Las estrellas a brillar, marinero a la mar [CERRADO]

Artabán Sáb 06 Oct 2018, 14:49

No tienen por qué enterarse que a la última tripulación con la que navegué la sacrifiqué en una tormenta, ¿no?

Tampoco tienen por qué saber que todo fue un intento vano por obtener una nueva fuente de magia, ¿no?

No, por supuesto que no, todos esos son detalles que no necesitan saber, sólo deben saber que soy bueno en lo que hago. El hecho de que este pobre patán deba morir por ello es... circunstancial.

El divertido bailecito que lleva a cabo, sin embargo, mostrando sus armas, haciéndolas describir curvas a su alrededor como si eso le hiciera un experto en sables, me hizo sonreír.

Pero vamos, también puedo divertirme un poco. Por eso me pasé la uña por el colmillo, por eso miré mis dedos como si allí hubiera reunido algunos restos, los hiciera una bolita y la lanzara en dirección general a mi rival. Sabía que en realidad nada le impactaría, era sólo para provocarle.

Debo confesar que no esperaba que avanzara tan rápido y que apenas alcancé a coger el decorado trozo de madera que usaba de foco arcano y levantarlo, apuntando en el último segundo justo entre sus ojos.

¡Bang!

Frenó en seco.

Me giré, encogiéndome de hombros y levantando mis manos. La pequeña e insensata demostración de virilidad debía ser suficiente.

Vi uno de ellos sonreír, otro darse un golpe en el pecho, uno mostraba congoja, lástima por él... pero fue el de más a la izquierda el que atraería mi atención, el que rápidamente desvió su mirada a un costado, luego abajo.

Me giré.

Al parecer aquel marinero de segunda tenía, al menos, una mezcla de resistencia y agallas, poniéndose de pie para atacarme con su sable. Seguramente pensó que me podía pillar por sorpresa, que acabaría en gloria con un repunte de último momento, haciendo gala de su habilidad.

¡Bang!

Debo confesar que a ese tiro le puse menos energía. No pretendía matarle, ni siquiera quería terminar la pelea rápidamente. Si el marinerito quería lucirse, yo haría lo propio. Tuvo que detenerse, sujetando con una mano el muslo, justo donde un doloroso moretón le acompañaría al menos una semana.

¡Bang!

Pude ver cómo uno de sus dientes salía desprendido, realizando una parábola en el aire en su trayectoria a la arena de la playa. De alguna manera eso pareció ser suficiente y el marinero cayó de rodillas, rendido.

Con una mueca de orgullo, guardé la madera tallada que hacía de canal a mi magia arcana y me acerqué al líder, al capitán del barco. Él se encontraba sentado en una piedra, mientras todos los demás estaban de pie. Esto le daba un cierto aire de autoridad. Tenía una barba oscura con tonos rojizos, un sombrero amplio y portaba un sable a su costado. Su chaqueta estaba bastante raída y daba a notar que alguna vez perteneció a un oficial del ejército, aunque no podía estar seguro si era él quien lo había sido o simplemente la había obtenido de otro.

–Y bueno, hablemos de negocios –le dije.

A mi alrededor había al menos una quincena de marineros, con variopintas apariencias, aunque todos tenían en común la falta de higiene. Quizás le había hecho un favor al que había enfrentado al sacarle el diente, a juzgar por la salud dental que ostentaba el grupo. Era una suerte estar al aire libre.

–Un momento, mi segundo debe llegar en cualquier momento con un par de hombres más. Lo que vamos a hacer tiene peligros y mi último enfrentamiento con Barbagrís me dejó bajo de espadas listas para luchar. Seguro le ofrecerá a algunos incautos gloria y dinero. Lo segundo lo tendrán, si todo sale bien... la gloria está sobrevalorada.

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Para los que se incorporen: Se encuentran frente a un grupo de piratas que busca gente para iniciar una aventura. Su personaje puede saber que son piratas y que lo que harán es ilegal, o bien puede llegar engañado, eso depende de ustedes.

Kosir Dom 07 Oct 2018, 04:15

Asustarse no es bien visto en la cultura de los brumosos, siempre suele acarrear alguna “lección correctiva” por lo que es natural que los miembros disimulen tal comportamiento… pese a esto cuando Kosir finalmente llega al imponente océano no logra evitar sentirse sobrecogido.

Ni en sus sueños más salvajes se hubiera podido imaginar una extensión de agua tan enorme, literalmente abarca hasta donde llega la vista. Ver esa fuerza arremetiendo contra la tierra es sin duda algo digno de respeto.

Su sociedad no conoce el océano por obvias razones, bosque negro apenas tiene algunos lagos y ríos dada su ubicación con respecto al gran mundo. El muchacho duda que de contar esto en su aldea natal alguien pueda creerle.

Permanece allí varias horas, hipnotizado por las olas. El ruido y la sal crean rápidamente una impronta mental que podrá reconocer en cualquier lugar sin importar las circunstancias del momento.

Ahora entiende porque la caravana que pasó hace días lo miro de forma tan extraña cuando pidió que le explicaran bien a que se referían con “mar”, sin duda es un elemento de lo más natural para los exteriores.

Cierto tumulto le hace perder la concentración y es que algo violento tiene lugar adelante, como buen guerrero curioso avanza para detallar todo llegando en un momento privilegiado… extraña forma de luchar.

Kranos…

Nota enseguida que se trata de Nerer, lo que afuera se conoce como magia… en realidad no tiene motivo para llegar a esa conclusión pero suele endosarle tal calificativo a cualquier cosa desconocida o rara.

Cansado de esconderse como una comadreja cobarde pasa a revelar su presencia, aunque al principio es observado con sorpresa terminan por dejarle integrarse. La gente violenta suele reconocerse entre sí.

¿Que ser esto?

¿Forastero?, es tu día de suerte “coloca la mano sobre el hombro del joven” buscamos gente para una… aventura.

Kosir no tarda en disolver el molesto contacto, odia cuando la gente desconocida lo toca aunque parece ser algo normal entre exteriores. El sujeto que tiene delante no le inspira confianza pero no está en su naturaleza temer.

¿Tiene que ver con… la océano?

¿La océano? “se echa a reír” si muchacho, yo no lo hubiera dicho mejor jajaja.

Detesta cuando hacen un chiste de él, algo que lleva experimentando desde su exilio. Lo dejara pasar pues sinceramente desea entender más sobre la masa de agua salada que en su mente no tiene fin o propósito.

Nes, me uno.

Irinnil Fawkes Mar 09 Oct 2018, 04:43

Playa, adoro la playa. Tomar el sol, rodar por la arena, hacer formitas y castillos con ella. Darme un baño en el mar... Es un lugar perfecto para unas vacaciones depués de vagar por Sandorai un tiempo. Leónidas decidió quedarse en el bosque a recolectar bellotas, nunca tiene las suficientes, maldita ardilla avariciosa. Es un poco más aburrido si la tonta jugueteando y corriendo por la arena, pero qué se le va a hacer, es una ardilla libre.

Tras bañarme un rato y remojarme decido que es un buen momento para dar un paseo a lo largo de la playa. Adoro sentir la arena bajo mis pies, es una de esas pequeñas cosas de la vida que creo que no se aprecia lo suficiente. Salvo los piratas como Werner, poca gente frecuenta las playas hoy en día. Culpa de la guerra sobre la que he escuchado hablar. Supongo.

A lo lejos veo lo que parece un grupo de hombres en medio de una pelea. Toco las flechas de mi carcaj para contarlas, suficientes para un enfrentamiento pequeño. No tiene por qué pasar nada, pero es mejor prevenir antes de acercarse a gente violenta. Uno de ellos parece estar defendiéndose con magia, su porte indica seguridad en sí mismo y en sus habilidades. No parece que los demás tengan ninguna oportunidad contra él.

Conforme me acerco aparece una nueva persona. ¿Ese es...? Oh, ¡es Cosmic! Hacía tiempo que no veía a ese chico escurridizo. Apuro un poco el paso para llegar al grupito de hombres. Demasiados hombres, quizás... Bueno, si pasa algo tendré a Cosmic para ayudarme en la trifulca.

Un poco más relajada me acerco al chico, justo para escuchar como acepta unirse a lo que sea que dichos hombres planeen hacer.

- Señor, si Cosmic va, yo también quiero ir.

- Jajajaja, ni hablar, es de mal fario llevar a una mujer a bordo. Aunque sea una de tamaño portátil.

Me quedo pensativa un segundo mientras el que parece ser el jefe se rie de sus ocurrencias.

- También es de mal fario no llevar a nadie que cure a tus hombres, y menos cuando ya están llenos de moratones. - Señalo uno de los marineros del suelo.

- Bueno, es cierto que una elfa con habilidades curativas nos vendría muy bien y si se te da tan bien usar ese trasto como se cuenta de los elfos... Vale, creo que me has convencido, si eres más un estorbo que una ayuda siempre podemos emplearte como cebo para los peces.

Más alegre por poder ir de aventuras con Cosmic que molesta por los comentarios, me giro y voy corriendo en pos del chico.

- ¡Hola Cosmic! ¿Te acuerdas de mi? La chica de las galletas. Me he apuntado yo también, no sé de qué va, pero seguro que es divertido que vayamos juntos.

Sonrío al joven y le tiendo una galleta, todavía húmeda por haber olvidado quitarlas de la bolsita antes de darme el baño.

Artabán Sáb 13 Oct 2018, 14:33

Me acerqué a los reclutas y mantuve las apariencias. Ofrecí una gentil reverencia a la muchacha y un firme apretón de manos al joven. Iban a ser mis compañeros, iban a luchar a mi lado si era necesario.

Eso no impidió que por dentro tuviera dudas. Se trataba de una muchacha que apenas parecía bordear la mayoría de edad y un muchacho que bien ayer podía haber estado jugando con juguetes.

Aún así, muchos niños luchaban en las filas de los brujos en los tiempos de guerra, algunos de ellos capaces de grandes hazañas... otros simplemente como carne para los ataques enemigos.

–Mi nombre es Artabán Myrddin –les dije con una leve inclinación en diagonal de cabeza.

Pronto llegó el momento de subir al barco. Se trataba de una embarcación clásica, algo maltrecha por la falta de cuidado, pero de estructura firme. Había muchas conchas marinas pegadas en la madera, lo que generaba un poco de mal olor. Me dije a mí mismo que iba a ser necesario enseñar a esa gente a tener un poco de disciplina. Aún no era el momento.

Trepé por la cuerda mostrando experiencia en ello, deliberadamente. El respeto debía construirse a partir de esas pequeñas cosas.

Una vez en cubierta me acerqué a la mesa de mando, donde el capitán extendía un mapa de los mares e islas de ese entorno.

–La mercancía está allí –dijo depositando un grasiento dedo sobre el mapa, dejando una mancha transparente–, así que será simple, debemos navegar en una línea diagonal respecto a la costa, aprovechando la dirección de las mareas, y tardaremos nada en llegar a la isla.

Observé el diagrama y la estrategia tenía completo sentido, excepto por un pequeño detalle.

–Excelente idea, capitán –dije en tono afable–, sin embargo me gustaría agregar algo. No sabemos si hay posiciones enemigas de defensa. Si las hay, seguro esperarán una llegada por ese lado.

–Si la hay, les cortamos las gargantas a sablazos –dijo orgulloso.

–Oh, claro, sin duda. Ahora, ¿no sería más fácil dar sablazos si llegamos desde la espalda?, sólo sería necesario dar un rodeo en esta isla, antes de llegar, aprovechando la misma marea que su experiencia como marinero nos dice, para seguir en paralelo hasta este punto.

El capitán miró el mapa y se quedó pensativo, rascando súbitamente su barba. Contemplé un bicho de extraña procedencia caer de ella hacia el mapa, pero preferí evitar mirarlo.

–Huhhmm, cuando estemos en ese lugar evaluaré la posición. Por ahora, preparad el barco para levar ancla.

–Sabia decisión –dije con una suave sonrisa.

En tanto, un marinero de aspecto bruto, de ancha espalda y cicatrices incontables, se dirigía hacia los otros recién llegados. Les indicaba unas cuerdas que daban a las velas.

–Ayudad con eso, debemos levantar las velas para ponernos en movimiento –dijo, o más bien vociferó.

De alguna manera, como me habían visto hablando con el capitán no me habían dado órdenes, no al menos de inmediato. Me quité entonces la chaqueta y arremangué la camisa, acercándome a los jóvenes y tomando yo mismo una de las cuerdas.

–Eh, chico, te ves fuerte, ¿por qué no tomas tú la primera, que es más pesada, y le dejas a este viejo la del medio? –le dije –. Y, por cierto, tus ropas no se me hacen muy reconocibles, ¿de dónde vienes?

Me giré luego hacia la joven elfa y de pronto su imagen se me hizo inapropiada al contexto. Las jóvenes elfas suelen tener un aire de inocencia y pureza, algo raro de ver en un barco lleno de brutos y piratas. Quizás eso me había hecho enamorarme de ella tantos años atrás... ¿cuántas cosas habrían sido distintas si no hubiera caído en los encantos de esa elfa en la guerra? miré al mar para quitarme esos pensamientos.

–Un consejo, pequeña. Estos hombres no suelen tener chicas a bordo y no son precisamente caballeros –dije haciendo una señal con la cabeza hacia el hombre de espalda ancha que miraba desde lejos–. Además, el aire marino puede ser muy frío mar adentro. Le aconsejaría ponerse una chaqueta, si gusta, la mía la he dejado sobre ese cajón.

Kosir Sáb 13 Oct 2018, 20:58

Cuando Kosir ve aparecer a su conocida no puede evitar mirarla con sorpresa, luego de entender lo enorme que es el mundo no se imaginaba poder experimentar un encuentro casual con ella una segunda vez.

Asiente a modo de saludo, le alegra saber que consiguió salir de aquella gran ciudad sin problemas mayores… es justo decir que tuvieron “inconvenientes violentos” y solo los superaron por caprichos del mundo astral.

Confundir el nombre de una persona es en cierto modo ofensivo para los brumosos, luego de alcanzar la adultez es tomado como insulto pleno. A pesar de esto el muchacho no reacciona de mala manera por la aproximación de Jeannie, solo ella gozara de tal beneficio.

Me alegra verte aquí “dice aceptando la galleta”.

Mira con cierta desconfianza el alimento empapado aunque al final termina por comerlo, pese al sabor salado se puede distinguir cierto gusto dulce. Kosir no recuerda haber probado algo así en casa, le gustaría experimentar la experiencia completa.

¿Esto es una galleta?... Xerxos, interesante.

Pese a las negativas iniciales el grupo de personajes termina por aceptar a la dagenle, es claro que ambos jóvenes tendrán una nueva aventura por delante. Cuando terminan los formalismos son invitados a subir al enorme sarcófago flotante.

El salvaje escala con rapidez, no es muy diferente a las rampas que tienen en bosque negro. Los puestos defensivos del poblado suelen estar encima del suelo para evitar emboscadas y tener mejor visibilidad.

Arriba el muchacho se encuentra un mundo extraño, tan diferente a lo que está acostumbrado que da varias vueltas alrededor detallando todo. Sin duda es una entidad completa, similar a un bote de rio pero con un mundo de diferencia.

Es tal su asombro que casi tropieza con algunos personajes, luego de varios contactos decide parar… odia que lo toquen. Una cosa tiene bien clara, no tiene ni menuda idea de cómo en el nombre de los ancestros funciona la barcaza.

Pronto se emiten ordenes aunque el elemento bárbaro no entiende su contexto, incluso uno de los personajes problemáticos le pide ayuda directamente… soltando cosas que confirman la ignorancia del joven.

Yo… ¿La primera? “mira con cierta vergüenza” ¿Que ser velas?

Agradece bastante que se le pregunte algo más comprensible para su persona, una interrogante que suele ser norma cuando habla con cualquier habitante del extraño mundo exterior. Es como si llevara el sello de su gente consigo a todos lados.

Vengo de bosque negro, un sitio que esta… por allá “señala al norte”.

El curtido personaje también da algunas recomendaciones a Jeannie, detalles sobre su vestimenta que vale la pena tener en cuenta. Ciertamente en bosque negro la chica se congelaría, sufriría infortunios con muchos seres naturales y… ataques de pretendientes poco amables.

Irinnil Fawkes Dom 14 Oct 2018, 19:53

A Cosmic le alegra mi presencia, y a mi la suya, si no estuviera él aquí no me habría enrolado en una tripulación extraña de la que no sé ni los planes que tienen...

Uno de los tripulantes parece un hombre guapísimo, se acerca a mi y me hace una reverencia. Me sonrojo un poco, es la primera vez que me hacen una reverencia en toda mi vida, o al menos que yo sepa.

- Yo me llamo Jeannie Fawkes. Encantada de conocerles señor Artabán.

Entonces parece que llega el momento de subir a la embarcación. La verdad es que comparada con el navío del capitán Werner esta parece salida de un vertedero. Pero al menos cumplirá con su función de flotar. O eso espero. Reúno un poco de magia y salto directamente a la cubierta del barco.

El hombre guapo que se ha presentado como Artabán se encuentra hablando con el capitán. Ni siquiera me planteo acercarme a ellos, puesto que ni aunque quisiera me enteraría de nada de lo que están hablando.

La organización parece bastante más caótica que en el barco de Werner, aunque no sé cual es el número de nuevos integrantes, por lo que ahí puede estar el origen de la desorganización. La falta de confianza de unos con otros.

Artabán se acerca a mi para ofrecerme consejos, nada nuevo bajo el sol. Ya sé todo eso, los marineros no tienen precisamente fama de ser los más románticos y dulces. Aunque como en todas partes, habrá excepciones. El hombre de espalda ancha que me señala tiene una mirada lasciva que ni se molesta en ocultar. Me entra un ligero escalofrío, no tengo frío pero me acerco al cajón indicado y me pongo la chaqueta del hombre.

Tras la conversación con Artabán me siento más fuera de lugar entre todos estos hombres, no había caído en todas esas cuestiones al enrolarme en la misión. Me abrocho la chaqueta, de esta forma me encuentro un poco más cómoda con todos estos alrededor.

Subo de un salto hacia uno de los palos de las velas y las desato desde allí mientras los demás tiran de los cabos. En muy poco tiempo todo queda preparado para zarpar a donde sea que nos dirijamos. Tal vez debería haber prestado mucha más atención en general. Vuelvo a bajar y me sitúo al lado de Cosmic.

El chico también parece estar fuera de su elemento, tiene la mirada perdida y se ve que no se está enterando de nada de lo que ocurre a su alrededor.

- No te preocupes Cosmic, con lo listo que eres en cuanto sepas qué es cada cosa seguro que se te de genial la navegación.

Le sonrío para darle ánimos, no tiene por qué dársele bien, pero jamás lo conseguirá si tiene dudas en su corazón.

Esquivo a un par de tripulantes atareados y me voy dando saltitos hasta un lugar de la cubierta en la que no moleste.

Artabán Lun 15 Oct 2018, 05:14

Una vez terminamos de poner a punto el barco nos pusimos en movimiento. El proceso siempre tiene algo de emocionante, sientes el movimiento en tu pecho cuando el barco sube y baja a merced de las olas.

Me asomé por la borda para mirar una vez más el puerto. A lo lejos se veía una flota de barcos con estandarte naranja. En uno de ellos pude distinguir el escudo de mi familia. Debían ir al Hekshold.

Me retiré a cubierta, diciéndome a mi mismo que era porque aún había mucho que hacer.

Tomé un cepillo y me arrodillé, arremangado tanto los pantalones como la camisa para ponerme a limpiar la cubierta.

–Niños –les dije a mis más recientes acompañantes –, hay quienes piensan que las labores de limpieza son menores, denigrantes, pero yo creo que un buen guerrero debe saber limpiar dónde pisa y tener en orden sus cosas. ¿Por qué no me ayudan a enseñar a estos holgazanes de qué se trata cuidar un barco?

Algunos de los piratas me miraron extrañados. Quizás aún no era hora de la limpieza o quizás sólo lo hacían cuando tenían la mugre hasta el cuello.

Una gaviota de posó cerca, quizás esperando que algo de lo que removía fuese comestible. Pronto se dio por vencida y reanudó su vuelo.

No estoy seguro de cuánto tiempo pasó, pero cuando volví a mirar la cubierta lucía mucho mejor. Con orgullo me sequé la frente y contemplé el océano. Estaba tranquilo y ya no había señales del puerto ni las embarcaciones al Hekshold cerca. Sólo estábamos nosotros y una isla que comenzaba a tomar forma en la distancia.

–Se puede ver que no son hombres ni mujeres de mar –dije a los jóvenes –Déjenme darles un consejo. La mar, porque deben saber que es mujer, es caprichosa. Nunca hay que confiarse porque parezca aburrida, el clima es difícil de prever y siempre hay que estar preparado.

Indiqué un punto en la distancia. Apenas una mancha gris de divisaba.

–Eso de allá puede que sea una tormenta y se nos venga encima, o puede que pase de largo. No podemos saberlo bien en este momento, pero hay que estar listos. Lo primero debería ser revisar que las jarcias y las velas estén todos en orden.

Me dirigí nuevamente hacia las velas que antes habíamos elevado, pero no alcancé a llegar.

–barco a estribor –se oyó el grito del centinela.

Me dirigí inmediatamente al costado derecho de la embarcación y usé una de mis manos como visera. Allí estaba, pequeño aún, apenas visible. A su lado, un poco más atrás, había otra figura, pero en la distancia costaba saber si era otra embarcación.

–Mis ojos ya no son los de antes, señorita –dije a Jeannie –, dime, ¿ven tus ojos de elfa algún estandarte? Si no llevan estandarte de seguro son piratas.

Kosir Lun 15 Oct 2018, 20:12

El muchacho termina por entender una noción general de lo que debe hacer y se pone con ello, el cumplido de Jeannie da ese empujón extra que necesita para volver a tomar su actitud lanzada hacia las nuevas tareas que tiene por delante.

Aprende bastante sobre el funcionamiento de un barco, debe admitir que le resulta fascinante como las cosas forman parte de un todo. En cierto modo le recuerda a su clan, donde todos los miembros hacen su trabajo por el bienestar común.

Le cuesta un poco acostumbrarse al bamboleo del tronco flotante, siente que se le revuelve el estómago un par de veces pero luego de la primera hora los mareos se vuelven tolerables.

Artabán solicita entonces asistencia por segunda vez, esta vez con tareas menores de limpieza. Kosir se encoje de hombros antes de tomar algunas herramientas que considera calificadas para el trabajo.

Danel.

En bosque negro cuando un niño no realiza bien su labor puede recibir dos tipos de castigo, una paliza o ser destinado a limpiar… algunas veces ambas cosas. El joven adulto que ahora viaja por una masa de agua inverosímil recibió dicho trato varias veces pues tenía facilidad para romper cosas frágiles.

Un tiempo después el lugar se encuentra más limpio, algo que merece crédito debido al cochino estilo de vida que llevan los habitantes de este sitio flotante en particular. Un poco más y serian seres bestiales mitad cerdo.

Pronto el curioso aliado que Kosir y Jeannie parecen haberse conseguido suelta algunas impresiones sobre el estilo de vida en “la mar”, sin duda tiene una gran cantidad de años haciendo lo que ambos chicos tratan de aprender ahora.

Pediría ayuda a mis dioses pero… no tenemos ninguno que reine sobre tanta agua “niega con la cabeza” frustrante.

Al parecer una tormenta se vislumbra en el horizonte, en condiciones normales no sería problema para el chico bárbaro pero ahora que está rodeado de agua… entiende que su situación puede volverse desesperada.

Sale a revisar que todo este propiamente dispuesto como se le instruye pero no logra siquiera subir a las velas, al parecer otro barco se les acerca y puede traer consigo intenciones bastante hostiles.

Cierta sonrisa maliciosa se forma en el joven salvaje, un barco lleno de enemigos dispuestos a batirse en combate mortal es como diversión móvil. Incluso en la mar existen rivales interesantes al parecer.

Quizás este sitio si tenga algunos dioses nuestros jaja.

Irinnil Fawkes Lun 15 Oct 2018, 22:40

Por fin el barco se ponía en movimiento, el suave balanceo originado por el oleaje es algo reconfortante. Me relaja y disfruto de la sensación.

Artabán se dirije de nuevo a nosotros, esta vez para que le ayudáramos a realizar las tareas de limpieza del barco. Ninguno de los demás tripulantes le estaba dando importancia al estado de la cubierta. A juzgar por algunas miradas extrañadas, Artabán llevaba poco tiempo con esta tripulación. Debía de haberse enrolado al mismo tiempo que nosotros.

- Claro, yo te ayudo a limpiar un poquito, soy toda una especialista en el noble arte del pulimento.

Agarro cuatro cepillos, me quito los zapatos y pateo un cubo de agua sobre la cubierta. Acto seguido agarro dos de los cepillos con los dedos de los pies y los otros dos con las manos. Me tiro en el suelo y me voy deslizando por la cubierta haciendo círculos por el suelo con las manos y los pies. En tan solo un par de minutos dejo todo un lado de la cubierta perfectamente limpio.

Artabán nos da consejos sobre la vida en el mar, perdón, la mar, según él es mujer. No sé si se trata de una forma que tienen los marineros de suplir la falta de sexo femenino a bordo o si por el contrario se debe a algún tipo de leyenda marítima. Es posible que nunca descubra cual es la verdad al respecto.

- Debo agradecerte que me hayas prestado tu chaqueta, pero si la necesitas no dudes en pedírmela, seguro que encuentro algunas mantas por allá abajo en caso de necesitar algo para taparme del frío.

Le hago una pequeña reverencia pícara a Artabán.

- Prometo regalarte galletas cuando lleguemos de vuelta a puerto. -Le sonrío.

Se va hacia las velas de nuevo, por lo que aprovecho para saltar encima de Cosmic de forma juguetona.

- Te veo más animado y seguro de tus acciones a bordo, me alegra ver que te adaptas tan bien. En realidad este es mi segundo viaje en barco, estuve un tiempo navegando con el capitán Werner, un señor con algas en lugar de barba, es muy gracioso.

Interrumpe mi hilo de pensamientos un grito del centinela del barco avisando de un avistamiento de otro navío aproximándose desde estribor. Casi al momento Artabán se acerca a la baranda para identificar la embarcación. Desde ese lugar no consigo observar ningún estandarte.

- No veo ningún estandarte desde aquí, ahora lo confirmo.

Me acerco al mástil del vigía, me rodeo de magia y de un salto llego hasta la mitad de la escalerilla de cuerda, tomo impulso de nuevo y llego a la cofa. Tomo el telescopio de manos del vigía y reviso el barco minuciosamente.

Grito a Artabán desde arriba.

- Confirmo que el barco no lleva ningún estandarte a la vista, Artabán. ¿Crees que de verdad serán piratas? Werner llevaba un estandarte con fondo negro en el barco...

Agarro mi arco. La cofa es un sitio perfecto para hacer tiro al blanco en caso de trifulca. Me quedo observando la situación de todos los tripulantes, Cosmic parece emocionado con la inminente pelea. Parece que este viaje cada vez es más emocionante para el chico.

Artabán Jue 18 Oct 2018, 20:45

Los momentos previos a la tormenta siempre tienen ese sabor extraño, contradictorio, como cuando comes un queso agrio. Puede saberte bien, pero aún así tienes claro que algo anda mal.

Es en esos momentos cuando te das cuenta que los barcos no vuelan y son, de hecho, bastante lentos. La figura del horizonte se fue haciendo poco a poco más grande y los marineros más diligentes.

Aquellos que antes holgazaneaban ahora preparaban la cubierta, sacaban armas, alistaban las flechas, disponían pequeños barriles de una mezcla negra espesa para agregar fuego a las mismas, afilaban los sables, de aseguraban de revisar las cuerdas y ganchos de abordaje, cambiaban las cuerdas de la catapulta de cubierta.

Quién lo mirara fuera de contexto vería sólo un grupo de personas trabajando.

Colaboré durante un rato, pero luego simplemente me senté de piernas cruzadas. Cerré mis ojos.

Una cosa bella de la mar, entre tantas otras, es el flujo del éter. En tierra firme es enrevesado, lleno de cambios bruscos, concentraciones caóticas y contradicciones. En el mar es distinto, es sereno, predecible y confiable. Quizás por eso mis antepasados prefirieron las islas.

Dejé que mi mente se conectara con el vacío y mis sentidos se vaciaran. Todo mi ser buscaba al éter, se unía con él en comunión perfecta, incólume.

Al abrir los ojos el escenario había cambiado. Las nubes grises estaban mucho más cercanas y unas tímidas gotas de agua caían de manera ocasional en mi rostro. Los vientos, aún débiles, se comenzaban a arremolinar, generando figuras extrañas en el agua. Pero nada de eso captaba la atención de los marineros, no en ese instante…

… en ese momento lo más relevante era el barco que se aproximaba.

–Ese jodido de Dientenegro no se quedará con mi tesoro –bramó el capitán, con sus manos formando un rígido gancho en torno a la baranda de estribor.

Un grupo de arqueros untó la punta de sus flechas en la mezcla negra y luego la pasó sobre un brasero encendido, iniciando una llama.

Meneé la cabeza con desilusión. No tenían disciplina, no había orden, cada uno se preparaba a lanzar su flecha por separado, incluso chocando entre ellos para buscar la mejor posición de disparo.

Las flechas volaron, cada una salida en un distinto instante, mientras los marineros comparaban entre sí y discutían quién había hecho el mejor tiro. Poco después de que impactaran (al menos las que sí lo hicieron), del otro barco salió una ordenada línea de flechas. Uno de nuestros marineros cayó muerto. Un incendio comenzó en una vela.

Me parapeté detrás del mástil mayor.

–Si no son buenos arqueros, es mejor esperar a resguardo –dije a los jóvenes–. No quieren terminar sus días por una flecha perdida.

Una segunda ronda cayó sobre nosotros y una de ellas terminó peligrosamente cerca de mi pie. Oí al menos dos marineros dar un grito de dolor.

Los barcos se aproximaban uno al otro y los disparos de flechas se hacían más certeros, pero todos sabíamos que esto no acabaría a tímidos disparos de flechas incendiarias... tarde o temprano iba a comenzar el abordaje.

Un ruidoso trueno resonó en el cielo.

Kosir Vie 19 Oct 2018, 16:08

Los hombres pronto inician acciones previas al combate, por desgracia su disciplina flaquea en muchos aspectos. Si un bromoso se comportara de tal forma en plena preparación estratégica se llevaría un severo correctivo de sobrevivir la batalla.

Jeannie alcanza una posición elevada y es que Kosir recuerda su estilo de combate con arco, no pudo tomar una decisión más sensata. Eventualmente este mismo elemento confirma que el barco en persecución no tiene bando.

Piratas… ¿Qué significa?

Es claro que el muchacho tiene poca experiencia con tales adversarios pero lleva suficiente tiempo afuera como para saber una cosa, todos pueden morir sin importar lo que usen o las habilidades personales en su repertorio.

El enemigo se acerca con velocidad aprovechándose de fuertes vientos, se puede decir con propiedad que el chico salvaje ya entiende nociones básicas de como un tronco enorme se mueve por el agua.

Los dioses de la tormenta parecen tentados a desencadenar su poder, es fácil de apreciar como apuñalan el cielo con rayos y relámpagos. Espectáculo que nadie toma en cuenta con sus preparaciones combativas.

El barco aliado dispara la primera ronda de flechas incendiarias, por desgracia muchos proyectiles terminan en el agua debido a la falta de organización. Cuando una andanada ordenada viene del navío contrario Kosir busca cobertura inmediatamente.

Cornicur, son buenos.

Se cuentan bajas entre los marinos circundantes y varios fuegos encienden la vela principal, al menos en distancia el grupo rival tiene una experiencia muy superior. Con el rápido acercamiento de ambas naves todos se preparan para una lucha más personal.

Bajo una reciente lluvia los ganchos comienzan a lanzarse de lado a lado, pero no sin antes una descarga del ama más grande. Este último elemento causa bajas para las dos facciones volviéndose preludio de lo que será un encuentro sangriento.

La mar se vuelve más hostil, con un bamboleo incesante los primeros piratas se lanzan al abordaje. Kosir avanza en carga y suelta un tajo de su mandoble que casi parte en dos al primer invasor, excelente comienzo.

Glorioso.

Es un escenario psicodélico, con una tormenta como testigo dos partes se enfrentan a muerte. En medio de todo cierto joven salvaje no puede sentirse más feliz con la vida por haberle traído a tan hermosa situación.

Irinnil Fawkes Dom 21 Oct 2018, 01:16

El otro navío se había acercado tan deprisa que apenas tuve tiempo de pensar un plan de acción. Tampoco es que normalmente tuviese un plan de acción, pero siempre está bien quejarse un poco de una misma. No tengo claro si es tan solo cosa mía, pero los marineros del bando contrario parecen bastante más organizados que los nuestros. ¿Es que acaso no han trabajado juntos en ninguna ocasión?¿La tripulación está recién formada? Tal vez seguir a Cosmic hasta un barco tripulado con gente que no está dispuesta a la cooperación no haya sido buena idea después de todo. Bueno, lo hecho hecho está, así que ahora tendremos que intentar salir de esta como podamos. Al menos el tal Artabán parece saber lo que hace.

Suelto un pequeño suspiro. El vigía ha decidido que la mejor opción que tiene en estos momentos es hacerse bolita para que no le descubran y poder seguir vivo hasta que termine la pelea. Lo miro con un poco de compasión, no todo el mundo está hecho de la misma pasta. Aunque pensaba que la mar volvía a todo el mundo rudo y viril, parece que me equivoqué.

Una de las flechas incendiarias enemigas alcanza la vela justo debajo de mi, el fuego comienza a esparcirse, a ese paso no solo nos quedaremos sin mástil, si no que arderé entre las llamas del infierno y se me quemarán las cosas que llevo en los bolsillos. Me acerco corriendo al vigía y le robo su pequeño cuchillo. Salto hacia el palo que sujeta la vela y voy cortando las cuerdas que las unen. La tela cae en llamas hacia la cubierta.

- Espero no haberle dado a nadie que me caiga bien...

Vuelvo de un pequeño salto a la cofa y preparo mi arco. Los arqueros de nuestra tripulación dejan mucho que desear, aunque bueno, no son elfos, se les perdona la torpeza. Apunto bastante alto, pues el barco enemigo todavía está un poco lejos, acercándose poco a poco para el abordaje. Suelto la flecha y un segundo después uno de los arqueros enemigos cae abatido.

- Yaay, esa ha sido de suerte. Has visto... este... ni siquiera sé tu nombre, señor vigía.

- Evita hablarme por favor, en cuanto nos terminen de abordar planeo decirles que me habíais capturado y no os debo ninguna lealtad.

- No parece el mejor plan del mundo, si me lo preguntas a mi.

El vigía se encoje de hombros y agacha la cabeza, haciéndose más bolita aún si cabe.

Finalmente ocurre el abordaje, sigo soltando flechas, no todas dan en su objetivo, pero sí consigo abatir varios enemigos. Veo a Cosmic repartiendo mandobles de un lado a otro, sigue disfrutando el maldito. Parece que ahora sí está tranquilo y confiado. Una flecha pasa rozando mi cabello. Debería preocuparme por mí misma en lugar de observar tanto a los demás. Me agacho un segundo, asomo un poco la cabeza. Una nueva flecha pasa silbando. Parece que alguien no está contento conmigo.

"Tengo una idea, déjame a mi, no me gustaría morir en un lugar tan absurdo como este"

La elfa se quita la chaqueta prestada, la dobla y la deja un poco aparte. El peso extra le estorba, le quita movilidad. Y en estos instantes necesita ser rápida y precisa. Se acerca al vigía que está todavía en el suelo agazapado, un golpe, rápido, seco, directo al cuello. El hombre se queda sin tráquea en un instante. La chica lo agarra y lo arrastra hasta el borde, se pone detrás y lo levanta poco a poco, siempre oteando la distancia. Una flecha llega, se clava directa en el cráneo del vigía. La treta ha funcionado lo suficiente como para que la elfa tome su arco, prepare una flecha y dispare al arquero apostado en una de las velas del navío enemigo. Su contrincante cae al mar y ella suelta el cadáver del cobarde marinero tirándolo a la cubierta. Con un poco de suerte matará a alguien en la caída.

Artabán Dom 21 Oct 2018, 15:39

Dientenegro.

Repetí el nombre para mí mismo. No era precisamente un epíteto que pudiéramos considerar digno o halagüeño. Me pregunté si incluso cómo aquel capitán reaccionaría al ser referido de tal forma. ¿Sabía siquiera?

Miré a mi alrededor.

El combate seguía rugiendo y pronto fue evidente que había una superioridad inmensa del otro bando. Los piratas de nuestro lado apenas sabían usar las armas y en el barco contrario había un verdadero batallón.

La joven elfa y el joven humano mostraron tener gran valor y aptitud, derrotando enemigos con una asombrosa facilidad, pero aún así eran apenas dos. Ponderé la situación.

Había dos escenarios posibles de desenlace. O bien si ayudaba podía ser que, con la cooperación de los jóvenes, lográramos inclinar la balanza a nuestro favor... pero ¿entonces qué?. Íbamos a quedar con un barco repleto de heridos, una vela quemada y un capitán incompetente.

Ahora bien, si perdíamos...

Salí de mi protección y sostuve firme en mis manos mis canalizadores arcanos. Comencé a avanzar procurando mantener cuidado ante las flechas que volaban peligrosamente cercanas. Tuve que desviar una usando telekinesis, a riesgo de que terminara clavada en mi pierna. Fue lamentable que el desvío la llevara hacia uno de los piratas de nuestro bando, pero... ¿qué más daba? probablemente el inútil iba a terminar muerto de todos modos.

Subí al puente de mando.

–Ese maldito, vamos a pelear hasta la muerte, si es necesario –dijo el capitán al verme, mientras preparaba nerviosamente su propio arco, sin lograr encajar bien la flecha.

Asentí.

–Hasta la muerte, claro –dije quedándome unos pasos atrás de él, mientras reunía el Éter a mi alrededor.

–Artabán, cúbreme con tu magia para ver si le logro dar al jodido de Dientenegro –me dijo asomándose por la borda.

Disparé.

El capitán dio una graciosa voltereta mientras caía, girando su propio cuerpo en torno a la baranda como un muñeco que es arrojado por una ventana. Era una lástima que no pudiera ver su propio final, pues a esas alturas ya tenía destrozado el cráneo por la nuca.

–No lo tomes personal –dije haciendo tronar mi hombro.

El ayudante del capitán, un sujeto bajo, de aspecto regordete y amplia calvicie, levantó su sable para ir en mi dirección, con una cara de espanto aún dibujada en sus facciones.

–No, no, mala idea –le dije levantando mi canalizador arcano directo hacia su frente–. Una mejor idea sería elevar la bandera blanca para informar de nuestra rendición.

El sujeto se detuvo. Pude ver sus dedos agarrotarse en torno al mango de su arma, llenos de furia, sedientos de venganza... pero me hizo caso. Corrió como si la vida se le fuera en ello hacia el mástil principal y comenzó a girar las poleas que elevarían el blanco trozo de tela por el palo mayor.

Los marineros, muchos aún sin informarse de la muerte de su capitán, buscaron posiciones defensivas y dejaron de atacar. En el otro barco comenzaba el abordaje, pero ante la bandera lo hicieron sin disparar más flechas.

Tras el paso de una veintena de piratas cruzó también el que parecía ser capitán. Vestía una larga chaqueta negra. Lucía algo mayor que yo y con el doble de masa muscular. Su piel tenía numerosas marcas de guerra, pero, sobre todo, destacaba ese diente, un incisivo completamente negro. A esa distancia me costaba estar seguro si era real o falso, pero era claro por qué el difunto capitán le llamaba de esa manera.

–No pretendo acabar con nadie si no tengo que hacerlo –dijo inflando el pecho–. Regresaréis a reparar vuestro barco o lamer vuestras heridas, no me importa. Podéis ir a acostaros con las prostitutas del puerto, si queréis, eso no es problema mío. Haced lo que os plazca, pero con una sola condición, os daréis la vuelta. El tesoro de la isla Armadillo es mío.

Ciertamente su proposición resultaba un final positivo, aunque decepcionante, para nuestra aventura. ¿O no debía ser el final?

–Ya veo por qué le dicen Dientenegro –le dije dando un paso al frente.

–Mi nombre es capitán Matthews –contestó él, girándose hacia mi persona.

–Y el mío es Artabán Myrddin, gusto en conocerlo –dije haciendo un gesto gentil con el brazo y una leve inclinación de mi cuerpo, sin bajar la mirada–, quizás un hombre de su experiencia ha oído de mí.

–El jinete de Ihhrashis, general de Beltrexus... o debo decir, ex-general, caído en desgracia. Recuerdo que una vez estuve en una de sus prisiones por tu culpa –dijo mostrando molestia en su rostro–. La redada de las aguas negras.

–Aah, ya veo por qué su rostro se me hacía familiar, aunque en ese entonces no tenía un diente negro, sí –dije dándome una palmada en la frente–. Dieron buena pelea, debo reconocerlo. La vida da muchas vueltas, ¿no?

–Ve al grano, brujo. ¿Qué quieres?

Me acerqué un poco más.

–He oído que en ese tesoro del que hablas hay un tomo arcano que es de mi interés. Nada de gran valor, pero relevantes en mis investigaciones.

–¿Y qué te hace pensar que te llevaré conmigo?

–¿Notaste cómo pelean esos chicos? –dije apuntando a los jóvenes reclutas–. Vienen conmigo y, si no lo viste, mataron fácilmente a muchos de tus hombres. Ya sabes que ese tesoro estará más protegido que este patético barco de inútiles. Ya conoces mis habilidades, aunque debo confesar que no soy el mismo de antes.

–¿Y qué me asegura que no me traicionarás a la menor oportunidad? –pronuncia lentamente.

–Eres competente, quiero ese libro. El beneficio será mutuo, no tengo razón para ir en tu contra. El capitán de segunda de este barco no iba a tener ninguna oportunidad, pero tú no tienes rival. Si lo tuvieras podrías sentir desconfianza, claro, de que me pase para ese barco.

–No hay barco con mejores piratas que el Sombranegra –dice con cierta molestia.

–Entonces no tienes nada que temer.

–Ya, vi vuestras habilidades en el combate y serán útiles. Pueden pasarse a mi barco, pero nada de desobedecer ninguna orden o los arrojo a los tiburones, ¿entendido?

–Sí, capitán –contesté con una suave sonrisa.

Kosir Lun 22 Oct 2018, 03:16

Por un momento, en el clamor de la batalla, Kosir se siente en comunión con sus dioses. Puede que sea simple misticismo tonto o no, pero a todas luces escucha como si la propia carnicería le hablara… eso lo hace sonreír.

Aunque suene tonto, mientras está repartiendo ataques a todo pirata salado que se le acerca es ignorante de cómo va su realidad general. De momento solo piensa en matar a cualquier sujeto que se le antoje.

Mientras tanto y en lo que parece un mundo aparte, la facción del muchacho sufre derrota tras derrota. El barco pierde partes importantes y los tripulantes caen como moscas en la cubierta ensangrentada.

Es justo decir que Jeannie y su aliado salvaje son los únicos que mantienen la línea, pese a encontrarse en un elemento diferente saben cómo matar y les gusta mucho, único requisito de un guerrero digno.

Cuando la bandera blanca es elevada Kosir mira con odio como sus aliados pierden la voluntad de lucha. No importa, no los necesita, puede combatir contra el barco rival solo pero hay algo que debe hacer primero.

Ensarta al cobarde que rindió la nave para luego quedar en un círculo de muerte, rodeado por un número elevado de batidores enemigos. El joven apenas adulto les mira con cierto rostro perdido, dispuesto a morir hasta que…

Ve al anciano que les instruyo parlamentar con la persona a cargo del barco contrario, ya no se puede confiar en nadie. La escena hace que el muchacho baje su mandoble con extrañeza y es que no entiende nada.

Naru…

Masculla al escuchar que ahora pertenecen al bando rival, aunque la imagen no se le hace tan desagradable con el pasar de los minutos. Al final son guerreros dignos y no tiene lealtad real o afiliación con los habitantes del mundo acuático.

Decide entonces colaborar, limpia un poco el filo de su arma con las vestimentas del muerto más cercano para luego montársela en la espalda. Puede notar que los nuevos marinos le miran con recelo pero es natural luego de que varios de sus amigos murieran a manos del joven adulto.

Al abordar la otra la nave Kosir siente que entra en un mundo diferente, se puede ver disciplina junto con un cuidado exhaustivo de todo. Los brumosos saben que cualquier enemigo metódico es muy difícil de vencer.

Pudo escuchar parte de la conversación entre Artabán y diente negro. Por un lado tiene presente que no se puede confiar en el sujeto pues apunta a sus propios intereses, en el otro es imposible negar que le deben un favor al incluirles dentro del trato.

Traxx, no tengo cabeza para esto “dice mientras se limpia algo de sangre ajena con un trapo húmedo”.

Irinnil Fawkes Dom 28 Oct 2018, 02:58

La elfa sigue disparando flechas desde su ventajosa posición, poco a poco van cayendo arqueros enemigos. La prioridad deben ser los atacantes a distancia, al fin y al cabo, todos los que comienzan un ataque cercano con Kosir terminan bañados en su propia sangre. Comienza a pensar que hacen un buen equipo, ambos tienen un peculiar gusto por el combate, por derramar la sangre de sus enemigos. Le gusta ese chico.

Pero la cosa no va nada bien para nuestros camaradas de abajo, salvo Kosir y Artabán, todos los demás están teniendo graves dificultades para seguir el ritmo del combate. De pronto deja de disparar. Le quedan dos flechas y hay demasiados enemigos, tampoco es que los aliados se estén esforzando mucho ya por ganar.

Un movimiento en la base del mástil llama su atención. El ayudante del capitán se acerca a tirar de unas cuerdas que elevan una bandera blanca. Rendición. La verdad es que ya estaban tardando.

- Bah, te dejo la parte aburrida del asunto. Volveré cuando haya más almas que enviar al Valhalla.

Tras un pequeño mareo vuelvo a ser yo misma. Doy un repaso a la situación, los marineros enemigos entran ordenadamente apuntando pero sin disparar ninguna flecha. Decido que lo mejor será bajar y enterarme de qué está sucendiendo. Me pongo la chaqueta de Artabán sobre los hombros y bajo por la cuerda en su busca.

Lo encuentro entablando conversación con el capitán enemigo. Aparentemente ahora formaremos parte de la otra tripulación. Cosmic parece estar de acuerdo con el cambio de plantes.

- Pues como antes he dicho, yo solo he venido a pasar un tiempo con Cosmic, así que si va él también a formar parte de esa tripulación, podéis contar conmigo. A mi el tema de los tesoros no me importa, pero podéis pagarme con galletas al finalizar el viaje.ac

Me acerco al carcaj de uno de nuestros ex-aliados y le robo todas las flechas, al fin y al cabo, tampoco es que fueran de mucha utilidad en sus manos.

- Ya he recargado y estoy lista para mi nueva misión.

Subo al que será nuestro nuevo navío, bastante más limpio y ordenado que el anterior, desde luego. Aunque mis nuevos compañeros de viaje me miran con un poco de odio y rencor, supongo que es normal, dado que hemos masacrado a sus amigos sin compasión. Espero que se vayan calmando poco a poco, la confianza con aquellos que te rodean es decisiva a la hora de entablar combate. Decido que lo mejor será dejarles procesar los nuevos cambios y dirigirme a algún puesto. Me rodeo de un poco de magia y subo de un par de saltos a la cofa del vigía del barco. Supongo que será mi responsabilidad después de haber liquidado al anterior propietario de la tarea.

Artabán Dom 28 Oct 2018, 03:53

Me acerqué a los jóvenes. En cierta manera eran mis únicos compañeros en ese lugar. Los piratas eran... bueno, piratas, bien podía deshacerme de ellos, reemplazarlos por otros, no sentía por ellos la lealtad de los camaradas de armas. Sí comenzaba a sentirla por los jóvenes. ¿Es que me estaba poniendo viejo?

–]No les han explicado mucho hacia dónde vamos, ¿no? -les dije apoyándome en la baranda de babor.

Indiqué con mi brazo hacia un punto en el horizonte. Por la lluvia costaba distinguirlo, pero al final se veía una isla.

–En esa isla tiene su base una organización de piratas y ladrones conocida como Tsunami -expliqué con aire relajado-. Recientemente ha corrido la noticia de que se hicieron de un tesoro importante al asaltar un barco real, aprovechando todo el caos de la guerra. Por supuesto, no existe tal cosa como lealtad entre criminales y cada uno quiere una parte. Algunos piratas formaron parte de la persecución y consideran que Tsunami los engañó y los dejó sin parte. Quizás Dientenegro está entre esos.

Caminé hacia uno de los mástiles principales y comencé a jalar de las jarcias, ayudando a un marinero algo mayor que tenía problemas con ello.

–No hay barco que, mal preparado, resista una tormenta. Aquí no es como en tierra, donde te escondes en tu casa y esperas que todo pase. En el mar las tormentas matan.

Como confirmando mis palabras, un trueno resonó en el cielo.

* * *

La mar había cambiado. Si bien nunca está quieta, ahora estaba particularmente agitada. Las olas eran más altas que el propio mástil mayor y levantaban al barco como si fuera de papel, para luego dejarlo caer violentamente antes de que llegara el siguiente ciclo... y el siguiente... y el siguiente.

En toda esa violencia de la naturaleza costaba incluso caminar. Había que estar atento de los ciclos. Era más fácil moverse cuando iba en ascenso y muy complejo en la caída, pero eso no era todo. De vez en cuando venían olas particularmente violentas que literalmente engullían el barco, cubriéndolo completo de agua durante algunos largos segundos. En esos momentos, si no se estaba bajo techo, había que aferrarse muy firme a algo. Usualmente no bastaba sólo agarrarse con las manos y había que recurrir a cuerdas, como bien había comprobado Zachary, un joven marinero que habíamos perdido cinco minutos antes.

Fue en ese momento que, a pesar de todo el ruido del clima, pudimos oír el crujido en el palo mayor cuando una de sus partes se desprendió, quedando suspendida por cuerdas.

Eso habría sido algo que podríamos haber reparado luego, al pasar la tormenta, pero pronto comprobamos que había una complicación.

–La mar es más traicionera que una ramera -comenté al aire, escupiendo luego el piso.

El trozo desprendido se había convertido en un violento péndulo que se mecía de manera caótica. El problema de ello radicaba en que comenzaba a golpear otras partes del barco y amenazaba con romper el otro mástil. Un barco con los mástiles rotos se volvía muy difícil de navegar y podía significar suficientes daños como para tener que volver atrás.

–Niño -dije a Kosir, apuntando luego al trozo desprendido–, ¿ves ese trozo suelto?, si lo dejamos así va a dañar al barco, tenemos que cortar las cuerdas que lo retienen. Es preferible que lo perdamos a que haga más daño.

Miré entonces a la joven elfa y me incliné ligeramente a su lado, buscando una posición más cómoda desde la que ver lo que pasaba afuera de los camarotes.

–He visto las acrobacias que haces y son ciertamente impresionantes –le dije–. ¿Crees que podrías subir a ese mástil y cortar algunas cuerdas? nosotros con Kosir te ayudaríamos.

Procuré luego reunir a ambos para poder explicarles el plan que tenía en mente.

–Ustedes son jóvenes y ágiles, así que confío en que pueden hacerlo. El mástil está enredado en unas cuerdas que hay que cortar. La tarea sería sencilla, pero no hay que confiarse jamás de la mar en una tormenta. Si una de esas olas los pilla sin estar firmemente agarrados, los puede tragar y no los encontraríamos hasta un par de semanas más, si dejan algo los peces.

Estiré entonces una mano hacia una cuerda en un rincón y ésta flotó hacia mi.

–Vamos a amarrarnos y salir juntos. Yo me quedaré en cubierta y los protegeré con mi telekinesis para que ningún palo suelto les de por error. Además, procuraré hacer de ancla cuando vengan olas muy grandes. Jeannie, que es la más liviana, debiera ser la primera, así nosotros podemos jalarla si las cosas se ponen feas.

Les acerqué entonces la cuerda.

–Cuando estén listos amárrense fuerte en la cintura. No importa si les queda incómodo, es preferible a que se suelte en medio de una ola. Una vez salgamos, estén muy atentos a las olas. Las que engullen el barco son un poco más grandes que las otras, como muros enormes, y tienen una vertical más acentuada.

Kosir Lun 29 Oct 2018, 23:09

Al final Artabán les llama para arrojar un poco de luz a toda la trama de la que ahora son protagonistas, como siempre Kosir termina en una situación extraña por su falta de malicia e inexperiencia.

Comprende bien lo que significa robar algo de valor, en bosque negro el pillaje es habitual. Que existan personas lo suficientemente atrevidas como para atacar los poderosos clanes al mando del mundo exterior es como mínimo inspirador.

El muchacho no tiene mucho interés en las motivaciones de cualquier facción aunque puede ver que el camino actual le llevara a gloriosas batallas, dejara que Artabán planee para luego disfrutar cuando llegue el momento de patear traseros.

La ultima acotación del chaman deja intrigado a su joven aliado aunque el tiempo le da la razón, se encuentran de lleno con una tormenta que pronto los hace parte de su furia como un niño cuando descubre cualquier piedra bonita.

Se puede luchar contra todo en este mundo, menos contra la naturaleza… esa fuerza salvaje no puede ser domada por nadie y los que más se acercan al concepto solo ruegan en la superficie un poco de amabilidad.

Kosir es un chico valiente pero ver esas olas enormes batiéndose contra la cubierta del barco hace que su corazón se agite al máximo, no le gustan las cosas amenazantes que son invulnerables al daño de su mandoble.

Se siente insignificante ante la furia de lo que tiene enfrente, está completamente atrapado a merced del clima demencial. Se pone en orden con sus dioses de antemano por si la fortuna le abandona en este momento de necesidad.

Como es costumbre cuando se rompe el mástil su colega de mayor edad termina siendo la voz de la razón, si no cortan el pedazo de madera que se balancea de lado a lado como un lucero del alba visitaran el mundo submarino.

La idea del viejo es temeraria por no decir suicida aunque algo en su tono inspira confianza, su aliado pelirrojo niega con la cabeza y reúne suficiente valor para asegurarse el torso con una cuerda e iniciar el ascenso.

Jeannie será su apoyo en esta oportunidad teniendo como seguro a Artabán en cubierta, buen equipo en extrañas circunstancias. Una vez cerca de la trampa mortal Kosir espera erguido la embestida desde el soporte de la vela inferior.

La primera arremetida casi lo lanza al mar pero logra recuperarse, cuando el segundo avance está cerca hace un tajo vertical con su mandoble que corta varias cuerdas y manda en dirección contraria al trozo de mástil.

No importa que sea, ¡¡Todo muere ante mí jaja!!

Irinnil Fawkes Mar 30 Oct 2018, 03:41

Artabán comienza con explicaciones simples y básicas sobre las preparaciones de un barco para abordar una tormenta. Creo que es un hombre con un cierto sentido de la previsión, tal vez un vidente. Mirándolo bien, bien podría serlo, hace magia y esas cosas. ¿Acaso los brujos pueden ver el futuro? O eso o es un hombre de esos... ¿como era que se decía? la gente con mala suerte, muy mala suerte, que la atrae hacia sí mismo y a los que lo rodean. Un gafe, creo que se dice así. Tener a bordo a alguien que atrae los malos augurios como galletas de bellotas a las ardillas no es buena señal. Pero al menos parece que sabe lidiar con las maldades que lo acechan, supongo que fruto de la experiencia. Cuando llevas años teniendo mala suerte, supongo que terminas acostumbrándote y adquiriendo habilidades suficientes para luchar contra ello...

Un trueno interrumpe mis pensamientos, parece hora de ponerse a cubierto a fin de pasar la tormenta. Estoy a punto de cruzar el umbral de una puerta cuando el crujido de un mástil hace que me gire de nuevo. Una de las partes del mástil principal se queda suspendida sobre las cuerdas y se balancea cual péndulo de un lado a otro. Artabán se acerca a mi y se agacha a mi lado. Hasta ese momento no me había percatado de la diferencia de altura. Aunque claro, no suele haber mucha gente más bajita que yo.

- Oh, ¿crees que soy impresionante? Vaya... No sé qué decir... Gracias... - Me sonrojo un poco, no estoy acostumbrada a recibir halagos de desconocidos... Ni de conocidos. - Subir al mástil, claro, creo que podré hacerlo si no vuelo antes.

Apenas hizo falta comentar lo de salir despedida con el viento, parece que ya tenía algo planeado, la idea de que sea un vidente vuelve a rondar mi cabeza, es bastante probable, dados los últimos acontecimientos, que este hombre pueda preveer los desastres. Por eso ha sido tan rápido al reaccionar cuando los piratas abordaron nuestro anterior barco. Tiene sentido... Me tiende uno de los extremos de una cuerda.

- ¿Quieres que me ate con esto? ... Mmm... Bueno, los nudos nunca han sido mi fuerte.

Hago un pequeño nudo. No estoy acostumbrada a atar más que alguna que otra flecha, coser sí se me da bien. No puede ser muy difícil... Un lacito por aquí, otro lacito por allá y quedo atada por la cintura con la cuerda. Espero que resista, si me lleva una de esas rachas de viento es muy posible que termine en Dundarak.

Salgo poco a poco, enfrentándome de frente al viento, Cosmic se adelanta, casi perdiendo el pie y terminando en el mar. Hago amago de ayudarle, pero se recupera pronto y arremete contra el mástil. Será bruto... Qué poca delicadeza. Al final uno de sus tajos consigue cortar varias cuerdas, pero hace que el mástil se mueva de una forma todavía más salvaje.

Me acerco a la base, concentro mi magia y subo con el primer salto hasta una de las cuerdas cortadas por Cosmic. Con un par de balanceos subo hasta la cima del palo. Una racha de viento hace que pierda pie. Resbalo y caigo agarrándome a la parte suelta.

- ¡Juro que esto no es lo que tenía en mente!

El palo se balancea peligrosamente, agarro una flecha y la pongo en la boca. Voy trepando hacia las cuerdas. Me sujeto firmemente al borde con la mano izquierda y le escupo la flecha hacia la derecha. El viento se la lleva volando.

- ¡Vale, eso tampoco era lo que tenía pensado que ocurriría!

Suelto un largo suspiro. El balanceo nos lleva de vuelta hacia el mástil, aprovecho para saltar de nuevo. La cuerda que me sujeta por la cintura se suelta y cae sobre la cubierta.

- ... Bueno, sin comentarios...

Agarro otra flecha y termino de cortar las cuerdas que sujetan el palo, que cae en dirección a la barandilla de estribor.

Artabán Jue 01 Nov 2018, 23:58

Al principio las cosas salieron según lo planeado.

Ambos chicos treparon sin problemas y lograron cortar las cuerdas que sostenían el trozo roto del mástil, que voló por el fuerte viento para ser tragado por el mar. Ya tendrían tiempo más adelante de reparar aquello, cuando la tormenta calmara y estuvieran en tierra firme. Para esas alturas seguramente ya ni siquiera seguiría con esos piratas.

Ni siquiera tuve que usar mucho de mi telekinesis para protegerles, no. Los jóvenes se movían ágilmente y pude conservar energías y estar atento a los alrededores.

Eso hasta que esa ola se asomó.

Debo confesar que por un momento la contemplé boquiabierto. Había estado en el mar muchas veces, pero pocas había podido contemplar una cosa así. Se erguía por sobre las demás imponente, haciendo al resto parecer una cosa de niños.

–¡Cuidado! ¡aférrense a algo! –les grité a todo pulmón. Esperé que me hubieran oído, aunque el viento y la lluvia lo hacían complejo.

Corrí al mástil y comencé a enrollar la cuerda que nos unía en torno a él. No había fuerza de brazos capaz de soportar lo que parecía venirnos. Íbamos a tener que confiar en que la cuerda nos soportara a los tres.

Entonces llegó.

Por un momento el ruido cesó, mis oídos se taparon y sólo un silbido les llenó. Tardé unos instantes en sentir la presión. Mis brazos abrazaban el mástil con todas mis fuerzas y mis dedos intentaban incrustarse entre la madera y la cuerda. Fue inútil.

Sentí mi cuerpo girar como un trompo, descontrolado, meciéndose de lado a lado en la inmensidad del agua. El sabor salado me llenó la boca y mis ojos intentaban en vano pillar un punto de referencia. Sólo había oscuridad.

Estaba hacia arriba, abajo, subiendo o hundiéndome, no podía estar seguro. La gravedad no proveía información allí, ni la luz, ni el sonido, nada. Bien podía estar flotando en el espacio.

Sentí la cuerda jalar de mi y por un instante estuve seguro de que iba a ser partido en dos mitades. Para suerte mía no fue así, pero las marcas me acompañarán varios días, de eso no hay duda.

Intenté razonar rápidamente. Si la cuerda me jalaba de esa manera, es porque el barco se movía en la dirección contraria a la que yo lo hacía. Un poco de orientación espacial básica me decía que la única razón por la que eso podría ser posible es si el barco hubiera sido completamente volcado y girara en este momento sobre su propio eje.

Eso era malo. El golpe con el agua al momento del giro bien podía causar aún más daños en los mástiles, eso contando con que fuera capaz de volver a su posición. Confié en que iba a ser así. No era la primera vez que veía un barco ser volteado por una ola y estaba seguro que no sería la última, no si yo podía decir algo al respecto. Artabán no iba a morir perdido en el mar, en una muerte indigna, olvidado... no.

Uno de mis brazos se aferró al extremo de la cuerda que jalaba desde el mástil, el otro a la que debía en estos momentos jalar de los jóvenes. Considerando que ellos se encontraban en el lado más largo de la misma, era probable que hubieran sido agitados más violentamente que yo. Esperé que al menos siguieran conscientes.

Nunca ha sido la fuerza uno de mis principales atributos, pero en ese instante tuve que sacarlas, no se de dónde, ni cómo, pero sentí mis músculos tensarse como nunca y jalar, jalar, jalar...

En algún momento tuve que dejar ir el aire que mantenía en mi boca e hice todo lo posible por no aspirar agua. Si lo hacía, bien podía ser mi final. Seguí jalando de las cuerdas, intentando acortar distancia.

Algo me golpeó, o más bien yo me golpeé con algo. Entre la confusión, me aferré a ello. Tardé un poco en darme cuenta que se trataba de la baranda de la borda. Eso eran buenas noticias, aunque implicaban que los jóvenes debían estar hacia el agua.

Emergí. Parecía que el barco había dado un grito completo e intentaba ahora regresar a su posición natural, el agua abajo y el cielo arriba. Respiré con desesperación y alivio, aún jalando de la cuerda.

Kosir Vie 02 Nov 2018, 20:04

Jeannie se une a la pequeña batalla que tiene Kosir con el trozo de madera, aunque al principio intercede de una forma bastante accidentada logra imponerse y cortar las cuerdas del molesto fragmento.

Una victoria contra la madre naturaleza, nada mal si tenemos en cuenta que el muchacho no había pisado un barco grande en su vida. Al final todo se resuelve con la fuerza bruta necesaria… o la suerte.

Eventualmente el joven mira algo que capta su completa atención, una ola monstruosa que aparece por el lateral rumbo a su navío. Incapaz de entender si eso es normal o algo raro se queda mirándola con un rostro de temor palpable.

¿Eso… es normal?

Suelta para sí mismo pues ni siquiera gritando alguien podría darle respuesta, demasiado ruido. A medida que esa bestia se acerca el bárbaro amaga varios intentos por asegurarse de algo, al final termina aferrado del mástil roto esperando un impacto severo.

Ha luchado en varias batallas importantes en bosque negro pero nunca había sido zarandeado como un muñeco de trapo, cuando impacta la ola todo se vuelve confusión, locura y miedo visceral.

Kosir termina soltando su agarre por la violencia del impacto segundos después, cuando se estrella en el agua siente un pánico terrible. A medida que lucha contra la masiva cantidad de líquido no logra evitar desesperarse.

No puede hacer nada, es imposible luchar contra la mar. Por más que intenta salir a flote siempre termina sumergido por una ola, acción que drena toda su fuerza al punto de dejarle cerca de un colapso completo.

No sabe qué hacer, se paraliza solo enfocándose en evitar tragar demasiada agua. Los pensamientos mortales no tardan en hacerse presentes para atormentarle aún más en la terrible situación.

Apenas repara en que está siendo jalado por la cuerda del torso, ya sea porque perdió sensibilidad del área o por simple efecto del miedo que le envuelve. Es una situación difícil para tener en cuenta detalles.

Todo esta tan oscuro, es una negrura absoluta que no facilita nada. El chico toca cosas pero no puede atribuirles significados en su mente… solo quiere que pare, no es una muerte agradable para su mente guerrera.

Eventualmente llega el llanto, llora como un bebe recién nacido. No entiende nada de lo que pasa y esta tan aterrado como un pescado fuera del agua. Nunca se había sentido así, ni siquiera cuando su clan lo apaleo de muerte, ni cuando entendió que estaba solo en un mundo desconocido.

¡¡Ya basta!! “dice entre lágrimas y sollozos”.

Irinnil Fawkes Dom 04 Nov 2018, 01:56

Todavía estaba encaramada al mástil cuando llegó el monstruo. Debo decir que el monstruo no era un monstruo como tal, aunque el tamaño sí bastante monstruoso. Pero no, no era ningún ser vivo, aunque bien podría haberlo sido. En definitiva, una ola como jamás había visto en mi vida se dirije directamente hacia el barco. Y no puedo estar en un sitio normal. No, claro, eso sería demasiado sencillo. No, debo estar en el mástil más grande de todos y mirándola directamente a su cara acuática. Apenas puedo moverme, ¿qué hago?...

"Puedes comenzar por quitarte del maldito medio de su trayectoria, tal vez, sería un buen punto de partida."

Esa voz... Era el pequeño empujoncito que necesitaba. Tan solo quedan un par de metros para el impacto. Salto del palo, me agarro a uno de los cabos sueltos en medio de la caída, me balanceo mientras la ola choca contra el barco. El golpe es demasiado grande, hace que me suelte y caiga sobre la cubierta. Ruedo al llegar al suelo. Intento agarrarme a algo. Algún tablón, cuerda... Algo. Pero todo el suelo está resbaladizo debido a la lluvia y los anteriores impactos de olas menores. Termino sujetándome a la reja de acceso a la bodega del barco justo cuando éste vuelca definitivamente. Apenas me ha dado tiempo de aguantar la respiración.

"Ni se te ocurra mirar hacia abajo ahora mismo. Lo digo porque del susto de la inmensidad de las profundidades submarinas y las criaturas que moran allá abajo, puedes terminar soltándote, y eso, creeme, no nos gustaría a ninguna de las dos."

Las fuerzas se me escapan junto con los restos del aire que tan preciadamente intentaba mantener. Termino soltándome y desciendo a las profundidades poco a poco. En ese momento el barco se mueve violentamente y se comienza a dar la vuelta. Uno de los cabos se enreda en mi tobillo, arrastrándome hacia la superficie.

"Espero que ese cabo no sea de donde creo que es"

Salimos a flote de nuevo bruscamente con un chasquido. Y efectivamente, el cabo era uno de los del mástil mayor, de nuevo. Por lo que cuando me doy cuenta me lanza por los aires mientras una nueva ola impacta contra el navío.

- Si es que hoy no es mi día, de verdad...

Acabo volando cual golondrina hacia el otro lado del barco y vuelvo a caer al agua con un "chof". Intento nadar hacia el lateral para tratar de trepar de nuevo a bordo pero las olas me empujan hacia atrás y hacia el fondo. Veo como un par de piratas caen al agua también, intento nadar hacia ellos, mantenernos juntos es la mejor forma de que nos vean y vengan a por nosotros en cuanto se calme un poco la tormenta. Lamentablemente el mar se los traga antes de que pueda siquiera acercarme a ellos. En ese momento Cosmic cruza por mi mente, me lo imagino siendo tragado hacia el fondo, arrastrado por el peso de su espadón. Comienzo a temblar de miedo, o puede ser de frío, o puede que un poco de ambas. ¿Y si se van sin darse siquiera cuenta de que estoy aquí? ¿De que no estoy con ellos en el barco? ¿Y si nadie se acuerda de buscarme, de preocuparse por mi? No sería algo difícil, no tengo suficiente confianza con ninguna de las personas que me rodean. Ni siquiera me consideran amiga, soy una cara más en medio de una gran tripulación.

De repente las fuerzas para seguir a flote comienzan a fallarme, empiezo a perder la consciencia y me dejo llevar por las olas... Es tan fácil tan solo dejar de luchar...

"Mira que puedes llegar a ser imbécil"

La elfa se acerca al borde y se agarra a una de las ornamentaciones que adornan los laterales del barco. La magia comienza a fluír, la envuelve. Se impulsa hacia arriba a la vez que desenfunda su arco y agarra una de las flechas. Cuando llega a la altura de una de las ventanas del camarote de popa suelta la flecha rompiendo el cristal. Se agarra al borde clavándose los fragmentos rotos. La sangre comienza a fluír desde sus antebrazos. Tras un pequeño impulso se deja caer dentro.

Artabán Dom 04 Nov 2018, 17:30

Al principio no es fácil saber qué está pasando. Por un lado está muy oscuro, tengo agua salada en los ojos y todo se mueve muy rápido, por otro me encuentro medio aturdido por los golpes y sacudones. El barco apenas ha recobrado su posición natural, pero la tormenta está lejos de amainar, con las olas constantemente golpeándonos e intentando darnos una nueva vuelta.

Trato de encontrar a los chicos y lo natural es seguir la cuerda. Puedo comprobar que el varón sigue allí, pero no veo señales de la chica. El final de la cuerda se ve flotar con soltura, por lo que no hay otro cuerpo allí. Temo lo peor, pero tampoco puedo hacer nada por ella, no en ese momento. Lanzarme al agua a buscarla sería no sólo inútil, sino tonto, sería lanzar mi vida por nada.

Por ahora sólo puedo salvar a uno.

Intento jalar de la cuerda, pero el mar se mueve con violencia... demasiada violencia. Una nueva ola nos golpea. No es tan fuerte como la anterior, pero consigue de todas manar tapar toda la cubierta, engullendo brevemente el barco.

El sacudón, sumado al tirón que siento desde la cuerda, tienen la suficiente fuerza como para hacer que pierda mi agarre de la baranda. Caigo nuevamente al mar.

Entonces es cuando el viejo Artabán recuerda que alguna vez fue un héroe, o que al menos eso decían de él. Hubo una época, hace tantos años, en que el brujo era capaz de acompañar a sus tropas en misiones peligrosas y ser el primero, la punta de la flecha, enfrentar el peligro y velar por los suyos. Artabán aún soy yo.

Nado, no en dirección al barco, sino lo contrario, reduciendo la distancia hasta el chico. Una vez a su lado realizo la maniobra básica de rescate, sujetándole por las axilas, desde la espalda, jalando para ponerlo en posición tal que su cabeza pueda asomarse de la superficie y respirar.

–Tranquilo, hijo, ya te tengo –le digo, aunque no estoy seguro si me logra oír con todo el ruido de la tormenta y el agua.

Las olas nos siguen moviendo como si fuéramos pequeños palitos flotando en un estanque, a merced de cualquier fuerza. No puedo soltar al chico para nadar o jalar de la cuerda, sé que en una situación así la adrenalina no ayuda, sino impide a uno hacer lo correcto. Si no tiene experiencia en el océano, debo impedir que se alborote.

–Ya, tranquilo, tranquilo –le digo transformando mi agarre en una especie de abrazo, hablándole más de cerca–, eres un chico valiente, puedes hacerlo, sólo respira, cálmate y aprovecha de respirar entre cada ola.

Como escuchando mis palabras, llega una nueva ola que nos levanta para luego hundirnos. Cuesta mantenerse a flote. Logro antes tomar una bocanada de aire y pronto pasa lo peor, pudiendo ambos volver a flotar.

–Cuando salgamos de todo esto te invito una cerveza, lo prometo –le digo procurando mantenernos a flote. El problema radica en que no tengo manera de devolvernos al barco. Normalmente podría esperar a que algún marinero nos jale y nos rescate, pero en medio de la tormenta, con la mayoría refugiados... no, no puedo pensar en ello.

Miro al barco y de pronto distingo lo que parece una luz de esperanza. No puedo estar seguro, no con mis ojos salados y la oscuridad reinante, pero me parece distinguir su figura, me parece ver a la chica trepando por una ventana.

–¡HEEEYYYYYY! –grito con todo el aire de mis pulmnos–¡AQUÍÍÍÍ!

No estoy seguro si logra oírme, pero sí me doy cuenta que en eso una nueva ola nos ha engullido. Algo dentro de mi ruega a todos los dioses que nos haya alcanzado a ver.

Kosir Lun 05 Nov 2018, 15:48

Entre toda la locura ocurre un pequeño respiro para Kosir, es alcanzado por el viejo chamán quien pasa enseguida a confortarle. Dicho muchacho se queda mirando la oscuridad con cara trastornada mientras su llanto comienza a disminuir.

Los brumosos no dan muchas muestras de afecto, es algo que se ve con cierto recelo en su cultura. Pero en este momento el joven salvaje no es un fuerte brumoso guerrero… es un niño asustado.

Otra ola les engulle pero esta vez se encuentra con un preparado chico salvaje, poco a poco el compacto tribal siente que el control vuelve a su cabeza. Por desgracia se encuentran lejos de estar a salvo.

Mira alrededor aun sujetado por el amistoso agarre de su aliado, todo está condenadamente oscuro todavía aunque sus ojos comienzan distinguir más cosas entre tupido velo que envuelve el panorama.

Ahora puede distinguir que están cerca del barco, tan cerca y a la vez tan lejos pues subir a un navío en plena tormenta no es una tarea muy sencilla que digamos. A todas luces necesitan ayuda interna para volver a bordo.

El primero en distinguir una luz de esperanza es Artabán, encuentra a una remojada Jeannie entrando por la ventana del camarote principal. Están cerca pero aun así se requiere mucho esfuerzo para llamar su atención en medio de la tormenta.

¡¡¡Jeannie, aquí!!!

Grita a todo pulmón, su voz se quiebra un poco pero es algo que suele pasar luego de tener un llanto. De momento la chica es su única esperanza, media tripulación debe estar bajo el agua mientras que el resto trata de sobrevivir en las entrañas del navío.

Incluso si logran salir del agua el panorama se ve oscuro, el barco está severamente dañado y ya no cuenta con suficiente gente. Salir de la tormenta o al menos sobrevivirla será una tarea que demandara todo el esfuerzo posible por parte de cualquier involucrado.

Kosir enrudece su rostro, no planea morir aquí. Aunque aún esta aterrado de muerte luchara hasta el último aliento para volver a tierra, el único lugar que realmente puede tener un sentido en cualquier persona ajena al mar.

Otra ola les sumerge pero esta vez está bastante preparado, comienza a entender como sobrellevar las violentas manifestaciones del mar. Quizás no puede combatirle directamente pero luchara de cualquier forma posible.

Isnuta… gracias chamán.

No suele mostrar agradecimiento por exteriores pero Artabán se ha ganado su confianza, ahora está en deuda con él por segunda vez. Si todo sale bien pagara su deuda de la única manera que sabe, colaborando en las empresas del personaje con su espada.

Irinnil Fawkes Lun 05 Nov 2018, 18:46

"¿Has escuchado algo mientras saltabas hacia la ventana?"

- Cállate, los cortes son profundos, debo concentrarme.

La elfa utiliza sus manos sanadoras para ayudar a cerrar las heridas de sus antebrazos. Busca algo con lo que vendarse los brazos. Uno de los piratas se encuentra inconsciente en el suelo, a juzgar por la situación se ha debido de chocar con alguno de los muebles debido al embiste de las olas. Se acerca a él y le arranca una de las mangas de un tirón. A continuación la rasga en tiras y se venda las heridas.

"¿Puedes mirar por la ventana? Juraría que he escuchado algo."

Suelta un largo suspiro de irritación.

- No vas a dejarme en paz hasta que lo haga, ¿cierto?

"Sabes que no."

Se acerca a la ventana y mira hacia el agua. A media distancia consigue ver a Kosmic y a Artabán flotando agarrados el uno al otro. Rompe los restos de cristales de una patada y se apoya en la repisa.

- Aww... Qué bonito. Me alegra ver que estos viajes refuerzan los designios del amor.

Les hace un gesto despectivo desde la ventana y vuelve a meterse en el camarote. Se acerca a una de las mesas y rebusca en los cajones. Pronto encuentra lo que estaba buscando, una botella de ron escondida. La destapa y busca con la mirada una copa que no se haya roto con la tormenta. Al no encontrar ninguna se encoje de hombros y se sienta en un butacón a beber directamente de la botella.

"¿Es que no piensas hacer nada al respecto?"

- No, ese es más tu estilo que el mío, por mi que se ahoguen en el mar, si no tienen la fuerza de voluntad suficiente para poder subir a bordo por su propio pie, solo les queda confiar en la suerte. Nada tengo que hacer yo por eso. Además... Ahora mismo estoy controlando yo este cuerpo, deberás aguantarte con mis decisiones, tal como yo hago con las tuyas.

"Eres horrible, morirán si no les ayudamos."

- Como te he dicho, no es mi problema.

Le da un largo trago a la botella, vaciando casi la mitad.

"Si no fuera por Artabán seguramente habríamos muerto a manos de los piratas que ahora mismo son nuestros aliados."

- Y si no fuera por Artabán nunca nos habríamos caído al agua y no me habría cortado los antebrazos, tal como yo lo veo, estamos en paz.

Vuelve a darle otro largo trago a la botella, terminándosela.

- Está bien, estoy de buen humor ahora mismo, así que... Es cosa tuya la forma de quitar a esos dos imbéciles del agua.

Me doy prisa en buscar por el camarote algún tipo de cuerda para lanzarles a mis amigos. Encuentro un buen rollo en uno de los arcones. La mesa está anclada al suelo, al menos lo suficientemente bien como para que no se haya movido ni un milímetro a pesar de la tormenta... Bueno, espero que aguante esta vez uno de mis nudos... Ato uno de los extremos a la pata de la mesa.

"No, pasa ese extremo por ese lado, ahora por dentro del círculo que se forma y finalmente lo juntas por ahi, sí, perfecto."

- Gracias...

Me acerco a la ventana de nuevo, les hago un gesto a Cosmic y a Artabán y lanzo la cuerda hacia abajo. No es suficientemente larga como para llegar al agua. Maldita sea... ¿Y ahora qué? Vuelvo a entrar en el camarote y miro alrededor. No veo nada que me pueda ayudar. Vuelvo a subir la cuerda. Me ato el extremo al pie con el nudo que he aprendido, pruebo su resistencia y sin pensarlo dos veces corro hacia la ventana y salto hacia fuera. Los espero con los brazos extendidos para que puedan subir escalando.

Artabán Lun 05 Nov 2018, 19:59

Ella entra al barco y por un momento sólo quedamos yo y el chico, flotando en una furiosa tormenta, abandonados.

No, el viejo Artabán no acabará sus días hundido, olvidado. Aún no he podido enseñarle al mundo lo que significa el verdadero poder. No, no estoy dispuesto a caer allí. Sobreviviré, a cualquier precio.

Miro al chico, se nota que se esfuerza y logra ir dejando atrás su temor para manejar mejor el embate de las olas, pero lo que está pasando está muy lejos de su liga. Es un luchador, eso se le reconoce, pero está fuera de su elemento. Me pregunto si será necesario abandonarlo, soltarlo para que se ahogue y yo pueda regresar al barco.

No, no aún, no si puedo lograrlo sin tener que recurrir a ello. El viejo general no abandona a sus soldados.

Me giro sobre mí mismo, jalando los brazos del chico para ponerlos alrededor de mi cuello, desde la espalda.

–Voy a confiar en ti-- muchacho –digo tratando de no tragar agua–, si me ahorcas o me hundes en la deses--peración, nos ahogamos los dos. Sujétate bien, sin ahogarme.

Normalmente la posición de tomar desde atrás es la más segura para rescatar a alguien, pero la tormenta es demasiado fuerte. Si quiero luchar contra ella no puedo estar de espaldas, tengo que enfrentarla de frente.

Es en ese momento que una luz de esperanza llega a nuestra desesperación. La joven elfa ha arrojado una cuerda. Si bien es cierto que ya tenemos una cuerda que nos ata al barco, razón por la que aún estamos cerca y no hemos sido arrastrados a nuestra perdición, esta segunda cuerda viene de una posición más alta y nos permitirá contar con ayuda. No voy a tener que jalarnos solo, ahora contamos con ayuda. Atraigo la cuerda con la telekinesis para asegurarme de cogerla firme y sin problemas.

Una nueva ola nos golpea con fuerza, pero me mantengo firme, sujetando la cuerda con todas mis fuerzas. Esto me hiere las palmas, pero de eso sólo me daría cuenta más tarde, por ahora mi mente está en otro lado.

Una vez pasa esta ola, miro con cansancio a la ventana desde la que se nos ofrece la ayuda.

–No tengo la fuerza suficiente para subirnos... no a--así. Vas a tener que ayudarme, vas a tener que jalar con todo. Aprovechemos en un momento en que venga una ola gran--grande, que nos deje cerca de esa altura, y jalas como si las mejores tetas que hayas visto en tu vida te estén esperando.

Espero con paciencia, observando el escenario. La luz es escasa, pero la forma imponente de las olas alcanza a ser percibida. Puedo contarlas, una relativamente pequeña viene cerca, luego una mediana y luego una grande. Estimo el tiempo, debemos tener unos veinte segundos para tener una oportunidad.

–Paciencia... paciencia –le digo al muchacho.

Esos segundos se hacen eternos, con el vaivén del barco casi burlándose, tan cerca y al mismo tiempo tan lejos, bailando con el océano la danza de la muerte.

–No te creas tanto, pedazo de ma--madera –gruño.

Entonces siento el agua elevarnos. Se viene la ola necesaria, la que nos levantará para que el acercamiento al barco sea, idealmente, en descenso, en vez de tener que cargar nuestros cuerpos con el peso extra de toda el agua.

–¡AHORA!

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