Re: [Guerra en Lunargenta] Bajo la tierra y el mar [Libre] [Cerrado]

Demian Dom Jun 17 2018, 18:32

El chico esperó.

Con el cultista muerto, Demian se mantuvo en la retaguardia, observando los hechos. Allí al medio había muchos enemigos, algunos grandes y fuertes. Sus ilusiones no serían tan eficaces contra criaturas aparentemente inmunes al dolor y su daga no iba a causar tanto daño en cosas tan hinchadas. Dejó que el resto hiciera el trabajo.

Los dos guerreros parecían desenvolverse bien en la batalla campal, combatiendo heróicamente contra criaturas horrendas. No era el estilo de Demian. Un guerrero honorable habría derrotado a esas cosas y sometido al cultista, para llevarlo a juicio. Él no, ni siquiera le había dado la oportunidad de un combate justo.

Limpió su daga y la guardó.

A los pocos minutos el lugar no era más que un horrible cementerio, un lugar desagradable, repulsivo, lleno de criaturas desfiguradas y marchitas. Hasta para alguien acostumbrado a la muerte como Demian todo ello se le antojaba repugnante y no quería más que salir de allí.

Se acercó al capitán y al maltrecho acompañante que acababa de rescatar. Extendió una mano hacia el último.

Invocó la fuerza del éter nuevamente, canalizándola hacia el recién liberado. Lo miró a los ojos, ejerciendo su influencia sobre la maltrecha mente, generando una ilusión.

–Las ilusiones p-pueden causar sufrimiento, pero también quitarlo –explicó–. Esta ilusión ocultará su dolor por unas horas, si no intenta resistirla, pero debe recibir atención m-médica. Denme unos minutos.

El chico no contaba en ese lugar con materiales que pudieran ser suficientemente útiles, pero al menos podía hacer algo. Se rasgó un amplio trozo de la camisa y creó con ello una tira de tela. Se acercó entonces al taller del cultista y puso el improvisado vendaje en un recipiente de vidrio con agua sobre el fuego. Examinó con cuidado el contenido, para asegurarse de que se trataba sólo de agua, y procedió a dejar que hirviera.

Aprovechó de relajar su mente. Había usado su magia bastante y era hora de darle un descanso. Cerró los ojos, dejando su mente en blanco, dejando que el mundo desapareciera y sólo existieran él y el éter... el vacío.

Esperó.

Cuando estaba satisfecho con el hervor, sacó la venda con una pinza, esperó a que se enfriara un poco y la estrujó. Luego volvió con el hombre canguro y aplicó con cuidado el vendaje sobre el maltrecho rostro.

–Este lugar está lleno de inf-fecciones. Puede que ya tenga una infección y el vendaje no le salvará de ella, pero eso debería evitar que le entren más, hasta que le vea un médico más capaz.

Terminadas estas labores, miró nuevamente la escena y se inclinó, moviendo sus labios sin emitir sonido, pronunciando para sí las antiguas plegarias que había aprendido para honrar a los muertos. Su maestro se lo había enseñado hace mucho tiempo, un muerto no era aliado ni enemigo, por más despreciable que pudiera haber sido alguien, su cadáver ya no podía ser objeto de sus culpas. Sólo quedaba desearle un descanso eterno en el éter.

Se irguió, arrugando la nariz.

–Este lugar huele peor que Chimar y Ratita por la mañana –dijo para sí, soltando una risita.

Se despidió de quienes fueran sus aliados en durante esa jornada y caminó de vuelta por las cloacas. Aún quedaban muchas cosas por hacer, muchos muertos por devolver a sus tumbas y cultistas a los que mostrar que el acero no distinguía sus ambiciones.

Nota: Demian ha usado su profesión de Medicina para dar primeros auxilios al ex-prisionero y levemente su conocimiento de Alquimia para identificar los elementos del taller del cultista.

Reiko Lun Jun 18 2018, 21:37

Al combate pronto se une Klinge, cierto golpe afortunado pues de repente aparecen más enemigos. Por suerte Reiko no es el único habituado a luchar y todos los elementos aliados demuestran su valía.

Es un poco surreal mirar al capitán moviéndose en medio del combate sin prestar atención a nada aunque un intercambio más directo revela que sabe cuidarse bajo trance también, su objetivo parece claro.

La refriega se extiende un poco más pero con el nigromante mayor muerto gracias al niño los elementos hostiles entran en desesperación, a partir de allí la situación se pone incluso más desagradable.

Hunter apenas puede creer lo que ve, tienen lugar una serie de muertes por efectos extraños. Todas desencadenadas gracias a bizarros ingredientes y un anormal sentido común de los seguidores oscuros.

Segundos después todos yacen muertos con sus cadáveres irreconocibles, eso marca el final de la refriega. Puede decirse con propiedad que Lunargenta está más segura ahora… dentro de lo que cabe con una ocupación vampira y la reconquista acercándose.

Grandioso trabajo todos “sacude la sangre de su tomahawk”

Una cosa esta clara, Werner es el beneficiado más directo con la incursión exitosa. Ha recuperado un querido compañero y tiene buena pista sobre los demás, sin duda su trama le llevara a lugares extraños.

El momento religioso que manifiesta su colega más pequeño despierta cierta curiosidad en Reiko, tal disciplina suele indicar un trasfondo más profundo. Cualquiera puede matar, saber hacerlo bien es cosa muy distinta.

Asiente ante las despedidas generales que tienen lugar, con la amenaza eliminada pueden seguir sus propios asuntos. Lunargenta está al borde de algo grande por lo que cada combatiente será necesario sin importar su afiliación, un momento transcendental se acerca.

Tengan cuidado, existen cosas peligrosas en la oscuridad.

Suelta con tono misterioso, lo atestiguado en esta oportunidad da propiedad a sus palabras. No puede evitar imaginar la sombra de Exos creciendo mientras se ríe frenéticamente, aunque no sea el causante tal inestabilidad sirve a sus perversos propósitos.

Hace un gesto de despedida con su cabeza para luego emprender la marcha, debe volver a la superficie. No tiene miedo de combates residuales improbables... en su mente ahora solo existe la promesa del aire despejado y limpio.

Klinge Miér Jul 04 2018, 23:02

Con la muerte del líder del culto, sus creaciones empezaban a caer y sus aprendices a morir por otras horrendas razones, el espadachín sacudió sus armas y las apoyo relajadamente sobre sus hombros mientras caminaba tranquilamente por aquella escena de cadáveres mutilados sin prestarle mucho atención a los demás miembros del grupo con excepción de Skadi, quien lo seguía muy de cerca aun conservando su inexpresiva mirada mientras observaba los alrededores.

El guerrero se sentía muy desilusionado de no poder acabar su pelea contra el monstruoso guerrero no muerto con el que estaba luchando, seria un gran capitulo en su saga, pero por desgracia la criatura no seria capaz de luchar sin la magia de su maestro sosteniéndolo la criatura regreso a ser una carcasa muerta podrida y cubierta por metal oxidado.

Klinge llego junto a cadáver del ocultista y se agacho para examinarlo mejor, notando que su repentina muerte se debió a una precisa incisión de una arma corta en un punto clave del cuerpo, sin duda trabajo del niño brujo, el espadachín se levanto enfundado sus armas mientras soltaba una leve risa, sabia que el enano le seria útil, para luego regresar a su grupo -parece que ya terminamos aquí, dudo que pueda recoger alguna recompensa de esta chusma, cualquiera que fuera un criminal conocido ahora es irreconocible- era frustrarte saber que lo mas probable que este grupo de necromantes posiblemente no estarían conectados al grupo de magos que causo la muerte de la familia de Skadi.

Pero el chico, Demian, a parte de ser un brujo también manejaba ilusiones parecías a esa asquerosa mujer que maldijo al mercenario con el arete y el peso en su consciencia, quizás el sabría indicarle el camino correcto hacia su venganza, así que decidió seguir al chico, ademas de que escucharle pronunciar un nombre que le sonaba familiar llenando de curiosidad al guerrero -¿Chimar?- soltó una leve risa -el mundo es pequeño...- y con esas palabras el espadachín y su pequeña acompañante siguieron al pequeño brujo por esas alcantarillas.

Nota::

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