Re: Dead Money [Libre] (4/4) [Cerrado]

Invitado Lun Ene 28, 2019 10:07 am

El flujo de bichos no se detiene pero tampoco los esfuerzos del par de martillos, matan cosas a diestra y siniestra como si no hubiera mañana… una aproximación no tan errada de la situación que les rodea.

Justo cuando Chimar siente que sus fuerzas merman, Niniel lanza otra de sus habilidades vigorizantes. Es necesario recalcar que esta nueva oleada de potencia resulta más destacable que la anterior.

Los niños o mejor dicho el niño inventor recupera sus fuerzas y sigue corriendo con velocidad, Canel es incansable. Avanzan con todo lo que tienen mientras el enjambre infernal les pisa los talones, jodido corredor parece no tener fin en este punto.

Eventualmente cuando los copos de nieve comienzan a manifestarse se hace evidente que ya lo lograron, una vez el par de mocosos sale a la superficie deciden seguir corriendo por iniciativa del genio a diferencia de los demás.

Lo cierto es que el título de inventor no viene solo, se requiere mente para conseguirlo. Al pequeño intelectual le toma poco deducir que la explosión se tragara todo a la redonda por lo que deben llegar a territorio natural.

Con toda la adrenalina comete un error garrafal, no advierte a sus aliados. Una vez en zona segura mira con cierto rostro tonto al resto del grupo… es suficiente con decir que lo siguiente son aleteos y gritos desesperados para llamar la atención del resto.

Una ingente cantidad de bichos sale por el túnel, afortunadamente la ciencia destructiva termina obrando a favor de los chicos buenos. La explosión consume todo animal feo a su paso y sepulta a sus hermanos en los consecuentes derrumbes.

Al final la naturaleza obvia del peligro actúa mejor que las expresiones desesperadas del enano, todos terminan corriendo a su posición en busca de refugio. Ya con eso cubierto ambos jovencitos miran el destructivo espectáculo que tiene lugar.

El suelo fluctúa, se quiebra y comienza a separarse como un cristal, todo termina con una enorme explosión que alza cierta nube de escombros al cielo. Maquiavelo ha visto muchas cosas pero jamás algo como esto.

Y como una tormenta de arena borran todas sus huellas.

Chimar tarda bastante tiempo en poder cerrar su boca, atesorara estos recuerdos pese a todos los problemas que pasaron. Muchas ideas científicas rondan su mente por lo que no puede esperar llegar a su taller para plasmarlas en papel.

Admito que con ustedes es imposible aburrirse jejeje.

Dice para luego caer sentado en la nieve, acto seguido pega un largo suspiro. Otra aventura para el libro, otra historia genial que contar en la esfera. Una que por suerte finaliza de manera feliz a diferencia de otras tantas.

**Níniel Thenidiel** Mar Ene 29, 2019 7:32 pm

Agotada, Níniel se dejó caer sobre la nieve sin que pareciera importarle el frío y la humedad. Los fríos elementos pronto comenzarían a ser un grave problema, el nuevo enemigo a superar ahora que habían logrado escapar de la "ciudad roja", pero al menos por el momento a la joven no le importaban. Si no descansaba un momento y recuperaba el aliento no podría dar un paso más de todos modos, así que el frío tendría que esperar su turno.

-Curioso...Yo iba a...decir lo mismo de tí.- Respondió como pudo las infames acusaciones del vampiro pelinegro de ser un imán para los problemas. Aquellas cosas solo pasaban cuando se reunía con él, o con Chimar...Por muy extraño que pudiera parecer, cuando ella y Catherine estaban solas el mayor peligro al que se enfrentaban era al de un experimento alquímico que no salía como era debido. Nada que no pudiese solucionarse con un trapo y una escoba.

-Bueno, Nín...Es cierto que para meterte en líos no necesitas a nadie. Claro que tener que escucharlo del señor amante de las arañas devora pueblos...Manda narices.- Intervino Catherine ofreciéndole su ayuda a la peliblanca. Y es que gracias a su complexión fuerte y atlética y a sus duras sesiones de entrenamiento la felina no parecía estar cansada a pesar de su carrera hasta allí aplastando enemigos.

-Y tú tampoco eres el más indicado para hablar, Chimar...Aunque debo admitir que al menos cuando nos metes en líos suelen pagarnos bien...No como esa furcia metalizada...- La pelirroja pateó molesta una pequeña montaña de nieve. Acababa de recordar la confesión de la dama de acero sobre la verdad de Santángelo, algo que no había tenido tiempo de procesar hasta ese momento. Al final ni tesoro ni recompensa a pesar de que aquel contrato casi les había costado la vida una vez tras otra. -Menuda zorra traidora y embustera...-Maldijo casi gritando antes de sacar una de las últimas barras centenarias de fresa que había recogido del almacén de la antigua base terrestre. Aunque en vez de comérsela se la lanzó a Canel, el único que las había probado y a quien parecía que no le disgustaban.

-Al menos hemos evitado un mal mayor.- Quiso ver el lado bueno Níniel, levantándose y retirando la nieve de los pliegues de su capa. El frío comenzaba a hacer presa en ella, y a pesar de estar aún cansada no pudo seguir allí sentada. -Esas cosas podían haberse convertido en una amenaza para la zona, quizá para todo el norte. Con un poco de suerte habrán muerto todas y hemos acabado con su nido...Creo que este lugar en sí fue el causante de que se convirtieran en las aberraciones que hemos visto. Seguramente eran criaturas muy distintas antes de verse expuestas durante todos estos años a ese gas, terminando por adaptarse finalmente a él- Explicó, aunque no dejaba ser una teoría basada en lo que había visto y en conjeturas propias.

-¿En serio? Pues que bien. Si no morimos congelados aquí deberíamos pedirle una recompensa a Rigobert...Teniendo en cuenta el modo en el trata a los que le salvan el culo seguro que nos cubrirá de riquezas...- Dijo con ironía la gata, echando un vistazo al páramo helado del que estaban rodeados y que bién podría ser su tumba. -Supongo que al final sí habrá que recurrir al canibalismo...-

-O quizá los dioses consideren que el trabajo bien hecho no merece tan funesto destino.- Estuvo en desacuerdo la peliblanca tras otear el horizonte, comenzando a señalar con la mano al mismo tiempo que se protegía la vista con la otra y esbozaba una amplia sonrisa.

En aquella dirección, y dirigiéndose hacia allí, seguramente guiados por la nube de escombros causada por la explosión de la ciudad roja, los restos de la caravana mercenaria avanzaba por la nieve.

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Mientras, con nuestros aventureros reuniéndose esperanzados con el resto de supervivientes y comprobando lo que estos habían podido salvar del alud, en lo más profundo de los túneles perforados en la montaña por los terrestres, tres huevos dañados acaban parcialmente sumergidos en un líquido rojizo, untuoso y brillante que parece filtrarse desde los niveles superiores de la destrozada ciudad roja.

Nada parece pasar en un primer momento pero, de repente, uno de ellos comienza a moverse virulentamente.

**Al'theas Tinarandel** Jue Ene 31, 2019 2:04 pm

Al final, tras muchos peligros... no hubo tesoro alguno, pero al menos lograron salvar la vida y tal y como puntualizo la joven sacerdotisa, era probable que le hubiesen ahorrado a Aerandir el lidiar con aquella plaga de criaturas, de las cuales Al'theas jamas habían visto en ningún libro.

No obstante, era innegable lo interesante y apasionante que resultaba haber explorado ruinas olvidadas de lo que antaño fue una edificacion de los habitantes de la Tierra, idea que compartía con el joven Chimar aunque seguramente ni la mitad de lo que el joven inventor era capaz de atisbar.

Aquellos pensamientos vinieron a la mente del caballero mientras contemplaba junto a sus compañeros de aventuras aquella "Ciudad Roja" ser tragada por la tierra, ahora ya no serian acosados por aquellas criaturas y marcharse sin mayores dificultades.

-Hemos terminado aquí... una pena que no existiera aquel tesoro... pero tengo que admitir que esta aventura con vosotros me ha dado para mucho contar... - Se dio una pausa antes de seguir hablando, pues ciertamente... era una forma de decir que habían sobrevivido para poder contarlo -Volvamos al campamento, allí aun queda gente con la que podemos contar y provisiones, y desde ahí... a casa- Sentencio.

Una vez allí, los allí reunidos fueron informados de lo ocurrido en aquel lugar, de la trampa de la dama de hierro... de sus mentiras... aunque ya estaban convencidos de ante mano de abandonar ese lugar, pues ningún tesoro merecía l pena la tortura a la que se habían visto sometidos hasta la fecha, y eso que no habían en las instalaciones terraneas...

En cuanto todo estuvo preparado y los pocos heridos que quedaban curados, recogieron lo que pudieron y se marcharon todos juntos, dejando atrás aquel extraño lugar para siempre.

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