La Maldición de los Spellbound [Misión][Níniel+Chimar]

¿Cuántas veces iban ya? Níniel había perdido la cuenta de sus exitosos fracasos. De todas las veces que había tomado muestras para analizarlas, de todas las pruebas que había realizado, de todas las fórmulas que había probado y de todos los enfrentamientos con aquella falsa Alicia que no habían dado los resultados esperados. Un sin fin de derrotas con un propósito que cada vez estaba más cerca. Algo que la hizo esbozar una leve sonrisa decidida ante aquella nueva oportunidad, a la vez que apretaba con firmeza los dos viales que tenía en su mano derecha.

-Ohhh, se te ve confiada, Nín.- Comentó la felina pelirroja al verla avanzar hacia la cabaña de forma tan firme y segura, con un porte que inspiraba confianza en vez de las dudas y miedos que debía denotar las veces anteriores. -Es la clase de postura que nos hará ganar mucho dinero.- Añadió la gata imitándola al entrar en la pequeña cabaña y dejando a su hermana hacer. Estaba acostumbrada a actuar solo para protegerla o a petición suya, por la que verla trabajar tan diligentemente no la molestaba en absoluto, como sí parecía extrañar a Chimar y a los señores Spellbound, especialmente a la falsa Alicia. Aquello era bueno. Su inquietud denotaba que no las tenía todas consigo.

Un pensamiento esperanzador de cara a la última preparación que la peliblanca creía necesitar para resolver aquella situación.

-No se preocupen, haremos los preparativos necesarios para proteger a su hijo.- Fue todo cuanto dijo la peliblanca a sus empleadores sin ninguna pregunta adicional, simplemente midiendo los tiempos mientras usaba su taller de alquimia y observaba el nerviosismo de aquella sombra, mientras que Canel hacía su parte sin que nadie se percatara de sus conocimientos extendidos. Eran simplemente el típico grupo de mercenarios que cumplían su trabajo sin dudar.

Con una muestra extra de su propia sangre y con su preparado anterior, la peliblanca siguió con su trabajo. Aquel veneno corrosivo era muy potente, y su fórmula concentrada más aún, pero carecía de los ingredientes para fabricar una dosis letal para aquella criatura. Había estado muy cerca pero...Requería un enfoque diferente dada la situación, y los dioses tuvieron a bien concederle una idea que podría funcionar en base al modo de reaccionar de dicha sustancia que la peliblanca había observado en algunas de sus pruebas.

Con una dosis adecuada y mezclada con su primera versión del antídoto y extracto de hongo Warren concentrado, el resultado era una versión parcialmente inactiva de la toxina concentrada. Sin sus efectos corrosivos en la propia sangre pero que afectaba sustancialmente a su modo de reaccionar ante el éter como canalizadora. Básicamente permitiría a la peliblanca dotar a su magia de las capacidades dañinas de aquella sustancia, pero siendo ella inmune a la corrosión. Como parte negativa de sus pruebas, mientras durase el efecto sería incapaz de aplicar su magia con normalidad, como si sus capacidades se hubiesen invertido. Por suerte aquello era algo que no le era extraño y que con la que ya estaba familiarizada.

Con la fórmula preparada, y con Canel habiendo estudiado con más detenimiento el espejo y su funcionamiento, podría decirse que estaban listos para enfrentarse al destino y tratar de cambiarlo. Mas sus preparativos agotaron el tiempo disponible de aquel intento.

Fue duro ver cómo una vez más la vida de aquel niño se apagaba, tal vez más que en ninguna ocasión anterior ahora que por fin tenían los medios para evitarlo, pero era un consuelo saber que podría ser la última vez que aquello "tenía que pasar".

-No, no nos rendiremos.- Convino con Canel ante los llantos de Augusto y el horror de Chimar y Catherine, que no entendían nada, ni de lo ocurrido, ni de cómo sus compañeros, que tan seguros estaban, no habían podido evitarlo. -Supongo que ahora, nos toca a nosotros...- Por muchas veces que muriera siempre daba el mismo miedo, siempre dolía y siempre resultaba igual de angustioso. Por muchas veces que viera a su hermana morir siempre era como una segunda puñalada en su pecho...Soltó un largo suspiro, tomó la mano de Canel para imitarle y canalizar éter y se preparó para morir...apretando más fuerte la mano del pequeño ilusionista para darle fuerzas al comprender el motivo de su tristeza. Aquella vez no habría puñalada o lluvia de cristales rotos para ellos.

-No recordarán nada.- Fue lo último que dijo antes de cerrar los ojos. Antes de que la oscuridad volviera a hacer presa de ella.

Un frio penetrante, una oscuridad tupida y luego otro despertar… hubiera sido un ciclo idéntico de no ser por la locación, es claro que los esfuerzos arcanos de ambos factores mágicos causaron alteraciones.

Ahora están en el carruaje, cerca de la cabaña pero no adentro. Eso significa indudablemente que alargaron la escala temporal, pocos minutos pero viene como anillo al dedo para su último intento.

Canel se queda paralizado mientras intenta asimilar todo, tanto que su amigo Chimar lo zarandea un poco para que relaje el semblante. Ver a su colega vivo lo anima mucho, casi despeja el terrible arrepentimiento que siente por haberlo manipulado una vida atrás.

Lo lamento hermano…

¿Qué? “se sobresalta al recibir un abrazo” vamos peque… cálmate, todo está bien “corresponde unos instantes para luego alejarle” estamos bien jeje “le alborota el cabello”.

La pequeña entidad ilusionista mira entonces a Niniel con cierto agradecimiento, su aliado no recuerda nada. Ya lo sabía pero… escucharlo en los últimos momentos del ciclo anterior le dio bastante ánimo moral.

Llegan al sitio objetivo y una vez descargados comienzan las presentaciones, todo hubiera seguido un curso repetitivo para los viajeros temporales de no ser porque Canel sale corriendo al interior seguido de cerca por un confundido Chimar.

¡¡Pero que rayos en el nombre de la ciencia!!

Llegamos en buen momento.

Literalmente ambos enanos consiguen interrumpir a una entidad oscura gracias a su intromisión, otra pieza del puzzle resuelta por la fortuna y el curioso razonamiento deductivo del pequeño brujito.

El niño genio se queda mirando con cierto rostro impreciso al ser antes de descargarle varios virotes seguidos… digamos que sabe cuándo las palabras están de más. No consigue hacerle nada pero al menos quita su atención del infante.

Enano… ¿Cómo mato a esa cosa?

No puedes, pero yo sí.

No pasa desapercibido para Canel que su nuevo enemigo se debilita con cada instante que pasa fuera del espejo, este es un plano diferente que tiene efectos adversos en su integridad. Si se queda afuera morirá solo.

Por un momento el pequeño ilusionista se plantea la idea de destruir el espejo, eso acabaría con la entidad condenando en el proceso a la verdadera Alicia. Quizás no tengan opción pero de momento tratara algo con menos efectos secundarios.

Sin vacilar la criatura más joven con excepción del infante lanza una ilusión laberíntica sobre el oscuro monstruo, parece mostrar vulnerabilidad ante ataques arcanos de cualquier tipo. La idea es mantenerle alejado del espejo hasta que se desvanezca.

Maquiavelo aprovecha que su enemigo predilecto está incapacitado para tomar al bebe y alejarse, establece una posición defensiva lejos de los núcleos de poder dispuesto a descargar una lluvia de inventos sobre la primera cosa rara que se le lance encima.

Por si no lo notaron… ¡¡Tenemos problemas adentro!!

No somos los únicos hermano “dice sin abrir los ojos”.

La peliblanca abrió los ojos lentamente al sentir el traqueteo del carruaje y comprendió rápidamente el cambio de escenario causado por sus esfuerzos por llevar aquella anomalía temporal al límite, por lo que, lejos de sobresaltarse o sorprenderse, se limitó a prepararse para lo que estaba a punto de acontecer. Comenzando a concentrar grandes cantidades de éter a través de su bastón y bendiciéndose a sí misma y a Canel con un gran incremento de sus capacidades mágicas, comenzando a trazar mentalmente un curso de acción acorde a las nuevas posibilidades que se abrían ante ellos.

Mentiría si dijera que no esperaba haber retrocedido bastante más; tener más tiempo para explicarles la situación a Catherine y a Chimar, disponer de un mayor margen de maniobra ya que aún había cosas que no sabían y que podían complicarles la vida... Pero si aquello era lo mejor que podían conseguir, tendría que bastar. Tendrían que hacer que bastara.

-¿Va todo bien, Nín?- Se interesó la felina pelirroja al percatarse de la repentina seriedad y concentración de su hermana. Hasta ese momento el grupo había expresado sus dudas al respecto de su destino, especialmente tras abandonar los caminos principales y comenzar a discurrir por otros secundarios, pero de repente parecía que los dos miembros del grupo sensibles al éter habían comenzado a actuar...de manera diferente.

-Siento un gran peligro.- Respondió la elfa de manera críptica, logrando que la pelirroja se tensara y agudizara sus sentidos. -Nos detendremos ante una pequeña cabaña. Cuando lo hagamos, Cath, quiero que confíes en mí y hagas lo que yo te diga.- Añadió sin explicar nada más, reafirmando la necesidad de ello dedicándole una suave caricia sobre el dorso de su mano derecha a la gata, que asintió con firmeza a pesar de que en su rostro llevaba escrita la curiosidad.

-Claro. Tu solo márcame un objetivo.- Convino. Preparándose para cualquier cosa tan pronto cuando vio a través de una de las ventanillas de su transporte la mencionada cabaña. No había dudado ni por un instante de que realmente aparecería ante sus ojos, aunque no por ello resultaba menos chocante de confirmar.

El grupo descendería del carruaje y, como la primera vez, verían a los sirvientes comenzar a descargar aquel pesado baúl con la intención de dejarlo a la puerta de la cabaña y marcharse de allí. También como la primera vez Augusto y la falsa Alicia saldrían a recibirles, alejando toda sospecha de ellos en el preciso momento en el que el niño resultaría mortalmente envenenado...Pero hasta allí llegarían las similitudes con su primer, y para ella lejano, encuentro.

Canel salió corriendo hacia la casa y Chimar fue tras él. Tenían el tiempo justo para actuar pero la sacerdotisa confiaba en que lograrían hacer su parte. Quizá hubiese preferido que el ilusionista hubiese intentado instruir al inventor de alguna manera antes, pero, sabiendo su peculiar personalidad, confiar en que su hermano le seguiría estaba muy bien pensado.

-Nuestro trabajo, según decía su carta, señor Spellbound.- Respondió la elfa a las dudas y quejas de Augusto sobre el extraño proceder de los dos infantes. Cierto era que la carta no indicaba la naturaleza concreta del trabajo más allá de ayudarles, pero confiaba en que aquello al menos distraería por un momento al brujo, y con ello a su falsa esposa. -Una vez que comienza, no hay manera de detenerlo. ¿Me equivoco, Alicia?- Parafraseo a continuación la peliblanca con una sonrisa falsamente amable, sin que Augusto pudiera entender a qué se refería, y menos aún al ver la mueca de rabia que se dibujó en el rostro de su esposa. Un gesto que casi deformó su cara de una manera que nunca había visto. Como si no fuera ella.  

-¿De que habla, querida? ¿Ya os conocíais?- Logró preguntar deshubicado y viendo como la falsa Alicia le ignoraba y trataba de abrirse paso hasta la casa, aunque aún limitada por su tapadera e interponiéndose en su camino la felina pelirroja tras recibir una señal de Níniel. Sin duda que podría apartarla de un empujón con su gran fuerza, pero aquello la delataría. -No entiendo nada. Mi hijo está dentro de la casa y...Exijo una explicación. Si le hacen algo a mi hijo o a mi esposa yo...- Amenazó. Era un buen hombre. Cualquiera en su posición actuaría igual.

-Les protegeremos. Pero esa cosa de ahí no es su esposa. ¿Acaso no percibe su oscura esencia. Soy una sacerdotisa, podría sentirte a kilómetros, vil criatura.- Mintió la peliblanca, pues en ningún momento había sido capaz de sentir nada así de aquel ser. Era un farol destinado a que la falsa Alicia se delatara a sí misma tras saberse descubierta.

Quizá no creyera que podía ser detectada, pero ante la evidencia y la contundencia de las palabras de la elfa, y ante el hecho de que conocía de algún modo su objetivo y sus planes hasta el punto de poder frustrarlos, la falsa Alicia acabaría por darse por vencida y poner fin a aquella farsa, dejando caer la cabeza y esbozando una cruel sonrisa. Al fin y al cabo su trabajo allí era lidiar con los posibles inconvenientes en el plan, y aquellos mercenarios se habían convertido en uno muy grande.

-No sabéis dónde os estáis metiendo...Pensaba sencillamente premiar vuestra incompetencia dejando que os marcháraís con vida...Pero ahora...- Se lanzó contra Catherine dispuesta a matarla y lograr acceder a la casa. Pero a pesar de su gran fuerza, tras comenzar a actuar tan raro y ante la advertencia de Níniel de que se trataba de un ser oscuro, la felina no tuvo problema alguno en esquivar el agarre, fintar hacia la derecha y responder al ataque con un puñetazo directo al estómago de la falsa bruja. Fue un golpe tan fuerte que incluso llegó a levantar a su enemiga del suelo varios centímetros.

-¡Cuidado Cath!- Aleccionó la sacerdotisa a su amiga para que no se confiara. En sus muchas muertes había aprendido mucho de las capacidades de aquel ser, y desde luego sabía que aquel golpe, capaz de hacerle echar los higadillos incluso a un hombre fornido, no bastaría para derrotarlo. -No es una bruja, no te distraigas y no te contengas.- Añadió, recibiendo el asentimiento de su hermana, que evitó un intento de contraataque de su adversaria y le asestó un segundo y potente puñetazo en la cara que la envió al suelo.

-Alicia..mi esposa...yo...dónde...-Murmuró en shock Augusto sin poder reaccionar. Aquello también formaba parte del plan de Níniel. Era una buena persona, pero como siempre, cuando los sucesos se ponían en marcha, se quedaba bloqueado. Mejor eso que tener que lidiar con aquella cosa y con un brujo de su nivel a la vez.

-Le han engañado. Pero aún podemos salvarlos a todos. No desespere.- Fue cuanto pudo permitirse decirle la peliblanca, iniciando de inmediato a elevar una corta y silenciosa plegaria a sus dioses. Solo ellos sabían que pocas veces había necesitado tanto su ayuda como en aquel momento.

Inmediatamente, Catherine notaría como su destreza aumentaba en gran medida, convirtiendo lo que hasta ese momento era una cadena de golpes consecutivos en toda una lluvia de impactos que no dejaban recuperarse a su adversaria. Cada vez que aquella cosa se incorporaba, un nuevo golpe la devolvía al suelo. Cada vez que parecía haber logrado agarrar uno de sus puños, la pelirroja contorsionaba su cuerpo para propinarle una patada. Cada vez que parecía poder golpearla, la felina ya no estaba allí y solo alcanzaba al aire, pagándolo con un feroz contraataque. Pronto sus golpes comenzarían a despedazar a la falsa Alice, cuando en lugar de los puños, comenzase a usar las garras.

-Esta cosa no quiere morirse Nín.- Se quejó la gata tras prácticamente arrancarle la cabeza de cuajo a la criatura y ver cómo nuevamente volvía a recomponerse. Catherine lo estaba haciendo de maravilla, pero sus golpes no resultaban letales. No podían serlo.

-Solo un poco más.- Instó la elfa a su hermana mientras con una nueva plegaria generó dos orbes de luz que comenzaron a flotar a su alrededor, así como cuatro alrededor de su hermana.

-Ohhh...Así que vamos a ponernos serias...- Sonrió ferozmente la pelirroja esquivando un nuevo golpe y retomando la iniciativa.

-Desde luego que sí.- Afirmó Níniel mientras usaba su dominio de las energías vitales sobre aquella taimada criatura y absorbía la suya para sí, no una, sino hasta tres veces. Energía que compartiría con la felina. -¿Lista, Cath?.-

-Nací lista.- Gritó sintiendo todo aquel poder recorriendo su cuerpo y preparándose para lo que iba a ocurrir a continuación.

-Súmmum.- Susurró Níniel, desatando todo el poder de la luz sobre amigos y enemigos.

En ese momento, todo el poder que los dioses habían compartido con Níniel y la propia Catherine aumentaron hasta niveles insospechados, al mismo tiempo que su castigo para con los impíos también se veía incrementado y sus heridas comenzaban a reabrirse y agravarse alarmantemente. Y es que confiada en su regeneración, aquella cosa se había dejado golpear de lo lindo.

Chimar espera a una distancia prudente dependiendo plenamente de las habilidades empleadas por su pequeño amigo, en su mente no deja de resaltar el hecho de que nunca había sido tan inútil como ahora.

La criatura empieza a ser reclamada por el espejo y aunque trata de permanecer en el plano real es desterrada a su oscuro habitad. Canel suspira aliviado por primera vez pero la situación se encuentra aún lejos de acabar.

Algo se manifiesta en la puerta principal del lugar, cierto cumulo de energía a modo portal. De allí aparece un elemento nuevo en la historia que no deja pasar la oportunidad de demostrar su poder con acciones.

Con un giro de su bastón inutiliza a las mujeres del exterior, luego pone su atención en el infante quien comienza a experimentar severa fragilidad ante un atónito Maquiavelo. Todo parece perdido hasta que…

¿Otra oportunidad?

El niño ilusorio debe hacer un esfuerzo para no caerse, experimenta un salto rápido a corta distancia temporal. Sin duda no era la intención del anciano quien intenta un par de veces más lograr su forzado desenlace sin éxito.

El tiempo… no puede ser controlado.

Pese a todo su poder el viejo no evita quedar atrapado en una vorágine, es incapaz de cambiar la nueva realidad a su antojo. Sin duda debe ser producto de tantos saltos aunque el fenómeno aleatorio no pudo llegar en mejor momento.

La entidad se retira aunque no sin antes dar fuerzas adicionales a su peón en esta vertiente temporal, la falsa Alicia desquita su nueva fuerza en un indefenso augusto antes de centrarse en las mujeres que tantos problemas le han causado.

Es tiempo de hacer algo arriesgado… por segunda vez, manipular el espejo. El último intento salió terrible pero en este punto Canel no puede negar que los acontecimientos son capaces de cambiar en cada ronda.

Se mueve a una distancia segura para luego canalizar éter de forma masiva, no se arriesgara a quedar en la línea de fuego otra vez. Nota que está atrapado de forma simbólica pues si falla todo podría decaer a un camino terrible.

Tranquilo Canel, sé que puedes hacerlo.

El diminuto brujito voltea para sonreír a su hermano, necesitaba ese gesto de confianza. La vida está llena de decisiones, pueden salir bien o mal… lo importante es arriesgarse por cosas que valen la pena.

Lección aprendida “usa su energía para manipular el espejo”.

Con su plan frustrado, el último actor de aquella tragedia no dudó en volver a aparecer. Pues no había dejado de hacerlo casi en cada una de las anteriores ocasiones, salvo que en aquella por primera vez lo hizo mostrándose abiertamente y sin más ataques por la espalda, confirmando las sospechas de la peliblanca sobre su identidad y naturaleza. Ya antes de verlo estaba segura de ello pero, había una parte de ella que no acababa de entender por qué un ser así se dedicaría a hacer esas cosas y a apuñalar a la gente por la espalda como un vulgar asesino solo por salirse con la suya. Su mera intervención en tales asuntos refutaba su idea sobre el destino.

-Y si no es, decides actuar para que lo sea. Te contradices a ti mismo luchando contra el destino que aseguras no puede cambiarse. Si no puede cambiarse...¿Qué haces aquí?- Usó sus propias palabras contra él. Palabras en las que ella no creía. Ella creía en la voluntad y guía de los dioses y en sus planes. Planes, no destino. El libre albedrío y por ende la posibilidad de no cumplir con sus expectativas era algo innato de los seres vivos. Si los planes de sus dioses de luz y vida siempre se cumplieran...

En ese momento, tal vez creyendo que las jóvenes no merecían respuesta o sencillamente por cumplir con su cometido sin perder más tiempo con ellas, el etéreo ser usó su báculo en su contra, paralizándolas sin permitir que siguieran hablando o que hicieran movimiento alguno por detenerlo. Estaba siendo más precavido que en su anterior encuentro en Sandorai, sabiendo que a pesar de su poder podía ser derrotado si se daban las circunstancias...Curioso para alguien que creía en el destino y una nueva contradicción por su parte.

A continuación apuntó al niño, causando que comenzara a debilitarse peligrosamente. ¿Exactamente qué era ese ser? ¿Cómo las había paralizado? ¿Había parado en el tiempo sus cuerpos solamente? ¿Por qué tanto teatro para con aquella desdichada familia si parecía que le daba igual el proceso mientras que el resultado fuese el mismo? Níniel no lo sabía. Pero si sabía que odiaba a esa cosa, casi tanto como a la sensación de impotencia que la embargaba al volver a ver cómo el niño moría a pesar de todos sus esfuerzos. ¿Destino? Solo para los que se rinden. Pensó mientras aún trataba de liberarse, frustrada.

Entonces el tiempo volvió atrás nuevamente. Solo unos instantes aquella vez, pero justo al momento anterior a que aquel ser atacara al niño.Y luego otra vez, y otra. Parecía que incluso el propio tiempo se burlaba de su concepción de destino y le mostraba al anciano que, a pesar de la seguridad de sus palabras y su falsa sabiduría, no entendía nada. De hecho parecía como el peón de un poder mayor que no parecía comprender.

Con mucho en lo que pensar, el anciano odioso y misterioso se desvaneció tras dejar claro a su sombra esbirra que el plan había cambiado. Ahora debía perdonar al niño pero matar a los demás, mientras que la idea original era la contraria y matar solo al niño. Era curioso cuanto menos, especialmente cuando el tiempo nunca había vuelto atrás hasta ese momento cuando el niño fallecía, sino cuando lo hacían Canel y Níniel. En cualquier caso, la sombra, ahora transformada en una copia de Catherine, no dudó de las órdenes recibidas, y, antes de que las jóvenes pudieran hacer nada, mató al pobre Augusto.

-Ahhhh. Por fin libre.- Clamó la auténtica Catherine cuando la prisión a la que ambas hermanas habían sido sometidas se disipó ante la ausencia de su perpetrador. No sintió lástima por Augusto, de hecho no lo conocía, pero sí que sintió repugnancia ante la visión de verse delante de sí misma. De sí misma teniendo un muy mal día. -Puto viejo. No me entero de nada, pero tú...- La señaló con el dedo. - ...Contigo me voy a desquitar.- Amenazó.

-Moriráaaaan.- Espetó la copia lanzándose contra la pelirroja en un ataque de rabia descontrolada. Ataque que Catherine esquivó con una facilidad insultante, golpeándola de revés y enviándola volando varios metros hacia atrás sin esfuerzo.

-No...hoy no.- Se limitó a decir la felina mientras Níniel se colocaba tras ella, mirando el cuerpo inerte del pobre brujo con pena. Ella sí había llegado a conocerlo. Entonces quiso avanzar hacia la casa, pues Chimar y Canel quizá necesitaran su ayuda, pero la sombra trató de impedírselo lanzándose a por ella, volviendo a encontrarse con Catherine en su camino, quien volvió a golpearla, esta vez con una combinación rápida y devastadora de puñetazos y patadas. -Tu no aprendes.- Casi escupió. -¿Crees que por tener mi apariencia eres como yo? - Se burló pasando a la ofensiva, casi arrancándole la cabeza de un puñetazo. La criatura era como un pelele ante ella.

Era fuerte, pero gracias a Níniel Cath tenía su misma fuerza multiplicada. Era rápida, pero Cath tenía su agilidad multiplicada y sabía mucho mejor cómo usarla. Tenía regeneración, pero Cath también podría curar sus heridas si es que aquella cosa pudiera alcanzarla. -Laméntate por tu mala suerte. Mi hermana y yo somos mucho más fuertes de lo que imaginas cuando luchamos juntas. Deberías haberte largado, como ha hecho el viejo, dejándote aquí atrás sola.- Añadió antes de encogerse como un resorte y obligar a su cuerpo a generar una potente descarga de adrenalina. Volviendo a atacar a su enemiga, incapaz incluso de seguir sus movimientos. Atosigándola con un vendaval de ataques desgarradores y especialmente sangrantes. Buscando que aquellos ataques, junto con el de su hermana aún activo sobre aquella cosa, terminaran de una vez por superar su factor curativo.

Mientras, en la casa, Níniel encontró a todos a salvo, incluido al bebé para su alivio, y a Canel volviendo a intentar manipular el espejo con aparente dificultad, a pesar de que en esos momentos sus capacidades mágicas están aumentadas en gran medida. Todo señalaba a a que rescatar a la verdadera señora Spellbound no podrá ser posible de ese modo, lo cual teniendo en cuenta que Augusto yacía muerto en el exterior dejaría al niño huérfano, y sin familia dadas las peculiares circunstancias de sus consanguíneos. ¿Acaso era ese el precio del que el pequeño ilusionista trató de advertirla en uno de sus saltos temporales?

Un desenlace amargo para sus duros esfuerzos que la llenaba de rabia.

-Tal vez...-Pensó en voz alta. -Algo entra para que algo pueda salir.- Recordó la peliblanca. -¡Catherine!- Gritó volviendo al exterior y viendo la masa sanguinolenta en la que la felina había convertido a aquella sombra impostora. -Trae a esa cosa aquí.- Indicó a la gata mientras se acercaba al espejo e instaba a Canel a ayudarla a mover aquel armatoste hasta la entrada. -Quizá si esa cosa vuelve, Alicia pueda salir.-Propuso. Mientras soplaba su anillo de la buena suerte.

Solo sería su destino, si se rendían.