Cuando cae la noche [Privado] [Cerrado]

Alward caminaba hacia un cadáver mientras sentía el blando suelo arenoso bajo sus botas. El castaño hincó una rodilla en el suelo y examinó el cuerpo sin vida de un varón de mediana edad, muy barbudo y con larga melena. Este presentaba marcas en el cuello; lo habían mordido, además de eso, la víctima presentaba todo tipo de moratones en el cuerpo, seguramente le hubiesen dado una paliza.

-Lo han mordido...-Dijo levantando la mirada. Delante suya se encontraban Ivens y Emmanuel, además de tres figuras más ataviados con ropajes típicos de la tribu de los Nórgedos-...Como a los demás-Echó un vistazo a su alrededor. Se encontraba en un campamento de mercaderes que había sido totalmente arrasado. Cadáveres, no solo de personas, si no de animales tales como caballos, mulas de carga o incluso un par de perros estaban desperdigados por la zona. Había sido un completo baño de sangre, y todas las víctimas tenían la mordida en el cuello como denominador común. Alward suspiró-...Vampiros

-¿Vampiros?-Preguntó Emmanuel, de brazos cruzados y poco convencido-¿No te parece demasiado raro?

-¿Entonces qué puede haber sido?-Preguntó Ivens,  yéndose a un barril que había tirado en el suelo que aún contenía un poco de cerveza-...Qué desperdicio-Se lamentó

-Es la cuarta caravana que nos encontramos así en tres semanas, no puede ser algo aislado.-Comentó uno de los Nórgedos

-Y todas las víctimas tenían esa mordedura-Señaló, otro

-¿No han dejado nada que pueda darnos alguna pista?-Dijo el Sevna mientras se ponía de nuevo en pie

-Absolutamente nada. Nadie sobrevive ni ve nada. Además, esta zona está deshabitada

El recién nombrado caballero se cruzó de brazos, pensativo.

-Encontraremos a los responsables, eso tenedlo por seguro-Asintió, aunque realmente no estaba muy seguro de sus palabras-Por el momento, quememos los cadáveres y démosles una despedida de este mundo

Montaron de forma improvisadas dos piras funerarias enormes con los restos de las tiendas y demás cajas rotas del lugar; una para los mercaderes, y otra para los animales. Nadie se atrevería a comer a estos últimos después de que hayan sido supuestamente mordidos por un vampiro.

Después de eso, quemaron ambas piras, justo cuando el sol se escondió por completo.

La última pira dejó de arder a la medianoche, y entonces llegó el silencio y la oscuridad. Los Nórgedos encendieron varias antorchas para dar iluminación y las dejaron plantadas por la zona en ciertos postes del anterior campamento.

Luego de eso, encendieron una hoguera. El desierto era muy frío por la noche, y soplaba cierta racha de viento que hacía que los huesos se helasen.

Habían pensado que, si de verdad era todo una trama organizada por un grupo de vampiros, ya sabrían que estaban allí, por lo que decidieron pasar la noche y hacer guardia tres personas cada tres horas.

La primera guardia la harían los tres nórgedos, con un reloj de arena de unos diez centímetros que habían colocado en una de las pocas mesas que habían sobrevivido, contarían el tiempo. Cuando toda la arena llegara abajo, habría cambio de turno.

Pasaron las tres horas, y como se había acordado, los tres nórgedos irían a dormir, y los tres stellazios montarían guardia.

Emmanuel quiso estirar las piernas y dar una vuelta por la periferia del campamento, mientras que Alward e Ivens se quedaron sentados cerca de la hoguera.

El Sevna estaba absorto mirando el fuego cuando notó que Ivens le llamó la atención.

-Eh, Al...-Hablaba en voz baja para no molestar a los nórgedos. El Guardia levantó la mirada para prestar atención a su amigo-¿Crees que son Sierpes?

Al humano le pilló por sorpresa la pregunta del brujo.

-No todos los vampiros del mundo pertenecen a las Sierpes, Ivens...-Le contestó en el mismo tono bajo-Pero lo cierto es que es muy extraño todo... Es como si hubiesen perdido la cordura y atacasen por atacar...

El tensai de agua se encogió de hombros y bajó la mirada al fuego.

-Después de lo que pasó en Alosa, me espero todo...

Alward suspiró. Iba a volver a hablar, pero entonces escuchó el relinchar de Epons y un silbido de Emmanuel hizo que se pusiese en pie. El arquero estaba a los pies de la gran duna que por el día daba sombra al lugar. Señalaba hacia la cima de esta. Allí se encontraba la yegua, como si estuviera alertando de algo.

-Voy a ver. Mantente alerta.-Le ordenó al brujo, el cual asintió

El Sevna empezó a subir la inclinada duna. Era difícil, pero podía con ello.

Cuando llegó, divisó todo el terreno. Puso ver cómo en la cara contraria de la duna, a los pies de esta, había algo extraño; un cadáver tirado y una figura... Alimentándose de él.

Sin más, el caballero inició una carrera y silbó hacia Epons para que le siguiera, cuando esta estuvo lo suficientemente cerca, con gran maestría se subió a su lomo, agarró el arco que estaba a un costado de la yegua y sacó una flecha del carcaj, todo esto mientras la equina iba en dirección hacia la figura sospechosa.

Al llegar abajo, Epons se detuvo y Alward tensó la cuerda de su arco, apuntando al sospechoso. El humano traía consigo una mirada seria y un rostro impasible.

-¡Identifícate!

“A veces me pregunto en qué está pensando. Cuando está en silencio mirando hacía la nada. Cuando me observa con esos ojos inquisitivos y a la vez indiferentes ¿Qué estás pensando, Madre? ¿Que opinas de mi? ¿Ya sospechas siquiera quien soy y porque estoy tras de ti todo el tiempo?... No tiene sentido el pensar nada de esto”

La vampiro contemplaba en silencio a Zöe, cuando estaban solas a menos que Sophitia comenzara una charla, ambas se mantenían calladas. Mientras se encontraban en ciudades quizás fuera un detalle que no se notara demasiado, pero estando las dos solas en medio del arenal de Roilkat el silencio parecía profundizarse.

-¿Alguna vez pensaste en... La posibilidad de que te estuvieras equivocando al tomar una decisión? -

-Los márgenes de error de mi sistema son prácticamente inexistentes -

-No hablaba de eso -

-... - Sophi había aprendido que cuando Zöe tenía esos lapsus de silencio era porque estaba procesando la información - No comprendo la pregunta ¿Podrías reformularla? -

-Olvidalo - La Vampiro se levantó, habían estado caminando aprovechando la oscuridad de la noche, pero andar por la arena y los médanos había resultado más pesado de lo que les había parecido en un primer momento. Zöe no se cansaba, pero Sophi sí, y la Bio no notaba las emociones pero sin duda podía registrar los efectos del cansancio en el cuerpo de los orgánicos.

-¿Quieres que nos detengamos aquí por hoy? Puedo buscar un sitio donde resguardarnos - Se ofreció, como siempre atenta a las necesidades de las personas.

-Sí... No, mejor no, es decir... Dame un momento, necesito estar sola - Comenzó a alejarse.

-¿A dónde vas? Es peligroso que estés sola en un sitio como este ¿Sí? -

-¡Voy a orinar! ¿Vas a seguirme incluso ahí? -

-... - Inclinó la cabeza - ¿Debería? -

-¡¡No!! Ya dejame tranquila - Sophi intentaba no actuar furiosa con la Bio, trataba con todas sus fuerzas el entenderla pero simplemente era imposible. Y entonces pareció más sencillo escapar, dio unos pasos, primero vacilantes y luego fueron zancadas, de pronto sentía la urgencia de alejarse de todo eso.

Subió corriendo hasta lo alto de un médano, tropezó y rodó por el otro lado hasta llegar abajo, se quedó boca abajo, solo se escuchaba el viento empujando la arena. La vampiro levantó un puño y golpeó el piso, una, dos, tres veces, no sabía cómo expresar la frustración que sentía, no tenía manera de ponerlo en palabras.

El viento trajo un delicioso olor, Sophitia lo conocía: Era sangre. Se arrodillo y cerró los ojos, respiró profundo para captar desde dónde venía, no estaba lejos, era un humano lastimado y asustado. Hacía muchos días que no podía comer como correspondía, se le hacía agua la boca de solo pensarlo, así que se acercó sigilosa...

El hombre en cuestión estaba acurrucado tras uno de los médanos, temblaba, probablemente por miedo y por frío. Sophitia se aproximó como un depredador, sus ojos brillaban en la oscuridad de la noche, apoyó una mano en la cabeza del Humano para dejar a la vista el cuello, mientras que con la otra mano le sostenía el cuerpo, evitando así que se levantara.

-Shhhh... Tranquilo... - No iba a matarlo, solo quería tomar unos pocos tragos y regresar con Zöe antes de que notara su ausencia. Clavó sus colmillos de modo algo brusco, pero sin dejarse llevar por la sed de sangre, tenía el suficiente autocontrol para no matarlo aunque no el suficiente como para preguntarse qué hacía allí un hombre solo, y pensar que quizás podrían haber más en los alrededores.

-¡Identifícate!- Gritó un soldado mientras apuntaba con el arco.

-¡Vete a la mierda! ¿Quien pregunta? - Sophitia se había apartado del cuerpo del Humano, con la guardia en alto miraba a Alward desafiante - ¿Vas a disparar? Si piensas hacerlo te recomiendo que no falles, porque no te daré una segunda oportunidad - El estar en desventaja no parecía asustarla, por el contrario, se mostraba envalentonada y dispuesta a dar pelea.

Lejos de achantarse, la mujer castaña le contestó de malas maneras y desafiante.

Alward no dejó de tensar el arco en ningún momento. Entrecerró los ojos, extrañado. No le quitó la mirada de encima a aquella tipeja sospechosa.

-No estás en posición de amenazarme-Dijo con un tono solemne

Bajó la mirada hacia el cuerpo del que la mujer se suponía que se estaba alimentando, parecía ser un humano, y... Estaba con vida.

El Sevna volvió la mirada hacia la castaña y no dudó en dispararle una flecha directamente en el hombro izquierdo.

Acto seguido, se bajó de su montura de un salto y, antes de que la sospechosa pudiese reaccionar ya estaba enfrente suya con una de sus dos espadas desenvainadas acariciándole el cuello; Værdi. De nuevo, cruzó con ella una mirada segura y desafiante.

-Te lo preguntaré otra vez... Y será la última-No movía ni un ápice su cuerpo-Identifícate




Ivens llegó hasta los pies de la gran duna, posición en la cual se encontraba Emmanuel, que estaba mirando hacia la cima de esta, con expectación.

-¿Qué ha pasado?

El arquero desvió la mirada hacia el brujo.

-Parece que Epons ha visto algo.-Contestó, devolviendo la mirada hacia la cima de la duna. Se pasó el arco por su brazo derecho y se lo colocó en la espalda, con intención de seguir la dirección en la que había ido Alward-...Y Al también

-¿Dónde vas?

-A echar un vistazo-Empezó a subir la duna. Miró hacia atrás-Vete con los nórgedos. Si es una trampa, al menos no nos pillarán desprevenidos

-¿L-los despierto...?

-Sí-Fue la última respuesta que dijo antes de ponerse en camino a paso ligero, lo máximo que le permitía la inclinada cuesta.

En mitad de la subida, Emmanuel se sentía vigilado, por lo que echó un breve vistazo a su alrededor. Estaba demasiado oscuro como para ver demasiado, más allá del campamento todo era un espacio oscuro que realmente inspiraba respeto.

Pensó que serían imaginaciones debido al estrés o la propia sugestión, por lo que siguió su marcha.

La vampiro gruño, y agazapada en la oscuridad parecía más un animal salvaje que una persona, su mirada estaba fija en Alward y su actitud amenazante no menguaba en lo más mínimo a pesar de la advertencia del humano. Sophi no estaba pensando con claridad, acababan de interrumpir su comida, le estaban apuntando con un arma y además el agotamiento emocional estaba causando mella en su estado de ánimo.

-Amenazo a quien se me antoja ¡Dispárame ya que eres tan valiente! - Y Alward lo hizo, la flecha se clavó limpiamente en el hombro de la vampiro, Sophitia gritó de dolor pero se mantuvo en pie - Te dije que no tendrías otra oportunidad - Hizo una media sonrisa algo torcida.

Cerró una de las manos, agarrando arena, y se la arrojó al Sevna a los ojos, inmediatamente después le asestó un golpe en la mandíbula, seguido de otro en el estómago. Lamentablemente el segundo fue menos intenso ya que la flecha en su hombro no le permite golpear con todas sus fuerzas. La Vampiro se guiaba por el enojo, contenía el dolor utilizando su rabia como sedante, como consecuencia, con cada movimiento abría aún más la herida.

-Vienes de la nada... - Sophi agarró la parte que aún sobresalía de la flecha - Interrumpes mi comida... - Partió la madera, dejando la punta adentro - Y exiges cosas como si fuera el dueño del lugar - Del brazo herido goteaba la sangre, la Vampiro iba perdiendo sensibilidad en el miembro - ¿Quién demonios te crees que eres? -

Mientras hablaba llevaba la mano que todavía le servía hacía la cintura, colocándose la nudillera, cuando la tuvo puesta levantó el puño, poniéndose en guardia nuevamente. Su enemigo tenía la ventaja, llevaba armas y ella no, tenía armadura y Sophi solo llevaba su ropa de tela común. Pero no le importaba en lo más mínimo, sí iban a matarla al menos le dejaría una buena cantidad de golpes a su enemigo.

Concentró su fuerza en las piernas, y dio un par de zancadas que la impulsó hacia adelante con gran velocidad, intentó golpear a Alward en la mano que sostenía la espada, luego dio un giro y utilizó el impulso para asestar una patada. Pero con tan solo dos movimientos ya se sentía muy débil, la sangre que había perdido era demasiada y no podría mantener ese ritmo ni darle más pelea al Humano.

A falta de fuerza, intentó agarrarlo con el brazo sano, pero se sentía demasiado mareada, solo pudo sujetar la camisa de Alward antes de caer al piso.

-¿Qué está sucediendo? - Zöe apareció desde atrás de uno de los médanos, su gesto era neutro como siempre - Sophitia, Alward... ¿Estaban peleando? -

-Jajaja... - La Vampiro se reía, aún tirada sobre la arena - ¿Y a ti qué te parece? -

-No deben hacerse daño - Mientras hablaba la Bio se iba acercando, en apariencia seguía estando tranquila, pero cualquiera que hubiese conocido a Zöe sabía que no necesitaba de mucha preparación para que su sistema pasara al modo de ataque - Alward, por favor, guarda tus armas. Sophitia, desiste de tus intenciones de hacerle daño, estás herida - Pero había otro orgánico que estaba en peor estado, el Humano que la Vampiro había mordido - Lo atenderé primero a él ¿Correcto? -

El puñado de arena que la mujer le tiró a los ojos le pilló de imprevisto. Ya le habían atacado más de una vez así, y sabía que cuando hacían eso, el tipo de lucha al que se enfrentaba no era justa y mucho menos honorable, por lo que podía tener vía libre.

El Sevna dio tímidos pasos hacia atrás tratando de quitarse la molestia de sus ojos. Sintió un buen gancho en la mandíbula que lo hizo desestabilizarse un poco, pero nada que no pudiese aguantar. Sintió otro puñetazo en su estómago, pero por suerte, su armadura absorbió la totalidad del golpe, por lo que simplemente acabó acusando un empujón que los retrasó un paso más.

Alward pudo ver con claridad, aunque aún la molestia persistía, y persisitiría durante unas horas, ya que era bien sabido que los ojos eran bastante delicados.

La mujer entonces se abalanzó hacia él en un ensañamiento propio de la ira descontrolada y nada medido por la coherencia o el saber combatir como tal. El castaño encajó los golpes como medianamente podía, anteponiendo sus armas o bien absorbiéndolos de la forma en que menos daño podría hacerle. Aunque, después de tanto golpe, alguno sí que le resintió.

Cuando el ataque de su contrincante cesó, ambos pudieron tener unos segundos para retomar el aire. Se podía ver que el flechazo que la mujer había recibido había sido efectivo. La herida así lo mostraba, y la salida de sangre de esta también. Mientras su contrincante hablaba, Alward se mantenía con un semblante serio, con la espalda recta y sus dos espadas agarradas con fuerza, cada una apuntando a una dirección con su filo.

-¿"Tu comida"?-Le apuntó con su espada diestra; Værdi-No tienes derecho a que nadie sea tu comida-Bajó el arma para ponerse en guardia

La esperó. No sabía por dónde podría salir la vampiresa, por lo que el caballero adoptó una estrategia conservadora. Además, había visto que era una rival asequible, y estaba herida.

La mujer se abalanzó contra el humano, pegó un par de zancadas con fuerza e intentó golpear con una especie de guante especial que se había colocado segundos atrás. El castaño bloqueó el ataque y lo mantuvo durante el suficiente tiempo como para, con la empuñadura de su otra arma; la Espada de la Guardia, golpear la espalda de la vampiresa para así zafarse de ella por completo y empujarla en la dirección en la que en un principio se dirigía, haciendo que ahora estuvieran cambiados de posición [1].

Ante la patada de respuesta de su contrincante, el Sevna no pudo hacer nada más que absorber el golpe de la forma en que le generase un mínimo de daño, aunque la patada fue tan fuerte que logró desestabilizarlo.

Después, la vampiresa le agarró por el cuello de la armadura, pero había algo extraño en ella; parecía bastante debilitada y cansada. Así, esta cayó al suelo.

El Sevna entonces le apuntó con Værdi.

-Ríndete.-Dijo con el mismo semblante serio con el que llegó

Una voz sorprendió a Alward, una que conocía, la cual el tono era inimitable: Zöe, la bio-cibernética.

-¿¡Z-Zöe!?-Seguía apuntando a la mujer, aunque su cuello lo había girado en la dirección en la que estaba la recién llegada peliblanca-¿¡Qué haces aquí!?

El castaño miró a la mujer, parece que conocía a la bio...

Entonces, se acordó.

-¡Tú eres la chica del sombrero!-Su rostro cambió por completo a uno de sorpresa-¡En el Día de la Alianza!-Recalcó, haciendo memoria para que también la castaña se acordase-¿Por qué estáis aquí?-Preguntó, ahora con un tono más serio-¿No tendréis nada que ver con el ataque a los mercaderes...?-Ni en broma se iba a guardar sus armas después del terrible escenario que había presenciado en la otra cara de la gran duna a la que ahora daba la espalda.

-¡Al!-Emmanuel venía corriendo tras percatarse de aquella situación. Arco en mano y flecha en la contigua-...¿Qué está pasando aquí?-Miró a la vampiresa, y también a la bio-cibernética-...¿Zóe?-Entrecerró los ojos. Su confusión no hizo más que aumentar.

Alward suspiró y optó por envainar sus armas. Sophitia estaba demasiado débil como para ser peligrosa.

-...Será mejor que aclaremos esto-Miró a Zöe, acto seguido a su compañero-Vamos a cargarla en Epons hasta el campamento-Ordenó, haciendo referencia a la vampiresa-Allí la curaremos y le haremos un par de preguntas...

-...¿Estás seguro?

-Zöe se encargará de que no nos haga daño-Miró con confianza a la peliblanca, pero sin mostrar un ápice de sonrisa en sus labios-¿Te parece?-Le preguntó a la bio-cibernética, haciendo caso omiso de toda protesta o contradicción que pudiera decir la castaña herida.



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Off: -Habilidad usada: [1] Contraataque

Fui directo hacia el hombre que estaba en el piso, podía escuchar como Sophi se reía por lo bajo mientras intentaba levantarse sin mucho éxito. Puse al Humano boca arriba e iba a revisar su pulso cuando noté las marcas de colmillos en su cuello [ANALIZANDO] ahora podía darme una idea de porque Alward y Sophitia peleaban. De cualquier manera, la prioridad ahora era terminar con el escrutinio y llegar a un diagnóstico.

-Además de la pérdida de sangre, está deshidratado, y parece haber estado bajo el sol durante muchas horas. Es necesario que lo llevemos a una cama, vendemos sus heridas y le demos agua lo antes posible - Pasé los brazos por debajo de su cuerpo, como respuesta pude oír unos pocos quejidos - En respuesta a tu pregunta, Alward, vamos en dirección a los reinos del oeste - Sonreí de modo mecánico - Le prometí a Dag que regresaría en cuanto hubiese terminado con lo que tenía que hacer -

-Tengo que admitir que a mitad de la pelea ya te había reconocido - Comentó la Vampiro y volvió a reírse - Jajaja, pero ya estábamos en esto así que no me pareció bien detenernos - Llevó la mano al hombro herido - Me dejé llevar un poco por la emoción -

-Lo siento mucho, Alward. Sophitia siempre se deja llevar por sus impulsos - La pirata revoleo los ojos e hizo un gesto de fastidio - ¿Ataque a mercaderes? - Negué con la cabeza - Mi sistema no me permite realizar ningún tipo de acto agresivo hacia los orgánicos -

-Pfff, puedo caminar yo sola, ni que la herida fuera tan seria - Muchas veces Sophi subestimaba el daño que tenía su cuerpo, era evidente que la lesión en su hombro estaba sangrando copiosamente. Aún así se levantó sola y pasó caminando por al lado de Alward, su compañero y su montura, sí cualquiera intentaba acercarse lo apartaba de un empujón.

-Lo siento - Volví a decir - Me aseguraré que no lastime a nadie. Nada de esto debería haber ocurrido - Bajé la mirada hacía el hombre inconsciente que llevaba en brazos - Ella no suele hacer estas cosas, debe haberle ocurrido algo -

Por el peso extra mis pies se hundían mucho más en la arena, por lo que el regreso al campamento fue lento. Sophitia iba por delante, su andar era inseguro y no podía permanecer en una línea recta, de cualquier forma, no aceptó ayuda alguna durante todo el camino. Cuando llegamos al sitio, nos encontramos con el otro compañero de Alward, además de tres guardias que por sus vestimentas parecían ser norgedos.

-¿Qué sucedió? - Preguntó Ivens mientras se acercaba, como Sophi había sido la primera en acercarse todos en el campamento se mostraron recelosos, pero cuando aparecimos los demás desde el otro lado de los médanos se relajaron - ¿Hay un sobreviviente? -

-Buenas noches, sí, él aún está vivo, pero necesita cuidados contra la insolación - La mordida que le había hecho la Vampiro apenas sangraba, no sería un factor que por sí solo generara riesgos.

-Ponlo en mi cama, buscaré agua - Los norgedos conocían bien cuáles podrían ser las consecuencias de sufrir un exceso de sol. Apoyé al humano aun inconsciente en una de las mantas y luego me gire hacía la Vampiro.

-Tengo que sanar tu herida -

-Déjame en paz - Sophi se sentó apartada del resto y con la mano sana comenzó a escarbar en su propia herida, buscando la punta de la flecha.

El pequeño contratiempo había hecho que ahora todo el campamento estuviera despierto. Dos de los nórgedos se encargaban ahora de atender al hombre que Zöe y Sophitia habían encontrado milagrosamente con vida, mientras que el que quedaba se había ido a echar un rápido vistazo por los alrededores. Ivens se encargaba de conjurar lo que podía de agua tal y cómo las condiciones del desierto le dejaban. No era fácil, ni siquiera para un tensái de dicho elemento, encontrarla.

Alward, por su parte, conversaba con Zöe, poniéndola al día de por qué se encontraban allí y cuál era su misión. Quizás la información que la bio tuviera, si es que tenía, sería de ayuda. Ya le ayudó a encontrar la planta medicinal en el límite del territorio humano, colindante a los bosques élficos, cuando se conocieron. Quizás sin ella nunca habrían dado con su objetivo, o habrían tardado más en encontrarlo.

Emmanuel, por su parte, se acercó a la vampiresa, con ciertas herramientas que denotaban cierto conocimiento de primeros auxilios.

-Puedo sacarte la flecha ahora, sanarte la herida y cerrártela, o puedes seguir perdiendo sangre, que te entre una infección y morir dentro de un mes por tu tozudez, si tienes suerte de no morir desangrada. Tú eliges.-Dijo con un tono de voz serio

-No me hables como si fuera una idiota, humanito -Achicó los ojos, amenazante-Podría ser tu bisabuela

El arquero mostró una mueca de molestia, y se mordió la lengua para no reprochar su comportamiento.

Pudo ver cómo, tras aquella frase, finalmente la castaña se dio por vencida en su orgullo y se acomodó para dejar más a mano el hombro al stellazio para que trabajara. El moreno le entregó una especie de tablilla blanda para que la mordiera, ya que le iba a doler.

-En vez de pegarme un puñetazo, muerde esto como si fueras a romperlo-Comentó, con cierto sarcasmo.

Después agarró una especie de cuchara y la introdujo de lleno en la herida. El objetivo de esta herramienta era buscar la punta de la flecha y sacarla de una pieza, sin que ningún trozo de esta se quedara en el interior del cuerpo de la mujer. Una vez que lo consiguió, dejó la cuchara y la punta en el suelo y agarró un ungüento medicinal, con el cual se impregnó los dedos y comenzó a esparcirlo por la herida.

-Estos son primeros auxilios, te pueden sacar de este apuro, pero cuando llegues a algún sitio que tenga un buen médico, deberías de hacer que te vea la herida.-Le advirtió

Tras eso, tan solo quedaba coser.

Una vez acabado, el arquero se retiró un poco y observó la herida.

-No muevas el hombro hasta que te vea un médico-Volvió a advertirle.

El moreno recogió sus cosas y se puso en pie, dirigiéndose sin más hacia Alward y Zöe.

-He hecho lo que he podido con lo que tengo. Estará bien.-Aseguro, asintiendo hacia la bio-cibernética

Pasó una media hora. Alward se acercó hasta la vampiresa con una cantimplora llena de agua.

Se paró a una distancia prudente, no sabría cómo reaccionaría la mujer.

-Ivens ha conseguido conjurar agua. No sabe a nada, pero al menos te ayuda a calmar la sed...-Le ofreció la cantimplora, ahora sí, acercándose.

La aceptara o no, se sentó a su lado.

-...Tengo que disculparme-Realmente, odiaba saber que se había equivocado, pero pensaba que lo mejor siempre era sincerarse-Zóe me lo ha explicado todo.-Echó un vistazo al campamento y a todos sus componentes-Mi desconfianza se debía a que...-Dirigió su mirada a las piras calcinadas-¿Ves eso de allí?-Tras señalar, miró a la vampiresa-Hemos incinerado a no sé cuántos mercaderes, con sus familias, por un ataque que habían sufrido a manos de lo que parecían ser vampiros...-Comentó-Mordeduras en el cuello, ataque nocturno y sin rastro de ninguna pista en cuanto el sol empieza a aparecer por el horizonte...

Suspiró.

-Tienes todo el derecho del mundo a estar cabreada. He sido un idiota al disparar sin preguntar.-Confesó

Escuché con atención lo que había sucedido con los comerciantes, lamentablemente no podía ser de mucha ayuda, en el tiempo que llevábamos caminando con Sophi por esa zona no habíamos notado nada fuera de lo común. También cobraba más sentido el que Alward hubiese atacado a la Vampiro en cuanto la vio, de no haber llegado a tiempo el enfrentamiento podría haber tenido consecuencias mucho peores.

-¿De verdad? ¿Esto es lo único que tienes? ¿Acaso no llevan alcohol? - Mordió la tablilla, de esa forma sus colmillos eran mucho más evidentes, aunque ahora parecía estar de buen humor - Anda, no te contengas - Dijo con algo de dificultad por tener la boca ocupada.

[ANALIZANDO] Los demás no lo sabían, pero por debajo de la ropa la piel de Sophitia estaba seriamente marcada, habían cicatrices de distintos tamaños y profundidades. La Vampiro se mostraba bastante orgullosa de esta característica, decía que eran prueba de sus vivencias, como si con solo tener los recuerdos en su mente no alcanzara. Quizás por la experiencia adquirida, Sophi gritó mucho menos de lo que se esperaría dada la herida que tenía, y en cuanto Emmanuel terminó, sonrió.

-Nah, así está bien, le tiras un poco de alcohol de vez en vez y se cura sola - Y parecía estar muy segura de lo que decía. Le dio un par de palmadas en la espalda al arquero - Tienes buena mano para esto, te debo una cerveza -

Sí Sophi ya estaba bien no era necesario que fuera con ella, por lo que me acerqué a los Norgedos para supervisar el tratamiento que estaban realizando sobre el Humano deshidratado.


La Vampiro miró a Alward y levantó una ceja con gesto serio.

-Vamos, no te quedes allí, no voy a morderte - Bromeó Sophi mientras le señalaba un sitio a su lado - Maldita sea, dime por favor que tienen algo más aparte de agua - Aún así agarró la cantimplora de un manotazo y bebió un trago- ¿Qué clase de gente sale de su casa sin una botella de alcohol? -

Se quedó en silencio, tomando de a sorbos pequeños mientras Alward explicaba el porqué de sus acciones. Cuando le señaló las piras de cuerpos se las quedó observando sin ningún tipo de expresión en particular, en comparación a las reacciones explosivas que había tenido hasta hace un rato, ahora parecía un mar en calma.

-Sabes que no es necesario que te disculpes ¿Cierto? - Y al inclinar la cabeza su parecido con Zöe era más notorio - Tu y prácticamente cualquiera hubiese reaccionado de la misma manera al ver a un vampiro alimentándose en medio de la noche - Se encogió de un hombro, ya que el herido no lo podía mover - Es la fama que nos ganamos, no es como si tuviera mucho remedio - Le devolvió la cantimplora vacía - No hay mucho que se pueda hacer, nosotros tenemos que comer, ustedes tienen que defenderse. Así son las cosas - Hizo una sonrisa de medio lado - Ahora que podemos hablar sin necesidad de golpearnos, dime ¿Dónde conociste a Zöe? ¿Fue hace mucho? ¿Qué tan íntimos son? - No parecía importarle en lo más mínimo la herida, ni la pelea, ni las pilas de cadáveres aún quemándose, su atención estaba claramente centrada en la Bio.

Cuando inclinó la cabeza, la mujer le recordó extrañamente a... ¿Zöe? Se quedó observándola, sin decir nada al respecto y escuchando todo lo que tenía que decir.

Apretó la comisura de los labios ante las siguientes frases de Sophitia. Eran tan ciertas como horribles. Los vampiros eran tratados como engendros por la mayoría de gente en todo Aerandir, y era algo que incluso ellos habían asimilado. Era un conflicto que se extendía más allá de lo que se podía recordar, y en parte, Alward sintió un poco de culpa por ello. Al final, la castaña no parecía mala persona.

Acto seguido, preguntó por Zöe, cosa que hizo que aquella incomodidad que se había generado en el Sevna con respecto a los vampiros se disipara.

-Antes de ser caballero, era mercenario...-Colocó su mirada en el frente, buscando a la bio-cibernética-En uno de mis trabajos, me encomendaron buscar una planta medicinal cerca de la frontera de Verisar con los bosques élficos. Allí fue donde me la encontré, sin más, estaba esperando sentada en una roca a un carromato que jamás iba a pasar por allí...-Soltó una tímida risa-La engañaron-Se encogió de hombros-Creo que si no llego a pasar por allí, aún seguiría esperando-Esbozó una sonrisa, con la mirada fija en Zöe. Acto seguido, devolvió su mirada a la vampiresa-Puedo considerarla una amiga. Me ayudó en bastantes ocasiones y...-Se llevó una mano tras la cabeza, en señal de vergüenza-...Aún no pude devolverle ningún favor

Tras responder a Sophitia, el humano se acomodó en la dura arena. Era su turno para preguntar.

-¿Y qué hay de ti?-La miró a los ojos, curioso-¿Quién eres? ¿Por qué viajas con Zöe?

De pronto, un grito aterrador, que rompía el silencio del desierto en la noche, pudo escucharse.

Eso sacó a Alward de su estado de serenidad y relajación. No sabía si Sophitia había terminado de explicar todo, pero el grito parecía estar indicando problemas.

De entre la oscuridad, llegó al campamento uno de los nórgedos que había ido a explorar los alrededores. Parecía cansado, y dolido. Sin más, se tiró en el centro del campamento, en una de las tantas alfombras que habían allí, junto a sus compañeros, que no tardaron en socorrerlo.

El Sevna se puso en pie, y observó la escena para ver qué pasaba.

-¡¿Qué ocurre?!

-¡¡¡U-UN MONSTRUO!!!-Gritó, verdaderamente aterrado. Se podía ver que en el torso tenía varios arañazos que sangraban en cantidad, junto a otras heridas en uno de los brazos menores

Ivens también acudió rápidamente para tratar al nórgedo

-¡ESTÁ AQUÍ!-Gritaba, aquejándose de sus heridas-¡¡¡ESTÁ AQUÍ!!!-Repitió, señalando hacia la oscuridad

Tras decir aquello, una especie de aura maligna y tensa se apoderó del campamento. El silencio volvió, Alward ahora tan solo escuchaba el sonido de su propia respiración, y si prestaba más atención, los latidos de su corazón. Pero no era un silencio calmoso, era tenso, y escalofriante. Una figura alta, con las extremidades finas y de garras afiladas se dio a conocer, adentrándose desde la oscuridad hasta la luz del campamento. Tenía, recubriendo su cabeza a modo de protección, un cráneo de un animal con cuernos. Su tan sola presencia pareció intimidar y paralizar tanto a los nórgedos como al propio Ivens. La criatura se acercaba a ellos con paso lento y decidido. Transmitía muerte y... ¿Hambre? Alward iba a desenvainar sus espadas cuando, una flecha que volaba en dirección a la criatura rompió el sonido. Fue un disparo limpio. Penetró en el cráneo del animal y, por los gemidos de dolor, también en la extraña figura, la cual cayó desplomada.

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Aquel disparo había sido obra de Emmanuel, el cual se encontraba al otro lado del campamento. Se colocó la capucha y, antes de darse la vuelta, lanzó una advertencia.

-¡No ha venido solo!

Fue entonces cuando, efectivamente, Alward notó que casi la totalidad del campamento se encontraba rodeado de las mismas criaturas. Ahora sí, desenvainó sus espadas e hizo un par de florituras con las que activó los encantamientos en esta; Værdi se prendió fuego y la hoja de la Espada de la Guardia fue recorrida por sutiles chispas eléctricas.

Wendigos:

La vampiro escuchaba con atención cada palabra que decía el Sevna, estaba en verdad interesada por conocer más sobre la Bio, cualquier pequeño dato que Alward pudiera darle, sería bien recibido. Cuando comentó la forma en que la había encontrado, no pudo evitar hacer una pequeña sonrisa, llena de dulzura y cariño, podía imaginarlo perfectamente, ahora que conocía a Zöe un poco más, el que hubiese sido engañada con una treta tan simple era algo que prácticamente le pasaba a diario.

-Jajaja, es difícil devolverle el favor, seguro que sí se lo dices te dirá que un orgánico no tiene porque hacer nada por ella - En la última parte de la frase imitó con bastante similitud el modo de hablar de la Bio - ¿Yo? Pues, algo parecido a tu caso, también la encontré esperando, pero en un muelle, justo antes de partir hacia la isla de los hechiceros. Y bueno... - Un grito interrumpió la muy evidente mentira que Sophi estaba por decir.

Además del grito había otra cosa que llamaba la atención de la Vampiro: El intenso olor a sangre.

El orgánico continuaba gritando que se trataba de un monstruo [ANALIZANDO] era evidente que eso no podía ser cierto, ya que una especie llamada “monstruo” no existía. Probablemente se había dejado llevar por el miedo y eso lo había hecho ver algo que no era, la imaginación de los seres vivos podía llevarlos a malinterpretar todo tipo de situaciones, eran incapaces de analizar el ambiente con una mirada fría.

[PELIGRO DETECTADO]

Una figura oscura lentamente pareció materializarse [ANALIZANDO] mi sistema lo identificó como las criaturas llamadas “Wendigos”. Una vez establecido su perfil, era evidente que no podría persuadirlo para que detuviera su ataque, la prioridad era entonces el proteger a los orgánicos a como diera lugar.

Estiré mis manos e hice que salieran dos pequeños robots de mis brazos, cambiaron de forma hasta tomar la apariencia de dos dagas*, aunque antes de que llegara a arrojarlos una de las flechas de Emmanuel le atravesó el cráneo. Lo miré de reojo, y asentí para aprobar su acción, terminar con esa criatura sin acercarse era lo más prudente. Aunque, como bien nos señaló, no venía solo...

-Mantente detrás de mí - Le dije a Sophi en tono neutro. Normalmente la Vampiro era perfectamente capaz de cuidarse sola, pero con el hombro herido sus posibilidades de pelea se veían reducidos - No será necesario que intervengas -

-Pfff, ni creas que me quedaré escondida mientras todos pelean - Me respondió mientras terminaba de ponerse el guante en la mano sana, mordiendo la punta del mismo y tirando hacía atrás - Solo espera a que uno de esos bichos se acerque -

Intentar convencerla solo sería una pérdida de tiempo valioso.

Cuando estuvieron en el rango de disparo, lancé los primeros dos robots-dagas, los cuales se clavaron uno en el torso y otro en el rostro de esos seres. Cada vez que los dañábamos una especie de grito gutural salía de la boca de los Wendigos, era un chillido muy agudo que hacía que los orgánicos sintieran escalofríos y rechinaran los dientes. Sophitia pasó corriendo por al lado mío, dio un saltó y le asestó un golpe en el medio del rostro a otro de los monstruos, rompiendo el cráneo que utilizaban para cubrir sus cabezas.

Otro de los monstruos intentó acercarse por mi espalda, pero el sistema SAT lo detectó y lanzó un rayo para paralizarlo antes de que se acercara. Aunque estábamos defendiendo con bastante eficiencia, eran demasiados, miré a Alward a la espera de una orden.

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*Habilidad de lvl 2: Reconfigurar: Zöe expulsa tres pequeños robots en forma de cuchillas voladoras para atacar a un enemigo.

Aquellas criaturas horribles y malolientes no eran novedad para Alward. Ya se las cruzó una vez en aquellas ruinas junto al ratón Amit y a aquel zorro andrajoso. Sabía de lo que eran capaces, y en aquella ocasión no pudo con todas ellas, debido en parte a la poca visibilidad, pero sobretodo por su gran número.

"Wendigos" era como se les denominaba. Tenían unas garras tan afiladas que desgarraban con facilidad la carne, por suerte, el castaño iba bien protegido. No podía decirse lo mismo de sus compañeros. De ninguno. Mientras tuvieses buen ojo en tu defensa, acabar con ellos no era una tarea complicada, a pesar de su aspecto humanoide, eran simples bestias.

Alward intentaba eliminar los máximos posibles con gran habilidad y agilidad, Ivens, por su parte, trataba de controlar con sus hechizos de agua que estas criaturas no se amontonaran en número alrededor de ningún aliado. Su trabajo era ser un "chico escoba". Emmanuel se encargaba de eliminarlos directamente a distancia. Se colocó al lado del brujo, para darle algo de apoyo con su tarea, y para procurar que no le pillaran por sorpresa tampoco.

El Sevna estaba encarado con uno de tantos, al cual le cortó ambas manos para asegurarse de que fuese inofensivo a la hora de ejecutarlo. El agudo grito de dolor que soltó fue ensordecedor. Acto seguido, el castaño clavó sus dos espadas en el torso de la bestia, levantándola así unos centímetros del suelo y quedar cara a cara con esta. Esta criatura en concreto no llevaba casco, por lo que el caballero podía ver frente a frente cómo era esta temida criatura a tan solo un palmo de distancia. En un último suspiro de vida, el wendigo soltó un aliento putrefacto que llenó los pulmones del humano, que rápidamente lo soltó, y con las lágrimas saltadas, volvió a prestarle atención al resto del lugar.

Había acabado con muchos, pero con ese último en especial empezó a notarse cansado. Sus compañeros parecían estar en la misma situación.

Uno de los Nórgedos lanzó una daga en dirección a Alward, pasó a unos palmos por al lado de la cabeza del castaño. El objetivo de esta era un wendigo que se había colocado sigilosamente por detrás del Sevna. Aquel hombre le había salvado la vida, pero a cambio le costaría la suya al verse rodeado por dos criaturas.

-¡A TU ESPALDA!-Demasiado tarde, sería apresado por ambas criaturas, y estas empezarían a atacarlo con la intención de desgarrarlo-¡¡EMM!!-Llamó al arquero, con la intención de que este ayudara al nórgedo, pero estaba demasiado ocupado encargándose de los demás wendigos presentes.

Entonces, Alward echó a correr hacia el nórgedo en apuros y le hincó a una Værdi ígnea por la espalda a una de las criaturas, acto seguido la abrió en canal. Después, atravesó el cráneo de la segunda con la voltaica Espada de la Guardia.

El nórgedo cayó de rodillas, y después directo a la arena. Gemía de dolor, y la sangre que salía del estómago y de otras partes del cuerpo no avecinaban nada bueno.

El Sevna entonces cruzó su mirada con la de Zöe, esta parecía estar esperando alguna orden... Pero el caballero no supo cómo reaccionar.

-¡VENID!-Ordenó a todos-¡VENID SI NO QUERÉIS MORIR!

Alward vio desde su posición cómo Ivens alzaba su bastón y un aura azulada salió de él. Ondeaba alrededor del brujo y del arquero. Este primero, empezó una especie de danza calculada. Si estaba en lo cierto, el brujo iba a desatar un poderoso ataque que lograría despejar la zona, al menos momentáneamente.

El Sevna agarró al nórgedo y lo cargó en sus hombros. Sin más, corrió hasta el brujo.

Una vez que se colocó en la "zona de seguridad", bajó al nórgedo de sus hombros.

-¡ZÖE! ¡SOPHITIA!-Fue hasta el límite del aura azul-¡ASEGURAOS DE MANTENEROS AQUÍ DENTRO, Y QUE ESAS BESTIAS NO ENTREN!

[ANALIZANDO] [IDENTIFICANDO] No había respuesta por parte de Alward, tendría que confiar en lo que mi sistema decidiera hacer. Sophi estaba a mi lado, y se encargaba de golpear con su única mano sana a cualquier monstruo que se acercara, así como los compañeros del Humano realizaban ataques para mantener a los Wendigos a distancia, la tarea que teníamos con la Vampiro era encargarnos de la pelea cuerpo a cuerpo.

Uno de los seres se acercó peligrosamente hacia donde estaban el resto de los orgánicos, puse una mano sobre su rostro y con fuerza empuje hacia atrás, ligeras líneas de vapor salieron de mi brazo cuando el sistema de enfriamiento se vio sobreexigido. Lo arrojé contra el piso y dejé que las herramientas de mi mano salieran para atravesar así primero el cráneo que cubría su rostro y luego su cabeza.

Otro Wendigo se me acercó, intentando atacarme aprovechando que estaba arrodillada, pero Sophi apareció justo a tiempo y le asestó dos golpes a la altura de las costillas y uno más en el mentón. El monstruo retrocedió, parecía estar más débil, en cambio la Vampiro sonreía revitalizada, seguía peleando a pesar de tener el brazo herido colgando a un costado del cuerpo.

-¿Qué te pareció eso, Bestia inmunda? - Le dijo a su enemigo, aunque muy probablemente esas cosas no hablaran el idioma común - Ya levantate ¿Quien va a defender a los orgánicos si te quedas allí sentada? -

Fruncí el ceño [ANALIZANDO] había algo... Algo extrañamente familiar en Sophitia en ese momento [Deja vu: Un tipo de paramnesia del reconocimiento (en contraposición a las paramnesias del recuerdo) de alguna experiencia que sentimos como si se hubiera vivido previamente] Un suceso novedoso que era curiosamente similar a uno ya vivido.

[DATO ARCHIVADO]

Tendría que revisarlo luego, ahora mismo lo más importante era poner a salvo a los orgánicos y terminar con los últimos Wendigos que quedaban. Aparentemente Ivens estaba por invocar algo, era necesario ganar tiempo hasta que terminara con los rituales correspondientes.

-¡Sophitia! - Exclamé cuando vi que uno de los Monstruos se acercaba a ella por el costado y la embestía. El enemigo se abalanzó sobre ella y la rasguñaba con sus filosas garras.

“¡¡Protegela!!” [ANALIZANDO] [ERROR] Esa voz no era de mi sistema ¿De donde había salido? No había tiempo. Como pude me levanté y salté contra el Wendigo, ayudada por mi peso extra pude quitarlo de encima de la Vampiro, el asqueroso Ser estiraba los brazos en un intento por atacarme y quitarme de arriba suyo, pero yo lo mantenía alejado y firmemente agarrado contra el piso.

Apoyé el antebrazo en el cuello de mi enemigo y comencé a hacer cada vez más presión, el Wendigo se sacudía y me arañaba las piernas, la cintura, todos los sitios a los que llegaba, pero yo no lo soltaba. Se escuchó un “crack” cuando el cuello de la bestia se rompió, y entonces dejó de moverse.

-Ven rápido - Escuché que me decía Sophi mientras me agarraba desde abajo de los brazos para que me pusiera en pie. Corrimos hasta donde estaba Alward y todos los demás, nos arrodillamos y esperamos a por la explosión de agua.

-¡ALLÁ VOY!-Gritó dejándose casi la voz para poner en alerta a todos sus aliados

De pronto, del límite marcado con esa especie de aura azulada salió una ola, la cual se levantó a modo de muro y no dejaba que nadie entrase o saliese. Uno de los wendigos, ignorantes del poder del agua a presión, intentó pasar y fue prácticamente cercenado por la mitad. Después de eso, sus compañeros no se atrevieron a imitarlo, y miraban a los que estaban detrás de aquella barrera con recelo, gruñendo cual bestias salvajes y amenazantes.

El hechizo de Ivens no quedaba ahí, ahora venía la última parte.

Como si estuviese empujando material pesado, el brujo estiró sus brazos hacia ambos lados y el círculo de agua se fue abriendo. Alward, por su parte, atravesó el muro de agua con su eléctrica espada de la Guardia. Toda la electricidad que emitía el arma, fue trasladada a la gran masa de agua que rodeaba al grupo, y pronto las olas tomaron un aspecto electrostático y revuelto. De últimas, cuando el brujo estiró sus extremidades al máximo, dio un fuerte empujón hacia los lados y el muro circular se movió en forma de ola gigante hacia todas direcciones, de forma devastadora y arrasadora, llevándose por delante a todos los wendigos. Antes de ser arrastrado por la corriente, el Sevna sacó su espada del agua, con gran esfuerzo.

La fuerza que llevaba aquella agua y el extra de la electricidad, hizo que todos los wendigos quedaran prácticamente fuera de combate, fulminados o huidos.

Ivens cayó de rodillas tras el esfuerzo empleado, Emmanuel fue a ayudarle a ponerse en pie.

-E-estoy bien...

Alward miró al resto del grupo, asegurándose de que todos estuviesen a salvo. Parecía que sí, todos excepto el nórgedo que fue atacado y casi devorado por los wendigos... Presentaba un mal aspecto, estaba siendo socorrido por su compañero. El Sevna apretó la mandíbula, preocupado, y en parte, culpable.

El Sevna se fue a ver los cadáveres de los wendigos. Tan solo la muerte del líder podría acabar con aquella oleada de asaltos a incautos. Si no estaba allí, su trabajo aún no había acabado.

Por suerte, pudo encontrarlo, agonizando y paralizado debido a la electrocutación que había sufrido. Sin más, hincó a Værdi en el pecho de este y lo remató para asegurarse de que no volvía a levantarse. Soltó un chillido grave y gutural, su último acto con vida. El castaño sacó su espada y limpió la sangre de su hoja. Acto seguido, la envainó junto a su compañera en la espalda.

Ahora sí, su trabajo allí había acabado.

Volvió con el grupo, se acercó primero a Zöe y Sophitia.

-¿Estáis bien?-Miró en concreto a la vampira-¿Cómo llevas tu herida?

Nos quedamos quietas mientras Ivens terminaba de conjurar el hechizo, los monstruos cerraban filas alrededor de nosotros, pero al llegar al borde que marcaba el agua no eran capaces de atravesarlo [ANALIZANDO] no solo eso, les resultaba dañino. Sí, eso parecía ser. La magia fue sumamente efectiva, afectó a todos los Wendigos que estaban cerca y espantó a todo el resto.

Sophitia silbó de forma exagerada al ver el efecto de las Habilidades de Ivens.

-Recuerdame que nunca lo haga enojar -

-Está bien, te lo recordaré - La Vampiro murmuró algo que no logré entender.

Cuando vi que el Hechicero se caía, producto del cansancio, me acerqué a él rápidamente. Decía estar bien, pero mi sistema insistía en que me asegure de que así fuera.


Cuando Alward se acercó la Vampiro sonrió ampliamente, levantó la mano del brazo sano e hizo un gesto con el pulgar hacia arriba. Lo cierto es que Sophitia solía subestimar la cantidad de daño que su cuerpo era capaz de soportar, era una mala costumbre que tenía desde que era humana y el cambiar de raza sólo lo había empeorado. El hombro que le habían curado tenía las vendas manchadas en sangre, además de que había recibido varios cortes más de parte de los Wendigos.

-Nada que un poco de alcohol no solucione - Miró alrededor, lo único que había era desierto, mirara a donde mirara - Aunque supongo que eso tendrá que esperar un poco, jaja - Hizo un pequeño gesto de dolor.

Más importante que eso, un delicioso olor llegó hasta su nariz...

-...- Eran muchos humanos, varios de ellos con heridas. Sophi podía sentirlas, incluso los pequeños rasguños, y su instinto de vampiro hacía que quisiera relamerse como si fuera un animal hambriento viendo un trozo especialmente jugoso de carne.

No es como si le causara conflicto alguno el beber de humanos o cualquier otra raza, pero estos en particular eran mayoría y estaban armados, era poco probable que alguno dijera “¡Claro! Adelante, bebe de mi, sin problema” Eso significaba que si intentaba algo con cualquiera de ellos comenzaría una pelea, y estaba demasiado herida como para poder enfrentarse a ellos.

Se tapó la boca con ambas manos y se puso en pie.

-Disculpa, necesito... Tengo que alejarme... - Dijo aún con la boca cubierta - Apártate - Pasó junto a Alward, prácticamente empujándolo y salió del campamento a paso acelerado ¡Necesitaba dejar de sentir ese delicioso olor a sangre!

Ante la seguridad en sí misma y la ignorancia del peligro que podría haber entrañado el haber peleado con un hombro atravesado instantes antes con una flecha por parte de Sophitia, Alward soltó un corto suspiro. La herida seguramente se habría abierto, y no tardó en confirmarlo nada más fijarse detenidamente en las vendas manchadas de sangre.

-Hay que coser otra vez eso y cambiar las vendas...-Se notaba cansado, todo debido a la batalla y al estar en un páramo poco adecuado para la vida, aún de noche, la temperatura fría que tenía que soportar era extrema. El Arenal tenía esa fama.

Hasta ese momento, el castaño se había preocupado por el estado de todos, exceptuando su propia integridad física.

Se echó un rápido vistazo a todo el cuerpo y no parecía tener ninguna herida, más su armadura no parecía estar tan impoluta como le gustaría. Aquello requeriría alguna que otra reparación y, por supuesto, una visita a la herrería Luna Invernal. Soltó otro suspiro y se dejó caer en una de las tantas alfombras del lugar, mientras se desajustaba los guanteletes y, acto seguido, desabrochaba al completo todas aquellas partes que iban ligadas al torso. Se quedó en camisa interior, no pensaba que fuese a necesitar más abrigo en el desierto, craso error.

Aprovechó una mesita baja que había cerca para colocar las piezas de la armadura sobre su superficie. Se colocó de rodillas y empezó a examinar uno a uno los desperfectos y daños que podría presentar cada pieza.

Antes de acabar, echó una mirada rápida a Zöe y Sophitia, y se acordó que la última necesitaba otra vez que le revisasen sus heridas. Acto seguido, se puso en pie y se acercó a ambas.

-Vamos a mirar eso-Dijo con un tono gentil, señalándole el hombro-No creas que lo hago por placer o algo, pero no sería bonito sobrevivir a wendigos y llegar al... ¿Oeste?-Miró a Zöe, no recordaba dónde dijo que estaba su destino-Y tener que cercenarte un brazo-Rió. Humor ácido, pero dicho de forma jovial parecía hasta divertido.

De pronto, aparentemente apurada y nerviosa, la vampira se puso en pie y se fue del lugar, pasando por al lado del Sevna e incluso llegando a empujarlo. Alward frunció un poco el ceño, extrañado. Luego, miró a Zöe.

-...¿Qué ocurre?...-Se sentía culpable-...¿He dicho algo malo?-Desvió su mirada hacia Sophitia y veía cómo se alejaba-Zöe... Ve con ella, no puede estar a solas en medio de la nada

Sophitia no dejó que la ayudaran con la herida, eso no sería tan extraño, lo curioso es que se alejara casi corriendo del lugar [ANALIZANDO] Quizás se sentía mal, o tal vez...

-No creo que haya sido algo que hayas dicho ¿Sí? - Me acerqué al Humano y apoye una mano en su hombro, había visto que era un gesto que los orgánicos hacían mucho - Creo que solo tiene hambre, intenta mmm no hacer algo de lo que podría arrepentirse ¿Correcto? - Sonreí de modo mecánico - Tienes razón, será mejor que la siga. Las dificultades en esta zona parecen haberse terminado, mi sistema ya no me exige que me quede - Miré al resto del grupo, aún se estaban recuperando de la pelea - Espero nos veamos pronto, Alward -

Luego comencé a caminar en la dirección que había visto desaparecer a la Vampiro, cómo iba más despacio tardé un rato en alcanzarla. Noté una figura oscura, cuando estuve más cerca vi que era Sophitia que estaba en cuclillas, temblaba ligeramente [ANALIZANDO] me resultaba similar a algo o alguien, pero no lograba identificar a quien.

-¿Por qué saliste huyendo? - Pregunté de pie a su lado.

-No estaba huyendo, fue como... Una retirada estratégica - La Vampiro se agarraba a la altura de las costillas, como si le doliera.

-¿Tienes hambre? - Había pasado bastante tiempo con los de su raza, identificaba los signos de ansiedad con relativa facilidad.

-¿Y qué si la tuviera? ¿Ves algún animal por aquí que pueda cazar? -

[ANALIZANDO]

-No, sí así fuera entonces te ofrecería de mi sangre -

-Entonces no tengo hambre - Se puso en pie con algo de dificultad - Sigamos caminando, o el sol nos encontrará a mitad de camino y ahí sí estaré en problemas -

No podía obligarla a comer, no sin hacerle daño, por lo que sería mejor que la deje ser hasta que el hambre fuera tan acuciante que su instinto la llevaría a beber de mi sangre sin que interviniera su razonamiento.