanos? ¿Y qué me dice de los dragones? Es una raza sabia y venerable, pero hostiles a la hora de tratar con los extranjeros a sus tierras. Quizás los elfos sean más considerados con sus turistas, puesto que no los tienen. ¿Ha visitado alguna vez Sandorai? Déjeme aconsejarle que no hay época del año en la que la visita sea de su agrado. Las brujas, o si me disculpa las vampiresas, son recibidas con flechas y magia.
El Cuervo del Odio ha anidado en Aerandir. Siendo justos, se instauró hace siglos y nadie se dio cuenta. El pajarraco puso sus huevos que y los empolla con mimo. Los polluelos que nacen se reciben el nombre de las guerras que ha leído en los libros y que vive en nuestros días. ¿Capta mi símil? Sí, ya veo que lo hace. Tengo la intención de tomar el control de Aerandir y para ello utilizaré El Cuervo del Odio. Las familias se enfrentarán las unas con las otras, el hombre matará a su hermano y la mujer a sus hijos. Al final, todos los huevos habrán eclosionado y el pájaro abandonará su nido. Yo tomaré su lugar. Igual que el odio en nuestros días, yo reinaré sobre Aerandir. La haré mía. La diferencia se halla en que no haré fuerza por separarla, sino que la unificaré en un solo ser-.
A medida que hablaba, la habitación se iba llenando de cuervos. ¿Quién había abierto las ventanas? Nadie, estaban cerradas. Los cuervos surgían de las sombras que el nigromante había invocado. Se posaban sobre las estanterías, en el cabecero de la cama, en los hombros de la señorita Calhoun y en los del nigromante.
-La primera prueba que le mandé era para saber si iba ser de mi confianza. La ha fracasado. Una lástima. Me habría agradado estar a su lado cuando las inevitables guerras estallen. He de suponer que va a combatir en mi contra. Cosa que ya le he dicho que sería inútil. ¿Insiste? Suelte la espada; haga el favor-.
Los cuervos se abalanzaron contra la mujer; como estaban hechos de sombra, la atravesaron sin hacerle daño. El nigromante sonreía en la cama.
-Con un chasquido de dedos, las sombras se harán tangibles y los picos de los cuervos serán tan afilados como espadas. ¿Es eso lo que quiere? ¿Morir sin el apremiante de poder defenderse? Este no es su destino, señorita Calhoun. Su destino, firmado por los Dioses, es morir en la batalla por la causa que crea justa. Deje que le ayude-.
Las sombras, tanto los cuervos como la niebla del suelo, entraron en el cuerpo de la bruja por la boca, orejas y los orificios de la nariz. El nigromante se colocó frente a la bruja (y vampiresa) tan cerca que casi podría estar besándose; abrió la boca y, si es que hubo algún beso, éste estaba teñido de sombra y maldad.
_____________________
* Elen Calhoun: Esto es una consecuencia del Evento: "Uníos a Randall Flagg". Eres la primera persona que se encuentra cara a cara con el auténtico rostro de El Hombre Muerto. Te ha desvelado sus malas intenciones y se ha burlado de ti. Acaba recibiendo la respuesta que le has pedido (haga un poco de metarol si me lo permites); no volverás a descubrirle la próxima vez que utilice contigo una falsa identidad. La maldición, que sé qué esperas, es la siguiente.
Sombras de odio: Si en el transcurso de tres turnos, de cualquier tema, no has tomado enfrentamiento y matado a una persona, tú cuerpo se inundará por las sombras de El Nigromante. Durante un turno, enloquecerás, atacarás tanto a amigos como a enemigos (preferentemente, a los amigos).
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
En el estado de sombras no conservas tus habilidades, tendrás nuevas. Por ahora:
*Cuerpo fluido (rasgo): tu cuerpo está hecho de sombras que puedes moldear a tu antojo: generar alas, cambiar de tamaño o de forma, atravesar pequeños orificios.
*Bandada de cuervos (activable) : te transformas en una bandada de cuervos que atacará indiscriminadamente a todo aquel que esté cerca de ti.
Enfriamiento: 6 tunos
Puedes llegar a controlar la maldición y desbloquear nuevas habilidades a medida que participes en temas con los Masters, especialmente los mías (soy una Diosa egoísta). También puede ocurrir el caso contrario: puedes perder control con la maldición y perder habilidades.
Sigel
Master
Master
Cantidad de envíos : : 2297
Nivel de PJ : : 0
Página 2 de 2. • 1, 2
Temas similares
» [Guerra de Lunargenta] [Libre] [2/2] Soldado de hojalata [Cerrado]
» Amanecer [Guerra de Lunargenta] [Libre 3/3] [Cerrado]
» [Guerra de Lunargenta][Libre][3/3] Exención [Cerrado]
» [Guerra de Lunargenta] [Libre] [2/2] Noche de juegos diabólicos [Cerrado]
» [Guerra en Lunargenta] Bajo la tierra y el mar [Libre] [Cerrado]
» Amanecer [Guerra de Lunargenta] [Libre 3/3] [Cerrado]
» [Guerra de Lunargenta][Libre][3/3] Exención [Cerrado]
» [Guerra de Lunargenta] [Libre] [2/2] Noche de juegos diabólicos [Cerrado]
» [Guerra en Lunargenta] Bajo la tierra y el mar [Libre] [Cerrado]
Página 2 de 2.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Hoy a las 21:35 por Cohen
» El retorno del vampiro [Evento Sacrestic]
Hoy a las 21:14 por Ingela
» El vampiro contraataca [Evento Sacrestic]
Hoy a las 20:55 por Aylizz Wendell
» Entre Sombras y Acero [LIBRE][NOCHE]
Hoy a las 20:16 por Seraphine Valaryon
» Días de tormenta + 18 [Privado]
Hoy a las 16:30 por Iori Li
» Laboratorio Harker [Alquimia+Ingeniería]
Ayer a las 19:13 por Zelas Hazelmere
» Pócimas y Tragos: La Guerra de la Calle Burbuja [Interpretativo] [Libre]
Ayer a las 16:18 por Mina Harker
» La Procesión de los Skógargandr [Evento Samhain (Halloween)]
Mar Nov 19 2024, 22:49 por Eltrant Tale
» [Zona de culto] Altar de las Runas de los Baldíos
Lun Nov 18 2024, 12:29 por Tyr
» Susurros desde el pasado | Amice H.
Lun Nov 18 2024, 04:12 por Amice M. Hidalgo
» [Zona de culto] Iglesia del único Dios
Sáb Nov 16 2024, 21:38 por Tyr
» Enjoy the Silence 4.0 {Élite]
Miér Nov 13 2024, 20:01 por Nana
» Vampiros, Gomejos, piernas para qué las tengo. [Privado]
Mar Nov 12 2024, 04:51 por Tyr
» Derecho Aerandiano [Libre]
Dom Nov 10 2024, 13:36 por Tyr
» Propaganda Peligrosa - Priv. Zagreus - (Trabajo / Noche)
Vie Nov 08 2024, 18:40 por Lukas