La llegada [Libre][2/2]
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La llegada [Libre][2/2]
Proseguía mi camino a Lunargenta, acababa de anochecer, podía continuar mi camino, la luna estaba preciosa, pero como siempre lo estaba para mi, incluso antes de transformarme adoraba los paseos de noche, ahora mas aun.
Me encontraba algo alejada del camino, ocultándome entre arboles, y atenta a cualquier sonido; pero nada, viento, alimañas, y algunas aves nocturnas acompañaban mi paso raudo con un compás a la par de las ramas meciéndose en las alturas, amaba esta armoniosa conexión con la soledad, y me dí un tiempo de relax, no debía preocuparme por alimentarme, pues uno de esos perros de la nobleza, un guardia de la calaña mas rastrera me había servido de alimento hace unos minutos.
Disfruté el momento de tranquilidad que me daba el bosque, permitiéndome un descanso y bajar la guardia unos minutos, antes de proseguir mi camino. Respiré hondo, me senté en lo bajo de un árbol y deje que mis ojos se cerrasen mientras tatareaba una canción. Mi mente divagó por mil pensamientos y recuerdos, pero uno de ellos destacó, Nork, camarada, hacia décadas que no le veía, desde que decidí convertirme en mentora y expandir nuestros ideales por esta contaminada tierra, pero ahora vuelvo... y me encontraba confundida, no sabia como como sentirme exactamente, que debíamos hacer el clan con toda esta guerra, que nos deparaba a todos.
-Siempre piensas demasiado Sheila, este era tu momento de relax- Me oí decir en voz alta.
Debia a seguir mi camino, y me dispuse a levantarme, mi momento de relax acaba de ser arruinado por mi misma, no me puedo dejar sola ni un momento ¿verdad?, Sonreí.
Me encontraba algo alejada del camino, ocultándome entre arboles, y atenta a cualquier sonido; pero nada, viento, alimañas, y algunas aves nocturnas acompañaban mi paso raudo con un compás a la par de las ramas meciéndose en las alturas, amaba esta armoniosa conexión con la soledad, y me dí un tiempo de relax, no debía preocuparme por alimentarme, pues uno de esos perros de la nobleza, un guardia de la calaña mas rastrera me había servido de alimento hace unos minutos.
Disfruté el momento de tranquilidad que me daba el bosque, permitiéndome un descanso y bajar la guardia unos minutos, antes de proseguir mi camino. Respiré hondo, me senté en lo bajo de un árbol y deje que mis ojos se cerrasen mientras tatareaba una canción. Mi mente divagó por mil pensamientos y recuerdos, pero uno de ellos destacó, Nork, camarada, hacia décadas que no le veía, desde que decidí convertirme en mentora y expandir nuestros ideales por esta contaminada tierra, pero ahora vuelvo... y me encontraba confundida, no sabia como como sentirme exactamente, que debíamos hacer el clan con toda esta guerra, que nos deparaba a todos.
-Siempre piensas demasiado Sheila, este era tu momento de relax- Me oí decir en voz alta.
Debia a seguir mi camino, y me dispuse a levantarme, mi momento de relax acaba de ser arruinado por mi misma, no me puedo dejar sola ni un momento ¿verdad?, Sonreí.
Última edición por Sheila Rin el Mar Ago 21 2018, 15:24, editado 2 veces
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Re: La llegada [Libre][2/2]
Desde que realicé el último viaje de exploración había preferido quedarme otra temporada en la granja, cuidando de Emilia y su familia, las cosas eran tranquilas en aquel sitio y se podía decir que no estaba del todo hecho para vivir experiencias más allá de mi ser... o al menos aún, lidiar con borrachos en tabernas o bandidos era algo que no me incomodaba, pero escapar de los restos de una derrumbamiento era otra historia.
Di un sorbo a la botella de vino que traía en mano y respiré, la gente decía que el aire de los bosques solía tener un efecto "tranquilizador", que hacía sentir más relajado el cuerpo y la mente más tranquila. Aunque ¿Como podía estar seguro que mi mente estaba tranquila? Siempre trabajaba de la misma forma, analizaba mi sistema, comprobaba que todo fuera perfecto y buscaba nuevos conocimientos, quizá lo que puede considerarse "rutina" pero aquello no creaba inconformidad alguna en mi ser, aunque por supuesto tampoco creaba conformidad; simplemente era como respirar, un proceso necesario y vital, al menos para mí.
El día en el pueblo había pasado más rápido de lo que esperaba, mi mochila colgaba llena con los suministros de la semana y por supuesto licor, no había podido ir a la taberna de frecuencia, al parecer varios conflictos en Lunargenta habían hecho que esta saliera temporalmente de servicio, así que no estaba seguro si este alcohol fuese tan útil como el de costumbre para mi motor, pero por el momento me mantenía encendido.
Aquella noche no llevaba prisa, Emilia no estaba a mi lado y eso significaba que podía demorar un poco más. Siguiendo una costumbre humana que había escuchado muy a menudo me senté junto al árbol más cercano, colocando mis brazos sobre las rodillas y observando la nada por varios segundos.
- ¿Esto sienten los ebrios? - Ciertamente era interesante, era una postura tensa y realmente no había mucho que apreciar a primera vista, pero si me concentraba lo suficiente podía detallar las nimiedades en la fauna nocturna, tal como lo era el sonido de los grillos.- ¿Beben para contemplar todo esto?- Nunca había creído que el alcohol fuese usado por humanos para aquello, aunque sabía muy bien por otras fuentes que gran parte lo hacía para olvidar el pasado y/o vomitar en el pasto.
Examiné a través del ojo mi estado actual, al parecer la condición climática ayudaba a refrescar partes de mi cuerpo y no había peligro de sobrecalentamiento, a la vez parecía que el motor tenía combustible suficiente para un buen rato, aún así volví a llevar la botella a mi boca para beber. Al bajar la botella y concentrar la mirada en el horizonte, logre detallar algo, parecía ser la silueta de una persona "Debe ser una persona, no he oído de animales o seres con una contextura tan peculiar." Lo más sensato era llamar la atención de aquel ser, podía ser una persona que se hallase perdida en el bosque, si ese era el caso debería hacer todo lo posible para ayudarla. Llevé dos dedos a mi boca y soltando el aire silbé sonoramente, esperaba que aquello funcionara para atraer la atención de la silueta. Si no recibía respuesta solo me quedaría la opción de realizar un acercamiento directo.
Di un sorbo a la botella de vino que traía en mano y respiré, la gente decía que el aire de los bosques solía tener un efecto "tranquilizador", que hacía sentir más relajado el cuerpo y la mente más tranquila. Aunque ¿Como podía estar seguro que mi mente estaba tranquila? Siempre trabajaba de la misma forma, analizaba mi sistema, comprobaba que todo fuera perfecto y buscaba nuevos conocimientos, quizá lo que puede considerarse "rutina" pero aquello no creaba inconformidad alguna en mi ser, aunque por supuesto tampoco creaba conformidad; simplemente era como respirar, un proceso necesario y vital, al menos para mí.
El día en el pueblo había pasado más rápido de lo que esperaba, mi mochila colgaba llena con los suministros de la semana y por supuesto licor, no había podido ir a la taberna de frecuencia, al parecer varios conflictos en Lunargenta habían hecho que esta saliera temporalmente de servicio, así que no estaba seguro si este alcohol fuese tan útil como el de costumbre para mi motor, pero por el momento me mantenía encendido.
Aquella noche no llevaba prisa, Emilia no estaba a mi lado y eso significaba que podía demorar un poco más. Siguiendo una costumbre humana que había escuchado muy a menudo me senté junto al árbol más cercano, colocando mis brazos sobre las rodillas y observando la nada por varios segundos.
- ¿Esto sienten los ebrios? - Ciertamente era interesante, era una postura tensa y realmente no había mucho que apreciar a primera vista, pero si me concentraba lo suficiente podía detallar las nimiedades en la fauna nocturna, tal como lo era el sonido de los grillos.- ¿Beben para contemplar todo esto?- Nunca había creído que el alcohol fuese usado por humanos para aquello, aunque sabía muy bien por otras fuentes que gran parte lo hacía para olvidar el pasado y/o vomitar en el pasto.
Examiné a través del ojo mi estado actual, al parecer la condición climática ayudaba a refrescar partes de mi cuerpo y no había peligro de sobrecalentamiento, a la vez parecía que el motor tenía combustible suficiente para un buen rato, aún así volví a llevar la botella a mi boca para beber. Al bajar la botella y concentrar la mirada en el horizonte, logre detallar algo, parecía ser la silueta de una persona "Debe ser una persona, no he oído de animales o seres con una contextura tan peculiar." Lo más sensato era llamar la atención de aquel ser, podía ser una persona que se hallase perdida en el bosque, si ese era el caso debería hacer todo lo posible para ayudarla. Llevé dos dedos a mi boca y soltando el aire silbé sonoramente, esperaba que aquello funcionara para atraer la atención de la silueta. Si no recibía respuesta solo me quedaría la opción de realizar un acercamiento directo.
Alois
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Re: La llegada [Libre][2/2]
Vale Jeannie, dónde te has metido ahora, si es que eres el desastre de la ubicación, el terror de los mapas, la tempestad ahuyentadora de brújulas, la titán de... Creo que ya es suficiente.
Si solo hubiera alguien a quien pedir direcciones, bueno, alguien de quien me pudiese fiar... Aún tengo fresco el altercado con cierta elfa que lo único que me trajo fue dolor de cabeza.
Aunque recuerdo esa parte de mi vida con especial cariño, es de esas pocas veces en las que te regalan galletas... Y acto seguido te las roban. Y te pegan gigantes... Y... Bueno, cosas, al fin y al cabo. Luego están mis aventuras con Fred y Wood, oh, echo de menos a Wood, sus galletas, sus miradas de "Qué demonios está haciendo Jeannie ahora"... Como me gustaría seguir molestando a la licántropa un poco más.
-¡Pero por qué me he vuelto a perder!. -Grito para desahogarme y estirar los músculos. Siempre me sucede lo mismo, horas caminando, comiendo setas extrañas de los caminos, frutas igualmente raras con cara de veneno, pero por ahora sigo bien, no sé cómo, espero no volverme adicta a algo raro.
Suspiro. Bueno, a ver, dónde estoy ahora, miro alrededor. Bosque, más bosque, sigue habiendo bosque. Me subo a un árbol, miro al horizonte y decido que el mejor camino es el que hace una misma, así que por las ramas se ha dicho.
Tras varios kilómetros de saltos, volteretas y balanceos por los árboles llego a lo que parece un lugar horrible, sin nada divertido que hacer. Pero cuidado Jeannie, un árbol enorme al final del camino y... Eso que cuelga es una liana absurdamente gigantesca que llega hasta otro árbol un poco más lejano.
No, no debería, nadie en su sano juicio estaría retrocediendo para tomar impulso como yo en estos instantes, y desde luego nadie en su sano juicio estaría utilizando el final de la rama como trampolín...
- ...
Ahí vamos de nuevo...
- ¡WIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII! ¡Esto es geniaaaaaaaaaaal!
Un balanceo abrumadoramente amplio. Casi al final, llegando hasta el otro árbol, escucho un sonido agudísimo que me hace perder la concentración. Tropiezo con una rama y voy rodando directa hacia el tronco del árbol. Un choque, ramas rotas. Caigo al suelo.
-¡Ay! Maldita sea... -Me limpio las hojas y ramitas de la camisa y los pantalones. Me quito las botas para sacar las que se han metido dentro.
- Que sonido más estridente, por el amor de todos los Dioses.
Miro a mi alrededor, sentado en la base del árbol hay un hombre bebiendo.
- Esto... ¿Hola? Soy Jeannie Fawkes, mucho gusto. -No parece mala persona, así que le tiendo la mano y sonrío todavía con las botas en las manos.
Si solo hubiera alguien a quien pedir direcciones, bueno, alguien de quien me pudiese fiar... Aún tengo fresco el altercado con cierta elfa que lo único que me trajo fue dolor de cabeza.
Aunque recuerdo esa parte de mi vida con especial cariño, es de esas pocas veces en las que te regalan galletas... Y acto seguido te las roban. Y te pegan gigantes... Y... Bueno, cosas, al fin y al cabo. Luego están mis aventuras con Fred y Wood, oh, echo de menos a Wood, sus galletas, sus miradas de "Qué demonios está haciendo Jeannie ahora"... Como me gustaría seguir molestando a la licántropa un poco más.
-¡Pero por qué me he vuelto a perder!. -Grito para desahogarme y estirar los músculos. Siempre me sucede lo mismo, horas caminando, comiendo setas extrañas de los caminos, frutas igualmente raras con cara de veneno, pero por ahora sigo bien, no sé cómo, espero no volverme adicta a algo raro.
Suspiro. Bueno, a ver, dónde estoy ahora, miro alrededor. Bosque, más bosque, sigue habiendo bosque. Me subo a un árbol, miro al horizonte y decido que el mejor camino es el que hace una misma, así que por las ramas se ha dicho.
Tras varios kilómetros de saltos, volteretas y balanceos por los árboles llego a lo que parece un lugar horrible, sin nada divertido que hacer. Pero cuidado Jeannie, un árbol enorme al final del camino y... Eso que cuelga es una liana absurdamente gigantesca que llega hasta otro árbol un poco más lejano.
No, no debería, nadie en su sano juicio estaría retrocediendo para tomar impulso como yo en estos instantes, y desde luego nadie en su sano juicio estaría utilizando el final de la rama como trampolín...
- ...
Ahí vamos de nuevo...
- ¡WIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII! ¡Esto es geniaaaaaaaaaaal!
Un balanceo abrumadoramente amplio. Casi al final, llegando hasta el otro árbol, escucho un sonido agudísimo que me hace perder la concentración. Tropiezo con una rama y voy rodando directa hacia el tronco del árbol. Un choque, ramas rotas. Caigo al suelo.
-¡Ay! Maldita sea... -Me limpio las hojas y ramitas de la camisa y los pantalones. Me quito las botas para sacar las que se han metido dentro.
- Que sonido más estridente, por el amor de todos los Dioses.
Miro a mi alrededor, sentado en la base del árbol hay un hombre bebiendo.
- Esto... ¿Hola? Soy Jeannie Fawkes, mucho gusto. -No parece mala persona, así que le tiendo la mano y sonrío todavía con las botas en las manos.
Irinnil Fawkes
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Re: La llegada [Libre][2/2]
Me quedé pensativa mirando al infinito, siempre acababa preocupándome demasiado, torturándome con pensamientos intrusivos que no podía evitar, era estresante llevar una vida alarmada, una vida con todos estos conocimientos que dolían a mi pequeño corazón empapado de justicia y deseoso de una paz real; Así me encontraba, parada, perdida en mi misma como los ojos en lo inmenso del bosque, parece como si estuviese esperando un milagro; Un milagro que no iba a llegar, pasaba la mayor parte de mi vida sola, educando y huyendo, a veces me preguntaba como hubiese sido mi vida si no hubiese abierto los ojos ante todos estos problemas que me planteaba una sociedad corrupta, o si no me hubiese transformado.
Me llevé los dedos al cuello y lo acaricié suavemente, recordando tantos momentos melancólicos, entre ellos mi transformación, todos dolorosos pero a su vez unos recuerdos de los que no iba a desprenderme de ellos pues todos forman parte de nuestra idea de revolución, de nuestra vida perfecta y soñada, la cual dolía a diario como una carga, pero era una carga noble de llevar, y de la que me sentía orgullosa, aunque a veces me agotase.
En el peor de los momentos oí un punzante sonido desde mis espaldas que me alarmó, al parecer me había descuidado y alguien se percató de mi presencia -Mierda, mierda, mierda- Dije susurrando para mi misma no me gustaba nada que pasasen estas cosas, y menos aun por las tonterías de siempre. Probablemente se dió cuenta de que yo me percaté de la suya, esto podía ser un problema, quizá en la oscuridad de la noche podría ocultar mi identidad de vampira y no tener que recurrir a la magia, quizá tenia tiempo para esconderme y desaparecer, aunque no parecía un problema, decidí adoptar una postura amigable. Otro sonido llegó a mis oídos, mucho mas tosco... como a golpes, una segunda persona se acercó a la primera que vi, le estaba hablando, aunque no podía oír lo que decían, le acababa de tender la mano, parecían desconocidos... eso me seria de ayuda.
-Ey!- Intenté llamar la atención de estos mientras levantaba la mano, no quería parecer sospechosa, y menos aun con la tensión que había por estos lugares últimamente, encaminé hacia ellos con un paso relajado y confiado.
Me llevé los dedos al cuello y lo acaricié suavemente, recordando tantos momentos melancólicos, entre ellos mi transformación, todos dolorosos pero a su vez unos recuerdos de los que no iba a desprenderme de ellos pues todos forman parte de nuestra idea de revolución, de nuestra vida perfecta y soñada, la cual dolía a diario como una carga, pero era una carga noble de llevar, y de la que me sentía orgullosa, aunque a veces me agotase.
En el peor de los momentos oí un punzante sonido desde mis espaldas que me alarmó, al parecer me había descuidado y alguien se percató de mi presencia -Mierda, mierda, mierda- Dije susurrando para mi misma no me gustaba nada que pasasen estas cosas, y menos aun por las tonterías de siempre. Probablemente se dió cuenta de que yo me percaté de la suya, esto podía ser un problema, quizá en la oscuridad de la noche podría ocultar mi identidad de vampira y no tener que recurrir a la magia, quizá tenia tiempo para esconderme y desaparecer, aunque no parecía un problema, decidí adoptar una postura amigable. Otro sonido llegó a mis oídos, mucho mas tosco... como a golpes, una segunda persona se acercó a la primera que vi, le estaba hablando, aunque no podía oír lo que decían, le acababa de tender la mano, parecían desconocidos... eso me seria de ayuda.
-Ey!- Intenté llamar la atención de estos mientras levantaba la mano, no quería parecer sospechosa, y menos aun con la tensión que había por estos lugares últimamente, encaminé hacia ellos con un paso relajado y confiado.
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Re: La llegada [Libre][2/2]
El sonido procedente de los árboles y la maleza era extraño, es como si alguien se estuviese movilizando por estos. Luego del silbido un ser del tamaño de un niño cayó y rodó por el suelo, por la trayectoria tomada no me extrañó que este terminara chocando en el árbol, la apariencia que traía era totalmente desaliñada , traía ramas y pedazos de fauna en sus ropas.
- ¿Sonido estridente? - Fue lo primero que dije ante las palabras de la niña, por lo que pude notar a simple vista se trataba de una elfa, eso explicaría muy bien su presencia entre la maleza. - Que manera tan peculiar de presentarte. - Termino diciendo tendiendo la mano a la pequeña elfa, al parecer esta chica no tenía malas intenciones. - Soy Alois, Alois Felce, un gusto pequeña Jeannie ¿Puedo preguntar si te encuentras bien? Tú accidente pareció ser ciertamente... doloroso.
Di un trago regresando la vista al objetivo principal, la aparición de la elfa me había sorprendido pero eso no significaba que debía descuidar a la silueta anteriormente vista. La persona a la distancia parecía estar algo tensa ahora, por lo visto el hecho de que su presencia fuera descubierta le había alertado. La silueta finalmente la vuelta, aunque con la unica palabra que había soltado aún resultaba complicado determinar que podía ser.
En señal de que el mensaje había sido recibido levante de igual manera el brazo que no sostenía la botella de licor, por lógica humana, la mayoría de veces lo mejor era responder una señal de la misma manera, así el mensaje podía darse como "entendido" o "recibido". Luego de que el ser de la lejanía diera el mensaje comenzó a acercarse, eso eliminaba el problema de tener que abandonar mi posición de "descanso".
- Pequeña Elfa ¿Tú conoces a aquella persona? - Pregunté a Jeannie, quizá la niña era la acompañante de la persona de la distancia. - No sería extraño que fuese así, es razonable que fueses su acompañantes de viaje... aunque no entendería porque estabas corriendo entre la maleza ¿Acaso escapabas? . - Llevé la mano a mi mentón arrugando el ceño, la cantidad de posibilidades existentes a causa de la poca información era muy grande, lo mejor sería esperar que quien se encontrase en la lejanía se terminase de acercar o que la menor soltara información, así podría descartar con rapidez y facilidad varias opciones del extenso árbol de posibilidades que crecía en mis pensamientos.
- ¿Sonido estridente? - Fue lo primero que dije ante las palabras de la niña, por lo que pude notar a simple vista se trataba de una elfa, eso explicaría muy bien su presencia entre la maleza. - Que manera tan peculiar de presentarte. - Termino diciendo tendiendo la mano a la pequeña elfa, al parecer esta chica no tenía malas intenciones. - Soy Alois, Alois Felce, un gusto pequeña Jeannie ¿Puedo preguntar si te encuentras bien? Tú accidente pareció ser ciertamente... doloroso.
Di un trago regresando la vista al objetivo principal, la aparición de la elfa me había sorprendido pero eso no significaba que debía descuidar a la silueta anteriormente vista. La persona a la distancia parecía estar algo tensa ahora, por lo visto el hecho de que su presencia fuera descubierta le había alertado. La silueta finalmente la vuelta, aunque con la unica palabra que había soltado aún resultaba complicado determinar que podía ser.
En señal de que el mensaje había sido recibido levante de igual manera el brazo que no sostenía la botella de licor, por lógica humana, la mayoría de veces lo mejor era responder una señal de la misma manera, así el mensaje podía darse como "entendido" o "recibido". Luego de que el ser de la lejanía diera el mensaje comenzó a acercarse, eso eliminaba el problema de tener que abandonar mi posición de "descanso".
- Pequeña Elfa ¿Tú conoces a aquella persona? - Pregunté a Jeannie, quizá la niña era la acompañante de la persona de la distancia. - No sería extraño que fuese así, es razonable que fueses su acompañantes de viaje... aunque no entendería porque estabas corriendo entre la maleza ¿Acaso escapabas? . - Llevé la mano a mi mentón arrugando el ceño, la cantidad de posibilidades existentes a causa de la poca información era muy grande, lo mejor sería esperar que quien se encontrase en la lejanía se terminase de acercar o que la menor soltara información, así podría descartar con rapidez y facilidad varias opciones del extenso árbol de posibilidades que crecía en mis pensamientos.
Alois
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Re: La llegada [Libre][2/2]
Parece una persona agradable, al menos no ha intentado matarme o robarme mis preciadas galletas. En cambio parece más ocupado bebiendo su alcohol y descansando apaciblemente en el árbol que prestando atención a los objetos personales de los demás. Por un momento temí haber caído cerca de un asaltante de caminos, uno hambriento de deliciosas y dulces galletitas.
- Sí, un sonido agudo y estridente que me ha hecho perder mi concentración mientras me balanceaba felizmente entre los árboles. Es lo que me ha hecho terminar así -Me miro de arriba abajo, estoy toda llena de hojas y ramitas que voy quitando una por una. Suspiro. Reviso mis ropas para revisar que no me he roto ninguna otra vez.
- Bueno, parece que estoy bien, salvo por un pequeño dolor de cabeza... Todo bien. -Sonrío.
Me siento a su lado y me dispongo a comer una de las galletas. Las saco disimuladamente para que no sepa mi escondite secreto galletil. Levanto la vista para ver el paisaje y veo a una persona que parece estar acercándose poco a poco. Mi acompañante me pregunta si la reconozco... Me rio, como si yo pudiera reconocer a alguien en un lugar como este. Bueno, realmente como si yo pudiera reconocer a alguien que no haya visto en la última semana. Suspiro, pensándolo bien eso era algo bastante triste.
- No... La verdad es que tengo bastantes dificultades para reconocer gente, al fin y al cabo creo que he perdido la memoria recientemente. No sabes la de dolores de cabeza que da el preguntarle a todo el mundo si nos conocemos de antes.
Sigo mirando a la persona que se acerca mientras me termino la galleta y me pongo de nuevo las botas. Nunca se sabe cuándo vas a tener que correr por tu vida en estos parajes tan desolados. Aunque venía caminando demasiado relajadamente para tratarse de algún asaltante. O necesitaba ayuda, o indicaciones, o amigos, o galletas, o era un asaltante con mucha autoestima y pensaba descuartizarnos en cuestión de segundos.
Se me hace un nudo en la garganta solo de pensarlo. Desenfundo el arco, lo pongo en el suelo y dejo una flecha a su lado. Solo por si acaso...
- Sí, un sonido agudo y estridente que me ha hecho perder mi concentración mientras me balanceaba felizmente entre los árboles. Es lo que me ha hecho terminar así -Me miro de arriba abajo, estoy toda llena de hojas y ramitas que voy quitando una por una. Suspiro. Reviso mis ropas para revisar que no me he roto ninguna otra vez.
- Bueno, parece que estoy bien, salvo por un pequeño dolor de cabeza... Todo bien. -Sonrío.
Me siento a su lado y me dispongo a comer una de las galletas. Las saco disimuladamente para que no sepa mi escondite secreto galletil. Levanto la vista para ver el paisaje y veo a una persona que parece estar acercándose poco a poco. Mi acompañante me pregunta si la reconozco... Me rio, como si yo pudiera reconocer a alguien en un lugar como este. Bueno, realmente como si yo pudiera reconocer a alguien que no haya visto en la última semana. Suspiro, pensándolo bien eso era algo bastante triste.
- No... La verdad es que tengo bastantes dificultades para reconocer gente, al fin y al cabo creo que he perdido la memoria recientemente. No sabes la de dolores de cabeza que da el preguntarle a todo el mundo si nos conocemos de antes.
Sigo mirando a la persona que se acerca mientras me termino la galleta y me pongo de nuevo las botas. Nunca se sabe cuándo vas a tener que correr por tu vida en estos parajes tan desolados. Aunque venía caminando demasiado relajadamente para tratarse de algún asaltante. O necesitaba ayuda, o indicaciones, o amigos, o galletas, o era un asaltante con mucha autoestima y pensaba descuartizarnos en cuestión de segundos.
Se me hace un nudo en la garganta solo de pensarlo. Desenfundo el arco, lo pongo en el suelo y dejo una flecha a su lado. Solo por si acaso...
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