La Guerra...La Guerra nunca cambia - [Interpretativo-Libre]
Página 2 de 2. • Comparte
Página 2 de 2. • 1, 2
Re: La Guerra...La Guerra nunca cambia - [Interpretativo-Libre]
No cabían todos los hombres dentro de la cabaña así que algunos se quedaron fuera, resguardados por el pequeño porche que aun resistía bajo la ventisca. Wallace encendió lo que quedaba de la chimenea, calentando el ambiente y ayudo a los heridos a sentarse mientras Circenn empezaba a tratarlos con mas detalle.
El brujo había escuchado a la elfa con curiosidad. No era la primera vez que se encontraba a alguien de su raza que no había vivido con los suyos. Su hijo mestizo le había pasado lo mismo. Se acercó a ellas y les repartió agua caliente con un poco de hierbas de Circenn. Observó por la destrozada ventana como la ventisca seguía al mismo ritmo, golpeando los arboles sin piedad. El leonido puso su zarpa en el hombro del brujo y gruñó levemente, casi inaudible para el oído humano. El hombre lo miró de reojo.
-Lo se, no estamos del todo seguros aquí pero... -susurró él con voz cauta, preocupado. Acarició la mano de su amigo notando el pelaje suave y las uñas retráctiles. Tenerlo cerca en aquella situación lo reconfortaba. Ambos dejaron de mirar por la ventana y se sentaron junto a los jóvenes. Wallace repartió cecina para los hermanos y la muchacha elfa y comió despacio, saboreando lo poco que podía.- Hay una guerra entre mortales e inmortales... -empezó a explicar, mirando a Lunnareth a los ojos.- Los vampiros controlan la ciudad de Lunargenta y ahora los humanos y sus aliados están en proceso de retomar la ciudad. -Bebió un sorbo del te caliente. Algunos hombres dejaron de hablar para escucharle. Estaban sentados los unos al lado de otros, dándose calor, abrazando sus armas. Rorry miraba a Wallace con interés mientras este hablaba.- Han pasado muchas cosas, ni yo mismo lo se todo pues también estuve fuera de juego durante una larga temporada... -decir eso miró a Circenn, compartiendo una mirada de confianza. Sujetó su collar de cuervo y miró a los hermanos con cierto orgullo- Has tenido suerte de estar alejada de todo esto así que no somos para cambiar eso. -Cogió una de las manos de ella entre las suyas, estrechándolas en forma de promesa.- Te mantendré a salvo dado que esta no es tu lucha, después, te llevaremos donde mas gustes, eres bienvenida entre mis hombres... -le dijo señalando a los hermanos con una mano para que entendiera que estaban con él. El leonido asintió corroborando lo que decía el brujo y les sirvió mas té.
-Es una suerte que la guerra no haya tocado del todo los bosques de los elfos, en la frontera aceptan refugiados pero con cierto rencor, aunque no es de extrañar...-Comentó el felino mientras miraba su taza. Uno de los hombres bufó ante aquellas palabras, visiblemente molesto.
-Esos estúpidos come-hojas y sus leyes... ya puedes esperar sentado a que ayuden a alguien... -con la voz ronca de odio, el hombre soltó aquellas duras palabras mientras miraba a Lunnareth. Wallace se puso en medio fijando sus ojos en él. El hombre se puso blanco de temor pues la mirada del brujo no era amable. Era una promesa de muerte como siguiera abriendo la boca. Con los ojos fríos y peligrosos, el brujo hizo callar al soldado, quien se encogió entre su capa de pieles y desvió la mirada, asustado. El pelirrojo miró de nuevo a Lunnareth y le pidió disculpas con la mirada.
Wallace odiaba la intolerancia hacia otras razas, sobretodo si había política en medio. A parte, el mismo tenia un hijo mestizo, elfo y humano, y no era de su agrado ese tipo de falacias hacia la raza de los bosques. Circenn bebió lentamente de su taza de madera, alzando las cejas. Lo ultimo que necesitaban era una pelea o un motín.
El brujo había escuchado a la elfa con curiosidad. No era la primera vez que se encontraba a alguien de su raza que no había vivido con los suyos. Su hijo mestizo le había pasado lo mismo. Se acercó a ellas y les repartió agua caliente con un poco de hierbas de Circenn. Observó por la destrozada ventana como la ventisca seguía al mismo ritmo, golpeando los arboles sin piedad. El leonido puso su zarpa en el hombro del brujo y gruñó levemente, casi inaudible para el oído humano. El hombre lo miró de reojo.
-Lo se, no estamos del todo seguros aquí pero... -susurró él con voz cauta, preocupado. Acarició la mano de su amigo notando el pelaje suave y las uñas retráctiles. Tenerlo cerca en aquella situación lo reconfortaba. Ambos dejaron de mirar por la ventana y se sentaron junto a los jóvenes. Wallace repartió cecina para los hermanos y la muchacha elfa y comió despacio, saboreando lo poco que podía.- Hay una guerra entre mortales e inmortales... -empezó a explicar, mirando a Lunnareth a los ojos.- Los vampiros controlan la ciudad de Lunargenta y ahora los humanos y sus aliados están en proceso de retomar la ciudad. -Bebió un sorbo del te caliente. Algunos hombres dejaron de hablar para escucharle. Estaban sentados los unos al lado de otros, dándose calor, abrazando sus armas. Rorry miraba a Wallace con interés mientras este hablaba.- Han pasado muchas cosas, ni yo mismo lo se todo pues también estuve fuera de juego durante una larga temporada... -decir eso miró a Circenn, compartiendo una mirada de confianza. Sujetó su collar de cuervo y miró a los hermanos con cierto orgullo- Has tenido suerte de estar alejada de todo esto así que no somos para cambiar eso. -Cogió una de las manos de ella entre las suyas, estrechándolas en forma de promesa.- Te mantendré a salvo dado que esta no es tu lucha, después, te llevaremos donde mas gustes, eres bienvenida entre mis hombres... -le dijo señalando a los hermanos con una mano para que entendiera que estaban con él. El leonido asintió corroborando lo que decía el brujo y les sirvió mas té.
-Es una suerte que la guerra no haya tocado del todo los bosques de los elfos, en la frontera aceptan refugiados pero con cierto rencor, aunque no es de extrañar...-Comentó el felino mientras miraba su taza. Uno de los hombres bufó ante aquellas palabras, visiblemente molesto.
-Esos estúpidos come-hojas y sus leyes... ya puedes esperar sentado a que ayuden a alguien... -con la voz ronca de odio, el hombre soltó aquellas duras palabras mientras miraba a Lunnareth. Wallace se puso en medio fijando sus ojos en él. El hombre se puso blanco de temor pues la mirada del brujo no era amable. Era una promesa de muerte como siguiera abriendo la boca. Con los ojos fríos y peligrosos, el brujo hizo callar al soldado, quien se encogió entre su capa de pieles y desvió la mirada, asustado. El pelirrojo miró de nuevo a Lunnareth y le pidió disculpas con la mirada.
Wallace odiaba la intolerancia hacia otras razas, sobretodo si había política en medio. A parte, el mismo tenia un hijo mestizo, elfo y humano, y no era de su agrado ese tipo de falacias hacia la raza de los bosques. Circenn bebió lentamente de su taza de madera, alzando las cejas. Lo ultimo que necesitaban era una pelea o un motín.
Wallace Mcgregor
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 402
Nivel de PJ : : 2
Re: La Guerra...La Guerra nunca cambia - [Interpretativo-Libre]
Nos habíamos sentado en el suelo frio de madera todos acuchuchados para mantenernos calentitos, igual como hacían los perritos cuando estaban pequeños, luego Circenn y el señor Wallace nos dieron te a todos para mantenernos calientes.
Mientras seguíamos escuchando a la bella elfa y su historia. El señor plumas en cambio, se escondía en mi capa y pieles de mi ropa, y tapándose totalmente para que nadie lo molestara. Ha veces esas cosas me molestaban del pájaro, sabia que hacia de su parte para volver a confiar en las personas, pero siendo tan cortante con todos no lo ayudaría mucho tampoco. Suspire con algo de fastidio por el águila, pero me quede quieta cuando el señor Wallace comenzó a hablar sobre la guerra, todos los miraban con atención.
Habia que admitir, el hombre tenia el don de cautivar con el habla, todos estaban con suma atención a cada palabra. Andrés se puso tenso cuando el pelirrojo le hablo a la elfa y nos señalo, yo solo sonreí. Me alagaba que me tomaran en serio en ese lugar, era la unica niña allí, ademas de la elfa.
Luego el señor Circenn sobre los elfos, pero uno de los soldados se puso a hablar sobre ellos de una manera muy despectiva, pero el señor Wallace de inmediato intervino y el hombre se callo y se quedo en su lugar como niño regañado.
Yo me habia quedado sorprendida, de seguro ademas de controlar el fuego era también de esos magos que podían controlar la mente y hacer a la gente ver cosas aterradoras, tendría que preguntarle sobre eso mas tarde.
Lentamente el ambiente volvía a la normalidad y yo seguía bebiendo de mi té, Andrés se cubría con su capa, yo lo imite pegando mis piernas a mi pecho y luego cubrirme, Trhiz se metio en la pequeña cueva que creaban mis piernas flexionadas contra mi pecho y se escondió allí del frío.
Mire por la puerta como la ventisca seguía con fuerza, poco a poco el baile de la nieve me dio una idea para una canción con mi flauta, pero poco a poco me empece a dar cuenta de que andaba cabeceando y quedándome dormida alli sentada, hasta que no pude mas y apoye mi cabeza en el hombro de mi hermano y me quede dormida.
Poco a poco abría mis ojos, Andres me estaba sacudiendo el hombro. Me rasque los párpados con las manos, pude distinguir como todos se levantaban y salían de la cabaña, el suelo estaba mas claro, aun no habia amanecido pero ya estaba comenzando a aclarar, mi hermano me ayudo a levantarme para luego caminar medio adormilada hacia el exterior.
Con torpeza camine por el porche hasta irme de cara y caer sobre una gruesa capa de nieve fresca, escupí la nieve mientras me levantaba, la nieve me llegaba debajo de las rodillas, (odiaba ser tan pequeña) me levante y me sacudía el cabello de nuevo.
- Vaya forma de despertarse - dije mientras caminaba hacia el porche de nuevo.
Andres comenzó a reírse de mi pequeño accidente para luego ayudarme a subir al porche y sacudirme las piernas.
- ¿A que sabe la nieve fresca? - dijo el burlon.
- No se, tu dime - dije lanzándole nieve a la cara.
El se movió para luego mirar hacia afuera y tratar de encontrar el sendero que habíamos seguido horas antes.
- ¿Ahora como haremos para encontrar el camino? - dije un poco seria.
Andres se encogió de hombres mientras miraba el paisaje blanco y tranquilo, parecía el paisaje de algún cuento para niños, donde los animalitos salían en busca de su alimento para el invierno, pero la realidad era otra... Otra totalmente diferente.
Mientras seguíamos escuchando a la bella elfa y su historia. El señor plumas en cambio, se escondía en mi capa y pieles de mi ropa, y tapándose totalmente para que nadie lo molestara. Ha veces esas cosas me molestaban del pájaro, sabia que hacia de su parte para volver a confiar en las personas, pero siendo tan cortante con todos no lo ayudaría mucho tampoco. Suspire con algo de fastidio por el águila, pero me quede quieta cuando el señor Wallace comenzó a hablar sobre la guerra, todos los miraban con atención.
Habia que admitir, el hombre tenia el don de cautivar con el habla, todos estaban con suma atención a cada palabra. Andrés se puso tenso cuando el pelirrojo le hablo a la elfa y nos señalo, yo solo sonreí. Me alagaba que me tomaran en serio en ese lugar, era la unica niña allí, ademas de la elfa.
Luego el señor Circenn sobre los elfos, pero uno de los soldados se puso a hablar sobre ellos de una manera muy despectiva, pero el señor Wallace de inmediato intervino y el hombre se callo y se quedo en su lugar como niño regañado.
Yo me habia quedado sorprendida, de seguro ademas de controlar el fuego era también de esos magos que podían controlar la mente y hacer a la gente ver cosas aterradoras, tendría que preguntarle sobre eso mas tarde.
Lentamente el ambiente volvía a la normalidad y yo seguía bebiendo de mi té, Andrés se cubría con su capa, yo lo imite pegando mis piernas a mi pecho y luego cubrirme, Trhiz se metio en la pequeña cueva que creaban mis piernas flexionadas contra mi pecho y se escondió allí del frío.
Mire por la puerta como la ventisca seguía con fuerza, poco a poco el baile de la nieve me dio una idea para una canción con mi flauta, pero poco a poco me empece a dar cuenta de que andaba cabeceando y quedándome dormida alli sentada, hasta que no pude mas y apoye mi cabeza en el hombro de mi hermano y me quede dormida.
****
Poco a poco abría mis ojos, Andres me estaba sacudiendo el hombro. Me rasque los párpados con las manos, pude distinguir como todos se levantaban y salían de la cabaña, el suelo estaba mas claro, aun no habia amanecido pero ya estaba comenzando a aclarar, mi hermano me ayudo a levantarme para luego caminar medio adormilada hacia el exterior.
Con torpeza camine por el porche hasta irme de cara y caer sobre una gruesa capa de nieve fresca, escupí la nieve mientras me levantaba, la nieve me llegaba debajo de las rodillas, (odiaba ser tan pequeña) me levante y me sacudía el cabello de nuevo.
- Vaya forma de despertarse - dije mientras caminaba hacia el porche de nuevo.
Andres comenzó a reírse de mi pequeño accidente para luego ayudarme a subir al porche y sacudirme las piernas.
- ¿A que sabe la nieve fresca? - dijo el burlon.
- No se, tu dime - dije lanzándole nieve a la cara.
El se movió para luego mirar hacia afuera y tratar de encontrar el sendero que habíamos seguido horas antes.
- ¿Ahora como haremos para encontrar el camino? - dije un poco seria.
Andres se encogió de hombres mientras miraba el paisaje blanco y tranquilo, parecía el paisaje de algún cuento para niños, donde los animalitos salían en busca de su alimento para el invierno, pero la realidad era otra... Otra totalmente diferente.
Cryz
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 199
Nivel de PJ : : 1
Re: La Guerra...La Guerra nunca cambia - [Interpretativo-Libre]
Una vez dentro de la cabaña, llena de un caliente té y con la chimenea encendida, el frío se hacía mucho menos notable.
También pude comprobar mejor el estado en el que estaban los heridos, con fuertes brechas en sus pieles y grandes rozaduras.
Puse mi saco delante, saqué varias plantas curativas las cuales machaqué con mi mortero y las coloqué dentro de pequeños vasos de madera, cerré los ojos colocando mi mano sobre la mezcla y mi poder curativo de un color verdoso los envolvió transmitiendoles poder.
Abrí los ojos como si de un trance despertase, y me acerqué a un herido.
-¿¡Qué crees que haces!? - gritó el hombre desconfiado.
-No voy a hacerte daño, mira a tu alrededor, si quisiera hacerlo no saldría viva de aquí... -conteste segura de mí.
El resto de la cabaña miró en mi dirección, alerta.
Puse la mezcla sobre una fina tela y la coloqué en la brecha que rodeaba su rodilla, era tan profunda que se le podía ver un poco el hueso, esperé unos segundos y al levantarla solo quedaba una fina cicatriz, pero estaba curada.
El hombre abrió los ojos sorprendido y miro en otra dirección, pero no dio las gracias.
Ayude a los demás heridos, sin esperar nada a cambio hasta que Wallace comenzó a contarme la situación en la que estaban.
Me volví a sentar junto a Cryz y lo escuché.
-Vaya... Entiendo... No me importaría ayudaros, tampoco tengo otra cosa más interesante que hacer... -contesté pensativa encogiéndome de hombros.
Ignoré el comentario del hombre, ya que lo único que tenía de elfa era mi aspecto y mi poder, puedo contar con una mano las veces que he visto a un elfo y ha sido en poblados humanos, ni si quiera he hablado con uno.
Al rato salimos de nuevo a emprender el viaje, me rodeé los brazos con mis pieles y el saco en la espalda me daba calor, miré a Cryz y a su hermano, inmediatamente me vino el recuerdo a la pequeña hija de mis padres humanos, la cual no veo desde hace años.
-(¿Cómo habría sido todo si me hubiese quedado con ella hasta el final?) -pensé sin apartar la vista del horizonte.
También pude comprobar mejor el estado en el que estaban los heridos, con fuertes brechas en sus pieles y grandes rozaduras.
Puse mi saco delante, saqué varias plantas curativas las cuales machaqué con mi mortero y las coloqué dentro de pequeños vasos de madera, cerré los ojos colocando mi mano sobre la mezcla y mi poder curativo de un color verdoso los envolvió transmitiendoles poder.
Abrí los ojos como si de un trance despertase, y me acerqué a un herido.
-¿¡Qué crees que haces!? - gritó el hombre desconfiado.
-No voy a hacerte daño, mira a tu alrededor, si quisiera hacerlo no saldría viva de aquí... -conteste segura de mí.
El resto de la cabaña miró en mi dirección, alerta.
Puse la mezcla sobre una fina tela y la coloqué en la brecha que rodeaba su rodilla, era tan profunda que se le podía ver un poco el hueso, esperé unos segundos y al levantarla solo quedaba una fina cicatriz, pero estaba curada.
El hombre abrió los ojos sorprendido y miro en otra dirección, pero no dio las gracias.
Ayude a los demás heridos, sin esperar nada a cambio hasta que Wallace comenzó a contarme la situación en la que estaban.
Me volví a sentar junto a Cryz y lo escuché.
-Vaya... Entiendo... No me importaría ayudaros, tampoco tengo otra cosa más interesante que hacer... -contesté pensativa encogiéndome de hombros.
Ignoré el comentario del hombre, ya que lo único que tenía de elfa era mi aspecto y mi poder, puedo contar con una mano las veces que he visto a un elfo y ha sido en poblados humanos, ni si quiera he hablado con uno.
Al rato salimos de nuevo a emprender el viaje, me rodeé los brazos con mis pieles y el saco en la espalda me daba calor, miré a Cryz y a su hermano, inmediatamente me vino el recuerdo a la pequeña hija de mis padres humanos, la cual no veo desde hace años.
-(¿Cómo habría sido todo si me hubiese quedado con ella hasta el final?) -pensé sin apartar la vista del horizonte.
Lunnareth
Aprendiz
Aprendiz
Cantidad de envíos : : 10
Nivel de PJ : : 0
Re: La Guerra...La Guerra nunca cambia - [Interpretativo-Libre]
Wallace observó al grupo mientras meditaba el siguiente movimiento. La ventisca estaba aflojando pero la visibilidad a largo alcance era un problema aun. El hombre quería aprovechar eso para poder acercarse al enemigo. Circenn había localizado varias columnas de humo no muy lejos de ellos y el olor de hierro y sangre le invadía cada dos por tres dándoles un rastro fresco que seguir.
El pelirrojo, ya listo para partir de nuevo, miró al grupo con seriedad y asintió con la cabeza. Era la hora de actuar, otra vez.
-Rorry, tu guiaras a los veteranos hacia el frente, seguid el rastro, el olor es fuerte y no podréis perderos, usar la ventisca para cubriros. -El soldado asintió con obediencia mientas desenvainaba su espada y llamaba a las armas a los demás quienes soltaron rugidos de batalla y aprobación. Ambos hombres se dieron la mano en señal de respeto y buena suerte. Wallace le dedicó una amable sonrisa llena de agradecimiento. Sabia que cabía la posibilidad de ser la ultima vez que los viera vivos. Junto con los jóvenes y Circenn, los vio partir y meterse en la espesura del bosque nevado, desapareciendo de su campo de visión.
El leonido se acercó a él y suspiró con cierta inquietud.
-Que tienes planeado?
-Nosotros atacaremos por un lado y ellos por el otro. -Susurró él mientras se ajustaba la capa.- Tienen resistencia de sobras para darnos tiempo a coger a los rehenes, tu los aseguraras junto con los jóvenes y luego me uniré a los veteranos... -Sonrió al ver la cara de preocupación del leonido.-... ya sabes que debes hacer si no vuelvo... -Circenn gruñó ante eso y negó, muy en desacuerdo. Wallace le hizo una caricia cariñosa en el hocico. No era la primera vez que el brujo le decía eso. En sus días pasados, mas de una vez ambos habían estado a punto de morir. Era casi como el pan de cada día.
Wallace se acercó a los hermanos y a la muchacha elfa y puso una mano en el hombro de Andrés. Los miró con orgullo, a los tres, con una amable sonrisa en la boca y asintió para él mismo.
-Manteneros juntos y nada de actos heroicos, apuntar al cuello y al corazón siempre y no tengáis temor alguno. -Les dijo con firmeza.- Recordar, morir o matar, no hay nada mas en la guerra... -las ultimas palabras fueron oscuras, ensombrecidas por un aire de tristeza. Con la cabeza indicó al pequeño grupo para seguir la marcha, desviándose de la ruta que había cogido el grupo de veteranos.
El camino estaba cubierto de nieve que por suerte no llegaba ni gasta la espinilla. El olor a las hogueras, comida y vino era cada vez mas fuerte, se acercaban. Circenn pudo ver una torre vigía entre los arboles, con antelación. El grupo se escondió entre la maleza. La única persona que llevaba un arco era Lunnareth. Wallace, agachado, se acercó a ellos y se puso entre los hermanos, mirando a la elfa.
-Cryz, Andrés y yo nos acercaremos a esa puerta roñosa, necesito que nos quites de encima a todos los vigías que veas, crees que podrás?
El pelirrojo, ya listo para partir de nuevo, miró al grupo con seriedad y asintió con la cabeza. Era la hora de actuar, otra vez.
-Rorry, tu guiaras a los veteranos hacia el frente, seguid el rastro, el olor es fuerte y no podréis perderos, usar la ventisca para cubriros. -El soldado asintió con obediencia mientas desenvainaba su espada y llamaba a las armas a los demás quienes soltaron rugidos de batalla y aprobación. Ambos hombres se dieron la mano en señal de respeto y buena suerte. Wallace le dedicó una amable sonrisa llena de agradecimiento. Sabia que cabía la posibilidad de ser la ultima vez que los viera vivos. Junto con los jóvenes y Circenn, los vio partir y meterse en la espesura del bosque nevado, desapareciendo de su campo de visión.
El leonido se acercó a él y suspiró con cierta inquietud.
-Que tienes planeado?
-Nosotros atacaremos por un lado y ellos por el otro. -Susurró él mientras se ajustaba la capa.- Tienen resistencia de sobras para darnos tiempo a coger a los rehenes, tu los aseguraras junto con los jóvenes y luego me uniré a los veteranos... -Sonrió al ver la cara de preocupación del leonido.-... ya sabes que debes hacer si no vuelvo... -Circenn gruñó ante eso y negó, muy en desacuerdo. Wallace le hizo una caricia cariñosa en el hocico. No era la primera vez que el brujo le decía eso. En sus días pasados, mas de una vez ambos habían estado a punto de morir. Era casi como el pan de cada día.
Wallace se acercó a los hermanos y a la muchacha elfa y puso una mano en el hombro de Andrés. Los miró con orgullo, a los tres, con una amable sonrisa en la boca y asintió para él mismo.
-Manteneros juntos y nada de actos heroicos, apuntar al cuello y al corazón siempre y no tengáis temor alguno. -Les dijo con firmeza.- Recordar, morir o matar, no hay nada mas en la guerra... -las ultimas palabras fueron oscuras, ensombrecidas por un aire de tristeza. Con la cabeza indicó al pequeño grupo para seguir la marcha, desviándose de la ruta que había cogido el grupo de veteranos.
El camino estaba cubierto de nieve que por suerte no llegaba ni gasta la espinilla. El olor a las hogueras, comida y vino era cada vez mas fuerte, se acercaban. Circenn pudo ver una torre vigía entre los arboles, con antelación. El grupo se escondió entre la maleza. La única persona que llevaba un arco era Lunnareth. Wallace, agachado, se acercó a ellos y se puso entre los hermanos, mirando a la elfa.
-Cryz, Andrés y yo nos acercaremos a esa puerta roñosa, necesito que nos quites de encima a todos los vigías que veas, crees que podrás?
off: sorry por la demora, he tenido mas dias de fiesta y curro xD
Wallace Mcgregor
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 402
Nivel de PJ : : 2
Re: La Guerra...La Guerra nunca cambia - [Interpretativo-Libre]
El grupo había vuelto a separarse, vi como los hombres se iban por un lado y nosotros por el otro, camine en silencio junto a mi hermano pero me separe de el para ir junto al brujo, tenia que preguntarle algo importante.
- Luego de esto ¿Que haremos? - pregunte mientras trataba de seguirle el paso a sus zancadas. - Nunca antes habia estado en un Clan, luego de traer los suministros ¿Que haremos? - no pude evitar repetir la pregunta.
Mientras esperaba la respuesta del mayor, sentí como Trhiz se ponía en mi hombro, de inmediato me percate lo tenso que estaba... Nos acercábamos de seguro, ademas el olor a vino y mugre era asquerosamente delatador, toda esa parte del bosque estaba impregnada de ese olor.
Apreté mis fosas nasales con los dedos de mi mano libre por que mientras mas avanzábamos mas fuerte era el olor y sele sumaba el olor a humo también y no quería vomitar.
Al poco tiempo llegamos al lugar, era un campamento grande, para muchas personas, era casi del mismo tamaño que el campamento del que habíamos salido, hasta torres de vigilancias tenía, ahora si estaba nerviosa mas que antes.
Escuche las ordenes del brujo y mi hermano y yo asentimos aunque Andres lo hacia con firmeza y yo con algo de miedo.
- Trhizten, tu te quedaras con Luna, le cubrirás la espalda mientras no estemos - el ave me vio con enojo pero obedeció.
Se bajo de mi y se quedo alli junto a la elfa, me fije en el camino que tomaríamos y en realidad estaba vacío a excepción de unos pocos guardias a lo lejos.
- Aprovechemos que las rondas estan comenzando y que hay pocos por ahora - dijo Andrés.
- Recuerda lo que el señor Wallace dejo, nada de hacerse el héroe - le dije en voz baja a mi hermano.
- No me hago el héroe, solo digo que aprovechemos esta oportunidad antes que vengan mas y se llame mas la atención - dijo el con seriedad en voz baja.
Suspire y luego vi el camino y note que sobre la torre habían dos o tres personas o eso asumí ya que habían tres figuras allí, si nos veían sonarían la alarma y estaríamos en problemas. Trate de mantenerme tranquila mientras me imaginaba como seria todo y que todo saldría bien.
- Luego de esto ¿Que haremos? - pregunte mientras trataba de seguirle el paso a sus zancadas. - Nunca antes habia estado en un Clan, luego de traer los suministros ¿Que haremos? - no pude evitar repetir la pregunta.
Mientras esperaba la respuesta del mayor, sentí como Trhiz se ponía en mi hombro, de inmediato me percate lo tenso que estaba... Nos acercábamos de seguro, ademas el olor a vino y mugre era asquerosamente delatador, toda esa parte del bosque estaba impregnada de ese olor.
Apreté mis fosas nasales con los dedos de mi mano libre por que mientras mas avanzábamos mas fuerte era el olor y sele sumaba el olor a humo también y no quería vomitar.
****
Al poco tiempo llegamos al lugar, era un campamento grande, para muchas personas, era casi del mismo tamaño que el campamento del que habíamos salido, hasta torres de vigilancias tenía, ahora si estaba nerviosa mas que antes.
Escuche las ordenes del brujo y mi hermano y yo asentimos aunque Andres lo hacia con firmeza y yo con algo de miedo.
- Trhizten, tu te quedaras con Luna, le cubrirás la espalda mientras no estemos - el ave me vio con enojo pero obedeció.
Se bajo de mi y se quedo alli junto a la elfa, me fije en el camino que tomaríamos y en realidad estaba vacío a excepción de unos pocos guardias a lo lejos.
- Aprovechemos que las rondas estan comenzando y que hay pocos por ahora - dijo Andrés.
- Recuerda lo que el señor Wallace dejo, nada de hacerse el héroe - le dije en voz baja a mi hermano.
- No me hago el héroe, solo digo que aprovechemos esta oportunidad antes que vengan mas y se llame mas la atención - dijo el con seriedad en voz baja.
Suspire y luego vi el camino y note que sobre la torre habían dos o tres personas o eso asumí ya que habían tres figuras allí, si nos veían sonarían la alarma y estaríamos en problemas. Trate de mantenerme tranquila mientras me imaginaba como seria todo y que todo saldría bien.
Cryz
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 199
Nivel de PJ : : 1
Re: La Guerra...La Guerra nunca cambia - [Interpretativo-Libre]
De buenas a primeras me había visto envuelta en mitad de una guerra, de la cual no sacaría ningún beneficio pero a la que participaré.
El frío helaba mis huesos y mi saco al hombro era un impedimento, pero por nada del mundo lo dejaría.
Me mandaron atacar a los vigías y eso hice con sumo cuidado.
Vi como avanzaban mis compañeros y atenta apunté hacia los vigías que comenzaron a apuntar hacia ellos una vez los vieron.
Mordí mi labio para concentrarme, apunté y tras un árbol me concentré acertando en la cabeza de dos de ellos que estaban de espaldas, sin embargo a uno le di en el hombro y lanzó una flecha en mi dirección instintivamente pero no la acertó, lo que me dió tiempo para matarle sin que abriese la boca.
Solté aire aliviada y salió vaho por mí boca, suspiré y observé a los demás con nerviosismo acercándome a ellos cuidadosamente para ayudar en algo.
El frío helaba mis huesos y mi saco al hombro era un impedimento, pero por nada del mundo lo dejaría.
Me mandaron atacar a los vigías y eso hice con sumo cuidado.
Vi como avanzaban mis compañeros y atenta apunté hacia los vigías que comenzaron a apuntar hacia ellos una vez los vieron.
Mordí mi labio para concentrarme, apunté y tras un árbol me concentré acertando en la cabeza de dos de ellos que estaban de espaldas, sin embargo a uno le di en el hombro y lanzó una flecha en mi dirección instintivamente pero no la acertó, lo que me dió tiempo para matarle sin que abriese la boca.
Solté aire aliviada y salió vaho por mí boca, suspiré y observé a los demás con nerviosismo acercándome a ellos cuidadosamente para ayudar en algo.
Lunnareth
Aprendiz
Aprendiz
Cantidad de envíos : : 10
Nivel de PJ : : 0
Re: La Guerra...La Guerra nunca cambia - [Interpretativo-Libre]
- Torre abandonada -Base de los Traidores- Referencia Visual:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Os dejo dentro del spoiler una referencia visual de la torre/fortaleza que estamos atacando. Los secuaces del hombre desconocido solo son 30 (28 despues del post de Lunnareth). A por ellos!
--------
Aquella pequeña fortaleza perdida en los bosques nevados contaba con una torre del homenaje, la torre principal. Se notaba el paso del tiempo en cada piedra y ladrillo. El musgo había invadido la mayoría de las estructuras, debilitandolas y por supuesto, los dueños actuales de aquel lugar no iban a encargarse de arreglar nada.
Por suerte para el grupo, la nieve había cubierto parte del muro en ruinas y la ventisca, mas calmada, seguía cegando a larga distancia a los vigilantes. Wallace vió como caían dos de ellos gracias a la pericia de la muchacha elfa. Pudo ver dos vigilantes mas, caminando por el adarve (camino de ronda interior que rodea el muro). Habían instalado varios braseros para iluminar la vieja muralla, todo y así, el grupo aun tenia la ventaja de la oscuridad gracias a la nieve.
El brujo, junto con Cryz, se acercó a la cara este de la muralla, usando el terreno como su camuflaje, hundiéndose en la nieve si era necesario. Circenn sabia lo que debía hacer así que cogió a al resto del grupo, junto con Andrés y Lunnareth, para entrar por el muro en ruinas. El grupo de veteranos seria la distracción perfecta. Wallace llegó al muro quebradizo, con la muchacha pegada a él. Caminaron con cuidado para no hacer ruidos sospechosos. Podían oír las risas y los ruidos de bebida y comida de los soldados junto con lamentos y quejidos. Serian los rehenes seguramente. Wallace deseó que no les estuvieran haciendo nada malo pero viendo como habían atacado anteriormente, temía lo peor. Se encontró con el cuerpo de uno de los guardias abatidos por Lunnareth y con el pie lo tapo un poco para que sus compañeros, al echarlo de menos, no lo vieran allí tirado y dieran la alarma.
Circenn estaba agachado entre los escombros con una vista perfecta del interior de la pequeña fortaleza. Pudo contar unos 13 hombres en el patio principal y, gracias a los dioses, vió a los rehenes. Una familia entera, con niños y todo. El leonido gruñó un poco, furioso al ver inocentes en esas condiciones. Los hombres se miraban a las mujeres del grupo, soltando proposiciones indecorosas. Con una mueca de asco, miró al grupo. Debían de esperar a la señal de Rorry.
Wallace y Cryz también habían llegado a su destino, escalando por una de las brechas del muro este donde no parecía llegar la ruta de patrulla de los guardias. El brujo escaló primero para poder ayudar a la muchacha, vigilando siempre sus espaldas. Mientras observaba como ella subía con cuidado de no resbalar, escuchó un ruido tras él, metálico y un jadeo de sorpresa. Wallace giró todo su cuerpo de golpe pues estaba apoyado en una de las almenas del muro. Tenia un guardia justo enfrente. Sin dudar, ni dejarle tiempo, el brujo se abalanzó hacia el soldado golpeándole en el estomago para desarmarlo lo mas rápido posible. Silencioso y hábil, el brujo rodeó el cuello del hombre con su fuerte brazo y se dejo caer al suelo. Aprisionó sus piernas con las de él para inmovilizarlo y apretó el agarre, tapándole la boca con la mano libre. Pudo escuchar como Cryz llegaba a la cima del muro y se agachaba mientras él se ocupaba del guardia quien, revolviéndose, perdía poco a poco la vida en manos del brujo. Jadeando, apretando con fuerza, acabó por romperle el cuello, sintiendo el crujido del hueso pegado a su piel. Se quedó allí, tumbado, respirando fuerte con el hombre muerto en sus brazos y miró a Cryz.
-Mantente agachada hasta que Rorry de la señal... -susurró mientras apartaba el cuerpo y lo escondía de la luz. Puso una mano en el hombro de ella, preocupado.- Estas bien?
Wallace Mcgregor
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 402
Nivel de PJ : : 2
Re: La Guerra...La Guerra nunca cambia - [Interpretativo-Libre]
Comencé a trepar la gran pared, Trhiz habia subido volando justo despues del señor Wallace yo tomaba las piedras saliente del muro, aquello era doloroso sentía como los hombros y las muñecas me ardían von cada esfuerzo para subir, sentía como el suelo me jalaba pero seguí apretando la fría piedra hasta llegar a la sima donde me acoste en el suelo a tomar aire mientras los brazos y piernas me temblaban y ardían.
Mire al brujo y asentí con la cabeza mientras tomaba aire, rodee sobre mi para luego quedar frente a frente con el cadáver de uno de los vigilantes yo me arrastre hacia atrás para evitar un grito.
Me senté y luego me pegue al muro que cubría el orillo de la pared, aquello era una especie de callejón sobre la muralla que habíamos trepado, al pensar en aquello la sangre seme helaba del miedo pero Trhizten se acurruco en la cueva que creaba mis piernas dobladas y mi capa sobre estas.
- ¿Me puede recordar cual es la señal? - le pregunte al señor Wallace mientras podía escuchar a lo lejos el choque del metal y las maldiciones de los hombres de abajo.
Quería asomarme y ver pero no quería arruinar el plan del brujo asi que me quede alli frotándome los brazos mientras miraba a los lados pero no veía mucho.
Se escabullía junto al felino y la elfa escondiéndose entre los escombros, podíamos escuchar y ver todo con perfección, el castaño frunció el seño al ver como aquellos hombres insultaban y gritaban barbaridades, jaloneaban y tiraban a los rehenes como si animales fueran, uno de los guardias tomo de los cabellos a una mujer.
Esta forcejeaba pero el hombre le sacaba un poco mas que una cabeza y era mucho mas corpulento que ella, hizo que se parara y comenzó a manosearla esta lloraba y gritaba aunque este le tapaba la boca con su mano, la cual lo siguiente que vieron fue como la mujer mordió la mano del hombre y este la tiro al suelo con todas sus fuerzas maldiciéndola para luego patearla.
Andres sentía como su sangre hervía por la impotencia que sentía en esos momentos pero volteo a ver al felino, no se podía dejar alterar... Si el hacía algo en contra del plan pondría en peligro a todo el mundo.
Suspire con amargura para luego voltearme y pegar su espalda contra la piedra fría, pero el sonar del choque de metal resonaba por aquel lugar, me voltee para ver como los alborotos de los guardias se detenían y se ponían en guardia.
- ¿Ya es hora Circenn? - dijo Andrés mientras veía como amarraban a todos los rehenes juntos y los vigilaban.
Un pequeño grupo de cuatro de los guardias se fue aver que ocurría el resto seguía allí vigilando con recelo a los rehenes, como si un mal presentimiento estuviera por hacerse realidad.
Mire al brujo y asentí con la cabeza mientras tomaba aire, rodee sobre mi para luego quedar frente a frente con el cadáver de uno de los vigilantes yo me arrastre hacia atrás para evitar un grito.
Me senté y luego me pegue al muro que cubría el orillo de la pared, aquello era una especie de callejón sobre la muralla que habíamos trepado, al pensar en aquello la sangre seme helaba del miedo pero Trhizten se acurruco en la cueva que creaba mis piernas dobladas y mi capa sobre estas.
- ¿Me puede recordar cual es la señal? - le pregunte al señor Wallace mientras podía escuchar a lo lejos el choque del metal y las maldiciones de los hombres de abajo.
Quería asomarme y ver pero no quería arruinar el plan del brujo asi que me quede alli frotándome los brazos mientras miraba a los lados pero no veía mucho.
______________________________________________________________________
Se escabullía junto al felino y la elfa escondiéndose entre los escombros, podíamos escuchar y ver todo con perfección, el castaño frunció el seño al ver como aquellos hombres insultaban y gritaban barbaridades, jaloneaban y tiraban a los rehenes como si animales fueran, uno de los guardias tomo de los cabellos a una mujer.
Esta forcejeaba pero el hombre le sacaba un poco mas que una cabeza y era mucho mas corpulento que ella, hizo que se parara y comenzó a manosearla esta lloraba y gritaba aunque este le tapaba la boca con su mano, la cual lo siguiente que vieron fue como la mujer mordió la mano del hombre y este la tiro al suelo con todas sus fuerzas maldiciéndola para luego patearla.
Andres sentía como su sangre hervía por la impotencia que sentía en esos momentos pero volteo a ver al felino, no se podía dejar alterar... Si el hacía algo en contra del plan pondría en peligro a todo el mundo.
Suspire con amargura para luego voltearme y pegar su espalda contra la piedra fría, pero el sonar del choque de metal resonaba por aquel lugar, me voltee para ver como los alborotos de los guardias se detenían y se ponían en guardia.
- ¿Ya es hora Circenn? - dijo Andrés mientras veía como amarraban a todos los rehenes juntos y los vigilaban.
Un pequeño grupo de cuatro de los guardias se fue aver que ocurría el resto seguía allí vigilando con recelo a los rehenes, como si un mal presentimiento estuviera por hacerse realidad.
Cryz
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 199
Nivel de PJ : : 1
Re: La Guerra...La Guerra nunca cambia - [Interpretativo-Libre]
Seguí a mis compañeros al interior de la vieja construcción, era tanta tensión que estaba comenzando a agobiarme bastante.
No estaba acostumbrada a estar tan dependiente de otras personas a parte de mí y de seguir ordenes, el no controlar la situación me llegaba a estresar.
Nos asomamos y vimos como estaban agrediendo a una de las mujeres rehenes, no era muy mayor pero el mal que hacía la guerra se reflejaba en su rostro; con profundas ojeras y pómulos marcados.
Al ser manoseada, un pequeño niño rehén de pelo rubio empezó a gritar.
-¡¡SOLTAD A MI MADRE!! ¡¡NO HA ECHO NADA MALO!! -exclamó con furia.
Uno de los hombres que manoseaba a la penosa mujer se levanto, con una media sonrisa se acercó al niño el cual retrocedió asustado y temblando de miedo.
Finalmente, en silencio, de un movimiento lo mató con la espada y su cuerpo se desangró en el suelo.
Los demás rehenes se pusieron más pálidos de lo que estaban, y guardaron silencio evitando acabar como el pobre niño.
-¡¡MI HIJO!! -gritó la mujer de una forma tan desesperada, que mi corazón se me oprimió en el pecho.
No podía soportar esto, era demasiado para mí.
(Me da igual todo, no dependo de nadie ni de ninguna guerra, si quieren matarme que me maten o si quieren echarme que lo hagan. Pero no esperaré ordenes de nadie. )
Quizás fui demasiado impulsiva o quizás metí a las personas que me habían acogido hace apenas un día en más problemas de los que estaban. Pero no podía quedarme de brazos cruzados frente esto.
Cuando vi que el mismo asesino de antes se acercó a la mujer con intenciones de matarla, saqué el arco y lancé una flecha que aterrizó en su cráneo y lo tiró al suelo, muerto.
Inmediatamente todos nuestros enemigos miraron atónitos en nuestra dirección, dispuestos a luchar.
No estaba acostumbrada a estar tan dependiente de otras personas a parte de mí y de seguir ordenes, el no controlar la situación me llegaba a estresar.
Nos asomamos y vimos como estaban agrediendo a una de las mujeres rehenes, no era muy mayor pero el mal que hacía la guerra se reflejaba en su rostro; con profundas ojeras y pómulos marcados.
Al ser manoseada, un pequeño niño rehén de pelo rubio empezó a gritar.
-¡¡SOLTAD A MI MADRE!! ¡¡NO HA ECHO NADA MALO!! -exclamó con furia.
Uno de los hombres que manoseaba a la penosa mujer se levanto, con una media sonrisa se acercó al niño el cual retrocedió asustado y temblando de miedo.
Finalmente, en silencio, de un movimiento lo mató con la espada y su cuerpo se desangró en el suelo.
Los demás rehenes se pusieron más pálidos de lo que estaban, y guardaron silencio evitando acabar como el pobre niño.
-¡¡MI HIJO!! -gritó la mujer de una forma tan desesperada, que mi corazón se me oprimió en el pecho.
No podía soportar esto, era demasiado para mí.
(Me da igual todo, no dependo de nadie ni de ninguna guerra, si quieren matarme que me maten o si quieren echarme que lo hagan. Pero no esperaré ordenes de nadie. )
Quizás fui demasiado impulsiva o quizás metí a las personas que me habían acogido hace apenas un día en más problemas de los que estaban. Pero no podía quedarme de brazos cruzados frente esto.
Cuando vi que el mismo asesino de antes se acercó a la mujer con intenciones de matarla, saqué el arco y lancé una flecha que aterrizó en su cráneo y lo tiró al suelo, muerto.
Inmediatamente todos nuestros enemigos miraron atónitos en nuestra dirección, dispuestos a luchar.
Lunnareth
Aprendiz
Aprendiz
Cantidad de envíos : : 10
Nivel de PJ : : 0
Re: La Guerra...La Guerra nunca cambia - [Interpretativo-Libre]
El cuerpo del chico cayó lentamente para los ojos del brujo, quien, con rabia ardiendo por todo el cuerpo, observaba la escena. No era la primera vez que era testigo de las atrocidades de las guerras, de la muerte de inocentes y el abuso de los poderosos. Wallace apretó la mano que agarraba su espada, hizo chirriar los dientes de la furia tras aquel acto atroz a la vida y rugió, alzando su arma. No esperaría a la señal.
Circenn, al igual que su amigo tuerto (Wallace) rugió como jamas había hecho, haciendo temblar a los bandidos de terror. Los jóvenes junto Andrés, rugieron, borrachos de valor y orgullo. El felino saltó los escombros y se llevo por delante a dos guardias quienes apenas unos segundos estaban dispuestos ha matarlos. Sin piedad, el hombre bestia arrancó de un mordisco la mano de un arquero que apuntaba directamente a Lunnareth.
- Por los Cuervos! -Rugió el felino mientras blandía su bastón de madera y acero. Wallace sonrió de orgullo al ver a sus camaradas luchar y por la otra entrada, Rorry entrando como una estampida de caballos salvajes, gritando, chocando aceros. Las puertas de la torre se abrieron, dejando paso a mas hombres alertados por los ruidos del patio. Rorry contó 10 mas, mientras esquivaba cortes y estocadas de lanza. De esos nuevos enemigos, 6 de ellos eran arqueros y eso era un peligro. Wallace debía actuar rápido.
-Cryz! baja por lo que queda de las escaleras y ayuda a tu hermano! Yo me ocupo de esos arqueros! Diles que se aparten del dentro de la plaza y cojan a a los rehenes! - Ordenó mientras se alejaba de ella, acercándose al muro de la torre principal. Arriba de todo, en el ultimo piso, lo que quedaba de la torre no era mas que piedra mohosa y res-quebradiza. El pelirrojo sonrió para si, seria perfecto. El silbido de una flecha lo hizo reaccionar, el brujo se movió rápidamente hacia un lado con todos sus sentidos atentos. El proyectil rozo su cuello, provocando un leve corte, apenas un rasguño para un hombre como él. Miró hacia abajo, encontrando la mirada asesina de uno de los soldados quien acabó muerto bajo la espada de Andrés, por la espalda. Ambos hombres intercambiaron una sonrisa de orgullo y agradecimiento. Wallace clavó la espada en la madera del suelo, y colocándose en una postura defensiva, alzo los brazos apuntando al murete quebradizo de la torre. Concentró su magia, su telekinesis en las piedras. Debía hacerlas caer lo mas rápido posible.
En el patio, Circenn pudo ver lo que estaba intentando hacer su amigo. Debía concentrar a los bandidos cerca de la puerta principal de la torre. Miró a Rorry y rugió.
-Empujad! Empujarlos al centro! -ordenó el felino mientras agarraba a un combatiente del cuello y lo lanzaba hacia la puerta, chocando con varios. Los hombres aullaron como respuesta, obedeciendo. Rorry asintió luchando con fervor haciendo que sus hombres rodeasen a los bandidos, empujándolos.
Wallace estaba concentrado, canalizando toda la magia que podía, con el cuerpo tenso, sudando. Los dedos de las manos estaban encendidos, candentes como si fueran hojas calentadas en una forja. El muro empezaba a ceder, algunos guijarros caían ya, desestabilizando la pared. Por el rabillo del ojo pudo ver como Andrés ayudaba a su hermana con los rehenes, como la muchacha elfa luchaba junto a Circenn. Estaban lo suficiente lejos de la puerta. Con rugido mezclado con un gemido de dolor por el esfuerzo mágico, Wallace movió el muro, rompiéndolo del todo, sintiendo como si estuviera desgarrando una pesada tela con los dedos y lanzó la estructura al aire, dejándola caer sobre los soldados desprevenidos. Los gritos de dolor se mezclaron con el crujido de huesos y acero, haciendo picadillo a esos pobres desgraciados.
Cayó de rodillas, agotado, jadeante mientras los restos levantaban polvo, cegando a todo el mundo en el patio. Con la vista levemente nublada, tembloroso, pudo vislumbrar a su amigo Circenn, junto con los demás hombres reagrupándose en el patio, listos para combatir de nuevo una vez el polvo se hubiera asentado.
-Maldito hijo de puta! -Rugió una voz ronca detrás de él. El brujo recibió una patada en el estomago, haciéndolo rodar sobre si mismo. Fue un golpe desprevenido y bien hecho. Tosiendo, incorporándose como pudo, el pelirrojo pudo ver a su atacante. Un hombre tan alto como él, blandiendo una maza de cabeza de hierro en forma de cabrón. Era calvo, con una horrenda cicatriz en la cara que se había llevado parte de la oreja. El labio lo tenia viperino, mostrando unos dientes negros, podridos. El bruto escupió en el suelo y se acercó a él con grandes zancadas, pesado. Aun no se había recuperado del uso de la magia, se tambaleaba. El hombre volvió a golpearle, esta vez con la maza en la espalda, aplastandolo en el suelo. Wallace soltó un jadeo de dolor. Le pesaba el cuerpo y no tenia la espada en mano. Notó algo caliente en su boca, un ligero sabor a hierro. Le había dado bien.
Circenn, al igual que su amigo tuerto (Wallace) rugió como jamas había hecho, haciendo temblar a los bandidos de terror. Los jóvenes junto Andrés, rugieron, borrachos de valor y orgullo. El felino saltó los escombros y se llevo por delante a dos guardias quienes apenas unos segundos estaban dispuestos ha matarlos. Sin piedad, el hombre bestia arrancó de un mordisco la mano de un arquero que apuntaba directamente a Lunnareth.
- Por los Cuervos! -Rugió el felino mientras blandía su bastón de madera y acero. Wallace sonrió de orgullo al ver a sus camaradas luchar y por la otra entrada, Rorry entrando como una estampida de caballos salvajes, gritando, chocando aceros. Las puertas de la torre se abrieron, dejando paso a mas hombres alertados por los ruidos del patio. Rorry contó 10 mas, mientras esquivaba cortes y estocadas de lanza. De esos nuevos enemigos, 6 de ellos eran arqueros y eso era un peligro. Wallace debía actuar rápido.
-Cryz! baja por lo que queda de las escaleras y ayuda a tu hermano! Yo me ocupo de esos arqueros! Diles que se aparten del dentro de la plaza y cojan a a los rehenes! - Ordenó mientras se alejaba de ella, acercándose al muro de la torre principal. Arriba de todo, en el ultimo piso, lo que quedaba de la torre no era mas que piedra mohosa y res-quebradiza. El pelirrojo sonrió para si, seria perfecto. El silbido de una flecha lo hizo reaccionar, el brujo se movió rápidamente hacia un lado con todos sus sentidos atentos. El proyectil rozo su cuello, provocando un leve corte, apenas un rasguño para un hombre como él. Miró hacia abajo, encontrando la mirada asesina de uno de los soldados quien acabó muerto bajo la espada de Andrés, por la espalda. Ambos hombres intercambiaron una sonrisa de orgullo y agradecimiento. Wallace clavó la espada en la madera del suelo, y colocándose en una postura defensiva, alzo los brazos apuntando al murete quebradizo de la torre. Concentró su magia, su telekinesis en las piedras. Debía hacerlas caer lo mas rápido posible.
En el patio, Circenn pudo ver lo que estaba intentando hacer su amigo. Debía concentrar a los bandidos cerca de la puerta principal de la torre. Miró a Rorry y rugió.
-Empujad! Empujarlos al centro! -ordenó el felino mientras agarraba a un combatiente del cuello y lo lanzaba hacia la puerta, chocando con varios. Los hombres aullaron como respuesta, obedeciendo. Rorry asintió luchando con fervor haciendo que sus hombres rodeasen a los bandidos, empujándolos.
Wallace estaba concentrado, canalizando toda la magia que podía, con el cuerpo tenso, sudando. Los dedos de las manos estaban encendidos, candentes como si fueran hojas calentadas en una forja. El muro empezaba a ceder, algunos guijarros caían ya, desestabilizando la pared. Por el rabillo del ojo pudo ver como Andrés ayudaba a su hermana con los rehenes, como la muchacha elfa luchaba junto a Circenn. Estaban lo suficiente lejos de la puerta. Con rugido mezclado con un gemido de dolor por el esfuerzo mágico, Wallace movió el muro, rompiéndolo del todo, sintiendo como si estuviera desgarrando una pesada tela con los dedos y lanzó la estructura al aire, dejándola caer sobre los soldados desprevenidos. Los gritos de dolor se mezclaron con el crujido de huesos y acero, haciendo picadillo a esos pobres desgraciados.
Cayó de rodillas, agotado, jadeante mientras los restos levantaban polvo, cegando a todo el mundo en el patio. Con la vista levemente nublada, tembloroso, pudo vislumbrar a su amigo Circenn, junto con los demás hombres reagrupándose en el patio, listos para combatir de nuevo una vez el polvo se hubiera asentado.
-Maldito hijo de puta! -Rugió una voz ronca detrás de él. El brujo recibió una patada en el estomago, haciéndolo rodar sobre si mismo. Fue un golpe desprevenido y bien hecho. Tosiendo, incorporándose como pudo, el pelirrojo pudo ver a su atacante. Un hombre tan alto como él, blandiendo una maza de cabeza de hierro en forma de cabrón. Era calvo, con una horrenda cicatriz en la cara que se había llevado parte de la oreja. El labio lo tenia viperino, mostrando unos dientes negros, podridos. El bruto escupió en el suelo y se acercó a él con grandes zancadas, pesado. Aun no se había recuperado del uso de la magia, se tambaleaba. El hombre volvió a golpearle, esta vez con la maza en la espalda, aplastandolo en el suelo. Wallace soltó un jadeo de dolor. Le pesaba el cuerpo y no tenia la espada en mano. Notó algo caliente en su boca, un ligero sabor a hierro. Le había dado bien.
Wallace Mcgregor
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 402
Nivel de PJ : : 2
Re: La Guerra...La Guerra nunca cambia - [Interpretativo-Libre]
Asentí ante las ordenes del brujo, Trhizten iba a bajar conmigo pero le indique que se quedara alli vigilando, que bajará cuando necesitara ayuda, no quería que algún arquero le lastimara, el se quedo alli parado viendo con atención como baja las escaleras.
Baje lo mas rapido posible mientras me escondía en las sombras lo mas posible mientras los guardias salían de sus lugares y acudían, vi como mi hermano mataba a uno de esos guardias, tome la daga y la apreté, tenia que correr y sacar rapido a los rehenes del medio de la pelea.
Vi como Circenn atacaba a los hombres malos, vi un camino libre asi que tome aire y corrí por el esquivando las armas de los enemigos, y al estar cerca de los rehenes y me deslice de rodillas hasta estar detrás de un señor y empece a cortar las sogas que ataban sus manos.
- Cuando los suelten, corran por esa dirección, yo los seguiré y me asegurare de que no les sigan - dije mientras terminaba de cortar las sogas.
En eso mi hermano se acerco a donde estaba y me ayudo a soltar a los demás, el hombre tomo a su esposa y la ayudo a caminar hacia la zona segura lejos de la pelea entre los soldados, fueron seguido por el resto del grupo.
- Ten - dijo mi hermano entregándole la espada de algún soldado caído.
La tome dudosa pero apreté el mango para luego ir tras el grupo de los rehenes y ayudarles a salir de allí.
Trhizten observaba como me perdía entre el tumulto de gente peleando se con las espadas o atravesadas por flechas, seguía esperando mi señal pero un golpe llamo su atención, el brujo era atacado pero su atacante le habia ignorado por completo, vio por unos momentos como el desconocido atacaba al brujo y luego volteo a verme huir. El águila solo sentía frustración asi que extendió sus alas y voló hacia el atacante del pelirrojo atacando el costado de su cara metiendo una de sus garras en el cráneo del hombre y la otra en el ojo.
Sin dudarlo comenzó a aruñar la zona del ojo y el cráneo con fuerza, haciendo que el hombre comenzara a dar giros hieráticos sobre si para luego tratar de golpearle con la masa pero el horrible hombre que gritaba de dolor mientras la sangre brotaba soltó su arma para luego comenzar a clavar su pico en la cabeza del hombre haciendo que caminara de espalda hacia el borde.
Este mientras luchaba y arrancaba un par de plumas mientras se esforzaba de quitar al pájaro termino resbalando en la piedra resbalosa y cayendo hacia el vacío.
Trhizten cayo junto a el pero luego lo soltó y se quedo volando viendo como el hombre se desplomaba con gritos de miedo y dolor hacia el suelo, luego voló hacia el pelirrojo y aterrizo enfrente de el mientras comenzaba a acomodar sus alas que dolían por las plumas faltantes.
Andres vio como llevaba a los rehenes por el pasillo que daba a los patios de la fortaleza y al bosque, el chico corrió entre los hombres clavando su espada en el costado de un arquero que apuntaba a uno de los veteranos de su grupo, luego volvió a la pelea para ayudar a acorralar a los soldados en el centro.
Corrió junto a Rorry que se encontraba rodeado, el chico clavo la espada en la espalda de uno de los enemigos deja do la espalda de Rorry libre y se dedico a ayudarle con su retaguardia.
- Rorry, mi hermana se fue con los rehenes, hay que mandar a unos con ella para que le ayuden a salir del bosque seguros - dijo Andres mie tras esquina a ataques y asentaba golpes, mientras su armadura recibió unos que otros golpes.
El hombre lo miro con atención y asintió, y matando a otro enemigo y corrió hacia otro de los veteranos y estos dos corrieron por la dirección que yo habia tomado.
[cemter]_______________________________________________________________[/center]
Habíamos salido por el pasillo que daba hacia el exterior de la fortaleza, le habia indicado al grupo que caminaran por las sombras, mientras caminábamos al sendero por el que habíamos llegado, si lográbamos llegar a la cabaña estas personas podrían ponerse calientes y descansar.
Pero habia que buscar los recursos... Pero desde que estábamos alli no habia ninguna caravana ni seña de que por allí hubo una cerca, mire a mi alrededor tratando de buscar rastros pero nada.
Un ruido repentino me saco de mi pensamiento habia venido del pasillo se veían las figuras de hombres gracias a las brazas de las antorchas, les indique a los rehenes que se ocultaran, apreté la espada con ambas manos y la puso en frente de mi.
Pero lo que paso me desconcentro, los dos guardias cayeron muertos ante mi, seguido aparecieron Rorry y otro de sus hombres, yo respire aliviada y ambos hombres me miraron.
- Tenemos que llevarlos a un lugar seguro y luego volver a buscar los recursos - dije con seriedad.
Baje lo mas rapido posible mientras me escondía en las sombras lo mas posible mientras los guardias salían de sus lugares y acudían, vi como mi hermano mataba a uno de esos guardias, tome la daga y la apreté, tenia que correr y sacar rapido a los rehenes del medio de la pelea.
Vi como Circenn atacaba a los hombres malos, vi un camino libre asi que tome aire y corrí por el esquivando las armas de los enemigos, y al estar cerca de los rehenes y me deslice de rodillas hasta estar detrás de un señor y empece a cortar las sogas que ataban sus manos.
- Cuando los suelten, corran por esa dirección, yo los seguiré y me asegurare de que no les sigan - dije mientras terminaba de cortar las sogas.
En eso mi hermano se acerco a donde estaba y me ayudo a soltar a los demás, el hombre tomo a su esposa y la ayudo a caminar hacia la zona segura lejos de la pelea entre los soldados, fueron seguido por el resto del grupo.
- Ten - dijo mi hermano entregándole la espada de algún soldado caído.
La tome dudosa pero apreté el mango para luego ir tras el grupo de los rehenes y ayudarles a salir de allí.
_____________________________________________________
Trhizten observaba como me perdía entre el tumulto de gente peleando se con las espadas o atravesadas por flechas, seguía esperando mi señal pero un golpe llamo su atención, el brujo era atacado pero su atacante le habia ignorado por completo, vio por unos momentos como el desconocido atacaba al brujo y luego volteo a verme huir. El águila solo sentía frustración asi que extendió sus alas y voló hacia el atacante del pelirrojo atacando el costado de su cara metiendo una de sus garras en el cráneo del hombre y la otra en el ojo.
Sin dudarlo comenzó a aruñar la zona del ojo y el cráneo con fuerza, haciendo que el hombre comenzara a dar giros hieráticos sobre si para luego tratar de golpearle con la masa pero el horrible hombre que gritaba de dolor mientras la sangre brotaba soltó su arma para luego comenzar a clavar su pico en la cabeza del hombre haciendo que caminara de espalda hacia el borde.
Este mientras luchaba y arrancaba un par de plumas mientras se esforzaba de quitar al pájaro termino resbalando en la piedra resbalosa y cayendo hacia el vacío.
Trhizten cayo junto a el pero luego lo soltó y se quedo volando viendo como el hombre se desplomaba con gritos de miedo y dolor hacia el suelo, luego voló hacia el pelirrojo y aterrizo enfrente de el mientras comenzaba a acomodar sus alas que dolían por las plumas faltantes.
___________________________________________________________
Andres vio como llevaba a los rehenes por el pasillo que daba a los patios de la fortaleza y al bosque, el chico corrió entre los hombres clavando su espada en el costado de un arquero que apuntaba a uno de los veteranos de su grupo, luego volvió a la pelea para ayudar a acorralar a los soldados en el centro.
Corrió junto a Rorry que se encontraba rodeado, el chico clavo la espada en la espalda de uno de los enemigos deja do la espalda de Rorry libre y se dedico a ayudarle con su retaguardia.
- Rorry, mi hermana se fue con los rehenes, hay que mandar a unos con ella para que le ayuden a salir del bosque seguros - dijo Andres mie tras esquina a ataques y asentaba golpes, mientras su armadura recibió unos que otros golpes.
El hombre lo miro con atención y asintió, y matando a otro enemigo y corrió hacia otro de los veteranos y estos dos corrieron por la dirección que yo habia tomado.
[cemter]_______________________________________________________________[/center]
Habíamos salido por el pasillo que daba hacia el exterior de la fortaleza, le habia indicado al grupo que caminaran por las sombras, mientras caminábamos al sendero por el que habíamos llegado, si lográbamos llegar a la cabaña estas personas podrían ponerse calientes y descansar.
Pero habia que buscar los recursos... Pero desde que estábamos alli no habia ninguna caravana ni seña de que por allí hubo una cerca, mire a mi alrededor tratando de buscar rastros pero nada.
Un ruido repentino me saco de mi pensamiento habia venido del pasillo se veían las figuras de hombres gracias a las brazas de las antorchas, les indique a los rehenes que se ocultaran, apreté la espada con ambas manos y la puso en frente de mi.
Pero lo que paso me desconcentro, los dos guardias cayeron muertos ante mi, seguido aparecieron Rorry y otro de sus hombres, yo respire aliviada y ambos hombres me miraron.
- Tenemos que llevarlos a un lugar seguro y luego volver a buscar los recursos - dije con seriedad.
Cryz
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 199
Nivel de PJ : : 1
Re: La Guerra...La Guerra nunca cambia - [Interpretativo-Libre]
Lo siento pero no tengo apenas tiempo para rolear.
Hagamos que Lunnareth murió en batalla.
Gracias por vuestro tiempo y volveré a veces para ver cómo lo habéis seguido. Adiós ^^
Hagamos que Lunnareth murió en batalla.
Gracias por vuestro tiempo y volveré a veces para ver cómo lo habéis seguido. Adiós ^^
Lunnareth
Aprendiz
Aprendiz
Cantidad de envíos : : 10
Nivel de PJ : : 0
Zatch
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 535
Nivel de PJ : : 2
Página 2 de 2. • 1, 2
Temas similares
» La gran guerra de los sexos [Libre]
» Amanecer [Guerra de Lunargenta] [Libre 3/3] [Cerrado]
» [Guerra de Lunargenta] El principio del fin... [Libre] [3/3] [Cerrado]
» [Guerra de Lunargenta] El orden del desorden. [Libre 2/2]
» [Guerra de Lunargenta][Libre][3/3] Exención [Cerrado]
» Amanecer [Guerra de Lunargenta] [Libre 3/3] [Cerrado]
» [Guerra de Lunargenta] El principio del fin... [Libre] [3/3] [Cerrado]
» [Guerra de Lunargenta] El orden del desorden. [Libre 2/2]
» [Guerra de Lunargenta][Libre][3/3] Exención [Cerrado]
Página 2 de 2.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Hoy a las 02:19 por Vincent Calhoun
» Propaganda Peligrosa - Priv. Zagreus - (Trabajo / Noche)
Ayer a las 18:40 por Lukas
» Derecho Aerandiano [Libre]
Ayer a las 02:17 por Tyr
» Lamentos de un corazón congelado [Libre 3/3]
Ayer a las 01:19 por Tyr
» 89. Una compañía hacia el caos [Privado]
Jue Nov 07 2024, 20:51 por Aylizz Wendell
» El retorno del vampiro [Evento Sacrestic]
Jue Nov 07 2024, 18:38 por Merié Stiffen
» Clementina Chonkffuz [SOLITARIO]
Jue Nov 07 2024, 16:48 por Mina Harker
» El vampiro contraataca [Evento Sacrestic]
Jue Nov 07 2024, 13:24 por Tyr
» [Zona de Culto]Santuario del dragón de Mjulnr
Mar Nov 05 2024, 21:21 por Tyr
» Pócimas y Tragos: La Guerra de la Calle Burbuja [Interpretativo] [Libre]
Mar Nov 05 2024, 17:01 por Seraphine Valaryon
» [Zona de culto] Iglesia del único Dios
Mar Nov 05 2024, 14:32 por Tyr
» [Zona de Culto] Oráculo de Fenrir
Mar Nov 05 2024, 03:02 por Tyr
» Solas, corazón del pueblo [Evento Sacrestic] [Noche] [Libre]
Dom Nov 03 2024, 17:02 por Zagreus
» Ecos De Guerra [Evento Sacrestic] [Noche]
Sáb Nov 02 2024, 23:21 por Sein Isånd
» De héroes olvidados y Rubíes Azules [Interpretativo] [Libre] [4/4] [Noche]
Miér Oct 30 2024, 21:54 por Eltrant Tale