La noche de lujuria [Privado] [Ocelote/Rak] [+18] [Cerrado]

Con el peso de la guerra, los inocentes y la justicia llamando cada dos segundos... se estaba haciendo agotador, no podía atrapar criminales toda mi vida sin divertirme un poco. Tenia los códigos de los dragones y de la justicia. El honor era algo que no se tocaba. Pero todo se estaba volviendo cansador... necesitaba despejarme, necesitaba descansar por lo menos un tiempo, una noche, un día.


Estaba en un lago, cerca de un pueblo del reino de Lunargenta. Me acerque al agua sacándome los guantes mientras caminaba, me arrodille al costado del lago y lave mis manos, luego lave mi cara. Me mire en el reflejo del agua, había nacido para servir a los dioses, pero. ¿Tenia que dedicar todo mi tiempo a ello?, estaba seguro que los dioses querían que me relajara un poco, después de todo, para eso vivimos. Me acosté en la orilla del lago, mire a la luna. Me puse a pensar cuando regresarían los dragones y que planes tuvieron con mis hermanos.

Algún día iban a venir, y mis dudas iban a ser contestadas, ademas, Aerandir estaba en guerra, y una guerra fuerte. Quizá no todos, pero se que el dragón de tierra volvería para protegernos como lo hizo una vez. Mientras tanto, yo debía encargarme de hacer lo que podía por Aerandir.

El pueblo parecía apagado desde lo lejos, quería sacar a mi dragón interior, tenia ganas de rugir, sentirme libre. Por eso, deje que mis escamas me consumieran, pronto era una criatura mas grande y majestuosa, dorada. La luna hacia que las escamas doradas brillaran en la oscuridad, pues la única luz era ella. Empece a rugir fuerte, incluso el pueblo debía estar escuchando. Tome agua, y tome vuelo, empece a volar alrededor del pueblo, mirando las casas, la taberna y el pozo central.

Volví a aterrizar en el lago, estaba seguro que me habían visto. Quería que me vieran, quería que supieran que había alguien vigilandolos, protegiéndolos. No me importaba la fama, no la quería. Solo quería que la gente se sintiera segura. Volví a mi forma humana . No quería que nadie me confunda con una criatura hostil. Era tarde, media noche. Pero no tenia sueño, estaba solo y aburrido. La soledad siempre fue uno de mis problemas, y el que mas me afectaba.

Me senté al costado del lago, clave la "Excalibur" en la tierra y me quede sentado, la noche era solitaria y aburrida. Parecía que iba a ser la misma noche de todos los días.


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[>] Habilidad Racial : Transformación en dragón.

Se encaminó al lago ¿Cuándo fue la última vez que vio aquel lago? A saber, clavó su vieja espada en la tierra, estaba cansado de cargar con ella, su cinto se rompió hacía un mes, y tampoco es que su ropa estuviese bien, se quitó el vestido colocándolo en su espada y miró la luna, la cual iluminaba su sucio cuerpo, dándole una belleza que no se merecía, pero ella sonrió y se encaminó al agua, en donde la luna se reflejaba –Aun con guerras, muertes, perdidas, sigues siendo la más hermosa- En su cabeza escuchó un comentario que la hizo reír.

Se empezó a meter en el agua, sentí como su cuerpo se estremecía al notar el agua fría en su sucia piel. Cuando esta le llegó al su trasero, se lanzó e cabeza al agua, buceado un poco antes de salir a la superficie y comenzara lavarse a conciencia, su cabello, se podría decir que era lo que más cuidaba, amaba su cabello que le llegaba hasta su trasero. Se estuvo bañando por un buen rato, cundo vio algo brillar a la distancia y entonces s decidió acercar con cautela para descubrir que lo que había era un dragón, cuando lo vio tomar el vuelo, para ella fue algo maravilloso, hermoso y digno de quedar en su memoria de por vida.

El dragón voló por encima del pueblo y volvió al lago en donde ella aprovechó para acercarse a él, pero entonces vio que se volvía un humano, eso en el fondo le gustó mucho. Se mantuvo oculta en el agua acercándose a ese hombre, llevaba mucho tiempo, algo de calor no le vendría mal y tenía una buena idea. No es que no pudiera estar sola, llevaba sola meses, era eso, necesitaba a alguien que la calentase, aunque la dejase a medias, mientras la hiciese sentir amada, eso necesitaba, que alguien la deseaba como deseaban a las ninfas, o las victorias.

Empezó a salir del agua como una Ninfa, con lentitud acercándose a ese hombre –Maravillosa noche para ver a un dragón surcar los cielos- Sus pasos eran firmes, ahora la luz de la luna mostraba su hermoso cuerpo, limpio y brillante por el agua, sus pezones estaban algo duros por el frio –Llevo tiempo sin ver a un dragón- No mentía, en sus libros de pequeña había fotos -¿Ayudáis a ganar esta guerra?- Se colocó cerca de el y colocó ambas rodillas en el suelo sentándose sobre sus piernas –Por cierto, sois un hermoso dragón pero sois mas hermoso como humano, aunque...- Negó riendose de lo que había pensado.

Sin darme cuenta, empece a escuchar que había alguien en el agua, al principio no me había fijado bien, pero una mujer desnuda salio del lago, sin ropa ni nada, mostrando cada parte de su cuerpo. Debía admitir que su cuerpo era hermoso, y sexy. Pero no podía dejarme llevar por eso. ¿Que iban a pensar mis dioses al respecto?... aunque, de cierta manera, quería. Empece a pensar las consecuencias, y aunque una noche no mancharía mi honor, tenia que tener cuidado o podría hacer que los dioses se enfadaran. Se sentó de rodillas delante mio.


Saque mi capa, mientras la miraba a los ojos fijamente, y de vez en cuando bajaba la mirada... no podía mantenerla en sus ojos, era difícil. Era una sensación extraña, en el fondo quería. Pero algo en mi cabeza me decía que no lo haga. Cuando logre sacarme mi capa la deje en un costado de ella - Tómala, puedes ponértela. Debes tener frió. - Me quede mirándola fijo, no debía caer en la tentación

- Así es, estoy o estaba... todavía no se muy bien. Bajo el cargo de Sir Edward. Es mi comandante... pero yo no sirvo al norte, solo ayudo a mis hermanos dragones, a todos los dragones. - Suspire, para luego seguir hablando - Sirvo a los dragones ancestrales, soy su guardián en la tierra. Preparo su llegada. - le dije, mirando sus labios...

- Por cierto, soy Rakan'Drag. Guardián Ancestral... ¿tu eres?. - ¿Una sirena?, fuese lo que fuese, me hizo sentir algo que nunca había sentido, tenia muchas ganas, ¿como lo llamaban?, excitación. Corrí mi cabeza en dirección a los arboles, no podía seguir mirando..

Aunque era muy sexy. ¿Quizá los ancestrales la habían mandado por que escucharon mis pensamientos?... la noche era joven, y todavía quedaba mucho - Ehmmm... ¿de... donde vienes?... ¿eres humana no?. - tenia muchas dudas sobre aquella mujer. Volvi a mirarla a los ojos, tratando de no apartar la mirada.

El frío de la noche intentaba entrar en el cuerpo de Luna como las frías dagas de un asesino en su víctima, no lograba enfriar lo que se estaba encendiendo en su interior, pues ya ni el mismísimo hielo lograría bajar su temperatura. Dicen que el invierno mas frío es de aquel que aun frente a una hoguera no tiene a nadie -Gracias, joven, pero no tengo frio, créeme- Le dijo con calma y una sonrisa picarona. Ese chico que tenía en frente no sabía con que chica se había encontrado.



Se mordió el labio al darse cuenta que estaba frente a un guerrero, un soldadito fácil de engatusar y fácil de llevar a la cama –Sois un siervo de los dragones... Un guardián...- Se acercó un poco y acarició su barbilla con los dedos -Debéis estar muy cansado, tanta guerra sin recompensa estipulada, solo un puñado de monedas manchadas con sangre y lágrimas- Bajó mano por su cuello llevándola al pecho –Si es que os pagan con oro y no de otro modo...- Susurró juguetona.



Cuando preguntó que era, se separó nuevamente para dejarle ver bien su cuerpo, el cual, se iluminó con la luz de la luna, quizas en otro momento sería algo normal, pero hay factores que hacen que una simple hoguera sea el lugar mas deseoso para hacerlo -¿Yo? Solo has de saber mi nombre, uno de tantos que tengo, uno de tantos por los que me conocen, uno, de los que aun viven- No mintió con nada de lo que dijo, es mas, decir aquello podría ayudarla con su juego –Me llamo Luna, y procedo de los bosques de Lunargenta- No soportaba mas, colocó la mano en su mandibula para que la miras.



Se acercó para robarle un beso -¿Importa acaso que sea? ¿Y si no soy humana, y si soy una licantropa, una vampira, una dragona, una bruja, una misera asesina? Las noches estan para que nadie sepa nada- Sonrio y negó -Puede que sea alguna de esas hermosas criaturas, o solo puede que haya estado con cada una de esas criaturas, lo que mas te guste- Era timido, o al menos no tan lazado como otros, coloco los brazos sobre sus hombros y se echó sobre él -Ahora puede que tenga algo de frio, pero... no un frio que una manta fuese capaz de apaciguar- mordío su cuello besandolo.

La chica no había aceptado mi capa, era raro. Quizá de tanta armadura ya me acostumbre a no sufrir tanto el calor. Me hizo enojar cuando dijo que era un "sirviente" de los dragones, ¿que dragones?. - Soy un guardian o sirviente como lo quieras llamar, pero de los dragones ancestrales, no del ejercito. Me metí en esta guerra para ayudar a los humanos, su objetivo es mas noble que el de los vampiros... pero es algo personal, no soy un soldado. Solo sirvo a los ancestrales, ellos me enviaron a la tierra. -

Yo no sirvo a nadie mas que a los dioses. - Luna... bonito nombre, me gusta. - La luna hacia que ella brille, ¿Luna?, era raro... parecía la misma luna en la tierra - No me pagan, me ofrecí voluntario, no soy un guerrero, soy un guardián. Un justiciero, ayudo a la gente sin pensar en las recompensas. - Esta chica no estaba enterada de nada en la tierra.

Se acerco, robándome un beso - No me importa.... tu raza. - Así que eso se sentía un beso. Me había gustado, pero no podía durar mucho mas. Se lanzo sobre mi, no podía hacer fuerza sobre ella, era una dama. Mordió mi cuello besándolo, la sensación del dolor no fue como otras veces, fue mas "excitante". La agarre de la espalda, intentando moverla levemente - Por favor Madam... no puedo distraerme con el amor... no puedo caer, la gente me necesita.- La mire a los ojos, y luego mire hacia arriba.

Luego puse un poco mas de fuerza para correrla, me levante esquivándola. Di unos pasos para atrás, pero me había dado pena, todos los humanos hacen esto, yo lo sabia. Me acerque de vuelta y le ofrecí mi mano - Lady, lo lamento... pero no soy ese tipo de persona. -

Nunca se le habían resistido mas de un minuto y este chico estaba siendo tan duro como un roble, eso le gustaba mas, para poder enrollarse con un vampiro tuvo que montar una carnicería en una taberna y beber de la sangre de sus  victimas, este chico parecía de los  que querían una gatita ronroneando a sus pies –Perdóneme si le ofendí, hay veces que me olvido como es la vida rodeada de criaturas vivas...- Esperaba que no pensase que era la Parca, sino quizas le había fastidiado mucho el polvo.



Y al menos le había gustado el nombre de la joven, menos mal que no conocía a Sol, sino si que la noche hubiera acabado pronto. Aunque si no se daba prisa acabaría pronto, se vio sentada en la húmeda tierra, que se pegaba en su trasero desnudo, se quedó sentada en el suelo mirándolo con la cabeza ladeada, como si no entendiese nada, como si quisiera dar a entender que era como una niña, una niña pequeña y juguetona, con muchas intenciones sexuales.



Se rió levemente cuando mencionó el amor, esa hermosa palabra que para una chica como ella significaba tan poco, una chica vengadora que buscaba solo pelear a muerte contra aquel que la transformó en lo que era ahora -¿Amor? La luna no puede amar al sol porque apenas se ven, por eso los amentes de la luna son los lobos, menos aquel dia que la luna comparte cielo con el sol- Se levantó con su ayuda, llevando la mano de el a su cadera y bajandola a su trasero -¿Amor? ¿Acaso el sol ama a la luna? Cuando las plantas son las amantes de este, menos aquel dia que comparte cielo, es un dia, es un solo dia lleno de lujuria, no se preguntan quien ama a quien, no se preguntan quien desea a quien, solo piensan en el momento, sexo, fuego, frio, pasion, locura, desenfreno- Le lanzó otró mordisco en el cuello chocando su cuerpo con el de él.



Lo abrazó para no dejarlo escapar, ella estaba demasiado exitada –Vamos, no hay tipos de personas, solo personas que no saben aprovechar las noches... además... tengo frio, ¿no vas a calentar mi cuerpo con el tuyo? Se que en las zonas mas frias es el mejor método de dar calor a la gente...- Sonrió picarona y le lamio los labios abrazándose fuertemente a el, aunque llo dejó libre y se separó.



Dio un par de pasos atrás con sus pies hundidos levemente en la húmeda tierra –Te voy a preguntar algo... ¿Mañana puede que luches? Si es así no temes que puedas morir...- mas que pregunta era una afirmacion, quería meterle ese miedo, que pensara que era su unica posibilidad.

- No te preocupes, no me molesta.- seguía hablando con mi mano estirada, no se si la quería aceptar, o fue una indirecta de que no iba a aceptarla. Me miraba con una mirada picara, juguetona, parecía una nena. Lo que la hacia mas sexy. - Si.. supuse algo así. - Le dije respondiendo a sus palabras.

Agarro mi mano y se levanto, llevando mi mano a su cadera, y bajándola a su trasero. Siguió hablando, pero no podía pensar en otra cosa, era excitante, apreté su trasero, se sentía bien. Luego la fui soltando lentamente, acariciando su espalda. Lanzo otro mordisco, haciendo que nuestros cuerpos queden pegados. Me acerque a su cuello, y lo bese.

Rápidamente aleje mi cara, mirándola a los ojos. Me estaba abrazando, no podía soltarla ni alejarme, me lamió los labios, se sentía tan bien, le di un beso justo antes de que me soltara y me dejara libre.

¿Que estaba haciendo?, ¿como podía caer tan fácilmente?. No sabia si era una prueba, o una mujer en serio. Era todo muy raro. El dolor que me producía me lastimaba, pero a la vez me excitaba. Hizo una pregunta, que tenia mucha razón. Tenia que aprovechar ahora que podía, quien sabe cuando podía morir. Pero no me iba a doblegar tan fácilmente, los ancestrales debían saber eso.

- Lucho todos los días, en todos lados. No le tengo miedo a la muerte, ni a lo desconocido. El día que tenga que morir, moriré. Y moriré haciendo tanta justicia como pueda. - Me acerque a ella lentamente y pase mi mano derecha por su cuello lentamente, bajando hacia una de sus tetas. La acaricie lentamente y me aleje. - Pero... tengo que irme, no se que estoy haciendo. - Estaba hipnotizandome, creo que era una especie de vampiresa. No podia contenerme

- No se si eres un demonio... o una vampiresa. Pero no puedo... caer en la tentación.... incluso con ese cuerpo. - Dije determinado... bueno, no tan determinado, estaba cayendo en la trampa o fuese lo que fuese, tenia que mantenerme fuerte.

Ya lo había cazado, y no tenía modo de escaparse de ella, era su presa, estaba boca arriba y ella como una loba iba alimentarse de sus entrañas, no había nadie capaz de intervenir en ese momento, ni siquiera una manada de lobos sería capaz de estropear esa lujuria que se iba manifestando en esa noche, los arboles hablaban entre ellos, gracias a la fuerza del frio viento, que no era capaz de enfriarla a ella. ¿Iba a ser un impedimento la armadura de él? Para nada, solo un poco de juego mas, había desmontado a hombres mas grandes.



Había sentido como le agarró su trasero, estaba cada vez mas excitada, mas preparada para él, y mas con sus besos, era tan inocente... y cuando acarició sus senos y se creía que se podría escapar –Joven, no puedes tocar la luna sin dejarla satisfecha- Sonrió y le cogió la mano llevandosela a su vagina, para que sintiese lo tan humeda que empezaba a estar -Así no me vas a dejar...- Sonrió y con un juego de manos, le quitó la pechera –Esto es mas facil que la armadura de algunos caballeros...- Le susurró en el oido.



Metió su mano como pudo por su pantalón intentando llegar a su miembro –No se si el quiere irse como tu- dijo jugando con su miembro con su mano –no voy a dejar que te vayas... no sin probarte minimo- Ella era ágil con las manos, lo suficiente como para que el siguiente ruido que se escuchase fuese caer otras partes de la armadura de él -Te va a gustar esto, te lo aseguro- Empezó a bajar por su pecho hasta arrodillarse en el frio suelo, y sacarle su miembro de su pantalón de lino.



Le agarró con suavidad su miembro lamiéndolo como si de una perrita fuera, acariciando con su suave lengua su piel, y con ella metiéndola entre esta hasta llegar a su glande, ahora si que sobraban las palabras, el sabor ese lo echaba de menos, empezó a chuparlo con suavidad, pero no podía contenserse y comenzó a mover la lengua intentando entrelazarse con su miembro. Entonces se metio el miembro en su humeda y calida boca, succionando y chupando mientras se movía de alante atrás, le agarró de los muslos, no iba a dejar que se escapase.



Se la sacó de la boca y comenzó a masturbarlo –Esto es mejor que cualquier batalla. ¿No crees?- Se levantó sin soltarsela, y puso su miembro entre los muslos de ella, con su intimidad chocando con su miembro y calentandoselo, mientras ella se abrazaba a él -¿Y si nos tumbamos en el suelo y tenemos un momento de paz y placer?- sonrio y le mordió el labio.

Bu.:

Las cosas se estaban poniendo mas difícil de lo que pensaba, mi armadura estaba cayendo al suelo, y estaba abriendo mi pantalón, empezó a chuparlo como si nada. Luego empezó a masturbarme lentamente. Sentía que era algo malo, estaba arrepentido totalmente.


- No soy otro de tus esclavos... Los ancestrales van a maldecirme si sigo. - Termino abrazándose a mi, pero con un mínimo de fuerza me aleje, subiendo mi pantalón y colocando partes de mi armadura de vuelta. ¿Que iban a pensar los ancestrales de esto?, tenia que irme. Y rápido.

- Las batallas que se luchan en el nombre de los ancestrales son mejores que cualquier cosa. No quiero paz, y mi placer es hacer justicia. -

- No soy otro de tus engaños demonio, no soy fácil de doblegar, dile al dragón oscuro que se presente en persona. No pienso luchar contra sus esbirros. - Buen intento dragón oscuro, pero si querías debilitarme, vas a tener que esforzarte. Nunca nadie había venido de la nada, saliendo del agua para luego desnudarse. No soy idiota.

Tome mi espada del suelo y la coloque en mi cinturón. - No voy a dejarte así, al menos te dejare algo - Me acerque a ella y la agarre del cuello cuidadosamente, poniendo mis labios en los suyos, besándola. Lentamente me aleje, y me dirigí hacia la taberna del pueblo, estaba vacía, probablemente no era un buen día para una taberna

Me acerque al sujeto y le pedí una habitación, el tabernero accedió y me dejo pasar a la habitación, una habitación con una ventana a la Luna, ahora si que no podía dejar de pensar. Mejor me quedaba con mi armadura, sople la vela que estaba prendida, y la apague. Estaba oscuro y solo la luz de la Luna iluminaba el cuarto, me senté en la cama y luego me acosté. Todo había pasado, tranquilo Rakan..

¿Esclavo, maldecirle? ¿Tan tonto era como rechazar algo como lo que ella le estaba ofreciendo? Cuando vio que se estaba alejando ladeó la cabeza relamiéndose los labios –Vaya... este no es tan facil... pero seguro que le va a costar disimular su miembro...- Lo siguió con cautela, se escondia tras los árboles y arbustos, hasta que lo vio entrar en una taberna, esa vieja taberna, ¿Cómo no se iba acordar de esa taberna? Le debían un favor, así que iba aprovecharlo.



Una demonía, una bruja, una vampira, lo que el quisiese, pero iba a robarle su jugo fuese como fuese. Se escapó corriendo al lago, cogió su ropa sucia y se la puso con cuidado, cargó la espada hasta la taberna, se asomó un poco para ver si estaba en la barra o no, y vio al tabernero. Entró corriendo y se acercó a la barra – Ostras... ¿Luna, Sol, Lucy?- Dijo algo preocupado al verla –Soy Luna y no olvido los favores, necesito ropa- Tiró un poco de su escote, dejando ver sus senos –No tengo nada, así que me vendría bien- El tabernero tragó y asintió.



El tabernero, le dio una vieja camisa de lino, la ayudó a peinarse un poco el pelo, le entregó unos pantalones blancos de lino, y si no fuese por los pezones que se marcaban... el tabernero hubiese estado mas tranquilo –La espada guardamela y dime en donde se a metido un hombre...- Lo describió lo mejor que pudo –y dame algo de beber, para el y para mi, ya me conoces- El tabernero a regañadientes le dio dos jarras y un botijo lleno de vino, le dijo en donde estaba aquella persona –No lo mates...- Ella le miró y se relamió, fue cuando el tabernero lo entendió todo y negó.



Se fue a la habitación, y la abrió con disimulo –Si creías que te escaparias... conozco a todo el mundo y todos me conocen, he ayudado a mucha gente y esta me deben cosas...- Cerró la puerta con la cadera y lo miró apoyandose en la pared –Chico, a mi no me dejan con el calenton, si quieres soy una vampiresa y te chupo la sangre, una sirena, y te llevo al fondo del lago, una licantropa y como loba te lamo el cuerpo entero, o una bruja y este botijo tiene una dosis del elixir del amor eterno, o como me has llamado una diablesa, aunque mejor es ser una sucubo, te hago todo lo que quieras y luego desaparezco de tu vida- Dijo riendo y dejó las jarras en la mesita de noche y llenó ambas bebiendo de una.

Creí que la noche había pasado, que dentro de esta taberna no iba a venir nadie, los taberneros son estricto en eso, o al menos eso pensé. Me sorprendí al escuchar ruidos en la taberna, era raro. Pense que era otro viajero o algo por el estilo, pero ya quería dormir y  olvidar todo lo que paso.

Me lleve una sorpresa al ver a la mujer entrar en mi habitación, cerrando la puerta con la cadera. La mujer insistía y me sorprendió cuando dijo "sucubo", ¿y si en verdad era eso?. No iba a seguir juzgándola. - No se que quieres de mi, pero no lo vas a conseguir. -

Me levante y me empece a sacar las partes de la armadura, pero dejando la cota de malla. apoye las cosas a un costado y agarre uno de los vasos que la mujer había traído, seguido por el jarrón, me serví y lo tome - Esto es genial. - Volví a servirme otro poco, y volví a tomarlo. - ¿Que es? - Por un momento me olvide que no estaba hablando con una amiga.

El tabernero era un traidor, pero poco importaba ahora, me acerque a la ventana disimuladamente, me gire para ver a la mujer y volví a mirar la ventana, puse mis manos en ella e intente abrirla. ¡Estaba cerrada!, maldición ya no tenia salida. Estaba condenado a esta sala maldita. - Que lastima... parece que voy a ser el primero en dejarte con "calenton". - solté una leve risa, yo no era como los demás muchachos con los que se acostaba.

Me acerque a la cama y me senté - Escucha... se lo que buscas, y no lo obtendrás, no soy esa clase de persona. No caigo ante la tentación, solo me cuestiono. Si buscabas a alguien que te diga "si, vamos a la cama". Te equivocaste de sujeto, pero puedes probar con el tabernero, quizá accede. - Dije mirándola y sonriendole, seguramente ahora lo iba a entender.... o no.

Bebió lo que le quedaba en la jarra de un buche, parte de la bebida se derramó por la comisura de su labio y se la limpió con la manga de la camisa, dejó la jarra en la mesa mirandolo a los ojos –Es solo alcohol- Le respondió sin moverse de donde estaba, seguía mirando como se movía, intentaba abrir la venta, esa taberna no es que tuviese bien lubricadas las ventanas, solían atascarse.


-No me vas a dejar con el calentón, lo sé- Dijo ella y se acercó a la cama, sentándose sobre el, con las rodillas a cada lado de él, cara a cara –Hermoso, no voy a dejar que te vayas a escapar- Le lamió la oreja con suavidad –Eres un chico muy tonto... además... el tabernero tiene mujer, no quiero vérmelas con ella- Le mordió el cuello con suavidad, acariciando su espalda, lo miró a los ojos y se quitó la camisa.

La luna iluminaba con una tenue luz la habitación, lo cual dejaba a la vista sus senos, con sus pezones rozados, su blanca piel, aunque llena de cicatrices por todo el cuerpo –Puedes probarme, seguro que te puedo llegar a gustar... sino a ti a tu amigo...- Y entonces bajó por su pecho la mano, llegando al miembro de él, el cual comenzó a masturbar con lentitud, acariciando su glande con el dedo gordo –Puedo hacerte sentir muy bien...- Le besó los labios con suabidad, iba a disfrutar esa noche de mil formas.

Ya no había mas alternativa, los ancestrales querían que pase. Se sentó sobre mi poniendo sus rodillas en ambos costados. Me empezó a besar y procedí a hacer lo mismo. - ¿Tonto?... hermosa, este "tonto", te va a encantar. - Dije besando su cuello lentamente, con ambas manos agarre su trasero y me levante, luego la tire a la cama, me empece a sacar la armadura de la parte superior, quedándome sin nada. Lentamente me subí a ella, mirándola cara a cara, empece a acariciar una pierna, y subiendo lentamente mientras besaba sus labios, empece a tocar su parte intima

Lentamente empece a bajar, dándole besos desde el cuello, hasta su seno. Mientras besaba una y acariciaba abajo, use la otra para acariciar el pezón que quedaba. Luego me levante y empece a sacarme el pantalón y las botas.  Volví a subirme arriba de ella pero esta vez, agarrándola de la cintura, di una vuelta, cambiando de posición, estando yo ahora abajo.

Lentamente metí mi miembro en su intimidad, lentamente empece a subir y a bajar. La agarre de la cintura mientras la acariciaba. - Voy a hacer que no olvides esta noche. - Si ya no había forma de escapar, entonces es por que los ancestrales así lo quisieron. Me ofrecieron una noche, y yo no la iba a rechazar. Me empezó a intrigar las cicatrices, de la mujer. ¿Acaso era una guerrera?, por como hablaba sobre la guerra, no lo parecía. Sin pensarlo mas, me había entregado completamente.

Ella sonrio cuando se quedó tumbada en la cama, y se empezó a quitar las pantalones de lino y su camisa, quedando desnuda ante él en la cama, dejandolo hacer lo que quería -Eres un juguetón por lo que veo...- Susurró cuando empezó a tocarle su intimidad, cerró los ojos lamiendose los labios con suavidad, estaba disfrutando de ello, y el calor comenzaba a manifestarse en la habitación, con lentitud dejaba de sentir el frio de la noche. No iba a dejar que la noche acabase rapida, no iba a dejar que ese hombre se librase de ella.



Empezó a sentir como sus pezones se endurecían por la excitación y su bello se erizaba y empezó a soltar algún gemido suave –No temas ser brusco conmigo, puedes serlo sin miedo- Le guiñó un ojo y cunado este se levantó, ella se empezó a masturbar para no bajar la temperatura, estaba muy exitada, demasiado mirandolo. De golpe hizo un movimiento que entre todo, era dificil, complicado y no sabía ni como, estaba sobre él a horcajadas.



Ella se zafó para no ser penetrada –Vas muy rapido querido mio, demasiado rapido, la noche es larga, y una noche sin lujuria no es una buena noche, tienes que saber que me gusta mas el juego que se puede tener que un polvo rapido- Le dijo sonriendo y se puso sobre él colocandose de nuevo a horcajadas, y sin penetrarse, empezó a mover las caderas sobre su miembro, empezaba a humedecerse poco a poco –no quiero que acabes tan rapido como los otros...-cogió su pantalón de lino y cogió la cuerda que hacía que se sujetase a la cintura –Te voy a enseñar algo- Le puso la cuerda alrededor del pene y la apretó un poco, haciendo un lazo –No voy a dejar que te corras tan rapido- Empezó a lamerselo con suavidad.

El asunto se puso raro, cuando logre pensar en lo que estaba haciendo. ¡Estos pensamientos eran del dragón oscuro!, la maldita demonio me metía en la cabeza pensamientos de que esto estaba bien. JA, y pensó que iba a caer, no sabia que yo era un guardián.
Pero el asunto se puso todavía mas raro, cuando con un lazo... enredo mi miembro. Si, esto era super extraño.

Sentía como parte de mi desaparecía. Mi honor decaía, los ancestrales me despreciaban. ¿Que estaba haciendo?, este no era yo, este... era algún lado del dragón oscuro, tenia que serlo. Trataba de quebrar mi voluntad.

Intente correrme, empujando levemente a la mujer. - ¡Fuera demonio!. Voy a matarte si sigues insistiendo. -
Habia recuperado la cabeza, mi mente. Como si el dragón de luz me hubiera iluminado justo cuando estaba por caer. Esto no lo interprete de otra forma. Estaba claro, me estaba enfermando de humanidad, estaba bebiendo luz de la oscuridad.

Mientras me ponía el pantalón de vuelta, con cierto enojo por cierto, no podía parar de maldecir a la mujer - Te maldigo demonio, que el dragón de luz nunca este en tu favor, que tu alma sea consumida por la oscuridad, por que eso es lo que eres, oscuridad. -

Y pensar que casi caigo en sus trucos, maldita. Como había terminado de ponerme el pantalón, agarre mi cota de malla, estaba tardando mucho y la situación se ponía incomoda. Al final termine, poniéndome la armadura y saliendo de la habitación, dándole un golpe fuerte a la puerta. Tranquilízate Rakan, es la humanidad, ya se va a pasar.

Me acerque al tabernero que parecía estar oculto atrás de la puerta donde daba a la sala principal de la taberna. - Ehmm... ¿ocurre algo señor? -

- Son ellos... atacan cada noche, están aquí. Ve a tu habitación. - Dijo el tabernero, asustado. Pero si algo no quería era volver a la maldita habitación con esa maldita loca. Abrí la puerta y sacando el pecho para afuera, sali para afuera.

- ¡Hora de justicia! - Oh si, la hora había llegado, quitar males de Aerandir.  Pero mi cara cambio drasticamente cuando no eran bandidos que era lo que me esperaba. ¡Eran Goblins!.

- Por el dragón de fuego.... Go...¿Goblins? - No se escuchaba mas nada que voces molestas, y Goblins  destruyendo la taberna.

- En situaciones normales, destruir una taberna no es algo que me moleste, pero ustedes esbirros oscuros, van a probar un poco de justicia divina. - Saque mi espada, poniéndome en guardia, empece a contarlos, eran mas o menos 6. No podía transformarme o destruiría la taberna del pobre señor.

Uno de los Goblins se lanzo hacia mi, Saltando por el aire, aunque no duro mucho, levante mi espada y la inserte en todo su estomago. - Lamento que tengas que sufrir. - Esperaba darle una muerte rápida, en los libros que leí estas criaturas no eran de razonar o entender. Empece a correr, salte a una silla y luego a una mesa, para dar un salto que me permita llegar mas arriba, en el aire, ya tenia a mi objetivo marcado, otro de los Goblin, que estaba arriba de otra mesa, me miro.

Puse mi espada en dirección a su cuello, y cayendo hacia el suelo, corte su cabeza, flexionando las rodillas al caer. Quedaban 4, no iba a poder contra todos, iba a necesitar ayuda. - Uno de los Goblins vino corriendo con una navaja, intento apuñalarme, y lo logro... en mi pierna. - Agh... - Dije arrodillándome en el suelo. - Que los dragones ancestrales se apiaden de ti, por que yo no voy a hacerlo. - Dije, agarrando la espada y levantándome rápidamente para atravesar al Goblin. Aunque al ser tan enano, no calcule bien, y termine cortandole el cuello. - Wow, lo siento, en serio. - Dije al Goblin antes de que muera. ¿Quien les dijo que fueran tan enanos?.

Me encontraba rodeado, 3 Goblins restantes y mi pierna estaba lastimada, necesitaba ayuda. Me volví a arrodillar y agarre mi pierna, mire a los Goblins, quienes de a poco se acercaban.

Ella chocó contra la pared y lo miró extrañada -¿Eres tonto?- Le preguntó molesta, y tan molesta que estaba con un ser como ese –Eres más que tonto, tonto pá siempre- Suspiró y se acercó a la cama cogiendo su ropa, estaba molesta con el idiota que la estaba insultando –Ya puedes parar, si no quieres saber que hago con quienes no me respetan- Si esa fuese la taberna de ella, ya le habría clavado más de una daga en el estomago, o su propia espada.


Se enfadó ya con el dragón –Mira, so cacho de inútil, que ni complacer a una humana eres capaz- Le empezó a espetar apuntándole con el dedo –Me vas a respetar, y dejar de maldecir con falsos dioses o lo que sea, aquí todos creéis en cosas que ni existen- Dijo molesta y dio un golpe al suelo con su pie desnudo y cuando se fue dando un portazo se enfadó mas -¡¡A MI NADIE ME DEJA CON LA PALABRA EN LA BOCA!!- salió tras el molesta a más no poder, estaba tan cabreada que le arrancaría su miembro con los dientes.



Bajó por las escaleras sujetándose su pantalón que ya no tenía cuerda, cuando vio al tabernero dio un manotazo en la barra –Mi cinto, ese desgraciado se va a enterar- El tabernero que ni capaz de contradecirla era, le dio el cinto, con el cinto se sujeto bien el pantalón y desenvainó la espada saliendo de la taberna –Cacho de excremento de trol, ¿donde andas?-


La chica cuando vio a los goblins y al dragón que no era capaz de llamarlos por su nombre, todo el odio hacia el dragón se desvaneció -¿Tienes miedo de enfrentarte a estos? Yo me he enfrentado a un hombre que con su mano podría aplastarme, en una taberna en donde arrancó un trozo de muro con su mano, y maté a todos sus sequitos, estos, no son más que un grupo de bichos, comida…- Sonrió mirando a los Goblins, su macabra sonrisa hizo a uno de los Goblins que la vio dar un paso atrás.


Cuando vio en la situación que se encontraba el dragón, empezó a reírse, porque pedir perdón a un bicho inhumano y no pensante como eran esos, era como pedir perdón a los bandidos, pero bueno, se apoyó en la pared viendo el espectáculo, uno menos, espada en estomago, otro menos, y otro, solo me dejó a tres enanos para ella, tres alimañas que se podría usar para comida.


Se acercó por la espalda de uno de los goblins y le clavó la espada en la nuca, como si se tratase de un cerdo, sus compañeros se dieron cuenta y fueron a ella, dio unos pasos atrás alejándolos con cortes al aire -¿Quién va a ser mi plato de comida?- Dijo riendo, y a uno de ellos le dio una patada en la cabeza, haciendo que cayese de espaldas, mientras que al otro le lanzó un tajo de vertical para cortarlo por la mitad, pero la espada, poco afilada, solo se quedó clavada un poco, y no era capaz de sacarla, el Goblin se tocaba la cabeza intentando saber que tenía clavada en esta, estaba como atontado, mas de lo que solía estar, cuando la logró sacar, se la clavó en la boca que tenía abierta, y se desplomó contra el suelo.

Se acercó al otro goblin que se acariciaba la cabeza por el golpe y ella, como si intentase aplastar una sandía con el pie, empezó a pisar su cabeza con fuerza y repetidas veces –Ni para comida me valéis, vuestra carne es dura y grasienta- Decía por cada pisotón, no quería parar, le estaba hundiendo la cara, el goblin solo daba pequeños respingones, por cada golpe que ella daba, sabía que vivo no estaba. Mientras, el otro, se ahogaba en su propia sangre. Le sacó la espada de su boca dejando que muriese lentamente –Si no fuese por estos, ahora mismo, estarías como el que se esta ahogando- Finalizó limpiando su espada en uno de los goblin.

La loca había llegado, luego de escuchar sus gritos solté una leve risa, mire como masacraba a los Goblins, no merecían tal muerte. Me agarre la pierna e intente levantarme, pero no podía, volvía a caerme cada vez que lo intentaba, me arrastre con ambas manos hasta ponerme al lado de la entrada. Mire a la loca - Sabes, en otra circunstancia te hubiera agradecido... pero volverte a ver no es muy agradable, prefería el final de los pobres goblins - dije soltando una leve risa que termino en un quejido de dolor - ¿Vas a matarme? - No esperaba menos de la loca, salio gritando del cuarto. Para cualquier otro ser vivo eso hubiera sido motivo de felicitación, pero este no era el caso.

Empece a ser consumido por mis escamas hasta el cuello. Mire a los Goblins y la taberna estaba hecha un desastre, creo que lo mejor era quedarme a ayudar - Demonio, eres libre, vete bestia. Vuelve con el oscuro, dile que fallaste. - La mire sonriendo - Y dile que venga el mismo a enfrentarme en persona, es muy fácil enviar esbirros desde una isla.  -

Me quede acostado contra la pared, solo había que esperar que el demonio se fuera, ayudar a limpiar el desastre que causamos y listo. Todo volvía a la normalidad, los ancestrales seguían sonriéndome después de todo y el honor se mantenía donde debía. Pense en una manera de escapar, tenia que buscar por si el esbirro intentaba hacer algo, mi espada estaba cerca mio, tirada.

Solo me quedaba una opción, mi transformación, pero ahora mismo rompería el negocio de un "pobre" señor, no, tenia que aguantar, se iba, y me iba. Todo seguía su curso normal, otra noche como las demás.