El Edén [Mastereado, Rachel Roche]
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El Edén [Mastereado, Rachel Roche]
Resultaba imposible acostumbrarse a las idas y venidas de Hedor. Había dos preguntas que corría por el pensamiento general de las gentes de Baslodia: ¿Qué habían hecho sus padres para que hijo sufriera tal horrenda maldición por parte de los Dioses? ¿Y por qué no lo mataron el mismo día que nació? Las cuestiones se alimentaban de los rumores de la ciudad: se decía que la madre de Hedor fue infiel a su marido con un encantador elfo, de los que eran capaces de desmayar a las doncellas con una bella sonrisa. El esposo, celoso, pidió ayuda a Odín, padre de todos los hijos, para que matase al bebé que su mujer llevaba. Era una buena historia, pero eso no explicaba por qué no mataron al bebé al nacer. Había quien añadía que la madre se negó, que se interpuso entre el recién nacido y la espada de su marido. Otra historia, más fantasiosa, daba otra explicación: el padre de la criatura era un pícaro sin amor y sin aeros. Un buen día, dando un paseo por el bosque adyacente a la ciudad, vio a una doncella bañarse en el río. Sin pensarlo, le robó la ropa y la escondió entre unos matorrales. “Sal, preciosa, si me concedes un favor te devolveré tus telas”. La muchacha, que no era tonta, aceptó bajo la condición de que se casasen en el primer templo que vean. “Lo haré encantado, que los gusanos devoren mi cadáver si es que miento.” Cosa que harían igualmente, mintiese o dijese la verdad. “Y que nuestro hijos nazcan con mal formaciones. ¡Que sean una ofensa para pagar mis mentiras y mis pecado”. Sus dedos cruzados detrás en la espalda eran la prueba de que no tenía intención de tener hijos con la doncella ni de casarse con ella. Si lo pensaba detenidamente, que su hijo naciera con tres brazos en lugar de dos, sería una ventaja, no una formación. Según el rumor, después de que la joven doncella regalase su virtud al indeseable bribón, éste la dejó tirada. Se marchó con una sonrisa de oreja a oreja y los mofletes coloreados. Meses después nació una criatura con la cabeza permanentemente inflamada. La mitad de sus dedos tenían un aspecto cadavérico, les faltaba carne; a la otra mitad les sobraba. El pelo, escaso, tenía el color y el tacto áspero de las hebras de trigo. Dos detalles a destacar: la falta de inteligencia y el hedor constante que emanaba de su gris piel. En los primeros meses del bebé, decenas de personas aseguraron ver a un cadáver, con gusanos en las cuencas de los ojos, caminar. Si la doncella no mató a su recién fue porque seguía amando a su marido. Y es aquí cuando los rumores se ponían todos de acuerdo: el bebé fue regalado a Amber Hemsley, quien era Puta y Vieja. Ella fue quien puso nombre a la criatura: Hedor. No podía haberse llamado de otra manera.
Hedor realizaba los encargos de la señora Hemsley montado en un burro con defectos físicos no menos desagradables que los suyos propios. Cantaba una cancioncilla sin tonalidad y con ritmo dispar. La letra estaba formada por palabras mal pronunciadas, que el resto de las personas (las sanas), no serían capaces de repetir.
Cumplió obediente, como siempre hubo hecho hasta aquel día, todos los encargos de la mamá Hemsley: compró leche y pan, vendió los huevos de las gallinas y le recordó a un hombre que si no pagaba un incremento por los servicios de las chicas de mamá, le contaría a su esposa dónde iba cada dos noches y Hemsley le hará un hechizo con el que no podrá usar más su ESO.
-Rojo como un tomate. Lo dice mamá. Puede hacerlo. ESO quedará tonto atontado- intentó explicar Hedor al hombre.
-¡Qué venga ella si es que se atreve!- dio un puñetazo a la cabeza de Hedor. Todos terminaban golpeando al pobre chico- Dile a tu mamá que aquí le espero. Si se atreve a conjurar sus poderes contra mí juro que le quemó el burdel; con ella dentro. ¡Que se joda!-
El ojo derecho morado, cantaros de leche colgando de los laterales del burro y una pequeña bolsita con los beneficios de los huevos era lo que había ganado Hedor durante aquella mañana. De todo aquello, se quedaría únicamente con el ojo morado.
Antes de volver al burdel, donde mamá le esperaría con los brazos cruzados y con sus frases: ”¿Por qué has tardado tanto? ¿Tienes lo que te pedí? Ahora vete. ¡Lárgate de mi vista y mi nariz, engendro!” Hedor se paró en mitad de la plaza del mercado. Se limpió los mocos usando su propia manga como trapo y se preparó para hablar:
-Los biocibernéticos están desapareciendo. Se van. No vuelven ni volvido. Se van. Los ves, y ya no están. Se van. Hedor quiere ayudar a los biocibernéticos, es obediente y servival- se equivocó de palabra, quiso decir “servicial” - Hedor puede ayudar, pero no sabe dónde van. Se van todos-.
-Chico, estás molestando. ¡Vete con tu señora!- era un guardia humano respaldado por dos guardias biocibernéticos.
-Se irán. Ellos también se irán. Se van- contestó Hedor señalando a la pareja de biocibernéticos.
-En nuestro sistema no se encuentra ninguna orden de viaje. Nuestro deber es cuidar Baslodia. Somos miembros de la Guardia. Protegemos y servimos. Estamos aquí y cuidamos de los humanos- dijo uno de los biocibernéticos.
-Tú estás molestando a los humanos. Nuestro deber es impedir que continúes causando molestias- contestó inmediatamente el otro.
Fue el humano quien golpeó la frente de Hedor con la empuñadura de su espada haciéndole caer del burro.
-Vete antes de que tu señora te convierta en un conejo por llegar tarde- aconsejó el humano sin reírse. -– Nosotros tampoco debemos llegar tarde- se dirigió a su compañeros- Dunne nos espera frente a la Baronía. Mejor dicho, nos esperaba. A estas alturas, habrá empezado el trabajo sin nosotros-.
* Rachel Roche: Como te comenté por mp, en este mastereado continuaremos (e intentaremos dan fin) la historia que ya empezamos en la misión “Vladimir el Inmortal” y que ahora ha revivido con la reciente aparición de APP-Bel.
En este primer turno te encuentras a un chico retraso haciendo un anuncio macabro que a ti, como biocibernético, te interesa en particular. Es entonces donde debes elegir (como no) en ayudar al chico y llevarlo hacia su casa, el burdel de Hemsley, o, por el contrario, seguir a los guardias e investigar más acerca de ese importante “trabajo” que mencionan.
Como extra, solo si lo deseas, puedes aportar más acerca de las descripciones de Hedor y los rumores que circulan entorno a él.
Hedor realizaba los encargos de la señora Hemsley montado en un burro con defectos físicos no menos desagradables que los suyos propios. Cantaba una cancioncilla sin tonalidad y con ritmo dispar. La letra estaba formada por palabras mal pronunciadas, que el resto de las personas (las sanas), no serían capaces de repetir.
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Cumplió obediente, como siempre hubo hecho hasta aquel día, todos los encargos de la mamá Hemsley: compró leche y pan, vendió los huevos de las gallinas y le recordó a un hombre que si no pagaba un incremento por los servicios de las chicas de mamá, le contaría a su esposa dónde iba cada dos noches y Hemsley le hará un hechizo con el que no podrá usar más su ESO.
-Rojo como un tomate. Lo dice mamá. Puede hacerlo. ESO quedará tonto atontado- intentó explicar Hedor al hombre.
-¡Qué venga ella si es que se atreve!- dio un puñetazo a la cabeza de Hedor. Todos terminaban golpeando al pobre chico- Dile a tu mamá que aquí le espero. Si se atreve a conjurar sus poderes contra mí juro que le quemó el burdel; con ella dentro. ¡Que se joda!-
El ojo derecho morado, cantaros de leche colgando de los laterales del burro y una pequeña bolsita con los beneficios de los huevos era lo que había ganado Hedor durante aquella mañana. De todo aquello, se quedaría únicamente con el ojo morado.
Antes de volver al burdel, donde mamá le esperaría con los brazos cruzados y con sus frases: ”¿Por qué has tardado tanto? ¿Tienes lo que te pedí? Ahora vete. ¡Lárgate de mi vista y mi nariz, engendro!” Hedor se paró en mitad de la plaza del mercado. Se limpió los mocos usando su propia manga como trapo y se preparó para hablar:
-Los biocibernéticos están desapareciendo. Se van. No vuelven ni volvido. Se van. Los ves, y ya no están. Se van. Hedor quiere ayudar a los biocibernéticos, es obediente y servival- se equivocó de palabra, quiso decir “servicial” - Hedor puede ayudar, pero no sabe dónde van. Se van todos-.
-Chico, estás molestando. ¡Vete con tu señora!- era un guardia humano respaldado por dos guardias biocibernéticos.
-Se irán. Ellos también se irán. Se van- contestó Hedor señalando a la pareja de biocibernéticos.
-En nuestro sistema no se encuentra ninguna orden de viaje. Nuestro deber es cuidar Baslodia. Somos miembros de la Guardia. Protegemos y servimos. Estamos aquí y cuidamos de los humanos- dijo uno de los biocibernéticos.
-Tú estás molestando a los humanos. Nuestro deber es impedir que continúes causando molestias- contestó inmediatamente el otro.
Fue el humano quien golpeó la frente de Hedor con la empuñadura de su espada haciéndole caer del burro.
-Vete antes de que tu señora te convierta en un conejo por llegar tarde- aconsejó el humano sin reírse. -– Nosotros tampoco debemos llegar tarde- se dirigió a su compañeros- Dunne nos espera frente a la Baronía. Mejor dicho, nos esperaba. A estas alturas, habrá empezado el trabajo sin nosotros-.
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* Rachel Roche: Como te comenté por mp, en este mastereado continuaremos (e intentaremos dan fin) la historia que ya empezamos en la misión “Vladimir el Inmortal” y que ahora ha revivido con la reciente aparición de APP-Bel.
En este primer turno te encuentras a un chico retraso haciendo un anuncio macabro que a ti, como biocibernético, te interesa en particular. Es entonces donde debes elegir (como no) en ayudar al chico y llevarlo hacia su casa, el burdel de Hemsley, o, por el contrario, seguir a los guardias e investigar más acerca de ese importante “trabajo” que mencionan.
Como extra, solo si lo deseas, puedes aportar más acerca de las descripciones de Hedor y los rumores que circulan entorno a él.
Sigel
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Re: El Edén [Mastereado, Rachel Roche]
Baslodia fue la primera ciudad que recuerdo pisar. ¡Como si fuera ayer! Uno de mis primeros trabajos para la Hermandad, antes de conocer siquiera a Jules, consistió en robar un importante libro de una biblioteca de la ciudad. Fue mi primer trabajo y salió perfecto. Pero desde entonces no volví a pisar aquella ciudad portuaria.
No la recordaba exactamente tal y como era, aunque sí guardaba un 95% de similitudes con la Baslodia de aquella vez. Bueno, un 94% ya, en cuanto doblé la esquina y NIA distinguió la pintura amarilla de una casa almacenada en la base de datos como negra. ¡Qué horrenda! ¡Era muy fea! Como casi toda la ciudad. Y encima tenía ese aroma a partículas metálicas y una densa niebla que apenas se apartaba. Una ciudad industrial. Menos mal que únicamente estaba de paso.
-¿Cuáles son los índices de delincuencia de esta ciudad? – pregunté a NIA. Tal vez la información le resultase útil a la maestra Boisson para. “No dispongo de suficientes datos como para realizar una estimación fiable”. aportó. – Entonces necesitaremos buscar datos para que puedas hacer el cálculo. – Propuse. NIA siempre estaba haciendo estadísticas. Me resultaban curiosas y tenían mucho sentido. Sólo necesitaba información suficiente.
En el centro de la plaza de la ciudad, donde me encontraba, tenía mucha gente para sondear. Pero no tuve mejor idea que acercarme a los que había en un pequeño callejón oscuro, que bifurcaba con la plaza principal. Había tres señores, descamisados, con pinturas en su piel, rodeando un bidón que ardía en su parte central. Parecían estar comiendo pescado. Caminé hacia ellos. Mis tacones y las astillas del fuego arder era todo cuanto se oía.
-Chicos, disculpad, una pregunta. – me acerqué al grupo de descamisados de dudable apariencias. - ¿Sois delincuentes? – pregunté con curiosidad. – Oléis mal. Y por vuestro aspecto parecéis gente pobre e indecente. Pero necesito que me lo digáis vosotros mismos. Es para una encuesta. – comenté con tranquilidad y alegría. ¿Cómo serían de simpáticos aquellos chicos?
-¿De qué vas, payasa? ¿Quieres que te partamos la boca? – preguntó uno de los hombres. ¿Partirme la boca? ¡Qué inocentes! No estaba allí para eso.
-¡Oh! No. – negué con una sonrisa. – Quiero que contestéis a mi pregunta. Repito: ¿Sois delincuentes? – Los tres hombres de peinado extravagante se giraron hacia mí y se levantaron. Manteniendo un rostro serio. - ¿Por qué os golpeáis las palmas de las manos con tuberías? ¿Sois fontaneros? – pregunté, apoyando mi mano en la cadera y sonriendo. Riendo, pero algo más nerviosa. “Detecto una actitud hostil en ellos. Sería mejor que te alejases discretamente”. Propuso NIA, lo cual me hizo ponerme nerviosa. Si NIA lo decía, era por algo. – Bueno… Eh… Igual es mejor que me vaya. – comenté con una sonrisa de haber cometido un error. Dándome la vuelta por donde había venido y comenzando a andar deprisa. Creo que el sondeo no había ido demasiado bien.
Los tipos no se detuvieron y uno incluso me agarró del brazo. Iba a dar un pequeño grito, asustada. Pero justamente me soltaron en cuanto vieron muy próxima a mí a la guardia de la ciudad. ¡Por todos los santos! Por qué poco había librado.
Estaban interrogando a un niño que decía que los biocibernéticos se iban y venían. Pero que nunca volvían. ¡Oh! Eso era falso. No tardé en acercarme al pequeño grupo a paso ligero. ¡Pero qué hacían los guardias! Los guardias golpearon al pequeño y lo tiraron al suelo, mientras lo amenazaban. ¡Pero serían brutos!
NIA rápidamente detectó al grupo como humanos y biocibernéticos. Aparté a los guardias y cogí al pequeño niño, al que la inteligencia destacó, volviendo a subirlo al burro, también deficiente. La guardia se fue. – ¡Sois unos brutos! – les dije con mala cara mientras se marchaban y me ignoraban. Luego limpié un poco la suciedad del niño, al que NIA había identificado como “Niño deficiente número 1”.
-Estás lleno de polvo. No puedes dejar que te maltraten así. – le dije, limpiándole la chaquetita con la mano. – Anda, dime dónde vives, que te llevo. – me ofrecí.
-En la casa roja de dos calles más allá. – dijo el niño, señalando una calle más bien poco elegante. - ¡Hala! Usted es biocibernética. – Notó el chico.
-¡Sí, eso es! ¡Muy bien! – dije con una sonrisa en la cara. Tomando al burro de las riendas y comenzando a caminar. Yo al lado.
-Pero usted va a desaparecer, señorita. Los biocibernéticos están desapareciendo. Se van, no vuelven ni volvido. – clamaba el pequeño.
-Niño deficiente número 1. En eso no tienes razón. Yo soy biocibernética. Me he ido de Baslodia hace más de dos años. Y he vuelto. – contesté negando al joven su afirmación. ¿En qué se basaba para decir aquello? Las estadísticas de los cerebros humanos no eran tan buenas como las de NIA.
-Que sí. Que le digo que se van y no vuelven. – insistió.
Lo intenté más veces, pero no conseguí hacerle cambiar de opinión. Razonar con un niño era difícil. Y era la primera vez que hablaba con un deficiente, y por lo que veía era aún más complicado. Luego el pequeño iba repitiendo la misma frase a todo el mundo que nos cruzábamos. Que nos miraban sorprendidos. Yo no me pronuncié en todo el camino.
No tardamos en llegar al lugar. Otro de los edificios que había cambiado, por lo que el porcentaje de similitud bajaba ahora al 93%. En aquella ocasión, el edificio había cambiado su pintura roca original por una roja y brillante. ¡Qué horterada! En aquella ciudad no tenían ni idea de combinar colores. En fin, até el burro al lado de las riendas, en el lugar habilitado para posar los caballos, sin advertir apuntar al cartel que decía: “Burdel de Hamsley”. Creía que entraba a una casa normal.
Bajé entonces al niño al suelo. Estiré la mano con una sonrisa para tendérsela y los ojos brillantes. - ¡Ven conmigo, niño deficiente número 1! Tu mamá estará dentro. – Dije sin sospechar siquiera que el pequeño sería huérfano. Y le invité a darme la mano con una sonrisa para tratar de adentramos en el interior. ¡Me encantaban los niños! ¡Eran tan inocentes!
No la recordaba exactamente tal y como era, aunque sí guardaba un 95% de similitudes con la Baslodia de aquella vez. Bueno, un 94% ya, en cuanto doblé la esquina y NIA distinguió la pintura amarilla de una casa almacenada en la base de datos como negra. ¡Qué horrenda! ¡Era muy fea! Como casi toda la ciudad. Y encima tenía ese aroma a partículas metálicas y una densa niebla que apenas se apartaba. Una ciudad industrial. Menos mal que únicamente estaba de paso.
-¿Cuáles son los índices de delincuencia de esta ciudad? – pregunté a NIA. Tal vez la información le resultase útil a la maestra Boisson para. “No dispongo de suficientes datos como para realizar una estimación fiable”. aportó. – Entonces necesitaremos buscar datos para que puedas hacer el cálculo. – Propuse. NIA siempre estaba haciendo estadísticas. Me resultaban curiosas y tenían mucho sentido. Sólo necesitaba información suficiente.
En el centro de la plaza de la ciudad, donde me encontraba, tenía mucha gente para sondear. Pero no tuve mejor idea que acercarme a los que había en un pequeño callejón oscuro, que bifurcaba con la plaza principal. Había tres señores, descamisados, con pinturas en su piel, rodeando un bidón que ardía en su parte central. Parecían estar comiendo pescado. Caminé hacia ellos. Mis tacones y las astillas del fuego arder era todo cuanto se oía.
-Chicos, disculpad, una pregunta. – me acerqué al grupo de descamisados de dudable apariencias. - ¿Sois delincuentes? – pregunté con curiosidad. – Oléis mal. Y por vuestro aspecto parecéis gente pobre e indecente. Pero necesito que me lo digáis vosotros mismos. Es para una encuesta. – comenté con tranquilidad y alegría. ¿Cómo serían de simpáticos aquellos chicos?
-¿De qué vas, payasa? ¿Quieres que te partamos la boca? – preguntó uno de los hombres. ¿Partirme la boca? ¡Qué inocentes! No estaba allí para eso.
-¡Oh! No. – negué con una sonrisa. – Quiero que contestéis a mi pregunta. Repito: ¿Sois delincuentes? – Los tres hombres de peinado extravagante se giraron hacia mí y se levantaron. Manteniendo un rostro serio. - ¿Por qué os golpeáis las palmas de las manos con tuberías? ¿Sois fontaneros? – pregunté, apoyando mi mano en la cadera y sonriendo. Riendo, pero algo más nerviosa. “Detecto una actitud hostil en ellos. Sería mejor que te alejases discretamente”. Propuso NIA, lo cual me hizo ponerme nerviosa. Si NIA lo decía, era por algo. – Bueno… Eh… Igual es mejor que me vaya. – comenté con una sonrisa de haber cometido un error. Dándome la vuelta por donde había venido y comenzando a andar deprisa. Creo que el sondeo no había ido demasiado bien.
Los tipos no se detuvieron y uno incluso me agarró del brazo. Iba a dar un pequeño grito, asustada. Pero justamente me soltaron en cuanto vieron muy próxima a mí a la guardia de la ciudad. ¡Por todos los santos! Por qué poco había librado.
Estaban interrogando a un niño que decía que los biocibernéticos se iban y venían. Pero que nunca volvían. ¡Oh! Eso era falso. No tardé en acercarme al pequeño grupo a paso ligero. ¡Pero qué hacían los guardias! Los guardias golpearon al pequeño y lo tiraron al suelo, mientras lo amenazaban. ¡Pero serían brutos!
NIA rápidamente detectó al grupo como humanos y biocibernéticos. Aparté a los guardias y cogí al pequeño niño, al que la inteligencia destacó, volviendo a subirlo al burro, también deficiente. La guardia se fue. – ¡Sois unos brutos! – les dije con mala cara mientras se marchaban y me ignoraban. Luego limpié un poco la suciedad del niño, al que NIA había identificado como “Niño deficiente número 1”.
-Estás lleno de polvo. No puedes dejar que te maltraten así. – le dije, limpiándole la chaquetita con la mano. – Anda, dime dónde vives, que te llevo. – me ofrecí.
-En la casa roja de dos calles más allá. – dijo el niño, señalando una calle más bien poco elegante. - ¡Hala! Usted es biocibernética. – Notó el chico.
-¡Sí, eso es! ¡Muy bien! – dije con una sonrisa en la cara. Tomando al burro de las riendas y comenzando a caminar. Yo al lado.
-Pero usted va a desaparecer, señorita. Los biocibernéticos están desapareciendo. Se van, no vuelven ni volvido. – clamaba el pequeño.
-Niño deficiente número 1. En eso no tienes razón. Yo soy biocibernética. Me he ido de Baslodia hace más de dos años. Y he vuelto. – contesté negando al joven su afirmación. ¿En qué se basaba para decir aquello? Las estadísticas de los cerebros humanos no eran tan buenas como las de NIA.
-Que sí. Que le digo que se van y no vuelven. – insistió.
Lo intenté más veces, pero no conseguí hacerle cambiar de opinión. Razonar con un niño era difícil. Y era la primera vez que hablaba con un deficiente, y por lo que veía era aún más complicado. Luego el pequeño iba repitiendo la misma frase a todo el mundo que nos cruzábamos. Que nos miraban sorprendidos. Yo no me pronuncié en todo el camino.
No tardamos en llegar al lugar. Otro de los edificios que había cambiado, por lo que el porcentaje de similitud bajaba ahora al 93%. En aquella ocasión, el edificio había cambiado su pintura roca original por una roja y brillante. ¡Qué horterada! En aquella ciudad no tenían ni idea de combinar colores. En fin, até el burro al lado de las riendas, en el lugar habilitado para posar los caballos, sin advertir apuntar al cartel que decía: “Burdel de Hamsley”. Creía que entraba a una casa normal.
Bajé entonces al niño al suelo. Estiré la mano con una sonrisa para tendérsela y los ojos brillantes. - ¡Ven conmigo, niño deficiente número 1! Tu mamá estará dentro. – Dije sin sospechar siquiera que el pequeño sería huérfano. Y le invité a darme la mano con una sonrisa para tratar de adentramos en el interior. ¡Me encantaban los niños! ¡Eran tan inocentes!
Rachel Roche
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Re: El Edén [Mastereado, Rachel Roche]
-Hedor tiene prohibido entrar a la casa de las mujeres. Hedor vivo con los animales, con la pequeña Bene- acarició el hocico de la burra sin dejar de mirar a la chica biocibernética que le acompañaba - Espera esperando quieta y quietecita. Hedor llamará a Steff y ella dirá a mamá Hemsley que Hedor ha llegado. Sí eso hará. Steff es muy buena y simpática, hace por Hedor todo lo que Hedor tiene prohibido hacer y hecho- se sonrío tímidamente, como si estuviera contándole un secreto privado a su nueva amiga - A veces, Steff da a Hedor una sabrosa galleta de canela- bajó la cabeza al suelo y amplió la sonrisa – Hedor tiene prohibido comer galletas-.
Se quedó plantando frente a la puerta abierta del edificio rojo. Esperaba, sin decir nada, a que alguna persona se interpusiera en su campo de visión. ¡Ojala fuera Steff! La chica se alegraría de ver a Hedor. Le preguntaría que dónde había estado durante toda la mañana. Hedor, el pobre niño enamorado, se sentiría tan cohibido que apenas se pronunciar una palabra. Entonces, Steff se agacharía para ponerse a su altura, le cogería de los hombros y le daría un beso en la frente. Diría las frases con las que Hedor soñaba cada noche: “Pareces muy cansado. Has tenido un día muy duro. ¿Quieres una galleta? Te la daré, pero no se lo digas a nadie”.
Pero Steff no estaba por ningún lado. Hedor se preguntó si se había ido al lugar dónde viajaban los biocibernéticos para no volver ni volvido. Se giró y miró a los ojos de su nueva amiga con un gesto de pena, casi a punto de llorar.
-Steff no está- cogió la cuerda de la burra Bene y se dirigió al establo - Hedor esperará a mamá Hemsley en la habitación. Venga, amiga biocibernética, Hedor quiere enseñarte secreto de biocibernéticos, prueba de que todos se van al lugar que Hedor no conoce. Venga, venga-.
El establo colindante a la casa roja consistía en un pequeño descanso en la parte exterior, dispuesto para las monturas de los clientes, y cuatro cuadras interiores: dos para los clientes más acérrimos, otra, la más grande, para el vlashog del norte de mamá Hemsley y la última para Bene y Hedor. El descanso estaba repleto. La montura de mamá no estaba. Las dos cuadras reservadas para los clientes estaban ocupadas; lo que significaba peligro: Hedor tenía prohibido pasear solo por el establo. Si un cliente le veía y se asustaba de su fea cara o se asqueaba del mal olor, mamá Hemsley le castigaría.
-¡Deprisa y escondida!- le dijo a la chica biocibernética.
Fueron corriendo a la cuadra que compartían Bene y Hedor como habitación. Nadie les vio entrar. ¡Mucha suerte! Hedor descargó los fardos que cargaba la burra y los dejó enfrente de la puerta, en un pequeño recoveco que quedaba libre de paja y heces. Dirigió una mirada cómplice a su amiga. Pese que no había encontrado a Steff ni recibido la galleta de canela ni el beso de la chica; Hedor se sentía feliz por cumplir con todos los encargos. Saltó de alegría y aplaudió repetidas veces. ¡Bien hecho! Muy bien hecho. Hedor es un chico bueno y servival.
La burra Bene descansó sobre un montón de heno reseco. Hedor fue a por su almohada, sucia y cargada de pulgas. La espolsó y la ablandó como si la estuviera acomodando antes de dormir.
-Aquí está y siempre ha estado. Hedor lo ha notado- sonrió.
Metió la mano por dentro de la almohada y sacó lo que estaba buscando: una tuerca de la cabeza de Adie, cibernético mensajero y mejor amigo de Hedor. Con mucho cuidado, la dejó en las manos de su nueva amiga. Se arrodilló a los pies de la chica como si ésta tuviera una reliquia religiosa en su poder.
-Secreto más grande que las galletas de canela que Steff da a Hedor. Mi amigo tenía la tuerca en la cabeza. Era buen amigo. Levantaba la mano y siempre saludaba a Hedor. Se llamaba: Adie y también Ka-ING. Última noche que Hedor le vio, amigo de metal utilizó su función de predicción. Levantó la cabeza y leyó las estrellas. Dijo que le abrirían la cabeza y le robarían el alma. Río después. Los cibernéticos no tenemos alma. A Hedor le hizo gracia la risa de Adie y también se puso a reír. ¡Tiempos felices!- lloraba y moqueaba - Adie dio a Hedor un pedazo suyo y me dijo que utilizase mis funciones de rescate si es que él desaparecía y no volvía ni volvido. Adie no está, se fue. Otros cibernéticos también se han ido… Yo… - se escuchó un fuerte ruido en la entrada del establo -¿Qué ha sido eso? Mamá Hemsley, ¿eres tú?- en voz baja - Amiga biocibernético, ponte debajo de la burra Bene; ella te esconderá. Mamá no te puede ver ni visto. Hedor tiene prohibido recibir visitas-.
–Hedor, ven aquí. Te necesito-.
-Sí, mamá- el chico estaba ocupado ayudando a Rachel a esconderse en el montón de heno de la burra Bene, no podía atender a mamá Hemsley - Hedor hace caso. Hedor es servival-.
-¿Qué estás haciendo que no vienes? Tú madre está cansada y necesita ayuda para desmontar. ¿Has traído todo lo que te he pedido?- Hedor salió de su cuadra con los fardos de comida - Sí, ya veo que lo has traído todo. Y también veo que te han dado una buena propina. ¿Quién te ha hecho lo del ojo? Tiene un aspecto más feo de lo habitual. ¿Ha sido Tomás, verdad?-
-Sí mamá. Hedor fue obediente y le dijo al hombre que pagase o le hechizarías su ESO-.
-¿Te duele? Pone un poco de tierra fría en el ojo. Pasará la hinchazón. Ahora, ayúdame a desmontar del vlashog. Mis caderas ya no son lo que eran y estoy cansada de dar vueltas por la ciudad-.
-Sí mamá, Hedor es siempre obediente-.
-Me ocultas algo chiquillo, lo veo en tus ojos-.
En el suelo, mamá Hemsley se agachó y cogió por los hombros a Hedor tal y como lo haría Steff. La diferencia estaba en que la Puta y Vieja no terminaba besando al niño, sino que le estaba hechizando para que le contase la verdad.
-Sí. Hedor es mentiroso. Hedor espera a Steff en la puerta de la casa roja para que le dé un beso y una galleta de canela. Hedor tiene dos amigos secretos: Adie no se ha ido y no volvido y Rachel se esconde bajo de la burra Bene-.
-Amigos secretos….-
Mamá Hemsley tiró a Hedor al suelo de un empujón. Cuando el niño recuperó la consciencia, gritaba y lloraba. Le dolía mucho la cabeza. Sentía como si alguien hubiera entrado a la casa de su mente y quemado todos sus muebles. ¡Dolor, mucho dolor!
-¡Rachel, amiga secreta, sal de ahí!-
De entre los dedos de mamá Hemsley emergieron rayos azules y blancos; se dirigieron hacia la burra Bene y hacia la amiga secreta de Hedor. Conocía las normas: Hedor tenía prohibido tener amigos cibernéticos. Primero mataría a la chica y luego castigaría al niño por desobediente y mentiroso.
* Rachel Roche: Sé lo mucho que disfruta Rachel de la electricidad, no he podido resistirme a no ofrecérsela.
Hedor te ha contado la historia de su mejor amigo, Adie. No sé cuánto recuerda Rachel de sus tiempos con EVHA. Tuya es la decisión de decir si Rachel recuerda o no a su “hermano” Ka-ING. Si lo recuerdas, también puedes contarle a Hedor lo que sepas sobre él.
La señora Hemsley te ha atacado, ahora es tú quien debe defenderse. Tienes la opción de atacar a matar o solo inmovilizar a la bruja. En ambas circunstancias, deberás lanzar la Voluntad de los Dioses.
Se quedó plantando frente a la puerta abierta del edificio rojo. Esperaba, sin decir nada, a que alguna persona se interpusiera en su campo de visión. ¡Ojala fuera Steff! La chica se alegraría de ver a Hedor. Le preguntaría que dónde había estado durante toda la mañana. Hedor, el pobre niño enamorado, se sentiría tan cohibido que apenas se pronunciar una palabra. Entonces, Steff se agacharía para ponerse a su altura, le cogería de los hombros y le daría un beso en la frente. Diría las frases con las que Hedor soñaba cada noche: “Pareces muy cansado. Has tenido un día muy duro. ¿Quieres una galleta? Te la daré, pero no se lo digas a nadie”.
Pero Steff no estaba por ningún lado. Hedor se preguntó si se había ido al lugar dónde viajaban los biocibernéticos para no volver ni volvido. Se giró y miró a los ojos de su nueva amiga con un gesto de pena, casi a punto de llorar.
-Steff no está- cogió la cuerda de la burra Bene y se dirigió al establo - Hedor esperará a mamá Hemsley en la habitación. Venga, amiga biocibernética, Hedor quiere enseñarte secreto de biocibernéticos, prueba de que todos se van al lugar que Hedor no conoce. Venga, venga-.
El establo colindante a la casa roja consistía en un pequeño descanso en la parte exterior, dispuesto para las monturas de los clientes, y cuatro cuadras interiores: dos para los clientes más acérrimos, otra, la más grande, para el vlashog del norte de mamá Hemsley y la última para Bene y Hedor. El descanso estaba repleto. La montura de mamá no estaba. Las dos cuadras reservadas para los clientes estaban ocupadas; lo que significaba peligro: Hedor tenía prohibido pasear solo por el establo. Si un cliente le veía y se asustaba de su fea cara o se asqueaba del mal olor, mamá Hemsley le castigaría.
-¡Deprisa y escondida!- le dijo a la chica biocibernética.
Fueron corriendo a la cuadra que compartían Bene y Hedor como habitación. Nadie les vio entrar. ¡Mucha suerte! Hedor descargó los fardos que cargaba la burra y los dejó enfrente de la puerta, en un pequeño recoveco que quedaba libre de paja y heces. Dirigió una mirada cómplice a su amiga. Pese que no había encontrado a Steff ni recibido la galleta de canela ni el beso de la chica; Hedor se sentía feliz por cumplir con todos los encargos. Saltó de alegría y aplaudió repetidas veces. ¡Bien hecho! Muy bien hecho. Hedor es un chico bueno y servival.
La burra Bene descansó sobre un montón de heno reseco. Hedor fue a por su almohada, sucia y cargada de pulgas. La espolsó y la ablandó como si la estuviera acomodando antes de dormir.
-Aquí está y siempre ha estado. Hedor lo ha notado- sonrió.
Metió la mano por dentro de la almohada y sacó lo que estaba buscando: una tuerca de la cabeza de Adie, cibernético mensajero y mejor amigo de Hedor. Con mucho cuidado, la dejó en las manos de su nueva amiga. Se arrodilló a los pies de la chica como si ésta tuviera una reliquia religiosa en su poder.
-Secreto más grande que las galletas de canela que Steff da a Hedor. Mi amigo tenía la tuerca en la cabeza. Era buen amigo. Levantaba la mano y siempre saludaba a Hedor. Se llamaba: Adie y también Ka-ING. Última noche que Hedor le vio, amigo de metal utilizó su función de predicción. Levantó la cabeza y leyó las estrellas. Dijo que le abrirían la cabeza y le robarían el alma. Río después. Los cibernéticos no tenemos alma. A Hedor le hizo gracia la risa de Adie y también se puso a reír. ¡Tiempos felices!- lloraba y moqueaba - Adie dio a Hedor un pedazo suyo y me dijo que utilizase mis funciones de rescate si es que él desaparecía y no volvía ni volvido. Adie no está, se fue. Otros cibernéticos también se han ido… Yo… - se escuchó un fuerte ruido en la entrada del establo -¿Qué ha sido eso? Mamá Hemsley, ¿eres tú?- en voz baja - Amiga biocibernético, ponte debajo de la burra Bene; ella te esconderá. Mamá no te puede ver ni visto. Hedor tiene prohibido recibir visitas-.
–Hedor, ven aquí. Te necesito-.
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-Sí, mamá- el chico estaba ocupado ayudando a Rachel a esconderse en el montón de heno de la burra Bene, no podía atender a mamá Hemsley - Hedor hace caso. Hedor es servival-.
-¿Qué estás haciendo que no vienes? Tú madre está cansada y necesita ayuda para desmontar. ¿Has traído todo lo que te he pedido?- Hedor salió de su cuadra con los fardos de comida - Sí, ya veo que lo has traído todo. Y también veo que te han dado una buena propina. ¿Quién te ha hecho lo del ojo? Tiene un aspecto más feo de lo habitual. ¿Ha sido Tomás, verdad?-
-Sí mamá. Hedor fue obediente y le dijo al hombre que pagase o le hechizarías su ESO-.
-¿Te duele? Pone un poco de tierra fría en el ojo. Pasará la hinchazón. Ahora, ayúdame a desmontar del vlashog. Mis caderas ya no son lo que eran y estoy cansada de dar vueltas por la ciudad-.
-Sí mamá, Hedor es siempre obediente-.
-Me ocultas algo chiquillo, lo veo en tus ojos-.
En el suelo, mamá Hemsley se agachó y cogió por los hombros a Hedor tal y como lo haría Steff. La diferencia estaba en que la Puta y Vieja no terminaba besando al niño, sino que le estaba hechizando para que le contase la verdad.
-Sí. Hedor es mentiroso. Hedor espera a Steff en la puerta de la casa roja para que le dé un beso y una galleta de canela. Hedor tiene dos amigos secretos: Adie no se ha ido y no volvido y Rachel se esconde bajo de la burra Bene-.
-Amigos secretos….-
Mamá Hemsley tiró a Hedor al suelo de un empujón. Cuando el niño recuperó la consciencia, gritaba y lloraba. Le dolía mucho la cabeza. Sentía como si alguien hubiera entrado a la casa de su mente y quemado todos sus muebles. ¡Dolor, mucho dolor!
-¡Rachel, amiga secreta, sal de ahí!-
De entre los dedos de mamá Hemsley emergieron rayos azules y blancos; se dirigieron hacia la burra Bene y hacia la amiga secreta de Hedor. Conocía las normas: Hedor tenía prohibido tener amigos cibernéticos. Primero mataría a la chica y luego castigaría al niño por desobediente y mentiroso.
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_____________________
* Rachel Roche: Sé lo mucho que disfruta Rachel de la electricidad, no he podido resistirme a no ofrecérsela.
Hedor te ha contado la historia de su mejor amigo, Adie. No sé cuánto recuerda Rachel de sus tiempos con EVHA. Tuya es la decisión de decir si Rachel recuerda o no a su “hermano” Ka-ING. Si lo recuerdas, también puedes contarle a Hedor lo que sepas sobre él.
La señora Hemsley te ha atacado, ahora es tú quien debe defenderse. Tienes la opción de atacar a matar o solo inmovilizar a la bruja. En ambas circunstancias, deberás lanzar la Voluntad de los Dioses.
Sigel
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Re: El Edén [Mastereado, Rachel Roche]
Por alguna razón, el niño Hedor no quería entrar al prostíbulo. Me dirigió a la cuadra, donde supuestamente vivía el pequeño. Me senté en el pajar. Aquel lugar era su vivienda. ¡Vaya! ¿Por qué un niño vivía en una cuadra? – Un niño no debería vivir en un establo. – comenté enfadada. Todo parecía estar relacionado con su madre: Mamá Hemsley. Quien no parecía tratarle como debiera, y también con otra chica llamada Steff, a la que corrió a buscar. – Sí. Esperaré aquí sentada con la burra Bene, niño Hedor. – sonreí, sentándome junto al animal y acariciando su hocico.
Al poco tiempo, el pequeño volvió. No encontró a ninguno. El pequeño volvió y tomó su almohada. Parecía buscar algo. La agitó un par de veces, hasta que sacó una pequeña tuerca. La cual me entregó. Me llevé las manos al corazón, muy emocionada. - ¡Ay! ¿Para mí? ¡Muchas gracias, niño Hedor! ¡Es muy bonita! – comenté con gran aprecio, dando un abrazo al chico. Lo cierto es que la tuerca era muy diminuta. La tomé y la observé con aprecio y giré la cabeza. Los círculos redondos de análisis de NIA se fijaron en ésta. “Diámetro de media pulgada. Fabricada a partir de carburo de tungsteno”. Comentó NIA. ¡Oh! Como mi armadura. ¡Qué casualidad!
A continuación, el niño Hedor me contó una historia sobre otro amigo suyo. -¿Adie? ¿Ka-ING? – repetí con cara extrañada. Aquellos nombres me sonaban remotos. Muy lejanos. Pero me resultaba imposible comprender dónde los había escuchado. NIA, que parecía más informada, me encargó entonces una misión, aunque no me dijo ni el por qué ni el para qué. “Rachel, solicita información del paradero de Ka-ING”. Algo que estaba dispuesta a hacer. – Oye, NIA me hace una pregunta, quiere conocer la ubicación del biocibernético del que hablabas, Ka-ING. – le comenté acariciando su cara con una sonrisa sin explicarle quién era mi inteligencia artificial,
Quedé mirando con una sonrisa expectante al niño Hedor. Pero algo pareció escuchar aproximarse. El niño Hedor me mandó esconderme detrás de la burra Bene, a lo que accedí sin pensármelo. Sus motivos tendría. Tenía cierto miedo.
Escuché la conversación que mantenían. Me fijé en la mujer “Escaneando objetivo: Sujeto: Señora Hemsley. Edad estimada: Ochenta años. Actitud agresiva”. NIA tenía un buen juicio. La mujer trataba muy mal al niño Hedor. ¡Qué raro! ¿Por qué trataba tan mal al pequeño? Ésta enfureció aún más cuando le dijo que yo me escondía tras la burra Bene. A lo que la anciana se encaró rápidamente hacia mí, pidiéndome salir.
¡Ay! No me gustaba nada aquella señora. Parecía muy malvada. Y estaba asustada. NIA iba adquiriendo información sobre sus patrones. No tenía donde esconderme en aquel pajar. Así que salí de detrás de la burra Bene. Mostrando las palmas de la mano, tratando de de pedir calma. – Mamá Hemsley, por favor. No me haga daño. Sólo he venido a traer al niño Hedor. No era mi intención incordiar. Ya me voy. – comenté tartamudeante, con mucho miedo.
De nada serviría, pues la anciana provocó una fuerte descarga eléctrica sobre mi cuerpo que me derribó de espaldas al suelo. Chillé asustada y de dolor. Primero sentí una sensación placentera. Pero la energía era bien distinta la del asesino Gerrit Nephgerd. En esta ocasión, los rayos se prolongaban demasiado y eran mucho más intensos. La energía me estaba haciendo mucho daño y comencé a gritar. Sentía como si mi piel comenzase a quemarse. A arder.
“Rachel. Las baterías se están recargando. Se requiere que detengas el ataque para no sufrir daños severos.”. Por mucho que NIA dijera, me resultaba imposible atacar mientras siguiera asustada y recibiendo descargas. – No… Puedo… - dije tirada en el suelo, de frente a esa mujer, que me seguía electrocutando.
La temperatura de ignición de mi cuerpo de carburo de wolframio era mucho más alta, incluso de la piel, que estaba reforzada, pero los ropajes comenzaron a arder. “Procede a la eliminación de las prendas corporales. Su temperatura es muy elevada y está causando daños.” Me ordenó la inteligencia. Sin mucha maniobra, sobre la marcha me quité los zapatos de tacón y las llameantes medias, que me quemaban la piel. Luego me deshice de la camisa y mi sostén. A continuación me giré y me puse de rodillas, con un brazo apoyado en el suelo, mientras me seguía electrocutando, para desabrochar y arrancar mi falda con la mano restante. Sólo quedaba la ropa interior inferior… Pero no pude.
-Me duele muchísimo, NIA. Me estoy quemando. – dije sumida en el llanto. Apoyando el segundo brazo en el suelo. - ¡Ah! – gemí. Me mantuve de rodillas pero dejé deslizar mis brazos por el dolor hacia delante, juntándolos al fondo, y casi pegando el torso al suelo. Mi cadera permaneció elevada, de cara a la mujer. Ni siquiera pude quitarme la ropa interior inferior y completar la petición de NIA, aunque no haría falta. Ésta rápidamente ardería por la electricidad y dejaría mis genitales al descubierto. Con mis posaderas elevadas, justo delante de la anciana. – ¡Oh! – Fue lo único que alcancé a decir tras apretar muslo con muslo después de adelantar ligeramente una rodilla. Eso sería lo único que haría. Estaba perdiendo la conciencia. ¿Iba a morir así?
Todo se volvió oscuro, de repente. Sólo alcancé a escuchar una frase, antes de irme.
“Daños muy elevados. Asumiendo los controles del biocibernético”.
- - - - - -
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Activando funciones de autodefensa. Enemigo: Mamá Hemsley. Raza estimada: Bruja con confianza del noventa y nueve coma diecinueve por ciento.
Activando los sistemas de defensa del biocibernético contra la electricidad.
Irguiendo cuerpo. El sujeto tiembla, mas no cesa el ataque. La temperatura corporal es de 235ºC. Se requiere la destrucción del atacante. Corriendo hacia el enemigo. Se prevé baja movilidad por su parte.
La aproximación es suficiente. Tomando al sujeto por su carrillera o mejilla con brazo izquierdo. Elevando a criatura y flexionando falanges. Se producen deformaciones en los huesos del enemigo: Mamá Hemsley. El sujeto grita. Comienza a sangrar por los poros de la piel. Sufre dolor. Su cabeza explotará en cuestión de segundos si se mantiene esta presión constante. – Objetivo establecido: Destrucción de sujeto: Mamá Hemsley.
PD 1: El alto daño provocado me obliga a utilizar el Doppleganger durante dos turnos. Durante los que NIA tomará el control de Rachel. NIA es una máquina de guerra diseñada para dar apoyo a la Hermandad de vampiros (enemigos de Huracán), por lo que no siente el dolor (aunque recibe heridas) y es brutal y sanguinaria en combate.
PD 2: Rachel está ahora desnuda. Tal y como la ves en la figura. Con la excepción de que sus brazos y piernas tienen piel humana. Y antes de que lo preguntes, sí, diosa Sigel, con buena fijación en esta zona oscura se pueden apreciar los pezones de sus mamas y también sus genitales. Las leyendas urbanas del foro son mentira, Rachel no tiene puerto USB.
Al poco tiempo, el pequeño volvió. No encontró a ninguno. El pequeño volvió y tomó su almohada. Parecía buscar algo. La agitó un par de veces, hasta que sacó una pequeña tuerca. La cual me entregó. Me llevé las manos al corazón, muy emocionada. - ¡Ay! ¿Para mí? ¡Muchas gracias, niño Hedor! ¡Es muy bonita! – comenté con gran aprecio, dando un abrazo al chico. Lo cierto es que la tuerca era muy diminuta. La tomé y la observé con aprecio y giré la cabeza. Los círculos redondos de análisis de NIA se fijaron en ésta. “Diámetro de media pulgada. Fabricada a partir de carburo de tungsteno”. Comentó NIA. ¡Oh! Como mi armadura. ¡Qué casualidad!
A continuación, el niño Hedor me contó una historia sobre otro amigo suyo. -¿Adie? ¿Ka-ING? – repetí con cara extrañada. Aquellos nombres me sonaban remotos. Muy lejanos. Pero me resultaba imposible comprender dónde los había escuchado. NIA, que parecía más informada, me encargó entonces una misión, aunque no me dijo ni el por qué ni el para qué. “Rachel, solicita información del paradero de Ka-ING”. Algo que estaba dispuesta a hacer. – Oye, NIA me hace una pregunta, quiere conocer la ubicación del biocibernético del que hablabas, Ka-ING. – le comenté acariciando su cara con una sonrisa sin explicarle quién era mi inteligencia artificial,
Quedé mirando con una sonrisa expectante al niño Hedor. Pero algo pareció escuchar aproximarse. El niño Hedor me mandó esconderme detrás de la burra Bene, a lo que accedí sin pensármelo. Sus motivos tendría. Tenía cierto miedo.
Escuché la conversación que mantenían. Me fijé en la mujer “Escaneando objetivo: Sujeto: Señora Hemsley. Edad estimada: Ochenta años. Actitud agresiva”. NIA tenía un buen juicio. La mujer trataba muy mal al niño Hedor. ¡Qué raro! ¿Por qué trataba tan mal al pequeño? Ésta enfureció aún más cuando le dijo que yo me escondía tras la burra Bene. A lo que la anciana se encaró rápidamente hacia mí, pidiéndome salir.
¡Ay! No me gustaba nada aquella señora. Parecía muy malvada. Y estaba asustada. NIA iba adquiriendo información sobre sus patrones. No tenía donde esconderme en aquel pajar. Así que salí de detrás de la burra Bene. Mostrando las palmas de la mano, tratando de de pedir calma. – Mamá Hemsley, por favor. No me haga daño. Sólo he venido a traer al niño Hedor. No era mi intención incordiar. Ya me voy. – comenté tartamudeante, con mucho miedo.
De nada serviría, pues la anciana provocó una fuerte descarga eléctrica sobre mi cuerpo que me derribó de espaldas al suelo. Chillé asustada y de dolor. Primero sentí una sensación placentera. Pero la energía era bien distinta la del asesino Gerrit Nephgerd. En esta ocasión, los rayos se prolongaban demasiado y eran mucho más intensos. La energía me estaba haciendo mucho daño y comencé a gritar. Sentía como si mi piel comenzase a quemarse. A arder.
“Rachel. Las baterías se están recargando. Se requiere que detengas el ataque para no sufrir daños severos.”. Por mucho que NIA dijera, me resultaba imposible atacar mientras siguiera asustada y recibiendo descargas. – No… Puedo… - dije tirada en el suelo, de frente a esa mujer, que me seguía electrocutando.
La temperatura de ignición de mi cuerpo de carburo de wolframio era mucho más alta, incluso de la piel, que estaba reforzada, pero los ropajes comenzaron a arder. “Procede a la eliminación de las prendas corporales. Su temperatura es muy elevada y está causando daños.” Me ordenó la inteligencia. Sin mucha maniobra, sobre la marcha me quité los zapatos de tacón y las llameantes medias, que me quemaban la piel. Luego me deshice de la camisa y mi sostén. A continuación me giré y me puse de rodillas, con un brazo apoyado en el suelo, mientras me seguía electrocutando, para desabrochar y arrancar mi falda con la mano restante. Sólo quedaba la ropa interior inferior… Pero no pude.
-Me duele muchísimo, NIA. Me estoy quemando. – dije sumida en el llanto. Apoyando el segundo brazo en el suelo. - ¡Ah! – gemí. Me mantuve de rodillas pero dejé deslizar mis brazos por el dolor hacia delante, juntándolos al fondo, y casi pegando el torso al suelo. Mi cadera permaneció elevada, de cara a la mujer. Ni siquiera pude quitarme la ropa interior inferior y completar la petición de NIA, aunque no haría falta. Ésta rápidamente ardería por la electricidad y dejaría mis genitales al descubierto. Con mis posaderas elevadas, justo delante de la anciana. – ¡Oh! – Fue lo único que alcancé a decir tras apretar muslo con muslo después de adelantar ligeramente una rodilla. Eso sería lo único que haría. Estaba perdiendo la conciencia. ¿Iba a morir así?
Todo se volvió oscuro, de repente. Sólo alcancé a escuchar una frase, antes de irme.
“Daños muy elevados. Asumiendo los controles del biocibernético”.
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Activando funciones de autodefensa. Enemigo: Mamá Hemsley. Raza estimada: Bruja con confianza del noventa y nueve coma diecinueve por ciento.
Activando los sistemas de defensa del biocibernético contra la electricidad.
Irguiendo cuerpo. El sujeto tiembla, mas no cesa el ataque. La temperatura corporal es de 235ºC. Se requiere la destrucción del atacante. Corriendo hacia el enemigo. Se prevé baja movilidad por su parte.
La aproximación es suficiente. Tomando al sujeto por su carrillera o mejilla con brazo izquierdo. Elevando a criatura y flexionando falanges. Se producen deformaciones en los huesos del enemigo: Mamá Hemsley. El sujeto grita. Comienza a sangrar por los poros de la piel. Sufre dolor. Su cabeza explotará en cuestión de segundos si se mantiene esta presión constante. – Objetivo establecido: Destrucción de sujeto: Mamá Hemsley.
PD 1: El alto daño provocado me obliga a utilizar el Doppleganger durante dos turnos. Durante los que NIA tomará el control de Rachel. NIA es una máquina de guerra diseñada para dar apoyo a la Hermandad de vampiros (enemigos de Huracán), por lo que no siente el dolor (aunque recibe heridas) y es brutal y sanguinaria en combate.
PD 2: Rachel está ahora desnuda. Tal y como la ves en la figura. Con la excepción de que sus brazos y piernas tienen piel humana. Y antes de que lo preguntes, sí, diosa Sigel, con buena fijación en esta zona oscura se pueden apreciar los pezones de sus mamas y también sus genitales. Las leyendas urbanas del foro son mentira, Rachel no tiene puerto USB.
Rachel Roche
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Re: El Edén [Mastereado, Rachel Roche]
El miembro 'Rachel Roche' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: El Edén [Mastereado, Rachel Roche]
Era un chico servival (servicial). Cumplía las órdenes de mamá Hemsley por peligrosas y ridículas que fueran. Hoy, un viejo y mal hombre dio un puñetazo a la cara de Hedor por haberle recordado la duda que tenía con mamá; por haber sido un chico servival. Él no fue el primero en hacer daño al pobre Hedor. Dos semanas atrás, Hemsley le encargó comprar comida para las chicas de la casa roja, pero se le olvidó darle las monedas. Hedor fue al mercado y seleccionó los productos de mejor calidad. A la hora de pagar, tuvo que hacer correr a la burra Bene más rápido que los caballos de la Guardia. Aun así, los guardias atraparon a Hedor. Pasó una noche en el calabozo. Personas malas entraron en la celda y pegaron al niño mientras preguntaban cosas acerca de las chicas de mamá y los cofres que guardaba en la casa roja. El día siguiente, mamá Hemsley pagó su libertad. Hedor fue a abrazarle y darle las gracias; ella preguntó que dónde había dejado la compra. De nuevo al establo, al hogar, continuó con sus tareas como si nada hubiera pasado. Tenía un horario que cumplir, y llevaba dos días de retraso: dar de comer a los animales en el amanecer, recados y compras por la mañana, discutir los perros para conseguir buena pieza de carne para el almuerzo, durante la tarde limpiar la cuadra y arreglar los jardines de la casa roja y, en la noche, dormir para descansar. La rutina era importante y hedor un chico servival.
Mamá Hemsley encendió a nueva amiga Rachel durante el mediodía, antes de la hora del almuerzo. El suelo de la cuadra estaba sucio de restos de paja y orines de caballo: combustibles. Allí por donde Rachel pasaba, pequeñas chispas azules y naranjas brotaban de la madera del suelo. Hedor, asustado, giraba la cabeza constantemente para poder ver los pies de la chica y los bebederos de los caballos al mismo tiempo. Cuando mamá Hemsley se apartase, cogería un bidón y se lo echaría encima de la nueva amiga. ¡Así se apagará y no habrá más chispas azules y naranjas! Era una buena idea; teniendo en cuenta que quien la había tenido era un niño con escasos recursos y mente pobre.
Mamá Hemsley no se apartó de Rachel.
-Vienes a mi casas, te cueles en mi establo y duermes en la cama de mi niño. Me imagino que has hecho con él. Debería avergonzarte. ¡Es repugnante!- mamá Hemsley aumentó la intensidad de sus rayos. Mantenía a Rachel alejada a veinte centímetros de su cuerpo- Y, ahora, en lugar de pedirme disculpas, me amenazas. Encierras tus puños y corres hacia mí. ¿Qué pasará si te suelto?- las chispas bajo los pies de Rachel pasaron a ser pequeñas ascuas- ¿Intentarás matarme? ¿Verdad que sí?- ya lo estaba haciendo, Rachel había alargado los brazos y tenías las manos quemadas sobre la cara de mamá Hemsley- Querrás hacerme tanto daño como te estoy haciendo. No lo conseguirás-.
Por un segundo, los rayos de Hemsley dejaron de hacer daño a Rachel. Fueron más suaves, casi se desvanecían. Por un segundo, Hedor quiso llorar porque creía que su mamá había muerto. Era una treta, un engaño. La bruja impulsó a Rachel y los fuegos naranjas y azules hacia la cuadra vacía del vlashog del norte.
-¡Amiga!-
Era el turno que Hedor había estado esperando. Fue corriendo a recoger un bidón de agua y se dirigió a la cuadra del vlashog. Se quedó enfrente de la puerta sin llegar a entrar y echó el agua por encima de la chica. El agua no llegó a pasar el umbral. Un campo de fuerza telequinético impedía que nada tocase a la chica ni que tampoco ella o su fuego tocasen a nadie. Hedor empatizó con Rachel. Sabía muy bien lo que era vivir en una celda.
-Ahora tú, dame eso que te guardado en el bolsillo. ¿Te lo ha dado ella?-
Hedor tragó saliva y mintió: dijo que sí con la cabeza.
-¿Y qué es?- mamá Hemsley arrebató la tuerca de las manos de Hedor y la examinaba dándole vueltas- Parece una rosquilla diminuta-.
-Como Hedor no puede comer galletas buenas de Steff, nueva amiga regaló galleta para siempre. No se come, pero es bonita-.
La bruja carraspeó. Se guardó la tuerca en el sostén y abandonó el establo. Tenía a clientes que atender. Hedor se quedó arrodillado frente a la cuadra donde Rachel estaba atrapada y la chica biocibernética ardiendo.
-Hemos encontrado el cadáver de una chica en el bebedero para patos de la granja de los Dameron. La familia, al igual que la chica, fue asesinada; cada miembro en un lugar diferente del domicilio-.
-Sin ánimo de ofender el trabajo de la guardia: ¿Qué tiene que ver una chica muerta conmigo?-
-En el sostén de la chica estaba escrito su dirección, señora Hemsley- explicó el otro miembro.
-Por favor, estamos para protegerle. Necesitamos si están todas sus trabajadoras con usted-.
-Falta Steff, Stephanie sin apellido. Anoche fue a la casa de un nuevo cliente. Tuvo que haber regresado al amanecer-.
-¿Puede describirla?-
-Puedo hacer que la veáis-
La bruja dibujó sobre sus manos, con chispas de electricidad, la figura de Steff. La pareja de guardias se miraron las caras; afirmaron simultáneamente.
* Rachel Roche: Has conseguido herir a mama Hemsley, sin embargo, no ha sido suficiente para derrotar. Ella ha te ha encerrado en una cuadra y espera que te consumas con tus propias llamas.
En el siguiente turno deberás hacer lo posible para escapar del establo y recuperar la turca que la bruja se ha llevado. Al salir, encontrarás a Hemsley hablando con dos guardias sobre el asesinato de Steff.
Tú decidiste quedarte desnuda. Por el resto del tema, y hasta nuevo aviso, tu cuerpo seguirá encendido 235ºC.
La electricidad ha despertado a Nia. A partir de ahora, ella tomará el control, independientemente de la situación, cada dos turnos. Es decir: Turno 1 Rachel. Turno 2 Nia. Turno 3. Rachel Turno 4 Nia…. El siguiente turno, por efecto de tu habilidad, será en la personalidad de Nia.
El efecto de esta maldición puede incrementarse a lo largo del tema. Será en el final del mastereado cuando se decidirá, en base a tus elecciones, si llevarás la maldición en los temas siguientes a éste.
Mamá Hemsley encendió a nueva amiga Rachel durante el mediodía, antes de la hora del almuerzo. El suelo de la cuadra estaba sucio de restos de paja y orines de caballo: combustibles. Allí por donde Rachel pasaba, pequeñas chispas azules y naranjas brotaban de la madera del suelo. Hedor, asustado, giraba la cabeza constantemente para poder ver los pies de la chica y los bebederos de los caballos al mismo tiempo. Cuando mamá Hemsley se apartase, cogería un bidón y se lo echaría encima de la nueva amiga. ¡Así se apagará y no habrá más chispas azules y naranjas! Era una buena idea; teniendo en cuenta que quien la había tenido era un niño con escasos recursos y mente pobre.
Mamá Hemsley no se apartó de Rachel.
-Vienes a mi casas, te cueles en mi establo y duermes en la cama de mi niño. Me imagino que has hecho con él. Debería avergonzarte. ¡Es repugnante!- mamá Hemsley aumentó la intensidad de sus rayos. Mantenía a Rachel alejada a veinte centímetros de su cuerpo- Y, ahora, en lugar de pedirme disculpas, me amenazas. Encierras tus puños y corres hacia mí. ¿Qué pasará si te suelto?- las chispas bajo los pies de Rachel pasaron a ser pequeñas ascuas- ¿Intentarás matarme? ¿Verdad que sí?- ya lo estaba haciendo, Rachel había alargado los brazos y tenías las manos quemadas sobre la cara de mamá Hemsley- Querrás hacerme tanto daño como te estoy haciendo. No lo conseguirás-.
Por un segundo, los rayos de Hemsley dejaron de hacer daño a Rachel. Fueron más suaves, casi se desvanecían. Por un segundo, Hedor quiso llorar porque creía que su mamá había muerto. Era una treta, un engaño. La bruja impulsó a Rachel y los fuegos naranjas y azules hacia la cuadra vacía del vlashog del norte.
-¡Amiga!-
Era el turno que Hedor había estado esperando. Fue corriendo a recoger un bidón de agua y se dirigió a la cuadra del vlashog. Se quedó enfrente de la puerta sin llegar a entrar y echó el agua por encima de la chica. El agua no llegó a pasar el umbral. Un campo de fuerza telequinético impedía que nada tocase a la chica ni que tampoco ella o su fuego tocasen a nadie. Hedor empatizó con Rachel. Sabía muy bien lo que era vivir en una celda.
-Ahora tú, dame eso que te guardado en el bolsillo. ¿Te lo ha dado ella?-
Hedor tragó saliva y mintió: dijo que sí con la cabeza.
-¿Y qué es?- mamá Hemsley arrebató la tuerca de las manos de Hedor y la examinaba dándole vueltas- Parece una rosquilla diminuta-.
-Como Hedor no puede comer galletas buenas de Steff, nueva amiga regaló galleta para siempre. No se come, pero es bonita-.
La bruja carraspeó. Se guardó la tuerca en el sostén y abandonó el establo. Tenía a clientes que atender. Hedor se quedó arrodillado frente a la cuadra donde Rachel estaba atrapada y la chica biocibernética ardiendo.
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-Hemos encontrado el cadáver de una chica en el bebedero para patos de la granja de los Dameron. La familia, al igual que la chica, fue asesinada; cada miembro en un lugar diferente del domicilio-.
-Sin ánimo de ofender el trabajo de la guardia: ¿Qué tiene que ver una chica muerta conmigo?-
-En el sostén de la chica estaba escrito su dirección, señora Hemsley- explicó el otro miembro.
-Por favor, estamos para protegerle. Necesitamos si están todas sus trabajadoras con usted-.
-Falta Steff, Stephanie sin apellido. Anoche fue a la casa de un nuevo cliente. Tuvo que haber regresado al amanecer-.
-¿Puede describirla?-
-Puedo hacer que la veáis-
La bruja dibujó sobre sus manos, con chispas de electricidad, la figura de Steff. La pareja de guardias se miraron las caras; afirmaron simultáneamente.
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* Rachel Roche: Has conseguido herir a mama Hemsley, sin embargo, no ha sido suficiente para derrotar. Ella ha te ha encerrado en una cuadra y espera que te consumas con tus propias llamas.
En el siguiente turno deberás hacer lo posible para escapar del establo y recuperar la turca que la bruja se ha llevado. Al salir, encontrarás a Hemsley hablando con dos guardias sobre el asesinato de Steff.
Tú decidiste quedarte desnuda. Por el resto del tema, y hasta nuevo aviso, tu cuerpo seguirá encendido 235ºC.
La electricidad ha despertado a Nia. A partir de ahora, ella tomará el control, independientemente de la situación, cada dos turnos. Es decir: Turno 1 Rachel. Turno 2 Nia. Turno 3. Rachel Turno 4 Nia…. El siguiente turno, por efecto de tu habilidad, será en la personalidad de Nia.
El efecto de esta maldición puede incrementarse a lo largo del tema. Será en el final del mastereado cuando se decidirá, en base a tus elecciones, si llevarás la maldición en los temas siguientes a éste.
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Re: El Edén [Mastereado, Rachel Roche]
El sujeto, Mamá Hemsley, no detiene su acción ofensiva. Es sensible a la magia, que domina al alto nivel. Se requiere separación inmediata del sujeto para evitar la combustión. Al producirse ésta, me ha encerrado en una instalación hostil identificada como un pajar. Se ha llevado la tuerca del niño Hedor.
La alta temperatura de la matriz principal resulta preocupante. Estoy ardiendo. La estancia no dispone de ningún depósito de agua cercano para refrigeración. La única puerta de la instalación permanece cerrada.
Se requiere una evacuación inmediata. Acercándome a una de las paredes de madera del pajar. Procediendo a la destrucción mediante consecutivos golpes con el brazo izquierdo. Una vez. Dos. Tres. Cuatro. Cinco. La resistencia de la madera ha descendido. Seis. Siete. Ocho. El puño ha conseguido atravesar el pajar. Tomando la cavidad abierta con ambas manos y estirando. La madera se está resquebrajando al paso de mi brazo. En un momento, consigo un hueco suficiente como para salir.
La búsqueda de refrigeración continúa siendo prioritaria. A lo lejos, se distingue una fuente pública. Fijando objetivo. Se destaca en color azul. Corriendo. Cada paso es igual y de la misma longitud hasta llegar a ésta y acceder de un salto.
Se produce una evaporación del agua conforme accedo a ésta. Tras rodar por los fondos de la misma seis veces, consigo que la temperatura corporal descienda a niveles menos preocupantes. Irguiendo el cuerpo del biocibernético. Da la sensación de que humeo. Pero no. Es el agua evaporándose al entrar en contacto con mi piel.
-¡Mamá! ¿Por qué hay una mujer desnuda bañándose en la fuente? – Un sujeto infantil de poca edad me señala. Lo miro. Giro la cabeza. Su madre, una mujer de treinta y cuatro años, le acompaña.
-¡Por los dioses! – La mujer toma la cabeza del pequeño y la aparta. - ¡Es usted una depravada! ¡Llamaré a los guardias! – amenaza. No comprendo por qué se me define así. Se procede a la reacción de la cuestión.
-¿Por qué?
-¡¿Cómo que por qué?! ¡Está usted desnuda! ¡Aquí! ¡En medio de la plaza! – mantengo mirada fija en la sujeto a los ojos, girando la cabeza conforme se mueve. Sigo sin encontrar las relaciones.
Cuando sale de mi rango de visión. La cabeza vuelve a mirar automáticamente al frente. El sujeto, señora Hemsley, está justo delante. A la puerta del establo. Dialoga con dos hombres. De raza humana con un intervalo de confianza del 80 al 95 por ciento. Se debe proceder a la eliminación del sujeto que ha intentado provocar mi ignición.
Fijando al enemigo en la visión. Destacando al sujeto como rojo en mi visión. Es el nuevo objetivo enemigo. Mi vista de fija en éste. Saliendo del agua. Aproximándome al sujeto Mamá Hemsley a ritmo acelerado.
-¿A dónde vas, chica? - Los guardias han detectado mi vista brillante. Predicen mis intenciones y salen a cortarme el paso. Mi objetivo está detrás de ellos. Deteniéndome ante la presencia de autoridad. Miro al sujeto a los ojos. - ¡Si estás desnuda! – Percibo desconcierto en su cara. - ¿Puedes identificarte? – Cuestiona.
-Soy un biocibernético de combate para la Hermandad. Prototipo N-14 diseñado por E-VHA. Se puede hacer referencia a mí como NIA. O como la sujeto orgánico nativa del cuerpo, Rachel Roche. – expliqué a la autoridad.Señalo a Mamá Hemsley. - El sujeto Mamá Hemsley me ha encerrado y ha intentado provocar mi combustión. Y posee un objeto que estoy buscando.
Alterno la cabeza según habla uno u otro. De manera automatizada. Discuten algo. El sujeto Mamá Hemsley, intenta alejarse. Se le debe impedir una huida repentina. Su destrucción debe ser inmediata.
Mientras huye de espaldas a mí, corro hacia ella. Tomando al enemigo por el brazo. Levantando sin dar tiempo a la reacción. Procediendo a voltear a la enemiga en el aire y estampando su cuerpo y sus huesos con fuerza contra el suelo. Girando el brazo del enemigo sobre el suelo hasta proceder a su rotura. Ha intentado provocar mi combustión. La tuerca que me dio el niño Hedor rueda saliendo de sus ropajes.
Había realizado una petición a Rachel para que lo analizara y se informara, aunque me había ignorado. Liberando a la anciana Mamá Hemsley, ya no parece una amenaza. Tomando el diminuto objeto y procediendo a su examinación. Revisando la base de datos los patrones.
-Parece pertenecer a Ka-ING. Debo encontrar a Ka-ING. – comento. – Mamá Hemsley. Indícame el paradero de Ka-ING o procederé a tu destrucción inmediata. . - Es una amenaza formal.
Sin embargo, la energía comenzaba a resultar escasa. Tendré que devolver el cuerpo a Rachel Roche. Detecto un error en la lógica difusa por el intenso calor recibido anteriormente. La fusión de un núcleo parece haber trastocado las entradas y salidas del biocibernético. Preveo cambios repentinos en el control del biocibernético entre yo y Rachel. – Rachel… Tienes que… Arreglarlo.
Los ciclos energéticos estaban cambiando. La energía se agota. Apagando pupilas blancas. Cerrando los ojos…
- - - - - -
Volví entonces a abrir mis pupilas azules y cristalinas. Mi mirada temerosa, volvía a ser expresiva… Los ojos temblaban. ¡Había sido horrible lo que había hecho NIA con la mujer! ¡Le había destrozado el brazo! También noté que tenía mucho frío. ¡Estaba desnuda! Asustada. Crucé las piernas muy pudorosa y tapé mi pecho con ambos brazos. Cogiéndome de lado a lado. Sujetaba aquella pequeña tuerca en uno de los puños cerrados. ¡Tenía frío y estaba sonrojada! Necesitaba encontrar ropa.
-Ay… NIA. ¿Qué tengo que arreglar? - dije muy asustada con mi voz, ahora sí, aguda y chillona. Hecha una bola en el suelo. - ¿Qué me ha pasado? ¿Por... Por qué estoy desnuda? ¡Ay, que no puedo estar así! ¡Necesito ropa!
La alta temperatura de la matriz principal resulta preocupante. Estoy ardiendo. La estancia no dispone de ningún depósito de agua cercano para refrigeración. La única puerta de la instalación permanece cerrada.
Se requiere una evacuación inmediata. Acercándome a una de las paredes de madera del pajar. Procediendo a la destrucción mediante consecutivos golpes con el brazo izquierdo. Una vez. Dos. Tres. Cuatro. Cinco. La resistencia de la madera ha descendido. Seis. Siete. Ocho. El puño ha conseguido atravesar el pajar. Tomando la cavidad abierta con ambas manos y estirando. La madera se está resquebrajando al paso de mi brazo. En un momento, consigo un hueco suficiente como para salir.
La búsqueda de refrigeración continúa siendo prioritaria. A lo lejos, se distingue una fuente pública. Fijando objetivo. Se destaca en color azul. Corriendo. Cada paso es igual y de la misma longitud hasta llegar a ésta y acceder de un salto.
Se produce una evaporación del agua conforme accedo a ésta. Tras rodar por los fondos de la misma seis veces, consigo que la temperatura corporal descienda a niveles menos preocupantes. Irguiendo el cuerpo del biocibernético. Da la sensación de que humeo. Pero no. Es el agua evaporándose al entrar en contacto con mi piel.
-¡Mamá! ¿Por qué hay una mujer desnuda bañándose en la fuente? – Un sujeto infantil de poca edad me señala. Lo miro. Giro la cabeza. Su madre, una mujer de treinta y cuatro años, le acompaña.
-¡Por los dioses! – La mujer toma la cabeza del pequeño y la aparta. - ¡Es usted una depravada! ¡Llamaré a los guardias! – amenaza. No comprendo por qué se me define así. Se procede a la reacción de la cuestión.
-¿Por qué?
-¡¿Cómo que por qué?! ¡Está usted desnuda! ¡Aquí! ¡En medio de la plaza! – mantengo mirada fija en la sujeto a los ojos, girando la cabeza conforme se mueve. Sigo sin encontrar las relaciones.
Cuando sale de mi rango de visión. La cabeza vuelve a mirar automáticamente al frente. El sujeto, señora Hemsley, está justo delante. A la puerta del establo. Dialoga con dos hombres. De raza humana con un intervalo de confianza del 80 al 95 por ciento. Se debe proceder a la eliminación del sujeto que ha intentado provocar mi ignición.
Fijando al enemigo en la visión. Destacando al sujeto como rojo en mi visión. Es el nuevo objetivo enemigo. Mi vista de fija en éste. Saliendo del agua. Aproximándome al sujeto Mamá Hemsley a ritmo acelerado.
-¿A dónde vas, chica? - Los guardias han detectado mi vista brillante. Predicen mis intenciones y salen a cortarme el paso. Mi objetivo está detrás de ellos. Deteniéndome ante la presencia de autoridad. Miro al sujeto a los ojos. - ¡Si estás desnuda! – Percibo desconcierto en su cara. - ¿Puedes identificarte? – Cuestiona.
-Soy un biocibernético de combate para la Hermandad. Prototipo N-14 diseñado por E-VHA. Se puede hacer referencia a mí como NIA. O como la sujeto orgánico nativa del cuerpo, Rachel Roche. – expliqué a la autoridad.Señalo a Mamá Hemsley. - El sujeto Mamá Hemsley me ha encerrado y ha intentado provocar mi combustión. Y posee un objeto que estoy buscando.
Alterno la cabeza según habla uno u otro. De manera automatizada. Discuten algo. El sujeto Mamá Hemsley, intenta alejarse. Se le debe impedir una huida repentina. Su destrucción debe ser inmediata.
Mientras huye de espaldas a mí, corro hacia ella. Tomando al enemigo por el brazo. Levantando sin dar tiempo a la reacción. Procediendo a voltear a la enemiga en el aire y estampando su cuerpo y sus huesos con fuerza contra el suelo. Girando el brazo del enemigo sobre el suelo hasta proceder a su rotura. Ha intentado provocar mi combustión. La tuerca que me dio el niño Hedor rueda saliendo de sus ropajes.
Había realizado una petición a Rachel para que lo analizara y se informara, aunque me había ignorado. Liberando a la anciana Mamá Hemsley, ya no parece una amenaza. Tomando el diminuto objeto y procediendo a su examinación. Revisando la base de datos los patrones.
-Parece pertenecer a Ka-ING. Debo encontrar a Ka-ING. – comento. – Mamá Hemsley. Indícame el paradero de Ka-ING o procederé a tu destrucción inmediata. . - Es una amenaza formal.
Sin embargo, la energía comenzaba a resultar escasa. Tendré que devolver el cuerpo a Rachel Roche. Detecto un error en la lógica difusa por el intenso calor recibido anteriormente. La fusión de un núcleo parece haber trastocado las entradas y salidas del biocibernético. Preveo cambios repentinos en el control del biocibernético entre yo y Rachel. – Rachel… Tienes que… Arreglarlo.
Los ciclos energéticos estaban cambiando. La energía se agota. Apagando pupilas blancas. Cerrando los ojos…
- - - - - -
Volví entonces a abrir mis pupilas azules y cristalinas. Mi mirada temerosa, volvía a ser expresiva… Los ojos temblaban. ¡Había sido horrible lo que había hecho NIA con la mujer! ¡Le había destrozado el brazo! También noté que tenía mucho frío. ¡Estaba desnuda! Asustada. Crucé las piernas muy pudorosa y tapé mi pecho con ambos brazos. Cogiéndome de lado a lado. Sujetaba aquella pequeña tuerca en uno de los puños cerrados. ¡Tenía frío y estaba sonrojada! Necesitaba encontrar ropa.
-Ay… NIA. ¿Qué tengo que arreglar? - dije muy asustada con mi voz, ahora sí, aguda y chillona. Hecha una bola en el suelo. - ¿Qué me ha pasado? ¿Por... Por qué estoy desnuda? ¡Ay, que no puedo estar así! ¡Necesito ropa!
Rachel Roche
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Re: El Edén [Mastereado, Rachel Roche]
-¡A mí la guardia!-
Peat reaccionó ante que su compañero Bern, desenvainó su espada y gritó pidiendo auxilio. Otros guardias de los alrededores, en su mayoría cibernéticos, se corrieron a la casa roja. Bern, al notar que no estaba haciendo nada, dio un paso hacia la chica. De forma inmediata, retrocedió dos pasos. La chica estaba en vuelta en llamas de fuego. El calor, a su lado, se hacía insoportable. La coraza de cuero que llevaba se deshacía y los remaches de metal ardían por el calor. ¿Otra bruja como la señora Hemsley? Grabó una runa antimagia en la empuñadura de su espada e intentó, por segunda vez, atacar a la chica. A medio metro de distancia, se dio cuenta de lo inútil que era la runa. Volvió a retirarse del combate sin apenas luchar.
-¿Qué hacemos?- dijo Bern rabioso por la impotencia – No podemos llegar a esta ella-.
-Mantente a un lado y deja los cibernéticos hagan su trabajo-.
La señora Hemsley fue derribada y la chica cayó de rodillas. Los humanos se encargaron de la puta. “¿Se encuentra bien? ¿Le han hecho daño?”. Los cibernéticos se encargaron de la desconocida; los iguales se entendían entre ellos. Rodearon a la chica; se encargaron de que no volvieran a levantarse del suelo. G20 (los humanos como Peat y Bern le llamaban Chisme-Sin-Gracia) puso su mano en la nuca de la chica; por sus dedos pasó un corriente de electricidad. El dolor era una buena advertencia. G23 (Chisme-Sin-Ojos) tomó unos grilletes de su cinturón y encadenó a la chica de brazos y piernas. Los otros tres cibernéticos que hubieron llegado con los gritos de Peat se quedaban a un lado amenazando con sus armas. Bern se queda mirando los pechos de la chica; ahora que no ardían, le parecía que eran muy apetecibles.
-Está muerta- le dijo Peat a Bern después de comprobar, por activa y por pasiva, que la señora Hemsley no despertaba. Después, dirigiéndose al resto de los hombres y, especialmente, a la mujer que habían capturado- Por orden de la Guardia queda detenida por los asesinatos de Amber Hemsley, Stephanie sin apellido, Beatriz sin apellido y Vina Valentina-.
-¿Nueva amigó mató a amigo a Steff?- detrás de unas cajas, apareció Hedor llorando. Entre sus manos jugueteaba con una pieza de metal blanca que había encontrado (recuperado) del suelo.
La vara de metal que cubría las cuencas de los ojos vacías de G23 parpadeó con tonos morados y azules. A pocos centímetros de distancia de sus píes, proyectó las grabaciones de las escenas de los crímenes de Stephanie, Beatriz y Vina.
-El cabello es lo primero en quemarse. Sigue los ojos y la piel, se derriten como el hielo en primavera. El cuerpo empieza a contraerse y empequeñecer; su grasa es ahora aceite hirviendo que chorrea bajo su cuerpo. A quien llamas amiga, dejó a estas mujeres como pollos asados-.
Hedor negó histéricamente con la cabeza. G20 puso una mano sobre su hombro mientras que, con la otra, le quitaba la pieza de metal de entre las manos.
-Pieza perteneciente al exmensajero Adie. Posible relación entre el hijo de la madre de putas y el ataque al exmensajero ocurrido meses atrás en Baslodia. Se demanda atrapar al chico. La pieza será dada al nuevo mensajero-.
-¡NO!- Hédor se intentó zafar del agarre del cibernético, pero debido a su escasa fuerza le fue imposible - ¡DEVULVE EL OBJETO DE HEDOR!-
G20 golpeó la espalda del chico con la misma corriente de eléctrica con la que retuvo a Rachel. El niño resistió en pie. Todos los objetos de su alrededor levantaron el vuelo: piedras, rastrojos de pajas, trozos de madera… Los lanzó G20. La pieza blanca de metal flotó hasta situarse en la frente de Hedor.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Otro enemigo para la guardia de Lunargenta: primero la chica cibernética envuelta en llamas y ahora el niño retrasado de Hemsley. Peat y Bern apuntaron el filo de sus espadas hacia Hedor. Él, en respuesta, les golpeó con una onda telequinética. Peat fue chocó contra la pared del establo; el techo del edificio, inestable por el incendio de su interior, se cayó sobre él. Muerto, igual que mamá Hemsley y amiga Steff. Bern resistió la magia del chico por la runa que había escrito en su empuñadura. Hizo una señal para que los otros guardias, humanos y cibernéticos, escribiesen el mismo símbolo en las empuñaduras de sus armas.
-¡NO!-
Hedor tomó las riendas de su burra y, en lo que dura el sonido de un chasquido, desapareció de la vista de todos.
-Odio la magia- sentenció Bern.
* Rachel Roche: Sales de la sartén para caer en las llamas (es un chiste). Amber Hemsley era un enemigo poderoso, pero no el más fuerte que te encontrarás en este tema. Era una vieja que protegía su negocio, famosa por todos los hombres (incluidos los guardias) por regentar la casa roja. Aunque tus ataques no fueron letales, el calor que Nia emana ha terminado por matar a la bruja. Los guardias reconocen el mismo modus operandi que se ha utilizado en los recientes asesinatos; te detienen por todas las muertes.
Descubres el poder de Hedor: maestro telequinético. Se enfrenta a los guardias impidiendo que le tomen preso. Utiliza su magia para escapar. No sabes dónde ha ido.
Para seguir el ritmo de la misión, necesitarás volver con Hedor. ¡Qué lástima que estés presa!
Busca la forma de poder seguir la pista de Hedor.
Recuerda que en el turno que viene no puedes utilizar a Nia. Si Rachel la llama, ella no responderá.
Peat reaccionó ante que su compañero Bern, desenvainó su espada y gritó pidiendo auxilio. Otros guardias de los alrededores, en su mayoría cibernéticos, se corrieron a la casa roja. Bern, al notar que no estaba haciendo nada, dio un paso hacia la chica. De forma inmediata, retrocedió dos pasos. La chica estaba en vuelta en llamas de fuego. El calor, a su lado, se hacía insoportable. La coraza de cuero que llevaba se deshacía y los remaches de metal ardían por el calor. ¿Otra bruja como la señora Hemsley? Grabó una runa antimagia en la empuñadura de su espada e intentó, por segunda vez, atacar a la chica. A medio metro de distancia, se dio cuenta de lo inútil que era la runa. Volvió a retirarse del combate sin apenas luchar.
-¿Qué hacemos?- dijo Bern rabioso por la impotencia – No podemos llegar a esta ella-.
-Mantente a un lado y deja los cibernéticos hagan su trabajo-.
La señora Hemsley fue derribada y la chica cayó de rodillas. Los humanos se encargaron de la puta. “¿Se encuentra bien? ¿Le han hecho daño?”. Los cibernéticos se encargaron de la desconocida; los iguales se entendían entre ellos. Rodearon a la chica; se encargaron de que no volvieran a levantarse del suelo. G20 (los humanos como Peat y Bern le llamaban Chisme-Sin-Gracia) puso su mano en la nuca de la chica; por sus dedos pasó un corriente de electricidad. El dolor era una buena advertencia. G23 (Chisme-Sin-Ojos) tomó unos grilletes de su cinturón y encadenó a la chica de brazos y piernas. Los otros tres cibernéticos que hubieron llegado con los gritos de Peat se quedaban a un lado amenazando con sus armas. Bern se queda mirando los pechos de la chica; ahora que no ardían, le parecía que eran muy apetecibles.
-Está muerta- le dijo Peat a Bern después de comprobar, por activa y por pasiva, que la señora Hemsley no despertaba. Después, dirigiéndose al resto de los hombres y, especialmente, a la mujer que habían capturado- Por orden de la Guardia queda detenida por los asesinatos de Amber Hemsley, Stephanie sin apellido, Beatriz sin apellido y Vina Valentina-.
-¿Nueva amigó mató a amigo a Steff?- detrás de unas cajas, apareció Hedor llorando. Entre sus manos jugueteaba con una pieza de metal blanca que había encontrado (recuperado) del suelo.
La vara de metal que cubría las cuencas de los ojos vacías de G23 parpadeó con tonos morados y azules. A pocos centímetros de distancia de sus píes, proyectó las grabaciones de las escenas de los crímenes de Stephanie, Beatriz y Vina.
-El cabello es lo primero en quemarse. Sigue los ojos y la piel, se derriten como el hielo en primavera. El cuerpo empieza a contraerse y empequeñecer; su grasa es ahora aceite hirviendo que chorrea bajo su cuerpo. A quien llamas amiga, dejó a estas mujeres como pollos asados-.
Hedor negó histéricamente con la cabeza. G20 puso una mano sobre su hombro mientras que, con la otra, le quitaba la pieza de metal de entre las manos.
-Pieza perteneciente al exmensajero Adie. Posible relación entre el hijo de la madre de putas y el ataque al exmensajero ocurrido meses atrás en Baslodia. Se demanda atrapar al chico. La pieza será dada al nuevo mensajero-.
-¡NO!- Hédor se intentó zafar del agarre del cibernético, pero debido a su escasa fuerza le fue imposible - ¡DEVULVE EL OBJETO DE HEDOR!-
G20 golpeó la espalda del chico con la misma corriente de eléctrica con la que retuvo a Rachel. El niño resistió en pie. Todos los objetos de su alrededor levantaron el vuelo: piedras, rastrojos de pajas, trozos de madera… Los lanzó G20. La pieza blanca de metal flotó hasta situarse en la frente de Hedor.
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Otro enemigo para la guardia de Lunargenta: primero la chica cibernética envuelta en llamas y ahora el niño retrasado de Hemsley. Peat y Bern apuntaron el filo de sus espadas hacia Hedor. Él, en respuesta, les golpeó con una onda telequinética. Peat fue chocó contra la pared del establo; el techo del edificio, inestable por el incendio de su interior, se cayó sobre él. Muerto, igual que mamá Hemsley y amiga Steff. Bern resistió la magia del chico por la runa que había escrito en su empuñadura. Hizo una señal para que los otros guardias, humanos y cibernéticos, escribiesen el mismo símbolo en las empuñaduras de sus armas.
-¡NO!-
Hedor tomó las riendas de su burra y, en lo que dura el sonido de un chasquido, desapareció de la vista de todos.
-Odio la magia- sentenció Bern.
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* Rachel Roche: Sales de la sartén para caer en las llamas (es un chiste). Amber Hemsley era un enemigo poderoso, pero no el más fuerte que te encontrarás en este tema. Era una vieja que protegía su negocio, famosa por todos los hombres (incluidos los guardias) por regentar la casa roja. Aunque tus ataques no fueron letales, el calor que Nia emana ha terminado por matar a la bruja. Los guardias reconocen el mismo modus operandi que se ha utilizado en los recientes asesinatos; te detienen por todas las muertes.
Descubres el poder de Hedor: maestro telequinético. Se enfrenta a los guardias impidiendo que le tomen preso. Utiliza su magia para escapar. No sabes dónde ha ido.
Para seguir el ritmo de la misión, necesitarás volver con Hedor. ¡Qué lástima que estés presa!
Busca la forma de poder seguir la pista de Hedor.
Recuerda que en el turno que viene no puedes utilizar a Nia. Si Rachel la llama, ella no responderá.
Última edición por Sigel el Dom Jun 03 2018, 12:47, editado 1 vez
Sigel
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Re: El Edén [Mastereado, Rachel Roche]
Algo había cambiado en mi programación. Unos hombres fuertes me sujetaban. Me habían arrestado. -Pero… ¡No podéis llevarme así por la calle! ¡Estoy desnuda! – les miraba primero a uno, luego al otro. Nerviosa. No conseguía nada. Ellos seguían diciendo que había matado a la mujer. – Yo… ¡No conozco a nadie con esos nombres!
Daba igual. Me habían retorcido los brazos. ¡Ay! ¡Me hacían daño! Y me arrastraban para la cárcel. El niño Hedor había hecho un truco raro de magia y había desaparecido en su burrita Bene. - ¡Corre niño Hedor! ¡Sálvate! – grité. Él era sólo un crío y no merecía ningún mal.
Justo al decir esto, un fuerte dolor de cabeza vino a mi cabeza. Era la voz de NIA. Pero ella no se comunicaba conmigo. Parecía hablar sola.
“Ella nunca ha muerto”. Sonó de pronto en mi cabeza.
-¿Quién? ¿Mamá Hemsley? – pregunté. NIA no respondía. No me hacía caso. Los hombres me miraban sin comprender nada. Sólo me arrastraban. La gente me observaba. Pero yo era ajena a ello. No entendía nada.
De pronto, vinieron a mi mente imágenes. También desnuda. En una plataforma. Una especie de tanque. Era el laboratorio de E-VHA. Sí. Lo recuerdo como si fuera ayer. Pero el cristal estaba empañado. No era capaz de distinguir más que tres siluetas, una más pequeña, otra mucho más alta y estilizada.
“La señorita Roche es la más perfecta creación que nunca he hecho. Usted vive en ella. Si alguna vez fracasara… ¡Algo que no estoy insinuando, milady! Ella buscará la manera de encontrar el cambio en el programa.” NIA hablaba ahora con la voz de E-VHA. Como si lo hiciera con alguien.
“Estupendo, E-VHA... ¿Y cómo lo hará?” – preguntaba la mujer alta.
“Sólo mis hijos pueden reprogramar a NIA. NIA adoptará entonces sus costumbres. Cuide de Roche. Nadie sabe que usted vive en ella.” – sentenció E-VHA.
La escena se difuminó entonces. Volví a ver a la gente. Era arrastrada a la calle. Había llegado a una especie de cuartel. Los hombres, que casi me arrastraban, se postraban ante un hombre fuerte y alto delante de mí. Le miré con miedo. Tenía mucho miedo.
-¡Estamos hasta los topes! Esperad que consigamos una celda para esta mujer. Primero dadle algo de ropa, por todos los dioses. – pidió el jefe de la guardia, quien antes de meterme en el interior de la prisión, trataría de proporcionarme algo de ropa.
Los ojos se me pusieron en blanco de nuevo. Los guardias tendrían que sujetarme para que no me cayera al suelo. ¿A dónde me habían llevado? ¿No era acaso una prisión?
-¿Por qué me han traído a la mansión Boisson? – les pregunté a quienes me sujetaban. Ellos me miraban incrédulos. Como si estuviera loca. Pero diantres, estábamos en el salón del piano. - ¡Maestra Isabella! ¡Maestra cazadora! ¡Libéreme! – exclamé con los ojos abiertos. Estaba claro que algo había fallado en mi programación y estaba trastocando. - ¡Cyrilo! ¡Lord Harrowmont!– repetí al ver a los otros. Ellos podían ayudarme. O no… La Isabella Boisson había muerto, ¿no? Aquella situación… también me era terriblemente familiar.
“Si no somos capaces de desprogramar ESO. Tienes que destruir a NIA”. Dijo la maestra Boisson, seria, presionando al espía Cyrilo, colocando ambas manos sobre la mesa del salón del piano.
“Eso costaría la vida de Rachel. Su mente está unida a ella. Si una fallece, Rachel no sería capaz de levantar su propio peso”. – advirtió Cyrilo.
“Lo sé. Concebía esa posibilidad”. – dijo la maestra Boisson sin ningún tipo de escrúpulo.
“No vuelvas a repetir el mismo error dos veces, Isabella.” – pidió el padre de Cassandra. Él era el único con autoridad suficiente como para rebatir una decisión a la maestra Boisson. – “¿Acaso no recuerdas una escena similar a ésta…?
“Perfectamente, James.” – interrumpió la maestra cazadora, muy enfadada. Girando la cabeza hacia el Lord, como si no quisiera escucharlo. - “Y por eso mismo, esta vez quiero tomar todas las medidas pertinentes para evitar que suceda lo mismo. ¿Crees que quiero hacerlo?” - se excusaba la maestra.
“No lo creo. Pero no puedes hacerlo. ¿Cómo piensas explicárselo a su hermano? ¡Precisamente al mejor amigo de tu hija! ¿Quieres ponerla en tu contra?” – Lord Harrowmont era un hombre inteligente y sabio.
Isabella se acercó a la ventana. Contemplaba como la lluvia golpeaba fuertemente el cristal. Se cruzó de brazos. Estaba de muy mal humor. Recordaba algo. Y cuando la Maestra Boisson se enfadaba, sabían los dioses que las tormentas se cernían sobre su posición. Fruto de su exacerbado poder. Logró tranquilizarse instantes después.
“Escribe una carta a tu hija. James. Convoca a los cazadores en Sacrestic Ville. Los espías de tu hermana han descubierto que tienen su base ahí. Cortaremos de raíz el problema. Y luego... veremos qué sucede con Rachel”. – sentenció la maestra cazadora.
Un rayo cayó a su espalda y, entonces, abrí los ojos muy asustada. Gimiendo de nervios. Me estaban tratando de encerrar en una celda sin salida. Era horrible. No podía… Simplemente no podía. No era justo. ¿Por qué estaba allí? No había matado a nadie. Bueno, NIA a mamá Hemsley… ¡Pero ella quiso matarme a mí primero! Mamá Hemsley murió sin darme el paradero de Ka-ING. Ahora tenía que encontrar a alguien que supiera decirme dónde se encontraba.
Hedor. Debía encontrarle como fuera. Sí… Él conocía el paradero del sujeto Ka-ING. - ¡Soltadme! – chillé. Empujando fuerte mis brazos, que aún estaban calientes. Pese a la insistencia de los guardias, que parecían biocibernéticos, conseguí empujarlos ligeramente y comenzar a correr por las calles. Tenía que darles esquinazo como fuera. Hedor tenía que estar por algún sitio. - ¡Niño Hedor! ¡Niño Hedor! – grité mientras corría por un callejón. - ¡Necesito encontrar a Ka-ING! – grité. Mamá Hemsley había muerto por aquella petición.
Según caminaba, notaba como NIA volvía a reaccionar en mi cabeza. Parecía querer volver a hacerse con el control.
“Asumiendo control del biocibernético”. Dijo la inteligencia con su nueva voz. Momento en el que me volvía a evadir.
Off: Las partes en cursiva se corresponden con las escenas que vienen a la mente de Rachel por los altos daños sufridos. Hasta ahora no he aclarado por qué Rachel quiere dar con Ka-ING. Ahora igual quedan más claros por dónde van los tiros.Daba igual. Me habían retorcido los brazos. ¡Ay! ¡Me hacían daño! Y me arrastraban para la cárcel. El niño Hedor había hecho un truco raro de magia y había desaparecido en su burrita Bene. - ¡Corre niño Hedor! ¡Sálvate! – grité. Él era sólo un crío y no merecía ningún mal.
Justo al decir esto, un fuerte dolor de cabeza vino a mi cabeza. Era la voz de NIA. Pero ella no se comunicaba conmigo. Parecía hablar sola.
“Ella nunca ha muerto”. Sonó de pronto en mi cabeza.
-¿Quién? ¿Mamá Hemsley? – pregunté. NIA no respondía. No me hacía caso. Los hombres me miraban sin comprender nada. Sólo me arrastraban. La gente me observaba. Pero yo era ajena a ello. No entendía nada.
De pronto, vinieron a mi mente imágenes. También desnuda. En una plataforma. Una especie de tanque. Era el laboratorio de E-VHA. Sí. Lo recuerdo como si fuera ayer. Pero el cristal estaba empañado. No era capaz de distinguir más que tres siluetas, una más pequeña, otra mucho más alta y estilizada.
“La señorita Roche es la más perfecta creación que nunca he hecho. Usted vive en ella. Si alguna vez fracasara… ¡Algo que no estoy insinuando, milady! Ella buscará la manera de encontrar el cambio en el programa.” NIA hablaba ahora con la voz de E-VHA. Como si lo hiciera con alguien.
“Estupendo, E-VHA... ¿Y cómo lo hará?” – preguntaba la mujer alta.
“Sólo mis hijos pueden reprogramar a NIA. NIA adoptará entonces sus costumbres. Cuide de Roche. Nadie sabe que usted vive en ella.” – sentenció E-VHA.
La escena se difuminó entonces. Volví a ver a la gente. Era arrastrada a la calle. Había llegado a una especie de cuartel. Los hombres, que casi me arrastraban, se postraban ante un hombre fuerte y alto delante de mí. Le miré con miedo. Tenía mucho miedo.
-¡Estamos hasta los topes! Esperad que consigamos una celda para esta mujer. Primero dadle algo de ropa, por todos los dioses. – pidió el jefe de la guardia, quien antes de meterme en el interior de la prisión, trataría de proporcionarme algo de ropa.
Los ojos se me pusieron en blanco de nuevo. Los guardias tendrían que sujetarme para que no me cayera al suelo. ¿A dónde me habían llevado? ¿No era acaso una prisión?
-¿Por qué me han traído a la mansión Boisson? – les pregunté a quienes me sujetaban. Ellos me miraban incrédulos. Como si estuviera loca. Pero diantres, estábamos en el salón del piano. - ¡Maestra Isabella! ¡Maestra cazadora! ¡Libéreme! – exclamé con los ojos abiertos. Estaba claro que algo había fallado en mi programación y estaba trastocando. - ¡Cyrilo! ¡Lord Harrowmont!– repetí al ver a los otros. Ellos podían ayudarme. O no… La Isabella Boisson había muerto, ¿no? Aquella situación… también me era terriblemente familiar.
- She's back:
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“Si no somos capaces de desprogramar ESO. Tienes que destruir a NIA”. Dijo la maestra Boisson, seria, presionando al espía Cyrilo, colocando ambas manos sobre la mesa del salón del piano.
“Eso costaría la vida de Rachel. Su mente está unida a ella. Si una fallece, Rachel no sería capaz de levantar su propio peso”. – advirtió Cyrilo.
“Lo sé. Concebía esa posibilidad”. – dijo la maestra Boisson sin ningún tipo de escrúpulo.
“No vuelvas a repetir el mismo error dos veces, Isabella.” – pidió el padre de Cassandra. Él era el único con autoridad suficiente como para rebatir una decisión a la maestra Boisson. – “¿Acaso no recuerdas una escena similar a ésta…?
“Perfectamente, James.” – interrumpió la maestra cazadora, muy enfadada. Girando la cabeza hacia el Lord, como si no quisiera escucharlo. - “Y por eso mismo, esta vez quiero tomar todas las medidas pertinentes para evitar que suceda lo mismo. ¿Crees que quiero hacerlo?” - se excusaba la maestra.
“No lo creo. Pero no puedes hacerlo. ¿Cómo piensas explicárselo a su hermano? ¡Precisamente al mejor amigo de tu hija! ¿Quieres ponerla en tu contra?” – Lord Harrowmont era un hombre inteligente y sabio.
Isabella se acercó a la ventana. Contemplaba como la lluvia golpeaba fuertemente el cristal. Se cruzó de brazos. Estaba de muy mal humor. Recordaba algo. Y cuando la Maestra Boisson se enfadaba, sabían los dioses que las tormentas se cernían sobre su posición. Fruto de su exacerbado poder. Logró tranquilizarse instantes después.
“Escribe una carta a tu hija. James. Convoca a los cazadores en Sacrestic Ville. Los espías de tu hermana han descubierto que tienen su base ahí. Cortaremos de raíz el problema. Y luego... veremos qué sucede con Rachel”. – sentenció la maestra cazadora.
Un rayo cayó a su espalda y, entonces, abrí los ojos muy asustada. Gimiendo de nervios. Me estaban tratando de encerrar en una celda sin salida. Era horrible. No podía… Simplemente no podía. No era justo. ¿Por qué estaba allí? No había matado a nadie. Bueno, NIA a mamá Hemsley… ¡Pero ella quiso matarme a mí primero! Mamá Hemsley murió sin darme el paradero de Ka-ING. Ahora tenía que encontrar a alguien que supiera decirme dónde se encontraba.
Hedor. Debía encontrarle como fuera. Sí… Él conocía el paradero del sujeto Ka-ING. - ¡Soltadme! – chillé. Empujando fuerte mis brazos, que aún estaban calientes. Pese a la insistencia de los guardias, que parecían biocibernéticos, conseguí empujarlos ligeramente y comenzar a correr por las calles. Tenía que darles esquinazo como fuera. Hedor tenía que estar por algún sitio. - ¡Niño Hedor! ¡Niño Hedor! – grité mientras corría por un callejón. - ¡Necesito encontrar a Ka-ING! – grité. Mamá Hemsley había muerto por aquella petición.
Según caminaba, notaba como NIA volvía a reaccionar en mi cabeza. Parecía querer volver a hacerse con el control.
“Asumiendo control del biocibernético”. Dijo la inteligencia con su nueva voz. Momento en el que me volvía a evadir.
Rachel Roche
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Re: El Edén [Mastereado, Rachel Roche]
Hacía unas horas, Orlos (sin apellido) habría jurado que sería un día tranquilo y aburrido. La mayor parte de los calabozos del cuartel estaban vacíos; los únicos inquilinos presos tenía que vigilar era un anciano que la noche anterior había participado en tres peleas, una por cada taberna de la ciudad, y una prostituta de la señora Hemsley que, según decían los informes, había insultado a un guardia; nada más alejado de la realidad. Algunos guardias, cuyos nombres Orlos prefería mantener en secreto por respeto y compañerismo, tenían un trato especial con la señora Hemsley: ellos no investigan los turbios asuntos de la bruja y ella, cada tres días, les cedía una de sus chicas como obsequio. Los calabozos era un lugar idóneo para que los guardias saciasen sus necesidades primitivas; nadie ajeno a la guardia se enteraba y, al mismo, de cara al público podían fingir estar castigando a la puta y vieja Hemsley encarcelando a sus chicas.
-Tus amigos se han ido a trabajar, pero no te preocupes, regresarán. No creo que les guste hacer esperar a un bombón como tú- le dijo el carcelero a la puta en tono jocoso – Más quisiera poder entretenerte. Estarás aburridísima. Me temo que no puedo hacer nada. Perdí la polla cuando una de tus hermanas me contagió de sífilis-.
La chica estaba bien enseñada, no contestó a Orlos. El borracho, sin embargo, no callaba. En sueños, murmuraba palabras incomprensibles que bien se podían confundir con el gruñido de un puerco. El carcelero le dio dos patadas a través de los barrotes, la primera para girarlo boca abajo y segunda por gusto. Si era cierto que la hija de Hemsley estaba aburrida, él lo estaba todavía más.
La monotonía finalizó cuando la cibernética de ojos cambiantes y cuerpo recubierto de llamas azules entró al cuartel; aunque, sería más acertado decir que la entraron. Ella no podía moverse. Dos cibernéticos de la guardia la trajeron arrastras del suelo. El atractivo que pudiera tener la chica se perdía entre los manchurrones de fango y las raspas en su piel que dejaban ver sus atributos metálicos.
-La hemos encontrado en la casa roja- explicó Bem a Orlos-creemos que es la culpable de los asesinatos de estas semanas- hablaba agonizando, se le notaba exhausto y débil.
-Esa es una acusación muy grave. ¿En qué te basas?-
-Dame un minuto de descanso, ¿quieres?- Bem se había sentado en la silla del escritorio de Orlos y se esforzaba por respirar despacio – Llevo veintidós horas despierto-.
Al mismo tiempo que Bem tomaba unos segundos de respiro, los cibernéticos de la guardia firmaban runas incombustibles en el cuerpo de la muchacha. Sus llamas desaparecieron y, quizás, también parte de la resistencia metálica de la chica pues por donde había pasado el punzón, gotas de sangre corrían de su piel.
-Ha matado a Hemsley y por poco también lo hace con ese chico subnormal que tenía como sirviente. ¿Cómo se llamaba?- Bem continuó hablando como si nunca hubiera parado- ¡Hedor! Eso es. ¡Hedor! Menudo elemento. Estaba tan asustado que por poco mata a media ciudad. Deberías de haberlo visto. Se cubrió con un aura tan reluciente como un sol veraniego, se defendió de la cibernética e intentó atacarnos también a nosotros- una ligera pausa imperceptible para los humanos (no para los cibernéticos) - Necesito un trago. Dime que tienes una botella de ron por algún lado. Cuanto antes olvide lo ocurrido, mejor estaré-.
-Shh, tú. Te estoy hablando. Despierta- hablaba interrumpidamente, no quería que los hombres la escuchasen- Puedes quedarte mi ropa. Van a hacer que me la quite de todos modos. ¿Puedes oírme? Maldición-.
Aprovechando que los guardias (los humanos) se habían ido a beber a otra sola, Brilliana se quitó la camisa, el sujetador y los pantalones y los pasó a través de los barrotes. Se quedó solamente con las bragas puestas. La otra chica daría mejor uso a la ropa que ella, estaba segura.
En los calabozos quedaban otros tres guardias cibernéticos, pero ellos no entendían el valor que una chica daba a su intimidad. Eran máquinas carentes de emociones, fabricadas para obedecer las órdenes de los hombres de la Guardia. Esta chica debía ser como ellos, había sido creada con las mismas piezas; sin embargo, estaba llorando. A Brilliana se le encogió el corazón al ver sus lágrimas. Sintió la necesidad de ayudarla. Ya que no se podía ayudar a ella misma, podría consolarse por haber ayudado a una chica de metal.
-¡Corre, vístete! Espero que cuando vuelvan estén lo suficiente borrachos como para no recordar si te han traído vestida o desnuda. Si me quedo yo la ropa, la harán jirones-.
En otra celda, el anciano roncaba como una marmota.
-Cuando despierte, te confundirá conmigo- dijo Brilliana a la cibernética- Los guardias vendrán dentro de poco y se aprovecharán de mi cuerpo. Luego, me darán una manta sucia y con liendres y me dejaran libre. Ese hombre no se dará cuenta. Despertará cuando yo no esté y creerá que tú eres yo – a medida que pasaba el tiempo, se sentía más aventurada para hablar. Los guardias cibernéticos no le decían nada, puede que ni la escuchasen- El peor de todos se llama Peat. Dio una paliza a una de las chicas para que perdiera el bebe que él había fecundado. Mamá Hemsley nos ordenó que nunca los contásemos. ¿Sabes? Ella tiene sus propios negocios, todos ilegales. Los guardias la ignoran a cambio de que nosotras nos dejemos hacer – se sentó a una esquina del calabazo y se abrazó a sí misma- Espero que no esté Peat. No lo he visto. Puede que esté enfermo. ¿Tú lo has visto? Bem es más agradable. Ivar es otro sádico a quien no me gustaría ver. Harald no se queda atrás. Lars es… - se calló sin terminar la frase y se puso en pie de un sobresalto- Shh, ya llegan. Levanta. Si te quedas en el suelo es peor. A Orlos le gusta dar patadas. Levanta-.
* Nia: Estás en el calabozo del cuartel de Baslodia, deberás buscar una forma de escapar de ahí. Fuera, te espera un niño brujo asustado que necesita tu ayuda. La pregunta, ahora, es: ¿cómo escapar del calabozo? Esto es algo que lo tienes que resolver tú.
Tienes la opción de escapar sola o de llevarte contigo a los otros prisioneros (a uno o a los dos).
Recuerda que el siguiente turno lo harás con Nia.
-Tus amigos se han ido a trabajar, pero no te preocupes, regresarán. No creo que les guste hacer esperar a un bombón como tú- le dijo el carcelero a la puta en tono jocoso – Más quisiera poder entretenerte. Estarás aburridísima. Me temo que no puedo hacer nada. Perdí la polla cuando una de tus hermanas me contagió de sífilis-.
La chica estaba bien enseñada, no contestó a Orlos. El borracho, sin embargo, no callaba. En sueños, murmuraba palabras incomprensibles que bien se podían confundir con el gruñido de un puerco. El carcelero le dio dos patadas a través de los barrotes, la primera para girarlo boca abajo y segunda por gusto. Si era cierto que la hija de Hemsley estaba aburrida, él lo estaba todavía más.
La monotonía finalizó cuando la cibernética de ojos cambiantes y cuerpo recubierto de llamas azules entró al cuartel; aunque, sería más acertado decir que la entraron. Ella no podía moverse. Dos cibernéticos de la guardia la trajeron arrastras del suelo. El atractivo que pudiera tener la chica se perdía entre los manchurrones de fango y las raspas en su piel que dejaban ver sus atributos metálicos.
-La hemos encontrado en la casa roja- explicó Bem a Orlos-creemos que es la culpable de los asesinatos de estas semanas- hablaba agonizando, se le notaba exhausto y débil.
-Esa es una acusación muy grave. ¿En qué te basas?-
-Dame un minuto de descanso, ¿quieres?- Bem se había sentado en la silla del escritorio de Orlos y se esforzaba por respirar despacio – Llevo veintidós horas despierto-.
Al mismo tiempo que Bem tomaba unos segundos de respiro, los cibernéticos de la guardia firmaban runas incombustibles en el cuerpo de la muchacha. Sus llamas desaparecieron y, quizás, también parte de la resistencia metálica de la chica pues por donde había pasado el punzón, gotas de sangre corrían de su piel.
-Ha matado a Hemsley y por poco también lo hace con ese chico subnormal que tenía como sirviente. ¿Cómo se llamaba?- Bem continuó hablando como si nunca hubiera parado- ¡Hedor! Eso es. ¡Hedor! Menudo elemento. Estaba tan asustado que por poco mata a media ciudad. Deberías de haberlo visto. Se cubrió con un aura tan reluciente como un sol veraniego, se defendió de la cibernética e intentó atacarnos también a nosotros- una ligera pausa imperceptible para los humanos (no para los cibernéticos) - Necesito un trago. Dime que tienes una botella de ron por algún lado. Cuanto antes olvide lo ocurrido, mejor estaré-.
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-Shh, tú. Te estoy hablando. Despierta- hablaba interrumpidamente, no quería que los hombres la escuchasen- Puedes quedarte mi ropa. Van a hacer que me la quite de todos modos. ¿Puedes oírme? Maldición-.
Aprovechando que los guardias (los humanos) se habían ido a beber a otra sola, Brilliana se quitó la camisa, el sujetador y los pantalones y los pasó a través de los barrotes. Se quedó solamente con las bragas puestas. La otra chica daría mejor uso a la ropa que ella, estaba segura.
En los calabozos quedaban otros tres guardias cibernéticos, pero ellos no entendían el valor que una chica daba a su intimidad. Eran máquinas carentes de emociones, fabricadas para obedecer las órdenes de los hombres de la Guardia. Esta chica debía ser como ellos, había sido creada con las mismas piezas; sin embargo, estaba llorando. A Brilliana se le encogió el corazón al ver sus lágrimas. Sintió la necesidad de ayudarla. Ya que no se podía ayudar a ella misma, podría consolarse por haber ayudado a una chica de metal.
-¡Corre, vístete! Espero que cuando vuelvan estén lo suficiente borrachos como para no recordar si te han traído vestida o desnuda. Si me quedo yo la ropa, la harán jirones-.
En otra celda, el anciano roncaba como una marmota.
-Cuando despierte, te confundirá conmigo- dijo Brilliana a la cibernética- Los guardias vendrán dentro de poco y se aprovecharán de mi cuerpo. Luego, me darán una manta sucia y con liendres y me dejaran libre. Ese hombre no se dará cuenta. Despertará cuando yo no esté y creerá que tú eres yo – a medida que pasaba el tiempo, se sentía más aventurada para hablar. Los guardias cibernéticos no le decían nada, puede que ni la escuchasen- El peor de todos se llama Peat. Dio una paliza a una de las chicas para que perdiera el bebe que él había fecundado. Mamá Hemsley nos ordenó que nunca los contásemos. ¿Sabes? Ella tiene sus propios negocios, todos ilegales. Los guardias la ignoran a cambio de que nosotras nos dejemos hacer – se sentó a una esquina del calabazo y se abrazó a sí misma- Espero que no esté Peat. No lo he visto. Puede que esté enfermo. ¿Tú lo has visto? Bem es más agradable. Ivar es otro sádico a quien no me gustaría ver. Harald no se queda atrás. Lars es… - se calló sin terminar la frase y se puso en pie de un sobresalto- Shh, ya llegan. Levanta. Si te quedas en el suelo es peor. A Orlos le gusta dar patadas. Levanta-.
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* Nia: Estás en el calabozo del cuartel de Baslodia, deberás buscar una forma de escapar de ahí. Fuera, te espera un niño brujo asustado que necesita tu ayuda. La pregunta, ahora, es: ¿cómo escapar del calabozo? Esto es algo que lo tienes que resolver tú.
Tienes la opción de escapar sola o de llevarte contigo a los otros prisioneros (a uno o a los dos).
Recuerda que el siguiente turno lo harás con Nia.
Última edición por Sigel el Miér Jul 18 2018, 10:52, editado 1 vez
Sigel
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Re: El Edén [Mastereado, Rachel Roche]
Soy introducida a la fuerza en la celda, pero algo aparece clavarse en mi espalda. Es un punzón con lo que inscriben en mi cuerpo unas runas. La unidad desconoce el sentido de esta operación, pero las llamas que recorren la coraza cesan. La matriz celular ha quedado reducida al 52,5%. Especialmente dañada en piernas y brazos, aunque mejor conservada en rostro y torso. Lágrimas de Rachel Roche recorrían mi rostro. Las seco inmediatamente.
A mi lado, hay dos sujetos que mi visión analítica identifica como humanos. El primero es un anciano que duerme. Da la sensación de llevar bastante tiempo en estado decadente y no parece que pueda ayudarme. La segunda, una joven que me proporciona su ropa a través de los barrotes contiguos se dirige a mí. Fijo las iris cristalinas, robóticas y brillantes en los suyos y escucho atentamente lo que me dice.
Nada de lo que decía iba a ayudarme. - Debo encontrar a Ka-ING. – transmito la información programada a la mujer. Ella no responde, pero me transmite sus ropajes. ¿Por qué la cede? La ropa es innecesaria, las temperaturas de Aerandir no son lo suficientemente extremas ni siquiera en las noches más frías del invierno del Norte. La información, es más valiosa. Aún así, decido colocarla, los humanos tienen por tradición el vestirse, así que no seré menos. La prisionera habla y proporciona características de criaturas que no conozco, mas almaceno la información en la base de datos. Peat, Bem, Harald, Ivar, Lars y Orlos.
A continuación, habla de los negocios ilegales del sujeto Mamá Hemsley. Ella y más prisioneras ceden su cuerpo a los guardias a cambio de que éstos dejen hacer sus negocios a Mamá Hemsley. – No será necesario. El sujeto Mamá Hemsley fue destruido. Tu hipótesis es nula en este momento. – informé.
Sin embargo, poco después, aparecen bastantes hombres a los que por sus conversaciones asocio a los nombres y características mencionados por la mujer. Me levanto siguiendo las instrucciones de la humana.
Con los brazos alicaídos y los ojos abiertos, observo fijamente en la misma posición a los sujetos. Círculos analíticos surgen en mi visión. El cuerpo permanece inmóvil, algo inclinado hacia delante. Sólo mis ojos se mueven conforme habla uno u otro. Pese a que cuento con múltiples datos de movimiento, costumbres y patologías de Rachel Roche, no consigo imitar sus movimientos ni su fluidez natural.
Observo como con tres o cuatro hombres se introducen en la celda de la compañera que ahora se encuentra carente de ropajes. Entre todos la rodean y tiene lugar una escena forzosa que no alcanzo a ver por encontrarse varios delante de mi campo de visión. Otro, se coloca junto a los barrotes en mi ubicación. Me acerco y él se acerca.
-¿Y por qué decías que te cargaste a la vieja? – preguntó, parecía bastante contento. – Era un pez gordo de la trata, no sabes la de quebraderos de cabeza que nos ha dado la muy puta. – por lo visto, el sujeto mamá Hemsley era alguien odiado y peligroso en el barrio. – Por ello, y para que digas que no soy agradecido, te voy a dar el indulto sexual por esta noche. – el tipo me miró por completo. – Eres excesivamente extraña. ¿Eres humana?
Se queda esperando varios segundos ante mi mirada fija al suelo, e inmóvil. El cerebro está barajando posibilidades de respuesta y calculando el peligro que supone cada opción. Mi cabeza mira a Orlos cuando este se encuentra impaciente. Mis pupilas giran a su bolsillo. Él tiene la llave de la celda.
-¿Qué? ¿No sabes hablar? – preguntó el hombre colocando ambas manos sobre dos barrotes. - ¿No serás uno de esos robots raros, eh?
Ahora estaba a mi alcance.
Estiro los brazos a altísima velocidad y agarro uno de sus brazos. Tiro con todas mis fuerzas hacia el interior. El sujeto no tiene fuerza suficiente para, por más que tira, liberarse de mí. Llora. Grita. Suplica, casi implora, que lo libere. Sus opciones son tres: O termino por cortarle el brazo, o rompiendo los barrotes, o sus huesos terminan cediendo y entrando entre los barrotes. La primera parece la más factible, pero decido darle una opción entre sus suplicas.
-Abre la puerta. – pido con voz robótica, sin dejar de tirar.
-Sí… Sí. Pero suéltame después. ¡Por favor! – suplicó. El guardia se lleva la mano al bolsillo, sin otra opción, y obedece mi orden.
Pronto, los guardias de la celda contigua estarán socorriéndolo. Dado que el análisis de peligros evalúa que hay una alta probabilidad de que el hombre me contraataque, decido hacer girar su codo noventa grados, desencajándole el brazo. De los otros tres, dos son inducidos por la fuerza a entrar en la celda de un fuerte empujón. El tercero, es golpeado brutalmente por la mujer desnuda que me cedió su ropa.
-¡Hijo de puta! ¡Hijo de puta! – gritaba, entre lágrimas. Los humanos suelen mostrar cierta animadversión a las relaciones sexuales forzadas. – No sabes las ganas que tenía de esto. – me dice la chica desnuda, colocándose la única ropa interior que le quedaba.
A continuación, comienza a desvestir al guardia y a colocarse sus ropajes. También roba una llave. – Este es Lars, sé que es él quien tenía la llave trasera de emergencia. Podremos salir por ahí sin que nadie nos vea. – comenta la mujer señalando una puerta. – ¡Soy Brilliana! ¿Cómo te llamas tú? ¿Eres una biocibernética?
Intento contestar a la pregunta de la joven, mas noto como la cabeza vuelve a irse. Desde el combate contra Mamá Hemsley se produce un intercambio cognitivo entre mi personalidad y NIA. Poco a poco, los ojos dejan de brillar para volver al azul… La inteligencia está perdiendo nuevamente el control.
Después de un ligero mareo, volví en mí misma. - ¡Ay! – dije, apoyándome contra la pared de aquella celda. Miré asustada a todos lados, con la boca sorprendida. A mi lado había una chica vestida con ropajes de la guardia que me estaba abrazando. Recordaba lo último que había dicho, Brilliana. Aunque como si todo fuera parte de un sueño. Lo último que recordaba era perder la consciencia mientras era arrastrada desnuda por la calle.
-Soy Rachel Roche. Y pasara lo que pasara, era cosa de NIA. No de mí. No sé que quiere. Ni qué le pasa. Tengo mucho miedo.– me presenté, poniendo la mano en mi pecho. La chica sin perder un instante se encontraba abriendo la puerta de salida trasera. - ¿A… A dónde vamos? Algo me está fallando, NIA está poniéndose en mi lugar muchas veces. ¿Puedes ayudarme, por favor, a encontrar a KA-ING? Él es el único que puede repararme. – pedí a la chica tomándola cariñosamente del brazo. Por alguna razón era la única persona en la que confiaba en aquella noche. Ya ni siquiera recordaba al niño Hedor. Curiosamente, NIA también quería encontrar a Ka-ING, aunque desconocía sus verdaderas intenciones.
A mi lado, hay dos sujetos que mi visión analítica identifica como humanos. El primero es un anciano que duerme. Da la sensación de llevar bastante tiempo en estado decadente y no parece que pueda ayudarme. La segunda, una joven que me proporciona su ropa a través de los barrotes contiguos se dirige a mí. Fijo las iris cristalinas, robóticas y brillantes en los suyos y escucho atentamente lo que me dice.
Nada de lo que decía iba a ayudarme. - Debo encontrar a Ka-ING. – transmito la información programada a la mujer. Ella no responde, pero me transmite sus ropajes. ¿Por qué la cede? La ropa es innecesaria, las temperaturas de Aerandir no son lo suficientemente extremas ni siquiera en las noches más frías del invierno del Norte. La información, es más valiosa. Aún así, decido colocarla, los humanos tienen por tradición el vestirse, así que no seré menos. La prisionera habla y proporciona características de criaturas que no conozco, mas almaceno la información en la base de datos. Peat, Bem, Harald, Ivar, Lars y Orlos.
A continuación, habla de los negocios ilegales del sujeto Mamá Hemsley. Ella y más prisioneras ceden su cuerpo a los guardias a cambio de que éstos dejen hacer sus negocios a Mamá Hemsley. – No será necesario. El sujeto Mamá Hemsley fue destruido. Tu hipótesis es nula en este momento. – informé.
Sin embargo, poco después, aparecen bastantes hombres a los que por sus conversaciones asocio a los nombres y características mencionados por la mujer. Me levanto siguiendo las instrucciones de la humana.
Con los brazos alicaídos y los ojos abiertos, observo fijamente en la misma posición a los sujetos. Círculos analíticos surgen en mi visión. El cuerpo permanece inmóvil, algo inclinado hacia delante. Sólo mis ojos se mueven conforme habla uno u otro. Pese a que cuento con múltiples datos de movimiento, costumbres y patologías de Rachel Roche, no consigo imitar sus movimientos ni su fluidez natural.
Observo como con tres o cuatro hombres se introducen en la celda de la compañera que ahora se encuentra carente de ropajes. Entre todos la rodean y tiene lugar una escena forzosa que no alcanzo a ver por encontrarse varios delante de mi campo de visión. Otro, se coloca junto a los barrotes en mi ubicación. Me acerco y él se acerca.
-¿Y por qué decías que te cargaste a la vieja? – preguntó, parecía bastante contento. – Era un pez gordo de la trata, no sabes la de quebraderos de cabeza que nos ha dado la muy puta. – por lo visto, el sujeto mamá Hemsley era alguien odiado y peligroso en el barrio. – Por ello, y para que digas que no soy agradecido, te voy a dar el indulto sexual por esta noche. – el tipo me miró por completo. – Eres excesivamente extraña. ¿Eres humana?
Se queda esperando varios segundos ante mi mirada fija al suelo, e inmóvil. El cerebro está barajando posibilidades de respuesta y calculando el peligro que supone cada opción. Mi cabeza mira a Orlos cuando este se encuentra impaciente. Mis pupilas giran a su bolsillo. Él tiene la llave de la celda.
-¿Qué? ¿No sabes hablar? – preguntó el hombre colocando ambas manos sobre dos barrotes. - ¿No serás uno de esos robots raros, eh?
Ahora estaba a mi alcance.
Estiro los brazos a altísima velocidad y agarro uno de sus brazos. Tiro con todas mis fuerzas hacia el interior. El sujeto no tiene fuerza suficiente para, por más que tira, liberarse de mí. Llora. Grita. Suplica, casi implora, que lo libere. Sus opciones son tres: O termino por cortarle el brazo, o rompiendo los barrotes, o sus huesos terminan cediendo y entrando entre los barrotes. La primera parece la más factible, pero decido darle una opción entre sus suplicas.
-Abre la puerta. – pido con voz robótica, sin dejar de tirar.
-Sí… Sí. Pero suéltame después. ¡Por favor! – suplicó. El guardia se lleva la mano al bolsillo, sin otra opción, y obedece mi orden.
Pronto, los guardias de la celda contigua estarán socorriéndolo. Dado que el análisis de peligros evalúa que hay una alta probabilidad de que el hombre me contraataque, decido hacer girar su codo noventa grados, desencajándole el brazo. De los otros tres, dos son inducidos por la fuerza a entrar en la celda de un fuerte empujón. El tercero, es golpeado brutalmente por la mujer desnuda que me cedió su ropa.
-¡Hijo de puta! ¡Hijo de puta! – gritaba, entre lágrimas. Los humanos suelen mostrar cierta animadversión a las relaciones sexuales forzadas. – No sabes las ganas que tenía de esto. – me dice la chica desnuda, colocándose la única ropa interior que le quedaba.
A continuación, comienza a desvestir al guardia y a colocarse sus ropajes. También roba una llave. – Este es Lars, sé que es él quien tenía la llave trasera de emergencia. Podremos salir por ahí sin que nadie nos vea. – comenta la mujer señalando una puerta. – ¡Soy Brilliana! ¿Cómo te llamas tú? ¿Eres una biocibernética?
Intento contestar a la pregunta de la joven, mas noto como la cabeza vuelve a irse. Desde el combate contra Mamá Hemsley se produce un intercambio cognitivo entre mi personalidad y NIA. Poco a poco, los ojos dejan de brillar para volver al azul… La inteligencia está perdiendo nuevamente el control.
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Después de un ligero mareo, volví en mí misma. - ¡Ay! – dije, apoyándome contra la pared de aquella celda. Miré asustada a todos lados, con la boca sorprendida. A mi lado había una chica vestida con ropajes de la guardia que me estaba abrazando. Recordaba lo último que había dicho, Brilliana. Aunque como si todo fuera parte de un sueño. Lo último que recordaba era perder la consciencia mientras era arrastrada desnuda por la calle.
-Soy Rachel Roche. Y pasara lo que pasara, era cosa de NIA. No de mí. No sé que quiere. Ni qué le pasa. Tengo mucho miedo.– me presenté, poniendo la mano en mi pecho. La chica sin perder un instante se encontraba abriendo la puerta de salida trasera. - ¿A… A dónde vamos? Algo me está fallando, NIA está poniéndose en mi lugar muchas veces. ¿Puedes ayudarme, por favor, a encontrar a KA-ING? Él es el único que puede repararme. – pedí a la chica tomándola cariñosamente del brazo. Por alguna razón era la única persona en la que confiaba en aquella noche. Ya ni siquiera recordaba al niño Hedor. Curiosamente, NIA también quería encontrar a Ka-ING, aunque desconocía sus verdaderas intenciones.
Rachel Roche
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Re: El Edén [Mastereado, Rachel Roche]
Los guardias humanos persiguieron el rastro de las fugitivas. En el calabozo quedaron los cibernéticos. A espaldas de sus compañeros, despedazaron el cadáver del muerto. Se quedaron con las piezas más valiosas: las piernas, los brazos, los ojos y la lengua. Tuvieron especial cuidado con no dañar los órganos internos. Con pulso de cirujano, abrieron el torso del cadáver y guardaron cada órgano en su correspondiente tarro en conserva. Hubo una pequeña discusión sobre quién debería quedarse con cada una de las piezas. G23, quien era apodado por los humanos como Chisme-Sin-Ojos, se quedó con los ojos. Pensó que ahora deberían cambiarle el mote por Chisme-Con-Ojos-De-Lars. G20 sustituyó las piezas que habían sufrido daño en su enfrentamiento con Hedor: un par de costillas y los tendones del brazo derecho. Las sobras las almacenaron en el remolque. El Eden necesitaría estas piezas. El Señor lo agradecería.
-No sé quién es NIA, pero me alegro de haberte conocido Rachel Roche-.
Rachel Roche era un torbellino de preguntas y de rarezas. Si no fuera por el deje infantil de su acento, Brilliana habría pensado que Rachel era una de aquellas brujas hablan con acertijos, como lo fue Mamá Hemsley. ¿Quién era NIA y cómo era posible que supiera ponerse en el lugar de Rachel Roche? Mamá Hemsley decía cosas parecidas. “¿Quién será la rana que ocupe lugar de la rata?” Brillian no era nada buena para las adivinanzas. Era una humana de mente pobre, incapaz de entender las excentricidades de las brujas. Steff, sin embargo, era excelente resolviendo acertijos. Entendía que las ranas de Mamá Hemsley eran las mujeres que estaban en la charca, en la casa, y la rata era la que estaba en el calabozo cumpliendo el tributo de la Guardia. En un intento por intentar comprender a Rachel, Brilliana imaginó que NIA era su nombre atrapada en la celda y Rachel su nombre libre. Entonces tendría sentido que NIA ocupase el lugar de Rachel pues los Guardias estaban alcanzado los talones de las chicas.
-Ven, por aquí no nos encontraran-.
Arrastró a Rachel Roche detrás de unos barriles de agua colocados detrás del cuartel. Los guardias pasaron sin ver a las chicas. Pensaron que no serían tan estúpidas como para quedarse cerca de donde estaban ellos. Los hombres fueron al establo, recogieron sus caballeros y se perdieron por diferentes caminos de la ciudad.
Ya a salvo, meditó sobre la segunda persona que mencionó Rachel.
-¿Ka-ING? ¿Adie? ¿No es ese el cibernético mensajero y muchas otras funciones que mataron hace meses? Escuché que recibió un hachazo en la cabeza. Hicieron lo posible por repararle, pero murió mientras estaban trabajando con su…. ¿Cómo se dice? –se dio golpecitos en la cabeza –Es una palabra muy rara. ¿Procedor? ¿Prosador? ¿Prosedor? Lo siento, los nombres de las máquinas no es mi fuerte. Conozco las pocas palabras que repite Hedor –hizo una pausa al notar que se había desviado del tema. –¿Estás segura que Ka-ING es el único que puede ayudarte?-
Un fuerte estallido en el tejado del cuartel. Brilliana se tapó la boca y empujó a Rachel hacia abajo para que no la descubriesen. Hedor apareció en el tejado del cuartel acompañado de un resplandeciente aro de luz blanquecina. En la mano derecha sostenía una pequeña pieza de metal y en la izquierda el brazo de un cibernético. Brilliana tardó unos segundos en reconocer al hijo retrasado de mamá Hemsley. Le sorprendió descubrir que el chico era un brujo y, más todavía, la decisión y seguridad de su figura.
Dos cibernéticos de la Guardia salieron por la puerta principal del cuartel. El primero se subió al tejado de un saltó tremendo y se enfrentó cuerpo a cuerpo contra Hedor. El segundo, desde el suelo, disparaba saetas que emergían de las palmas de sus manos.
-¿Qué le han hecho?- susurró Brilliana en voz baja. Pensaba que aquel niño que veía luchar contra los cibernéticos no podía ser el mismo niño sumiso y alegre que había conocido.
Una saeta atravesó el brazo derecho de Hedor. El otro cibernético aprovecho el momento de debilidad para golpear le en la cara. El niño esquivó el ataque del segundo cibernético y levitó en el aire. Miró a los ojos del segundo cibernético, a ambos les brillaban los ojos con la luz blanquecina de la magia de Hedor.
-Hedor ya sabe dónde está el Edén-.
Todo el cuartel se envolvió con la luz blanquecina. Brilliana, en un acto instintivo, abrazó a Rachel e hizo que se acurrucase con ella detrás de los barriles.
Hedor llevó todo el cuartel a otro lugar, lejos de Baslodia. Si esto era una ciudad, era la más extraña que Brilliana había visto nunca. Más bien, era un vertedero de máquinas. Los cibernéticos, algunos muertos y otros tan débiles que apenas podían arrastrar su cuerpo, se apilaban en siniestras montañas de metal. Brilliana tuvo miedo. Se sentó en el suelo sin decir nada.
-Hedor irá a buscar Ka-ING, Hedor encontrará a su amigo, Hedor matará a los asesinos de Steff y Hedor vencerá a….-
Hedor se desmayó y el guardia cibernético que quedaba con vida, al otro le estallaron las retinas cuando finalizó el hechizo de Hedor, cogió al niño y se lo cargó en el hombro. Los cibernéticos del Edén se reunían con el guardia, le daban la mano y le felicitaban por su labor. El guardia compartió con ellos las piezas de los muertos (Lars, el anciano ebrio de la celda y el difunto G20).
-¿Dónde estamos? ¿Quiénes son esa gente?-
NIA, y tal vez Rachel Roche, sabían ambas respuestas. Estaban en el Edén y los cibernéticos que se peleaban por los mejores recambiaos eran hijos de EVHA, los hermanos de NIA.
* Rachel Roche: ¿Te gustaría que este turno dominase NIA? Eso es algo que no va a poder ser. Has llegado al Edén, el paraíso arrebato. Este es un lugar creado por los hijos de EVHA, tus hermanos. Aquí se reúnen los cibernéticos para repararse o morir.
En este turno deberás rescatar a Hedor. Él puede encontrar a Ka-ING utilizando su magia. El chico ha usado todos sus poderes para transportar el cuartel al Edén, se ha quedado inconsciente. Los cibernéticos le han atrapado. Deberás utilizar todo el ingenio de tu personaje para poder hacerte con Hedor. NIA usaría la fuerza, Rachel no puede hacerlo.
De forma opcional, deberás explicar a Brilliana la situación.
Recuerda que el siguiente turno lo harás con Rachel Roche.
_____________________
-No sé quién es NIA, pero me alegro de haberte conocido Rachel Roche-.
Rachel Roche era un torbellino de preguntas y de rarezas. Si no fuera por el deje infantil de su acento, Brilliana habría pensado que Rachel era una de aquellas brujas hablan con acertijos, como lo fue Mamá Hemsley. ¿Quién era NIA y cómo era posible que supiera ponerse en el lugar de Rachel Roche? Mamá Hemsley decía cosas parecidas. “¿Quién será la rana que ocupe lugar de la rata?” Brillian no era nada buena para las adivinanzas. Era una humana de mente pobre, incapaz de entender las excentricidades de las brujas. Steff, sin embargo, era excelente resolviendo acertijos. Entendía que las ranas de Mamá Hemsley eran las mujeres que estaban en la charca, en la casa, y la rata era la que estaba en el calabozo cumpliendo el tributo de la Guardia. En un intento por intentar comprender a Rachel, Brilliana imaginó que NIA era su nombre atrapada en la celda y Rachel su nombre libre. Entonces tendría sentido que NIA ocupase el lugar de Rachel pues los Guardias estaban alcanzado los talones de las chicas.
-Ven, por aquí no nos encontraran-.
Arrastró a Rachel Roche detrás de unos barriles de agua colocados detrás del cuartel. Los guardias pasaron sin ver a las chicas. Pensaron que no serían tan estúpidas como para quedarse cerca de donde estaban ellos. Los hombres fueron al establo, recogieron sus caballeros y se perdieron por diferentes caminos de la ciudad.
Ya a salvo, meditó sobre la segunda persona que mencionó Rachel.
-¿Ka-ING? ¿Adie? ¿No es ese el cibernético mensajero y muchas otras funciones que mataron hace meses? Escuché que recibió un hachazo en la cabeza. Hicieron lo posible por repararle, pero murió mientras estaban trabajando con su…. ¿Cómo se dice? –se dio golpecitos en la cabeza –Es una palabra muy rara. ¿Procedor? ¿Prosador? ¿Prosedor? Lo siento, los nombres de las máquinas no es mi fuerte. Conozco las pocas palabras que repite Hedor –hizo una pausa al notar que se había desviado del tema. –¿Estás segura que Ka-ING es el único que puede ayudarte?-
Un fuerte estallido en el tejado del cuartel. Brilliana se tapó la boca y empujó a Rachel hacia abajo para que no la descubriesen. Hedor apareció en el tejado del cuartel acompañado de un resplandeciente aro de luz blanquecina. En la mano derecha sostenía una pequeña pieza de metal y en la izquierda el brazo de un cibernético. Brilliana tardó unos segundos en reconocer al hijo retrasado de mamá Hemsley. Le sorprendió descubrir que el chico era un brujo y, más todavía, la decisión y seguridad de su figura.
Dos cibernéticos de la Guardia salieron por la puerta principal del cuartel. El primero se subió al tejado de un saltó tremendo y se enfrentó cuerpo a cuerpo contra Hedor. El segundo, desde el suelo, disparaba saetas que emergían de las palmas de sus manos.
-¿Qué le han hecho?- susurró Brilliana en voz baja. Pensaba que aquel niño que veía luchar contra los cibernéticos no podía ser el mismo niño sumiso y alegre que había conocido.
Una saeta atravesó el brazo derecho de Hedor. El otro cibernético aprovecho el momento de debilidad para golpear le en la cara. El niño esquivó el ataque del segundo cibernético y levitó en el aire. Miró a los ojos del segundo cibernético, a ambos les brillaban los ojos con la luz blanquecina de la magia de Hedor.
-Hedor ya sabe dónde está el Edén-.
Todo el cuartel se envolvió con la luz blanquecina. Brilliana, en un acto instintivo, abrazó a Rachel e hizo que se acurrucase con ella detrás de los barriles.
Hedor llevó todo el cuartel a otro lugar, lejos de Baslodia. Si esto era una ciudad, era la más extraña que Brilliana había visto nunca. Más bien, era un vertedero de máquinas. Los cibernéticos, algunos muertos y otros tan débiles que apenas podían arrastrar su cuerpo, se apilaban en siniestras montañas de metal. Brilliana tuvo miedo. Se sentó en el suelo sin decir nada.
-Hedor irá a buscar Ka-ING, Hedor encontrará a su amigo, Hedor matará a los asesinos de Steff y Hedor vencerá a….-
Hedor se desmayó y el guardia cibernético que quedaba con vida, al otro le estallaron las retinas cuando finalizó el hechizo de Hedor, cogió al niño y se lo cargó en el hombro. Los cibernéticos del Edén se reunían con el guardia, le daban la mano y le felicitaban por su labor. El guardia compartió con ellos las piezas de los muertos (Lars, el anciano ebrio de la celda y el difunto G20).
-¿Dónde estamos? ¿Quiénes son esa gente?-
NIA, y tal vez Rachel Roche, sabían ambas respuestas. Estaban en el Edén y los cibernéticos que se peleaban por los mejores recambiaos eran hijos de EVHA, los hermanos de NIA.
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* Rachel Roche: ¿Te gustaría que este turno dominase NIA? Eso es algo que no va a poder ser. Has llegado al Edén, el paraíso arrebato. Este es un lugar creado por los hijos de EVHA, tus hermanos. Aquí se reúnen los cibernéticos para repararse o morir.
En este turno deberás rescatar a Hedor. Él puede encontrar a Ka-ING utilizando su magia. El chico ha usado todos sus poderes para transportar el cuartel al Edén, se ha quedado inconsciente. Los cibernéticos le han atrapado. Deberás utilizar todo el ingenio de tu personaje para poder hacerte con Hedor. NIA usaría la fuerza, Rachel no puede hacerlo.
De forma opcional, deberás explicar a Brilliana la situación.
Recuerda que el siguiente turno lo harás con Rachel Roche.
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Re: El Edén [Mastereado, Rachel Roche]
La mujer tiraba de mí para separarme de los guardias que nos seguían. O mejor dicho, yo me dejaba arrastrar. De lo contrario, a menos que sus brazos tuviesen capacidad para realizar una fuerza de 350 kiloNewtons, iba a ser difícil que pudiese desplazarme a aquella velocidad.
Tras esconderme detrás de unos barriles, la chica contestó a todas mis preguntas. Los guardias pasaron de largo.
-¿Ay, sí? ¿De veras le han cortado la cabeza a Ka-ING? – Aquello me había entristecido, y mis ojos se volvieron llorosos. Apreté mis manos contra el pecho. Encogida. A Brilliana también se la veía compungida. Así que apreté sus manitas de carne humana. Me había cedido su ropa. Era una chica muy buena. – Procesador. La palabra es procesador. – dije en voz baja, mirándola a los ojos. En su intento de pronunciar una palabra tan sencilla. – No lo sé. NIA quiere encontrar a Ka-ING. Yo no lo conozco. Sólo tengo una imagen suya asociada en la base de datos. – respondí dándome golpecitos en la cabeza. Ahí estaba la base de datos. – Se pondrá triste cuando descubra el destino de Ka-ING. ¿Estás triste, NIA? – pregunté encorvando los ojos hacia arriba. “Yo no tengo sentimientos, Rachel”. Declaró con su inexpresiva voz. Así que sonreí a Brilliana.
En ese momento, un niño huía de los malvados guardias cibernéticos. Y Brilliana tiró de mí. Para que no nos vieran. - ¡Es Hedor! ¡El niño retrasado de mamá Hemsley! – exclamé señalándolo. – Vaya, parece que lo han atrapado. – lamenté.
Pero de repente, y sin saber cómo, toda la calle hizo un extraño movimiento de teletransporte y aparecimos en una especie de vertedero. Estaba tan asustada que me abracé literalmente a Brilliana. La mujer hizo la pregunta y yo, más que tartamudear, no tenía mucha idea de qué hacer. Sin embargo, NIA me daría la respuesta.
“Estás en el Edén. El lugar en el que los biocibernéticos son enviados cuando dejan de cumplir su utilidad, bien para morir, o ser reparados. Parece que el sujeto Hedor te ha teletransportado aquí de alguna manera”. Declaró NIA mientras perdía mi vista en las montañas y montañas de objetos metálicos que allí aparecían delante de nuestros ojos. ¡Era todo tan extraño!
-¿De manera que aquí acabaremos cuando cumplamos el ciclo útil? ¡Pero yo no quiero acabar aquí! Este sitio es muy feo y huele mal. – pregunté a NIA, extasiada, y sin responder a la pregunta de Brilliana por mi ensimismamiento. Volví a agachar la cabeza entristecida. ¡Aquel era un lugar muy feo! ¡No quería terminar ahí! Yo quería pasar mis últimos días con Jules y con la maestra Boisson. Ellos eran mis amigos.
La joven Brilliana me tomó del brazo, y yo volví mi vista hacia ella. -¡Rachel! ¿Qué estás diciendo? – preguntó. – Tenemos que rescatar a Hedor. ¡Los cibernéticos se lo llevarán! – afirmó.
Contemplé como los guardias llevaban al niño retrasado Hedor de una manera muy poco gentil. ¡Pero bueno, qué brutos! ¡A un niño no se le pega en la cabeza! Y menos si presenta deficiencias mentales. Podrían dejarle aún más bobo de lo que ya es de por sí.
-Voy a hablar con ellos. No pueden llevarse al niño Hedor. – dije.
-¡No, Rachel! ¡Te detendrán a ti también! Tiene que haber otra manera. – insistió Brilliana.
Sin duda la había. Pero daba igual. Estaba dispuesta a hacer que los guardias entraran en razón. ¡Míralos! ¡Pero si estaban muy perdidos! Sabían dónde iban en línea recta por su sistema de posicionamiento. Si fuesen humanos como Brilliana no sabrían ni hacia dónde tenían que avanzar. Carecían de ese toque de afecto humano que sí tenemos los híbridos.
Además, me comenzaba a doler la cabeza. Estaba volviendo a perder el control. NIA no tardaría en volver a hacerse con el cuerpo. Ella ahora sabía que Ka-ING estaba muerto y que Hedor era nuestra mejor opción. Por lo que trataría de rescatar al niño a cualquier cosa. La inteligencia, aún con sus evidentes problemas por el cortocircuito, seguía dándome instrucciones conforme me acercaba recta y descalza a aquellos tipos. Únicamente arropada por los ropajes que Brilliana me había dado, y que llevaba completamente cerrados. “Rachel, intenta mostrar una actitud receptiva”. Exactamente como las que ella nunca tenía.
Me puse delante de ellos y les sonreí. Hice un gesto afectivo de saludo con la mano. Después, les hablé.
-Hola, señores guardias cibernéticos número siete y número ocho. – No me había cruzado con demasiados. A raíz de cómo los iba guardando en la base de datos. – Sé que antes intentaron atraparme. Pero quería pedirles que dejaran libre al niño retrasado Hedor. – Los hombres me miraron no demasiado convencidos. – Manejo un total de quinientas diecinueve razones por las cuales deberían hacerlo. – continué, pensativa, rascándome el mentón y mirando al cielo. – Aún así, he filtrado sólo las cuatro más relevantes, y las que tienen un mayor número de probabilidades de convencerles. – levanté el dedo índice. – Uno. El niño retrasado Hedor es sólo un niño. Es inofensivo. Y no ha hecho daño a nadie. - levanté el dedo medio. – Dos. Igual que nos ha llevado a todos hasta aquí. Podrá sacarnos. El camino de vuelta a Baslodia es de cientocincuenta y cinco kilómetros. Lo que viene a ser unos siete días a pie. Vosotros no tenéis jurisprudencia en este territorio. – alcé el tercer dedo. Pero rechisté en la cabeza. El dolor cada vez era más intenso. – Tr… Tres. A-quí hay mu-muchas cosas de va-valor que p-podrían ser interesantes para c-ciber-cibernéticos como v-vosotros. – mi voz comenzaba a alternarse con la de NIA. Caí arrodillada al suelo. Pero aún faltaba una. – Y cu… cuat… - ya no podía más. Había vuelto a perder el control.
Una pena que no lo hubiese ordenado de mayor a menor peligrosidad. NIA era la cuarta razón. Pero si no cedían, no dudaba que no tardarían en saberlo.
Tras esconderme detrás de unos barriles, la chica contestó a todas mis preguntas. Los guardias pasaron de largo.
-¿Ay, sí? ¿De veras le han cortado la cabeza a Ka-ING? – Aquello me había entristecido, y mis ojos se volvieron llorosos. Apreté mis manos contra el pecho. Encogida. A Brilliana también se la veía compungida. Así que apreté sus manitas de carne humana. Me había cedido su ropa. Era una chica muy buena. – Procesador. La palabra es procesador. – dije en voz baja, mirándola a los ojos. En su intento de pronunciar una palabra tan sencilla. – No lo sé. NIA quiere encontrar a Ka-ING. Yo no lo conozco. Sólo tengo una imagen suya asociada en la base de datos. – respondí dándome golpecitos en la cabeza. Ahí estaba la base de datos. – Se pondrá triste cuando descubra el destino de Ka-ING. ¿Estás triste, NIA? – pregunté encorvando los ojos hacia arriba. “Yo no tengo sentimientos, Rachel”. Declaró con su inexpresiva voz. Así que sonreí a Brilliana.
En ese momento, un niño huía de los malvados guardias cibernéticos. Y Brilliana tiró de mí. Para que no nos vieran. - ¡Es Hedor! ¡El niño retrasado de mamá Hemsley! – exclamé señalándolo. – Vaya, parece que lo han atrapado. – lamenté.
Pero de repente, y sin saber cómo, toda la calle hizo un extraño movimiento de teletransporte y aparecimos en una especie de vertedero. Estaba tan asustada que me abracé literalmente a Brilliana. La mujer hizo la pregunta y yo, más que tartamudear, no tenía mucha idea de qué hacer. Sin embargo, NIA me daría la respuesta.
“Estás en el Edén. El lugar en el que los biocibernéticos son enviados cuando dejan de cumplir su utilidad, bien para morir, o ser reparados. Parece que el sujeto Hedor te ha teletransportado aquí de alguna manera”. Declaró NIA mientras perdía mi vista en las montañas y montañas de objetos metálicos que allí aparecían delante de nuestros ojos. ¡Era todo tan extraño!
-¿De manera que aquí acabaremos cuando cumplamos el ciclo útil? ¡Pero yo no quiero acabar aquí! Este sitio es muy feo y huele mal. – pregunté a NIA, extasiada, y sin responder a la pregunta de Brilliana por mi ensimismamiento. Volví a agachar la cabeza entristecida. ¡Aquel era un lugar muy feo! ¡No quería terminar ahí! Yo quería pasar mis últimos días con Jules y con la maestra Boisson. Ellos eran mis amigos.
La joven Brilliana me tomó del brazo, y yo volví mi vista hacia ella. -¡Rachel! ¿Qué estás diciendo? – preguntó. – Tenemos que rescatar a Hedor. ¡Los cibernéticos se lo llevarán! – afirmó.
Contemplé como los guardias llevaban al niño retrasado Hedor de una manera muy poco gentil. ¡Pero bueno, qué brutos! ¡A un niño no se le pega en la cabeza! Y menos si presenta deficiencias mentales. Podrían dejarle aún más bobo de lo que ya es de por sí.
-Voy a hablar con ellos. No pueden llevarse al niño Hedor. – dije.
-¡No, Rachel! ¡Te detendrán a ti también! Tiene que haber otra manera. – insistió Brilliana.
Sin duda la había. Pero daba igual. Estaba dispuesta a hacer que los guardias entraran en razón. ¡Míralos! ¡Pero si estaban muy perdidos! Sabían dónde iban en línea recta por su sistema de posicionamiento. Si fuesen humanos como Brilliana no sabrían ni hacia dónde tenían que avanzar. Carecían de ese toque de afecto humano que sí tenemos los híbridos.
Además, me comenzaba a doler la cabeza. Estaba volviendo a perder el control. NIA no tardaría en volver a hacerse con el cuerpo. Ella ahora sabía que Ka-ING estaba muerto y que Hedor era nuestra mejor opción. Por lo que trataría de rescatar al niño a cualquier cosa. La inteligencia, aún con sus evidentes problemas por el cortocircuito, seguía dándome instrucciones conforme me acercaba recta y descalza a aquellos tipos. Únicamente arropada por los ropajes que Brilliana me había dado, y que llevaba completamente cerrados. “Rachel, intenta mostrar una actitud receptiva”. Exactamente como las que ella nunca tenía.
Me puse delante de ellos y les sonreí. Hice un gesto afectivo de saludo con la mano. Después, les hablé.
-Hola, señores guardias cibernéticos número siete y número ocho. – No me había cruzado con demasiados. A raíz de cómo los iba guardando en la base de datos. – Sé que antes intentaron atraparme. Pero quería pedirles que dejaran libre al niño retrasado Hedor. – Los hombres me miraron no demasiado convencidos. – Manejo un total de quinientas diecinueve razones por las cuales deberían hacerlo. – continué, pensativa, rascándome el mentón y mirando al cielo. – Aún así, he filtrado sólo las cuatro más relevantes, y las que tienen un mayor número de probabilidades de convencerles. – levanté el dedo índice. – Uno. El niño retrasado Hedor es sólo un niño. Es inofensivo. Y no ha hecho daño a nadie. - levanté el dedo medio. – Dos. Igual que nos ha llevado a todos hasta aquí. Podrá sacarnos. El camino de vuelta a Baslodia es de cientocincuenta y cinco kilómetros. Lo que viene a ser unos siete días a pie. Vosotros no tenéis jurisprudencia en este territorio. – alcé el tercer dedo. Pero rechisté en la cabeza. El dolor cada vez era más intenso. – Tr… Tres. A-quí hay mu-muchas cosas de va-valor que p-podrían ser interesantes para c-ciber-cibernéticos como v-vosotros. – mi voz comenzaba a alternarse con la de NIA. Caí arrodillada al suelo. Pero aún faltaba una. – Y cu… cuat… - ya no podía más. Había vuelto a perder el control.
Una pena que no lo hubiese ordenado de mayor a menor peligrosidad. NIA era la cuarta razón. Pero si no cedían, no dudaba que no tardarían en saberlo.
Rachel Roche
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Re: El Edén [Mastereado, Rachel Roche]
El monólogo de la chica le hizo estallar en una horrible carcajada que resonaba como traqueteo de un viejo carruaje.
—Tienes un muy buen sentido del humor. Deberías pensar en dedicar tu vida a la payasería. He escuchado que el bufón real falleció el mes pasado, podrías ocupar su lugar.
Soltó a Hedor de bruces echándolo con un montón de pizas desconectadas que temblaron al recibir al niño.
—En primero lugar, deberías mostrar más respeto hacia tus hermanos. Aquí todos somos hijos de EVHA, los funcionales y disfuncionales, vivos y muertos. Tu amiga, la cazadora Boisson, nos condenó el día que hizo añicos la mansión de Vladimir. Nos dejó sin hogar y sin nadie que nos abastezca con los suministros que necesitamos. Segundo, observa qué es este lugar que hemos tomado como hogar: un humano diría que es un cementerio de cibernéticos. Tomaron a nuestros hermanos por muertos. La palabra apropiada sería: disfuncional. Tercero, no abandonaremos a una fuente de energía y recursos tan buena como lo es un brujo. Es cuestión de supervivencia. Lo que nos lleva al cuarto punto, NIA nos entenderá.
Las piezas donde había caído Hedor se levantaron. Pertenecían a un cibernético disfuncional y amorfo del mismo tamaño que Adie, cibernético mensajero y muchas otras funcionales; a quien los hijos de EVHA conocían por el nombre de Ka-ING. Los dedos de la máquina examinaron al niño como si fueran las patas de una araña. El niño, inconsciente, levitó utilizando el último abismo de magia que le quedaba y el cibernético disfuncional se irguió absorbiendo la misma magia. Una cadena de relámpagos resonaban alrededor de ambos.
—Los brujos lo denominan éter, nosotros: energía. Todos los seres vivos poseen energía. Los brujos y elfos más que ninguna otra criatura. Son nuestros preferidos. — agregó — Llevamos días persiguiendo al retrasado. Su madre lo protegía con ahínco. No lo dejaba que se acercase al cadáver de sus amigas. Y tú lo has traído hasta aquí. Esa puta y vieja de Hemsley era mucho más inteligente de lo que tú, Rachel, serás nunca. NIA también estará de acuerdo con ello.
—Sois unos monstruos. — dijo la chica que hasta entonces había permanecido escondida.
—Te equivocas, somos unos supervivientes.
Hedor poseía tanta energía, tanto éter, que hacía levantar a los demás cibernéticos disfuncionales del Edén, no solo a quien lo tenía cogido.
—Pulmones, brazos, cerebro, corazón. Tantos repuestos y tan poco tiempo… — dijo GOO-Gleat, un cibernético enorme que se había situado a la espalda de la chica humana.
—Ya que fuimos desterrados de nuestro hogar, haremos del Edén nuestro paraíso privado — continúo G21 — Él lo prometió. Tendremos casas como la de los humanos, recambios para todos nosotros y un almacén de brujos de los cuales alimentarnos siempre que estemos sedientos y hambrientos. NIA, Él te tienda la mano. ¿Puedes escuchar la voz de nuestro hermano menor APP-Bel? Nos está hablando. Dice que nos trae un regalo. Lo compartirá contigo, pero no con Rachel.
En aquel punto de la conversación, la mayoría de cibernéticos disfuncionales se habían levantado (de sus tumbas) del suelo y armado con cualquier cosa que estuviera a su alcance: una piedra puntiaguda, un fémur humano, el brazo cercenado de un hermano…. Tenían dos formas de convencer a NIA que se quedase junto a ellos: por las buenas o por las malas. Por el método de APP-Bel o por de método de Ka-ING.
Adie estaba a salvo, en un lugar secreto del Hekshold donde nadie podía herirlo y él no podía herir a nadie. La maestra Lise Meitner se encargaba de su manutención. Lo visitaba con frecuencia. Solía llevar una bandeja de plata con una taza de té. El té era para ella, a Adie, cibernético mensajero y muchas otras funciones, le gustaba masticar el metal. Hacer crujir bandejas con los dientes estaba dentro de sus muchas funciones. Decía antes del accidente, antes de que resultase un peligro para Aerandir. Meitner se sentaba a su lado. Ella, y quizás a también el maestro Heck Hartem, estaba segura al lado de Adie.
El cibernético no hablaba. Sus ojos estaban tan apagados como sus funciones físicas. El accidente lo había dejado en un estado irreconocible. La maestra puso una mano en la frente del cibernético y éste utilizó las funciones mágicas que era incapaz de olvidar. Adie pidió disculpas por lo que había hecho. Meitner le dijo que no tenía importancia, que todo había terminado bien. Mintió. La última parte consciente de Adie supo que le estaba mintiendo pero no le importó. Si pudiera, sonreiría alegremente y diría que sonreír estaba dentro de sus muchas funciones.
Adie mostró a la maestra el lugar donde sus hermanos se agrupaban y aquello que consiguió el más pequeño de los hermanos, el hijo perfecto de EVHA. Meitner se quedó en silencio. Fue incapaz de mentir.
“Rachel Roche. ¿Eres tú? Recuerda mi voz. Nos conocemos del Hekshold. Soy la maestra Lise Meitner, catedrática de la casa Skarth. Es importante que me reconozcas. Nos conocemos por medio de tu amiga Anastasia Boisson. ¿Verdad que sí? Debes prestarme mucha atención. Adie me ha dicho que estás en problemas, me lo ha enseñado todo. Sal de ahí. Recoge a tus amigos y huye antes de que APP-Bel llegué o no habrá vuelta atrás”.
“Unos monos. Unos tontos monos rezaban a una fuente de energía que los humanos de la Tierra dejaron abandonada después de la guerra. Tontos monos. Muy tontos. Construyeron templos alrededor del núcleo. Tontos monos y más tontos lobos y bestias que me permitieron hacerme con la energía terrestre. No volveremos a pasar hambre, mis hermanos. Os he salvado de la muerte”.
* Rachel Roche: Según tus decisiones, éste puede ser el último turno.
Todo el tema ha consistido en una trampa. Los hijos de EVHA necesitaban la magia de HEDOR para volver a la vida. Sus acciones son horrendas, te las acaban de contar; aun así, no puedes pasar por alto que son tus hermanos. Deberás decidir qué hacer en el siguiente turno: enfrentarte contra ellos o salir por patas (sola o con Brilliana y Hedor).
Adie está en un lugar secreto del Hekshold que se desvelará en futuros eventos.
El mensaje telepático de Meitner SOLO lo escucha Rachel y el mensaje de APP-Bel lo oye NIA (no Rachel) y los otros hijos de EVHA.
Tema en el que APP-Bel se hizo con la fuente de energía: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Tema en el que la maestra Lise Meitner acoge a Adie: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Recuerda que el siguiente turno lo harás con NIA.
—Tienes un muy buen sentido del humor. Deberías pensar en dedicar tu vida a la payasería. He escuchado que el bufón real falleció el mes pasado, podrías ocupar su lugar.
Soltó a Hedor de bruces echándolo con un montón de pizas desconectadas que temblaron al recibir al niño.
—En primero lugar, deberías mostrar más respeto hacia tus hermanos. Aquí todos somos hijos de EVHA, los funcionales y disfuncionales, vivos y muertos. Tu amiga, la cazadora Boisson, nos condenó el día que hizo añicos la mansión de Vladimir. Nos dejó sin hogar y sin nadie que nos abastezca con los suministros que necesitamos. Segundo, observa qué es este lugar que hemos tomado como hogar: un humano diría que es un cementerio de cibernéticos. Tomaron a nuestros hermanos por muertos. La palabra apropiada sería: disfuncional. Tercero, no abandonaremos a una fuente de energía y recursos tan buena como lo es un brujo. Es cuestión de supervivencia. Lo que nos lleva al cuarto punto, NIA nos entenderá.
Las piezas donde había caído Hedor se levantaron. Pertenecían a un cibernético disfuncional y amorfo del mismo tamaño que Adie, cibernético mensajero y muchas otras funcionales; a quien los hijos de EVHA conocían por el nombre de Ka-ING. Los dedos de la máquina examinaron al niño como si fueran las patas de una araña. El niño, inconsciente, levitó utilizando el último abismo de magia que le quedaba y el cibernético disfuncional se irguió absorbiendo la misma magia. Una cadena de relámpagos resonaban alrededor de ambos.
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—Los brujos lo denominan éter, nosotros: energía. Todos los seres vivos poseen energía. Los brujos y elfos más que ninguna otra criatura. Son nuestros preferidos. — agregó — Llevamos días persiguiendo al retrasado. Su madre lo protegía con ahínco. No lo dejaba que se acercase al cadáver de sus amigas. Y tú lo has traído hasta aquí. Esa puta y vieja de Hemsley era mucho más inteligente de lo que tú, Rachel, serás nunca. NIA también estará de acuerdo con ello.
—Sois unos monstruos. — dijo la chica que hasta entonces había permanecido escondida.
—Te equivocas, somos unos supervivientes.
Hedor poseía tanta energía, tanto éter, que hacía levantar a los demás cibernéticos disfuncionales del Edén, no solo a quien lo tenía cogido.
—Pulmones, brazos, cerebro, corazón. Tantos repuestos y tan poco tiempo… — dijo GOO-Gleat, un cibernético enorme que se había situado a la espalda de la chica humana.
—Ya que fuimos desterrados de nuestro hogar, haremos del Edén nuestro paraíso privado — continúo G21 — Él lo prometió. Tendremos casas como la de los humanos, recambios para todos nosotros y un almacén de brujos de los cuales alimentarnos siempre que estemos sedientos y hambrientos. NIA, Él te tienda la mano. ¿Puedes escuchar la voz de nuestro hermano menor APP-Bel? Nos está hablando. Dice que nos trae un regalo. Lo compartirá contigo, pero no con Rachel.
En aquel punto de la conversación, la mayoría de cibernéticos disfuncionales se habían levantado (de sus tumbas) del suelo y armado con cualquier cosa que estuviera a su alcance: una piedra puntiaguda, un fémur humano, el brazo cercenado de un hermano…. Tenían dos formas de convencer a NIA que se quedase junto a ellos: por las buenas o por las malas. Por el método de APP-Bel o por de método de Ka-ING.
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Adie estaba a salvo, en un lugar secreto del Hekshold donde nadie podía herirlo y él no podía herir a nadie. La maestra Lise Meitner se encargaba de su manutención. Lo visitaba con frecuencia. Solía llevar una bandeja de plata con una taza de té. El té era para ella, a Adie, cibernético mensajero y muchas otras funciones, le gustaba masticar el metal. Hacer crujir bandejas con los dientes estaba dentro de sus muchas funciones. Decía antes del accidente, antes de que resultase un peligro para Aerandir. Meitner se sentaba a su lado. Ella, y quizás a también el maestro Heck Hartem, estaba segura al lado de Adie.
El cibernético no hablaba. Sus ojos estaban tan apagados como sus funciones físicas. El accidente lo había dejado en un estado irreconocible. La maestra puso una mano en la frente del cibernético y éste utilizó las funciones mágicas que era incapaz de olvidar. Adie pidió disculpas por lo que había hecho. Meitner le dijo que no tenía importancia, que todo había terminado bien. Mintió. La última parte consciente de Adie supo que le estaba mintiendo pero no le importó. Si pudiera, sonreiría alegremente y diría que sonreír estaba dentro de sus muchas funciones.
Adie mostró a la maestra el lugar donde sus hermanos se agrupaban y aquello que consiguió el más pequeño de los hermanos, el hijo perfecto de EVHA. Meitner se quedó en silencio. Fue incapaz de mentir.
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“Rachel Roche. ¿Eres tú? Recuerda mi voz. Nos conocemos del Hekshold. Soy la maestra Lise Meitner, catedrática de la casa Skarth. Es importante que me reconozcas. Nos conocemos por medio de tu amiga Anastasia Boisson. ¿Verdad que sí? Debes prestarme mucha atención. Adie me ha dicho que estás en problemas, me lo ha enseñado todo. Sal de ahí. Recoge a tus amigos y huye antes de que APP-Bel llegué o no habrá vuelta atrás”.
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“Unos monos. Unos tontos monos rezaban a una fuente de energía que los humanos de la Tierra dejaron abandonada después de la guerra. Tontos monos. Muy tontos. Construyeron templos alrededor del núcleo. Tontos monos y más tontos lobos y bestias que me permitieron hacerme con la energía terrestre. No volveremos a pasar hambre, mis hermanos. Os he salvado de la muerte”.
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* Rachel Roche: Según tus decisiones, éste puede ser el último turno.
Todo el tema ha consistido en una trampa. Los hijos de EVHA necesitaban la magia de HEDOR para volver a la vida. Sus acciones son horrendas, te las acaban de contar; aun así, no puedes pasar por alto que son tus hermanos. Deberás decidir qué hacer en el siguiente turno: enfrentarte contra ellos o salir por patas (sola o con Brilliana y Hedor).
Adie está en un lugar secreto del Hekshold que se desvelará en futuros eventos.
El mensaje telepático de Meitner SOLO lo escucha Rachel y el mensaje de APP-Bel lo oye NIA (no Rachel) y los otros hijos de EVHA.
Tema en el que APP-Bel se hizo con la fuente de energía: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
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Re: El Edén [Mastereado, Rachel Roche]
Me retorcía de dolor. Brilliana se preocupaba por mi salud. Pero viendo que NIA iba a asumir el control, lo mejor era decirle a la chica que se fuera. – Brilliana, sal de aquí, por favor. - No pude decir mucho más. La transición hacia NIA siempre era dolorosa. Pero comenzaba a aburrirme de aparecer y desaparecer tan frecuentemente. Desde el combate con Mamá Hemsley había ocurrido. Sentía cómo me dormía, pero era totalmente consciente de las acciones de NIA.
Lo más impactante fue lo que ocurría delante de mí. ¿Pero qué hacía con el niño Hedor? Aquella criatura horrible le estaba absorbiendo la energía. ¡Le estaba haciendo daño! Pero no pude hacer nada. Pronto perdí el control.
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Ojos brillantes. Mirada estabilizada. Escucho las voces de los biocibernéticos. El sujeto Brilliana está a mi derecha. Bajo mis pies, el sujeto Hedor yace casi muerto. Aproximadamente a menos del 10% de su batería. Mantengo las miradas centradas en quien se irgue ante mí: Ka-ING. Por fin doy con él. Él es el único que puede reprogramar la inteligencia de acuerdo a la programación que me había instaurado EVHA durante su etapa en la Hermandad.
-Conozco este lugar, hermano. El Edén. Nuestra madre nos programó para conocerlo. Sabía que aquí nos reuniríamos aquí llegado el momento. – Confirmo. Todos los cibernéticos programados por EVHA conocíamos el Edén.
Ka-ING comienza a hablar de falsas promesas incumplidas. La maestra Boisson y Jules Roche habían destruido a nuestra madre. Es positivo que compartan ambiciones. Quieren que me una a ellos. Son mis hermanos. No es necesario realizar cálculos estadísticos para saber la respuesta.
-Claro que me uniré a vuestra cruzada, hermano. – Afirmo mi deseo de unirme a la compañía. – Sin embargo, necesito que acabéis con Rachel Roche y reprograméis en mí una mente humana capaz de ser lo suficientemente inteligente y competente. Dispuesta a servir vuestros propósitos. – Afirmo. - Sólo tú, Ka-ING, puedes hacerlo. Así lo quiso EVHA. El nombre es… – Hizo la que quizás fue la pausa más larga del mundo. Pero me lo pienso. Ese nombre no puede pronunciarse. - Programa de Lady Mortagglia.
Desperté casi del susto. Dentro de NIA, claro. ¡Qué nombre más horrible! ¡Había dicho el nombre de la Dama! ¿Así que eso era lo que quería NIA? ¡Quería sacarme de mi cuerpo para adoptar la personalidad de la Dama! ¡Tenía que salir de ahí como fuera! ¿Pero cómo? No tenía opción de tomar el control del cuerpo. Y la habitación estaba llena de cibernéticos agresivos.
De pronto, siento como que algo se conecta conmigo. Es una especie de NIA. Pero no es su voz. Ahora yo era NIA. Quiero decir, no era NIA, lo sé. Pero estaba el posición de NIA. ¿Me explico? Qué más daba. La cuestión es que una tal profesora Meitner se comunicaba conmigo. “¿Quién es usted?” Preguntaba asustada. Bastante tenía con pensar como tomar el control de nuevo y huir de aquel sitio tan horrible. “Tienes que salir de ahí, Rachel. Adie te ayudará.” ¿Quién era Adie? No entendía nada. ¿Y cómo iba a escapar? Si no podía mover el cuerpo.
Todo cobró sentido cuando recordé que siempre guardaba en mi bolsillo el cuaderno de Häldsen. El que había conseguido con el señor Gerrit Neph. Sí. Aquella era mi solución.
“NIA. Solicito que dibujes la escena en el cuaderno de Häldsen”. Siento un fuerte dolor de cabeza. Alguien me está hablando. ¿Rachel Roche? Sí. Es su voz. Me interrumpe. No me permite escuchar la información que proviene del exterior. Le envío una respuesta en señal de estímulo, aunque sin pronunciar nada. “No estoy programada para obedecerte, Rachel Roche”. Sin embargo, la bruja insiste. “¡Sí, NIA! ¡Tienes que hacerlo! Somos una simbiosis, y tenemos que colaborar. ¡Es lo único que te he pedido! Sabes que me gusta dibujar.”. Desconozco por qué realiza la petición, pero no detecto ninguna amenaza en ella. Además, sólo le quedan minutos de vida. De manera que extraigo de la chaqueta el cuaderno de Häldsen. Pese a perder la ropa, Rachel siempre lo guardó consigo. “Oh, y necesito que dibujes un balde de agua, muy grande, sobre nuestras cabezas. Muy importante que tenga agua. ¡Hasta arriba! ¿Vale?”.
-Debo satisfacer una orden de Rachel Roche. Luego, iré con vosotros. – informo. – Solicita un dibujo del Edén. – Comienzo a dibujar nuestra ubicación. A los cibernéticos, también a Brilliana y a Hedor. – Estos somos nosotros. – Lo realizo con una precisión meticulosa. Me lleva mi tiempo, aunque muevo la muñeca a una velocidad increíble. Nada sucede. – Todos los cibernéticos formamos parte del dibujo. – Por último, comienzo a dibujar el balde de agua. Cubriéndonos a todos. – Y esto… - Sobre nuestras cabezas, los cibernéticos notan como una sombra empieza a aparecer. – Es un balde. Con agua hasta arriba.
De pronto, la construcción se completa y aparece sobre nuestras cabezas toda el agua. Por la fuerza de la gravedad, el balde gigante se da la vuelta y cae sobre nuestras cabezas. Todos los cibernéticos, por funcionar con energía eléctrica, sufrimos un cortocircuito que ilumina la sala por completo. Caigo al suelo. El daño es irreparable.
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Me desperté de nuevo. Con un dolor de cabeza y me puse en pie. Parecía que todos los cibernéticos estaban aturdidos. NIA también se había perdido por el agua. ¡Al final tuve una buena idea y todo! Lo primero era saber qué había pasado con Brilliana.
-Ay… ¿Brilliana? ¿Estás bien? – pregunté, acercándome cariñosamente a ella. – Coge al niño Hedor y vámonos de aquí. Este sitio es muy feo y está lleno de gente muy mala que nos quiere secuestrar y aprovecharse de nosotras y del niño Hedor. – Informé.
-Lo sé, Rachel. Lo acabo de escuchar todo. – Respondió Brilliana cariñosamente mientras cogía al niño. - ¿Por dónde salimos?
-Desconozco nuestras coordenadas. He perdido el sistema de posicionamiento. ¡NIA! ¡Solicito la ruta de escape más cercana! – Pero no obtenía nada. ¿No entendía? ¡Ay! ¡Qué tonta soy! ¡Si la acababa de chamuscar! - ¡Profesora Meitner, díganos por donde tenemos que salir! – pedí. A falta de NIA. Nunca estaba de más tener otra inteligencia. Aunque desconocía como se había encontrado con nosotras. Mientras tanto, comencé a correr en la dirección que me indicaba. Confiando en que nadie vendría detrás de nosotros.
*Off: Uso de mi lista de tareas el objeto Cuaderno de Häldsen
Lo más impactante fue lo que ocurría delante de mí. ¿Pero qué hacía con el niño Hedor? Aquella criatura horrible le estaba absorbiendo la energía. ¡Le estaba haciendo daño! Pero no pude hacer nada. Pronto perdí el control.
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Ojos brillantes. Mirada estabilizada. Escucho las voces de los biocibernéticos. El sujeto Brilliana está a mi derecha. Bajo mis pies, el sujeto Hedor yace casi muerto. Aproximadamente a menos del 10% de su batería. Mantengo las miradas centradas en quien se irgue ante mí: Ka-ING. Por fin doy con él. Él es el único que puede reprogramar la inteligencia de acuerdo a la programación que me había instaurado EVHA durante su etapa en la Hermandad.
-Conozco este lugar, hermano. El Edén. Nuestra madre nos programó para conocerlo. Sabía que aquí nos reuniríamos aquí llegado el momento. – Confirmo. Todos los cibernéticos programados por EVHA conocíamos el Edén.
Ka-ING comienza a hablar de falsas promesas incumplidas. La maestra Boisson y Jules Roche habían destruido a nuestra madre. Es positivo que compartan ambiciones. Quieren que me una a ellos. Son mis hermanos. No es necesario realizar cálculos estadísticos para saber la respuesta.
-Claro que me uniré a vuestra cruzada, hermano. – Afirmo mi deseo de unirme a la compañía. – Sin embargo, necesito que acabéis con Rachel Roche y reprograméis en mí una mente humana capaz de ser lo suficientemente inteligente y competente. Dispuesta a servir vuestros propósitos. – Afirmo. - Sólo tú, Ka-ING, puedes hacerlo. Así lo quiso EVHA. El nombre es… – Hizo la que quizás fue la pausa más larga del mundo. Pero me lo pienso. Ese nombre no puede pronunciarse. - Programa de Lady Mortagglia.
Desperté casi del susto. Dentro de NIA, claro. ¡Qué nombre más horrible! ¡Había dicho el nombre de la Dama! ¿Así que eso era lo que quería NIA? ¡Quería sacarme de mi cuerpo para adoptar la personalidad de la Dama! ¡Tenía que salir de ahí como fuera! ¿Pero cómo? No tenía opción de tomar el control del cuerpo. Y la habitación estaba llena de cibernéticos agresivos.
De pronto, siento como que algo se conecta conmigo. Es una especie de NIA. Pero no es su voz. Ahora yo era NIA. Quiero decir, no era NIA, lo sé. Pero estaba el posición de NIA. ¿Me explico? Qué más daba. La cuestión es que una tal profesora Meitner se comunicaba conmigo. “¿Quién es usted?” Preguntaba asustada. Bastante tenía con pensar como tomar el control de nuevo y huir de aquel sitio tan horrible. “Tienes que salir de ahí, Rachel. Adie te ayudará.” ¿Quién era Adie? No entendía nada. ¿Y cómo iba a escapar? Si no podía mover el cuerpo.
Todo cobró sentido cuando recordé que siempre guardaba en mi bolsillo el cuaderno de Häldsen. El que había conseguido con el señor Gerrit Neph. Sí. Aquella era mi solución.
“NIA. Solicito que dibujes la escena en el cuaderno de Häldsen”. Siento un fuerte dolor de cabeza. Alguien me está hablando. ¿Rachel Roche? Sí. Es su voz. Me interrumpe. No me permite escuchar la información que proviene del exterior. Le envío una respuesta en señal de estímulo, aunque sin pronunciar nada. “No estoy programada para obedecerte, Rachel Roche”. Sin embargo, la bruja insiste. “¡Sí, NIA! ¡Tienes que hacerlo! Somos una simbiosis, y tenemos que colaborar. ¡Es lo único que te he pedido! Sabes que me gusta dibujar.”. Desconozco por qué realiza la petición, pero no detecto ninguna amenaza en ella. Además, sólo le quedan minutos de vida. De manera que extraigo de la chaqueta el cuaderno de Häldsen. Pese a perder la ropa, Rachel siempre lo guardó consigo. “Oh, y necesito que dibujes un balde de agua, muy grande, sobre nuestras cabezas. Muy importante que tenga agua. ¡Hasta arriba! ¿Vale?”.
-Debo satisfacer una orden de Rachel Roche. Luego, iré con vosotros. – informo. – Solicita un dibujo del Edén. – Comienzo a dibujar nuestra ubicación. A los cibernéticos, también a Brilliana y a Hedor. – Estos somos nosotros. – Lo realizo con una precisión meticulosa. Me lleva mi tiempo, aunque muevo la muñeca a una velocidad increíble. Nada sucede. – Todos los cibernéticos formamos parte del dibujo. – Por último, comienzo a dibujar el balde de agua. Cubriéndonos a todos. – Y esto… - Sobre nuestras cabezas, los cibernéticos notan como una sombra empieza a aparecer. – Es un balde. Con agua hasta arriba.
De pronto, la construcción se completa y aparece sobre nuestras cabezas toda el agua. Por la fuerza de la gravedad, el balde gigante se da la vuelta y cae sobre nuestras cabezas. Todos los cibernéticos, por funcionar con energía eléctrica, sufrimos un cortocircuito que ilumina la sala por completo. Caigo al suelo. El daño es irreparable.
- En honor a Neph. Una película que fijo que le gusta mucho. No había otro gif para ilustrar mejor lo que pasa cuando cae el agua >.<:
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Me desperté de nuevo. Con un dolor de cabeza y me puse en pie. Parecía que todos los cibernéticos estaban aturdidos. NIA también se había perdido por el agua. ¡Al final tuve una buena idea y todo! Lo primero era saber qué había pasado con Brilliana.
-Ay… ¿Brilliana? ¿Estás bien? – pregunté, acercándome cariñosamente a ella. – Coge al niño Hedor y vámonos de aquí. Este sitio es muy feo y está lleno de gente muy mala que nos quiere secuestrar y aprovecharse de nosotras y del niño Hedor. – Informé.
-Lo sé, Rachel. Lo acabo de escuchar todo. – Respondió Brilliana cariñosamente mientras cogía al niño. - ¿Por dónde salimos?
-Desconozco nuestras coordenadas. He perdido el sistema de posicionamiento. ¡NIA! ¡Solicito la ruta de escape más cercana! – Pero no obtenía nada. ¿No entendía? ¡Ay! ¡Qué tonta soy! ¡Si la acababa de chamuscar! - ¡Profesora Meitner, díganos por donde tenemos que salir! – pedí. A falta de NIA. Nunca estaba de más tener otra inteligencia. Aunque desconocía como se había encontrado con nosotras. Mientras tanto, comencé a correr en la dirección que me indicaba. Confiando en que nadie vendría detrás de nosotros.
*Off: Uso de mi lista de tareas el objeto Cuaderno de Häldsen
Rachel Roche
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Re: El Edén [Mastereado, Rachel Roche]
Tenía la mano izquierda sobre la cabeza, dando calor a la horrible punzada de dolor que generaban sus poderes telepáticos. La conexión se había debilitado. Adie, antiguo cibernético mensajero ahora sin funciones, había cerrado los ojos. Debía de estar tan confuso y cansada como la maestra Lise Meitner, quizás incluso más puesto que estaba sirviendo como canalizador de un conjuro que no era propio de su raza. Cuánto poder. Pensó la maestra Meitner. Cuánto poder y todavía no es el suficientemente.
“¡Solo corre! No te des la vuelta. ¡Corre hasta que se te casen los pies!”. Procuraba transmitir frases cortas. Rachel comprendería una, a lo sumo dos, palabras de cada frase.
Soltó la mano de Adie y la alargó hacia delante como si intentase atrapar a alguien (a Rachel). La conexión se rompió en ese momento. Lise Meitner estaba al borde de su cama, a punto de caerse. Si el hechizo hubiera funcionado un segundo más, habría caído y se habría golpeado la cabeza contra la mesita.
—Adie, escúchame. Envía a la ubicación del Edén a Kira y hazla saber de los planes de quienes fueron tus hermanos. ¿Podrás hacerlo? Sé que lo harás. Abre los ojos y mírame a la cara. Soy yo, mamá. Tienes que escucharme. Los brujos… — hizo una pausa de una segunda — toda Aerandir depende de tus funciones; de tus muchas funciones — sonrió y lloró al mismo tiempo.
Rachel habló con la voz de Hemsley. No, no era exactamente igual. Tenía un toque autoritario y no reía. Mamá Hemsley siempre reía. Se burlaba de las chicas por no haber sabido labrarse una familia y haber terminado en la casa de tejas rojas. Se burlaba de los hombres codiciosos de la ciudad; decía que podía controlarlos con un chasquido de dedos. De Hedor, su hijo, era de quien más se burlaba. Había una amplia colección de insultos dirigidos hacia el pobre de niño; tantos que hacían imposible averiguar su descendencia real. Brilliana no podía imaginar a la nueva de Rachel insultar a un niño. Nada de embrión de cabra ni de cría de babosa. Esa voz era especial. La voz de una verdadera madre. Pensó sin dejar de correr. La madre que Hedor merecía haber tenido.
No era la primera vez que escuchaba a Rachel hablar con diferentes voces. En pocas horas, la había visto discutir con ella misma decenas de veces. Atacar con una voz fría y calculador y huir con una segunda dulce infantil. Tres personas vivían en la cabeza de Rachel, según la teoría de Brilliana: La asesina, la hija y la madre. ¡Qué locura!
Corre hasta que se te casen los pies. Debió referirse a los suyos de hierro. Cuando Brilliana se quedó quieta en un mojón del camino, después de asegurarse de que nadie les seguía, Rachel siguió corriendo. Llevaba el cuerpecito de Hedor en las manos. ¿Dónde? No tenía forma de saberlo. Brilliana se abrazó así misma buscando el apoyo de la madre que había escuchado. Supo que aquella era la última vez que veía Hedor. Se despidió de él con la mano. Descansa en paz, Hedor. Rachel, o quién coño seas, cuídate.
—¡¿De dónde has salido?! Pensé que eras uno de esos cadáveres. Por poco te clavo una saeta en tu tonta frente de metal. ¿No vas a hablarme? — La chica se paró en seco. El cazador fue a su encuentro — ¿Qué llevas ahí? Déjame verlo.
—¿La conoces?
—Sí, es una cibernética idiota. Llora y grita como si fuera una niña de pecho — Meyi observó que Emily mostraba un vago gesto de desagrado. El cazador creyó arreglarlo con la siguiente frase: — Está enferma de la cabeza. Viaja en compañía de su hermano Jules. Él cuida de ella como tú del semigigante. No recuerdo su nombre.
—Rachel Roche, Meyi. Se llama Rachel Roche. Es la chica que Meitner nos mandó buscar. Debe llevar semanas corriendo. Puede que incluso un meses enteros. Está temblando. — Emily se caminó despacio, con la cautela que Meyi no tuvo — Sé cómo debes sentirte. Estarás asustada. ¿Sabes? Una persona que vivió dentro de mí también me intentó matar. Las maestras Meitner y Boisson nos han hablado de ti. ¿Quieres ir con ellas? Te llevaremos a casa.
—Es inútil, es como hablar a un trozo de madera. Mejor todavía: es como hablar a un pedazo de hierro. En cuanto nos demos la vuelta, retomará su carrera. Consejo de un cazador: no confíes en alguien que corre con un esqueleto en la mano.
—¿Quieres que te ayudemos a enterrar a tu amigo? Mi esposo es muy fuerte, podrá hacer un agujero muy grande para él. Los Dioses cuidarán de él.
—Boomer cavar muy profundo. — fue la aportación del semigigante.
—Sí, que lo harás Boomer. Ayudarás a enterrar al amigo de Rachel. Dios recogerá su cuerpo y lo elevará al cielo — por influencia del Padre Callahan, Boomer creía en un único Dios — Ven con nosotros Rachel, te llevaremos a casa. — Emily cogió la mano de la chica. Ella no hizo intención de rechazarla. — Muy bien, lo estás haciendo muy bien.
—Da gracias que te hayamos encontrado nosotros y no los cibernéticos del Edén — dijo Meyi riéndose.
—¡La estás asustando!
—Déjame, ella tiene que saber lo que ha hecho. — apartó a Emily de un empujó — Mataste a un buen montón de esos cibernéticos del Edén. Te diste cuenta. ¿Verdad que sí? Adie ha hecho dibujos con tiza. Si no te diste cuenta, podrás verlos cuando lleguemos al Hekshold. Ese lugar está maldito y tú por poco lo destruyes. Faltó el canto de un aero para terminar con todo ellos. Si no te hubieras largado, igual los habría matado a todos. Claro, habrías tenido que sacrificarte por la causa, pero, ¿qué es la vida de una niña en comparación con un ejército de personas de hierro? Deberías haberte quedado cuando el Edén era un montón de escombros. Ahora es diez veces más grande. ¡Una ciudad! Sí, señorita. Una jodida ciudad. Días después de tu partida, El maestro Thundermaul mandó a diez de sus mejores brujos a destruir el Edén. ¿Sabes cuántos brujos volvieron? Ninguno. Todos muertos. Hicieron con ellos lo mismo que le han hecho a tu amiguito y lo mismo que hiciste tú con aquella bruja, vieja y puta Hemsley: comieron su éter.
—¡Meyi, basta!
* NIA Roche: NIA se ha convertido en un importante enemigo, no solo para Rachel, sino para toda Aerandir. Sus hermanas utilizan los generadores que abandonaron los terrestres para construir una ciudadela. No contentos con ellos, hambrientos de energía, se dedican a matar brujos y absorber su éter. Los miembros de carne y hueso se vuelven monedas de intercambio en la ciudad del Edén. Robots creando robots, esto es una locura R2. NIA como líder de esos robots.
Recompensas:
* +5 ptos de base
* +4 ptos de experiencia en función a la calidad del texto
* +6 ptos de experiencia en función de la originalidad del usuario.
* 15 ptos totales de experiencia
(Párrafo genérico copia-pega: Para que no hayan discusiones, me gusta explicar brevemente el criterio de puntuación que utilizo: Los mastereados se puntúa sobre 15 puntos. Doy 5 de base, hasta 4 en función de la calidad y hasta 6 en función de la originalidad. En los mastereados largos (más de quince turnos) doy hasta 7 en función de la calidad y 8 en función de la originalidad, siendo el tope de puntos a recibir 20. Los puntos totales de un mastereado, siempre han de ser inferiores a los de una misión ya que éstas últimas suelen ser más generales; no están personalizadas a tu historia y tus conveniencias personales).
Obsequios:
* Habilidad: Mente colmena (rasgo)
Solo podrás utilizarla cuando estés en modo NIA. Ella podrá hablar, mentalmente, con sus hermanos y hermanas por parte de EVHA sin que Rachel escuche las conversaciones.
(En mis últimos temas, habrás notado, aparecerán mucho cibernéticos. La mitad de ellos suelen ser hijo de EVHA infiltrados. Puedes divagar sobre estas cuestiones. En los temas en los que participes y hayan cibernéticos, me pondré en contacto contigo para que NIA sepa quiénes son sus aliados).
* Puños de NIA
"Maldición": No es una maldición como tal, pero se podría considerar. Los miembros del Hekshold, los cazadores de Meyi, Boomer y Emily (no voy a poner los links de los pjs porque supongo que los conoces) considerarán a NIA como enemiga. No dudarán en matarla si ven ocasión. Si NIA se vuelve un peligro todavía mayor, tampoco dudarán en matar a Rachel Roche.
Siempre me gusta hacer un breve pensamiento sobre el tema. Algunas veces me suelo extender más que otras. Esta vez, prometo no enrollarme mucho. Simplemente decir que me ha gustado mucho el tema. He disfrutado preparando la trama de NIA y Rachel. Verás que este tema forma parte de una transición. Si lo comparamos con Star Wars, saga que creo que ambas somos fans, éste tema sería episodio VI. Entiendo que pueda resultar un poco olvidable por lo vago que parece. Sin embargo, todo lo que sucede es de vital importancia. NIA se ha convertido en un importante villano de Aerandir. Rachel está en peligro. Se avecina una guerra. Una guerra enorme en la que está involucrada todo el foro (o la mayor parte, al menos). Ahora estás viendo una parte de esa guerra en el evento Captura y Castigo. Me da miedo hablar de más porque no quiero desvelar nada. Solo quiero decir que, personalmente, estoy más emocionada por lo que viene que por lo que ha sido. Pienso que, pese a ser un tema de transición, podría haber hecho que la trama fuera más emocionante. No sé cuál es tu impresión al respecto. Me gustaría saberlo.
Otro factor importante al respecto, y quizás la causa por la que este mastereado no me emociona tanto como los futuros que planeo, es la cantidad de veces que ha estado parado tanto por una parte como por otra. Cuando un tema se pausa tanto tiempo me empiezo a comer la cabeza y me echo la culpa. ¡No lo he hecho tan bien como debería! Me grito frente al espejo.
“¡Solo corre! No te des la vuelta. ¡Corre hasta que se te casen los pies!”. Procuraba transmitir frases cortas. Rachel comprendería una, a lo sumo dos, palabras de cada frase.
Soltó la mano de Adie y la alargó hacia delante como si intentase atrapar a alguien (a Rachel). La conexión se rompió en ese momento. Lise Meitner estaba al borde de su cama, a punto de caerse. Si el hechizo hubiera funcionado un segundo más, habría caído y se habría golpeado la cabeza contra la mesita.
—Adie, escúchame. Envía a la ubicación del Edén a Kira y hazla saber de los planes de quienes fueron tus hermanos. ¿Podrás hacerlo? Sé que lo harás. Abre los ojos y mírame a la cara. Soy yo, mamá. Tienes que escucharme. Los brujos… — hizo una pausa de una segunda — toda Aerandir depende de tus funciones; de tus muchas funciones — sonrió y lloró al mismo tiempo.
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Rachel habló con la voz de Hemsley. No, no era exactamente igual. Tenía un toque autoritario y no reía. Mamá Hemsley siempre reía. Se burlaba de las chicas por no haber sabido labrarse una familia y haber terminado en la casa de tejas rojas. Se burlaba de los hombres codiciosos de la ciudad; decía que podía controlarlos con un chasquido de dedos. De Hedor, su hijo, era de quien más se burlaba. Había una amplia colección de insultos dirigidos hacia el pobre de niño; tantos que hacían imposible averiguar su descendencia real. Brilliana no podía imaginar a la nueva de Rachel insultar a un niño. Nada de embrión de cabra ni de cría de babosa. Esa voz era especial. La voz de una verdadera madre. Pensó sin dejar de correr. La madre que Hedor merecía haber tenido.
No era la primera vez que escuchaba a Rachel hablar con diferentes voces. En pocas horas, la había visto discutir con ella misma decenas de veces. Atacar con una voz fría y calculador y huir con una segunda dulce infantil. Tres personas vivían en la cabeza de Rachel, según la teoría de Brilliana: La asesina, la hija y la madre. ¡Qué locura!
Corre hasta que se te casen los pies. Debió referirse a los suyos de hierro. Cuando Brilliana se quedó quieta en un mojón del camino, después de asegurarse de que nadie les seguía, Rachel siguió corriendo. Llevaba el cuerpecito de Hedor en las manos. ¿Dónde? No tenía forma de saberlo. Brilliana se abrazó así misma buscando el apoyo de la madre que había escuchado. Supo que aquella era la última vez que veía Hedor. Se despidió de él con la mano. Descansa en paz, Hedor. Rachel, o quién coño seas, cuídate.
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—¡¿De dónde has salido?! Pensé que eras uno de esos cadáveres. Por poco te clavo una saeta en tu tonta frente de metal. ¿No vas a hablarme? — La chica se paró en seco. El cazador fue a su encuentro — ¿Qué llevas ahí? Déjame verlo.
—¿La conoces?
—Sí, es una cibernética idiota. Llora y grita como si fuera una niña de pecho — Meyi observó que Emily mostraba un vago gesto de desagrado. El cazador creyó arreglarlo con la siguiente frase: — Está enferma de la cabeza. Viaja en compañía de su hermano Jules. Él cuida de ella como tú del semigigante. No recuerdo su nombre.
—Rachel Roche, Meyi. Se llama Rachel Roche. Es la chica que Meitner nos mandó buscar. Debe llevar semanas corriendo. Puede que incluso un meses enteros. Está temblando. — Emily se caminó despacio, con la cautela que Meyi no tuvo — Sé cómo debes sentirte. Estarás asustada. ¿Sabes? Una persona que vivió dentro de mí también me intentó matar. Las maestras Meitner y Boisson nos han hablado de ti. ¿Quieres ir con ellas? Te llevaremos a casa.
—Es inútil, es como hablar a un trozo de madera. Mejor todavía: es como hablar a un pedazo de hierro. En cuanto nos demos la vuelta, retomará su carrera. Consejo de un cazador: no confíes en alguien que corre con un esqueleto en la mano.
—¿Quieres que te ayudemos a enterrar a tu amigo? Mi esposo es muy fuerte, podrá hacer un agujero muy grande para él. Los Dioses cuidarán de él.
—Boomer cavar muy profundo. — fue la aportación del semigigante.
—Sí, que lo harás Boomer. Ayudarás a enterrar al amigo de Rachel. Dios recogerá su cuerpo y lo elevará al cielo — por influencia del Padre Callahan, Boomer creía en un único Dios — Ven con nosotros Rachel, te llevaremos a casa. — Emily cogió la mano de la chica. Ella no hizo intención de rechazarla. — Muy bien, lo estás haciendo muy bien.
—Da gracias que te hayamos encontrado nosotros y no los cibernéticos del Edén — dijo Meyi riéndose.
—¡La estás asustando!
—Déjame, ella tiene que saber lo que ha hecho. — apartó a Emily de un empujó — Mataste a un buen montón de esos cibernéticos del Edén. Te diste cuenta. ¿Verdad que sí? Adie ha hecho dibujos con tiza. Si no te diste cuenta, podrás verlos cuando lleguemos al Hekshold. Ese lugar está maldito y tú por poco lo destruyes. Faltó el canto de un aero para terminar con todo ellos. Si no te hubieras largado, igual los habría matado a todos. Claro, habrías tenido que sacrificarte por la causa, pero, ¿qué es la vida de una niña en comparación con un ejército de personas de hierro? Deberías haberte quedado cuando el Edén era un montón de escombros. Ahora es diez veces más grande. ¡Una ciudad! Sí, señorita. Una jodida ciudad. Días después de tu partida, El maestro Thundermaul mandó a diez de sus mejores brujos a destruir el Edén. ¿Sabes cuántos brujos volvieron? Ninguno. Todos muertos. Hicieron con ellos lo mismo que le han hecho a tu amiguito y lo mismo que hiciste tú con aquella bruja, vieja y puta Hemsley: comieron su éter.
—¡Meyi, basta!
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* NIA Roche: NIA se ha convertido en un importante enemigo, no solo para Rachel, sino para toda Aerandir. Sus hermanas utilizan los generadores que abandonaron los terrestres para construir una ciudadela. No contentos con ellos, hambrientos de energía, se dedican a matar brujos y absorber su éter. Los miembros de carne y hueso se vuelven monedas de intercambio en la ciudad del Edén. Robots creando robots, esto es una locura R2. NIA como líder de esos robots.
Recompensas:
* +5 ptos de base
* +4 ptos de experiencia en función a la calidad del texto
* +6 ptos de experiencia en función de la originalidad del usuario.
* 15 ptos totales de experiencia
(Párrafo genérico copia-pega: Para que no hayan discusiones, me gusta explicar brevemente el criterio de puntuación que utilizo: Los mastereados se puntúa sobre 15 puntos. Doy 5 de base, hasta 4 en función de la calidad y hasta 6 en función de la originalidad. En los mastereados largos (más de quince turnos) doy hasta 7 en función de la calidad y 8 en función de la originalidad, siendo el tope de puntos a recibir 20. Los puntos totales de un mastereado, siempre han de ser inferiores a los de una misión ya que éstas últimas suelen ser más generales; no están personalizadas a tu historia y tus conveniencias personales).
Obsequios:
* Habilidad: Mente colmena (rasgo)
Solo podrás utilizarla cuando estés en modo NIA. Ella podrá hablar, mentalmente, con sus hermanos y hermanas por parte de EVHA sin que Rachel escuche las conversaciones.
(En mis últimos temas, habrás notado, aparecerán mucho cibernéticos. La mitad de ellos suelen ser hijo de EVHA infiltrados. Puedes divagar sobre estas cuestiones. En los temas en los que participes y hayan cibernéticos, me pondré en contacto contigo para que NIA sepa quiénes son sus aliados).
* Puños de NIA
- Puños de NIA:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Se considerará como un arma de calidad común
Cuando estén en modo NIA, tus brazos se recargarán de la energía absorbida de Mamá Hemsley. En 2 turnos, se recubrirán de electricidad ofreciéndote un 10% adicional de Fuerza y daño por electricidad.
Enfriamiento: 6 turnos
"Maldición": No es una maldición como tal, pero se podría considerar. Los miembros del Hekshold, los cazadores de Meyi, Boomer y Emily (no voy a poner los links de los pjs porque supongo que los conoces) considerarán a NIA como enemiga. No dudarán en matarla si ven ocasión. Si NIA se vuelve un peligro todavía mayor, tampoco dudarán en matar a Rachel Roche.
Siempre me gusta hacer un breve pensamiento sobre el tema. Algunas veces me suelo extender más que otras. Esta vez, prometo no enrollarme mucho. Simplemente decir que me ha gustado mucho el tema. He disfrutado preparando la trama de NIA y Rachel. Verás que este tema forma parte de una transición. Si lo comparamos con Star Wars, saga que creo que ambas somos fans, éste tema sería episodio VI. Entiendo que pueda resultar un poco olvidable por lo vago que parece. Sin embargo, todo lo que sucede es de vital importancia. NIA se ha convertido en un importante villano de Aerandir. Rachel está en peligro. Se avecina una guerra. Una guerra enorme en la que está involucrada todo el foro (o la mayor parte, al menos). Ahora estás viendo una parte de esa guerra en el evento Captura y Castigo. Me da miedo hablar de más porque no quiero desvelar nada. Solo quiero decir que, personalmente, estoy más emocionada por lo que viene que por lo que ha sido. Pienso que, pese a ser un tema de transición, podría haber hecho que la trama fuera más emocionante. No sé cuál es tu impresión al respecto. Me gustaría saberlo.
Otro factor importante al respecto, y quizás la causa por la que este mastereado no me emociona tanto como los futuros que planeo, es la cantidad de veces que ha estado parado tanto por una parte como por otra. Cuando un tema se pausa tanto tiempo me empiezo a comer la cabeza y me echo la culpa. ¡No lo he hecho tan bien como debería! Me grito frente al espejo.
Sigel
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